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Amy Gamet
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Sinopsis
La Fuerza H.E.R.O. está en una misión para salvar a la hija del
senador Cassidy Lane de una secta cuando un accidente de paracaidismo
deja al Navy SEAL Austin Dixon para completar la misión solo. El
problema es que Austin tiene una historia con Cassidy… y
definitivamente ella no quiere que la salven.
Capítulo Uno
Fue el olor del pesado rocío fresco de la mañana lo que primero se
registró en los sentidos de Austin Dixon. El hecho de que no estaba
muerto, lo segundo.
Necesitó toda la energía que tenía para abrir los ojos, el brillo enfocó
el dolor en su cabeza a un punto fino y brutal.
¿Un árbol?
Las ramas de hoja perenne lo rodeaban con una luz rosa pálido, su
cuerpo colgando hacia abajo y sus pies colgando debajo de él. Solo Dios
sabía lo alto que estaba.
—Mierda.
Cassidy.
El aire corría por su cuerpo mientras caía del cielo. Había hecho
cientos de saltos en su carrera y cientos más por diversión, aunque este
era el tipo que realmente hacía que su sangre bombeara. Dos de la
mañana y completamente negro como el carbón, sus gafas de visión
nocturna arrojaban al mundo a un misterioso verde.
Logan y Noah estaban justo detrás de él, los tres cayendo hacia las
montañas Sawtooth a una velocidad vertiginosa.
Eso explicaba cómo llegó aquí. ¿Dónde coño estaban los demás?
Sin respuesta.
—¿Cowboy?
Eso ya era suficientemente malo, pero cuando los ojos del senador
Lane se encontraron con los de Austin al otro lado de la mesa y le dijo
que las credenciales de prensa ensangrentadas de Julianne habían sido
entregadas en el Washington Post en el correo de ayer, junto con un collar
que ella siempre llevaba puesto, Austin comenzó a caminar por la sala de
conferencias como un animal enjaulado.
Por eso acudieron a él, podía verlo ahora. Había sido inútil para
ellos en ese entonces, alguien a quien despreciar, pero ahora su pasión
por su hija podría ser ventajosa para ellos.
—Adelante.
Pero lo lograría.
Capítulo Dos
El Rancho Longwood le recordó a Cassidy un resort al que sus
padres la habían llevado cuando era más joven. Cada detalle de las
estructuras tipo cabañas de troncos gritaba elegancia, desde las vigas de
madera expuestas en el comedor, cuidadosamente envueltas en
diminutas luces blancas, hasta los artefactos y obras de arte de los
primeros años de Estados Unidos en cada superficie y pared de cada
edificio.
Esto era hermoso, con una cálida sensación de seguridad que ella
sabía que era irónico. Todavía no había encontrado ninguna pista sobre
el paradero de Julianne, ni siquiera la confirmación de que su amiga
hubiera estado en este lugar. Si Cassidy revelaba que la estaba buscando,
ella misma estaría en peligro.
Thomas.
¿Y si no puedes?
—No.
—Sí.
—¿En serio?
Él se rió.
—No. Todos aquí han hecho un voto de seguir siendo parte del
grupo por el resto de sus vidas. Si decides quedarte con nosotros más de
unos días más, tendrás que hacer tu voto también.
Sobre mi cadáver.
—Eso no sucede.
—Pero, ¿y si…?
Él levantó la mano.
—Sin peros.
Mierda.
—De acuerdo.
—¿Dónde vives?
—No.
—¿Disculpa?
—Ahora te he molestado.
Sería peligroso, pero ahora veía que era algo que debía hacer. David
simplemente no iba a decirle lo que le pasó a su amiga. Tendría que
averiguarlo por sí misma.
1
N. T.: Una planta carnívora que come moscas.
Capítulo Tres
Si ella no quiere irse, vas a tener que arrastrarla fuera, pateando y
gritando.
Sólo podía esperar que una vez que ella se enterara de lo del pase
de prensa y del collar, comprendiera que su amiga se había ido, y que
ella misma estaba en peligro, pero de alguna manera se imaginó que no
admitiría una maldita cosa sin un cadáver y un forense para declarar a
Julianne muerta más allá de la salvación.
Tal vez ya hubiera crecido y no fuera tan terca. Se imaginó que ella
le abrazaría y le daría las gracias por venir a rescatarla.
Otra vez.
