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La especie humana se jacta de poseer una

inteligencia superior a todas las que existen


en este planeta, aunque a ciencia cierta, de la
inteligencia no se tiene una idea clara que la
defina.
Y la clasificación de los tipos de inteligencia
que existen, siempre han sido un objeto
de polémica.

La mayoría de las personas tienden a pensar


que hay dos tipos de inteligencia.
Está la inteligencia "real", entre comillas, que
es la que se supone que los seres humanos
poseemos, y luego está la idea de una
"inteligencia colectiva",
La que ves en los enjambres de abejas, las
colonias de hormigas y los bancos de peces.
Y las personas tienden a pensar que ambas
inteligencias, son cosas radicalmente
diferentes.
Pero la realidad es que toda inteligencia es
inteligencia colectiva, y esto se debe, a que
todos estamos hechos de partes.
O sea, tú y yo somos colecciones de células,
células que incluyen las neuronas, que tienen
muchas capacidades, por ejemplo, alguna vez
fueron capaces de separarse tan rápido y
perfecto que dieron por resultado, los
individuos que somos hoy.
Ese viaje es quizás la incógnita más profunda
en toda la ciencia.
A través de la inteligencia colectiva el cuerpo
desarrolla un mecanismo por medio del cual
todas las células, tejidos, órganos y l sistemas
se unen y cooperan entre sí para sanar, para
prevenir y vigilar constantemente el cuerpo
humano.
El correcto desempeño de todos los sistemas
del cuerpo de un ser vivo demuestra que
dentro de él, existe una "arquitectura
multiescala" que resuelve problemas y suple
necesidades
Y que una inteligencia colectiva, dirige la
operación, pues trabaja activamente en cada
uno de los niveles de esta estructura.
Para que lo entiendas mejor lo que te estoy
diciendo, imagina que la especie humana
tuviera un sentido nuevo, por ejemplo, que
sintiera y evaluara a cada momento, la
química de su propia sangre.
Si pudieras sentir la composición y fluidez de
tu sangre, de la misma forma en que
actualmente ves, hueles, oyes y saboreas
cualquier objeto de los que están a tu
alrededor, tendrías a cada momento, una
comprensión veraz de los estados fisiológicos
de cada órgano de tu cuerpo.
Entonces, inmediatamente reconocerías que
todos tus órganos internos, tus sistemas, tus
tejidos y cada célula de tu cuerpo son
sensibles y forman una red de agentes
inteligentes, que resuelven y previenen una
inmensidad diversidad de situaciones
fisiológicas, anatómicas, metabólicas y
genéticas, que suceden a cada instante
durante el lapso que tu llamas vida.

En especies, como primates, cuervos y


delfines el ser humano reconoce en ellos,
inteligencia. Pero, existe una capacidad casi
nula, para ver y reconocer esa inteligencia en
seres de tamaño extremadamente pequeños o
extremadamente grandes.
Y por grande, el mejor ejemplo es el
mismísimo Planeta Tierra; Todos los
organismos y el entorno inorgánico que
componen el planeta Tierra están
estrechamente integrados para formar un
sistema complejo único y autorregulado, que
mantienen las condiciones para la vida en el
planeta.
El planeta Tierra se comporta como
un sistema donde la vida, su componente
característico, se encarga de autorregular sus
condiciones esenciales tales como la
temperatura, composición química y
salinidad de los océanos. La Tierra misma se
comporta como una gran Inteligencia
Colectiva que tiende al equilibrio.
Según lo anterior al planeta Tierra se le debe
considerar un organismo vivo, un ser
autoconsciente y propiciador y garante de la
vida de las creaturas que dentro de ella viven,
pues posee una Inteligencia Colectiva que
conserva y guía los distintos mega elementos
del planeta, y no es simplemente una teoría
metafísica.
A la inteligencia Colectiva del Planeta Tierra
algunos le llaman Pacha Mama, que ha
estado aquí por más de cuatro y medio
billones de años.
Veintidós mil quinientas veces más que los
seres humanos.

