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REPÚBLICA BOLIVARIANA DE VENEZUELA

MINISTERIO DEL PODER POPULAR PARA LA EDUCACION UNIVERSITARIA


UNIVERSIDAD BOLIVARIANA DE VENEZUELA
DIRECCIÓN GENERAL DE PRODUCCIÓN Y RECREACION DE SABERES
MAESTRIA EN DERECHOS HUMANOS- TÁCHIRA

EL JUEGO SOCIAL

Participante: Diorela Marrero


John Jairo Neiva
Jairo Boyaca
Docente: Eduardo Marapacuto
Políticas públicas y Derechos Humanos
SECCION 02
¿HAY CIENCIAS PARA GOBERNAR?

El drama más grave de nuestra época se refiere a la brecha entre nuestra


capacidad para gobernar los sistemas sociales y la complejidad creciente que
éstos ofrecen para ser conducidos hacia objetivos asumidos democráticamente.
Esta brecha es creciente, y quizás continúe aumentando por mucho tiempo,
porque nos hemos preocupado más por el avance de las ciencias naturales para
ganar capacidad de gobierno sobre la naturaleza y muy poco de las ciencias y
técnicas para gobernar con eficacia nuestras sociedades. Los electrones de hoy, y
el mundo físico en general, tienen la misma complejidad que hace millones de
años atrás, pero nuestros países conforman hoy sistemas sociales infinitamente
más complejos. El sistema social no sólo es mucho más complejo que los
sistemas naturales, sino que tiene una complejidad creciente y de distinta
naturaleza. El sistema social no sólo sigue leyes, sino crea leyes. Es un sistema
creativo. Para gobernar no sólo se requiere arte, sino una dosis creciente de
ciencias. Pero de unas ciencias capaces de abordar los procesos creativos y los
problemas cuasiestructurados, donde conocer no siempre es sinónimo de
encontrar leyes que rigen los procesos, y la objetividad debe ceder paso a la
rigurosidad.

La complejidad de los problemas sociales crece aceleradamente en contraste con


el impresionante avance científico y tecnológico. Las ciencias no parecen tener
impacto relevante en el enfrentamiento de los problemas sociales y en la calidad
de la gestión pública. Hay un abismo entre el atraso en la política y el avance de
las ciencias. La primera ignora las segundas. A su vez, las ciencias progresan de
un modo que ignora la acción práctica del enfrentamiento de los problemas
colectivos de la vida cotidiana. Aportan poco al fortalecimiento de la gestión
pública.

Las ciencias y el gobierno están de espaldas. Hasta ahora vemos las ciencias
aisladas de la práctica política y en el núcleo de este distanciamiento existe un
gran problema de teoría de la práctica. Consideramos que cada departamento las
ciencias es una especialidad vertical que puede afrontar directamente su relación
con la práctica social. Es un contrasentido, porque la práctica pública cruza
horizontalmente todas las especialidades y esta genera sus propios problemas.

En la relación de la teoría con la práctica hay dos casos de distinta dificultad. El


primero apunta a la práctica del profesional que ejerce su actividad en el ámbito de
su especialidad. La Universidad y las ciencias tradicionales responden
razonablemente bien a este primer caso. El segundo, se refiere al dirigente que
ejerce una función pública. Esta última es una práctica social que transpone las
fronteras de la formación tradicional especializada por facultades universitarias y
presentan problemas comunes muy particulares que las ciencias no reconocen.

La práctica social ultrapasa la formación profesional y, cualquiera que sea su


ámbito, exige entre otras cuestiones explicar la realidad, identificar e ponderar
problemas y causas críticas, calcular sobre el futuro incierto, formular y evaluar
apuestas sobre resultados de nuestras acciones, resolver conflictos cognitivos,
hacer análisis estratégica para construir viabilidad, estudiar a los otros actores que
participan del juego social, monitorear la evolución y cambio de la realidad que
sufrió intervención, y diseñar o modernizar organizaciones. Estos y varios otros
problemas son comunes a la práctica social, y no se trata de problemas simples
que pueden resolverse por intuición en la práctica misma. Tampoco se trata de
solo de estos problemas abstractos horizontales de la práctica. Por su naturaleza,
cualquier problema social tiene un contenido transdepartamental que no
reconocen las facultades o departamentos de las Universidades y de las ciencias.

