Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
LUCÍA SALA.
CAPITULO 1
1
A. Cruz: "Epitome da guerra entre o Brazil e as Provincias Unidas do Rio da Prata."
en ese instante seguían los acontecimientos: Brasil se declaró
independiente rompiendo los lazos que lo unían al reino de Portugal.
Aprovechando la ausencia del Rey Juan VI, que había regresado
a Lisboa, después de una larga permanencia en el Brasil, las clases
nativas enriquecidas, lograron, por vía pacífica, la inde pendencia
política que el pueblo anhelaba, convirtiendo la colonia en Imperio del
Brasil. Y, a consecuencia de la situación creada, que dividió las fuerzas
de ocupación estacionadas en la Provincia Oriental -una parte se plegó a
la causa de la emancipación del Brasil y otra asumió la defensa de la
Corona de Portugal- se dividieron también las fuerzas nacionales. Los
dirigentes de las masas del campo se pusieron de parte del nuevo Estado,
y sólo una fracción de la burguesía ciudadana, vinculada al comercio
rodeó al Barón de la Laguna, sostenedor de los intereses del Bando
Imperial; pero, frente a estas tendencias, apareció otra, en la que se
encontraban saladeristas, ganaderos, las masas y dirigentes militares
como Lavalleja, que compren dieron que era llegado el momento de
iniciar la lucha contra la dominación portuguesa y brasileña y
reincorporar la Provincia Oriental a las Provincias Unidas del Río de la
Plata.
No quiere decir esto que la posición de los dirigentes orientales
que acompañaban al Brasil en contra de Portugal, estuviera desprovista
de sentido progresista, pues veían en ello un paso hacia mejores
soluciones, pero sí, indicaba el temor que aún les producían las masas
armadas y en lucha para expulsar a los dominadores extranjeros
Temían caer dentro del centralismo absorbente, pese a repetidas
declaraciones federalistas, que trataba de imponer la burguesía
bonaerense y temían se iniciara un nuevo período de luchas en el interior
de la provincia, al desaparecer la fuerza coercitiva de Portugal o Brasil.
Tal la posición de Fructuoso Rivera. A la proposición de lucha por la
emancipación formulada por el Cabildo de Montevideo, Rivera contestó:
"V.E. se decide y me invita a defender la independencia de la
patria y, felizmente, estamos de acuerdo en principio y opiniones.
La diferencia entre V.E. y yo en la causa que sostenemos sólo
consiste en el diverso medio de calcular la felicidad común a que
ambos aspiramos. V.E. cree que el país será feliz con la
independencia absoluta y yo estoy convencido de que ella puede
serlo con una independencia relativa; porque la promesa, sobre
imposible es inconciliable con la felicidad del pueblo. Para
establecer la inde pendencia absoluta de la Banda Oriental
necesita V.E. hacer la guerra al imperio, mantener el orden
interno y evitar la anarquía después de haber triunfado."
Los hombres más adelantados de la burguesía nativa -decimos-
entre ellos hacendados, saladeristas y comerciantes, sostenían en cambio
que la Provincia debía independizarse de Portugal y del Brasil volviendo
al seno de las Provincias Unidas del Río de la Plata. Se suponían con
fuerzas suficientes como para abordar la empresa y dominar la situación
y trataban de aprovechar
las nuevas condiciones creadas, con el fin de deshacerse de toda atadura,
y ellas le permitirían marchar por cuenta propia alejando a los
portugueses y brasileños del territorio oriental. Junto a este grupo,
estimulándolo e impulsándolo se encontraban los representantes de Gran
Bretaña, impacientes por dar solución al complicado problema del Río
de la Plata que estorbaba sus planes de expansión comercial.
Pero era un hecho indiscutible que el sentimiento nacional, de
independencia, aumentaba, y expresándose en diversas formas llegaba al
seno del Cabildo. El 16 de diciembre de 1822 el Cabildo decidió hacer
un llamado a la soberanía popular, declarando que "Entre tanto los
poderes contendientes, el poder portugués y el poder brasileño eran
contrarios a estas tierras no podían ni debían dominarlas." Esto
declaraba el mismo Cabildo, aun cuando eran otros los hombres, que
seis años atrás habían recibido alborozados a las tropas lusitanas; pero
las condiciones habían cambiado. Al mismo tiempo, destacados
hombres de Montevideo se dirigían al gobernador de Santa Fe, general
López, pidiéndole auxilios para "liberar a la Banda Oriental".
II
La guerra de liberación
3
Pedro Velazco: "El Popular", 23-VIII-963.
movimiento emancipador. Durante el período de lucha entre Portugal y
Brasil, sabiendo que las provincias de Santa Fe y Entre Ríos habían
ofrecido apoyo al Cabildo de Montevideo, Lavalleja organizó un cuerpo
expedicionario, debiendo desistir bajo la presión del gobierno de Buenos
Aires.
"Construir la Provincia bajo el sistema republicano -se leía en el
programa formulado por Lavalleja- en uniformidad con la antigua
unión. Estrechar con ella los vínculos que antes la ligaban,
preservarla de la horrible plaga de la anarquía y fundar el imperio
de la ley."
En los primeros meses del año 1825, habían madurado las
condiciones revolucionarias en la Provincia Oriental. Había ascendido
verticalmente el espíritu de oposición a la dominación extranjera. Las
masas populares miraban con odio a los que, sobradamente,
consideraban como intrusos. Los hacendados, que en cierta medida
apoyaron a las fuerzas imperiales contra los portugueses esperando así la
definitiva solución de la propiedad de la tierra, no encontraron la salida
que buscaban bajo la dominación del gobierno del Brasil. Así fue como,
poco tiempo después del desembarco en la Agraciada
4
Eduardo Acevedo: "Anales Históricos del Uruguay", tomo II.
poder instalado en Buenos Aires. Triunfaba en toda la línea la política
que exigía la burguesía mercantil "para poner orden" y someter a las
fuerzas dispersas, por medio de un Estado poderoso centralizado, pese a
la fórmula federalista, con sólo una apariencia exterior en este sentido.
La burguesía oriental, que contaba con el apoyo de una parte de
la burguesía argentina, pe ro no aún con el del gobierno de Buenos
Aires, hizo antes y después de la Asamblea de la Florida, un esfuerzo
supremo encaminado a afirmar su dirección, creando una base jurídica,
anulando toda posible influencia de las masas en la dirección política,
barriendo los vestigios del artiguismo a través de su dictadura de clase.
"Sólo los vecinos propietarios" tuvieron derecho a concurrir como
delegados a la Asamblea del 25 de Agosto que aseguró que:
"Ya era tiempo que nos presentáramos
IV
Del final de la guerra a la Convención Preliminar de Paz
Sin embargo, tres años de guerra entre dos países de economías
débiles e inestables, debían agotar las mejores energías. Se notaban ya
síntomas de cansancio y agotamiento. Todos menos los comerciantes
que se enriquecían con la guerra anhelaban el advenimiento de la paz. El
gobierno brasileño se encontraba frente a la insurrección a que nos
hemos referido y el gobierno argentino se veía al borde de una catástrofe
económica provocada por los crecidos gastos que demandaba la
campaña militar en la Provincia Oriental, a extremo tal, que se habían
agotado los recursos acumulados en el período de paz
5
Pablo Blanco Acevedo: "La Convención de Paz de 1828", pág. 21.
Preliminar de Paz firmada en Río de Janeiro el 27 de agosto de
1828, entre los de legados de los gobiernos argentino y brasileño,
con la intervención directa del representante británico en el
Brasil. Los orientales, a quienes más directamente afectaba el
tratado, quienes en primer término debían sufrir sus
consecuencias, no estuvieron representados en Río de Janeiro.
