Laurell K.Hamilton - Anita Blake 29 - Smolder - Español

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Esta traducción fue realizada por un grupo de personas


que de manera altruista y sin ningún ánimo de lucro dedica su
tiempo a traducir, corregir y diseñar libros de fantásticos
escritores. Nuestra única intención es darlos a conocer a nivel
internacional y entre la gente de habla hispana, animando
siempre a los lectores a comprarlos en físico para apoyar a sus
autores favoritos.

El siguiente material no pertenece a ninguna editorial, y al


estar realizado por aficionados y amantes de la literatura
puede contener errores. Esperamos que disfrute de la lectura.
Sinopsis ................................................................... 5

Capítulo 1 ................................................................ 7

2
Capítulo 2 .............................................................. 16

Capítulo 3 .............................................................. 26

Capítulo 4 .............................................................. 61

Capítulo 5 .............................................................. 69

Capítulo 6 .............................................................. 99

Capítulo 7 ............................................................ 104

Capítulo 8 ............................................................ 114

Capítulo 9 ............................................................ 121

Capítulo 10 .......................................................... 126

Capítulo 11 .......................................................... 128

Capítulo 12 .......................................................... 140

Capítulo 13 .......................................................... 152

Capítulo 14 .......................................................... 160


Capítulo 15 .......................................................... 169

Capítulo 16 .......................................................... 181

Capítulo 17 .......................................................... 183

Capítulo 18 .......................................................... 191

Capítulo 19 .......................................................... 194

Capítulo 20 .......................................................... 199

3
Capítulo 21 .......................................................... 210

Capítulo 22 .......................................................... 231

Capítulo 23 .......................................................... 236

Capítulo 24 .......................................................... 240

Capítulo 25 .......................................................... 246

Capítulo 26 .......................................................... 260

Capítulo 27 .......................................................... 272

Capítulo 28 .......................................................... 278

Capítulo 29 .......................................................... 283

Capítulo 30 .......................................................... 287

Capítulo 31 .......................................................... 301

Capítulo 32 .......................................................... 308

Capítulo 33 .......................................................... 337


Capítulo 34 .......................................................... 340

Capítulo 35 .......................................................... 346

Capítulo 36 .......................................................... 359

Capítulo 37 .......................................................... 365

Capítulo 38 .......................................................... 379

Capítulo 39 .......................................................... 432

4
Capítulo 40 .......................................................... 441

Capítulo 41 .......................................................... 445

Sobre la Autora .................................................... 462

Saga Anita Blake.................................................. 463


La cazadora de vampiros Anita Blake no es ajena a matar

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monstruos. Después de todo, es parte de su trabajo como
Alguacil Preternatural de los EE. UU. Pero incluso su
experiencia no es suficiente para detener algo que está
empeñado en destruir todo, y a todos, a los que ama.

Anita Blake está comprometida con Jean-Claude, el


nuevo rey vampiro de América. Los humanos creen que se ha
pasado al lado de los monstruos. Los vampiros temen que su
nuevo rey haya caído bajo el hechizo del nigromante más
poderoso en mil años.

En medio de los preparativos de la boda, incluida la


selección de Edward, también conocido como el alguacil
estadounidense Ted Forrester, como padrino, Anita recibe una
llamada de que la policía local necesita su experiencia en una
brutal escena del crimen vinculada a una matanza nacional de
vampiros y humanos, apodada la Asesinatos al sol.

Pero hay algo más que un asesino para atrapar: un


antiguo mal ha llegado a St. Louis para desafiar a Jean-Claude
por su corona, su vida, Anita y todo lo que aman. Incluso con
los nuevos poderes de Jean-Claude como rey y la nigromancia
de Anita, no es suficiente; deben abrazar a su triunvirato o
permitir que la oscuridad primigenia se extienda por todo el
país, poseyendo primero a los vampiros y luego a los humanos.
El mal triunfará a menos que Jean-Claude y Anita puedan
demostrar que el amor lo vence todo.

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7
Edward estaba de pie frente al semicírculo de espejos
preparándose para la ropa de boda que usaría como padrino
en mi boda. Había sido su padrino/persona hace menos de un
año, así que el cambio era un juego limpio. Incluso odiaba la
ropa casi tanto como yo odiaba el vestido formal que su novia
me había obligado a usar en el último momento cuando pensé
que me saldría con la mía con un esmoquin como los hombres.
Ahora era su turno de pensar que se pondría un esmoquin y
descubriría que tenía la mitad de razón. Dado que me iba a
casar con alguien que diseñaba o ayudaba a diseñar la mayor
parte de su propia ropa, Jean-Claude tenía ideas para darle
vida a la ropa aburrida tradicional que usaba la mayoría de los
hombres modernos. Normalmente, su sentido de la moda no
habría molestado a Edward, que tenía un estilo muy
tradicional, pero ahora, mientras se miraba en el espejo,
estaba molesto, muy molesto.

—Tienes que estar bromeando —dijo. Sus ojos azules ya


comenzaban a palidecer como cielos de invierno, lo que
generalmente significaba que estaba a punto de matar algo, o
que quería matar algo.
Peter, su hijo muy adulto y yo nos sentábamos en
pequeñas sillas que generalmente estaban reservadas para las
madres de la novia u otros miembros del lado femenino de la
boda, porque los hombres no tenían que venir al lado de la alta
costura de la boda del diseñador: nunca. Edward era mi mejor
amigo, pero le sonreí, porque estaba disfrutando de los
hombres vestidos con algo que odiaban mucho más que
cualquier esmoquin normal.

—Te ves genial —dije, sonriendo, y eso al menos era cierto,


a diferencia de mí en todos los vestidos de dama de honor que
me habían obligado a usar.

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Miró a Peter en busca de una opinión diferente.

—Esto es ridículo. —Extendió los brazos a los costados


para que Peter pudiera obtener el efecto completo del frac de
tela y cuero negro con su cuello alto y rígido que enmarcaba
aproximadamente la mitad de la cabeza de Edward. Su cabello
rubio se veía de un amarillo más brillante de lo que jamás lo
había visto, ¿tal vez era el cuero negro que lo enmarcaba? O
tal vez era su bronceado del desierto, que no era bronceado
según la mayoría de los estándares, pero era el color más
grande que jamás había visto en la piel de Edward.

—Excepto por el cuello, la chaqueta te queda muy bien, y


el cuello no está mal, es solo que… —Peter hizo un movimiento
de vacilación con la mano—… es extraño, como si no debería
estar allí, pero realmente me gusta el cuero sobre los hombros
y el cuero festoneado sobre el antebrazo parece un brazalete
de cuero de una armadura. Es realmente genial, Ted. —El
bronceado del desierto de Peter era mucho más oscuro que el
de Edward; técnicamente eran hijastro y padrastro, pero para
ellos no se trataba de genética, se trataba de amor.

La mirada de Edward se suavizó un poco y se volvió hacia


los espejos. Tomó una respiración profunda visible y la dejó
salir lentamente como si estuviera contando hasta diez. Tiró
de los bordes de la chaqueta como si necesitara colocarla en
su lugar, pero le quedaba perfectamente; la pequeña
protuberancia de las colas en el abrigo en realidad atraía las
miradas hacia su trasero, y como nunca habíamos sido más
que amigos, por lo general no notaba el cuerpo de Edward así.
Pensaba que los fracs eran anticuados hasta que vi a los
primeros de nuestra fiesta de bodas con ellos y me di cuenta
de que en realidad acentuaban el botín de todos mucho más
que las chaquetas modernas.

—¿Por qué odio tanto esto, además del cuello alto? —


preguntó.

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—¿Tal vez porque es tan diferente de tu estética habitual
de vaquero-Marshal de EE. UU.? —sugirió Peter.

Miré a Edward y finalmente dije:

—Es lo más adecuado que te he visto desde que


adelgazaste para tu boda. Te ves esbelto, más... delicado casi,
y en todos los años que hemos sido amigos, delicado nunca ha
sido una palabra que haya usado para ti.

Asintió para sí mismo en el espejo.

—Eso es lo que es, me veo más pequeño incluso para mí.

—Estás en la mejor forma en la que te he visto, a menos


que hayas engordado desde que te vi en la piscina durante el
viaje de bodas. Eres todo músculo. Demonios, Ed… —Y tuve
que detenerme y obligarme a decir—: Ted, ni siquiera sabía que
tenías un paquete de seis debajo hasta ese fin de semana.

—No los tenía. No desde que estuve en el ejército hace


veinte años, así que nunca desde que me conoces.

—Todas las madres y la mayoría de las hijas en la clase de


artes marciales piensan que tengo el padre más atractivo y eso
incluye a los instructores masculinos. —Peter lo dijo con un
toque de orgullo, a diferencia de algunos hijos de veinte años
que se habrían sentido competitivos con sus padres. Por
supuesto, Edward nunca había sido competitivo con Peter
tampoco.

—Un gran elogio, lo tomo, ya que no he visto a tus


instructores —dije.

Peter sonrió.

—Sí.

—Ya que ahora eres uno de los instructores, un gran elogio


—dijo Edward, y le sonrió a su hijo con un orgullo que nunca
pensé que vería en sus ojos por nadie. Cuando nos conocimos,

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Edward y yo habíamos estado tan solos, y ninguno de nosotros
esperaba que eso cambiara. Ahora aquí estábamos, los dos
más felices de lo que nunca nos habíamos visto. A veces la vida
era buena.

Peter parecía avergonzado pero complacido.

—¿Por qué no me dijiste que eras instructor, Peter?


Felicidades.

—Es solo a tiempo parcial.

—Pero todavía estás en la universidad, así que todo lo que


realmente puedes hacer es medio tiempo —dije.

—Realmente no hay mucho dinero en tener un buen


equipo de artes marciales en la escuela y los instructores
ganan menos. Tienes que ser una fábrica de cinturones u
ofrecer kickboxing como una clase de fitness o algo así para
ganar suficiente dinero para pagar al personal de tiempo
completo, salarios de tiempo completo —dijo Peter.

—Hablaste con Bill como te sugerí —dijo Edward.

—Bill es el dueño de la escuela —me explicó Peter—, y sí,


hablé con él. Necesitaría otro trabajo mejor pagado si quisiera
estar a tiempo completo en el dojo. —Hizo comillas con los
dedos cuando dijo tiempo completo.

—¿Cómo va la doble especialidad? —pregunté.

—Realmente estoy disfrutando Preternatural Primates este


semestre. Nunca supe cuántas especies de trolls había, ¿y
escuchaste que las nuevas pruebas de ADN dividieron al Yeti
en tres especies en lugar de solo dos?

—¿En serio? No había oído hablar de eso.

—Puedo enviarte el enlace al artículo que nuestro profesor


compartió con nosotros.

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—Por favor —dije.

—Pero ahora quiero ver en persona a algunos de los trolls


que tenemos en este país.

—He visto los trolls menores de las Montañas Humeantes.


—Casi agregué que conocía a alguien que tenía su doctorado
en trolls, pero la persona en cuestión era mi ex, Richard
Zeeman, y la última vez que Peter lo había visto, alguien que
ambos conocíamos había muerto. Hoy era un buen día; no
necesitábamos sacar recuerdos horribles y arruinarlo.

—¿De verdad?¿Cuándo?

—Son indígenas del área de Tennessee donde vive una de


mis mentoras. No recuerdo si te he hablado de Marianne.

—La bruja que te ayudó a aprender a controlar tu magia,


¿verdad?

—Sí, supongo que hablé de ella.

Sacudió la cabeza.

—Nathaniel me lo dijo después del viaje cuando fue contigo


y Micah para tratar de aprender cómo funcionaba la energía
mágica entre ustedes tres.
Sabía que Nathaniel hablaba con Peter incluso más que
yo, y Marianne estaba fuera del armario de las escobas como
bruja, así que supongo que estaba bien que Nathaniel
compartiera. Además... Miré su rostro ansioso, tan feliz en la
universidad, aprendiendo cosas nuevas que llamaría para
compartir, y me di cuenta de que confiaba en Peter. Sabía cómo
mantener en secreto lo que fuera necesario mantener.

—Tu rostro se puso serio, Anita, ¿en qué estás pensando?


—preguntó.

Sonreí.

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—Lo primero que pensé fue que lo que Nathaniel había
compartido podría meter a Marianne en problemas, y luego me
di cuenta de que confiaba en ti. Confié en tu juicio, confié en ti
para mantener en secreto lo que necesita ser guardado.

Me sonrió como si hubiera dicho algo maravilloso; tal vez


sí, pero era una de las mejores sonrisas que había visto en su
rostro desde que vio a sus padres caminar juntos por el pasillo.

—Gracias, Anita, eso significa mucho.

—Te lo has ganado, Peter.

—Le están empezando a gustar más las clases de biología


que las de justicia penal —dijo Edward, todavía tirando del
abrigo perfectamente entallado.

—¿Todavía estás en la vía rápida para la aplicación de la


ley sobrenatural, o los trolls te atrajeron al lado de la biología?

—Todavía quiero ser Marshal sobrenatural como tú y Ted,


pero fallé mi análisis de sangre para detectar licantropía, por
lo que me permiten permanecer en el programa, pero no están
seguros de mi futuro en él.

—Lo siento, Peter, de verdad —dije, y le di unas palmaditas


en el brazo.
—No es tu culpa, Anita.

—Te lastimaste protegiéndome.

—Si no hubiera estado allí, el hombre tigre te habría


matado. No me arrepiento de lo que hice, y tú tampoco
deberías hacerlo.

Miré ese rostro tranquilo y sabio y pensé: ¿Cuándo se hizo


tan adulto?

—Haré lo mejor que pueda para estar saludable y


evolucionar en terapia, pero lamento que tu resultado en el
examen te mantenga fuera del ejército y las fuerzas del orden.

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—No cambio, y mi prueba es indeterminada al igual que la
de Ted.

—Y es culpa mía en ambas ocasiones.

—Todavía soy Marshal, y el hecho de que tú y yo tengamos


que conservar nuestras insignias sienta un buen precedente
para que Peter ingrese a la policía.

—Cierto, pero si es mi sangre la que llenó sus heridas


cuando ambos fuimos cortados por hombres animales, ¿por
qué ambos no muestran Teriantropía en toda regla al menos
en la prueba? Quiero decir que tampoco cambio de forma, pero
mi prueba siempre regresa enumerando todos los tipos de
Teriantropía que tengo dentro de mí.

—Los médicos no lo saben —dijo Ted.

—Estaban interesados en el hecho de que tanto Ted como


yo tuvimos los mismos resultados porque éramos padre e hijo
y pensaron que tenían una teoría, hasta que descubrieron que
no estamos relacionados genéticamente.

—Entré con Peter la última vez para que los médicos


pudieran hablar con nosotros.
—Y sacar más sangre —dijo Peter.

Edward asintió.

—Y sacar más sangre.

—Dra. Lillian quiere sacar más sangre mañana de ti y de


mí para poder compararla. Lo siento.

—No, vinimos aquí para averiguar qué nos está pasando


—dijo Edward, luego tiró de la chaqueta como si no le quedara
bien, pero nunca lo había visto con una prenda que le quedara
mejor y eso incluía el esmoquin que había usado para su
propia boda.

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—Y para probarme hermosos vestidos de novia —dije,
sonriendo.

La costurera se reunió con nosotros entonces; tenía los


pantalones que se suponía iban con la chaqueta en lugar de
los temporales que había obligado a Edward a ponerse para
poder ver cómo le quedaba la chaqueta. Los pantalones eran
de cuero negro.

—Me vas a deber tanto por esto —dijo Edward.

—Uno, te he visto usar cuero para trabajos encubiertos


antes. Dos, me puse un vestido formal en la playa con
chancletas deslumbrantes para tu boda.

—Eso no estuvo tan mal —dijo, señalando los pantalones


que la mujer paciente sostenía para él.

—Me probé vestidos que eran tan bajos que vislumbré


toda una tienda de novias cuando me tropecé con el dobladillo.

Él sonrió y luego negó con la cabeza.

—Está bien, eso es justo.

—Si dijera que lamento haberme perdido verte probándote


vestidos, ¿te enfadarías? —preguntó Peter.
—Sí —dije con firmeza.

Tanto él como Edward se rieron. Intenté aguantar, pero


finalmente me rendí, y nos reímos hasta que Edward tuvo que
ir al vestidor y ponerse los pantalones de cuero recién cosido
el dobladillo.

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Peter y yo seguíamos sentados en las sillas escuchando a
Edward maldecir mientras se ponía los pantalones cuando
sonó mi teléfono. Era el tono de llamada de mi padre; mi
estómago se hundió en mis zapatos con pavor, pero respondí.

—Hey, papá, ¿qué pasa?

—Vas a seguir adelante con esta boda sin importar lo que


diga, ¿no es así?

Me puse de pie y dije:

—Jesús, papá, sí, me caso con Jean-Claude, no importa lo


que digas.

Peter se sobresaltó en su silla y me miró como si él


tampoco pudiera creerlo. ¿Quién podría? Mi padre seguía
hablando todo el odio sobre el hombre que amaba.

—Es un vampiro, Anita; a los ojos de la Iglesia, en el mejor


de los casos, es un suicida y, en el peor, es un cadáver poseído
por un demonio.
—Hemos discutido el punto de vista de la Iglesia Católica
sobre los vampiros durante algunas semanas, papá. Dime algo
nuevo.

—Sé que la boda es un gran evento, pero ¿no pueden


simplemente vivir juntos sin casarse?

—No puedo creer que me estés animando a vivir en pecado


con un vampiro. ¿Pensé que esa era una de las cosas que
odiabas de todas las personas en mi vida?

—Si se trata de elegir entre cohabitar con uno de ellos o


casarte con uno, entonces sé cuál es mi preferencia para mi

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hija.

—No voy a cancelar la boda, papá, y el hecho de que sigas


preguntando realmente me está empezando a cabrear.

—No hay necesidad de usar un lenguaje como ese, Anita.

—Diablos si no lo hay. Eres tú quien nos insulta a mí y a


Jean-Claude. Ni siquiera vendrías a St. Louis y lo conocerías
en persona antes de juzgarlo.

—Es un vampiro, Anita, no tengo que conocerlo.

—Bien, entonces si esa es tu última palabra, supongo que


encontraré a alguien más para que me entregue, o caminaré
yo sola por el pasillo.

—Voy a St. Louis a conocer a tu prometido.

—¿Qué?

—Voy a conocerlo y voy a ponerme el traje de boda. No


entiendo por qué habrá múltiples pruebas para un esmoquin,
pero me dijiste que si no voy ahora para la primera prueba, no
puedo estar en la boda en absoluto.

—Entonces, ¿vas a estar en la boda, así como así?


—No, voy por la prueba para tener la opción de estar en la
boda. Necesito cumplir con este... tu prometido. No puedo
creer que te vayas a casar con él, pero quiero conocerlo antes
de que lo hagas. Quiero intentar tener una mente más abierta
al respecto.

Me quedé allí sosteniendo el teléfono, sin saber qué decir.


Mi cara debió haberse visto más sorprendida de lo que me
sentía, porque Peter se puso de pie y se acercó a mí como si no
estuviera seguro de cómo tomaría un abrazo, pero estaba
pensando en arriesgarse.

—Lamento que mis creencias dificulten tu boda, Anita.

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Quiero acompañarte por el pasillo, pero no sé si puedo
entregarte a un... vampiro.

—Lo sé, papá. Me criaste para creer que eran monstruos,


inhumanos, así no sería un asesinato matarlos. Si me hubieras
criado de otra manera, nunca me habría convertido en un
verdugo de vampiros y nunca habría conocido a Jean-Claude.

—No se me escapa la ironía, Anita.

—Bien, ¿cuándo vienes a la ciudad?

—Estoy trabajando para hacer arreglos para que alguien


cubra mi práctica aquí, así que la próxima semana, si no es
demasiado tarde. Nos quedaremos en un hotel ya que sé que
ya tienes invitados en tu casa que van a estar en la boda.

—Está bien, wow, eso es rápido, me sorprendiste, papá.

—En el buen sentido, espero.

—Sí, bien, pero sinceramente me había dado por vencida


en que conocieras a Jean-Claude, y mucho menos considerar
la idea de entregarme.

—Aún no me he decidido por eso, pero Judith me mostró


el artículo que enviaste acerca de que los vampiros no pierden
el cerebro, lo que significa que técnicamente no mueren. Si la
tecnología médica puede probar que los vampiros no son
muertos vivientes, entonces la Iglesia necesita conocer los
nuevos estudios.

—Eso es genial, papá, dale las gracias Judith de mi parte.

—Puedes darle las gracias tú misma cuando lleguemos


allí.

—Genial, lo haré. Envíame un mensaje de texto con los


detalles de tu vuelo y haré que alguien te recoja en el
aeropuerto.

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—¿Alguien, no tú?

Tomé una respiración profunda y la dejé escapar mientras


contaba lentamente. El viaje de culpabilidad ya había
comenzado, y él ni siquiera estaba aquí todavía.

—Papá, estoy planeando una boda más grande que la


última real, o eso es lo que se siente, además todavía estoy
trabajando y tengo amigos aquí de fuera de la ciudad para la
boda. Mi horario está un poco apretado, pero yo o alguien nos
encontraremos con tu avión.

—Bien, ¿hay algún hotel que nos recomiendes?

—Tenemos algunas habitaciones de hotel reservadas para


huéspedes de fuera de la ciudad; cuando sepas las fechas
exactas, házmelo saber y estoy segura de que podemos arreglar
las habitaciones ya que es mucho antes de la boda. Te enviaré
un mensaje de texto con la información.

—Envíale un mensaje de texto a Judith o a Josh, no soy


bueno para enviar mensajes de texto.

—Servirá. Espera, ¿Viene Josh también? Necesito saber


cuántas habitaciones necesitaremos.
—Cuatro habitaciones, pero pagaré por nuestras
habitaciones. No quiero aceptar la hospitalidad de… tu
prometido.

—Espera, ¿cuatro habitaciones? Tú y Judith tienen una,


Josh tiene dos, ¿Viene Andria?

—Sí.

—No vas a hacer que ella y Kevin duerman en habitaciones


separadas en el hotel mientras están aquí, ¿verdad? Han
estado viviendo juntos durante años, papá.

—No, no voy a hacer que Andria y su prometido duerman

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separados en el viaje.

—Entonces, Andria y Kevin son la tercera habitación;


¿Quién necesita una cuarta habitación, papá?

—Nos vemos la próxima semana.

—Si me cuelgas sin decirme para quién es la cuarta


habitación, entonces no te molestes en venir.

—No lo dices en serio, Anita.

—La mierda que no.

—No te criamos para usar un lenguaje como ese.

—A la mierda, papá, ya no voy a jugar estos juegos pasivo-


agresivos contigo. Dime para quién es la cuarta habitación en
este momento.

—No tomo bien las demandas, Anita, especialmente de mis


hijos.

—Tengo treinta y dos, papá, no soy una niña, y como un


adulto a otro y tu anfitriona, merezco saber quién viene a
visitarme.

—Tu abuela quiere ayudar a convencerte…


—¡No, joder no, diablos no!

—Anita, por favor, no sigas usando ese lenguaje.

—¿Lenguaje? Papá, esa mujer abusó verbal y


emocionalmente de mí cuando era niña.

—‘Abuso’ es una palabra fuerte, Anita.

—¡Maldito hijo de puta! —Me di cuenta de que estaba


gritando cuando Edward preguntó qué pasaba a través de la
puerta. Escuché a Milligan y Craven, los guardaespaldas de
esta noche, manteniendo a la gente fuera de los vestuarios.
Milligan asomó la cabeza; le hice señas para que se alejara y

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Peter trató de explicárselo a Edward.

—Anita Katerine Blake, te criamos para que seas una


dama.

—Me criaste para ser muchas cosas, papá.

—Tu abuela está preocupada por tu alma inmortal, y yo


también.

—Papá, si traes a la abuela Blake, entonces no vendrás


con la mente abierta acerca de que me case con Jean-Claude,
porque ella cerrará tu mente a todo menos a su odio y prejuicio
contra cualquier cosa sobrenatural.

—Mamá es una buena católica de la vieja escuela, no hay


nada malo en eso.

—Me quemó cuando tenía catorce años, para que supiera


cómo se sentía el infierno, papá. Ella pensó que me animaría
a dejar de usar mis poderes para resucitar a los muertos.

—¿Qué? Me dijiste que fue un accidente.

—No, papá, ella te dijo que fue un accidente.

—¿Por qué no me lo dijiste?


—No me habías creído en nada más, ¿por qué molestarse?

—Esa fue una quemadura de segundo grado, Anita.

—Lo sé, papá, créeme, lo recuerdo.

—Debiste decírmelo.

—¿Decirte que tu amada santa madre me sujetó el brazo y


forzó la llama de una vela contra mi piel?

—Ella dijo que estabas jugando con la vela, y se cayó.

—No te hacer una quemadura de segundo grado con una


vela que se cae si puedes quitarte del camino, papá.

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Estaba callado al otro lado del teléfono. Dejé que se
acumulara el silencio porque no sabía qué más decir. Me había
tomado meses de terapia adueñarme de la memoria, y no tratar
de encontrar alguna explicación a lo sucedido que exonerara a
mi padre por no protegerme. Nada exonerará jamás a mi
abuela. Podría pudrirse en el infierno que tanto le gustaba por
lo que a mí me importaba.

Lo escuché hablando con alguien de su lado.

—Dice que la golpeaste.

—Me estaba quemando el brazo con una llama viva.

—Tenía un moretón en la cara, dijo que se cayó cuando te


quemaste. ¿Golpeaste a tu abuela?

—Tú me enseñaste a pelear, papá, ¿para qué más fue sino


para protegerme?

—¿Le diste un puñetazo a tu abuela en la cara?

Grité:

—Me estaba quemando el brazo, diciéndome que me


quemaría así todo el cuerpo para siempre si no abandonaba
mis malos caminos. Me protegí, usé lo que me enseñaste y me
salvé de una quemadura de tercer grado o peor.

—No puedo creer que esto haya sucedido de la forma en


que lo cuentas, Anita.

—Siempre la creíste. —No estaba gritando ahora, ni


siquiera estaba enojada, estaba cansada, muy cansada.

—Ambas tenían marcas en ustedes, podría haberte creído.

—¿Podría, podría? —La ira había regresado, la ira que


siempre había creído que provenía de la muerte de mi madre,
pero la terapia me había ayudado a recuperar recuerdos de la

23
infancia que explicaban mi ira. No era como si hubiera olvidado
lo que pasó, más bien como si mi familia repitiera su versión
tan a menudo que simplemente la acepté. Mi familia me
amaba, incluso mi abuela me amaba, no me harían daño así a
propósito, ¿verdad? ¿Verdad? Mal, tan jodidamente mal.

—Anita, lo siento.

—¿Lo sientes por qué, papá? —Mi voz era tranquila,


demasiado tranquila. No era la reacción correcta a tanta
emoción; ahora sabía que era tanto un mecanismo protector
como uno destructivo. Protector porque me ayudaba a
sobrellevar el momento, pero destructivo porque las emociones
reprimidas que debería haber estado experimentando
quedaron enterradas y resurgieron a lo largo de mi vida
durante años.

—Siento que te hayas hecho daño. Lamento que hayas


sentido que tenías que golpear a tu abuela.

—Ella interpreta a la mártir a la perfección, papá, siempre


lo hizo.

—Anita, por favor.

—¿Por favor, qué, papá?


—Las amo a ambas.

—Si tú lo dices, papá.

—Te amo, Anita.

—Yo también te amo, papá. Gracias por enseñarme a


boxear, porque ella nunca me puso una mano encima después
de eso. Supongo que realmente tenía un buen gancho de
derecha, tal como dijiste.

—No sé qué decir.

—Entonces cuelga, porque yo tampoco sé qué decir.

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—Te amo —dijo.

—Sí, yo también te amo, papá. —Mi voz era tranquila y sin


emociones, la forma en que dirías te amo si no lo decías en
serio, pero no era eso. Amaba a mi padre, solo deseaba con
todas mis fuerzas no hacerlo, porque si no lo hubiera hecho,
podría haberle dicho que se fuera al infierno y nunca más
oscureciera mi puerta. Si no amara a mi familia, podría haber
terminado con ellos y haber sido feliz en la vida que había
construido, pero los amaba y siempre estaría esa parte frágil
de mí, esa parte de la niña interior, esa que quiere que tu
familia te ame, que te proteja aunque no lo hicieran. Una parte
de nosotros quiere que digan lo siento y nos compensen.
Queremos nuestro momento cinematográfico Hallmark que
casi nunca ocurre fuera de las películas. Era la Marshal de los
EE. UU. con el mayor número de ejecuciones en el servicio,
sabía mejor que esperar así, pero la esperanza es una perra
mentirosa que te engancha con la promesa suficiente para que
no quieras rendirte. ¡Maldita sea, maldita sea!

Peter estaba de pie a mi lado sin decir nada; empezó a


intentar abrazarme, lo que habría sido un error, pero luego me
tendió la mano. No la tomé, pero él simplemente la dejó abierta
y esperando si quería aferrarme a algo. No necesitaba
aferrarme a nada ni a nadie, y en el momento en que lo pensé
me di cuenta de por qué me había aislado tanto tiempo: porque
así era más seguro. Si no dependiera de nadie más que de mí
misma, entonces nadie se acercaría lo suficiente para
lastimarme de nuevo. Había vivido así, me había protegido así
y había sido miserable y estaba terriblemente sola.

La mano de Peter estaba ahí si quería tomarla, sin


demandas, sin fuerza, sin presunción. Era bastante inteligente
para tener veinte años. Yo no había sido tan inteligente a los
veinte años. Demonios, no estaba segura de ser tan inteligente
ahora. Tomé su mano y lentamente envolvió sus dedos

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alrededor de los míos, pero no intentó más, esperó por mí. Me
dolía el pecho; el corazón roto en libros y películas está
reservado para el amor romántico, pero todo tipo de amor
puede romperte el corazón. Mis ojos ardían, mi garganta
estaba apretada como si me estuviera ahogando; ¿qué diablos
estaba mal conmigo?

—Está bien, Anita —dijo, en voz baja y suave como cuando


hablas de saltadores fuera de las repisas—, lo que sea que
estés sintiendo está bien.

Intenté decir estoy bien, o alguna otra cosa sensata, pero


lo que salió fue un sollozo y lo que siguió fue otro. Me derrumbé
contra Peter, y él me atrapó de la forma en que lo atrapé una
vez cuando era pequeño y le sucedían cosas malas. Lloré en su
pecho como una maldita niña porque habían sucedido cosas
malas y nadie me había protegido. Me había salvado a mí
misma; todavía me estaba salvando a mí y a todos los demás,
pero en ese momento dejé que Peter salvara una pequeña parte
de mí, una parte que todavía tenía catorce años y no se había
dado cuenta de que mi abuela me odiaba más de lo que me
amaba, y que yo la odiaba de vuelta.
26
El llanto casi se había detenido. Yo estaba de pie allí con
mis brazos alrededor de la cintura de Peter mientras él me
sostenía en el lugar, y me apoyé contra él. Me sentí ligera y
aireada, y tranquila por dentro como el mundo después de que
una tormenta lo limpiara. No se sentía mucho como yo.

Peter me abrazó con cuidado y dijo:

—Siempre quise tenerte entre mis brazos, pero no era así


como me lo imaginaba.

Me hizo reír, solo un poco.

—No cumplió con las expectativas, ¿eh? —dije, suspirando


con mi cabeza aún apoyada en su pecho.

—De alguna manera, no. —Pasó su mano por la parte de


atrás de mi cabello.

Levanté la cabeza y la aparté del contacto. Estaba en el


límite entre la comodidad y más.

—Pero en otros aspectos, superó totalmente las


expectativas. —Él me sonrió, y era una buena sonrisa llena de
todos los años que nos conocíamos, todas las cosas por las que
habíamos pasado juntos, cuánto habíamos crecido los dos,
aunque la mía había sido más interna en lugar de ganar diez
pulgadas de altura como lo había hecho él—. Gracias por
confiar en mí —dijo, y así supe que entendía cuánto me había
costado desmoronarme y cuánto tenía que confiar en alguien
para dejar que me atraparan mientras lo hacía.

—Gracias por ser digno de confianza, —dije.

—Oh, cuando una mujer te llama confiable, estás en la


zona de amigos. —Hizo una mueca dramática para acompañar
el comentario. Me hizo reír y comencé a alejarme cuando la
cortina del fondo se abrió y un vampiro y un hombre hiena

27
entraron. Asher, el vampiro, era alto con cabello largo y dorado
que llevaba suelto para ocultar la mitad de su rostro. La mitad
que mostraba parecía casi artificial en su belleza. Kane, el
hombre hiena, era alto, moreno y hoscamente atractivo. El
vampiro dijo:

—Anita, ¿qué pasa?

La hiena dijo:

—Encontraste otro hombre para follar, no sé cómo


encuentras el tiempo.

Quería golpear a Kane en la cara, pero debatí si el


comentario era suficiente para justificarlo o solo mi enojo con
mi familia hablando. Peter se me adelantó, moviéndose más
rápido de lo que nunca lo había visto moverse. Un segundo
estábamos abrazados, al siguiente él estaba al otro lado de la
habitación golpeando a Kane en el plexo solar con su mano
derecha, tan fuerte que lo dobló, luego golpeó con su codo
izquierdo el costado de la cara de Kane. Kane intentó ponerse
de pie, lo golpeó, y Peter levantó su brazo izquierdo para
bloquear el golpe por si acaso, pero ya estaba subiendo por
debajo de la barbilla de Kane con el corte más bonito que había
visto en mucho tiempo. Kane cayó de espaldas y la pelea
terminó.

—Nunca te había visto moverte tan rápido, Peter —dijo


Edward detrás de nosotros en la puerta del vestidor.

—O golpear tan fuerte —dije.

Peter se miraba las manos como si no pudiera creer lo que


acababa de hacer. Aparentemente, él tampoco se había visto
moverse así antes.

Asher miró a su amante caído y luego a Peter y luego de


nuevo a Kane.

28
—Me disculpo por lo que dijo Kane, fue
imperdonablemente grosero, pero ¿podríamos comenzar con
insultos verbales antes de recurrir a la violencia la próxima
vez?

Milligan estaba de vuelta a través de las cortinas con


Craven pisándole los talones. Milligan tenía su pelo claro
recién cortado militarmente. Siguió tratando de dejarlo crecer
desde que dar positivo por licantropía le había dado el alta
médica de la Marina, pero odiaba que le tocara las orejas.
Craven estaba tan recién dado de alta que su cabello negro
todavía estaba en su original alto y apretado. Parecía extraño
tener a Milligan de servicio sin su compañero habitual, Custer,
pero habíamos dividido a todos los de seguridad militar con
más experiencia entre los tipos más nuevos que todavía
estaban en la transición de la carrera militar a la seguridad
civil. Era una buena idea, pero aún extrañaba a Custer, y
Milligan era mucho menos hablador y cómodo para estar con
el novato.

Milligan dijo:

—Blake, si vas a pelear con cambiaformas, tendré que


quedarme de este lado de la cortina.
—Si Kane está involucrado, podría ser lo mejor —dije.

Craven se arrodilló y comprobó el pulso en el cuello de


Kane.

—Es un hombre hiena, no lo golpeé tan fuerte —dijo Peter,


pero su voz tenía una nota de pánico.

—Está vivo —dijo Asher, pero no con la emoción que


esperarías de la noticia. La vena cruel de Kane había
comenzado a desgastar a todos.

—Tiene pulso —dijo Craven.

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Escuché a Peter dejar escapar un suspiro, sus hombros se
hundieron con alivio.

—Y esa es la otra razón por la que estamos aquí —dijo


Edward.

—¿Puedes moverte así ahora también? —pregunté.

Sacudió la cabeza.

—Ninguno de nosotros se ha movido nunca así. Somos


más fuertes y más rápidos, pero no así.

Peter se alejó lo suficiente de Kane para que pudiera tener


alguna advertencia si el hombre hiena llegaba y quería tener
una revancha. Retrocedió hasta que estuvo de pie junto a
Edward. Peter estaba pálido.

—No sé qué pasó.

—Limpiaste su reloj —dije.

—Perdiste el control de tu temperamento —dijo Edward.

Peter solo asintió.

—Peor de lo que lo he hecho en mucho tiempo.


—Te enseñé a pelear, y has aprendido más en el dojo, pero
con esas habilidades viene la responsabilidad y el juicio sobre
cuándo usarlas y qué tan duro hacerlo. Hoy no era el momento
de ir tan duro, Peter —dijo Edward.

—Lo sé, realmente lo sé, pero él dijo lo que dijo después


de que Anita habló con su padre por teléfono y fue... Perdí el
control. No tengo una excusa para ello, pero lo siento.

—No perdiste el control —dije—, eso fue muy controlado,


muy preciso.

—Quería lastimarlo, Anita, eso no está bien. Soy

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demasiado grande y demasiado fuerte, y ahora es aún peor.
Tengo que controlar mis emociones tanto como controlo las
cosas físicas, o alguien saldrá lastimado y podría terminar
arrestado.

—Bueno, si golpeas a un humano con esta fuerza, alguien


podría morir —dijo Craven.

—No quiero matar a alguien por accidente —dijo Peter. De


repente parecía asustado, la sombra del chico que había
conocido por primera vez en su rostro. No lo culpaba.

—Estás aquí para entrenar con nosotros, ¿verdad? —dijo


Milligan.

Peter asintió.

—Te enseñaremos cómo manejar tu nueva fuerza y


velocidad, y cómo ocultarlas.

—Sí, eso también. Quiero decir, si me moviera así en el


dojo, todos lo sabrían.

—Fuiste rápido, chico, pero no tanto como nosotros —dijo


Craven.

Peter lo miró.
—¿Hablas en serio?

Craven sonrió con esa sonrisa que los hombres grandes y


atléticos han estado sonriendo desde que el primero se dio
cuenta de que era más grande y más fuerte que todos los
demás.

—Hablan en serio —dijo Asher—, y por favor recuerda que


cuando Kane vuelva en sí, lo tomará como un grave insulto.

—¿Es eso una amenaza? —preguntó Edward.

—No, es una advertencia. A medida que me vuelvo más


saludable y menos propenso a ser lo que Anita llama un

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agitador de mierda, Kane empeora. Solo está aquí hoy para mi
prueba porque no confiaba en mí fuera de su vista.

—¿Los problemas de celos son mucho peores? —pregunté.

—Me temo que sí.

—¿Cuánto peor, ya que se supone que debemos mantener


a todos a salvo? —preguntó Craven.

Milligan respondió:

—No has estado mucho con Kane, pero probablemente


intentará destrozar al chico la próxima vez que lo vea.

Asher bajó la cabeza y se llevó las manos a la cara como si


fuera a llorar o no quisiera ver a Kane tirado en el suelo. Se
pasó las manos por el cabello para que se lo retirara por
completo, dejando al descubierto las cicatrices en el lado
izquierdo de la cara. Me hizo saber lo molesto que estaba,
porque nunca lo habría hecho frente a tanta gente si hubiera
estado pensando en ello.

Peter jadeó.

Asher se congeló y luego movió sus manos muy lentamente


para que su cabello cayera hacia atrás como una cortina
dorada oscura para esconderse detrás nuevamente. Habló con
el rostro aún oculto.

—Si Kane se despierta y el joven todavía está aquí, lo


atacará. Puede soportar tal insulto a su honor por parte de
Anita y otros en la cúspide de nuestra estructura de poder,
pero es demasiado inseguro para recibirlo de cualquiera que
perciba como menos capaz. —Nunca movió la cabeza en
absoluto mientras hablaba, por lo que su cabello era todo lo
que podíamos ver de su rostro. Ni siquiera nos mostró el lado
sin marcas de su cara, lo que significaba que todos sus
problemas habían sido golpeados fuertemente por ese pequeño

32
sonido.

—Si todos están de acuerdo, enviaremos a Kane al área


médica en el Circo de los Malditos para que pueda despertar
allí —dijo Milligan.

—Está bien por mí —dije.

—Sí —dijo Asher, todavía inmóvil como si tuviera miedo de


darle a Peter una segunda mirada a su cara.

Me acerqué a Asher mientras Milligan levantaba a Kane


como si fuera un saco de patatas, colocándolo como una
mochila de bombero sobre uno de sus hombros.

—¿Qué pasa si tiene una lesión en la columna? —preguntó


Peter.

—Niño, si su columna estuviera herida, estaría muerto o


se curaría sin importar qué —dijo Milligan, y luego salió
mientras Craven sostenía la cortina para él.

Dudó en la entrada y dijo:

—Se supone que no debemos dejarte sin alguien que te


cuide las espaldas.
—Tenemos su espalda —dijo Edward. Me incomodaba un
poco que Peter fuera parte de nosotros, pero se había ganado
el derecho a ser incluido.

Milligan le respondió:

—Si Forrester dice que la tiene, la tiene. Ahora llevemos al


hombre hiena al médico antes de que vuelva en sí.

Craven casi saludó, lo recordó a tiempo y se apresuró a


alcanzar a Milligan.

Intenté pararme frente a Asher, pero él se movió lo


suficiente como para que su cabello quedara entre yo y ver su

33
rostro. No lo había visto tan inseguro en tal vez nunca. Maldita
sea. Extendí la mano para tocar su cabello, pero se movió fuera
de mi alcance, así que dejé caer mi mano en su brazo. Lo cual
me dejó sujetarlo, pero estaba inmóvil bajo mi toque como si
estuviera tratando de no estar allí.

—Asher, por favor —dije.

—Lo siento —dijo Peter.

—Tu reacción fue honesta, no te arrepientas —dijo Asher,


pero su voz tenía una amargura que hacía que las palabras
fueran una mentira.

—No fue por la razón que crees.

—Ahora me dirás que no conozco mi propia mente. Tienes


la arrogancia de la juventud y la belleza.

—Soy joven pero no soy hermoso, no comparado contigo


—dijo Peter.

Asher hizo un sonido demasiado amargo para ser una risa,


pero no tenía otra palabra para describirlo. Se alejó de mi mano
y no peleé con él por eso. Tenía mis propios problemas para
trabajar hoy, no me quedaba suficiente energía para lidiar con
uno de los famosos ataques de Asher. Era hermoso, pero
finalmente la belleza y el buen sexo no son suficientes.

Peter dijo:

—Eres tan bueno escondiendo las cicatrices con tu cabello


que olvido que están ahí.

—Qué bueno que puedes olvidar que estoy arruinado.

—Todo lo que me dejas ver son tus partes perfectas


físicamente. Nicky me deja ver las cicatrices donde perdió el
ojo ahora, así que es parte de él, pero parece que nunca tratas
tus cicatrices de esa manera.

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—Oh, son una gran parte de mí, una parte que nunca
podré olvidar. Muchas veces he deseado que los vampiros no
tuvieran reflejos como en las películas, porque entonces no
sería un recordatorio constante de lo que he perdido.

—Si así es como te sientes, Asher, ¿por qué no vuelves a


consultar con el cirujano plástico? Tenía esperanzas de poder
ayudarte —dije.

Solo sacudió la cabeza lo suficientemente fuerte como para


que su cabello se moviera, pero nunca mostró nada de su
rostro. Peter tenía razón, Asher había pasado siglos usando su
cabello para protegerse la cara. Siempre parecía saber dónde
lo golpearía cada sombra o mancha de luz y qué mostraría. Lo
usaba todo para mantener sus cicatrices ocultas. Las
cicatrices no cubrían gran parte de su rostro porque podía
mantener el cabello sobre él mientras miraba a alguien con
ambos ojos y la mayor parte de su rostro, pero no era mi rostro,
no era yo quien era del tipo de belleza que haría que la gente
se quedara boquiabierta, hasta las cicatrices que harían que la
gente se quedara sin aliento como lo había hecho Peter.

Sentí a Jean-Claude como un sueño lejano por la conexión


metafísica entre nosotros. Estaba siendo sutil porque si Asher
sintiera su presencia, diría que no lo quería excepto a través
de los ojos de Jean-Claude. Como estaba empezando a estar
de acuerdo con eso, era difícil discutir. Solo había estado en
una relación intermitente con Asher durante unos años; Jean-
Claude lo había estado intentando durante siglos. Ese soplo de
poder me pidió con emociones que por favor lo intentara. Jean-
Claude podría haber simplemente hablado en mi mente, pero
tanto poder entre nosotros y Asher habría sentido qué estaba
sucediendo.

Alcancé su mano. Se sobresaltó, su mano se tensó bajo mi


toque. Me lanzó una mirada, un destello de esos ojos azul hielo

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a través de la selva de su cabello dorado.

—¿Por qué querrías tocarme cuando tienes una juventud


inmaculada ante ti?

Coloqué mi mano más firmemente en la suya; Jean-Claude


se había ido de la parte de mí donde podía sentirlo, porque el
contacto fortalecía todos nuestros poderes. Si Asher se daba
cuenta de que no había sido solo mi idea de sostener su mano,
entonces hubiera empeorado las cosas.

—Sabes que Peter y yo no somos un elemento.

—Solo un amante defenderá el honor de alguien con tanta


rapidez y decisión.

—¿Alguna sugerencia, Ted? —preguntó Peter.

—Tú hiciste el desorden, tú lo limpias, esa es la regla;


además, esta no es la parte de la vida de Anita en la que ayudo,
y soy bueno con la división del trabajo.

Peter dio unos pasos hacia nosotros y mi mano en la de


Asher evitó que se alejara. Sin embargo, Peter captó la
indirecta y se detuvo dónde estaba, dándole al vampiro el
espacio que parecía necesitar.
—En alguna parte de toda esa conversación, ¿insinuaste
que estás celoso de mí? —preguntó Peter, así que no pensé que
empezaría con eso.

Asher se rio, y fue tan amargo que se sintió como vidrio


roto en mis oídos solo de escucharlo.

—Sin trucos mentales de vampiros —dijo Edward—, o me


uniré, y no quieres eso.

—No —dijo Asher—, no lo hago. Mis disculpas, por perder


el control por un momento.

—No dejaste tus medicamentos, ¿verdad? —pregunté,

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porque este era el malhumorado Asher de antaño, no el que
había tomado su terapia tan en serio que habían encontrado
medicamentos que funcionaban en un vampiro, lo cual no
había sido fácil. El doctor estaba escribiendo un artículo sobre
eso porque era el primero. Encontrar medicamentos que
equilibraran la química cerebral de Asher había marcado una
diferencia asombrosa. Estaba más saludable que nunca, y
todos estábamos más felices por eso, excepto Kane,
aparentemente.

—No, no dejé mis medicamentos, pero puedo entender por


qué me preguntaste. —Apretó mi mano suavemente.

—Si los medicamentos siguen funcionando, entonces,


¿qué pasa? —pregunté.

—La medicina me aclara la cabeza y ayuda a que mi


corazón sea menos tempestuoso, pero ahora comienza el
verdadero trabajo de la terapia. Estoy descubriendo que
trabajar en problemas internos es mucho más desafiante de lo
que había imaginado.

Le devolví el apretón de la mano y le dije:

—Estoy orgullosa de ti por trabajar en tus problemas, en


lugar de dejar que ellos te trabajen a ti.
—Es muy difícil hacer el trabajo en terapia; lamento
haberlo hecho peor —dijo Peter.

—Eres joven, no sabes nada mejor.

—Déjame tratar de hacerlo mejor; primero puedo decir


algo sin que lo tomes como coqueteo, porque no me gustan los
hombres, así que no me refería a ello de esa manera, pero
quiero tratar de explicarlo.

Asher se rio de nuevo y fue amargo, pero no dolió


escucharlo. Él también lo estaba intentando.

—Estás a salvo de mis avances. No me gustaría estar con

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nadie que reaccione ante mí como lo hiciste tú.

—No son las cicatrices, es el hecho de que tienes uno de


los rostros más hermosos que he visto en mi vida. Pienso eso
cada vez que te veo, pero esta es la primera vez que me dejas
ver toda tu cara.

—Lamento que lo hayas encontrado repugnante.

—No, no es eso —dijo Peter, extendiendo la mano como si


estuviera tratando de sacar las palabras del aire—. Sabía que
estabas marcado por el agua bendita y sabía que quema como
el ácido en la piel de los vampiros, pero la teoría es diferente a
verlo.

—Mucho peor de lo que imaginaste —dijo Asher, y trató de


apartar su mano de mí; cuando no lo solté, él me permitió
seguir sujetándolo, pero era como si su mano solo estuviera
allí por cortesía. Tuve que respirar a través de la ira que
comenzó a hervir dentro de mí. Realmente no me quedaban las
cucharas emocionales para Asher hoy, pero por el bien de
Jean-Claude seguí intentándolo.

—Maldita sea —dijo Peter—. No estoy diciendo esto bien,


pero las cicatrices no son tan malas, simplemente me
sorprendió, y fue una mierda de mi parte reaccionar así. Lo
lamento.

—Disculpa aceptada —dijo Asher, pero su voz decía


claramente que no lo decía en serio.

—Asher, ¿qué tiene que hacer él para mejorar esto? —


pregunté, estrechándole la mano, tratando de que me mirara.

—¿Cómo lo dijiste, que yo era un joven sin mancha? —


Peter tiró del dobladillo de su camiseta con una mano,
exponiendo las cicatrices en la parte superior del estómago que
se trazaban sobre un lado de su pecho. Sabía que subían sobre

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un hombro, pero tendría que quitarse la camisa para verlos.
Las cicatrices parecían lo que eran, marcas de garras. Había
sido un hombre tigre que pretendía matarme; tanto Peter como
yo casi morimos, pero yo había tenido suficiente magia para
curarme por completo, y él no.

Asher se giró con el cabello ondeando para ocultar el lado


con cicatrices de su rostro, pero mostró la perfección total del
otro lado de su perfil para poder mirar las cicatrices que
trazaban el cuerpo de Peter.

—Soy un tonto, por favor, perdóname por olvidar que no


soy el único que ha sufrido.

Peter dejó caer su camisa en su lugar.

—No dejo que la gente me vea sin camisa mucho, incluso


las chicas que dicen que no les importa, ¿cómo no? A las chicas
a las que les gustan las cicatrices parece gustarles más que el
resto de mí, y eso es espeluznante por una razón diferente.

Peter nunca me había mencionado nada de esto, pero lo


estaba compartiendo con Asher y el resto de nosotros, porque
estaba tratando de compensar el hecho de que Asher se
sintiera tímido. Fue valiente e inteligente. Estaba tan orgullosa
de él que lo habría abrazado si no hubiera pensado que eso
empeoraría las cosas de nuevo.

—He tenido amantes a lo largo de los siglos que preferían


a sus amantes con cicatrices, pero tienes razón, eres tus
cicatrices para ellos, no tú mismo.

—Exactamente —dijo Peter.

—Sabía que habías arriesgado tu vida para salvar a Anita


de un cambiaformas, pero no pensé lo que eso significaría para
alguien que no era un cambiaformas o un vampiro. De nuevo,
mis disculpas por asumir que por ser joven no tenías tus

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propias heridas.

—Está bien, la mayoría de la gente ve a alguien de mi edad


y asume lo mismo.

—Trato de no ser tan común —dijo Asher.

—Nunca podrías ser ordinario —dije, sonriéndole.

Finalmente me sonrió un poco. Solo pude ver de verdad a


Asher a través de la lente de todos los siglos en la que él y Jean-
Claude habían estado juntos primero como rivales, luego como
amantes y mejores amigos, luego como enemigos acérrimos, y
ahora ellos/nosotros estábamos descubriendo qué diablos
éramos todos otra vez. Eran como amantes desafortunados
que seguían reencarnándose vida tras vida tratando de hacerlo
bien, excepto que era una sola vida, solo una muy larga.

Extrañaba a Asher en el dormitorio y en algunos otros


lugares, y sabía que Jean-Claude lo extrañaba más, lo que me
hizo decir:

—Ahora, ¿finalmente recibo un beso de saludo?

Asher sonrió de verdad esta vez, la que recorrió todo el


camino hasta la cicatriz larga y curva que estaba más cerca del
arco besable de su boca. Amaba esa sonrisa, porque era real,
no calculada para ocultar sus cicatrices. Me hizo sonreír solo
para mí sin que Jean-Claude necesitara interferir. Quería amar
a Asher, a veces lo hacía tan malditamente difícil.

—Lo que mi señora desee —dijo, e inclinó esos seis pies,


una pulgada de altura hacia abajo cuando me puse de
puntillas para encontrarlo en la mitad. Sus labios eran tan
suaves como siempre, el beso gentil; sus brazos comenzaron a
envolverme, pero puse una mano entre nosotros, evitando que
nuestros cuerpos se tocaran por completo y que él me abrazara
con demasiada fuerza.

Retrocedió inmediatamente.

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—¿Nunca me perdonarás por ese beso cruel?

—Si hubiera sido humana hubiera necesitado puntos y


semanas, o meses, para poder besar, o comer, o tantas cosas
sin lastimarme. Demonios, podría haber terminado con
cicatrices y mi boca nunca volvería a verse así.

Entonces se alejó de mí.

—¿Querías ser cruel?

—No, pero brutalmente honesta, sí.

Se volvió hacia mí, sus ojos azul pálido nadando en


lágrimas no derramadas. Me dolía el corazón verlo así, pero
sabía que parte de eso era la emoción de Jean-Claude y
teníamos que ser firmes con nuestro hermoso hombre.

—A menos que tengamos ciertas personas en la habitación


con nosotros, no me siento cómoda dejándome envolver en tus
brazos hasta que me quede sin opciones contra tu fuerza
superior, Asher.

—Estaba enfermo, Anita. Estoy tomando medicamentos y


en terapia, ¿qué más quieres que haga para demostrar que soy
sincero en mi deseo de volver a estar en tu vida como antes?
—Les daremos un poco de privacidad —dijo Peter.

Retrocedí para poder verlo a él y a Asher al mismo tiempo;


Incluso tuve la sensación de que Edward seguía de pie en la
puerta del vestidor.

—No quiero privacidad, quiero testigos.

—Anita, nunca te haría daño a propósito.

—Viniste aquí esta noche sonando como tu viejo yo, tu


viejo yo inseguro y celoso. No es seguro estar cerca de esa
persona, así que voy a ser cautelosa.

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—¿Estás diciendo que te lastimó? —preguntó Peter.

—Lastimé a todos los que me rodeaban antes de que el


médico encontrara un medicamento que equilibrara la química
de mi cerebro. Es peor que ser un adicto, porque al menos eso
es algo sin lo que puedes vivir, algo fuera de ti, pero lo que está
mal en mí está dentro de mí. No puedo irme de golpe como
dicen, porque soy mi propia droga, mi propia debilidad sin una
droga diferente que me ayude a encontrar el sentido.

—Eso suena terrible —dijo Peter, y sonaba como si lo dijera


en serio.

—Lo es, mon ami, lo es.

—Me alegro de que hayan encontrado medicamentos que


te hayan funcionado —dijo Edward.

Asher miró más allá de Peter al otro hombre.

—Gracias.

—Podemos dejar de lado esta conversación por privacidad


con Jean-Claude y los otros amantes en nuestra vida —ofrecí.

—¿De verdad te sientes insegura conmigo sosteniéndote


en mis brazos?
Está bien, supongo que no íbamos a esperar a una
audiencia más íntima para esta conversación, que así fuera.
Lo miré y distante como una campana estaba el amor de Jean-
Claude por el hombre frente a mí, pero mi propio corazón
estaba extrañamente impasible.

—Somos amantes otra vez, Asher.

—Pero tú no estás enamorada de mí, como yo lo estoy de


ti.

—Me lastimaste, Jean-Claude te exilió durante meses, y


luego regresaste a casa con Kane, quien lo hace imposible. El

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tiempo que pasamos juntos sin él lo enfurece más, por lo que
es cada vez más difícil estar juntos.

—Somos amantes de nuevo, pero es como si no


estuviéramos juntos, porque todo debe pasar por los celos y la
posesividad de Kane —dijo Asher.

—Exactamente.

—Si me hubiera casado con él, me divorciaría de él, pero


lo hice mi moitié bête, mi mitad animal; ese no es un lazo que
pueda romperse antes de la muerte.

—Sí, realmente es hasta que la muerte los separe —dije.

—No sé qué hacer con Kane; si hubiera estado más sano,


nunca lo habría elegido.

Edward dijo:

—Tal vez sin Kane no hubieras dado una oportunidad real


a la terapia.

—¿Qué quieres decir? —preguntó Asher.

—Anita tuvo que contarme sobre Kane antes de que


viniéramos a St. Louis para este viaje, porque quería que Peter
y yo supiéramos que él era potencialmente peligroso. Creo que
Kane levantó un espejo de tus propios celos obsesivos.
Finalmente viste en él lo que todos los demás habían visto en
ti, y ya no querías ser así.

—Sabía que eras un enemigo mortal, pero no sabía que


también eras un amigo sabio —dijo Asher.

—No soy tu amigo, soy amigo de Anita.

—No te gusto.

—No me has dado una razón para que me gustes.

—Eso es justo. —Asher se volvió hacia mí—. Tal vez tu

43
amigo tiene razón, y necesitaba que Kane me mostrara el error
de mis caminos.

—Si eso es cierto, entonces estoy agradecida por eso, pero


eso todavía nos deja con Kane.

—¿Qué pasa si lo matas? —preguntó Edward.

—Su muerte podría matar a Asher.

—Pensé que Asher sobrevivió a la muerte de su sirviente


humano una vez.

—Lo hizo. —No di más detalles sobre uno de los momentos


más dolorosos en la vida de Asher o Jean-Claude. Los hechos
desnudos y seguir adelante.

—Entonces, ¿por qué no puede vivir a través de la muerte


de su animal para llamar?

—Todavía estoy enamorado de Kane —dijo Asher.

—Vi tu reacción cuando Peter lo dejó KO; esa no fue la


reacción de un hombre enamorado.

—Lo amo —insistió Asher.


—Pero ya no estás enamorado de él, ¿verdad? —preguntó
Edward.

Asher vaciló y luego dijo:

—No lo sé.

—Sí, lo haces, simplemente no quieres admitirlo.

—Para que quede claro, Ted, no puedes matar a Kane a


menos que intente matarte a ti o a Peter, o a alguien más. Él
no es solo un problema por resolver, todavía no.

Edward se encogió de hombros.

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—Si tú lo dices.

—No podemos simplemente matar a Kane porque podría


lastimar a alguien, ¿o sí? —preguntó Peter.

—No puedes —dijo Edward.

—Nadie puede —dije.

—Quieres decir que Peter no puede matar a Kane a sangre


fría, pero tú sí —dijo Asher.

—Sería una solución.

—Podría matarme.

—Aun así, sería una solución —dijo Edward. En ese


momento me di cuenta de cuánto no le gustaba Asher. Ni
siquiera había estado mucho con él, pero había escuchado mis
historias y visto algunos de los daños que Asher había
causado; para Edward eso sería suficiente.

Dije:

—No, no sería una solución.

Peter dijo:
—Ted, no.

—Entonces mantén a Kane alejado de Peter y de mí


mientras estemos aquí. Si lastima a Anita frente a mí, no lo
dudaré.

—Si lastima a Anita, eso es diferente —dijo Peter.

Edward miró a su hijo, sus ojos se volvieron fríos y


distantes como los cielos de invierno antes de que la tormenta
caiga y te entierre bajo una ventisca.

—Has convertido a Kane en tu enemigo, Peter. Es un


hombre animal; eso significa que es más rápido y más fuerte

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que tú, incluso ahora. ¿Qué harás si te ataca?

—Me defenderé.

—¿Lo matarás?

—Si trata de matarme.

Edward negó con la cabeza.

—No puedes esperar tanto, Peter, no con los


cambiaformas.

—No puedo simplemente dispararle a la vista.

—Yo sí.

—Yo no —dije.

—Haré todo lo posible para ver que Kane se mantenga


alejado de Peter —dijo Asher.

Edward lo ignoró y miró a su hijo.

—La mayor diferencia entre Anita y yo es que yo puedo y


ella no. No es que no sea capaz de disparar y matar a Kane. Es
que ella esperará hasta que él haga algo que sienta que lo
justifica, pero para entonces alguien más estará herido o
muerto. Si Anita no estuviera aquí para decirme que no,
mataría a Kane antes de que lastime a alguien más.

—¿Y no te molestaría? —preguntó Peter.

—No.

—¿Por qué me dices todo eso, Ted?

—Quiero que empieces a pensar ahora en lo que harás y


lo que no harás, lo que estás dispuesto a hacer, dónde trazas
tu línea.

—Estoy pensando en eso —dijo Peter.

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—Bien, porque si entras en el negocio familiar vas a tener
que decidir cuáles son tus reglas, para que no pierdas el tiempo
preguntándote cuándo es el momento de actuar. La vacilación
hará que te maten si te enfrentas a vampiros y cambiaformas,
Peter.

Peter me miró, tal vez para confirmar o tal vez para mi


opinión. Asentí y dije:

—Si decides de antemano lo que harás en un escenario


dado, entonces, si eso sucede, simplemente actuarás. No
perderás el tiempo debatiendo tus opciones.

—Pero no puedes pensar en todos los escenarios antes de


tiempo —dijo Peter.

—No, pero puedes pensar en los que probablemente


sucedan a continuación, como ¿qué harás si Kane salta sobre
ti cuando estás solo? —pregunté.

—Matarlo si puedo.

—Bien —dijimos Edward y yo juntos.

—Pero seguramente no tienes que matarlo. ¿No podrías


incapacitarlo como lo hiciste hace un momento? —dijo Asher.
—No si me tiene a solas —dijo Peter.

—Explícale tu respuesta a Asher —dijo Edward.

—Sorprendí a Kane y a mí mismo con mi velocidad, fuerza


y entrenamiento. No lo sorprenderé una segunda vez. Él estará
listo para mí ahora y es más rápido y más fuerte que yo,
además puede cambiar de forma a una forma que tiene garras
y dientes. —Peter se volvió hacia mí—. ¿Puede Kane hacer solo
garras en forma humana?

—No que yo sepa —dije, y miré a Asher.

—No, no puede —confirmó el vampiro.

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—Está bien, pero aún es mejor que yo físicamente y sabe
lo bueno que soy ahora, así que correrá con más fuerza, tal vez
lo suficiente como para tratar de matarme. Si me consigue a
solas, tendré que suponer que eso es lo que está planeando.

—¿Y si te ataca frente a todos nosotros, como


probablemente lo hará? —preguntó Asher.

—Si Anita y Ted están conmigo, o Nicky y algunos más,


trataré de pelear hasta que puedan someterlo, pero si me
atrapa solo o sin las personas en las que confío, entonces
tendré que encargarme yo mismo.

—¿No confías en que puedo controlar mi propio animal


para llamar?

Peter me miró como preguntando, ¿Qué digo?

—Dile la verdad —dije.

—No, ¿por qué debería hacerlo cuando no pareces tener


ningún control sobre él en absoluto? De hecho, él te intimida
y te manipula y tú lo dejas. ¿Por qué confiaría mi vida en ti de
repente enfrentándote a él y salvándome? Estoy mucho más
seguro salvándome mientras tú te quedas retorciéndote las
manos sobre qué hacer.
Asher lo miró fijamente y luego se volvió hacia mí.

—¿Es esto lo que piensas de mí también?

—¿Quieres la verdad? —pregunté.

—Sí.

—Está bien, creo que te quedarías allí y verías a Peter


morir a manos de Kane y no harías nada, no porque quieras
que Peter muera, sino porque no sabes qué hacer en caso de
emergencia, especialmente cuando Kane está involucrado.

—¿Soy tan inútil?

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—En lo que respecta a Kane, sí. —En mi cabeza pensé que
sería una de las últimas personas con las que contaría en una
emergencia, pero me lo guardé. Una dura verdad a la vez
funcionaba mejor si querías que a la mayoría de la gente le
fuera mejor, y no quería lastimarlo tanto. Todavía lo amaba, o
Jean-Claude lo amaba lo suficiente por los dos; de cualquier
manera, hacía difícil ser completamente honesta en ese
momento.

—Entonces, ¿estás de acuerdo en que Peter debería matar


a Kane?

—No, estoy de acuerdo en que Peter no debería dejar que


Kane lo mate, y si eso significa que mata a Kane primero,
entonces estoy de acuerdo con eso.

—¿Incluso si eso significa mi muerte?

Maldita sea, no iba a dejar que esto fuera fácil, lo cual era
tan Asher.

—Eres un maestro vampiro, Asher, lo que significa que


puedes controlar a tu animal para llamar, que es la hiena. Te
he visto obligar a hombres hienas que te odiaban a atacar a
personas que les caían mejor que tú. Kane es tu animal
personal, tu moitié bête, tu mitad bestia, así que deberías poder
controlarlo y evitar que ataque a Peter, pero no lo harás, no
puedes, no lo harás. Si quieres suicidarte dejando que Kane lo
haga por ti, esa es tu elección.

—¿No me extrañarás?

Hice un sonido inarticulado que estaba en algún lugar


entre frustración y un grito de rabia.

—Maldita sea, Asher, no seas la maldita chica en esta


conversación. ¡No todas las malditas cosas son solo sobre ti!
No dejaré que tus problemas con Kane maten a Peter, punto,
fin de la maldita discusión. Si Kane muere y eso te arrastra a

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la tumba con él, lloraré tu hermoso trasero, pero no dejaré que
mates o lastimes a nadie más que amo nunca más. ¡Nunca!

—No sabía que te sentías así por Peter.

—Espera, ¿estás diciendo que a menos que tenga un amor


romántico hacia alguien, crees que está bien que Kane los
lastime o los mate?

Lo que pude ver del rostro de Asher parecía confundido.


Dios mío, estaba demasiado estresada hoy para esta mierda.
Mi teléfono sonó y era el tono de llamada del Capitán Rudolph
Storr del Equipo Regional de Investigación Preternatural.

—Responde a la pregunta, Asher, porque vamos a tener


mucha gente en la boda a la que no me estoy tirando, y tienes
que entender que si Kane los lastima, todavía es una sentencia
de muerte para él.

—Ese es el tono de llamada de tu trabajo —dijo.

—Lo sé. Volveré a llamar. Debes entender lo que acabo de


decir, o Kane va a hacer algo desafortunado, y alguien tendrá
que matarlo, y eso puede matarte, lo que quitará un pedazo del
corazón de Jean-Claude y del mío, pero Kane no tiene más
pases gratis. Ninguno, cero, cero. Si ataca a alguien más, lo
mínimo es lo que acaba de hacer Peter. Estoy a punto de tener
un montón de humanos a mi alrededor para probarme vestidos
y esas cosas, y Kane no puede golpear a ninguno de ellos,
porque si mata a alguno, aunque sea por accidente, le pondré
una bala de plata entre los ojos.

—Él es mi animal para llamar; podría sobrevivir incluso a


eso.

Tuve que contar lentamente antes de decir:

—No eres estúpido, Asher, por lo que debes estar


perdiendo deliberadamente mi punto aquí.

—Pensé que podrías disciplinarlo con una bala para

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demostrar tu punto.

Negué con la cabeza lo suficientemente fuerte como para


que todos mis propios rizos negros volaran de un lado a otro.
Estaba teniendo que luchar para no convertir mis manos en
puños.

—No es mi trabajo disciplinar a Kane, es el tuyo, pero si


no haces tu trabajo, me obligarás a hacer el mío.

—Lo ejecutarías, incluso sabiendo que podría destruirme


a mí también.

—Si Kane pierde los estribos y golpea a una de mis damas


de honor humanas o a sus parejas, o a alguien de mi familia,
o diablos, cualquiera que esté en mi boda, cualquiera que…

—Estás haciendo esto demasiado complicado, Anita —dijo


Edward.

—Si puedes explicárselo mejor, sé mi invitado.

—Tu culpa, nuestra culpa, la culpa de alguien, si Kane


mata a alguien, lo matamos. Si te interpones en eso, puedes
morir primero.
Me giré para mirar a Edward, pero su rostro no mostró
compromiso. Sabía que lo decía en serio. No estaba segura de
poder apretar el gatillo contra Asher; en Kane y dejar que Asher
se arriesgara, sí, pero apuntar con un arma entre esos
hermosos ojos azules, a esa cara que amábamos... No estaba
segura de poder hacerlo, y como era Edward, necesitaba
saberlo.

—No sé si puedo apretar el gatillo sobre Asher, así que si


se trata de eso, me llevaré a Kane, pero Asher tiene que ser
tuyo.

—Entendido —dijo Edward.

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—Anita, ¿cómo puedes hablar de mi muerte con tanta
frialdad?

—Estamos empezando a planear cómo eliminaros a Kane


y a ti, Asher; ¿lo entiendes ahora?

—Que no te importo, sí.

Quería volver a preguntarle si había dejado de tomar sus


medicamentos, pero mi teléfono volvió a sonar. Era Dolph y
para él devolverle la llamada pronto era importante.

—Si no me importaras, Asher, habría matado a Kane hace


meses. Tengo que tomar esta llamada —dije mientras me
alejaba un poco de él, no para que no escuchara el otro lado
de la conversación, sino porque estaba tan enojada con él que
no quería estar mirándolo directamente mientras me
concentraba en el trabajo policial.

—Hey, Dolph, ¿qué pasa?

—Tenemos una escena del crimen.

—¿Qué tipo?

—Es posible que tengamos una matanza de Sunshine.


La ira se desvaneció con el miedo, mi estómago se contrajo
con fuerza.

—Jesús, Dolph, esperaba que no viniera aquí.

—Yo también, pero tenemos un cuerpo en el Marriott. Una


criada notó el humo y consiguió un extintor de incendios, por
lo que la escena está relativamente preservada, pero vamos a
necesitar un dentista para identificar a la víctima.

—Entonces, ¿es un vampiro lo bastante recién muerto


como para tener registros dentales? —pregunté.

—Si es el que se inscribió en la habitación del hotel, sí.

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—¿El vampiro es local? —Mi voz sonó ordinaria cuando
pregunté, pero mi estómago no se dejó engañar. Conocía a
muchos de los vampiros locales ahora, porque la mayoría
asistía a la Iglesia de la Vida Eterna y Jean-Claude y yo
también al menos una o dos veces al mes. Era la iglesia en la
que Jean-Claude y yo íbamos a casarnos; empecé a pensar en
la congregación como mía, al igual que en la iglesia episcopal
a la que asistía la mayoría de los domingos.

—No si es el vampiro que se registró en el hotel.

—Dame el nombre, podría encontrar a un vampiro que los


conozca.

—No quiero dar el nombre de la víctima hasta que se lo


notifiquemos a la familia.

—¿Ellos están casados?

—Había fotos de la víctima con una familia en el ordenador


portátil. Todas las fotos con el vampiro en ellas fueron tomadas
de noche o en el interior, por lo que parece que no es la familia
que tenía el vampiro antes, sino una actual.

—Está bien, localiza a la familia. ¿Que necesitas de mí?


—Sigues siendo nuestra experta en vampiros. Quiero tu
experiencia.

—Está bien, estaré allí tan pronto como pueda. Estoy en


una prueba de boda, por lo que puede tardar unos minutos.

—Disculpa por interrumpir.

—Está bien, mi trabajo no cambia solo porque voy a ser


una novia.

—Todavía lamento alejarte de algo agradable a esto.

—¿Es tan malo?

53
—Ambos hemos visto cosas peores, pero es que alguien en
nuestra ciudad odiaba lo suficiente a los vampiros como para
abrir las cortinas y dejar que la luz del sol les hiciera esto.
Realmente esperaba que esta marca particular de odio se
saltara St. Louis.

—Sí, yo también.

Suspiró, cosa que no hacía mucho por teléfono o en


persona.

—Ven aquí cuando puedas, Anita.

—Dolph, una cosa. ¿Cuándo abrieron las cortinas del


vampiro? Quiero decir, es después del anochecer, tenían que
estar cortando malditamente cerca de la puesta del sol.

—Revisaré la línea de tiempo y tendré la información para


ti cuando llegues aquí.

—Gracias.

—No lo menciones. —Luego colgó, lo que en realidad no


fue abrupto para él.

Dije—: Tengo que irme —a nadie en particular, o a todos.


—¿Necesitas refuerzos? —preguntó Edward.

—No, necesito que te quedes aquí y termines la prueba.

—¿Segura?

—Si se trata de un Asesino Sunshine, apenas tendré nada


que hacer —dije.

Estudió mi rostro y luego dijo:

—Me llamarás si me necesitas.

—Absolutamente —dije.

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—Dame diez minutos, me quitaré esta ropa y puedo ir
contigo.

—Los pantalones todavía son demasiado largos para las


botas —dijo la costurera mientras regresaba a la habitación.

—¿Qué botas? —preguntó Edward con desconfianza.

Ni siquiera traté de ocultar mi sonrisa, pero agregué:

—Las botas son en realidad la parte más conservadora del


atuendo, no tendrás ningún problema con ellas.

—Te llevarías a Ted contigo, pero no quieres dejarme solo


—dijo Peter.

—Realmente necesito que Ted se haga la prueba. Necesito


algo sobre esta maldita boda para que salga bien.

—Si aquí es donde me necesitas más, me quedaré —dijo


Edward.

—Gracias.

La costurera me miró.

—La maquilladora te está esperando con la ropa que Jean-


Claude eligió para esta noche.
—Oh —dije—, regresaré después de la escena del crimen
para cambiarme.

Me miró alzando una ceja por encima de sus gafas de


montura de carey.

—El maquillaje y el cabello llevará algún tiempo, Sra.


Blake.

—¿Te estás probando tu vestido de novia hoy? —preguntó


Edward.

—No, es para la cita de esta noche. Jean-Claude quería


que combinara su atuendo esta noche como si fuera el baile de

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graduación o algo así —dije, y no pude ocultar mi incomodidad
por tener que vestirme bien.

—Nathaniel ha estado muy emocionado de ayudar a Jean-


Claude a armar el nuevo acto —dijo Peter.

—Y me han ocultado una sorpresa, ni siquiera sabré qué


color lleva puesto hasta que vea mi vestido para esta noche.

—Sé que tienes que ir a ser policía ahora, pero ahora


quiero ver el vestido de cita —dijo Peter, sonriendo.

—Lamento tener una cita esta noche y no poder estar allí


para verte entrenar con todos —dije.

—Llegamos en el último minuto —dijo Edward—. No


puedes cancelar una noche de cita tan grande porque nuestro
horario se abrió de repente.

—Mamá se enfadaría mucho si la cancelaras de esa


manera —dijo Peter.

Edward le dio una pequeña sonrisa.

—Donna nunca me perdonaría si tuviera un peinado y


maquillaje profesional planeado, y luego cancelara por menos
de vida o muerte.
—Si mamá se tomó tantas molestias para tener una cita
contigo, incluso la vida o la muerte no serían una excusa
aceptable —dijo Peter.

Edward sonrió.

—Tienes razón.

—Esperaba verte con todas tus galas aquí, ya que no


puedo estar en Placeres Prohibidos esta noche —dijo Asher.

Miré a Asher.

—Eres el maestro de ceremonias en el Circo de los

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Malditos, no puedes estar en dos lugares a la vez, y necesito
que termines tu prueba como padrino hoy también.

—Por eso estoy aquí —dijo.

—También necesito que estés bien con Ted y Peter.


Necesito que no tomes lo que acabamos de discutir y estés
enojado y amargado con ellos. Necesito que se lleven bien.

Asher puso esa expresión en su rostro que yo conocía, así


que agregué:

—Y tampoco puedes coquetear con ellos o ser


desagradable de esa manera.

—¿Me conoces tan bien?

—Comparto muchos de los recuerdos de Jean-Claude, así


que sí, lo hago.

Entonces él puso una mirada en su rostro que no había


visto mucho, era más un recuerdo de Jean-Claude que mío.
Parecía perdido.

—¿Qué debo hacer si no puedo ser cruel o coqueto?

Me di cuenta con un sobresalto de que hablaba en serio.


—Asher, hay más en ti que solo eso.

—¿Está ahí? A medida que la medicación y la terapia


eliminan todos los pensamientos rotos, me quedo inseguro de
quién soy. Sé que suena ridículo después de casi setecientos
años, pero no sé cómo comportarme si no estoy enfermo de
celos. Es como si todo en mí fueran los pensamientos negativos
obsesivos.

—Eres más que solo tu enfermedad, Asher.

—¿Lo soy?

—¿Es por eso que no disciplinas a Kane, porque es la

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última parte de tu enfermedad? —preguntó Peter.

Asher lo miró, con cuidado de dejarle ver solo la mitad


perfecta de su rostro.

—¿Qué quieres decir?

—¿Quizás preocuparte por Kane te da algo con lo que


obsesionarte ahora que tus propios pensamientos obsesivos se
han ido?

—Yo… No lo había pensado así.

Edward dijo:

—Renunciar a una obsesión es difícil. Renunciar a una


que está hecho de tus propios pensamientos obsesivo-
compulsivos sería aún más difícil. Eres más fuerte de lo que
nos dejas ver o no habrías sido lo suficientemente valiente para
hacerlo.

—¿De verdad crees eso? —preguntó Asher, mirándolo de


nuevo a través de una caída de cabello y rostro perfecto.

Edward asintió.

—Sí.
Asher se pasó las manos por la camisa, que era un gesto
similar al que tenía Jean-Claude; era una señal de nervios.

—Gracias.

—Cuando abandonas por primera vez tu obsesión, tu vida


pierde el foco. Tienes que decidir si sigues siendo tú o alguien
más, convirtiéndote en alguien más —dijo Edward.

Era todo lo que podía hacer para no preguntarle a qué


obsesión había renunciado, porque esto era más información
sobre su pasado de la que jamás había tenido, al menos sobre
su paisaje emocional. Era mi mejor amigo y nos conocíamos

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desde hacía diez años, pero Edward sabía cómo guardar un
secreto.

Asher dijo:

—Me siento vacío como una concha marina arrojada a la


orilla, hermoso pero vacío, sin la criatura que vivía dentro de
mí.

—Tomará tiempo volver a llenarse —dijo Edward.

—Sí —dijo Peter—, es como volver a tener catorce años


cuando no sabes quién eres o qué serás cuando crezcas.

—He crecido durante siglos.

—En edad tal vez, pero te quedaste estancado porque


estabas enfermo; ahora puedes decidir qué serás cuando
crezcas de verdad.

Miró a Peter, olvidándose de mantener su cabello en su


lugar así que le dio ambos ojos y un borde de cicatrices.

—¿Cómo puedes ser tan sabio a una edad tan joven?

—He tenido mucha terapia y tengo un gran padre y amigos


inteligentes —dijo, mirando de Edward a mí.
—Si dejas de intentar ser el antiguo Asher, te ayudaremos
a descubrir quién es el nuevo Asher —dijo Edward.

—Haces que suene simple —dijo Asher.

Edward negó con la cabeza, pero se detuvo a medio


movimiento porque su cabeza rozó el cuello alto. Él frunció el
ceño ante la ropa, creo, pero dijo:

—No es simple. Recrearte a ti mismo después de haber


renunciado a una forma de ser es una de las cosas más difíciles
que jamás harás, pero si te prestas atención, puedes construir
la vida que deseas, en lugar de la vida en la que caíste.

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Tenía tantas preguntas que quería hacerle, pero él nunca
las respondería frente a tanta gente, y probablemente no las
respondería en absoluto, pero más que eso me di cuenta de
que se había abierto a Asher. ¿Fue por mi bien, por el bien de
Peter, o Edward había visto algo en el vampiro que lo hizo
querer acercarse a él? Tal vez le preguntaría más tarde cuando
estuviéramos solos y Edward me diera la mirada que me había
estado dando durante diez años, la que decía que sabía cosas
que yo no sabía y que no iba a compartir.

—¿Me ayudarías después de haberme portado tan mal?

—Hazlo mejor a partir de ahora, y antes de que digas que


es tan simple como eso, sé que cambiar la forma en que
interactúas con el mundo es cualquier cosa menos simple.

—Él es muy bueno ayudándote en cosas como esa —dijo


Peter.

Lo pensé y luego asentí.

—Realmente lo es.

Asher extendió sus manos ampliamente.

—Entonces aceptaré la ayuda, porque no tengo ni idea de


qué hacer con este nuevo yo. Estoy feliz de no estar acosado
por todos esos pensamientos compulsivos, pero tengo miedo
del silencio dentro de mí. No sé qué hacer con eso.

—Te ayudaremos a resolverlo —dijo Edward.

—Pero tienes que controlar a Kane para que podamos


hacer eso —dijo Peter.

Tuve un momento para pensar ¿no deberían haber sido al


revés las últimas dos oraciones?, pero vi la seguridad en el
rostro de Peter y la calma en el de Edward y me di cuenta de
que estarían bien con el vampiro, y que tal vez, solo tal vez,
estaría bien con ellos.

60
La costurera me llamó la atención en la puerta.

—El maquillaje y el cabello necesitarán al menos dos


horas.

—¡Dos horas! Esto es solo una cita, no la boda.

—Para la boda necesitaremos cuatro horas, tal vez más.

Mi boca se abrió y la miré boquiabierta. Quería preguntarle


si estaba bromeando, pero lo sabía mejor. La costurera no
tenía sentido del humor que yo supiera; esperaba que la gente
de maquillaje y peinado fuera mejor, pero lo dudaba. Fui hacia
la puerta. Ella me llamó:

—Dos horas, Sra. Blake, y luego aún necesita ir al club.

Grité:

—Volveré, y es Marshal Blake.


61
Salí al suave aire de la noche y pude respirar un poco
mejor. No era ninguna de las personas que dejé atrás la que
me molestaba, era la ropa de boda, mi familia, la boda. Había
empezado a asociar el estrés del gran día con Hasta la muerte
y Más Allá de la Novia, así que cada vez que salía por la puerta
me sentía mejor. Por supuesto, por el contrario, cada vez que
entraba me sentía peor. Edward probándose ropa lo había
hecho divertido de nuevo, y ver a Peter ser un mejor adulto que
algunos de los inmortales que conocía, y Asher intentándolo, y
Kane siendo pateado en el trasero por Peter. Todo lo divertido
estaba asociado con la gente, nada con la tienda de novias y la
ropa. Era mi vestido el que estaba tardando tanto porque
odiaba todos los diseños que se les ocurrían, pero Jean-Claude
finalmente me ayudó a elegir uno. Yo era el tipo de chica que
se vestía semiformal en la playa, o tal vez una pequeña boda
en la iglesia con amigos cercanos y familiares que realmente te
gustaban, así que, ¿cómo iba a casarme con alguien que
pensaba que una boda comenzaba con opulencia y subía desde
ahí?

—Porque lo amas —dijo la voz de un hombre desde el


callejón al lado de la tienda.
Me giré con una sonrisa.

—Hola, Damian.

Salió de las sombras al charco de la farola. Tenía seis pies


de gloria vikinga danesa, pero decir que era pelirrojo, ojos
verdes, y pálido realmente no lo cubría. Era lo que le sucedía
a un pelirrojo cuando no podía estar bajo la luz del sol durante
más de mil años. Cabello rojo brillante de la sangre fresca, piel
que era verdaderamente blanca como la leche, más pálida
incluso que el color de Blancanieves de Jean-Claude, o mi
propia blancura pastosa.

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Nos quedamos allí sonriendo el uno al otro de esa manera
que hacen los amantes. Dos mujeres pasaron junto a nosotros
riéndose y tomaron una foto de Damian. Estaba vestido para
su trabajo como gerente de Danza Macabra, el primer club de
baile sobrenatural del país, lo que significaba que esta noche
vestía una chaqueta bolo de satén negro con una camisa verde
bosque debajo que brillaba a la luz así que sabía que era seda.
Salir con Jean-Claude me había enseñado cómo se veía la seda
bajo cualquier tipo de iluminación. Los pantalones de cuero
ceñidos metidos en las botas hasta la rodilla también eran muy
Jean-Claude, pero él era el dueño del club, por lo que era su
gusto desde la decoración hasta el código de vestimenta.

Las mujeres le preguntaron si podían sacarse una foto con


él y él accedió, sonriendo. Se tomaron selfies con los tres, luego
con las dos solas, mientras Damian sonreía y se veía increíble,
pero eso era parte de su trabajo.

Me paré en la entrada de la tienda de novias mirando y


feliz de ser ignorada con pantalones tácticos, una sudadera
con cremallera de gran tamaño y zapatillas cruzadas. La
sudadera escondía todas mis armas fácilmente, el Springfield
EMP en mi cintura con mi placa metida al lado, y un Sig Sauer
P238 en el otro lado para un sorteo cruzado junto con dos
cargadores de munición en el otro lado de mi cinturón. Detrás
de los portadores de municiones había un Spyderco de hoja
fija. Me había saltado el cuchillo grande en su vaina de lomo
que usualmente usaba para poder desplomarme en todas las
sillas como una adolescente, o eso fue lo que mi madrastra me
dijo cuando lo hice. Me había puesto las dos muñequeras con
sus cuchillos a juego. Los había usado durante tantos años
que sentirlos alrededor de mis antebrazos me tranquilizaba.
En la mayoría de las ropas de mujer más elegantes, nunca
podría haberlo ocultado, llevado todo, o al menos no
fácilmente. Estaba empezando a recordar por qué me había
vestido así durante años, además de no tener sentido de la
moda. Afortunadamente, Jean-Claude tenía suficiente sentido

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de la moda para los dos.

Me debatía entre rescatar a Damian de sus fans, o


simplemente saludar mientras iba por mi coche y la escena del
crimen, cuando finalmente siguieron adelante, riéndose de
nuevo. Nunca había sido el tipo de mujer que se reía mucho, y
por lo general lo hacía en privado, si era necesario.

Empecé a caminar hacia Damian, pero vi a otro grupo de


mujeres vestidas para el club que se dirigía hacia allí. No tenía
tiempo para que posara con un grupo tan grande, o las dos
parejas justo detrás de ellos. Damian me agarró del brazo y tiró
de mí hacia el callejón fuera de la vista desde la acera.