Ella lo dejó ir, así de fácil. Como si nada de eso significara nada
para ella.
Desde aquí podía ver la montaña elevarse ante él, sus majestuosas
cumbres dispuestas en forma de dientes de sierra irregular, que era de
donde habían obtenido su nombre las Sawtooth2 Mountains.
Ya no estás en Brooklyn
Ya no estás en Brooklyn.
Quería aventura. Quería ver cosas, hacer cosas que otras personas
no podían ver y hacer.
2
Sawtooth significa Dientes de sierra.
Eso era por lo que vivía ahora. La siempre cambiante aventura que
constantemente lo sorprendía, el paisaje diferente a todo lo que el viejo
Austin podría haber soñado.
Capítulo Cuatro
David Kelleher se paró en su porche y tomó un sorbo de su whisky
de miel. El sol se estaba poniendo sobre la montaña, el cielo estaba lleno
de púrpura y rojo. El tipo de cielo que su madre habría llamado enviado
del cielo, y continuaría hablando de lo afortunados que eran de vivir en
las montañas de Idaho.
Estúpida gente.
Jodida reportera.
—Por supuesto que no, Hermano David. Sólo tú tienes el oído del
Señor.
—Muy bien, señor. Los hombres realmente han tomado los rifles
de asalto. Creen que son para cazar.
Capítulo Cinco
Cassidy salió con David, el aire fresco de la tarde helando
instantáneamente sus brazos.
—No, en serio. Me gustaría ver el jardín y volver. —Otra vez con esa
sonrisa en su rosto. Ella juró que si alguna vez salía de este lugar, no
volvería a sonreír. Pasearon en silencio pasando por los otros dormitorios
y la residencia.
—Te dije que no quería caminar esta noche —dijo en voz baja—.
Pero viniste a por mí de todos modos. Me pones en una situación difícil.
—Oh.
—No pensaste que sería un jardín de flores en esta época del año.
—Me resulta más fácil hablar con Dios en el jardín —dijo él.
—¿Qué?
—Dios me dijo que te esperara. Una mujer creada sólo para mí, sin
ser tocada por otro hombre.
Estaba tan lejos de ser virgen como una mujer podía llegar a
estarlo, y sofocó una risa.
¿Julianne?
—El diablo.
—¿Cómo se llamaba?
—¡Detén esto! No te traje aquí para hablar del pasado, sino del
futuro.
—Me gustas —le dijo—. Quería pasar tiempo contigo a solas. ¿Te
escandalizo?
—No.
Me asustas mucho.
—Estás hecha para mí. Has esperado toda tu vida por mi toque.
Sólo un beso, entonces.
Definitivamente no solos.
Thomas.
—Hasta mañana.
Capítulo Seis
Austin se tiró el suelo en el momento en que oyó los disparos, con
su arma en la mano antes de que su barriga golpeara la tierra, pero no
respondió al fuego.
No necesitaba hacerlo.
Demonios, tal vez estaba equivocado, pero una vez que sus
instintos protectores hacían sonar la alarma, no había nada que los
detuviera.
Cassidy.
Capítulo Siete
Cassidy dejó que el agua caliente se deslizara sobre sus músculos
cansados y cerró los ojos, el olor a champú como un lujo que nunca antes
había apreciado. Todavía no estaba lista para ir a la cama. Esa era una
cosa a la que ciertamente no se había acostumbrado. La mentalidad de
madrugadas, de ser madrugador, que tenía La Comunidad.
—Tan hermoso.
nocturna al aire libe después de que todas las demás mujeres se habían
ido a dormir. Este era su momento, su momento de reagruparse para
poder enfrentar otro día en este lugar.
—No grites
—¿Austin? —No podía creer lo que veían sus ojos. Había visto su
rostro cintos de veces en sus sueños, en ese estado medio despierto entre
el día y la noche, cuando anhelaba ser sostenida en sus brazos.
Sus brazos cubrieron sus pechos. Se puso de puntillas, con los ojos
entrecerrados.
—¿Ayudarme?
—¿Mis padres? —Nada podía ser más loco. Sus padres odiaban a
Austin. Harían cualquier cosa para mantenerlo alejado—. Creen que yo
estoy en París.
—¿Nosotros?
Ella se burló.
3
Hands-on Engagement and Recognizance Operations.
—Puedo manejarlo.
Para.
David.
¡Joder!
David se rió.
—Yo también.
—No.
David se rió.
