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DIÓCESIS DE SAN VICENTE.

GUIA PARA LA HORA SANTA CON EL EVANGELIO DEL I DOMINGO DE ADVIENTO, C.B:
La vigilancia cristiana es responsabilidad de cada uno de nosotros, vigilando todos los días ( Mc. 13, 33-
37). Por +Fr. José Elías Rauda Gutiérrez, OFM.

1.-EXPOSICIÓN DEL SANTÍSIMO


2.-CANTO DE ADORACIÓN: Adoremos, adoremos, p. 137. Señor quién puede entrar en tu Santuario?

Motivación. Gracias Señor por permitirnos estar delante de ti, por tu amor por nosotros, concédenos la
gracia de la vigilancia. Tú eres la luz: despiértanos del sueño de la mediocridad, despiértanos de la
oscuridad de la indiferencia. Ven, Señor Jesús, haz que nuestros corazones distraídos estén vigilantes:
haznos sentir el deseo de rezar y la necesidad de amar”. Te necesitamos Señor, necesitamos, tu cercanía.
« “¡Acércate más!”. Sabemos desde la fe que Él quiere acercarse a nosotros, pero se ofrece, no se impone».
El Adviento nos recuerda que Jesús vino a nosotros y volverá al final de los tiempos, pero nos
preguntamos: ¿De qué sirven estas venidas si no viene hoy a nuestra vida? Invitémoslo. Esta tarde ante
Jesús presente, hagamos nuestra la invocación propia del Adviento: «Ven, Señor Jesús» (Ap 22,20).
Canto: Señor, ¿Quién puede entar?

Sacerdote: Lectura del Santo Evangelio según San Marcos (Mc 13, 33-37) "En aquél tiempo dijo Jesús
a sus discípulos: 'Miren, vigilen: pues no saben cuándo es el momento. Es igual que un hombre que se
fue de viaje, y dejó su casa y dio a cada uno de sus criados su tarea, encargando al portero que velara.
Velen entonces, pues no saben cuándo vendrá el dueño de la casa, si al atardecer o a medianoche, o al
canto del gallo, o al amanecer: no sea que venga inesperadamente y les encuentre dormidos. Lo que les
digo a ustedes, lo digo a todos: ¡Velen!". Palabra del Señor.

Lector 1: El próximo domingo comienza el tiempo litúrgico del Adviento, durante el cual nos preparamos
para la venida de Jesús; este tiempo debe significar para nosotros una profunda renovación interior: La
petición por excelencia de este tiempo del Adviento es “Ven, Señor Jesús”. Esta petición nos pide
disponernos para acoger a ese Dios se irrumpe en nuestras vidas.

Lector 2 :¡Atención! Prepararse para la venida del Señor es mucho más que la simple decoración de
nuestras casas con luces de Navidad, pesebre, árbol y demás adornos. La preparación es una
reorganización de nuestras vidas. Estemos atentos pues el Señor vino, viene y vendrá. El Adviento,
significa venida, y no cualquier venida, sino la de nuestro Señor, cumpliéndose así todas las profecías
que anunciaban su llegada.

Lector 3: Adviento es el primer período del año litúrgico cristiano, que consiste en un tiempo de
preparación; el Adviento está destinado, a prepararnos para celebrar: la obra que Dios comenzó en
Navidad, cuando Dios se unió a la humanidad en la persona de Jesucristo; cuando se convirtió en uno de
nosotros para que cada uno de nosotros pudiera tener una relación con él. Canto de meditación. Ven
Señor no tardes.
Lector 1: Las lecturas del primer domingo de Adviento ponen ante nuestros ojos la venida del Señor,
expresada en Isaías como anhelo de un pueblo que se reconoce lejos de Dios, y que clama, como leemos
en el salmo, para ser restaurado por su poder. En la segunda lectura y el evangelio, la perspectiva cambia:
los cristianos ya han reconocido la venida de Dios en Jesús de Nazaret. Por eso la recomendación es
esperar vigilantes y comprometidos en la construcción del Reino. Escuchemos atentos ahora la lectura del
Santo Evangelio.

Lector 2: San Marcos, el evangelista de este nuevo año litúrgico, nos presenta la exhortación de Jesús a
sus discípulos a mantenerse vigilantes porque no sabemos el día ni la hora de su regreso. Pero esta
vigilancia no puede ser pasiva, nos requiere estar a la expectativa, en actitud de oración y trabajo incesante
anunciando el reino de Dios. Que el mensaje de este evangelio te estimule a asumir una actitud de
vigilancia para lograr la salvación.
Lector 3: El objetivo de estos pasajes como el de nuestro Evangelio de hoy, no es para que tratemos de
averiguar un momento y un lugar de la venida del Señor, como algunos lo pretenden, con falsas profecías.
De hecho, Jesús dice claramente: “No sabes en qué día vendrá tu Señor”. Más bien, el punto es que
sabemos que, de hecho, volverá. Las Escrituras expresan claramente, que vivimos en una era que no durará
para siempre. El mundo tal como lo conocemos tuvo un comienzo y tendrá un final. Toda la creación tiene
una meta, un fin hacia el cual está dirigida y, ese fin, se encuentra en la unión del cielo con la tierra.

Canto de meditación. Ven Señor no tardes.

