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UNIVERSIDAD NACIONAL MAYOR DE SAN MARCOS

(Universidad del Perú. Decana de América)

FACULTAD DE CIENCIAS SOCIALES


ESCUELA PROFESIONAL DE ANTROPOLOGÍA

¿Por qué los movimientos indígenas-campesinos en el Perú no

tienen gran influencia?

ASIGNATURA:
Antropología peruana

DOCENTE:
Ananías Huamán Talavera

INTEGRANTES:
Davila Reyes, Alejandra Mercedes

Jara Cruz, Julie-ann Ariana

CICLO:

2023-I

Diciembre de 2023 – Lima, Perú


¿Por qué los movimientos indígenas-campesinos en el Perú no tienen gran
influencia?

En este presente ensayo buscamos exponer las dificultades que presentan los
movimientos indígenas-campesinos en el Perú para consolidarse como una organización
notable en el ámbito sociopolítico, tanto a nivel nacional como Latinoamericano. A
pesar de ser un territorio vasto, donde se desarrollaron una infinidad de culturas, se tiene
la percepción de que al Perú no le interesa respetar o defender este legado cultural, en su
lugar nuestro gobierno solo toma acciones que aíslan y discriminan al sector indígena.
El Perú es un país diverso según Degregori (2011) “Somos un país diverso y nos cuesta
reconocerlo. Somos uno de los países más grandes del mundo. Ocupamos el 19 lugar en
extensión entre el conjunto de casi 200 países” (p. 2). Por esto los peruanos comparten
un sentimiento de orgullo, pero solo de manera superficial, pues cuando se busca
abordar o reconocer estos problemas esta solidaridad e interés por la cultura indígena
desaparece. Nuestros países vecinos, Ecuador y Bolivia, tienen movimientos indígenas
que son referentes en el contexto sociopolítico internacional, la protección asegurada a
sus respectivas comunidades indígenas siendo un aspecto primordial, pero por sobre
todo para darles una voz y voto al crear políticas para sus naciones.

El fenómeno del movimiento indígena ha despertado interrogantes y generado debates


en torno a las posibles razones detrás de su aparente inexistencia. Resulta intrigante que,
en un país con una gran cantidad de comunidades indígenas y una historia marcada por
la opresión y la desigualdad, no hayan permanecido vigentes estos movimientos
sociales (cita) . Esta peculiaridad requeriría un análisis profundo y crítico, considerando
factores históricos, sociales y políticos que podrían haber influenciado esta situación;
sin embargo, este ensayo es únicamente para exponer los factores y aspectos que
dificultan la construcción adecuada de un movimiento indigena-campesino.

Una a una examinaremos estas dificultades, reflexionando sobre sus implicaciones en la


lucha por los derechos y la justicia social en el país, y abarcando brevemente diferentes
puntos específicos de la historia peruana. Como primer punto en la línea del tiempo,
abordaremos los movimientos sociales que se dieron en el colonialismo que
aparecieron gracias a la conciencia india. Saltando al siguiente punto, son las políticas
de Velasco durante su mandato presidencial entre los años 1968-1975, que ayudaron en
la creación de cooperativas y que revalorice lo “indio”. También hablaremos del cómo

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se vieron afectados estos movimientos durante el conflicto armado interno, junto con la
existencia de un movimiento indígena en la amazonía que respondió con la autodefensa
a estos grupos subversivos, y las nuevas figuras políticas que han influencia en el
término “indio” y “cholo”.

Continuando con el concepto de la cosmovisión indígena y su papel en la construcción


de la identidad nacional peruana. La falta de intervención por parte del Estado y el cómo
esto también afecta la percepción general sobre las comunidades indígenas, con su
aporte a la discriminación estructural que afrontan estas poblaciones. Se abordarán
también los aspectos de la migración, y su papel en la vulneración de los lazos entre
estos grupos nativos. Finalizando con las opiniones de Aníbal Quijano respecto a los
movimientos sociales indígenas, ya que su trabajo proporciona herramientas
conceptuales para analizar las relaciones de dominación y resistencia en el contexto del
movimiento indígena, así como la lucha por la justicia social y la igualdad.

El hecho que en la actualidad el Perú carece de un movimiento indígena campesino con


gran influencia, se debe a las muchas dificultades que el “indio” atraviesa, consideramos
que la principal dificultad es el imaginario de este, la forma en la que se entiende la
palabra “indio”. Además, según Albo (2008) en “el Perú uno de los problemas es saber
quiénes son hoy indígenas y cuántos son ahora en este país, por su larga política de
ignorar completamente esta realidad” (p. 171). En referencia al censo nacional del 2005,
en la que varios peruanos reclamaban la inutilidad del censo, hasta catalogarla como
«estafa».

