Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
Trastornos neurológicos
Hemorragia intracraneal
PUNTOS CLAVE
■■ Una hemorragia intracraneal abundante de cualquier tipo constituye una
emergencia que requiere estabilización rápida mediante restitución de volumen,
uso de vasopresores y apoyo respiratorio, según el caso, así como estudios
urgentes de neuroimagen.
■■ Por la exposición a radiación que conlleva, la tomografía computarizada debe
reservarse para situaciones de urgencia en las que no se disponga de resonancia
magnética.
■■ Debe solicitarse la valoración neuroquirúrgica en caso de hemorragia intracra-
neal abundante con efecto de masa, en particular si existen signos de disfunción
del tallo cerebral, con o sin incremento de la presión intracraneal.
■■ Las convulsiones son comunes, pero pueden ser subclínicas, por lo que debe
establecerse monitorización electroencefalográfica en los neonatos con hemo-
rragia intraventricular, parenquimatosa, subaracnoidea o subdural relevante.
ósea occipital, una fractura con depresión occipital que puede ocasionar un
desgarro directo del cerebelo o la rotura del seno occipital. La hemorragia
subdural clínicamente significativa en la fosa posterior puede ser de origen
traumático en recién nacidos a término, aunque las pequeñas que puedan
darse intraparto pueden ser muy frecuentes en partos no complicados (se
desconoce su verdadera incidencia en recién nacidos aparentemente sanos).
La hemorragia subdural que se produce en el espacio supratentorial suele
deberse a la rotura de las venas puente superficiales que se hallan sobre la
convexidad cerebral. Otros factores de riesgo para la hemorragia subdural son
los que aumentan las probabilidades de que se ejerzan fuerzas importantes
sobre la cabeza del feto, como el gran tamaño craneal, la rigidez pélvica
(p. ej., en primíparas o en multíparas de mayor edad), las presentaciones que
no sean de vértice (nalgas, rostro, etc.), el parto muy rápido o prolongado,
el parto instrumental difícil o, en ocasiones, una diátesis hemorrágica. La
RM es la prueba por la imagen preferible para determinar la antigüedad de
la hemorragia intracraneal. En el período posnatal, la hemorragia subdural
y la epidural casi siempre son consecuencia de un traumatismo directo o
un zarandeo, lo que obliga a sospechar un origen no accidental ante la
presentación aguda de hemorragia subdural o epidural después del período
neonatal. Sin embargo, hay que tener cuidado y no confundir una imagen
crónica antigua causada por una hemorragia intracraneal asociada al parto
con una hemorragia aguda aparecida después del nacimiento. Es necesario
interpretar cuidadosamente las pruebas de neuroimagen, en especial la RM,
para distinguir la hemorragia subdural aguda o la epidural de un derrame
crónico.
B Manifestaciones clínicas. Cuando la acumulación de sangre es rápida y
copiosa, como ocurre ante roturas de grandes venas o senos, las manifestacio-
nes aparecen poco después del nacimiento y evolucionan con rapidez, sobre
todo en caso de hemorragia subdural infratentorial, en la que la compresión
del tronco encefálico puede originar rigidez de nuca u opistótonos, obnu-
bilación o coma, apnea u otros patrones respiratorios anormales, y pupilas
arreactivas y / o movimientos extraoculares anormales. El aumento de la
presión intracraneal (PIC) puede comportar abombamiento de la fontanela
y / o diástasis de suturas. En las hemorragias importantes a veces aparecen
signos sistémicos de hipovolemia y anemia. Cuando la hemorragia se origina
en venas de pequeño calibre, los signos clínicos pueden ser pocos durante
un período de hasta 1 semana, hasta que el hematoma alcanza un tamaño
crítico, comprime el parénquima cerebral y provoca signos neurológicos, o
aparece hidrocefalia. Pueden aparecer convulsiones hasta en la mitad de los
recién nacidos con hemorragia subdural, en particular si se localiza sobre la
convexidad cerebral, en cuyo caso pueden aparecer ligeros signos cerebrales
focales y trastornos leves del estado de conciencia, como irritabilidad. La
hemorragia subaracnoidea coexiste probablemente en la mayoría de los casos
con la hemorragia subdural neonatal, como pone de manifiesto el análisis
del líquido cefalorraquídeo (LCR)4. Finalmente, se puede desarrollar gra-
dualmente un derrame subdural crónico en el transcurso de unos meses, con
crecimiento anormalmente rápido del cráneo que se aprecia con el aumento
de percentiles en la gráfica del perímetro cefálico durante las primeras sema-
nas o meses de vida.
C Diagnóstico. Se sospecha por los datos de la historia y los signos clínicos,
y se confirma con pruebas de neuroimagen. La RM es la de elección para
el diagnóstico de la hemorragia subdural y de la epidural en las urgencias
IV HEMORRAGIA INTRAPARENQUIMATOSA.
A
Etiología y patogenia.
