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ALFREDO EIDELSZTEIN
Clase Nº 4 (04-07-1999)
Para concluir con el tema del análisis de la noción de «herencia» en Freud, que nos
resultó necesario recorrer para dar cuenta de su concepción de la pulsión (digo, para
concluir en este curso el abordaje del tema), quería volver a trabajar una cita, la última,
porque me da la impresión de que ilumina cierta concepción de la lectura que hacemos de
Freud. Foucault, en «La arqueología del saber», propone toda una teoría de la historia.
Para la historia, es muy interesante establecer qué textos son tomados para constituir la
historia y qué textos son rechazados. Ingenuamente, uno siempre supone que uno
constituye la historia con los textos. Y bien, es falso: la historia de cualquier país está
constituida a partir de la acentuación de determinados documentos y el olvido de otros que
se considera intrascendentes, contradictorios y demás. Mi impresión es que sucede lo
mismo con la lectura que hacemos de Freud. Me da la impresión de que, más allá de los
kleinianos, lacanianos, freudianos, o cualquier otro tipo de corriente que se pueda
establecer, sucede lo mismo: creemos que Freud dice, y, en realidad, de lo que se trata es
de la acentuación típica que en una ciudad, por ejemplo en Buenos Aires, se hacen de
ciertos textos de él, y hasta de ciertos párrafos en ciertos textos en detrimento de otros.
Les leo entonces del historial del Hombre de los Lobos, tomo XVII, página 108 de
la edición de Amorrortu, para terminar con el tema de la herencia en relación con el
Complejo de Edipo. Mi impresión es que suele ser uno de los lugares donde más operan
nuestros prejuicios en relación con Freud, o sea, se suele creer que Freud supone que el
niño quiere acostarse con su madre y que tiene una tensión agresiva y desea matar a su
padre. Es al cierre del Hombre de los Lobos, en donde él dice:
«He llegado al término de lo que me propuse comunicar acerca de este caso patológico. Entre los
numerosos problemas que sugiere, sólo dos me parecen merecedores de una particular mención en
estas páginas. El primero atañe a los esquemas {Schema} congénitos por vía filogenética, que, como
unas «categorías» filosóficas, procuran la colocación de las impresiones vitales».
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ALFREDO EIDELSZTEIN
Es decir, uno tiene impresiones en la vida que se inscriben dentro de categorías que
son interiores a las impresiones de la vida.
«El complejo de Edipo, que abarca el vínculo del niño con sus progenitores, se cuenta entre ellos; es,
más bien, el ejemplo mejor conocido de esta clase».
¡Es fuertísimo! Está diciendo que el Complejo de Edipo para nada es querer
acostarse con la madre y matar al padre. Por otra parte, con sólo pensarlo durante dos
minutos, se da uno cuenta de que es ridículo, que debe ser una de las cosas más ridículas
que los psicoanalistas somos capaces de decir sin sentir vergüenza. Porque hay cosas que
decimos, sabiendo que son ridículas, pero esta la decimos convencidos... Para Freud, no es
así. Lo que sucede es que las impresiones en la vida de cualquier niño son registradas
dentro de esquemas preformados. De manera que adquieren la forma del esquema, y no de
las vivencias.
«El complejo de Edipo, que abarca el vínculo del niño con sus progenitores, se cuenta entre ellos; es,
más bien, el ejemplo mejor conocido de esta clase. Donde las vivencias no se adecuan al esquema
hereditario, se llega a una refundición de ellas en la fantasía, cuya obra sería por cierto muy provechoso
estudiar en detalle. Precisamente estos casos son aptos para probarnos la existencia autónoma del
esquema. A menudo podemos observar que el esquema triunfa sobre el vivenciar individual; en nuestro
caso, por ejemplo, el padre deviene el castrador y pasa a ser el que amenaza la sexualidad infantil pese
a la presencia de un complejo de Edipo invertido en todo lo demás».
El vínculo del niño al padre es de amor, lo que se llama Edipo invertido. A pesar de
eso, el padre es castrador no por ningún tipo de vivencia. No se trata de lo que enseñamos
en la Facultad de Psicología, en donde decimos a nuestros alumnos que la madre amenaza
al niño cuando se toca el Wiwimacher, y entonces vaya uno a saber qué... (Y, para colmo,
les decimos que la madre se lo dice pero el niño se lo asigna al padre, ¡¿de dónde sale que,
si lo dice, se le asigna al padre?! ¿Por qué? ¿Por qué ese equívoco en la historia de todo
niño, de que las cosas que dice la madre son de la madre salvo cuando lo amenaza con
cortárselo?) Entonces, lo que propone Freud es que, en realidad, lo que se impone en
general es el Edipo invertido, el amor al padre; y la función del padre castrador es en
realidad un esquema preformado al cual las vivencias vienen a adaptarse. La vía mediante
la cual se adaptan son las fantasías. Por ejemplo, yo observo que es cariñoso conmigo, y el
esquema dice que él castrador; entonces, en mi fantasía digo: “Él es cariñoso conmigo para
que yo no me defienda más y, así, pueda castrarme” . Ahí la fantasía funciona como un nexo para
adaptar el vivenciar al esquema. Pero el esquema de Edipo, para Freud, tiene estructura de
esquema de un precipitado cultural, y para nada es lo que vivencia un niño.
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«ANÁLISIS PARCIAL DEL CONCEPTO DE PULSIÓN»
¿De dónde obtiene Freud la información de la existencia del esquema? ¿De dónde
obtiene los datos que le permiten afirmar la existencia del esquema? De la clínica. Pero,
¿qué de la clínica? La repetición, la regularidad en que muchos padres cariñosos son
tomados por los sujetos como padres castradores. Con lo cual, el problema con el que nos
encontramos es la regularidad. Ahora bien, les propongo preguntarnos cómo vamos a
pensar esa regularidad. ¿Vamos a pensarla por la vía de lo heredado, de lo cultural, o de lo
estructural? Les leo lo que está en negritas en el artículo de Laplanche y Pontalis sobre los
fantasmas originales (no aparece en su Diccionario «fantasías originales»; es raro, tiene
«fantasmas originales», cosa que no existe porque tenemos «fantasma» en Lacan, o
tenemos «fantasía» en Freud. Pero está así). Dice allí:
Subrayen “típicas” porque ahí está la regularidad, que son la vida intrauterina, la
escena primitiva, la castración y la seducción. En realidad, habría que decir “Complejo de
Edipo”.