Me estaba riendo cuando nos tuvo metidos de nuevo en un


pozo de sombras más profundas. No fue una risita, pero la risa
fue un poco más alta de lo normal. Envolví mis brazos
alrededor de su cintura, mis dedos acariciando la seda y el
cuerpo debajo mientras lo abrazaba. Puso sus brazos más
arriba de mi espalda para evitar mis armas. Terminamos
presionados el uno contra el otro lo más cerca que pudimos.

Me sonrió.

—Realmente aprecio que lleves tus armas más atrás para


poder abrazarte sin correr el riesgo de lesionarte.
Me acurruqué más fuerte contra el frente de él, para poder
sentir que su cuerpo aún no estaba feliz de verme.

—Todavía no te has alimentado, o estarías más feliz de


verme.

Pasó las yemas de sus dedos por un lado de mi cara.

—Siempre estoy feliz de verte —dijo.

—Tengo que ir a la escena del crimen —dije.

Su agarre se aflojó a mi alrededor.

—¿Hay gente en peligro?

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—No, la víctima ya está muerta. Solo estoy dando mi
experiencia.

Apretó su abrazo de nuevo, sonriendo.

—¿Cuánto tiempo tienes?

—No tanto, y en el callejón, ¿en serio? —Me reí de nuevo,


y esta definitivamente no era una risita, sino el tipo de risa que
hace que los hombres giren la cabeza para localizar a la mujer
que la hizo. Chico, estarían decepcionados de verme vestida
así.

—No me refiero al coito —dijo riendo—, y es tu noche de


cita con Jean-Claude. Estaba pensando en un beso.

—Un beso, eso lo puedo hacer.

Se inclinó y yo me puse de puntillas para encontrarlo,


deslizando mi cuerpo a lo largo del suyo mientras lo hacía, lo
que habría sido mucho más emocionante si hubiera tomado
sangre esta noche. Hasta que hiciera eso, su cuerpo no podría
reaccionar a nada.

Nos besamos con su cuerpo quieto contra el mío, al menos


por debajo de la cintura. Por encima de la cintura, sus manos
se deslizaron sobre mi cuerpo y me movió hacia atrás lo
suficiente para poder tocar mis senos. Me hizo desear haberme
puesto una camiseta con el cuello bajo, o una que no estuviera
por dentro. Mis manos recorrieron la seda de su camisa y
buscaron una abertura.

Besó su camino por mi garganta hasta que sus labios


descansaron justo sobre el gran pulso en mi cuello. Dudó y
sentí su necesidad rodar a través de mí como si fuera mía. Él
era mi sirviente vampiro como yo era el sirviente humano de
Jean-Claude, pero no tenía cientos de años de experiencia
controlando la metafísica. Entonces, a veces, quién tenía el

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control de quién se volvía un poco confuso.

Hablé en voz baja y con cuidado, con miedo de que si


perdía el control de mi voz perderíamos el control de más.

—¿Por qué no te has alimentado?

—Había planeado alimentarme en el club esta noche. —Y


solo la sensación de sus palabras contra mi garganta me
aceleró el pulso.

—Como de costumbre —susurré.

—Sí —dijo, y luego lamió mi pulso, solo un movimiento


rápido de su lengua, pero me sacó un pequeño sonido
involuntario.

—La policía me está esperando. —Lo dije en voz alta como


un adulto competente que tenía una placa que decía US
Marshal, pero me quedé pegada a su cuerpo.

Damian se apartó de mi cuello lo suficiente para hablar sin


que sus labios rozaran mi piel.

—Se supone que debo estar dentro probándome ropa de


boda —dijo. Sus ojos eran de color verde sólido; su poder se
había extendido y tragado sus pupilas por lo que sus ojos
brillaban. Si no hubiera sido su ama, podría haberme
hechizado con esos ojos. Podría haber dejado caer mi control y
dejarle que me rodara, que me sacara sangre, que tuviéramos
sexo, que… Me aparté de él, así que estaba de pie en lugar de
aferrarme a él.

—Tienes que probarte ropa y empezar a trabajar en Danza


Macabra —dije, pero bajé la mirada para no mirar esos ojos.
No era su magia sino la mía lo que hizo que nos deseáramos.

—Y tienes que ir a hacer cosas de policía —dijo.

—Tenemos que ser adultos —dije.

—Sí, lo hacemos, pero me encanta que me quieras tanto

66
como yo te quiero a ti.

Eso me hizo mirar hacia arriba; sus ojos se habían


desvanecido de nuevo a lo normal que eran, lo cual no era muy
normal. Todavía tenía los ojos más verdes de cualquier persona
que hubiera conocido. Verde verdadero como pueden ser los
ojos de un gato, no el gris verdoso, o azul verdoso, o el color
avellana que la mayoría de la gente llama verde. No eran los
poderes vampíricos los que hacían que sus ojos fueran
hermosos; siempre habían sido de este color incluso antes de
que él muriera.

—Tenemos nuestra noche de cita programada —dije,


sonriendo.

Sonrió lo suficientemente amplio como para mostrar un


destello de colmillo incluso en la tenue luz del callejón.

—Tú, Nathaniel y yo.

Le devolví la sonrisa.

—Sí, aunque Angel sigue preguntando por un cuarteto.

—No dije que no, solo que no esta noche de cita.


—Vas a hacer que Angel se sienta insegura si sigues
postergándolo —dije.

Él rio.

—Nada hace insegura a Angel, es hermosa y lo sabe.

—Tienes razón, pero como todas las mujeres realmente


seguras, ella no mantendrá el sexo sobre la mesa para siempre
si sigues diciendo que no.

—Yo no dije que no. Dije que quería que fuera un cuarteto
contigo y Nathaniel, lo que significa que estamos trabajando
en todos nuestros horarios.

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—El grito del poliamor real es ‘Déjame revisar mi
calendario’ —dije.

Ambos nos reímos. Luego nos quedamos mirándonos.

—Me gustaría darte un beso de despedida —dijo.

—Quiero darte un beso de despedida también, pero creo


que ambos tenemos que ir a trabajar.

—No, necesitas prepararte para tu cita nocturna con


Jean-Claude.

—Tienes razón, así que ahora voy a hacer lo que tengo que
hacer, y tú vas a hacer lo que tienes que hacer —dije.

—Entonces vete —dijo, mirándome. Él no quería que me


fuera, y yo no quería ir con el deseo flotando en el aire entre
nosotros. Si hubiéramos podido compartir sangre o tener
relaciones sexuales, entonces se habría saciado, hasta la
próxima vez. Los tres todavía estábamos trabajando en la
dinámica de poder. Nathaniel era mi leopardo para llamar; no
debería haber estado a cargo de cómo funcionaban las cosas,
pero no estaba en conflicto acerca de lo que quería de nuestro
trío. Había ayudado a Damian a superar sus conflictos, y luego
a mí, así que ahora tenía otro vampiro en mi vida que
anhelaba. Sin embargo, no estaba enamorada de Damian,
todavía no.

—Me voy —dije.

—Ve —dijo, y se veía tan complacido consigo mismo,


complacido de que me costara tanto alejarme de él.

Le puse los ojos en blanco y me alejé por el callejón hacia


la acera y la creciente multitud. Tenía que encontrar mi SUV e
ir a la escena del crimen, para poder cambiarme y tener mi cita
nocturna con Jean-Claude.

—Me encanta que me desees, Anita.

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Estuve tentada de decir lo sé, pero Damian no era tan
seguro como Angel, así que le dije:

—Adoro quererte, también, Damian. —Lo decía en serio,


pero tuve cuidado de seguir caminando hacia adelante y no
mirar hacia atrás por si acaso.
69
Me paré al lado de un montón de cadáveres con Dolph a
mi lado elevándose sobre mí con casi dos metros. El capitán
Dolph Storr era más alto que la mayoría de la gente, pero como
yo medía metro y medio estaba acostumbrada a ser la persona
más pequeña de la sala, así que nunca me había molestado.
Su cabello aún era oscuro, cortado cerca de su cabeza para
que no le tocara las orejas. Sus trajes siempre parecían recién
salidos del armario sin importar la hora del día o de la noche,
y todavía era voluminoso pero esbelto como un jugador de
fútbol o un luchador. Nos paramos con los botines de plástico
sobre nuestros zapatos, sus mocasines brillantes y mis
zapatillas. Cuanto más elegante se volvía mi próxima boda,
más informal me vestía, como un recuerdo de cuando Jean-
Claude y yo nos conocimos, cuando no habría conocido la
moda, aunque me mordiera el trasero. Me di cuenta de que era
una forma de rebelarse contra las expectativas de la próxima
boda, pero a veces tienes que ir con los mecanismos de
afrontamiento que funcionan para ti.

El cuerpo en realidad era solo huesos negros con el cráneo


abierto en un último grito silencioso que resaltó los colmillos
en medio de todos los dientes humanos. Sabía que el cuerpo
había estado inerte, muerto cuando se quemó, así que no hubo
gritos, pero no podía quitarme la idea de la cabeza mientras
miraba la boca abierta atrapada en los restos quemados. Yacía
retorcido en la ruina de un agujero casi ovalado quemado en
la alfombra. Un lado de las cortinas abiertas apenas estaba
chamuscado en la parte inferior, comenzando a incendiarse
cuando la criada de pensamiento rápido entró con un extintor
de incendios y salvó el resto de la habitación. De hecho,
extraordinariamente poco de la habitación se quemó.

—Los vampiros se queman demasiado rápido y caliente


para que la habitación esté tan intacta; la criada fue muy

70
rápida en el sorteo con el extintor de incendios —dije.

—Lo fue, tuvimos mucha suerte de que gran parte de la


habitación aún esté intacta.

—No quiero ver otra escena como la del hotel de Nueva


York —dijo Pete McKinnon detrás de nosotros. Miramos hacia
atrás cuando se unió a nosotros, y de repente yo era el medio
muy pequeño de un sándwich masculino muy grande.
McKinnon era tan ancho de hombros como Dolph, y más de
uno ochenta de alto, pero no tanto como Dolph. Habían jugado
al fútbol juntos en la universidad, pero donde el cabello de
Dolph todavía era casi negro como siempre había sido, el de
McKinnon era gris con más blanco que cuando lo conocí hace
seis años. Dolph parecía casi igual, pero Pete parecía mayor y
más cansado, como cuando lo conocí. Había engordado un
poco más en la cintura, pero no mucho.

Le ofrecí mi mano antes de darme cuenta de que ambos


llevábamos los guantes de la escena del crimen y eso
significaba no tocarnos nada, ni siquiera el uno al otro.

—Hola, y felicitaciones por la promoción al nombramiento


del gran comité —dije.
—Gracias, si hubiera sabido que el trabajo venía con una
mudanza permanente a Washington, DC, podría haber
dudado. Mi esposa no está muy contenta de estar tan lejos de
los niños y nietos.

—Me alegro de tu experiencia, Pete —dijo Dolph—, pero


¿cómo llegaste al suelo tan rápido?

—Digamos que St. Louis es de especial interés para ciertos


grupos de trabajo de DC en este momento.

—Vas a tener que dar más detalles sobre eso si quieres


acceder a mi escena del crimen —dijo Dolph.

71
Me alegré de que Dolph lo hubiera dicho primero.

McKinnon lo miró y luego me miró a mí.

—Está bien, pero ¿podemos despejar la habitación?

—Podemos —dijo Dolph, y procedió a decirles a todos que


salieran y nos dieran el espacio. Nadie discutió, simplemente
se movieron y cerraron la puerta respetuosamente detrás de
ellos. El olor de la alfombra quemada y las cortinas
resquebrajadas era más fuerte, pero no olía tanto a carne
quemada como lo haría un cadáver humano normal; la carne
de vampiro arde de manera muy diferente a la nuestra, más
limpia. Menos como cocinar carne y más como otra cosa. Qué
más era eso, los expertos en muchos campos todavía están
tratando de averiguarlo.

—¿Por qué St. Louis recibe un trato especial del Comité de


Supervisión de Asuntos Sobrenaturales? —preguntó Dolph.

—Cuando ocurrió el primer Asesinato Sunshine, los


poderes fácticos temían que se extendiera aquí.

—Odio ese nombre, por cierto; ‘Asesino Sunshine’ suena


tan optimista. Hace que parezca que el vampiro no tuvo una
muerte espantosa —dije.
—Podemos llamarlos de otra manera mientras estamos
solos —dijo McKinnon.

—¿Te ofendí por teléfono usando la frase? —preguntó


Dolph.

—No, Dolph, es solo… parece que la prensa lo está


minimizando.

—Los Asesinatos Sunshine están comenzando a ser la


historia principal en todos los sitios de noticias —dijo
McKinnon.

—Me mantengo al margen de las noticias —dije.

72
—¿Debido a las especulaciones de la boda? —preguntó.

—Sí.

—¿Por qué estás aquí, Pete? ¿Por qué tan rápido? —


preguntó Dolph.

—La gran boda es la razón.

Lo miré entonces; su cara no delataba nada. Era bombero


e investigador de incendios provocados, pero siempre se había
mostrado inexpresivo como un policía. ¿Quizás se estaba
especializando en investigaciones de incendios provocados?

—¿Te refieres a mi boda con Jean-Claude?

—Sí.

—¿Por qué mis nupcias deberían tener uno de los


funcionarios de más alto rango del Comité de Supervisión
Sobrenatural aquí en St. Louis por una muerte sospechosa? —
Estudié su rostro en busca de una pista, pero siguió mirando
los restos a nuestros pies y sin mirarme a los ojos. ¿Tenía
miedo de lo que vería en ellos, o me estaba tratando como a un
vampiro y por eso había dejado de mirarme a los ojos?
Esperaba que no, porque me entristecería que Pete McKinnon
creyera los rumores.

—No es solo una muerte sospechosa, Blake, son cientos.

—Te refieres al incendio del hotel en Nueva York —dije.

Él asintió.

—Escuché que el número de muertos fue de más de cien


—dije.

—Ciento ochenta y ocho —dijo. El hecho de que supiera el


número exacto no era una buena señal. Probablemente

73
significaba que lo perseguiría. Dentro de años, cuando
estuviera más cerca de los ochenta que de los cincuenta,
probablemente aún sería capaz de citar el número de muertos
por el incendio de Nueva York.

—¿Alguien ha reclamado crédito por ello ya? —pregunté.

—No, de hecho, nunca he visto a todos los grupos de odio


negar algo tan duramente y con tanta frecuencia.

—Normalmente están clamando por tomar el crédito por


matar a un vampiro —dije.

—Ahí es cuando todo lo que muere es el vampiro, pero


quien abrió las cortinas en Nueva York atrapó a cientos de
personas normales. Las abrieron poco después del amanecer,
casi todos todavía dormidos en sus habitaciones. —Se quedó
mirando la ventana ligeramente chamuscada, pero sus ojos
tenían esa mirada que me hizo saber que estaba viendo la otra
escena del incendio provocado, muy lejos de esta.

—Entonces, ¿Humanos Primero y HCV niegan su


participación en el caso de Nueva York? —pregunté.

—Humanos Contra Vampiros declaró que no aprueban la


violencia para promover su causa, lo que generalmente no
hacen —dijo.
—Humanos Primero hace violencia; ellos fueron los que
incendiaron la Iglesia de la Vida Eterna aquí hace unos seis o
siete años —dije.

—¿No intentaron dispararte a ti también? —preguntó


McKinnon.

—Sí, HCV odia principalmente a los vampiros y ve a los


cambiaformas como víctimas de una enfermedad, pero
Humanos Primero odian a todos los sobrenaturales, incluidos
los nigromantes como yo.

—HCV dice que nunca serían tan descuidados con otros

74
seres humanos —dijo Dolph.

—¿Estás diciendo que no se han atribuido la


responsabilidad de ninguno de los otros asesinatos? —
pregunté.

—No que yo haya oído —dijo Dolph.

McKinnon dijo:

—Humanos Primero dice que simplemente abrir las


cortinas y dejar que la luz del sol haga el trabajo es demasiado
pasivo para ellos. El vampiro debería sufrir en lugar de dormir
por ello.

—¿Dijeron eso públicamente? —pregunté.

Él dio una pequeña sonrisa que nunca llegó a sus ojos


cansados.

—No, manejan mejor a la prensa que cuando empezaron,


pero en privado, en las entrevistas, piensan que es una forma
cobarde de matar vampiros.

—¿Porque el vampiro no sufre lo suficiente? —pregunté.

—Algo así.
—Entonces, ¿qué tiene que ver el inminente matrimonio
de Anita con los Asesinatos Sunshine? —preguntó Dolph.

—No dije que estuviera relacionado con los asesinatos.

—Entonces, ¿por qué St. Louis tuvo el primero de estos


asesinatos y te hizo saltar y mencionar mis próximas nupcias
al mismo tiempo?

—Ah, está bien, manejé esto mal. Mis jefes en DC no


estarían contentos.

—Uno no comete errores como ese, Pete —dijo Dolph.

75
—La primera vez que te conocí, me trajiste los archivos de
un incendio provocado que pensaste que era un pirocinético.
Arriesgaste tu trabajo para traérmelo antes de obtener el
permiso porque no querías que la gente quedara atrapada en
el siguiente incendio —dije.

—Lo recuerdo —dijo. Me miró con esos ojos cansados y


luego volvió a mirar el cuerpo.

—¿Qué necesitas que sepamos ahora, hoy, que tus jefes


querían que esperaras para decirnos? —pregunté.

Me sonrió y luego dijo:

—Que tienen miedo de que tu boda sea el objetivo de los


grupos de odio.

—Somos conscientes de que los grupos de odio nos odian


aún más debido a la popularidad de Jean-Claude en los
medios. Es demasiada prensa positiva para que los grupos de
odio la digieran.

Negó con la cabeza y la sonrisa se desvaneció.

—No me refiero a los grupos de odio regulares y la mierda


regular con la que estoy seguro que tú y tu pretendiente tienen
que lidiar, quiero decir que quienquiera que esté detrás de
estos asesinatos está apuntando específicamente a ti y a Jean-
Claude. Quieren lastimar a las personas cercanas a ti. —Le
fruncí el ceño y luego volví a mirar a Dolph—. Dijiste que este
vampiro era nuevo en la ciudad, no uno de los nuestros.

—Hasta donde sabemos, nunca ha estado en St. Louis.

Volví a mirar a McKinnon.

—¿Cómo es que la muerte de un vampiro nuevo en nuestra


ciudad es un golpe dirigido a Jean-Claude y a mí?

—No estoy seguro de que lo sea, tal vez solo fue un objetivo
conveniente, pero la información que obtuvimos recientemente

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dice que el grupo detrás de los… —vaciló—… asesinatos quiere
matar a Jean-Claude y a cualquiera que esté cerca de él.

—Todos los grupos de odio dicen eso, y puedes llamarlos


Asesinos Sunshine si quieres, no tengo un nombre mejor para
eso —dije.

Sacudió la cabeza.

—No puedo darte detalles, pero tenemos una amenaza


creíble contra Jean-Claude y contra ti que está conectada con
quienquiera que esté cometiendo los Asesinatos Sunshine.

—¿Qué tan creíble? —preguntó Dolph.

—Es lo suficientemente creíble como para que me subiera


a un avión para visitar a mi familia en St. Louis para contárselo
antes de que ocurriera este asesinato.

—¿Quieres decir que viniste a visitar a la familia solo para


poder contarnos a Dolph y a mí sobre las amenazas a Jean-
Claude?

—Jean-Claude y tú, Blake, no descarten eso. Quienquiera


que sea este grupo, está usando Internet para conectarse, y
parte de nuestra información en busca de otra actividad
terrorista lo atrapó. Quieren a Jean-Claude y a su reina
muerta, y te quieren muerta antes de la boda. Les parece muy
importante evitar la boda.

—¿Por qué? ¿Es solo que la publicidad es tan buena? —


pregunté.

—No estamos seguros, pero le dije a mi esposa que iríamos


a visitar a la familia y les dije a mis jefes que mi esposa quería
visitar a la familia aquí en St. Louis para poder contarles esto.

—Gracias por eso, Pete —dijo Dolph.

—Sé que Anita es como una familia para ti, y sí, sé que
tuvieron una pelea hace unos años, pero ¿qué familia no pelea

77
entre ellos? No quería saber esto y que sucediera algo y tener
que enfrentarte a ti en la próxima reunión, y… —Me miró—…
eres un buen policía y haces todo lo posible para ser uno de
los buenos, buena gente, cualquier término no ofenderá a la
gente hoy en día.

—‘Buenos chicos’ está bien para mí —dije.

Él sonrió.

—Es bueno saberlo, pero eres uno de los buenos, Blake, y


no importa lo que digan los rumores sobre ti, haces todo lo
posible para mantener a salvo a las personas en ambos lados
de la línea divisoria entre lo humano y lo sobrenatural.
Necesitabas saberlo.

—Estábamos planeando aumentar nuestra seguridad


alrededor de la boda, pero gracias por avisarme.

—No, Blake, todavía no lo entiendes; necesitas aumentar


tu seguridad ahora, como en este momento.

Dolph miró al otro hombre.

—¿La charla en línea mencionó un marco de tiempo?

MacKinnon asintió.
—Están planeando algo para esta semana.

Lo miré.

—¿Esta semana, como ahora esta semana?

—Sí.

—Mierda. —Ya estaba alcanzando mi teléfono.

—¿A quién vas a llamar? —preguntó.

—Jean-Claude para empezar, luego... a todos, supongo. —


Pensé en ello—. Ted Forrester está en la ciudad preparándose
para ser mi padrino, y a él también.

78
—¿Forrester está en la ciudad esta semana? —preguntó
Dolph.

—Él y su hijo solo planeaban quedarse un par de días. De


hecho, lo dejé preparándose para venir aquí.

—¿Marshal de los EE. UU. Ted Forrester? —preguntó


MacKinnon.

Dije:

—Sí.

Dolph dijo:

—¿Hay otro?

—Conozco su reputación; si pudiera quedarse unos días


sería bueno.

—Podrías haber levantado un teléfono y me lo hubieras


dicho. Yo se lo habría dicho a Anita —dijo Dolph.

—Podría haberlo hecho, pero entonces no estaría aquí en


el suelo para ayudar a atrapar a los bastardos. Los Asesinatos
Sunshine se organizan en línea; la parte principal del grupo no
tiene que estar en la ciudad donde ocurre el asesinato, pero
para lo que planean hacer aquí en St. Louis necesitarán tener
botas sobre el terreno. Es nuestra mejor oportunidad de
atrapar a los líderes.

—Conmigo y Jean-Claude como cebo.

—No solo ustedes dos, quieren derribar toda su estructura


de poder, antes de la boda.

—Define estructura de poder —dije.

—Todos los negocios de Jean-Claude, Micah Callahan y su


Coalición para una mejor comprensión entre las comunidades
de humanos y licántropos, Rafael y todos los hombres rata,

79
cualquier cambiaformas visto como tu aliado o pareja
romántica.

—No pueden matar cambiaformas dejando entrar un poco


de luz solar —dije.

—No, y ellos lo saben, Blake.

—¿Conoces los detalles? —preguntó Dolph por mí.

—Están siendo cautelosos incluso en línea, pero siguen


hablando de lo único que mata a todos los monstruos. Siguen
diciendo que la luz del sol no es lo único que quema.

—El fuego lo mata todo —dije, y volví a levantar mi


teléfono.

—Si pudieras comunicarte con todos sin usar un teléfono


o un ordenador, sería apreciado —dijo McKinnon.

—¿Tus analistas están monitoreando mis llamadas


telefónicas? —pregunté.

—Sería ilegal espiar a los ciudadanos estadounidenses —


dijo McKinnon.

—Pero si hago esta llamada telefónica, tus jefes sabrán que


me lo dijiste sin su permiso.
—No solo nuestra gente, sino que potencialmente los
malos sabrán que lo sabes. Son demasiado expertos en
informática y tecnología para no intentar piratear los
dispositivos electrónicos de sus objetivos.

—¿Cómo crees que puedo contactar a todos sin un


teléfono? —pregunté, entrecerrando los ojos mientras
estudiaba su rostro.

Extendió sus manos un poco como, no soy una amenaza.

—Cálmate, Blake, estoy de tu lado.

—Entonces deja de andar con rodeos y solo di una mierda,

80
la paciencia nunca es mi mejor virtud, y la sutileza no es mi
conjunto de habilidades, habla como si supieras eso.

Casi sonrió.

—No estaba seguro de que Dolph conociera todas tus


habilidades.

Dolph dijo:

—Está bien, Pete, Anita y yo resolvimos nuestras


diferencias sobre las cosas sobrenaturales. Ella y Jean-Claude
cenaron con Lucille y conmigo explicándonos cosas y luego
otra comida en la casa con Darren y su esposa. Es por eso que
todavía está vivo para donar esperma para in vitro.

—Pensé que los vampiros no podían llevar un embarazo —


dijo McKinnon.

Dije:

—No pueden, pero tenemos un sustituto en fila. Si


funciona, será la primera madre sustituta de una pareja de
vampiros en el mundo.

—¿Y estás bien con todo esto? —le preguntó a Dolph.

Él asintió.
—Sí. Erica tiene solo lleva muerta veinte años, puede
hablar de todos los mismos recuerdos que tenemos Lucille y
yo. Habría elegido de otra manera, sí, pero nunca he visto a mi
hijo más feliz, y eso tiene que contar para algo.

—Eso es genial, pero la última vez que hablamos en detalle


dijiste que sospechabas que ese maldito vampiro tenía más
control sobre Anita de lo que ella aparentaba, y que si supieras
que él podía ver a través de sus ojos en la escena del crimen,
le quitarías la placa. Si pudieras.

Miré a Dolph.

81
—¿En serio? —dije.

Parecía avergonzado.

—No era racional acerca de los vampiros y los


cambiaformas en ese entonces, lo sabes. Nunca podré
disculparme lo suficiente por algo de lo que hice mientras
trabajaba en mi dolor por lo que pensé que sería la vida de mi
hijo en comparación con la realidad. Podrías haberte quedado
con mi placa por algo de lo que te hice a ti y a tu amigo hombre
lobo.

—Lo resolvimos —dije.

—Lo hicimos. —Miró al otro hombre—. Sé que puede


contactar a su gente mente a mente. Lo hizo frente a mí,
Zerbrowski y la gente del SWAT con la que trabaja más a
menudo. No estoy seguro de que ninguno de nosotros haya
compartido esa información con los otros policías.

—¿Eres tan leal a ella?

—Se lo ha ganado.

—¿Incluso de los oficiales del SWAT?

—Aparentemente sí, o más de los otros policías ya habrían


hablado —dijo Dolph.
—¿Cómo lo sabes? —pregunté.

McKinnon volvió a apartar la mirada de mí, ocultando sus


ojos. Le preocupaba que pudiera usar los poderes de Jean-
Claude para leerlo o tal vez incluso hechizarlo. Lo archivé para
otro día.

—¿Importa?

—Lo hace, pero en este segundo nada importa tanto como


contactar a mi gente, pero pon un alfiler en eso, McKinnon,
porque te preguntaré de nuevo.

—No esperaba menos.

82
No tenía que acercarme a Jean-Claude, solo concentrarme
más en él. Respiró a través de mí, haciéndome saber que había
escuchado la mayor parte. Era increíblemente cuidadoso
cuando yo estaba con la policía, porque había un número
sorprendente de ellos que tenían al menos una habilidad
psíquica de bajo nivel. Era su instinto lo que les impedía ir por
ese callejón oscuro, aunque no sabían por qué, y luego
encontrarían al malo esperándolos. La ‘magia’ podría ponerles
la piel de gallina, o se disparaba a través de ellos en una ráfaga
de adrenalina como un ataque. De cualquier manera, Jean-
Claude había aprendido a sortearlo más que cualquier otra
persona con la que estuviera conectado metafísicamente, pero
él tenía siglos más de práctica a excepción de Damian. El
vampiro pelirrojo era más de quinientos años mayor que Jean-
Claude, pero nunca sería un maestro vampiro como Jean-
Claude o incluso como Asher. Damian no tenía ningún animal
al que llamar y ni siquiera había intentado convertir a Jean-
Claude en un sirviente humano como yo. Quién es mejor en
algo no siempre depende de la edad y la experiencia, a veces se
trata de la habilidad. Jean-Claude lo tenía, Damian no.

En voz alta dije:


—Puedes hablar más fuerte en mi cabeza que esto, en la
sala todos son amistosos.

Jean-Claude acaba de abrir el enlace, y de repente estaba


dentro de su cabeza. Era lo suficientemente desorientador
como para que me estirase para estabilizarme, pero no estaba
lo suficientemente cerca de nada. Sentí una mano en mi brazo
y no estaba segura si era Dolph o McKinnon, porque mis ‘ojos’
estaban en otro lado. Vi el tocador frente a él y tuve la
sensación del espejo rodeado de luces. Estaba entre bastidores
en Placeres Prohibidos; casi había olvidado que iba a hacer una
de sus raras apariciones en el escenario, lo que explicaba la

83
variedad de sombras de ojos y otros maquillajes esparcidos
frente a él. Por lo general, solo presentaba los actos y hablaba
con la multitud entre los otros bailarines que subían al
escenario, pero una vez al mes ocupaba el centro del escenario.
Había sido cada tres o cuatro meses, pero algunos de los
vampiros mayores se habían quejado de que él era su rey y los
reyes no debían sacudir su botín en el escenario, pero como se
quejaban, lo hacía una vez al mes en lugar de cuatro veces al
año. Había más de una razón por la que trabajábamos como
pareja; un dedo en el ojo compartido a las expectativas de otras
personas era uno de ellos.

—¿Estás bien, Blake? —La voz de MacKinnon.

La voz de Dolph estaba más cerca.

—Ella está bien.

Saber que Dolph era tan buen deportista con los poderes
vampíricos me ayudó a retroceder lo suficiente como para que
Jean-Claude supiera lo que había aprendido en los últimos
minutos sin estar tan metida en su cabeza que no podía decir
dónde estábamos él y yo separados. La capacidad de compartir
esto profundamente, casi un cambio de cuerpo, fue una de las
cosas que me aterrorizó al principio. Todavía no era mi parte
favorita, pero como podíamos hacerlo, Jean-Claude sabía el
peligro en el que él y toda nuestra gente estaban como por arte
de magia, o tal vez por arte de magia. La línea entre las
habilidades psíquicas y la magia era delgada y cada vez más
delgada, o tal vez mi habilidad para llamar a mis habilidades
psíquicas en lugar de magia era solo que la dama protestaba
demasiado.

Mis manos tocaron el maquillaje en mi… sus manos


tocaron su mesa de maquillaje, y me alejó lo suficiente como
para quedar flotando como una cámara invisible justo encima
de él. Siempre era lo visual si permanecíamos separados unos
de otros, como si estuviéramos flotando en el aire y mirando

84
hacia abajo. Jean-Claude se había maquillado
dramáticamente alrededor de los ojos; algo en todos los azules,
negros, grises y plateados convenció a sus ojos de un azul tan
oscuro que era casi negro a algo más claro, si se le podía llamar
luz azul cobalto. Era como si hubiera quitado los ojos del azul
justo antes de que la última luz se desvaneciera en la noche
hasta el crepúsculo, cuando el cielo oscilaba entre el cerúleo y
el zafiro. Me tomó unos segundos darme cuenta de los
perfectos rizos negros que caían sobre sus hombros, o que
vestía una camisa que nunca le había visto. Se me pasó por la
cabeza que era un disfraz que iba con el maquillaje.

—Anita, ¿estás bien? —dijo Dolph.

Cerré los ojos de verdad, lo que no hizo nada para que no


viera a Jean-Claude dentro de mi cabeza. Dulce Jesús, y yo
estaba a punto de casarme con él. Estaba enamorada de él,
había convivido con él durante años y aún había momentos
como este en los que su belleza me deshacía. Con razón había
luchado tanto tiempo y duro para no caer bajo su hechizo.

—Te veré en el club esta noche —dije. Sabía que sonaba


abrupto, pero era una forma de luchar contra la reacción que
estaba teniendo. Demonios, había usado estar de mal humor
y poco impresionada como una forma de luchar contra mis
reacciones hacia Jean-Claude durante años.

—¿Sigue hablando con alguien más? —preguntó


MacKinnon.

—Sí —dijo Dolph.

Jean-Claude susurró:

—No puedo esperar a verte con tu vestido y zapatos nuevos


esta noche, ma petite.

—No puedo esperar a ver lo que estás usando, o lo que no

85
estás usando —dije, y con solo pensar en él sin ropa caí en sus
ojos de nuevo. Si Dolph no hubiera estado sosteniendo mi
brazo, me habría caído de verdad, como si sus ojos fueran un
charco oscuro de agua en el que podría ahogarme y disfrutaría
cada respiración comprometida hasta que muriera. Ese miedo
había sido lo que me ayudó a luchar contra mi atracción por
Jean-Claude durante tanto tiempo. Sus propias marcas de
vampiro combinadas con mi habilidad natural con los muertos
deberían haberme mantenido más segura que esto. ¿Qué
diablos estaba mal?

—Ma petite, ¿de repente me he vuelto irresistible? —


Escuché la sonrisa en su voz; me ayudó a empujarme hacia
atrás para que pudiera ver su rostro y esa sonrisa de lo más
seductora. Pude ver todo ese maquillaje exótico de nuevo. Él
era impresionante. Mi pecho se sintió apretado al verlo.
Empecé a caer en sus ojos de nuevo como si fuera hierro y él
fuera un imán que no podía resistir. Cuando nos conocimos
me clavé las uñas en la mano para que el dolor me ayudara a
resistir sus encantos, pero ahora tenía otras opciones. Empujé
el poder en ese hermoso rostro, contra esa fuerza irresistible,
y Jean-Claude me devolvió el golpe como si hubiera tratado de
cortarlo con una espada y él hubiera tenido que usar su propia
espada para evitar que me hiciera sangre. Creo que nos tomó
a los dos con la guardia baja y simplemente reaccionamos.
Ambos atacamos con un poder casi puro. Jean-Claude cortó
nuestro vínculo para que no pudiéramos lastimarnos más,
pero la ráfaga fue tan poderosa que casi convulsioné con la
mano de Dolph en mi brazo. El movimiento fue tan repentino
que me liberé de Dolph y luego comencé a caer. Jean-Claude
había intentado protegernos a ambos cerrando el enlace, pero
fueron McKinnon y Dolph quienes evitaron que cayera sobre
los restos quemados de nuestra víctima.

—¿Qué demonios fue eso? —preguntó MacKinnon.

—Nunca la había visto así —dijo Dolph.

86
Me quedé a cuatro patas con mis guantes y botines lo
único tocando la alfombra de la escena del crimen. Tal vez si
las rodillas de los hombres no hubieran estado en mi camino,
me habría arrodillado, pero una parte de mí recordaba dónde
estaba, aunque la mayoría de mí no lo hiciera. Nunca había
tenido una reacción a Jean-Claude como esa, no solo por el
contacto de mente a mente. Me quedé abajo hasta que ya no
me sentí temblorosa, luego me empujé hacia arriba con las
yemas de los dedos y las puntas de los pies. Tuve un momento
en el que solo quería salir corriendo de la escena del crimen
para ver bailar a Jean-Claude. El impulso era tan grande que
comencé a girar hacia la puerta y me contuve.

—Nunca me había visto así —dije.

—¿Qué dijiste? —preguntó Dolph.

Me repetí.

—¿En serio? —preguntó MacKinnon.

Asentí.

—Muy en serio. Jean-Claude y yo tendremos una pequeña


charla más tarde.
—No pareces feliz —dijo McKinnon.

Lo miré y debió haber sido una buena mirada, porque


levantó las manos.

—Lo siento, Blake, solo comentaba.

—Tal vez deberías dejar los comentarios para más tarde.

La ‘voz’ de Jean-Claude estaba de nuevo en mi cabeza.


Empecé a cerrar de golpe todos mis escudos en su lugar, pero
él dijo:

—No soy yo.

87
Dudé, demasiado estresada para formar un qué silencioso
en mi cabeza, pero Jean-Claude entendió el punto, porque dijo:

—Lo que haya disminuido tu resistencia a mí no soy yo ni


tú. Es algo fuera de nosotros.

—Mierda —dije con verdadero sentimiento y una oleada de


miedo que me dejó la piel fría.

—¿Qué ocurre? —preguntó Dolph.

—Estamos bajo ataque —dije.

—¿Dónde? —dijo Dolph—. Enviaremos refuerzos.

Le prometí que lo abrazaría más tarde por ser ese su


primer pensamiento. En este momento, negué con la cabeza.

—No ese tipo de ataque, no físico, mágico.

—¿Qué quieres decir? —preguntó MacKinnon.

Negué con la cabeza de nuevo.

—Quiero decir que algo o alguien interfirió conmigo


cuando contacté a Jean-Claude en este momento. Se metieron
mal conmigo. Yo estaba como hipnotizada por él. No he sido
así en años; diablos, ningún vampiro ha sido capaz de hacerme
rodar tan mal en mucho tiempo.

—¿Estás segura de que no fue Jean-Claude quien se dejó


llevar? —preguntó MacKinnon.

—No, una de las razones por las que le tomó tanto tiempo
ganarme fue mi miedo a este tipo de mierda. No lo haría por
accidente, ni por casualidad, no con la boda tan cerca.

—Espera —dijo McKinnon—, ¿estás diciendo que esto


sería suficiente para cancelar la boda?

—Malditamente directo sería; si me está jodiendo la cabeza

88
así a propósito, entonces no quiero tener nada que ver con él.
Es como una violación metafísica, excepto que es un
afrodisíaco real que enciende la lujuria real y, lo que es peor,
el amor. Si me hiciera eso así desde la distancia, nunca querría
volver a estar en la misma habitación con él. Sería demasiado
peligroso, lo que significa que no habría boda.

—Está bien, pero en realidad no vas a cancelar la boda,


¿verdad? —dijo MacKinnon.

—No, pero si no fue Jean-Claude quien se pasó de la raya,


entonces fue otro vampiro o bruja, algo tan
enloquecedoramente poderoso que me jodió la mente sin que
yo lo supiera, desde la distancia. —Mi estómago se apretó con
fuerza con el pensamiento. Alcancé la cadena alrededor de mi
cuello y saqué mi cruz a la vista, para poder sostenerla en mi
mano. Por lo general, la dejaba colgando alrededor de mi cuello
cuando la quería a la vista, pero esta noche necesitaba más
tranquilidad.

—¿Qué tan poderoso tendría que ser alguien para rodarte


así cuando ni siquiera está en la habitación contigo? —
preguntó Dolph.
—Poderoso, como un antiguo vampiro poderoso. Mierda,
mi padre acaba de llamar. Él y el resto de mi familia volarán la
semana que viene.

—Me alegro de que tu padre haya decidido acompañarte


por el pasillo después de todo —dijo Dolph.

—No, no es así. Finalmente está dispuesto a conocer a


Jean-Claude, pero todavía quiere que lo abandone y
definitivamente que no me case con un vampiro.

—Entonces, ¿por qué venir? —preguntó.

—Porque si no se ajusta ahora a la ropa hecha a la medida,

89
el traje nunca estará listo a tiempo. Le dije a papá que si no
venía para la prueba temprana, él había hecho su elección y
yo encontraría a alguien más para entregarme. Viene para que
le hagan las pruebas y ha accedido a encontrarse con Jean-
Claude, pero todo lo demás está en el aire. Sinceramente, no
creo que mi muy católico padre venga a asistir a la boda y
mucho menos me acompañe al altar.

—Lucille y yo podemos reunirnos con él mientras está


aquí, contarle cómo hemos resuelto las cosas con Darren y
Erica.

—Gracias, Dolph, si papá llega a venir a la ciudad antes


de la boda, sería genial.

—¿Qué quieres decir con si? —preguntó MacKinnon.

—No puedo permitir que mi familia muy humana, que no


es policía, venga a la ciudad si estamos bajo un gran ataque
de vampiros. Si este maestro vampiro puede hacerme rodar,
mi familia no tendrá ninguna posibilidad; diablos, la mayoría
de las personas que amo que son sobrenaturales no tendrán
una oportunidad. Tengo más inmunidad natural a los poderes
de los vampiros que la mayoría de ellos.

—No canceles la entrada de tu familia, Blake.


—No tengo elección, McKinnon.

—Lo haces, en realidad.

—¿De qué estás hablando?

—El Comité de Supervisión está experimentando con


algunos protocolos de protección mágica.

—Pete —dijo Dolph—, ¿acabas de hacerle algo a uno de


mis oficiales?

—No quise afectar a Blake con eso. Me dijeron que lo


probara en el campo con cuidado si se presentaba la

90
oportunidad.

Dolph de repente se cernió sobre el otro hombre, como si


las pulgadas extra hubieran crecido. Preguntaba con cada
palabra pronunciada casi dolorosamente, como si perder el
control de su voz fuera el precursor de perder el control de
otras cosas.

—¿Qué le hiciste a Anita?

McKinnon extendió las manos como si se mostrara


desarmado. Ni Dolph ni yo lo creíamos.

—¿Qué diablos me hiciste, McKinnon?

—Tenemos un aquelarre de brujas trabajando con


nosotros. Se supone que es un hechizo para despojar a un
vampiro de su control sobre nosotros, así que no puede
funcionar con trucos mentales. No se suponía que te
despojaría de tu control y haría que el vampiro fuera más
poderoso.

—Eso fue malditamente casi un galimatías —dije.

—De acuerdo —dijo Dolph.

—Inténtalo de nuevo, lenta y claramente —dije.


McKinnon nos miró de uno a otro, con los brazos un poco
más levantados como si hubiésemos pedido ver sus manos; eso
funcionó para mí en este momento.

—Las brujas dijeron que el encanto, o hechizo,


honestamente no estoy seguro de cuál es el término correcto y
dado que Blake hace más magia que yo, solo quiero dejar claro
que no estoy al tanto de lo último y más reciente mayor
vocabulario mágico.

—Bien, el hechizo, o encantamiento, ¿qué se supone que


debe hacer exactamente?

91
—Protege a quien lo lleve puesto de los vampiros.

—También lo hará un objeto sagrado —dije.

—Solo si eres creyente; te sorprendería cuántos agnósticos


y ateos se dedican al trabajo del gobierno.

—No me sorprende —dije.

—Sigue hablando, Pete.

Miró a uno de sus amigos más antiguos como si no hubiera


esperado que Dolph estuviera de mi lado. Pete debería haberlo
comprobado dos veces antes de invitarse a sí mismo a la
escena del crimen de Dolph.

—Se suponía que despojaría al vampiro de sus poderes.

—¿Despojarlos de qué poderes, exactamente? —pregunté.

McKinnon parpadeó como si la pregunta fuera difícil.

—Poderes de la mente.

—Más específico —dije.

—¿Qué tan específico?


—Ningún hechizo o encanto o lo que sea podría cubrir
todos los posibles poderes de vampiro.

—Sabemos que no ayudará con la superfuerza, la audición


ni nada físico —dijo.

—Ni siquiera estoy contando las cosas físicas, así que


déjame preguntarte una vez más. ¿Qué tipo de poderes se
supone que esa maldita cosa que llevas puesta le quita a un
vampiro?

—Poderes mentales, como hechizarnos con sus ojos.

—Casi caí en los ojos de Jean-Claude justo ahora como

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una novata, así que eso no funcionó.

—Lo siento por eso, y no quise lanzar una llave inglesa en


los planes de la boda.

—Gracias por decir la verdad —dije.

—Si hubieras cancelado la boda y perdido la oportunidad


de hacer las paces con tu padre, nunca podría volver a
mirarme en el espejo, Blake.

—Es bueno saberlo —dije.

—¿Qué otros poderes vampíricos se supone que debe


detener el hechizo? —preguntó Dolph.

—Las brujas dijeron…

—No arrojes a las brujas debajo del autobús, McKinnon;


tú eres quien me engañó para que contactara a Jean-Claude a
través de la mente como si él y yo fuéramos tus conejillos de
indias cuando acabas de admitir que no entiendes la magia en
el maldito encanto. Esto depende de ti.

—Está bien, está bien, tienes razón.

Dolph dijo:
—Entonces, ¿qué más se supone que debe hacer el
hechizo?

—Protección de mirada de vampiro, despoja a un vampiro


de sus habilidades de poder especiales.

—¿Qué significa esa última parte? —preguntó Dolph.

—Algunos vampiros pueden causar pánico en una


multitud, o lujuria, o alguna emoción secundaria, o incluso
plantar pensamientos en la cabeza de una persona —dijo
McKinnon.

—Como un vampiro que le dice a un policía que dispare a

93
otro policía y proteja al vampiro —dijo Dolph.

—Sí.

—Todos hemos visto que eso sucede —dijo Dolph.

Asentí. Lo hicimos.

—Entonces, ¿por qué hizo que el control de Jean-Claude


sobre Anita fuera más fuerte?

—No lo sé.

—¿Por qué me hizo menos capaz de luchar contra los


poderes de los vampiros? —pregunté.

—No lo sé, pero diría que esto es un fallo espectacular de


una prueba de campo —dijo McKinnon.

—¿Crees? —dije, mirándolo.

—Entonces, ¿nos mentiste a Anita y a mí cuando dijiste


que si usaba su teléfono para advertir a su gente que tus jefes
lo escucharían y te meterían en problemas?

—No, eso no fue mentira, lo juro, pero es la presencia en


línea del grupo de odio lo que me preocuparía más. Tienen
algunas habilidades serias de hacker. Los hemos encontrado
lugares en los que… No puedo decirles a ninguno de ustedes,
pero digamos que a menos que tu teléfono esté encriptado, así
como las líneas gubernamentales de alto secreto, los piratas
informáticos del grupo de odio podrán escuchar a cualquiera o
a todas las personas en su red.

Estuve a punto de decirles que, en realidad, teníamos una


de las mayores seguridades que el dinero podía comprar,
gracias a que descubrimos que nos habían intervenido hace
unos años. No sabía cómo funcionaba todo, pero sabía que las
personas a las que Jean-Claude y Rafael pagaban para saber
esta mierda nos habían asegurado que dentro de lo razonable

94
estábamos a salvo. La razón interna era porque la piratería se
parecía mucho a la tortura; finalmente, todos los sistemas y
todas las personas se rompen. Pero el hecho de que pagáramos
por ese tipo de encriptación especial y protección para
nuestros teléfonos y todo lo demás no era algo para compartir
con un trabajador del gobierno, especialmente con alguien que
trabajaba para un comité que estaba gastando el dinero de
nuestros impuestos en hechizos para usarlos contra los
vampiros.

—Los vampiros son ciudadanos legales; ¿no es ilegal


investigar cómo dañarlos de alguna manera?

McKinnon resopló.

—Ni siquiera quieres saber lo que nuestro gobierno está


financiando. No es solo magia para usar contra ciudadanos
sobrenaturales, Blake.

—¿Estás admitiendo que el comité está investigando cómo


usar la magia contra todos nosotros? —pregunté.

McKinnon pareció menos que feliz por un segundo, antes


de encontrar una sonrisa en algún lugar para intentar fingir
su camino.

—¿Nuestro gobierno haría eso?


—Pete —dijo Dolph, solo eso, pero fue suficiente entre
ellos.

—Lo siento, Dolph, ya he dicho más de lo que debería.

—Bien —dije—, volvamos al hechizo que usaste contra mí.

—Contra los vampiros.

—Oh, contra mi prometido y el hombre que amo, eso lo


hace mucho mejor.

Tuvo la gracia de parecer avergonzado.

—Cuando lo dices así, suena bastante podrido.

95
—No hay una buena manera de decir esto —dije.

—Dile qué más se supone que hace el hechizo, Pete.

—Te lo dije, protección contra la mirada de los vampiros,


ser tomado y obligado a luchar de su lado, cualquier emoción
que el vampiro tenga la capacidad de despertar en los
humanos.

—No, no es así como lo presentaron las brujas. No


entraron en una sala de hombres del gobierno con experiencia
en extinción de incendios, policías, militares, etcétera… y decir
que detendrá las emociones.

Pete sonrió.

—Tienes razón, dijeron que el hechizo, o encantamiento,


detendría las habilidades secundarias de los vampiros, sean
las que sean.

—Eso es bastante jodidamente amplio —dije.

—Es por eso que le han dado el prototipo a algunas


personas para que lo prueben en el campo en condiciones no
amenazantes.
—Como hoy conmigo y Jean-Claude.

—Sí.

—Si me lo hubieras dicho con anticipación, me habría


encantado ayudarte a probar la maldita cosa, pero no vuelvas
a soltarme una mierda como esa.

—Por supuesto —dijo.

—Tu palabra —dijo Dolph.

—Mi palabra —dijo McKinnon.

—Tengo que decirle a nuestra seguridad que necesitan

96
aumentar nuestro nivel de alerta, y no voy a arriesgarme a la
metafísica mientras llevas el amuleto.

—Puedo salir de la habitación.

—¿Cuál es el alcance del hechizo?

Parecía avergonzado de nuevo.

—No estamos seguros.

—¿Sabes qué efectos tiene en los psíquicos normales? —


pregunté.

—No hubo impacto en los psíquicos humanos normales.

—¿Simplemente afecta a los vampiros? —pregunté.

—Tuvimos un practicante de vudú que tuvo problemas con


eso, pero como él puede resucitar a los muertos como lo haces
tú, lo descartamos.

Lo miré. Dolph preguntó por mí como si hubiera leído mi


mente.

—¿Por qué descartar eso?

—No tengo la libertad de compartir esa información.


—Jesús, McKinnon, ¿es este un hechizo dirigido a las
personas que se ocupan de la magia de muerte?

—Estábamos buscando algo que funcionara contra todos


los no-muertos —dijo, como si eso fuera todo lo que se le
permitiera compartir.

—Solía pensar que eras inteligente, McKinnon —dije.

—Es una nigromante, Pete.

—Me doy cuenta de eso ahora, quiero decir que lo sabía


antes, pero no pienso en Blake así. Ella es uno de nosotros, no
uno de… —Simplemente dejó de hablar mientras Dolph y yo lo

97
mirábamos. Lo que sea que vio en nuestras caras lo hizo mirar
al suelo de nuevo como si lo hubieran llamado a la alfombra.

—¿Uno de ellos? ¿Era eso lo que ibas a decir? —pregunté,


en voz baja porque no podía decidir si estaba enojada o
simplemente decepcionada.

—Lo siento, Blake, vine aquí para ayudar, no para


lastimarte.

—Voy a llamar a mi gente ahora, pero cuando termine


quiero ver ese amuleto.

—No creo que tocarlo sea una buena idea después de lo


que acaba de pasar —dijo McKinnon.

—Estoy de acuerdo, por eso dije verlo, no tocarlo. —


Empecé a hacer la llamada, luego debatí si quería hacerlo
frente a McKinnon o Dolph, pero especialmente McKinnon. Si
estaba diciendo la verdad y yo pensaba que lo hacía, tendría
cintas o lo que sea con la conversación más tarde, pero eso
sería solo voces. Si me veía hacer la llamada, tendría lenguaje
corporal, expresiones faciales y solo observación personal para
poner con palabras.
—Devolvamos la habitación al resto del equipo de la
escena del crimen. Llamaré desde el pasillo.

Estuvieron de acuerdo en que devolverles la habitación a


todos era una buena idea, así que Dolph abrió la puerta y todos
los que habían estado descansando en el pasillo volvieron a
entrar y yo salí. Aunque cuando salí, dije:

—Quiero terminar nuestra charla antes de que te vayas de


aquí, McKinnon.

—Estaré aquí cuando estés lista —dijo.

Quería decir Es mejor que lo estés, pero en voz alta solo

98
dije:

—Bien. —McKinnon nos había ayudado con su


advertencia; estaba de nuestro lado, no necesitaba
amenazarlo. Realmente quería hacerlo porque estaba enojada
con él por el encanto. Tenía algunas ideas sobre cuál era la
magia, pero era más importante que todos supieran el riesgo
de seguridad que jugar al tipo duro con McKinnon. Además,
mi ego estaba seguro, así que no tenía que jugar.
99
Debatí a quién llamar, pero finalmente llamé a Claudia.
Ella era la jefa de la seguridad general para nosotros, pero
estaba a cargo de la seguridad en el Circo de los Malditos
donde Jean-Claude vivía y dormía durante el día la mayor
parte del tiempo. Era el lugar más seguro que teníamos, pero
también era el objetivo más grande, porque mucha gente sabía
que era la guarida diurna de Jean-Claude. No puedes ocultar
un escondite secreto si alguien además de ti lo sabe, y mucho
más si solo Jean-Claude y yo sabíamos sobre las habitaciones
debajo del Circo.

Encontré un trozo relativamente vacío en el pasillo del


hotel y marqué su número en mis favoritos. Claudia se estaba
convirtiendo rápidamente en la mejor amiga que tenía que no
era también novia.

—Anita, ¿cómo va la prueba del padrino? —Su voz era


medio risueña, porque había un grupo de apuestas entre los
guardias que conocían a Edward. Dinero en él odiándolo y
negándose a usarlo, odiándolo y usándolo por mí, amando la
ropa (no es una apuesta segura), y odiándola y usándola de
todos modos y viéndose bien en ella. Esa última era donde
pondría mi dinero.
—Me alegro de no haber elegido el naranja y el negro como
pensaban algunas personas, como si casarse con un vampiro
tuviera que ser un tema de Halloween —dije. Naranja era la
palabra clave para las comunicaciones, y decirlo en una
oración que no significaba nada, en realidad, significaba que
creía que las comunicaciones podrían estar comprometidas.
No era solo mi palabra clave; si alguien más me hubiera
llamado y usado naranja en una oración, habría significado lo
mismo. Si hubiera sido alguien hablando de comestibles o
pidiendo pollo a la naranja en un restaurante chino, habría
usado la palabra naranja dos veces para hacerme saber que no

100
fue accidental.

La voz de Claudia era mucho menos feliz cuando dijo:

—Alguien incluso sugirió púrpura y naranja, ¿recuerdas?


—Púrpura era el código para la seguridad física, su forma de
preguntar si eran solo comunicaciones o nuestra seguridad
también estaba comprometida.

—Lo recuerdo, por lo que no está sucediendo. Si conoces


a Jean-Claude, sabes que tiene que ser en blanco y negro.
Pensé que se vería como un maldito paso de cebra, pero en
realidad se ve increíble. —Cebra era el código de La seguridad
también está jodida.

—Impresionante es bueno, me alegro de que hayas sacado


a Jean-Claude de los dos en oro en el altar —dijo. Oro era el
código para ella preguntando si alguien estaba en peligro
inmediato.

Un par de oficiales uniformados pasaron junto a mí con


una mirada; había más de una razón para usar códigos. Más
y más personas, en su mayoría policías, se apiñaban alrededor
de la sala del crimen. Me alejé más por el pasillo alejándome
de todo mientras respondía a Claudia.
—De ninguna manera en oro, nos habríamos visto como
adornos navideños brillantes bajo las luces. —Navidad era un
código para Estoy bien actualmente, o no bajo coacción y no
necesito que me rescaten. Incluso me las arreglé para reírme al
pensar en todos nosotros brillantes para la boda.

—Gracias por no hacerme estar en la boda; habría


sobresalido sobre todos los demás como una jirafa. —La última
palabra era la parte importante; estaba preguntando si el
peligro era inmediato en otro lugar, como si supiera de dónde
venía el ataque o estaba sucediendo como ahora. ¿Qué tan alto
era el nivel de amenaza? ¿Una jirafa era alta?

101
Me las arreglé para reír de nuevo.

—Confía en mí, Claudia, no quiero jugar a ser una gacela


delicada con el maldito vestido. —Gacela quería decir que la
amenaza no estaba ocurriendo de inmediato—. Todavía
estamos discutiendo sobre los últimos detalles de mi vestido y
las flores. Él quiere todas las flores blancas, pero con nosotros
de blanco quiero más color. —Color era el código para el caos,
o no sé, o no estoy cien por cien segura de que mi gacela no sea
una jirafa.

Una puerta se abrió más abajo en el pasillo. Escuché la


voz de una mujer que sonaba como si estuviera llorando. La
voz de una segunda mujer, más tranquilizadora, dijo:

—Hoy salvaste vidas.

—Podrías haber elegido solo vegetación, menos opciones


—dijo Claudia, tratando de preguntarme si sabía cuál era el
nivel de amenaza cuando sucedió. Dado que los vestidos de
boda eran en realidad blancos y negros, ningún color podía ser
una palabra clave; las usábamos con demasiada frecuencia,
razón por la cual la cebra entró en la secuencia. El verde era
el nivel de amenaza más bajo desde que el blanco estaba fuera
del tablero. Verde, amarillo, naranja, rojo era la secuencia de
maldad creciente.

La puerta de la habitación con las mujeres todavía estaba


abierta; me di cuenta de que había un oficial uniformado
apoyado en la puerta para abrirla. Estaba mirando hacia el
pasillo como si estuviera esperando a alguien. Evité su mirada
por si acaso pensaba que yo era a quien esperaba. Tenía mi
placa en un cordón alrededor de mi cuello y estaba usando mi
abrigo US Marshal sobre todo, así que no era como si pudiera
fingir ser un civil.

102
—Las flores naranjas se verían geniales con el lado negro
de las cosas, pero solo está bien con el blanco y es difícil
encontrar flores naranjas que nos gusten a cualquiera de
nosotros. —Claudia sabía que pensaba que el nivel de amenaza
iba a ser malo cuando sucediera, pero no lo peor. Luego me di
cuenta de que no tenía suficiente información de McKinnon
para estar segura de eso, así que agregué—: Aunque hay
tantos colores para elegir y las flores tienen que ser frescas,
tenemos más tiempo para decidir sobre eso que algo más. —
Había dicho color, o colores, de nuevo, lo que significaba que
no estaba segura de que el nivel de amenaza era naranja;
podría ser rojo o amarillo.

—¿Qué tal flores amarillas o rojas? —preguntó ella.

—El amarillo se vería bien con el negro, pero no tan bien


con el blanco, pero el rojo es el principal candidato para las
flores de mi ramo.

—Creo que las rosas rojas contra un vestido blanco con tu


color se verían muy Blancanieves. —Color de nuevo; ¿Qué tan
segura estaba de que iba a ser rojo? Si volvía a repetir rojo
sabría tomar las máximas medidas de seguridad. Blancanieves
era su forma de preguntar si el peligro estaba dirigido a una
sola persona.
—Más Rosa Roja que Blancanieves —dije, haciendo mi
mejor esfuerzo para sonar casual. Rojo significaba tomar todas
las precauciones, todas las medidas de seguridad adicionales,
y Rosa Roja significaba que estaba dirigido a todos nosotros.
Una vez terminara la boda, no tenía ni idea de cómo haríamos
que las palabras clave funcionaran en conversaciones
normales; Claudia y Bobby Lee probablemente nos harían
memorizar un nuevo conjunto de palabras.

Escuché a la mujer llorar más fuerte desde la puerta


abierta. La uniformada femenina finalmente me llamó la
atención.

103
—Tengo que volver al trabajo, hablaremos de más cosas de
la boda más tarde.

—Lo haremos —dijo ella—. Mantén tu cabeza en un giro


ahí afuera.

—Sabes que lo haré. —Estaba caminando lentamente


hacia el oficial con la mirada interrogante en su rostro.

—Sé que lo harás. —Hubo un momento de silencio en el


que probablemente quiso decir algo más, pero no teníamos
palabras clave para manejarlo.

—Más tarde, caimán —dije.

Eso la hizo reír, que era el punto; cuando tus amigos se


preocupan por ti, lo menos que puedes hacer es aligerar el
estado de ánimo. Colgué con el sonido de su risa y fui a
averiguar qué quería la uniformada femenina de mí.
104
La oficial Kay Beecher había estado muy agradecida de
encontrar a otra mujer en el pasillo con una placa, porque
tenía la regla y temía que estuviera a punto de rasgarse los
pantalones del uniforme. La compadecí como solo puede
hacerlo otra mujer y la dejé marchar, ocupando su lugar en la
puerta. Una mujer de cabello oscuro con un vestido rosa de
sirvienta completo con medio delantal blanco estaba
parcialmente colapsada en la cama llorando con la caja de
Kleenex a su lado.

Beecher nos había presentado la una a la otra.

—Mona, esta es Anita, es Marshal de los EE. UU. y se


quedará contigo solo unos minutos.

Levanté una ceja ante los primeros nombres, pero Beecher


susurró:

—Ella está realmente molesta, los primeros nombres


ayudan.

Asentí como si eso tuviera sentido para mí, y supongo que


sí.

—Gracias… Kay.
—Solo mantenla calmada hasta que el capitán Storr la
autorice a irse a casa.

Le susurré:

—¿Es ella la que apagó el fuego?

—Salvó el día —dijo Kay, e hizo que su energía caminara


en dirección a un baño que no estaba en una de las
habitaciones conectadas con el crimen. Conferencia del primer
día para escenas del crimen: no uses un baño que pueda
contener evidencia a menos que alguien le diga que está listo
para usar. La oficial Kay probablemente tendría que encontrar

105
un baño público a menos que pudiera abrir otra habitación
que no contuviera a alguien relacionado con el crimen. Podría
estar aquí un rato.

Mona resopló en el Kleenex, mirándome a través de ojos


legañosos y llenos de lágrimas.

—¿Cuál era tu nombre, Anna?

—Anita —dije.

Ella dio una débil sonrisa.

—Anita.

Sonreí alentadoramente, pensando que era bueno ser la


presencia reconfortante por una vez en lugar de la amenaza.
Rara vez llegué a jugar al policía bueno por alguna razón. Oh,
espera, porque era mala en eso, pero sonreí y realmente
intentaba parecer tan inofensiva como mi tamaño y no tan
peligrosa como todas las armas y chalecos antibalas que
llevaba puestos.

Ella me devolvió la sonrisa.

—Fue muy valiente de su parte abordar el fuego solo con


un extintor de incendios —dije.
Ella sonrió un poco más, luego se estremeció, la sonrisa se
desvaneció.

—No quería que pasara aquí lo que pasó en Nueva York.

—Eso estuvo mal —estuve de acuerdo—. Gracias


nuevamente por proteger a todos aquí en el hotel.

—Lo vi en las noticias, toda esa pobre gente.

—Sí. —Y luego, como nunca se me dio bien esperar,


pregunté—: ¿Viste a alguien salir de la habitación antes que
tú?

106
Ella sacudió su cabeza.

—¿Tuviste que abrir muchas puertas antes de dar con la


correcta?

Ella parpadeó y me miró, frunciendo el ceño.

—¿Qué?

—Debió haber sido realmente aterrador con la alarma


contra incendios sonando y todos corriendo para salir y tú
mantuviste la cabeza y buscaste el fuego.

Ella asintió.

—Estaba muy asustada, pero olí el humo y supe que


teníamos un vampiro en una habitación, y todo lo que podía
pensar era en lo que sucedió en Nueva York. No podía permitir
que eso sucediera aquí.

Pensé que no había forma de que oliera a humo, la


alfombra apenas había comenzado a arder, pero tal vez ella
pensó que olía a humo porque una vez que vio las llamas lo
esperaba. La memoria es una cosa graciosa, llena los huecos
con lo que esperas, no siempre con lo que pasó. Es una de las
razones por las que el testimonio de los testigos presenciales
es tan poco fiable.
—¿Viste la luz de las llamas debajo de la puerta? —
pregunté.

—No, las puertas se sellan herméticamente.

—Supongo que fue una suerte que el incendio de Nueva


York estuviera en tu cabeza, así que fuiste directamente a la
habitación del vampiro.

—¿Qué dijiste?

—El incendio de Nueva York ha estado en todas las


noticias, por lo que es natural que al trabajar en un hotel, esté

107
en tu mente.

Ella asintió, viéndose desconcertada, o algo así. No pude


leer su expresión; ¿estaba entrando en shock? Sucedía a veces
después de que terminaba la emergencia, incluso si no estabas
herido. La habían revisado en busca de lesiones; seguramente
alguien había hecho eso.

—¿Te lastimaste, te quemaste?

Sacudió la cabeza, mirando un punto frente a ella, pero


creo que no estaba viendo nada en la habitación. Era solo una
dirección para mirar mientras procesaba lo que le había
sucedido.

—Mona, ¿estás bien? —Miré por el pasillo, viendo si podía


hacer señas a otro uniformado para traer a Dolph aquí, pero
todos estaban demasiado lejos sin que yo gritara. No quería
meter a Kay en problemas ni tener que explicar por qué había
tenido que abandonar la zona. Puede que no hubiera una
hermandad entre las mujeres o incluso entre las mujeres
policías, pero sabía lo difícil que era ser uno de los chicos
cuando la biología significaba que nunca serías realmente uno.
Tener una emergencia menstrual abundante podría arruinar
cualquier credibilidad callejera que Kay tuviera. O encontraría
tampones y toallas sanitarias por todo su escritorio, en su
casillero, en su coche patrulla, y tendría que fingir que no le
molestaba, porque si lo dejaba ver, le jugarían la broma para
siempre. Demonios, podrían jugarlo para siempre de todos
modos. No, me quedaría aquí en la puerta hasta que ella
regresara, o hasta que alguien que me superara en rango se
uniera a nosotros, que sería Dolph. Como Marshal de los EE.
UU., técnicamente no estaba en la cadena de mando de
ninguna policía local. Los Marshals eran algo así como
suboficiales en el ejército; sabías cuál era nuestro rango, pero
no dónde encajábamos en su estructura de poder, y nunca
estabas seguro de quién podía darnos órdenes y a quién

108
ignorar.

—Pensé que se suponía que no debían moverse mientras


se quemaban —dijo en una voz distante, casi como si no
hubiera tenido la intención de decirlo en voz alta.
Definitivamente estaba entrando en algún tipo de conmoción o
depresión posterior a la emergencia. ¿La revisó un técnico de
emergencias médicas o algún médico?

—La mayoría de las veces no se mueven, simplemente se


queman —dije.

Parpadeó y me miró con sus grandes ojos marrones


mostrando demasiado blanco en los bordes.

—Se movió, extendió todo el fuego y los huesos negros y


todavía me agarró.

—Mientras lo apagabas con el extintor —dije.

—Antes.

—¿Antes? —pregunté.

Ella asintió.

—Las cortinas abiertas captaron la última luz del sol del


día; cuando el sol se puso, el vampiro se despertó para pasar
la noche —dije.
—Estaba todo ardiendo, llamas, y todavía se movía,
gritaba. Fue horrible.

—No apagaste el fuego para salvar el hotel, apagaste al


vampiro porque cobró vida mientras estaba en llamas —dije.

Ella asintió.

—Se estaba quemando vivo. Sé que está muerto, pero no


parecía muerto cuando gritó de dolor. Parecía vivo, pero ahora
está muerto, me dijeron que realmente está muerto.

—Él está realmente muerto ahora —dije.

109
—No sabía que sintieran un dolor así —dijo.

—Sí, los vampiros sienten dolor al igual que nosotros.

—Si hubiera sido por la mañana como en Nueva York,


¿habría sentido dolor?

—No, el vampiro habría estado muerto por el día, sin dolor,


sin despertar.

—Pero esa habitación no recibe luz por la mañana, por lo


que no podría ser entonces.

¿Algo en la forma en que lo dijo parecía extraño, o tal vez


estaba viendo un motivo en el que solo había una persona
normal lidiando con un evento muy anormal? Necesitaba otro
oficial aquí para ayudarme a averiguar cuál era antes de sacar
conclusiones equivocadas. No interrogaba a muchos humanos
normales, y sabía que los vampiros y los cambiaformas podían
reaccionar de manera muy diferente a la normalidad humana.
El primero tenía siglos o décadas más que la mayoría de los
humanos para controlar sus expresiones y lenguaje corporal.
El segundo podía oler el miedo y la ira, y no importaba cómo
controlaras tu cuerpo, no podías controlar el sistema nervioso
autónomo. Te traicionaba ante la nariz de un cambiaformas, o
ante la superioridad auditiva de un vampiro. Ambos sabían el
segundo en que tu pulso se aceleraba, a veces antes que tú.

Observé a la mujer sentada en silencio en la cama, el fajo


de Kleenex olvidado en su mano mientras miraba la pared.
Estaba pálida y ligeramente empapada de sudor; ambos
podrían ser signos de shock. Necesitaba saber si alguien con
más conocimientos médicos que yo le había echado un vistazo.
Por lo que sabía, ella podría tener una condición médica
subyacente. Mierda, simplemente no estaba acostumbrada a
tratar con gente normal. Los policías no contaban, ningún
socorrista lo hacía; no reaccionaban normalmente a las
emergencias más de lo que lo hacían los vampiros o los

110
cambiaformas.

—¿Me habría atacado el vampiro si no hubiera muerto


primero? —preguntó ella.

—No sé, estabas apagando el fuego, así que estabas


tratando de ayudarlo.

—No cerré las cortinas —dijo.

—Hiciste lo mejor que pudiste.

Ella asintió como si eso tuviera sentido para ella.

Saqué mi teléfono y le envié un mensaje de texto a Dolph


sin darle mucha importancia a Mona. Tuve un momento para
tratar de decidir qué mensaje de texto, pero me conformé con
Te necesito en la habitación con la criada. Algo no está bien.

—¿Te conozco? —preguntó Mona.

Negué con la cabeza.

—No.

Ella me frunció el ceño con más fuerza.

Me adentré más en la puerta abierta para poder ver mejor


el pasillo y aún tener una idea de la mujer en la cama. Me alivió
ver a la oficial Kay Beecher caminando por el pasillo como si
tuviera un propósito. Vi a Dolph salir de la habitación detrás
de ella; era mucho más alto así que podía verlos a los dos al
mismo tiempo sin tener que elegir a quién mirar.

Kay se acercó con una sonrisa y un agradecimiento. Dolph,


justo detrás de ella, estaba impasible y serio. La oficial se volvió
hacia él, como si pensara que estaba en problemas por dejarme
su puesto. Hablé antes de que pudiera meterse en problemas
innecesarios.

—Kay, me alegro de que estés aquí. Mona, la Oficial Kay

111
está de regreso, ¿estás bien con ella por unos minutos? Vuelvo
enseguida. —Incluso sonreí cuando lo dije.

Mona asintió, miró a Kay como si nunca la hubiera visto y


luego volvió a mirar la pared. No me pareció tan fascinante,
solo la pared de un hotel con una cómoda, un televisor y un
espejo. El arreglo de hotel genérico habitual, pero luego me di
cuenta de que estaba equivocada; el espejo ocupaba más de la
pared de lo normal. La mayoría de las habitaciones más
económicas colocaban el espejo en la parte posterior de la
puerta del baño o en las puertas corredizas del armario. La
mayoría de los hoteles habrían puesto una pintura allí. Mona
no estaba mirando a la pared; ella se estaba mirando a sí
misma. Estaba mirando como si no se reconociera a sí misma;
tal vez era shock o tal vez era algo más.

Dolph me estaba esperando en el pasillo cuando volví a


salir. Su rostro era neutral, esperando. Sabía que no lo habría
contactado sin una buena razón. Pasé junto a él un poco por
el pasillo más cerca de la escena del crimen con su grupo de
personas que entraban y salían apresuradamente. Me detuve
antes de llegar para que nadie nos oyera.

—Háblame, Anita —dijo Dolph.

Le conté lo que había dicho Mona.


—Eso no es mucho —dijo.

—No lo es, y probablemente nunca antes vio algo tan


horrible, podría ser solo un shock.

—Pero no crees que lo sea —dijo.

—Me gustaría tener la oportunidad de interrogarla y


averiguarlo.

—Ella es una heroína; los medios ya se han apoderado de


eso —dijo.

—¿Y?

112
—Necesitamos estar seguros de esto antes de cambiar la
narrativa, eso es todo.

—Cambiar la narrativa —dije—. Vaya, Dolph, has estado


leyendo los memorandos sobre cómo manejar a los medios.

Él sonrió, luego volvió a ponerse serio en caso de que


alguien más estuviera mirando. Tenía una reputación que
mantener y eso no incluía sonreír a sus subordinados en las
escenas del crimen.

—Solo digo que tenemos que tener cuidado aquí, Anita.


Tenemos una mujer heroica, una criada, que salvó a este hotel
de quemarse como el incendio del hotel de Nueva York que
sigue siendo noticia de primera plana. Los Asesinatos
Sunshine han sido la principal noticia durante semanas.

—Soy consciente de todo eso —dije.

—¿Puedes ser diplomática ahí dentro con nuestra


heroína?

—Puedo tener cuidado, no estoy segura de si alguna vez


entenderé la diplomacia.

—Es justo —dijo—, podemos encender la cámara del


chaleco de la oficial Beecher para que quede registrado.
—Suena bien para mí.

—¿De verdad crees que esta mujer está involucrada en el


asesinato?

—No lo sé, pero algo anda mal, y antes de que la


abracemos como la heroína de la historia, me gustaría saber
qué es ese algo.

—Hay una cámara en el pasillo —dijo.

—¿Podemos ver las imágenes antes de volver allí?

Él asintió.

113
—Podemos.

—¿Necesito hablar con la Oficial Kay antes de irnos?

—Me aseguraré de que se quede dónde está y de que nadie


más la deje ir antes de que estemos listos.

—Es bueno ser el jefe —dije.

Volvió a mostrar esa pequeña sonrisa.

—Mejor que no ser jefe.

—Amén a eso —dije.

Sonrió un poco más, luego se metió en la habitación para


decirle a la Oficial Kay que mantuviera el fuerte, y luego fuimos
a decirles a todos los demás lo que Dolph quería que hicieran.
Incluso dejé que McKinnon nos acompañara para ver los
videos de seguridad; mientras no usara ninguna de mis
habilidades psíquicas a su alrededor, probablemente
estaríamos bien, y si eso cambiaba, le diría que se alejara de
mí. Podría hacer eso de todos modos por experimentar conmigo
y con Jean-Claude con su pequeño hechizo de encanto, pero
primero teníamos un misterio que resolver. Siempre podría
estar de mal humor más tarde.
114
Decidí estar de mal humor cuando vi lo pequeña que era
la oficina del gerente; apenas había espacio para los hombros
de Dolph y McKinnon, y mucho menos para el gerente y para
mí. Sonreí y le dije:

—Volvemos enseguida. —Luego indiqué a Dolph y


McKinnon por el pasillo para que no nos escucharan.

—¿Qué pasa, Anita? —preguntó Dolph.

—La habitación es pequeña. No quiero estar en un espacio


tan reducido con el encanto de McKinnon.

—No has tenido otra reacción —dijo McKinnon.

—Porque con mucho cuidado no he usado ninguna


habilidad psíquica desde que se disparó en mí. Algunas de mis
habilidades psíquicas son casi automáticas, lo que significa
que las hago sin pensar; ¿qué sucede si los uso mientras
accidentalmente me rozas? ¿Cuánto peor sería el efecto si me
estuvieras tocando?

—Yo… no lo sé.
—Entonces toma el amuleto y guárdalo en tu guantera, y
no lo vuelvas a sacar mientras estés en St. Louis.

—¿Es demasiado poderoso para que estés cerca, o es un


fracaso como herramienta defensiva? —preguntó MacKinnon.

—Es una pequeña muestra, pero me despojó de mi control,


mi protección contra los vampiros. ¿Qué pasaría si lo usas
conmigo cerca de un cementerio y accidentalmente levanto
zombis y no puedo controlarlos? ¿Qué pasa si un vampiro nos
ataca a los tres y Dolph depende de mis habilidades para
salvarnos el trasero, pero tu encanto me convierte en una

115
víctima más?

—¿Le haría eso a un vampiro? —preguntó Dolph.

—¿Te refieres a hacerles perder el control? —pregunté.

—Sí —dijo.

Lo pensé antes de responder.

—Jean-Claude no se burla de mí con sus poderes como lo


hizo hace un momento. Nos vamos a casar, ya no tiene que
usar sus artimañas vampíricas, así que creo que el encanto
usó la conexión entre nosotros para despojarnos a los dos de
algo de nuestro control.

—Nos dijeron que nos protegería de los poderes


secundarios de un vampiro —dijo McKinnon.

—Por lo que puedo decir, todo lo que hace es garantizar


que el vampiro estará aún más descontrolado; tal vez si es
menos que un maestro vampiro, hará lo que anunciaron los
creadores del amuleto, pero si el vampiro es un maestro, creo
que en realidad los hará más peligrosos. Demonios, si quitas
la mirada, eso todavía los deja con súper fuerza y velocidad.

—No, esa es la mirada, hace que la gente piense que son


más rápidos y más fuertes.
—¿Me estás tomando el pelo?

—Los cambiaformas son más rápidos y más fuertes, pero


los vampiros tienen que hacer trampa usando sus habilidades
secundarias.

Miré a Dolph e hice un pequeño gesto de aprobación.

—Tú eres la experta en vampiros —dijo Dolph.

—Es tu amigo.

—Pensé que al menos éramos amigos de trabajo —dijo


McKinnon.

116
—¿Cómo te sentirías si te obligara a ti y a tu esposa a
hacerse daño mutuamente, como un experimento solo para ver
qué sucede? ¿Seguiríamos siendo amigos después de eso?

Las expresiones se persiguieron a través de su rostro como


nubes en un día ventoso mientras trataba de procesarlo, o tal
vez solo estaba ganando tiempo para formular una respuesta
que lo convertiría en el chico bueno aquí. Eso es lo que hace la
mayoría de la gente, reformulan las cosas para que sean el
héroe y no el villano. Esperaba que McKinnon fuera mejor que
eso.

—Si lo hiciste sin entender que nos harías daño, espero


escucharte explicar y aceptar una sincera disculpa.

—No confío tanto en ti como antes, pero omítelo, volvamos


al hecho de que eres parte de un comité de expertos del
gobierno y todos piensan que los vampiros no son más rápidos
ni más fuertes que los humanos normales. ¿Cómo diablos los
expertos de su panel decidieron esa información errónea?

—No tengo la libertad de compartir los nombres de


nuestros expertos.

—Si fue Gerald Mallory, no ha hecho nada más que estacar


en la morgue en décadas. Tal vez no recuerde la verdad, pero
si llevas este encantamiento al campo y te enfrentas a alguien
que no está encadenado con objetos sagrados para una estaca
en la morgue, podrías quitarle el control al vampiro. Esta
magia podría convertirlos de nuevo en una máquina de matar
que masacra a todos los que ve, porque les has quitado la
capacidad de controlar su hambre de sangre. ¿Entiendes lo
que te estoy diciendo?

—No estoy seguro de estar siguiéndote.

—Ella quiere decir que incluso si el vampiro no planeaba


lastimar a nadie, el encanto podría obligarlos a atacar.

117
—Nos dijeron que el amuleto simplemente quita la
máscara humana y revela el verdadero monstruo que hay
dentro.

—Quien te dijo eso sabía exactamente lo que haría el


hechizo.

—No puedes saber que no fue solo un error honesto, Blake.

—Te apuesto cien dólares a que lo sabían, y que creen que


el único vampiro bueno es un vampiro muerto.

—Nunca aceptaríamos el consejo de alguien que pensara


eso —dijo McKinnon.

—Y lo saben, por lo que se guardarán lo peor de sus


prejuicios para sí mismos, para que puedan promover su
agenda.

—No creo que las personas que hicieron este amuleto


entendieran lo que haría.

—La mayoría de las brujas no saben mucho sobre


vampiros, no realmente; su magia tiene que ver con la vida,
por lo que tuvieron que recurrir a un experto en vampiros para
saber qué pasó con el hechizo, ¿verdad?
Apartó la mirada entonces, para que no pudiéramos ver
sus ojos. Creo que ya no tenía la mirada de acero de un policía
que ocultaría lo que estaba pensando. Eso significaba que le
había hecho dudar de uno o más de los expertos de su comité
de supervisión. Bien.

—Si se trata de Gerald Mallory, entonces él haría cualquier


cosa para cambiar las leyes de vuelta a los viejos tiempos
cuando los vampiros podían ser asesinados al verlos. Los odia
con el tipo de odio que ves en los supremacistas blancos
incondicionales, o en los hombres que desprecian a las
mujeres al mismo tiempo que están obsesionados con ellas. Es

118
ese tipo de odio obsesivo que vi en Mallory la última vez que
trabajé con él.

—No admito que Gerald haya hablado alguna vez con


nuestro comité, pero tampoco es muy halagador contigo.

—Me ha dicho en mi cara lo que piensa de mí.

—Lo dudo.

—Él piensa que me estoy acostando con el enemigo, y que


Jean-Claude básicamente usó artimañas vampíricas para
seducirme y que no estoy enamorada de él, solo estoy loca o
poseída, o me he vuelto completamente loca, al otro lado
porque descubrió que soy una nigromante y eso me hace tan
malvada como un vampiro.

—Él no te dijo eso —dijo McKinnon.

—No, me llamó maldito cebo de ataúd, maldita salchicha


para perro, puta de Babilonia y una malvada zorra que
traicionó mi humanidad para estar aliada con el diablo.

—¿Te dijo todo eso delante de testigos? —preguntó Dolph.

—No, a menos que cuentes al vampiro que estaba


intentando matar, y eso fue hace tanto tiempo que el vampiro
estaba contento de vivir todo eso. De ninguna manera iba a
testificar contra un cazador de vampiros, y en ese entonces
nadie le habría creído de todos modos.

—¿Hace cuánto tiempo fue eso? —preguntó MacKinnon.

—Dios, hace ocho, nueve años ahora. No me han invitado


a Washington DC desde entonces, al menos no para cazar
vampiros.

—Fuiste a DC para hablar frente a dos comités. Uno sobre


los derechos de los zombis y otro sobre los derechos de los
vampiros —dijo Dolph.

119
—Sí, la primera salió bastante bien, pero cuando me
invitaron a hablar sobre vampiros, el grupo de presión
antivampiros había ennegrecido mi nombre, por lo que
decidieron no dejarme hablar después de todo.

—Nunca me lo mencionaste —dijo Dolph.

—Todavía eras anti-sobrenatural-todo en ese entonces,


Dolph.

—Lamento que no pudieras venir a mí en ese entonces.

—Me has invitado a mí y a todos mis amores a tu casa.


Estamos bien —dije, y luego miré a McKinnon—. Tú y yo no
estamos bien.

—¿Qué puedo hacer para que esto quede bien entre


nosotros? —preguntó.

—Empieza por llevar el amuleto a tu coche, y seguiremos


desde ahí —dije.

Simplemente giró sobre sus talones y fue a su coche.


Cuando estaba fuera del alcance del oído, Dolph dijo:

—Ese encanto no está dirigido solo a los vampiros, Anita.

—Está dirigido a cualquiera que trabaje con magia de


muerte.
—No creo que McKinnon supiera eso antes de traerlo con
él —dijo Dolph.

—Lo conoces mejor que yo, pero si eso es cierto, entonces


sus jefes seguro que lo sabían.

—¿Crees que lo enviaron para probar a los vampiros en el


campo, o a ti?

—Ambos.

—Lo usaron para llegar a ti —dijo Dolph.

—Creo que saben exactamente dónde está y lo usaron

120
como un caballo de Troya.

—¿Crees que el Comité de Supervisión de Asuntos


Sobrenaturales está tratando de encontrar una forma de
superar tus defensas?

—Creo que están cubriendo sus bases en caso de que me


vuelva rebelde algún día, o están trabajando activamente en
formas de derribar a Jean-Claude y a mí.

—En caso de que te vuelvas rebelde, ¿o crees que el comité


que se supone que está trabajando para proteger a los
ciudadanos sobrenaturales de este país planea hacer todo lo
contrario?

—No lo sé, pero te preparas para lo que tu enemigo puede


hacer, no para lo que hará.

—McKinnon está regresando —dijo Dolph.

Volví a poner una sonrisa en mi rostro y vi a McKinnon


caminar en nuestra dirección. ¿Era mi enemigo o mi amigo? El
hecho de que tuviera que hacerme esa pregunta era respuesta
suficiente. Sería amiga de McKinnon, pero ya no éramos
amigos.
121
Los tres estábamos aplastados en la oficina del gerente;
apenas había espacio para acomodarme en un rincón por
encima del hombro del gerente. Puso el video en un pequeño
monitor.

—Lo tengo configurado justo después de que sonara la


alarma en el piso.

—Gracias por anticipar —dijo Dolph.

—Estoy guardando el video que la muestra saliendo de la


habitación con el extintor de incendios para compartirlo con la
empresa administradora que administra este lugar. Me
imagino que, si se lo envío ahora, con el incendio de Nueva
York todavía en las noticias, Mona tiene más posibilidades de
recibir una bonificación.

—Eso es bueno de tu parte —dijo McKinnon.

—Vi el video de Nueva York; Mona es una maldita heroína


y quiero que los jefes de la compañía lo sepan.

Esperé a que McKinnon dijera que había estado en Nueva


York en persona, pero no lo hizo, así que lo dejé pasar y vi el
video granulado en blanco y negro. Mona apareció en la
cámara y miró las puertas lejanas, luego salió de la cámara
para regresar con el extintor de incendios. Fue directamente a
la puerta, tocó y, aunque no hubo ningún sonido, parecía que
se anunció a sí misma e incluso esperó a ver si había una
respuesta desde adentro antes de usar su tarjeta de acceso
para entrar.

—¿Llamó y se anunció antes de entrar a la habitación? —


preguntó MacKinnon.

—Bajo estrés, muchas personas repiten patrones —dijo


Dolph.

122
—Tal vez —dije.

Dolph me miró.

Volví a mirar la pantalla congelada con la puerta cerrada


detrás de nuestra heroica doncella.

—¿Puedes dejar que suene desde ahí, por favor?

El gerente se encogió de hombros y presionó el botón, por


lo que estuvimos mirando la puerta cerrada durante varios
minutos. No pasó nada, nadie pasó corriendo presa del pánico
por la alarma de incendios.

—¿Era la víctima la única persona que se quedaba en ese


piso? —pregunté.

—No, estamos casi llenos esta semana.

—Entonces, si sonó la alarma contra incendios, ¿por qué


no se abren las puertas de las habitaciones y la gente corre por
seguridad?

—Mucha gente estaba cenando o todavía estaba fuera el


día en que sonó la alarma. Tuvimos suerte de que no fuera
justo después del amanecer como en Nueva York.
—Las habitaciones de ese lado solo reciben la luz del sol
de la tarde —dije, repitiendo lo que había dicho Mona.

