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HISTORIA
DELA
REPUBLICA ORIENTAL
\ DEL
|| URUGufe-gM
(1830 -1930)
T
HISTORIA DE LA REPUBLICA ORIENTAL
i DEL URUGUAY
(1830 - 1930)
JUAN E. PIVEL DEVOTO • ALCIRA RANIERI DE PIVEL DEVOTO
HISTORIA
DE LA
REPUBLICA ORIENTAL
DEL
URUGUAY
(1830 - 1930)
EDITOR:
MONTEVIDEO RAUL ARTAGAVEYT1A M C M X L V
CANELONES 1578
i
CAPITULO I
El reconocimiento internacional de nuestra soberanía.
(1828 - 1830)
II
III
IV
II
JV»
32 HISTORIA DE LA REPUBLICA ORIENTAL DEL URUGUAY
4
34 HISTORIA DE I.A REPUBLICA ORIENTAL DEL URUGUAY
III
(1) Dardo Estrada, Estudio Biográfico del iDr. José Ellauri que pre-
■cede la “Correspondencia Diplomática”, 1839-1844, publicada por el Ins
tituto Histórico y Geográfico del Uruguay, Montevideo, 1919.
(2) Felipe Ferreiro, Informe Publicado en extracto por Vicente T.
Caputti, “Rememoraciones Centenarias”, Montevideo, 1930.
(3) “Registro Oficial de la Provincia Oriental”, 1827. “Actas de la
H. Junta de Representantes de la Provincia Oriental” 1825-1827.
(4) Homero Martínez Montero, ‘‘Un antecedente constitucional desco
nocido" en ‘■'Revista Histórica", tomo XIII, núm. 37, Montevideo, 1941.
(5) Véanse Actas de la TI. Asamblea Constituyente y Legislativa del
Estado”, tres vols., Montevideo 1896-99 y Carlos M. Nava, “Discusión de
la Constitución". Montevideo, 1870. en que se extraen del Diario de sesio
nes antes mencionado los pasajes relativos a la cuestión propiamente cons
titucional.
(6) Exposición elevadu por el Cabildo do Montevideo ante S. M.
el Emperador Don Pedro I. Original en la Biblioteca Nacional do Río de
Janeiro.
(7) Ariosto D. González, “Las primeras fórmulas Constitucionales del
Río de la Plata”, Montevideo 1941; “Manifiesto ou Exposicao fundada e
justificativa do procedimiento da corle do Brasil a respeto do gobernó das
Provincias Unidas de Río da Prata”, Río de Janeiro, 1825 (IBib. Nal. de
Montevideo); ‘Gustavo Gallinal, “La Jura de la Constitución Española en
Montevideo en 1812", en Humanidades, tomo XXV, 1936; y “Actas de la
Junta de Representantes de la P. Oriental" citadas.
(S) José E. Rodó, “Hombres de América. -Discursos Parlamentarios”
pág. 205 y sgts. Barcelona, 1920.
(9) “Representación a la H. A. del Estado Oriental por los «Tefes Mi
litares”, etc., Montevideo, 1830. Francisco Bauza, “Estudios Constituciona
les", Montevideo, 1887.
(10) Juan Bautista Alberdi, ‘^Bases y Puntos de Partida”, etc.
(11) Ariosto D. González “La Misión de Santiago Vázquez a Buenos
Aires”, Montevideo-, 1930.
(12) Ministerio de Relaciones Exteriores, “Archivo Histórico Diplo
mático del Uruguay”, Tomo I, Págs. 12-14, Montevideo. 1939.
(13) Juan E. Pivel Devoto “La Misión de Nicolás Herrera a Río de
Janeiro” en “Revista del Instituto Histórico y G. del Uruguay”, Tomo
VIII, Montevideo, 1931.
