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Sesión 11

EL CONEPTO DE CAPACIDAD PARA LA TOMA DE DECISIONES Y


EVALUACION DE LA CAPACIDAD LEGAL

Capacidad se refiere a la cualidad de ser capaz para algo determinado, dicha cualidad puede
recaer en una persona, entidad o institución, e incluso, en una cosa.
Es decir, la capacidad hace referencia a la posibilidad de una entidad para cumplir con una
determinada función en atención a sus características, recursos, aptitudes y habilidades.

Referido a las personas, el término implica que un sujeto tiene condiciones para poder
desempeñar un cierto tipo de tareas o funciones, bien porque es naturalmente apto, en cuyo
caso se hablaría de una capacidad potencial o talento, o bien porque ha sido capacitado
mediante la educación.

En este sentido, cada individuo puede tener una o más capacidades. Por ejemplo: puede tener
capacidad analítica, capacidad reflexiva, capacidad física, capacidad psicológica, capacidad
social, etc.

Al igual que una persona, determinados tipos de instituciones o entes están capacitados para
cumplir con misiones específicas. Por ejemplo: una empresa tiene una determinada capacidad
de producción; una organización no gubernamental tiene la capacidad para actuar en
representación de un sector desvalido.

Se habla también de la capacidad de asiento o aforo. Por ejemplo: "Esta unidad de transporte
colectivo tiene una capacidad de 30 asientos". "Esta sala de concierto tiene un aforo de 200
lugares".

Las cuestiones acerca de la capacidad para decidir pueden formularse de manera formal, incluso
con trascendencia jurídica, o de manera más informal, haciendo referencia a situaciones
cotidianas. Pongamos algunos ejemplos de las más cotidianas: ¿puede salir solo de casa?,
¿puede cocinar?, ¿puede ir de vacaciones solo? Pensemos ahora en otras de mayor
trascendencia social: ¿puede vender un piso?, ¿puede hacer testamento?, ¿puede votar?,
¿puede casarse, divorciarse o hacerse cargo de los hijos?, ¿puede conducir?, ¿puede trabajar?,
¿es responsable de un delito? Estas últimas preguntas afectan directamente al derecho civil,
penal y laboral. Hablamos de la capacidad para seguir ejerciendo derechos, de la imputabilidad
en caso de la comisión de un delito y de la necesidad de instruir medidas de protección. Las
cuestiones son ineludibles, ya que es un hecho claro que las lesiones cerebrales pueden afectar
a capacidades que afectan a nuestra capacidad para tomar decisiones. En ocasiones habremos
de responderlas en reuniones con la persona afectada y sus familiares, en otras ante el
requerimiento de letrados y jueces.

A la capacidad para tomar decisiones también la llamamos competencia. Es un ámbito, el de la


determinación de la competencia, que ha venido siendo objeto de reflexión desde comienzos
de los años 80 y que ha ocupado un lugar destacado en los textos de bioética. La preocupación
sobre la valoración de la capacidad para decidir se ha suscitado en menores, en personas con
enfermedad mental, con discapacidad intelectual o con enfermedades degenerativas. Para
ayudar en la tarea evaluadora, distintos autores han tratado de capturar las capacidades básicas
que se incluyen dentro del concepto de “competencia de los seres humanos para decidir”.

Los elementos comunes son la capacidad para comprender información y la capacidad para
razonar. La capacidad para elegir y la mención de los valores hacen referencia a la posesión de
guías de conducta y de mecanismos para resolver dilemas de acuerdo a metas o valores
preestablecidos a lo largo de la vida. Se trata de un conjunto de capacidades en los que la
información, su comprensión y la capacidad para pensar se sitúan en el centro. Es un modelo
muy “racional”, en términos psicológicos, con presencia casi exclusiva de las capacidades
cognitivas. Años más tarde se matizó este modelo y se propuso el de escala móvil para valorar
competencia que tiene en cuenta las posibles consecuencias de las decisiones del paciente:
“cuanto más graves puedan ser las consecuencias, los criterios de competencia se han de hacer
más exigentes”. Esta idea insta a considerar el contenido objetivo de la decisión, para que la
determinación de la competencia esté relacionada con cada decisión concreta.

La toma de decisiones es el proceso mediante el cual se realiza una elección entre diferentes
opciones o formas posibles para resolver diferentes situaciones en la vida en diferentes
contextos: empresarial, laboral, económico, familiar, personal, social, etc. La toma de decisiones
consiste, básicamente, en elegir una opción entre las disponibles, a los efectos de resolver un
problema actual o potencial.

La toma de decisiones a nivel individual se caracteriza por el hecho de que una persona haga
uso de su razonamiento y pensamiento para elegir una alternativa de solución frente a un
problema determinado; es decir, si una persona tiene un problema, deberá ser capaz de
resolverlo individualmente tomando decisiones con ese específico motivo. También, la toma de
decisiones es considerada como una de las etapas de la dirección.

En la toma de decisiones importa la elección de un camino a seguir, por lo que en un estado


anterior deben evaluarse alternativas de acción. Si estas últimas no están presentes, no existirá
decisión. Para tomar una decisión, cual sea su naturaleza, es necesario conocer, comprender y
analizar un problema, para así poder darle una solución. En algunos casos, por ser tan simples y
cotidianos, este proceso se realiza de forma implícita y se soluciona muy rápidamente, pero
existen otros casos en los cuales las consecuencias de una mala o buena elección pueden tener
repercusiones en la vida y si es en un contexto laboral en el éxito o fracaso de la organización,
para los cuales es necesario realizar un proceso más estructurado que puede dar más seguridad
e información para resolver el problema.