Empero, carece de exactitud la afirmación de algunos
historiadores, de que el tratado se firmó a espaldas de los
orientales, dicho con más propiedad
V
La Constitución de 1830. Su contenido de clase
6
La división de poderes no es otra cosa que un aspecto más de la dictadura de clase de la
burguesía, tendiente a restringir más aún las posibilidades de infiltración de influencias extrañas a la
clase detentadora del poder y aparece como fruto de una larga experiencia. En un estudio publicado
en "La Correspondance
Internationale", en noviembre de 1935, analizando las razones que tuvo la burguesía para establecer
la división de poderes, se decía: "Ello fue ideado por el jurista francés Montesquieu, expuesto en su
libro «El espíritu de las Leyes», publicado en 1784 y es, como expresión de la lucha de clases, una
tentativa de conciliación entre la nobleza francesa de mediados del siglo XVIII, que veía hundirse el
suelo bajo sus pies... Juan Jacobo Rousseau, un representante de la pequeña burguesía
revolucionaria del siglo XVIII, desaprobaba categóricamente, lo mismo que otros revolucionarios de
aquel tiempo, la doctrina de la sepa ración de poderes, pues veía en esto una enseñanza opuesta a
la doctrina democrática de la soberanía del pueblo."
"Esta doctrina que ha sido formulada por Rousseau con la mayor precisión y con el mayor
espíritu de continuidad, afirma que el pueblo es
CAPITULO II
7
Padrón de Montevideo "Revista Histórica" N.º 3.
una parte ya otra, y aveces tan retirados de la parroquia,
que se ve obligado a abandonarla entera mente por atender
a su trabajo..."8
Al subsistir todo lo que Artigas quiso corregir por medio
del Reglamento de 1815, y al destruir su reforma agraria quienes
le sucedieron
8
Actas de la Fundación de la Florida "Revista Histórica" N.º 14.
tierra, más el nuevo factor de disgregación creado por la Deuda
Pública, en que cada acreedor o grupo de acreedores echaba
mano a cualquier recurso, incluso la provocación de movimientos
armados, en el afán de ser cada uno el primero en cobrar. En
torno a estas cuestiones, primero la Deuda Pública y luego la
disputa de la propiedad de la tierra, se fueron polarizando las
fuerzas.
En un bien documentado trabajo de Pedro Velazco,
publicado en el diario "El Popular" el 23 de agosto de 1963, se
muestra en forma visible
II
El origen de los partidos tradicionales
El otro elemento paralizador de las fuerzas -decimos-
derivó de la forma irregular de la posesión de la tierra. Este
problema que debió quedar resuelto en gran medida por la
Revolución artiguista, detenido y en mucho mantenido por cierto
tiempo durante la primera etapa de la ocupación portuguesa, y
luego hecho retroceder
III
Dificultades y exacerbación de
las contradicciones
10
En la batalla de Carpintería, los combatientes usaron por primera vez las divisas, cuyos colores
dieron nombre a los partidos tradicionales, Colorada era la divisa de los hombres de Rivera y blanca
la de los de Oribe.
Pero no era sólo la dictadura argentina la que pesaba sobre
la vida política del Uruguay, sino también el movimiento
separatista - republicano, del Estado brasileño de Río Grande do
Sul. Mientras Rosas lograba atraer a sus planes
IV
La lucha por el poder en la Argentina.
El gobierno de Rosas y su contenido
Sólo creo que están con ellos los quebrados, los agiotistas
que forman esta aristocracia mercantil. Repito que todas
las clases pobres de la ciudad y de la campaña están contra
ellos dispuestos con entusiasmo a castigar el atentado y
sostener las leyes."
Un tiempo más tarde -Rosas ya en el poder- en una
entrevista sostenida con el hombre público uruguayo Santiago
Vázquez, decía:
"He tenido siempre mi sistema particular; conozco los
talentos de muchos de los hombres que han gobernado al
país, especialmente a los señores Rivadavia y Agüero y
otros de su tiempo, pero, a mi parecer, todos cometían un
grave error: se conducían bien con las clases ilustradas,
pero despreciaban a los hombres de la clases bajas, los de
la campaña que son gente de acción."
Considerando la situación insostenible frente a un
arrollador movimiento de masas que se levantaba de todos los
rincones de la Argentina, Lavalle firmó un pacto con Rosas el 24
de junio de 1829, en el que se establecía la obligación de
convocar a elecciones generales, y en ellas, aun cuando los
unitarios recurrieron al fraude para evitar el triunfo de sus
adversarios, cayeron del poder a impulso de tumultuosas
manifestaciones populares realizadas en las calles de Buenos
Aires.
El 8 de octubre, la legislatura disuelta por Lavalle y
restablecida por los federales, confirió el cargo de gobernador a
Juan Manuel de Rosas, al que éste asciende con el pomposo
LA GUERRA GRANDE
14
J. M. Gutiérrez: "Vida de Echeverría". Ed. Cultura Argentina. En "Dogma Socialista", pág. 66.
15
Todo esto obliga a pensar que dentro de esa intelectualidad progresiva, se agrupaban los
gérmenes de la burguesía industrial, de la pequeña burguesía urbana; en una palabra, el ala más
plebeya de la burguesía aún no separada del pueblo y que no había "aprendido" a temer al pueblo y
que formaba con él, lo que en Europa dio en llamarse el "estado llano".
II
La guerra contra Rosas
16
"La generación saintsimoniana -explica José Ingenieros- dio al país sus más ilustres estadistas
y pensadores. Desprendida del romanticismo juvenil, se adaptó a la realidad política y transfundió a
varios medios el espíritu revolucionario de Mariano Moreno, de Dorrego y Rivadavia a las luchas de
la organización de los res tantes del siglo XIX." José Ingenieros, "La Evo lución de las ideas
argentinas". Ed. "Problemas", tomo IV, pág. 399.
17
En 1845 llegaron a Montevideo gran cantidad de artículos de consumo: 18.216 barricas de harina;
2.463 barricas de azúcar; 3.436 bolsas de arroz; 5.026 tercios y 3.472 medios tercios de yerba; 8.420
botijuelas, 1.652 cajones y 403 barriles de aceite de oliva; 3.446 pipas y 1.227 medias pipas de vino.
jóvenes de las más diversas capas sociales corrieron
presurosos a enrolarse en los batallones
18
Esteban Echeverría en "Dogma Socialista". Ed. Cultura Argentina, pág. 181.
legislatura, temerosos de las graves consecuencias que para sus
intereses establecía tal precedente.
"En cuanto al primer punto -decía un diputado
refiriéndose al proyecto de confiscación- pretende dársele
un concepto de latitud que para salvar la patria hagamos el
sacrificio de la misma patria; porque patria, señores, es la
tierra, es todo lo que hay
19
Discurso del diputado Sagra. Actas de la Asamblea Legislativa, 1844.
tentativas felizmente fracasaron, no obstante, continuó la
agitación y apareció una corriente orientada a la conciliación con
Rosas, a la que, por cierto, no eran ajenas las maniobras
subterráneas de la diplomacia anglo-francesa. El nombramiento
del general Garibaldi como jefe de la guarnición de Montevideo,
IV
La lucha decisiva contra el
poder de Rosas
a otro; eran cada instante más violentas las sacudidas que hacían
estremecer, produciendo desprendimientos en el inmenso aparato
económico-político y militar montado por Rosas. El Paraguay,
con su intercambio trabado por los obstáculos a la navegación
fluvial, buscaba una coyuntura favorable que le ayudara a romper
el círculo de hierro en que se encontraba encerrado, y en Rio
Grande do Sul, dirigido por los fazendeiros que veían saqueadas
sus estancias por los soldados al mando de Oribe, se originó un
movimiento que culminó con la invasión de la República Oriental
por las fuerzas brasileñas.
A principios de 1847, el general Urquiza, que fuera brazo
derecho de Rosas en la campaña mi litar contra las provincias
rebeldes, presionado por comerciantes, hacendados y saladeristas
de Entre Ríos, se rebeló contra el monopolio y restricciones
impuestas por Rosas. Autorizó la apertura de los saladeros y
graserías y permitió que los comerciantes utilizaran los puertos
intermedios despachando productos por vía fluvial hacia
Montevideo y trajeran de esta plaza cantidad de mercancías
manufacturadas de origen europeo, desobedeciendo órdenes
terminantes impartidas desde Buenos Aires. Según datos
publicados por "El Comercio del Plata", de Montevideo, desde
junio de 1846 a febrero de 1847, llegaron a esta plaza
procedentes de Entre Ríos, 354.031 cueros secos y salados,
representando un valor total de 635.000 pesos.