Esa Interrelación transdepartamental obliga al análisis de causas y efectos entre


los departamentos de las ciencias. Es el caso más común de las relaciones entre
la política y la economía. El economista que formula políticas económicas y el
médico que hace políticas de salud en el ámbito público, con sus formaciones en
facultades universitarias verticales, nos parece que están en sus campos de
competencia, a pesar de la frecuencia de sus fracasos en la gestión pública. Pero
no es así. Ellos solamente tienen competencia para realizar una práctica
profesional intradepartamental. No tienen la formación necesaria para ejercer la
práctica social horizontal. Sabemos que un problema de salud no es únicamente
un problema de medicina, sino que al mismo tiempo es político, económico,
organizativo, ecológico, etc.

Sin embargo, se actúa como si el sentido común pudiese procesar esas


interrelaciones transdepartamentales. No pensamos que cualquier práctica social
es transdepartamental y presenta problemas teóricos comunes, repetitivos y
complejos. No pensamos en una ciencia de la acción práctica que procese esos
problemas comunes. Aun no comprendemos que se necesita una ciencia de la
acción y caemos en el simplismo de la interdisciplinaridad. Nos debatimos entre
las especialidades y la interdisciplinaridad, ignorando la praxeología. Se nos
escapa que la práctica política tiene problemas comunes a cualquier práctica
social horizontal. Y que esa práctica, con sus problemas comunes, exige una
teoría de la práctica social válida para cualquier problema relacionado con
cualquier ámbito de la acción social. Seguimos creyendo que hay una relación
obvia y simple entre la teoría social y la práctica social

Gráfico 1. Caso Vertical.


Fuente : Matus (2000)
Gráfico 2. Caso Horizontal.
Fuente: Matus (2000)

Pero, la práctica social horizontal que se ejerce en el ámbito público cruza los
departamentos de las ciencias en dos sentidos: a) genera relaciones
transdepartamentales de contenidos (flecha A), que obligan al análisis del
intercambio de problemas entre los distintos departamentos: por ejemplo, valorizar
la eficacia política versus la eficacia económica, evaluar los efectos políticos de la
acción económica y viceversa; y b) produce problemas comunes que son
inherentes a la práctica social (flecha B), la cual no reconoce la división vertical por
departamentos; solamente distingue problemas.

Este segundo aspecto es exactamente el tema de la teoría de la práctica y se


refiere a apreciar situaciones y procesar problemas, realizar apuestas bajo
incertidumbre, lidiar con las sorpresas, manejar crisis, hacer análisis estratégica,
formular y evaluar planes, estudiar a los actores que participan en el juego social,
acompañar y evaluar el cambio de la realidad del juego, diseñar o reformar
organizaciones, explorar nuevos caminos de desarrollo en el largo plazo, etc.
¿Con que teorías se enfrentan estos problemas de la práctica?. ¿O suponemos
que la práctica es autosuficiente? La práctica profesional vertical
compartimentaliza la vida cotidiana.
La práctica social horizontal comunitariza nuestros problemas. En otras palabras,
la práctica social es horizontal en el sentido que genera los mismos problemas
para todos. Pero, esos problemas comunes de la práctica horizontal reclaman
también por teoría. Las ciencias traicionáis y las Universidades ofrecen la
formación vertical e ignoran los problemas de la práctica horizontal.

De lo anterior descrito, puede inferirse, que la política práctica exige el apoyo de


una nueva ciencia horizontal que pueda fundarse directamente en cada ciencia
vertical especializada. También puede mencionarse que la interdisciplinaridad es
un diálogo entre especialista en distintos departamentos, sin teoría
transdepartamental y sin teoría sobre a práctica. Esto resulta útil para identificar
las contradicciones transdepartamentales e inútil para resolverlas.

