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Juan Moricz

Hace unos días, se cumplieron treinta años


del fallecimiento de Juan Móricz, personaje
con un papel protagónico dentro del misterio
de Tayos, y que esta escritora se propone
homenajear, presentando algunos aspectos
desconocidos sobre su vida. Ajusten sus
cinturones, se avecina un viaje movido. János
Moricz, el estudioso húngaro-argentino, que
en la década del sesenta, revolucionará
Sudamérica.
Débora Goldstern
János Móricz Opos – En busca de los
orígenes perdidos “Cuando yo era niño,
solían decir que tenía una memoria
extraordinaria, pero, a pesar de toda mi
investigación y trabajo, siempre he
experimentado una barrera infranqueable
frente a mí, que me ha sido imposible
superar. Con el paso del tiempo, y el
transcurso de los años, llegué un momento
que pensé sería imposible, a pesar de todo,
resolver el enigma. Entonces, un día, cuando
era ya suficientemente adulto, sin saber
cómo, crucé muy despacio y con muchísimo
peligro, el puente de oro, pero lo hice con
muchísima ayuda permanente, durante meses
y meses. Después de haber cruzado el puente
de oro, todo estuvo claro y transparente. He
encontrado todo, y lo he visto todo”. Juan
Móricz, 1978. János Móricz Opos, vino al
mundo un 22 de febrero de 1923, oriundo de
Horvántádalja, Distrito de Körmend,
Condado de Vas, Hungría. János Moricz
retratado en Argentina, 1967. Archivo
Personal / Débora Goldstern Debo anunciar
al lector, se torna un tanto difícil reconstruir
la vida de János Móricz en su tierra natal,
debido a la escasez de datos. Durante la
redacción de mi libro sobre Tayos en la
redacción de su biografía, la misma fue
ayudada por varios aportes brindados, en gran
parte, por estudiosos húngaros, quiénes
prestaron su testimonio. Uno de ellos fue
Zele Richárd, autor de «Móricz János
Legendáriumánakd Nyomában». Traducido
como, «Tras las Huellas de la Leyenda de
János Móricz», y que viera la luz en 2013. El
libro de Zele Richárd, que recoge la
asombrosa vida de János Moricz, publicado
en 2013. Archivo Personal / Débora
Goldstern Según me refiriera este autor,
Móricz finalizada la Segunda Guerra
Mundial, decidió emigrar de Hungría, ante la
escasez de trabajo.  Zele, y no sería el único,
me admitió su incapacidad de obtener
mejores registros sobre el pasado de Móricz,
que parecen dificultar toda investigación.
Otras voces claman, Móricz tuvo una
situación económica desahogada, e incluso su
familia hacía gala de un escudo nobiliario, tal
como me narrará Zoltán Vargas, presidente
de la Asociación János Moricz, a quién
consulté en mi libro sobre este punto. “Esto
no es un mito, es un hecho. Sin embargo, la
pequeña nobleza en Hungría donde
perteneció la familia de Móricz, nunca se
caracterizó por la posesión de grandes
dominios, y no constaban de una fortuna
considerable. Su apellido fue precedido por el
atributo «Nádaljai», apuntando al antiguo
pueblo de Horvántádalja, que actualmente
forma parte de la ciudad de Körmend. Un par
de sirvientes le ayudaban con la gestión de su
hogar, y de su pequeño dominio, pero nada
más. Su patrimonio fue confiscado, en el
transcurso de la estatización rusa. En el
idioma húngaro, la palabra noble no sólo
aglutina un rango, alude también al carácter.
Carácter de una persona, que es capaz de
colocar el sentido colectivo en primer plano,
en vez de sus intereses egoístas, sirviendo así
al bienestar público. La nobleza de Móricz, se
destaca desde este punto de vista también”.
Declaraciones realizadas por Móricz en 1976.
Archivo Personal / Débora Goldstern Lo
cierto es, en el tiempo que Móricz decide
abandonar su país, lo hace también motivado
por su aversión al comunismo, ideología que
siempre rechazó, consecuencia del ascenso de
Rusia en Hungría, tras la derrota del
Nazismo. Un dato aún más perturbador, que
ahonda en el abandono de Hungría por parte
de Moricz, según infiere Zoltán Vargas, el
gobierno comunista lo habría condenado a
muerte. Aunque no se poseen todos los
detalles del caso, esta declaración impactante,
genera interrogantes aún por dirimir. Ahora
bien, el hombre que, en la década del
cincuenta, de tan sólo 27 años arriba a
Sudamérica, con destino a la Argentina, es
portador dentro su ficha migratoria, de un
dato sugerente, presentándose como simple
agricultor, omitiendo cualquier referencia
sobre sus orígenes nobles. TAMBIÉN
PODRÍA INTERESARTE: Expedición a
Cueva de los Tayos en 1976 «El Arribo del
León Imperial» Esta visión contradice su
posterior legajo académico, consagrado como
importante erudito, a pesar de no contar con
un título de grado, y, sin embargo, su
sapiencia en un sinnúmero de temas, resulta
incuestionable. Para entender este nuevo
interrogante, debemos centrar la pista en
Hungría, donde Moricz iniciará estudios un
tanto radicales en su abordaje, y de influencia
capital, para sus posteriores aseveraciones.
