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Titulo: Passion Unleashed

Autora: Larissa Ione

Año de publicación: 2009

Libro: 3

Sinopsis:

-1-
Argumento
Título original: Pleasure Unbound
Serie Demoniaca: Libro 3

Tentaciones prohibidas...

Serena Kelley es una arqueóloga, una caza tesoros... y una mujer


que esconde un secreto. Desde que tenía siete años es la encargada de
guardar un poderoso hechizo que consigue que tenga una salud de
hierro y que le ha concedido la inmortalidad... siempre y cuando
permanezca virgen. Pero Serena ya no es tan inocente como lo era
antes, y cuando un peligroso y apuesto extraño consigue llevarle al
límite del éxtasis, empieza a preguntarse si por fin ha conocido al
hombre al que será incapaz de resistirse.

Deseos fatales...

Wraith es un demonio seminus ansioso por matar a cualquiera que


ose desafiarle. Pero cuando un antiguo enemigo lo envenena, deberá
encontrar a Serena y persuadirla para que le dé el único antídoto capaz
de salvarle... el hechizo que ésta custodia. Y así, a medida que Serena
comienza a sucumbir a su seducción y Wraith ve como la cura está cada
vez más al alcance de sus manos, se da cuenta de una horrible verdad:
se está enamorando de la mujer cuya vida deberá sacrificar para salvar
la suya propia.

-2-
Índice
Argumento ................................................................. 2
Dedicatoria................................................................. 5
Agradecimientos ........................................................ 6
Glosario...................................................................... 7
Capítulo Uno ............................................................ 10
Capítulo Dos ............................................................ 23
Capítulo Tres ........................................................... 33
Capítulo Cuatro........................................................ 46
Capítulo Cinco ......................................................... 59
Capítulo Seis............................................................ 73
Capítulo Siete .......................................................... 85
Capítulo Ocho .......................................................... 93
Capítulo Nueve ...................................................... 102
Capítulo Diez ......................................................... 121
Capítulo Once ........................................................ 141
Capítulo Doce ........................................................ 154
Capítulo Trece ....................................................... 162
Capítulo Catorce .................................................... 179
Capítulo Quince ..................................................... 193
Capítulo Dieciséis .................................................. 211
Capítulo Diecisiete ................................................. 220
Capítulo Dieciocho................................................. 232
Capítulo Diecinueve............................................... 243
Capítulo Veinte ...................................................... 252
Capítulo Veintiuno.................................................. 260
Capítulo Veintidós.................................................. 269
Capítulo Veintitrés.................................................. 277

-3-
Capítulo Veinticuatro.............................................. 287
Capítulo Veinticinco ............................................... 299
Capítulo Veintiséis ................................................. 310
Capítulo Veintisiete ................................................ 328
Capítulo Veintiocho................................................ 338
Capítulo Veintinueve.............................................. 354
Capítulo Treinta ..................................................... 363
Capítulo Treinta y Uno ........................................... 371
Capítulo Treinta y Dos ........................................... 378
Capítulo Treinta y Tres .......................................... 389
Escenas Borradas.................................................. 393
Demoníaca: Compendio de Demonios .................. 400
La Introducción.............................................................400
Los Demonios ..............................................................401
El Hospital ....................................................................413
Jugadores clave en el mundo Demoníaca ...................415
The Reckoning .............................................................420
Desde el escritorio de Larissa Ione ..............................433
Lea También .......................................................... 435
Pleasure unbound ........................................................435
Desire Unchained.........................................................436
Continua Con ......................................................... 437
Ecstasy Unveiled..........................................................437
Elogios Para Larissa Ione ...................................... 438
Agradecimientos .................................................... 439

-4-
Dedicatoria

Para Brennan, porque sin ti,


nunca habría conocido la dicha de ser madre,
y creo que mis personajes, tampoco.
Eres mi mundo.

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Agradecimientos
Un agradecimiento especial al fabuloso personal de Grand
Central Publishing, al departamento de arte por la portada a mi
corrector de estilo y editor, Amy Pierpont. Soy tan afortunada de
poder trabajar con gente tan talentosa.

Y un gran agradecimiento a Justin Knupp Stonecreek de los


medios de comunicación, por ser tan grandioso para trabajar con él y
por ser una parte tan grande y visible del mundo Demonica.

Finalmente, un grande “love ya, gals,” para los lectores del


Grupo Writeminded y las damas del blog Jaci Burton, Maya Banks,
Amy Knupp, y Stephanie Tyler. ¡Son mi grupo de apoyo muy
necesario!

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Glosario
Aegis: Sociedad de guerreros humanos dedicados a proteger al
mundo del mal. Ver Guardianes, Regente y Sigil.

Carceris: Son los carceleros del mundo subterráneo. Todas las


especies de demonios envían representantes para un periodo en el
Carceris. Los miembros del Carceris son responsables de detener a los
demonios acusados de violar la ley demonio, y para actuar como
guardias en las prisiones Carceris.

Council (Consejo): Consejo de Todas las especies y razas


de demonios se rigen por un Consejo que hace las leyes y castiga a los
miembros individuales de su especie o raza.

Dresdiin: El equivalente demonio de los ángeles.


Fakires: Término despectivo utilizado por los vampiros para
describir a los seres humanos que, o bien se creen vampiros reales o
que pretenden ser vampiros.

Guardianes: Guardianes Guerreros de la égida, entrenados en


técnicas de combate, armas y magia. En la inducción en el Aegis, a
todos los Guardianes se les entrega una pieza encantada de joyería que
lleva el escudo Aegis, que, entre otras cosas, permite la visión nocturna
y la posibilidad de ver a través del hechizo de invisibilidad de los
demonios.

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Harrowgate: portales de desplazamiento, invisibles a los seres
humanos, que usan los demonios para desplazarse entre lugares de la
Tierra y el Sheoul.

Infadre: Una hembra de cualquier especie de demonio que ha


sido impregnado (fecundada) por un demonio seminus.

Maleconcieo: El nivel más alto de las juntas de demonios


gobernante, compuesta por un representante de cada especie. Las
Naciones Unidas del mundo de los demonios.

Orgesu: Una esclava sexual demonio, a menudo tomadas de las


razas criadas específicamente con el propósito de proporcionar sexo.

Regente: Jefe (s) de las células locales Aegis.


Renfield: Personaje de ficción en Drácula de Bram Stoker.
También, término despectivo para cualquier ser humano que sirve a un
vampiro. Una fanática vampiro.

S’genesis: Ciclo de Maduración final de los demonios Seminus.


Se produce a los cien años de edad. Un varón post-s'genesis es capaz
de procrear y posee la habilidad de cambiar de forma en el macho de
cualquier especie de demonio.

Sheoul: Reino de los demonios. Situado en las entrañas de la


Tierra, accesible sólo a través de los Harrowgates (portales de
desplazamiento).

Sheoul-gra: Un depósito de retención para las almas demonio.


El lugar donde las almas demonio van hasta que puedan volver a nacer
o que las mantiene en el limbo tortuoso.

Sheoulic: Idioma Universal hablado por todos los demonios,


aunque muchas especies hablan su propio idioma.

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Sigil o Consejo Sigil: Consejo compuesto de doce seres
humanos conocidos como Ancianos, que sirven como los líderes
supremos de la égida. Con sede en Berlín, que supervisa todas las
células Aegis en todo el mundo.

Swans: Seres humanos que actúan como donantes de sangre o


de energía para los vampiros, ya sean reales no-muertos o Fakires.

Ter'taceo: Demonios que pueden pasar por humanos, ya sea


porque su especie es de apariencia humana naturalmente, o bien
porque pueden transformarse adoptando dicha forma.

Therionidryo: Termino que se utiliza para bestia, también se


usa como plazo para una persona él o ella en cuando convirtió en
hombre-bestia.

Therionidrysi: Cualquier sobreviviente de un ataque de bestia.


Término utilizado para aclarar la relación entre el padre y su
therionidryo.

Ufelskala: Un sistema de puntuación para los demonios, en


función de su grado de maldad. Todas las criaturas sobrenaturales y los
seres humanos malignos se pueden clasificar en los cinco niveles de
maldad, el Quinto Nivel está integrado por lo peor de los malvados.

Clasificación de los Demonios, según el listado de Baradoc, demonio


Sombra, con la raza demonio Seminus como un ejemplo:

Reino: Animal.
Clase: Demonio.
Familia: Demonio sexual.
Género: Terrestre.
Especie: íncubo.
Raza: Seminus.

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Capítulo Uno
Traducido por Estivali10
Corregido por Kitty

Cuando se cena con un demonio, tienes que tener una cuchara larga.

—Navjot Singh Sidhu

Había tres cosas que Wraith hacía bien: cazar, luchar y follar. Él iba
a hacerlas esta noche. Exactamente en ese orden.

Wraith esperaba agachado en la azotea de una tienda a cargo de


inmigrantes que habían llegado probablemente de un país tan de mierda
que la violencia en las calles de Brownsville, Brooklyn, no los
desconcertaba.

Él había espiado antes a miembros de pandillas, había olido su


agresión, su necesidad de sangre, Wraith se movía como un
depredador, había elegido su blanco con cuidado. Pero a diferencia de la
mayoría de los depredadores, él no escogía a los débiles o los ancianos.
Que se jodan. Él quería al más fuerte, al más grande, al más peligroso.
Le gustaba su pinta de sangre seguida de la adrenalina.

Por desgracia, no podía matar esta noche. Ya había pasado el límite


de matar un humano al mes fijado por el Consejo de Vampiros, y ni
hablar de volver a Sheoul.

Es extraño que se preocupara, ya que hace diez meses atrás Wraith


había atravesado felizmente su s'genesis, un cambio que debería haber
hecho de él un monstruo que opera sólo por instintos, el de follarse a

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tantas mujeres demonio como sea posible, con el objetivo de
fecundarlas. Una ventaja añadida del s'genesis para los demonios
Seminus era que se enfocaban tanto en su deseo sexual que no les
importaba nada más.

Pero en caso de Wraith, también era un vampiro. Por decirlo de


alguna manera el matar estaba en su sangre.

Ansioso por empezar con su nueva vida, Wraith había encontrado


una manera de realizar el cambio temprano. Por desgracia, no había
cambiado ni una maldita cosa. Oh, él quería follar y fecundar las
mujeres, lo que no era nada nuevo. La única diferencia era que ahora
podía fecundarlas. Ah, y también que se podía transformar en el macho
de esa especie para hacerlo, porque no había ninguna mujer en la Tierra
o en Sheoul, el núcleo del planeta en el reino de los demonios, que a
sabiendas, después de que se acostara con un demonio Seminus
después del post s’genesis, quisiera dar a luz la descendencia que
nacería, un Seminus de pura raza a pesar de la mezcla del
apareamiento.

Así que sí, algunas cosas habían cambiado, pero no lo suficiente.


Wraith todavía recordaba los horrores de su pasado. Él todavía se
preocupaba por sus dos hermanos y el hospital que habían empezado
juntos. A veces no estaba seguro de qué era peor.

Wraith respiro el aire que había dejado la reciente lluvia, el olor


rancio de la orina, la basura, y la comida especiada de Haití de la cabaña
de al lado. La oscuridad se arremolinaba en torno a él, camuflajeándose
en las sombras, una fría brisa de enero alborotó su pelo largo hasta los
hombros, pero no hizo nada para aliviar el calor en las venas.

Él podría ser el epítome de la paciencia a la espera de su presa,


pero no significaba que dentro de él no temblara por anticiparse.

Porque estos no eran los típicos pandilleros que siempre cazaba.


Los Bloods, Crips, y Latin Kings no tenían la despiadada crueldad de El
Upir.

El nombre mismo hizo que a Wraith se le curvara una sonrisa con


un gruñido silencioso. El Upir funcionaba como cualquier otra pandilla de
calles territoriales, excepto que eran los vampiros quienes tiraban de las

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cuerdas. Ellos usaban a los tontos humanos para cometer los crímenes,
les proporcionaban sangre y deportes sangrientos, cuando lo
necesitaban, y tomaban las caídas cuando los policías les arrestaban.
Por su servicio y sacrificio, los humanos creían que serían
recompensados con la vida eterna.

Idiotas.

La mayoría de los vampiros se adhirieron a las normas estrictas con


respecto de pasarse con lo humanos, solo se les permitía una cantidad
en toda su vida, él no la iba a gastarla en pandilleros de bajos fondos.

Por supuesto, los pandilleros no sabían eso. Estaban en las calles,


con sus colmillos goteando sangre y tatuajes de pandillas colores
carmesí y oro, gritando advertencias a los otros. Nadie se metía con la
Upir.

Nadie excepto Wraith.

El Upir vino. Siete de ellos, hablando basura, pavoneándose con


arrogancia exagerada.

Que empiece el show.

Wraith desplegó sus casi seis pies, seis pulgadas de altura, y luego
bajó los quince pies que había hasta el suelo, aterrizando justo en frente
de la banda.

—Hey, idiotas.

El líder, un hombre blanco fornido que llevaba un pañuelo envuelto


alrededor de su protuberante cabeza, tambaleó hacia atrás un paso,
pero ocultó su sorpresa detrás de una maldición—. ¿Qué demonios?

Uno de los punks, uno bajo, gordo, con la nariz torcida como un
troll – no un troll literalmente, que pena, porque Wraith pudo haberlo
matado, sin remordimientos- este señaló un cuchillo en el bolsillo de su
capa. Wraith se echó a reír, y cuando otros dos punks sacaron sus
cuchillos. Wraith se echó a reír más fuerte.

—La escoria de la sociedad humana me divierte—, dijo Wraith—.


Roedores con armas. Salvo que los roedores son inteligentes. Y su sabor
es terrible.

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El líder saco una pistola de la parte trasera de sus pantalones—.
Desearas morir hijo de puta—. Wraith sonrió—. En eso tienes razón.
Sólo que tu muerte es la que deseo—.Estrelló su puño en la cara del
líder.

El líder se sacudió hacia atrás, agarrándose la nariz rota y


sangrando. El olor de la sangre aumento la temperatura de Wraith... y
no estaba solo. Los dos pandilleros de la parte trasera levantaron la
cabeza aspirando el aroma.

Vampiros. Un hombre negro, una mujer latina, ambos vestidos


como los demás con pantalones vaqueros holgados, sudaderas con
capucha y zapatillas cutres de deporte.

Premio gordo, nena. Wraith iba a conseguir algunas muertes esta


noche, después de todo. Antes de que los seres humanos aturdidos
pudieran recuperarse, Wraith corrió por la calle lateral.

Se lanzaron enojados a su persecución. Redujo la velocidad


aprovechando la distancia que los separaba. Ágilmente, saltó en la parte
superior de un contenedor de basura y luego se subió a una azotea y
esperó hasta que pasaron. Su furia dejó un rastro de olor que podría
seguir con los ojos vendados, pero en cambio, cayó al suelo, utilizó su
visión infrarroja de vampiro para verlos adelantarse en la oscuridad.
Odiaba usar cualquiera de sus habilidades de vampiro, como la
velocidad y súper fuerza, pero la visión era la que realmente
despreciaba.

Lo despreciaba porque no había nacido con ella, fue cuando tenía


veintidós años cuando Eidolon le trasplantó los ojos hace ya casi
ochenta años. Cada vez que Wraith se miraba con esos ojos azules al
espejo, se acordaba de la tortura y el dolor que había pasado.

Se pego a sí mismo por dejar que el pasado lo distrajera, en


silencio comenzó la caza. Normalmente, el iría por la vampiro primero,
pero el troll estaba justo delante, jadeando y resoplando quedándose
detrás de los demás.

Él saltó, aplastando al humano sacándole todo el aliento, y dejó su


cuerpo inconsciente detrás de una pila de cajas.

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A continuación, lo siguió el hombre vampiro, que pensaba que le
había ganado ventaja rodeándolo por detrás de Wraith.

Wraith fingió distracción, parado al aire libre bajo el brillante


resplandor de una luz de la calle cuando el vampiro se arrastró hacia
adelante. Más cerca... más cerca... sí. Wraith se giro, comenzó a golpear
al macizo vampiro con una ráfaga de puños y pies. El vampiro no tuvo
oportunidad de lanzar una solo golpe, luego Wraith lo llevo hacia la
oscuridad debajo de un paso elevado, empujándolo hacia abajo.

Con una rodilla en el estómago y una mano alrededor de la


garganta, Wraith busco las armas que este tenía bajo su chaqueta de
cuero.

— ¿Qué?—, el hombre abrió la boca, los ojos muy abiertos con


shock y terror—, ¿Qué… eres… tú?

—Compañero, a veces me hago la misma pregunta—. Clavándole


de golpe la estaca. No esperó para ver el espectáculo cuando el vampiro
se desintegró. Había otro que atacar.

La anticipación brillaba por sus venas mientras acechaba a la


hembra a través de las calles laterales y callejones. Al igual que el
macho, creía que era ella la que hacía la caza, y Wraith le agarro con la
guardia baja ya que se deslizó en las sombras detrás de un edificio. Él la
empujó hacia la pared, levantándola por el cuello para que colgara del
suelo.

—Fue muy fácil—, dijo Wraith—. ¿Qué es lo que enseña el Consejo


de Vampiros en estos días?

—Yo no soy una jovencita— Su voz era un ronroneo bajo,


seductora, e incluso mientras hablaba, levantó las piernas para
envolverlas alrededor de las cadera de Wraith—. Te lo demostrare.

El olor de la lujuria salió de ella en ondas. Su cuerpo incubo


respondió, endureciéndolo y calentándolo, pero él preferiría matarse
antes que follarse a un vampiro o un humano, a pesar de que había
razones diferentes para acostarse con hembras humanas.

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Se inclinó para que sus labios rozaran la oreja, que estaba toda
llena de aros. —No estoy interesado—, gruñó, pero aún así, se arqueó
contra él, afectada por sus feromonas incubus.

No deberías jugar con la comida. La voz de Eidolon sonó en sus


oídos, Wraith lo ignoró de la misma forma en que ignoraba casi todo lo
que sus hermanos le decían. No tenía intención de hacer una comida de
esta hembra.

—Podrías engañarme—, dijo, rodando sus caderas hacia su


erección.

—Tal vez necesitas que te convenza—. Wraith se echó hacia atrás


mostrándole la estaca de madera. Sus ojos se volvieron locos—. Por
favor...— Ella tragó saliva, su garganta, convulsiono debajo de su
palma. Su cuerpo se marchitó como una flor muerta, desapareciendo la
tentación rápidamente—. Por favor. Simplemente... hazlo rápido.

Él parpadeó. Él había esperado que ella suplicara por su vida. Él


encontró su mirada fija amplia, atormentada, despacio, con un sentido
enfermo de temor, él revolvió sus dedos sobre su cuello. Un patrón en
relieve asomaba desde debajo del cuello de la sudadera con capucha.
Maldita sea.

Empujó la estaca en su bolsillo y tiró de su camiseta a un lado para


revelar un verdugón del tamaño de su puño. Una marca de esclavo. No
cualquier marca. La marca de huesos cruzados que usaban los Neethul
en sus esclavos, la más cruel de los comerciantes de esclavos demonio.
Esta mujer había sido obligada a vivir en el infierno por dioses sabían
cuánto tiempo. De alguna manera ella había ganado su libertad,
probablemente había escapado... y ahora estaba haciendo cualquier
cosa para poder sobrevivir.

Ella había sufrido. Incluso sufría ahora. Algo arañó el estómago, y


no sabía lo que era hasta que la bajo al suelo y sin darse cuenta luego
identificó la extraña sensación. Simpatía.

—Vete—, dijo—. Antes de que cambie de opinión.

Ella tenía su infierno, al igual que Wraith. Agitado por su inusual


demostración de piedad, decidió hacer a un lado este incidente. Tenía
que volver a la acción. Necesitaba alimentarse. Necesitaba causar dolor.

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Los punks se habían separado, los localizó uno a uno, con una
eficiencia mecánica hasta que sólo quedó el líder. En algún lugar
cercano, sonó un disparo, un sonido familiar en esta parte de la ciudad,
tan familiar que dudaba que llamaran a la policía.

El líder se adelantó, pasando por delante de una tienda cerrada, se


escuchaba agitación en su voz mientras ladraba órdenes a su teléfono
celular.

—Oye, cabrón—, gritó Wraith—. ¡Estoy aquí! ¿Ayudaría si llevara un


letrero de neón?

Con la cara roja de furia, el líder corrió hacia el callejón. A mitad del
camino, Wraith giró alrededor. El mafioso sacó su pistola, pero Wraith lo
desarmó antes de que este pudiera parpadear. El arma se deslizó por el
pavimento mojado, y empujó al hombre contra una pared presionando
su antebrazo en el grueso cuello del humano.

—Esto es decepcionante—, dijo Wraith—. Yo esperaba más de una


pelea. Yo quería ablandarte antes de comerte. ¿Cuándo van a aprender
que un arma no es un sustituto para el aprendizaje de técnicas de
combate de mano a mano?

—Vete a la mierda—, el hombre escupió.

— ¿Un tipo como yo?— Wraith sonrió, inclinándose rozó sus labios
en la mejilla del hombre—. En tus sueños.

Un gruñido bajo le hizo sonreír aún más. Él inhaló el aroma de la


cólera del hombre, corrompido por un hilo seductor de miedo. Rugió el
hambre a través de Wraith, y comenzó a alargar sus colmillos. El tiempo
de juego había terminado. Hundió sus dientes en la garganta del
gángster. La sangre caliente y sedosa le llenó la boca, y después de un
par de espasmos, se aflojó su presa.

Wraith podría haber usado su don Seminus para llenar la cabeza del
hombre con una visión feliz, agradable, pero este tipo era escoria. Las
cosas que él había hecho vinieron como una bofetada en el cerebro de
Wraith en rápidos sucesos. Claro, Wraith no era ningún ángel, aunque
se había follado a uno o diez, pero a excepción de los Guardias Aegis, él
no dañaba mujeres humanas o niños.

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Este hombre... bueno, Wraith deseó no haber cumplido la cuota de
matanza de ese mes en el cazador Sumatra. Sin embargo, atormentar al
mafioso era divertido. Tragar la sangre del humano con el gusto a
alcohol, Wraith utilizó su poder de la mente para alimentarle al tipo
imágenes horripilantes de lo que este le haría si volviera a cometer un
crimen otra vez. La mayoría de las veces a él no le importaba si un
humano vivía o moría, pero este tipo se aprovechaba de los débiles y los
ancianos. No había ningún deporte en eso.

El poder se apoderó de Wraith, el poder y la adrenalina


produciéndole destellos de relámpagos bajo su piel. Su dermoire, una
historia de su paternidad como demonio Seminus, pulsó desde la punta
de los dedos de su mano derecha hasta el hombro y el cuello, y todo el
camino hacia el lado derecho de su cara, donde los remolinos de
símbolos negros lo marcaban como un Seminus que había pasado ya su
s'genesis. Los seres humanos pensaban que era un tatuaje, algunos
pensaban que eran geniales, y el resto se horrorizaban.

Los seres humanos eran unos malditos anormales.

El pulso de su presa subió mientras su corazón trataba de


compensar la pérdida de sangre. Wraith tomó dos tirones más fuertes,
soltó sus colmillos, y vaciló antes de lamer los agujeros de la punción
para sellar la herida. A él no le importaba beber de sus víctimas, pero
odiaba lamerlos, el sabor del sudor, la suciedad, el perfume, y peor aún,
su esencia individual. Maldiciendo en silencio golpeó los agujeros con la
lengua y trató de no estremecerse, pero su cuerpo se sacudió de todos
modos.

—Deberías matarlo.

La voz masculina, profunda y tranquila, lo sobresaltó. Nunca nadie


se le había acercado sigilosamente…

Liberó al pandillero, dejando que este se golpeara contra el


pavimento con un ruido sordo. En un fluido movimiento, se enfrentó al
recién llegado, pero demasiado tarde vio un destello y con aspecto
borroso, sintió la picadura de un dardo en la garganta.

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— ¡Mierda!— Wraith arrancó el dardo de su cuello y lo tiró al suelo,
justo cuando iba hacia el tipo que le había disparado. Iba a destripar a
ese bastardo.

Wraith lo agarró de la camisa, una especie de túnica de arpillera,


pero sus dedos sólo rozaron el cuello. El tipo era rápido, anormalmente
rápido para ser un humano. Este macho era un tipo de demonio, una
especie desconocida.

El hombre no hizo ningún sonido, cuando avanzó hacia una


alcantarilla.

Torpemente, porque su lado había comenzado a debilitarse, Wraith


buscó una estrella de lanzamiento en su arnés de armas. La lanzó,
cogiendo al recién llegado en la espalda.

El macho emitió un sonido, un grito agudo en la noche cuando caía.


Wraith desaceleró, una repentina sensación de miedo le agobiaba,
convirtiendo sus miembros lentos y sin coordinación.

Se tambaleó, trató de agarrarse en el lado de un edificio, sintiendo


como si sus músculos se hubieran convertido en agua. Su visión se
volvió borrosa, su boca se secó, y con cada respiración sentía como si
las llamas le quemaran los pulmones.

Trató de alcanzar su teléfono móvil, pero su brazo no le respondía.


Y luego su mente dejó de trabajar, y todo fue negro.

***
El dolor palpitante en la cabeza lo despertó, un caso serio, tenía
una mordaza de algodón. Olía mal. Sangre. Antiséptico.

Mierda, ¿qué había hecho la noche anterior? Estaba limpio desde


hace meses..., no se había alimentado de drogadictos sólo por el hecho
de drogarse, de todos modos. Había comido la parte de los seres
humanos que le correspondía y demonios que tenían drogas en su
sistema, pero ese no había sido el por qué Wraith los había escogido
como alimento. Al menos, esto es lo que había dicho.

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En cualquier caso, él no se había despertado con una resaca de
alcohol o drogas en meses, pero esta... esta era la madre de las
resacas.

Él abrió los ojos, el dolor que sintió en sus párpados era como si
estuvieran cubiertos en el interior con papel de lija. Le lloraron, y tuvo
que abrir y cerrar varias veces antes de que pudiera enfocar. A través
de la visión borrosa vio unas cadenas colgando en lazos de un techo
oscuro. Abajo, voces silenciosas mezcladas con el sonido de equipo de
hospital que emitían una señal sonora tocando en sus oídos. Él estaba
en el Hospital General del Inframundo.

Él debería estar aliviado, consolado por estar seguro. En cambio,


sus entrañas se encogieron. Claramente, él se había metido en
problemas otra vez, y sus hermanos iban a patearle el culo, de nuevo.

Hablando de demonios pensó, mientras Eidolon y Shade entraban


en la habitación. Wraith intentó levantar la cabeza, pero la habitación
giró en un remolino nauseabundo de colores oscuros.

—Oye, hermano—, dijo Shade cuando agarró la muñeca de Wraith.


Emitió bajo el pulso una sensación de calor que se disparó al brazo de
Wraith.

Shade estaba sondeando su cuerpo, comprobando sus órganos


vitales y cualquier otro tipo de basura que se comprobará. Tal vez
podría hacer algo sobre los mareos.

— ¿Qué pasa? —graznó—. Ustedes chicos tienen un rostro


sombrío—. Lo que significa que estoy más jodido de lo que pensaba.

Eidolon no se rió, ni siquiera con la falsa sonrisa de médico de que


todo va a estar bien. — ¿Qué... qué pasó la otra noche?

— ¿La otra noche?

—Has estado fuera durante dos semanas—, dijo E—. ¿Qué pasó?

Wraith levantó tan rápido la cabeza que amenazaba con caerse—.


Oh, no. Joder, no. E, ¿Maté a alguien?

Sus dos hermanos lo empujaron sobre la cama. —No que nosotros


sepamos. Sin embargo. Necesitamos saber lo que pasó.

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El alivio le hizo hundirse en el colchón mientras buscaba en el
agujero negro que había en su memoria.

Un callejón. Había estado en un callejón. Y el dolor. Pero ¿por qué?


—Yo no estoy seguro. ¿Cómo llegué hasta aquí?

Shade gruñó. —Sentí tu angustia. Agarré mi equipo médico y fui a


una Harrowgate a buscarte.

— ¿Qué recuerdas?—, preguntó E, levantando el cabezal de arriba


de la cama para que Wraith pudiera sentarse.

Él escudriño a través de los recuerdos borrosos, pero unirlos era


como tratar de hacer un rompecabezas con los ojos vendados.

—Yo estaba comiendo un pandillero. Sabroso, sorprendentemente


libre de drogas—. Él frunció el ceño. ¿Había muerto el hombre? No, no lo
creía... él recordaba el cierre de los pinchazos. —Sentí un pinchazo en el
cuello. Y había un macho. Demonio, creo. ¿Por qué?

Los impulsos de su brazo se detuvieron, pero Shade mantuvo la


mano donde estaba. A pesar de que ya no estaba usando su poder de
curación, su dermoire continuó palpitando.

—Has sido atacado por un asesino. Enviado por Roag.

—Ah... ¿Ustedes se perdieron la noticia de que Roag se ha ido?—


Wraith miró a sus hermanos esperando un comentario, pero a ellos no
les pareció tan divertido como a él. —Oh, vamos. Roag está muerto.
Esta vez de verdad.

Su hermano mayor había planeado una venganza terrible contra


ellos tres, casi tuvo éxito. Si Wraith viera las oscuras profundidades de
una mazmorra de nuevo, sería demasiado pronto.

Eidolon se pasó la mano por el pelo corto y oscuro. —Sí, bueno,


contrató un asesino para llevar a cabo su venganza contra nosotros en
caso de su muerte. Debes haberle herido, porque se encontraba en mal
estado. Tayla lo siguió y lo atrapó mientras que Shade te traía aquí.
Confesó todo antes de Luc se lo comiera.

— ¿Se lo comió?

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E asintió con la cabeza—. El asesino era un leopardo. Nada les
asusta más que los hombres lobo, así que lo encadenamos encima del
sótano de Luc para hacerlo hablar. Pensamos que lo habíamos hecho lo
suficientemente lejos de Luc—. Él se encogió de hombros. —Parece que
no.

—Me encantan los hombres lobo—, dijo Wraith, haciendo a Shade


una sonrisa socarrona—. Supongo que es mejor que no molestes a
Runa. Ella podría comerte. —Shade se había unido a una mujer lobo el
año pasado, y había sido asquerosamente feliz desde entonces—. ¿Por
qué estás aquí? ¿No deberías estar ayudándola con los monstruos?

— ¿Te refieres a los que no te has tomado la molestia de venir a


ver todavía?

—Shade—. La voz de Eidolon emitía una advertencia suave, que era


extraña. Por lo general, era Shade la voz de la razón cuando se trataba
de manejar a Wraith.

Pero desde que Runa había tenido sus trillizos, Shade había sido
seriamente sobreprotector y fácilmente ofendido. Él no había sido como
todo el mundo que se les caía la baba con sus hijos.

Wraith empujó la sabana de su cuerpo y vio que estaba desnudo.


No es que le importaba, pero le habían arruinado su mejor chaqueta
cuando se la quitaron. Conocía de Shade el amor por las tijeras de
trauma, Wraith tenía buenas probabilidades de comprarse una nueva.

— ¿Por qué tanta penumbra y tristeza? El asesino falló.

Shade y E se miraron, poniendo a Wraith en alerta máxima. Esto no


era bueno.

—No, él no falló—, dijo Shade en voz baja—. El tipo tenía un


compañero. Él estaba todavía por ahí, y se fue después de nosotros.

—Entonces persigo su culo y después lo mato. No veo el problema.

Shade hizo una pausa, Wraith sintió algo en sus entrañas que se
deslizó lentamente a sus pies.

—El problema es que el primer asesino te disparó con un dardo del


veneno de acción lenta.

- 21 -
Wraith resopló. — ¿Eso es todo? Sólo tienes que disparar el
antídoto.

— ¿Recuerdas la incursión de Roag en el almacén?— le preguntó E,


y sí, Wraith recordó. El año pasado durante la venganza de Roag él se
había hecho con parte de la colección de artefactos raros y basura que
Wraith reunía para él.

—Una de las cosas que tomó fue la mordlair necrotoxin. Eso es lo


que el asesino utilizó—. Exhaló E lentamente—. No hay ningún antídoto.

¿Ningún antídoto? —Entonces un hechizo. Hay que buscar un


hechizo para la cura—. El pánico empezó a deshilachar los bordes de su
control y Shade lo debió haber sentido, ya que le dio un apretón firme.

—Wraith, hemos consultado cada texto, cada chamán, cada bruja...


No hay nada que pueda sacar el veneno de tu sistema.

—Entonces, en pocas palabras. ¿Qué estás diciendo?

E le entregó a Wraith un espejo—. Echa un vistazo a tu cuello—. Se


sacudió el pelo para revelar su símbolo personal en la parte superior de
su dermoire. Un reloj de arena, que siempre estaba lleno en su parte
inferior, este había aparecido por primera vez a raíz de su ciclo de
maduración a la edad de veinte años.

Wraith inhaló fuerte al verlo ahora: El reloj de arena se había


invertido, la arena estaba fluyendo de arriba hacia abajo, marcando el
tiempo.

—Estás muriendo—, dijo Eidolon—. Tienes un mes, tal vez seis


semanas, de vida.

- 22 -
Capítulo Dos
Traducido por Estivali10
Corregido por Kitty

Serena Kelley moría. Bien, no literalmente, pero así parecía, por la


manera en que el aire de sus pulmones era aspirado por un vampiro
extremadamente caliente que la besaba inconsciente.

A ella no le gustaba ir a los clubs de Goth, pero esta noche la


música del Euro-Goth en Alquimia había prometido hacer entrar
vampiros-tanto los aspirantes de la variedad humana y de los
actualmente no muertos.

La música resonaba en las paredes del viejo matadero tan alto que
interferían con los latidos de su corazón, sobresaltando su pulso en un
ritmo desigual, caótico. El olor del perfume, del sudor, y del sexo hacían
denso el aire, acelerando su libido.

Ella se movió con el agolpamiento de cuerpos en la sala de baile,


yendo como una marea hacia el vampiro cuyo nombre recientemente
había aprendido. Ella detectó su hambre, su necesidad oscura, y sí, era
un error dejarse llevar. Mal por dejarle pensar que él iba a conseguir
comida y un espacio en su ataúd. Pero qué diablos. Una chica
necesitaba ligar de vez en cuando. Especialmente cuando el ligar era por
lo que ella podía ir con un individuo.

—Ven—, dijo Marcus, en un bajo susurro que los vampiros hacían


de alguna manera audible sobre cualquier bulla—. Mi mesa espera.

Marcus era un viejo vampiro, formal, de discurso rígido como parte


de su encanto, las hormonas de Serena se volvieron locas cuando él la
llevó a una esquina sombreada donde un grupo de humanos temblaron

- 23 -
como perros falderos emocionados con su acercamiento. Como la
mayoría de los vampiros de su generación, él se vestía con ropa de buen
gusto, conservadora bajo una capa de medianoche que le ayudaba a
mezclarse entre el Goth y los punky en el bar. Tenía el cabello negro
brillante que le llegaba hasta la cintura, los labios color rojo rubí sobre
un severo rostro pálido culminaban su look.

Él agitó su mano, y los perros falderos se dispersaron, algunos de


ellos se mostraron celosos. Ella se preguntó cuántos sabían que él era
un verdadero vampiro. Pocos, quienes estaban en las profundidades del
actual estilo de vida de un vampiro creíble de los no muertos. Los que lo
hicieron tenían la tendencia de hacerse el raspado Renfields,
ofreciéndose como parásitos para ser usados de cualquier modo que el
vampiro quisiera.

Serena podía tener una cosa para los vampiros, pero ella nunca
caminaba sobre la línea para convertirse en comida o en amante
desechable. Se hundieron en el reservado, resbalando su oscura carga a
través de los asientos de falso cuero. Marcus envolvió su brazo
alrededor de su cintura y tiró de ella.

Perfecto. Porque así, ella tenía un fetiche de su jefe vampiro,


benefactor, y Aegis personal, Valeriu Macek, tendría un gran ataque, y
sí, a ella le gustaba vivir su lado salvaje. Pero a ella también le gustaba
mezclar los negocios con placer, y en este mismo momento, su negocio
como cazador de tesoros implicaba robar un objeto muy valioso y
antiguo que Marcus tenía de pulsera en su muñeca. Despacio, con
cuidado, ella deslizó su mano reposando sus dedos sobre la antigua joya
macedónica.

Él no lo notó, tenía la mirada fija en el centro de su garganta, y su


erección pinchó su cadera.

— ¿Iremos afuera, o permaneceremos aquí?— preguntó él, y ella se


preguntaba si él sabía que ella era plenamente consciente de lo que él
era. La manera que él mantuvo sus colmillos encubiertos le dijo que
probablemente él no lo sabía. Entonces, después de centenares de años
de ser un no muerto, mantenerlos ocultos se habían convertido
probablemente en segundo lugar de su naturaleza.

- 24 -
Y realmente, los colmillos de los vampiros no eran tan obvios al
menos que el vampiro estuviera excitado, y entonces estallarían como
gomas, alargándose, cada vez más… tan erótico. Serena inclinó su
quijada, exponiendo su garganta seductoramente. Distrayéndolo. Ella
ronroneó —Aquí—, trabajando la pulsera con una mano, y la otra
encima de su pecho. Músculos poderosos doblados bajo su palma, y por
milésima vez, ella deseaba no ser célibe. Deseaba dejarse hacer todas
las cosas estúpidas, aventuradas que hacían los seres humanos cuando
estaban en sus 20.

La sonrisa de Marcus reveló apenas las puntas de sus colmillos


cuando este se inclinó estremeciéndose cuando su pecho aplastó el
colgante entre ellos. Él miró con el ceño fruncido a través de los cristales
oscuros.

—Vaya joya.

—Un regalo de mi mamá—, ella dijo fácilmente, aunque el collar


fuera mucho más que eso.

La pulsera resbaló libremente. Ella la deslizó dentro de un bolsillo


en su de pantalón y echó un vistazo a su reloj. — ¡Oh, mira la hora que
es! Debería irme. No quisiera convertirme en una calabaza.

La mano de Marcus apretó su bíceps. —No he acabado contigo.

Ella sonrió dulcemente. —Oh, sí has acabado. No soy un cisne—,


ella dijo, usando el término que los seres humanos usaban para ofrecer
su sangre o energía psíquica a los vampiros, aunque por lo general
creyeran los vampiros eran la respiración, la variedad humana — los que
los no muertos verdaderos llamaban humorísticamente faquires.

La rabia heló sobre sus ojos oscuros, y sus labios se retrajeron


revelando sus colmillos en forma de dagas. Aterrorizarían a cualquier ser
humano sano, pero no a Serena. Ella tenía un pequeño secreto. Ella
estaba protegida por un encanto divino hace dieciocho años, desde el
día que fue concedido sobre ella cuando tenía siete años, no se le podía
hacer ningún daño.

Siempre y cuando ella siguiera siendo virgen.

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Marcus se lanzó hacia su garganta. Serena se alejó, y sin ninguna
razón evidente, el vampiro perdió su equilibrio, deslizándose fuera del
asiento, y aterrizando en el piso. Los groupies que estaban cerca se
movieron hacia atrás, algunos entraron precipitadamente para ayudarle
a levantarse, pero él se levantó en una explosión de cólera.

Entrecerró sus ojos y apretó sus puños, él había evitado ser


asesinado por los guardianes Aegis por siglos. Sabiamente, él no hizo
nada más amenazante que maldecirla, luego se giró lejos en la manera
más dramática que un vampiro podía, se perdió en la multitud y los
Renfields le siguieron los talones.

Antes que Marcus la descubriera ella levantó la pulsera, necesitaba


moverse deprisa.

Algo destellaba delante de ella. No… dentro de ella. Un estallido de


música pop estalló en sus oídos, repitiéndose en alguna parte dentro de
su cabeza. Una ola de náuseas hizo que ella explotara en un sudor frío.
Instintivamente, ella alcanzó su colgante, dejando que su frío la
confortara. Excepto, que la comodidad era de breve duración. El
colgante brilló intensamente. Una advertencia. Su tapadera… estaba en
peligro. Estaba expuesta. Moviendo de un tirón sus pies, ella tropezó
hacia la salida con las piernas temblorosas. Ella necesitaba ir a casa. De
nuevo a la mansión de Vals. Porque por primera vez en dieciocho años
de vivir una vida despreocupada, abrigada, Serena tenía miedo.

***
Byzamoth bajó de su asiento, jadeando, su cuerpo se estremecía.
Bombeando ondas orgásmicas de energía a través de él, abrió sus labios
pronunciando suavemente su nombre.
Serena Kelley.

Él no sabía la identidad del humano que él había estado buscando,


pero todo sobre ella era ahora tan claro como la bola de cristal de una
bruja.

- 26 -
Rápidamente, la energía se consumió, dejándolo débil, pero no
menos estático. Su palma se quemó, pero era un dolor encantador, fácil
de aguantar. Él abrió el puño, donde le había causado la quemadura, un
orbe como una pelota de golf conocido como ojo de Eth, brillando
intensamente rojo. Rojo en vez de oro, porque había sido utilizado más
para el mal que para bien.

Agotado, él se dejó caer contra la parte delantera del asiento y miro


fijamente hacia arriba del techo de la casa israelí que requisó esta
mañana. La familia que la habitaba se colocó alrededor de él, con los
ojos muertos mirando fijamente a ciegas. La joven virgen había ofrecido
voluntariamente su sangre como sacrificio a Byzamoth para activar las
malvadas capacidades del Ojo de Eth.

Ofrecida voluntariamente era probablemente una palabra


demasiado fuerte, pero en todo caso, Byzamoth había conseguido lo que
él quería.

Él había encontrado al ser humano más importante del universo, la


que contribuiría decisivamente a empezar el acontecimiento más
significativo en la historia de los demonios.

—Ha comenzado—, él dijo al demonio que se colocaba en la


entrada de la sala de estar.

Lore entró, un varón macizo cubierto del cuello hasta los pies,
incluyendo sus manos, en cuero negro combinado con su pelo corto. Él
era uno de los asesinos más eficientes que Byzamoth había tenido, un
macho cuyo toque era mortal ante cualquier cosa que entrara en
contacto con él. Byzamoth podría ser inmortal, pero incluso él se
mantenía alejado.

—Me importa una mierda tu guerra. Quiero mi dinero.

— ¿Porqué la prisa?

—Mi socio no pudo matar al demonio vampiro. Necesito acabar el


trabajo.

Byzamoth agitó su mano. —Yo conseguiré tu pago, pero eso no


importa, pronto el dinero no tendrá ningún valor. El dolor será la nueva
moneda.

- 27 -
—Sí, bien, ahora el efectivo compra cerveza, entonces entrégamelo.

Byzamoth sonrió. Incluso ahora, el bajo mundo comenzaría a


agitarse con el sentido de que venía algo, incluso si ese algo seguía
siendo un misterio para ellos. Pocos entenderían el significado de lo que
el acababa de hacer, que era levantar el divino manto de la invisibilidad
que había blindado a Serena de los ojos del demonio durante tanto
tiempo.

Por años ella había caminado por la tierra disfrazada como un ser
humano normal, y pocos, si alguno, eran más sabios. Hasta ahora.

Afortunadamente para ella, todavía tenía el encanto y el cuidado


del collar de Heofon, y nadie podría quitarle ninguna de las dos, no en
contra de su voluntad.

Nadie salvo pocos individuos. Como Byzamoth. Él tenía intención de


tomarlo. Y cuando lo hiciera, él tendría en posesión el arma con un
alcance inimaginable, y los demonios finalmente gobernarían el mundo.

***
La doctora Gemella Endri se sentó en la sala de conferencias del UG
con su hermana Tayla la compañera de Eidolon a su derecha y Shade en
su izquierda. Eidolon y los doctores Shakvhan y Reaver se sentaron
alrededor.

La tensión espesó el aire, creciendo opresivamente a medida que


pasaba la noche sin nuevas ideas que salvaran a Wraith el cual había
sido sedado después que Shade y E le dijeran que se estaba muriendo.

Wraith había tomado la noticia asombrosamente bien, pero ni


Eidolon ni Shade confiaban en que no fuera a salir a matar al segundo
asesino. Lo querían aquí, donde podían supervisar su salud, aunque
sabían que su hermano menor no podría estar inmóvil durante mucho
tiempo. Ese demonio no podía quedarse inmóvil, y sin hacer nada, no
estaba en su ADN.

- 28 -
Había asuntos peores, el hospital estaba plagado por raros equipos
y fallas estructurales. Todas las ventanas que alineaban el interior del
dominio administrativo se habían agrietado, las luces en la cafetería
oscilaban constantemente, y había una fuga en el baño de lava del ala
tres, destruyendo el baño de vapor de azufre que estaba al lado. Eidolon
había estado demasiado ocupado con los problemas médicos, se fijaba
una cosa a la vez, pero él sabía que algo saldría mal.

—Tuve una consulta con un mago Orph esta mañana—, dijo Gem—,
pero no fue de ninguna ayuda.

Ella no había esperado que el mago Cruentus fuera de gran ayuda,


pero valía la pena intentarlo. El Cruentus tenía un amor sanguinario por
la matanza incluso no se paraba ni en su propia especie, por eso pensó
que tal vez un mago Cruentus que hace las muertes mágicas más viles
sabría algo sobre como interrumpir la toxina mordlair.

Él había estado más interesado en cómo conseguir un poco para él.

—Yo podría intentarlo otra vez—.dijo ella con un jadeo.

De repente una colada siniestra de energía rodó sobre ella, seguido


por varias pequeñas conmociones cerebrales, como si una piedra
hubiera caído sobre el agua corrompiéndola. Ella estaba a punto de
preguntar si alguien más lo sentía, pero por sus expresiones, ella
definitivamente no era la única en la mesa que lo experimentaba…
independientemente de lo que fuera. Incluso después de que las ondas
minúsculas pararon, seguía habiendo una sensación de inquietud, un
sentido que algo malvado había rasgado en la misma tela de la vida.

Algo malo, algo muy, muy malo había sido puesto en el


movimiento.

— ¿Qué fue eso?— dijo E en un tono áspero, pareciendo más


afectado que Gem, él un demonio de pura raza, debía ser más sensible
a las corrientes malignas que ella que era medio humana.

Gem sacudió su cabeza, lo cual no hizo nada para deshacerse del


mal sentimiento.

— ¿Reaver?— Tayla saltó sobre sus pies—. ¡Mierda!

- 29 -
Todas las cabezas dieron vuelta al ángel caído, que estaba sentado
en su asiento de cuero con respaldo alto… convulsionando.
Inmediatamente, los doctores y el paramédico Shade, lo tenían en el
piso y determinaban su condición, pero esto no era algo médico, Gem y
Tayla lo sabían.

—Déjenlo solo—. La voz de Tayla sonó agitada como las manos de


Gem.

Gracias a su mitad Soulshredder, las hermanas podían sentir que


Reaver había sido abierto de par en par a lo largo de la costura de una
cicatriz invisible que corría de su garganta a su ingle. Los Soulshredders
poseían la capacidad de ver las cicatrices, físicas y emocionales, que no
veía nadie más. Su especie utilizaba su capacidad de exponer heridas
viejas, las explotaba, haciéndolas peores.

Gem había pasado sus veintiséis años luchando contra su


naturaleza, a veces sin éxito. Pero su naturaleza también le había dado
muchas ventajas en su trabajo.

Gem se acercó, agachándose al lado de Reaver, los ojos azul zafiro


rodearon su cabeza. Los otros doctores se acercaron aún más, Tayla y
Gem juntas, los empujaron a un lado.

Débilmente, Gem oyó a E preguntar Qué demonios estaba pasando,


pero su atención estaba completamente en Reaver.

Él agarró la muñeca de Gem con tanta fuerza que ella tuvo que
apretar sus dientes para evitar gritar. —Alguien la encontró… —Ella puso
la mano en su pecho al lado de la cicatriz emocional que tenía como si lo
hubieran desabrochado.

Como Soulshredder, ella podría utilizar su energía para reparar


cicatrices como también para empeorarlas, aunque su sangre mezclada
diluyera su capacidad, y esta era demasiado grande como para saber
corregirla. No obstante, ella tenía que intentarlo.

— ¿Quién, Reaver? ¿De quién hablas?

Él no parecía oírla, murmuraba, cosas incoherentes.

—Serena… Centinela… expuesta… jodida.

- 30 -
Gem estaba confundida como el infierno, pero Tayla inclinándose,
puso su mano al lado de Gem.

— ¿Reaver? ¿Qué le pasa a Serena? ¿Significa que ella está


encantada?

Reaver no respondió, pero sus convulsiones se volvieron suaves


espasmos. Algo malo se apoderó en el interior de Gem, quería mantener
la cicatriz abierta, quería sondear más profundo. Sentía el impulso de
cavar y causar dolor, aterrorizándola, ella de golpe retiró lejos su mano,
sólo Tayla lo cogía.

—Esto es importante—, Tay gruñó, sintiendo su propio instinto de


Soulshredder—. Necesitamos saber más.

Gem tomó una respiración profunda, desigual saliendo de su parte


demonio. Despiadadamente, ella cavó sus dedos en su cicatriz y tiró, de
la misma manera en que Tayla lo hacía. Reaver gritó, pero Gem no hizo
caso del sonido, concentrándose en su rostro.

— ¿Quién es Serena?— Kelley… —Reaver gimió, murmurando en


una lengua que Gem no conocía.

— ¿Ella es un centinela marcado? —Tayla preguntó, y Reaver se


paralizó. Entonces, repentinamente, con un destello de luz, él voló a
través del cuarto como si hubiese sido golpeado por un demonio
Gargantua y aterrizó en un montón arrugado contra la pared.

—Mierda—. Eidolon golpeó el intercomunicador en la pared y pidió


una camilla, en un momento, unas enfermeras y otro doctor habían
llegado para atender a Reaver en el departamento de emergencia. El
doctor Shakvhan iba con él, dejando a Gem, Tayla, E, y Shade.

Shade paseaba por toda la habitación, con los puños apretados.

— ¿Alguien puede explicar qué acaba de suceder? ¿Alguien tuvo la


misma extraña sensación antes de que le diera el ataque a Reaver?

—Eso. Me ha aterrorizado. Todavía puedo sentirlo—. Tayla frotó sus


brazos, como si ella sintiera repentinamente frío, Eidolon la atrajo de
forma protectora contra su pecho.

- 31 -
Dolor y un sentimiento de anhelo burbujearon a través de una vieja
herida. Gem era feliz porque su hermana había encontrado el amor,
pero no podía cortar el hilo de celos que había tejido en su corazón
después de que Kynan la había dejado hace apenas diez meses cuando
ellos finalmente habían encontrado su camino el uno al otro.

—Yo también—. Gem despejó su garganta de la amargura que


persistía en su voz. A diferencia de Tayla ella había perdido el amor de
su vida—. Algo se está revolviendo en el bajo mundo.

—Esto no me gusta—, murmuró Eidolon—. Esto podría ser malo.

—O—, Shade dijo, cruzando sus brazos sobre su amplio pecho—,


podría ser nada.

—Cierto —dijo sarcásticamente Eidolon—. Porque Reaver a menudo


colapsa con ataques hablando en otras lenguas.

Tayla se separó de Eidolon. —Reaver dijo algo que pienso podría


ser importante. Para Wraith—. E y Shade se tensaron, y Gem tirando
una de sus trenzas negras-rosadas dijo. — ¿La cosa esa del centinela?

Cuando Tayla no respondió, Gem puso una mano en su hermana.


— ¿Tay?

Tayla cabeceó. —Hay historias-rumores, en realidad… sobre seres


humanos encantados por ángeles. Nadie sabe porqué, o si son
verdaderos, solamente las historias dicen que estos seres humanos son
invencibles. Inmortales.

— ¿Cómo puede eso ayudar a Wraith?— preguntó Shade.

Tayla vaciló hasta que Shade aclaró su garganta. Ella le dirigió una
mirada fulminante antes de comenzar a hablar.

—Según la leyenda, los centinelas marcados pueden entregar su


encanto a alguien.

Ella revolvió sus pies, claramente incómoda de compartir secretos


íntimos Aegis, aún con su propio cuñado.

—Si podemos encontrar a esta Serena Kelley, Wraith podría


sobrevivir. Todo lo que él tiene que hacer es tomar su virginidad.

- 32 -
Capítulo Tres
Traducido por Estivali10
Corregido por Kitty

Le tomó menos de un día a Gem y Tayla localizar a Serena Kelley,


su descubrimiento llegó a un alto costo. Tuvieron que consultar a un
chamán Darquethoth, el cual lanzó un hechizo de búsqueda, mostrando
un fuerte interés en el ser humano. Demasiado fuerte. Eidolon tenía la
sensación de que al chamán le gustaba revelar la ubicación de los seres
humanos al más alto postor.

Wraith necesitaba llegar a Serena de inmediato, porque no sólo era


su vida la que estaba en juego, también el futuro del Hospital.

Pero antes de que Eidolon le diera los detalles a su hermano, tenía


que hablar con Reaver, que se había recuperado de su terrible
experiencia y estaba a punto de ser dado de alta.

E entro en la habitación de Reaver, donde se encontraba el ángel


mojado que acababa de salir de la ducha.

—Tenemos que hablar de Serena Kelley.

Eidolon vio maldecir con las manos a Reaver antes de apretar los
puños a los costados.

— ¿Quién?

—El humano encantado del que hablabas ayer. Pensamos que


puede ser la cura para Wraith…

En el lapso de un latido del corazón, Reaver había envuelto sus


puños en la camisa de Eidolon y lo tiro hacía la cara del ángel caído.

- 33 -
—Mantén a Wraith lejos de ella—. La voz de Reaver era un gruñido
bajo, peligroso, pero la escritura sobre las paredes de la sala, en contra
de violencia, no había comenzado a pulsar, significaba que no quería
hacerle daño.

Shade entró en la habitación, elevando las cejas frente a la


desnudez de Reaver. — ¿Estoy interrumpiendo un momento privado?

Eidolon se encontró con la mirada acalorada de Reaver lanzándole


una mirada glacial. —Te sugiero que te alejes de mí—, dijo con frialdad.
—Ahora.

Reaver lanzó una maldición bajándolo. —Eidolon, no puedes


permitir que esto suceda.

—Wraith morirá.

—Siento mucho eso—, dijo Reaver, tirando de un par de pantalones


de corte bajo—, pero él mismo se metió en este lío. Serena es inocente.

—Él no va a hacerle daño. Solo debe tener sexo con ella. Sabes que
no puede violarla si ella está protegida por el encanto, tiene que
entregárselo en forma voluntaria. Eidolon estaba mintiendo mientras le
realizaba una cirugía exploratoria al ángel caído. La información que
Tayla había conseguido en el Aegis sobre los humanos encantados era
sobre todo especulación, pero hasta ahora, parecía como si su
información fuera inexistente.

Reaver pasó sus manos por su pelo de oro, y las mantuvo allí como
si estuviera tratando de mantener su cabeza. — ¿Por qué ella? ¿Por qué
no una de la otra media docena de seres humanos encantados?

— ¿Hay sólo seis de ellos? —Cuando Reaver no respondió, Eidolon


se encogió de hombros—. Tú nos diste su nombre. Gem y Tay
consultaron a un chamán que realiza hechizos de localización. Ella
alumbró como un signo de cerveza barata.

—Maldita sea—, susurró Reaver. —La capa que mantiene a todos


los seres humanos encantados invisibles a los ojos de los demonios se
ha roto.

- 34 -
—Es lo que ha causado... mi estado. Alguien tiene la intención de
hacerle un gran daño.

Antes de que Eidolon pudiera preguntarle más, Reaver negó con la


cabeza.

—Tienen que olvidarse de Serena. Wraith no puede tocarla.

El dolor de cabeza persistente que E había estado sufriendo durante


días alcanzaba un nivel alto en la escala de dolor. —Éste no es tú
asunto.

—No lo hagas. Lo digo en serio, E. Ella necesita el encanto.

— ¿Por qué?

—Porque—, dijo Reaver, su voz sonó tan fría como una tumba—, el
encanto es lo que la mantiene viva. Si lo pierde, ella morirá.

***
Reaver vio la expresión en la cara de Eidolon caer. Shade le dio una
mirada de enojo. Como es habitual.

— ¿Qué diablos quieres decir con que morirá? —Shade exigió. —


¿Eso es lo que le pasa a todos los seres humanos encantados que
renuncian a su encanto?

Reaver de nuevo no quiso contestar, no quería hablar de algo tan


sagrado, y que realmente preferiría patearse el culo hasta derramar sus
tripas que hablar de los centinelas marcados. La existencia de los seres
humanos encantados había sido un secreto bien guardado durante miles
de años, y si esto se supiera… el estómago de Reaver… volcó
violentamente.

—Responde a la pregunta— E se mostraba calmado como un


impartidor de justicia lo que era engañoso; él podría quemarlo todo en
un santiamén. Él había formado parte de la Judicia, demonios que
administraban justicia, fríos e imparciales, esto sólo lo hacía mucho más
letal, ya que rara vez se dejaba influir por la emoción.

- 35 -
—Serena es un caso único—. La voz de Reaver era gutural, el
instinto de proteger a los humanos encantados no podía reprimirlo a
pesar de que ya no era digno de hacerlo. Técnicamente, ningún ángel
podría interferir en la vida de un Centinela, no directamente. Ese trabajo
recaía sobre el Guardián Aegis del humano.

Se frotó las sienes, considerando cuanto podía revelar. No podía


hacer nada al respecto de que se haya roto la capa, pero si podía
salvarla de Wraith, Reaver haría bien en apelar por el lado médico de
sus hermanos, las partes de ellos que salvaban vidas.

—La madre de Serena, Patrice, era la encargada del encanto hasta


que Serena tuvo siete años, luego Patrice se lo dio a ella.

Shade lo interrumpió. —Espera. Patrice tuvo que haber sido una


virgen, ¿no? Así que Serena, ¿fue adoptada?

—Patrice era virgen—, dijo Reaver—, pero ella era la madre


biológica de Serena. Ella fue fecundada a través de la fertilización in
vitro.

Eidolon apoyó la cadera en el fregadero y vio a Reaver con la


intensidad de un halcón.

— ¿Cómo sabes esto?

—Cuando sólo hay un puñado de seres humanos encantados en el


mundo, tú lo sabes todo sobre ellos—, dijo, aunque no era del todo
cierto.

— ¿Y por qué fue ella encantada?

—No importa—. Reaver les estaba diciendo a los demonios más de


lo que debía. Eidolon y Shade eran todo lo decente que como demonios
podían ser, pero si Reaver tuviera alguna esperanza de entrar de nuevo
en el cielo, no quería hacerlo explotar entregando información vital a los
demonios. Asociándose con los demonios, que trabajan en un hospital
de demonios... estaba caminando por una delgada línea.

—Lo que importa es que poco después de que Serena nació, un


demonio Mara de alguna manera descubrió la verdad sobre Patrice.
Mordió a los padres de Patrice... y a Serena.

- 36 -
Ser mordido por una Mara era una mala noticia. Cada uno llevaba
una enfermedad única dentro de su cuerpo, se propaga a través de la
mordedura, y sólo el demonio posee el antídoto de la enfermedad.

—Quería el encanto, a cambio de la cura. Patrice tenía una terrible


elección que hacer, y ella optó por matar al demonio. Como resultado,
sus padres sufrieron durante meses antes de que murieran. Serena pasó
años entrando y saliendo de los hospitales y los médicos no pudieron
hacer nada. Justo antes de su séptimo cumpleaños, su tiempo se agotó.

La voz Reaver sonaba crudamente mientras se arrastraba por el


carril de su memoria. —Cuando se hizo evidente que Serena iba a morir
y no se encontraba la cura, Patrice pasó su encanto a Serena con el fin
de mantenerla viva.

— ¿Cómo?— Shade interrumpió. —Creí que el sexo era la clave.

—Serena es un caso especial—, dijo Reaver. La verdad, era que la


transferencia no debería haber sucedido, era algo que no le importó,
discutir. O pensar.

Shade captó la indirecta y dirigió la conversación en una nueva


dirección.

— ¿Y qué pasó después de que Serena tuvo el encanto?

—Su salud mejoró al instante, pero si pierde su encanto, la


enfermedad regresa. Ella moriría en cuestión de días. Horas, tal vez.

—Oh, mierda—, murmuró Shade. —No podemos decírselo a Wraith.

Eidolon enarcó sus oscuras cejas diciendo. —Él tiene que saberlo.

—Si él lo sabe, él no tomaría su encanto.

Reaver miró. — ¿Estamos hablando del mismo Wraith que se folla y


se come a todo el mundo que conoce?

—Wraith no acostumbra a matar a las hembras humanas.

—Eso es un defecto de carácter que aún no le ha llegado—,


murmuró Reaver.

- 37 -
—Si te hace sentir mejor, él hace excepciones por mujeres Aegis—,
dijo Shade, y se volvió a E—. Ella simplemente es un ser humano, no se
cual es tu problema.

—Tu compañera es humana.

—Era humana. Ella ha sido curada de eso ahora.

Reaver puso los ojos en blanco. Era un argumento estúpido,


hombres lobo, tanto nacidos como mordidos, tenían alma humana, y por
lo tanto eran técnicamente humanos. Los vampiros lo eran, también,
aunque el destino de sus almas era más complicado que la de los seres
humanos, lobos, y cambia-formas.

—Busquen otra manera de curar a Wraith—, dijo Reaver—, porque


no voy a permitir que esto suceda. Era una mentira, en ningún caso los
ángeles, especialmente los caídos, podían interferir en una vida marcada
de un Centinela.

Por otra parte, él lo había hecho antes cuando había facilitado la


transferencia del encanto de Patrice a Serena. Y había pagado un alto
precio.

Shade se puso inmediatamente enfrente de Reaver. —Si interfieres,


haré que te lamentes.

—No puedes matarme, Incubus.

—Te aseguro que podría intentarlo. Y si fallo, podría arrastrar tu


lamentable culo eternamente hasta el Sheoul solo por diversión.

El sudor humedeció el rostro de Reaver. En este momento Reaver


estaba atrapado entre reinos, arrojado del cielo, pero no arruinado por
completo. Un ángel caído que se quedaba en el mundo humano todavía
tenía la oportunidad de volver al cielo, pero si él entraba en el Sheoul
estaría perdido para siempre.

—Shade—. Eidolon lo tomó por sus gruesos bíceps. —Retrocede,


eso no ayuda en nada. Wraith hará lo correcto.

¿Wraith? ¿Hacer lo correcto? Reaver no podía creer lo que había


salido de la boca de Eidolon.

- 38 -
Reaver intentó controlar su ritmo cardíaco más lento para poder
escuchar a través del rugido de la sangre en sus oídos. Él no se
preocupaba por la supervivencia de Wraith, o incluso de Serena, no
importaba cuánto le gustara ella. Ya que esto no era sobre su vida o
muerte.

Cada Centinela Marcado estaba encantado por una razón. Cada uno
de ellos tenía en su poder un objeto indispensable para el bienestar de
la humanidad.

Y el que Serena tenía era el más importante de todos.

Shade bajó la cabeza. —Le decimos. Dioses ayúdenos, a decirle.

***
La oscuridad se acercó a Serena tan rápidamente como los
demonios que la rodeaban. Cuatro de ellos, las criaturas más feas
parecidas a un sapo que no le llegaban a la cintura, le habían
emboscado cuando ella había parado el coche en el buzón afuera de la
puerta principal de la mansión de Valeriu.

Ayer ella había agotado sus ahorros para pagar a una bruja y que
reparara su capa, pero claramente, no funcionó.

Todavía no le había dicho a Val. No había ninguna razón en ese


momento, y además, ya estaba en el borde, porque la alarma había
sonado dentro del Aegis, del cual Val era un alto miembro.

Según Val, El Aegis se preparaba para lo que pensaba que podría


ser una incursión demoníaca. Los avistamientos generales de los
demonios sobre la población humana iban en aumento, las peleas entre
demonios y El Aegis se llevaban a cabo con mucha más frecuencia, y
estaban teniendo grandes pérdidas.

En un esfuerzo por combatir la amenaza creciente, la organización


que luchaba contra los demonios había reducido sus normas para el
reclutamiento, antiguos guardias fueron puestos en alarma, y

- 39 -
desplegaban a los actuales miembros de las misiones de investigación y
reconocimiento.

Serena estaba con ganas de ayudar, tenía la esperanza de que Val


la enviara a su propia asignación, y si el mensaje que le llegó de él
diciéndole que se apresurara a llegar casa era una indicación, podría
acabar con sus ansias.

A pesar de que ella se alejó de estos demonios, sus bocas eran


escalofriantes, abiertas ampliamente, con una fila de dientes afilados
que desaparecían en la garganta. Un temblor de emoción disparo a
través de ella, porque rara vez se manejaba en cosas como ésta. Su
especialidad era la caza del tesoro, y normalmente sus desafíos sólo
consistían en capas de polvo, insectos tóxicos, y las trampas que
variaban de vez en cuando de manera física o mágica.

Se supone que debía de tener cuidado, después de todo, si la capa


había desaparecido, tal vez su encanto también podría desaparecer,
pero ella aún no lo creía.

Hay un camino alrededor de cada encanto, hechizo, y maldición.


Escuchaba a Vals decirlo, con su acento rumano, en su cabeza. Ella
estaba gravemente paranoica.

Uno de los demonios que silbaba saltó hacía ella. Ella le clavó su
bolso en la cara, y este cayó hacia atrás, tumbando a otros dos.

Girando, abrió la puerta del conductor de la Land Rover, golpeando


a un demonio que venía hacia ella. Ella arrancó su todoterreno pasando
por encima de los demonios aplastándolos como insectos.

Aunque ella nunca hubiera matado a un demonio antes, Val le había


asegurado que ellos se desintegraban, por supuesto, mientras ella
manejaba por el camino de entrada y observó a través del retrovisor,
como desaparecían, dejando manchas de grasa en el camino.

Ella no le iba a decir a Val sobre esto.

Su teléfono sonó. Val de nuevo. Poco a poco, desaceleró. Aparcó en


la mansión, donde había vivido durante los últimos seis años, y se fue
corriendo a la puerta principal. Encontró a Val y a su hijo, David, en la
lujosa biblioteca, que estaba llena de estanterías de libros sobre

- 40 -
arqueología, antropología, historia del mundo, y demonología. Val
podría ser un Elder, un miembro de alto rango del Aegis, pero había sido
también un profesor de arqueología durante años, uno de los pocos que
se especializó en arqueología paranormales y artefactos de demonios.

Ninguno de los dos se molestó en saludarla. Val incluso no apartó la


mirada de su computadora.

— ¿Dónde has estado?— Hizo un gesto con la mano. —No importa.


Ya estás aquí. Irás a Egipto. Sales esta noche.

—Pero pensé que querías que terminara la investigación sobre el


proyecto de Philae antes de irme.

—En realidad—, dijo Val con una sonrisa socarrona—, creo que he
encontrado algo.

Mil preguntas, se formaban en sus labios, se enredaban en


conjunto hasta que sólo uno salió en un susurro provisional. — ¿El
templo de Hathor?

—Sí.

— ¿Y el otro artefacto? ¿La moneda?

—Alejandría. Las catacumbas de Kom El-Shuqafa el Salón de


Caracalla, en concreto.

—Oh, Dios mío—. Sus dedos temblaban mientras ella tiraba del
amuleto de su cadena de oro. —Por supuesto.

Esta era una noticia increíble. Los dos artefactos que él había
estado buscando eran de gran importancia histórica, pero más que eso,
Val estaba seguro de que serían muy importantes para la batalla entre
bien y el mal. Una batalla que El Aegis creía que se estaba gestando en
este mismo momento.

Los artefactos, eran una antigua tabla gnóstica y una moneda de


bronce, que por sí mismos, eran capaces de una potente protección
contra el mal. Pero juntos podrían asestar un gran golpe en los
demonios.

— ¿Puedes estar lista para dentro de dos horas?

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—No hay problema.

Ella fue al mini bar que estaba en la esquina y se llevó el hielo en


un vaso de whisky de cristal.

—No puedo esperar. Me encanta Alejandría.

—Sí—, dijo Val, dirigiendo su dedo sobre los intrincados diseños


que estaban grabados en el brazalete robado al vampiro la noche
anterior. —Ya lo sé. Pero no hay tiempo para turismo. Debes entrar y
salir tan rápido como puedas.

Se quedó paralizada mientras inclinaba la botella de whisky en su


vaso.

— ¿Sola? ¿No irán conmigo?

—Desafortunadamente, no. El Sigil ha llamado a todos los


miembros antiguos. David y yo iremos a Berlín mañana por la noche.

David, una versión de Val, de treinta y cuatro años, apuesto, de


pelo y ojos oscuros, por fin levantó la vista del mapa que estaba
estudiando. —Nadie te llevará de la mano esta vez.

Él hacia bromas a menudo que en ocasiones le traían problemas


con Val, pero estaba en lo cierto, lo que era muy inusual. Val rara vez la
dejaba ir sola a viajes de más de una noche sin él. Su seguridad no era
un problema, él estaba más preocupado por la posibilidad de que un
hombre la arrastrara a sus pies, y ella finalmente cediera ante el deseo
de una relación que incluyera todas las cosas normales, como el sexo.
Mucho sexo, si tenía algo que decir al respecto. Dios, su cuerpo era un
polvorín a punto de estallar, y Val lo sabía.

Era como un padre sobreprotector con una escopeta.

En muchos sentidos, se alegraba por ello. Ella había crecido sin


padre, sin la influencia de un hombre.

Después de que su madre murió, había sido criada en un convento,


educada por las monjas y habían esperado que ella se convirtiera en
monja también. Pero Serena había sido demasiado aventurera, le
gustaba la emoción y los viajes, dejó atrás a las buenas hermanas y

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siguió los pasos de su madre para convertirse en una mujer tipo Indiana
Jones.

Ella se rió acerca de lo de convertirse en Indiana Jones, bien,


porque no era lo que ella hubiera esperado.

A los dieciocho años de edad con hambre de vida, había ido a la


universidad, sus días llenos de arqueología y cursos de antropología.
Había sido aburrido en una ciudad tipo B. Tomando sólo un año de
trabajo a tiempo parcial en el departamento de arqueología y
durmiéndose en clase para darse cuenta de que convertirse en un
arqueólogo podría no ser la carrera adecuada para ella. Demasiada
investigación, antiguas maldiciones muy pocas balas y exceso de
velocidad.

Y fue entonces cuando Val intervino.

Él había sido un profesor adjunto de antropología en la Universidad


Yale, y de hecho esta había sido la razón de que ella la escogiera .Le
recordaba al Guardián, que había visto a su madre hasta que murió, y
que había visitado a Serena de vez en cuando mientras crecía.

Él había animado su amor por la arqueología, desde el momento en


que ella había demostrado una extraordinaria capacidad de encontrar
cosas perdidas, luego en la universidad, cuando tomó un selecto grupo
de estudiantes en un viaje de estudios a un histórico campo de batalla
de la Guerra Revolucionaria.

Un sentimiento la alejó de su grupo, a una zona boscosa poco más


allá del campo de batalla. Allí cerca de los remanentes de una valla de
piedra y tres pies bajo el suelo, ella descubrió una caja de zapatos que
contenía unas cuantas monedas, una pipa, y una carta que detallaba
una traición infame por el líder de los americanos. Un líder que había
pasado a la historia como un héroe, pero si la carta pudiera ser
autenticada, la historia cambiaría algo que nunca pasaría.

Ese mismo día, Val le había ofrecido un puesto de arqueóloga en su


empresa privada, y un lugar para vivir en una de las dos casas de
huéspedes al lado de su mansión-museo, por un bajo precio. No es que
el salario realmente importara, ella no quería nada, en parte porque Val

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pagaba por los objetos de primera necesidad, y en parte porque él la
mantenía tan ocupada en viajes que ella no tenía mucho rato libre.

Él había dejado la universidad a raíz de que únicamente pudiera


vigilarla. Todavía lo hacía con frecuencia.

Así que sí, lo tenía todo, una gran vida y la carrera de sus sueños.
Ella tuvo casi todo lo que quería y sólo tuvo miedo en dos ocasiones: los
años de enfermedad y el tiempo empleado en los hospitales le había
dado un miedo irracional a la muerte, porque mientras ella estuviera
encantada no podía morir. Bueno, a menos que ella fuera víctima de
otro de sus miedos que algún día cediera ante el deseo de una relación.

En este momento ella era fuerte, pero estaba aterrorizada por el día
en que conociera al hombre de sus sueños, porque tan fuerte como era,
también era curiosa y hambrienta, y la tentación era un amante del mal.

— ¿Asumo que todos mis viajes, hoteles, y la entrada a las


catacumbas se han organizado?

Val empujó un archivo a través de escritorio hacia ella.

—Todo está aquí. Un ex tutor llamado Josh Nichols se encontrará


contigo en Alejandría para darte un objeto que puedes necesitar para
acceder a la cámara en donde creo que esta la moneda.

Dejando a un lado su copa, cogió la carpeta y ojeo a través del


archivo.

— ¿Sabe acerca de mí? ¿Qué soy yo?

—No.

Muy pocos seres humanos lo saben. Por lo que ella sabía, sólo un
puñado, doce de los Sabios de La Aegis, incluyendo Val y David, lo
sabían.

— ¿Qué se supone que debo decirle?

—No necesitas decirle nada. Él está acostumbrado que la gente


tome prestado el artefacto, que creemos que es la clave.

Ella arqueó las cejas. — ¿Por qué la gente lo toma prestado?

- 44 -
—Ha estado en su familia desde hace siglos, pero nadie sabe
exactamente lo que hace. Sólo lo que se ha asociado a las catacumbas,
y cada vez que se excava una nueva sección, su artefacto se convierte
en un objeto de interés.

—Y ahora que sabes la ubicación de la moneda, ¿crees que su


artefacto es importante?

—Exactamente.

—Muy bien, entonces, tendré que ir—. Aturdida, ya que éste podría
ser el hallazgo de toda una vida, Serena se dirigió a la puerta.

—Serena—. La voz de Val la detuvo en seco, y cuando se dio la


vuelta, su mirada oscura le dio un escalofrío de aprensión por la
espalda.

—Ten mucho cuidado.

—Siempre—, mintió.

—No puedes ser demasiado cuidadosa—, dijo—. Nunca lo olvides,


Sere. Nunca.

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Capítulo Cuatro
Traducido por Estivali10
Corregido por Kitty

Lo peor de morir poco a poco no era la parte de morir. Era el hecho


de que el veneno que el asesino había usado mataba la libido de Wraith.

Él solía requerir sexo una docena de veces al día. Desde la semana


pasada, que despertó después de que sus hermanos lo tuvieran drogado
con suerte había tenido una conmoción cada dos días.

Sí, morir chupado. Morir lentamente chupado, de cualquier forma.


Desde que había escapado del hospital sin el consentimiento de sus
hermanos intentó varias veces acelerar un poco el proceso, se había
metido en varias situaciones de gravedad en algunos pubs demonio,
había contrariado a todo un nido de vampiros sólo por diversión, y había
interrumpido una caza de comida de una docena de demonios Nightlash,
lo que no era una buena idea. Las batallas habían sido estimulantes,
breves y sangrientas. Wraith había sido superado en número, pero
nunca superado, él había salido cojeando lejos de cada una de las
peleas.

Si había ganado o no era realmente una pregunta.

E lo había estado llamando varias veces al día, llamadas que Wraith


había ignorado, a pesar de que había entrado en UG anoche y lo que
había visto allí le sorprendió.

El hospital tenía muy poco personal. Cuando estuvo en el


departamento de emergencia, una sección del techo se había
derrumbado. Cada demonio que se encontraba parecía agitado; el
rumor de que había un ejército que comenzaba a reunirse en los

- 46 -
confines del Sheoul, pero nadie podía confirmarlo. Además, un ejército
de demonios siempre crecía en algún sitio, cada vez que algún señor de
guerra territorial comenzaba algo con otro.

Wraith no se había molestado tocar en la puerta de E. Él la abrió y


de inmediato Mickey, el hurón de Tayla, correteó por el pasillo, con sus
uñas diminutas haciendo clic en el piso de madera. El bicho subió por la
pierna de Wraith vestido con vaqueros luego por la cintura hasta que
felizmente se escondió en el hueco de su brazo derecho.

—Oye, amigo— murmuró Wraith. — ¿Dónde está mi hermano?

Se dirigió a la oficina de E, asintió con la cabeza hacia Tayla y Gem,


que horneaban en la cocina algo con chocolate, ellas le dirigieron una
mirada severa con vasos altos de jugo de naranja en sus manos. Sus
especies Soulshredder eran tropicales, y requerían de grandes
cantidades de vitamina C, sobre todo si estaban estresados.

Wraith se preguntó cuántos galones habían ingerido esa mañana.

Demonios, Gem se había bebido todo el jugo como si fuera vodka


desde Kynan dejó el hospital y había regresado con los militares. Como
sea. El tipo era decente y se había ofrecido a Wraith una o dos veces,
pero por lo que le había hecho, Wraith podría matarlo tan fácilmente con
mirarlo.

—Eidolon está en el estudio con Shade— dijo Tay. Oh, genial... se


trataba de una reunión familiar. Debe ser algo realmente malo.

Maldijo para sí mismo, porque realmente no necesitaba esta


mierda, entró en el estudio de E, donde Shade estaba recostado en el
sofá de cuero con Sarna el perro de E a sus pies. Eidolon estaba sentado
en su escritorio, la nariz enterrada en un texto médico. Levantó la vista
cuando Wraith cerró la puerta, y por primera vez desde que le habían
dicho que iba a morir, E no tenía tristeza en sus ojos oscuros.

— ¿Qué pasa?— dijo Wraith, tomando asiento. Mickey parloteaba


indignado y se apresuró a su hombro, situándose alrededor de su cuello
como una estola de piel.

—Creo que encontramos una manera de salvar tu vida.

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El pulso de Wraith se aceleró, pero se obligó a permanecer
tranquilo. Lo que acababa de decir E sonaba muy bien, pero había algo
serio por la forma que tenía su boca, entonces algo no era todo sangre y
diversión aquí.

—Escúpelo.

—Tienes que robarle el encanto a una persona.

— ¿Un encanto? ¿Al igual que una pulsera de colgantes?

—No exactamente—dijo Shade.

—Este encanto es una bendición divina que hace que el receptor


sea inmune a los daños. Tendrás que tomarlo del propietario.

Wraith miro a Shade con los ojos entrecerrados.

—Algo me dice que robar este encanto no será tan fácil como
levantarle la falda a una Orgesus.

—Depende de cómo se mire—, dijo Shade cambiando de posición


en el sofá, haciendo un chirrido con sus pantalones de cuero sobre los
cojines. —Quiero decir, se trata de sexo.

—Bueno, entonces, las cosas están mejorando. Así que ¿cuál es el


desafío?

Shade y E se miraron antes de decir: —Ah, bueno... tienes que


seducir al propietario. El encanto sólo se puede transferir a través del
sexo. Sexo consentido. Obviamente, si ella está encantada, no puedes
forzarla.

—La seducción no es un problema—. Demonios, no. Las mujeres


venían a él voluntariamente. Al menos hasta que paso por el s’genesis y
ganara las marcas faciales que brillaban como advertencias a las
demonios hembras. Ahora tenía que recurrir a artimañas para echar un
polvo.

Si fuera como cualquier otro demonio Seminus maduro en el


planeta, el no se molestaría en engañarlas. Gracias al ADN humano de
su querida madre. La parte humana de él que odiaba no poder tener

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relaciones sexuales en su verdadera forma, odiaba tener que recurrir a
trucos para conseguir una hembra. Pero su parte demonio lo requería.

—Espera—. Wraith había estado acariciando a Mickey, pero se


había quedado paralizado, con la mano sobre la columna vertebral del
hurón.

— ¿Donde está la trampa? Siempre hay una trampa.

E asintió. Paralizado. Por último exclamó:

—Ella es humana.

Wraith se sacudió hacia atrás, ganándose un agudo regaño de


Mickey. —No.

—Wraith…

—Dije, ¡no!— Juró, con firmeza, en varios idiomas. — ¿Qué clase de


jodido encanto necesita sexo para su liberación? A menos que... oh,
mierda. ¿Ella es una virgen, no? Maldita sea el Hades, ella es una virgen
de mierda. E no dijo nada, lo que fue suficiente confirmación.
Bruscamente, en un sobresalto Wraith dijo, —No solamente no, pero
mierda no. De hecho, déjame contar las maneras que puedo decir no—.
Empezó enumerarlas con sus dedos, pero Shade se puso de pie
lentamente, como si tuviera miedo de hacer un movimiento repentino
que hiciera que Wraith se desbocara.

—Bro. Tranquilízate. No es gran cosa. Una vez hecho, estarás


encantado, y el Consejo Seminus no será capaz de castigarte. Incluso si
pudieran, no es tan malo.

— ¿No es tan malo? Le tomó a E un día entero recuperarse después


de que le estallara la cereza a una chica hippy.

Desflorar a los seres humanos estaba prohibido para la mayoría de


las especies de demonios, y E accidentalmente había tomado la
virginidad de una mujer hace casi cincuenta años. Los ángeles
Guardianes eran serios soplones, y E se había visto obligado a soportar
un severo desollamiento por un miembro Seminus del Consejo.

La renuencia de Wraith para tomar a una virgen tenía poco que ver
con el castigo, y sus dos hermanos lo sabían.

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—Juré que nunca follaría con un ser humano de nuevo, por no
hablar de una virgen…

—Ya lo sé— lo interrumpió E. —Pero esto es de vida o muerte.

Los destellos del pasado parpadearon en su cabeza, los años que él


había estado en una jaula, por culpa de su madre. Mujeres inocentes
habían sido arrojadas y sacudidas en su jaula después de que su
virginidad había sido tomada brutalmente por los vampiros que las
habían traído. Vampiros, ya que eran técnicamente humanos, no
estaban sujetos a las reglas de no desflorar a mujeres humanas. Ellos
esperaban hasta que Wraith estuviera casi loco de lujuria, y a
continuación, ellos violaban a las mujeres frente a él, la tiraban en su
jaula, y se sentaban a observar y esperar.

Incluso ahora, ochenta años después, todavía sentía un sudor frío


cuando pensaba en ello. Pasar por el s’genesis se suponía que le hiciera
olvidar. No importa. No tenía esa suerte.

— ¿Quién es esta chica? ¿Por qué está encantada?— dijo Wraith


lentamente, tratando desesperadamente de ocultar su nerviosismo. —Y
¿Cómo la encontraron?

E cerró el libro que estaba leyendo. —Es una larga historia. Pero
entre Gem, Reavers, y Tayla y las conexiones con La Aegis, hemos sido
capaces de conseguir dar con Serena.

Mickey acarició el oído de Wraith, como tratando de consolarlo. —


No creo que ese tipo de información esté disponible para los soldados
mandados de La Aegis.

—Tay no es exactamente un soldado. —dijo E se reclinándose en su


silla, mirando molesto.

No, Tayla era definitivamente más que una soldado. Ella dirigía la
célula de asesinos en la ciudad de Nueva York, y desde que asumió el
mando, había bajado el número de demonios muertos, la violencia entre
humanos y demonios. Una frágil tregua pacífica se había declarado en la
célula demoníaca de Nueva York, lo que dejaba a los asesinos más
tiempo para concentrarse en sacar las especies nocivas. Además, los
demonios amistosos estaban más dispuestos a tomar la Unidad con
Inteligencia. La relación simbiótica había funcionado bien hasta ahora,

- 50 -
pero con los disturbios que había últimamente en el mundo subterráneo,
las relaciones tutor-demonio eran un terreno más inestable.

Wraith frotó su mano sobre su cara. —No me gusta esto. Tengo que
pensar en ello.

—No tienes tiempo— dijo E. —Y hay algo más que necesitas saber.

Él arrastró el dedo a lo largo de la columna de oro y en relieve del


libro frente a él. —Ella fue mordida por un Mara antes de que ella fuera
encantada. Después que tomes el encanto, la enfermedad progresara
rápidamente, y ella morirá.

Wraith se detuvo a mitad de paso. — ¿Qué?— Miró a Shade.


Después a E. Luego a Shade nuevamente.

—Esto es una completa mierda. No hare eso.

—Tienes que…

— ¡No!

E se puso de pie, golpeando su silla en la pared sobresaltando a


Sarna de sus pies. —Entonces condenas al Hospital.

— ¿De qué coño estás hablando?

Eidolon plantó sus puños sobre la mesa y se inclinó hacia delante,


clavando a Wraith en la pared con la intensidad de su mirada. —Lo
hemos construido con nuestra sangre, sudor y lágrimas.

Literalmente. Cuando se habían establecido las bases, cada uno de


ellos había renunciado a uno de sus elementos a fin de fortalecer el
hospital, encantándolo, haciéndolo indetectable para los seres humanos.
Wraith había dado su sangre. E, lágrimas. Shade, sudor.

—Sí, ¿y?

Shade pasó una mano por su cara. —No puedo creer que no vimos
lo que está por venir.

— ¿Ver qué?— Wraith espetó, llegando al final de su paciencia.

—Nuestras fuerzas de vida están vinculadas al hospital—dijo E en


voz baja. —Estás muriendo...

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Ah, carajo. Wraith exhaló lentamente. —Así que el hospital se está
muriendo. Es por eso que hay una mierda extraña pasando ahí.

—Sí.

Sintiendo náuseas. — ¿Es por eso también que está funcionando


con la mitad del personal?

E negó con la cabeza. —Lo que sea que está sacudiendo el mundo
subterráneo, está sacudiendo al personal. Ellos no están acostumbrados
a cambios. Se marcharon. Están aterrorizados. Las cosas son un lío. Y,
de una manera bastante extraña, todo esto coincide con que ha entrado
en escena todo el aspecto del humano encantado.

—Maldita sea—susurró Wraith. Podría importarle una mierda todo,


pero el hospital le había dado un propósito en la vida, cuando había
estado autodestructivo y sin rumbo. No es que él no era esas cosas
ahora, pero había madurado mucho. Probablemente todavía estaba vivo
debido a sus hermanos y el hospital.

Más importante, era el mundo para E y Shade. Más que nada salvo
sus compañeras y los hijos de Shade. Wraith no podría dar una mierda
de su propia vida, pero no podía dejar que el hospital muriese sólo
porque no quería follar y matar a un ser humano.

Era realmente un pobre excusa para un demonio.

Ya era hora de dejar ir el trauma particular infantil. Si no, su madre


iba a ganar. Ella lo quería muerto desde el momento en que nació,
gracias al horror que su padre le había causado. No es que Wraith
pudiera culparla, ella había sido un humano al borde de convertirse en
un vampiro cuando su padre la había violado, y luego la mantuvo con
vida usando el mismo don que Shade poseía. Durante nueve meses él la
mantuvo en un horrible estado de inmovilización, violándola y abusando
de ella hasta que dio a luz.

No era de extrañar, ella enloqueció. Su padre se había marchado


después de su nacimiento, como hacían todos los demonios Seminus
aunque por lo general abandonaban a la mujer inmediatamente después
del acto sexual y la concepción.

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Su madre había completado su transformación en vampiro,
convirtiéndose en una viciosa loca, pagando su enojo en Wraith. El luchó
por vivir, y aunque él había hecho algunas cosas increíblemente
estúpidas para morir después de adulto, algo en su interior siempre
seguía luchando.

Así que, joder. Él iba a vivir. Él iba a encontrar a la mujer


encantada, tomar lo que necesitaba. Genial.

Y una vez que fuera encantado e invencible, iba a hacer salir a los
vampiros y atraparlos como había querido hacer desde que fue liberado
de su jaula. Empezando por el Consejo Vamp.

Oh, sí. Que vengan los buenos tiempos.

***
Wraith tenía que encontrar y seducir a la mujer humana golpeando
inmediatamente su barrera.

La Mansión de lujo shmancy de la Nueva Haven, donde ella vivía


era protegida contra demonios.

Durante horas, Wraith se vio obligado a estar al acecho en el


bosque que abrazaba un amplio y buen cuidado jardín, pero cuando un
hombre de mediana edad salió, cargando de equipaje su Mercedes, y se
subió al volante, Wraith dio el golpe.

Se movió de prisa a través del pavimento y se metió en el asiento


trasero.

—Que dem…— Wraith le cortó el aliento colocando su brazo


alrededor del cuello. El tipo se agitó, consiguiendo golpearlo en la
barbilla. Wraith le cogió la cabeza entre las palmas de las manos. Un
segundo después, estaba usando su don Seminus para entrar en su
mente y hacer un pequeño sondeo.

El hombre, Valeriu, poseía un impresionante bloqueo mental que no


le permitía entrar, pero no por mucho tiempo. Pronto se enteró de que

- 53 -
Serena se había ido a Egipto, la noche anterior, y que se suponía que
debía recoger algún tipo de clave de un hombre llamado Josh... mierda,
una hora.

Rápidamente, Wraith llenó la cabeza de Valeriu con nuevos


recuerdos, cubriendo el hecho de haber sido atacado en su propio
terreno. Una vez terminado, le indujo sueño, así que aunque Valeriu
podría preguntarse por qué se había quedado dormido al volante, no
podría recordar.

Wraith salió del coche y corrió a la Harrowgate más cercana. Tenía


que encontrar a ese tipo Josh. Ahora él sabía que la llave del tesoro que
Serena cazaba era también la llave que lo llevaría hacia ella.

***
A Serena siempre le había gustado Egipto y Alejandría era una de
sus ciudades egipcias favorita, se jactaba de una hermosa zona
residencial y elegantes jardines, tenía una atmosfera más del
Mediterráneo que del Oriente Medio.

Ella pasó el día tratando de localizar el primero de los dos objetos


llegando a una antigua bóveda debajo de la ciudad. Tan pronto como el
sol comenzó a ponerse, ella lo encontró. Su lugar de descanso, de todos
modos. Desafortunadamente las horas de visita del Kom El-Shuqafa
habían acabado. Val había logrado darle un acceso especial a las zonas
fuera de los límites de las catacumbas, pero al parecer, el horario de
visitas no era negociable.

Además, si Val estaba en lo cierto, ella necesitaba una clave para


acceder a la bóveda, y ya llegaba tarde para encontrarse en su hotel con
Josh.

Ella tomó un taxi, pero como era habitual el tráfico era una maraña
de coches, carros tirados por burros, bicicletas y peatones. Las
estrechas calles, accidentes menores, y las luces que no funcionan
hacían que el tráfico circulara muy lento. Los antiguos egipcios podrían

- 54 -
haber construido una pirámide entera en el tiempo que tomó a su taxi
llegar al siguiente bloque.

Harta, muerta de hambre, y hecha un manojo de nervios después


de que varios peatones que pasaban cerca la miraran con una mirada
severa, ella se liberó del taxi a varias cuadras de su hotel, pensando que
caminando rápido podría llegar antes que en el taxi.

Vestida de manera conservadora con una blusa de manga larga,


blanca de algodón, ella no llamó mucha atención, aunque su pelo rubio
y ojos azules gritaban "extranjero". Ninguna mujer debería caminar sola
por esas calles, pero Serena estaba más segura que si hubiera viajado
con todo un ejército de guardias.

