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FACULTAD DE DERECHO U.N.R.

Seminario de Metodología de la Investigación


Comisión 38 – Año 2016

Tema: El procedimiento abreviado en Santa Fe y sus


principales controversias.

Docente: Araceli Díaz

Docente tutor: Bibiana Alonso

Alumna/o/s: Melani Salman Ulla


Ezequiel Torres
Lucas Zeljcovich

Fecha de presentación: 08/11/16

Aval del docente tutor​.........................................


INTRODUCCIÓN

Desde la sanción del nuevo Código Procesal Penal de la provincia de


Santa Fe, numerosas cuestiones fueron dando lugar a problemáticas que hoy
en día, con la puesta en práctica del nuevo sistema, nos exigen la elaboración
de soluciones sobre la marcha. En este contexto, el procedimiento abreviado,
como instrumento novedoso y controvertido, es uno de los que tiene mayor
cantidad de aristas para analizar.
La diversidad doctrinaria, las escasas fuentes de derecho comparado, la
influencia de la opinión pública, y la falta de seriedad a la hora de reglamentar
los nuevos institutos jurídicos, pueden ser algunos de los motivos por los
cuales hoy existen tantas dudas respecto a la aplicación de este procedimiento,
y a las consecuencias que acarrea su aplicación.
Dada la variedad de opiniones y controversias que ha generado este
instituto, la problemática se ha vuelto de una amplitud que excede la capacidad
de este trabajo monográfico, por lo que encuadraremos nuestra investigación
en el problema que acarrean las consecuencias de optar, las partes, por
recurrir a un acuerdo de procedimiento abreviado en lugar del juicio oral y
público, y las posibilidades de su homologación, denegación o posterior
apelación por las partes.
Los interrogantes que se pretenden analizar tienen un cariz doctrinario
que, lejos de dar respuestas matemáticas, profundizarán el debate. Es por esto
que a su vez se pretende poner en tela de juicio la constitucionalidad del
procedimiento para así arribar, entre el estudio de la doctrina, el análisis de la
práctica actual, y la valoración constitucional, a una respuesta que nos resulte
cuanto menos compatible con los tres puntos de análisis.
Los conceptos sobre los que se construirá este trabajo son:
procedimiento abreviado, control de constitucionalidad, conformidad del
imputado, derecho de defensa y control jurisdiccional.
El trabajo se dividirá en tres capítulos fundamentales en los que
analizaremos por separado: la llegada del instituto a nuestro país y la forma en

1
que este fue aplicado a diferencia de su incorporación en otros países; la
aplicación puntual de este mecanismo en nuestra provincia, ya que se
diferencia con el modelo nacional y el análisis de su constitucionalidad; y
finalmente un repaso de aquellas cuestiones controversiales que han sido
zanjadas jurisprudencialmente, en conjunto con una reflexión personal de
aquellas que quedan por ser resueltas. Esta subdivisión tiene como objetivo
permitirnos un análisis profundo que no confunda al lector, y que nos permita
estudiar las principales problemáticas de este instituto, pero dando al lector una
contextualización suficiente para no tener que recurrir a ningún estudio previo
para la compresión del trabajo.
La metodología que se plantea para cada capítulo comprende
principalmente el estudio de antecedentes normativos, doctrinarios y
jurisprudenciales. Para el capítulo y final y las conclusiones, analizaremos un
fallo sumamente actual de la Corte Suprema de Justicia de Santa Fe, en donde
se dejan plasmadas algunas cuestiones controversiales hasta el momento, a
modo de determinar los lineamientos principales del instituto. A su vez, nos
entrevistaremos con operadores del sistema penal santafesino con el objetivo
de conocer, al margen de lo normado, cómo se resuelven estas cuestiones en
a diario, con qué regularidad se generan conflictos con relación a los
procedimientos abreviados realizados, y su opinión al respecto.
Este trabajo pretende centrarse fundamentalmente en el contacto con
los operadores jurídicos que aplican a diario la normativa del nuevo Código
Procesal Penal provincial. Es de público conocimiento que los errores de un
sistema no salen a la luz sino con la aplicación del mismo y que es solo con el
correr del tiempo que somos capaces de percibir las fallas y encontrar
soluciones que se adapten a las necesidades de la realidad social.
Es por eso que esta monografía será en gran parte un trabajo de campo,
vertido de opiniones muchas veces diametralmente opuestas entre sí, y por
otro lado, del análisis de la doctrina y jurisprudencia actual que, por no existir
gran cantidad de antecedentes ni reglamentación, fueron los primeros en
resolver determinadas cuestiones. La pregunta de si fueron resueltos en

2
armonía con la normativa constitucional, será uno de los interrogantes que
buscaremos resolver a lo largo de esta monografía.

3
Capítulo I

SU RECEPCIÓN EN EL DERECHO ARGENTINO

Sumario: 1. Definición. 2. Antecedentes históricos. 3. Antecedentes Nacionales. 4.


Código Procesal Penal de la Nación. 5. Derecho comparado.

1. ​Definición
Razonablemente, todos los autores tienen su propia definición
respecto a qué nos referimos al hablar de “Procedimiento Abreviado”. Si bien a
nivel técnico las diferencias son mínimas – dado que nuestro C.P.P.S.F es
claro en cuanto al instituto – las diferencias se dan en razón de las posturas
que cada autor sostiene en cuanto a las controversias que este procedimiento
genera.
Jorge Baclini, actual Fiscal Regional del Ministerio Público de la
Acusación, refiere que este instituto “(...) tiene su origen en una situación de
necesidad (…) de forma tal que la abreviación termina resultando un supuesto
alternativo de procedimiento a partir del cual se dicta una sentencia que
normalmente será condenatoria cuando media acuerdo entre el fiscal, el
1
imputado y su defensor”.
A su vez, Daniel Erbetta, Tomás Orso, Gustavo Franceschetti y Carlos
Chiara Diaz, señalan lo siguiente:
“El procedimiento abreviado es, entonces, y conforme a la
regulación del nuevo ordenamiento procesal, la posibilidad concedida al
acusador público y a la defensa, de abreviar el trámite a través de un

1
​BACLINI, Jorge C.; ​Código Procesal Penal de la Provincia de Santa Fe Ley Nº 12.734, Tomo
3, Rosario, edit. Juris, 2011, p. 251/252.

4
acuerdo, que lógicamente requiere la conformidad del imputado, acerca de
cómo ocurrieron los hechos y la responsabilidad penal del justiciable en los
mismos. El pacto, además, incluirá la pena y debe ser admitido, en cuanto
al cumplimiento de los requisitos formales, por parte del juez de la
investigación penal preparatoria y homologado por el tribunal de juicio,
2
órgano jurisdiccional que deberá dictar la correspondiente sentencia”.

Por otro lado, Corvalán define el procedimiento abreviado como “una


moderna herramienta al servicio de la simplicidad que en muchos casos se
3
requiere para la tramitación de una causa penal”.
Podemos decir, en resumidas cuentas, que es el instituto a través del
cual, por medio de un acuerdo entre el fiscal, el defensor y el imputado, este
último renuncia a su derecho al juicio oral y público, para allanarse a las
condiciones de este acuerdo en el cual realiza un reconocimiento acerca de su
participación en las hechos, y acepta la pena propuesta por el actor penal.
Sin embargo, dentro de cada una de estas definiciones que liminarmente
tienen un aspecto similar, hay pequeños conceptos que requieren de un
análisis estricto, y serán objeto de los capítulos subsiguientes.

2. ​Antecedentes históricos

El derecho de la tortura
Si la intención es ir lo más lejos que se pudiera en el tiempo, hay autores
que hablan de que el antecedente histórico más antiguo del Procedimiento
Abreviado es “El derecho de la Tortura”.
Nos dice el autor, John H. Langbein, profesor de Historia de la ley en la
Universidad de Yale, y cuya equiparación del procedimiento abreviado con los
antiguos métodos de tortura medievales es sustento argumental de doctrina
alrededor del mundo, que:
“La tortura, en el sentido en que la entendían los juristas
medievales, no tenía relación alguna con las prácticas ilegítimas de los

2
​ERBETTA, Daniel, ORSO, Tomás, FRANCESCHETTI, Gustavo, CHIARA DIAZ, Carlos.
Nuevo Código Procesal Penal de la provincia de Santa Fe comentado. Ley 12.734, Rosario,
edit. Zeus SRL, 2008, p. 643​.
3
​CORVALÁN, Víctor R. ​Comentarios críticos a la Reforma procesal Penal. Ley 12.162, Rosario,
edit. Juris, 2004, p. 219.

5
agentes estatales, o con sanciones de carácter represivo. Antes bien, la
aplicación de la tortura era una práctica rutinaria y controlada
judicialmente, característica del procedimiento penal continental- europeo.
Bajo determinadas circunstancias el Derecho autorizaba a los tribunales
penales a aplicar coerción física contra personas sospechosas a fin de
inducirlas a confesar. El derecho, en gran medida, trató de limitar esta
técnica para forzar confesiones en aquellos casos en los cuales era muy
probable que el imputado fuera culpable y además, de rodear el uso de la
4
tortura con otras salvaguardias o mecanismos de protección”.

El protagonismo que este sistema impuso a la confesión, permitió que se


fuera aceptando que aquellas personas de las que se sospechaba hubieran
cometido un delito, fueran inducidas coercitivamente a la confesión, y el
Derecho reguló la tortura como un método de inducción.
Los juristas medievales intentaron dotar a los interrogatorios bajo
tormento de ciertos mecanismos regulatorios y de protección. Luego de la
confesión bajo tortura, había que celebrar una nueva audiencia en la cual el
confeso podía retractarse (tras lo cual el interrogatorio bajo tortura podía
repetirse).
El paralelismo que hace, Langbein primero, y luego otros autores,
respecto al Derecho de la tortura con el actual procedimiento abreviado, se
vinculan a la necesaria confesión que debe prestar el imputado para el
acuerdo. Hacen alusión a que esta confesión debería ser prestada libre y
voluntariamente, lo que por lo general no sucede en estos casos por el
siguiente motivo: el imputado, por lo general, se encuentra en prisión
preventiva, y se debate entre sufrir las cargas del proceso o hacer pesar su
derecho de defensa y a la no autoincriminación. La opinión de los autores que
realizan esta comparación, es que la confesión del imputado resulta siempre
realizada bajo coacción.
En cuanto a esto, Ferrajoli nos dice: “La negociación entre acusación y
defensa es exactamente lo contrario al juicio contradictorio característico del
método acusatorio y remite, más bien, a las prácticas persuasivas permitidas
5
por el secreto en las relaciones desiguales propias de la inquisición” ​.

4
LANGBEIN, John H., ​Tortura y Plea Bargaining. Traducción por Alberto Bovino y María
Lousteau.
5
​FERRAJOLI, L. ​Derecho y razón. Madrid, editorial Trotta, 1995 p. 748.

6
Plea Bargaining
Existe plea bargaining cuando un fiscal induce a una persona acusada
penalmente a confesar su culpabilidad, y a renunciar a su derecho a un juicio a
cambio de una sanción penal más benigna de la que sería impuesta si se
declarara culpable luego de un juicio. El fiscal ofrece indulgencia tanto
directamente -mediante la reducción de los cargos atribuidos al acusado-,
como indirectamente, en connivencia con el juez - mediante la recomendación
para que se le imponga una pena menor, recomendación que será acogida por
el juez-. El fiscal es relevado de la necesidad de probar la culpabilidad del
acusado sobre la base de su confesión, sin ningún otro mecanismo de
atribución de culpabilidad.
Este mecanismo surgió en Estados Unidos a mitades del siglo XX, en
razón de que en los doscientos años transcurridos desde mediados del siglo
XVIII hasta mediados del XX, la institución anglo-estadounidense del juicio por
jurados sufrió una profunda transformación, convirtiéndolo en un juicio
absolutamente inoperante para cumplir la función de procedimiento común de
disposición de casos penales, y requiriendo el desarrollo de un procedimiento
alternativo, que ahora reconocemos como el sistema del plea bargaining.