Uno de ellos se regirá por la corriente turania,
donde una nueva reconfiguración histórica
tiene lugar. Para los adherentes de esta tesis,
los orígenes de Hungría, remontarían hacia
Asia Central. “Según esta visión, el pueblo
magiar tendría vinculación tanto racial como
lingüística, con etnias turcas, finesa,
mongolas, hunas, estonios, vascos, tibetanos,
japonés, extendiendo esta idea hasta la misma
Sumeria”. Móricz absorberá toda esta visión,
que luego utilizará en el desarrollo de sus
tesis americanistas. Vendrá luego una
pequeña estancia en Francia, donde Móricz
llegará con esposa e hija, familia que luego
abandonará, capítulo nunca aclarado en su
vida. Hace unos años, la tumba de Móricz
presentaba este aspecto, que luego de algunos
reclamos fue cambiada la placa. Archivo
Personal / Débora Goldstern   Ahora bien, el
hombre que, en la década del cincuenta, de
tan sólo 27 años arriba a Sudamérica, con
destino a la Argentina, es portador dentro su
ficha migratoria, de un dato sugerente,
presentándose como simple agricultor,
omitiendo cualquier referencia sobre sus
orígenes nobles. Esta visión contradice su
posterior legajo académico, consagrado como
importante erudito, a pesar de no contar con
un título de grado, y, sin embargo, su
sapiencia en un sinnúmero de temas, resulta
incuestionable. Para entender este nuevo
interrogante, debemos centrar la pista en
Hungría, donde Moricz iniciará estudios un
tanto radicales en su abordaje, y de influencia
capital, para sus posteriores aseveraciones.
TAMBIÉN PUEDE INTERESARTE: La
enigmática colección del Padre Crespi: «Un
Museo de Vestigios Atlantes» Uno de ellos
se regirá por la corriente turania, donde una
nueva reconfiguración histórica tiene lugar.
Para los adherentes de esta tesis, los orígenes
de Hungría, remontarian hacia Asia Central.
“Según esta visión, el pueblo magiar tendría
vinculación tanto racial como lingüística, con
etnias turcas, finesa, mongolas, hunas,
estonios, vascos, tibetanos, japonés,
extendiendo esta idea hasta la misma
Sumeria“. Móricz absorberá toda esta visión,
que luego utilizara en el desarrollo de sus
tesis americanistas. Sumeria y Tayos. La otra
conexión explorada por Móricz. Archivo
Personal / Débora Goldstern Móricz, y el
pasado oculto del Planeta “Voy a ser muy
combatido con estos descubrimientos, lo sé,
porque muchas teorías quedan sin valor, pero
la ascendencia quiteña de los antiguos
magiares, surge hasta en su indumentaria
folklórica. Por ejemplo, cuando en Hungría
se entierra a un héroe, se dice va a reposar a
la constelación de la Osa Mayor, y
precisamente en los valles Quinche y
Cochasqui, existen monumentos funerarios,
que son fiel reproducción de la Osa Mayor”.
Juan Móricz. Este Viejo Nuevo Mundo,
1967. Señalamos antes, Móricz arriba a la
Argentina en la década de 1950, país que no
solo va acoger al inquieto estudioso, donde
será conocido como Juan Móricz, una vez
naturalizado ciudadano del mismo, sino,
además, tendrá un rol privilegiado como
mentor intelectual. La misteriosa Lemuria
húngara, Ataisz, cuyas crónicas en oro,
estarían ocultas en los subsuelos andinos.
Archivo Personal / Débora Goldstern En la
documentación que tuve acceso sobre el caso
Móricz, aparece un título fechado en 1963,
donde se lo muestra como aprendiz de idioma
sumerio, verdadera rareza para la época. Y
aquí apelo a Zoltán Vargas, que agrega datos
importantes. “János Móricz carecía de
cualquier título científico, cuando pisó suelo
americano. El acudió a la cátedra dictada por
Badiny Jós Ferenc, en Buenos Aires. En caso
que los pioneros turanios en Hungría,
hubiesen poseído títulos académicos, se les
habrían retirado deprisa, dado que su
concepto no coincidía, con la historia
aceptada”. Badiny Jós Ferenc fue un
académico, de origen también húngaro, quién
en Argentina, fuera director de la Escuela de
Estudios Orientales, Universidad del
Salvador. Moricz observando en forma
atenta, algunos de los misterios bloques del
interior de Tayos, 1969. Archivo Personal /
Débora Goldstern Badiny, fue un gran
defensor de la tesis que vinculaba el pasado
húngaro con Sumeria, y de gran influencia en
el trabajo de Móricz, más allá que sus ideas,
levantaron amplia polvareda entre sus
colegas. Otro autor que también jugaría un
rol destacado, en el universo Móricz, sería el
escritor y sabio argentino, Florencio de
Basaldúa, que creía en la existencia de un
antiguo continente desaparecido, llamado
Austerria. Esta tierra anterior, que se supone
Lemuria, se habría extendido por todo el
planeta, sucumbida tras un espantoso
cataclismo. TAMBIÉN TE PODRÍA
INTERESAR: Cueva de los Tayos:
Descubrimiento del Mundo Subterráneo –
Cincuenta años de un anuncio histórico
Algunos de sus supervivientes se habrían
ocultado, en el interior de la Tierra, tal como
se evidencia en uno de sus trabajos más
enigmáticos, la mágica Erné, novela
