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Aplicando el conocimiento de cada uno.

El traductor que esta en posesión del equipamiento intelectual necesario descrito anteriormente
todavía tiene que hacer un uso propio de este. Esto signi ca contemplar el texto SL tanto en su
conjunto como en detalle, para así establecer qué inconvenientes presentará el trabajo y como
pueden resolverlo de la mejor manera posible. Sería mejor identi car los problemas y resolverlos
antes del inicio de la composición del texto TL o dejar que surjan a medida que avanza el trabajo,
cuando pueden ser examinados completamente en su contexto. Esto es en parte una cuestión de
estilo personal.

El traductor debe ser preciso en la medida en que lo requiera su uso. Habrá momentos en los que
esta medida no está bien, pero se producen muchas mas traducciones poco exactas que
traducciones demasiado exactas. Entre los tipos de exactitud se encuentran:
- El uso correcto de términos técnicos, ya sea en el campo temático del texto o que se
produzcan de forma aislada dentro de un texto sobre un tema diferente.
- El cuidado de garantizar la evasión de omisiones accidentales o inserciones que mas bien
alterarán el signi cado.
- El cuidado en darse cuenta de posibles ambigüedades y resolverlas de acuerdo con las
intenciones del autor.
- El cuidado en darse cuenta de los fragmentos repetitivos y evitar las variaciones sin sentido de
su redacción en la traducción.
- El cuidado en notar las expresiones idiosincrasias del autor y tratarlas apropiadamente.
- El cuidado en notar errores de nitivos o posibles en el texto SL, que van de las erratas y
fragmentos mal fotocopiados a la inclusión accidental de un fragmento en dos sitios diferentes
(como paso en un libro que traduje de un texto mecanogra ado) y tomar las medidas
necesarias.

Las opiniones varían en cuanto al alcance del deber de los traductores de corregir los descuidos
del autor del texto SL, por ejemplo, errores aritméticos, fechas incorrectas o erratas en las
referencias de la bibliografía. Creo que es indeseable propagar en la traducción los errores que el
traductor pueda identi car como tales sin ningún gasto excesivo de esfuerzo. No hace falta ser
muy perspicaz para darse cuenta de que eine furchtbare Hypothese debe leerse como eine
fruchtbare Hypothesis y así traducir el adjetivo como ‘fructífero’ en vez de ‘espantoso’. Tampoco
me costó mucho darme cuenta de que las letras aparentemente sinsentido de un diagrama ruso
eran el resultado de que el delineante había leído hy revés.

Por otra parte, el nombre de un autor citado puede ser irreconociblemente confuso, y la fuente
también tenga erratas, pero el traductor que corre a la tierra de forma adecuada ha hecho un
servicio al usuario de la traducción. (Por otra parte, el estudio de documentos citados a menudo
puede producir ideas útiles, sobre todo si el material citados se encuentra en el TL). Problemas
de este estilo se debaten también en el capítulo cuarto.
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