Se considera al arte, la experiencia y la intuición, como algo natural en el


enfrentamiento de los problemas sociales de la vida cotidiana, sin comprender que
los espacios que ocupan, en alguna medida, son una causa entre la práctica y la
teoría social. Se necesita de una teoría de la práctica en el juego social. El arte y
el juicio intuitivo han cubierto demasiado espacio en la relación con las ciencias y
con el juicio o analítico. No se trata de negarles espacio a los primeros, sino de
ampliar los campos de los últimos.

Existe una causa teórica del distanciamiento entre las ciencias sociales
tradicionales y la política y el proceso de gobierno. Distanciamiento que contribuye
con la baja capacidad de gobierno de nuestra dirigencia política. Los problemas de
la práctica política y los problemas de la vida cotidiana cruzan horizontalmente los
departamentos verticales del conocimiento que aporta la ciencia tradicional.
Atraviesan las facultades de las Universidades. Por su lado, las ciencias sociales
están de espaldas a los problemas prácticos de la política y del gobierno. Se
colocan en la misma posición que las Universidades. Dividen artificialmente la
realidad en compartimentos verticales que no existen en la práctica. La frontera de
cada ciencia es una necesidad relativa a una imposición analítica exigida por la
investigación científica. Pero, esa frontera es un límite convencional que no existe
en la práctica del juego social. Esa frontera, dificulta la comprensión y la acción
sobre los problemas de la práctica social.

Gráfico 3. Problema social


Fuente: Matus (2000)

Un problema social existe y se formula por la interacción conjunta de múltiples


variables en una situación cargada de problemas, y se estudia para comprender y
calcular un resultado de conjunto sobre la situación, a fin de tomar una decisión
sobre los problemas. Se trata de multiefectos originados por multicausas.
Integración de variables y efectos, en vez de aislamiento de variables y efectos.
Esta multicausalidad ocurre en la práctica no sólo dentro de un departamento
convencional de las ciencias cercado por fronteras analíticas y no reales, sino que
ocurre entre los departamentos de las ciencias, dentro da unidad del juego social.
Se trata de un vector transdepartamental de causas que genera un vector
transdepartamental de efectos en la totalidad del espacio do juego.
Las ciencias para profundizar el conocimiento especializado no son las mismas
ciencias necesarias para actuar en la práctica social. Las primeras tienen una
demanda puramente cognitiva, están en las Universidades y alimentan la práctica
profesional vertical. Las segundas son una necesidad social aun insatisfecha.
Todavía no tienen demanda en la práctica social horizontal.
A falta de suporte de ciencias para hacer política, se ve como consecuencia de
esto la improvisación, el inmediatismo y la incapacidad para procesar
tecnopolíticamente los problemas sociales. las ciencias sociales están de espaldas
para la política y la política está de espaldas para las ciencias. Así es como
domina el pragmatismo de las soluciones sin planes.

La compartimentalización vertical de las ciencias crea una barrera entre el técnico


y el político, estimula la ideología determinística, enfatiza los mitos da predicción y
de la medición cuantitativa, facilita la amputación de variables en la construcción
de modelos sociales poco representativos, al mismo tiempo en que fomenta los
barbarismos extremos. Por ello se observa en el juego social tanto el barbarismo
político como el barbarismo tecnocrático.

La carencia de la visión horizontal transdepartamental nos atrapa en una decisión


trágica: nos obliga a elegir entre el barbarismo político del populismo o el
barbarismo tecnocrático neoliberal. Porque esas ciencias verticales ignoran la
razón tecnopolítica y el intercambio de problemas entre sus diversos
compartimentos. Así es como la departamentalización de las ciencias impide
analizar con rigor científico los efectos políticos de la acción económica, y los
efectos económicos de la acción política. Sin embrago, se trata de un problema de
la mayor importancia que debe abordarse cada día en el proceso de gobierno.