iniciática, y fuertemente enlazada al misterio
Tayos. Después de extenso aprendizaje
Móricz elige a Ecuador para probar sus
teorías, iniciando una historia ya contada a
los lectores. Quiero si detenerme en un tema.
Veamos. Arvisuras, y la Pista Tayos “En esas
mismas escrituras se dice que América,
(mundo subterráneo que hoy comienza a abrir
sus puertas), se encuentra la otra parte, la más
antigua, la más extensa y compleja que se ha
escrito, grabada en láminas de oro,
precisamente; la que hace unos años he
descubierto, y quisiera preservar”. Móricz
hablando sobre su hallazgo en Tayos, 1970.
Un punto central en la vida de Móricz, fueron
sus declaraciones acerca de un importante
hallazgo, realizado en la célebre Cueva de los
Tayos, tema varias veces mencionado en
trabajos anteriores. Cueva de los Tayos.
(Wikimedia Commons) Aunque son muchos
los rumores, a esta escritora le interesa
ahondar en una página, no siempre explorada
por los investigadores, y que constituye una
pista importante, debido a la naturaleza de la
misma. Iniciemos con estas declaraciones de
Móricz, datadas de 1970: “En el año 1000 de
nuestra era cristiana en Hungría, reinaba
Esteban I, quien decretó la destrucción de
toda escritura cuneiformes antigua Magiar.
Esteban I fue el primer rey de Hungría que
ordenó la destrucción de la escritura
cuneiforme antigua Magiar, que era el
alfabeto de su pueblo antes de adoptar el
cristianismo. Se recogieron todos pueblos y
aldeas, se buscaron todas las bibliotecas, y
toda inscripción cuneiforme, fue borrada y
destruida. Naturalmente el Rey Esteban I fue
posteriormente canonizado y desde entonces
a Esteban I se lo llama, San Esteban de
Hungría. Cuando en el año mil, San Esteban
dio la orden de destruir todo lo que recordaba
la antigua religión de los Magiares, que son
americanos, los sumos pontífices Magiares
decidieron retirar de Hungría, láminas
grabadas en oro, que se dice ocultaron”.
Móricz pensaba este tesoro de su tierra natal,
se había escondido no solo en cavernas de
Europa, sino también de América.
SÍGUENOS EN TELEGRAM Pero hay un
dato más intrigante, y es que este legado
describiría la historia de Ataisz (término que
alude a Padre en Magiar), que no sería otro
que Lemuria. Ataisz habría sido fundada, por
seres provenientes de Sirio. Al parecer, estos
escritos formarían parte del Arvisura
(conocido como el libro de la verdad), son
crónicas magiares legendarias, aunque su
autoría moderna tiene a Paal Zoltán, un
chamán húngaro, que en 1972 publicara estas
historias. Ex diabético de Medellín dice cómo
mantener la glucosa en 85 secreto de la
diabetes revelado by Taboola Móricz, habría
tenido contacto con este escritor. Hasta Aquí
Conclusión Como si el destino guiara sus
pasos, la vida del Tálto Móricz apagó su luz,
un 27 de febrero de 1991, mismo mes que su
nacimiento. En astrología su signo marca
Piscis, todo un símbolo. Vídeo: Bibliografía:
Libros: Goldstern, Débora. Cueva de los
Tayos. Secretos Subterráneos de los Mundos
Olvidados. Málaga: Corona Borealis, 2016.
Artículo escrito por: Débora Goldstern,
escritora y colaboradora para
CodigoOculto.com Te recomendamos leer:
Ex diabético de Medellín dice cómo
mantener la glucosa en 85 secreto de la
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revela que la humanidad cambiará cuando se
descubran los secretos de la Gran Esfinge de
Giza Boriska Kipriyanovich, quien fuera
llamado: «el niño genio ruso» ha venido
siendo noticia al brindar unas declaraciones
referidas a la Gran Esfinge. Pero ¿quién es
Boriska Kipriyanovich? Al revisar sus
antecedentes nos encontramos con
afirmaciones dichas por él hace algunos años.
Según Boriska, vivi Codigo Oculto Las 10
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aquí Débora Goldstern Autor Bibliotecaria de
Profesión, natural de Buenos Aires,
Argentina. Presta servicios en la Universidad
Abierta Interamericana desde hace 16 años.
Además es escritora e investigadora,
dedicándose al estudio de las civilizaciones
andinas desaparecidas por más de 20 años.
Ha participado como consultora de la revista
Ufo Brasil, ha sido expositora en diversos
congresos y es regularmente convocada por
programas de radio, tv, documentales, films y
canales de Internet. Ha publicado dos libros:
«Secretos subterráneos de los mundos
olvidados - Cueva de los Tayos» y «Tierra
Hueca». Débora es colabora permanente en
CodigoOculto.com desde Diciembre de 2018.
“Según esta visión, el pueblo magiar tendría
vinculación tanto racial como lingüística, con
etnias turcas, finesa, mongolas, hunas,
estonios, vascos, tibetanos, japonés,
extendiendo esta idea hasta la misma
Sumeria“.
“Según esta visión, el pueblo magiar tendría
vinculación tanto racial como lingüística, con
etnias turcas, finesa, mongolas, hunas,
estonios, vascos, tibetanos, japonés,
extendiendo esta idea hasta la misma
Sumeria”.