«...que el psicoanálisis reconoce como organizadoras de la vida fantasmática, cualesquiera que sean
las experiencias personales. Según Freud la universalidad...».
«Según Freud la universalidad de estos fantasmas se explica por el hecho de que constituirían un
patrimonio transmitido filogenéticamente»
La propuesta que yo les hago es si con Lacan no nos hace falta —si queremos
articular los problemas descubiertos por Freud— la teoría que él empleó para explicarlos.
Les propongo si a esto universal no responde, por ejemplo, esta fórmula y esta otra
formula. Esta para la pulsión, y aquella para el fantasma:
($ ◊ D ) Pulsión
($ ◊ a ) Fantasma
Ahora bien, si ustedes aceptan que esto responde al mismo problema, ya que todo
fantasma tendrá esta estructura y toda pulsión tendrá esta estructura (¿para qué nos serviría
la fórmula, si no es para todo?), la ganancia que tenemos mediante este procedimiento es
que nos libera del contenido: es sin contenido. Es universal. Hay una dimensión estructural
que es universal pero, a pesar de ella, es sin contenido. El contenido —se lo propongo— es
aquello que podríamos pensar —si es que hay regularidad en el contenido— como lo
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ALFREDO EIDELSZTEIN
Ahora hay que establecer de qué tipo de regularidad se trata, si es regularidad por
tipicidad (hace falta que diga lo mismo), o si es una regularidad de tipo estructural, que no
hace falta que me diga nada porque la estructura está más allá de lo que se dice.
Un único ejemplo para que ustedes vean cómo efectivamente el relleno es cultural.
Recuerdan que en «Tres Ensayos...» están divididas las aberraciones sexuales en
aberraciones del objeto y aberraciones de la meta. Cuando termina la página 136 del tomo
7 de la edición de Amorrortu, el análisis de Freud de las aberraciones del objeto, cuando
termina en el punto final de ese apartado, pone la llamada número 14 que es agregada en
1910, y allí dice:
«La diferencia más honda entre la vida sexual de los antiguos y la nuestra reside acaso en el hecho de
que ellos ponían el acento en la pulsión misma mientras que nosotros lo ponemos sobre su objeto.
Ellos celebraban la pulsión y estaban dispuestos a ennoblecer con ella incluso a un objeto inferior».
«mientras que nosotros menospreciamos el quehacer pulsional mismo y lo disculpamos sólo por las
excelencias del objeto».
Ahí tienen una diferencia muy profunda entre la fórmula que adquiere la sexualidad
entre los antiguos, y nosotros. El único que ha hecho un estudio preciso sobre esta
diferencia —que yo conozca—, fue Lacan. Propuso una datación para este proceso que es
el advenimiento del amor cortés en el medioevo que, justamente, promociona a la mujer
como el objeto ennoblecido. Nosotros justificamos la práctica sexual por la calidad del
objeto, lo cual es un atributo moderno.
Esa diferencia es cultural. Estas fórmulas tendrían que ser aptas para ir más allá de
las diferencias culturales; registran otro tipo de acercarse uno a la regularidad, pero no debe
ser, no hace falta que sea, no lo es, regularidad de contenidos.
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«ANÁLISIS PARCIAL DEL CONCEPTO DE PULSIÓN»
Ahora bien, ¿por qué vamos a entrar —además de porque a mí me interesa— por
«vivencia de satisfacción» y «apuntalamiento»? Porque, en Freud, van a ver ustedes que
responde por el problema del origen de la pulsión. Y les advierto que deberíamos ser muy
precisos cuando nos planteamos las cuestiones del origen, porque hay que establecer, cada
vez, si, cuando uno establece el origen, está dando una idea de la causa; porque no es
necesario, cuando uno habla del origen, estar dando una idea de la causa. Para esto les
recomiendo, como siempre, como corresponde, el libro de «La causalidad», de Bunge, que
es un canon. Todos los libros que tratan el tema de la causalidad citan al de Bunge. Es muy
bueno, es un manual de Eudeba inhallable desde hace muchos años, pero que está en todas
las bibliotecas (en la de la Facultad de Psicología es seguro que esté). Hay ahí un estudio
muy profundo de cómo hay que distinguir entre el origen y la causa. Entienden que no
necesariamente algo que está antes es la causa de lo está después, aunque muchas veces se
pensó el vínculo causa-efecto como antecedente y consecuente. Hay en eso un problema.
Típicamente, el psicoanalista moderno y común, se desliza del origen a la causa, creyendo
que cuando se está en el origen, se está en la causa. Yo voy a proponerles por lo menos
reflexionar sobre eso, no dar por sentado que la represión primordial sea la causa de algo.
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ALFREDO EIDELSZTEIN
«[La pulsión sexual] es la única fuente energética constante de las neurosis, y la más importante».
Estos párrafos son muy conocidos. Siempre tomo los párrafos más conocidos: es un
compromiso que tengo con ustedes. En la página siguiente, lo dice más acotadamente pero
en el mismo sentido:
INTERVENCIÓN: [inaudible].
A.E.: No, no, porque él dice que es la única constante y la más importante. Es todo un tema
el problema de la constancia en Freud, porque para él la pulsión se caracteriza por
distinguirse del estímulo, y la diferencia es la constancia, el konstant Kraft, la fuerza
constante.
