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“Educación Sexual Integral con Perspectiva

en Diversidad Funcional”

Silvina Peirano
Profesora de educación especial (Reg. 881835). Especialista en sexualidad y diversidad funcional. Docente ESI (Educación Sexual
Integral) del Instituto Superior del Profesorado en Educación Especial (CABA). Ex-Capacitadora en Educación Sexual Integral;
Ministerio de Educación de la Nación. Co-directora del curso “Orientador/ra en sexualidad y diversidad funcional”.Docente de la
Diplomatura Superior “Sexualidad y discapacidad”, Universidad de Santiago del Estero. Docente del Diplomado “Discapacidad en lo
Social”. Universidad de la República del Uruguay. Trabajo Social.Docente del Diplomado de Postítulo Sexualidad y Terapia
Ocupacional” Facultad de medicina. Univ. Nacional de Chile. Ex directora de la diplomatura “Sexualidad con perspectiva en
Diversidad funcional”. Centro Universitario del Gran Rosario (Rosario, Santa Fe). Creadora de numerosos cursos de formación
presenciales y virtuales. Disertante y conferencista nacional e internacional.Creadora de “Mitología de la sexualidad especial” y
“SEX Asistent”. Directora del “Centro Julia Pastrana - Espacio de sexualidad”.
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CV extenso
FB I @sexespecial
formacionesidiscapacidad@hotmail.com

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¿POR QUÉ EDUCACIÓN INCLUSIVA?
Javier Romañach Cabrero
Enero 2012

Si tan contentos estamos de ser como somos, ¿queremos que haya más gente con diversidad funcional?

Tardé bastantes meses en darme cuenta de que era una pregunta completamente inútil. Es decir, una
pregunta trampa. ¿Queremos que salga el sol por las mañanas? Qué más da si queremos o no.
Simplemente pasa. Lo mismo ocurre con la diversidad funcional. Queramos o no, la diversidad funcional
existe, es una realidad incontestable de la que da fe toda nuestra historia.

Con el tiempo nos dimos cuenta de que no sólo existíamos las personas discriminadas por nuestra
diversidad funcional, sino que la diversidad funcional es inherente al ser humano y que nuestra
funcionalidad varía en función de nuestro crecimiento, el incontestable paso del tiempo. Por lo tanto, es
inevitable.

Lo que sí podemos evitar es la discriminación por esa diversidad funcional. Porque la discriminación es
una construcción social, no es inherente al ser humano, es una circunstancia construida por el tipo de
sociedad que hemos elegido. Una sociedad que no sabe qué hacer con nosotros mismos cuando
llegamos a mayores. La discriminación por diversidad funcional es segregación, apartheid, exclusión de
la comunidad; por eso construimos residencias.

¿Por qué demandamos educación inclusiva? Porque, si admitimos la segregación desde la educación y
desde la infancia, estamos aceptando de facto la segregación; nuestra propia segregación cuando
pasemos a ser discriminados por nuestra diversidad funcional.

Todos los seres humanos queremos lo mismo: que nos quieran, que nos acepten, estar con los demás.
Ese es el objetivo fundamental de la educación: la convivencia de unos con otros. Así lo estipula la
Declaración Universal de Derechos Humanos, y así lo estipula nuestra Constitución. Segregar en la
educación es ir contra ese principio, contra ese objetivo. ¿Cómo vamos a llevar una vida independiente
en la comunidad, con nuestra gente, si desde pequeñitos se nos aparca en sitios especiales?

La segregación educativa no es nueva: se hizo con las mujeres, se hizo con los negros en Estados
Unidos y en Sudáfrica, se ha hecho con todos aquellos seres que han sido considerados inferiores.
Nuestro cambio de paradigma consiste en que no nos sentimos inferiores, simplemente somos diferentes
y queremos que se trate esa diferencia como hemos hecho con el resto de colectivos: con la convivencia;
empezando desde la infancia, que es donde se aprenden los valores de una sociedad.

Yo fui educado en un colegio de manera que nunca conviví con ningún tipo de diversidad. Por ello, me
cuesta más adaptarme a la realidad actual en la que la diversidad de religiones, razas, culturas,
funcional, orientación sexual, género, etc. está por todos lados. Si hubiera crecido en ese entorno, si
hubiera estudiado con gente diferente, la convivencia con la diversidad no representaría ningún problema
y ni siquiera harían falta los Derechos Humanos ni la Constitución porque a todos mis compañeros les
hubiera pasado lo mismo.

No me parece ni remotamente tan relevante cuánto se aprende en el colegio, ya que saber mucho te
puede dar herramientas para sobrevivir en una sociedad utilitarista y capacitista como la nuestra, pero no
tiene por qué contribuir a que seas más feliz. Y nuestro punto de partida es que los seres humanos
deberíamos tener la oportunidad y el objetivo de ser felices, no capaces. Feliz se puede ser en cualquier
circunstancia de la vida, pero es imposible que seas siempre capaz.

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INTRODUCCIÓN
ALEGORÍA DEL DESEO

Como en un viaje a Ítaca, en el que lo que importa es disfrutar del camino sin olvidar
la meta; compartir la invitación a recorrer la “Mitología de la sexualidad especial”, se
fundamenta en la necesidad de deconstruir las certezas respecto del constructo
sexualidad especial, en referencia a lo que se ha denominado el sexo de los
discapacitados.

Recorrer la historia de la sexualidad y la diversidad funcional, resulta no sólo


novedoso, sino necesario. Comprender los orígenes y los procesos evolutivos que
actualmente se sostienen en relación a la imagen social de dicho colectivo, y de las
representaciones sexuales que se les atribuyen, sustenta las búsquedas y vivencias del
hoy en el ayer.

Históricamente, se han contaminado de manera negativa, concepciones en torno a la


sexualidad y la diversidad funcional, erigiendo una sinécdoque universal sobre el mito
y el rico y diverso bagaje que éste nos ofrece. Es propósito de este material, ahondar
más allá de los conocidos como “Mitos en sexualidad y discapacidad”, pluralizando las
sexualidades y alejándolas de ejes a los que ancestral y arquetípicamente se las ha
reducido.

La no implementación teórico-práctica de lo que denominaremos “Educación sexual


Integral con Perspectiva en diversidad funcional”, ha contribuido a sustentar ciclos
de discriminación y vulneración de derechos. Invisibilizar las legítimas demandas, ha
impedido el desarrollo de una identidad sexual individual, multiplicada en noción y
orgullo de colectivo.

Los intentos por negar la diversidad como un hecho humano, resultan decisivos al
momento de naturalizar la diversidad funcional como una identidad dolorosa y difícil de
sobrellevar, a la que se impone la vergüenza por ser poseedor de un cuerpo que se
enseña a ocultar, al igual que los intereses sexuales. Aplicar la Perspectiva en ESI y
diversidad funcional puede permitirnos superar la mirada punitivista y cientificista que
hemos depositado sobre los cuerpos diversos, tensionando los estereotipos impuestos
al colectivo.

En base a la desinformación, la educación segregada, los procesos de sexuación


evaluados sólo desde los cocientes intelectuales, los diagnósticos o la capacidad para
rehabilitarse, se ha sostenido la imagen de individuos dependientes, minusvalizados en
sus deseos, retrasados en su sexualidad, inválidos en sus sentires y estigmatizados
por sus cuerpos ladeados, baldados y deformes. Monstruos de feria que se miran, pero
no se tocan. Inenarrables para la literatura, medicalizadas para el modelo médico
rehabilitador, santificadas o diabolizadas para las religiones, limosna para las
sociedades, institucionalizada para los Estados, problema para las familias; la
sexualidad de las personas con diversidad funcional ha sido propiedad rentable para
todes, excepto de les protagonistas.

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Detenidas, en el mejor de los casos, en la infancia -y de allí la construcción aniñada
de su sexualidad- una mayoría considerable de personas con diversidad funcional, se
han auto construido pensando en el sexo como un espacio de privilegio (sólo) para
quienes no presentan dicha condición. Así, la negación de la propia sexualidad se
ritualiza cuando toma contacto con la identidad discapacitada: lo que para todes es
sencillamente sexo o educación sexual, para muchas personas con diversidad
funcional se concibe como una forma de sexoterapia o protocolo de actuación o
abordaje, que se suman a la abultada lista de tratamientos rehabilitatorios.

Por ello, nos preguntaremos por procesos de transversalización tales como: ¿Qué
sucede con las niñas, adolescentes y mujeres con diversidad funcional?. ¿Cómo
transcurren las vidas de personas con diversidad funcional que son pobres, o son
lesbianas, o presentan diversidades funcionales consideradas graves?. ¿Su situación
es muy distinta a la de una mujer obesa, un joven privado de su libertad, un adulto
mayor que vive en una residencia o una trabajadora sexual?. ¿Qué rol tienen la
escuela y les docentes en estos procesos?. ¿La ESI resulta un recurso para la
inclusión de les alumnes o pacientes con diversidad funcional y, si es así: dónde y para
qué se les incluirá, y quienes serán les responsables de garantizar tales fines?.

