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SAS o

persona física con actividad empresarial


15 julio 2016.

C.P.C. José Besil Bardawil/Director General de Besil Bardawil Asesores Fiscales,


S.C.Nicepresidente Regional Zona Centro del IMCP/jbesil@bdaf.com.mx

El pasado 16 de marzo del presente año se publicó en el Diario Oficial de la


Federación (DOF) una reforma a la Ley General de Sociedades Mercantiles (LGSM),
que incorpora un nuevo tipo de sociedad mercantil: la Sociedad por Acciones
Simplificada (SAS), en donde una de las características principales que la distingue es
el hecho de que puede constituirse con una sola persona física, la primera pregunta
que me hago es: ¿por qué hacer una sociedad con un solo socio?, si se supone que
para que exista una sociedad tiene que haber cuando menos dos personas; sin
embargo, en esta ocasión la reforma a la LGSM permite que se constituya con una
sola persona

Otra de las características que tiene esta sociedad es que no es necesario constituirse
ante fedatario público, sino ante la Secretaría de Economía (SE), mediante un sistema
electrónico (sistema electrónico de constitución) que agiliza y, aparentemente,
simplifica el trámite, toda vez que hay que seleccionar las cláusulas de los estatutos
sociales que "ponga a disposición" la SE, firmando electrónicamente cada uno de los
socios en lugar de hacerlo físicamente, como se hace hoy ante fedatario público; esta
surtirá efectos hasta que esté registrada ante el Registro Público de Comercio, siendo
la misma SE la que se encargue del trámite de registro.
Para efecto del Registro Federal de Contribuyentes (RFC), de conformidad con lo
establecido en Código Fiscal de la Federación (CFF), la SAS con su escritura
constitutiva tendría que registrarse como cualquier sociedad mercantil (persona
moral) por medio de su representante legal que, en su caso, podría ser el único
socio que tenga, o este, a su vez, nombrar y darle poder a un representante.
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En lo que se refiere a su operación, las SAS tienen la limitante en sus ingresos de no


poder tener y obtener más de 5 millones de pesos anuales, en caso de que los lleguen
a superar, tendrán que cambiar a otro tipo de sociedad y dejar de ser una SAS; si no lo
hacen se vuelven responsables solidarios de todos los compromisos adquiridos.

En comparación con las SAS, la persona física no tiene límite de ingresos y tiene la
oportunidad de poder tributar como RIF hasta el monto de 2 millones de pesos
anuales.

La nuevas disposiciones legales establecen que los socios o el socio de una SAS,
solamente, serán responsables solidarios por las operaciones de su empresa hasta por
el monto de sus aportaciones, siempre que no cometan o realicen actividades que se
sean consideradas como delitos, o también, cuando no cumplan con lo establecido en
las disposiciones de la SE; en tanto que las personas físicas responderán con sus bienes
por los compromisos adquiridos, lo cual es una diferencia importante para considerar
la opción de realizar negocios mediante una SAS.

Las SAS son consideradas para efectos fiscales como personas morales, de
conformidad con lo establecido en la Ley del Impuesto Sobre la Renta (LISR) y tendrán
que cumplir con lo establecido en el Título II de la ley, mientras que las personas físicas
tendrán que hacerlo con lo establecido en el Capítulo II del Título IV de la misma ley.

Una de las principales diferencias entre las SAS y las personas físicas con actividad
empresarial, fiscalmente hablando, son los momentos de acumulación de los ingresos
que tiene en la actividad empresarial y que estos se darán de conformidad a lo
establecido en cada uno de los títulos de la ley; para el caso de las personas morales
(SAS) el momento de acumulación será como lo señala el artículo 17, fracción I de la
LISR que establece que el ingreso acumulable por la enajenación
de bienes o prestación de servicios será cuando se dé cualquiera de los siguientes
supuestos, el que ocurra primero:

● Se expida el comprobante fiscal que ampare el precio o la contraprestación


pactada.

● Se envíe o entregue materialmente el bien o cuando se preste el servicio.

● Se cobre o sea exigible total o parcialmente el precio o la contraprestación


pactada, aun cuando provenga de anticipos.

Sin embargo, cuando la ley se refiere a las personas físicas, en su artículo 102
establece que los ingresos se consideran acumulables en el momento en que sean
efectivamente percibidos.

Es importante tomar en cuenta, entre otras cosas, esta diferencia en cuanto al


momento de acumulación para tener una sana planeación financiera, toda vez que en
operaciones a crédito las SAS tendrán que acumular su operaciones, mientras que las
personas físicas los acumularán hasta que sean cobradas; es decir, que para efecto de
liquidez, los impuestos se pagarían en el segundo caso hasta que sean cobradas
mientras que para las SAS desde que se genera la operación sin importar si es a crédito
o de contado.

También se debe contemplar el tratamiento de las deducciones autorizadas, que para


las SAS, además de cumplir con los requisitos de las deducciones, condicionan la
deducibilidad de algunos gastos al pago cuando el proveedor sea persona física o
sociedad civil, entre otros; mientras que para las personas físicas, las deducciones,
excepto las que provengan de inversiones, serán deducibles en el momento en que
sean efectivamente erogadas, diferencia que también es importante considerar para la
determinación de la base del impuesto, porque mientras que para las SAS bastará con
la provisión del proveedor por la adquisición de bienes o por la prestación del servicio
para hacerla deducible, para la persona física es obligatorio tener que pagar para que
la pueda deducir; en este caso podría considerarse como una desventaja, lo cual
dependerá de sus flujos.

