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“Año del Fortalecimiento de la Soberanía Nacional”

UNIVERSIDAD NACIONAL DE UCAYALI

FACULTAD DE DERECHO Y CIENCIAS POLÍTICAS

LA VACANCIA PRESIDENCIAL EN EL PERÚ

CURSO:

Derecho Constitucional General

DOCENTE:

Jorge Aniano Ruiz Rojas

ALUMNOS:

Ocon Curinuqui, José Francisco


Muñoa Tuesta, Angelly Briseth
Pinto Ruiz, Elisa Esther
Perez Arevalo, Ida Ancica
Samaniego Schelamauss, Junior Sebastian

DERECHO CICLO III-2022


PUCALLPA, JULIO DEL 2022
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DEDICATORIA Y AGRADECIMIENTOS
Este presente trabajo está dedicado a Dios
por estar siempre con nosotros y a nuestras
familias que sin ellos no seríamos lo que
somos hasta ahora somos, agradecerles por
la paciencia y comprensión brindada hacia
cada una de nosotros.
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INTRODUCCIÓN
A lo largo de toda historia en cualquier país democrático, podremos encontrar

disconformidades hacia la autoridad soberana, que, en este caso, vendría a ser un presidente.

Nuestro país no es ajeno a ello, pues ya ha pasado por varias situaciones en donde los presidentes

fueron vacados de su puesto.

El presente trabajo monográfico abarca el tema de la vacancia presidencial. Esto implica

empezar con la siguiente pregunta: ¿Qué es una vacancia presidencial? Pues, según el JNE

(2007), nos menciona que “La vacancia es la situación en virtud de la cual el titular del cargo

quedará privado de seguir ejerciéndolo.” (pág. 2). En palabras más simples, significa que el

titular será retirado del cargo, dejando así un vacío de poder, que deberá ser reemplazado de

manera inmediata por el respectivo sucesor.

Ahora bien, entendemos que la vacancia hacia el Presidente de la República se podría dar

por diferentes causales que se encuentran especificadas en el artículo 113 de nuestra

Constitución Política mediante los siguientes incisos:

● Muerte del presidente de la República.

● Su permanente incapacidad moral o física. (Este punto ha sido utilizado para la

moción de vacancia en nuestro país)

● Aceptación de su renuncia por el congreso.


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● Salir del territorio nacional sin permiso del Congreso o no regresar a él dentro del

plazo fijado.

● Destitución, tras haber sido sancionado por alguna de las infracciones

mencionadas en el artículo 117 de la Constitución.

En nuestro país, han ocurrido ya cuatro vacancias presidenciales. Las cuales han quedado

marcadas en la historia política democrática del Perú. Pues, a nuestro parecer, esta cifra es

demasiado larga con respecto a nuestra vida republicana.

Justo después de haber pasado dos años de la independencia del Perú, sucede la primera

vacancia presidencial en el país, la cual se dio en el año de 1823, esto se debe a que el Perú

sufrió derrotas en combate justo después de su independencia y provocó que José de la Riva

Agüero fuese vacado por incapacidad moral permanente, sin embargo, se debe recalcar que para

entonces, esta figura aún no era parte del ordenamiento normativo del país. En el año 1914 fue

vacado el presidente Guillermo Bilinghurst, por la misma causa, sin embargo, en circunstancias

diferentes, ya el país estaba en una situación inestable, y agregando a ello la guerra contra Chile.

Tuvieron que pasar cerca de 86 años para que se diese otra vacancia presidencial, y es que en el

año 2000, el entonces presidente del Perú era el ing. Alberto Fujimori, que en el periodo de su

segundo mandato, se presenció la problemática social del terrorismo que afectó al Perú, entre

este conflicto social, sale a la luz unos videos donde se ponían en evidencia actos de corrupción

de su mandato, este decide renunciar, sin embargo, el congreso le niega la renuncia y deciden

vacarlo por incapacidad moral. Para noviembre del año 2020, sucede la cuarta y por ahora última

vacancia del país. En su segundo proceso de vacancia presidencial, Martín Vizcarra Cornejo fue
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vacado de su cargo porque se argumentó en su contra que había faltado a la verdad al país de

manera reiterada y permanente sobre varios actos de corrupción que fueron cometidos cuando

fue gobernador regional de Moquegua.

Ahora bien, las cuatro vacancias que hubo en nuestro país se dieron por incapacidad

moral, la cual está tipificada en el inciso 2 del art. N°113 de la constitución. La mayoría de estas

vacancias tienen en concreto una causal, la cual nos muestra la mala relación que existe entre el

poder legislativo y el poder ejecutivo. Esto se podría tomar como una decisión o un juicio

subjetivo por parte del congreso, ya que en los últimos años se han presentado varias mociones

de vacancia por motivos de incapacidad moral, dejando de lado ideales como establecer

soluciones y entablar mejor sus ideas.

En la actualidad, el presidente Pedro Castillo Terrones es un claro ejemplo del punto

anterior, ya que este ha pasado por dos mociones de vacancia en menos de un año de haber

empezado su gobierno.

Dejando de lado las vacancias sucedidas en nuestra nación y ampliando más el tema, se

mencionó al inicio que en toda sociedad democrática habrá al menos una situación como esta, y

es que, en los demás países, tanto americanos como europeos, tienen estipulados en sus

normativa artículos sobre la vacancia presidencial. Tales como el país de Colombia, que habla

sobre vacancia en el art. 194 de sus constituciones del año 1991 donde nos menciona que son

faltas absolutas del Presidente de la República su muerte, su renuncia aceptada, la destitución

decretada por sentencia, la incapacidad física permanente y el abandono del cargo, declarados

éstos dos últimos por el Senado. Son faltas temporales la licencia y la enfermedad, de

conformidad con el artículo precedente y la suspensión en el ejercicio del cargo decretada por el
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Senado, previa admisión pública de la acusación en el caso previsto en el numeral primero del

art. 175. O como Ecuador, que estipula en el art. 145 de sus constitución del 2008 donde

establece lo siguiente: La Presidenta o Presidente de la República cesará en sus funciones y

dejará vacante el cargo en los casos siguientes: 1. Por la terminación del período presidencial, 2.

Por renuncia voluntaria aceptada por la Asamblea Nacional, 3. Por destitución, de acuerdo a lo

dispuesto en la Constitución, 4. Por incapacidad física o mental permanente que le impida ejercer

el cargo, certificada de acuerdo con la ley por un comité de médicos especializados, y declarada

por la Asamblea Nacional con los votos de las dos terceras partes de sus integrantes, 5. Por

abandono del cargo, comprobado por la Corte Constitucional y declarado por la Asamblea

Nacional con los votos de las dos terceras partes de sus integrantes, 6. Por revocatoria del

mandato, de acuerdo con el procedimiento establecido en la Constitución”. Estos ejemplos son

claros y concretos en sus contenidos, y es que son casi similares con el nuestro.

Mediante la investigación hemos logrado conocer acerca de un tema muy importante y

relevante de conocer en la actualidad, esto debido a las circunstancias en las que se encuentra

nuestro país en el sentido político. La vacancia presidencial es un tema que se debe tratar de

manera muy detallada y minuciosa, ya que se asume que no es un proceso cualquiera, porque

estamos hablando de remover a una persona del cargo de la presidencia.


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ANTECEDENTES HISTORICOS NACIONALES E INTERNACIONALES


DE VACANCIA PRESIDENCIAL
Luego de cuatro elecciones consecutivas y democráticas en Perú, la forma de gobierno

comenzó a desarrollar varias discusiones políticas y académicas sobre el voto de censura,

disolución parlamentaria, también las causas de interrupción del presidente durante su mandato.

Este artículo ha querido explicar el significado, los efectos y las consecuencias de la teoría y la

práctica cuando el Congreso decide postularse para una vacante presidencial.

Introducción a los antecedentes

Las tensiones y momentos de crispación política son recurrentes en nuestra historia

republicana. A la sucesión de textos constitucionales de tendencia liberal y conservadora durante

el siglo XIX, durante el periodo histórico entre las constituciones de 1823 hasta 1860,

atravesando por varios golpes de estado y breves periodos democráticos, hasta la Constitución de

1993 que ha mantenido más de tres mandatos consecutivos, destacamos casos de presidentes que

fueron “exonerados” y vacados en el ejercicio de sus funciones. El primero fue José de la Riva–

Agüero, quien fuera depuesto de su cargo por el Congreso durante la primera parte de la época

fundacional de la república. La razón de su dimisión se produjo cuando el Congreso nombró

como autoridades supremas del poder militar a dos venezolanos, José de Sucre y Simón Bolívar.

De esta forma, al tratarse de una atribución presidencial ejercida irregularmente por la

representación parlamentaria, el jefe de Estado decidió renunciar con una carta dirigida al

Congreso (Basadre, 2005). Un episodio republicano que fue interpretado como un golpe de

estado. Si bien se trató de una renuncia, en la práctica se produjo un ejercicio de vacancia

presidencial producto de las arbitrarias medidas del Congreso respecto a la corriente libertadora

del norte.
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El presidente de la república está privado de sus competencias como supremo poder

militar y entregado a un general extranjero. Basadre (2005) agrega lo siguiente:

el diputado Ignacio Ortiz de Zevallos presentó una moción declarando que Riva–Agüero

había cesado en el ejercicio de sus funciones. Tan grave acuerdo llegó a ser adoptado con la

limitación propuesta por Nicolás de Aranivar de que el cese fuera “en los puntos que sirven de

teatro a la guerra”. Pero al día siguiente, Riva–Agüero fue exonerado del mando, en vista de que,

según entonces se dijo, había manifestado verbalmente “que estaba llano a dimitir”.

El Congreso depuso por segunda vez a un presidente de la república en 1914. Se trató de

Guillermo Billinghurst, quien, desde el inicio de su gobierno, fue presionado por los grupos

parlamentarios de oposición, entre ellos los representantes del entonces Partido Liberal, que se

oponían a un conjunto de reformas que deseaba impulsar. El 4 de febrero de 1914 se produjo un

golpe de estado y el presidente de la república se vio obligado a firmar su dimisión. Guillermo

Billinghurst fue llevado a Chorrillos, donde se le embarcó hacia el sur y fue obligado a salir del

país residiendo por un tiempo en Arica, redactando un manifiesto que intentó explicar las

reformas que emprendió realizar y que le costaron el mandato presidencial (García, 2013, p.

390). En este siglo tenemos dos casos: el primero a fines del 2000, con la renuncia al cargo

realizada por el presidente Alberto Fujimori encontrándose fuera del país, dimisión que no fue

aceptada por el Congreso aprobando la vacancia presidencial; el segundo, en noviembre del

2020, con la vacancia del presidente Martín Vizcarra Cornejo por incapacidad moral permanente

declarada por el Congreso.

Como consecuencia de los episodios históricos, podemos observar que las normas

constitucionales relativas a la forma de gobierno se enriquecen con el transcurso del tiempo, así
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como las disposiciones de naturaleza dogmática lo hacen a través de la jurisprudencia , pero la

parte orgánica, además de la vía judicial, también lo hace a través de los pasajes históricos

surgidos entre las relaciones ejecutivo–legislativo que producen antecedentes, usos y costumbres

que orientan su correcta aplicación en casos concretos (Pereira, 2011, p. 295). En ese sentido, en

comunidades políticas sin tradición constitucional, con muchos textos constitucionales en su

historia, el trabajo de las distintas asambleas constituyentes recoge la experiencia inmediata,

corrigiendo, retirando disposiciones o añadiendo otras. En el Estado peruano, por ejemplo, esta

evolución se evidencia cuando observamos una progresiva incorporación de instituciones

parlamentaristas en un inicial modelo presidencialista (Hakansson, 2020, p. 46). En efecto, en

resumen, se trató de un proceso iniciado con el refrendo ministerial, pero más intenso a partir de

introducir el Consejo de Ministros, ya que, a partir de él las interpelaciones, pasando por las

instituciones de exigencia de responsabilidad política, hasta la disolución del Congreso, por citar

tres ejemplos, terminaron de incorporar el resto de instituciones parlamentaristas.

El trabajo de las asambleas constituyentes, autoras de las Cartas de 1856 y 1860,

consistió en dotar a las constituciones de lo mínimo indispensable para que su forma de gobierno

pueda operar con eficacia. Un equilibrio entre los rasgos liberales y conservadores que continuó

con la Constitución de 1920, 1933, 1979 y finalmente con la Carta de 1993 con la exigencia al

ejecutivo para solicitar cuestión de confianza al Congreso. Por otra parte, si el mínimo

constitucional en un inicial proceso de codificación es proveerla de un catálogo de derechos, así

como la concreción del principio de separación de poderes para la operatividad de una forma de

gobierno, no debe faltar un procedimiento de enmienda constitucional, así como las

disposiciones que garanticen la continuidad democrática para evitar los vacíos temporales, o
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permanentes, del ejercicio del poder; entre estos últimos, nos encontramos con las causales de

vacancia y suspensión del ejercicio de la presidencia de la república.

Si bien el Congreso ha declarado la vacancia presidencial en distintos momentos de su

historia republicana, su aplicación se ha producido sin mayor desarrollo teórico para la

comprensión de sus presupuestos y debida aplicación en tiempos del estado constitucional de

derecho. Por eso, es conveniente conocer los casos de suspensión y vacancia de la institución

presidencial, así como la observancia del debido proceso en sede parlamentaria.


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JURISPRUDENCIAS RELEVANTES SOBRE VACANCIA


PRESIDENCIAL DEL TRIBUNAL CONSTITUCIONAL
Con fecha 19 de noviembre de 2020, se reunió el Pleno del Tribunal Constitucional

integrado por los señores magistrados Ledesma Narváez, Ferrero Costa, Miranda Canales, Blume

Fortini, Ramos Núñez, Sardón de Taboada y Espinosa-Saldaña Barrera, a efectos de

pronunciarse sobre la demanda que dio origen al Expediente 00002-2020-CC/TC, promovida por

el Poder Ejecutivo contra el Congreso de la República. El resultado de la votación fue el

siguiente:

 Los magistrados Ferrero, Miranda, Blume y Sardón votaron, en mayoría, por declarar

IMPROCEDENTE la demanda. Asimismo, los magistrados mencionados formularon

fundamentos de voto.

 La magistrada Ledesma (ponente) y el magistrado Ramos votaron por declarar, entre

otros aspectos, FUNDADA en parte e IMPROCEDENTE en un extremo la demanda de conflicto

competencial.

 El magistrado Espinosa-Saldaña votó por declarar FUNDADA la demanda de

conflicto competencial. Estando a la votación mencionada y a lo previsto en el artículo 5, primer

párrafo, de la Ley Orgánica del Tribunal Constitucional, el cual establece, entre otros aspectos,

que el Tribunal Constitucional, en Sala Plena, resuelve por mayoría simple de votos emitidos,

corresponde declarar IMPROCEDENTE la demanda interpuesta en el presente conflicto

competencial.
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La Secretaría del Pleno deja constancia de que la presente razón encabeza la sentencia y

los votos antes referidos, y que los magistrados intervinientes firman digitalmente al pie de esta

razón en señal de conformidad.


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Fundamento de voto del magistrado miranda canales

Si bien concuerdo con la opinión de mis colegas en el sentido de que debe declararse la

improcedencia de la demanda, el presente caso requiere que exprese fundamentos adicionales, lo

que paso a detallar:

1. En la propia demanda competencial se describen los actos concretos del Congreso de

la República que afectarían las competencias del Poder Ejecutivo: “Los actos concretos del

Congreso de la República que afectan las competencias del Poder Ejecutivo son

i) la admisión a trámite de una moción de vacancia contra el presidente de la República

por permanente incapacidad moral (Moción de Orden del Día N° 12090), aprobada por el Pleno

del Congreso el viernes 11 de setiembre de 2020, y

ü) el desarrollo del procedimiento de vacancia según lo previsto en el artículo 89-A del

Reglamento del Congreso de la República como resultado de la admisión a trámite de la

moción”.

2. Es por ello que la parte demandante solicitaba lo siguiente: “...en el presente caso se

solicita al Tribunal Constitucional que, como consecuencia de determinar que el Congreso de la

República ha hecho un uso indebido de su competencia respecto a la vacancia presidencial por

permanente incapacidad moral, declare la nulidad de la admisión a trámite de la Moción de

Orden del Día N° 12090, así como de los siguientes actos adoptados por el Congreso de la

República en base a esta decisión, archivando de forma definitiva el procedimiento de vacancia.”

(énfasis agregado).
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3. Como es de público conocimiento, el pedido de vacancia que fue tramitado a través de

la moción de orden del día 12090, que ha sido materia de la presente demanda, fue debatida y

votada por el Pleno del Congreso de la República el día 18 de septiembre de 2020 y fue

desestimado por no contar con el número de votos requeridos para declarar la vacancia.

4. Como es de verse, el acto concreto que se cuestionaba en la demanda, relativo a un

concreto pedido de vacancia, ha cesado, lo que determina la sustracción de la materia en el

presente caso.

5. Conforme a lo expuesto, debo precisar que la razón por la que declaro improcedente la

demanda competencial se basa exclusivamente en la sustracción de la materia, por lo que me

aparto de las consideraciones expresadas en el fundamento 8 de la sentencia. S. MIRANDA

CANALES Caso de la vacancia del Presidente de la República por incapacidad moral 13

FUNDAMENTO DE VOTO DEL MAGISTRADO ERNESTO BLUME FORTINI Considero

que la demanda ES IMPROCEDENTE POR HABERSE PRODUCIDO LA SUSTRACCIÓN

DE LA MATERIA, en razón que el inicio y la prosecución del procedimiento de declaración de

vacancia que dio origen a la demanda concluyó con el archivamiento de la solicitud de vacancia

al no haberse obtenido el número de votos mínimos exigido por el artículo 89-A del Reglamento

del Congreso de la República (87 votos equivalentes a los 2/3 del número legal de congresistas).

Sin perjuicio de ello, estimo importante enfatizar lo siguiente:

1. En primer lugar, que la forma de conclusión del presente proceso (sustracción de la

materia) constituye una solución definitiva a la controversia sub litis, generada entre el Poder

Ejecutivo y el Poder Legislativo, que ha sido sometida a dilucidación, y responde al rol


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pacificador del Tribunal Constitucional; máxime en el marco de las situaciones políticas y

sociales que viene atravesando el país.

2. Sobre esto último, la ponencia que en su momento presentó la Magistrada Ledesma

Narváez para resolver el presente caso y que no alcanzó el voto favorable de la mayoría de

miembros del Colegiado Constitucional, comprendió propuestas que no contribuían a la

pacificación del país y olvidó que en casos como el presente los jueces que integramos el

Tribunal Constitucional tenemos la obligación de sopesar las consecuencias políticas, sociales y

jurídicas que nuestra decisión podría generar; sobre todo si se tiene en cuenta que una de las

finalidades que tiene el Tribunal Constitucional, además de contribuir a la pacificación del país,

es la de fortalecer el Estado Constitucional, así como a las instituciones que lo integran y

fortaleces el respeto a sus respectivas competencias.