Diferencia entre indio y campesino, se adoptó la palabra “campesino” para referirse al


“indio” que trabaja la tierra, esto según el socialismo. Desde esta perspectiva, se
clasifica como obreros e indios, y no como blancos e indios (Fernandez, 2011). Según
Salazar-Soler (2013) “El término de indio posee generalmente en el Perú una
connotación peyorativa.” Esta categoría se dio en la época colonial, pues asi es como lo
estructuraban los antiguos colonos españoles, colocan al “español” en la punta de la
pirámide, seguido por el “indio” y por último al “negro”. Más adelante se cambian los
conceptos de estos términos, pero se supone que no es una palabra despectiva, entonces
por qué fue cambiada. También existe la posibilidad de que el término utilizado sea muy
retrógrado. José Carlos Mariátegui, escritor, periodista, político y filósofo marxista​
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peruano, no aceptó esta división “ortodoxa”, de “indio” y “campesino”, defiende la
importancia del trabajo y las reivindicaciones de la clase trabajadora, sin importar la
región u origen étnicos de los trabajadores (Chang-Rodríguez, 2009).

En el Perú, el indigenismo tuvo gran significado, ya que por fin la población marginada
y más vasta del país, es decir, el indio, se convierte en una problemática, ya que no era
posible que siga ocupando la posición actual que el régimen colonial le había otorgado
(Arguedas, 1979). Cuando se habla de indigenismo, es inevitable relacionarlo con la
narrativa.

Es considerado una corriente que busca rescatar el valor social y cultural de los pueblos
originarios existentes en nuestro territorio. Durante la colonia y a inicios de nuestra
naciente República, el mundo indígena se mantuvo al margen sin ser reconocido y más
bien fue humillado en su exclusión de todo tipo de participación política. La corriente
indigenista tuvo mucha influencia en el arte y la literatura, y desde allí se pudo
denunciar la injusticia vivida por muchos compatriotas al interior de muchos pueblos
andinos. Con este video te invitamos a conocer un poco más de esta importante
corriente. (Fe y Alegría, 2020)

La corriente literaria, ha estado muy ligada a la formación de movimientos indígenas,


en los años 30 del siglo XX fue su mayor auge, este ha tenido gran influencia en las
ideas e imagen falsa de que el indio es un degenerado, flojo, alcohólico y destinado a la
servidumbre. Además, autores como José María Arguedas y Manuel Scorza, al
desplazar las escenas de sus novelas del campo a la ciudad, se hacía presente una
“violencia de texto” al hacer este desplazamiento, permitiendo una visión más amplia de
la realidad nacional (Lemogodeuc, 2006).

Los movimientos sociales indígenas han tomado como base esta cosmovisión para la
reivindicación de sus derechos y la defensa de su identidad cultural. Han luchado por la
protección de sus territorios ancestrales, la preservación de sus tradiciones y prácticas
culturales, así como el reconocimiento y respeto a sus formas de organización social y
política. Este movimiento ha proporcionado una base ética y moral sólida para estos
movimientos, ya que se sustentan en principios como el respeto a la tierra, la
reciprocidad y la justicia social. Además, la cosmovisión indígena ha influido en las
estrategias y enfoques adoptados por los movimientos sociales indígenas. Han
promovido formas de participación y toma de decisiones colectivas, respetando los

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sistemas de gobierno indígena y las autoridades tradicionales. Asimismo, han
reivindicado la importancia de la espiritualidad y la conexión con la naturaleza como
elementos centrales en la lucha por la justicia social y la transformación de la sociedad.
Los movimientos indígenas han denunciado los impactos negativos del extractivismo y
la explotación de los recursos naturales en sus territorios, en oposición a la visión
occidental de desarrollo basada en el crecimiento económico a cualquier costo. Han
propuesto modelos alternativos de desarrollo que respeten la cosmovisión indígena,
promoviendo la sostenibilidad, la preservación de la biodiversidad y la valoración de los
conocimientos tradicionales. Sin embargo, "en el Perú nunca ha surgido un movimiento
indígena a nivel nacional que tenga la fuerza o cobertura que han tenido los
movimientos en Bolivia o Ecuador” (Leonidas Wiener, 2019).