—Eso me gustaría.
—Apaga la linterna.
Ella suspiró.
—Mentí.
Él volvió a maldecir.
—¿Qué?
—¿Un ping?
—Sí. Fue sólo un parpadeo, sin información, pero mostró que ella
intentó contactarme.
Él se cruzó de brazos.
—Estás bromeando.
—No.
—He terminado.
—Afirmativo.
Capítulo Ocho
Austin calentó su MRE4 con un paquete químico. Era demasiado
arriesgado encender un fuego en caso de que alguien se hubiera dado
cuenta de que Cassidy había abandonado el complejo y hubiera ido a
buscarla esta noche. Con su peso añadido no había podido llegar tan
lejos como le hubiera gustado, sólo dos kilómetros y medio, tal vez tres.
¿Qué esperabas?
4
N. T.: Ready-to-Eat es una comida preparada, completamente cocinada, lista para
comer y empaquetada en un envase pequeño y ligero, denominado sobre, producida
para las Fuerzas Armadas de los Estados Unidos, especialmente para los soldados en
batalla, donde no existen cocinas disponibles.
Desdén.
Ella parecía mucho mejor que él ese día, como si ella se hubiera
metido en un par de zapatos que la hicieran mucho más alta de lo que
cualquier otra persona podría ser. No eran el uno para el otro. Eran
demasiado diferentes.
—¿Cassidy?
—Me noqueaste.
—Sí.
—¡No tenías derecho a hacer eso! Yo quería estar allí. ¡No tenías
derecho a llevarme!
Él se encogió de hombros.
Ella puso sus manos sobre sus caderas. Cuando habló, su voz
temblaba.
—Si tienes razón y ella está viva, volveré aquí yo mismo y la sacaré
tan pronto te lleve a casa.
Capítulo Nueve
Jax recorrió todo el largo de la sala de operaciones, Noah en un
ordenador y Logan en una silla de ruedas, con la pierna extendida y
cubierta con un yeso de camuflaje.
Fue Noah quien sacó a Logan del bosque y lo puso a salvo, las
habilidades médicas de Noah evitaron que Logan se desangrara y
muriera. Pasarían seis meses o más antes de que la pierna de Logan se
curara por completo.
—Sabíamos que los Lane eran amigos personales de él. Por eso
vinieron a nosotros.
Nadie respondió.
—Por-jodidamente-supuesto.
—Feliz de complacer.
Capítulo Diez
Cassidy estaba tan frustrada que quería gritar. Austin Dixon, lo
que era una explosión del pasado ese nombre, estaba arruinando lo más
importante que había hecho en su vida. Julianne estaba viva. Lo sabía.
Tenía que convencerlo para que volvieran.
Cuidado, Cassidy.
Perfecto.
Sería tan fácil levantar su cabeza y besarlo, sin nadie cerca que los
interrumpiera esta vez. Pero tenía que ser inteligente. No podía estar lejos
del rancho. Austin era fuerte, pero no se imaginaba que él fuera lo
suficientemente fuerte para cargarla por siempre. No era demasiado tarde
para convencerlo de que volvieran. Acostarse con él y aprovechar los
sentimientos que alguna vez compartieron sólo podía ayudarla a salirse
con la suya, no a perjudicar sus posibilidades.
Tal vez ella podría sobrevivir a una cita con él y seguir adelante en
lugar de estrellase contra un árbol. Su pierna se enroscó más arriba en
la de él y él gimió suavemente.
Austin quería una esposa que viniera con una olla a presión a
cuestas, no una reportera de investigación a la que le gustara más su
trabajo que respirar, y que viviera de quesadillas para llevar y del
microondas. Él quería bebés y postres caseros. La única vez que la llevó
a conocer a su familia, su madre casi la había echado de su casa con una
cuchara de madera antes de cerrar la puerta y hacer la señal de la cruz.
Pero ella sabía que no lo hacía. Mamá Dixon podía ver lo que
Cassidy estaba tratando de hacer la vista gorda. Ella y Austin no estaban
bien conjuntados fuera de la cama.
—Lo sé.
Cassidy miraba sus sentimientos por Austin directamente a los ojos, sin
pestañear.
Lo amo.
—¿Qué?
El suspiró profundamente.
