Está en la página 1de 7

Fuera|cartas de una pandemia| y su aporte

al contexto de catástrofes en Chile


____________________

Camila Aracena Cerda


Esteban Carrasco Zehender

Introducción

El objeto seleccionado corresponde a la obra “Fuera|cartas de una pandemia|” de la


artista chilena Paula Aron, esta obra se basa en un conjunto de 78 cartas escritas para el
futuro por ciudadanos entre 21 y 81 años de diferentes localidades del país, las cartas fueron
recibidas entre mayo y junio del año 2020 en pleno confinamiento por la pandemia. Esta
iniciativa deriva en una investigación escénica, la cual tiene como propósito que la escritura
tenga un eco a través del tiempo y culmina con una serie de talleres abiertos a la ciudadanía
de escritura creativa, exploración actoral y visual.

La propuesta invita a reflexionar y a cuestionar la realidad vivida del confinamiento,


la autora la señala como una cámara de tiempo sellada al futuro y donde ese futuro supuesto
está ocurriendo actualmente junto al desconfinamiento. El proyecto aporta al registro material
de nuestra historia, además de contribuir con un espacio de expresión y contención a través
de la escritura ante un hecho tan impactante como el de la pandemia y lo que esto conlleva.
Las cartas consisten en ser escritas y dirigidas hacia uno mismo, incluyendo respuestas a las
siguientes preguntas: ¿Dónde estarás? ¿Con quién? ¿Cómo te sientes? ¿Qué cambió?, las
cuales sirven para reflexionar con el ejercicio de proyección temporal. El objetivo de la
artista es crear un Epistolario Ciudadano que sirva para mostrar en el futuro proyecciones de
las personas en situación de crisis. Paula señala “Creemos en el valor de las cartas como un
registro único de las personas y su contexto, un objeto que traspasa la temporalidad y escribe
la historia, un objeto que se toca y se huele. Creemos en el acto de detenerse a escribir como
un espacio de contención.” ciertamente a parte de este medio aportar al desahogo de las
personas tiene un aporte potencial para nuestra historia, tal como los registros de décadas
pasadas.
La iniciativa de la obra nace del “Proyecto Correo”, un proyecto realizado desde el
año 2016 por la misma artista y que consiste de un espectáculo teatral de participación
comunitaria que rescata la escritura y el redactar cartas personales. Se estrenó en el Edificio
Patrimonial de Correo Central de Santiago de Chile, con el propósito de reconectar con un
espacio cultural que con el pasar del tiempo se ha dejado de lado en el cotidiano de la
ciudadanía. Paula afirma que “La carta es un objeto íntimo, único e irrepetible. En la carta
hay ideas, sentimientos, pero también hay materialidad, que la tecnología ha invisibilizado”,
según la artista en las cartas se puede apreciar de una forma más vívida lo que se siente en el
momento que se escribe, como el pulso o la presión sobre el lápiz, los cuales son indicadores
de respuestas físicas de los sentires.

Investigaciones de Proyecto Correo han presenciado cómo las cartas escritas en medio
de crisis son de un valor incalculable en lo social, lo personal y para escribir la historia de un
país. La pandemia corresponde directamente a una catástrofe, en donde esta obra logra
encapsular en su materialidad lo experimentado por los ciudadanos en el momento exacto de
la catástrofe, y donde se tensionan diversos aspectos opuestos como lo son: lo íntimo con lo
público, la soledad con el diálogo, espacios abiertos con espacios cerrados. El confinamiento
y el distanciamiento entre las personas es lo que diferencia a esta catástrofe de pandemia con
las demás. Ya que la solidaridad y apoyo en el otro se ve desplazado por la prohibición de
contacto humano, por lo que cada individuo debe velar por su propia seguridad y donde se
presenta una nueva forma de vida, donde se aprecian cambios profundos, encierros y
sobretodo incertidumbres de un futuro incierto.

