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Tips de navidad 1.

Nos acercamos a la Navidad. Anunciamos la venida de Cristo, pero no una sola, sino
también una segunda. Doble es su nacimiento: uno, de Dios, desde toda la eternidad;
otro, de la Virgen, en la plenitud de los tiempos. Es doble también su descenso: el
primero, silencioso, como la lluvia sobre el vellón; el otro todavía futuro. En la
primera venida fue envuelto con fajas en el pesebre; en la segunda se revestirá de luz
como vestidura. Preparémonos a su venida. Nos vemos junto al pesebre.

Tips de navidad 2.

Nos acercamos a la Navidad. Anunciamos la venida de Cristo, pero no una sola, sino
también una segunda. En la primera soportó la cruz, sin miedo a la ignominia; en la
otra vendrá glorificado, y escoltado por un ejército de ángeles. Y, habiendo
proclamado en la primera: Bendito el que viene en nombre del Señor, diremos eso
mismo en la segunda; y, saliendo al encuentro del Señor con los ángeles,
aclamaremos, adorándolo: Bendito el que viene en nombre del Señor. Preparémonos
a su venida. Nos vemos junto al pesebre.

Tips de navidad 3.

Nos acercamos a la Navidad. Anunciamos la venida de Cristo, pero no una sola, sino
también una segunda. El Salvador vendrá, no para ser de nuevo juzgado, sino para
llamar a su tribunal a aquellos por quienes fue llevado a juicio. Aquel que antes,
mientras era juzgado, guardó silencio refrescará la memoria de los malhechores que
osaron insultarle cuando estaba en la cruz, y les dirá: Esto hicisteis y yo callé. En esa
otra ocasión, futura, lo quieran o no, los hombres tendrán que someterse a su reinado.
Preparémonos a su venida. Nos vemos junto al pesebre.

Tips de navidad 4.

Nos acercamos a la Navidad. Anunciamos la venida de Cristo, pero no una sola, sino
también una segunda. De ambas venidas habla San Pablo escribiendo a Tito: Ha
aparecido la gracia de Dios que trae la salvación para todos los hombres;
enseñándonos a renunciar a la impiedad y a los deseos mundanos, y a llevar ya desde
ahora una vida sobria, honrada y religiosa, aguardando la dicha que esperamos: la
aparición gloriosa del gran Dios y Salvador nuestros, Jesucristo. Vendrá, pues, desde
los cielos, nuestro Señor Jesucristo. Vendrá ciertamente con gloria. Preparémonos a
su venida. Nos vemos junto al pesebre.

Tips de navidad 5.

Nos acercamos a la Navidad. Ha llegado, amadísimos hermanos, aquel tiempo tan


importante y solemne, que es tiempo favorable, día de la salvación, de la paz y de la
reconciliación; el tiempo que tan ardientemente desearon los patriarcas y profetas y que
fue objeto de tantos suspiros y anhelos; el tiempo que la Iglesia celebra solemnemente y
que también nosotros debemos vivir en todo momento con fervor, alabando y dando
gracias al Padre eterno por la misericordia que en este misterio nos ha manifestado.
Preparémonos a su venida. Nos vemos junto al pesebre.

Tips de navidad 6.

Nos acercamos a la Navidad. El Padre, por su inmenso amor hacia nosotros,


pecadores, no envió a su Hijo único, para librarnos de la tiranía y del poder del
demonio, invitarnos al cielo e introducirnos en lo más profundo de los misterios de su
reino, manifestarnos la verdad, enseñarnos la honestidad de costumbres,
comunicarnos el germen de las virtudes, enriquecernos con los tesoros de su gracia y
hacernos sus hijos adoptivos y herederos de la vida eterna. Preparémonos a su
venida. Nos vemos junto al pesebre.

Tips de navidad 7.