—No puedo correr ese riesgo. Por la mañana sabrán que te has ido,
si no lo han hecho ya. No me dejarán entrar contigo para mantenerte a
salvo. Te van a acosar a preguntas, cuanto menos. Sólo Dios sabe lo que
Kelleher te hará si ya no confía en ti. Es demasiado tarde, Cassidy. No es
seguro. Lo siento.
—Podemos hacer esto por las buenas o por las malas. Eso depende
de ti.
—Como quieras. Sólo recuerda que aquí por la noche hace mucho
frío y no tendrás una tienda de campaña ni mi cuerpo para mantenerte
caliente. No sabes hacia dónde ir para volver al recinto. Y si te pierdes en
el bosque, no hay nadie que te busque, y mucho menos te encuentre.
Pero por supuesto, si quieres volver a ese loco del bosque, adelante.
Capítulo Once
Austin se dio la vuelta, medio despierto. Le llevó un segundo
recordar dónde estaba: en la tienda, en el bosque, Cassidy. Sus ojos se
abrieron.
—¿Cassidy?
Recordó muy bien que ella no había luchado por él la última vez.
Al contrario, estaba más que feliz de dejarlo ir. Se dijo a sí mismo que fue
hace mucho tiempo, y se dijo a sí mismo que estaba soñando. Sólo porque
quería a Cassidy no significaba que Cassidy quisiera estar con él.
Lugo corrió hacia ella, el oso muerto, y Cassidy gritando hasta que
la envolvió fuertemente en sus brazos.
—¿Qué haces aquí sola? —Le dijo—. Podrías haber muerto, maldita
sea.
—Lo haré otra vez, también. —Se puso de pie y se alejó de él.
—¡Cassidy, para!
—No voy a parar. Julianne está viva y volveré por ella, y si eso me
mata, que así sea.
—Oh. Supongo que es bueno que estés aquí. —Ella se rió entre
dientes—. Debería haberme quedado con las Girl Scouts.
Capítulo Doce
El sonido de las arcadas de Austin hizo que las simpatías de
Cassidy estuvieran en línea. No podía verlo en la oscuridad, sólo podía
ver una roca cerca del camino que había tomado para vomitar.
—¿Austin?
Tal vez ella hizo enojar a David. Tal vez incluso había tratado de
escapar, como lo había hecho Cassidy.
Ella asintió.
—Parece que vas a tener que caminar los últimos treinta metros
sin mí, cariño.
—Conseguiré ayuda.
—Jerome.
Ella debería haberlo sabido mejor. Decirles la verdad, o algo más, además
de simplemente irse sin decir una palabra, suponiendo que no iban a
controlarla.
—¿Nosotros?
—Déjalos entrar.
—¿Te lastimó?
Capítulo Trece
Cassidy sumergió su toallita en un recipiente de agua helada,
escurriéndola antes de doblarla y volverla a colocar sobre la frente de
Austin. Tenía fiebre de cuarenta grados centígrados, la piel
increíblemente caliente al tacto, y no había recuperado el conocimiento
en las tres horas que había estado aquí.
¿Y si se muere?
Tal vez comió demasiada ortiga o la confundió con otra planta más
tóxica.
Se había equivocado.
—Me salvó la vida. Fue una tontería por mi parte salir sola a la
montaña. Estaría muerta si él no hubiera aparecido y me hubiera
ayudado.
—Tenía miedo.
—¿De La Comunidad?
—De ti.
—Austin.
Capítulo Catorce
Los ojos de Austin se abrieron lentamente, buscando ya a Cassidy.
Ya no se sentía que se estuviera muriendo, así que eso fue una mejora.
Ella se sentó al borde de su cama y sonrió. Podría acostumbrarse a
despertar con su hermosa cara, especialmente cuando ella lo miraba
como lo estaba haciendo ahora mismo.
Bajó la voz.
—¿Te creyó?
—Creo que sí, al menos por ahora. Pero creo que estaba molesto
porque te traje aquí. El Hermano Lucas vendrá pronto para llevarme a
dar una vuelta por el rancho.
Él se frotó la frente.
—Cinco horas.
—No. No está donde lo dejé. El resto de mis cosas estaban allí, así
que estoy segura de que se lo llevaron.
—¿No?
Austin sonrió.
David asintió.
El beso habría sido más fácil. Ella le miraba a los ojos, con una
expresión ilegible, y él estaba de vuelta en la casa de sus padres
escuchándola decirle todas las razones por las que no funcionaría.
Él frunció el ceño.
—Eso no es verdad.
