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Clase 6 Metodologías para El Control de La Gestión de Los Recursos en La Organización
Clase 6 Metodologías para El Control de La Gestión de Los Recursos en La Organización
El refinamiento
Curso:
Metodologías para el control de la gestión de los recursos
en la organización
Profesor
Antonio Kovacevic
Clase Nº6: El refinamiento
Contenido
Resultado de aprendizaje de la clase 2
1. Introducción 3
2. ¿Por qué es necesario el refinamiento? 4
3. Auditorías de seguimiento 6
4. Problemas organizacionales ocasionados por brechas y desalineamiento en los procesos y prácticas del
diamante de la excelencia organizacional 7
4.1. Falta de aprendizaje 8
4.2. El Síndrome Feudal 8
4.3. Viaje sin rumbo 9
4.4. Arranques en Falso 10
4.5. Administración a prueba y error 11
4.6. Procesitis crónica 11
4.7. Sobre énfasis en medición y mejora continua 12
4.8. Camino a la muerte 13
5. Conclusión 15
6. Bibliografía 15
El propósito del refinamiento es garantizar que se estén llevando a cabo los procesos y prácticas de cada fase
del diamante de la excelencia organizacional. En otras palabras, que estos se estén practicando de una buena
manera, que se cuente con registros actualizados para mostrar con veracidad que se aplican regularmente y
que las prácticas estén adecuadamente eslabonadas con las de otras fases, cuyo alineamiento es requerido
para el éxito de la gestión de la estrategia.
Muchas veces, las organizaciones implementan diferentes iniciativas, programas y/o proyectos que, con el
tiempo, se abandonan y se vuelven obsoletos. Para evitar este deterioro en el uso del diamante de la
excelencia organizacional, recomendamos que un paso fundamental sea el refinamiento de las diferentes
etapas, procesos y prácticas, a través de la implementación de auditorías de seguimiento.
Construir un sistema efectivo de gestión de la estrategia, capaz de apoyar la mejora del desempeño
organizacional, es una búsqueda continua de la mejora, tanto de los procesos y prácticas involucradas en
el diamante de la excelencia organizacional, como del perfeccionamiento en su interrelación, ya que dichos
procesos y prácticas conforman una red intrincada de relaciones entre las distintas fases del diamante. La
puesta en funcionamiento de las auditorías anuales de evaluación y refinamiento de los procesos y
prácticas debe apoyar la efectividad del sistema de gestión de la estrategia como un todo, con el objetivo
de mejorar sistemáticamente los procesos estratégicos y alcanzar mejores resultados.
La clave del sistema de auditoría y del diamante en sí mismo es la adecuada determinación de los procesos
y prácticas de excelencia, que son los impulsores claves de la gestión de la estrategia y de la excelencia
organizacional. Es decir, los procesos y prácticas, contenidos en cada una de las fases, son los necesarios
(brechas) y los suficientes (alineamiento) para lograr la excelencia organizacional. Entonces, implementar
únicamente un proceso, una de las prácticas, y/o una de las fases del diamante aisladamente, no es
suficiente para lograr niveles de excelencia organizacional.
Podremos comprender mejor los conceptos de “necesario” (brechas) y “suficiente” (alineación), con el
ejemplo de la preparación de un pastel de chocolate en la cual demasiado o muy poco de los diferentes
elementos necesarios sub optimizan la calidad de este. El pastel requiere de huevos, azúcar, harina,
mantequilla, chocolate, etc., de cierta temperatura del horno y de un determinado tiempo de cocción.
Muy poco o demasiado de uno de estos elementos pueden echar a perder el pastel por completo.
Enfocarse en un único elemento requerido, como por ejemplo “gestión de procesos Lean Six Sigma (LSS)”,
no es suficiente para alcanzar niveles de excelencia organizacional. La cobertura (brechas) e interrelación
(alineación) de los procesos y prácticas de las cinco fases del diamante, es el fundamento para una
adecuada gestión de la ejecución de la estrategia y para lograr los resultados estratégicos de la
organización.
Las auditorías se basan en la determinación de “listas de verificación” que se desarrollan para cada una de
las cinco fases del diamante y que incluyen las principales prácticas de excelencia en cada uno de los procesos
de dichas fases.
