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Historia de una anatomía (2010)

Francisca Aguirre
(Premio Nacional de Poesía 2011)

FISIOLOGÍA
Un cuerpo dice la verdad. No siempre,
ni a la primera, pero siempre es el cuerpo
el que la dice.
J.M. Coetzee
RADIOGRAFÍA

He pensado muchas veces que lo sucedido


esa información tan poco convincente
sobre el estado de mi anatomía
quiero decir sobre el estado de mis vísceras
o sea todo aquello que mi esqueleto preserva
y también todo lo que preserva a mi esqueleto
eso como os decía esa petición que hice a los expertos
esa sencilla demanda
al parecer dio como resultado una especie de caos.

No sabían lo que pasaba con mi corazón


ninguno supo explicarme cómo funcionaba mi hígado
y mucho menos el páncreas.
Aunque me dijeron eso sí
que muchas de las cosas que le pasaban al corazón
obedecían al mal funcionamiento del hígado o del páncreas
y desde luego todo lo que les sucedía a dichos órganos
repercutía sin ninguna duda en el cerebro.
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Claro que después de meditarlo


conjeturaron que más bien era el cerebro el responsable de todo.
Pero aclararon que hablaban en términos generales
porque estaba todo demasiado relacionado.
Tampoco había mucha certeza sobre la marcha de mis riñones
aunque explicaron que así a simple vista
parecían unos buenos riñones que aguantaban muy bien
sin especificar qué era lo que aguantaban.
En cuanto al aparato digestivo y a los intestinos
estaban seguros de que dependían en todo del sistema nervioso.
Y desde luego del sistema nervioso ni una palabra.
De los pulmones no quisieron hablar.

Aseguraron que alguien que se había fumado


tres cajetillas diarias de tabaco
no tenía ningún derecho a preguntar.
Del bazo y otras tonterías como el apéndice o la vesícula
lo único que reconocieron
es que no iban a explicarme cosas que no estaban a mi alcance
de lo que yo deduje con alegría
que todo lo anterior consideraban que sí estaba a mi alcance.
Por lo que se refiere a mi aparato genital:
matriz, ovarios y demás
me confirmaron que habían cumplido bien.

Del resto no dijeron nada


ya que al parecer las radiografías eran muy confusas
todo se mezclaba y debido a ello
era imposible emitir un informe preciso.
Por otra parte tampoco tenía demasiado sentido
perder el tiempo en pormenores cuando el paciente
es decir yo tenía más de setenta y cinco años.
¿O es que me había hecho la ilusión de ser eterna?

Finalmente asumí que como en otros casos


es decir en otras cuestiones
todas ellas relacionadas con lo portentoso
como la velocidad de la luz
el sinfónico canto de las resplandecientes ballenas
o la mirada rebosante de pesadumbre de los pacíficos gorilas
aspectos todos fuera de mi alcance
yo hembra perteneciente a una caótica especie que llaman humana
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la única posibilidad que tenía


era aceptar que mi curiosa anatomía
y el relleno con que la habían dotado
eran los responsables de mi extraño vivir.

Y que mi historia era su historia.


Qué le vamos a hacer
nadie elige su amor dijo Machado
y por lo visto tampoco elige nadie sus riñones
su páncreas su osamenta.
Y muchísimo menos
el sobresalto ante el milagro de la vida.

Lo único que sabemos es que


el pulso se acelera y las radiografías se oscurecen.

LAS MANOS
Pensamos porque tenemos manos
Anaxágoras
Me ha costado muchísimo educarlas
y no estoy muy segura de haberlo conseguido
porque la mayor parte de las veces
actúan por su cuenta se disparan
es como si tuvieran vida propia.