La inteligencia Colectiva se observa en toda


la naturaleza, por ejemplo, la mayoría de los
ríos en su cadencioso pasar, son un eco
sistema… que ha alimentado desde siempre
a humanos, animales y vegetales que, riega
tierras y calma la sed de quien a él se
acerque, ¿quién guía y armoniza tanta vida,
tanto poderío y fuerza? Una energía o
inteligencia sapiente y autoconciente. Desde
que el río nace allá en las montañas, de
humilde agua dulce, venida a veces de
humedales, lagunas, pequeños arroyos o
nacimientos que brotan silenciosos de
acuíferos o corrientes bajo tierra.
Analiza ahora algo simple y práctico, este
pequeño arroyuelo se precipita por las laderas
de las montañas, siempre buscando la ley del
menor esfuerzo y por esfuerzo me refiero a
que siempre buscará el cauce nuevo en
pendientes que lo impulsen o en gargantas
que le den fuerza y se derramará por rápidos
bajo la guía de una inteligencia práctica y
silenciosa, esa guía nunca buscará empozarse
ni nunca tratará de remontar las laderas,
simplemente se dejará llevar por ese caudal
que la unirá a más corrientes que lo esperan
río abajo, para fundirse sin ningún apuro en la
inmensidad del mar.

El Universo es la suma total de todas las


inteligencias colectivas, silenciosas y
sagradas. Que sabe de comienzos que sabe de
finales.
Casi todos los seres de esta realidad aceptan
que hay un final y que en él, siempre hay un
ritual de entrega.

Seguir la ruta de un pájaro herido es darse


cuenta de que rara vez mueren por vejez y
que es común que terminen ATRAPADAS
por depredadores. Si son aves migrantes,
algunas no sobreviven al invierno o a las
largas TRAVESÍAS para reproducirse y
fallecen, vencidas, en pleno viaje.

Pero cuando la muerte OCURRE por una


enfermedad o por una lesión, las aves
buscan apartarse del camino y protegerse
en su nido en troncos ahuecados, cavidades
de árboles o cornisas de edificios. Las
alondras o los cucaracheros del pantano,
por ejemplo, bajarán al suelo para el
descanso final entre los pastizales o los
arbustos.
El cuerpo leve que las hace volar es el
mismo que las hace DESAPARECER
rápidamente al morir.

Ese no saber en dónde mueren, puede ser


mensaje de que otro animal no pasará
hambre. Su cuerpo alimenta A OTRO.

El rastro final de la vida de un ave suelen


ser sus PLUMAS, aunque muchas veces
llegan a formar parte de un nuevo nido.

el último vuelo puede ser un regreso al


comienzo para otra ave, un retorno, un
final que empieza en el punto de partida
para una nueva vida.

¿Cómo vivir en armonía con el Universo?


Con mi cuerpo, mi mundo, la vida misma.
Todo lo forzado es erróneo. El ser humano ha
de vivir libre, sin ataduras. Sólo de esa
manera podemos vivir en armonía con el Tao
y alcanzar la plenitud. Aquello que nos
cuesta, que no nace de la pasión, es erróneo,
según Lao-Tsé. El camino del Tao es fluido,
fácil, porque está en consonancia con nuestra
naturaleza. Si algo nos frena, es probable que
debamos replantearnos nuestras premisas,
puede que caminemos en la dirección
equivocada… Ausencia de dominio. Hemos
de confiar en el Tao y dejar que siga su curso
libremente. Somos nosotros los que hemos de
adaptarnos a él y no al contrario. «Quien
pretende el dominio del mundo para
mejorarlo se encamina al fracaso. El mundo,
tan sagrado y vasto, no puede ser dominado.
Quien trata de dominarlo lo empeora. Quien
lo tiene lo pierde»
Hemos de confiar en el Tao y dejar que siga
su curso libremente. Somos nosotros los que
hemos de adaptarnos a él y no al contrario

Quien pretende el dominio del mundo y


mejorar éste, se encamina al fracaso. El
mundo es tan sagrado y vasto que no puede
ser dominado. Quien lo domina lo empeora,
quien lo tiene lo pierde.

la naturaleza es un todo único.