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*r
CAPITULO III
II
in
Hemos reconocido y aquilatado, pues, con prudencia los
factores diversos que han retardado nuestra organización. Y
al examinarlos en conjunto, vemos entonces cuán artificial es
señalar una fecha concreta de independencia. Para el símbo
lo histórico ese señalamiento es una necesidad; para el histo
riador, un artificio de inmovilización. Nuestra independencia
ha sido, no un acto, sino un largo proceso, en que después de
la etapa heroica de la guerra, hubo que cumplir otra, tal vez
más penosa, en que el país, debatiéndose con vecinos podero
sos que lo codiciaban, conteniendo la trabazón de sus propios
partidos con los partidos ajenos, reformando dolorosamente
sus instituciones, asentando las bases de su organización eco
nómica y hasta, venciendo las desconfianzas de sus propios
hijos, fijó al fin sus fronteras de una manera consciente, vo
luntaria y libre, e impuso a las demás naciones el respeto a
su soberanía interna e internacional.
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NOTAS CORRESPONDIENTES AL CAPITULO 111
II
III
IV
VI
La política internacional de Oribe se desvinculó de in
observada anteriormente por Rivera; y tiene carácter com
pletamente distinto.
Después de la muerte de Fernando VII, ocurrida en 1833,
se notó una tendencia al acercamiento entre España y los paí
ses americanos. Ya desde 1833 Rivera Indarte había publica
HISTORIA DE LA REPUBLICA ORIENTAL DEL URUGUAY 89
VII
II
Confederación Argentina
Paraguay
Chele
Bolivia
III
La organización de la defensa de Montevideo.— La lucha en el mar.
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II
HISTORIA DE LA REPUBLICA ORIENTAL DEL URUGUAY 123
IV
11
146 HISTORIA DE LA REPUBLICA ORIENTAL DEL URUGUAY
terne al interior de ese río del mismo modo que nosotros te
nemos el derecho de prohibir la navegación, del San Lorenzo
a todo poder extranjero.” En la convención de 29 de octu
bre de 1840, entre la Confederación y Francia, el gobierno ar
gentino sostuvo lo mismo y además estipuló en el artículo 6.9:
“Si el gobierno de la confederación argentina acordase a los
ciudadanos o naturales de algunos o de todos los estados sud
americanos especiales goces civiles o políticos más extensos
que los que disfrutan actualmente los súbditos de todas y
cada una de las naciones amigas y neutrales, aún las más fa
vorecidas, tales goces no podrán ser extensivos a los ciuda
danos franceses residentes en el territorio de la confedera
ción Argentina, ni reclamarse por ellos”. En los convenios
interprovinciales se ha establecido el privativo derecho de la
confederación a la navegación del Paraná y sus afluentes (con
vención 23 de febrero de 1820 entre Buenos Aires, Santa
Fe y Entre Píos; convención 19 d^ octubre de 1829 entre
Buenos Aires y Santa Fe; tratado de 4 de enero de 1831).
El diario rosista recuerda otros antecedentes nacionales. El
23 de noviembre de 1816 el gobierno argentino dictó un de
creto confirmatorio de las leyes españolas con tendencias
restrictivas en materia de navegación y cabotaje.
Artículos subsiguientes se refieren al problema de la in
dependencia paraguaya. Y al refutar las pretensiones del Pa
raguay y su capacidad política para constituirse en Estado,
dice que aunque reconociera la existencia política paraguaya,
“no puede en ningún modo, en ningún caso alterar respecto
a la navegación del Paraná un orden tradicional y estableci
do definitivamente y fundamentalmente por todas las provin
cias de la República y por sus gobiernos; un orden derivado
del régimen español, consagrado por los tratados que la con
federación ha estipulado y exigido indispensablemente -por la
seguridad y conveniencia nacional.”
¿ Qué haría Paraguay con su independencia, privado de su
único canal desahogable? Si se consiente en su independencia,
la intervención Anglo -Francesa querrá conseguir ventajas,
perturbando la suerte de la Confederación Argentina. Si se
une a la Confederación tendrá francos los mercados argenti
nos y la libertad de navegación de los ríos interiores.
