Está en la página 1de 8

DERECHO PROCESAL CIVIL III - G2

ESCUELA DE DERECHO 2023-II

ANÁLISIS CRÍTICO
¿El proceso único de ejecución en el Código Procesal peruano e un
proceso indebido?

Alumno
Christian Arturo Vásquez Rodríguez
Sexto Ciclo - Tercer Año

Docente
Carlos Eduardo Ventura Pinedo

Universidad Nacional de Trujillo


ANÁLISIS CRÍTICO

¿El proceso único de ejecución en el


Código Procesal peruano es un proceso
indebido?
Christian Arturo Vásquez Rodríguez
Estudiante de Tercer Año de Derecho. Universidad Nacional de
Trujillo. 2023.

1. Introducción

Sergio Casassa (2014) en su artículo “La sumarización y nuetro


indebido proceso de ejecución” expuso sus razones por las cuáles
considera que el proceso único de ejecución del Código Procesal
Civil peruano vulnera el debido proceso.
El autor sostiene que se vulneran los derechos del ejecutado en
el proceso. Expresa que la limitación en alegaciones y pruebas del
obligado genera una situación de desigualdad entre las partes. Esta
desigualdad deja al ejecutado en una situación de indefensión. Por
la vulneración de estos derechos, es que el proceso de ejecución no
se correspondería con el debido proceso.
Sin embargo, hay otras cuestiones relacionadas que son per-
tinentes de explicarse para determinar si tal postura es adecuada.
En busca de una mayor comprensión sobre este tema, se realiza el
siguiente análisis crítico basado en el artículo antes mencionado y
comentarios de más expertos en la materia. Este análisis se enfoca
en profundizar las razones expuestas por dicho autor en la suma-
rización procesal, los procesos de ejecución y lo que contiene el
debido proceso. Ello con la finalidad de tomar una posición sobre
si el proceso de ejecución dentro del Código Procesal peruano es
uno debido o no.

2. Sumarización de los Procesos

Los procesos sumarios existen porque resuelven pretensiones


urgentes. Por ello, su trámite es simple, rápido y breve respecto
a procesos de cognición plenarios. Esta característica hace que la
cognición del juez sea limitada.
El juez que conoce los procesos sumarios solo evalúa una parte
del conflicto para resolver el caso. Estas limitaciones afectan las
alegaciones, pruebas y condiciones judiciales. La consecuencia de
esta cognición limitada es una cosa juzgada incompleta. Es decir
Derecho Procesal Civil III 2

que solo existe una cosa juzgada en sentido formal, más no en el


sentido material o sustancial (Picchio 1982).
Entonces, las resoluciones sobre los procesos sumarios ven-
drían a ser fallos provisionales. Si se requiere una revisión de to-
do el conflicto, se pueden abrir un proceso plenario posterior que
asegure que el juez dispondrá de una cognición completa sobre el
caso. Eso supone una extensión en la actividad probatoria ya que
habrá una mayor amplitud en las pruebas que se puedan presentar
(Casassa 2014).

3. Proceso de Ejecución

3.1. Generalidades
El proceso de ejecución es aquel por el cuál se acude a los ór-
ganos jurisdiccionales para que ordenen la ejecución de una obli-
gación contenida en un título ejecutivo judicial o extrajudicial (los
que señala el artículo 688° del Código Procesal Civil).
Los títulos ejecutivos son necesarios para el proceso ejecutivo.
Así lo establece la premisa nullo executio sine título (no hay eje-
cución sin título) y los artículos 688° y 689° del Código Procesal
Civil. Esto se debe a que debe existir una garantía de la existencia
de una obligación para afectar el patrimonio de un deudor.

3.2. Naturaleza del Proceso de Ejecución


La doctrina discute la naturaleza del proceso de ejecución. Se
destacan tres posturas: es un juicio de cognición sumario, es un
juicio puramente ejecutivo y es un juicio mixto de cognición y eje-
cución.
Aquellos que sostienen que es un juicio de cognición sumario
afirman que el título ejecutivo verdadero es la sentencia que orde-
na la ejecución. Además, que el juez sí conoce pero de una forma
limitada (por razones que se expusieron anteriormente) y que se
caracteriza por una tramitación rápida, juicio breve y que no pro-
duce cosa juzgada (Villanueva 2006).
Por otro lado, los que sustentan que el proceso de ejecución tie-
ne naturaleza puramente ejecutiva afirman que el juez solo efec-
tiviza las obligaciones contenidas en los títulos ejecutivos. Estos
títulos son legítimos y suficientes para la ejecución y que el proce-
so únicamente los verifica (Villanueva 2006).
Sobre esta base, la posición de Casassa (2014) se sitúa en seña-
lar que el proceso único de ejecución en el Código Procesal Civil
3 Christian A. Vásquez Rodríguez