¿Podemos afirmar que la ESI en diversidad funcional es un “recurso a considerar”, o


es un hecho ineludible que supera la condición de discapacidad?. ¿Es posible
continuar avalando la existencia de una sexualidad especial, y por ende, de una ESI
especial o inclusiva, propia de las personas con diversidad funcional?. A estas alturas
la respuesta ante dicho falso interrogante es negativa por hecho y por derecho.
Entonces: ¿por qué dedicarle un espacio específico?. Sin duda porque las escasas
teorías y prácticas con las que hemos abordado el tema, hacen que estas sexualidades
constituyan aún un problema, no porque la sexualidad y la diversidad funcional en sí
mismas lo sean, sino por las herencias recibidas y perpetuadas.

Para deconstruir la noción o cultura de curación-rehabilitación, respecto de las


personas con diversidad funcional, primero habrá que quitar de en medio la noción de
enfermedad y pensar la sexualidad, el sexo, la sexologia y la educación sexual, como
causa y no consecuencia de un saber ético que no juzgue, y sí que se muestre
dispuesto a desaprender.

Parafraseando a Efigenio Amezúa (2003), afirmaremos que no tenemos sexualidad;


sino que somos sexuales. No podemos dejar de serlo.

Sin olvidar los derechos universales que deben enmarcar las reivindicaciones de
aquellos colectivos que históricamente han tenido que dar fe de su equidad sexual,
intentaremos dar respuesta a si la sexualidad es un derecho (o mucho más que eso), y
para quienes.
Las personas con diversidad funcional son seres sexuados como cualquier otro, y no
personas que deben aprender una sexualidad diferente. La tentativa de estudiar
aisladamente la estructura de un sujeto con discapacidad, además de no ofrecer
resultados útiles y significativos, conlleva el riesgo de potenciar la variante de la
deficiencia por sobre la personalidad e identidad toda.

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La problemática sexual de las personas con diversidad funcional no puede ser
separada de la “problemática” (no como conflicto a resolver, sino como construcción)
sexual en general. Debe regresar al terreno sexual del que nunca debió haber salido,
dejando el campo exclusivo de lo pedagógico (aquello que se supone, nosotres
debemos enseñarles a elles), por la creación de ámbitos propicios, integrales e
inclusivos, que les doten de herramientas para desarrollar el acceso a una sexualidad
sana y placentera; tal como cada quien la concibe o fantasee.

Procuraremos ahondar en una mirada clara e innovadora en materia sexual, que


movilice nuevos interrogantes y aporte posibles respuestas superadoras a la ya
indecente pregunta: “¿Las personas con diversidad funcional tienen sexualidad?”. El
falso interrogante se vuelve afirmación, si pensamos que no hay vida humana vivible
sin la construcción de una nueva ética social y sexual que no niegue la evidencia. La
sexualidad en las personas con diversidad funcional existe, y no es un hecho a
aceptar, sino a acompañar.

En la actualidad, muchas personas con diversidad funcional resisten y se rebelan a la


metamorfosis angélica que se les exige, exponiendo sus propios cuerpos como
testimonio de disidencia, fundando nuevas identidades sexuales. Su reivindicación es
la búsqueda de una suprema libertad y autonomía respaldada en el deseo sexual
como emancipación, y no como problema o síntoma.

Sepamos construir juntes, bitácoras en dignidad y libertad.

Silvina Peirano

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EDUCACIÓN EN SEXUALIDAD(es)
La educación en sexualidades continúa siendo una asignatura pendiente, más aún
cuando se hace referencia a la sexualidad de personas con diversidad funcional.
Señalándolo, sólo estamos contribuyendo a mencionar la evidencia y a sostenerla
donde hemos decidido acotarla: en las “asignaturas pendientes por problemáticas”;
justificando nuestra falta de compromiso respecto de éstas.

Pensar la Educación Sexual Integral (ESI) desde estas fundamentaciones, no puede


reducirse a propuestas aisladas que suelen estar enfocadas a cubrir una demanda,
problema o síntoma específico. En procura de atender un tema clasificado como
urgente, se seleccionan una serie y graduación de contenidos que se consideran
“adaptados”, a lo que podríamos llamar educación sexual especial, y que se adjudican
a las personas con diversidad funcional, dentro y fuera del ámbito educativo.

Comenzaremos por señalar las perspectivas en Educación Sexual Integral conforme a


lo expresado por la UNESCO (2010-2014), que define la Educación en Sexualidad en
base a incluir la perspectiva de género, la interculturalidad o la intergeneracionalidad en
el desarrollo formativo, conceptos que propician la importancia de incluir la multiplicidad
de realidades humanas en el diseño de programas educativos que contemplen esas
distintas singularidades, a fin de no marginarlas.

Sin embargo, no todes tenemos este derecho reconocido de igual manera, por lo que
considerar la Educación como un Derecho Universal, no puede obviar el hecho
educativo y la diversidad que éste implica. Desde el concepto de Educación inclusiva,
tomando lo expresado en la Convención Internacional por los Derechos de las
personas con Discapacidad (Art. 24: Educación), a lo que sumaremos los aportes
de Ley de Educación Sexual Integral (ESI. Ley 26.150. Argentina, 2006), y los
aportes del Modelo de la Diversidad Funcional, procuraremos construir y brindar una
ESI con Perspectiva en Diversidad Funcional. Una Educación Sexual Integral
inclusiva, ampliada y de equidad. Una Pedagogía Sexual abierta y responsable con las
realidades humanas no hegemónicas.

La ESI debe ser un recurso para encaminar los objetivos y propósitos en dirección a
que todas las personas aprendan a conocerse y a expresar su sexualidad de manera
(auto)satisfactoria. Desde este marco, si propiciamos el educar y prestar apoyos a las
sexualidades de las personas con diversidad funcional, y dar respuesta a sus
demandas en lo que a la vivencia de su sexualidad se refiere; ello implica plantearnos
los mismos objetivos, prestando apoyos específicos e individualizados conforme a la
diversidad de cada quien, con la frecuencia e intensidad que se requiera, según su
edad y sus circunstancias. Nada que no se considere ya, en relación a otres
educandes, sin intuírles por ello; especiales.

Propiciaremos:
.Educar en sexualidad/es y no la sexualidad, comprendiendo que el mundo y nuestras
vidas (todas las vidas) resultarán más vivibles y menos precarias, cuando podamos
impregnarles la potencia que nos brinda la sexualidad. El motor que supone la ética

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solidaria de encontrarnos y comprender/nos para romper el silencio; constatando que
toda educación es sexual y por ello, en sí misma, un acto de amorosidad.

.Educar y educarnos en sexualidades, entendiendo a este intercambio como un


proceso constante de enseñanza aprendizaje, de aprender y de desaprender
(comprender profundamente) cuál es el rol de une educadxr en sexualidad: La ESI
como un proceso a través del cual todas las personas implicadas en él, educan y son
educadas al mismo tiempo.

.Centrarnos en el significado de la persona, ya que es importante basarse en su


experiencia, sus necesidades, sus descubrimientos y sus interrogantes. Las personas
con diversidad funcional tienen una experiencia de vida afectiva y sexual. Pueden y
deben tener varios aprendizajes relacionales, descubrir su cuerpo, estableciendo
relaciones con otras personas (no siempre de su mismo sexo y entorno), y construir
una representación de sí mismas. Es imprescindible revalorizar toda esa experiencia y
el papel que han desempeñado las familias para responder a las preguntas,
inquietudes y falsas creencias de sus hijes respecto a la sexualidad.

.El objetivo de toda educación sexual es propiciar el “estar bien consigo misme”, en su
cuerpo y en sus relaciones con les otres.

La educación sexual suele plantearse en términos dicotómicos: ¿hay que informar al


niñe o es preferible que cada une se entere por sus propios medios? y por ello: ¿a qué
edad debe iniciarse la ESI?. ¿Es una responsabilidad de la escuela o de las familias?.
Estos y tantos otros interrogantes, acrecientan nuestro ya conocido espacio de las “no
preguntas”, al tiempo que validan el silencio, como forma (tal vez la peor) de educación
sexual. Por ello, la educación sexual debe considerar diversos aspectos del individuo,
que procurará abordar de manera integral, constante y transversal, considerando la
pluridimensionalidad del hecho sexual humano.

El término educación sexual implica plasticidad y pluralidad, por lo que su enseñanza


no puede reducirse a una charla aislada, sino que demanda un proceso personal,
familiar y social de participación activa. Se inicia con el nacimiento mismo; y aún antes,
por lo que siempre es un buen momento para propiciar espacios de encuentro y
reflexión. ¡Nunca es tarde para repensar las prácticas y transformarlas!.

La situación se presenta como demasiado compleja para la ética social. Al respecto,


Asun Pie Balaguer, escribe:

Nos damos cuenta, por lo tanto, que el tema de la sexualidad es una cuestión ética.
Es decir, está relacionado con el reconocimiento que este “otro-discapacitado”
pueda vivir según sus deseos y, está relacionado también, con el hecho de
reconocer al otro su estatuto de sujeto. En este sentido detrás de cada una de las
negaciones y represiones sexuales dirigidas a las personas con discapacidad está
en juego el reconocimiento de dicho estatuto de sujeto.