Las aceras agrietadas desiguales no planteaban ningún problema


para ella, mientras caminaba, la acariciaba una ligera brisa de la bahía.
A su alrededor, los comerciantes y dueños de restaurantes pregonaban
sus productos, que iban desde prendas de vestir, verduras frescas, a
paloma asada que perfumaban el aire con especias cuando Serena
pasaba.

Más adelante, un hombre se acercó, su dishdasha marrón fluyó en


un aleteo alrededor de sus tobillos, su gorro de taqiya blanco parecido a
un cubo que absorbe las sombras de la tarde y las luces pálidas de los
edificios cercanos. Caminaba con la cabeza gacha, pero cuando se puso
delante de Serena alzó su cabeza, y ella respiró sobresaltada. El hombre
era hermoso. Tan hermoso que dolía mirarlo. Él irradiaba un resplandor
tan feroz como el reflejo de los soles frente a una cúpula dorada de la
mezquita del sultán Omar Ali Saifuddin, y sus rasgos eran tan perfectos
que podrían haber sido dibujados con un pincel de pelo de camello.

—Serena.

Ella no se detuvo a pensar cómo él sabía su nombre, porque su voz


musical la había hipnotizado. Ella no podía reconocer el acento, pero
sonaba como un antiguo sonido familiar.

—Sí— suspiró ella, y sus labios curvados en una sonrisa


convirtieron su cerebro en puré.

Lanzó una mirada furtiva a su alrededor, y fue entonces cuando se


dio cuenta de que la que normalmente bulliciosa calle estaba desierta.

- 55 -
Su instinto de conservación y de supervivencia se habían oxidados por el
desuso, pero ahora se agitaban, como si despertaran de un sueño
profundo y oscuro. Era una extraña sensación, pero ella lo reconoció,
era peligro.

Sin embargo, ella no tenía miedo. Nada podía tocarla. Aun así,
automáticamente ella pasó sus dedos sobre el colgante por debajo de la
blusa. Era un hábito estúpido, pero que ella no podía dejarlo, como no
podía romper la cadena encantada de la que colgaba. Curiosamente, el
collar se sentía caliente contra su piel.

—Hola.

Otra voz masculina profunda vino de atrás, y ella se volvió hacia el


recién llegado, un hombre vestido informalmente con jeans desteñidos y
una camisa en T de Guinness, con una mochila por encima del hombro.
Era alto, cerca de dos metros de altura, con el pelo rubio que caía cerca
de los hombros y un tatuaje que se extendía desde los dedos de su
brazo derecho hasta el final de su rostro, donde el patrón de remolino
negro se extendía desde la línea de la mandíbula hasta su frente.

Se le ocurrió que este hombre era la fuente de sus vibraciones de


peligro. Podía sentirlo en la forma en que su cuerpo sentía calor, la
forma en que su piel se estremeció, la forma en que su pulso saltó.

— ¿S… sí?— Imbécil. No sólo había tartamudeado, sino que sonaba


sin aliento, como un Renfield conociendo a su primer vampiro.

El tipo dishdasha se dirigió hacia el otro hombre. —Déjanos— dijo


con un tono de mando, pero el tipo de la camisa en T simplemente
levantó las manos.

—Oye, tío, se supone que debo estar aquí. ¿Cuál es tu problema?

Ella miró al rubio. — ¿Josh?

—Sí. Yo solamente me dirigía había el hotel para encontrarte—.


Dirigiéndole una fría mirada al hombre Dishdasha.

Wow, Val podría haber mencionado que su amigo era una estrella
de cine porno que tenía la confianza física de un maldito SEAL de la
Marina.

- 56 -
— ¿Este cretino te está molestando?

—Uh...— Otra respuesta inteligente. Dios, ella era una idiota.

El aire parecía brillar con la agresión, y había esa sensación de


peligro otra vez, haciendo vibrar su piel, su corazón se aceleró. Algo
estaba pasando aquí, pero no entendía qué. Lo único que sabía era que
dos hombres imposiblemente hermosos se miraban como rivales en una
Juerga de solteros, y ella estaba en medio de todo esto.

Algo primordial entusiasmo su lado femenino, anulando su cerebro,


que gritaba que no había nada anormal y que eso podría ser bueno.
Después de un momento largo y tenso, el hombre que llevaba el
dishdasha inclinó la cabeza y se volvió hacia Serena.

—Mi nombre es Byzam al-Majid. Val me ha enviado para ayudarle


en su búsqueda.

Josh soltó un bufido. — ¿Vas a comprarnos con eso? Este tipo tiene
la estafa escrita por toda su extrañamente lisa frente.

Ella no podía negar que la situación era extraña y en eso era


condenadamente buena, además sabía bien que Val no iba a enviar a
nadie que tuviera contacto con ella que no fuera Josh.

Sonriendo amablemente, ella agarró su mochila cerca de su cuerpo.

—No quiero ser grosera, Sr. al-Majid, pero que debe entender que
necesitare ponerme en contacto con Val acerca de esto.

—Por supuesto—. Él hizo una reverencia y se alejó. — Estaré en


contacto.

Ella sintió una extraña sensación de alivio cuando este se


desvaneció como la noche... hasta que se dio cuenta que ahora estaba a
solas con el otro hombre, que emanaba una fuerza erótica y una feroz
sensualidad.

Tragando, ella miró hacia arriba como él se alzaba sobre ella, una
de las esquinas de su exuberante boca se inclinaba en una pícara
sonrisa. Bajo su mirada a los hombros anchos que ponían a prueba los
límites de elasticidad de su camiseta, admiro su pecho profundo y la

- 57 -
cintura estrecha, hecha para que una mujer envolviera sus piernas
alrededor.

Val había dicho que Josh era un ex-tutor, y ella lo imaginaba como
un guerrero en las batallas contra los demonios y satisfaciendo las
necesidades de cama en las mujeres.

Él no llevaba un anillo de bodas...

Normalmente el lado salvaje de ella aprovecharía la oportunidad


para ligar, sólo para divertirse un poco. Pero con sólo estar de pie a su
lado sentía una sensación de peligro que le quemaba por dentro. A ella
no le cabía duda de que era peligroso como un animal letal... y al ser
mujer, para ella significaba una gran amenaza. Sobre todo para su
virginidad.

Oh, sí, este hombre daba miedo, de todas las maneras que podía
contar, o imaginar probablemente.

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Capítulo Cinco
Traducido por Lety MacKeltar
Corregido por Kitty

Wraith se permitió a si mismo un momento para poner de


manifiesto su victoria pero no se puso arrogante. Esto aún no se
acababa. Sin embargo, la evidencia de la atracción de Serena lo
rodeaba: un tenue aroma almizclado de excitación mezclado con su
propia esencia limpia a vainilla y almendra. Oh, sí, ella lo deseaba.

Tanto para no ponerse arrogante. Pero Hey, ¿los hombres leopardo


no pueden cambiar sus manchas, verdad?

Las sombras se habían tragado a Byzamoth

—que nombre de porquería—pero Wraith mantenía sus ojos bien


abiertos. —Debemos irnos antes de que regrese. Algo respecto a él no
está bien.

Serena estrecho su mirada, pero su tono fue provocador cuando


dijo: — ¿cómo sé que tú eres más seguro?

Guiñando, él encendió el encanto.

—No lo sabes.

—Bueno al menos eres honesto.

—No tan a menudo como debería serlo.

Ella levantó una ceja rubia.

—Es bueno saberlo. Mantendré mi guardia alta, aún si eres un


amigo de Val y un ex guardián.

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Guardián. Si, esa había sido una interesante revelación. Tuvo que
dejar a Val demasiado rápidamente como para extraer muchos detalles
de su mente, pero una vez que llegó a la habitación de hotel de Josh, él
pasó un tiempito extra averiguando que se traía el tipo. Entonces hizo
que Josh creyera que ya se había reunido con Serena y que necesitaba
volver a casa. Con suerte el verdadero Josh ya se había retirado del
hotel y estaba en un avión hacia Italia.

Serena sería toda suya.

Los ojos de Wraith fueron hacia la V de su blusa, la cual se había


abotonado muy conservadoramente para su gusto, entonces fueron
hacia abajo a su pequeña cintura que se acampanaba en sus caderas
que ella probablemente pensaba eran muy anchas, pero las cuales
excitaban a ambos, a el macho primitivo y el ardiente incubo en el. Su
cuerpo fue hecho para apaciguar la lujuria de un macho, y para llevar su
simiente.

Lo primero ocurriría, lo posterior no. El podía sentir la fertilidad en


cualquier mujer, y serena no estaba ovulando. Además, ningún Seminus
con autorespeto embarazaba a una humana. Un hijo nacido de otra raza
demoníaca sería un Seminus de raza pura; aquellos nacidos de una
mujer humana serian híbridos, e inútiles para continuar la raza Seminus.

Wraith arrastró renuentemente su mirada de vuelta a su rostro e


intentó olvidar que era humana.

—Cariño por más caliente que estés, no deberías confiar en ningún


hombre.

Su risa tranquila corto a través de la fresca noche, y a través de


sus entrañas. A él le gustó el suave y femenino sonido en una forma que
lo dejaba sintiéndose vulnerable… y eso no le gustaba.

—Eres bueno con las palabras—, dijo ella. —te concederé eso. Algo
me dice que dejas un rastro de corazones rotos a tu paso.

El cruzó sus dedos sobre su propio corazón.

—Prometo no dejar ninguno en el camino hacia el hotel.

Ella resopló y comenzó a caminar por la acera.

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—Vaya, gracias, Josh.

—Mis amigos me llaman Wraith.

Ella hizo una mueca. — ¿Wraith? Ese es un terrible sobrenombre.


Te llamare Josh.

Grandioso, simplemente grandioso. Era ya bastante malo pretender


ser amable. Ahora tenía que serlo mientras lo llamaban Josh.

Wraith permaneció arrogante y listo mientras caminaban hacia el


hotel. No estaba seguro que se traía el repulsivo tipo Byzamoth, pero él
supo sin lugar a duda que el hombre no era humano. Lo cual significaba
que no se traía nada bueno. Tal vez estaba tras el encanto de Serena,
tal vez había averiguado porque estaba ella en Egipto y quería lo que
sea que ella buscaba. De cualquier modo, su presencia era una espina
en el costado de Wraith. Lo último que necesitaba era interferencia.

La mirada de Wraith regreso al ágil y gracioso cuerpo de Serena.


Sus pechos eran más pequeños de lo que a él le gustaba, pero cuando
viniese a ello, no tenia que gustarle. El estaba tras una cosa.

Sin embargo, estaría atascado con ella al menos por algunas horas,
así que bien podía observar. Y no era como si ella fuese mala a la vista.
Para nada.

Ella era baja de estatura, quizás 1.67, con cabello rubio ondulado
que arreglaba en una alta cola de caballo que metía a través del agujero
de su gorra de baseball beige. Largas pestañas que enmarcaban sus
grandes ojos cafés saturándolos de dorado. Altos pómulos añadían
definición a un rostro ligeramente redondeado, y su generosa boca se
curvaba hacia la derecha cuando sonreía.

— ¿Te quedaras en mi hotel?— preguntó ella mientras paraban en


la esquina de una ajetreada calle. A él le encantaba el natural, carraspeo
sensual en su voz que hacía parecer como si añadiese “en la cama” al
final de cada oración.

—Sip, llegué esta tarde. Ya estoy registrado.

— ¿Vives en Italia, cierto?— tuvo que gritar sobre el sonido de un


claxon que sonaba.

- 61 -
El asintió, recordando lo que había extraído de la mente de Josh, y
dijo, —Soy originario de Ohio, pero he estado en Perugia por los últimos
seis meses. El no tenía idea porque Josh se había mudado ahí, así que
esperaba que ella no preguntara.

—Me encanta Italia.

En la cama. Su sonrisa se volvió soñadora, y el realmente deseo


que no hiciera eso, porque le hacía querer besarla.

Lo cual era una locura, porque él jamás beso a una hembra antes,
no en sus cien años de vida. Pero repentinamente quería poner su boca
sobre la de Serena y averiguar cuál era el gran escándalo.

Ella lo observó, sus ojos brillaron con curiosidad, y él se pregunto si


ella sentía la crepitante estática de conciencia entre ellos. Cuando su
mirada se deslizó hacia su boca y ella osciló, él supo que ella lo sentía.

En un estado casi de ensueño, él se acercó más a ella. Sus sentidos


vampíricos percibieron su dulce esencia, el sonido de su pulso
acelerándose. El suyo propio se volvió errático y fuera de proporción
mientras se inclinaba hacia ella. La anticipación hizo su piel hormiguear,
pero de repente un fétido olor como tejido ardiendo invadió el aire.

Empezó, sacudido fuera de su propia locura. Oh, iba a besarla,


Tayla le dio una maldita base de lo que a las mujeres humanas les
gustaba, e insistió que besar era parte de la seducción, pero
abalanzarse sobre Serena en público no era probablemente la forma de
proceder.

— ¿Hueles eso?— Movió su cabeza alrededor, concentrándose en el


hedor. Ahí, atrás de un camión estacionado en la pendiente entre dos
tiendas cerradas… ojos. Ojos rojos brillantes.

—No huelo nada…

—Quédate aquí—. Despegó hacia la amenaza, su cuerpo acelerado


para la batalla, adrenalina bombeando ardientemente por sus venas.

La criatura tras el camión gruño, un frío sonido que hizo erizar el


bello en la nuca de Wraith. Este era un Khnive, un demonio rastreador

- 62 -
invocado, atado por su amo para hacer su voluntad hasta que el hechizo
controlándolo caducara.

— ¿Que sucede?

Wraith pauso ante la voz de Serena. Ella estaba justo atrás de él. —
Te dije que te quedaras dónde estabas.

—La última vez que revise, tú no eras mi jefe.

Así que era sexy y enérgica. Una admirable y sin embargo


fastidiosa combinación.

—Quédate— corrió a toda velocidad hacia la criatura. Esta chilló y


se deslizó por la calle hacia un drenaje. Si escapaba, le reportaría a su
amo que había encontrado a Serena. —Oh no, no lo harás.

Wraith tomó a la criatura, la cual parecía una zarigüeya


despellejada del tamaño de un mastín, por su cola como de rata. Se
revolcó alrededor, crujiendo dientes afilados como navajas.

—Monstruo malo. Wraith lo arrojó con un movimiento de su


muñeca. Aterrizó torpemente sobre su costado con un sonido de crujido
de huesos, pero la herida no le detuvo. El demonio vino hacia él, una
babeante abominación de ojos fogosos.

Una mochila se estrelló en su rostro y el Khnive aulló, retrocediendo


arañando su ojo, el cual había sido empalado por un lápiz. Serena
golpeó la criatura de nuevo, y esta arremetió hacia ella con garras
envenenadas, pero de algún modo falló a pesar de su cercana
proximidad.

Luces brillantes cegaron a Wraith. Un vehículo zigzagueante cargó


hacia ellos, su conductor aparentemente ebrio, las llantas del vehículo
saltando las curvas.

— ¡Serena!— Wraith la atrapó por la cintura y lanzó a ambos en el


carro vacío de un vendedor. Frenos y llantas chillaron. El auto compacto
se estrelló contra el camión tras el cual el Khnive había estado
escondiéndose, saltó hacia la parte posterior el pickup mientras
avanzaba, ganando impulso en la colina.

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Serena se liberó del agarre de Wraith, se abalanzó hacia el camión,
y saltó con agilidad en la parte de atrás con el demonio.

Increíble. La mujer no tenía instinto de auto preservación. Wraith


les persiguió, aterrizó junto a Serena mientras ella seguía golpeando a
la cosa. Con una maldición, él se abalanzó atrás del demonio, envolvió
su brazo alrededor de su cuello, y torció fuertemente. La criatura se
quedó quieta, hundiéndose en la cama del pickup.

El camión dio con un bache, catapultando a Wraith hacia atrás, se


sujeto del techo con una mano, y a Serena con la otra. Cornetas
sonaron, y una muy ajetreada intersección se avecinaba. Mierda. Se
arrojó sobre Serena, cubriéndola mientras el caos explotaba a su
alrededor. El camión chocó contra el lado de un bus, y entonces a los
menos otros dos vehículos chocaron contra la parte posterior y la puerta
del lado del conductor, girándolo salvajemente hacia otros autos. El
sonido de metal crujiendo, vidrio rompiéndose, y gente gritando
atravesó el velo de humo y vapor que se elevaba a su alrededor.

— ¿Estás bien?— Puso a Serena de pie. Aunque parecía un poco


mareada y había perdido su gorra, sonreía como una oveja.

—Estoy bien—. Ella sacudió fragmentos de vidrio de su cabello. —


Cosas como esta me ocurren a menudo.

—Tus citas deben adorarte—. Sirenas sonaban en la distancia. —


Larguémonos de aquí antes que la gente empiece a hacer preguntas. O
antes que un avión aterrice sobre ti o alguna mierda.

Manteniendo sujeta su mano, él saltó fuera del camión y ambos


corrieron, ondulando a través del enredo de autos estrellados y la
multitud, ella le siguió el ritmo fácilmente, sus zancadas rápidas y
graciosas, una gacela en vuelo. El depredador en él quería perseguirla,
derribarla. El macho en él quería asolarla mientras estaba ahí.

Por ahora, lo mejor que podía hacer era mantener alejados a otros
depredadores.

No disminuyeron la velocidad hasta que llegaron al hotel. Él la


detuvo frente a la puerta.

- 64 -
— ¿Qué era esa cosa?— dijo Serena jadeando, mirando hacia atrás
sobre su hombro como si temiese que fuese a venir tras de ellos, aún
cuando había empezado a desintegrarse antes que siquiera saltaran
fuera del camión.

— ¿No creo que te vayas a creer que era un perro rabioso?

—Difícilmente. Sé que era un demonio.

—Un rastreador. — La observo cuidadosamente, preguntándose


cuanto estaba ella dispuesta a decir. — ¿Qué piensas que este
rastreando?

Ella levanto su barbilla y lo miro directamente a los ojos.

—Ni idea. Pero gracias por matarlo. Me alegra que tus habilidades
Aegis no se hayan oxidado.

Bien, bueno se había ganado su gratitud. Tayla le dijo que fuera


amable, pero quizás matar cosas por ella sería aún mejor. Sin
mencionar, más en personaje. Y más divertido.

Tayla también dijo que a las mujeres humanas les gustaban los
hombres educados, así que abrió la puerta del hotel, liberando una
automática brisa de café y cordero picante que venía del restaurante. El
entró tras ella, y hablando de partes traseras… la de ella era linda.

—Me serviría un trago—, dijo ella, mientras gesticulaba hacia el


bar. — ¿me acompañas a tomar uno antes de hablar de negocios?
¿Tienes el artefacto, cierto?

—Está en mi habitación.

—Excelente— le dio una sonrisa que hizo estremecer su interior.


Extraño. Ninguna hembra había jamás causado que hiciera eso. Su
exterior, si, pero eso no requería de mucho.

Quizás el veneno estaba afectándolo en otra forma. Además de la


pérdida de la libido, había estado mareado y con náuseas
intermitentemente, y a veces sus músculos y órganos se acalambraban
mientras morían lentamente. Divertida esa neuro toxina mordlair.

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—Definitivamente me serviría un whiskey—. Lo cual no afectaba a
Wraith, excepto tomado a través de las venas de un humano que lo
hubiese ingerido. Observó la garganta de Serena. Él no succionaba a
hembras humanas, pero le encantaría pegarse al largo y delgado cuello
de Serena y beber, quizás terminar entre sus muslos…

—Podría tomar un poco más que un trago.

“Mi tipo de mujer.” A Wraith realmente podría gustarle esta chica si


se permitiese a si mismo encariñarse. Lo cual no se permitía.

Encuentra una excusa para tocarla. Tayla le había dicho. Dijo algo
respecto a cómo tenía que empezar despacio. Toques ligeros e
inocentes.

Él no era bueno en lo ligero e inocente. Abalanzarse y saquear… ese


era su estilo.

Maldiciendo para sí mismo, levantó su brazo en un gesto


caballeresco de sensación extraña para escoltarla. Para su sorpresa, ella
enganchó su delicado brazo alrededor de su antebrazo y le permitió
escoltarla al bar. Donde fueron recibidos por un egipcio de mediana
edad quien arrugó su nariz al dermoire facial de Wraith.

Wraith deseaba introducir la cabeza del sujeto por su trasero, pero


se mantuvo a sí mismo a raya y ordenó un whiskey doble.

—Tomaré lo mismo que él—. Dijo Serena, y Wraith sintió el lento


ardor de la admiración subiendo por él. Esperaba que ella bebiera algo
dulce y frutal.

Esta chica no era lo que esperaba, y no estaba seguro si eso era


algo bueno o malo.

Él puso su mano en su rodilla.

Ella la tomó y la puso de regreso en el regazo de él.

Fracaso total.

Como si Wraith no existiese, Serena colocó sus codos en el bar y


jugó con su servilleta, sonriendo al cantinero cuando este colocó su
bebida frente a ella. Maldición. El brillo sensual que irradió de ella

- 66 -
cuando sonrió era total y absolutamente profano, y el sintió una
urgencia erótica elevándose como una marea en sus venas. Y en sus
jeans.

Él despreciaba esa reacción hacia los humanos. Lo hacía sentir


sucio, e inmisericordemente pisoteaba sus urgencias, aun cuando estas
urgencias eran las que iban a ganarle el premio.

Él había planeado encontrase con ella, batirla en un lugar privado,


tomarla, y terminar con ello sin tener siquiera que intercambiar
nombres. Era un maldito incubo, después de todo. Sexo sin esfuerzo era
lo que él hacía. Ninguna mujer se le había resistido jamás. Era probable
que la que necesitaba que no se resistiera era en la que tendría que
trabajar para seducirla.

Esta situación había sido pobremente planeada de su parte, lo cual


era inaceptable. Usualmente pasaba semanas si no meses, investigando
sus misiones, sus premios, sus blancos. No era que le gustara
investigar, pero era mejor conocer cada detalle que pasar demasiado
tiempo persiguiendo su cola cuando podía estar persiguiendo la cola de
alguna mujer. A él le gustaba un rápido entrar y salir. Golpear y tomar.

Serena no iba a ser una rápido adentro y afuera, aunque habría


algo de eso.

—No me habría imaginado que te gustara lo fuerte—, comentó


mientras el cantinero deslizaba su vaso hacia él.

Ella bajó su whiskey de un trago y empujó el vaso hacia el


cantinero para que lo llenara de nuevo.

—Amo el ardor.

Ardor. Sí. Porque eso era lo que ella estaba haciéndole a él ahora
mismo.

—Probablemente pienses que es impropio de una dama ¿no es así?

Él sacudió su cabeza, lo cual empezó a golpear en su sien. El


veneno otra vez.

—Creo que te hace jodidamente ardiente.

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—Vaya, eres encantador no—, frunció el ceño. — ¿estás bien?

—Bien—. Enganchó su pie a través de una de las correas de su


mochila y la acercó más a la pata de su banco. Sus medicinas estaban
ahí, Y las quería mantener cerca. —una ligera jaqueca.

— ¿Esa cosa no te lastimó, o sí?— ella colocó su mano en el


costado de su cabeza, moviendo sus dedos a través de su cabello. Su
cuero cabelludo ardió y su cuerpo saltó y siseó en un suspiro. Ella retiró
sus dedos rápidamente. —Lo siento. No pretendía lastimarte.

—Está bien—. Su voz era humillantemente ronca. —Tengo


aspirinas.

Ella asintió a su patética respuesta y movió su dedo alrededor de la


orilla de su vaso, circulándolo casi amorosamente.

—Así que, ¿cuando vuelves a casa, Josh?

Josh. Hombre, él no iba a sobrevivir esto. Wraith bajó su trago,


agradeciendo la ahumada mordida y el ardor, tal como ella lo hizo. Hizo
una seña para más whiskey.

—Cuando me sienta de ánimos. Decidí convertir este viaje en unas


vacaciones. Una de esas ciento un cosas que tienes que hacer antes de
morir.

Ella tomó otro trago y una línea de lujuria picó golpeó su ingle.

—Entonces, ¿nunca has estado aquí?

—He estado aquí—. Cientos de veces de hecho. Egipto era un cofre


de tesoro de útiles artefactos para la colección mágica de Eidolon. —
Pero siempre por trabajo, nunca por… placer.

—Ah. ¿Qué clase de trabajo realizas?

Aquí era donde debía jugar sus cartas bien. Demasiada información
podrían hacerla sospechar, especialmente si no cuadraba con lo que se
le habían dicho del “verdadero” Josh. Pero necesitaba cautivarla,
enrollarla con intereses comunes.

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—Mis hermanos y yo administramos un centro médico que utiliza
curas no tradicionales para tratar pacientes, y yo estoy a cargo de las
recolecciones.

— ¿Recolecciones? ¿Cómo en hacer que la gente pague?

—Recolecciones, como en recolectar los ingredientes y objetos


místicos que los doctores usan a veces en las curas.

—Tu centro médico suena muy a la nueva era.

—Algo así—. Él se inclino hacia atrás en su banco y estiró las


piernas, permitiendo que sus pantorrillas “accidentalmente” frotasen las
de ella. El calor de ella se disparó directamente a su pene. — ¿Y qué te
trae a Egipto? Obviamente algo que ver con el artefacto que traje.

Serena prácticamente saltó de su asiento. — ¿Van no te dijo?

—Él únicamente me dijo que necesitabas la llave. ¿Supongo que


estás buscando algo en las catacumbas?

—Posiblemente.

Wraith la observó por sobre la orilla de su vaso. —Tan evasiva—.


Murmuró mientras ponía el vaso abajo. — ¿Por qué?

—Bien…— Ella colocó sus codos en el bar, se inclinó hacia adelante,


y bajo la voz con una dramática llama conspiradora. —No sé si deba
decirle a la competencia que es el premio. No me gustaría que lo tomes
bajo mis narices.

Oh, él tomaría el premio desde debajo de ella o desde arriba.


Cualquiera funcionaría para él.

—No te preocupes. Estoy de vacaciones, y si no me pagan, no hago


el trabajo. — Le lanzó una mirada severa. — ¿Y porque estás caminando
por todo Egipto tu sola? Eso es peligroso, sabes. Tal como esta noche
debe haberlo probado.

— ¿No es esa la olla llamando a la caldera de regreso?

Él se encogió.

—Puedo cuidarme a mí mismo.

- 69 -
— ¿Y crees que yo no puedo?

Él sonrió, disfrutaba jugar al despistado cuando sabía muy bien


que, gracias a su encanto, ella podría cuidar de sí misma.

— ¿Sabe Van que tienes demonios tras de ti?

Sus ojos ardieron.

—No están tras de mí.

—Patrañas. Vi como el Khnive te observaba. ¿Por qué es eso?

—No tengo idea.

—Entonces creo que Val debe saber—, dijo él. —Estaría molesto si
supiera que estuviste en peligro.

— ¡No puedes decirle!

Su pánico le dio la abertura que necesitaba.

—Entonces tengo una propuesta. Tú me dejas acompañarte en tu


pequeña cacería de tesoro, y yo mantendré la boca cerrada.

—Absolutamente no.

Él tomó un trago de whiskey.

—Creo que no quieres tanto la llave.

Furiosas manchas rojas pusieron color en sus mejillas.

—Eso es chantaje.

—Sip.

— ¿Por qué?

—Estoy intrigado—, dijo él, y no era mentira. —No es común hallar


a alguien que hace el mismo trabajo que yo. Quiero decir, tienes a los
viciados arqueólogos, pero ellos hacen todo tan lentamente. Tan
cuidadosamente.

- 70 -
Él tomó el vaso de ella, tomó sus dedos con los suyos, y estudió
sus uñas. Cortas, cuadradas, fuertes. Sin manicura y en perfecta
condición para ser funcionales en lugar de bonitas.

—Pero tú no lo haces lenta y cuidadosamente. ¿O sí? Te gusta la


cacería. La persecución. Te gusta arrojarte, usar tus manos. Ansías la
emoción. El ardor—. Su propia adrenalina bombeó a través de él al
simple pensamiento de la cacería y persecución, fuese por sangre, sexo
o artefactos antiguos.

Un lento rubor se hizo camino desde su cuello a su cuero cabelludo,


y sí, ella se estaba excitada también. Excitada. Él espero por su
negación, pero ella lo sorprendió inclinándose hacia él agresivamente,
malicia nadando en sus ojos color chocolate.

—Te equivocas respecto a una cosa—, ronroneó.

Se anguló hacia adentro para que sus rostros estuvieran solo a


unos centímetros.

— ¿Y qué es eso?

—No me gusta—, dijo ella, su voz entrecortada y almizclada y


llévame a la cama nene. —Lo adoro.

Sus ojos estaban clavados en los de ella, su corazón latiendo


fuertemente.

—Entonces parece que tenemos aun más en común de lo que


pensaba.

Retirando su mano de la de él, ella se sentó nuevamente y lo


estudió, pareciendo mucho más tranquilo de lo que estaba.

—Aún no entiendo porque quieres hacer esto.

—Como dije tengo libre mi agenda. ¿Y porque no habría de querer


pasar con alguien a quien encuentro tan interesante? Sin mencionar
hermosa—. Dioses, él bien podría estar leyéndole poesía, por lo tan
extranjera que su adulación sonaba. Extranjera, pero no falsa.

- 71 -
Algo pasó sobre el rostro de ella, una emoción que él no pudo
nombrar. —Mira—, ella suspiró, —debo advertirte que no estoy
disponible románticamente.

—Está bien. Yo tampoco lo estoy.

Sus cejas de alzaron.

— ¿Estás casado?

—Nop.

— ¿Novia?

—Uh uh.

— ¿Novio?

Él tembló. Cualquier Seminus que tuviera algo por los hombres


estaría en muchos problemas, desde que ellos solo podrían tener
orgasmos con una mujer, y si no tuviesen esa liberación diariamente
“varias veces diariamente”, morirían.

—Ni por cerca.

— ¿Entonces qué?— ella sonrió. — ¿O es eso algo que no debo


preguntar?

—Depende. Te diré porque, si tú me dices porque.

Él sabía, pero quería ver como se explicaba a si misma ante un


hombre, quería tener una lectura en cómo se sentía respecto a ser
célibe.

Respecto a su excusa, no podía muy bien ser honesto y decir la


verdad que su objetivo por los últimos ochenta años había sido ir a
través del s’genesis para poder ser tan inmisericordemente libre con las
mujeres como fuera posible, sin ataduras que le preocuparan,
preocupándose sólo de donde iba a encontrar su próxima cogida.

Eso no había salido muy bien.

Él sólo rogaba que esto saliera mejor.

- 72 -
Capítulo Seis
Traducido por Stella
Corregido por Vapino y Kitty

El camarero se esfumó instintivamente cuando los clientes se


centraron en la conversación. Serena se sentó en silencio,
preguntándose cuánto tenía que decirle a Josh. Después de todo, le
pidió que explicara las razones de su falta de disponibilidad romántica,
así que solo debía compartir sus propios motivos. Pero había mantenido
siempre lo de su virginidad para sí misma, pensando que no era asunto
de nadie, sino de ella.

Las personas que sabían que era virgen o la veían como un reto o
pensaban que no era más una burla, y tenían la tendencia de realmente
molestarla.

Sólo una vez que lo había dejado ir, había podido llegar a tener una
relación viable, había pensado que podía manejarlo sin tener relaciones
sexuales. Pero había resultado en un desastre.

Mathew había estado en el último año en la universidad y trabajaba


a tiempo parcial con Val mientras terminaba sus estudios de
arqueología. Se habían hecho muy unidos a lo largo de los meses en
que trabajaron juntos, y ella insistió en que podrían tener una relación
amorosa sin sexo. Durante un tiempo, se había hecho así, una pareja
normal que cenaba y tenia picnics, películas y caminatas en el bosque.
Se tomaban de las manos, se abrazaban. Besaban.

Pero con el tiempo, ella quiso más. El contacto se volvió más


caliente en las sesiones de andar a tientas en la que ambos se daban
cuenta de lo que tenían, pero algo se había perdido, y una noche

- 73 -
después de una fiesta de Navidad, cuando ambos habían bebido, casi
habían sentido el deseo de hacer el amor.

Había sido una llamada de atención para ella, especialmente


cuando había empezado a hablar de matrimonio. ¿Cómo se suponía que
iba a tener que explicar el hecho de que incluso después del matrimonio
tendría que permanecer célibe?

— ¿Serena? No tienes que hablar de esto si no quieres.

Josh arremolinaba el whisky en su vaso, y ella dejo atrás el pasado,


que era uno de los lugares más desagradables en el que quería estar.

—Correcto. No, eh... estoy bien. Me siento como una tonta al


decirle a la gente esto.

— ¿Decir a la gente qué?

—Soy célibe—espetó ella.

Listo. Lo dijo. Echó hacia atrás su bebida.

— ¿Y?

— ¿No vas a preguntar por qué?

— ¿Importa? dije que quería acompañarte en tu búsqueda del


tesoro. No a entrar en tus los pantalones. —le guiñó un ojo. —Aunque
no voy a mentirte y decirte que no voy a fantasear con ello.

La idea de que podría estar desnuda en su cabeza la puso


tremendamente caliente. Pero eso no cambiaba el hecho de que en su
mente sería el único lugar donde podría verla desnuda.

— ¿Por qué debo creer que estás en el up-and-up?

— ¿Por qué no?, — Preguntó, y debe de haber estado usando su


rostro escéptico, porque el soltó un bufido. —Oye, si yo fuera a la caza
de un pedazo de culo, estaría merodeando en un bar ruidoso,
desagradable en Roma, no paseando por Alejandría, en Egipto. ¿No?

Parpadeó en su candor.

—Supongo.

- 74 -
— ¿Así que me dejas los escrúpulos o me largo?

La miró fijamente con sus penetrantes ojos azules, la luz de la


victoria bailaba en ellos. Pensó que su aceptación era un hecho, y Dios,
era tentador. Especialmente si hablaba en serio acerca de delatarla con
Val. Pero ella no era de las que cedía a los chantajes o a suavizar las
líneas, no importa cómo de guapo era el tipo.

—No lo creo, — dijo. —Trabajo mejor sola.

Su estupefacción en el rostro casi la hizo reír. Era un hombre que


no asiduo al rechazo, y esto tuvo que ser punzante.

Miró su reloj, sentía la agitación de su decepción por lo tarde que


era, porque entre el demonio, el coche de varios vehículos, y las bromas
con Josh, esta noche había sido bastante agradable.

—Debería irme. Tengo una larga mañana por delante.

—Por lo menos déjame tratar de convencerte en el camino hacia tu


habitación. — Empujó suavemente sus pies, desenrollo una pantera de
su respaldar. Le tendió una mano, y por un momento ridículamente
largo, vaciló.

—Estás muy serio sobre el desear ir conmigo, ¿no?— Finalmente le


tomó la mano y le permitió que la ayudara a ponerse de pie.

La miró, la intensidad de su expresión era tan abrumadora que dio


un paso atrás, pero él apretó con más fuerza y la llevó contra su cuerpo
duro.

—Cuando digo que voy a hacer algo, lo hago. —Enredo con su dedo
pulgar sobre sus dedos con un movimientos perezosos, entre cortando
su respiración, sintiendo la energía del contacto entre ellos. —Y cuando
quiero algo, lo tengo.

Oh... Dios. El tono oscuro y seductor de su voz llegó muy dentro de


ella y quedó en su vientre. Y vaya, con los ojos dijo: "Te llevaré a la
cama y te hare llegar al cielo."

—Estas muy seguro de ti mismo, ¿no?

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—Cuando no se puede estar seguro de nada en este cagado mundo,
tienes que estar seguro de ti mismo. — Dejó ir su mano, pero sólo para
tocar su hombro en un movimiento que era inocente, pero que la agitó
peligrosamente. —Vamos.

La caminata hasta el ascensor parecía una eternidad. Serena estaba


muy consciente de la presencia de Josh, de su toque ligero, el cepillar
caliente de sus vaqueros contra su pierna cuando chocó contra ella. En
el momento en que llegaron al ascensor, su mente estaba tan revuelta
que en realidad tuvo que concentrarse por recordar su número de
habitación.

En el momento en que las puertas se cerraron, Serena deseo haber


tomado las escaleras. El espacio pequeño y cerrado parecía ampliar la
energía erótica que desprendía él, hasta que el lugar entero pareció
reducirse y su piel le empezaba a hormiguear. Como los dedos de Josh
puestos por encima de su hombro con movimientos vagos de arriba a
abajo, el aire se espesaba con la conciencia sensual. Ella podría ser una
virgen, pero no era ingenua o inocente, y reconoció la tensión sexual
cuando la vio... y la sintió.

Esperó por ella para salir antes de que se le uniera, sus largas
zancadas le atraían a su lado en la mitad de una docena de pasos. Una
parte secreta, y malvada quería ver el movimiento de su trasero delante
de ella, alojados en los pantalones vaqueros muy gastados.

—Tus pasos son muy ligeros, — dijo, estúpidamente, a falta de algo


más que decir, pero era la verdad. Se movía como un gato al acecho.

—Soy un cazador, — dijo con sencillez, y luego se detuvo


repentinamente en el pasillo desierto.

Sorprendida, Serena se congeló. La última vez que había hecho


esto, un demonio la había estado acechando.

— ¿Qué está mal?

Estaba mirando al suelo, el pelo le caía hacia adelante para que no


pudiera ver su expresión.

— ¿Josh?

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Levantó la cabeza, y un brillo depredador provocó sus ojos.

—Quiero darte un beso. Voy a darte un beso.

Cuando digo que voy a hacer algo, lo hago.

La declaración cayó en la inesperada boca abierta de Serena, pero


ni un solo sonido salió cuando se acercó a ella. Sus pies se mantuvieron
congelada en su lugar, a pesar de que su pulso latía y su mente le gritó
que corriera en algún tipo de respuesta de lucha o huida. Pero no iba a
pasar, porque no podía huir, y no podía luchar.

Sus manos cayeron sobre sus hombros, su agarre firme e inflexible


cuando la empujó contra la pared.

—Quieres esto, ¿no?

Quería decir que no, pero eso sería una mentira. Ella no quería
nada más, en este momento, solo a este hombre, la persona más
peligrosa del planeta.

—Sí.

Su sonrisa era el triunfo masculino puro mientras tomaba sus


manos de sus hombros y las puso por encima de su cabeza, en una
jaula, pero no la toco. Tuvo que inclinar la cabeza hacia atrás para
mirarlo, y se preguntó si lucia de la forma en cómo se sentía, como un
ratón atrapado por un gato.

Poco a poco, se inclinó, hundiendo sus antebrazos contra la pared.


Estaba cerca, tan cerca que podía sentir el calor que irradiaba de él,
podía oír la suave ingesta de cada aliento incluso a través de los latidos
de su pulso en sus oídos.

Su boca descendió. Sus rodillas temblaron, y gracias a Dios que


estaba apoyada contra la pared, porque sentía que podía caer en
cualquier momento. Pánico envolvió alrededor de su pecho como una
banda de acero, y no, no podía hacer esto. Algo le decía que nunca sería
la misma…

Sus labios exigieron los de ella, no con suavidad. Vorazmente. Sin


pedir disculpas. Como si lo hiciera todo el tiempo, y suponía que lo
hacía.

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—Ábrete para mí. — Su voz, un comando ronco y resonante,
obedeció sin pensarlo dos veces, y en un instante, tomó lo que quería.
Su lengua se deslizó dentro de su boca para acariciar sus dientes, el
techo de su boca, y luego se deslizó contra su lengua en una caricia
feroz y húmeda.

Le dolía el cuerpo, arqueándose sin su consentimiento como si lo


buscara, pero aún no había toque, el único contacto físico entre ellos
estaba vinculado en la boca. La seducía con nada más que con su
lengua, dándole de probar lo que se faltaba a su vida.

Dios, quería más. Aquí mismo, ahora mismo.

Aún así, se encontró murmurando contra sus labios

—No puedo hacer esto...

Josh se tiró un poco hacia atrás. Demasiado lejos, aunque no lo


suficientemente lejos.

—Te estoy asustando, —susurró. —Pero no tienes miedo de mí.


Tienes miedo de que con lo que te estoy haciendo puedas desear más.
— Apretó sus labios con los de ella, apenas, pero con tanta pasión que
se quedó sin aliento. —No te preocupes, Serena. Si quisiera más justo
en este momento, Lo sabrías. Mis manos se deslizarían de arriba abajo
de tu camisa para poder acariciar tus senos. Te pellizcaría los pezones,
sólo un poco, hasta que alcanzaras tu punto máximo para poder deslizar
mi lengua sobre ellos.

Oh, sí. Su cuerpo tembló, pero él la atrapó con el suyo, al


presionarse contra ella y pegándola a la pared.

—No pararía ahí. — Sus labios se pegaron en su oído. Un


estremecimiento pasó por ella, y sintió el calor entre sus piernas. —Me
gustaría colocar una mano en tu cintura, pero no sé si podría ser lo
suficientemente paciente para desabrocharte los pantalones, o si
acabaría rompiéndolos. De cualquier manera, me gustaría encontrar ese
lugar dulce entre tus piernas con los dedos, y me gustaría jugar hasta
que los dos estemos jadeando. Estarías tan húmeda y lista para cuando
me caiga de rodillas y sustituya la mano con mi boca.

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Hizo un ruido, algo entre un chillido y un gemido como si se
imaginara todo lo que estaba diciendo. Nadie había hablado de esta
manera con ella, y la emoción se disparó directamente a su centro, que
se encontraba húmeda por él como le había dicho.

—Por favor... — Se desvaneció, sin saber si estaba pidiendo que


dejara de hablar así o que siguiera, porque su mente se había vuelto
difusa y su cuerpo se había vuelto gelatina. Pero ya era hora de cambiar
la balanza.

Rodeo su pierna contra su pantorrilla, y se tiró mientras empuja


contra su pecho. El movimiento inesperado lo sorprendió con la guardia
baja, y ella le dio la vuelta, poniéndolo fácilmente contra la pared, a
pesar de que tenía la impresión de que podía haberla detenido, si
hubiera querido. Su respiración se mantuvo estable e incluso, cuando
estaba luchando por cada respiración. Casi diría que estaba
completamente afectada por la tensión sexual entre ellos, pero su
mirada tenía somnolienta, pesada, y cuando bajó los ojos, vio la
evidencia impresionante de su excitación detrás de la bragueta de sus
pantalones vaqueros.

—Mira, — le gruñó —esto tiene que parar. Es posible que hayas


salido de las páginas de Playgirl, pero puedo resistirme incluso a ti...

Josh la acercó con fuerza hacia él y la besó de nuevo, posesivo,


pero la reunión suave de los labios una vez más la dejó sin aliento y
tambaleándose. Metió su muslo musculoso entre los suyos. Sus manos
se dejaron caer a las caderas, y la mantuvo con firmeza cuando sacudió
la pierna en su contra.

La presión era increíble, y sabía que sin duda que ella podría
venirse de esta manera. Fácilmente. Tal vez debería. El placer que
rayaba hacia arriba desde su centro fue abrumador, y se arqueó contra
él por sí misma ahora, tomando lo que quería...

Él lo terminó. Interrumpiendo el beso y sólo mirándola con esa


mirada maldita y arrogante en la boca.

— ¿Qué era eso de la resistencia?

Deseo insaciable e irritación junto con su arrogancia y su propia


debilidad se enredaron en un nudo de furia.

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—Dame la llave — le espetó.

Meneó sus cejas.

—Ven a mi habitación y consíguelo.

— ¿Qué parte de célibe no entiendes? No voy a cambiar de opinión.


Nunca voy a cambiar mi opinión. —Dio un paso atrás, de modo que no
tuviera que estirar el cuello para mirarlo. —No pienses en chantajearme
con dormir contigo para tener la llave, porque te prometo que no va a
suceder.

—Sé que no va a suceder, — dijo, tomándole la mano y


llevándosela a los labios, donde cogió el cojín de sus dedos. —Pero
podemos hacer otras cosas. Y lo que quiero hacer son otras cosas. No
nos equivoquemos en eso. Por lo que al artefacto se refiere, ¿lo
quieres?, deja de lado los escrúpulos.

Indignada por su manipulación, sacudió con fuerza su mano.

—Muy bien. Puedes venir conmigo. ¿Pero el resto? No podrás


obtener otras cosas de mí. Un tipo como tú, ¿Conformándose con
caricias? Por favor.

No sabía qué cosa mala decir, porque la luz erótica en sus ojos se
convirtió en algo más caliente y más intensa... la luz del desafío, de la
batalla.

Había arrojado el guante, y de repente tenía miedo de que de los


dos, fuera ella quien la rompiera.

***
Wraith vio a Serena irse por el pasillo, su cuerpo zumbaba como si
se hubiera comido a un drogadicto, sólo que esto era mucho mejor. Esta
era una mierda realmente buena corriendo por las venas de un ejecutivo
Wall Street o las de una estrella de Hollywood. Así que, sí, mejor... y
peor. Porque no iba a ser capaz de satisfacer las necesidades de su
cuerpo. Todavía no. Lo que había asumido que sería un tiro y agarre con

- 80 -
Serena estaba resultando ser todo lo contrario. Aunque seguro como el
infierno ella parecía verse afectada por las malditas feromonas incubus
que venían en sucesión en los de su especie, tenía la sensación de que
el veneno estaba afectando su potencia. Que jodido.

Por otra parte, la toxina también la mantenía encendida, sin sentir


la necesidad irreversible, conduciéndola a tener relaciones sexuales o
sufrir, que siempre fue una preocupación para su raza. Los demonios
Seminus no podían aliviar su lujuria por su propia mano, y una vez que
se despertara, su deseo tenía que ser apagado, o tenía que sufrir una
intensa agonía o incluso la muerte.

Dioses, ella estaba ardiendo. Fuego y lucha, y muy bien ella podría
ser su pareja en todos los sentidos. Pero su vida estaba en juego, y él
iba a luchar hasta que ganara. Su resolución era fuerte, pero con la
Parca, o uno de sus griminions sobre sus talones, Wraith resuelto era
igual de fuerte. Y ahora mismo, tenía que asegurarse de que ella creía
que podía estar con él, porque él quería estar con ella, no porque quería
hacerle estallar la cereza.

Sin embargo, era cada vez más claro que el ser dulce y encantador
no iba a funcionar, no solo porque no era así él, sino porque ella no
creía que él era un niño del coro. Tendría que ser él mismo tanto como
sea posible si quería tener una oportunidad en el infierno de seducirla.

Solo tenía que salir de esto sin que él mismo se aferrara, que no
debería ser un problema. La capacidad de preocuparse por nada ni nadie
había dejado de torturarlo hace mucho tiempo.

Claro, había admitido a regañadientes que se preocupaba por sus


hermanos y sus compañeras e hijas no sabía cuántas chicas tendrían. Y
luego estaba Gem, que estaba muy bien por ser mitad humano, pero
decir que realmente se preocupaba por ella... eso sería una exageración.

Continuó viendo como Serena entraba a su habitación. Wraith no


tenía idea de lo que pasaba por su cabeza, pero sabía lo que estaba
pasando en la suya. Había disfrutado ese beso, y quería besarla de
nuevo. Trató de decirse a sí mismo que el deseo de hacerlo fue por
necesidad, la necesidad de seducirla, pero si eso era cierto, ¿por qué
tenía la respiración un poco más rápida y más caliente en la garganta
cuando ella se volvió para mirarlo por última vez?

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Sostuvo su mirada, e incluso a través de la distancia recibió el
mensaje, la antorcha en sus ojos dándole de lejos, llamándolo a guardar
silencio. Mañana, seria suya.

***
“La Fiesta de la Luna” era esta noche. La luna nueva siempre
sacaba a los locos del mundo subterráneo. La muerte. Sería aún peor
ahora que el Ejército había determinado que la batalla se avecinaba, una
confrontación entre el bien y el mal que amenazaba a toda vida humana
en el planeta.

Kynan Morgan siempre había sido sensible a las mareas de la


noche, y la vibración en su sangre le dijo que esta iba a ser una mala
noche. Su estómago estaba revuelto cuando salió de su coche en el
estacionamiento subterráneo del Hospital General del Inframundo, a
sabiendas que la sala de emergencias pronto se llenaría.

Echaba de menos la emoción de tratar a los pacientes de trauma,


de trabajar al mismo tiempo con el salto de la adrenalina que implicaba
salvar una vida, y no por primera vez se preguntó por qué había pasado
los últimos diez meses en una instalación del Ejército consiguiendo ser
pinchado y cortado cuando podría haber vuelto con La Aegis, luchando
contra los demonios y zurciendo Guardianes.

O pudo haber estado aquí, trabajando en un hospital de demonios


para salvar sus vidas.

De cualquier manera, ya no estaba en conflicto con sus lealtades a


los seres humanos y demonios. Estaba trabajando a ambos lados,
porque no eran del todo buenos o malos, y había descubierto que ambas
partes querían lo mismo: la paz.

Se abrió camino a través de los vehículos, deteniéndose un poco


cuando Gem salía del hospital a través de las puertas corredizas. Su
corazón latía fuerte y emplazándose en un ritmo como un arma de
fuego: rápido.

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Era aún más hermosa de lo que recordaba. Había cambiado su pelo
todavía negro que caía sobre sus omóplatos, pero que había sustituido
por las rayas azules con un rosa caliente que le quedaba.

Caminó hacia su Mustang rojo, girando las llaves en su dedo. Había


planeado encontrarla después de que hablara con Eidolon, pero qué
demonios. Abrió la boca para llamarla, pero la cerró cuando un hombre
enorme se le acercó. ¿De dónde había salido? Su pelo corto y oscuro le
recordaba a Eidolon, y desde la cabeza hasta los pies de cuero negro,
incluyendo los guantes, le trajo a la mente a Shade. El aura mortal pura
de Wraith.

No podía oír lo que decían, pero Gem sonrió, sus dientes blancos
intermitentes contra el contraste de su lápiz labial negro. Había besado
aquella boca, hubiera querido hacer mucho más antes de ser
interrumpido en su apartamento por la unidad de lo paranormal del
Ejército de EE.UU., el Regimiento Ranger-X. Que apenas le habían dado
la oportunidad de decir adiós.

Eso había sido hace casi un año. La semana pasada decidió que ya
era suficiente. El R-XR había determinado que era descendiente de un
ángel caído, y estaban bastante seguros de que era parte de una
profecía, pero lo habían dejado ir.

Y nació del hombre y el ángel se muere con la cara del mal y, sin
embargo puede soportar la carga de los Cielos...

¡Qué montón de mierda! ¿Es mucho pedir que una profecía en


realidad tuviera sentido?

Había dejado a los R-XR con dos objetivos: conseguir a Gem de


nuevo, y ser reinstalado como regente en la Aegis.

Con la Aegis no le había ido bien, no habían estado muy felices que
se alejara de la organización, después de que murió su esposa, y peor
aún, que había dejado la Aegis para trabajar en un hospital de demonio.
Pero con la amenaza de problemas, por no hablar de su pariente lejano-
ángel caído y su enlace con la profecía, ellos habían estado dispuestos a
darle otra oportunidad.

Mientras usara sus conexiones de demonio para averiguar todo lo


posible acerca de lo que se estaba gestando en el mundo subterráneo.

- 83 -
Básicamente, querían que espiara para ellos.

Así que no, en La Aegis no le había ido tan bien como hubiera
querido. Pero todavía había esperanza con Gem.

Se dirigió hacia ella, tropezó con un alto cuando el chico le tomó la


mano y se la llevó a su Hummer.

Tuvo la sensación como si hubiera sido atropellado por un tanque,


vio impotente cómo el imbécil mantuvo la puerta abierta para ella, su
mano rozando casualmente sobre su trasero como si hubiera sido un
accidente. Accidente, mi culo. Ella realmente le sonrió. Sonrió.

Dile que no me espere. El mensaje que había dado para transmitir


a Gem volvió con fuerza. Cuando los R-XR se lo habían llevado, no sabía
cuándo, o si iba a regresar, y quería que Gem fuera feliz.

Tal vez no tan feliz.

Le urgía machacar al Sr. Manos resbaladizas dejarlo como pulpa


incluso si Eidolon no podía sanarlo, lo hizo retorcerse. Y no quería que
esa impresión de sacar el infierno fuera de él para Gem. Oye, nena,
estoy tan mal que voy a matar a cualquiera que se acerque a ti, a pesar
de que estés libre.

Sí, se podía decir "Orden de restricción."

Con una maldición desagradable, vio a Gem irse con el tipo que
estaba, sin duda, un demonio. La puerta que conduce al
estacionamiento sobre la superficie destello abierta, y el Hummer tuvo
que retirarse a un lado para que pasara una de las ambulancias negras
del UG que se acercaban, con sus luces intermitentes.

Las cosas estaban a punto de volverse caóticas. Kynan volvería


mañana para hablar con los chicos Sem, Tayla y Gem. Gem, sobre todo,
porque esto no ha terminado, no tan rápidamente.

- 84 -
Capítulo Siete
Traducido por Geneadre
Corregido por Kitty y Mir

El sonido de la puerta despertó a Serena a las tres de la mañana.


Desorientada, se levanto de la cama y se fue tropezando hasta la
puerta. Un mal presentimiento se estremeció en su piel. Sabía que no
debía abrir, pero por alguna razón no lo pudo evitar.

Josh lleno la puerta, su tatuaje facial moviéndose como olas en las


agua de un lago, sus ojos dorados brillaron, y le pareció que no estaba
despierta. Esto era un sueño. Un sueño donde el hombre más sexy que
había visto jamás, el hombre más sexy que besó, estaba viéndola como
si él fuera un león y ella fuera una antílope. Su primer pensamiento fue
que, como un antílope, debería correr por su vida. Su segundo
pensamiento fue que quería ser atrapada.

—Eres mía— le dijo, su voz sonó a través de ella en una caricia


muscular profunda.

No se le ocurrió discutir. No cuando esto era algo que había


esperado toda su vida, algo que había deseado, que había soñado… y
ahora se había vuelto realidad. Bueno se había hecho real en su sueño,
donde era el único lugar seguro para que pasara.

Sin embargo, mientras se acercaba, se envolvió con sus brazos y


retrocedió, dándose cuenta muy tarde que la estaba arreando.

Hacia la cama.

—Josh…

- 85 -
—Wraith. En tus sueños me llamaras Wraith. — Se despojó de su
camisa. Y oh, sí, lo llamaría de cualquier manera mientras siguiera
desvistiéndose. Su pecho era suave, las almohadillas gruesas de sus
musculo rodando bajo la piel bronceada. Y sus abdominales, querido
señor, sus abdominales…. Su paquete de ocho podría haber sido
esculpido con el fino granito egipcio.

La parte de atrás de sus rodillas tocaron la cama, y se sentó


incómodamente. Cuando bajo la mirada y se vio a ella misma, tomo
aire. Su short y su top se habían ido. En cambio, estaba vistiendo un
sexy y negro camisón, ligas con medias negras, y sin bragas, trato de
cubrirse pero Josh… Wraith, como sea, la tumbo en la cama y levanto
sus manos encima de su cabeza.

—Nunca escondas tu cuerpo de mí. Yo quiero mirarte. — Rozo sus


labios con los de ella y trazo un camino de besos bajando hasta su
cuello. —eres tan hermosa. Sabes tan dulce.

Tembló, sintió la cama sacudiéndose bajo ella mientras los dedos


de él acariciaron su cadera.

—No tengas miedo, — murmuro Wraith contra su piel. —seré gentil.

¿Gentil? No. Había esperado mucho por esto. De repente, su


agitación se derritió, porque esto no era real, no importa cuán realista
pareciera. Esta era su oportunidad para tomar lo que se había estado
negando, y podía ser la única oportunidad que tuviera.

Retorciéndose, movió las piernas de donde las tenia él, hasta que
estuvo colocado contra ella, el borde duro de su excitación frotando su
centro. —Hazlo ahora. Por favor. Quiero hacerlo antes de despertar.

Subió su cabeza, sus ojos seguían brillando con un magnifico


dorado.

—No te preocupes por eso. Podemos tomarnos todo el tiempo que


queramos. —Sus dedos encontraron el borde de su camisón y lo subió
lentamente. —y yo definitivamente quiero.

Sacudió una mano fuera de su control y la llevó hasta la pretina del


pantalón de él.

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—Este es mi sueño, —gruñó ella — y lo quiero ahora. — hizo
hincapié en sus palabras con el desgarre de la bragueta, y el siseó
cuando la punta de sus dedos rozaron la punta de su erección.

— Tú eres una pequeña cosa codiciosa, ¿no? —su voz sonó ronca
con apreciación mientras ahuecaba su pecho. — vamos a ver qué tan
codiciosa eres… oh sí. —Sus dedos encontraron sus pezones tensos y
sensibles, listos para la atención.

Todo su cuerpo se arqueo hacia arriba, buscando su toque.


Sonriendo maliciosamente, se concentró en sus senos, y de repente su
camisón se había ido, dejando su torso desnudo y dejándolo abierto a su
mirada hambrienta.

—Definitivamente voy a chuparlos— susurro. —mordisquear,


morder… tal vez…

—Si— se retorció debajo de él, necesitando que hiciera lo que


estaba describiendo.

Su boca cayó sobre su cuello en su lugar, y se estremeció ante el


roce de los dientes sobre su piel. Poco a poco, arrastró su boca más
abajo, a veces mordiendo, otras lamiendo. El deseo quemado, aliviada
solo cuando finalmente él tomo un pezón entre sus labios.

Sin embargo, el dulce alivio fue temporal. Su lengua se movió sobre


el duro pezón como si con su boca dibujara sobre él y sus manos
acariciaron y masajearon sus pechos. Su aliento se fue, dejándola
jadeando por aire y moviéndose debajo de él. Dios, si este no era un
sueño sería humillada por la forma en que había cerrado uno de sus
muslos gruesos entre las suyas y bombeando en su contra, al borde del
orgasmo.

Se aferró a sus enormes hombros, y cuando clavó las uñas en su


piel, el dejó escapar un erótico, alentador gruñido.

—Eso es —murmuró contra su pecho. —Toma lo que quieras. —Él


movió sus caderas y dejó a su mano bajar sobre su abdomen y después
sumergirse entre sus piernas. — oh, demonios… estas mojada. Tan
malditamente mojada.

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Sus dedos se deslizaron hacia atrás y adelante a través de su
hendidura, y en cada carrera ascendente, rodó suavemente su clítoris
entre sus dedos, llevandola al borde cada vez mas.

Era feroz. Hábil. Astuto. Lo quería todo y algo más.

Todavía trabajando en sus pechos con su lengua, introdujo un dedo


dentro de ella, y los dos gimieron. Empezó un ritmo lento y constante
con la mano, trabajando el anillo de su entrada con el dedo, haciendo
pequeños círculos alrededor de su clítoris con el pulgar. El acerco sus
labios al lóbulo de ella y lo mordisqueo gentilmente.

— ¿Te gusta ser tocada así?

Movió sus caderas, y tuvo que morderse los labios para no gritar.

—Si—dijo—Oh, sí.

—Bien. Quiero tocarte mucho más.

Se agito violentamente, con ganas de más, pero no pudo expresar


su deseo porque estaba atrapada en un torbellino de placer tan intenso
que no podía hablar. Apenas podía respirar.

—Así es. Déjate ir Serena. — y agregó otro dedo y lo deslizó dentro


y fuera, más rápido, pero dejó de circular con el pulgar. Se aplicó
constante, vibrando la presión exactamente en el lugar adecuado, y le
ordenó: —Déjate ir ahora.

Lo hizo, con un grito que el capturo con su boca. Colores explotaron


detrás de sus ojos mientras ella se hacía añicos. Antes incluso de
venirse, se desgarró el resto de la bragueta y entró con fuerza. Sabía
que debería haber dolor, no sólo por su himen, sino porque él era
enorme, y nada suave. Pero esto era un sueño, un sueño perfecto,
maravilloso que se sintió tan real que se preguntó si estaría adolorida
por la mañana.

Le agarró los hombros, la piel suave y tensa sobre los músculos de


acero, y apretó los muslos alrededor de su cintura, tomándolo más
profundo y haciendo el dolor latir dentro.

— ¿Aún no lo quieres lento y suave?

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—No. Por favor… solo muévete. — Se sentía tan bien, tan correcto,
y cuando empezó a empujar con sus caderas, el shock antes del primer
orgasmo se convirtió en la advertencia del segundo.

—Ah… mierda. — Su cabeza cayó hacia atrás, los tendones de su


cuello se tensaron, su boca se abrió en éxtasis masculino, sus caninos
se alargaron convirtiéndose en colmillos.

¿Colmillos?

Hecho su cabeza hacia adelante otra vez, sus ojos concentrados en


ella como láseres dorados.

—Soy un vampiro, Serena. — Se metió en ella tan fuertemente


que su cabeza golpeo contra el cabecero. Pero no le importó. Se perdió
en las sensaciones, el placer, y Wow él es un vampiro. ¿Cuán genial era
eso?

— ¿Me morderías? Quiero decir... ¿lo vas a hacer? — Por favor, di


que sí.

— Infiernos, sí. Quiero llevarte dentro de mí, como tú me has


llevado dentro de ti. —Le lamió el cuello en un movimiento breve y
húmedo. — ¿Eso te asusta?

La inquietud parpadeó en su vientre, porque no lo hacía, ¿que decía


eso sobre ella?

— No, — gimió, —no lo hace.

Le acarició la garganta, donde la había probado.

— ¿Sabías que algunos vampiros pueden llegar al orgasmo si se


acarician sus dientes? ¿Lo harías? ¿Mover tus dedos hacia arriba y abajo
en mis colmillos hasta que llegué?

—Si… —Quería tocarlos, lamerlos… pero él no le dio la oportunidad.


En un instante estaba en su garganta, sus colmillos cortando su piel. No
había dolor, solo el más impresionante placer mientras comenzaba a
succionar.

Su orgasmo la desgarro, un ardiente placer tan intenso que casi


dolió. Él se le unió, su cuerpo convulsionando, su boca succionando

- 89 -
hasta que se sintió mareada. Pero mareada bien, y mientras su peso
caía sobre ella, no pudo imaginar no saber esta clase de felicidad otra
vez.

— No quiero que este sueño acabe — susurró, mientras pasaba sus


dedos por el pelo de él.

Sintió la caricia tibia de la lengua por la mordedura, y entonces


levantó la cabeza y la miró a través de tristes ojos azules.

—Yo tampoco.

Se veía sorprendido de su propia admisión, y luego se había ido, y


ella estaba sola.

Estaba despierta. Esta vez, estaba realmente despierta. Se sentó


en la cama, golpeó con una mano temblorosa su cuello. No había dolor.
No había herida. Pero su cuerpo se estremeció y su sexo palpitaba con
la sensación de una reciente liberación. ¿Puede una mujer tener sueños
húmedos? Obviamente, debido a que había sido el más intenso, y
realista sueño que había tenido nunca, y fue definitivamente húmedo.

Mojado, y ahora más que nunca, deseo lo que ella nunca podría
tener.

***
El suelo bajo Wraith desapareció. Gruñendo, cayó de rodillas
delante de la habitación del hotel de Serena. Mantuvo una mano allí
para ayudarse, pero eso no ayudo al hecho que apenas podía meter aire
en sus pulmones, sus colmillos pulsando, y su pene estaba tan duro que
se podía partir.

Respira, hijo de puta, respira.

El dolor se disparó de sus bolas a su ingle, y se dobló, esperando


que la agonía pasara. Este era el lado oscuro de su capacidad de
conseguir meterse dentro de la cabeza de alguien y hacerles pensar lo
que sea que quisiera. El regalo Seminus estaba destinado a ser utilizado

- 90 -
en mujeres con el fin de que fueran receptivas a las relaciones sexuales,
y funcionó... pero se suponía que debía estar en la misma habitación
con ellas para poder salir de sus cabezas y entrar en sus cuerpos para
hacer del sexo imaginario una realidad.

Pero cayó víctima de su propio don, algo que nunca antes había
ocurrido. Había estado tan dentro del sexo imaginario que planto en la
mente de Serena que no solo había terminado en el sueño, sino que
había revelado ser vampiro. ¿Y preguntándole si podía acariciarle los
colmillos? No podía venirse así más de lo que no podía masturbándose.

Tenía que ser el veneno. Poniéndolo enfermo. Débil.

Le dolía. Le palpitaba. Estaba tan ansioso por sexo que era un


peligro para él y cualquier mujer que pudiera tener la mala suerte de
caminar por el pasillo. En este punto, tenía dos opciones: podía cazar a
una hembra o podía tropezar de regreso a su habitación e inyectarse
con la droga para aliviar la libido que Eidolon había desarrollado para
mantener el nivel de Wraith mientras estaba en esta misión. Eidolon
había probado la droga en sí mismo, y pensó que no había funcionado
en él, estuvo seguro que con la debilidad de Wraith debía servir.

Había funcionado. Eidolon había sospechado que con el fin de


seducir a Serena, Wraith tendría que llegar tanto a ella como a hacerlo
varias veces, y parecería sospechoso si seguía teniendo que disculparse
para encontrar una hembra para tirársela.

Wraith había imaginado que tendría a Serena en la cama antes de


que el dolor debilitante se convirtiera en un problema, pero había
subestimado gravemente su voluntad de aferrarse a su virginidad.

Y el hechizo.

Y su vida.

La cabeza le daba vueltas, se tambaleó sobre sus pies y de alguna


manera llegó a su habitación al final del pasillo. Una vez dentro, excavo
a través de su mochila hasta el kit de medicina que E había repleto de
una variedad de frascos de medicamentos y jeringas pre cargadas
completas de medicamentos para ayudar a aliviar el dolor y las náuseas
que experimentaba mientras el veneno devoraban sus órganos y su
vida.

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Encontró la botella de la droga de la libido, dibujó dos CCS con una
mano temblorosa, y se la clavó en el muslo. Casi al instante, el deseo
desesperante de encontrar una mujer se desvaneció, aunque realmente
podría ir por otra ronda con una. Las imágenes de estar dentro de
Serena siguieron jugando por su mente en un movimiento
desesperadamente lento, todos los detalles tan reales como si fueran un
verdadero recuerdo. Podía olerla, saborearla, sentirla.

Nunca, nunca quiso tener a un humano en su cama antes. No de


esta manera. Se habían visto obligados a él, y casi había tomado uno, la
esposa de Kynan, no menos, durante un ataque de sed de sangre, pero
en realidad nunca se permitió estar atraído a uno. ¿Cómo podría?,
después de lo que había sido obligado a soportar... después de lo que
había sido obligado a hacerles. Había demasiados recuerdos
carcomiéndolo, demasiadas pesadillas que acechaban su sueño.

Tiró la jeringa en la basura y tropezó al baño por un vaso de agua.


Cuando se miró en el espejo y vio su reflejo, dejó caer el vaso,
rompiéndose contra el mostrador.

Su símbolo personal, el reloj de arena, había cambiado. Oh, todavía


era un reloj de arena, todavía invertido. Pero más de la arena se había
escurrido hasta el fondo, marcando el tiempo que no tenía.

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Capítulo Ocho
Traducido por Vapino
Corregido por Gina, Mir y Vapino

— ¡Entró en paro! —Gem movió la cabeza de su paciente, donde


había sido asegurado el tubo de respiración de uno de los hombres de
Sora, y rápidamente rasgo un conjunto de compresiones y lo aplico en
su amplio pecho.

—Localiza a Shade. —Le espetó, y Chu—Hua, una enfermera Guai


que se parecía a un jabalí sobre dos piernas, se lanzó por el
intercomunicador.

—No funciona

— ¡Mierda! Entonces ve por él.

Chu—Hua salió torpemente, y Gem maldijo en voz baja. Las


cosas se estaban rompiendo por todo el hospital, siempre en
momentos críticos —la Ley de Murphy en acción. Mejor que Wraith
entrara en los pantalones de la humana, y rápido.

—Tengo pulso—. Shawn, un asistente médico vampiro, no se


molestó en ocultar el alivio en su voz. Éste Sora fue víctima de un
asesino Aegis Stang, y nadie quería ver a un demonio morir en manos
del enemigo.

—Necesitamos meterlo en cirugía. Ese agujero en su intestino


necesita estar conectado—. Gem pulso el botón del intercomunicador,
recordando demasiado tarde que no funcionaba.

— ¿Nadie sabe si el quirófano está listo?

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Chu—Hua entró en la habitación

—. No puedo encontrar a Shade, pero el Dr. Shakvhan está listo en


el quirófano 2.

En estos momentos, Gem tenía un paciente, cuya piel roja brillante


normalmente, se había estado esfumando a un color ladrillo blanqueado,
necesitaban la sala de operaciones. Se ofreció a ayudar, pero Shakvhan
y Reaver podrían manejar las cosas más expertamente que Gem. Era
mejor en los puestos de trabajo de revisión de emergencia impulsada
por la adrenalina y la rutina, procedimientos médicos menores que estar
en la cirugía, que requiere de una mano firme, paciente y resistente.

Exhausta, arrojó sus guantes con sangre y su bata, y se dirigió de


nuevo al servicio de urgencias. Había estado trabajando durante
dieciséis horas seguidas, y todavía no llegaba al final. El personal en el
hospital escaseaba, y, por supuesto, los asesinos eran un trabajo extra.

El único descanso que había tenido en el inframundo había sido la


noche anterior al nutso, cuando ella había conocido a un demonio
increíblemente guapo llamado Lore, y la había invitado a tomar un café.
Al parecer, había ido al hospital porque estaba interesado en la carrera
de medicina, por lo que había venido a averiguar sobre el hospital, cómo
se inició, el personal... cualquier cosa que pudiera compartir.

Después, ella lo había invitado a Vamp, al club gótico, donde le


gustaba pasar el rato, y había estado de acuerdo. Habían pasado la
noche bailando ardientemente, aunque él nunca se quito la chaqueta y
los guantes.

Se preguntaba si estaba marcado por debajo de su ropa, o tal vez


si escondía algún rasgo característico de demonio exclusivo de su
especie perteneciente, como escamas o púas.

Quizá la próxima vez que lo viera, conseguiría desnudarlo.

Ya era hora de que olvidara a Kynan y volviera sobre el ruedo de


citas, y Lore, con su grafico ambiente Peligro y Sexo, puede ser justo el
tipo de cabalgata.

Y esta vez con este chico, llamaría, era la última palabra.

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Las puertas de la entrada de ambulancias se abrieron, sacándola de
sus pensamientos. Espero que el infierno se la tragara, no era otro
paciente.

—Hola, Gem—. Caminó Kynan Morgan en la sala de emergencia


como si fuera de su propiedad, se detuvo a pies de distancia, tan cerca
que podía oler el cuero de su chaqueta y la especia masculina natural
que le hizo voltear su mundo, y tuvo que sostenerse de un carro de
resucitación.

Con el pelo oscuro de punta que le rogaba recorrer sus dedos a


través de ellos, los ojos angulares del color de la mezclilla nueva, y la
piel bronceada tan estirada sobre rasgos perfectos, Kynan era tan guapo
como siempre.

Debajo de sus pantalones vaqueros, Henley negro y chaqueta de


aviador, tenía el cuerpo de un atleta delgado, que podría morir por él.
Lo había visto cuando solía venir al hospital humano donde trabajaba,
todo cambio cuando pensó que no era más que un hombre casado que
tomaba niños de la calle y los ponía en el camino hacia una buena vida.

La verdad, es que él y su esposa habían encabezado una célula


local de Aegis, y aún así no habían cambiado sus sentimientos hacia él.
Claro, ha matado a demonios para ganarse la vida, pero su corazón no
se había preocupado por eso. Especialmente después de que su esposa
murió y dejó la Aegis para trabajar en UG. Realmente creía que tenía
una oportunidad con él.

Tonta.

— ¿Qué haces aquí? ¿Cuándo has vuelto? —Y ¿por qué su corazón


tiene que saltar alrededor emocionado de verlo incluso después de que
le había roto su corazón?

Aún podía recordar el día en que Runa, cuyo hermano también


trabajaba para el R—XR, la había invitado a la casa que compartía con
Shade, le entregó una margarita, y luego dijo —Kynan me dio un
mensaje para ti. Lo siento... pero dice que te diga que no lo esperes.

Dios, Gem había estado devastada. Había esperado de todas


formas, hasta anoche, cuando Lore la había cogido en un día

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especialmente malo. Había estado agotada, preocupada por Wraith.
Para colmo, esa mañana Runa había traído a los bebés al hospital.

Gem estaba encantada por Shade y Runa, pero su felicidad había


sido como un golpe. Kynan se había ido, probablemente para siempre, y
estaba segura de que jamás tendría hijos. Los quería, pero era mitad
demonio, atrapada entre dos mundos, y se negaba a someter cualquier
niño por lo que había pasado.

—Regresé anoche —dijo en su voz grave, consecuencia de una


lesión en el campo de batalla que había sufrido años atrás mientras que
se desempeñaba como médico del ejército en Afganistán.

— ¿Entonces por qué estás aquí? —Trató de mantener sus


esperanzas en jaque mientras que esperaba oír que había vuelto por
ella, pero había sido pisoteada lo suficiente para saber que tenía que ser
realista. No es que fuera una posibilidad realista cuando su aroma
masculino se arremolinaba alrededor de ella, abrazándola como un
amante.

—No puedo decirte eso ahora, pero tenemos que hablar.

—Creo que lo dijiste todo en el mensaje que le diste a Runa—.


Giró sobre sus talones, con la intención de dejarlo abandonado como la
había dejado a ella.

Podría haber sido un buen plan si no le hubiera agarrado del brazo


y tirado hacía él.

— ¿Por qué eres así?

— ¿Por qué? — Pregunto, incrédula—. ¿Por qué? Porque rompiste


mi corazón. Una docena de veces. Y decidí que finalmente estoy
cansada de ser pisoteada.

—Sólo te pido que hablemos, Gem.

Por supuesto, hablar. No podía pedir más que eso, ¿podía? No, no
Kynan Morgan el Gran Hombre. Señor Honorable. Aunque, si se podía
calmar por un segundo y ser honesta consigo misma, podría admitir que
gran parte de su honor, la pureza y la bondad habían sido lavados lejos
por las traiciones que había enfrentado hace casi dos años. Había

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pasado por un período de oscuridad, había tomado sus heridas y las
había dejado pudrir.

Sabía, porque era una Soulshredder y lo había visto. Lo había


ayudado a sanar, aunque tuvo que tener cuidado, porque cuando estaba
enojado, herido o celoso, su malvado deseo explotaba su debilidad y el
dolor se aferraba a la espera de ella como una droga poderosamente
seductora.

Y ahora, su demonio interior quería algo feroz.

—Lo siento, Kynan, —dijo Gem— pero tú no puedes sólo volver de


nuevo a mi vida después de tanto tiempo y esperar a que caiga a tus
pies—. Pasó junto a él y se dirigió a la sala de descanso del personal,
principalmente para mantenerse lejos de él—. Estoy por encima de ti.
Déjame en paz.

La próxima cosa que supo, fue que estaba contra la pared y él la


cubría, su gran cuerpo sujetándola por lo que apenas podía moverse. Él
se movió entre sus piernas mientras su boca cayó sobre la de ella.
Estaba furiosa, así que ¿por qué lo agarro de su chaqueta y lo tiro tan
cerca como pudo?

Besó el infierno fuera de ella, y cuando hubo terminado, los dos


estaban jadeando.

—Eso, —dijo— no se siente como si estuvieras por encima de mí.

—Vete a la mierda—. Suspiró ella.

—Tal vez, —dijo una voz baja y controlada que hizo a ambos girar
la cabeza alrededor de la de Eidolon— ¿se podrían encontrar una
habitación privada antes de empezar a coger?

Gimiendo, Gem dejo caer la cabeza contra la pared. No habría


ningún “Coger”, pero sin duda estaba jodida.

***

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Descubierto.

Kynan se apartó de Gem y se enfrentó a Eidolon. El tipo parecía


como si hubiera sido arrastrado por un nudo hacia atrás, y Kynan se
preguntaba qué diablos estaba pasando. El hospital parecía tener una
grave escasez, y ¿que eran esas grietas en las paredes?

— Hola, E necesito hablar contigo. ¿Tus hermanos están alrededor?


¿Y Tayla? —miró a Gem, que estaba mirándolo—. Tú también.

—Oh, así que el hecho de que necesitaras hablar conmigo no


significa realmente que necesitas hablar conmigo.

—Hablaremos, —juró—. En privado. Pero los negocios primero.

Eidolon hizo un gesto a Kynan y Gem a que lo siguieran a la sala de


descanso. En el interior, Eidolon y Kynan se hundieron en el sofá,
mientras que Gem se planto como exigencia cerca de la cafetera, que
solía ser territorio de Wraith.

— ¿Dónde está todo el mundo? —preguntó Ky.

E estudió el ventilador del techo

— Shade está con Runa. Tay trabajando.

— ¿Y Wraith? ¿Está buscando problemas?

—Ya ha hecho eso, —dijo E tranquilamente y Ky escuchado en


estado de shock como el demonio lo ponía al corriente de la mierda que
había pasado con Wraith y el hospital.

—Maldita sea—. Era la voz de Ky extrañamente cruda. Había


habido un tiempo, justo después de Ky que había sido testigo de la
alimentación de Wraith con Lori, que hubiera querido matar al demonio.
Ky había amado a su mujer, y la traición de Lori había picado hasta los
huesos. Pero Ky había aprendido a querer a Wraith, le gustaban todos
los hermanos, de hecho, y esto tenía que golpear con fuerza.

—Sí. Luego, siempre existe la entretenida incertidumbre de otro


asesino que está detrás mi y Shade. No he visto ninguna prueba de ello
hasta el momento, pero estamos manteniendo la espalda a la pared. —
E había empujado su mano a través de su cabello. — Ahora te has

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enterado del el último episodio del Hospital General del inframundo.
¿Cuál es tu negocio? ¿Por qué estás aquí?

Gem se cruzó de brazos sobre el pecho y golpeó con su pie. Sus


ojos verdes provocadores, pero sus dos coletas negras y rosas
suavizaron su expresión furiosa.

—Tú probablemente estas consciente de que algo está pasando en


el mundo de los demonios.

— ¿No eres un genio? —murmuró Gem.

Eidolon le dio una mirada exasperada y volvió a Ky

—Ha llamado nuestra atención, sí.

— ¿Sabes qué está pasando?

— ¿Por qué?

—El Aegis me envió para averiguar lo que pueda. Además de Tayla,


soy más o menos el único Aegis con contactos en el ámbito de los
demonio, y Tay no les puede decir mucho.

Gem resoplo.

— Así que esperaremos para recurrir a la inteligencia de los


demonios... ¿para que puedan luchar contra los demonios?

Kynan reprimió un suspiro.

— Vamos, Gem. Sea lo que sea… va a ser malo. Preferimos dejar


de luchar contra esto.

—De acuerdo—. Eidolon posó los pies sobre la mesa de café—. Pero
en este momento, no tenemos mucha información. Sobre todo tenemos
rumores. Algunos opinan que la regeneración se está iniciando. Algunos
opinan que no es la regeneración, sino más bien una toma de posesión,
demonios, aglomeraciones del Sheoul. Sin embargo otros piensan que
los humanos están encabezando la tarea de entrar en el Sheoul. Los que
no están entusiasmados por la perspectiva de la guerra van a
esconderse. Estamos perdiendo miembros del personal todos los días—.
Los ojos del demonio ardían, debido a que el hospital era su bebé, y el
hecho de que se estaba cayendo a pedazos y el personal se abandonaba

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a sentarse en sus anchos hombros como un elefante—. ¿Qué piensan los
humanos que está pasando? No obtengo mucho de Tayla, solo rumores.

No lo haría. Sólo el Sigil sería privado de los acontecimientos


verdaderos, y aun así, su información sería incompleta si los demonios
no pudieron obtener todos los hechos.

— ¿El peor escenario? Armagedón. Lo que ustedes llaman la


Reclamación. ¿Mejor de los casos? Algún tipo de ataque. Los líderes
religiosos y los gobiernos del mundo se están volviendo locos detrás de
las escenas, control de daños ovillado, porque nadie quiere la verdad
acerca de los demonios a salir. O que se hable acerca de los escenarios
de masivo caos.

Gem saco un refresco de la nevera—. Tú dijiste que el Aegis te ha


enviado. ¿Por qué no estás con los militares?

—Se cansaron de no hacer nada. Ellos estaban bien conmigo


siempre y cuando volviera a la Aegis.

—No se supone que puedes usar tus contactos en R—XR para


averiguar todo lo que puedas sobre los Centinelas Marcados—dijo ella.

—Pienso que Wraith fue detrás de uno.

E asintió

— Sí, pero estamos seguros de que existe un vínculo entre ella y lo


que está sucediendo en el mundo subterráneo. Reaver está ocultando
algo, pero sabemos que tiene que ver al mismo tiempo con lo que
sentimos la primera noche de disturbios, ella perdió su manto.

Interesante.

—Veré lo que puedo encontrar.

El Beeper de Eidolon sonó. Lo revisó y se puso de pie

— Tengo un trauma entrante. Los Asesinos han estado muy


ocupados—. Se movió hacia la puerta, su andar curiosamente
desprovisto de la presión habitual. Fue arrastrándose—. Me alegro de
verte. Si te aburres, podríamos utilizar una mano por aquí—. Salió,
dejando a Kynan a solas con Gem.

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—Me debo ir, también. — Se separó de la barra.

Kynan había bloqueado la puerta

— No tan rápido.

—Te dije que no.

—Dame una hora, Gem. Eso es todo lo que pido.

— ¿Vas a decirme por qué te fuiste? ¿Todo?

—Todo

Ella le hizo un gesto único.

—Llegaré a mi casa esta noche a las seis—. Lo empujó fuera del


camino.

—No llegues tarde.

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Capítulo Nueve
Traducido por Leva Durby
Corregido por Vapino y Mir

Serena solo se había arrojado su mochila sobre su hombro cuando


alguien golpeó la puerta de su habitación del hotel.

— ¡Serena! ¡Abre!

Josh. No estaba segura de si estaba emocionada o no, abrió, una


sensación de deja vu cayó sobre ella con la vista de él en la puerta.
Como anoche, vestía pantalones vaqueros, pero su camiseta era de
Hard Rock llevaba puesto un paño de cuero muy gastado que se
adaptaba a su accidentada masculinidad y dejo que su aliento llegara un
poco más rápido.

El sueño que había tenido la noche anterior estaba todavía tan vivo,
tan real, que su cara se calentó con su embarazosa mañana siguiente.
Por lo menos, lo que imaginaba como “embarazosa mañana siguiente”
debe sentirse por alguien que se había entregado a una aventura de una
noche con un desconocido.

—Sera mejor que tengas el artefacto, —Dijo, pero la ignoro, la


agarró de la mano y tiro de ella a través de la puerta.

— Nos vamos. Ahora.

—Que es…

—Hay un demonio en el hotel.

—Maldita sea —Suspiro.

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—Malditos, de todos modos, —Murmuró. —Vamos. Tomaremos las
escaleras.

Un ruido sordo en marcha, sonaba distante, como si viniera de


afuera, pero luego las palabras al final de la sala empezaron a
ondularse... hacia ellos.

Josh se dio la vuelta en un movimiento sinuoso y sin esfuerzo. La


alfombra se quebró hacia arriba con tal fuerza que corto una saliente de
veinte metros en la pared. —Mierda. —Josh dio un paso atrás
reconsiderando su postura. —Sí… Corre.

Corrieron hacia las escaleras. Josh rompió la puerta y la empujó


dentro. Tomó de dos escaleras a la vez. El edificio se estremeció, y
perdió el equilibrio, cayendo torpemente en el segundo piso de
descenso-el encanto la protegió de lesionarse, pero no tenía su gracia.
Por encima de ella, Josh abrió la puerta de acero contra algo que estaba
golpeando en ella, dejando abolladuras masivas.

— ¡Vamos!

No podía. Esto era malo. Lo que los perseguía fue detrás de ella, no
Josh, estaba protegida por el encanto. Él era el único en peligro, no ella.

—No me voy sin ti, —gritó. —No discutas o voy de regreso por él.

Su maldición se hizo eco a través del hueco de la escalera. Vaciló, y


luego saltó de la escalera y aterrizó ligeramente delante de ella en la
más increíble hazaña de atletismo que había visto.

Para no ser menos, se lanzó al siguiente descanso y sonrió hacia él.


—Presumida —gruñó, uniéndose a ella.

Brotaron violentamente de la puerta en la parte inferior de las


escaleras y en el vestíbulo. Personas acordonadas en alarma,
perturbados por el tembloroso edificio, pero ella y Josh cortaron
rápidamente a través de ellos, a la entrada principal y a la luz del sol
deslumbrante. En la acera, un hombre estaba abriendo la puerta de un
taxi.

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—Lo siento, amigo —Dijo Josh, deslizándose frente al hombre y
empujándola hacia el asiento trasero. —Médico de emergencia. Mi
esposa aquí va a tener un bebé.

El hombre parpadeo, con la boca abierta, sin duda del porque,


Serena miro alrededor como embarazada estaba como un palo de
paleta, pero se aparto cuando la cabina del taxi salió al tráfico, pasando
casi al lado de un autobús. Aunque su corazón corrió y era más que un
poco alarmados, dio instrucciones para el taxista y trató de ignorar el
sonido atronador de herramientas del exterior y el calor de Josh
mientras se acomodaba a su lado en el asiento.

—Realmente, realmente quiero saber por qué tu eres un imán para


demonios — dijo Josh.

—Quiero saber qué cosa era.

—No tengo idea —Él se giró para mirar por la ventana trasera, la
amenaza rodando fuera de él en olas peligrosas. Estaba listo aún para
luchar, y ella tuvo la sensación de que se lanzaría derecho a través de la
ventana si tenía que hacerlo.

— ¿Cómo supiste que estaba en el hotel?

—Olí cuando entré en la sala.

Lo miró, un poco distraída por la forma en que el reloj de arena del


tatuaje en su cuello parecía ser el drenaje de arena. - Su sentido del
olfato es bastante sorprendente.

—Sobrantes de la formación Aegis. —Cambió de cara al frente,


sentado hacia atrás y extendiendo sus piernas para que sus rodillas
tocaran las suyas. —Parece que está claro. ¿Estabas bien anoche?

Mucho. — ¿Qué quieres decir?

— ¿Las visitas por demonios?

—Oh. No. Todo estaba bien.

— ¿Has dormido bien?

Su corazón se disparó en la garganta, que estaba loco, porque no


podía saber lo que habían hecho en sus sueños.

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— ¿Por qué?

Sus ojos atrevidamente se posaron, sin prisa por su cuerpo y hasta


su espalda.

—Sólo me preguntaba si has soñado conmigo.

— ¿Por qué con todo el mundo tendría que soñar contigo? ¿Sólo
porque me besaste? Ni siquiera fue un gran beso. —Mentira. La había
besado en un compungido frenesí.

— ¿Has tenido mejores besos?

No. —Sí.

— ¿En ese sueño que estás negando que has tenido sobre mí?

Resopló. —Estás muy lleno de ti mismo, ¿no?

Se encogió de hombros. —Hey, cada hombre quiere que una mujer


hermosa sueñe con él.

¿Hermosa? Era mantequilla, y aunque reconoció los halagos por lo


que eran, un esfuerzo para conseguir que haga las cosas que quería
hacer con ella. Seguía caliente y confusa. Sin embargo, Pero dos podían
jugar ese juego.

—Bien, —dijo, con un batir descarado de sus pestañas —Lo


confieso... soñé contigo.

Arqueo una ceja. — ¿Fue bueno? —Se inclinó y le susurró al oído —


Dime.

Se estremeció de deseo por su piel. —Fue una locura —le susurró a


su vez. —Soñé que eras un vampiro. Un vampiro muy sexy.

—Huh. —Sus dientes se aferraron al lóbulo de su oreja, cortada con


ternura. — ¿Tienes una cosa con los vampiros?

Más de una cosa. Había tenido curiosidad incluso antes de que


hubiera aprendido de que los vampiros eran reales, leyendo todo -
ficción y no ficción – que pudo tener en sus manos. Incluso había
pasado meses en varios países europeos, incluyendo Alemania, Hungría
y Rumania, investigando sobre Drácula y los orígenes de Vlad Tepes.

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—Me fascinan —admitió.

Josh se retiro. —Son monstruos. No hay nada de fascinantes sobre


ellos en todo.

Miró a su paso el Pilar de Pompeyo, el monumento más alto en la


antigua Alejandría, pero en la actualidad la estructura de granito
impresionante fallo en impresionarla. —Hablas como Val.

—Val, correcto. —Cambió su mirada a la ventana en las Palmas de


revestimiento de la calle. Más allá de los árboles, construcciones nuevas,
modernas contrastaban con las estructuras mayores, estructuras de
picado de viruela, entre los que llamó Destellos del Mediterráneo. —
Dime que no eres una de esas locas que trabajan en esos puestos y que
se viste como un personaje de Anne Rice y pasan el rato en bares de
vampiros.

Intentó no retorcerse, porque había hecho eso. Sólo una vez, y


había sido en nombre de la investigación. De verdad.

—lo eres, ¿no? — Josh la agarró por los hombros y la volvió para
que se enfrentarse a él. Sus ojos brillantes la perforaban. —Mantente
alejada de esos lugares, Serena. Hay gente allí que no está bien. Son
peligrosos. No quiero que te lastimen. O peor. Por que es peor. —Su
expresión era tan oscura y atormentada como su voz, que le envió un
escalofrío por la espalda.

—Ya lo sé, — dijo. —Y tendré cuidado.

De repente, la besó con fuerza.

—Esa es la mentira más grande que he escuchado, — dijo contra


sus labios.

Suavizó su beso, sus labios terciopelo suave mientras pronunciaba


una disculpa tácita antes de volverse a su asiento. Y sí, debería estar
molesta por su arrogante insistencia de que prestara atención a sus
advertencias, todavía estaba un poco molesta por el hecho de que
básicamente la había chantajeado para unírsele a su búsqueda del
tesoro. Pero Dios, había estado sola durante tanto tiempo, había estado
tan sola que a veces le dolía.

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No importaba qué tan atento era Val, cuántas personas la rodearan,
todavía sentía ese anhelo que no podía desaparecer, no importaba lo
ocupada que se mantenía. Ahora comprendía las sombras en los ojos de
su madre. En ese momento, Serena había sido demasiado joven para
saber lo que había hecho llorar a su madre cuando pensaba que estaba
sola, pero cuanto más cerca Serena estaba de Josh, más claramente lo
entendía.

La única persona que había hecho alguna vez que las sombras se
alejan de su madre fue Val. El corazón de Serena dio un vuelco en
contra de su caja torácica con la súbita sospecha que se formaba en su
mente. Su madre... ¿Había estado enamorada de él?

Val se había casado, vivía a unos pocos kilómetros de distancia.


Serena no se acordaba de ningún contacto inadecuado, pero su mamá
definitivamente se iluminaba cuando el Guardián venía a visita.

—Oye, —dijo Josh, inclinando su rostro hacia el suyo con un dedo


debajo de su barbilla. —Estamos aquí. ¿Dónde estás?