"Los negocios de Entre Ríos toman un aspecto serio
-decía el Ministro Herrera en una carta dirigida a Andrés
Lamas, en noviembre
20
"Libro del Centenario del Uruguay", pág. 79.
económica y políticamente al Uruguay por medio de los tratados
de 1851, impuestos por el imperio al gobierno de Suárez. Esta era
la única realidad. Dentro del tono, al parecer equitativo, lo
concreto era que el país, su economía, y, como consecuencia en
mucho su vida política, quedaban subordinados a la voluntad del
gobierno del Brasil.
Los tratados fueron la condición establecida por el Imperio
para intervenir en la guerra contra
93
Rosas, sin perjuicio del interés particular que tenían los
ganaderos y saladeristas riograndenses en la destrucción del
monopolio rosista de la producción de tasajo. El gobierno de
Joaquín Suárez cedió ante la presión de la Corte de Río de
Janeiro, obligado por la situación en que el país se hallaba, pero
el precio pagado fue excesiva mente elevado y sus resultados
trajeron apareja dos graves males, como hemos destacado ya. Los
tratados eran: de alianza, de subsidio, de comercio y navegación,
de extradición y de límites. El de alianza permitía al Imperio
intervenir militarmente cuando fuera necesario "mantener el
orden" en el interior del país. Como subsidio, el gobierno
brasileño se obligaba a entregar al gobierno uruguayo 138.000
patacones por una sola vez y una cuota mensual de 60.000
patacones sin plazo fijo; el de comercio y navegación libraba de
impuesto de exportación al ganado uruguayo con destino a Rio
Grande do Sul, facilitando a sus saladeros materia prima a bajo
precio, mientras que el Brasil gravaba con el cinco por ciento los
derechos al tasajo uruguayo que pasaba por la frontera. Este
tratado, impedía, además, la utilización de las aguas del río
Yaguarón y de la Laguna Merín por barcos de matrícula
uruguaya. El de extradición obligaba a las autoridades de la
República a devolver a los negros esclavos que huían de las
infernales torturas de sus amos y se internaban en el territorio
nacional en procura de libertad. Por el de límites, quedaban
definitivamente incorporados al Brasil territorios que éste
ocupaba y formaban parte de la ex-provincia Oriental.
21
"Libro del Centenario del Uruguay", pág. 86.
gobierno imperial en la presión que éste ejercía sobre el gobierno
uruguayo a través de centenares de reclamaciones por daños
reales o supuestos producidos a sus intereses. Las estancias
propiedad de brasileños, por su posición estratégica en la frontera
norte, fueron utilizadas con frecuencia como centros
conspirativos contra los gobiernos nacionales que estorbaban los
planes de la monarquía, contra los gobernantes que se
II
La alianza de clases frente al peligro común
22
"Juan Carlos Gómez, su actuación en la Prensa de Montevideo", tomo I, pág. 18.
23
Esta posición de Juan Carlos Gómez, compartida por otras cabezas dirigentes de la época, indica
la existencia ya, en el país, de corrientes dirigidas a crear las condiciones necesarias para dar paso
al desarrollo capitalista de la República, posición que los separaba de otros líderes
Los dirigentes políticos, civiles y militares, se inclinaban
decimos a una alianza de las distintas capas sociales, realizando
insistentes esfuerzos en ese sentido, con la colaboración de
III
Reaparición de los viejos antagonismos y
ruptura de la unidad nacional
24
Eduardo Acevedo: "Anales Históricos", tomo II, pág. 542.
los enemigos de Flores, tratando de sacar partido de la nueva
situación creada.
En agosto de 1855, bajo la dirección de los jefes más
destacados de los partidos políticos enfrentados a la dictadura, el
pueblo ganó la calle en la capital. Obreros, artesanos, empleados
y
IV
El triunfo de la burguesía centralista argentina y su
repercusión en el Uruguay
A mediados de 1855 el gobierno brasileño ordenó el retiro
de las fuerzas armadas que mantenía en las inmediaciones de
Montevideo. No le quedaba otro camino. Con el sistema de
amenaza permanente no había logrado todo lo que se proponía.
La protesta ininterrumpida del pueblo uruguayo conmovió el
ambiente rioplatense y llamó la atención del gobierno británico,
que,
26
"Libro del Centenario del Uruguay", pág. 395.
sucumbió aplastado despiadadamente. El 28 de enero de 1858, las
tropas del gobierno derrotaron a las fuerzas insurreccionadas en
el paso de Quinteros, tomándoles decenas de prisioneros y
fusilando a los principales jefes, a pesar de habérseles prometido
respetar sus vidas. Entre los fusilados se encontraba Cesar Díaz,
el que fuera
V
El gobierno de Bernardo P. Berro.
Su contenido progresista
La elección de Bernardo P. Berro en 1860, por absoluta
mayoría parlamentaria, fue la ex presión del deseo y el propósito
de la burguesía comercial, de los terratenientes y de núcleos
ganaderos, de atraer nuevamente el mayor contingente posible de
fuerzas y formar un bloque que permitiera hacer frente con éxito
a la grave situación en que el país se encontraba, salvando a la
economía nacional en bancarrota. La actuación anterior de Berro
ofrecía garantías para el cumplimiento de estos deseos. En carta
publicada antes
VI
La guerra reaccionaria encabezada por
Venancio Flores, preludio de la guerra
de agresión al Paraguay
27
S. N. Rotovski: "Nueva Historia de América Latina", pág. 76.
Las clases dominantes de Argentina y Brasil no concebían
otro camino que la agresión y el pillaje para verse libres de
vecinos tan molestos que no se avenían a retroceder
reintegrándose a los viejos moldes, que no se prestaban dóciles a
sus manejos de camarillas antipopulares; y para hacer efectivos
sus planes de agresión contra el Uruguay y el Paraguay, el
gobierno imperial decidió imponerse previamente a la República
Oriental, asegurando, así, la colaboración de un
28
Eduardo Acevedo: "Anales Históricos del Uruguay", tomo IV, pág. 47.
gobierno de Berro, eran, sin duda, síntesis de aquella cruzada
antinacional, que se autotitulaba pomposamente "cruzada
libertadora", y venía apoyada por grupos reaccionarios que
actuaban en el interior del país contra el gobierno. Fracciones de
los partidos Colorado y Blanco trabajaban en ese sentido,
obstaculizando la acción legislativa y promoviendo conflictos de
toda índole. Dentro del Partido Blanco, el grupo denominado
"Amapola" que respondía a caudillos del campo y en ellos se
respaldaba, se plantó frente a Berro pretendiendo obligarlo a
rectificar normas. A fines de 1863 estalló un conflicto
Y más adelante:
"Artigas es la independencia. El enseñó el camino de la
redención de la patria y realizó la jornada de aquella magnífica
epopeya que continuó en 1825".
29
Eduardo Acevedo: ob. cit., tomo IV, pág. 321.
En carta dirigida a Bartolomé Mitre, en diciembre de
1869, Juan Carlos Gómez sintetizaba el pensamiento de los
hombres más avanzados de la época, en estos términos:
"...Espero ver en tortura su brillante inteligencia
para justificar a los que con Vd. han hecho y sostenido la
alianza de los siguientes cargos: 1º La alianza ha reducido
a los pueblos del Plata a un rol secundario, a
30
Juan Carlos Gómez: "Su actuación en la prensa de Montevideo", tomo II, pág. 113.