Estas son expresiones que representan la voz y la lucha de los pueblos indígenas ante las
diversas problemáticas, ya sea la protección de territorio, preservación de la cultura y la
participación política y el acceso a servicios básicos. Estos movimientos han impulsado
la formulación de políticas públicas y legislaciones. Según Vargas-Hernández (2005):

Los movimientos indígenas, están formados por las luchas por la identidad y la
necesidad para abrir un espacio para la sobrevivencia dentro de la política nacional, y en
ambiente económico y social. Los movimientos agrarios y étnicos conscientes de la
lucha por la identidad empiezan a establecer sus demandas como derechos ─derechos de
las tierras, o derechos educacionales. (p. 454).

Por ejemplo: Bolivia que, en 1970, se iniciaban movimientos reivindicativos de


identidades y derechos étnicos, como los movimientos katarista e indianista, estos
discursos llegaron hacerse un espacio en los programas de gobierno. En Ecuador, en
1986, se estaba fundando la Confederación de Nacionalidades Indígenas del Ecuador
(CONAIE) En cambio, en Perú se daba inicio a un proceso de colectivización del agro,
el cual formó cooperativas en la costa, fortaleciendo y legalizando las comunidades
indígenas de la sierra y selva. Para agregar, en la misma época en la que se creaba el
CONAIE, simultáneamente se estaba desarrollando el conflicto armado en el Perú
(Fernandez, 2011).

Para que haya un movimiento indígena campesino, lo primordial sería buscar una
identidad que pueda unir a los grupos. En la época colonial, recién estaba surgiendo esta
identidad, la cual Fernandez (2011) denomina la conciencia india. No olvidar que antes

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de la colonia estaban los Incas, este sometió a gran cantidad de etnias, las cuales no se
sentían parte de un mismo grupo, y estas fueron las mismas que colaboraron para que el
Imperio Incaico caiga, es decir, no había ese sentimiento de unidad e incluso una
identidad nacional. En la actualidad, esto lo vemos seguido, porque el Perú posee una
gran diversidad de culturas que afectan a la construcción de una identidad nacional.
Inclusive muchos peruanos, tienen este problema. Porque si solo nos basamos en la
territorialidad sería muy fácil catalogar a todos como peruanos, pero la realidad es que
el Perú está tan fragmentado que la posibilidad de una única identidad es muy lejana.

Recapitulando, en la época colonial empieza a hacerse visible la conciencia india, surge


por los abusos que los españoles ejercían a los indios, en el que su objetivo era
reconstruir el Tahuantinsuyu. En el Perú sí existieron movimientos indígenas, de gran
magnitud, que movieron grandes masas. A continuación, se hará un recuento de las que,
en nuestra opinión, son importantes. Uno de los movimientos indígenas, en el cual su
dirigente fue de la élite incaica, fueron Los Incas de Vilcabamba, con Manco Inca como
cabeza, siendo este el último miembro de esta élite. Es por ello que posterior a su
muerte, los dirigentes de los movimientos indígenas únicamente serán “mestizos”. Otro
de los grandes movimientos indígenas fue el de Tupac Amaru, que era mestizo, a raíz de
esta rebelión la colonia toma medidas para que no vuelva a suceder. Al igual que Juan
Bustamante, esta rebelión se dió entre 1867 y 1867 el cual su motivo de su rebelión fue
que se habían desprotegido las tierras comunales. (Fernandez, 2011).

Dejando esto atrás, nos adelantamos a la siguiente época, donde los creadores y
difusores del indigenismo en el Perú no fueron indios, sino más bien provenían de la
clase media y de la aristocracia limeña, muy pocos eran mestizos. “Fue a partir de 1926
cuando comenzaron a desarrollarse las doctrinas que debían posteriormente disputarse
la hegemonía política hasta hoy día” (Lemogodeuc, 2006), como por el ejemplo el
APRA y el socialismo comunismo. El objetivo de estos difusores se observó en los
movimientos políticos:

A partir de las décadas de los 30 y 40 del siglo XX, las distintas acciones que
desarrollarán los campesinos estarán ligadas, de alguna manera, ya sea al Partido
Aprista Peruano (PAP) o al Partido Comunista (PC). El PAP incorporará a los
campesinos en su partido de 'Frente Único' de clases, junto a la clase media y a los
obreros (Haya de la Torre 1936). Por su lado, el PC también incluirá en su política de
alianzas a la clase campesina, para ir formando con el tiempo una sólida alianza
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obrero-campesina capaz de realizar la revolución proletaria en el Perú. (Fernanadez,
2011)