Algunas veces he pensado que solapadamente


sin darle cuenta a nadie
es decir sin decírmelo a mí
que al fin y al cabo soy su dueña
estas dos lagartijas estas aficionadas al tanteo
han conseguido nadie sabe cómo
elaborar una Constitución y no contentas con eso
han llevado adelante un Estatuto
lo que supone para mí un auténtico caos.
Porque no hay forma de poner de acuerdo
a estas dos desgraciadas a estas dos inconscientes
que se pasan la vida peleando
defendiendo con verdadera saña sus derechos:
la solidaridad insobornable de la izquierda
el orden la cordura y el respeto que para sí reclama la derecha.
Mientras el cuerpo el miserable cuerpo del que viven:
el tronco las axilas los brazos y los antebrazos las muñecas
no encuentran la manera de aplacarlas
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de hacerles entender que si se empeñan


esto va a terminar en un entierro.
Que lo mejor sería que empezaran
a sacarle provecho a la distancia
al espacio que las separa equitativo
y a disfrutar del ritmo que produce
unirse de improviso una con otra
y jalear alegremente el hecho sorprendente y audaz
de que por fin la vida nos acerque aunque sea tan sólo
de manera fugaz como era de esperar.

EL PENSAMIENTO

Una limosna para el pensamiento


una pobre limosna a esa desdicha
que alguien nos regaló seguramente
sin caer en la cuenta de que un día
no íbamos a saber qué hacer con el regalo.

Una limosna para el pensamiento


para esa desazón que nos acosa
que pregunta sin tino y sin medida.
Pero nadie responde no hay respuestas.

Una limosna para el pensamiento


un óbolo para la incertidumbre que nos cubre
una ayuda un auxilio una palabra.

EN ALGÚN SITIO DE ESTE CUERPO

Se quejan las heridas


en algún sitio de este cuerpo
y me reclaman y me piden cuentas.
Se quejan de una vida que no quieren:
lo mismo que se quejan los creyentes
se quejan machaconas las heridas
como si yo fuera su dios
su omnipotente y misterioso dios.
Pero ni la divinidad ni yo podemos hacer nada.
Hace ya mucho tiempo que la ruina
la desdicha y la melancólica tristeza
invadieron el territorio de la carne
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y en algún sitio de este cuerpo


gritan los navajazos gritan las quemaduras.

Frente a tanto lamento sin destino


siento crecer en mi interior
algo que se parece a la piedad.

UNA MALA DISPOSICIÓN

Quizás tuvo la culpa


una mala disposición de mi esqueleto.
Seguramente me falló la osamenta.
Debo tener la tráquea demasiado estrecha
y cualquier cosa le molesta
se irrita y trago mal.
El caso es que aquel hombre
estaba hecho una furia y todo le estorbaba:
los mendigos, los chinos, los rumanos.
Estaba hasta los pelos de las quejas de las mujeres.
Y se puso a decir que
lo que hacía falta era una mano dura como antes.
Y a mí me dio por toser
y terminé escupiéndole.

LA SED

Lo malo es que a mí el agua no me gusta.


Claro que esto no es del todo verdad
hay momentos hay días en que tengo mucha sed
y en esas ocasiones el agua es un alivio.
Pero no es que me guste el agua
lo que sucede es que no soporto la sed.
En cuanto tengo sed no hay quien me pare:
agua y agua y agua es como si quisiera ahogarme.
Y siempre que me meto en esta aventura
acabo recordando los versos de Machado:
“Bueno es saber que los vasos
nos sirven para beber;
lo malo es que no sabemos
para qué sirve la sed”.
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Algo dentro de mí siempre pregunta


¿no existirá algún sitio
donde poder darle las gracias
al maestro?

CAJA DE RESONANCIA

Lo misterioso es el sonido que emite.


Bien pensado y a pesar de los defensores del silencio
vivimos gracias al sonido
vivimos también gracias al ritmo del sonido
y a la cadencia del sonido.
Y cuando el sonido cesa
o cuando su ritmo se disloca
esa cosa que hasta ahora nadie ha sabido definir
y a la que todo el mundo llama vida
esa cosa ese misterio alborotador
se detiene cesa se inmoviliza y enmudece.

Pero lo misterioso es el sonido


el tam tam de la vida su percusión
la puntual llamada dentro del corazón
su golpeteo en las paredes.

A veces en la noche yo me paro a escucharlo.


A veces cuando siento que nadie en el mundo me llama
oigo a mi corazón golpeando en la puerta de la vida.

Llama y llama y no deja de llamar


hasta que le respondo.

LA LLAMADA DE UN RASTRO

No sucede a menudo
a veces pasa mucho tiempo
hasta que de pronto un día cualquiera
volvemos a sentirlo.