El taxi había aparcado a mitad del camino hacia la acera, y ella


apenas se había dado cuenta. Sumergida en su viaje por las memorias
como en los baches de las calles de Alejandría.

—Creo que fue el espaciamiento.

Josh pagó al taxista y cogió sus mochilas. Pensó que desde que la
había intimidado a lo largo del camino, sin duda la podía llevar. Con un
gruñido, la lanzó por encima del hombro al lado de la suya.

— ¿Qué tienes en esta cosa? Creo que pesa más que tu.

Ella se echó a reír cuando se bajó del vehículo, contenta de que


haber traído un suéter ligero para contrarrestar el fresco de la mañana.
—Los mapas, herramientas, agua, bocadillos.

—Eres una de esas personas siempre preparadas, ¿no? — Lo dijo


sonar como si fuera una cosa mala.

—Tal vez. También me traje mi botella. Nunca salgo de casa sin


ella.

Arqueó una ceja. — ¿whisky?

- 107 -
—Por supuesto.

—Esa es mi chica. — Cavó en el bolsillo de su mochila y sacó un par


de gafas de sol. Entrecerrando los ojos al sol —Supongo que esto
demuestra que no soy un vampiro, ¿eh?

Dios, era perfecto. Incluso el aura de peligro que lo rodeaba,


apelaba a sus bajos instintos más femeninos, porque era un hombre
hecho para proteger lo que era suyo… y lo que daría por ser suya…

Bueno, daría cualquier cosa, pero era virgen.

—Sólo fue un sueño— murmuró.

— ¿Te mordia?

Tragó saliva, los recuerdos la calentaba mucho más que el sol


egipcio. —Sí.

Miró a lo largo de la cima de las palmeras que recubrían el


horizonte, sin mirarla. — ¿Te gustó?

—Si —susurró ella, su mente jugando de nuevo con el momento en


que sus colmillos habían penetrado en ella. Que Dios la ayudara, lo
había amado.

—Entonces voy a tener en cuenta eso. — ser volvió hacia ella y


sonrió, una sonrisa oscura, erótica que la dejó sin aliento. —Porque no
nos engañemos, Serena. Yo muerdo.

***
Serena se apresuro a encabezar a Wraith en la entrada de las
catacumbas, él se quedo un poco atrás, principalmente para mantener
un ojo en cualquier peligro, pero la vista no estaba mal, tampoco. Desde
sus botas sus pantalones de cargo oliva a su camiseta equipada, era la
aventura del pecado en marcha. Había recogido su pelo en una cola de
caballo, y todo lo que podía pensar era en enrollar sus cabellos gruesos
alrededor de su puño, mientras la besaba. Desnudarla. Entrar en ella
como en el sueño.

- 108 -
Después, la tomaría de nuevo, se alimentaria de ella, y la tomaría
una vez más. Dos veces más. Podía pasar días con ella...

Su estómago se apretó. No podía pasar unos días con ella, porque


no tendría días después de perder su hechizo. Había una fecha de
caducidad de su vida, y seria el único en estamparlo allí.

Empujó a un lado el pensamiento, porque pensar en las


consecuencias de sus acciones era una pérdida de energía y tiempo, y
además, ¿por qué debería ser esto diferente de cualquier otra cosa que
había hecho?

No lo era.

Ella lo miró por encima del hombro, sus labios entreabiertos en una
sonrisa seductora.

No lo era.

No pasó mucho tiempo para que Serena organizara el acceso a un


área privada de las catacumbas de Kom El-Shuqafa. El hombre que
había hablado con ella había estado renuente a dejar que Josh formara
parte del recorrido, hasta que Wraith le explicó que era su asistente, a
pesar de que tuvo que admitir que la forma en que ella había
coqueteado con el chico, probablemente había ayudado. Y que había
tenido que apretar la mierda fuera de Wraith, ¿Por qué?, no tenía ni
idea.

Se pego a su lado mientras caminaban por los pasajes cavernosos,


marcados por el arte romano y egipcio. A pesar de que había estado en
todo Egipto y Oriente Medio, nunca había estado dentro de las
catacumbas. Como un demonio, estaba en sintonía con las corrientes
malévolas, mientras más se acercaban a la Sala de Caracalla, mas
fuerte se convirtió la sensación. No había estudiado la historia de las
catacumbas, pero sabía como todo el camino hasta sus huesos que algo
malo había ocurrido aquí.

—Hay varias tumbas en el Salón de Caracalla, — dijo Serena en voz


baja, por lo que el guía no la había escuchado. —Muchas no se han
explorado ni excavado. Hay un área específica que me interesa, cerrada
al público, pero se nos ha dado acceso especial.

- 109 -
Wraith lanzó un silbido. —Val tiene algunas conexiones. — En
opinión a Wraith, el Aegis era demasiado poderoso para su propio bien.
Hizo un gesto a su guía, que estaba descendiendo en un hueco de la
escalera delante de ellos. — ¿Va a estar observándonos todo el tiempo?

—Espero que no.

Wraith tenía formas de tratar con el hombre si decidía pasar el rato,


pero después de la excursión de la noche anterior en la cabeza de
Serena, no tenía prisa para usar su don para entrar en la mente de
nadie más. Nunca antes había tenido problemas con el tiempo de
recuperación, pero gracias a todo el asunto de morir, se sentía como el
infierno y mucho más débil de lo que debería.

El hecho de que no había comido nada sólido desde la noche


anterior no estaba ayudando.

Ayer por la noche después de besar a Serena, se había alimentado


de un comerciante local, y esta mañana había pensado en tomar el
desayuno en el restaurante del hotel, pero mantener bajos los sólidos se
estaba convirtiendo más y más difícil. Parecía que, últimamente, la
sangre y el Whisky eran todo lo que su estomago podía tolerar. Incluso
el café no se le apetecía más.

Ningún café. Bien podría estar muerto ya.

La estrecha escalera se abrió a una habitación cuadrada, en torno


al cual se colmena de una serie de túneles de ladrillo. Serena hizo un
gesto para que la siguiera, y se moviera a la derecha, a través de un
arco que llevó a una tumba que había sido acordonada. El guía se
apartó, mirando con cautela a medida que se deslizó por debajo de la
cuerda.

La cámara era como cualquier otra cámara antigua en el planeta.


Oscura. Polvorienta. Olía como si el aire hubiera sido filtrado a través de
un cadáver seco.

Era el olor de la aventura, Wraith sintió como le corría la adrenalina


por el sistema.

- 110 -
Wraith se dirigió al guía, hablando en árabe.— ¿Por qué esta la
cámara fuera del alcance de la opinión pública? — El hombre se le quedó
mirando. Wraith hizo un gesto con la mano delante de su cara. —Ho-la.

Serena pellizcó la cintura de Wraith, y él gritó. Sus ojos


transmitieron un mensaje privado: No enemistarse con él.
Probablemente era sabio. Pero más aburrido de lo necesario.

Wraith la dejó llevarlo alrededor de la esquina a una cámara aún


más pequeña. Manteniendo un dedo en los labios en un gesto de
silencio, se metió en un hueco oscuro. Wraith bajó su mochila a su lado
y se trasladó a la esquina, donde casualmente se apoyó contra ella para
mantener un ojo en el guía. Detrás de él, oyó a Serena arrimarse a
través de su mochila. Un momento después, los sonidos familiares de la
excavación comenzaron.

Unos minutos más tarde, el guía bostezó y miró su reloj. Le dio a


Wraith una mirada de desconfianza absoluta antes de desaparecer por
las escaleras.

—Nada—murmuró Serena. —No hay nada aquí.

— ¿Necesitas ayuda?

—No se pude lastimar.

La encontró de rodillas frente a una abertura del tamaño del puño


en la pared de piedra caliza. En el suelo había una pila de piedras
escarbadas y un pequeño ladrillo marcado por escritos y grabados
desgastados por el tiempo en un idioma que no conocía.

— ¿Se supone que haya algo dentro del agujero?

—Eso pensé.

Wraith se agachó junto a ella y trató de no distraerse por el aroma


femenino del sol en su piel caliente. — ¿Qué quiere decir la escritura?

—Es una oración, o algo así. — Se dejó caer, metió una pierna por
debajo de ella, y miró fijamente al ladrillo. Un par de mechones de
cabello habían caído hacia delante a través de sus mejillas bronceadas,
y Wraith extendió la mano a para acomodar su cepillo de vuelta, una

- 111 -
excusa para tocarla. Ella lo recompensó con una sonrisa pecadora antes
de volverse hacia el ladrillo.

—Mira, en el año doscientos quince, el emperador Caracalla se


enfureció con los ciudadanos de Alejandría, y supuestamente sacrifico a
veinte mil de ellos. Muchos de los muertos fueron traídos aquí. La
escritura es el deseo de que ninguna de las almas cristianas encontrara
su camino a través de las masas de alma paganas que los rodean.

La masacre explicaba el sentimiento de maldad que se arrastraba


sobre la piel de Wraith, como un millón de hormigas que le picaban. —
Entonces, ¿Por qué el tipo raro enloqueció?

Pasó un dedo sobre el texto, casi con cariño. Se la imagino


haciendo lo mismo con su Dermoire, trazando los símbolos, acariciando
las líneas con sus manos, su lengua… ahogó un gemido.

—Hay muchas teorías, pero Val cree que los alejandrinos lo


insultaron con una obra satírica sobre algunas de sus acciones,
incluyendo el asesinato de su propio hermano.

El fratricidio lo golpeó un poco cerca de casa, y Wraith rápidamente


saco el tema de nuevo de su búsqueda. Realmente deseaba que dejara
de pasar sus dedos por la piedra.

—Trágico, pero ¿Qué tiene que ver todo esto con el artefacto que
andas buscando?

Le lanzo una mirada de reojo, como no estuviera segura de querer


hablar, pero después de un momento se encogió de hombros. —De
acuerdo con algunos antiguos textos gnósticos, hay personas que
caminan en la tierra que están encantados por los ángeles.

—Estamos hablando de los Centinelas Marcados.

—No pensé que la Aegis fuera abierta al respecto.

—No lo son, —dijo suavemente— pero yo estaba en el programa


para el Sigil, por lo que tenía conocimiento de alguna información
clasificada. —En realidad, no tenía idea si eso era verdad para Josh,
pero sonaba bien.

- 112 -
—Bueno, entonces sabes que no pueden ser asesinados, pero
pueden tomar sus propias vidas. Supuestamente, uno de estos seres
humanos encantados se sacrificó a sí mismo para ser enterrado junto a
los cristianos sacrificados. Pensó que podría ayudar a guiar sus almas al
cielo.

— ¿Por qué pensaría eso?

—Se dice que estaba en posesión de una moneda con inculcados


poderes especiales.

— ¿Y piensas que esta moneda estaba escondida detrás de la


piedra?

—Me lo esperaba. —Frunció el ceño. —Si está aquí, la voy a


encontrar. Siempre encuentro lo que estoy buscando. —arqueó una
ceja hacia él. —Un poco como cuando siempre consigues lo que quieres.

—Recuerda eso. — Con un guiño, se puso de pie, le ofreció una


mano y la ayudó a levantarse. —Por lo tanto, vamos a pensar en esto.
Cualquier persona que estuviera encantada por un ángel y estuviera en
posesión de un artefacto mágico no haría algo tan precipitado como
empujar el objeto detrás de una piedra. Lo habría puesto en algún lugar
especial, tal vez donde lo pueda encontrar la persona correcta.
¿Revisaste dentro del agujero?

—Sí, pero yo estaba buscando un objeto... —Inclinándose, apretó la


mano en la grieta de nuevo. Agradable. Sus pantalones moldearon su
culo como envasado, y su suministro de sangre entera se precipito a su
ingle. Ninguna marca de ropa interior. No. Una.

—He encontrado algo... una rotura ligera. —deslizó su lengua entre


los labios mientras se concentraba, y Wraith casualmente puso su
palma en su dolorosa erección ajustándola en su pantalones.

— ¿Qué estás haciendo? — Su voz se volvió ronca, pero ella no


parecía darse cuenta.

—Estoy tratando de que se gire... tal vez debería empujar…


maldita. Nada. Ahora podría ser un buen momento para tu artefacto.

- 113 -
Wraith escarbo en su mochila y sacó una estatua de hueso que
había adquirido de Josh.

Ella tomó el disco Oval, una joya Romana, un colgante que pendía
de una correa de cuero. Con cuidado, inserto el colgante en el agujero.
Oyó un clic, seguido de otro, más fuerte. No pasó nada. Decepción puso
sombras en los huecos de las mejillas de Serena, y maldita sea, Wraith
quería hacer algo para hacerla sentirse mejor.

No tuvo tiempo para analizar la singularidad de ese sentimiento


especial, porque un estruendo sacudió el suelo, seguido de una lluvia de
piedras y un puf de polvo. ¿Un demonio? No, el olor de la maldad no se
ha consolidado, pero una grieta apareció en la pared del fondo.

Una puerta.

—Eureka, — suspiró — ¡Creo que podríamos haberlo encontrado! —


Se lanzó a la fisura, pero Wraith la agarró antes de que ella pudiera
abrir la losa de piedra.

—Espera. Déjame hacerlo. Podría ser una trampa.

—En realidad, — dijo—es más seguro para mí.

— ¿Por qué eso? ¿Eres una de esas personas encantadas?

Sus ojos brillaron, pero se recupero rápidamente, con una sonrisa


deslumbrante. —No seas tonto. Es sólo que soy más pequeña que tú.
Menor objetivo.

—Mi humor. — Claro, estaba encantada y todo invencible, pero este


era el tipo de cosas por las que él vivía. Excepto... que se estaba
muriendo, así que realmente, no tenía nada que perder de todos modos.

—Josh...

Empujó la piedra a un lado antes de que ella pudiera decir algo,


haciendo la mueca de un suspiro de aire viciado que se escapó como si
la Sala de Caracalla hubiera estado sosteniendo la respiración. La visión
nocturna natural de Wraith le permitió ver perfectamente, pero Serena
encendió una linterna. El paso estaba tallado rigurosamente, polvoriento
y lleno de telarañas, inclinada ligeramente hacia abajo en un piso de
tierra apisonada.

- 114 -
Las paredes se convertían en astillas y ranuras, desnudas de obras
de arte, la evidencia de que la zona había sido cerrada poco después de
la construcción.

Terminó en una redonda, caverna sin terminar no más grande que


una de las salas de exámenes de UG. Estaban vacías, salvo por una
columna cruda en el centro y una vasija de barro en una esquina.
Serena pasó junto a Wraith y se dejó caer de rodillas en frente de la olla
marrón claro. Con cuidado, ella metió la mano y sacó una bolsa de cuero
del tamaño del puño.

Su inhalación brusca acompañada de un destello de oro como


señal de una moneda en la bolsa. Su emoción era un choque de energía
que bailaba a través de su piel. Wraith sabía exactamente lo que estaba
sintiendo. Él sólo se sentía vivo cuando estaba cogiendo, luchando, o
cazando, y las reliquias de la caza podrían ser tan grandes como una
ráfaga de alimentos de caza.

— ¿Es eso?, — preguntó, hundiéndose a su lado.

—Sí. Oh, sí. —volvió la moneda una y otra vez, por último corriendo
el pulgar sobre la parte posterior, en el de las palabras que fueron
grabadas. Ella lo volvió a frotar. Su Dermoire, se retorcía como si
quisiera la misma atención — Dejemos lo abierto, cerrado. Que lo que
está cerrado, permanece.

—Hombre, odio esta cripta de mierda.

Sus ojos brillaban de emoción cuando la regresaba la moneda a su


bolsa. —Me encanta. Resolver el misterio, la constatación del significado
oculto... no hay nada que me guste más.

—Oh, puedo pensar en algo que me gustaría más, —dijo, dejando


que su mirada quedarse en sus labios. — Algo que puede conseguir que
te ensucies. Sudes… —Dioses, estaba caliente. ¿Quién habría pensado
que la búsqueda de un tesoro podría ser un afrodisiaco?

—No tienes remedio.

Extendió la mano y trazó su labio inferior con el pulgar. —He oído


eso una o dos veces.

- 115 -
Serena puso la bolsa que contenía la moneda en su mochila. —
Estoy segura de que lo has hecho. —dijo secamente.

—Saqueador de Tumbas. — La voz masculina en pleno apogeo


musical, hizo eco a través de la tumba con una resonancia del mal,
Wraith lo sintió en su alma.

Se levantó de un salto y se volvió un solo movimiento. De pie en la


entrada de la zona oculta estaba Byzamoth. Con una túnica negra con
capucha ocultaba su cuerpo y su pelo, pero su atractiva y no natural
cara se asomara desde la capucha. El pelo del cuello Wraith se situó en
punta una reacción que no tuvo la primera vez que había visto al otro
macho.

Este no era la escoria del mal promedio. La muerte lo pensaría dos


veces antes de pararse en el camino de este demonio.

Serena se levantó y con calma se sacudió el polvo de sus


pantalones. —Es cierto que soy más una cazadora de tesoros que una
arqueóloga, — dijo ella, al parecer indiferente al hombre que se había
filtrado tercamente con ellos, podría ser una amenaza — por lo que
tengo un poco de esa actitud mercenaria que tienen los buscadores.
¿Pero Saqueando? Eso es un poco fuerte.

Byzamoth se movió como una mancha de luz que incluso Wraith


con su visión de vampiro escasamente pudo seguir. En un abrir y
cerrar, había torcido el brazo de Serena en su espalda y ella besaba la
pared.

Con un rugido que sacudió el polvo del techo, Wraith se estrelló


contra el demonio, enviándolo derecho a la columna. Un sonido como un
disparo resonó cuando la columna de de piedra se agrieto, residuos de
piedras salpicaron a la distancia de la grieta al cuerpo que Byzamoth
había hecho.

Wraith encaro al macho. — ¡Lárgate! ¡Ahora!

Byzamoth se inclinó cerca, tan cerca que Wraith podía oler su


aliento fétido cuando le susurró: Se lo que estás haciendo, Seminus.

Wraith sacudió su cabeza hacia delante, rompiendo su cráneo en la


boca de Byzamoth. —Esto se debe a que estás haciendo la misma cosa.

- 116 -
El hijo de puta sonrió con los labios ensangrentados, pero mantuvo
su voz baja. —Ella no se va a entregar a ti, por lo que te puedes ir a
casa o a cualquier agujero en que vivas.

Wraith enseñó los colmillos. —Si te vuelvo a ver, te voy a


desangrar.

—Cuando me vuelvas a ver, me llamaras Dios. Por ahora, me


puedes llamas Byzamoth. — Hizo una reverencia a Serena y salió fuera
de la puerta. Wraith lo persiguió, pero Byzamoth había desaparecido en
el aire. Wraith quedó fuera de la cámara por un momento, a la espera
que el calor de batalla disminuyera, forzó a sus colmillos a retraerse y
a sus ojos a volver al azul del rojo furioso que él sabía que se habían
vuelto.

Cuando regresó a la cámara, Serena lo esperaba, su mochila al


hombro, su cara pálida.

Ella se estremeció, y sinceramente, también Wraith. Su encanto


había fallado, o no se activaba a menos que ella estuviera en un
peligro mortal, y ¿Byzamoth no tenía intención de matarla?

El olor de la sangre estaba en el aire, débil y humano. Serena había


sido herida. Se acercó a ella, le tomó la muñeca, y le bajo la manga.
Cuatro medias lunas profundas marcó su antebrazo, gotas de sangre. —
Rugió el hambre a través de él y sus colmillos comenzaron a latir y su
boca se hizo agua. Mierda.

Con el pulso acelerado, la soltó y se obligó a dar un paso atrás. —


Estas herida — Terreno seguro.

Dioses, la quería de una manera que nunca había querido a


ninguna hembra, humano o demonio. Quería lamer de su brazo, de su
garganta, hundir sus colmillos en ella y llenarla como había hecho en
sueños. Podría bombear en ella como su sangre bombeaba en él…

—Voy a vivir, — dijo ella, su voz más fuerte de lo que había de


esperado, se había dado cuenta de lo que acababa de suceder. — ¿Qué
te dijo?

Se tomó un momento para recuperar su mierda junta antes de


contestar. —Que su nombre es Byzamoth. Y quería el tesoro. —Lo que

- 117 -
era cierto, a excepción de que Serena era el tesoro. Y por alguna razón
le molestó que el demonio hijo de puta la tratara como nada más que un
premio.

¿Qué era exactamente lo que Wraith estaba tratando, y desde


cuando follar hizo ganar al gen culpable? Sin piedad, convocó a una
emoción en él que era mucho más cómoda.

Enojo extremo.

— ¿Entonces a eso vino después de tanto tiempo? — frunció el


ceño. — ¿Cómo sabía de esto? ¿Y cómo lo convenciste de que se
marchara?

—No sé cómo lo sabía, pero yo le dije que lo mataría si se acercaba


de nuevo.

Su mano fue a su collar, y él cogió una bocanada de sangre otra


vez. Lo estaba matando. —Él no es humano, entonces.

— ¿Importaría si lo fuera? — su voz era amarga y áspera a sus


propios oídos. Ella no se merecía su ira, pero estaba enojado con
Byzamoth, con Roag, el asesino quien lo había envenenado, consigo
mismo, con el jodido mundo entero, y estaba cansado de jugar al señor
agradable.

— ¿Te importa a ti?

—No. Es una amenaza. Punto.

—Has vivido una vida muy dura, ¿No? — Sus palabras fueron
pronunciadas en voz baja, pero se hizo eco alrededor de la pequeña
cámara y dentro de su cráneo.

— ¿Qué? ¿Tú has sido encantada? —Las palabras salieron volando


de su boca antes de que se diera cuenta de la ironía de lo que había
dicho.

Ella sonrió, él sabía como lucia. Era una sonrisa que Tayla y Runa
le dieron a E y a Shade cuando querían hacer reír a sus hermanos.
Puede ser que bien podrían dar le una palmadita agradable en la
cabeza, también. —He tenido. He tenido Siempre suerte.

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—La suerte se acaba, Serena.

— ¿Así que eres pesimista?

—Soy realista.

Se acercó a él y le dio un puñetazo en el bíceps. —Quédate


conmigo, nene. Y aprenderás a ser optimista.

Gran posibilidad de eso, pero esta fue la apertura que necesitaba.


—Oh, me quedo contigo.

Ella le entrego el colgante Roman que había tomado del verdadero


Josh. —Yo no lo necesito más.

—Sí —dijo— lo haces. Tienes demonios tras de ti y tengo


muchísima experiencia luchando contra ellos.

Se preguntó cómo iba a discutir la manera de salir de esto, pero


para su sorpresa, ella se limitó a decir— Yo voy a Asuán. Si piensas que
puedes seguirme el ritmo, te invito acompañarme.

Le empujó en el pecho con un dedo y se pavoneó, dejándolo allí de


pie mirándola como un imbécil. Cuando llego a la salida, ella le lanzo
una sonrisa arrogante por encima del hombro.

— ¿Vienes?

No tan pronto como quisiera

La idea llegó de forma natural, con facilidad, pero por primera vez,
fue seguida inmediatamente por la vergüenza. Por los dioses, ella era
mejor que eso, allí de pie en el resplandor tenue de la linterna, la
suciedad manchada en la mejilla y la nariz. Tenía una pureza en ella,
una energía buena, sana, que parecía repeler la oscuridad y captar la
luz. Pensó que, por ser un demonio, debería ser rechazado, pero lo
llamó, y aún ahora se sentía acercarse a ella.

Tenía que resistir, porque conseguir ponerse emocional con ella


significaba lamentar lo que tenía que hacer para salvar su vida.

Casi se rió en voz alta de eso. Nunca se había negado a sí mismo,


nunca se había resistido a sus deseos o lamentado cualquier cosa.

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Ahora, de repente, estaba tratando de ejercer algún control, algo que
incluso sus hermanos no habían llegado hacer.

Pero este pequeño ser humano de gran espíritu, lo tenía por las
pelotas, y una pequeña parte de él le gustaba.

Las campanas del infierno, como diría Shade. Las campanas del
infierno de mierda.

- 120 -
Capítulo Diez
Traducido por Estivali10
Corregido por Ginabm y Kitty

No te necesito más.

Eso es lo que Serena le había dicho a Josh después de que el


demonio los atacó en las catacumbas, pero no era cierto. Algo estaba
mal con su encanto, porque ese demonio no debió haber sido capaz de
hacerle daño.

No es que la haya lastimado mucho, pero cuando le había llevado


su brazo a la espalda, las uñas habían arañado su piel... dibujándolas
con su sangre. Fue una lesión menor, pero nunca debía haber pasado, y
odiaba admitirlo, estaba un poco asustada.

Josh se había manejado como un profesional, y como el ex-


Guardián que se suponía que era. Hasta que descubriera que estaba mal
con su encanto, podría usarlo como su protector.

Comieron un bocadillo rápido en una tienda de delicatesen cerca del


hotel, luego recogieron el resto de sus pertenencias con prisas para
coger el tren a las 17:20 hacia Asuán.

Habían comprado un gran compartimiento privado para dormir y


acordaron reunirse en el vagón del restaurante para la cena. Tenía unos
minutos, así que se cambió la ropa polvorienta, tomó dos tragos de su
botella para armarse de valor, y uso el resto de su tiempo para llamar a
Val mientras que todavía hubiera señal.

—Hey —dijo cuando atendió.

- 121 -
— ¿Serena? Es David.

—Oh—. Se esforzó para escuchar la voz de David sobre el crujido


de estática y el ruido del tren en las vías en su móvil.

— ¿Esta Val allí?

─Sí, espera. ¿Encontraste la moneda?

—Está en mi mochila.

—Bien. Mantenla contigo —dijo, como si fuera una idiota que lo


dejaría fuera de su vista.

—Aquí está papá.

Oyó el traslado del teléfono.

—David ha dicho que tienes el artefacto —dijo Val en lugar de


saludo—. ¿Algún problema?

─Tal vez. Anoche un hombre se acercó a mí en las calles de


Alejandría. Dijo que lo habías enviado.

— ¿Qué? se suponía que Josh iba a encontrarte, pero no envié...

─Lo sé, Val. Cálmate. Me deshice de él.

— ¿Por qué no me lo dijiste anoche?

—Pensé que se había ido para siempre—. Suspiró. Val iba a poner
el grito en el cielo.

—Pero hoy se presentó en las catacumbas... y resulta que es un


demonio.

Val inhaló bruscamente—. ¿Estás bien?

—Tú me conoces—. Vaciló, considerando cuánto debería decir. Si


supiera que Byzamoth le había hecho daño, enviaría a la célula del Aegis
para protegerla—. Pero mi secreto ha salido.

— ¿Qué estás diciendo, Serena? —La voz de Val era baja,


controlada, y por primera vez, oyó al guerrero Aegis que fue.

- 122 -
—Mi capa se ha visto comprometida—, admitió—. No te dije porque
no quería preocuparte. Ya esta reparada, pero estará fuera de
funcionamiento por un tiempo.

Ahora ella también tenía la esperanza de que lo estaba mal con su


encanto también fuera arreglado.

—Tienes que volver a casa. Olvídate de los artefactos de Asuán.

—Estoy ya en el tren.

—Te bajaras en El Cairo y cogerás el primer vuelo de vuelta.

Miró por la ventana el paisaje áspero y bello, una mezcla de arena


dorada, árboles gráciles, y sacudió la cabeza.

—Estoy perfectamente bien. Además Josh está conmigo.

— ¿Josh? ¿Por qué?

—Val, vamos. Fue un tutor. ¿Quién mejor para viajar conmigo? —


Podía prácticamente escuchar el desahogo de Val en su cabeza. Hora de
irme. —Wow, la estática es terrible. Tengo que colgar. Te llamaré
cuando llegue a la lápida.

—Espera…

Cortó la conexión telefónica al pulsar el botón de finalizar con el


pulgar. Sólo para estar segura, apagó el teléfono y se dirigió hacia el
coche comedor.

Los nervios, de la conversación tensa con Val y de ver a Josh, le


volvió el estómago en un caldero batido. Pero cuando vio a Josh
sonriéndole desde la mesa, se pregunto por qué estaba tan ansiosa.

Algo en esa sonrisa devastadora hacia que todo el interior se le


pusiera blando. No le gustaban los tatuajes, pero el diseño del remolino
en su cara era idóneo, con sus giros angulares, los espirales, los bordes
oscuros y afilados. Un extremo puntiagudo besaba la esquina misma de
su boca, y se imaginó a sí misma poniendo sus labios en ese tatuaje y
recorrerlo con besos hasta terminar en el tatuaje de sus manos.

Se puso de pie torpemente, como si ello fuera una idea de último


momento —y esperó a que se sentara antes de tomar su propia silla de

- 123 -
nuevo. Ya estaba a mitad de un vaso de whisky, y él le ordenó uno
también. Muy pensativo.

Ella lo derribó.

—Llamé a Val.

— ¿Le dijiste que tienes demonios detrás de ti y de su artefacto? —


Tomó un trago de su bebida, y pudo ver como los músculos de su
garganta trabajaban con el licor, Serena se dio cuenta por primera vez
que su cuello era condenadamente sexy. Tal vez podría tener uno de
esos sueños como la noche anterior, sólo que esta vez, ella podría ser el
vampiro.

—Sí, le dije—. Le lanzó una mirada irónica—. Así que el material de


chantaje está arruinado.

Su sonrisa hizo saltar su pulso.

—No lo necesito. Ahora quieres compartir un rato conmigo o estar


por tu cuenta.

— ¿Eres consciente de lo engreído que eres?

— ¿Es realmente necesario responder a eso? —acariciaba con sus


largos dedos el vidrio de arriba a abajo, y de pronto quería que hiciera
lo mismo con ella. Después de un momento, empujó el whisky hacia
ella.

—Creo que necesitas esto más que yo. ¿Qué te dijo Val?

—Quiere que vuelva a casa.

— ¿Vas a ir?

—Claro que no. Val es un paranoico.

—Tal vez es inteligente.

Puso los ojos en blanco—. No tú, también.

Se recostó en su silla, tirando su cuerpo pecaminosamente


tonificado como si no le importara nada en el mundo, pero la forma en
que tenía su mirada alerta mirando todo su entorno decía otra cosa.

- 124 -
Tenía la impresión de que si entrara un mosquito en el vagón
restaurante no podría escapar de su atención.

— ¿Así que... cuál es su historia? ¿Por qué actúa más como un


padre que como un jefe?

Miraba cómo el licor se movía en el vaso de cristal por el


movimiento del tren.

—Era un amigo de mi mamá. Después de su muerte, se mantuvo


en contacto conmigo, alentó mi amor por la arqueología. Él es un
arqueólogo, —explicó—. Fui a la Universidad de Yale, donde él
enseñaba, pero resultó no ser lo mío. Estaba harta de la escuela, a
punto de salirme y entonces él me contrató para su fundación privada
arqueológica. Me ofreció un lugar para permanecer en su mansión, y
habría sido estúpido rechazarlo.

Los ojos de Josh se redujeron de dos ranuras.

— ¿Cuál es el truco?

— ¿Truco?

Podría haber jurado que escuchó un gruñido bajo del lado de la


mesa antes de que hablara.

—Ningún hombre le ofrece a una joven con un cuerpo ajustado


como el tuyo un lugar para quedarse sin querer algo a cambio.

¿Cuerpo ajustado? se echó a reír—. Confía en mí, no tiene ningún


interés en mí. No de esa manera. Tú mismo lo dijiste: Él es como un
padre.

— ¿Por qué? —repitió.

Se encogió de hombros—. Creo que es en parte porque tenemos


mucho en común. —Es decir, era la única persona que trabaja para él,
que sabía la verdad sobre él y David y sus conexiones con el Aegis, y
era una de las pocas personas que conocían la verdad sobre ella. —Y en
parte, debido a que se sintió obligado a cuidarme.

— ¿Y qué dice tu verdadero padre al respecto?

- 125 -
—Nunca lo conocí. Era un gato que corría para follarse a cada mujer
que veía, y mi madre tuvo la mala suerte de dejarse engañarse por él

— ¿Problemas paternales?

—No

Su tono excesivamente relajado le decía que estaba mintiendo,


pero aún no le había dado el empuje a Serena.

—Bueno, aquí no hay problema, tampoco. Mi madre no podía


concebir de forma natural, por lo que papá fue un donante de esperma-
literalmente.

Empujó el vaso de whisky hacia él, porque era obvio que ahora él lo
necesitaba más que ella.

—Extraño a mi mamá, sin embargo. ¿Y tú? ¿No Tienes familia?

—Dos hermanos mayores. Y tres sobrinos bebés.

—Tres, Wow. Apuesto a que son adorables.

Se tomó el licor—. No lo sé.

— ¿Viven lejos?

—No realmente.

—Así que... ¿quieres hijos propios? —Cuando miró a su vaso vacío y


no respondió, ella murmuró: —Lo siento. Eso es muy personal.

—Está bien—. El tren había reducido la velocidad a paso de


tortuga, y miró por la ventana a un pastor con un rebaño de cabras.

—No soy capaz de criar a un niño.

—Por supuesto que sí. Los niños no vienen con instrucciones, todo
el mundo aprende a medida que crecen.

—Confía en mí, no tengo nada que hacer en la vida del niño.

Su comentario anterior volvió a ella—. ¿Tiene esto algo que ver con
tu padre?

—No tengo ninguno.

- 126 -
— ¿Y tu madre?

Su risa amarga sonó—. Ella no era precisamente un brillante


ejemplo de la paternidad.

Serena le tomó las manos entre las suyas—. Muchas de las madres
no son como que deberían ser.

Sacó su mano como si de repente no pudiera soportar ser tocado.

— ¿No muchas madres mantienen a sus hijos en jaulas y los


torturan?

Serena dejó de respirar—. Dime que lo de la jaula es metafórico.

—Fue una jaula en el sótano—. Su voz se redujo a un gruñido,


tenso—. Y si puedes concebir la tortura, ella lo hizo. La diversión da para
todo.

Serena no tenía ni idea de qué decir. No quería imaginar o creer


que ese tipo de cosas realmente sucedieran. Su vida había sido
bendecida... con excepción de la muerte de su madre.

—Eso es... horrible—, finalmente logró decir.

—Joder—. Josh se paso una mano por la cara—. Dejemos toda esa
basura, ¿vale?

Pero ya no había vuelta atrás. ¿Cómo es que una madre podría


hacerle eso a un niño, y cómo ese niño podría salir de una experiencia
como esa y seguir integro?

— ¿Qué hay de tus hermanos?

— ¿Por qué?

Parpadeó—. ¿Por qué?

— ¿Por qué quieres saber de ellos? O acerca de mí.

—Porque me gustas.

La sorpresa y otra emoción que ella no podía descifrar se dibujaron


en su rostro antes de que él cerrara sus ojos, como si no pudiera decidir
si quería que le gustase o no.

- 127 -
—Diferentes madres —dijo, con voz tan ronca que apenas se
entendía. —Nosotros somos de diferentes madres.

— ¿Y dónde diablos estaba tu padre?

Una joven pareja caminaba por delante de la mesa, y esperó hasta


que ellos tomaran asiento en el lado extremo del coche antes de decir,
en voz muy baja—. Él se la llevo. Pero su cla... ah, familia, lo
persiguieron y lo mataron unos meses después de mi nacimiento.

Ella nunca se había quedado sin palabras antes. Nunca.

—Mira, —dijo—. Usualmente yo no... —Se llevó las manos al


vientre—. Yo... oh, demonios.

— ¿Josh? ¿Qué te ocurre?

—... Debe ser algo que comí—. Se tambaleó sobre sus pies, y ella
vino hacia él.

—Necesito ir a mi habitación.

—Deja que te ayude.

—No—, se quejó—. Puedo hacerlo yo.

—Apenas puedes sostenerte. Ahora cállate y déjame ayudarte.

La esquina de su boca se levanto en una pequeña sonrisa antes de


que suspirara de dolor y casi se cayó. —Cállate, mamá.

—Debo ser la primera para ti.

—Gracioso —jadeó.

El balanceo del tren no ayudo a su equilibrio cuando ella lo llevaba


al camarote.

Casi se torcía bajo su peso un par de veces, y musitaba: —Lo


siento—. Él intento mantenerse en pie, pero fue enviado a toda
velocidad contra una pared.

—No estás en buenas condiciones, Josh. Quizá haya un médico a


bordo.

- 128 -
—No—. Su voz era casi un grito, y cuando ella se estremeció de
sorpresa, bajó su voz—. No. Esto... ha sucedido antes.

Quería discutir, pero él parecía firme, y además, ellos habían


llegado a su habitación.

Su mano temblaba tanto que no podía mantener sus dedos en la


manija de la puerta.

Cuando maldijo en voz baja y se rindió, descanso su cabeza contra


la puerta, su corazón casi se rompe. Era suficientemente poderoso como
para romperla, pero abrirla normalmente estaba más allá de su
capacidad.

Sin decir palabra, ella abrió la puerta y le ayudó a entrar al


pequeño compartimento. Los asientos habían sido hechos en una cama
ya, y él se derrumbó con un ruido sordo. Un estremecimiento sacudió su
cuerpo, seguido de temblores violentos—. F…frío.

Ella toco la frente, que estaba en llamas. ¿Cómo había pasado de


ser meramente caliente a infierno en cuestión de segundos? Algo
andaba muy mal. Rápidamente, tomó una manta de la cama de arriba y
lo cubrió.

—Estaré de vuelta. Voy a mi habitación por otra manta.

Él no parecía oírla, pero el sonido de sus dientes castañeando la


siguió hasta el final por el pasillo.

Wraith esperó hasta que Serena cerrara la puerta detrás de ella


para rodar sin elegancia fuera de la cama y arrastrar su maleta cerca de
él. Su estómago bajo y subió y sus músculos se habían tensado tan
fuerte que apenas podía moverse. El maldito veneno le estaba pateando
el culo.

Se tardaba una eternidad para abrir su bolsa y encontrar el kit


médico. Él derramó la mitad de sus píldoras, pero no le dio importancia.
Por último, ingirió las tres capsulas que necesitaba —un analgésico, un
antibiótico y un anticonvulsivos. El analgésico no quitaba realmente el
dolor de los vampiros, los analgésicos orales eran necesarios que se
filtraran en la sangre humana y luego ingerirlo para que funcionaran,
pero por lo menos reduciría su fiebre.

- 129 -
Había un modo de tratar el Dolor—en el Hospital una enfermera
humana se había ofrecido para tomar una alta dosis de Vicodín, y una
vez que esto surtió efecto, Shade había tomado tanta sangre como la
enfermera podría soportar perder. Luego él sello la sangre en pequeños
paquetes para que Wraith bebiera según lo necesitara.

En este momento lo necesitaba —Hola chico, lo necesitaba, pero el


esfuerzo que suponía abrir la bolsa aislante que contenía la sangre
medicinal y la media docena de unidades de sangre de alimento estaba
más allá de sus habilidades. En cambio, él empujó su maleta lejos y se
preguntó cómo iba subirse de nuevo sobre el colchón.

La puerta se abrió, y él gimió cuando sintió unos brazos calientes a


su alrededor. Sintió que lo levantaban, pero Serena no pudo llevarlo a la
cama por sí misma, entonces él reunió sus últimas fuerzas para
arrastrar su lamentable culo congelado. Fue humillante la forma en que
no podía dejar de temblar, incluso después de que ella lo cubrió con tres
mantas.

La agonía sacudía sus entrañas, y dolores punzantes apuñalaban


su cerebro.

El veneno estaba comiendo parte de él, matando su interior, al


igual que E, dijo que lo haría. Oyó hablar a Serena, pero su audición se
había disminuido, por lo que no podía entender. Su tono fue suficiente
para calmarlo, sin embargo, él simplemente escuchaba el zumbido
suave de su voz.

— ¿Wraith? —Su nombre flotando delante de él. ¿Wraith? No, era


una ilusión. Ella lo llamó Josh. Pero qué no daría él por escuchar su
nombre de sus labios.

Dioses, si no tuviera tanto dolor se hubiera reído. Claramente, él


deliraba.

Por eso fue que cuando sintió hundirse su cama y el cuerpo caliente
de ella extendiéndose a su lado, cerró los ojos y disfrutó de la
sensación.

Ella era fuego en contra de su hielo, un horno delicado que facilitó


que su temblor se fuera casi inmediatamente.

- 130 -
Ella lo acarició desde su hombro hasta la mano y retrocedía,
ayudándole a calmar el frío y el dolor. No sabía cuánto tiempo ella le
acarició así, pero tres horas más tarde él se despertó con ella todavía
acurrucada en su contra, sus ronquidos suaves y delicados
reconfortaban cualquier cosa.

Ella se quedó con él. Apenas lo conocía, y sin embargo cuidó de él,
lo abrazó, y ahora estaba durmiendo junto a él como si ella le
perteneciera.

Estuvo a punto comenzó a temblar de nuevo. Esta vez, sin


embargo, no podía culpar al veneno. A excepción de sus hermanos,
nadie se había preocupado nunca por él de esa manera. Y aún así la
mayoría del tiempo él sospechaba que ellos se preocupaban más por
obligación que por cariño.

Con cuidado, para no despertarla, se dio la vuelta en la cama


estrecha para afrontarla. La oscuridad no obstaculizó su capacidad de
admirar la forma en que su pelo se desplegaba sobre la almohada, como
una cortina sedosa de oro. Ella estaba tan tranquila en su sueño, su
respiración suave y constante, arrugando la nariz de vez en cuando
como si estuviera oliendo algo delicioso en un sueño.

Podía entrar en sus sueños y descubrir lo que estaba pensando,


como la noche anterior, pero hacerlo ahora le parecía mal. Una invasión
de proporciones imperdonable.

¿Qué demonios? A él nunca se le dio una mierda —mal— antes. La


moral humana no se aplicaba en él. Sin embargo, de pronto, sentía
escrúpulos para hacer aquello para lo que había nacido, meterse dentro
de una cabeza y seducir a las mujeres al infierno que crecía fuera de
ellas.

Idiota.

Él debería estar dentro de ella ahora mismo. Ponerla tan caliente


que aún cuando se despertará, cubierta todavía en un estado de sueño
parcial, estaría dispuesta a entregarse a él. Él era, después de todo, un
depredador, y era hora de tomar su presa.

Cerró los ojos y se concentró, perforando a través de la barrera


mental entre el consciente y el subconsciente.

- 131 -
La encontró en una habitación, y él tuvo la impresión de que ella,
estaba en la casa de invitados de Val. Puede que no haya nada entre
Serena y el viejo, pero él todavía quería extraerle las extremidades y
golpearlo con ellas.

Serena estaba caliente, y no había manera que Val no se hubiera


dado cuenta de eso.

— ¿Josh?

Wraith comenzó. Él no se había insertado en su sueño aún, sin


embargo, ¿ella preguntaba por él? Ella estaba de rodillas en la cama,
desnuda salvo por un par de zapatos de tacón alto que decían jódeme-
bebe.

Una puerta cerca del pie de la cama se abrió, y... salió. No su


verdadero yo, sino un Wraith que en el sueño ella había evocado.

Joder, estaba soñando con él. Por su cuenta.

Wraith miraba con la boca abierta, como él estaba desnudo, sus


colmillos descubiertos acechando por la habitación, el cuerpo duro y
preparado para el sexo. Y esa chica juguetona, lo había dotado muy
bien.

Que, por supuesto, había acertado.

Serena se reunió con él en el extremo de la cama, los muslos


extendidos, la cabeza echada hacia atrás, y aún en el sueño Wraith no
pudo esperar más. Él hundió sus dientes en su garganta mientras se
hundía en su cuerpo.

El sexo era crudo y áspero, y cuando todo terminó, Serena lo


agarró.

Y él la abrazó.

Wraith sintió un tirón en su estomago. Esto era lo que ella quería.


Ella soñaba con él por su cuenta.

Lo que él nunca podría darle.

Oh, él podía darle los orgasmos de su vida, pero después ¿los


abrazos cálidos sentimentales?

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No, todo que él tenía para ella era el abrazo frío de la muerte. La
culpa se pinchaba sobre él como una aguja, y la vergüenza como una
banda apretada alrededor de su pecho. Salió del sueño y volvió a entrar
en el compartimiento del tren.

Joder. Tal vez la toxina le estaba afectando más que sólo a su


cuerpo.

Tal vez esto le jodía su mente también. Y no es que solo se lo


figuraba. Era la venganza perfecta de Roag, él no se detuvo a matarlo
lentamente. ¡Oh, no! ¡Él tenía que darle una conciencia también!

Serena se removió, dio un pequeño bostezo. Ella era tan pequeña


contra él, pero era fuerte.

Podía sentirlo en la firmeza de sus músculos tensos, las líneas duras


de su cuerpo, toda su fuerza de voluntad. Y, sin embargo, había una
vulnerabilidad en ella que despertó el lado protector que él no sabía que
poseía.

Él pasó su mano por la suave mejilla, remontando la mandíbula


con el pulgar, tocando suavemente su cuello largo y elegante. Su pulso
latía bajo sus dedos, y en sus venas corría la lujuria. Sus colmillos
comenzaron a estirarse, pero él no podía morderla, obligándose a
calmarse. Ella podría tener un fetiche con un vampiro, pero dudaba que
ella fuera a reaccionar así en la realidad.

Sin embargo, él no podía resistir poner sus labios en la garganta.


Ella suspiro, y se arqueo hacia él, frotando sus pechos contra su pecho.

Dioses, ella se sentía bien contra él. Esto estaba tan mal. Tan bien.

Ella arrastró las manos por su espalda acariciando los músculos que
comenzaba a nublar su pensamiento. La intimidad del acto inocente fue
impactante, las mujeres lo tocaban para tener sexo, no por el simple
placer de la comodidad. La sensación le atravesó, dejándolo sorprendido
y caliente... y realmente lo molesto maldita sea.

Basta ya de basura sentimental. Ellos necesitaban tener algo bajo y


sucio. Sobre todo después de la sesión de confesiones verdaderas en el
vagón restaurante, cuando él había hablado sobre su trauma infantil,
como un idiota.

- 133 -
Dejó caer la mano en su culo y tiró con fuerza hacia su erección.
Luego extendió sus muslos curvando sus dedos en la base de sus
nalgas.

Ella se puso rígida, pero no se opuso cuando él meció su pierna


hacia arriba y comenzó un movimiento lento y circular. —Oh, Dios—,
suspiró ella—. Esto es... tú sabes que no puedo…

—Shh—. Capturó su boca con la suya y la besó con avidez,


teniendo como siempre cuidado de que su lengua no tocara las puntas
afiladas de sus colmillos.

—Permíteme hacer que te sientas bien.

Ella se arqueó debajo de él—. Bueno... sí.

Dejó que sus dedos vagaran hacia abajo, rozando la hendidura de


su cuerpo a través de la delgada tela de la falda—. Te juro que seré un
perfecto caballero. Te juro, que nada más te tocaran mis manos y mi
boca.

Él se echó hacia atrás para fijarla con otra promesa que salió en un
bajo, gruñido áspero.

—También juro que no habrá nada caballeroso con lo que hago con
mis manos y la boca.

—Ella inhalo bruscamente cuando sintió una explosión de lujuria


que hizo que su cabeza nadara.

—Bueno —dijo ella con un acento profundo y seductor—, espero


que no—. Y luego lo beso.

Serena sintió la sorpresa de Josh en la tensión de su cuerpo, pero


cuando ella pasó su lengua sobre su labio inferior, se relajó y la atrajo
aún más hacia él.

Él hizo un ruido erótico de aprobación cuando ella tiró de la falda


para poder colocar su pierna por encima de él, poniendo su centro en
contacto con el bulto grande detrás de la marcha de sus pantalones
vaqueros. Sus sentidos ardieron, y ella tembló con placer.

- 134 -
Había experimentado con hombres antes, probando su fuerza de
voluntad, yendo cada vez un poco más lejos. Pero ella quería mucho
más de lo que podía tener, y las pesadas caricias solo la frustraban.

Esto podría terminar en un orgasmo para ambos, pero en última


instancia, ella sabía que no era suficiente. Nunca podría ser suficiente
con un hombre como Josh. Con él, ella sabía que lo quería todo.

Se sentía tan bien como las manos de Josh acariciaban hábilmente


entre sus piernas, que estaba casi jadeando, se trataba de un juego
peligroso. Uno que no podía jugar.

—No —gruñó ella—. — ¡No!— Ella lo empujó fuerte en el pecho y


gateo lejos muy cerca del borde del colchón cayendo pesadamente al
suelo. El pánico la aplastaba hacia abajo y ella no podía ponerse en pie,
por lo que se arrastró en un intento loco por llegar a la puerta, la falda
se le enredo en las piernas.

—Serena—. La mano de Josh se cerró en su tobillo, y ella gritó de


sorpresa, de pánico y miedo. No de él, sino de lo que podría hacer con
él.

— ¡Déjame en paz! —Ella pateó, dándole en la barbilla con su talón.


Sus dedos rozaron la puerta —el cuerpo pesado de Josh cayó encima de
ella, sujetándola contra el suelo. Se obligó a respirar por la comprensión
de que su encanto no la protegía de ser atrapada... y no era porque su
encanto había fracasado. Ella quería ser atrapada.

Ella estaba en un gran problema.

—Serena —repitió, su voz en un ronroneo sensual que retumbó a


través de las partes más débiles de ella. Las partes que le dolían por su
toque.

—No tienes que tener miedo de mí.

Ella tragó saliva, y se relajó en sus brazos mientras él hizo que


ambos rodaran para quedar de lado, su pecho a su espalda, colocando
sus brazos dulcemente alrededor de ella.

—No es de ti de quien tengo miedo si no de mí.

- 135 -
Sus labios rozaron su mejilla, su aliento caliente dejó un agradable
cosquilleo en la piel cuando habló.

—Entonces, ¿qué? —Él deslizó una mano a su vientre enlazando sus


dedos con los de ella—. Dime.

La humedad pico en sus ojos. —Tengo miedo de lo que quiero.

—Y ¿qué quieres? —Cuando ella no dijo nada, porque su garganta


se había cerrado, él apretó su mano.

— ¿Qué quieres, Serena? Enséñamelo.

El deseo se arremolinó, chocó contra la precaución y la consumió.


La lucha contra la fuerza de la sensualidad de Josh y su propia hambre
era una causa perdida, y por ahora, sólo por esta vez cedió a la batalla.

Lentamente, ella arrastró su mano hacia abajo. Cuando ella alcanzó


la coyuntura entre sus piernas, se arqueó involuntariamente, en su
palma.

—Buena chica —susurró, y la besó en la mejilla mientras él


enrollaba su falda y se arrastraba hacia sus piernas. Su otro brazo
quedó atrapado debajo de sus costillas, pero su mano estaba lo
suficientemente libre como para deslizarla por debajo de la blusa de
gasa.

Las yemas de sus dedos cosquillearon su piel cuando apartó su


sostén. Ahueco con la mano su pecho haciendo círculos en su pezón con
el pulgar, soltó el aliento que no se había dado cuenta que tenía
retenido.

—Oh, sí —dijo cuando él acarició con su otro pulgar sobre la tela de


seda que cubría su pezón.

—Quiero hacer esto con mi lengua. Voy a hacer eso con mi lengua.
Más tarde.

No habría un después. Esto tenía que ser un contrato antiguo.

La sensación de su aliento caliente en la piel fresca de su cuello la


sacó de sus deprimentes pensamientos y la trajo de vuelta donde su

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cuerpo se estremeció y sus pulmones empujaban y tiraban el aire que
se había vuelto espeso con el deseo formando chispas entre ellos.

Sus dedos se encontraban en el borde del encaje de su ropa


interior, y detrás de ella su erección empujaba en su trasero, una
masiva presencia brutal. Incluso cuando metió la mano bajo la tela de
sus bragas, él estrujaba aquel órgano masculino contra ella.

¿El se correría así? Tal vez debería tomarlo con la mano y darle un
poco de alivio. ... Ella trató de darse la vuelta, pero él la sostenía con
sus fuertes brazos.

—Para —murmuró, acercándose con sus codos para inclinarse sobre


ella y besarla en los labios.

—Sólo relájate y déjame darte placer.

Ella hecho su cabeza hacia atrás, y abrió sus labios, Josh tomó
ventaja y hundió su lengua en la boca de ella, al mismo tiempo que
empezó a penetrarla con el dedo.

Ella gimió, meciéndose contra la palma de su mano, creando una


presión deliciosa contra su clítoris. Le acarició, dentro y fuera, entre sus
piernas y en la boca. La fricción creaba un estallido de placer caliente
hacia el núcleo de sus pechos.

Su cuerpo se derritió, la sangre en sus venas llegaron al punto de


ebullición, y Josh continuaba saqueando su boca y su sexo, agregó otro
dedo, estirándola y llenándola.

Su explosión creció inminente. Ella se sentía al borde del orgasmo,


dichosa, como en un sorprendente lugar donde sólo existían ella y Josh.

Él ceso los deliciosos empujes y arrastró los dedos a través de su


hendidura, aliviándola solamente en la entrada. Ella gimió en señal de
protesta, y sintió la sonrisa de él en los labios.

—Me encantan los sonidos que haces —dijo, acelerando los


movimientos largos y firmes que sólo rozaban el lugar que ella
necesitaba con su toque experto—. Pero tú estás tan callada. Haz algún
ruido para mí. Di mi nombre cuando te corras—. Él rozo sus dedos sobre
su protuberancia tan a la ligera que casi la destrozó, pero el contacto

- 137 -
fue fugaz, y ella gritó de frustración cuando le negó la liberación que
tanto necesitaba.

—Dilo. Dilo ahora.

—Sí... ¡oh, sí! ... Josh ... Josh—, ella pensó que le oyó pronunciar
una maldición, pero luego ella se quedo sorda y ciega cuando un
orgasmo alucinante la llevó al piso con tal fuerza que él tuvo que tirar
una pierna por encima de ella y tirar con fuerza contra él mientras abajo
seguía con el rasgueo suave de los dedos sobre su base.

Cuando terminó, se disolvió temblorosa, pero detrás de ella, Josh


permanecía tenso, su eje palpitaba contra ella. Revolviéndose para
enfrentarlo, vio que él tenía los ojos cerrados como sintiendo dolor. Ella
lo tocó, pero con un bufido, él le agarró muñeca.

—No—. Su mandíbula era una línea recta, severa, y su mejilla latía


mientras apretaba los dientes—. Yo no puedo... no puedo liberarme de
esa manera.

—Ah, quieres decir, ¿con una mano?

—Sí—. Tragó saliva—. Es un extraño complejo sexual—. Soltó un


suspiro largo y desigual.

—Hice esto para ti. No para mí.

Cerrando los ojos, Serena apoyó la frente contra su pecho—. ¿Por


qué?

—Porque lo necesitabas.

—Yo podría haberme dado un orgasmo si lo necesitara, esto está


mal.

—No uno así —dijo, con más que un poco de satisfacción, y ella tiró
el brazo desde debajo de él solamente para darle un puñetazo en el
hombro.

—En serio.

—Yo iba en serio—. Cuando ella lo golpeó de nuevo, exhaló un


suspiro.

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—Es necesaria la conexión entre dos personas—. Él resopló una
carcajada—. Mi hermano Shade dice que si se presta atención, y
escuchas de verdad, sabrás lo que necesita una mujer. Yo siempre
presto atención.

— ¿Shade?

—Es un apodo.

Ella acarició su cuello, recogiendo su olor almizclado masculino—.


¿Al igual que Wraith?

—Algo parecido.

Ella apoyo una palma contra su esternón y empujó un poco hacia


atrás—. ¿Cómo te sientes?

Su mano enroscada en las suyas, y él se la llevó para besar sus


nudillos.

—Mejor, gracias a ti.

—Tú dijiste antes que habías estado enfermo. ¿Qué era eso? ¿Tú
estás enfermo?

—Nada de qué preocuparse—. Él se apartó, y la temperatura en la


habitación parecía que bajaba.

—Estoy preocupada.

— ¿Por qué? —Josh se sentó de espalda contra la cama, los pies


planos sobre el suelo y con los antebrazos apoyados en sus rodillas
separadas. Su mirada era cautelosa, fija y pesada—. ¿Por qué
preocuparse de un completo extraño?

— ¿Somos unos completos extraños ahora?

Él la miró fijamente—. Sabes lo que quiero decir.

—No, realmente no—. Ella movió su cadera y se alisó la falda, para


tener algo que hacer con las manos como si estuviera preocupada por
las arrugas.

—Nosotros no nos conocemos hace mucho, pero hemos hecho


cosas muy intensas. Más de lo que la mayoría de la gente atraviesa

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juntos en la vida. Me gustas, Josh. Mucho más de lo que probablemente
debería.

Maldijo, Estaba confundido como el infierno con ella.

— ¿Qué hay de malo que me gustes? ¿Prefieres que te odie?

—No. Yo no necesito gustarte—. Él maldijo otra vez—. Quiero decir,


mierda. Simplemente, una mierda—. Él lanzó su cabeza hacia atrás y
miró al techo—. Sólo deja de preocuparte por mí, ¿de acuerdo?

— ¿Por qué no debería preocuparme por ti?

—Porque es estúpido—, espetó—. No necesito tu preocupación. Me


basta tener la mierda de mis hermanos.

— ¿Estúpido? ¿Mierda? ¿Estoy dándote mierda por cuidar de ti? —Él


no respondió, y la ira rugió a través de ella—. Tuviste una infancia
horrible, pero hay gente que se preocupa por ti ahora, y deberías estar
agradecido.

—Tú no sabes nada acerca de mi vida, y tú no quieres saber.

— ¿Cómo te atreves? —Ella se puso de pie—. ¿Cómo te atreves a


rechazar lo que siento, como si no fuera nada?

Él soltó un profundo suspiro, como si todo esto fuera solamente una


molestia para él—. Yo no pido que sientas algo por mí.

—Bueno, perdón por ser humana—. Ella jaló la puerta al abrir—.


Solamente me iré, ya que soy una estúpida y mi preocupación es una
molestia para ti.

Josh maldijo.

—Serena, espera…

Pero ella no oyó el resto, en parte porque ella había cerrado de


golpe la puerta, y en parte porque el pulso le latía con tanta fuerza en
sus oídos que bloqueaba todo lo demás.

Todo menos el dolor.

- 140 -
Capítulo Once
Traducido por Lety MacKeltar
Corregido por Mir

El golpe a la puerta del apartamento de Gem llegó justo a tiempo.


La mesa estaba lista, el lomo de cerdo al romero y patatas al horno
estaban casi listas, y de postre, un volteado de piña casero, colocado en
el mostrador, luciendo glaseado y perfecto. Kynan no sabría que lo
había golpeado.

Los nervios pusieron sus manos sudorosas mientras se dirigía hacia


la puerta. Se puso sus ropas más conservadoras, pero sexys una falda
acampanada, que llegaba por encima de la rodilla con un tenue diseño
de calaveras y huesos en la parte de arriba de la hendidura trasera, un
top de puro encaje color crema, y botas altas de tacón macizo.

Ella iba a hacerlo tragarse su rechazo.

Su resolución casi voló por la ventana cuando lo vio. Él se veía


ardiente, como de costumbre, vestido con jeans gastados, un suéter
azul y la chaqueta de cuero. Su cabello puntiagudo estaba húmedo y
olía como a jabón para exteriores.

Dios, ella deseaba saltar sobre él, derribarlo al piso, y montarlo dos
veces antes de la cena. Resistiendo la urgencia de abanicarse, le
condujo adentro.

―Wow―, dijo él, mientras atravesaba la entrada. ―Te ves bien―.


Olfateo el aire. ―Algo huele bien.

―Lomo de cerdo―. Ella le guió a la cocina. ― ¿Algo para beber?


¿Cerveza? ¿Vino?

- 141 -
―Ya no bebo.

Ella se detuvo mientras se dirigía al refrigerador. ―Oh. Ok―. Ella


tampoco bebía. No mucho en cualquier caso, y dedujo lo que él pensaba
mientras observaba los tatuajes que rodeaban sus muñecas, tobillos, y
cuello. Los diseños creados mágicamente prevenían que su mitad de
demonio alzando su malvada cabeza cuando estaba enojada o molesta,
pero el alcohol reducía su habilidad para controlar al demonio y negaba
el poder de los tatuajes.

Ella se volteó lentamente, tomó un respiro apreciativo mientas


Kynan apoyaba la cadera en el mostrador y cruzaba sus pies por el
tobillo. Ella dejó sus ojos caer por un segundo, a sus delgadas caderas y
largas piernas musculosas, y entonces, con una sacudida de cabeza para
hacerse regresar el enfoque, ella dijo fríamente, ―Así que, ¿vas a
decirme porque te fuiste con el ejército aquel día?

―Nada de plática ligera ¿eh?

―No tiene punto alguno.

Él soltó un largo suspiro y miro al techo.

― ¿Recuerdas que te dije que necesitaba reencontrarme?

Ella asintió. ―Antes que tus amigos del ejército irrumpieran, dijiste
que ibas a regresar al Aegis.

―Ese era el plan, pero el ejército me quería de regreso. Me dijeron


que pensaban que era parte de alguna profecía.

―Tayla mencionó algo al respecto―, bufó ella. ― ¿Sabes lo


crípticas que son las profecías? ¿Y cuan a menudo no se vuelven
realidad?

―Sí, lo sé. Pero necesitaba averiguar por qué pensaban que estaba
involucrado, y si el asunto del ángel caído era verdad.

― ¿Asunto del ángel caído?

Su mirada se topó con la de ella. ―Aparentemente tengo un ángel


caído colgado en mi árbol genealógico. De hace mucho tiempo atrás.
Probablemente tiempos bíblicos.

- 142 -
Bueno, eso era casi genial. ― ¿Así que el ejército piensa que esto
es importante?

―Es por eso que me querían de vuelta. Realmente no me dieron


opción.

―Oh, vamos―. Se mofó ella. ―Tú habrías ido de cualquier forma.


Tú y tu complejo de héroe―. Era algo insidioso decirlo, pero él
simplemente metió sus manos en los bolsillos de sus jeans y asintió.

―Merezco eso.

―Vaya que te lo mereces―. Gran forma de mantener su


temperamento bajo control. ― ¿Cómo pudiste hacerme eso? Quiero
decir, entiendo porque te fuiste, pero ¿cómo pudiste decir que me
querías y luego darte la vuelta y enviarme un mensaje de despedida a
través de Runa? ¿No podías hacerlo tu mismo? ¿Qué clase de movida
cobarde fue esa?

―El tipo de movida que te envía directo a algún otro sujeto―, dijo
bruscamente.

― ¿Y tú querías eso… por qué?

Repentinamente él estaba frente a ella, sus manos sujetas a la


cocina tras de ella, acorralándola entre su cuerpo, sus brazos, y el
mostrador.

―Estaba en una posición realmente mala. Te extrañé muchísimo, y


supuse que si tú lo superabas, yo podría concentrarme en lo que
necesitaba hacer. Pero debí pensarlo mejor, porque no pude pensar en
nada más que en ti―. Él enfatizó sus palabras con un lento movimiento
de su pelvis contra el abdomen de ella. ―La idea de que otro hombre
podría haber estado haciéndote el amor me mataba.

―Bien―. Ella ladeó su cabeza para mirarlo. ―Me lastimaste.

Él dirigió su boca a la de ella. ―Lo lamento―, dijo él contra sus


labios y una ola de calor crepitó hasta el centro de su ser. ―Lo lamento
mucho.

La besó tentativamente, pero ella no respondió. Al menos no hasta


que él lamió su labio inferior mientras empujaba sus caderas contra las

- 143 -
de ella, haciéndola jadear y abrirse a él. Instantáneamente, él penetró
su boca, el húmedo y ardiente movimiento de su lengua contra la de ella
forzándola a participar.

Un lento ardor calentó la sangre en sus venas, aflojándola de modo


que cuando él arrastró su boca por su mandíbula y su cuello, ella lanzó
su cabeza hacia atrás y se derritió completamente.

― ¿Más?― murmuró él contra su piel.

Todo lo que pudo ella decir fue un suave, ―Mmm-Mmm

Ella recobró el aliento mientras él la levantaba y la giraba para


plantar su trasero en la mesa entre los platos y las velas.

Violentamente, él levantó su falda llevándola alrededor de su


cintura y luego desabotonó sus jeans. Él no se liberó, en su lugar enfocó
su atención en arrancar sus pantaletas. Se rompieron cuando se
atoraron con una de sus botas, pero a ella no le importó. Él provocaba
eso en ella, la hacía olvidarse de todo excepto de cómo se sentía cuando
él estaba tocándola.

Necesitando un contacto más cercano, ella sujetó sus hombros,


pero él atrapó sus muñecas en una de sus grandes manos y estiró sus
brazos sobre su cabeza. Enganchó el otro brazo tras su cintura y dobló
su espalda, arrastró su lengua desde su garganta hasta donde su blusa
se abría entre sus pechos mientras la bajaba hacia la mesa.

Él la miro, la más pura ansia y la danzante luz de las velas hicieron


destellar sus ojos. ―Voy a hacértelo aquí mismo en la mesa, Gem.
¿Puedes manejarlo?

―Sí―, gimió ella, y apretó sus muslos alrededor de sus caderas


para que su centro encajase apretadamente contra su pene, el cual
había sido liberado de su prisión de denim. Ella podía manejar cualquier
cosa que él le lanzara. Ella tendría sexo con él en cualquier momento,
en cualquier lugar, en cualquier forma que él quisiera hacerlo.

Luego, se castigaría a si misma por ser un patético tapete, pero


ahora mismo sólo quería deleitarse en como él la hacía sentir. Y ahora
mismo, él estaba sintiendo sus brazos, deslizando sus dedos en su
sensible interior hasta alcanzar su costado. Hormigueos temblaron sobre

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su piel, y sólo se intensificaron cuando él desabotonó su blusa para
exponer sus senos sin sostén a su vista y sus manos.

Ella mordió sus labios para evitar gritar cuando él frotó lentos
círculos alrededor de sus pezones y bajó luego su cabeza para golpetear
las duras puntas con su lengua.

―Eso te gusta―. Gruñó él. ―Dilo. Dime lo que quieres.

―Muérdelos―, suspiró ella. ―Y lléname. Te necesito en mi interior.

Su cuerpo se sacudió estremecido, como si estuviese aliviado de


haber recibido la aprobación para proceder. Una puñalada de dolor la
atravesó mientras sus dientes se cerraban sobre un pezón, no
fuertemente, si no ejerciendo la presión suficiente para realzar el placer
de su vara ensanchándola mientras se deslizaba a casa.

Ella apretó sus muslos alrededor de su cintura y se arqueó,


recibiéndole completo, tan profundo como podía llegar. Por un momento
él permaneció quieto, usando sus dientes, lengua, y manos para crear
las más exquisitas sensaciones en sus senos. Pero pronto, sin embargo
no lo suficiente, se alzó derecho, sujetó sus caderas, y la jaló
firmemente hacia él. Sus piernas oscilaron sobre el lado de la mesa, su
trasero apenas en la orilla.

La vulnerabilidad de esta posición era impresionante, su falda


amontonada alrededor de su cintura, sus pechos expuestos, sus brazos
aun estirados sobre su cabeza porque no se atrevía a moverlos. No
mientras él la observara con una expresión dominante en su rostro, las
órdenes eran emitidas únicamente con su mirada.

Calor de las velas lamía su piel, pequeños golpes de calor. Ella


añoraba sentir la lengua de Kynan lamiéndola así, arremolinándose
alrededor del piercing de su ombligo, rastreando el tatuaje de rosa en su
pierna, golpeando entre sus piernas.

Pero no pensaba que pudiese jamás pedir eso, puede que ella
poseyese gran confianza en lo que respecta a su trabajo, pero su
inexperiencia sexual la hacía demasiado tímida en la cama.

Cerrando sus ojos, ella enrolló sus caderas, sonriendo al repentino


siseo de aire entre los dientes de él. ― ¿Quieres llegar ya?― su pulgar

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extendió sus pliegues y encontró ese dulce punto que la hacía gritar.
―Ya no puedes esperar, ¿eh?― sus caderas bombearon, una, dos veces,
llevándola al límite.

―Dios, sí―, gimió ella. ―Quiero hacerte llegar una y otra vez.
Todos los días―. Su voz era acre, ahumada, y ella se preguntó cómo se
sentiría si hablase contra su centro palpitante.

―Oh, sí… Kynan… ahora.

Como si una presa se hubiese roto, él empezó a golpetear contra


ella, al mismo tiempo la deslizó adelante y hacia atrás en el
resplandeciente centro de mesa. La fricción quemaba su espalda, cera
de vela salpicó sus senos y abdomen, y la lujuria ardió entre sus
piernas.

Su paso se volvió furioso, y el húmedo sonido de sus cuerpos


colisionando se volvió el detonante para la más primitiva respuesta para
cualquier humano o demonio. La liberación explotó a través de ella,
sacudiéndola tan fuerte que una de las velas se inclinó, salpicando cera
caliente sobre sus costillas mientras el ardiente semen de Kynan
salpicaba en su interior.

Se dio cuenta entonces de él no había usado condón.

Gracias a Dios ella estaba tomando la píldora. No estaba


preocupada por alguna enfermedad. Estaba muchísimo más preocupada
por un embarazo accidental. Cualquier bebé nacido de ella y un humano
sería tres cuartos humano, un cuarto demonio y demasiado una
abominación.

Aunque podía apenas respirar, se las arregló para levantarse lo


bastante para apoyarse en sus codos. Ella y Kynan aún estaban
entrelazados juntos. Él estaba parado entre sus piernas, su pecho
oscilando por la fuerza de su respiración. Su suéter se había levantado,
revelando por debajo una pistolera. Él estaba armado, listo para una
pelea.

―Mierda―, respiró él. ―Condón.

―Estoy tomando la píldora.

- 146 -
―Lo siento, no pude esperar. La idea de ese… tipo… tocándote…

― ¿Qué tipo?

―Anoche. Te vi con un sujeto en el estacionamiento del hospital.

La amargura se acumuló, arruinando su brillo post coital. ― ¿Lore?


¿Así que de eso se trataba todo esto? ¿Estabas celoso?

En la tenue luz emitida por las velas, vio su expresión tornarse


salvaje. ― ¿Qué estabas pensando? El tipo es un demonio.

―Y ese no es asunto tuyo―. Empujó su pecho lo bastante fuerte


para hacerlo retroceder, y ella casi gritó ante la pérdida, el vacío.
―Perdiste el derecho a estar celoso cuando me abandonaste.

―Así no es como fue―. Su voz era dura y su mandíbula estaba


tensa mientras se metía de regreso en sus pantalones tan rápido que
ella nunca habría imaginado que acababan de tener un sexo increíble.

Excepto que ella estaba expuesta aún, medio desnuda.


Torpemente, bajo su falda de forma brusca y cerró su blusa para cubrir
sus senos. ― ¿No? Así es como fue para mí. ¿Y esto?― Ella gesticuló
entre ellos. ―Esto no fue hacer el amor. Esta fue una follada por celos.
Hace un año, eso me habría bastado, pero ya no más. Así que lárgate.

―Gem…

― ¡Lárgate!

La contemplo con ojos entrecerrados, su frustración obvia en las


tirantes líneas de su cuerpo. Por un segundo ella pensó que él discutiría,
pero entonces se dirigió hacia la puerta la abrió bruscamente. Ella no
había pensado que él podría lastimarle más que cuando le dio la
despedida a través de Runa, pero mientras cerraba la puerta tras de sí,
ella se dio cuenta que estaba equivocada.

Muy equivocada.

***

- 147 -
Eso pudo haber salido mejor, pensó Kynan, mientras caminaba por
el pasillo del edificio de apartamentos de Gem.

Frotó su mano sobre su rostro y trató de decirse a si mismo que no


era el mayor bastardo del mundo.

Mentiroso.

Él había venido para hablar, ser seductor y romántico… y en su


lugar había tratado a Gem como si fuese un juguete sexual. La deseaba,
había estado celoso y egoístamente, actuó en forma impulsiva.

Se volteó y miró hacia su puerta, tentado a volver y explicarse.


Disculparse. Excepto que ella estaba muy molesta, y dudaba que
pudiese llegar muy lejos.

Era un imbécil.

Imbécil no lo describe, imbécil.

Maldiciendo, se volteó y se dirigió al elevador. Estaba quedándose


con Eidolon y Tayla, porque aunque habría preferido un cuarto de hotel,
Tay había insistido. Además, quedarse con ellos les daba una
oportunidad de ponerse al tanto y comparar notas de los recientes
acontecimientos en la Tierra y Sheoul.

Se preguntaba si Gem sabía que estaba quedándose en casa de su


hermana.

Él y su complejo de héroe.

OK, esa era una justa evaluación. Pero su complejo no se trataba


de galardones o la alegre sensación que venía de rescatar gatitos
atrapados en árboles o lanzarse en paracaídas en zonas de guerra para
salvar a soldados caídos. A él no le importaba si alguien sabía del bien
que había hecho. Él solo necesitaba hacerlo. Para hacer una diferencia.

Seguro, él podría hacer una diferencia en las calles como


paramédico o policía. Podría re enlistarse y hacer una diferencia curando
tropas heridas. Pero muy en lo profundo, siempre quiso hacer cosas en
una escala más grande. Lo cual significaba salvar no a unos pocos
hombres, si no a la humanidad como raza.

- 148 -
Esa era una jodida gran broma, porque no podía ni salvarse a sí
mismo, mucho menos a la humanidad.

Llegó al elevador, presionó el botón para bajar, y un momento


después las puertas se abrieron. El bastardo con que Gem había estado
la noche anterior salió.

Una ira territorial se desató más rápido que una tormenta


primaveral, Kynan se movió para bloquear al sujeto. ― ¿Lore, cierto?

El hombre estrechó sus ojos oscuros. ― ¿Tú quién eres?

Soy el hombre que va a cercenarte la cabeza del cuerpo, demonio.

Kynan extendió su mano hacia la daga metida en el bolsillo de su


chaqueta, pero soltó el mango mientras la voz de Gem viajaba por su
cabeza. Perdiste el derecho a estar celoso cuando me abandonaste. Esto
no fue hacer el amor. Esta fue una follada por celos.

¿Y no probaría lo que dijo el matar a su amante?

Aunque cada instinto le gritaba que matara al demonio frente a él.


Retiró su mano del arma. ― ¿Quién soy?― preguntó tranquilamente.
―Soy tu competencia.

***
Luces giratorias rojas en las paredes de la sala de urgencias
anunciaban la llegada de la única ambulancia que funcionaba en el
Underworld General. A la otra se le estropeó el motor esa mañana.
Perfecto. Encima de la congoja del hospital, Eidolon había estado
enfermo con algún tipo de virus demoníaco, y parecía que Shade lo
había pescado también.

Gesticulando ante sus músculos adoloridos, Eidolon se puso una


bata de papel y acabó de colocarse los guantes mientras Shade y Luc
rodaban una camilla con doscientas libras de una demonio Suresh
embarazada hacia el primer cuarto de trauma. La hembra gemía y

- 149 -
giraba su cabeza, sus rastas negras golpeteando contra el equipo que
amenazaba con caer.

―Ningún progreso de parto desde que la recogimos―, dijo Shade.


―Puedo hacer contraer el vientre, pero parece haber algún tipo de
bloqueo.

―Page Shakvhan―. Normalmente Eidolon no requeriría que una


doctora manejase un nacimiento, pero las hembras sureshi eran
notorias por odiar a los machos, y respondían mucho mejor al mismo
sexo. Como se las arreglaban para quedar embarazadas era un misterio.

―Limpiare la plataforma―, dijo Luc, y salió del cuarto. El huargo


era un gran paramédico en el campo, pero una vez que traía un
paciente, no quería tener nada más que ver con ellos.

La Suresh levantó su cabeza y gritó, y sangre salió de entre sus


piernas musculosas. Shade sujetó su mano, su dermoire resplandecía
mientras canalizaba poder en ella. ―Ya viene.

―Duele―, gimió ella a través de sus dientes apretados.

―Creo que no esperaremos a Shakyan―. Eidolon tendría que


arriesgarse con la hembra y esperar que ella no le arrancase el brazo de
un mordisco.

Rápidamente, colocó un campo estéril. Shade le asistió con toallas


mientras la hembra empujaba, sus contracciones venían una sobre la
otra.

―Aquí vamos―, Eidolon respiró, mientras la cabeza del infante


empezaba a asomarse. Era grande. Más grande de lo que debería ser… y
más blando. ―Shade, contrae el útero.

Shade movió su mano hacia el vientre hinchado de la Suresh y


cerró sus ojos. La hembra gritó y dio a luz.

La cabeza del infante emergió. Eidolon maldijo en silencio. Este no


era un bebe Sureshi, y tuvo un momento de horror y alegría ante su
repentina sospecha.

―Estas haciéndolo bien, mujer―, dijo él. ―Shade, una más.

- 150 -
Otra contracción la sacudió, y el infante se deslizó completamente
afuera, cubierto en sangre y fluidos de nacimiento, pero el dermoire en
el brazo derecho del infante confirmo sus sospechas. Demonio Seminus.
La madre no iba a estar feliz.

―Shade, necesito que te lleves al infante.

La sorpresa se agitó en los oscuros ojos de su hermano. Este era


sólo el segundo Seminus nacido en UG. El primero hace diez años,
poseía las marcas de uno de los miembros del Consejo Seminus, y la
madre quería al infante. Eidolon tuvo el presentimiento de que la Suresh
no lo querría. Al menos, no querría criarlo. Comerlo, quizás. Matarlo,
definitivamente.

― ¿Dónde está?― la hembra se retorció en la mesa, tratando de


ver al niño.

Shade envolvió al lloroso infante en una sábana y lo llevó a un lado.

― ¿Eso?― rugió ella. ― ¿Es eso lo que creció dentro de mí? ¿Ese
parásito?― Gruñó y se abalanzó hacia él. Pero Shade se quitó del
camino. La escritura en la pared pulsó violentamente, y ella aulló ante la
activación del hechizo Haven. Se sostuvo la cabeza y jadeó por el dolor,
pero nunca dejo de mirar al bebé. ―Dénmelo. Lo llevaré afuera y lo
aplastaré.

Un bajo gruñido emanó muy en lo profundo de la garganta de


Shade. ―Nosotros dispondremos del infante―. Salió antes que la
hembra pudiese discutir, pero ella maldijo en una docena de lenguas
distintas mientras Eidolon completaba los procedimientos post parto.

Cuando acabó, encontró a Shade con el bebé en la guardería. No


levantó la vista cuando Eidolon entró. ―Felicidades, hermano. Eres tío
de nuevo.

― ¿Qué dijiste?

Shade aseguro un pañal como un profesional y volteó hacia él,


manteniendo una mano protectoramente en el abdomen del bebé.
Shade siempre había sido bueno con los jóvenes de cualquier especie,
había practicado mucho con sus hermanas, pero desde que se convirtió
en padre, había desarrollado un instinto paternal aún más fuerte.

- 151 -
―Este es el hijo de Wraith―, dijo él, y Eidolon tuvo un traspié
mientras se aproximaba a la mesa de cambio.

―Interesante―. Eidolon recorrió el dermoire del infante con su


dedo, deteniéndose sobre la marca superior, un reloj de arena en la
base de su cuello, la cual identificaba a Wraith como su padre.

―Ya llamé a Runa. Lo criaremos como si fuera nuestro.

― ¿Planeas decirle a Wraith? Porque a pesar de sus faltas, él sabe


contar, y eventualmente descubrirá que tienes cuatro bebes en lugar de
tres.

Shade envolvió al bebé en una sábana. ―Sí, necesita saberlo. Y


debería ser quien le dé nombre.

Eidolon sacudió la cabeza. ―Esto es raro.

Shade levantó gentilmente al niño en sus brazos. ―Nunca va a


parar, ¿verdad?― su mirada se trabó con la Eidolon. ―Nunca
acabaremos de limpiar los desastres de Wraith.

―Él está haciendo lo que nuestra raza hace después del s’genesis.

―No hablo de poblar al mundo con jóvenes Seminus.

―Lo sé―. Wraith siempre había causado problemas, y en cierto


punto, casi empieza una guerra entre su especie y los vampiros.
Sembrar el caos era lo que hacía mejor. ―Y será mucho peor una vez
que consiga ese encanto.

Shade miró al recién nacido. ―A veces creo que la única cosa que
mantiene a Wraith es la idea de que, eventualmente, alguien o algo va a
matarlo. Si obtiene el encanto, ya no tendrá eso. No quiero verlo perder
la razón como a nuestro padre. Como a Roag.

―Como yo casi lo hice―. Dijo Eidolon calladamente. Si no fuese por


Tayla, se habría convertido en una bestia que sus hermanos habrían
tenido que eliminar.

―No podemos perder la esperanza―. Shade hizo sonidos


arrulladores al bebé y levantó la mirada―. Wraith está lleno de
sorpresas.

- 152 -
―Sí, pero usualmente no son buenas―. Eidolon frotó el puente de
su nariz mientras su persistente dolor de cabeza empeoraba. ―Hey, ¿te
sientes mejor?

―Ya quisiera―, dijo Shade. ―Esta mañana mis entrañas se


acalambraron con tanta fuerza que creí que mi espina se rompería.

― ¿Runa y los niños están bien?

―Están de maravilla. De hecho, no he visto a nadie más que esté


enfermo. ¿Quizás este sea un virus específico de la raza?

―Quizás―. Pero algo respecto a ello no encajaba bien. Dígase, que


ellos no habían estado en contacto con otros Sems. Wraith estaba
empeorando, pero eso era debido al veneno… ―Oh… oh, mierda.

― ¿Qué?

―Necesito corroborar algo. Te enviaré un mensaje cuando tenga


una respuesta definitiva.

―E…

Eidolon ignoró a Shade y trotó hacia su oficina. Tenía un mal


presentimiento de que este no era un virus. Esto era un cáncer.

- 153 -
Capítulo Doce
Traducido por Strella
Corregido por Mir

Wraith pasó una noche irregular después de que Serena salió de su


cabina. Había estado excitado al punto de dolor, como para requerir una
inyección de la droga anti-libido de Eidolon, pero eso había sido sólo una
pequeña parte de la falta de sueño de Wraith.

No había sido capaz de sacar a Serena fuera de su mente. Su voz,


su olor, los sonidos que hacía cuando se corría. Dios, la sensación de su
mancha de miel en los dedos... él quería probarla y luego enterrarse a sí
mismo tan profundo dentro, que ella lo sintiera por semanas.

Salvo, ¿tendría semanas de vida después? ¿Para pensar en él y


lamentar lo que había sacado de ella?

Había peleado consigo mismo sobre si debía o no ir tras ella y


pedirle disculpas, pero al final había decidido darle un poco más de
espacio. Además, el hecho de no tomar su virginidad cuando había
tenido un par de oportunidades lo estaba carcomiendo. ¿Por qué diablos
lo estaba dilatando? Se dijo que estaba jugando con su presa en la
forma en que a menudo lo hacía, ¿pero, lo estaba haciendo en realidad?
¿O estaba aguantando el gran final porque por primera vez en su vida,
estaba disfrutando estar con una mujer teniendo algo más que sexo?

Había permanecido despierto durante horas pensando en eso, y


cuando por fin se había dormido, había sucumbido a las pesadillas de
nuevo. Había sido transportado de nuevo a ese sótano oscuro, el
calabozo donde había pasado su infancia, encerrado en una jaula con

- 154 -
nada más que una rasposa manta de lana en el piso de tierra para
dormir y un cubo de metal en la esquina que funcionaba como un WC.

Negó con la cabeza liberándose de los recuerdos y pesadillas


cuando salía del coche comedor y se dirigía hacia la cabina de Serena.
Ella no se había presentado para el desayuno, y ahora le preocupaba
que estuviera asustada por lo que había sucedido entre ellos la noche
anterior y hubiera bajado del tren en Luxor o El Cairo, las dos paradas
antes de Asuán. Si lo hubiera hecho, él estaba frito, derecho al
fusilamiento y derecho a su tumba.

Mierda.

Aumentó su paso de caminar a un trote mientras se aproximaba al


coche para dormir. Cuando llegó a la puerta de su cabina, llamó. Esperó.
Sus pulmones le dolían, y se dio cuenta que había estado conteniendo el
aliento.

Ella no contestó. Llamó de nuevo y estaba a punto de patear la


puerta cuando finalmente ella la abrió. Llevaba pantalones de color
caqui y una camisa de manga larga, con botones oliva, pero sus pies
estaban desnudos y su pelo era una maraña esponjosa de oro sobre los
hombros, y tuvo la clara impresión de que la había despertado.

―Oye―, dijo. ―Debo de haberme quedado dormida después de


que me vestí esta mañana. ¿Ya desayunaste?

Él asintió con la cabeza y le tendió la caja en su mano. ―Me di


cuenta que te habías dormido, por lo que te traje algo.

―No tenías que hacer esto―, dijo ella, aún cuando le arrebató el
cuadrado de su mano. ―Pero gracias. ¿Te sientes mejor? ¿Cómo está tu
estómago?

―Bien―. Él estaba allí como un imbécil, sintiéndose torpe y


estúpido, y ella no estaba haciendo las cosas más fáciles por como lo
miraba como si esperara algo. Como, tal vez, una disculpa. Mierda. Él
no era bueno en eso. Se frotó la parte de atrás de su cuello, lo que no
hizo nada para aliviar la tensión allí. ―Eh... ¿podría pasar?

Ella se corrió en el estrecho espacio. ―Haz lo que quieras.

- 155 -
Él entró. ―Te debo una disculpa―, espetó él. Hombre, eso dolía.

―Estoy de acuerdo.

Bueno, ¿y ahora qué? Él metió la mano en el bolsillo y sintió su


navaja, que siempre lo consolaba. ―Así que... lo siento.

―Muchacho, apestas con las disculpas.

― ¿Qué quieres que haga? ¿Caer a tus pies y rogar por perdón?
―Él se llamó al silencio, porque hablar con ella de esta manera no iba a
mejorar definitivamente los puntos.

Él parecía estar perdiendo terreno con ella mucho más rápido de lo


que estaba ganando, y que necesitaba para volver a la pista y
rápidamente. Había llamado a E esta mañana, y su hermano había
sonado como el infierno cuando le habló de toda la mierda que había
caído. Al parecer, la tercera ala entera del hospital se había
derrumbado. Seis miembros del personal habían muerto y había tomado
bastante magia mantener las calles de Nueva York sobre el hospital.

Aspira. Sólo aspira. ―Serena, lo siento. Yo realmente lo siento. No


soy bueno con las disculpas. Obviamente.

―Está bien―, suspiró ella. ―No es culpa tuya. Reaccioné


desproporcionadamente sobre algo que no debería haber sido una gran
cosa.

―No―. Él tomó la caja de sus manos, y la arrojó sobre la cama


detrás de ella, y enmarcó su rostro con sus manos. ―Yo soy el que
perdió los estribos. No estoy acostumbrado a que alguien se preocupe
por mí. Nadie, excepto mis hermanos, de todos modos―. Hey, eso no
era tan difícil. Probablemente porque era la verdad. Idea de novela,
decir la verdad...

― ¿Y que tus hermanos se preocupen es algo malo?

―Es como si ellos pensaran que necesito una niñera.

Cubrió una de sus manos con la suya, le acarició los dedos con el
pulgar. ―Por lo tanto, son sobreprotectores, ¿o has hecho algo para
merecer su preocupación?

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Él parpadeó, sorprendido por su pregunta contundente. ―Dices lo
que piensas, ¿no?

―He descubierto que andarse por las ramas toma mucho tiempo
para llegar al mismo lugar.

Hombre, a él le gustaba. Realmente, realmente le gustaba. ―Nena,


estás hablando mi idioma.

―Así que... ¿lo de tus hermanos?

―Es un poco de ambas cosas con ellos―, dijo, siguiendo con la


cosa de la honestidad. ―E es un médico, por lo que es naturalmente un
preocupado, y Shade siempre ha sido criado así, pero se ha ido por la
borda desde que se convirtió en padre.

― ¿Y qué hay de ti? ¿Qué has hecho para que se preocuparan?

―No hay suficiente tiempo en el día de hoy para darte la lista de


todo―, admitió. ―Digamos que he sido un niño muy malo.

Algo despertó sus ojos. Excitación, como si ella lo imaginara


haciendo cosas malas. Tal vez a ella. ―A las chicas les gusta eso, tú
sabes.

― ¿Les gusta qué?

Ella enganchó un dedo en el cuello de la camiseta y tiró de broma.


―Los chicos malos.

― ¿Ah, sí?― Su voz era baja y áspera, y le gustó. ― ¿Y a ti? ¿Te


gustan los chicos malos?

―Definitivamente tienen atractivo―, suspiró ella.

―Bien―. Se inclinó y sujetó su lóbulo de la oreja con los dientes. El


olor de su deseo llenó el aire, y sus fosas nasales se ensancharon,
tomándolo. ―Porque no vienen más malos que yo.

―No lo sé...― Su tono era coqueto, pero ronco, haciéndola más


tentadora por la forma en que arrastró la planta de su pie hacia arriba
por su pantorrilla. ―Estoy escuchando un montón de charla y nada de
acción.

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―Sabes lo que pasa cuando agitas un avispero, ¿no?― Él acarició
su cuello, disfrutando del sonido de su suave gemido.

―Menos mal que no soy alérgica a las picaduras de abejas.

Él abrió la boca sobre su yugular y permitió que sus colmillos de


vampiro sólo cepillaran su piel. ―Mi picadura es mucho más potente.

Ella se apoyó en él, y él habría estado contento de jugar esta


escena, pero estarían bajando en Asuán, en unos minutos. ―Voy a ir a
buscar mis maletas. Quiero que hayas comido todo lo de la caja para
cuando yo vuelva.

Ella salió de sus brazos y atascada con los puños en las caderas de
la molestia, lo que podría haber sido más eficaz si no hubiera golpeado
el codo en la pared. ―Eres mandón.

Se encogió de hombros. ―Parte de ser el chico malo. Ahora come.


No quiero que te desmayes antes de llegar al hotel.

―No me voy a desmayar…

Él la cortó con un beso. ―Si lo hicieras, yo te atraparía―. Dios, se


reiría de cualquiera de sus hermanos si dijeran eso a sus compañeras,
idiotas dominados. Así que trató de decirse que todo esto era parte de la
seducción. Que todo era parte de su cruel plan para tomar la virginidad
de Serena y su encanto.

Eso no era nada más lejos de la verdad, porque la verdad era que
Serena estaba resultando ser mucho más que una misión.

***
No vienen más malos que yo.

Las palabras de Josh resonaron en la cabeza de Serena cuando se


acercaron al hotel a pie. Ella no le creía. Oh, él podía seducirla con las
palabras y todos los otros clichés, pero ella detectaba vulnerabilidad
debajo del atractivo y resistente exterior. Como cuando había hablado
de su infancia. Eso había sido un cuchillo en el corazón.

- 158 -
¿Su madre le había mantenido en una jaula? ¿Y su familia había
matado a su padre? ¿Cómo había salido de esa situación? ¿Y que le
había sucedido a su madre?

Serena esperaba que se estuviera pudriendo en la cárcel en algún


lugar. Josh había vivido una vida infernal, pero el hecho de que había
sobrevivido -con sentido del humor, incluso- decía mucho acerca de su
fuerza.