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No es exagerado afirmar que posiblemente a través del deseo y los
comportamientos sexuales de las personas con retraso mental toda la democracia
y la modernidad quedan interrogadas. (...) Podríamos pensar que si bien las
personas con discapacidad entraron ya hace dos siglos en el registro de lo
humano, actualmente continuamos preguntándonos “qué hacer” con su sexualidad.

En síntesis, la propuesta radica en incidir en la importancia y la necesidad de producir


perspectivas en ESI, entendiendo a ésta como un derecho y una responsabilidad
compartida desde los Estados, las incumbencias profesionales, las familias, el ámbito
institucional (organismos, administraciones, entidades del sector, otros) y las
sociedades todas; priorizando el papel que les corresponde a las personas con
diversidad funcional como protagonistas de sus propias vidas.

Por ello afirmaremos: La ESI es una responsabilidad “compartible”, y no a


“repartir”entre les diferentes responsables de garantizar tal proceso.

EDUCACIÓN SEXUAL INTEGRAL ¿“ESPECIAL”?


Podríamos coincidir la mayoría de nosotres, en que todes somos seres sexuales, y
todes necesitamos educación sexual: ¿pero cuál?. Qué tipo de educación sexual
deseamos para nosotres mismes, para nuestres hijes y estudiantes y en cuanto a la
temática que nos ocupa: ¿debe propiciarse una educación sexual específica para el
colectivo de personas con diversidad funcional?. ¿Por qué nos cuesta tanto
implementar en la práctica, aquellas nociones en las que creemos tan fielmente desde
nuestro discurso, en especial para quienes sostenemos como “discapacitados”?.

Tal vez no haya una única respuesta, ni ésta pueda darse desde un solo marco
conceptual. Históricamente la “no” educación sexual que se ha impuesto a las personas
con diversidad funcional, ha tenido como única finalidad conseguir que no se despierte
su impulso sexual. De allí que, o bien se prohíbe expresamente, o se actúa como si no
existiese. Sin embargo, este negacionismo del hecho sexual es sólo en apariencia, ya
que el miedo está presente y surge con toda intensidad cuando hay alguna situación
que irrumpe y se considera relacionada con “los problemas” que acarrea la sexualidad.

Si hiciésemos un análisis de las diversas situaciones que llevan a no iniciar algún tipo
de intervención en ESI, podríamos enunciar un mito que engloba al resto: Las
personas con diversidad funcional no necesitan educación sexual, por lo que el
analfabetismo sexual continúa siendo un obstáculo enorme, y muches corren el riesgo
de sentirse excluídes al comprobar que sólo el silencio y hasta el misterio, ocupan
toda cuestión relativa a su sexualidad, pero no les involucra.

Los prejuicios sobre los que se continúa fundamentando la mitología en educación


sexual y diversidad funcional; son:

.Las personas con diversidad funcional no logran entender los conceptos o


términos sexuales, acatar conductas o valores sexuales socialmente aceptadas.

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No controlan sus impulsos.
.Incitación a conductas sexuales, desbordes, embarazos y abusos; o enfrentarlas
con sus limitaciones en materia sexual
.El temor a una eventual consecuencia: rechazo u oposición de las familias y
grupos sociales y/o religiosos.
.Carencia de recursos teóricos y técnicos adecuados por parte de les docentes.
.Miedo a equivocarse, a no tener respuestas o no saber cuánta información
brindar.
.La dificultad de abordar el tema por parte de familiares, docentes y
profesionales de la salud debido, en parte, a la confusión existente, el
desconocimiento sobre la temática, la historia psicosexual personal, etc; y la
falta de consensos entre estes.
.Temor a abusos sexuales.
.Falta de una normativa legal institucional que apoye, avale y promueva la
educación sexual.
.Definir responsables o “a quién le toca” la educación sexual.
.Falta de recursos teóricos y prácticos en ESI, que se adapten a cada tipo o
grado de discapacidad.
.Otros

En ocasiones podrá resultar necesario realizar ciertas adaptaciones y modificaciones,


pero nada que una propuesta flexible e integral no demande, ni mucho menos
considerada como una quita de la calidad ni nivel educativo. Muchas de las
perspectivas desde las que solemos trabajar se basan en un profundo
“adultomorfismo” o “normalismo educativo”, que evalúan la sexualidad y los planes
educativos en dicha materia, desde la mirada del adulto, blanco, varón, heterosexual,
no discapacitado, etc. Así, no se debe limitar la educación sexual a su aspecto
específico (comúnmente asociado al concepto de “discapacidad”), sino que habrá que
extenderla y utilizarla como medio para favorecer la evolución de las personas con
diversidad funcional hacia una madurez socioafectiva mucho más amplia. La educación
sexual es una instancia biográfica y no parte de lo que se ha llamado “educación para
la vida”, como algo que acontecerá, en el mejor de los casos, a partir de la
adolescencia, con el advenimiento del sobrevalorado sexo coital o genital.

No existen particularidades eróticas en las personas con diversidad funcional más allá
de la diversidad erótica humana en general. Lo que sí pueden presentarse, son
particularidades que no debemos considerar como aspectos especiales a tener en
cuenta (grado y tipo de discapacidad), y sí como singularidades biográficas, que no son
excusas necesarias y de impacto negativo para no implementar una propuesta en ESI.
Un adecuado programa de educación sexual, brindado a personas con y sin diversidad
funcional, abarca no sólo la información biológica y anatómica, sino información sobre
sentimientos, comportamientos, autoimagen, valores y actitudes de vida. No se debe
esperar, ni es propósito de la educación sexual, lograr una desaparición de las
manifestaciones, deseos o intereses sexuales.

En esta instancia, se nos presenta el siguiente interrogante: ¿cómo exigirles a las

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personas con diversidad funcional, ser y comportarse como individuos sanos
sexualmente, en una sociedad insalubre en materia sexual?. La mejor manera de
conocer los sentimientos y necesidades de las personas con diversidad funcional, es
recurrir a ellas mismas, ya que conforman la mejor fuente de información.

La primera responsabilidad de familias y profesionales es la de su propia revisión y


formación. Conocer su biografía sexual (En ESI, “La reflexión sobre nosotres
mismes”), y reflexionar sobre cómo estas influyen en los encuentros educativos con
sus alumnes e hijes. Las inquietudes de muches educadores respecto de la ESI, se
alimentan y sostienen en los propios prejuicios y temores respecto de su propia
sexualidad.

Acordar sobre la necesidad de implementar propuestas de ESI y diversidad funcional


no significa impartir educación sexual, sino brindarla, no sólo para prevenir/les de los
factores negativos del sexo; sino fundamentalmente como fuente de acceso a la
educación y la información de equitativo placer y autodescubrimiento. Los mejores
proyectos o propuestas en ESI, no suelen ser métodos acabados y estandarizados
conforme a cada patología y grado, sino todo lo contrario. La ESI no debe brindarse
como una necesidad, sumada a la abultada lista de necesidades validadas en
diversidad funcional, sino como un derecho a garantizar.

Les docentes que trabajan que realizan la planificación de un proyecto en educación


sexual, destinado a un grupo de estudiantes con diversidad funcional (al igual que
cualquier otre); se sumergen en un abismo lleno de incertidumbres. Lo primero que
surge es la necesidad de recurrir a lo ya hecho o a la bibliografía pertinente. Es allí
donde se ensancha el abismo. Los libros de actividades que se suelen encontrar muy
difícilmente se diferencien en líneas generales de los de jardín de infantes. No existe un
amplio, variado y fundamentado repertorio de recursos para trabajar en educación
sexual con alumnes con diversidades funcionales, ni mucho menos que consideren las
edades, intereses, compromiso intelectual, composición sociocultural, que sean de
lectura fácil, utilicen pictogramas, en Braille, con descripción de imágenes, etc.

Surge la pregunta: ¿se considera necesario y válido un campo de reflexión y


producción propio de la educación especial?. ¿Es importante pensar recursos y
metodologías propias de dicha área, que no sectoricen ni marginen en un gueto las mal
llamadas “necesidades educativas especiales”?.
La respuesta es aparentemente obvia. Aquí es donde comienzan a cruzarse las
múltiples determinaciones: la dificultad de pensar en lo diferente con status propio,
metas y métodos, y la dificultad para que muches docentes puedan realizar una
reflexión crítica sobre su práctica, produciendo y diversificando material didáctico.
Muchas veces es más fácil recortar actividades de libros infantiles, dando a les
alumnes un mensaje ambiguo, ya que para ciertas conductas se les exige que se
comporten como adultes, mientras para otras se les leen cuentos destinados a la
primera infancia.

Los contenidos de toda propuesta en educación sexual, deben ser presentados de

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manera significativa para las personas a las que están dirigidos, y resulten funcionales
a su vida cotidiana.