“Esto no es un mito, es un hecho. Sin


embargo, la pequeña nobleza en Hungría
donde perteneció la familia de Móricz, nunca
se caracterizó por la posesión de grandes
dominios, y no constaban de una fortuna
considerable. Su apellido fue precedido por el
atributo «Nádaljai», apuntando al antiguo
pueblo de Horvántádalja, que actualmente
forma parte de la ciudad de Körmend. Un par
de sirvientes le ayudaban con la gestión de su
hogar, y de su pequeño dominio, pero nada
más. Su patrimonio fue confiscado, en el
transcurso de la estatización rusa. En el
idioma húngaro, la palabra noble no sólo
aglutina un rango, alude también al carácter.
Carácter de una persona, que es capaz de
colocar el sentido colectivo en primer plano,
en vez de sus intereses egoístas, sirviendo así
al bienestar público. La nobleza de Móricz, se
destaca desde este punto de vista también”.
“János Móricz carecía de cualquier título
científico, cuando pisó suelo americano. El
acudió a la cátedra dictada por Badiny Jós
Ferenc, en Buenos Aires. En caso que los
pioneros turanios en Hungría, hubiesen
poseído títulos académicos, se les habrían
retirado deprisa, dado que su concepto no
coincidía, con la historia aceptada”.

“En el año 1000 de nuestra era cristiana en


Hungría, reinaba Esteban I, quien decretó la
destrucción de toda escritura cuneiformes
antigua Magiar. Se recogieron todos pueblos
y aldeas, se buscaron todas las bibliotecas, y
toda inscripción cuneiforme, fue borrada y
destruida. Naturalmente el Rey Esteban I fue
posteriormente canonizado y desde entonces
a Esteban I se lo llama, San Esteban de
Hungría. Cuando en el año mil, San Esteban
dio la orden de destruir todo lo que recordaba
la antigua religión de los Magiares, que son
americanos, los sumos pontífices Magiares
decidieron retirar de Hungría, láminas
grabadas en oro, que se dice ocultaron”.