Él caminaba a su lado, con gafas de sol, abriendo camino entre la


multitud con nada más que su tamaño y presencia. La brisa fresca
saliendo del Nilo alborotaba su pelo, y de vez en cuando lo rastrillaba de
su cara para revelar el perfil angular que ella no se cansaba de admirar.

Patético, de verdad.

Redujo la velocidad hacia un gato esperando en frente a un


mercado de carne. El sarnoso la miró con recelo, pero se frotó contra
Josh como un viejo amigo.

Ella sacudió la cabeza con asombro de que alguien tan fuerte, tan
poderoso, podría ser tan amable con un animalito. Por otra parte, su
contacto con ella la noche anterior había sido calificado y ágil, y se
calentaba sólo con pensar en ello.

―Yo no te hubiera tomado por una persona de animales―, dijo,


cuando el gato corrió a algunos restos arrojados en un plato cerca de la
puerta lateral de la tienda.

Se encogió de hombros. ―Por alguna razón, me gustan. La


esposa… de mi hermano… tiene esta comadreja que no me deja solo.
Ella dice que es un traidor.

― ¿Tu hermano?

―La comadreja.

―Bueno, la comadreja tiene buen gusto―. La cara de él se coloreó


y ella no pudo evitar sonreír. ―Mi mamá solía decir que un hombre que
odia a los gatos es inseguro, pero un hombre que le gustan vale la pena
quedárselo. Si puede apreciar a un gato, puede apreciar a una mujer
fuerte e independiente.

- 159 -
Él soltó un bufido. ―Cariño, puedo apreciar cualquier mujer.

―Pero las fuertes e independientes son las mejores, ¿no?

A su tono –ok, pesca por cumplidos- de broma, él sonrió. ―Estoy


empezando a ver los beneficios―. Ajustó las maletas que llevaba en el
hombro. ―Entonces, ¿dónde vamos?

Ella se pegó a su lado para evitar ser atropellada por un hombre en


una bicicleta que se había desviado para evitar a un vehículo que
apareció en la acera. Ella amaba a Egipto, pero en serio, nadie en este
país sabía cómo conducir.

―Philae―, dijo. ―El Templo de Hathor. Creo que oculta dentro en


uno de los pilares hay una tableta de piedra con escritos que se supone
funciona en conjunción con la moneda que encontré en Alejandría.

Él se detuvo por completo, parándose delante de ella. ― ¿Qué es lo


que planeas hacer con estos artefactos?

― ¿Por qué me lo preguntas?

―Curiosidad.

―Cuando soy sólo curiosa, no apretó la mano de alguien hasta


hacerla papilla.

Josh maldijo y aflojó el agarre. ― ¿Te duele?

―Soy más fuerte que eso. Pero ¿por qué estas tan curioso?

―Magia antigua no es algo con lo que se jode.

Ella puso los ojos en blanco. ―Yo no voy a realizar una ceremonia.
Los artículos son de Val. Sabes que hay algo que está pasando. Algo
malo, sino los demonios no estarían detrás de mí o de los artefactos,
¿verdad? ― Hablando de eso, ella necesitaba una conexión a Internet
tan pronto como fuera posible. Tenía que averiguar lo que podría haber
afectado su encanto, y el sitio de investigación del Aegis de Val parecía
el mejor sitio para empezar a cavar.

Josh se frotó la parte posterior de su cuello, el movimiento hacía


que los músculos de su brazo se flexionaran y balancearan debajo de su
piel dorada. ―Supongo. Vamos a ir, ¿o qué?

- 160 -
Miró su reloj. ―Supongo que deberíamos registrarnos en nuestro
hotel.

―Sí. Pero aquí está la cosa―. Se acercó a ella, tan cerca que ella
dio un paso atrás, pero él se movió con ella. ―Tienes algo que va detrás
de ti. Yo puedo protegerte. Compartiremos una habitación.

―Yo puedo protegerme―. De todo menos de Byzamoth. Y tal vez


de otros demonios. Y de Josh.

―Puedo hacerlo mejor. Puedo hacer un montón de cosas mejor―,


dijo, y el tono ronco, malvado le dijo que estaba pensando en el
orgasmo que le había dado. ―Me necesitas.

Desde el interior de algún lugar profundo, sentía que quería


protestar, pero él estaba en lo cierto. Y la forma en que la miraba, su
mirada hipnótica y climatizada, seducía todo lo que la hacía mujer.

―Tendremos una suite, y tú puedes tener el sofá―, dijo aunque, a


pesar de todo, sabía que él terminaría en su cama.

Su sonrisa arrogante decía que él también lo sabía. Pero él tenía la


gracia de no decir nada. En cambio, bajó la cabeza. Ella pensó que iba a
besarla, pero no lo hizo. No en la boca. No, él alzó la barbilla hacia atrás
con la mano y abrió la boca sobre su yugular. Justo en el lugar que la
había mordido en sus sueños.

Se tambaleó, con las rodillas débiles. Sus dientes le raspaban la piel


y por un momento loco pensó que realmente la mordería, como si se
tratara de una especie de fantasía hecha realidad. Ella gimió y se aferró
a su camisa, sosteniéndolo allí, animándolo, deseando que estuvieran en
privado, porque un dolor profundo se había arraigado entre sus piernas,
y al carajo con el trato de una sola vez que ella le había dicho anoche.

Ella iba a hacer algunas de esas otras cosas esta noche.

- 161 -
Capítulo Trece
Traducido por Lety MacKeltar
Corregido por Mir y Kitty

Había una Harrowgate en la isla de Philae. Wraith lo sabía porque


podía sentirlo. Y porque lo había usado hace veinte años, cuando él
había venido aquí en busca de una estatua de Isis.

El hecho de que la isla fuera sede de un Harrowgate era bastante


malo, dado que los demonios estaban tras Serena, pero peor aún, si
había sido activada recientemente.

Algo estaba muy, muy mal. Lo que sea que había salido del
Harrowgate todavía estaba aquí. De hecho, Wraith podía sentir múltiples
presencias malignas. No era raro que los demonios estuvieran en la isla,
era, después de todo, un punto caliente para los rituales demoníacos.
Pero no durante el día, y ciertamente no en el número que Wraith había
sentido.

Él y Serena habían llegado en barco después de registrarse en el


hotel. Él había estado molesto, al principio, por su insistencia en una
suite, pero la habitación extra le había dado espacio necesario para
sentirse cómoda, y todo lo que la hiciera sentir cómoda funcionaba a su
favor.

Había tomado la medicación mientras ella se duchaba, dándole la


oportunidad de marcharse a las náuseas que se habían apoderado de él
justo después que se habían registrado. Él no podría tratar con
enfermarse otra vez.

Demonios, no quería lidiar con nada de esto. Se había desvelado


ayer por la noche preguntándose por qué no había tomado su virginidad

- 162 -
aún, pero esta mañana, un pensamiento horrible había venido a él.
¿Estaba alargando esto porque quería conocerla? ¿Esperaba que ella
llegara a conocerlo, aprendiera a amarlo, y querer demostrárselo
haciendo el amor con él?

Él casi se rió en voz alta. ¿Quién diablos ama a alguien lo suficiente


como para entregar su vida por una noche de sexo?

Nadie. Lo que significaba que bien podría darse por vencido. Él


podía quedarse con ella, protegerla hasta que ella llegara a casa, y
entonces él podría cubrirse de gloria, matando vampiros o algo así.

Había tenido planes peores.

Así que... eso era todo, entonces. Él iba a morir, y Serena iba a
vivir.

Esperó a que el pánico se asentara, o por lo menos, un cambio de


sentimientos. Pero no pasó nada. En todo caso, se sentía más ligero...
¿Era esto lo que se sentía al hacer algo altruista?

La sensación era extraña. Incómoda, pero… no horrible. Al igual


que el licor con sabor a mierda, pero que baja sin problemas.

Wraith, observó a Serena, de pie en el sol, su delicado perfil hacía


contraste con el paisaje áspero. Ella no llevaba maquillaje, pero su piel
bronceada brillaba con vitalidad, y las líneas de su cuerpo tonificado
hablaban de fuerza y resistencia.

Dioses, era magnífica.

Y él era un idiota para admirarla cuando él debería estar


protegiéndola. Se obligó al modo de batalla, estando alerta mientras
Serena paseaba entre las ruinas, completamente ajena al peligro que le
rodeaba. Cuando un palo se quebró bajo sus pies, él se volvió, con los
puños apretados y listos para atacar.

—Caray, estás nervioso—, dijo Serena. Hizo un gesto a la multitud


de visitantes que pululaban en la isla. — ¿Te preocupa que nos atrapen?

Se quedó mirando en la dirección al Harrowgate. —No es eso. Es


algo más. Malas vibraciones. Tal vez deberíamos irnos. Regresar más
tarde.

- 163 -
— ¿Tiene esto algo que ver con Byzamoth?— La forma en que ella
le preguntó, con una ligera vacilación en su voz, lo sorprendió. Hasta
ahora, había sido muy indiferente con los demonios que habían
encontrado.

—Tal vez.

Parecía considerar su sugerencia de volver más tarde, pero después


de un momento sacudió la cabeza. —Vamos a estar bien. Esto es
demasiado importante como para esperar—. Comenzó por el Templo de
Hathor, y no tuvo más remedio que seguirla. Mantuvo los ojos abiertos,
explorando el paisaje de cualquier cosa fuera de lugar o inusual. El
cabello levantado en la parte posterior de su cuello le decía que algo los
estaba observando. Esperando.

Se abrieron paso a través de la caliente y polvorienta tierra del


templo, que se levantaba sobre la isla, una cáscara rota era el que
alguna vez había sido el gran edificio. Su pequeño patio estaba vacío de
visitantes, pero entonces, el patio era más o menos una pila de rocas
viejas sin interés.

Se detuvo junto a la muralla. Una brisa, enfriada un poco por el


agua circundante, sopló el cabello en la cara, pero ella no parecía darse
cuenta. Ella se quedo inmóvil como una estatua, con los ojos brillantes
como ámbares atrapados en el sol.

— ¿Puedes sentir la historia?— Por fin se sacudió el pelo de sus


mejillas. —Me encantan los lugares que visito. Me encanta la forma en
que cobran vida. La vibra aquí es casi abrumadora.

—Puedes decir eso otra vez—, murmuró, pero no estaba hablando


de la misma vibra. Todavía estaba recogiendo en su radar a los
demonios. Pero él sabía lo que quería decir. Antes, cuando E le había
pedido por primera vez que fuera cazador de artefactos del UG -un
puesto de trabajo creado exclusivamente para mantenerlo fuera de
problemas- había aceptado porque le gustaba la caza. El peligro.

Pero poco a poco, gracias a toda la investigación y los viajes que


había hecho, había llegado a apreciar la historia -tanto la humana como
la de los demonios- delimitando los lugares donde aparecían los tesoros.
Todos ellos poseían una sensación diferente, algunos buenos, otros

- 164 -
malos... la mayoría en algún punto intermedio. Pero siempre había una
huella palpable de actividad pasada que lo energizaba.

Ella se alejó, trabajando su camino con cuidado sobre las losas de


piedra, con un mapa dibujado a mano en su mano. El sentimiento de la
maldad se hizo más fuerte, casi con cada paso que ella daba, y él estaba
seriamente listo para salir cagando de ahí.

—Tenemos que darnos prisa. ¿Cómo puedo ayudar?

Ella levantó la mano, su concentración tan feroz que, obviamente,


no deseaba ser interrumpida. Frustrado, él mantuvo un ojo en sus
alrededores, ella murmuró para sí misma, revisando cada pilar con
metódica precisión, hurgó entre los escombros en las bases.

—Oh, mierda—. Ella se arrodilló al lado de un pilar roto acostado de


lado.

— ¿Qué es?

—El pilar. Ha sido destruido. O bien se cayó o fue empujado.

Se agachó junto a ella. Los bordes rotos eran afilados. Esto era
fresco. — ¿Serena? ¿Qué es esta tabla que estás buscando?
Honestamente. ¿Qué hace?

Se frotó los ojos con las palmas de sus manos. —Val -y los
Ancianos- creen que hay una especie de invasión de demonios
acercándose. La Tabla de Monseñor Silpio se supone que funciona con la
moneda para proporcionar algún tipo de protección. Creo que... creo
que se supone que debe hacer los Harrowgates inútiles.

Esa era magia malditamente poderosa. Y cualquier demonio en su


sano juicio haría lo que fuera necesario para evitar que El Aegis lleve a
cabo su plan. Tal vez fue por eso que detectó la presencia del mal, los
demonios ya habían tomado la tabla, y se encontraban de camino fuera
de la isla con su tesoro... o estaban esperando en los alrededores por la
persona que llevara la otra mitad de la ecuación.

Él la agarró por la muñeca. —Salgamos de aquí.

—Por supuesto que no—. Ella trató de liberarse tontamente, pero


cuando eso no funcionó, ella comenzó a separar los dedos de su brazo.

- 165 -
—Puedo buscar la piedra quebrada y ver si la tabla está todavía allí.
Intacta.

Un cosquilleo se disparó en su columna vertebral y se clavó a


través de su cerebro. Esto era malo. Muy malo. Interiormente estaba
irritado, todos sus instintos girando como cuchillas en su pecho,
diciéndole que tomara a Serena y corriera.

Y maldita sea... su estómago había elegido actuar ya con reflujo del


veneno. —No…

Un viento nauseabundo giró hacia arriba, se arremolinó a su


alrededor como polvo del diablo. Aún en cuclillas, se dio la vuelta con un
siseo.

— ¿Josh?

—Tenemos que irnos, Serena—. Él se puso de pie, pero ya era


demasiado tarde.

Vinieron por ellos de todos lados. Demonios Silas, los mercenarios


del inframundo. Wraith siempre había odiado a las barrigas de pescado
blanco, hijos de puta sin ojos, traidores que se podían comprar para
cualquier trabajo con el pago adecuado.

—Oh, chico—, suspiró ella—. Hagan cola para la música de Los


Cazadores del Arca Perdida1.

—No son nazis, nena.

Wraith empujó a Serena al suelo. Los demonios Silas eran altos, y


sus extremidades largas y de mayor alcance les daban ventajas en la
pelea, no podían ser doblegados con facilidad, y si Serena se mantuviera
en el piso…

Ella se puso de pie y lanzó un puñetazo al Silas más cercano a ella,


tirándolo al suelo. La sangre fluía de su nariz rota. Sin problemas, se
trasladó al siguiente, cada acción elegante y eficiente, y demonios, la
mujer podía manejarlos ella sola. Él se sintió aliviado al ver que su
encanto estaba en efecto. La prevenía de los golpes, pero ella los

1
Raiders of the Lost Ark: película de Indiana Jones.

- 166 -
despachaba con brutal eficiencia, bailando sobre las puntas de sus pies
como una hermosa, e intocable Valkyria. Le gustaría llevarla a un
gimnasio, donde podría acostarla en la lona y…

Una patada al nivel del riñón de Wraith lo niveló. Rodó y cayó a sus
pies. Había sido tomado con la guardia baja, había estado tan ocupado
admirando a Serena que había permitido que lo tomaran por sorpresa.
Eso no volvería a suceder.

Saltó en el aire, giró, sacó a dos Silas con la combinación de


patadas en la cabeza. Aún así, pululaban como hormigas. A lo lejos, oyó
gritos y el horrible sonido de desgarro de carne. Los turistas humanos
estaban siendo sacrificados.

Había altos precios a pagar por las masacres humanas, así que
quien había contratado a esta escoria o debe ser extremadamente
poderoso o se trataba de un precursor de algo peor, como la invasión
demoníaca de la que Serena había hablado.

Wraith tomó un golpe demoledor en su tripa. Sus músculos se


volvieron líquido, y oh, mierda, el maldito el veneno lo estaba atacando
desde el interior como los demonios estaban atacándolo desde el
exterior.

Un Silas le dio una patada en la cabeza y Wraith se dobló en sí.


Estrellas nadaron en su visión. Él cayó de rodillas, se tambaleó, y se
cayó sobre sus manos.

De repente, el Silas salió volando hacia atrás y aterrizó en un


ángulo incómodo, con la cabeza arrancada en ciento ochenta grados.
Serena se quedó allí como un ángel de la guarda, mirándose
malditamente orgullosa de sí misma.

Wraith estaría orgulloso de ella también, excepto que estaba dolido


por la paliza y por el hecho de que había sido rescatado por un ser
humano. Una hembra humana. Él era él quien tenía que hacer de héroe
de mierda.

Ella saltó a la acción para sacar a otro, dándole el espacio que


necesitaba para volver sobre sus pies. Otro Silas llegó a él, y de alguna
manera se las arregló para golpearlo, hasta que un grito de agonía le
llegó cerca. Serena había sido capturada por una figura vestida de

- 167 -
negro. Un destello de la cara debajo de su capucha, le dijo a Wraith todo
lo que necesitaba saber acerca de la identidad del bastardo.

Byzamoth.

Su brazo se enganchó en el cuello mientras él la arrastraba hacia


atrás. Ella arañó el brazo del hombre, sus piernas se agitaban
violentamente.

— ¡Serena!— Wraith corrió hacia ella, deseando calladamente que


el demonio la dejara ir. Él no pensó en el hecho de que su encanto no
estaba funcionando contra el demonio. Una vez más. Él no pensó en el
hecho de que, al dar la espalda a la horda de Silas estaba quedando
expuesto a sus ataques. Tenía que salvar a Serena.

Se abrió paso a través de las masas, bloqueando y esquivando los


golpes. Se acercó al demonio, quien había puesto a Serena en la tierra,
forzándola a ponerse sobre sus manos y rodillas. Sin embargo, ella
luchaba, arañándolo con las uñas, dándole patadas en la entrepierna.
Byzamoth gruñó y le dio un puñetazo en la parte posterior de la cabeza.

Serena se hundió en el suelo como si no tuviera huesos.

La rabia se retorció en un nudo vicioso, en el pecho de Wraith. Se


lanzó al otro, lo golpeó en la espalda y lo noqueó contra una roca. —
Estás tan muerto—, gruñó, lanzando dos patadas rápidas en la cara del
demonio. La nariz aplastada rociaba sangre, y después Byzamoth estaba
de pie, y los demonios Silas, pululaban en el Templo de Hathor.

—Tú eres el que está a punto de morir—, dijo Byzamoth y Wraith


quería golpear esa mueca de su bonita cara.

Pero ahora no era el momento. Wraith podría ser el mejor luchador


en la superficie y en el inframundo, pero no era invencible, y él estaba
en inferioridad numérica.

Con una rápida serie de movimientos, atacó con un pie, dándole a


Byzamoth en el pecho, al mismo tiempo se giró para darle a un Silas en
la mandíbula. Mientras los dos se inclinaban a toda velocidad contra
otros demonios, Wraith barrió hacia Serena sin interrumpir la marcha.
Su única esperanza era llegar a la Harrowgate, e incluso eso dependía si
Serena siguiera inconsciente.

- 168 -
Consciente de los seres humanos morían en los Harrowgates.

Corrió duro, saltando antiguas esculturas de piedra y esquivando


lanzas y cuchillos lanzados por los guerreros Silas. El encanto de Serena
parecía ahora mantenerla a salvo, dos veces, los demonios se
tropezaron y cayeron sobre sus propias armas, cuando trataron de
atravesarla con sus espadas, inclusive, dos lanzas chocaron en el aire e
hicieron un ruido estrepitoso inofensivamente sobre la tierra.

Adelante, el Harrowgate brillaba entre dos pilares de piedra del


templo de Isis. Tres demonios, uno Silas y dos Cruenti, vigilaban la
entrada. Detrás de Wraith, los gritos y las amenazas de Byzamoth se
hacían más fuertes. Mierda.

Iba a tener que pasar directamente a través de los centinelas.

Esto iba a doler.

Tomando una respiración profunda, sostuvo a Serena apretada


contra su pecho y se disparó a través de la extensión de tierra. La
cabeza hacia abajo, chocó contra el Silas con el hombro, derribando al
macho contra una enorme figura de Horus tallada profundamente en
una columna. Wraith tiró un puñetazo a la nariz del Cruentus. El cual
aulló de dolor. El otro acuchilló a Wraith con sus largas garras,
capturándolo por la parte posterior del cuello. Wraith tropezó y casi
cayó.

El Harrowgate brilló, la brillante cortina abriéndose y otro Silas


salió. Wraith le dio un puñetazo en la tripa y se zambulló en el
Harrowgate. Golpeó el mapa de los Estados Unidos, lo que activaba la
puerta y no permitiría a nadie más dentro. Por el momento, estaban a
salvo.

Pero a medida que la sangre corría por su cuello y espalda, sabía


que su seguridad era tan buena como el momento, porque lo que sea
que Byzamoth fuera, era lo suficientemente poderoso como para que no
sólo el poder del encanto de Serena no funcionara y para dirigir un
ejército de demonios, sino también para arriesgar la ira del Cielo y el
Infierno.

- 169 -
***
Wraith cruzó el Harrowgate del UG con Serena todavía inconsciente
en sus brazos. El alivio de que ella había permanecido inconsciente en el
viaje era atenuado por la preocupación de que estaba, de hecho, todavía
inconsciente.

—Trae a E y a Shade—, le espetó a la enfermera en la mesa de


selección, y sin disminuir la velocidad, se dirigió a la sala de examen.
Suavemente, acostó a Serena en la cama. Ni siquiera se movió. Por un
momento se quedó allí, acariciando su cabello, haciendo una mueca
cuando su mano salió llena de sangre. Maldita sea, ¿dónde estaban sus
hermanos?

La cortina se abrió y entró el doctor Shakvhan. — ¿Ella es humana?

—Lo era la última vez que la vi. ¿Dónde está E?

—Estoy en servicio el día de hoy.

—No te pregunté si estabas de servicio—, dijo Wraith. —Quiero a


mis hermanos.

La curvilínea súcubo resoplo con altivez, ignorándolo mientras


revisaba los signos vitales. Incluso si no fuera físicamente imposible que
los súcubos e íncubos follaran, él no la tocaría. En el diccionario, la
palabra "puta" corría y se escondía de ella.

— ¿Cuánto tiempo ha estado inconsciente?

—Cinco minutos, tal vez.

— ¿Su nombre?

—Serena.

Shakvhan miró a Serena a la cara. — ¿Serena? ¿Puedes oírme?

Serena se agitó y gimió. No era el mejor signo, pero era mejor que
nada.

- 170 -
—Wraith—. E entró, vestido con pantalones caqui y una camisa con
botones en negros, lo que significaba que había estado trabajando en su
oficina hoy. — ¿Qué pasó?— Él frunció el ceño y cogió a Wraith de el
cuello. —Estás sangrando.

Wraith empujó la mano de E lejos. —Me tratarás más tarde. Serena


necesita ayuda.

—Sabes que no me gusta tener humanos aquí—, dijo E, pasando a


ella.

—Me importa un carajo. ¿Dónde está Shade?

—De camino. La ambulancia estaba llegando al garaje cuando


llegué a la selección de pacientes y vi la página de la enfermera.

La súcubo comprobó la caída de los signos vitales para terminar con


—GCS de ocho2.

Ocho. Wraith había estado en suficientes carreras de la ambulancia


para saber que ocho es por debajo en la escala de coma de Glasgow el
cual indica una lesión cerebral grave. Sus tripas se anudaron con
impotencia.

Eidolon inició una vía intravenosa. —Gracias, la tengo.

Shakvhan se encogió de hombros y salió caminado tranquilamente


de allí, y Wraith tiró de la cortina para cerrarla. —Fuimos atacados por
demonios en Philae. Mientras yo luchaba, ella recibió un golpe.

E levantó la vista inspeccionando la herida de la cabeza de Serena,


su expresión fue de alivio. —Te acostaste con ella.

—No. Esa es la cosa. Nada debería haber sido capaz de tocarla,


¿verdad?

—Maldita sea—, susurró E. —Alguien más lo hizo.

—Eso es imposible.

—No hay otra explicación, Wraith.

2
N de T: se refiere a la escala de valoración de un paciente con un traumatismo cráneo encefálico, la
escala de 8 es la etapa crítica ya que hay que entubar al paciente y reanimarlo con RCP.

- 171 -
El pesado golpeteo de botas en el suelo de piedra anunció la llegada
de Shade, y la cortina fue abierta. — ¿Qué está pasando?

Las oscuras cejas de E se juntaron. —Lesión en la cabeza. Te


necesito para hacer una comprobación del sistema y ver qué tan grave
es.

— ¿Esta es la humana encantada de Wraith?

—Con excepción de la parte encantada.

Wraith gruñó. —Ella todavía está encantada.

E le lanzó una mirada afilada con duda y llamó a la enfermera de


selección para que encontrara a Gem. Se volvió de nuevo a Shade, que
había palmeado la frente de Serena y cerrado los ojos. Su dermoire
brillaba mientras su don fluía de él a Serena, y tomaba hasta la última
gota de paciencia de Wraith para evitar interrumpirlo con preguntas.

Por último, Shade abrió los ojos. —No hay fractura de cráneo, pero
tiene un hematoma subdural sustancial. He detenido la hemorragia,
pero E, vas a tener que arreglarlo.

—No requerirá cirugía, ¿verdad?—, preguntó Wraith. E podría


reparar lesiones, pero sólo si podía tocarlas. Si Serena tuviera que pasar
por el quirófano, ella estaría en el hospital durante un período
prolongado de tiempo, y explicarle la situación requeriría algunas
mentiras creativas.

—Espero que no. Seguimos perdiendo poder, y no me gustaría


estar en el medio de una cirugía cerebral y que vuelva a suceder. Por no
mencionar el hecho de que la cirugía cerebral no es mi especialidad. — E
soltó el aire en un suspiro. —Puedo llamar una ola de curación en
general, y ver si funciona.

—Voy a controlar el flujo de lesiones y la sangre, mientras lo


haces—. Shade cerró los ojos de nuevo.

Wraith, vio como E agarró el brazo de Serena, su dermoire brillando


tanto como brillaba el de Shade. Oyó acercarse a alguien, sintió a Gem
antes de verla. Se quedó en silencio a su lado.

Poco a poco, los dermoires de Shade y Eidolon dejaron de brillar.

- 172 -
— ¿Y bien?

Shade cruzó una mirada con Eidolon. —Creo que lo hiciste.


Debemos hacerle una TAC, sólo para estar seguros.

— ¿Josh?

Todas las cabezas se giraron en torno a Serena, quien miraba a


Wraith a través los ojos medio abiertos, nublados.

Mierda. Wraith apretó su mano bajando hacia la muñeca y estampó


su don en la cabeza de ella, llevando su conciencia a una playa. Un traje
de baño escaso, las aguas claras del océano, y ella estaba allí. No se
insertó en la fantasía –sueño- al hacerlo requeriría demasiada
concentración, y tenía que centrarse en lo que estaba pasando a su
alrededor en el hospital.

—Que alguien la sede—, dijo, su voz áspera y baja, con el esfuerzo


que gastaba para hablar mientras mantenía la fantasía funcionando. —
No podemos permitir que los vea mucho. Y tengo que llevarla de vuelta
a través del Harrowgate.

Eidolon ya estaba en ello, se estaba preparando para inyectar


medicamentos en su línea intravenosa. —Así que... ¿Josh?

El calor quemó las mejillas de Wraith. —Es una larga historia.

Una vez que el sedante se había inyectado, Shade le palmeó la


frente otra vez. —Ella se fue.

Agradecido, Wraith salió de su mente. — ¿Ella está bien?

—Ella se va a despertar con de dolor de cabeza del infierno, pero


estará bien—, dijo E.

Gem hizo un gesto a Serena. — ¿Entonces, por qué estoy aquí?

E mantuvo su mirada en Wraith mientras hablaba con Gem. —Estás


aquí para confirmar la virginidad de Serena.

—O la falta de—, murmuró Shade.

—Te dije...— Wraith gruñó.

- 173 -
—Sí, lo sé. Pero ¿puedes decir, con certeza cien por ciento seguro
de que no se la entregó a otra persona? O tal vez algún tipo de íncubos
puso un hechizo sobre ella y la tomó mientras ella dormía. No podemos
estar seguros. Ella se lesionó, y eso no debería haber ocurrido. Lo que
probablemente significa que ella ya no es virgen. Y si ese es el caso,
estás perdiendo un tiempo valioso con ella.

—No ha sucedido…— Wraith cerró la boca antes de decir algo


estúpido.

Joder.

— ¿No ha sucedido qué?—, la sonrisa de Shade decía que sabía


exactamente lo que Wraith había estado a punto de decir.

—Nada—. El corazón de Wraith daba patadas en su pecho mientras


miraba a Serena, recostada tan quieta en la cama. —Yo simplemente no
quiero a Gem hurgando por allí.

— ¿Preferirías que lo hiciera yo?— preguntó E.

— ¡Por supuesto que no!—, Wraith tomó una respiración profunda,


que no hizo lo suficiente para calmarlo. Él necesitaba seriamente
mantener su control. Tal vez habían tomado su virginidad, pero el
encanto sólo se había transferido parcialmente. Claramente, Byzamoth
había hecho algo a Serena. —Muy bien. Pero que sea rápido. ¿Y ustedes
dos?— Él hizo un gesto a sus hermanos. —Esperan afuera.

Shade lo pasó, y E palmeó a Wraith en el hombro. —Ven con


nosotros. Tenemos que hablar.

—Sí, lo que sea.

Fuera de la sala, Wraith se paseó, sin saber por qué estaba más
nervioso si por la posible falta de la virginidad de Serena, su salud, o el
hecho de que un demonio loco estaba tras ella. Le había hecho daño.
Hombre, él realmente quería hacerle a Byzamoth un montón de daño,
porque un extraño instinto posesivo se había apoderado de él, y luchar
contra él estaba empezando a sentirse como una pérdida de tiempo y
energía.

De las cuales tenía poco.

- 174 -
Eidolon cruzó los brazos sobre el pecho y se apoyó contra la pared.
—Dinos exactamente lo que sucedió.

—Estábamos en la isla de Philae. Buscando la tabla que se puede


utilizar para apagar los Harrowgates.

—Ah, no es bueno—, dijo Shade.

—Dúho—. Wraith alcanzó a frotar la parte posterior de su cuello,


haciendo una mueca, cuando descubrió la herida allí. Inmediatamente, E
sustituyó la mano Wraith con la suya canalizando una ola de curación en
la herida.

Un disparo de dolor se disparó hacia arriba de las vértebras y de la


cabeza de Wraith. El don de curación de E a menudo causaba
incomodidad extrema, aún cuando curaba. Cuando estuvo hecho Eidolon
dio marcha atrás.

— ¿Mejor?— Cuando Wraith asintió con la cabeza, E se apoyó


contra la pared. —Vuelve a lo de Philae—, le solicitó.

—Bien—. Wraith reanudó la historia. —Sentí presencias demoníacas


en el momento que pisamos la isla. El Harrowgate se había utilizado.
Mucho.

—Philae es un lugar de culto para varias especies, ¿no?

—Sip, así que no me preocupaba demasiado al principio. Lo cual


debería haber sido una maldita pista, porque siempre estoy preocupado.

Shade alzó la vista del chequeo de su teléfono celular,


probablemente asegurándose de que Runa no hubiera tratado de
comunicarse con él. Esos dos estaban conectados por la cadera. Si ella
no lo obligara a ir a trabajar, nunca dejaría su hogar. — ¿Así que el
ataque iba dirigido a ti?

— ¿Por qué estaría dirigido a mí?

Shade puso los ojos en blanco. —Como si no fuera posible que


alguien te ataque. Tú sabes como siempre estás haciendo amigos.

—Eres muy gracioso—, dijo Wraith. —Pero el hombre que la hirió


era el mismo hombre con el que estaba hablando Serena cuando llegué

- 175 -
a Alejandría, la primera noche, y que más tarde se presentó en el Salón
de Caracalla. Esto es definitivamente acerca de ella—. Él negó con la
cabeza. —Pensé que podría ser acerca de los artefactos que ella
buscaba, pero es demasiada coincidencia que ella está siendo acosada
por un hombre que puede hacerle daño.

—Si él ya hubiera obtenido su encanto, ¿por qué iba a querer


hacerle daño?

—Te digo, él no lo ha obtenido. Nadie lo hizo.

Gem arrastró la cortina al abrirla. —Wraith tiene razón. Esta


humana está intacta.

Wraith dio una mirada de “te lo dije”. —Entonces, ¿cómo diablos


podrían lastimarla si ella aún es virgen?

—Vamos a trabajar en eso—, dijo E. —Mientras tanto, es necesario


que trabajes para conseguir el encanto. Me sorprende que no estás
aprovechando la oportunidad mientras que ella está sedada para
conseguir que esté lista y dispuesta...

Wraith se encontró en el rostro de su hermano, nariz con nariz. —


¿Crees que estoy tan loco que la tomaría mientras duerme?

La estrecha y oscura mirada de Eidolon cayó sobre él, pero no dijo


nada. Wraith apretó los dientes, esperando que su hermano dijera algo
estúpido. La mano de Shade bajó en los hombros de ambos de Wraith y
Eidolon.

—Ahora no es el momento para esto—, dijo Shade. —Pero Wraith,


tienes que hacer algo. Se te está acabando el tiempo.

—Vaya, gracias por la noticia de última hora.

E se frotó la cara con una mano, y luego se congeló. —Espera. Si su


encanto no está funcionando...

—Entonces tal vez no va a funcionar para Wraith, tampoco—,


terminó Shade.

—Funciona—, dijo Wraith. —Ninguno de los otros demonios en la


isla podía tocarla.

- 176 -
—Entonces ¿Por qué solo con ese tipo?

Wraith se encogió de hombros. —Suena como una orden de visita a


nuestro ángel residente. — ¿Puede alguno de ustedes encargarse de
eso?— Wraith dio unos pasos a la habitación de Serena. Con cuidado, le
quitó la cinta que sostenía el catéter intravenoso en la mano de Serena.
—Me la llevo a su habitación de hotel.

—Creo que deberías esperar—, dijo E. —Me gustaría hacerle unas


pruebas. Tal vez haya una respuesta médica de por qué este demonio
puede conseguir pasar el encanto.

— ¿Está lo suficientemente sana como para irse?

—Sí, pero…

—Entonces me la llevo.

—Wraith…

—No me jodas en esto. — Él sacó el catéter de la vena, detuvo el


sangrado con una gasa y aplicó presión directa. —Ella necesita estar en
la superficie. Ella necesita la luz del sol. Aire. Yo no quiero que despierte
y vea aún más del hospital. No hay manera de que yo le pueda explicar,
y no voy a meterme con sus recuerdos de nuevo.

Él casi podía sentir las aturdidas miradas de sus hermanos, pero no


dijeron nada E tocó la mano de Serena y sanó el pequeño punto donde
había estado la intravenosa, borrando toda evidencia de haber estado
en un hospital.

Suavemente, Wraith la recogió en sus brazos, su peso tan


lastimosamente ligero. –Déjenme saber lo que descubran. Me voy de
aquí.

—Wraith—. La voz severa E lo detuvo. —Necesitas cerrar el trato.


Ahora.

—Sí, ¿acerca de eso? Me importa una mierda. Yo no la voy a


matar—. Él se dio la vuelta y se reunió con sus miradas sorprendidas. —
Apesta perder el hospital, pero ustedes dos sobrevivirán. Así que dejen
la mierda de la urgencia. Se están haciendo viejos.

- 177 -
Shade agarró el bíceps de Wraith en un agarre que dejaría
moretones. —Esa es la cosa... no se trata solamente de ti o del hospital,
hermano. Parece que todas las fuerzas de nuestra vida están
relacionadas con el hospital. A medida que mueres, el UG muere. Y
cuando el hospital se vaya...

Un escalofrío se deslizó por Wraith, dejando a su paso una profunda


pena e incapacitante dolor. No podía respirar, no podía hablar, y cuando
finalmente pudo, todo lo que podía hacer era terminar frase Shade.

—También lo harán tú y Eidolon.

- 178 -
Capítulo Catorce
Traducido por Vapino y Estivali10
Corregido por Mir y Kitty

Eidolon y Shade recorrieron el hospital, ambos buscando a un ser que


posiblemente podría saber algo sobre lo que estaba sucediendo con
Serena.

Reaver.

Dado que el portero estaba abajo, Shade revisó el comedor y el


gimnasio, mientras que E fue a la habitación de los pacientes. Encontró
al ángel caído terminando con una hiena cambiaformas en la habitación
de al lado.

—Necesito hablar contigo.

Reaver asintió con la cabeza, su melena de cabellos de oro sacudiéndose


alrededor de sus hombros. Le dio unas palmaditas a la hiena
adolescente en el hombro. —Como nuevo. Sin embargo, mantente
alejado de los leones de ahora en adelante.

El chico rodó sus ojos. Como sus contrapartes en el mundo animal, los
cambia formas hienas y leones se odiaban mutuamente con ferocidad
mortal. Pero el chico no discutió, simplemente agradeció a Reaver y
salió fuera de la habitación.

Reaver comenzó a limpiar el área, vertiendo vendas ensangrentadas y


envoltorios en los contenedores de riesgo biológico. — ¿Qué pasa?

Eidolon fue directo al grano —Necesitamos más información acerca de


Serena Kelley.

- 179 -
Reaver dejó caer torpemente las tijeras en su mano, pero se recuperó
rápidamente. —He dicho más que suficiente.

—Y una mierda.

Por un momento, Reaver siguió casi frenéticamente su limpieza, como si


terminar lo sacaría de la conversación. Eidolon se estableció en la
entrada, preparó un hombro contra la jamba de la puerta y se cruzó los
brazos sobre su pecho y sus pies en los tobillos, un mensaje silencioso
que decía que no iba a ninguna parte hasta que consiguiera lo que
estaba buscando.

—Tú vas hablar.

Reaver gruñó, su hermoso rostro retorcido en una expresión tan mortal


que Eidolon jamás había visto de él. No sabía mucho acerca de los
ángeles caídos, hasta que Reaver llegó a él, buscando trabajo y un lugar
para quedarse, y aunque Reaver había estado en el UG durante dieciséis
años, Eidolon aún sabía muy poco.

—Serena no es algo que pueda discutir con los demonios.

—Tú ya has discutido acerca ella, y en caso de que no se te hayas dado


cuenta, tú ya no estás exactamente obligado por la ley celestial.

Dolor brilló en los ojos azules de Reaver. —No me siento obligado por
ninguna ley, celestial o de lo contrario, ya que no he entrado a Sheoul.
Pero eso no significa que no siga ninguna regla.

La experiencia de demonio de Justicia de Eidolon le dio un sentido de


juego limpio, de ley y orden, y una apreciación por las normas. Pero una
gran cantidad de vidas estaban en juego y su cabeza dolía horrores y las
reglas las podría mandar volando por la ventana.

—Este es el trato—, dijo él, empujándose a si mismo fuera de la jamba


de la puerta. —Wraith la trajo hace un rato. Fueron atacados por los
demonios, y ella fue herida.

Reaver se veía tan afectado que Eidolon habría pensado que alguien
había muerto. —Él ya tiene el encanto.

—No.

- 180 -
—Entonces ella se lo dio a alguien más—. Reaver se dejó caer en un
taburete rodante y enterró su cara en sus manos.

—Hemos comprobado su virginidad—, dijo Shade desde la puerta. —No


es posible que ella se lo diera a alguien.

—Tampoco lo es que se haga daño—. La voz del ángel caído fue


amortiguada por sus palmas.

Eidolon cerró los ojos pensando — ¿Así que no hay nada, nada en
absoluto, que pueda hacerle daño?

— ¿Qué parte del —encanto divino— no estás entendiendo?

—Bien, entonces ¿Qué pasaría con alguien más que esté encantado?
¿Pueden dañarla?

Reaver sacudió la cabeza. —No lo creo, pero...

— ¿Pero, qué?— Pidió Shade. —Parece que tal vez ustedes, genios
celestiales, no pensaron en todo, ¿eh?

—Yo no sé por qué otro Centinela trataría de hacerle daño. No tiene


sentido.

Eidolon ponderó esto por un segundo. — ¿Pueden haberse tornado


malvados?

—Improbable.

Eidolon arqueó una ceja. —Pero no lo sabes con certeza—. Reaver no


respondió, lo que era respuesta suficiente. —Puedes ponerte en contacto
con tus amigos ángeles y ver…

— ¡No!— Reaver se puso de pie. —No se me permite tener contacto con


quienes todavía sirven.

Eidolon miró fijamente en la cara del ángel caído. — ¿Qué puedes


hacer? No se les permite hablar. No se le permite ayudar. Parece que
son bastante inútiles, condenados a todo el mundo—. E empujó el pecho
de Reaver. —Entiendo que no estás dispuesto a ayudar a Wraith, pero
maldita sea, Reaver, ¿No sientes el malestar en el mundo subterráneo?
Serena es una parte de ello, y tenemos que averiguar por qué. Tienes
que abrirte de una puta vez.

- 181 -
Los labios de Reaver se elevaron revelando dos colmillos afilados que
Eidolon nunca había visto antes. —Nunca. Ustedes. Son. Demonios.

—Odio tener que decírtelo, compañero, pero también lo eres tú.

La cabeza de Reaver se sacudió con tal fuerza que Eidolon esperó


escuchar el crack de la columna vertebral. Y, a continuación, el puño de
Reaver fue a dar en la cara del Eidolon, y Eidolon golpeó la pared con
tanta fuerza que el yeso cayó alrededor de él cuando cayó al suelo.

— ¿Qué carajo?— Aturdido, Shade miró entre Reaver y E. —El hechizo


del Heaven...

Él fue cortado por el estruendo de sirenas y el sonido de la batalla.


Pasos corriendo se convirtieron en una patinada y Gem asomó su
cabeza a través de la puerta. —El hechizo del Heaven se ha caído. El
Hospital es un caos. Esto no es bueno, E. Esto no es bueno.

***
Lore salió de la Harrowgate hacia la sala de emergencias del General
Underworld y llegó a un abrupto fin. Qué. Infiernos.

Claro, peleas, mierda y caos en general eran alimentos en cualquier


lugar por el que pasabas en el mundo de los demonios, pero había
pensado que un hospital tendría al menos algunas reglas. Un demonio
de especie desconocida llegó a él, pero él pasó por alto la criatura
serpiente, se dio media vuelta mientras pasaba y empujó su cabeza
contra la pared. Cayó al suelo de obsidiana con un golpe suave.

Miró la cosa, esperando no haberla matado. No es que le importaba


matar, es sólo que él prefería que le pagaran por ello.

Y hablando de pagar...

Hizo su camino hacia la mesa de evaluación, donde una enfermera


vampiro estaba inútilmente gritando a los pacientes y al personal que
pararan de pelear.

- 182 -
—Yo.3

Ella se volvió hacia él con un suspiro. — ¿Necesita asistencia médica?

— ¿Y si lo hiciera?— Se preguntó mientras miraba la locura que le


rodeaba. Ella le dio un encogimiento de hombros de disculpa, y él negó
con la cabeza. —Necesito ver a Shade o Eidolon.

—Lo siento, pero estamos un poco ocupados—. Ella se agachó para


evitar ser golpeada por un tubo que alguien había arrojado. —Sugiero
que vuelva más tarde…— se interrumpió cuando algo con largas garras
tan grandes como Lore la golpearon en la cara.

Lore saltó por encima de la mesa y arrancó la cabeza del demonio. Hubo
un satisfactorio crack, y la cosa se desplomó, muerto, al suelo.

Satisfacción había sido su pago para este. Él miró a la enfermera, que


tenía la mejilla sangrante. — ¿Estás bien?

—Voy a vivir. Gracias—. Ella miró hacia abajo al demonio muerto. —


Renuncio—. Ella se marchó en un arranque de genio.

Bueno, infierno. Él se quedó allí, preguntándose si debía buscar a los


dos hermanos o no. Había oído que estaban fuera por Wraith tratando
de salvar su vida, pero Lore sabía condenadamente bien y bueno no
había cura para el veneno que su compañero le había dosificado a
Wraith. El tipo era tan bueno como mortal.

Pero los otros dos… necesitaba encontrarlos. La forma en que Roag


estableció la programación del pago había especificado que los tres
deben estar muertos para que el dinero sea entregado.

Y ese tipo quemado, Roag, había sido específico. Había tenido una
obsesión por estos hermanos. Nunca había comentado por qué los
quería muertos, pero entonces, Lore no había preguntado. No le
importaba. Tenía un trabajo que hacer. Pero, realmente, en sus treinta
años de asesinar por dinero, no había encontrado a alguien tan
desesperado por ver a alguien muerto que haría los arreglos para que
suceda, incluso después de muerto.

3
En castellano en el original

- 183 -
Lore y su socio, Zaw, habían recibido una tercera parte del dinero por
adelantado, pero el resto no llegaría hasta que los hermanos hayan
fallecido de forma verificable.

La muerte de Zaw había torcido el plan. Lore había estado ayudando al


chiflado Byzamoth mientras Zaw eliminaba a los hermanos. Ellos habían
estado en contacto a través de auriculares de radio, y Lore había sabido
exactamente cuando Zaw había sido eliminado.

Había sonado bastante horrible. En cuanto a Lore podría decir, Zaw


había sido devorado por un hombre lobo.

Desagradable.

Lore prefería una muerte limpia, sin sangre. Podría ser un asesino, pero
sólo porque era bueno en eso. Y porque no podía hacer otra cosa. El
mundo de los demonios no lo quería, y tampoco el humano. Como
mestizo, era basura en cualquier lugar.

Ah, y porque él era propiedad de un demonio que satirizó los servicios


de Lore y exigía una parte del dinero. O sino...

Se miró la mano, cubierta por un guante de cuero para proteger a las


personas de un contacto accidental. Él podía matar incluso a través del
cuero si lo intentaba, pero no tenía su habilidad de matar activada en
este momento, así que aquí nadie estaba en peligro. Nadie más que los
hermanos que estaba buscando.

Algo gritó, y al mismo tiempo, sangre rociada en una fina llovizna, le


llegó en la cara. Se secó los ojos con la palma de su mano enguantada y
se volvió hacia el Harrowgate.

— ¡Lore!— La voz de Gem sonó sobre el caos. La gótica fumadora activa


corrió hacia él, su estetoscopio rebotaba contra sus amplios pechos.

Qué golpe de suerte había sido encontrarse con ella en el


estacionamiento la otra noche. Él le había hecho algunas preguntas,
pero hubo una chispa allí, una tangible que no había sentido con una
mujer en mucho tiempo.

Principalmente, porque las evitaba. Matar accidentalmente a una


compañera que le gustaba durante el sexo no era algo que le importara

- 184 -
repetir. Matar a una durante relaciones sexuales que le habían pagado
para eliminar... eso era un poco diferente.

Pero Gem lo había fascinado, y además, ella sabía mucho sobre el


hospital y acerca de sus objetivos. Tuvo una oportunidad privilegiada
para matar a dos demonios con una piedra; él había tenido la
oportunidad de salir con la mujer más sexy que había existido en mucho
tiempo, y había salido bien inteligente.

Ayer por la noche había ido a su apartamento, pero había sido alterada,
obviamente por el ser humano agresivo en el ascensor, y ella no había
querido hablar.

Al parecer, ella no había hablado mucho con el macho humano,


tampoco, porque ambos olían a sexo, que había conseguido que Lore se
excite y, al mismo tiempo, cabree. Quería a Gem para sí mismo, sin
importar qué tan mala idea podría ser.

Hey, cariño, sí, es cierto... podemos llegar a ello, pero no importa que
tenga que quedar cubierto y mantener mi guante. Ah, y no puedo
tocarte con mi mano derecha porque cuando me vengo, mato a quien
estoy tocando incluso a través del guante. Pero sí, sigue haciendo esa
cosa con tu boca y trataré de no ponerte en tu tumba...

—Gem—, dijo, tirándola fuera del camino de una silla voladora. —No
mencionaste que tu hospital es una zona de guerra.

Ella dejó escapar un suspiro exasperado. —Normalmente no lo es. Esto


es…— se interrumpió por los gritos de un demonio con cuernos en
matorrales que estaban intercambiando golpes con un vampiro en una
bata de hospital. —Esto es una locura.

—Es bueno saber que esto no es el estado normal de las inmediaciones.

—No, en absoluto—. Ella frunció el ceño. —Me tengo que ir, a ver si
puedo ayudar volver a levantar el hechizo del Heaven.

—Te veré más tarde, entonces.

Ella no respondió, estaba distraída por un leopardo cambiaformas que


estaba al acecho de un diablillo cerca de un cuarto de baño. Esta fue

- 185 -
una de las más extrañas escenas que había presenciado, y él había
estado por más de cien años, por lo que conocía lo extraño.

Hablando de eso… el humano de la noche anterior estaba de pie cerca


de las puertas de la ambulancia, su mirada llena de asesinato. Así que
fue un gran placer para Lore coger a Gem por la parte superior del
brazo, tirarla hacia él y besarla.

Con lengua.

Mantuvo la mirada fija en el humano, y cuando él se retiró de Gem, el


tipo se dio vuelta. Fría rabia ardía en los ojos del macho, así como una
amenaza tácita que prometía dolor.

Lástima no podía competir con lo que Lore prometía.

Muerte. Y el macho humano iba estar en la casa.

***
Gem estaba de pie, atónita, cuando Lore se dio la vuelta y
desapareció en el Harrowgate. Sus labios se estremecieron por su beso,
y su mente tambaleó. Él era diabólicamente hermoso, y si lo hubiera
conocido incluso unos días antes, ella podría haber tomado aquel beso y
posiblemente llegar hasta la cama.

Pero no, Kynan tenía que aparecer y revolverlo todo.

—Gem.

Hablando del humano. El corazón comenzó a palpitarle, porque


parecía que acaba de ser sorprendida haciendo algo mal, ella se volvió
hacia él. Y respiró sorprendida. La expresión de él era oscura, su mirada
parecía como en plena ebullición mientras miraba el Harrowgate donde
Lore había desaparecido.

—Está bien, para con esa mierda de celos—, le espetó ella, aun
cuando una parte de ella estuviera en secreto contenta. —Tú deberías
tragártelo, y no actuar como un demonio en época de celo. Y es que
ahora mismo, hay más de que preocuparse que por mi vida amorosa.

- 186 -
Un demonio víbora, una cobra verde repugnante, del tamaño de un
humano que parecía que había estado muerto hace un mes, se deslizó
por detrás de la mesa de selección, y antes de que Gem pudiera gritar
una advertencia la serpiente se había envuelto alrededor de Kynan. Sus
colmillos goteaban veneno de su boca abierta, y sus ojos se enfocaban
en su garganta.

Gem golpeó esa cosa mientras Ky peleaba contra su agarre. Su


cara enrojeció y su aliento aumentaba a medida que forcejeaba
mientras la serpiente lo apretaba.

Sin poder hacer nada ella golpeó la cara de la serpiente, pero la


víbora apenas se estremeció. Iba a hacer de Kynan una comida.

Lágrimas de frustración quemaban sus ojos. Ella no tenía otra


opción. Le gustase o no, se transformó en su forma híbrida
Soulshredder. Sus huesos parecieron reventarse y se retorcieron, su piel
estirada se hendió, y en segundos ella era dos veces más grande, con
alas, con garras repugnantes y dentadas. La serpiente siseó.

Ella rastrilló sus garras por la serpiente, y ella la golpeó raspándola


con los colmillos en su mejilla. Ella golpeó otra vez, cogiéndola en el ojo.
La serpiente gritó emitiendo un ruido espantoso y desenrolló su cuerpo
alrededor de Kynan. Ky saltó lejos de la serpiente… y de ella.

Al instante, ella cambió de nuevo, pero la desconfianza aún


persistía en los ojos de Kynan. Le dolió más de lo que ella podía admitir.

— ¿Qué diablos está haciendo esa cosa en el hospital?— Él jadeaba,


tratando de recuperar el aliento que había sido exprimido de sus
pulmones. — ¿No debería estar en un veterinario?

—Sí—, dijo ella, su voz grave debido al cambio. Por lo menos su


uniforme estaba intacto. —Debe ser la mascota de alguien. E realmente
necesita solucionar esto—. Ella agitó su mano a los demonios luchando,
pero antes de que Kynan pudiera responder, gritos de agonía
sustituyeron los sonidos de los combates. Varios de los pacientes y
miembros del personal se agarraron la cabeza, y otros cayeron al suelo,
retorciéndose de dolor. El hechizo del Haven volvía a establecerse.

—Era hora—. Kynan se frotó el esternón. —Y gracias por salvarme.

- 187 -
— ¿A un cazador de Demonios tan grande como tú? Tú habrías
podido con eso.

Él miró un poco escéptico, pero no discutió. Él ayudó a sobreponer


a la gente, junto con todo el personal médico disponible. Cuando
terminaron, tomó su mano, y aunque ella sabía que debería oponerse,
no lo hizo. Ella tenía curiosidad por lo que estaba haciendo, llevándola a
una de las habitaciones de los pacientes.

Kynan abrió la puerta. En el interior, había velas encendidas, y en


el suelo había una manta con comida, copas de vino, y un cubo de hielo
que contenía una botella de lo que parecía jugo de uva espumoso.
Alrededor de la manta había palos de intravenosas, y de ellos colgaban
bolsas de solución salina llenas de algo que brillaba con fluorescencia
verde.

— ¿Qué... qué es esto?

Él sonrió, aquella sonrisa asesina que siempre hacía que su corazón


hiciera saltos mortales. —En parte fue idea de Tayla. Yo quería hacer
algo romántico, pero ella dijo que tu idea de romance era suturar
heridas...

—Ha sido inteligente como combinaste las dos cosas—, murmuró


Gem.

—A veces un hombre tiene que jugar sucio. — Hizo un gesto hacia


la manta. —Siéntate.

Esto era una estupidez, y ella lo sabía. Ella no tenía fuerza de


voluntad para resistirse a él, y no tenía ninguna duda de que este día
de campo pudiera terminar en la cama que él había alejado hasta la
pared del fondo. No es que desnudarse con él sería una mala idea, pero
su maltratado corazón estaba golpeando advertencias en el código
Morse contra su caja torácica.

—No estoy segura—, dijo ella, todavía incapaz de borrar de su


memoria la mirada de repugnancia en la cara de Kynan cuando él la
había visto en su forma de demonio. —Esto es agradable, pero...—

—Pero, ¿qué?

- 188 -
— ¿Honestamente?— Ella golpeó el piercing de su lengua contra los
dientes mientras convocaba las palabras que ella no quería admitir. —
Estoy asustada.

Kynan cerró los ojos. Cuando volvió a abrirlos, ellos estaban


oscurecidos con pesar. —Siento haberte hecho daño, Gem. Quiero
compensarte. Sé que esto no lo hará, pero es un comienzo—. El acarició
la manta. —Por favor.

Su mente gritaba que se trataba de un error, pero aún así, se


hundió en la manta al lado de él y se quitó los zapatos Crocs. Dios, ella
era fácil.

El sirvió dos vasos de jugo espumoso y entregó uno a ella. —No


quiero que beses a ese tipo.

—Esa no es tu decisión—. Ella tomó un sorbo del vaso, su piercing


en la lengua hacía un tintineo contra el borde.

—Ya lo sé—. Kynan sacó una lata del interior de la canasta. —Pero
esto no significa que yo no vaya a usar cada truco en el libro para
asegurarme que no pase otra vez—. Él abrió la lata, y ella sonrió.

—Naranjas cubiertas de chocolate. Mi favorito. ¿Cómo lo supiste?

—Tayla— Él removió una de las láminas doradas y lo acercó a los


labios de Gem. —Muerde.

Ella lo hizo, casi dejando escapar un gemido por el exquisito dulzor.


Él la miró, y una lenta sonrisa curva en sus labios, sus ojos se
oscurecieron peligrosamente.

—Eso es bueno—, murmuró él. —Disfrútalo—. Él utilizó el extremo


mordido para trazar sus labios, humedeciéndolos, el suave frescor de la
fruta era una sensación extrañamente erótica sobre la carne caliente. —
Lame el jugo.

Él alejó la rodaja de naranja y vio cómo ella usaba su lengua para


lamer el líquido de sus labios. Su mirada fija estaba enfocada,
entrecerró sus párpados, ardiendo de calor. Wow. Esto era poder. Él
podría estar dando las órdenes, pero ella estaba trabajándolo también, y
aún no se habían tocado.

- 189 -
—Muerde otra vez—, dijo él, su voz era más baja y más áspera de
lo que había sido un momento antes.

Sosteniendo su mirada, ella hundió sus dientes en la naranja, notó


el tirón leve en su aliento cuando ella chupó sobre el jugoso mordisco.
Ella masticó, tragó, pero no tuvo tiempo para lamerse los labios porque
su boca estaba en la de ella y él lo estaba haciendo por ella.

Suspirando, ella se abrió para él y enganchó su mano alrededor de


la parte posterior de su cuello. Su lengua penetró, encontrándose con la
de ella, y así, las burlas sensuales se convirtieron en un juego erótico,
demandante.

A medida que ella sentía que su cuerpo despertaba, le clavaba las


uñas en su piel, sacando un siseo de él. —Me estás matando, Gem—,
dijo contra sus labios. —Lo has hecho desde aquella noche....—

Ella sabía a qué noche se refería. Estaba grabada en su memoria,


porque él le había dado el primer orgasmo que ella jamás había tenido
con un hombre. Y luego él casi la había echado de su apartamento.

—Tú no querías estar conmigo.

—Yo no quería estar con nadie. No después de lo que Lori me


hizo—. Él la agarró por las caderas acercándola a él. —Yo era un idiota.

—No voy a discutir eso—. Ella clavó sus uñas en su cuello y disfrutó
de la forma en que él desnudo sus dientes. —Ahora, compénsamelo.

Él llevó su espalda al suelo en un instante, sus muslos entre los


suyos, con la boca haciendo cosas muy malas en la delicada piel de su
garganta. —Eres tan suave, Gem—. Él deslizó sus manos debajo de su
bata hasta su caja torácica. —Tan preciosa.

Arqueando la espalda, ella abrió las piernas para acunarlo entre


ellas hasta que sintió su dura erección contra su centro. Ella casi jadeó
con la sensación, especialmente cuando él comenzó a frotarse
lentamente en el lugar exacto. Podría llegar así, lo sabía a ciencia cierta,
porque la noche que él había mencionado era muy similar a esto, ella se
había corrido mientras él observaba.

- 190 -
Empujando a un lado el recuerdo agridulce, pasó las manos por su
espalda, deleitándose como se flexionaban los músculos debajo de la
palma de sus manos. Las manos de él jugaban ligeramente sobre sus
costillas y vientre, sin desviarse, continuando suavemente hacia su
centro. Totalmente clasificado PG —No apta para menores—, R —
Restringida. O triple X.

Un bajo ruido provenía de lo profundo de su pecho, el ronroneo de


un hombre en necesidad, y su cuerpo respondió instintivamente,
mojándose completamente entre sus piernas.

—Cristo, me pones tan caliente. Tan caliente que no puedo


pensar—. Cambió su peso y le tomó la cara en sus manos, apretando su
frente a la suya. —Quiero hacerte el amor.

Ella sintió su respiración desbocada. —Yo... oh, Dios, yo quiero eso,


también.

—Pero no aquí. No ahora.

Ella parpadeó. — ¿Cómo dices?

—Quiero hacer las cosas con calma y correctas. En una cama, y


quiero pasar toda la noche haciéndote el amor—. Él la besó, una suave
presión en los labios, y ella se preguntó donde él consiguió su
autocontrol, porque ella estaba dispuesta a despojarlos de sus ropas y
montarlo con fuerza. —Todas las otras veces, yo estaba borracho,
enojado o celoso. No quiero que sea así de nuevo.

Era lo mejor, lo más dulce que él podría haber dicho. Pero su


cuerpo estaba demasiado excitado, tenso y dolorido. —Estoy muy
caliente, Kynan—, susurró, frotando su pelvis contra la de él. —No
quiero esperar.

Su lengua era un movimiento erótico por encima de su labio


inferior. —Te daré un orgasmo, si lo deseas. Demonios, yo quiero eso.
Quiero saborearte por todas partes—, dijo él, ella estuvo a punto de
correrse sólo con esas palabras. —Pero no voy a follarte. Esto es una
cita, algo que nunca hemos tenido. Lo hemos hecho al revés, y cuando
terminemos con la cita, y tú termines con tu turno, iremos a tu casa y te
hare el amor hasta el amanecer. ¿Entendido?

- 191 -
Oh, sí, ella lo entendía. Lo entendía tan bien que cuando él dejó
caer su mano entre sus piernas y comenzó a acariciarla, ella gritó con
una liberación tan explosiva, tan caliente que pensó que su piel
estallaría en llamas.

Ella se aferró a él, sabiendo que el mundo exterior se había vuelto


loco y pronto ella volvería a preocuparse por el futuro. Pero en este
breve momento, ella había encontrado por fin la felicidad.

- 192 -
Capítulo Quince
Traducido por Estivali10
Corregido por Kitty

Serena se despertó con un dolor de cabeza como si un asesino le


hubiera apuñalado el cráneo con un cuchillo. Lo primero que vio cuando
abrió los ojos fue a Josh, sentado en la oscuridad, en una silla cerca de
su cama, con el rostro entre las manos.

— ¿Josh?

Su cabeza se levantó y fue a su cama, de rodillas junto a ella. —


Serena. ¿Cómo te sientes?

— ¿Qué... qué pasó? ¿Dónde estoy?

—En la habitación del hotel. Apague las luces para que pudieras
descansar—. Él tocó cuidadosamente con las yemas de sus dedos la cara
de ella. — ¿Estás bien? ¿Te duele la cabeza?

—Como si alguien me hubiese dado con un mazo. No me he sentido


así desde...— Su voz fue disminuyendo, sin querer decirle acerca de su
miserable infancia. Pero esto era extraño. ¿Qué estaba pasando con su
encanto?

Gimiendo, se sentó, pero Josh la empujó hacia atrás dejando que


su cabeza descansara sobre las mullidas almohadas. —Tienes que
tomarlo con calma. Has recibido un golpe como el de un rinoceronte en
el cerebro.

—Eso no es posible—, dijo ella, aunque era algo estúpido decirlo,


porque era evidente, algo había sucedido.

- 193 -
— ¿Por qué no?

—No lo recuerdo exactamente, supongo—. Ella no estaba


mintiendo, pero realmente no tenía idea de lo que había sucedido.

— ¿Tú no recuerdas nada?— le preguntó, y ella pensó que él


parecía aliviado.

Cerrando los ojos, ella se dejó llevar hacia la última cosa que
recordaba. —Estábamos en Philae. Había ruidos—. Un dolor comenzó
entre sus ojos como un sonido chirriante que sacudía a través de sus
recuerdos. —Los demonios nos atacaron—. Su corazón latía como si
todavía estuviese allí. Josh le tomó la mano.

—Estoy aquí. Estás a salvo ahora.

Pero cuando abrió los ojos y vio el destello de furia en su mirada,


sabía que no era seguro del todo. Los recuerdos inundaron su mente,
vio a Josh avanzando con esfuerzo a través de las criaturas como un
machete a través de la hierba alta, y, de todas las cosas peligrosas en la
isla, Josh había sido el más mortal. Ella se estremeció y retiró la mano
de las suyas.

—Obviamente, no lo estoy—, le espetó ella, sin saber si estaba


hablando de Josh o del hecho que ella había sido herida dos veces ya, y
podría ser herida de nuevo. Tal vez incluso asesinada.

De pronto se le aglomeraron los recuerdos del cuerpo destrozado


de su madre sobre la fría losa de la morgue del hospital conteniendo su
aliento en la distancia. Ella se había colocado lejos de Val para ver a su
madre por última vez, su cerebro de nueve años de edad, era incapaz
de procesar lo que realmente significaba la muerte.

Hasta que vio el cadáver de su madre.

Josh se pasó una mano por la cara, la mano con la que


cuidadosamente la había estado sosteniendo. Bruscamente, ella se
sintió mal por ser tan irritable cuando él sólo trataba de protegerla.

—Lo siento—, murmuró ella. —No estoy acostumbrada a ser


lesionada. Supongo que no soy una paciente muy buena.

- 194 -
—Ídem—. Dijo él. Su mano continuó haciendo pasos largos,
cansados sobre sus ojos.

— ¿Estás bien? Te ves un poco apagado.

—Recibí malas noticias de mis hermanos más temprano. Nada de lo


que debas preocuparte—. Él se levantó de la silla y empezó a caminar
alrededor de la habitación. —Entonces, ¿Qué es lo que recuerdas
después de que te agredieron?

Se sentó, haciendo una mueca por la punzada de dolor en su


cerebro. —No mucho. Todo se volvió negro—. Ella frunció el ceño. —
¿Tú me llevaste a un hospital?

Josh se dio la vuelta para mirarla. Sus ojos parecían brillar en la


oscuridad con una extraña luminiscencia. —No. ¿Por qué?

—No lo sé... Tuve un sueño extraño. Estaba en una especie de


hospital tenebroso. Era oscuro, y había unas extrañas escrituras en las
paredes—. Ella se estremeció. —Y cadenas colgantes desde el techo.

—El golpe que te has dado te ha confundido—, dijo. —Pero yo te he


traído aquí directamente. No fuimos a ningún hospital.

Ella se estremeció nuevamente. De niña había pasado demasiado


tiempo en hospitales lo que ahora sentía un intenso odio hacia ellos.

Los olores, los sonidos... todo lo relacionado con los hospitales le


hacían la piel de gallina. No es de extrañar que su sueño se hubiera
convertido en un hospital de tortura y horror. —Sin embargo el sueño
no fue del todo malo. Inmediatamente después de eso, soñé que estaba
en una playa. Lo cual es raro, porque nunca he sido una persona muy
playera.

—Tendré que recordar eso—, murmuró Josh.

—Está bien, ¿cómo me lastimé?

De pronto ella vio en los ojos de él una luz peligrosa, como piedras
de color oro titilando en la oscuridad. —Byzamoth.

- 195 -
Sintió un nudo en el estómago. Ella había sabido que era una
amenaza, pero lo había ignorado, había puesto a Josh en peligro de ser
lesionado seriamente o de morir, y todo por culpa de su arrogancia.

—Los siento, Josh.

—Hey—. Él se hundió en la cama y la atrajo a sus brazos. —No es


tu culpa.

—Trataste de advertirme. Trataste de sacarme de allí, pero yo no te


escuché, a pesar de que sabía que él estaba detrás de mí—. Ella tragó
saliva y se apartó de él. —A pesar de que has tenido razón desde el
principio.

—Que sirva de lección—, él entonó, pero sus ojos brillaron con


picardía. —Siempre tengo la razón.

Dios, él era perfecto. Era un poco malhumorado, pero con un


pasado como el suyo, ¿quién podría culparlo? También era amable,
elegante y mortal.

Se merecía algo mejor que lo que ella le había dado, que era un
cubo entero de mentiras.

Él había sido un Guardián, por Dios. Podía soportar la verdad.


Luchaba del lado del bien... y ya que él era su protector, él debía
saberlo.

—Josh... Tengo que decirte algo. Va a parecer una locura…

Él puso su dedo en los labios. —Confía en mí, conozco la locura, y


cualquier cosa que tú digas no encaja en esa categoría. Te lo prometo.

—Sí, bueno…

—Siempre tengo la razón, ¿recuerdas?

—También, estás seguro de ti mismo—, murmuró ella


burlonamente, y él lo sabía, y la recompensó con una sonrisa que podría
detener la rotación de la Tierra.

—Cuéntamelo—, dijo él, sentándose en la cama con una mirada


expectante.

- 196 -
— ¿Recuerdas nuestra conversación en Alejandría? ¿Acerca de los
humanos encantados por ángeles?— Ella tomó una respiración profunda.
—Bueno... yo soy uno de ellos.

— ¿En serio?— Él no cambio de expresión, aun cuando ella asintió


con la cabeza. Se limitó a mirarla con curiosidad. —Entonces, ¿no
deberías ser inmortal e inmune a las lesiones?

—Bueno, me pueden hacer daño... pero sólo si quiero o siento que


lo merezco—. Él levantó las cejas, y ella dijo, —Como, una vez que
mentí a una monja, y me sentí mal sobre ello, entonces dejé que me
golpeara mis nudillos con una regla. Eso me dolió mucho.

—Podría pensar en formas más divertidas para salir herido—, dijo


con un guiño. Y luego se puso serio. —Pero, ¿cómo explicas lo de
Byzamoth?

—Esa es la pregunta del millón de dólares. Tenía la esperanza de


investigarlo... supongo que tendré que esperar. ¿Tal vez podrías
contactar con algunos de tus contactos de El Aegis hasta que yo pueda
tener una conexión segura a Internet?—. Cuando él asintió con la
cabeza, era su turno para estrechar sus ojos en él. —Estás aceptado
esto con bastante facilidad. ¿Por qué?

—Trabajo en un hospital que usa curas mágicas—. Él se encogió de


hombros. —Y ahí está eso de El Aegis.

La tensión salió de ella. Era un gran alivio poder confiar en alguien


más que no fuera Val. Alguien que se preocupaba por ella en un nivel
diferente que el hombre que se cernía sobre ella como si fuera un niño
aprendiendo a caminar.

Josh arrugo la frente. —Sé de Centinelas Marcados por el Aegis,


pero los detalles son incompletos. Investigar a Byzamoth podría ser más
fácil si me dices que fin cumple el encanto. Quiero decir, los ángeles no
se quedan cerca de las personas encantadas para soportar las mierdas.

—No, ellos no lo hacen. Cualquiera que esté encantado está en


posesión de algo que necesita que se mantenga fuera de las manos del
mal.

- 197 -
—Como la moneda que encontraste en Alejandría. Ese es el tipo de
encanto que tienes—. Al ver que ella inclinaba la cabeza, él continuó. —
¿Entonces, qué estás protegiendo?

Su mano automáticamente se fue a su collar. —Esto.

— ¿Qué es?

—Honestamente, no estoy segura. Se llama Heofon el nombre del


Cielo en inglés antiguo. Pero eso es todo lo que sé. El guardián de la
moneda que encontramos era el último centinela que tenía una
comprensión completa de lo que llevo. De acuerdo con Val, a los
Centinelas ya no se les permite saber exactamente cuál es su propósito,
por temor a que ellos se lo revelaran a la persona equivocada, o que lo
usaran inadecuadamente, como el guardián de la moneda lo hizo.

— ¿Pero él no pensaba que estaba ayudando a cruzar almas o algo


así?

—Sí, pero matarse y dejar sin protección a la moneda, hizo que la


moneda corriera el riesgo de que las fuerzas del mal la tomaran—. Ella
ahora tenía que mantener la moneda hasta poder dársela a El Aegis.
Según Val, una vez que dicho objeto estaba a salvo en manos de los
Guardianes, un Centinela nuevo sería elegido para vigilarla.

—Así que este tipo Byzamoth... ha estado detrás de ti, ¿no? No de


la tabla.

—Creo que definitivamente quería la tabla para evitar que El Aegis


cerrara los Harrowgates, y sin duda él hubiera tomado la moneda como
un bono, pero sí, creo que él ha estado detrás de mí. Estoy segura que
él quiere tomar el collar y mi encanto.

— ¿Cómo el podría conseguirlos?—. La voz de Josh sonó profunda y


peligrosa, ella se estremeció con temor y apreciación femenina.

—Sexo. Es por eso que soy célibe. Esa es la razón por la que Val es
tan protector—. Ella bajo la vista hacia sus piernas y luego lo miró otra
vez. —Eso no es todo. Si Byzamoth toma mi encanto, voy a morir.

Ella no podía leer su expresión. No del todo. Con una maldición, él


se levantó y se paseó de nuevo, con las manos en puños a sus costados.

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—Josh, mira, lo siento si no te lo dije antes...

—No es eso—, le espetó. Su furia era una tormenta en la sala, una


oleada eléctrica que ponía el pelo de punta. — ¡Maldita sea! ¡Maldita
sea! ¡No me gusta esto!

Ella se abrazó, frotándose los brazos. —No quiero hablar más de


esto, ¿de acuerdo? Sólo quiero que salgamos de aquí.

—De acuerdo—, gruñó. —He reservado el siguiente tren.

— ¿Cuándo es eso?

Miró su reloj. —Mañana. Cinco pm. En realidad hoy. Después de la


medianoche.

Ella había de estado fuera por más tiempo de lo que pensaba. Lo


que explicaría por qué su estómago gruñía. Ella pasó las piernas sobre
el borde de la cama. — ¿Dónde está mi mochila?

—Uh-uh—. Josh la detuvo en su lugar colocándole una palma de su


mano sobre el pecho. —Necesitas descansar. Yo traigo tu bolsa. ¿Qué
necesitas?

—No necesito que me mimes—, dijo ella, pero no lo decía


totalmente en serio. Se sentía bien que la cuidara de esa forma. —
Necesito una barra de granola. Siempre tengo un par en mi bolsa.

—Pensé que podrías despertarte con hambre, así que fui a la cocina
para prepararte algo.

Él fue a la cómoda, levantó la tapa de un plato grande que debajo


tenía una cama de hielo. Cuando él se la llevó, ella prácticamente babeo
a la vista de las deliciosas carnes, quesos, y frutas. No importaba cuáles
eran las circunstancias, ella siempre era capaz de comer.

Y entonces, como un niño grande, rompió a llorar. —Eso ha sido


todo un detalle—. Ella cubrió una mano con la suya. —Realmente no
tienes que cuidar así de mí, pero no puedo agradecértelo lo suficiente.
Has hecho tanto. Eres un buen hombre, Josh.

—Te equivocas en muchas razones—, dijo en voz baja.

—Lo dudo.

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—Sí, bueno... no me conoces.

Ella apretó su mano cuando él la separó. —Has salvado mi vida.

—Hice lo que cualquier tipo haría.

—No, cualquier tipo no habría hecho eso. Cualquiera hubiera salido


corriendo de los demonios. Tú luchaste contra ellos, y me salvaste de
Byzamoth. Nunca te podré pagar o agradecer lo suficiente.

Él deslizó una mirada preocupada que ella no entendió. —Debería


dejarte comer y descasar. Estaré afuera.

—Por favor—, dijo ella. —Quédate. No quiero estar sola.

Su miedo era estúpido e infantil, como un niño que le tiene miedo a


la oscuridad, pero después de todo lo que había sucedido, se sentía
segura con él. Y no completamente sola, sobre todo ahora que él sabía
la verdad.

—Sí. Muy bien. Solamente voy a hacer un barrido por el hotel…—


De repente su cuerpo convulsionó, y se tambaleó hacia atrás antes de
tomar la parte de atrás de la silla con una mano y la pared con la otra.

— ¿Josh?— Ella tiró la bandeja de comida a la cama y se levantó de


un salto, haciendo caso omiso que su cabeza comenzó a girar. — ¿Qué
te pasa?

—Me levanté... muy....rápido—. Respiró hondo y apoyó su frente


contra la pared.

— ¿Te has hecho daño en la pelea?— Ella corrió sus manos sobre su
cuerpo, en busca de lesiones, pero él siseó -un verdadero siseo- y giró
lejos de ella.

—Para—, graznó. —Estoy bien.

Ella se dirigió nuevamente hacia él, cogiéndole por la muñeca. Sus


tatuajes se sentían como si estuvieran encendidos, y el de su rostro se
destacaba crudamente contra la piel como si estuviera hecho de ceniza.
—No estás bien.

- 200 -
—Viviré—. Su voz era brusca, pero su toque era suave cuando él le
pasó los dedos por el brazo. —Yo solo quiero comprobar que no hay
demonios que podrían querer violarte, y luego tomar una ducha.

Whoa. Él estaba excitado. —Ten cuidado. Por favor. No quiero que


te lastimen por mi culpa.

Dejando escapar un largo suspiro, cerró los ojos y agachó la


cabeza. —Maldita sea—, él respiró. — ¿Puedes dejar de preocuparte por
mí? ¿Dejar de ser comprensiva?

— ¿Puedes dejar de ser un imbécil?

Él levantó su cabeza. — ¿Qué?

—Es de mala educación decirle a alguien que deje de sentir cosas


que no puede controlar. Así que supéralo. Me importa, y no me
detendré. Acéptalo, o déjalo. Tú decides.

Él la miró fijamente por un largo tiempo hasta que su estómago


comenzó a revolverse. ¿Y si él realmente decidía dejarla? Ella lo
necesitaba, y por primera vez, se dio cuenta que lo necesitaba más que
para protegerla.

¡Oh, Dios! Ella se estaba enamorando de él, ¿verdad?

Finalmente, él asintió con la cabeza. Su expresión era feroz, pero


su voz era tranquila cuando dijo, —Tú serás mi muerte, Serena.
Realmente lo creo así.

***
Wraith prácticamente hiperventilaba en cuanto llegó al cuarto de
baño. Cerró la puerta detrás de él y se desplomó contra ella, como si al
hacerlo pudiera detener los demonios que lo perseguían.

Los demonios que habían estado con él toda su vida. En la cabeza.


En su alma.

Eres un buen hombre, Josh.

- 201 -
Si él no tuviera tanta dificultad para respirar, se reiría. Él no era
bueno. Él no era siquiera un hombre.

No, él era un demonio del sexo cuya libido sexual había sido
asesinada por una potente toxina.

Excepto, que su libido no estaba completamente muerta. No


alrededor de Serena.

Cuando ella le había tocado hace un momento, su cuerpo estalló


como un volcán que acababa de despertar. Eso, combinado con el
ataque repentino de la enfermedad por el veneno, había enviado una
sobrecarga de estimulación a su sistema nervioso, y necesitaba salir de
allí. Sentía que su cuerpo tiraba en diferentes direcciones y no estaba
seguro de cómo reaccionar. Podría fácilmente haberse abalanzado sobre
ella para tener relaciones sexuales. Abalanzado sobre ella por su sangre.
O vomitado en medio de la habitación.

Todas ellas unas opciones fantásticas. Matarla con sexo, matarla


desangrándola, o simplemente darle asco.

Sacudiéndose violentamente, se hundió en el suelo y respiró hondo,


calmándose. Cuando la habitación dejo de girar, excavó en su bolso y
arrojó una media docena de artículos en las baldosas antes de tomar
una unidad de O-negativo de la compresa fría. Dioses, odiaba la sangre
fría, pero no confiaba que pudiera búscasela él mismo. Sus brotes de la
enfermedad venían con más frecuencia, y la última cosa que necesitaba
sería coger una comida y enfermarse mientras se alimentaba, dejándolo
vulnerable.

Supuso que podía ir al UG, donde podría encontrar una hembra


dispuesta a satisfacer sus necesidades nutricionales y sexuales, pero en
este momento no creía que fuera capaz de excitarlo cualquier persona
excepto Serena, y seria humillante no ser capaz de funcionar. Él tenía
una reputación que mantener, después de todo.

Además, no podía manejar ver a sus hermanos. La bomba que ellos


habían dejado caer sobre él lo había desgarrado y separado. Había
estado dispuesto a dar su propia vida para salvar a Serena, había bien
sacrificar UG. Pero ¿cómo podía darle la espalda a sus hermanos
después de todo lo que ellos habían hecho por él?

- 202 -
No podía.

Se inyectó la medicación anti-libido, e inmediatamente, la bomba


de la excitación en su ingle se suavizó, y la piel de todo su cuerpo que
se había tensado comenzó a aflojarse. Él arrojó la jeringa en la basura.
Hizo una punción en la bolsa de sangre con sus dientes, tomó un tirón
largo y lento para tragar las píldoras.

En quince minutos terminó su comida, se cepilló los dientes y se


duchó, y luego se vistió con unos pantalones cortos y una camiseta, y
nuevamente colocó en su maleta con cuidado los envases de sangre y
medicamentos enterrados debajo de su ropa. Un pitido sordo del
teléfono que tenía en el bolsillo llamó su atención. Una llamada de
Eidolon brilló en la pantalla, pero Wraith no estaba de ánimo para
atenderlo.

Entre lo que sus hermanos le habían dicho y las confesiones de


Serena, estaba colgando de su último hilo de cordura.

No podía creer que ella había confiado en él de esa manera.


Debería estar contento que ella confiara lo suficiente en él, pero
comenzaba a sentir culpa por el engaño que está llevando a cabo, y
cuanto más confiaba en él, más se preocupaba por él... él más se odiaba
a sí mismo.

Y joder si iba a dejar que Byzamoth se acercara a ella otra vez.

La ira recorría sus venas solo de pensarlo. Él había sospechado que


el demonio estaba detrás de su encanto, pero al oír la confirmación de
ella lo puso en llamas. Si ella iba a perder su encanto, sería con alguien
que le diera el placer más intenso de su vida.

Ese sería Wraith.

Excepto… aún con las vidas de sus hermanos en juego, ¿realmente


podría hacerlo ahora? La idea de que ella moriría por su culpa no lo
había emocionado desde el principio, pero ahora él la había llegado a
conocer. Preocuparse por ella.

Hombre, él era un jodido demonio, y una excusa terrible para un


íncubo.

- 203 -
Tal vez... tal vez podría salvarla. E podría estar equivocado sobre
su capacidad para curarla. Si Wraith podría tomar su virginidad y
asegurarse de que sobreviviera, todos ganarían. Demonios, él había
hecho el año pasado lo imposible para encontrar la cura para la
maldición de Shade. Bueno, él no había encontrado la cura, con
exactitud, pero él encontró los medios para activar la cura. Y el mismo
demonio que ayudó a Wraith a atravesar su s’genesis temprano sin duda
podría curar a Serena.

Una vez que comenzó a sentirse mejor, se dirigió de nuevo al


dormitorio de Serena.

Cuando llegó a su puerta cerrada, tomó aliento y golpeó,


maldiciendo los salvajes latidos de su corazón. Ella abrió la puerta, con
el pelo mojado y un camisón de Padre de Familia4 que de alguna manera
la cubría pero no lo suficiente.

—Me di una ducha—, le dijo, su cara tomo un rubor adorable


cuando ella tiró hacia abajo la camisa de dormir.

Como si eso hiciera que él dejara de admirar sus piernas.

Y... ¿adorable? ¿Realmente había pensado él esto? Dioses, se


estaba volviendo sensible.

Tenía que matar algo.

— ¿Te sientes mejor?— le preguntó, y él asintió con la cabeza


mientras entraba.

—Dolores de cabeza crónicos. Tomé una aspirina—. Él miró a la


bandeja de comida que aún estaba llena. —Tienes que comer más.

—Lo haré. Estaba esperando que volvieras. No has encontrado


ningún demonio acechando por el hotel, ¿verdad?

Sólo uno. —Nop. Estamos libres de demonios—. Cuando ella no


respondió, él ahuecó su mejilla recién limpia de ella con una mano. —
Oye, ¿estás bien? ¿Quieres que me vaya?— Él realmente necesitaba que
ella dijera que sí.

4
Family Guy

- 204 -
Ella cerró los ojos y le acarició la mano en un gesto tan cariñoso,
tan tierno, que el sintió que algo se quebraba por dentro. —Quiero que
te quedes—, dijo en voz baja. —Simplemente que no he pasado nunca
la noche, ya sabes, con un hombre.

—Sí, yo tampoco—, bromeó, y ella se echó a reír, aligerando el


estado de ánimo. —Así que, Padre de Familia, ¿eh?

Su sonrisa le pegó directamente en el corazón. —Esto es un placer


culpable. Stewie es tan malo. Lo amo.

—Él es el mejor—. Él sonrió. —Me imagino que si alguna vez tuviera


un niño, eso es en lo que se convertiría.

—Lo dudo—. Serena se subió en la cama y se cubrió con las mantas


hasta la barbilla.

Ella estaba equivocada, tan equivocada, pero no podía decirle el por


qué, así que era inútil discutir. En su lugar, él se colocó sobre la espalda
a su lado, tratando de permanecer lo más cerca posible del borde, no
queriendo asustarla o tocarla. Bueno, él quería tocarla, pero la forma en
que ella estaba allí, rígida y mirando a la puerta como si quisiera irse, le
decía a que no era el momento.

— ¿Cómo está tu cabeza?—, preguntó, y ella giró hacia él.

—Mejor. Gracias.

Él miraba fijamente el techo. —Realmente no tienes que darme las


gracias por nada.

— ¿Recuerdas esa conversación acerca de ser un imbécil?— Sus


dedos bajaron en forma ligera, vacilante, por su brazo derecho, que
estaba apoyado su abdomen. —Solamente déjame agradecerte.

Él estaría agradecido si ella dejara de tocarlo. Dejara de usar las


yemas de sus dedos para trazar su dermoire, la parte más sensible de
su cuerpo. Bueno, la segunda más sensible.

Con la parte trasera de las uñas acarició uno de los símbolos sobre
su muñeca. — ¿Cuál es el significado de tus tatuajes? Son
extraordinarios. A veces pareciera que en realidad se mueven.

- 205 -
Eso era lo que hacían. Por lo general, cuando practicaban el acto
sexual o durante el uso de su don. Ellos brillan o palpitaban, a veces
parecía retorcerse. —Truco de luz—, dijo suavemente. —Ellos son una
especie de historia familiar. Por parte de mi padre.

— ¿En serio? ¿Cómo? Los diseños son familiares.

—Amorite Antiguo—, mintió. En realidad eran Sheoulic, símbolos y


palabras en la lengua demonio. —La familia de mi padre lleva la
tradición en grande.

—Sé que nunca lo conociste... ¿Entonces por qué tener sus


tatuajes?— Él no podía decirle que nació con ellos, pero mentirle a ella
era cada vez más difícil de hacer.

—Es una cosa de familia. Tengo una relación estrecha con mis
hermanos, queríamos hacer algo juntos, así que conseguimos los
tatuajes. Cursi, lo sé.

—No, no lo es. Es genial. Sería muy bueno tener una familia así.

— ¿Y tú? Sé que tus padres no están, ¿pero hermanos?


¿Hermanas?

—Ninguno. Mi mamá estaba embarazada cuando ella murió.

Él no estaba acostumbrado a dar apoyo ni nada, por lo que dijo


simplemente, —Lo siento.

—Gracias—. Ella se acerco más, colocando su cabeza en el hombro.


— ¿Te importa?

—No—, graznó. —Se siente bien—. Hasta en su alma oscura, se


sentía bien. —Entonces, ¿qué pasó después de su muerte?

—Su testamento especificaba que debía ser criada en un convento.


Así que crecí con las monjas que estaban realmente decepcionadas de
que no me hubiera convertido en una de ellas.

—Sí, seguro—.La idea de que ella había pensado hacerse monja, lo


estaba matando. Ella habría aprendido cosas, sobre el pecado, sobre el
sexo... un peso colocado profundamente en su tripa. Incluso si él

- 206 -
consiguiera tener sexo con ella, no podrían ser amigos o tener una
relación... Dioses, ¿qué diablos estaba pensando? ¿Amistad? ¿Relación?

Jodido veneno. Eidolon había dicho que esto giraría sus órganos al
desplome, pero él no había dicho nada sobre su cerebro.

Ella se apoyó en un codo y lo miró como si fuera una especie de


misterio y ella fuese el jodido Sherlock Holmes. —No te gusta que te
toquen, ¿verdad?

Le gustaba cuando ella le tocaba. Le gustaba mucho, ese era el


problema.

—No estoy acostumbrado a ello.

—Yo tampoco.

—Ya lo creo, viendo que morirías si tienes sexo. Eso sería un asco.

Ella se echó a reír. —Eso no significa que no puedo hacer otras


cosas. Su voz era ronca y baja, quería tocarla en lugares donde sus
dedos no podían llegar, y él no pudo evitar girarse hacia ella. —Como la
otra noche.

— ¿Qué estás diciendo?— Él sabía, pero quería oírselo decir.

—Estoy diciendo que quiero estar contigo. De cualquier forma que


podamos.

***
Serena dio la bienvenida a la presión firme de los labios suaves de
Josh contra los suyos. Él se tomó su tiempo, rozando sus labios con los
de ella y luego chasqueando su lengua sobre su labio inferior antes de
morderlo con sus dientes. Las pequeñas puntas de sus colmillos hicieron
que ella jadeara produciéndole una pizca de placer y dolor.

Él lamió donde le había mordido, un barrido caliente de su lengua


sobre su labio sensible. Su boca se abrió para él, al igual que sus
piernas que las colocaba alrededor de sus caderas. Ella levantó la rodilla

- 207 -
para permitir un mayor contacto, y gimió casi de lo bien que encajaban
entre sí, su erección frotándola por su sexo, con sólo las barreras
delgadas de su ropa interior y sus pantalones cortos entre ellos.

—No te preocupes—, murmuró él contra su boca, —No voy a hacer


nada que no tú no quieras que haga.

—Ya lo sé.

Él era tan grande, dominante, y posesivo, pero con un aire sensible,


amable, apacible que la rodeó como una cinta de satén, lo que la hacía
sentir femenina sexy, y querida. Y cuando él deslizó su lengua dentro de
su boca y comenzó una penetración, y movimiento de empuje que
imitaba algo mucho más íntimo, ella era la que quería. Quería más de lo
que nunca podría tener.

Por ahora, sin embargo, ella tomaría lo que podía conseguir.

Él se meció contra ella mientras le hacía el amor a su boca. Ella se


sintió húmeda, y como si supiera, él gruñó profundamente en su pecho
y dejó caer una mano entre sus cuerpos. Sus dedos encontraron su
centro, y ella estuvo a punto de estallar por su contacto.

— ¡Oh, maldita sea!—, dijo con voz áspera contra sus labios. —
Puedo oler tu excitación, y me está matando. Necesito saborearte. Si tú
no quieres, dímelo ahora.

Su respiración se le aceleró con sus palabras y sus pensamientos


comenzaron a llenarse por imágenes y fantasías.

—Ninguna objeción entonces—, él gruñó, se deslizó por su cuerpo


para quitarle la ropa interior. Lentamente como un felino, él fue
subiendo desde sus pies hasta sus piernas, y a medida que se
desplazaba sus músculos se tensaban bajo su piel. Ella comenzó a
jadear cuando él extendió sus muslos.

Ella quería tanto esto, pero él la miraba y ella estaba nerviosa y con
miedo de cometer un terrible error, cuando él susurró, —Dioses, qué
hermosa eres—. ¿Dioses? Gads, tal vez. No importaba que palabra
extraña él había usado, porque ella estaba mareada y al mismo tiempo
sentía un pesado y profundo dolor abajo.

- 208 -
Cerrando los ojos, él inhaló, y cuando los abrió otra vez, ella juró
que ellos brillaban como el oro, pero él bajó la vista con tanta rapidez
que no podía estar segura. —Tu olor es tan dulce. Podría pasar toda la
noche entre tus piernas.

Sus manos se deslizaron desde los muslos para separar sus


delicados pliegues, y ella contuvo la respiración cuando él lentamente
bajó su cabeza, tan lentamente que ella quiso gritar. Y luego ella
realmente gritó cuando su lengua hizo un barrido de su centro a su
clítoris.

—Josh. Oh... oh, wow —, suspiró ella.

Ella emitía suaves ronroneos mientras todo su cuerpo vibraba, por


el contacto de su aliento caliente. —Si te duele o no te gusta esto,
dímelo.