Hay que posibilitar y estimular la participación de les alumnes, a través de sus


preguntas, comentarios y del relato de sus propias situaciones vitales, sin mostrar
extrañeza o sobresalto, sin dejar a medias ninguna pregunta ni respuesta. Por
consiguiente, se debe educar con y para el diálogo, en una escucha franca y abierta.
El/la educadxr debe evitar sustituir al alumne con su propia interpretación, es decir, no
debe imponer su propia perspectiva y sus criterios; sin dejar lugar a procesos y ritmos
de aprendizaje, autocuestionamiento, etc. Es fundamental utilizar un lenguaje claro y
preciso, sin que éste deje de ser científico. No se deberá desvalorizar los saberes
previos de les alumnes; respaldando el plano del lenguaje oral (abstracto) con material
visual y concreto: láminas, maquetas, imágenes, videos, etc, que puedan ver, tocar y
explorar libremente.

PROCESOS DIDÁCTICOS
Veamos un ejemplo que clarificará los diálogos anteriores: Juan tiene 18 años de
edad, concurre a un taller protegido, donde realiza tareas de armado de cepillos. La
familia consultan si es necesario “iniciarlo sexualmente”, ya que se masturba
diariamente. Esta situación les indica a ellos que su hijo necesita una “descarga
fisiológica”.
A Juan se le ha adjudicado una edad mental aproximada de 8 o 9 años, y realiza
actividades laborales asignadas de acuerdo a la misma. La inquietud de sus familiares,
es la de padres de un varón de 18 años con un desarrollo evolutivo sin diversidad
intelectual.

¿Prima en estas familias la necesidad de acercar a su hijo a un patrón de conducta


sexual “normal”, o atienden a una necesidad de Juan discapacitado?.

Uno de los objetivos fundamentales de la ESI es ayudar a que cada persona adquiera
conciencia de su propio cuerpo y de sus movimientos emocionales, para poder
escuchar sus deseos y ser responsable de sus relaciones. Pero: ¿cuál es en este
proceso, la tarea y el alcance docente y de la escuela?.

Permanentemente estaremos educando sexualmente, aún cuando no sea nuestro


propósito, a través de actitudes, conductas, prohibiciones, silencios, etc. Todes somos
modelos sexuales, por lo que resulta imprescindible tenerlo claro.

Si bien el rol de les maestres y el controversial concepto de vocación están en


constante construcción, resulta interesante mencionar algunas de las representaciones
en torno al rol docente como educadxr sexual; y cómo sus propias identidades y roles
operan dentro de la escuela.

Al respecto Alicia Fernández en su obra La sexualidad atrapada de la señorita


maestra: una lectura pedagógica del ser mujer, la corporeidad y el aprendizaje

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relata:

La maestra Patricia es casada pero la llaman “señorita”. El señor director es


soltero, sin embargo no lo llaman “señorito”. Claro, los varones son señores
siempre. las mujeres en cambio, para ser señoras, tenemos que ser señoras de
algún señor. Si no nos casamos somos señoras chiquitas “señoritas”. Sólo al
casarnos nos hacemos grandes y nos pueden llamar señoras.
Bueno, pero yo estaba hablando de la señorita Patricia, que también la llaman
“Segunda madre”. Es madre, entonces, pero madre virgen, porque ser madre
soltera no es bien considerado dentro de la escuela.

Lo más interesante de la educación sexual no es que se den normas sino


que se ofrezcan ideas. El resto pertenece a la intimidad de cada cual, afirma
Efigenio Amezúa, en su artículo “La Sorpresa”.

EDUCACIÓN SEXUAL INTEGRAL CON PERSPECTIVA EN DIVERSIDAD FUNCIONAL


Solemos pensar la ESI en clave unidireccional: qué tenemos enseñar les docentes a
nuestres alumnes, cómo podemos ayudarles, o qué sexualidad es posible impartir a las
personas con diversidad funcional. Sin embargo, escasamente estamos dispuestes a
tener como punto de partida qué puede aportarnos la realidad de la diversidad
funcional a la reflexión sobre nuestras sexualidades y nuestros planes o propuestas
pedagógicas.

Reflexionar en clave pedagógica en este sentido, implica así mismo estar en


disposición de tomar los aportes y experiencias que pueden brindarnos nuestres
alumnes, sus familias y los propios movimientos del colectivo, ampliando nuestras
teorías y prácticas en procura de una ESI que no sólo combata la vulneración
sistemática de los derechos sexuales, sino que los garantice y amplíe desde las
valiosas aportaciones que pueden brindarnos les referentes históricamente olvidades.

¿Qué aportan las perspectivas en diversidad funcional a la educación sexual


integral?. Considerando que uno de los objetivos de la ESI es acompañar a las
personas en sus proceso de aprendizaje, desarrollo, maduración y crecimiento, ésta
debe acompañarlas en la toma de decisiones respecto de sus sexualidades, el
autoconocimiento y el desarrollo de experiencias y habilidades en sus propias vidas.
Estos objetivos son comunes a todas las personas con las que trabajamos. A menudo,
tanto las familias como las instituciones escolares dan una idea de sexualidad, como un
área que genera temores e incomodidades, que puede postergarse en el tiempo o
reducirse a una clase, o en relación a aspectos que se identifican como “sexuales”. La
ESI con perspectiva en diversidad funcional debe contribuir a la devolución del
derecho a decidir sobre la vida sexual y afectiva, en base al fortalecimiento de
aspectos tales como el empoderamiento y la autonomía en general, y en particular
sobre la sexualidad. La autonomía representa la piedra angular de los derechos
sexuales y facilita su ejercicio.

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La ESI brindada a personas con diversidad funcional debe ir en consonancia con un
trabajo comunitario que favorezca la toma de decisiones, así como la promoción de la
vida independiente, cuestionando tanto los cordeles de la sobreprotección, como el
abandono por parte de los Estados y sus organismos, agentes públicos y/o familiares.
Como profesionales, tenemos la responsabilidad de conocer y ofrecer recursos
pedagógicos que consideren el contexto, las necesidades de las personas con las que
trabajamos y las metodologías más convenientes para cada una de ellas o el grupo,
promoviendo estrategias de autocuidado de la salud sexual que mejor respondan o se
“adapten” a las mismas; y no adaptando a las personas a nuestra falta de recursos.

La vulneración del derecho a recibir ESI, así como información en salud sexual y/o
reproductiva, tiene como resultado ya conocido -y no por ello revertido- la sistemática
negación del derecho al placer, a la expresión sexual y afectiva, a la intimidad, a la
privacidad, y un largo etcétera. El acotado acceso a la ESI, restringe la falta de
oportunidades para aprender a relacionarse sexual y afectivamente, aumenta la
vulnerabilidad de las personas ante, por ejemplo, las infecciones de transmisión sexual,
los embarazos no deseados, así como las violencias sexuales e institucionales.
También puede generar efectos negativos como conflictos entre los deseos y las
normas sociales, frustraciones, represión; en definitiva, impide un desarrollo adecuado
y libre de la sexualidad y de la propia vida.

LA ESI COMO UN VALOR HUMANO DE EQUIDAD


Destacar a la ESI como un valor humano, es proponerla como motor del desarrollo
personal, indispensable para disfrutar de una vida plena, en oposición a una
concepción reducida de la sexualidad como proceso sólo fisiológico.Resulta una
invitación a la reflexión desde una perspectiva inclusiva, que orientará para abordar la
temática sexual desde los inicios, fomentando una idea principal: incluir la ESI en
nuestras propuestas pedagógicas es un beneficio para la sociedad toda. Un bien
común a considerar como criterio de calidad educativa.

Teniendo en cuenta los posibles procesos de interiorización y naturalización de


opresiones capacitista que muchas personas con diversidad funcional padecen,
se debe procurar la creación de espacios donde reconocer que no se tiene que
renunciar al derecho a una sexualidad digna, ni a la expresión de los afectos y
los deseos.

Han existido, y coexisten -así como sucede con los diversos modelos en
discapacidad- diferentes modelos de acercamiento a la educación sexual: represivos,
ideológicos, preventivos, etc. Estos modos, que pueden denominarse Enfoques o
Modelos conceptuales no son neutros ya que reflejan distintas maneras de pensar y
significar la sexualidad, y que derivan en diferentes acciones de educación sexual en la
escuela.

La “discapacidad”, así como el género o la etnia o la propia sexualidad, es una

13
construcción social. La concepción de las personas con diversidad funcional como
discapacitadas, constituye el origen de la exclusión y la discriminación de las personas
que no encajan en los parámetros corporales o intelectuales considerados esperables.
La ESI con Perspectiva en Diversidad Funcional debe cuestionar la ficción de la
normalidad y la autosuficiencia, mostrando la vulnerabilidad como elemento
común que nos une a todas las personas, desde el cual también es posible
construir agencia y empoderamiento en relación con nuestras sexualidades, y
alianzas con otros cuerpos y funciones.