ARVISURA PAAL ZOLTAN

Las misteriosas piedras talladas de la


Patagonia
¿Fenicios y Templarios en el Chubut?

Bonnie Tucker / FST


La estepa árida y barrida por el viento de la
parte de la Patagonia que le corresponde a la
Argentina ha inspirado varias leyendas y
teorías pintorescas. Entre ellas, las nociones
que la orden medieval de los Caballeros
Templarios tenía un fuerte en una meseta
cerca de la costa al sur de las Grutas en la
provincia de Río Negro, y que el río Chubut
es el bíblico río de Canaán.
Tales
hipótesis tienen su origen en relatos de viajes
y mapamundis antiguos, así como en varias
piedras talladas con figuras de apariencia
medieval y escritura sugestiva del antiguo
arameo que fueran encontradas en diversos
sitios en la costa y a lo largo del río principal
de la provincia del Chubut durante el siglo
pasado. Algunas de ellas forman parte de la
colección del Museo Regional que se
encuentra dentro de la escuela salesiana en la
ciudad de Rawson. El museo está cerrado al
público en la actualidad.
Algunas de las piezas fueron sustraídas de
antiguos chenques indígenas y otras salieron
a la luz durante excavaciones hechas para la
construcción de un gasoducto. Las figuras
talladas en sus superficies –corazones,
cálices, puntas de flecha, serpientes, tortugas,
soles y caras de indígenas –diferencian estas
piedras de otras manifestaciones de arte
rupestre en la Argentina. El arameo,
precursor de todas las lenguas semitas, fue la
lingua franca del Medio Oriente hasta su
reemplazo por el árabe en el siglo IX d.C,
cuando el Islam se convirtió en la religión
dominante en aquella región.

Hasta su
clausura hace un par de años, el Museo
Regional Salesiano de Rawson tenía en
exposición una colección de 32 de dichas
piedras talladas. Al lado de cada una había
una etiqueta con el lugar de origen. Todas
fueron donadas, o adquiridas a terceras
personas.
Cuando estuve en el museo en diciembre de
2003, fotografié 15 de las piedras más
interesantes en sus vitrinas. De éstas, las que
más se destacan presentan: (1) escritura de
tipo semita; (2) un enjambre de serpientes, y
(3) una cruz, un sol y una media luna. Esta
última piedra es la única de mármol blanco,
un tipo de roca metamórfica que no es de la
región.
Al parecer, las
piedras fueron talladas por personas distintas
en diferentes momentos. Las serpientes
entrelazadas, talladas en bajorrelieve, parecen
ser de factura celta. El perfil de un cacique o
guerrero nativo, también tallado en
bajorrelieve, podría ser obra de un indígena
que hubiera aprendido su oficio de un
maestro europeo. Un hombre a caballo
enfrentado a una gran punta de flecha
parecería ser de la época post-Conquista,
considerando que los caballos fueron
reintroducidos en las Américas por los
españoles. ¿O fueron éstos quienes que los
trajeron?

Había deseado
ver estas piedras desde fines de la década del
60, cuando Juan Foerster, un naturalista
alemán que tenía un museo privado en Dos
de Mayo, Misiones, me mostró una vieja
revista científica con fotos de las vitrinas del
Museo Salesiano de Rawson y un texto que
hablaba de "piedras rúnicas" en el Chubut.
Así fue que cuando en 2003 la provincia me
invitó a recorrer la costa para escribir
artículos de interés turístico, agregué el
museo a mi lista de pedidos.
Luego de hacer algunas comparaciones de
alfabetos antiguos en el Internet, yo diría que
los caracteres de las piedras son más
sugestivos del arameo (idioma hablado desde
700 a.C hasta el presente), que de las runas
usadas por los pueblos germánicos desde el
siglo III al XIII d.C.
Los caracteres no son indígenas. Ni el pueblo
tehuelche (que habitó estas tierras 12.000
años antes de la llegada de los españoles) ni
el mapuche (una etnia con raíces en Chile que
absorbió a los tehuelches y otros grupos
étnicos de la Argentina en el siglo XIX),
desarolló un sistema de escritura. En el siglo
XVII los curas jesuitas desarrollaron un
alfabeto mapuche con letras latinas para
poder evangelizar; ahora hay más de 10
alfabetos diferentes, pero con letras similares,
en uso en la Argentina y Chile. El pueblo
mapuche adoptó su bandera nacional en Chile
recién en 1992. Antes, en 1987, Julio Antieco
(1929-1993), un mapuche argentino, había
inventado una bandera mapuche-tehuelche
con una faja azul superior y una amarilla
inferior, con una flecha azul sobre una faja
céntrica blanca, pese al hecho que la bandera
histórica de los tehuelches, la que usaron en
el siglo XIX, era totalmente blanca.
Al contemplar estas piedras en Rawson,
pensé (y sigo pensando): "O algún cura o
escultor culto se entretuvo tallándolas durante
las largas noches patagónicas invernales, o …
son auténticas."
Las piedras han atraído a numerosos
investigadores de distintas partes del mundo,
y han originado otras tantas interpretaciones
de sus símbolos. Algunos señalan que los
antiguos egipcios y asiáticos asociaron las
serpientes con la fertilidad. Hay quienes ven
un nexo entre el Islam y la media luna de la
piedra de mármol blanco, y otro entre los
corazones y el simbolismo cristiano del
Medioevo. Pero no hay que olvidar que la
media luna también forma parte de la
imaginería mapuche.
La clausura del Museo Salesiano de Rawson
obedeció un plan oficial de juntar las
colecciones de los tres museos de la ciudad
bajo un solo techo. El plan no se concretó,
pero el museo que se halla dentro de la
escuela salesiana permanece cerrado, y
algunas de sus piedras fueron prestadas a un
museo municipal cercano.

