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1
que este fue aplicado a diferencia de su incorporación en otros países; la
aplicación puntual de este mecanismo en nuestra provincia, ya que se
diferencia con el modelo nacional y el análisis de su constitucionalidad; y
finalmente un repaso de aquellas cuestiones controversiales que han sido
zanjadas jurisprudencialmente, en conjunto con una reflexión personal de
aquellas que quedan por ser resueltas. Esta subdivisión tiene como objetivo
permitirnos un análisis profundo que no confunda al lector, y que nos permita
estudiar las principales problemáticas de este instituto, pero dando al lector una
contextualización suficiente para no tener que recurrir a ningún estudio previo
para la compresión del trabajo.
La metodología que se plantea para cada capítulo comprende
principalmente el estudio de antecedentes normativos, doctrinarios y
jurisprudenciales. Para el capítulo y final y las conclusiones, analizaremos un
fallo sumamente actual de la Corte Suprema de Justicia de Santa Fe, en donde
se dejan plasmadas algunas cuestiones controversiales hasta el momento, a
modo de determinar los lineamientos principales del instituto. A su vez, nos
entrevistaremos con operadores del sistema penal santafesino con el objetivo
de conocer, al margen de lo normado, cómo se resuelven estas cuestiones en
a diario, con qué regularidad se generan conflictos con relación a los
procedimientos abreviados realizados, y su opinión al respecto.
Este trabajo pretende centrarse fundamentalmente en el contacto con
los operadores jurídicos que aplican a diario la normativa del nuevo Código
Procesal Penal provincial. Es de público conocimiento que los errores de un
sistema no salen a la luz sino con la aplicación del mismo y que es solo con el
correr del tiempo que somos capaces de percibir las fallas y encontrar
soluciones que se adapten a las necesidades de la realidad social.
Es por eso que esta monografía será en gran parte un trabajo de campo,
vertido de opiniones muchas veces diametralmente opuestas entre sí, y por
otro lado, del análisis de la doctrina y jurisprudencia actual que, por no existir
gran cantidad de antecedentes ni reglamentación, fueron los primeros en
resolver determinadas cuestiones. La pregunta de si fueron resueltos en
2
armonía con la normativa constitucional, será uno de los interrogantes que
buscaremos resolver a lo largo de esta monografía.
3
Capítulo I
1. Definición
Razonablemente, todos los autores tienen su propia definición
respecto a qué nos referimos al hablar de “Procedimiento Abreviado”. Si bien a
nivel técnico las diferencias son mínimas – dado que nuestro C.P.P.S.F es
claro en cuanto al instituto – las diferencias se dan en razón de las posturas
que cada autor sostiene en cuanto a las controversias que este procedimiento
genera.
Jorge Baclini, actual Fiscal Regional del Ministerio Público de la
Acusación, refiere que este instituto “(...) tiene su origen en una situación de
necesidad (…) de forma tal que la abreviación termina resultando un supuesto
alternativo de procedimiento a partir del cual se dicta una sentencia que
normalmente será condenatoria cuando media acuerdo entre el fiscal, el
1
imputado y su defensor”.
A su vez, Daniel Erbetta, Tomás Orso, Gustavo Franceschetti y Carlos
Chiara Diaz, señalan lo siguiente:
“El procedimiento abreviado es, entonces, y conforme a la
regulación del nuevo ordenamiento procesal, la posibilidad concedida al
acusador público y a la defensa, de abreviar el trámite a través de un
1
BACLINI, Jorge C.; Código Procesal Penal de la Provincia de Santa Fe Ley Nº 12.734, Tomo
3, Rosario, edit. Juris, 2011, p. 251/252.
4
acuerdo, que lógicamente requiere la conformidad del imputado, acerca de
cómo ocurrieron los hechos y la responsabilidad penal del justiciable en los
mismos. El pacto, además, incluirá la pena y debe ser admitido, en cuanto
al cumplimiento de los requisitos formales, por parte del juez de la
investigación penal preparatoria y homologado por el tribunal de juicio,
2
órgano jurisdiccional que deberá dictar la correspondiente sentencia”.
2. Antecedentes históricos
El derecho de la tortura
Si la intención es ir lo más lejos que se pudiera en el tiempo, hay autores
que hablan de que el antecedente histórico más antiguo del Procedimiento
Abreviado es “El derecho de la Tortura”.
Nos dice el autor, John H. Langbein, profesor de Historia de la ley en la
Universidad de Yale, y cuya equiparación del procedimiento abreviado con los
antiguos métodos de tortura medievales es sustento argumental de doctrina
alrededor del mundo, que:
“La tortura, en el sentido en que la entendían los juristas
medievales, no tenía relación alguna con las prácticas ilegítimas de los
2
ERBETTA, Daniel, ORSO, Tomás, FRANCESCHETTI, Gustavo, CHIARA DIAZ, Carlos.
Nuevo Código Procesal Penal de la provincia de Santa Fe comentado. Ley 12.734, Rosario,
edit. Zeus SRL, 2008, p. 643.
3
CORVALÁN, Víctor R. Comentarios críticos a la Reforma procesal Penal. Ley 12.162, Rosario,
edit. Juris, 2004, p. 219.
5
agentes estatales, o con sanciones de carácter represivo. Antes bien, la
aplicación de la tortura era una práctica rutinaria y controlada
judicialmente, característica del procedimiento penal continental- europeo.
Bajo determinadas circunstancias el Derecho autorizaba a los tribunales
penales a aplicar coerción física contra personas sospechosas a fin de
inducirlas a confesar. El derecho, en gran medida, trató de limitar esta
técnica para forzar confesiones en aquellos casos en los cuales era muy
probable que el imputado fuera culpable y además, de rodear el uso de la
4
tortura con otras salvaguardias o mecanismos de protección”.
4
LANGBEIN, John H., Tortura y Plea Bargaining. Traducción por Alberto Bovino y María
Lousteau.