3. Por lo demás, en tal dimensión deben tenerse en cuenta el conjunto de hechos y

situaciones que se han producido después del archivamiento de la solicitud de vacancia materia

de este proceso y que han desembocado en una segunda solicitud de vacancia, autónoma e

independiente de la anterior, y en su aprobación; en la aceptación de la misma por parte del ex

presidente Martín Vizcarra Cornejo; y en la aplicación de la fórmula de sucesión presidencial

establecida en el artículo 115 de la Constitución hasta en dos ocasiones, para finalmente la

asunción de la primera magistratura de la Nación por parte del actual mandatario Francisco

Sagasti Hochhausler.

4. En segundo término, estando a que la propuesta de la Magistrada Ledesma Narváez

comprendió todo un desarrollo sobre los alcances de la figura de la permanente incapacidad

moral e, inclusive, perseguía acotarla, constreñirla y limitarla, desnaturalizándola y afectando en


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parte las competencias del Poder Legislativo y las reglas del equilibrio de poderes contenidas en

la Norma Suprema de la República, debo dejar sentada mi posición discrepante de tal postura y

resumir las razones de mi disidencia. Caso de la vacancia del Presidente de la República por

incapacidad moral 14

5. Al respecto, soy de la opinión de que la Constitución establece esta causal como una de

carácter abierto, para atender situaciones de graves actos en los que ha incurrido el presidente de

la República, quien ostenta el más alto cargo de la Nación y es el Jefe Supremo de las Fuerzas

Armadas y de la Policía Nacional. Frente a esos actos, la mencionada causal se comporta como

un mecanismo de control de poder, que habilita a que el Congreso adopte una decisión política

con 87 votos.

6. En tal sentido, discrepo de aquellas posiciones que pretenden restringirla por las

siguientes consideraciones:

6.1. La Comisión Revisora de la Reforma Constitucional, que tuve el honor de integrar,

debatió sobre la vacancia presidencial por la causal de incapacidad moral, llegándose a concluir

que su contenido se identificaba claramente con una fórmula abierta referida a toda “conducta

incompatible con la dignidad del cargo” de presidente de la República, lo cual fue así plasmado

en el documento emitido como resultado de dicho debate y aparece como propuesta de causal de

vacancia presidencial.

6.2. Ahora bien, para referirnos a la incapacidad moral permanente, debemos tener en

cuenta, en primer lugar, el uso que tradicionalmente se le ha dado a dicha figura y, en segundo

orden, la forma o régimen de gobierno que ha contemplado nuestra Constitución.


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6.3. En cuanto a lo primero, está claro que la referida figura no es una novedad en nuestro

constitucionalismo. Recogida como tal por las Constituciones de 1839 (artículo 81), 1856

(artículo 83, inciso 2), 1860 (artículo 88, inciso 1), 1867 (artículo 80, inciso 2), 1920 (artículo

115, inciso 1), 1933 (artículo 144 inciso 1), 1979 (artículo 206, inciso 1) y, finalmente, 1993

(artículo 113, inciso 2), siempre ha sido considerada una facultad indiscutible del Congreso

especialmente reconocida como instrumento de control político sobre la figura del Presidente de

la República. No es, pues, una invención de la actual Constitución, sino parte inobjetable de lo

que vendría a ser nuestra Constitución histórica o tradicional.

6.4. Si nos atenemos a la práctica, que muy ocasionalmente se le ha dado, esta hace

alusión a todo aquel comportamiento asumido por el presidente de la República que, visto desde

los parámetros del Congreso, pueda resultar contrario a lo moral, término que no se encuentra

vinculado a lo mental, como en algún momento se ha llegado a sostener, pues se trata de

aspectos totalmente diferentes. Mientras que lo mental se encuentra ligado al discernimiento y

raciocinio de una persona, lo moral en cambio se fundamenta en un contexto de carácter ético o

rigurosamente valorativo. Caso de la vacancia del Presidente de la República por incapacidad

moral 15

6.5. Por lo demás, la prueba de que el término mental tampoco se encuentra asociado a lo

moral, la constituyen importantes normas de nuestra Constitución que con todo acierto hacen

distingo entre lo físico, lo mental y lo moral (cfr. Artículo 2, incisos 1 y 24, acápite h, de la

Constitución), lo que adicionalmente viene reforzado por el artículo 5, inciso 1, de la

Convención Americana de Derechos Humanos, que hace una clara diferenciación entre cada una

de dichas categorías.
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6.6. Ahora bien, lo moralmente inaceptable es todo aquello que desde la perspectiva de

la ética o de los valores de trascendencia general, pueda resultar reprochable en cabeza del

presidente de la República, dada su condición de Jefe de Estado y personificador de la Nación,

correspondiendo al Congreso de la República determinar qué comportamientos son los que

pueden sujetarse a dicho estándar de evaluación.

6.7. Siendo el Congreso de la República un órgano de naturaleza eminentemente política,

el juicio que ha de efectuar en la determinación de las citadas conductas reñidas con lo moral no

puede ser otro que uno de naturaleza esencialmente política, muy distinto del juicio propiamente

judicial, en el que son otros los referentes a tomarse en cuenta, los que, por lo general, se

encuentran regulados y reconocidos en el ordenamiento jurídico.

1. Conforme se desprende de la demanda competencial de autos, la pretensión

demandada ha sido dirigida contra: Los actos concretos del Congreso de la República que

afectan las competencias del Poder Ejecutivo son:

i) la admisión a trámite de una moción de vacancia contra el presidente de la

República por permanente incapacidad moral (Moción de Orden del Día N.° 12090, aprobada

por el Pleno del Congreso el viernes 11 de setiembre de 2020, y

ii) ii) el desarrollo del procedimiento de vacancia según lo previsto en el artículo 89-

A del Reglamento del Congreso de la República como resultado de la admisión a trámite de la

moción (sic. pag, 3 de la demanda, énfasis añadido).


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2. En dicho sentido, el Poder Ejecutivo solicitó lo siguiente: [...] en el presente caso se

solicita al Tribunal Constitucional que, como consecuencia de determinar que el Congreso de la

República ha hecho un uso indebido de su competencia respecto a la vacancia presidencial por

permanente incapacidad moral, declare la nulidad de la admisión a trámite de la Moción de

Orden del Día N.° 12090, así como de los siguientes actos adoptados por el Congreso de la

República en base a esta decisión, archivando en forma definitiva el procedimiento de vacancia

(p. 4 de la demanda, énfasis añadido).

3. El primer párrafo del artículo 110 del Código Procesal Constitucional, establece que el

conflicto que puede dar lugar a un proceso competencial ‒contemplado en el artículo 202, inciso

3, de la Constitución‒ «se produce cuando alguno de los poderes o entidades estatales [...] adopta

decisiones o rehúye deliberadamente actuaciones, afectando competencias o atribuciones que la

Constitución y las leyes orgánicas confieren a otro» (énfasis añadido).

4. Al respecto, el proceso competencial aquí planteado es uno donde se reclama por la

adopción de una decisión del demandado, por lo que contiene un acto concreto del emplazado

sobre el que este Tribunal ha de pronunciarse y eventualmente anular, en caso declare fundada la

demanda (cfr. artículo 113 del Código Procesal Constitucional).

5. Como es de público conocimiento, la Moción de Orden del Día 12090, fue debatida y

votada por el Pleno del Congreso de la República el 18 de setiembre Caso de la vacancia del
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Presidente de la República por incapacidad moral 7 de 2020, y no prosperó porque alcanzó

únicamente treinta y dos (32) votos conformes, rechazándose así el pedido de vacancia

presidencial por permanente incapacidad moral vinculada con los presuntos actos en los que

habría intervenido el ex presidente Martín Vizcarra Cornejo para la contratación del señor

Richard Cisneros.

6. En tal sentido, no corresponde a este Tribunal emitir un pronunciamiento sobre la

pretensión objeto del presente proceso, por cuanto a la fecha se ha producido la sustracción de la

materia controvertida. Cabe precisar que, en anterior pronunciamiento, este Tribunal ha optado

por emitir una decisión similar en un proceso competencias, debido a que la duración de los

plazos procesales, igualmente generaron la imposibilidad de emitir un pronunciamiento sobre el

fondo respecto de un extremo (Cfr. sentencia emitida en el expediente 00004- 2004-CC/TC). Tal

forma de resolución de este proceso orgánico no resulta ajena en la jurisprudencia, pues, de

hecho, sucede frecuentemente que durante el trámite del proceso pueden producirse hechos que

permiten resolver el conflicto extraproceso.

7. En tales circunstancias lo que se ha venido haciendo en el ámbito de nuestra

jurisprudencia es declarar la existencia de la sustracción de la materia (Cfr. sentencias emitidas

en los procesos 00016-2005-AI/TC, 0020-1996-AI/TC y 00024-2006-PI/TC).


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8. Sin perjuicio de ello, es importante señalar que la improcedencia por sustracción de la

materia aquí declarada, no implica en forma alguna que este Tribunal Constitucional abdique de

su rol de garante de los derechos fundamentales y de la primacía normativa de la Constitución,

sino que, en esa misma línea, se trata de una decisión que cierra el presente proceso conforme a

la Constitución y a la ley, poniendo fin a la incertidumbre sobre el sentido y las consecuencias

que, en el momento actual, una decisión de este Tribunal podría tener sobre la titularidad del

Poder Ejecutivo y la gobernabilidad del país. Por estos fundamentos, el Tribunal Constitucional,

con la autoridad que le confiere la Constitución Política del Perú


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Fundamento de voto del magistrado ferrero costa

Coincidimos con la sentencia en mayoría en que la demanda es improcedente por

sustracción de la materia, debido a las razones que pasamos a exponer. Conforme al primer

párrafo del artículo 110 del Código Procesal Constitucional, el conflicto que puede dar lugar a un

proceso competencial ‒contemplado en el artículo 202, inciso 3, de la Constitución‒ «se produce

cuando alguno de los poderes o entidades estatales [...] adopta decisiones o rehúye

deliberadamente actuaciones, afectando competencias o atribuciones que la Constitución y las

leyes orgánicas confieren a otro» (énfasis añadido). En el caso de autos, la demanda versa sobre

el primero de los supuestos arriba citados: la adopción de una decisión por parte del demandando

(Congreso de la República) con la que el demandante (Poder Ejecutivo) entiende que se afectan

sus competencias. Tal decisión está contenida en el acto reclamado en la demanda de autos: la

Moción de Orden del Día 12090, que admitió a trámite la moción de vacancia contra el

presidente de la República. Así lo expresa la propia demanda (p. 3): Los actos concretos del

Congreso de la República que afectan las competencias del Poder Ejecutivo son:

i) la admisión a trámite de una moción de vacancia contra el presidente de la

República por permanente incapacidad moral (Moción de Orden del Día N.° 12090, aprobada

por el Pleno del Congreso el viernes 11 de setiembre de 2020, y

ii) ii) el desarrollo del procedimiento de vacancia según lo previsto en el artículo 89-

A del Reglamento del Congreso de la República como resultado de la admisión a trámite de la

moción (énfasis añadido). Dicho lo anterior, la demanda solicita lo siguiente (p. 4): [...] en el

presente caso se solicita al Tribunal Constitucional que, como consecuencia de determinar que el

Congreso de la República ha hecho un uso indebido de su competencia respecto a la vacancia

presidencial por permanente incapacidad moral, declare la nulidad de la admisión a trámite de la


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Moción de Orden del Día N.° 12090, así como de los siguientes actos adoptados por el Congreso

de la República en base a esta decisión, archivando en forma definitiva el procedimiento de

vacancia (énfasis añadido). El proceso competencial aquí planteado es, pues, uno donde se

reclama por la adopción de una decisión del demandado, por lo que contiene un acto concreto del

emplazado sobre el que este Tribunal ha de pronunciarse y eventualmente anular, en caso declare

fundada la demanda (cfr. artículo 113 del Código Procesal Constitucional). Caso de la vacancia

del Presidente de la República por incapacidad moral 9 Tanto se dirige el presente proceso contra

un acto concreto, que el demandante solicitó (sin éxito) una medida cautelar frente a éste, al

amparo del artículo 111 del Código Procesal Constitucional, que autoriza a pedir «la suspensión

de la disposición, resolución o acto objeto de conflicto». Pues bien, en el presente caso, como ya

se ha dicho, el acto o decisión objeto de conflicto, según la demanda, es la Moción de Orden del

Día 12090, aprobada por el Pleno del Congreso el viernes 11 de setiembre de 2020, que admitió

a trámite la moción de vacancia contra el presidente de la República por permanente incapacidad

moral, conforme al artículo 89-A del Reglamento del Congreso de la República. Y el petitorio de

la demanda también es muy concreto: que este Tribunal declare la nulidad de la admisión a

trámite de la Moción de Orden del Día 12090, así como de los siguientes actos adoptados por el

Congreso de la República en base a esta decisión, archivando en forma definitiva el

procedimiento de vacancia. Según señala el demandado, y es de público conocimiento, la

vacancia presidencial contenida en la citada Moción de Orden del Día 12090, fue debatida y

votada el 18 de setiembre de 2020, y «alcanzó únicamente treinta y dos (32) votos conformes,

rechazándose así la declaración de la vacancia presidencial por permanente incapacidad moral»

(p. 17 de la contestación de la demanda). El artículo 321 (inciso 1) del Código Procesal Civil ‒de

aplicación supletoria conforme al artículo IX del Título Preliminar del Código Procesal
P á g i n a | 24

Constitucional‒, contempla la llamada sustracción de la materia, en los términos siguientes:

Artículo 321.- Concluye el proceso sin declaración sobre el fondo cuando:

1. Se sustrae la pretensión del ámbito jurisdiccional. En el caso de autos ha ocurrido la

sustracción de la materia, pues el acto reclamado por el demandante como lesivo a sus

competencias (la Moción de Orden del Día 12090), y cuya nulidad pretendía, fue votado y

archivado por el demandado el 18 de setiembre de 2020, al no alcanzarse los votos necesarios

para vacar al presidente de la República por permanente incapacidad moral. Esta votación del

Congreso de la República determina, entonces, que la pretensión haya sido sustraída del ámbito

jurisdiccional, por lo que la demanda debe declararse improcedente, de conformidad con el

artículo 321, inciso 1, del Código Procesal Civil, ya citado. Antes de proseguir, es preciso

recordar que la presente demanda competencial (contra la decisión adoptada con la Moción de

Orden del Día 12090 del 11 de setiembre de 2020) fue interpuesta el 14 de setiembre del

presente año. Este Tribunal admitió a trámite la demanda por Auto del 17 de setiembre,

notificado al demandado el 30 de setiembre de Caso de la vacancia del Presidente de la

República por incapacidad moral 10 2020 a fin de que conteste la demanda. De esta forma, este

Tribunal calificó positivamente la presentación de la demanda, por lo que confirió traslado al

demandado para que comparezca al proceso. Es decir, el demandante ejercitó su derecho de

acción, lo que propició que este Tribunal dé lugar a que el demandado ejercite su derecho de

contradicción en base a los términos de la demanda planteada. Como es de dominio público,

luego de interpuesta la demanda de autos, se presentó en el Congreso de la República, el 20 de

octubre de 2020, la Moción de Orden del Día 12684, con una nueva declaración de vacancia de

la Presidencia de la República por permanente incapacidad moral de su titular. Dicha Moción fue

votada el 9 de noviembre de 2020 y aprobada por 105 votos a favor, 19 en contra y 4


P á g i n a | 25

abstenciones. A consecuencia de ello, por Resolución del Congreso 001-2020-2021-CR,

publicada en el diario oficial El Peruano el 10 de noviembre de 2020, se declaró la vacancia de la

Presidencia de la República por la causal de permanente incapacidad moral del Jefe del Estado

(artículo 113, inciso 2, de la Constitución). Alguno de nuestros colegas magistrados podría

señalar que existe una supuesta «relación de identidad» entre la Moción de Orden del Día 12090,

del 11 de setiembre de 2020, materia de la presente demanda, y la Moción de Orden del Día

12684, del 20 de octubre de 2020, que desembocó en la vacancia de la Presidencia de la

República, y considerar que un pronunciamiento de este Tribunal también debería alcanzar a esta

última. Discrepamos, muy respetuosamente, con este criterio. Como ya hemos sustentado, la

demanda competencial de autos fue planteada contra la decisión del Congreso de la República de

admitir a trámite la vacancia contra el presidente de la República por permanente incapacidad

moral, mediante la Moción de Orden del Día 12090, del 11 de setiembre de 2020; y en dicha

demanda se pretendía que se «declare la nulidad de la admisión a trámite de la Moción de Orden

del Día 12090, así como de los siguientes actos adoptados por el Congreso de la República en

base a esta decisión, archivando en forma definitiva el procedimiento de vacancia» (p. 4 de la

demanda). Sin embargo, dicha Moción fue archivada el 18 de setiembre 2020, al no alcanzar los

votos necesarios para declarar la vacancia de la Presidencia de la República, por lo que se

sustrajo la pretensión del ámbito jurisdiccional, deviniendo la presente demanda en

improcedente. La posibilidad de establecer esa «relación de identidad» entre una y otra Moción

de Orden del Día en el presente proceso competencial, carece de sustento normativo en nuestro

ordenamiento procesal constitucional. Más aún, que este Tribunal se pronuncie por la Moción de

Orden del Día 12684 del 20 de octubre de 2020, agraviaría el derecho al debido proceso del

demandado, pues es una decisión no demandada en el presente proceso, adoptada casi un mes
P á g i n a | 26

después de corrido traslado al emplazado con la demanda de autos (30 de setiembre de 2020),

razón por la cual éste no ha podido ejercitar su derecho de defensa (derecho de contradicción).

Caso de la vacancia del Presidente de la República por incapacidad moral 11 Sólo una nueva

demanda competencial contra la Moción de Orden del Día 12684, del 20 de octubre de 2020,

habría permitido al Tribunal Constitucional pronunciarse sobre ésta. Actuar de otra manera

implicaría que este Tribunal entra de oficio a resolver sobre un acto no demandado, lo cual no

sólo agravia el derecho de defensa del emplazado, sino que es imposible a la luz de los procesos

constitucionales contemplados en nuestra Ley fundamental, que siempre operan a pedido de

parte, nunca de oficio. Por estas consideraciones, nuestro voto es por declarar IMPROCEDENTE

la demanda.
P á g i n a | 27

Fundamento de voto del magistrado ernesto blume fortini

Considero que la demanda ES IMPROCEDENTE POR HABERSE PRODUCIDO LA

SUSTRACCIÓN DE LA MATERIA, en razón que el inicio y la prosecución del procedimiento

de declaración de vacancia que dio origen a la demanda concluyó con el archivamiento de la

solicitud de vacancia al no haberse obtenido el número de votos mínimos exigido por el artículo

89-A del Reglamento del Congreso de la República (87 votos equivalentes a los 2/3 del número

legal de congresistas). Sin perjuicio de ello, estimo importante enfatizar lo siguiente:

1. En primer lugar, que la forma de conclusión del presente proceso (sustracción de la

materia) constituye una solución definitiva a la controversia sub litis, generada entre el Poder

Ejecutivo y el Poder Legislativo, que ha sido sometida a dilucidación, y responde al rol

pacificador del Tribunal Constitucional; máxime en el marco de las situaciones políticas y

sociales que viene atravesando el país.