¿Que no me gustara? ¿Estaba loco? —No creo que eso vaya a


suceder.

—No quiero dejarme llevar... sabes tan bien, y nunca he hecho esto
antes…

La mandíbula de él cayó, pero ella no tuvo posibilidad para decir


algo antes de que su boca estuviera sobre ella otra vez, besando y
chupando, atrayendo sus caderas de la cama. Nada en sus sueños o
fantasías podía haberla preparado para esto. Exquisitas sensaciones
rompían a través de su cuerpo con cada golpe de su lengua, en un
remolino de punzadas que hacían que ella bombeara sus caderas para
frotarse contra él desenfrenadamente. Y cuando él cogió su clítoris entre
los labios y lo succionó, ella finalmente sintió que rompía. En un millón
de piezas que destrozaban su mente.

La voz de Josh flotaba en algún lugar por encima de ella, y


aturdida, ella abrió los ojos. —Eso fue... oh, maldición—, suspiró ella.

Él la miraba con asombro y no con un poco de arrogancia en su


expresión. —Eres tan sexy cuando te corres. Vamos a hacerlo de nuevo.

Aunque ella apenas tenía energía para respirar, logró reírse. —Por
mucho que me gustara…

- 209 -
— ¿Por qué no? ¿Es tu cabeza?— Ahora él la miraba con
preocupación, con sus ojos azules brillante. — ¿Serena? ¿Estás bien?

—Oh. Sí. Yo estoy bien—. Pero era una mentira, porque ella no
estaba bien en absoluto. Ella estaba enamorada de este hombre, y eso
definitivamente no era nada bueno. Pero ella se encontraba un poco
mareada, y podría usar una siesta.

—Mierda. No deberíamos haber hecho esto. Tú estás herida y


necesitas descansar...

—Shh—. Ella le tocó el rostro, cerrando él los ojos instantemente.


—Hablas como un médico.

—Es un efecto secundario de trabajar en un hospital y tener un


hermano que es paramédico y otro que es médico.

Ella sonrió débilmente, porque todavía se estaba recuperando del


alucinante clímax. —Debe ser agradable tener personal médico en la
familia.

—Sí, bueno, no has conocido a mis hermanos—. Se acomodó a su


lado y se estiró contra ella. —Ve a dormir—. Mañana hablaremos de por
qué los hermanos son principalmente dolores en el culo.

Ella se acurrucó contra él y no se molestó en ocultar su bostezo. —


Hasta Mañana, entonces.

—Hasta Mañana—, dijo él, y por alguna razón él sonó… triste.

- 210 -
Capítulo Dieciséis
Traducido por Mir
Corregido por Kitty

Wraith y Serena durmieron hasta después del mediodía. Bueno,


Serena había dormido. Wraith principalmente montó guardia, caminando
preocupado de un lado a otro en la suite y en el piso del hotel. Nada iba
a pasarle a él hacia Serena. Nada.

Había llamado a su contacto demonio para hacerle saber que


necesitaba una cura para una enfermedad Mara y que él pagaría
cualquier precio, pero no había recibido respuesta todavía. Él también
sabía lo que ella iba a requerir para el pago. Su cuerpo. Por días.

Por primera vez en su vida, follar a una hermosa demonio sin parar
no le atraía.

Cambió su mirada hacia Serena, que estaba terminando una


llamada telefónica con su jefe.

Ella lo sorprendió mirándola mientras colgaba y se dirigió a través


del vestíbulo. —Tenemos que tomar un desvío del camino hacia el tren.
Val quiere que deje la moneda con el Regente Aegis local.

Wraith estalló en un sudor frío. ¿Y si el Aegis sabía cómo lucía el


verdadero Josh?

— ¿Por qué?

—Porque si Byzamoth está detrás mío, la moneda también está en


peligro, y no podemos dejar que la tenga.

- 211 -
—No podemos dejar que te tenga—, gruñó. —Tenemos que
subirnos al tren y salir disparados de Aswan.

—Sólo tomará un minuto. El Regente vive a pocas cuadras de aquí.


Y si tiene una computadora, podría ser capaz de hacer un pequeño
sondeo en Byzamoth.

Bueno, mierda. —Bien. Vamos.

Caminaron, Wraith escaneaba sus alrededores. Él incluso se había


cargado de medicamentos antes de salir, y mientras se acercaban a la
vivienda Aegis, se preguntó si debía aumentar la dosis. Él se estaba
agotando más rápida y severamente ahora, y necesitaba estar en plena
forma.

Eidolon le había dado un mes de vida, pero Wraith podía sentir el


deterioro de su salud, y sus tripas le decían que tenía un par de días.

Un dolor profundo hasta los huesos se había asentado en cada


célula en su cuerpo, pero a pesar de que su mente sufría interferencias
a veces, no quería entregarse a la derrota. Lo que era extraño, dado que
él había vivido casi toda su vida alimentando un deseo de muerte.

—Debería estar justo adelante—, dijo Serena, estudiando su mapa.

La brisa se levantó, trayendo polvo... y fragancia de sangre


humana. Una gran cantidad de sangre. Wraith se sacudió parándose,
golpeado duramente por una pared de mal. —Serena.

— ¿Qué es?

—Demonios.

Su cabeza dio media vuelta. — ¿Dónde?

—No lo sé. Pero algo se sintió extraño en Philae, y estoy


percibiendo la misma vibra ahora. ¿Qué tan cerca estamos?—, preguntó,
y ella señaló una casa a una docena de metros de distancia. —Bueno,
salgamos de la luz, veamos si esto pasa.

Ella no discutió. Lo dejó tomar su mano y guiarla a la casa, pero a


medida que se acercaban, el olor cobrizo de la sangre se hacía más
fuerte. Venía desde el interior el lugar del Regente. El pelo de su cuello

- 212 -
se erizó, y aunque su boca debería hacerse agua por el aroma, esta se
secó.

—Serena—, dijo él, —Necesito que te quedes aquí en el porche


mientras reviso el interior.

—Pero…

—Esto no es tema de debate. Tengo un muy, muy mal


presentimiento, y mi instinto siempre tiene razón.

—Está bien—. Su voz era firme, fuerte, pero él cogió el sonido de


su frecuencia cardiaca duplicándose. —Está bien. Confío en ti.

Él deseaba que ella dejara de decir eso. —Sólo quédate aquí, y


grita si me necesitas—. La besó, y se sintió la cosa más natural del
mundo hacerlo.

Maldiciéndose a sí mismo, intentó abrir la puerta. Sin llave. Se abrió


con un crujido, y el hedor de la muerte lo golpeó tan fuerte que dio un
paso atrás. No sólo muerte, sino sufrimiento. Sangre. Intestinos. Su
estómago se tambaleó mientras se movía con cautela hacia el interior.
Sus sentidos no recogían la presencia de otros, pero eso no significaba
que estaba solo. Muchas criaturas no tenían latidos de corazón o
cuerpos físicos. Y algunos podrían ocultar sus fuerzas vitales.

Lanzó una rápida mirada por encima del hombro para asegurarse
que Serena se había quedado ahí. Ella lo había hecho, pero la forma en
que se movía intranquila y jugueteaba con su labio inferior le decía que
no iba a permanecer allí por mucho tiempo.

Encontró al Regente en el dormitorio. Y en el baño. Y en la cocina.

Él perdió su almuerzo en un cubo de basura, y mientras se echaba


agua en la cara y enjuagaba la boca en el fregadero de la cocina, se dio
cuenta del hecho de que no estaba solo. Se dio la vuelta y se encontró
cara a cara con Byzamoth.

—Los seres humanos son tan… frágiles—. Byzamoth sonrió y lamió


la sangre de sus dedos. —Vamos a ver cómo se compara Serena. Espero
que ella esté intacta. Por el bien de ambos.

- 213 -
Wraith estrelló su puño en la cara del macho. Dos veces. Siguió con
una rodilla a la ingle y un codazo en la garganta. Byzamoth no tuvo
tiempo para sorprenderse. Cayó duro.

—Eso es de lo que estoy hablando—. Wraith le dio una patada a las


partes privadas del demonio. —Oh, sí… ¡Uf!

Byzamoth había movido las piernas hacia fuera, capturando a


Wraith. Wraith se estrelló contra un armario, apenas manteniéndose de
golpear el suelo. El demonio le pegó con un golpe de cuerpo entero, y el
cráneo Wraith quebró fuerte la pared, dejando un hueco en el yeso y
dejando en órbita su humor.

Con un rugido, estrelló a Byzamoth contra el mostrador, tirando


vasos y platos que se estrellaron. El tipo era más fuerte que la mayoría,
y no tardó mucho en darse cuenta de su condición debilitada; Wraith
podría, por primera vez, no estar a la altura.

La mano de Byzamoth se cerró alrededor de la garganta Wraith y


apretó. Un tornillo de dolor desgarró todo a lo largo de la columna de
Wraith. Buscó a tientas detrás de él con una mano, buscando el bloque
de cuchillos que había visto en el mostrador. La cara de Byzamoth era
una máscara del mal, los dientes al descubierto, con sangre
manchándolos de rojo.

—Ella es mía—, dijo entre dientes, apretando con tanta fuerza que
la visión de Wraith se nubló. —No más juegos. Es hora de que mueras.

Todavía no, imbécil.

Wraith cerró la mano alrededor de la empuñadura de un cuchillo y


giró. Se hundió en el cuello del varón, en la parte blanda entre el cuello
y el hombro. La sangre salió a borbotones, y un grito de mil demonios
salió de las profundidades infernales del cuerpo del demonio. Soltó a
Wraith, pero el cuchillo no fue suficiente para detenerlo. Sus ojos
brillaban carmesí, y mierda, todo su cuerpo empezó a brillar. Y crecer. Y
mutar.

La puta madre que lo parió. Byzamoth no era la prole promedio del


infierno. Era un maldito ángel caído. Hora de salir zumbando.

- 214 -
Wraith cargo hacia la puerta, justo mientras Serena se precipitaba
hacia el umbral. — ¿Qué está pasando?

— ¡Vete!—, gritó. — ¡Ahora!

Ella se zambulló a través de la puerta, y él estaba justo sobre sus


talones. Un rugido enfurecido los siguió, tan poderoso que Wraith sintió
una ráfaga de fuego quemarle la espalda. Agarró sus maletas en una
mano y la muñeca de Serena en la otra y corrió por la calle. Más
adelante, un hombre estaba subiendo a su coche. Wraith empujó al
hombre fuera de su camino, tomó sus llaves, y empujó a Serena en el
vehículo.

El hombre maldijo a Wraith en árabe mientras Serena gateó en el


asiento del pasajero. Wraith ignoró al hombre, dio un salto al asiento del
conductor, y arrancó el coche.

En el espejo retrovisor, vio al ángel viniendo detrás de ellos... con


el aspecto de una enorme gárgola con malditos dientes grandes y
malditas alas gigantes... tachen eso: una sola ala. Él aceleró el motor y
salió pitando de allí, conduciendo como un loco hasta que llegaron a la
estación de tren.

— ¿Qué era esa cosa?

—Byzamoth. Es un maldito ángel caído.

—Mierda.

—Bastante.

— ¿Él... él... mató al Regente?

—Sí.

—Oh, Dios—. Ella tocó su collar mientras se volvía para mirar por la
ventanilla trasera. — ¿Josh?

— ¿Qué? —chilló Wraith doblando en una esquina y golpeando el


auto en un espacio en el estacionamiento.

— ¿Por qué Byzamoth habría estado allí?

—Porque él sabía que tú…— Oh, mierda.

- 215 -
—Sí. Él sabía que yo iba a la casa del Regente.

Cruzaron las miradas, porque él sabía a dónde iba esto. Sólo unas
pocas personas en El Aegis habían sabido sus planes. —Tú no tienes
reservas para este tren, ¿verdad? ¿Así que nadie sabe que vamos a
estar en él?

—No—. Sacudió la cabeza. —Sólo Val. Se suponía que debía estar


en el de mañana.

Wraith se colocó las mochilas al hombro y salió del coche, pero por
alguna razón, no se sintió aliviado.

***
La sangre de Reaver corría libremente de sus muñecas cuando se
ponía de rodillas en el Monte Megiddo… Har-megiddo, como él lo había
conocido siempre. Su sangre no era la primera en derramarse aquí, ni
sería la última. Batallas se habían librado en Megiddo desde la
antigüedad, y el valle debajo, algún día, quizá pronto, se convertiría en
el lugar de reunión para ejércitos que llevarían a cabo la última batalla
entre el bien y el mal.

Caía la noche, pero el cielo ya estaba oscuro, con nubes


turbulentas. Él había enardecido los Heavens con su presencia, y su
solicitud.

Esperó, su sangre formando ríos gemelos que serpenteaban a lo


largo del cocido suelo duro y alrededor de trozos irregulares de piedra.
Puntos se formaban frente a sus ojos y náuseas se arremolinaban en su
estómago. Si nadie se presentaba ante él, podía morir, y esta no era la
forma en que se quería ir.

Cualquier ángel caído drenado de su sangre de buena gana sabría


el tormento eterno al lado de Satanás. Peor aún, toda esperanza de
Reaver para volver al cielo se perdería.

— ¿Te atreves a solicitarme?— La retumbante voz resonó en su


cabeza, zumbando en sus oídos dolorosamente.

- 216 -
Reaver no levantó la vista hacia el dueño de la voz, el ángel Gethel.
Ya no era permitido ver a los que todavía Servían. En cambio, mantuvo
su mirada en el suelo que crecía en humedad con su sangre.

—Yo consideró que esto sea digno de su atención—, respondió él


con cuidado.

—Yo seré el juez de eso.

—Por supuesto—. Una ola de mareo se apoderó de él, y se


preguntó si ella lo dejaría desangrarse. —El Centinela, Serena, está en
peligro.

—Somos conscientes de eso.

— ¿Qué se está haciendo?

—Nosotros no podemos interferir.

Sabía que existían restricciones sobre la cantidad de ayuda que los


ángeles podrían proporcionar hasta que la situación se cruzaba fuera del
ámbito de la libre voluntad humana y en una verdadera crisis del bien y
del mal. Pero Serena necesitaba ayuda.

—Yo podría ir en su…

Relámpagos destellaron. Truenos destrozaron el cerebro de Reaver,


aplastando sus tímpanos. El dolor gritó a través de su cabeza y sus
muñecas, mientras que la sangre que había estado emanando se
convertía en cuerdas asegurándolo a la tierra reseca.

—Tú no vas a acercarte a ella.

— ¡Algo debe hacerse!— Reaver levantó la cabeza. Ya estaba harto


de rogar y encogerse como un perro azotado.

Gethel se paró delante de él, más grande que la vida, terrible y


hermosa mientras el viento azotaba sus ropas grises y el pelo rubio a su
alrededor. —Tú has hecho más que suficiente por Serena, Caído.

El recordatorio de lo que le había hecho para causar su caída se


convirtió en una aplastante presión en su pecho. Había cometido un
delito por infringir las normas e interferir en la vida de los humanos, y
aunque él lo había hecho para salvar a Serena, discutir este punto con

- 217 -
Gethel no le llevaría a ninguna parte. Una vez más, inclinó la cabeza.
Cerró los ojos, pero los recuerdos se sucedían detrás de sus párpados
como una película en alta definición.

Sólo había dos maneras de salir del encanto, el suicidio y el sexo.


Patrice había sido una cazadora de tesoros, al igual que Serena. Y en
sus viajes y caza, ella había encontrado un objeto de gran importancia
histórica y religiosa.

Ella había encontrado la verdadera Lanza del Destino, la Santa


Lanza de Longinus, utilizada para apuñalar a Jesús después de su
muerte. Aunque los seres humanos habían especulado sobre los poderes
de la lanza por años, la verdad, es que era capaz de un mal indecible
en manos de los humanos que la blandieran por poder, es algo que
debía ser mantenido en secreto hasta la Batalla Final.

Patrice podría haberse hecho a sí misma rica y famosa más allá de


la creencia, pero ella entendió el poder de la lanza, y la devolvió a su
lugar de descanso, para que la encuentre de nuevo alguien que la usaría
para el lado del bien en un momento de necesidad.

Su sacrificio la había hecho, la elección perfecta para ser cuidadora


del collar, Heofon, después que su poseedor anterior se había suicidado
después de 200 años en su tutela.

Patrice había llevado el Heofon con orgullo... hasta que Serena


estaba en su lecho de muerte.

En ese momento, Patrice le había pedido a quien quiera que


escuchase, que salvara a Serena. Cuando sus oraciones no fueron
contestadas, ella había suplicado que el encanto fuera transferido. Era
algo que nunca antes se había hecho, no estaba permitido que se
hiciera.

Pero Reaver lo había hecho.

Y él se ganó que lo botaran del Cielo.

—Haría más por ella si pudiera—, le dijo a Gethel.

—Lo que vas a hacer es pensar en tus acciones hasta que considere
oportuno liberarte.

- 218 -
Con eso, ella se había ido, y él se quedó apostado sobre la tierra
caliente. Él no se desangraría ahora, pero si él todavía estaba aquí, para
el mediodía de mañana, sería transportado al cielo, para hacer frente a
una sentencia definitiva.

Y él fracasaría.

- 219 -
Capítulo Diecisiete
Traducido por Mir
Corregido por Kitty

Nueva York en invierno puede ser escalofriantemente frío hasta los


huesos, pero la temperatura no le molestaba a Gem mientras ella y
Kynan se dirigían al condominio de Eidolon y Tayla. Heck, nada le
molestaba ahora. A pesar de que ella y Ky no había sido capaces de
regresar a su apartamento, ella todavía sentía un zumbido de promesa
después de la hora romántica que habían pasado en el hospital.

Luego E había ido y había arruinado todo al insistir en que todo el


mundo se reuniera en su casa. Lo que sea sobre lo que él estaba
trabajando sonaba mal.

E abrió la puerta. —Tay y Runa están en la sala de estar con los


bebés. Shade y yo estamos haciendo nuestro mejor esfuerzo para no
quemar los filetes en la cocina.

Kynan se sacó su chaqueta, y Gem se tomó un momento para


admirar cómo su suéter negro moldeaba su cuerpo tonificado. —He
cocinado filetes en los motores del Humvee antes. Te voy a ayudar.

—Esa no es una rotunda promoción, hombre—, dijo E, pero él ladeó


la cabeza hacia la cocina. —Vamos.

Gem frunció el ceño. —Dijiste que nos reuniríamos para hablar.

—Las malas noticias siempre parecen mejores con el estómago


lleno—, dijo E y desapareció por el pasillo, Kynan sobre sus talones.

- 220 -
Gem se apresuró a la sala, que parecía que un Toys " " us5 había
estallado en ella. Tay y Runa levantaron la vista desde el suelo donde
estaban sentadas jugando con los chicos. Era imposible identificarlos,
excepto la última incorporación, que era un poco más pequeña que los
otros, más rosada, y se acurrucaba en los seguros brazos de Runa.

Shade y Runa estaban encantados de tener el bebé, sobre todo


ahora que el futuro de Wraith estaba cuestionado. Tener un pedacito de
él parecía ser un consuelo para todos, y al pequeño demonio se le daría
todo el amor que Wraith no había tenido en su infancia.

Dios, Runa se veía tan feliz, tan contenta. Gem sintió un tirón en el
abdomen.

Tayla dio unas palmaditas en el suelo junto a ella. —Siéntate y


agarra un niño.

—Hay más que suficiente para elegir—. Gem miró a los tres bebés
recostados sobre mantas, sus pequeñas manos apretando juguetes
suaves y coloridos.

Tay sacaba una botella de una bolsa de pañales. —No sé cómo lo


haces, Runa. Me volvería loca con sólo uno.

Runa sonrió al niño en sus brazos. —Cambiarás de opinión cuando


estés sosteniendo uno de los tuyos.

—Lo dudo—, murmuró Tay. Ella y Eidolon querían hijos, pero


estaban dispuestos a esperar. Como, treinta años, si Tayla se salía con
la suya.

—Entonces, ¿Wraith no sabe sobre el bebé todavía?

—No—. Runa acarició la mejilla del bebé. —Tiene mucho con lo que
lidiar ahora mismo. Incluso cuando las cosas se calmen, va a ser difícil
decirle. Shade teme que él haga corto circuito o algo así, si él cree que
tiene que ser responsable de una vida inocente de alguna manera.

—Él no lo hará. Ustedes se asegurarán que él sepa eso, ¿verdad? —


Tayla garroneó en la bolsa de nuevo y sacó a Mickey. El hurón
parloteaba indignado, robó un chupete, y corrió bajo el sofá.
5
Importante tienda de juguetes.

- 221 -
—Por supuesto. Queremos criar a este pequeñito. Pero, ¿puedes
imaginar lo difícil que será para Wraith llegar a las funciones de la
familia y tener que ver a su hijo crecer sin él? ¿Y qué pasa cuando el
bebé empiece a hacer preguntas? ¿Qué le decimos? ¿Que su padre no lo
quería?

—No creo que estás siendo justa con Wraith—, dijo Gem en
silencio, y Tay y Runa la miraron fijo como si acabara de declarar que
Sheoul, con sus cavernas oscuras, helado exterior y su núcleo de lava
fundida, fuera un lugar de vacaciones de primera. —Vamos. No sabemos
cómo va a reaccionar. Él siempre ha sido impredecible.

—Sí, y eso es lo que quieres cerca de los niños—, dijo Tay


secamente.

Gem se encogió de hombros. —Creo que tienen que darle una


oportunidad.

Runa suspiró. —Sé que estoy siendo dura con él. Él tiene una racha
de protección de una milla de largo, ha sido amable conmigo, pero yo no
sé si nada de eso lo convierte en buen padre.

—Hablando de buen padre—, dijo Tay, deslizando hacia Gem una


mirada curiosa, — ¿cómo están tú y Kynan?

— ¿Buen padre?— Runa se inclinó hacia delante y bajó la voz. —


¿Están tú y Kynan... esperando?

Gem casi se ahoga en su propia lengua. —De ninguna manera.


¿Estás bromeando? —Ella miró por encima del hombro, medio con
miedo que él entrara detrás de ella.

—Pero quieren niños algún día, ¿no?—, preguntó Runa.

—Sí, pero...— Pero, ¿qué? Ella los quería, pero ¿a qué clase de
mundo los estaría trayendo? ¿Demonios o humanos?

Un nudo se formó en su estómago, apretando y apretando hasta


que apenas podía respirar. Ella había crecido producto de dos mundos,
perteneciendo a ambos y a ninguno, y ella juró que nunca pondría a un
niño a través de eso.

- 222 -
Heck, era peligroso poner a un niño a través de eso. Algunos
demonios, como los Sensores, la especie de sus padres adoptivos,
existía con el único propósito de cazar las mujeres embarazadas cuyos
bebés humanos eran de especies mixtas, y matar a los bebés. Otras
especies demonio hacían de su misión destruir las razas mixtas, sólo
por el deporte.

Gem misma había sido marcada para morir y habrían destruido a


sus padres de no estar desesperados por un niño cuando se hizo obvio
que no podían concebir. Tayla había sido salvada sólo porque los padres
adoptivos de Gem no habían detectado el demonio en ella y habían
dejado a Tayla con su madre humana.

Miró a Tayla y a Runa, apenada por el pico de celos que


experimentó al saber que no compartían su problema. Sus hijos eran y
serían demonios Seminus de pura raza.

— ¿Qué está mal?— Tayla preguntó. — ¿Crees que Kynan no


querría niños contigo?

—Creo que es demasiado pronto para siquiera pensar sobre eso—.


Pero no, ella no creía que Kynan querría niños con ella. Le había tomado
a él mucho tiempo tener relaciones sexuales con un demonio. ¿Tener
hijos con una? Probablemente se castraría a sí mismo antes de permitir
que eso suceda.

Runa de empujó al hijo de Wraith en los brazos de Gem. —Vamos a


tener que dejarle ver lo bien que estás con ellos, entonces.

Los ojos de Gem ardieron mientras miró hacia abajo la pequeña,


arrugada cara del bebé acurrucándose contra ella. Sus pequeños dedos
cogieron los suyos, y sintió ese tirón de nuevo, abajo en su vientre.
Pasos pesados anunciaron la llegada de uno de los chicos, y por
supuesto, Kynan se agachó junto a ella, con un vaso de refresco en la
mano.

—Te traje una copa—. Puso el vaso en el final de la mesa. —Así que
eso es el engendro del infierno de Wraith, ¿eh? Es lindo, nada como su
padre.

Una sonrisa se dibujó en sus labios, y el aliento de Gem atrapó el


deseo en sus ojos.

- 223 -
—Es un bebé muy bueno—, dijo Runa. —Así que sí, nada como
Wraith.

La sonrisa de Kynan se volvió triste, y Gem sabía que él estaba


pensando en la grave situación de Wraith. — ¿Puedo sostenerlo?

Gem le entregó el niño, y se le hizo un nudo en la garganta cuando


acunó al pequeño contra su pecho y empezó a mecerlo. Él sería un buen
padre, puro y simple. Algún día él los querría, y ¿entonces qué? ¿Qué
pasaría cuando se diera cuenta de que Gem no podría soportar niños
humanos?

Nada bueno, y era hora de enfrentar los hechos.

Ella y Kynan nunca podrían tener un futuro juntos.

***
La cena sabía a aserrín.

Kynan mayormente empujó su comida alrededor del plato mientras


Eidolon listaba todas las cosas que habían ido mal en el hospital,
incluyendo el hecho de que el parche que habían pegado en el hechizo
del Haven se estaba debilitando. Con el hospital con un mínimo de
personal, E y Shade habían decidido que, si el hechizo del Haven
fracasaba de nuevo, iban a cerrar.

Pero la peor de las noticias había llegado antes, en privado, cuando


Shade y E le habían dicho que sus vidas estaban en juego también, algo
que no le habían dicho a sus esposas.

Y aún las malas noticias seguían llegando.

—Los planes se están consolidando en el inframundo—, dijo Shade.


—Ha habido una llamada a las armas.

El estómago de Ky cayó a sus pies. —Esto es más grande que una


simple incursión, ¿no?

- 224 -
E se frotó el puente de la nariz entre el pulgar y el índice, luciendo
agotado y más áspero de lo que Ky lo había visto. Ahora comprendía por
qué. Se estaba muriendo. —Armagedón para ustedes, Reclamación para
nosotros.

Shade tomó un trago de cerveza. Él no lucía muy bien tampoco y


Ky tenía que preguntarse si Runa, Tayla, y Gem realmente estaban
comprando lo de su "gripe Seminus" BS.

—Wraith llamó—, dijo Shade. —El hombre que atacó a Serena es


un ángel caído. Él está detrás de su encanto y el collar que ella está
protegiendo.

Kynan estaba harto de oír hablar de ángeles caídos. — ¿Qué tipo de


collar?

—Wraith no lo dijo. Pero todo sucedió al mismo tiempo, la aparición


de Serena en escena y los estragos en el inframundo. Está
definitivamente conectado.

— ¿Has preguntado a Reaver sobre él?

—Traté. Él está PEA6.

—Mierda. Bueno, ¿dónde van a atacar los ejércitos? Tengo que


notificar al Sigil, y al R-XR, si no lo ha hecho Runa.

No sólo el hermano de Runa trabajaba para la R-XR, sino que ella


había sido empleada por ellos también, antes de empezar a salir con
Shade.

Ella le lanzó una penetrante mirada de nadie-para-ti esta-noche,


que en realidad era una no amenaza, viendo cómo el moriría sin sexo.
—Hablé con Arik ayer, pero estoy escuchando todo esto por primera vez
en este momento.

Shade se encogió de hombros, a pesar de que sonaba un poco


avergonzado cuando dijo: —Yo no quería molestarte. Has tenido
bastante con lo tuyo—. Se volvió hacia Kynan. —Hice un pequeño viaje
a Sheoul esta tarde. Hablé con gente que conoce gente... no hay una

6
PEA: Perdido en acción. (MIA: Missing in action)

- 225 -
palabra sobre un ataque real. En cambio, los ejércitos se reúnen en
Israel.

Whoa. Kynan bajó su tenedor. — ¿Por qué se reunirán sobre la


superficie? ¿No podrían usar los Harrowgates para llegar a los lugares
que van a atacar?

—Hay temor de que los humanos puedan paralizar los


Harrowgates—, dijo E. —Además, los demonios no se pueden desplazar
en masa a través de ellos. Se tienen que reunir en los sitios cercanos a
la batalla.

—Tiene sentido—. Era una buena inteligencia. El Aegis y las


unidades militares paranormales podrían empezar a poner sus recursos
en su lugar ahora. Se puso de pie. —Voy a empezar a moverme en esto.
Y si Serena o su collar es parte de esto, tal vez la Aegis o la R-XR podría
agarrarla y mantenerla fuera de las manos del ángel caído.

Shade y E parecían preocupados por esa idea, que, sin duda,


terminaría los planes de Wraith de tomar su encanto, pero ellos no
discutieron. Más ahora que sus vidas estaban en juego.

—Diles—, dijo E, su voz baja y áspera. —La Reclamación puede


sonar como un buen momento para una gran cantidad de clases de
demonios, pero me gusta el mundo tal como es. — Dio a Tayla y a los
bebés una mirada. —Es seguro para mi familia.

Mientras Kynan tomaba la mano de Gem en la suya, no podía dejar


de estar de acuerdo.

***
Gem había permanecido en completo silencio en la caminata a su
apartamento. Kynan se habría preocupado, excepto que él tampoco
tenía ganas de hablar mucho. La amenaza de amigos muriendo y del
final del mundo lo dejó sin habla.

Gem sacó las llaves del apartamento de su bolso y abrió la


cerradura, pero ella no abrió la puerta. En cambio, ella se interesó

- 226 -
mucho en sus pies. Las plataformas Mary-Janes añadían unos cinco
centímetros a su altura y hacían de sus largas piernas al descubierto,
obras de arte. Nunca había sido de la moda gótica, pero no se podía
imaginar en cualquier otra cosa.

Nada excepto sábanas de satén, de todos modos.

Él enganchó un dedo por debajo de la barbilla y la obligó a mirarlo.


— ¿Qué está mal? ¿Hice algo estúpido otra vez?

Una triste sonrisa curvó sus labios, que estaban recién pintados con
lápiz labial negro. —No hiciste nada.

—Entonces dime lo que está pasando.

— ¿Además de un posible fin del mundo?

—Además de eso.

—Tú... eh... ya sabes lo que siento por ti.

Bueno, si eso no acaba de congelar la sangre en sus venas. Nadie


comenzaba una conversación así a menos que fueran a decir algo malo.
Como, "dormí con tu mejor amigo." O, "Dormí con ese demonio
vendado en cuero, con un aro en la lengua".

—Gem…

—No—, dijo ella rápidamente. —No digas nada. Sólo quiero que
entiendas lo difícil que es para mí.

Su corazón cayó a sus pies. — ¿Qué es tan difícil?

—Romper contigo.

Después del tiempo que habían pasado en la habitación del hospital


hoy, esto era lo último que él había esperado, y le tomó unos buenos
diez segundos para que su cerebro lo procesara. Incluso cuando lo hizo,
tuvo que repetir lo que ella había dicho. — ¿Romper conmigo?

Sus ojos se llenaron de lágrimas mientras ella se llevaba la mano a


los labios y le besaba los nudillos. —Lo siento. Lo siento mucho.

—Maldita sea, Gem—. Su voz se quebró, y se odiaba por ello. —


Dime lo que está pasando.

- 227 -
—Quieres niños, ¿no?

Él Parpadeó, totalmente desprevenido. — ¿Sobre qué es esto?

—Niños. Bebés. Pequeños frutos de tus entrañas. ¿Los quieres?

—Bueno, sí... algún día.

Su barbilla tembló. —Eso es lo que yo pensaba—. Sacó su mano de


él y dio un paso atrás, poniendo una milla de distancia en los tres pies
de espacio entre ellos. —No hay razón para que nosotros salgamos,
entonces.

— ¿Qué? Gem, estás sonando loca.

—Oh, vamos. ¿Me estás diciendo que quieres ver dónde va esto?,
¿si esto se puede volver serio? ¿De verdad piensas en el matrimonio?
¿Niños? Porque, Kynan, ya sabes lo que soy. ¿Has considerado el hecho
de que si tenemos hijos, ellos serían un cuarto demonio? Y no sólo
demonio. Si no Trituradores de almas.

La boca de Kynan se abrió, pero no salió nada. Él no había pensado


hasta ese punto tan lejos por delante, había estado tomando las cosas
día a día por tanto tiempo.

— ¿Ves? Ni siquiera se puedes tratar de tranquilizarme—. Su voz


era suave, resignada, no enojada como él pensaba que tenía todo el
derecho estar.

—No es eso. Es sólo que... ¿no podemos cruzar ese puente cuando
lleguemos a él?

—No, no podemos. Dios, Kynan, me siento tan fuerte por ti ahora.


No puedo soportar la idea de que dos años en el futuro, cuando este
más unida, me dejarías porque quieres niños. Y no digo que la cosa de
los chicos no sería una gran cosa para ti.

—Gem. Escúchame. Sabes que mi posición sobre los demonios ha


cambiado. Algunos de mis mejores amigos son demonios. Y Tayla y tú...
el tema del medio-demonio no me molesta.

- 228 -
—No te molesta ahora. ¿Pero más tarde? — Ella estudió sus zapatos
de nuevo. —Incluso si tú decides que podrías vivir sin los niños con el
fin de estar conmigo, crecería tu resentimiento hacia mí.

—Gracias por la fe—, le espetó él. —Mientras me estabas marcado


con acusaciones injustas, ¿te sentaste una vez y pensaste que tal vez yo
debería decidir qué tan opuesto estoy a tener hijos con sangre de
demonio corriendo a través de ellos?

Ella lo miró. —Sólo estoy tratando de ahorrarnos un montón de


dolor.

—Y una mierda. Me estás castigando por todos esos meses que me


querías, pero no te daba ni la hora, porque tú eras un demonio. Ya
superé eso, Gem. No me importa. ¿Por qué no lo entiendes?

Su risa amarga rebotó en las paredes en el estrecho pasillo,


haciendo un eco oscuro.

—Tú eres el que no lo entiende. ¿Quieres una prueba? —Ella puso


su mano sobre su pecho. —Veo tus cicatrices. Es lo que soy.
Soulshredder, ¿recuerdas? Puedo ver todos los daños de tu pasado, y sé
que al instante de qué se trata. ¿Y sabes qué? Hay una herida enorme
corriendo aquí mismo, sobre tu corazón. Se trata de Lori. Y los niños. Y
cómo tu los querías, pero ella seguía posponiéndolo, y en algún
momento antes de que ella te traicionara, tú en realidad sospechabas,
sólo por un minuto, que tal vez ella te iba a posponer para siempre. Y
entonces tú estarías frente a la decisión más difícil de tu vida.
Mantenerla a ella y no tener hijos, o dejarla para encontrar a alguien a
quien podrías dejar embarazada. ¿Qué tan cerca estoy, Kynan? Porque
tengo que decirte, mi mitad demonio quiere realmente atizar esa herida
y hacerla doler.

Él sintió que la sangre de su rostro lo abandonaba, porque lo


entendió. Finalmente lo consiguió. Ella ocultó su demonio interior bien,
pero él tenía que enfrentar la verdad. En el fondo, ella era un monstruo,
una especie de demonio temido incluso por otros demonios. Él había
creído el hecho de que lo que no podía ver, no importaba. No existía.

Pero lo hacía. Él la había visto cambiar a su forma híbrida en el


hospital, pero todo ocurrió tan rápido que apenas había prestado

- 229 -
atención. Pero eso no era cierto, ¿verdad? Había empujado la imagen en
el fondo de su mente, la cerró con llave hasta que quedo apretada con
todos los otros recuerdos terribles que tenía. Esa era la única manera
que un soldado o un médico puede operar. Si ellos habitaban en las
cosas que habían visto, iban a terminar comiendo la punta de una
pistola.

Él podía mantener esa imagen guardada, pero ¿era justo para ella?
¿Para él?

—Así que finalmente lo estás entendiendo—, gruñó ella. Sus ojos


habían comenzado a brillar, pequeñas chispas rojas iluminando el fondo
verde. —Mientras que no veas al demonio, puedes tratar. Yo soy lo
suficientemente buena para follar, pero no para casarse o tener a tus
hijos.

— ¡Basta!— Ladró él. —Deja de decirme lo que pienso. Lo que


siento. No tienes ni idea.

— ¿Me equivoco?

Ya no sabía. Sus pensamientos estaban tan confundidos con sus


emociones en este momento que no podía pensar con claridad.

—Eso es lo que pensaba—, dijo cuando él no respondió. El rojo se


derritió de sus ojos y suspiró. — Mira, no hagamos esto más difícil de lo
que es. Vamos a ponerle fin mientras podamos. Mientras podamos ser
amigos.

Dios, su pecho dolía. Esto no puede estar pasando. Hace apenas


horas, eran felices. Y ahora... ahora todo estaba arruinado.

—No tiene por qué ser así, Gem.

—Sabes que sí—. Puso la llave en la cerradura, pero no la giró. —Lo


qué es tan gracioso de esto es que hace un año habría tomado todas las
sobras que estabas dispuesto a tirar hacia mí. Si tan solo hubieras
venido una vez por semana para un polvo rápido y después irte sin decir
una palabra, habría estado agradecida. Pero algo me pasó durante tu
ausencia. Se hizo más fuerte. Y ahora lo quiero todo. No me voy a
establecer. Ni siquiera por ti.

- 230 -
Con eso, se acercó de puntillas, acarició sus labios con los de él, y
desapareció en su apartamento.

- 231 -
Capítulo Dieciocho
Traducido por Estivali10
Corregido por Kitty

Por primera vez, Serena no estaba segura de si podría comer,


incluso no estaba segura de por qué se decidió intentarlo. Se sentía
extrañamente vulnerable aquí en el coche comedor, sentada sola en una
mesa. Todo el mundo la miraba, o eso parecía.

Alguien la había traicionado. Alguien había estado dándole


información a Byzamoth desde el día en que llegó a Egipto, ahora todo
tenía sentido. Cuando Byzamoth se acercó a ella en la calle, en las
catacumbas, y en Philae en la casa del Regente.

Dios, quería vomitar.

Ella trató de llamar a Val, una vez que se calmó, pero él no había
respondido, por lo que ahora sólo estaba esperando, comprobando
obsesivamente por un mensaje de texto o correo de voz, mientras que
esperaba a que Josh terminara la revisión del tren en busca de actividad
demoníaca.

Gracias a Dios estaba él. ¿Cuántas veces había él salvado su vida


ahora? Él le había dado mucho en tan cortos días de amistad sin
mencionar los orgasmos fuera de este mundo.

Ella solamente deseó que él se apresurara. Nunca había estado


nerviosa, siempre estaba sumamente confiada por el encanto, pero de
repente se sintió expuesta, y el único puerto a salvo era en los brazos
de Josh.

- 232 -
La idea le hizo casi reír, sonaba tan cursi. Pero era cierto. Al crecer,
siempre se había sentido segura con su madre a pesar de que durante
los primeros siete años de su vida, la muerte siempre le había pisado los
talones. Su madre la había mantenido cerca, incluso después de
traspasarle su encanto, cuando ya no tenía protección, su amor por la
naturaleza no había cambiado. Más tarde, después de la muerte de su
madre, Serena había sido llevada al convento, donde sentía que nada
podía tocarla. El encanto siempre le había dado un sentido aún más
realzado de seguridad.

En cuestión de días, toda una vida de seguridad había sido


destrozada.

¿Dónde estaba Josh?

Metió su teléfono de nuevo en su mochila y levantó la vista para


verlo, finalmente, entrar en el coche comedor. Su corazón latía con
fuerza mientras se acercaba. Su presencia era tan grande que todo el
mundo dejó de comer para mirarlo. Ella sabía que si él miraba a los
hombres esto apartarían la mirada. Las mujeres, sin embargo, lo
admiraban como tratando de decidir qué color de sábanas se veían bien
enredadas en él.

Personalmente, Serena pensaba que se veía bien en las del hotel,


su piel bronceada en contraste maravillosamente con el algodón
almidonado, blanco.

Su mirada fija contra la suya mientras se acercaba, los ojos de


zafiro la apuntaban como un francotirador. Su aliento dejó los pulmones
en un apuro, porque ahora, en este momento, para él no había otra
mujer en la habitación.

Vestía pantalones vaqueros y una camiseta de manga larga que se


ajustaba como una segunda piel y delineaba todos sus fibrosos
músculos. El cabello le caía como un manto magníficamente alborotado
contra su mandíbula y cara, parecía un poco pálido, su tatuaje
destacaba más que antes, y se preguntó si que se sentía enfermo otra
vez.

—Hey—, dijo él, deteniéndose en la mesa.

- 233 -
—Hey—. Todavía no podía alejar la mirada lejos de la suya. La
sensación era hipnótica, y estaba muy feliz de estar en este trance. —
¿Estás bien?

—Mareos—. Se inclinó y le dio un tierno beso en la parte superior


de la cabeza, ella inhaló ese aroma que era únicamente suyo, a tierra,
almizcle, a vino, que hizo que su cuerpo ardiera. Se hundió en la silla
frente a ella. —El tren hace que me maree.

Él estaba mintiendo. Se enfermaba con demasiada frecuencia, y


ella sabía más de lo que quería sobre su grave enfermedad. Sin
embargo, ella sabía que él no apreciaría si seguía presionando sobre el
tema. Pero tal vez más tarde. Después de la cena. Después de que
llegaran a Alejandría. Después de que regresaran a los Estados Unidos.

Pero a estas alturas ella había decidido que no quería dejarlo ir. Él
la hacía reír, la hacía sentir segura y querida. A ambos le gustaba la
aventura, y trabajaban muy bien juntos. Ella no sabía cómo una relación
con él podría ser real sin sexo, pero por primera vez en su vida,
intentarlo se sentía verdaderamente correcto.

Suponiendo que él quería lo mismo.

— ¿Estás bien?—, preguntó.

—No realmente—, admitió ella. —La idea de que alguien me


pudiera traicionar así... y con un demonio. Dios, ¿quién podría hacerlo?
¿Y por qué? Me pone enferma.

Una extraña emoción cruzó su rostro, pero luego se había ido. —


Sí—. Tomó un trago del agua que el camarero le había dejado. — ¿Has
localizado a Val?

—No.

—Serena... es posible que sea el...

— ¡No!— Ella bajó su voz. —Por supuesto que no. Lo he visto


durante años, y mi madre antes de eso. Él ha sido más que mi tutor
personal. Él es un amigo de la familia. Además, ¿por qué me envía a
otro país para ser atacada? No tiene sentido.

—El mal raramente lo tiene.

- 234 -
—Él no es el mal.

Josh se encogió de hombros, como si no estuviera convencido, y el


temperamento de ella se elevó en una muesca. —Tu madre murió bajo
su cuidado, ¿no?

—No me gusta lo que estás suponiendo—, ella dijo entre dientes,


porque era ridículo pensar que él fuera responsable de la muerte de su
madre en un accidente de coche. —Tú no lo conoces. Si lo hicieras, lo
sabrías. No habría trabajado para él durante tanto tiempo si hubiera
tenido alguna duda.

—Está bien—. Josh señaló al camarero y pidió dos whiskies dobles.


— ¿Es esto todo lo que haces? ¿Trabajo? ¿Alguna vez has hecho algo
para ti?

Ella reconoció que cambiaba de tema, un intento por calmarla, y


estaba agradecida por ello.

—No realmente—, dijo bruscamente, porque aun estaba un poco


alterada. —Disfruto de las cosas que suceden mientras estoy
trabajando. Buscando tesoros, el engaño de las trampas, viajar… me
encanta. ¿Y tú?

—Quieres decir, ¿si hago cosas para mí mismo?— Cuando ella


asintió con la cabeza, él apretó su boca en una fina línea —He vivido
toda mi vida siendo un idiota egoísta. Siempre ha sido acerca de mí.
Sólo yo.

—Estoy segura que estas exagerando.

Él soltó un bufido. —Confía en mí, Serena. Casi todo lo que he


hecho ha sido porque de alguna manera me beneficio. ¿Por qué crees
que no he ido a ver a mis sobrinos todavía? Tendré que ver cómo ellos
alejaron a Shade de mí—. Maldijo. — ¿Ves lo bastardo que soy? Celoso
de tres bebés inocentes.

—Es comprensible. Amas a tus hermanos. Ellos son todo lo que


tienes—. Ella lo entendía totalmente, porque Val era todo lo que tenía, y
en ocasiones se encontró celosa al ver que David lograba una conexión
con él que ella no tenía.

- 235 -
Había un oscuro silencio mientras el camarero llegó a su mesa a
tomar sus pedidos.

—Sólo ordenaste pan—, dijo ella, cuando el camarero se marchó.

—Estoy mareado—, murmuró.

— ¿Estás seguro que es sólo es eso?

—Sí—. Él le apretó la mano, mientras con su tono le decía que ya


no quería discutir el tema, entonces ella movió su pulgar hacia adelante
y hacia atrás sobre sus nudillos, degustando como su mano se sentía
tan pequeña en la suya.

—Ah, me olvidaba—, dijo ella, metió la mano en su mochila y sacó


un juguete. —Aquí. Lo compré en la tienda de regalos del hotel.

Levantó una ceja. —Es una perinola.

Sonriendo, ella puso el juguete de madera de colores en la mano.


—Esto va a sonar tan estúpido... pero sigo pensando en cómo creciste,
y... bueno, no puedo imaginar que tuvieras muchos juguetes, y quería
que tuvieras uno—. Dijo deprisa. Comprar el juguete le había parecido
una buena idea en ese momento, pero ahora, la expresión ilegible y
plana en la cara Josh le dijo que podría haber cometido un enorme
error. —Lo siento... pensé que podrías tener algo que no tuviste cuando
eras niño. Es tonto, lo sé…

—No deberías—. La voz de Josh era un susurro áspero.

Serena le tomó la mano entre las suyas de nuevo. —Es sólo un


estúpido juguete.

—Lo que sea—. Sintió sus mejillas enrojecidas, como si estuviera


avergonzado de sentirse satisfecho por un regalo tan pequeño y tonto
como un juguete de niño. —Gracias.

—Tal vez la próxima vez me paso por ahí para conseguir un Jack-
in-the-box (el clásico payaso que sale de la caja).

Él hizo una mueca, desvaneciéndola rápidamente con torpeza. —


No, gracias. Esas cosas son espeluznantes. Me quedaré con la perinola.

- 236 -
Sus palabras eran indiferentes, pero el calor en su mirada la
envolvían a su alrededor como un abrazo y deseaba estar sentada junto
a él en lugar de frente a él para que pudiera devolverle el abrazo. —
Bien. Odiaría tener que volver a llamarte idiota.

Josh se tensó cuando vio a un pasajero que andaba por ahí… una
rigidez muy sutil en la columna vertebral, pero ella tenía la sensación de
que estaba mirando a todos en el coche comedor.

—Mira—, dijo él dando órdenes. He estado pensando sobre cómo


podemos mantenerte a salvo. Mis hermanos están investigando a
Byzamoth, y voy a acompañarte hasta tu casa.

Ella sonrió. —Gracias. Agradezco tu oferta, y no la voy a rechazar.


Una vez que regrese a casa, tendré a Val…

—También me tienes a mí—, dijo lentamente, su voz en un acento


posesivo, y si aún no lo conociera mejor, creería que él estaba celoso.

Hizo una pausa mientras el camarero entregaba su alimento, y una


vez que se había ido, le preguntó: — ¿Qué estás diciendo?

—Estoy diciendo que, mientras estás en peligro, no te dejaré sin


protección. No hasta que muera Byzamoth o tengas a alguien a tu
lado—. Arrancó un trozo de pan. —Alguien aparte de Val.

—Val es un Guardián. Él es más que capaz…

—Yo no confió en él. No con todo lo que ha pasado.

—Lo has dejado muy claro, pero yo confío en él.

—Razón más que suficiente para que me quede contigo.

—Ahora mismo vuelves a ser un imbécil—, le espetó, y él sonrió.

Comieron en silencio. Cuando terminaron, él la acompañó hasta su


habitación, y aunque ella no lo invito, entró sin permiso de todos
modos.

La puerta se cerró, igual que su boca debería haber hecho, pero en


cambio ella preguntó, —Debo estar loca para preguntarte esto, pero,
bueno, ¿a dónde nos dirigimos? Nosotros, quiero decir. ¿Hacia dónde
vamos?

- 237 -
— ¿Dónde quieres que vaya?

— ¿En un mundo perfecto?— Cuando él asintió con la cabeza, ella


frotó su vientre, como si eso calmara el revoloteo que sentía. —Nosotros
volveríamos a los Estados Unidos, y veríamos hacia donde nos llevaría
esto entre nosotros…

Él sonrió, pero era una sonrisa triste que hizo lo que su mano no
podía: acabar con las mariposas. Matándolas, en realidad. —Ojalá fuera
tan simple.

—Es sobre la virginidad, ¿verdad?

En un instante, la atrapó entre su cuerpo y la puerta, y con la boca


en su oído dijo. —Vamos a ser claros en esto—, gruñó. —No tienes idea
de lo mucho que quiero estar dentro de ti. De pie, acostado, tomándote
por detrás de todas las maneras. Ahora mismo.

¡Oh, Dios! Sus rodillas se tambalearon, pero él pasó un brazo


alrededor de ella y la mantuvo estable.

—No ser capaz de hacer nada de eso me está matando.


Literalmente. Pero por extraño que parezca, me gusta sólo estar
contigo. Poder tocarte siempre que pueda. Por lo que no. La virginidad
no es lo que nos separa.

— ¿E-entonces, qué?— Él hizo algo pecaminoso con su lengua


contra la base de la oreja, mientras frotaba su erección en su vientre.

—Me estoy muriendo.

— ¿Muriendo de qué?— Ella se inclinó y le rozó la mano sobre el


bulto en sus pantalones vaqueros, las dos últimas veces que ellos
habían estado juntos, ella había tomado de él, pero esta vez ella quería
dárselo. — ¿Me tengo que poner de rodillas?

—Sí, pero…— Su voz se estranguló. —Quiero decir, estoy muriendo.


De cáncer.

Su pecho se llenó de hielo. —No—. Ella sacudió la cabeza con tanta


fuerza que su pelo le rozó las mejillas. — ¡No!

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Él la agarró por los hombros suavemente pero con firmeza. —
Serena, escúchame. Voy a mantenerte a salvo el tiempo que pueda…

— ¿Crees estoy molesta porque te necesito para mantenerme


segura?— Ella se apartó de él, con ardor en los ojos y temblando todo
su cuerpo. — ¡Tú... tú... imbécil!

Su mirada se posó en el suelo.

— ¿Ahora quien es el imbécil?

—Oh, Josh, lo siento—. Aún temblando, ella envolvió sus brazos


alrededor de él. — ¿Por no me lo dijiste antes?—, pensó en las veces
que estaba enfermo, y ahora todo tenía sentido. Tenía sentido también,
por qué él quería salir con ella desde el principio.

Decidí que este viaje sería como unas vacaciones. Una de las
cientos de cosas que quería hacer antes de morir.

—No era importante—. Cuando ella se puso rígida, ya que iba a


arremeter contra él, él añadió rápidamente. —No al principio. Pero
ahora… yo simplemente no quiero ver un futuro, eso no va a suceder.

Ahogando un sollozo, ella lo miró. —Deberías habérmelo dicho.

— ¿Para qué? ¿Para qué me miraras con lástima, como lo estás


haciendo ahora? No debería habértelo dicho.

—No puedes decirme algo así y esperar que yo no reaccione—, ella


sabía que no debía enojarse, pero maldita sea, esto no era justo. Ellos
no podrían haber tenido una vida normal juntos, pero ahora no tenían
ninguna tipo de probabilidad de vida en absoluto. —Bésame—, dijo. —
Sólo bésame y no dejes que perdamos el tiempo que nos queda. Pero él
no la besó. En cambio, bajó la cabeza y le besó las lágrimas, los labios
de satén limpiaban las huellas de su dolor.

Estaba en lo cierto. Ellos no deberían estar perdiendo el poco


tiempo que tenían juntos. Pero, ¿cómo se supone que deberían seguir
adelante? Ella quería gritar, el tipo de llanto del que nunca nadie quería
ser testigo porque era sucio y ruidoso que te deja los ojos rojos e
hinchados por un día.

- 239 -
—Hola. No estás conmigo, aquí—. Su boca encontró la suya, y él la
besó tan profundamente que lo sintió en su alma.

Su lengua acarició la suya y llevó la mano a su cuello, amasándolo


y acariciándolo, haciéndola olvidar… y ella era una maldita egoísta
porque necesitaba que él la hiciera sentir mejor. Era él quien necesitaba
sentirse bien, y aquí estaba, dejando de lado el hecho de que se estaba
muriendo para consolarla.

Ella era una perra seriamente egoísta.

—Josh—, murmuró contra su boca, —has sido tan generoso


conmigo. Quiero darle algo a cambio—. Aunque le temblaban las manos,
las arrastró hasta su pecho y abdominales. Cuando llegó a la cintura de
los pantalones vaqueros, ella desabrochó el botón superior.

Él cerró los dedos alrededor de su muñeca. —No puedo.

—Ya lo sé—. Ella acarició el dorso de la mano hasta que aflojó su


agarre. —Pero ¿qué pasa si te beso mientras voy bajando? Poco a poco.
¿Dejarías que te tome en mi boca?

Él hizo un ruido ahogado quedándose congelado. Ella lo despojó de


su camisa. Pero cuando lo besó en el pectoral izquierdo, ligera y
suavemente, su cabeza cayó hacia atrás y sus manos la agarraron por
los hombros. Él la sostuvo como si fuera a caerse o como si no quisiera
dejarla ir.

Besó mientras iba bajando, deleitándose con el sabor de su piel, su


aroma masculino, algo que realmente nunca había probado. No de esta
manera. Se dejó caer de rodillas y utilizó la lengua para trazar su
ombligo.

—Serena…— Trató de dar un paso atrás, pero fue apoyado contra la


pared. Debajo de la superficie de su piel, él se estremeció.

—Shh — Ella agarró sus caderas con presión firme pero suave. —
Por favor. Permíteme hacer esto para ti—.Ella lo miró, y su corazón dio
un vuelco al ver la incertidumbre en sus ojos.

Durante un largo momento, se quedó quieta, hasta que él asintió


lentamente. Él no se relajó, sin embargo, sino que se tensó aún más

- 240 -
cuando le desabrochó los pantalones. A sus lados, tenía las manos
apretadas en puños, y aunque se levantó lleno y grueso de la abertura
de sus pantalones vaqueros, de alguna manera ella sentía como que era
una tortura para él en lugar de placer.

Qué extraño que aunque ella era la virgen, ella tenía que ser suave
con él, para facilitarle el más íntimo de los encuentros.

Su mirada cayó hacia abajo a la parte masculina de él, ella no pudo


contener el rápido ruido apreciativo de admiración. Oh... mi. Ella había
visto y había tocado a tipos antes, pero ninguno había sido tan hermoso.

Tentativamente, arrastró un dedo por su eje, siguiendo una vena


pulsante que recorría toda su longitud hasta su ensanchada base. Su
cuerpo entero se sacudió, y ella oyó el click de sus dientes como si los
estuviera chasqueando. Ella jadeó y cerró un puño a su alrededor
deslizando lentamente la palma de su mano desde la punta hasta la
base.

—Me gusta cómo te siento—, ella susurró, él gimió llevándola a la


deriva, un sonido suave de aprobación que fluyó sobre ella como un
jarabe. —Eres como el satén sobre mármol.

Añadió la otra mano ahora, usando una para concentrar el


movimiento en la punta, y la otra para acariciar la longitud de su eje. Él
aspiraba el aire a través de sus dientes, por la forma en que ella lo
hacía, se relajó, comenzó a rodar sus caderas hacia ella, impulsos
sutiles en sus manos.

Una gota lechosa se formó en la punta. Se le hizo agua la boca, ella


se inclinó, para besarle toda su dura longitud hasta la parte interna del
muslo. Poco a poco, trabajó su camino, acariciándolo, sosteniéndolo con
el respeto que se merecía.

—Serena—, dijo con voz áspera, cerrando sus manos en los


hombros de ella una vez más. —Esto... no se...

Antes de que pudiera protestar más, ella lo tomó en su boca.

Todo su cuerpo se lanzó hacia delante. Ella se apoderó de sus


caderas, sosteniéndolo firmemente. Ella probó su sabor rico y terroso,
con notas dramáticas y lujosas parecido a la sal del mar Negro. Ahueco

- 241 -
sus pesados testículos, le lamió la cabeza, chasqueando la lengua hacia
atrás y hacia adelante sobre la pequeña hendidura.

—Oh...cielos—, el suspiró, y luego contuvo el aliento cuando ella lo


tomó tan profundo que le raspaba el fondo de su garganta.

Su eje era espeso, caliente, y pulsaba cuando ella simultáneamente


lo succionaba y lamía. Él gemía al mismo tiempo que arqueaba su
espalda dejándose llevar, ella lamentaba no haberle hecho esto antes, le
podría haber dado más momentos de placer que lo llevara lejos de su
trágico futuro.

Pero no, ella no podía pensar en eso. Ahora no. Esto era para él, y
ella no iba a estar triste ni un segundo. Había tiempo para eso más
adelante.

Suavemente, apretó sus testículos, y él gritó de placer. A pesar de


que no tenía experiencia con esto, sabía por instinto succionar, acariciar,
lamer… y ella aprendió rápidamente donde él era más sensible.

Él bajo sus manos para acariciarle el pelo, en un toque firme pero


tierno. Esto la golpeó nuevamente sintiéndose culpable, él le había dado
placer y ella no se lo había devuelto… pero ahora medía sus respuestas,
escuchándolo, tocándolo, probándolo, y se dio cuenta que darle ese
placer era mucho más que darle un simple regalo.

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Capítulo Diecinueve
Traducido por Araceli
Corregido por Kitty

El corazón de Wraith latía tan fuerte que estaba bastante seguro de


que le iba a explotar. Infiernos, él iba a explotar. Él nunca había
permitido que una mujer se pusiera sobre él. Demasiado íntimo,
demasiado peligroso, sobre todo cuando la mayor parte de sus parejas
sexuales tenían dientes como agujas.

Pero lo que Serena estaba haciendo era... extraordinario.

La calidez, la húmeda profundidad de su boca tomó todo de él, y


aunque sabía que ella no tenía experiencia, no podía imaginar nada
mejor que esto. Él podía sentir el cuidado de su tacto, lo podía ver en la
forma en que ella lo miraba atenta a cada reacción suya.

La vista de su lengua rosada saliendo a girar alrededor de la cabeza


de su pene le había hecho apretar sus manos en puños.

Serena hizo algo increíble con sus dientes, y él siseó con placer. Su
pene pulsaba, peligrosamente cerca de su liberación. Su visión se
extendió aguda y sus colmillos comenzaron a descender, y él sabía que
sus ojos se habían vuelto dorados. Cerrándolos, él golpeó la cabeza
hacia atrás contra la pared y se concentró en los barridos lentos de la
lengua de ella hacia atrás y adelante en la cresta sensible de su glande
y en la fuerza de torsión que ella le había añadido a cada caricia de sus
bolas donde la boca de ella le tapaba la cabeza.

Oh, sí, él estaba cerca…

- 243 -
Ella gimió, un ronroneo que vibraba bajo sus labios y lo hizo gritar.
Él sacó una respiración irregular y palmeó la pared detrás de él, en
parte para mantenerse en posición vertical y en parte para evitar
agarrarle de la cabeza de ella y empujarla cuando lo último de su control
se escabullía.

—Serena—, jadeó. —Dioses, que se siente bien... oh, sí... justo


así—. Jadeaba, sus caderas se sacudían tan fuerte que no podía
controlarlo más. —Yo voy a correrme... mierda.

Su orgasmo explotó a través de él, más poderoso que cualquier que


había experimentado nunca. Este se disparó hasta arriba de la columna
vertebral y explotó con fuegos artificiales en su cerebro. Serena se
mantuvo lamiendo y chupando y arrastrando el dedo a lo largo de la
costura entre sus bolas, añadiendo capas a su clímax y manteniéndolo
en marcha en agudas, palpitante explosiones.

Poco a poco él volvió a la tierra, sus músculos contraídos, mientras


se desbloqueaban. Él hizo que sus colmillos se retrajesen de nuevo en
sus encías, y mientras su visión y audición regresaban en línea, escuchó
lo que sonaba como jadeos.

Oh, mierda.

—No lo tragues—, él ladró, pero ya era demasiado tarde. Serena


estaba todavía de rodillas, sus dedos excavando en sus muslos, con los
ojos vidriosos y la cara enrojecida. El olor de la lujuria se elevaba como
una nube de ella, chocando contra él y acelerando su libido de nuevo.

—Josh—, ella murmuró, echando la cabeza hacia atrás en éxtasis


mientras corría con las manos arriba y abajo de sus piernas. — ¿Qué…
qué esta pasando?

Mierda, mierda, mierda. La eyaculación de un demonio Seminus era


un poderoso afrodisíaco. Sus hermanos habían hablado
interminablemente acerca de los efectos, pero él no había prestado
mucha atención.

Ahora deseaba haberlo hecho.

Serena arrastró la mano por el pecho de ella, siseando un poco


cuando su pulgar rozó un pecho. —Esto es bueno… demasiado bueno…

- 244 -
—Ah… alguien debe haber deslizado algo en tu bebida en la cena.
Sólo relájate—. Relájate. Gran maldita idea, teniendo en cuenta que ella
se estaba sacando su ropa y tocándose.

En menos tiempo del que tomaba saltar a través de una


Harrowgate, estaba desnuda y frotándose contra Wraith como un
demonio Trillah en celo, casi ronroneando, y todo el tiempo mordiéndole
la piel de sus hombros y el cuello. Él nunca había dejado que ninguna
hembra lo mordiera. Nunca.

Pero cuando ella tomó su carne entre sus dientes, el dolor apareció
a lo largo de los nervios finales, junto con una oleada de placer tan
intenso que él deseaba que ella lo mordiera más fuerte. Extrajera
sangre. Ingiriera alimentos de él para que ella pudiera desarrollarse.

Salvo que ella no era un vampiro, y si ella lo fuera, él estaba seguro


como el infierno que él no estaría aquí con ella.

—Tócame, Josh—, dijo ella en contra de su garganta. Ella puso su


mano sobre la de él y la empujó entre sus cuerpos, entre sus piernas. —
Allí... sí, Oh, sí.

Hombre, él se sentía a si mismo como una virgen, nervioso y


asustado, y no tenía idea de por qué.

—Jesús, estás mojada—, dijo él con voz áspera. Sus dedos se


adentraron en su crema, y eso fue todo lo que bastó. Ella gritó, su
cuerpo ondulante salvajemente mientras ella llegaba a la cima.

—M-más—, ella susurró, incluso antes de que ella terminara de


correrse, él ya arrastraba sus dedos a través de su raja, apenas rozando
su nudo de nervios hinchado. De nuevo, ella volvió a gritar, corcoveando
y montado en su mano, una y otra vez hasta que perdió la cuenta de
sus orgasmos.

Y entonces ella se le estaba subiendo, tan rápido que apenas tuvo


tiempo de agarrar sus nalgas para sostenerla mientras ella trababa sus
piernas alrededor de su cintura.

—Hazme el amor—. Ella le pellizcó el lóbulo de la oreja entre los


dientes y sacudió su sexo contra el de él. —Quiero sentirte dentro de mí.

- 245 -
El desliz de su eje a través de su mañosa abertura lo hizo gemir. Un
demonio Seminus podía, técnicamente, liberarse sólo dentro de una
mujer, pero podía sumergir sólo la cabeza de su pene dentro de ella,
teniendo cuidado de no romper el himen, y entonces él podría sacar y…

¿Qué carajo? El punto de todo esto era romper su condenado himen


y tener el maldito encanto.

Serena se retorcía contra él, gruñendo y mordiendo, irritada por no


conseguir lo que su cuerpo quería. Con la fricción ella lo logró de nuevo,
sin embargo, esto facilitó su lujuria temporalmente. Como, por un par
de segundos. Pero fue tiempo suficiente para que él la pusiera de
espaldas sobre la cama.

Ella envolvió sus piernas alrededor de él y arqueó la columna


vertebral, inclinando sus caderas por lo que él malditamente casi se
deslizó dentro de ella.

—Aguanta, cariño. Sólo espera—. De alguna manera se las arregló


para despojarse sus pantalones vaqueros, incluso con ella arañándolo.
Cuando él la montó una vez más, ajustándose entre sus piernas, ella
suspiró y tiró de él hacia abajo sobre ella.

—Te sientes tan bien—. Ella le acarició los labios a través de ellos.
—Tan bien.

Él se movió contra ella, amando la forma en que encajan juntos. —


¿Y las consecuencias?— él no podía creer lo que le estaba preguntando
cuando sólo debería estar buceando en el interior, pero por alguna
razón, él quería saber dónde tenía la cabeza, si ella iba a estar por lo
menos un poco de acuerdo con esto más tarde.

Cuando ella yaciera moribunda.

El dolor le apuñaló como una estaca en el corazón. Y no tenía nada


que ver con el veneno.

—No importa—. El gemido de ella sacudió a través de él mientras


ella envolvía su mano alrededor de su pene y lo guiaba hasta su
entrada. —Todo lo que importa... eres tú. Estar contigo—. Ella lo besó,
duro y profundo.

- 246 -
Cuando ella lo dejó ir, los dos estaban jadeando y la punta de su
pene se frotaba en su miel. Un golpe de sus caderas y él estaría en
casa.

—Creo que... creo que te amo.

Wraith gimió. —Es por el afrodisíaco, Serena.

—Shh—. Ella presionó un dedo en los labios. —Sólo hazme el amor.


¿Quieres eso?

—Dioses, sí—, murmuró él, porque en este momento, él no quería


nada más, hechizo o no. —Esto puede doler un poco.

—Está bien. Confío en ti.

Él metió la mano debajo de ella para inclinar sus caderas. El


instinto la guiaba, ella había sujeto sus muslos alrededor de las caderas
de él aún más. La cabeza de él empezó a entrar en su interior…

Creo que te amo.

Las palabras de ella resonaron en todo su cráneo tan fuerte que


dolía. El sudor le salía en la frente.

Confío en ti.

La emoción le obstruía la garganta y le cortaba la respiración. Sólo


Shade vez había confiado realmente en él y aún así, la confianza tenía
límites.

—Por favor, Josh.

Confío en ti.

Serena ardía contra él, su cuerpo lo abrazaba desde afuera, y el


amor le calentaba en el interior, un lugar que había sido una caverna
oscura y fría durante todo el tiempo que él podía recordar. Ella era
hermosa por dentro y por fuera, y ella no se merecía lo que él estaba a
punto de hacer con ella. No sin una garantía de que iba a sobrevivir
después.

Sus hermanos no se lo perdonarían, pero él no podía quitarle la


vida a ella.

- 247 -
—No puedo—, él jadeó, levantándose de nuevo. —No.

—Pero…

—No puedo darte lo que tú quieres, Serena. Nunca seré capaz de


hacerlo—. Dioses, él era un tonto, un tonto que acababa de firmar tres
órdenes de ejecución. —Voy a hacer que te sientas bien, sin embargo.
Te prometo que eso.

Él la besó todo el camino bajando por su cuerpo y se zambulló


entre las piernas, usando su boca para castigarla por hacerle arder
tanto. Su castigo le hizo llegar una y otra vez, hasta que ella no podía
moverse, estaba inerte en la cama.

Temblando con una combinación de excitación extrema,


agotamiento, y ni un poco de miedo, él se arrastró hasta su lado y tiró
de ella en sus brazos hasta que respiración de ella se transformó en un
sueño. Él agradeció a sus estrellas de la suerte que él había inyectado la
droga anti-libido antes de la cena, porque a pesar de que estaba
experimentando unas graves pelotas azules a pesar de la liberación
anterior, él no estaba con el dolor paralizante. Así podría aliviarse
eventualmente. Él hizo una mueca mientras se ajustaba a si mismo.
Ojalá, esto se aliviaría pronto.

Él no sabía cuánto tiempo estarían así, durmiendo pacíficamente y


sintiendo el frío de la sujeción de la muerte, pero cuando ella comenzó a
moverse, tenía el cielo afuera por la ventana había iluminado. Un pitido
sordo vino de sus pantalones en el suelo. Él ahogó un gemido y excavó
su teléfono del bolsillo.

No hay cura.

El texto en la pantalla de la demonio yacía como un carbón caliente


en el estómago. Realmente no había esperanza ahora. Levantó la otra
muñeca, que se sentía demasiado pesada, miró su reloj.

Y sabía lo que tenía que hacer.

Con cuidado, aflojó la maraña de sus cuerpos desnudos y ropas.


Cada articulación, cada músculo gritó de dolor, y él tenía la sensación de
que, esta vez, ninguna cantidad de medicamento iba a ayudar.

- 248 -
—Oye—, ella murmuró. — ¿Qué estás haciendo?

Él metió el pie en una bota, y cuando él no respondió, porque no


sabía qué decir, ella se sentó y llevó la mano sobre su hombro. Él se
apartó.

—El tren está saliendo del El Cairo en media hora. Estoy


marchándome. De vuelta a casa.

Ella parpadeó, su mirada desenfocada atontada. —No entiendo.


¿Por qué?

—Casi tenemos sexo.

—No, no lo hicimos.

Ella no se acordaba. No estaba seguro de si eso era una bendición o


no.

—Sí, lo hicimos.

Ella se frotó los ojos. —Aun si casi nosotros lo hicimos… no lo


hicimos. Así que… ¿por qué te vas?

Un estremecimiento sacudió su cuerpo mientras exhalaba. Él se


inclinó para recoger la perinola de madera que había caído al suelo. —
Me voy porque tengo miedo que con el tiempo nosotros terminaremos
haciéndolo, y yo no puedo ser responsable de matarte.

— ¿Qué?— Ella se puso de pie, tiró de la sábana hacia su pecho,


como si eso podría ocultar algo. Su cuerpo, sus curvas, cada detalle lo
estaba enloqueciendo, estaba impreso en el cerebro de él. — ¿Crees que
no soy lo suficientemente fuerte como para resistirte? ¿Crees que tienes
que jugar al mártir y mantenerte lejos de mí, así yo no me debilitaría en
tu presencia y te obligaría a tener sexo conmigo o algo así?

—Ah... no. No soy exactamente el tipo de mártir…

— ¿Así que simplemente no quieres tener sexo conmigo?

Él abrió la boca, pero antes de que él pudiera negar la particular


pregunta, ella estrelló su palma en su pecho. Fuerte.

- 249 -
— ¡Respóndeme!— gritó ella. Ya le estaban bajando los efectos del
afrodisíaco. Él reconocía los signos de un exceso de drogas, lo había
vivido él mismo.

—No puedo arriesgar tu vida, Serena. No lo haré. Y no soy lo


suficientemente fuerte como para prometer que puedo estar cerca de ti
y no poseerte.

— ¡Fuera!— Ella se movía con fuerza, casi escupiendo fuego y


completamente irracional. Señaló a la puerta. — ¡Sal y... vete al
infierno!

—Eso—, él graznó, —es sólo una cuestión de tiempo—. Él abrió la


puerta y se detuvo en el umbral. —Me aseguraré de que alguien suba en
El Cairo para tomar el resto del camino a casa contigo.

Él huyó, armándose de valor en contra la voz de ella, gritando su


nombre. Arrancó a través de tantos coches que perdió la cuenta, dando
codazos a la gente a un lado, hasta que llegó al vehículo de carga.

Débil por el veneno, sacudido por lo que acababa de suceder, y


luchando contra el intenso deseo de volver a Serena, él se desplomó en
un cajón de embalaje. Un dolor en el pecho tiraba de él, y él sabía que
si entregaba a el, lo llevaría directamente de vuelta a Serena.

Tal vez él no tenía que irse. Tal vez él podía quedarse con ella hasta
el último minuto, pasar sus últimos días -horas probablemente- con
alguien que le diera una razón para vivir.

Justo, porque ella tenía el amor para cuidar de él cuando él se


estuviera muriendo.

Él quería quedarse con ella, pero por primera vez en su vida, iba a
hacer lo correcto, no lo egoísta. No haría que ella lo viera morir. Iría a
su casa, y ella lo recordaría como era él, no como un débil, sin
caparazón.

Él miró su reloj de nuevo. Media hora. Había llamado a Tayla, se


encontraría en el tren de El Cairo y cuidaría de Serena. Luego él iba a
buscar una Harrowgate y estaría de vuelta en el hospital antes de que
las cosas se pusieran muy mal.

- 250 -
Sus hermanos se harían cargo de él como siempre lo habían hecho,
si lo perdonaban por firmar sus sentencias de muerte, eso es.

- 251 -
Capítulo Veinte
Traducido por Vapino
Corregido por Mir y Kitty

Serena se sentó en su compartimento, preguntándose qué había


pasado. ¿Josh la había dejado porque ella podría tener sexo con él? ¿Por
qué él pensaría eso?

Anoche había querido darle placer como lo había hecho él con ella y
luego… luego… ¿qué? Ella parpadeó contra la avalancha de recuerdos
borrosos.

Hazme el amor.

Oh, Dios. Ella había dicho eso. Había dicho realmente eso. Había
estado encima de él, rogándole por sexo. La humillación le puso la piel
de gallina y la cara le quemaba. ¿Qué fue lo que dijo, que alguien debe
de haberle echado algo de Mickey en su bebida en la cena?

Sus ropas de la noche anterior estaban esparcidas por toda la


pequeña habitación, evidencia de su lapso de control. El estómago le
daba vueltas, se vistió, maldijo las arrugas en su falda oliva y blusa
color crema. Parecía que había sido sacada de una maleta.

Quiero sentirte dentro de mí.

Mortificada, gimió y se dejó caer sobre la cama de nuevo. Todo


volvió a ella, claro como el cristal. Recordó cómo Josh se había ocupado
de ella, pero no se había aprovechado de su estado hiper—caliente.
Podría haberlo hecho, pero no lo hizo.

Él había querido salvar su vida.

- 252 -
¿Y cómo se lo agradecía? Volviéndose una furia, gritándole al
moribundo hombre cuando le dijo que se iba.

Se iba. El miedo parpadeó en su pecho. Le dijo que se estaba


muriendo, pero ella no quiso desperdiciar ni un minuto con él. Y tal vez…
tal vez El Aegis lo podría ayudar. Tal vez Val conocía alguna magia
curativa o artefactos.

No lo podía perder.

Alguien llamó a la puerta. Oh, por favor, por favor, que sea Josh…
Ella dio un salto y abrió la puerta —Jo…— Se interrumpió con un grito de
asombro.

Saltando hacia atrás, trató de cerrar la puerta, pero Byzamoth,


viéndose como la primera vez que lo había visto -angelical y hermoso-
bloqueó su esfuerzo, moviéndose dentro sinuosamente como una
serpiente. Cerró la puerta detrás de él.

Abrió la boca para gritar, pero él la aplastó contra la pared, su duro


muscular cuerpo contra ella. —Si mantienes la boca cerrada, no te hare
daño—. Le pasó la lengua por su mejilla, y ella se estremeció. —No
mucho—. El terror convirtió sus piernas en gelatina. Se reía, un sonido
dulce mezclado con un hilo de oscuridad siniestra. —Pero voy a robarte.
Todos tus encantos.

Su puño se cerró alrededor de su collar, y ella estuvo a punto de


sonreír, porque ese tonto no iba ir a ninguna parte. Entonces, para su
horror, lo liberó de su cuello y lo suspendió en su mano.

Deslizó el collar en su Omán y subió su falda. —Ahora, el otro.

Rasgo sus vestiduras. Su forma mutó y, como una secuencia de


transformación en una película de terror, pasó de ser hermoso a tener el
ala gris tipo murciélago sin pelo que había visto en la casa del Regente.
Entre sus piernas, su enorme pene sobresalía obscenamente hacia
arriba, emanado una sustancia oscura de la punta.

Dulce Jesús, la iba a atravesar con esa cosa horrible. Su sangre se


congeló. Petrificada, temblorosa, trató de gritar, pero no salió nada. Ni
siquiera su respiración pasaba a través del nudo de terror en su
garganta.

- 253 -
— ¿Qué te pasa, cariño? Di algo. Tu miedo me excita—. Inhalo. —El
olor de tu miedo es intoxicante, pero aún más es el sonido de tu voz. El
temblor. El tono. Di algo.

—Vete a la mierda—, le gruñó. —Eso es algo.

La golpeó con tanta fuerza que ella vio estrellas. —Perra. Voy a
follarte hasta que estés muerta—. Sonrió cruelmente, pasó sus dedos
por su mejilla. —Tienes miedo a morir, ¿no? El olor de tu terror está
incrustado. Tan estimulante... ahora, pregúntame por qué. Por qué
estoy haciendo esto.

Ella no quería, pero en este momento, seguirle la corriente parecía


una mejor idea que mantenerse callada. — ¿Por qué haces esto?

Él la golpeó de nuevo. —No me hagas preguntas estúpidas.

La furia y el dolor expulsaron todo su miedo. Estaba cansada de ser


golpeada, y no se iba ira a ninguna parte sin luchar antes. Gruñendo, lo
empujó tan fuerte como pudo y le dio un rodillazo en la entrepierna. Él
no se inmutó, pero cerró de golpe su antebrazo en su garganta,
cortándole el aliento.

—Eso fue estúpido—. Su voz sonó como un látigo.

Ella arañó su brazo y lo golpeó hasta que sus pulmones lucharon


por aire.

Él suspendió su collar frente de su cara—. ¿Sabes lo que es? ¿Qué


hace?— Dejó la presión sobre su cuello lo suficiente como para que ella
tragara aire y agitara la cabeza. —Por supuesto que no. Porque sería
contra las reglas. Y siempre se deben seguir las reglas.

Había una nota de sarcasmo en su voz que no entendía y no estaba


segura si quería entenderlo. Prácticamente, sólo quería oxígeno.

—Esta es la llave para el fin de los tiempos. Tú, mí querida,


también eres una llave. Y una vez que tome tu virginidad, me convertiré
en la llave más poderosa de todas—. Puso su frente en la de ella y la
miró con ojos llanos y sin alma. —Pienso librarme de la infestación
humana de esta tierra. Empezando por ti.

- 254 -
***
El Cairo. La Ciudad Triunfante. Una carrera de ratas urbanas en
expansión que cobraba vida, y, en opinión de Wraith, se veía mejor en
la noche. Como terreno de caza, Wraith siempre había encontrado el
Cairo adecuada, pero en su mayor parte, no le gustaba esta. La mezcla
de antiguo y moderno, la riqueza extrema y la extrema pobreza, daba a
la ciudad un ambiente confuso, como si no pudiera establecer cualquier
estado de ánimo en particular. Su historia le fascinaba, sin embargo,
veces se preguntaba cómo habría sido la vida en la época de los
faraones.

No era vida para seres humanos, ellos la habrían cagado. Pero ser
un demonio en aquel entonces hubiera sido dulce. Habían sido llamados
dioses, Maat, Ra, Osiris, Khepri, entre otros— y habían sido venerados
como tales.

Los demonios tenían largos recuerdos, muchos eran inmortales o


malditos también, y querían el poder y el culto de nuevo.

Si la mierda abajo en el inframundo era una indicación, parecía que


las cosas estaban mejorando para los demonios.

A medida que el tren salía de la estación de El Cairo, Wraith vio a


través de una ventana, su reflejo revelando que de su símbolo de reloj
de arena caían los últimos granos.

Se preguntó si había tomado la decisión correcta.

A pesar de que Tayla era una guerrera increíble, especialmente


cuando sacaba su demonio interior, no era lo suficientemente fuerte
como para proteger a Serena. Por otra parte, él no estaba lo
suficientemente fuerte tampoco.

Dioses, Serena debe estar pensando que era un total imbécil


después de dejarla así. Ella le había dicho que se fuera, pero después de
ver a Shade y Eidolon con sus compañeras, ahora entendía que a veces
las mujeres querían luchar por ellos. Por otra parte, a veces no.

- 255 -
Mientras tocaba la perinola que Serena le había dado, se dio cuenta
de que nunca había entiendo al sexo opuesto.

Se mantuvo de pie, sabiendo que Serena no iba a estar feliz de


volver a verlo. Aún así, se iba a mantener a su lado hasta que
regresaran a los Estados Unidos y pudieran conseguir un lugar seguro,
porque Val no era una opción.

***
Con un gruñido, arrancó la puerta de la bodega de carga. A medio
camino de su camarote, un sentimiento de maldad se estrelló contra él
lo suficiente para hacerle tropezar. Los pelos en la parte posterior de su
cuello se levantaron, reconociendo la maldad familiar.

Byzamoth.

Wraith golpeó la primera puerta del vagón en una carrera. Empujó


a uno de los pasajeros fuera de su camino y pasó a través de la segunda
puerta casi sin abrirla. La oscuridad, empalagosa parecía crecer
mientras se acercaba.

Se deslizó a una parada, cerca de su puerta. Una nube negra de


maldad pulsaba desde el interior, y golpeó con el hombro la delgada
puerta, derrumbándola con un estruendo y una explosión de metal
retorcido.

— ¡Josh!— Gritó Serena penetrado todo el camino hasta su


corazón.

La vista de ella, atrapada bajo el cuerpo horriblemente


transformado de Byzamoth, lo envió al modo matar. Todos sus
malestares, dolores y náuseas desaparecieron tras un velo de color
carmesí cortando su visión y pensamientos.

Wraith se arrojó a Byzamoth, se apoderó de su ala de cuero, y tiró


de él fuera de Serena. Atrapó al ángel en el estrecho espacio entre la
puerta y los asientos. El crujido de huesos acompañados del grito agudo
de Byzamoth, y dejó caer su ala.

- 256 -
—Semin…

Wraith lo golpeó en la boca. Levantando su rodilla, Wraith se la


clavó al bastardo en su basura. Basura muy grande, exagerada. Saber
que él había planeado usar esa cosa monstruosa en Serena quemó
hasta las cenizas el poco control que le quedaba a Wraith.

—Estás muerto—, gruñó y tiró de la cabeza de Byzamoth para que


se encontrara con su rodilla. Sangre salpicó el piso, pero no fue
suficiente. Arrojó al Ángel por el salón, golpeando en la puerta de otro
compartimento.

Los gritos de los pasajeros que escucharon la conmoción perforaron


el aire, mezclándose con el bramido de furia de Serena que se acercaba
a Byzamoth, apuntando un rápido doble golpe a su boca, seguido por un
duro golpe en su garganta. Furiosa admiración y orgullo abrasó a Wraith
desde el interior. Buena chica.

El Ángel se abalanzó sobre ella, pero ella lo golpeó con su codo en


el estomago mientras Wraith ponía la base de su mano en la nariz de
Byzamoth.

—Mi collar—, gritó Serena. — ¡Consíguelo!

—Es mío—, Byzamoth girándose lejos, los labios color grisáceos


tirando hacia atrás mostrando unos afilados dientes, amarillentos. —Y
también lo es ella—. Él se giró con más gracia de la que debería haber
tenido, dado que su ala estaba rota y el pasillo era tan estrecho, pero en
un instante, él se encontraba en el pasillo.

Wraith se lanzó en su persecución. Al final del vagón, Byzamoth


chocó con un pasajero. Con un gruñido furioso, arrojó al humano a
Wraith. Los dos se cayeron en un tumulto. Hijo de puta. Wraith se
desenredó del humano, que estaba sollozando, su piel oscura se tornó
pálida, sus ojos atormentados por lo que había visto.

Bienvenido a mi mundo, amigo. Wraith se puso de pie y arrancó


detrás de Byzamoth, aunque el sentido del mal se había disipado. No
estaba seguro de cuáles eran los poderes del ángel, pero estaba
bastante seguro de que el hijo de puta no podía volar con un ala y le
había roto una.

- 257 -
Más adelante, se encontró con un grupo de humanos que se
reunían alrededor de una puerta abierta en el otro lado del tren, su
excitada charla diciéndole todo lo que necesitaba saber. Habían visto
saltar a un chico del tren, entonces aparentemente Byzamoth había
tomado forma humana, porque estas personas no estaban tan
asustadas como deberían haberlo estado. Pero, ¿A dónde había ido?

Wraith volvió de nuevo con Serena, no tomando ningún cuidado


especial para con todos los pasajeros. Sus maldiciones indignadas lo
siguieron, pero lo único que importaba era llegar a Serena.

En el momento en que pasó a través del marco de la puerta


retorcida, ella voló a sus brazos. —Gracias a Dios que estás bien. ¡Oh,
Dios mío, gracias! ¡Gracias!— Ella estaba balbuceando y llorando, y sólo
un colosal esfuerzo le impedía a él hacer lo mismo.

—Está bien. Se ha ido.

—Mi collar…

—Se fue, también.

Maldijo, la primera palabra realmente sucia que él había oído decir.

—Siento haberme ido—, dijo en su cabello. —Debería haber estado


aquí.

Ella se arrancó de sus brazos, y él se tambaleó, tuvo que apoyarse


a sí mismo en la pared. Ella era la que lo estaba sosteniendo, y una
sensación de mareo casi lo derribó. —No te atrevas a decir lo siento. Yo
soy la que debe decir lo siento. No tenía derecho a enojarme contigo. O
apartarte lejos. Dios, soy una tonta—. Ella lo miró con ojos llorosos. —
Josh, ¿Estás bien?

El dolor le atravesó el estomago, doblándose sobre si mismo. —No.

— ¿Estás herido? ¿Te hizo algo?

—Necesito… mi… habitación…— Tropezó hacia su cabina, haciendo


su mejor esfuerzo para mantener el contenido de su estómago. A pesar
que su habitación estaba al lado, sentía como si se hubiera tardado seis
meses en llegar, y cuando lo hizo, no pudo abrir la puerta. En cambio,

- 258 -
se dejó caer al suelo, sus músculos convulsionaron y su estomago se
agitó.

—Voy a ver si hay algún médico a bordo—, dijo Serena.

—No. Necesito… medicinas. En el interior.

Su suave maldición le hizo sonreír a pesar de su miseria. Al


segundo siguiente maldijo por varios minutos más. —Muy bien, pero si
esto no ayuda…

La agarró por la muñeca, y cuando ella hizo una mueca, se pateó a


sí mismo por ser un bruto, y la dejo ir. —Nada de doctores.
Prométemelo.

—No me gusta esto... pero te lo prometo.

Ella abrió la puerta. Recogiendo lo que le quedaba de sus fuerzas,


se arrastró dentro y se arrastró hasta la cama. Suave. Genial. Mierda, se
iba a morir aquí, ¿no?

—No vas a morir—, dijo Serena, y se dio cuenta de que lo debía


haber estado diciendo en voz alta. —Ahora, ¿qué medicamentos son los
que necesitas? ¿Dónde están?

—Bolsa. Debajo de la cama.

La oyó hurgar, pero luego los sonidos se fueron debilitando y el


mundo se volvió negro.

- 259 -
Capítulo Veintiuno
Traducido por Capiro81
Corregido por Mir y Kitty

Serena trató de controlar su miedo, sacó las medicinas de la bolsa


de Josh, algunas botellas y unos paquetes llenos de una sustancia roja
oscura, pero el pánico ya había echado raíces y se estaba convirtiendo
en algo inmanejable. Él le dijo que estaba a punto de morir, pero ella
asumía que tenía tiempo. Esto… lucía mal.

Un río de lágrimas bajó por su rostro. No había llorado –realmente


llorado- en años. Había llorado mucho cuando había estado enferma, y
luego más tarde cuando su madre murió. Pero esto….Dios, mucho había
sucedido desde que conoció a Josh, tanto cosas buenas como malas. Por
encima de perder el collar, ¿cómo podría lidiar con perder ahora a Josh,
también?

Su mano tembló cuando reunió las botellas y uno de los paquetes


del líquido rojo. Josh estaba sentado frente a ella, el sudor cubría su
frente y su respiración era dificultosa.

—Josh—. Dijo mientras le pasa la mano con suavidad sobre su


mejilla. — ¿Josh? ¿Puedes escucharme?

No recibió respuesta. Dio palmaditas en su mejilla, primero


lentamente y luego con mas urgencia. —Josh.

— ¿Mmm?

Su alivio fue cortado cuando él comenzó a convulsionar y sus ojos


se pusieron blancos. La impotencia hizo que sus lágrimas cayeran más
rápido y cuando él se calmó, ella estaba sollozando.

- 260 -
—Josh, tengo tus medicamentos.

Él movió un poco la cabeza hacia delante y gruñó, —E-el paquete…


las pastillas.

— ¿Los dos a la vez?

—Mmm-Mmm

Ella tomó una pastilla de cada una de las botellas, abrió un paquete
y colocó las pastillas en su boca. Le sujetó la cabeza con una mano
mientras que con la otra le ayudaba a beberse el líquido. Él tragó.
Cuando terminó, lo cubrió con una manta. Su mano tomó la suya,
débilmente.

—Muero… pero, gracias.

—Vas estar bien—, le susurró. —Sólo lucha, ¿de acuerdo?

Él tomó aire en estrepitosa respiración, el sonido la hizo


estremecerse. Impotente, se hundió en el suelo, con la espalda contra la
cama, y por hábito alcanzó su collar, sólo para descubrir que no estaba
allí.

Esto estaba mal. Muy mal. Ella tenía que llamar a Val. Él podría
ayudar a Josh. Sabía que podía. Escarbando el bolsillo de su falda
localizó el teléfono. No hay señal.

¡Maldición!

Alguien tocó la puerta y ella saltó, su pulso iba a todo gas. —


Seguridad. Abran.

Se puso de pie y enfrentó a los dos hombres egipcios en el hall.


Uno estaba inspeccionando su destruida puerta.

—Señora—, dijo el otro, gesticulando hacia la habitación junto a la


de Josh, — ¿Esta es su habitación?

—Sí. Alguien entró por la fuerza.

—Algunos pasajeros informan que se trataba de un… ¿monstruo?

Ella sonrió, esperando que no notaran los temblores de su boca. —


Era simplemente un hombre.

- 261 -
Los hombres recogieron su declaración -explicó que alguien había
intentado robarle y luego escapar- y cuando terminó, la dejaron sola
para interrogar más testigos.

Cerró la puerta y volvió junto a Josh, preguntándose cuando, no si,


cuando Byzamoth volvería.

Él no había acabado con ella. Él regresaría por ella, no pararía hasta


haber tomado su virginidad. Se estremeció, imaginando el horror.

Armado con su encanto, dijo que lo conseguiría el final de los


tiempos.

—Lo siento mamá—, murmuró. Su madre le había confiado en


Serena para mantener el collar seguro, y Serena había fallado. De
alguna manera tenía que conseguir de vuelta ese collar, pero ella estaba
indefensa contra Byzamoth, y encontrarse cara a cara con él, sería como
ofrecerle su virginidad en bandeja de plata.

Una vez más la visión del ángel caído atacándola, desgarrando sus
ropas, apareció su cerebro. Ella nunca olvidaría sus asquerosas
palabras, ni el olor a azufre y heces de su aliento.