Primeras exploraciones
Las piedras chubutenses salieron a la luz más
o menos en la época en que los
investigadores internacionales comenzaban a
considerar la posibilidad que el Nuevo
Mundo había sido explorado varios siglos
antes del arribo de Cristóbal Colón en 1492.
Cuando Colón zarpó de España, él pensaba
que la tierra al oeste de Europa era "las
Indias" (el Sudeste de Asia) porque los mapas
vigentes en la época mostraban a Sudamérica
como una gigantesca península de la China.
Desgraciadamente, dichos mapas estaban
basados en uno hecho por un egipcio que
había alterado un mapa anterior de un fenicio
que había mostrado nuestro continente como
tal.

Durante el
siglo XX, varios estudiosos de la talla de Paul
Rivet en Francia, António Mendes Correa en
Portugal y Dick Edgar Ibarra Grasso y Paul
Gallez en la Argentina, entre otros,
publicaron libros y ponencias sobre mapas
antiguos y relatos de viajes transatlánticos y
transpacíficos que se habrían realizado
mucho antes que Colón llegó a Norteamérica.
Así nos enteramos no solo que los fenicios
(gente de lo que hoy son el Líbano y Siria)
llegaron hasta Inglaterra en 1103 a.C. para
explotar depósitos de estaño, sino también
que los chinos descubrieron Norteamérica y
Sudamérica en 400 d.C., y que Colón puso
proa al Nuevo Mundo con copias de mapas
hechos por cartógrafos levantinos en base a
viajes que se habrían hecho 2.000 años antes
de 1492. Un destacado exponente de estas
teorías fue Ibarra Grasso (1914-2000), quien
durante la segunda mitad del siglo XX
escribió muchos libros sobre los orígenes de
los pueblos de América latina, basándolos en
sus excavaciones y estudios, y aquellos de
sus colegas. Es de sumo interés su libro Los
mapas de América 2000 años antes de ser
"descubierta", publicado en Buenos Aires en
1997. Uno termina pensando: si las cartas
marítimas y copias de ellas se difundían en
Europa y Asia durante un período de tiempo
tan largo previo al viaje de Colón, y los
navegantes griegos, árabes y asiáticos
concluyeron que la tierra es redonda mucho
antes que los europeos admitieron que no es
plano, ¿por qué no podrían haber llegado
hasta el sur de Sudamérica – por las mismas
rutas marítimas que usarían exploradores
españoles y portugueses varios siglos después
– cristianos que se escapaban de las
invasiones musulmanas en Tierra Santa? La
principal pregunta clave sería: ¿Por qué
querrían llegar tan hacia el sur en 800 o 1314
d.C.?
La fascinación por los Templarios
Desde su fundación en 1099 para proteger a
los peregrinos de los musulmanes en Tierra
Santa, los Caballeros Templarios (de la
Orden del Templo) han ejercido una especial
fascinación sobre los comunes mortales.
Empezaron tan pobres que su sello muestra
dos hombres compartiendo un caballo de
guerra, pero la Orden terminó teniendo su
propia armada y prestando dinero a mucha
gente, incluyendo los reyes.

