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Cuento

Había una vez una pequeña empresa llamada “El


Reino Empresarial”, donde todos los empleados
eran pingüinos. Estos pingüinos eran muy eficientes
y organizados, pero también tenían una mentalidad
bastante uniforme y resistente al cambio.

Un día, llegó un nuevo empleado llamado pedro.


Pedro no era un pingüino, sino un pavo real. Tenía
plumas coloridas y un estilo único que contrastaba
con la monotonía del entorno. Los demás pingüinos
lo miraban con curiosidad y escepticismo,
preguntándose cómo encajaría en ese reino tan
estructurado.

Pedro no se dejó intimidar por las miradas de


desaprobación. Sabía que su diversidad y
creatividad podrían aportar mucho a la empresa.
Comenzó a compartir ideas innovadoras en las
reuniones, proponiendo formas de mejorar los
procesos y aumentar la productividad.
Al principio, los pingüinos se resistieron al cambio.
Preferían seguir haciendo las cosas de la misma
manera, sin cuestionar ni explorar nuevas
posibilidades. Pero pedro persistió y demostró que
sus ideas eran efectivas. Implementó sistemas más
eficientes, fomentó la colaboración entre los
equipos y promovió un ambiente de trabajo más
inclusivo.

Poco a poco, los pingüinos comenzaron a ver los


beneficios de la diversidad y la apertura al cambio.
La empresa se volvió más dinámica y creativa,
adaptándose rápidamente a los desafíos del
mercado. Los empleados se sentían más motivados
y comprometidos, ya que su contribución individual
era valorada y reconocida.

La historia de pedro se difundió por todo el Reino


Empresarial, inspirando a otros a abrazar la
diversidad y la innovación. Los pingüinos
aprendieron que la administración no se trata solo
de seguir reglas y mantener el status quo, sino de
aprovechar las fortalezas individuales para alcanzar
el éxito colectivo.
Con el tiempo, “El Reino Empresarial” se convirtió
en un referente en su industria. Otras empresas
admiraban su enfoque inclusivo y creativo, y
buscaban aprender de su experiencia. Pedro se
convirtió en un líder respetado, demostrando que la
diversidad es un activo valioso en cualquier
organización.

Y así, el cuento del pavo real en el reino de los


pingüinos se convirtió en una lección poderosa
sobre la importancia de la diversidad y la apertura al
cambio en la administración. Nos enseña que al
valorar y aprovechar las fortalezas individuales,
podemos construir organizaciones más fuertes,
innovadoras y exitosas.

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