Josh la había salvado esta vez, de alguna manera había sido lo


bastante fuerte para pelear con Byzamoth y salir victorioso. Pero estaba
muriendo y ya no podría protegerla otra vez. Byzamoth iba a tomar su
virginidad y seguir adelante con su plan diabólico.

A menos que ella pudiera recuperar el collar. A menos que alguien


pudiera traerlo de vuelta. Alguien como Josh.

Cerró los ojos, sabiendo lo que tenía que hacer.

***
Las manos de Serena se sentían tan bien sobre él. Wraith no había
sentido nada parecido antes. Ellas lo adoraban, acariciando su carne y
chisporroteando su piel mientras se deslizaban por su estómago. Sus

- 262 -
labios le hicieron cosquillas en el pecho, y pequeñas lamidas de su
lengua lo hicieron silbar de placer.

Más abajo. Oh, sí, así.

Mantuvo sus manos a los lados y la dejó que jugase, la dejó que
desabrochara su vaquero y liberara su hinchada polla. Él pensó que lo
tomaría en su boca, pero en cambio, se sentó a horcadas. Su calor
húmedo lo rodeó cuando comenzó a moverse, frotando su eje entre sus
hábiles pliegues.

Maldición, este era un gran sueño. Se moría de ganas de hacer el


amor con ella, y aquí, en sus sueños, él podía. Casi gimió cuando ella
enfocó sus caderas para guiar la cabeza de su pene hasta su entrada.

—Te amo Josh.

Josh. Incluso en sus sueños no podía llamarlo por su nombre. Él se


aferró a las sábanas, dejando que la vibración del tren lo calmara
cuando lo único que quería hacer era impulsar sus caderas hacia arriba
y llenarla completamente.

Tren… ¿tren? Josh. ¡No es un sueño!

Sus ojos se abrieron de golpe, y oh, santo infierno. Serena estaba


encima de él, lista para recibirlo.

— ¡No!— Frenéticamente, la agarró por la cintura, pero estaba


demasiado débil para pararla. Ella se hundió, enterrando su eje
profundo. Su barrera se rompió, y gritó antes de ahogar el sonido con
su mano en la boca.

Instantáneamente, una extraña y maravillosa energía llenó su


cuerpo, fluyendo a través de sus venas haciendo que su corazón pateara
con exageración. La debilidad que lo había estado arrastrando fue
sustituida por poder y fuerza que aullaba a través de él con un fuerte
rugido.

—Oh, nena—, exhaló. —Oh… mierda. ¿Qué has hecho?

Ella tenía que saber que había comenzado la cuenta regresiva hacia
su muerte.

- 263 -
—No podía dejar que murieras—. Miro hacia él, su mirada cálida y
líquida. Ella le sonrió y a continuación hizo una mueca mientras se
movía. —Sé que dijiste que no podías darme lo que quiero, pero tú ya lo
has hecho.

Él quería discutir, clamar en contra de lo que ella dijo, lo que ella


creía, pero no podía. Sus sentimientos por ella eran demasiado
profundos. —No debería haberte dicho…

—No—. Ella le clavó las uñas en su pecho. El placer y el dolor eran


exquisitos. —He esperado mucho tiempo por eso para arruinarlo con
arrepentimientos.

Nos sabía que podía sentir nada más que arrepentimiento hasta
que ella le pasó el torso de sus manos por sus pechos y las barrió sobre
sus pezones. Su espalda se arqueó, haciendo rodar las caderas en un
fluido oleaje. Él vibró dentro de ella, su deseo creciendo a cada
segundo.

Habría una eternidad para lamentaciones; ahora mismo, necesitaba


asegurarse que esta primera vez, sea especial para ella. Para los dos.

Él la agarró por la nuca y la arrastró hacia abajo, hasta que sus


labios se encontraron con los de él. Besarla fue el mayor placer que
había conocido jamás. Sus labios se abrieron, y él deslizó su lengua para
encontrar la suya. Odiaba tener que hacerlo con cuidado, para
asegurarse de que no llegara demasiado cerca y personal con sus
caninos, pero ahora ser cuidadoso era algo bueno. Esta era su primera
vez y él no se iba a comportar como un animal.

Aun así, sin importar lo civilizado que intentara ser, algunos


instintos no se podían detener. Él le sostuvo una pierna con fuerza y la
agarró por las caderas, sosteniéndola mientras sus investidas se hacían
más fuertes y más duras. Él necesitaba ir más profundo. Ir tan lejos
dentro que nunca podría salir de nuevo, pero su llanto lo hizo
congelarse. Ella siguió sollozando. Dioses, era un brutal pendejo.

—Lo siento—. Le besó las lágrimas. —Te sientes… tan… bien.

Sus dedos acariciaron su cuello, justo sobre su yugular y él tuvo el


loco deseo de pedirle que lo mordiera allí. —Está bien. Sabía que
dolería—. Hizo una mueca. —Pero tal vez no tanto como lo hace.

- 264 -
—Quiero hacerte sentir mejor, lirsha.

— ¿Lirsha?

Mierda. Bien, él no podía muy bien explicar que imprecisamente se


traducía “amor” en lengua Seminus, y al diablo con ello, no quería
explicar para nada.

—Shh—. La levanto de él, la suave fricción de su polla por su canal


húmedo casi lo hizo venirse. —Confía en mí.

Ella se mordió el labio, su expresión se ablandó, y asintió con la


cabeza. Retorciéndose hacia abajo por el cuerpo de ella, al mismo
tiempo que la empujaba hacia arriba, hasta que su boca se encontró con
su centro. La cama era corta y sus piernas se atiborraban contra la
pared, pero le daba igual, estaba exactamente donde quería estar.

Serena gemía, mientras él la besaba profundamente, rodeando su


hinchado brote entre sus labios. De forma hambrienta, pasó su lengua
hasta su centro en una suave y húmeda caricia. Cuando empujó dentro
de ella con un golpe curativo de su lengua, ella gritó de gusto y alivio,
viniéndose tan fuerte que tuvo que sostenerla con un firme agarre de
sus muslos.

Cuando todo acabó, ella quedó floja, y él fácilmente la puso debajo


de él. — ¿Estás bien?

—Oh, sí—, ella balbuceó, con la voz ronca por la pasión. —Wow.

—Sólo va a ponerse mejor.

La excitación llameó en sus ojos. — ¿De verdad?

—Sí. De verdad.

Él cambio de postura para que sus caderas lo acunaran y su polla


rozara su entrada. Apoyándose en sus codos, la besó hasta que ambos
estaban sin aliento y meciéndose salvajemente uno contra el otro. Su
ondulante y pulverizador movimiento lo hacían jadear, y cuando ella
levantó sus piernas alrededor de su cintura, él no pudo esperar más.
Trató de ser suave, pero estaba tan caliente y ella estaba tan húmeda…

La penetró en un golpe suave.

- 265 -
— ¿Estás bien?— preguntó, aunque sería un milagro si ella le
entendía, pues sus palabras habían salido como un gruñido de éxtasis.

—Deja de preguntarme eso—. Ella mientras aferró sus piernas a su


alrededor y se arqueó. —Sigue. Por favor—. Ella bombeaba sus caderas
y que le rodeó el cuello con sus brazos para hacer palanca, y maldita
sea, él iba a tener que aguantar para disfrutar el paseo.

No podía creer que esta haciendo esto… con una humana, con una
virgen, con alguien que realmente le importaba. Pero no quería pensar
en todo eso ahora. Quería darle una primera vez que ella recordara para
siempre.

Excepto que ella ya no tenía un para siempre.

Un desagradable gruñido salió de su boca. A él no le importaba que


su enfermedad no tuviera cura. Tenía que haber otro modo. Él la
salvaría. Lo haría. Y entonces sería suya. —Mía.

—Tuya—, ella estuvo de acuerdo. Arrastrando su cabeza hacia su


cuello. —Bésame ahí. Como en el sueño.

Sueño del vampiro. La idea de morderla lo excitaba tanto que se


sacudió dentro de ella mientras sus colmillos salieron disparados de sus
encías. Dispuesto a hacer retroceder a sus colmillos, se aferró a su
cuello con sus labios y succionó, sabiendo que dejaría una marca y no le
importó. Quería marcarla de todas las formas posibles.

También quería ser suave, pero ella lo llevaba a increíbles alturas


que destruían su autocontrol, y de repente, estaba sudando, bombeando
y gruñendo, su liberación construyéndose como un arroyo atrapado.

Ella se aferró a sus hombros con sus uñas y gritó, pero reconoció el
sonido de placer, no dolor. Su ajustado centro se cerró a su alrededor,
arrastrándolo más profundo, sus caderas embestían hacia arriba
creando un ritmo salvaje, violento que debió haber sacudido el tren.

Ondas de placer zumbaron a través de sus bolas, hacia su eje,


cuando su semen se calentó y amontonó hasta que ya no podía
aguantar más. Se corrió en una deslumbrante marea, que se estrelló
contra él, una vez, dos, mierda... su tercer orgasmo rugió a través de él.

- 266 -
Las satinadas paredes internas lo ordeñaron mientras Serena se
unía a él clímax tras clímax. Estaba acostumbrado a múltiples orgasmos,
-era genial ser un incubus- pero sabía que era una rareza para las
hembras de la mayoría de las especies. Era garantía que una hembra
alcanzara varios orgasmos con un demonio Seminus, y mientras se
corría una quinta vez, se acomodó para observar a Serena teniendo un
par más.

Jadeando, con movimientos lentos se puso de costado para evitar


aplastarla, pero la sostuvo cerca, volviéndola hacia él así permanecía
dentro de ella, podía seguir sintiendo el apriete de sus paredes internas
mientras ella se corría de nuevo. La cabeza de ella cayó hacia atrás, con
los ojos cerrados y dejó escapar pequeños suspiros de placer.

—Josh, oh… ah… sí—. Ella tartamudeó, y él bajó las manos a su


trasero para presionarla más cerca.

Normalmente, él se retiraba inmediatamente después, dejando que


la mujer se retorciera de placer, mientras él escapaba. Pero esta era
Serena. Ellos habían hablado sobre la adrenalina, la quemazón de las
cazas que disfrutaron, pero él nunca había sentido esas cosas con
ninguna mujer… ninguna mujer, excepto Serena. El sexo con ella era la
máxima adrenalina, la máxima quemazón y él se iba a quedar aquí a su
lado para disfrutar cada uno de los gemidos, jadeos y estremecimientos.

—Wraith—. Su voz era un susurro gutural en su oído. —Llámame


Wraith, cuando te corras.

—Ahora—, ella gimió. —Me estoy corriendo ahora… Wraith.

Él se corrió otra vez al oír su nombre de labios de ella en su alivio.


Después, se derrumbaron juntos, sus resbaladizas pieles por la
transpiración, sus pulmones tomando oxígeno como si no hubiera
suficiente dentro del tren.

—Gracias—, dijo ella, tomando una respiración irregular. —Dios,


gracias.

¿Ella le estaba dando las gracias a él? Ella le había dado un milagro,
había sacrificado su propia vida para darle algo que no merecía.

- 267 -
Por lo que no, él no merecía las gracias, y no estaba seguro que
debería agradecerle tampoco.

Porque Serena había salvado su vida, pero en cierto modo, lo había


matado un poco, también.

- 268 -
Capítulo Veintidós
Traducido por Estivali10
Corregido por Kitty

Eidolon experimentó una extraña mezcla de alivio y ansiedad


cuando colgó el teléfono después de hablar con Wraith. Shade estaba
sentado frente a la oficina de E, su mandíbula trabajaba horas extras
con un pedazo de goma de mascar, a la espera de noticias.

Wraith había recuperado el encanto, lo que explicaba por qué


Eidolon de repente tenía ganas de correr un maratón, pero sonaba igual
que su hermano se había enamorado de la humana, y esto solo iba a
terminar en un desastre. Especialmente porque él casi le había ordenado
a E encontrar un modo de salvarle la vida cueste lo que cueste, y nada
de lo que Eidolon le dijo pudo convencer a Wraith de lo contrario.

—Shade, el obtuvo el encanto, pero no todo son buenas noticias…

Reaver caminaba, o más exactamente, tropezó a través de la


puerta. El cabello del ángel, normalmente era cegadoramente brillante y
perfecto, ahora caía alrededor enredado y sin brillo, sus ojos estaban
hundidos e inyectados de sangre. Sus manos estaban negras con sangre
seca, su piel era tan blanca que se podían leer sus venas por debajo
como un mapa de carreteras de miseria.

— ¿Qué carajo?—, Preguntó Shade, llegando a sus pies como si


fuera a coger Reaver.

—Olvídate de mí, — graznó Reaver. —Serena. Necesita protección.

- 269 -
—Oh, ¿y ahora tú estás listo para ayudar? — E preguntó, y Reaver
inclinó la cabeza en un gesto de asentimiento. —Bien. ¿Qué tiene de
especial ese collar?

—Hay cosas que no puedo decir. — Dijo Reaver mirando fijamente


a E, con los labios agrietados situado en una obstinada la línea.

—Maldita sea, Reaver, ha sido robado, y esto suena a un problema


condenadamente grande.

La última gota de color desapareció del rostro de Reaver. Él


comenzó a balancearse, y Eidolon se puso de pie para atrapar al ángel
antes de desplomarse. Afortunadamente, este se sostuvo a sí mismo en
la pared.

Bien. Eidolon odiaba admitirlo, incluso a sí mismo, pero la idea de


tocar a alguien de origen divino le paraba los pelos de punta.

—No puede ser—, dijo Reaver. —Lo que estás diciendo es


imposible.

—Yo te digo que no lo es. Necesito saber sobre el collar. Ahora


mismo.

Reaver le dirigió una mirada acechadora a Eidolon con sus ojos azul
pálido entrecerrados. —El pendiente—, dijo, con voz cortada haciendo
vibrar cada sílaba, —es el Armagedón en una cadena.

Shade dejó de masticar el chicle. — ¿Cómo?

—El amuleto. Es un pedazo del Heaven.

—Ah... ¿Heaven? ¿Literalmente?

—Sí.

E intercambió miradas con Shade, esto era grande. Realmente


grande. —Reaver, tenemos que saber más.

Reaver se pasó los dedos por el pelo. Eidolon dio el ángel un minuto
para componer así mismo, porque él todavía se veía como si estuviera a
punto de salir de su piel. Finalmente, este dejo de jugar con su melena,
pero empezó a pasearse lentamente cojeando.

- 270 -
—En el Daemonica, se habla de una cerradura y llave celeste.

E asintió con la cabeza, él sabía vagamente el pasaje de la Biblia


demonio. Los eruditos de demonio habían estado tratando de descifrarlo
durante siglos. —Adelante.

—Se dice—continuó Reaver, — que cuando Satanás fue expulsado


del Heaven, tomó un pedazo de este con la esperanza de que le
permitiría regresar algún día. Él lo mantuvo oculto, y, a continuación,
durante una batalla escaramuza entre el bien y el mal, el ángel Hizkiel
se lo llevó. Sin embargo, miles de años de corrupción lo habían alterado.
No era posible regresarlo de nuevo en el Heaven por temor a
corromperlo. Pero tampoco podía dejarse en la tierra de los demonios
para que fuera usado como una forma de abrir la puerta celestial entre
el Heaven y el Infierno. Por lo tanto, se decidió que debería ser puesto
al cuidado de los seres humanos, ya que en última instancia, la lucha de
poder entre el bien y el mal ha estado siempre sobre la humanidad. Si
ellos fallan en salvaguardarlo, su caída será por su culpa.

Eidolon tenía un mal presentimiento sobre esto, especialmente con


el aterrizaje de Wraith justo en el medio de un conflicto entre el bien y
el mal. — ¿Entonces ha sido dejado en el cuidado de un humano que ha
sido encantado?

—Sí. Muchos humanos. Serena fue la más reciente. Teóricamente,


siempre debería estar a salvo. —Reaver negó con la cabeza. — Yo no
creo que incluso otro centinela marcado podría eludir el encanto. Ha
habido Centinelas enfrentados entre sí en la batalla, y sus encantos
hicieron a los dos intocables, incluso el uno al otro.

—No ha sido otro ser humano encantado que lo tomó—, dijo


Eidolon. —Fue un ángel caído. Llamado Byzamoth.

— ¿Byzamoth? —Una onda de conmoción rompió las ventanas en el


área de oficina, y el hospital fue sacudido con tal fuerza que Eidolon se
preguntó si los humanos registrarían el retumbar sobre su escala de
Richter.

Shade se movió hacia el ángel. —Hey, hombre, tranquilo. Nosotros


queremos tener un techo sobre nuestras cabezas. Uno que no se esté
desmoronando.

- 271 -
—Es un poco tarde para eso—, murmuró Eidolon, pero ahora que
Wraith ya no iba a morir, el hospital debería volver a la normalidad.
Lástima que la falta de personal no podía ser tan fácil.

—Byzamoth. —los ojos de Reaver brillaron como fuego azul. —


¿Wraith está seguro?

—Eso es lo que dijo. ¿Por qué? ¿Quién es este tipo?

Reaver empujó una silla a un lado con tanta fuerza que voló en la
pared y se empalo en el yeso. Eidolon nunca lo había visto tan irritado.
Demonios, el rara vez lo había visto incluso ligeramente molesto. —Él
era un ángel de la Destrucción. Ahora, un demonio de la Destrucción. Él
cayó durante la primera guerra del Heaven. Si él tiene el collar y el
encanto…

—Él no lo tiene. Wraith tiene el encanto.

Reaver ladró una risa amarga. —Este es un día triste cuando estoy
aliviado de que Wraith es el que tomara el encanto.

Shade se pasó la mano por la cara. —Está bien, ¿qué quiere


Byzamoth con estas cosas? Si él es un ángel caído, él no necesita un
encanto invencible.

—No, pero el necesita la sangre de uno encantado para hacer que


el amuleto trabaje y poder abrir la puerta entre el Heaven y el Infierno.
Si él estuviera en posesión del collar y el encanto, el podría utilizar su
propia sangre a su conveniencia. Como el no está encantado, necesita la
sangre del centinela que guardaba el amuleto.

—Sin embargo, Serena ya no está encantada.

—Exacto. Así que una vez que sepa eso, él necesitará la sangre de
aquel a quien ella se lo pasó. — Reaver finalmente detuvo el ritmo. —La
buena noticia es que si alguien puede cuidar de sí mismo, ese es Wraith.

—Y obviamente, el encanto no trabajará contra Byzamoth.

Reaver asintió con la cabeza. —Yo no creo que nadie anticipó este
fallo.

- 272 -
—Ese fallo es que un ángel podría eludir el encanto... incluso uno
caído.

—Obviamente.

—Entonces, ¿qué, exactamente, Byzamoth quiere con el amuleto?

—Él abrirá el Heaven a las fuerzas de mal. Los demonios lo


invadirán dentro—. Reaver se tambaleó dejándose caer en una silla de
la oficina. —Los seres humanos siempre se han centrado en el
Apocalipsis. Ellos lo ven como el final de los días, pero para los
creyentes, no es tan malo. Ellos saben que después de la batalla del
bien y del mal, los justos irán al Heaven—. La voz de Reaver era tan
delgada como el aire en los alcances más oscuros de Sheoul. —Los seres
humanos piensan que el Apocalipsis será la batalla de las batallas. El
infierno en la tierra. Pero con ese pendiente, Byzamoth abrirá la puerta
entre el Heaven y Sheoul, y la consiguiente batalla tendrá lugar en
todos los reinos, en una escala inimaginable. El Heaven podría... dejar
de existir, las almas omitirán a Satanás, y los seres humanos serían
atrapados en un infierno tan terrible que no puede ser concebido.

Los ojos de Reaver estaban atormentados. —Muchachos, esto es


mucho más grande que un apocalipsis. Este es el fin de la existencia
para todos, excepto el vencedor.

***
Shade, Eidolon, y Reaver pasaron la siguiente hora discutiendo
sobre qué hacer, pero siempre volvían a Wraith.

—Él tiene que conseguir ese collar—, dijo Shade, destapando la


tapa de la gaseosa que trajo de la sala de descanso. El había llamado
también a Runa para hacerle saber que iba a llegar tarde. Ella sonaba
tan agotada como él lo estaba, con cuatro bebés en casa, no era de
extrañar.

— ¡No! — Reaver golpeó con su puño sobre el escritorio de Eidolon.


—Si Wraith derrota a Byzamoth y consigue el talismán, deja a Wraith en

- 273 -
posesión del artefacto más poderoso del universo. No creo que ninguno
de nosotros quiera eso. El Aegis tiene que recuperarlo.

Shade resopló. —Esos son unos ignorantes...

Eidolon le golpeó en el hombro con una grapadora. —Estás


hablando de mi compañera, sabes.

—Y nos guste o no, ellos son los Guardianes humanos del reino
terrenal—, dijo Reaver.

Eidolon levantó la vista de su ordenador, donde él había estado


investigando profecías Bíblicas y demoníacas. —Pase lo que pase, hay
que hacerlo rápido. Tayla dijo que dentro de las últimas doce horas, los
demonios han venido a la superficie y asumido tres sitios santos en
Israel. El local Aegis tienen las manos llenas. Coincidiendo con
Byzamoth tomando el collar.

—Santos Infiernos—, murmuró Shade. — Tenía que ser Wraith que


iniciara el Armagedón. — Shade pensó en sus hijos, tan pequeños y
desvalidos y en Runa, que la amaba tanto que le dolía. No podía
soportar la idea de que podrían quedar atrapados en esta guerra.

—Esto es mucho peor que el Armagedón—, agregó Reaver, como si


Shade necesitara que se lo recordara.

— ¿Por qué ahora? — Eidolon preguntó. — Este imbécil Byzamoth


es, obviamente, antiguo, ¿por qué no se hizo con el collar y el encanto
hace siglos?

—Los ángeles caídos no pueden sentir a los Centinelas Marcados—.


Reaver sacudió la cabeza. —No sé como él podría haberla encontrado.

Eidolon tamborileaba con los dedos sobre la mesa, y justo cuando


Shade estuvo a punto de romper sus dedos, E se congeló, a mitad del
tamborileo. —Wraith dijo que Byzamoth sólo tiene un ala. ¿Ha sido
siempre así?

—No que yo sepa.

Shade frunció el ceño. — ¿Qué quieres decir?

- 274 -
—En la mazmorra de Roag. Runa arrancó el ala de un ángel caído.
Me pregunté por qué Roag tendría un ángel caído trabajando para él.

Reaver resopló. —No lo sé. Ningún ángel podría servir a un


demonio.

—Exacto. Pero ¿y si él estaba allí para conseguir algo de Roag?

—El ojo de Eth—, dijo Shade, en una prolongada respiración.

Reaver dijo. — ¿Qué pasa con eso?

—Roag lo robó de mi colección, cuando tomó el necrotoxin


mordlair, — dijo Eidolon, recordándose de la investigación.

— ¿Tú estabas en posesión de El ojo de Eth?

—Sí, — dijo E, — pero era imposible para nosotros usarlo. —Eso es


porque solo los ángeles pueden usarlo para fines de adivinación. Si
Byzamoth lo tuviera, él podría haberlo usado para localizar el amuleto—.
Reaver maldijo. —Lo que explica por qué se rompió la capa -un efecto
secundario al descubrirla.

—Tenemos que involucrar al Aegis, — Reaver repitió, como un


maldito disco roto.

—Estoy de acuerdo. — Eidolon se puso de pie y caminó alrededor


de su escritorio. — Tayla y Kynan van a tener para decirle al Sigil que
está pasando. Todo esto. Esto es demasiado grande para nosotros solos.
Y ellos están capacitados para cazar a seres como los ángeles caídos. —
Él dio vuelta para mirar nuevamente a Reaver. — ¿Cuando va intentar
abrir la puerta?

—El segundo amanecer después de que sea derramada la sangre


del Centinela. Si él no utiliza la sangre entonces, el infierno ha perdido
su oportunidad. Si él hubiera conseguido el encanto de Serena, hubiera
tenido más control en la sincronización. Ahora él está a merced de
encontrar Wraith, y desangrarlo.

— ¿Donde llevará Byzamoth el amuleto y la sangre?— Preguntó


Eidolon.

- 275 -
—Jerusalén. El Monte del Templo. Pero él tendrá que conseguir la
sangre primero. ¿Dónde está Wraith?

—Egipto.

—Que regrese a casa—, dijo Reaver. —Podemos protegerlo en el


hospital.

—Eso funcionará—. Eidolon no sonó muy convincente, aunque,


probablemente porque conseguir que Wraith se quedara quieto y no
hiciera nada sería como tratar encadenar a un fantasma. —Mientras
tanto, Tayla puede comunicarse con el Sigil y las células Aegis que están
cerca de Jerusalén. Kynan puede hacer frente a R-XR. Hay que avisarle
que aumenten tropas y este preparados para una batalla.

Shade maldijo. Los Demonios y los profetas humanos han estado


diciendo durante siglos que el fin estaba cerca, y, finalmente, parecía
que tenían razón.

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Capítulo Veintitrés
Traducido por Marie-Eline
Corregido por Mir y Kitty

Serena temía esta llamada, pero ahora había una señal de que
tenía que hacerla.

— ¿Serena?— Val Sonaba tan preocupado como nunca lo había oído


antes, y ella respondió rápidamente.

—Soy yo, Val. Todo está bien—.Si bien incluía la pérdida de su


collar, su virginidad, y su encanto en cuestión de horas.

—Gracias a Dios—.Ella oyó el chirrido del cuero, sabía que él


solamente se hundió en su silla. — ¿Dónde estás?

—El tren se saldrá de Alejandría, en quince minutos.

— ¿Y tú te dirigirás a su casa inmediatamente?

Su corazón comenzó a palpitar. —No exactamente. Hay un


problema.

La silla chirrió otra vez. — ¿Qué?— Ella no contestó, y su voz se


convirtió en un susurro bajo, peligroso. Ella lo había visto realmente
enfadado sólo una vez, y era algo que ella nunca quiso volver a
experimentar otra vez. — ¿Qué pasó?

—Es Byzamoth.

— ¿El demonio?

Ella tragó secamente. —Él es más que un demonio. Él es un ángel


caído.

- 277 -
—Dime todo, y dígamelo ahora.

Él usaba su voz de "no discutas conmigo o… ", y sabía que era


mejor no presionarlo. Ella comenzó desde el principio y terminó con, —
Él mató al Regente. Y… y él me ataco.

— ¿Consiguió el collar?

—Sí.

— ¿Y el encanto?

—Se ha ido, también.

Su áspera maldición fue seguida por un largo aliento, irregular.


Cuando habló, sus palabras fueron rotas y distorsionadas. —Yo debería
haberlo sabido. Ha habido ataques demonio en todo el mundo—. El
sonido de su respiración se unió al chasquido frenético de sus dedos
sobre las teclas del ordenador. — ¿Tú estás… bien?

—Josh se ocupa de mí.

— ¡No bastante bien! ¿Dónde estaba él cuando Byzamoth le


atacaba?

—Él luchó con él, Val. Las cosas podrían haber resultado mucho
peor de lo que resultaron.

Val murmuró algo que ella no pudo oír. —Cuando bajes del tren, te
diriges directamente a una dirección que te enviará en texto David. Va a
incluir las instrucciones para entrar. Esperas hasta que yo llegue.

—Lo haré. ¿Dónde estás?

—Todavía estoy en Berlín. Es un zoológico aquí... espera.

Ella oyó la conmoción en el fondo, un montón de voces, algunas


levantadas. David estaba gritando. Los nombres Tayla y Kynan vinieron
con algunas maldiciones y, a continuación, por último, Val estaba de
vuelta en el teléfono.

— ¿Serena?— Su escofina gutural le dijo que ella estaba en


problemas. —Byzamoth tiene el collar, ¿no? Pero, ¿tiene el encanto?

Oh, Dios.

- 278 -
— ¡Serena!

—No—, ella susurró. —Josh lo tiene.

Soltó una maldición y, a continuación de un tenso momento de


silencio él dijo, —Tan furioso como estoy con ustedes, esto en realidad
podría ser una buena noticia… Mira, me tengo que ir. Hay una especie
de reunión de emergencia en marcha, y parece tener algo que ver
contigo. Te llamaré en cuanto pueda. Sólo llega a la dirección que te
enviamos. El Aegis tendrá gente allí tan pronto como sea posible.

— ¿Ellos no están allí ahora?

—Todas las células dentro de la región han sido enviadas a Israel.


Tomará un tiempo conseguirte la ayuda. Mientras tanto, mantente en
guardia.

—Estaré bien.

Val maldijo otra vez, durante mucho tiempo y con fuerza.


Finalmente, ella oyó la silla chirriar otra vez, escuchó su fuerte
exhalación. Sabía que él acariciaba su ordenada barba. — ¿Cómo te
sientes?

—Muy bien, ahora mismo—. Ella estaba un poco nauseabunda, pero


no había ninguna razón para preocupar a Val incluso más de lo que ya lo
estaba. — ¿Cuánto tiempo piensas? Antes que, ya sabes...

—No lo sé…— Su voz enganchada. —No estoy seguro. La


enfermedad debería progresar rápidamente ahora.

— ¿En pocas palabras?

Él respiró irregular. —Yo diría que en días, tal vez horas.

***
Wraith no estaba de acuerdo con este plan. Cuando Serena dijo que
ellos iban a algún sitio al que Val le había dicho que fuera, cada una de
sus campanas de advertencia habían sonado, y ahora cuando se

- 279 -
acercaban al lugar, en las afueras del barrio griego de Alejandría, el
golpe en la cabeza podría haber venido de la banda de música del
Infierno.

Ellos iban a pie, habiéndose salido del taxi varios bloques atrás. Él
hubiera querido acercarse desde atrás, y entrar tan discretamente como
fuera posible, en caso de que estuvieran siendo observados. Byzamoth
todavía la quería, no podía saber que Wraith ya tenía su encanto.

Él es mío. Y ella también.

Hombre, cada vez que él pensaba en lo que pudo haber sucedido,


lo que el ángel caído todavía quería, esto hizo que el instinto asesino de
Wraith empujara su camino al frente de la línea delante del resto de sus
instintos más básicos. Extraño, porque por lo general él no tenía nada
por delante del sexo.

Y él definitivamente quería saber quien informaba a Byzamoth


sobre la ubicación de Serena. Wraith iba a destripar al bastardo y
estrangularlo con sus propios intestinos.

Estaban prácticamente allí cuando Serena comenzó a jadear


bastante mal para Wraith al pasar de la acera y hacerla parar en la
sombra de una frondosa palmera. Manchas rosadas colorearon sus
mejillas y las sombras habían teñido la media luna bajo sus ojos, pero
aún así, ella sonrió.

— ¿Necesitas descansar?

—Es el polvo en el aire. No es nada.

Su mentira le molestó. Él quería que ella fuera capaz de apoyarse


en él, aceptar su ayuda. Y lo que necesitara para llegar a algún lugar
seguro, donde estuvieran menos expuestos y ella pudiera descansar.

Llegaron a un conjunto de casas indescriptibles de entre otras,


todas eran igualmente indescriptibles. Pero de inmediato se hizo
evidente que no había nada promedio acerca de este lugar. Nadie que
no fuera militar de las fuerzas especiales, un ladrón, o Wraith, notaría el
cable bien oculto de alarma que había sido puesto en los marcos de las
ventanas y la puerta. Las paredes eran extra gruesas que Wraith
apostaría habían sido reforzadas. El recubrimiento retardante del fuego

- 280 -
que había sido rociado en las paredes y el techo. O las "decorativas"
rendijas que habían sido cortadas en el yeso por debajo de la saliente
del techo y que eran del tamaño perfecto para acunar el cañón de un
rifle.

Cuando él se agachó al lado de una roca ornamental en una


esquina de la línea de propiedad, notó diminutos símbolos protectores
tallados en ella.

—No me gusta esto—, dijo mientras se irguió en toda su estatura.


—Algo está apagado.

—Val no me enviaría a ningún sitio inseguro.

Definitivamente no era seguro. Demasiado fuerte, se parecía más a


él. Serena jadeó otra vez, y él dejó de lado su paranoia. Nada era
demasiado seguro para Serena. Sin embargo, mantuvo un ojo vigilante
sobre su entorno, tomando nota de los vehículos, las casas, incluso las
aves de mierda, mientras hablaba. —Estás enferma. Necesitamos llegar
al interior.

—Tengo la garganta seca. Eso es todo.

Wraith se dio la vuelta, miró a través del filtro ámbar de sus gafas
de sol. —A mí no me jodas. Hemos pasado por mucho—. Bastante era
que él quisiera tomarla en brazos y llevarla al UG7, donde sabía que
podía mantenerla a salvo. De Byzamoth, por lo menos. Su enfermedad
era una bestia con la cual no sabía cómo luchar.

—Ya lo sé—. Ella se abrazó. Cambió su peso. Él odió esto él la había


hecho poner incómoda, pero el tiempo para hacer el amor y fingir que
ella no se había suicidado había terminado. Él era un luchador, y él
estaba en el modo de matar-amenaza.

Sobre todo porque la amenaza era ahora para Serena.

Miró el edificio. — ¿Qué dijo él acerca de esta casa?

Ella retiró un obturador decorativo. Detrás de la tapa de madera


había una caja metálica montada en el lado del edificio. Marcó algunos

7
Underworld General. El Hospital del Inframundo

- 281 -
números en el teclado y recuperó una llave. —Él dijo que esto es seguro
contra los vampiros.

— ¿Los vampiros?— Él esperaba que ella no notara el modo en que


se había ahogado.

Su mano revoloteó a su garganta, dejándola caer otra vez. —Le


pregunté por qué la casa no estaba protegida contra los demonios,
también, y él dijo que los hechizos para repeler a los vampiros son de
alcance limitado y de larga duración. Pero con los demonios, es
diferente. Al menos contra la sala de las diferentes especies de
demonios…

—Se necesitaría un hechizo muy general de lucha contra el mal, y


los que no duran mucho.

Ella asintió con la cabeza. —Exactamente.

Ella entró, pero él se quedó atrás, sin saber cómo el hechizo contra
el vampiro le afectaría. No era un vampiro de verdad, pero no quería
correr riesgos. La sala podría trabajar sólo sobre los no-muertos, lo que
sería inteligente, ya que estaban sentados en el centro de la tierra de
las momias -o podría ser alguna versión ajustada que trabajara en
contra de cualquier criatura bebedora de sangre.

— ¿Vienes?

Él arqueó una ceja. — ¿Es una invitación?

— ¿Eres un vampiro?

—Sip.

—Bien—. Su tono sensual lo golpeó en la ingle. —Entra.

—Tu fetiche vampiro va a conseguirte un mordisco algún día—,


advirtió él, jugando sólo a medias, porque él realmente, quería ser el
que la mordiera.

—Sólo puedo esperar—. Ella abrió más la puerta.

—No tienes remedio—. No necesitaba invitación para entrar en las


casas, pero si el lugar estaba protegido... una invitación no podía hacer
daño. —Voy a hacer un chequeo en el perímetro—, dijo. —No se puede

- 282 -
ser demasiado cuidadoso—. Eso, y que quería ver con que otros trucos
de seguridad habían sido incorporados en esta casa.

—Yo veré que clases de provisiones tenemos aquí. Probablemente


vamos a tener que ir de compras—. Ella estaba de pie en la puerta, con
el cabello flotando con la brisa y brillando por el sol, y él la quería. En
ese momento, allí mismo.

Él se disparó hacia ella como si hubiera salido de un cañón. Su


suave sonido de sorpresa fue amortiguado por la boca, facilitado en un
suspiro de satisfacción mientras se derritió contra él. Ahora no era el
momento ni el lugar para hacer todo lo que quería hacer, pero él dejó
claro su mensaje.

Él la tomaría de diez formas desde el domingo cuando ella estuviera


curada, porque se negaba a creer que no iba a suceder.

Y luego iba a encontrar una manera de hacerla suya. Los seres


humanos no podían vincularse con los demonios Seminus, pero tenía
que haber una manera. De algún modo, podría suceder.

Claro. Tan pronto como ella lo perdonara por haberle mentido,


seducido, oh, y por ser un demonio.

Mierda. Él vivía en la fantasía. Todo lo que necesitaba ahora eran


las orejas del ratón y el polvo de hadas de mierda.

Maldiciendo silenciosamente, él se separó de ella e hizo el circuito


alrededor de la casa. Nada estaba fuera de lugar, pero descubrió signos
más sutiles que le dijeron que esta casa era más de lo que parecía. La
línea de todo el edificio había sido tallada con una zanja muy estrecha,
poco profunda casi invisible para cualquiera que no la buscara. Este
sería el caso en que alguien podría poner un círculo de protección de sal,
cenizas, agua bendita, cualquier sustancia destinada a proteger contra
el mal.

Su inspección levantó varios rasgos más curiosos, incluyendo un


número de estacas diminutas de plata en la tierra, dispuestas en la
forma de pentagrama gigantesco que abarcaba toda la propiedad.

Él se dirigió a la puerta de calle, hizo una pausa en el umbral. Él


oyó a Serena toser en algún sitio en la casa, pero ella no estaba en

- 283 -
ningún lugar visible por si el hechizo trabajara sobre él. Suspirando, él
dio un paso por la entrada.

No pasó nada. Genial. Se preguntó si el hechizo le hubiera


afectado, o si el encanto estaba haciendo su cosa.

Serena estaba bebiendo un vaso de agua en la cocina, así que él


revisó todo el resto de habitaciones. En una de las habitaciones del
fondo se encontró con un cofre de madera. Cuando lo abrió, su sangre
se le heló.

Estaba lleno de armas-espadas, estacas, botellas de agua bendita,


cuerdas, hojas, y stangs. Las cuchillas de doble punta de la stangs
estaban cada una recubiertas de un metal diferente para matar a los
diferentes tipos de demonios. Estas eran las armas Aegis.

Sospecha confirmada: Wraith había caminado derecho al centro de


un bastión de mierda Aegis.

Cerró la tapa y se dirigió a la cocina, donde Serena tenía dos colas


a cabo en la pequeña mesa de comedor.

—Encontré bebidas y alimentos enlatados. Algunas pastas…

Él dio una palmada en las manos sobre el mostrador a ambos lados


de ella con fuerza suficiente para hacerla saltar. — ¿Cuándo aparecerá el
resto de la tripulación?

Enjaulada, ella lo miró con sorpresa. — ¿La tripulación? No sé de lo


que estás hablando.

—Yo creo que sí.

Ella se agachó debajo de sus brazos y atascando sus las manos en


las caderas. —No me gusta tu tono.

—No me gusta que me mientan.

—Y yo todavía no sé de qué estás hablando—, replicó ella.

Él creyó que ella pero por ahora sus nervios estaban crispados y él
se estaba jugando. Era un demonio maldito que estaba en medio de la
Central de asesinos de Demonios. —Yo sólo pensaba que Val estaba por
venir—. Lo qué iba a ser una situación difícil. Tendría que entrar en la

- 284 -
cabeza del tipo nuevo y hacer algo de reconstrucción de la memoria
creativa con el verdadero Josh.

—Bueno, caramba. Lo siento se me olvidó mencionar que seríamos


acompañado por la gente que nos puede ayudar. ¿Por qué importa?—
Ella puso su palma sobre su frente. — ¿Estás bien? Estás actuando de
manera extraña.

Oh, infierno. Él la hacía sospechar al salirse de sus casillas con esto.


—Estoy bien.

—Me debes más que eso, Josh. Hemos compartido mucho para que
te apagues—, dijo ella, lanzando sus palabras como lo había hecho
anteriormente él.

Mierda. Tenía razón, y únicamente le había cabreado.


Principalmente porque sus mentiras estaban sentadas en él como una
bestia de dos toneladas de lava, y la culpa estaba prácticamente
escapando de él. Tal vez debería decirle la verdad. Si ella sabía lo que él
era... ¿qué? Ella sólo lo odiaría más pronto.

Dioses, esto estaba jodido.

Él no le respondió, porque la lengua la sentía pegada al paladar de


su boca, y, finalmente, ella se frotó las sienes y movió la cabeza.

— ¿Serena? ¿Te sientes bien?

—Dolor de cabeza—, ella refunfuñó. —Tengo que descansar. ¿Te


importa?

Sí, le importaba. Le importaba tanto que su corazón se rasgaba por


la mitad. Porque de alguna manera, sabía que una vez que ella se
acostara, ella no volvería a levantarse.

***
Serena acababa de ponerse una camiseta sin mangas y pantalones
cortos, y estaba mirando a la cama como un amante cuando su teléfono

- 285 -
celular sonó. Se sentía excesivamente débil, lo sacó de su mochila y lo
abrió

— ¿Val?

— ¿Dónde estás?— Ladró.

Ella suspiró. —Hola a ti también.

— ¿Dónde estás?

Un aumento repentino de miedo la hizo tambalearse sobre sus


piernas, y se hundió en la cama. —Estamos en la casa que nos enviaste.
¿Por qué?

—Estamos. ¿Así que no estás sola?

—Josh está conmigo.

Hubo un momento de tenso silencio, roto por el sonido de alguien


cerca de él susurrando. David. —Serena, escúchame con mucha
atención.

—Estás empezando a asustarme.

—Bien. ¿Estás en un lugar privado? ¿Dónde no pueda oírte?

Ella miró la puerta cerrada. — ¿Sí, pero de que se trata esto?

—En la habitación más pequeña en la parte trasera de la casa, hay


un cofre lleno de armas. Tan silenciosamente como te sea posible,
necesito que vayas hacia allí, y luego te encierres en el dormitorio y
esperes. Debemos estar allí en cuestión de horas.

La piel de gallina se arrastró sobre su piel. — ¿Val?— Su voz


temblaba tan fuerte como ella. — ¿Qué está pasando?

—Acabo de hablar con Josh—, dijo, el frío en su tono la enviaba a


una vertiginosa crisis emocional, —y el hombre que está contigo no es
él.

- 286 -
Capítulo Veinticuatro
Traducido por Lety MacKeltar
Corregido por Mir y kitty

Wraith apagó el quemador de la estufa y buscó en el armario un


tazón. Había hecho sopa para Serena, y quería que bajara antes que ella
quedara dormida.

Su bolsillo vibró, y miró su teléfono. E. — ¿Qué?—, dijo, mientras


servía la sopa en el cuenco.

—Debes volver a casa. Llega a la Harrowgate más cercana.

—No va suceder.

—Wraith, escúchame. Estás en peligro. Byzamoth va a ir tras de


ti—. Wraith se tensó.

—Creí que habías dicho que el encanto sólo se puede transferir a


través del sexo. Si él cree que puede tomarlo de mí de esa manera...
ah, bueno, yo no juego para ese equipo, e incluso si lo hiciera, hombre,
tú deberías verlo cuando se transforma

—Él no quiere tener sexo contigo—.

Wraith sacó una cuchara de un cajón. —Estoy extrañamente


indignado y aliviado.

La voz de Eidolon sonó encrespada y con fastidio, como de


costumbre. —Necesita sangre encantada. Una vez que se dé cuenta de
que Serena ya no está encantada, querrá la tuya.

—Él no obtendrá eso, tampoco.

- 287 -
—Maldita sea, Wraith, es necesario que acudas al hospital donde él
no se atrevería llegar a ti.

Wraith se asomó por el pasillo para asegurarse de que Serena


estaba en su habitación.

—Estoy con toda mi fuerza ahora, hermano. Puedo encargarme de


él.

—Él es inmortal.

—Todavía se puede lastimar.

—No vale la pena el riesgo. Hablamos con Reaver. El encanto es


ineficaz contra los ángeles caídos. Ven al hospital.

—No voy a dejar a Serena.

—Mete tu culo en el Harrowgate. Ahora.

— ¿Sabes qué?— Wraith dejó caer la olla en la estufa, salpicando


de sopa toda la pared. —Vete a la mierda, E.

—Vamos por ti.

Wraith tomó una respiración profunda, suave, en lo que


probablemente fue su primer intento de mantener la calma. Nunca. —
Eidolon, esto no es uno de mis rebeldes deseos de muerte, o tercos
movimientos, sin ninguna razón. Por una vez en mi vida, estoy haciendo
algo por alguien más. Voy a mantener a Serena segura, y voy a
encontrar una cura para ella.

— ¿En serio?— dijo la voz fría de Serena detrás de él. Se volvió


para encontrarla de pie en el pasillo. Chispas de fuego en sus ojos... y
estaba sosteniendo una Stang. — ¿Qué piensas a hacer, Josh?

—Ah... hola. ¿Qué estás…?

Ella le lanzó un cuchillo en forma de S, y aunque él estaba seguro


que tenía un objetivo mortal, el arma se desvió hacia la izquierda y
eliminó el plato de sopa. —Sabía que no te golpearía, viendo cómo estás
encantado y todo eso, pero se sintió bien tirarlo.

- 288 -
Wow, ella estaba encendida. Wraith tiró el teléfono y se acercó a
ella.

— ¿Qué está pasando, Serena?

Ella dio unos pasos hacia atrás, hasta que se encontraba en la


puerta del dormitorio. — ¿Quién eres tú? ¿Quién eres, realmente?

Oh, mierda.

Ella se sacudió con furia. —Y no te atrevas a decirme que tu


nombre es Josh.

—Es Wraith. Te lo dije, mi nombre es Wraith.

— ¿Por qué debería creer eso, cuando todo lo demás que me has
dicho fue una mentira?— Su voz sonaba vacía, como si hubiera sido
gravada por el dolor.

La culpa hizo que le doliera el pecho, porque por primera vez en su


vida, comprendía cómo se sentía infligir dolor a alguien que no lo
merecía.

—No... Todo ha sido una mentira—, dijo sin convicción, porque las
cosas importantes lo habían sido.

—Uh-Huh. ¿Por qué lo hiciste? Quiero decir, me lo imagino, pero


quiero oírlo de tu sucia, mentirosa boca.

—Me estaba muriendo, Serena. Necesitaba el encanto para vivir—.


Él avanzó hacia ella. —No es tan malo como parece—. Era mucho peor
de lo que parecía.

— ¿Sabías que me iba a morir? ¿Antes de que te dijera?

Él apartó la mirada, pero la arrastró de nuevo a la suya una vez


más. Ella se lo merecía, al menos. —Sí.

Ella palideció y se tambaleó hacia atrás. —Oh, Dios mío. ¡Tú


asqueroso, asesino, hijo de puta!

—Serena, escúchame…

- 289 -
Ella le cerró la puerta en la cara. Y echo el pestillo. Ella tenía que
saber que no lo mantendría fuera, pero le dio crédito por haberlo
intentado. Él pateó la puerta y entró.

—No hemos terminado.

Las lágrimas brillaban en sus ojos. —Oh, hemos terminado. Ya


terminamos. Quiero que te vayas—, gritó. — ¡Fuera! Sal y déjame morir
en paz.

—Eso no va a suceder. No puedo dejarte desprotegida.

— ¿Desprotegida? ¿Estás bromeando? ¡Tú me has matado!

La agonía sacudió sus entrañas, mucho peor que cualquier cosa que
el veneno había hecho con él. —No era mi intención que esto
sucediera—, dijo con voz ronca. —Yo no podía llevarlo a cabo. No una
vez que te conocí. Es por eso que iba a bajar del tren en El Cairo.

—Qué noble—, escupió. — ¿Cómo habrás sufrido cuando me forcé a


mi misma a ti?

—Eso—, dijo lentamente, deliberadamente, para que ella nunca lo


dudara, —fue la mejor noche de mi vida.

—Realmente creo eso—. Ella resopló. —Fue la mejor noche de tu


vida porque ya no te estabas muriendo.

Se puso cerca de su rostro tan rápido que ella parpadeó como


tratando de averiguar cómo estaba de repente cerca. —No. Fue porque
era la primera vez que hice el amor a alguien. Puedes llamarme un
mentiroso por cualquier otra cosa, pero no dudes de mí en esto. Y te
juro que fuiste la primera, y que serás la última.

Un frío dolor perforó el hueco en el pecho. Necesitaba el sexo o el


sufriría, pero nunca le haría el amor a una mujer otra vez.

Ella tragó saliva, pero en un instante la furia volvió y le empujó


duro en sus hombros. Cuando no se movió, se deslizó a su alrededor y
puso una buena distancia entre ellos. Se sentía a años luz.

De repente un grito maligno atravesó el aire, aumentando la


presión en la casa con la violencia de una tormenta de primavera. La

- 290 -
ventana voló hacia el interior, y una nube de remolino negro rodeó a
Serena. Se solidificó, y Byzamoth, sonrió, la sostenía, la espalda contra
su pecho, su mano sujeta a la boca.

—Hola, Josh—, el ángel caído, dijo, claramente consciente de la


verdad. El traidor de Serena trabajando de nuevo. Miró entre Serena y
Wraith. —Malditamente no me digas que es cierto. Dime que esta putita
no te dio su encanto.

—Me gustaría decirte eso—, gruñó Wraith, —pero sería una


mentira.

Serena hizo un ruido de indignación, y Byzamoth cambió de mano,


lo que le permitió decir algo. —Oh, ¿ahora te decides a decir la verdad?

Aunque su bofetada verbal escocía, él la ignoró. Si Byzamoth sabía


lo mucho que significaba Serena para Wraith, tendría una maldita arma
eficaz de utilizar en su contra. —Entonces, ángel, ¿Qué me delató? ¿A
alguien se le escapó? ¿O es el resplandor post-coital?

Byzamoth siseó. —Algo así, hijo de puta. No estás camuflado—.


Empujó Serena en la cama. Ella rebotó y rodó torpemente en la
cabecera. Byzamoth sacó la espada de su túnica, una opaca lámina de
plata que brillaba azul en una línea fina a lo largo del metal y en la
empuñadura, los símbolos pulsaban. Apuntó la afilada punta a Serena
pero nunca quitó los ojos de Wraith.

—No hagas movimientos bruscos, o la atravieso. Mi especialidad es


la destrucción, Sem, así que sé cómo usar esto.

Hombre, el iba arrancar el corazón de este hombre y se lo comería.

—Tú realmente has jodido las cosas—. Byzamoth hizo un gesto a


Serena con un movimiento de la hoja. —La jodiste a ella, también.
Juego de palabras—. Él le enseñó los dientes. —No importa. Todavía
conseguiré lo que quiero. Destrucción. La tuya. La de ella. El mundo
como tú lo conoces. Creo que voy a empezar poco a poco y haré mi
camino hacia el caos masivo.

La mirada de Serena prometía dolor si alguna vez ponía sus manos


en el ángel caído. —No vas a salirte con la tuya con lo que sea que has
planeado, ya lo sabes.

- 291 -
Byzamoth se echó a reír, sin cuidado bajando la hoja. —Esto es
como una mala película. Los buenos atados sin ninguna esperanza de
sobrevivir, pero maldita sea, siguen siendo valientes. “Nunca te saldrás
con la tuya”— se burló.

Wraith cargó contra Byzamoth. El ángel hizo girar la punta de la


espada. Serena gritó, y Wraith se congeló. Una herida de cuatro
pulgadas atravesaba su hombro, sus bordes suaves y limpios como el
corte de un bisturí. La espada no la había tocado, pero de alguna
manera había cortado su carne y se dirigía ahora a la garganta.

— ¡Serena!

—Estoy bien—, dijo, golpeando la mano sobre la herida sangrante.


—Estoy bien.

—Cuanta valentía—. Byzamoth puso los ojos en blanco. —


¿Realmente importa, Serena? ¿Dada tu condición?

La mirada de Wraith cortó de pronto al ángel caído. —Vete al


infierno, hijo de puta—. Flexionó sus manos, muriendo por ponerlas
alrededor de la garganta de Byzamoth.

—He estado allí, hecho eso. Pero, al parecer tú también—. Hizo otro
pequeño corte en el brazo de Serena para llamar su atención, y ella no
se inmutó siquiera. —Vas a pagar por elegirlo a él en vez de a mí.

—No había otra opción—. Ella enseñó los dientes tan brutalmente
que Wraith casi esperó ver colmillos. En cualquier otra circunstancia,
podría haber sido caliente. —Josh podría ser una basura mentirosa, pero
al menos es humano.

La comprensión lo iluminó, Byzamoth y se volvió hacia Wraith.


Serena eligió ese momento para arremeter contra el ángel caído. Wraith
saltó a atraparla, pero a la velocidad del rayo, Byzamoth se apoderó de
ella, la abrazó con un brazo colocado alrededor de su cuello, con los pies
colgando fuera del suelo.

—Idiota—, dijo Byzamoth al oído. —Él es un demonio. Un íncubo,


un maestro de la seducción. Te entregaste a un demonio tan malo como
yo, tú puta humana estúpida.

- 292 -
— ¡Mentiroso!— escupió ella, pero cuando miró a Wraith por apoyo,
su expresión se cayó. — ¿Josh? Dile.

Wraith no dijo nada. ¿Qué le podía decir? Ella dejó de luchar. Sólo
se quedó mirando Wraith como nunca lo había visto antes.

— ¿Valió la pena, Serena? ¿Tener un demonio entre las piernas,


valió por tu vida, puta tonta?

El cuerpo de Wraith se sacudió con furia. Serena era buena y pura


era todo lo que Wraith no era. — ¡Quita tus sucias manos de ella!

—Sí—, replicó ella. —Hazlo. Voy a matarlo.

Byzamoth se echó a reír y la soltó. En el momento en que sus pies


tocaron el suelo, ella se lanzó contra Wraith. Ella le dio una bofetada tan
fuerte que su cabeza giro alrededor. Sus puños golpeaban contra su
pecho. Él no hizo nada. Cerrando los ojos, tomó los golpes, deseando
que ella lo golpeara fuerte, para hacerlo sangrar.

— ¡Tú hijo de puta!— Gritó. — ¡Tú maldito hijo de puta! Te odio.

Sus lágrimas fluían en arroyos por las mejillas. Podía oler su furia,
su miedo, y lo cortaba como ninguna arma física había hecho.

Ella lo golpeó una y otra vez, cada golpe cada vez más débil. A
medida que su fuerza se desvanecía, también el de color en su rostro.
Se balanceó, parpadeando fuera de foco, y se derrumbó. Él la atrapó
antes de que cayera al suelo y la arrastró en sus brazos, sintiendo la
fragilidad de su cuerpo, el delicado conjunto de sus huesos que no
habían estado allí antes. O tal vez que había optado por no darse
cuenta.

El cagón hijo de puta atacó mientras los brazos Wraith estaban


ocupados. Byzamoth subió la espada y golpeó a Wraith en la espinilla. El
chasquido del hueso desgarró el aire, y una tormenta de miseria barrió
todo su cuerpo.

Los pies de Wraith salieron volando por debajo de él, pero se torció
al caer, llevó la peor parte de la caída sobre su hombro para proteger a
Serena. Sus piernas no funcionaban, paralizando su capacidad para
volver a Byzamoth, y el ángel caído no le concedió ninguna misericordia

- 293 -
a Wraith. Su pie bajó en la parte posterior del cráneo de Wraith, una y
otra vez, y la lluvia de patadas, lo poco que podía hacer era rodar
encima de Serena, protegiéndola.

Un agudo, corte de dolor atravesó la espalda y el vientre. Una vez,


dos veces. El sonido húmedo de una espada contra el hueso gritaba en
los oídos, por tercera vez, un atizador al rojo vivo de agonía lo destripó.
A través de la visión borrosa, buscó entre su cuerpo y el de Serena, vio
el sangriento final de una espada enterrada en el suelo.

Oh... oh, Dioses. Había sido apuñalado por la espalda y empalado,


la hoja apenas había fallado a Serena.

Girando su cabeza, vio sonreír a Byzamoth cuando él se agachó


para coger una corriente de sangre de Wraith en un frasco que había
sacado de su túnica. —Y la sangre del Encantado abrirá las Puertas del
Abyssos.

—No—. La voz de Serena era un susurro débil mientras luchaba


para gatear debajo de Wraith.

—Ahora, putita, puedes ver a tu amante demonio morir—. Señaló


Byzamoth arrastrando un dedo por su mejilla. —Creo que, después de
haber tomado mi lugar como un dios, eso te convierte en mi puta. Ves,
yo puedo mantenerte con vida, y muy pronto, estarás rogando por la
muerte.

Byzamoth se arremolinó en un círculo dramático, y en un puf de


humo negro, se había ido. Wraith gimió y cayó a su costado, un dolor
desgarrante pasaba través de él como la espada a través de su
intestino.

— ¿Josh? ¡Josh!

—No. Josh. Wraith—Él habló con los dientes apretados y con la


sangre saliendo a borbotones, luchando por cada palabra. Cada
respiración.

Se estaba muriendo. Toda esta mierda que le había pasado, tomó


su virginidad y su encanto...

Todo por nada.

- 294 -
***
Lore se acercó a las puertas de la ambulancia del hospital, con
temor. Había estado investigando el hospital, un poco P y R8 con los
demonios que habían sido pacientes y, al parecer, lo que Gem le había
dicho era verdad. Los combates en el interior del hospital eran
inusuales. Sin embargo, él no quería correr ese riesgo. Podría ser un
asesino, pero no era tonto, y valoraba su propia vida por encima de
todos los demás.

Había aprendido también que Eidolon y Shade son algo llamados


demonios Seminus. Demonios del sexo. Genial. Pero Lore no tenía idea
de lo que hacía que los demonios Seminus fueran diferentes de otras
razas de íncubos. Principalmente porque, a pesar de que Lore mismo era
un demonio, había sido criado por humanos y no había realmente
puesto un pie en el reino demonio hasta hace unos treinta años.

Sin embargo, había permanecido en las afueras de la sociedad


demonio y la sociedad humana, pero al menos había aprendido a usar
las Harrowgate. Esas cosas eran muy raras. Él las usa sólo cuando tenía
que, odiando la punzada extraña que experimentaba cada vez que
usaba una, como si cada viaje a través de los portales succionara un
poco su humanidad.

Él era un asesino, pero no era un monstruo. Bueno, probablemente


lo era, pero si sólo pudiera aferrarse a sus raíces humanas, tal vez
podría negar la verdad sobre sí mismo.

Despiadadamente, gruñó, dejó caer las manos, y entró en el


hospital. Tenía un trabajo que hacer, y lo haría. Ahora mismo.

El hospital estaba extrañamente tranquilo y silencioso. Vio sólo a


Gem, sentada en el mostrador de selección. Ella lo reconoció con una
sonrisa triste.

—Hola Gem. Pareces un poco deprimida.

8
P y R: Preguntas y respuestas

- 295 -
—No es nada—, dijo, y se preguntó si su estado de ánimo tenía
algo que ver con el total tonto que llamaba Kynan. Tendría que ver si tal
vez ella quería al tonto muerto, porque Lore estaría feliz de darle un
regalo en eso.

— ¿Puedo matar a alguien para ti? ¿Hacerte sentir mejor?

—Esa es la más dulce oferta que cualquier persona me ha hecho en


mucho tiempo—. Ella sonrió, y esta parecía genuina. Su corazón se dio
un tirón. —Entonces, ¿qué puedo hacer por ti?

—Estoy buscando a Eidolon y Shade.

—Probablemente están en la oficina de E. Si quieres un puesto de


trabajo, ahora es un buen momento. Estamos necesitando personal.
Sólo sigue al final del pasillo. No puedes perderte.

Una pequeña explosión de culpa lo hizo pausar. Le importaban una


mierda los hermanos, pero Gem no iba a ser feliz cuando se enterara de
lo que había hecho.

Se sacudió de eso, porque él tenía a un demonio mucho más


poderoso a quien rendirle cuentas que a Gem. Ella lo superaría. Él hijo
de puta que tenía su vida en sus manos no.

—Gracias—, dijo. —Nos vemos mas tarde.

E pasillo estaba oscuro como todo lo demás, sólo con bombillas de


color rojo arriba emitiendo luz. Pasó las jaulas y los desagües de los
cuales ruidos se deslizaba deriva, y goteaba líquido oscuro en una
alcantarilla en el suelo.

Esto estaba todo hecho mierda.

Los encontró exactamente donde Gem dijo que estarían.

El demonio Lore asumió que era Eidolon el que estaba gritando en


el teléfono, llamando al nombre de Wraith. Como Lore observaba desde
la puerta abierta, Shade se giró, su maldición apenas un susurro.

—E...— Shade tomó aliento. —Wraith está herido... joder, es malo.

Ahora era el momento del golpe. Lore se precipitó en la medida que


Eidolon rodeó el escritorio. Se había olvidado de desenvainar su mano,

- 296 -
pero ya era demasiado tarde para eso. Agarró el brazo derecho de
Eidolon mientras el otro demonio ponía su mano sobre Shade.

No pasó nada. ¿Qué carajo? Eidolon dio la vuelta, y Lore dio un


puñetazo en la cara del macho. Eidolon tambaleó hacia atrás, y luego el
puño Shade estaba en la mandíbula de Lore. Lore cayó desplomado, el
brazo para matar quedó inmovilizado debajo de él. Apenas tuvo tiempo
para un gemido ahogado cuando Shade lo pisoteó en la garganta con su
gran bota.

— ¿Qué carajo?— Eidolon estaba en el centro de la oficina, con los


ojos rojos, goteando sangre por la barbilla.

Shade gruñó y ejerció presión sobre el cuello de Lore. Lore tendría


una impresión en su piel por una semana. —Estás muerto, amigo.

— ¿Cómo diablos pasó esto?

—Bueno, E—, Shade arrastró las palabras, —este cabrón se acercó


y te golpeó, por lo que yo le pegué…

— ¡No eso! El hechizo Haven. Ha sido reparado.

La cabeza de Shade se dio vuelta. —Entonces, ¿cómo te atacó?— Él


se apartó de Lore, el cual aspiró unos cuantos tragos de aire.

Y fue entonces cuando Lore lo vio. El brazo de Eidolon. Los


tatuajes. Oh, mierda.

—Buena pregunta, Lore—, fue la voz femenina en la puerta. Gem.


Fabuloso. Esto sólo se ponía cada vez mejor y mejor. Ella lo miró. —
¿Supongo que tu eres el imbécil asesino? Yo era el camino para meterte
dentro del hospital, Chicos, yo digo que lo matemos.

Wow, estaba sedienta de sangre. A Lore le gustaba eso en una


mujer.

—Con mucho gusto—, gruñó Shade. —Por mucho que me gustaría


herirlo, tendrá que ser rápido. No tenemos tiempo para jugar. Wraith
nos necesita—. Llegó a Lore con muerte en sus ojos.

Lore se giró, sacándose su chaqueta mientras lo hacía. —


¡Espera!— Se sentó. —Mi brazo—. Eidolon lo alcanzó, pero Lore tiró el

- 297 -
brazo lejos. —No lo hagas. Mi contacto mata—. -Salvo, al parecer, no a
ellos.

— ¿Qué diablos está pasando?— Respiraba Shade, quitándose su


chaqueta.

Lore se quedó mirando. Estos chicos lucían las marcas idénticas,


aunque las suyas eran más oscuras, menos diluidas.

—Muéstrame el símbolo de la parte superior—, dijo Eidolon, y Lore


tiró lentamente el cuello hacia abajo, dejando al descubierto la base de
su cuello y la flecha torcida allí.

—Anillos del infierno—, murmuró Shade, ladeando la cabeza para


mostrar la misma flecha... sólo que la de él estaba justo debajo de un
símbolo de un ojo. La de Eidolon estaba colocada debajo de un conjunto
de balanzas.

Lore parpadeó. — ¿Qué significa esto?

La expresión de Eidolon era cerrada. —A menos que esta sea una


especie de truco, eso significa que somos hermanos. De alguna manera,
somos malditos hermanos.

Gem chasqueó la lengua en Lore. —Lu-cy... tienes algunos planes


que hacer.

—No tenemos tiempo—, dijo Shade. —Tenemos que llegar a


Wraith. Gem, trae las Braceen cuffs. Lore aquí va a aprender el
significado del amor fraternal.

- 298 -
Capítulo Veinticinco
Traducido por Lety MacKeltar
Corregido por Mir y kitty

Habían pasado tantas cosas que Serena no estaba segura de qué


hacer, pensar o sentir. Todo lo que ella sabía era que el hombre del cual
se había enamorado, no era sólo un hombre y que se estaba
desangrando a muerte en el piso.

Ella no sabía qué hacer para ayudar, pero sabía que no debía quitar
la espada que estaba clavada a él y el suelo como un insecto en la
vitrina de un entomólogo. La espada sobresalía de su espalda, su
empuñadura seguía brillando con una luz azul extraña que parecía
hacerse más tenue a medida que Josh -Wraith- cualquiera que sea su
nombre, se hacía más débil.

Indefensa, lo único que podía hacer era sentarse allí y tratar de no


vomitar.

—S-Serena…

Su nombre apareció en un gorgoteo de sangre, y sus intestinos se


apretaron. Ella debería odiarlo -ella lo odiaba- pero ella no podía
soportar esto, no quería verlo sufrir.

— ¿Qué puedo hacer?— Ella pasó su mano por su pelo grueso,


recordando cómo se había sentido hacer eso cuando él se había corrido
dentro de ella. Maldita sea. —Tus hermanos... puedo llamarlos,
¿verdad? ¿Son realmente médicos?

Él no respondió. Desesperada, ella le buscó el pulso. Se sentía débil


contra sus dedos, pero al menos estaba vivo.

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Tenía que encontrar el teléfono celular de él. Ella llamaría a cada
número en su libreta de direcciones hasta encontrar ayuda.
Torpemente, porque sus piernas se habían entumecido, se puso de pie,
pero ella no había dado un paso cuando oyó unos golpes en la puerta
principal.

Un arma. Necesitaba un arma -la madera crujió. Luego, pisadas


apresuradas. Instintivamente, ella se abalanzó, arrodillándose
protectoramente sobre de Josh, pero cuando vio a los dos grandes
hombres... o demonios, supuso... pensó en salir corriendo atravesando
el portal casi a las patadas.

Josh le había dicho que tenía dos hermanos, y con la excepción de


su cabello oscuro, estos hombres se le parecían tanto que tenían que
estar relacionados.

—Oh, mierda—. El de cabello largo y negro, vestido de cuero negro


de la cabeza a los pies, se quedó inmóvil, su oscura mirada fija en la
espada ensartada al cuerpo de Josh.

El otro, vestido con bata, pasó a la habitación y se dejó caer de


rodillas al lado de Josh. —Hermano. Es Eidolon. Aguanta un poco—. Se
volvió hacia la puerta. —Shade.

El llamado Shade se sacudió, entró en la habitación, y dejó caer la


bolsa de médico que llevaba. —Tenemos que llevarlo al hospital.

—Él no lo aguantará.

— ¡Tenemos que intentarlo!

— ¿Y qué sugieres? ¿Llevarlo a través de las calles de Alejandría


con una espada saliendo de él? ¿Un taxi? Moverlo podría matarlo.

Palpando la parte posterior del cuello de Josh, Shade profirió


palabras en un lenguaje extraño, desconocidas para ella, no obstante las
entendía. —Déjame ver el daño interno.

Serena aún abrazándolo, esperaba que se hubieran olvidado que


estaba allí. Shade cerró los ojos y se concentró. Los tatuajes en su
mano, idénticos a los de Josh, comenzaron a brillar.

- 300 -
—Mierda—, susurró Shade. —Riñón, hígado, estómago... oh,
hombre, está jodido. La espada le cortó la aorta. Lo movemos, y se
desangra en un segundo.

Eidolon le echó una mirada fiera. Destellando un fulgor dorado y


rojo, en torno a ella. — ¿Qué pasó?

—Él... él es un demonio—. Caray, esa fue la cosa más estúpida que


dijo, dado que sus hermanos estaban allí también. Sin embargo, su
mente parecía sumida en la niebla. Tantas cosas habían sucedido en los
últimos quince minutos, demasiadas para el procesarlas.

—Sí, sabemos eso—. Su voz sin ninguna estupidez. Profesional.


Tenebrosa — ¿Cómo fue que quedó así empalado?

Correcto. —Byzamoth. Ángel caído. Él... él quería la sangre de Josh.

—Wraith—, gruñó Shade. —Su nombre es Wraith.

Wraith gimió, sus ojos se abrieron. —Ayuda…

—Estamos aquí—, murmuró Eidolon. —Nosotros te ayudaremos.

—No—. Wraith tosió, salpicando sangre. —Serena. Ayuden... a ella.

—Ella está bien, hombre. En este momento, tenemos que cuidar de


ti.

—Prométemelo....

Shade lanzó maldiciones al aire, esta vez en sencillo inglés.

—Promételo.

—Sí, sí—, murmuró Shade. —Sólo relájate. Necesito que te relajes.

Eidolon y Shade intercambiaron miradas. —Tengo que quitar la


espada—, dijo Eidolon.

—Él se desangrará.

—Ya lo sé. Tenemos que darle sangre.

—Comenzaré poniéndole una vía central—. Shade buscó en la bolsa


de suministros médicos que había traído con él y rápidamente insertó un

- 301 -
catéter en el cuello de Josh. Eidolon colgó una bolsa de sangre de la
manija de la puerta, y Shade conectó la bolsa a través de un tubo largo
con el catéter. Cuando se terminó, preparó otra bolsa de sangre, con un
tubo conectado a la bolsa... y se lo tendió a Serena. —Necesito que lo
alimentes con esto-.

Ella retrocedió. — ¿Qué?

—Simplemente sostén el tubo en su boca. Él necesita beber.

¡Oh, Dios, esto era una pesadilla!—No entiendo—. Ella todavía


estaba en el mismo lugar, y su renuencia se ganó una mirada feroz de
los dos demonios.

—Él es un vampiro—, le espetó Shade. —Necesitamos darle tanta


sangre como podamos. Ahora, hazlo o él muere.

¿Vampiro? Pero él le había advertido acerca de ellos. Y él era


caliente. Tenía latidos. Caminaba bajo el sol. No podía ser un vampiro.

— ¿Eres un vampiro?

—Síp.

Bueno, él se lo había admitido, pero... ella negó con la cabeza. Esta


era una locura. Shade maldijo. —No importa—. Él apoyó la bolsa de
sangre en el hombro de Josh e insertó el tubo en la boca, pero se caía.
La bolsa cayó.

—Lo haré—, dijo finalmente, y sostuvo el tubo entre los pálidos y


resecos labios de Josh. No succionaba, no se movía.

—Aprieta la bolsa—. La profunda voz de Shade era áspera, su


tatuaje brillaba intensamente.

Ella hizo lo que dijo, y la sangre inundó el tubo. Ella observaba con
mórbida curiosidad, mientras corría a la boca de Josh... y goteaba por el
otro lado. El no tragaba.

—Maldita sea—, susurró Eidolon. —Vamos, Wraith. Lucha. Maldito


seas, no quiero perderte ahora.

Los ojos de Serena escocieron. Ella podía odiar a Josh -ella no podía
pensar en él como Wraith- por lo que él había hecho, pero él había

- 302 -
pedido a sus hermanos que la ayudaran cuando se enfrentaba a un
peligro más inmediato, y ella no quería verlo morir. Una retorcida parte
de ella aún lo amaba. Acercándose, rozó sus labios sobre su mejilla.

—Por favor—, susurró. —Bebe—. Ella le acarició los labios,


apretando un poco más de sangre entre ellos. Su boca se abrió muy
ligeramente, lo suficiente para animarla. —Eso es. Toma un poco.

Sus hermanos trabajaban arduamente, ladrando informes de su


estado y órdenes entre sí, los sonidos de guantes quirúrgicos trabajando
en la sangre y la carne lo hacía todo tan horrible. Eidolon había cerrado
de alguna manera una de las heridas de arma blanca, pero ahora él
estaba usando un bisturí para abrir otra aún más.

—Maneja su dolor, Shade—. Eidolon puso el bisturí. —Esto le va a


doler.

El tatuaje de Shade estaba aún más brillante cuando Eidolon metió


la mano dentro de la abertura que había hecho. Con el estómago
revuelto. Serena se dio la vuelta. Sin embargo, los sonidos húmedos
mantenían a su imaginación trabajando por más tiempo. Sus voces
hablaban en términos médicos que sonaban tan mal, tan
desalentadores, casi como si ya se habían resignado al hecho de que
Josh no iba a salir de esto.

Todavía no había bebido. —Traga, Josh. Vamos—. Suavemente, ella


metió su dedo en la boca, sin saber lo que estaba haciendo, pero era
necesario hacer algo. Él era un vampiro, ¿verdad? Así que debía tener
colmillos... se encontró con una punta afilada, recordó que los había
tenido en sus sueños. ¿Había tenido los sueños porque
inconscientemente sabía lo que él era?

Era una pregunta para más tarde. Ahora necesitaba que bebiera, y
ella sabía que los colmillos eran la clave. En sus sueños eran enormes,
mucho más largos que como los sentía ahora. Con cuidado, frotó la
punta de su dedo a lo largo de uno, desde la punta hasta la encía... y...
¿se alargó?

Josh gimió y abrió la boca. Sí, sus caninos definitivamente estaban


descendiendo, creciendo en monstruosas dagas. Dios, ¿cómo podía

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estar sintiendo tantas cosas a la vez -odio, confusión, miedo- y, al
mismo tiempo, un poco de... excitación con esto?

—Eso es—, murmuró, dejando caer una gota de sangre en su


lengua. —Traga. Necesito que tragues, ¿de acuerdo?

La sangre chorreaba por la comisura de su boca. Maldita sea.


Deslizó su dedo por el diente, ella acarició el punto afilado... y lo
presionó. Ella se tensó, sintió el pinchazo de sus colmillos y la sangre
que brotaba de su dedo.

—Tómala—, susurró, dejando caer una gota en su lengua.

Él se sacudió como si hubiera recibido una descarga eléctrica y, a


continuación, para su alivio, él cerró la boca, arrastrando su dedo
adentro. Se quedó quieta, y cuando comenzó a succionar, se fue a la
deriva en un remolino de placer.

Uno de los hermanos maldijo en voz baja y dijo su nombre, pero


nadie intervino. De alguna manera, ella mantuvo su mente presente
para sacar más sangre de la bolsa y ponerla en su boca. En cuestión de
segundos, estaba chupando con avidez, ella juró que la pesada cubierta
de desesperación que se había instalado en la sala se había levantado.

Le dio de comer a Josh hasta que la primera bolsa de sangre se


había ido, y luego Shade le mostró cómo conectar otra bolsa en el tubo.
Perdió la cuenta de lo mucho que bebía, perdió la noción del tiempo. Lo
único que sabía era que en algún momento, ella se cayó, y cuando abrió
los ojos, manchas oscuras nadaban en su visión. Eidolon miraba hacia
ella, su expresión era una máscara de preocupación.

—Josh—, susurró. — ¿Está él... estará él...?

—Va a estar bien. Lo he puesto a dormir para terminar la curación.


Ahora es tu turno. Él no tomo mucha sangre de ti, pero está tu otro
problema...

Ella luchó para sentarse, se dio cuenta de que alguien la había


puesto sobre la cama. —Estoy bien—. Ella lo empujó lejos.

—Soy médico. Sé que no estás bien—. Su voz era firme pero suave,
y ella dejó que la empujara en la cama. —También sé que muchas cosas

- 304 -
han sucedido en los últimos días, y sé que has sido herida. Wraith nunca
se perdonará lo que ha hecho.

—Bien—, murmuró.

—Tú le salvaste la vida. Sabías que estabas sacrificando tu propia


vida para hacerlo. Te lo debemos. Voy a hacer lo que pueda por ti, ¿de
acuerdo?

Ella negó con la cabeza. —Fui mordida por una Mara que ahora está
muerta. Mi enfermedad es terminal.

—Sí—. Fue contundente, se parecía a los médicos que recordaba de


años atrás.

Estudió la bata de Eidolon, el extraño símbolo médico -un puñal con


alas de murciélago rodeada por dos serpientes- que llevaba en una
cadena alrededor de su cuello. —Ustedes tienen una especie de centro
médico de la nueva era, ¿verdad? Has dicho harás lo que puedas…

—Puedo hacer que te sientas cómoda, y puedo darte un poco más


de tiempo, pero... lo siento, Serena. Vas a morir.

***
Wraith estaba malditamente cansado de despertar con la sensación
de que hubiera pasado una ronda con King Kong. Había pensado que el
encanto habría terminado con eso...

¡Serena!

Se sentó tan rápido que la cabeza casi se le cae. Le tomó un


segundo averiguar dónde estaba -en una de las habitaciones de la casa
Aegis a salvo. Sacó y descubrió sus piernas del lado de la cama, sólo
para tener manos que lo empujaban hacia abajo.

Shade estaba allí en su cara. —Whoa. Sólo relájate. Te vas a caer


de culo si no te tomas las cosas con calma.

—Serena—, graznó.

- 305 -
—Durmiendo.

— ¿Cuánto... tiempo?

—Has estado fuera un par de horas. E y yo hemos estado tomando


turnos para estar contigo. Tayla está aquí. Y Gem. Luc. Kynan. Reaver.
Nuestro otro hermano, pero está encadenado. Es un total cabrón. A ti te
gustará.

Wraith sacudió su cabeza, pero esto hizo poco para aclararla. —


¿Por qué? ¿Qué está pasando?— Espera, él dijo, ¿otro hermano?

Eidolon llegó usando su marca registrada expresión sombría, lo que


significaba malas noticias. Wraith vagamente lo recordaba con su
uniforme antes, pero ahora estaba en cargos y una camiseta color negro
liso, que era tan casual como él podría estar. —Tenemos una situación.

— ¿Serena?

—No con ella.

—Entonces no me importa—. Wraith se levantó de nuevo. —Ella


está enferma. Si tú no la puedes ayudar, necesito encontrar a alguien
que pueda hacerlo.

—No va a importar si no manejamos el problema de Byzamoth.

Un gruñido bajo y retumbante surgió de Wraith antes de que


pudiera detenerlo. —Voy a rasgar su garganta con mis dientes.

—Bien. Eso tiene que ser ahora—. Eidolon se pasó una mano por el
cabello, los cuales se pegaban en mechones salvajes, como si hubiera
estado haciendo eso todo el día. —Él va a usar el amuleto que tomó de
Serena y tu sangre para abrir una puerta entre Heaven y Sheoul.

—Ah... eso es malo.

— ¿Crees?— dijo Shade arrastrando las palabras.

Eidolon puso sus dedos en la muñeca de Wraith, comprobando su


pulso. —Reaver dijo que va a hacer su movimiento en la madrugada.

— ¿Dónde?

—Jerusalén—, dijo Shade. —En el Templo del Monte.

- 306 -
Tenía sentido. Si Byzamoth iba a hacer algo por el estilo, el Templo
del Monte era el lugar para hacerlo. Muchos humanos y demonios creían
que la Piedra Fundamental, que se encontraba en el Templo del Monte
en el interior de la Cúpula de la Roca, era donde la creación había
comenzado y que el Armagedón comenzaría allí.

Wraith tomó su brazo de regreso donde lo tenía E. —Voy a ir tras


él.

—Solo no—. E le tiró un par de jeans. —El Aegis se está


movilizando. Todas las células que pueden llegar a Jerusalén antes del
amanecer estarán allí, así como el R-XR y cada unidad hermana militar
de paranormales en el mundo.

Wraith se puso en pie y se puso los pantalones. —Parece que no me


necesitan.

—Byzamoth no puede ser derrotado sin ti—. Tayla estaba en la


puerta, vestida para la batalla en cuero de color rojo oscuro que muchas
especies de demonio no podían ver, y el pelo recogido en una coleta. —
Rumores subterráneos indican que movilizó a su propio ejército. El Aegis
no podría ser capaz de pasar a través de su horda para llegar a él.

—Pero estoy encantado y no me puede tocar—. No, a menos que el


ejército se componga de ángeles caídos.

—Exacto. Kynan y yo hemos estado coordinando nuestro plan de


ataque con el de El Aegis y las unidades militares. Necesitamos evitar
por lo menos que realice el ritual hasta que podamos llegar a él.

— ¿Y qué vas a hacer cuando llegues allí? Noticias de última hora,


asesina, él es inmortal.

—Vamos a hacer lo mismo que tú. Herirlo. Mantenerlo ocupado


para que no realice el ritual y tomar el amuleto de nuevo. Según
Reaver, tiene pocos minutos para abrir la puerta—. Ella sonrió. —
Además, El Aegis tiene algunos trucos bajo la manga. Así que lo
mantienes ocupado hasta que lleguemos allí.

—No tendrás que llegar a él—, Wraith maldijo, —porque le quitaré


la maldita cabeza. Incluso los inmortales tienen problemas con la
decapitación—. Se dio la vuelta a E. —Ahora dime acerca de Serena.

- 307 -
—Wraith...

—Ahora.

E y Shade se miraron, y Wraith se preparó para lo peor. —Tú sabes


que ella se está muriendo.

—Sí. Arréglalo—. Shade avanzó hacia él, pero Wraith lo bloqueó,


incapaz de soportar ningún contacto, sólo el de Serena ahora. Y él sabía
que se sentía malditamente bien y bueno ella no lo tocaría. Ella lo
odiaba. Ella tenía que hacerlo. — ¿Cómo... cómo está?

Eidolon sacudió tristemente la cabeza. —Su enfermedad es


irreversible, y está avanzando rápidamente.

Wraith sentía como si hubiese sido apuñalado en el estómago. Una


vez más.

—Le he dado algo para el dolor, y Shade ha estado entrando en el


interior y obligando a sus órganos a trabajar de forma óptima, pero los
efectos de ambos son temporales. Sólo estamos comprándole tiempo y
haciéndola sentir más cómoda.

—Ccambiamos lugares—, murmuró Wraith, frotándose el pecho


donde ya podía sentir la pérdida. — ¿Qué voy a hacer sin ella?

—Lo siento, hermano—, dijo Shade, pero Wraith levantó la mano,


no queriendo escucharlo. Escucharlo sólo lo haría realidad.

Pasó a Tayla e hizo una abrupta parada al ver al macho de cabello


oscuro sentado en el pasillo, los brazos y las piernas atadas en esposas
Bracken, cadenas utilizadas por la Judicia para bloquear las capacidades
de un demonio durante su detención.

El tipo llevaba pantalones de cuero y botas, pero sin camisa.

Su dermoire parecía desvanecido, pero era una réplica exacta de


las marcas que Wraith y sus hermanos llevaban, menos sus signos
individuales. Y tenía una extraña cicatriz de quemadura, con forma de
palma sobre su corazón.

Wraith no sabía qué diablos sucedía, pero ahora mismo, realmente


no le importaba.

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Serena podría tener muy poco tiempo, y Wraith no iba a perder ni
un solo minuto.

- 309 -
Capítulo Veintiséis
Traducido por Vapino
Corregido por Mir y Kitty

Serena estaba en el baño cuando escuchó la puerta del dormitorio


abrirse. Su corazón dio un gran vuelco con el susurro de pies en el
suelo. Tal vez era Eidolon o Shade que venían a hacer lo que sea que
estuvieran haciendo para hacerla sentirse mejor cuando la tocaban. Era
cuestión de tiempo. Ella se volvía cada vez más débil, y el golpeteo en
su cabeza hacía borrosa su visión.

— ¿Serena?

Oh, Dios. Josh. Tal vez si ella no decía nada, él se iría.

—Serena. Sal—. Hubo una larga pausa. —Por favor.

Ella no podía enfrentarse a él. Se sentía tan enojada, tan dolida,


tan malditamente en conflicto. Se quedó en el fregadero, estudiando
tranquilamente su rostro, los círculos oscuros bajo sus ojos vidriosos,
enrojecidos, su pelo parecía un sorbete, despeinado, su tez cetrina.
Dios, ella realmente se estaba muriendo.

¡Qué cosa tan increíblemente estúpida había hecho!

Cerrando los ojos, inclinó la cabeza. No, no era estúpida -si Josh
podía recuperar el amuleto y salvar al mundo. Excepto... que él era un
demonio. ¿Por qué iba a querer salvar al mundo? Y si conseguía el
amuleto, ¿Querría guardárselo para sí mismo?

Ella se golpeó la cabeza contra el espejo. Estúpida. Golpe. Estúpida.


Golpe. ¡Estúpida!

- 310 -
Ella se había equivocado duramente con él. Un íncubo que
probablemente habría usado sus trucos de demonio del sexo con ella.
Cosa que había hecho, ni siquiera la había seducido con líneas suaves y
bastante hablar. No, le había hecho creer que la protegería del peligro,
siendo agradable con los gatos y dándole orgasmos fuera de este
mundo. Lo había hecho de forma áspera y dura, con un toque dulce.
Pero ¿Cuánto había sido una actuación?

Oyó un suspiro, un roce de pies, y el cierre de la puerta. Esperó


otro minuto más. Abrió cautelosamente la puerta del baño.

Sólo para ver a Josh sentado en el suelo, la espalda contra la


pared, mirando hacia el techo. Vestía pantalones vaqueros, pero nada
más. Incluso sus pies estaban descalzos. Su amplio y musculoso pecho
se alzara con la fuerza de su respiración, y descendiendo, sus
abdominales cincelados no presentaban señales de lesiones.

—Te ves muy bien para ser un tipo que fue atravesado por una
espada mágica y casi muere—. Las palabras fueron casuales, pero ella
sintió que para él no lo fueron, y oró para que él no notara la emoción
en su voz.

—Tú me salvaste—. Él no la miró. —Todavía puedo... saborearte.

—Porque eres un vampiro—. Ella resopló. —Y un demonio. No


olvidemos ese pequeño detalle.

Un escalofrío sacudió su cuerpo, y él cerró los ojos. —Sí.

— ¿Sí? ¿Eso es todo lo que tienes que decir?— Maldijo, una palabra
desagradable, una palabra básica que ella nunca había usado. — ¿Hay
algo que me dijeras acerca de tu vida que fuera verdad?

Él finalmente, la miró. —Demasiado, en realidad.

—Dime más—. Cruzó los brazos sobre el pecho, preguntándose por


qué diablos se molestaba, por qué tenía esta loca necesidad de
entenderlo.

—Serena, tú no quieres oír.

La ira la encendió como una cerilla. —Yo te di mi vida, Wraith, así


que puedes malditamente contarme la tuya—. Él se estremeció, y

- 311 -
estuvo a punto de sentir lástima por él. Casi. —Dame esto. Empezando
por el principio.

Él se frotó los ojos, y cuando hubo terminado, la miró de vuelta,


con sus hombros encorvados. Y ahí volvió a sentir lástima por él.

—Tienes razón. Pero no digas después que no te lo advertí—. Corrió


su mano hacia arriba y hacia abajo en su pecho, como si le doliera. Paso
un largo tiempo antes de que él dijera, —mi padre tenía el mismo Don
que tiene Shade… puede manipular funciones corporales. Se encontró
con una mujer que estaba a punto de convertirse en una vampira… Ya
había realizado el intercambio de sangre y estaba a punto de morir
cuando él la violó. Utilizó su don para mantenerla en ese estado
intermedio entre humana y vampiro durante nueve meses, violándola
una y otra vez mientras yo crecía dentro de ella. La dejó cuando ella me
dio a luz y para entonces ella ya se había vuelto loca.

Wraith hablo rápidamente, las palabras venían tan rápido que


Serena apenas había tenido tiempo para estar en shock. Y aun así,
mantuvo su cabeza gacha, su cabello cayendo hacia adelante para que
ella no pudiera ver su expresión.

—Ella me dejó con una niñera hasta que tenía cinco años, y
entonces ella me puso en una jaula y transformo a mi niñera en una
vampira, mientras yo observaba. Ella pasó los siguientes quince años
torturándome. Torturando a los seres humanos y los demonios delante
de mí. Cuando cumplí veinte años, pasé por el primero de los dos ciclos
de maduración. Necesitaba sexo o moriría. Mi madre metió a una
prostituta en la jaula... estaba enloquecido con necesidad...— Su voz se
quebró, pero su cabeza se acomodó para fijarse en ella con una mirada
penetrante. —La tomé, y no esperé por su consentimiento.

—Oh, mi Dios.

—Te lo advertí.

Lo había hecho. Pero necesitaba saber más. —Continúa—. Cuando


él titubeó, ella le puso la mano en la rodilla por una loca necesidad de
consolarlo. — ¿Qué pasó?

—La prostituta sólo estaba haciendo su trabajo, ¿Verdad?— Su voz


era hueca. Muerta. —Es como siempre he justificado lo que hice. A

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veces, la mentira incluso funciona—. Un parpadeo de emoción pasó por
su cara, disgusto, pensó, pero luego miró hacia abajo y ella no pudo
seguir leyéndolo. —La vez siguiente que mi madre puso una hembra
conmigo, me negué, a pesar de que sabía que significaba que podría
morir. Mi madre torturó a la chica delante de mí durante horas, hasta
que finalmente se desangró. La siguiente vez que una mujer fue puesta
en la jaula, hice lo que necesitaba hacer, pero para ese entonces ya
había aprendido a utilizar mi Don. Ella pensó que estaba haciéndolo con
su novio en la playa.

— ¿Qué Don?

—Puedo entrar en la mente, leer los pensamientos, hacerles pensar


a las personas en cosas que no han sucedido. Puedo darles pesadillas.
—Alzó su cabeza. Hubo un desafío en sus ojos, como si esperara que
ella se violentara con él. Y lo quería. —O sueños.

Ella inhaló bruscamente. —Los sueños que tuve. De ti... eras tú.

—El primero de ellos. Los demás eran todos tuyos.

La necesidad de darle una bofetada hizo vibrar la mano, pero ella


no iba a darle la satisfacción. En cambio, dijo en voz baja, —Eres un hijo
de puta.

Se metió ambas manos a través de su cabello y las dejó allí,


apoyando los codos en las rodillas. —Soy un demonio, Serena. Es lo que
hago.

Suponía que era cierto. No la hacía sentirse mucho mejor, sin


embargo. Sobre todo porque también era cierto que era mucho más que
un demonio para ella, no importa cuánto quisiera creer lo contrario.

—Entonces, ¿Qué pasó? ¿Después de haber aprendido a usar tu


Don?

—Mi madre perdió interés en mí. Un día entró en mi jaula para


matarme. La maté en cambio. Escape. Corrí hasta que el clan de ella me
alcanzó en Chicago. Me colgaron en un almacén y me torturaron hasta
sacar toda la mierda fuera de mí durante dos días. Tal vez más. No lo
sé. Después del primer día, me sacaron los ojos.

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Oh… Jesús. Dulce Jesús Dios Todopoderoso. Puntos negros nadaron
ante los ojos de Serena y ella sintió que comenzaba a caer. Wraith la
atrapó, y ella estaba demasiado débil para luchar contra él. Además, se
sentía bien estar nuevamente en sus brazos. Su cuerpo era un traidor.
Tanto es así que cuando él la deposito en la cama, ella se aferró a él,
tiro de él a su lado.

—No creo que quiera oír nada más—, dijo en una voz tan débil que
apenas la entendió ella misma. —Pero cómo… ¿cómo sobreviviste?

—Mis hermanos me encontraron—. Él acarició su cabello con trazos


amorosos, reconfortantes. —Mataron a los vampiros. Mantuvieron uno
con vida para devolverme la vista.

Ella casi le preguntó por qué no habían utilizado a un vampiro


muerto como donante de ojos, pero Duh, tenían una tendencia a
inflamarse hasta las cenizas cuando eran asesinados.

— ¿Y después?