2. Sobre esto último, la ponencia que en su momento presentó la Magistrada Ledesma

Narváez para resolver el presente caso y que no alcanzó el voto favorable de la mayoría de

miembros del Colegiado Constitucional, comprendió propuestas que no contribuían a la

pacificación del país y olvidó que en casos como el presente los jueces que integramos el

Tribunal Constitucional tenemos la obligación de sopesar las consecuencias políticas, sociales y

jurídicas que nuestra decisión podría generar; sobre todo si se tiene en cuenta que una de las

finalidades que tiene el Tribunal Constitucional, además de contribuir a la pacificación del país,
P á g i n a | 28

es la de fortalecer el Estado Constitucional, así como a las instituciones que lo integran y

fortaleces el respeto a sus respectivas competencias.

3. Por lo demás, en tal dimensión deben tenerse en cuenta el conjunto de hechos y

situaciones que se han producido después del archivamiento de la solicitud de vacancia materia

de este proceso y que han desembocado en una segunda solicitud de vacancia, autónoma e

independiente de la anterior, y en su aprobación; en la aceptación de la misma por parte del ex

presidente Martín Vizcarra Cornejo; y en la aplicación de la fórmula de sucesión presidencial

establecida en el artículo 115 de la Constitución hasta en dos ocasiones, para finalmente la

asunción de la primera magistratura de la Nación por parte del actual mandatario Francisco

Sagasti Hochhausler.

4. En segundo término, estando a que la propuesta de la Magistrada Ledesma Narváez

comprendió todo un desarrollo sobre los alcances de la figura de la permanente incapacidad

moral e, inclusive, perseguía acotarla, constreñirla y limitarla, desnaturalizándola y afectando en

parte las competencias del Poder Legislativo y las reglas del equilibrio de poderes contenidas en

la Norma Suprema de la República, debo dejar sentada mi posición discrepante de tal postura y

resumir las razones de mi disidencia. Caso de la vacancia del Presidente de la República por

incapacidad moral 14
P á g i n a | 29

5. Al respecto, soy de la opinión de que la Constitución establece esta causal como una de

carácter abierto, para atender situaciones de graves actos en los que ha incurrido el presidente de

la República, quien ostenta el más alto cargo de la Nación y es el Jefe Supremo de las Fuerzas

Armadas y de la Policía Nacional. Frente a esos actos, la mencionada causal se comporta como

un mecanismo de control de poder, que habilita a que el Congreso adopte una decisión política

con 87 votos.

6. En tal sentido, discrepo de aquellas posiciones que pretenden restringirla por las

siguientes consideraciones:

6.1. La Comisión Revisora de la Reforma Constitucional, que tuve el honor de integrar,

debatió sobre la vacancia presidencial por la causal de incapacidad moral, llegándose a concluir

que su contenido se identificaba claramente con una fórmula abierta referida a toda “conducta

incompatible con la dignidad del cargo” de presidente de la República, lo cual fue así plasmado

en el documento emitido como resultado de dicho debate y aparece como propuesta de causal de

vacancia presidencial.

6.2. Ahora bien, para referirnos a la incapacidad moral permanente, debemos tener en

cuenta, en primer lugar, el uso que tradicionalmente se le ha dado a dicha figura y, en segundo

orden, la forma o régimen de gobierno que ha contemplado nuestra Constitución.


P á g i n a | 30

6.3. En cuanto a lo primero, está claro que la referida figura no es una novedad en nuestro

constitucionalismo. Recogida como tal por las Constituciones de 1839 (artículo 81), 1856

(artículo 83, inciso 2), 1860 (artículo 88, inciso 1), 1867 (artículo 80, inciso 2), 1920 (artículo

115, inciso 1), 1933 (artículo 144 inciso 1), 1979 (artículo 206, inciso 1) y, finalmente, 1993

(artículo 113, inciso 2), siempre ha sido considerada una facultad indiscutible del Congreso

especialmente reconocida como instrumento de control político sobre la figura del Presidente de

la República. No es, pues, una invención de la actual Constitución, sino parte inobjetable de lo

que vendría a ser nuestra Constitución histórica o tradicional.

6.4. Si nos atenemos a la práctica, que muy ocasionalmente se le ha dado, esta hace

alusión a todo aquel comportamiento asumido por el presidente de la República que, visto desde

los parámetros del Congreso, pueda resultar contrario a lo moral, término que no se encuentra

vinculado a lo mental, como en algún momento se ha llegado a sostener, pues se trata de

aspectos totalmente diferentes. Mientras que lo mental se encuentra ligado al discernimiento y

raciocinio de una persona, lo moral en cambio se fundamenta en un contexto de carácter ético o

rigurosamente valorativo. Caso de la vacancia del Presidente de la República por incapacidad

moral 15

6.5. Por lo demás, la prueba de que el término mental tampoco se encuentra asociado a lo

moral, la constituyen importantes normas de nuestra Constitución que con todo acierto hacen
P á g i n a | 31

distingo entre lo físico, lo mental y lo moral (cfr. Artículo 2, incisos 1 y 24, acápite h, de la

Constitución), lo que adicionalmente viene reforzado por el artículo 5, inciso 1, de la

Convención Americana de Derechos Humanos, que hace una clara diferenciación entre cada una

de dichas categorías.

6.6. Ahora bien, lo moralmente inaceptable es todo aquello que desde la perspectiva de la

ética o de los valores de trascendencia general, pueda resultar reprochable en cabeza del

presidente de la República, dada su condición de Jefe de Estado y personificador de la Nación,

correspondiendo al Congreso de la República determinar qué comportamientos son los que

pueden sujetarse a dicho estándar de evaluación.

6.7. Siendo el Congreso de la República un órgano de naturaleza eminentemente política,

el juicio que ha de efectuar en la determinación de las citadas conductas reñidas con lo moral no

puede ser otro que uno de naturaleza esencialmente política, muy distinto del juicio propiamente

judicial, en el que son otros los referentes a tomarse en cuenta, los que, por lo general, se

encuentran regulados y reconocidos en el ordenamiento jurídico.

6.8. En tal sentido, en mi opinión no resulta de recibo que se pretendan tasar en un

catálogo formal o matemáticamente exacto los supuestos de una hipotética conducta reñida con

la moral, pues ello no solo resultaría contrario a la característica de amplitud y dinamismo

esenciales en la vida, la realidad política o la coyuntura del tiempo y espacio social, sino un vano
P á g i n a | 32

intento por circunscribir algo que por su propia naturaleza resulta imposible colocar dentro de

parámetros estrictamente objetivos.

6.9. Naturalmente, lo dicho no significa que lo político se encuentre exento de seguir los

valores constitucionales, pues siendo la Constitución la norma Suprema del Estado, a la que se

encuentran sujetos tanto detentadores como destinatarios del poder, está claro que los valores que

propugna condicionan y legitiman toda actuación en la vida política.

6.10. Sin embargo, aun aceptando la vinculación que todos tenemos para con la

Constitución (incluyendo el Congreso de la República), no puede dejarse de anotar el inevitable

y acaso necesario espectro de posibilidades abiertas con las que debe operar todo protagonista

político. De no ser así, la política desaparecería del escenario para ser reemplazada por conductas

absolutamente predeterminadas que impedirían la libertad de opción en los enfoques de cada

medida o decisión política.


P á g i n a | 33

Fundamento de voto del magistrado sardón de taboada

Para evitar que otros interpreten y modifiquen mi voto, dejo constancia de que suscribo

totalmente los argumentos y el fallo de la sentencia de mayoría, que declara IMPROCEDENTE

la demanda por haberse producido la sustracción de la materia. Sin embargo, emito este

fundamento de voto porque, en mi opinión, en este caso hay una razón adicional para declarar su

improcedencia. El petitorio de la demanda exige también un pronunciamiento respecto a una

cuestión sustancialmente igual a la que ya fue resuelta por el Tribunal Constitucional en la

sentencia emitida en el Expediente 00006-2003-AI/TC. Me explico: La presente demanda

competencial fue planteada el 14 de setiembre, ante la admisión de la Moción de Orden del Día

12090, Caso Richard Cisneros. Sin embargo, días después de planteada la demanda, dicha

moción fue debatida y votada en el Pleno del Congreso de la República, donde no obtuvo los

votos requeridos por el artículo 89-A de su Reglamento para ser aprobada; por tanto, tal moción

fue archivada. De esta manera, ocurrió la sustracción de la materia controvertida en este proceso.

En un proceso competencial, la materia a evaluarse debe ser un acto concreto de alguna entidad

estatal que menoscaba las atribuciones constitucionales de otra entidad estatal. Al desaparecer

dicho acto, ya no hay nada que analizar. Ahora bien, ocurre que el petitorio de la demanda no es

claro o preciso, y pretende ir más allá de la Moción de Orden del Día 12090. La demanda, en

efecto, asegura que no busca defender al expresidente Martín Vizcarra frente a dicha moción

sino que solicita que el Tribunal Constitucional “precise” la causal de vacancia del presidente de

la República por “permanente incapacidad moral”, establecida en el inciso 2 del artículo 113 de

la Constitución, para evitar su uso arbitrario: La presente demanda no tiene por objetivo

establecer argumentos de defensa del presidente de la República con relación a los hechos e

imputaciones contenidas en la Moción de Orden del Día Nº 12090, sino lograr que el Tribunal
P á g i n a | 34

Constitucional, a partir de la precisión sobre los alcances constitucionales de la competencia del

Congreso para declarar una vacancia presidencial por permanente incapacidad moral, garantice

el ejercicio de las competencias que la Constitución Política de 1993 le otorga al Poder Ejecutivo

durante el período de cinco años para el cual ha sido elegido, evitando a su vez que sea empleada

de forma arbitraria como mecanismo de control político y sanción para dar por concluido un

mandato presidencial [énfasis añadido]. Este asunto, sin embargo, es sustancialmente igual al

que resolvió el Tribunal Constitucional en la sentencia emitida en el Expediente 00006-2003.

Dicha sentencia precisó el uso de la vacancia por incapacidad moral, sugiriéndole al Congreso

incluir en su Reglamento un procedimiento ad-hoc para el trámite de tales mociones. El Tribunal

Constitucional también sugirió elevar a dos tercios del número legal de miembros del Caso de la

vacancia del Presidente de la República por incapacidad moral 19 Congreso la votación

requerida para la aprobación de las mismas. Ambas sugerencias fueron recogidas por el

Congreso el año 2004, introduciendo el artículo 89-A a su Reglamento. El Tribunal

Constitucional no puede ir más allá, como pretenden mis colegas que acogen la presente

demanda. El Tribunal Constitucional, vía interpretación, no puede reescribir la Constitución. El

inciso 2 del artículo 113 de la Constitución le otorga al Congreso la atribución de declarar la

vacancia por permanente incapacidad moral del presidente de la República en cualquiera de los

cinco años de su mandato. El Tribunal Constitucional no puede introducir reglas que hagan

inviable el ejercicio de esta atribución. En realidad, de la revisión de los debates constitucionales

de 1993 resulta claro que los constituyentes eran conscientes de que el término “incapacidad

moral” podía ser interpretado de distintas maneras. Esta preocupación también está registrada en

los debates que alumbraron la Constitución de 1979. A pesar de ello, los constituyentes tanto de

1993 como de 1978-79 decidieron mantener este término en el texto constitucional, considerando
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que estaba presente en nuestra Constitución histórica desde 1839, sin que hubiese sido

prácticamente utilizado. La inclusión de la vacancia por incapacidad moral en la Constitución no

fue, pues, un descuido; fue una decisión deliberada. Los constituyentes decidieron otorgarle al

Congreso ese mecanismo de control, y lo hicieron: Artículo 113.— La Presidencia de la

República vaca por: (…) 2. Su permanente incapacidad moral o física, declarada por el Congreso

[énfasis añadido]. El 2001, la Comisión de Estudio de las Bases de la Reforma Constitucional

Peruana, convocada por Valentín Paniagua, propuso sustituir el término “permanente

incapacidad moral” por el de “conducta incompatible con la dignidad del cargo”, que no es

menos indeterminado. El 2002, al avanzar el proceso de reforma constitucional, en el

“Anteproyecto de Ley de Reforma Constitucional”, la Comisión de Constitución del Congreso

optó por la fórmula de “conducta incompatible con la dignidad del cargo o incapacidad moral”,

dejando claro que ambos términos eran sinónimos. Ni siquiera en ese momento, en el que se

intentaba hacer una reforma total de la Constitución, se pensó retirarle dicha atribución al

Congreso. Llama la atención la conducta del procurador público especializado en materia

constitucional del Poder Ejecutivo. El año pasado, al contestar la demanda contenida en el

Expediente 00006-2019-CC/TC, caso disolución del Congreso, nos solicitó que realizáramos una

interpretación amplia de la facultad del Poder Ejecutivo de plantear cuestiones de confianza, de

modo que incluyera competencias exclusivas del Congreso y su denegación fáctica. Hoy

pretende que realicemos una interpretación estrecha de la atribución del Congreso de declarar la

vacancia presidencial por permanente incapacidad moral. El Tribunal Constitucional no debe

prestarse a hacer interpretaciones ad hoc.


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Voto singular de la magistrada ledesma narváez y del magistrado ramos núñez

Lo que la experiencia de la justicia constitucional ha revelado es, justamente, la aparición

de un reino nuevo donde extender el imperio del Derecho, un reino hasta entonces dejado al

capricho y al arbitrio de los políticos, el reino de la Constitución, concebida no como una simple

decisión existencial, consumada en un momento único y remitida en su suerte a todos los

avatares y las pasiones de la lucha política ulterior, sino como una norma jurídica efectiva, que

articula de manera estable los elementos básicos del orden político y social y que es capaz de

funcionar normativamente como clave, de bóveda del sistema jurídico entero. El sistema de la

justicia constitucional ha conquistado, pues, nuevas tierras al imperio del Derecho para extender

a ellas naturalmente la función pacificadora e integradora que el Derecho asegura como el

primero de sus logros. Eduardo García de Enterría Conforme a nuestro irrenunciable deber de

magistrada y magistrado constitucionales, elaboramos el presente voto porque no compartimos,

de ninguna forma, ni las razones ni la decisión adoptada por la mayoría de nuestros colegas. La

demanda no debió declararse improcedente por sustracción de la materia, sino más bien debió

ingresarse al fondo del asunto y declararla FUNDADA, pues está acreditado el uso indebido de

la vacancia presidencial por parte del Poder Legislativo, así como la afectación de las

competencias de la Presidencia de la República para dirigir la política general de gobierno. En

los últimos años el Congreso de la República ha apelado frecuentemente a la noción de la

incapacidad moral para justificar pedidos de vacancia presidencial, lo que ha generado

escenarios de graves tensiones políticas, que hacían imprescindible e impostergable un

pronunciamiento de fondo del Tribunal Constitucional sobre esta causal. Sólo así se hubiera

hecho prevalecer sus funciones de valoración, ordenación y pacificación, y acabar de este modo
P á g i n a | 37

con la incertidumbre e inseguridad jurídica generadas por las referidas tensiones políticas.

Lamentablemente la mayoría del Tribunal ha decidido rechazar la improcedencia de la demanda

por argumentos formales que carecen de justificación. Estructuraremos nuestro pronunciamiento

abordando los siguientes tópicos:

1) antecedentes del caso; 2) delimitación de la controversia competencial; 3) la vacancia

Caso de la vacancia del Presidente de la República por incapacidad moral 22 del Presidente de la

República por incapacidad moral en el constitucionalismo peruano:

3.1. Historia constitucional de la vacancia presidencial por causal de incapacidad moral y

3.2. La incapacidad moral como causal de vacancia presidencial en la historia reciente; 4)

La causal de vacancia presidencial por causal de incapacidad moral en la Constitución Política de

1993:

4.1. Sobre la naturaleza de la vacancia presidencial,

4.2. La norma constitucional contenida en el artículo 113 inciso 2 de la Constitución, y


P á g i n a | 38

4.3. Sobre las garantías procedimentales para que la causal de permanente incapacidad

moral sea utilizada en un sentido conforme con la Constitución;

5) Análisis del caso concreto; y 6) Efectos de la sentencia en el presente caso. §1.


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Antecedentes del caso

Los argumentos expuestos en la demanda son los siguientes: - El demandante sostiene

que el Congreso de la República ha ejercido indebidamente su competencia para iniciar el

trámite de vacancia presidencial por permanente incapacidad moral, ya que afecta las

atribuciones del Presidente de la República para dirigir la política general del Gobierno y la

facultad de los ministros para llevarla a cabo. - Argumenta que en el presente caso existe un

conflicto constitucional por menoscabo en sentido estricto. En este supuesto, cada órgano

constitucional conoce perfectamente cuál es su competencia; sin embargo, uno de ellos realiza un

indebido o prohibido ejercicio de la atribución que le corresponde, lo que repercute sobre el

ámbito del que es titular el otro órgano constitucional. - En ese sentido, manifiesta que los actos

concretos del Congreso de la República que afectan las competencias del Poder Ejecutivo son:

i) la admisión a trámite de una moción de vacancia contra el presidente de la

República por permanente incapacidad moral (Moción de Orden del Día 12090); y,

ii) el desarrollo del procedimiento de vacancia como resultado de la admisión a trámite de

la moción. - Alega que existen antecedentes, tanto a nivel interno como internacional, de

acciones de control a través de instancias jurisdiccionales, sobre la actuación del Congreso de la

República respecto al ejercicio de competencias que le han sido reconocidas por la Constitución.

- El procurador público de la parte demandante acota que la Corte Interamericana de

Derechos Humanos (en adelante Corte IDH) en el caso Tribunal Caso de la vacancia del
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Presidente de la República por incapacidad moral 23 Constitucional vs. Perú, determinó que el

procedimiento de acusación constitucional llevado a cabo por el Congreso de la República contra

los magistrados denunciantes en la controversia, afectó las garantías del debido proceso

reconocidas en el artículo 8 de la Convención Americana de Derechos Humanos (en adelante

CADH).