LA CAPACIDAD LEGAL
La capacidad de derecho: es la posibilidad de ser titular de derechos y deberes. Todas las
personas tenemos capacidad de derecho. La capacidad de ejercicio: es la posibilidad de ejercer
personalmente los derechos y deberes que todos tenemos.

La capacidad jurídica o simplemente capacidad es un atributo inseparable de la persona


humana; se la adquiere por el hecho mismo de la existencia, esto es, por el nacimiento y desde
el momento del nacimiento acompaña al sujeto hasta la muerte.

La doctrina es unánime al definir a la capacidad. Así tenemos que se la entiende como:

 La aptitud o posibilidad jurídica de gozar y obrar los derechos. (CIFUENTES)


 La aptitud para adquirir derechos y contraer deberes jurídicos. (ABELENDA)

 La aptitud otorgada por el ordenamiento jurídico, para ser titular de relaciones


jurídicas.(GARCÍA AMIGO)

Los términos que adopta la doctrina jurídica contemporánea son la categoría jurídica genérica
de todo sujeto de derecho, la cual alude a dos referencias existenciales: el ser humano
individualmente considerado (concebido y persona individual) y colectivamente establecido
(persona colectiva y organizaciones de personas no inscritas), y la expresión "capacidad", para
delimitar la aptitud de dichos sujetos de derecho.

El artículo 3, texto modificado del Código Civil, se titula “Capacidad Jurídica”, y señala:

“Artículo 3 del Código Civil.- Capacidad jurídica

Toda persona tiene capacidad jurídica para el goce y ejercicio de sus derechos.

La capacidad de ejercicio solo puede ser restringida por ley. Las personas con discapacidad
tienen capacidad de ejercicio en igualdad de condiciones en todos los aspectos de la vida.”

El 04 de Setiembre del 2018, en el territorio peruano, se publicó el Decreto Legislativo N° 1384,


que efectúa numerosos e importantes cambios en el Código Civil. Todo ello, a fin de establecer
una nueva regulación de la capacidad jurídica, empezando por modificar la típica clasificación
de personas con incapacidad absoluta y relativa que les daba el Código Civil, por el de “capacidad
plena y restringida.”

El cambio de enfoque es evidente: ya no hablamos de incapacidades, sino que ahora todos los
peruanos estamos en capacidad de ejercer nuestros derechos, algunos de manera plena y otros
en forma restringida.

Así también, la norma instituye los “apoyos y salvaguardias”. Los apoyos (art. 659-B del C.C.) son
personas que brindarán asistencia y serán elegidos por las personas con discapacidad; mientras
que las salvaguardias (art. 659-G del C.C.) son medidas para garantizar el respeto de los
derechos, la voluntad y las preferencias de la persona que recibe el apoyo.

Todo ello con la finalidad de reemplazar la tradicional "curatela" de las personas con
discapacidad por esta nueva institución, ahora conocida como apoyos y salvaguardias.

De esta manera, se busca que esta medida promueva la inclusión de dichas personas y garantice
el derecho al ejercicio de su capacidad jurídica en condiciones de igualdad.

Las personas con discapacidad podrán ejercer plenamente sus derechos de manera autónoma
y en igualdad de condiciones, sin necesidad de que alguien los represente. Sin embargo, solo en
caso de que así lo requieran, podrán contar con la ayuda de otra persona a quien se le
denominará como “Apoyo”, ya que el decreto elimina la figura del “curador”, persona nombrada
por un juez para que tome las decisiones en lugar de la persona con discapacidad. Así lo indica
el Decreto Legislativo Nº 1384, publicado el 04/09/2018.

Hasta antes de la publicación de este Decreto Legislativo N°1384, no todas las personas con
discapacidad podían ejercer sus derechos, y ello conllevaba a una distinción, a una diferencia de
trato que establecía nuestro Código Civil, cuando diferenciaba a las personas con capacidad de
ejercicio.
El cambio normativo que establece el Decreto Legislativo N°1384 que reconoce y regula la
capacidad jurídica de las personas con discapacidades en igualdad de condiciones, constituye un
importante cambio en cuanto a las modificaciones de las normas del Código Civil, Código
Procesal Civil, y el Decreto Legislativo del Notariado. Pero más que producir modificaciones o
incorporaciones se visualiza en conjunto un cambio de paradigma sobre la concepción de la
capacidad jurídica y el ejercicio de dicha capacidad jurídica por las personas con discapacidad,
esto es, a la adopción del modelo social de la discapacidad.

Este cambio de paradigma se sostiene en la “Convención sobre los Derechos de las Personas con
Discapacidad y su Protocolo Facultativo”, importante instrumento internacional que ha sido
suscrito por el Perú e incorporado al ordenamiento interno y ratificado por el Presidente de la
República mediante un Decreto Supremo.

Esta Convención proclama que todas las personas con discapacidad tienen plena capacidad
jurídica.

Teóricamente, se ha distinguido dos clases de capacidad jurídica: la llamada “capacidad de goce


o jurídica” y la “capacidad de ejercicio o de obrar”.

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