Aunque en esta época, con la apertura democrática del sistema político entre 1919-1925,
se dio una gran movilización campesina, gran cantidad de sindicatos agrarios y
comunidades campesinas que se legalizaron en el gobierno de Bustamante, lo que
buscaban estos partidos era el tener más votos a favor. Al igual que muchos políticos,
que prometían una reforma agraria, pero una vez que llegaban al poder, esas promesas
quedaban en el aire. Aproximadamente cincuenta años después, con la llegada del
general Velasco al poder se da la tan esperada “reforma agraria”; se da la creación, en
1971 el Sistema Nacional de Movilización Social (SINAMOS) que puso como símbolo
a Tupac Amaru, el cual cumplía con las características de mestizo, indio y
revolucionario, representando a lo indígena, ahora era un héroe nacional (Tupac
Amaru). Durante estas épocas del gobierno de Velasco los movimientos indígenas
campesinos tuvieron un gran auge, debido a la política dirigida a revalorizar la tradición
andina y popular. Incluso el gobierno creó sus propias organizaciones gremiales. Uno de
ellos fue la creación de la Confederación Nacional Agraria (CNA), en 1972, teniendo
una gran influencia en estos movimientos, porque es la que organiza el Paro Nacional
entre el 25 y 26 de noviembre de 1982, cuando esta fue declarada como ilegal durante el
golpe de estado del Gral. Francisco Morales Bermúdez.

Al amparo del sector progresista del Velasquismo -que dominó el poder durante gran
parte del tiempo que duró dicho Gobierno- surgieron y crecieron numerosos
movimientos sociales y se legalizaron una cantidad jamás vista de sindicatos en plazos
bastante cortos (Tovar 1982).

Para que estos movimientos durante esta década hayan prosperado, se debe más por las
nuevas políticas, símbolos, definiciones, de lo indio, porque estas doctrinas,
movimientos políticos, influenciaron en la idea de que el “indio”, que para ese entonces
era llamado “campesino”, tenía que ser un revolucionario, luchas por sus derechos.

Pero después de estas épocas entramos a uno de los momentos más violentos y
peligrosos en la historia del Perú, lo cual influyó que los movimientos indígenas
campesinos casi se extingan. Haciendo un salto en la línea temporal hacia la época del
conflicto armado interno. Sendero Luminoso y el MRTA, replegó muchos de los
movimientos indígenas campesinos obligándolos a retroceder, porque estos empezaron

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a extender sus acciones armadas, ampliando su territorio y por consecuencia lo rural se
fue militarizando. Estas épocas, dejaron grandes estragos en el Perú, y que, al día de
hoy, todavía se observan.

Durante la década de los ochenta las acciones armadas por parte del pcp-sl estuvieron
localizadas en el interior del país, especialmente en el departamento de Ayacucho, por
ello esta zona fue la primera en ser declarada en estado de excepción y dejada al control
de las Fuerzas Armadas. (Alvites & Alvites, 2007, pp. 129)

Esto influyó en la imagen de lo “indio” o “campesino”, porque ahora a la gente de


provincia, específicamente de zonas como Ayacucho, Ancash, Cusco, Huancavelica,
Apurímac y Puno; los migrantes, provenientes de estas zonas, que llegaban a la capital
eran catalogados como terroristas, a pesar de que todavía se tenía el estigma de que el
“indio”

A cada una de estas etnias se le ha atribuido, en el prejuicio popular, una psicología


definida. El indio, sobrio, honrado, veraz y diligente en los tiempos del incario, se
supone degenerado gradualmente por efectos de la coca, del alcohol y de la explotación
ejercida sobre él por los conquistadores españoles. Al día de hoy se le visualiza como
borracho, perezoso, mentiroso, ladrón, artero y abyecto. Inteligente y capaz en otros
tiempos, se le ha hecho incapaz de razonar. Su deterioro biológico es prácticamente
irreparable y por eso representa una carga para la nación.

En un artículo, según Aguirre (2011), menciona que el término «terruco», fue un


neologismo peruano, que se emplea para sustituir «terrorista», el cual empezó a
utilizarse en mayo de 1980 poco después de la lucha armada protagonizada por Sendero
Luminoso, que se prolongó a lo largo de las décadas de 1980 y 1990, aunque en la
actualidad este partido no siga existiendo, aún es utilizado este término para denominar
a integrantes de grupos armados -ya sean reales o supuestos-, desacreditar a personas
con ciertas posiciones de política progresistas o de izquierda, organismos o individuos
comprometidos en la defensa de los derechos humanos, e incluso a grupos indígenas.
“Esta asociación lingüística reforzó la idea de que las personas de origen indígena eran
sospechosas por naturaleza de ser integrantes o al menos simpatizantes de los grupos
armados” (Aguirre, 2011, pp. 110).