Nos acercamos a la Navidad. La Iglesia celebra cada año el misterio de este amor tan
grande hacia nosotros, exhortándonos a tenerlo siempre presente. A la vez nos
enseña que la venida de Cristo no sólo aprovechó a los que vivían en el tiempo del
Salvador, sino que su eficacia continúa y se nos comunica si queremos recibir la
gracia que él nos prometió, y si ordenamos nuestra conducta conforme a sus
mandamientos. Cristo vino una vez al mundo en la carne, de la misma manera está
dispuesto a habitar en nuestra alma con la abundancia de sus gracias, si nosotros
quitamos todo obstáculo. Preparémonos a su venida. Nos vemos junto al pesebre.

Por eso, durante este tiempo, la Iglesia, como madre amantísima y celosísima de
nuestra salvación , nos enseña, a través de himnos, cánticos y otras palabras del
Espíritu Santo y de diversos ritos, a recibir convenientemente y con un corazón
agradecido este beneficio tan grande, a enriquecernos con su fruto y a preparar
nuestra alma para la venida de nuestro Señor Jesucristo con tanta solicitud como si
hubiera él de venir nuevamente al mundo. No de otra manera nos lo enseñaron con
sus palabras y ejemplos los patriarcas del antiguo Testamento para que en ello los
imitáramos.

Lunes 23 de octubre.

Hola Saludos desde San Félix. En el Evangelio de hoy, uno de la


muchedumbre pide a Jesús que decida en un pleito familiar: di a mi
hermano que reparta la herencia conmigo. Jesús le respondió: ¡Hombre!,
¿quién me ha constituido juez o repartidor entre vosotros? Y con una
sentencia lapidaria le señala las graves consecuencias de centrar las
propias preocupaciones en los bienes de este mundo: guardaos de toda
codicia, porque, aun en la abundancia, la vida de uno no está asegurada
por sus bienes”. Y le cuenta una parábola en la que describe la actitud de
un hombre rico al que los negocios de pronto reportaron ganancias
extras. El pensamiento de este rico ante la ganancia extra no fue pensar:
¿y para qué quiero más si ya estoy sobrado?, mucho menos: voy a
repartir esto entre los pobres. Sino: ¿dónde guardaré todo esto? La
codicia es un vicio que busca el objeto de deseo como un fin en sí. Es un
apetito irrefrenable e irracional. El rico de la parábola cree tener dinero
para muchos años... muchos más años de los que Dios le había asignado.
El rico de la parábola, tenía mucho dinero, pero a decir verdad, solo tiene
lo que sea capaz de usar. La inmensa mayoría de su dinero pertenece a
aquellos que se lo comerán en su nombre cuando muera. A muchos de
los cuales ni siquiera conoce. Por eso Jesús lo llama necio, sin sentido, estúpido,
loco, desenfrenado, desconsiderado. Así es el que atesora riquezas para sí, y no se
enriquece en orden a Dios. Busquemos su reino y su justicia. Compartamos lo que
tenemos en favor de todos, especialmente de los más pobres. Bueno que pases un
feliz día Habló para ustedes el Padre Gustavo, desde la Comunidad Salvatoriana en
Vista Al Sol, San Félix. Chao. Nos vemos en el espejo.

Martes 24 de octubre.

Hola Saludos desde San Félix. Hoy es día de San Rafael. Jesús nos
exhorta en el evangelio de hoy a tener ceñida la cintura y encendidas las
lámparas. La "cintura ceñida" guarda relación con la prontitud para el
trabajo que han de tener los siervos que esperan a que su señor vuelva de
la boda. Lo más sorprendente de la parábola es el cambio de situación
que se produce: los criados se convierten en señores a quienes el amo
hace sentar a la mesa y va sirviendo. La llegada del reino de Dios los
compensa con creces de la situación miserable que les ha tocado vivir.
En otra ocasión, Jesús preguntará a los suyos: "¿Quién es mayor, el que
está a la mesa o el que sirve? ¿No es el que está a la mesa? Pues yo estoy
en medio de vosotros como el que sirve". Cristo insiste en la vigilancia
porque son desconocidos el día y la hora de su venida. La vigilancia es la
actitud propia del amor que vela. El amor mantiene el corazón alerta, lo
mismo el del enamorado que vive pensando en la persona que ama que el
de la madre que vela el sueño de su hijo enfermo. Así son también la fe y
el amor cristiano; nunca duermen. Atisban siempre anhelantes el futuro, a
la espera del Señor que puede llegar en cualquier momento. La espera de
Cristo no es una obsesión que crea ansiedad. No produce congoja. No es
una expectación angustiosa, sino confiada. El momento imprevisible de su
llegada excluye todo temor, pues no hay temor en el amor. Dios, nuestro padre, nos
llama a participar en su vida por medio de Jesús. El esperar cristiano es productivo,
alegre y sereno. Bueno que pases un feliz día Habló para ustedes el Padre Gustavo,
desde la Comunidad Salvatoriana en Vista Al Sol, San Félix. Chao. Nos vemos en el
espejo.

