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El estar en contra de la ingeniería genética, es solo por cuestiones morales y éticas, además de
querer mantener una imagen social humanista que se apega a la falta de desinformación e
ignorancia que se inclina a que no se debe jugar con este tipo de cosas por las muy improbables y
caóticas consecuencias que se puedan derivar de los errores que se puedan cometer.
La ingeniería genética reúne diversas herramientas y técnicas que sirven para hacer, de forma muy
precisa, adiciones, deleciones y alteraciones al ADN; uno de sus objetivos es modificar genes
específicos responsables de alteraciones funcionales en los seres vivos, incluidos los humanos. La
ingeniería genética ha logrado erradicar enfermedades degenerativas como lo son la fibrosis
quística o el Alzheimer que han sido combatidas y eliminadas de la genética y de la vida de
millones de personas. Así como sucede con el cáncer, que al ser genes o moléculas generadoras
las que producen estas anomalías en el organismo, no es imposible que la ingeniería genética
podría ser capaz de eliminar estos genes para el beneficio de la humanidad. En la medicina tiene
un inmenso potencial para mejorar la calidad de vida de los pacientes, pudiendo tratar aquellas
enfermedades que se conozca que puedan afectar a parientes del paciente, que se basa en gran
medida en la composición genética de cada persona, pudiendo adaptar los tratamientos y
medicinas que se emplean a las condiciones de cada individuo. Esta tecnología permitirá la
personalización completa de la medicina, permitiendo el cambio de la estructura genética del
paciente para curar cualquier enfermedad que pueda presentar. Crear cultivos que puedan resistir
a las heladas, las sequias y demás problemas meteorológicos. Diagnosticar enfermedades con
origen genético, identificando y eliminando al gen responsable de dicha mutación.
Diseñar medicamentos para combatir y eliminar directamente células afectadas y eliminarlas. Las
aplicaciones de esta ciencia son prácticamente infinitas. Por ello, se sigue investigando en el
campo para conocer cuáles son sus límites y probar nuevos proyectos. Estudiar esta carrera es, por
tanto, una apuesta a futuro, en la que el estudiante tendrá la posibilidad de formarse con una
carrera en pleno auge y cambiar el mundo con sus trabajos e investigaciones. La ingeniería
genética tiene como principal función, el corregir defectos del ADN humano e incluso llegar a
mejorarlo. Como sucede en la actualidad, es posible detectar desde el útero posibles
complicaciones con las que puede nacer un bebe que al ser detectadas con antelación y bajo
ciertas condiciones, es posible revertir los efectos de estas complicaciones que sin duda,
impedirían el desarrollo de una vida. Además de lo ya mencionado, ahora es posible prolongar el
tiempo de muerte de un ser humano. Si bien, los seres humanos tenemos una esperanza de vida
mucho más alta que otras especies, la ingeniería genética ha logrado intervenir en este aspecto,
disminuyendo la posibilidad del desarrollo de una enfermedad que disminuyen las esperanzas de
vida. Esto no solo nos permite llevar una vida más larga, sino que nos da la oportunidad de tener
un mejor estilo de vida. Y no se puede ignorar que gracias a los avances que se obtienen de las
investigaciones con la ingeniería genética, nos encontramos con que podemos obtener una mejor
adaptación del entorno, como por ejemplo el calentamiento global trae consigo muchos cambios
ambientales en la temperatura y la naturaleza. Por ello, en el primer apartado la ingeniería
genética podría ser útil para fortaleces el sistema inmune de los seres humanos, animales y de los
cultivos, para que así sean capaces de afrontar y adaptarse a los cambios del entorno con mayor
rapidez.
Se pueden buscar curas a enfermedades genéticas para que las nuevas generaciones
nazcan más sanas
La ciencia ha conseguido que se cultiven plantas con mayor tolerancia a la sequía o
protegidos frente a virus.
En algunos cultivos, se han puesto genes de bacterias para que desarrollen proteínas
insecticidas y reducir el empleo de insecticidas.
La ingeniería genética ya ha demostrado ser el siguiente paso de la humanidad para su evolución.
Ha logrado grandes avances y mejoras para la comodidad humana, así como ha salvado miles y
miles de vidas que sin la intervención genética estas se habrían perdido. Mantener un
pensamiento cerrado por puras y meras suposiciones que implican alguna mutación o
anormalidad en el ADN, es una idea arcaica que se aferra a el temor a lo desconocido y a la
ignorancia.
Además, en el campo de la medicina, sus resultados han sido sorprendentes. Por un lado, ha
logrado eliminar anormalidades en el ADN humano para que futuras generaciones gocen del
bienestar y de una vida más plena sin esta anormalidad, que sin duda en algún punto generaría
complicaciones en el desarrollo de las personas afectadas. Muchos medicamentos y vacunas se
han derivado de los resultados de las pruebas genéticas que se realizan. Sus aportes han sido muy
beneficiosos. Como lo fue con el más reciente y contundente caso del COVID-19 donde miles
murieron por causa de esta enfermedad, y donde miles más hubieran tenido en mismo destino si
la ingeniería genética no hubiera intervenido y desarrollado una vacuna, así como otros ejemplos,
como lo es el cáncer para el cual un tratamiento ya se ha desarrollado.
Y esto no es todo, sino que además de tratar y prevenir enfermedades a futuro y salvar especies,
también ha solucionado problemas en el ámbito agrícola. Realizando mejoras a los cultivos para
hacerlos más resistentes a las sequias y plagas, prolongan su descomposición e incluso desarrollan
ciertas proteínas indispensables para el ser humano.
Y bien, ¿Que podemos concluir con todos los argumentos ya presentados? Me parece que la
mayoría ya tiene una respuesta. La ingeniera genética beneficia más al humano que de lo que lo
perjudica, además de que algunos de estos problemas son remediables, incluso irreales o
fantasiosos. Por ello, reafirmo mi posición al estar a favor de la ingeniería genética. Estar en
contra es devaluar e ignorar todos los avances y desprestigiar el sacrificio que han hecho personas
enfermas que se someten a los tratamientos experimentales en busca de encontrar una cura.