5
FERRAJOLI, L. Derecho y razón. Madrid, editorial Trotta, 1995 p. 748.
6
Plea Bargaining
Existe plea bargaining cuando un fiscal induce a una persona acusada
penalmente a confesar su culpabilidad, y a renunciar a su derecho a un juicio a
cambio de una sanción penal más benigna de la que sería impuesta si se
declarara culpable luego de un juicio. El fiscal ofrece indulgencia tanto
directamente -mediante la reducción de los cargos atribuidos al acusado-,
como indirectamente, en connivencia con el juez - mediante la recomendación
para que se le imponga una pena menor, recomendación que será acogida por
el juez-. El fiscal es relevado de la necesidad de probar la culpabilidad del
acusado sobre la base de su confesión, sin ningún otro mecanismo de
atribución de culpabilidad.
Este mecanismo surgió en Estados Unidos a mitades del siglo XX, en
razón de que en los doscientos años transcurridos desde mediados del siglo
XVIII hasta mediados del XX, la institución anglo-estadounidense del juicio por
jurados sufrió una profunda transformación, convirtiéndolo en un juicio
absolutamente inoperante para cumplir la función de procedimiento común de
disposición de casos penales, y requiriendo el desarrollo de un procedimiento
alternativo, que ahora reconocemos como el sistema del plea bargaining.
3. Antecedentes Nacionales
Sostiene Schiffrin, que el juicio abreviado de nuestros Códigos en
su faz actual (Nacional), deriva del Código español, que bajo el título
“procedimiento abreviado” (art. 779 y ss.) regula un trámite abreviado y
acelerado para delitos que no superen los doce años de prisión. Es solamente
un trámite abreviado, pero en el art. 789 in fine, se desliza que si el imputado
reconoce los hechos que se le atribuyen ante el juez de instrucción, y el delito
corresponde a la competencia del juez penal (hasta seis años), este último
6
podría dictar sentencia en el acto. Sin embargo, el autor nos aclara que estas
influencias solo están reflejadas parcialmente en el Proyecto del Código
6
SCHIFFRIN, Leopoldo H., “Corsi e ricorsi de las garantías procesales penales en la Argentina”
en Cuadernos de Doctrina y Jurisprudencia Penal, nro. 8, Buenos Aires, Ad Hoc, 1998, p. 485 y
ss.
7
Procesal Penal de la Nación de 1986 (Proyecto MAIER), que autoriza el
“procedimiento monitorio” (arts. 371 a 373).
Lo que propone este procedimiento es que si el fiscal solicita solo un año
de pena y el imputado consciente “el tribunal podrá absolver o condenar, según
corresponda, fundando su resolución en la prueba incorporada durante el
procedimiento preparatorio y la declaración del imputado; pero la condena
nunca podrá superar la pena requerida por el Ministerio Público”.
7
BACLINI, Jorge C. Ob cit., p. 251.
8
ERBETTA, Daniel, et al. Ob cit., p. 643.
8
A nivel nacional, como antecedentes al instituto del procedimiento
abreviado, podemos señalar como precedentes, entre otros, el procedimiento
monitorio del Proyecto del Poder Ejecutivo Nacional de 1987; la ley 8.123 sobre
juicio abreviado del Código Procesal Penal de la provincia de Córdoba; el
procedimiento abreviado del Anteproyecto para la provincia de Santa Fe de las
partes”, pero la limita a los casos en los que la pena solicitada a partir de una
conminación disminuida hasta un tercio, no supere los dos años de privación
de la libertad, a diferencia de los seis años requeridos en nuestro juicio
abreviado nacional.
El art. 431 de dicho Código, introducido por ley 24.825 sancionada por el
Congreso de la Nación y promulgada el 11 de junio de 1997, y publicada en el
Boletín Oficial el 18 de junio del mismo año, establece que la aplicación del
juicio abreviado depende, exclusivamente, de la decisión del ministerio público,
pues debe solicitar la vía cuando “ estimare suficiente la imposición de una
pena privativa de libertad inferior a seis años, o de una no privativa de libertad
aún procedente en forma conjunta con aquélla”(inc. 1).
“Para que la solicitud sea admisible deberá estar acompañada de la
conformidad del imputado, asistido por su defensor, sobre la existencia del
hecho y la participación de aquel, descritas en el requerimiento de elevación a
juicio, y la calificación legal recaída”(inc. 2). Si el tribunal de juicio no rechaza el
acuerdo, dictará sentencia, que deberá fundarse en las pruebas recibidas
durante la instrucción y en su caso, en la admisión a que se refiere el inc. 2, y
no podrá imponer una pena superior o más grave que la pedida por el
ministerio público (inc. 5). El tribunal de juicio solo podrá rechazar el acuerdo si
existe necesidad de un mejor conocimiento de los hechos o si discrepa
fundadamente con la calificación legal admitida (inc. 3).
Como vemos, las facultades de abreviación en nuestro Código Procesal
Penal provincial son más amplias en cuanto a los delitos ante los cuales puede
ser utilizado, y en cuanto al monto de las penas a imponer. Esto puede ser
consecuencia de que al tiempo de su incorporación, el instituto todavía no
había sido aplicado con mayor amplitud en ninguna provincia del país.
9
5. Derecho comparado
9
FERRAJOLI, Luigi, ob. cit, 1995, ps. 747 y ss.
10
No vinculan al Juez o Tribunal las conformidades sobre adopción
de medidas protectoras en los casos de limitación de la responsabilidad
penal”.
11
obstáculo jurídico o práctico, que impide la prosecución momentánea
del procedimiento.
b) El procedimiento intermedio tiene por fin el control jurisdiccional sobre
los requerimientos del Ministerio Público, conclusivos del procedimiento
preliminar, especialmente, sobre la apertura del juicio y sobre el reclamo
de sobreseimiento. Se reduce a una audiencia preliminar oral que da
oportunidad a los intervinientes para objetar las conclusiones finales de
instrucción preparatoria y que permite un control sobre las decisiones del
Juez. Tiene también como misión determinar el tribunal competente para
el juicio, fijar definitivamente su objeto y quienes intervendrán en él.