La idea de que todo lo que existe, incluido los
seres humanos, se originó de un solo punto,
allá en el comienzo de la creación y que se
expande continuamente, fortalece el concepto
de la unidad de todos seres, que vivimos en
este universo.
Un solo origen, un solo pensamiento, un solo
sentir.
armonizar nuestra conciencia con la
conciencia que palpita en todo y en todos.
Descubrir una interconexión absoluta
e interdependiente, con la existencia de una
conciencia que de la tierra, los ríos, las aves y
las estrellas,no solo física, sino además
espiritual, por encima del ciclo de nacimiento
y muerte.
Somos productos de la naturaleza. No nos
creamos a nosotros mismos, aunque a
muchos de nosotros nos gusta considerarnos
independientes. En cambio, cuanto más nos
desarrollamos, más descubrimos ciertas leyes
que nos guían que nos muestran más y más
una interconexión e interdependencia de la
naturaleza en los niveles inanimado,
vegetativo, animado y humano.

Cuanto más aprendemos de la naturaleza y su


inteligencia bondadosa, más necesitamos
asemejarnos a ella.

La interconexión y la interdependencia existe


en todos los niveles de la naturaleza:
inanimado, vegetativo, animado y
humano. El individuo y la sociedad no son la
excepción.

Cuando descubrimos y comprobamos


La conciencia colectiva, la mente colectiva y
la sensación colectiva, es la clave para el
equilibrio y la armonía de nuestra sociedad
humana, así como su relación con la
naturaleza en todos sus otros niveles:
inanimado, vegetativo y animado. Hoy, la
necesidad de nuestra realización de la
conciencia colectiva es más importante que
nunca.
Hemos ido desarrollándonos hacia la
necesidad de realizar una conciencia
colectiva a lo largo de muchas generaciones,
y hoy la necesidad se expresa como una crisis
acumulada a escala global. Para realizar la
transformación de nuestra percepción
individual, sensación y conciencia a la
conciencia colectiva, necesitamos una nueva
forma de educación que nos pueda guiar
sobre cómo conectarnos positivamente en un
mundo cada vez más interdependiente.

Contenido
1. Conciencia colectiva: la clave para el
equilibrio con el mundo
interdependiente de hoy por el Dr.
Michael Laitman
2. Preguntas frecuentes sobre la
conciencia colectiva
1. ¿Cuál es la diferencia entre
inconsciente colectivo y
conciencia colectiva?
2. ¿Qué es la mente colectiva desde
el punto de vista de la sabiduría de
la Cabalá?
3. ¿Dónde está mi «yo» en relación
con la conciencia colectiva?
4. ¿Cómo podemos expandir nuestra
conciencia?

La naturaleza es una red colectiva unificada


Todos somos parte de una red colectiva que
nos une, sin embargo, no podemos tener una
conciencia, percepción y sensación de esta
red. Si lo hiciéramos, veríamos un mundo y
una sociedad completamente diferentes a los
que vemos hoy.
La toma de conciencia de esta red es un
proceso de desarrollo que ha tenido lugar
durante generaciones. Los científicos,
filósofos y otros investigadores han
considerado durante mucho tiempo la
naturaleza como un todo único. La misma
idea de que surgimos de un solo punto en el
universo, que se expande continuamente,
fortalece el concepto de la unidad del
universo y de la naturaleza.
Cuando examinamos la naturaleza, vemos
que existen unas leyes claras de
funcionamiento. Si no vemos estas leyes,
simplemente refleja nuestro conocimiento y
percepción incompletos. Cuanto más
descubrimos sobre la naturaleza, más
descubrimos su interconexión absoluta
e interdependiente .