Estos son ejemplos de la comparación que debe estudiarse antes de tomar la


decisión de llevar acabo las actividades empresariales como persona fisica o como
persona moral SAS, que es el caso que nos aplica, por lo que es importante
considerar además de las ventajas o desventajas de los ingresos acumulables y las
deducciones autorizadas, la responsabilidad solidaria que tiene una y la otra, y las
facilidades de constitución y registro comparadas con otras sociedades mercantiles.

Ahora bien, si observamos las disposiciones legales sobre el retiro de utilidades, en lo


establecido en el capítulo de las SAS no se señala la formalidad específica que debe
cumplirse para el retiro de utilidades; sin embargo, dentro del mismo capítulo en el
artículo 273 de la LGSM se establece que lo que no contradiga a lo establecido en el
capítulo de las SAS, son aplicables las disposiciones que en la LGSM regulan a las
sociedades anónimas; por lo tanto, en lo que se refiere al retiro de utilidades se
tendrán que decretar dividendos, por medio de una asamblea que, para el caso de las
SAS, deberá realizarse con las formalidades establecidas por la SE y registrarse en el
sistema electrónico de las SAS, formalidades que para las personas físicas no son
necesarias; en este último caso, bastará con que la persona fisica realice el retiro y lo
contabilice como lo que es: un retiro de utilidades.

Para efectos fiscales, las SAS considerarán este retiro de utilidades como un
dividendo que se entrega a los socios y que para el pago de sus impuestos deberá
observarse si dichos dividendos provienen de CUFIN; en este caso, solamente se
pagará 10% adicional al dividendo pagado y, posteriormente, el accionista lo
acumulará a sus demás ingresos y podrá pagar 5% adicional a lo que le fue
retenido.
Para la persona física, el retiro de las utilidades, por el simple hecho de retirarlo, no
produce pago de impuesto porque la base del impuesto es la diferencia entre
ingresos acumulables y las deducciones autorizadas aplicando la tarifa
correspondiente a la base, causando un ISR de 35%, como máximo sobre la base
determinada, recordando que esta es sobre un flujo de efectivo y que produciría una
utilidad gravable diferente a la contable o financiera; inclusive, la base fiscal pudiera
ser cero o pérdida fiscal y obtener utilidades financieras, la diferencia con las SAS
sería que si la persona física retira utilidades, no pagaría ISR por ese retiro.

De similar forma, habría que realizar los cálculos para el caso de reembolso de
capital para las SAS que, además de cumplir con las formalidades establecida en las
leyes, también se deberá cumplir con lo establecido en el artículo 78 de la LISR,
mientras que para la persona fisica solamente tendrá que retirar la cantidad que
considere y que no le afecte a los flujos de efectivo que requiera para la realización
de sus actividades.

Claro está que para la persona fisica el retirar utilidades le hace disponer de menos
recursos para pagar sus compromisos económicos y, por consiguiente, diferir la
deducción que esto representa, por lo que en ocasiones no resultaría tan
recomendable hacer estos retiros, lo cual dependerá de la actividad y de la situación
financiera que tenga.

Esta comparación que hasta ahora hago es considerando que las SAS tiene solamente
un accionista y la persona física es una e individual y aparentemente, desde el punto
de vista fiscal, parece que conviniera más tributar bajo la figura de persona fisica
que como persona moral; sin embargo, si existieran más socios e hiciéramos la
comparación entre la SAS, pero con más socios, tendríamos que hacerla contra una
copropiedad de personas fisicas con actividades empresariales; las formalidades
para la SAS serían las mismas, pero para la copropiedad de las personas fisicas el
tratamiento fiscal sería el mismo descrito anteriormente; sin embargo, deben
cumplir con formalidades consideradas en el contrato de copropiedad que hubieran
celebrado.
Estas comparaciones que realizo en el presente artículo no son nuevas, pues vienen
realizándose desde hace muchos años; aunque, la comparación ahora se vuelve más
interesante, ya que será la primera vez que se pueda constituir una sociedad con
una sola persona o accionista que permita la comparación, de manera directa, sobre
todo en cuanto a las formalidades que representan.

En la toma de decisiones para ver qué tipo de sociedad mercantil conviene


constituir, no solo hay que considerar cuáles son las obligaciones fiscales, sino que lo
más importante es observar las características de la sociedad y de los estatutos
sociales en donde se definen los derechos y las obligaciones de los mismos y que,
mediante las definiciones que se hagan en las cláusulas del acta constitutiva,
producirán el bienestar de la empresa, la de sus socios y las relaciones entre ellos.

No obstante lo anterior, en esta época las relaciones comerciales se


realizan con mayor seguridad y confianza cuando se trata de una sociedad
mercantil debidamente constituida, de conformidad con las leyes.

En esta ocasión la reforma nos presenta otra opción diferente en la que podemos
encontrar áreas de oportunidad al operar por medio de las SAS, y la SE será la
responsable de vigilar el correcto funcionamiento, mediante las reglas que dicte a
quienes en la nueva reforma le han delegado tal facultad. Esperemos que la
normatividad se dicte a la brevedad posible para que brinde seguridad jurídica a las
personas que tomen esta opción.

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