3. ​Antecedentes Nacionales
Sostiene Schiffrin, que el juicio abreviado de nuestros Códigos en
su faz actual (Nacional), deriva del Código español, que bajo el título
“procedimiento abreviado” (art. 779 y ss.) regula un trámite abreviado y
acelerado para delitos que no superen los doce años de prisión. Es solamente
un trámite abreviado, pero en el art. 789 in fine, se desliza que si el imputado
reconoce los hechos que se le atribuyen ante el juez de instrucción, y el delito
corresponde a la competencia del juez penal (hasta seis años), este último
6
podría dictar sentencia en el acto. Sin embargo, el autor nos aclara que estas
influencias solo están reflejadas parcialmente en el Proyecto del Código

6
​SCHIFFRIN, Leopoldo H., ​“Corsi e ricorsi de las garantías procesales penales en la Argentina”
en Cuadernos de Doctrina y Jurisprudencia Penal, nro. 8, Buenos Aires, Ad Hoc, 1998, p. 485 y
ss.

7
Procesal Penal de la Nación de 1986 (Proyecto MAIER), que autoriza el
“procedimiento monitorio” (arts. 371 a 373).
Lo que propone este procedimiento es que si el fiscal solicita solo un año
de pena y el imputado consciente “el tribunal podrá absolver o condenar, según
corresponda, fundando su resolución en la prueba incorporada durante el
procedimiento preparatorio y la declaración del imputado; pero la condena
nunca podrá superar la pena requerida por el Ministerio Público”.

4. ​Código Procesal Penal de la Nación


El diputado José I. Cafferata Nores, nos brinda seis objetivos que
a su juicio avalan la introducción del juicio abreviado a nuestro Código Procesal
Nacional, por la necesidad de descomprimir el sistema judicial mediante la
simplificación de los procedimientos para lograr celeridad en la solución de
conflictos sociales. Estos son: lograr la racional distribución de los recursos,
cambiar condenas por presos sin condenas, agilizar los procesos, abaratar el
costo, aliviar la tarea de los tribunales orales y la obtención por el imputado de
una pena reducida.
De forma similar lo manifiesta Jorge Baclini al decir que “el
7
procedimiento abreviado tiene su origen en una situación de necesidad” ​, y
siguiendo el mismo sentido argumentativo, Daniel Erbetta en cuanto al origen
de este instituto, señala que ‘’se ideó como una alternativa en un intento de
superación de la problemática generada por el aumento de los conflictos
sociales, junto con la falta de recursos, que lógicamente generó el aumento de
la tasa delictiva trasladándose a la Administración de justicia con la
8
consiguiente consecuencia colapsante’’.
En Argentina, en el año 1994 se introdujeron al Código Penal los
artículos 76 bis a 76 quater que regulan la probation o suspensión de juicio a
prueba, mediante ley 24.316. Tres años más tardes, en 1997, se incorporaron
al Código Procesal penal de la Nación el instituto del juicio abreviado a través
de la ley 24.825, y la instrucción sumaria mediante ley 24.826.

7
BACLINI, Jorge C. Ob cit., p. 251.
8
ERBETTA, Daniel, et al. Ob cit., p. 643.

8
A nivel nacional, como antecedentes al instituto del procedimiento
abreviado, podemos señalar como precedentes, entre otros, el procedimiento
monitorio del Proyecto del Poder Ejecutivo Nacional de 1987; la ley 8.123 sobre
juicio abreviado del Código Procesal Penal de la provincia de Córdoba; el
procedimiento abreviado del Anteproyecto para la provincia de Santa Fe de las
partes”, pero la limita a los casos en los que la pena solicitada a partir de una
conminación disminuida hasta un tercio, no supere los dos años de privación
de la libertad, a diferencia de los seis años requeridos en nuestro juicio
abreviado nacional.
El art. 431 de dicho Código, introducido por ley 24.825 sancionada por el
Congreso de la Nación y promulgada el 11 de junio de 1997, y publicada en el
Boletín Oficial el 18 de junio del mismo año, establece que la aplicación del
juicio abreviado depende, exclusivamente, de la decisión del ministerio público,
pues debe solicitar la vía cuando “ estimare suficiente la imposición de una
pena privativa de libertad inferior a seis años, o de una no privativa de libertad
aún procedente en forma conjunta con aquélla”(inc. 1).
“Para que la solicitud sea admisible deberá estar acompañada de la
conformidad del imputado, asistido por su defensor, sobre la existencia del
hecho y la participación de aquel, descritas en el requerimiento de elevación a
juicio, y la calificación legal recaída”(inc. 2). Si el tribunal de juicio no rechaza el
acuerdo, dictará sentencia, que deberá fundarse en las pruebas recibidas
durante la instrucción y en su caso, en la admisión a que se refiere el inc. 2, y
no podrá imponer una pena superior o más grave que la pedida por el
ministerio público (inc. 5). El tribunal de juicio solo podrá rechazar el acuerdo si
existe necesidad de un mejor conocimiento de los hechos o si discrepa
fundadamente con la calificación legal admitida (inc. 3).
Como vemos, las facultades de abreviación en nuestro Código Procesal
Penal provincial son más amplias en cuanto a los delitos ante los cuales puede
ser utilizado, y en cuanto al monto de las penas a imponer. Esto puede ser
consecuencia de que al tiempo de su incorporación, el instituto todavía no
había sido aplicado con mayor amplitud en ninguna provincia del país.

9
5. ​Derecho comparado

Código Procesal Penal Italiano


Prevé una audiencia preliminar al juicio, como cierre de la instrucción. El
juicio abreviado se da cuando el imputado y el ministerio público se ponen de
acuerdo sobre el hecho de que el debate de la audiencia preliminar, en la cual
cabe cierta producción de prueba, sustituye el debate del juicio.
El Código Italiano regula la aplicación de la pena negociada por las
partes en otro título denominado “aplicación de la pena por requerimiento de
las partes”, pero la limita en los casos en los que la pena solicitada, no supere
los dos años de privación de libertad. Sostiene Ferrajoli que:
“De las dos, la más grave es la aplicación de la pena por solicitud
de las partes, ya que tiene por objeto, además del procedimiento, la
validez de la imputación y la medida de la pena. Pero también el juicio
abreviado puede convertirse en una fuente de injusticias, aunque no sea
más que porque, estando prevista incluso para delitos gravísimos,
concluye en la audiencia preliminar ante un juez que quizá ya se ha
pronunciado dictando una medida cautelar o rechazando una petición de
9
archivo sobre la base de “lo actuado”.

Ley de enjuiciamiento criminal española


La ley orgánica Nº 7/1988 reformó la ley de enjuiciamiento criminal
española de 1882, introduciendo el procedimiento abreviado, bajo la
determinación “Del procedimiento abreviado para determinados delitos”.
El artículo 793 inc. 3, dice lo siguiente:
“Antes de iniciarse la producción de la prueba, la acusación y la
defensa, con la conformidad del acusado presente, podrán pedir al Juez o
tribunal que proceda a dictar sentencia de conformidad con el escrito de
acusación que contenga pena de mayor gravedad o, con el que se
presentara en ese acto, que no podrá referirse a hecho distinto ni contener
calificación más grave que la del escrito de acusación. Si la pena no
excediera los seis años, el Juez o Tribunal dictará sentencia de estricta
conformidad con la aceptada por las partes.
No obstante, si a partir de esa descripción del hecho aceptado por todas
las partes, estimara el Juez o Tribunal que el mismo carece de tipicidad
penal o resulta manifiesta la concurrencia de cualquier circunstancia
determinante de la exención de pena o su perceptiva atenuación, dictará
sentencia en los términos que proceda, previa audiencia de las partes
realizada en el acto.

9
​FERRAJOLI, Luigi, ob. cit, 1995, ps. 747 y ss.

10
No vinculan al Juez o Tribunal las conformidades sobre adopción
de medidas protectoras en los casos de limitación de la responsabilidad
penal”.

Código Procesal Penal de Portugal


El 1º de enero de 1988 entra en vigor un nuevo Código Procesal Penal
de estructura acusatoria. En su libro VIII, consagra un proceso sumario y un
proceso sumarísimo. Por el primero se juzgan delitos que no excedan en el
máximo de la escala penal los tres años de prisión, y se prescinde de la etapa
inquisitiva cuando se produce la detención en flagrancia del imputado, por lo
que el juicio además deberá tener lugar durante las 48 horas próximas a la
detención.
El proceso sumarísimo tiene lugar para delitos cuya pena máxima no
exceda los seis meses de prisión. Durante una audiencia oral formal, el
ministerio público requiere la aplicación de una pena determinada, la que de
ser aceptada por el acusado, determinará que el Juez dicte inmediatamente
una sentencia condenatoria irrecurrible. Si no hubiera acuerdo, la causa
tramitará por procedimiento común.

El proyecto de Código Procesal modelo para Iberoamérica


También prevé el procedimiento abreviado pero en el marco de un
procedimiento totalmente distinto. El proyecto divide el procedimiento común en
tres partes:
a) La preparación de la acción pública
b) El procedimiento intermedio
c) El juicio
a) La preparación de la acción pública (instrucción preparatoria) está a
cargo del Ministerio Público, realizando los jueces la actividad de estricto
carácter jurisdiccional. Esta etapa concluye con el dictamen del
Ministerio Público que requiere la apertura del juicio (acusación), o en
caso contrario, solicita la clausura de la persecución penal y el
sobreseimiento del imputado, eventualmente con el pedido de archivo en
los casos en los cuales la persecución penal no puede proseguir, por un

11
obstáculo jurídico o práctico, que impide la prosecución momentánea
del procedimiento.
b) El procedimiento intermedio tiene por fin el control jurisdiccional sobre
los requerimientos del Ministerio Público, conclusivos del procedimiento
preliminar, especialmente, sobre la apertura del juicio y sobre el reclamo
de sobreseimiento. Se reduce a una audiencia preliminar oral que da
oportunidad a los intervinientes para objetar las conclusiones finales de
instrucción preparatoria y que permite un control sobre las decisiones del
Juez. Tiene también como misión determinar el tribunal competente para
el juicio, fijar definitivamente su objeto y quienes intervendrán en él.
Supuesta la apertura de juicio, el Juez dictará un resolución
interlocutoria con la que determina su cometido.
c) El juicio se compone de tres períodos:
- La preparación del debate
- El debate
- La obtención de la sentencia
En este marco, el procedimiento abreviado constituye un recurso a la
conformidad del Ministerio Público, del imputado y su defensor, y del tribunal,
respecto de la manera de proceder. El Ministerio público requiere en su
acusación, para el caso concreto, una pena no privativa de la libertad, o una
privativa de la libertad que no supere los dos años. El imputado y su defensor
deben admitir el hecho descrito en la acusación fiscal, lo que no implica
confesión, ni allanamiento a la consecuencia jurídica solicitada, pues
eventualmente, tanto si el tribunal admite proceder abreviadamente como si no
lo admite y remite al procedimiento común, es posible una valoración jurídica
distinta del hecho, una pena diferente a la solicitada e incluso señalar otras
circunstancias de importancia jurídico penal, por el imputado o su defensor,
para que el tribunal las valore al dictar sentencia por la vía del procedimiento
abreviado, o que constituyan el objeto de prueba, si el caso es remitido al
procedimiento común. El tribunal competente solo escucha al acusado y si está
de acuerdo en proceder por esta vía, dicta sentencia inmediatamente. También
se puede abreviar considerablemente la investigación preliminar, ya que el

12
Ministerio Público solo debe proponer el juicio abreviado en una acusación que
describa el hecho imputado e indique la pena requerida para la condena.
En cualquier momento de la instrucción preparatoria el Ministerio Público
puede cerrarla con la acusación, requiriendo el procedimiento abreviado, y la
pena concreta que estima justa en el caso.(máximo de dos años de prisión o
pena no privativa de la libertad), para lo cual debe contar con la anuencia del
imputado asesorado por su defensor. El tribunal oye al imputado acompañado
de su defensor, quien además de ratificar su aceptación puede, eventualmente,
marcar otras circunstancias no contenidas en la acusación. El tribunal tiene dos
opciones: o acepta el rito y dicta sentencia, o no admitirla, por falta de base
para la sentencia, o estimación de que corresponde una pena superior, caso en
el cual emplaza al Ministerio Público para que concluya la investigación y
prosiga por la vía del procedimiento común.