En franca oposición a la construcción de jerarquías sociales entre los cuerpos


(capaces/incapaces), se propicia la democratización de todas las sexualidades y
formas de deseo, desde una perspectiva más justa, más horizontal y más diversa. Una
visión de la sexualidad como proceso cargado de significados y experiencias
sensoriales, nos invita a habitarla con imaginación y desde transitares pedagógicos
más creativos.

Reivindicar desde la ESI a las personas con diversidad funcional como ciudadanes de
derechos implica dejar de concebirlas como portadoras de un problema individual.
Implica reconocer que la mayoría de las limitaciones a las que se enfrentan están
vinculadas a procesos económicos, sociales y culturales, enraizados en el capacitismo,
que han convertido las diferencias físicas y/o psicológicas en un motivo para
considerarlas ciudadanes de segunda.

Sumaremos a los enfoques en educación sexual, un modelo al que denominaremos:


Enfoque Capacitista. Dicha perspectiva refiere a algunas formas de arrogada
educación sexual, que engloban los prejuicios y los estereotipos que llevan a
menospreciar a las personas con diversidad funcional, plasmados en planes y
proyectos pedagógicos, institucionales y terapéuticos, así como en las leyes de
educación segregacionistas y excluyentes, que no garantizan el acceso a la educación
inclusiva para muchas de estas personas.

El capacitismo o normalismo educativo provoca que actos injustos de


vulneración de derechos, se entiendan como acciones justificadas, es decir,
normaliza las violencias y formas de discriminación dentro de las instituciones
educativas, explicando la exclusión escolar bajo términos tales como “Alumnes
con “Necesidades Educativas Diferentes” o “Capacidades Especiales”, que por
sus dificultades, no pueden habitar las aulas de las escuelas normales.
El normalismo educativo naturaliza la exclusión de las personas con diversidad
funcional en general, y la vulneración de sus derechos a la ESI y a la sexualidad
en particular.

En contrapartida, la ESI con perspectiva en diversidad funcional, traza alianzas


interseccionales con otros cuerpos, otras sexualidades y otros colectivos así mismo
excluidos por sus identidades (personas intersex, trans y personas con identidades
disidentes). Profundiza en el análisis de los mandatos y roles de género en relación
específica con la construcción de la discapacidad, visibilizando cómo el capacitismo

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amplifica el machismo y viceversa y, a su vez, como muchas personas con diversidad
funcional, son excluidas por otras diversidades o movimientos. Genera referentes del
propio colectivo, autogestivos y críticos a la normatividad corporal y los cánones de
belleza, defendiendo todos los cuerpos como cuerpos deseables y deseantes.

Decir ESI es decir identidad, vivencias, emociones, es también decir represiones y


mandatos, es decir placer y responsabilidad. Es mencionar el modo en que las
personas experimentan sus cuerpos en las diferentes etapas de su vida. Todas estas
conceptualizaciones resultan necesarias para su abordaje histórico, que la restringía a
la genitalidad y que suponía que recién se manifestaba en la pubertad. Decir ESI,
también es decir cuidados y acompañamientos éticos que se despliegan en el marco
de los afectos humanos fundamentales: amor, hostilidad, ternura, indiferencia.

ESI PARA (TODES) DECIDIR


Para desarrollar una propuesta pedagógica de ESI con Perspectiva en Diversidad
Funcional, nos valdremos de los aportes brindados a lo largo de nuestro espacio de
formación, con fundamentación en el Modelo de la Diversidad Funcional y la Filosofía
de la Vida Independiente, la sexología sustantiva, los derechos sexuales y/o
reproductivos como DDHH y el referencial aporte de la Ley 26.150 (Argentina, 2006),
que da origen al Programa Nacional de Educación Sexual Integral.

Dicha Ley, de carácter y alcance nacional, en su artículo 1º, afirma:

Todos los educandos tienen derecho a recibir educación sexual integral en los
establecimientos educativos públicos, de gestión estatal y privada de las
jurisdicciones nacional, provincial, de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires y
municipal. A los efectos de esta ley, entiéndase como educación sexual integral
la que articula aspectos biológicos, psicológicos, sociales, afectivos y éticos.

> VER VIDEO INSTITUCIONAL ESI

La ESI es una herramienta imprescindible para comprender la sexualidad, tal como la


define la Organización Mundial de la Salud (OMS, 2000), es decir como:

“Una dimensión fundamental del hecho de ser humano, que se expresa en forma de
pensamientos, fantasías, deseos, creencias, actitudes, valores, actividades,
prácticas, roles y relaciones. La sexualidad es el resultado de la interacción de
factores biológicos, psicológicos, socioeconómicos, culturales, éticos y religiosos o
espirituales.En resumen, la sexualidad se practica y se expresa en todo lo que
somos, sentimos, pensamos y hacemos”.

En este sentido, el concepto de sexualidad que proponemos, en consonancia con la


Ley de Educación Sexual Integral, excede ampliamente las nociones de “genitalidad” y

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de “relaciones sexuales”. Durante mucho tiempo, se entendió que hablar de sexualidad
era posible recién en el momento en que les niñes dejaban de serlo. Esto era así, entre
otros factores, porque el concepto de sexualidad estaba fuertemente unido (sólo) al de
genitalidad. Desde esta mirada, la educación sexual en la escuela se daba
preferentemente en la educación secundaria -en particular, durante las clases de
biología- y priorizando temas como los cambios corporales en la pubertad o la
reproducción humana.

Aspectos vinculados a la expresión de sentimientos y de afectos, la promoción de


valores relacionados con el amor y la amistad y la reflexión sobre roles y funciones
atribuidos a mujeres, varones y disidencias, no formaban parte de los contenidos
vinculados a la educación sexual. Así, llegamos a una definición más amplia e integral,
y hoy podemos pensar desde otro laportes la enseñanza de los contenidos escolares.

Como profesionales tenemos la responsabilidad y el derecho de brindar educación


sexual, a partir de la sanción de dicha Ley, considerando:

.La ESI es transversal y permanente a lo largo de todas nuestras prácticas. Involucra a


todes les docentes y no docentes y directivos.
.Convoca a organizar un espacio sistemático de enseñanza y aprendizaje que
comprenda contenidos de distintas áreas curriculares, abordados de manera
transversal y/o en espacios específicos.
.Incluye el desarrollo de saberes y habilidades para el cuidado del propio cuerpo, la
valoración de las emociones y de los sentimientos en las relaciones interpersonales, el
fomento de valores y actitudes relacionados con el amor, la solidaridad, el respeto por
la vida y la integridad de las personas y el ejercicio de los derechos relacionados con la
sexualidad.
.Conociendo y haciendo cumplir los Lineamientos Curriculares de Educación Sexual
Integral, que definen el piso común y básico de contenidos curriculares válidos para
todos los niveles y modalidades del sistema educativo y para todas las jurisdicciones
de nuestro país.
.La ESI está atravesada por Cinco Ejes Conceptuales para asegurar un abordaje integral
de todas las dimensiones humanas:
•Cuidar el cuerpo y la salud
•Valorar la afectividad
•Garantizar la equidad de género
•Respetar la diversidad
•Ejercer nuestros derechos

Dichos ejes se trabajan de manera permanente y transversal, desde educación inicial


hasta nivel terciario y formación permanente de les docentes. Ninguno de ellos es más
importante que el otro, y se presentan en los contenidos planteados en los
Lineamientos Curriculares, conforme a la progresión de cada nivel educativo.

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No son simples categorías temáticas que separan los contenidos curriculares de la
ESI, sino herramientas conceptuales al servicio de la integralidad de las propuestas
pedagógicas o de intervenciones de profesionales o equipos de orientación.

.La ESI ingresa a la escuela a través de tres principales Puertas de entrada:


.La reflexión sobre nosotres mismes
.La enseñanza de la ESI
a.El desarrollo curricular
b.La organización de la vida institucional cotidiana
c.Episodios que irrumpen en la vida escolar
.La relación que tiene la escuela con las familias y la comunidad.

.Les docentes no tenemos que pedir permiso a las familias para brindar ESI, porque no
se trata sólo de una clase aislada, de un día o un tema, pero a la vez, tenemos la
responsabilidad de informarlas y hacerlas participes de la educación sexual de sus
hijes.

> VER VIDEO PARA CHARLAR EN FAMILIA


> VER REVISTA PARA CHARLAR EN FAMILIA

.Contamos con diversos materiales y recursos: Cuadernillos por nivel o ciclo, videos,
láminas, folletos, revistas, etc., creados por el Programa Nacional de Educación sexual
Integral, que se fundamentan en los contenidos y temas plasmados en los
Lineamientos curriculares.

Tal como lo hemos planteado, la perspectiva que nos lleva a proponer una ESI con
fundamentación en diversidad funcional, no avala en ningún caso la restricción una
educación sexual “especial”, si por ella entendemos recortar los contenidos a brindar o
no, “bajar” el nivel y calidad de la propuesta o, lo que es lo mismo, ofrecer una ESI que
no responde a las edades, inquietudes y realidades de las personas con diversidad
funcional.