1
L a hemorragia intraparenquimatosa primaria intracerebral es infre-
cuente en los recién nacidos, pero la intracerebelosa se observa en el 5‑10%
de las muestras necrópsicas en prematuros. Las hemorragias intracerebrales
ocurren raras veces como fenómeno primario por rotura de una malforma-
ción arteriovenosa o un aneurisma, o bien por un trastorno de la coagulación
(p. ej., hemofilia, trombocitopenia) o por causas desconocidas. Es más fre-
cuente que sean un fenómeno secundario, como la hemorragia que aparece
en una zona de lesión cerebral hipóxico‑isquémica. Desde el lado venoso de
la circulación cerebral, la hemorragia intraparenquimatosa puede aparecer en
la región de distribución de un infarto arterial (ya que los infartos venosos
suelen ser hemorrágicos) o en asociación con una hemorragia de la matriz
germinal / intraventricular grande (en prematuros más que en niños a término,
v. sección V) o como resultado de una trombosis del seno venoso (en niños
a término más que en prematuros). Desde el lado arterial, la hemorragia
puede ser secundaria a un infarto de distribución arterial hacia las áreas de
lesiones hipóxico‑isquémicas del cerebro con hipoxia isquémica (en niños a
término más que en prematuros). Ocasionalmente puede apreciarse hemorra-
gia secundaria en una región con leucomalacia periventricular necrótica (en
prematuris más que en niños a término). La hemorragia intraparenquimatosa
también puede producirse en lactantes que reciben oxigenación por mem-
brana extracorpórea (ECMO). La hemorragia intraparenquimatosa cerebral
puede ocurrir secundariamente a una gran hemorragia intracraneal en otro
compartimento, como en las hemorragias intraventriculares, subaracnoideas
o subdurales extensas. En cambio, raras veces se observa en los traumatismos
importantes o en los trastornos de la coagulación, y a veces puede ser difícil
identificar la fuente primaria del derrame.
2
L a hemorragia intracerebelosa aparece con más frecuencia en los recién
nacidos prematuros que en los lactantes a término, y puede pasar desaper-
intratorácica (p. ej., alta presión positiva continua en las vías respira-
torias), neumotórax, aspiración traqueal y tanto la dilatación como el
parto, en los que la compresión de la cabeza fetal probablemente cause un
aumento significativo de la presión venosa12. De hecho, se ha observado
mayor incidencia de hemorragia de la matriz germinal / intraventricular
en los neonatos prematuros nacidos por vía vaginal en comparación con
los nacidos por cesárea, así como en los partos prolongados. En todos
estos factores intravasculares relacionados con alteraciones del FSC arte-
rial y venoso es probable que tenga un papel importante la circulación
cerebral pasiva ante la presión. Diversos estudios han mostrado que
los recién nacidos prematuros, y especialmente los asfícticos, presentan
una capacidad para regular el FSC alterada en respuesta a los cambios
de la presión arterial («pasivos ante la presión»)13, 14. Este trastorno de la
autorregulación incrementa el riesgo de rotura de los frágiles vasos de
la matriz germinal ante aumentos significativos de la presión cerebral
arterial o venosa, especialmente cuando la isquemia precede al aumento
de la presión. Otras causas del aumento mantenido del FSC que pue-
den contribuir a la hemorragia de la matriz germinal / intraventricular
son las convulsiones, la hipercapnia, la anemia y la hipoglucemia, que
determinan un aumento compensador del FSC. Además de los factores
cerebrovasculares que afectan al flujo arterial o venoso, los trastornos de
la coagulación y la disfunción plaquetaria son factores intravasculares que
contribuyen a la gravedad de la patogenia de la hemorragia de la matriz
germinal / intraventricular.
b Entre los factores vasculares que contribuyen a la hemorragia de la
matriz germinal / intraventricular se encuentra el carácter frágil de los
vasos intrincados de la matriz germinal. Estos vasos, de paredes delgadas
y diámetro relativamente grande, carecen de muscular de la mucosa y
tienen poca adventicia, factores que contribuyen a que sean especialmente
propensos a la rotura.
c L os factores extravasculares de riesgo para la hemorragia de la matriz
germinal / intraventricular son un soporte extravascular deficiente y proba-
blemente una actividad fibrinolítica excesiva en los neonatos prematuros
(v. tabla 54‑2).
B Patogenia de las complicaciones de la hemorragia de la matriz germi‑
nal / intraventricular. Las dos principales complicaciones de la hemorragia
de la matriz germinal / intraventricular son el infarto hemorrágico periven‑
tricular y la dilatación ventricular posthemorrágica. El riesgo de sufrir
estas complicaciones aumenta paralelamente al tamaño de la hemorragia
intraventricular. La patogenia de ambas se expone a continuación.
1 El infarto hemorrágico periventricular se consideraba la extensión de una
gran hemorragia intraventricular, y a menudo se denominaba hemorragia
intraventricular de grado IV. Aunque esta designación se conserva todavía
en muchas publicaciones, estudios neuroanatomopatológicos han demos-
trado que el hallazgo de una gran lesión hemorrágica, a menudo unilateral
o asimétrica, situada en posición posteroexterna con respecto al ventrículo
lateral, no es una extensión de la hemorragia intraventricular original,
sino una lesión distinta que consiste en un infarto hemorrágico venoso.