13
Capítulo II

EL INSTITUTO EN SANTA FE Y LA CUESTIÓN CONSTITUCIONAL

Sumario: 1. La aplicación del instituto en Santa Fe. 2. Análisis de su constitucionalidad.


2.1. La falta de control republicano. 2.2. La conformidad del imputado. 2.3.
Conformidad y Coacción. 2.4 El derecho de defensa. 3. Breve conclusión sobre
la cuestión constitucional.

1. ​La aplicación del instituto en Santa Fe


La ley 12.734, sancionada el 16/08/2007, promulgada a los pocos
días y publicada el 31/07/2007, determinó el traspaso de un sistema inquisitivo,
similar al que aún hoy en día tenemos en la Nación, a un sistema acusatorio,
con las siguientes modificaciones: disponibilidad de la acción por parte del
actor penal; publicidad y transparencia en cuanto a la incorporación del juicio
oral; mayor participación de la víctima; y la asignación clara de roles y
responsabilidades, a raíz de que la investigación antes llevada a cabo por el
juez de instrucción, actualmente recae en el fiscal, como parte del
procedimiento, para luego llegar al juez o tribunal de juicio, imparciales y
encargados del juzgamiento.
Es en estas condiciones que desembarca en la provincial el
procedimiento abreviado, receptado en los art. 339 a 445, y que trae consigo
interrogantes normativos, doctrinarios y constitucionales.

2. ​Análisis sobre su constitucionalidad


La cuestión central a debatir respecto al instituto - dado que de
encontrarnos con una figura inconstitucional, todo debate ulterior resultaría

14
superfluo - es su concordancia con los lineamientos constitucionales. Esta
discusión es arrastrada por la doctrina y jurisprudencia norteamericanas desde
el instituto del plea bargaining, y ha llegado a nuestra provincia luego de
atravesar también al instituto en su regulación nacional.
El eje de la problemática es si el procedimiento abreviado, al ser una
alternativa al juicio, vulnera la garantía del debido proceso, permitiendo la
aplicación de una condena sin juicio previo.
Uno de los primeros detractores del procedimiento abreviado es el
norteamericano Langbein, quien al respecto dice: “El Plea bargaining ha
derrotado a la Constitución y al Bill of Rights porque los profesionales han
preferido la conveniencia de realizar transacciones al rigor de llevar a cabo los
10
juicios”. En este sentido nuestra constitución, en su Art. 18, establece:
“Ningún habitante de la Nación puede ser penado sin juicio previo fundado en
ley anterior al hecho del proceso..”. También para BOVINO, el principio de
inocencia parece exigir la realización del juicio previo para todos los procesos
11
penales ordinarios que, además, deberían ser por jurados.
Para Cafferata Nores, el juicio previo del Art. 18 de la CN, exigía los
siguientes requisitos: a) acusación: presentada por alguien ajeno a quien debe
juzgar; b) defensa: material y técnica; c) prueba: máximo resguardo contra la
arbitrariedad del juez, que debe obtenerse lícitamente; d) sentencia: resolución
definitiva de la situación del acusado, “en debate oral y público y mediante el
dictado de un fallo que se funde en la consideración razonada de las pruebas
12
recibidas en ese acto y en la ley”. La exigencia de realizar el juicio en todos
los casos derivaba, según el autor, del riesgo que podría generar el consenso
en el proceso penal, que solo podía ser neutralizado “con la idea de verdad real

10
LANGBEIM, ​Sobre el mito de las constituciones escritas: la desaparición del juicio penal por
jurados, ​en Revista “Nueva Doctrina Penal”. Trad. Alberto Bovino y Christian Courtis. Buenos
Aires, Ed. Del Puerto, t. 1996/A, ps. 45-54 p. 52.
11
BOVINO, Alberto, ​Procedimiento abreviado y juicio por jurados, en Revista Online
“Pensamiento Penal”, 2006, (citado el 01 de noviembre de 2016), p. 10. Disponible en internet:
http://www.pensamientopenal.com.ar/doctrina/30479-procedimiento-abreviado-y-juicio-jurados
12
CAFFERATA NORES, José I., ​Introducción al derecho procesal penal. Córdoba, Ed. Lerner,
1994, ps. 80 y ss.

15
como única base de solución del caso (la verdad real como igualadora del
13
castigo)”.
Sin embargo, parece que Cafferata Nores cambió de parecer, pues
luego ha manifestado: “ahora se admiten alternativas para evitar el juicio oral y
público cuando él no sea imprescindible para arribar a una sentencia que
resuelva el caso, con respeto de los principios de legalidad y verdad: condición
sine qua non para ello será que la prueba reunida en la investigación penal
preparatoria sea idónea a tal fin, sin que sea necesario reproducirla en un
14
debate, a criterio de los sujetos esenciales del proceso”. Como respuesta a
esto, sostiene Bovino que: “No parece ser cierto que ésa sea la justificación del
instituto. Si así fuera, realmente, no resultarian necesarios ni la confesión del
imputado ni la absoluta imposibilidad de desarrollar actividad defensiva. Si,
además, el instituto resultara tan beneficioso para el imputado, tampoco sería
15
necesario premiarlo con la promesa de una reducción de pena”.
Se pregunta Bovino, asimismo, ¿cuál sería el sentido del juicio previo si
el Estado pudiera, en mayor o menor medida, sancionar penalmente a quien no
16
ha sido juzgado y condenado en juicio? A raíz de este tipo de
cuestionamientos, diversos autores han afirmado la necesidad ineludible de
que el juicio constitucional anteceda a toda sentencia penal,
independientemente de la voluntad del imputado. Así se expresa MAIER: “En
nuestro sistema, el Derecho procesal penal se torna necesario para el Derecho
penal, porque la realización práctica de éste no se concibe sino a través de
17
aquel” ​, y que el imputado “no posee ningún poder de disposición sobre la
18
pena..” ​. Magariño señala, en el mismo sentido, que la exigencia del juicio
previo no es solo una garantía individual contenida en el art. 18, “sino que,

13
Ibídem, p. 53.
14
CAFFERATA NORES, ​Cuestiones actuales sobre el proceso penal. Buenos Aires, Ed. Del
puerto, 2000, p. 79.
15
BOVINO, Alberto. Ob. Cit, p. 10.
16
Ibídem, p.11.
17
MAIER, ​Derecho procesal penal, T. I: Fundamentos, 2da. ed., Buenos Aires, Ed. del Puerto,
1996; p. 488.
18
Ibídem, t. I, p. 486 y ss.

16
además, es un imperativo de orden institucional en razón de lo establecido en
19
el art. 118 de la Ley Fundamental”.
En ese sentido, Claría Olmedo, sostiene que “no es viable sustentar la
idea de que el imputado pueda renunciar a la realización del juicio previo
porque las garantías constitucionales se estarían utilizando en su contra y no
20
en su favor”.
Bovino, que como ya hemos visto es uno de los opositores más
extremos del instituto, señala:
“En conclusión, aun si se considerara renunciable el derecho de
toda persona inocente a mantener ese estado jurídico hasta que una
sentencia condenatoria dictada en el juicio previo que garantiza el art. 18
de la CN, la regulación vigente del “juicio abreviado resultaría, de todos
modos, inconstitucional. Su aplicación práctica vulneraría, en primer
término, la exigencia de juicio previo. Ello pues si ese derecho fuera
renunciable, tal renuncia debería ser libre y voluntaria. En este caso, por el
contrario, el Estado utiliza el mecanismo abreviado como elemento de
coerción para evitar el libre ejercicio del derecho, provocando renuncias
que resultan inválidas por ser obtenidas a través de medidas coercitivas
21
dispuestas por funcionarios públicos”.

En contraposición a estos autores, en el ámbito provincial, Baclini


explica que: “el juicio previo termina siendo una garantía disponible por el
22
imputado a partir de la cual puede renunciar a ella libremente”. Así también se
manifiesta Erbetta, diciendo: “ese derecho tiene la naturaleza jurídica de una
renuncia del imputado a ser juzgado en un juicio oral, que para él es un
23
derecho y no una obligación constitucional”.
Como posición fundamental de aquellos autores que defienden la
constitucionalidad del procedimiento, todo atisbo de de pretendida
inconstitucionalidad queda salvada por la conformidad libremente formulada
por el imputado debidamente asesorado por su defensor. De todas maneras,
tanto la conformidad en sí misma - que es, para ser precisos, una confesión - la

19
Trib. Oral en lo Criminal Nro. 23, en autos ​“Osorio Sosa, Apolonio”, sentencia del 23 de
diciembre de 1997, en Revista LA LEY, 1998-B con nota de Francisco J. D'Albora. Voto en
disidencia del Dr. MAGARIÑOS.
20
CLARÍA OLMEDO, Jorge, A.​Tratado de derecho Procesal Penal, T. I, Buenos Aires Ed.
Rubinzal, 2008, p. 839/840.
21
BOVINO, Alberto. Ob cit, p. 17
22
BACLINI, Ob. Cit., p.255
23
ERBETTA, Daniel, et.al. Ob. Cit., p. 646.

17
libertad con que la misma es prestada y el derecho de defensa, son también
puntos controversiales que serán analizados posteriormente.
Caferatta Nores, quien se ha erigido como uno de los principales
defensores del instituto del procedimiento abreviado, dice:
“No se advierte que el juicio abreviado ponga en crisis el principio
de debido proceso, pues las exigencias de este se respetan. Hay
acusación, defensa (que se ejercita a través de un reconocimiento de
participación en el delito libremente formulada, y estimada conveniente a
su interés por el imputado, debidamente asesorado por su defensor),
prueba (la recibida en la investigación preparatoria estimada idónea por
el Ministerio Público Fiscal, imputado, defensor y tribunal), sentencia (que
se fundará en las pruebas de la investigación preparatoria -y en el
corroborante reconocimiento de culpabilidad del acusado- y decidirá el
24
caso) y recursos (que procederán por las causales comunes)”.

También se ha manifestado la jurisprudencia a favor de la


constitucionalidad de este instituto, y podemos tomar como ejemplo al Tribunal
de Casación Penal de la Provincia de Buenos aires, quien dictó lo siguiente:
“La Constitución Nacional, en su art. 18 al mencionar el “juicio
previo” como requisito ineludible para la imposición de pena, se refiere al
“debido proceso”, en sentido global. En lo que aquí importa, lo que se
busca garantizar fundamentalmente es que no pueda imponerse a una
persona una pena, sin que primero se demuestre su culpabilidad,
destruyendo así la presunción de inocencia de la que en principio goza,
en un procedimiento en el que cuente con la posibilidad de conocer y
contrarrestar la imputación que se le formule. Además la imposición de
esa pena debe establecerse mediante el dictado de una sentencia
25
debidamente motivada por parte de un juez competente”.

