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Análisis de la inscripción de la puerta (Canto III, Divina Comedia)

En el Canto III del Infierno, Dante ya se encuentra en el Infierno propiamente dicho, más
específicamente, frente a las puertas que le permitirán ingresar a este. Al comparárselo con el
Canto II, se observa un oscurecimiento del ambiente.

La inscripción que Dante se encuentra en la puerta del infierno abarca tres tercetos. Fabbri
señala que “(…) el primero anuncia el dolor y la perdición; el segundo subraya el origen divino
de esa terrible justicia; el tercero insiste sobre la eternidad y el carácter absoluto de la
desesperación” (p. 52). Pero vayamos por parte:

En primer lugar, se destaca la anáfora existente en los primeros tres versos del Canto: “Per me
si va ne la città dolente, / per me si va ne l’eterno dolore, / per me si va tra la perduta gente.”.
Esta tiene la función de darle fuerza a sus palabras, además de remarcar la prosopopeya de la
puerta, pues es ella quien habla de sí misma.

Las imágenes poéticas presentadas en los versos citados tienen la función de presentar el lugar
al que se ingresará: una ciudad en la cual prima el dolor, características que el narrador eligió
destacar por sobre otras; dolor que además será eterno, pues el alma que ingresa no será
capaz de escapar del Infierno (produciéndose así una antítesis con el Paraíso, pues si bien
también es un reino del cual no se puede salir, allí reina la paz). La última característica
señalada alude al oscurecimiento del intelecto de quienes una vez fueron personas. Este
oscurecimiento fue el que los hizo perderse de la senda del bien. También es el caso de Dante.

El siguiente terceto alude a la creación del Infierno: “Giustizia mosse il mio alto fattore: /
fecemi la divina potestate, / la somma sapienza e 'l primo ámore.”. Se lo presenta como un
acto movido por la justicia, tanto hacia el justo como hacia los mismos pecadores (puesto que
al existir el Infierno, tienen un lugar donde residir). Esta justicia, que es capaz de ordenar a los
hombres en el Más Allá, proviene de la sabiduría de Dios. A este se lo presenta como el “alto
fattore”, término propio del lenguaje escolástico que refiere al arquitecto.

Esta caracterización de dios capaz de construir ciudades se encuentra acompañada por una
perífrasis literaria para referirse a este: la “divina potestate” alude al poder propio del Padre; la
“somma sapienza”, el conocimiento, se asocia a Jesús, el Hijo, quien vino a la Tierra a enseñar;
y el “primo ámore” se refiere al amor que Dios imprimió a todas sus cosas, es decir, el Espíritu
Santo. Estos tres elementos son los que componen la Santísima Trinidad, uno de los dogmas de
la iglesia católica, que entiende que Dios es un ser único conformado las tres partes
mencionadas.

El siguiente terceto posee un tono duro: “Dinanzi a me non fur cose create / se non eterne, e
io etterna duro: / lasciate ogni speranza, voi ch'entrate.”. En este, se refiere a que solo hubo
una cosa eterna antes que el Infierno: el Cielo, produciéndose un marcado contraste. Afirma,
además, que existirá eternamente, lo que alude, de forma indirecta, que mientras haya
hombres, habrá pecados.

En el último verso se observa una aliteración, repetición de sonidos fuertes que recuerdan a un
chasquido, a un latigazo sobre la carne. Es una sentencia: al ingresar, se debe dejar de lado
toda esperanza, puesto que aquel alma que ingrese no podrá salir ni escapar del castigo
asignado. Esto solo ayuda a aumentar el miedo, tanto en el lector como en Dante. Además, si
bien las palabras están escritas con letras oscuras en la puerta, parecieran resonar en el
ambiente; lo que aumenta el terror. Este último detalle tiene un tinte gótico propio del
medioevo.

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