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«ANÁLISIS PARCIAL DEL CONCEPTO DE PULSIÓN»
«Otra hipótesis provisional en la doctrina de las pulsiones, que no podemos omitir aquí, reza lo
siguiente: los órganos del cuerpo brindan excitaciones de dos clases, basadas en diferencias de
naturaleza química. A una de estas clases de excitación la designamos como la específicamente
sexual, y al órgano afectado, como la «zona erógena» de la pulsión parcial sexual que arranca de él».
Ahora, pasemos a la página 168. Aquí sí. Todo lo que estoy leyendo de «Tres
ensayos» es de 1905. Debemos distinguir lo escrito en 1905, de lo de 1910, 1915, 1920 y
1924, que son todas las oleadas rectificatorias. Y propongo trabajarlas en forma
distinguida. Es claro que aún tenemos pendiente una pregunta del párrafo que queda de
1905, y luego de uno de 1924, porque si Freud lo dejó es porque creía que eso había que
dejarlo. Sea como fuere, por cuidado en la lectura, les propongo leer como en paralelo,
haciendo cinco lecturas de «Tres Ensayos» conforme a las diversas rectificaciones.
Podemos, por ejemplo, hacer cinco columnas e ir escribiendo lo que va en cada caso, en
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ALFREDO EIDELSZTEIN
1905, en 1910, etc., ¿se entiende? Es decir, ir haciendo como un esquema de doble entrada,
no una lectura lineal. No sé si se habrán dado cuenta, pero en el apartado 4, que se llama
«Las exteriorizaciones masturbatorias», aparece por primera vez la noción de
«apuntalamiento», Anlehnung, destacada por Freud en itálicas en 1905. Se lo leo para que
ustedes vean dónde y cómo:
«La zona anal, a semejanza de la zona de los labios, es apta por su posición para proporcionar un
apuntalamiento de la sexualidad en otras funciones corporales. Debe admitirse que el valor erógeno de
este sector del cuerpo es originariamente muy grande».
Ya sé que ustedes me van a decir que en este párrafo dice: “como los labios”.
Igualmente, a mí me llama mucho la atención que el concepto de «apuntalamiento» se
origine en lo anal, que aparezca aquí en el texto. Tomo al texto como un texto, y no le
agrego un montón de ideas preconcebidas para que todo encaje (porque si todo encajara, ya
no sabría qué es leer...).
INTERVENCIÓN: [inaudible].
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«ANÁLISIS PARCIAL DEL CONCEPTO DE PULSIÓN»
A.E.: Muy bien. Retención y regalo. Seguimos en la misma cita, es el mismo párrafo:
«Debe admitirse que el valor erógeno de este sector del cuerpo es originariamente muy grande. Por el
psicoanálisis nos enteramos, no sin asombro, de las trasmudaciones que experimentan normalmente
las excitaciones sexuales que parten de él, v cuán a menudo conserva durante toda la vida una
considerable participación en la excitabilidad genital. Los trastornos intestinales tan frecuentes en la
infancia se ocupan de que no falten excitaciones intensas en esta zona».
Los trastornos intestinales tan frecuentes en la infancia. Sigue explicando qué quiere
decir:
El catarro sería como la diarrea. Son argumentos muy complicados porque un niño
que no tuvo diarrea de niño no tiene pulsión anal, no puede ser obsesivo porque la obsesión
es fijación anal: ya es histérico, un chico que no tuvo diarrea ya es histérico...
«si más tarde este contrae una neurosis, cobran una influencia determinante sobre su expresión
sintomática y ponen a su disposición toda la suma de los trastornos intestinales. [...]Los niños que
sacan partido de la estimulabilidad erógena de la zona anal se delatan por el hecho de que retienen las
heces hasta que la acumulación de estas provoca fuertes contracciones musculares y, al pasar por el
ano, pueden ejercer un poderoso estímulo sobre la mucosa».
De eso hablamos. Ahora bien, deberían ustedes darse cuenta de que las heces, como
funcionamiento fisiológico del cuerpo, sólo advienen a partir del control. No suele haber
heces en los pañales porque no hay retención, sino que todo es caca líquida. Heces,
excrementos sólidos, eso adviene por el hecho de que tiene que haber control, y el control
no es autónomo sino necesariamente cultural. Cultural, ¿en qué sentido?
A.E.: Sí, pero ¿en qué sentido? ¿Depende acaso de ciertas culturas? No, está en todas. No
se encontró un solo pueblo, del nivel de evolución que ustedes quieran, aun acostumbrado a
defecar en cualquier lado; no se encontró jamás, digo, ni siquiera en el Amazonas, gente
que por ejemplo suelte sus excrementos mientras camine o haga alguna otra cosa: siempre
se va a un lugar “excusado”, como dice Lacan en «Instancia de la letra...». No existe
cultura en que no haya la función del excusado, la separación para hacer caca... En los
animales, eso no existe.
Les propongo, entonces, dejar el término “cultural” para aquellos casos en que
depende de determinada cultura, de determinado contenido. En cambio, cuando es para
todo sujeto humano hablante, propongo no llamarlo “cultural”, salvo en el sentido del
malestar en “la cultura”, esto es, en el sentido que tiene cuando decimos que toda “cultura”
produce malestar.
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«Uno de los mejores signos anticipatorios de rareza o nerviosidad posteriores es que un lactante se
rehúse obstinadamente a vaciar el intestino cuando lo ponen en la bacinilla, vale decir, cuando la
persona encargada de su crianza lo desea, reservándose esta función para cuando lo desea él mismo».
¡Problema! Ahí ya apareció el problema del deseo. Ven que está la entrada del Otro
y lo que llamaríamos, en términos lacanianos, la «demanda del Otro».
«Lo que interesa desde luego no es ensuciar su cuna, sólo procura que no se le escape la ganancia
colateral de placer que puede conseguir con la defecación».
El problema es que Freud propone que esta ganancia colateral del placer en la
defecación es anterior.