En tal sentido, tomaremos los Ejes Conceptuales y Puertas de Entrada de la ESI,


para brindar algunos contenidos que, si bien responden a los lineamientos generales
de la ESI, lo hacen reconociendo las realidades presentes e históricas de alumnes y
docentes de la modalidad, pero no la excluye del resto.

Propiciaremos así, una ESI identitaria, que tome y ponga en valor realidades y
situaciones específicas de estudiantes con diversidad funcional, docentes, instituciones
y familias. Una propuesta pedagógica que no sólo relate las inequidades y logros
dentro del ámbito escolar, sino que las tome como contenidos jerarquizados de la
educación sexual que brinda.

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POSIBLES EJES DE LA ESI CON PERSPECTIVA EN DIVERSIDAD FUNCIONAL
Finalizando este apartado, avanzaremos algunos de los temas, que trabajaremos en
posteriores encuentros, todos ellos contenidos que la ESI toma en sus lineamientos, a
los que les aplicaremos las especificidades que las perspectiva en diversidad funcional
nos invitan a interseccionalizar:

.Cuidar el cuerpo y la salud ¿Qué cuerpo es el "cuerpo discapacitado". La salud y el


cuerpo en DF no es propiedad del modelo médico rehabilitador. Acceso equitativo a la
salud. Estereotipos de belleza y estigmas corporales. Reconocer y disfrutar las partes
del cuerpo que "no se sienten, ven, escuchan, entienden". Sexualidades en cada
instancia y ciclo escolar. Autoconocimiento y autocuidado. Recursos para el
acompañamiento durante la menstruación, autoerotismo, incontinencias, etc. Otros.

.Ejercer nuestros derechos Discriminaciones múltiples dentro de la escuela.Los


derechos sexuales y reproductivos son derechos humanos. Leyes, marco legal y de
derecho, documentos nacionales e internacionales. La ESI como un derecho, Derecho
al placer y derecho al dolor. La intimidad/privacidad como un derecho personalísimo.
Modelo de la diversidad funcional y filosofía de la vida independiente como perspectiva
necesaria y crítica para la ESI. Otros.

.Reconocer la perspectiva de género Género(S) y DF. Mujeres y niñas con DF.


Diversidad sexual y diversidad funcional. ¿Qué se "espera" de una mujer/varón con
DF? Roles y estereotipos de género e identidades en DF. La DF como "género
despersonalizado". Métodos anticonceptivos y DF. Aborto y discapacidad. Capacitismo
y Procesos de asexualización. Otros.

.Valorar la afectividad Deconstruir idearios sociales "siempre están contentos", "tienen


mucho amor para dar", "el rengo malhumorado o el ciego resentido". Despatologizar los
afectos. Empoderamiento y autonomía para crear vínculos sociales y afectivos. NO es
NO. ¿Qué desean las personas con DF?. Literatura infantil y juvenil y DF.
Parejas.Otros.

.Respetar la diversidad La diversidad funcional/discapacidad como parte de la riqueza


de la diversidad humana, familias con miembres con DF, DF y cultura, etnia, política,
pueblos originarios.Otros.

POSIBLES PUERTAS DE LA ESI CON PERSPECTIVA EN DIVERSIDAD FUNCIONAL


1- Reflexión sobre Nosotres Mismes Sexualidades de les profesional: cómo influye
la propia representación sexual, en la implementación de la ESi, acompañamiento a
alumnes, etc. Rol ético y responsabilidad profesional: “existe la vocación especial”.
Valoraciones. Prejuicios. Expectativas y logros depositados en les alumnes. Permisos y
restriccionismos. Moral sexual de les docentes. ¿Cuál es el cuerpo docente?

2- La Enseñanza de la ESI

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.El desarrollo curricular
¿ESI especial?. Selección y adaptación de contenidos.
“Que el alumnes logre”. ESI de calidad, y accesible. Otros

.La organización de la Vida Institucional


Espacios públicos y privados. Roles y estereotipos.
Rituales. Convivencia. Prohibicionismos o Negacionismos. Otros

.Los Episodios que Irrumpen en la Escuela


Noviazgos, autoerotismo, IVE, Embarazo, Abusos, violencia. Otros

3- Las Familias y la Comunidad


Representación del/la hije con diversidad funcional. Roles. Convocar a las familias y
sus saberes
Representaciones y roles sociales de las personas con diversidad funcional. Roles.
Proyectos y acuerdos. Otros.

Para finalizar, desarrollaremos otros posibles aspecto a transversalizar, en torno a la


Organización de la Vida Institucional, como una Puerta de Entrada clave para
repensar la ESI con Perspectiva en Diversidad Funcional”, dentro de las escuelas:

.La arquitectura institucional, la disposición de los bancos, la formación, los modos de


saludarse, de dar la bienvenida y despedirse, de entrar y salir de la escuela, los baños,
el saludo a la bandera, los espacios privados y públicos, los recreos, la forma de tomar
asistencia, la separación binaria de las actividades, los espacios de higiene y aseo, de
juego; si se autoriza o no a tomar fotos de las actividades diarias y difundirlas, los actos
escolares, las formas de convocar a las familias y para qué, etc.

.Revisemos cómo está "construída" la escuela. Cómo los espacios físicos y


arquitectónicos por los que transitamos alumnes, docentes y familias; resultan o no
habitables, invitantes e "inclusivos". Escaleras, escalones y rampas: Qué superficie
edilicia implica cada uno. ¿Cuántos y qué espacios físicos son totalmente accesibles a
personas con distintas diversidades funcionales?. etc.

Ejs: sólo las aulas del primer piso son accesibles, los espacios de ocio y trabajo grupal
no lo son. Para acceder a la cantina y el kiosco hay que atravesar varios desniveles, la
cartelería es totalmente "visual".

.Qué espacios para lo privado y para lo público están garantizados para alumnes y
docentes. ¿Propician la independencia o el aislacionismo? ¿El control, los cuidados
necesarios o los prohibicionismo institucionalizados?.

Ej: alumnes que requieren o desean estar soles procurando silencio o menor
compañía; o que se les abandona. Que desean estar con un amigue o pareja, que
necesitan autoestimularse, etc. ¿La higiene o cambiado se realiza en lugares que

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garantizan la privacidad corporal?.¿A quién le toca el cambiado o higiene?.

.La disposición en el aula, la formación y las formas de saludarse entre alumnes; y


éstes con les docentes. ¿Rigidizan los roles y/o estereotipos de género? ¿Fortalecen
rituales institucionales o propician la convivencia y los acuerdos previos de todes?.

Ejs: consultar a les alumnes de qué manera quieren ser saludades por les docentes,
qué lugar ocupan en la fila les alumnes que se desplazan en silla de ruedas, etc.

.Los baños son espacios accesibles, higiénicos, seguros. Separan a "varones-mujeres


y discapacitados". ¿Son espacios para estar soles, o de descarga autoerótica culposa
y como castigo? ¿Les alumnes van soles al baño. Por qué?.

Ej: enviar a les alumnes a hacer "eso" (masturbación) al baño, sin ofrecer
acompañamiento e información, etc.

SEXUALIDADES Y DIVERSIDADES FUNCIONALES


Comenzar este viaje a partir de la pregunta del millón: ¿qué es lo normal?, no
parece un buen comienzo. Sin embargo, a partir de éste interrogante podremos
desmontar el constructo de la “normalidad” en un área como la que nos convoca,
destacando la importancia del deseo y la subjetividad como fuente de independencia
personal, empoderamiento y reivindicación de los derechos sexuales y reproductivos
de todas las personas.

Al respecto, Asun Pie Balaguer, escribe:


“Nos damos cuenta, por lo tanto, que el tema de la sexualidad es una cuestión
ética. Es decir, está relacionado con el reconocimiento que este
“otro-discapacitado” pueda vivir según sus deseos y, está relacionado también,
con el hecho de reconocer al otro su estatuto de sujeto. En este sentido detrás
de cada una de las negaciones y represiones sexuales dirigidas a las personas
con discapacidad está en juego el reconocimiento de dicho estatuto de sujeto.
No es exagerado afirmar que posiblemente a través del deseo y los
comportamientos sexuales de las personas con retraso mental toda la democracia
y la modernidad quedan interrogadas. (...) Podríamos pensar que si bien las
personas con discapacidad entraron ya hace dos siglos en el registro de lo
humano, actualmente continuamos preguntándonos “qué hacer” con su
sexualidad”.

De ésta concepción, que plantea la sexualidad de las personas con diversidad


funcional como un problema, surgen intervenciones tendientes a enfrentar, dirigir,
encausar, reconducir o normalizar las escasas manifestaciones sexuales permitidas,

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bajo el lema: “conductas o aprendizajes socioafectivos esperables”. Entonces, no se
brinda educación sexual, sino que se “educa la sexualidad” del otro/a. Se enseña a
familiares y profesionales cómo debe reaccionarse frente a dichas expresiones, por lo
que la lucha (en tanto enfrentamiento) continúa; esta vez bajo el manto de la educación
sexual entendida como adoctrinamiento. Si todas las conductas son previsibles,
controladas y encausadas, desaparece mágicamente el temor ante el crecimiento y
desarrollo físico y sexual de las personas con diversidad funcional; que "justifica" las
medidas adoptadas para garantizar la protección y control.