Hasta ahora nos hemos focalizado en un análisis generalizado de la


constitucionalidad del procedimiento abreviado en relación a la garantía del
debido proceso. Sin embargo, la garantía consagrada en el Art. 18 de nuestra
Constitución Nacional es abarcativa de muchas cuestiones que no pueden
considerarse independientemente de la cuestión constitucional.

2.1. La falta del control republicano

24
CAFFERATA NORES, José I.; Ob. Cit​., p.87.
25
Trib. de Casación Penal de la Prov. de Buenos Aires; in re “C.J.M. y otros s/Recurso de
Casación”,sentencia del 22 de julio del 2008, (citado en fecha 1 de noviembre del 2016),
Disponible en internet:
https://luciasavarese.wordpress.com/2008/09/29/juicio-abreviado-planteo-de-inconstitucionalidad-
violacion-a-la-garantia-de-juicio-previo-y-al-principio-de-legalidad-rechazo/,

18
Otra de las cuestiones que analiza BOVINO en relación a la
constitucionalidad del abreviado, es la falta de control republicano. Dado que la
Constitución Nacional prevé la publicidad del juicio como mecanismo que
permite el control popular de las decisiones de los jueces penales, y este
presupuesto de legitimidad republicana es vulnerado por la aplicación del
26
procedimiento abreviado. En ese sentido se expresa también BINDER,
manifestando: “la publicidad constitucional de los juicios penales es una
decisión política de gran magnitud. Ella marca una política judicial definida,
propia de un Estado democrático, republicano y limitado en el ejercicio de sus
27
funciones”. De esta forma, sostiene BOVINO nuevamente, “la complejidad del
principio surge de su carácter de garantía irrestricta del imputado y, al mismo
tiempo, de su consideración como derecho político de los ciudadanos de
28
controlar los actos de gobierno en una república.
Ya lo decía Beccaría: "Sean públicos los juicios y públicas las pruebas
del delito, para que la opinión, que acaso es el solo cimiento de la sociedad,
imponga un freno a la fuerza y a las pasiones, para que el pueblo diga:
29
nosotros no somos esclavos, sino defendidos".

2.2. La “conformidad” del imputado


Un eje de discusión muy importante tiene que ver con el sentido que se
le da a la llamada “conformidad” del imputado. La pregunta que se hace la
doctrina es si estamos frente a una verdadera confesión, o si por el contrario,
esta conformidad se presenta como un simple avenimiento. La importancia de
este debate descansa en que, en caso de actuar como confesión, muchos
consideran que se estaría violando el privilegio contra la autoincriminación.
Martínez, nos dice que “en una confesión nos encontramos ante una
situación activa por parte del imputado, que relata personalmente los hechos
por los que se auto incrimina, mientras que en la conformidad, el imputado

26
BOVINO, Alberto. Ob. Cit., p. 12.
27
BINDER, Alberto​, Introducción al derecho procesal penal, Buenos Aires, Ed. Ad Hoc, 1999, p.
105.
28
BOVINO, Alberto. Ob. cit., p. 12.
29
BECCARIA, Cesar; “De los delitos y de las penas”, Barcelona, Ed. Atalaya, 1994, p. 50.

19
hace una declaración de voluntad, reconociendo su participación en un hecho,
30
relatado por otro: el agente fiscal”. De esta manera, el autor sostiene que el
acuerdo al que alude tanto el Código Procesal de la Nación, como el Código
Procesal Santafesino, debe ser entendido como el otorgamiento de una
conformidad y no de una confesión.
Por el contrario, para Bovino nos encontramos ante una verdadera
confesión. Nos dice que pesar de que la norma se refiere a una “conformidad”,
esta manifestación presentada por escrito es valorada como una confesión, a
pesar de que no reviste ninguna de las exigencias requeridas por ésta para el
31
Código Nacional.
En el mismo sentido, Caferatta Nores, autor del proyecto de ley que
incorporó el “juicio abreviado” al CPP de la Nación afirma que: “la confesión
que pudiera haber prestado el acusado, en el marco del acuerdo, deberá ser
verosímil y concordante con aquellas probanzas - recogidas en la investigación
32
- lo que ratificará su valor conviccional”
De una u otra manera, la ley señala que esta admisión de
responsabilidad es necesaria para la valoración del acuerdo, por lo que se
puede inferir que se toma en cuenta a la hora fundar una sentencia
condenatoria. Es por esta razón que se torna elemental determinar si esta
“conformidad” o “confesión” brindada por el imputado y obligatoria en todo
procedimiento abreviado es prestada libremente o se ha visto, de algún modo,
obligado o compelido a declarar en su contra.

2.3. Conformidad y coacción


En razón de lo señalado anteriormente, resulta más que exigible la
absoluta libertad con la que el consentimiento del imputado debe prestarse. El
Comité de Derechos Humanos ha dicho, respecto al derecho de toda persona
acusada de un delito “A no ser obligada a declarar contra sí misma ni a

30
MARTINEZ, Santiago, ​¿Confesión en el juicio abreviado?, en Cuadernos de Doctrina y
Jurisprudencia Penal, año V, T. 9-B.
31
BOVINO, Alberto; Procedimiento abreviado y juicio por jurados. Versión ampliada de la
conferencia pronunciada en el “Seminario sobre juicio por jurados”, 1998, Facultad de Derecho y
Cs. Sociales de la UBA.
32
CAFFERATA NORES, Ob. Cit., p.88.

20
confesarse culpable” (at. 14, nª 3, g), que tal disposición añade a las formas de
coacción ilícitas, toda “coerción que se ejerza mediante la amenaza de aplicar
medidas no ilícitas en sí, como por ejemplo la amenaza de expulsión de un
extranjero, o la práctica de obtener confesiones mediante la promesa de no
33
procesar al reo por las acusaciones más graves que pesan en su contra”.
A lo que refieren los autores críticos de este instituto como la “coacción
propia del procedimiento abreviado”, consiste en la reducción de la pena que
ofrece el fiscal a cambio de la confesión, en comparación con la que podría
llegar a ser impuesta en el juicio oral común. En este sentido, se ha dicho que
“... el procedimiento abreviado supone una clara regresión al juzgamiento
escrito y reverdece la figura de la confesión, tan cara a la ideología del
34
inquisitivo”. Así lo expresa Niño: “En otros términos: muchas condenas
rápidas y baratas, disminución del trabajo de los magistrados y el acto de fe de
35
los condenados, consistente en persuadirse de haber log ​rado una
disminución en el monto de la pena virtualmente adjudicable, a cambio de su
confesión o reconocimiento de culpabilidad”.
En este sentido, Bovino explica que para que un sistema como este
funcione, es necesario que exista una diferencia significativa entre la pena
pactada con el fiscal y la pena impuesta en juicio. Sin esta diferencia, el
imputado no tiene incentivo alguno para colaborar con el Estado que pretende
imponerle una sanción penal. De esta forma “la necesidad imperiosa que tienen
estos mecanismos de incentivar la admisión de responsabilidad del imputado
36
permite calificar de ingenua la advertencia de Vélez” ​, y cita “que no se puede
utilizar este medio como disparador de confesiones que de otro modo no se
37
hubiesen producido”.
En la misma línea, observa Anitua:

33
O´DONNEL, Daniel; ​Protección internacional de los derechos humanos, Fundación Friedrich
Naumann, Instituto Interamericano de Derechos Humanos, Lima, 1988. p.174.
34
ALMEYRA​, Miguel Angel; Juicio abreviado. ¿O la vuelta al inquisitivo?, en Revista Suplemento
de Jurisprudencia Penal, Buenos Aires, Ed. La Ley, 1997, p.6.
35
Trib. Oral en lo Criminal, en autos “Wasylyszyn, Miguel Àngel”, sentencia de 23 de septiembre
de 1997. Disidencia del dr. Niño que vota por la inconstitucionalidad, en “Cuadernos de doctrina y
jurisprudencia penal”, Año IV, nº 8 A, pág. 623
36
BOVINO, Ob. Cit, p. 17.
37
VÉLEZ, Víctor M., ​El juicio abreviado. Algunas reflexiones, en AA.VV., Simplificación
procesal, Ed. Instituto Panamericano de Derecho Procesal, Buenos Aires, 1997 p. 697.

21
“Todo acuerdo o pacto que realizara algún representante del
Estado con un individuo, en el que se conviniera la imposición de un
castigo, en tanto necesitaba de un allanamiento sobre este punto por
parte del imputado, importaba entender a este avenimiento como el
resultado de prácticas persuasorias derivadas del secreto de las
38
relaciones desiguales propias de la inquisición”.

En consonancia, se expresa Córdoba diciendo: “Esto significa, sin duda,


un regreso a prácticas inquisitivas. la confesión, que ya no puede ser arrancada
por tortura, es obtenida privando de su libertad al imputado para después
obligarlo a pactar para recuperarla o para conocer con precisión cuándo va a
39
recuperarla”
Asimismo, se señaló que: “No es legítimo premiar una confesión con una
atenuación de la pena, pues esto deriva, indirectamente, de un agravamiento
para quien hace uso de su derecho a negarse a declarar, o de someterse al
40
riesgo de todo juicio.” De esta manera, la ventaja podría tener, como
contrapartida, una amenaza que constituye una forma de coaccionar la
41
confesión.
Dentro de esta discusión, coinciden todos los autores al afirmar que el
ámbito más grave donde el procedimiento abreviado opera como mecanismo
indiscutible de coerción es en el de los presos en prisión preventiva. Aún más
en los casos de personas que han estado en prisión por largo tiempo, que si no
han sido llevados a juicio es porque el Estado no ha reunido pruebas
suficientes. En este sentido reflexiona Bovino:
“En dichos casos, la opción más rápida y efectiva para modificar
su posición procesal, no es otra que llegar a un acuerdo con el fiscal y
confesar, aun no habiendo cometido el delito que se le atribuye (...)
Queda claro, por ende, que tanto para los imputados detenidos como
para los que están en libertad, la aplicación de este instituto presupone
42
una confesión obtenida de manera coercitiva”.

38
ANITUA, Gabriel Ignacio​; En defensa del juicio. Comentarios sobre el juicio abreviado y el
arrepentido, en Cuadernos de Doctrina y Jurisprudencia Penal, año IV, n° 8-A, ps. 544/545.
39
CÓRDOBA, Gabriela E​.; El juicio abreviado en el Código procesal penal de la Nación, inédito.,
p. 245.
40
ZIFFER, Patricia​. Lineamientos de la determinación judicial de la pena, Ad-Hoc, Buenos Aires,
1996., ps. 173/174.
41
SCHÜNEMANN, Bernd​; ¿Crisis del procedimiento penal? (¿Marcha triunfal del procedimiento
penal americano en el mundo?), en Cuadernos de Doctrina y Jurisprudencia Penal, año IV, op.
cit. nº 8-A.;, ps. 424/425.
42
BOVINO, Alberto; ob. cit. p. 16.

22
Dejaremos aquí este apartado con la opinión de FERRAJOLI al
respecto:
“Existe el peligro de que la práctica del pacto pueda provocar una
importante perversión burocrática de una buena parte de la justicia penal,
transformando el juicio en un lujo reservado sólo a quienes estén
dispuestos a afrontar sus costes y riesgos. Y de que el proceso pueda
quedar reducido a un juego de azar en el que el imputado, incluso
inocente, se coloque ante la disyuntiva entre condena a una pena
reducida y el albur de un juicio ordinario que pueda cerrarse con la
43
absolución pero también con una pena mucho más grave”.