HISTORIA DE LA REPUBLICA ORIENTAL DEL URUGUAY 149
VI
El Problema Paraguayo
Propuesta Argentina
VIH
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194 HISTORIA DE LA REPUBLICA ORIENTAL DEL URUGUAY
IX
Las Letras.
16
226 HISTORIA DE LA REPUBLICA ORIENTAL DEL URUGUAY
II
La Pintura
III
Las Ciencias
IV
La Imprenta
17
242 HISTORIA DE LA REPUBLICA ORIENTAL DEL URUGUAY
V
Centros de cultura
La Universidad
La Biblioteca
El teatro
VI
gente. Esas reses casi salvajes son muy ágiles; como conocen
muy bien el lazo fatal» obligan a los caballos á una larga y
ruda cacería antes de dejarse coger”.
“Después de haber sido testigo de Ja grosera riqueza
indicada por un número tan grande de hombres, vacas y ca
ballos, casi es un espectáculo el mirar Ja miserable casuclia
de D. Juan. El piso se compone sencillamente de barro endu
recido y las ventanas no tienen vidrieras; los muebles de la
sala consisten en algunas sillas muy ordinarias, algunos ta
buretes y dos mesas. Aunque hay muchos forasteros la co
mida sólo se compone de dos platos (inmensos en verdad)
conteniendo el uno vaca asada, el otro vaca cocida y algunos
trozos de calabaza; no se sirve ninguna otra hortaliza y ni
siquiera- un pedazo de pan. Una jarra grande de barro coci
da, llena de agua, sirve de vaso á toda la compañía’'.
“Y sin embargo este hombro es dueño de varías millas
cuadradas de terreno, cuya casi totalidad puede producir
trigo y con un poco de cuidado todas las legumbres usuales.
Se pasa la velada en fumar y se improvisa un pequeño con
cierto vocal con acompañamiento de guitarra. Las señoritas,
sentadas todas ¡untas en un rincón de la sala, no comen con
los hombres’’.
Describiendo su viaje por la región sud oeste del país,
expresa Danvin: ” Después de atravesar el profundo y rá
pido Rosario y el pueblecillo de Colla, llegamos al medio
día á Colonia del Sacramento. En resumen: He recorrido 20
leguas a través de un país cubierto de árboles magníficos,
pero con muy pocos habitantes ni ganado. Me invitan á pa
sar la noche en Colonia e ir a visitar al día siguiente una
estancia donde hay algunas rocas calizas. La. ciudad está edi
ficada como Montevideo, encima de un promontorio pedrego
so; es plaza fuerte, pero la ciudad y las fortificaciones lian
sufrido mucho durante la guerra con el Brasil. Esta ciudad
es muy antigua; y la irregularidad de las calles, así como
los bosquecillos de naranjos y do albérchigos que la rodean
le dan un aspecto muy bonito. La Iglesia es una ruina muy
curiosa; transformada en polvorín cayó sobre ella un rayo
durante una de las tempestades tan frecuentes en el Río de
la Plata. La explosión destruyó dos tercios del edificio; la.
266 HISTORIA DE LA REPUBLICA ORIENTAL DEL URUGUAY
II
Después del motín se produjeron modificaciones en Ios-
ministerios; pero la revolución seguía su camino. El presi
dente Giró veía que no podía dominar la opinión. Se asiló
en la Legación de Francia, el 24 de setiembre de 1853. El
General Flores, dueño de la situación, so dirigió a la Comi
sión Permanente y promovió el establecimiento de un Triun
virato integrado por él mismo y los generales Rivera y La
va lieja.
Las cámaras quedaron disueltas y se constituyó el Mi
nisterio del Gobierno Provisorio, con- Juan Carlos Gómez,
Santiago Sayago y Lorenzo Batlle. Producida la muerte de
Lavalleja y de Rivera en octubre 22 de 1853 y enero 13 de
1854, Flores quedó solo en el gobierno amenazado por los
partidarios de la autoridad depuesta. Salió a campaña don
de impuso su influencia en breve plazo. Mientras estuvo au
sente, delegó sus funciones en el general Cesar Díaz. D. Ber
nardo Berro intentó entonces lo que se llamó É<la reacción
de noviembre”. Pero fué sofocada; y César Díaz dictó con
tra él un decreto por el cual se autorizaba a quien llegase
a prender a Berro, a pasarlo por las armas, sin más for
malidades que la justificación de la identidad de su persona.