Ella asintió.
—Me quedaré aquí por si viene alguien. Su oficina está al otro lado
del pasillo.
5
N. T.: La aguja espacial.
6
N. T.: La gran rueda o noria.
Capítulo Quince
Cassidy se sentó en el asiento delantero de la camioneta con Lucas,
y Austin detrás. El rancho era mucho más grande de lo que ella
sospechaba, incluso después de que David le dijera que eran más de diez
kilómetros cuadrados. Era algo que había que ver para creer.
hecho. Pero Austin Dixon le había roto el corazón, sin importar sus
intenciones iniciales.
Lucas asintió.
—Oh, no. Los Kelleher poseían todo eso en aquél entonces, hasta
la carretera. Cuando los padres de David fallecieron, él lo dejó todo atrás.
—Sí.
—Así es.
Capítulo Dieciséis
—El senador Keaton Lane está aquí para verlo, señor.
—Senador Lane. —El otro hombre estaba de pie y Jax le señaló una
silla—. Tome asiento. Hablé con su esposa esta mañana.
—Estoy escuchando.
—Ya veo. ¿Así que su hombre está dejando que ella se quede en
medio del peligro?
—Sí.
Capítulo Diecisiete
Austin esperó a Cassidy cerca de la ducha fuera del dormitorio, con
la esperanza de que ella supiera buscarlo allí. No habían tenido la
oportunidad de hablar en privado después del almuerzo, aunque él sabía
que ella escuchó a Austin pedirle permiso a David para pasar la noche.
—¿Con la nieve?
Ella asintió.
—Tenemos compañía.
—¿Qué? ¿Quién?
—No lo sé, pero sus luces están encendidas y nos está alcanzando.
—Tiene que ser David, Lucas o Thomas. Son los únicos con acceso
a vehículos. ¿Qué vamos a hacer?
Más adelante había un gran árbol que separaba un campo del otro,
y Austin se dirigió hacia él.
A lo lejos vio las cuatro colinas que Lucas les había mostrado antes,
las cimas de las bodegas de patatas. Se dirigió hacia ellas.
—¿Qué otra cosa podrían estar haciendo aquí por la noche? —Ella
jadeó—. Oh, Dios mío. Austin, van a ver a Julianne.
—Tal vez. Si ella realmente está viva y está aquí en algún lugar,
deben haber estado cuidando de ella. —Quitó el pie del acelerador,
permitiendo que la camioneta disminuyera la velocidad por sí sola. Se
detuvo completamente a un metro de las colinas. El otro vehículo estaba
aparcado delante de las estructuras con las luces encendidas.
—No.
—Me voy a acercar para poder ver mejor —Tomó su mochila, sacó
un arma de fuego, puso un cargador y luego se metió otro en el bolsillo.
—Ese de ahí es Thomas —dijo él—. ¿Quieres que sepa que estás
aquí?
Su cara se arrugó.
—¿Está muerta?
—Sí.
Ella jadeó.
—Escúchame…
Capítulo Dieciocho
El extremo corto de cada bodega de patatas terminaba en un lado
de madera, con las tablas viejas pintadas de un azul pálido y provistas
de una puerta doble de granero. Las puertas del sótano por las que había
pasado el hombre estaban justo delante del coche con los faros
encendidos, y los lados y la parte superior del sótano estaban cubiertos
con varios centímetros de tierra, lo que hacía imposible para Austin
acercarse sin ser detectado.
—Austin.
—¿Qué?
—Espera, Cassidy.
—Déjame ayudar.
La evaluó fríamente.
—¿Pero y si me necesitas?
—Ese es David.
—Gracias.
—¿Qué?
Dio dos pasos hacia ella, el dolor subió por la pierna ante el
movimiento.
—¡No!
Capítulo Diecinueve
Austin extendió su pierna buena junto al fuego mientras Noah le
cosía las heridas de la mano. El miembro más reciente de la Fuerza
H.E.R.O. había cosido la pierna de Austin primero, por lo que no la estaba
moviendo a ninguna parte.
Estaba tan tenso como el infierno sabiendo que Cassidy estaba allí
sola con ese psicópata, mientras que todos los buenos con armas estaban
a este lado del perímetro, y deseaba que ella hubiera venido con él en
lugar de sacrificarse en las bodegas de patatas.
—No, gracias. —Merecía sentir ese dolor. Lo último que quería era
algo para relajarse.