- Añade que, en el 2018, la Corte IDH en la resolución de medidas provisionales del caso

Durand y Ugarte vs. Perú realizó un control sobre el proceso de acusación constitucional seguido

por el Congreso de la República contra cuatro magistrados del Tribunal Constitucional y ordenó

el archivo del referido proceso.

- El demandante refiere además que un elemento esencial de todo Estado constitucional

es el respeto al principio de separación de poderes. Alega que el Tribunal Constitucional ha

señalado que las dimensiones de dicho principio son la solución democrática, cooperación,

balance entre poderes y el principio de separación de poderes propiamente dicho.

- Argumenta que, en el presente caso, el uso indebido por parte del Congreso de la

República de su competencia para tramitar la vacancia presidencial por permanente incapacidad

moral contraviene el principio de separación de poderes.


P á g i n a | 41

- El procurador público del Poder Ejecutivo manifiesta que, de acuerdo con el artículo

118 inciso 3 de la Constitución, corresponde al presidente de la República “dirigir la política

general del gobierno”. Por su parte, el artículo 119 del texto constitucional reconoce la

competencia de los ministros para ejecutar dicha política.

- Asevera que, en virtud de lo dispuesto por el artículo 112 de la Constitución, todas las

entidades del Estado deben respetar el período de duración del mandato presidencial. Sostiene

que, aquellos mecanismos a través de los cuales se pueda constitucionalmente determinar que

dicho período de gobierno debe concluir antes de lo previsto, deben cumplir determinados

requisitos tanto de fondo como de procedimiento.

- Aduce que, una de las garantías para el adecuado desempeño de las competencias que

corresponden al Presidente de la República, se encuentra establecida en el artículo 117 de la

Constitución. Dicha disposición constitucional tiene por objetivo garantizar que el más alto

funcionario del Estado pueda ejercer adecuadamente el cargo sin que sus competencias se vean

entorpecidas como consecuencia del trámite de denuncias presentadas en su contra. Caso de la

vacancia del Presidente de la República por incapacidad moral 24

- Por ello, concluye en este aspecto que las competencias asignadas por la Constitución al

Congreso de la República no pueden ser utilizadas para impedir que el Presidente de la


P á g i n a | 42

República dirija la política general del gobierno durante los cinco años por los cuales ha sido

elegido, ni para impedir que los ministros de Estado la ejecuten.

- Sostiene que el artículo 113 de la Constitución establece los supuestos en los cuales se

produce la vacancia presidencial. Señala que dicha disposición constitucional tiene como

finalidad identificar aquellas situaciones objetivas que den cuenta de un hecho concreto que

impida que una persona pueda seguir ejerciendo el cargo de presidente de la República.

- Sin embargo, alega que dicha institución no implica un mecanismo de control político.

Pues de lo contrario se estaría afectando el modelo de frenos y contrapesos que rige en nuestro

sistema constitucional.

- Por ello, señala que la aplicación de esta causal de vacancia debe ser restrictiva,

únicamente cuando el Presidente de la República se encuentre imposibilitado de ejercer el cargo

por haberse configurado su permanente incapacidad moral.

- Sostiene que dicha causal no puede ser empleada por el Congreso de la República como

un mecanismo de control político respecto del Poder Ejecutivo. Es decir, alega que no debe ser

utilizada para evaluar acciones u omisiones del presidente de la República durante el período de
P á g i n a | 43

gobierno, ya que de hacerlo se desnaturalizaría la institución de la vacancia presidencial lo cual

supondría una afectación del equilibrio de poderes.

- El demandante advierte que el procedimiento de vacancia presidencial ha sido

establecido en el Reglamento del Congreso de tal manera que se asemeja a un proceso

sancionatorio contra el Presidente de la República.

- Añade que, si bien dicha norma establece reglas de procedimiento relacionadas con las

etapas correspondientes, no define cuáles son los supuestos o criterios que deben tomarse en

cuenta para identificar aquellas conductas (acciones u omisiones) del Presidente de la República

que puedan ser calificadas como permanente incapacidad moral.

- Así las cosas, alega que le corresponde al Tribunal Constitucional disponer que la

vacancia presidencial por la causal de permanente incapacidad moral no puede ser considerada

como un mecanismo de control político respecto del Presidente de la República.

- Advierte que, en el presente caso, del contenido de la Moción de Orden del Día 12090,

se desprende que la causal de vacancia presidencial por permanente incapacidad moral no se

sustenta en algún hecho objetivo que le impida al Caso de la vacancia del Presidente de la

República por incapacidad moral 25 presidente de la República continuar ejerciendo sus


P á g i n a | 44

funciones, sino que, por el contrario, se basa en argumentos sujetos a debate e interpretación,

tanto desde un punto de vista jurídico como político y que, dicha situación, reflejaría la intención

del Congreso de emplear la vacancia presidencial como un mecanismo de control político.

- Finalmente, el demandante enfatiza que la presente controversia debe ser analizada

tomando en cuenta el actual escenario político, a fin de hacer prevalecer los límites impuestos

por la Constitución a la competencia del Congreso de la República. Contestación de la demanda

En la contestación de la demanda, se exponen los siguientes argumentos:

- El procurador público encargado de la defensa de los asuntos judiciales del Poder

Legislativo sostiene que la demanda ha devenido en improcedente por incurrir en la causal de

sustracción de la materia. Refiere que, según Manuel Valverde, la sustracción de la materia,

“solo se puede dar ex post de interpuesta la demanda; esto es, debe surgir la causal de la

sustracción de la materia después de que se admita la demanda hasta –por lo general– antes de

expedirse la sentencia final”. - Añade que, según Eugenia Ariano, “la desaparición del interés

para obrar, tiene estrecha relación con la pretensión como objeto del proceso, en la medida que

es sobre este último que recaerá la afectación del interés para obrar, bien debido a la satisfacción

extraprocesal o a cualquier otro evento que provoque un efecto idéntico”.

- En ese sentido, señala que según el artículo 110 del Código Procesal Constitucional, el

conflicto competencial se produce cuando alguno de los poderes o entidades estatales adopta
P á g i n a | 45

decisiones o rehúye deliberadamente actuaciones, afectando competencias o atribuciones que la

Constitución y las leyes orgánicas confieren a otro.

- Argumenta que, a diferencia de lo ocurre en los procesos de inconstitucionalidad y de

acción popular, el proceso competencial no está dirigido a evaluar la compatibilidad abstracta de

normas jurídicas con el ordenamiento constitucional o legal.

- Refiere que, al resolver este tipo de procesos, el Tribunal Constitucional a menudo

ejerce su función ordenadora y, de esa manera, contribuye a clarificar la distribución de

competencias establecida por la Constitución Política del Estado. Alega que si no existe un

conflicto, que debe basarse necesariamente en cuestiones de hecho, no puede ser procedente una

demanda competencial. Caso de la vacancia del Presidente de la República por incapacidad

moral 26 - Sostiene que, es evidente que el proceso competencial está diseñado para evaluar

hechos y situaciones jurídicas concretas. Por lo tanto, desde ese punto de vista, anota que este

proceso es más próximo a los procesos de la libertad (habeas corpus, amparo y habeas data) que

a los de control abstracto (inconstitucionalidad y acción popular).

- Argumenta que la posibilidad de plantear una demanda competencial se encuentra

supeditada a la existencia de un conflicto, ya que de lo contrario este proceso devendría en un

mecanismo a través del cual los sujetos legitimados para demandar podrían solicitar que el
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Tribunal Constitucional se pronuncie, en cualquier momento, sobre una presunta ambigüedad en

la distribución de competencias establecida por nuestra Constitución.

- El procurador público encargado de la defensa de los asuntos judiciales del Poder

Legislativo sostiene que, si ello ocurriera, no estaríamos ante un proceso destinado a resolver una

controversia sino, más bien, ante un mecanismo vinculante de consulta en el cual el Tribunal

Constitucional estaría llamado a resolver casos hipotéticos y/o a realizar interpretaciones en

abstracto, lo cual no es admisible en nuestro sistema constitucional. - Refiere que, si se

permitiera que el proceso competencial se configure como un mecanismo vinculante de consulta,

se alteraría profundamente el equilibrio de poderes, reconocido en el artículo 43 de la

Constitución. - Sobre esta base, manifiesta que, a través del proceso competencial, el Tribunal

Constitucional, únicamente está autorizado para resolver los conflictos que efectivamente se

producen entre los sujetos legitimados para demandar y ser demandados. Alega que, por regla

general, no puede emplearse este proceso para resolver conflictos que no existen, o que han

desaparecido durante la tramitación del proceso. - Respecto al caso concreto, el procurador

público encargado de la defensa de los asuntos judiciales del Poder Legislativo manifiesta que se

debe considerar que en la sesión de fecha 18 de setiembre de 2020, la moción de vacancia obtuvo

solo 32 votos, con lo cual se acredita que el conflicto específico que dio origen a la interposición

de la demanda ha desaparecido, y, por lo tanto, la demanda deviene improcedente por haberse

producido la sustracción de la materia. - Por otro lado, sin perjuicio de ello, manifiesta que, en el

presente caso, la demanda no ha sido interpuesta en defensa de una potestad concreta del Poder

Ejecutivo cuyo ejercicio esté impedido o se encuentre disminuido por causas imputables al

Congreso de la República. Por el contrario, ha sido presentada en defensa del señor Martín
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Vizcarra Cornejo, como presidente de la República, con la finalidad de que no sea vacado del

cargo por aplicación del artículo 113, inciso 2, de la Constitución. Caso de la vacancia del

Presidente de la República por incapacidad moral 27 - Por ello, alega que la presente demanda

no tiene carácter competencial puesto que no está en discusión el ejercicio de ninguna de las

competencias constitucionales que corresponden al Poder Ejecutivo, sino únicamente la

continuidad en el cargo de un funcionario público, concretamente, el señor Martín Vizcarra

Cornejo como Presidente de la República.


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CASOS DE VACANCIA PRESIDENCIAL A TRAVES DE LA HISTORIA


A diferencia de Francia, la Constitución de 1993 establece sin detallar las causales de

vacancia y suspensión del ejercicio de la presidencia que podemos resumir en naturales, políticas

y penales (Mainwaring, 1995, p. 124). En efecto, la Carta de 1993 y la legislación peruana no

han reglamentado y detallado los casos en que procede la incapacidad parcial o total del jefe de

Estado, lo cual se presta a la falta de acuerdo sobre el contenido de cada una siendo la muerte el

caso más claro y sin discusión académica. A continuación, repasemos las causales a la luz de la

historia y el derecho comparado.

1. Las causas de origen natural

La doctrina considera que, entre los primeros, fuera del caso de muerte, podría

comprenderse un deteriorado estado de salud que le impidiera de ejercer con normalidad sus

deberes como jefe de Estado y Gobierno (Pareja, 1984, p. 222). La experiencia histórica excluye

los casos de parálisis de la actividad locomotora, como fue el caso del Franklin D. Roosevelt

(Borea, 2016). En resumen, de lo que se trata es que el titular del ejecutivo mantenga la lucidez y

salud corporal necesaria para conducir la representación estatal y la política general de gobierno.

Un jefe de Estado inestable emocionalmente en la toma de decisiones, que desvaría y contradice,

cuando no se trata de deficiencias de comunicación sino preocupación sobre el contenido de lo

comunicado por incoherencia, insensato y peligro de contraproducente a los intereses nacionales.

Un conjunto de condiciones personales que también se prestan a la discusión política, a la

necesidad de la oposición de contar o no con mayoría parlamentaria para iniciar un

procedimiento de vacancia, la exigencia de conocer un diagnóstico médico por interés público,

sumado a la posición y eventual movilización de los ciudadanos que deberá interpretar el jefe de
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Estado para continuar o decidirse a dimitir tras reconocer su falta de salud para ejercer el cargo

(Borea, 2006, p.755).

2. Causas de origen penal

Se pueden distinguir dos casos. El primero, cuando el presidente sale del país sin

autorización del Congreso o no retorna en el plazo previsto. El segundo, cuando es destituido por

los casos de traición a la patria, por impedir las elecciones ya sea a los órganos ejecutivo,

legislativo, a los gobiernos locales o regionales, o por disolver el Parlamento salvo que este haya

censurado previamente a dos gabinetes, o por impedir la reunión o funcionamiento del Congreso

o del poder electoral, mientras dure el procedimiento de acusación se suspende el ejercicio de la

presidencia siendo reemplazado su titular por el primer vicepresidente. En la práctica, la

aplicación de estas normas demanda, a su vez la identificación y compromiso de las fuerzas

armadas y policías con los ideales democráticos, será determinante para poner en práctica esta

disposición una vez perdida la legitimidad, o justo título para el mando, del jefe de Estado en

ejercicio (Hakansson, 2020, p. 330).

3. Causas de origen político

Se produce cuando el presidente presenta su renuncia al cargo y el Congreso acepte su

dimisión; es decir, no es suficiente que el jefe de Estado formule su renuncia para afirmar una

posición política, ya que dichas manifestaciones de la voluntad no tienen efectos jurídicos si el

Congreso no respalda su decisión; no obstante, ni en la Constitución, ni en el reglamento

parlamentario, y tampoco en la ley de ejecutivo encontramos una disposición procedimental que

reglamente la renuncia del jefe de Estado. En todo caso, pensamos que el pleno deberá aprobar el

pedido de renuncia por mayoría absoluta para que surta efecto jurídico, otra causal es su
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permanente incapacidad moral declarada por el Congreso, en la que también juega un papel

determinante el peso de la oposición política en el Congreso y la opinión pública. A

continuación, nos detendremos en esta causal de vacancia (Hakansson, 2020, pp. 328–331).

III. Incapacidad moral permanente.

La causal de vacancia por “incapacidad moral” fue recogida en la Constitución peruana

de 1839, luego la breve Confederación peruano–boliviana y en sustitución de la Carta de 1834.

Un fallido proceso de integración con el Alto Perú que culminó con la presidencia del general

boliviano Andrés de Santa Cruz (Basadre, 2005, p. 99), la cual fue saboteada al poco tiempo por

una crisis política entre diferentes actores, nacionales y extranjeros, que culminó con una guerra

exterior liderada por Chile. El presidente Agustín Gamarra convocó a un Congreso General

reunido en el Sierra central (Huancayo), a causa de la ocupación de tropas chilenas en la capital.

Se dejó sin efecto la Constitución de 1834 sosteniendo que no tenía una respuesta ante los actos

de traición del entonces jefe de Estado (Luis José Orbegoso), por el modo de sostener la

independencia del país frente a las amenazas foráneas, aludiendo así a los hechos políticos

anteriores al establecimiento de la Confederación Peruano–Boliviana (Basadre, 2005, p. 101), lo

que consideramos, probablemente, llevó a los constituyentes de la época para incorporar una

causal de naturaleza subjetiva que permita vacar la presidencia con una mayoría parlamentaria

opositora: la incapacidad moral permanente.

Para su comprensión, la vacancia se ha comparado con otras instituciones

constitucionales, como las conductas que, sin que resulten supuestas responsabilidades jurídico–

penales (antejuicio político), ni infracciones a la constitución de carácter político y pasibles de

impeachment (juicio político) (García, 2013, p. 402), hieran profundamente la dignidad


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presidencial, a tal punto de que su titular no pueda mantener el ejercicio del mandato. La debida

justificación para el establecimiento de una causal de vacancia, fundamentada en un estado de

incapacidad moral permanente, pasa por comprender que la presidencia de la república es, ante

todo, un liderazgo moral (moral leadership) para el ejercicio del más alto cargo administrativo de

la función pública (Pereira, 1998, p. 60). El contenido del liderazgo moral de la primera

magistratura del país comprende las virtudes de bondad, honradez y sinceridad, las cuales son el

sustento y base para su energía, sagacidad y competencia en el ejercicio del cargo. Por eso, la

causal de vacancia establecida por la Constitución y denominada “incapacidad moral

permanente” no significa una falta de discernimiento del titular del ejecutivo, ya que, en ese

caso, nos encontraríamos ante una situación de deficiencia mental clínicamente declarada por

médicos especialistas en neurología.

La incapacidad moral aludida por la Constitución surge como producto de una grave

inconducta que termina por neutralizar, o destruir, las bases sobre las cuáles se construye la

confianza pública al jefe de Estado otorgada luego de proceso electoral democrático (Borea,

2016, p.755). Es correcto pensar que son los hechos los que determinan la prueba de la

incapacidad moral, no solamente un ofrecimiento de disculpas públicas que intente manifestar su

discernimiento moral, de lo que está bien y mal, ya que, en la práctica, podría disculparse

falsamente. Lo importante en estos casos son los hechos ocurridos y probados para determinar

dicho estado de incapacidad moral por parte del presidente de la república. La sistemática falta a

la verdad ofrecida en declaraciones en los medios de comunicación, escritas y firmadas afectan

gravemente la legitimidad, ese justo título para ejercer el mando del gobierno.

Es cierto que la aprobación o desaprobación pública a la gestión del jefe de Estado como

jefe de Estado y Gobierno puede condicionar, en parte, la aprobación de su vacancia, incluso si


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se tratara de un caso de aparente incapacidad moral permanente. En la historia reciente, el caso

del expresidente estadounidense Bill Clinton (caso Mónica Levitsky, becaria de la Casa Blanca),

que en su declaración ante la judicatura admitió una relación impropia en el recinto del salón

oval, que dio lugar a la votación de una acusación constitucional (impeachment) en el Congreso,

que, incluyendo los votos de miembros de su mismo partido, la oposición republicana no alcanzó

la mayoría exigida para vacarlo, entre otras razones, a la aprobación ciudadana por el buen

momento de crecimiento económico que atravesaba la nación, pero a la vez conscientes que la

institución presidencial quedó herida. Es importante señalar el inevitable sesgo político de esta

causal que, en la práctica, las razones de peso para una vacancia podrían ser relativizadas si se

alcanzarán los votos necesarios en una contienda entre los operadores políticos del Congreso. La

necesidad de preservar la estabilidad y gobernabilidad, un complot político, hasta acusar un

intento de sedición, serán los argumentos que buscarán disuadir la decisión parlamentaria en

atención a la opinión pública.

IV. PROCEDIMIENTO DE VACANCIA PRESIDENCIAL POR INCAPACIDAD

MORAL

A través de un proceso de inconstitucionalidad, el máximo intérprete se pronunció ante la

necesidad de otorgar un procedimiento a seguir para tramitar una moción de vacancia

presidencial, así como la mayoría requerida para su aprobación. De este modo, el Congreso

modificó su reglamento estableciendo el siguiente procedimiento:

a) La moción de vacancia se presenta gracias a la firma de, al menos, veinte y seis

congresistas, un número que equivale al veinte por ciento de su número legal.