31
Ya terminada la guerra del Paraguay decía José Pedro Ramírez en un editorial publicado en "El
Siglo": "Imposible parece que hoy, ante el cadáver del Paraguay, muerto a manos de la Alianza, ante
el protectorado establecido por el Imperio sobre aquel territorio, ante el triunfo completo, en fin, de la
política brasileña, haya todavía en el Río de la Plata, quienes defiendan aquel pacto criminal, por el
cual estas repúblicas pusieron los elementos de que disponían al servicio de la causa, de una política
que no es su política, de un interés que era sólo el interés del Brasil."
inconfundible: la guerra del Paraguay constituía la segunda etapa
de la batalla de la reacción victoriosa en esta parte de América
del Sur, cuya primera fase se
CAPITULO V
1875-1886
PERIODO DE LOS GOBIERNOS MILITARES
Factores que determinaron cambios
en la situación
34
Joaquín Nabuco: "La Guerra del Paraguay", pág. 54.
1860 a 1870, Inglaterra se anexó 5.200.000 kilómetros cuadrados
de territorios, con una población de 122 millones de habitantes),
aparecían como indicios de las postrimerías del capitalismo de la
libre concurrencia e iniciación de la "era" imperialista, cuyos
prolegómenos se advirtieron mucho antes.
35
Soloviev: "La Primera Internacional", pág. 69.
"Por lo que se refiere a Europa -explica Lenin- se puede
fijar, acaso con exactitud, el momento en que se produjo la
sustitución definitiva del viejo capitalismo por el nuevo".
36
V. I. Lenin: "El imperialismo. Etapa superior del capitalismo". Ed. Europa América, págs. 27-29.
La explotación de las minas, de los bosques, la
introducción del cultivo de plantas industriales, la creación de
nuevas zonas agrícolas, una mejor cría del ganado, la
construcción de caminos y ferrocarriles, dieron impulso a
regiones de vida primitiva y surgieron centros poblados en
lugares poco tiempo atrás desiertos, con el natural
desenvolvimiento del comercio y la aparición de algunas
industrias.37
(36)
pues los que tenían en sus manos la dirección política del Estado,
por los mismos intereses que representaban, no estaban en
condiciones de enfrentar a los latifundistas.
A principios de 1875 la situación adquirió más gravedad y
la lucha inusitada violencia. El 10 de enero, un grupo de
militares, interrumpió violentamente la realización de elecciones
de alcalde ordinario para evitar fuera electo José Pedro Varela
que tenía asegurada la mayoría y era candidato de los elementos
más esclarecidos de la burguesía intelectual. Varias personas
cayeron asesinadas en el atrio de la Iglesia Matriz, entre ellas el
destacado dirigente Francisco Labandeira. Pocos días después, un
levantamiento militar, dirigido por el Ministro de Guerra,
Coronel Lorenzo Latorre, derribó al gobierno de Ellauri,
asumiendo la Presidencia de la República, Pedro Varela, uno de
los complicados en el ignominioso motín del 10 de enero.
III
Del libre cambio al proteccionismo
38
Un gran número de ciudadanos integrantes del movimiento principista y de otras tendencias,
tuvieron que huir del país para evitar la prisión; otros fueron arrestados y varios embarcados en un
navío: la barca "Puig" y deportados a Cuba, con el indudable propósito de deshacerse
definitivamente de ellos pues las condiciones de la embarcación no permitía suponer llegaran a
destino. Entre los desterrados se encontraban: Julio Herrera y Obes, José Pedro Ramírez, Juan José
de Herrera, Agustín de Vedia, Aureliano Rodríguez Larreta, Juan Ramón Gómez, coronel Fortunato
Flores, Comandante Carlos Gurméndez, etcétera.
armado bajo el signo de unidad nacional. En esta insurrección,
que ha pasado a la historia con el nombre de "Revolución
Tricolor" participaron hombres de los distintos partidos y
fracciones políticas, de las más diversas clases sociales, en tanto
varios jefes militares, como Timoteo Aparicio, se pusieron
incondicionalmente al servicio de la dictadura.
Falta de una dirección capaz, de armas y recursos, la
insurrección no tuvo éxito, pero la oposición inquebrantable de
las masas se hizo más enérgica; incluso los representantes de las
compañías extranjeras miraban con inquietud la política seguida
por Varela, que conducía al país hacia una total bancarrota, con
riesgo de los intereses que representaban. Sólo a la empresa del
Ferrocarril Central, el gobierno le adeudaba por concepto de
garantías $1.065.938.
A principio de 1876 la situación del gobierno era ya
insostenible. El grupo que respondía al coronel Latorre pasó a la
oposición, provocando su derrumbe el 10 de marzo de ese año, en
medio de una extrema efervescencia popular.
Asumió el gobierno Lorenzo Latorre, primero en forma de
dictadura desembozada, prometiendo adoptar medidas capaces de
provocar un vuelco en la situación de la República, "inaugurando
-dijo- una época de tranquilidad y de honradez administrativa, y
convocando a elecciones a breve plazo". No cumplió esta última
parte de lo prometido; la dictadura se prolongó por espacio de
tres años, con la ayuda de dirigentes políticos blancos y
colorados, hasta el 19 de
39
Decía Marx en 1867: "Se impone una división internacional del trabajo, ajustado a los centros
principales de la industria maquinizada, división del trabajo que convierte a una parte del planeta en
campo preferente de producción agrícola, para las necesidades de la otra parte, organizada
preferentemente como campo de producción industrial." C. Marx: "El Capital", tomo I, pág. 360. Ed.
Cartago.
por el sistema proteccionista. A eso se añade la expropiación
violenta del pequeño productor campesino porque así
40
Eduardo Acevedo: Ob. cit., tomo III, págs. 146-147.
para todo el país en 1860. De 1860 a 1874 se multiplicó en más
de seis veces el tonelaje de los buques de ultramar
IV
Contenido capitalista de las reformas
propiciadas por Lorenzo Latorre
41
Carlos Marx: "El Capital". Ed. Fondo de Cultura. Parte I, pág. 839.
que era necesario resolver para afirmar la propiedad
terrateniente, dar término a un estado
42
F. R. P.: "Batlle y el Proceso Histórico del Uruguay", págs. 33-34. Ed. Rodó. Montevideo, 1938.
Escuela de Artes y Oficios, con el fin de formar obreros
calificados, destinados a actuar junto a las máquinas
Con el título "Ley de vagancia y sus efectos", el diario "La Razón" de Montevideo
43
44
Carlos Marx: "El Capital". Libro I, pág. 539. Ed. Biblioteca Nueva. Buenos Aires, 1949.
firmas de los comerciantes de Montevideo en homenaje al
dictador, se decía:
"En un cortísimo período ha elevado Vd. la
situación financiera del país de la absoluta
V
Segunda etapa de los gobiernos militares
Total
40.789
persona: año 1874, Kgs. 135,655; año 1884, Kgs. 108,727. Los
obreros y empleados del Estado eran particularmente castigados
por el atraso permanente en el cobro de sus sueldos y salarios. El
13 de mayo de 1886, el diario "La Razón" de Montevideo, decía
que los maestros de Cerro Largo y San José se declararon en
huelga cansados de esperar que se les pagaran sus haberes
atrasados; el 7 de julio de ese mismo año en un suelto titulado
"Hambre de 13 meses", el mismo diario anunciaba que a los
empleados del Estado se les adeudaban 10, 11 y 12 meses de
sueldos. Como Varela, como Latorre, como Vidal, San tos trató
de hacer frente al descontento popular y a la oposición creciente
por medio del terror sistematizado. Lo mismo que en la época de
sus antecesores nombrados, las prisiones, las torturas, los
asesinatos y el amordazamiento de la prensa independiente, se
convirtieron en métodos corrientes de gobierno. Sin embargo,
tales procedimientos no atemorizaban a las fuerzas opositoras ni
las hacían retroceder. Las distintas clases sociales contrarias al
gobierno, respondían a la opresión y represión gubernamental
uniéndose y у concentrando las fuerzas para el contraataque, para
seguir la batalla hasta conseguir el restablecimiento de las
libertades democráticas y el establecimiento de una verdadera
legalidad.