«Nuevamente, los educadores aciertan cuando llaman “díscolos” a los niños que “difieren” estas
funciones».
A.E.: A la educación. Freud dice que el niño no quiere renunciar al plus de placer, y yo les
propongo pensar si existe ese plus de placer antes de la educación; lo que les propongo es
preguntarnos si la analidad no es una respuesta completa a la demanda del Otro. En lo anal
se les van todos los argumentos imaginarios del apuntalamiento, y estoy seguro de que
ustedes me van a argumentar con el tema del chupeteo, que todos vieron ya esas ecografías
intrauterinas en que el bebé aparece chupándose el pulgar en la boca. ¡Nada más original
que eso! ¡Hasta fuimos más allá que la mismísima Melanie Klein! El problema es que el
apuntalamiento en Freud no comienza mediante lo oral, sino que es planteado por primera
vez en lo anal. Y Freud propone una ganancia de placer anterior que solamente se justifica
cuando él dice que se observa que hay niños díscolos, indóciles, que dicen que no a la
órdenes.
«El contenido de los intestinos que, en calidad de cuerpo estimulador, se comporta respecto de una
mucosa sexualmente sensible como el precursor de otro órgano destinado a entrar en acción sólo
después de la fase de la infancia, tiene para el lactante todavía otros importantes significados.
Evidentemente, lo trata como a una parte de su propio cuerpo; representa el primer “regalo”».
Entonces, tenemos que lo anal puede ser o proclive al don o contrario al don; o se
dona, o bien se dice que no, pero eso es solamente concebible a partir de la entrada de la
demanda que lo reclama. De manera que de lo que se trata es de la reacción a la demanda,
que es un hecho fuertemente cultural en el sentido del malestar en la cultura. Yo mismo
debo cuidarme de lo que digo, porque cada vez que uno dice algo empieza a producir
consecuencias lógicas y teóricas... Pero entonces, hasta las heces como regalo implican una
reacción del sujeto en ciernes a la presencia de la demanda. Con lo cual vean que se
empieza a justificar este término. El problema es que Freud lo supone anterior, porque está
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«ANÁLISIS PARCIAL DEL CONCEPTO DE PULSIÓN»
intentando responder por el origen, y entonces él lo supone antes y dice: sólo se manifiesta
cuando el niño no se deja enseñar, porque tener diarrea no te dice nada. Él dice: si hay
obsesivos y uno encuentra que efectivamente tuvieron diarrea, entonces hay una fuerte
propensión a la fijación anal. Pero no vamos a decir la pavada —que Freud jamás hubiese
aceptado— de que un chico que tenga muchas diarreas va a ser neurótico obsesivo en más
alto porcentaje.
Freud requiere explicar con el origen, supone la existencia de este plus. Lo que yo
les propongo es que hay que ver si este plus existe como tal, porque no queda claro. ¿Acaso
alguno de ustedes recuerda cómo defecaba a los seis meses de edad? Por supuesto que no.
En cambio, seguramente todos tengan bien presente aquellos momentos en que, casi
haciéndose encima, llegaban justo a tiempo al baño. Eso es lo que tenemos, el placer de
retener o el placer de soltar. Pero eso, en nosotros, es ya siempre posterior a la
manifestación de la demanda del Otro. De modo que para nosotros es inexperimentable
esto que dice Freud. Y para Freud mismo también es inexperimentable. Con lo cual es una
hipótesis freudiana, una hipótesis con respecto a la cual propongo preguntarnos si es la que
mejor nos explica el Drang del Zwang. ¿Habrá otras explicaciones mejores?
No critico a Freud por el gusto de criticarlo. Creo que es la única vía para justificar
la aportación lacaniana que, así lo creo, resuelve estos impasses. El problema es que si uno
no plantea cuáles son los impasses que se presentan en la teoría freudiana, no entiende por
qué o de dónde surge la fórmula S barrado rombo D, que es otra forma de responder, con
otra lógica, a los mismos problemas, los problemas clínicos que se presentan en
psicoanálisis.
INTERVENCIÓN: [inaudible].
INTERVENCIÓN: [inaudible].
A.E.: Los monos también tienen pulgares, y podría perfectamente ocurrir que también los
monitos se chupen los pulgares en el vientre materno, no habría más que hacer algunas
ecografías para verificarlo. Ahora bien, si es así como vas a explicar lo oral, entonces yo no
voy a tomarlo. El hecho de que los chicos se chupen el dedo no es lo pulsional (si es que
estamos buscando, para explicitar lo pulsional oral, una explicación exclusivamente
aplicable al sujeto humano hablante).
INTERVENCIÓN: Creo que lo que él está diciendo es que, justamente, realza la cuestión de lo
anal para no ir a lo oral. Podría vincularse más rápidamente a una zona erógena...
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ALFREDO EIDELSZTEIN
A.E.: Claro, eso si Freud se leyera a sí mismo tal como estoy proponiéndolo ahora. A
veces, Freud se lee así, y a veces dice que las grandes necesidades corporales son las que
apuntalan la pulsión sexual.
INTERVENCIÓN: [inaudible].
INTERVENCIÓN: [inaudible].
A.E.: Vamos al credo, que siempre nos viene bien. Voy a rezarte esta parte para ver qué me
respondés: el niño llorará y pataleará inerme; el estímulo endógeno es continuo a diferencia
del estímulo externo, que es discontinuo; el niño responde al estímulo externo mediante el
arco reflejo, retirando la mano del pinchazo; pero como cuando se tiene hambre no se
puede huir de ello, entonces el niño pataleará inerme. En el medio, Freud agrega que uno
puede alucinar que toma la leche. Ahora bien, no por eso el hambre se calma y, por tanto,
uno sigue llorando. Eso es «necesidad», eso son las grandes necesidades. Y la sed es lo
mismo. Defecar, en cambio, no te hace llorar (salvo que tengas un bolo fecal o un
problema digestivo). Observen que no pulsa, lo anal es como transpirar, como respirar.
