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Psicología Comunitaria, Social e Institucional


El psicoanálisis como lazo social:
El Complejo de Edipo
Autora: Prof. Titular Dra. María Clara Areta
19 de septiembre 2022

Esta clase tiene como objetivo darles un encuadre, plantear una perspectiva con respecto a
porqué es pertinente enseñar psicoanálisis en la carrera de medicina y en una
asignatura en la cual venimos desarrollando la articulación sujeto/sociedad.

En primer lugar les voy a dar las razones por las cuales el psicoanálisis es una práctica que
también explica la tensión sujeto/sociedad. Tensión sujeto/sociedad que estamos viendo
desde diferentes puntos de vista y a través de varios autores.

Para comenzar vamos a definir dos conceptos que se necesitarán para el entendimiento de
este texto.
Simbólico social: Conjunto de saberes (conscientes e inconscientes), conocimientos y
juicios que permiten a la sociedad la comprensión de la realidad. La ley y el orden.
Imaginario social: Conjunto de valores, idealizaciones, demonizaciones, sensibilidades
ante determinados temas, prejuicios.
Advertirán que el simbólico e imaginario social interactúan. ¿Podríamos llamar al simbólico
juicio y al imaginario prejuicio?

Uno de los objetivos de la cátedra es acercar a ustedes autores que hayan dado
fundamento simbólico al siglo XX y que hayan anticipado al siglo XXI. Freud y Lacan son
dos autores imprescindibles que se incluyen en esta categoría.
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Michel Foucault (Poitiers, 1926 - París, 1984) dio una conferencia, plasmada en el libro del
mismo nombre, que tituló “Qué es un autor”. Foucault da esa conferencia en París y entre
sus participantes está Lacan.
Una persona que escribe no es necesariamente un escritor, ni un escritor es
necesariamente un autor. Muchos podemos escribir, algunos pueden ser llamados
escritores y muy pocos, autores. Alguien que escribe puede llegar sencillamente a volcar
sus experiencias mediante la palabra, un escritor hace de su escritura una práctica
(transformación de lo real mediante lo simbólico), mientras que un autor es quien realiza,
por su texto, operaciones críticas complejas, genera ideas que transforman la realidad,
construye la realidad. Los autores son considerados por otros escritores y por la sociedad
como referentes del simbólico e imaginario social, establecen lo que actualmente se
denomina “agenda setting”, porque sin saberlo, sin reconocerlo, la sociedad se estructura
según los discursos que los autores han generado.
Actualmente los medios de comunicación y las redes sociales cumplen la función de
guiarnos y desviarnos con respecto a los temas de nuestra cotidianeidad y sus
fundamentos.

Ustedes, como estudiantes de medicina, futuros médicos (y futuros profesores) y nosotros


como docentes, ¿cómo nos acercamos al campo del saber, del conocimiento (que no son
exactamente lo mismo) y la producción de ese saber y conocimiento? Escribimos textos
como éste, por ejemplo, que no va a modificar sustancialmente el simbólico de nuestros
tiempos, pero que intenta acercarlos a esta problemática.

La investigación puede plantearse como un campo intermedio entre el territorio de los


grandes autores de la humanidad y nosotros, habitantes de ese territorio conceptual de las
grandes ideas ya determinado. No debemos dejar de esforzarnos en ser activos partícipes
del simbólico de nuestro tiempo, aunque seamos simples comentadores de las “grandes
ideas”. Debemos generar nuestros propios aportes al estado de las cosas.

Psicología Comunitaria, Social e Institucional es la primera asignatura que tienen en la


currícula innovada, dentro del eje construcción del pensamiento médico, y es por eso
que estamos hablando de estos temas acá.
Lo van a ver en las diferentes asignaturas: hay autores que son fundamento de la medicina
en sus diferentes niveles. Algunos más teóricos en las ciencias básicas duras (química,
farmacología, creadores de nuevas tecnologías y métodos), otros trabajando en campo y
generando interpretaciones de la realidad de los hechos (epidemiología, por ejemplo). Una
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categoría no desestima a la otra. Es fundamental que ustedes, desde primer año, se


preparen, los ayudemos, en la práctica de la lectura y escritura.
La producción de conocimiento médico depende de nosotros, de ustedes. Tenemos que
animarnos a producir saberes, sabiendo la responsabilidad que eso implica.
Pensemos en la expresión de 1928, aparecida en un artículo académico, publish or perish
(publicar o perecer).
Actualmente, se reformuló como become digital or perish (volverse digital o perecer).
Con esto les quiero decir que lo que no escribamos nosotros lo van a escribir otros.