El gerente me miró divertido, luego pareció pensar en ello.

—Supongo que sí, ¿qué importa eso?

—Necesitas luz solar directa para que el vampiro se


incendie.

Volvió a mirar el vídeo y el pasillo vacío.

—Entonces, tuvimos suerte porque el único vampiro que


se quedó con nosotros eligió una habitación por la tarde.

123
—Algo así —dije.

Un hombre pasó corriendo junto a la cámara, luego


pasaron dos personas con niños pequeños y una pareja
tomados de la mano. Cada rostro que podíamos ver claramente
parecía aterrorizado.

—Haz una pausa y revisa el código de tiempo —dijo Dolph.

El gerente lo detuvo y miró la hora. Recitó la hora en el


video.

—Fue entonces cuando se disparó la alarma contra


incendios —dijo McKinnon.

El gerente frunció el ceño hacia nosotros.

—Pero Mona entró en la habitación porque olía a humo;


¿lo olió antes que el detector de humo?

McKinnon y yo negamos con la cabeza. Dolph empezó a


tomar notas en su omnipresente cuaderno.

—Vaya, aún más impresionante que ella oliera humo antes


del detector de humo —dijo el gerente mientras observaba a
más personas aterrorizadas pasar corriendo frente a la
cámara. La puerta de la habitación permaneció cerrada
durante todo el tiempo.

—¿Cómo supiste lo que Mona había hecho para apagar el


fuego? —le pregunté.

—Los bomberos la encontraron en la habitación. Me dijo


que tenía miedo de que volviera a arder, así que se quedó hasta
que llegaron los bomberos.

—¿Él? —pregunté.

—El vampiro, tenía miedo de que comenzara a arder de

124
nuevo, así que esperó con el extintor de incendios. Vi lo que
quedaba del pobre bastardo, no podría haberme quedado en la
habitación con los restos así. Mona se merece una medalla.

—Estaba oscuro cuando llegaron los bomberos, ¿verdad?


—pregunté.

—Sí —dijo.

—La luz del sol se había ido, ¿por qué el vampiro se


incendiaría de nuevo?

Frunció el ceño y luego volvió a mirar el video. Los


bomberos estaban ahora en la pantalla. Tardó unos minutos,
pero uno de ellos ayudó a Mona a salir al pasillo y ahora sus
manos estaban vacías; al parecer, uno de ellos le había quitado
el extintor de incendios en la habitación. Parecía tan aturdida
y en blanco como lo había estado en la habitación cuando la
había visto en persona.

—¿La Sra. Castel normalmente está tan tranquila bajo


presión? —preguntó Dolph.

—No, quiero decir que no es mala, pero la subestimé por


completo.

—Ella no estaba muy afectada en la habitación cuando la


vi, ¿es eso normal para ella? —pregunté.
—¿Afectada?

—Su rostro está en blanco, sin mucha expresión, ¿es esa


su norma?

—No, no, ella es como el resto de nosotros, supongo.

—¿Ella no tiene ningún problema médico preexistente que


usted sepa? —pregunté.

—No, ¿por qué preguntas eso?

—El capitán Storr me llamó tarde y solo quería saber si


alguien la había investigado. Me parece chocante.

125
—Los paramédicos de los bomberos la revisaron —dijo
Dolph.

—Está bien —dije.

—Mona está bien, ¿verdad? —El gerente nos miró a todos


desde su silla. Parecía genuinamente preocupado; bien por él.

—Ella está bien —dijo Dolph.

El gerente me miró entonces, sonreí y dije:

—Solo quería estar cien por cien segura de que había


recibido algo de atención, eso es todo, pero estamos bien.

—Puedes detener el video ahora —dijo Dolph.

—Gracias por dejarnos ver el video —dijo McKinnon.

Sonreí y traté de parecer agradable mientras salíamos de


la pequeña habitación y buscábamos un lugar donde no nos
escucharan mientras discutíamos la idea de que tal vez
nuestra heroína era en realidad nuestra asesina.
126
—No hay forma de que un ser humano huela humo a
través de una puerta cerrada en un pasillo exterior antes de
que suene el detector de humo de la habitación —dijo
McKinnon.

Me apoyé en la cómoda de la habitación vacía y acepté.

—Tal vez un hombre rata lo olería, pero no sé lo suficiente


sobre la sensibilidad de los detectores de humo para hacer esa
llamada.

—¿Por qué no solo cambiaformas, por qué hombres rata


específicamente? —preguntó Dolph.

—Las ratas tienen una de las mejores narices del reino


animal, mejor que los perros —dije.

Dolph tomó nota.

—Bueno, no sé mucho sobre cambiaformas, pero un ser


humano no supera el detector de humo —dijo McKinnon.

—Cogió el extintor de incendios y luego entró en la


habitación —dije.
—Es por eso que llamó y se anunció primero —dijo
McKinnon.

Asentí.

—Solo en caso de que el vampiro ya estuviera despierto por


la noche. Si él hubiera respondido, ella le habría preguntado si
necesitaba algo, o dicho que volvería más tarde.

McKinnon y yo asentimos. Dolph se quedó allí parado


tomando notas y pensando. Empecé a sospechar que a veces
hacer garabatos en el cuaderno lo ayudaba a pensar, pero tal
vez tomaba notas detalladas. No iba a forcejear con él para

127
comprobarlo, y sin una escalera de tijera era demasiado bajita
para mirar.

—¿Todos estamos pensando que ella abrió las cortinas y


luego esperó a apagar el fuego para que no se perdiera más
vidas que la víctima? —preguntó Dolph.

McKinnon y yo intercambiamos una mirada y luego nos


volvimos hacia Dolph. Dije sí. McKinnon dijo:

—Lo hacemos.

—Vamos a hablar con nuestra heroína —dijo Dolph.


128
Yo habría sido demasiado directa, o lo habría complicado,
pero Dolph simplemente le pidió a Mona Castel que viniera e
hiciera una declaración formal. Ella no llamó a un abogado o
vio la trampa en la solicitud. Se fue con él mansa como un
cordero, y él se quedó a su lado luciendo agradable y
escondiendo al lobo con su traje impecablemente planchado
hasta que ella estuvo a salvo en la parte trasera de su coche
sin distintivos con la oficial Kay Beecher a su lado. Dolph le
dijo que tenía que consultar con sus colegas y volvería
enseguida, y luego nos indicó a McKinnon y a mí que lo
siguiéramos alejándonos del coche. Él comenzó a hablarnos
entonces, pero notó que había personas con sus teléfonos
móviles apuntando hacia este lado. Solía ser que los medios de
comunicación tenían que llegar antes de que te preocuparas
por las cámaras; ahora todo el mundo era una fuga potencial
sobre la investigación.

Él comenzó a caminar de regreso al hotel, y fuimos con él.


Sentí un golpe en mis escudos psíquicos que me hizo mirar
alrededor. Ahí estaba la multitud de personas siendo retenidas
detrás de la cinta policial, la mayoría de ellos con teléfonos
apuntando en esta dirección, y oficiales uniformados haciendo
su mejor trabajo para mantener a los mirones contenidos. Lo
que fuera que había atrapado mi atención no estaba allí, así
que me detuve y miré a través de las partes más distantes de
la multitud y luego a los coches estacionados. Allí, en algún
lugar por allí.

Dolph había retrocedido para estar a mi lado y preguntó:

—¿Qué viste?

—No ver, sentir. —Mi teléfono sonó con mi tono de texto, y


porque no estaba segura de lo que estaba sintiendo, lo
comprobé.

129
Era Ethan enviando un mensaje de texto, Estamos
estacionados esperándote. Claudia pidió seguridad extra.

Le envié un mensaje, Bien. ¿Era eso lo que había sentido?


No se sentía como Ethan, él estaba atado a mí
metafísicamente, pero por lo general estaba más tranquilo en
mi cabeza que esto. Fuera lo que fuera, sonaba mucho más
fuerte en mi cabeza. ¿Con quién más estas? Escribí.

Ru.

Ru era una de mis Novias, diseñado para ser básicamente


carne de cañón para el maestro vampiro que los hizo. Todos
ellos eran este silencio calmante en mi cabeza porque podían
sentir mis emociones, pero no funcionaba en ambos sentidos
como podía con Ethan.

Me incliné hacia Dolph con McKinnon uniéndose al grupo.

—Ethan Flynn y Ru Erwin están aquí para mayor


seguridad para mí cuando no estoy rodeada de policías. Ese es
a quien le escribí.

—¿Qué, Murdock no está contigo hoy? —dijo Dolf.


—Nicky tenía algo más que hacer —dije. Si solo hubiera
sido Dolph, podría haber explicado que había cometido el error
de besar a Nicky en público, y la imagen se volvió viral. La
especulación era que estaba dejando a Jean-Claude en el altar
por mi guardaespaldas rudamente guapo. Para calmar los
rumores y evitar que los medios me siguieran estábamos
rotando mi seguridad por un tiempo. Desde que Nicky se había
convertido en mi persona de seguridad habitual, así como mi
amante y uno de los hombres de los que estaba enamorada, se
sentía extraño que no estuviera en el estacionamiento listo
para respaldarme.

130
—¿Todo bien? —preguntó Dolph.

Asentí, y luego ahí estaba de nuevo. Algo no se sentía bien.

—Algo se siente mal, como si me estuviera perdiendo algo


que debería estar captando.

—¿Podría el encanto de McKinnon haber interferido con


tus habilidades?

—Ya que no sé lo que hace el encanto, o si es, seguro.

—No quise causar ningún daño permanente, Blake.

—Vamos a llevar esto adentro —dijo Dolph. Volvimos al


silencio del aire acondicionado del hotel y encontramos una
sala de conferencias sin usar, aunque el gerente nos había
informado que lo necesitaría para una reunión con el personal
del hotel para trasladarles las inquietudes de sus jefes y de los
jefes. Dolph le aseguró que no necesitaríamos la habitación por
mucho tiempo. Pensé que íbamos a discutir estrategias para el
interrogatorio o la siguiente parte de la investigación. Lo que
no había visto venir era a Dolph diciéndome—: No hay una
orden de ejecución activa en este caso, Anita.

—Lo sé.
—No cae bajo la jurisdicción de los Marshal
preternaturales.

—¿Me invitas a venir a participar y ahora me echas?

—Si los grupos de odio le consiguen un abogado, tú


estando involucrada con el interrogatorio les dará la munición
para decir que usamos influencia sobrenatural para obtener
una confesión.

—¿Cuándo comencé a ser una influencia sobrenatural?

Me dio una mirada.

131
—¿Qué?

—Te dejaré saber lo que aprendamos.

—¿Y eso es?

—Te mantendremos informada —dijo McKinnon.

Dolph se volvió hacia él con una mirada en su rostro que


yo había visto antes; no presagiaba nada bueno para
quienquiera que estuviera al otro lado de esa mirada.

McKinnon también conocía la mirada, porque dijo:

—¿Qué?

—No puedes decirle a Anita que la mantendremos


informada; yo podría mantenerlos a ambos informados.

—Esto está relacionado con mi caso —dijo McKinnon.

—No dije que no lo estuviera, pero sigue siendo mi caso en


este momento; yo permitiendo tu participación es una cortesía
profesional y amistad, pero no puedes decidir cuánto le digo a
Anita en este caso.

McKinnon lo miró durante unos segundos y luego asintió.

—Excedí mis límites entre tu colega y tú, lo entiendo.


Quería darle las gracias a Dolph por defenderme
profesionalmente, pero hubiera sido echar sal en la herida de
McKinnon y no quería hacer eso. Él y yo nos respetábamos,
incluso nos gustábamos en esa forma de conocido/amigo-con-
trabajos-similares-y-amigos-mutuos.

—Bien —dijo, luego se volvió hacia mí cuando salíamos de


la sala de conferencia—. Espero que entiendas por qué no
puedo tenerte ahí para el interrogatorio.

Asentí.

—Sí, no me gusta, pero sí.

132
—Está bien, conseguiremos que nuestra heroína haga una
declaración oficial —dijo mientras la nueva policía pasaba
junto a nosotros lo suficientemente cerca como para escuchar.
Puede que no haya sido capaz de cambiar mis palabras a
tiempo. La publicidad con Jean-Claude me había arruinado
para el trabajo encubierto, pero honestamente nunca había
sido tan buena en eso.

—Supongo que me pondré en contacto con mi gente y


volveré al asunto de la boda.

McKinnon se rio.

—Suenas más como el novio sufrido en lugar de la novia.

—Confía en mí, McKinnon, aparte de poder usar el vestido


largo, soy el novio sufrido.

Se rio entre dientes e incluso Dolph sonrió. Había nuevos


uniformados junto a Dolph esperando para hacer preguntas
antes de abandonar la escena, así que los dejé en eso. De
hecho, quería ver a Edward y Asher en sus trajes de padrinos
a juego solo para ver la reacción de Edward. Miré mi reloj y me
di cuenta de que Edward ya estaría de vuelta en ropa de calle.
Maldición, me había perdido una de las pocas partes de todo
esto que había estado esperando; esperaba que Peter hubiera
tomado fotografías.

Tuve que pasar entre la multitud que se había reunido con


sus teléfonos, y algunos reporteros reales, pero la mayoría de
ellos estaban usando sus teléfonos tratando de hacerme
comentar sobre el caso. Sabiéndolo bien, simplemente seguí
caminando rápidamente como si tuviera que estar en otro
lugar. Nunca hagas contacto visual, nunca disminuyas la
velocidad, nunca hagas un solo ruido que pueda ser
interpretado como un comentario, porque cualquier cosa y
todo será convertido en algo que nunca dijiste.

133
No busqué a Ethan y Ru, porque si la seguridad estaba en
un automóvil separado, entonces, si no los reconoces, los
reporteros y cualquier tipo malo acechando no sabrán que
están de tu lado. No tengo que explicarles eso a ninguno de
ellos, sabían su trabajo, así que solo fui hacia mi SUV,
ignorando todas las preguntas y comentarios. Tenía mis llaves
y estaba casi en el vehículo cuando sentí algo, alguien, fuera
lo que fuera, y me hizo echar un vistazo rápido a mi alrededor.
Puede que no fuera buena con la astucia verbal, pero era
buena en buscar peligro sin parecer obvia. El estacionamiento
estaba vacío excepto por coches y charcos vacíos de luz. La
policía estaba manteniendo contenida a la multitud, pero la
mayoría de la gente probablemente estaba esperando tener
permiso para irse a sus habitaciones y recoger sus cosas para
poder irse. Además, la mayoría de las personas no
abandonaría la escena de un crimen interesante; podrían
obtener un video en sus teléfonos y publicarlo primero. Los
teléfonos inteligentes habían elevado a los mirones a un nivel
completamente nuevo.

No había nada que ver, pero la piel de gallina


arrastrándose entre mis hombros y hasta mi cuello decía que
solo porque no podía verlo, no significaba que no estuviera
aquí. No llamé a mi nigromancia porque siempre estaba ahí;
todo lo que tenía que hacer era dejar de bloquearla y
simplemente sacarla de la caja. Brotó de mí como un soplo de
viento. No necesitaba mucha energía para buscar muertos
vivientes cerca de mí. Tenía muchos talentos metafísicos, pero
la nigromancia era la primera magia que había llegado a mí, la
que no podía negar ni esconder. La mayoría de las personas
pasaban sus vidas tratando de adquirir más magia, más poder;
yo había pasado mi vida tratando de controlar la mía.

Envié ese poder de búsqueda hacia afuera en un anillo a


mi alrededor en busca de cualquier cosa que reconociera, pero
lo que sea que estaba ahí fuera no era un vampiro, necrófago,

134
zombi o cualquier tipo de no-muerto. Un área de posibilidades
menos, muchas más para elegir. Ah, y no era humano, o al
menos no totalmente humano. Por supuesto, yo no entraba en
el radar como humana tampoco, y en el momento en que pensé
eso… Busqué con una parte de mí que era más nueva y menos
afinada. Yo no era un vampiro sin importar cómo muchos
rumores en internet decían lo contrario, pero tenía algunos
poderes vampíricos y no eran originalmente míos. Sentí las
cuerdas metafísicas que me ataban a Ethan y Ru, diferentes
tipos de cuerdas, pero cuando me concentré pude sentir la
conexión. Allí en el borde de mi conciencia había algo, no,
alguien más. No era como Ethan, uno de mis animales para
llamar, y ya había descartado vampiros que estaban
conectados a mí, así que eso dejaba a las Novias. Solo tenía
tres. Nicky estaba ayudando a evaluar las habilidades de
Edward y Peter en el área de entrenamiento debajo del Circo
de los Malditos, y Ru estaba con Ethan, por lo que eso dejaba
a… —Rodina, sé que estás ahí.

—Pero, ¿dónde estoy? —lo dijo en voz alta, pero podría


lanzar su voz muy bien, así que sabía que no debía confiar en
eso como dirección.

—Estos juegos estúpidos realmente me molestan, lo sabes.


Ella se rio, pero el sonido parecía provenir de más de un
lugar. Había tenido siglos para practicar sus habilidades de
espionaje y asesinato.

—Como mi Novia, se supone que te causará dolor físico si


soy infeliz; no deberías ser capaz de ir en contra de mis deseos
expresos.

—No, no debería serlo —dijo, la voz proveniente de un área


completamente nueva del círculo de sonido que estaba
rebotando a mi alrededor.

—¿Muy masoquista, Rodina?

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—El dolor que me causa es superado por el placer que
obtengo atormentándote.

—Esto no me atormenta, solo me irrita.

—Entonces tendré que esforzarme más, ¿no? —Había algo


en su voz que envió un escalofrío por mi columna como si
realmente le tuviera miedo. No debería haberlo tenido; ella
estaba atada por magia para que no pudiera lastimarme.
Incluso estaba obligada a dar su vida para salvar la mía. Sin
embargo, mientras yo estaba de pie ahí, en la penumbra del
estacionamiento, en verdad quería saber dónde demonios
estaba, por si acaso. Ella era un hombre leopardo y eran
rápidos incluso para un cambiaformas. Si sacara un arma,
tendría que dispararle y ya que se suponía que era una de mis
guardaespaldas, eso parecía excesivo, así que fui por una
cuchilla en su lugar. Si estaba lo suficientemente cerca,
aparecería mágicamente a mi lado antes de que pudiera
sacarla y poner su dedo a un lado de mi garganta o algo
igualmente espeluznante solo para hacerme saber que podría
haberme matado.

Tenía la cuchilla en la mano y ella todavía no había


aparecido. Estaba cansada de jugar con ella.
—Esta mierda me está haciendo llegar tarde, Rodina.

—Entonces súbete en tu vehículo y márchate —dijo en ese


eco de voz rebotando del que yo no tenía ni idea de dónde venía,
pero incluso a través de la teatralidad, sonaba complacida
consigo misma. De repente estaba casi segura de dónde se
estaba escondiendo.

—Sal de debajo de mi coche, Rodina.

—Solo estás suponiendo.

—Déjame hacer esto más simple, te ordeno que salgas de

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tu escondite ahora mismo.

—No sabes dónde estoy.

—Te di una orden directa —dije.

—Ya voy —dijo, sin ecos esta vez, solo un suspiro. No sé si


rodó o se deslizó, pero de repente estaba al otro lado de mi
SUV. Era tan esbelta y de uno setenta como cuando la vi por
primera vez en Irlanda. Su cabello rubio había crecido un poco,
lo suficiente para dejarme saber que podría tener ondas si
dejaba que se acercara más a sus hombros. Los tintes
temporales que había estado probando en su cabello
naturalmente amarillo habían desaparecido, dejándolo
plateado mientras se paraba justo fuera de la luz directa del
poste alto sobre mi coche. Siempre aparcaba en la luz si podía,
un vestigio de cuando no era una de las cosas que golpeaba en
la noche. Rodina usaba las sombras y su ropa completamente
negra para esconderse, excepto que su cabello la delataba. Tal
vez leyó mi pensamiento, porque sacó una capucha de su
sudadera y era solo el ligeramente pálido y largo óvalo de su
cara lo que arruinó la apariencia.

—Extraño mi máscara —dijo, porque podía leer mis


pensamientos, solo que yo no podía leer los suyos. La idea era
que las Novias de Drácula necesitaban conocer sus
pensamientos y sentimientos así podían servirle
perfectamente, y Drac no necesitaba saber nada sobre ellas
porque todo se trataba de él. Pero no quería que Rodina se
preocupara solo por mí, así que me quedé mirándola desde el
otro lado del capó de mi coche preguntándome lo qué estaba
pensando, sintiendo, y sin tener ni idea como si no
estuviéramos unidas por magia por toda la eternidad o hasta
que una de nosotras muera.

—Lamento que extrañes la máscara —dije finalmente,


porque lamentaba que extrañara ser uno de los Harlequines
enmascarado y con túnica, que habían ocultado sus

137
identidades tan completamente que nunca se quitaban las
máscaras en público y cubrían el resto de sí mismos en ropa
toda negra, como ella estaba haciendo ahora. Si hubiera tenido
una de esas máscaras de color blanco, entonces dependiendo
del color habría sabido si ella vendría a matarme (negro), a
lastimarme (rojo), o simplemente para hablar (blanco).

—No al principio, me deleitaba no verme obligada a


esconderme. Pensé que me encontraría a mí misma. —Ella hizo
un sonido que se suponía que era una risa, pero era tan
amarga que quería una nueva palabra para ello.

—Lamento que no te guste tu nueva vida —dije.

—Fui una de las asesinas más temidas del mundo, y una


de las mejores interrogadoras entre nosotros, y ahora soy una
niñera glorificada que no tiene permitido lastimar a los
reporteros o a los civiles con sus teléfonos tomando fotos y
videos y publicándolos en todas partes. Ya nadie necesita más
espías porque la gente común les ha dado ojos y oídos a todos.

—Lamento que seas tan infeliz, Rodina.

—Pero también estás enojada conmigo por ser infeliz,


puedo sentirlo, escucharlo. Tus pensamientos y sentimientos
me invaden de una manera que siendo el leopardo de mi viejo
maestro para llamar nunca lo hizo.

—Ya terminé de disculparme.

—Bien, no quiero disculpas, mi reina, quiero un propósito.

—Estás atascada como todos los demás tratando de


descubrir tu propósito por ti misma.

—Bueno, apesta. Para usar una de tus frases favoritas.

—Sí, el temor existencial y la búsqueda de identidad es un


fastidio. —Mi voz era casual, pero sabía que la expresión de mi

138
rostro y mi postura no lo eran. Todavía tenía el cuchillo
desenvainado, porque incluso para Rodina ella estaba siendo
extraña. La había visto en el entrenamiento con los otros
guardaespaldas, sabía de lo que era capaz.

—No tienes ni idea de lo que soy capaz, mi reina blanca.


—Mi reina blanca era su apodo más nuevo para mí, supongo
que vencía a mi reina oscura o mi reina malvada, que había
usado la mayor parte del tiempo que la había conocido.

—Nicky no puede leer mis pensamientos tan bien como tú,


simplemente capta mis emociones principalmente; ¿por qué es
eso?

—He tenido eones para practicar mis habilidades místicas


y él aún no ha visto pasar un siglo.

—Sabes que eso no es una respuesta, ¿verdad?

—Es una respuesta, mi reina; no es mi culpa si eres aún


más joven que Nicky y entiendes aún menos.

—¿Por qué estás merodeando por el estacionamiento,


Rodina?

—Me estaba asegurando de que nadie te tendiera una


emboscada.
—Bien, puedes volver al coche y todos pueden seguirme a
mi próximo destino.

—Me ordenaron viajar en el coche contigo en caso de que


alguien intente separarte de la seguridad en el otro coche.

—¿Órdenes de quién?

—Pues, de tu jefe de seguridad, mi reina.

—¿Claudia les ordenó que viajaran conmigo o solo que uno


de ustedes volviera conmigo?

—A mí; tu prensa estadounidense y la población en general

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parecen muy heteronormativos sin importar lo prejuiciosos
que hablen, por lo que ella pensó que una mujer montando
contigo aquietaría la fábrica de rumores que te tienen huyendo
con Nicky y dejando a Jean-Claude en el altar.

Sabía que Claudia no había dicho nada tan prolijo y


explicativo. Habría ordenado que los tres se encontraran
conmigo aquí y especificado la división del trabajo, pero una
de las pocas cosas buenas de ser la ‘reina’ era que podía
cambiar las cosas sin consultar con nadie más. No estaba
viajando con Rodina esta noche.
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El hermano de Rodina, Ru, estaba en mi asiento del
pasajero pareciendo una copia al carbón de su hermana
excepto por una pulgada más alto y un poco más de músculo
en su esbelto cuerpo. Ah, y se había teñido el pelo rubio pálido
de un marrón oscuro intenso para que pareciera negro en el
coche a oscuras. No estaba segura de cómo me sentía con el
color del cabello, y Rodina lo odiaba, porque los hacía que no
se parecieran. Supongo que eso era raro para los trillizos;
Rodina había pedido que no pensara en ellos como gemelos
incluso en mi propia cabeza porque ella y Ru podían
escucharlo, y que su hermano estuviera muerto no cambiaba
el hecho de que eran trillizos, no gemelos. Ya que Rodrigo había
muerto recibiendo un disparo de escopeta en el pecho para
salvar a Nathaniel, a Damian y a mí, podría llamar a los
hermanos restantes trillizos.

—¿A dónde vamos? —preguntó Ru.

—Vuelvo a la tienda de bodas para poder vestirme para la


cita nocturna. —Envié un mensaje de texto a Edward y Peter,
y había me había perdido ver a Edward y Asher vestidos juntos
en sus trajes a juego de padrinos, pero de colores opuestos,
maldita sea. Peter me aseguró que tenía fotos, sin embargo,
eso me hizo más feliz. También me preguntó si necesitaba
ayuda en la escena del crimen. Estaba bastante segura de que
era Edward quien dictaba eso. Les aseguré que había
terminado con el crimen por la noche y salía para la noche de
cita. Ellos ya estaban en el gimnasio con los guardaespaldas
preparándose para hacer ejercicio. Se probarían a sí mismos
contra cambiaformas reales por primera vez desde que ambos
habían sido contaminados. Lamenté perderme el
entrenamiento, especialmente después de ver lo que Peter le
había hecho a Kane, pero como habían dicho, no podía dejar
al amor de mi vida pendiente de una cita nocturna.

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Jean-Claude de repente estaba en mi cabeza diciendo—:
Adoro ser el amor de tu vida, ma petite, no puedo esperar para
verte esta noche”. —Yo estaba en la oscuridad del SUV
sonriendo a mi teléfono como una idiota con Ru sentado
inmóvil y silencioso a mi lado.

—¿Así que la tienda de bodas, luego Placeres Prohibidos?


—preguntó él.

—Sí, ¿puedes enviarle un mensaje de texto a Rodina y


Ethan?

—Si bajas tus escudos, Ethan puede leer tu mente, y


Rodina y yo siempre sabemos cuándo estás pensando en Jean-
Claude.

Luché por no fruncir el ceño, porque odiaba que tanta


gente estuviera tan metida en mi negocio de una manera que
no pudiera evitarlo.

—Solo envíales un mensaje de texto, por favor, al menos


pretendamos ser normales.

—Les enviaré un mensaje de texto, pero ¿por qué una


parte de ti persiste en querer ser normal?
Lo miré, pero su rostro estaba inclinado hacia el teléfono
escribiendo con sus pulgares.

—¿Nunca quisiste ser normal?

—Fuimos entrenados para ser parte del Harlequin desde


que nacimos, este es mi yo normal.

Encendí el coche y le recordé que se abrochara el cinturón


de seguridad automáticamente, pero me di cuenta de que ya
estaba abrochado. Rodina me habría hecho ordenarle hacerlo.

—Tú y Rodina son las únicas personas que conozco cuyos

142
padres fueron ambos Harlequin; todos los demás eran adultos
cuando fueron admitidos, o invitados, o lo que sea.

—Hubo otros nacidos Harlequin a lo largo de los siglos,


pero siempre ha sido raro ya que la mitad femenina de la pareja
no sería apta para servir a las órdenes de nuestra señora
oscura durante las últimas etapas del embarazo.

—Entonces, ¿hay otros Harlequin que nacieron en el


negocio de la familia?

—Sí —dijo.

Miré su perfil mientras salía del estacionamiento y me


dirigía a la I-70.

—No quieres hablar de eso, o de ellos.

—No, no quiero.

Quería preguntar tanto por qué, pero el tema obviamente


lo molestaba, así que estaba dispuesta a dejarlo ir, pero él
sabía lo que estaba sintiendo, y lo que yo quería de verdad.

—Uno de ellos era nuestro amigo, y el otro era nuestro


enemigo.

—No tienes que hablar de esto si no quieres, Ru.


—Tú quieres saberlo.

—Pero no tienes que decírmelo.

Me miró entonces.

—Tú eres mi maestro, mi reina, solo tienes que preguntar


y yo debo responder. —Se estremeció—. Realmente no te gusta
que te sea recordado que, si das una orden directa, debo
obedecerla.

—No —dije, y me concentré en conducir.

—No entiendo tu apuro para que podamos vivir por

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nuestra cuenta, pero aprecio que tengas buenas intenciones
con eso.

—Tengo buenas intenciones, déjame traducir eso por un


segundo, eso significa que mis buenas intenciones están
resultando no tan buenas para ti y Rodina, ¿correcto? —Lo
miré a tiempo para verlo sonreír.

—Estamos teniendo una especie de crisis de identidad.

—Rodina dijo que necesitaba que yo le diera un propósito.

—Sí, eso es exactamente lo que nos falta. Un propósito.


Fuimos criados literalmente desde el nacimiento para servir a
la reina del Alto Consejo de Vampiros como sus
guardaespaldas, espías y asesinos. Cuando cayó en su
profundo sueño, el resto del consejo de vampiros fueron
asumidos como nuestros maestros, enviándonos al mundo
para promover sus objetivos y los de todos los vampiros.

—Pero ustedes no son vampiros, son hombres leopardo.

—Nuestro maestro era un vampiro, y sus intereses eran


los nuestros.
—Supongo que mis intereses deben parecer aburridos en
comparación con viajar por el mundo espiando y matando
gente.

—No siempre viajamos por el mundo, una vez ayudamos a


organizar todos los tesoros que el consejo de vampiros había
acumulado durante eones.

—Esa debe haber sido una gran colección.

—Lo era, solo el Museo Británico se acerca en alcance,


pero incluso ellos están perdiendo gran parte de la historia más
antigua. Tienen que comprarlo como artefactos, pero fuimos

144
capaces de reunirlos en persona cuando eran nuevos y había
personas que hablaban y escribían en todos los idiomas.

Pensé en eso durante unos segundos mientras


conducíamos por la noche. Había demasiada luz para decir que
estaba oscuro, pero aún tenía esa intimidad que un automóvil
obtiene después del anochecer que la luz del día nunca parece
darle.

—¿Hay miembros del Harlequin que podrían descifrar


hallazgos arqueológicos que nadie más podría?

—Sí.

—Si les ordeno a algunos de ustedes que lo hagan, ¿sería


interesante para ustedes?

—Podemos viajar seguros al Reino Unido, pero en la mayor


parte del resto del mundo no seríamos bienvenidos.

—Los vampiros no lo son, pero los cambiaformas pueden


viajar a más países.

—Pero, ¿cómo explicaríamos que hemos vivido durante


miles de años, Anita? Los humanos sabrían que tenemos
vínculos con un vampiro o a algo más que era eterno y muy
ilegal en su país.
—Apuesto a que el Museo Británico saltaría ante una
oportunidad para que tú y Rodina los visitaran.

—¿Vendrías con nosotros?

—No lo sé, la idea es demasiado nueva, tendría que hablar


con Jean-Claude y averiguar cómo va la política vampírica allí.

—Realmente quieres que seamos felices, puedo sentir que


te hace tener esperanza ofrecernos esta oportunidad de hacer
algo que nos interesa.

—Me gusta que mi gente sea feliz, ¿por qué eso es tan

145
extraño para todos?

—No tienes ni idea de lo egoísta y mezquina que es la


mayoría de la gente, Anita.

—Soy policía, sé que la gente es una mierda, pero trato de


no serlo.

Hizo un pequeño sonido que era casi una risa.

—Hablaré con Rodina sobre tu idea, tal vez eso le levante


el ánimo.

—Pareces deprimido, y ella parece deprimida o peligrosa.


Los dos tienen estados de ánimo extraños, ¿qué pasa?

—Hoy es nuestro cumpleaños.

—¿Por qué eso debería deprimirte? —En el momento en


que lo dije, me di cuenta de por qué—. Mierda, es el
cumpleaños de los tres y estás extrañando a tu hermano.

—Sí, y este año hemos estado soñando con él.

—¿Los mismos sueños? —pregunté.

Negó con la cabeza.


—No, pero al menos una vez por la noche Rodrigo está en
nuestros sueños.

—Supongo que con el cumpleaños y todo eso, sería


natural.

—No sucedió el año pasado.

Lo miré, luego de vuelta a la carretera.

—¿Tal vez han tenido tiempo para procesar la pérdida?

—Quizás, pero es inquietante verlo cuando cierro los ojos


y luego, cuando despierto, es como si la pérdida estuviera

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fresca de nuevo, como si por un segundo olvido que está
muerto, y entonces lo recuerdo.

—Eso suena horrible, no puedo imaginar tener que hacer


eso con cualquiera de la gente que he perdido.

—Gracias.

—Mi terapeuta podría conocer a un consejero de duelo


para que ustedes dos puedan consultar.

—Esto no se siente como duelo, Anita.

—¿Cómo se siente? —pregunté.

—Me siento embrujado.

Lo miré, luego de vuelta a la carretera.

—¿Rodina se siente de la misma forma?

—Sus sueños la hacen extrañar más a Rodrigo; los míos…


yo no siempre estuve de acuerdo con las decisiones que
tomaron mis hermanos, pero eran mi familia, así que fui a
donde fueron, hice lo que hicieron. Nos das a los dos
demasiadas opciones para ser nosotros mismos, demasiadas
decisiones que no tomamos juntos. Rodina siente que me está
perdiendo tanto como a Rodrigo, y me siento desleal hacia mi
hermana. Amaba a Rodrigo, pero también le tenía miedo. Me
doy cuenta ahora que lo acompañé con muchas cosas porque
no quise ser su víctima, o la de Rodina. Era mucho mejor ser
su aliado.

—Vi la veta cruel de Rodrigo cuando mató a Domino.

—Lamento recordarte tu pérdida.

—No, eso no es lo que quise decir, Ru. Quise decir que


Rodrigo era alarmante.

—Pero él era mi hermano y lo amaba.

147
Pensé en mi propia familia.

—La familia es tan jodidamente difícil a veces.

—Extraño terriblemente a Rodrigo y si pudiera tenerlo vivo


de nuevo, lo haría, pero te odia en mis sueños, te amenaza y a
Jean-Claude y a Nathaniel y a Micah y a cualquier persona con
la que siento una cercanía emocional, él quiere hacerles cosas
terribles, y yo no quiero. Le hago frente a Rodrigo en mis
sueños de una manera que nunca hice en la vida real.

—Resolvemos nuestros problemas en nuestros sueños


mucho más de lo que pensamos —dije.

—Supongo que sí —dijo él, con voz suave. Estaba


encorvado como si algo le doliera. No pensé que fuera físico,
aunque a veces un corazón roto se siente tan real, y nadie
rompe tu corazón como la familia.

No sabía qué decir que mejoraría ese nivel de dolor, así que
no lo intenté. Estiré la mano al otro lado del coche y le toqué
la pierna. Él era un cambiaformas, e incluso más que para la
mayoría de la gente, el tacto era reconfortante para ellos. Tenía
la intención de que fuera una palmadita ligera, pero su mano
cubrió la mía, presionándola contra su muslo. Puse mi mano
debajo de la suya hasta que estábamos tomados de la mano.
Sostuvo mi mano y luego sus hombros comenzaron a
temblar, y yo me di cuenta de que estaba llorando.

—Me siento perdido, Anita, tan perdido.

Apreté su mano y dije:

—Te tengo, Ru.

Envolvió ambas manos alrededor de la mía y lloró sin


mirarme. Condujimos así en el coche oscuro hasta que
estuvimos casi en Nupcial Hasta la Muerte y Más Allá, y
entonces Ru simplemente se controló y dejó de llorar.

148
—Necesito limpiarme la cara, pero ¿podrías por favor
seguir sosteniendo mi mano después de hacer todo eso?

—Por supuesto, lo que necesites.

Me soltó y sacó un Kleenex del bolsillo de su chaqueta, se


secó la cara, se sonó la nariz, y acomodó su ropa y las armas
debajo de ellos en su lugar, y luego extendió su mano hacia mí
y yo la tomé. Nos tomamos de la mano en el asiento a su lado
hasta que salí del área de Riverfront donde las calles eran en
su mayoría empedradas, angostas y llenas de peatones de fin
de semana que parecían completamente seguros de que yo no
los atropellaría. Cuando había salido para la escena del
crimen, las aceras estaban llenas de algunos turistas felices,
paseando, tomando fotos de todos los negocios manejados por
vampiros y esperando que todos ellos abrieran para la noche.
Ahora las calles y aceras estaban abarrotadas como sardinas
en lata porque todo estaba abierto. Una vez Riverfront había
sido llamado Cuadra de Sangre y todos los negocios habían
sido muy adultos como Placeres Culpables, pero como los
vampiros se volvieron más convencionales, los negocios que
también eran más convencionales comenzaron a abrirse.
Primero fueron los restaurantes elegantes donde los vampiros
podían no ser capaces de comer alimentos, pero podían
cocinarlos. La Gente que no eran vampiros pagarían solo por
tener restaurantes donde la mayoría del personal lo era.
Incluso había un nuevo restaurante donde los vampiros traían
citas humanas, y los humanos comían mientras los vampiros
jugaban al mirón culinario. Jean-Claude era en realidad un
socio silencioso en el restaurante. El chef solo se había
convertido en vampiro en los últimos dos años, pero
desafortunadamente fue en un país donde los vampiros
todavía eran monstruos ilegales y podía ser asesinado a la
vista. El chef era uno de los más famosos en el mundo, un gran
problema, demasiado famoso para ocultarlo, así que Jean-
Claude lo invitó a América para abrir un restaurante regular,

149
Liberté, y Voyeur.

Ethan y Rodina estaban conduciendo justo detrás de


nosotros mientras yo buscaba un puesto de estacionamiento.
Idealmente, necesitaba dos espacios que no estuvieran tan
lejos el uno del otro. Los guardaespaldas no podían hacer su
trabajo a menos que estuvieran contigo, pero en las noches que
Jean-Claude estaba en el escenario, el estacionar era aún peor
de lo habitual en Riverfront. A pesar de que me estaba
dirigiendo hacia él pronto, no quería comunicarme de mente a
mente en caso de que estuviera interactuando con la
audiencia, incluso simplemente dando su voz para presentar a
alguien más. Difícil bailar o interactuar con la audiencia
cuando alguien más intenta mirar en tu cabeza. Finalmente
encontramos un lugar para estacionar y dejar que Rodina y Ru
fueran mis guardaespaldas en la tienda mientras Ethan
encontraba un lugar para estacionar en algún otro lugar.

—Cuando Claudia dijo que estaba pensando en mantener


a tres o cuatro personas sobre ti hasta que las alertas más
altas se calmen, pensé que estaba exagerando, honestamente,
pero ahora me alegro de que lo haya hecho, porque tengo que
dejarte aquí mientras estaciono —dijo Ethan a través de la
ventana del SUV negro que era parte de una flota que
habíamos conseguido para que la seguridad la usara en el
trabajo.

—Supongo que sí —dije. El coche detrás de él comenzó a


tocar la bocina.

Ethan empezó a decir algo, pero la bocina volvió a sonar.


Le hice señas para que solo se fuera, mientras los tres nos
acercábamos a los coches estacionados para dejar pasar a
Ethan y la fila impaciente de coches detrás de él.

—Entonces, vas a ir a la tienda de novias para hacerte un


peinado profesional y maquillarte antes de ir a Placeres

150
Prohibidos. Yo me habría vestido diferente —dijo Rodina.

Miré su sudadera con capucha y sus pantalones tácticos


negros y sus botas. Estaba vestida casi igual excepto que había
optado por zapatos para correr en lugar de las botas. Ru estaba
usando casi lo mismo que su hermana excepto que su
sudadera tenía cremallera en la parte delantera. Yo estaba
usando una casi idéntica a esta. Me reí.

—Si van a ser parte de mi rotación regular, tenemos que


empezar a planear nuestros atuendos para que no
combinemos todos.

Rodina dijo algo, pero no pude oírla por el tráfico y los


grupos de personas en las aceras. Negué con la cabeza y ella
finalmente se acercó a mí. Ru comenzó a revisar alrededor
buscando problemas cuando los tres nos acercamos más para
que Rodina pudiera repetir lo que dijo.

—Dije, que estamos acostumbrados a combinarnos


muchísimo más cerca que esto. —Echó un vistazo a Ru que
seguía buscando en nuestro entorno por los malos, así que él
no vio la mirada molesta que ella le dio. Creo que ella se estaba
refiriendo a su nuevo color de cabello, y no solo a la falta de su
trillizo.
—¿Estás en condiciones para el servicio esta noche? —
preguntó Ru.

—¿Qué? —preguntó ella.

—¿Estás en condiciones para el servicio o necesitas


tomarte la noche libre? —preguntó él, todavía sin mirarla.

—Lo estoy… —Se puso un poco más erguida; ni siquiera


me había fijado en que sus hombros estaban encorvados hasta
que se detuvo—. Estoy lista para el deber si tú lo estás,
hermanito.

151
—Me enseñaste a estar siempre listo para el deber —dijo.

Ella dejó escapar un largo suspiro y luego me sonrió. Hasta


llenó sus ojos, aunque con los ojos negros tienes que trabajar
duro para conseguir que se vean amigables, pero de repente lo
logró.

—Vamos a entrar para que el embellecimiento pueda


ocurrir a tiempo para comerme con los ojos a Jean-Claude. —
Ella no dijo llévame adentro a tiempo, pero no le pregunté si
quería comerse con los ojos a Jean-Claude, quiero decir,
¿quién no lo haría?
152
Dos horas después estaba sentada frente a un espejo
mirando a alguien que no conocía. Era yo, estaba allí en alguna
parte, pero nunca había usado tanto maquillaje en toda mi
vida. Mis ojos parecían enormes y oscuros. Tenía buena piel,
suerte del sorteo genético, pero la maquilladora la había
suavizado aún más, de modo que mi piel estaba impecable.
Una vez que me habían hecho uniformemente pálida, entonces
habían hecho cosas con rubor para devolver algo del color que
habían cubierto, y luego habían usado dos tipos de polvo. Uno
para contornear y otro para cubrir todo lo demás. De repente
tenía los pómulos más altos de lo que nunca los había tenido
antes. No podía decidir si habían cambiado la estructura ósea
de mi rostro, o ¿simplemente esculpido lo que ya estaba allí
para que pudiera verlo?

Mi cabello rizado estaba más rizado y más ordenado que


nunca, porque la peluquera había usado un rizador para
convertir mi masa de rizos en tirabuzones perfectos. Ni
siquiera sabía que mi cabello pudiera verse tan bien. Jean-
Claude tenía que estar usando un rizador algunas noches
cuando estaba montado en el escenario ¿Quién sabía?
—No se parece a mí —dije, con voz suave. En realidad, no
estaba hablando con nadie más.

—Lo hace, lo sabes —dijo Ru mientras salía de las sombras


formadas por las luces brillantes alrededor del espejo de
maquillaje.

Usé el espejo para mirarlo detrás de mí.

—Esta no soy yo.

—Ahora te pareces a nuestra reina oscura y cachonda —


dijo Rodina, revelándose desde las sombras del otro lado.

153
Me giré para mirarla, frunciendo el ceño.

—Gracias por el comentario de ‘cachonda’.

—Estás usando zapatos de fóllame y un vestido que


apenas está ahí.

—Lo está usando para el hombre que ama —dijo Ethan,


llegando a pararse detrás de mí—. Eso es romántico, no
cachondo. —Me ofreció una mano para ponerme de pie.
Normalmente no la habría tomado, pero estaba usando
tacones de aguja de cinco pulgadas y media. Eran los tacones
más altos que jamás había probado, y unos de los más
estrechos y puntiagudos en los que había intentado ponerme
de pie, sin hablar que se esperaba que caminara, así que no
solo tomé la mano de Ethan, sino que me incliné hacia esta.

Me puse de pie sobre los tacones antes de volver a


sentarme para los últimos toques de maquillaje y cabello, y fue
igual de difícil ponerse de pie en ellos la segunda vez. Dos
pasos y estaba aferrada a la mano de Ethan.

—¿Cómo voy siquiera a caminar, aunque sea unos pocos


metros hasta Placeres Prohibidos sin caerme sobre mi cara?

—Te ayudaremos —dijo Ethan.


Ru vino a tomar mi otra mano, sonriendo.

—Con mucho gusto protegeremos tus pasos mientras


custodiamos tu cuerpo.

—Son tacones altos, no un enemigo contra el que


defenderse —dijo Rodina, en una voz que goteaba desdén.

—¿Quieres intentar caminar con tacones así de altos? —


pregunté.

Miró los zapatos, luego su mirada se elevó desde ellos


hasta la línea de mis piernas, en su mayoría desnudas, hasta

154
el borde reluciente y colgante de las cuentas del vestido. Era
tan brillante que cada movimiento captaba la luz de forma
diferente así que me sentía como una bola azul de discoteca.
Tenía tirantes finos, que normalmente no podía usar, porque
estoy demasiado bien dotada para no usar sostén con un
vestido como este, pero habían sido preparados con el mejor
sujetador pushup que había usado. Ni siquiera sabía que los
sujetadores pushup pudieran levantar y separar así.

—Ven a verte en los espejos —dijo Felix, la mitad vampírica


de la pareja propietaria de Novia Hasta la muerte y Más Allá,
mientras apartaba las cortinas a un lado para que el
semicírculo de espejos donde Edward se había puesto de pie
antes fuera revelado. No estaba en un camerino, estaba en el
área con cortinas donde las novias normalmente se estarían
arreglando, donde yo me estaría preparando en unos meses
para el asunto verdadero.

—No me quiero ver, solo llévame a Placeres Prohibidos y


deja que Jean-Claude me vea. De todos modos, todo esto es
para él.

Felix me chasqueó la lengua, suspirando pesadamente. Él


ya había dejado claro que yo le estaba quitando la mayor parte
de la diversión a la preparación de la boda. Supervisó el cabello
y maquillaje, por lo que no había recibido la peor parte de mi
desdén por todas las cosas femeninas y nupciales, pero había
visto lo suficiente.

—Barnabas ha llegado para vestirlos a todos, pero esta es


la primera vez que he sido capaz de trabajar en tu cabello y
maquillaje. Quiero que te veas tú misma en esto, frente a los
espejos así tendremos un punto de partida cuando hablemos
de cómo querrás tu cabello y maquillaje para la boda.

Fue mi turno de suspirar.

—Bien, acabemos con esto, luego llévame con Jean-


Claude. Sé que los zapatos son una venganza por querer que

155
usara deportivas cómodas en nuestra última cita de cine en
casa. Te juro que nunca lo haré vestirse de nuevo en la noche
de cita otra vez.

—Estoy sorprendido que nuestro rey tuviera un par de


deportivas —dijo Rodina.

—No las tenía. Compró un par de diseñador solo para la


cita —dije, mientras Ethan y Ru me guiaron a través de la
cortina que estaba sosteniendo Felix. Estaba haciéndolo
bastante bien hasta que golpeamos la alfombra alrededor del
espejo elevado, y entonces me aferré desesperadamente a sus
manos, porque sin el apoyo me habría caído. Me apoyé en sus
manos como si fueran muletas para dar el paso en la pequeña
plataforma elevada. Cuando Ethan puso su otra mano en mi
codo para estabilizarme aún más, no protesté. Pensé que Jean-
Claude finalmente me había enseñado a caminar en tacones
hasta ahora; aparentemente tenía un límite de altura para los
tacones y lo había pasado.

Estaba tan ocupada vigilando mis pies para subirme al


estrado que no miré en los espejos hasta que estuve de pie en
tierra firme. Ethan soltó mi codo y cuando no protesté me soltó
la mano. No me caí por lo que Ru comenzó a soltarse; me aferré
a él por un segundo, luego me di cuenta de que, si ni siquiera
podía estar de pie en los zapatos, la noche de la cita había
terminado a menos que uno de ellos me llevara a todas partes.
Tomé una respiración profunda, la dejé salir lentamente, y
solté su mano. Revoloteó cerca en caso de que necesitara la
ayuda, pero finalmente estaba de pie por mi cuenta.

Miré las sandalias de tiras y me di cuenta de que el azul


brillante del esmalte de uñas en los dedos de mis pies coincidía
o al menos complementaba las enjoyadas sandalias. Nathaniel
me había convencido del esmalte azul, un color que nunca
había usado antes, lo que significaba que había sabido
exactamente de qué color sería todo, esta noche. De repente

156
me sentí atacada por los hombres de mi vida. Al menos mis
dedos de manos y pies coincidían, lo cual no siempre era el
caso.

—Son unas sandalias preciosas, pero por favor mírese en


los espejos, Srta. Blake —dijo Felix. Estaba tratando de ser
neutral, pero podía escuchar la emoción en su voz; como
vampiro podría haberlo escondido, o tal vez no, tal vez
simplemente no podía esperar a que yo admirara el
embellecimiento que había hecho.

Miré hacia arriba. Había una extraña en el espejo


mirándome. Los tacones me hacían parecer alta, diablos, solo
era media pulgada más baja que Nathaniel ahora. Mi cabello
caía en perfectos rizos negros casi hasta mi cintura. Le habían
hecho algo para que enmarcara mi cara, pero que no se
derramara hacia adelante como solía hacer. Parecía suave,
tocable, pero se mantenía en su lugar al mismo tiempo. Era
como magia del cabello.

El vestido estaba compuesto por abalorios y cristales en


tonos azules desde azul marino a real a cielo a azul bebé con
algunas cuentas negras y brillantes cristales transparentes
que parpadeaban y centelleaban en las luces. El dobladillo del
vestido apenas tocaba la parte inferior de mi trasero con una
brillante línea de joyas, por lo que era como un collar en el
extremo opuesto del cuerpo. Realmente era una obra de arte,
lástima que estaba sobre mí.

—Está exquisita, Srta. Blake —dijo Felix.

—Siempre eres hermosa —dijo Ethan—, pero esto es…


estás impresionante.

Finalmente miré mi cuerpo, mi cara, yo y no solo el cabello


y la ropa. Los tacones les daban a mis piernas una longitud
que no había visto antes. El ejercicio que hacía para ser capaz
de salvar mi vida y la de los demás fortaleció mis piernas y el

157
borde del vestido abrazaba mis curvas como una caricia
chispeante. Había más espacio alrededor de mi cintura, porque
esa siempre era más pequeña que las curvas de cada lado.
Estaba construida como un reloj de arena pasado de moda con
más músculo en mis brazos desnudos, pero no importaba
cuán pesado fuera lo que levantara, nunca podía sacar
músculo más allá de cierto punto. El cuerpo era fuerte, firme
y femenino. No había nada que pudiera hacer para no parecer
una chica. Había pasado la primera parte de mi vida
vistiéndome como si estuviera escondiendo todo lo que el
vestido revelaba. Incluso había vuelto a la antigua forma de
vestir a medida que se acercaba la boda. Amaba a Jean-
Claude, pero todavía no veía lo que veía en mí físicamente. Él
había sido el hombre más hermoso que había visto en mi vida,
y había coqueteado conmigo desde el comienzo. Nunca había
entendido por qué. Mirando a los espejos, mi cara ahora
finalmente coincidía con la suya. Es cierto que él se levantaba
de la cama luciendo así de bien y se habían necesitado dos
horas de profesionales para traerme aquí, pero por primera vez
no pude discutir que era hermosa. Yo quería, pero no podía.

Me acordé de mi abuela diciéndome que era fea, que


ningún hombre alguna vez me querría, y que mejor tuviera una
carrera y fuera capaz de cuidar de mí misma, pero me había
aferrado a la idea de que parecía una versión más pálida de mi
madre, y mi padre la llamaba la mujer más bella en el mundo.
Luego, después de dos años de luto por ella, él se había casado
con Judith, quien era todo lo que mi madre no era. Si mi
pequeña madre hispana con curvas y pelo rizado había sido la
mujer más hermosa en el mundo como le dijo constantemente
hasta el día en que ella murió, entonces ¿por qué su segunda
esposa era alta, delgada, rubia, de ojos azules y pálida como
él?

Mis ojos marrones se veían casi negros, grandes y


brillantes en mi cara, enmarcados por el dramático maquillaje

158
de ojos. El pintalabios rojo había sido aplicado un poco más
ancho que mi labio inferior, de modo que mi boca parecía hacer
un puchero y lleno, y… Rodina tenía razón, parecía una
prostituta de lujo.

—Me retracto —dijo, y vino a pararse detrás y a un lado de


mí. Se veía bajita en comparación conmigo ahora. Ella era tres
pulgadas más alta, si ambas estuviéramos en tacones planos.

—No, tenías razón, es cachondo, pero desde luego se


supone que debo coincidir con el atuendo de Jean-Claude y él
se desnudará esta noche.

—El atuendo de Jean-Claude será elegante, porque él


siempre es elegante —dijo Ru.

Entonces sonreí, y le concedí eso, pero todavía me miraba


fijamente y no sabía cómo sentirme; no bueno era lo más cerca
que podía llegar. No me sentía bien con lo que vi en el espejo,
e incluso sabiendo las razones del por qué, el daño hecho a mí,
las lecciones que había tomado de mi infancia, nada de eso
arreglaba nada. Había entrado en terapia pensando que esto
me ‘arreglaría’, me sanaría, me haría completa. Había tenido
razón solo sobre la sanación; la terapia no te arreglaba si
nunca habías estado rota, no podía hacer eso, pero cuando
aceptabas todas tus piezas rotas, incluso las que más odiabas,
gradualmente te dabas cuenta de que estabas completa. No
porque nunca habías estado rota, sino porque a medida que
descubrías tu dolor, todos los lugares que lastimaban, te
asustaban, te hacían odiar a los demás, odiarte a ti mismo,
todas las cosas oscuras, las necesitabas. Necesitabas las cosas
aterradoras dentro de ti tanto como las partes felices, porque
solo aceptando todo, con verrugas y todo, podrías estar
completo. Estaba trabajando para estar completa, y mientras
miraba a esta hermosa extraña en el espejo traté de creer que
era yo y estar de acuerdo con el hecho de que no solo mi abuela
había sido una perra mentirosa, sino que la forma en que mi

159
familia me había tratado estaba mal. El hombre que llamaba
papá, el hombre que yo quería que me entregara en mi boda,
me había dicho que me parecía a mi madre, pero nunca que yo
era hermosa por derecho propio, y siempre en su brazo había
estado Judith, a quien llamaba hermosa, y que era todo lo que
mi madre y yo nunca seríamos.

Mis ojos brillaban en los espejos, brillando como las joyas


en el vestido y sandalias. Mantuve los ojos muy abiertos y no
parpadeé, porque no sabía si la máscara era resistente al agua.
No lloraría y lo arruinaría. Me sentía más yo con las armas,
pero necesitaba al menos un día de práctica sacando el arma
del bolso antes de que hubiera estado feliz con mi tiempo y
memoria corporal. Sería mejor tirarles el bolso y apuñalarlos
con los tacones de aguja. Me sentía como una maldita víctima
con este atuendo. Abrí mis ojos y consideré la débil idea, no
lloraré, no lloraré, no lloraré.
160
Felix había tratado de preguntarme si quería mi cabello así
suelto para la boda, o arriba, pero Ethan lo había llevado a un
lado para preguntarle algo, para que Ru pudiera sacarme de la
tienda antes de que llorara o comenzara a gritar, o actuar como
una maldita tonta. Estaba tan molesta que me olvidé de los
tacones cuando salimos de la tienda y hacia el camino de
adoquín. Casi me torcí el tobillo y caí. Solo un agarre
desesperado en el brazo de Ru me salvó. Rodina se rio y dijo:

—No puedo creer que seas nuestra reina.

Ru se giró conmigo en sus brazos, poniendo su cuerpo


entre su hermana y yo. No me sentí tan amenazada, pero él la
conocía mejor que yo, así que me aferré a Ru y dejé que lo
solucionara. Todavía estaba cavando fuera de la avalancha de
problemas de hace unos segundos. Dejaría que Ru se hiciera
cargo de Rodina mientras descubría cómo mis problemas
familiares podían afectar la cita de esta noche con Jean-
Claude.

—Ella no ha tenido siglos para perfeccionarse —dijo.

—Es un tacón de aguja sobre adoquines, muchachos,


cualquiera puede tropezar —dije, pero me mantuve donde Ru
me había puesto con su brazo alrededor de mí y él entre
nosotros. Me permití poner la mayor parte de mi energía en
palear la mierda emocional que podía sentir dentro de mi
cabeza y cuerpo. Las emociones no solo vivían en la cabeza, o
el corazón, se enterraban en tus entrañas, se vertían sobre tu
piel, te llenaban los ojos, se derramaban por las yemas de los
dedos y de los pies. Las emociones estaban en todas partes si
te permitías sentirlas, y había trabajado duro para aprender
como sentir en lugar de sacar todo fuera de vista hasta que
estallaba en ira o tomara decisiones terribles. Estaba
concentrándome tanto en trabajar mis problemas que no

161
escuché lo que Rodina me dijo.

—Lo siento, Rodina, ¿qué dijiste?

—Dije, ¿alguna vez nos has visto tropezar, a alguno de


nosotros? —preguntó Rodina, mirando alrededor de su
hermano hacia mí.

Sabía que el nosotros se refería al Harlequin.

—Los he visto a todos fracasar en el entrenamiento de


pelea.

—Podemos perder, pero eso no es lo mismo que tropezar


con una piedra. Eres tan malditamente mortal, mi reina.

—Sí, sí, sé que te decepciono, Rodina, no estás ganando


ningún premio conmigo tampoco.

—Siento tu dolor y confusión, y me duele que estés tan


infeliz, pero esta noche yo simplemente no parezco importar.

—Te pregunto de nuevo, hermana, ¿estás en condiciones


para el servicio esta noche? —dijo Ru.

—Puedo protegerla contra cualquiera. —Ru me atrajo más


cerca, pero gracias a los tacones era más alta que él para
variar, y podía ver a Rodina mirándonos por encima de su
hombro. Envolví mis brazos sobre sus hombros y le di una
mirada muy seria, mientras bajaba la cabeza y tomaba una
profunda bocanada del olor de su piel. No era solo él, sino su
leopardo debajo. El leopardo olía a hogar para mí ahora,
gracias a vivir con Micah y Nathaniel. La mirada de Rodina se
extendió así que ella parecía enfurecida. La única excusa para
lo que hice a continuación fue que yo estaba dolida, y ella
estaba dolida, y habría buscado una pelea que lidiar con mi
propia mierda emocional. Sonreí por encima del hombro de su
hermano y me acomodé alrededor de él, presionando mi cuerpo
tan cerca que probablemente comprometía su capacidad de
reacción si éramos atacados. Fue estúpido e infantil, pero

162
Rodina y yo teníamos ese efecto la una en la otra.

Él mantuvo la cabeza girada para ver a su hermana, pero


su cuerpo reaccionó a la caricia inesperada no de la manera
masculina habitual, sino soltando cierta tensión que ni
siquiera sabía que estaba sosteniendo, hasta que se calmó en
mis brazos y mi cuerpo como si hubiera estado esperando que
alguien lo sostuviera. Me recordó sostener su mano en el
coche, pero más íntimamente. No sexual, pero íntimo como
alguien en quien confías para abrazarte y no aprovecharse.
Esto borró la sonrisa burlona de mi cara porque yo quería ser
digna de su confianza. Jugar juegos estúpidos con su hermana
no era digno de confianza, ni siquiera amable. Ru debió haber
sentido el cambio en mi cuerpo porque se reajustó de modo
que mantuvo el contacto cercano, pero movió un brazo y una
pierna hacia un lado para que todavía pudiera pegarme contra
su lado derecho, pero su izquierda estaba libre para moverse.
Ambos eran ambidiestros cuando se trataba de pelear, como
lo eran la mayoría de los Harlequin. Se detuvo de permitirme
sostenerlo de verdad así podía defenderme mejor.

—¿Puedes protegerla contra el dolor emocional, hermana?

—Nadie puede hacer eso.


—La estoy abrazando, tratando de calmarla, ¿qué estás
haciendo para ayudarla?

—Veo cuanto está disfrutando el calmante —dijo, y ella


sonaba celosa. Por lo general, no era el tono que escuchabas
de las hermanas. Sabía que ella y Ru no eran pareja, y parecía
odiarme, así que, ¿de qué diablos estaba celosa en este
momento? Entonces luché para liberarme de las
consecuencias emocionales en mi propia cabeza y pensé en lo
que ella podría estar sintiendo hoy. Mierda.

Dejé de apoyar mi cabeza en el hombro de Ru y la miré

163
más directamente.

—Lamento que estés lastimada, Rodina.

—No puedes sentir mis emociones. Me estoy ahogando en


las tuyas, pero no puedes sentir mi dolor en absoluto.

—Si le hubieras dicho a Claudia que era su cumpleaños


compartido, ella lo habría comprendido.

—Ru, ¿cómo pudiste decírselo? A ella de todas las


personas.

—Ella me sostuvo la mano en el coche mientras lloraba.

Ella nos miró fijamente de forma salvaje.

—¿Lo consolaste?

—Sí —dije.

—Como yo estoy consolándola ahora —dijo Ru.

—Una reina malvada no necesita consuelo, necesita


venganza, violencia, no lágrimas y apretones de manos.

—La Madre de Toda Oscuridad era una sociópata. De


alguna manera limitó su rango emocional —dije.
—¡Ella era un gran poder, y tú no eres nada en
comparación! —gritó. Una pareja se detuvo en la acera detrás
de ella, la mujer aferrándose más fuerte al brazo del hombre.
Me di cuenta de que había más gente al otro lado de la estrecha
calle mirándonos. Probablemente habían estado mirándonos
por un tiempo, pero había estado demasiado ocupada
abrazando a Ru para darme cuenta.

—Hermana, estás llamando la atención.

Ella se volvió a mirar a la pareja y abrió la boca, tomando


una profunda respiración como si fuera a gritarles, y luego

164
pareció recordarse a sí misma, o al menos pensar mejor en su
comportamiento. Ru habló en ese silencio:

—Te pregunto de nuevo, Rodina, ¿estás en condiciones


para el servicio esta noche?

Su columna estaba rígida, los hombros hacia atrás como


si hubiera llegado a una repentina decisión. Su voz estaba tan
controlada como su cuerpo.

—Los tres fuimos criados para estar listos, y dado que


nuestro hermano no puede estar aquí para probar su valor, yo
lo haré.

Rodina se alejó de su hermano para que pudiera verla con


claridad. Ella se aseguró de que estaba de pie frente a mí
cuando se inclinó profunda y elegante, como si debería haber
estado usando algo atrevido, o al menos un sombrero para
quitarse mientras lo hacía. Ella se levantó sonriente.

—¿Puedo ofrecerle a la dama un brazo en el pavimento


irregular?

La puerta se abrió y Ethan entró. Nos miró a todos.

—¿Qué me perdí?

—Tu deber —dijo Rodina.


—No te vuelvas a poner toda oscura y retorcida —dije.

—Fue negligente con tu seguridad —dijo ella.

—¿Qué tomó tanto tiempo adentro? —pregunté.

—Seguridad llamó de Placeres Culpables; quieren que lleve


uno de los coches para estacionar en un lugar más cercano al
club.

—¿Hay algún problema? —pregunté.

—Creo que acaban de encontrar un espacio de


estacionamiento más cercano, eso es todo —dijo él.

165
—Para el momento en que camine de regreso al coche y te
deje llevarme más cerca, también podría caminar desde aquí
—dije.

—¿En esos zapatos? —preguntó.

—Sí, Jean-Claude y yo hablaremos sobre los zapatos, pero


solo quiero entrar al club a una silla lo antes posible.

—Entonces permítame que la acompañe, mi señora —dijo


Ru.

—Si alguien la ve caminando del brazo de cualquier


hombre esta noche, especialmente vestida así, los rumores
comenzarán sobre ti, querido hermano.

—Odio estar de acuerdo con Rodina, pero tiene razón —


dijo Ethan.

—Si la acompaño, parecerá como dos amigas saliendo en


una noche de diversión; cualquier hombre en su brazo es el
próximo rumor. Para todo el despertar de tus medios ahora,
siguen siendo terriblemente heteronormativos.

—Algunas de las mujeres en mi vida se están dando cuenta


de eso —dije.
—Entonces permíteme proteger no solo tu cuerpo sino
también tu reputación. —Me tendió el brazo de forma
exagerada.

Miré a Ru; estaba estudiando a su hermana, pero


finalmente asintió y me hizo avanzar para poder tomar el brazo
de Rodina. Lo tomé y juro que flexionó el brazo como si fuera
un chico y quisiera impresionarme. Entendía el mal humor
ahora, incluso la hostilidad sobre la muerte de su hermano y
el cumpleaños compartido, pero todavía no me daba una pista
de adónde la montaña rusa emocional terminaría. La mayor
ventaja era que me había ayudado a conseguir manejar mi

166
propia montaña rusa. Verla venir tan cerca de perderlo
mientras yo estaba usando zapatos que hacían imposible
pelear o correr me había puesto muy sólidamente en el ahora,
porque ahí es donde sobrevives. El trauma pasado es pasado.
Ya había vivido del cuidado tierno y amoroso, pero si uno de
los Harlequin realmente se volvía loco conmigo, ese podría no
ser un momento de supervivencia. Sabía que Jean-Claude
había sentido que yo estaría a salvo debido a los
guardaespaldas, pero cuando uno de ellos es el peligro… él y
yo estaríamos teniendo una conversación seria sobre moda
versus seguridad pronto.

—Anita, ¿te parece bien que tome el coche y te encuentre


adentro del club? —preguntó Ethan.

—Estoy bien, nos vemos adentro.

Nos miró a todos una vez más como si estuviera recogiendo


más de lo que habría visto si la situación fuera al revés, pero
al final él solo fue por el SUV.

—Dado que estoy vestida como un marimacho para tu


lápiz labial femenino, también podría interpretar el papel —dijo
ella con una sonrisa que solo pude describir como libertina.

—Eres demasiado femenina para ser marimacho —dije.


Eso me ganó una mejor sonrisa.

—Compartiré mi lápiz labial contigo —dije.

La sonrisa cambió ligeramente, ni menos ni más, solo


diferente, pero sus ojos tenían tristeza de la forma en que
normalmente tenían ira. Solté su brazo y sus ojos se llenaron
de su habitual cinismo. Conseguí el labial del diminuto bolso
de diseñador y se lo ofrecí.

Hubo un momento de incertidumbre en sus ojos antes de


que lo tomara. Ru le entregó su teléfono con el video encendido
para que pudiera usarlo como su espejo. Se puso el pintalabios

167
escarlata y me di cuenta de que nunca la había visto en algo
parecido a mi color favorito de lápiz labial. La había visto en
gótico completo con lápiz labial negro o brillo de labios casi
incoloro, pero nunca rojo. Se veía genial con los ojos negros y
las cejas y pestañas oscuras. Su pelo rubio pálido parecía casi
blanco de repente, como si ella estuviera haciendo un esquema
de color gótico diferente.

—Te queda bien —dije, y ella supo que lo decía en serio


porque podía sentir lo que yo estaba sintiendo. Esos labios
recientemente rojos se curvaron en una sonrisa que llenó sus
ojos de una alegría feroz. Le di una sonrisa que era igualmente
feroz y dije—: Vamos a ver a uno de los hombres más hermosos
del mundo quitarse la ropa.

Ella sacudió un poco la cabeza, pero todavía estaba


sonriendo cuando dijo:

—Realmente no te importa si otras personas lo desean.

—Si ese tipo de cosas me molestaran, nos habríamos


separado hace años. —Guardé el pintalabios en mi bolso y
enrosqué mi brazo a través del suyo—. Vamos a ver el
espectáculo.

Ella sonrió y volvió a flexionar su brazo para mí.


—Cualesquiera que sean los deseos de mi reina, así será.

Sonreí e hice lo mejor que pude para creerle y esconder


mis dudas profundamente, lo suficiente como para que ella no
los sintiera. El próximo año vería que tuvieran sus cumpleaños
libres.

168
169
Pasamos junto a la fila de personas que todavía esperaban
entrar al club, hasta que el resplandor de neón carmesí del
cartel de Placeres Prohibidos pintó todo rojizo y chispeante los
abalorios de mi vestido así que ya no se veía azul. Había quejas
detrás de nosotros en la fila por lo normal; a nadie le gusta un
cortador de línea. Debí haberme visto lo suficientemente
diferente con el maquillaje y el vestido más vistoso que incluso
los guardias de seguridad de camisa negra en la puerta me
detuvieron con un:

—Lo siento, señorita, pero tendrá que esperar en la fila.

Miré al hombre que había hablado.

—Debes ser nuevo aquí —dije. Una mujer en la fila gritó:

—¡Es la prometida de Jean-Claude! —Sí, ni siquiera mi


nombre, solo su nombre y lo que yo era para él, tan
malditamente patriarcal.

El nuevo tipo de seguridad dijo—: Mierda —luego se


disculpó por eso también.

Sin embargo, la multitud recordó mi nombre, porque


comenzaron a gritar—: ¡Anita! ¡Anita! ¡Mira aquí! —No solo
querían mi atención, querían mi foto; por una vez me habría
lanzado dentro de cabeza, pero Jean-Claude me había vestido
para ser vista y habíamos tenido suficiente práctica este año
para que me girara, sonriendo. Rodina sonrió conmigo, luego
se alejó, así que me quedé sola en los escalones por un
momento, incluso me las arreglé para dar un pequeño saludo
con la mano sin hacer muecas o enseñarles el dedo medio a
los estallidos del flash de los teléfonos. Mis ojos estaban
deslumbrados, mi visión llena de puntos cuando me alejé y la
seguridad en las puertas nos dejó pasar. Ru tomó mi codo así
no tropezaría con los tacones con mi arruinada visión. Si

170
alguna vez te has preguntado por qué los guardias de
seguridad de famosos usan gafas de sol, no es para parecer
duros, es para que la cámara y los flashes de los teléfonos no
los cieguen. Solo nosotros, las celebridades, nos quedamos
ciegos por unos segundos; está bien, solo esos de nosotros que
salimos con celebridades.

Estaba contenta de que Ru estuviera allí para sostenerme


a través de la puerta. El peso de Rodina en mi espalda también
era reconfortante, porque entre los zapatos y los flashes de las
cámaras no estaba tan capacitada como de costumbre. Me
recordé a mí misma que estaba haciendo esto por Jean-Claude
y ambos sabíamos que tendría seguridad conmigo. Me repetí
todo eso a mí misma mientras maldecía al sentirme indefensa.
No era mi sentimiento favorito y lucir fabulosa nunca había
valido la pena para mí, pero… Estaba a salvo, nadie estaba
tratando de lastimarme, estaba a salvo. Incluso estaba
armada, si alguien me saltaba encima podía defenderme, pero
tuve que luchar contra una serie de viejos problemas para no
enojarme por eso y encarar a Jean-Claude, o a los clientes con
sus teléfonos, o incluso Rodina y Ru. En otro tiempo habría
arremetido, pero yo era dueña de mí misma ahora, problemas
y todo.
Sentí que algo se movía dentro de mí y vislumbré unos
brillantes ojos amarillos puestos en una cara de terciopelo
negro. Mi leopardo profundo dentro de mí donde la mente de
mi humano visualizaba mis bestias internas. El leopardo
estaba reaccionando a mi ansiedad, tratando de protegernos,
pero mi ira era el gran problema. No estaba peleando con nadie
gracias a la terapia, pero la ira estaba todavía dentro de mí
buscando un lugar para avanzar y mis bestias internas me
ayudarían a lidiar con ello, si por ayuda te refieres a tratar de
abrirse camino fuera de mi cuerpo y arruinar la noche.

Ru me sujetó cerca, pero debajo de la dulzura de su piel

171
había algo más pesado, su leopardo estaba ahí dentro en
alguna parte. Ambos eran leopardos, por lo que no podían
ayudarme a controlar al mío propio. Necesitaba un tipo
diferente de hombre animal para ayudarme a mantener el
equilibrio, y como si lo hubiera llamado, Ethan estaba allí,
empujando a Rodina, tomándome de Ru. Me rodeó con sus
brazos, y enterré mi nariz contra su pecho, pero no fue
suficiente. Necesitaba piel desnuda. Levantó la mano con el
otro brazo todavía sosteniéndome. Presioné mi nariz contra el
dorso de su mano y allí estaba su arcoíris interno de tigres:
azul, blanco, rojo y oro. Solo él tenía suficientes sabores
diferentes de bestias para mantenerme en mi propia piel. El
leopardo que se arrastraba dentro de mí gruñó hacia la
oscuridad, mientras los tigres se mostraban entre el follaje
verde jungla que parecía aparecer por ellos para dar pistas de
sus movimientos. Los ojos dorados del leopardo se
desvanecieron en la oscuridad mientras los tigres daban
vueltas dentro de mí.

Finalmente pude respirar hondo y dejar ir la ira. La terapia


me ayudaba a resolver mis problemas de ira, pero nada parecía
hacerlos irse. Miré a Ethan; su cabello blanco se derramaba
alrededor de la parte superior de su cara, todavía tan corto a
los lados que la parte superior era lo único con volumen que
tenía. Esa raya roja oscura que iba desde su frente hasta la
parte de atrás de su cráneo parecía como si lo hubiera hecho
un peluquero habilidoso, pero era natural, el único atisbo de
su tigre rojo perdido en el blanco y gris que señalaba al blanco
y azul respectivamente. Sus ojos eran de un gris sólido y si no
sabías lo que estabas mirando, nunca adivinarías que eran
ojos de tigre en su rostro humano. Nada en su forma humana
delataba su herencia del tigre dorado, pero yo podía llamar su
olor a su piel.

—Gracias —dije, y la música de fondo era lo


suficientemente baja como para que pudiera oírme. Había

172
clubes de strippers por ahí donde la música sonaba tan fuerte
toda la noche que no podías oírte pensar, pero Placeres
Prohibidos no era así.

Ethan sonrió hacia mí y dijo:

—De nada, pero es parte de mi trabajo.

Asentí y dije:

—Aun así, gracias.

Rodina giró la cabeza y dijo:

—Están tomando fotos. —Ella estaba manteniendo la voz


baja, así no sería escuchada por el grupo de personas que
estaban de pie justo fuera del semicírculo que ella y Ru habían
creado alrededor de nosotros y la pared. Las mujeres tenían
sus teléfonos fuera y me estaban filmando aferrada a Ethan.
Tuvieron que apagar sus flashes porque había letreros en
todas partes para eso, así las imágenes no serían de alta
calidad, viva por eso.

—Consigue seguridad aquí y recuérdales que no se les


permite tomar fotografías de los artistas o sus familias dentro
del club —dije.
Ru comenzó a ir a buscar a alguien, pero una figura de
camisa negra ya estaba allí persiguiéndolos y diciéndoles que
si rompían otra de las reglas del club serían expulsados y no
habría reembolsos.

Buzz todavía tenía el cabello negro en un corte al rape, y


ojos pequeños, y claros. Estaba construido como un levantador
de pesas a la antigua, como si con una buena flexión su camisa
explotaría fuera de él. Era un vampiro, por lo que podía
mantener sus músculos sin levantar otro peso por el resto de
la eternidad.

173
—Lo siento, Anita, tengo chicos nuevos en la puerta.

—Espero que se comporten mejor en la puerta de lo que lo


hicieron hasta hora.

—Les gritaré más tarde. Permíteme acompañarte a tu


mesa, aunque tendré que conseguir una silla extra. No
esperaba a cuatro de ustedes.

—Puedo quedarme de pie —dijo Ethan.

—No, bloquearás la vista de la mesa detrás de ti —dijo


Buzz mientras nos conducía a través de las pequeñas mesas
que llenaban la habitación alrededor del escenario a nuestra
mesa, bueno, mi mesa ya que ahora siempre estaba reservada
para mí y cualquier guardaespaldas que tuviera conmigo. La
última vez que había estado aquí, Nicky había estado conmigo.
Tuve una repentina punzada de anhelo. Él había sido mi
guardaespaldas principal durante tanto tiempo que estaba
acostumbrada a tenerlo a mi lado en casi todas partes, y yo
estaba enamorada de él, de modo que contribuía. Odiaba que
los rumores me hubieran apartado de él.

Ethan sabía que no debía sujetarme a la silla, pero Ru aún


no lo sabía, así que tuvimos ese momento incómodo en el que
intenté ayudarlo inclinándome hacia adelante y fallando en ser
útil. Finalmente lo logramos, pero solo porque Ru era más
fuerte que el humano normal y finalmente podía simplemente
empujar la silla a la mesa incluso conmigo en el camino. Nunca
había logrado averiguar cómo ser elegante cuando un hombre
hacia lo de la silla, y si Jean-Claude no pudo enseñarme cómo
hacerlo, entonces nadie podía.

Ru se inclinó y susurró:

—Recordaré no hacer lo de la silla la próxima vez.

Le susurré de vuelta:

—Gracias.

174
Rodina comenzó a sentarse a mi lado, pero Ethan se
adelantó y puso su mano en el otro lado del respaldo de la silla.
Se miraron el uno al otro durante un largo minuto mientras
Ru tomaba la silla lejana que no había sido reclamada, dejando
que los dos hicieran lo que estuvieran haciendo. Ethan era por
lo general tranquilo y no trataba de dominar a nadie más en la
parte de mi seguridad, entonces, ¿por qué de repente se estaba
afirmando ahora con Rodina?

—Todos estuvimos de acuerdo en esto —dijo Ethan, y


estaba tan serio e infeliz como lo había escuchado en un
tiempo. Hablaba bajo para que nadie pudiera escucharnos.

—No estuve de acuerdo, me superaron en las votaciones


—dijo Rodina, con la voz todavía suave.

Buzz llegó con nuestra silla extra.

—¿Todo bien aquí?

Ru dijo:

—La multitud está empezando a darse cuenta.

Desvié la mirada de nosotros hacia la habitación, y tenía


razón, la gente estaba empezando a mirar abiertamente. Esto
no iba a calmar los rumores.
—Ustedes dos solo siéntense —dije.

Continuaron mirándose el uno al otro. ¿Qué demonios


está pasando?

—Ethan junto a mí; Rodina, toma la silla de Buzz.

Ethan tomó la silla y se sentó a mi lado, y Rodina lo dejó.


Buzz le acercó la silla a Rodina y ella era mucho mejor
haciéndolo viéndose elegante en lugar de incómoda. ¿Tal vez
podría darme consejos más tarde?

Buzz dio un paso atrás y nos miró. Ethan puso su brazo

175
sobre el respaldo de mi silla, cosa que no creo que hubiera
hecho nunca. Rodina lo miró fijamente.

—¿Están bien aquí? —preguntó Buzz, pero me miró


cuando lo dijo.

Miré a mis tres guardaespaldas, pero solo Ru me miró a


los ojos; los otros dos estaban demasiado ocupados
prestándose atención el uno al otro. Fruncí el ceño, pero dije:

—Estamos bien; gracias, Buzz.

—Está bien, solo grita si necesitas algo.

—Lo haré, Buzz. —Nos miró a todos una vez más, luego se
alejó. Me volví hacia Ethan y Rodina—. Está bien, ¿qué está
pasando?

Ethan la miró y Rodina me miró. Él estaba sonriendo y ella


no.

—Él llamó al rango.

—¿Rango? ¿Qué rango?

Ethan se inclinó hacia mí, de modo que su brazo se curvó


alrededor de mis hombros en lugar de descansar en el respaldo
de mi silla. Estaba dividida entre decirle que moviera el brazo,
ya que parecía estar haciéndolo solo para enojar a Rodina, pero
habló tan bajo que me incliné para escucharlo.

—El Harlequin ha estado tratando de dominarnos a todos,


y todos estamos cansados de eso.

—Y eso explica por qué estás abrazándome en público


como si estuviéramos saliendo cuando no lo hacemos, ¿cómo?

Rodina se inclinó hacia nosotros dos, presionándose


contra Ethan para que pareciera que los tres estuviéramos
teniendo una conversación íntima.

176
—Tus guardias no dejarán que el hecho de que seamos
Harlequin y, por lo tanto, los mejores guerreros y agentes
encubiertos del mundo los convenciera de seguirnos.

Ethan se inclinó hacia Rodina de modo que su boca casi


estaba tocando su rostro y, por lo tanto, oculta de la habitación
mientras decía:

—Normalmente les ganamos a algunos de ustedes en el


entrenamiento, y ninguno de ustedes nos gana todo el tiempo.
¿Cómo los convierte eso en los mejores guerreros de todos los
tiempos?

—La muerte de nuestra reina oscura ha disminuido a


muchos de nosotros, pero no dejes que eso se te suba a la
cabeza, tigre. El entrenamiento no es lo mismo que la batalla
y si no hubiera árbitros y reglas para evitar que te matemos,
no estarías sentado aquí para menospreciar nuestras
habilidades.

—Oh, entonces el gran Harlequin solo gana matando, no


siendo el mejor luchador.

—Eso no es lo que dije —casi gruñó ella, cuando el primer


aliento cálido de su bestia se movió entre todos nosotros.
Ethan tomó aliento para hablar, pero toqué su mejilla, lo
que hizo que me mirara.

—Entiendo que el Harlequin llega con un gran chip en sus


hombros, y eso golpea los grandes chips en los hombros de
todos los demás. Sabía que estábamos teniendo algunos
problemas fusionando nuestra seguridad con ellos, pero
todavía no sé por qué estás sentado a mi lado marcando
territorio como si estuviéramos saliendo.

Rodina retrocedió lo suficiente como para lanzar una


mirada fría y cruel.

177
—Eres solo comida para ella, nada más.

Lo sentí estremecerse tanto física como emocionalmente


por su comentario.

—Ethan es mi amante, nadie en mi vida es solo comida, y


todavía no sé por qué ustedes dos han convertido mi vigilancia
en un concurso de meadas.

Ru respondió desde el otro lado de la mesa, en voz aún


baja.

—Algunos de nosotros queríamos saber quién superaba en


rango a quién, y para evitar un baño de sangre que hubiera
destruido tu seguridad, a alguien se le ocurrió la idea de que
el rango más alto comienza con quién tiene el privilegio de
acostarse contigo. Ethan lo hace, Rodina no.

Ella se volvió hacia él con un gruñido y siseó:

—Tú tampoco, querido hermano.

—Eso es cierto, pero yo no estoy tratando de ser el mejor


gato, y tú sí.

—Estás llamando la atención sobre nosotros —dijo Ethan.


Rodina consiguió controlarse antes de mirar a su
alrededor para que su rostro volviera a ser agradablemente
divertido. La mayoría de los Harlequin eran actores
consumados, pero los verdaderos espías son los mejores
operadores encubiertos. Sin embargo, la gente estaba notando
la pelea; no todos en la sala, pero lo suficiente como para que
probablemente al menos se tuiteara antes del final de la noche.
Anita Blake, o más probablemente la prometida de Jean-
Claude, tiene una riña de amantes con dos de sus
guardaespaldas incluso antes de que él suba al escenario.

Ru acercó su silla y volvió a preguntar:

178
—¿Estás en condiciones para el servicio esta noche,
hermana?

—Siempre estoy lista para servir a nuestra reina,


quienquiera que pueda ser.

—Entonces contrólate.

Ella endureció la ira que había estado tratando de reprimir


dentro de ella, finalmente brotando en una oleada de furia que
se sintió cálida como si fuera un fuego para sostener mis
manos cerca en medio de una noche fría. No era el calor de su
leopardo interior derramándose más cerca de la superficie,
aunque lo sentí bailando a lo largo de mi piel en algún lugar
entre el calor y la electricidad como si estuviera tratando de
sacar pequeños mordiscos de mi piel. Dios, era poderosa, pero
no fue la energía lo que me hizo inclinarme más cerca de ella.
Era su rabia lo que quería. De repente tuve hambre, porque,
aunque estés lleno, tener un rico postre frente a ti es tentador,
y el dolor emocional de Rodina la había convertido en un
pastelito de doble chocolate con chispas encima.

Me incliné más cerca de su rostro mientras su energía


mordía mi piel como si me estuviera acercando a un cable con
corriente. Mi leopardo interior parpadeó hacia mí con
brillantes ojos amarillos, y un ronroneo ronco se deslizó de
entre mis labios seguido de un gruñido, así que no estaba
segura de si estaba feliz y el leopardo estaba infeliz, o viceversa.
Lo único en lo que ambas estuvimos de acuerdo era que Rodina
acababa de pasar de depredador a presa.

Ethan puso su muñeca desnuda entre nosotras tan rápido


que casi me golpeó la cara con esta. Percibí el olor de sus tigres
y el leopardo volvió a hundirse dentro de mí, pero no era mi
leopardo interior el que quería que me alimentara de la mujer
que tenía delante, era más mi vampiro interior. Era emoción
en lugar de sangre, pero seguía siendo un tipo de vampirismo.

179
Odiaba eso, pero estaba aprendiendo a aceptarlo y
comenzando a controlarlo.

Bajé el brazo de Ethan y miré a Rodina a los ojos; eran


como espejos oscuros, negro sobre negro con el borde blanco
a su alrededor. Había un reflejo en ellos, un brillante parpadeo
de luz. Empecé a mirar a mi alrededor para encontrar de dónde
estaba viniendo, pero la mano de Ethan se deslizó por mi
espalda debajo de mi cabello, agarrando mi cuello, evitando
que mirara alrededor.

—Déjame ir —dije.

—Tus ojos están brillando —dijo.

