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El Control Constitucional y los Sistemas de control constitucional

El autor Humberto Quiroga indica que si el sistema constitucional no consagrara


un procedimiento efectivo que hiciera cierta la supremacía de la Constitución
sobre el resto de la legislación y sobre actos de gobierno emanados de los
poderes públicos, se corre el riesgo de convertir a la Constitución en una simple
hoja de papel de carácter nominal. De igual manera, coincide Bidart Campos al
indicar que “La doctrina de la supremacía de la Constitución es una construcción
elaborada en el plano de los principios, que formula un deber-ser, y que se
incorpora así a la normativa constitucional. Pero si no desencadena como
corolario algún mecanismo que la haga efectiva, corre riesgo de ineficacia y de
falta de practicidad. En efecto, cuando la Constitución que no debe ser violada lo
es, se torna menester recuperar la supremacía ultrajada por la
inconstitucionalidad, y nulificar a esta mediante algún sistema.
El mecanismo y el sistema a que estamos aludiendo implican lo que se denomina
el control constitucional, o la revisión constitucional, o la defensa
constitucional, o la jurisdicción constitucional. Bajo cualquier nombre, se trata
de una verificación o fiscalización que tiende a detectar si la Constitución ha sido
transgredida, y a emitir un pronunciamiento afirmativo o negativo, con algunos
efectos que dependen del sistema”.
En la doctrina, regularmente se habla de control constitucional cuando se trata de
la facultad de examen para declarar la conformidad o no de las normas de origen
legislativo con las normas fundamentales de la Constitución, sin embargo, como
ya se ha mencionado, el control constitucional abarca tanto los actos emanados
del órgano legislativo como de otros órganos del Estado.
El citado autor divide los sistemas de control de la supremacía constitucional en:
sistema de control político, efectuado por órganos o tribunales especialmente
encargados de invalidar (derogar o nulificar) con efectos erga omnes, a las normas
inconstitucionales, sustituyendo de alguna manera al órgano legislativo; y sistema
de control judicial, llevado a cabo por los tribunales judiciales ordinarios, con el
efecto de no derogar las leyes inconstitucionales sino de no aplicarlas al caso
concreto. El sistema de control judicial puede ser concentrado, cuando sólo le
corresponde a un órgano judicial especial resolver la cuestión de
constitucionalidad, o puede ser difuso, cuando la función de control puede ser
ejercida de forma descentralizada por los tribunales ordinarios.
Sistemas de Control Constitucional:
1) Sistema concentrado: Luis Felipe Sáenz Juárez lo identifica con el modelo
europeo, e indica que tiene las siguientes características: a) el tribunal
constitucional es independiente y separado de los demás poderes del
Estado; b) el tribunal tiene el monopolio en la facultad de declarar la
inconstitucionalidad de una ley; c) la selección de sus miembros se hace en
forma distinta a la de los Magistrados de la jurisdicción ordinaria; y d) tiene
procedimiento propio y actúa por iniciativa de otros (planteamiento de duda
de inconstitucionalidad de ley aplicable al caso concreto, que los demás
jueces y tribunales pueden someterle), con audiencia de las partes
afectadas, y su decisión es motivada y con efectos de cosa juzgada y
eficacia erga omnes.
2) Sistema difuso: La doctrina de la supremacía de la Constitución y su
técnica de control judicial es originaria del derecho norteamericano. El
modelo norteamericano tiene las siguientes características: a) El control
corresponde a cualquier juez; su potestad deriva de la doctrina sentada por
el Tribunal Supremo, vinculante para el resto de tribunales en virtud del
principio stare decisis; b) la potestad de los jueces y tribunales se extiende,
exclusivamente, a la validez de la ley y la resolución del litigio; y c) el juez o
tribunal quedan limitados a dar solución ad casum para resolver un
particular supuesto, inaplicando la ley que estime inconstitucional.
3) Sistema mixto: Este sistema de control judicial de constitucionalidad tiene
elementos de los dos sistemas anteriores y es el que adoptó Guatemala
desde que se creó la Corte de Constitucionalidad en la Constitución Política
de la República de Guatemala, en 1985. Como parte de las características
de un sistema difuso, los tribunales de justicia de jurisdicción ordinaria
asumen el carácter de tribunales constitucionales y están habilitados para
resolver conflictos existentes entre la Constitución y el resto de normas, así
como velar por la supremacía de aquélla. En consecuencia, tienen la
obligación de inaplicar los preceptos normativos que sean contrarios con las
normas fundamentales. La función es ejercida de oficio, o a instancia de
parte, y los efectos del fallo únicamente son inter partes. Ahora bien, los
elementos del sistema concentrado que están presentes en Guatemala, son
la existencia de la Corte de Constitucionalidad como único órgano para
conocer en apelación las cuestiones de inconstitucionalidad en casos
concretos y amparo, y en única instancia las inconstitucionalidades
generales, que tendrán efectos erga omnes, y algunos casos de amparos.

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