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El aborto en nuestros tiempos, constituye un problema que tiene gran polémica, es por

esto que valoran la realidad de modo diferente. Para unos el aborto es un método de
control de la natalidad. para otros constituye algo malo, que no está de acuerdo con la
doctrina de la inglesa. Por otro lado, el desconocimiento de la mayor parte de la
población de cuando se inicia la vida. Para nosotros, la vida se inicia el momento en que
se fusionan los gametos masculino y femenino, para algunos estudiosos de la materia, la
vida comienzo el momento en que se implanta el huevo fecundado en el endometrio,
otros en cambio manifiestan que hay viva cuando el feto se define como ser humano,
órganos bien definidos y es capaz de sobrevivir fuera del seno materno. Para tener una
idea clara sobre el problema diremos que el aborto es la terminación de la gestación, en
cualquier momento hasta las 19 semanas. inclusive y tomándose en cuenta el peso del
feto expulsado, teniendo como peso menos de 500 gramos. Por la problemática que
representa el aborto, nuestro trabajo estuvo encaminado a conocer las causas y
consecuencias del aborto, en pacientes que acuden al Hospital "Enrique Garcés". En la
investigación realizada se llegó a comprobar una incidencia de abortos espontáneos con
un 85.7 por ciento, mayor que de abortos provocados con un 14.18 por ciento, los
mismos que tuvieron complicaciones desde endometritis hasta shock séptico y muerte,
teniéndose una tasa de mortalidad de 0.56 por ciento. La mayor incidencia detectada es
en mujeres de 29 a 33 años con un 31.42 por ciento, de estado civil casadas. Además, el
grado de educación más predominante en las pacientes involucradas, es el nival
secundario incompleto con un 38.57 por ciento. Ciertos datos como la causa del ingreso
de las pacientes son difíciles de obtenerse, pues las respuestas que dan son evasivas,
manifiestan que se produjeron por ejercicios fuertes, traumatismos o por susto o
disgusto; sin conocerse verdaderamente la causa del aborto. En cuanto a la atención del
legrado post aborto lo realiza el médico residente.

El aborto no seguro es una de las cinco principales causas de mortalidad materna –


junto con las hemorragias, las infecciones, la presión arterial alta (preeclampsia y
eclampsia) y el parto obstruido–, y además es la única de las cinco que es casi
totalmente prevenible. Estas cinco causas son responsables del 75% de las muertes
maternas en todo el mundo; el aborto no seguro, por su parte, es responsable de al
menos 1 de cada 12 muertes maternas.

Según un estudio liderado por la Organización Mundial de la Salud publicado en 'The


Lancet', de los 55,7 millones de abortos que se solicitaron aproximadamente cada año
entre 2010 y 2014, alrededor de 25 millones fueron abortos no seguros. El aborto no
seguro tiene consecuencias médicas que en muchos casos son irreversibles y que pueden
causar la muerte de la mujer embarazada. MSF es testigo una y otra vez de cómo,
cuando no hay servicios accesibles de aborto seguro, muchas mujeres recurren a
métodos no seguros a pesar de los considerables riesgos que entrañan.

Se calcula que, cada año, al menos 22.000 mujeres adultas y jóvenes mueren a causa
de abortos no seguros, el 97% de ellas en África, Latinoamérica y el sur y oeste de
Asia*; además, siete millones de mujeres tienen que ser hospitalizadas cada año por
complicaciones tras someterse a este tipo de prácticas a manos de personal sin la
cualificación necesaria y en entornos sin los mínimos estándares médicos. Algunas de
estas mujeres sufrirán algún tipo de discapacidad permanente y otras nunca podrán tener
más hijos. En todo caso, estas cifras son solo estimaciones ya que muchas mujeres y
jóvenes no pueden buscar atención médica aunque sufran complicaciones y nadie sabe
cuántas mueren.

el aborto no seguro es la causa de hasta el 30% de las emergencias obstétricas. Las


consecuencias potencialmente mortales del aborto no seguro que tratamos incluyen
hemorragia excesiva, sepsis (infección general grave), perforación uterina y daños a
otros órganos internos, e intoxicación. Las mujeres y las niñas afectadas por un aborto
no seguro pueden requerir una transfusión de sangre, una cirugía reparadora mayor o la
extracción del útero. MSF se esfuerza por reducir la mortalidad y el sufrimiento en
las poblaciones afectadas por conflictos y crisis humanitarias. Como organización
médico-humanitaria estamos decididos a luchar contra las principales causas de
mortalidad materna, incluyendo el aborto no seguro.