Volví a mirar a los ojos de Rodina y vi que la luz oscura de


mis ojos marrones se llenaba de poder como si hubiera sido un
vampiro real. Si Ethan no me hubiera detenido, se lo habría
mostrado a todo el club y confirmado un conjunto de rumores
completamente diferente. Me senté allí con la mano de Ethan
firmemente contra mi cuello y debería haberle dado las gracias
por recordármelo, pero no podía apartar la mirada de los ojos
de Rodina y el brillo de mi poder en ellos. Rodina se inclinó
hacia mí y observé el reflejo de mi poder en ellos. Rodina se
inclinó hacia mí, y vi crecer el reflejo de mi poder en los espejos
de sus ojos hasta que justo antes de que me besara, el reflejo
se derramó sobre sus ojos y por un segundo vi mis ojos en su
rostro. El marrón oscuro de ellos se convirtió en diamantes
color coñac; luego nuestros labios se encontraron, y bebí de
sus labios, saboreando la espesa dulzura de mi propio lápiz
labial junto con su rabia.

180
181
La mano en mi cuello apretó más fuerte y la voz de Ethan
estaba en mi oído.

—Anita, detente, la gente está mirando.

Traté de alejarme del beso y la dulzura picante de la boca


de Rodina, todo el lápiz labial compartido y la especia de su
ira, pero ella me rodeó con sus brazos, no dispuesta a
renunciar al beso. Nunca había tenido a nadie de quien
alimentar la ira que quisiera continuar. Por lo general, los
asustaba, los hacía intentar luchar para escapar, pero Rodina
quería estar más cerca, y en algún lugar del entusiasmo de sus
manos y su boca sobre la mía, caí más profundamente en su
mente y corazón que nunca. Soledad, estaba tan sola y
perdida, más perdida de lo que nunca había estado en su vida,
y dolor, un dolor tan horrible: su hermano, su reina, la única
vida que había conocido se había ido. Necesitaba algo para
poner en su lugar y no se lo había dado. A diferencia de Nicky,
a quien yo había aceptado en mi vida y en mi corazón. Había
tenido suficiente control para mantenerlas a ella y a Ru fuera
de mis emociones. Ni siquiera los dejé ser parte de mi
seguridad principal. No me alimentaba de ellos para obtener
energía. Yo era su reina ahora, el ser que se suponía que debía
llenar un agujero dentro de ellos que la Madre de Todas las
Tinieblas había creado dentro de todo su Harlequin. Un lugar
del que sacaban poder, un lugar que les hacía pertenecer a
algo más grande que ellos mismos. Los Harlequin eran como
veteranos militares intentando adaptarse a la vida civil,
excepto que, en lugar de una vida humana de servicio, habían
tenido miles de años. ¿Cómo te recuperas de una pérdida tan
grande?

Retrocedí y esta vez ella me dejó. Sus ojos estaban negros


de nuevo, mi poder no llenaba sus ojos ahora. Nuestro lápiz
labial compartido manchaba su rostro pálido; las ligeras pecas

182
doradas que salpicaban sus mejillas destacaban como si
fueran un adorno, como si se hubiera puesto brillo en la cara,
pero se olvidó de brillar. En ese momento su rostro mostró todo
el dolor, la pérdida, todo lo que la magia me había mostrado.
La despojaron de la dureza, la rabia, la crueldad, el coqueteo;
todo lo que usaba para protegerse y esconderse había
desaparecido. Era peor que quitarle la ropa a alguien en
público, esto era desnudar su alma, pero solo a pulgadas de
distancia. La multitud no podía verlo, pero yo sí, Ethan sí, y
cuando Ru se puso de pie para poner sus manos sobre los
hombros de su hermana, nuestros ojos se encontraron y supe
que no necesitaba ver el rostro de su hermana para saber qué
era. Sentimiento, porque él se sentía de la misma maldita
manera. Estaba ahí en sus ojos no por magia, sino solo porque
en ese momento no intenté ocultármelo.

Rodina miró a su hermano y luego a mí.

—Mi reina, no soy apta para el deber.

No sabía si abrazarla o decirle No mierda, así que me las


arreglé para no hacer ninguna de las dos cosas. Escuchémoslo
por madurez y no por abrazarnos.
183
Ru llevó a Rodina a sus habitaciones en el Circo. Una vez
hubiera dicho que la llevaría de regreso a casa, pero había visto
demasiado en su corazón. Sabía que ella no lo consideraba su
hogar ahora. El conocimiento me entristeció, como si no
pudiera sacudir sus emociones de mí por completo. Estaba en
el baño de los bailarines detrás del escenario tratando de
arreglar mi lápiz labial corrido con Ethan de pie afuera de la
puerta. El problema era que normalmente no usaba base de
maquillaje, así que no tenía nada conmigo para volver a
ponerme después de limpiarme el lápiz labial; mi piel tenía un
color o textura ligeramente diferente o algo así desde la parte
inferior de la nariz hasta la barbilla y no tenía ni idea de cómo
solucionarlo. Se suponía que debía estar esperando aquí hasta
que pudiéramos decidir si era seguro estar cerca de Jean-
Claude o Nathaniel, ya que estaba mucho más conectada
metafísicamente a ellos que con Rodina o incluso con Ethan.

Llamaron a la puerta y Ethan dijo:

—Nathaniel está aquí para ser el cordero del sacrificio.

—¿Cómo lo llamaste? —pregunté.


—Me ofrecí voluntario —dijo Nathaniel a través de la
puerta.

—¿Y si se sale de control? —pregunté.

—Entonces tendremos sexo como lo hemos tenido cientos


de veces. No tengo que estar en el escenario esta noche.

—Puedes perderte ver a Jean-Claude hacer tu coreografía


en el escenario.

—Le veré hacerlo más tarde.

—Jean-Claude quería que lo viera en el escenario esta

184
noche y tuviera una cita, y ahora puede que no suceda.

—Puedes tener tu cita nocturna en otro momento, Anita.

Me miré en el espejo: el maquillaje cuidadoso, el cabello


rizado, el vestido, los estúpidos tacones, y ahora, como no
podía controlar mis propios poderes, todo era en vano, maldita
sea.

—Anita, nada se desperdicia ni se arruina. A menos que


rompamos el vestido, puedes ponértelo de nuevo para Jean-
Claude.

Me vi sonreír en el espejo.

—Creo que podemos mantener el vestido intacto —dije,


sonriendo más ampliamente.

—Aww —dijo Nathaniel a través de la puerta, pero supe


por el tono que estaba sonriendo.

Me reí y le dije que pasara, y la puerta se abrió y ahí estaba


él, uno de los amores de mi vida. Se había recogido el pelo
debajo de una gorra que parecía un sombrero de fieltro, pero
el ala era demasiado pequeña y, como se llamara el tipo de
sombrero, daba la ilusión de que tenía el pelo corto. Tenía la
intención de sentarse entre la audiencia para ver el
espectáculo, por lo que ocultar su cabello era una necesidad.
Cerró la puerta detrás de él y se apoyó contra ella con las
manos detrás de la espalda y me miró desde el cabello y el
maquillaje hasta los talones.

—Vaya, te ves increíble.

—Gracias, creo, no se siente muy propio de mí.

Me dio esa cálida sonrisa mientras se apartaba de la


puerta y cruzaba la habitación hacia mí.

—Siempre eres hermosa, pero tienes razón, esto no se

185
parece a nada que te haya visto usar. ¿Es como lencería o un
disfraz para ti, o debería decir, para Jean-Claude?

—¿Estás diciendo que no ayudaste a elegir nada de esto?

Él sonrió.

—Lo vi, y tal vez el color, pero a excepción de los zapatos,


no es ninguno de mis vicios. —Se quedó allí y estábamos cara
a cara conmigo en los tacones. Envolvió sus brazos alrededor
de mis hombros, y era natural que mis brazos rodearan su
cintura. Era raro estar cara a cara en lugar de estar yo apoyada
en su hombro y mirando hacia arriba. Sus ojos eran lavanda,
no azules como los que tenía que poner en cualquier
identificación del gobierno. Asher lo había apodado nuestro
niño de ojos de flor. Por primera vez no tuve que ponerme de
puntillas ni hacer que él se inclinara para que pudiéramos
besarnos. Todo estaba exactamente donde tenía que estar. Sus
labios estaban llenos y fruncidos, hechos para besar. Si
hubiera sido mujer, habría sido una modelo a la antigua, pero
levantaba demasiadas pesas y corría demasiadas millas para
tener las curvas que prometían.

Él se apartó primero del beso para sonreírme.

—Ahora sé que te besaste con Rodina, porque puedo sentir


su olor en tu boca. Eso es tan caliente.
Levanté una ceja hacia él.

—De verdad, ¿tienes algún interés en Rodina del que no


estoy al tanto?

—Sabes que no, pero también sabes que soy un voyeur


serio. Verte con alguien es atractivo, pero verte con alguien
nuevo es aún más atractivo.

Una vez podría haber estado enojada por el comentario,


pero ahora solo me reí, porque la verdad era la verdad.

—Hay algo gravemente mal contigo, lo sabes.

186
—Pero me amas de todos modos —dijo.

—Te amo por eso, porque tu error coincide con el mío.

—¿Estás diciendo que dos errores hacen un acierto? —


preguntó.

—Sí, eso es exactamente lo que estoy diciendo —dije,


sonriendo.

Enfrentó mi sonrisa con la suya, y nuestras sonrisas se


unieron en otro beso. Se convirtió en labios ansiosos, lengua,
dientes mientras mordía mi labio inferior lo suficiente como
para debilitarme las rodillas, y por un segundo me olvidé de
los tacones inestables. Lo agarré por los hombros y él me
agarró por la cintura al mismo tiempo.

—Guau —dije. Parecía muy satisfecho consigo mismo.

—Si no estuviera usando estos zapatos, te devolvería el


mordisco, pero no puedo atraparnos a los dos vestidos así —
dije.

—Decora con marcas de mordeduras más tarde en la


cama, y puedes mantener los tacones puestos. Son los tacones
de aguja más puntiagudos que te he visto usar.
—Ah, por eso te gustan tanto los zapatos, quieres sentirlos
apretados contra tu trasero mientras me follas.

Se estremeció en mis brazos, sus brazos se apretaron casi


convulsivamente alrededor de mi cintura.

—Dios, sí. —Entonces sus ojos se posaron detrás de mí en


el espejo. De repente se sintió más firme en nuestro abrazo y
la expresión de su rostro ya no era sumisa, sino que se
deslizaba más hacia el lado superior de las cosas. Había
llegado a mi vida tan sumiso que había sido un peligro para sí
mismo en las manos equivocadas, pero juntos habíamos

187
aprendido que éramos versátiles1. Observé cómo se desvanecía
su mentalidad inferior y cómo se deslizaba a través de sus ojos.

—Me gusta el tanga —dijo.

Volví a mirar al espejo y me di cuenta de que era lo


suficientemente alta como para que solo mis piernas
estuvieran debajo del espejo. Nunca antes había sido lo
suficientemente alta como para mostrar mi trasero en el
espejo.

—Soy tan alta.

—Nicky tendría que ayudarme a ponerte en el espacio


mental adecuado para eso, pero me encantaría azotarte el
trasero mientras usas el tanga y los zapatos.

—Una buena bofetada y me caigo —dije, y me reí un poco


nerviosa, un poco ansiosa. Él y Nicky me superaban a veces, y
había algo en su dinámica que convertía a mi chico en su
mayoría sumiso en un espacio mental dominante que ni
siquiera sabía que tenía dentro de él.

1En las prácticas BDSM, se denomina switch o versátil a la persona que ejerce tanto roles
dominantes o activos como roles sumisos o pasivos, dependiendo del momento y de la persona
con la que se relaciona en esa situación
—Podríamos encadenarte con los brazos en alto, usando
las esposas de cuero suave para que pudieras sujetarlas
mientras marcamos tu hermoso trasero. —Una de sus manos
se deslizó sobre mi piel desnuda donde el vestido subido me
había expuesto. Fue una caricia suave, pero la expresión de su
rostro mientras me miraba en el espejo prometía algo menos
suave más tarde. Fue mi turno de temblar en sus brazos.

—No creo que pueda soportar tanto tiempo con estos


tacones, incluso con las esposas para agarrarme —dije,
apoyándome en su mano, frotando mi cara contra el costado
de la suya para poder besarle la piel suave de su cuello.

188
Se apretó más contra mí, sus dedos comenzaron a clavarse
en mi trasero.

—Podemos encontrar diferentes zapatos y tangas a juego


para que los uses. —Su voz era más baja, la primera ráfaga de
testosterona ya bombeaba a través de su cuerpo. Usó su otra
mano para levantar el vestido hasta mi cintura, luego presionó
el frente de su cuerpo contra el mío. Por una vez, la altura era
perfecta para empujar la creciente dureza de su cuerpo contra
mi suave montículo. Por lo general, cuando estábamos así de
pie, él estaba presionado contra mi estómago, lo cual se sentía
bien, pero esto se sentía mejor.

—Sí —respiré.

Se echó hacia atrás lo suficiente como para poder ver mi


rostro.

—¿Estás de acuerdo con los azotes, o simplemente te


distraes con esto? —Empezó a frotarse contra mi frente.
Estaba dentro de unos vaqueros y yo tenía una capa de tela
sedosa entre sus esfuerzos y yo, lo que significaba que mis
terminaciones nerviosas estaban más cerca de la superficie.

Me estremecí en sus brazos, con los ojos cerrados,


susurrando:
—Ambos.

Hubo un golpe en la puerta.

—Lamento interrumpir —dijo Ethan—, pero ¿has


hechizado a Nathaniel, o solo están teniendo el efecto habitual
el uno en el otro?

Eso nos hizo reír a los dos.

—Estoy bien —gritó Nathaniel.

—Entonces Jean-Claude me pidió que te metiera prisa,


para que el maquillaje de Anita no lo retrase en subir al

189
escenario.

Entonces me miré en el espejo y me di cuenta de que


Nathaniel me había distraído por completo del desastre que
Rodina y yo habíamos hecho con mi boca y mi barbilla. El
maquillaje se parecía a lo que sucede cuando un automóvil le
quita la pintura a otro con un pequeño golpe en el
guardabarros, pero el resto del automóvil aún se ve perfecto.

—Perfecto de aquí para arriba —dije, gesticulando en el


espejo.

—Siempre eres perfecta —dijo Nathaniel—, pero tienes


suerte de que algunos de los bailarines usen más maquillaje
que yo.

—Tengo suerte de que alguien aquí tenga más maquillaje


que tú y yo. —Se rio y abrimos la puerta para que Ethan
pudiera llevarnos al camerino de los bailarines, donde estaban
esperando como una línea de montaje de belleza para reparar
el daño y llevarme de vuelta a mi asiento. Nathaniel me ayudó
a usar toallitas desmaquilladoras para quitar todo el
maquillaje debajo de la línea de desorden. Aparentemente, lo
arruiné tan bien que necesitaron una piel limpia y empezar de
nuevo. Ethan se mantuvo al margen ya que sabía menos que
yo sobre este tipo de maquillaje. Ocupó su puesto junto a la
puerta, alerta por el peligro, pero el único peligro parecía ser
una pelea entre los bailarines sobre qué color de base
combinaba exactamente con el que yo llevaba puesto.

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191
Buzz entró mientras agregaban el polvo de contorno a la
base que ya habían alisado.

—Sé que esto es como una cita nocturna y Jean-Claude es


el jefe, pero ¿estás bien para estar cerca de la audiencia?

Aparté las brochas de maquillaje para poder decir:

—Estoy bien.

—¿Segura? Nunca te he visto perder el control así aquí.

Lo miré en el espejo y lo pensé durante unos segundos


mientras los bailarines bajaban con brochas y polvos. Cuando
terminaron y lo único que quedó fue el lápiz labial, dije:

—Me siento bien ahora, sólida en mi cabeza. Creo que me


estaba dando cuenta de Rodina y Ru.

—Son tus Novias, Anita, se supone que no debes fijarte en


ellos —dijo Ethan desde la puerta.

—Me fijo más en Nick.

—Estás enamorada de él.


—Es su cumpleaños, y solo el segundo desde que murió
su hermano. Creo que fue demasiada emoción para mí como
para poder ignorarla.

—Caray —dijo Buzz—, no deberían haber estado


trabajando esta noche.

—Tomaré nota para que estén libres el próximo año —dije.

—Ya le envié un mensaje de texto a Claudia —dijo Ethan.

—Gracias, Ethan.

—Parte del trabajo, y dado que Buzz lo mencionó, ¿estás

192
segura de que estás bien para estar en público esta noche?

—Me siento bien ahora. Realmente creo que fueron los


gemelos. —Cerré los ojos y dejé escapar un largo suspiro—. Lo
siento, los trillizos y su dolor.

Nathaniel dijo:

—Ahora te sientes normal.

—Te sientes mejor en mi cabeza desde que se fueron —


admitió Ethan.

—Entonces terminemos el lápiz labial y sáquenme de aquí


y de vuelta a mi asiento.

—La audiencia se está poniendo un poco inquieta —dijo


Buzz.

—Entonces no hablemos más —dijo Nathaniel con una


sonrisa.

Podría haber respondido, pero el bailarín más alto se


inclinó sobre mí con mi propio lápiz labial en sus manos. Me
dijo que me quedara quieta y comenzó a pintar las líneas
perfectas que todos los besos habían borrado. Podría haberlo
interrumpido para retorcerme, o incluso preguntar el nombre
del bailarín, porque no podía recordarlo. Era uno de nuestros
nuevos vampiros. No nuevo en ser un vampiro, pero nuevo en
el escenario. Jean-Claude respiró en mi mente:

—Su nombre es Hart, déjalo terminar tu maquillaje para


que finalmente pueda verte en persona esta noche.

Hart se estremeció y retrocedió con el lápiz labial en la


mano.

—El poder de nuestro maestro está sobre ti.

—Me está diciendo que te deje terminar mi maquillaje,


para que tengamos nuestra cita.

193
—Eres una chica afortunada —dijo mientras se inclinaba
de nuevo.

—Lo soy —dije, antes de tener que quedarme quieta y dejar


que terminara de pintar mi labio inferior un poco más ancho
de lo normal y teñirlo de escarlata. El lápiz labial era lo único
que llevaba puesto que era mi tono normal. Nuevamente, tuve
esa sensación de no ser yo misma esta noche. Sentí la
impaciencia de Jean-Claude por el vínculo entre nosotros.
Estaba emocionado de verme con la ropa que había elegido con
tanto cuidado, y de que yo lo viera. Casi pensé demasiado en
él entonces, lo que habría significado que podría haber echado
un vistazo, pero me bloqueó para que esa emoción fuera todo
lo que pudiera obtener.

—Cariño, si sigues teniendo tanto poder corriendo a través


de ti, voy a estropear este lápiz labial y tendré que empezar de
nuevo con la base —dijo Hart.

Me disculpé y Jean-Claude se alejó más para que no


hiciera temblar al otro vampiro otra vez.
194
Jean-Claude no había querido que lo viera antes de la
función, como si de repente fuera la novia antes de la boda. En
nuestro caso, él había ayudado a diseñar el vestido de novia
para que no hubiera ninguna sorpresa para él, pero por alguna
razón esta noche quería sorprenderme, entonces, ¿quién era
yo para discutir? Esta era nuestra noche de cita, solo él y yo,
así que lo que quisiera dentro de lo razonable. Aunque la
persona de seguridad de respaldo que le habían dado a Ethan
me hizo querer discutir con alguien. Graham medía metro
ochenta y obviamente estaba en buena forma en ese estilo de
‘yo-levanto-pesas-en-el-gimnasio’. Su cabello corto y negro
tenía un corte similar al de Ethan, pero era fino como un bebé
y completamente lacio, por lo que los cortes de cabello se veían
completamente diferentes en ellos, lo que probablemente no
era mi pensamiento, pero estaba conectada metafísicamente
con varias personas que notarían cosas así. Físicamente tenía
la constitución de su padre alto, nórdico y ex militar, pero el
cabello y los ojos castaños oscuros con una ligera inclinación
hacia arriba en los bordes eran los de su madre japonesa.
¿Cómo sabía todo eso? Sus padres seguían siendo los únicos
que alguna vez habían ido a Placeres Prohibidos para ver
dónde trabajaba su hijo.
Ninguna de las anteriores era la razón por la que estaba
frunciendo el ceño al verlo sentado a mi otro lado, de Ethan.
Se inclinó con una sonrisa que estaba demasiado cerca de su
sonrisa habitual. Me tensé, esperando sus habituales
comentarios lascivos y espeluznantes.

—Gracias por confiarme tu seguridad esta noche, Anita.

Parpadeé y finalmente dije:

—De nada.

Su sonrisa se amplió, y esperaba uno de sus comentarios

195
habituales y me sorprendí de nuevo.

—Jake me dijo que, si dejaba de ser un dolor en el trasero,


le gustaría entrenarme como parte de la nueva unidad de
guardaespaldas de hombres lobo. —Jake fue uno de los
Harlequin y uno de los primeros en pasar a nuestro lado;
también fue uno de nuestros principales instructores de artes
combativas, especialmente a mano vacía. Debió haber visto
algo en Graham que yo nunca hice.

—¿Vas a empezar a venir a las clases de Jake? —le


preguntó Ethan, poniendo su brazo en el respaldo de mi silla
para poder inclinarse y decirlo sin gritar.

Graham asintió, obviamente complacido de que Jake lo


hubiera invitado personalmente. Luché para que mi expresión
no mostrara lo sorprendida que estaba; en serio, no creía que
Graham estuviera a la altura de ese nivel de entrenamiento,
pero Jake tenía siglos, así que me inclinaría ante su opinión.
Era uno de los pocos Harlequines que había conservado sus
superpoderes, y cuando se trataba de velocidad, sigilo y
asesinato, era súper sobrenaturalmente bueno, incluso en
comparación con los cambiaformas y los vampiros normales.

—Jean-Claude quiere que tengamos muchos más lobos en


las clases avanzadas —dijo Ethan.
—Todavía tenemos la menor cantidad de exmilitares de
todos los grupos de animales; nos atrasa en el nuevo
entrenamiento de seguridad —dijo Graham.

—No tenemos muchos ejércitos activos en partes del


mundo donde prevalece la licantropía real —dije.

—Además, muchos musulmanes ven a los lobos como un


tipo de perro, y los perros se consideran impuros, por lo que
es menos probable que acepten hombres lobo en sus grupos
militares —dijo Ethan.

—Lo que significa que menos de nuestros militares son

196
atacados por hombres lobo, por lo que no reciben el alta
médica para trabajar en el sector privado —agregué.

—Me alegro de que Jean-Claude decidiera dejar que Jake


buscara más lobos en la manada local antes de que empezaran
a buscar fuera del estado. Si tuvieran suficientes lobos con
antecedentes militares o policiales, no habría tenido ninguna
oportunidad.

—¿Por qué quieres entrenar? —pregunté.

—No quiero seguir trabajando en la puerta aquí en


Placeres Prohibidos cuando tenga cincuenta años como Buzz,
o si los tengo, quiero saber que intenté algo más.

Asentí e intenté no mostrar lo sorprendida que estaba de


que dijera algo profundo. Quería preguntarle a Graham si
había estado tomando clases o leyendo libros de autoayuda
porque esto era mucho más perspicaz de lo normal para él.
Intenté recordar cuántos años habían pasado desde que
realmente había estado cerca de él y no pude. Ha pasado un
tiempo; supongo que iba a tener que darle a Graham la
oportunidad de crecer y cambiar como lo había hecho yo, como
lo habían hecho las personas de las que estaba enamorada.
Acababa de señalar a Graham como uno de esos hombres que
pensaban que tratar de ponerse en los pantalones una de
mujer era su objetivo principal en la vida y que iban al
gimnasio lo suficiente como para hacerlo más probable.
Envejecería mal hasta convertirse en uno de esos viejos sucios
que olvidaban que ya no tenían veinticinco años. Casi dolía
estar tan mal con él.

Las luces se atenuaron en el club, y hubo chillidos y


susurros emocionados de la audiencia. Dejamos de hablar y
miré al escenario. Jean-Claude y Nathaniel habían sido muy
discretos sobre la nueva rutina de baile. Querían que lo viera
fresco con la audiencia, no estaba segura de por qué, pero
Jean-Claude había dicho algo acerca de querer seguir

197
sorprendiéndome. Le había dicho que me sorprendía con
bastante frecuencia, pero cualquiera que fuera su motivación,
había sido importante para él, así que me senté en la oscuridad
con todos los demás.

Esperaba que alguien presentara el acto como de


costumbre, pero la música comenzó sin voz y sin idea de lo que
estaba a punto de suceder. Me tomó unos segundos darme
cuenta de qué se trataba la canción, ‘Send Me an Angel’,
porque era una versión que nunca antes había escuchado. Fue
una elección musical tan inesperada que me reí. Luego, un
foco azul suave se arremolinó sobre la multitud y el escenario,
luego hacia el techo, y allí estaba Jean-Claude flotando,
levitando en el punto más alto de la sala. Mi mesa no tenía una
buena vista, así que no estaba segura de por qué hubo jadeos
y pequeños gritos de emoción aparte de que era él. Vislumbré
unos pantalones y una camiseta sin mangas, pero eso fue todo.
Lentamente levitó hacia abajo y tenía alas, grandes alas de
ángel emplumadas. No aleteaban, pero las plumas se movían
con el suave viento que jugaba en sus largos rizos negros,
manteniéndolos perfectamente alejados de su rostro para que
colgara suspendido, pero nada oscureciera su belleza mientras
miraba a las mujeres sentadas debajo de él. Se estaban
volviendo locas, ya reteniendo dinero para que él se acercara.
Las alas eran parte de su disfraz, pero el viento era su
propio poder empujando contra la gravedad y manteniéndolo
suspendido, lo que le permitió comenzar a volar sobre la
audiencia mientras gritaban y trataban de tocarlo mientras
pasaba por encima de sus cabezas.

—Además —dijo Graham—, ¿cómo se supone que un


pobre hombre lobo compita con eso?

En otras circunstancias hubiera dicho Pero no es una


competencia, somos poli, pero estaba demasiado ocupada
viendo volar a Jean-Claude. Santa mierda.

198
199
Una mujer se levantó, agarró a Jean-Claude, y un guardia
de seguridad estaba allí para ayudarla a volver a su asiento
mientras él flotaba más alto fuera de su alcance. Me tomó un
segundo ver el largo cabello rubio y darme cuenta de que el
guardia era Wicked, de Wicked Truth, y como si el pensamiento
lo hubiera conjurado, vi a Truth entre las mesas. Su cabello
más oscuro lo hacía casi invisible en la penumbra. Estaban
siguiendo a Jean-Claude a través de la habitación,
asegurándose de que nadie se saliera de control. Estaban
vestidos con la misma ropa que usaba todo el personal de
Placeres Prohibidos, así que no los había identificado. Por las
mesas circulaban al menos otras cuatro personas regulares de
seguridad. Wicked parecía estar dirigiéndolos, mientras que
Truth solo se mantuvo cerca de Jean-Claude mientras se
cernía sobre la audiencia mayoritariamente femenina. Al ver a
Truth tan cerca, me di cuenta de lo vulnerable que era Jean-
Claude mientras volaba sobre ellos. Luché para mantener la
escena del crimen anterior fuera de mi cabeza para que no se
diera cuenta mientras estaba en el escenario. Confié en Wicked
y Truth para mantenerlo a salvo. Confiaba en ellos para
mantener a cualquiera a salvo. Eran así de buenos. Luché para
dejar ir mis miedos y estar aquí y ahora.
Ethan deslizó su brazo con más firmeza sobre mis
hombros, lo que nos tranquilizó a ambos ya que éramos
animales como montones de cachorros, o en este caso
montones de gatitos. Esperaba que solo estuviera captando
mis emociones y no el recuerdo real. Intenté guardar mis
pesadillas para mí. Me abrazó un poco más cerca como para
decirme que estaba bien.

Graham se inclinó hacia mí y me preguntó:

—¿Qué pasa?

Negué con la cabeza y comencé a alejarlo de mí,

200
sintiéndome repentinamente claustrofóbica con los dos
hombres tan cerca, pero en el momento en que toqué su brazo
desnudo, una sensación de calma se apoderó de mí. Tocar al
hombre lobo me estabilizó de una manera que no lo hizo al
tocar al hombre tigre; tal vez era porque el lobo era el animal
de Jean-Claude para llamar, pero cualquiera que fuera la
razón, de repente pude prestar atención a Jean-Claude y al
espectáculo.

Flotó sin esfuerzo sobre la multitud emocionada, los focos


azules lo siguieron para que se moviera en el halo de ellos. Era
tan hermoso que se me oprimía el pecho, y sobre eso estaba el
pensamiento que había tenido casi desde el principio con él:
¿Cómo podía alguien tan hermoso quererme? Me portaba bien,
pero ¿quién podría compararse con esto, con él?

Luego estuvo encima de mí, sus rizos flotando alrededor


de su rostro. El maquillaje de los ojos era casi como una
máscara de dominó en sus ojos, más grande de lo que parecía
cuando lo había visto en una visión anterior. Las plumas de
las alas se movían con ese pequeño viento. Quería alcanzarlas
y tocarlas para ver si eran tan suaves como parecían. Lo miré
a los ojos, su color perdido en el foco azul de modo que se veían
negros como su cabello. Extendió su mano hacia mí y le ofrecí
la mía, pero dejé que él dictara cuánto tocaría. Era como un
beso de mano aún más complicado, donde si ofrecías tu mano
con demasiada fuerza terminarías golpeando al hombre en la
cara.

Tocó las yemas de sus dedos con las mías y por un


segundo el viento de su poder jugó en mi cabello, enviándolo
en un halo de rizos alrededor de mi rostro como un espejo del
suyo. Sonrió con esa sonrisa que era solo para mí y luego se
levantó y volvió sobre la multitud, más rápido esta vez para
que pudieras ver las alas temblar como si quisieran aletear,
pero no pudieran.

201
La multitud gritaba y aplaudía, y los guardias de seguridad
adicionales tenían que seguir haciéndolos sentarse para que
Jean-Claude no los golpeara o no lo agarraran. Wicked y Truth
se quedaron con Jean-Claude, usando su velocidad más que
humana para mantenerse al día. Eran vampiros, no
cambiaformas, pero no todos los vampiros tenían que
depender de trucos mentales para parecer más rápidos que los
humanos normales; como le había explicado a McKinnon
antes, algunos vampiros son así de buenos.

Jean-Claude se cernió sobre el escenario, llevando su


cuerpo de horizontal a vertical, con un pie hacia abajo, la mitad
de la rodilla doblada y los brazos levantados. Fue atrapado
como una mariposa por el foco azul y luego lentamente
comenzó a descender los pocos metros hasta el escenario. Un
pie aterrizó primero y luego la pierna doblada bajó detrás de él
como para ayudar a equilibrar las alas en su espalda. La
multitud enloqueció, se puso de pie, aplaudió, y apareció tanto
dinero en las manos de las mujeres que parecía que había
brotado un bosque.

El foco azul comenzó a cambiar gradualmente a un color


más natural y la voz de Jean-Claude llenó la habitación. No
estaba segura de si estaba usando un micrófono pequeño o
poderes de vampiro, pero ¿realmente importaba?
—Bienvenidos a Placeres Prohibidos.

Más gritos y chillidos de—: ¡Jean-Claude! ¡Jean Claude! —


y solo chillidos agudos, como la versión adulta del deleite de
un niño, sin palabras y sin timidez. Los clubes de striptease
son uno de los pocos lugares donde se anima a las mujeres a
ser tan desinhibidas como ellas quieran. Conocí a bailarines
que trabajaron con multitudes de hombres y mujeres y todos
coincidieron en que las mujeres se descontrolaban con más
frecuencia que los hombres. Me sorprendió cuando me enteré
por primera vez, pero ¿dónde más podrían las mujeres dejar
toda la socialización para ser amables, tranquilas, cariñosas y,

202
finalmente, no tener que ser ninguna de esas cosas, a veces
por primera vez en sus vidas? Me tomó mucho tiempo entender
por qué las mujeres se volvían tan salvajes aquí, porque
aunque intentaba ser amable, era demasiado directa para ser
considerada agradable según los estándares de las chicas;
siempre decía lo que pensaba, y odiaba que se esperara que
me cuidara solo porque era mujer, así que estaba controlada
aquí porque no necesitaba una excusa para dejarlo ir. Tuve
que salir con otras mujeres para comprender mejor mi propio
sexo, porque era demasiado atípica.

Cuando la luz cambió, finalmente pude ver que su chaleco


y pantalones eran de vinilo brillante en un azul intenso, o tal
vez era verde azulado. El brillo de la tela bajo las luces
cambiaba ligeramente de color a medida que se movía. Las alas
eran blancas, con bordes en tonos de azul.

—Todos ustedes me han tentado desde el cielo con su


belleza. —Cuando dijo tentado, las mujeres gritaron como si
estuvieran pensando en todas las tentaciones que habían
dejado pasar, las que se habían rendido, y la belleza las hizo
sonreír como si el solo decir la palabra las hiciera sentir
hermosas. Me senté allí disfrutando de la reacción de la
audiencia a su voz sin dejarme atrapar por ella. Yo era su
sirviente humano, lo que significaba que tenía inmunidad al
tipo de poder que él había esparcido sobre una multitud. Sus
propias marcas de vampiro me mantenían a salvo, pero cuando
entré por primera vez en Placeres Prohibidos hace casi diez
años, usé mis propias uñas para extraer sangre para que el
dolor me mantuviera libre de su voz. Era mucho más poderoso
ahora de lo que había sido entonces; estaba feliz de ser libre
para mirar pero no ser hechizada. Había letreros en la puerta
y por todas partes: Advertencia: dentro hay vampiros,
cambiaformas y otros seres sobrenaturales. Al cruzar este
umbral, das tu consentimiento para que interactúen contigo y
para que usen contigo cualquier habilidad sobrenatural que

203
puedan poseer. Todavía estaba contenta de ser demasiado
poderosa para dejarme llevar por su voz.

La música comenzó a construirse de nuevo, música más


dura con ritmo.

—Para conocerlos mejor, renunciaré a mis alas y les


pediré, criaturas gloriosas, que me ayuden a ganarme mis
cuernos —dijo, agarrando la parte delantera de su chaleco y
rasgándolo; las alas fueron con él, y dos de las personas de
seguridad las agarraron con cuidado y se las estaban
devolviendo a otros cerca de la cortina del escenario, pero la
audiencia no se dio cuenta de que estaban viendo a Jean-
Claude de repente bailar sin camisa. Pensarías que el con alas
habría sido más llamativo, pero estarías equivocado. Estaba
enamorada de él, así que habría creído que tenía prejuicios,
pero la reacción de la multitud me dijo que no era solo yo.

La única oscuridad en la pálida perfección de su pecho era


una cicatriz de quemadura en forma de cruz. Era muy similar
a la cicatriz en forma de cruz que tenía en el antebrazo
izquierdo. La de Jean-Claude fue de hace siglos cuando alguien
le clavó una cruz tratando de salvar su vida. Los míos habían
sido los guardianes diurnos de un vampiro marcándome para
entretenerse hasta que los vampiros se levantaran para la
noche. Jean-Claude y yo habíamos matado a las personas que
nos marcaron. Él había estado cazando humanos y yo había
estado cazando vampiros. Él necesitaba comida, yo había
estado ejecutando criminales, el que esté libre de pecado que
tire la primera piedra.

Jean-Claude se pavoneaba y acechaba en el escenario


mientras la multitud gritaba su nombre y algunos intentaban
subir al escenario. La seguridad los atrapó, evitando que se
subieran a él. Jean-Claude bromeó, bailando frente a ellos
mientras la seguridad luchaba por detenerlos. Wicked y Truth
estaban a ambos lados del escenario, intercediendo solo si los
cambiaformas y Buzz no podían hacerlo. Yo era demasiado

204
baja para ver todo el baile a menos que me pusiera de pie, lo
que la mayoría del resto de la multitud estaba haciendo en sus
mesas. Algunas de las mujeres en el escenario arrojaron dinero
a pesar de que la seguridad las retenía. Un par de bragas de
encaje rosa pasó volando junto a la seguridad para aterrizar en
el escenario. No había visto a nadie quitarse las bragas; ¿La
gente traía ropa interior limpia para tirar al escenario? Eso
esperaba.

La música cambió y Jean-Claude agarró la parte delantera


de los pantalones y tiró. Salieron en una sola pieza como por
arte de magia. Los arrojó detrás de él donde alguien los atrapó
y los llevó detrás de la cortina. Tuve un vistazo del tanga que
llevaba puesto. Nunca se desnudaba tanto, o al menos no tanto
como lo había visto en el escenario. Por lo general, se detenía
sin su camisa. Ahora sabía por qué los pantalones habían sido
más holgados de lo normal para el escenario: para dejar
espacio para el par de botas de cuero ceñidas que le llegaban
al menos hasta la mitad de los muslos. Las botas eran azules;
nunca antes lo había visto con botas de ese color. Desde donde
yo estaba sentada, parecía que estaba desnudo, excepto por
las botas, porque no era lo suficientemente alta y, a mi vista,
la mayoría de las mujeres del público estaban sentadas
sosteniendo dinero, arrojando dinero, o un tanga, o… ¿Aún
estaban esos condones en sus envoltorios?

—Buda sentado debajo de un árbol, nunca ha sido tan


malo —dijo Graham, casi gritando por encima de los sonidos
de las mujeres que gritaban el nombre de Jean-Claude.

Solo pude asentir en acuerdo. Hubo un oleaje detrás de


nosotros casi como el océano retrocediendo antes de golpear la
orilla, no podía describirlo mejor que eso. Me giré para mirar,
pero Ethan ya tenía mi brazo y estaba tirando de mí para
ponerme de pie, cuando me di cuenta de que la multitud de

205
este lado estaba a punto de subir al escenario en masa.
Graham estaba a mi otro lado, sin agarrarme del brazo pero
mirando hacia el otro lado como si fuera a bloquearme.

Ethan tenía un agarre mortal en mi brazo izquierdo


mientras medio me guiaba y medio me arrastraba hacia la
puerta al lado del escenario que conducía al área exclusiva
para empleados. Graham venía a nuestra espalda. Vi a Truth
y a Wicked en el escenario con Jean-Claude. Lo estaban
moviendo hacia la segunda salida que estaba literalmente en
la parte trasera del escenario. Ethan abrió nuestra puerta.
Debí haber vacilado, porque dijo:

—Wicked y Truth lo tienen. Te tenemos a ti. —Nos derramó


a través de la puerta, con Graham teniendo que empujar a la
multitud para que pudiéramos pasar y cerrar la puerta. Por
suerte, no estaban tratando de llegar a nuestra puerta, sino
que simplemente pasaban corriendo hacia el escenario.

Tuvimos un momento de silencio detrás de la puerta


cerrada, los corazones latían con fuerza. Tuve un momento
para reconocer que tal vez había sido aterrador verlos subir al
escenario, pero no habíamos sido el objetivo, solo un obstáculo
para ser pisoteado. Ethan y yo miramos hacia los pocos
escalones que conducían a la puerta del escenario.
—Estoy contando hasta cinco —dije.

—No puedes salir, Anita —dijo Ethan.

—Puedo —dije, entrecerrando los ojos hacia él.

—No se puede lastimar a los clientes, y seguro que ellos


nos lastimarán —dijo Graham.

Tenía razón porque mi entrenamiento consistía


principalmente en cómo lastimar o matar personas. Yo no era
policía; era un verdugo.

La puerta se abrió y Truth entró con Jean-Claude y Wicked

206
siguiéndolos. Alguien más todavía en el escenario cerró la
puerta detrás de ellos. Pude ver a otros miembros de seguridad
con camisas negras concentrados frente a la puerta mientras
se cerraba. Tembló como si alguien hubiera caído contra la
puerta.

Estaba tratando de decidir si realmente tenía miedo de la


multitud afuera y si necesitábamos rescatar al resto de la
seguridad cuando me di cuenta de que Jean-Claude se estaba
riendo. Sus ojos brillaban, y no eran poderes vampíricos.
Estaba mareado por la energía de la actuación y la reacción de
la multitud. Se apoyó contra la pared con sus fabulosas botas
y la correa, luciendo borracho, borracho de poder.

—Disfrutaste eso —dije casi acusadoramente.

—¿Por qué te quitaste los pantalones después de que eran


tan salvajes? —preguntó Truth.

—Lo hice —dijo Jean-Claude—, era parte del acto.

—Nunca había visto a la multitud así —dijo Graham.

—¿Qué le hiciste a la audiencia? —preguntó Truth.


—Nada que no haya hecho antes —dijo Jean-Claude, de
pie allí, tan lleno de la energía de la multitud que podía sentirla
salir de él en oleadas.

—Eso no puede ser cierto, están locos ahí fuera —dijo.

—Necesitamos ayudar a la otra seguridad —dijo Graham.

—Nuestro deber es la seguridad de Jean-Claude —dijo


Wicked.

La puerta volvió a temblar, estremeciéndose esta vez bajo


el peso y la energía de la multitud que aún intentaba llegar a

207
Jean-Claude.

—Necesitamos llamar a más seguridad de los otros clubes


—dijo Truth.

—O calmar a la multitud —dije.

Toda la seguridad me miró, y luego Wicked, Truth y Ethan


negaron con la cabeza.

—No puedes salir ahí —dijo Ethan.

—Calmamos a la multitud, o llamamos a la policía para


que lo haga por nosotros —dije.

Truth miró a Wicked. Wicked dijo:

—Nuestro deber está aquí.

—Si Jean-Claude causó esto mientras lo protegíamos,


entonces es nuestro deber arreglarlo si podemos —dijo Truth.

—Yo no hice esto —dijo Jean-Claude, riendo salvajemente,


desplomándose un poco por la pared.

—Estás borracho de energía —dije, y no pude evitar que


sonara acusatorio.
Truth se dirigió hacia la puerta lateral por la que habíamos
entrado, porque la puerta del escenario aún temblaba mientras
la multitud intentaba pasar. Wicked se volvió hacia Graham y
Ethan.

—Saca a Jean-Claude y Anita de aquí.

—Y Nathaniel —añadió Truth.

—Todos los principales —dijo Wicked, y los hermanos


fueron hacia la puerta.

Jean-Claude se apartó de la pared, tratando de ir tras

208
ellos, creo, pero estaba demasiado borracho y comenzó a
desplomarse. Graham lo atrapó, y en el momento en que lo
tocó, la energía cambió. Lo sentí como un interruptor
encendido dentro de mí. Me sentí mejor, con la mente más
clara, y me di cuenta de que era sobrealimentación de Jean-
Claude. Se enderezó, manteniendo su brazo sobre los hombros
de Graham.

—Quédate a mi lado, Graham, hay algo en el club esta


noche. Nos ha manipulado y no le gustan los lobos.

—Si no hiciste esto, entonces te lo hicieron a ti —dijo


Wicked.

—Me temo que sí —dijo Jean-Claude.

—Ningún vampiro debería ser capaz de hacerte rodar, eres


nuestro rey —dijo Truth.

—Eso pensé, y si pudieran atacarme, no sería aquí, no


mientras estuviera rodeado de lujuria. Es el elemento donde yo
mando.

—Eres más estable ahora, más en control de ti mismo —


dijo Wicked.

—Me sentí mejor cuando Graham me tocó, también, pero


no mucho mejor —dije.
—El lobo es mi animal para llamar, ma petite.

—El mío también —dije.

—El lobo viene a ti a través de tus marcas compartidas


conmigo y el tercio ausente de nuestro triunvirato, pero fue
mía primero. El primer poder que vino a mí y me marcó como
un maestro vampiro. —Parecía completamente sobrio ahora,
como si hubiera bebido una docena de tazas de café y se
hubiera sumergido en agua helada en los últimos segundos.
Todavía llevaba las botas de cuero azul que se ajustaban a las
piernas y la correa, pero la ropa no importaba; de repente se

209
convirtió en un rey en cada centímetro, dominando a todos y
todo lo que contemplaba. Jean-Claude lo ocultaba la mayor
parte del tiempo; creo que era un hábito porque jugar al
petimetre que se las arreglaba con su apariencia y seducir a
las personas adecuadas había sido la forma en que se había
escondido a plena vista de otros vampiros poderosos durante
siglos. Me había ocultado lo poderoso que era incluso al
principio, y yo era buena juzgando edades y niveles de poder.
De pie allí con un atuendo que habría hecho que la mayoría de
la gente lo pusiera en la caja de las tontas hermosas, de
repente todo el camuflaje desapareció. Se quedó allí de pie con
un manto de poder y mando que no necesitaba coronas ni
cetros. La inteligencia en su rostro y la certeza con la que
sostenía su cuerpo decían que podía entrar en una sala del
trono vestido como una stripper y no importaría, todavía
harían una reverencia cuando pasara y creerían que tenía
derecho a sentarse dondequiera que malditamente eligiera.
210
Wicked, Truth y Ethan se nos adelantaron porque no nos
dejaron pasar primero. Buzz y el resto del personal de
seguridad estaban hombro con hombro tratando de mantener
a la multitud alejada de la puerta. Tenían la cabeza baja o un
brazo levantado para protegerse la cara. Pude ver marcas de
uñas sangrando en ellos. La multitud se volvió hacia nosotros
como una sola bestia con muchas caras, y supe que ese no era
mi pensamiento, sino el de Jean-Claude. Había visto una
multitud como esta antes, más de una vez. De repente me
inundaron los recuerdos de otras habitaciones, otras
multitudes; la ropa fue una lección de siglos de moda. Belle
Morte, la creadora del linaje de Jean-Claude, había disfrutado
el caos y lo que vino después.

Jean-Claude agarró nuestras manos con más fuerza para


mantener el equilibrio y extendió la mano a través de los dos
en busca de ayuda. Graham era una puerta a los hombres
lobo, aunque era una puerta imperfecta porque no estábamos
conectados con Graham, solo con su lobo. Yo era una puerta
de entrada a los hombres rata, los tigres del clan y los hombres
leopardo, porque tenía mis propios animales para llamar a
cada uno; mi leona y mi hiena todavía estaban esperando su
conexión especial, por lo que Jean-Claude tenía menos para
usar. Mi lobo había elegido su otra mitad, y debido a que la
necesidad era grande, tuvimos un momento de sentir a Jason
en un escenario muy diferente, él dudando porque sintió que
pensábamos demasiado en él. Jean-Claude nos hizo retroceder
para que no lo hiciéramos caer, o derribar a una bailarina, y
estábamos sólidamente de regreso en medio de las mesas y
sillas volcadas y la multitud que fluía sobre el escenario como
hormigas sobre un caramelo, de modo que todo lo que podías
ver era sus cuerpos pero no lo que había debajo. Tuve un
segundo de terror casi puro, como si cuando se alejaran del

211
escenario hubiera algo debajo de ellos, en medio de ellos.

Jean-Claude no tuvo que decirme que él también lo sintió;


podía sentir lo que estaba sintiendo, pensando, y tuve un
momento de vértigo al no estar segura de si estaba caminando
con tacones de aguja o con botas de cuero suave. Graham no
podía fusionarse con nosotros, no era parte de nosotros, solo
su mitad lobo le pertenecía a Jean-Claude porque todos los
lobos le pertenecían.

No estaba segura de cuál de nosotros pensaba que no era


suficiente, que esto no era suficiente conexión con nuestros
lobos, y luego supe que era Jean-Claude, porque pensé lobo,
no plural. Tendrá que funcionar, pensó, y yo estaba tropezando
con los tacones de aguja, incapaz de caminar con ellos cuando
no estaba segura de qué cuerpo estaba conduciendo.

Graham gimió.

—¿Qué me has hecho?

—Mis disculpas, lupe, pero no eres el lobo feroz que


necesito.

Graham estaba teniendo problemas para concentrarse


cuando dijo:

—Puedo ser grande y malo si eso es lo que necesitas.


Jean-Claude le sonrió y Graham le devolvió la sonrisa
como si estuviera feliz de haber dicho algo inteligente que lo
complaciera. Graham no era un dominante, lo que significaba
que no era nada malo, pero estaba dispuesto a estar con
nosotros y ser nuestro lobo, y eso contaba mucho. Jean-
Claude dejó de intentar alcanzar más energía y se concentró
en lo que teníamos.

Sabía que Jean-Claude había crecido en poder, pero


realmente no había entendido lo que significaba hasta ahora.
Llenó al público de nuevos recuerdos; había habido un
concurso para que votaran a cuál de los miembros de la

212
seguridad les gustaría más ver bailar en el escenario de
Placeres Prohibidos. Sentí que algunas de las mujeres tenían
pequeños rasguños y moretones y el dolor les hizo dudar de la
historia, pero él les quitó el dolor como su mirada podía quitar
el dolor de la mordedura, excepto que él hizo esto sin mirarlas
a los ojos, o sin necesidad de hacerlo; simplemente regresaron
a sus mesas, y seguridad caminó o cojeó para volver a colocar
las sillas volcadas para que pudieran sentarse. Jean-Claude
aprovechó su confusión de correr por el escenario y tratar de
abrirse paso entre los guardias hacia ellos al ver que los
guardias intentaban bailar en el escenario, quitarse la camisa,
algunos estaban incómodos y era entrañable. Algunas de las
mujeres se rieron, como si estuviera pasando frente a ellas.
Algunos de los guardias se movieron bien en el escenario, y
luego Jean-Claude les pidió que votaran sobre a quién querían
ver más, y Graham ganó.

Jean-Claude estaba ocupado implantando el recuerdo de


que había regresado como estrella invitada esta noche usando
el nombre que Nathaniel me había dado la primera vez que
subí al escenario con él. Yo era Nikki mucho antes de que
nuestro Nicky llegara a nuestras vidas. Tuve un momento en
el que extrañé tanto a Nicky que sentí un nudo en el pecho.
Debería haber estado a mi lado esta noche. Él me habría
ayudado a controlar las cosas, porque habíamos resuelto
nuestros problemas juntos, a diferencia de Rodina y Ru.

Jean-Claude respiró a través de mí:

—Pensamientos felices, ma petite, veremos a tu león más


tarde esta noche, pero en este momento necesito que sientas
mi mano en la tuya y te alegres. —Me apretó la mano mientras
lo decía y yo le devolví el apretón. Le hice ver que estaba feliz
de estar con él; perseguí el siguiente pensamiento, que no
estaba contenta con que la metafísica saliera mal y que
nuestra única opción de lobo fuera Graham. Había crecido

213
como persona, pero aún no era de mi gente, nuestra gente.
Llegó el pensamiento perdido: Pero podría serlo. No sabía si era
de Graham, Jean-Claude o uno de la audiencia. Jean-Claude
conducía el autobús, porque no tenía ni idea de cómo hacer
esto. Era poderosa, pero era mejor una batería que una bruja,
y ya fuera que lo llames habilidad psíquica o magia, lo que
Jean-Claude estaba haciendo requería entrenamiento y
práctica que yo no tenía.

Pensé en pasar mis manos sobre Jean-Claude en nada


más que la correa y las botas y eso fue un pensamiento feliz.
Ayudó a ahuyentar el pensamiento perdido sobre Graham.
Jean-Claude levanto mi mano y le dio un suave beso en la
parte de atrás para hacerme saber que apreciaba que entrara
en el espíritu de las cosas. Quería pasar mis manos sobre él y
mucho más una vez que tuviéramos privacidad. Plantó
imágenes en la mente de la audiencia de mí coqueteando y
bromeando con los hombres cuando subían al escenario por
primera vez. Me hizo más suave y elegante de lo que era capaz
con extraños en el escenario. Había sido Nikki para Nathaniel
y Jean-Claude aquí, pero nunca para un grupo de personas
que nunca antes había tocado.

Nos hizo girar para que toda la audiencia pudiera vernos


como si les estuviéramos presentando. Gritaron el nombre de
Graham, o simplemente gritaron de emoción. También gritaron
el nombre de Jean-Claude, porque estaba mostrando más piel
de la que le habían visto en años. Algunos incluso dijeron mi
nombre artístico y yo saludé y sonreí como si eso me hiciera
feliz. Podría pretender bajarme del escenario antes.

—Nuestro nuevo hombre lobo está demasiado vestido, ¿no


es así? —Las mujeres gritaron y chillaron que estaban de
acuerdo.

Una cosa era plantar a Graham siendo sexy y bailando en


el escenario, y otra que lo hiciera, así que Jean-Claude pensó

214
en algo más simple para todos nosotros. Graham se arrodilló
frente a nosotros, y en el momento en que dejó de tocar a
Graham, la energía se sintió mal. Tocó un lado de la cara de
Graham, y fue como si su poder recibiera un impulso. Se
suponía que debía ayudar a Graham a quitarse la camisa, pero
eso dejaba a Jean-Claude sin tocarnos a ninguno de los dos, y
eso parecía una mala idea.

Jean-Claude me movió como si estuviéramos bailando


para que estuviera frente a Graham donde se arrodilló, y él
entró por la espalda del hombre lobo. Luego nos soltó a los dos
por un momento y fue como si el mundo se contrajera tan
rápido y fuerte que me mareé. Extendí la mano y él me dio su
mano, la otra en Graham. Tocar hizo que la energía se
expandiera de nuevo; era como si el área de control de Jean-
Claude se expandiera y contrajera, lo cual no era posible. Era
el rey de todos los vampiros de este país. Estaban
juramentados con sangre, lo que significaba que obtenía poder
de todos ellos.

—¿Qué fue eso? —susurró Graham.

Negué con la cabeza porque no lo sabía. Jean-Claude


sonrió y coqueteó con la multitud, pero en su cabeza estaba el
pensamiento:
—El otro vampiro ha dejado algo atrás.

¿Qué? articulé.

Pensó:

—Poder.

Eso no respondió la pregunta, pero antes de que pudiera


hacer una mejor pregunta, llamó a la audiencia:

—¿Deberíamos Nikki y yo ayudar a nuestro lobo a


desnudarse?

215
—¡Sí! ¡Por favor! ¡Dios sí! —Y más ánimo entusiasta de la
multitud para que el ruido fuera casi demasiado. Me hizo
desear haber usado protección para los oídos como lo hacía
cuando iba al campo de tiro.

Jean-Claude me ayudó a arrodillarme frente a Graham y


luego se arrodilló con gracia detrás de él. Graham estaba
simultáneamente emocionado de verme y un poco preocupado
por Jean-Claude a su espalda. No mucho, pero un poco. Jean-
Claude se rio y se presionó contra la espalda del otro hombre
mientras me acercaba más, así que lo abrazamos juntos. A la
multitud le encantó, pero Jean-Claude le susurró a Graham:

—Tu virtud está a salvo esta noche, lupe.

Graham se avergonzó entonces de haber dejado ver sus


miedos momentáneos. Se obligó a relajarse entre nosotros y no
ser un gran bebé al respecto, sus pensamientos o los míos,
sabía que no eran los de Jean-Claude. Deslicé mis dedos
debajo de la camisa de Graham. Su piel era tan cálida, el calor
de su cuerpo atrapado debajo de su camisa, era como calentar
mis manos mientras acariciaba hacia arriba, trazando la suave
firmeza de su estómago mientras Jean-Claude hacía lo mismo
con su espalda. Tuve un momento confuso en el que no estaba
segura si estaba tocando la carne más suave de su estómago o
la firmeza de su espalda. Graham se estremeció entre nosotros
como si hubiéramos hecho mucho más que tocarle el estómago
y la espalda.

Jean-Claude me miró por encima del hombro del otro


hombre y nos miramos a los ojos mientras pasábamos las
manos por su cuerpo, obligando a su camisa a amontonarse
alrededor de nuestros brazos, exponiendo lentamente la parte
superior de su cuerpo a la multitud. Se volvieron locos,
gritando y silbando. Sentí que seguridad se movía alrededor
del escenario por si acaso, pero no nos apresuraron porque
Jean-Claude estaba a cargo de la energía esta vez y no quería
violencia, quería lujuria. Promesas seguras y provocadoras de

216
lujuria, que es lo que es un buen club de striptease, la
promesa, pero nunca el cumplimiento de la fantasía.

Jean-Claude me sonrió por encima del hombro de Graham


y yo le devolví la sonrisa; podíamos sentir las manos del otro
sobre su cuerpo. El aliento de Graham salió en un largo
suspiro, su pulso acelerado por estar en medio de nuestro
intercambio de energía. La camisa se levantó, revelando sus
pezones; las pequeñas puntas de ellos estaban endurecidas
por la emoción. Me hizo especular sobre lo duras que podrían
estar otras cosas, y Jean-Claude me complació que lo
habíamos excitado. En parte orgullo por la mano de obra, en
parte dominio; casi nunca me sentía así con las personas con
las que no estaba conectada emocionalmente, pero para Jean-
Claude eso siempre era un subidón. No era de extrañar que
disfrutara estando en el escenario aquí.

Besé el pecho desnudo de Graham con cuidado, dejando


una huella perfecta de mis labios rojos en su piel. Suspiró de
nuevo, y Jean-Claude besó un lado de su cuello, oh, tan
suavemente. Los ojos de Graham se cerraron y sentí el esfuerzo
de su cuerpo por no temblar de nuevo. No pude evitarlo; pasé
mi lengua por su pezón y él gritó. Mantuve su camisa
arremangada debajo de sus hombros, mientras Jean-Claude
se cernía sobre nosotros. Hubo un momento en que el cuero
de sus botas le impidió tocar la espalda de Graham, y el poder
se contrajo de nuevo, hasta que tocó el cabello de Graham, y
luego el poder se flexionó hacia afuera nuevamente.

Lo suficientemente fuerte para que la multitud lo


escuchara, dijo:

—Es hora de que pierda su camisa, ¿no?

—¡Sí! ¡Quítala! ¡Quítala! —La multitud lo coreó cuando


Jean-Claude se acercó a Graham para tocar mis manos donde
sostenían la camisa en su lugar. Puso sus manos sobre las
mías y fue increíble tocarse directamente, como si las manos

217
significaran mucho más de lo normal. Miré sus ojos azul
cobalto y supe lo que quería que hiciera. Deslizó sus dedos
debajo de la tela y los levantó cuando me incliné para lamer el
otro pezón. Los brazos de Graham se levantaron sin pedirlo, y
Jean-Claude quitó la camisa para arrojarla a la multitud. Me
levanté de su pecho para encontrar la cara de Graham a
centímetros de la mía, sus ojos marrones salvajes por la
necesidad. Parecía lo más natural del mundo besarlo. Fue
gentil y él no me devolvió el beso, sino que se quedó quieto bajo
mi toque como si tuviera miedo de moverse, temeroso de que
me detuviera si estaba demasiado ansioso. Tracé mis manos a
cada lado de su cara y susurré:

—Bésame.

Jean-Claude se paró sobre nosotros acariciando el cabello


de Graham y gritó a la multitud:

—¿Nuestro buen lobo se ganó un beso mejor que ese? —


La multitud rugió su aprobación. El canto se convirtió en:

—¡Beso, beso, beso, beso!

Mantuve mis manos a cada lado de la cara de Graham a


medida que inclinaba mi cabeza hacia él. Hizo un pequeño
sonido ansioso y luego se inclinó sobre mí, y nuestros labios
se encontraron. Hizo un sonido suave contra mi boca y luego
me besó. Envolvió sus brazos a mi alrededor y me levantó de
mis rodillas para que pudiera envolver mis brazos alrededor de
sus hombros desnudos para ayudarme a sostenerme en su
abrazo en tanto nos explorábamos con labios y lenguas, él
estaba tan ansioso. Había querido permiso para tocarme
durante tanto tiempo. Era como si su entusiasmo fuera
contagioso, de modo que cuando su brazo se apretó alrededor
de mi espalda y su otra mano se deslizó hacia abajo para tocar
mi trasero, no dije que no. No nos estábamos quitando la ropa,
Jean-Claude estaba justo ahí, estábamos en el escenario, y de

218
repente me sentí segura, en control de lo incontrolable. Envolví
mis piernas alrededor de la cintura de Graham demasiado alto
para algo serio, pero había olvidado lo corto que era el vestido
y lo pequeño que era el tanga, y de repente sus manos estaban
en mi trasero desnudo, sosteniéndome en el lugar como si
necesitara ayuda para quedarme en el lugar alrededor de su
cuerpo, pero tentativamente como si no estuviera seguro de
que estaba bien. Tuve un momento para pensar O me agarras
el culo o me dejas ir. Jean-Claude sabía lo que estaba
pensando, sintiendo, así que dijo:

—¡Agárrala como si lo quisieras! —lo gritó a la multitud, y


ellos gritaron de entusiasmo. Graham intentó dudar, pero lo
besé con más fuerza, usando solo un toque de dientes contra
sus labios, y él agarró mi trasero tan fuerte y repentino que fue
mi turno de hacer un pequeño sonido de sorpresa. Envolví mis
brazos con más fuerza alrededor de su cuello y él tomó eso
como una invitación para mover su otra mano hacia abajo para
clavar sus dedos en mi trasero, pero el movimiento extra de mi
brazo había levantado la falda corta y tocó la piel desnuda
donde el tanga no cubría.

Se congeló por un momento, separándose del beso,


buscando en mi rostro indignación, un no. Le dije:
—Esta puede ser la única oportunidad que tengas, yo la
aprovecharía si fuera tú.

Finalmente se permitió la sonrisa ansiosa que había


estado tratando de ocultar, porque tenía miedo de que
retrocediera, pero no esta noche. Le sonreí, deseando que
estuviera tan ansioso como lo necesitábamos. Me miró
fijamente a los ojos a centímetros de distancia y llenó sus
manos con mi trasero desnudo, ahuecando y acariciando, de
modo que enrosqué mis piernas alrededor de su cintura,
presionando mi parte delantera del tanga contra su parte
delantera de sus jeans, y lo encontré tan duro y ansioso como

219
podría haber querido. Jean-Claude se había apartado del
camino de mis tacones de aguja, porque sabía exactamente lo
que iba a hacer. Mantuvo su mano en el hombro de Graham
mientras se movía a nuestro lado. Las manos de Graham se
movieron, hundiendo sus dedos en mi trasero, presionándome
con más fuerza contra ese centro duro dentro de sus
pantalones. Lo repentino y su fuerza me hicieron gritar y
envolver mis piernas con más fuerza alrededor de su cintura,
apretándome más contra él. Se estremeció, cerró los ojos,
inclinó los hombros en tanto luchaba por controlar lo que
quería hacer a continuación.

—Hazlo —lo susurré contra su cara.

—Quiero follarte.

—No —dijimos Jean-Claude y yo juntos.

—¿Entonces qué? —preguntó, y sonaba salvaje, atrapado


y demasiado ansioso para pensar con claridad.

Sabía exactamente lo que quería.

—Muéleme en el escenario.

—¿Eso no te hará daño? —Que se le ocurriera preguntar


cuando su cuerpo me deseaba tanto le ganó puntos.
—Quiero sentirte encima de mí, Graham, empujando esa
parte dura y sólida de ti contra mí.

No volvió a preguntar, solo enderezó las rodillas y nos llevó


al suelo con mis piernas envueltas alrededor de su cintura y el
vestido alrededor de las mías, la delgada correa era todo lo que
estaba entre la aspereza de sus jeans y yo. En el espacio mental
correcto, me gusta la sensación, y estaba en ese espacio
mental. Solté sus hombros para que pudiera levantarse como
si estuviera tratando de hacer una lagartija conmigo en el
camino. Presionó más contra mí y me encantó. Los gritos de la
multitud parecían distantes mientras miraba su rostro por

220
encima de mí. Observé la longitud desnuda de su pecho hasta
su cintura, todavía seguro en sus pantalones. Jean-Claude se
inclinó sobre mí para susurrarle al oído a Graham, y solo verlos
encima de mí me aceleró el pulso y me hizo querer más.

Jean-Claude se inclinó para besarme mientras Graham se


levantaba más alto y comenzaba a frotarse sobre mí, follar en
seco es como se llama, pero yo ya estaba mojada. Jean-Claude
me besó, suave y ansioso mientras Graham ganaba ritmo
contra mi cuerpo. Envolví mis manos en el cabello de Jean-
Claude, aplastando esos gruesos y suaves rizos suyos mientras
llegaba ansiosa a su boca al tiempo que mis caderas
comenzaban a subir y bajar con las de Graham. Sentí un dolor
agudo como un caramelo que has chupado demasiado tiempo
hasta que te corta la lengua, luego probé sangre, dulces
centavos de cobre. Jean-Claude se apartó del beso, sus ojos se
ahogaron en una luz azul ansiosa, un punto carmesí en su
labio inferior. Lamió mi sangre de su labio y susurró:

—Ma petite.

Le susurré su nombre y luego, en el poder que habíamos


despertado, había otro poder que se deslizaba como un hilo
oscuro a través de nuestra agradable y limpia lujuria. Jean-
Claude habló en mi mente:
—Está en la multitud.

Intenté hablar de mente a mente, pero con el cuerpo de


Graham rozándose contra el mío, su deseo flotando en el aire,
no podía concentrarme lo suficiente. Susurré:

—¿Qué es?

Me besó de nuevo, pero esto no era por placer, era para


dejarme probar el poder que no era nuestro. Era como… niebla
aferrándose a cada persona en la audiencia. Algunas personas
estaban cubiertas de más, otras eran una telaraña, pero
ninguna estaba limpia. Algo, otro vampiro, había cabalgado

221
sobre el poder de Jean-Claude como un caballo de Troya, y
ahora, a menos que pudiéramos limpiar a la audiencia de esta
contaminación, el vampiro poseería a estas personas, y sería
culpa nuestra. Teníamos que salvarlos. Se levantó del beso
para mirarme a los ojos. Estaba pensando que necesitábamos
alzar más poder.

Graham había dejado de moverse contra mí como si


sintiera algo de lo que Jean-Claude había compartido, o tal vez
simplemente no le estaba prestando suficiente atención. A
nadie le gusta ser ignorado cuando está haciendo algo tan
sexual contigo. Lo miré sin saber qué decir, porque la amenaza
a la audiencia y el hecho de que cualquier vampiro pudiera
haberse infiltrado en la multitud con nosotros aquí mismo y
sin darse cuenta me había asustado. Ese tipo de miedo no era
un afrodisíaco. No sabía qué decirle a Graham o cómo
aumentar el poder suficiente para rescatar a toda la gente
agradable que había venido a disfrutar del espectáculo esta
noche. Jean-Claude sabía exactamente qué hacer. Se agachó
y ahuecó su mano sobre el frente de mi cuerpo, trazando el
frente del tanga donde se aferraba a mí. Se sintió increíble y la
multitud gritó su nombre, instándolo a continuar.

Alzó la voz, dirigiéndose a la multitud.


—¿Deberíamos aumentar la temperatura entre Graham y
nuestra encantadora Nikki?

Los gritos de aprobación y las sugerencias iban desde


simplemente sí, hazlo hasta pornográfico. Jean-Claude me
devolvió la mirada, su cabello cayendo alrededor de su rostro
para ocultar lo que dijo a continuación desde la habitación.
Frotó su mano sobre el tanga y mi cuerpo debajo. Mi
respiración ya estaba empezando a cambiar.

Graham comenzó a moverse a cuatro patas en lugar de la


extraña posición de flexión de brazos. Jean-Claude dijo:

222
—Graham, te necesitamos justo donde estás. —Levantó la
voz y dijo—: ¿No es así, damas? Necesitamos que Graham se
quede, justo, donde está. —Rugieron su aprobación.

—Pero Nikki debe decir que sí a ser su sustituta en el


escenario esta noche. —Me miró mientras su mano
descansaba sobre la tela del tanga; su mano se sentía más
pesada e importante de lo que debería haber sido. El público
coreaba, di que sí, di que sí. Jean-Claude me miró y dijo:

—Di que sí.

Lo miré a la cara y sentí su miedo y culpa de que todas


estas personas serían víctimas del vampiro si no podíamos
salvarlas. Dije lo único que se me ocurrió decir.

—Sí.

Susurró:

—Je t'aime, ma petite.

—Yo también te amo.

Deslizó su dedo dentro del tanga, de modo que mis ojos se


cerraron por un segundo, y luego deslizó más de su mano
debajo de la tela y me arrancó el tanga parcialmente. Uno de
mis desencadenantes de placer era que me arrancaran la ropa
interior. Me ayudó a despejar mis dudas y me devolvió al
espacio mental que necesitábamos. Graham vaciló,
mirándonos a nosotros, a mí. Jean-Claude liberó el tanga y se
aseguró de que la multitud lo viera arrojarlo al escenario.

Graham emitió un sonido que era mitad dolor y mitad


gruñido; me gustaron los dos. Se puso de rodillas, lo que abrió
mis piernas para que pudiera ver que me había afeitado, pero
su cuerpo aún me ocultaba de la mirada de cualquiera excepto
de Jean-Claude. Graham me miró fijamente y no lo culpé por
mirar donde estaba mirando. Este no era un momento para el
contacto visual. La expresión de su rostro era atormentada,

223
como si estuviera sufriendo de verdad. Tal vez algo dentro de
sus jeans se había retorcido en él. Jean-Claude tomó la mano
de Graham entre las suyas para poder mantener el contacto
con nuestro lobo mientras se inclinaba junto a mi cara. Fueron
los gritos ansiosos de la multitud los que me hicieron darme
cuenta de que estaba mostrando una vista muy agradable a la
audiencia detrás de él. Todavía vestía solo la correa azul y las
botas. Estaba haciendo cada movimiento en el escenario como
parte del espectáculo tanto como podía. Sabía que cuanta más
realidad pudiera darle a la audiencia sobre la cual colgar los
falsos recuerdos que necesitaba plantar en sus mentes, mejor.
Mentir en la mente de alguien era como mentir en la vida real;
las mejores mentiras son las más cercanas a la verdad.

Me besó un lado de la cara para poder susurrar:

—No te compartiría con otro hombre, pero su afán por ser


rechazado durante tanto tiempo es incluso mayor de lo
previsto.

Me acurruqué contra su rostro y le susurré:

—¿Suficiente energía para liberar a la audiencia?

—Y lo suficiente como para permitirme rastrear la mancha


en la audiencia hasta su fuente.
Oculté mi expresión en su cabello largo porque sabía que
no podía controlar mi rostro para igualar el cuadro sexy que
estábamos creando. Pensé que sin Richard no tendríamos
suficiente energía para salvarnos a todos una vez
necesitáramos al lobo. Había pensado que nuestro tercio
ausente nos iba a hundir de nuevo, y ahora estábamos
salvados. Me sentí tan aliviada que dije una oración rápida de
gratitud y luego le pregunté a Jean-Claude:

—¿Cómo lo vendemos a la multitud para que no recuerden


algo que no queremos que recuerden?

224
—Concéntrate en el hombre frente a nosotros, mientras yo
trabajo en crear la ilusión física. —Aparté mi rostro de la venda
de cabello de Jean-Claude hacia el hombre que nos estaba
esperando. Graham se arrodillaba sobre nosotros, y supe cuál
era el dolor en su rostro ahora: deseo. Estaba lo más cerca que
había estado de mí, pero se quedó dónde estaba, esperando
que le dijéramos qué hacer a continuación, y tal vez sin confiar
en sí mismo para moverse hasta que tuviera permiso. Se
encontró con mi mirada y la mirada en sus ojos estaba
frenética por la necesidad. Los cerró como si tuviera miedo de
que lo que vi en sus ojos me enojara como lo había hecho en el
pasado. Si hubiera sido tan lascivo como siempre antes esta
noche, entonces podría haberlo hecho, pero había hecho todo
lo posible para ser un caballero en circunstancias que la
mayoría de los hombres no habrían podido manejar.

Extendí mi mano libre hacia él. Miró a Jean-Claude, quien


dijo:

—No me mires a mí, mírala a ella. —Graham me miró


entonces, su rostro era una mezcla de deseo y confusión;
quería tocarme, pero vaciló tratando de encontrar palabras
para preguntar. Le ayudé.

—Siente lo húmeda que me has puesto.


Usó dos dedos para acariciar mis partes más íntimas.
Empezó a acariciar y explorar, y mi respiración se aceleró.
Quería que me explorara, me tomara, pero no en el escenario,
y en ese momento donde las cosas tenían sentido que luego no
le pedí que hiciera.

—Ponlos dentro de mí.

Hizo lo que le pedí, deslizando dos dedos dentro de mí para


que me retorciera por él, cerrando los ojos, porque era casi
demasiado. Metió los dedos dentro de mí y encontró ese lugar
que es más difícil de encontrar que el que busca la mayoría de

225
los hombres; me hizo abrir los ojos y mirarlo para encontrar el
rostro de Jean-Claude junto al suyo, así que ambos me
miraban fijamente, y sabía quién le estaba dando a Graham
consejos y sugerencias sobre cómo funcionaba mi cuerpo.
Jean-Claude me sonrió y yo le devolví la sonrisa.

—Eso es hacer trampa —dije, pero mi voz sonaba


entrecortada y mis ojos tenían problemas para enfocarse.

—Non, ma petite, esto es hacer trampa. —Y comenzó a


jugar sobre ese punto dulce que estaba fuera de mi cuerpo
mientras Graham continuaba moviendo sus dedos más
profundo. No era solo que sus dedos parecían saber
exactamente qué hacer, sino que me miraban juntos, el calor
encantado en el rostro de Jean-Claude y el asombro en el de
Graham por poder tocarme. Todos tenemos nuestras
perversiones y una de las mías era dos hombres a la vez. Los
dedos de Jean-Claude sabían exactamente cómo tocarme y, a
través de él, Graham también sabía exactamente qué hacer.
Seguí pensando que protestaría, pero luego las sensaciones me
distrajeron y me unieron, un orgasmo más grande
persiguiendo al más profundo, de modo que grité de placer por
ellos, la parte superior de mi cuerpo se levantó del suelo como
si estuviera tratando de alcanzar algo para aferrarse en el aire
por encima del escenario. Cuando me quedé quieta y
temblando en el escenario, la voz de Jean-Claude llenó el
mundo.

—Dos hombres que te dan placer, pero no toman nada


propio, porque esta noche es toda para ti.

Graham se quedó arrodillado entre mis piernas, pero


Jean-Claude se puso de pie para hablar con la audiencia, para
enviarlos a casa con lujuria y felicidad y luego el poder, nuestro
poder, se contrajo como si se les hubiera arrebatado, fuera de
ellos. Cayó de rodillas para agarrar mi mano y toque el brazo
de Graham; en el momento en que nos tocó a ambos, su poder,

226
nuestro poder, fluyó y llenó a la audiencia nuevamente.

El otro vampiro había puesto una compulsión dentro de la


audiencia; eso significaba que, si no los liberábamos mañana
por la noche, el vampiro podría llamarlos fuera de sus casas,
fuera de sus vidas, y tomarlos uno por uno.

Miré a Jean-Claude y pensé: ¿Cómo los liberamos?

—Has empujado el decoro hasta donde te sientes cómoda


en el escenario, no pediría más, pero debo tener al menos un
lobo para tocar, pero necesito suficiente energía del ardeur
para ahuyentar el mal que se ha depositado dentro de ellos.

Una voz salió de la oscuridad fuera del escenario:

—Tienes más lobos para tocar. —Jake todavía estaba en


su ropa de entrenamiento. Era un ex Harlequin y se parecía a
James Bond: tono de piel medio, cabello castaño, ojos
marrones, estatura media. Era tan medio que nunca lo
elegirías de una multitud en la mayor parte del mundo,
simplemente se mezclaría. Otras figuras se movían en la
oscuridad, eran todos los lobos que teníamos en seguridad. No
la manada normal como Graham, sino los que habían sido
SEAL y habían luchado hasta el último hombre contra un
grupo de cambiaformas y vivieron para contarlo; también
habían fallado sus análisis de sangre para detectar licantropía,
así que ahora trabajaban para nosotros. Jean-Claude había
prometido no llamar a los hombres lobo sin hablar primero con
Richard, pero cualquier lobo que trabajara para nosotros, eso
era diferente.

—No te llamé, entonces, ¿cómo supiste de mi necesidad?


—preguntó Jean-Claude.

—Nathaniel nos llamó —dijo Jake.

Nathaniel se movió al lado del escenario donde podía verlo.


De repente me sentí avergonzada y un poco fría con mi vestido
alrededor de mi cintura. Abrió el enlace entre nosotros para

227
hacerme saber cuánto había disfrutado el espectáculo. Era un
voyeur serio y su entusiasmo viajó a través de mí para que no
me sintiera avergonzada o fría. Graham me ayudó a bajarme el
vestido y sentarme, pero aferrarse a Jean-Claude y Graham
con Nathaniel en mi cabeza era como un nuevo juego previo.
Ahuyentaba cualquier molestia.

—Toma mi mano y mira si es suficiente —dijo Jean-


Claude. Jake subió al escenario y tocó el hombro desnudo del
vampiro, y el poder de Jean-Claude se flexionó.

—Prueba con más lobos —dije. Se acercaron a él en el


escenario, la mayoría de ellos con ropa de ejercicio porque
habían estado ayudando a poner a prueba a Edward y Peter.
Tuve un momento de pánico de que pudieran haber venido a
tratar de ayudar. Ya era bastante malo con Edward, pero no
quería a Peter en la audiencia esta noche.

Nathaniel me aseguró que había dejado en claro que se


trataba de una emergencia de ardeur y que cualquiera que no
estuviera autorizado debía mantenerse alejado, excepto los
lobos. Necesitábamos demasiado a los pocos que teníamos en
el personal. A medida que cada lobo se reunía alrededor de
Jean-Claude, su energía se hizo más fuerte y llenó la
habitación y la extraña energía dentro de la audiencia comenzó
a retroceder, como si finalmente reconociera una amenaza.

—Ojalá pudiera ir contigo, pero debo quedarme aquí y


controlar a la multitud. Ve, aliméntalo y concédeme toda la
energía que puedas, para que podamos limpiarlos de la
corrupción del otro. —Me soltó y yo estaba menos segura,
hasta que Nathaniel tomó mi mano y de repente me sentí sólida
de nuevo. Graham comenzó a quedarse atrás, pero Jean-
Claude dijo:

—Un lobo debe ir contigo, ma petite.

228
Miré a la multitud sonriente que estaba sentada en silencio
en sus asientos. Había calmado sus mentes, jugaría con
algunos de sus recuerdos, pero si no podía encontrar el poder
suficiente para salvarlos de lo que el otro vampiro les había
hecho, estarían todos muertos, simplemente no lo sabían
todavía. Él, ella o lo que sea, los llamaría en medio de la noche,
y ellos irían como sonámbulos sin saber y sin resistirse a ser
alimento. Si tenían suerte, sobrevivirían las tres veces que les
tomara el último mordisco para convertirlos en vampiros.
Vampiros reacios, que todavía se clasificaba como asesinato, o
al menos homicidio involuntario. Si tenían mala suerte, el
vampiro simplemente los masacraría o los convertiría en un
Renfield, una persona con uno o dos mordiscos que el vampiro
controla por completo, algunos con la promesa de la
inmortalidad eventualmente, y otros demasiado débiles de
voluntad para luchar contra el control mental. Un Renfield
había puesto la cicatriz de la quemadura en forma de cruz en
mi brazo con una marca, para que pareciera un vampiro que
había sobrevivido a un ataque, y porque era una tortura
mientras esperábamos a que su amo se despertara para pasar
la noche. Estas personas habían venido a Placeres Prohibidos
para coquetear de forma segura, una oportunidad de soltarse
y ser un poco salvajes, no ser esclavizados por el maestro
vampiro más nuevo de la ciudad, porque eso es lo que era, un
nuevo maestro. Uno lo suficientemente poderoso como para
jodernos la mente a Jean-Claude y a mí rodeados de otros
guardaespaldas sobrenaturales, y ninguno de nosotros había
sentido lo que estaba pasando hasta que fue demasiado tarde.
Una vez que salváramos a estas personas que nos habían
confiado su seguridad, teníamos que encontrar al nuevo
maestro en la ciudad y matarlo a él, o a ella, ellos, o su trasero.

Graham estaba tratando de controlar su expresión y no


parecer ansioso, pero la tensión se deslizó por su brazo y
nuestras manos entrelazadas. Nathaniel tomó mi otra mano y
no intentó ocultar su entusiasmo. El voyeurismo era una de

229
sus principales perversiones, y al parecer montamos un gran
espectáculo, porque estaba casi rebosante de emoción. Le
fruncí el ceño y él se inclinó para besarme, sonriendo. Sonreí
y le devolví el beso.

—¿Por qué no estoy enojada contigo?

—Porque sabías que era jodidamente pervertido antes de


enamorarte de mí.

Me hizo reír, porque tenía razón y porque podía hacerme


reír en medio de algo potencialmente oscuro y horrible.
Nathaniel me había arrastrado, empujado y simplemente
amado para que fuera dueña de partes de mí misma con las
que todavía no me sentía del todo cómoda. Se suponía que era
el más sumiso de mis hombres, pero había sido el que
empujaba cuando los demás retrocedían, incluso Jean-
Claude. Si Nathaniel no me hubiera obligado a confrontar
ciertas cosas sobre mí, esta noche me habría enviado corriendo
hacia las colinas y lejos de Jean-Claude. Era poliamorosa por
muchas razones, pero una de las principales era que, sin toda
mi gente en mi vida, quizás no estaría con ninguna de ellas.

Graham estaba muy quieto mientras sostenía mi mano


como un conejo se congela cuando el zorro está cerca. No, se
había congelado como el zorro escondido fuera del gallinero
esperando su oportunidad de entrar y comer hasta saciarse.
Lamentaba la emergencia, pero quería acompañarnos y ayudar
a alimentar el ardeur. Lo había querido durante años. Era
parte de lo que lo convertiría en un alimento de alta energía
para mí. Apreté la mano de Graham un poco más fuerte y dejé
que Nathaniel nos guiara hacia la puerta exclusiva para el
personal. Parecía que Graham finalmente iba a conseguir su
deseo; iba a ser comida.

230
231
Para el momento en que llegamos a la oficina, no estaba
precisamente acobardada, pero no estaba segura de cómo
hacer la transición de no tener sexo a Hey, bebé. Era buena en
los comienzos, y genial una vez que me quitaba la ropa y las
cosas sucedían, pero tenía muchos problemas con la
transición entre los dos. Ninguna cantidad de experiencia
parecía hacerme mejor en eso. Si hubiera sido uno de los
amores de mi vida, o incluso un amigo regular con derechos,
simplemente habría dicho algo incómodo y habría terminado y
las cosas habrían progresado, pero Graham no era ninguna de
esas cosas.

Nathaniel levantó mi mano entre las suyas y me miró a los


ojos con nostalgia.

—Te amo, pero no tenemos tiempo para que te des cuenta


de esto y te pongas terca, linda e incómoda.

Luché por no fruncir el ceño.

—Yo también te amo, y sé que no tenemos tiempo para


ayudarme con mis problemas habituales.
—Entonces, ¿puedo ayudar a suavizar esto y ponernos en
marcha?

Asentí.

Me lanzó una de esas sonrisas que iluminaban su rostro


con alegría. Me hizo devolver la sonrisa solo de verlo.

—Estuviste tan increíblemente caliente en el escenario


esta noche.

Mi sonrisa se convirtió en un ceño fruncido.

Me estrechó la mano como para llamar mi atención.

232
—Sabes que me encantó verte con Jean-Claude y Graham
esta noche, y frente a una audiencia, lo encontré
increíblemente atractivo.

Cerré los ojos y respiré hondo porque quería enfadarme


con él. ¿Por qué? Porque la ira era mi emoción favorita. Era lo
que sentía cuando estaba avergonzada, incómoda, asustada,
aterrada, enamorada cuando no me gustaba cómo iba todo, o
cualquier maldita cosa que sentía que no me hacía total y
completamente feliz. La emoción y a mí misma por sentirla.
Meses de terapia para descifrar eso, no por qué lo hacía, o a
qué traumas estaba ligado; solo que la ira era mi escudo para
todo. Es una gran arma cuando la necesitas, pero es pésima
cuando lo que necesitas es algo más cercano a la compasión,
la paciencia o la lujuria.

—Está bien —dijo Graham—, sin Jean-Claude para hacer


que me desees, sé que no soy tu tipo. —No pudo evitar la
decepción en su voz, pero me dio una salida. Aprecié eso y él
no podría haber hecho nada mejor para ayudarme a dejar ir la
ira.

Graham sacó su mano de la mía y sentí que la energía de


Jean-Claude flaqueaba. Me tambaleé y agarré a Graham como
si fuera un salvavidas. En el momento en que nos tocamos
sentí que el poder de Jean-Claude se expandía de nuevo. Me
lamí los labios y luego me di cuenta de que no podía saborear
mi lápiz labial. Hasta ese momento ni siquiera había pensado
en lo que todos los besos podrían haberle hecho, y todavía no
me importaba.

—Esto no debería estar pasando; si fuera Richard, tocarlo


podría marcar una gran diferencia porque es el otro tercio del
triunvirato de Jean-Claude, pero su energía no debería
reaccionar ante todos los lobos de esta manera —dije.

—No importa por qué está sucediendo —dijo Nathaniel—,

233
solo importa que le demos a Jean-Claude suficiente energía
para liberar a todas esas personas.

—Sí importa por qué está pasando —dije—, pero no


necesitamos saber por qué esta noche. Necesitamos arreglar la
emergencia primero.

—¿Se me permite hacer una sugerencia? —preguntó


Graham.

—Claro —dije.

—¿No puede Anita simplemente liberar el ardeur y


alimentarse de mí?

—Podría.

—Ella podría —dijo Nathaniel.

—Entonces, ¿por qué no hacemos eso?

Nathaniel me miró.

—No lo sé. Anita, ¿por qué no hacemos eso?

No tenía una buena respuesta, excepto que era alguien


nuevo y no quería agregar más amantes a mi lista, ni siquiera
como amigos con beneficios, y era Graham. Le había dicho que
no durante años.
—Sé que Anita no se siente atraída por mí; si hubiera sido
un poco, habría sido alimento de emergencia para el ardeur
hace años. —Me miró con una leve sonrisa en su rostro, pero
sus ojos estaban serios.