Los humanos son partes integrales de la


naturaleza
La interconexión y la interdependencia existe
en todos los niveles de la naturaleza:
inanimado, vegetativo, animado y
humano. El individuo y la sociedad no son la
excepción. Somos productos de la
naturaleza. No nos creamos a nosotros
mismos, aunque a muchos de nosotros nos
gusta considerarnos independientes. En
cambio, cuanto más nos desarrollamos, más
descubrimos ciertas leyes que guían nuestro
desarrollo, mostrándonos más y más la
interconexión y la interdependencia de la
naturaleza en los niveles inanimado,
vegetativo, animado y humano. Además,
hoy se revela la interdependencia global de la
parte más cualitativa y desarrollada de la
naturaleza, la parte humana.

Cuanto más descubrimos la interconexión


con la naturaleza, más necesitamos
asemejarnos a ella como sociedad
La red global de la sociedad humana, está tan
interconectada e interdependiente que, si
pudiéramos mirarla desde un lado, veríamos
la imposibilidad de que alguien haga un
movimiento independiente en este
sistema. Todo está incluido con una precisión
absoluta en este programa de evolución, que
nos muestra
la interdependencia absoluta entre nosotros y,
a medida que lo descubrimos, entendemos
que estamos incluidos en él y que nos obliga
a actuar en consecuencia.
Según la física, un observador de un evento
que tiene lugar en el espacio exterior o dentro
del microcosmos lleva al observador a ese
evento, lo que cambia el evento en sí. Tal
fenómeno también atestigua la dependencia
total entre los diversos niveles, en este caso,
entre los niveles humanos y los niveles
inmóviles de la naturaleza.
Hemos descubierto esta red interconectada e
interdependiente gradualmente a lo largo de
muchas generaciones, y su descubrimiento es
parte de nuestro desarrollo. ¿Como funciona
esto?… Funciona de tal manera que en el
momento en que descubrimos esta red,
debemos corresponderle. De lo contrario, el
grado de desequilibrio con la red, es el grado
en que nos oponemos a la naturaleza, y en ese
grado, experimentamos todo tipo de
problemas. Esta es la causa de la crisis global
general, que tiene lugar en todos los campos
de la experiencia humana actual: personal,
social, global, económica y ecológica.

La crisis surge como resultado de nuestra


incongruencia con la interconexión de la
naturaleza
Por lo tanto, por primera vez en la historia,
hemos llegado a una crisis global a múltiples
escalas, que se ha intensificado en las últimas
décadas. Hace unos 50 años, los miembros
del Club de Roma, comenzaron a percibir una
crisis inminente sobre la cual publicaron
varios artículos. Desde entonces, la crisis se
ha infiltrado en todos los aspectos de la
experiencia humana, con una presión,
conflicto, estrés, ansiedad e inseguridad
crecientes, que han resultado en un aumento
de la depresión, la soledad, el abuso de
drogas, el suicidio, el crimen, el divorcio, las
enfermedades mentales, el terrorismo,
desigualdad económica y muchos otros
fenómenos negativos.
El problema es que hemos entrado en un
sistema nuevo, interconectado e
interdependiente. Sin embargo, seguimos
tratando de actuar como los mismos seres
egocéntricos que éramos en el pasado y, por
lo tanto, no nos estamos equilibrando con las
nuevas condiciones que la naturaleza nos
presenta. En esta coyuntura, los cambios
deben tener lugar en nosotros como
personas. Hasta que se produzca dicha
transformación, la crisis continuará
empeorando.
Por lo tanto, vivimos en una era de un gran
dilema: por un lado, descubrimos
cada vez más nuestra interconexión
e interdependencia global, pero, por otro
lado, no entendemos cuánto nos
diferenciamos y nos oponemos.