Supuesta la apertura de juicio, el Juez dictará un resolución
interlocutoria con la que determina su cometido.
c) El juicio se compone de tres períodos:
- La preparación del debate
- El debate
- La obtención de la sentencia
En este marco, el procedimiento abreviado constituye un recurso a la
conformidad del Ministerio Público, del imputado y su defensor, y del tribunal,
respecto de la manera de proceder. El Ministerio público requiere en su
acusación, para el caso concreto, una pena no privativa de la libertad, o una
privativa de la libertad que no supere los dos años. El imputado y su defensor
deben admitir el hecho descrito en la acusación fiscal, lo que no implica
confesión, ni allanamiento a la consecuencia jurídica solicitada, pues
eventualmente, tanto si el tribunal admite proceder abreviadamente como si no
lo admite y remite al procedimiento común, es posible una valoración jurídica
distinta del hecho, una pena diferente a la solicitada e incluso señalar otras
circunstancias de importancia jurídico penal, por el imputado o su defensor,
para que el tribunal las valore al dictar sentencia por la vía del procedimiento
abreviado, o que constituyan el objeto de prueba, si el caso es remitido al
procedimiento común. El tribunal competente solo escucha al acusado y si está
de acuerdo en proceder por esta vía, dicta sentencia inmediatamente. También
se puede abreviar considerablemente la investigación preliminar, ya que el
12
Ministerio Público solo debe proponer el juicio abreviado en una acusación que
describa el hecho imputado e indique la pena requerida para la condena.
En cualquier momento de la instrucción preparatoria el Ministerio Público
puede cerrarla con la acusación, requiriendo el procedimiento abreviado, y la
pena concreta que estima justa en el caso.(máximo de dos años de prisión o
pena no privativa de la libertad), para lo cual debe contar con la anuencia del
imputado asesorado por su defensor. El tribunal oye al imputado acompañado
de su defensor, quien además de ratificar su aceptación puede, eventualmente,
marcar otras circunstancias no contenidas en la acusación. El tribunal tiene dos
opciones: o acepta el rito y dicta sentencia, o no admitirla, por falta de base
para la sentencia, o estimación de que corresponde una pena superior, caso en
el cual emplaza al Ministerio Público para que concluya la investigación y
prosiga por la vía del procedimiento común.
13
Capítulo II
14
superfluo - es su concordancia con los lineamientos constitucionales. Esta
discusión es arrastrada por la doctrina y jurisprudencia norteamericanas desde
el instituto del plea bargaining, y ha llegado a nuestra provincia luego de
atravesar también al instituto en su regulación nacional.
El eje de la problemática es si el procedimiento abreviado, al ser una
alternativa al juicio, vulnera la garantía del debido proceso, permitiendo la
aplicación de una condena sin juicio previo.
Uno de los primeros detractores del procedimiento abreviado es el
norteamericano Langbein, quien al respecto dice: “El Plea bargaining ha
derrotado a la Constitución y al Bill of Rights porque los profesionales han
preferido la conveniencia de realizar transacciones al rigor de llevar a cabo los
10
juicios”. En este sentido nuestra constitución, en su Art. 18, establece:
“Ningún habitante de la Nación puede ser penado sin juicio previo fundado en
ley anterior al hecho del proceso..”. También para BOVINO, el principio de
inocencia parece exigir la realización del juicio previo para todos los procesos
11
penales ordinarios que, además, deberían ser por jurados.
Para Cafferata Nores, el juicio previo del Art. 18 de la CN, exigía los
siguientes requisitos: a) acusación: presentada por alguien ajeno a quien debe
juzgar; b) defensa: material y técnica; c) prueba: máximo resguardo contra la
arbitrariedad del juez, que debe obtenerse lícitamente; d) sentencia: resolución
definitiva de la situación del acusado, “en debate oral y público y mediante el
dictado de un fallo que se funde en la consideración razonada de las pruebas
12
recibidas en ese acto y en la ley”. La exigencia de realizar el juicio en todos
los casos derivaba, según el autor, del riesgo que podría generar el consenso
en el proceso penal, que solo podía ser neutralizado “con la idea de verdad real
10
LANGBEIM, Sobre el mito de las constituciones escritas: la desaparición del juicio penal por
jurados, en Revista “Nueva Doctrina Penal”. Trad. Alberto Bovino y Christian Courtis. Buenos
Aires, Ed. Del Puerto, t. 1996/A, ps. 45-54 p. 52.
11
BOVINO, Alberto, Procedimiento abreviado y juicio por jurados, en Revista Online
“Pensamiento Penal”, 2006, (citado el 01 de noviembre de 2016), p. 10. Disponible en internet:
http://www.pensamientopenal.com.ar/doctrina/30479-procedimiento-abreviado-y-juicio-jurados
12
CAFFERATA NORES, José I., Introducción al derecho procesal penal. Córdoba, Ed. Lerner,
1994, ps. 80 y ss.
15
como única base de solución del caso (la verdad real como igualadora del
13
castigo)”.
Sin embargo, parece que Cafferata Nores cambió de parecer, pues
luego ha manifestado: “ahora se admiten alternativas para evitar el juicio oral y
público cuando él no sea imprescindible para arribar a una sentencia que
resuelva el caso, con respeto de los principios de legalidad y verdad: condición
sine qua non para ello será que la prueba reunida en la investigación penal
preparatoria sea idónea a tal fin, sin que sea necesario reproducirla en un
14
debate, a criterio de los sujetos esenciales del proceso”. Como respuesta a
esto, sostiene Bovino que: “No parece ser cierto que ésa sea la justificación del
instituto. Si así fuera, realmente, no resultarian necesarios ni la confesión del
imputado ni la absoluta imposibilidad de desarrollar actividad defensiva. Si,
además, el instituto resultara tan beneficioso para el imputado, tampoco sería
15
necesario premiarlo con la promesa de una reducción de pena”.
