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El Gaucho Martín Fierro es un poema narrativo escrito en verso y una obra literaria

considerada ejemplar del género gauchesco, escrita por el poeta argentino José
Hernández en 1872. Tiene 2316 versos y 13 cantos.Cuenta además con una continuación,
titulada La vuelta de Martín Fierro, escrita en 1879. Luego de la publicación de ambas
partes, «El gaucho Martín Fierro» y «La vuelta de Martín Fierro» se reúnen bajo el título de
«Martín Fierro».
En «El gaucho Martín Fierro», Martín Fierro es un gaucho trabajador al que la injusticia
social del contexto histórico lo vuelve un «gaucho matrero» —es decir: un gaucho fuera de
la ley—.
Aquí me pongo a cantar,
al compás de la vigüela
que el hombre que lo desvela
una pena extraordinaria,
como la ave solitaria
con el cantar se consuela.
José Hernández, primera estrofa del Martín Fierro.

Leopoldo Lugones, en su obra literaria El payador, calificó este poema como «el libro
nacional de los argentinos» y reconoció al gaucho su calidad de genuino representante del
país, emblema de la argentinidad. Para Ricardo Rojas, la obra representaba el clásico
argentino por antonomasia. El gaucho dejaba de ser un hombre «fuera de la ley» para
convertirse en héroe nacional. Leopoldo Marechal, en un ensayo titulado Simbolismos del
«Martín Fierro», le buscó una clave alegórica. José María Rosa vio en El Gaucho Martín
Fierro una interpretación de la historia argentina.
El libro ha sido editado en cientos de ediciones y traducido a más de 70 idiomas, entre
ellos al esperanto y al quichua o quechua.

Argumento[editar]
En El gaucho Martín Fierro, un gaucho trabajador de las pampas bonaerenses, que vive
con su mujer y dos hijos, es reclutado forzosamente para servir en un fortín e integrar las
milicias que luchaban defendiendo la frontera argentina contra los indígenas, dejando
desamparada a su familia. Durante años sufre penurias en los fortines —malas
condiciones, hambre, frío, trato abusivo de sus superiores, los castigos estacados, el no
recibir su sueldo— hasta que decide escapar después de tres años y desertar del servicio.
Al volver, su rancho se encuentra abandonado, convertido en una tapera, y se entera de
que su mujer se había ido con otro hombre y sus hijos se han separado ante la necesidad
imperiosa de sobrevivir. Esta desdichada realidad hace que Martín Fierro frecuente
las pulperías, se embriague, se convierta en un gaucho matrero. En una oportunidad se
burla de la mujer de un moreno quienes estaban por ingresar a un baile y lo mata, y luego
comete un asesinato más: el de un gaucho "protegido" por los funcionarios. Estas muertes
que acarreará para siempre en su memoria lo llevan a convertirse en gaucho perseguido
por la policía. Una noche, se enfrenta contra una partida de policías, pero se defiende con
tal valentía que uno de la partida, el sargento Cruz, se une a él en medio del combate pues
no iba a consentir que se matara a un valiente. Finalmente ambos, sabiéndose
perseguidos, huyen y se encaminan hacia el desierto para vivir entre los indios, esperando
encontrar allí una vida mejor. Así, concluyendo que es mejor vivir con los salvajes que con
lo que la 'civilización' les deparaba, termina la primera parte.
El que maneja las bolas,
el que sabe echar un pial
o sentarse en un bagual
sin miedo de que lo baje,
entre los mismos salvajes
no puede pasarlo mal.
Dibujo de un gaucho.
Nunca hables en demasía
Ni te calles por completo
El hombre es de más respeto
Cuando es menos su falacia.

Momentos destacados de la primera parte[editar]


Entre los momentos más destacados y conocidos se encuentran las desdichas en la
frontera (los fortines de frontera con el territorio indio), el duelo con el negro, el
enfrentamiento con la partida policial donde el sargento Cruz se pasa a su lado y se vuelve
su compañero, y la huida al desierto para vivir con los indios. Siete años más tarde, en
1879, José Hernández publica La vuelta de Martín Fierro. En su continuación, con el autor
en una situación diferente, el perfil ideológico cambia y se aconseja al gaucho adaptarse a
la civilización que antes había despreciado. También aquí se encuentran varias estrofas
conocidas por su defensa del gaucho y denuncia de la injusticia social:
Él anda siempre juyendo,
siempre pobre y perseguido,
no tiene cueva ni nido,
como si juera maldito,
porque el ser gaucho… barajo!
el ser gaucho es un delito.