Es tan insólito tan sorprendente


que resulta difícil explicarlo.
El caso es que no es más que un rastro:
huele a cosa vivida a cosa irrepetible
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huele como si estuviese amaneciendo


emana un perfume distinto
un raro aroma milagrosamente natural.
Huele a rocío y a tierra llovida.

Pero el olfato sigue ese rastro


como si caminara por una senda
que conduce a un milagro:
ese rastro termina siempre en un encuentro
un pequeño aleteo fugitivo
que nos devuelve a un tiempo de esplendor.

Llueve sobre la hierba y todo huele


a la alegre canción que entonces entonamos.
Algo que fue una vez
nos llama desde el tiempo.
Pero no hay forma de seguir su rastro.
La memoria se pierde en un bosque
que huele a susurro y consuelo
a jazmines que alfombran el pasado
y que nos cantan que ya todos los ríos
han dado por fin con el mar.

LA COLUMNA VERTEBRAL

Si este fuese un libro confesional


yo diría que a mi vida le sobra vertebración.
Claro que pensándolo bien
no creo que el asunto tenga nada que ver con la columna.
Ni siquiera creo que dependa de la médula espinal.
Seguramente todo esto tiene que ver
con esa columna abstracta o tal vez
con esa médula espinal intangible
que todos llevamos dentro.
Así que dichos elementos
debido a su carácter evidentemente metafísico
están relacionados con esa otra abstracción
a la que venimos llamando moral.

El caso es que mi vida es una pura vertebración


y de ello se derivan una serie de aspectos
que corresponden a lo que se conoce
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con el nombre de vertebrados.

Estoy tan vertebrada que tengo plena conciencia


de todas y cada una de mis vértebras.
Y a veces me recorre los huesos
una dulce nostalgia que me empuja a añorar
el blando mundo de los invertebrados.

¿Cómo sería yo sin mis columnas vertebrales?


¿Cómo sería mi vida si la médula espinal de la moral?

Probablemente terminaría siendo


algo muy parecido al Odradek de Kafka
Y tal vez mi nuevo estado serviría
como siempre he soñado para solucionar la vida de los otros.

LOS HOMBROS

Cuando en la ducha paso la esponja por mis hombros


de vez en cuando me acuerdo de Atlas:
vaya trabajo el suyo cargando con el mundo.
Esta historia como todos sabemos viene de la Mitología
pero siempre he pensado que la Mitología
viene de la vida. Viene
de esa vieja costumbre que tiene el hombre
y la mujer
de cargar sobre sí casi cualquier tipo de peso:
el de la culpa, el de la responsabilidad, el del dolor
y hasta puede que el peso abrumador de la felicidad.
Porque de lo que no cabe duda
es de que en esta vida todo pesa.

Tal vez por eso nuestro esqueleto tiene hombros.


Y de vez en cuando mientras resbala el agua por mis hombros
pienso que lo que hace es descargarlos de tanto peso como soportan.

Aunque tampoco hay que olvidar


que ese peso es el que ha conseguido
seguramente
que algunos cuerpos caminen con la elegancia
y el equilibrio de los dioses de la vieja Mitología.
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LA PIEL

Lo de la piel es realmente asombroso.


Es sorprendente que una cosa tan fina
sea capaz de co tener algo
tan inquietante
como lo es el cuerpo humano.
Pareciera
que al primer embate la piel
ese tejido tan precario y frágil
caería hecho pedazos
o más bien
hecho polvo.
Pero lo cierto es que resiste
lo verdaderamente raro
es que la piel
resiste más que el corazón
o la cabeza.
A veces las palabras
nos entierran el corazón.
A veces la cabeza nos envenena el corazón.
Pero la piel aguanta
se tiñe de escarlata
y aguanta
le rechinan los poros
pero aguanta.
Es como una armadura
un pequeño telón que nos defiende
contra el dolor que intenta destruirnos.