Se pregunta Bovino, asimismo, ¿cuál sería el sentido del juicio previo si
el Estado pudiera, en mayor o menor medida, sancionar penalmente a quien no
16
ha sido juzgado y condenado en juicio? A raíz de este tipo de
cuestionamientos, diversos autores han afirmado la necesidad ineludible de
que el juicio constitucional anteceda a toda sentencia penal,
independientemente de la voluntad del imputado. Así se expresa MAIER: “En
nuestro sistema, el Derecho procesal penal se torna necesario para el Derecho
penal, porque la realización práctica de éste no se concibe sino a través de
17
aquel” , y que el imputado “no posee ningún poder de disposición sobre la
18
pena..” . Magariño señala, en el mismo sentido, que la exigencia del juicio
previo no es solo una garantía individual contenida en el art. 18, “sino que,
13
Ibídem, p. 53.
14
CAFFERATA NORES, Cuestiones actuales sobre el proceso penal. Buenos Aires, Ed. Del
puerto, 2000, p. 79.
15
BOVINO, Alberto. Ob. Cit, p. 10.
16
Ibídem, p.11.
17
MAIER, Derecho procesal penal, T. I: Fundamentos, 2da. ed., Buenos Aires, Ed. del Puerto,
1996; p. 488.
18
Ibídem, t. I, p. 486 y ss.
16
además, es un imperativo de orden institucional en razón de lo establecido en
19
el art. 118 de la Ley Fundamental”.
En ese sentido, Claría Olmedo, sostiene que “no es viable sustentar la
idea de que el imputado pueda renunciar a la realización del juicio previo
porque las garantías constitucionales se estarían utilizando en su contra y no
20
en su favor”.
Bovino, que como ya hemos visto es uno de los opositores más
extremos del instituto, señala:
“En conclusión, aun si se considerara renunciable el derecho de
toda persona inocente a mantener ese estado jurídico hasta que una
sentencia condenatoria dictada en el juicio previo que garantiza el art. 18
de la CN, la regulación vigente del “juicio abreviado resultaría, de todos
modos, inconstitucional. Su aplicación práctica vulneraría, en primer
término, la exigencia de juicio previo. Ello pues si ese derecho fuera
renunciable, tal renuncia debería ser libre y voluntaria. En este caso, por el
contrario, el Estado utiliza el mecanismo abreviado como elemento de
coerción para evitar el libre ejercicio del derecho, provocando renuncias
que resultan inválidas por ser obtenidas a través de medidas coercitivas
21
dispuestas por funcionarios públicos”.
19
Trib. Oral en lo Criminal Nro. 23, en autos “Osorio Sosa, Apolonio”, sentencia del 23 de
diciembre de 1997, en Revista LA LEY, 1998-B con nota de Francisco J. D'Albora. Voto en
disidencia del Dr. MAGARIÑOS.
20
CLARÍA OLMEDO, Jorge, A.Tratado de derecho Procesal Penal, T. I, Buenos Aires Ed.
Rubinzal, 2008, p. 839/840.
21
BOVINO, Alberto. Ob cit, p. 17
22
BACLINI, Ob. Cit., p.255
23
ERBETTA, Daniel, et.al. Ob. Cit., p. 646.
17
libertad con que la misma es prestada y el derecho de defensa, son también
puntos controversiales que serán analizados posteriormente.
Caferatta Nores, quien se ha erigido como uno de los principales
defensores del instituto del procedimiento abreviado, dice:
“No se advierte que el juicio abreviado ponga en crisis el principio
de debido proceso, pues las exigencias de este se respetan. Hay
acusación, defensa (que se ejercita a través de un reconocimiento de
participación en el delito libremente formulada, y estimada conveniente a
su interés por el imputado, debidamente asesorado por su defensor),
prueba (la recibida en la investigación preparatoria estimada idónea por
el Ministerio Público Fiscal, imputado, defensor y tribunal), sentencia (que
se fundará en las pruebas de la investigación preparatoria -y en el
corroborante reconocimiento de culpabilidad del acusado- y decidirá el
24
caso) y recursos (que procederán por las causales comunes)”.
24
CAFFERATA NORES, José I.; Ob. Cit., p.87.
25
Trib. de Casación Penal de la Prov. de Buenos Aires; in re “C.J.M. y otros s/Recurso de
Casación”,sentencia del 22 de julio del 2008, (citado en fecha 1 de noviembre del 2016),
Disponible en internet:
https://luciasavarese.wordpress.com/2008/09/29/juicio-abreviado-planteo-de-inconstitucionalidad-
violacion-a-la-garantia-de-juicio-previo-y-al-principio-de-legalidad-rechazo/,
18
Otra de las cuestiones que analiza BOVINO en relación a la
constitucionalidad del abreviado, es la falta de control republicano. Dado que la
Constitución Nacional prevé la publicidad del juicio como mecanismo que
permite el control popular de las decisiones de los jueces penales, y este
presupuesto de legitimidad republicana es vulnerado por la aplicación del
26
procedimiento abreviado. En ese sentido se expresa también BINDER,
manifestando: “la publicidad constitucional de los juicios penales es una
decisión política de gran magnitud. Ella marca una política judicial definida,
propia de un Estado democrático, republicano y limitado en el ejercicio de sus
27
funciones”. De esta forma, sostiene BOVINO nuevamente, “la complejidad del
principio surge de su carácter de garantía irrestricta del imputado y, al mismo
tiempo, de su consideración como derecho político de los ciudadanos de
28
controlar los actos de gobierno en una república.
Ya lo decía Beccaría: "Sean públicos los juicios y públicas las pruebas
del delito, para que la opinión, que acaso es el solo cimiento de la sociedad,
imponga un freno a la fuerza y a las pasiones, para que el pueblo diga:
29
nosotros no somos esclavos, sino defendidos".