José Hernández, El gaucho Martín Fierro, 230

Análisis[editar]
Martín Fierro se presenta como una actitud de poder.
Mi gloria es vivir tan libre,
como pájaro en el cielo;
no hago nido en este suelo,
ande hay tanto que sufrir;
y naides me ha de seguir,
cuando yo remonto el vuelo.
Yo no tengo en el amor
Quien me venga con querellas;
Como esas aves tan bellas
Que saltan de rama en rama
Yo hago en el trébol mi cama
Y me cubren las estrellas.
Su carácter solitario es consecuencia de la pampa que habita, las injusticias que vive lo
van transformando a lo largo de la obra.
El gaucho Martín Fierro sería oriundo de la localidad de Tres Arroyos, en la provincia de
Buenos Aires. Otros argumentan que hay documentación de que habría vivido en el Pago
de Monsalvo, en las zonas aledañas a la actual ciudad de Maipú. Se ha investigado, que
Hernández era muy amigo de Zoilo Miguenz, fundador del partido de Ayacucho, ahí
encuentra una denuncia contra un tal Meliton Fierro, que es su alter ego en el libro. De
hecho, la única referencia geográfica que se cita en el libro es Ayacucho. Los numerosos
análisis del Martín Fierro han destacado tanto las diferencias psicológicas del personaje
como los cambios del propio José Hernández, en los siete años que median entre la
publicación de las dos partes de Martín Fierro de Martín Fierro.
En cuanto al personaje de Martín Fierro, en la primera parte, luego de haber sido reclutado
por la fuerza, rompió completamente con la "civilización", asesinando a un gaucho negro,
enfrentándose con la policía y finalmente excluyéndose totalmente de la sociedad
premoderna de la Argentina de entonces, para irse a vivir con los indios pampas. En la
segunda parte, en cambio, Martín Fierro parece revalorizar una sociedad en
transformación (en ese momento el país iniciaba su modernización capitalista, y el ingreso
de millones de inmigrantes provenientes mayoritariamente de Italia), haber superado su
rebeldía rupturista y orientarse más hacia el futuro de sus hijos.

Primera edición publicada en 1872.

Existencia histórica del personaje[editar]


Aún se especula si existió efectivamente un gaucho llamado Martín Fierro en el pago y
hacia el tiempo en que Hernández sitúa su poema-novela. Algunos aducen que,
efectivamente, por la zona del Tuyú y de Monsalvo, habiendo documentación en la actual
ciudad de Maipú e incluso de la entonces llamada Lobería Grande (actual ciudad de Mar
del Plata), lugar en donde los Hernández llegaron a poseer una estancia y donde el autor
pasó gran parte de su niñez y juventud, vivió un gaucho "matrero" (rebelde) con ese
nombre y ese apellido (bastante comunes).
La mayoría de los críticos literarios y gran parte de los historiadores, sin embargo, suponen
al personaje del poema como un sujeto ideal y paradigmático de los gauchos hasta los
años 1880, teniéndose en cuenta que el gaucho Don Segundo Sombra existió realmente
más allá de su literaturización. En todo caso en la Costa Atlántica bonaerense —entre los
cardales, dunas y, sobre todo, los densos bosquecillos de curru mamil que se encontraban
en torno a la que luego sería Mar del Plata— está documentado, sobre todo tras la batalla
de Caseros y en tiempos de la Guerra de la Triple Alianza, que se refugiaban muchos
gauchos tenidos por "vagos" (sin papeleta de conchabo) y "malentretenidos".

Métrica[editar]
El poema está escrito en versos octosílabos. La estrofa predominante es el sexteto
ajustado al esquema ABBCCB con rima consonante. Según los críticos literarios, el primer
verso, libre, sin rima, inicia la enunciación con destreza. El segundo verso cierra la primera
unidad interna de la estrofa. La segunda unidad compuesta por el tercer y cuarto verso no
siempre mantiene el nivel literario de la primera unidad. Y nuevamente se eleva con los
versos finales de tono refranesco que cierran la estrofa.

Peculiaridades lingüísticas[editar]
De la lectura de los prólogos que acompañaron a la obra se extrae la clara conclusión de
que el autor pretendió reflejar el lenguaje de los gauchos. Esto derivó en un intenso
estudio de la lengua de la obra por parte de la crítica en busca de emparentarla con el
habla gauchesca. Autores españoles como Unamuno o Azorín se esforzaron en encontrar
relaciones entre el habla del poema y la de los campesinos de la península. Por su parte
algunos autores argentinos como Leumann dirigieron sus estudios hacia lo original de esa
modalidad lingüística llegando a calificarla como genuino idioma nacional argentino.1
Especialmente polémica resultó la aportación de Américo Castro que defendía de modo
radical la idea de que el habla gauchesca no era otra cosa que una prolongación del habla
medieval castellana.2
Más relevante resulta el interés del autor por tratar el habla rural de forma digna lo que le
valió alguna crítica de sus contemporáneos que le reprocharon el uso de un habla inculta.
Si bien este uso de la lengua entronca con toda la literatura gauchesca anterior, es
Hernández quien la elevó a lengua literaria plena. Parte de la crítica ha señalado una cierta
inestabilidad en la transcripción fonética de las palabras y un escaso dominio de la
ortografía académica.3 Al margen de esta inestabilidad algunos de los rasgos
característicos del poema son:

• Reducción vocálica: pacencia por paciencia.


• Reducción de los grupos consonánticos: vitima por víctima.
• En la terminación -ado se pierde la d (certificao por certificado).
• Ante el diptongo ue f pasa a j: juego por fuego.
• d pasa a l (alquirir en lugar de adquirir).
• Frecuente aspiración de h; juir por huir.
• g en el grupo h+ue: güella.
• Igualmente está generalizado el uso del voseo y de indigenismos
como pingo, china, choclo, bagual (caballo) o tape (hombre rústico).4

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