La manera artera en que la


Orden fue suprimida en Europa a principios
del siglo XIV aumenta su aura, y la causa
templaria cuenta con numerosos adeptos en el
mundo de hoy.
En la novela estadounidense "best seller" The
Da Vinci Code (El Código Da Vinci),
publicada en 2003, juegan papeles de villano
la Prioría de Sion (llamativamente fundada el
mismo año que la Orden del Templo), el
Opus Dei y, en consecuencia, el Vaticano,
porque intentan impedir que el mundo sepa
que Jesús dejó descendientes capaces de
hacer recordar a la gente la importancia de
sus enseñanzas. Este sesgo anti-Vaticano
refleja los sentimientos de muchos
simpatizantes de los Templarios respecto a la
manera en que la jerarquía religiosa
abandonó a los líderes de la Orden a su
destino. Asimismo, es una indicación del
interés que suscitan los Templarios en la
actual era digital, que es también un período
de la historia universal marcado por un auge
del fundamentalismo islámico violento. Para
ver un ejemplo de esta adulación en los
Estados Unidos, con merchandising incluido,
entre en www.templarhistory.com. Para
pispiar la versión local de la Orden,
vea www.argentemple.com.ar.
Hay quienes sostienen
que la fuente de la riqueza de los Templarios
fue el oro que trajeron de Norteamérica o
Sudamérica durante sus dos siglos en Tierra
Santa. Esta teoría surge en parte de una
referencia bíblica a los viajes de tres años en
busca de riquezas que la armada de un rey
fenicio hizo por encomienda del Rey
Salomón alrededor de 1000 a.C., y de la
creencia que los fundadores franceses de la
orden descubrieron los mapas del famoso
líder hebreo durante excavaciones en su sede
en el Monte del Templo en Jerusalén más de
dos mil años después.
Sin embargo, la leyenda más popular es la
que dice que justo antes del arresto de los
líderes franceses de la Orden del Templo en
1307, el tesoro de la misma desapareció de su
sede en Paris y la flota templaria abandonó el
puerto de La Rochelle para un destino
desconocido. Los jefes de la plana mayor
templaria fueron torturados por la
Inquisición, obligados a firmar confesiones
falsas de herejía y otros crímenes, y
quemados en la hoguera en París en 1314 por
un rey francés que debía dinero a la Orden.
Fue en Escocia, uno de los lugares en Europa
donde los Templarios sobrevivientes
encontraron refugio, donde surgió la
Masonería a fines del siglo XVI.
En Buenos Aires, la Fundación Delphos
sostiene que un grupo de cristianos celtas
establecieron un fuerte sobre una meseta
cercana al mar que hoy día se conoce como
El Fuerte, y que los Templarios escapados de
Francia trajeron el Santo Grial a estas tierras
después del desbande de la orden en el siglo
XIV. Dicen que la meseta de El Fuerte
aparece en varios mapas europeos como el
emplazamiento de un fuerte abandonado
hasta el siglo XIX.

Tiempos atrás,
el mar llegaba más tierra adentro y
probablemente hasta la meseta, que hoy se
encuentra a 1 km del agua. La gente de
Delphos, que pasa mucho tiempo hablando
con gente local, dice que leyendas indígenas
hacen referencia a hombres blancos con
cañones que ocupaban la meseta antes de la
llegada de los españoles.
El grupo dice
haber descubierto restos de mosaicos de
cerámica sobre la meseta. Delphos ahora
busca vestigios de una segunda ciudad de los
antiguos cruzados en la Meseta de
Somuncurá. Desde 1997, sus miembros han
hecho más de una docena de expediciones a
las costas de Río Negro y Chubut y a la
Meseta de Somuncurá, compartida por ambas
provincias.
Vea sus estudios
en http://www.delphos.com.ar/.
Visite
también http://www.cristobalcolondeibiza.co
my/ http://globalizacion.no.sapo.pt/
FOTO CRÉDITOS: La meseta de El
Fuerte, Fundación Delphos. Cinco piedras
talladas del Museo Regional Salesiano de
Rawson, Chubut, Bonnie Tucker. Mapa
dibujado por el cartógrafo alemán
Henricus Martellus Germanus en 1489.
Sello templario. Templarios en un grabado
antiguo. Mapa atribuido al cartógrafo
francés Jean Antoine Victor Martin de
Moussy, publicado en su atlas de 1869, y
una expedición de la Fundación
Delphos, ambas de Fundación Delphos.

EDITOR EN JEFE2013.01.12.
Conferencia de prensa sobre la misteriosa cueva

El expedidor húngaro János Móricz descubrió el sistema de cuevas de


Tayos, al que se refirió como la cueva de Táltos, para la humanidad
moderna. Las vastas cavernas, que cuentan historias sobre culturas
misteriosas, probablemente perdidas, están protegidas por los Suars.
Asistimos a la rueda de prensa de la Asociación Cultural János Móricz.