26
BOVINO, Alberto. Ob. Cit., p. 12.
27
BINDER, Alberto, Introducción al derecho procesal penal, Buenos Aires, Ed. Ad Hoc, 1999, p.
105.
28
BOVINO, Alberto. Ob. cit., p. 12.
29
BECCARIA, Cesar; “De los delitos y de las penas”, Barcelona, Ed. Atalaya, 1994, p. 50.
19
hace una declaración de voluntad, reconociendo su participación en un hecho,
30
relatado por otro: el agente fiscal”. De esta manera, el autor sostiene que el
acuerdo al que alude tanto el Código Procesal de la Nación, como el Código
Procesal Santafesino, debe ser entendido como el otorgamiento de una
conformidad y no de una confesión.
Por el contrario, para Bovino nos encontramos ante una verdadera
confesión. Nos dice que pesar de que la norma se refiere a una “conformidad”,
esta manifestación presentada por escrito es valorada como una confesión, a
pesar de que no reviste ninguna de las exigencias requeridas por ésta para el
31
Código Nacional.
En el mismo sentido, Caferatta Nores, autor del proyecto de ley que
incorporó el “juicio abreviado” al CPP de la Nación afirma que: “la confesión
que pudiera haber prestado el acusado, en el marco del acuerdo, deberá ser
verosímil y concordante con aquellas probanzas - recogidas en la investigación
32
- lo que ratificará su valor conviccional”
De una u otra manera, la ley señala que esta admisión de
responsabilidad es necesaria para la valoración del acuerdo, por lo que se
puede inferir que se toma en cuenta a la hora fundar una sentencia
condenatoria. Es por esta razón que se torna elemental determinar si esta
“conformidad” o “confesión” brindada por el imputado y obligatoria en todo
procedimiento abreviado es prestada libremente o se ha visto, de algún modo,
obligado o compelido a declarar en su contra.
30
MARTINEZ, Santiago, ¿Confesión en el juicio abreviado?, en Cuadernos de Doctrina y
Jurisprudencia Penal, año V, T. 9-B.
31
BOVINO, Alberto; Procedimiento abreviado y juicio por jurados. Versión ampliada de la
conferencia pronunciada en el “Seminario sobre juicio por jurados”, 1998, Facultad de Derecho y
Cs. Sociales de la UBA.
32
CAFFERATA NORES, Ob. Cit., p.88.
20
confesarse culpable” (at. 14, nª 3, g), que tal disposición añade a las formas de
coacción ilícitas, toda “coerción que se ejerza mediante la amenaza de aplicar
medidas no ilícitas en sí, como por ejemplo la amenaza de expulsión de un
extranjero, o la práctica de obtener confesiones mediante la promesa de no
33
procesar al reo por las acusaciones más graves que pesan en su contra”.
A lo que refieren los autores críticos de este instituto como la “coacción
propia del procedimiento abreviado”, consiste en la reducción de la pena que
ofrece el fiscal a cambio de la confesión, en comparación con la que podría
llegar a ser impuesta en el juicio oral común. En este sentido, se ha dicho que
“... el procedimiento abreviado supone una clara regresión al juzgamiento
escrito y reverdece la figura de la confesión, tan cara a la ideología del
34
inquisitivo”. Así lo expresa Niño: “En otros términos: muchas condenas
rápidas y baratas, disminución del trabajo de los magistrados y el acto de fe de
35
los condenados, consistente en persuadirse de haber log rado una
disminución en el monto de la pena virtualmente adjudicable, a cambio de su
confesión o reconocimiento de culpabilidad”.
En este sentido, Bovino explica que para que un sistema como este
funcione, es necesario que exista una diferencia significativa entre la pena
pactada con el fiscal y la pena impuesta en juicio. Sin esta diferencia, el
imputado no tiene incentivo alguno para colaborar con el Estado que pretende
imponerle una sanción penal. De esta forma “la necesidad imperiosa que tienen
estos mecanismos de incentivar la admisión de responsabilidad del imputado
36
permite calificar de ingenua la advertencia de Vélez” , y cita “que no se puede
utilizar este medio como disparador de confesiones que de otro modo no se
37
hubiesen producido”.
En la misma línea, observa Anitua:
33
O´DONNEL, Daniel; Protección internacional de los derechos humanos, Fundación Friedrich
Naumann, Instituto Interamericano de Derechos Humanos, Lima, 1988. p.174.
34
ALMEYRA, Miguel Angel; Juicio abreviado. ¿O la vuelta al inquisitivo?, en Revista Suplemento
de Jurisprudencia Penal, Buenos Aires, Ed. La Ley, 1997, p.6.
35
Trib. Oral en lo Criminal, en autos “Wasylyszyn, Miguel Àngel”, sentencia de 23 de septiembre
de 1997. Disidencia del dr. Niño que vota por la inconstitucionalidad, en “Cuadernos de doctrina y
jurisprudencia penal”, Año IV, nº 8 A, pág. 623
36
BOVINO, Ob. Cit, p. 17.
37
VÉLEZ, Víctor M., El juicio abreviado. Algunas reflexiones, en AA.VV., Simplificación
procesal, Ed. Instituto Panamericano de Derecho Procesal, Buenos Aires, 1997 p. 697.
21
“Todo acuerdo o pacto que realizara algún representante del
Estado con un individuo, en el que se conviniera la imposición de un
castigo, en tanto necesitaba de un allanamiento sobre este punto por
parte del imputado, importaba entender a este avenimiento como el
resultado de prácticas persuasorias derivadas del secreto de las
38
relaciones desiguales propias de la inquisición”.
38
ANITUA, Gabriel Ignacio; En defensa del juicio. Comentarios sobre el juicio abreviado y el
arrepentido, en Cuadernos de Doctrina y Jurisprudencia Penal, año IV, n° 8-A, ps. 544/545.