La existencia de las personas con diversidad funcional, parece estar signada por la
forma universal del sufrimiento. La respuesta cultural frente a la discapacidad revela la
influencia del cuerpo de creencias de la cultura judeocristiana. Las ideas sobre el
castigo, la culpa, la prueba de fe, el sufrimiento; siguen estando presentes frente a la
explicación de la diversidad y el “padecer” que ésta supone. La Teoría de la tragedia
personal se impone por sobre la opresión social. Se depositan todas las culpas en el
“discapacitado” y se avala el constructo social de impedimento displacentero.

Nada más lejano al placer y el goce sexual que el dolor físico y emocional adjudicado
a quienes construimos como seres dolientes.

MITOLOGÍA DE LA “SEXUALIDAD ESPECIAL”


En los últimos años se han aglutinado en “10 mandatos” de autor anónimo; las
principales categorías míticas a las que se ha sometido el amplio material que ofrece la
mitología en diversidad funcional y sexualidad. Este reduccionismo histórico ha querido
explicar que la “abstinencia sexual” se asocia a la discapacidad como una opción
heroica. La mayoría de los mitos tienen en común la negación del hecho sexual en
personas o parejas con diversidad funcional, basados en la falsa creencia de que “la
sexualidad sólo puede ser compatible con individuos sanos; física y psicológicamente”.

Examinaremos algunos de los mitos o símbolos más importantes, y veremos en qué


forma son análogos al material simbólico que perdura en la actualidad; impregnando la
sexualidad de las personas con diversidad funcional:

·Suele presentarse a las personas con diversidad funcional, como ángeles o


niñes eternos: carentes de sexualidad o limitada a las primeras etapas del desarrollo
infantil. El arquetipo asexuado ha sido frecuentemente descrito en relación a las
personas con discapacidad. A partir de un proceso bastante complejo, la persona con
discapacidad llega a adoptar un estilo de vida donde el sexo fue limpiado e incluso

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suprimido. El primer mecanismo es la infantilización. Es bien sabido: los niños no
tienen relaciones sexuales.

Un segundo mecanismo consiste en la angelización medicalizada, para transformarlo


en un cuerpo a sanar. Así, las zonas eróticas del cuerpo se convierten en áreas
terapéuticas. No es sólo el accidente el que desexualiza el cuerpo; sino también el
proceso de rehabilitación.La angelización se sostiene en la actualización del destino
simulado que les es impuesto. Se les pide que acepten su condición mediante la
limitación de sus propios deseos y aspiraciones en términos de discapacidad, para
integrarse en el mundo de lo "normal", mediante el fomento de la mayor censura
posible, componiendo un personaje que pueda ser controlado.

El proceso de des-sexualización está ligado a un proyecto social de sacralización. La


representación social de la discapacidad angelizada, refleja la suerte reservada a su
sexualidad: la "irrelevancia".
Centrando nuestro análisis en las personas con discapacidad física o amputaciones,
veremos que las mismas evocan el estado de los ángeles incorpóreos. Privados de sus
miembros inferiores, el cuerpo debe confiar en sus cabezas aladas. En esta ilustración
se contribuye a elevar el personaje principal del ángel, un puro espíritu inteligente. La
ausencia de las piernas hace hincapié en la parte opuesta del cuerpo: la cabeza. La
belleza de una persona sin piernas, nos hace centrarnos principalmente en su cara.
Durante toda su vida, las personas sin piernas siguen siendo seres que provocan
curiosidad. Queremos verlos y hacerles preguntas. Despiertan el deseo de aprender
más sobre el origen de su discapacidad. Su cuerpo despierta la curiosidad, pero rara
vez el interés sexual.

Es una creencia popular que la persona con discapacidad pierde, o lo que es peor,
nunca tuvo función sexual. Este hecho entorpece su proceso de descentralización de la
sexualidad, limitando la expresión de la misma al autoerotismo rígido, no por elección o
gratificación personal, sino como parte del proceso de aislamiento que requiere la
asexualización. Nuestra cultura produce modelos de ángeles asexuados, a quienes se
les enseña la castidad y la soledad, como el inevitable destino que le espera a la
persona con discapacidad. La “abstinencia” se asocia a la discapacidad como la opción
heroica del ángel.

. En contrapartida a la asexuación, aparecen los seres hipersexuados: lindantes casi


con agresores sexuales, que no pueden controlar sus impulsos, por lo que se les debe
proveer de sedantes que aplaquen el deseo sexual.

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La sociedad occidental ha desarrollado una férrea desconfianza hacia la sexualidad en
general, y en particular hacia aquellas sexualidad que aparecen claramente “fuera de la
norma”. Desde esta concepción, el deseo sexual es un instinto o fuerza peligrosa que
podría alienar aún más a la persona con discapacidad. Cómo veremos, este rol de
hipersexuación es el que suele justificar políticas intervencionistas, represivas,
medicamentosas y, desde luego: justifica la inoperancia familiar, social e institucional en
educación sexual.

“Si les hablamos del tema, esto será un descontrol”, suele oírse con más frecuencia de
la imaginada, y no sólo en los ámbitos “especiales”. La sexualidad se presenta como
algo a resolver (problema), por un experto, que traerá la cura mágica a las conductas
disolutas e inadecuadas a nivel sexual; así como técnicas para dirigir o educar las
manifestaciones sexuales y, fundamentalmente el modo de sostener y justificar el
modelo de disciplinamiento imperante.

.No necesitan privacidad: El sexo es algo privado, pero no si se vive en una


institución, o no se es capaz de controlar las respuestas de su propio cuerpo. Allí la
intimidad es una cosa muy diferente asociada al concepto de capacitismo (Ej:si no
tienen capacidad motriz, no tendrán capacidad sexual y por ende: la intimidad es
innecesaria). Si no somos capaces de bloquear las puertas o tenemos que solicitar
permiso para poder disfrutar de nuestro tiempo, aún así conservamos el derecho a ser
sexuales y exigir que quienes nos rodean nos faciliten la privacidad que nos pertenece.

Una de las mayores barreras para el desarrollo de una sexualidad positiva es la


falta de privacidad. Esto es aún más evidente en Instituciones donde se niega
sistemáticamente a los residentes el acceso a su sexualidad. Sumaremos a este
concepto de intimidad, la óptica que propone Erving Goffman respecto del individuo
estigmatizado y de la invasión que sobre éste se realiza, desde la palabra. Una
persona a la cual los extraños pueden dirigirse a voluntad a fin de formularle cualquier
pregunta para entablar conversación, verá agravada su posibilidad de sostener
espacios afectivos y físicos independientes. La forma de traspasar los límites de la
intimidad de las personas con discapacidad no es la manera más eficaz de romper las
barreras entre unos y otros, entendiendo por esto un signo de supuesta camaradería,
sino que por el contrario; agudiza aún más la distancia relacional. Ejemplo de ello es la
clásica pregunta hacia las personas adultas con diversidad intelectual: “¿tenés
novia/vio?”, o dirigida hacia el campo de las respuestas sexuales: “¿pero vos; podés?”,
si se trata de un hombre con diversidad física.

.Las personas con diversidad funcional tienen preocupaciones más importantes


que el sexo. Se les suele sobrecargar con asuntos inmediatos a tratar -ninguno de

23
ellos relacionados con la sexualidad y el placer-, desde el nacimiento y durante toda su
vida; por lo que el sexo es un lujo que parecen no poder permitirse.

.No son atractives sexualmente. El atractivo sexual, y el sólo poder acceder a una
relación con otra persona con “iguales características” es consecuencia de relacionar
un cuerpo considerado perfecto con el interés en materia sexual, que hace mención al
conocido lema “mente sana en cuerpo sano”, lo que supone que las dificultades física
o intelectuales, generan indefectiblemente incapacidad sexual.

¿Sentirse sexualmente atractivo es diferente entre personas con discapacidad y sin


ella?. La respuesta es sencilla: no. Lo que nos convierte en "sexualmente deseables",
es único para cada individuo. Ninguno de nosotres suele cumplir con estos estándares,
sobre todo si recordamos que el deseo se sustenta en una mezcla imprevisible de
factores. Si bien los ángeles simbolizan la belleza, no es ésta una belleza erótica sino
de simple observación fraternal y asexuada. Un claro ejemplo de negar la diversidad
como un hecho positivo,

.Hay una manera correcta y una manera incorrecta de tener relaciones sexuales,
por lo que las personas con discapacidad no acceden al sexo.
Suele pensarse que el sexo debe ser espontáneo y genital y que por ello las personas
con discapacidad no pueden tener un “sexo real”.
Si bien es cierto que no todas las persona o parejas con diversidad funcional pueden
correr por la playa, rodar en la arena con música de fondo y tener un jugueteo sexual
sin despeinar su cabello, es igualmente cierto cierto que no todos desean manifestarse
sexualmente de ésta manera. La mayoría de nosotros tenemos relaciones sexuales
incómodas y torpes. Por lo tanto, pretender que hay un "verdadero" tipo de relaciones
sexuales, y de lo contrario, no se puede jugar el juego, es simplemente falso.