Desde su instalación, el Gobierno Provisorio había d?-
clarado que apelaría al país mediante la convocatoria de una
doble asamblea con facultades de reforma constitucional.
El general Flores consultó a Manuel Herrera y Obes
sobre la ^convocatoria de esta doble asamblea. Herrera fué
contrario y fundamentó su oposición en una serie de valiosos
argumentos. Veamos los principales. El Poder Ejecutivo —
dice— fué derrocado por una revolución partidaria apoyada
sobre la fuerza armada; esa misma revolución hizo desapa
recer el Cuerpo Legislativo, después de haber destrozado al
282- HISTORIA DE LA REPÚBLICA ORIENTA!. DEL URUGUAY
Programa
III
Veamos ahora cuál había sido la actitud del Brasil du
rante este proceso. Se recordará que en virtud del tratado de
alianza de 12 de octubre de 1851, Brasil se había comprome
tido a defender el orden legal del país. El 17 de julio de 1853.
D. Bernardo Berro, Ministro de Relaciones Exteriores, se di
rigió al ministro residente del Brasil José María da Silva
Paranhos, expresándole que el Uruguay se había visto obli
gado a pedir auxilio a las fuerzas de Inglaterra y Francia pa
ra cortar los desórdenes que amenazaban a la capital. Hacía
’ i' •
presente, además, que había llegado al caso previsto en los
artículos 6? y 7.9 del ya mencionado tratado de alianza. Los
auxilios brasileños no fueron prestados; y la nota del gobier
no oriental recién fué contestada el 21 de julio. El Ministro
lamentaba los desórdenes del día 18; hablaba de los esfuerzo?
HISTORIA DE LA REPUBLICA ORIENTAL DEL URUGUAY 291
IV
21
307 HISTORIA DE LA REPUBLICA ORIENTAL DEL URUGUAY
VI
vi r
El 1." de marzo de 1860 fué electo D- Bernardo P. Be
rro para ocupar la presidencia de la República. Sus aspira
ciones políticas eran de una extraordinaria honradez. Creía
firmemente en la necesidad do educar al pueblo para la vida
democrática. Creía en la necesidad de extirpar el caudillis
mo. Creía finalmente en la necesidad de hacer desaparecer los
partidos permanentes, (pie según su criterio, carecían de sen
tido lógico y no respondían a exigencias invencibles.
La gestión de Berro se caracterizó por una gran inesta
bilidad ministerial. Su primer ministerio estaba formado por
el Dr. Eduardo Acevedo, Diego Lamas y Tomás Villalba.
Caído este ministerio, fueron llamados el 20 de junio de 1861
a desempeñar las carteras de Gobierno y Relaciones Exterio
res, Hacienda y Guerra y Marina, respectivamente, el Dr. En
rique de Arrascaeta, D. Antonio Pérez y el Coronel Pantaleón
Pérez.
Fué también de breve duración. Lo siguió el integrado
por Juan P. Caravia y el Dr. Jaime Est razólas, alejados pron
to y convertidos en opositores al presidente. Pero entre estos
ministerios, el de actuación mas valiosa fue el primero. Los
tres integrantes se destacaron; muy especialmente, el Dr. Ace
vedo. No era una figura improvisada en nuestro ambiente.
Emigrado a Buenos Aires a raíz de los sucesos de 1853. ha
bía participado en la confección del Código dé Comercio de
la República Argentina, que luego fué adoptado en nuestro
país, con algunas modificaciones.
Su gestión en el Ministerio de Gobierno y Relaciones Ex
teriores estuvo llena de aciertos.