39
CÓRDOBA, Gabriela E.; El juicio abreviado en el Código procesal penal de la Nación, inédito.,
p. 245.
40
ZIFFER, Patricia. Lineamientos de la determinación judicial de la pena, Ad-Hoc, Buenos Aires,
1996., ps. 173/174.
41
SCHÜNEMANN, Bernd; ¿Crisis del procedimiento penal? (¿Marcha triunfal del procedimiento
penal americano en el mundo?), en Cuadernos de Doctrina y Jurisprudencia Penal, año IV, op.
cit. nº 8-A.;, ps. 424/425.
42
BOVINO, Alberto; ob. cit. p. 16.
22
Dejaremos aquí este apartado con la opinión de FERRAJOLI al
respecto:
“Existe el peligro de que la práctica del pacto pueda provocar una
importante perversión burocrática de una buena parte de la justicia penal,
transformando el juicio en un lujo reservado sólo a quienes estén
dispuestos a afrontar sus costes y riesgos. Y de que el proceso pueda
quedar reducido a un juego de azar en el que el imputado, incluso
inocente, se coloque ante la disyuntiva entre condena a una pena
reducida y el albur de un juicio ordinario que pueda cerrarse con la
43
absolución pero también con una pena mucho más grave”.
Por otro lado, tenemos a los autores que dicen que el procedimiento
abreviado elimina todo contenido posible del derecho de defensa, lo que
permitiría cuestionar fundadamente la certeza a la que puede arribar el tribunal
para dictar condena.
De esta manera se manifiesta Cafferata Nores, quien dice que el
supuesto derecho de defensa del imputado que presta su conformidad para el
procedimiento abreviado, se agota en ese mismo acto, pues afirma que el
43
FERRAJOLI, Luigi. Ob. Cit, p. 128.
44
TEDESCO, Ignacio F.; Algunas precisiones en torno al juicio abreviado y el privilegio contra la
autoincriminación, en Maier, Julio B. J. y Bovino, Alberto (directores), Procedimiento abreviado,
del Puerto, Buenos Aires, 2001, p. 5.
45
SCHIFFRIN, Ob. Cit., p.489/490.
23
derecho de defensa, como uno de los elementos indispensables del debido
proceso, “se ejercita a través de un reconocimiento de participación en el delito
libremente formulada y estimada conveniente para el imputado, debidamente
46
asesorado por el defensor”.
Así lo expresa Olcese, quien afirma que “en el procedimiento abreviado
no hay inversión del contradictorio, sino por el contrario, requiere
especialmente el ejercicio previa de la defensa, y que mucho tiene de parecido
47
con el ‘allanamiento’ o la ‘transacción’ del proceso civil”.
Asimismo, el derecho de defensa también estaría afectando dos
garantías contenidas dentro del derecho de defensa en juicio: el control de la
prueba de cargo, y la producción de prueba de descargo. En este sentido, se
entiende que el tribunal valorará los elementos de convicción recolectados en
la etapa de la investigación, obtenidos sin control de la defensa.
De esto se infiere que la sentencia se fundará exclusivamente en
elementos de cargo y por la confesión del imputado.
46
CAFFERATA NORES, Ob. Cit., p.84.
47
OLCESE,, Juan M., Juicio abreviado, juicio sumario y juicio monitorio en el proceso penal, en
AA.VV., Simplificación procesal, Ed. Instituto Panamericano de Derecho Procesal,
Buenos Aires, 1997, p. 744.
24
Capítulo III
25
imputado le cabe una pena mayor, un modo de ejecución distinto, o incluso una
pena menor que no se fundara en alguna causal de atenuación sino en la mera
valoración de los hechos de acuerdo a la sana crítica del juez, no podría
hacerlo manifiesto de modo alguno en el acuerdo de partes.
En este sentido se expresa Langer cuando dice:
“Los procedimientos abreviados suelen colocar al tribunal en una
posición pasiva o relativamente pasiva. Así, su papel se limita a controlar
formalmente en acuerdo y a verificar si no hay errores groseros en la
calificación legal y si hay otros elementos que verifiquen la culpabilidad
del acusado, además de su propia admisión de culpabilidad. Como
contrapartida de colocar al tribunal en una posición más pasiva, los
procedimientos abreviados tienden a concebir al acusador y al acusado
como “partes” del procedimiento que se encuentran en pie de igualdad
formal en la negociación, permitiendo que mediante esta negociación, el
acusador y el acusado dispongan del procedimiento, convirtiéndose en
verdaderos dueños de este”.48
48
LANGER, Máximo; La dicotomía acusatorio-inquisitivo y la importación de mecanismos
procesales de la tradición jurídica anglosajona. Algunas reflexiones a partir del procedimiento
abreviado; El procedimiento abreviado, Buenos aires, Ed. del puerto, 2001, p. 80.
26
proteger las garantías de los imputados, no hay ninguna duda de que el
juez tiene un rol relativamente activo y tiene que hacer ese control”.49
49
ERBETTA, Daniel; (ver Anexo de entrevistas).
50
CSJSF, “Cantero, Ariel Máximo y ots. s/ recurso de queja”, 09/08/16, voto de Erbetta (Ver
Anexo de jurisprudencia).
51
MORENO, Miguel; (ver Anexo de entrevistas).
27
Consideramos que, si bien es necesario dar protagonismo a las partes,
porque entendemos que el sistema acusatorio, en conjunción con este instituto
en particular, han brindado al acusador y al acusado la posibilidad de
consensuar en un acuerdo el monto de la pena y la responsabilidad penal, la
necesidad del control jurisdiccional es conditio sine qua non para el resguardo
de las garantías constitucionales del imputado.