Contexto histórico: la experiencia chilena y la pandemia

Para comprender de mejor manera las aportaciones del objeto cultural al


entendimiento de la catástrofe como tópico de valor simbólico en el contexto
latinoamericano, y particularmente chileno, es necesaria una revisión del contexto en el que
surge el objeto mismo: la pandemia ocasionada por el virus SARS-CoV-2, la experiencia
histórica chilena respecto a la catástrofe de epidemias y el desarrollo de la pandemia en Chile.
Considerada una de las experiencias de mayor inestabilidad para la humanidad, la
pandemia trajo consigo millones de infectados, restricciones de movilidad, cambios sociales
y miedo generalizado por la población, afectando directamente los sistemas de salud
alrededor del mundo, la economía mundial y la cohesión social (ONU, 2020). Esta catástrofe
de nivel planetario dejó al descubierto, entre muchas cosas, la vulnerabilidad de grupos de
riesgo, como la tercera edad (Sadruddin & Inhorn, 2020), los efectos sociales y económicos
del confinamiento (Love & Wu, 2020), el miedo, paranoia e histeria que puede generar una
catástrofe de estas características, como en el caso concreto de las compras compulsivas
(Luong, 2020), y los cambios que se tuvieron que enfrentar en términos relacionales (Oxlund,
2020). Todas estas características dan señales del particular tipo de catástrofe que es la
relacionada a infección de tipo bacteriana o viral (como es este caso) y sus efectos en la
dimensión social, psicológica y económica de la población.

Tales efectos de la pandemia en la población chilena no fueron diferentes, aunque el


caso particular de Chile respecto al manejo histórico de catástrofes tipo epidémicas permite
evidenciar la cultura país que moldeó las diferentes medidas tomadas para la actual
catástrofe. Desde el siglo XVI que para pestes, epidemias de viruela, propagación del
escorbuto y hasta enfermedades desconocidas, además de las enfermedades desarrolladas en
siglos posteriores como el cólera, la fiebre aftosa y el VIH, se ha implementado
sistemáticamente diferentes formas de mitigar las enfermedades como una preocupación clara
en la población y el Estado. Desde sacrificios, rogativas a divinidades, búsqueda de
soluciones por parte de médicos, cordones sanitarios, cuarentenas y vacunaciones se han
implementado rigurosamente a lo largo de la historia chilena cada vez que alguna enfermedad
afectaba a la población. Estos esfuerzos han resultado en pioneros tratamientos de
inoculación contra la viruela en 1765; primera vacunación en 1805; obligación a la
vacunación a personal de hospitales en 1811; decretos de cuarentena en 1874 y cordones
sanitarios en 1886 para resguardar la salubridad pública (con multas por incumplimiento);
incentivo a vacunadores; y el destacado sistema de vacuna animal glicerinada e inoculación a
domicilio de 1897, implementado posteriormente en Inglaterra. Todo esto da cuenta de los
esfuerzos patentes que ha tenido la población y las autoridades respecto a las catástrofes de
esta índole, y la claridad de los mismos respecto a las medidas a implementar para mitigar sus
efectos. Chile no solo conoce de epidemias, sino que está histórico-culturalmente preparado
para responder.
Por estas razones, los efectos de la pandemia en Chile fueron aplacados por las
sistematización de las medidas implementadas en diferentes direcciones. Para la contención
del virus destaca el “Plan Paso a Paso, nos cuidamos” que contó con importantes
restricciones de movilidad, y la coordinación de la red asistencial de salud del país para la
compra de vacunas en acuerdo con instituciones internacionales. En términos de empleo y
beneficios sociales se aplicó la Ley de Protección al Empleo, Subsidios al Regreso y a la
Contratación, Bonos de Emergencia COVID-19, Ingreso Familiar de Emergencia, entre otros.
Además, se contó con esfuerzos para enfrentar el cierre de escuelas y la problemática en
educación que esto genera, creándose TV educa Chile y otras plataformas de aprendizaje a
distancia (Aguilera et al., 2022).