2.4. El derecho de defensa


En cuanto a esta garantía son dos posturas las adoptadas por la
doctrina. En primer lugar están quienes piensan que:
“En nuestro caso, la única manera de compensar lo coactivo de la
situación en que se halla el individuo, al serle ofrecida una quita en la
posible sanción que puede sufrir, consiste en que este tenga garantizado
cierto ámbito de autodeterminación, el cual solo puede tener lugar si se
encuentra en libertad , y si además cuenta con la presencia del abogado
defensor ejerciendo efectivamente el derechos de defensa de su
44
asistido”.
En este sentido, y profundizando aún más respecto a las condiciones
necesarias para salvaguardar esta garantía, nos dice Schiffrin:
“Además, es importante un correcto control jurisdiccional sobre
esta presencia, ya que si no se estaría ante el riesgo de que, en muchos
casos, esa declaración brindada por el acusado no sería libre debido al
‘nivel social y educativo de la mayoría de los imputados’, cuya asistencia
letrada, en la mayor parte de los casos, recae en defensores oficiales
45
atestados de trabajo”.

Por otro lado, tenemos a los autores que dicen que el procedimiento
abreviado elimina todo contenido posible del derecho de defensa, lo que
permitiría cuestionar fundadamente la certeza a la que puede arribar el tribunal
para dictar condena.
De esta manera se manifiesta Cafferata Nores, quien dice que el
supuesto derecho de defensa del imputado que presta su conformidad para el
procedimiento abreviado, se agota en ese mismo acto, pues afirma que el

43
​FERRAJOLI, Luigi. Ob. Cit, p. 128.
44
TEDESCO, Ignacio F.; ​Algunas precisiones en torno al juicio abreviado y el privilegio contra la
autoincriminación, en Maier, Julio B. J. y Bovino, Alberto (directores), Procedimiento abreviado,
del Puerto, Buenos Aires, 2001, p. 5.
45
SCHIFFRIN, Ob. Cit., p.489/490.

23
derecho de defensa, como uno de los elementos indispensables del debido
proceso, “se ejercita a través de un reconocimiento de participación en el delito
libremente formulada y estimada conveniente para el imputado, debidamente
46
asesorado por el defensor”.
Así lo expresa Olcese, quien afirma que “en el procedimiento abreviado
no hay inversión del contradictorio, sino por el contrario, requiere
especialmente el ejercicio previa de la defensa, y que mucho tiene de parecido
47
con el ‘allanamiento’ o la ‘transacción’ del proceso civil”.
Asimismo, el derecho de defensa también estaría afectando dos
garantías contenidas dentro del derecho de defensa en juicio: el control de la
prueba de cargo, y la producción de prueba de descargo. En este sentido, se
entiende que el tribunal valorará los elementos de convicción recolectados en
la etapa de la investigación, obtenidos sin control de la defensa.
De esto se infiere que la sentencia se fundará exclusivamente en
elementos de cargo y por la confesión del imputado.

3. Breve conclusión sobre la cuestión constitucional


Concluiremos este capítulo diciendo que, si bien son muchas y
determinantes, las opiniones a favor y en contra de su constitucionalidad, el
instituto no deja de estar en vigencia, tanto en nuestra provincia como a nivel
Nacional, y ha ayudado a descomprimir un sistema abarrotado de causas y
desprovisto de los recursos suficientes para su tramitación rápida y efectiva. Al
margen de lo intenso del debate, el procedimiento abreviado está vigente y es
sumamente utilizado, siendo incluso solicitado por la defensa pùblica, o el
mismo imputado. En cuanto a las críticas que lo declaran inconstitucional,
entendemos que la Corte Suprema Provincial no se ha expedido en dicho
sentido, por lo que hasta tanto, es constitucional y su utilización probablemente
siga aumentando.

46
CAFFERATA NORES, Ob. Cit., p.84.
47
OLCESE,, Juan M., Juicio abreviado, juicio sumario y juicio monitorio en el proceso penal, en
AA.VV., Simplificación procesal, Ed. Instituto Panamericano de Derecho Procesal,
Buenos Aires, 1997, p. 744.

24
Capítulo III

EL INSTITUTO EN LA PRÁCTICA: CUESTIONES SUPERADAS Y LAS QUE


QUEDAN POR SUPERAR

Sumario: 1. Límites a la facultad de consensuar: control jurisdiccional. 2. Perforación


de los mínimos establecidos por la ley. 3. La facultad de apelar una sentencia
condenatoria de procedimiento abreviado.

1. Límites a la facultad de consensuar: control jurisdiccional


El art. 349 de nuestro Código Procesal Penal de Santa fe, que
define el rol del juez en el procedimiento abreviado dice que:
“El Tribunal dictará sentencia de estricta conformidad con la pena
aceptada por las partes, sin perjuicio de definir la calificación legal que
corresponda.
No obstante, si a partir del hecho descripto en el acuerdo y reconocido
por el imputado, estimara que el mismo carece de tipicidad penal o
resulta manifiesta la concurrencia de cualquier circunstancia legalmente
determinante de la exención de pena o de su atenuación, dictará
sentencia absolviendo o disminuyendo la pena en los términos en que
proceda”.

En un primer análisis estrictamente literal, entendemos que el rol del


juez a la hora de dictar sentencia en un procedimiento abreviado es limitado.
Es decir, que al juez le caben tres posibilidades de actuación: dictar sentencia
de estricta conformidad con el acuerdo arribado por las partes, dictar sentencia
absolutoria, o disminuir la pena - en los últimos dos casos, solo cuando
estimara que el hecho resulta atípico, o que existe una causal manifiesta de
exención de pena-. De aquí podemos inferir que si el juez considera que al

25
imputado le cabe una pena mayor, un modo de ejecución distinto, o incluso una
pena menor que no se fundara en alguna causal de atenuación sino en la mera
valoración de los hechos de acuerdo a la sana crítica del juez, no podría
hacerlo manifiesto de modo alguno en el acuerdo de partes.
En este sentido se expresa Langer cuando dice:
“Los procedimientos abreviados suelen colocar al tribunal en una
posición pasiva o relativamente pasiva. Así, su papel se limita a controlar
formalmente en acuerdo y a verificar si no hay errores groseros en la
calificación legal y si hay otros elementos que verifiquen la culpabilidad
del acusado, además de su propia admisión de culpabilidad. Como
contrapartida de colocar al tribunal en una posición más pasiva, los
procedimientos abreviados tienden a concebir al acusador y al acusado
como “partes” del procedimiento que se encuentran en pie de igualdad
formal en la negociación, permitiendo que mediante esta negociación, el
acusador y el acusado dispongan del procedimiento, convirtiéndose en
verdaderos dueños de este”.48

De esta manera, y en un primer análisis liminar del texto de la ley, e


incluso sustentado por parte de la doctrina, entendemos que el rol del juez, si
bien no se limita a la mera homologación del acuerdo, tampoco le da el papel
central que si tiene a la hora de dictar sentencia en un juicio oral y público.
Sin embargo, el derecho no es estático, y cuando comenzó a aplicarse
el instituto, doctrina y jurisprudencia elevaron la voz para contrarrestar esta
interpretación, que a prima facie resulta simplista.
En una entrevista personal con motivo de este trabajo, Erbetta nos dice
que:
“Por mandato constitucional las facultades del juez no son de
homologación, porque el código dice que el juez dicta sentencia (...) si
tiene que dictar sentencia condenatoria, la tiene que fundamentar, y para
esto debe haber tenido referencia clara en la audiencia de cuales son las
evidencias que las partes indican y que permiten tener por acreditado el
hecho, la calificación legal, y la culpabilidad del actor. De lo contrario, y si
no hiciese ese control, nunca podría, por ejemplo, absolver o rechazar un
abreviado en caso de atipicidad, ni dejar sin efecto un abreviado cuando
en un hecho cuya evidencia implica que se trata de un homicidio
calificado están negociando una pena de ocho años. (...) Por otra parte,
esta idea del acuerdo como algo absoluto es una idea falsa, no tiene
nada que ver con el proceso acusatorio (...) en un ámbito donde esta la
pena pública y el interés de la sociedad en perseguir los delitos y

48
​LANGER, Máximo; ​La dicotomía acusatorio-inquisitivo y la importación de mecanismos
procesales de la tradición jurídica anglosajona. Algunas reflexiones a partir del procedimiento
abreviado; El procedimiento abreviado, Buenos aires, Ed. del puerto, 2001, p. 80.

26
proteger las garantías de los imputados, no hay ninguna duda de que el
juez tiene un rol relativamente activo y tiene que hacer ese control”.49

En este sentido se expresa también en su voto en el recurso de queja


presentado ante un rechazo al recurso de inconstitucionalidad presentado en la
causa “Cantero, Ariel y ots. s/ Homicidio calificado”, en donde hace referencia
al artículo mencionado ut supra que habla del deber del juez de dictar
sentencia, y relacionado este con el artículo 333 del mismo código que nombra
los requisitos de una sentencia, dice que el juez debe entonces valorar la
suficiencia del cuadro probatorio, tipificar correctamente los hechos que se dan
por probados, verificar la libre conformidad del imputado para la celebración del
acuerdo y su sincero reconocimiento de la responsabilidad penal, y evaluar si la
pena es o no desproporcionada. 50
En la misma línea es la opinión del Moreno, Fiscal de distrito de la
Unidad de Homicidios Dolosos, quien nos dice que:
“La facultad de control que tiene el Juez debe ser amplia, siempre
y cuando esta facultad sea de control y no de intromisión en el acuerdo
celebrado por las partes. El Juez puede estar de acuerdo o no con lo
acordado y a eso se debe limitar, y obviamente, el acuerdo debe estar
fundamentado en la legalidad y en la correspondencia entre la evidencia,
las calificaciones legales y la responsabilidad que se atribuye a una
persona dentro del abreviado. Lo que no puede hacer es modificar los
términos del abreviado, porque si no vendría a convertirse en parte del
acuerdo o sería un acuerdo diferente al que tuvieron en cuenta las partes
para optar por el procedimiento abreviado. Entiendo que si el Juez cree
que no se ha respetado la legalidad en función de los hechos o en
función de la responsabilidad que se le atribuye al imputado o acusado,
de acuerdo a la evidencia que se ha reunido, debe declararlo inadmisible.
En cambio, si lo modificara, estaría supliendo la voluntad de las partes”.51

De una opinión mucho más extrema es Corvalán, cuando dice que:


“En la medida en que el tribunal verifique los presupuestos de
legalidad del acuerdo, debe dictar sentencia según lo solicitado por las
partes. (...) El modelo acusatorio hace reposar el tema de la verdad en
las partes, quienes pueden arribar a acuerdos sobre el relato del hecho
que constituye el objeto del procedimiento, por lo tanto no es necesario
para abreviar trámites o superar el contradictorio, que opine el Tribunal
prestando conformidad”.

49
​ERBETTA, Daniel; (ver Anexo de entrevistas).
50
​CSJSF, “Cantero, Ariel Máximo y ots. s/ recurso de queja”, 09/08/16, voto de Erbetta (Ver
Anexo de jurisprudencia).
51
​MORENO, Miguel; (ver Anexo de entrevistas).