—¿Se supone que debo disculparme por eso? —pregunté.

—No, por supuesto que no, fue un golpe al ego que no


pensaras que yo era increíble —dijo con algo parecido a su
habitual sonrisa de suficiencia—, pero hice las paces con eso.
Quiero decir, no a todos les gusta lo mismo, ¿verdad?

Le fruncí el ceño; Nathaniel sacudió mi mano para que lo

234
mirara en lugar de fruncir el ceño a Graham.

—Él no dijo nada malo, Anita.

Dejé escapar el aliento lentamente, tratando de dejar ir la


ira que estaba allí, lista para subir y engullirme a mí y a todos
los que me rodeaban.

—Sé que no lo hizo.

—Entonces, ¿por qué estás enojada conmigo? —dijo


Graham—. Parece que siempre estás enojada conmigo. Siento
ponerte de los nervios. Pensé que te lo estabas pasando bien
con Jean-Claude y conmigo. Lamento que no lo hayas hecho.
Lamento haber leído mal eso y a ti. —Suspiró y parecía que
estaba tratando de pensar mucho antes de decir la siguiente
parte. Aprecié que se esforzara tanto por no enfadarme más.

—No lo has leído mal, Graham, pero estoy luchando contra


años de ser criada para ser una buena chica, y lo que hice no
se ajusta al código de buena chica con el que me crie, y la boda
está obligándome a tratar con mis padres más de lo normal, y
está sacando a relucir muchos problemas antiguos.

—Lo entiendo —dijo—, la familia es difícil. Mi padre quería


que lo siguiera al ejército, y mi madre odia que trabaje en un
club de striptease. Lo único que la avergonzaría más sería si
bailara en el escenario, así que realmente odiaría esta noche.
—Soltó una media carcajada que consiguió no ser nada
graciosa.

—Si ustedes dos están tratando de disuadirme de querer


verlos tener sexo juntos, no funcionará —dijo Nathaniel.

Sonreí, y Graham parecía desconcertado.

—Eres demasiado voyeur para no disfrutarlo —dije.

—Soy un voyeur tan grande que después de que alimentas


el ardeur con Graham y sea mi turno, será una cantidad

235
increíble de energía, porque lo encontraré increíblemente
caliente.

—No es verme con Anita lo que lo pondrá caliente, es verla


con alguien más, ¿verdad? —preguntó Graham.

—Eres guapo, así que eso es una ventaja —dijo


Nathaniel—. Ustedes dos se veían bien juntos en el escenario,
pero tienes razón, no se trata de ti, se trata de ver a Anita con
alguien.

—Entonces, si hay un lobo en la otra habitación que a


Anita le gusta más que a mí, me retiraré.

Lo miré fijamente.

—¿Renunciarías a tu única oportunidad conmigo?

—Me encantaría tener sexo contigo, lo sabes, pero soy tu


seguridad y Jean-Claude te necesita para alimentar el ardeur,
así que si hay otro lobo aquí esta noche del que estás más
dispuesta a alimentarte, los necesito aquí ahora.

Llamaron a la puerta, pero se abrió antes de que


pudiéramos decir algo. Otro lobo estaba enmarcado en la
entrada, pero no era un lobo que esperaba que estuviera en el
menú esta noche.
236
Hacía tanto tiempo que no veía a Richard que me
sorprendió verlo de pie allí, con un metro ochenta y seis de
estatura, hombros anchos, cuerpo atlético con traje y corbata.

—Te ves fabulosa —dijo mientras se estiraba hacia atrás y


se deshacía el cabello. Cayó en largas ondas marrones
alrededor de sus hombros, enmarcando su rostro con esos
pómulos altos y esculpidos, el hoyuelo que suavizaba la
absoluta masculinidad de su rostro. Nada parecía quitarle su
belleza física.

—Richard, ¿qué haces aquí?

—Necesitas un lobo para alimentarte —dijo.

—No nos hemos visto en casi un año, ¿y solo entras aquí


esperando sexo?

Sus ojos marrones oscuros que podían parecer tan


amistosos se entrecerraron.

—¿Preferirías tener sexo con Graham?

Miré al hombre cuya mano aún sostenía. Graham levantó


la mano libre como para mostrar que estaba desarmado.
—No me quieres, Anita, puedo oler que te dejo fría sin
Jean-Claude para ayudar en las cosas.

—No quiero a nadie en este momento —dije, y eso era


cierto. Minutos antes, había estado caliente y maravillosa en el
escenario, pero ahora sabía que Jean-Claude había sido muy
deliberado conmigo y con Graham. Había elegido lo que vio
como el mal menor cuando se trataba de compartirme con otra
persona más. Ni siquiera podía discutir con la división del
trabajo, pero ¿la elección de alguien que no me atraía, o un ex
que me había roto el corazón más veces de las que podía
contar? ¿Seguramente que había una tercera opción?

237
Los pensamientos de Jean-Claude repentinamente
sonaron fuertes en mi cabeza.

—Debes alimentarte, ma petite.

—¿Con Richard? —dije.

—Sintió nuestra angustia y vino a ayudar, y esta es la


ayuda que necesito, ma petite.

Richard se adentró más en la habitación.

—Dejé una cita esta noche porque Jean-Claude me dejó


sentir lo que él está sintiendo en la audiencia. Ningún vampiro
podría haber jodido la mente a Jean-Claude y al público de
esta manera, Anita. Jean-Claude tiene la energía de todos los
vampiros del país que le han jurado sangre; nada debería
poder tocarlo, especialmente cuando está en su elemento aquí
en Placeres Prohibidos.

—También me jodieron a mí, hasta que tuve un lobo para


tocar.

Richard dio otro paso hacia nosotros.

—Déjame ser el lobo que tú y Jean-Claude necesitan esta


noche.
La mano de Nathaniel se tensó en la mía. Me hizo mirarlo.
Me di cuenta de que se estaba protegiendo de mí con tanta
fuerza como siempre, de modo que incluso sosteniendo su
mano no podía sentir lo que estaba sintiendo o pensando.

—Me estabas animando a tener sexo con Graham.

—Lo estaba.

—Soy el UIfric líder de nuestra manada; según la ley de los


were animales, no necesito obtener el permiso de nadie,
excepto el de Anita, pero no somos solo animales, y antes de
que te acuestes con la novia de otro hombre en una relación

238
poliamorosa, también debes tener su permiso.

Nathaniel pareció sobresaltarse y no trató de ocultarlo.

—No sé qué decir, eso es... Agradezco que me trates como


a la pareja de Anita y me pidas permiso.

—De nada, y ¿tengo tu autorización para esto?

Nathaniel dejó escapar un suspiro que no sabía que estaba


conteniendo.

—Odio la forma en que nos trataste a Anita y a mí en el


pasado, pero si esta noche ha probado algo, es que Jean-
Claude necesita llamar a su propio lobo, así que, si Anita está
de acuerdo con eso, entonces yo también.

—Ma petite, estoy cerca de necesitarte para liberar el


ardeur y simplemente alimentarte sin todas las sutilezas
civilizadas. —Me hizo sentir que lo que sea que estaba dentro
de la audiencia estaba tratando de expandirse, y donde quería
ir estaba de vuelta dentro de él. Había sido lo suficientemente
poderoso como para expulsar la compulsión la primera vez,
pero eso había sido conmigo a su lado. Ahora tenía más lobos,
pero no tenía mi mano en la suya y era el rey de todos nosotros;
no debería haber necesitado mi mano para sostenerlo en la
oscuridad.
—Nos quedamos sin tiempo —dije.

—Tienes que usar un condón —dijo Nathaniel.

Richard empezó a desabrocharse la corbata.

—Entonces necesito quitarme la ropa y usar uno antes de


que liberemos el ardeur.

No discutí con él, pero quería hacerlo.

239
240
La ropa fueron quitadas sin ningún preliminar, y pude ver
que Richard no había estado yendo a la sala de pesas tanto
como la última vez que lo vi desnudo. Hacía que su cuerpo
fuera más suave, más parecido a cómo se veía cuando empecé
a salir con él. Cuando nos dejó, también tuvo que dejar nuestro
gimnasio que estaba preparado para la fuerza y las habilidades
sobrenaturales. Había otros gimnasios en el área que tenían
instalaciones para sobrenaturales, pero todos eran gimnasios
públicos y Richard todavía estaba en el armario. Para la mayor
parte del mundo era profesor universitario de biología de
buenos modales, y Clark Kent no podía ir al gimnasio de
Superman.

Graham seguía tocándome la mano, el brazo o la espalda


mientras Nathaniel me ayudaba a desvestirme, porque cada
vez que perdía el contacto con el hombre lobo, ese otro poder
intentaba hacer cosas malas esta noche. Solo me quedaban los
tacones altos cuando el poder de Jean-Claude nos empujó.

—Te necesito ahora, ma petite, déjate los zapatos y


concédeme más poder. Algo anda muy mal aquí.
Nathaniel se puso de pie y me ofreció su brazo, mientras
que Graham mantuvo mi mano. Los dos me acompañaron
hacia Richard, y me recordó la discusión que estábamos
teniendo sobre quién me acompañaría por el pasillo si mi padre
me abandonaba. Nathaniel y Micah eran una de las ideas para
acompañarme. Sí, estábamos desnudos, y no era una boda, y
era Richard y no Jean-Claude, pero una vez el hombre frente
a mí me lo propuso y dije que sí. Habíamos pasado años
tratando de forzarnos a encontrarnos en el medio. Él queriendo
monogamia de valla blanca, yo queriendo poliamor de alambre
de púas negro. Ahora aquí estábamos.

241
—Eres hermosa —dijo Richard.

—Tú tampoco estás tan mal —dije; entonces Nathaniel me


apretó el brazo y lo intenté de nuevo—. Eres hermoso.

Richard frunció el ceño un poco.

—¿Qué acaba de suceder?

—Estoy trabajando para ser menos sarcástica y más


abiertamente elogiosa en el dormitorio —dije.

Sonrió.

—Gracias a los dos —dijo, asintiendo a Nathaniel.

—O funciona con todos, o no funciona con nadie —dijo


Nathaniel, y no podía ocultar el hecho de que no estaba feliz
de entregarme a Richard. El Ulfric había tratado a Nathaniel
como menos durante años. Los últimos minutos
probablemente habían sido la mejor interacción que habían
tenido en mucho tiempo.

Graham le tendió la mano a Richard.

—Dado que no soy parte de su grupo poli, no creo que


necesite trabajar conmigo.
Richard tomó mi mano, y de repente fue… mejor. El nivel
de poder de Jean-Claude se elevó solo por tomarnos de la
mano.

—Y esa es mi señal para irme, porque se siente como si


tuvieras toda la energía de lobo que necesitas —dijo Graham.
Me aferré a la mano de Nathaniel y miré a Richard. No había
sentido nada tan poderoso de él en años. No supe que Graham
había salido de la habitación hasta que escuché que la puerta
se cerraba detrás de él. Ya no importaba; tenía a nuestro lobo.
Esa última parte no fue solo mi pensamiento.

242
Había tenido momentos de odiar los tacones altos esta
noche, pero ahora de repente tenía un metro setenta y siete
contra el metro ochenta y seis de Richard. Puede que nunca
los usara fuera del dormitorio otra vez, pero nunca había sido
capaz de mirar a Richard a los ojos como podía hacerlo en este
momento. Jean-Claude tuvo un momento de mirar a través de
mis ojos, y le encantó que Richard estuviera mirando en
nuestros ojos con deseo descarado. Jean-Claude lamentaba
que Richard nunca lo hubiera mirado de esa manera. El
momento de compartir se interrumpió abruptamente cuando
Jean-Claude recuperó el control de sus pensamientos y
emociones. El rostro de Richard nunca cambió, y estaba
bastante segura de que, si hubiera escuchado en su cabeza lo
que yo escuché, no estaría todavía sonriéndome con lujuria sin
complicaciones en sus ojos. Estaba demasiado en conflicto con
Jean-Claude, o con cualquier hombre en lo que respecta al
sexo. Por primera vez me di cuenta de que no era yo quien
todavía quería a Richard, era Jean-Claude. Maldición.

Nathaniel se inclinó y me dio un beso en la mejilla. Me hizo


girar y mirarlo. Había sido tan alta como él toda la noche con
los zapatos, pero de repente me di cuenta de lo alto que era de
nuevo. No estaba obsesionada con la altura. Todavía estaba
recibiendo un eco de Jean-Claude. Le gustaban los hombres
altos.
Nathaniel estudió mi rostro. Podía ver que no estaba sola
detrás de mis ojos. Jean-Claude estaba teniendo problemas
para no compartir cosas que nunca antes había compartido
conmigo o con Richard. Nathaniel se inclinó hacia mí,
buscando mi rostro, y me di cuenta de que estaba buscando a
Jean-Claude en mis ojos. Nathaniel había estado en la cama
de Jean-Claude conmigo durante un año, pero Jean-Claude no
lo miraba así. No me había dado cuenta de que le molestaba
hasta ahora. ¿Qué tenía este otro poder vampírico que nos
estaba jodiendo y revelando tanta emoción?

Nathaniel me besó, suave y profundamente. Me hizo cerrar

243
los ojos y comenzar a inclinarme hacia él, pero la mano de
Richard evitó que me inclinara demasiado, como un
recordatorio de que se suponía que mi atención estaba en otra
parte. Me hizo abrir los ojos para encontrar a Nathaniel
mirándome, nuestros rostros tan juntos que sus ojos color
lavanda llenaron mi visión. Nos movimos más atrás para que
pudiera ver su sonrisa.

—Te amo —dijo, y presionó un hilo de condones en mi


mano.

—Te amo más —dije, sonriéndole.

—Te amo mucho más —dijo, luego se movió para apoyarse


contra el borde del escritorio. Hizo un pequeño movimiento con
las manos, como diciendo Adelante. Me hizo volverme hacia el
hombre cuya mano todavía sostenía. Contemplé el rostro que
una vez lanzó mi corazón como mil barcos, y luego hundimos
los barcos en una batalla que nos destruyó a ambos. El hombre
que me había ayudado a reconstruirme más de una vez estaba
sentado en el escritorio observándonos. Pero el poder de la
mano de Richard en la mía era como si el sol hubiera salido
para calentar la tierra; sería suficiente para ayudar a Jean-
Claude a perseguir al otro vampiro fuera de la multitud y fuera
de todos nosotros. Como si hubiera leído mi vacilación,
susurró a través de mi mente:

—Ma petite, necesito que ahogues tus dudas en el deseo y


me alimentes con la energía que necesito para derrotar a este
vampiro. Si quieres, ¿puedo subir el ardeur por ti?

—No, no hagas eso —lo dije en voz alta.

—¿Qué necesita Jean-Claude? —preguntó Richard.

—Se ofrece a subir el ardeur por mí, porque estoy tardando


demasiado.

244
Nathaniel dijo:

—Todo lo que necesitas es el condón y luego puedes dejar


que el ardeur se salga con la suya con los dos.

Ambos lo miramos. Me di cuenta de que, si hubiera tenido


elección, habría soltado la mano de Richard y me habría
marchado, como He terminado y limpiado el polvo, pero podía
sentir los latidos de su corazón en la palma de su mano como
si fuera un eco del mío. Sabía que eran las marcas vampíricas
de Jean-Claude en los dos, pero eso no hacía que la atracción
fuera menor.

Levanté los condones envueltos.

—Tenemos eso cubierto.

—No creo que así funcionen los condones —dijo Nathaniel.


Amplió los ojos con una sonrisa.

Le fruncí el ceño porque me estaba perdiendo algo.

—Richard —dijo Nathaniel—, tienes que pedir lo que


necesitas.

—No he visto a Anita en casi un año, ¿cómo entro y hago


demandas?
—Dije necesidad, no demanda.

—Está bien, uno de ustedes por favor explique lo que me


estoy perdiendo —dije.

Los hombres se miraron.

—¿Cuánto quieres que te ayude aquí? —preguntó


Nathaniel, y me di cuenta de que estaba hablando con Richard.

—Ella tiende a tomar cosas como esta mejor de ti que de


mí.

Nathaniel me miró y sonrió con esa sonrisa que decía que

245
pensaba que era adorable que pasara por alto esto por
completo. Richard tenía razón, de Nathaniel tomaría esa
mirada, de la mayoría de los demás hubiera sido
condescendiente.

—Solo dime —dije.

—Los condones solo sirven si un hombre está duro.

—Lo sé —dije, frunciendo el ceño.

—Richard ya no está duro.

Volví a mirar a Richard, excepto que esta vez me permití


mirar más abajo de su cuerpo. Maldición.

—Demasiado hablar después de que se quitó la ropa —


dije.

—Sí —dijeron Richard y Nathaniel juntos.

Me hizo reír y se aflojó algo de tensión en mí. Estaría bien;


Nathaniel estaría aquí para ayudarnos. Richard incluso había
reconocido que necesitábamos que hiciera precisamente eso;
si podíamos seguir siendo tan honestos el uno con el otro
estaríamos bien.
246
Comenzamos con un abrazo, envolviendo nuestros brazos
alrededor del otro. Los tacones significaban que yo era lo
suficientemente alta como para que nuestras caderas
estuvieran presionadas una contra la otra, de modo que el
montículo suave de su cuerpo yacía cálido y sólido contra mí.
La sensación de eso me hizo estremecerme en sus brazos y
hundir mi cara en su hombro. Ocultando mi rostro contra la
suavidad de su piel. Sus brazos se apretaron a mi alrededor y
levanté la cara para besarlo. Sus labios eran tan suaves, llenos
y besables como los recordaba. A veces tratas de ahogarte en
los besos de otras personas, tratando de olvidar cómo sabía el
que se te escapó, pero son como esa cosecha rara de vino que
crees que nunca más volverás a beber; el primer sorbo te
recuerda por qué te encantaba.

Su cuerpo comenzó a volverse más firme solo por besarlo.


Pasé una mano hacia arriba para tocar su cabello. La textura
era más áspera de lo que parecían todas esas olas espumosas,
pero aun así era suave, solo que no tan suave como otras.
Llenó mi mano y me hizo ponerme de puntillas para besarlo
más fuerte, presionando nuestros cuerpos más cerca,
comenzando a frotar suavemente contra ese punto creciente
de su cuerpo a medida que el beso se hacía más intenso. Mordí
suavemente su labio inferior y me gruñó, alejándose, y como
sabía que no le gustaba el dolor, lo dejé. Richard mordió mi
labio inferior, ojo por ojo, pero no me aparté, porque me
gustaba el dolor. Mordió un poco más fuerte y mis ojos rodaron
hacia atrás en mi cabeza, y luego mordió más, y eso fue
demasiado para allí. Le di unas palmaditas en el hombro como
si estuviera golpeando en el dojo, pero él lo tomó como si
fingiera luchar. Golpeé su hombro con más fuerza y me soltó,
retrocediendo para poder ver mi cara.

—¿Demasiado?

247
—Sí —dije.

Nathaniel dijo:

—Si no puede hablar, se rinde.

—No lo sabía —dijo Richard, y era la verdad.

—Ahora lo sabes y en caso de que surja, mi palabra de


seguridad es “palabra de seguridad”.

Abrió mucho los ojos hacia mí.

—“Palabra de seguridad”, ¿en serio?

Le fruncí el ceño.

—Sí, en serio.

—El mío es “rojo”.

—Rojo como en alto —dije. Él asintió, mirándome, y era a


la vez familiar y extraño estar mirándolo desnudo—. Eres
superior a dominante, ¿desde cuándo necesitas una palabra
de seguridad?

—Recientemente —dijo, y estaba buscando mi rostro como


si no estuviera seguro de cómo lo tomaría.
—¿Me estás diciendo que eres un switch2 como yo?

—Sí, no, todavía estoy descifrando todo, pero siempre


debes compartir las palabras de seguridad de antemano, ¿no
crees?

—Sí, en realidad —dije. Su cuerpo eligió ese momento para


hacer una de esas contracciones involuntarias que pueden
ocurrir cuando un hombre está muy ansioso y muy duro. Tuve
que cerrar los ojos y concentrarme en mi respiración por un
segundo. Tuve un segundo de odiar que su cuerpo todavía
pudiera hacerme reaccionar con tanta fuerza, y luego Jean-

248
Claude estaba en nuestras cabezas.

—¡Libera el ardeur ahora! —Nos había estado protegiendo,


porque ahora podíamos sentir el poder del otro vampiro
arrastrándose hacia él, hacia nosotros. Era el rey con el poder
de un millón de vampiros compartidos dentro de él; ningún
otro vampiro debería haber sido capaz de tocarlo, pero el poder
de este vampiro era como humo negro envolviendo a Jean-
Claude. Lo podíamos ver cubierto de él como si hubiera un
fuego entre él y nosotros.

Vi a Jake a su lado gritando, mirándonos como si supiera


exactamente dónde se cernía nuestro punto de vista. Richard
dijo:

—Jake nos está gritando que nos acerquemos al lado de


nuestro amo.

Nathaniel abrió la puerta de la oficina y dijo:

—Tienes que tocarlo, Anita, como nos tocaste a Damian y


a mí en Irlanda.

—¿Qué pasó en Irlanda? —preguntó Richard.

2 Persona que puede ser tanto dominante como sumiso dependiendo de la

situación y la pareja en BDSM. También puede referirse a que es bisexual dependiendo


de las circunstancias.
—Llamamos a un ejército de fantasmas para protegernos
de un grupo de malvados vampiros —dije, pero ya me había
dirigido hacia la puerta, y como la mano de Richard todavía
estaba en la mía, vino conmigo.

—¿Qué? —preguntó, y tiró de mi mano, lo que


normalmente no sería un problema, pero normalmente no
habría estado usando tacones de cinco pulgadas y media.
Nathaniel me agarró del brazo, así que me mantuve de pie.
Richard lo alcanzó y dejó de hacer preguntas. Nathaniel nos
llevó al pasillo y estaba alcanzando la puerta del escenario
cuando se abrió, y Jean-Claude estaba allí de pie. Se acercó a

249
mí, y Nathaniel me atrajo hacia adelante como si fuera un baile
y me estuviera pasando al siguiente compañero. La mano de
Jean-Claude envolvió la mía y pude ver el humo negro como
una neblina oscura alrededor de la parte superior de su
cuerpo. Me atrajo hacia sí y como Richard sostenía mi otra
mano, nos acercó más a los dos. Richard tocó su brazo, y en el
momento en que Jean-Claude nos tocó a ambos, la negrura se
diluyó, y pude ver dos puntos brillantes flotando en esa
brumosa oscuridad.

Richard susurró:

—¿Esos son ojos?

—Sí —dije.

—Debemos destruirlo —dijo Jean-Claude.

—¿Cómo? —preguntó Richard.

—De la única manera que sé —dijo Jean-Claude, sus ojos


se llenaron de fuego azul, como si el cielo de medianoche
pudiera arder. Los ojos pálidos que flotaban en la niebla
parecían más tenues en comparación, pero no desaparecieron,
y la negrura brumosa se apretó alrededor de la parte superior
de su cuerpo como una serpiente tratando de quitarle la vida.
—Lo que sea que necesites para derrotar a esa cosa —dijo
Richard, y sus ojos marrones se llenaron de fuego azul.

—Lo que necesites —dije, y no necesité un espejo para


saber que mis propios ojos se habían vuelto del mismo azul
ardiente del cielo nocturno.

Jean-Claude se quedó allí envuelto por esa negrura, los


ojos del otro vampiro flotando sobre él como si pudieran
marcarlo de la forma en que nos había marcado a nosotros.
Ningún otro vampiro era lo suficientemente fuerte para hacerle
eso, pero allí estaba como una serpiente venenosa aferrándose

250
a él. Los ojos eran menos claros con él tocándonos a ambos,
pero no se había ido, y debería haber desaparecido, perseguido
por el poder de su propio triunvirato, su propio sirviente
humano y mitad bestia. Éramos su asiento de poder, lo que le
había permitido alzarse para gobernar a todos los demás
vampiros en Estados Unidos. Hubo un silbido de sonido a
través de mi cabeza, todos los vampiros excepto uno. Ese no
era nuestro pensamiento.

El miedo se derramó sobre nosotros como la más fría de


las duchas, toda lujuria perdida en el terror de ese cuerpo de
serpiente y esos ojos flotantes.

—Es una mora, una bruja nocturna, se alimenta de


nuestro miedo. —Lo dije en voz alta como si no todos lo
supiéramos, pero de alguna manera decir las palabras ayudó
a aflojar lo que nos estaba haciendo.

—Libera el ardeur —dijo Richard.

—No tendré el control como de costumbre, Richard, y no


te perdería tan pronto otra vez —dijo Jean-Claude.

—No más huir —dijo—, sin importar lo que pase, les juro
a ambos que me quedaré y lo resolveré, y no los abandonaré.
Jean-Claude me miró desesperado porque era demasiado
bueno para creerlo. Los ojos azules de Jean-Claude eran tan
humanos como siempre, pero los ojos pálidos que flotaban
justo encima y al lado de su cabeza brillaban como niebla con
faros detrás, viniendo hacia aquí. El vampiro iba a pasar por
encima de nosotros a menos que actuáramos ahora.

—Jean-Claude, tienes que llamar el ardeur ahora, ahora


mismo —dije.

—Se alimenta de pesadillas y terror. A él no le importarán


mis sentimientos, ni los sentimientos de nadie más que los

251
suyos. Se hará cargo de tus vampiros, y luego todo el país será
suyo —dijo Richard.

Esa voz sibilante llegó de nuevo.

—Jean-Claude ha adquirido una moral tan tierna que no


tomará por la fuerza lo que es suyo por derecho, pero yo lo
haré.

Se me heló la piel con lo opuesto al pavor sin nombre


porque sabía exactamente de dónde venía el pavor, no
necesitaba nombre. Mi boca se secó, y estaba tan asustada que
podía sentir el sabor del metal en mi lengua como si ya
estuviera sangrando por heridas que él aún no me había
hecho. Casi escuché a Richard gemir:

—No te entregaré el clan Thronnos Rokke.

El humo se volvió negro y sólido; se estaba alimentando de


nuestros miedos, usándonos para darle poder. Giró una
enorme cabeza en forma de pala hacia mí e incluso sin las
escamas de colores conocía la forma de esa cabeza.

—Víbora —dijo Richard; pensé que había leído mi mente,


luego me di cuenta de que ambos teníamos títulos en biología.

—Quiero decir serpiente de cascabel, pero no estoy segura


de que sea algo natural.
—Tal vez sea una víbora ancestral, como algunos de los
tipos más antiguos de cambiaformas son especies extintas —
dijo.

La cabeza oscura como la noche se giró para mirarnos a


cada uno de nosotros mientras hablábamos. Su cabeza era tan
ancha como la de Jean-Claude. Otra ola de terror trató de
viajar por las manos de Jean-Claude hacia nosotros, pero
estábamos estudiando la serpiente, tratando de clasificarla,
algo que no se recomienda en el campo con serpientes reales.
Si crees que es venenosa, simplemente aléjate de ella, averigua
la especie más tarde de forma segura, pero no podíamos dejar

252
ir a Jean-Claude. No podíamos dejar sola a esta serpiente, así
que…

—Ninguna víbora en el mundo fue jamás tan grande —dije.

—No es que hayamos encontrado un fósil —estuvo de


acuerdo Richard.

Cuanto más usábamos nuestros cerebros para pensar y


estudiar, más fácil era deshacernos del miedo, como una
serpiente muda su piel para crecer.

—Los ojos no han cambiado de color —dije.

—Aún gris pálido —dijo.

—Brillando como la luz de la luna o la lluvia si pudiera


brillar —dije.

—¿Por qué crees que los ojos no cambian de color con el


resto del cuerpo? —preguntó.

—No lo sé, tal vez son ventanas a su alma y todo ese


asunto.

—¿Quieres decir que en realidad son del color de los ojos


del vampiro? —Richard se inclinó más cerca y la cabeza de la
serpiente se inclinó hacia él. Debería haber tenido miedo de
acercarse a él, pero no lo tenía. Cuanto más lo estudiábamos,
menos miedo teníamos los dos; también funcionaba de esa
manera con animales reales, así lo descubrimos cuando
todavía estábamos acampando, observando aves, caminando,
espeleología: él era la última persona en mi vida amorosa que
amaba el aire libre incluso más que yo. Vi un flequillo
fantasmal alrededor de la parte superior de su cabeza, o pensé
que sí, pero era, como la mayor parte del cuerpo, humo… la
frase humo y espejos me vino a la mente.

—¿Tiene un flequillo encima de la cabeza? —pregunté.

253
—Sí —dijo Richard—, y no. Es insustancial como el humo,
y ninguna serpiente viva ha tenido nunca un fleco, esas son
solo las lagartijas.

—No soy un lagarto —dijo la voz sibilante.

Richard olfateó el aire casi nariz con nariz con la enorme


cabeza.

—No huele real; no huele a serpiente o lagarto.

La voz sibilante vino a través de nuestras cabezas.

—Soy lo suficientemente real como para arrastrarme en sus


almas y controlarlos por el resto de la eternidad.

—¿El resto de la eternidad? ¿No es eso redundante? —


pregunté.

—¿Debería ser así, nos controlarás por toda la eternidad?


—preguntó Richard.

—No —dije—, incluso eso es demasiado. Debería ser él


quien nos controlará por la eternidad, porque después de que
digas eso, no hay más. La eternidad es eso.

—¿Se están burlando de mí? —preguntó la voz sibilante,


pero la cabeza de serpiente nunca abrió la boca cuando habló;
no era lo suficientemente real como para tener que abrir la
boca. ¿Qué mierda era esta cosa?

Jean-Claude se rio.

—Casi había olvidado que Richard compartió tu sentido


del humor una vez, ma petite.

El cuerpo de serpiente se dobló alrededor de su pecho y la


risa se detuvo. Jean-Claude se tambaleó y comenzó a caer,
pero Richard lo atrapó. Me puse tensa al ver que la serpiente
también lo golpeaba, pero las espirales eran como niebla que
mantenía su forma para que pudiera ver el cuerpo de Richard

254
a través de ella. Empujé mi mano a través de él para tocar el
brazo de Richard y se sentía menos real que la niebla, ni
siquiera había humedad en él. Todavía tenía la mano de Jean-
Claude en la mía, aunque su agarre parecía más débil. Moví
mi otra mano a su pecho, y la serpiente que se veía tan sólida
y negra se evaporó como nubes alrededor de mi mano,
tornándose gris para que pudiera ver a través de ella.

El silbido nos recorrió a todos.

—Has dejado la puerta entreabierta, Jean-Claude;


¿Pensaste que las palabras no significaban nada? La cuarta
marca solo puede completarse de dos formas, por la fuerza y
voluntad absoluta del vampiro involucrado, o diciendo el hechizo
junto con las acciones. La verdadera magia es algo más que
andar en celo como bestias y pensar fuertemente en algo, pero
eres tan joven, no recuerdas cuando la Madre era uno de
nosotros, no la reina de nosotros. La magia estaba en todas
partes, pero había reglas, todavía hay reglas, y no sabes cuáles
son, pequeño aspirante a rey. Esa falta de conocimiento va a ser
tu muerte, y luego tu sirviente humano, el mayor nigromante en
más de tres mil años, será mía, y tu bestia, el lobo rey de los
hombres lobo locales. No tan poderoso, pero una vez que sea
mío, lo llenaré con tal magia que nadie se le podrá resistir.
—¿Quién eres? —pregunté.

—Los nombres son magia antigua. No compartiré el mío.

—Si vas a ser nuestro nuevo maestro, ¿no deberíamos


tener tu nombre?

—Puedes llamarme Deimos.

—La personificación del pavor antes de la batalla,


¿verdad?

La cabeza de serpiente extrañamente sólida me miró y algo


parpadeó en los brillantes ojos grises. Lo había sorprendido.

255
—Lo más inesperado que supieras eso.

—Ma petite está llena de sorpresas, Deimos. —Los anillos


de serpiente se movieron como si alguien hubiera caminado a
través de la niebla para enviarla girando alrededor de mi brazo
donde tocaba a Jean-Claude. Se hundió cuando Richard tomó
más de su peso con el brazo que estaba libre; ninguno de
nosotros quería soltar las manos de Jean-Claude, como si eso
fuera más importante que tocar su piel.

—Libera el ardeur, Jean-Claude —dijo Richard.

—No te obligaré, te di mi palabra.

Esto era nuevo para mí, pero tenía sentido para los dos.

—Libera el ardeur y persigue a este bastardo de sangre fría


de vuelta a su guarida, o lo haré yo —dije.

—Si la palabra de un hombre ya no es buena, es sin honra.


—Se hundió hasta que Richard tuvo que apoyarse para
sostenerlo y retiró la mano que yo sostenía para poder usar
ambos brazos al menos parcialmente. Los estúpidos tacones
me hicieron tropezar y casi caerme. La piel de Jean-Claude
estaba fría y húmeda; debería haber estado cálido y lleno de
toda la lujuria de la multitud. Deimos no tenía que enviarme
miedo, de repente estaba aterrorizada por mi cuenta. El miedo
persiguió mi propio ardeur. Mierda. Tuve que tragar saliva
antes de poder mirar a Richard. Sus ojos eran sólidos, de color
marrón chocolate, sin rastro del poder de Jean-Claude en ellos.
Los míos probablemente también eran marrones de nuevo.

Dije:

—No sé qué trato hiciste con él, pero no vale la pena que
muera en nuestros brazos.

—Si pensara que ambos podríamos sobrevivir, podría


haberlo hecho una vez, pero eso fue entonces, y Deimos no

256
sería una mejora.

Empecé a decir que si dejaba morir a Jean-Claude no


importaría si sobrevivía porque lo mataría, pero había
aprendido lo suficiente como para guardarme las cosas más
autosaboteadoras. En alguna parte de esa oración había
accedido a ayudar a Jean-Claude.

Richard besó la mejilla de Jean-Claude. No tenía ni idea


de por qué; no era algo que les hubiera visto hacer antes. Jean-
Claude movió su rostro hacia atrás para ver a Richard más
claramente; esos ojos azul oscuro tenían problemas para
enfocarse.

—¿De verdad dejarías que te mate y entregarnos a Anita


y a mí como esclavos solo para que no me devastes
accidentalmente?

—Te di mi palabra.

—Eso es un sí —dije.

—Oui.

—Los hombres honorables son tan fáciles de manipular —


dijo Deimos.
—Podemos serlo —dijo Richard, todavía mirando a la cara
de Jean-Claude como si estuviera tratando de memorizarlo, y
luego lo besó en toda la boca. Fue un toque casto de labios,
pero en casi diez años de intermitentes, fue la primera vez que
los vi besarse. Él retrocedió primero, y el rostro de Jean-Claude
mostró el asombro que ambos sentíamos por nuestro tan
heterosexual Richard.

—Me asombras, mon lupe.

—Preferiría no tomar uno por el equipo, pero si sucede en


el calor del momento, no prometo ningún remordimiento de

257
comprador por mi parte. Ahora suelta el ardeur y sálvanos.

Los anillos se arremolinaron, o se flexionaron, no tenía


palabras para lo que hicieron alrededor del pecho de Jean-
Claude, pero lo tambaleó tanto que Richard y yo soltamos
nuestras manos para agarrarlo. En la fracción de un segundo
antes de que volviera a tocarlos a ambos, Deimos me llenó de
un terror que me congeló el aliento en la garganta y casi me
derrumbó el pecho de pavor. Íbamos a perder, íbamos a morir,
íbamos a…

—Él no puede encontrar su lujuria mientras lo monto; tu


amo no puede salvarte ahora, lobo.

—Solo necesitamos que libere el ardeur —dijo Richard, y


me miró.

—La lujuria es el bálsamo en el que los hombres han


ocultado su miedo antes de la batalla, su terror en el campo de
batalla en forma de violación y devastación, pero es demasiado
tarde para que Jean-Claude te brinde tal consuelo.

—Lo sé —dijo Richard, y me dirigió una mirada


extrañamente pacífica, como si hubiera hecho las paces con
eso, sea lo que sea. Nunca pensé volver a ver una expresión así
en su rostro, nuestro profesor en conflicto que resultó ser un
hombre lobo. Él se quedó allí, los músculos de sus brazos se
flexionaron, sosteniendo a Jean-Claude con mi brazo alrededor
de su cintura, un brazo atrapado entre sus cuerpos. Él asintió
y miré hacia la cabeza de la serpiente. Quería tocarlo para
sentir si era lo suficientemente sólido como para romperlo; una
vez que hubiéramos liberado a Jean-Claude y a nosotros
mismos, probaríamos la teoría. Miré los ojos gris pálido y
parpadearon de nuevo, tal vez fue un parpadeo sin párpados.
Richard compartió algo de su calma resuelta conmigo. No
cuestioné de dónde venía esa sensación de paz, porque la
necesitaba demasiado para cuestionarla. Me ayudó a
recuperar el control de mí misma.

258
—Deimos, pavor o miedo, es el hijo de Ares, dios de la
guerra —dije.

—Sí, soy un dios.

Sonreí y supe que era la sonrisa más desagradable que


obtenía cuando estaba a punto de hacer algo violento y
generalmente fatal para el otro tipo. Hice las paces con esa
sonrisa y lo que venía con ella porque me mantenía con vida.

—¿Sabes cuál es mi apodo, Deimos?

—Tú eres el Verdugo, y pronto estarás matando a mis


enemigos como te ordeno.

—Mi otro apodo.

—¿Qué otro nombre? —Parecía impaciente y trató de enviar


miedo por mi piel otra vez, pero ya era demasiado tarde para
que eso me detuviera; había tomado mi decisión y había una
quietud intocable en la elección.

—Guerra, los otros Marshals preternaturales me llaman


‘Guerra’, por eso sé que Deimos es miedo o temor a la batalla
que se avecina: lo investigué.

—Eso es absurdo; eres una mujer pequeña y delicada, no


puedes ser Guerra.
Jean-Claude se hundió en nuestros brazos con tanta
fuerza que pronto tendríamos que ponernos de rodillas.

—Date prisa —dijo Richard.

Invoqué el ardeur dentro de mí, no el poder de Jean-


Claude, sino como el lobo que se escondía dentro de mí, lo que
había comenzado como su poder solo ahora era mío.

—¿Qué es esto? ¿Qué está sucediendo? —Deimos sonaba


asustado, perfecto.

—¿Quién es tu papi, Deimos? —dije, y luego el ardeur nos

259
envolvió como una ola de calor de verano. Tenía un vago
recuerdo de Deimos gritando y luego estábamos solo nosotros
tres con nuestras manos y bocas el uno contra el otro sin Jean-
Claude en control suficiente para salvarnos de nosotros
mismos.
260
Me ahogué en el sabor de la piel de Richard, y la boca de
Jean-Claude sopló a lo largo de mi piel y me estremecí entre
los dos como madera atrapada entre llamas diferentes. La
sensación de mis manos sobre los cuerpos de ambos al mismo
tiempo sin que nadie me dijera que me detuviera era
intoxicante. El ardeur nos dio el uno al otro en formas que
siempre habíamos negado. Era un deseo tan puro que no había
dudas, ni protestas, ni paradas. El siguiente recuerdo claro
que tuve fue estar en el suelo con Jean-Claude encima de mí.
El rostro de Richard apareció sobre el hombro de Jean-Claude,
las ricas ondas marrones se mezclaban con los rizos negros.
Estaba atrapada bajo su peso combinado, atrapada de una
manera en la que nunca antes había estado atrapada. Los ojos
de Richard se volvieron ámbar lobo, vislumbrados como una
cosa salvaje a través de la caída de su cabello combinado.
Richard hizo algo con sus caderas que provocó espasmos en
Jean-Claude, empujándose más profundamente en mí, lo que
me hizo gritar.

—Arriba —dijo Richard, con un borde de gruñido en su


voz. Jean-Claude levantó la parte superior de su cuerpo de mí
en una especie de flexión. Un brazo bronceado rodeó la cintura
pálida de Jean-Claude. Me encantaba el contraste de sus
pieles, y luego Jean-Claude hizo algo con sus caderas que hizo
que mis ojos se pusieran en blanco, así que solo sentí que sus
manos se curvaban debajo de la parte baja de mi espalda y me
sujetaban mientras subía, de rodillas. Normalmente habría
envuelto mis piernas alrededor de su cintura para ayudarme a
mantenerme en el lugar, pero no había forma de que alcanzara
a ambos hombres. Tuve un momento de no saber qué hacer
con mis piernas, pero necesitaba la palanca del agarre. Era
como estar de guardia en el jiu-jitsu brasileño cuando la
persona que está encima de ti es enorme, simplemente no

261
puedes conseguir un agarre, pero necesitas encontrar una
manera de obtener tu ventaja, excepto que aquí no quería
escapar, solo quería poder moverme.

—Necesito envolver mis piernas alrededor de alguien, o


una cabecera para agarrarme —dije, porque eso podría
compensar el no poder usar mis piernas para ayudar, pero no
había nada al alcance.

—Podemos ir a ti —gruñó Richard.

—¿Qué? —pregunté, pero Jean-Claude pareció entenderlo


bien porque dijo:

—Piernas arriba, ma petite, pon los tacones con los que he


estado soñando con verte todo el día sobre mis hombros. —
Había un calor, casi un hambre en sus ojos que me hizo saber
que hablaba en serio sobre los zapatos, y para esa mirada en
este momento podría usar zapatos más ridículos.

Tuve que abrir mucho las piernas mientras las levantaba


para no herir a nadie con los tacones de aguja. Jean-Claude
sostuvo mi peso en sus manos, así que fue más fácil de lo que
hubiera sido. Finalmente los puse cuidadosamente sobre los
hombros desnudos de Jean-Claude, enmarcando su rostro.
Todas las cuentas y extras en los zapatos que había odiado
parecían una joya en un cofre del tesoro con sus rizos negros
tocándolos, sus ojos azul oscuro y profundo más azules de lo
que nunca los había visto, y me di cuenta que el azul en los
zapatos resaltaba sus ojos como si lo hubiera planeado de esa
manera, y siendo Jean-Claude probablemente lo había hecho.

Entonces Richard miró por encima de su hombro y esos


ojos de lobo salvaje no coincidían en absoluto con los zapatos,
pero sus rostros uno al lado del otro encima de mí eran
perfectos, como si hubiera estado esperando una eternidad
para verlos así. Jean-Claude bajó su cuerpo sobre el mío, pero
con mis piernas sobre sus hombros era la posición menos
misionera que podía imaginar. Todavía estaba mirando su

262
pecho, pero mis propias piernas lo mantuvieron arriba y lejos
de mí lo suficiente como para poder vislumbrar su rostro
cuando comenzó a moverse dentro de mí. Entonces el peso
cambió, y sentí que Richard nos presionaba a ambos contra el
suelo. Estaba completamente atrapada bajo sus pesos
combinados, y me encantaba.

Jean-Claude y Richard encontraron su ritmo. En esta


posición con Richard encima de él, Jean-Claude no podía
hacer su habitual deslizamiento dentro y fuera de mí para que
pudiera ver cada centímetro de él penetrando profundamente
en mí, pero el ángulo significaba que no necesitaba hacer
mucho para comenzar a construir mi cuerpo hacia el orgasmo.
No podía ver a Richard en absoluto, pero podía sentir su peso
sobre nosotros, el tira y afloja de su cuerpo en los movimientos
más suaves. Normalmente hacía el amor como si estuviera
tratando de abrirse camino hasta el otro lado, pero no esta
noche. Era tan gentil y cuidadoso como nunca lo había sentido.
Normalmente me gustaba el sexo más rudo y vigoroso, pero
esta noche era suficiente. Ese peso cálido comenzó a
acumularse profundamente en mi cuerpo mientras Jean-
Claude empujaba y tiraba una y otra vez dentro de mí.
—Estoy cerca —dijo Richard, y no había ningún gruñido
en su voz ahora, solo la tensión de mantener su ritmo
cuidadoso sin empujarse al límite antes de que llegáramos.

—Sí —dijo Jean-Claude, y su voz mantuvo la tensión de la


concentración mientras luchaba por atraerme antes de
entregarse al placer.

El peso estaba aumentando, pero yo no estaba allí todavía.


Abrí la boca para decir No tan cerca y luego, de un golpe al
siguiente, el orgasmo rodó sobre mí, salió de mí, me hizo gritar
debajo de ellos.

263
Escuché a Richard decir—: Gracias a Dios —y luego lo
sentí empujar su peso, inmovilizándonos a ambos. Jean-
Claude se estremeció encima de mí, dentro de mí, y eso me
hizo venirme de nuevo, gritando y luchando debajo de ellos,
mis uñas desgarrando la alfombra intentando encontrar algo
a lo que agarrarme, para evitar caer en el placer de eso y nunca
correrme otra vez.

Mis ojos revolotearon hacia atrás en mi cabeza de modo


que estaba ciega y solo el peso más ligero sobre mí me hizo
saber que Richard se había movido. Jean-Claude se levantó
sobre sus brazos. Intenté mirarlo, pero todo estaba bordeado
de blanco y destellos de luz. Es mentira que te quedes ciego
con demasiado sexo, pero era en momentos como este cuando
entendía de dónde venía la idea. Salió de mí y eso me hizo
retorcerme y gritar de nuevo.

Me quedé tumbada boca arriba esperando poder mover


algo. Jean-Claude se derrumbó a mi lado sobre su estómago,
con su brazo cruzado sobre mi cintura. Giré la cabeza y todo
lo que pude ver fueron sus rizos negros. El brazo de Richard
apareció descansando sobre el hombro de Jean-Claude,
bajando por su espalda para que su mano descansara contra
el cuerpo del otro hombre. La respiración de Richard todavía
era dificultosa, más de lo que lo había escuchado después de
un entrenamiento mucho más vigoroso. Soltó una carcajada
sin aliento.

Jean-Claude levantó la cabeza y todavía no podía ver nada


más que su cabello.

—Hemos ganado esta batalla, pero debemos hacer planes


para ganar la próxima.

Le di unas palmaditas en el brazo donde yacía sobre mí y


le dije:

—Si puedes moverte, entonces comienza esa planificación

264
maquiavélica, todavía no puedo sentir mis piernas.

Se rio y sacudió la cabeza, el cabello largo aún ocultaba su


rostro. Descubrí que podía mover mi brazo lo suficiente para
separar sus rizos y poder mirarlo. Sus ojos eran del azul más
claro que jamás había visto, no azul medianoche, sino cielos
otoñales justo cuando el sol comienza a ponerse. Sentí lo que
sentía la mayoría de las veces cuando lo miraba: que era
demasiado hermoso para ser mío. Me sonrió, no la sonrisa que
usaba en el escenario o cuando estaba frente a la cámara con
los medios, sino una sonrisa menos practicada y más real y
tanto más preciosa por ello.

—¿No podemos quedarnos aquí y disfrutar el momento


antes de prepararnos para la próxima batalla? —preguntó
Richard, y su voz era casi triste.

Jean-Claude volvió la cabeza para mirarlo y descubrí que


podía levantarme sobre los codos lo suficiente como para ver
el cuerpo de Richard al otro lado de él, pero no podía ver su
rostro.

—Tienes razón, mon lupe, este es un momento para


saborear. Perdóname.
—Como todavía no podemos levantarnos, podríamos
abrazarnos —dije, porque si este momento nunca volvía a
suceder, quería que nos abrazáramos.

Medio esperaba que Richard volviera a meterse en sus


problemas e insistiera en que yo estuviera en el medio, pero no
lo hizo. Simplemente se puso de costado y fue la cuchara
grande para Jean-Claude, quien fue la cuchara grande para
mí, y yo fui la cuchara más pequeña. Lo amas o lo odias, era
la verdad. Jean-Claude me sostuvo cerca, y luego el brazo de
Richard se deslizó sobre los dos, de modo que nos abrazó.
Ocho, casi nueve años y esta era la primera vez que nos

265
acurrucábamos así, nos abrazábamos así, o si alguna vez lo
habíamos hecho antes, había sido hace tanto tiempo que no lo
recordaba.

Pasé mis dedos por su brazo. Había olvidado lo oscura que


era su piel, o lo pálida que era la mía contra ella. Me gustaba
el contraste de su cálido bronceado con nuestra palidez. Nunca
había podido broncearme, solo me quemaba. Me preguntaba
si la piel de Jean-Claude se había bronceado cuando estaba
vivo, o si toda esta piel blanca se había quemado como la mía.

Llamaron a la puerta de la oficina y todos nos tensamos.


Ethan dijo:

—Lamento interrumpir, realmente lo siento, pero la


audiencia aún los está esperando. Nathaniel está en el
escenario tratando de mantenerlos ocupados para que no
empiecen a irse, pero les necesitamos.

Me acosté en nuestro tierno nido de cucharas y dije:

—¿Soy la única que se olvidó por completo de la


audiencia, o debería sentirme estúpida por mi cuenta?

Jean-Claude acarició mi cabello y me abrazó con más


fuerza, presionando su desnudez contra la mía. Ahora no era
tanto sexual como reconfortante.
—No es estúpido disfrutar plenamente de los placeres que
amas, ma petite.

—Tal vez no sea estúpido, pero no los olvidaste.

El brazo de Richard se apretó alrededor de ambos como si


nos estuviera abrazando.

—Entré por la parte de atrás por el callejón, así que ni


siquiera vi a la audiencia. Sentí que Jean-Claude llamaba a los
lobos para pedir ayuda, y yo estaba lo suficientemente cerca
para responder a la llamada.

266
—Es una suerte que estuvieras cerca, mon lupe. No creo
que ningún otro lobo pudiera haberte sustituido esta noche.

—Espera, ¿dijiste que estabas en una cita y que por eso


estabas tan cerca? —pregunté.

—Sí.

—¿Ella esta aquí? Por favor, dime que tu cita no estaba de


pie afuera de la puerta mientras teníamos sexo. —Empecé a
intentar a incorporarme lo suficiente para mirarlo, pero ambos
hombres me sujetaron.

—Ella no está aquí.

—La llamé un Uber y la envié a casa.

Intenté no luchar con su fuerza combinada


manteniéndome presionada en el lugar, pero de repente ser la
cucharita no era tan cómodo. Richard había dejado a su cita
para venir a tener sexo con nosotros; simplemente parecía
grosero.

—Espero que te perdone —dije.

—Era una primera cita y estaba aburrido. Lamento que la


gente esté en peligro, pero no lamento estar aquí con ustedes
dos en lugar de con una extraña parloteando sobre su divorcio
y cómo yo no me parecía en nada a su exmarido y no era tan
bueno.

—Eso suena horrible —dije.

Jean-Claude le acarició el brazo y dijo:

—¿Por qué estarías en una cita así?

—Arreglado por otro maestro, y mi terapeuta me ha estado


animando a tener más citas.

—¿Qué va a decir tu terapeuta acerca de estar aquí con


nosotros?

267
—Nada, ella me dijo que saliera y encontrara a alguien que
me hiciera dejar de soñar contigo y Jean-Claude o que volviera
contigo.

Me alegré de que Jean-Claude estuviera entre nosotros


porque me quedé muy quieta. El sexo fue fabuloso y
necesitábamos reparar el triunvirato para asegurar la base de
poder de Jean-Claude, pero no estábamos juntos. De repente
no éramos un trío. Richard había alienado a tantas personas
en nuestro grupo poliamoroso que nunca tendrían sexo con él,
y no podía seducirlas para que pensaran que era una buena
idea. Ni siquiera pensé que era una buena idea y tuve el
beneficio de verlo desnudo. ¿Richard realmente creía que una
buena follada y todo estaba perdonado, o había entendido mal?
Por favor, déjame haber entendido mal.

—Sé que esto no hace que todo esté bien entre nosotros.
No espero una buena follada, y todo está perdonado.

—Gracias por decir eso en voz alta —dije.

Nos abrazó a los dos de nuevo y luego su brazo se movió,


y miré por encima del hombro. Alcancé a ver su cabello y la
parte superior de su cuerpo, así que me di la vuelta todavía en
los brazos de Jean-Claude para poder ver las caras de ambos.
Acarició ociosamente el brazo de Jean-Claude mientras
hablaba.

—No sé qué tan cómodo me sentiré con ciertas cosas, pero


finalmente cambié de terapeuta hace unos meses, porque el
primero era un hombre mayor y era más homofóbico que yo, y
uno de mis principales problemas era que estaba totalmente
cautivado por este hermoso hombre que seguía tratando de
odiar, porque no quería ser bisexual además de ser un hombre
lobo. Es una de las razones por las que me asusté después de
que estuvimos juntos con Asher en el dormitorio esa primera
vez. Me sentí genial y luego me fui a casa e intenté ser lo que

268
pensé que se suponía que debía ser en lugar de lo que era.

Ambos nos quedamos mirándolo.

—Espera, regresa, ¿acabas de decir que eras bisexual?

Él asintió.

—Richard —dijo Jean-Claude—, estoy asombrado. Yo…


me has dejado sin palabras.

—¿Llegué demasiado tarde? ¿No hay lugar para mí en el


grupo poliamoroso? He sido horrible y he desaparecido
durante meses para todos ustedes, así que, si es demasiado
tarde, lo entenderé. Es culpa mía.

—Nunca es demasiado tarde mientras quede vida —dijo


Jean-Claude—. Solo la verdadera muerte nos quita las
segundas oportunidades.

—Estoy de acuerdo —dije—, pero tenemos que hablar con


el resto de nuestra gente. Algunos de los más nuevos ni
siquiera te han conocido o solo de pasada.

—Lo sé, y lamento que me haya tomado tanto tiempo


admitir la verdad.
Jean-Claude rodó sobre su espalda para mirar a Richard,
y por alguna razón eso me hizo levantarme sobre un codo para
reflejar la pose de Richard. Se distrajo totalmente con mis
pechos por un segundo y no pudo hacer contacto visual con
ninguno de nosotros.

—Si esa mirada en tu cara es que tratas de no mirar mis


pechos, está bien que mires fijamente. Acabamos de tener
sexo, así que tienes permiso —dije.

Richard sonrió y pareció avergonzado.

—No todas las mujeres se sienten así, incluso después del

269
sexo.

—Ese es su problema, no el mío.

Me miró a la cara y había una profundidad de sentimiento


en sus ojos marrones que alguna vez habría hecho que mi
corazón cantara, pero ahora me obligó a mirar hacia abajo para
que no pudiera leer la incertidumbre en la mía.

—Estoy cansado de sus problemas —dijo, y luego agregó—


, y muy cansado de los míos. —Se inclinó y miré a tiempo para
verlo besar a Jean-Claude suavemente, con ternura, de la
forma en que a la mayoría de las mujeres les gusta que las
besen. Se echó hacia atrás y los ojos de Jean-Claude aún
estaban cerrados, el encaje negro de sus pestañas lo hacía
parecer como Blancanieves en un porno de cambio de género.
Tenía sexo en mi mente, pero después de lo que acabábamos
de hacer juntos y mirándolos a los dos desnudos, sabía que
podía cruzarme y tocarlos… ¿Quién podría culparme?

Jean-Claude abrió los ojos y miró a Richard.

—Siento que estoy soñando y no deseo despertar, pero


debemos limpiar lo suficiente para estar presentables y usar
nuestras energías combinadas para enviar a la audiencia a
casa sana y salva.
—Solo dime qué hacer —dijo Richard.

Jean-Claude se sentó, luego se puso de pie como si


estuviera bailando en el escenario. Yo no iba a estar ni cerca
de esa suave postura en mis tacones. Tal vez leyó mi mente, o
tal vez simplemente me conocía lo suficientemente bien,
porque me ofreció una mano, la cual acepté felizmente, porque
realmente la necesitaba. Richard se puso de pie con nosotros.
Hubo un momento de incomodidad cuando fue como si no
supiera a quién tomar de la mano.

—Ma petite necesita más ayuda con esos deliciosos

270
zapatos.

Richard se movió para poder tomar mi otra mano, y


caminamos hacia la puerta, y luego me detuve para que ellos
tuvieran que detenerse.

—No todos en el pasillo pueden verme desnuda


regularmente; necesito mi vestido.

—Yo también debería ponerme mi ropa —dijo Richard.

—Y yo tengo una bata —dijo Jean-Claude.

—Que alguien me dé mi vestido, para que no tenga que


agacharme para recogerlo. —Jean-Claude se inclinó en las
botas y admito que admiré la vista mientras lo hacía, por lo
que estaba sonriendo felizmente cuando me entregó mi vestido.
Me devolvió la sonrisa como si supiera exactamente lo que
había estado admirando. Envolví mis brazos alrededor de él
con el vestido en una mano para que pudiéramos besarnos.
Retrocedimos al mismo tiempo para sonreírnos a los ojos. De
repente me sentí mejor como si todo estuviera bien; no importa
lo que hicieran los demás, estaríamos bien.

Richard se detuvo con su ropa en sus manos.

—Si vamos a limpiarnos, prefiero hacerlo antes de


vestirme.
—Si atendemos a la audiencia antes de la ducha, entonces
podría tener algo para que te pongas en el escenario —dijo
Jean-Claude.

Observé a Richard vacilar.

—Enseño en una universidad, que es más indulgente que


cuando enseñaba en la secundaria, pero aún no tengo la
titularidad y desnudarme podría asegurarme que nunca la
consiga.

—Si ocultamos tu rostro y te sacamos de tu ropa


conservadora, dudo que alguno de tus compañeros de facultad

271
se atreva a admitir que te reconoce excepto en sus fantasías —
dijo Jean-Claude.

—¿Qué vas a usar? —pregunté.

—Tengo una túnica que combina con las botas.

Sonreí y negué con la cabeza.

—Por supuesto que sí.

—Si tienes ropa que me quede bien y alguien está


dispuesto a prestármela, estoy listo —dijo Richard.

—Encontraremos algo —dijo Jean-Claude con una


sonrisa, y lo hicimos.
272
Jean-Claude tenía al público sentado en sus sillas
perfectamente quietos de nuevo, con los ojos muy abiertos y
mirando al vacío, ni siquiera podía verlos parpadear. Me
preguntaba cuánto tiempo podías mantener los ojos abiertos
antes de que comenzaran a secarse. Por supuesto, no habían
estado sentados así todo el tiempo. Nathaniel llevó a Graham
al escenario y tuvo una lección de baile improvisada, que a la
audiencia le encantó, y luego, después de que Ethan llamó a
nuestra puerta, la audiencia se quedó quieta como ahora.
Jean-Claude había podido concentrarse de nuevo en ellos.
Nuestro acto sexual y el ardeur le habían devuelto a Jean-
Claude su control y poder, pero su atención había regresado
solo después de que llamaron a la puerta. Ahora Richard y yo
estábamos en el escenario tomándolo de la mano y esperando
que despertara a la audiencia. Nos había advertido que no
expresáramos nuestras dudas o que encontrábamos
espeluznante a la audiencia congelada y sin pestañear, porque
al igual que los pacientes que salen de la anestesia, podían
recordar lo que se decía sobre ellos. No queríamos tomarnos
tantas molestias y luego que nos recordaran diciendo cosas
que no coincidían con los nuevos recuerdos que Jean-Claude
había creado.
Aunque es cierto que mi mayor peligro era tropezar con los
tacones de cinco pulgadas y media porque estaba mirando
boquiabierta a Richard con su ropa prestada. No estaba segura
de qué tenía el atuendo que me distraía tanto; tal vez eran los
pantalones cortos de cuero artificial brillante que le abrazaban
la parte de atrás a propósito y tenían algunas dificultades para
sostener todo el frente. Incluso había botas de combate
brillantes a juego, pero no me distraían como los pantalones
cortos. Lo acababa de ver desnudo y tuve sexo con él hace solo
unos minutos, entonces, ¿por qué tenía tantos problemas para
no mirar la parte delantera de los pantalones cortos? Porque

273
no había llegado a hundirme en él o tenerlo dentro de mí de
ninguna manera. Amaba y todavía estaba totalmente
sorprendida de que hubiera logrado cruzar la gran división con
Jean-Claude, pero aún había pasado mucho tiempo desde que
estuve con Richard. El sexo había sido la única área en la que
él y yo siempre habíamos estado bien juntos.

Me miró a través del escenario. La máscara que llevaba no


era brillante, sino de cuero negro real. Era todo de una sola
pieza, hecha a mano, y la parte más cara del conjunto. Tenía
puntos delicados arriba de su cabello que podrían ser cuernos,
pero había dos puntos igualmente delicados en la parte inferior
de la máscara, por lo que enmarcaban sus labios e incluso
llamaban la atención sobre el hoyuelo. Nathaniel lo había
ayudado con su cabello detrás del escenario para que fuera
una masa de ondas espumosas que ocultaban por completo el
hilo que sostenía la máscara en su lugar. Las luces del
escenario captaron toques de cobre y oro en el castaño de su
cabello, como podría hacerlo la luz del sol. Miré sus ojos
marrones rodeados por el cuero y finalmente me di cuenta de
que me gustaba la máscara, o él con la máscara. Ocultaba los
pómulos altos y todas las partes de su estructura ósea que lo
hacían tan absolutamente masculino y dejaba al descubierto
los labios llenos y besables y el triángulo más suave de su
mandíbula inferior y barbilla con ese hoyuelo que siempre
había sido como un pequeño ‘sí, es realmente tan bonito’ por
lo que la idea de verlo encima de mí con la máscara lo hizo por
completo para mí. Es curioso cómo no sabes que algo es un
problema hasta que lo es.

Jean-Claude golpeó nuestras manos con su pulgar para


contar tres, dos, uno, y la audiencia parpadeó y cobró vida
mientras nos conducía hacia adelante, sonriendo con su
túnica azul larga que combinaba perfectamente con el toque
de las botas.

—¡Nikki y Jet están aquí para ayudarme a desearles una

274
muy buena noche! —El público aplaudió y gritó nuestros
nombres, o simplemente gritó en silencio. Jean-Claude los
había creado viendo a Jet, el nombre artístico de Richard para
esta noche, bailando. Aparentemente eran buenas imágenes
porque su nombre fue llamado mucho para un debutante en
el escenario en Placeres Prohibidos.

Entonces Jean-Claude llamó al poder y no de la manera


tranquila en la que normalmente lo hacía, por lo que la mayor
parte del tiempo no me di cuenta. Era tan bueno en lo sutil
porque había ocultado lo poderoso que realmente era durante
siglos a otros vampiros. Se había escondido a plena vista
jugando al seductor, al autómata, el atractivo visual, por lo que
los vampiros más fuertes solo verían el hermoso exterior sin
adivinar que por dentro él era mucho más. Lo que había
comenzado como una necesidad se había convertido en un
hábito hasta que a veces creo que incluso él olvidaba cuánto
más podía ser. Si interpretabas a la rubia tonta el tiempo
suficiente, podías perderte en el papel, pero Jean-Claude no
estaba perdido ahora; con nuestras manos para anclarlo se
encontró por fin.

Su poder creció dentro de él y atrajo el mío y el de Richard


con él como si estuviéramos sosteniendo mucho más que solo
manos. Era casi más íntimo que el sexo porque compartíamos
nuestra magia, que era un pedazo de nuestras almas. Se
derramó sobre nosotros tres en un calor que nos escocía la piel
y nos robaba el aliento con ese borde de fría eternidad que
ayudaba a Jean-Claude a controlarnos a ambos. No podía
recordar la última vez que Richard estuvo con nosotros y nos
dio su poder libremente, pero el Jean-Claude de entonces no
supo qué hacer con todo eso; había aprendido y crecido, y
ahora sabía exactamente qué hacer. Lo derramó sobre la
audiencia y no solo se les puso la piel de gallina, el aliento se
les atascó en la garganta, sus manos se aferraron ansiosas a
sus sillas, sus bebidas, sus propias manos, sino que estaba

275
dentro de ellos más y más profundo buscando una sombra que
el otro vampiro había colocado dentro de ellos. Había
imágenes, imágenes de recuerdos, esperanzas, sueños,
miedos, sí, eso era todo, Deimos no se había apegado a su
realidad, se había apegado a sus miedos. Tenía miedo del
futuro por venir y todo el mundo tiene algo a lo que teme
enfrentarse, y a través de ese miedo humano universal había
plantado su sombra. Él les susurraría, Vengan a mí y lo grande
y malo nunca sucederá. Vengan a mí y les salvaré de ella.
Vengan a mí y les llevaré a algún lugar donde la muerte no
pueda encontrarles nunca más. Vengan conmigo y les
mantendré a salvo. Bastardo mentiroso.

Jean-Claude apuntó nuestro calor a la mentira, como el


sol saliendo para ahuyentar a la noche y sus terrores.
Encontró su miedo a lo que podría pasar y lo reemplazó con
alegría, confianza y recuerdos de la noche aquí en Placeres
Prohibidos. Los llenó con todos los bailarines que habían visto
esta noche, Jean-Claude volando sobre la multitud, Graham y
los otros guardias teniendo su noche amateur, luego la victoria
de Graham y él y yo en el escenario con Jean-Claude, luego
Nathaniel como Brandon dando a Graham lecciones de baile
en el escenario, luego Richard/Jet bailando en el escenario, y
luego Jean-Claude subido al escenario al final del acto de
Richard conmigo en su brazo, y volvimos al presente con
nosotros de pie en el escenario.

—Nos ha encantado tenerles esta noche en Placeres


Prohibidos y esperamos tenerles de nuevo. Nos encanta que
nuestros huéspedes vengan una y otra vez, hasta que estén
completamente satisfechos. —Su voz hizo que las palabras
fueran aún más de lo que eran. Dijo amado y te sentías
verdaderamente amado; decir placeres prohibidos hizo reír y
retorcerse a la audiencia; su tenerte era sexual, otra vez era un
eco de ello, amor era ser tan deseado, y venir una y otra vez era
casi orgásmico. Cuando dijo completamente satisfecho, los

276
hizo gritar y chillar su nombre. Su voz siempre había sido uno
de sus mejores poderes vampíricos, pero nunca había sido tan
buena, ¿o sí?

Jean-Claude tiró de nuestras manos hacia abajo, así que


seguimos su ejemplo e hicimos una reverencia a la audiencia.
Gritaron nuestros nombres, aplaudieron, gritaron y luego nos
condujo detrás de la cortina. La puerta del backstage se abrió
y entramos aún tomados de la mano: Richard, luego Jean-
Claude, luego yo. Fue solo cuando Ethan cerró la puerta detrás
de nosotros y soltamos la tensión que Jean-Claude había
estado sosteniendo que ambos escuchamos los pensamientos
de cuán inseguro había estado de poder limpiar a la audiencia
por completo de la magia de Deimos.

Lo miré y me di cuenta de que pensaba que tenía suficiente


poder para no tener que luchar tan duro contra otro vampiro
nunca más. Tenía el poder de todo el país de los vampiros
directamente bajo juramento de sangre. Había una
desesperación en él que nunca había escuchado tan fuerte en
mi cabeza, que no importaba cuán poderoso se volviera, nunca
sería lo suficientemente poderoso literalmente, nunca sería lo
suficientemente poderoso para proteger su base de poder.

Dije:
—Jean-Claude… —Pero me atrajo a un abrazo y Richard
se envolvió alrededor de nosotros, y luego Nathaniel vino y
agregó sus brazos al abrazo. Sosteníamos al rey vampiro y
todos pudimos sentir que estaba esforzándose mucho por no
perder la cabeza por completo. Si la comunidad de vampiros
en general descubría que un solo vampiro casi había sido
capaz de capturarlo a él, a nosotros, entonces sería una batalla
campal. St. Louis se convertiría en el salvaje oeste con nuevos
maestros vampiros llegando a la ciudad para probar suerte,
porque por primera vez en Estados Unidos había un maestro
vampiro que contaba. Si eliminabas a Jean-Claude, el país era

277
tuyo con un duelo.

Él susurró:

—¿Qué he hecho? —Lo abrazamos más cerca y tratamos


de tener pensamientos felices, porque podía leer nuestras
mentes y todos estábamos asustados.
278
Dejé un beso en el pecho desnudo de Jean-Claude donde
la túnica se había abierto, lo cual fue suficiente para que él me
mirara a través de todos nuestros brazos entrelazados. Miré el
azul oscuro de sus ojos e incluso escuché sus dudas en mi
cabeza, todavía lo amaba y creía en él. Realmente lo hacía.
Sonrió y algo de tensión desapareció de su rostro y de su
mente.

—Si tienes fe en mí, ma petite, entonces eso es suficiente.

Todos nos alejamos del abrazo, y me giré para poner mi


cabeza contra la de Nathaniel, de modo que nuestros rostros
estuvieran uno al lado del otro.

—Nathaniel me enseñó que cuando realmente amas a


alguien, crees en él incluso cuando las cosas no son perfectas.

—Tengo fe en ustedes dos —dijo Nathaniel.

Richard dijo:

—Todavía no me he ganado la confianza de nadie, al menos


de ninguno de ustedes ni de su grupo poliamoroso, pero les
prometo que trataré de ganármela a partir de este momento.
Nathaniel y yo lo miramos y creo que nuestras miradas se
reflejaron, porque Richard preguntó:

—¿Qué dije para ganarme esas miradas?

—No querrás ganarte la fe de mí y del resto del grupo


poliamoroso a través del amor, eso es solo para Anita y Jean-
Claude, ¿verdad? —dijo Nathaniel.

—Sí, bueno… —Parecía inseguro, luego agregó—: Tal vez


una o dos personas más en el grupo poliamoroso, pero no,
tengo que ganarme su fe a través de buenas acciones y no
abandonar a todos en el momento en que las cosas se ponen

279
raras.

—Bien —dijo Nathaniel, y sonrió—. Por un minuto pensé


que podrías estar leyendo demasiados romances de enemigos
a amantes, porque no es así como me desenvuelvo.

Tuve un momento de preguntarme cuando Nathaniel


había estado leyendo novelas románticas, y me miró.

—La familia adoptiva con la que estuve más tiempo. A la


madre le gustaban las novelas románticas. Era lo que había
para leer.

—¿Por qué no te quedaste con ellos? —preguntó Richard.

—Su propio niño pequeño enfermó, realmente enfermó, y


tuvieron que concentrarse en él. Probablemente fueron la
familia de acogida más agradable que tuve mientras aún
estaba en el sistema.

Jean-Claude y yo lo abrazamos, y Richard dijo:

—Lo siento, no tenía derecho a hacer una pregunta tan


personal.

—Si no hubiera querido responder, no lo habría hecho.

—Todavía lo siento; soy maestro, debería saberlo mejor.


Nathaniel lo miró.

—Esta es la primera vez que te escucho mencionar tu


profesión de esa manera.

—Se suponía que era una de las principales razones por


las que no quería ser descubierto como hombre lobo, así que
debería mencionarlo más si esa es la verdad.

Nathaniel asintió, como si eso tuviera sentido para él. No


me afectaba del todo, pero había aprendido a dejar de hacer
preguntas cuando las cosas funcionaban.

280
—Se necesitan duchas, luego ropa para hablar de negocios
en lugar de una cita nocturna —dijo Jean-Claude.

—No tengo nada más que ropa para citas aquí —dije, y lo
miré.

—Mis más sinceras disculpas, ma petite, pero algunas


cosas no se pueden prever.

Asentí y apoyé la cabeza en su hombro.

—Es cierto, solo necesito quitarme estos tacones, por favor


Dios.

Se rio y era esa maravillosa risa palpable que podía tener


y te estremecía la piel como si te hubiera tocado con algo
mucho más sólido que solo su voz. Nathaniel se estremeció
contra mí al reaccionar, y sentí que el cuerpo de Richard se
sobresaltó como si no se hubiera sentido del todo bien para él,
pero lo había sentido. Me levanté para mirarlo y me di cuenta
de que él siempre se había sentido igual que yo. Todavía
llevaba puesta la máscara, de modo que su rostro se veía como
el de un extraño y como él, o como si fuera más él de lo que
debería haber sido detrás del cuero negro. Qué difícil debía
haber sido para él luchar contra su atracción por Jean-Claude
todos estos años.
—Envié a buscar ropa normal para ti —dijo Nathaniel.

Me giré para poder ofrecerle un beso.

—Piensas en todo, gracias.

Sonrió y me recordó la sonrisa de Jason que no habíamos


visto en persona durante mucho tiempo. Una vez más, lo vi
duchándose después de la actuación. Intentaba no
entrometerme mucho con Jason porque la mudanza a Nueva
York le había dado una gran nueva vida con su bailarina, JJ,
pero esta noche todo se trataba de los lobos y seguí pensando
en él, porque era mi lobo. Miró hacia arriba en la ducha, su

281
cabello amarillo brillante por el agua, y sus ojos azules
parecían más grandes por el delineador que había usado en el
escenario. Miró hacia arriba como si me viera flotando sobre él
de la misma manera que lo habría hecho con Jean-Claude. No
sé por qué el visual siempre estaba arriba así, simplemente lo
estaba. Jason dijo:

—Anita…

Nathaniel acercó su cara a la mía, así que ambos le


sonreímos a Jason. El rostro de Jason se iluminó y nos
quedamos sonriendo el uno al otro como idiotas. Era uno de
nuestros mejores amigos y ambos lo extrañábamos mucho.

—Estamos a punto de entrar en la ducha aquí —dijo


Nathaniel—, ojalá pudieras unirte a nosotros.

Una mirada de dolor casi real cruzó el rostro de Jason, y


luego una punzada de necesidad tan feroz lo atravesó y me
atravesó a mí, y a través de mí a Nathaniel porque estábamos
demasiado conectados para que yo protegiera a Nathaniel. La
necesidad de Jason era tan fuerte que casi nos dobló por la
necesidad física y el dolor. ¿Cómo se puso Jason tan
necesitado cuando tenía a JJ? Nathaniel y yo los habíamos
visto felices juntos. JJ había sido una de mis amantes
femeninas favoritas desde el principio, hasta que encontré
algunas mujeres más cerca de casa. Todavía visitábamos
Nueva York para verlos, y venían a nosotros, pero no por un
tiempo. Eran bailarines en una de las mejores compañías de
baile de Estados Unidos y una de las mejores del mundo, lo
que significaba que su vida era bailar. Estaban practicando,
haciendo ejercicio o ensayando para un nuevo ballet o algo
más moderno.

Quería preguntar qué había salido mal desde que los


vimos la última vez, pero Richard se inclinó más cerca de
nosotros y me di cuenta de que estaba olfateando el aire porque
había olido a otro lobo. Jason vio a Richard con la máscara y

282
se sorprendió tanto que rompió el contacto. Podría haber
forzado el asunto y ‘llamarlo’ de vuelta, pero respeté su
privacidad. O no quería compartir su dolor con nosotros, o no
quería compartirlo con Richard. De cualquier manera, lo dejé
pasar.

—Ese era Jason, ¿no? —preguntó Richard.

—Sí —dije. Nathaniel me abrazó con fuerza, y supe que se


estaba preguntando lo mismo que yo: ¿Qué había pasado con
el felices para siempre de Jason?
283
Estaba todo lista para tomar un teléfono y llamar a Jason
y solo preguntar, pero nos envió un mensaje de texto a
Nathaniel y a mí en un chat grupal. No llames. Llamaré
mañana.

Nathaniel le envió un mensaje de texto, Lo prometo.

Le envié un mensaje de texto, ¿Estás bien? ¿Hay algo que


podamos hacer para ayudar?

Me envió un mensaje de texto, Estoy bien. No, no hay nada


que puedas hacer. Te prometo que llamaré mañana.

Empecé a enviar más preguntas por mensaje de texto, pero


Nathaniel me tocó la mano y negó con la cabeza.

—Jason no quiere hablar de eso esta noche.

—Pero… pero él y JJ han sido tan felices. ¿Qué mierda? —


dije.

Puso su mano sobre la mía en mi teléfono.

—Lo sé, pero a Jason se le permite decírnoslo en su propio


horario. Límites, recuerda.
Tomé una respiración profunda y la dejé salir, contando.
Nathaniel había ido a terapia durante años más que yo, por lo
que tenía mejores hábitos en ciertas áreas. Los límites eran
difíciles cuando accidentalmente podías leer las mentes, las
emociones e incluso los malditos cuerpos comerciales cercanos
en medio de las cosas. Nuestro terapeuta nos pidió permiso
para escribir un artículo sobre los límites saludables en las
relaciones metafísicas.

—Pero... —Quería llamarlo para saber qué había salido


mal, para ir al maldito rescate, y ese era uno de los temas en
los que estaba trabajando, porque no puedes salvar a todos,

284
pero más que eso, cuando cabalgas hasta la casa de alguien,
para rescatarlo demasiado pronto y con demasiada frecuencia
les robabas la oportunidad de rescatarse a sí mismos, o de
aprender una lección para que no siguieran necesitando ser
rescatados por nadie.

—Jason es adulto y capaz de manejar su vida, Anita.

Miré a Nathaniel y quise decir algo mucho menos adulto y


lleno de viejas costumbres. Malas en eso. Jean-Claude se unió
a nosotros.

—¿Hay algo que podamos hacer esta noche para ayudar a


Jason?

Lo miré y negué con la cabeza. No me molesté en


informarle porque si no me había leído la mente, nos habría
oído hablar.

—Entonces, celebremos nuestra propia felicidad esta


noche, ma petite.

—Pero... —Miré a Nathaniel y luego a Jean-Claude y


finalmente a Richard, que estaba allí de pie. La ira finalmente
estalló; supongo que en realidad era un paso positivo que me
tomara tanto tiempo enojarme cuando estaba frustrada con lo
que quería hacer. Incluso mientras pensaba, la rabia hirvió
como un viejo amigo para evitar que me sintiera impotente por
la situación de Jason. Solía pensar que la terapia solucionaría
todos mis defectos y problemas, pero no era así como
funcionaba. La terapia te brinda mejores herramientas para
resolver tus problemas y convertirte en un ser mejor y más
completo, pero no lo ‘arregla’.

—¿Por qué estás ahí de pie? —le exigí.

—Porque no estoy seguro de haberme ganado el derecho a


ser parte de la discusión todavía.

—Estás dentro o estás fuera, Richard, no hay término

285
medio.

—Ma petite…

—No, déjalo que responda. —Incluso mientras lo decía,


sabía que estaba siendo injusta y que solo estaba usando a
Richard como objetivo.

—Si viniera aquí esta noche y exigiera ser un miembro de


pleno derecho de tu grupo poliamoroso cuando no me lo he
ganado o no he hablado con todos, estarías muy enojada
conmigo.

La ira ya se estaba disipando con el reflujo del dolor de


Jason. Me di cuenta de que todavía me estaba dando cuenta.

—Tienes razón, y lamento haber intentado pelear. Jason


apagó la metafísica entre nosotros, pero todavía recibo algo del
eco emocional.

—¿Quieres que te ayude a protegerte más contra él? —


preguntó Jean-Claude.

Negué con la cabeza.

—Puedo cortar el ruido entre nosotros; solo estoy


preocupada por él, así que lo olvidé.
Nathaniel tomó mi mano entre las suyas y dijo:

—Podemos hacer algo divertido de nuestra parte para


enviárselo.

Sonreí a pesar de mí misma.

—Si no está teniendo suficiente sexo que parezca cruel, no


es un voyeur.

Nathaniel me acercó más a él.

—Entonces escúdate para que no estés filtrando y luego


celebremos que somos felices, Anita.

286
Envolví mi brazo alrededor de él y puse mi cara junto a la
suya, respiré su dulce aroma a vainilla y solté la tensión que
había comenzado a enloquecerme. Tenían razón, no había
nada que pudiera hacer para ayudar a Jason esta noche, y él
no quería que interfiriéramos, así que…

—¿Qué tipo de celebración tenías en mente? —pregunté,


pero estaba sonriendo, porque estaba bastante segura de cuál
sería su respuesta.

—Todavía tenemos que ducharnos —dijo Nathaniel,


sonriendo.
287
Finalmente salí de los tacones hermosos pero cada vez más
incómodos, pero todavía llevaba el vestido brillante de
diseñador. Jean-Claude se había quitado sus fabulosas botas,
pero la bata seguía puesta, y Richard y Nathaniel todavía
estaban en sus pantalones cortos. Tuve tiempo de notar que
Nathaniel era más musculoso, más corpulento, solo que en
una forma más feroz que Richard por primera vez. Richard aún
era más alto por pulgadas y eso no iba a cambiar, pero la falta
de acceso a un gimnasio calificado como sobrenatural
significaba que había perdido parte de la definición y el
volumen por los que había trabajado tan duro, al mismo
tiempo que Nathaniel había aumentado la intensidad de sus
entrenamientos. Habíamos encontrado entrenamientos que lo
ayudaron a cortarse sin aumentar tanto el volumen como para
perder la flexibilidad que necesitaba para bailar. Parecía mal,
como si partes de ellos hubieran cambiado de lugar.
Estábamos listos para entrar en la ducha, pero luego se puso
incómodo.

—No estoy seguro de que los cuatro quepamos en un


mismo puesto —dijo Richard.
—Será un ajuste perfecto —estuvo de acuerdo Jean-
Claude.

—Tres encajan, porque ya lo hemos hecho antes —dijo


Nathaniel.

—¿Ustedes tres? —Richard hizo de la declaración una


pregunta con una inclinación en su voz.

—Sí.

—Oui.

Nathaniel deslizó su brazo alrededor de la esbelta cintura

288
de Jean-Claude y apoyó la cabeza en el hombro del hombre
más alto. Entonces me di cuenta de que, si bien no estábamos
en medio de un concurso de meadas, era un momento de
quién-pertenece-dónde que puede ocurrir cuando tu poliamor
es tan complicado como el nuestro. Jean-Claude rodeó a
Nathaniel con el brazo, porque hacer cualquier otra cosa
habría sido visto como un rechazo, pero aumentó la
incomodidad de Richard. Me acerqué a él para que al menos
pudiera estar sosteniendo la mano de alguien. Tomó eso como
una invitación más de lo que pretendía y me atrajo a un abrazo
con un solo brazo, así que casi reflejamos a los otros dos.

—Sé que suena raro para mí decir que soy nuevo en el


poliamor, porque he estado al margen de ustedes durante
tanto tiempo, pero no sé cómo navegar esto sin molestar a
algunos de ustedes, que es lo último que quiero hacer. —Me
abrazó un poco nervioso y yo le acaricié la espalda como lo
harías para calmar a alguien. Tocarse no siempre tiene que ver
con el sexo, incluso cuando estás desnudo y negociando tener
sexo más tarde.

—¿Con quién te sientes cómodo en la ducha, Richard? —


preguntó Jean-Claude, sin apodo esta vez, lo que significaba
que estaba molesto, cauteloso, o tal vez mon lupe no iba a ser
su apodo permanente para el gran hombre lobo. Le preguntaría
a Jean-Claude más tarde en privado.

—Anita y tú; lo siento, Nathaniel, pero no estoy listo para


más hombres.

—Y yo tampoco quiero tener sexo contigo —dijo Nathaniel.

Richard se sobresaltó tanto que lo sentí como un


movimiento de todo el cuerpo. Debió mostrarse en su rostro,
porque Nathaniel se rio, lo que hizo que Richard comenzara a
ponerse a la defensiva y lo suficientemente enojado como para
que ese borde de calor jugara a lo largo de mi piel donde lo

289
tocaba, su lobo despertando con sus emociones. Dejé de
acariciar su espalda y lo abracé en su lugar, con la esperanza
de ayudar.

—Nathaniel, ha admitido su atracción por otro hombre por


primera vez esta noche, ¿te reirías de él por eso? —
Nuevamente, sin apodo, Jean-Claude hablaba en serio.

El rostro de Nathaniel se puso serio.

—Lo siento, Richard, eso fue una mierda de mi parte, pero


vienes aquí y desequilibras a Jean-Claude y Anita, luego me
rechazas, y cuando te rechazo de vuelta, actúas ofendido como
si no pudieras creer que te rechazaría. El hecho de que sea
bisexual no significa que quiera acostarme con todos los que
conozco.

La ira de Richard y esa pizca de calor se desvanecieron


cuando tomó una respiración profunda y la dejó salir
lentamente.

—Sé que ser bisexual no significa que quieras acostarte


con todos, pero estoy acostumbrado a cómo reaccionan las
mujeres conmigo y no había pensado en cómo me sentiría si
los hombres no reaccionaran de la misma manera.
—¿De qué manera es esa? —pregunté, como la única
mujer.

Parecía avergonzado ahora, como si tener que explicarlo


significara algo que no entendía.

—Las mujeres quieren salir conmigo, o al menos tener


sexo conmigo. No creo que alguna vez haya puesto mi mirada
en alguien o al menos no sin haber tenido una primera cita.

—Has sido alto, moreno y guapo toda tu vida —dije.

Él me abrazó.

290
—Sí, y estoy acostumbrado a que las mujeres me vean de
esa manera. No se me había ocurrido hasta que Nathaniel dijo
que no, que ahora tengo un grupo completamente nuevo de
personas que querrán verme atractivo.

—Pero no quieres acostarte conmigo —dijo Nathaniel.

—No, lo siento.

—Está bien, porque tampoco me atraes.

Richard frunció el ceño.

—¿Es extraño decir que estoy aliviado y molesto por eso?

Lo abracé más fuerte.

—Está bien sentir lo que sea que estés sintiendo, Richard.

—No es extraño —dijo Nathaniel—, es solo cómo te sientes.


Pasé por algo similar cuando Anita no durmió conmigo durante
tanto tiempo. Nunca antes había conocido a nadie que no me
quisiera y eso realmente hirió mi sentido de identidad.

Extendí mi mano hacia él, y él se adelantó para tomarla,


su brazo dejó la cintura de Jean-Claude. Sin embargo, el
vampiro agarró su mano para que no dejaran de tocarse, lo que
hizo que Nathaniel mirara hacia atrás y le sonriera.
—Pero ahora están juntos —dijo Richard.

—Lo estamos. De hecho, el hecho de que Anita fuera la


primera persona que me valoró sin sexo me ayudó a verme
como una persona completa. Creo que, si hubiéramos follado
desde el principio, no habría tenido todos los avances que he
tenido.

—Te valoré sin acostarme contigo, mon minet.

