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En estos sitios encontrarás frases hechas, lo que te evitará traducir frases como «we
should call it a day» como ¡«deberíamos llamarlo un día»! (La traducción correcta es
«deberíamos terminarlo»).
Cuidado también con traducir todo. Cuando no entendemos una frase, a menudo
nos sentimos tentados a hacer como si no la hubiéramos visto y “olvidamos”
traducirla. Esto perjudica la credibilidad de la traducción y la del traductor. En caso
de bloqueo, consulta un sitio web especializado o pregunta en un foro de
traducción.
Articulación y puntuación
En una traducción, tenemos tendencia a volcarnos en cada frase individual,
olvidando articularlas entre ellas. Especialmente en el caso en el que la articulación
no funcione de la misma forma en una lengua que en otra. En un texto en español,
recuerda utilizar palabras de unión (además, así, por otro lado, etc.), respetando el
sentido del texto de origen. Tu traducción debe ser fluida y agradable de leer.
Releerse
Finalmente, por mucha prisa que tengamos para acabar un texto para poder
acceder a otro, es importante releer la traducción. A veces descubrimos pequeñas
faltas recurrentes o incoherencias flagrantes. Corregirlas es asegurarte que tu texto
no te será devuelto. Entregarás así una traducción de calidad a la primera.
Etiquetas
diccionarios, formación continua, mejorar en traducción, recursos, ser mejor
traductor
No hay nadie mejor que uno mismo para ver qué debe mejorar y qué carencias se
observa, ya sea por las insuficiencias que se note al traducir —dudas gramaticales,
desconocimiento de cierta terminología, pobreza de vocabulario— o tal vez por los
comentarios que recibe de sus traducciones y que tanto ayudan a mejorar: ¿Textos
muy pegados al original? ¿Repeticiones excesivas?
Wordreference: http://www.wordreference.com/sinonimos/
Busca palabra: http://www.buscapalabra.com/sinonimos-y-antonimos.html
Sinónimo: http://www.sinonimos.com/
Tesauro de Signum: http://lenguaje.com/herramientas/tesauro.php
6. Recurrir a las fuentes de información, sobre todo las más fidedignas. Por
suerte, disponemos de un gran acervo de terminología en todas las ramas de
actividad: economía, finanzas, tributación… Las Naciones Unidas, así como sus
organismos especializados, entidades nacionales e internacionales, etc., han
profundizado en estas esferas, así que el vocabulario especializado suele estar a
nuestro alcance.
Y para facilitarnos la tarea, Orellana sugiere algo que he defendido siempre: leer
antes el documento que ha de traducirse y marcar todos los tecnicismos que
puedan suponer un problema. Si nos anticipamos a los obstáculos —buscando los
términos y teniendo clara su traducción o, por lo menos, el sentido—, el proceso de
traducción será más fluido y no a trompicones, que suele pasar cuando tenemos que
interrumpir la escritura para buscar los términos en cuestión.
Y, ojo, que cuando hablamos de fuentes de información no nos referimos solo a
material impreso o subido a Internet. También puede ser «el comodín de la
llamada». Por ejemplo, en literaria se puede consultar al autor (es una posibilidad
que no se da siempre, pero está ahí) y en especializada, tal vez tengas a un amigo o
conocido que se dedique a esa rama en cuestión.
Sin ir más lejos, me pasó la semana pasada al traducir unos documentos científicos
sobre lácteos. Tuve que recurrir a un amigo ingeniero agrónomo para que me
explicara y me dijera cómo llamaban ellos al “curd fine” que no lograba encontrar en
ningún sitio.