Estos estudios muestran la morfología en abanico de un infarto hemorrágico
venoso típico en el área de distribución de las venas bulbares que drenan en
la vena terminal, lo que resulta en la obstrucción del flujo de la vena terminal
por la gran hemorragia intraventricular ipsilateral. Apoya esta teoría la obser-
Cesa la Continúa
dilatación la dilatación
(Sistólico – Diastólico)
IR =
Sistólico
lar, el campo visual inferior puede quedar afectado, ya que las radiaciones
ópticas procedentes del campo visual inferior pasan a través de la sustancia
blanca dorsolateral a los cuernos occipitales, afectados con frecuencia por
la leucomalacia periventricular97. Estos niños pueden mostrar disfunciones
visuoperceptivas u otras alteraciones visuales de mayor intensidad que dete-
rioren sus funciones cognitivas y su rendimiento escolar, por lo que resulta
especialmente importante detectarlas98. Puesto que las deficiencias del campo
visual y otros tipos de alteraciones visuales pueden ser difíciles de detectar, es
importante realizar una valoración sistemática para su detección precoz. Por
último, los niños con leucomalacia periventricular grave pueden desarrollar
epilepsia, aunque por lo general la epilepsia se asocia con más frecuencia a
trastornos con lesión neuronal directa importante, como dilatación ventri-
cular posthemorrágica.
Bibliografía
1. Volpe JJ. Intracranial hemorrhage: subdural, primary subarachnoid, cerebellar, intra-
ventricular (term infant), and miscellaneous. In: Neurology of the Newborn. 5th ed.
Philadelphia, PA: Saunders Elsevier; 2008:483‑516.
2. Volpe JJ. Intracranial hemorrhage: germinal matrix‑intraventricular hemorrhage of the
premature infant. In: Neurology of the Newborn. 5th ed. Philadelphia, PA: Saunders
Elsevier; 2008:517‑588.
3. Ment LR, Bada HS, Barnes P y cols. Practice parameter: neuroimaging of the neo-
nate: report of the Quality Standards Subcommittee of the American Academy of
Neurology and the Practice Committee of the Child Neurology Society. Neurology
2002;58(12):1726‑1738.
4. Chamnanvanakij S, Rollins N, Perlman JM. Subdural hematoma in term infants.
Pediatr Neurol 2002;26(4):301‑304.
5. Perrin RG, Rutka JT, Drake JM y cols. Management and outcomes of posterior fossa
subdural hematomas in neonates. Neurosurgery 1997;40(6):1190‑1199, discussion
1199‑1200.
6. Huang AH, Robertson RL. Spontaneous superficial parenchymal and leptomeningeal
hemorrhage in term neonates. AJNR Am J Neuroradiol 2004;25(3):469‑475.
7. Benders MJ, Kersbergen KJ, de Vries LS. Neuroimaging of white matter injury, intra-
ventricular and cerebellar hemorrhage. Clin Perinatol 2014;41(1):69‑82.
8. Bodensteiner JB, Johnsen SD. Cerebellar injury in the extremely premature infant:
newly recognized but relatively common outcome. J Child Neurol 2005;20(2):139‑142.
9. Roland EH, Flodmark O, Hill A. Thalamic hemorrhage with intraventricular hemor-
rhage in the full‑term newborn. Pediatrics 1990;85(5):737‑742.
10. Goddard‑Finegold J, Armstrong D, Zeller RS. Intraventricular hemorrhage, following
volume expansion after hypovolemic hypotension in the newborn beagle. J Pediatr
1982;100(5):796‑799.
11. Perlman JM, McMenamin JB, Volpe JJ. Fluctuating cerebral blood‑flow velocity in
respiratory‑distress syndrome. Relation to the development of intraventricular hemor-
rhage. N Engl J Med 1983;309(4):204‑209.
12. Hill A, Perlman JM, Volpe JJ. Relationship of pneumothorax to occurrence of intra-
ventricular hemorrhage in the premature newborn. Pediatrics 1982;69(2):144‑149.
13. Lou H, Lassen N, Friis‑Hansen B. Impaired autoregulation of cerebral blood flow in
the distressed newborn infant. J Pediatr 1979;94(1):118‑121.
14. Pryds O, Greisen G, Lou H y cols. Heterogeneity of cerebral vasoreactivity in preterm
infants supported by mechanical ventilation. J Pediatr 1989;115:638‑645.
15. Taylor GA. Effect of germinal matrix hemorrhage on terminal vein position and
patency. Pediatr Radiol 1995;25(suppl 1):S37‑S40.
16. Bassan H, Feldman HA, Limperopoulos C y cols. Periventricular hemorrhagic infarc-
tion: risk factors and neonatal outcome. Pediatr Neurol 2006;35(2):85‑92.
17. Larroche JC. Post‑haemorrhagic hydrocephalus in infancy. Anatomical study. Biol
Neonate 1972;20(3):287‑299.