La política exterior del país ofrecía entonces numero
sas dificultades. Había una serio de reclamaciones pendientes
y principalmente de parte do Brasil.
El gobierno imperial las hacía por lesiones de dere
cho, infligidos, según él, a súbditos brasileños. En me-
HISTORIA DE LA REPUBLICA ORIENTAL DEL URUGUAY 322
VIII
Despacho Q- B. S. M.
Sept.re 9 Bern.do P. Berro'" (32)
862
IX
mente. El, más que nadie, podía salir, no sólo libremente, si
no rodeado de las consideraciones que la República le debía
y que el gobierno se habría honrado en tributarle. Si el Gral.
Flores, al salir de este país, tenía la intención de ir a la Re
pública Oriental, no le tocaba en ese caso al gobierno inda
garlo ni impedirlo”. (34)
Poco después ocurrió un grave incidente que estuvo a
punto de quebrar las relaciones ya alteradas de ambos paí
ses. El 31 de mayo de 1863, el comandante del barco de gue
rra uruguayo “Villa del Salto” se apoderó de un contra
bando de guerra del vapor mercante argentino “Salto”, en
el puerto de este nombre. Con la protesta de los conducto
res de pertrechos, el comandante Erausquin procedió a la de
tención del vapor contrabandista.
El gobierno argentino protestó en forma muy violenta.
El gobierno oriental contestó que mientras instruía el suma
rio, estaba dispuesto a aceptar el arbitraje de un represen
tante de cualquier nación amiga. El 18 de junio Elizalde en
vió a D. Andrés Lamas una verdadera nota-ultimátum, en
que pedía: 1) condenación pública del gobierno oriental. 2)
destitución y sometimiento a juicio del comandante oriental
que había realizado la presa. 3) entrega de lo-s pertrechos do
guerra decomisados. 4) Saludo al pabellón argentino con una
salva de 21 cañonazos por el vapor oriental “Villa del Sal
to”. 5) libertad de las personas detenidas, devolución de las
cosas que se le habían sacado e indemnización por los daños
sufridos. Lamas contestó estas exigencias, proponiendo ade
más el arbitraje, a elección del gobierno argentino, de Gran
Bretaña, Francia, Brasil, España, Italia, Portugal o Bélgica.
El gobierno oriental designó —entre tanto— una comi
sión de jurisconsultos para asesorar al ministerio, integrada
por los Dres. Eduardo Aeevedo, Joaquín Requena, Florenti
no Castellanos, Antonio Rodríguez, Vicente F. López, Ma
nuel Herrera y Obes y Jaime Estrázulas. Algunos de éstos-
eran opositores al gobierno; y había, además, un argentino,
Vicente Fidel López. El informe de la comisión fué favora
ble al gobierno uruguayo.
Para agravar la situación, el 21 de junio, un barco de
guerra argentino apresó al barco de guerra nacional “GraL
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355 HISTORIA DE LA REPUBLICA ORIENTAL DEL URUGUAY
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387 HISTORIA DE LA REPUBLICA ORIENTAL DEL URUGUAY
XXII
dad acaso sin más móvil que el de ejercitar sus armas \ dar
entretenimiento a sus lectores, en las Cámaras y en la pren
sa calumniaron sus actos y sus propósitos, presentándole al
país como el prototipo del mandón atrabiliario, del gober
nante caprichoso, díscolo, inerte, indiferente a la suerte de los
pueblos, deprimiendo ya que no silenciando estudiadamente
sus virtudes cívicas y la probidad de sus actos públicos, res
ponsabilizándole de todos nuestros males sociales, de todos*
los vicios y crímenes de nuestra campaña, haciendo coro a
la intemperancia de improperios y procacidad escolástica de
los órganos de la oposición extrema y pretendiendo arras
trarle a un juicio político ante el Senado para deponerle, lle
gando hasta las amenazas de la revolución como el único
medio de dar en tierra con las tiránicas arbitrariedades de
su gobierno™. (63)
Hemos visto ya las dificultades en que se movía el go
bierno de Ellauri. No pudiendo hacer frente a las exigencias
prácticas de la situación, no satisfacía ni al círculo intelectual
de la Cámara, ni al elemento personalista que veía la este
rilidad de su gestión de gobernante. Entre tanto, una pesada
lucha social se estaba preparando, animada subterránea
mente ya por el malestar económico. El choque se produjo el
1? de enero de 1875. En esa oportunidad debían realizarse en
toda la República las elecciones de Alcalde Ordinario, cargo»
de significación puramente judicial en ese momento. Sin em
bargo se le dió una gran importancia, Y se formaron, en
Montevideo, dos listas que suscitaron gran pasión política. La
Lista Popular tenía como titulares a José Pedro Varela y
Adolfo Artagaveytia; y como suplentes a Leoncio Correa,
Juan J. Segundo, Aureliano Rodríguez Larreta y Juan Ma
nuel de Vedia.
