El derecho fiscal es una rama del derecho público en particular ubicado en el
Derecho Administrativo como género, y con participación dentro de la rama del derecho financiero. Esta rama del derecho público es la encargada de regular las relaciones entre la autoridad fiscal y los contribuyentes al gasto público. Como todos sabemos en términos del artículo 31 Fracción IV de nuestra Constitución Política, tenemos la obligación como personas de contribuir con el gasto público de la Federación, como de los Estados, de la Ciudad de México y del Municipio en que residan, de la manera proporcional y equitativa que dispongan las leyes. De ahí que las personas físicas o morales inclusive las descentralizadas o empresas de mayoría estatal se encuentran obligadas a contribuir y se les conoce como contribuyentes. Del citado artículo constitucional, se desprenden seis principios que rigen el derecho fiscal, los cuales son:
Principio de Generalidad
El principio de generalidad se refiere a la obligación de todas las personas
físicas y jurídicas de contribuir al financiamiento del gasto público sin excepciones que no estén fundamentadas en otro mandato constitucional. Esto implica que todas las personas, tanto nacionales como extranjeras, residentes o no residentes, que tengan relaciones económicas con el territorio, deben manifestar su capacidad económica y contribuir al sistema tributario. Este principio se encuentra respaldado por la Constitución y tiene como objetivo garantizar la participación de todos en la financiación del gasto público. En el ámbito tributario, el principio de generalidad exige que todos los ciudadanos contribuyan al sostenimiento de los gastos públicos. Es un principio que ha sido utilizado para priorizar la recaudación sobre los derechos de los contribuyentes en aras del bien común. Este principio implica que todos los ciudadanos están obligados a contribuir al gasto social a través del pago de impuestos, lo que permite al Estado recaudar los fondos necesarios para sufragar el gasto público.
Principio de Obligatoriedad
El principio de obligatoriedad se refiere a la obligación de cumplir con lo
estipulado en un contrato. En el ámbito legal, este principio establece que las partes involucradas en un contrato están obligadas a cumplir con las condiciones y términos acordados en dicho contrato. Esto significa que una vez que las partes han acordado los términos y han celebrado el contrato, están legalmente obligadas a cumplir con sus respectivas obligaciones. El principio de obligatoriedad se encuentra respaldado por el Código Civil, que establece que las obligaciones nacen de la ley, de los contratos, de los actos ilícitos y de otros actos jurídicos. Además, el Código Civil establece que las obligaciones que nacen de los contratos tienen fuerza de ley entre las partes contratantes y deben cumplirse de acuerdo con lo establecido en el contrato.
Principio de Vinculación al Gasto Público
El Principio de Vinculación al Gasto Público establece que los ingresos
tributarios del Estado deben ser utilizados para financiar los gastos públicos de manera transparente y de acuerdo con su verdadero propósito. Esto implica que el Estado tiene la obligación de utilizar los recursos obtenidos a través de los impuestos de manera eficiente y en beneficio de la sociedad. Este principio se encuentra respaldado por la Constitución y tiene como objetivo garantizar que los recursos recaudados a través de los impuestos sean utilizados de manera responsable y en concordancia con las necesidades y prioridades del país. Además, busca asegurar que los ciudadanos tengan información clara y transparente sobre cómo se utilizan sus contribuciones al gasto público.
Principio de Proporcionalidad
El Principio de Proporcionalidad es un concepto jurídico que establece que las
medidas adoptadas por el Estado deben ser proporcionales y adecuadas al fin que se persigue. Este principio busca equilibrar los intereses en conflicto y evitar que se tomen medidas excesivas o desproporcionadas que puedan afectar los derechos fundamentales de las personas. En el ámbito del derecho constitucional, el Principio de Proporcionalidad se utiliza para evaluar la constitucionalidad de las leyes y las acciones del Estado. Para que una medida sea considerada proporcional, debe cumplir con tres subprincipios: Subprincipio de idoneidad: La medida debe ser adecuada para alcanzar el objetivo legítimo perseguido. Debe existir una relación de causalidad entre la medida y el fin buscado. Subprincipio de necesidad: La medida adoptada debe ser la menos restrictiva posible de los derechos fundamentales afectados. No se deben utilizar medidas más graves o restrictivas si existen alternativas menos lesivas. Subprincipio de proporcionalidad en sentido estricto: Los beneficios o ventajas obtenidas a través de la medida deben ser proporcionales a los sacrificios o restricciones impuestas a los derechos fundamentales. La medida no debe ser excesiva o desproporcionada en relación con el fin perseguido.
Principio de Equidad
El Principio de Equidad se refiere a la justicia y la igualdad en el trato hacia
las personas. Este principio busca garantizar que todas las personas sean tratadas de manera justa y equitativa, sin discriminación ni privilegios injustificados. En el ámbito tributario, el principio de equidad se relaciona con la capacidad contributiva de los individuos. Esto significa que las cargas fiscales deben distribuirse de manera justa y proporcional, teniendo en cuenta la capacidad económica de cada contribuyente. En este sentido, aquellos que tienen mayores ingresos o riqueza deben contribuir en mayor medida al sistema tributario, mientras que aquellos con menores recursos deben tener una carga fiscal más liviana.
Es importante destacar que el principio de equidad no implica una igualdad
absoluta en términos de impuestos pagados, sino que busca establecer una distribución justa y proporcional de las cargas fiscales, teniendo en cuenta las diferencias de capacidad económica entre los contribuyentes.
Principio de Reserva de Ley o entendido como de Legalidad
El Principio de Reserva de Ley, también conocido como Principio de
Legalidad, establece que solo la ley puede regular y limitar los derechos y obligaciones de las personas. Esto significa que ninguna autoridad puede imponer restricciones o sanciones a los ciudadanos sin una base legal clara y precisa. En el ámbito jurídico, este principio implica que las normas y regulaciones deben ser establecidas por el poder legislativo, es decir, por el órgano encargado de crear leyes. De esta manera, se garantiza que las limitaciones impuestas a los derechos y libertades individuales sean claras, previsibles y estén respaldadas por una norma legal. El Principio de Reserva de Ley es fundamental para proteger los derechos fundamentales de las personas y evitar el abuso de poder por parte de las autoridades. Además, contribuye a la seguridad jurídica y al Estado de derecho, ya que establece que las acciones del Estado deben estar basadas en la ley y no en la arbitrariedad.