¿Entienden la diferencia en cuanto a la necesidad?
No desesperen. Vamos a volver a juntar las piezas del muñeco, y vamos a volver a
tener un psicoanálisis más o menos orgánico. Digo: ¿esta es la mejor forma de armarlo?
Porque me parece que es muy contradictoria. Nosotros siempre nos dimos cuenta de que es
contradictoria pero como no tenemos una explicación mejor, nos conformábamos con esta.
Y luego viene la de Lacan y nos decimos: “No entiendo nada, no entiendo por qué Lacan viene a
responder a estos problemas”... Entonces, planteo que lo anal no se manifiesta como las
grandes necesidades corporales. Ciertamente, uno necesita evacuar, pero no es en ese
sentido que Freud dice “las grandes necesidades corporales”, porque se trata del estímulo
continuo endógeno.
INTERVENCIÓN: [inaudible].
A.E.: Eso sí, los perros se limpian la cola con la lengua. Pero, pregunto: ¿es que de
eso se trata la pulsión? Bueno, sí, hay quienes sostienen que la pulsión es eso y, en todo
caso, respeto esa visión y creo que tiene su validez de aplicación. Sin embargo, estoy
demostrando que tiene ciertas contradicciones internas que uno puede tomar con mayor o
menor importancia. Y voy a probar si no hay una respuesta distinta, poniendo a trabajar
otras funciones.
INTERVENCIÓN: ... [inaudible]... queda más del lado del estímulo externo?
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«ANÁLISIS PARCIAL DEL CONCEPTO DE PULSIÓN»
A.E.: Claro, ese es el problema. Igualmente, vamos a necesitar rectificar las nociones de
«interior» y «exterior» cuando estudiemos topológicamente la zona erógena: ¿qué se puede
considerar como interno y externo de un agujero que atraviesa el cuerpo? Él habló del sitio
por donde eso entra y por donde eso sale porque es un conducto, un canal que atraviesa
todo el cuerpo. Ahora bien, ¿el interior de ese canal es interno o externo al cuerpo? El
cuerpo humano tiene estructura topológica de toro, y el canal es externo; el interior del
canal es externo, lo que puede ser recorrido por ejemplo con sustancias radioactivas para
sacar una placa. Con lo cual vean que hay bastantes problemas enquistados. Para poder
utilizar soluciones más potentes, hay que tranquilamente despejar el problema, dejarlo en
cierto estado abierto y, después, ver si no tenemos algunas mejores soluciones —si no, no
se puede articular Freud con Lacan—.
Ahora, un paso atrás. O sea de la página 168 quiero volver a la 167 de «Tres
Ensayos», y en donde aparece la «vivencia de satisfacción».
«La meta sexual de la pulsión infantil consiste en producir la satisfacción mediante la estimulación
apropiada de la zona erógena que, de un modo u otro, se ha escogido. Para que se cree una necesidad
de repetirla, esta satisfacción tiene que haberse vivenciado antes; y es lícito pensar que la naturaleza
habrá tomado seguras medidas para que esa vivencia no quede librada al azar. (ver nota) Ya tomamos
conocimiento de la organización previa que cumple este fin respecto de la zona de los labios: el enlace
simultáneo de este sector del cuerpo con la nutrición. Todavía habremos de hallar otros dispositivos
similares como fuentes de la sexualidad. En cuanto estado, la necesidad de repetir la satisfacción...».
«...se trasluce por dos cosas: un peculiar sentimiento de tensión, que posee más bien el carácter del
displacer, y una sensación de estímulo o de picazón condicionada centralmente y proyectada a la zona
erógena periférica».
Esto es bien del «Proyecto...». Si no conocen ese texto, les va a costar un poquito
más.
«En cuanto estado, la necesidad de repetir la satisfacción se trasluce por dos cosas:...».
«...un peculiar sentimiento de tensión, que posee más bien el carácter del displacer, y una sensación de
estímulo o de picazón condicionada centralmente y proyectada a la zona erógena periférica».
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ALFREDO EIDELSZTEIN
INTERVENCIÓN: [inaudible].
«Por eso la meta sexual puede formularse también así: procuraría sustituir la sensación de estímulo
proyectada sobre la zona erógena, por aquel estímulo externo que la cancela al provocar la sensación
de la satisfacción. Este estímulo externo consistirá la mayoría de las veces en una manipulación
análoga al mamar».
No sé qué valor tendrá para ustedes, pero quiero leerles una cita de Strachey que
aparece en este párrafo. Fíjense en lo que dice. Es la cita 21, en la página 167:
«Esta descripción de la forma en que se establece un deseo sexual determinado sobre la base de una
«vivencia de satisfacción» no es más que una aplicación particular de la teoría general de Freud sobre
el mecanismo de los deseos».
¿Y esto? ¿No estábamos en la pulsión? Toda vez que Freud trabaja con «vivencia
de satisfacción», lo hace en relación con el deseo, y no con la pulsión. Este es el problema.
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«ANÁLISIS PARCIAL DEL CONCEPTO DE PULSIÓN»
«...hemos hallado hasta aquí que la excitación sexual nace: a) como calco de una satisfacción
vivenciada a raíz de otros procesos orgánicos; b) por una apropiada estimulación periférica de zonas
erógenas,...».
Aquí no hay ningún problema. Yo, con eso, no tengo ningún problema.
«...y c) como expresión de algunas “pulsiones” cuyo origen todavía no comprendemos bien...».