Miércoles 25 de octubre.

Hola Saludos desde San Félix. El evangelio de hoy consta de dos


parábolas de Jesús: la del ladrón y la del mayordomo. Respecto de la
primera parábola, sorprende el que la venida de Cristo, sea comparada a
la llegada del ladrón en la noche. Pues el primero es un suceso alegre,
pero la llegada del ladrón es un hecho lamentable. Pero el centro de
interés es acentuar lo inesperado de la venida de Cristo, cuyo día y hora
nadie conoce. Por eso se requiere una actitud apropiada: la vigilancia.
Entonces, Pedro interviene preguntando si esta parábola se refiere a los
apóstoles o a todos en general. Jesús responde con la parábola del criado
de confianza puesto por el amo al frente de la servidumbre de su casa. Su
fidelidad se pondrá a prueba con el retraso de la vuelta de su señor. Todo
aquel que conoce la voluntad de Dios y no la cumple quedará fuera del
Reino. No hay que dejarse sorprender porque el juicio de Dios vendrá tan
inesperadamente como el ladrón nocturno, como el esposo que aparece a
medianoche, como el amo que regresa del banquete a una hora tardía,
como el señor que vuelve de un largo viaje. La esperanza cristiana es un
cheque al portador que ya posee en mano el creyente, pero que todavía
no ha cobrado; es la tensión y el equilibrio entre el "ya sí", pero "todavía
no". Todo esto no es motivo de desazón, sino de vigilancia permanente,
espera activa, esperanza gozosa y seguridad en la fe, que es la garantía
del futuro. La vigilancia activa es un estilo de vida para el cristiano, un proceso de
liberación siempre en marcha hacia Dios, hacia los hermanos y hacia el mundo.
Bueno que pases un feliz día Habló para ustedes el Padre Gustavo, desde la
Comunidad Salvatoriana en Vista Al Sol, San Félix. Chao. Nos vemos en el espejo.

Jueves 26 de octubre de 2023.

Hola Saludos desde San Félix. En el Evangelio de hoy Jesús proclama


unas palabras que revelan la visión que él tenía de las consecuencias que
su predicación causarían en el mundo. Habla de un fuego que ha venido a
traer sobre la tierra. Fuego que tiende a expandirse, a contagiar, a
inundar. Jesús desea ardientemente que este fuego sea encendido. Ese
fuego es el fuego de su sacrificio. Ese fuego guarda relación con el
bautismo con que dice ha de ser bautizado. Jesús debe ser sumergido en
una experiencia que parece ser de capital importancia pero también
terrible. Por tanto, la desea con fuerza, pero también lo llena de dolor y
temor. Este bautismo no es otro que el de su Pasión, donde será
abrumado por todo el pecado y el dolor del mundo. Los efectos salvíficos
de este sacrificio se expandirán como un incendio. Sus discípulos
estamos llamados a renovarlo perpetuamente. Este sacrificio cumplirá a
la perfección la profecía de Simeón, dividiendo la humanidad entre
quienes aceptarán la marejada redentora y los que la rechazarán. De ahí
que Jesús pueda decir con toda propiedad que no ha venido a traer paz a
la tierra... sino división y que esa división penetrará hasta dentro de las
familias, afectando las relaciones sanguíneas más íntimas y estrechas.
Jesús no predica el odio, sino el amor fraternal, el perdón de los
enemigos. Pero es consciente de la consecuencia inevitable de su predicación de la
verdad: la aceptación incondicional de unos, el desdén y el encogimiento de hombros
de la mayoría, y el rechazo enconado de otros a los que su luz irrita los ojos. Bueno
que pases un feliz día Habló para ustedes el Padre Gustavo, desde la Comunidad
Salvatoriana en Vista Al Sol, San Félix. Chao. Nos vemos en el espejo.