peruano tiene naturaleza ejecutiva. El proceso pasa por actos de


ejecución como mandato ejecutivo y ejecución forzada bajo títu-
los ejecutivos judiciales o extrajudiciales. Niega la característica de
sumariedad porque no se declara ningún derecho. Esta posición es
contraria a la de Picchio (1982) que señala que los juicios ejecutivos
sí son juicios sumarios. Sin embargo, como después se expondrá,
parecería que Casassa (2014) no niega absolutamente que los los
procesos de ejecución sean procesos sumarios (Sección 3.3).
En continuidad con su postura, Casassa (2014) señala que es
la misma ley la que determina que no exista cognición sobre los
títulos ejecutivos porque estos son válidos por sí mismos y no se
hace una verificación de ilegalidad del fondo. Esta situación agiliza
el proceso único de ejecución.
Es por esa razón que los procesos ejecutivos presentan como
características ventajosas, por así decirlo: ahorro de tiempo (mayor
celeridad y economía procesal), ahorro de dinero (costos), mayor
eficiencia de recursos, menor complejidad para los sujetos que in-
tervienen en el proceso, menor carga procesal para el órgano juris-
diccional y eficacia en el cumplimiento de las obligaciones (Villa-
nueva 2006).

3.3. La Contradicción como Excepcionalidad y Sumariza-


ción
Por lo expuesto hasta aquí, se pueden extraer las finalidades de
la tutela ejecutiva. Encontramos a la protección y aseguramiento
de los intereses, derechos y obligaciones del ejecutante así como
una resolución rápida, económica y efectiva del proceso. Además,
que el ejecutado pueda ejercer garantías para su defensa. Aquí es
donde la contradicción juega un rol importante.
Casassa (2014) no niega de forma absoluta la sumariedad en
el proceso de ejecución debido a la existencia de la contradicción,
que es propia de un proceso de cognición sumario. En cambio, él
considera que esta etapa es excepcional dentro del proceso ejecu-
tivo y permite que el juez detenga la ejecución si el fundamento
sobre la eficacia del título ejecutivo no lo convence.
La contradicción no es la base del proceso de ejecución sino
que es una excepción. El plazo que establece el artículo 690°-D
del Código Procesal Civil sirve al ejecutado para que pueda ejer-
cer sus medios de defensa y cuestione el título ejecutivo. El fin de
la resolución que resuelve la oposición vendría a ser constitutiva
porque expresa la ineficacia del título ejecutivo. Por esta razón, la
sumarización también alcanza a los procesos ejecutivos.
Derecho Procesal Civil III 4

El objeto de la contradicción es servir como una tutela para el


logro de una sentencia justa y legal y así una adecuada adminis-
tración de justicia. Así, el obligado podrá disponer de medios de
defensa de fondo y medios de defensa de forma (Villanueva 2006).
Sin embargo, la sumarización en la contradicción le produce
muchas limitaciones. El aspecto principal más afectado es la ac-
tividad probatoria. El ejecutado solo puede alegar determinados
supuestos de contradicción e interponer medios probatorios espe-
cíficos.
El artículo 690°-D del Código Procesal Civil establece que los
medios probatorios pertinentes admisibles son las declaracione de
parte, los documentos y la pericia. Además que la contradicción
solo podrá fundarse en: inexigibilidad o iliquidez de la obligación
contenida en el título, nulidad formal o falsedad del título, si el tí-
tulo valor fue emitido de forma incompleta o completado de forma
contraria a los acuerdos y debiendo observarse la ley de la materia;
y la extinción de la obligación exigida.
Según Casassa (2014), estas limitaciones son las que ponen al
ejecutado en una posición de desigualdad frente al ejecutante y en
una situación de indefensión. Y por consecuencia, una contraven-
ción al debido proceso.

4. Debido Proceso

El debido proceso se entiende como el conjunto de garantías y


derechos que protegen a las personas dentro de un proceso. Ade-
más, significa el ejercicio de la administración de justicia dentro de
lo que establece el ordenamiento jurídico. Es por ello que los fines
del debido proceso son asegurar la correcta administración de jus-
ticia, la seguridad jurídica y la fundamentación de las resoluciones
judiciales conforme a derecho. (Prieto 2010).
Uno de los principios que rige el debido proceso, y que es im-
portante dentro del proceso de ejecución, es el principio de igual-
dad. Es un derecho fundamental que tienen las partes involucradas
de tener las mismas oportunidades reales y materiales dentro del
proceso (Villanueva 2006).
El derecho de igualdad procesal implica una igualdad de ar-
mas entre las partes. El demandante y demandado puedan ejercer
acciones procesales en las mismas condiciones. Es una garantía
constitucional que les da las mismas oportunidades de presentar y
analizar pruebas, recursos y observaciones a las partes. Esto con la
finalidad de lograr una sentencia justa (Rodríguez 1998).
5 Christian A. Vásquez Rodríguez