La teoría de gobierno y la conducción sólo puede construirse a partir de una nueva


ciencia horizontal, en cabeza de un actor envuelto y comprometido con una
posición en el juego social.

Primero es necesario precisar el concepto de gobierno. Podemos comenzar con


este enunciado complejo: gobierno o conducción es el arte y la ciencia del actor
para movilizar organizaciones y ciudadanos en el juego social, procesando
problemas conflictivos que cruzan todos los compartimentos de las ciencias, a
partir de variables imprecisas, inciertas y cambiantes, con el propósito de
construirle posibilidades a su proyecto de juego.

Esta definición teórica precisa a palabra gobierno, como sinónimo de conducción,


destacando los conceptos de ciencia, arte, actor, organización, juego social,
problema conflictivo y variables imprecisas e inciertas. Palabras que resumen
tanto la complejidad del proceso de gobierno como del contenido del discurso
teórico de las ciencias y técnicas de gobierno.

Ciertamente no se trata de tecnocratizar la política y el arte del gobierno, sino de


reconocer que, en todas las actividades humanas, incluidas las de gobernar,
existen y se desarrollan constantemente ciencias y técnicas que no se pueden
ignorar. Aún más, se deben contribuir a crearlas.

El método PES – Planificación Estratégica Situacional, surgió como respuesta a lo


descrito anteriormente. Ha obtenido éxito en superar la planificación tradicional, en
superar los límites del ámbito económico para constituirse en un instrumento de
planificación de la acción, y en rebasar el espacio del mero planificación,
imponiendo gradualmente sus herramientas como método de gobierno. Es decir,
ha inaugurado una nueva disciplina. Ha demostrado alta eficacia en la práctica y
buena capacidad de respuesta ante los interrogantes teóricos. Refutó, desde su
nacimiento, la planificación determinística y la dejó en minusvalía teórica.

Esta innovación enmudeció al planificador tradicional que, ante el medo de lo


desconocido, prefirió ignorar el avance de las ciencias. Pero la fortaleza del PES e
su continuo enriquecimiento dependen de un desenvolvimiento teórico más
profundo, que lo defienda de las interpretaciones simplistas y mecánicas, además
de las amputaciones y tergiversaciones arbitrarias generadas por la
incomprensión.

La Teoría de la Producción del Juego Social persigue ese propósito: constituirse


en la teoría social capaz de sustentar los métodos de gobierno y las Ciencias y
Técnicas de Gobierno. El PES parte por reconocer que los pobres resultados de
los gobiernos, de cualquier color político, no se deben tanto a sus proyectos ni a la
gobernabilidad del sistema, sino a la baja capacidad de gobierno. Esta baja
capacidad de gobierno, a su vez, tiene su origen en el desconocimiento de los
gobernantes sobre las ciencias horizontales, en general, y en particular, de las
Ciencias y Técnicas de Gobierno

EL JUEGO SOCIAL
Con lo anterior descrito, se hace necesario establecer, en que consiste el Juego
Social, que se encuentra indudablemente compuesto de varios juegos
indivisiblemente entrelazados, que coexisten en el mismo tiempo y espacio físico,
con sus propias particularidades especiales, pero que a su vez reproduce sus
propias particularidades. El juego social es un juego de nueve poderes, donde se
disputa tanto la identidad del gran juego dominante.