El aborto no seguro es una de las cuatro principales causas de mortalidad materna –


junto con las hemorragias, las infecciones y la alta presión sanguínea–, y además es la
única totalmente prevenible. Estas cuatro causas son responsables del 75% de las
muertes maternas en todo el mundo.

El aborto no seguro tiene consecuencias médicas que en muchos casos son irreversibles
y que pueden causar la muerte de la mujer embarazada. MSF ha sido testigo una y
otra vez de escenarios en los que no hay servicios accesibles de aborto seguro. En estas
situaciones, muchas mujeres recurren a métodos no seguros a pesar de los
considerables riesgos que entrañan.

Se calcula que cada año 47.000 mujeres adultas y jóvenes mueren a causa de abortos
no seguros y que cinco millones más sufren lesiones que derivan en discapacidades.
Vale la pena señalar que frente a esta problemática existe un subregistro importante,
pues muchas mujeres y jóvenes no pueden acceder a atención médica.

Complicaciones del aborto no seguro

Las principales complicaciones de un aborto no seguro son:

 sangrado severo;
 infección;
 peritonitis;
 lesiones en vagina y útero.

El aborto no seguro puede incluso causar la muerte. También pueden darse


consecuencias a largo plazo que afecten a embarazos futuros, entre ellas la
infertilidad.

MSF no alienta el aborto en absoluto. La interrupción del embarazo es,


exclusivamente, elección de la mujer. El único objetivo de MSF es evitar las
consecuencias del aborto no seguro.

Cuando una mujer está decidida a interrumpir su embarazo, buscará la forma de


someterse a un aborto independientemente de si el procedimiento es seguro y legal o
no. Y si no le es posible acceder a un aborto en condiciones médicas seguras,
arriesgará la vida para interrumpir el embarazo. Cuando ocurren complicaciones
derivadas de un aborto no seguro, la mujer suele renunciar a buscar ayuda médica
profesional por temor a las consecuencias sociales que esto le pueda acarrear.

Prevenir la mortalidad y el sufrimiento causado por un aborto no seguro requiere


tres acciones principales:

 proporcionar anticonceptivos para evitar embarazos no deseados;


 ofrecer servicios de interrupción sin riesgos (incluyendo proporcionar
asesoramiento a la mujer);
 tratar las complicaciones resultantes del aborto no seguro.

MSF incluye los servicios de atención para la interrupción voluntaria del embarazo
dentro de sus programas de atención materna, después de estudiar las disposiciones
legales y la percepción de la comunidad y del personal sanitario.

MSF no tiene una posición política ni ética sobre el aborto. Como organización médico-
humanitaria, MSF considera las consecuencias de los abortos no seguros como una
cuestión médica a la que hay que responder. Los riesgos de un aborto no seguro son
bien conocidos y pueden prevenirse prestando una atención adecuada a estas mujeres.

Las muertes a causa de abortos no seguros se reducen enormemente cuando la mujer


puede acceder a servicios médicos. Por ejemplo, tras la legalización del aborto en
Sudáfrica en 1996, diversos estudios confirmaron que, para el año 2000, la mortalidad
materna por abortos no seguros se había reducido en un 91%; además, el número de
mujeres con infecciones causadas por estos procedimientos se había reducido a la mitad.

El personal de MSF sabe, porque ha sido testigo de ello muchas veces, que, si una mujer
o una niña no pueden acceder a un aborto seguro, optarán por un aborto no seguro,
que a menudo conduce a más sufrimiento e incluso a la muerte.

Al respecto, es importante destacar que los abortos no seguros pueden ser llevados a
cabo por personas no cualificadas o por la propia mujer o niña, empleando métodos
que pueden no ser efectivos, pero capaces de provocar daños permanentes, tanto
físicos como psicológicos.

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