VI
La lucha por la reconquista de la democracia
45
Batlle y Ordóñez, en un artículo publicado en el diario "El Día", el 22 de noviembre de 1886, decía:
"Yo vi en el movimiento del 4 de noviembre, un hecho desprovisto de toda legalidad, pero un hecho
tendiente al restablecimiento de las instituciones, y, por consiguiente, un hecho aceptable." "¿Habría
de suscitarle obstáculos a pretexto de que debían emplearse medios mucho más radicales? No. Que
cada cual vaya por su camino hacia el fin. Colocado en la dirección de El Día yo hubiera aplaudido la
entereza moral y el afán patriótico con que se acometía la em presa y habría esperado el resultado
final más bien dispuesto a separar obstáculos que a colocarlos."
monopolista extranjero, poderosa fuerza que contribuyó
inicialmente al progreso de la República, pero que debía frenar su
desarrollo normal independiente, por su mismo poder, por el
objetivo explotador que persigue, por las condiciones que
impone, por la forma en que se le otorgan las concesiones, por el
sometimiento de la burguesía indígena a estos intereses. En esto
han marchado parejos los gobiernos que revistieron formas de
dictadura y los denominados democráticos que les siguieron.
Todos se sometieron a los dictados
CONSOLIDACION DE LA DEMOCRACIA
47
pág. 398. "Libro del Centenario del Uruguay".
privados que cooperaban con los gobiernos y que, gracias
a los privilegios que ellos les otorgaban, estaban en
condiciones de adelantarles dinero".48
48
Carlos Marx: "El Capital". Ed. Fondo de Cultura, México, tomo II, pág. 845.
En el transcurso de los cuatro años de la presidencia de
Tajes, desapareció la desocupación, no obstante las fuertes
corrientes inmigratorias. De 1887 a 1889, el saldo favorable al
país entre la inmigración y la emigración, fue de 45.502 personas.
La demanda de brazos fue crecida; las facilidades que daban los
bancos para adquirir terrenos y para edificar, permitió un intenso
desarrollo de la edificación. En 1888 se construyeron en
Montevideo 549 casas, en 1889, 883 y la ejecución de un plan de
obras proporcionó trabajo a millares de obreros. No obstante los
salarios continuaban siendo extremadamente reducidos
II
La crisis económica de 1890. Su influencia
sobre la vida política del país
49
Eduardo Acevedo: Ob. cit., tomo IV, págs. 546-547.
Refiriéndose al Banco Nacional, que sin ser propiedad del
Estado, era el órgano financiero máximo, integrado en parte, por
capital del Estado, añade Eduardo Acevedo:
"Seis días antes del derrumbe, el 31 de julio de
1890, tenía el Banco Nacional, un monto circulante de
$6.931.500, con un encaje de $1.958.704. Al finalizar el
mes siguiente, mes de la catástrofe, la circulación de
billetes era de $6.758.289, el encaje de $594.194; después
del 31 de agosto la circución era $6.332.756 y el encaje
$256.610".50
50
Ibid., pág. 551.
$4.470.761. El comercio exterior que en 1889 sumaba
$52.577.970, en 1893 quedó reducido a $ 47.353.013.
En tales condiciones fácil es suponer en qué medida
repercutió la crisis sobre el nivel de vida de los trabajadores. En
los establecimientos a que nos hemos referido anteriormente,
había en 1890, 12.834 empleados y 21.803 obreros; en 1893, los
números eran 10.549 y 14.371, respectivamente. Además la
profundidad de la crisis puso en descubierto el grado de
hipotecamiento en que el país se encontraba sometido al
capitalismo monopolista extranjero. En un mensaje del Poder
Ejecutivo a la Asamblea General, solicitando recursos para hacer
frente a los gastos y cubrir la diferencia entre las entradas y las
salidas, decía:
"No es posible buscar economías considerables
dentro del Presupuesto General de
52
del pasado, sino que deje en pie algunas de ellas; es decir, que esta revolución no sea del todo
consecuente, no se lleve hasta el final, no sea decidida e implacable." V. I. Lenin: "Dos tácticas en la
Revolución Democrática", Ob. esc., en tres tomos, Lenguas Extranjeras, Moscú, t. I, pág. 529.
Roberto Giúdice: "Batlle y el Batllismo", pág. 184.
53
Roberto Giúdice: "Batlle y el Batllismo", pág. 191.
En la primera etapa de la lucha, sacando ventajas de la
composición parlamentaria que no representaba la verdadera
orientación y fuerzas de los partidos en pugna, la fracción que
respondía a Herrera y Obes, pudo imponer en 1894 la candidatura
presidencial de Juan Idiarte Borda, luego de una porfiada lucha
en el seno de la Asamblea General. Exponente de los
antagonismos que dividían a las fuerzas políticas de la clase
dominante, fue aquella elección. Sólo después de veintiún días de
realizarse cuarenta
IV
La crisis política
55
) El 26 de enero de 1896, la firma comercial Rodríguez Semaden y Cía., luego de ter minada la
huelga portuaria con la derrota de los obreros, envió a la Comandancia de Marina la siguiente nota:
"Señor Capitán General de Puerto
coronel don Julio Muró: Cumplimos con el deber de expresar a Vd. nuestro sincero agrade cimiento
por el valioso concurso prestado por la repartición a su cargo durante la huelga de los trabajadores
de la Bahía." "El Día" 27 de enero de 1896.
V
El gobierno de Juan Lindolfo Cuestas señala un
nuevo avance de las fuerzas de la burguesía
56
Esta diferencia aparece más pronunciada si se tiene en cuenta que en 1889 la población de la
República era de 683.943 habitantes y en 1898 de 863.840.
No está demás señalar, a esta altura, -el fenómeno es general en
los países proveedores de materias primas- que las líneas
ferroviarias en
I
La primera presidencia de José Batlle y
Ordóñez. Consolidación de las formas
democráticas de gobierno
58
Ruano Fournier: "Estudios Económicos de la Producción de Carnes en el Río de la Plata".
1906 a 2.030. Así comenzó la desaparición del ganado criollo,
cuyo rendimiento en carne era sólo de 40 al 45 por ciento del
peso vivo, mientras que los mestizos dan del 50 al 55 por ciento.
Según el censo agropecuario realizado en 1908 la
existencia de ganado bovino criollo era de 2.700.000, sobre un
total de 8.000.000 y en los censos de 1916 y 1925 las cifras de los
animales criollos habían desaparecido.59
II
La lucha interimperialista en el país
59
Ruano Fournier: "Estudios Económicos de la Producción de Carnes en el Río de la Plata".
Hemos visto ya cómo, a partir de los años 70 del siglo
XIX, el capital monopolista británico había penetrado en el país,
invirtiendo en empresas de servicio público: ferrocarriles,
transporte urbano de pasajeros, gas, aguas corrientes, teléfonos y
telégrafos, en instalaciones de bancos y grandes casas
comerciales; en compañías de seguros, en tierras y en
empréstitos. De hecho, importantes palancas de la economía
nacional quedaron en sus manos, y, como consecuencia fue de
peso la influencia política que ejerció Gran Bretaña en el país. Al
llegar los representantes de las poderosas compañías inglesas,
establecían ligazón con los terratenientes y grandes ganaderos, es
decir, con los dueños de la producción básica de la República.
Los integrantes y representantes de estas fuerzas no tenían interés
en acelerar el desarrollo de las fuerzas productivas; al capitalismo
británico le convenían mucho el sistema del monocultivo, la no
existencia de una industria fabril para que el Uruguay, como toda
América, continuara indefinidamente siendo proveedora de
materias primas y cliente obligado de su producción industrial; y
los terratenientes y ganaderos aspiraban a mantener incambiada
la estructura agraria y el sistema de la ganadería extensiva, con el
fin de enviar al mercado exterior carnes, lanas y cueros y adquirir
en el extranjero los artículos industriales necesarios. No fue por
casualidad, sin duda -insistimos- que el trazado de los
ferrocarriles no se hizo con el fin de asegurar la circulación
normal de mercancías pro cedentes de una industria nacional
desarrollada y diversificada, sino partiendo de las regiones
ganaderas
hacia Montevideo, principal puerto de embarque.