Estos son los antecedentes del territorio en que se gesta “Fuera|cartas de una
pandemia|”, que hace referencia a una catástrofe, tal como se adelantó, de características
propias, diferentes a otros tipos de catástrofe. Si el trabajo de Urrutia y Lanza (1993), en una
revisión exhaustiva de las catástrofes que han azotado el territorio chileno, ha destacado la
“natural solidaridad” y el “mejor espíritu de colaboración” que se manifiesta
espontáneamente en la población luego de acontecida una catástrofe, no se debe
particularmente a la catástrofe de la epidemia, la que gatilla otro tipo de comportamientos en
la población: “Tristes gemidos salían de las casas y los cadáveres se amontonaban en el
panteón (…) todo el esfuerzo (de las autoridades) había sido inútil porque el puerto había
quedado desolado y los pocos habitantes que quedaban habían huido en todas direcciones
para evitar el contagio.”; “La mayor parte de las víctimas pertenecían a la clase más pobre del
pueblo, ignorantes de las normas elementales de higiene (…) y reacias a la inoculación.”; y
“En esos años (de 1852 a 1854), algunos intelectuales estimaban necesario combatir la
vacuna ''porque era un atentado contra el derecho a morir de viruela” ”. Estas muestras
permiten visualizar que elementos transversales para las diferentes catástrofes como miedo,
desolación e incomprensión, no genera cohesión, empatía o solidaridad, sino que confronta a
la población consigo misma ya que la catástrofe, en vez de ser un evento externo a la
población y que la afecta, está en o es la población misma, identificada en el otro como un
portador de la catástrofe. “Los indios y todos los que allí estaban creyeron que el gobernador
conducía viruela para sembrar entre los naturales y así exterminarlos (…) En represalia
mataron a cuarenta españoles.”; “los indios rechazaron la ayuda jesuita, porque creían que
éstos llevaban la epidemia a sus casas”; y “Sin embargo, los indios no aceptaron los
remedios”, son muestras de cómo se visualiza este tipo de catástrofe no como una condición
que afecta a todos por igual, y por tanto compartida por todos en igual medida, sino como una
condición que está en el otro y, de evitarlo, podría evitarse la catástrofe misma.

La pandemia por SARS-CoV-2 fue la máxima expresión de estos efectos, aunque con
particularidades propias dadas por sus dimensiones. De la huida se pasó al confinamiento
porque la catástrofe afectó todos los espacios. Dado esto, los espacios mismos se redujeron y
limitaron al hogar, para quienes en primer lugar contaban con este espacio. La relación con el
otro se vio afectada por el miedo al contagio y se medió por mascarillas, guantes,
protecciones faciales, alcohol gel, entre otros. El tiempo se vivió distorsionado por la
incertidumbre. En general, el aislamiento disolvió los tejidos sociales y políticos sostenidos
por las comunidades y atomizó a sus integrantes. Si las catástrofes como terremotos,
aluviones o inundaciones, sobre todo para el caso chileno, recuerdan el mito de Sísifo, la
pandemia es vinculada por Luong (2020) a Leviatán de Thomas Hobbes: la existencia de un
estado de naturaleza como una condición de constante guerra entre las personas, de un todos
contra todos por la preservación de la propia integridad. Esta visión, que corresponde incluso
al desarrollo de las epidemias en la historia de Chile, da señales de cómo se experimentó,
desde una perspectiva psico-social o sensible, esta catástrofe por la población: pánico,
histeria, ansiedad, soledad y paranoia son algunos de los efectos que sin duda impactaron en
la dimensión personal de cada individuo y que dejarán marcas psicológicas indelebles en la
memoria colectiva (Luong, 2020).

Objeto cultural, aporte e identidad

Las catástrofes son parte de nuestra cultura ya que Chile cuenta con un historial
bastante extenso con respecto al tema. Desde sequías, pestes, hambrunas y principalmente
terremotos, estas nos configuran como un país resiliente en cuanto a catástrofes se trata. Es
por esto que los objetos culturales presentes en nuestro país tienen una estrecha relación con
estos distintos acontecimientos que hemos vivenciado a lo largo de nuestra historia: la
catástrofe forma parte de nuestra identidad colectiva como país. “Fuera|cartas de una
pandemia|” responde coherentemente a este concepto y sentido de nuestras catástrofes, en que
los esfuerzos sistemáticos históricos por aplacar los efectos de las catástrofes han permeado
en nuestro tejido social y cultural, y se presentan en la obra gracias al registro por medio de
cartas, colaborando con un espacio de contención y registro de nuestra experiencia chilena,
sumando la acción de ser un registro cultural que permite consolidar nuestra memoria e
identidad nacional.