Como se muestra en la Figura 6.2, los procesos y prácticas de excelencia incluidos en cada una de las fases
del diamante, son aquellos que hemos identificado como de uso generalizado por organizaciones de
categoría mundial para su gestión de la estrategia, es decir, definir el foco, trasladarlo hacia 3 Ms, alinear las
operaciones, crear una cultura de ejecución de la estrategia y alcanzar agilidad organizacional.
Las auditorías de verificación y refinamiento del avance de los procesos y prácticas del diamante de la
excelencia organizacional deben basarse en evidencia objetiva, no en opiniones o supuestos; por ello, deben
buscarse registros que proporcionen evidencia objetiva de que efectivamente se están ejecutando las
prácticas de excelencia en cada una de las fases del Diamante.
Por registros nos referimos a un concepto amplio de información de soporte a las auditorías de verificación,
lo que puede incluir estudios, informes, documentos, archivos, cuadros, gráficas, tableros de monitoreo, etc.
En resumen, toda identificación de la existencia o no de una práctica debe basarse en registros actualizados
de dicha práctica.
Por otro lado, las auditorías de seguimiento nos deben proporcionar una imagen visual y cuantitativa del
nivel de avance de una organización, para ser guiada y administrada por el diamante de la excelencia
organizacional. Se ha asignado una escala de evaluación de cero hasta cien puntos (100%) para cada una de
las cinco fases del diamante, la cual nos indicará el nivel o porcentaje de prácticas, para cada una de las fases,
que efectivamente se están implementando y de las cuales existen registros para validar su existencia y
actualización. Por ejemplo, si asignamos algunos resultados hipotéticos para demostrar el “estado gráfico”
de la situación de la organización, podremos analizar situaciones tales como la presentada por la
“Distribuidora XYZ”. Como podemos observar en la Figura 6.3, el diagnóstico de la situación de la
“Distribuidora XYZ” muestra un nivel bajo en la definición de la dirección o foco estratégico (6 puntos); sin
embargo, ha avanzado en operacionalizar (10 puntos) o trasladar dicho foco hacia 3Ms. Por otra parte, carece
de un adecuado proceso de alineamiento del desempeño de los procesos y de los diferentes niveles de la
organización con dicha dirección (5 puntos). Además, no cuenta con un adecuado nivel de agilidad (5 puntos)
ni de los procesos de creación de la cultura de ejecución (5 puntos) que apoyen el logro del foco estratégico.
En general la “Distribuidora XYZ”, se encuentra a un nivel bajo (31%, es decir 31 de 100 puntos máximos) de
avance hacia ser realmente guiada y administrada por los procesos y prácticas del diamante de la excelencia
organizacional.
Determinar este nivel o estado general de avance de los procesos y prácticas del diamante de la excelencia
organizacional es el primer paso en el camino de refinar consistentemente la gestión de la estrategia,
optimizar recursos y alcanzar niveles de excelencia organizacional.
De igual forma, es posible identificar las “patologías” de las enfermedades organizacionales ocasionadas por
la ausencia de una clara dirección o por el desalineamiento de esfuerzos. A continuación, presentamos
diversas “patologías” crónicas de ocho enfermedades gerenciales que causan invariablemente, a corto,
mediano o largo plazo, resultados pobres, inadecuado crecimiento, un ambiente de trabajo que no permite
a las personas dar el máximo de sus potencialidades y una posición competitiva inestable. Para cada una de
estas enfermedades se han definido nombres específicos, de tal forma identificar rápidamente sus
principales causas y síntomas claves.
Adicionalmente, esta enfermedad también tiene otro tipo de síntoma que es la ausencia de un adecuado
alineamiento o desconexión entre los planes estratégicos y los planes operativos de las organizaciones, lo
cual dificulta una adecuada ejecución.
Esta enfermedad es letal, ya que causa la no definición de una estrategia de valor para los clientes, la ausencia
de visión común y un posicionamiento de mercado claro, lo que ocasiona una posición competitiva basada
en una guerra de precios. Estas organizaciones son llevadas por la corriente e inercia que causa el mercado,
la competencia y las condiciones económicas de los países.