La otra lista era encabezada por D. Tomás de Tezanos.
Pero en l.9 de enero se produjeron desórdenes. Francisco
Belén disparó unos tiros contra Alfredo Castellanos y se si
guió de allí un disturbio que hizo necesario suspender las
elecciones por unos días, hasta el 10 de enero inmediato. Los
simpatizantes de la Lista Popular decidieron cambiar opinio
nes para mejor organizar la lucha electoral y realizaron el
6 de enero una reunión en la Barraca Eolo, a la que concu
rrieron cerca de 2.000 personas.
393 HISTORIA DE LA REPUBLICA ORIENTAL DEL URUGUAY
iI *
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I
NOTAS. CORRESPONDIENTES AL CAPITULO Vil
27
403 HISTORIA DE LA REPUBLICA ORIENTAL DEL URUGUAY
III
IV
l
CAPITULO IX
28
418 HISTORIA DE LA REPUBLICA ORIENTAL DEL URUGUAY
II
III
r IV
29
NOTAS CORRESPONDIENTES AL CAPITULO IX
Población
Inmigración
Movimiento Industrial
II
Las Instituciones
30
450 HISTORIA DE LA REPUBLICA ORIENTAL DEL URUGUAY
Los Códigos
La ORGANIZACIÓN' MINISTERIAL
21
466 HISTORIA DE LA REPUDLICA ORIENTAL DEL URUGUAY
El Régimen Municipal
III
Artes Plásticas
IV
Las Letras
La Enseñanza Primaria
La Universidad
35
CAPITULO XI
III
Considerado desde el punto de vista material, Cuestas
hizo obra buena: regularizó el presupuesto; inició obras pú
blicas y finalizó algunas iniciadas en la época precedente; dió
principio a la política de etatismo. Sus mensajes tienen un
gran contenido administrativo. No obstante, la obra de Cues
tas en este aspecto ha sido magnificada. Es indudable la ex
celencia de su gestión financiera, que llegó incluso a. arrojar
superávit, pero muchas de las obras que se adjudican a Cues
tas fueron obra de su antecesor. Por ejemplo, el Puerto de
Montevideo, cuya piedra fundamental él colocó, fué proyec
tado y preparado desde la época de Idiarte Borda, como he
mos visto; y su mérito corresponde en gran parte, al Ministro
de Fomento, ingeniero Juan José Castro.
Otra obra importante de este período fué la reglamenta
ción de las Juntas Económico - Administrativas, que significó
la primera etapa de la política autonomista. Cuando Cuestas
dejó el poder, la mayor parte de la gente creyó que su obra
era benéfica. Así opinó también D. Juan Zorrilla de San
Martín (que había sido destituido por Cuestas) en un artículo
escrito en reacción a los que atacaban a éste después de haber
soportado callados su gobierno.