¿Por qué el psicoanálisis es necesario para la práctica futura de ustedes, médicos y


médicas?
Tanto Freud como Lacan son autores que han construido la forma de pensar de nuestro
presente. Lo sepamos o no, los hayamos leído o no, pensamos el mundo y sus
circunstancias, en parte, gracias a sus perspectivas.
El psicoanálisis les permite un entendimiento de lo que pasa más allá de lo obvio, les
permite entender la vida cotidiana de una manera más inteligente.
El psicoanálisis es una práctica extraterritorial a la medicina, pero algunos de sus
conceptos les permitirán ejercer mejor la medicina, aunque no practiquen el
psicoanálisis. El psicoanálisis les ayuda a escuchar el padecimiento de las personas.

Es habitual cometer el error de decir que el psicoanálisis es una disciplina del individuo,
afirmación que así consta en un texto de la bibliografía de nuestra asignatura, texto del cual
venimos haciendo una lectura crítica.
Individuo designa lo que no está dividido y parece completo.
Uno de los conceptos fundamentales del psicoanálisis es el sujeto dividido,
incompleto, castrado, sujeto barrado y enlazado al Otro del lenguaje y a los otros, los
prójimos.

Podríamos empezar a decir que las personas están atravesadas por diferentes conflictos,
divisiones.
Conflictos, divisiones, entre lo que se dice y lo que se quiere decir, entre lo que se demanda
y se desea, entre el deseo y la censura, entre lo privado y lo público, entre lo que se dice y
se supone que se ha querido decir, entre lo personal y lo social, entre los que los otros
exigen y lo que la persona siente que quiere hacer, entre la exigencia pulsional y la
intolerancia ante la propia exigencia pulsional.
Noten la diferencia de categorías que implican estas divisiones.
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Demos el ejemplo paradigmático de conflicto, de división: el Complejo de Edipo.


Para explicar algo sobre el Complejo de Edipo, volvamos al tema de las pulsiones planteado
en el texto “Psicoanálisis. Lenguaje e Inconsciente. Una introducción a Freud y a Lacan” y al
video La pulsión, el gozar más allá del bienestar.

Freud definió la pulsión como el concepto límite entre lo orgánico y lo psíquico.


Vamos a intentar demostrar mediante la estructura del Complejo de Edipo que la pulsión es
lazo social entre el cuerpo y los otros.
La pulsión erótica tiene diferentes fases:
Fase oral, cuya fuente es la boca y su objeto el seno materno.
Fase anal, cuya fuente es el ano y sus expresiones el goce por la función de expulsar
primero y luego el goce por retener.
Fase fálica, cuya fuente es el falo entendido como el pene en el varón y el clítoris en la
mujer.
Lacan a estas fases de la sexualidad freudianamente descriptas (oral, anal, fálica) las
articula, les suma:
Tiempo escópico, cuyo objeto es la mirada.
Tiempo invocante, cuyo objeto es la voz.
Es decir que para Freud hay tres estadíos pulsionales (oral, anal, fálico) y para Lacan cinco
tiempos pulsionales (oral, anal, fálico, escópico e invocante).

El Complejo de Edipo podría resumirse diciendo que es el conflicto, conjunto organizado de