En el mismo fallo ut supra mencionado, Erbetta refiere especialmente a
esta cuestión diciendo:
“Tratándose de un mecanismo que neutraliza el juicio previo como
fundamento de una pena, debe estar rodeado de suficientes garantías
para evitar distorsiones aplicativas que: a) lo conviertan en un
instrumento de presión en función de la situación del imputado privado de
la libertad; b) consoliden prácticas burocratizadas para evitar el
cumplimiento de los roles propios de las partes - acusar y defender; c)
deriven en una alternativa injustificada y contraria al interés público en la
persecución y sanción de delitos, así como a la obligación constitucional
de proveer a la tutela judicial efectiva de las víctimas”.52
52
ERBETTA, Daniel; fallo cit.
28
Por otro lado, aquellos defensores de consensualidad pura del acuerdo,
y del control jurisdiccional mínimo, consideran que es facultad de las partes
acordar tanto respecto a los hechos, como a la calificación y a la pena, por lo
que no habría inconveniente en perforar los mínimos (no así los máximos,
porque se violarían principios constitucionales de superior jerarquía).
Hay posturas intermedias que se expresan a favor de la perforación de
los mínimos, pero no con la fundamentación de una mayor disponibilidad de las
partes sobre el acuerdo, sino motivados en ciertas facultades de disponibilidad
de la acción otorgadas por la ley al actor penal, y que le permiten renunciar a la
acción en todo o en parte, por lo que en el último, se podría relacionar con la
perforación de los mínimos legales.
En este sentido se expresa Erbetta: “En un acuerdo se pueden llegar a
perforar los mínimos de una escala penal, pero en la medida que
fundadamente se demuestre que la aplicación del mínimo estaría violentando
un principio constitucional”.53
Por el contrario, Moreno dice que:
“Este piso lo que hace es dar cuenta de un mínimo de culpabilidad
respecto de determinadas conductas y así ha sido tasado
legislativamente. Creo que no es función de los fiscales excepcionar la
regla de los mínimos y en todo caso serán los legisladores quienes
decidan en un futuro contemplar tipos penales que prevean penas que no
tengan mínimos. Considero que tanto la pena natural, como cualquier
otro instituto que inspire cierta morigeración de la pena en atención a las
circunstancias personales de la persona que va a ser condenada, debe
ser tratada de otra manera, pero no desde el punto de vista de la
perforación de un mínimo legal, sino, por ejemplo, en la modalidad de
cumplimiento”.54
53
ERBETTA, Daniel; (ver Anexo de entrevistas).
54
MORENO, Miguel; (ver Anexo de entrevistas).
29
debe reconocer esas convenciones, las que muchas veces trasuntan o
suponen variantes, circunstancias, intereses institucionales o un proceso
previo de negociación que la magistratura por regla desconoce. Esto es a
lo que aspira el Art. 13 del CPPSF55, y también las previsiones de los
arts. 3° (principio de simplificación y celeridad), art. 24° (suspensión del
juicio a prueba), 155° (acuerdo sobre plazos), 346° (procedimiento
extendido), 339 y ss. (procedimiento abreviado), así como los principios
de contradicción y de congruencia, establecidos en el artículo 7° como
“principios básicos” y según el cual el juez no puede suplir la actividad de
las partes, debiendo sujetarse a lo que hayan discutido. (...) En cuanto a
la reducción concertada por debajo del mínimo de la pena previsto por ley
para el delito inculpado, la pretensión se apoya en la doctrina de la “pena
natural”. (...) La solución pactada, más allá del criterio de este tribunal
sobre el particular, comprende y asume un criterio de cuantificación
punitiva aceptado por un importante sector de la doctrina y jurisprudencia
a partir del principio de humanidad o de proscripción de penas crueles
(arts. 7 PIDCP, 5.2 DUDH, por aplicación del art. 75 inc. 22 CN), lo que
autorizaría a tener a los mínimos punitivos como meramente indicativos a
fin de su reducción cuando concurren circunstancias que confrontan con
aquellos principios superiores. (...) Pero además de ello, se verifica que la
pretensión bajo estudio respeta los estándares de fundamentación y
logicidad exigibles a toda pretensión de la fiscalía. (...) Por su lado, la
paura mensurativa de la “pena natural” seguida por las partes, está
expresamente prevista en nuestro código como criterio de disponibilidad,
autorizando a que la fiscalía no promueva o prescinda total o
parcialmente de la persecución penal”.56
55
Código Procesal Penal de Santa Fe, Artículo 13.- Reglas particulares de actuación.- Con
autorización o a instancias del Tribunal, las partes podrán acordar el trámite que consideren más
adecuado en cualquier etapa del procedimiento, privilegiando los objetivos de simplicidad y
abreviación, salvaguardando la garantía del debido proceso y el juicio público oral.
56
Cámara de Apelación Penal de Rosario, “Arias, Hugo Fabián s/ apelación por rechazo de
acuerdo abreviado”, 26/05/16, (21-06002324-4).
30
la querella, cuando estando en desacuerdo con la decisión del fiscal de no
llevar la causa a juicio, y habiendo dado la razón el superior directo (fiscal
regional) al fiscal de distrito, la querella se opone por vía de recurso de
apelación, e incluso ha llegado a apelar la fiscalía cuando el juez ha decidido
reducir la pena acordada.
Erbetta nos dice que:
“Yo creo que cualquiera puede apelar en la medida en que
justifique alguna situación particular que ponga en duda lo genuino del
acuerdo. Puede haber situaciones muy puntuales, en donde
evidentemente, puede ocurrir que haya habido un error en la información,
una mala interpretación, o de que pueda acreditarse algún perjuicio que
agravie el derecho del imputado. En general, si la defensa ha actuado
correctamente, estos casos serían casi inexistentes”. 57
57
ERBETTA, Daniel; entrevista cit. (Ver Anexo de entrevistas).
58
MORENO, Miguel: entrevista cit. (Ver Anexo de entrevistas).