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b) Su admisión es sometida a votación, la cual también requiere del voto del veinte

por ciento de congresistas hábiles.

c) Una vez admitida la moción, debe debatirse antes de someterse a votación entre el

tercer día y décimo día de su fecha de admisión; sin embargo, este periodo de enfriamiento

puede ser superado gracias al voto de ciento cuatro congresistas.

d) En el curso del debate, el presidente de la república cuenta con sesenta minutos

para ejercer su derecho de defensa, pudiendo contar con la asistencia de letrado.

e) La aprobación de la vacancia presidencial requiere la conformidad de ochenta y

siete votos congresales.

Se trata de un procedimiento sumario que no exige la previa intervención de una

comisión parlamentaria y su debate en el pleno tendrá prioridad en el orden del día del Congreso.

V. Demanda competencial contra la aplicación de la vacancia presidencial por

permanente incapacidad moral

La demanda competencial, presentada el 14 de setiembre del 2020 por el Poder

Ejecutivo, argumentó el ejercicio arbitrario de la vacancia presidencial por menoscabo de sus

competencias constitucionales, una afectación al principio de separación de poderes tras

afectarse su atribución de dirigir la política general del gobierno, sosteniendo que los

mecanismos constitucionales que existen para interrumpir un mandato presidencial deben

cumplir requisitos de fondo y forma.


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La demanda señala que los supuestos de vacancia presidencial son objetivos y que no

pueden invocarse para la evaluación de acciones u omisiones del jefe de Estado durante el

ejercicio del mandato. La defensa del Congreso sostuvo que la demanda devino en improcedente

por sustracción de la materia debido a que el procedimiento de vacancia contra el cual se

interpuso de la demanda competencial no alcanzó los votos parlamentarios suficientes para su

aprobación, argumento que acogió el Tribunal Constitucional por mayoría de cuatro votos

conformes, sosteniendo que no le corresponde emitir un pronunciamiento “por cuanto a la fecha

se ha producido sustracción de la materia controvertida”.

1. Improcedencia por sustracción de la materia

Si el derecho fundamental deviene en irreparable, el juez, atendiendo al agravio

producido, declarará fundada la demanda precisando los alcances de su decisión, disponiendo

que el emplazado no vuelva a incurrir en las acciones u omisiones que motivaron la interposición

de la demanda. El juez también podrá dispondrá la remisión de los actuados al fiscal penal que

corresponda para los fines pertinentes. Esto ocurrirá, inclusive, cuando se declare la sustracción

de la pretensión. El concepto de sustracción viene de la aritmética cuando se trata de la operación

de la resta, una operación que consiste en sacar, recortar o separar algo de un todo. La materia

alude al componente principal de los cuerpos, al fondo, por eso la sustracción de materia se

produce cuando el caso carece de la sustancia que dio origen a la demanda y por eso se declara

improcedente; no obstante, la improcedencia en materia constitucional contiene otros

condicionantes y exigencias atendiendo a que se trata de la amenaza y afectación de los derechos

fundamentales que, en nuestra opinión, los jueces siempre deberán motivar y ocuparse del fondo

tratándose de bienes o cuotas de perfección para la realización humana.


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La interpretación judicial siempre es previsora de las consecuencias y en especial cuando

la vigencia al respeto de los derechos fundamentales se encuentra en juego. Además, los jueces

no pueden dejar de administrar justicia, por eso la sustracción de la materia en un proceso es un

hecho especialmente grave en materia constitucional. Los jueces deben evitar que vuelva a

producirse atendiendo al papel pacificador de los jueces que no es retroactiva. Se trata de un

conjunto de acciones que tiene la finalidad de resolver conflictos y ponerles fin. Por tanto, la

declaración de improcedencia por sustracción de la materia en los procesos constitucionales

implica la necesidad de motivar con argumentos la forma que debe impedirse una nueva

afectación de los derechos y libertades en el futuro. La razón es que a los jueces no les puede

resultar indiferente declarar la sustracción de la materia en un proceso constitucional tratándose

de la defensa de los derechos fundamentales y los principios del buen gobierno civil.

2. Contenido de la capacidad moral presidencial

La legitimidad que recae en el presidente de la república electo, fruto de una contienda

democrática, le permite gozar de un justo título para el mando, así como la licitud de sus actos de

gobierno para un responsable ejercicio del cargo. Por eso, el contenido de su capacidad moral

para ejercer el cargo se puede determinar a través de cuatro atribuciones que concentran sus

principales competencias: personificar a la nación, dirigir las relaciones internacionales, jefe

supremo de las Fuerzas Armadas y Policiales, dirigir la política general del gobierno. Todo ello

es un conjunto de atributos que resumen la dignidad del cargo y, como mencionamos, la

responsabilidad de su titular legitimado por sufragio universal en una contienda electoral. Por

eso, cuando su comportamiento evidencia insalvables inconductas que comprometen,

permanentemente, la figura y talante de la primera magistratura será el Congreso mediante


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mayoría calificada la que decidirá, o no, su vacancia. Una decisión política que no puede

judicializarse.

Las opiniones vertidas respecto a la necesidad de establecer en una sentencia ciertos

parámetros para declarar la vacancia, es decir, la comisión de una falta grave sumada al deber

parlamentario de interpretar una clara reprobación ciudadana, corre el riesgo de privatizar su

ejercicio mediante instrumentos que midan la opinión pública. El Congreso es la institución que

ostenta la representación de todas las fuerzas políticas en su hemiciclo, fruto de un proceso

democrático que produce el mandato parlamentario para tomar decisiones, hasta su periódica

renovación en las urnas cada cinco años.

La reciente experiencia en el ejercicio de la vacancia presidencial aconseja que no pueda

ser aplicada durante el último año de mandato presidencial, por eso es necesaria una enmienda

constitucional que compense políticamente la imposibilidad del jefe de Estado para disolver el

Congreso en el mismo periodo. La oposición parlamentaria solo podría censurar al gabinete y,

como máximo, condicionar la investidura de un primer ministro de consenso que garantice un

transparente proceso electoral.

VI. En caso de crisis presidencial, ¿existen soluciones intermedias a declarar la

vacancia?

La Constitución no es un reglamento, es un pacto que reconoce un conjunto de principios

para el buen gobierno civil y la protección como la garantía de los derechos fundamentales. Es

natural que contengan vacíos que con el tiempo serán cubiertos por la interpretación que realice

la jurisprudencia, las leyes de reforma y convenciones constitucionales. A continuación, un

vistazo al constitucionalismo clásico y su comparación con la experiencia nacional.


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1. Experiencia estadounidense y peruana en materia consuetudinaria

La Constitución estadounidense no establecía límites a la reelección presidencial

inmediata. Washington decidió reelegirse una vez (1793) y su ejemplo produjo una convención

respetada más de un siglo hasta que Roosevelt fuera reelecto por cuatro periodos sucesivos

(1932, 1936, 1940, 1944). El Congreso decidió aprobar una enmienda constitucional limitando a

dos los mandatos presidenciales.

En el Perú, la transición democrática de fines del 2000 recuerda el consejo del

expresidente Fernando Belaunde Terry a Valentín Paniagua Corazao (titular de la presidencia

transitoria, 22 de noviembre del 2000 a 28 de julio del 2001), cuando se aplicó por primera vez

lo dispuesto en el artículo 115 de la Constitución peruana. Desde su experiencia como estadista,

le exhortó que el partido no presente plancha presidencial como forma de garantizar la

neutralidad del proceso electoral en curso. Un acto de fair play (juego limpio) con buenos

resultados que consideramos dio inicio a una convención constitucional para una pacífica

transición presidencial. Finalmente, para el mismo episodio histórico fue necesaria la aprobación

de una ley de interpretación al artículo 115 de la Constitución, estableciendo que el ejercicio de

la presidencia transitoria no implicaba la vacancia del cargo del presidente del Congreso, ni su

condición como Congresista de la República. Una crisis política resuelta a través de las

disposiciones constitucionales, derecho consuetudinario convencional, y leyes de interpretación,

a la cual habrá que añadir la sentencia del Tribunal Constitucional sobre el contenido de la

permanente incapacidad moral o física declarada por el Congreso.

2. Presidencia transitoria
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La sucesión democrática por impedimento temporal o permanente de la presidencia de la

república ha sido aplicada en tres oportunidades, pero no exenta de polémica y tragedia; sin

embargo, la cuestión es determinar cuál es la condición del presidente del Congreso en caso le

corresponda asumir la presidencia. Nos preguntamos, ¿la representación política de ambos

poderes estatales puede ser ocupada por un mismo titular? ¿La separación de poderes admite

dicha acumulación bajo un Estado constitucional de derecho? Consideramos que no. De acuerdo

con la Constitución peruana, el parlamentario electo que juramenta para ejercer la máxima

representación del Pleno, no ocupa el cargo de presidente de la república sino asume sus

funciones bajo un principio de unidad y corrección funcional. Como sabemos, el artículo 115

establece que ante el impedimento del presidente de la república para ejercer el cargo lo sucede

el primer vicepresidente, a falta de este el segundo y, en ausencia de ambos, el titular del

legislativo que asume sus funciones transitoriamente sin agotar el mandato, ya que la

Constitución agrega que si el impedimento fuera permanente “[...] convoca de inmediato a

elecciones”.

Si la Ley N.º 27375 establece que el ejercicio de la presidencia transitoria no implica la

vacancia del cargo del presidente del Congreso, ni su condición de parlamentario. De esta

manera, concluimos que no puede juramentar dos cargos distintos porque la finalidad de la

disposición es la de evitar un evidente vacío de poder en el poder ejecutivo; incluso se podría

ratificar al presidente del Consejo de Ministros en ejercicio, antes de producido el impedimento,

o nombrar un nuevo gabinete para garantizar la transparencia de los comicios hasta la

juramentación del nuevo jefe de Estado. Por eso, los precedentes históricos tras interpretar el

artículo 115 no deberían ser un referente a seguir para futuros hechos políticos.

3. ¿La política brinda una solución intermedia?


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La teoría constitucional no solo es derecho y política, con el tiempo también se

retroalimenta a través de la historia y las circunstancias. Por ello, la regulación de cualquier

forma de gobierno debe prever disposiciones que permitan una pacífica continuidad democrática.

Un claro ejemplo lo encontramos en la Constitución de los Estados Unidos, cuando establece lo

siguiente:

[...] [En] caso de destitución del presidente de su cargo, o si muere, renuncia o queda

incapacitado para cumplir con las facultades y los deberes del susodicho cargo, este será ocupado

por el vicepresidente; y en caso de destitución, muerte, renuncia o incapacidad tanto del

presidente como del vicepresidente, el Congreso podrá intervenir con apego a derecho,

declarando qué funcionario desempeñará entonces la presidencia, y tal funcionario ejercerá dicho

cargo hasta que la incapacidad cese o un presidente haya sido elegido.

El artículo citado ha sido una disposición aplicada en más de una oportunidad en la

democracia estadounidense. Un caso fue la asunción presidencial de Lyndon B. Johnson tras el

asesinato de John F. Kennedy . Lo que no dice la Constitución, pero sí la práctica a la luz de la

ciencia política, es la inmediatez en la sucesión presidencial para evitar un vacío en el ejercicio

del poder. Como registra la historia y las circunstancias, el vicepresidente tuvo que jurar y

asumir la jefatura de Estado dentro del avión. La jueza federal, Sarah T. Hughes, se dirigió para

proceder al juramento y minutos más tarde recién partió hacia Washington D. C. Otro caso

conocido fue la renuncia del presidente Richard Nixon por la sustracción ilegal de documentos

en la sede del Comité Nacional del Partido Demócrata, e intento de encubrir a los responsables

(1974), asumiendo Gerald Ford (vicepresidente) la titularidad del ejecutivo.


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El escenario político de un presidente de la república renuente a dimitir y, por otra parte,

la decisión del Congreso para aprobar un pedido de vacancia, nos invita a pensar en soluciones

intermedias que nos ayuden a moderar y evitar extremismos por ambas partes. La Constitución

peruana establece que el ejercicio de la presidencia puede suspenderse por incapacidad temporal

del jefe de Estado declarada por el Congreso. En este escenario, asumiendo el primer

vicepresidente la conducción temporal del ejecutivo nos distanciamos de una eventual renuncia o

inminente vacancia para colocarnos en una posición que, respetando el debido proceso, permita

concluir con las investigaciones que brinden la claridad necesaria antes de actuar con

precipitación.

Las disposiciones constitucionales se interpretan bajo un principio de unidad.

Consideramos que la suspensión del ejercicio a la presidencia puede ser una medida prudente

para ser evaluada por el legislativo; el primer vicepresidente asumiría su reemplazo temporal

hasta que el Ministerio Público, que deberá fijar un plazo perentorio, culmine sus investigaciones

y que el Congreso decida con esos resultados el futuro del actual jefe de Estado.

La razón de esta solución responde a que ambas partes, legislativo y ejecutivo, cuentan

con argumentos que, si se optara ya sea por la vacancia o renuncia, respectivamente, la

institución presidencial terminará igualmente mellada, lo que finalmente debemos proteger y

conservar. Sobre el contenido constitucional del derecho de defensa, como argumenta el Tribunal

Constitucional, no existe violación, “[...] si el estado de indefensión se ha generado por una

acción u omisión imputable al afectado [...]”. De esta manera, cualquier informe en mayoría de

una comisión investigadora puede trasgredir las garantías y derechos del debido proceso en sede

parlamentaria reconocidos por la jurisprudencia del Tribunal Constitucional; en consecuencia,


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consideramos que se trata de un procedimiento en dichos casos puede quedar viciado de

inconstitucionalidad por indefensión.

Conforme al análisis del principio de debido proceso y sus garantías, en concreto, del

derecho de defensa, una clara afectación a su contenido constitucional se produce cuando, en el

seno de un proceso judicial, cualquiera de las partes resulta impedida, por actos concretos de los

órganos judiciales, a ejercer todos los medios que sean necesarios, suficientes y eficaces para

defender sus derechos e intereses legítimos. Se trata de un derecho exigible en todas las etapas de

los procedimientos judiciales o administrativos sancionatorios, como nos dice el Tribunal

Constitucional: “[...] Ninguna norma privada regulatoria de un proceso sancionatorio y ningún

acto en el curso del mismo pueden prohibir o restringir el ejercicio de este derecho”

La Constitución establece el orden de sucesión de la presidencia una vez producidos los

casos de ausencia parcial o total de su ejercicio. El artículo 115 establece que asume la

presidencia el primer vicepresidente, en su defecto, el segundo vicepresidente. Si ambos se ven

imposibilitados, el presidente del Congreso asume la conducción del ejecutivo, evita el vacío de

poder, pero no puede culminar el mandato presidencial estando obligado por la Constitución a

convocar elecciones inmediatamente (Pareja, 1984, p. 223), una disposición busca evitar que se

prolongue la concentración de los poderes ejecutivo y legislativo. Se interpreta que las elecciones

son solamente a la institución presidencial; sin embargo, atendiendo que la voluntad del

constituyente ha sido optar por las elecciones simultaneas de los Poderes Ejecutivo y Legislativo

en su forma de gobierno, consideramos que no se trata de una elección parcial. Se trata de un

proceso de elecciones generales y simultáneas de la presidencia y el Congreso que pone fin al

proceso de transición democrática, la cual ha sido aplicada en dos oportunidades en la historia de

nuestra forma de gobierno.


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4. Omisiones constitucionales posvacancia presidencial

La Constitución de 1979 establecía que los expresidentes de la república adquirían la

condición de senadores vitalicios, con todas sus prerrogativas salvo para computar el quorum de

instalación. La intención fue contar con la experiencia de quiénes ocuparon el cargo de jefe de

Estado. Con el retorno de la democracia en los ochenta, resultaba óptimo un Senado integrado

por representantes con experiencia de estadista; sin embargo, el resto de altos funcionarios

públicos debían renunciar seis meses antes si querían postular al legislativo. El Congreso

Constituyente de 1993 suprimió el Senado, pero olvidó incluir al jefe de Estado entre los altos

funcionarios que deben renunciar con medio año de anticipación a las elecciones generales. Si

bien resulta extraño que un presidente en ejercicio renuncie para luego postular al legislativo,

hoy no parece descabellado por la dura experiencia política que atravesamos.

¿La omisión constitucional señalada permite la postulación de un expresidente al que

acaba de declararse su vacancia? No, primero porque se ha vencido el plazo constitucional para

su postulación; segundo, porque si los funcionarios separados de la Administración pública están

imposibilitados para ocupar otro cargo estatal por un número de años, nos preguntamos lo

siguiente: ¿un presidente de la república vacado por incapacidad moral declarada puede postular

al Congreso? Cuando las omisiones constitucionales fomentan una incoherencia interna y no

colaboran con la integración de todas sus disposiciones, producen polémicos resultados de difícil

asimilación para la salud de las instituciones políticas. Caer en la frase, “la Constitución no lo

dice expresamente” no corresponde a un cuerpo normativo que se interpreta bajo el principio de

unidad. En el periodo de tachas a la lista de candidatos al Congreso y las planchas presidenciales,

será el Jurado Nacional de Elecciones quien deberá pronunciarse, ya que se trataría de un

polémico precedente para el sistema electoral.


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El pasado viernes 11 de septiembre, el Congreso de la República aprobó con 65 votos a

favor la moción de vacancia presidencial contra Martín Vizcarra, quien en los últimos días se ha

visto envuelto en una serie de acusaciones tras los audios que el congresista Edgar Alarcón

(Unión por el Perú) difundió en relación con el caso “Richard Swing”. Sin embargo, es relevante

cuestionarnos hasta qué punto la postura de algunos congresistas de vacar al presidente Martin

Vizcarra por incapacidad moral, atenta al sistema de gobierno en nuestro país y su estabilidad.

Asimismo, debemos de precisar cómo esta causal está regulada en el artículo 113.2 de la

Constitución Política del Perú y los problemas que presenta.

En concordancia con lo mencionado, este artículo buscará analizar la segunda causal del

artículo 113 de la Constitución Política del Perú —en el extremo de la incapacidad moral—, y el

alcance de esta. Asimismo, se pretenderá dar a conocer la urgente necesidad de una reforma

legislativa en lo que respecta a esta causal, al verse expuesta a la simple discrecionalidad de los

congresistas y a decisiones finalmente políticas.

2. El caso peruano: presidencialismo atenuado

Para una óptima comprensión, consideramos pertinente precisar algunos aspectos

históricos y políticos, por los cuales ha atravesado nuestro país. En primer lugar, pretendemos

centrarnos en el sistema de gobierno que presenta el Perú. En ese sentido, se puede afirmar que, a

lo largo de la historia republicana del Perú, el sistema que ha estado presente al momento de

gobernar ha sido el sistema presidencialista. Esto se demuestra a partir de la denominada, por

Hans Kelsen, como “constitución histórica”, es decir, la Constitución del año 1823 promulgada

por el presidente de turno José Bernardo de Tagle. Esta característica se ha visto reflejada a lo

largo de las doce Constituciones de la época republicana del Perú.