Sabido es, además, que a principios del presente siglo,
cuando el capitalismo de los grandes países, "maduro y
remaduro", al decir de Lenin, pasaba decididamente a su última
fase, la fase imperialista, tres nuevas potencias: Estados Unidos,
Alemania y Japón llegaban encontrando al mundo ya repartido
entre Inglaterra, Francia, Holanda, Bélgica, Portugal. Empero,
lejos de aceptar esta situación, los recién llegados provocaron una
intensa lucha por un nuevo reparto del mundo, es decir, de las
fuentes de materias primas y de los mercados. La lucha en
nuestro país se realiza entre el imperialismo inglés para conservar
posiciones y conquistar nuevas y el alemán primero y luego el
estadounidense que pugnaban por abrirse paso.
El imperialismo germano al llegar al Uruguay -señalamos-
se orientó a tomar posiciones en el comercio mayorista. En
servicios públicos sólo logró obtener la concesión de explotar una
parte de la red de tranvías eléctricos en Montevideo e instaló el
Banco Alemán Transatlántico, filial del Reich Bank. Pero el
joven imperialismo germano, aprovechó con eficacia las
características del comercio uruguayo de importación y en parte
de exportación. El hecho de que, hasta el estallido de la primera
guerra mundial el Uruguay, Montevideo más concretamente, por
su posición geográfica tuviera un comercio de importación
superior, considerablemente superior a la capacidad de absorción
del país, favoreció los planes del capitalismo alemán. La capital
de la República
era un fuerte centro de reexportación de mercancías europeas;
parte de ellas eran introducidas en el país y parte quedaban en los
depósitos de aduana para ser reembarcadas con destino a Brasil,
Paraguay, y en menor escala a Bolivia y el este argentino. Brasil
que aún no disponía de puertos adecuados en Rio Grande do Sul,
ni buenas vías terrestres de comunicaciones, era el gran mercado
para el comercio de tránsito. Procedente de Montevideo existía
una corriente comercial continua hacia Uruguayana, Santa Ana
do Livramento y Yaguarón. En este terreno, con el propósito de
desalojar el clásico comercio mayorista montevideano en poder
de españoles, italianos, ingleses y franceses, entraron a competir
grandes firmas alemanas, entre ellas la fuerte casa Staud y Cía.,
subvencionada por el gobierno у alemán, importadora de
artículos europeos, preferentemente germanos y exportadora de
artículos uruguayos.60
El imperialismo norteamericano trató de apoyarse en las
fuerzas de la burguesía nacional afianzada en el poder con la
elección de Batlle y Ordóñez y se orientó a adueñarse de la
industria
60
"Si Alemania -decía Lenin polemizando con Kautsky- desarrolla más rápidamente que Inglaterra su
comercio con las colonias inglesas, esto demuestra... que el imperialismo alemán es más lozano,
más fuerte, está mejor organizado que el inglés, que es superior a él, pero no demuestra ni mucho
menos la preponderancia del libre cambio, porque no es él el que lucha contra el proteccionismo,
contra la dependencia colonial, sino que un imperialismo lucha contra otro, un monopolio contra otro,
un capital financiero
frigorífica que daba los primeros pasos en el país y conceder
empréstitos, en una fuerte lucha con el imperialismo inglés.
"En los primeros gobiernos batllistas: 1903-1907;
1911-1915 -se lee en la revista. "Estudios"- pesó
decisivamente en el gobierno la burguesía nacional, aliada
a una capa de los ganaderos, a la cual le interesaba una
determinada evolución económica del país. La burguesía
nacional, en contradicción con los imperialistas ingleses,
los grandes terratenientes semifeudales y sectores del gran
comercio importador, estableció relaciones con los
imperialistas norteamericanos a los cuales facilitó su
entrada al país."61
61
contra otro. La preponderancia del imperialismo alemán sobre el imperialismo inglés es más fuerte
que la muralla de las fronteras coloniales, o de los aranceles proteccionistas..." Lenin: "El
imperialismo, fase superior del capitalismo". Ob. Escogidas, tomo I, Moscú, 1960, pág. 821.
Rodney Arismendi: "Para un mejor estudio de la correlación de las fuerzas políticas en el país".
Revista "Estudios" N° 3-4, pág. 43.
medio del frío, de nuestra producción pecuaria. Data de
esa fecha la fundación del establecimiento llamado «La
Frigorífica Uruguayas (año 1902) con capitales uruguayos
que inicia sus faenas en 1904."
"Como tantas otras industrias en la historia del país,
pasa luego (1911) a manos de capitales extranjeros, en este
caso de origen anglo-argentino, la Compañía Sansinena de
Carnes Congeladas, sucesora de la firma Gastón
Sansinena, la cual tenía instaladas sus fábricas en el país
de origen, en terrenos pertenecientes a la empresa
ferrocarrilera inglesa y sus contratos de embarque con la
firma, también inglesa James Nelson and Sons."
Y más adelante:
"Es por el año 1907 que inician su intervención en
el Río de la Plata los capitales norteamericanos, tratando
de adquirir los frigoríficos ya instalados, proceder a su
reequipamiento, modernización de las técnicas de
organización y mecanización de las faenas; lo cual trajo
aparejado una lucha económica encarnizada con los
establecimientos en funcionamiento, en su mayoría de
origen británico".62
62
Cornelio Rivas: "La industria frigorífica de las carnes y su comercialización". Revista "Estudios",
pág. 65.
británico, con lo cual, indudablemente favorecía las posiciones
del capital monopolista norteamericano. Estas vacilaciones, se
expresaron durante su primera presidencia, en haber puesto el
cúmplase a la ley vetada por Cuestas, que entregaba a la
compañía inglesa "Sociedad Comercial de Montevideo", filial de
la "Atlas" de Londres, la instalación y explotación de los tranvías
eléctricos de Montevideo, y en concesiones a las compañías de
ferrocarriles, también inglesas, Ferro Carril Central del Uruguay
y Midland Ltda. Autorizó a la primera a construir dos ramales:
uno de Nico Pérez a Treinta y Tres y a la segunda la construcción
y explotación del ramal que va de la estación Algorta a Fray Ben
tos. Luego de esto se inició la ofensiva de la en el poder contra el
capitalismo británico, y Batlle se negó a hacer nuevas
concesiones al capital monopolista extranjero para inversiones en
empresas de servicios públicos que trató de poner en manos del
Estado.
Es indudable que la complacencia de la burguesía nacional
con el imperialismo norteamericano y el no haber tocado la gran
propiedad terrateniente, debía provocar dificultades en la
aplicación del programa nacional-reformista esbozado por Batlle
y Ordóñez. Es verdad que combatió y derrotó a los caudillos del
latifundio, pero no es menos verdad que Batlle no hizo el más
leve intento de abordar la solución del problema de la tierra.
Pretendiendo justificar esta posición, no vaciló en apelar a
argumentos de los cuales lógicamente él mismo no podía estar
convencido.
"No reconozco -decía en un esbozo de programa, en
julio de 1910- la existencia en el país, de un problema
agrario que reclame con urgencia la atención de los
poderes públicos. Entiendo que la división racional de la
tierra se ha operado y se seguirá operando por el
desenvolvimiento de nuestra riqueza rural. No hay que
pagar tributo a impaciencias nobles pero peligrosas."63
III
La resistencia de las fuerzas del latifundio
63
Roberto Giúdice: "Batlle y el Batllismo", pág. 407.