27
Consideramos que, si bien es necesario dar protagonismo a las partes,
porque entendemos que el sistema acusatorio, en conjunción con este instituto
en particular, han brindado al acusador y al acusado la posibilidad de
consensuar en un acuerdo el monto de la pena y la responsabilidad penal, la
necesidad del control jurisdiccional es conditio sine qua non para el resguardo
de las garantías constitucionales del imputado.
En el mismo fallo ut supra mencionado, Erbetta refiere especialmente a
esta cuestión diciendo:
“Tratándose de un mecanismo que neutraliza el juicio previo como
fundamento de una pena, debe estar rodeado de suficientes garantías
para evitar distorsiones aplicativas que: a) lo conviertan en un
instrumento de presión en función de la situación del imputado privado de
la libertad; b) consoliden prácticas burocratizadas para evitar el
cumplimiento de los roles propios de las partes - acusar y defender; c)
deriven en una alternativa injustificada y contraria al interés público en la
persecución y sanción de delitos, así como a la obligación constitucional
de proveer a la tutela judicial efectiva de las víctimas”.52

De esta forma, teniendo en claro los objetivos que cumple el control


jurisdiccional, como único límite a la facultad de consensuar de las partes, y a
su vez, como único control de las garantías del imputado, es simple delimitar el
ámbito de aplicación de este control, y medir sus excesos.

2. ​Perforación de los mínimos establecidos por la ley


Otra cuestión controvertida, y que tuvo que ser dirimida por la
jurisprudencia, es la perforación de los mínimos legales establecidos para cada
delito. La ley otorga un máximo y un mínimo para que el juez establezca, según
el caso concreto, las circunstancias personales del imputado, y los atenuantes
o agravantes del hecho, la pena a imponer.
En principio se ha dicho que, dado que el juez debe hacer un análisis
sobre la legalidad del acuerdo, este debe estar en concordancia con la
normativa penal en su conjunto, es decir, que la pena acordada debe estar
dentro de los montos de pena determinados para esa calificación legal.

52
​ERBETTA, Daniel; fallo cit.

28
Por otro lado, aquellos defensores de consensualidad pura del acuerdo,
y del control jurisdiccional mínimo, consideran que es facultad de las partes
acordar tanto respecto a los hechos, como a la calificación y a la pena, por lo
que no habría inconveniente en perforar los mínimos (no así los máximos,
porque se violarían principios constitucionales de superior jerarquía).
Hay posturas intermedias que se expresan a favor de la perforación de
los mínimos, pero no con la fundamentación de una mayor disponibilidad de las
partes sobre el acuerdo, sino motivados en ciertas facultades de disponibilidad
de la acción otorgadas por la ley al actor penal, y que le permiten renunciar a la
acción en todo o en parte, por lo que en el último, se podría relacionar con la
perforación de los mínimos legales.
En este sentido se expresa Erbetta: “En un acuerdo se pueden llegar a
perforar los mínimos de una escala penal, pero en la medida que
fundadamente se demuestre que la aplicación del mínimo estaría violentando
un principio constitucional”.53
Por el contrario, Moreno dice que:
“Este piso lo que hace es dar cuenta de un mínimo de culpabilidad
respecto de determinadas conductas y así ha sido tasado
legislativamente. Creo que no es función de los fiscales excepcionar la
regla de los mínimos y en todo caso serán los legisladores quienes
decidan en un futuro contemplar tipos penales que prevean penas que no
tengan mínimos. Considero que tanto la pena natural, como cualquier
otro instituto que inspire cierta morigeración de la pena en atención a las
circunstancias personales de la persona que va a ser condenada, debe
ser tratada de otra manera, pero no desde el punto de vista de la
perforación de un mínimo legal, sino, por ejemplo, en la modalidad de
cumplimiento”.54

Lo cierto es que en un fallo reciente de la Cámara de apelaciones de la


ciudad de Rosario se resolvió revocar una sentencia que rechazaba un acuerdo
de procedimiento abreviado por perforar los mínimos legales aplicando el
criterio de oportunidad reglamentado de la “pena natural”.
El Tribunal de apelación sostuvo que:
“En el actual sistema de enjuiciamiento - de neto corte adversarial
- cuando hay consenso entre los interesados no hay conflicto ni
adversarios, por lo que salvo normas de mayor jerarquía en juego, el juez

53
​ERBETTA, Daniel; (ver Anexo de entrevistas).
54
​MORENO, Miguel; (ver Anexo de entrevistas).

29
debe reconocer esas convenciones, las que muchas veces trasuntan o
suponen variantes, circunstancias, intereses institucionales o un proceso
previo de negociación que la magistratura por regla desconoce. Esto es a
lo que aspira el Art. 13 del CPPSF55, y también las previsiones de los
arts. 3° (principio de simplificación y celeridad), art. 24° (suspensión del
juicio a prueba), 155° (acuerdo sobre plazos), 346° (procedimiento
extendido), 339 y ss. (procedimiento abreviado), así como los principios
de contradicción y de congruencia, establecidos en el artículo 7° como
“principios básicos” y según el cual el juez no puede suplir la actividad de
las partes, debiendo sujetarse a lo que hayan discutido. (...) En cuanto a
la reducción concertada por debajo del mínimo de la pena previsto por ley
para el delito inculpado, la pretensión se apoya en la doctrina de la “pena
natural”. (...) La solución pactada, más allá del criterio de este tribunal
sobre el particular, comprende y asume un criterio de cuantificación
punitiva aceptado por un importante sector de la doctrina y jurisprudencia
a partir del principio de humanidad o de proscripción de penas crueles
(arts. 7 PIDCP, 5.2 DUDH, por aplicación del art. 75 inc. 22 CN), lo que
autorizaría a tener a los mínimos punitivos como meramente indicativos a
fin de su reducción cuando concurren circunstancias que confrontan con
aquellos principios superiores. (...) Pero además de ello, se verifica que la
pretensión bajo estudio respeta los estándares de fundamentación y
logicidad exigibles a toda pretensión de la fiscalía. (...) Por su lado, la
paura mensurativa de la “pena natural” seguida por las partes, está
expresamente prevista en nuestro código como criterio de disponibilidad,
autorizando a que la fiscalía no promueva o prescinda total o
parcialmente de la persecución penal”.56

De esto extraemos que al menos el criterio de la Cámara de nuestra


ciudad, es la de la posibilidad de perforación de los mínimos legales, siempre
que esto no esté en oposición con principios de superior jerarquía y pueda
extraerse de su fundamentación que de otro modo se estarían violando
garantías constitucionales otorgadas al imputado.

3. ​La facultad de apelar una sentencia condenatoria de abreviado


Otro de los temas que generan controversia en la práctica es la
facultad de apelar una sentencia condenatoria de procedimiento abreviado. Es
que se han dado casos en los cuales la defensa pública ha apelado sentencias
en las cuales representó al imputado al momento de prestar conformidad, o de

55
Código Procesal Penal de Santa Fe, Artículo 13.- Reglas particulares de actuación.- Con
autorización o a instancias del Tribunal, las partes podrán acordar el trámite que consideren más
adecuado en cualquier etapa del procedimiento, privilegiando los objetivos de simplicidad y
abreviación, salvaguardando la garantía del debido proceso y el juicio público oral.
56
​Cámara de Apelación Penal de Rosario, “Arias, Hugo Fabián s/ apelación por rechazo de
acuerdo abreviado”, 26/05/16, (21-06002324-4).

30
la querella, cuando estando en desacuerdo con la decisión del fiscal de no
llevar la causa a juicio, y habiendo dado la razón el superior directo (fiscal
regional) al fiscal de distrito, la querella se opone por vía de recurso de
apelación, e incluso ha llegado a apelar la fiscalía cuando el juez ha decidido
reducir la pena acordada.
Erbetta nos dice que:
“Yo creo que cualquiera puede apelar en la medida en que
justifique alguna situación particular que ponga en duda lo genuino del
acuerdo. Puede haber situaciones muy puntuales, en donde
evidentemente, puede ocurrir que haya habido un error en la información,
una mala interpretación, o de que pueda acreditarse algún perjuicio que
agravie el derecho del imputado. En general, si la defensa ha actuado
correctamente, estos casos serían casi inexistentes”. 57

Por el contrario, tenemos la opinión de Moreno, fiscal de distrito, uién


luego de ser consultado en ocasión del desarrollo del presente trabajo sobre
quién tiene la facultad de apelar la sentencia condenatoria respondió:
“Creo que nadie. Si todos los actos, tanto de la fiscalía como de la
defensa, están fundados en la buena fe y probidad, y los contratos están
hechos para ser cumplidos (...) Si acordamos algo, cinco minutos
después no podemos estar en desacuerdo. Es parte de la teoría de los
actos propios. A su vez, entiendo que no habría agravio, salvo que el
imputado alegue su propia torpeza, negligencia de su defensor, o la
comisión de algún tipo de delito por parte del fiscal”.58

En líneas generales, y respecto de las tres problemáticas que han sido


planteadas - en un capítulo aparte por no ser de una controversia estrictamente
constitucional - podemos concluir que los casos se han dado en la práctica y
tanto la doctrina como la jurisprudencia han avanzado sobre ellas. La cuestión
está, principalmente, en darle un resolución de carácter definitivo a cuestiones
que son planteadas repetidamente por las partes, y llevan a un prolongamiento
de las audiencias, y a la reiteración de las mismas, en orden a dirimir
cuestiones que ya deberían haber sido zanjadas a tres años de la aplicación de
nuevo código.

57
​ERBETTA, Daniel; entrevista cit. (Ver Anexo de entrevistas).
58
​MORENO, Miguel: entrevista cit. (Ver Anexo de entrevistas).

31
CONCLUSIÓN

En el presente trabajo monográfico se ha hecho un análisis


pormenorizado de la llegada del instituto al país, su regulación tanto nacional
como provincial, los diferentes debates mediante los que se cuestiona su
constitucionalidad, y las cuestiones controversiales que se vinculan a la
aplicación en la práctica.
En líneas generales, respecto a la constitucionalidad del instituto,
consideramos que, a pesar de los numerosos intentos de parte de la doctrina y
jurisprudencia para deslegitimar y declarar inconstitucional al procedimiento
abreviado, la Corte suprema de justicia no ha dado señales de tener intención
de pronunciarse en ese sentido. Creemos que los argumentos a favor del
instituto son de un sentido práctico superior, y que en relación a las críticas, y
citando a uno de nuestros entrevistados: “Me parece que es una expresión
dogmática de disconformidad, y dogmática en el sentido de dogma de fe, no de
la ciencia jurídica”59 , con esto no se pretende brindar una opinión arrogante,
pues todos los autores consultados y citados en este trabajo son reconocidos
juristas de renombre, sino que intentamos resaltar que en muchas ocasiones,
sobre todo en personas que han atravesado muchas de las fases evolutivas del
derecho penal en el país, tienen conceptos arraigados en relación a los nuevos
institutos, que tienen más que ver con distorsiones prácticas de los mismos,
que con su fundamentación real.
En este sentido, citamos al Dr. Erbetta, quien ha hablado tanto en el fallo
citado en el trabajo, como en una entrevista posterior, y dijo:
“El abreviado es una herramienta, y como cualquier otra herramienta
puede sufrir distorsiones por vía aplicativa. (...) Hay que tratar de corregir
las distorsiones, pero también tenemos que tener en claro que estas
pueden darse hacia cualquier dirección. Puede pasar que una errónea
interpretación del instituto termine generando impunidad, es decir,
habilitando penas que no tienen ningún correlato con la gravedad del
hecho y la culpabilidad del autor. No hay duda de que el abreviado
supone un acuerdo y con ello una negociación, y que en una negociación
uno obtiene una ventaja, por lo que de hecho el imputado al ahorrar el
juicio, tiene derecho también a posicionarse con alguna ventaja, pero al
ventaja debe darse en el marco de la legalidad y la legalidad, solo

59
MORENO, Miguel; entrevista cit. (Ver Anexo de entrevistas)

32
eventualmente, podría perforarse cuando un principio de mejor jerarquía
esté en juego y en la medida en que las partes den cuenta y
fundamenten acabadamente su situación, y en tercer lugar el abreviado
se puede distorsionar cuando el instituto se burocratiza, cuando se
convierte en una forma que tienen los defensores y los fiscales de no
trabajar. El instituto en si no es malo, lo que requiere es que la defensa
tenga clara las cosas”. 60

Por tanto, es de nuestra opinión, que la cuestión respecto a la


constitucionalidad del instituto está resuelta, y lo que resta al control
jurisdiccional y de partes, en este sentido, es evitar las posibles distorsiones
que pueden darse en la práctica, y que podrían llevar a declarar la nulidad, en
el caso concreto, de una sentencia de procedimiento abreviado.
En relación a las problemáticas planteadas en el Capítulo III, creemos
que es una labor que amerita tratarse prioritariamente a nivel jurisprudencial,
para posteriormente ser plasmada en una reforma del Código procesal penal
de la provincia. Es de suma lógica que trás la implementación en la práctica de
una reforma como la que se ha producido en Santa Fe, que ha provocado un
cambio total de paradigma en cuanto a los principios del sistema que lo rige,
las reformas deberían ser recurrentes en los primeros años, para adaptar los
nuevos institutos a las necesidades de la práctica, que solo son posibles de
identificar mediante su aplicación.
Por el momento, será un trabajo de partes, erigiendo la bandera del
principio de contradicción, oponerse a cualquier aplicación del instituto que
pudiera violar principios o garantías del imputado o de la víctima, y de los
jueces provinciales dirimir estas cuestiones con responsabilidad y teniendo en
cuenta pronunciamientos anteriores, para poder dirigir estas problemáticas en
un sentido lo más homogéneo posible.