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En la Constitución vigente, en el artículo 110, se estipula que El presidente de la

República es el jefe del Estado y personifica a la Nación. Asimismo, el inciso 3 del artículo 118

establece su condición de jefe de Gobierno, al establecer que es atribución del presidente de la

República Dirigir la política general del Gobierno; y, en el mismo sentido, el artículo 111 de la

Carta Magna señala que «El presidente de la República se elige por sufragio directo».

Así pues, de la lectura sistemática de dichos artículos, podemos afirmar que el sistema de

gobierno que existe en el Perú es un presidencialismo atenuado o racionalizado

. Sin embargo, a pesar de los rasgos propios del presidencialismo, el Perú ha adoptado —

en la actualidad— diversos mecanismos de control auténticos del parlamentarismo propio de la

división de poderes (checo and balance), tales como la interpelación y la moción de censura

adaptados en el siglo XIX, así como un mecanismo de control más moderno denominado

cuestión de confianza, el voto de investidura y la estación de preguntas. Esto es lo que muchos

han denominado un presidencialismo parlamentar izado.

3. Incapacidad moral

Tras definir el sistema de gobierno presente en el Perú, empezaremos a desarrollar el

punto central del presente artículo, la permanente incapacidad moral, la cual se encuentra

estipulada como causal de vacancia presidencial en el artículo 113 inciso 2 de la Constitución

Política del Perú. Es claro que el concepto de “incapacidad moral permanente” no tiene una

definición clara en la academia. En primer lugar, el término “incapacidad” es bastante amplio y

abarca distintas formas. Al respecto, la Real Academia Española ha definido el término

“incapacidad” como la «carencia de aptitud legal para ejecutar válidamente determinados actos,

o para ejercer determinados cargos públicos». Por su parte, el término “moral” se caracteriza por
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su subjetividad, ya que dependerá de la concepción de moral de la persona que interpretará el

concepto. En tercer lugar, no se puede medir cuándo un acto o un comportamiento posee el

carácter de “permanente”, ello en base a que es un concepto indeterminado, y sin antecedente

cuantitativos al respecto.

Así, cuando se intenta definir “incapacidad moral permanente”, lamentablemente no se

puede encontrar una definición exacta e institucionalizada. Este término está abierto a múltiples

interpretaciones y es totalmente subjetivo. Asimismo, nos percatamos que no hay un consenso

entre los filósofos para determinar qué es ser “incapaz moral permanente”, es más, actualmente,

es un recurrente tema de debate. Sin embargo, algunas teorías afirman que serlo significa que la

persona no sabe diferenciar entre lo bueno y lo malo, y otras mencionan que la persona “incapaz

moral” es aquella que no actúa conforme a lo que se sabe “bueno”. La cuestión que se analiza es

cuál de las dos teorías es la que realmente explica qué es incapacidad moral, empero

consideramos que esta discusión debe ser materia de otra investigación.

Por lo mencionado, podemos concluir que la “incapacidad moral permanente” es un

concepto que no está definido por la constitución, ni por algún texto constitucional y, por ende,

coincidimos en la declaración del abogado constitucionalista Aníbal Quiroga en el extremo que

la incapacidad moral es un proceso jurídico indeterminado.

4. Sentidos de interpretar la incapacidad moral

Nosotros -para efectos del presente artículo- nos centraremos en dos maneras de

comprender la incapacidad moral, ello en base a los estudios que se han realizado en la ciencia

jurídica sobre la materia.


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4.1. Sentido restringido: “incapacidad mental”

Cuando hacemos referencia a la forma restringida de entender la incapacidad moral,

entendemos a ésta como una incapacidad de tipo mental, en otras palabras, como una

incapacidad psicológica. Esta forma de entender la incapacidad moral es objetiva, puesto que

puede ser declarada y certificada por un especialista en medicina.

4.2. Sentido amplio

Sin embargo, el presente artículo no tendría fundamento si entendiéramos a la causal

como una “incapacidad mental”. Existe otra forma, mucho más compleja y amplia, de entender

la causal y es por ella que surgen la mayoría de problemas de interpretación. Se entiende así a la

incapacidad moral en sentido amplio como una sanción al presidente de la República por

conductas reprochables que sin duda revisten gravedad, pero que escapan de los alcances de la

infracción constitucional y del juicio político.

En ese sentido, cuando se hace referencia a “infracción constitucional”, se entiende ésta

como aquella conducta u omisión que va en contra de la norma fundamental (Constitución). Esta

actitud no solo abarca cuestiones jurídicas, sino también puede llegar a abarcar temas culturales,

éticos, religiosos, entre otros. Luego de una profunda búsqueda, llegamos a la conclusión que las

actitudes consideradas como infracciones constitucionales son las siguientes:

1) violación de la soberanía nacional, 2) inobservancia reiterada de compromisos

públicos, 3) menoscabo presupuestario, 4) usurpación absoluta del poder, 5) intervención en

otros poderes, y 6) desestabilización interna.


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Es así que nos cuéstanos, estaremos ante incapacidad moral —bajo el sentido amplio—

cuando se infrinja cualquier supuesto que sea similar, pero que no encaje dentro de los supuestos

mencionados anteriormente, Lamentablemente, durante la historia del Perú, bajo este sentido

interpretativo, se intentó utilizar la figura de la vacancia presidencial por permanente incapacidad

moral apelando a supuestos similares a los enunciados anteriormente, y otros, los cuales, para los

legisladores, estaban dentro del radio de aplicación de la causal mencionada.

Es así que, podemos afirmar que el concepto de la incapacidad moral, bajo esta forma, es

actualmente subjetivo y relativo, ya que no podemos descifrar de manera adecuada y razonable,

una definición acorde para esta. Por estos problemas basados plenamente en la subjetividad de

este concepto y al momento de su aplicación, procederemos a explicar algunas razones por las

cuales consideramos que la causal de vacancia por incapacidad moral permanente debe ser

modificada.

5. Vulneración al presidencialismo por la causal de vacancia por incapacidad

moral

Centrándonos en los hechos ocurridos en los últimos días —lamentablemente por tercera

vez en un mismo periodo gubernamental— y en la historia del Perú hasta la actualidad notamos

que existe una evidente incompatibilidad entre el sistema presidencialista peruano y la causal de

vacancia por incapacidad moral del presidente de la República. Esta causal es contraria a las

características principales del sistema de gobierno vigente en el Perú: el presidencialismo.

Así, por un lado, una de las principales características del sistema presidencialista es su

rigidez, esto es que el periodo presidencial no debe ser interrumpido bajo ningún motivo, salvo

aquellos criterios objetivos establecidos en los artículos 113 y 117 de la Constitución. Sin
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embargo, la causal de vacancia por incapacidad del presidente de la República rompe con dicha

fisonomía, puesto que, al ser aceptada, el presidente estaría terminando su periodo de mandato

presidencial antes del periodo establecido constitucionalmente en el artículo 112.

Por otro lado, el sistema presidencialista se caracteriza por su legitimidad democrática

dual, donde el presidente de la República y el poder legislativo, al ser elegidos ambos por el voto

popular, disputan su poder. Como consecuencia de ello, siempre va a existir la disputa entre

ambos poderes del Estado, y el legislativo va a buscar dominar el tránsito del país y por ello,

buscará formas de debilitar o expulsar al titular del Ejecutivo de su cargo. En ese sentido, una de

esas maneras es la aplicación de la causal de vacancia por incapacidad moral.

6. Ausencia de requisitos objetivos que puedan sustentar técnicamente la

aplicación de la causal de vacancia en cuestión.

Finalmente, debemos mencionar que es notorio el carácter discrecional y poco objetivo

para interpretar la causal expresada en el artículo 133.2 de la Carta Magna. A diferencia de las

cuatro causales restantes, esta no desencadena en consecuencia jurídica objetiva. Dicho vacío de

objetividad, se presenta por la ausencia de requisitos claros que puedan sustentar técnicamente la

aplicación de la causal de vacancia en cuestión. Precisamente, dicha causal de vacancia, es

difusa, se puede basar en hechos arbitrarios o decisiones muchas veces politizadas entre los

congresistas y, de ese modo, genera que no exista una opinión consensuada acerca de cuándo el

presidente es incapaz moral y cuándo no

Asimismo, como lo afirma Ser, el hecho que se le adjudique al Congreso de la República

la capacidad de definir cuándo un presidente es incapaz moral requiere que –con el fin de

garantizar un debido proceso antes de hacerse efectiva la causal- se cumplan diversos derechos,
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tales como el derecho a una comunicación previa y detallada de los cargos, derecho a la

presunción de inocencia, derecho a la motivación, entre otros (Ser, 2017). Por lo que, en caso se

suscite una vacancia presidencial por permanente incapacidad moral, se debe respetar el debido

proceso, es decir, no se debe recortar ninguno de los derechos procesales, establecidos en el

artículo 139 de la Constitución Política del Perú.

Dicho requerimiento debe ser apreciado como un límite al poder del legislador, ya que al

proporcionar al presidente -dentro del proceso- la oportunidad de defenderse, de impugnar, de

probar y de ser parte de una investigación, se generaría confianza y seguridad de que no se está

tomando una decisión arbitraria y meramente política, sino con base y sustento probatorio. Sin

embargo, el Congreso al ser juez y parte de un proceso de vacancia presidencial, en el sentido de

que, es este quien acusa y juzga al presidente de la República, se pone en tela de juicio la

imparcialidad del proceso.

7. Antecedentes sobre vacancias presidenciales por permanente incapacidad

moral

Consideramos necesario aclarar, a raíz de la coyuntura actual, que el caso de Martin

Vizcarra no es un caso aislado, pues ya se ha hecho uso de la figura de la permanente

incapacidad moral para vacar a más de un presidente en nuestra historia republicana. Los casos

de vacancia de José de la Riva Agüero y Guillermo Enrique Billinghurst que ocurrieron en 1823

y 1914 respectivamente, demuestran que las disputas continuas entre el legislativo y el presidente

de la República dieron paso a la decisión de los congresistas de vacar por incapacidad moral al

titular del ejecutivo. Sin duda, en ambos casos solo se derivó en la vacancia por las riñas

existentes entre ambos poderes, sin existir una razón objetiva para sustentar la vacancia.
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Asimismo, debemos recordar que en el año 2000 se vacó al ex presidente de la

República, Alberto Fujimori, por permanente incapacidad moral. Ello se produjo al contar con 62

votos a favor, 9 en contra, 9 abstenciones, y 31 congresistas que se retiraron del hemiciclo. En

este caso, se procedió a vacar a Fujimori, debido a la gran corrupción que se evidenció en su

gobierno por el caso Vladivideos, entre otros problemas anexos.

Evidentemente esta causal ha venido siendo usada por Congresos liderados por la

oposición quienes, aprovechándose de su mayoría, han disfrazado una supuesta “incapacidad

moral” cuando en realidad el tema que generó la vacancia fue la existencia de divergencias

políticas. Un ejemplo de ello es el caso del ex presidente Pedro Pablo Kuczynski, quien –si bien

no fue vacado por incapacidad moral- si fue parte de dos mociones de vacancia. La primera de

ellas no procedió, pues tras la votación de los Congresistas no se llegó al número mínimo de

votos para aprobar la vacancia -87 votos-. En la segunda moción de vacancia por permanente

incapacidad moral contra el mismo ex presidente no se llegó a votar, debido a la renuncia del

mismo a su cargo.

Entonces, evidenciamos que la única manera “constitucional” para que el Congreso

pueda vacar al presidente de la República por razones políticas, es ampararse en la causal de

vacancia por incapacidad moral. Ello se debe a que, es la única causal que se presta a ser

subjetivizada y ser usada de forma discrecional.

Finalmente, el pasado 11 de septiembre se aprobó la moción de vacancia contra el actual

presidente de la República, Martin Vizcarra, bajo la causal de permanente incapacidad moral.

Dicha moción, se basa en la difusión de conversaciones relacionadas con el caso “Richard


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Swing”, en las cuales se ve involucrado el presidente. Aún no hay una decisión por parte del

Congreso; sin embargo, nuevamente podemos apreciar que

estamos ante una decisión política por parte de los congresistas, más cuando nos

encontramos en una situación sumamente crítica debido al coronavirus.


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OPINION Y COMENTARIO GRUPAL SOBRE LA VACANCIA


PRESIDENCIAL
El propósito de este trabajo es analizar la figura de la vacancia presidencial según lo

estipulado en el artículo 113 de la Constitución Política del Perú de 1993, extraído de la

Constitución de 1839. El tipo de investigación es un diseño cualitativo, descriptivo y reflexivo

que permite una comprensión completa del significado. Se han aplicado técnicas de

interpretación jurídica y derecho comparado. Este estudio analiza los antecedentes históricos

nacionales e internacionales de vacancia presidencial, jurisprudencias relevantes sobre vacancia

presidencial del tribunal constitucional, casos de vacancia presidencial a través de la historia y

los derechos relacionados con la corte, en cualquier caso, judicial. Los resultados muestran que

se distinguen por su singular subjetividad y la interpretación que queremos adscribir a cada

momento. Sin duda, esto acarrea diversos problemas, como la influencia del propio sistema

peruano de gobierno, o el uso arbitrario de esta figura por parte de los miembros del Congreso, o

con fines políticos, especialmente cuando son de oposición. "Impeachment" se aplica En los

Estados Unidos, este asimila lo estipulado en los artículos 99° y 100° de la Constitución peruana

sobre "juicio preliminar" y "audiencia de juicio". Que, a diferencia de las vacantes por

incompetencia moral, el juicio se inicia con un alegato de violación a la Constitución, donde el

contenido penal decide la destitución y remoción del funcionario o la acusación ante el tribunal.

Es necesario reformar los artículos 113, 99 y 100 de la Constitución Política con una ley de

desarrollo que aclare y defina el contenido de la vacante presidencial por incompetencia moral y

en relación con los “antejuicios” y los “acusados”.


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CONFIGURACION DE LA FIGURA DE LA VACANCIA PRESIDENCIAL


EN LA CONSTITUCIÓN POLÍTICA DE 1993.
Constitución Política Del Perú De 1993

La constitución de 1993 fue redactada por la llamada Asamblea Constituyente

Democrática, que fue convocada tras el golpe de Estado del expresidente Alberto Fujimori. Este

documento añade el término de "permanente" a la causa de la impotencia moral o física.


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Vacancia del cargo de presidente de la República del Perú

La vacancia del cargo de presidente de la República del Perú por declaratoria de

incompetencia moral permanente es una de las hipótesis sobre la vacancia del jefe de Estado a

que se refiere el artículo 113 de la Constitución Política del Perú de 2016.

1993, derivada de la Constitución de 1839. Este proceso se diferencia de un juicio

político o acusación (implementado en el artículo 99 de la Constitución sólo para los delitos

previstos en el artículo 117), ya que se produce a partir de una proclamación del Congreso de la

República que, de aprobarse, crearía un vacío de poder, como procede la sucesión legal. Esta

declaración de incompetencia moral, definida como control político en las disposiciones de la

Asamblea Nacional de la República, es considerada por la doctrina constitucional peruana como

un proceso político sui generis.

CAPITULO IV - Poder Ejecutivo

Artículo 113 Vacancia de la Presidencia de la República vaca por:

1. Muerte del presidente de la República.

2. Su permanente incapacidad moral o física, declarada por el Congreso.

3. Aceptación de su renuncia por el Congreso.

4. Salir del territorio nacional sin permiso del Congreso o no regresar a él dentro del

plazo fijado.

5. Destitución, tras haber sido sancionado por alguna de las infracciones mencionadas en

el artículo 117 de la Constitución.


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Procedimiento ante la vacancia

Declaratoria de inhabilitación permanente por parte del presidente, correspondiente al

Congreso de la República, en la que se lleve a cabo el siguiente procedimiento establecido en los

Estatutos del Congreso:

«Artículo 89-A. El procedimiento para el pedido de vacancia de la Presidencia de la

República, por la causal prevista en el inciso 2) del artículo 113 de la Constitución, se desarrolla

de acuerdo con las siguientes reglas:

a) La solicitud de vacancia se hace mediante propuesta para ser incluida en el orden del

día, firmada por lo menos por el veinte por ciento de los miembros de pleno derecho del

Congreso, expresando las razones de hecho y de derecho en que se funda, así como los

documentos que acrediten o, en su defecto, una indicación del paradero de dichos documentos.

Tiene prioridad en la agenda y se ve antes que cualquier otra moción pendiente en la agenda.

Recibida la solicitud, se remitirá copia al presidente de la República a la mayor brevedad.

b) Para la aceptación de la solicitud de reclutamiento se requiere el voto de por lo menos

el cuarenta por ciento de los miembros elegibles de la Asamblea Nacional. La votación debe

tener lugar en la sesión siguiente a aquella en que se formule la propuesta.

c) El Pleno del congreso fijará la fecha y hora del debate y votación de la solicitud de

vacancia, sesión que no podrá celebrarse antes del tercer día siguiente a la votación de la

aceptación de la solicitud ni después del décimo día, a menos que las cuatro quintas partes de los

miembros legítimos del Congreso acuerden debatir y votar en breve o inmediatamente. Si es

necesario, se convoca una sesión especial para este propósito. El presidente de la República cuya
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vacancia sea objeto de la solicitud podrá ejercer su defensa por sí misma, o con asistencia de un

abogado, por un tiempo máximo de sesenta minutos.

d) El acuerdo para declarar la vacante del cargo de presidente de la República, por las

causas previstas en el inciso 2) del artículo 113 de la Constitución, requiere el voto calificado de

por lo menos las dos terceras partes de los miembros legitimados de la Asamblea Nacional y se

hace constar en la resolución de la Asamblea Nacional.

e) La resolución que declara la vacancia se publica en el diario oficial dentro de las

veinticuatro horas siguientes al de la recepción de la transmisión remitida por el Congreso. En su

defecto, el presidente del Congreso ordena que se publique en uno de los diarios de mayor

circulación nacional, sin perjuicio de las responsabilidades a que hubiere lugar.

f) La resolución que declara la vacancia rige desde que se comunica al vacado, al

presidente del Consejo de ministros o se efectúa su publicación, lo que ocurra primero.».


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Renuncia A La Presidencia

En el año 2000, el entonces presidente Alberto Fujimori, en medio de la profundización

de la crisis política que atravesaba el país, tras su segunda reelección institucional y ante la

revelación de los llamados Vladivideos, afirmando las acciones malintencionadas del asesor

presidencial Vladimiro Montesinos y cómo funciona realmente el gobierno en el país. En este

contexto climático, Fujimori asistió a un evento internacional en el Sultanato de Brunei y

aprovechó su estadía en el extranjero refugiándose en Japón. Luego envió su carta de renuncia a

la presidencia de la república por fax.