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La discriminación que hubo durante esta época influyó a que muchos de estos
movimientos indígenas decayeran. El pueblo no estaba unido, esto por el miedo y las
generalizaciones que se empezaban a formar en las mentes de todos los peruanos,
nuestra identidad se estaba quebrantando aún más. Pero existen registros de que existió
un grupo indígena de la Amazonía peruana, que respondió ante los ataques de Sendero
Luminoso y MRTA y que podría ser un ejemplo en la formación de los movimientos
indígenas.

Los asháninkas del Pichis y del Alto Perené y Satipo, fueron quienes respondieron con
la autodefensa a estos grupos subversivos. Los asháninkas, a pesar de que también
sufrieron violencia por parte de los colonizadores; haber sufrido el despojo de sus tierras
durante el auge del caucho, inclusive rebelándose contra estos patrones caucheros. En
1965, se da las guerrillas del MIR dirigidas por Guillermo Lobatón, en el cual se
incorporaron a la lucha algunos asháninkas y nomatsiguengas, pero este movimiento
guerrillero fue rápidamente reprimido por el Estado, asháninkas y nomatsiguengas
también fueron víctimas de la represión, cabe aclara que el MIR no agredió a nativos ni
a indígenas. Prosiguiendo con los asháninkas, fueron forzados a tener que resistir y
adaptarse a estas nuevas condiciones que se les imponían, pero algo clave, era que
mantenían su identidad étnica. Cuando se promulgó la Ley de Comunidades Nativas en
1974, se les permitió a los asháninkas crear organizaciones, con las cuales buscaron
formas de mejorar las condiciones de vida, el respeto de su autonomía política y la de su
identidad étnica. Eran un movimiento indígena en todo el sentido de la palabra. Cuando
llega el conflicto armado, los asháninkas respondieron de única manera, con la
autodefensa:

Veinte años de trabajo a nivel de organización han hecho posible que puedan responder
a las imposiciones de los grupos levantados en armas. La organización política es
potenciada, en el caso de los asháninkas, por la cohesión del grupo étnico, a través de
un sistema flexible de extensas relaciones de parentesco y por la reafirmación de su
identidad. (Benavides, 2007)

Como hemos apreciado, los asháninkas, siempre tuvieron presente su identidad étnica y
en cualquier ley o movimiento, dándole mucho énfasis. Este es un claro ejemplo de
cómo puede existir movimientos indígenas en el Perú, pero como ya se mencionó,
nuestro país está muy fragmentado y no solo por departamentos, sino por distritos,
universidades, a la clase que pertenecemos, movimiento político; incluso dentro de cada
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movimiento hay muchas diferencias, el problema es la inexistencia de un objetivo en
común. Esto no significa que esté mal tener posturas o pensamientos diversos, pero si lo
que se quiere es lograr un movimiento indígena, la respuesta es clara, buscar un motivo,
un objetivo o motivo en que el pueblo indígena se identifique e importe.

El término “indio” en la actualidad sigue siendo mal vista y mal interpretada, casi
siempre de manera ofensiva, específicamente utilizado más para las personas andinas. A
esto hay que agregarle un nuevo término “cholo”, la cual la población peruana le ha
dado un significado, que Mayer lo describe muy bien "término muy ofensivo, que se
emplea a menudo para calificar a un indio ambista que aún no ha alcanzado por
completo la civilización y que no puede ser civilizado por causa de su pasado racial
indígena" (Mayer, 1970, pp. 151). Y posiblemente quienes influenciaron que siga
habiendo este estigma sea, por las figuras políticas que se tuvo durante el siglo XXI.

Por ejemplo, con el expresidente Alejandro Toledo, que es acusado por presuntos delitos
de colusión y lavado de activos. O en el caso de Pedro Castillo, en el que se ha revelado
indicios que es el cabecilla de una red responsable de los delitos de organización
criminal, tráfico de influencias y colusión. El lugar de nacimiento de estos presidentes
es en Ancash y Cajamarca respectivamente, territorios de la serranía. esto provocó que
varios peruanos, inconformes con el gobierno de estos expresidentes, se refirieran al
“cholo” como ladrón. también al no haber progreso o desarrollo durante sus gobiernos
se les catalogaba de flojos, solo se hizo que este término sea utilizado para generalizar a
las personas provenientes de la serranía.