60
​ERBETTA, Daniel; entrevista cit. (Ver Anexo de entrevistas).

33
BIBLIOGRAFÍA

34
ANEXO
ENTREVISTAS
1. ENTREVISTA A MIGUEL MORENO, FISCAL DE LA UFE DE HOMICIDIOS

DOLOSOS DE ROSARIO.

2. ENTREVISTA A DANIEL ERBETTA, JUEZ DE LA CORTE SUPREMA DE

JUSTICIA DE SANTA FE.

35
Entrevistado​:​ Dr. Miguel Moreno

Ocupación/Cargo​:​ Fiscal de distrito de la Unidad Fiscal Especial de


Homicidios dolosos del Ministerio Público de la Acusación.

¿Cuál es su opinión sobre el instituto del procedimiento abreviado en su


aplicación provincial?
Creo que el procedimiento abreviado brinda una gran ventaja respecto a
que en causas en las que hay abundancia probatoria en cuanto a la
acreditación del hecho, la autoría y la responsabilidad penal de la persona que
se encuentra imputada o acusada, se puede llegar a la misma solución del
conflicto, es decir, una sentencia de condena, sin necesidad de atravesar el
debate. Obviamente creo que este instituto debe estar controlado en su
aplicación para que la fiscalía no utilice la prisión preventiva como método
extorsivo, que no sea una salida fácil para no hacer su trabajo tanto el fiscal
como el defensor y finalmente, para que deje satisfechas a las víctimas.

En cuanto a la forma en la que está legislado en la provincia, ¿piensa que


tiene que sufrir alguna modificación? Como ejemplo, en el código se
habla de conformidad del imputado, cuando la doctrina dice que es una
confesión.
Entiendo que es una confesión. Le podemos dar el nombre que sea,
pero si no fuese una confesión estaríamos condenando a una persona que
quizá no esté en su sano juicio, porque si no está comprendiendo que lo que
está haciendo es confesar, considero que debe ser revisada la voluntad de la
persona que está firmando.

Otro ejemplo podría ser el control jurisdiccional, dado que el código da


pautas claras sobre lo que puede o no revisar el juez, y sin embargo en la
práctica el control es más amplio.
Yo creo que la facultad de control que tiene el Juez debe ser amplia,
siempre y cuando esta facultad sea de control y no de intromisión en el acuerdo

36
celebrado por las partes. El Juez puede estar de acuerdo o no con lo acordado
y a eso se debe limitar, y obviamente, el acuerdo debe estar fundamentado en
la legalidad y en la correspondencia entre la evidencia, las calificaciones
legales y la responsabilidad que se atribuye a una persona dentro del
abreviado. Lo que no puede hacer es modificar los términos del abreviado,
porque si no vendría a convertirse en parte del acuerdo o sería un acuerdo
diferente al que tuvieron en cuenta las partes para optar por el procedimiento
abreviado. Entiendo que si el Juez cree que no se ha respetado la legalidad en
función de los hechos o en función de la responsabilidad que se le atribuye al
imputado o acusado, de acuerdo a la evidencia que se ha reunido, debe
declararlo inadmisible. En cambio, si modificara el acuerdo, estaría supliendo la
voluntad de las partes.

En cuanto a la perforación de los mínimos en el acuerdo, hay algunos


antecedentes. En un caso en particular se utilizó el criterio de
oportunidad de la “pena natural” para justificarlo. ¿Cuál es su opinión?
En términos generales no estoy a favor de la perforación de los mínimos.
Este piso lo que hace es dar cuenta de un mínimo de culpabilidad respecto de
determinadas conductas y así ha sido tasado legislativamente. Creo que no es
función de los fiscales excepcionar la regla de los mínimos y en todo caso
serán los legisladores quienes decidan en un futuro contemplar tipos penales
que prevean penas que no tengan mínimos. Considero que tanto la pena
natural, como cualquier otro instituto que inspire cierta morigeración de la pena
en atención a las circunstancias personales de la persona que va a ser
condenada, debe ser tratada de otra manera, pero no desde el punto de vista
de la perforación de un mínimo legal, sino, por ejemplo, en la modalidad de
cumplimiento.

Una gran parte de la doctrina habla de que el instituto del procedimiento


abreviado resulta coactivo en términos de poner al imputado ante el
riesgo de auto incriminarse o correr el riesgo de una pena mayor en el
juicio oral.

37
Yo creo que con estos planteos se pierde de vista el eje central que es:
¿esta persona es inocente o es culpable? Si lo condenan, entendemos que era
culpable, y si abrevia siendo culpable y obtiene una pena mejor, más satisfecho
el imputado, el fiscal e incluso evitamos la revictimización de las personas que
han sido perjudicadas por el delito obligándolas a declarar en un juicio oral. Si
la persona es culpable y elige ir a juicio porque cree que tiene una chance de
resultar absuelto, es un riesgo que debe acarrear.

¿Quiénes considera que pueden apelar una sentencia condenatoria de


procedimiento abreviado?
Creo que nadie. Si todos los actos, tanto de la fiscalía como de la
defensa, están fundados en la buena fe y probidad, y los contratos están
hechos para ser cumplidos, si acordamos algo no veo motivo para que las
partes lo apelen. Si acordamos algo, cinco minutos después no podemos estar
en desacuerdo. Es parte de la teoría de los actos propios. A su vez, entiendo
que no habría agravio, salvo que el imputado alegue su propia torpeza,
negligencia de su defensor, o la comisión de algún tipo de delito por parte del
fiscal.

En algunos casos han alegado vicios en la voluntad…


Bueno, de un vicio en la voluntad el remedio sería la nulidad del
acuerdo, porque justamente no ha sido prestada su conformidad con
discernimiento, intención y libertad. Lo que hay que hacer es desentrañar el
origen de ese vicio de la voluntad, de donde proviene, si proviene de una
actitud de coacción por parte del fiscal, de una actitud negligente por parte de
su defensor en la que falte a su deber de informar adecuadamente las
consecuencias de un procedimiento abreviado a su cliente, o parte únicamente
de la imaginación de la persona que está celebrando el acuerdo.

Hay casos en que la defensa pública ha alegado vicios en la voluntad,


dentro de acuerdos que ellos mismos han firmado.

38
Yo creo que el defensor que alega un vicio en la voluntad de su cliente
debería poner su cargo a disposición del poder ejecutivo.

¿Qué piensa sobre la apelación por parte de la querella?


Según entiendo, la querella tiene como herramienta la oposición dentro
del Ministerio Público de la Acusación. Para estos casos están previstas vías
de impugnación internas dentro de la estructura del MPA, y una vez superadas
estas vías, si la última decisión es asignarle razón al fiscal en cuanto a la
celebración del acuerdo, considero que ahí cesa la facultad de la parte
querellante.

¿Qué opinión tiene respecto del debate de inconstitucionalidad del


procedimiento por violar la garantía del debido proceso o de juicio
previo?
Entiendo que si yo no puedo disponer de un derecho que me acuerda la
constitución, no es un derecho. La base de las garantías es que son
disponibles por su beneficiario, entonces, si yo puedo disponer de una garantía,
puedo renunciarla, por lo que puedo renunciar al juicio previo. Igualmente,
según mi entender, el procedimiento abreviado no viola el juicio previo porque
aquí no es que mágicamente y a ciegas a una persona se le dice que está
condenada. Hay un proceso de investigación en el que se supone que su
defensor chequeo la seriedad de la investigación, corroboró la veracidad de la
evidencia que se recolectó, y finalmente le aconsejó a su cliente esta salida
alternativa al proceso penal. De ninguna manera creo que sea algún tipo de
renuncia de derechos, sino que el control que en un juicio oral se decide que
descanse enteramente sobre la jurisdicción, en este caso la persona decide
que el control repose en mayor medida sobre su abogado defensor, que en
definitiva es quien le va a aconsejar si puede recaer en él o deben discutirlo
frente a la jurisdicción porque entiende que la evidencia no es tan clara como
sostiene el fiscal.

39
Hay autores que consideran que también se ve violado el derecho de
defensa…
Me parece que es una expresión dogmática de disconformidad, y
dogmática en el sentido de dogma de fe, no de la ciencia jurídica. Creo que una
defensa comienza en el momento en que una persona es señalada como
posible autor de un delito, y a partir de ese momento debería ejercer su tarea
de control en la investigación y en la producción de evidencia, la posibilidad de
cuestionar evidencia y decisiones jurisdiccionales cuando entiende que son
contrarias a derecho y en perjuicio de su defendido. El único responsable de
que el procedimiento abreviado no se transforme en una herramienta extorsiva
por parte del estado, ni en la lápida del derecho de defensa, depende de la
calidad y del empeño de los defensores.

Considerando que la conformidad del imputado es una confesión, y en el


eventual caso de que no prospere, por cualquier motivo, la homologación
del acuerdo abreviado, ¿como se maneja la cuestión de llevar a juicio a
una persona que ha confesado?
No se maneja. Cuando se abre un compás de negociación en cuanto a
la responsabilidad penal de una persona, se abre también un compás de
confidencialidad, y está prohibido en el código utilizar los términos de un
acuerdo fracasado en perjuicio de la persona con quién se celebró. Incluso ha
habido casos en los que un abreviado no prosperó y en juicio el imputado fue
absuelto. Creo que, al margen, el desafío del derecho penal es esclarecer los
hechos con prescindencia del discurso del imputado, y esto se aplica, sobre
todo, en el caso de un procedimiento abreviado que no ha prosperado. ¿Qué
tiene un cariz de hipocresía?, sí, porque vamos a un juicio en el que yo sé que
esa persona es culpable. Pero en los casos en que no tengo un acuerdo
firmado, cuando llego a juicio también es porque sé que la persona es culpable,
y lo único que trato de hacer es convencer a los jueces de que efectivamente lo
es. Mi grado de convicción es el mismo aun cuando el imputado desde el día
cero me dice que es inocente.

40
Entrevistado​:​ Daniel Erbetta

Ocupación/Cargo​: ​Juez de la Corte Suprema de Justicia de la Provincia de


Santa Fe.

