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El deseo reprimido del indio en Tabaré (1888).

Gustavo San Román

—El tema de la identidad nacional ha sido un tema del cual se han ocupado diferentes
intelectuales desde principios del siglo XIX. Tabaré relata los orígenes de la nación a través de
la historia del indio mestizo, que debe morir para dar paso al moderno pueblo blanco.

Uruguay y los otros

—Dos motivos por los cuales Uruguay se ha diferenciado del resto de América: estabilidad
democrática y económica durante la primera mitad del siglo XX y vacío de población indígena.

—Doble Tendencia de los uruguayos por resaltar sus vínculos, por un lado, con el resto de
América; y, por el otro, con Europa. Esto remite a dos obras clásicas: el Tabaré y el Ariel (1900)
de Rodó.

—La obra de Rodó representa la tradición americanista según la cual las naciones del
continente forman parte de un patria grande. Rodó reconoce que los indígenas han sido
oprimidos y que merecen ser educados. En el Ariel, Rodó exhorta a la juventud americana a
cultivar el ocio intelectual y el amor a la belleza abstracta. No recrea el pasado, sino que
intenta una construcción del futuro de América Latina.

Tabaré y Uruguay

—Tabaré es un intento de mezclar España con el continente americano en la persona de


Tabaré.

—Achugar: “la respuesta estético-ideológica que realizaba el patricio letrado Zorrilla, atendía a
un proyecto histórico superior: la consolidación de la nacionalidad”.

—Salsipuedes (1831).

El deseo reprimido de Tabaré

—La posición ideológica de Zorrilla en cuanto a los charrúas (paganos e incivilizados que deben
ser superados por el cristianismo y la cultura europea) es clara; pero se ven ciertas grietas. Por
ejemplo, el indio resulta atractivo porque representa algo que el falta al español. Se observa
una fascinación con la otredad del indio.

—Desde el principio queda definida una relación desigual entre la superior muchacha española
que se siente atraída por Tabaré y que exhibe el derecho de coquetear con él, y el inferior
mestizo que debe reprimir sus sentimientos y bajar la cabeza con un gesto que deviene
característico. Lo vemos desde el primer intercambio de miradas.

—García Méndez señala que los charrúas puros del poema representan la lascividad y el
instinto animal. Tabaré no es libidinoso, su amor por Blanca no es expresado físicamente sino
que se basa en el parecido de esta con su madre muerta. Sin embargo, mientras su madre es
blanca y de ojos azules, Blanca es morena y de ojos negros.

—Lo que atrae a Blanca es la blancura del mestizo, algo irracional y prohibido (que es lo que
representa el indio para ella).
—Mientras que Blanca representa España y el catolicismo, Tabaré queda asociado con el
diablo o con la locura, dos íconos de sensualidad.

—La actitud de Tabaré es diferente, cuando la rescata del secuestro se acerca maternalmente.
Hay miedo en él.

—La ecuación charrúa=sexualidad y español=racionalidad, propuesta por García Méndez,


comienza a temblequear.

—Blanca juega con la seducción de la otredad reprimida en la mente católica representada por
la (al menos parcial) animalidad de Tabaré. Pero el juego de Blanca es efímero y por fin la niña
se ha de contener para asumir la superioridad que he indicado y que el poema una vez más
hace explícita. Blanca se da cuenta de que su relación es inviable porque implicaría la abolición
de la diferencia de razas.

—Mientras Blanca es acarreada, la descripción demuestra erotismo, Blanca sigue expresando


su deseo. La reacción de Tabaré por su parte parece confirmar la implícita sensualidad y su
propia represión. La actitud de Tabaré contrasta con la de los charrúas que secuestran
mujeres. Percibe de deseo de Blanca, pero se prohíbe la expresión de su propia sensualidad.
Blanca vuelve a mirarlo con deseo y superioridad, los de Tabaré, sumisión y vergüenza.

—La muerte de Tabaré tiene la función de cerrar el poema de forma ideológicamente correcta,
ya que los charrúas debían morir para dar paso a la nueva nación hispánica.

La represión y la nación

—Tabaré/América resulta ser fuente de fascinación para Blanca/España. El poema sucumbe a


la represión, aunque lo hace no sin antes coquetear efímeramente con el deseo. La represión
parece ser esencial para la tarea de construir una identidad nacional.

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