A cada una de estas razas se le ha atribuido, en el prejuicio popular, una


psicología definida. El indio, sobrio, honrado, veraz y diligente en los tiempos del
incario, se supone degenerado gradualmente por efectos de la coca, del alcohol y de la
explotación ejercida sobre él por los conquistadores españoles. Al de hoy se le visualiza
como borracho, perezoso, mentiroso, ladrón, artero y abyecto. Inteligente y capaz en
otros tiempos, se le ha hecho incapaz de razonar. Su deterioro biológico es
prácticamente irreparable y por eso representa una carga para la nación. (Fuenzalida,
2011, p. 18)

Los indígenas están rodeados de estereotipos e ideas equivocadas que son perjudiciales
para la concepción de estas comunidades, ya que contribuyen a la discriminación y su
exclusión. Un estereotipo común es considerar a los indígenas como personas

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culturalmente atrasadas, únicamente siendo asociados con prácticas tradicionales y
rurales; esta idea ignora la diversidad cultural y la capacidad de los pueblos indígenas
para adaptarse y transformarse en contextos contemporáneos. Otro de los estereotipos
más comunes es que los indígenas son a menudo estereotipados como pobres y
marginados, así como el creer que los indígenas son intelectualmente inferiores o menos
educados que otros grupos.

Por otro lado, se tiende a asociar a los indígenas con una imagen primitiva y salvaje,
enfatizando que su conexión con la naturaleza es de alguna manera extraña y no
aceptada, desvalorizando sus conocimientos y sistemas de organización social. Y
también muchas veces se tiende a generalizar y pensar que todos los indígenas tienen
una cultura y un estilo de vida homogéneos, los pueblos indígenas en nuestro país son
diversos, con múltiples idiomas y dialectos, tradiciones, cosmovisiones y prácticas
culturales distintas.

Por otro lado, para el indigenismo, el enfoque estructuralista ha permitido analizar las
relaciones de poder, las desigualdades sociales y los procesos de marginalización que
han afectado históricamente a las comunidades indígenas en la región. Al comprender
las estructuras sociales y culturales en las que se insertan estas comunidades, se pueden
identificar las barreras y desafíos que enfrentan y, a su vez, diseñar estrategias para
promover su inclusión y empoderamiento.

Debemos tener en cuenta también el papel de la cosmovisión indígena y su


incorporación en la construcción de la identidad nacional peruana, ya que esta acción ha
sido un proceso complejo y significativo en la historia de nuestro país. Perú es conocido
por su rica diversidad cultural, un territorio donde coexisten múltiples grupos étnicos y
que posee una historia ancestral que se remonta hasta las civilizaciones precolombinas.
En este contexto, la cosmovisión indígena ha desempeñado un papel fundamental en la
configuración de la identidad nacional, influyendo en diferentes aspectos de la sociedad,
desde la organización política y social hasta las prácticas culturales y religiosas.

Remontándonos nuevamente a la época colonial, la cosmovisión indígena fue en gran


medida subyugada y suprimida por el dominio cultural y político de los conquistadores
españoles. Sin embargo, a pesar de los esfuerzos coloniales por imponer una cultura y
una identidad dominante, las cosmovisiones indígenas no desaparecieron por completo.
En las comunidades indígenas, estas se mantuvieron vivas a través de prácticas
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culturales, rituales y tradiciones transmitidas de generación en generación. Claro que en
la actualidad estas prácticas y su conservación solo se han visto vulneradas por diversos
factores. El Perú solo ha mostrado indiferencia hacia las situaciones a lo largo y ancho
del país, si no es en la capital no es prioridad, existe una ausencia total del Estado, lo
cual sólo provoca un aislamiento sistemático de estas comunidades. “Este concepto de
falta de integración nacional, ha llevado a algunos autores a percibir al país como un
archipiélago social, o como una sociedad desarticulada, pluralista o heterogénea.”
(citado en Cotler 1967: 5)

Con la independencia de Perú en el siglo XIX y la búsqueda de una identidad nacional,


comenzó un proceso de revalorización de la herencia indígena y la incorporación de la
cosmovisión indígena en la construcción de la identidad peruana. En el siglo XX, el
movimiento indigenista cobró fuerza en el Perú, promoviendo la inclusión y el
reconocimiento de los derechos de los pueblos indígenas. Este movimiento destacó la
importancia de la cosmovisión indígena en la sociedad peruana y abogó por su
integración en diferentes aspectos de la vida nacional, como la educación, la política y
la legislación. Se reconoció que la diversidad cultural y la cosmovisión indígena eran
elementos esenciales para la construcción de una identidad nacional más inclusiva y
representativa.