Pero una cosa era evidente: si Batlle quería poner en
práctica su programa de gobierno con orientación capitalista
adelantada, apoyándose en cierto desenvolvimiento industrial, no
podía dejar las cosas como estaban so pena de fracasar en toda la
línea. No le sería posible dar un paso hacia adelante en tanto
existiera la organización política derivada del deplorable pacto
firmado entre representantes del gobierno de Juan Lindolfo
Cuestas y los caudillos blancos en 1897. Los siete departamentos
administrados por los blancos, constituían un país aparte,
rompían la unidad que establecía la Constitución de la República
y, al destruir la forma unitaria de gobierno, pues no se trataba de
simple autonomía, sino de régimen políticamente aparte y hostil
al gobierno central, de hecho se habían convertido en puntos de
apoyo sólido para la organización de fuerzas militares al servicio
de los caudillos del latifundio que serían utilizados
oportunamente para tentar la toma total del poder. No fue por
casualidad que Aparicio Saravia, el jefe militar indiscutido del
Partido Blanco, dueño de vastas extensiones de tierra, estuviera
sostenido, simultáneamente, por Joao Francisco Pereira, fuerte
terrateniente, amo omnipotente del Estado de Rio Grande do Sul,
representante cabal de lo más bárbaro y atrasado que el campo
brasileño encierra, de la "fazenda" manejada a latigazos y
custodiada por guardias propias armadas, con facultades
IV
Promedios anuales
SEGUNDA ETAPA DE
LOS GOBIERNOS BATLLISTAS
I
El programa de reformas y la oposición de los
terratenientes y agentes del
imperialismo británico
II
Capitulación de las fuerzas de la
burguesía progresista
III
Desarrollo del capitalismo en el Uruguay.
El capitalismo de Estado
64
Ricardo Cosio: "El Día", 30 de junio de 1928.
a lo largo de toda América Latina. Empréstitos y concesiones,
facilidades para inversiones otorgadas al capital monopolista, no
son otra cosa que armas que se entregan a quienes aspiran a
dominar al mundo. No es posible desconocer el valor que
contuvo la política industrial y financiera aplicada por el
batllismo, pero no es posible también, dejar de señalar la parte
peligrosa de esta política, en cuanto ella no fue acompañada de
resistencia a todos los imperialismos y sí sólo a uno, en este caso
el británico.
La lucha interimperialista, sabemos, está llena de
contradicciones; en determinados casos pueden aprovecharse esas
contradicciones pero a condición, claro está, de mantener una
actitud vigilante y cautelosa, pues, casi siempre, cuando parece
que la lucha entre las grandes potencias capitalistas culmina, en el
momento en que peligra la estabilidad de los intereses de la
metrópoli, los imperialistas se ponen de acuerdo para aplastar a
los pueblos débiles, si no han sido aplastados ya. Esto significa
que sólo la clase obrera, con sus luchas, unida a todo el pueblo,
puede, en determinadas condiciones, aprovechar exitosamente las
contradicciones interimperialistas; sólo la clase obrera, junto a las
demás capas populares de la población está en condiciones de
impedir que las fuerzas de la burguesía, todo lo progresista que se
quiera, vacile y caiga al fin dentro de la órbita de una u otra
fuerza imperialista, llevada por sus intereses de clase.
Vemos, pues, que con la ascensión al poder de la fracción
más adelantada de la burguesía, se inicia la formación del
capitalismo de Estado,
inversiones del Estado en empresas de servicios públicos y luego
en el ensanche de su dominio industrial y financiero. En el
mensaje enviado por Batlle y Ordónez al Parlamento, en
noviembre de 1911, acompañando el proyecto de monopolio
estatal de la producción de energía eléctrica, luego de explicar los
beneficios que reporta a la colectividad el hecho de que los
servicios públicos no estén en poder de empresas privadas, añade:
"No hay cambio en el régimen de producción. Lo
que hay es un mayor grado de cooperación, aplicado a los
Poderes Públicos. Es atender un servicio, una necesidad
general sin intermediarios; no es ejercer una industria
privada como erróneamente se cree. Es administrar por sí
y para sí sus propios intereses..."
"...Las concesiones no pueden contemplar el interés
público; los plazos de duración resultan en el hecho, y por
razones muy comprensibles, además de largas, las tarifas
quedan inmovilizadas y no todos pueden utilizar el
servicio, por las dificultades de su desarrollo, por la
extensión o intensificación de la vida urbana, cuando se
trata de los cuatro grandes servicios: distribución de agua,
alumbrado y energía, saneamiento y transporte común..."
65
Lenin: Ob. Esc. en cuatro tomos. Tomo IV, pág. 406. Ed. Lenguas Extranjeras, Moscú.
aún necesarias y no producen rentas o son poco rentables,
cargando sobre sí con todas las contingencias a que esas
empresas se encuentran expuestas; pero, además, en determinadas
condiciones, pasa al Estado el monopolio de producción y
suministro de energía eléctrica, de gas, de aguas corrientes, se
adueña de los ferrocarriles, etc., para ayudar a la industria, al
comercio, al desenvolvimiento de ramas de la producción agraria.
Esto se advierte, muy particularmente, en el caso de los
ferrocarriles; pero aun mismo cuando se trata de empresas en
condiciones de dar utilidades y son necesarias al sostenimiento
del Estado.
En algunos casos, dentro de los países dependientes, en
cuyo interior se libran intensas luchas interimperialistas, la
política de capitalismo de Estado puede favorecer a uno de los
bandos en pugna. En el caso concreto del Uruguay, quien más
sufrió con la política de estatización preconizada y puesta en
práctica por la burguesía, nacional, fue el capital monopolista
británico en cuyas manos se encontraba la mayoría de las
empresas de servicios públicos, a lo cual no se opuso el
imperialismo estadounidense porque le convenía el
debilitamiento de las posiciones que ocupaba un fuerte rival.
Debieron transcurrir varios años, luego que las empresas inglesas
instaladas en el país pasaran a manos del Estado, para que los
monopolios norteamericanos intervinieran en ese terreno
penetrando por vía de empréstitos como "asociados" de las
empresas nacionalizadas.
De todas maneras, esta intervención directa del
Estado en el Uruguay, en numerosas empresas, ha contribuido a
impedir que una parte de las utilidades que comúnmente se
llevaban al exterior las empresas extranjeras, ayudara a crear
mejores condiciones para resistir, en cierta medida, la penetración
del capital monopolista en el país, ha contribuido a crear una
conciencia colectiva, el concepto de que, por ser propiedad del
Estado es necesario defender las empresas nacionalizadas de las
arremetidas del capital monopolista; ayuda a que las masas vean
y comprendan que sin el concurso del capital privado es posible
organizar la producción, que puede marchar y desarrollarse sin la
existencia de patrones.
Cuando la burguesía uruguaya se afirmó en el poder en
1903, la mayor parte de los servicios públicos urbanos en
Montevideo -gas, aguas corrientes, transporte colectivo de
pasajeros- estaban en manos de empresas privadas extranjeras, lo
mismo el transporte interdepartamental efectuado por dos o tres
compañías inglesas de ferrocarriles. Estando en vigor, en esa
época y por largos años aún, las concesiones otorgadas a las
empresas ferroviarias, el gobierno proyectó la construcción de
nuevas líneas que serían propiedad nacional, en medio de la
resistencia de los capitalistas ingleses y sus bien pagados
defensores. Apenas hecho público el proyecto, los directores de la
empresa del Ferrocarril Central, manifestaron que se opondrían a
la entrada de una nueva línea a Montevideo, pues -afirmaban-, la
concesión de que disfrutaba le otorgaba el derecho exclusivo de
entrada a la Capital.
En 1912 se votó una ley creando un fondo
permanente para la construcción de vías férreas, dando base para
la formación de un capital de 15.000.000 de pesos, destinados a
la construcción de 800 kilómetros de vías férreas. Años más
tarde, el Consejo Nacional de Administración nombró una
comisión especial encargada de estudiar un nuevo plan de
construcciones ferroviarias, la cual presentó dos proyectos, uno
en mayoría y otro en minoría. El primero aconsejaba la
construcción de 2.678 kilómetros de vías y el segundo 3.027.
Empero, de todo lo proyectado sólo se llevó a la práctica la
construcción de 488 kilómetros de vías, en realidad tributarias del
Ferrocarril Central.