—Antibióticos.
Austin tomó las píldoras y las ayudó a bajar con el agua. El sonido
del helicóptero al despegar podía escucharse a través de los árboles.
—No hay mejor manera de anunciar una aventura que con un bebé
—dijo Cowboy.
Capítulo Veinte
Cassidy pensó que podría estar perdiendo la cabeza después de
matar a un hombre ayer. Miró fijamente su reflejo. Llevaba un vestido
largo blanco, simple, sencillo y completamente aterrador. Su cabeza
parecía desconectada de su cuerpo, como si realmente no se reconociera
a sí misma.
—¿Por qué?
La mirada en sus ojos sólo podía ser descrita como alegre. Terror,
como ningún otro que ella hubiera conocido, pasó a través de su cuerpo
como una descarga eléctrica.
Excepto que este tipo es un chiflado loco que quiere matarme, en vez
de ser un sacerdote.
No a tiempo, al menos.
—Arrodíllate.
Ella cruzó los dedos por detrás de la espalda como una niña
mintiendo y rezó en silencio.
Capítulo Veintiuno
Austin se desvió a través del tráfico en el centro de Seattle, Cowboy
en el asiento del pasajero y la radio sonando en el fondo. La ciudad era
el Armagedón. El enfrentamiento final ente el bien y el mal estaba en
marcha, la gente corriendo por las aceras, los coches girando
alocadamente para escapar.
Era un caos.
Tenía que llegar a Cassidy antes de que le pasara algo. Una vez la
dejó escapar de su vida tan fácilmente como la arena entre sus dedos.
Ahora necesitaba desesperadamente mantenerla con él.
—Tal vez sea como el Hijo de Sam7 —dijo Cowboy—. Las voces le
obligan a hacerlo.
Se había ido.
Se la había llevado.
Austin rompió una ventana de una sola patada, sus emociones bajo
presión y necesitando escapar.
Y, al parecer, el acuario.
7
N. T.: David Berkowitz es un asesino en serie estadounidense, conocido como «El hijo
de Sam» o «El asesino del calibre .44». Cometía sus crímenes disparando a sus víctimas
con un revólver Charter Arms Bulldog. Afirmó que el demonio que se apoderó del cuerpo
del perro de su vecino se lo ordenó.
—Se cree que Cassidy Lane, una reportera del Washington Post,
está con La Comunidad, y ha emitido una comunicación en su nombre.
Dice: “El pueblo de Seattle debe arrepentirse de sus siniestros caminos.
Más gente morirá antes de que los fuegos del infierno sean despejados de
la tierra, y sólo los justos serán guiados a través de las tinieblas como si
estuvieran sobre rieles”.
Capítulo Veintidós
Cassidy se tropezó por los cientos de escaleras, y David tiró de ella
detrás de él. El ascensor estaba cerrado, la seguridad y la presencia
policial trabajaban para mantener a la gente fuera del edificio. Cuanto
más trepaba, más enferma estaba al saber lo alto que debía estar y el
terrible destino que le tenía reservado David.
—Puede que no sea Dios, pero soy tan bueno como Dios para ti.
Ahora, levántate.
—¡Levántate!
Con una fuerza que no sabía que tenía, se puso de pie. David tomó
su mano y reanudó su marcha, arrastrándola. Esta vez, al pasar por la
ventana, su mirada recorrió la horrible vista.
Tan. Alto.
—Sí, lo harás.
Ella continuó bajando por las escaleras mientras David corría, sus
pies pesados en los escalones por detrás de ella.
Yo lo amo.
—No voy a dejar que hagas esto. No tienes poder sobre mí.
Él levantó su barbilla.
Capítulo Veintitrés
—Tenemos que llegar hasta allí —dijo Cowboy, mostrando su
identificación al policía que custodiaba el ascensor que subía hasta la
parte superior de la Space Needle.
—¿Perdóname?
—Está bien, iré a ver. Vosotros dos quedaros aquí. —Señaló a los
otros policías—. No dejéis que suban.
—¿Que es qué?
—¡No!
—Bienvenido al espectáculo.
—No quieres hacer eso. ¿Ves esto? —En su mano sostenía lo que
parecía un dispositivo de control remoto—. Si suelto este botón, ella caerá
al suelo como una piedra.