.Las personas con diversidad funcional son una mala opción para parejas
románticas: a quienes conforman pareja con otras personas con discapacidad, se les
suele llamar "nobles", como si el sólo hecho de no presentar una aparente o visible
discapacidad y “aceptar las diferencias de la pareja”, los convirtiese en un gran partido.
Vivir con una discapacidad no significa que se contribuya en menor a una relación, ni
que se esté en situación de desventaja o dependencia de ésta.Las relaciones humanas
implica siempre un compromiso de equidad.

Robert Murphy, un antropólogo que presentó una paraplejía como consecuencia de


un tumor medular, describió su experiencia al respecto llamando intencionadamente la
atención de una mujer que caminaba por su campus universitario. En lugar de apartar
la mirada, la mujer la devolvía junto a una sonrisa. Murphy descubrió que utilizando la

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silla de ruedas sus relaciones con las mujeres eran en general más abiertas y relajadas
porque “dejó de ser una fuente de peligro”. La silla lo “invalidaba”. Aparece el amor
platónico y/o fraternal, por lo tanto, la persona con discapacidad se siente como un
monstruo sagrado e intocable, una extraña criatura que se adora de lejos. Su cuerpo
es un santuario dedicado al culto de la virginidad.

·Las personas con discapacidad son sexualmente pasivas suele representárselas


con escasa iniciativa a promover las relaciones.

La seducción de la persona con diversidad funcional se pone a prueba no sólo en los


primeros momentos del encuentro, sino también en otras etapas de la relación. Como
menciona Isabel Auerbach: "Nosotras representamos todo lo que no debería ser.
Nosotras no somos las mujeres de procrear. No estamos en la representación de la
virilidad de los hombres, del dinero y el poder. Estamos más en la representación del
anti-deseo".

·No acceden a la maternidad/paternidad Al vincularse la sexualidad con el


matrimonio y la procreación, y suponer a las personas con diversidad funcional
incapaces de toda responsabilidad respecto de la crianza de un hije, como así de la
posibilidad de acceder a la vida en pareja, a la genitalidad y la reproducción, se ha
justificado la necesidad de reprimir la sexualidad y el ejercicio de roles acreditados a
ésta. A ello debe sumarse la creencia que afirma que “la deficiencia es hereditaria y por
lo tanto los discapacitados siempre tendrán hijos con discapacidad, y que el permitirles
reproducirse, contribuiría a la degeneración de la especie”; conceptos que retrotrae a la
noción griega de limpieza de la raza y a la eugenesia practicada y justificada por los
nazis.

A los ojos de los puristas, la castidad conyugal de las personas con discapacidad está
representada por el matrimonio. Suele citarse como casos ejemplarizantes, el
“casamiento” de personas con discapacidad, pero escasamente se habla de
convivencia, parejas, matrimonio igualitario o relaciones ocasionales; lo que confirma la
regla: la discapacidad (como concepto limitante) nos iguala en falta de derechos.

En la actualidad, se están produciendo movimientos en las estructuras. El campo de


la salud es “invadido” por nuevos agentes que amenazan su hegemonía, desde la
participación, decisión y empoderamiento personal, más allá de los escasos y legítimos
representantes históricos.

Mientras existan pasiones segregadas por condición de discapacidad, todas nuestras


representaciones sexuales seguirán siendo elitistas.

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BIBLIOGRAFÍA Y RECURSOS

El documento de lectura, se basa en:


Mitología de la sexualidad especial. El devenir del deseo en minusvalizantes necesidades.
Publicado en Actas del I Simposio del Observatorio de la Discapacidad : perspectivas y retrospectivas en
torno a la discapacidad y las ciencias sociales / Andrea Pérez ... [et.al.]. -Bernal: Universidad Nacional de
Quilmes, 2014. ISBN 978-987-558-312-2 (pp. 378-398)

Allué; Marta (2012) Inválidos; feos y freaks Revista de antropología social. Universidad
Complutense. Madrid.
Butler; Judith (2007) Cuerpos que importan. Sobre los límites materiales y discursivos del sexo
Paidós.
Fernandez; Alicia (2011) La sexualidad atrapada de la señorita maestra: una lectura pedagógica del
ser mujer, la corporeidad y el aprendizaje Nueva visión. Argentina.
Foucault; M. (1999) Los anormales Fondo de cultura económica. Buenos Aires.
González Castellanos R. Gonzalo Gail, S. (2012) Sexualidad y discapacidad psíquica. Editorial
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Goffman; E. (1963) Estigma. La identidad deteriorada. Amorrortu.España.
Maraña; Juan José (2007) La experiencia de la independencia. Diversitas ediciones. España
Nuñez; Blanca (2007) Familia y discapacidad. De la vida cotidiana a la teoría. Lugar Edital. Buenos
Aires.
Palacios;A Romañach;J. (2008) Modelo social de la diversidad funcional. Un nueva visión bioética
desde la perspectiva de las personas con diversidad funcional (discapacidad); El. Foro de Vida
independiente. Madrid;España.
Pié Balaguer; A (2012) Deconstruyendo la dependencia. UOC. Barcelona.
Mi pasión es soberana. Mecanismos e ideologías dis-capacitantes en sexualidad y diversidad
funcional.Trabajo presentado en las Jornadas “Sexualidades doctas”. Universidad Nacional de Córdoba.
Córdoba; Argentina.
Rosato Ana y Angelino María Alfonsina (2009) Discapacidad e ideología de la normalidad.
Desnaturalizar el déficit. Noveduc. Buenos Aires- México.

MATERIALES ESI

RECURSOS IMPRESCINDIBLES
Web Programa Nacional ESI
Ley 21.150 Educación sexual integral
Marco normativo
Lineamientos curriculares
Guía para el desarrollo de la ESI

VIDEOS GENERALES
CANAL de VIDEOS
Video institucional

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INICIAL
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Láminas
Video ESI Secundario (Rosario)
Video ESI Secundario (Paraná)
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Salud Sexual y reproductiva desde la mirada de los/as adolescentes
CUADERNILLO
Revista: Cambios que se ven y se sienten.
Educación sexual integral.Para saber más sobre la pubertad

JÓVENES y ADULTOS
Recursos
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FAMILIAS
Revista para charlar en Familia
Video para charlar en familia
Video “Familia” (Canal Encuentro)
Familias, escuela, comunidad: vínculos educativos
Herramientas para interpretar y actuar frente
a los cuestionamientos hacia la ESI en las
escuelas

EDUCACIÓN ESPECIAL
Cuadernillo “Es parte de la vida”
Libro Sexualidad sin barreras
Lámina sensibilización educación especial
Recreaciones auditivas de láminas ESI
Video: “Para charlar en familia” (en lengua de señas)
Video Formosa Educación especial/discapacidad intelectual
Video Lanús Educación especial/Escuela de ciegxs

VIDEOS
INICIAL y PRIMARIA
A qué juega Zamba
Zamba. Cuidamos nuestro cuerpo
El cuerpo de Isidoro
Conocemos nuestros derechos: Mi familia
Serie de videos. Mi familia

SECUNDARIO
Fragmentos sobre diversidad sexual y género
Falsas creencias
Serie de videos: Queremos saber
Serie de videos: Canal encuentro

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Serie de videos: ¿Y ahora qué?
Embarazo no intencional en la adolescencia / Plan ENIA

EDUCAR EN IGUALDAD
Guia orientaciones
Educar en igualdad
Video 1
Video 2
Maltrato infantil. Orientaciones para actuar desde la escuela
Video: Amores sin violencia

ESI Y DIVERSIDAD FUNCIONAL

Es parte de la vida II - Material sobre adolescencia, discapacidad y sexualidad destinado a


docente de educación media
Materiales accesibles sobre salud sexual y reproductiva
Está bueno conversar
Manual Lectura Fácil
Guía Salud Sexual
Educación sexual y discapacidad
Sexualidad y afectividad en personas con parálisis cerebral
Guía sobre sexualidad y discapacidad en el entorno escolar
Dibujando la sexualidad en personas con discapacidad intelectual…
Guía para el desarrollo de la afectividad y de la sexualidad de las personas con discapacidad
intelectual
Guía sobre derechos sexuales, reproductivos y vida libre de violencia para personas con
discapacidad
Guía para tomar decisiones autónomas, informadas y responsables
Experiencias para armar EDUCACIÓN SEXUAL Y DISCAPACIDAD
Mapeo discapacidad y feminismos
Sexualidades Diversas. Manual para la atención de la sexualidad en personas con discapacidad
intelectual o del desarrollo
ESI con Todes
La ESI como política de cuidado
Protocolo intimidad privacidad en personas con parálisis cerebral

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