La cueva de Tayos, conocida en húngaro como la cueva de Táltos, es


casi imposible de abordar: primero tienes que convencer a los pueblos
indígenas que viven en sus alrededores, los Suars, de que no quieres
dañar ni a la cueva ni a los espíritus que viven en ella, luego tienes que
llegar a través de la jungla salvaje y peligrosa, y finalmente tienes que
descender a las profundidades, a la oscuridad eterna, al reino de las
aves tayos. No es de extrañar que pueda contar con una mano cuántas
personas se han aventurado en las profundidades de este misterioso
sistema de cuevas
János Móricz emigró de Hungría a América del Sur en la década de
1950. Apenas diez años después, en los años 60, descubrió las
misteriosas cuevas. Esperaba encontrar en ellos signos de que la
humanidad tenía ancestros cultural, lingüística y religiosamente
comunes. Él creía que "una vez que los artefactos de abajo sean traídos
a la superficie, no habrá necesidad de guerra de nuevo". Esta visión algo
idealista se justificó de alguna manera por el descubrimiento de signos
de trabajo humano en las profundidades, como piedras talladas que eran
bastante diferentes de las rocas naturales de la zona.
En la conferencia de prensa de la Asociación Cultural János Móricz, a la
que también asistieron los embajadores de Argentina y Ecuador, habló el
abogado de János Móricz, Dr. Gerardo Peña Matheus, quien visitó las
cuevas de los Tayos con el explorador. Según su propio relato, al
principio no quiso asumir el caso con el que Moricz se acercó a él: el
expedicionario le pidió que hiciera cumplir legalmente su investigación.

EDITOR EN JEFE2013.01.12.
Conferencia de prensa sobre la misteriosa cueva

El expedidor húngaro János Móricz descubrió el sistema de cuevas de


Tayos, al que se refirió como la cueva de Táltos, para la humanidad
moderna. Las vastas cavernas, que cuentan historias sobre culturas
misteriosas, probablemente perdidas, están protegidas por los Suars.
Asistimos a la rueda de prensa de la Asociación Cultural János Móricz.

La cueva de Tayos, conocida en húngaro como la cueva de Táltos, es


casi imposible de abordar: primero tienes que convencer a los pueblos
indígenas que viven en sus alrededores, los Suars, de que no quieres
dañar ni a la cueva ni a los espíritus que viven en ella, luego tienes que
llegar a través de la jungla salvaje y peligrosa, y finalmente tienes que
descender a las profundidades, a la oscuridad eterna, al reino de las
aves tayos. No es de extrañar que pueda contar con una mano cuántas
personas se han aventurado en las profundidades de este misterioso
sistema de cuevas.
János Móricz emigró de Hungría a América del Sur en la década de
1950. Apenas diez años después, en los años 60, descubrió las
misteriosas cuevas. Esperaba encontrar en ellos signos de que la
humanidad tenía ancestros cultural, lingüística y religiosamente
comunes. Él creía que "una vez que los artefactos de abajo sean traídos
a la superficie, no habrá necesidad de guerra de nuevo". Esta visión algo
idealista se justificó de alguna manera por el descubrimiento de signos
de trabajo humano en las profundidades, como piedras talladas que eran
bastante diferentes de las rocas naturales de la zona.

En la conferencia de prensa de la Asociación Cultural János Móricz, a la


que también asistieron los embajadores de Argentina y Ecuador, habló el
abogado de János Móricz, Dr. Gerardo Peña Matheus, quien visitó las
cuevas de los Tayos con el explorador. Según su propio relato, al
principio no quiso asumir el caso con el que Moricz se acercó a él: el
expedicionario le pidió que hiciera cumplir legalmente su investigación.
Dr. Sin embargo, Matheus no tomó en serio los logros de Moricz, por lo
que solo tomó el caso si el explorador lo llevaba a las cuevas de Tayos.
La expedición no fue fácil: la entrada encontrada por Moricz era casi
inaccesible, tanto por la mayor protección de los Suars como por sus
características geográficas. Para las personas civilizadas, el vecindario
es extremadamente peligroso. Al final, la monumentalidad de las cuevas
y las tallas de piedra encontradas en ellas, sugestivas de trabajo
humano, convencieron al Dr. Matheus y obtuvo los derechos para hacer
de Moricz el único explorador de la Cueva de los Tayos.

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