—Fui con ellos a Nueva York, donde pasé las siguientes décadas
desperdiciando mi vida. Yo no tenía valor. Viví como una rata en las
alcantarillas, me alimentaba de adictos y borrachos, perdiéndome en
cualquier cosa que podía. Entonces E y Shade comenzaron el hospital.
Yo no quería aprender a salvar vidas, pero no me dieron opción. Me
enseñaron a leer y escribir. Me consiguieron enderezar. En su mayoría.

—Querido… Dios—. Su vida había sido una auténtica pesadilla.

Él soltó un bufido. —Dios me abandonó hace mucho tiempo—.


Agarró su mano, apretándola suavemente. —Mira, Serena, para los
humanos, soy un hijo de puta. Infiernos, incluso para algunos
estándares de demonio. Siempre he sido egoísta, sin dar una mierda
sobre cualquier persona o cosa que yo mismo. Sabía lo que perder el
encanto te haría a ti y si pudiera regresártelo de nuevo, lo haría. Sé que
no crees esto, pero... Te amo.

Los ojos le picaban, y su corazón estúpido respondió con varios


latidos tartamudeantes, porque creía en él. —No necesitas seguir
mintiéndome.

—No lo hago. Nunca más.

- 314 -
—Es fácil decirlo cuando sólo me quedan horas de vida.

Él hizo un sonido bajo en la garganta. —No digas eso.

—Es hora de dejar de negarlo—. Extrañamente, se sentía liberada


al decirlo.

Su duro tragar era audible, su voz tensa. —Lo sé.

Ella se apoyó en un codo para poder verlo directamente a los ojos.


—Te odio.

—Lo sé—, susurró.

—Bésame.

Él no lo dudo. Su boca se reunió con la suya en un beso lastimoso.


Por primera vez, él se abrió y la dejo explorar con su lengua, le dejo
sentir las puntas de sus dientes. Ahora ella sabía por qué siempre él
había llevado el camino con sus besos, por qué la había tirado lejos
cuando ella había hecho un movimiento agresivo. Incluso ahora, él se
echó hacia atrás un poco, pero ella le agarró la parte posterior de la
cabeza y lo obligó a permanecer inmóvil. Esto era para ella, no para él.
Él se lo debía, y ella iba a tomar lo que quería.

Su gemido la arrolló a través de ella, acariciando todas sus zonas


erógenas y despertando sus terminaciones nerviosas. Sus pulmones
dolían y se estrecharon sus entrañas, pero el placer comenzó a
reemplazar las molestias y el dolor.

Con avidez, alcanzando entre ellos, palpó su erección. Ella lo apretó


a través de sus pantalones, y él hizo un ruido crudo, masculino. —
¿Estabas mintiendo cuando dijiste que no podías venirte de esta
manera?

—No—. Su lengua barrió su labio inferior. —Mi clase sólo puede


alcanzar la liberación dentro de una mujer.

—Entonces entra dentro de mí—. Dios, no podía creer que ella lo


quisiera así de mal, pero con tan poco tiempo que le quedaba, la locura
de todo esto parecía tan distante y sin importancia.

- 315 -
Sus ojos se abrieron, y ella dejó escapar el aliento sorprendida de
que el hermoso color oro se había ido. — ¿Estás segura?

Su consideración la molestaba. No tenía razones de preocuparse


por ella después de lo que había hecho. —Sólo hazlo—, le espetó ella. —
Ahora.

Dolor brilló en sus ojos, pero luego se fue desgarrando sus


pantalones vaqueros, empujando su camisa, y arrancando sus
pantalones cortos, y en un instante, estuvo dentro de ella. Ella gritó por
la invasión, las increíbles sensaciones que atravesaron su columna.

—Dioses—, le gruñó al oído, —puedo oler tu necesidad. Me está


llevando al límite—. Su lengua se arrastró por su garganta, y por un
momento pensó que la iba a morder. Una parte oscura, malvada de ella
quería que la mordiera. —Mmm Tú sabor es extraño... salado.

—Es la enfermedad—, susurró. —Hace que la piel esté salada.

Él se puso rígido, y un pequeño sonido de dolor salió de sus labios.


—Yo…

—Para—. Ella agarró su cara, su pulgar se rastró por las marcas en


el lado derecho de su rostro. —No arruines esto para mí—. Ella estaba
siendo egoísta, pero empujo hacia un costado el pedacito diminuto de
culpabilidad que sentía.

Un estremecimiento sacudió su cuerpo, pero él cerró los ojos y


asintió con la cabeza. Él comenzó un lento bombeo con sus caderas, y
pequeñas chispas aparecieron en toda su piel. Ella enterró sus uñas en
su espalda, y aun entre dientes, le susurró, —Más duro.

El placer de una cascada travesó su mente a medida que se ponía


más agresivo, hasta que parecía que era martilleo en el colchón
mientras le susurraba cosas sexy, crudas en su oído. Las cosas que
quería hacer con ella volcaron como fotos eróticas a través de su
cabeza, impulsándola a su al borde del clímax deseando no encontrar
final.

Ella gritó, llamándolo por su nombre. Su nombre real.

—No—. Le mordió el lóbulo. —Llámame Josh.

- 316 -
—Sí... ¡Josh!

Rugió su propia liberación, llenándola de un toque caliente que


provocó otro orgasmo, y otro. Su cuerpo se sentía fuera de control, un
rayo de energía sensual los envolvió a ambos y los encerró en una serie
de electrizantes clímax.

Poco a poco, la tormenta de placer se disipó, y ella nunca había


estado tan exhausta.

Pasó un largo tiempo antes de tener la fuerza para hablar. Cuando


lo hizo, su voz era ronca, su respiración jadeante. —En el tren… —Tuvo
que hacer una pausa para tragar, traer un poco de humedad a la boca.
—Dijiste que alguien deslizó un afrodisíaco en mi bebida. No fue un
extraño, ¿Verdad?

—No—. Rodó fuera de ella, pero mantuvo sus fuertes brazos


alrededor de ella, manteniéndola cerca. Su bíceps apretando
firmemente, su piel estaba cubierta con una fina capa de sudor. —Era
mi semen. No era mi intención que esto sucediera.

Ella sacudió su cerebro para traer esa noche de regreso a la


superficie de su mente confusa. Ella había estado loca de lujuria,
rogándole que tuviera relaciones sexuales con ella. —Podrías haber
tomado mi virginidad allí, pero no lo hiciste. ¿Por qué no?

—Yo no podía—. Enterró su cara en su cuello y respiró hondo, y un


ronroneo suave retumbó desde el fondo de su pecho. —Era por eso que
me iba. Cambié de idea sobre todo, Serena. A pesar de que mi decisión
hubiera matado a mis hermanos, también... Yo no podía traicionarte de
esa manera.

— ¿Tus… hermanos?

—Ellos estaba muriendo también. Mi enfermedad y la de ellos


estaban conectadas.

El tiempo pasó lento mientras ella digería lo que le había dicho. Ella
sabía cuánto amaba a sus hermanos, y sin embargo, cuando llegó a una
elección entre sus vidas y la suya, había elegido la de ella.

- 317 -
Él cambio todo lo que ella había aprendido alguna vez acerca de los
demonios -desde las monjas con las que ella había crecido y desde Val y
su monstruosa biblioteca de libros– de arriba abajo y de adentro hacia
fuera.

Miro el reloj. —Me gustaría poder quedarme, pero no tengo mucho


tiempo. Byzamoth planea iniciar la guerra de las guerras en unas
horas—. Corrió suavemente el pelo de su rostro, su toque fue ligero y
tierno. —Voy a devolverte tu collar. Voy a detenerlo, Serena. Aunque
sea lo último que haga, voy a detenerlo.

—Pero… tú eres un demonio.

—Entonces, ¿por qué querría yo detenerlo?— Con un movimiento


de cabeza, levantó un hombro en un encogimiento. —La mayoría de los
demonios que viven entre los seres humanos les gustan las cosas como
son. Imagina tu peor escenario apocalíptico, multiplícalo por cien,
añádele un gran caos, sangre, enfermedad y demonios, y tienes Sheoul.
¿Tienes idea como podría ser si fuera así? Muchos Freaks como nosotros
allí afuera. Va a haber un montón de demonios luchando en el lado del
bien en esta batalla.

—Y tú estás luchando en el lado del bien.

Movió la lengua por un colmillo, en un rincón de su boca apareció


un sólo indicio de una sonrisa arrogante. —Bueno, históricamente, el
bien no puede luchar por la mierda. En realidad, ellos me necesitan.

Maldito sea por encantarla y encenderla al mismo tiempo -mientras


ella estaba en su lecho de muerte.

Una conmoción que se desarrollaba fuera de su puerta hizo saltar a


Josh de la cama y de un tirón la cubrió con las sabanas. Los sonidos de
gritos enojados, la ejecución de pasos y la carne golpeando carne
llegaron a través de las paredes delgadas como si fueran de papel.

— ¡Serena!

— ¿Val?

Josh se cruzó frente a Val cuando abrió la puerta, flanqueado por


Eidolon. Shade luchaba con David y otro hombre en el pasillo y los

- 318 -
sonidos más distantes indicaban, que una batalla se encontraba
sucediendo en otros lugares de la casa.

— ¿Qué diablos está pasando?— Val miraba entre Serena y Josh,


que estaba abrochándose los pantalones. —Jesús Cristo jodido, ¡Serena!
¡Es un demonio!— Él dio unos pasos a la habitación, mirando a Josh
fríamente con puro asesinato en su rostro.

Serena se sentó en la cama, tirando de las sábanas, aunque su


remera la cubría. —Cálmate, Val. Sé que es un demonio…

Su mano se apretó en reflejo en la cadera, y se preguntó si él tenía


un arma escondida debajo de la abultada camisa. —No me digas que
este es el hijo de puta al que le diste tu encanto.

—Entonces no preguntes.

Se pasó su mano por su cara. —Oh, Serena. ¿Cómo has podido ser
tan estup…?

—Termina esa frase—, dijo Josh rotundamente, —y será la última.

Val se volvió púrpura de la rabia. Por un momento, pensó que


podría explotar, pero David puso una mano en su hombro. —Déjalo ir,
papá.

Shade se trasladó completamente de a pie cerca de Josh, y de


repente la sala se llenó de gente. Totales extraños. Y allí estaba ella,
llevaba nada más que una camiseta sin mangas y en una cama donde
era bastante obvio que acababa de tener relaciones sexuales. Con un
demonio.

—Todo el mundo necesita calmarse ahora—. Eidolon se paró frente


a Josh y Shade.

—Vete a la mierda—, dijo David. —Nosotros no recibimos órdenes


de demonios.

Josh le enseñó los colmillos. —Sí, lo haces. Porque ahora, soy tu


mejor esperanza para derrotar a Byzamoth. Así que si no quieres pasar
la eternidad inclinándote y cargando tus tobillos para él, tendrás que
sacar toda la mierda.

- 319 -
***
Ky, Gem, Tay, Shade y E hacinados en el dormitorio, seguido por
seis guardianes locales Aegis y seis miembros de la Sigil. Luc, Reaver y
varios Aegis locales habían hecho una tensa reunión en las otras
habitaciones de la casa y había más agentes patrullando fuera.

Y ese imbécil Lore estaba atado en la sala. ¿Qué demonios estaba


pasando con eso? Ky no tenía ni idea.

La mano del Kynan rondaba sobre su Stang, sus dedos picaron por
utilizarla. La casa estaba llena hasta el tope con enemigos mortales, y
los Guardianes se cargaron al cambiaformas oso.

Pólvora. Barril. Una chispa y el lugar volvía a explotar.

Val alcanzó a Serena, su anillo de Sigil brillando de luz por la


sobrecarga. —Te llevo a casa.

Y… esa fue la chispa.

Un rugido terrible hizo vibrar la casa. Wraith se movió tan rápido


que Ky no le pudo seguir la pista hasta que el gruñido desagradable
provino de la cama, donde Wraith estaba en cuatro patas, agazapado
protectoramente sobre Serena.

Cristo, sus ojos quemaban entre el naranja y el oro como la post


combustión de un jet y sus colmillos se habían alargado en forma de
dagas. Con su melena rubia cayendo alrededor de su rostro, parecía un
León de mierda protegiendo su dignidad.

El familiar, ominoso sonido de las armas extrayéndose de sus


fundas cortaron la tensión. Los Guardianes y los Ancianos cerraron filas
en el mismo momento en que E, Shade, y Gem se pusieron delante de
la cama para estar con Wraith.

En una acción coordinada que recordó a Ky de lo bien que él y Tay


habían luchado juntos en el pasado, se colocaron entre los demonios y
los Guardianes.

- 320 -
—Me llevaré a Serena a casa, donde pertenece—, repitió Val, su
acento rumano tan espeso Kynan apenas le entendía.

La voz de Wraith era rasposa como grava. —Si la tocas, voy acabar
con todos tus compañeros y, luego te voy a desmembrar, pieza por
pieza.

—Tú—, gritó Val —no tienes voz en esto. ¡Ella se está muriendo por
tu culpa!

Los Guardianes se desplazaron, preparándose para la batalla, y los


ojos de Wraith se volvieron carmesí. Esto iba a terminar muy, muy mal.

—Shade—, dijo Ky tranquilamente, —baja a Wraith—. Se Volvió a


Val, cuya mirada oscura prometió tanta sangre como la de Wraith. —
Será mejor que dé marcha atrás. Lo necesitamos para obtener el
amuleto de Byzamoth. Y tú sabes que no puedes hacerle daño.
Intentarlo sería suicida—. Suicidio, incluso si Wraith no estaba en
posesión del encanto.

Serena puso una mano en la de Wraith, y aunque todavía parecía


que estaba mentalizado en buscarle a Val un ataúd apropiado, había
dejado de gruñir.

—Val, por favor— dijo con calma, como si ella no tuviera más de
doscientos kilos de vampiro demonio enfurecido inclinado sobre ella. —
Lo más importante aquí es detener a Byzamoth. Necesitamos trabajar
todos juntos.

—Estábamos de acuerdo para trabajar con el encantado—, dijo


David, —Pero no sabíamos que era un demonio. Nosotros no
trabajaremos con ellos. De ninguna manera.

—Entonces lubrícate y prepárate para a llamar a Byzamoth papi—,


dijo Wraith, no ayudando a la situación en absoluto.

Uno de los Ancianos, Juan, se aclaró la garganta. —Kynan. Tayla.


Como regente y ex regente, ¿seguramente reconocen los problemas
inherentes a los guardianes de trabajar con demonios?

—Lo sé de primera mano—. Tayla transformándose en su forma


híbrida Soulshredder, sus alas venosas rasparon la pared. Jadeos

- 321 -
llenaron el aire. —Porque yo soy medio demonio—. Ella cambió de
nuevo, encogiéndose de hombros. —No me pidan hacerlo de nuevo. Pica
y me pone irritable.

David se volvió hacia ella, su ceño fruncido torciendo su hermoso


rostro en algo horrible. —Eres una traidora…

—Ten mucho cuidado con lo que dices, humano—. Los ojos de


Eidolon se habían puesto tan rojos como los de Wraith, y ahora
mostraba cada centímetro del demonio que era.

Un largo, silencio tenso tenía a Kynan contraído. Por último, Val se


volvió hacia él, aunque le disparó una mirada cautelosa a Tayla. —
¿Sabías acerca de ella? ¿Sabías que era un demonio cuando la
recomendaste para el puesto de Regente?

—Sí.

—Jesús, Kynan. ¿Qué diablos estabas pensando?

—Estaba pensando—, dijo Kynan —que ella es una guerrera con


instintos condenadamente buenos. Puede pensar en sus pies. Ella sabe
la diferencia entre demonios buenos y malos…

—No hay demonios buenos—, eescupió Val.

—En este momento nada de eso importa—, dijo Kynan, porque no


tenían tiempo para discutir. —Lo que importa es detener a Byzamoth. Y
confía en mí, necesitan a Wraith para hacerlo.

Una sonora queja se levantó en las filas Aegis. Val levantó la mano;
todo el mundo quedo en silencio. —Tiene razón. Tenemos que
concentrarnos en la situación actual.

Kynan juró que la casa dio un suspiro de alivio. Sin embargo, la


habitación estaba demasiado llena de enemigos mortales. Y Serena no
parecía cómoda en la cama, donde el estado de las sábanas y la ropa
tirada en el piso contaban una historia para adultos.

—Vamos a salir—, dijo Kynan. —Sólo necesitamos unos pocos


jugadores aquí.

- 322 -
Hubo una cierta discusión entre los Ancianos y los Guardianes, y
entonces la mayoría de ellos salieron, dejando sólo a Val y su hijo,
David. Gem y Tayla a la izquierda para mantener un ojo en las cosas
exteriores. Reaver había entrado, se situaba en el extremo de la cama,
mirando con ojos tristes a Serena.

Más tranquilo ahora, Wraith se sentó en el borde de la cama,


sosteniendo la mano de Serena. Sin embargo, se miraron con Val, que
se aclaró su garganta imperiosamente.

—La ciudad de Jerusalén está siendo evacuada. Cientos de Aegis y


equipos militares estarán en el lugar en el Monte del Templo en cuestión
de horas— dijo Val a Wraith. — ¿Asumo que va a utilizar un portal para
llegar a tiempo?

—Duh.

Shade suspiró y Eidolon se frotó las sienes.

—Tú distraerás a Byzamoth para que el Aegis pueda recuperar el


amuleto. En caso de ganar posesión del mismo, inmediatamente se le
entregará a un guardián.

Kynan hizo una mueca cuando Wraith se puso en pie. —Chúpamela.


Éste no es tu programa, y no tomo órdenes de asesinos.

—Josh. Val—. La voz débil de Serena llamó la atención de todos.


Los círculos oscuros debajo de sus ojos parecían haber crecido diez
veces peor en los últimos minutos. —Sólo… consigan el collar. No
peleen.

Wraith asintió y tomó su mano, y era imaginación de Ky, o ¿Su


brazo parecía más delgado, más frágil? —Lo siento—. Él le lanzo una
mirada encubierta a Val, como si el que Serena se molestara hubiera
sido enteramente culpa del ser humano.

La sala quedó en silencio, excepto por el sonido de su respiración


ronca, hasta que Reaver habló. —Voy contigo.

E arqueó una ceja. —Pensé que no podías ayudar.

—Al diablo con eso.

- 323 -
— ¿Cómo puedes ayudar, Ángel?— preguntó Wraith, y Val y David
miraron boquiabiertos.

— ¿Ángel?— se hizo eco David.

—Caído. No se emocionen—. Reaver negó con la cabeza. —Puedo


luchar contra él, pero no puedo hacerlo solo. Es más fuerte que yo. Él se
basa en el poder del mal. Yo, en cambio, no puedo reclamar el del cielo
o del infierno.

Wraith cogió a Serena contra él y le pasó la palma hacia arriba y


abajo de su brazo. —Así que etiquetamos su equipo.

—Etiquetamos su equipo—, estuvo de acuerdo Reaver.

E golpeó a Wraith en la espalda. —Yo voy contigo. Tay, Luc, y Ky


viene con nosotros. Habrá una gran cantidad de víctimas.

Habían decidido no enviar a Shade, porque su don médico sería


necesario aquí para cuidar de Serena, y Gem se estaba quedando atrás
para ayudar. Todos los Guardianes se quedarían en lo que ahora era el
Comando Central. Ellos se encargarían de pedir refuerzos,
proporcionando informes sobre la situación a las células Aegis en todo el
mundo, y básicamente, en calidad de segunda línea de defensa si Wraith
fallaba.

Por supuesto, si Wraith fallaba, una segunda línea no hacia ninguna


diferencia.

—Que empiece el juego, entonces—, dijo Wraith —Salimos juntos.


¿Pero Shade? Nadie se llevara a Serena a ninguna parte—. Wraith miro
a Val, su voz lanzando una advertencia. —Nadie.

Shade se cruzó de brazos sobre su amplio pecho, se trasladó a la


cabecera de la cama y asintió. —Nadie.

Wraith besó a Serena tan tiernamente que algo se sacudió en el


pecho de Kynan. Nunca en un millón de años habría creído que Wraith
podría sentir tan fuerte por cualquier persona, sobre todo un ser
humano. Sólo que la mujer se estuviera muriendo hacía la situación más
increíble… y trágica.

- 324 -
Kynan pensó en Gem y se preguntó qué haría si se enterara que se
estaba muriendo. Dios, probablemente se habría marchitado y muerto
con ella.

Al diablo con eso. Él no iba a perderla con la muerte o cualquier


otra cosa. Ahora no, y desde aquí las cosas parecían estar bajo control,
se deslizó fuera de la habitación.

En la sala, entró en un ambiente de tensión. Cuatro guardianes


estaban a un lado de la habitación, Luc por otro, y todos eran evidentes.
Los Guardianes no podía saber que Luc era un hombre lobo, pero sabían
que estaba allí con los hermanos Sem, por lo que, naturalmente, habían
asumido que era una especie de villano.

Ky sacó a Luc a un lado. — ¿Has visto a Gem?

—No es mi día para cuidarla—. Gruño Luc cuando uno de los


guardianes no tan casualmente sacó su Stang y probó el borde. —Pero
la vi entrar en la cocina hace un minuto.

La mirada de Luc fue directamente a una guardiana que


permanecía cerca de una ventana y curiosamente, su mirada se fijo tan
intensamente en él.

— ¿Qué está pasando?— preguntó Kynan.

Luc sonrió, que era poco más un desnudar de dientes. —Es una
Huargo. Ella sabe que lo sé, pero supongo que sus amigos humanos no.
Tiene miedo que yo se los vaya a contar.

— ¿Vas hacerlo?

—Eso depende.

— ¿De qué?

La voz de Luc bajó una octava. —Si me da o no lo que yo quiero.

— ¿Y qué es eso?

—Quince minutos. Desnudos.

—Eso es chantaje.

Luc Resopló. —Los Huargo lo llaman negociación.

- 325 -
—Así que quieres quince minutos... ¿Qué quiere ella?

— ¿Conmigo?— Luc le hizo un guiño. —Dos horas.

Kynan negó con la cabeza. Huargo.

Encontró a Gem en la cocina, mirando en la nevera. Él no se


molestó en pedirle que viniera con él. La tomó de la mano y se la llevó a
la única sala que estaba vacía.

El cuarto de baño. Le mostró su dedo mayor a Lore mientras


pasaba.

— ¡Kynan! ¿Qué estás haciendo?

Cerró la puerta, giro y la besó. Ella hizo un pequeño sonido de


indignación, pero él la empujó contra la puerta, mientras la besaba, y
después de un momento ella se relajado contra él.

—No me importa lo que eres, Gem. Te quiero. Te amo. Y si


nuestros niños son un cuarto demonios, puedo vivir con eso. Si no
puedes, podemos adoptar. O bien tenemos una madre sustituta. No me
importa.

La boca de Gem se abrió. Cerro. Se abrió de nuevo. — ¿Qué... a


qué viene todo esto?

—La mujer que ama Wraith se está muriendo. Sólo les quedan unas
horas juntos. Sé que tienes cientos de años de vida, y yo sólo puedo
darle una fracción de eso conmigo, pero ver a Wraith y Serena me hizo
darme cuenta que no puedo perder el tiempo. Cásate conmigo, Gem.
Quédate conmigo durante el tiempo que me queda.

Sus ojos se llenaron de lágrimas y el miedo lo cortó de par en par.


Él sabía lo que iba a decir antes de que ella lo dijera.

—Lo siento, Ky… no puedo. Tal vez después de la batalla y las cosas
se calmen, podemos ver, pero ahora, creo que estás viendo el final y
aferrándote a lo que puedas.

—Maldita seas— apretó a cabo — ¿Por qué me dices lo que pienso y


lo que estoy sintiendo?

- 326 -
—Porque alguien tiene que hacerlo—. Ella arrancó del cuarto de
baño, dejándolo mirando a la pared. Fuera, oyó una conmoción, el
sonido de las armas preparándose para la batalla que se avecinaba.

Bien. Iba a sacar sus frustraciones sobre un lote de demonios,


porque la que él quería… no lo quería a él.

- 327 -
Capítulo Veintisiete
Traducido por Capiro81, Mir y Lety MacKeltar
Corregido por Mir y Kitty

La cosa que jodía sobre Jerusalén era que sólo había un puñado de
Harrowgates. Había uno apenas a unos pasos de la Cúpula de la Roca.
Un templo que contenía la Piedra Fundamental que Byzamoth utilizaría
para abrir la puerta, pero estaría bajo el control enemigo y el más
próximo estaba en las cercanías de la ciudad. Lo que significaba que
Wraith, Luc, Tay, E, Reaver y Ky, tenían que desplegarse a unas millas
en la explanada de la Mezquita.

La ciudad tenía una atmósfera sombría. Las pocas personas que


había en la calle estaban en silencio, con la cabeza inclinada hacía
abajo, como si esperaran que les fuera a caer fuego desde el cielo
oscuro, las nubes se iluminaron de un color carmesí. Un relámpago llegó
a la tierra y al momento un trueno rompió la noche.

Wraith los vio a la distancia. Dos ejércitos… uno masivo y el otro


maravillosamente arrogante. Sólo los Aegis pensarían que su rectitud
les haría salir victoriosos cuando eran superados veinte a uno.

—Hagamos esto dijo Wrath mientras Luc salía como un tiro. A nadie
le gustaba más una buena pelea, que a Wraith.

Reaver tiró de Kynan a un lado y E asió a Wraith.

—Espera un momento, hermano. Sólo un momento—. E se dio


vuelta hacia Tayla y le enmarcó la cara con sus manos en un gesto
tierno que a Wraith le recordó a Serena. —No te transformes en tu
forma Sheredder, no quiero que ningún militar idiota o Aegi te confunda
con el enemigo.

- 328 -
—Y tú permanece detrás, esta no es tu lucha, tu trabajo es curar,
eso es todo—. Tayla tomó la cara de E entre sus manos y la acercó a su
boca. —Te amo.

Wraith se dio la vuelta y les dejo un momento de intimidad, él


siempre se había reído de su relación llena de amor, nunca había
comprendido como E podía dar tanto de si mismo a Tayla. Ahora era
cuando realmente entendía y eso le estaba haciendo mucho daño.

Él le daría cualquier cosa, todo lo que fuera a Serena, si solamente


ella lo dejara. Si solamente ella viviera.

Metió la mano dentro de la chaqueta, buscando el arma que


siempre lo relajaba, y lo que encontró, fue la perinola que ella le había
dado. La había agarrado al salir de la casa, un talismán, para la suerte
en la batalla.

Sintió dos manos en la espalda, una de E y la otra de Tayla. Ella lo


miró con una sonrisa tentativa. —Buena suerte, Wraith.

Con eso, ella se fue.

—Idem—, dijo E. —Confío en ti.

—Lo siento, no lo creo—. Wraith miró al cielo donde se veían


relámpagos atravesando el cielo, conectando las nuves entre sí. —Pero
aprecio el sentimiento.

—Es verdad. Nunca te he dado bastante crédito. Pero estoy viendo


algo en ti que nunca había notado antes—. Eidolon les evitó a ambos
más bandura, al darle un golpe en el hombro. —Patéale el trasero,
hermano—. Se fue con Tayla.

Wraith los vio irse, tomó una respiración profunda y se alejó,


menos mal que tenía hombros anchos, pues ahora mismo, llevaba el
peso del mundo en ellos… jodido.

***

- 329 -
Serena respiró profundamente, mientras Shade soltaba su brazo.
Ella se había desmayado justo después que Josh se fuera, pero Shade
había hecho la cosa resplandeciente con el brazo, que siempre la hacía
sentirse mejor. Él retrocedió y se apoyó cerca de la puerta como un
centinela, sus ojos siempre astutos pendientes de Val y David, quienes
estaban sentados en sillas cerca de la cama.

—Saben—, dijo Val tomando su mano en la suya. —Preferiría que te


lleváramos a casa, donde estarías más cómoda.

Ella negó con la cabeza. —No sé si podría hacer el viaje en avión—.


Ella tampoco quería ir a ningún lado hasta que no supiera que el
amuleto había sido recuperado.

Y que Josh estaba a salvo.

Serena aún no estaba segura de cómo se sentía respecto a él, pues


su traición había sido tan grande, tan… horrible. Pero ella entendía por
que la había seducido, y lo difícil que había sido no hacerlo cuando sabía
que condenaba a sus hermanos.

Serena se incorporó, Val le acomodó la almohada detrás de su


espalda. ¿Shade?

Él la miró.

—Josh –Wraith- dijo que tú y E se estaban muriendo. Pero no


fueron envenenados, ¿no?

Shade sacudió la cabeza. —Larga historia. Él ni siquiera sabía hasta


después del ataque en Philae. Él decidió no seguir adelante con el plan
de seducirte. Fue entonces cuando le dijimos que nosotros estábamos
muriendo, también.

Dios el había pensado dejar el plan, muchísimo antes de lo que ella


había pensado.

— ¿Qué diferencia hace?—, preguntó David. —Es un demonio.

—Él me salvó de Byzamoth.

—Así él podría tenerte para él mismo, ¡Idiota! ¿En realidad le crees


a esta… esta criatura?

- 330 -
— ¡David!— La mano de Val apretaba la muñeca de Serena casi
dolorosamente, aunque él no parecía notarlo. —Es suficiente.

La vergüenza coloreó de rojo la cara de David.

Serena tosió… no pudo parar. Inmediatamente Wraith estaba a su


lado, con sus manos envueltas alrededor de su muñeca, con los dedos
en su pulso y tatuaje brillando. En segundos, sus pulmones se habían
aclarado, y abierto, haciendo que pudiera respirar mejor. Josh había
dicho que era paramédico, y sin duda, era uno bueno. Atento, eficiente
y con una arrogante confianza justificada. Él sabía lo que estaba
haciendo y lo hacía bien. Serena apostaría hacía todo bien.

—Tienes una… compañera, ¿no?— ella preguntó, y las


increíblemente largas pestañas de Shade salieron disparadas hacia
arriba de la sorpresa.

—Sí.

— ¿Sabía lo que eras cuando se conocieron?

El gruñó. —No hasta que me encontró en la cama con un vampiro y


un demonio Thrillah.

Dejo caer la mandíbula. — ¿Y ella aún te quería?

—Ella quería matarme. Te digo que—, dijo él, dándole una sonrisa
seductora que le recordaba tanto a Josh, —Te contaré toda la sórdida
historia después de que Wraith derrote a Byzamoth.

Ella sabía que era muy poco probable que Wraith sobreviviera a la
batalla, pero apreciaba el esfuerzo de Shade para calmarla. Él volvió de
nuevo a la puerta y ella golpeó ligeramente la mano de Val para llamar
su atención. Estaba mirando hacia fuera de la ventana viendo el
inminente amanecer metido en sus pensamientos.

— ¿Val?— Su voz le sonó rota, y no podía creer el esfuerzo que le


tomaba simplemente para decir su nombre.

— ¿Qué pasa?

Los nervios agitaron su vientre. — ¿Quién sabía todo sobre mi


misión en Egipto?

- 331 -
David habló en voz alta. —Todo el mundo en el Sigil

— ¿Pero quien sabía acerca de las cuestiones concretas? Como


donde me alojaría, donde iba a estar a qué horas… esas cosas.

Val entornó los ojos y preguntó. — ¿Por qué?

Serena apretó el colchón para evitar que sus manos temblaran.


¿Qué pasaba si Josh tenía razón sobre Val? —Porque Byzamoth siempre
iba un paso por delante de mi. Sabía cosas que no debía saber.

David se puso tieso. — ¿Qué estás insinuando? Cómo te atreves a


acusar a mi padre de traición.

—No estoy acusando a Val de nada, pero alguien estaba ayudando


al ángel caído y tratando que mataran. Él no habría podido saber que
paraba en la casa del Regente y menos aun que supiera el tren que
tomé en Aswan. Josh cambió las reservas.

—Bien, ahí tienes tu respuesta—. Retrucó David. —Y llamémoslo


por su nombre real, ¿sí? Ya que prácticamente le robó la identidad a
Josh, como robó todo lo demás.

Serena echó un vistazo a Shade, que miraba todo en silencio, pero


la forma en que apretaba la mandíbula le dio la impresión de que estaba
rechinando los dientes.

—No fue él—, insistió ella. No habría tenido sentido que Josh
ayudara a la competencia.

David hizo un ruido de repugnancia. —Es más fácil acusarnos, que


creer que tu amante demonio te haya traicionado, sin importar que eso
es lo que él ha hecho desde que te conoció.

— ¿Te sientes un poco culpable humano? Por que ella no te acusó—


. Shade miró a Serena y se encogió de hombros. —Sólo lo señalo.

Y tenía razón. —Val, dime. ¿Quienes todos sabían sobre la casa del
Regente y el tren?

Val no dijo nada, pero ella sabía la respuesta. Él sabía... y también


David.

- 332 -
David empujó sus pies con tal fuerza que su silla se volcó. —No voy
a sentarme aquí a escuchar esto. Vamos, papá. No necesitamos esto.

Shade bloqueó la puerta. —No necesitas estar sentado, pero te


quedarás.

—Estoy entrenado para matar a tu especie.

Shade hizo crujir los nudillos.

Sabiamente, David dio marcha atrás, pero su orgullo herido lo puso


del lado caliente de su enojo. —Esto es culpa tuya, Serena—. Él fue
hacia el final de la cama y la mirada de odio que le dio la clavó en la
pared. —Tuya y de la puta de tu madre.

— ¡Ya basta! —, gritó Val, llegando cerca. —Estás fuera de lugar.

— ¿De verdad, papá? ¿En serio? Porque yo estoy pensando que tu


romance con Patrice estaba fuera de lugar.

La boca de Serena cayó abierta. La de Val se cerró. El silencio era


un incómodo cuarto miembro en la sala hasta que Shade arrastró las
palabras, —Ahora las cosas se ponen interesantes.

—Dile a Serena—, dijo David. —Adelante. Dile cómo engañaste a


mamá por años. Como cada vez que Patrice chasqueó los dedos, te ibas
corriendo, dejándonos solos. ¿Como, cuando ella quería quedar
embarazada, no podías hacerte una paja en un recipiente con suficiente
rapidez?

El aire salió de los pulmones de Serena rápidamente, dejándola


aturdida. — ¿Es esto cierto?— le gruñó.

Val extendió las manos en un gesto suplicante. —No podía decirte.


Ni siquiera sabía que David sabía.

— ¿Cuan estúpido crees que soy?— David le espetó. — ¿Crees que


mamá no lo sospechó la primera vez que vio a Serena? Ella era una
exacta copia tuya cuando era pequeña—. Su voz vibraba con ira. —Debe
haber sido un gran alivio para ti cuando Patrice le dio su encanto a
Serena. Tenías lo mejor de ambos mundos. Tu preciosa hija estaba
protegida y finalmente podías follarte a Patrice…

- 333 -
Val cubrió a David tan fuerte que envió a su hijo volando. David
rebotó en la pared, usando el momento para correr de Val, pero luego
Shade estaba allí entre ellos, agarrando la camisa de David y fácilmente
sujetándolo con el brazo extendido.

—No me importa si se matan entre sí. Pero háganlo afuera. Wraith


querrá mi culo si esta mujer queda atrapada en el fuego cruzado.

—Ella debería estar muerta ya—, David escupió, y Serena se


paralizó.

—Oh, Dios mío—, susurró Val. —Tú lo hiciste. Tú la traicionaste con


Byzamoth.

— ¿Y que? ¡Mamá está muerta por culpa de ella! Si no la hubieras


amado a ella y a Patrice más que a nosotros...— Él se apartó de Shade y
se fue dando tumbos a la esquina, donde puso su cabeza contra la
pared. —Mamá no lo podía manejar sabiendo que la engañabas. Todos
esos años lo resistió, pero cuando Patricia quedó embarazada otra vez,
fue el colmo. Tú la llevaste a hacerlo, papá. Es como si hubieras puesto
las pastillas en su garganta tu mismo.

La verdad de las palabras de David puso sombras en los ojos de


Val. Él tragó saliva. —Nunca fue mi intención que esto sucediera. Amaba
a tu madre. Te amo a ti.

Secándose la sangre que salía de su boca con el dorso de la mano,


David se volvió a Val. —Pero amabas más a Patrice y Serena.

Serena comenzó a temblar de furia. Si ella no fuera tan débil, lo


habría golpeado ella misma. —Pusiste al mundo entero en peligro,
traicionas a la raza humana, ¿sólo para vengarte?

Retrocedió como si ella lo hubiera abofeteado. —Yo no sabía lo que


era Byzamoth—. Lágrimas llenaron en sus ojos, y secó cuando se volvió
a Val. —Te lo juro, yo no lo sabía. Y no sabía que Serena iba a morir, no
hasta que te asustaste cuando dijo que alguien estaba detrás de ella. Yo
sólo quería que el collar. Yo quería ser especial.

Val sacudió la cabeza como si tratara de aclarársela, y Serena sabía


cómo se sentía, porque estaba malditamente confundida. — ¿Cómo
encontraste a Byzamoth?

- 334 -
—Él vino a la mansión después de haber descubierto la identidad de
Serena. Él dijo que era un mago. Creo que planeaba tomar el encanto
entonces. Pero ya la habías enviado a Egipto. Yo estaba enojado…

—Porque tu querías ir—, Val lo interrumpió, y David le dio una


mirada petulante.

—Byzamoth hizo un trato conmigo. Dijo que si le decía dónde


estaba, él tomaría el encanto y me daría Heofon.

— ¿Y tú le creíste?— Serena quedó asombrada con la estupidez del


hombre.

—Él actuó como si no le importara el collar. Pensé que sólo quería


el encanto. Luego se interesó en los artefactos, y decidió que te
utilizaría para conseguirlos, también.

—Entonces él estaba detrás de la tabla y la moneda.

Val se rió con amargura. —Por supuesto. Una vez que David soltó la
sopa acerca de ellos, Byzamoth se dio cuenta de que el cierre de los
Harrowgates afecta gravemente a su guerra. Las puertas entre el cielo y
el infierno todavía podrían haber sido abiertas con Heofon, pero los
demonios no han sido capaces de llegar a la superficie de la Tierra para
hacer la guerra a los seres humanos. Al menos, no hasta que destruyan
el Cielo—. Hizo un sonido de disgusto mientras rodeaba a su hijo. —
Idiota. Te das cuenta de que incluso si hubieras conseguido el collar, no
se te hubiera permitido quedártelo.

David alzó la barbilla en desafío. —Al poseedor del Heofon se le da


el encanto…

— ¡Si los ángeles consideran a esa persona digna!— Rugió Val. —Tú
no eres digno.

—Nunca lo he sido, a tus ojos—. David acechaba la puerta, y


después de un breve movimiento de cabeza de Val, Shade dejo que se
fuera, pero no sin antes de susurrar algo al oído de David que hizo que
se le doblaran las rodillas. Una vez atrapado, no pudo alejarse lo
suficientemente rápido.

- 335 -
Val se hundió pesadamente sobre su silla, sin mirar a Serena. —No
tengo palabras para explicarlo—, comenzó. —Así que pregunta lo que
necesites.

En estado de shock para hablar, Serena no dijo nada. Fue Shade


quien rompió el hielo.

—Esto es mejor que una novela. No que yo supiera—. Él se apoyó


contra el marco de la puerta de nuevo. —Entonces, Aegi... ¿Porque
nunca le contaste a Serena que batiste su crema de bebé?

Sí, a ella le gustaría la respuesta para esa extraña pregunta. Val


enterró su rostro entre las manos, y ella tuvo que esforzarse para
escucharlo.

— ¿Cómo podría decírselo cuando ni siquiera podía confesárselo a


mi propia familia? Honestamente, no creí que lo supieran. Y después
que Patrice murió, no tenía sentido decir nada. Yo sabía que con las
monjas, estaría a salvo y bien cuidada—. Levantó la cabeza, la miró con
los ojos inyectados en sangre. —Fui un cobarde. Y por eso, mi hijo me
odia. Odia a su propia hermana. Lo siento. Realmente lo siento.

— ¿Qué pasará con David?— Shade preguntó en un tono que decía


que el manejaría las cosas si la respuesta de Val no le satisfacía.

Val tomó aliento irregular que terminó en un sollozo. —Es una


cuestión del Aegis—. Se levantó. —Ya vuelvo.

Shade esperó hasta que Val se hubiera ido, y luego murmuró, —La
familia a veces apesta.

Dios, él tenía razón. —Acerca de la familia... Creo que debes saber


la razón por la cual Wraith no ha ido a ver a tus hijos—. Shade abrió la
boca, pero Serena lo detuvo. —Él tiene miedo, Shade. Él tiene miedo de
compartirse, como si cada pieza que da a alguien va a ser una pieza que
se pierda cuando se vuelvan en su contra. Él siente como si ya los
perdió a ti y a Eidolon por sus parejas y por los niños, y ustedes eran
todo lo que él tenía.

— ¿Por qué te importa?—, preguntó con brusquedad. —Después de


lo que Wraith te hizo, tú debes odiarlo.

- 336 -
—Pero también lo amo, y no puedo apagar eso—. Ella suspiró y se
dejó caer hacia atrás contra la almohada, los acontecimientos del día
iban minando lo que quedaba de su energía.

Shade cruzó la habitación y se sentó en la cama con ella.


Suavemente, le tomó la muñeca, y su tatuaje -dermoire, había dicho en
un momento dado- comenzó a brillar, y una agradable sensación de
hormigueo se extendió a través de sus venas.

—Qué cosas graciosas, los seres humanos—, dijo en voz baja. —


Justo cuando crees que todos son un montón de retrasados mentales,
uno se muestra inteligente y demuestra que estás equivocado.

Ella sonrió soñolienta. —Creo que eso fue un cumplido. De un


demonio. Imagínate.

—Sip. Justo cuando crees que todos somos un montón de idiotas...

Uno llega y hace que te enamores de él.

- 337 -
Capítulo Veintiocho
Traducido por Mir
Corregido por Mir y Kitty

Esta cosa del encanto era genial.

Wraith y Reaver se acercaron a la Cúpula de la Roca con facilidad,


prácticamente sin ser tocados por el ejército de demonios que pululaban
a su alrededor. Él podría haber cambiado de forma en un demonio atroz
para hacerse menos visible, pero no había nada divertido en eso.

No, él caminó directamente a través de la multitud como una lanza


a través de la carne, su largo abrigo de cuero aleteaba en sus tobillos, el
ruido metálico reconfortante de sus armas zumbaba en sus oídos. Bien
pensado por sus hermanos en llevar su equipo de combate.

Varios demonios intentaron asaltarlo ―no porque vieron a Wraith o


a Reaver como enemigos, sino porque los demonios eran por lo general
sólo pendejos― pero gracias al encanto, algo siempre se ponía en el
camino de sus ataques. Tropezaban, golpeaban a otro demonio, lo
eludían por completo... sí, la cosa del encanto era muy interesante.

Reaver lo empujó a un alto en la parte superior de la escalera, justo


debajo de la columna de arcos fuera de la mezquita de cúpula dorada.
―Si esto sale mal para mí, ya sabes qué hacer.

Sí, lo sabía. Reaver le había dicho que sólo un ángel podría matar a
un ángel... con una excepción. Si alguien drenaba un ángel hasta la
muerte, temporalmente heredaría la capacidad para destruir a otro
ángel. El problema era que nadie podía drenar de sangre a un ángel ―a
menos que el ángel se ofreciera.

- 338 -
Wraith esperaba que no caer en eso. A él le gustaba un poco
Reaver.

―Lo sé―, dijo Wraith, y comenzó a caminar, pero Reaver lo detuvo


de nuevo. ―Caray, ¿qué es esta vez?

―Kynan. Debes darle el amuleto a Kynan. A nadie más en el Aegis.


¿Entendido?

―No.

Reaver hizo un ruido exasperado. ―Todo esto está predestinado―,


dijo, señalando al ejército a su alrededor. ―No sé cómo acabará, la
batalla está predestinada, el resultado no. Pero el destino de Kynan está
ligado estrechamente con estos eventos.

Wraith puso los ojos en blanco. Si había algo que odiaba más que la
mierda críptica, era la mierda del destino. ―Lo que sea. Vamos a patear
el feo, y me refiero a feo, culo de Byzamoth.

Entraron en la Cúpula de la Roca, fácilmente empujando a los


fornidos guardias Ramreel, con cuernos. Ellos no tenían que preocuparse
por los secuaces del ángel caído; pocos demonios pondrían un pie en un
edificio santo. Temían a Dios más de lo que temían cualquier ángel
caído.

Incluso Wraith crispó incómodamente en la mezquita, donde los


azulejos brillantes y mosaicos de vidrio enunciaban versos Qur’anic y
representaciones religiosas. Byzamoth estaba cerca del centro junto a la
gigante Piedra Fundamental, la mirada fija en el techo y una sonrisa
malévola de éxtasis, curvaba su boca.

Los sonidos de la batalla estallaron afuera ―la entrada de Wraith


había sido la señal para que el Aegis y los militares lanzaran su ataque.

―Byzamoth―. Reaver se movió junto a Wraith, su piel brillaba con


una luz blanca extraña.

Los ojos de Byzamoth se abrieron ampliamente. ― ¿Reaver?― Él


cambió su mirada hacia Wraith. ―Tú. ¿Tú vives?

- 339 -
―No. Todo esto está en tu imaginación―. Wraith acechó hacia él.
―Infernal forma de volver al cielo, ¿no te parece? Cuando todo lo que
tienes que hacer es caminar en el sol del mediodía.

―Tonto. Eso sólo funciona si el ángel no ha entrado todavía en


Sheoul.

―Lo siento. Estoy oxidado en normas de ángeles caídos. No creas


que existe una guía para tontos para eso―. Wraith estudiaba sus uñas.
― ¿Pero una cosa que sé? Si te mueres, te vas para siempre. Poof. No
hay redención, no hay reencarnación, ni nada. Buh-chau.

Puso en marcha una estrella de la mañana tan rápido que


Byzamoth no tuvo posibilidad de bloquearlo. La estrella lo capturó en el
hombro, lo atravesó y se hundió en una columna.

Byzamoth aulló de dolor, pero se recuperó en un instante. ―


¿Pensaste que sería tan fácil?― Él fue hacia Wraith, con los pies sin
tocar el suelo.

Reaver fue a su encuentro de frente, y se estrellaron como dos


toros. Rayos de luz con vacíos negros se arremolinaban a su alrededor,
encerrándolos en una nube embudo sobrenatural mientras luchaban.
Wraith lanzó una de sus dagas a la mezcla, con el objetivo en la parte
posterior del cuello de Byzamoth, pero el arma se vio envuelta en el
tornado y arrojada al otro lado del edificio.

La sangre volaba de los dos ángeles, manchando el vórtice de un


rojo horripilante. El torbellino implosionó. Reaver voló por los aires,
cayendo en una pila que se deslizaba por el suelo, dejando un rastro
carmesí.

Wraith atacó a Byzamoth, asaltando poderosos golpes en la cara


del macho. Una rodilla a la ingle ganó un satisfactorio rugido de dolor.
Un rayo de energía se estrelló en el pecho de Wraith, haciéndolo caer
contra la barandilla que rodeaba la Piedra Fundamental.

Sonidos de mojados lagrimeos llenaron la mezquita cuando


Byzamoth cambió a su forma de gárgola grotesca. Su única ala se
levantó por encima de su cabeza, la punta de la garra bajó para agarrar
la cabeza de Wraith.

- 340 -
El dolor gritó a través de Wraith tan agudo, garras dentadas
excavaron su cráneo. La sangre corría por su rostro, y la rabia fluía a
través de sus venas. Gruñendo, se dejó caer de rodillas y se lanzó hacia
un lado, rompiendo el dominio de Byzamoth. Se dio la vuelta, evitando
que un pisotón le rompiera huesos a la cadera.

Wraith giró sobre su mano, barriendo sus piernas hacia fuera por su
propia patada devastadora. Atrapó al macho en la rodilla, y aunque
Byzamoth gruñó, no cayó. Poniéndose de pie, a Wraith le salía sangre
de sus ojos. A lo lejos, el aire cantaba con el ruido de las armas, el ruido
sordo de puños golpeando carne, y los gritos de demonios y humanos
en dolor mortal.

―Es una música hermosa, ¿no?― Byzamoth avanzó hacia los lados,
manteniendo su cuerpo entre la Piedra Fundamental y Wraith. Un
relámpago destelló y un trueno sacudió la tierra. Fuera de la cúpula, una
tormenta del mal giraba tornados negros y llovía rojo sangre. A través
de un único agujero en los Cielos venía una dorada corriente de luz,
pero en un instante, las turbulentas nubes la extinguieron.

Byzamoth abrió el puño para revelar el collar de Serena y un frasco


de sangre. Sangre de Wraith. ―El sol ha emitido sus primeros y últimos
rayos. Ya es hora. Reconsidera tu lucha, incubus. Quédate conmigo, y
cosecharás recompensas inimaginables.

―Por muy tentador que suene ser tu perra―, Wraith arrastraba las
palabras: ―Voy a tener que rechazar la oferta.

Se lanzó contra el ángel. El ala de Byzamoth lo atrapó en el


hombro, haciéndole perder el equilibrio, pero de alguna manera, se
quedó en posición vertical. Lucharon como demonios, Wraith ganando
cada vez que se separaban.

Pero Wraith sangraba mucho, una pierna no estaba funcionando


bien, y él estaba tomando aire con mucho más esfuerzo de lo que
quisiera.

Byzamoth lucía como si hubiera salido por un agradable trote corto.


―No me puedes matar, demonio inmundo.

―Eres bastante prejuicioso con el tema de demonio―, dijo Wraith a


través de respiraciones jadeantes. ―Dado que tú eres un demonio.

- 341 -
Una risa malévola rebotó en las paredes del lugar tan santo que
parecieron retorcerse bajo el sonido. ―Soy mejor que escoria de
demonio.

―Más santo que tú es un poco gracioso viniendo de un ángel caído.

―Estoy cansado de tu humor infantil―. Byzamoth abrió el frasco de


sangre y se volvió hacia la Piedra Fundamental.

― ¡No!― Wraith golpeó a Byzamoth en la espalda, impulsándolo a


una columna de apoyo, pero la sangre salpicó del frasco y cayó en finas
vetas a través de la Piedra Fundamental.

Afuera, la tormenta se silenció. En el interior, acababa de empezar.

La sangre en la piedra burbujeó, liberando vapor negro en el aire.


Byzamoth luchó hacia ella, dando patadas a Wraith, quien lo sostenía
por el tobillo. El ángel caído sostenía el collar extendido ante él,
tratando de llegar a la sangre.

― ¡Maldito seas!― Byzamoth golpeó con el puño el cráneo Wraith


como un martillo sobre un clavo. Wraith cayó al suelo, sus piernas no
funcionaban. Byzamoth se movió hacia la piedra.

―Wraith...― la mano del Reaver se cerró en su tobillo. El ángel se


había alguna manera arrastrado desde donde había caído, su cuerpo era
un desastre roto. ―Dréname...

Wraith limpió la sangre de sus ojos. Santo infierno. Si Reaver moría


de esta manera, su alma sufrirá el tormento eterno. ―Déjame intentar…

― ¡No hay tiempo!― dijo Reaver ásperamente. ―Debes cortar la


garganta de Byzamoth... y luego llenar la herida con tu propia sangre
después de beber la mía. Date prisa.

Byzamoth sostenía el collar en el vapor que se levanta de la sangre


en la piedra, y la construcción había comenzado a sacudirse. Reaver
había expuesto su garganta. No había nada que decir. Nada en absoluto.

Wraith hundió sus colmillos en la yugular del ángel. La sangre


golpeó su lengua como una descarga eléctrica y comenzó a verterse en
su garganta.

- 342 -
― ¡No!― Byzamoth destelló a Reaver, agarró al otro ángel del
brazo y lo lanzó como un frisbee a través de la puerta. ― ¡Quiero que se
arrastre a las profundidades de Sheoul!― gritó, y de la nada, una horda
de duendes se tragó a Reaver y se lo llevó.

Gruñendo, se volvió hacia Wraith, haciendo crujir un pie en el


pecho de Wraith. Wraith fue lanzado por el aire y golpeó la pared del
fondo con fracturándose las costillas.

Su visión daba vueltas. Byzamoth se lanzó de nuevo a la piedra.


Con mano temblorosa, Wraith rebuscó en su arnés armas para lanzar
algo, cualquier cosa. En el exterior, los sonidos de la batalla se
convirtieron en un rugido chillón, metal sobre metal y metal sobre carne
cada vez más cerca. Y luego Kynan estaba allí al lado de Wraith.

―Necesito a Reaver―, dijo Wraith con voz entrecortada. ―Su


sangre.

―Toma la mía.

Wraith negó con la cabeza, tratando de darle sentido a lo Ky


acababa de decir. ―No necesito alimentarme.

―Lo sé. Necesitas drenar un ángel. Sangre de ángel corre por mis
venas. No será lo mismo, pero estamos perdiendo, Wraith. De cualquier
manera, voy a morir.

―No―. Wraith agarró otra estrella para lanzar y la sacó fuera de su


carcasa. ―No he terminado…

― ¡Wraith!― la voz de Ky era calma, pero urgente, mientras


agarraba los hombros de Wraith y lo sacudía. ―Maldito seas, vampiro.
Si deseas ver de nuevo a Serena, tienes que hacer esto.

Byzamoth los miró, pero no vio a Kynan, un simple humano, como


una amenaza.

―Alimentarte no te ayudará, idiota―. Byzamoth se volvió hacia la


Piedra Fundamental, que estaba perdiéndose en un gigantesco agujero
negro giratorio que se extendía hacia arriba a la cúpula. Estaba
creciendo, expandiéndose, tragando el techo.

- 343 -
Kynan inclinó la cabeza. ―Hazlo―. Tragó saliva, fijó la mirada con
Wraith. ―Dile a Gem… no importa.

―Mierda―, susurró Wraith.

― ¡Hazlo!

Cerrando los ojos, Wraith se pegó a la garganta de Kynan. El


hombre se puso rígido, pero después de un momento se aflojó y Wraith
tuvo que atraparlo.

Bebió hasta que el corazón de Kynan se aceleró para compensar la


pérdida de sangre, y luego empujó más fuerte mientras las venas del
humano se derrumbaban, hasta que su corazón tartamudeó. Oh,
mierda, lo estaba haciendo... estaba matando a su amigo.

Su amigo.

Nunca había tenido uno antes, y el único que había tenido, lo


estaba destruyendo.

Kynan dejó de respirar.

El poder arrasó a Wraith, el poder y el dolor se sintió como si sus


músculos se estaban separando de los huesos. Bajó a Kynan
suavemente al suelo y dejó que la ira de lo que había hecho lo
provocara. Rabia de la que Byzamoth era la causa de todo esto.

El demonio pagaría con su vida.

Wraith se lanzó hacia Byzamoth con ganas. Se anudaron, un


remolino vicioso de mano-a-mano, una forma de combate en el que
sobresalía Wraith. Él no iba a perder. No podía perder. La muerte de
Kynan no sería en vano.

El ala de Byzamoth golpeó a Wraith de refilón y lo tiró de rodillas. El


ángel caído se arrodilló a su lado y envolvió su mano como una garra en
la garganta de Wraith.

―Apenas tengo tiempo para esto―. Byzamoth miró al horizonte,


donde las nubes empujaban contra la luz del sol.

Wraith abrió la boca, pero no salió nada. Ni siquiera aliento.

- 344 -
―Sé quién eres. Un demonio nacido de un vampiro―. Lamió la
herida que había hecho en la mejilla de Wraith. ―He encontrado a tu
presa. Ella está en Sheoul-gra.

-Sheoul-gra. El lugar donde iban los demonios muertos hasta que


sus almas pudieran renacer. Pero de acuerdo con muchos, humanos
malditos fallecidos, vampiros, lobos y cambiaformas no iban allí, porque
no podían volver a nacer.

― ¿Te estás preguntando por qué ella está ahí en lugar de sufrir
eternamente en Sheoul?― Byzamoth clavó su dedo en la herida, y
Wraith apretó los dientes contra el dolor. ―Ella está sirviendo allí.
Sirviendo a los demonios que están esperando volver a nacer. Las cosas
que le hacen hacer...

Wraith podía imaginar. No necesitaba imaginar, en realidad.

―Ella tenía un mensaje para ti, su hijo querido―. Byzamoth golpeó


con una mano el intestino de Wraith, y la agonía acompañó un húmedo,
horrible desgarro. ―No puede esperar para verte. Y ella va a hacer que
lo que hizo contigo cuando niño parezca, bueno, un juego de niños.

Un escalofrío corrió por Wraith, sin importar lo duro que trató de


contenerlo. Incluso después de todos estos años ella podía aprovecharse
de sus miedos.

No. Ella no iba a ganar, y él no iba a verla pronto. Porque su madre


ya no tenía el control de sus temores. No cuando su mayor temor era
perder a Serena. Tenía que llegar a ella. Pero la mano de Byzamoth
estaba más profunda en su cuerpo, haciendo un túnel hasta su corazón.

―Ahora, te envío a ver a tu madre.

Wraith buscó en su bolsillo por un arma. Sus dedos, resbalaron con


sangre, encontraron una hoja, pero no podía alcanzarla... pero espera...
cerró el puño en la perinola de madera. Los dedos de Byzamoth
encontraron su corazón.

Byzamoth apretó. Débilmente, Wraith apuñaló la punta puntiaguda


de la perinola en el ojo de Byzamoth. El ángel caído se echó hacia atrás.
Finalmente libre, Wraith clavó un puñal en el intestino del ángel caído.
Se hundió profundamente y Byzamoth golpeó el suelo.

- 345 -
―Madre―, dijo Wraith con voz áspera, ―va a tener que esperar―.
Con un gruñido, cortó la garganta de Byzamoth. El cuello del ángel caído
se abrió todo el camino hasta la columna vertebral. La sangre fluía en
un río, pero el lugar sagrado parecía estar listo. El vapor se elevaba a
medida que la sangre se quemaba en cenizas. Rápidamente, Wraith rajó
su propia muñeca, dejando que la sangre drenara en la herida.

Al instante, Byzamoth se convirtió en humo.

¿Eso fue todo? Wraith había pensado que la muerte de un ángel de


alguna manera sería más dramática.

Fuera, los demonios gritaban mientras ellos, también, comenzaban


a arder. Wraith se miró a sí mismo, asegurándose de que no estaba en
llamas. Hasta ahora, todo bien. Excepto por el agujero del tamaño de un
puño en el estómago.

Cogió el amuleto del suelo donde había caído cuando Byzamoth


desapareció, y salió tambaleándose de la Cúpula de la Roca. En la
distancia, Eidolon pasaba de humano a humano, curando donde podía.
Cerca de allí, Tayla ladraba órdenes a los Guardianes menos
gravemente heridos. Luc prestaba ayuda y lucía un poco peor que
agotado, pero parecía tener todas las partes de su cuerpo. Cerca de la
Harrowgate, Reaver estaba despatarrado en el suelo, sujetado por
cadenas.

Wraith recogió el cuerpo Kynan en sus brazos y salió cojeando por


las escaleras que estaban pegajosas con restos de demonio quemado y
sangre humana. Eidolon levantó la vista de la curación de un hombre
con lo que parecía un uniforme militar español, su expresión cayó
cuando vio a Kynan.

―Está él...

―Sí.

Sin embargo, la dermoire de E se iluminó cuando posó en su mano


en Kynan. ―Ah, carajo―. Alejó su brazo.

―Sí―. Wraith ladeó la cabeza hacia Reaver mientras Eidolon


canalizaba una ola de sanación hacia él. ―Alguien tiene que ayudar al
ángel. Voy a Serena―. Miró cuerpo inerte de Kynan. ―Y a Gem.

- 346 -
***
Lore tenía que ir a mear. No tenía idea de cuánto tiempo había
estado sentado en la sala de lo que había descubierto era una casa de
Aegis, pero podría usar la oportunidad de estirar las piernas e ir al baño.
Por qué coño sus hermanos lo habían traído hasta aquí en lugar de
dejarlo en el hospital, estaba más allá de su comprensión.

Estar encadenado allí era tan bueno como estar encadenado aquí, y
probablemente menos peligroso para su salud, teniendo en cuenta cómo
lo miraban los Guardianes como si quisieran arrastrarlo fuera y usarlo
para prácticas de tiro.

La puerta frente a él se abrió, y Shade salió de la habitación.

―Entonces―. Shade cruzó el pasillo y se detuvo frente a Lore. ―


¿Cuál es tu problema? No hemos tenido oportunidad de hablar.

―Que pena, también, porque pareces ser una buena persona―,


Lore arrastró las palabras.

Shade hizo un ruido sordo en la frente con la mano. ―Lo dice el


hombre que intentó matar a sus propios hermanos.

―Sí, sobre eso―. Lore miró hacia su brazo, y luego echó un vistazo
al juego de marcas que marchaban todo el trayecto hasta el antebrazo
Shade. ―Sé que tú y tus hermanos son una raza de íncubos. ¿Así que
supongo que lo soy, también?

― ¿Qué pensabas que eras?

―Amigo, ni siquiera sabía que era un demonio hasta mis veinte.

Shade le dio una mirada de eres un imbécil. ― ¿El hecho de que


nacieras con una dermoire no era una pista?

― ¿Dermoire? ¿Así se llama?― Con el gesto de Shade, Lore negó


con la cabeza. ―No nací con ella. Apareció, cuando cumplí los veinte―.
Recordó el infierno por el que había pasado inmediatamente antes de la
aparición de las marcas, el loco deseo de tener sexo constante cuando,
durante veinte años, no había conseguido siquiera una erección.

- 347 -
― ¿Apareció, cuando cumpliste veinte?― Shade frunció el ceño. ―
¿Qué especie era tu madre?

―Humana.

―Bueno, allí hay una pieza del rompecabezas. Eres un Cambion.


Mestizo. Es por eso que no podemos sentirte―. Miró por el pasillo donde
dos asesinos Aegis ni siquiera trataban de cubrirse, mientras los
observaban. Shade volteó y se volvió a Lore. ― ¿Así que tu madre
humana que te nombró Lore?

―Loren―, murmuró.

Shade lo miró con simpatía. Porque, sí, Shade era un gran nombre.
― ¿Cuando naciste?

―Mil ochocientos ochenta.

―Entonces tú eres uno de los primeros de nuestro padre. Idiota, o


bien no sabía nada sobre dejar embarazada a una humana, o ya estaba
loco.

―Sabes, no estoy sintiendo el amor aquí―. Lore se corrió, haciendo


una mueca en el hormigueo que se disparaba por su pierna, que se
había quedado dormida.

―Nuestro padre estuvo follando cosas que no debería.

Lore no tenía idea de lo que se suponía que significa eso, pero el


tono de Shade no invitaba a preguntar, y realmente, Lore tenía más de
qué preocuparse que de la elección de compañeras de cama de su padre
bueno para nada. Por otra parte, Lore no tenía mucho espacio para
juzgar.

― ¿Dónde está?

―Muerto―. Él hizo un gesto a la dermoire de Lore. ― ¿Cuál es tu


don?

― ¿Don?―, Lore se rió. ― ¿Así es como lo llamas? ¿Puedes matar


todo lo que tocas, también?

- 348 -
Shade alzó una ceja. ―Puedo matar con mi don, pero tengo que
hacer un esfuerzo para usarlo de esa manera. Su objetivo principal es
forzar a la ovulación en las mujeres.

Como Shade era un íncubo, eso tenía sentido. ― ¿Pueden todos los
demonios Seminus hacer eso?

―Wraith puede meterse en la cabeza de las mujeres y hacerlas


receptivas a las relaciones sexuales. Eidolon puede garantizar que un
óvulo sea fertilizado. ¿Tú dijiste que matas todo lo que tocas?

―Sí. Excepto que no afectó a Eidolon.

―Podría ser el tema de que son hermanos... o podría ser debido a


que E había activado su propio don, y tal vez respondieron uno al otro.

Tenía que ser la cosa de los hermanos. Lore nunca le había hecho
daño a su hermana con su toque, tampoco. ― ¿Entonces por qué mi don
es tan jodido?

―Probablemente tiene algo que ver con el tema de Cambion. No


estamos destinados a cruzarnos con humanos. Las cosas tienden a salir
mal con los hijos. Obviamente.

― ¿Hay algo más que debería saber? Ya sabes, ¿que podría salir
mal?

Shade parecía considerar eso. ―Oh, bueno, tú eres probablemente


estéril. Tú sabes que cuando un burro y un caballo o un sprite9 de agua
y un sprite de fuego…

―Entendí el punto―, espetó Lore. Por alguna razón, el tema de la


esterilidad lo sacó de las casillas, pero no tenía idea de por qué, ya que
no podía tener sexo sin matar a su pareja. Tener hijos era un punto
discutible.

Shade dijo algo en voz baja acerca de él estando muy excitado.


―Entonces, ¿por qué pensaste que matarme y a Eidolon sería una
buena idea?

―Un tipo llamado Roag me pagó.


9
Sprite: clase de demonio. (Ver compendio)

- 349 -
― ¿Y no sabías quién era él?― Shade tiró hacia atrás la cabeza y se
echó a reír, pero el sonido no era uno divertido. ―Ese enfermo hijo de
puta.

― ¿Puedo participar de la broma?

―Era nuestro hermano.

― ¿Hermano? ¿Como en, ese puto enfermo, también?

―Sip. No hay duda de que sabía quién eras todo el tiempo. Apuesto
a que él lo había dispuesto de modo que cuando obtuvieras el dinero por
matarnos, te enterarías la verdad.

Tipo divertido, su loco hermano. Por supuesto, el que tenía enfrente


no le parecía un montón de risas, tampoco. ―Me alegro que esté
muerto.

―Bueno, él no está exactamente muerto. Pero está sufriendo un


destino peor que la muerte. Confía en mí.

Una conmoción en la sala de estar puso a Shade de pie. El golpeteo


de pasos pesados y calladas maldiciones anunciaba la llegada de algo...
no bueno.

Wraith caminó hacia la sala, con los brazos acunando un cuerpo. El


macho humano, Kynan. Oh, genial.

El grito de Gem traspasó el silencio, y su sentimiento de


satisfacción se hizo añicos.

― ¡No...! No... ¡No!― Ella había estado en la habitación con la


mujer enferma, y ahora estaba en la puerta, la incredulidad y el horror
grababan su rostro. Ella retrocedió, con la mano sobre su boca,
moviendo la cabeza, y mientras Lore observaba, ella tropezó y cayó al
suelo.

Wraith se movía lentamente por el pasillo hacia el dormitorio, los


ojos cerrados, pero su objetivo nunca vaciló. Shade pronunció una
maldición suave y se movió a un lado cuando Wraith llevó el cuerpo
hacia Gem y lo puso delante de ella.

- 350 -
―No, Wraith... ¡no!― Ella agarró su mano, rogándole que haga que
Kynan no esté muerto.

Shade y Wraith ambos bajaron la cabeza hasta que Gem colapsó


sobre Kynan, sus sollozos destrozando su cuerpo.

Wraith parecía pesar mil libras, mientras iba hacia Serena.

Nadie en la habitación parecía saber qué hacer, pero los gritos de


Gem abrían el corazón de Lore. Él debía aprovechar esta oportunidad
para consolarla, para tomar ventaja de su pérdida. Si él hubiera sido
quien matara a Kynan, eso es lo que habría hecho

Pero verla sufrir no era agradable.

―Shade―. El hombre no se movió. ― ¡Shade!

― ¿Qué?― Él estaba de pie, la cabeza inclinada.

―Suéltame.

―Vete a la mierda.

―Shade―. Lore tragó, a sabiendas de que era una locura y que


podría no funcionar porque no sabía cómo Kynan había muerto, pero
tenía que intentarlo. ―Podría ser capaz de ayudar―. Mantuvo la voz
baja, sin querer dar falsas esperanzas.

Shade se volvió, lentamente, los ojos inyectados en sangre y


estrechos. ―Si esto es un truco, sabes que no tengo ningún problema
de matar a un hermano.

Lore asintió simplemente con la cabeza, y Shade se agachó,


soltando las cadenas que lo sostenían.

Con Shade sobre sus talones, se movió hacia Gem y Kynan. Ella
estaba cubriéndolo por encima, con el rostro enterrado en su garganta.

Respirando profundamente, Lore se agachó a los pies de Kynan.


Agarró el tobillo aún caliente del humano. Se concentró, dejó que su
"don" trabajara su camino hacia abajo del hombro hacia los dedos,
hasta que sus marcas brillaran. Una ola de energía se extendió hasta la
pierna del humano, su torso, su pecho, sus extremidades.

- 351 -
El corazón chispeó. Pero el cuerpo estaba drenado de sangre, y
tomó unos cuantos preciosos minutos que su médula empezara a batir,
creando nueva sangre para llenar sus venas.

Gem se volvió hacia Lore, con los ojos casi cerrados por la
hinchazón, pero su ira posesiva brillaba a través de su miseria. ―
¡Aléjate de él!

Shade se arrodilló a su lado y le susurró algo al oído. Ella asintió


con la cabeza y volvió a sollozar.

Allí. El latido del corazón. Una vez. Dos veces. Se estremeció como
si no estuviese seguro qué hacer a continuación... y luego se puso en
marcha en un ritmo fuerte y constante. El pecho de Kynan se elevó, y
sus labios se separaron cuando tomó una gigante, ahogada inspiración.

― ¿Kynan?― Gem gateó fuera de él. ― ¿Kynan?

―Sí―, dijo con voz áspera. ―Mierda. Sí.

Gem gritó de alegría y se lanzó a su alrededor. Lore se levantó y se


alejó. Una mano cayó sobre su hombro. Era de Shade.

―Gracias.

―No hay de qué, dijo Lore. ―En serio.

Joder, eso fue una estupidez. Lore se pasó la mano sobre el pecho,
sobre la cicatriz en forma de mano sobre su corazón. Estos chicos
podían tener la respuesta a quién era, pero en realidad, ¿importaba?
Podía fingir ser su propio dueño, podía pretender ser un agente libre.
Pero la verdad era que estaba con una cadena corta conectada con el
puño de un demonio que podía―y lo hacía―llamarlo a servicio en
cualquier momento, a corto plazo, y para trabajos realmente viles.

Había sentido la vida que Lore trajo de vuelta, y habría castigo. A la


cabeza del castigo por no cumplir con el contrato de matar a los
hermanos. Si había una cosa que Detharu no podía soportar, era
renegar de un voto.

Eso, y ser engañado de su parte del dinero de la muerte.

Así que Lore se encontraba en un montón de mierda de dolor.

- 352 -
Lo bueno, entonces, era que le gustaba.

- 353 -
Capítulo Veintinueve
Traducido por Estivali10
Corregido por Mir y Kitty

Wraith ignoró a los Guardianes que lo miraban impresionados por el


estado de su ropa, y la sangre que goteaba, y sí, tal vez al ver el
pequeño pedazo de Heaven en la mano.

Val era el único que no lo miraba. Él se sentaba silenciosamente en


una silla al lado de la cama de Serena, con la cabeza inclinada,
sosteniendo su mano.

El alivio de que Kynan estuviera vivo se vio atenuado por el hecho


de que Serena estaba acostada mortalmente en la cama, su pecho
subiendo y bajando con respiraciones superficiales. Shade se apoderaba
de su muñeca canalizando un poco de su don en su interior.

—Ella está bien—, dijo en voz baja. —Sólo la mantengo dormida


para ralentizar...— el no tenía la necesidad de terminar.

— ¿Y bien, demonio?—, preguntó el Anciano llamado Juan.

—Sí, sí. Tengo tu precioso amuleto—. Wraith dejó caer el collar a


través de sus dedos, bajándolo totalmente sobre todos, todos excepto
Val que estaba sobre sus pies, sosteniendo la respiración, esperando a
ver lo que él haría.

—Tienes que entregar eso, demonio—. Le dijo una hembra mayor


llamada Regan.

— ¿A usted?

- 354 -
—Sí—. Ella ofreció su mano. —El Aegis es el más calificada para
guardarlo…

Wraith se echó a reír. —En serio, ustedes están tan lleno de sí


mismos—. Dio un paso adelante. —Se lo daré a Tayla entonces.

— ¡No!— Juan lo miró como si le fuera a dar un accidente cerebro


vascular. —Ella es... ella es...

— ¿Mitad demonio?— dijo Wraith. —Pero ella es un guardián, ¿y no


están mejor cualificados para guardarla?

El aliento de agitación de Serena le recordó que él tenía que dejar


de joder. Recordando lo que Reaver le había dicho, él se agachó al lado
del único humano en la habitación además de Serena que era digno de
respirar el aire de la Tierra.

Kynan seguía sentado en el suelo, con el sudor como cuentas sobre


su piel pálida, notando que él estaba siendo sostenido por Gem.

Kynan se tensó. —Wraith, no…

Wraith colocó la cadena alrededor del cuello de Kynan y se paró. —


Es tuyo, hombre. El destino de toda la humanidad está en sus manos—.
Él le guiñó un ojo. —Sin presiones.

Mientras que los humanos miraban a Kynan, Wraith capturó a Lore


por los hombros. —Tú. ¿Tú puedes resucitar a los muertos?

El tipo lo miró con calma. —A veces.

Wraith lo empujó contra la pared. —No hay respuestas por la


mitad. Quiero saber que si algo le sucede a ella—, señaló a Serena, —la
puedes arreglar.

La mirada fija de Lore era plana y negra. — ¿De qué está


muriendo?

—Infección de demonio.

—Entonces no. Tiene que ser una causa natural.

Wraith hizo un gesto a Kynan. —Ser desangrado por un vampiro no


es exactamente una puta causa natural.

- 355 -
—Pero el sangrado lo es—. Lore se encogió de hombros. —El
problema de tu mujer es sobrenatural. No hay nada que pueda hacer,
salvo que ocurra más rápido.

La sugerencia de la que casualmente hablaba Lore era que podría


chamuscarla fácilmente en un destello. Wraith se enojó. Pero antes de
que pudiera rasgarle una de sus extremidades, Shade puso un brazo
alrededor de su pecho y se lo llevo.

—No es el momento, hermano—, dijo Shade. —No es el momento.

Shade estaba en lo cierto, pero esto no detuvo a Wraith de


dispararle a Lore una mirada de “tú vas a ser mío después” mientras
recogía a Serena. —La llevaremos al UG. Ahora.

Él había querido que ella estuviera alrededor de la gente que ella


conocía mientras él combatía a Byzamoth, pero ahora él quería que ella
tuviera la mejor asistencia médica disponible en un entorno en el que él
pensaba que era como una casa.

Casa. En realidad, él nunca había pensado en ello así. Hasta ahora.


Debido a que el regresaba siempre a ese lugar cuando las cosas iban
mal.

Y esto era lo más malo que podía ponerse.

***
Kynan seguía sentado, inmóvil y en estado de shock mientras
Shade y Wraith trasladaban hacia la puerta a Serena. Val trató de
interferir, sólo una vez, pero Wraith le dijo algo que lo congeló en el
piso.

Cuando ellos se marchaban, Reaver entró, parecía como si él


hubiera pasado por una picadora de carne, pero al menos estaba vivo.
La última vez que Kynan lo había visto, fue cuando lucía cerca en su
último aliento. Justamente después que Kynan diera también su último
aliento.

- 356 -
Wraith sostenía a Serena contra su pecho, pero se detuvo el tiempo
suficiente para hacerle un gesto respetuoso a Reaver, que le fue
devuelto, y luego los dos hermanos se fueron.

Gem todavía no se alejaba de Kynan, envolviéndose alrededor de él


como una manta. Las lágrimas habían dejado rayas negras por sus
mejillas, él nunca había visto algo tan hermoso. Si él hubiera sabido que
tenía que morir para recuperarla, lo hubiera hecho antes.

Un momento, ¿cómo había vuelto él?

Juan se giró hacia Kynan. —Esto fue un gran error. Entregarte el


collar. El Sigil lo guardará.

Regan negó con la cabeza, haciendo que su larga cola de caballo,


oscura rozara sus muslos. —Una vez que el collar es colocado, no puede
ser quitado, excepto por un ángel.

—Sólo si él está encantado—, dijo Reaver, —que él no lo está. Pero


si alguien trata de tomarlo, tendrá que ser por encima de mí.

Los Ancianos parecían menos entusiasmados con esa posibilidad.

Un calor curioso emanó del cristal nublado al final de la cadena,


calentando su piel ¿Cómo puede algo tan pequeño-del tamaño de una
canica, causar tantos problemas? Parecía bastante inocente, pero era
una pieza maldita de los Cielos. Él ni siquiera podía imaginarse aún
envuelto en esto, en el hecho de que lo estaba tocando.

Wraith había cometido, obviamente, un gran error al dárselo a él. El


Sigil eran los mejores guardianes para esto. Él lo alcanzó, dispuesto a
entregarlo.

Un destello cegador cogió a todos por sorpresa. Cuando la luz se


desvaneció, Kynan casi tragó su lengua.

De pie en medio de la habitación, bañado en una luz pálida, había


un ángel. Hembra, con el pelo hilado de oro y vestida con una túnica
blanca que le caía en las rodillas. Llevaba una espada en una funda en la
cadera, y en su mano una hoz de oro.

Miró a todos en la sala, y todos ellos la miraban con temor. —Aegi.


Mis humildes Guardianes de la raza humana. Soy Gethel. Saludos.

- 357 -
Ella se movió hacia Kynan, con pasos silenciosos y elegantes, él se
sentía como un ratón cogido en los monumentos de un gato. Él quiso
arrodillarse o algo, pero él no podía moverse aún cuando su corazón
martillara con tanta fuerza que pensó que su caja torácica podría
rajarse. Ella sonrió como si supiera lo que estaba pensando.

—Haces honor a tu raza humana—. Ella lo tocó en el hombro, y una


extraña e increíble energía se disparó a través de él. —Tú estás
encantado.

Quedándose pasmado dijo. — ¿Por qué?

—Haz dado tu vida para salvar todo lo que existe—. Sonrió. —Y


tienes el amuleto.

—Deberías dárselo a otra persona.

— ¿Por qué debería?— Había una inteligencia feroz en sus ojos que
le dijeron que ella sabía su respuesta.

—Porque—, dijo inclinando la cabeza, —No soy digno.

— ¿No te sientes digno, porque te desviaste del camino donde te


encontrabas?

Eso lo cubría todo. Él se había perdido por tanto tiempo, y él no


estaba un cien por ciento seguro de que estaba de vuelta.

Ella lo tocó ligeramente en la cara. —Has sido probado. Te has


caído y has vuelto al camino. Sólo alguien con una fuerza extraordinaria
puede poner su vida nuevamente al derecho otra vez. Los que nunca
han caído no han demostrado su determinación por encontrar su camino
de regreso.

—Pero... ¿por qué yo?

—Tú eres descendiente de Sariel.

—Grigori—, respiró Kynan. —Un Vigía—. Los Grigori fueron ángeles


enviados a la Tierra para ver la raza humana, pero finalmente ellos
sucumbieron a la lujuria y se aparearon con las mujeres. El Ejército
estaba en lo cierto.

- 358 -
Y él nacido de hombre y ángel morirá frente al mal y, sin embargo
podrá soportar la carga del Heaven...

El Heaven... tocó el amuleto. Heofon. Mi Dios.

—De verdad—. Ella le sonrió. —Jugarás un papel vital en la batalla


final, al igual que tu descendencia. Ellos nacerán encantados -el primero
en tener el encanto pasará de manera tal que harás de ellos unos
guerreros. Porque un día, ellos van a luchar para toda la humanidad.

—Está bien—. ¿Está bien? Un ángel acababa de decirle que el futuro


de la humanidad estaba en manos de él y su descendencia, y él dice
¿está bien?

Ella se echó a reír, una luz, un sonido musical. —Está bien.

La mano cayó a la empuñadura de su espada, se dio la vuelta hacia


Reaver, que estaba apoyado contra la pared. Sus cabellos colgaban en
cuerdas alrededor de su cara, parecía medio salvaje, pero se apartó de
la pared y se enfrentó a Gethel, los hombros hacia atrás, el orgullo en
sus ojos.

—Reaver—. Ella se fue hacia él, colocándose sólo a un pie de


distancia. —Has interferido en donde estaba prohibido. Te has asociado
con demonios y le revelaste secretos divinos.

—Sí lo hice—. Reaver inclinó la cabeza, y cuando la levantó, sus


ojos brillaban con desafío. —Y no cambiaría nada.

Sus dedos acariciaron los rubíes en su espada, y el pulso Kynan


aumentó. Gem temió por Reaver también, ella se tensó pasando los
dedos por el pecho de Ky.

—Extraño, ¿no?— dijo Gethel, —que trabajaran juntos seres


humanos, demonios y un ángel caído para salvar el mundo—.Ella se
inclinó y dijo en voz baja, tan baja que Kynan apenas pudo escuchar, —
Hiciste bien.

Reaver tenía una mirada de shock en sus ojos vidriosos cuando ella
dio un paso atrás. Una luz envolvió al ex ángel, y de repente, él
apareció como él debía haber sido antes de caer. El era... de oro. No
había sangre, no había heridas.

- 359 -
Una sonrisa de éxtasis se dibujó en su rostro cuando él inclinó la
cabeza hacia atrás y extendió los brazos. Una sensación de paz inundó
la sala y, a continuación Reaver se había ido desvaneciéndose en un
resplandor.

—Él está en casa—, dijo Gethel en voz baja. —Él está en casa.

***
Gem no podía creer lo que estaba sucediendo. Un ángel, un ser real
divino se deslizaba alrededor de la habitación, hablando a cada humano
durante un momento antes de pasar al siguiente.

Gem imaginó que sería ignorada, pero luego Gethel fue hacia ella,
sonriendo amablemente, como si Gem no fuera un demonio. Gem se
puso de pie, porque no podía hablar con un angel desde el piso.

Tú no eres un demonio, el ángel le dijo, aunque sus labios no se


movían. Ella la había oído en su cabeza.

Pero lo soy. Mi padre…

Violaron a tu madre. Tú naciste de una mujer humana, no fue una


elección suya. Tu alma es humana.

¿En serio?

El ángel asintió con la cabeza. Sí. Cómo trates a tu alma depende


en ti.

Pero... Kynan. Si él debe tener hijos encantados, yo no puedo...


Quiero decir, yo no podría...

Los ojos de Gethel parecían llamas. Tú puedes. Y mientras tú estés


con Kynan, compartirás su inmortalidad. Tú, también, tienes un papel
que jugar.

Gem parpadeó, y entonces ella vio que estaba de pie en la


habitación que había estado llena de gente, pero que ahora estaba sola

- 360 -
con Kynan, quien la tomó en sus brazos como si nunca iba a dejarla ir.
No es que ella le iba a permitir hacer eso.

—Entonces—, murmuró ella, —Tú eres ahora una especie de


hombre inmortal, ¿eh?

—Así parece—. Dijo el mientras colocaba un dedo en un mechón de


su cabello. —Siempre quise salvar al mundo. Ten cuidado con lo que
deseas, supongo.

Ella parpadeó para contener las lágrimas repentinas que picaban


sus ojos. —Dios, me asustaste. Cuando Wraith te trajo de vuelta…

—Shh—. Sostuvo un dedo en sus labios. —Todo ha terminado.

Ella le dio un puñetazo en el hombro. —No vuelvas a hacer eso.

—Soy de clase inmortal ahora—, dijo, —así que creo que no volverá
a suceder—. El peinó su pelo detrás de su cara. —Pero Gem, ¿dónde
estamos nosotros?

Ella abrió su visión de Shredder, y se quedó sin aliento por lo que


vio.

Nada.

Él estaba sin cicatrices como un bebé recién nacido.

—Te creo, Ky, te culpé, durante mucho tiempo, y el problema era


mío. He sido producto de dos mundos durante tanto tiempo, ninguno de
los dos me aceptaba plenamente, y no parecía posible que pudiera vivir
contigo en un solo mundo.

—Entonces, ¿Qué cambió tu opinión?

—Tu muerte, Kynan. Yo tenía tantas excusas. Me di cuenta que lo


que hiciste no solo era sólo para los seres humanos, sino para todas las
especies-humano, animal, demonio. Yo pertenezco a dos mundos... pero
¿sabes qué? También somos parte del mismo. ¿Y nuestros hijos? Ellos
pertenecerán a un mundo. Al nuestro.

—Eso suena muy... iluminado. Y tal vez un poco cursi.

—Te estás burlando de mí.

- 361 -
—Sí. Haber resucitado de los muertos me pone de buen humor—. Él
frunció el ceño. — ¿Cómo sucedió eso, de todos modos?

—Ah, confía en mí, tú no querrás saberlo.

Sus hermosos ojos azules brillaban cuando su mirada se intensificó


dejándola sin aliento. —Te amo, Gem.

Las palabras que ella había esperado tanto tiempo escuchar en su


corazón, donde siempre había existido Kynan, y donde siempre él
existiría.

—Menos mal, porque parece que ambos tenemos papeles que


desempeñar.

Sus párpados se volvieron pesados, su voz baja y el dormitorio en


profundidad. —Tal vez deberíamos comenzar a trabajar en esos papeles,
entonces...

- 362 -
Capítulo Treinta
Traducido por m32j
Corregido por Mir y Kitty

Serena no estaba segura de cómo terminó en un hospital, por lo


menos, ella pensó que era un hospital. Su visión era borrosa y la cabeza
le latía con fuerza, pero ella podía distinguir al equipo de médicos. Pero
había otras cosas, que daban menos miedo, como las cadenas y pinzas
gigantes de hierro. El acero gris de las paredes hacía que el cuarto
pareciera cavernoso, con la escritura de sangre seca de color y los
símbolos marcándolos como pinturas rupestres.

Cerró los ojos y se preguntó si estaba soñando. Aspirado a soñar


con un hospital. Los sonidos de pitidos eran tan reales...

―Hola.

La voz de Josh sonó a la deriva hacia ella, y ella sonrió, con los ojos
todavía cerrados. ―Hola. ¿Ganamos?

―Los aplastamos.

― ¿Y el amuleto?

―No podría estar más seguro.

Ella dejó salir un suspiro de alivio y trató de fingir que no escuchaba


los estertores de sus pulmones. ― ¿Estoy en un hospital?

―El Hospital General del Inframundo. El centro médico del que te


hablé. Tratamos a muchos de los no humanos aquí.

- 363 -
Ella estaba segura de que él no estaba hablando de una práctica
veterinaria. ― ¿Dónde está Val?

―En un avión a Nueva York. Así que, ¿él es tu padre?

―Aparentemente.

Le tomó mano y masajeó su palma, con lo que la circulación volvió a


sus dedos congelados. ―Tan pronto como su avión tome tierra, me
aseguraré de que llegues a verlo.

Eso no iba a suceder, y ambos lo sabían. Pero fue amable de su


parte por mentir. ―Me gustaría... me gustaría poder quedarme.

―No te vayas―. La voz de Josh se quebró y ella sintió cómo él


bajaba la frente hasta los brazos de ella. ―Por favor... no te vayas.

Ella necesitaba verlo, con visión borrosa o no, ella abrió los ojos.
―Yo no cambiaría nada, ya sabes. Todavía habría hecho el amor contigo.

Una lágrima ardiente cayó en el brazo de ella. ―Yo lo cambiaría


todo―, dijo él con voz áspera. ―Haría cualquier cosa para que tu no
estuvieras… no estuvieras…

― ¿Muriéndome?― Ignorando el tirón del cable del monitor, ella


pasó sus dedos por el cabello sedoso de él recordando la forma en que se
había deslizado sobre su piel cuando se habían besado al bajar por su
cuerpo. La forma en que le hizo cosquillas en los muslos cuando él le
había complacido con su ingeniosa lengua. ―Puedes decirlo. Está bien.
Pero hay una cosa que cambiaría―. Su rostro se puso rojo cuando la
miró, con los ojos enrojecidos y llorosos.

― ¿Qué?

―Te hubiera -Dios, esto va a sonar tan estúpido- pedido que me


mordieras. Ya sabes, como hacen los vampiros.

Una esquina de la boca de él apuntó hacia arriba. ―Yo quería. No


puedes saber lo mucho que yo quería hacerlo.

Ella respiró fuerte. ―Tal vez podrías… ¿podrías convertirme en uno?

- 364 -
Miró hacia abajo, como si estuviera avergonzado. ―No puedo. Yo no
soy un vampiro de verdad―. Se mordió el labio, la punta de un colmillo
sexy hizo una marca profunda. ―Pero… ¿de verdad querrías?

― ¿Convertirme en vampiro?― Esta idea sonaba un poco loca


cuando ella lo dijo en voz alta, sin importar lo fascinada que ella había
estado por ellos. Pero, entonces, ella estaba en un hospital para
demonios. ― ¿Hablas en serio? ¿Es posible hacerlo si estoy infectada con
una la enfermedad de demonios?

―No lo sé. Simplemente... espera, ¿de acuerdo?― Él pasó hacia


arriba la palma de su mano yendo del brazo al cuello para mantener su
mandíbula firme y él rozó con los dedos sobre los labios de ella. Casi no
notó el contacto, pero la emoción que hubo detrás surgió de una forma
muy fuerte, y calentó su cuerpo helado. ―Si esto sucede, quiero
vincularte conmigo.

― ¿Vincularnos?, ¿Igual que el matrimonio?

―Más o menos. Pero es algo más profundo. Más permanente.

Ella comenzó a llorar. No sabía exactamente lo que suponía la


vinculación, pero ella sentía que para él era un paso monumental.

―Está bien―, dijo él rápidamente. ―No tienes que hacerlo.

―No es eso―. Ella resopló e intentó de deslizar a sus lágrimas, pero


ella ya no podía levantar el brazo. Josh lo supo, y él lo atrapó con sus
dedos como si fueran diamantes preciosos. ―Siempre soñé con tener
una familia, pero con el encantamiento no podría suceder. Y ahora...
ahora que está a mi alcance…― Ella se iba a morir.

―Al diablo con eso―. Josh gritó a sus hermanos, que estuvieron allí
en un instante.

― ¿Qué necesitas?― Shade preguntó, mientras Eidolon comprobaba


los monitores y las diversas máquinas conectadas a ella.

―Cuídenla hasta que yo vuelva. Mientras estoy fuera, explíquenle


que significa la vinculación―. Él la besó con ternura. ―Vuelvo en un
ratito. No te vayas a ninguna parte…

Ella abrió la boca para decirle que lo amaba, pero no salió nada.

- 365 -
Y ahora él jamás lo sabría.

***
A medida que Wraith permanecía de pie en la antesala a la sala de
reuniones del Consejo de Vampiros, él rezaba que quien quisiera
escucharlo que los imbéciles se apuraran. Dioses, no podía creer lo que
iba a hacer. No podía creer que estaba pensando en convertir a la
hembra que amaba en una de las especies que le ponían la piel de
gallina.

Había pasado su vida matando vampiros cuando y donde podía, y


ahora no sólo iba a ponerse de rodillas para pedir un favor, sino que iba
a hacerlo para poder pasar la eternidad con una.

Obviamente, estar encantado no curaba la locura, porque esto...


esto era una locura.

La puerta de madera con incrustaciones de hierro a la cámara


principal se abrió con un chirrido, y unos enormes vampiros usando traje
negro y una espada al cinto llenaron de la puerta. ―El Consejo espera―,
dijeron.