LOS SUEÑOS

De vez en cuando me consuelo pensando


que aunque yo haya ido muy poco al teatro
siempre he tenido los sueños para suplir esa carencia.
Porque los sueños son una especie de teatro íntimo.
Cuando el teatro de la vida nos baja el telón
(lo que suele ocurrir muy a menudo)
los sueños acuden para consolarnos.
Ya sé que algunos sueños no son precisamente de consuelo.
Pero cuando no hay forma de actuar en el teatro de la vida
cuando nos dicen que no quieren que formemos parte del elenco
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justo en ese momento


vienen a socorrernos nuestros sueños.
Y da igual que los sueños sean pesadillas
lo importante es que estamos en escena
que nuestra aparición es decisiva
que sin nuestro papel no hay drama.
Por eso nunca nos importa si la historia es ficticia o verdadera.
Lo importante es soñar.
Soñar nuestro destino.

LA ESPERANZA

No creo que pudiera decir exactamente cuántas veces dentro de mi


recorriendo mis entrañas
ha respirado o latido o gritado o temblado
esa cosa que llamamos esperanza
ese fluido desazonador
que nos convierte en seres anhelantes
en criaturas que zozobran
que tiemblan y no saben hacer otra cosa
que mirar en todas direcciones
confiando en que el destino no los defraude.
La de veces que me he sentido rehén
de una cosa tan intangible como la esperanza.
Y el ahogo que nos clausura por dentro
cuando la esperanza no contesta
o nos vuelve la espalda
delicada y decisivamente.
En qué lugar de nuestro cuerpo
nace y muere
esa flor venenosa
que siempre está dispuesta
a cantarnos la balada de lo imposible.

Deberíamos inventar una vacuna


aunque daría igual porque
como todos sabemos
la esperanza es lo último que se pierde.
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ANAMNESIS
Toda la vida no es más que un fragmento.
Franz Kafka.
EXPEDIENTE

La paciente dice haber nacido el 27 de octubre de 1930.


El dato nos conduce a un período de la historia de nuestro país
francamente malo, por no decir malísimo.
Ahora bien, si tomamos en consideración
aspectos tan importantes para la salud
como la formación del carácter
que a estas alturas ya nadie pone en duda
salvo algún que otro majadero
es decir si consideramos que en 1936 nuestra paciente
tenía ya la vetusta edad de seis años
pues habremos de deducir que
la enferma tuvo este hecho a su favor
para enfrentarse a los desdichados acontecimientos
que asolaron a este trozo de tierra
que conocemos con el nombre de España.
Que en ningún momento ha sido ni una
ni grande ni mucho menos libre.

Dicho esto vamos a pasar a los datos y antecedentes personales.

DATOS BIOGRÁFICOS

Fue mi padre un hombre


alegre donde los haya.
Nació para pintar y eso hizo.
Nació también para disfrutar
y también hizo eso.
Amó en su vida varias cosas:
la pintura, la justicia
y a mi madre.
Tuvo tres hijas
y eso lo convirtió en un hombre feliz.
La tragedia de la guerra civil del 36
contribuyó a demostrar hasta qué punto amaba la Justicia.
Pasará a la posteridad como
un magnífico pintor republicano
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al que la dictadura franquista


asesinó en 1942 por defender
a un Gobierno legítimo.

Mi infancia son recuerdos de sus cuadros,


sus canciones su risa su amor por mi madre
y algunas horas terribles
“que recordar no quiero”.

ANECDOTARIO

Tengo muy pocas cosas claras


pero una de esas pocas cosas
es que sin la música yo habría sido otra,
y esa otra habría sido peor.
Todo cuanto recuerdo
está relacionado con la música
desde mi padre que siempre cantaba
mi madre que siempre cantaba
(hasta que dejó de cantar durante mucho tiempo)
mis tías mis tíos mi abuela.
En casa todos cantaban
y después del desastre
pasado un tiempo todos volvieron a cantar.
Mi madre y la abuela
de manera distinta como con sordina
pero los tíos y las tías
como siempre.
Y nosotras con ellos.
Veo a mi abuelo en 1934
oyendo tangos de Gardel junto a mi padre.
En 1939 los tíos en Barcelona cantaban
"Junto al Puente de la Peña una tarde la encontré".
¡Qué bonita era Barcelona!
Y qué alegre estaba mi padre
mientras cantaba "No era calle que era un río".
Fui al Ateneo en 1958 para oír a un poeta joven
que leyó un poema titulado
"Largo para clavecín solo".
Me gustó el poema y me gustó el poeta. Me enamoré.
Nació mi hija en 1965:
el poeta argentino José Alberto Santiago
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la dormía cantándole vidalitas.