5. Toma de Posición

Luego de todo lo expuesto, corresponde la toma de posición


personal respecto a la cuestión de si el proceso de ejecución del
Código Procesal Civil es debido proceso o uno indebido. Tras una
profundización en los tres aspectos fundamentales del proceso úni-
co de ejecución, comparto la posición de Casassa (2014) y sostengo
que el proceso único de ejecución en nuestro ordenamiento nacio-
nal es un proceso indebido por la vulneración a derechos procesales
del ejecutado.
El primer derecho vulnerado es el derecho de defensa del obli-
gado. Si bien es cierto, el proceso de ejecución tiene tintes de un
proceso de cognición sumario y por eso existen limitaciones en
cuanto a los medios probatorios y alegaciones que el obligado pue-
de presentar.
Pero este último, teóricamente, contaría con la posibilidad de
iniciar un nuevo proceso de cognición más amplio en la que pueda
interponer más medios de defensa, alegaciones y recursos.
Sin embargo, en nuestro proceso único de ejecución esta si-
tuación se hace imposible porque a diferencia de un juicio sumario
donde los fallos son provisionales, aquí el fallo que resuelve la con-
tradicción sí constituye cosa juzgada material y formal. Esto es así
debido a que el Código Procesal Civil no señala qué calidad tienen
las decisiones del proceso de ejecución.
Esto hace mención (Casassa 2014) cuando señala que no se
asegura la continuidad de un proceso de cognición posterior que
complete las limitaciones del proceso de ejecución y el juez pueda
tener mayor convicción para decidir el caso.
El segundo derecho vulnerado es el derecho de igualdad. Por
la indefensión en la que se encuentra el ejecutado, es clamorosa la
disparidad que tiene respecto al ejecutante. El ejecutado solo pue-
de cuestionar determinados aspectos sobre la válidez y eficacia del
título ejecutivo, pero no sobre el fondo del acto que constituye es-
te. Además que el juez no puede solicitar más medios probatorios
que los que se enumeran en el artículo 690°-D del Código Pro-
cesal Civil para tener mayor convicción sobre el caso para emitir
una sentencia justa y correcta, que es parte del debido proceso. Por
ello, aumenta el riesgo de que el juez pueda emitir una sentencia
incorrecta al conflicto.
Hay algún sector que menciona que la desigualdad procesal
entre el ejecutado y ejecutante dentro del proceso ejecutivo se de-
be al principio de culpabilidad del deudor (Villanueva 2006). Sin
Derecho Procesal Civil III 6

embargo, esto sería asumir que todas las obligaciones incumplidas


que contienen los títulos ejecutivos son por causas imputables al
obligado.
De ser así, el ejecutante debería demostrar la validez del título
ejecutivo y la culpabilidad del deudor. Por otro lado, el ejecutado
debería cuestionar el título ejecutivo y demostrar su no culpabili-
dad. Esta situación es mucho más problemática por las limitacio-
nes de la contradicción en el artículo 690°-D del Código Procesal
Civil.
Y como última cuestión vulnerada, está el principio de eco-
nomía procesal. Por este principio, todo proceso debe brindar las
máximas garantías procesales dentro del menor tiempo posible pa-
ra lograr una mayor satisfacción jurídica para las partes. El proceso
de ejecución podrá tener un trámite breve, rápido y ágil con la in-
tención de una mínima actividad procesal y menores costos. Sin
embargo, por estas razones no se va a dejar en indefensión al obli-
gado.

6. Conclusiones

El proceso único de ejecución en nuestro Código Procesal Civil


es un proceso indebido porque vulnera el debido proceso, respec-
to del derecho de defensa, derecho de igualdad y el principio de
economía procesal.
El sistema procesal peruano diseñó el proceso de ejecución
buscando la eficiencia. En ese sentido, la sumarización que po-
see el proceso de ejecución se centra en hacerlo de trámite rápido,
simple y breve para lograr una mayor celeridad, ahorro de tiempo
y costos y menor carga procesal.
Sin embargo, el proceso único de ejecución no permite abrir un
proceso de cognición posterior para resolver el conflicto superando
las limitaciones de defensa que tiene el ejecutado (artículo 690°-D
del Código Procesal Civil). Es por ello que se afecta el derecho de
defensa del ejecutado, y con ello; el derecho a la igualdad entre las
partes.
Es insostenible justificar que en el proceso único de ejecución
deba prevalecer el diseño de efectivización del cobro de créditos
por encima de uno que garantice los derechos y oportunidades
de las partes. Es importante conciliar la eficiencia procesal con
la garantía de derechos. De lo contrario, como señaló Villanueva
(2006) se desnaturalizaría el proceso y pasaría a ser un mecanismo
de opresión y no de justicia.
7 Christian A. Vásquez Rodríguez

Referencias

Casassa, S. (2014). La sumarización y nuestro indebido proceso


de ejecución.
Picchio, D. (1982). Los diferentes tipos de proceso.
Prieto, C. (2010). Acerca del proceso ejecutivo. Generalidades
y su legitimidad en el Estado Social de Derecho. Via Iuris.
Rodríguez, V. (1998). El Debido Proceso Legal y la Conven-
ción Americana sobre Derechos Humanos. Corte Interame-
ricana de Derechos Humanos.
Villanueva, B. (2006). Aspectos generales al proceso ejecutivo,
la problemática jurídica de la sentencia innecesaria y pro-
puetas de cambio al pensamiento procesal civil. Revista In-
ternauta de Práctica Jurídica.

También podría gustarte