En las últimas décadas, se han realizado esfuerzos por parte del Estado peruano para
promover la valoración y la incorporación de la cosmovisión indígena en la sociedad,
otorgando así el derecho a los indígenas de ser protagonistas en la elaboración y
discusión de los aspectos de su pasado y posible futuro. El problema con estas
iniciativas o pequeños avances es que en la mayoría de los casos terminan siendo solo
promesas al aire.

Aproximadamente una cuarta parte de la población total a nivel nacional es indígena,


esto considerando que no todos han sido censados por unos u otros motivos; sin
embargo, la representación política de este sector es nula, existen 130 puestos en el
Congreso, pero ni uno es ocupado por algún miembro o representante indígena. La
única excepción a esto fue el presidente Alejandro Toledo, pero durante su mandato sus
acciones fueron meramente simbólicas, sin aportar un verdadero cambio a la situación
desfavorable de estos grupos, esto sin mencionar la corrupción. Día a día estas
comunidades se enfrentan a desafíos persistentes, como la discriminación, la

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marginalización, la falta de participación o representación política efectiva, lo cual
limita su capacidad para lograr cambios significativos y duraderos.

Las comunidades indígenas dependen de sus tierras y recursos naturales para su


sustento y la preservación de su cultura. Sin embargo, día a día enfrentan amenazas por
parte de empresas extractivas, proyectos de desarrollo o invasiones ilegales. El Estado,
no solo no brinda la protección necesaria para garantizar los derechos territoriales de las
comunidades indígenas, sino que muchas veces ha sido cómplice al aprobar leyes que
protejan estas acciones, sin previamente consultar a los residentes de estos territorios
sobre la implementación de estos proyectos, y de hacerlo, usualmente es una mera
formalidad a la que no se le dará importancia. A esto hay que agregarle el hecho de que
existe una brecha significativa entre el reconocimiento formal de los derechos de los
pueblos indígenas y su implementación efectiva.

A pesar de que existen instrumentos legales y normativas internacionales que garantizan


la protección de los derechos indígenas, la falta de acciones concretas por parte del
Estado limita su aplicación y deja a los indígenas sin capacidad de intervención en la
agenda política del país. La implementación de políticas neoliberales y los acuerdos de
libre comercio han debilitado la protección de los derechos colectivos de los pueblos
indígenas, como el derecho a la consulta previa, el consentimiento libre, previo e
informado y el reconocimiento de la propiedad comunal de la tierra. Esto ha dejado a las
comunidades indígenas en una situación de vulnerabilidad frente a proyectos y
actividades que afectan sus territorios y modos de vida. En otras palabras, comunidades
indígenas son abandonadas a su suerte.

Otro factor que impide la consolidación del movimiento indígena es la migración


interna. Los movimientos migratorios son una acción normal y constante alrededor del
mundo, dentro del Perú, año con año se puede ver un incremento en las cifras
migratorias con destino a la capital. El Banco Central de Reserva (2020) recopiló datos
de los censos realizados entre 2007-2017 para analizar la migración interna reciente a
nivel distrital y provincial, este documento nos dice que “existió un aumento
poblacional en solo un tercio de los distritos de Perú. Este crecimiento, en su mayoría
registrado en los distritos de la costa, habría estado vinculado principalmente a la mayor
llegada de inmigrantes locales”. Los movimientos migratorios son un aspecto común e
inevitable; sin embargo, las razones que lo impulsan pueden ser un problema.

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Se ha visto una completa desintegración de la estructura productiva que estaba en curso
de desarrollo en estos países, produjo no solamente el desempleo, el aumento del
subempleo y la rápida polarización social, sino también un proceso que puede ser
reconocido como de re–clasificación social que afecta a todos los sectores sociales y,
obviamente, sobre todo a los trabajadores. Y ese proceso está asociado a una crisis de
identidad social en todos los sectores, pero en primer término en aquellos cuya identidad
era aún, o ya, ambigua y vacilante, empujándolos a la búsqueda urgente de otras nuevas
identidades. (Aníbal Quijano, 2006)

En relación con el movimiento indígena, Quijano ha señalado la importancia de la lucha


por el reconocimiento y la revalorización de las identidades y culturas indígenas, así
como la defensa de sus derechos territoriales y el cuestionamiento de las estructuras de
poder que perpetúan la opresión. También ha subrayado la necesidad de abordar las
dimensiones económicas y estructurales de la opresión, que tienen su origen en el
sistema de producción y explotación capitalista.