Y la voz arrolladora del cantor Jaime Dávalos
también argentino la despertaba.
Mis hermanas y yo vivíamos para la música
y gracias a la música creíamos en el futuro.
Llegó el amor y con él llegó el flamenco.
Llegó mi hija y con ella llegó Keit Jarret
y llegó también la alegría y la felicidad.
Todo estaba bien.
El mundo tenía sentido.
¿Cómo hubiera sido ese mundo nuestro sin la música?
¿Cómo habría sido sin oír a mi niña cantando:
"Pasaba por aquí..."

LAS CICATRICES

No puedo recordar
la primera vez que vi el mar
ni puedo recordar
la última vez que vi a mi padre.
Tal vez porque no se pueden recordar
el deslumbramiento del milagro
ni el encuentro con el horror.

MEDITACIÓN

Amor de mis amores


mira que resulta raro esto de
no haber tenido más que un hombre en mi vida.
Y todavía más raro
con la cantidad de mujeres que ha habido en la tuya...
Pues ya ves cómo son las cosas
como decía Gerardo Diego:
"Las naves por el mar,
tú por tu sueño".
No sé si este verso
tiene algo que ver con nosotros
pero ¿a que resulta bonito?
Sí amor mío
después de tanto y tanto
hemos acabado como al principio:
tú cuidando de una niña huérfana
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y yo cuidando de un niño que no sabía cómo querer a su madre.


Y como la vida es tan rara
pues aprendimos a vivir
con lo que éramos.
Y ya no nos asusta la vida
y estamos a punto de que
tampoco nos asuste la muerte.

MATERNIDAD

Había una vez una niña


que soñaba con ser equilibrista.
Y muchas veces me decía:
“Mamá yo de mayor
quiero ser equilibrista”.
Pero como todas las niñas
solía cambiar de opinión todos los días.
Y los jueves decidía que quería ser bailarina
y los domingos árbol.
Mi hija siempre fue
imaginativa arriesgada y rebelde.
Pero nunca hablaba de escribir
aunque escribía.
Era de esperar que no quisiese hablar
de la guerra que iba a empezar.
Tardó mucho tiempo en hablar de sus palabras.
En el fondo ha seguido siempre siendo una equilibrista.

IMPOTENCIAS

No sabéis lo que me gustaría


ser capaz de crear metáforas
como lo hicieron los surrealistas.
Lo que daría por poder decir
que el corazón es un cangrejo con alas
que va y viene a su antojo
siempre que la luna esté en cuarto creciente.
De verdad que me gustaría muchísimo
pero lo cierto es que a mí el corazón
cada día me pesa más me pesa tanto
que no hay quien lo mueva.
Qué mas quisiera yo
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que poder sacarlo a pasear un rato al sol


decirle que se quede tranquilo que todo marcha.
Pero no hay forma. El puto corazón
está ya de vuelta de todo
hasta de las metáforas. Y me dice que no
que ya no hay marcha atrás
que hemos ido de caos en caos
y que así no hay quien viva.

Y que a estas alturas


no está ya para metáforas.

AVENTURA

El compañero de mi vida lee un libro sobre Kafka.


Al cruzar el pasillo yo lo miro de refilón:
tiene su rostro la expresión de un niño,
ese gesto que teníamos cuando leíamos tebeos,
lee como si el libro fuera un libro de aventuras.
Y algo en mí rie para adentro,
algo se pone alegre, muy alegre.
Me bebo un vaso de agua
y brindo por la dicha que me espera.

SORPRENDENTE

Estoy casi segura de que el futuro


acabará por sorprender a todo el mundo.
Me gustaría pensar que esa sorpresa será agradable
pero no tengo la certeza.
La única seguridad es que el futuro será sorprendente.
Tal vez los perros sigan siendo perros y los gatos gatos
pero nosotros estos extraños animales
que hablan cantan y lloran nosotros los de ahora
sospecho que ya no seremos los mismos.

Puestas así las cosas


me divierte recordar a Machado

“Confiamos
en que no será verdad
nada de lo que pensamos”.

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