El 1? de marzo de 1903 subió José Batlle y Ordóñez a
la Presidencia de la República. Era ya una figura conocida
en la vida pública del país cuya escena había de llenar por
espacio de muchos años. Había nacido el 21 de mayo de 1856,
en el hogar del ex - presidente don Lorenzo Batlle y doña
Amalia Ordóñez. Los padres le procuraron una educación es
merada, primero con un preceptor particular y luego en un
colegio privado. A los 17 años ingresó en la Universidad pero
no terminó la carrera de abogado, quizás porque su curiosi
dad natural lo llevaba a evadirse de la rigidez de disciplinas
determinadas. En 1880 hizo un viaje a Europa que natural
mente amplió su horizonte intelectual. En Francia se im
pregnó profundamente de la filosofía comtista, entonces bas
tante en boga, que había de constituir uno de los fundamentos
de su contextura ideológica.
Ya de regreso, en Montevideo, comenzó a trabajar polí
ticamente dentro del Partido Colorado, al cual Jo ligaban la
tradición familiar y el propio convencimiento.
538 HISTORIA DE LA REPUBLICA ORIENTAL DEL URUGUAY
IV
El fracaso de la revolución significó el triunfo de Batlle.
A la política de coparticipación, —fórmula de equilibrio
consagrada mediante pactos y al margen de la Constitución,
difícil de mantener aun cuando entrañase un principio de jus
ticia— sucedió el predominio absoluto del partido vencedor.
Pero este hecho no podía ser ya aceptado por todos como
una solución política permanente. Los espíritus serenos y re
flexivos pensaban en la necesidad de llegar a una reforma
que hiciese posible la coexistencia legal de los partidos en el
gobierno.
La verdad es que la revolución de 1904 había tenido la vir
tud de provocar proficuos comentarios y se vio entonces que
las guerras civiles debían ser explicadas y evitadas mediante
la investigación de sus causas profundas. Se dieron de ellas
diversas interpretaciones y se propusieron varios remedios.
HISTORIA DE LA REPUBLICA ORIENTAL DEL URUGUAY 643
VI
El de marzo de 1911, D. José Batlle y Ordóñez filé
•electo por segunda vez para la presidencia de la República.
Con él se inicia en el país una nueva etapa política. Batlle no
tenía mayor apego a las ideas tradicionalistas. Quería, con
el gran caudal del Partido Colorado, la formación de una
gran corriente de renovación, que emprendiese el camino de
las reformas sociales. Desde fines del siglo habían circulado
en el país una serie de ideas que contribuyeron a alterar
la fisonomía tradicional de lós bandos políticos. Se había
fundado el “Centro Internacional de Estudios Sociales’’ y
los libros de la editorial Samper hacían circular las nuevas
orientaciones doctrinarias. Ya el 23 de febrero de 1905 los
representantes Carlos Roxlo y Luis Alberto de Herrera for
mularon un proyecto de “Ley del Trabajo” que comprendía
HISTORIA DE LA REPUBLICA ORIENTAL DEL URUGUAY 549
VII
IX
capitulo i
El reconocimiento internacional de nuestra soberanía
(1828-1830) !
CAPITULO II
La Constitución de 1830 17
CAPITULO III
Factores que dificultaron laorganizaciónnacional jó
CAPITULO IV
La primera etapa Constitucional(1830-1838) 65-
CAPITULO V
La Guerra Grande (1839-1851) 103
Panorama de países americanos, particularmente de la
cuenca del Plata 106
ConfederaciónArgentina 106
Imperio del Brasil 111
Chile 116
Solivia 119
La organización de la defensa de Montevideo. La lucha
en el mar 122
Las instituciones durante la Guerra Grande. Fisonomía de
la época 127
La navegación de los ríos 144
El Problema Paraguayo 149
Las intervenciones Europeas 153
Política internacional del gobierno de la Defensa con los
países americanos. El desenlace de la Guerra Grande 181
Interpretación de la Guerra Grande 197
570 HISTORIA DE LA REPUBLICA ORIENTAL DEL URUGUAY
CAPITULO VI
CAPITULO VII
CAPITULO VIII
CAPITULO IX
CAPITULO X
CAPITULO XI