¿Entienden por qué? Apliquen todas las propiedades de las pulsiones parciales a la
pulsión de ver. Freud mismo dice que eso no es como comer y defecar. Pero en efecto hay
una pulsión de ver, como la hay también de dominio, de crueldad (cuya zona erógena, dice
a veces, sería la musculatura). ¿Entienden cuál es el problema? Que hay un Drang del
Zwang de ver. Y Freud se propone explicar de dónde viene. Freud reconoce que hay gente
que tiene un Drang del Zwang de mirar, los voyeurs. ¿Cómo explicamos el voyeur? Ese es
el problema de Freud. Dice, entonces, que hay en el origen, para todo el mundo, una
pulsión de mirar que, en este caso, no ha sido coordinada en lo genital. ¿Entienden la
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ALFREDO EIDELSZTEIN
Entonces, en esa oposición, Freud dice, en la página 84 del tomo XIV, en donde
aparece la vivencia de satisfacción:
«Una tercera vía de acceso al estudio del narcisismo es la vida amorosa del ser humano dentro de su
variada diferenciación en el hombre y en la mujer. Así como al comienzo la libido yoica quedó oculta
para nuestra observación tras la libido de objeto, reparamos primero en que el niño (y el adolescente)
elige sus objetos sexuales tomándolos de sus vivencias de satisfacción. Las primeras satisfacciones
sexuales autoeróticas son vivenciadas a remolque...».
«...de funciones vitales que sirven a la autoconservación. Las pulsiones sexuales se apuntalan al
principio en la satisfacción de las pulsiones yoicas, y sólo más tarde se independizan de ellas; ahora
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«ANÁLISIS PARCIAL DEL CONCEPTO DE PULSIÓN»
bien, ese apuntalamiento sigue mostrándose en el hecho de que las personas encargadas de la
nutrición, el cuidado y la protección del niño devienen los primeros objetos sexuales: son, sobre todo, la
madre o su sustituto. junto a este tipo y a esta fuente de la elección de objeto, que puede llamarse el
tipo del apuntalamiento [tipo anaclítico]».
«Junto a este tipo y a esta fuente de la elección de objeto, que puede llamarse el tipo del
apuntalamiento [tipo anaclítico], la investigación analítica nos ha puesto en conocimiento de un
segundo tipo que no estábamos predispuestos a descubrir y es el tipo de elección de objeto narcisista».
En el «Proyecto...», los puntos que vamos a trabajar son: el número 10, Las
conducciones psi; y el 11, precisamente, La vivencia de satisfacción. El punto 12 es sobre
la vivencia del dolor. Observen que estamos bien metidos en el problema. Se lee en el
punto 10:
«El núcleo de psi está en conexión con aquellas vías por las que ascienden cantidades de excitación
endógena».
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«Sin excluir las conexiones de estas vías con fi, tenemos que sustentar empero el supuesto originario
de un camino directo que lleva desde el interior del cuerpo hasta las neuronas psi».
Por estímulo endógeno, un camino directo desde el interior del cuerpo a psi.
«Pero si es así, por este lado psi está expuesto sin protección a las Q y en eso reside el resorte
pulsional del mecanismo».
En esta página y en la siguiente están los primeros usos que Freud hace del término
“Trieb”. En la página siguiente, dice:
«[...] y con ello se genera en el interior del sistema la impulsión que sustenta a toda actividad psíquica».
Son los primeros usos de «pulsión». Ven que no me fui remotamente, me fui
directamente a la «vivencia de satisfacción», y encontramos casualmente que la primera
vez que la «vivencia de satisfacción» se desarrolla como tema, justamente lleva allí el
primer uso por parte de Freud del término “pulsión”. ¿Pudo entenderse lo que leí del
párrafo? Hay conexión directa entre el interior del cuerpo y el sistema psi, esto es, no hay
barrera antiestímulo, como sería la piel, el tegumento, contra los estímulos externos. Dice
Freud:
«Lo que sabemos sobre los estímulos endógenos se puede expresar en el supuesto de que son de
naturaleza intercelular, se generan de manera continua y sólo periódicamente devienen estímulos
psíquicos».
«[...] y sólo periódicamente devienen estímulos psíquicos. La idea de una acumulación es irrecusable, y
la intermitencia del efecto psíquico sólo admite esta concepción: aquellas {cantidades} tropiezan en su
camino de conducción hacia psi con unas resistencias que sólo son superadas cuando la cantidad
crece».
«Pero de aquí se sigue que las barreras-contacto psi alcanzan en general más altura que las barreras-
conducción, de suerte que en las neuronas del núcleo se puede producir un nuevo almacenamiento de
Qn».
Aquí está el problema del núcleo, que era una teoría cerebral que había en la época
de Freud, y que ahora no se la trabaja más. El “manto” o el “núcleo” ya no está, lo dejamos
caer. Dice Freud:
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«ANÁLISIS PARCIAL DEL CONCEPTO DE PULSIÓN»
Es en el sentido del dique: hay una barrera de una altura, y, cuando lo que quiere
pasar supera la altura de la barrera... Se trata del dique.
«Aquí psi está a merced de Q, y con ello se genera en el interior del sistema la impulsión, que sustenta
a toda la actividad psíquica. Tenemos noticia de ese poder como la voluntad, el retoño de las
pulsiones».
«El llenado de las neuronas del núcleo psi tendrá por consecuencia un afán de descarga,...»
Es decir, viene el estímulo, se llena la neurona psi, y, luego, tal como aparece en la
otra traducción, en la de López Ballesteros: “un esfuerzo que se aligera hacia un camino
motor”. Ballesteros, que es aquí muy cuidadoso, coloca “Drang” entre paréntesis después
de “esfuerzo”; o sea, estamos con la pulsión.
«De acuerdo con la experiencia, la vía que a raíz de ello primero se recorre es la que lleva a la
alteración interior (expresión de las emociones, berreo, inervación vascular)».
Antes de hacer algo, lo que se intenta es una alteración interior; y luego se tendrá
que salir a hacer algo.
«Ahora bien, como se expuso al comienzo, ninguna de estas descargas tiene como resultado un
aligeramiento, pues la recepción de estímulo endógeno continúa y se restablece la tensión psi».