Los procesos de globalización y la influencia de la cultura dominante occidental sobre


la nativa ejercen presiones sobre las comunidades indígenas, teniendo como
consecuencia la pérdida de identidad cultural y el debilitamiento de los lazos
comunitarios. Esto también deja a las comunidades indígenas vulnerables a la pérdida
de sus derechos territoriales y a la apropiación de sus tierras por parte de actores
externos, lo que debilita aún más su cohesión y autonomía. La migración puede llevar a
una ruptura con las tradiciones, prácticas culturales y sistemas de conocimiento
ancestrales de las comunidades indígenas, lo que puede resultar en la pérdida de su
identidad cultural y el debilitamiento de su patrimonio cultural. Esto debido a que se ve
una fragmentación y dispersión de estas comunidades, que debilita los lazos sociales y
comunitarios. La discriminación y la exclusión social que enfrentan las comunidades
indígenas en la sociedad también aporta a esta alienación estructural, que orilla a los
individuos pertenecientes a estos grupos a rechazar cualquier conexión. Sobre esto
Quijano (2006) nos dice que existe “una crisis de identidad social en todos los sectores,
pero en primer término en aquellos cuya identidad era aún, o ya, ambigua y vacilante,
empujándolos a la búsqueda urgente de otras nuevas identidades”.

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En resumen, si hay movimientos indígenas en el Perú, pero no se les da la importancia
suficiente como para ser relevantes. En primer lugar, está la razón de que el término
“indio” en el Perú es peyorativo, esto influye bastante en la formación de la identidad
india. Es decir, para que un movimiento indígena tenga gran influencia, se tiene que
formar una identidad nacional, sentirse orgulloso de su origen y no ignorarlo. Vimos
cómo durante la época colonial, la cosmovisión indígena fue suprimida por los
conquistadores españoles, pero no desapareció por completo, estas se mantuvieron vivas
a través de prácticas culturales transmitidas de generación en generación. También gran
parte de quienes influyeron en los pensamientos del indigenismo, base para la creación
del movimiento, no fueron del todo “indios”. Incluimos a los partidos y las políticas de
Velasco que ayudaron a que lo “indio” se respete y valore, el cual claramente tuvo
grandes avances en el movimiento indigena entre los años 1968-1975.

Otro de las razones que tuvieron gran impacto, fue durante el conflicto armado,
claramente esto hizo retroceder todo avance, incluido agregando un nuevo concepto al
indigena o cualquier persona de provincia, sería el término «terruco». En el siglo XXI,
también lo “cholo”, que segun Mayer (1970) es un indio civilizado al cual se le agregó
el término «ladrón» al referirse a los ex presidente Toledo y Castillo, cuando llegan al
poder una parte de la poblacion peruana, específicamente de la serrania, se ilusionaron
al saber que el presidente seria alguien proveniente de su lugar de origen, pero una vez
que en sus gobiernos cometieron delitos graves contra la nacion, la frase de que el cholo
es ladron se hizo popular. Sin embargo, en la actualidad, estas prácticas se ven
amenazadas por diversos factores. Sabemos también que el Perú ha mostrado
indiferencia hacia las comunidades fuera de la capital, lo que ha llevado a un
aislamiento sistemático debido a la ausencia del Estado.

A lo largo de este ensayo hemos explorado el papel de los movimientos indígenas en la


esfera sociopolítica peruana. Sin embargo, a pesar de la importancia cultural y ancestral
de los pueblos indígenas en nuestro país, no podemos afirmar de manera concluyente
que los movimientos indígenas tengan una influencia significativa en la sociedad y en la
política del Perú. A pesar de los esfuerzos de algunos movimientos indígenas por
impulsar cambios políticos y sociales, sus logros son menores y a menudo se limitan a
ámbitos locales o regionales. La falta de una agenda política clara y de estrategias
efectivas para influir en las políticas públicas ha debilitado su capacidad para generar
cambios a nivel nacional. Para concluir, si bien es cierto que los movimientos indígenas
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tienen una rica historia cultural y una presencia visible en la sociedad peruana, no se
puede sostener que tengan una influencia sociopolítica significativa en el país. Los
desafíos organizativos, la falta de representación política y la limitada capacidad para
impulsar cambios a nivel nacional son factores que reducen su influencia y su capacidad
para generar transformaciones políticas y sociales de gran envergadura. Es necesario
reconocer las limitaciones y obstáculos que enfrentan los movimientos indígenas en su
lucha por una mayor influencia sociopolítica en el Perú.

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