Este hecho impulsó al parlamento republicano, desde el punto de vista de la moral

pública, a proceder a la desocupación por incompetencia moral permanente, de conformidad con

los arts. 113 inciso 2 de la constitución de la república que conservo hasta el día de hoy. Precisar

el carácter de la "acusación" en sede parlamentaria, además de la responsabilidad penal

correspondiente a la sede judicial.

Utilizaciones Del Artículo 113.2 De La Constitución De 1993

A lo largo del siglo XXI, el proceso de selección de presidente por incompetencia moral

permanente, previsto en el artículo 113.2 de la Constitución de 1993, ha sido utilizado al menos

en cinco ocasiones por la Asamblea Nacional de la República. La primera fue en 2001, cuando el

expresidente Alberto Fujimori huyó a Japón y desde allí presentó su renuncia, pero fue rechazada

por el legislador, quien declaró vacante al presidente con fundamento en el 113.2 de la

Constitución.
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En 2017, por segunda vez, se intentó este número, sin éxito, contra el expresidente Pedro

Pablo Kuczynski, como un acto de presión del fujimorismo para destituir al mandatario. Sin

embargo, ante nuevos requerimientos de reclutamiento, Kuczynski renunció y Martín Vizcarra

asumió la tarea, que también pasó por dos procesos de reclutamiento: uno resultó fallido y el otro

resultó en el anuncio de la vacancia del presidente, y luego la hipótesis nula. de Manuel Merino

como presidente de facto.

El 7 de diciembre de 2021, el Congreso intentó, sin éxito, poner a debate una propuesta

de vacante contra el presidente Pedro Castillo. Además de las razones políticas que llevaron a

esta decisión, es claro que esta causa seguirá siendo utilizada de manera irregular por la

oposición parlamentaria, mientras no se frene responsablemente.


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Configuración De La Figura De La Vacancia Presidencial En La Constitución

Política De 1993.

Sistema Presidencial de Gobierno en el Perú

En el caso del Perú, nuestro modelo es esencialmente presidencial, con la incorporación

paulatina de elementos congresionales y mixtos. Los resultados reales de tal configuración no

son necesariamente positivos. El modelo establecido por la Constitución Política de 1993 es

también un modelo para el sistema presidencial de gobierno. Así, el artículo 110 establece que

“el presidente de la República es el jefe del Estado y personifica al país”, mientras que el artículo

118, inciso 3, establece las Atribuciones y obligaciones del presidente de la República,

precisando que es su obligación es dirigir la política general del Gobierno. La República "dará la

dirección general del gobierno"; Mientras que el siguiente artículo 111 establece que “el

presidente de la República será elegido por sufragio directo. En estos son elegidos los candidatos

que reciben más de la mitad de los votos. Los botos vacíos o mal hechos no cuentan”. En cuanto

a la responsabilidad constitucional del Presidente de la República, la única fórmula para abreviar

el mandato presidencial, como hemos señalado, es la característica esencial del sistema

presidencial, con plazo fijo, pues el artículo 117 establece lo siguiente: El Presidente de la

República sólo puede ser acusado de traición mientras dure su mandato; impedir elecciones

presidenciales, parlamentarias, provinciales o municipales; Disolución del Congreso, salvo en los

casos previstos por el artículo 134 de la Constitución, y prohibición de la reunión o trabajo del

Congreso, o de un jurado electoral nacional y demás órganos del orden. Haciendo un breve

recorrido histórico, se puede ver que los rasgos esenciales del modelo presidencial de gobierno

están consagrados en las doce constituciones que ya tenemos. Por tanto, en cada uno de ellos es

posible estimar la llegada del presidente de la República al poder a través de elecciones


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indirectas (inicial) o directas (posteriores), que le otorgan legitimidad para poder ejercer un

gobierno efectivo por parte del Poder Ejecutivo. Mientras tanto, como no goza de la confianza de

las Cortes, se fija el mandato para el que es elegido, y sólo puede acortarse en circunstancias

muy especiales que han ido apareciendo paulatinamente, hasta que se fije una redacción clara en

la Constitución. El texto del último siglo XX.

Constitución Política Del Perú De 1993

La constitución de 1993 fue redactada por la llamada Asamblea Constituyente

Democrática, que fue convocada tras el golpe de Estado del expresidente Alberto Fujimori. Este

documento añade el termino de "permanente" a la causa de la impotencia moral o física.

Vacancia del cargo de presidente de la República del Perú

La vacancia del cargo de presidente de la República del Perú por declaratoria de

incompetencia moral permanente es una de las hipótesis sobre la vacancia del jefe de Estado a

que se refiere el artículo 113 de la Constitución Política del Perú de 2016.

1993, derivada de la Constitución de 1839. Este proceso se diferencia de un juicio

político o acusación (implementado en el artículo 99 de la Constitución sólo para los delitos

previstos en el artículo 117), ya que se produce a partir de una proclamación del Congreso de la

República que de aprobarse, crearía un vacío de poder, como procede la sucesión legal. Esta

declaración de incompetencia moral, definida como control político en las disposiciones de la

Asamblea Nacional de la República, es considerada por la doctrina constitucional peruana como

un proceso político sui generis.


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Como resultado de períodos históricos, podemos encontrar que con el tiempo se van

agregando normas constitucionales en cuanto a la forma de gobierno, así como mediante la

jurisprudencia se establecen normas doctrinales, como la parte orgánica, además de la

integración judicial, lo hace a través de períodos históricos que van surgiendo. Las relaciones

entre el ejecutivo y el legislativo que crean las edificaciones, Los usos y hábitos guiarán su

correcta aplicación en casos particulares. En este sentido, en sociedades políticas sin tradición

constitucional, con muchos textos constitucionales en su historia, el trabajo de las diversas

asambleas constituyentes reúne la experiencia inmediata, la corrección, el retiro, la revisión de

términos o la adición de otros términos. En el estado de Perú, por ejemplo, este desarrollo se

ilustra cuando notamos la incorporación gradual de las instituciones parlamentarias en un modelo

perfecto. En efecto, es un proceso que comienza con la aprobación de los ministros, pero se

intensifica luego del nacimiento del Gabinete, a partir de ahí, la crítica pasa por las instituciones

exigiendo responsabilidad política, hasta la disolución del Gabinete. El parlamento citó tres

ejemplos y eventualmente incorporó al resto de las instituciones parlamentarias. Aunque el

Congreso ha declarado una vacante presidencial en varios momentos de la historia republicana,

su implementación no se ha desarrollado más teóricamente por su comprensión de su

presupuesto y su aplicación oportuna de los principios del estado de derecho de la Constitución.

Debido a ello, es necesario conocer las suspensiones y vacancias de la presidencia, así como

observar los procedimientos legales en la sede del Congreso.

A diferencia de Francia, la constitución de 1993 prevé sin detallar las razones de la

vacancia del cargo y la suspensión de la presidencia que pueden resumirse, políticas y penales.

De hecho, la carta de 1993 y las leyes de Perú no detallaron las circunstancias de la incapacidad
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parcial o total del jefe de Estado, lo que indica la falta de uniformidad en el contenido de la ley.

El contenido de cada suceso, la muerte es el caso más evidente.

Es interesante, habiéndose establecido en nuestros documentos constitucionales desde un

principio, ya sea una limitación o una prohibición, según la Constitución de 1933, la premisa de

salir del territorio nacional sin permiso del Congreso. El artículo 206 de la Constitución de 1979

tiene las mismas causales de vacancia que su antecesor, salvo que la conjunción de una causa son

los dos últimos presupuestos del anterior artículo 144 de la Constitución de 1933.

La constitución de 1993, actualmente en vigor, establece el mismo concepto de vacancia

que la carta orgánica de 1979, ya que contiene los mismos supuestos que se hicieron tanto para la

regla básica anterior.

Como vemos, luego de este recorrido histórico, las causas y supuestos de la vacancia

presidencial que identifican nuestros textos constitucionales son esencialmente los mismos en

cada uno de ellos. Inicialmente, algunos de estos supuestos, como el de salir del territorio

nacional sin permiso del Congreso, fueron colocados bajo los epígrafes de “restricciones” o

“limitaciones”. Posteriormente, ciertas limitaciones de la Carta de 1828, como la de no impedir o

suspender las elecciones previstas en la Constitución, fueron posteriormente reorientadas, en los

Textos Fundamentales del Siglo XX, hacia la asunción de responsabilidad constitucional.

responsable de la acusación y, en su caso, destituido de su cargo.

1. Muerte del presidente de la República.

2. Su permanente incapacidad moral o física, declarada por el Congreso.

3. Aceptación de su renuncia por el Congreso.


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4. Salir del territorio nacional sin permiso del Congreso o no regresar a él dentro del

plazo fijado.

5. Destitución, tras haber sido sancionado por alguna de las infracciones mencionadas en

el artículo 117 de la Constitución.

Causas naturales

La doctrina establece que, entre los primeros casos, con excepción de la muerte, puede

incluirse un deterioro de su salud que lo imposibilite para desempeñar con normalidad sus

funciones como jefe de Estado y de Gobierno. La experiencia histórica excluye la parálisis

motora, como fue el caso de Franklin D. Roosevelt. En definitiva, el director general debe

mantener la salud mental y física necesaria para desempeñar la representación del Estado y la

política general del gobierno. Un jefe de Estado es emocionalmente inestable en la toma de

decisiones, irritable y conflictivo, cuando no se trata de una falla en la comunicación sino de la

preocupación por el contenido de lo que se comunica. Por la inconsistencia, la irracionalidad y el

riesgo de fracasar en el interés nacional. Diversas circunstancias personales favorecen el debate

político, exigiendo a la oposición tener mayoría parlamentaria o no iniciar trámites de selección,

y exigiendo un diagnóstico médico de interés común, así como la actitud y movilidad de los

ciudadanos que debe continuar el jefe de Estado. Explique o decida renunciar después de darse

cuenta de su incapacidad para desempeñar sus funciones oficiales.


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Causas Penales

Se pueden distinguir dos casos. Primero, cuando el presidente sale del país sin aprobación

del Congreso o no regresa a tiempo. segundo, cuando haya sido destituido de su cargo por casos

de traición a la patria, o por impedir elecciones para gobiernos ejecutivos, legislativos, locales o

provinciales, o por haber disuelto las Cortes Generales si no ha ejercido control sobre dos

gobiernos, o por entorpecer la reunión o trabajo del Congreso o de la Cámara de Representantes.

- Autoridad electoral: Mientras se prolongue el procedimiento de juicio político, se suspenderá el

ejercicio de la presidencia, se suspenderá al titular y la presidencia será sustituida por el Primer

vicepresidente. En la práctica, la aplicación de estos estándares requiere la identificación y el

compromiso de las fuerzas armadas y la policía con los ideales democráticos, lo que será

fundamental para su aplicación exitosa, cuando se haya perdido la legitimidad, o simplemente el

título de comandante. del jefe de Estado interino.


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Razones políticas

Esto sucede cuando el presidente renuncia y el Congreso acepta su renuncia; Es decir, no

basta que el jefe de Estado tome la decisión de renuncia para confirmar su posición política, ya

que las declaraciones antes mencionadas no tendrán efectos jurídicos si el Consejo Nacional no

respalda su decisión; Sin embargo, ni en la Constitución ni en el Reglamento de la Asamblea

Nacional ni en el Acta Ejecutiva existen disposiciones de procedimiento para la renuncia del jefe

de Estado. En todo caso, creemos que el Pleno debe aprobar una moción de renuncia por mayoría

absoluta para que tenga efectos legales, siendo otra razón que la Asamblea Nacional se declara

en su incompetencia moral permanente. Ella jugó un papel crucial. En el Parlamento y la opinión

pública. A continuación, profundizaremos en el motivo de la vacante.


P á g i n a | 86

Incapacidad moral permanente

La razón de la vacancia por "incompetencia moral" fue consagrada en la Constitución

peruana de 1839, luego en la Confederación Peruano-Boliviana Abreviada y reemplazó la carta

de 1834. La fusión fracasó. La derrota con el Alto Perú llevó a la presidencia de Bolivia. General

Andrés de Santa Cruz, que poco tiempo después se vio empañado por una crisis política entre los

diversos partidos nacionales y extranjeros, que culminó con el levantamiento y la guerra exterior

encabezada por los chilenos. El presidente Agustín Gamarra realizó una reunión de la Asamblea

General en la Sierra central, ocupada por el ejército chileno en la capital. Se derogó la

Constitución de 1834, argumentando que no hubo respuesta a los actos de traición cometidos por

el entonces jefe de Estado, Luis José Orbegoso, por la forma en que preservó la independencia

del país de las amenazas externas, en referencia a los hechos políticos. en la fundación de la

Confederación Peruano-boliviana, que creemos que incitó a los votantes de la época a asociar

una razón personal para dejar la presidencia con una mayoría opositora en el Parlamento: la

incapacidad permanente.

En base a su conocimiento, las vacantes han sido comparadas con otras instituciones

constitucionales, tales como actos que no dan lugar a presuntas responsabilidades penales

estatutarias, o violaciones constitucionales a una política de naturaleza gravemente lesiva a la

dignidad del presidente, al punto que el jefe no puede mantener el desempeño de sus funciones.

La justificación de dar razones de ser empleado, por motivos de impotencia moral permanente,

implica el entendimiento de que la Presidencia de la República es ante todo una orientación

moral a la actuación del máximo órgano administrativo en el servicio público. El contenido

moral del primer funcionario del Estado comprende las virtudes de la bondad, la honradez y la

sinceridad, que son el pilar y base de la energía, la sabiduría y la capacidad para el desempeño de
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los deberes públicos. A ello, el motivo de la vacancia constitucional y la llamada “incompetencia

moral permanente” no significa que la parte del director general carezca de decadencia, pues en

este caso tendremos que lidiar con una enfermedad mental. Reportado clínicamente por

neurólogos.

La incompetencia moral implícita en la constitución parece ser producto de un grave

error que invalida e incluso destruye la confianza pública en el jefe de Estado cuando concluye el

proceso electoral democrático. Para ser justos, son los hechos los que determinan la evidencia de

incompetencia moral, y no solo una muestra de disculpa pública destinada a mostrar la distinción

moral del individuo sobre lo que está bien y lo que está mal, porque de hecho puede disculparse

de manera incorrecta. Lo importante en estos casos son los hechos establecidos y probados para

determinar la referida incompetencia moral del presidente de la República.

La ausencia sistemática de verdad plasmada en las declaraciones publicadas en los

medios de comunicación, tanto escritas como firmadas, atenta gravemente contra la legitimidad y

el derecho legal a ejercer la conducción de gobierno.

Es cierto que la aprobación o desaprobación general del desempeño de los deberes del

presidente como jefe de Estado y de gobierno puede resultar en parte en la aprobación de los

puestos vacantes de él, incluso si es en el caso de aparente incompetencia moral permanente. En

la historia reciente, el caso del expresidente estadounidense Bill Clinton, quien en su declaración

ante el tribunal admitió una relación impropia en el Despacho Oval, lo que llevó a una votación

en el Congreso, incluyendo los votos de sus correligionarios republicanos. El opositor del Partido

Republicano no logró la mayoría requerida para desalojarlo, entre otras razones, con la

aprobación popular por el buen momento de crecimiento económico del país, pero con la
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conciencia común de que el sistema presidencial había sido dañado. Es importante subrayar la

inevitable orientación política de este tema, de hecho, las razones de peso para la vacante pueden

ser subestimadas si se ganan los votos necesarios en las elecciones, Competencia entre los

ejecutivos políticos en el Congreso. La necesidad de mantener la estabilidad y la gobernabilidad,

o la intriga política, o incluso la pretensión de intento de seducción, serán los argumentos que

buscarán contrarrestar la decisión del Congreso de responder al Artículo Excedente.

Surgimiento de competencia contra expectativas de posición de gobierno por incapacidad

moral

El recurso judicial, presentado el 14 de septiembre de 2020 desde el Poder Ejecutivo,

exige el ejercicio arbitrario del cargo vacante de presidente como consecuencia de un atentado a

su autoridad constitucional, que afectó la separación de poderes tras afectar la autoridad directiva

del mandatario. Considerando que los mecanismos constitucionales que existen para entorpecer

las funciones del presidente deben cumplir requisitos básicos y oficiales.

La demanda establece que los supuestos relativos a la vacancia del cargo de presidente

son objetivos y que no pueden ser invocados para evaluar las acciones u omisiones del jefe de

Estado en el ejercicio de sus funciones. El Congreso argumentó que la demanda era inadmisible

porque el caso fue desistido porque el procedimiento rescindido en el que se interpuso la petición

no contó con los votos suficientes del Congreso para ser aprobado, argumento aceptado por la

Corte Constitucional por una mayoría de cuatro votos. Estuvieron de acuerdo, argumentando que

no les correspondía decidir "por la fecha en que se planteó el tema controvertido".


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Disconformidad Por Sustracción De La Materia

Si el derecho fundamental llegare a ser irreparable, el juez, atendiendo a la acción

ejercitada, declarará la acción creada, expresando el alcance de su decisión, siempre que los

hechos u omisiones que hayan motivado la acción no sean del citado. El juez también podrá

ordenar la transferencia de los derechos de acusación al fiscal penal correspondiente para los

efectos correspondientes. Esto sucederá incluso si se denuncia el robo. El concepto de resta

proviene de la aritmética cuando se trata del proceso de restar o el proceso de quitar, cortar o

separar algo de un todo. Básicamente, la materia se refiere a la composición básica de los

cuerpos, razón por la cual la sustracción de materia se produce cuando el estado de falta de

sustancia conduce al enunciado y por eso se declara nulo. Sin embargo, la inadmisibilidad en

materia constitucional incluye otras condiciones y requisitos que se consideren amenazantes y

que afecten derechos fundamentales que, a nuestro juicio, los jueces siempre deben promover y

tratar en méritos cuando se trate de bienes terminados o cuotas. para el logro humano.

La interpretación judicial siempre predice las consecuencias, especialmente cuando se ve

amenazada la vigencia del respeto a los derechos fundamentales. Los jueces deben evitar que

esto vuelva a suceder, con el papel de los jueces como custodios de la paz, no con carácter

retroactivo. Es un conjunto de procedimientos encaminados a la resolución y finalización de los

conflictos. La afirmación de que no se puede excluir, por tanto, un problema con los procesos

constitucionales implica que es necesario argumentar sobre cómo prevenir el nuevo de impacto

de futuros derechos y libertades. La razón es que los jueces no pueden ser indiferentes a declarar

que la materia está excluida de un proceso constitucional si se protegen los derechos

fundamentales y los principios del buen gobierno civil.