Viernes 27 de octubre del 2023.

Hola Saludos desde San Félix. La proclamación evangélica de hoy


contiene dos "dichos" de Jesús: la lectura de los signos de los tiempos y
la reconciliación fraterna, ya que una buena lectura del presente debe
llevarnos a la reconciliación con el hermano. Gracias a la ciencia y la
técnica, el hombre actual puede leer en la naturaleza y en la historia los
signos del futuro mediante el análisis de los indicadores que le brinda el
presente. No hay planificación posible del futuro sin lectura del presente.
Es lo que dice Jesús: "sabéis interpretar el aspecto de la tierra y del cielo,
¿cómo no sabéis interpretar el tiempo presente? ¿Cómo no sabéis lo que
se debe hacer?" Jesús invita a interpretar el tiempo presente, que es
tiempo de gracia y oportunidad de salvación. Los "signos" son la
persona y la actividad de Jesús: predicación y curaciones, poder sobre la
muerte y el demonio, liberación de los pobres y recuperación de los
pecadores. Esos signos manifiestan estos tiempos como decisivos para la
conversión al reino de Dios. Ha llegado, por tanto, el tiempo anunciado
por los profetas. El Espíritu de Dios sigue haciéndose oír en las señales
de Dios que revelan la acción de su Reino entre los hombres. Por eso la
Iglesia debe escrutar continuamente los signos de la época e
interpretarlos a la luz del evangelio. Está presente y actuando: en los gestos de
liberación, esperanza y solidaridad que se dan entre los hombres; en tantos que aman
al pobre y le consagran su vida; en los ojos que lloran con los que sufren; en cuantos
trabajan por la paz, en todo lo que es reflejo de Cristo, el profeta del Reino. Bueno
que pases un feliz día Habló para ustedes el Padre Gustavo, desde la Comunidad
Salvatoriana en Vista Al Sol, San Félix. Chao. Nos vemos en el espejo.

Sábado 28 de octubre del 2023.

Hola Saludos desde San Félix. Hoy es día de los santos apóstoles Simón
y Judas. La elección de los 12 fue precedida por una noche de soledad y
oración. El asunto era de la máxima importancia, porque Jesús no se
arrepintió de ninguna de las elecciones que hizo, a pesar de que sus
discípulos le dieron motivos más de una vez. Ni siquiera de Judas, de
quien sabía que boicoteaba su misión desde mucho antes de que se
confabulara con sus enemigos. La vocación divina es irrevocable; son los
hombres los que abandonan a Dios; pero no es Dios quien deja de
llamarlos para aquella misión que los llamó una vez para siempre. Los
escogió de entre aquel nutrido grupo que lo seguía para oír sus
enseñanzas. Tendrán que vivir con Él, entrar en su intimidad, conocer sus
secretos, sus sentimientos, sus pensamientos, su modo de querer y de
amar, su estilo de pastorear, pensar y juzgar. Los llamó apóstoles que
significa alguien que se envía con poder de hacer algo en nombre del
mandante y como si fuera el mismo mandante: El que os desprecia me
desprecia. Quien me desprecia deprecia al que me envió. Los elegidos
eran hombre corrientes; ni ricos, ni famosos, ni influyentes; la mayoría de
ellos casi sin educación. Y hubo entre ellos un traidor. Cuando Jesús lo
llamó tenía pasta de apóstol y de santo, si se hubiera dejado moldear por el Maestro.
Tendría sus pasiones, como cada uno de sus compañeros; pero su pasión particular lo
carcomió. Es sano pensar que sin la gracia de Dios, podríamos aparecer al final de
una lista de amigos de Dios, precediendo nuestro nombre la expresión: el que lo dejó.
Bueno que pases un feliz día Habló para ustedes el Padre Gustavo, desde la
Comunidad Salvatoriana en Vista Al Sol, San Félix. Chao. Nos vemos en el espejo.

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