—Dios quiere que ella baile. Ahora mismo todas las cámaras de
televisión de la ciudad están apuntando a la mujer que está tan alta por
encima del suelo, esperando con todas sus fuerzas que sobreviva. —
Señaló el nivel más alto del Space Needle, una plataforma de observación
en miniatura justo debajo de la aguja que parecía un área de
mantenimiento—. Hoy daré mi sermón en la montaña, y todos los ojos de
los pecadores de esta ciudad verán el error de sus caminos.
—Viviré otro día para enseñar a otros sobre los peligros del pecado
y de la codicia. Estoy haciendo el trabajo del Señor. Él no quiere que
muera.
Austin entrecerró los ojos. Medio mundo estaba abajo, ¿pero este
hombre planeaba escapar?
—Es una puta y una tentadora. Ella merece morir por sus pecados.
Es verdad. Yo la amo.
David se burló.
—Deja de moverte.
—¿Te han dicho cosas así antes, David? Tal vez realmente no
hablas con Dios. Tal vez sólo necesitas una receta.
—El hueco del ascensor está justo por debajo de nosotros. No podrá
verte allí. Todavía así no estarás tan cerca de ella, pero puedes salir de la
estructura y girar para agarrarla. Además, no podrá verte desde la parte
superior de la aguja. —El oficial hizo un gesto hacia la puerta donde
Kelleher acababa de ir.
—Lo intentaré.
Ella asintió.
—Otra vez —gritó Austin—. Esta vez te agarraré más abajo. Levanta
los brazos y deja que el cable se deslice sobre tu cabeza.
Su cara se arrugó.
—Estoy asustada.
—Lista.
—¿Qué pasa?
—Se escapó.
—¿Cómo coño...?
—En ala delta desde la parte superior de la aguja. Debe haber sido
un modelo plegable.
—Hijo de puta.
—¿No me digas?
—Cazando patos.
Noah asintió.
Capítulo Veinticuatro
Cassidy cruzó cautelosamente las manos en su regazo, los cortes
debajo de sus brazos por el cable de metal ahora estaban cosidos y
vendados, pero terriblemente doloridos. Le echó un vistazo a Austin.
Incluso había hecho las paces con eso, mientras colgaba en el cielo.
Todavía no quería morir, pero estaba agradecida por la vida que había
tenido.
La gente no confiesa las cosas que hace si saben que tienen que
vivir consigo mismas después, y tal vez, sólo tal vez, Austin no le habría
dicho que la amaba si hubiera sabido que estarían bien.
—Me salvaste.
Capítulo Veinticinco
La luz del sol parecía más brillante cuando Cassidy se dirigió por
el pasillo del hotel a la habitación de Julianne. Después de tantos días
preocupándose por su amiga, finalmente tendría la oportunidad de
estrechar en sus brazos a Julianne y abrazarla con fuerza.
—¿Julianne?
ESCALERAS.
ACCESO AL TECHO.
—¿Papá?
—¡Él intenta matarme! No quiere que nadie sepa lo del bebé —gritó
Julianne.
Su padre tartamudeó.
—No hay nada que contar. Sucedió una vez, eso es todo.
Julianne lo señaló.
Capítulo Veintiséis
A veces los héroes caen en desgracia.
Sabía que era culpable. No había ninguna duda. Pero eso no lo hizo
más fácil de manejar.
Y la estaba destrozando.
—¿Te vas?
Ella asintió.
Capítulo Veintisiete
Dos meses después
—¿Llegaste al final?
—Lo hice.
—¿Y lo odias?
La pieza que había escrito era como la parte más fea de su alma
manchada sobe el lienzo.
—Lo hago.
—Jódete, Derek.
—Probablemente.
—Gracias.
Derek tenía razón. Su vida no fue algo que le sucedió a ella. Ella la
hacía posible, y no estaba dispuesta a conformarse con la forma en que
las cosas habían terminado entre ella y Austin.
—Aquí estoy.
Capítulo Veintiocho
Cassidy estaba de espaldas a Austin, mirando el río, los ondulantes
campos de otoño y las montañas cubiertas de nieve en la distancia.
Ella se rió.
—Esto no es todo.
—¿No?
Él sacudió la cabeza.
—Oh, guau.
El aire era frío en su cálida piel, pero ella quería recordar este
momento para siempre, para memorizar las hermosas líneas de su
cuerpo contra el hermoso telón de fondo de la naturaleza.
—Es como un jacuzzi —dijo ella, con asombro en su voz. Tocó una
de las rocas que estaban medio en el agua—. Toca esas rocas. Están
calientes.