Fuente: Matus (2007)


Los nueve juegos se agrupan en cuatro tipos, de acuerdo a las funciones que
cumplen, los tres primeros se denominan juegos terminales o de resultados, en
ellos se expresan los resultados más inmediatos del juego social. El juego 4 se
denomina juego personal, y se sitúa en la unidad básica del juego social, el
individuo. Los juegos 5 y 6 se nombran como juegos intermedios, en ellos se
compite por el control de medios y herramientas necesarios para el
funcionamiento de los demás juegos, y finalmente los juegos 7, 8, y 9
denominados juegos de capital o de base, que tienen la función de conservar y
crear el acervo de capital cognitivo, de valores y natural, contra el cual giran
recursos los demás juegos. En el juego social predomina el juego político, que de
algún modo es transversal a los demás. Es un juego regido por el indeterminismo,
la creatividad y la modificación permanente, debido a que cada jugada cambia el
juego, y prima la acción estratégica, teniendo en cuenta la relación dialéctica del
yo y el otro, ambos actores sociales creativos y estratégicos, actuando en busca
de la creación de futuros favorables para sí mismos.

El juego social tiene 7 características principales:

1. Es un gran juego de nueve juegos que se desarrolla en planos paralelos


interceptados

2. La historia del juego hace actores a unos y seguidores a otros, y los reparte
entre juegos. Cada jugada es una apuesta, y cada una implica la inversión de
recursos (políticos, económicos, cognitivos, organizativos).

3. Cada momento del juego es una situación, variable según el jugador.

4. Es un gran juego recursivo y multidimensional [...] Un sistema de juegos


paralelos.

5. Es un juego difuso, que hace muy difícil calcular riesgos. Se lidia con
incertidumbre dura a través del cálculo situacional.

6. Entre los juegos hay relaciones de intercambio: recursos, productos,


resultados, problemas, valores.
7. Es un juego difuso y nebuloso, con ingredientes de incertidumbre: ignorancia,
creatividad, reacciones humanas, opacidad del lenguaje, entre otros.

El mismo implica 4 cambios cognitivos importantes: pensar desde el actor social


como parte del proceso social, superar el concepto de diagnóstico y asumir el de
situación, aceptar la unidad horizontal del proceso social, teorizar sobre la
práctica, superar la noción de objetividad y explicitar las subjetividades del proceso
social.

En el juego social el hombre participa en cada juego con un vector particular de


recursos escasos.

POSICIONES EN EL JUEGO SOCIAL

El juego es competencia, lucha, conflicto y cooperación, dentro de un juego y entre


los nueve juegos. Cada jugador este situado en relación con los otros jugadores.
Vive la realidad del juego como una situación particular. Toma posición sobre el
juego, y esa posición define las relaciones con otros actores (A1, A2, A3,……,An)

A1 A2
Juego social

Juego Social

A3 A4

Gráfico 4. Posiciones en el juego social


Fuente: Matus (2000)
Las posiciones de los actores se expresan en jugadas, en la teoría del PES, una
jugada es una operación. El propósito que mueve a un actor para producir una
operación es enfrentar los problemas que el juego genera.

Por otro lado también combina la cooperación y el conflicto pudiendo el conflicto


originarse de tres maneras a) El conflicto cognitivo; b) el conflicto emocional y c) el
conflicto de intereses.

De lo anterior se deduce que el actor sometido a una limitación cognitiva


descargara las causas del desacuerdo en el otro, dificultando esto el distinguir el
conflicto cognitivo y el conflicto de intereses.

Todo esto puede resumirse, en que el juego social es desconocido, en otro de


universo práctico conocible que tiene un valor probabilístico refutable, pues las
probabilidades son cuasiobjetivas y que

generan un error evitable.

Cada juego tiene una dinámica propia, jugadores especializados y un espacio de


juego difuso que reproduce en su interior todos los otros juegos de manera
subordinada o superpuesta con una intersección dominante. Su dominio reside en
el control de las reglas y de los valores ya que estas imponen la lógica del juego y
la aceptabilidad de las reglas.