—Pero fui tu aprendiz para que me enseñaran a usar el


tenedor correcto en cenas elegantes y a bailar en el escenario
de tu club sin abaratar el espectáculo. Nunca soñé que

291
tuvieras algún interés en mí más que eso.

—Eras muy joven cuando nos conocimos y parecías aún


más joven en muchos aspectos. No podría haber quebrantado
tu confianza de esa manera, aunque hubiera querido;
demasiadas personas se han aprovechado de ti, y no agregaría
mi nombre a esa triste lista.

Nathaniel retiró la mano.

—Me haces sonar como un cachorro callejero.

—No es mi intención, mon minet. Una vez también fui la


víctima de todos y pensé que mi valor residía solo en mi belleza.
Eras como una sombra de mi propio pasado. No podía abusar
de ti, y cuando nos conocimos, eras casi incapaz de decir que
no. Cuando una persona no puede decirte que no, ya sea por
tu poder sobre ella o por su propia impotencia, entonces es
una violación, y eso me repugna.

—Me tomó mucho tiempo entender cómo veías nuestra


relación. Pensé que solo eras mi jefe, solo negocios.

—Yo no salgo con mis bailarines; ha sido una regla estricta


hasta hace muy poco. —Dijo eso último con una sonrisa,
extendiendo su mano hacia Nathaniel, quien se acercó y tomó
el toque ofrecido.
—No tenía ni idea de que tú y Nathaniel estuvieran
saliendo —dijo Richard.

Nathaniel miró a Jean-Claude y supe que esperaría a que


el vampiro respondiera la pregunta, porque fue Nathaniel
quien había perseguido a Jean-Claude, y había dicho que sí
recientemente, y ahora, de repente, Richard estaba de vuelta.
Alguien a quien Jean-Claude había perseguido. Jean-Claude
dijo:

—Nathaniel y yo no estamos saliendo, Richard; estamos


viviendo juntos.

292
Sentí que Nathaniel soltó algo de tensión, como si hubiera
esperado que Jean-Claude lo dejara en el momento en que
Richard regresara. Nuestro hermoso niño de ojos de flor estaba
seguro de su belleza y destreza sexual, pero no de sus
emociones sobre las relaciones. Todos tenemos nuestros
problemas.

—Está bien, no debería sorprenderme, pero no estoy


seguro de lo que significa para todos nosotros en este momento
—dijo Richard.

—¿Qué quieres que signifique, mon lupe? —preguntó


Jean-Claude.

—Significa que había planeado que los tres


compartiéramos la ducha, pero ahora que sé que Jean-Claude
y Anita viven con Nathaniel, no sé qué decir.

—Entonces, si no hubiera estado más cerca de Jean-


Claude de lo que esperabas, ¿simplemente hubieras asumido
que podría dejarme de lado y quedarte con Anita y Jean-Claude
para ti solo?

—No quise decir eso —dijo Richard.

Me alejé de Richard.
—¿Cómo lo dijiste? Nathaniel es mi prometido.

Richard frunció el ceño.

—Te vas a casar con Jean-Claude, ¿o me perdí algo?

—Te perdiste mucho —dije.

—Si fuera posible casarse con más de una persona, habría


varios novios en nuestra boda, mon lupe.

Richard parecía afligido.

—¿Con quién más te casarías? —Su emoción fue tan fuerte

293
que lo escuché/vi que pensaba en todas las personas en
nuestras vidas, y omitió algunas importantes, las que sabía
que estaban en nuestras vidas. No habíamos agregado nuevas
personas a nuestra película desde que desapareció de
nosotros, pero él no tenía ni idea de la dinámica. Eso era
interesante y tan ciego que ni siquiera estaba enojado.

Jean-Claude levantó la mano de Nathaniel y le dio un beso


en el dorso.

—Nathaniel se ha convertido en el corazón de nuestro


hogar, nuestro dios doméstico.

—Sabía que Nathaniel era la esposa de Anita y Micah en


la década de 1950, pero no me di cuenta de que él también se
convertiría en tuyo.

—¿Quién crees que eligió los platos en la nueva cocina del


Circo de los Malditos, o ayudó a diseñarla en primer lugar? —
preguntó Jean-Claude. Nathaniel no era tan cercano
emocionalmente a Jean-Claude como lo era a Micah y a mí,
pero en ese momento Jean-Claude reconoció la verdad de que
Nathaniel hizo que todo funcionara. Planificaba los menús,
hacía la mayor parte de las compras de comestibles, había sido
el principal responsable de la remodelación de la cocina y las
habitaciones adicionales para invitados. Nathaniel había
elegido todos los nuevos colores y piezas en la casa del condado
de Jefferson y no solo a Micah y a mí nos gustó lo que eligió,
sino que había sido una mezcla maravillosa de los tres. Los
gustos de Jean-Claude gobernaban en el Circo de los Malditos,
a excepción de las habitaciones privadas de las personas, que
ellos mismos podían decorar, pero todo lo demás era él,
excepto la cocina y las habitaciones de invitados, que eran de
Nathaniel, bueno, y las áreas de ejercicio. El último había sido
en parte mío, en parte Nicky, Claudia y Fredo, porque los dos
últimos supervisaban nuestra seguridad privada, incluido su
entrenamiento, pero los invitados importantes que veían el

294
área del gimnasio estaban allí para hacer ejercicio, no para
admirar la decoración.

—Lo siento —dijo Richard—, no fue mi intención ofender


a nadie.

—Disculpa aceptada, mon lupe.

—Aceptado si no sigue sucediendo —dijo Nathaniel.

—Eso es justo, gracias.

—De nada —dijo Nathaniel.

Me quedé allí y dejé que los hombres lo solucionaran. El


poliamor me había enseñado paciencia; la terapia me había
enseñado a callarme y dejar que otras personas hablaran y
trabajaran en su mierda y solo interviniera si realmente tenía
algo que agregar. Dejaron de hablar y todos nos miramos.
Estaba debatiendo cómo hacer avanzar la conversación y tener
la oportunidad de limpiarme en las duchas. No por razones
sexys, sino solo para lavar todo el maquillaje y salir sin que
estallase una pelea. Estábamos casi en un récord con los
cuatro juntos sin discutir.

Hubo un sonido en el pasillo, lo que nos hizo mirar en esa


dirección. Wicked estaba en la puerta. Alto, de hombros
anchos, con cabello rubio que le caía lacio y espeso hasta los
hombros. Era guapo como una estrella de cine con ojos azul
claro, pómulos altos, una mandíbula varonil cuadrada y un
hoyuelo profundo en la barbilla. Se había puesto la chaqueta
del traje a medida sobre la camiseta del personal de Placeres
Prohibidos. Parecía mal vestido sin su camisa de vestir normal.

—¿Hay algo que necesites, Wicked? —preguntó Jean-


Claude.

—Nos dijeron que te ayudáramos a mantenerte en el


objetivo esta noche.

—Estamos bien —dijo Jean-Claude, y el tono solo fue

295
suficiente para que la mayoría de la gente retrocediera, pero
Wicked no era la mayoría de la gente.

—Por supuesto que están todos bien, pero o se duchan


aquí, para que podamos moverles a todos a un lugar más
seguro lo antes posible, o nos dejan moverlos ahora y se
duchan en el Circo.

—Tienen razón —dije—, fue un ataque serio esta noche,


Jean-Claude.

—Salimos victoriosos, ma petite.

—Sea lo que sea lo que nos atacó esta noche, nunca había
sentido a un vampiro así, y dejó su poder en la audiencia. Ni
siquiera sabía que la hipnosis masiva era posible sin que el
vampiro estuviera físicamente en el edificio.

—Era más maldición que poderes vampíricos —dijo Jean-


Claude.

Lo miré.

—Las maldiciones no funcionan así; en el mejor de los


casos, puedes influir en una persona a la vez.

—Hablas de magia moderna, ma petite, pero lo que sentí


esta noche fue magia antigua.
—Más viejo de lo que crees —dijo Jake desde el pasillo.
Wicked entró en la habitación para despejar el camino para
que Jake entrara por la puerta. Jake se veía bajo en
comparación con él, pero con la ropa de ejercicio que había
tenido que usar para ir al club, los músculos que normalmente
escondía debajo de las capas estaban a la vista. Wicked y su
hermano Truth, como Richard, siempre se veían musculosos
con cualquier ropa, pero Jake no. Su físico, como todo lo
demás en él, no se notaba a menos que él quisiera que lo
hiciera o no le importaba si lo hacía. Jake, más que cualquier
otro Harlequin, me hizo recordar que habían sido espías

296
además de asesinos.

—¿Qué quieres decir con más viejo de lo que sabemos? —


pregunté.

—No tú, Anita, mayor de lo que Jean-Claude sabría.

Jean-Claude se quedó muy quieto a nuestro lado. No era


la quietud humana o incluso la forma en que las serpientes
pueden congelarse en un lugar, sino como si de repente
estuviera sosteniendo la mano de una estatua de mármol,
pálida y perfecta, pero no viva. Luché contra el impulso de
sacudirlo para hacerlo parpadear, cualquier cosa para que él
no estuviera allí de pie como si nunca más se moviera o
necesitara respirar. Los viejos vampiros podían simplemente
cesar, como si soltara su mano y parpadeara, simplemente
desaparecería.

Su voz sonó distante y cuidadosa como si estuviera


tratando de moverse lo menos posible cuando hablaba.

—Eso sería muy viejo de hecho.

—Aún no tienes setecientos años, Jean-Claude, eso no es


tanto.

Miré el rostro sin edad de Jake. Si me hubieras preguntado


cuántos años te habría dicho que aún no había cumplido los
cincuenta, y apenas los cuarenta, pero sabía que era uno de
los más viejos del Harlequin. Sabía con certeza que algunos de
ellos tenían miles de años, lo que significaba…

—¿Cuántos años, Jake? —pregunté.

—Millones —dijo.

—No eres tan viejo —dije.

—No lo soy, pero el poder que sentí esta noche sí lo es —


dijo.

—¿Qué estás insinuando? —preguntó Richard.

297
Los ojos de Jake se posaron en él, luego de nuevo en Jean-
Claude y en mí.

—¿Cuánto quieres que diga delante de los demás, Jean-


Claude?

—Te pedí que dejaras de insinuar y nos dijeras lo que


sabes —dijo Richard.

—Técnicamente me preguntaste qué estaba insinuando —


dijo Jake.

La piel de Richard se calentó de ira. Era como si mi mano


acabara de sumergirse en agua tibia, casi caliente.

—Soy tu Ulfric; si te digo que hagas algo, espero que lo


hagas.

—Eres de hecho mi Ulfric; ¿Qué quieres de mí? —El tono


era neutral, pero de alguna manera se tradujo como Vete a la
mierda. Me habían acusado de que mi tono neutral implicaba
el mismo sentimiento, así que realmente no podía tirar piedras.
La cosa es que lo hacía por accidente; Jake no hacía nada por
accidente.

La piel de Richard se calentó y una estela de poder subió


por mi brazo en un hormigueo que hizo que el lobo dentro de
mí se materializara detrás de mis ojos. Abrió unos ojos dorados
de lobo rodeados de pelaje blanco y se sacudió como un perro
que se levanta de una larga siesta.

Me liberé de Richard y la loba se sentó como si nos


estuviera mirando a los dos, esperando que nos diéramos
cuenta de lo que estábamos haciendo. ¿No lo hacíamos todos?
Nathaniel me acercó más a él para que pudiera enterrar mi
cara en la piel desnuda de su hombro. Por lo general, eso era
suficiente para hacer que el lobo se desvaneciera, pero no esta
noche. Al ver a Richard mirar a Jake, que parecía tranquilo y
sereno, me di cuenta de que podrían haber estado pasando

298
cosas entre los hombres lobo que yo no sabía, porque dejar a
Richard solo significaba dejar a la manada sola también.

Jean-Claude permaneció frío y quieto en mi otra mano.


¿Qué mierda estaba pasando? Saqué mi mano de la suya, lo
que lo hizo parpadear y girarse hacia mí y, como por arte de
magia, estaba ‘vivo’ de nuevo.

—Ma petite, no te alejes, s'il te plaît. —Sabía que la última


parte significaba ‘por favor’.

Nathaniel me acercó a Jean-Claude, a quien todavía


estaba tocando. Richard regresó por una noche y me alejé de
Jean-Claude y de él. Solo Nathaniel todavía se aferraba a
nosotros, bueno, a nosotros dos. Él y Richard no se tomaban
de la mano.

Me acerqué a Jean-Claude y él tomó mi mano entre las


suyas con un apretón y una sonrisa. Sentí su alivio porque
cerré la distancia y no lo obligué a quedarse solo frente al
regreso de Richard. Apreté su mano y me prometí que no
dejaría que la mierda que Richard trajera con él esta noche me
distrajera de la felicidad que todos habíamos construido juntos
sin Ulfric.
—Cuéntanos todo lo que sepas sobre el poder que nos
atacó esta noche —dijo Richard.

—Estás aquí esta noche, Ulfric, pero a menos que estés


aquí para ver esta historia hasta su finalización, no deseo
hablar frente a ti.

—¿Cómo te atreves a desafiarme?

—¿Te ha desafiado antes? —preguntó Wicked.

Eso hizo que Richard se detuviera y pensara, y luego


sacudió la cabeza y dijo:

299
—No, se ha mantenido tan neutral como lo permite la
política de la manada.

—Entonces debe ser algo importante para él hacerlo ahora.

Richard respiró hondo, lo dejó salir y sentí que el calor de


su poder comenzaba a fluir.

—Gracias por ayudarme a pensar en lugar de simplemente


reaccionar.

—Estoy feliz de hacer cualquier cosa que nos lleve


rápidamente a un lugar más seguro esta noche —dijo Wicked.

Richard miró a Jake.

—¿Puedes decírnoslo en el coche mientras conducimos


hacia el Circo?

—Compartiré lo que sé cuándo estén más seguros —dijo


Jake.

—Entonces vámonos —dijo Richard, y así no iba a haber


pelea, al menos no todavía.

—Duchas… —comencé a decir.

—Ducha en el Circo —dijo Wicked.


—¿Dónde está Truth? —pregunté, porque siempre estaban
juntos.

—Está afuera asegurándose de que el camino esté


despejado para llevarlos a un lugar seguro.

—Solo sentí a un vampiro durante el ataque —dije.

—Un vampiro así de poderoso no viaja solo, ma petite.

Asentí.

—Tienes razón. Tendrá Renfields, y sirvientes humanos, o


animales para llamar con él. Déjame volver a los dispositivos

300
de tortura sexy conocidos como zapatos y salgamos de aquí.

—Te dejaron la ropa —dijo Nathaniel sonriendo.

—Cámbiate de ropa en el coche mientras conducimos —


dijo Wicked.

Lo miré, y eso fue suficiente.

—Está bien, me cambiaré en el coche.

—¿No vas a discutir con ellos? —preguntó Richard.

Negué con la cabeza.

—Si Wicked y Jake dicen que tenemos que irnos, entonces


nos vamos.

—Ponte tus botas cómodas para caminar hacia el coche —


dijo Nathaniel.

—No tenemos tiempo… —comenzó a decir Wicked.

—Ella puede correr, caminar y pelear mejor con las botas


—dijo Nathaniel.

Wicked y Jake dijeron—: Cambio —al mismo tiempo.

Le di un beso a Nathaniel y fui a buscar mis botas.


301
Las botas se veían terribles con el sexy vestido de
diseñador, pero estaba tan feliz de haberme quitado los
tacones altos y haber vuelto a ponerme zapatos cómodos que
no me importaba. La policía de la moda podría arrestarme más
tarde. Todavía tenía que cargar con el monedero con su correa
delgada porque tenía mi arma dentro, y ahora que no iba a
estar en el escenario y las botas habían arruinado el atuendo
de todos modos, podía llevarlo cruzado sin que nadie se
quejara de que estaba arruinando la línea del vestido. Me di
cuenta de que estaba aliviada de no tener que preocuparme
más por verme perfecta esta noche.

Jean-Claude todavía vestía su túnica sobre las botas y la


correa. Sabía que tenía ropa para cambiarse, pero los
guardaespaldas en los que más confiábamos estaban en alerta
máxima queriendo movernos, para que todos pudiéramos
cambiarnos más tarde. Nathaniel había puesto toda nuestra
ropa en una maleta con ruedas, como un equipaje de mano
grande. Probablemente originalmente había contenido solo la
ropa de Jean-Claude; ahora contenía la suya, la mía y la de
Richard. Todavía estaba en los pantalones cortos de botín y
botas de escenario de charol brillante al igual que Nathaniel.
Incluso mantenía la máscara puesta en caso de que alguien
tomara una foto de nosotros mientras nos íbamos para que no
lo llamaran ‘Superman’ cuando subiéramos a los vehículos
polarizados. Se había puesto la camisa de vestir sobre la parte
superior del cuerpo como una chaqueta. Debería haber
arruinado su atuendo como las botas arruinaron el mío, pero
no era así. La camisa sobre ella parecía… lindo, o entrañable,
o tal vez incluso sexy. Estaba tan acostumbrada a pensar en
él como nuestro ex que pensar en él como sexy se sentía mal,
como un hábito que había trabajado duro para romper.

Estábamos esperando que Truth llamara a la puerta

302
exterior de la entrada del callejón para hacernos saber que
Ethan tenía el SUV preparado para que nos apresuráramos
desde el interior del club hasta los coches. Si nuestros
enemigos no hubieran podido usar poderes místicos, habría
sido súper seguro; tal como estaba, solo quería irme a casa, y
eso significaba el subterráneo del Circo de los Malditos esta
noche.

—¿Por qué está tomando tanto tiempo? —pregunté.

—El tráfico es denso los fines de semana y necesitamos


traer al menos dos de los SUV a la entrada del callejón —dijo
Wicked.

Jean-Claude me ofreció su mano y la tomé agradecida;


tocarlo era como poder tomar una respiración más profunda.
Me hizo envolver mis brazos alrededor de su cintura,
deleitándome con la sedosidad de la túnica, aunque sabía que
no era seda real. La seda real es impresionante, pero una
mancha suele ser para siempre. Habíamos arruinado más
sábanas de seda de las que quería pensar; es cierto que nos
ayudaron a hacerlo, pero aun así las sábanas de seda hechas
a medida no eran baratas. En las botas planas estaba muy
bien metida debajo de su brazo porque sus botas lo hacían más
de metro ochenta esta noche. Me preguntaba si le dolían los
pies de bailar con tacones. Preguntaría en casa cuando
estuviéramos solos con nuestros poliamores; ahora mismo solo
disfrutaba de la firme suavidad de su cuerpo debajo de la bata.

—¿Por qué estoy tan cansada? —lo susurré.

—Porque toda la energía que reunimos esta noche tuvo


que ser para derrotar a nuestro enemigo, no para alimentarnos
—dijo Jean-Claude mientras me abrazaba y besaba la parte
superior de mi cabeza muy suavemente.

—Nadie se ha alimentado de mí esta noche —dijo


Nathaniel, envolviendo sus brazos alrededor de nosotros

303
mientras se inclinaba y me besaba la mejilla. Había soltado el
asa de la maleta para poder sostenernos con ambos brazos;
aprobé este uso de recursos.

—Te insto a que te alimentes de aquellos que no están


conectados metafísicamente a ti esta noche —dijo Jake.

Lo miramos. Pregunté lo que todos queríamos saber:

—¿Por qué no?

—Porque el vampiro al que te enfrentaste esta noche lo


intentará de nuevo, y es posible que necesites toda tu fuerza
mágica intacta —dijo Jake.

—¿Cómo sabes que no se rindió? —pregunté.

—Te has enfrentado a antiguos vampiros antes, Anita;


¿alguno de ellos abandonó alguna vez el ataque?

De repente, incluso Jean-Claude y Nathaniel abrazándome


no eran tan reconfortantes.

—No, atacan hasta que los destruyes, porque son


demasiado arrogantes para creer que pueden perder.

—Este no será diferente, confía en mí —dijo Jake.

—Conoces a Deimos, ¿no?


—No con ese nombre, pero sí, eso me temo.

Hubo un fuerte golpe en la puerta exterior que conducía al


pasillo del callejón. Wicked se adelantó y se aseguró de quién
era, escuchando a través de la puerta.

—Truth dice que Ethan tiene los SUVs en la boca del


callejón. Es hora de irse.

—Danos el nombre real de quien nos atacó esta noche,


Jake —dije.

—Responderé a sus preguntas en el viaje al Circo.

304
Jean-Claude se adelantó y como todavía me sostenía tuve
que ir con él. Nathaniel vino detrás de nosotros con la maleta
y Richard detrás de él. El resto de los guardaespaldas, en su
mayoría hombres lobo para variar, cerraban la marcha.
Graham estaba con ellos. Había encontrado una camiseta
nueva para reemplazar la que había perdido entre la multitud.
Eché un vistazo a su rostro y sentí que le debía una disculpa
o un agradecimiento por ser tan bueno con todo esta noche,
pero no había tiempo. Wicked abrió la puerta y Truth estaba
allí como una versión de cabello castaño de su hermano. La
luz incierta del callejón hacía que sus ojos se vieran grises,
pero sabía que eran un poco menos azules que los de su
hermano. Ambos tenían ojos azul grisáceos que podían
cambiar de color según el color de su camisa o su estado de
ánimo.

Nos arreó a Jean-Claude y a mí, usando su cuerpo como


un potencial escudo a nuestro alrededor mientras Wicked
hacía lo mismo con Nathaniel detrás de nosotros. Jake vino
con nosotros, y los otros lobos rodearon a Richard.

Me di cuenta a medida que nos acercábamos que Ethan


no conducía mi SUV sino uno de los más grandes que
formaban parte de la flota de seguridad.
—Por favor, dime que mi coche con todo mi equipo adentro
no fue conducido a casa con Rodina y Ru.

Wicked respondió:

—Tu coche está justo detrás con todo tu equipo de US


Marshal y de cazavampiros.

—Está bien, lo siento, y no tengo una orden de arresto


activa, así que no tengo todas las armas que normalmente
tengo, pero aún necesito saber dónde están mis cosas.

—Actúas como el SWAT, siempre lista. —Era Graham

305
detrás de nosotros.

Podría haber hecho un comentario inteligente, pero uno de


los nuevos hombres lobo ex militares dijo:

—¿Qué diablos sabes sobre el SWAT, Graham? —Era


Demo, abreviatura de Demolition Man porque supuestamente
si peleabas con él te demolería, o algo así. Era la persona más
alta de nuestro grupo esta noche, lo que medía al menos dos
metros, y el resto de él coincidía, pero nunca era un habitual
en mi destacamento de guardia debido a comentarios como
ese. La mayoría de los ex militares habían hecho una
transición tan suave como pudieron después de sobrevivir a
un ataque y perder sus carreras. Demo era una de las
excepciones. De hecho, me sorprendió que no hubiera sido un
problema mayor para Richard y la manada, pero nadie se
había acercado a nosotros para quejarse.

—Graham ha estado haciendo su tarea para el nuevo


programa de entrenamiento de hombres lobo —dijo Jake.

—Tienes ex militares ahora, diablos, tienes a los miembros


de TEAM en tu manada ahora, no necesitas entrenar a tus
civiles —dijo Demo.

Richard dijo:
—Déjalo, Demo.

—Oblígame.

—Aún estás en tu período de prueba con mi manada,


Demo. Si digo la palabra, estás fuera.

—Y mientras estoy en libertad condicional no puedo


desafiar a nadie. Ni a tu Freki, ni Geri, ni nadie.

—Esas son las reglas para todas las manadas en los


Estados Unidos y la mayoría en el resto del mundo —dijo
Richard, con voz tranquila y un poco cansada como si hubiera

306
tenido que explicárselo a Demo antes.

—Ya sé que me vas a echar una vez termine la libertad


condicional.

Luché para mantener mi cuerpo y los latidos de mi corazón


lentos y regulares, porque también conocía la ley de los
hombres lobo. Si alguien era demasiado peligroso para ser
aceptado en tu manada, podías enviarlo a otra manada, pero
tenías que advertir a esa manada sobre los problemas. Si no
podía encontrar otra manada para llevarlos, entonces eran
ejecutados. ¿Me preguntaba si Demo conocía ese pequeño
anexo de las leyes de los hombres lobo? Lo dudaba; incluso
entre los mismos lobos no era algo de lo que hablaras mucho.
La mayoría de la gente eventualmente encontraría una
estructura de manada que funcionara para ellos. Demolition
Man iba a conseguir que lo mataran si alguien no le explicaba
pronto los hechos de la vida y la muerte entre los hombres
lobo.

—¿Cuál es el retraso? —preguntó Jean-Claude. El hecho


de que se diera cuenta de que Wicked y Truth se habían
detenido frente al SUV pero no nos abrieron la puerta cuando
no me había dado cuenta decía que estaba demasiado
distraída.
—Hubo un choque con un guardabarros —dijo Truth.

—Está despejado ahora —dijo Wicked.

Por lo general, solo terminaban las oraciones del otro


cuando estaban estresados, lo que me dejaba saber que la
pelea con la multitud o alguna parte de la emergencia de esta
noche los había golpeado más fuerte de lo normal. Wicked y
Truth no temblaba fácilmente, pero no señalé que sabía lo que
decían. Hasta que llegáramos al subterráneo debajo del Circo
no estábamos seguros. No iba a distraerlos hasta que cerraran
la puerta de nuestro dormitorio esta noche. De acuerdo, tal vez

307
solo la gran puerta con forma de mazmorra al final de la milla
de escaleras que conducían al subsuelo, pero hasta ese
momento estaban funcionando, y no iba a comenzar a
psicoanalizarlos ahora.

Intentaron meternos en el coche, pero no había suficientes


asientos para todos nosotros, los protegidos y nuestros
protectores. Si Richard no hubiera estado allí o hubiera estado
dispuesto a subirse al segundo coche, habría sido rápido, pero
en todo el debate me tocó el brazo desnudo y fue como un
empujón de energía, porque todavía estaba en los brazos de
Jean-Claude. Nos gustara o no, los tres éramos un triunvirato
de poder. Maldita sea.
308
Ethan conducía, así que no pudo jugar el juego de las sillas
musicales, pero el resto de nosotros sí. Si los guardaespaldas
no hubieran insistido en que uno de ellos se sentara en cada
fila de asientos, podríamos haber empujado a Jean-Claude, a
Richard y a mí a los asientos del centro, o incluso a la fila de
atrás. Nathaniel habría estado dispuesto, pero Jake, Wicked y
Truth insistieron en que necesitábamos un guardia por fila.

Jake se inclinó hacia mí y dijo:

—Este es un lugar excelente para una emboscada, por


favor, siéntate en el asiento trasero con el Ulfric.

Eso fue suficiente para colocarme en el asiento trasero del


SUV entre Wicked y Richard. Sus hombros eran tan anchos
que tenían que pasar los brazos por el respaldo de los asientos
para no aplastarme, y fue entonces cuando estalló una
discusión inesperada.

—¿Puedes mover el brazo por favor? —dijo Richard.

—Mi brazo está bien donde está —dijo Wicked.

—Eres el guardaespaldas de Anita, no su novio.


—Tampoco eres su novio. —Si no conocías a Wicked,
podías pensar que estaba celoso de mí con otras personas,
pero sabía que no era así, porque esa no era nuestra relación,
entonces, ¿qué estaba pasando?

—Pero soy su amante —dijo Richard.

—Yo también.

—Wicked —dije, y soné un poco sorprendida, porque había


alimentado el ardeur antes con él, así que técnicamente era mi
amante, pero…

309
—¿Él es tu amante? —preguntó Richard.

Miré de Richard a Wicked, quien me miró con tanta


arrogancia. Era hermoso, pero no era así de vanidoso, la
arrogancia era protectora. De una manera que no entendía, el
ego de Wicked estaba en juego aquí, o algo más.

—Sí, lo es —dije, mirando a Wicked mientras daba la


respuesta. Sonrió y me alegré de que estuviera feliz conmigo,
pero cuando me volví hacia Richard, estaba frunciendo el ceño.
No necesitaba esto esta noche.

—¿Es parte de tu grupo poliamoroso ahora? —preguntó


Richard.

—No exactamente.

—¿Qué significa eso?

—Significa que no has sido su novio en todos los años que


he trabajado para ella, ¿eso ha cambiado?

Abrí la boca para responder, pero Richard dijo:

—Tienes razón, no he estado mucho por aquí, y cuando


estaba por aquí me portaba mal la mayor parte del tiempo.
Espero hacerlo mejor a partir de ahora.

—La esperanza es barata, Ulfric, hazlo mejor.


La ira estalló a través de Richard como calor contra mi piel
donde nos obligaron a tocarnos.

—Basta, los dos. Este espacio es demasiado pequeño y


ambos son demasiado poderosos metafísicamente para
comenzar un concurso de meadas conmigo aplastada entre
ustedes.

Richard tuvo que hacer una respiración profunda para


calmar su ira y su bestia. Mientras lo hacía, Wicked dijo:

—Lo siento, pero como tu guardaespaldas lo he visto


lastimarte a ti y a Jean-Claude una y otra vez. Quiero que sepa

310
que Truth y yo haremos todo lo posible para protegerte física y
emocionalmente de él.

—Vaya, quiero decir, gracias, pero esto va a ser lo


suficientemente incómodo sin…

—No, Anita, eso es justo —dijo Nathaniel.

Lo miré donde estaba girado en el asiento para mirarme.


Jean-Claude se sentaba a su lado con Jake contra la puerta.
reflejando la posición de Wicked en nuestro asiento. Jean-
Claude aún no se giraba para unirse a la conversación.

—Pensé que nos llevábamos bien —dijo Richard.

—Lo hacemos —dijo Nathaniel—, pero no es solo conmigo


con quien debes hacer las paces.

—No le debo una disculpa a Wicked.

—No, no lo haces —dijo Wicked—, pero necesitamos


establecer las reglas básicas desde el principio para que no
haya malentendidos entre nosotros.

—Él es Ulfric —dijo Jake.

—No soy un hombre lobo, el único rey que tengo es Jean-


Claude.
—No jugué la carta del rey de los lobos contigo, ese fue
Jake. Nunca exigiría la lealtad de ningún vampiro basado en
que yo sea Ulfric, o cualquier otro sobrenatural que no sea un
hombre lobo.

—Gracias por eso —dijo Wicked.

—¿Por favor moverás tu brazo para que yo pueda ser el


que toque a Anita?

—Tú no eres mi rey, o su novio, ¿por qué debería apartar


mi brazo de tu camino?

311
—Wicked —dijo Jean-Claude.

—Jean-Claude —dijo Truth desde el asiento delantero—,


no somos solo Wicked y yo. Toda la seguridad discutió qué
haríamos si sentíamos que sus lazos emocionales los estaban
poniendo en riesgo.

—Richard me ayudó a salvarnos a todos esta noche, no


hizo daño —dijo Jean-Claude.

—Él, Asher y Kane son las personas más inestables de


toda la gente que se queda a solas contigo cuando echas a la
seguridad de la habitación, y todos te han lastimado física y
emocionalmente —dijo Truth.

—Nunca estamos solos con Kane —dije—, él está loco.

—Jean-Claude seguirá estando a solas con Kane y Asher


cuando estés de viaje de negocios —dijo Wicked.

Miré a mi futuro esposo.

—Jesús, Jean-Claude, ¿ellos… en serio, recientemente?

Miró hacia abajo, parpadeando tímidamente esas gruesas


pestañas negras, que significaba Sí, y recientemente.

—Kane es peligroso, Jean-Claude; no puedes estar a solas


con él.
—No tengo ningún interés en estar a solas con Kane; Asher
siempre está ahí.

—Sabes que Asher no puede controlarlo.

—¿Crees que no podría protegerme de Kane?

—Podrías, pero estás aterrorizado de matar


accidentalmente a Asher lastimando a Kane, al igual que yo.

Nathaniel agarró su hombro.

—Por favor, prométenos que no volverás a estar a solas con


ellos dos.

312
Jean-Claude no nos miraba a ninguno de los dos.

—Maldita sea, Jean-Claude —dije.

—Y es por eso que tuvimos una reunión sobre esas cosas


—dijo Wicked.

—Eso fue sobre Kane y Asher; no estuve de acuerdo con


ese trato para el Ulfric —dijo Jake.

—Fuiste derrotado —dijo Wicked.

—Ponerme en la lista con Asher por daño emocional es


absolutamente justo, pero no Kane. Es inestable y peligroso.

—Tienes tus momentos, Ulfric —dijo Wicked.

—No creo que merezca estar en la misma categoría que


Kane, pero supongo que tengo que demostrárselo a todos.

—Necesitamos poder confiar en ti, Ulfric —dijo Truth.

—Pero hasta que podamos, toda la seguridad se


entrometerá más —finalizó Wicked.

—Bien, pero ¿qué tiene eso que ver con que te niegues a
mover el brazo para que yo pueda poner mi brazo alrededor de
los hombros de Anita?
—Significa que tienes que probarte a ti mismo para tener
acceso a ella.

—No le impediste tener sexo con nosotros esta noche —


dije.

—No había otras opciones, ahora las hay —dijo Wicked.

—¿Eres voluntario? —preguntó Richard, y había un tono


en su voz que era casi amenazante. Nunca había visto a Wicked
practicar con los otros guardias; yo sí. No quería que nuestro
recién regresado Ulfric fuera pateado tan pronto.

313
—Basta, los dos. Puedo decir con quién me acuesto o de
quién me alimento, y discutir sobre eso como si fuera un
premio que va para el vencedor no es ganar puntos conmigo.

—Eso no es lo que quise decir —dijo Richard.

—No soy yo quien te gana, Anita, es dejar claro que el Ulfric


no tiene un camino claro hacia ti o Jean-Claude sin un
guardaespaldas de confianza en la habitación, hasta que
demuestre que es digno de confianza.

—No estuve de acuerdo con esto —dijo Jean-Claude.

—Es mi deber protegerte, mi rey.

—Nuestro deber —dijo Truth desde el frente.

—Sí, nuestro deber —agregó Wicked—, y si eso significa


protegerte de ti mismo, que así sea.

El cansancio se apoderó de mí y todo lo que quería hacer


era dormir. Por lo general, era bastante buena sin descansar,
así que tenía que ser la cantidad de energía que le había dado
a Jean-Claude esta noche.

—Suficiente. Necesito comida. Como comida normal hasta


que pueda volver a alimentar el ardeur.
—¿Ustedes pusieron los bocadillos en todos los vehículos
de seguridad como sugerí? —preguntó Nathaniel.

Truth acababa de devolverle algo a Jake, quien me lo


entregó a mí. Era una barra de proteínas.

—Hay un refrigerador en la parte de atrás, Richard debería


poder alcanzarlo.

Él pudo y lo hizo, consiguiendo un Powerade para los dos


y luego preguntó si alguien más quería uno. Nathaniel tomó
uno. Richard también tomó una barra de proteínas.

314
—No estoy tan agotado como tú, pero probablemente
debería cambiar a lobo esta noche y comer más proteínas que
solo la barra.

Luché por mantener mi rostro y mi cuerpo neutrales,


porque la última vez que había estado cerca de Richard, él
odiaba convertirse en su lobo. Lo había visto negarse a cambiar
cuando estaba tan herido que ponía en peligro su vida.
Mencionarlo tan casualmente fue impactante, un gran paso
adelante, pero aun así un gran cambio… No estaba segura de
cómo reaccionar, así que miré el respaldo del asiento frente a
mí y me concentré en la barra de proteínas.

—Lamento que solo hablar de cambiar de forma para


ayudar a recuperar energía sea un shock para ti.

—No dije ni una palabra.

—Tu pulso lo hizo.

—Me alegro de que estés haciendo las paces con tu lobo,


Richard, de verdad, pero escuchemos lo que Jake tiene que
decir sobre el vampiro que nos atacó esta noche.

—Si no hubiera elegido nombrarse como uno de los


seguidores de Ares, no lo habría adivinado, pero su arrogancia
en su herencia lo hizo elegir algo familiar —dijo Jake.
—Deimos, el temor antes de la batalla, ¿era una pista? —
pregunté.

—Sí, porque él era el hijo de Ares, no solo parte de sus


seguidores.

—¿Ares, como en el dios griego de la guerra? —pregunté.

—El mismo —dijo Jake.

—Los dioses griegos son solo mitos, no son reales —dijo


Richard.

—Fueron muy reales una vez, Ulfric.

315
—¿Por qué una vez? —pregunté.

—¿Por qué el Dios cristiano dejó de hacer arder arbustos


y de enviar ángeles con todo su terror para destruir ciudades
enteras?

—Ese era el Antiguo Testamento —dijo Richard.

—Entonces piensa en algo así para los dioses griegos y


romanos —dijo Jake.

—¿Estás diciendo que conociste a Ares? —preguntó


Nathaniel.

—No, pero conocí a su hijo, Drakon, gemelo del dragón


ismenio asesinado por Cadmo.

—Los dragones no pueden ser gemelos de un niño


humano, no me importa cuántos dioses antiguos estén
involucrados —dije.

—Los humanos y los dragones son especies totalmente


diferentes —dijo Richard.

—Las cosas que llamas dragones ahora son animales, y no


podían producir descendencia con humanos, pero una vez los
dragones no fueron solo especies sobrenaturales para
estudiar, o crípticos para encontrar.

—Entonces, ¿qué eran? —preguntó Richard.

—Eran una raza diferente de seres como los djinn, o las


hadas, o tantas personas que se han perdido durante eones,
sin dejar atrás ni siquiera sus mitos o folclore.

—Las hadas son solo otro tipo de homínido, Homo arcanus


a Homo sapiens.

—Los conocimos en Irlanda —dijo Nathaniel—. La mayoría

316
de ellos se parecían a nosotros, pero su energía era… diferente.
—Su rostro se iluminó al recordarlo, como si fuera un buen
recuerdo. Nunca pude sonreír así de Irlanda, por lo que pasó
al final con Domino y el hermano de Ru y Rodina, Rodrigo.
Conocer a la gente de las hadas, hadas reales vivas y puras,
había sido solo parte de la búsqueda de pistas para detener a
una banda de vampiros rebeldes. Nos secuestraron, nos
encadenaron y cortaron el cabello casi hasta los tobillos de
Nathaniel, prometiendo volver y cortar las cosas que no
volverían a crecer. Cuando pensaba en Irlanda, lo primero que
recordaba era la muerte y el terror de lo que casi había
sucedido.

La conversación había continuado sin mí: Richard


pensando que conocer a hadas reales del viejo mundo era
fascinante, Nathaniel lleno de alegría, mientras yo estaba
atrapada en el bucle de la muerte de Domino, y luego casi perdí
a Nathaniel. Rodrigo había recibido un tiro de escopeta en el
pecho para salvarlo, para salvar a Nathaniel y a Damian y a
mí. Rodrigo había matado a Domino frente a mí, y luego él
había sido el que hizo el gran sacrificio para salvarnos más
tarde. Lo había hecho rodar mágicamente, por lo que tenía que
estar de nuestro lado, pero había hecho ambas cosas: mató a
un amante y luego salvó a dos más, uno de ellos era Nathaniel.
—Anita —dijo Nathaniel.

Parpadeé y lo miré.

—Lo siento, estaba pensando demasiado.

Me dio esa sonrisa triste que hacía mucho sobre Irlanda.

—Sé lo que estabas pensando, y desearía que pudieras


recordar más de las partes felices de Irlanda en lugar de solo
las terribles.

Quería tocar su cara, pero realmente no podía alcanzarlo


con el cinturón puesto, y como no me lo quitaría en un coche

317
en movimiento, me conformé con su mano donde me la ofreció.

—Siento que me estoy perdiendo algo aquí —dijo Richard.

—El viaje a Irlanda no salió según lo planeado —dijo Jake.

Lo miré. Su rostro era triste y compasivo. Tuve que apartar


la mirada para decir:

—Esa es una forma de decirlo.

Richard me tocó la mano con la intención de consolarme,


pero me aparté de él.

—No estabas allí. Lo siento, has sido una terapia genial


esta noche, pero no estabas en Irlanda con nosotros cuando se
fue al infierno. Domino murió; Nathaniel casi muere.

—Me cortaron el pelo, Anita, eso es todo. No me hicieron


daño.

Lo miré, apretando su mano en la mía.

—Si mi avemaría metafísica no hubiera funcionado, te


habrían hecho pedazos delante de mí.
—Pero funcionó, nos escapamos. Nosotros vivimos, ellos
murieron. Ganamos, Anita, ¿por qué no puedes llevarte la
victoria?

—Y quiero saber cómo puedes sentir que fue una victoria.


Domino murió frente a mí. Rodrigo lo mató delante de mí, y el
amo de Rodrigo te habría hecho lo mismo a ti mientras me
obligaban a mirar.

Me estrechó la mano, mirándome a los ojos como si


estuviera tratando de obligarme a ver las cosas de manera
diferente.

318
—Perder a Domino, especialmente de la forma en que lo
hicimos, es horrible. Sé lo que es ver morir a alguien que amas
frente a ti. Me sentí culpable durante años por la muerte de mi
hermano, pero yo era un niño pequeño. No había nada que
pudiera hacer para salvarlo, y no había nada que pudieras
hacer para salvar a Domino.

—Pero tú eras un niño pequeño y yo soy Marshal de los


Estados Unidos. Es mi trabajo salvar a la gente.

—Domino estaba allí como tu guardaespaldas. Era su


trabajo salvarte.

—Lo puse en peligro. Lo llevé a Irlanda y murió allí


protegiéndome, porque no podía protegerlo a él ni a mí misma.

—La impotencia frente a la tragedia es difícil para personas


como nosotros —dijo Jake.

Lo miré.

—¿Gente como nosotros?

—Gente de acción, guerreros. Nuestras armas nos


protegen a nosotros y a quienes cuidamos; cuando nuestras
habilidades nos fallan y perdemos vidas, es difícil. Erosiona
parte de nuestro sentido de identidad.
Miré sus ojos marrones cansados del mundo. Nunca
envejecería como de costumbre gracias a sus propios lazos con
su maestro vampiro, pero de repente pude vislumbrar los
siglos de pérdida en su rostro, especialmente en los ojos. Me
dejó ver lo que los casi inmortales usualmente lograban
ocultar, que incluso si el cuerpo perdura, el espíritu recibe su
daño.

—Sí —dije al fin—, eso es todo, erosiona tu sentido de ti


mismo, todas las pérdidas a lo largo de los años.

—Debemos hacer todo lo posible para asegurarnos de que

319
no haya más pérdidas —dijo.

—Debemos —dijo Jean-Claude.

Me hizo mirarlo y darme cuenta de que se había


escabullido nuevamente en ese profundo silencio que tenían
los viejos vampiros. Su rostro estaba vacío, no mostraba nada.
Como una hermosa estatua, demasiado perfecta para ser real.
Se estaba protegiendo tan fuerte de mí que no tenía ni idea de
lo que estaba pensando o sintiendo.

—Te estás protegiendo tan fuerte que es como si casi no


estuvieras ahí. ¿Qué me estoy perdiendo que te tiene tan
asustado? Quiero decir, estoy teniendo mi propio jodido PTSD
mental, pero eso no significa que no esté interesada en el tuyo.

Eso me ganó una pequeña sonrisa.

—Yo tampoco estuve en Irlanda y hay culpa por eso, ya


que es una gran herida para ti, ma petite, pero hay un dragón
vampírico en mi territorio que quiere tomar todo lo que he
construido para sí mismo. Esa sería una pérdida que no
pueden imaginar, no solo de poder sino de vidas. He visto lo
que el Dragón del antiguo consejo de vampiros podía hacer en
la batalla. Pensé que era la última de su especie, así que no me
preparé para luchar contra un dragón para mantener mi reino.
—Espera, ¿el Dragón es un dragón real? ¿Pensé que era
solo un nombre temible para asustar a los posibles retadores?

—Todos los nombres de los miembros del consejo son


descriptivos de sus poderes, ma petite, y ninguno de los
nombres es sutil. El Maestro de las Bestias fue el primer
vampiro en tener más de un animal para llamar. Amoureux de
la Mort fue el creador de todos los vampiros podridos del
mundo. Belle Morte es una muerte hermosa, un linaje de
seducción y lujuria. El Muevetierra podía causar terremotos
literales.

320
—Se suponía que la Madre de Todas las Tinieblas era la
primera vampira, y ella era una hija de puta aterradora como
su nombre indica —dije.

—Oui, ma petite —dijo sonriendo—, tu uso descriptivo del


lenguaje es, como siempre, música para mis oídos.

Le devolví la sonrisa, porque sabía que lo decía en serio; él


me había confesado años atrás que se enamoró de mí no a la
vista, sino la primera vez que me escuchó hablar duro y se dio
cuenta de que estaba armada y era peligrosa. Cuando se dio
cuenta de que la pequeña mujer frente a él era la misma
persona que los otros vampiros apodaron la Ejecutora. La
última mujer que había sido el amor de su vida había muerto
con su nombre en los labios pidiéndole que la salvara. Sabía
que me salvaría a mí misma y eso significaba más para él que
cualquier poesía que pudiera haber pronunciado.

—Yo también te amo —dije.

Él sonrió más ampliamente.

—El Dragón es literalmente eso en forma de mujer. Nos


hizo creer a todos que era la última de su especie.
—Ella es la última de los grandes dragones de la antigua
China —dijo Jake—, y son su propia gente. Decir ‘dragón’ es
como decir ‘ser humano’, no son todos iguales.

—¿Cómo se convirtió un dragón en vampiro en primer


lugar? —preguntó Richard.

—La cepa original del vampirismo es contagiosa para todos


y todo, por lo que puedo decir, aunque supongo que Jake
puede responder la pregunta con seguridad —dije.

—La Madre de Todas las Tinieblas y el Padre del Día, así


como el Muevetierra, podían traer cambiaformas como

321
vampiros y cualquier otro humanoide. El vampirismo moderno
necesita tres mordiscos sobre un espacio de tiempo y drenar la
mayor cantidad de sangre en el último mordisco, pero en los
viejos tiempos un mordisco era suficiente para contaminarte
de modo que cuando finalmente murieras te levantarías como
un vampiro, o si se perdía suficiente sangre en la primera
alimentación para que murieran, resucitarían
inmediatamente.

—Es por eso que las historias más antiguas tienen gente
tan malvada que la tumba no podía retenerlos, y hombres lobo
acusados de ser vampiros —dije.

—El dragón esta noche parecía una serpiente gigante —


dijo Richard.

—Tenía una forma más humana. Se llama dragón y su


nombre es Drakon, pero no es un verdadero dragón como el
miembro del consejo. Es un dragón porque esa era la palabra
que los griegos y los romanos usaban para cualquier cosa
parecida a una serpiente o un lagarto que fuera de un tamaño
inusualmente grande o que hubiera matado a suficientes
personas. Llamarían a sus serpientes modernas un dragón si
fueran lo suficientemente grandes.
—Entonces, ¿él no es un dragón, como el Dragón? —dijo
Jean-Claude.

—No, ni es como los viejos dragones de los nórdicos, o los


cuentos más fantásticos de otras partes de lo que ahora es
Europa. En forma de serpiente es venenoso, y no habrá
medicina moderna que pueda contrarrestarlo.

—No puede haber ningún antiveneno para un veneno que


la medicina no sabe que existe —dije.

—Precisamente —dijo Jake.

322
—En forma humana, ¿es solo un vampiro o tiene otros
poderes? —pregunté.

—Viste algunos de sus otros poderes esta noche.

—Cuando el Dragón iba a la batalla, podía provocar la ira


de sus guerreros y hacerlos más fuertes, más rápidos,
insensibles al dolor. Un hombre sabio de su antiguo país dijo
que ella era un dragón caído porque convirtió sus dones en
destrucción. Habló de ello como si en la antigua China los
dragones pudieran caer como ángeles en la teología cristiana
—dijo Jean-Claude.

—No era tan simple como el bien y el mal, pero la analogía


es lo suficientemente cercana —dijo Jake.

—Entonces, si puede parecer humano, ¿podría haber


estado allí esta noche entre la multitud? —pregunté.

—No, lo habría olido. Puede parecer humano, pero nunca


huele a humano.

—La serpiente de la sombra esta noche no olía real —dijo


Richard.

—Fue un envío, una forma de ataque, pero su forma física


nunca estuvo en riesgo.
—He perseguido el poder de vuelta a su fuente antes y he
podido hacerle daño —dije.

—¿Era lo suficientemente real como para perseguir su


cuerpo esta noche?

Pensé en ello.

—No lo sé, pero creo que todo era humo y espejos. Eso es
lo que pensé en un momento, que era un truco, o como dijo
Richard, no era real. Antes mencionaste a los djinn junto con
las hadas. Las hadas son reales como nosotros, sólidas, pero
los djinn no. Están hechos de viento y magia, no hay forma de

323
lastimarlos físicamente.

—¿Cuándo viste a los djinn? —preguntó Richard.

—Las Vegas —dijeron Wicked y Truth juntos.

—Me encantaría oír hablar de eso —dijo Richard.

Luché por no fruncir el ceño, porque la gente había muerto


porque no podían lastimar físicamente al djinn, y como
Irlanda, no podía recordar Las Vegas sin comenzar con las
pérdidas. Parecía que nunca podría llevarme la victoria. Tomé
una respiración profunda y la dejé salir lentamente.

—Eran solo torbellinos, o como olas de calor en el verano,


pero podían empuñar espadas y no podías tocarlos excepto con
un hechizo que pudiera dispersarlos. Fue un poco horrible.

—¿Horrible en todos los sentidos?

—Estaba persiguiendo a un asesino en serie que me envió


por correo la cabeza de otro policía en una caja; el asesino usó
al djinn para decapitarlo, así que sí.

—Lo siento, Anita.

Tomé otra respiración profunda, contando mientras


exhalaba. No quería estar presionada contra él en el asiento.
Richard nunca había entendido mi trabajo, o lo que me
costaba. Siempre había estado tratando de obligarme a dejar
de tener una placa. Era difícil hacer la transición a este nuevo
Richard menos irritable. Era como si no estuviera lista para
dejar de estar de mal humor con la persona que había sido
durante tanto tiempo. Me hizo moverme la mínima pulgada
que pude hacia Wicked, quien tomó eso como una señal para
curvar su mano alrededor de mis hombros.

La piel de Richard volvió a correr con calor, su ira y su


bestia comenzaron a aumentar. No necesitaba que su lobo
llamara al mío, así que dije:

324
—Wicked y Truth estuvieron en Las Vegas conmigo en ese
viaje.

—Gracias por mantenerla a salvo —dijo Richard.

Y eso fue todo.

—No me mantuvieron a salvo; quiero decir lo hicieron,


pero... Richard, estuve allí como Marshal de EE. UU. con una
orden activa para cazar al vampiro que estaba detrás de los
asesinatos. Podía controlar al djinn como su animal para
llamar. Sí, Wicked y Truth estaban allí y me ayudaron, pero no
me mantuvieron a salvo. No estaba en Las Vegas para estar a
salvo o para hacerme la víctima. Estaba allí para cazar a un
antiguo vampiro antes de que volviera a matar.

—No sé qué dije mal, pero lamento haber estado mal —dijo
Richard.

Wicked dijo:

—¿Puedo intentar traducir?

—Si puedes, sé mi invitado.

—Nos diste las gracias por mantener a salvo a Anita, como


si fuera la doncella en apuros. Ella nunca es eso. Incluso si
resulta herida o secuestrada como lo hizo en Irlanda, nunca es
la víctima a rescatar. Es posible que algún día la rescatemos,
pero nunca será la doncella en apuros.

Richard miró de él a mí, luego a Jean-Claude.

—No entiendo, ¿no estamos todos diciendo lo mismo?

—No, mon lupe, le diste las gracias a Wicked y Truth por


cuidar a Anita, y no es así como funciona.

—Entonces explícamelo.

Truth dijo desde el frente:

325
—Anita es una compañera guerrera, siempre.

—Sé que Anita puede cuidarse sola —dijo.

—¿Lo dirías así si ella fuera un hombre? —preguntó


Nathaniel.

—¿Qué quieres decir?

—Si Anita fuera policía, Marshal de los EE. UU., ¿dirías


que podría cuidar de sí misma?

Richard lo pensó antes de responder.

—Sí, no sé, creo que sí.

—Anita no solo se cuida a sí misma, Richard, también me


cuida a mí, a nosotros —dijo Nathaniel.

—Lo sé.

—Entonces no le des las gracias a un hombre por


cuidarme como si fuera una damisela indefensa en apuros.

—No estuve en Las Vegas, o Irlanda, y pareces enojada


conmigo por no estar allí y ayudarte a superar todo esto.
Wicked estuvo en Las Vegas y te ayudó cuando yo no pude;
¿Por qué está mal darle las gracias?
—No estábamos allí para ayudarla —dijo Wicked—,
estuvimos allí para ser su respaldo.

—¿Ser respaldo no es ayudar?

—Sí, pero no de la forma en que lo hiciste sonar.

—No sé qué hice mal —dijo Richard.

—Cuando hablas con los guardaespaldas o con cualquiera


de nosotros sobre Anita, debes recordar que ella nunca es la
princesa en la historia que espera ser rescatada.

—Ella es una princesa que se salva a sí misma, lo sé.

326
Nathaniel negó con la cabeza.

—No, Richard, eso no es todo. Anita nunca es la princesa


en absoluto, es el príncipe de brillante armadura que cabalga
con espada y escudo y salva el día y a la princesa.

Richard frunció el ceño, tratando de entender la diferencia.


Me ayudó a no enojarme con él, porque lo estaba intentando.

—Sé que te sientes cómodo siendo la princesa de su


príncipe. —Miró a Jean-Claude—. ¿Es así como te ves a ti
mismo, también, como su princesa para salvar?

—No, mon lupe, ella es reina para mi rey, somos iguales y


nos turnamos para salvarnos.

Richard asintió.

—Está bien, ¿y tú, Wicked? ¿Eres la princesa de Anita?

—La veo como reina cuando soy su guardaespaldas, pero


en una pelea es una compañera caballero que peleará a
nuestro lado.

Truth agregó desde el frente:


—Ella es nuestra general que lidera desde el frente de
batalla.

—¿Y tú, Jake? —preguntó Richard.

—Ella es mi reina como Jean-Claude es mi rey; a través de


su poder y liderazgo han hecho un reino que pensé que era
seguro.

—Lo entiendo —dijo—, pero te miro, Anita, y veo…

—Solo dilo, prometo no enojarme.

—Veo a la princesa que quiero abrazar, amar y mantener

327
a salvo. Sé que puedes cuidar de ti misma, pero…

—Mon lupe, ¿cómo me ves?

—Bueno, no como la princesa, sino como un príncipe


compañero para estar al lado y luchar y construir un reino,
para mantener la metáfora.

—Así es como necesitas ver a ma petite, como un príncipe


compañero para luchar codo con codo y salvar el reino.

—¿Cómo puedes decir eso cuando incluso tu apodo para


ella significa ‘mi pequeña’?

—Físicamente es bajita, pero no la veo pequeña. Ella es y


siempre ha sido más grande que la vida para mí.

Richard frunció el ceño con tanta fuerza que parecía


doloroso.

—Ella ha logrado grandes cosas, cosas asombrosas, es


increíble en todo lo que hace.

—¿Pero todavía me ves como la princesa bonita que hay


que proteger y cuidar?

—Me criaron para proteger a la mujer que amaba.


—Conocí a tu madre, tiene un temperamento casi tan
caliente como el mío, y no toma prisioneros cuando defiende a
su familia. Tu padre, por otro lado, es un tipo relajado y
tranquilo.

—Se equilibran entre sí —dijo.

—Con una madre así, ¿cómo puedes querer ponerme en


la caja de la princesa?

—¿Qué le pasa a la caja de la princesa?

—Súbete a ella por un tiempo y mira cómo se siente, luego

328
vuelve a mí.

Tenía esa mirada de chico, esa mirada de yo soy el gran


hombre fuerte y tú estás siendo tonta. El hecho de que Richard
tuviera esa mirada en él en cualquier lugar era un problema
para mí, pero que me la dirigiera alguna vez era el verdadero
problema.

—No encajo en la caja de la princesa —dijo, todo engreído


por tener más de metro ochenta de altura y ser grande, atlético
y masculino.

—Yo tampoco —dije—, y nunca vuelvas a dirigirme esa


mirada.

—¿Cuál mirada?

—La mirada de chico, la mirada de chico engreído, grande,


dominante, atlético, que dice con la mirada que soy solo una
chica y no sé de lo que estoy hablando.

—Nunca pienso eso sobre ti, Anita, nunca. Puede que no


tenga la dinámica de la manera que necesito entre nosotros,
pero nunca te trato menos solo porque eres una mujer. Mi
madre y mi hermana me patearían el trasero si me atraparan
haciendo eso.

—Mierda, tal vez estoy proyectando, ya no lo sé.


—No estás proyectando —dijo Nathaniel.

—Pero Richard también tiene razón —dijo Jean-Claude—.


Él no pensaba tan mal de ella como ella proyectaba, pero su
actitud hacia ella no es la que ella desea que sea.

—Podías oírnos pensar a los dos —dije.

—Oui.

—Entonces, ¿ambos tenemos razón y ambos estamos


equivocados? —preguntó Richard.

—Oui.

329
Y eso nos resumió a Richard y a mí cuando intentamos
tener una cita. De repente estaba exhausta, ya que todo me
atrapó de una vez.

Wicked se inclinó y dijo:

—Si quieres apoyarte en mí, sería un honor proteger tu


descanso.

—No dormiré, nunca duermo en los coches.

—Solo estoy ofreciendo un lugar para descansar.

—Podrías apoyarte en mí si estás cansada —dijo Richard.

—No —dije—, no puedo, porque lo ves como una debilidad,


y no puedo ser débil en este momento. Tenemos un dragón, un
dragón real para luchar. Un dragón vampiro, que es una nueva
categoría para mí. ¿Cómo luchamos contra él?

—Lo derrotaste esta noche con el ardeur —dijo Jake.

—Lo ahuyentamos con la magia más tierna —dijo Jean-


Claude—, pero no podemos matarlo con ella.

—Su hermano fue asesinado por una gran piedra que le


aplastó la cabeza.
—Como una decapitación con un traumatismo por objeto
contundente —dije.

—Sí.

—¿Quién era su madre? —pregunté.

—¿Qué?

—Si Ares es su padre, y acepto que es posible y sigo


adelante, entonces, ¿quién era su madre?

—Algunos dicen que fue Telphusia, una diosa menos


conocida, o algunos dicen que una nereida, pero creo que su

330
madre era Tisiphone, una de las Erinias.

—Las Furias Griegas —dije.

—Sí, asistentes de Némesis, diosa de la ira justa.

—Las Furias perseguían a la gente como castigo, ¿no es


así? —preguntó Richard.

—Sí, pero era más que eso. Podían causar terror en


cualquiera que los viera; eran pesadillas a las que se les había
dado forma. Tisiphone era la vengadora del asesinato. Tenías
que hacer algo malvado o fuera de la ley para atraer a las
Furias, pero una vez que eso sucedía estabas condenado, o eso
decían. Conocí a personas que hicieron cosas terribles, pero
las Furias nunca llegaron.

—Drakon causó miedo como una bruja nocturna, para


poder alimentarse de él; tal vez lo recibe de su madre —dije.

—Él no es el único vampiro que hemos conocido que


comparte ese poder, ma petite.

—Sí, pero solo digo que podría provenir de más de una


fuente.
—No sabía que podía alimentarse del terror. Llamarse a sí
mismo Deimos no fue una elección ociosa, entonces —dijo
Jake.

—El pavor antes de la batalla que puede tomar el corazón


y el coraje de un hombre —dije.

—Sí, tal vez después de siglos no desee ser llamado


simplemente Dragón, porque eso es lo que Drakon significa en
griego.

—A los vampiros se les permite nombrarse a sí mismos —


dijo Jean-Claude.

331
—O tal vez dado que el Dragón todavía está vivo, no quiere
ofenderla llamándose a sí mismo algo tan similar —dijo Jake.

—Nadie querría desafiarla por accidente o a propósito —


dijo Jean-Claude.

—Está bien, entonces lo llamaremos Deimos por ahora —


dije—. ¿Cómo lo matamos?

—Encontramos su cuerpo físico y lo decapitamos —dijo


Jake.

—Cuando dices ‘cuerpo’, ¿te refieres a él en forma humana


o en la forma original del dragón serpiente? —pregunté.

—Su hermano gemelo fue asesinado en su forma de


dragón, pero no tenía otra forma, por lo que puede ser que
necesitemos que Deimos esté en esa forma para matarlo, pero
en verdad no lo sé. Nunca más se supo de él, así que pensé
que murió hace mucho tiempo junto con cualquier persona o
cosa que pudiera llamarse dragón, excepto los miembros del
consejo y las bestias que la ciencia moderna clasifica como
dragones.

—¿Hay alguien más que pueda saber más sobre este


vampiro dragón? —pregunté.
—Veré si alguien más entre nosotros sabe más —dijo, y
supe que se refería a los Harlequin.

Empecé a inclinarme contra Wicked. Miré a Richard, que


luchaba por no fruncirnos el ceño.

—¿Por qué no estás exhausto?

—No lo sé.

—Ma petite, ¿puedo pedirte el favor de que te apoyes en


Richard y ver si regresa más de tu energía ya que él está más
estrechamente relacionado contigo a través de mí?

332
Le fruncí el ceño, pero me senté y comencé a alejarme de
Wicked. No intentó sostenerme en el lugar, solo se movió para
que Richard pudiera poner su brazo en el respaldo del asiento.
Le di a Wicked un suave beso antes de alejarme. Me ganó una
sonrisa y eso hizo que valiera la pena. Luego me moví al otro
lado del asiento para inclinarme hacia Richard. Me quedé
rígida y no podía relajarme, porque él no me entendía, y… Pero
en el momento en que tuve suficiente de él tocándome, fue
como si su cuerpo fuera una manta cálida y una taza de café
caliente, y justo lo que necesitaba. Maldita sea.

—¿Puedo abrazarte? —preguntó Richard.

—Me estás sujetando. —E incluso a mí me sonaba gruñón.

—¿Puedo envolver mi brazo alrededor de ti?

Tomé una respiración profunda y la dejé salir lentamente.

—Sí.

Su brazo se curvó sobre mis hombros, y encajé mejor


debajo de su brazo. Se sintió bien, pero todavía estaba
luchando por relajarme cuando Nathaniel dijo:
—Está bien devolverle el toque, Anita; es lindo, no es mi
taza de té, pero déjate tocarlo. El contacto con la piel desnuda
nos ayuda a renovarnos.

—Gracias, Nathaniel —dijo Richard.

—De nada.

Estaban jugando bien, así que deslicé mi mano debajo de


la camisa de vestir para tocar su estómago. Su piel era tan
cálida y suave, y… se sintió bien. Presioné mi pierna desnuda
contra la suya y eso fue aún mejor.

333
—Siento que estoy casi herida, como si pudiera dormir
entre dos de los hombres animales que llevo dentro de mí y me
curaría.

—Podríamos hacer que uno de los místicos Harlequin los


busque a ambos en busca de ataduras mágicas —dijo Jake. El
Harlequin finalmente se había sentido lo suficiente seguro para
traer a los pocos sirvientes humanos que les quedaban. La
Madre de Todas las Tinieblas había matado a la mayoría de
ellos como una prueba para demostrar que eran lo
suficientemente poderosos como para ser uno de sus guerreros
elegidos, pero algunos habían sido lo suficientemente dotados
mágicamente como para que se salvaran por ser demasiado
valiosos para desperdiciarlos. No había muchos de ellos, pero
los pocos que quedaban eran mágicos con una M mayúscula.
Podían trabajar la energía y limpiar un chakra tan rápido que
habrían sido la envidia de cualquier maestro de Reiki moderno
o trabajador de la luz.

—No creo que eso sea lo que está mal, pero es bueno tener
gente lo suficientemente capacitada para buscar esas cosas —
dijo Jean-Claude.

—¿Qué crees que está mal? —pregunté mientras me


acurrucaba contra la mayor parte de la piel desnuda de
Richard que podía encontrar y odiaba que se sintiera tan bien.
—Toda la energía que reunimos esta noche fue para mí
para derrotar a Deimos; no guardaste nada para ti.

—Es mi trabajo ser tu batería.

—Lo es, ma petite, pero tu ardeur es como la sangre para


mí, sin ella estás vacía.

Richard me abrazó un poco más cerca y dijo:

—¿Te enojarás si digo que soy voluntario?

—Sí —dije.

334
—Me sentiría mejor si Anita se alimentara de alguien que
no esté tan ligado metafísicamente a ella y Jean-Claude —dijo
Jake.

—Dijiste eso antes, algo sobre que ahorráramos nuestra


energía para la próxima pelea —dije, pero mi voz tenía ese
borde de casi dormir. Richard era tan cálido, y el zumbido de
su energía se sentía como en casa para mi lobo y para mí.
Odiaba que todavía se sintiera tan bien en mis brazos; incluso
su piel olía bien, que por lo general era mi señal de que todavía
estaba enamorada de alguien. Cuando me había
desenamorado, su piel olía a amargo. Nunca lo había notado
hasta que tuve bestias dentro de mí, así que tal vez era algo de
cambiaformas.

—Descansa, ma petite, no habrá alimentación del ardeur


hasta que estemos a salvo dentro de los muros del Circo. Habrá
tiempo suficiente más tarde para decidir qué socios donarán a
nuestra causa. —Su voz era tan relajante. Me hizo luchar para
abrir los ojos.

—¿Me estás haciendo dormir?

—Non, deseaba que pudieras descansar y recuperar tu


energía, ya que es posible que la necesitemos antes de que el
ardeur pueda ser alimentado.
Eso tenía sentido, pero de alguna manera me sentí
traidora abrazando a Richard cuando Nathaniel estaba tan
cerca. Leyó mi mente, o lo adivinó, porque dijo:

—Está bien que se sienta bien descansar en la arura de


Richard. Todos ustedes usaron mucha energía de lobo esta
noche.

Richard me abrazó más cerca y dijo:

—¿Puedo besar la parte superior de tu cabeza, por favor?

Deslicé mi brazo con más fuerza alrededor de la cálida piel

335
desnuda de su estómago y dije:

—Sí.

Besó mi cabello y luego apoyó su mejilla en la parte


superior de mi cabeza. Acomodé mi cabeza contra su pecho, y
de repente fue la mejor almohada. No podía recordar la última
vez que dormí con la cabeza contra su cuerpo de esta manera,
y luego me di cuenta de que realmente no podía. En todos los
años de citas intermitentes, nunca nos habíamos abrazado así
y parecía triste que nos hubiésemos perdido tanto cuando
habíamos estado en la vida del otro durante tanto tiempo.

Sentí que su cuerpo se relajaba a mi alrededor incluso


mientras me abrazaba, y me di cuenta de que ambos
estábamos muy cansados, como si Jean-Claude nos hubiera
drenado más energía de lo que nos habíamos dado cuenta.
Luché por despertarme lo suficiente como para parpadear, un
ataque de pánico por dormir en un automóvil en movimiento
desde que mi madre murió en uno cuando yo tenía ocho años.

Nathaniel dijo:

—Estás a salvo, Anita, duerme.

Wicked se inclinó para que pudiera verle la cara.


—Estaremos alerta, Anita; descansa, Jean-Claude los
necesitará a ambos con toda su fuerza más tarde.

Richard besó mi cabello otra vez, y luego mi frente.

—Duerme conmigo, Anita, por favor, solo duerme.

Duerme conmigo, no fóllame, no me chupes, solo duerme.


Era una solicitud inocente y más íntima de lo que la gente
pensaba que no había probado el poliamor. Había amantes en
nuestro grupo con los que todavía no había descubierto cómo
acostarme después de que terminara el sexo. Era una petición
dulce, incluso romántica, para Richard cuando no estaba

336
siendo un imbécil. Ese fue mi último pensamiento antes de
quedarme dormida en sus brazos con su pecho como
almohada.
337
Corríamos a través del bosque, tan rápido que los árboles
eran solo formas borrosas entre las que arrojarnos, alrededor,
a través. El olor de la manada estaba por todas partes a
nuestro alrededor en los árboles. Corrimos juntos cazando algo
grande que se estrellaba ruidosamente delante de nosotros. El
ciervo había olvidado toda precaución por el terror de la
persecución. Los ciervos siempre están más cerca de lo que
pensamos, como esbeltos fantasmas marrones, pero este
ciervo corrió, tratando de dejarnos atrás. Ya no era un
fantasma, sino una velocidad desesperada para escapar de su
destino. Éramos el destino en cuatro patas, peludos, lenguas
jadeantes en el calor del verano con el olor a pino por todas
partes, de modo que el olor del ciervo se entremezcló con él y
el olor de los otros lobos. El empuje de nuestros cuerpos contra
el suelo, el estrépito del venado mientras cometía otro error.
Podía sentir, u oler, los lobos lejanos rodeándolo, cortando su
escape. Dio media vuelta y vino corriendo hacia nosotros, pero
todo el bosque olía a lobo; el venado no sabía adónde correr.
Corrimos hacia su pánico y supimos que pronto comeríamos,
pero primero habría sangre, muerte y no sería nuestra.
Entonces hubo otro olor en el bosque; no éramos nosotros,
no era el venado. Corrimos tras el venado, porque fuera lo que
fuera, no podía tener nuestra presa. Habíamos trabajado duro
por este venado, era nuestro. Tigre, olí a tigre, y en el momento
en que pensé yo, no nosotros, no manada, sino yo, el sueño
cambió. Richard y yo nos cogíamos de la mano en el borde del
bosque, un bosque más grande que el que aún existía en
Missouri. Había un prado lleno de hierba decorado con flores
silvestres y luz solar. La hierba me llegaba a la cintura y no se
movía con el viento sino como si algo se moviera en ella. Pensé
que era un animal grande que se movía hacia nosotros, y luego

338
pareció dividirse de modo que la hierba se movió en tres
caminos. Volví a oler a tigre, más cerca, y luego fue como si el
viento cambiara y trajera el aroma de… rata, pero la hierba que
se movía era demasiado grande para una rata ordinaria.

La mano de Richard se tensó en la mía cuando la hierba


se abrió y un enorme tigre dorado se deslizó a la vista. Era más
grande que cualquier tigre ordinario, lo suficientemente grande
como para montarlo como un caballo. La hierba volvió a
abrirse y una enorme rata casi tan grande como el tigre
apareció a la vista. Era negra excepto por una pata y una
mancha en el pecho que parecía casi una estrella. No era solo
una rata, era mi rata, Astro. En la vida real era del tamaño de
una rata normal, no del tamaño de un monstruo. Ni siquiera
vivía conmigo, sino que se quedó con los hombres rata en su
santuario interior, su lugar de poder, entonces, ¿qué estaba
haciendo en mi sueño? Me miró con sus ojos negros como
botones, que se veían marrones bajo la fuerte luz del sol.

La hierba volvió a moverse y una hiena del tamaño de un


monstruo salió a la luz del sol. Parecía hecho de oro y bronce
a la luz brillante, porque el sol se estaba poniendo. Extendí mi
mano hacia la hiena y vino hacia mí como si fuera una
mascota. Su pelaje corto era más áspero de lo que esperaba,
pero en el momento en que la toqué me sentí mejor, más
segura. El tigre dorado llegó a la mano de Richard; lo frotó
detrás de una oreja, y resopló para él con un sonido rodante y
amistoso. Rasqué un costado de la cara de la hiena y emitió
un sonido bajo, casi como un mugido, si una vaca podía gruñir
de manera amistosa… Nunca antes había escuchado un
sonido como ese, pero era un buen sonido.

La rata gigante que se parecía a la que me había elegido se


sentó sobre sus patas traseras para mirar por encima de la
hierba, y de repente se hizo más pequeña y desapareció entre
la hierba. Esa fue toda la advertencia que recibimos, y luego el
león saltó sobre la hiena. Los mugidos gruñones se

339
convirtieron en agudos chillidos chirriantes, el rugido del león
como un profundo tambor de muerte bajo.

Richard me agarró e intentó sacarme de la pelea. El tigre


dorado trató de interponerse entre ellos y yo, pero ya era
demasiado tarde, las bestias monstruosas rodaron sobre mí.
Una garra enorme atrapó mi muslo externo; los dientes de la
hiena no alcanzaron al león y atraparon mi hombro con un
mordisco aplastante.

Me desperté gritando en la parte trasera del coche y


descubrí que la pesadilla no se había ido, estaba dentro de mí.
Mi león interior y mi hiena estaban teniendo una pelea a
muerte dentro de mi cuerpo donde no podían escapar, y yo
tampoco.
340
Richard y Wicked trataron de mantenerme inmóvil, pero
no eran mis brazos y piernas los que necesitaban ser
inmovilizados. Yo solo era la jaula para la pelea. Enormes
garras arañaron el cuerpo de la hiena, pero yo era la hiena.
Era mi garganta la que gritaba con sonidos agudos que no eran
humanos. La hiena se lanzó e intentó desgarrar el vientre del
león, pero el gran felino rodó y mi cuerpo se sacudió con la
fuerza de ese peso que cayó contra mi costado. Wicked fue
arrojado contra la pared más alejada del coche, como si el león
hubiera rodado hacia él. Había perdido su agarre en mi brazo
y muslo. La hiena no saltó tras el tambaleante león, se quedó
allí con las piernas apoyadas como si hubiera ganado algo,
pero yo sabía que el león no había terminado. No habría
terminado y yo era el león. La hiena empezó a correr por ese
camino imposible dentro de mí. Quería ser real, y la única
manera de hacerlo era salir de mí.

Richard se envolvió a mi alrededor; el olor del lobo estaba


en todas partes. Debería haber llamado a mi propio lobo y
ralentizado a la hiena, pero no lo hizo. En cambio, la hiena
corrió más rápido en esa carrera a galope tendido que parecía
incómoda pero que podía devorar las millas.
De repente, Nathaniel se arrodilló en el suelo a mis pies.
Presionó su brazo desnudo contra mi cara, pero el olor del
leopardo significaba comida para la hiena, ya fuera para robar
su presa antes de que pudieran ocultarlo o comerme el
leopardo, ya fuera que funcionara para la hiena que se
precipitaba hacia la superficie de mi cuerpo. Siempre antes,
cuando mi bestia corría hacia la salida, mi cuerpo reaccionaba
como lo había hecho con el león rodando hacia mí y Wicked,
pero había algo diferente esta noche. Era como si la hiena
supiera algo que yo no. Corrió hacia mí emitiendo ese agudo
grito entrecortado y jadeante que te erizaría los pelos de la

341
nuca si lo oyeras en la oscuridad o, diablos, a la luz.

Entonces sentí algo más grande corriendo. La hiena miró


hacia atrás y el león se elevó como un semirremolque que venía
demasiado rápido detrás de ti en la carretera,
empequeñeciendo tu coche como un gigante a punto de
aplastarte. La hiena lanzó un chillido cuando el león agarró su
pata trasera y la lanzó como si no fuera uno de los principales
depredadores del mundo. Si crees que las hienas son
carroñeras, has visto demasiadas caricaturas. Grité como si
me hubieran agarrado el muslo y esperaba ver la sangre, como
si algo me hubiera mordido de verdad.

Wicked estaba a mi lado otra vez, sin sujetarme, sino


simplemente sosteniéndome la mano. Intercambió una mirada
con Richard y Nathaniel; no era un buen aspecto. Alcancé a
decir:

—Viene el león. —Mi voz ya estaba ronca de tanto gritar.

—Lo sé, ma petite, lo sé. —Jean-Claude estaba de rodillas


en el asiento del medio, estirando la espalda hacia mí. Extendí
la mano, y en el momento en que nuestros dedos se tocaron,
el león disminuyó la velocidad; no se detuvo, pero ahora no se
estaba corriendo por completo. Llegó a paso rápido, como si
estuviera menos seguro de lo que sucedería cuando llegara al
final de mí. Cierta victoria se había ido con el toque de la mano
de mi amante, no, la mano de mi amo. Tenía tres amantes en
el asiento trasero conmigo, pero solo el toque de Jean-Claude
había frenado lo inevitable.

No me di cuenta de que el SUV había dejado de moverse


hasta que Jake abrió la puerta y movió el asiento hacia
adelante para que Nathaniel pudiera salir. Jean-Claude tomó
mi mano, y ese toque hizo que el león caminara. Wicked me
acunó en sus brazos y me levantó más cerca de Jean-Claude
mientras Richard se deslizaba fuera del coche. Entonces los
hombros de Nicky llenaron la apertura; casi no entraba, sus

342
músculos brillaban en una camiseta sin mangas con un corte
tan ancho en el cuello y los hombros que parecía más un
coqueteo que una camisa real. Vi su cabello rubio corto y un
ojo azul encima de mí. Llevaba un parche en el ojo esta noche
donde las cicatrices le habían robado el otro ojo.

Me tomó en sus brazos, sonriendo, y gruñó. El sonido me


atravesó como si mi columna vertebral fuera un diapasón y él
hubiera encontrado la nota correcta. Me hizo temblar. Se
inclinó y olió por encima de mi cara, y el siguiente gruñido fue
más profundo, más amenazador.

—No es tu leona a la que estoy oliendo —dijo con una voz


que era más un gruñido que un discurso.

—Tú eres mi Rex —dije con una voz entrecortada por los
gritos.

Dio una feroz sonrisa gruñona.

—Puedes apostar tu trasero, lo soy.

Eso me hizo sonreír, pero el enorme león seguía


caminando por el camino dentro de mí. Nicky tenía razón, no
era mi leona, y debería haberlo sido. No podía tener un león
macho dentro de mí, porque yo no era eso y, sin embargo, allí
estaba, con una enorme melena oscura, casi negra, que
rodeaba una rica cara dorada. El contraste lo hacía parecer
casi como una tarjeta de San Valentín, todo encaje oscuro y
león de terciopelo. Pensé, qué forma tan extraña de pensar en
ello, y luego sentí a mi leona detrás de él. Así era como ella
pensaba en él. Me había mostrado una vez antes que quería
una pareja, pero nunca con tanta fuerza o con tanto dolor.

—Maldita sea —dije—, buscaré un león para llamar, solo


deja de hacer mierda como esta. —El gran macho se sentó y la
leona se acercó para frotar su cuerpo contra el de él como si lo
estuviera marcando con su olor.

343
—Siento tus leones, ma petite, Nicky. Los siento como
puedo sentir a los lobos.

Lo miramos.

—Los lobos son tu animal para llamar, los leones no lo son


—dije.

—Soy consciente, ma petite. —Apretó mi mano, luego se


estiró hacia Nicky, vacilando un poco antes de tocarlo, jugando
con sus dedos largos y delgados sobre el aura de Nicky. Los
leones dentro de mí miraron hacia arriba, la leona olfateando
el aire como si Jean-Claude casi tocándolo hubiera cambiado
algo.

Nicky frotó su mejilla contra mi cabello.

—Eso es mucho más divertido —dijo, la voz ya profunda


con testosterona.

—¿Qué ha cambiado, mon lionne?

Puse mi cara contra la de Nicky y fue como si algo apretado


y enojado dentro de mí se aflojara y se alejara flotando. Dios,
se sentía bien tenerlo cerca de mí.

El león macho dentro de mí se desvaneció, y la leona se


dejó caer de costado en el camino y me miró con grandes ojos
color ámbar. La expresión en esos ojos había cambiado por
completo. Se dio la vuelta, exponiendo su vientre blanco como
la nieve como un gato tratando de atraerte para que le frotes
el vientre y puedan clavarte las garras. Parecía completamente
relajada cuando se dejó caer sobre su otro lado y parpadeó de
nuevo con esos grandes ojos dorados hacia mí. Sus ojos eran
suaves, y nunca antes había notado lo gruesas y negras que
eran sus pestañas, enmarcando el rico ámbar de sus ojos. Si
hubiera sido humana, habría dicho que me estaba mirando
con los ojos entrecerrados. No, no a mí.

—La leona de Anita está en celo —dijo Nicky. Su rostro aún

344
estaba presionado contra el mío, por lo que fue lo más natural
del mundo para él besar un costado de mi cuello. Giré la
cabeza, exponiendo más de mi cuello a sus besos. Recordé que
Nicky y su viejo Rex me habían dicho que mi leona estaba en
celo cuando nos conocimos, pero no había vuelto a pasar.

Los labios de Jean-Claude rozaron los nudillos de la mano


que sostenía.

—Haz el amor, no la guerra —dijo, y su voz se deslizó sobre


mi cuerpo de modo que me estremecí más por sus palabras
que por cualquier toque. Wicked asomó la cabeza de vuelta en
el coche.

—Debemos llevarte adentro a un lugar seguro antes de que


hagas cualquier otra cosa.

Nicky dejó de acariciar mi cuello y dijo:

—Wicked tiene razón, la seguridad tiene que ser lo


primero. —Volvió a retroceder lo suficiente para que pudiera
verle la cara. Su único ojo cambió de amarillo a azul mientras
miraba, y me di cuenta de que ya no podía ver a mi leona en
mi cabeza. Estaba sola por el momento.

—Vamos a entrar mientras se pone mejor —dije.


La mano de Jean-Claude era más sólida sobre la mía.

—Oui, hay mucho que hacer antes del amanecer.

De alguna manera no pensé que estaba hablando de


romance, era una lástima, pero si podíamos averiguar qué
demonios le pasaba a mi león para que no intentara
destrozarme de nuevo, el romance podría esperar.

345
346
Busqué a Nathaniel entre la masa de guardaespaldas
mientras atravesábamos la puerta trasera del Circo de los
Malditos. Jean-Claude y yo terminamos empujados contra las
cajas apiladas al otro lado de la habitación. Jean-Claude
apretó mi mano, lo que me hizo mirarlo.

—Nathaniel no está aquí.

—¿Estaba pensando eso en voz alta?

—Sí —respondieron Richard y Nicky desde más cerca de


la puerta exterior. Miré hacia ellos, pero era solo un mar de
guardaespaldas con la espalda de Ethan en mi punto de vista
más cercano. Wicked y Truth estaban a ambos lados de Jean-
Claude. Me di cuenta de que era Jake todavía con su ropa de
ejercicio de pie a su lado. Esperaba que se quedara cerca de
Richard, siendo un hombre lobo y todo. No me quejaba, solo
me daba cuenta.

Jean-Claude puso su brazo sobre mi hombro,


atrayéndome al círculo de su cuerpo y haciéndonos ocupar
menos espacio en la aglomeración de personas.
—Oui, ma petite, pero creo que se ha adelantado para
preparar la comida para ti y Richard, ya que les he quitado
tanta energía a ambos.

Envolví mis brazos alrededor de él, disfrutando la


sensación de él debajo de la túnica de seda. Apoyé la cabeza
contra su pecho y su corazón latía contra mí. Era más lento de
lo que cualquier ser humano podría sobrevivir, lento y espeso
como si tuviera que despertarse para latir, pero estaba allí. Me
había acostumbrado tanto a que su corazón no latiera que esto
fue sorprendente, como lo había sido al principio cuando me
di cuenta de que extrañaba el latido de su corazón.

347
Wicked gritó:

—Quien esté más cerca de la puerta, ábrela para que


podamos mover a nuestros principales abajo.

—No recibimos órdenes de ningún vampiro excepto de


Jean-Claude. —Era Demolition Man otra vez, sonando hosco e
inútil.

—Haz lo que te digan —dijo Jean-Claude.

—Haré lo que me digas que haga, no Wicked.

—¿En serio vas a hacer que Jean-Claude repita lo que dijo


Wicked, porque tienes algún tipo de problema con él? —
pregunté.

—¿Quién está al lado de la puerta además de Demo? —


Jake no gritó, pero su voz tenía ese tono que no necesitaba
gritar para decirle a alguien que estaba en problemas. No
reconocí la voz del hombre que dijo—: Yo, señor.

—Entonces abre la puerta para que podamos movernos a


un lugar más seguro —dijo Jake, todavía con esa voz hostil que
no gritaba.

—Puedo abrirlo —dijo Demo.


—Tuviste tu oportunidad —dijo Jake.

La puerta se abrió y los guardias más cercanos


comenzaron a filtrarse mientras Demo intentaba discutir con
alguien cerca de él. Jean-Claude y yo nos abrazamos mientras
nos movíamos con Wicked frente a nosotros, Ethan a nuestro
lado y Jake y Truth detrás de nosotros. Lo único que me habría
hecho sentir más segura sería si Nicky hubiera estado a
nuestro lado. Saqué un brazo de la cintura de Jean-Claude,
así tendría una mano vacía cuando pasáramos por la puerta.
A medida que nos acercábamos pude ver a Demo al lado de la
puerta. Estaba esperando para causar más problemas, como

348
casi esperaba. Moví los brazos para no abrazar a Jean-Claude
y él no discutió. Podía leer mis pensamientos, así que lo sabía.
Estaba siendo demasiado cautelosa ya que Demo tendría que
atravesar a Wicked y Ethan para llegar a nosotros, lo cual no
estaba sucediendo, pero nunca me gustaba confiar
completamente en alguien más cuando se trataba de seguridad
personal. Era parte de lo que odiaba de los zapatos esta noche;
prácticamente me habían lisiado de correr o pelear. Era parte
de la discusión que habíamos tenido sobre mi vestido de novia,
y si dices Pero es el día de tu boda, habrá mucha seguridad, no
entendiste el punto.

—Lamento que los zapatos de esta noche hayan sido un


problema para ti, ma petite.

Todo el asunto de leer la mente solía asustarme, pero


ahora pensé que me ahorraba mucho tiempo.

—Pueden ser zapatos de dormitorio, pero no los volveré a


llevar.

—De acuerdo, ma petite.

Mi estómago estaba apretado, mis hombros se


amontonaban para una pelea a medida que nos acercábamos
a Demo, y fue entonces cuando supe que ya no podía proteger
a nadie, porque absolutamente debes confiar en cualquiera
que se supone que debe recibir una bala por ti. No confiaba en
que Demo no le diera un golpe a Wicked mientras tratábamos
de pasar por la puerta.

