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TRABAJO DE INVESTIGACION
CASO EIGER
EXP. N.º 3075-2006-PA/TC LIMA
ESCUELA INTERNACIONAL DE GERENCIA HIGH SCHOOL OF
MANAGEMENT-EIGER
Autor (es):
BAIGORREA DONAYRE, Guisella
BURGOS GUEVARA, Geancarlos
GIRON REYES, Elvis Moisés
GONZALES GARNIQUE, Bertha Encarnación
OCHOA PACHAS, Gaby Mercedes
Asesor:
Mg. MARTÍNEZ RONDINEL, Alberto Carlos
Lima – Perú
2022
ÍNDICE
INTRODUCCION 3
DESARROLLO 4
CIERRE 5
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INTRODUCCION
3
DESARROLLO
4
que dicho atributo desborda la órbita estrictamente judicial para involucrarse o extenderse en
otros campos como el administrativo (…). Por lo que respecta a lo segundo, y como ha sido
puesto de relieve en innumerables ocasiones, las dimensiones del debido proceso no solo
responden a ingredientes formales o procedimentales, sino que se manifiestan en elementos de
connotación sustantiva o material, lo que supone que su evaluación no solo repara en las reglas
esenciales con las que se tramita un proceso (juez natural, procedimiento preestablecido,
derecho de defensa, motivación resolutoria, instancia plural, cosa juzgada, etc.) sino que
también, y con mayor rigor, se orienta a la preservación de los estándares o criterios de justicia
sustentables de toda decisión (juicio de razonabilidad, juicio de proporcionalidad, interdicción
de la arbitrariedad, etc.). Así las cosas, el debido proceso es un derecho de estructura
compleja, cuyos alcances corresponde precisar a la luz de los ámbitos o dimensiones en cada
caso comprometidas.” (F.J. 4)
De lo expresado, tenemos entonces que, entre los ámbitos del debido proceso, en lo referido al
Derecho Administrativo, este adopta la denominación de “debido proceso administrativo”, el
cual, al igual que en los otros ámbitos, puede adoptar dimensiones tanto formales como
sustanciales.
La idea de “debido proceso administrativo”, sin embargo, ya había sido objeto de desarrollo en
anteriores fallos. Es así que una aproximación a esta idea, la encontramos en una sentencia
dictada por el Tribunal Constitucional el 02 de julio de 1998, en la cual declaró fundada una
demanda de amparo por la trasgresión de lo que denominó “debido proceso administrativo”.
En su cuarto fundamento, el citado tribunal expresó que: “(…) el debido proceso
administrativo, supone en toda circunstancia el respeto por parte de la administración
pública de todos aquellos principios y derechos normalmente invocados en el ámbito de
la jurisdicción común o especializada y a los que se refiere el artículo 139 de la Constitución
del Estado (verbigracia: jurisdicción predeterminada por la ley, derecho de defensa, pluralidad
de instancia, cosa juzgada, etc.)”.
De acuerdo con ello, vemos que, para nuestro Tribunal Constitucional, las garantías del debido
proceso jurisdiccional encontraban plena aplicación en sede administrativa, configurando el
llamado debido proceso administrativo.
Cabe advertir que, para el Tribunal, el debido proceso administrativo era en realidad un
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conjunto de garantías jurisdiccionales, también exigibles ante la Administración Pública en un
segundo momento.
“(…) queda claro que, en el presente caso, no se ha hecho por parte de las dependencias e
instancias del INDECOPI una observancia escrupulosa del debido proceso administrativo
entendido en términos formales. Cabe, por consiguiente, recordar que dicho derecho no es
simplemente un conjunto de principios o reglas articuladas referencialmente a efectos de que
la administración pueda utilizarlas o prescindir de las mismas cuando lo considere
conveniente. De su objetividad y su respeto depende la canalización del procedimiento
administrativo en una forma que resulta compatible con la Justicia como valor y la garantía
para el administrado de que está siendo adecuada o correctamente procesado.” (F.J. 6)
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CIERRE
El debido proceso se edifica como un estándar o una garantía para los administrados.,
de acuerdo a lo expresado en la sentencia establecida en el Expediente N°: 3075-2006-
PA/TC. En ese sentido, el debido proceso es una compleja -pero muy positivizada-
construcción teórica en lo referido a algunos ordenamientos jurídicos, en donde se
incluyen elementos que garanticen la debida defensa y participación del administrado
en la formación de las decisiones administrativas que pueden afectar sus derechos
subjetivos.
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