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Contenido de la capacidad moral presidencial

La legitimidad del presidente de la República electo, como resultado de elecciones

democráticas, le da derecho al título de líder justo, así como la legitimidad de las acciones del

Gobierno de la República. Así, el contenido de su capacidad moral para desempeñar funciones

puede ser determinado por sus cuatro disposiciones centrales: personificación nacional,

relaciones internacionales directas, comandante de las fuerzas armadas y policía suprema, y

política pública directa del gobierno. Todos estos son un conjunto de atributos que resumen la

dignidad del cargo y, como se mencionó, la responsabilidad de su titular se legitima por el

sufragio universal en las votaciones. Por ello, cuando su conducta represente un error insalvable

y afecte gravemente la imagen y posición del Primer Poder, el Congreso, por mayoría calificada,

decidirá si lo deja o no vacío. No se puede perseguir una decisión política.

Opiniones expresadas sobre la necesidad de precisar ciertos criterios en una sentencia

para el anuncio de vacantes, es decir, las faltas graves que se suman al mandato del Congreso de

explicar la oposición de los ciudadanos, y el peligro de privatizar la implementación por medidas

de opinión pública. El Congreso es el órgano representativo de todas las fuerzas políticas en su

sesión, como resultado de un proceso democrático que crea el mandato del Parlamento para

tomar decisiones, hasta que se renueve decisivamente Periodo de elecciones de opinión cada 5

años.

La experiencia reciente en el ejercicio del cargo de presidente indica que no puede

ejercerse en el último año de la presidencia, por lo que se hacen necesarias reformas

constitucionales que compensen políticamente la incapacidad del jefe de Estado para disolver el

Congreso en el mismo período. Solo la oposición en el Parlamento puede controlar el Gabinete y


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facilitar el nombramiento del primer ministro por unanimidad como máximo para garantizar la

transparencia del proceso electoral.

En el caso hipotético que se presentara un evento de crisis presidencial, ¿existen

soluciones mediadoras para declarar la vacancia?

La constitución no es una obligación a cumplir, es una carta que reconoce y protege un

conjunto de principios del buen gobierno civil como garantía de los derechos fundamentales.

Naturalmente, contienen lagunas que se cubrirán con el tiempo a través de la interpretación de la

jurisprudencia, la ley de reforma y las convenciones constitucionales. He aquí un vistazo al

constitucionalismo clásico y cómo se compara con la experiencia nacional.


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Periodo presidencial interino

La sucesión democrática por impedimentos temporales o permanentes a la presidencia de

la república se ha aplicado tres veces, no sin controversias y tragedias; Pero la pregunta es cuál

será el estado del presidente de la Asamblea Nacional si asume la presidencia. Nos preguntamos,

¿es posible usurpar la representación política de dos poderes por un mismo titular? ¿Permite la

separación de poderes tal acumulación en el estado de derecho constitucional? Consideramos que

no. Según la constitución peruana, los parlamentarios electos prestan juramento para ejercer la

máxima representación en la Asamblea General, no para ejercer el cargo de presidente de la

República, sino para asumir sus funciones conforme al principio de unidad e integridad. Como es

sabido, el artículo 115 establece que, si el presidente de la República estuviese impedido de

ejercer sus funciones, lo sustituirá el vicepresidente Primero, y lo perderá el vicepresidente

Segundo. Asume sus funciones sin agotarlas, pues la Constitución añade que si el impedimento

es permanente "convocará inmediatamente a elecciones".

Si la Ley N° 27375 establece que el ejercicio de la presidencia de transición no significa

que quede vacante el cargo de presidente de la Asamblea Nacional ni su condición de miembro

del Congreso. De esta forma, concluimos que no puede prestar juramento en dos cargos distintos

porque el propósito de la gobernabilidad es evitar un claro vacío de poder en el ejecutivo; Incluso

puede aprobar el gabinete actual, antes de que ocurra un revés, o nombrar un nuevo gobierno

para garantizar la transparencia de las elecciones hasta el anuncio del nuevo jefe de estado. De

tal modo, los precedentes históricos que siguen a la interpretación de la Sección 115 no deben ser

el estándar a seguir para futuros eventos políticos.


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¿Proporciona la política una solución intermedia?

El constitucionalismo no se trata solo de derecho y política, sino que también afecta la

historia y las circunstancias a lo largo del tiempo. De, la legislación de cualquier forma de

gobierno debe incluir disposiciones que permitan el mantenimiento pacífico de la democracia.

Un claro ejemplo se puede encontrar en la Constitución de los Estados Unidos. El artículo en

cuestión era un término aplicado varias veces en la democracia estadounidense. Un caso fue la

toma de posesión del presidente Lyndon B. Johnson tras el asesinato de John F. Kennedy. Lo que

la Constitución no prevé, pero la práctica aplica a la ciencia política, es la sucesión presidencial

inmediata para evitar lagunas en el ejercicio del poder. Como han demostrado la historia y las

circunstancias, el vicepresidente debe prestar juramento y tomar posesión del jefe de Estado

dentro del avión en el que se encontraba. La jueza federal Sarah T. Hughes prestó juramento y

minutos después partió hacia Washington, D. C. Otro caso famoso es la renuncia del presidente

Richard Nixon por robar ilegalmente documentos de la sede del Comité Nacional Demócrata e

intentar encubrir a funcionarios, cuando Gerald Ford asumió el cargo.

El escenario político de la desconfianza del presidente republicano a renunciar y la

decisión del Congreso de aprobar la solicitud de empleo, por otro lado, invitan a considerar

soluciones intermedias que nos ayuden a moderar y evitar el autoextremismo de ambos lados. La

Constitución Política del Perú establece que el ejercicio de la presidencia puede ser suspendido

por incapacidad temporal del jefe de Estado declarada por el Congreso. En este escenario, con el

vicepresidente Senior asumiendo el liderazgo interino del CEO, pasaremos de un cargo de

posible o inminente renuncia a un cargo, de acuerdo con los procedimientos normales, que nos

permita cerrar la investigación.


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Las disposiciones de la Constitución se interpretarán de acuerdo con un principio

unificado. Creemos que la suspensión de la presidencia puede ser una medida acertada a ser

evaluada por el legislador; El Primer vicepresidente fungirá como suplente transitorio hasta que

el Ministerio Público, que deberá dictar orden preceptiva, concluya las investigaciones, y con

estos hallazgos el Congreso decida sobre el futuro del actual primer ministro líder nacional.

La razón de esta solución responde a que ambos partidos, legislativo y ejecutivo, han

argumentado que, si se elige la vacante o se renuncia respectivamente, también se destruirá la

institución presidencial, que en última instancia debemos proteger y preservar. En cuanto al

contenido constitucional del derecho de defensa, que fue decidido por la Corte Constitucional, no

hay vulneración, “si el estado de inadmisibilidad provino por acción u omisión del perjudicado”.

Así todo informe de mayoría elaborado por una comisión de encuesta puede vulnerar las

garantías y derechos de procedimiento del Congreso establecidos por estatuto de la Corte

Constitucional; Por lo tanto, la consideramos una medida en los casos en que sería

inconstitucional porque no hay excusa.

De acuerdo con el análisis del principio procesal y sus garantías, en especial el derecho

de defensa, una clara influencia en su contenido constitucional se produce cuando a una de las

partes durante el juicio se le prohíben determinadas conductas. por las autoridades judiciales, a

tomar todas las medidas necesarias, adecuadas y eficaces para proteger sus legítimos derechos e

intereses. Es un derecho exigible en todas las etapas de los procedimientos judiciales o

administrativos sancionadores: “No hay ley especial que imponga una pena y nada hay en ella

que impida o restrinja la aplicación de esta ley”. La constitución establece un sistema de sucesión

para el presidente después de la ausencia parcial o total del mandato. El artículo 115 establece

que el Primer vicepresidente asumirá la Presidencia de la República, en caso contrario será el


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Segundo vicepresidente. Si ambos no pueden, el presidente de la Asamblea Nacional asume la

dirección del ejecutivo, evitando un vacío de poder, pero no puede completar el período

presidencial que la Constitución ordena convocar a elecciones inmediatas, lo que impide la

concentración de los poderes ejecutivo y legislativo. Se entiende que las elecciones involucran

únicamente a la institución presidencial, de tal manera ya que es voluntad del electorado ser

elegido teniendo simultáneamente poderes ejecutivo y legislativo en su forma de gobierno,

creemos que no se trata de elecciones parciales. Son elecciones presidenciales y congresales

simultáneas, que ponen fin a la transición democrática, dos veces en la historia de nuestra forma

de gobierno.
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Faltas constitucionales tras la vacancia del cargo de presidente de la República

La constitución de 1979 estipula que los ex presidentes de la república reciben la

condición de Senadores vitalicios, con todas sus facultades salvo contar el número fijo de

delegados. Intenciones experimentadas de ex jefes de estado. Con el retorno de la democracia en

la década de 1980, lo ideal era un Senado integrado por diputados con experiencia política. Sin

embargo, los altos funcionarios restantes deben renunciar con seis meses de anticipación si

quieren postularse para la legislatura. La Asamblea Constituyente de 1993 abolió el Senado, pero

olvidó incluir al jefe de Estado entre los altos funcionarios que debían renunciar seis meses antes

de las elecciones generales. Si bien sería extraño que el presidente en ejercicio renuncie para

postularse para la próxima legislatura, hoy parece inconcebible dada la dura experiencia política

por la que estamos pasando. ¿Permitirá la omisión constitucional antes mencionada el

nombramiento de un expresidente que acaba de ser declarado vacante? No, en primer lugar,

porque ha expirado el mandato constitucional; Segundo, porque si los servidores públicos

separados de la administración pública no pueden desempeñar otro cargo en el estado por varios

años, nos hacemos la siguiente pregunta: el presidente de la República queda vacado porque ha

sido declarado inhabilitado moralmente, ¿puede postularse para el Parlamento?? Cuando las

deficiencias constitucionales refuerzan la contradicción interna y no contribuyen a la integridad

de todas sus disposiciones, conducen a resultados controvertidos y difíciles de comprender en

aras de la integridad de las instituciones y la política. Caer en la frase “La Constitución no así lo

dispone” no corresponde a un cuerpo normativo que deba interpretarse según el principio de

unidad. En la fase de inhabilitación de la lista de candidatos a la Asamblea Nacional y de la lista

de presidentes, debe decidir el tribunal arbitral electoral nacional, pues sería un precedente

controvertido para el sistema electoral.


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Utilizaciones Del Artículo 113.2 De La Constitución De 1993

A lo largo del siglo XXI, el proceso de selección de presidente por incompetencia moral

permanente, previsto en el artículo 113.2 de la Constitución de 1993, ha sido utilizado al menos

en cinco ocasiones por la Asamblea Nacional de la República. La primera fue en 2001, cuando el

expresidente Alberto Fujimori huyó a Japón y desde allí presentó su renuncia, pero fue rechazada

por el legislador, quien declaró vacante al presidente con fundamento en el 113.2 de la

Constitución.

En 2017, por segunda vez, se intentó este número, sin éxito, contra el expresidente Pedro

Pablo Kuczynski, como un acto de presión del fujimorismo para destituir al mandatario. Sin

embargo, ante nuevos requerimientos de reclutamiento, Kuczynski renunció y Martín Vizcarra

asumió la tarea, que también pasó por dos procesos de reclutamiento: uno resultó fallido y el otro

resultó en el anuncio de la vacancia del presidente, y luego la hipótesis nula. de Manuel Merino

como presidente de facto.

El 7 de diciembre de 2021, el Congreso intentó, sin éxito, poner a debate una propuesta

de vacante contra el presidente Pedro Castillo. Además de las razones políticas que llevaron a

esta decisión, es claro que esta causa seguirá siendo utilizada de manera irregular por la

oposición parlamentaria, mientras no se frene responsablemente.


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La incompetencia moral es la razón de la vacante del cargo de presidente de la República

como figura inédita en un presidencialismo puramente norteamericano, ya que actualmente no

está incluido en las constituciones de los países latinoamericanos. Se ha estudiado el

presidencialismo. En principio, no se ajusta al modelo del sistema presidencial peruano, cuya

característica central es que el titular del máximo poder ejecutivo ejerce su poder político por un

período de tiempo predeterminado. Según la constitución esto está reforzado por el derecho

privado. Sistema de responsabilidad. (Artículo 117 de la constitución de 1993). Tienen como

denominador común el enunciar situaciones reales que ocurren en la práctica y provocan un

desenlace que no es discutible ni explicable, con esta teoría quebrada y frente a eso, hay dos

opciones. El primero constrictivo, este es la comprensión de la impotencia moral como

impotencia mental. El segundo más ampliamente, sería un juicio para sancionar conductas

reprobables, ciertamente peligrosas, pero libres de violación constitucional y responsabilidad.

Con este fin, sería útil distinguir conceptualmente entre los números que violan la constitución y

carecen de competencia moral, para eliminar la duplicación y la superposición. Como se señaló,

una violación constitucional es una institución omnipresente y necesariamente generalizada, lo

que corresponde a su determinación en su propio ámbito en un caso particular por parte del

legislador competente. En cumplimiento de la decisión, pero no por esta razón arbitraria. La

composición constitucional de la incapacidad moral, en concordancia con las exigencias de la

regla de derecho constitucional, y con la preocupación por la estabilidad y el juicio necesarios,

determinará que pueda aplicarse razonablemente a conductas graves que no constituyan

infracción política o judicial. El sistema, degrada la dignidad del presidente a tal punto que es

imposible que el titular continúe en el cargo.


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CONCLUSIONES

Con respecto a nuestro trabajo podemos concluir lo siguiente:

● Que el Perú, pese a su corta vida republicana, cuenta con cuatro vacancias, y pese a que
esta cifra a simple vista no signifique mucho, para este contexto, sí lo es. Y es que haciendo
comparaciones entre otras naciones con la nuestra, encontramos que no hay situación parecida a
la de nuestro país.

● Sabemos y somos conscientes que nuestro país está lleno de problemáticas, y la vacancia
presidencial parece haberse convertido en una de ellas. Esto tal vez se deba a que los poderes del
estado no han estado conviviendo de una manera correcta, y es que en la actualidad encontramos
que el congreso ya ha intentado por todo medio vacar al actual presidente por situaciones de
disconformidad entre partidos políticos, esto nos demuestra que en verdad no hay una buena
relación entre el poder legislativo y el poder ejecutivo, lo que hace que se desvíen de sus
verdaderos propósitos, que debería ser buscar el bienestar del país.

● Esta realidad del país se debe en parte a la mala elección de autoridades, y es que esa
responsabilidad recae en nosotros, es importante tener conciencia de que nosotros somos los que
escogemos el rumbo de nuestro país y asumir que las vacancias sucedidas puede que en cierta
forma haya desestabilizado el país. Y como punto final, hay que resaltar que hoy en día, los
representantes de cada poder del estado actúan a conveniencia propia y de algunos cuantos,
haciendo ver que todo parece ser un juego político.
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RECOMENDACIONES

Entre las recomendaciones que podríamos resaltar, son acciones que deberán ser tomadas entre
corto y largo plazo:

● Primero que nada, debemos mencionar que la responsabilidad de cada ciudadano por
escoger autoridades correctas, es muy importante. Debemos informarnos lo mejor posible, tomar
en cuenta todo tipo de circunstancia, siempre estar un paso adelante, viendo si es que estas
autoridades trabajarán en conjunto o solo buscarán pelear como perros y gatos por el poder.

● El punto anterior debe ir acompañado de establecer una enseñanza hacia los ciudadanos
sobre la normativa peruana. Esto nos garantizará que, en el futuro, la población será consciente
de a quién elige como autoridad.

● Reformar esa parte de la constitución que habla sobre la vacancia presidencial por
incapacidad moral, realizar un protocolo más minucioso donde mencione específicamente los
parámetros de incapacidad moral y a su vez, regular el alcance de ambos poderes del estado.

● Y, por último, concientizar a la población para que luchen por el verdadero respeto de la
constitución y la democracia en el país.
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BIBLIOGRAFIA

Basadre, J. (2005). Historia de la República del Perú (1822–1933) (t. 1). El Comercio.

Borea, A. (2016). Manual de la Constitución. Para qué sirve y cómo defenderte. Imprenta Editorial.

García, A. (2013). La incapacidad moral como causal de vacancia presidencial en el sistema constitucional
peruano. Revista Pensamiento Constitucional, 18.

Hakansson, C. (2020). El neopresidencialismo. La forma de gobierno de la Constitución peruana (2.a ed.).


Yachay Legal.

Mainwaring, S. (1995). Presidencialismo, multipartidismo y democracia: la difícil combinación. Revista de


Estudios Políticos, 88.

Pereira, A. (2011). En defensa de la Constitución. Palestra Editores.

Pereira, A. (1998). Invitación al estudio de la Constitución de los Estados Unidos. Tórculo Edicións.
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INDICE

DEDICATORIA Y AGRADECIMIENTOS...........................................................................................................2
INTRODUCCIÓN...........................................................................................................................................3
ANTECEDENTES HISTORICOS NACIONALES E INTERNACIONALES DE VACANCIA PRESIDENCIAL.................7
Introducción a los antecedentes.............................................................................................................7
JURISPRUDENCIAS RELEVANTES SOBRE VACANCIA PRESIDENCIAL DEL TRIBUNAL CONSTITUCIONAL......11
Fundamento de voto del magistrado miranda canales.........................................................................13
Fundamento de voto del magistrado ferrero costa...............................................................................22
Fundamento de voto del magistrado ernesto blume fortini..................................................................27
Fundamento de voto del magistrado sardón de taboada......................................................................33
Voto singular de la magistrada ledesma narváez y del magistrado ramos núñez..................................36
Antecedentes del caso...........................................................................................................................39
CASOS DE VACANCIA PRESIDENCIAL A TRAVES DE LA HISTORIA...............................................................48
OPINION Y COMENTARIO GRUPAL SOBRE LA VACANCIA PRESIDENCIAL...................................................72
CONFIGURACION DE LA FIGURA DE LA VACANCIA PRESIDENCIAL EN LA CONSTITUCIÓN POLÍTICA DE
1993...........................................................................................................................................................73
Vacancia del cargo de presidente de la República del Perú...................................................................74
Procedimiento ante la vacancia.............................................................................................................75
Sistema Presidencial de Gobierno en el Perú........................................................................................79
Causas Penales......................................................................................................................................84
Razones políticas...................................................................................................................................85
Incapacidad moral permanente.............................................................................................................86
Disconformidad Por Sustracción De La Materia....................................................................................89
Contenido de la capacidad moral presidencial......................................................................................90
Periodo presidencial interino................................................................................................................92
¿Proporciona la política una solución intermedia?................................................................................93
Faltas constitucionales tras la vacancia del cargo de presidente de la República..................................96
CONCLUSIONES.........................................................................................................................................99
RECOMENDACIONES...............................................................................................................................100
BIBLIOGRAFIA..........................................................................................................................................101
INDICE......................................................................................................................................................102
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