—Muy cálidos.
—Despierta, dormilona.
—Mmm.
La besó en la frente.
Él se rio.
—Cásate conmigo.
—¿Qué?
—Pero yo no cocino.
Él se rió.
—¿Y qué?
Él ladeó la cabeza.
—¿De verdad?
—Sí. Le dijo a mi novia del instituto que yo era gay. Algo sobre si
está destinado a ser, sobrevivirá a cualquier obstáculo.
Fin
Staff
Traductora: Mdf30y
Correctora: Auxa
Diseño: Lelu y Auxa
Lectura Final: Auxa
02 – Protegida por
el SEAL. La herencia
En un retorcido giro del destino, la joven viuda
Jessa McConnell busca consuelo en los brazos
del comandante de la Fuerza H.E.R.O., Jax
Andersson, el hombre que ella considera el
responsable de la muerte de su esposo e hijo por
nacer. Ahora está embarazada del bebé de Jax y
desesperada por escapar de su influencia,
incapaz de perdonarlo y abrir su corazón al
hombre que se llevó a todos los que amaba años
antes.
Al SEAL de la Marina Jax Andersson siempre le
gustó demasiado la esposa de su amigo, pero la
única noche de pasión que compartieron es una
prueba positiva de que estaban destinados a
estar juntos. No quería dejarla ir, y cuando teme
por su seguridad, no tiene más remedio que
seguir su rastro para proteger a la mujer que
ama, tanto si ella quiere su protección, como si
no.
Juntos lucharán contra un enemigo oculto
decidido a quitarle la vida a ella. Pero cuando Jax
se entere del engaño de Jessa, ¿la perdonará alguna vez por tratar de llevarse a
su hijo?
03 – Abrigada por el
SEAL
El playboy de los Navy SEAL, Leo “Cowboy”
Wilson ha hecho todo lo posible para
mantenerse alejado de Charlotte O’Malley, la
hermana de su compañero de equipo de la
Fuerza H.E.R.O., Logan.
Pero cuando Charlotte se reserva un crucero
de una semana sabiendo que Cowboy está
allí por asuntos de la Fuerza H.E.R.O.,
recibirá más de la aventura que esperaba,
con una célula terrorista que pone a Cowboy
y a Charlotte firmemente en el camino del
peligro.
04 – Casada con el
SEAL
Se suponía que él debía fingir que la amaba.
Protegerla. Mantener al hijo de ella a salvo.
Fracasó en las tres.
Matteo está encubierto, fingiendo estar casado
con la hija de un dignatario, sin esperar nunca
que la farsa se vuelva personal. Pero lo hace, a
la vez que la Fuerza H.E.R.O. encuentra el
vínculo entre la mujer y su enemigo más fuerte
hasta la fecha.
05 – Justicia para el
SEAL
Logan O’Malley tiene una aventura con una
mujer mayor, solo para enterarse que ella es la
jueza asignada al caso que podría terminar con
la Fuerza H.E.R.O. para siempre.
Peor aún, un viejo villano ha regresado
buscando su propio tipo de justicia, y la jueza
está a punto de ser atrapada en el fuego
cruzado.
06 – Objetivo del
SEAL
La Fuerza H.E.R.O. está en una misión para salvar
a la hija del senador Cassidy Lane de una secta
cuando un accidente de paracaidismo deja al Navy
SEAL Austin Dixon para completar la misión solo.
El problema es que Austin tiene una historia con
Cassidy… y definitivamente ella no quiere que la
salven.
Cassidy es una periodista de investigación que se
infiltró en una secta después de que otra
periodista desapareciera allí en una misión.
Juntos deben aprender a confiar en el puente roto
que los une a medida que se adentran más en la
Comunidad y descubren la verdad sobre la amiga
desaparecida de Cassidy, Julianne. Pero cuando
sean expuestos, ¿serán capaces de desenredarse
de las garras de la secta y llegar a un lugar seguro?
Próximamente
07 – Secuestrada por el
SEAL
Sobre la Autora
Amy Gamet es una de las autoras más vendidas de USA Today.
Vive en el estado de Nueva York con su
esposo, sus hijos, demasiadas mascotas y
la ocasional camada de animales de
acogida. Le gusta nadar bajo el sol, hacer
joyas y presionar profesionalmente por
proyectos de remodelación de hogares.