Wicked estaba casi empatado con el hombre más grande


cuando de repente ya no estaba tensa. Estaba extrañamente
relajada. El interior de mi cabeza se había ido a ese lugar
tranquilo. Abrí el bolso y deslicé mi mano dentro hasta que
envolvió la pequeña Sig Sauer, así que todo lo que tenía que
hacer era quitar el seguro, acercarme y apretar el gatillo.
Normalmente no habría estado acariciando el gatillo tan

349
pronto, pero él no era solo un hombre animal, era un ex militar,
lo que significaba que era sobrehumano, rápido y entrenado.
Por eso guardé el arma dentro de la bolsita para que no la viera
venir. Esperaba que el bolso no fuera tan caro como temía,
porque no estaba sacando el arma para disparar. Cuando los
segundos cuentan, dispara a través de tu maldito bolso. Solo
necesitabas sacarlo si tienes que apuntar a una distancia, y
señoras, si necesitas hacer eso, simplemente corre.

¿Estaba exagerando, y si lo estaba, por qué? Demo no me


había amenazado a mí ni a Jean-Claude, así que ¿por qué tenía
el dedo en el gatillo? Porque me había sentido impotente. Jean-
Claude me había vestido como la princesa del cuento y… no
era yo. Nunca sería yo. Sin embargo, esa no era razón
suficiente para dispararle a alguien. Quité mi dedo del gatillo.
Wicked podría manejarse solo si Demo intentaba algo. No
necesitaba proteger a mis protectores.

Jean-Claude se inclinó cerca de mi cara y susurró:

—Lo siento mucho, ma petite.

—Lo sé —dije, pero no lo miré. Mantuve mi atención en


Demo y en atravesar la puerta. El arma todavía estaba en mi
mano; acababa de soltar el gatillo porque no confiaba en mí
misma para no reaccionar de forma exagerada, lo cual no era
propio de mí. ¿Quería probar que podía protegerme? ¿Estaba
teniendo un momento de macho? No lo sabía, y si llevas un
arma, tienes que saberlo. Mierda.

Usé mi pulgar para deslizar el seguro, luego saqué mi


mano de mi bolso y acepté que el interior de mi cabeza estaba
demasiado gruñón como para confiar en que tomaría la
decisión correcta. Si Demo lograba pasar toda nuestra
seguridad, lo que era increíblemente improbable, podría ir a
por su rodilla, dislocarla, luego intentar darle un codazo en la
cabeza o dislocarle el hombro dependiendo de las aperturas
que me diera. Ahora tenía un plan y estaba más tranquila.

350
Estaría bien, pero una parte de mí no lo creía.

—¿Puedo poner mi brazo alrededor de ti, ma petite? —


preguntó Jean-Claude, y porque él preguntó, dije que sí. Si se
hubiera envuelto a mi alrededor en ese momento sin
preguntarme, me habría enfadado. No era solo la preparación
de la boda, o la ropa para esta noche, era hablar con mi padre.
Estaba despertando viejos fantasmas que ninguna habilidad
psíquica podría ahuyentar.

Demo atravesó la puerta con otros dos guardias hombres


lobo que habían sido equipos especiales como él quería ser. Se
lavó, dejó el ejército y se convirtió en contratista civil, léase
mercenario. Había sido el único contratista que sobrevivió al
ataque de los cambiaformas que acabó con las carreras
militares de los SEAL. Si lograba que no lo mataran durante
dos años, algunas de las empresas contratistas lo volverían a
contratar, con la idea de que dos años de control significaban
que era seguro contratarlo. Algunas firmas exigían cinco años
de experiencia en cambiaformas, pero la mayoría solo dos. Si
alguien pudiera convencer a Demo de portarse bien, en dos
años podría ser el problema de otra persona. Ojalá funcionara
así con la familia.
Deslicé mi brazo dentro de la túnica de Jean-Claude para
poder tocar toda esa piel suave y me apoyé contra él. Me
envolvió en un abrazo y comenzó a murmurar cosas
reconfortantes en francés. Incluso entendí algunas de ellas,
pero fue el sonido de su voz, no lo que dijo. La voz de Jean-
Claude se había convertido en el ruido blanco que me hizo
saber que estaba a salvo y amada.

Hubo un momento de anhelo y tristeza que fue casi dolor.


Resonó a través de nosotros y nos hizo volvernos hacia la
fuente. Los ojos marrones de Richard brillaron a la luz de las
luces del techo con lágrimas no derramadas. Me di cuenta de

351
que hasta ese momento no había entendido cuánto nos
amábamos Jean-Claude y yo. Sus pensamientos estaban
demasiado cerca de la superficie, simplemente salían a
borbotones. Sabía que estábamos enamorados, ese amor
lujurioso de no puede quitarse las manos el uno del otro, pero
nunca se dio cuenta de que habíamos seguido adelante,
profundizado mientras él estado fuera arreglándose. Habíamos
estado construyendo una vida juntos. Una que no lo incluía a
él, y por primera vez se preguntó si había regresado demasiado
tarde.

Jean-Claude fue capaz de ocultar sus pensamientos y


emociones como si hubiera accionado un interruptor, pero yo
no tenía siglos de práctica. Así que Richard escuchó que había
tenido miedo de que él esperara demasiado, que no lo amaba,
que me preocupaba que ya estaba demasiado estirada con
todas las personas en nuestro grupo poliamoroso ahora. Era
como si cuanto más me esforzaba por no compartir demasiado,
más compartía.

—Lo siento —dije en voz alta, porque no sabía qué más


decir.

Una lágrima solitaria caía de cada ojo, bajando por esos


perfectos pómulos suyos.
—He vuelto demasiado tarde.

—Non, mon lupe, mientras haya aliento en nuestros


cuerpos nunca es tarde. —Le tendió la mano al otro hombre,
pero Richard vaciló, mirándome. Ya había leído mi mente; ¿qué
puedo hacer?

—O estás aquí para tomarles las manos a ambos —dijo


Ethan—, o acabas de regresar por la chica.

Esperaba que se enojara, pero solo dijo:

—Tienes razón. —Tomó la mano que le ofrecía Jean-

352
Claude y le sonrió, una sonrisa que era cálida y de pareja.
Luego me miró, la sonrisa desvaneciéndose alrededor de los
bordes—. Sé lo que sientes por mí ahora. Tienes miedo de que
exija demasiado, destruya tu grupo poliamoroso, tu felicidad.
No confías en mí por lo que hice antes, ¿y por qué deberías
hacerlo?

—Pero si Ulfric no hubiera regresado esta noche, ¿podrías


haber derrotado a Deimos? —preguntó Jake.

Jean-Claude dijo:

—No.

Negué con la cabeza.

—Entonces toma su mano, Anita.

—Anita no tiene que hacer nada que no quiera hacer —


dijo Nicky.

—No, Jake tiene razón, Nicky. Si no hubiéramos tenido a


Richard esta noche… —Me di cuenta de que no quería admitir
lo cerca que había estado la llamada frente a todos en la sala.
Eran buenos para la seguridad de los clubes, pero ninguno de
ellos estaba en nuestros datos personales. Cuantas menos
personas se dieran cuenta de que Deimos casi había poseído a
Jean-Claude esta noche, mejor.
Le tendí la mano a Richard y él la tomó con una sonrisa.
No era tan cálida como la que le había dado a Jean-Claude. De
hecho, la sonrisa dejó sus ojos inseguros, pero eso estaba bien.
Me había ganado su duda, diablos, estaba más cómoda con
eso. Me hizo sentir mejor acerca de mis propias dudas. Pero
nada de eso le importaba al poder que nos estremecía a los
tres.

—Están casi completos —dijo Jake.

El vello de mis brazos estaba erizado y mi voz estaba sin


aliento cuando dije:

353
—¿Qué quieres decir con casi?

—Este poder es una cosa pequeña en comparación con lo


que podrían tener si fueran un verdadero triunvirato —dijo.

—¿Cuánto más verdaderos podemos ser? —dijo Richard;


su voz sonaba tan tensa como la mía. Sus ojos estaban llenos
de fuego azul. Miré a Jean-Claude; sus ojos también brillaban
con poder. No tenía un espejo, pero sabía que los míos también
brillaban.

—Somos un triunvirato de poder —dijo Jean-Claude, y su


voz resonó por la habitación.

—No serán un verdadero triunvirato hasta que compartan


la cuarta marca —dijo Jake.

—No —dije, y aparté mi mano de ambos.

—Debemos solidificar mi base de poder, ma petite.

—No entiendes cuán íntima será la conexión —dije, —


nunca antes le has dado a nadie la cuarta marca.

Richard dijo:

—Espera, ¿cómo sabes más sobre esto que Jean-Claude?

—Tengo un triunvirato con Damian y Nathaniel, lo sabes.


—Sé lo que sientes por Nathaniel, pero no eres tan cercana
a Damian. Compartir la cuarta marca con ellos no cambió eso
—dijo Richard.

Nicky soltó una risa profunda.

—Hace tiempo que no la ves con Damian.

—¿Qué significa eso? —preguntó Richard.

—Significa que necesitas verme con Nathaniel y Damian


juntos, antes de aceptar que Jean-Claude comparta la cuarta
marca con nosotros.

354
—¿Podemos hacer eso antes del amanecer? —preguntó.

Lo miré, se veía tan tranquilo. No me molesté en mirar a


Jean-Claude ya que su rostro no revelaría nada a menos que
él lo quisiera.

—Damian ya debería estar en casa, así que sí, podemos


mostrar y contar esta noche.

—Si vamos a hacer eso además de todo lo demás, debemos


darnos prisa, o el amanecer nos encontrará antes de que
hayamos asegurado nuestra base de poder —dijo Jean-Claude.

—No he accedido a hacer la cuarta marca con nosotros


tres —dije.

—La noche volverá a caer y Deimos seguirá estando ahí


fuera.

—Lo sé.

—Debemos tener suficiente poder para destruirlo de una


vez por todas —dijo Jean-Claude.

—Ganamos esta noche sin la cuarta marca.

—¿Mencioné que Deimos es un respirador de fuego? —


preguntó Jake.
Todos lo miramos entonces.

—No, dejaste esa parte fuera —dije.

—Les diré todo lo que sé sobre él una vez que todos ustedes
estén seguros abajo y Jean-Claude haya hecho lo que debe
hacer antes del amanecer.

—Respira fuego —dijo Richard.

—¿Un verdadero dragón que escupe fuego? —dije.

—Me temo que sí —dijo Jake.

355
—Supongo que es una suerte que no nos quiera muertos,
entonces —dije.

—Solo puede hacer fuego cuando está en forma de dragón


completo. No cabría en el callejón o en las calles laterales.
Tendría que marchar por la carretera principal frente a
Placeres Prohibidos. No querrá mostrarse donde los humanos
puedan verlo, no así —dijo Jake.

—Es bueno saberlo —dije.

—Tengo tantas preguntas —dijo Richard.

—Sé biólogo luego, mon lupe, en este momento necesito


que seas mi mitad bestia. El amanecer no debe encontrarme
desprevenido.

—¿Edward todavía está aquí? —pregunté.

—Él no se iría hasta que te viera en persona y se asegurara


de que estabas bien —dijo Nicky.

—Bien, porque si vamos a planear cómo eliminar a un


dragón que escupe fuego, lo quiero involucrado.

—¿No quemó una casa una vez contigo y él todavía dentro?


—preguntó Richard.
—Sí, nadie conoce el fuego como lo hace Edward.

Richard me miró como si hubiera perdido la cabeza, pero


gracias a las marcas de vampiro sentí el miedo detrás de la
mirada arrogante y enojada. Tenía miedo de Edward; lo veía
como descuidado y buscador de peligros. Tenía miedo de hacer
que me mataran algún día.

—Él me salvó esa noche, Richard, no habría tenido las


agallas para usar un lanzallamas dentro de una casa con
nosotros dentro, pero era la única manera de matar a los
vampiros y salvarnos a nosotros mismos.

356
—Sé que crees eso, Anita.

—Y ahí vamos, Richard, de vuelta a las discusiones que


empezamos a tener casi desde el momento en que empezamos
a salir. Odias mi trabajo. Odias a mi mejor amigo.

—No odio a Edward, solo sé que cuando está involucrado


es un caso tan peligroso que necesitabas su ayuda, o algo tan
peligroso que él necesitaba la tuya —dijo Richard.

Estaba lista para discutir, luego me di cuenta de que tenía


razón. Lo pensé durante unos segundos y luego dije:

—Lo veo como si cualquiera de nosotros se volviera loco, y


tuviéramos que pedir refuerzos el uno al otro.

—Ma petite, mon lupe, no tenemos tiempo para peleas esta


noche.

—Tienes razón, lo siento —dije.

—No dejaré que los viejos hábitos arruinen esta segunda


oportunidad —dijo Richard.

Jean-Claude nos tendió la mano con una sonrisa.

—Entonces bajemos.
Tomamos sus manos y en el momento en que lo hicimos
no quise discutir más. De repente estaba pensando en sexo y
recordando el olor y la sensación del cuerpo de Richard. Era
tan fuerte que me hizo tropezar con un escalón. Mierda.

—Ma petite, ¿estás bien?

—¿Ese fue tu pensamiento en mi cabeza?

—Este no es culpa mía, ma petite.

—¿Qué pensamiento? —preguntó Richard.

—No importa —dije, y soné malhumorada porque estaba a

357
la defensiva—, solo llévanos por las malditas escaleras, Jean-
Claude. Nos estamos quedando sin noche.

Nadie discutió, y comenzamos a movernos como si


tuviéramos un propósito en los escalones de piedra irregulares.
Tuve que concentrarme para seguir el ritmo de sus pasos más
largos, incluso usando botas de combate. Me alegré de tener
que concentrarme en lo físico, lo agradecí, porque hacía más
difícil que mi mente divagara. La mejor parte de mi antigua
relación con Richard había sido el sexo; había sido la única
parte que siempre funcionó entre nosotros. Por supuesto que
eso sería lo que pensé y quería más que cualquier otra cosa de
él. Era lógico en cierto modo, pero no lo hacía menos
vergonzoso. Estaba absolutamente segura de que no quería
que leyera mi mente mientras pensaba en él de esa manera,
así que me concentré en los escalones mirando mis pies,
sintonizándome con mi cuerpo en el ahora, dejando que el acto
físico me llevara sin pensamiento, una meditación en
movimiento. Sostuve la mano de Jean-Claude, su paso más
largo me obligó a moverme más rápido y a un ritmo que no era
el mejor para mí, pero estaba bien. Descubrí que las
meditaciones en movimiento debían ser difíciles para mantener
la mente vacía. Aumenté mi velocidad hasta que Jean-Claude
tuvo que protestar, porque todavía llevaba botas de tacón alto.
Me encantaba tanto que él fuera el de los tacones que pidiera
ir más lento. Tal vez no era ser la chica lo que me hacía sentir
impotente, ¿tal vez era quien tenía que usar tacones altos?

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Richard respiraba con dificultad cuando bajamos las
escaleras y nos encontramos frente a la enorme puerta
parecida a una mazmorra que formaba parte de las defensas
del Circo.

—Pensé que había seguido con mi cardio, pero había


olvidado el La Escalera Maestra de la muerte. —Tenía las
manos en las caderas, inclinándose un poco hacia atrás contra
la puntada en su costado. La gente siempre se inclinaba hacia
adelante sobre el punto, lo que lo empeoraba; si te doblas hacia
atrás duele más unos segundos, pero se va más rápido.

Nicky bajó los escalones para pararse cerca de mí. No


estaba segura de si estaba sintiendo mi malestar o si
necesitaba un poco de tranquilidad. No, probablemente era yo.
De cualquier manera, estiré mi mano libre hacia Nicky. En el
momento en que nos tocamos me sentí un poco más estable,
más yo misma. Apoyé mi cabeza contra el pecho de Nicky, y
fue como si estuviera respirando su cálida solidez.

Jean-Claude apretó mi mano. Giré la cabeza con la frente


aún sobre el pecho de Nicky. Me hizo mirar nuestras manos
entrelazadas en lugar de su rostro.
—Eres tan débil —dijo Demolition Man.

Levanté la cabeza con un comentario sarcástico listo, pero


me di cuenta de que estaba mirando a Richard más allá de
nosotros. Sentí a Jean-Claude moverse como si fuera a ir al
lado de Richard, pero tiré de él hacia nosotros. Demo no era el
único que veía a un Ulfric civil como un eslabón débil; Richard
tenía que manejar esto él mismo o solo empeoraría las cosas.
Si Richard necesitaba nuestra ayuda, lo ayudaríamos, pero
hasta entonces teníamos que dejar que él liderara.

Los otros hombres lobo intentaron empujar a Demo a

360
través de la puerta abierta, pero Richard se enderezó y dijo:

—Déjenlo quedarse. —Los hombres lobo se miraron y


claramente pensaron que era una mala idea. Demonios, pensé
que era una mala idea. Jean-Claude hizo otro pequeño
movimiento hacia él. Lo atraje hacia mí, lo que hizo que tocara
a Nicky, pero a ninguno de los dos le importó. Ambos estaban
seguros en sus diferentes sabores de masculinidad.

—Si pudieras haberte quedado con tu empresa


contratada, ¿lo habrías hecho? —preguntó Richard.

—Sabes que lo haría.

—¿Con la condición de que nunca dejes que nadie fuera


de tu firma sepa que eres un hombre lobo?

—Muchos países no dejarán entrar a los cambiaformas,


así que seguro que tendríamos un arma secreta —dijo Demo.

—¿Cómo te ejercitarías?

Demo frunció el ceño.

—Si hay un gimnasio, lo uso. Si no, correr, flexiones,


abdominales, ya sabes, lo que pueda para mantenerme en
forma.
—¿Cómo sabrías cuán rápido para moverte, o cuántas
repeticiones hacer y aún parecer humano?

—¿Qué?

—Tengo que entrenar con humanos. Nunca puedo correr


lo suficientemente rápido, o hacer suficientes flexiones de
brazos o abdominales, o levantar lo suficientemente pesado
como para realmente hacer un buen ejercicio, porque si lo
hago, perderé el trabajo que amo.

Quería decir Ahora enseñas en la universidad, no en la


secundaria como cuando nos conocimos, tal vez no lo harías,

361
pero no dije nada, porque Demo parecía estar escuchando y
eso no sucedía a menudo.

—Entonces, ¿nunca puedes esforzarte?

—Nunca —dijo Richard—. Es imposible alejarse de los


teléfonos de todos. Siempre están ahí esperando para filmar
cualquier cosa interesante o extraña y ponerlo en línea al
instante.

Demo se veía pensativo, honestamente más pensativo de


lo que pensé que era capaz, pero ¿tal vez su mala actitud me
hizo subestimarlo? Trataría de mantener la mente abierta si
Demo simplemente dejaba de hacer cosas estúpidas y
mezquinas.

—Lo entiendo, los malditos teléfonos están en todas


partes, y los cabrones ponen todo en línea —dijo Demo.

—Tenemos que estar atentos a ellos en áreas realmente


remotas donde pensarías que nadie tendría un teléfono
inteligente —dijo uno de los hombres lobo altos y oscuros.
¿Cuál era su nombre? Jones, Jim, J-algo.

—Entiendo —dijo Demo, y los demás estuvieron de


acuerdo.
Crisis evitada; Demo atravesó la puerta sin quejarse. Los
otros hombres lobo fueron con él como si tuvieran miedo de
que hiciera algo de lo que se arrepintieran. Parecían sentirse
responsables por él ya que todos habían sobrevivido al mismo
ataque, pero no estaba segura de que les gustara mucho. No
estaba segura de que a nadie aquí en St. Louis le gustara
mucho. ¿Qué íbamos a hacer con él?

Richard caminó hacia nosotros, luego miró cómo


estábamos parados los tres. Vi dudas y preguntas pasar por
sus ojos, mientras él luchaba por mantenerlas alejadas de su
rostro. Solo conocerlo tan bien alguna vez me permitió ver la

362
confusión.

—¿Hay algo que deba saber sobre Nicky y Jean-Claude? —


preguntó.

Me acerqué a él con delicadeza, usando algunas de las


nuevas habilidades que había aprendido por fin, pero sus
propias emociones confusas lo estaban cegando. No podía
sentir nada fuera de sí mismo. Las emociones fuertes pueden
alimentar tu magia o paralizarla. Me di cuenta de que Jean-
Claude había reducido las marcas entre nosotros, para que no
tuviéramos cada maldita emoción de un lado a otro. Estupendo
por mí, pero me preguntaba qué Jean-Claude quería ocultar lo
suficiente como para hacerlo. ¿No se suponía que debíamos
mantener las marcas abiertas para el poder en este momento?

—No soy su tipo, no soy lo suficientemente bonita —dijo


Nicky, con una amplia sonrisa lo suficiente como para hacer
que su rostro se arrugara hasta las cicatrices donde debería
haber estado su ojo. Me encantaba que estuviera dispuesto a
sonreír así ahora. Me puse de puntillas para besarle la mejilla;
para llegar a sus labios tenía que encontrarme a mitad de
camino, pero no lo hizo. Siguió mirando a Richard, solo
cambiando de sostener mi mano a envolver su brazo alrededor
de mí. Me obligó a envolver mi brazo alrededor de su cintura,
o simplemente quedarme allí de forma incómoda, pero no me
gustaba que hubiera dejado pasar la oportunidad de besarme
para jugar juegos de dominación con Richard.

Nicky dijo—: Lo siento, nena —y comenzó a inclinarse para


besarlo.

Levanté una ceja hacia él.

—¿Nena?

—Se supone que debemos estar probando palabras


cariñosas —dijo.

363
—No ‘nena’ o ‘bebé’ —dije.

Me sonrió.

—Te dejaría llamarme ‘bebé’.

—¿Lo harías, de verdad? ¿Bebé? —dije, sonriendo.

Él sonrió.

—Frustremos las expectativas sociales, Big Daddy.

Me reí a carcajadas y todos los que se quedaron con


nosotros se unieron, incluso Richard. Ethan dijo:

—Si realmente van a llamarse ‘bebé’ y ‘Big Daddy’, háganlo


donde pueda ver las caras de las personas.

—Intenté estar celoso, quiero decir que estoy celoso, pero


ustedes son divertidos juntos. Es como esta dinámica de pareja
que nunca antes había visto hacer a Anita —dijo Richard.

—Encontrarás a ma petite mucho más cómoda y mucho


más liviana con muchas cosas y mucha gente —dijo Jean-
Claude.

—No puedo esperar —dijo Richard.


—Entonces pasemos por la puerta y asegurémosla detrás
de nosotros —dijo Jake.

—¿De verdad crees que Deimos podría atacarnos aquí en


el Circo? —pregunté.

—Es un enemigo poderoso que nos ha sorprendido una vez


esta noche, sería una tontería subestimarlo nuevamente.

De repente no me sentí alegre, me sentí asustada. Nicky


me abrazó y luego dio un paso atrás para que Jean-Claude
pudiera guiarme hacia adelante. Él empezó, luego se detuvo y
extendió su otra mano hacia Richard. No me quejé, ni siquiera

364
me sentí rara por eso. Richard había sido un buen deportista
esta noche y habría muchas más posibilidades de que siguiera
siendo un buen deportista esta noche. Seguimos a Jake y
Wicked a través de la puerta tomados de la mano.
365
Había una pared de cortinas de gasa casi inmediatamente
a través de la puerta. Eran las ‘paredes’ de la sala de estar
porque en realidad era solo una gran cueva. Wicked apartó las
cortinas de gasa para que entráramos. Jake se adelantó un
poco, pero si algo saltaba sobre nosotros en la sala de estar,
eso significaría que habían pasado a todos los otros guardias,
lo que significaría que ya habíamos perdido. Afortunadamente,
lo más aterrador que nos esperaba era la ansiedad que
irradiaba Damian. Estaba de pie en el borde de la antigua
alfombra persa que parecía una vidriera brillante, pero le
pusimos un acolchado más grueso debajo, para que nunca
supieras que estaba apoyada sobre piedra desnuda.

El cabello rojo de Damian era el más cercano al rojo


verdadero, como un crayón Crayola, que cualquier otro
pelirrojo natural que hubiera conocido. Supongo que mil años
sin luz solar en tu cabello cambiarán el color. Caía más allá de
sus hombros, tan rojo que hacía resaltar el rojo de la alfombra.
Llevaba su túnica favorita. Un terciopelo azul oscuro, rico, un
poco deshilachado en los puños y el dobladillo, y aunque no
podía verlo desde este ángulo, sabía que los codos estaban
empezando a salirse. Era una túnica victoriana que había
comprado cuando estaban de moda. Ahora era uno de sus
objetos de confort. Debía de estar listo para irse a la cama, lo
que significaba que habría pantalones de pijama de seda
debajo de la bata.

La ansiedad de Damian montó mi cuerpo de modo que mi


corazón se aceleró en simpatía. Quería correr hacia mí,
besarme, pero no estaba seguro de si sería bienvenido con los
tres cogidos de la mano. Podría haber usado nuestra conexión
metafísica para descubrir qué estaba mal, pero no estaba
segura de si lo que aprendí se traduciría directamente a Jean-
Claude y Richard. Podía abrirme y escuchar a todos, pero no

366
era tan buena para evitar que las partes individuales se
mezclaran. Así que le dije:

—Damian, ¿qué pasa?

—No quiero pasarme de la raya —dijo, y su voz tenía una


nota de incertidumbre atormentada que no había escuchado
en ella durante un año.

—Has saludado a ma petite cuando está en mi brazo


muchas veces, ¿por qué dudas ahora?

—Se rumorea que los tres están de nuevo juntos. La última


vez que eso fue cierto no compartían bien.

—No hay necesidad de ser tan formal, mon ami —dijo


Jean-Claude.

Damian no parecía convencido de que no necesitara toda


la formalidad vampírica de la que solíamos prescindir entre
nosotros.

—Te agradezco tus palabras, Jean-Claude, y siento lo que


quiere Anita, pero ¿qué dice el Ulfric?

—Richard no es tu jefe —dije, y ese primer estallido de ira


estaba en mi voz y me apretaba los hombros. Sabía que tenía
ira no resuelta por nuestra ruptura, pero ahora no era el
momento. Yo no sería la primera en perder mi mierda. Si
Richard se comportaba, yo también lo haría.

—Anita tiene razón —dijo Richard—, y no sé qué rumores


has escuchado, pero no volví esperando nada, excepto la
oportunidad de intentarlo de nuevo. Eres parte de su grupo
poliamoroso y lo respeto.

—Gracias por decir eso, Ulfric.

Fruncí el ceño, estudiando a Damian, dándome cuenta de


que se estaba protegiendo de mí lo suficiente como para que
solo pudiera sentir las emociones fuertes que él no podía

367
ocultar.

—Me alegro de que Richard haya regresado a tiempo para


ayudar a salvar el día, es posible que no estuviéramos aquí de
pie si no lo hubiera hecho, pero nuestro grupo poliamoroso no
recibe de repente una revisión para él que no haríamos para
ningún otro nuevo miembro.

Damian le dio una sonrisa tentativa.

—Me alegra escucharlo.

—Entonces ve y dale un beso —dijo Wicked—, ya he dejado


claro que no voy a renunciar a mi lugar en la vida de Anita, y
apenas estoy en el grupo poliamoroso en comparación contigo.

Lo miré de nuevo; era tan impropio de él hablar así.

—¿Lo hiciste? —preguntó Damian, y no ocultó del todo su


sorpresa.

—Lo hizo —dijo Ethan.

—Todos lo hicimos —dijo Truth.

—Me lo perdí —dijo Nicky.

—Te informaré más tarde —dijo Ethan.


Damian los miró a todos, luego a Richard, Jean-Claude y
finalmente a mí.

—Supongo que los rumores están equivocados.

—Lo están —dijimos Richard y yo juntos, luego nos


miramos y sonreímos. Aparté la mirada, porque todo lo que
podía pensar era: ¿Cómo puede alguien cambiar tanto y
permanecer cambiado? Las personas pueden cambiar con
mucho esfuerzo y terapia, pero casi nunca hacen el trabajo
para quedarse con la nueva versión de sí mismos. Hacen lo
suficiente para arreglar su matrimonio o reconciliarse con su

368
familia, pero una vez regresan a su vida anterior, es
increíblemente difícil no volver a caer en viejos patrones
familiares, incluso en los destructivos.

—Estoy comprometido con mi terapia, Anita.

Me sobresalté, y Jean-Claude apretó mi mano; tanto por


mi habilidad para proteger mis pensamientos.

—Lo siento, no quise pensar tan alto.

—No, está bien, necesito saber tus dudas y temores sobre


esto.

—Sé que te preocupa cómo encajarás en el grupo


poliamoroso más grande.

—Sé que, si hubiera podido resolver todos mis problemas


antes, hubiéramos sido los tres y tal vez eso hubiera sido todo,
o quién sabe —agregó esa parte porque no pude ocultar el
destello de ira ante su presunción—, pero al menos habría
estado en el grupo poliamoroso desde el principio en lugar de
intentar encajar cuando se estableció.

—Eso es justo —dije.

—Quiero mi beso de consuelo, pero siento que estoy viendo


una sesión de terapia, y eso debería ser privado —dijo Damian.
—No tenemos tiempo para esto esta noche —dijo Truth.

Lo miramos.

—Damian tiene razón, los asuntos personales deben ser


privados. Fuimos atacados esta noche y ganamos por poco.
¿Por qué no estamos hablando de estrategia para la próxima
batalla?

Wicked dio un paso al frente y agregó:

—La oscuridad que nos queda debe tratarse para asegurar


nuestra base de poder y planificar el próximo ataque de

369
Deimos, no hacer terapia de pareja.

—Usualmente no eres tan hablador, pero especialmente


cuando estás de servicio —dije.

—Los guardaespaldas están destinados a ser vistos y no


escuchados —dijo Jake.

—¿Alguna vez has sido guardia de uno de los linajes


descendientes de Belle Morte? —preguntó Truth.

—No.

—Entonces confía en nosotros cuando decimos que la


observación silenciosa no ha estado funcionando.

—Vamos a ayudar a mantenerlos a todos enfocados —dijo


Wicked.

—¿Y si no deseamos tal ayuda? Si deseo pasar el resto de


esta noche regocijándome en las personas que amo en lugar
de planear la guerra, ¿entonces qué? —dijo Jean-Claude con
ese tono en su voz que los maestros vampiros parecen tener en
algún lugar dentro de ellos. No estaba gritando, pero la
amenaza todavía estaba ahí en alguna parte.

—Eres nuestro rey, Jean-Claude —dijo Wicked—, ¿no


entiendes que tan poderoso como eras esta noche, todavía era
magia sexual, y eso no nos salvará de este nuevo enemigo? Es
un dragón, un dragón inteligente, no muerto, que escupe
fuego. Lo tomamos con la guardia baja, pero el próximo ataque
utilizará otras armas en su arsenal contra las que la magia
sexual no prevalecerá. ¿No ves el peligro en el que estamos
todos, Jean-Claude?

Jean-Claude apartó las manos de los dos y entró a


zancadas en la habitación, girando de modo que su túnica se
derramó a su alrededor como una capa.

—Sí, sé en cuánto peligro estamos, y sí, sé que la magia

370
sexual no nos salvará, y esa es toda la magia que tengo para
ofrecer. Estaba convencido por mi arrogancia y por otros de
que yo era la mejor opción para llevar a los vampiros a un
mundo moderno, pero las sensibilidades modernas, las reglas
modernas, solo funcionan si todos las siguen. Sentí la mente
de Deimos muy dentro de la mía esta noche. Está jugando con
reglas muy antiguas, las que dicen que, si quieres gobernar un
reino y eres lo suficientemente fuerte como para tomarlo,
entonces es tuyo por derecho.

Se volvió hacia Jake, apretando y soltando las manos como


si estuviera luchando por no cerrar los puños.

—No me habría permitido hacer un juramento de sangre a


todos los demás maestros estadounidenses si no me hubieran
asegurado que no había vampiros antiguos que me desafiaran.
Tú y los otros Harlequin me prometieron que no quedaban
vampiros como Deimos.

—Creí lo que te dije, mi palabra de honor en eso —dijo


Jake.

—Pero ahora aquí estamos con él ahí fuera, y volverá a


atacar. Wicked tiene razón, Deimos elegirá otra cosa para su
próxima incursión, algo contra lo que no tengo defensa, contra
lo que no tenemos defensa.
—Esta noche nos tomó por sorpresa —dije—, pero la magia
sexual no es el único tipo de magia que tenemos.

—Es todo lo que tengo, ma petite, y seré yo quien sea


desafiado. Es mi derrota lo que le dará mi corona, o mi cuerpo
para drenar el poder y poseer.

—Es demasiado tarde para que él te desafíe a un duelo


formal ahora —dije.

—Mejor eso que atacarnos con toda su fuerza y sin reglas


que lo obliguen a contener lo peor de su daño contra nosotros,
la ciudad y todas las personas en ella.

371
—Recuerdo las reglas de cuando el Mueve Tierra llegó a la
ciudad, Jean-Claude. Si solo hubiera causado caos en general,
entonces podría desafiarte a un duelo, pero atacarte
directamente sin un desafío formal primero significa que no
hay reglas —dije.

—Sin reglas, nos destruirá —dijo Jean-Claude, y sentí su


miedo a toda velocidad. Se me hizo un nudo en la garganta y
me apretó tanto el estómago que pensé que podría estar
enferma.

Inhalé y exhalé profundamente para controlar el miedo,


porque no lo creía. Esa creencia me ayudó a estabilizarme.

—No si lo encontramos primero —dije.

—Es un dragón, ma petite, si nunca has visto un dragón


de verdad entonces no lo entiendes.

No pude evitarlo, pregunté:

—¿Cuándo viste un dragón real?

—He visto dragones en la naturaleza —dijo Richard.

—Non, non, has visto lagartos sin mente, algunos con alas,
pero ninguno con las habilidades de los verdaderos dragones.
—No son lagartijas, ni ningún reptil, son de sangre caliente
—dijo Richard. Tenía razón, pero no importaba ahora.
Podríamos hablar de biología no esencial más tarde.

—¿Cómo podría algo respirar fuego sin quemarse a sí


mismo? —pregunté.

Edward atravesó el muro cortina del fondo con Peter a su


espalda. No se parecían físicamente en absoluto, pero la forma
en que se movían se hacía eco entre sí, como si Peter hubiera
absorbido partes de Edward solo por su proximidad, sin
necesidad de genética.

372
Edward dijo:

—¿Escuché las palabras ‘dragón’ y ‘escupe fuego’?

—Lo hiciste —dije.

—Un verdadero dragón que escupe fuego. Pensé que eran


solo leyendas —dijo Peter.

—Deimos es muy real —dijo Jake.

—Dijiste que no podía caber en el callejón detrás del club,


entonces, ¿qué tan grande es en forma de dragón completo? —
pregunté.

—No sé en pulgadas o centímetros, pero más alto que el


techo de una casa moderna.

—¿Una casa estilo rancho de un piso o de dos pisos? —


preguntó Nicky.

—Un piso.

—Entonces, mide de cuatro a seis metros en forma de


dragón —dijo Nicky.

—¿Puede volar? —preguntó Edward. No Santa Vaca, un


dragón, solo preguntas prácticas.
—No —dijo Jake.

—Si podemos aislarlo en algún lugar lejos de los civiles, un


LAW podría hacerlo —dijo.

—¿Cumplimiento de la ley? —preguntó Richard.

—Arma antitanque ligera —dije—. LAW.

—¿Cómo tienes un arma antitanque? —preguntó Richard.

—Nunca hagas preguntas cuyas respuestas no quieras —


dije.

373
Frunció el ceño.

—Guarda las preguntas que no nos ayudarán a matar a


Deimos para más tarde.

Richard levantó las manos como si se estuviera rindiendo,


pero asintió.

Me volví hacia Edward para preguntar:

—¿Pensé que usamos el último que tenías en ese caso en


el estado de Washington?

—Eso fue hace años, ¿realmente pensaste que ya no


tendría más?

Sonreí, casi me reí y dije:

—Qué tonta, está bien, pero si lo hacemos estallar, ¿la


parte de la respiración de fuego hará que la explosión sea algo
que no podamos planear?

—Depende de qué tipo de respiración de fuego sea. —


Edward puso sus dedos entre comillas alrededor de la
respiración de fuego.

—Está bien, Jake, ¿nos explicas la respiración de fuego?


—pregunté.
—¿Alguno de ustedes ha escuchado el término ‘fuego
griego’?

—Es como el napalm griego antiguo —dijo Peter.

Lo miré.

—¿Cómo sabes eso?

Señaló a Edward, quien le ofreció un golpe de puño, que él


tomó sonriendo.

—Se suponía que era peor que el napalm moderno, o


incluso el fuego griego que sobrevivió hasta la historia griega

374
posterior.

—Entonces, ¿hay dos tipos de fuego griego? —pregunté.

Edward respondió:

—Se suponía que el primero era tan mortal que nada podía
resistirlo. Se aferraba a cosas como el napalm moderno, o una
granada de fósforo, y como el fósforo, mojarlo hacía que ardiera
más, pero se suponía que era peor que cualquier cosa que
tenemos ahora.

—Lo fue, o supongo que lo es —dijo Jake.

—No había pensado en que uno de ustedes tuviera la edad


suficiente para conocer la receta perdida del fuego griego
original —dijo Edward.

—La historia dice que la receta se perdió, pero también


dicen que los héroes griegos no usaron veneno en la batalla, y
tampoco es cierto —dijo Jake.

—Qué estás diciendo, o mejor dicho, dilo más claramente


—dijo Jean-Claude.

—El fuego griego original no se perdió; nosotros, el


Harlequin, matamos a todos los semidioses que podían
escupirlo de sus cuerpos. Los griegos tuvieron que recrearlo a
partir de ingredientes que pudieran encontrar, porque nuestra
reina oscura declaró que los seres que podían crear una
sustancia que quemaba a través de la armadura, la carne, todo
lo que tocaba y que no podía extinguirse, era demasiado
peligrosa para los vampiros como para permitirlo existir.

—¿No dijiste que la Madre de la Oscuridad lo convirtió en


vampiro? ¿Por qué haría eso si lo quería muerto? —pregunté.

—Ella pensó que sería capaz de controlarlo y crear un


arma viviente que todos los vampiros y cambiaformas
temieran.

375
—¿Qué salió mal? —pregunté.

—Él era demasiado extraño para el resto de nosotros,


incluso para ella.

—Ella no podía controlarlo —dijo Damian.

—No pudo.

—¿Podemos matarlo haciéndolo explotar? —preguntó


Edward.

—¿Y podemos hacerlo estallar sin convertirlo en un


espíritu puro como le sucedió a la Madre de Todas las Tinieblas
cuando fue asesinada? Fue mucho más difícil matarla una vez
pudo saltar dentro y fuera de los vampiros y cambiaformas
conectados a ella —dije.

—Nunca tuvo la capacidad de dejar su cuerpo —dijo Jake.

—Es bueno saberlo —dije—, pero espera, si no puede


apoderarse del cuerpo de Jean-Claude, entonces, ¿cómo iba a
poseer su poder como rey?

—Conectándose a las marcas de vampiro que tengo


contigo, a través de las marcas que compartes con otros, a los
juramentos de sangre que he hecho a cada maestro vampiro
en América. No necesita poseer mi cuerpo, solo engancharse a
mis conexiones místicas como un… ¿Cuál es el término para
alguien que roba energía que no paga?

—¿Te refieres a alguien que se aprovecha de tu servicio de


Internet, o cable, o lo que sea? —pregunté.

—Oui.

—Pero eso se hace en secreto, no quieres que la gente se


entere de que les estás robando. Esta noche fue el equivalente
mágico de un ataque frontal —dije.

—Deimos nunca ha sido sutil —dijo Jake.

376
—Entonces él tampoco será paciente —dije—, así que
ahora responde la pregunta. ¿Cómo lo matamos?

—El hermano de Deimos fue asesinado por una gran roca


que le aplastó la cabeza, por lo que una bomba debería
funcionar, pero no sé qué pasará con el fuego griego dentro de
él —dijo Jake.

—Si aceptamos que Deimos puede escupir fuego griego,


entonces el químico o lo que sea que use internamente para
crearlo debe estar separado hasta el momento en que lo use, o
se lastimaría —dijo Richard.

Asentí.

—Es cierto, si aceptamos que es posible respirar fuego de


cualquier tipo, entonces las sustancias que el animal usa para
crear el calor o la ignición del fuego tendrían que mantenerse
separadas con mucho cuidado en el cuerpo hasta que llegue el
momento de usarlas, o se quemarán a sí mismos.

—Si las sustancias tienen que unirse en un orden y tiempo


específicos, entonces hacerlo explotar no debería activar el
fuego griego —dijo Richard.

—Pero si no se trata solo de un orden y momento


específicos, hacerlo explotar podría extender el fuego griego
sobre un área grande. —Miré a Edward—. ¿Tienes alguna idea
aproximada de cuánto de un área podría verse afectada?

—Necesitaría saber algo más que la altura de Deimos para


hacer una conjetura, además de en qué tipo de edificio estará
cuando suceda, hay demasiadas variables.

—¿Y si está al aire libre? —preguntó Richard.

—El alcance exterior de una LAW es de doscientos veinte


metros; si el fuego griego se suma al potencial de la explosión,
entonces cualquiera de nosotros cerca de la zona cero está
muerto, o desearía estarlo.

377
—¿Y si el fuego griego muere cuando explota, en lugar de
aumentarlo? —pregunté.

—Entonces deberíamos estar bien.

—¿Podría el fuego griego provocar un incendio forestal en


una zona boscosa? —preguntó Richard.

—Quemaba a través de barcos de madera —dijo Jake.

—Maldita sea —dijo Richard.

—¿Por qué? —pregunté.

—Si pudiéramos atraer algo del tamaño de una casa a un


área densamente arbolada, no sería tan maniobrable como
nosotros, por lo que tendríamos cierta ventaja.

—Hasta que prendiera fuego al bosque a nuestro alrededor


—dijo Edward—. Sé que piensas que soy descuidado con el
fuego, pero tengo un gran respeto por él como arma contra lo
sobrenatural.

—No dije ni pensé nada acerca de que fueras descuidado


con el fuego en este momento —dijo Richard.

—Los incendios forestales o de pasto tienen muchas más


variables a considerar: dirección y velocidad del viento,
sequedad y cantidad de maleza. Solo he usado un lanzallamas
afuera contra ghouls o zombis en cementerios con césped corto
y bien regado, o los atrapé en medio de áreas pavimentadas, o
cerca de una fuente de agua.

—¿No tienen los explosivos algunos de los mismos


problemas? —preguntó Richard.

—Sigue siendo una idea interesante que en forma de


dragón no quepa en espacios pequeños —dije.

—¿Qué tan rápido puede cambiar de dragón a humano o


viceversa? —preguntó Truth.

378
—Lo vi en sus dos formas, pero nunca lo vi cambiar —dijo
Jake.

—Nosotros lo hicimos —dijo Ru mientras atravesaba las


cortinas del pasillo de más allá. Rodina estaba a su lado.
Nathaniel venía detrás de ellos. Pensé que Nathaniel había ido
a buscar a algún Harlequin que conociera a Deimos, lo cual
era inteligente y útil, pero luego me di cuenta de que no podía
ser. Había otros Harlequin tan viejos o más mayores que los
gemelos, pero eran los únicos otros hombres leopardo aquí
actualmente. ¿Por qué Nathaniel había traído a todos los
hombres leopardo que estaban bajo tierra esta noche? Le
preguntaría más tarde en privado. En este momento,
necesitábamos mantenernos en el objetivo y aprender más
sobre los dragones encabezaba al leopardo en la lista de tareas
pendientes.
379
Rodina bajó de rodillas frente a mí.

—Mi debilidad te despojó de nuestra fuerza cuando más


nos necesitabas. He faltado a mi deber. Habría sido más como
un guerrero cayendo sobre su espada si no hubiera estado
vestida con la parte superior abotonada de un pijama de seda.
—Ru se arrodilló junto a ella vistiendo los largos pantalones
del pijama. Nunca se me hubiera ocurrido que los hermanos
pudieran dividir pijamas de la misma manera que una pareja.
Tenía mucho sentido, simplemente me desconcertó por un
segundo, como muchas cosas sobre ellos. Por supuesto, tal vez
pensar en parejas románticas tenía algo que ver con lo bien
que se veía Ru sin su camisa. Detuve el tren del pensamiento
allí mismo, muerto en seco, hecho, porque podían oírme.

—Está bien, Rodina, puedes llorar por tu hermano.

—El dolor es para los débiles. Somos Harlequin, nada


debería distraernos de servir a nuestra reina oscura. —Parecía
tan seria que no tuve el corazón de corregirla acerca de
llamarme su reina oscura.

—Eran lobos lo que necesitaba esta noche, mes petits


chatons —dijo Jean-Claude, acercándose a mí. Parecía
completamente tranquilo ahora. No estaba segura de si hablar
sobre un plan real para matar a Deimos lo había ayudado a
sentirse mejor, o si simplemente había recuperado el control
de sí mismo. Preguntaría más tarde.

Rodina lo miró; su rostro se veía tan abierto y vulnerable


como nunca lo había visto. El dolor y su supuesto fracaso de
esta noche la habían dejado emocionalmente en carne viva. Me
gustaba más por el vistazo detrás de la cortina de su habitual
exterior gruñón.

—Somos mejores que cualquier lobo.

380
—Por supuesto que lo eres —dijo, pero no como si lo
creyera o esperara que alguien más lo hiciera.

Ella no se ofendió, solo parecía más seria mientras me


miraba.

—Somos mejores que los lobos, porque hemos visto al


enemigo en persona más de una vez.

—Les diremos lo que podamos de él —dijo Ru. No parecía


abierto y vulnerable, parecía preocupado. Miró a su hermana
y estuve de acuerdo, ella todavía no estaba bien. Demonios,
ninguno de los dos estaba bien. Estaban de duelo por la
pérdida de su hermano, un hermano trillizo, y yo había estado
tan atada a mis propios problemas con Irlanda que no había
sido capaz de permitirles llorar. De repente me di cuenta de
que no sabía si eso era literalmente cierto. Como su maestro,
¿cuánto les impactaban mis emociones y problemas?

—Pónganse de pie y cuéntennos cómo cambió de forma —


dije.

Se pusieron de pie al unísono como si fuera parte de un


baile practicado. Los había visto hacerlo antes, pero me asustó
un poco, así que trataban de no hacerlo a menudo.
—En un momento era un dragón, al siguiente un hombre
—dijo Ru.

—Un humano diría un momento y querría decir que vio a


uno de nosotros abrirse y cambiar, lo cual nunca es tan rápido
como ellos piensan —dijo Jake.

—No somos humanos —dijo Rodina, y ella le dirigió una


mirada que decía cuánto lo odiaba. Ya que él había sido una
de las principales personas detrás del complot que había
terminado conmigo matando a su reina oscura, ella tenía
razón.

381
—Es más rápido que cualquier cambiaformas que haya
visto —dijo Ru.

—Entonces, ¿no hay tiempo para matarlo mientras cambia


de forma? —pregunté.

—Buscas usar el momento intermedio cuando estamos


atrapados por el movimiento de nuestros cuerpos, indefensos
durante esos pocos minutos —dijo Rodina.

—Esa era la idea, quiero decir que debe llevar más tiempo
pasar del tamaño de un hombre al de un dragón que incluso
un cambiaformas normal.

—En un momento él es un dragón, luego un hombre sale


de donde estaba el dragón —dijo Ru.

—Tiene que haber una transición entre las dos formas —


dije.

—No había ninguna —dijo.

—Tenía la esperanza de que, dado que solo era un


semidiós, no hubiera heredado la facilidad para cambiar de
forma del panteón griego —dijo Jake.

—¿Viste a uno de los dioses griegos cambiar de forma? —


pregunté.
—Lo hice, y si Deimos cambia como lo hacía su padre,
entonces no habrá debilidad para explotar allí. —Sentí que
Richard quería preguntar detalles sobre los dioses griegos y lo
que Jake había presenciado, pero se resistió. Brownie para él
porque yo también quería preguntar.

—Su olor siempre es el de dragón, incluso en forma


humana —dijo Ru.

—Es un aroma único, y no lo olí en el club esta noche —


dijo Jake.

—Pensé que ya habíamos decidido que Deimos no estaba

382
físicamente en el club —dije.

—Lo hicimos, pero como los tres somos los únicos que
conocemos su olor, pensé en compartirlo con Ru y Rodina.

—Nuestra reina oscura solo quería que su Harlequin de


mayor confianza se ocupara de él —dijo Rodina, y miró a
Jake—. ¿Cómo escondiste tu traición de ella, de nosotros?

—Ayudé a enseñarte cómo detectar una mentira, qué olor


buscar, y como todos los que entrenan guerreros que algún día
pueden ser enviados contra ellos, no te enseñé todo lo que
sabía, Rodina.

—Pero ella hizo a tu maestro, quién te hizo a ti, ¿cómo te


escondiste de ella?

—Anita se siente incómoda cuando nos enfrentamos a los


traidores —dijo Ru.

—Ella dice que nos quiere felices; bueno quiero saber cómo
engañaron a nuestra reina oscura, tal vez eso me traería algo
de paz porque destruyeron toda nuestra forma de existencia.
—Parecía casi enfurecida, cada palabra llena de eso.

—No tenemos tiempo para tales juegos esta noche, Rodina


—dijo Jean-Claude—. Lamento tu dolor, aunque no lo
comparto, pero tenemos un enemigo aquí y ahora, eso debe ser
lo primero.

Ella frunció el ceño, se frotó la frente.

—No me siento yo esta noche. Lamento que sigo fallando


en mi deber.

—Ninguno de nosotros somos nosotros mismos esta noche


—dijo Ru, poniendo sus brazos alrededor de sus hombros para
abrazarla desde el costado.

—El año que viene tienen libre su cumpleaños —dije.

383
—Gracias —dijo Ru.

Rodina no dijo nada, simplemente se aferró al brazo de su


hermano donde cruzaba la parte delantera de su cuerpo. Tenía
los ojos cerrados y apuesto a que estaba escondiendo las
lágrimas. Suficiente, pensé.

—¿Hay algo más que ustedes dos puedan decirnos que nos
ayude a derrotar a Deimos? —pregunté.

Se aferró más a su hermano, con los ojos tan apretados


que su frente se arrugó, como si pensara que, si podía
mantener los ojos cerrados, lo malo no la alcanzaría. Siempre
me había imaginado a Rodina más como yo, mirar al monstruo
a los ojos y si todo lo demás fallaba, escupirle. Enterró su cara
en el brazo de Ru como si estuviera respirando su olor. No lo
habría hecho con mi propio hermano, pero él no era un hombre
animal y no entendería cómo el olor y el tacto eran solo para
comodidad, no para sexo. Yo misma estaba un poco confusa
con eso, pero entendía que era mi complejo humano.

Nicky se me acercó y se apoyó en mi cabello para susurrar:

—Ella puede escuchar todo lo que estás pensando.


—Lo siento, Rodina, no pretendo hacerte sentir peor por lo
que estoy pensando, sabes que a veces no soy buena
controlando mis pensamientos.

—Deberías estar decepcionada de mí —dijo—, no te estoy


sirviendo como debería. —Abrió los ojos y me dejó ver una
hendidura de leopardo amarillo antes de sentir el calor de su
bestia como una brisa tenue. Si no hubiera estado tan cerca
de ella, no lo habría sentido o no habría sabido quién estaba
en la habitación. Los ojos de Ru también eran amarillo
leopardo. Dios, tenían tanto control.

384
—Somos Harlequin —dijo en voz baja.

—Sé que lo son —dije.

—Ella no respondió a tu pregunta, ma petite.

—Ninguno de ellos lo hizo —dijo Nicky. Se acercó a


nosotros.

—Son mis Novias, es imposible que me lastimen —dije,


pero admito que fue difícil no tener la más mínima duda
cuando lo dije.

Nicky me alejó de ellos. Wicked y Truth estaba haciendo lo


mismo por Jean-Claude. Richard se movió con él, así que fue
un doble. Jake se quedó cerca de los gemelos.

—No somos gemelos —gritó Rodina con los dientes


apretados—, ¡somos trillizos! La muerte de Rodrigo no cambia
eso.

—Lo siento, tienes razón, pero lo pensé, no lo habría dicho


en voz alta.

—Primero destruiste a nuestra reina malvada, luego nos


quitaste a nuestro hermano. Te odio, Anita Blake —dijo.

—No podemos odiar a Anita, somos sus Novias —dijo Ru.


Miró a su hermano y, de repente, sus brazos alrededor de
ella no parecían solo para consolarla. Estaba a solo unos pasos
de un estrangulamiento. Vi la tensión cuando se dio cuenta y
la paz en Ru. No fue accidental. Este no era solo su
cumpleaños y el duelo por la pérdida de su hermano, así que,
¿qué diablos era?

—Anita no les jodió como me jodió a mí —dijo Nicky.

—Belle Morte y Jean-Claude son las únicas líneas de


sangre que usan el sexo para crear Novias y, sin embargo,
todas las demás líneas de sangre las tienen —dijo Jake.

385
—Pero Anita no es un vampiro, no uno real —dijo Jake—.
Sabemos que ese hecho ha cambiado las cosas en la forma en
que ella usa el poder y cómo funciona el poder de Jean-Claude.
Quizá las Novias también sean diferentes.

—Espera un momento, ¿cómo cambia mi ser humano el


poder de Jean-Claude? Soy su sirviente humano, así que lo
hago más poderoso, punto.

—Le has robado su poder como robaste el de nuestra reina


—dijo Rodina. No había intentado liberarse de Ru. Todavía
estaban en algún lugar entre la comodidad y el peligro. Intenté
con todas mis fuerzas no pensar más allá de eso, porque
parecía que no podía proteger mis pensamientos de ellos.

—Somos sus Novias, se supone que debemos saber lo que


está pensando y sintiendo para poder servirle mejor —dijo Ru.

—No creo que Rodina lo vea de esa manera en este


momento —dije.

—Si hubieras sido la reina malvada que buscábamos, te


habría servido para siempre —dijo, y luego movió la cabeza lo
suficiente como para mirar a Jean-Claude—. Se supone que
eres el rey sobre todos nosotros, pero tienes tanto miedo de
convertirte en lo que más temes que dejas que ella, tu sierva
humana, tome la carga y el premio que debería ser tuyo.

—He reclamado el premio, soy el rey.

—No estoy de acuerdo con todo lo que dijo Rodina, pero


me temo que el espíritu es cierto —dijo Jake.

—¿De qué estás hablando? —pregunté.

—Sí, Jake, ilumínanos —dijo Jean-Claude. Wicked y Truth


lo habían hecho retroceder para que estuvieran entre él y
todos.

386
—Deberías tener más poder ahora. Solo los juramentos de
sangre de los otros maestros deberían haberte hecho como un
dios, pero, aunque tus habilidades con la seducción y el sexo
han crecido exponencialmente, los otros poderes que todos
esperábamos que vinieran a ti no lo han hecho.

—¿No acabo de decirte que todo lo que tengo para ofrecer


es magia sexual y que es inútil para derrotar a Deimos o a
cualquier otro retador?

—Lo hiciste, y luego Anita y su amigo comenzaron a


planear cómo matar a Deimos de una manera que no
requiriera tus poderes.

—Fuiste una de las voces más fuertes que me


convencieron de tomar sus juramentos, de acumular el poder
de todos los maestros vampiros en América dentro de mí. —
Jean-Claude se golpeó el pecho con tanta fuerza que sonó
como si alguien lo hubiera golpeado.

—Nunca se me ocurrió que no te convertirías como los


antiguos miembros del consejo, en un dios entre los vampiros.
Si alguna vez se me hubiera pasado por la cabeza que
acumularías tanto poder y control sobre lo sobrenatural en
este país sin la capacidad de protegerte a ti mismo y a ellos de
cualquier posible retador, habría instado a algo más.
Jean-Claude dijo:

—Si no es demasiado tarde, construiremos un consejo


estadounidense y compartiré el poder entre todos ellos; de esa
manera, si matan a uno de nosotros, los demás pueden unirse
y proteger a nuestro país de los verdaderamente antiguos que
no podrían hacer frente al gobierno moderno.

Hubo gritos de protesta y yo me uní:

—¿Cuándo decidiste todo esto?

—Esta noche, cuando me di cuenta de que tal vez el

387
consejo de vampiros existía exactamente para evitar que esto
sucediera. Que la muerte de un vampiro es la ruina de todos.

—No es por eso que tuvimos un consejo —dijo Jake—. La


Madre de Todas las Tinieblas nunca podría imaginarse
perdiendo ante ningún retador. El consejo fue creado por
amor. Ella no permitiría que el Padre del Día fuera el mismo
gobernante que ella, pero se preocupaba por él, por lo que
concedió que él sería parte del consejo gobernante. Él sería
igual entre ellos, o más alto, pero solo ella sería la más alta.

—Sabía que el Padre del Día fue una vez miembro del
consejo, pero no sabía el resto —dijo Jean-Claude.

—Mientes, lobo; nuestra reina oscura nunca se preocupó


por el Padre del Día de esa manera —dijo Rodina.

—No confíes en mi palabra, pregúntale a otro Harlequin,


algunos de ellos son mucho mayores que yo. Solo escuché
sobre el comienzo del consejo de mi maestro, no estaba allí
para eso —dijo Jake.

—Nuestra madre oscura y nuestro padre resplandeciente


eran casi dioses antes de que se destrozaran peleando entre sí,
pero yo no soy un dios —dijo Jean-Claude—. Ni siquiera soy
un semidiós como Deimos. Cualquiera que sea el poder que la
Madre de todos nosotros tenía, no me pasó a mí.
—Se suponía que le pasaría a ella —dijo Rodina,
señalándome.

—Lo fue —dijo Jake.

—Soy buena, pero como un dios no —dije.

—No es un dios lo que necesitamos, sino un gobierno


poderoso, pero ambos están profundamente en conflicto por el
poder. Tenerlo, usarlo, todo.

—Temen que los vuelva malvados —dijo Rodina, como si


fuera una gran falta de carácter.

388
—Y si ustedes estaban en conflicto, entonces yo estaba
peor —dijo Richard.

—Sí, Ulfric, tú eras el más conflictivo de todos. No nos


dimos cuenta de cuánto los paralizaron sus conflictos internos
hasta que Nathaniel se convirtió en el maestro del triunvirato
de Anita con Damian.

—Ni siquiera sabía que podía estar a cargo de eso. Solo soy
su leopardo para llamar. Ni siquiera era psíquico cuando era
humano. Todavía no entiendo cómo terminé siendo capaz de
controlar su poder —dijo Nathaniel.

—No estabas en conflicto. No anhelabas el poder, pero


querías que el triunvirato entre los tres funcionara. Le habías
expresado a varias personas, incluida Anita, que extrañabas a
Damian, sentías su atracción.

—Sí, pero pensé que Anita tenía que arreglarlo, ella era
nuestra maestra.

—Pero Anita odia quitarle la libertad de elección a


cualquiera. Ella y Nicky están enamorados el uno del otro, pero
ella todavía se siente culpable por haberlo engañado incluso
para salvarlos a todos; es por eso que no enrolló a Rodina y Ru
tan completamente como lo hizo con Nicky.
—Le asusta que no pueda decirle que no —dijo Nicky.

—Puedo decir que no ahora —dijo Damian.

—Puedes decirle que no a Anita, pero ¿puedes decirle que


no a Nathaniel? —preguntó Jake.

Damian empezó a decir que por supuesto que podía, pero


luego lo pensó.

—No quiero decir que no.

—No me di cuenta de lo que estaba pasando hasta que fue


demasiado tarde, porque se supone que no puedo hacer cosas

389
de vampiros y magia —dijo Nathaniel.

—Si no hubieras tomado el control del triunvirato de Anita


con Damian, todos habrían muerto en Irlanda. Fue solo tu
fuerza combinada lo que le permitió a Anita convertir a Rodrigo
y a sus dos hermanos en sus Novias con su mirada y le
permitió a Anita formar un ejército de fantasmas para derrotar
a sus enemigos.

—¿Estás diciendo que si todavía hubiera estado dando


tumbos con miedo de tomar el control de mi triunvirato y
Nathaniel no hubiera dado un paso al frente accidentalmente
antes de eso…? —Me detuve, no queriendo decirlo.

—Eso es exactamente lo que estoy diciendo, y es por eso


que temo que incluso con la cuarta marca, el triunvirato de
Jean-Claude no será todo lo que podría ser.

—Porque los tres estamos en conflicto sobre el poder y


convertirnos en el monstruo de verdad —dijo Richard.

—Me temo que sí.

—Anita ha dado un paso al frente y ha aceptado más poder


que ustedes dos, pero todavía le tiene demasiado miedo —dijo
Rodina, empujando a su hermano—. O me ahogas hasta la
sumisión, me matas o me dejas ir.
Miró a Jake, y cuando el hombre lobo asintió, Ru dejó ir a
su hermana. Ella lo empujó lejos.

—No puedo creer que quieras quedarte aquí con sus


miedos y limitaciones.

—Me gusta tener un maestro que se preocupa por lo que


pienso y siento. Me gusta que Anita quiera que seamos felices.

—¡Yo era feliz! Fui feliz como instrumento de su venganza


y juicio. Quiero poder lastimar a la gente de nuevo, y ni Jean-
Claude, ni Anita, ni siquiera nuestro Nimir-Raj lo permitirán.
Tenía el mundo para viajar y ahora estoy atrapada en medio

390
de América en una ciudad que no tiene ni la mitad de edad que
yo. ¿Cómo puedes ser feliz aquí?

—Estoy aprendiendo lo que me hace feliz por primera vez,


Dina; antes de esto tú y Roddy ocupaban todo el espacio y no
dejaban nada para mí. Te amo, y lo amaba a él, pero no había
espacio para mí entre ustedes. Ambos eran tan fuertes que era
como si me hubieran borrado.

—Son tus miedos en nuestros sueños de Rodrigo —dijo.


La ira pareció abandonarla por un momento.

—Tal vez lo sea, no había pensado que era yo, porque no


soy lo suficientemente importante como para llenar nuestro
sueño con pesadillas.

—Eres importante para mí, hermano.

—El hermano puede ser cualquiera de nosotros. Dime que


soy importante para ti, Rodina, solo yo.

—Por supuesto que eres importante para mí, Ru. Ahora


solo nos tenemos el uno al otro.

Intenté no pensar lo que quería pensar, pero era como si


me dijeran que no pensara en un elefante, y en lo único que
puedes pensar es en elefantes. Grandes, pequeños, elefantes
con tutús de bailarina, patinando, hasta que tratar de no
pensarlo hacía que el pensamiento fuera tan fuerte que supe
que todos los conectados conmigo lo escucharon como si
estuviera gritando en sus cabezas. Tal vez Ru y Rodina
deberían haber aceptado esa oferta de terapia.

Rodina se volvió y me miró.

—Si Ru se está convirtiendo en Rodrigo todas las noches


en nuestros sueños, diciendo una y otra vez que está siendo…
borrado, consumido, entonces sí, estoy dispuesta a ver a tu
terapeuta. ¿Si Ru está dispuesto a venir conmigo? —Le tendió

391
la mano a su hermano.

Miró su mano, pero no hizo ningún movimiento para


tomarla. Levantó la vista para poder mirarla a los ojos.

—¿Irás al terapeuta y hablarás de todo eso? Dijiste que no


necesitabas terapia, que no te pasaba nada.

—Si te ayuda, Ru, entonces sí, iré. —Empezó a bajar la


mano, mirando hacia el suelo y lejos de él. Él tomó su mano y
ella lo miró con una sonrisa que me hizo feliz de verla. La
sonrisa se desvaneció un poco cuando me miró—. No entiendo
por qué estás feliz por nosotros, pero puedo sentir que lo estás.
Quizás le pida al terapeuta que me lo explique.

—Son buenos para explicar cosas emocionales que no


entiendes —dije.

Ru se acercó a ella, con las manos aún entrelazadas.


Todos eran adultos y dolorosamente viejos, pero todavía había
un eco de dos niños perdidos tomados de la mano en el bosque
cuando habían perdido el rastro de migas de pan.

—Entonces ayúdame a encontrar la salida, Anita —dijo


Ru.

Fruncí el ceño y dije:


—Puedo bañarte con migas de pan si me das un minuto.

Él sonrió y luego se volvió hacia su hermana. Él la besó en


la mejilla, muy suavemente.

—Tú sabes lo que quiero.

—Sí —dijo ella.

—Pero te impactará como Rodrigo fue encantado en


Irlanda.

—Más. —Y ella frunció el ceño mientras lo decía. Ella


comenzó a balancear sus manos un poco entre ellos como un

392
viejo hábito de la infancia real que regresa para atormentar o
recordar.

—Me prohibiste que se lo preguntara.

—Lo hice… —Miró al suelo de nuevo, balanceando sus


manos ociosamente entre ellos—… pero si estás en nuestros
sueños como Rodrigo, entonces debes creer que prefiero
tenerlo aquí que a ti, o que él es tú, o algún complicada
confusión… emocional. —Ella lo miró de repente, su rostro
muy serio—. No fue mi intención hacerte sentir así. Rodrigo no
pretendía hacerte sentir menos de lo que somos.

—Pensaba que yo era débil y me lo decía a menudo.

Ella estrechó su mano entre las suyas con más fuerza.

—Rodrigo dijo lo que creía, pero te amaba, Ru. Él te amaba


mucho, como yo.

Sonrió y comencé a sentirme como si fuéramos voyeurs en


su primera sesión de terapia. Como si todos deberíamos ir
tranquilamente a ducharnos y dejarlos así.

—Por favor, no te vayas sin mí —dijo Ru.

—¿Ir a dónde sin ti? —pregunté.


—La ducha, o el dormitorio, siento lo hambrienta que estás
por el ardeur y te pediría ser tu comida esta noche.

—Um… ya que no puedes decirme que no, eso está


demasiado cerca de sexo no consentido, así que no. Es una
oferta encantadora, pero no me aprovecharé de alguien que no
pueda decirme que no.

—Dioses y diosas de las edades, eres tan sincera, tan seria,


como un caballero sagrado de la antigüedad que realmente
quiso decir sus votos. No te acercas a él para tener sexo, Anita,
él se acerca a ti. Quiere tener sexo contigo, lo ha querido desde

393
el viaje a Florida —dijo Rodina, poniendo los ojos en blanco y
sonando como todas las chicas malas y disgustadas que hayas
escuchado.

—No sé qué decir.

—Puedo sentir tu confusión. De alguna manera te sientes


responsable por mí, lo siento, por nosotros, a pesar de que
nuestro hermano te hizo tantas cosas terribles a ti y a los
tuyos.

—No te culpo por tu hermano —dije.

—Gracias, pero quiero un hogar, Anita. Quiero pertenecer


verdaderamente a un lugar que sea para mí, no porque Dina o
Roddy lo eligieran, sino porque lo quiero.

—El sexo no te hace pertenecer, no por sí mismo —dije.

—No tener sexo tampoco te hace pertenecer —dijo.

No podía discutir con su lógica, pero realmente quería


hacerlo. Como podían leer mis pensamientos, lo dije en voz
alta.

—No sé qué decir en este momento, así que mantén ese


pensamiento. —Me giré hacia el resto del grupo y atrapé a
Edward al borde de la multitud. Me di cuenta de que no se
había movido para protegernos cuando todos los
guardaespaldas sobrenaturales estaban nerviosos. Él sabía de
alguna manera que no llegaría a eso. ¿Cómo era posible que
una de las pocas personas en la habitación sin la capacidad de
escuchar los pensamientos de nadie, o sentir los sentimientos
de los demás, fuera la única persona que había leído bien la
situación? Me dio una pequeña sonrisa y luego levantó las
cejas hacia mí y así me trajo de vuelta a mí misma, al ahora.
Todo lo demás podía esperar.

—Necesitamos un plan para Deimos antes de hacer


cualquier otra cosa —dije.

394
—Querrá dormir en forma de dragón —dijo Ru.

Rodina asintió.

—Ru tiene razón, cambia de forma y cada forma es real,


pero no se siente tan cómodo en forma humana.

—Entonces, necesitará un lugar lo suficientemente


grande para que duerma cómodamente —dije.

—Almacenes —sugirió Nicky.

Jean-Claude dijo:

—¿Prefiere las comodidades de la criatura, o dormir a la


intemperie en el suelo de un almacén será suficiente para él?

—¿Por qué importa? —pregunté.

—Si él se está quedando en un almacén, pero le están


entregando cojines y ropa de cama, eso levantaría una
bandera, ¿no es así?

—Algunos almacenes venden ropa de cama, o al menos la


almacenan y la envían a las tiendas —dijo Nicky.

—Pero no estoy diciendo que busquemos compras masivas


de ropa de cama, Nicky. Me refiero a almohadas suaves, cojines
de terciopelo, mantas caras en pequeñas compras personales
entregadas en almacenes o edificios semiabandonados.

—Si no quieres que te encuentren, entonces vives sin lujos


hasta que termina tu misión —dijo Rodina.

—He conocido a más de un maestro vampiro que fue


encontrado porque no podía vivir sin sus comodidades —dijo
Jean-Claude.

—Dormía en el suelo desnudo en una cueva en la antigua


Grecia —dijo Ru.

395
—Si ha estado activo en el mundo moderno, estará
acostumbrado a un cuidado más suave que eso —dijo Jean-
Claude.

—Si no ha cambiado, entonces sus necesidades serán


mínimas —dijo Jake.

—Entonces, los lujos no serán la forma de encontrarlo —


dijo Jean-Claude.

—¿Dónde ha estado durante los últimos miles de años? —


pregunté.

—Me gustaría saber eso, también, ma petite.

—¿Qué diferencia haría eso? —preguntó Ru.

—¿Ha aprendido a leer griego moderno o cualquier otro


idioma? ¿Puede leer algo? —preguntó Jean-Claude.

—Quieres saber si le enviarían libros u otro material de


lectura al lugar donde se hospeda —dijo Edward.

—Oui.

—¿Puede ver en la oscuridad? —preguntó Peter. Todos lo


miramos y de repente, el chico de catorce años se asomó del
chico de más de dos metros de veinte años mientras luchaba
por no parecer avergonzado. Terminó mirando a todos; a los
catorce años parecía hosco cuando lo hacía, a los veinte
parecía un poco amenazador. Estaba extrañamente orgulloso.

—Te estás preguntando si necesitaría luz para leer —dijo


Richard.

Lo miramos, pero mantuvo su atención en Peter, y a


Richard le importaba un comino si alguien lo miraba.

—Sé que se supone que es un tipo diferente de dragón,


pero algunos de los dragones que tenemos hoy pueden ver en
la oscuridad y solo cazan de noche.

396
—Sí —dijo Richard—, la teoría predominante es que todos
los grandes dragones que eran cazadores diurnos fueron
asesinados por humanos.

—Y los cazadores nocturnos se extendieron a ese nicho


ecológico, razón por la cual el registro fósil tiene a los que
conocemos hoy como más pequeños —dijo Peter.

Richard asintió.

—Pero ver en la oscuridad para cazar es diferente a ver en


la oscuridad para leer. —Miró alrededor de la habitación—. Los
leopardos ven en la oscuridad mejor que los lobos; ¿pueden
leer un libro en la oscuridad?

Todos los hombres leopardo en la habitación se miraron


entre sí, y luego Rodina dijo:

—No leemos libros en forma de leopardo, Ulfric.

—Pero si lo intentaras, ¿serías capaz de ver la huella en la


oscuridad total?

Hubo otra ronda de miradas, y luego Ru dijo:

—Leí un libro impreso cerca de la luna llena, pero fue antes


de que la electricidad estropeara la noche, por lo que nunca es
realmente oscuro.
—Así que eso es un sí —dijo Peter.

—Buen punto, Peter, solo porque necesitemos una


lámpara para leer no significa que Deimos lo hará.

—Nunca salía mucho de noche —dijo Ru.

—No tenía buena visión nocturna —dijo Rodina.

—¿Cómo lo sabes? —pregunté.

—Lo atacamos de noche como leopardos, porque tenemos


una excelente visión nocturna —dijo.

397
—Tú no fuiste el Harlequin enviado para matar a Deimos
—dijo Jake.

—Oficialmente, no.

—Entonces, ¿por qué lo atacarías?

Esa mirada pasó por sus rostros y me di cuenta de que era


su versión de intercambiar una mirada sin tener que hacerlo
realmente. Era parte de su taquigrafía física que usaban
cuando no querían que yo descubriera algo. Era uno de sus
pocos relatos.

—¿Dime por qué atacaron a Deimos en la noche en forma


de hombre leopardo? —pregunté.

—Nos ordenaron hacerlo —dijo Rodina.

—¿Por quién? —pregunté.

—Solo hemos tenido un maestro antes de ti —dijo.

—¿Por qué la Madre de Todas las Tinieblas querría que


atacaras a Deimos en la noche en forma de hombre leopardo?

—Quería saber si él era más vulnerable por la noche —dijo


Rodina.
—Entonces, nos estás permitiendo una lluvia de ideas y
un plan, y ya sabes lo que funcionará y lo que no —dijo
Richard.

Ru se limitó a negar con la cabeza.

—Respóndele —dije.

—No funciona de esa manera —dijo Ru.

Nicky dijo:

—Repite lo que dijo Richard, pero hazlo una pregunta.

398
Lo hice.

—No sabemos lo que está planeando, así que no tenemos


idea de si funcionará —dijo Rodina.

—Te ordeno que me digas si ganaste la pelea de esa noche


contra Deimos.

Rodina dijo:

—No.

Mientras que Ru dijo:

—Casi.

—Ustedes son las Novias de Anita; tienen que decirle la


verdad si lo pregunta. No podemos mentirle —dijo Nicky.

—Eres su Novia por completo, pero ella nunca terminó el


ritual con nosotros —dijo Ru—, es por eso que Rodina puede
hacer tantas cosas que hacen que Anita sea infeliz.

Jake dijo:

—Pregúntales si saben cómo matar a Deimos.

Lo hice, y ambos dijeron que no.


—¿Pregúntales si saben cómo derrotarlo? —sugirió
Edward.

—Define ‘derrota’ —dijo Rodina. Ru solo dijo que tal vez.

Me estaba dando cuenta del juego.

—¿Saben cómo derrotar a Deimos de tal manera que ya no


pueda hacernos daño o desafiarnos por el gobierno de los
vampiros en América?

—Sí —dijo Ru, y Rodina asintió.

—¿Por qué no empezaron con eso?

399
—Porque la última vez que intentamos matarlo fue cuando
Grecia era la principal potencia mundial en lo que ahora es
Europa. No teníamos la tecnología que ustedes tienen ahora;
si tenemos que enfrentarlo prefiero hacerlo a distancia con tu
LAW o algún otro dispositivo —dijo Rodina.

—Está bien, eso tiene sentido, pero cuéntanos cómo lo


hiciste en el pasado, y combinaremos eso con la tecnología
moderna y veremos qué se nos ocurre —dije.

—Además, las Novias se sacrifican tradicionalmente en la


batalla para salvar a su amo, y me temo que una vez que
escuches lo que hicimos, harás exactamente eso con Ru y
conmigo.

—Soy la prueba de que Anita no hace ese tipo de mierda


—dijo Nicky.

—Ella está enamorada de ti, y somos una fuente de culpa


y un trauma recordado para ella.

—No sacrificaré a nadie a propósito para derrotar a Deimos


—dije.

—Ella lo dice en serio, hermana.


—Puedo sentir su sinceridad vibrando como una especie
de cachorro devoto. —Rodina sonaba disgustada.

—Si quieres que Anita te valore más, comentarios como


ese no son el camino a seguir —dijo Nathaniel.

—¿Y qué te pasó a ti, de rodillas, arrepentida de haberme


dejado cuando más te necesitaba? —pregunté.

Rodina emitió un sonido áspero desde el fondo de su


garganta como si no supiera si iba a escupirme o a gritar.

—Siento el impulso de ser tu Novia, pero nos has dejado a

400
medias como tú y Jean-Claude han dejado todo lo demás.

—Ma petite, saldrá el sol y me gustaría tener un plan antes


de que eso suceda.

—Está bien, ¿tenemos que preocuparnos por Deimos una


vez salga el sol, o muere al amanecer como la mayoría de los
vampiros? —pregunté.

—Lo hacía.

—Era una de las razones por las que no serviría a nuestra


reina oscura —dijo Jake—. No esperaba perder la capacidad
de moverse durante el día.

—¿Se quema con la luz del sol? —pregunté.

—Nunca lo vimos arder a la luz del sol, porque se iba al


fondo de su cueva cuando sentía que llegaba el amanecer —
dijo Ru.

—La luz del sol no nos ayuda si explota en fuego griego —


dijo Edward.

—Buen punto —dije. Miré a Rodina y Ru—. Está bien,


están despiertos. Cuéntennos cómo lo atacaron en la
antigüedad.
—No se pronuncia ‘yee’, suena como una th, como en the
—dijo Rodina.

—Estaba bromeando, pero está bien, gracias por aclarar


eso. Ahora cuéntanos cómo te enfrentas a Deimos.

—Nuestra reina oscura puso partes de sí misma dentro de


nosotros tres —dijo Ru.

—¿Qué significa eso? —pregunté.

Miró a su hermana y ella dijo:

—¿Cómo te explicamos cómo era entonces?

401
—Ella estaba en el apogeo de sus poderes entonces —dijo
Jake—. Tan aterradora como la encontraste, Anita, no era
nada en comparación con lo que era entonces.

Traté de procesar eso; mi estómago se contrajo ante la idea


de enfrentarla cuando había sido aún más aterradora.

—Bueno, eso es jodidamente aterrador.

—No habrías prevalecido contra ella si no hubiera sido


disminuida por los traidores entre nosotros. —Miró a Jake.

—Sí, la traicioné y lo volvería a hacer.

—Si no estuviera atada por las emociones de Anita, te


mataría donde estás.

—Lo intentarías; recuerda que ayudé a entrenarte.

—Te odio por lo que hiciste.

—Lo entiendo.

—Suficiente —dijo Jean-Claude—. No necesitamos


entender cómo la Madre de Todas las Tinieblas puso una parte
de sí misma dentro de ustedes tres ya que ningún vampiro vivo
hoy puede duplicarlo. Solo cuéntennos qué pasó.
—Siete de nosotros fuimos enviados a matarlo —dijo Ru.

—Solo sabía de cuatro, ¿por qué tres no estaban en la lista


con ellos? —preguntó Jake.

—Hicimos muchas cosas fuera de los libros, como dicen —


dijo Rodina.

Jean-Claude dijo:

—No más interrupciones, por favor, Jake; quiero al menos


los comienzos de un plan antes del amanecer.

Jake solo asintió, sin molestarse en responder. Inteligente,

402
al menos me habría disculpado.

—Los cuatro fueron enviados a acercarse a él desde el


frente de su cueva, pero cruzamos la colina por su espalda —
dijo Rodina.

—Estábamos en forma mitad humana —agregó Ru.

—No pudimos ver la batalla, pero lo escuchamos hacer el


ruido que siempre fue un precursor de su vomitar su fuego
mortal. Los cuatro al frente estaban equipados con cuero
endurecido para cubrirlos. Sabemos que se escondieron debajo
de ellos, porque Drakon escupió fuego y luego se jactó de que
sus insignificantes refugios no los salvarían de su ira.
Saltamos sobre él mientras los veía arder, yo a la derecha,
Rodrigo a la izquierda y Ru a la espalda del monstruo.

—Perdóname, pero debo preguntar si la ubicación fue


importante para el hechizo —dijo Jake.

—Lo fue —dijo Ru.

Rodina continuó:

—Necesitábamos rodearlo de la manera más segura


posible para que su forma más grande estuviera envuelta en la
magia. Los cuatro de delante arrojaron las sábanas de cuero
en llamas y se dispersaron, porque pensó que habían usado su
escudo contra su arma más poderosa y que su próximo chorro
los destruiría, pero nuestras garras perforaron su carne por
tres lados simultáneamente y por esa noche ellos eran sus
garras, llenas de su poder y magia. Gritó y giró hacia mí
cuando aterricé en el suelo a sus pies. Escuché el estruendo
cuando su cuerpo formó el fuego griego, pero no estaba allí
cuando escuchamos el clic y vomitó el fuego. Quemó y derritió
los pequeños árboles de ese lado de la boca de la cueva, pero
yo estaba a salvo detrás de él con Ru.

—Se dio la vuelta hacia nosotros —dijo Ru—. Si hubiera

403
mirado hacia el otro lado primero, podría habernos visto
corriendo hacia el bosque del otro lado.

—Si no tuviera su fuego, podríamos haberlo tenido


persiguiéndose la cola —dijo Rodina—, pero era demasiado
peligroso para jugar con esos juegos.

—Los demás le estaban disparando flechas para cubrir


nuestra huida —dijo Ru.

Rodina agregó:

—Si fuera posible llenarlo con suficientes flechas de una


vez, podría matarlo, pero la cantidad de arqueros necesarios
para hacerlo cuando tenían que disparar una flecha a la vez…
—Ella sacudió su cabeza—. Los primeros arqueros darían en
el blanco, pero él usaría su fuego en el resto, los que no
estuvieran terriblemente heridos o muertos huirían, y nadie los
culparía.

—Todavía puedo escuchar el sonido que hizo justo antes


de lanzar fuego mientras corríamos entre los árboles. Pensé
que nos quemaría antes de que pudiéramos alejarnos de él —
dijo Ru.

—Habríamos perdido a uno, o a todos nosotros, pero uno


de los otros Harlequin debió haberse movido y llamado su
atención. Si lo hizo para salvarnos, desearía saber a quién
alabar, pero creo que fue un descuido o simplemente mala
suerte lo que desvió su atención hacia ellos y de nosotros. Nos
dio suficiente tiempo para estar fuera del alcance de su fuego
—dijo Rodina.

Edward dijo:

—¿Entonces podrías decirnos qué tan lejos debemos estar


por seguridad?

—No hasta la pulgada, pero sí —dijo.

404
—Lo siento, Jean-Claude, pero era importante preguntar
eso —Edward.

—Las preguntas que nos ayudan a planificar están bien —


dijo Jean-Claude, sin apodos, sin francés, solo una oración
simple. Casi no sonaba como él, pero Edward era mi amigo, no
el suyo, supongo.

—Antes de dar la vuelta al punto de vista planeado,


escuchamos los gritos —dijo Ru.

—Cuando giramos, había una figura en llamas en el suelo


en las ancas de Drakon —dijo Rodina.

—No vimos ningún otro movimiento, ni siquiera con los


ojos de leopardo, por lo que asumimos que los demás estaban
escondidos o habían corrido, como lo hicimos nosotros, lo
suficientemente lejos como para estar fuera de alcance —dijo
Ru.

—Gritó que saliéramos y lo enfrentáramos, nos llamó


cobardes y cosas peores —dijo Rodina—. Admito un momento
de duda, y luego lo vimos estremecerse desde la parte superior
de su cabeza, bajando por ese cuello de serpiente, hasta la
pesadez de su cuerpo. Hacía temblar su cola entre las hojas y
los arbolitos con un gran sonido seco como el de una enorme
serpiente de cascabel.
Quería preguntarle cuándo había visto serpientes de
cascabel desde que era una serpiente del Nuevo Mundo, pero
lo dejé pasar. Era una pregunta ociosa y no nos ayudaría a
derrotar a Deimos.

—Entonces comenzó a caer —dijo Rodina—, a encogerse


hasta tener el tamaño de un humano. La magia que nuestra
reina malvada había puesto dentro de nosotros había
funcionado. Empezamos a correr hacia él, porque mientras
durara no podría convertirse en su dragón. Podríamos matarlo.

—Pero no lo mataron —dije.

405
—Nunca tuvimos la oportunidad. Los tres Harlequines que
habían sobrevivido a su fuego aparecieron de la oscuridad y lo
atacaron. Corrimos hacia ellos, temiendo que acabaran con él
antes de que pudiéramos llegar, pero nunca nos acercamos lo
suficiente para unirnos a ellos. Hubo un sonido como un arma
moderna, aunque entonces no teníamos ni idea de lo que
podría ser. No podríamos haber adivinado que era el caparazón
de la tierra que se abría.

—Un terremoto, ¿estás diciendo que un terremoto salvó a


Deimos?

—No lo salvó, la tierra se abrió debajo de él y los tres


Harlequin. —Ella negó con la cabeza, como si el recuerdo le
pesara.

Ru dijo:

—Vimos a nuestros compañeros Harlequines tratar de


correr hacia un lugar seguro, pero cuando no se puede confiar
en el suelo debajo de tus pies, no hay seguridad. Vimos al
primero caer en un gran desgarro en la tierra. Deimos no
corrió, extendió sus brazos hacia el cielo y estaba gritando. No
pudimos escuchar sus palabras. Luego, el suelo se derrumbó
bajo sus pies y cayó en la oscuridad.
—Creemos que estaba llamando a Ares para que lo salvara
—dijo Rodina—, pero pensamos que nunca lo sabríamos con
certeza. Le preguntaré cuando lo encontremos.

—¿Qué tal si simplemente lo matamos? —dijo Edward.

Ella le dio una de las miradas más desdeñosas que jamás


había visto dirigidas a él.

—Si eso es todo lo que podemos hacer, por supuesto, pero


si tenemos la oportunidad de interrogarlo, quiero saber dónde
ha estado todos estos largos años. Cómo escapó. Cómo armó
el plan para venir aquí a desafiar a Jean-Claude. No era un

406
pensador profundo, y ninguna cantidad de tiempo cambiará
eso.

—¿Crees que tiene un cómplice? —pregunté.

—Al menos uno, tal vez más.

—¿Crees que ha encontrado un sirviente humano? —


preguntó Jake.

—No lo sé, pero si él está aquí completamente solo, me


sorprendería mucho.

—¿Podemos hacer preguntas ahora? —preguntó Peter.

—Si nos ayudan a encontrar y destruir a nuestro enemigo


—dijo Jean-Claude.

—Hablaste sobre un ruido que Deimos hizo antes de


respirar fuego, ¿lo hizo cada vez?

—Sí —dijo ella.