Debe señalarse que la construcción de carreteras paralelas
a las vías de ferrocarriles extranjeros que se desenvolvió con
cierta claridad, constituyó una de las formas para resistir la
opresión -ésta es la palabra- que ejercían los ferrocarriles sobre
toda la economía nacional. Los 1.037 kilómetros de carreteras,
construidos de 1905 a 1932, al permitir el desarrollo del
transporte motorizado, obligaron a una reducción en el precio de
pasajes y tarifas ferroviarias. Corresponde añadir que el
imperialismo norteamericano estaba interesado en la construcción
de carreteras en el Uruguay para facilitar el desenvolvimiento del
transporte automovilista, cuya producción aumentaba sin cesar en
Estados Unidos.
En noviembre de 1911 fue votado el proyecto de
monopolio de producción de electricidad. En 1905 se había
iniciado la transformación de la anticuada usina eléctrica de
Montevideo, produciendo entonces 3.287.457 Kw. hora por año,
en
1912 la producción había ascendido a 10.000.000 Kw. hora. Ese
año, la Usina Eléctrica de Monte video se transformó en el
comienzo de la formación del organismo denominado "Usinas
Eléctricas del Estado", pues entraba en vigencia el monopolio de
Estado de la producción de energía eléctrica. En 1913, se decretó
la municipalización del servicio de caños colectores en
Montevideo y desde 1912 existía una ley que autorizaba la
instalación, por el Estado, de aguas corrientes y caños colectores
en todas las poblaciones del país, con más de 5.000 habitantes.
En el dominio financiero del Estado las realizaciones
preconizadas por la burguesía afirmada en el poder fueron las
siguientes: Nacionalización total del Banco de la República, del
cual una parte estaba integrada por capitales privados. En abril de
1911 el Poder Ejecutivo presentó un proyecto de ley
estableciendo el monopolio de seguros por el Estado; pero el
proyecto no pudo convertirse en ley debido a la presión del
gobierno imperialista británico; la Cancillería inglesa amenazó
con la intervención directa, en medio de demostraciones de
complacencia de la prensa reaccionaria; y el gobierno retrocedió,
creándose el Banco de Seguros del Estado, que aun cuando no
tiene en sus manos el monopolio total del negocio de seguros, se
volvió un organismo poderoso en manos del Estado. Fue
nacionalizado, además, el Banco Hipotecario por ley de marzo de
1912, que, lo mismo que el Banco de la República -desde su
fundación a raíz de la liquidación del Banco Nacional en 1892-
estaba formado por capitales privados y del Estado.
Para hacer frente, por lo menos en cierta medida, a la
rapacidad de las empresas frigoríficas, en poder de los poderosos
monopolios extranjeros, fue creado el Frigorífico Nacional,
integrado por capitales del Estado y privados. Como todas las
empresas en poder de formidables consorcios extranjeros, fueron
en sus comienzos los frigoríficos elementos de progreso,
contribuyeron a acentuar las relaciones de producción capitalista
en el campo, al obligar a los hacendados a invertir fuertes sumas
en la adquisición de animales de razas finas y en instalaciones;
pero, luego, se transformaron en palancas frenadoras de todo
adelanto, en bombas aspirantes que absorbían la mayor parte del
valor efectivo de la producción pecuaria. En la sesión de la
Cámara de Senadores realizada el 13 de noviembre de 1934, se
hicieron revelaciones sensacionales sobre las utilidades obtenidas
por los frigoríficos extranjeros. Se demostró que por cada novillo
de 500 kilogramos, que pagaban a $40 los frigoríficos obtenían
una utilidad líquida de $40, es decir, el cien por ciento.
"El Frigorífico Nacional en proyecto -se decía en
un estudio publicado sobre esta cuestión- será por otra
parte un ensayo de independencia industrial y económica
del Uruguay, y de su funcionamiento pueden derivarse
enseñanzas beneficiosas para el futuro dominio y ejercicio
de la superproducción exportable del país."
Total 7.403
II
III
66
Eugenio Varga: "Correspondencia Internacional", No 25 de 1926.
en Francia; 99 por ciento en Inglaterra y 139 por ciento en los
Estados Unidos. Actuaban como
IV
67
"Síntesis Económica y Financiera del Uruguay", año 1936.
extranjero para la explotación de empresas de servicios públicos
y resistía su penetración en aquellas ramas comerciales e
industriales que deseaba poner en manos del Estado; empero,
hizo de la banca norteamericana el principal prestamista del país.
El primer empréstito en Estados Unidos fue contratado en 1915 -
ya anotamos- y siete años más tarde, entre nacionales y
municipales se habían obtenido empréstitos en Estados Unidos
por valor de $44.869.000 y las inversiones norteamericanas en
frigoríficos, diversas industrias, compañías distribuidoras de
derivados del petróleo y casas comerciales sumaban 27.737.789
pesos.68
Y, factor: La coyuntura derivada de la primera guerra
mundial 1914-1918 y los meses de prosperidad que la siguieron,
permitió a vastos sectores de la joven burguesía industrial -igual
que a los grandes comerciantes, fuertes ganaderos y latifundistas-
enriquecerse con inusitada rapidez. Estos sectores de la burguesía
industrial, a medida que aumentaban sus ganancias
transformándose en gran burguesía fueron soldando sus intereses,
por un lado, con los intereses del capital monopolista
norteamericano y por el otro, con los intereses de los poderosos
"barones" del suelo, al invertir los excedentes de sus ganancias en
tierras y en ganadería.
Reflejo de esta nueva situación fueron las candidaturas
triunfantes a la Presidencia de la República, en alianza con el
batllismo, de José
68
"Informe de la Inspección de Bancos y Sociedades Anónimas", año 1932.
Serrato, 1923-27, y de Juan Campistegui, 1927 1931. Serrato era
ya en la época señalada la cabeza más visible de los grandes
industriales del país, cada día menos reformistas, opositores
encarnizados a toda concesión a los legítimos intereses de los
trabajadores y Juan Campistegui, aparecía como figura de primer
plano del Partido Colorado Riverista, fuerza política que
representaba los intereses y aspiraciones de los fuertes ganaderos
y latifundistas.
La retirada de las fuerzas que dirigía Batlle y Ordóñez, sus
concesiones a los grupos no progresistas del Partido Colorado,
lejos de afirmar a su 'Partido, lo condujo a perder posiciones en el
seno de las masas y sirvió de aliciente a las fuerzas conservadoras
y reaccionarias que combatían su programa reformista. En el año
1924 se habían introducido modificaciones en el sistema
electoral, permitiendo una mayor participación de núcleos que
hasta entonces no habían intervenido como votantes, llegando
casi a un equilibrio de las fuerzas electorales de los dos grandes
conglomerados políticos tradicionales: el Partido Nacional o
Blanco y el Partido Colorado. La diferencia de las cifras
electorales en 1925 fue sólo de un dos por ciento a favor de este
último. El Partido Nacional había progresado conquistando
nuevos contingentes entre las capas más atrasadas del campo,
también entre núcleos sociales descontentos que no se habían
beneficiado del mejoramiento de la situación económica. En las
elecciones realizadas ese año para integrar el Consejo Nacional
de Administración triunfó el Partido Nacional, debido a la
abstención del
CAPITULO I
CAPITULO II
DE LA JURA DE LA CONSTITUCION
DE 1830 A LOS PROLEGOMENOS
DE LA GUERRA GRANDE
CAPITULO IV
1852-1874
NUEVA FASE DE LA LUCHA CONTRA
LA INTERVENCION EXTRANJERA EN
EL PAIS
CAPITULO V
1875-1886
PERIODO DE LOS GOBIERNOS
MILITARES
I Factores que determinaron cambios en la situación
II La situación de la República hacia los años 70
III Del libre cambio al proteccionismo
IV Contenido capitalista de las reformas propiciadas por Lorenzo
Latorre V Segunda etapa de los gobiernos militares
VI La lucha por la reconquista de la democracia
CAPITULO VI
CONSOLIDACION DE LA DEMOCRACIA
CAPITULO VII
TRIUNFO DE LAS FUERZAS DE
LA BURGUESIA
CAPITULO IX