En este sentido, la gestación y aporte de la obra “Fuera|cartas de una pandemia|” no es


casual porque responde y hace alusión directa a la preocupación chilena por la catástrofe, que
nos caracteriza y configura, y colabora con ese espacio de contención, desde su posición
como producto cultural, en la mitigación de efectos negativos en una dimensión poco
registrada a lo largo de las catástrofes en chile: la psico-social y sensible que se relaciona con
nuestro espacio íntimo de reflexión, miedos y esperanzas. Todas estas experiencias, desde la
inestabilidad de la economía del hogar, la afectación moral vinculada al sacrificio de la
tercera edad (Sadruddin & Inhorn, 2020), el miedo al contagio por contacto social, entre
otros, son temáticas que encuentran cabida en la obra. Los individuos tienen la oportunidad
de expresar y describir en primera persona la conmoción colectiva de un momento histórico
en el que la ciudadanía se vio inmersa en la catástrofe de pandemia, la que, con los distintos
efectos sociales anteriormente mencionados, afectó radicalmente a la población, en donde
todos fuimos testigos y protagonistas de las distintas consecuencias a nivel psicológico, físico
y emocional. La presente obra canaliza estas sensibilidades y efectos de la pandemia y se
establece como punto de fuga donde se pueden visualizar tales efectos presentados en la
población chilena. Las cartas son escritas por habitantes desde distintas regiones del país, por
lo que abarca un espectro más extenso y descentralizado de la catástrofe, brindando así una
mejor comprensión de las vivencias y sentir común nacional.

Si bien no es deseable el recordar una catástrofe de esta magnitud, en especial si


queda plasmada en cartas que cuentan con un componente importante de intimidad y
sensibilidades, la obra logra aportar a un acto memorial de la catástrofe, ya que las cartas al
ser escritas por la ciudadanía y describir sus sentimientos y efectos, son constituyentes de la
memoria colectiva a través del material físico y simbólico de esta misma. El destacar la vasta
experiencia del país en este tipo de catástrofes permite comprender cómo es que el contexto
de continuas catástrofes da cabida a objetos culturales que se nutren de su historia y articulan
contenidos que resuenan en su tejido cultural.
Referencias

Aalyia Feroz Ali Sadruddin & Marcia C. Inhorn. (2020). Aging, Vulnerability and Questions
of Care in the Time of COVID-19, Anthropology Now, 12:1, 17-23, DOI:
10.1080/19428200.2020.1760633

Bjarke Oxlund. (2020). An Anthropology of the Handshake, Anthropology Now, 12:1, 39-44,
DOI: 10.1080/19428200.2020.1761216

Boris Aguilera et al. (2022). COVID-19: Evolución, Efectos y Políticas adoptadas en Chile y
el mundo. Dirección de Presupuestos, Ministerio de Hacienda.

David Eric Troolin. (2020). Distantly United: Papua New Guinean Relationality in the Face
of COVID-19, Anthropology Now, 12:1, 84-90, DOI: 10.1080/19428200.2020.1761215

Rosa Urrutia & Carlos Lanza. (1993). Catástrofes en Chile: 1541 - 1992, Editorial La Noria,
Chile.

Rylan Higgins, Emily Martin & Maria D. Vesperi. (2020). An Anthropology of the COVID-
19 Pandemic, Anthropology Now, 12:1, 2-6, DOI: 10.1080/19428200.2020.1760627

Stephanie Love & Liang Wu. (2020). Are We in the Same Boat? Ethnographic Lessons of
Sheltering in Place from International Seafarers and Algerian Harraga in the Age of Global
Pandemic, Anthropology Now, 12:1, 55-65, DOI: 10.1080/19428200.2020.1761211

Tram Luong. (2020). COVID-19 Dispatches from Ho Chi Minh City, Vietnam,
Anthropology Now, 12:1, 45-49, DOI: 10.1080/19428200.2020.1761209

UN Research Roadmap for the COVID-19 Recovery. (2020). United Nations.

También podría gustarte