Esta enfermedad también es letal, ya que causa la no definición de acciones y metas específicas, la ausencia
de proyectos e iniciativas que crean frustración al no alcanzarse las metas planteadas y la desconexión de la
estrategia, recursos y presupuestos establecidos. Estas organizaciones están todo el tiempo en búsqueda de
soluciones rápidas, saltando fácilmente de una iniciativa organizacional hacia otra: calidad, reingeniería, ISO
9000, ERP, CRM, etc., sin lograr ninguna clase impacto, sino únicamente pérdida de esfuerzos y, lo más grave,
mala inversión de recursos.
Además, la definición de dichos objetivos se queda únicamente al más alto nivel de la organización, de tal
forma que el trabajo de las demás personas carece de sentido de alineamiento y cada uno de los procesos y
áreas funcionales determinan sus propias estrategias y metas, aisladas entre sí y desvinculadas de los
objetivos de la organización. Finalmente, estas organizaciones no cuentan con una disciplina de seguimiento,
ni con agilidad organizacional.
Esta enfermedad es crítica, ya que le falta foco, operacionalización y un adecuado alineamiento. La ausencia
de un proceso sistematizado de medición, seguimiento y corrección de la estrategia hacen que los resultados
no se consigan o que se logren por simple azar, casualidad o a “prueba y error”.
Esta enfermedad también es crítica, ya que la ausencia de una clara dirección de la organización y de una
estrategia diferenciadora de la compañía, más la no vinculación de los sistemas de calidad y la gestión de los
procesos con la estrategia de la organización, hacen que los esfuerzos por alinear y estandarizar la calidad de
Esta enfermedad es extrema, ya que la ausencia de dirección, la no definición de las principales estrategias
de la organización y la no priorización de las cosas relevantes a medir y mejorar, hacen despilfarrar recursos
en proyectos, iniciativas y planes de acción de corto plazo y sin impacto, y no contribuyen al logro de los
resultados estratégicos de la organización.
Muchas de estas organizaciones no poseen o tienen solo un poco de cada elemento del diamante, no
desarrollado al nivel requerido o no adecuadamente alineados entre sí.
Esta ausencia de un foco claro, la poca innovación de propuestas de valor para los clientes, la no definición
de planes de cambio, la ausencia de medición, alineamiento y vinculación con los procesos, el pobre
seguimiento y ejecución y la cultura de mantenimiento del status quo y la “inercia” organizacional, hacen
que la empresa se encamine directo hacia su propia destrucción.
En resumen, la cura para las enfermedades gerenciales radica en un adecuado diseño de estrategia, un rápido
proceso de alineamiento tanto horizontal como vertical, un proceso estructurado de seguimiento,
evaluación, refinamiento e implementación de los objetivos, metas e iniciativas, y, finalmente, una adecuada
cultura organizacional que nos permita un modelo de liderazgo y un continuo re-enfoque, re-alineamiento y
modificación de patrones y comportamientos, para lograr los resultados deseados y alcanzar un alto
desempeño organizacional.
Dichas auditorías se enfocan en dos puntos centrales: la existencia de brechas o el desalineamiento entre las
prácticas. Se analizó el éxito en la implementación de los procesos y prácticas del Diamante, las cuales
requieren de ambos, que se desarrollen dichos procesos y prácticas, además de que estas deben estar
alineadas adecuadamente entre sí, es decir, ambos criterios: necesario (brechas) y suficiente (alineamiento).
Se analizaron las ocho enfermedades organizacionales típicas, sus síntomas y patologías, así como sus
posibles soluciones.
En resumen, la filosofía de la planeación y ejecución de la estrategia debe ser “no buscar el lograr los objetivos
a través de la gestión de la estrategia, sino hacer de la gestión de la estrategia el principal objetivo”, para de
esta forma convertirse en realmente una organización manejada por los procesos y prácticas del Diamante
de la Excelencia Organizacional©.
6. Bibliografía
• Labovitz, George y Rosansky, Victor (1997). The Power of Alignment: How Great Companies Stay
Centered and Accomplish Extraordinary Things, John Wiley.
• Blazey, Mark L. (2007), Insights to Performance Excellence – An Inside Look at the Baldrige Award
Criteria, ASQ Quality Press.
• Kovacevic, A. y Reynoso, A., 2015, El Diamante de la Excelencia Organizacional: Una propuesta para
mejorar la implementación de la estrategia, 2ª edición, México, Editorial Cengage.