Es decir, tengo hambre, se junta el estímulo que proviene del órgano endógeno, esto
me carga psi de tal manera que sobrepasa la resistencia, y ya se registra en psi. Una vez que
se registra en psi, lo primero que intento es lo que se llama la alteración interior, pero la
alteración interior no produce cambios a nivel de la fuente del estímulo. Con lo cual hay un
fracaso.
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ALFREDO EIDELSZTEIN
«Aquí una cancelación de estímulo sólo es posible mediante una intervención que elimine por un
tiempo en el interior del cuerpo el desprendimiento de Qn y ella exige una alteración en el mundo
exterior, que como acción específica sólo se puede producir por caminos definidos».
«El organismo humano es al comienzo incapaz de llevar a cabo la acción específica. Esta sobreviene
mediante el auxilio ajeno. Por la descarga sobre el camino de la alteración interior un individuo
experimentado advierte el estado del niño. Esta vía de descarga cobra así la función secundaria,
importante en extremo, del entendimiento, y el desvalimiento inicial del ser humano es la fuente
primordial de todos los motivos morales».
Freud incrustó ahí esa frase impresionante. No sé si alguna vez pensaron en cuál
era, del conjunto de seminarios de Lacan, el seminario más específicamente dedicado al
tema de la pulsión. Si lo hiciesen, quizás pensarían que fue el Seminario 11. Pero el 11 es
el de «Los cuatro conceptos fundamentales del psicoanálisis». En realidad, es el Seminario
7. Revisen el índice del Seminario 7 y verán que el ochenta por ciento de las clases son
temas vinculados a la pulsión. Las primeras siete u ocho clases están enteramente dedicadas
a la relectura del «Proyecto...». Y tienen en cuenta que este seminario dedicado a la pulsión
lleva por título «La ética del psicoanálisis», justamente por el problema de que aquí se
originan, como dice Freud, todos los “motivos morales”.
«Si el individuo auxiliador ha operado el trabajo de la acción especifica en el mundo exterior en lugar
del individuo desvalido éste es capaz de consumar sin más en el interior de su cuerpo la operación
requerida para cancelar el estímulo endógeno. El todo constituye entonces una vivencia de
satisfacción».
«...que tiene las más hondas consecuencias para el desarrollo de las funciones del individuo, pues tres
cosas acontecen dentro del sistema psi: 1) es operada una descarga duradera y así se pone término al
esfuerzo que había producido displacer en omega. 2) se genera en el manto la investidura de una
neurona o de varias que corresponden a la percepción de un objeto»
«y 3) a otro lugar en el manto llegan las noticias de descarga del movimiento reflejo desencadenado,
inherente a la acción específica».
Se asocia la neurona que inscribió la percepción del objeto con la acción específica,
o sea, la satisfacción de la necesidad.
«Entre estas investiduras y las neuronas del núcleo se forma entonces una facilitación».
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«ANÁLISIS PARCIAL DEL CONCEPTO DE PULSIÓN»
se demuestra porque no todo el tiempo sentimos el estómago. De no ser por esta barrera,
estaríamos sintiendo los órganos sin cesar. Eso es lo justifica que Freud diga que hay que
superar cierto umbral porque si no, uno siempre tendría que estar en contacto con todos sus
órganos. Por lo tanto, debe llegarse a cierta cantidad, superada la cual se estimula psi, y hay
una reacción: el niño llorará y pataleará inerme, pero eso nada cambia, tiene que venir el
cuidado ajeno, produciéndose así la modificación exterior, no interior. Si uno tiene hambre,
por muchos cambios interiores que se hagan, uno no se sacia: Eso debe venir del exterior.
Entonces, entra la leche, y, lo primero que dice Freud es que una neurona —o conjunto de
neuronas— inscribe la percepción del objeto. Luego se produce una asociación con otra
neurona. Esa neurona era la de la satisfacción. Y Freud nos dice que, entre esta neurona y
aquella, hay una «facilitación», es decir, un camino facilitado en función de las diversas
cantidades, como un sistema eléctrico.
Freud dice que se produce la asociación. Y a todo este sistema se lo llama «vivencia
de satisfacción», que es la asociación de las neuronas, y no la satisfacción registrada en el
cuerpo por comer. No tienen que confiar en esto que yo digo. Pero voy a leerles otro
parrafito del «Proyecto...» y luego «La interpretación de los sueños», en donde se expresa
categóricamente que la vivencia de satisfacción es esto.
«Entonces, por la vivencia de satisfacción se genera una facilitación entre dos imágenes-recuerdo y las
neuronas del núcleo que son investidas en el estado del esfuerzo {Drang}».
«Con la descarga de satisfacción, sin duda también la Qn es drenada de las imágenes-recuerdo. Con el
reafloramiento del estado de esfuerzo».
«[...] la investidura traspasa sobre los dos recuerdos y los anima. Tal vez sea la imagen-recuerdo del
objeto la alcanzada primero por la reanimación del deseo».
La imagen recuerdo del objeto de satisfacción, la imagen recuerdo del objeto es “la
causada primero por la reanimación del deseo”. Vean que no dice “pulsión”, sino “deseo”.
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ALFREDO EIDELSZTEIN
INTERVENCIÓN: [inaudible].
A.E.: El problema es que con «vivencia de satisfacción» estamos dando cuenta del
apuntalamiento de la pulsión. De modo que lo que yo propongo es que la vía de la vivencia
de satisfacción, en Freud, para explicar el origen de la pulsión, no sirve. Y no sirve no
porque no se produzca, sino porque no lleva necesariamente a pulsión, sino al deseo. Y este
es un problema teórico muy grave, porque confunde pulsión y deseo.
INTERVENCIÓN: [inaudible].
A.E.: No sos el primero que piensa al deseo como flujo. En Lacan está planteado como
deriva metonímica. Lo que yo les propongo es que, antes de encontrar la solución,
terminemos de hundirnos en el pozo, o sea, veamos qué es «vivencia de satisfacción».
« ¿Por qué durante el sueño lo inconciente no puede ofrecer nada más que la fuerza pulsionante para
un cumplimiento de deseo?».