Nuestra congruencia con la interconexión de


la Naturaleza resultará en nuestro
descubrimiento de otra dimensión
Entonces surge la pregunta: ¿cómo podemos
comenzar a igualar el grado de interconexión
e interdependencia que estamos revelando en
la naturaleza?
Si alcanzáramos ese equilibrio, veríamos que
la suma de todos nuestros esfuerzos y
acciones para conectar positivamente,
invitaría a una fuerza adicional a la que no
podemos acceder, en nuestros modos de
operación individuales actuales. Este tipo
diferente de poder adicional es una fuerza que
habita en la naturaleza, una fuerza que
podemos aprovechar si nos conectamos de la
manera en que la naturaleza está
conectada. Al hacerlo, descubriríamos una
nueva sabiduría y pensamiento de una
dimensión superior, obteniendo la capacidad
de percibir y sentir más allá del tiempo, el
espacio y el movimiento, porque a través de
nuestro esfuerzo conjunto, entraríamos en un
grado de congruencia con la interconexión de
la naturaleza e interdependencia.
Si pudiéramos reunir a un grupo de personas
que realmente hicieran este «clic» con la
naturaleza, es decir, que los miembros del
grupo ascenderían a la conexión entre ellos
como lo requiere la red colectiva, entonces se
encontrarían como pioneros activamente en el
cambio hacia la siguiente dimensión, hacia la
cual la naturaleza está desarrollando a toda la
humanidad.
La verdadera conciencia colectiva es cuando
alejamos la preocupación de nuestros cuerpos
individuales hacia otros
De acuerdo con nuestro punto de desarrollo
actual como seres humanos en este sistema,
estamos en el nivel de existencia animal, y la
naturaleza nos empuja a darnos cuenta del
nivel de existencia humano. En el nivel
animal de existencia, nos preocupamos
únicamente por nuestros propios cuerpos
individuales. Si pudiéramos desviar nuestra
preocupación de nuestros cuerpos hacia la
sociedad en su conjunto, entonces
descubriríamos una dimensión
completamente nueva de sabiduría colectiva,
inteligencia, logro y experimentaríamos una
vida armoniosa y feliz en equilibrio con la
naturaleza.
Básicamente, la inteligencia colectiva es la
suma de las inteligencias individuales de los
miembros del equipo más sus relaciones. Así,
lo que distingue una inteligencia colectiva de
un simple trabajo colectivo sería esa
superación debida a las interacciones entre
los miembros que componen ese colectivo.
La inteligencia se ha definido de muchas
maneras, e incluyen : la capacidad
de lógica, comprensión, autoconciencia, apre
ndizaje, conocimiento
emocional, razonamiento, planificación, creat
ividad, pensamiento crítico y resolución de
problemas.

Ese viaje que todos los seres vivos hacemos


de lo físico a la realización como individuos
y de allí, a la eternidad.
El ser humano, en las diversas culturas y
fases históricas, reveló una intuición segura:
que pertenecemos a la Tierra; que somos
hijos e hijas de la Tierra; somos Tierra. De
ahí que el cuerpo del hombre venga de
humus. Vino de la Tierra y vuelve a la Tierra.
Te digo más, la Tierra no está frente a
nosotros como algo distinto de nosotros
mismos. Tenemos la Tierra dentro de
nosotros. Somos la propia Tierra que en su
evolución llegó al estadio de sentimiento, de
comprensión, de voluntad, de responsabilidad
y de veneración.
En una palabra: somos la Tierra en su
momento de auto-realización y de
autoconsciencia y nos sustenta a nosotros y a
todas las creaturas que en ella vivimos, una
red de inteligencia que a todos nos cobija y
alimenta.
Inicialmente, pues, no hay distancia entre
nosotros y la Tierra. Formamos una misma
realidad compleja, diversa y única.
Debemos encontrar una nueva manera de
observar, que no sobreestime o subestime su
inteligencia.

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