deseos amorosos y hostiles del niño y de la niña hacia su padre y hacia su madre.
El amor es incestuoso (desea mantener un acto sexual con la madre o el padre) y el odio es
parricida (desear matar all padre o a la madre).
Amor del niño y de la niña hacia su madre y hacia su padre (es amor hacia los dos y es odio
hacia los dos).
Ese conflicto, esa división estructural, se sepulta por efecto de la represión ante la
angustia de castración. La represión torna inconsciente ese conflicto estructurante, es
decir, no sólo no lo recordamos sino que construye la lógica de lo que llamamos
Inconsciente.
La represión, como mecanismo fundante del Inconsciente, es la operación que se
desencadena ante la angustia de castración.
El niño varón fantasea como efectivizada la castración cuando ve a un “niño castrado”.
¿Qué ve el niño cuando ve a una niña? Al enfrentarse con una niña no entiende que es tal,
una niña, sino que confunde a la niña con un niño sin pene. Supone que la niña es un niño
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castrado que, por haber cometido incesto y parricidio, ha sido castigado con la castración,
fantasea que se le ha cortado el pene.
Observen que el Complejo de Edipo es válido tanto para el niño varón como para la niña
mujer.
Con Freud la incompletud del sujeto, esta división planteada por Lacan, está planteada
como castración, como complejo de castración. El Complejo de Castración es la operación
que hace concluir al Complejo de Edipo y luego sobreviene la represión.
Según Freud el Complejo de Edipo es vivido entre los tres y cinco años y es el principal
acontecimiento de la fase fálica. Porque lo que se pone en riesgo es el pene y lo que se
pone en juego es el falo.
Podríamos entender el Complejo de Edipo y su culminación, el Complejo de Castración,
como una dramática fantaseada (porque para que suceda no es necesario que exista una
amenaza concreta de castración por parte de quien cumple la función padre hacia el
infante) que conecta la realidad pulsional con la realidad del entorno social (los que
maternan y los que cumplen función del padre).
El Complejo de Edipo es una manera de leer en lazo social.
Adviertan que algo que antes de la explicación podría parecerles a ustedes algo tan
“individual e interno” como la pulsión tiene su resolución en algo tan “social y enlazado a los
otros” como puede considerarse la familia.
El Complejo de Edipo y la organización sexual, son reformulados por Lacan resituando los
conceptos binarios de macho y hembra. Esta reconsideración de Lacan se formaliza en las
llamadas “fórmulas de la sexuación” que permiten abrir, complejizar, las significaciones de
“hombre y mujeres” según la posición discursiva de cada sujeto.
Del mismo modo que ”madre” se convierte en “función madre”, “padre” se convierte en
“función padre”.
El establecimiento de la diferencia sexual, la sexualidad de cada uno es un proceso que se
basa en una interpretación de la diferencia sexual anatómica.
La actual teoría de géneros es deudora (aunque a veces sólo se plantee como detractora)
de estas fundantes conceptualizaciones psicoanalíticas.
El alcance y complejidad de este debate escapa hoy a los límites de este artículo.

El Complejo de Edipo, escribe Freud, es el núcleo central de las neurosis.


No entendamos las neurosis sólo desde un aspecto psicopatológico (lo verán más
desarrolladamente en la asignatura Salud Mental) sino que las neurosis son una
estructura psíquica es decir, contar con criterio de realidad, vivir en el territorio de la vida
cotidiana, habitar el discurso lo cual implica contar con la metáfora, sustitución y
desarrollar vínculos adecuados (aunque inestables y conflictivos) con el mundo externo, el
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síntoma en la neurosis, es el resultado del Complejo de Edipo. El síntoma es una


formación de compromiso entre el deseo y la represión. El síntoma también es la
forma de expresar las fantasías inconscientes y las formas de defensa que nos
constituyen.
El deseo incestuoso y parricida del niño edípico se transforma, una vez resuelto el Complejo
de Edipo en deseo como insatisfacción (histeria), deseo como imposibilidad (neurosis
obsesiva) o deseo como prevención (en las fobias).

Las neurosis son entonces estructuras clínicas (“la normalidad”, podríamos decir) que
aparecen más sintomáticas, con más padecimientos o con más estabilizadas.
El psicoanálisis, como tratamiento, permite atravesar la inhibición, síntomas y la angustia
con las que la neurosis aparecen en su versión psicopatologizada.

Accedemos al orden cultural, ingresamos al mundo compartido con los otros, gracias al
Complejo de Edipo del cual salimos, por identificación a ese padre amenazante, con un
grupo representacional que Freud, en su segunda tópica, designa como Superyó.

El Superyó es el heredero del Complejo de Edipo y con su exigencia nos envía a


gozar de una determinada manera.

En la próxima clase vamos a estudiar otro gran texto de Freud, escrito en 1930 que se llama
“El malestar en la cultura”, Lacan ha dicho que es la “obra monumental de Freud”.
Para entender el malestar en la cultura debimos atravesar, aunque sea de manera
simplificada, los conceptos que aquí venimos trabajando: el sujeto sujetado al Gran Otro
que es el lenguaje, a los otros (nuestros prójimos) y entender la génesis del superyó
en el Complejo de Edipo.

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