Ya está planteado todo el problema. ¿Por qué se hace esta pregunta? Porque él
afirmó que el sueño es una realización alucinatoria de deseos inconscientes. Quiere decir
que el sueño solamente realiza un deseo. Y si es eso, se pregunta ¿por qué sólo el
inconsciente, en el sueño, puede producir una realización de deseo, y nada más? ¿En qué
otra formación del inconsciente, en el sentido de Lacan, pensaríamos para hacer entrar a la
pulsión? En el síntoma. Lo que está tratando es de diferenciar el síntoma, porque el síntoma
satisface a la pulsión mientras que el sueño sólo es una realización de deseo. Pero el
problema es que Freud habla de la “fuerza pulsionante para un cumplimiento de deseo”.
Recuerdan que la vez pasada yo les preguntaba cómo definíamos a la pulsión, si como
tesoro o como fuerza, si como contenido o como esfuerzo. Aquí pone la fuerza pulsionante
para el cumplimiento de un deseo, ¿o acaso un deseo no tiene una “fuerza pulsionante”?
Entonces, ¿qué es lo específico de la pulsión? Ya no la fuerza pulsionante... Cuando
ustedes no hacen algo, ¿es porque rechazan un deseo o una pulsión? No tienen la más
pálida idea... Y si hacen algo que no quieren hacer, ¿lo hacen por un deseo o por una
pulsión? Tampoco pueden saberlo, porque las dos cosas pulsionan, empujan hacia. Ese es
el verdadero problema.
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«ANÁLISIS PARCIAL DEL CONCEPTO DE PULSIÓN»
« La respuesta a esta pregunta está destinada a arrojar luz sobre la naturaleza psíquica del desear».
Salteé un párrafo. Es donde dice que a los estímulos externos uno les puede escapar,
pero no a los apremios de la vida. Escuchen bien porque Freud habla aquí del arco reflejo.
«Pero el apremio de la vida perturba esta simple función; a él debe el aparato también el envión para su
constitución ulterior. El apremio de la vida lo asedia primero en la forma de las grandes necesidades
corporales. La excitación impuesta {setzen} por la necesidad interior buscará un drenaje en la motilidad
que puede designarse “alteración interna” o “expresión emocional”. El niño hambriento llorará o
pataleará inerme. Pero la situación se mantendrá inmutable, pues la excitación que parte de la
necesidad interna no corresponde a una fuerza que golpea de manera momentánea, sino a una que
actúa continuadamente. Sólo puede sobrevenir un cambio cuando, por algún camino (en el caso del
niño, por el cuidado ajeno), se hace la experiencia de la vivencia de satisfacción que cancela el
estímulo interno, Un componente esencial de esta vivencia es la aparición de una cierta percepción...».
De acuerdo a nuestro sentido más burdo de nuestras cabezas, ¿la percepción es algo
psíquico o somático? Es somático, se hace con los ojos. Entonces, prosigo:
A otra huella mnémica. Si lo hacemos como le gusta a Freud, hacemos una huella,
otra huella, y la asociación entre ambas. Nos falta para tener todo el esquema completo la
dirección de los vectores:
H. MN. H. MN’
PERCEPCIÓN
SATISFACCIÓN NECESIDAD
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ALFREDO EIDELSZTEIN
« cuya imagen mnémica queda, de ahí en adelante, asociada a la huella que dejó en la memoria la
excitación producida por la necesidad».
«La próxima vez que esta última sobrevenga merced al enlace así establecido se suscitará una moción
psíquica».
«La próxima vez que esta última sobrevenga, merced al enlace así establecido se suscitará una moción
psíquica que querrá investir de nuevo la imagen mnémica de aquella percepción y producir otra vez la
percepción misma, vale decir, en verdad, restablecer la situación de la satisfacción primera».
O sea que, si ésta se carga por la asociación establecida, surgirá la moción que vaya
hacia H. Mn. Desde la huella de la necesidad se produce una tendencia hacia la huella
mnémica de la satisfacción. Ahora esto no hace falta ya que surge por hambre, es psíquico,
ya se puede cargar por otros motivos; se reactiva la huella mnémica de la necesidad y
entonces la de la satisfacción.
A.E.: ¿Se dan cuenta de por qué es “alucinatoria”? Porque es una huella de percepción. Esa
es la solución al problema de la alucinación en la realización del deseo, que, desde luego,
no se trata de psicosis. El psicótico ve la realidad. En el sueño, la realización alucinatoria
del deseo es porque se carga la huella de la percepción, la percepción de la satisfacción.
Con lo cual «vivencia de satisfacción» es conexión de huellas, algo totalmente psíquico, y,
como tal, a esta moción se la llama «deseo». De manera que la vivencia de satisfacción no
sirve para explicar el origen de la pulsión. En la primera sí había un estímulo endógeno,
eso sí.
INTERVENCIÓN: [inaudible].
A.E.: No, la pulsión es el representante psíquico del esfuerzo del cuerpo. Vos estás
diciendo otra cosa.
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«ANÁLISIS PARCIAL DEL CONCEPTO DE PULSIÓN»
INTERVENCIÓN: [inaudible].
A.E.: Claro, el problema que tenemos es que hay algunos párrafos de Freud que a ese
movimiento psíquico más bien tiende a llamarlo «deseo». Es lo único que yo más
humildemente quería proponerles. Lo que se nos escapa con «vivencia de satisfacción» es
el factor corporal, porque la vivencia de satisfacción, para aquellos que gustan de lo
originario, es precisamente originaria.
A.E.: No pongo eso en tela de juicio. Lo que digo es que este representante psíquico con
este movimiento, en Freud, tiende más bien a llamarse «deseo». Y yo propongo que no
perdamos la diferencia entre «deseo» y «pulsión», y que veamos alguna forma de resolver
lo que se nos mezcló trabajando con algunas otras nociones, o articulando quizás algunos
otros problemas.
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