Richard dijo:

—Mencionaste un estruendo en el cuerpo cuando estaban


justo a su lado, ese era su cuerpo preparándose para respirar
fuego.
—Lo hicimos —dijo ella.

—¿Viste algo en su boca que coincidiera con el chasquido?

—Han pasado miles de años desde esa noche, Ulfric.

—Sé que es mucho pedir que recuerdes detalles tan


pequeños, pero no te pediría que lo intentaras si no fuera
importante, Rodina.

—¿Qué esperas que recordemos? —preguntó Ru.

Respondí:

407
—Estamos tratando de averiguar si podemos golpear a
Deimos con armas modernas si el fuego griego nos cubre a
nosotros y quizás a los transeúntes inocentes.

—¿Cómo te ayuda el chasquido a decidir eso? —preguntó


Ru.

—También mencionaste que el cuerpo retumbaba antes de


que lanzara fuego —dijo Richard.

—Todavía no entiendo cómo eso nos ayudará a decidir si


las armas modernas serán seguras contra Deimos —dijo Ru.

—Armas antitanque especialmente —dije.

—Si las flechas lo lastimaron, pero no le hicieron perder


fuego, ¿qué pasa solo con las balas modernas? —preguntó
Edward.

—¿Podría un francotirador eliminarlo desde una distancia


agradable y segura? —pregunté.

—Mientras la cabeza que explotó no arroje fuego griego


sobre todo lo que está cerca de él —dijo Edward.

Miré a Richard.

—¿Qué opinas?
—Si el hermano de Deimos fue asesinado por una roca que
le aplastó la cabeza, entonces debería funcionar para un
hermano que es de la misma especie.

—Su hermano no era un tragafuegos —dijo Jake.

Lo miramos.

—Hubiera sido bueno saber eso desde el principio —dije.

—Eso puede cambiar su biología tan completamente que


la información de la primera muerte no nos ayude —dijo
Richard.

408
—Tienes razón —dijo—, no me di cuenta de lo práctico que
sería tu enfoque para el problema de Deimos.

Le fruncí el ceño.

—Me conoces desde hace algunos años, ¿cuándo no he


sido práctica en cazar y matar monstruos? Es uno de mis
trabajos.

—Perdónenme por no entender que estaríamos usando la


ciencia y las armas modernas para resolver este problema.
Cuando se trata de reyes y reinas entre los vampiros, por lo
general se reduce a la magia vampírica.

Negué con la cabeza.

—No hay razón para usar magia si las balas funcionan.

—Pero si tuviéramos más información sobre cómo forma el


fuego griego internamente para que su propio cuerpo no
resulte dañado por él, entonces podríamos saber cuándo es
mejor usar las pistolas, o cualquier arma —dijo Richard.

—Deimos respira fuego, no le hace daño —dijo Rodina.

—Pero el fuego griego no es exactamente fuego, ¿verdad?


—preguntó Peter.
—Quema todo lo que toca —dijo Rodina—, esa es la
definición de fuego.

—Pero cubre las cosas como un líquido espeso, ¿verdad?

—Tiene razón —dijo Ru.

—Todavía es fuego —dijo.

—¿A qué estás tratando de llegar, Peter? —pregunté.

—¿Se parece a un dragón de película en el que sale fuego


de la boca como abrir un fregadero y en lugar de agua sale
fuego?

409
—No estoy seguro —dijo Ru; miró a Rodina—. ¿Hermana?

—No parece el dragón de un cuento de fantasía infantil si


eso es lo que quieres decir —dijo.

Asentí.

—Ya veo a lo que te refieres, Deimos tiene que escupir los


diferentes componentes del fuego griego lejos de su cuerpo
para que se mezclen después de que deje su cuerpo, o…

—Es más escupir que exhalar —dijo Ru.

—¿Alguna vez lo toca el fuego cuando está escupiendo o


exhalando el fuego? —pregunté.

—Tiene que tocarlo —dijo Rodina.

—¿Qué importa si lo toca mientras lo escupe? —preguntó


Jake.

—Si los componentes del fuego griego están inertes dentro


del cuerpo de Deimos y solo son peligrosos cuando se juntan
justo antes de que lo escupa, entonces creo que podemos
volarlo sin que se dispare el fuego griego —dijo Richard.

—¿Qué tal si le disparamos? —preguntó Edward.


—Tendríamos que dispararle rápido y mucho para
asegurarnos de que muera antes de que pueda escupir el fuego
griego —dijo Peter.

—Tiene razón —dije.

—¿Qué tal un tiro en la cabeza?

—Si puedes garantizar que es suficiente daño para


calificar como una decapitación, debería hacerlo —dije.

—Si está en forma humana, entonces hay algunos entre


los Harlequin o entre los hombres rata que podrían hacer ese

410
tiro, pero si está en forma de dragón, la cabeza es… —Parecía
estar haciendo una comparación de tamaño en su propia
cabeza, luego extendió sus manos frente a ella como si
estuviera midiendo un pez que había pescado.

—Eso es tres o cuatro veces más largo que una cabeza


humana —dijo Jake.

—El tamaño de la cabeza no importa —dijo Edward—, el


tamaño del cerebro sí. La mayoría de los animales vivos tienen
un cerebro más pequeño por tamaño corporal que los
humanos, por lo que el objetivo es el mismo o un poco más
pequeño. No tengo que sacar toda la cabeza, solo el cerebro.

—No soy tan hábil con un arma larga como tú, así que
tendrías suficiente tiempo para un segundo disparo en la base
del cráneo o en la parte superior de la columna, porque la
decapitación significa que el trabajo está hecho. Dispararle al
cerebro es más complicado porque no sabremos exactamente
dónde se encuentra el cerebro en el cráneo —dije.

Edward me miró a mí, a Richard y luego a Peter.

—Si ustedes, biólogos, pueden ayudarme a hacer una


conjetura, entonces deberíamos poder eliminarlo desde una
distancia agradable y segura.
—Prefiero tomar su corazón también —dije.

—Necesitaremos los mejores trajes protectores que


podamos encontrar si intentamos cortarle así en pedacitos —
dijo Richard. Ni siquiera me llamó sanguinaria o amante de la
violencia o como sea que solía llamarme, solo me estaba
ayudando a pensarlo bien, eso era agradable.

—En caso de que encontremos focos de sustancias tóxicas


o cáusticas cuando estemos tratando de sacarle el corazón —
dije.

—Sí.

411
—Buen pensamiento.

—¿Y si te equivocas y al golpearle con una bala de


francotirador hace que explote o simplemente arroje fuego
griego? —preguntó Rodina.

—Entonces estaremos contentos de estar todos lo


suficientemente lejos como para que no importe —dije.

—Entonces, ¿hemos abandonado el LAW con seguridad?


—preguntó Edward.

—Creo que sí, simplemente no creo que podamos


garantizar que no provocará una explosión más grande y no
estamos seguros de qué hace el fuego griego original y real —
dije.

—Bien —dijo.

—Porque no tienes ninguna contigo —dije.

Él sonrió.

—Ni siquiera un Marshal federal puede llevar un cohete


antitanque a bordo de un avión comercial.

—Bueno, si alguien pudo averiguar cómo hacerlo, estaba


apostando por ti —dije.
Asintió como una reverencia de reconocimiento.

—Así que ahora solo tenemos que encontrarlo, ¿verdad? —


preguntó Peter.

Asentí, y todos los demás estuvieron de acuerdo.

—Podemos comenzar con la búsqueda de almacenes que


se hayan alquilado recientemente —dijo Jake.

—No tenemos forma de saber cuánto tiempo ha estado en


la ciudad —dijo Rodina—. Podría haber estado explorando
durante semanas o meses.

412
—Tenía que estar aquí el tiempo suficiente para saber que
Jean-Claude estaba en su punto más vulnerable esta noche en
Placeres Prohibidos —dijo Wicked.

—Abrí mi poder para capturar a la audiencia, no pensé que


me abriera a ser desafiado mágicamente —dijo Jean-Claude.
Sentí el dolor en su voz; la pérdida de actuar le costaría, porque
lo amaba tanto.

—Encontraremos una manera de que puedas volver a


actuar en el escenario —dije.

—Tal vez los otros maestros vampiros tengan razón, y está


por debajo de mi dignidad y nuestra seguridad.

Puse mi mano en su muslo, sintiendo su solidez debajo de


la túnica de seda. Sentí que su ansiedad se alivió un poco solo
por eso.

—Son viejos tontos que no reconocerían una idea moderna


ni siquiera si les mordiera el trasero.

Él sonrió.

—¿Anticuados?
—Sí, maldita sea —dije, y me reí—. Han vivido tanto
tiempo separados del resto del mundo que no saben lo que es
posible.

Richard envolvió su brazo con más fuerza sobre los


hombros de Jean-Claude.

—Te encanta estar en el escenario, no deberías tener que


renunciar a eso.

—Hasta que Deimos sea encontrado y tratado, tal vez deje


el escenario a otros —dijo Jake.

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—Por supuesto —dijo Jean-Claude.

—Eso no hace falta decirlo —dije—, no podemos darle más


oportunidades en el poder de Jean-Claude de esa manera.

—Y eso nos lleva a que le des a tu sirviente humano y a tu


moitié bête la cuarta marca antes del amanecer —dijo Jake.

—Eres insistente, ¿lo sabías? —dije.

—Solo cuando todo por lo que he trabajado durante miles


de años está en juego.

—Touché, Jake, un buen golpe —dijo Jean-Claude. Se


puso de pie en uno de esos suaves movimientos que eran todo
gracia y siglos de práctica. Se dio la vuelta y nos tendió las
manos a Richard y a mí—. Vengan, ma petite, mon lupe, no
podemos dejarlo sin hacer, porque nuestro enemigo lo usará
como una brecha en los muros de nuestro castillo.

Richard tomó la mano ofrecida y dejó que el vampiro lo


ayudara a ponerse de pie. Observé la mano ofrecida, luego
levanté la mirada hacia los dos hombres. Seguía siendo Jean-
Claude, pero Richard sonreía a su lado, sonriendo como si
supiera que tomaría la mano, como… como si todos
estuviéramos empezando de nuevo, y… pánico, empecé a
entrar en pánico. No intenté escudarlo. La sonrisa de Richard
se esfumó. Él dijo:

—Lo siento, no sé qué más puedo decir.

—Ma petite, estamos reforzando nuestras defensas esta


noche y me gustaría que Richard durmiera a mi lado en la
cama esta noche, pero eso es todo hasta que tengamos tiempo
de adaptarnos a los cambios.

Me volví hacia Nathaniel a mi lado en el sofá y miré sus


asombrosos ojos color lavanda. Me sentí más tranquila.
Damian se inclinó sobre él para tomar mi mano, y sentí una

414
calma helada como si el mundo fuera sólido y siempre lo sería.

—Guau —dije—, eres bueno. —Miré sus ojos verdes y sentí


ese tirón que tienen los vampiros como si pudiera caer hacia
adelante y estar segura y estable para siempre. Era tan
tentador en ese momento.

—Ma petite.

Me incliné hacia Damian, pero entonces Nathaniel se


interpuso. Una vez no pude ver los ojos de Damian, su mano
en la mía no fue suficiente para que me apoyara en ella.
Damian dijo:

—Lo siento, eso estuvo mal.

Nathaniel me rodeó con el brazo y puso su mano sobre


nuestras manos entrelazadas.

—Nada va a cambiar excepto que agreguemos otra persona


a nuestro grupo poliamoroso.

—¿Cómo puedes decir eso? —preguntó Damian—. Jean-


Claude y Anita lo amaron una vez. Él es la pieza que falta en
su triunvirato. Sé cuánto ha significado nuestro triunvirato
para mí, cuánto los amo a ambos, y eso es todo por las marcas
de vampiros que nos unen. Todavía no me atrae ningún
hombre más que tú, y todas las demás mujeres parecen
frívolas y demasiado blandas en comparación con Anita.
Nunca soy más feliz que cuando los tres estamos juntos. Mis
noches favoritas en el trabajo son aquellas en las que Anita
viene a acompañarme a los bailes, o tú vienes a enseñarnos
bailes modernos a mí y a los clientes.

—Eres tan bueno aprendiendo los bailes, tan sexy —dijo


Nathaniel, sonriendo e inclinándose hacia el vampiro de ojos
verdes. Damian se inclinó hacia él y sus labios se encontraron,
suaves y tiernos. Me llenó con esa calidez feliz de saber que
ellos eran míos y yo era de ellos. Nathaniel se apartó del beso

415
y yo me moví para tomar su lugar, por lo que Damian se
sobresaltó, abrió los ojos y luego se inclinó hacia el beso y yo
también.

Lo besé largo y profundo, deslizando mi lengua entre las


duras puntas de sus colmillos mientras abría más su boca
para mí. Nuestros brazos libres se envolvieron uno alrededor
del otro, y los brazos de Nathaniel nos sujetaron con más
fuerza, por lo que retrocedimos del beso para volvernos hacia
él. Encontré su boca, y Damian encontró su cuello.

Jean-Claude gritó—: ¡Suficiente! —y lanzó su poder sobre


nosotros. Hubo un momento de confusión ya que no estaba
segura de dónde estaba, o quién, o incluso cuando Nathaniel
susurró a través de nosotros, Suficiente. Me envolví alrededor
de Nathaniel, con una pierna sobre su muslo; una parte de mí
sabía que podría estar iluminando la habitación, pero no me
molestó lo suficiente como para cambiar de posición. Damian
estaba envuelto en su otro lado, aunque era demasiado alto
para tener la cabeza sobre el hombro de Nathaniel como yo.
Miré a Jean-Claude de pie sobre nosotros y pude sentir lo
molesto que estaba, pero se escapó del placer de Nathaniel y
del control centenario de Damian, aunque le había cedido eso
a Nathaniel en ese momento. Me di cuenta de que parte de la
fuerza de Nathaniel era que usaba el control helado que
Damian había construido durante siglos pero que ahora tenía
miedo de usar. Nathaniel no tenía miedo de usar nada en ese
momento.

—¿Me estás retando? —preguntó Jean-Claude, y su voz


sonaba más asombrada que enojada. Richard estaba a su lado,
pero su rostro decía claramente que no sabía qué hacer en ese
momento; ya estaba fuera de su alcance.

—No —dijo Nathaniel, y su voz era tan segura que no había


ninguna de las sensaciones casi abrumadoras que Damian y
yo estábamos experimentando.

416
—Entonces, ¿qué es esto?

—Esta es la cuarta marca cuando una de las personas no


tiene miedo del poder. Si no estuviera ya comprometido para
casarme con Micah, si los tres no fuéramos ya un trío feliz, esto
podría serlo. Si fuera menos moral, podría abrumarlos a
ambos.

—Parece que ya lo has hecho —dijo Richard.

—Dejé que se saliera de control para mostrarles a ustedes


dos cómo es. No entendí lo que había sucedido cuando obtuve
el control del triunvirato de Anita por primera vez. Se supone
que el animal a llamar no puede hacer esta mierda. Una vez
que me di cuenta de lo que había hecho, hice lo mejor que pude
para aprender a controlar y no tomar el control de Damian
especialmente. —El vampiro besó su mejilla, pero Nathaniel lo
ignoró y siguió hablando como si no hubiera pasado—. Anita
te tiene a ti y a su propio poder como mi maestro, por lo que
probablemente no podría abrumarla por completo, e incluso
ahora no estoy seguro de lo que le hice a Damian antes de
darme cuenta de que era yo quien lo hacía.

—Richard ha vuelto a mí como un amante por su cuenta


—dijo Jean-Claude.
—Eso es bueno, porque si no lo hubiera hecho y tú
estuvieras en control de ustedes tres, él te lo habría dado.
Cuando me di cuenta de que el consentimiento de Damian
para muchas cosas no era voluntario, ya era demasiado tarde.

—Pero se siente tan bien —murmuró Damian contra su


rostro. Estaba empezando a recuperarme y había movido una
pierna de su muslo, pero aún quería estar a su lado con
Damian en el otro.

—Se siente bien no pelear, preocuparse o presionar, sino


simplemente dejarlo ir —dije.

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Nathaniel besó la parte superior de mi cabeza, luego se
volvió para frotar su cara contra la mejilla de Damian. El
vampiro lo convirtió en un beso y Nathaniel tuvo que flexionar
el poder como el fuerte tirón de una correa.

—Todavía no, guapo —dijo, y el vampiro retrocedió para


poder hablarles de nuevo. Estaba sentada un poco más
derecha porque no me había gustado esa sensación de tirar de
la correa.

—¿Quién va a estar a cargo de tu triunvirato, Jean-


Claude? —preguntó Nathaniel.

—Jean-Claude estará a cargo de eso —dijo Jake.

—¿Lo hará? ¿Quieres? —preguntó Nathaniel, mirando de


él y de vuelta al vampiro de pelo negro que estaba de pie sobre
nosotros.

—No quieren ser malvados, y todos ven que controlar a los


demás es malvado —dijo Rodina.

Nathaniel la miró y asintió.

Me senté un poco más derecha, empujando para no


quedar pegada a su costado.
—Si no puedo estar a cargo de nosotros tres, no voy a
trabajar mejor con Jean-Claude. Estoy tan en conflicto acerca
de que Richard aparezca así después de tanto tiempo.

—¿Pero no recuerdas que Richard tuvo su propia versión


del ardeur brevemente en la habitación del hotel en Asheville?
—preguntó Nathaniel.

Asentí.

—Quería que estuviera enamorada solo de él, que fuera


monógama solo de él, y si no hubiera tenido a Jason para hacer
un grito metafísico de emergencia, Richard podría haber tenido

418
éxito.

—No sabía que eso era lo que estaba haciendo, Anita.

—Como yo no lo sabía —dijo Nathaniel.

—Nunca ha vuelto a suceder, no con nadie —dijo Richard.

—Pero si Jean-Claude les da a ambos la cuarta marca y él


está demasiado en conflicto para hacerse cargo y también lo
está Anita, ¿no sería tentador tirarlos a ambos? Creo que
tendrían que ser ambos, no creo que pueda ser solo uno, pero
podrían hacerlo rodar para que solo fueran ustedes tres de
nuevo. Es posible que puedan borrar a todos los demás que
aman excepto a ustedes tres.

—Soy más poderosa que Damian, por mucho —dije.

—Lo eres, pero también tienes una fobia cercana a


imponerte a alguien a menos que la seguridad y las vidas estén
en juego.

—Y podría sentirme tentado a rodar a Richard y Anita y


hacerlos míos de una manera que ma petite nunca sea del todo
mía. —Jean-Claude asintió, pensando en ello, mientras
luchaba por escapar de lo que Nathaniel me había hecho.
—Puedo decirte que es jodidamente tentador convertirte
en el adorado —dijo Nathaniel.

—Ya te adoraba —dije mientras me alejaba un poco de él


en el sofá, con la esperanza de que eso me ayudara a
despejarme.

—Por suerte para mí, porque si hubiera hecho que me


amases cuando no lo hiciste, probablemente me habrías
matado para liberarte de eso.

Quería discutir, porque amaba a Nathaniel y lo había


hecho durante años, pero pensé en todos los vampiros que

419
habían tratado de controlarme a lo largo de los años, y…

—Si hubieras sido solo alguien que conocía y no hubieras


tenido lugar en mi vida, sí, me habría arriesgado a morir por
todos nosotros en lugar de permanecer esclavizada.

—Y si no fuera una persona tan buena, una mejor persona,


podría ser la esclavitud —dijo Nathaniel, y los miró.

—Los maestros vampiros no son agradables, ni mejores


personas —dijo Rodina.

—Tratamos de serlo —dijo Jean-Claude.

—Anita todavía tiene demasiados conflictos para estar a


cargo; eso te deja a ti o a Richard, y no quieres que sea el Ulfric.

—¿No confías en mí para hacer lo mejor para todos? —


preguntó Richard.

—Estoy feliz por tu crecimiento personal, y aceptar que


eres bisexual por Jean-Claude es un gran asunto. Felicidades,
pero los avances no son permanentes a menos que sigas
haciendo el trabajo. La cuarta marca podría darte tanto de lo
que has querido durante tanto tiempo que será tentador, como
la tentación del nivel de la manzana en el Jardín del Edén —
dijo Nathaniel.
—No quiero dominar a la gente, y especialmente a Anita
cuando puedo sentir que ya no está enamorada de mí, de
hecho, está enojada conmigo. Si se despierta mañana
pensando que soy genial, entonces sabré que tengo la culpa.

—Tal vez no, la vida de Jean-Claude sería mucho más fácil


si tú y ella estuvieran enamorados de nuevo.

—Nunca nos traicionaría a todos, y sería una traición —


dijo Jean-Claude.

Me deslicé más hacia el final del sofá lejos de todos ellos,


pero principalmente de Nathaniel.

420
—Nunca me vuelvas a rodar así.

—No debería ser capaz de rodarte en absoluto —dijo.

—No me importa, simplemente no lo hagas.

—¿Incluso cuando tenemos una cita nocturna con


Damian?

Cerré los ojos y respiré hondo y lo dejé escapar mientras


contaba lentamente, pero tenía que respirar de nuevo, antes
de contar lo suficiente como para no enojarme.

—Maldita sea, Nathaniel, te amo, pero esto es exagerar.

—Nuestro triunvirato funciona porque yo estoy al mando;


soy cuidadoso, pero hago que funcione para que los tres
estemos contentos con él.

—Nathaniel abrazando el poder les salvó la vida en Irlanda


—dijo Jake.

—Pero fue mi nigromancia lo que nos permitió formar un


ejército de fantasmas —dije.

—Pero fue Nathaniel quien cerró la brecha entre tu poder


y la batería de energía que él y Damian te ofrecieron.
Me senté allí durante unos segundos, suspiré y luego dije:

—No, no quiero que dejes de hacer que el triunvirato


funcione con Damian. Una parte de mí odia decir eso, pero es
posible que nunca esté lista para encargarme de eso, y sé que
Damian no lo estará.

—Bien, y gracias. Lamento que esto te haya asustado, pero


tenía que asegurarme de que Jean-Claude y Richard
entendieran qué podía salir mal con la cuarta marca.

—Gracias, mon minet, aunque tal vez debería dejar de


llamarte mi gatito, porque parece que te has convertido en un

421
gato muy adulto.

—Me encanta cuando me llamas tu gatito, lo sabes. No


quiero ser uno de los grandes felinos, soy feliz siendo uno
pequeño.

—Con el poder que tienes sobre Anita y Damian, podrías


ser un jugador importante —dijo Nicky.

—No quiero ser un jugador importante; solo quiero que las


personas que amo sean felices y seguras.

—Si querías que me negara a hacer la cuarta marca esta


noche con ellos, entonces lo lograste —dije.

—No, Anita, el punto es que tienes que hacerlo. —Se volvió


hacia mí con Damian poniendo sus brazos sobre sus hombros,
todavía ebrio de poder—. Y tienes que hacerlo ahora, antes del
amanecer, porque no puedes dejar a Jean-Claude tan
vulnerable.

Negué con la cabeza.

—Te amo, mucho, pero si no haces la cuarta marca


entonces es como tener una casa con un sistema de alarma
pero dejas la puerta abierta de par en par. Todo el poder
metafísico del mundo no nos salvará si Deimos o algún otro
vampiro entra por esa puerta abierta.

—Nos habría gustado hacer la cuarta marca si no hubieras


hecho esto —dijo Richard.

—Anita no lo habría hecho.

Miré hacia abajo, sin querer encontrarme con la mirada de


nadie, pero mis emociones eran tan crudas que en realidad no
importaba. Miré el hermoso rostro de Richard, pero estaba
extrañamente sola en mi cabeza y no lo quería. Bonito era lo
bonito, y nos habíamos lastimado demasiado, con demasiada

422
frecuencia. Ahora era feliz; mi vida funcionaba, maldita sea, y
nunca había funcionado realmente con Richard.

—La cuarta marca no funcionará si todavía estás luchando


—dijo Nathaniel.

Lo miré.

—Crees que habría dicho que no en el último minuto.

—Lo siento, pero sí.

Le di vueltas a eso en la cabeza y no pude discutirlo.

—Maldita sea.

—Está amaneciendo, ma petite, ¿qué quieres de mí, de


nosotros?

Miré a uno de los amores de mi vida, mi prometido, y no


tuve una buena respuesta. Miré a Richard de pie
solemnemente a su lado, porque él tampoco sabía qué hacer.
Jesús, Nathaniel, ¿tenías que hacerlo de esta manera?

—Si hubiera podido hacerlo de otra manera a tiempo para


que todavía hicieras la cuarta marca esta noche antes del
amanecer, lo habría hecho, pero eres el tipo de persona que
arranca el vendaje, siempre lo has sido, nada más funciona
contigo.

Asentí porque tenía toda la razón en eso. Respiré hondo


otra vez, me puse de pie y estiré mi mano hacia Jean-Claude,
y la otra un poco más despacio hacia Richard. Jean-Claude
tomó mi mano inmediatamente con una sonrisa de alivio;
Richard dudó, luego tomó la otra. Esa oleada de poder cuando
todos nos tocamos se sintió como si me quitara el cabello de la
cara.

—Hagámoslo.

423
—¿Estás segura, ma petite?

—Que es una buena idea, no; que no podemos dejar la


puerta abierta para que Deimos pase mañana por la noche,
absolutamente sí. —Los conduje hacia las cortinas lejanas.
Ethan y Nicky se adelantaron para abrirlos para que los tres
pudiéramos pasar. Truth, Wicked, Rodina, Ru y Jake se
colocaron detrás de nosotros. Vinieron a protegernos en caso
de que hubiera más enemigos escondidos en algún lugar, pero
no había nadie en el subsuelo del Circo para que pelearan.
Estábamos solo nosotros tres, los dos hombres que había
amado primero, por más tiempo, odiado, temido, demasiadas
emociones para enumerar. La mano de Jean-Claude estaba
fría en la mía, como si incluso la sangre que le había quitado
a Richard antes hubiera ido a defendernos. La cuarta marca
requería que tomara sangre, así que estaba bien. La mano de
Richard era cálida en la mía, y todavía era hermoso, y
realmente lo había intentado esta noche en esa forma de
disculpa más allá de la perfección, pero aún se sentía mal estar
a punto de entrar en la ducha y unirnos aún más a nosotros
mismos. Una noche de buen comportamiento no arreglaba
años de mal comportamiento. Creía que había cambiado, pero
cambios tan drásticos no solían ser sostenibles en el tiempo.
La gente volvía gradualmente a su ‘normalidad’. Tenía que
luchar contra mí misma para no volver a los patrones que me
dejaban aislada y miserable. Comprendía lo difícil que era
pelear la buena batalla, cuando los viejos hábitos, los hábitos
cómodos, susurraban dulces palabras y trataban de destruir
tu felicidad de nuevo. ¿Podría Richard aguantarlo? ¿Era lo
suficientemente fuerte para vivir su verdad fuera del Circo, o
había regresado solo a medias? ¿Permanecería encerrado como
humano y heterosexual, y eso sería suficiente para Jean-
Claude?

—Ma petite, podemos oírte.

424
—Mierda —dije.

—Entiendo tus dudas, Anita —dijo Richard—. Te las has


ganado, o te las he dado. Ya le informé al jefe de mi
departamento que soy un hombre lobo.

Tropecé, porque traté de detenerme, pero Jean-Claude


siguió guiándonos hacia adelante.

—Ma petite, las preguntas pueden ser respondidas a


medida que avanzamos hacia las duchas.

Seguí caminando mientras decía:

—¿Qué dijo el jefe de tu departamento?

—Se sorprendió, pero hasta ahora todavía tengo trabajo.


Ahora tengo mi doctorado, así que, si me despiden, tendré más
trabajo en otro lado. Le conté cómo los ciudadanos
estadounidenses se registran en las casas seguras del gobierno
con la promesa de que los dejarán salir una vez tengan el
control de su Teriantropía, pero como nunca se les enseña
ningún control, nunca salen, y la gente ha registrado a sus
hijos sin darse cuenta que nunca los volverían a ver.

—Si es el jefe de tu departamento, supongo que es biólogo


y profesor; ¿cómo es posible que no sepa todo esto?
—Él creía que el gobierno miente al decir que dejan salir a
los cambiaformas una vez pueden controlar a sus bestias. Él
sabía acerca de los niños registrados por los padres y luego
desaparecen. Eso ha estado en todas las noticias desde que la
escuela aquí ha tenido tanto éxito. Le dije que quería ayudar
más a los niños en otros estados como maestro y mostrarles
que pueden tener una buena vida, que las pruebas de
Teriantropía no eran el final para ellos. Él entendió eso, incluso
estuvo de acuerdo con eso.

—Nos ayudaste a idear algunos de los planes para la


escuela aquí en Missouri —dijo una voz de mujer desde más

425
abajo en el pasillo. Me giré para encontrar a Ángel caminando
por el pasillo vestida con un camisón rojo que solo enfatizaba
todas sus deliciosas curvas. Era una de las pocas
cambiaformas que conocía que prefería dormir en ropa de
dormir; el hecho de que sus elecciones fueran muy altas en
cuanto a lencería era solo una ventaja. Con su cabello
finalmente devuelto a su rubio pálido natural, se parecía más
a un símbolo sexual de los años 50 que a la próxima víctima
en una película de vampiros de los años 70.

—Te ves lo suficientemente bien como para comer —dije.

—Delicios —dijo Jean-Claude.

—Iba a decir algo cortés y comercial, pero ahora no


recuerdo qué era —dijo Richard.

Ángel nos regaló la sonrisa que iba con el conjunto. Le


gustaba que se le prestara atención cuando estaba vestida con
su ropa gótica rockabilly de día, o con lencería como ahora. Si
vestía ropa de negocios como trabajadora social, se vestía de
manera tan conservadora que parecía como si estuviera
escondida.

—Felicidades por tu doctorado, Richard.


Pareció sobresaltado, como si no hubiera esperado que ella
hablara con él primero.

—Um, gracias.

—No lo habías entendido la última vez que hablamos —


agregó, y aunque su sonrisa y su lenguaje corporal decían sexy
como el infierno, su voz podría haber sido en una reunión de
negocios. Lo hizo a voluntad, y aparentemente sin esfuerzo, por
lo que podría estar haciendo Dios sabía qué al otro lado del
teléfono, pero nunca lo sabrías por su voz.

—No, no lo había hecho.

426
—No te culpo por esperar a salir hasta que lo consiguieras
—dijo, con una mano en la cadera—. Ya fue bastante difícil
obtener mi maestría en trabajo social. No me hubiera gustado
que me expulsaran del programa justo antes de obtener
finalmente un doctorado.

—Esa es una de las razones por las que esperé —dijo—,


pero ‘Doctor’ delante de tu nombre impresiona a la gente,
incluso si no eres médico. Creo que si más de nosotros que
somos profesionales salimos como cambiaformas, ayudaremos
a las personas a darse cuenta de que podemos vivir una vida
normal, una buena vida.

Dejamos de movernos a medida que nos acercábamos a


ella, y Jean-Claude dijo:

—Saludamos a nuestro delicioso Ángel y luego debemos


movernos con el propósito de ducharnos y terminar la cuarta
marca antes de que me pierda por el día.

Solté sus manos para moverme hacia ella, pero en el


momento en que las solté, fue como si todo el estrés y la
tensión de la noche me alcanzaran y todo lo que quería hacer
era dormir. Extendí la mano hacia ellos, y ellos ya me estaban
alcanzando.
—¿Qué fue eso? —pregunté.

—Es como si nuestro enemigo supiera que estamos a


punto de cerrar la puerta que usó para entrar —dijo Jean-
Claude.

—¿Quieres decir que está tratando de drenarnos ahora?


¿Cómo está llegando hasta aquí? —pregunté.

—No lo sé, ma petite.

—Entonces bésanos rápido y haz la cuarta marca —dijo


Ángel.

427
Me tomó un segundo analizar el nosotros y luego sentí a
Mephistopheles, mi Demonio, Dev, antes de escuchar su voz
decir:

—Iba a ponerme sexy o enfadado por traer a otro hombre


a nuestra cama sin hablar conmigo primero, pero sentí que eso
agotaba tu poder. —Luego lo vi todo rubio, bronceado, de un
metro noventa, que venía por el pasillo hacia nosotros. Lo
único que empañaba la vista habitual era un par de pantalones
cortos marrones de seda que se le pegaban a la ingle, así que
no estaba segura de que en realidad escondiera algo, más bien
lo enfatizaba como se supone que debe hacer la buena lencería.
Me hizo preguntarme si había tenido una cita con Asher
interrumpida, ya que al vampiro le gustaban las sedas y
satenes marrones. Su pensamiento en mi cabeza fue no, eran
solo los únicos pijamas que poseía. Dijo en voz alta—: Debes
terminar las marcas esta noche, por mucho que lo odie. —Ese
rostro perfecto de modelo era tan serio e infeliz como lo había
visto en mucho tiempo. Casi no sonaba como él.

Miré a Ángel en busca de una explicación, porque no era


un tigre dorado más, era su hermana. Ella me dio una mirada
como si yo debería haber sabido exactamente lo que estaba
mal; desde que empezamos a salir, me habían dirigido esa
mirada más de una vez, pero como todas las personas que
salen con mujeres hermosas, no tenía ni idea de lo que
significaba la mayor parte del tiempo.

Traté de leer sus pensamientos nuevamente, pero pensó


en voz alta y clara—: Por favor, no presiones, me estoy
protegiendo por una razón. —Retrocedí, porque ese era
nuestro acuerdo con cualquiera a quien estuviéramos atados
psíquicamente; leer mentes, como tocar cuerpos, era solo por
consentimiento. A veces, las emociones o los pensamientos
fuertes se filtraban por accidente, como escuchar una pelea en
otra habitación, pero aparte de eso, el consentimiento lo era
todo.

428
Ángel puso los ojos en blanco, pero se acercó para
besarme.

—Sigue tocando a los hombres, yo haré todo el trabajo —


dijo con una sonrisa coqueta, con ese toque de maldad en la
comisura de sus labios donde podía arquear la sonrisa y
mostrar un pequeño hoyuelo como un punto al final de algún
comentario sexy, excepto que este comentario curvó su labio
inferior carnoso. Sin el lápiz labial que normalmente usaba, su
labio superior se veía más delgado, pero su labio inferior era
exuberante con o sin lápiz labial.

Apreté mis asideros en Jean-Claude y Richard mientras


me movía hacia Ángel. Ella se inclinó para recibirme; sus
manos acariciaron mis mejillas hasta que tomó mi rostro entre
sus manos. Me besó suave pero profundamente, hasta que mis
ojos se cerraron y me incliné hacia ella. Se envolvió a mi
alrededor e intenté liberar mis brazos para abrazarla, pero
Jean-Claude y Richard sujetaron mis manos con más fuerza,
lo que fue suficiente atadura para que la besara más fuerte con
la lengua y los dientes, presionando mi cuerpo contra el de ella.
Ella me devolvió el favor, y debimos habernos puesto un poco
vigorosas, porque las manos de los hombres se apretaron
alrededor de las mías, así que tiré de ellos no porque quisiera
que me soltaran, sino porque no podía resistirme al menos un
poco. Se alimentó en el beso, hasta que cuando Ángel se
apartó, ella estaba sin aliento y yo también.

Estaba medio riendo cuando dijo:

—Si tuviéramos tiempo, te haría chupar mis senos.

Me reí de vuelta, todavía tirando de los brazos de los


hombres, pero en ese momento toda mi atención estaba en la
mujer frente a mí.

—No tienes que obligarme a hacerlo.

429
—Quiero ser la lesbiana malvada que obliga a la chica
heterosexual a experimentar mientras los hombres te sujetan
para que puedan mirar.

—No, nuestra tigresa, sabes que mirar solo no me agrada


—dijo Jean-Claude.

Ella le sonrió, la boca lo suficientemente grande como


para mostrar los dientes, sus ojos brillantes y ansiosos.

—Mira hasta que sea la hora de que te unas a nosotros,


tal vez.

—Mucho mejor, mi tigresa.

—¿Eso no te convertiría en la malvada bisexual? —


pregunté.

—Cierto, pero en el porno la fantasía siempre es que la


lesbiana se deja llevar y una buena follada la hace al menos bi.
No es cierto, pero para construir fantasías funciona —dijo.

—Te gusta el juego de roles —dije.

—Sí —dijo ella, luciendo muy complacida consigo misma.

Sentí que los pensamientos de Richard se revolvían


mientras trataba de decidir qué preguntar o si debía decir algo.
¿Se le permitía, se le invitaba, se suponía que debía callarse y
dejar que se desarrollara? ¿Cómo obtenía el consentimiento sin
parecer agresivo? ¿Cómo me sentiría al respecto? ¿Cómo lo
haría Jean-Claude? Había estado tan controlado, pero ahora
sus emociones lo abrieron. No lo culpaba por esto.

Miré hacia atrás por encima del hombro y descubrí que su


rostro no mostraba casi nada de su confusión; bien por él, se
habría mostrado en mi cara.

—Está bien, Richard —dije, luego miré de nuevo a Ángel—


. Richard no quiere dar nada por sentado, pero se pregunta si

430
está incluido en este escenario.

Ella lo miró, de arriba abajo como si estuviera


considerando cada centímetro que podía ver, y algunos que no
podía. Me miró a los ojos con una cara muy seria.

—Conoces mi gusto por los hombres, ¿qué te parece?

—Creo que se agradarán y este escenario funcionará para


todos nosotros.

Ella sonrió y sus ojos se llenaron de esa alegre travesura


que tenía tantas veces cuando no estaba trabajando.

—Entonces sí, está invitado.

Escuché a Richard tragar detrás de mí, ya fuera


aclarándose la garganta o simplemente decidiendo qué decir.
Se conformó con:

—Gracias, espero aceptar la invitación otra noche.

—De nada —dijo, y me guiñó un ojo antes de pavonearse


hacia Jean-Claude—. Tu turno.

—Déjame presentarte oficialmente a nuestro tercero —


dijo, y yo habría visto a Ángel y Richard conocerse, pero Dev
estaba frente a mí, su hermoso rostro tan serio.
—¿Es mi turno? —preguntó. La necesidad en sus ojos era
cruda, pero no era lujuria, era algo más complicado que eso—
. No intentes leerme ahora mismo, Anita, por favor.

—Está bien, entonces bésame, apuesto demonio.

Él sonrió y se inclinó para poner sus labios contra los


míos.

431
432
Dev me besó suavemente, sus dedos trazaron mi hombro
desnudo en delicadas líneas que me hacían sentir un
hormigueo en la piel mientras su otra mano ahuecaba un lado
de mi rostro hasta que sus dedos se deslizaron entre mis
gruesos rizos. Dejó escapar un suspiro de satisfacción contra
mis labios y como si eso hubiera sido la llave de la puerta; mi
boca se abrió para él a modo de invitación y él entró
suavemente, tentando y explorando con su lengua, en lugar
del empuje forzado que podría haber tenido. Estaba abierta a
cualquiera de las dos cosas, pero una parte de mí se relajó en
su beso y en sus manos mientras acariciaban mi espalda
desnuda hasta que las cuentas ásperas del vestido se
interpusieron en el camino y deseé que se acabara para poder
sentir sus manos por toda mi piel desnuda.

Sabía lo que quería, porque sin pausar el beso, sus manos


se deslizaron hasta el dobladillo de mi vestido y tiró de él hacia
arriba y sobre mi brazo derecho, pero no pudo terminar sin
romper el beso o quitar la mano de Jean-Claude de la mía.
Luego me di cuenta de que Richard no me estaba tocando, pero
la energía no se había reducido y nada intentaba entrometerse
en nuestra energía. Estaba tan sorprendida que me aparté del
beso y la energía cayó como un pájaro al que le han cortado
las alas.

Dev me tocó la cara y nuestra energía se disparó de nuevo.


Richard agarró mi brazo, pero la energía ya se había
estabilizado. Dev me miró fijamente, con los ojos un poco
abiertos. Me di cuenta de que estaba de pie desnuda en el
pasillo con el vestido arremangado en el brazo que Jean-
Claude todavía sostenía, en mis botas de trabajo. Había
olvidado por completo que había gente en el pasillo que no eran
mis amantes, o diablos, que había gente en el pasillo además
de nosotros cinco.

433
—¿Qué acaba de suceder? —preguntó Richard.

—Suelta a ma petite, por un momento.

—¿Quién? —pregunté.

—Richard —dijo Jean-Claude.

—¿Quieres que la suelte?

—Oui.

—Pero…

—Mon lupe, la noche se desvanecerá, por favor no me


hagas preguntar dos veces.

Richard miró de él a mí. Abrió mucho los ojos y supe que


la mirada significaba que estaba de acuerdo con esto. No por
nuestra conexión metafísica, sino porque una vez había
memorizado la mayoría de sus expresiones, porque estábamos
enamorados y pensé que él era el indicado.

Asentí.

Soltó mi brazo y la energía siguió zumbando sin él;


interesante. Miré y me di cuenta de que Ángel y Jean-Claude
estaban tomados de la mano.
—¿No vi que se besaran?

—Non, ma petite, en el momento en que tocaste a nuestro


Diablo, la energía nos atrajo a Ángel y a mí para que
prestáramos atención.

—¿Puedes sentir a su tigre dorado como sentiste al león


antes? —preguntó Jake.

—Puedo.

—Suelta a ver qué pasa —dije; Jean-Claude sabía lo que


quería decir y simplemente soltó mi mano. Mi energía se

434
mantuvo igual, pero la de él no. Sus piernas se doblaron y
Ángel y Richard tuvieron que agarrarlo para mantenerlo de pie.
Me tendió la mano y yo la tomé. Se puso de pie y me miró
parpadeando.

—No entiendo —dijo.

—Anita tiene la cuarta marca con Mephistopheles —dijo


Jake.

—Dev es un hombre león y un hombre tigre, tal vez


necesites ambos —dijo Nicky.

—Ven a mí, Diablo mío, abracémonos.

Dev mantuvo una mano en la mía, pero fue hacia Jean-


Claude. Ángel se movió para que Dev pudiera envolver un
brazo alrededor del vampiro. Jean-Claude inclinó su rostro
hacia él.

—Richard, suelta, por favor.

Richard vaciló, pero luego dio un paso atrás para que solo
estuviéramos nosotros dos con Dev. La energía no cayó. Jean-
Claude le pidió al hombre tigre alto que lo besara. Se inclinó y
en el momento del beso el poder nos envolvió, jugando en
nuestro cabello. Dev era mi tigre dorado, así que debería haber
sido mi poder, pero era de Jean-Claude.
—¿Es león o tigre el que te llama, mi rey? —preguntó Jake.

Jean-Claude se apartó y dijo:

—Dorado, es un tigre dorado.

—Le he dado la cuarta marca, ¿cómo hay sitio para Jean-


Claude? —pregunté.

—Tú no eres un vampiro —dijo Jake.

—Es como si Mephistopheles estuviera esperando que


termine… —dijo Jean-Claude, pero no como si estuviera
seguro.

435
—Nada personal, pero si solo tenemos tiempo para
terminar una cuarta marca esta noche, somos yo, nosotros —
dijo Richard.

Dev lo miró y gruñó. Me había acostumbrado a escuchar


sonidos de animales saliendo de gargantas humanas, pero Dev
era uno de los menos propensos a luchar por el dominio.
Estaba muy dispuesto a llevarse bien, pero supongo que todos
tienen su línea en la arena.

—Hay una manera de terminar ambas marcas antes del


amanecer —dijo Jake.

Jean-Claude negó con la cabeza.

—No podemos usar el ardeur para acelerar las cosas, Jake.


Debo tener el control, y usar el ardeur me despojará de eso,
junto con ma petite y Richard.

—La cuarta marca no tiene que ser sexual —dijo Jake.

—Para el linaje de Belle debe serlo.

—Pero ahora eres tu propia línea de sangre, Jean-Claude,


no tienes que hacer las cosas como te enseñó tu antigua
amante.
—Yo… No sé cómo hacerlo sin él. Belle dijo que un
intercambio sexual era la cuarta marca porque la sangre se
usaba en la tercera marca.

—Ni siquiera tiene que ser sangre, solo necesitas


intercambiar fluidos corporales mientras el maestro vampiro
dice las palabras; si las palabras no fueran necesarias, un beso
y un intercambio de saliva serían suficientes —dijo Jake.

—Cuando marqué a Damian y Nathaniel, fue sexo y


sangre, porque es difícil sacar sangre de dos personas a la vez.

—Cierto, tradicionalmente se hace uno a la vez, ya sea la

436
bestia o el sirviente primero —dijo Jake.

Recordé a un vampiro que había hecho la cuarta marca


conmigo, no había sido sexual en absoluto. Había matado a
ese vampiro sabiendo que probablemente moriría con él en
lugar de dejar que me controlara para siempre. Ahora, aquí
estaba, ofreciéndome como voluntaria, pero estaba enamorada
de este vampiro. El otro hace años había tomado por la fuerza
lo que yo estaba ofreciendo gratuitamente. El sexo y la magia
son así; la fuerza y el libre albedrío marcan la diferencia.

—No será tan divertido compartir solo sangre, pero si


Jean-Claude se corta dos veces, entonces Richard y yo
podemos tomar su sangre mientras él dice las palabras sobre
nosotros.

Jean-Claude miró hacia el techo, pero sabía que estaba


mirando más allá, estaba sintiendo todo el camino hacia el
cielo. La noche estaba perdiendo su fuerza. Lo que sea que
fuéramos a hacer, necesitábamos hacerlo ahora.

Dev miró de uno a otro de nosotros.

—Todos estamos fuera de tiempo para cualquier cosa que


no sea un rapidito.
—Acabo de responderles, no te cederé mi lugar a ti ni a
nadie más —dijo Richard.

—Entonces tú serás el primero —dijo Jean-Claude.

Dev volvió a gruñir, pero Jean-Claude se volvió hacia Dev


y le dio un suave beso en un lado de la mejilla.

—Te marcaré esta noche, mi Diablo, no tengas miedo de


que deje tal generosidad intacta.

Ángel tiró de su brazo y lo alejó de Jean-Claude para que


Richard y yo nos quedáramos de pie con él. La escuché

437
murmurar:

—Tú eres el siguiente.

Él dijo:

—Estoy cansado de ser el segundo de todos y el primero


de nadie.

Podría haberme distraído, pero Jean-Claude me soltó y


derramó el vestido por mi brazo. Hubiera preferido vestirme de
nuevo, pero el amanecer estaba cerca. La modestia podía
esperar: todos eran cambiaformas y la desnudez no significaba
para ellos lo que significaba en la sociedad humana. Jean-
Claude nos llevó a la pared para poder sentarse.

—Tendrás que arrodillarte o tumbarte en el suelo para


llegar a los cortes tradicionales. Habría hecho esto
cómodamente en nuestra cama si hubiera más tiempo.

—Pensé que no sabías dónde se suponía que estaban los


cortes tradicionales para la cuarta marca —dijo Rodina.

—He visto a otros linajes hacerlo; todavía no sé si


funcionará con nosotros, pero no hay tiempo. Necesito una
cuchilla.

—No tengo una conmigo por una vez —dije.


—Podemos ver que estás desarmada —dijo Rodina, y lo
hizo con desdén. La ignoré, porque discutir con ella tomaría
demasiado tiempo precioso.

Ethan sacó la navaja plegable Emerson de su bolsillo, la


liberación rápida se enganchó en el borde de la tela como se
suponía que debía hacer, de modo que estaba recta y trabada
en su lugar cuando le ofreció el mango primero a Jean-Claude.
Le había regalado el cuchillo una de las primeras Navidades
que estuvo con nosotros porque admiraba el que yo tenía. Juré
no ser la que no tuviera una espada la próxima vez.

438
Jean-Claude apoyó la espalda contra la pared y luego tomó
el cuchillo que le ofrecían. Colocó la punta cerca de la cicatriz
de la quemadura en su pecho donde algún humano hace
mucho tiempo había hecho todo lo posible para salvar su vida
y había fallado. Una vez había estado en simpatía con ellos;
ahora me alegraba que no hubiera muerto siglos antes de que
pudiera haberlo conocido.

—¿Tiene que ser en el lado izquierdo? —preguntó, mirando


más allá de nosotros arrodillados hacia Jake.

—No, en cualquier parte del pecho, o incluso en la


muñeca.

Jean-Claude movió el cuchillo más arriba en su pecho


para dejar intacta la cicatriz de la quemadura. Llevó la punta
de la hoja a lo alto de su pectoral izquierdo, dejando una
delgada línea roja en su piel pálida y blanca. Levantó el
cuchillo, luego se movió hacia el lado derecho y reflejó el corte.
El lado izquierdo había comenzado a sangrar por su pecho
cuando terminó con el derecho. Le devolvió el cuchillo
ensangrentado a Ethan con un agradecimiento. Ethan la
limpió en el costado de los pantalones y luego la volvió a
guardar en el bolsillo.

—Es un honor para mí servir.


—Vengan, mis amores, beban de mi sangre mientras digo
las palabras sobre nosotros —dijo Jean-Claude, extendiendo
sus brazos hacia nosotros.

Dudé por un segundo, mirando la sangre brillante fluir por


su pecho; no era realmente una fanática de beber sangre a
menos que uno de las hambres sobrenaturales se hubiera
disparado.

—No te forzaré a hacer esto, ma petite, debes estar


dispuesta o no.

—Estoy dispuesto —dijo Richard, y avanzó, agachándose

439
sobre la herida de su costado. No podía dejar que fuera más
valiente que yo por algo contra lo que ambos habíamos luchado
durante años, así que puse mi mano contra el estómago de
Jean-Claude para estabilizarme y luego lamí la herida.

Jean-Claude hizo un pequeño sonido de placer y me di


cuenta de que Richard también estaba lamiendo la herida de
su costado. Miré a Richard, estábamos tan cerca que nuestro
cabello se había entremezclado, rizos negros con ondas
marrones. Se inclinó ligeramente hacia mí y encontré sus
labios en un beso, compartiendo la sangre entre nosotros, y
tuve un indicio de su entusiasmo y de lo diferente que un
hombre lobo miraba la sangre que yo. Me ayudó a volver a la
herida en el pecho de Jean-Claude, ansiosa por cerrar mi boca
sobre la herida y chupar dulces centavos de cobre en mi
lengua.

Jean-Claude acarició nuestro cabello y dijo las palabras.

—Sangre de mi sangre… —Y el aire se tensó a nuestro


alrededor, denso con poder—; carne de mi carne… —Y la magia
bailaba por nuestros cuerpos—; los tres serán como uno… —
Y fue casi demasiado, como si alguien estuviera arrastrando
electricidad sobre nosotros con una varita violeta colocada un
poco alta para que no estuviéramos seguros de si se sentía
maravilloso o hacía daño. Puso sus manos en nuestro cabello
y nos tiró de vuelta a su pecho—. Respira —dijo, besándome—
, respira —dijo, besando a Richard. Nos acurrucó en sus
brazos, nuestras cabezas en su pecho, y dijo—: Mi corazón al
suyo.

El poder se alborotó a nuestro alrededor, jugando con


nuestro cabello, tirando de la camisa de Richard y la túnica de
Jean-Claude. Se elevó a nuestro alrededor y se movió por el
pasillo como manos invisibles moviendo cualquier cosa que
pudiera moverse sobre cualquiera.

440
—Habrá otras noches para el sexo, pero solo una noche
para esto, mis amores, un triunvirato en verdad al fin.
441
Aún estábamos disfrutando del resplandor de la magia.
Dev se arrodilló a mi lado.

—Solo estar cerca se siente increíble.

Richard se obligó a sí mismo a sentarse más alto y besó a


Jean-Claude suavemente, luego se movió para sentarse más
abajo en la pared. Hizo un gesto sin palabras a Dev para que
tomara su lugar. Comprendí por qué estaba siendo tan
generoso; el poder era… completo. Se había girado una llave
dentro de nosotros tres, nada podía abrirnos salvo la muerte.
Hizo que los votos en una boda parecieran silbar en la
oscuridad. Esto era realmente hasta que la muerte nos
separase. Podríamos ser generosos porque nada podría
separarnos; ni siquiera me molestó pensar en Richard, porque
no se trataba de Richard. Se trataba de Richard y Jean-Claude,
y eso era perfecto.

Dev besó a Jean-Claude, lamiendo la sangre de su boca.

—Hazme tuyo, Jean-Claude.

Me aparté lo suficiente como para comenzar a preguntar,


pero Jean-Claude leyó mi pensamiento y respondió:
—No sé si necesito decir las palabras nuevamente contigo
y nuestro Diablo, o solo sobre él. Eres el único sirviente
humano que ha tenido su propio animal para llamar, por lo
que no hay certezas.

—Disculpe, y me disculpo por adelantado, solo sé que no


es nuestra idea. —Eran Custer y uno de los nuevos hombres
hiena caminando hacia nosotros. El cabello castaño oscuro de
Custer había crecido lo suficiente como para tener rizos, y
estaban despeinados por el sueño como si acabara de ponerse
la camiseta y los pantalones y no se hubiera mirado en un
espejo. El segundo hombre, cuyo nombre no podía recordar,

442
era algo corto y comenzaba con una J, ¿o era una G?, como se
llamara, solo se había puesto los pantalones y no se había
molestado con la camisa.

—Estamos ocupados, Custer —dije.

—Dev no huele lo suficiente a ti o a Jean-Claude; dime que


llegamos aquí antes de que Jean-Claude hiciera del tigre
dorado su próximo animal a llamar.

—No es asunto tuyo lo que hago o con quién —dijo Jean-


Claude.

Custer se pasó las manos por el pelo y parecía aún menos


feliz.

—Tienes razón, no lo es, pero cuando el Oba de tu clan de


hombres hiena te llama y te dice que muevas el trasero, te
mueves.

—Esto tampoco es asunto de Narcissus —dijo Jean-


Claude.

—¿Ha habido otro ataque? —preguntó Jake, y era una


gran pregunta; el hecho de que no hubiera pensado que
Deimos podría haber atacado el club de Narcissus al otro lado
del río me hizo darme cuenta de que estaba ebria de magia.
—¿Qué quieres decir con otro ataque? —preguntó Custer,
y ambos hombres de repente parecieron completamente
despiertos. El chico nuevo incluso miró hacia donde habían
estado durmiendo y la mayoría de sus armas aún estarían. No
tenía que registrarlos para saber que tenían al menos un arma,
tal vez un arma y un cuchillo, pero un ataque los hacía querer
cosas que no se podían ocultar debajo de una camisa o debajo
de un par de pantalones.

—Estamos a salvo actualmente, Jake puede informarte,


pero nos estamos quedando sin noche para terminar esto —
dije.

443
—Nuestro Oba nos dijo que nos quedáramos cerca de
Jean-Claude hasta que él llegue —dijo el chico nuevo.

—Espera, ¿quieres decir que Narcissus vendrá aquí esta


noche? —preguntó Richard.

—¿Quién es este tipo? —preguntó el Chico Nuevo. Señaló


con el pulgar a Richard.

—Ulfric —dijo Custer.

—Encantado de conocerte, Ulfric, soy Geoff.

Ahora recordaba que su nombre era Jeff, pero lo


deletreaba Geoff, por eso se me olvidaba si su nombre
comenzaba con una J o una G.

—Él es el Ulfric —dijo Custer—. Te dije todos los títulos de


los reyes locales. No me hagas quedar mal delante de tres de
ellos.

—Olvidé uno, lo siento.

—Concéntrate, Custer, responde a la pregunta: ¿Viene


Narcissus aquí esta noche? —pregunté.

—Sí.
—¿Por qué?

—Porque Narcissus sintió el pico de poder de Jean-Claude


esta noche. Narcissus está convencido de que elegirá un
segundo animal para llamar —dijo Custer.

—Ya elegí al tigre dorado para mi próxima moitié bête —


dijo Jean-Claude.

—Narcissus nos dijo que te impidiéramos elegir a alguien


más antes de que él llegue aquí —dijo Geoff.

—Tú no eres el jefe de ninguno de nosotros —dije.

444
—Lo sé —dijo Custer—, demonios, ambos somos su
seguridad, así que es realmente incómodo que Narcissus nos
haya dicho que, si no interferimos, tomará una o dos libras de
carne, y no es una metáfora, Anita.

—Narcissus quiere asegurarse de que las hienas no se


queden afuera esta vez —agregó una voz en el pasillo. Nos
giramos para encontrar a Kane caminando hacia nosotros.
445
Kane estaba vestido con una bata de seda marrón. Era una
bata bonita, sabía lo bonita que era, porque se la había
comprado a Asher una Navidad cuando estábamos más cerca.
El color se veía cálido y perfecto con el cabello dorado de Asher
y los matices otoñales de su piel pálida, pero el color no estaba
bien con Kane. Su cabello negro y su piel bronceada
necesitaban algo en tonos de joyas brillantes como el azul real
o el rojo. Si era posible hacerlo menos atractivo para mí, el
color lo hizo, y llevaba puesto un regalo que le compré a Asher.
Intenté pensar que fue un accidente, que solo lo había
agarrado para cubrirse, pero la mueca en su rostro mientras
acariciaba con sus manos la parte delantera de la bata me hizo
saber que lo había hecho a propósito. Dios, ¿había algo que él
hiciera que no fuera por despecho o por celos?

La energía de su bestia se arremolinaba por el pasillo.


Golpeó a Custer y lo dejó fluir por encima y lejos de él, pero
Geoff era demasiado inexperto para resistirse. Su hiena cobró
vida, cambiando los ojos oscuros de Geoff a un tono marrón
más pálido. Su energía combinada bailó sobre mi piel. La hiena
dentro de mí parpadeó para despertarse, ojos marrones pálidos
en la oscuridad. Salió a la luz para que pudiera admirar su
abrigo manchado. Su rostro alargado con las orejas
ligeramente caídas parecía casi cómico, pero la expresión de
su rostro en sus ojos era... pensativo, pero ella no estaba
pensando en mí, estaba pensando sobre mí, o en algo. Esperé
a que su energía se elevara y cambiara mis propios ojos a ese
tono marrón caramelo pálido, pero no fue así. Se sentó allí
pacientemente, esperando, pero ¿para qué?

No eran palabras, pero aún sabía que ella estaba


esperando a alguien digno. ¿Digno de qué? Pregunté.

—Nosotros —dijo, o pensó, o algo para lo que todavía no

446
tenía una palabra. A diferencia de la leona, que estaba cada
vez más desesperada por encontrar un macho que nos
mantuviera a salvo de otros leones, la hiena no esperaba a que
nadie la protegiera. Las hienas hembras son más grandes que
los machos; no esperan que algo más grande venga a
protegerlas, lo hacen ellas mismas.

Geoff cayó de rodillas.

—Cállate, Kane —dijo Custer.

—Vas a traer a su bestia —dijo Ethan.

—No me importa si su bestia viene o no.

Miré a los ojos de mi hiena. Juro que me sonrió.

—Mi hiena no se levantará por ti, Kane, nunca por ti. —


Era débil, demasiado débil para tenerlo en nuestro clan. En la
naturaleza lo ahuyentaríamos o lo mataríamos.

—Me importa una mierda tu perra interior. —Matarlo


sonaba bien.

—Me está buscando, ma petite —dijo Jean-Claude.

Al principio no lo entendí, y luego mi hiena olfateó el aire.


Al principio pensé que estaba oliendo a las otras hienas, pero
luego ‘miró’ a Jean-Claude.
—Puedes sentir las hienas, al igual que puedes sentir el
león y el tigre dorado —dije.

—Oui, Narcissus busca forzar mi elección.

—Has llamado al tigre dorado, estoy aquí —dijo Dev.

—Todavía llama a la hiena, porque puedo sentirlo —dijo


Kane.

—Es una vergüenza de riquezas —dijo Jean-Claude.

Lo miré.

447
—Todavía puedes sentir la hiena.

—La elección no ha terminado —dijo.

—No —dijo Dev—, esto es mío.

Custer estaba arrodillado junto a Geoff, diciéndole que


esperara, joder, que no perdiera su mierda. La energía subió
un poco cuando Custer me miró con ojos de hiena en su rostro
humano. Esperé a que mi hiena se uniera a la diversión, pero
ella se quedó allí sentada, tranquila. Lo decía en serio, Kane
no tenía suficiente jugo para interesarla, ni siquiera con las
marcas de vampiro de Asher aumentando su energía.

—Suficiente —dijo Richard, y su energía llenó el aire como


la luz del sol parpadeando a través del bosque, cálido y
acogedor. Lo sentí tratando de calmar la energía en el pasillo,
pero una cálida caminata primaveral en el bosque no fue
suficiente para enfrentarse al poder de Kane y Asher.

El poder de Richard se desvaneció hasta que lo único que


había en el pasillo era una hiena. Geoff cayó boca abajo en el
suelo, la piel de su espalda se onduló y comenzó a empujar
hacia arriba. Custer cayó a cuatro patas a su lado. Su voz
estaba tan tensa que cada sílaba salió como si estuviera
luchando por poder hablar.
—No-puedo-mantenerlo-junto. —Custer era más fuerte
que esto, así que ¿por qué estaba perdiendo el control?
Entonces lo sentí, el poder de otro vampiro, y si era Kane solo
podía ser…

Jean-Claude gritó:

—¡Asher, detén esto!

Asher caminó por el pasillo con su cabello dorado flotando


hacia atrás a cada lado de su rostro como si fuera una
máquina de viento en una sesión de fotos, de modo que cada
cicatriz en su rostro quedaba expuesta, pero más aún, estaba

448
sin camisa, vistiendo nada más que pantalones de pijama de
seda. Nunca aparecería voluntariamente en público mostrando
tanta piel, porque las cicatrices en el lado derecho de su pecho
y estómago eran tan profundas que parecía que su piel se
había derretido parcialmente en profundos surcos, ásperas
ondas de carne congeladas para siempre para recordarle el
peor momento de su vida. Era tan áspero al tacto como
parecía, porque había explorado cada centímetro de él. Si
estaba acomplejado por su cara, eso no era nada comparado
con cómo se sentía por el resto de sus cicatrices. Nunca lo
había visto exponerse así de buena gana. Los pensamientos de
Jean-Claude me respaldaron; siglos y él nunca había hecho
esto, entonces, ¿qué diablos estaba pasando?

—Si la hiena es tu nueva moitié bête, aún tendremos algo


en común después de que me abandones por la perfección de
tu rey lobo.

—Nunca te dejaría, mon chardonneret.

—¡Mentiras! —gritó Asher, y la energía era un calor que


hormigueaba en la piel, pero todo salía de Kane como si fuera
un altavoz jugando con el poder de Asher sobre nosotros. Geoff
gritó cuando su rostro se alargó y la cresta de su columna se
elevó a través de su espalda como una pequeña cresta de
montañas cubiertas de piel, y un pelaje gris y negro se derramó
sobre la piel. Custer se alejó de él como un cangrejo hasta que
chocó contra la pared—. Jefe, Geoff es nuevo, no estoy seguro
de cómo funcionará el cambio forzado para él, especialmente
si no puedo controlarlo mientras cambia.

Grité:

—Asher, uno de los hombres hiena es demasiado nuevo,


es peligroso cuando cambia.

—¡Deja que tu rey lobo te proteja!

449
Rodina y Ru se interpusieron entre nosotros y los hombres
hiena. Truth se unió a ellos; el resto de la seguridad se quedó
a nuestro alrededor.

El poder cambió ligeramente; ahora un tipo diferente de


energía fluía a través de él como una pequeña corriente de
seguridad en un océano de locura. Algo se agitó dentro de mí,
parpadeando ojos azules en la oscuridad. La hiena devolvió la
mirada, pero se quedó sentada. No había nada de la hostilidad
habitual hacia las otras bestias, solo esa calma continua frente
a la energía de Asher. Los ojos azules salieron a la luz y era mi
tigre dorado, crema con rayas de un amarillo intenso. Miró a
la hiena, y fue como si se reconocieran, pero no había
hostilidad, solo te veo, te veo también, y no estamos aquí para
lastimarnos hoy. La energía dorada creció de un goteo a una
corriente de rápido movimiento, pero todavía estaba tratando
de verterse en el océano. Dev tomó mi mano entre las suyas y
supe de dónde venía el chorro. Ethan vino a arrodillarse a mi
lado; pensé que se interponía entre las hienas y yo que
luchaban por mantener su forma humana, pero tocó mi mano
y fue como si le hubiera dado su poder a Dev, y yo fuera solo
el conducto entre ellos y el poder que fluía de él a mí coincidía
con el nuevo poder que estaba tratando de perseguir lo que
estaban haciendo Asher y Kane. Levanté la vista y descubrí
que los ojos de Ethan habían cambiado a azul avellana, su tigre
dorado me miraba. Mi tigresa empezó a caminar por el sendero;
volvió a mirar a la hiena como si esperara que protestara, pero
la hiena simplemente se sentó allí con casi una sonrisa en su
rostro. Asher no tenía la energía que deseaba; no era que él
careciera de poder en este momento, sino que ella decidió no
aceptarlo. Las hienas hembras siempre eligen a sus parejas;
no hay fuerza posible para las hienas manchadas, solo placer
compartido. Kane nunca sería un placer y, en lo que a ella
concernía, Asher tampoco.

Jean-Claude dijo—: Ma petite —y acarició su mano justo


por encima de mi piel y la de Ethan y la de Dev. Mi tigresa

450
dorada se rozó contra algún punto invisible como si estuviera
tratando de rozarse contra algo que yo no podía ver. Entonces
me di cuenta de que estaba reaccionando a las caricias de
Jean-Claude justo por encima de nuestra piel. Ethan comenzó
a descansar su cabeza en el hombro del vampiro, luego se
contuvo.

Jean-Claude curvó su mano alrededor del costado de la


cara de Ethan y en el momento en que lo tocó allí, la corriente
de nueva energía se hizo más grande. Jean-Claude ayudó al
hombre tigre a apoyar la cabeza en su hombro. Ethan lo tomó
como una invitación y frotó su cara contra la de Jean-Claude
como si estuviera marcando con su olor a gato. Richard se
acercó, pero ya era demasiado tarde para el lobo. Jean-Claude
tocó mi hombro y hubo otro salto en la energía. Mi tigresa se
tumbó de costado como lo hacen las gatas del mundo real
cuando están de humor. Ella rodó por el suelo a modo de
invitación, pero solo yo podía verla.

Pasé mi mano por el pecho de Jean-Claude donde la


sangre comenzaba a secarse; la hoja no había sido de plata y
las heridas se habían cerrado. Jean-Claude alcanzó a Dev, y
en el momento en que se tocaron directamente, la energía del
tigre fue más fuerte, la corriente se desbordó, pero el océano
de energía de la hiena aún llenaba el pasillo, porque Kane era
completamente un moitié bête de un maestro vampiro y Dev
no. Él era mío, pero en ese momento entendía por qué mi
vínculo con Nathaniel era más fuerte que cualquiera de mis
otros animales para llamar, porque Damian estaba con
nosotros, había estado con nosotros desde el principio. Para
hacer que esto realmente funcionara, necesitabas un vampiro
real, no el intermedio en el que me había convertido.

—Pero ahora soy parte de un verdadero triunvirato —dijo


Richard—, ¿por qué mi poder es menor que el de Dev incluso
antes de que Jean-Claude lo marque?

451
—He sido entrenado para trabajar con energía desde que
era pequeño —dijo Dev.

—Dev fue el mejor mago de su generación —dijo Jake.

—Entonces, ¿por qué no ha mostrado este nivel de poder


antes? —preguntó Richard.

—Porque Anita no tenía la cuarta marca de Jean-Claude


antes; a medida que tu maestro crece en poder, tú también —
dijo Jake.

—Piensa en lo que podré hacer una vez Jean-Claude me


marque.

—¡No serás nada! —gritó Kane.

—Lamento que tú seas el que sufrirá aquí, Dev, pero no


perderé a Jean-Claude por Richard, no si puedo mantenerlo
junto a mí con el poder compartido —dijo Asher, acercándose
por el pasillo hasta que él estaba justo detrás de Kane.

Dev besó la herida curada en el pecho de Jean-Claude


como una promesa para más tarde, tocó el cabello de Ethan y
me besó en la boca, antes de levantarse y mirarlos.

—Hablas de perder a Jean-Claude por la perfección de


Richard, pero yo soy tan hermoso como él, y sin cicatrices. ¿Por
qué nunca temes perder a Jean-Claude por mí? ¿Por qué
nunca me ves como una amenaza para Anita o para Nathaniel?
Lo llamas tu niño de ojos de flor, pero él está conmigo más que
tú. Duermo en la cama de Jean-Claude casi todos los días.
Duermo al otro lado de tu niño de ojos de flor de Anita, o al
lado del mismísimo Jean-Claude día tras día. Richard no ha
estado en esa cama para dormir o para cualquier otra cosa en
años, pero todavía piensas que Jean-Claude te dejaría por él.

—Creo que nos dejaría a todos por él, menos a Anita.

Jean-Claude se apartó de la pared y se quedó con mi mano

452
todavía en la suya. Ethan se quedó cerca de nosotros. Me di
cuenta de que no sabía dónde estaba Ángel; ella debía haberse
ido en algún momento durante la cuarta marca cuando lo
único que pude ver fue el pecho de Jean-Claude y Richard a
mi lado. Richard vino a pararse detrás de nosotros, poniendo
su mano sobre el hombro de Jean-Claude.

—Mira, mira, ya son un trío otra vez; si los rumores son


ciertos y el Ulfric lo folló al fin, entonces estarán completos sin
el resto de nosotros —dijo Asher.

Jean-Claude hizo un sonido de exasperación y dijo:

—Asher, somos poliamorosos, nos sumamos a nuestro


grupo poliamoroso, no tenemos que renunciar a nadie.

—Sin embargo, ahí están, solo ustedes tres como antes.

Jean-Claude extendió su mano hacia Dev, quien la tomó,


y el poder de Dev se profundizó como un río que podría
amenazar un océano.

—Mephistopheles es nuestro hermoso Diablo, no


podríamos prescindir de él en nuestras vidas y en nuestra
cama.

—¿Dónde dormirá ahora que el Ulfric está de regreso?


—Esta noche dormirá al otro lado de la cama, a la espalda
de Nathaniel, con Anita entre nosotros.

—Y cuando Micah Callahan regrese de su viaje de negocios


y tome su lugar detrás de Nathaniel, ¿dónde estará Dev
entonces? El Ulfric estará detrás de ti, Jean-Claude, en el lugar
donde duerme Dev cuando Micah está en tu cama.

Sentí que el poder de Dev fallaba, las dudas me golpeaban.


Kane soltó ese sonido de hiena que me puso los pelos de punta.
Richard lo salvó diciendo:

—Regresé para encajar en la vida de Anita y Jean-Claude

453
sin expectativas. No voy a exigir que echen a nadie de su lugar
por mí.

Dev le devolvió la mirada.

—¿Lo dices en serio?

—Si duermes con ellos todas las noches, entonces eres


importante para ellos. Cuál es la palabra, tú y yo somos
metamours, porque eres el amante de mis amantes. Estuviste
aquí para ellos cuando estaba obteniendo mi doctorado y
trabajando en mis problemas. Quiero un lugar en su vida, pero
eso no reemplaza el tuyo ni el lugar de nadie más en sus vidas.
—Dev le sonrió y la energía del tigre volvió a la vida.

—¿Dónde dormirás cuando Micah regrese? —preguntó


Dev.

—No sé, ni siquiera sé si Micah estaría bien conmigo


durmiendo en la misma cama con él, incluso si dormimos tan
lejos el uno del otro como podamos.

—Cuando nos vayamos a la cama esta noche, Dev, estarás


al otro lado de Anita con tu brazo sobre los dos —dijo
Nathaniel.

Jean-Claude levantó la mano de Dev y la besó.


—No podríamos prescindir de nuestro demonio.

—Serás expulsado, y después de desafiar a Asher de esta


manera, no serás bienvenido en nuestra cama de nuevo —gritó
Kane.

—Eso no te corresponde a ti decirlo, Kane. Soy tu maestro


y digo quién se une a nosotros, no tú.

Kane le devolvió la mirada y fue su energía la que vaciló


ahora.

—No lo necesitas cuando me tienes a mí. Él no satisface

454
necesidades que yo no pueda satisfacer.

—Él es Dev y tú no, eso es suficiente necesidad. No tengo


que justificártelo —dijo Asher.

—Como no tengo que justificar mis acciones como


gobernante aquí —dijo Jean-Claude—. No puedes tomarme
como rehén para Narcissus, o para ti mismo, Asher. —Atrajo a
Dev hacia él, por lo que se enfrentaron—. He elegido mi
próximo animal para llamar y no es una hiena.

—¡No! —gritó Kane; el poder de la hiena aumentó y luego


comenzó a desangrarse como si todo el océano se estuviera
secando a la luz del sol. Asher estaba llorando, las lágrimas
teñidas de rosa con sangre, brillando como rubíes pálidos en
las luces del pasillo. Había terminado de pelear y había pasado
a la tristeza. Supongo que era una mejora.

—Yo también te extrañé, Asher —dijo Richard.

El vampiro parpadeó y lo miró fijamente.

—¿Qué dijiste?

—Extrañé mucho vencerte en la mazmorra.

—No, no, Asher ya no necesita eso, no de ti, tiene a


Narcissus, Anita y Nathaniel —dijo Kane.
—Soy superior a todos ellos, no soy inferior a él.

—¿Qué importa? Todavía es esclavitud, todavía satisfaces


la necesidad —dijo Kane.

—Arriba o abajo son necesidades muy diferentes —dije.

—¡Cállate! ¡No estoy hablando contigo!

—Mantendrás una lengua educada en tu cabeza hacia mi


reina, o yo te la arrancará de la cabeza y te dejaré esperar en
silencio a que vuelva a crecer —dijo Jean-Claude.

Miré al amor de mi vida y pensé, Maldita sea, esa fue una

455
amenaza muy específica e inquietante.

—Hemos probado la amabilidad por el bien de Asher, ma


petite, pero no más.

—Si puedo tener algo de seguridad para asegurarme de


que no nos hagamos mucho daño, me encargaré de este
extremo del pasillo; marca a Dev antes del amanecer —dijo
Richard.

—Iré con él —dijo Jake.

—Ojalá pudiera —dijo Custer—, pero Asher controla a las


hienas de una forma en que no controlas a los lobos, Jean-
Claude.

—Tú y Geoff manténganse alejados de Asher hasta que


arreglemos esto —dije.

—Eres una gran jefa —dijo, sonriendo y mirándome como


si no estuviera todavía desnuda. Cuando llegó por primera vez,
se quedó mirando a las cambiaformas femeninas, pero se
había aclimatado. Geoff solo estaba mirando el techo mientras
agregaba su agradecimiento. Eso estaba bien, me tomó años
acostumbrarme a toda la desnudez.
—Iremos —dijo Rodina, y ella y Ru siguieron a Jake y
Richard por el pasillo.

Richard dijo:

—Quiero azotarte mientras estás atado y quiero sentir tu


lujuria por mí y negarte.

—Mira, solo se follará a Jean-Claude, a ningún otro


hombre, o incluso a ti —dijo Kane.

—Quiero follarte, Asher, pero quiero crear una escena de


bondage que sea todo lo que tú y yo queremos que sea.

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—¡No! —gritó Kane y hubo movimiento, pero Jake estaba
allí y Kane de repente estaba de cara contra la pared con el
brazo torcido detrás de él.

—Lo romperé —dijo Jake con una voz que llegó.

Kane le gritó a Asher que lo ayudara, pero su maestro


vampiro estaba hablando con Richard y ahora sabía por qué
Asher temía que Richard le robara a Jean-Claude y a nadie
más, porque Asher también quería a Richard.

Sentí que el sol empezaba a salir como un golpe en mi


corazón. Jean-Claude agarró mi mano.

—Solo unos momentos —dijo.

—Hazme tuyo —dijo Dev, inclinándose para poner su boca


en una de las heridas en proceso de curación.

—Hazlo —dije.

—Me derrumbaré sin lavar y muerto si puedo terminarlo


después de todo.

—Iremos a la cama oliendo a buen sexo y te llevaremos a


la cama, hazlo ahora.
Dev chupó lo suficientemente fuerte como para provocar
un grito ahogado en Jean-Claude, pero no fue un mal sonido.
Tocó con su mano libre el cabello rubio de Dev y dijo las
palabras con mi mano en la suya, de modo que fue lo mismo
que había dicho sobre Richard y yo, hasta los tres serán como
uno. Y con cada oración, el poder creció hasta que lo último de
la energía de la hiena se desvaneció en una cálida ráfaga de
energía de tigre dorado que parecía saludar al amanecer que
podía sentir extendiéndose sobre nosotros.

Truth y Wicked se dejaron caer en el pasillo. Escuché un


sonido y miré para ver a Richard atrapar a Asher antes de que

457
golpeara el suelo. Todavía tenía la mano de Jean-Claude en la
mía, y él todavía me sostenía con fuerza.

Dev se levantó con la sangre de Jean-Claude manchando


su boca.

—Todavía estás despierto —dijo Dev.

—La energía me anima, pero creo que no durará, así que


bésame, Diablo mío, con mi sangre en tus labios. —No tuvo
que preguntar dos veces. Se abrazaron y se besaron como si lo
hicieran en serio, hasta que Dev regresó con sangre fresca en
el labio inferior debido a un corte con un colmillo.

—Perdóname, me dejé llevar —dijo Jean-Claude.

La lengua de Dev se deslizó sobre la sangre, y sonrió


ferozmente y tan feliz, tal vez más feliz de lo que nunca lo había
sentido.

—No lo siento, me encanta que hayas perdido el control


conmigo como puedes con Anita.

Jean-Claude le sonrió a Dev y tomó su mano mientras aún


tenía la mía.

—Llévame a la cama antes de que la magia se vaya y muera


de nuevo.
Richard se volvió hacia nosotros con Asher insensible en
sus brazos.

—¿Duerme en su ataúd o en una cama ahora?

—¡Él duerme conmigo! —gritó Kane, todavía contra la


pared con Jake sosteniéndolo en su lugar.

—Lleva a Kane a una celda esta noche y protégelo bien. No


le ocurrirá nada malo esta noche, pero si una noche
encarcelado no le enseña nada, habrá tiempo para el castigo
—dijo Jean-Claude.

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Jake hizo girar a Kane y lo hizo marchar hacia lo más
profundo del subsuelo. No teníamos exactamente celdas, pero
teníamos habitaciones de huéspedes que eran más fáciles de
vigilar que otras. Kane despotricó y deliró que Asher se
enteraría de esto, pero lo ignoramos. Era prácticamente lo
único lógico que podía hacer con él.

Ángel vino por el pasillo mientras Jake los guiaba. Ella


había traído a los otros tigres dorados con ella. Todos eran
altos y de piel entre dorada y morena, con distintos tonos de
cabello rubio y ojos que iban del azul al azul avellana y al
marrón pálido.

—Pensé que necesitaríamos ayuda; creo que estaba


equivocada.

—Tu ayuda es muy apreciada, nuestro ángel —dijo Jean-


Claude.

—Al menos podemos llevar a Wicked y Truth a su


habitación —dijo.

—Gracias —dije. Ella me sonrió, luego nos sonrió a los dos.


Su sonrisa se derritió un poco cuando llegó a Richard, pero
dijo—: Meter a dos hermosos vampiros en la cama, no hay
problema.
—¿A dónde llevo a Asher? —volvió a preguntar Richard.

—Te quiero conmigo, mon lupe. Cuando finalmente muera


por el día, quiero sentirte a mi espalda.

Richard le pasó a Asher a Custer para que lo llevara. Envié


a Geoff con él para meter a Asher en su ataúd por el día. Allí
era donde prefería dormir cuando se despertaba solo.
Nathaniel subió por el pasillo en la dirección equivocada.
Aparentemente, él y Damian se habían ido mientras yo estaba
ocupada, al igual que Ángel al irse.

—¿Por qué no ayudaste?

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—A Damian le gusta estar en su habitación antes del
amanecer, y no necesitabas a tu leopardo y a otro vampiro con
el que estás conectada, todo esto tenía que ser sobre ti, Jean-
Claude y otros animales para llamar. —No pude discutir con
él, pero le pregunté si me había perdido algo más mientras
estaba presionada contra el pecho de Jean-Claude. Todos me
aseguraron que eso era todo.

Llegamos a nuestro dormitorio con su cama hecha a


medida del tamaño de una orgía. Hicimos la limpieza que los
trapos y los cepillos de dientes podían hacer, y luego todos nos
metimos en la cama. Yo estaba en el medio, Jean-Claude a mi
lado, aunque por lo general Micah o Nathaniel dormían entre
Jean-Claude y yo. Todavía no me gustaba que realmente
muriera y luego su cuerpo se enfriara durante las horas que
dormíamos, pero esta noche quería sentirlo presionado contra
mí mientras su vida se escapaba, para que lo último que
sintiera es que lo abrazaba. Me acurruqué en el círculo de su
cuerpo desnudo, todavía cálido y vivo mientras me rodeaba con
sus brazos. Nathaniel se acurrucó a mi otro lado y los brazos
de Jean-Claude pasaron a través de mí hacia él, y luego Dev
se acurrucó al otro lado de Nathaniel para que nuestros brazos
se superpusieran y se abrazaran. Los brazos de Jean-Claude
eran lo suficientemente largos como para que su mano tocara
a Dev.

Nathaniel ya estaba dormido cuando Richard salió del


baño. No había traído ningún pijama, así que estaba tan
desnudo como el resto de nosotros mientras dejaba la puerta
del baño entreabierta como una luz de noche. Lo había
recordado, eso era agradable.

Dev se tensó viéndolo caminar por la habitación. La cama


se movió cuando subió detrás de Jean-Claude. Escuché a mi
prometido vampiro hacer un pequeño sonido de satisfacción y

460
luego el brazo de Richard estaba sobre él y tocándome. La
mano de Richard se tensó, comenzó a moverse, pero moví mi
mano para poder presionar su mano en mi costado. Palmeé su
mano y sentí que la tensión abandonaba su mano y su brazo.
Volví a poner mi brazo sobre Nathaniel y Dev, quien se estiró
para tocar mi mano como si quisiera tranquilizarme. No estaba
segura de poder mantener a todos fuera de mi cabeza, pero
pensé en lo feliz que estaba de sentirlo al otro lado de Nathaniel
y lo orgullosa que estaba de llamarlo mi tigre dorado y mi
amante. Levantó mi mano y besó la punta de mis dedos, que
era todo lo que podía alcanzar sin mover a nadie.

Jean-Claude acarició con la mano el costado de Dev bajo


las sábanas de seda. Nathaniel se acurrucó más en su sueño,
y luego Jean-Claude falleció. Lo sentí irse, escuché el sonido
de dolor que solía hacer cuando sucedía. Richard se acercó a
su otro lado, manteniéndolo en su lugar. Hice lo mismo de mi
lado, así que lo abrazamos lo más cerca que pudimos. Lo
sostuvimos así todo el día mientras dormíamos, y cuando se
despertó, los dos estábamos allí para verlo sonreírnos.
Nathaniel y Dev lo besaron, me besaron a mí y luego nos dieron
la habitación, porque la primera vez que despertamos juntos
después de tanto tiempo separados necesitábamos estar solos.
Comenzamos aseándonos en la enorme bañera de Jean-
Claude con sus paredes de espejos, pero no terminamos ahí.
Terminamos en la cama en las sábanas de seda con el pelo
todavía mojado, lo cual es muy malo para la seda, pero habría
otras sábanas para comprar, y nunca habría otra primera vez
para que los tres nos despertáramos juntos y recordáramos
por qué habíamos tratado de amarnos hace diez años, y por
qué habíamos fallado, y por qué esta vez solo podríamos tener
éxito.

461
Laurell Kaye Hamilton es

462
una escritora estadounidense
nacida el 19 de febrero de
1963 en Heber Springs,
Arkansas, aunque creció en
Sims, Indiana, con su abuela
Laura Gentry. Tiene estudios tanto
de Lengua Inglesa como de Biología en la
actual Universidad Wesleyan de Marion, Indiana, una
institución evangélica especializada en artes liberales.

Es la aclamada autora de las series protagonizadas


respectivamente por la caza vampiros Anita Blake y la detective
feérica Merry Gentry. La serie de Anita Blake tienen como
protagonista a una necromántica que se convierte en
investigadora, y cuenta con veintiséis novelas, varias
colecciones de relatos cortos, cómics, etc. También es
importante su serie de Merry Gentry, una fantasía urbana en
la que el mundo de las hadas interactúa con el mundo real.

Hamilton está muy concienciada con la protección de los


animales, y patrocina diversos programas de ayuda,
especialmente para perros abandonados y para la preservación
del lobo. Actualmente reside en St. Louis, Missouri, con su
marido, su hija y dos perros.
463
0.5.- Those Who Seek Forgiveness (historia corta, 2006)

1.- Guilty Pleasures (1993)

2.- The Laughing Corpse (1994)

3.- Circus of the Damned (1995)

4.- The Lunatic Cafe (1996)

5.- Bloody Bones (1996)

6.- The Killing Dance (1997)

7.- Burnt Offerings (1998)

8.- Blue Moon (1998)

8.5.- The Girl Who Was Infatuated with Death (historia


corta, 2006)

9.- Obsidian Butterfly (2000)

10.- Narcissus in Chains (2001)


11.- Cerulean Sins (2003)

12.- Incubus Dreams (2004)

13.- Micah (2006)

14.- Danse Macabre (2006)

15.- The Harlequin (2007)

464
16.- Blood Noir (2008)

17.- Skin Trade (2009)

18.- Flirt (2010)

19.- Bullet (2010)

20.- Hit List (2011)

20.5.- Beauty (historia corta, 2012)

21.- Kiss the Dead (2012)

21.5.- Dancing (historia corta, 2013)

21.75.- Shutdown (historia corta, 2013)

22.- Affliction (2013)

23.- Jason (2014)

24.- Dead Ice (2015)

25.- Crimson Death (2016)


25.5.- Wounded (historia corta, 2016)

26.- Serpentine (2018)

27.- Sucker Punch (2020)

28.- Raphael (2021)

29.- Smolder (2023)

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