31
CONCLUSIÓN
59
MORENO, Miguel; entrevista cit. (Ver Anexo de entrevistas)
32
eventualmente, podría perforarse cuando un principio de mejor jerarquía
esté en juego y en la medida en que las partes den cuenta y
fundamenten acabadamente su situación, y en tercer lugar el abreviado
se puede distorsionar cuando el instituto se burocratiza, cuando se
convierte en una forma que tienen los defensores y los fiscales de no
trabajar. El instituto en si no es malo, lo que requiere es que la defensa
tenga clara las cosas”. 60
60
ERBETTA, Daniel; entrevista cit. (Ver Anexo de entrevistas).
33
BIBLIOGRAFÍA
34
ANEXO
ENTREVISTAS
1. ENTREVISTA A MIGUEL MORENO, FISCAL DE LA UFE DE HOMICIDIOS
DOLOSOS DE ROSARIO.
35
Entrevistado: Dr. Miguel Moreno
36
celebrado por las partes. El Juez puede estar de acuerdo o no con lo acordado
y a eso se debe limitar, y obviamente, el acuerdo debe estar fundamentado en
la legalidad y en la correspondencia entre la evidencia, las calificaciones
legales y la responsabilidad que se atribuye a una persona dentro del
abreviado. Lo que no puede hacer es modificar los términos del abreviado,
porque si no vendría a convertirse en parte del acuerdo o sería un acuerdo
diferente al que tuvieron en cuenta las partes para optar por el procedimiento
abreviado. Entiendo que si el Juez cree que no se ha respetado la legalidad en
función de los hechos o en función de la responsabilidad que se le atribuye al
imputado o acusado, de acuerdo a la evidencia que se ha reunido, debe
declararlo inadmisible. En cambio, si modificara el acuerdo, estaría supliendo la
voluntad de las partes.
37
Yo creo que con estos planteos se pierde de vista el eje central que es:
¿esta persona es inocente o es culpable? Si lo condenan, entendemos que era
culpable, y si abrevia siendo culpable y obtiene una pena mejor, más satisfecho
el imputado, el fiscal e incluso evitamos la revictimización de las personas que
han sido perjudicadas por el delito obligándolas a declarar en un juicio oral. Si
la persona es culpable y elige ir a juicio porque cree que tiene una chance de
resultar absuelto, es un riesgo que debe acarrear.
38
Yo creo que el defensor que alega un vicio en la voluntad de su cliente
debería poner su cargo a disposición del poder ejecutivo.
39
Hay autores que consideran que también se ve violado el derecho de
defensa…
Me parece que es una expresión dogmática de disconformidad, y
dogmática en el sentido de dogma de fe, no de la ciencia jurídica. Creo que una
defensa comienza en el momento en que una persona es señalada como
posible autor de un delito, y a partir de ese momento debería ejercer su tarea
de control en la investigación y en la producción de evidencia, la posibilidad de
cuestionar evidencia y decisiones jurisdiccionales cuando entiende que son
contrarias a derecho y en perjuicio de su defendido. El único responsable de
que el procedimiento abreviado no se transforme en una herramienta extorsiva
por parte del estado, ni en la lápida del derecho de defensa, depende de la
calidad y del empeño de los defensores.
40
Entrevistado: Daniel Erbetta
41
juicio, porque se supone que un caso que es llevado a juicio cuenta con el
suficiente caudal probatorio como para tener la expectativa de una sentencia
condenatoria, sino no tendría sentido. Por eso creo que en esta discusión entre
si es un instituto mas heredado de la inquisición, yo creo que en alguna medida
hay que reformular al abreviado como una necesidad de los sistemas
adversariales y acusatorios, estructurados sobre la base de audiencias públicas
y orales, y tener en cuenta que el problema, en la mayoría de los casos, no es
el abreviado sino la defensa o la fiscalía.
42
probado en grado de certeza y la culpabilidad del autor. Estas son condiciones
inescindibles de cualquier condena.
43
puede distorsionar cuando el instituto se burocratiza, cuando se convierte en
una forma que tienen los defensores y los fiscales de no trabajar. El instituto en
si no es malo, lo que requiere es que la defensa tenga clara las cosas. En este
sentido la defensa pública santafesina tiene protocolos y en general no abrevia
si no hay prueba producida por el fiscal, y no abrevia solo con pruebas
producidas por la policía, los fiscales tienen su protocolo también.
44
duda de que el juez tiene un rol relativamente activo y tiene que hacer ese
control.
45
penal, no resulta conveniente llegar a un juicio abreviado y es preferible que el
caso se ventile en audiencia oral.
46
ÍNDICE
Introducción …………………………………………………………………………... 1
Capítulo I
SU RECEPCIÓN EN EL DERECHO ARGENTINO
1. Definición ..……………………………………………………………………….....4
2. Antecedentes históricos …………………………………………………………...5
3. Antecedentes nacionales ………………………………………………………….7
4. Código procesal penal de la Nación ……………………………………………..8
5. Derecho comparado ……………………………………………………………...10
Capítulo II
EL INSTITUTO EN SANTA FE Y LA CUESTIÓN CONSTITUCIONAL
1. La aplicación del instituto en Santa Fe ………………………………………...14
2. Análisis de su constitucionalidad ……………………………………………….14
2.1. La falta de control republicano ………………………………………………..18
2.2. La conformidad del imputado ………………………………………………....19
2.3. Conformidad y coacción ……………………………………………………….20
2.4. El derecho de defensa ………………………………………………………...23
3. Breve conclusión sobre la cuestión constitucional ...………………………….24
Capítulo III
EL INSTITUTO EN LA PRÁCTICA: CUESTIONES SUPERADAS Y LAS QUE
QUEDAN POR SUPERAR
1. Límites a la facultad de consensuar: control jurisdiccional …………………..25
2. Perforación de los mínimos establecidos por ley ……………………………..28
3. La facultad de apelar la sentencia condenatoria de un PA
…………………..30
Conclusión ..………………………………………………………………………….32
BIBLIOGRAFÍA ………………………………………………………………………34
ANEXO DE ENTREVISTAS ………………………………………………………..35
47