Lector 1: Con la parábola del portero que vigila, el Señor nos llama a la VIGILANCIA Y FIDELIDAD,
debe esperar el regreso de su Señor. Pero atención, la primera tentación de uno que espera largo tiempo
es la de aburrirse, cansarse, dormirse; actitudes que matan la vigilancia del espíritu. De ahí que después
de haber declarado el Señor la certeza de su venida, sigue la incerteza del momento. Por tal motivo, se
renueva por tres veces la llamada a la vigilancia, ¡Velen!" y no se duerman. Nos recuerda las tres veces
que Jesús pidió a los discípulos en Getsemaní de orar y velar (Mc 14, 32-42).

Lector 2: Ante el señor que es cercano, que puede venir de madrugada, de tarde o a media noche, no
caigamos en el sueño de desesperación, de la incerteza, o de la desconfianza, pensando que no vendrá.
Vigilemos con la alegre y activa esperanza. Si el cristiano tiene los ojos bien abiertos, lo verá al final del
camino, que el evangelio nos ha descrito; es más lo sabrá descubrir al Señor en sus predilectos los pobres,
enfermos y necesitados, con quienes se ha identificado “porque tuve hambre y me dieron de comer; tuve
sed y me dieron de beber”(Mt. 25,, 35-36). Y los que atiendan al Señor participarán de su banquete eterno.

Lector 3: De modo que el tiempo de la espera de Jesús se convierte en el tiempo de la acción. Cristo pide
a sus discípulos de vivir todo cuanto Él nos ha mandado. Eso pidió a los apóstoles antes de subir al cielo:
prediquen el Evangelio, hagan discípulos a todas las naciones, bauticen y ensénenles a vivir todo cuanto
yo les he mandado (Mt. 28,20).

Canto de meditación. Tan cerca de mí.

Lector 1: Sabemos que la primera venida de Cristo sucedió en un pesebre en Belén hace dos mil años.
Sabemos acerca de la segunda venida, que Cristo vendrá de nuevo al final de los tiempos, aunque no
sepamos el día ni la hora. Pero hay una tercera venida que es la más importante de todas. La tercera venida
de Cristo ocurre, una y otra vez, día tras día, cada vez que Cristo nace en nosotros; cada vez que lo
reconocemos en nuestras vidas; cada vez que nos entregamos a él; cada vez que elegimos vivir en relación
con él. Viene en a nuestro encuentro en cada ser humano necesitado de ser escuchado, amado y ayudado
en su pobreza, en su enfermedad, envuelto en diferentes necesidades.

Lector 2: La primera y la segunda venida de Cristo son las que reciben toda la atención. El caso es que
tanto la primera como la segunda venida de Cristo están dirigidas hacia la tercera. Es decir, Jesucristo
nació en un pesebre en Belén hace dos mil años para que pudiera nacer hoy en nuestro corazón.

Lector 3: Su regreso al final de los tiempos es un recordatorio para nosotros, que este mundo es fugaz,
que fuimos creados no para el ajetreo de nuestra vida diaria, sino más bien para la unión que conoceremos
un día, si Dios quiere, cuando estemos unidos a nuestro Creador en el cielo. En el medio, Dios nos invita
a vivir en esa tercera venida, a vivir cada día en una relación con Él mismo. De eso se trata este tiempo de
Adviento, de preparar nuestro corazón y nuestra mente para estar listos; para reconocerlo y recibirlo
cuando venga a nosotros.

Suplicamos a la dulce Madre del Adviento, María Santísima, nos ayude a prepararnos a celebrar la
primera venida de su Hijo Jesucristo e interceda por aquellos hermanos que han perdido la
esperanza.

Santa María, de la Esperanza Viviste con la cruz de la esperanza


tensando en el amor la larga espera.
mantén el ritmo de nuestra espera,
Y nosotros buscamos con los hombres
mantén el ritmo de nuestra espera.
el nuevo amanecer de nuestra tierra.
Nos diste al esperado de los tiempos,
Esperaste cuando todos vacilaban
mil veces prometido en los profetas.
el triunfo de Jesús sobre la muerte,
Y nosotros de nuevo deseamos
Y nosotros esperamos que su vida,
que vuelva a repetirnos sus promesas.
anime nuestro mundo para siempre.
Brillaste como aurora del gran día,
plantaba Dios su tienda en nuestro suelo.
Y nosotros soñamos con su vuelta,
queremos la llegada de su reino.

ORACIÓN DE LOS FIELES


Oremos por los que tienen autoridad en la Iglesia para que motiven a los fieles con su palabra y ejemplo a vivir
el mandamiento del amor. Responderemos: Ven, Señor Jesús.
1.-Oremos por los jefes de las naciones para que gobiernen con justicia, busquen la paz, y asistan a los
necesitados.
2.-Oremos por los que esperamos la venida de Cristo en este tiempo de Adviento para que sigamos trabajando
por la transformación del mundo.
3.-Oremos para que nuestras palabras y nuestras vidas se conviertan en constante oración al Señor que viene.
4.-Oremos por los amigos y familiares enfermos, o que sufren por diversos motivos para que experimenten el
consuelo, la fortaleza y sanidad del Seño.
Pueden añadirse otras oraciones.
Padre Nuestro, Ave María, Gloria, Canto y bendición.

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