¿Considera usted que el procedimiento abreviado es un resabio del


sistema inquisitivo a un rasgo que afirma el sistema acusatorio?
Yo creo que, en realidad, es casi una necesidad para el funcionamiento
del sistema acusatorio. Una necesidad por la imposibilidad que tendría un
sistema estructurado sobre la base de audiencias orales y públicas de poder
procesar absolutamente todos los casos que se judicializan. La idea es
justamente que aquellos supuestos en donde uno tenga una solución
alternativa que habilita la ley o eventualmente haya un acuerdo en el marco de
la legalidad, no lleguen a un juicio oral, porque además hay un dato de la
realidad: no existe sistema en el mundo que pudiera llegar a procesar el total
de la conflictividad que se presenta en las distintas regiones y ventilarlos en un
juicio oral. Además, es un necesidad porque en la medida en que haya un
acuerdo genuino, que respete las posiciones de las partes, no perjudique los
intereses del imputado, ni genere impunidad, es una salida por demás de
aceptable que a veces puede llegar a producir una resolución de mucho mejor
calidad que la que se dictaba en el marco de un sistema escriturista o un
sistema inquisitivo. En aquellos, muchas veces el caso lo construía un
sumariante en un juzgado de instrucción, que ni siquiera era abogado; sobre la
base de esa construcción el juez dictaba un auto de procesamiento; el fiscal
reproducía el auto de procesamiento como requisitoria de elevación a juicio y
prácticamente en la mayoría de los casos, salvo que hubiera abogados
particulares o en casos especiales en los que intervenía la defensa pública -
con muchas limitaciones -, no había ningún control de parte de los elementos
que se recolectaban, y esto llevaba a una resolución del caso que tenía muy
poca legalidad. Esto explica también que, en alguna medida, en los juzgados
de sentencia hubiera un alto porcentaje de absoluciones, y digo alto en relación
a lo que debería ser el porcentaje ideal en cuanto a casos que son llevados a

41
juicio, porque se supone que un caso que es llevado a juicio cuenta con el
suficiente caudal probatorio como para tener la expectativa de una sentencia
condenatoria, sino no tendría sentido. Por eso creo que en esta discusión entre
si es un instituto mas heredado de la inquisición, yo creo que en alguna medida
hay que reformular al abreviado como una necesidad de los sistemas
adversariales y acusatorios, estructurados sobre la base de audiencias públicas
y orales, y tener en cuenta que el problema, en la mayoría de los casos, no es
el abreviado sino la defensa o la fiscalía.

¿Piensa que debería sufrir alguna modificación normativa en su


regulación?, particularmente respecto a la utilización del término
conformidad, cuando toda la doctrina e incluso la corte coinciden es que
esa conformidad es una confesión.
Yo creo que esta es una cuestión que, independientemente de como
esté regulado o como se pueda llegar a regular, se zanja a nivel constitucional.
El abreviado supone una sentencia condenatoria, y cuando hablamos de
sentencia condenatoria, hablamos de una decisión jurisdiccional que impone
una pena a una persona que deja de ser imputado para convertirse en
culpable. La constitución establece que nadie puede sufrir una pena sin haber
cometido un delito, sin que exista certeza sobre el hecho delictivo y culpabilidad
del autor, por lo tanto sería impensable en cualquier regulación procesal,
conforme a nuestra constitución, que un procedimiento abreviado no implicara
el reconocimiento de la culpabilidad del autor, porque esto, implicaría dictar una
sentencia nula. Sería como aplicar una condena a una persona que sigue
siendo inocente o no reconoce su culpabilidad. Este no es un problema
procesal, sino un problema constitucional, por eso considero que lo que hay
que interpretar es el instituto abreviado en cuanto a las exigencias de la
constitución. Esta exige para cualquier sentencia condenatoria, - provenga esta
de un juicio oral o de un procedimiento abreviado -, exactamente los mismos
requisitos. Debe estar fundada, motivada y, cuando impone una pena, solo es
constitucionalmente válida si se corresponde con la comisión de un delito

42
probado en grado de certeza y la culpabilidad del autor. Estas son condiciones
inescindibles de cualquier condena.

¿Qué opina sobre la postura de muchos autores que afirman que el


instituto resulta coactivo?
Esto tiene que ver con las eventuales distorsiones que puede sufrir el
instituto, porque no hay duda que en algunas regiones del país, como en en
provincia de Buenos aires, si uno hace un relevamiento de campo podría llegar
a advertir que en función de prisiones preventivas que son muy prolongadas, a
veces el abreviado juega como modo extorsivo para que el imputado resigne su
posición y preste rápidamente conformidad para tener una certeza respecto a
cuándo va a poder salir de la cárcel, pero repito, esto es una distorsión. Como
contrapartida doy otro ejemplo: muchos de los abreviados de la provincia de
Santa Fe fueron criticados por lo contrario, por haber generado penas muy
favorables a los imputados, y ha habido varios asuntos que tuvieron mucho
impacto público. El abreviado es una herramienta, y como cualquier otra
herramienta puede sufrir distorsiones por vía aplicativa. Esto también sucede
con el principio de inocencia, cuando uno ve la cantidad de personas en prisión
preventiva. Uno ve en la práctica que en lugar de ser una excepción pasó a ser
la regla, lo cual implica una distorsión del principio de inocencia y de la
excepcionalidad de la prisión preventiva. Hay que tratar de corregir las
distorsiones, pero también tenemos que tener en claro que estas pueden darse
hacia cualquier dirección. Puede pasar que una errónea interpretación del
instituto termine generando impunidad, es decir, habilitando penas que no
tienen ningún correlato con la gravedad del hecho y la culpabilidad del autor.
No hay duda de que el abreviado supone un acuerdo y con ello una
negociación, y que en una negociación uno obtiene una ventaja, por lo que de
hecho el imputado al ahorrar el juicio, tiene derecho también a posicionarse con
alguna ventaja, pero al ventaja debe darse en el marco de la legalidad y la
legalidad, solo eventualmente, podría perforarse cuando un principio de mejor
jerarquía esté en juego y en la medida en que las partes den cuenta y
fundamenten acabadamente su situación, y en tercer lugar el abreviado se

43
puede distorsionar cuando el instituto se burocratiza, cuando se convierte en
una forma que tienen los defensores y los fiscales de no trabajar. El instituto en
si no es malo, lo que requiere es que la defensa tenga clara las cosas. En este
sentido la defensa pública santafesina tiene protocolos y en general no abrevia
si no hay prueba producida por el fiscal, y no abrevia solo con pruebas
producidas por la policía, los fiscales tienen su protocolo también.

¿Cual es su opinión sobre los límites al control jurisdiccional?


Por mandato constitucional las facultades del juez no son de
homologación, porque el código dice que el juez dicta sentencia. El juez tiene
que hacer un control jurisdiccional del acuerdo, no solo porque el código dice
que dicta sentencia condenatoria, sino porque la constitución le exige ese
control, porque si tiene que dictar sentencia condenatoria, la tiene que
fundamentar, y para esto debe haber tenido referencia clara en la audiencia de
cuales son las evidencias que las partes indican y que permiten tener por
acreditado el hecho, la calificación legal, y la culpabilidad del actor. De lo
contrario, y si no hiciese ese control, nunca podría, por ejemplo, absolver o
rechazar un abreviado en caso de atipicidad, ni dejar sin efecto un abreviado
cuando en un hecho cuya evidencia implica que se trata de un homicidio
calificado están negociando una pena de ocho años. Este no es el acuerdo
composicional de la época del derecho alemán primitivo, acá el acuerdo no es
entre la víctima y el victimario, sino entre sus representantes, por lo que se
coloca al juez en un lugar de responsabilidad. Por otra parte, esta idea del
acuerdo como algo absoluto es una idea falsa, no tiene nada que ver con el
proceso acusatorio. La autonomía de la voluntad sufre recortes importantísimos
incluso en el ámbito del derecho privado. El Còdigo de Vèlez lo tenía, lo cual le
permitía a los jueces actuar oficiosamente en caso de que se violara el orden
público, o se afectaran gravemente las contraprestaciones de las partes. Hoy
tienen mucha más facultades de actuación oficiosa los jueces en el nuevo ccyc,
en un ámbito donde esta la pena pública y el interés de la sociedad en
perseguir los delitos y proteger las garantías de los imputados, no hay ninguna

44
duda de que el juez tiene un rol relativamente activo y tiene que hacer ese
control.

¿Qué opina sobre la perforación de los mínimos?


Yo creo que uno en un acuerdo puede llegar a perforar los mínimos de
una escala penal, pero en la medida que fundadamente demuestre que la
aplicación del mínimo de la escala penal estaría violentando un principio
constitucional.

¿Quien considera que debe poder apelar una sentencia condenatoría de


un procedimiento abreviado?
Yo creo que cualquiera puede apelar en la medida en que justifique
alguna situación particular que ponga en duda lo genuino del acuerdo. Puede
haber situaciones muy puntuales, en donde evidentemente, puede ocurrir que
haya habido un error en la información, una mala interpretación, o de que
pueda acreditarse algún perjuicio que agravie el derecho del imputado. En
general, si la defensa ha actuado correctamente, estos casos serían casi
inexistentes. Yo no puedo avanzar mucho en estas respuestas porque tenemos
dos o tres asuntos en la corte vinculados al tema.

En nuestro Código no hay límite en cuanto a la escala penal que puede


ser utilizada en un procedimiento abreviado, ¿cuál es su opinión?
No me parece un inconveniente en la medida en que el Ministerio
Público tenga en claro algunas pautas que tienen que ver con el
funcionamiento del instituto. A veces , por una cuestión de política criminal, hay
casos que, aún independientemente de que pudiera llegarse a un acuerdo, no
resulta conveniente que el caso se abreviado, sino que se hace imprescindible
que sea ventilado en una audiencia pública. Aquí juega una cuestión de criterio,
una cuestión de discrecionalidad, porque evidentemente hay situaciones en
donde resulta inconveniente para la salud el sistema acusatorio, y para los
objetivos políticos y constitucionales que debe tener un sistema de justicia

45
penal, no resulta conveniente llegar a un juicio abreviado y es preferible que el
caso se ventile en audiencia oral.

46
ÍNDICE

Introducción​ …………………………………………………………………………... 1
Capítulo I
SU RECEPCIÓN EN EL DERECHO ARGENTINO
1. Definición ..……………………………………………………………………….....4
2. Antecedentes históricos …………………………………………………………...5
3. Antecedentes nacionales ………………………………………………………….7
4. Código procesal penal de la Nación ……………………………………………..8
5. Derecho comparado ……………………………………………………………...10

Capítulo II
EL INSTITUTO EN SANTA FE Y LA CUESTIÓN CONSTITUCIONAL
1. La aplicación del instituto en Santa Fe ………………………………………...14
2. Análisis de su constitucionalidad ……………………………………………….14
2.1. La falta de control republicano ………………………………………………..18
2.2. La conformidad del imputado ………………………………………………....19
2.3. Conformidad y coacción ……………………………………………………….20
2.4. El derecho de defensa ………………………………………………………...23
3. Breve conclusión sobre la cuestión constitucional ...………………………….24

Capítulo III
EL INSTITUTO EN LA PRÁCTICA: CUESTIONES SUPERADAS Y LAS QUE
QUEDAN POR SUPERAR
1. Límites a la facultad de consensuar: control jurisdiccional …………………..25
2. Perforación de los mínimos establecidos por ley ……………………………..28
3. La facultad de apelar la sentencia condenatoria de un PA
…………………..30

Conclusión ..………………………………………………………………………….32
BIBLIOGRAFÍA ………………………………………………………………………34
ANEXO DE ENTREVISTAS ………………………………………………………..35

47

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