Existen tres tipos de juegos: juego formalizado rígido (bien estructurados simples y
bien estructurados complejos), formalizados flexibles (cuasiestructurados) y libres
(de cooperación y conflicto). Un conflicto entre dos actores se produce cuando hay
un desencuentro contradictorio de intereses, valores, sentimientos y tradiciones;
hay conflictos que se gestan, se heredan o de producen. En las discusiones
políticas pesan dos características negativas: el dominio del accionismo
(soluciones de los síntomas sin analizar las causas) y el conflicto de intereses que
no considera el conflicto cognitivo en tanto ceguera situacional (una incapacidad
de comprender la realidad). La acción estratégica es más apropiada para enfrentar
el conflicto de intereses, mientras que la acción concertadora es la más apropiada
para el conflicto cognitivo.
En un conflicto se pueden enfrentar posiciones transparentes (apoyo firme, apoyo
dudoso o condicional, rechazo firme, rechazo dudoso o condicional, indiferencia
pura e indiferencia por desconocimiento), posiciones enmascaradas (apoyo
aparente, rechazo aparente e indiferencia táctica y de oportunidad) y cooperación
(abierta o limitada) y conflicto (cognitivo, emocional o de intereses).

El balance global de gobierno está compuesto por el balance político de gestión, el


balance macroeconómico y el balance de intercambio de problemas específicos.
Cada balance es un frente de gobierno y si bien los tres balances se afectan
mutuamente, cada uno de ellos puede arrojar un déficit o un superávit con cierta
autonomía. En consecuencia, el arte de gobernar es el arte de saber seleccionar
los problemas para construir un balance global positivo lo que depende en gran
medida de la estructura del vector de recursos escasos del gobernante.

El barbarismo tecnocrático consiste en departamentalizar la eficacia económica o


la eficacia técnico-gerencial, ignorando el problema político e incurriendo en
costos políticos en el presente; el barbarismo político consiste en
departamentalizar la eficacia política e ignorar los problemas económicos y
gerenciales para dar beneficios económicos y favores políticos presentes y el
barbarismo gerencial consiste en destacar la eficiencia y la eficacia organizacional
con independencia del manejo político y económico.

A modo de conclusión ¿Es posible pensar la Teoría del Juego Social como teoría
de políticas públicas?

Efectivamente es un conjunto de conceptos, y un conjunto de relaciones entre


esos conceptos, del que eventualmente podrían derivarse proposiciones teóricas e
hipótesis demostrables, en el caso de que la Teoría del Juego Social pueda
convertirse en una teoría de corte positivista. Para la TJS el individuo es “la unidad
básica del juego social”, pero “la acción en el juego social es individual sólo por
excepción. En la inmensa mayoría de los casos es de organizaciones, de
instituciones.” Entre el nivel micro y macro-institucional o macro-organizacional,
están los diversos juegos en los que participan los individuos, las estrategias y
jugadas de los actores, las intervenciones del gobierno como parte de la
producción social, entre otros aspectos. ¿cómo encaja en la TJS la noción de
proceso de políticas públicas?

1. La noción de actor social, claramente incluye la noción de actores que toman


decisiones, sean individuales o colectivos.

2. Si bien la noción de instituciones que prima en la actualidad es la del neo-


institucionalismo, y es ésta la que suelen compartir las teorías de política pública,
Matus utilizó el concepto más en términos organizacionales.

3. Sobre las redes y la categoría de sub-sistemas nada impide entender que los
actores se agrupan por diversas razones, ya sea por temas coyunturales o por que
comparten una tradición o forma de ver y entender los problemas públicos, y que
en el juego social, es más común de lo que aparece que las estrategias y jugadas
provengan de unidades colectivas con diferentes niveles de coordinación y
consolidación a los que pueden aplicársele conceptos como éstos u otros, por
ejemplo el de coaliciones, también muy común en políticas públicas.

4. En relación con las ideas y las creencias, para el caso de la Teoría del Juego
Social, su uso es claro en la noción de actor social, son éstas el motor de las
estrategias que maquinan los actores convirtiéndose en últimas en el centro del
dinamismo del juego social.

BIBLIOGRAFÍA

Matus, Carlos. La teoría del juego Social. 1st ed. Caracas: Fundación ALTADIR.
Fondo editorial ALTADIR

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