―Apuesto a que sí―, Wraith murmuró, mientras pasó rozando a los


machos.

En el interior, velas rojas y negras se quemaban en candelabros de


plata y cobre, iluminando una habitación que podría haber sido un
conjunto de películas clase B. De las alfombras carmesí sobresalían
destellos de oro y de tamaño natural, colgaban retratos de los dorados
héroes vampiro desde la antigua Roma a la fecha actual, el lugar era un
cliché de Hollywood.

Los miembros del Consejo, diecisiete de ellos, estaban sentados en


un semicírculo en sus tronos de respaldo alto. El vampiro de más alto
rango en el mundo, Key, hizo un gesto a Wraith para que se avanzara. A
Wraith le costó obedecer hasta la última gota de fuerza de voluntad
cuando lo que quería hacer era matarlos a todos.

- 366 -
―Esto es inesperado, incubus―, dijo Komir cuando Wraith se detuvo
en el centro de un pentagrama que se habían fijado en el suelo con
baldosas de mármol blanco. ― ¿Qué te trae aquí?

―Una petición.

Una mujer de pelo negro a la derecha Komir se echó a reír. ―Tú,


que te burlas de la legislación vampírica y matas a los de tu propia clase,
¿quieres algo de nosotros?

―Eso lo resume todo―. Tan pronto como las palabras salieron de su


boca las lamentó, y dijo de forma rígida ―Mis disculpas. Estoy agotado.
Ya saben, de salvar al mundo.

Una de las cejas plata de Komir se disparó hacia arriba. ―Sí, hemos
escuchado―. Dio unos golpecitos con los dedos en el brazo de su trono.
―Entonces, ¿qué quiere usted, oh, gran héroe?

Imbécil sarcástico. Wraith respetaba esto, a pesar de que odiaba


respetar nada acerca de estos idiotas. Él podría habérselo pedido a uno
de los miembros del personal de vampiros del UG, pero no podía
arriesgarse a las consecuencias. Iba contra la ley de vampiros convertir
a un ser humano sin el permiso del Consejo. Los que violaban la ley
estaban sujetos a una variedad de castigos, incluido la ejecución, un
destino compartido por sus prodigios.

―La humana que tomaría como mi compañera se está muriendo.


Yo, ah… ruego… humildemente que se le permita hacer el cambio―.Él
preferiría no pedir nada. Pero, ésta petición era por Serena, y para ella,
así que él pediría y rogaría hasta que se quedara sin aliento.

Varios otros murmuraron de acuerdo con Rojo, y el intestino de


Wraith lentamente se deslizó a sus pies. Ellos iban a rechazar su pedido.

―Por favor―, dijo Wraith inclinando la cabeza. ―Haré cualquier


cosa.

Komir permaneció allí sentado, todo arrogante. Después de un


largo y dramático silencio, se dirigió al Consejo. ― ¿Quién se opone a la
solicitud de Wraith?

- 367 -
Todos levantaron la mano y las rodillas de Wraith se convirtieron en
goma.

―Dejando la opinión del Consejo a un lado, me inclino a conceder


este favor―, dijo Komir, y dicho esto, el corazón de Wraith dio un salto.
―Pero va en contra de todo lo que somos. Debemos elegir aquellos que
cambiamos con mucha atención. Un vampiro que engendra otro es el
responsable de introducir a los nuevos en los cambios y cultura
vampíricos. Pasamos un año con ellos, les enseñamos el camino
correcto, compartiendo todo, desde la alimentación hasta el sexo.

Wraith se puso tenso, no pudo evitar que un gruñido de tono bajo


le saliera del pecho. Ningún vampiro tendría Serena en la cama. Nunca.
―Haré eso.

― ¿Tú? Tú has rechazado la sociedad vampira y te has burlado de


ella. Has asesinado a los tuyos sin piedad.

―Me equivoqué.

―Mientes.

Por supuesto que mentía. La vida de Serena estaba en juego, y


aunque nunca había tenido problemas mintiendo él solía ser más
convincente.

Dio un paso adelante. ― ¿Ven estos ojos? Deberían ser marrones


pero son azules porque los vampiros me sacaron los ojos con los que
nací. Vampiros. Antes de que lo hicieran, me colgaron de vigas y
arrancaron mi piel. Quemaron las plantas de mis pies con sopletes. Me
destriparon vivo y mis hermanos tuvieron que volver a meter todo lo
que me habían sacado, de nuevo en mi cuerpo y colocar mis intestinos
en su sitio para que no se me deslizaran hacia abajo hasta las uñas de
los pies.

Dio un paso fuera del círculo saliendo de donde se suponía que


debía estar. ―Así que díganme, ¿por qué debería abrazar mi mitad
vampiro? ¡Díganme!

Varios de ellos miraron hacia otro lado.

―Eso es lo que yo pensaba.

- 368 -
Komir se puso de pie. ―Tus hermanos nos informaron de tu
pasado. Tu mayor temor es una tortura, ¿no?

―Es mi segundo temor más grande―, dijo Wraith, su voz era


fuerte y segura. ―El primero es perder a Serena.

―Casi te creo.

―Sería lo mejor para ti.

―Tal vez deberías probarlo―. Komir caminó alrededor de la mesa


de media luna y se detuvo junto a una plataforma manchada de sangre.
―Ha habido mucho dolor en ambos lados -el tuyo y el nuestro. Pero
habrá más. Si deseas salvar a tu mujer, deberás enfrentar tu miedo
para hacerlo.

Oh, mierda.

― ¿Estás dispuesto?

Wraith echó un vistazo a la plataforma, y los recuerdos de ser


colgado en el almacén atravesaron su mente.

Él luchó para permanecer erguido mientras enfrentaba a Komir. El


encanto no podía protegerlo de esto si él estaba de acuerdo con ello.
―Sí.

―Entonces tráemela.

El alivio inundó a Wraith, pero seguía teniendo miedo cuando miró


el altar. De ninguna manera Serena iba a ir allí para ser entregada como
un sacrificio puesta en la losa de piedra. Sabía cómo funcionaba el
ritual. El ser humano sería desnudado y llevado ante el Consejo. Los
demás miembros presentes podrían inspeccionarlo y tocarlo de cualquier
manera que quisieran hasta que quien lo convirtiera, también desnudo,
lo montara. El sexo no era necesario para la conversión, pero, iban de la
mano y era frecuente mientras se compartía la sangre, el padre10 y la
víctima follaban y el Consejo observaba. O participaba.

―Vas a ir a ella―, dijo Wraith.

10
Sire: padre. Quien se encarga de convertir a la víctima en vampiro.

- 369 -
Komir juntó los dedos delante de él. ―Realmente no quieres esto,
¿verdad?

―Serena está demasiado enferma para moverse―. Para estar


seguro, agregó entre dientes: ―Sería preferible que fueras tú.

Una corriente de aire frío circuló alrededor de la habitación,


trayendo consigo el descontento de Key. Se notó desde donde él estaba
de pie, justo detrás de Wraith, apretó su pecho contra la espalda de
Wraith mientras se inclinaba y ponía su boca al lado de su oído.

―Nada de esto me complace―, murmuró. ―Pero para que tomes


un vampiro como un compañera después de todo lo que has sufrido...
tal vez es hora de que el Consejo te de un nuevo comienzo. Pero Serena
será mía para adoctrinarla en la vida vampira.

Wraith quería a llorar por el dolor, pero si ésta era la única manera
de evitar su muerte, él tendría que lidiar con eso. De alguna manera.

Pero en el instante en que fuera puesta en libertad de la atención


de Komir, Wraith se vincularía con ella. Ella era suya y él iba a
asegurarse de que ningún macho de cualquier especie la volviera a tocar
nunca más.

―Sí―, dijo con voz áspera. Se aclaró la garganta y dijo más fuerte,
para que todos los que había en aquella sala de mierda pudieran oírle.
―Sí.

Komir mostró los dientes. ―Entonces vayamos a matar a tu mujer.

- 370 -
Capítulo Treinta y Uno
Traducido por Mir
Corregido por kitty

Wraith se precipitó a la habitación de Serena con Komir sobre sus


talones. Shade estaba sentado a la cabecera de Serena, con la cabeza
gacha, los dedos envueltos con tanta fuerza en la muñeca de ella que su
mano se había vuelto blanca. El dermoire de Shade brillaba con fiereza,
y Wraith sabía que estaba quemando un montón de energía para
mantenerla con vida. Shade ni siquiera levantó la mirada para verlo. No
dijo una palabra.

Esto era malo. Muy, muy malo.

Eidolon vino detrás de Wraith. Él estaba en friega, el estetoscopio


colocado alrededor de su cuello, luciendo cada parte del médico que
era… incluyendo su expresión sombría.

—Lo siento, Wraith—, dijo en voz baja, —pero en el momento que


Shade la suelte…

—Entonces, que no la suelte—. Wraith se volvió hacia Komir. —Aún


así va a funcionar, ¿verdad?

—Tal vez. Si ella es capaz de tragar la sangre—. Komir sacudió la


cabeza. —Siempre hay un riesgo… diez por ciento de las conversiones
no toman. Y con ella estando tan ida...

—Ah... ¿qué está pasando?— Eidolon miró a Komir. — ¿Es esto lo


que yo creo que es?

- 371 -
—Si tú estás pensando que tu hermano quiere que yo convierta a
este ser humano en un vampiro, entonces sí, es lo que tú piensas que
es.

—Madre mía—, murmuró Shade, aún sin levantar la vista.

—No voy a discutir sobre esto—, dijo Wraith. E levantó las manos y
dio un paso atrás.

Komir se movió al lado de Serena, y el corazón de Wraith se


aceleró. Los nervios y los celos lo iban a despedazar. Aunque el anciano
vampiro debió haber sentido las olas de calor saliendo de Wraith, él no
les hizo caso. Caminó alrededor de la cabecera de la cama y apoyó la
cara de Serena en sus manos. Suavemente, él inclinó la cabeza hacia un
lado. Sus colmillos se extendieron, ventosas grandes que iban, en un
momento, a ser enterradas en el cuello de Serena.

—Sería mejor si estuviera acostado con ella…

— ¡No!— Gritó Wraith, y E, lo agarró antes de que pudiera hacer


algo estúpido, como noquear al vampiro. La escritura en las paredes
comenzó a latir mientras la amenaza de violencia crecía.

—Cálmate, hermano—, dijo E, y Wraith retrocedió hacia la puerta,


un dolor terrible, posesivo se centraba en su pecho. Tal vez si él no
veía...

Komir soltó a Serena, y oh, mierda, Wraith había arruinado todo. El


vampiro pasó junto a él. —Ven conmigo.

Wraith no tuvo más remedio que seguirlo, y una vez que estuvieron
fuera de la habitación, Komir se volvió hacia él. —Golpéame.

El hechizo de Haven prevenía la violencia, pero, al igual que el


encanto de Serena, si la persona quería la violencia, era diferente. —
¿Por qué?

—Deja salir tu agresión ahora, demonio. El ritual no puede ser


interrumpido.

Wraith apretó los puños. —No tenemos tiempo para esto.

—Entonces, ¿podría golpearte yo?

- 372 -
—Bien. Luego, vamos a continuar con…— el puño de Komir golpeó
la boca de Wraith con la fuerza de una bola de demolición, dejándolo de
lado y salpicando de sangre la pared. Otro golpe se precipitó hacia él,
pero Wraith giró fuera de su alcance y estrelló su puño en la mandíbula
de Komir.

El vampiro se estrelló contra una carretilla y se deslizó sin gracia al


suelo. Se miró los nudillos ensangrentados e hizo una mueca. —Tienes
un gancho de derecha y un rostro duros—. Él agitó la mano y la metió
en su boca. Todo su cuerpo se tensó, y apartó la mano de sus labios. La
miró. Luego miró a Wraith. —Sabes a... ángel.

—Ah, eso. En cierto modo bebí de uno hoy…

Komir se puso en pie y se tocó el cabello plateado peinándolo hacia


atrás, como si se hubiera desarreglado durante la refriega—. Entonces
no me necesitas.

La esperanza se elevó a través de Wraith, seguida inmediatamente


por la confusión. — ¿Qué quieres decir?

—Nuestra raza... fue creada por los ángeles caídos. Su sangre corre
por nuestras venas. Es la sangre de ángel caído es la que activa el
cambio.

—Entonces si Serena bebe mi sangre antes que la sangre de Reaver


se filtre...

—Sí. Ve.

—Yo no sé cómo. Los detalles—. La admisión le avergonzaba. Había


pasado demasiados años sumido en el odio de aprender algo sobre los
vampiros, además de la forma de cómo cazarlos y matarlos.

—Es instinto, Wraith—, dijo Komir. —Aliméntate más allá del punto
de no retorno, pero no hasta que el corazón se detenga por completo.
Luego dale tu sangre. Tanto como ella tome. Cuanto más sea, mejor.

— ¿Y después de eso?

—Tú vienes a mí. Tienes una promesa que cumplir.

- 373 -
Así que a pesar de que iba a convertir a Serena, ellos aún iban a
torturarlo. Hijos de puta.

—Gracias.

Komir inclinó la cabeza. —Por lo que hiciste en el Monte del Templo


te has ganado el agradecimiento del Consejo.

—Ustedes tienen una manera divertida de mostrar eso—, murmuró,


pero no se quedó. Se lanzó a la habitación de Serena y se dejó caer de
rodillas al lado de su cama. Sin perder tiempo, hundió sus dientes en su
fina muñeca con el mayor cuidado posible.

La sangre de Serena le golpeó la lengua, el rico sabor le hacía tanto


gemir y como estremecerse. La espiga de la muerte manchaba la
especia dulce. Se vertió en su garganta en una cascada de seda
caliente, y deseaba como el infierno estar bebiendo de ella en un frenesí
de pasión en vez de vaciarla con la esperanza de que ella volviera a él.

El flujo comenzó a diluir y a disminuir su marcha, incluso cuando su


corazón desesperadamente trató de compensar la pérdida de sangre. Su
pulso se golpeaba contra sus dientes mientras ella golpeaba la etapa
crítica que tentaba a todos los vampiros. En este punto, ellos tenían una
opción: parar y dejar que sus presas vivieran o tomar unos pocos tragos
más y sintiendo el éxtasis, mientras la víctima comenzaba a morir.

Wraith necesitaba que ella muriera.

Dio dos tragos más fuertes. Su pulso era débil y filiforme, apenas
allí. Rápidamente, se puso de pie y usó sus colmillos para abrir una vena
de su muñeca. La sostuvo en sus labios. La sangre corrió en un flujo
espeso por su barbilla.

— ¿E? ¿Por qué ella no se está alimentando?— El pánico convirtió


su pregunta en un grito.

—Ella está demasiado ida—. Eidolon maldijo. —Vamos a tener que


forzarla a bajar—. Él palmeó la frente con una mano y colocó la otra en
la barbilla para abrirle la boca al estilo RCP11. —Es posible que
tengamos que insertar una sonda de alimentación.

11
RCP: Resucitación Cardiopulmonar

- 374 -
Wraith encendió su don y se sumergió en su mente. Era todo luz
arremolinándose allí, nada de sustancia, nada de conciencia a excepción
de una tristeza que le hacía añicos el corazón.

—Oh, no, mi lirsha—, susurró. —Regresa. Regresa a tus sueños.


Estoy aquí. Estoy esperando—. Se insertó en el remolino de luz,
obligando a la sustancia a formarse a su alrededor. Él se puso delante
de la Gran Pirámide, con arena dorada a su alrededor.

Y entonces ella estaba allí. De pie frente a él en un transparente y


suelto vestido blanco. — ¿Dónde has estado? He estado tan perdida.

—He estado aquí, cariño. Yo siempre voy a estar aquí—. Él la cogió


por los hombros y la llevó con él. —Voy a tener que dejarte ir, pero sólo
por un rato.

—Pero…

— ¿Confías en mí?

Sus ojos líquidos le sonrieron. —Sí.

Él golpeó, enterrando sus colmillos en su garganta. Ella se quedó


sin aliento antes de suspirar y relajarse contra él. Ella sabía bien aquí,
sin la mancha de la muerte. Sólo el néctar puro, dulce, que sólo podría
correr por sus venas. Quería hacerle el amor en el sueño, pero incluso
ahora la sentía desvanecerse en sus brazos.

A regañadientes, desunió sus colmillos. Levantando el brazo, se


abrió su propio cuello con la cuchilla que imaginó en su mano.

— ¡Josh!

—Shh. Está bien. Bebe. Beber ahora, y bebe duro. ¡Date prisa,
Serena!

Ella se prendió como si se hubiera estado alimentando durante


siglos. Ella era una cazadora, con instintos asesinos ya sea si ella
buscaba reliquias antiguas o extraía sangre. Tan. Inesperadamente.
Caliente.

A distancia, él oyó la voz de Eidolon. —Eso es, Serena. Traga.

- 375 -
Estaba funcionando. Ella estaba bebiendo en el sueño y en la vida
real, y... ella se había ido. Él estaba parado solo en la arena.

Él chasqueó de nuevo a la habitación del hospital, donde ella estaba


tragando débilmente mientras su sangre fluía en su lengua.

El monitor cardíaco sonó discretamente. La máquina de la presión


arterial silbó, mientras liberaba aire del manguito alrededor de su brazo.
Una solución salina goteaba sin cesar en el tubo conectado a la parte de
atrás de una mano. Y él se quedó allí, sintiéndose frío y vacío.

Al diablo con eso. Esto no sería una operación clínica. La mujer que
amaba lo tomaría de la forma en que esto debería ocurrir. Con él
enredado con ella.

En un movimiento suave, él giró en la cama estrecha y se tendió a


su lado. Mientras Serena tragaba, él le acariciaba la garganta y le
susurraba. Calmantes palabras de consuelo que le sorprendían que las
supiera. Ella estaba helada… demasiado helada, y demasiado quieta.

No sabía cuánto tiempo había pasado cuando Eidolon sacó su brazo


de la boca de ella y envió una onda de curación a él para sellar la
herida.

—Ella no está bebiendo más—, dijo E. —Si esto sucedió, ella va a


despertar mañana al atardecer.

—Sí, sucedió—, dijo Wraith ferozmente. —Tiene que hacerlo—. Pasó


unos momentos más tranquilos con Serena antes que Eidolon le
sacudiera el hombro suavemente. —Es hora, hermano.

—No.

—Wraith, Shade está a punto de colapsar.

Wraith miró a su hermano, que estaba temblando con tanta fuerza


que le castañeteaban los dientes. Su resplandor dermoire se había
desvanecido y había empezado a parpadear.

—Tienes que dejarla ir.

Un sollozo brotó de la garganta de Wraith. En el momento que


Shade soltara a Serena, ella moriría. Y si la conversión no funcionó...

- 376 -
La perderé para siempre.

Eidolon le dio un pequeño apretón al hombro de Wraith. Oh,


dioses... Wraith cerró los ojos y asintió con la cabeza. Al instante, el
poder de Shade se cortó, y el pecho de Serena dejó de moverse. Su
corazón latió una vez. Dos veces.

Y no latió más.

El único sonido en la sala después de eso fue el sonido del grito de


Wraith.

- 377 -
Capítulo Treinta y Dos
Traducido por Estivali10
Corregido por Mir y Kitty

Lo negro se arremolinaba en un vacío infinito. No había nada allí,


excepto un frío viento royendo, y una soledad implacable.

Y hambre. Hambre... como Serena nunca había experimentado.

Sentía como si su estómago estuviera hundiéndose en sí mismo con


el hambre. Pero el hambre era más profunda que eso. Al hueso. Al alma.

Ella no podía abrir los ojos, así que se quedó inmóvil y escuchó.
Oyó el golpeteo de un corazón que latía. De respiraciones como
susurros. Otro sentido surgió a la vida: el olfato.

Captó el olor de algo humeante, ¿tal vez azufre? Luego estaba el


olor embriagador, almizclado, de... Josh.

El calor quemaba su lado, un pesado, y satisfactorio calor que


recorría desde su hombro a los dedos del pie. Ella abrió repentinamente
los ojos, pero los cerró de inmediato por la intensidad de la luz. Después
de un momento, lo intentó de nuevo, impulsada por el hambre loca.

Entrecerrando ahora los ojos se dio cuenta que era muy tenue, una
luz rojiza, miró hacia arriba en el techo oscuro había extrañas cadenas y
poleas que nunca había visto antes. Josh se extendía en la cama junto a
ella, con una pierna sobre la de ella, y un brazo a través de su vientre.
Tenía la cara enterrada contra el hueco de su cuello y el hombro. No
podía estar más cerca si quería.

- 378 -
— ¿Josh?—, dijo ella. O trató de decir. Sus labios se movían, pero
no salió ningún sonido. Se lamió los labios, la lengua toco algo afilado,
ouch.

¿Eran esos… colmillos?

De repente los últimos días se precipitaron sobre ella como una


avalancha, cortándole la respiración... ¿respiración? Espera... ¿ella
respiraba? Más o menos.

Vampiro.

Ella había hablado con Josh sobre cómo convertirse en un vampiro,


pero eso era todo lo que recordaba. Hasta ahora.

Retortijones de hambre tiraban a través de ella. Con un grito, se


dobló en una sentada.

Josh estaba allí mismo, en su cara, mirándola ampliamente con la


boca abierta. — ¡Serena!

—Duele—, gimió, agarrándose el vientre. —Duele.

Josh le levantó el labio superior con el pulgar y dejó escapar un


grito de victoria. —Bebé, funcionó. ¡Oh, hombre, el maldito funcionó!

Un velo de color rojo apareció sobre su visión y el sonido de un


corazón que latía la llevó al borde de la locura. Ella quería atacarlo,
causar estragos en su cuello con la boca, asolando su cuerpo con el
suyo...

El pareció saberlo, y la tiro hacia él, ladeando la cabeza a un lado


para exponer su garganta. —Toma lo que necesites—, susurró. —
Tómalo ahora, y no te preocupes de hacerme daño, ¡ah!

Hundió sus nuevos dientes en el cuello, el instinto la dirigía


maravillosamente. Y nop, ella no estaba preocupada en hacerle daño.
Ella sintió un momento de pesar cuando él siseo de dolor, pero entonces
él gimió y la derribó encima de él.

En algún nivel, pensó que debería estar disgustada por el hecho de


que ella estaba bebiendo su sangre, pero el hambre había secuestrado

- 379 -
su cuerpo, y la necesidad de estar solamente con él había secuestrado
su corazón y su mente.

Un dolor profundo, comenzó a palpitar entre sus muslos, y una vez


más, él sabía, porque el dejó caer su mano y la tomó íntimamente. Ella
estaba desnuda bajo la sábana. Muy útil.

Sus dedos eran mágicos en su núcleo, deslizándose a través de su


centro resbaladizo y rozándole el clítoris con la cantidad justa de
presión. Su otra mano buscó en sus jeans, y en segundos sintió que su
dura longitud la rozaba en lugar de sus dedos. Él hizo un áspero sonido
de necesidad que coincidía con la suya. Esto no sería un encuentro
largo, pausado. Sus deseos rugieron a través de ella en un nivel
primario que no podía entender.

Él se arqueó cuando ella se apoderó de su eje rígido y se sentó


sobre ella. Su ancha cabeza estiró la apertura sensible, la superficie del
terciopelo en contraste con su eje grueso cuando se deslizó en
profundidad. En el momento en que ellos se unieron, de la manera más
intensa, llegó el orgasmo más largo de su vida. Josh se unió a ella, con
un grito de éxtasis en sus oídos.

—Vincúlate conmigo—, jadeó con voz baja. —Sé mi compañera.

Él tomó su mano izquierda y enroscó sus dedos con los de él. Las
marcas en su brazo comenzaron a pulsar. Con una sensación de calor,
como un poco borracha, y bien saciada, ella levantó la cabeza de su
garganta.

—Lame las punciones—, dijo él con voz áspera. —Detiene el


sangrado.

Ella lo hizo, él gimió, bombeando sus caderas con tanta fuerza que
sus rodillas se cayeron del colchón. Otra liberación rugió a través de
ella, un orgasmo de cuerpo completo que zumbó por sus venas todo el
camino hasta su cráneo.

Josh la miró con los ojos dorados. —Eres tan hermosa—. Su voz era
como un trueno erótico, y esto hizo que ella tuviera otro orgasmo. Él
acabó, también, y antes de que se calmaran sus últimos temblores
volvió a decir, —Vincúlate... a... mí.

- 380 -
Shade y Eidolon habían explicado el ritual, los beneficios, y las
consecuencias, aunque ella iba y venía en gran parte de la conversación
debido a que se estaba muriendo. Si lo que recordaba era verdad, el
ritual implicaba compartir la sangre que obviamente no era un problema
y cuando terminara, ella tendría marcas en el brazo que coincidirían con
las de Josh. Ellos estarían vinculados para toda la vida, y no podrían
tener relaciones sexuales con otras personas.

Ella arrastró su dedo por el pecho. —Explícame los beneficios.

Él la agarró por las caderas manteniéndola inmóvil, ya que cada


pequeño movimiento lo hacía sisear. —Orgasmos jodidamente
alucinantes. Una conexión mental. No más soledad. O sexo vacío.
Tendrás un protector. Un compañero. Alguien que te amará para
siempre.

—Cariño, me vendiste los orgasmos.

—Dioses, te amo.

Ella sonrió y le extendió la mano, acarició uno de sus colmillos con


el pulgar. Una increíble sensación disparó a su centro, y estuvo a punto
de llegar al clímax de nuevo. —Oh. Oh, mi—. Hablando de una zona
erógena.

—Son tan calientes—, dijo él. —Nunca pensé que yo diría eso.

—Se sienten… bien.

—Se ven bien.

¡Ella era un maldito vampiro! Impresionante. —Por lo tanto,


¿vamos a hacer esa cosa del vínculo?

—Oh, sí. Has tomado ya mi sangre, por lo que la mitad del ritual ya
está hecho—. Él lanzó su cabeza hacia atrás y cerró los ojos. —
Móntame. Móntame con fuerza.

Él no tuvo que decirle dos veces. Ella empezó a mecerse en la parte


superior de él, sintió una electricidad subir rápidamente entre sus
muslos. Él tomo la parte posterior de su cabeza y tiró de ella hacia
abajo. Ella pensó que iba a besarla, pero cuando hundió sus colmillos en
el cuello, se quedó sin aliento.

- 381 -
Y llegó. El mundo a su alrededor se desplomó y ella oyó un grito,
apenas se dio cuenta que venía de ella.

Él estaba allí con ella. Tomó su mano izquierda con la derecha, y su


brazo se iluminó. Sintió un fuego que se disparaba desde los dedos
hasta el hombro, y un sentido de satisfacción se vertió en ella dejándose
caer sobre su pecho. Ellos se quedaron durante mucho tiempo así,
enredados, exhaustos, ella respiraba en cortos jadeos.

—Soy un vampiro—, logró decir unos minutos más tarde. — ¿Por


qué estoy respirando?

—Eidolon dice que es un reflejo. Como si el cuerpo no recordara


que no necesita respirar.

—Interesante. Adivino que tenemos mucho que aprender—. Ella


suspiró, porque formaba parte de un mundo nuevo, pero en el anterior,
tenía un padre cuyo trabajo incluía asesinar a vampiros. Hablando de
disfunciones familiares. —Adivino que voy a tener que llamar a Val.
Hacerle saber que no estoy muerta.

—Bueno, eres una especie de no muerto, de todos modos. Y sí.


Llámalo. Él ha dejado cerca de un millar de mensajes en mi teléfono
celular.

—Y el no estará contento de saber que soy un vampiro—, murmuró.


Haciendo un fuerte suspiro, recordando el odio de Josh hacia ellos. —
¿Qué hay de ti? Sé cómo te siente sobre ellos. Nosotros—. Dios, esto
era surrealista.

Él le levantó la cara con un dedo debajo de su barbilla. —No me


importa lo que eres. No has cambiado sólo porque te crecieron colmillos
y ahora tendrás una dieta líquida.

—Pero es más que eso, ¿no? ¿Soy... mala?

Él soltó un bufido. —Si le crees a esos idiotas de El Aegis.

—Entonces, ¿no lo soy?

Él acercó su mano para peinarle el pelo de la cara. —Ser un


vampiro destila ciertos aspectos de tu personalidad en una forma más

- 382 -
pura para ti, más honesta acerca de quién eres, si eres bueno o malo,
pero sigues siendo tú.

—No entiendo cómo pudiste superar eso de ser vampiro después de


todo…

—Para—. Giró sobre él, apoyándose sobre su codo, entonces ella


alzó su vista hacia él. —Yo estuve totalmente jodido y cabreado por
mucho tiempo. Lo que mi madre y su clan me hicieron... bueno, no hay
palabras para ello. Pero culpé a todos los vampiros. Demonios, yo
culpaba a todo el mundo. Tengo muchas disculpas que pedir.
Comenzando por mis hermanos.

Ella ladeó la cabeza, mirándolo, porque había algo diferente en el...


— ¡Tu cara! El tatuaje se ha ido. Y tienes una nueva marca, no, dos
alrededor de tu cuello.

Ella paso sus dedos suavemente sobre su mejilla, donde las marcas
se habían estado, y luego por su garganta. —Uno de ellos significa que
he pasado el s’genesis, y el otro que estoy emparejado.

No tenía idea de lo que era el s’genesis, pero tenía mucho tiempo


para preguntarle al respecto. —Bueno, creo que eso son mejores que los
anillos de bodas—, bromeó. —No puedes quitártelos.

—Sabelotodo—. Él asintió con la cabeza en su brazo. —Eso es lo


que te pasa por ser tan petulante.

Levantó su brazo izquierdo y observó con asombro como una


réplica de su tatuaje comenzó a aparecer en su piel.

—Eres mía ahora—, dijo. —No podrás escaparte.

— ¿Crees que quiero escapar?

—Espero que no, porque soy un cazador, ¿recuerdas? Consigo lo


que quiero.

Ella sonrió. —Y ¿qué quieres? ¿En este mismo momento?

Él le mostró. Directamente en ese minuto.

- 383 -
***
Wraith esperó antes de salir de la cama hasta que Serena cayera
agotada en un profundo sueño, dejándola recuperarse de la
alimentación, el sexo, la unión, y el cambio de humano a vampiro.

Dejarla era la cosa más difícil que él había hecho nunca, pero había
algunas cosas que tenía que hacer, como preparar su tortura con los
vampiros y encontrar a sus hermanos. Teniendo en cuenta lo que
necesitaba decirle a Shade y E, la tortura sonaba divertida.

Los encontró al final del pasillo en la sala de descanso del personal,


la puerta estaba abierta. Se reunió con ellos en el umbral.

— ¿Todo bien? —, preguntó Shade, y Wraith le dio un puñetazo en


el hombro.

—Tú ya lo sabes—. Como íncubos, ellos percibían cuando había


sexo cerca.

— ¿Así que Serena ya tiene colmillos y todo?

—Y estamos unidos.

E arqueó una ceja. —Sí, la falta del dermoire facial es muy obvio—.
Él dio una palmada en la espalda Wraith. —Felicidades, hombre. Es
bueno saber que eres feliz.

—Sí, sobre eso—. Wraith se movió dentro de la habitación. —Les


debo una disculpa. Más que eso, pero no sé cómo puedo hacer para
compensar un montón de años de infierno.

Sus hermanos se quedaron allí, aturdidos o sin creer una palabra.


Probablemente lo último. Él nunca les había dado una razón para confiar
en lo que decía o hacía.

—Así que, eh... lo siento. Ustedes me han rescatado de un montón


de situaciones de mierda. Nunca podré compensarlos—. Wraith tuvo que
reírse del silencio de sus hermanos, porque ahora no lo miraban
fijamente. La basura sentimental masculina les avergonzaba. Menos
mal, porque él odiaba estar solo en eso.

- 384 -
—Todo está bien—. Dijo Shade en voz baja y áspera por la
emoción.

Eidolon asintió con la cabeza. —Creo que todos estamos bien.

—Y una mierda—. Wraith cogió un par de naranjas de la cesta de


Gem del mostrador golpeando a sus hermanos con ellas. —Yo les hice
vivir un infierno un montón de años y una lamida de culo de seis
segundos no va a borrar eso.

— ¡Bueno, golpearnos con frutas no va a ayudar!— gritó Shade,


devolviéndole el fuego. La naranja giró a la izquierda, salpicando la
pared.

—Hola—, se burló Wraith. —Encantado.

— ¿No tienes otra jodida cosa que hacer?— dijo E, pero su boca se
curvó en una media sonrisa.

—Si tengo—. Wraith se dirigió hacia la cafetera, teniendo que quitar


de su mente cuánto de esto lo mordía rogar por perdón —Pero eso va a
tomar mucho tiempo. Estoy dispuesto a hacer lo que sea para
compensarlos.

E y Shade habían caído de nuevo en silencio.

—Mira, ¿por qué no cambiamos de tema?

Sus hermanos asintieron con vehemencia.

—Muy bien, entonces. ¿Cómo esta Tayla?— Más que un cambio de


tema, a Wraith realmente le importaba. Él había querido matar a la
asesina al principio, pero no podía negar que era perfecta para E. —El
Aegis no ha tomado muy bien el asunto de que es parte demonio.

—Ellos quisieron ejecutarla—, gruñó E. —Kynan les aclaró todo.

Shade sonrió satisfactoriamente. —Ahora que lo has hecho el


hombre más importante del planeta, el amenazó con abandonar El Aegis
si no dejaban que Tayla se quedara.

—Ah, chantaje. Siempre supe que ese humano lo tenía dentro—. A


Wraith le hubiera gustado ver esa escena. —Entonces, ¿le dieron la
bienvenida a Ky nuevamente?

- 385 -
—Lo hicieron miembro del Consejo—. Sonrió Eidolon. —Ese hijo de
puta está ahora a cargo de toda la maldita organización.

Ahora, eso era jodidamente divertido. — ¿Qué pasa con Gem?

—Ella está mudando a Kynan a su casa en estos momentos—.


Eidolon se dobló para recuperar la naranja que Wraith le había tirado.

—Bien por ella—, dijo Wraith. — ¿Qué hay con el nuevo hermano?
¿Y por qué fue capaz de traer de vuelta a Ky?

—Una unión equivocada con un ser humano—, dijo Shade. —Su


don esta jodido. Mata todo lo que toca, pero al parecer, puede traer a
los muertos dentro de un breve plazo de tiempo…

—Y si ellos no están muriendo de una enfermedad infligida por un


demonio—, terminó Wraith, todavía ligeramente amargado por eso. —
¿Dónde está?

—Se ha ido—, dijo Shade. —Supongo que tenía algunas cosas que
hacer. Gente que matar. No lo sé.

E arrojó la naranja en la canasta. —Creo que le abruma la familia


repentina. Volverá.

—Hablando de familia—, dijo Wraith a Shade, — ¿cuándo puedo


conocer a mis sobrinos?— Hubo una pausa larga, demasiado larga, y
Wraith agregó rápidamente, —No me los voy a comer ni nada. Lo juro—.

Shade se puso rígido. — ¿Por qué ahora?

—Quiero pertenecer a una familia—, espetó Wraith antes de que


pudiera pensar que sonaba como cursi imbécil. —Quiero decir, tengo a
Serena, pero ella es un vampiro, que quiere decir que no puede tener
niños...— Se sentía mal por eso, no sólo para ella, sino extrañamente,
por él. Con ella a su lado, animándolo, sabía que podía ser un buen
padre. —Estaba pensando que tal vez podríamos, ya saben,
simplemente pasar el rato juntos... joder, no sé. Esto es estúpido. No
importa.

Shade y Eidolon intercambiaron miradas, como si tenían un secreto


entre ellos. Por un momento estuvo tentado de entrar en la cabeza de
Shade de la forma que siempre hacía, y encontrar lo que se escondían

- 386 -
de él. Pero Shade odiaba eso, y violar la mente de su hermano
significaba que todo eso del perdón era otra mentira.

—Lo entiendo—. Wraith se movió hacia la puerta, golpeándose


contra el marco. —Es demasiado tarde…

No podía imaginarse a sí mismo en una barbacoa con perros


calientes y jugando juegos de mierda en familia de todos modos.

—Wraith, no es eso—, dijo Shade.

—No importa. Serena está por despertarse. Tengo que ir por ella.

Shade lo llamó al salir, pero Wraith sólo levantó una mano para
cortarlo, mientras se iba. Ellos no podrían confiar en él para ser un
miembro funcional de la familia aún, pero lo harían. Él se ganaría su
confianza con el tiempo, pero en este momento, su atención sólo se
centraba en Serena.

Cuando él entró, ella estaba atando el cordón de unos pantalones


desgastados —Hey—, dijo ella, inclinando la cabeza hacia un lado
mientras lo estudiaba. —Es tan raro verte sin el tatuaje en la cara.

—Me imagino que tendré un jodido shock la próxima vez que me


mire en un espejo—. Un buen shock, como el que tuvo cuando vio que
su reloj de arena había sido puesto al derecho otra vez. Él le tomó la
mano y tiró de ella contra él, deleitándose en la sensación de sus suaves
curvas contra su duro cuerpo. — ¿Te sientes bien?

—Como nunca—. Ella sonrió, y las puntas de sus colmillos


asomaban de sus labios entreabiertos. Era tan jodidamente sexy, Wraith
quería tirarla abajo y estar dentro de ella mientras ella hundía aquellos
pequeños dientes calientes en su garganta.

Qué diferencia hace un día. Él estaba empezando a entender la


excitación de ella por los vampiros. Él comenzaba a tenerla también.
Literalmente. —Bebé, tenemos que salir de aquí—. Su polla estaba al
borde de la hinchazón con ese plan.

— ¿A dónde vamos?—

Tanta absoluta confianza. Su fe en él, tiró de su corazón y el miedo


lo hizo mierda. ¿Qué pasaba si rompía su confianza, si le fallaba?

- 387 -
—No lo harás—, dijo ella en voz baja.

— ¿Cómo sabías lo que estaba pensando?

—Sentí tu miedo. No hace falta ser un genio para saber de qué se


trataba.

Él se quejó en broma. —Este vínculo va a ser un dolor en el culo.

— ¿En serio?— Ella lo tomó abajo ahuecándolo en su mano. —


Porque puedo sentir tu excitación, también... y definitivamente está
provocando la mía.

Oh, sí. Él podía sentir como el vínculo influía eróticamente. —


Entonces, quizás, el vínculo no sea tan malo—. Sus palabras salieron en
un gemido cuando ella comenzó a acariciarlo.

—Así que... ¿qué estabas diciendo?

—Correcto. Vamos a mi casa... oh, Dioses, continúa de esa manera,


tal cual—. Él se arqueó por como ella lo tocaba. —Y después te
pervertiré, ya que comenzaré a enseñarte acerca de la vida en mi
mundo. ¿Estás de acuerdo con eso?

Ella abrió rápidamente el botón superior de la bragueta. — ¿Las


clases tienen que empezar de inmediato?

—Probablemente es una buena idea—, él la apretó, pero entonces


ella se dejó caer de rodillas. — ¿Lecciones? ¿Qué lecciones?

—Eso es lo que yo pensaba—. Ella lo miraba fijamente con una


promesa erótica, de confianza, de amor, lo hizo caer de rodillas
atrayéndolo hacia ella. Ella significaba el inframundo para él, y en ese
momento, lo supo.

Él nunca le fallaría.

Y la fe en sus ojos le decía que ella también lo sabía.

- 388 -
Capítulo Treinta y Tres
Traducido por Mir
Corregido por kitty

— ¡Ya están aquí! —Serena se obligó a caminar tranquilamente a la


puerta principal, a pesar de que quería correr a toda velocidad. Runa,
Shade, y sus hijos estarían en el otro lado, y ella y Wraith los conocerían
por primera vez.

Había pasado casi una semana desde que ella y Wraith habían
llegado a su casa —un piso de soltero muy masculino en Manhattan— y
después de días de no hacer nada excepto disfrutar el uno del otro,
decidieron que era hora de disfrutar de su familia.

Sobre todo porque la familia de ella ya había llegado y se había ido.

Ella había llamado Val el momento en que ella y Wraith dejaron el


hospital, y él había sido tan feliz de que ella estuviera viva que el hecho
de que ella se había convertido en un vampiro no le había molestado.
Mucho. Había venido de visita ayer, y aunque no había tenido tiempo
suficiente para resolver todos los problemas que enfrentaban, desde la
relación que había tenido con su madre hasta sus razones para ocultarle
la verdad, a David, al engaño de Wraith y ella convirtiéndose en
vampiro... bueno, la verdad, todavía era un lío.

Pero Val estaba dispuesto a reparar el daño y sanar todas las


heridas. Lo más probable era que él y Wraith nunca se conectaran
durante un juego de golf, pero pensaba que no pasaría mucho tiempo
antes de que pararan de mirarse unos a otros con recelo sobre los
bordes de sus vasos de whisky. El hecho de que no habían tratado de
matarse el uno al otro era un comienzo.

- 389 -
En cuanto a David... tenía una sensación de cosas no estarían bien
entre ella y su medio hermano. Si él alguna vez fuera puesto en libertad
de la custodia de Aegis por traicionar a la raza humana con un ángel
caído, de todas formas.

Wraith —ella finalmente se había acostumbrado a llamarlo así— la


encontró en el vestíbulo. — ¿Estás lista para esto?— Él tomó su mano.
—Porque podemos hacer esto en otro momento. Ellos estarán en la
boda de Kynan y Gem.

Esas habían sido noticias divertidas. La pareja se había dejado caer


esta mañana para invitarlos a Hawái la próxima semana —una boda
bajo las estrellas, una ceremonia nocturna para que ella, como un
vampiro, pudiera asistir. Wraith se había quejó y gruñó sobre ser el
padrino de Kynan, pero ella lo atrapó sonriendo durante horas después
de que Ky y Gem se fueran.

—Estoy lista.

La había advertido que sus hermanos y cuñadas podrían ser


abrumadores, pero los más pequeños la ponían mucho más nerviosa, y
él lo sabía.

Ella siempre había querido tener hijos, pero como un vampiro, ella
se enteró que era incapaz de concebir. El dolor maternal perforó
profundo, pero no podía quejarse. Ella estaba sana y viva. Algo así,
como a Wraith le gustaba burlarse de ella.

—Vamos a conocer a la familia—. Ella abrió la puerta, sorprendida


al encontrar sólo a Shade de pie con un bulto cubierto por una manta
que se retorcía en sus brazos, junto a él, Eidolon.

—Runa va a estar molesta que perdiste algunos niños—, dijo Wraith


arrastrando las palabras.

Los ojos oscuros de Shade brillaban con una emoción que ella no
podía ubicar. —Nuestros tres bebés están en casa con Runa.

Wraith y Serena dieron un paso atrás para permitir a sus hermanos


entrar. —Entonces, que—, dijo Wraith, — ¿recoges niños de la calle
ahora?

- 390 -
—Es tuyo, hermano.

— ¿Mi qué?

—Hijo—. Eidolon tiró de la manta, dejando al descubierto el brazo


derecho del niño y la dermoire que lo marcaba. —Es tuyo.

Serena no estaba seguro de quién lo entendió, quien realmente lo


entendió, primero, Wraith o ella. Él miró fijo bebé, con los ojos un poco
desorbitados. Ella se quedó allí, con miedo de que lo que Eidolon había
dicho no fuera cierto. Que se trataba de una broma de mal gusto.

Wraith había hecho un bebé con otra persona, un hecho que podría
haberla molestado si no él no le hubiera explicado su raza, su pasado...
y si ella no entendiera cómo de comprometido estaba con ella.

Pero de alguna manera ella no podía ver esta vida inocente como
cualquier cosa sino como un regalo maravilloso y una respuesta a sus
oraciones.

Shade sopesó al bebé cerca de su pecho, suavemente, protector, y


se volvió a Wraith, que seguía mirando al bebé como inseguro sobre qué
hacer.

—Oye—, dijo ella, en voz baja. — ¿Estás bien?

Él asintió con la cabeza aturdida.

Rodeada de silencio, Serena se acercó a Shade. El bebé se calmó,


sus grandes ojos marrones la miraron con la sabiduría que todos los
recién nacidos parecían nacer. Era hermoso, con la nariz y la boca de
Wraith, y en un instante, ella se enamoró.

— ¿Puedo?—, preguntó ella, y aunque Shade dudó, le entregó el


niño a ella. En sus brazos, él se sentía bien, y se le hinchó el corazón.
Ella se acercó a Wraith, lentamente, temerosa de asustarlo, porque
todavía tenía esa mirada medio salvaje en sus ojos. —Míralo. Mira a tu
hijo.

Tragó saliva, cerró su mirada con la suya. —Mi… hijo. Nunca


pensé...

—Sólo míralo. Es hermoso.

- 391 -
En el momento en que su mirada se conectó con la de su hijo, su
expresión se suavizó, se convirtió en una de maravilla. — ¿La madre? —
murmuró, y Eidolon se aclaró la garganta.

—Suresh.

La mano de Wraith tembló mientras cuidadosamente le ofrecía su


dedo al bebé, que envolvió su pequeño puño a su alrededor. —Tú serás
capaz de teletransportarse algún día, pequeñito—. Él miró a Serena. —
Lo siento. Esto no debe ser fácil para ti. La mujer…

—Está bien—, dijo ella, y no estaba mintiendo. —Yo sé lo que eres,


y lo que eras antes de conocernos—. Ella puso al bebé en los brazos de
Wraith. Él sostuvo a su hijo como si el niño fuera de cristal. —Es tuyo, y
ahora es nuestro.

Wraith cerró los ojos. — ¿Está segura? Porque... tengo miedo.

—No temas. Vamos a aprender acerca de esto de ser padres juntos.


Tú serás maravilloso. Tu corazón es tan grande.

Él enganchó su brazo alrededor de su cuello y la atrajo cerca, para


que todos compartieran un gran abrazo. Este era el momento por el que
había vivido toda su vida. El que quería retener y no olvidar nunca.

—Te amo, lirsha—, murmuró. —Todo lo que tenía antes de ti eran


pesadillas. Pero ahora sueño. Gracias a ti.

—Siempre he soñado—, susurró ella. —Pero nunca pensé que se


haría realidad—. Ella presionó un tierno beso en la frente del bebé, y
luego rozó sus labios sobre los de Wraith. —Tengo todo lo que he
soñado y más.

Y cuando Wraith le sonrió, sabía que él sentía lo mismo. Por toda la


eternidad.

Fin
- 392 -
Escenas Borradas
Traducido por Mir

Escena # 1: Esta escena tuvo lugar después que Wraith fue


envenenado y se reunió con E y Shade en la casa de E. En el libro,
Wraith decide ir tras Serena cuando aún estaba en la oficina de Eidolon,
pero inicialmente, lo enloqueció irse. Esta escena es lo que vino
después...

Con sus pies prácticamente encendidos, Wraith escapó del edificio


de E, se movió rápidamente a través de la Harrowgate más cercana, y
se encontró en una galería de sangre debajo de las calles de Moscú.

Ni siquiera recordó cómo llegó allí. No recordaba tocar los


jeroglíficos de la Harrowgate que lo llevaría allí, no recordaba entrar en
la oscura caverna, tipo cripta. Lo que sí recordaba era el olor, los
sonidos, la atmósfera que goteaba tanto miseria como placer. No había
estado en uno de estos pozos del infierno en las últimas décadas, ni una
sola vez desde que comenzó a trabajar con sus hermanos en el UG.

Mientras miraba a través del velo de aire lleno de humo a la masa


de cuerpos retorcidos, la decoración, que consistía principalmente de
esqueletos de demonios y humanos colgando de cadenas, e individuos
desmayados que habían sido arrastrados al pozo poco profundo
diseñado para mantenerlos mientras que se drenaba de su vómito y
otros desechos, se dio cuenta de que no se había perdido mucho. Pero
bueno, esta galería de sangre era de clase alta –la piscina de la muerte,
donde los seres humanos con sobredosis eran llevados hasta que
pudieran ser eliminados, parecían estar fuera de la propiedad, ya que el
hedor de la muerte era débil.

- 393 -
Un hombre Nightlash se despegó de los dos humanos un masculino
y un femenino con los que se habían enredado en el piso de tierra para
acercarse a Wraith. ―Limítate a los seres humanos y vampiros, Sem. No
toques los demonios femeninos.

Wraith casi se echó a reír. Normalmente, cualquier tipo de club era


un lugar peligroso para un Seminus, porque si una sola mujer excitada
estaba presente, él se vería obligado a buscarla. No podría salir hasta
que todas las mujeres estuvieran satisfechas, lo que significaba que en
un club las 24 horas, el peligro de follar hasta la muerte era muy real.
Por no mencionar el hecho de que los hombres celosos tenían una
tendencia a matar a los demonios Seminus después del s'genesis a la
vista.

Pero la libido de Wraith había recibido un golpe serio, gracias al


estúpido veneno, por lo que la lujuria, aunque prácticamente vibraba en
el aire y rebotaba en su piel, no sentía la necesidad incontrolable de
follar todo a la vista. Él, sin embargo, sentía la necesidad de contestarle
sarcásticamente al Nightlash.

Que el demonio de pie era más alto y tenía la boca llena de dientes
como tiburón, no importaba. La desnudez masculina era más
preocupante que cualquier otra cosa. El orden jerárquico de los
Nightlash era determinado por el tamaño de sus genitales, y
claramente, éste tendría que mirar hacia arriba para ver el último
peldaño de la escala social.

Lo que era probablemente la razón porque tenía tomar su placer


donde sea que pudiera obtenerlo, incluso en una mierda como esta.

―La única regla en una galería de sangre es que no se puede matar


o torturar a los seres humanos―, dijo Wraith. ―Así que si quiero plantar
mi semilla en todas las mujeres de aquí, no se puedes decir polla de
esto. Tal vez encuentre a tu pareja y me la lleve mientras tú estás
follando ese tipo que estabas chupando―. Le dio una mirada apuntando
a la polla del demonio. ―Estoy seguro de que apreciará la, eh,
diferencia considerable de tamaños entre yo y tú.

El Nightlash rechinó los dientes y acortó la distancia entre ellos.


―Gusano engreído.

- 394 -
Wraith apretó los puños y acertó en la cara del macho. ― ¿Estás
listo para sangrar?

La violencia estaba prohibida en la galería de la sangre, pero la


agresión impregnaba el aire, aumentando gradualmente de necesidad
de Wraith de desahogarse con una buena pelea. O, pensó, mientras él
miraba al humano varón de ojos vidriosos apoyado contra una pared en
la parte posterior, drogado como una cuba. A pesar de que
definitivamente haría que el hombre se pusiera unos pantalones, porque
mientras Wraith se alimentaba de humanos masculinos, no hacían nada
para él sexualmente. Demonios, incluso si lo hiciera, no podía venirse
con uno. Los demonios Seminus sólo podían tener un orgasmo con una
mujer.

El Nightlash gruñó. ―Ten cuidado, Sem―. Él había dicho "Sem",


como si hubiera estado escupiendo algo desagradable. Y a juzgar por los
humanos con los que había estado envuelto, probablemente solía
escupir porquería.

Wraith le hizo la señal con su dedo mayor. Gruñendo, el Nightlash


pavoneó fuera, en dirección a un macho humano con un collar de color
naranja alrededor de su cuello y una pipa de crack entre sus labios.
Todos los humanos usaban collares con un código de colores que
correspondía a la droga o drogas que usaban. Rojo para heroína. Azul
para cocaína en polvo. Amarillo para alcohol. Rosa para éxtasis. Aquí, en
una galería de sangre, los seres humanos intercambiaban sexo y sangre
por todas las drogas gratuitas que pudieran manejar. Y puesto que
muchas especies de criaturas del inframundo, incluyendo los vampiros,
sólo podían flipar al ingerir la sangre de un ser humano que había
fumado, inyectado, ingerido, o inhalado drogas recientemente, las
galerías de sangre se habían vuelto cada vez más populares.

Algo tiró del dobladillo de sus pantalones, y él miró hacia abajo


para ver a una mujer flaca, de pelo rojo a sus pies. Estaba desnuda,
como casi todos los seres humanos en el lugar, su cuerpo cubierto de
marcas de mordeduras, sus bandas de color rosa y amarillo destacan
crudamente contra su piel pálida.

― ¿Quieres un poco?― murmuró en ruso.

- 395 -
Él cerró los ojos. No se alimentaba de las hembras humanas. Él no
follaba hembras humanas. Pero eso era lo que E y Shade le pedían que
hiciera.

―No puedo―, dijo con voz áspera.

―Eso es por lo que estás aquí, ¿no?― La mano de la mujer se


deslizó hasta el muslo, y él volvió a focalizar con una sacudida.

Sus ojos se abrieron de golpe. Había evitado las hembras humanas


desde que escapó del infierno en el que su madre lo había criado, pero
ahora sus razones parecían estúpidas. No había querido hacerles daño,
no había querido hacer frente a los recuerdos. Pero estas mujeres no se
preocupan por ser lastimadas. Infierno, incluso podía gustarles. En
cuanto a los recuerdos... esos podrían ser atenuados tomando suficiente
sangre medicinal.

Algo se movió en su chaqueta, y Mickey sacó la cabeza del bolsillo.

Wraith suspiró. ― ¿Qué diablos estás haciendo aquí, amigo?

La pelirroja rió y arrastró las palabras, ― ¿Es eso una comadreja en


tu bolsillo, o estás feliz de verme?

Un vampiro se acercó, un gran macho que mantenía un ojo


cauteloso sobre Wraith mientras caía de rodillas y enganchaba una gran
palma alrededor de los muslos de la pelirroja para arrastrarla contra él.
Sin sacar la mirada de Wraith, hizo un puño con su pelo para tirar de
ella, de regreso a su pecho, y hundir sus dientes en la garganta
mientras empezaba a follarla. La mujer gemía y se fundía en contra de
él, su placer creaba un sonrojo rosado en su piel demasiado pálida.

Mickey dio un codazo a mano Wraith, y las náuseas se


arremolinaron en su intestino. ¿Qué había estado a punto de hacer?
¿Perderse a sí mismo tan a fondo como ese humano? ¿Como ese
vampiro? Él odiaba a los vampiros, se odiaba a sí mismo por ser uno. Si
pudiera estaquear a ese hijo de puta ahora mismo lo haría.

Pero si se quedaba aquí y se dejaba ahogar en el olvido, estaría


dejando que su madre ganara. Ella lo quería muerto desde el momento
en que nació. Él había luchado para vivir, y aunque él había hecho

- 396 -
algunas cosas increíblemente estúpidas para hacerse matar, algo muy
adentro siempre siguió luchando.

Además, ¿quién sabía lo que pasaría a la pequeña comadreja si


Wraith se entregaba a esta loca debilidad?

Entonces mierda. Él iba a vivir. Él iba a encontrar Serena, tomaría


lo que necesitaba, y genial.

Y una vez que estuviera bien encantado, iba a empezar a tomar a


los vampiros. Comenzando con el Consejo de Vampiros, que había
estado torturando a Eidolon durante años.

Oh, sí. Que los buenos tiempos.

Escena # 2: Esta escena tiene lugar en el tren de regreso a


Alejandría...

Wraith dejó a Serena en su habitación - por su insistencia. Él


hubiera querido quedarse con ella, cuidarla, mantenerla a salvo. Pero
ella le pidió un tiempo a solas, y él entendió eso. Además, su habitación
estaba al lado de la suya, con una puerta entre ellos para que sus
compartimientos estuvieran conectados.

Podrían haber compartido una, pero con su enfermedad


empeorando, quería privacidad cuando la necesitaba, al igual que hace
unos minutos, cuando envió un mensaje a la demonio de nuevo. Él
todavía no había recibido noticias de ella, y estaba ansioso.

Luego estaba el asunto con sus hermanos. Shade había llamado,


dijo que Wraith debía llevar a Serena al Aegis tan pronto como sea
posible si él no podía tomar el encanto. Básicamente, Wraith tenía hasta
que regresaran a los Estados para hacer su movimiento, y si fallaba,
Serena debía ser protegida.

Por el destino del mundo.

Sin presiones.

El problema era que él no confiaba en El Aegis, no cuando


Byzamoth sabía cada movimiento que ella hacía. Y lo peor, no sabía si

- 397 -
volvería a los Estados. Tenía que decirle la verdad - sobre su
enfermedad, de todos modos. Tenía que estar preparada para cuidar de
sí misma.

Ahora vestido con pantalones vaqueros y una remera de mangas


largas del Hard Rock Café Cairo, reunía lo que parecía ser la última de
sus fuerzas y se dirigía al coche comedor, donde Serena dijo que
estaría.

El tren había estado en marcha durante una hora, ahora, y quería


hacer un paseo a través de todos los coches antes de sentarse con
Serena. No sintió presencias oscuras en el tren, pero eso no garantizaba
que algo malévolo no había subido con ellos. Los ángeles caídos eran
malos de primer nivel con un arsenal de trucos misteriosos en la manga.

Él hizo un barrido del tren, su dermoire facial ganaba un montón de


miradas sucias, pero en última instancia, no sintió nada fuera de lo
común. Bueno, nada demasiado fuera de lo común. Estaba bastante
seguro que uno de los pasajeros, un turista japonés que viajan con una
docena de otros, era ter'taceo, algunas especies de demonio como
Wraith, que parecían humanos. La mayoría era inofensivo, y éste sólo
había aparecido en el radar de Wraith porque él había estado
activamente sintiendo la presencia de demonios. Si el demonio sintió a
Wraith o no, a él no le importaba. El protocolo del demonio por lo
general significaba que nadie reconocía a otro en un entorno humano.

No estaría de más mantener un ojo en el hombre, pero la cuestión


era, que Wraith había detectado la radiación mucho más mala de los
seres humanos en el tren. Al menos uno de ellos era un alma oscura, un
asesino de su propia especie.

Era práctico cómo sus sentidos de vampiro le decían más acerca de


los seres humanos que sus instintos Seminus nunca lo harían. Sin
embargo, los abandonaría en un segundo si eso significaba deshacerse
de todo lo que lo convertía en un vampiro, desde sus colmillos a su loca
necesidad de sangre. No le importaba el tener que beber - infiernos, le
gustaba el sabor de la sangre. Lo que no le gustaba era la forma en que
le recordaba lo que era. Y él odiaba tener que poner la boca en cualquier
ser humano.

Cualquier ser humano, excepto Serena.

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Su boca se hacía agua al recordar cómo había sabido la noche
anterior. Sus besos eran siempre dulces, su piel siempre con sabor a
vainilla, especias, pero cuando él había estado entre sus piernas... él
había estado tan cerca del cielo como nunca lo haría. La sensación de
ella en sus labios y su lengua, su esencia deslizándose por su garganta
como el vino caliente con especias... dioses, podía hacer eso toda la
noche.

Mejor si podía morderla justo allí en la cara interna de su muslo. De


esa manera podía beber hasta saciarse de ella por completo, y su placer
sería ampliado por un millón de veces. Al menos, eso es lo que había
oído. Bajo las circunstancias adecuadas, la mordida de un vampiro podía
ser un placer sensual, pero hecho con tanta proximidad a los órganos
sexuales, los orgasmos eran más intensos, más largos, y, algunos
afirmaban, una experiencia completa.

Hombre, le encantaría darle eso, mirarla mientras ella se deshiciera


bajo su toque, su lengua. Su cuerpo se endureció y sus caninos latieron
como si se prepararan para exactamente eso. Sus fosas nasales se
inflaron, en busca de su olor, que atrapó como una proyección débil de
vainilla adelante. Enseñando los dientes, afiló su olor, hasta que el
suspiro sorprendido de una anciana que había mirado hacia arriba a
medida que él pasaba junto a su asiento.

Maldiciéndose a sí mismo, se dio la vuelta, evitando el contacto


visual con la mujer que había sido testigo de su elongados colmillos de
vampiro, y dejó caer su teléfono. Se agachó, dejando que sus dedos
cepillaran sus pies. Sus mangas largas ocultaron el brillo de su dermoire
mientras él canalizaba su don hacia ella, dándole una breve pesadilla
llena de gente con colmillos de vampiro. Cuando terminara, ella pensaría
que sus dientes habían sido parte de ese sueño, o, al menos, producto
de su imaginación.

Palmeando su teléfono, se puso de pie, lo metió en sus pantalones,


y luego dio marcha atrás una vez más, encarando para el coche
comedor. Un calambre en el estómago lo hizo tambalearse como
borracho antes de tomar él mismo en la parte trasera de un asiento,
recordándole que se estaba quedándose sin tiempo.

- 399 -
Demoníaca: Compendio de
Demonios
Traducido por Mir

Contenido
1. La Introducción
2. Los Demonios
3. El Hospital
4. Jugadores clave en el mundo Demoníaca
5. The Reckoning (cuento corto)

La Introducción
La gente a menudo me pregunta cómo se me ocurrió el concepto de
un hospital de demonios. Básicamente, siempre he sido fanática tanto
de lo paranormal como de la medicina de emergencia, y un día,
mientras veía un episodio de Angel, la idea me vino a la cabeza. Verán,
Angel (un vampiro, para aquellos que nunca han visto el súper increíble
show) se lesionó, y necesitaba atención médica de inmediato. Pero en
realidad, ¿a donde podía ir? ¿Dónde podría ir cualquier criatura
sobrenatural?

- 400 -
Evidentemente, había una necesidad de un hospital para el
inframundo, y nació Underworld General.

Cuando empecé a escribir el primer libro de la serie Demoníaca,


Oscura Tentación (Pleasure Unbound), supe de inmediato que el mundo
Demoníaca iba a ser extenso. No perder de vista esto, significa un
montón de cuadernos, espacio en la computadora, y en el cerebro. No
soy la persona más organizada del planeta, pero de alguna manera me
las arreglé para juntar no sólo un glosario, sino un inventario de
demonios.
Mientras la lista de demonios crecía, también lo hacía una idea...
Verán, siempre he sido una gran fan de Dungeons and Dragons
(¡Cuando no estoy escribiendo, estoy pegada a la computadora jugando
el juego de rol de fantasía!) y algunas de las mejores guías D & D son
los compendios de monstruos, que proporcionan antecedentes,
estadísticas vitales, y descripciones de los monstruos que se puede
encontrar en el mundo.
Así que empecé el compendio Demoníaca, y con cada libro que
escribía, el compendio se hacía más grande. Entonces decidí incluir
información sobre el hospital. Y los principales protagonistas.
Y a medida que los lectores me escribían, haciendo preguntas sobre
los personajes, su pasado y su futuro, me di cuenta de que quería
explorar aún más el mundo y darle a los lectores algunos extras. Así que
escribí un cuento corto para mostrar cómo Eidolon, Shade, Wraith, y
Roag se conocieron... un evento que determinó sus vidas para siempre.
"The Reckoning " tiene lugar antes de que Underworld General
fuera siquiera una chispa en los pensamientos de Eidolon, y antes de
Roag se volviera completamente loco.
Y aquí lo tenemos. Más de lo bueno, lo malo, y lo realmente,
realmente feo.
¡Espero que lo disfruten!

Los Demonios

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Nota: La mayoría de los demonios son invisibles a los seres
humanos a menos que quieran ser vistos, los seres humanos están
capacitados para verlos, o los humanos posean la magia o alguna
capacidad inherente para verlos. Las notables excepciones a la regla de
la invisibilidad son los ter'taceo ―demonios que, por naturaleza, se
parecen a los seres humanos, o puede tomar la apariencia humana. Los
demonios seminus, por ejemplo, son ter'taceo.
Cuando cualquier demonio no ter'taceo muere en el reino humano,
se desintegra en pocos minutos a menos que muera en un área
especialmente diseñada para evitar la desintegración, un espacio
construido por los demonios, o algunos lugares subterráneos.
La mayoría de los demonios pasan la mayor parte de su vida en
Sheoul, el reino demonio en las profundidades de la Tierra. Cuando los
demonios mueren, sus almas son enviadas a Sheoul-gra, que es, en
esencia, un tanque de almacenamiento donde las almas esperan volver
a nacer. Sheoul-gra es también donde las almas humanas malignas son
enviadas para servir a las almas de demonio que esperan volver a
nacer, o para volver a nacer ellos mismos... como demonios.
Todas las especies y razas de demonios se pueden clasificar por su
puntuación Ufelskala ―un número del uno al cinco en la escala del mal,
con una puntuación de cinco siendo el más malvado de los malvados. Es
importante señalar que la Escala Ufelskala juzga el "mal" por el amor al
dolor, el sufrimiento y la muerte de una especie o raza, pero también de
la conciencia de su propio comportamiento. Así que un animal demonio
que come a su presa viva, causando un gran sufrimiento, podría sacar
sólo un dos en la Escala Ufelskala, mientras que un demonio que no
mata, pero en cambio atormenta por diversión, podría puntuarse un
cuatro.
Los seres humanos, en su mayor parte, son conscientes de que los
demonios caminan entre ellos, y es la forma que la mayoría de los
demonios ―y la mayoría de los seres humanos― les gusta.

Acid Sprite: Delicado, del tamaño de una rata, se mueve más


rápido de lo que el ojo humano puede seguir. Con alas de colores,
pueden ser vistos por los niños humanos que creen que los duendes son
hadas. Habitan en los densos y húmedos bosques europeos, donde se
cazan pequeños roedores y aprovechan al máximo su naturaleza

- 402 -
traviesa atormentando a los viajeros humanos. Un juego favorito es el
de garantizar que los campistas y excursionistas se pierdan en el
bosque. Aunque rara vez son mortales, la mordedura de un Acid Sprite
es tóxica para los humanos y es a menudo confundida con una picadura
de una araña. Puntuación Ufelskala: 2

Alu: Raro, demonio como fantasma que se aparecen a los


humanos en la forma de un perro negro. Se los conoce por llevar
enfermedades como la peste bubónica y la lepra. Por lo general, se
encuentran rondando cementerios. Puntuación Ufelskala: 4

Baruk: Arrugada, criatura de piel blanca que se alimenta


exclusivamente de los demonios Umber. Ellos habitan cuevas en todo el
mundo, donde puede hibernar durante siglos hasta que un demonio
Umber se mude. Aunque los seres humanos rara vez se encuentran con
un Baruk, cuando lo hacen, los resultados son... confusos. Puntuación
Ufelskala: 3

Batha: Habitantes de minas, de ojos de color violeta, piel pálida,


pelo plata o blanco. Ellos poseen poder sobre la Tierra y pueden causar
terremotos, erupciones volcánicas y derrumbes de minas. Les gusta
vivir profundamente en las minas de piedras preciosas y minerales,
donde causan los accidentes de menor importancia para alimentarse de
la energía de los que sufren. Puntuación Ufelskala: 2

Bedim: Raza muy atractiva, sensual humanoide. Piel oscura,


pelo oscuro. Los machos mantienen a las hembras en harenes. Cuando
harenes crecen demasiado para un que un macho lo sirva solo, los
harenes son a menudo compartidos con amigos o "alquilados" con el fin
de mantener a las mujeres saciadas y tranquilas. Puntuación Ufelskala:1

Bone Devil: De tres pies de alto, carnívoro. Vive en los


bosques en todo el mundo. Come a su presa (por lo general ciervo) con
vida. Una de las pocas especies demonio que existe exclusivamente en
el reino humano y nunca entra en Sheoul. Puntuación Ufelskala: 2

Charnel Apostle: Una raza de demonio nacido en la religión


Charnelist, que celebra el dolor, la violencia, y el sacrificio sangriento.
Todos los apóstoles osario llegan a los seis metros de altura en la edad

- 403 -
adulta. Piel gris, ojos negros, y cabello compuesto de púas de puerco
espín que se extienden por la espalda ya lo largo de su cola ancha y
plana. Ellos tienen su hogar en las altas montañas de Mongolia, usando
su magia para ocultar su existencia a los seres humanos. Puntuación
Ufelskala: 5

Croix Viper: Demonio serpiente gigante con cuernos. Existen


exclusivamente en Sheoul a menos que sea traído sobre la superficie
por otro demonio. Puntuación Ufelskala: 2

Croucher: Criaturas de tres ojos, flacas. Del tamaño de un


hombre pequeño, viven cerca de las entradas vivienda, a la espera de
saltar. A pesar de que son invisibles a los seres humanos, como la
mayoría de los demonios, son capaces de mal de gran alcance. Dañan al
traer mala suerte a una casa, causando enfermedades y accidentes,
desde caer por las escaleras hasta la muerte súbita. Puntuación
Ufelskala: 4

Cruentus: De pecho esquelético, dedos espinosos, el hocico


romo, sin pelo. Raza extremadamente viciosa que se alimenta sólo de
carne fresca. Ellos cazan cualquier cosa, incluyendo uno al otro.
Puntuación Ufelskala: 4

Daeva: Inofensivo para los seres humanos a menos que sea


amenazado. Delgado, alto, pálido y con brillantes ojos sin párpados,
parecen más aterradores de lo que son. Existen principalmente en los
rincones más oscuros de Sheoul y vienen a la superficie para el reino
humano sólo por la noche, para recoger comida de la basura y
entretenimiento. Puntuación Ufelskala: 1

Darquethoth: Demonios muy grandes, de piel de ébano con


brillantes ojos naranja, la boca, y gruesas cortadas en la piel. Ellos viven
en las calientes e internas regiones de Sheoul, alimentándose de presas
que también residen allí. Una raza guerrera, que puede ser alquilada
para cualquier tipo de trabajo que prometa violencia. Puntuación
Ufelskala: 4

Drec: Criaturas jorobadas con piel gris viscosa y cola larga.


Solitarios, que viven cerca de lagos y arroyos, donde fácilmente puede

- 404 -
alcanzar su principal fuente de alimento: peces. Son extremadamente
cobardes, lo que los hace perfectos para que demonios más malvados
los capturen y obliguen a trabajar como esclavos. Puntuación Ufelskala:
1

Drekevac: Delgados, de largos miembros, cabeza de gran


tamaño, colmillos del tamaño del antebrazo de un ser humano. Entran
en edificios a través de ventanas abiertas y enferman a humanos con su
aliento. Puntuación Ufelskala: 4

Fallen Angels: Los ángeles caídos se dividen en dos


categorías: los que han entrado Sheoul, y los que no lo han hecho. Los
ángeles expulsados del cielo enfrentan dos opciones: pueden entrar en
Sheoul y convertirse en el más poderoso de los demonios y perder toda
esperanza de regresar al cielo, o que pueden residir en el reino humano
y rezar para ganar algún día la oportunidad de regresar al cielo.
Puntuación Ufelskala: Varía con excepción de aquellos que han entrado
Sheoul ―estos ángeles caídos se clasifican como 5.

Falsos Ángeles: Hombres y mujeres son por igual


perfectamente hermosos. Altamente sexuales, disfrutar de los placeres
de la carne, pero son muy particulares en la elección de parejas
sexuales y sólo se tienen relaciones sexuales con los humanos más
atractivos y los demonios de apariencia humana. Una especie astuta y
que fácilmente se aburre, hacen la vida más interesante para ellos al
engañar a los seres humanos haciéndoles pensar que son verdaderos
ángeles, y luego guiando a los humanos descarriados de su religión
elegida hacia otra. Puntuación Ufelskala: 3

Gargantúa: Enormes, demonios raros que viven en las


trincheras más profundas del océano y van a la tierra una vez cada cien
años para aparearse. Mayormente, recogen los cadáveres de grandes
mamíferos y peces que se hunden hasta el fondo del océano, pero han
sido conocidos por cazar calamares y pulpo, así como por hundir barcos
y devorar a sus tripulaciones. Puntuación Ufelskala: 2

Gerunti: De treinta pies de altura, mandíbulas de T-rex y garras,


del tamaño de un hombre. Sólo un puñado se cree que existe todavía,
resultado de largos períodos de gestación y las altas tasas de mortalidad

- 405 -
infantil. Ellos viven bajo tierra en las regiones montañosas en el reino
humano, viniendo a la superficie para atiborrarse con los seres humanos
y los animales una vez cada cincuenta años. Puntuación Ufelskala: 3

Grim Reaper: Muy poco se sabe acerca de la Parca, salvo que


vive en un reino propio, inaccesible para la mayoría. Puntuación
Ufelskala: Desconocida

Griminions: Sirvientes de La Parca. Algunos creen que


funcionan para los demonios como los ángeles lo hacen para los seres
humanos... escoltando las almas de los demonios muertos a Sheoul-gra.
Puntuación Ufelskala: Desconocida

Guai (ojos de gwah): Una especie asiática, de


aproximadamente cuatro pies de alto, fornido, y se asemeja a un jabalí
en dos piernas. Omnívoros, estos demonios pasan el tiempo cerca de los
arrozales, donde atacan los campos de arroz y comen ratas o serpientes
ocasionales. Puntuación Ufelskala: 1

Harpy: Mejor descripta como una "mujer con alas", o como un


cruce entre un águila y una mujer. Del tamaño de la mujer humana, las
arpías tienen las piernas y la punta de los pies de garra de águila, y las
alas en lugar de brazos. Las manos como garras se extienden desde las
puntas de sus alas. Las arpías son criaturas sociales, que viven en
grupos en grandes áreas silvestres, se alimentan de presas demonio.
Cuando las hembras alcanzan la madurez a la edad de cien, pueden
tomar forma humana una vez cada diez años para aparearse con un
macho humano. Luego pondrán un solo huevo, que eclosionará dos años
más tarde. Los huevos, que se cree dan inmortalidad si se comen, son
muy apreciados por algunas especies demonio y se han convertido en
un bien de mercado negro. Puntuación Ufelskala: 1

Hell Stallion y Hell Mare: Criaturas negras, como


caballos del tamaño de Clydesdale. Estos equinos demonio son
carnívoros que escupen fuego y matar con pezuñas afiladas. Pocas
especies puede domar y montar caballos y yeguas del infierno, pero una
vez que estos caballos dan su lealtad, la dan de por vida. Puntuación
Ufelskala: 2

- 406 -
Hellhound: Del tamaño de un búfalo, los perros infernales son
enormes caninos negro con las patas del tamaño de platos, brillantes
ojos rojos y la boca llena de dientes ensangrentados. A diferencia de
perros atados a la tierra, los perros infernales tienen garras retráctiles
felinas, que utilizan para un efecto devastador. Su método principal de
muerte implica en primer lugar violar a su presa y luego destriparla y
hacerse un festín mientras aún vive. Notoriamente difíciles de controlar,
los Hellhounds deben ser manejado únicamente por un profesional―los
perros infernales se los conoce por atacar a sus guías con una frecuencia
aterradora. Puntuación Ufelskala: 3

Huldrefox: Un demonio social y de temporada que surge de


Sheoul en el otoño para atacar campos de los agricultores cuando están
listos para la cosecha. Sobre todo disfrutan de las calabazas. Son una
raza frágil, no violenta, pero con colmillos de seis pulgadas y manos y
pies con garras, son capaces de defenderse cuando es necesario y son
muy protectores de sus jóvenes flossa, que emergen de los huevos
después de seis meses. Puntuación Ufelskala: 1

Imp: Alrededor de tres pies de alto, estos demonios son las


hormigas obreras del mundo subterráneo. Por mucho, son los demonios
más comunes, son tratados más como bestias de carga que como
iguales. Son delgados, encorvados, con cabezas grandes y ojos que son
desproporcionadamente grandes para su cara. Comen cualquier cosa
que puedan introducirse en la boca. Se reproducen como ratas, dar a luz
a camadas de cuatro a ocho jóvenes, muchos de los cuales son víctimas
de las comidas para otras especies. Inofensivos para los humanos.
Puntuación Ufelskala: 1

Judicia: Demonios de Justicia. Humanoides en apariencia, con el


pelo oscuro, piel verde y astas blancas. Los hombres siempre llevan
largas barbas. Las hembras afeitan la suya. Algunos demonios de
Justicia trabajan dentro del complejo penal de Sheoul. Otros son citados
por los particulares o los concejos de las especies y razas para asuntos
de justicia. Los demonios de Justicia poseen el poder de la mente para
infligir castigos dolorosos si lo consideran conveniente. Puntuación
Ufelskala: 1

- 407 -
Khilesh Devil: Luciendo como un cruce entre un caimán y un
gorila, esta especie depredadora caza en manada, a menudo matando a
más de lo necesario. Su comida favorita son Umber jóvenes, pero
matarán a cualquier demonio impotente con la mala suerte de cruzar
sus caminos. Los demonios Khilesh viven en Sheoul, pero por lo general
cazan en los bosques sobre la superficie. Puntuación Ufelskala: 3

Khnive: Demonio rastreador convocado obligado por su amo


para hacer su orden hasta el tiempo del hechizo se acabe. Ellos tienen
un fuerte olor a descomposición y se asemejan a zarigüeyas gigantes,
sin piel. Cuando no se ven obligados a rastrear, los khnives deambulan
por Sheoul en manadas, recolectando los restos de las matanzas de
otras especies. Puntuación Ufelskala: 1

Lava Beast: Del tamaño de un elefante, viven dentro de


volcanes. Ellos son la única especie conocida que puede sobrevivir a la
exposición a la lava caliente. De color rojo, naranja y negro, pueden
combinar refrigeración con flujos de lava. Considerados la encarnación
física de seres humanos malignos que murieron en desastres naturales,
los Lava Beast se alimentan de la energía negativa producida por la
destrucción de un volcán. Puntuación Ufelskala: 3

Leonine Beast: Se cree que son los primeros demonios


creados como una mezcla entre humanos y animales. Algunos
académicos demonio son bestias leoninas que son el resultado de un
intento fallido de crear leones cambiaformas. Sea cual sea su origen, se
asemejan a los leones, pero son capaces de caminar erguidos. No
existen en la naturaleza, estas criaturas se mantienen sólo como
mascotas por los señores demonio más ricos y poderosos. Puntuación
Ufelskala: 2

Mamu: Demonio cambiaformas, una de las especies que vive en


el desierto de Australia y comen humanos. Estos feos y altos demonios,
con cabeza puntiaguda cazan seres humanos solitarios. Ellos atacan en
clubes grandes o esperan en silencio, disfrazado como un objeto
inanimado, un animal pequeño, u otro ser humano. Puntuación
Ufelskala: 5

- 408 -
Nebulous Demon: Estos espíritus raros, malévolos chupan
las almas de los seres humanos. Son sin forma, aparecen como parches
de niebla o vapor. Algunas razas de toman sólo las almas de aquellos
que están en estado de coma, mientras que otros cazan sobre todo
niños, enfermos mentales y ancianos, dejándolos sin sentido de lo
correcto y lo incorrecto. El alma humana se almacenan en el demonio,
dándole energía mientras el cuerpo humano vive. Las almas sólo puede
ser liberadas al matar al demonio. Puntuación Ufelskala: 4

Neethulum: Una raza muy inteligente y cruel que reproduce,


cría, entrena y vende otras especies como esclavos y alimento. Su
belleza poco común ha dado lugar al rumor de que son descendientes de
los ángeles caídos. Ellos residen donde quieran dentro de los vastos
confines de Sheoul. Puntuación Ufelskala: 5

Nightlash: Humanoides, con pies con garras y dientes afilados.


Muy altos, a menudo superiores a siete pies. Ellos comerán cualquier
cosa que puedan coger, y cazan en grupos familiares, sobre todo porque
todos son innatos. No hay tabúes sociales con estos demonios. Ellos
residen sólo en Sheoul, por lo general en las regiones más frías, pero
consideran toda la tierra lugar de caza. Puntuación Ufelskala: 4

Obhirrat: Entre los más horribles y viles demonios que existen.


Alrededor de siete pies y medio de alto, estas bestias con hocico tienen
largas garras en los pies que hacen clic juntas cuando se agitan, ojos
pequeños y brillantes, de color rojo, y lengua de serpiente. Su piel es
transparente, revelando su principal medio de defensa: los gusanos
vivos que se alimentan de carne, y se retuercen constantemente debajo
de la piel. Pocas personas pueden mirar un Obhirrat sin sentirse
nauseabundo. Puntuación Ufelskala: 3

Oni: Estos demonios estúpidos son alborotadores. Los juerguistas


del inframundo, comen, beben y tienen relaciones sexuales en exceso.
Los Onis pueden vivir en el reino humano o en el de demonios, pero
siempre están presentes en los sitios de desastres naturales, y les
encanta pasar el rato en los lugares donde las enfermedades alcanzar
proporciones epidémicas. Van desde la mitad del tamaño de un humano
a tres veces su tamaño, también varían en color, de melocotón pálido a

- 409 -
rosa brillante y azul. Tres dedos en cada mano y pies en garras afiladas.
Cuentan con tres ojos, una cara plana, y una boca abierta llena de
colmillos. Puntuación Ufelskala: 3

Ramreel: Se rumorea que han sido creados a partir destirpe


humana y de cabra, estos demonios corpulentos, de ojos pequeños, con
cuernos retorcidos tienden a ganarse la vida mediante la contratación de
sí mismos como guardias. Cuando niños pequeños, entrenan con armas
blancas, dándoles una ventaja en el atestado, pero lucrativo mercado de
la seguridad. Puntuación Ufelskala: 2

Rusalka: Especies de agua dulce que puede cambiar de forma a


peces y ranas. Las hembras Rusalkas son de color verde pálido, con el
pelo verde. Ellas están constantemente solas, y atraen a los hombres
humanos al agua para aparearse con ellos. Por desgracia, sus parejas
siempre se ahogan tras dar su semilla, dejando a las Rusalkas solas una
vez más ―eso es hasta que sus huevos eclosionan nueve meses
después. A pesar del hecho de que siempre matan a sus compañeros,
las Rusalkas no son malas, ellas nunca pretenden ahogar a sus parejas,
y siempre olvidan que sucedió, por lo que no pueden aprender de sus
errores. Puntuación Ufelskala: 1

Seminus: Una especie rara y especializada de los íncubos. Los


miembros de la raza son exclusivamente masculinos. Como especie
ter'taceo, parecen humanos. Como íncubos, son siempre atractivos, y
sus feromonas sexuales pueden aflojar incluso las mujeres más
espinosas. A los cien años de edad, los demonios Seminus adquieren la
capacidad de cambiar de forma e impregnar hembras de otras especies.
Debido a que cada demonio Seminus es criado por diferentes especies,
sus puntuaciones Ufelskala varían enormemente. Además, después de
su segundo ciclo de maduración a la edad de cien, a menudo pierden
todo sentido de la compasión y la racionalidad que podría haber tenido
antes de la s'genesis. Puntuación Ufelskala: Varía

Sensor: Ter'taceo demonios que viven y trabajan con los seres


humanos con el fin de buscar y destruir las crías lactantes mestizas de
seres humanos y demonios. A pesar de su forma natural es humanoide,
su piel comienza a deteriorarse después de mucho tiempo en el reino

- 410 -
humano. Ellos deben regresar a Sheoul cada seis meses para soportar
un ritual de regeneración de dos semanas. Puntuación Ufelskala: 2

Shapeshifter: Los cambiaforma (como su propia especie


distinta, en lugar de un demonio que puede cambiar su forma) difieren
de los were de dos maneras principales: los cambiaformas se convierten
en animales verdaderos, no humano-bestias, y puede cambiar a
voluntad sin verse afectados por la luna llena. Todas los cambiantes
reales tienen una marca de nacimiento reveladora, un lunar rojo en
forma de estrella detrás de la oreja izquierda. De acuerdo con
Daemonica, la Biblia demonio, los cambiaformas, como weres y
vampiros, tienen alma humana. Puntuación Ufelskala: Varía

Silas Demon: Mercenarios del inframundo. Estos pálidos,


demonios sin ojos viven en Sheoul, en grandes comunidades donde
ninguna otra especie está permitida. Ellos venden sus servicios de
guerra al mejor postor como grupos, no individuos, y destruyen todo y a
todos los que se les paga para matar. Su ropa está hecha de las pieles
de sus víctimas. Puntuación Ufelskala: 4

Slogthu: Demonios de apariencia simiesca con orejas largas y


peludas. A menudo tienen mordidas exageradas, crecidos colmillos
inferiores, y piel en parches. Una especie de clima frío, viven en lo alto
de las montañas o en las regiones heladas del Sheoul. Son
extremadamente hábiles, famosos por sus prendas de vestir de tejido
fino y alfombras. Omnívoros, prefieren la carne cocida. Puntuación
Ufelskala: 1

Sora: De piel roja, atractivos, pelo negro y pequeños cuernos de


color negro o blanco que cambian de Shade con su estado de ánimo. A
menudo descriptos como parecidos a los demonios de historietas. Seres
muy sexuales, rara vez forman vínculos de pareja y por lo general
tienen múltiples parejas compuestas de varias especies, a pesar de que
sólo se pueden reproducir con su propia especie. Puntuación Ufelskala:
1

Soulshredder: Temidos y respetados en todo Sheoul, los


Soulshredders son viciosos incluso para los estándares demonio. Ellos se
alimentan de dolor, la miseria y el terror. Rara vez matan directamente,

- 411 -
en su lugar pasan años, incluso décadas, cazando y torturando a sus
víctimas. Se parecen a gárgolas de piel, con alas de membrana delgada,
garras dentadas en patas rojas y escamosas, y penes de púas.
Puntuación Ufelskala: 5

Spiny Hellrat: Similares en tamaño a la rata almizclera, estos


scaven-gers pueblan a Sheoul por millones. Supuestamente sabrosas,
son consideradas por muchos demonios, la comida que "la basura de
demonio pobres" comería. Sus espinas, casi tan largas y gruesas como
un erizo, son venenosas, así como también lo es su mordedura.
Puntuación Ufelskala: 1

Trillah: Una especie elegante, felina. Alto, tonificados, y


elegantes, tienen la piel de bronce en el verano y un abrigo de piel
aterciopelada de oro en el invierno. Una de las pocas especies no
ter'taceo visible en todo momento a los seres humanos, se vieron
obligados a Sheoul cuando la población humana creció demasiado para
que los Trillahs permanecieran a la intemperie. Aunque los Trillahs no
son malos, resienten a la humanidad por su destierro a Sheoul.
Puntuación Ufelskala: 1

Umber: Cuerpos humanoide con piel gris, pelo de carbón, ojos


de bronce. Especie muy suave, cavernícolas. Ellos son buenos jueces de
carácter, tienen una capacidad natural de sentir lo bueno y lo malo
dentro de alguien, y en función de su nivel de habilidad, los Umbers
pueden disminuir o incluso eliminar la oscuridad o culpabilidad que
ahoga una persona. Puntuación Ufelskala: 1

Vampiros: Se cree que los vampiros fueron creados de los


ángeles caídos. Cualquier vampiro puede convertir a un humano en un
vampiro, pero después de una explosión de población en la Edad Media,
seguida por una guerra civil vampiro, el Consejo de Vampiros se creó, y
se crearon reglas para regular no sólo las conversiones sino también el
comportamiento en general. Muchas de las leyendas de vampiros
populares son verdaderas, pero los vampiros no creen que sus almas
están condenadas. Ellos viven con la creencia de que si de buen grado
caminan en el sol de la mañana, sus almas se llevarán al cielo para el
juicio ante Dios. Sin embargo, cualquier vampiro muerto de cualquier

- 412 -
otra manera está condenado a sufrir el tormento eterno en Sheoul-gra.
Puntuación Ufelskala: Varía

Viper Ghoul: Malhumorados, reptiles repugnantes, de tamaño


humano que se asemejan a una cobra que ha muerto hace un mes.
Viper Ghoul son fácilmente controlados por brujería y son a menudo
citados por los seres humanos que juegan con la magia negra sin
comprender plenamente su poder. Los resultados pueden ser mortales.
Puntuación Ufelskala: 2

Were-Beast: Son seres humanos que cambian sólo durante


las tres noches de luna llena. Se convierten en grandes bestias peludas,
de dos con ambos rasgos, humano y animal. Sólo unas pocas especies
were existen. Hombres lobo (que se llaman wargs) hombres oso y
hombres leopardos, aunque los hombres lobo son los más comunes. Hay
dos clases de hombres-bestia: los que nacen were, y los que se
convierten después de ser mordidos. Los nacidos were, especialmente
los lobos, tienden a vivir en manadas, mientras que los lobos se
convirtieron por lo general llevan una existencia solitaria. Hay rumores
de una extraña raza de hombres lobo llamado weres oscuros, que
cambian durante la luna nueva en lugar de la luna llena. Puntuación
Ufelskala: Varía

El Hospital

El Hospital General del Inframundo (sí, eso sería UGH12) es un


centro médico que se encuentra debajo de las calles de Nueva York.
Creado por los demonios, es parte del reino de los humanos. La decisión
de erigirlo en las narices humanas en lugar de en Sheoul fue una sobre
la que Eidolon, Shade, y Wraith discutieron durante meses. En última
instancia, la decisión de construirlo fuera de Sheoul surgió porque
muchos de los hechizos necesarios para proteger el hospital funcionaban
en el reino humano, y porque Eidolon sabía que necesitaría emplear

12
UGH: Underworld General Hospital

- 413 -
humanos, y los humanos no podrían utilizar las Harrowgates para viajar
al hospital si se encontraría en Sheoul.
Underworld General utiliza los mismos modernos equipos, insumos
y técnicas conocidas para la medicina humana. Eidolon permanece tan
actualizado como puede, y recluta activamente ter'taceo humanos para
asistir a las escuelas de medicina para asegurarse de que siempre tiene
suficiente personal. Los educados y entrenados miembros del personal
son responsables de la formación a aquellos que no pueden pasar como
seres humanos en las escuelas de medicina. Debido a que la mayoría de
los demonios no pueden asistir a la escuela de medicina ―y porque
algunos demonios son curanderos naturales o místicos― no requiere
que su personal tenga una carrera de medicina para trabajar en UG,
pero sí requiere que estén debidamente capacitados y calificados.
La medicina de demonios ofrece un desafío distinto a los demás. La
fisiología de cada especie demonio es única, y el talento y las
habilidades de todos los médicos son también únicos. En su mayor
parte, Eidolon y su personal están aprendiendo sobre la marcha.
Para ayudar en el proceso de aprendizaje, cada nueva especie o
raza que sea admitida en el hospital se le da un examen en profundidad,
rayos X, pruebas genéticas y de sangre... básicamente, Eidolon insiste
cada demonio sea catalogado y estudiado. A todos los demonios se les
pide que donen sangre para el banco.
Ejecutar una operación como Underworld general es caro, como es
de adivinar. Sin embargo Eidolon fue capaz de recaudar fondos para los
costos iniciales a través de conexiones de su familia, conseguir
financiación adicional requirió creatividad... y Wraith.
La sugerencia de Wraith de "apretar a los pacientes" se encontró
inmediatamente con resistencia, pero Shade cambió de opinión
rápidamente. Aunque la mayoría de los demonios no pueden pagar con
dinero, pueden pagar con favores específicos de su raza u ocupación. El
sistema de trueque funciona, pero sólo trae un pequeño porcentaje de
los ingresos necesarios para el funcionamiento del hospital.
Un gran porcentaje de la financiación proviene de un sub-producto
del trabajo de Wraith, que es recoger objetos antiguos y objetos
mágicos para uso hospitalario. Extras y cualquier cosa que no se puede

- 414 -
utilizar para curar a los pacientes se vende en los mercados legítimos y
negro.
La otra sugerencia de Wraith, de "exprimir a los malditos ricos", fue
la que Eidolon aceptó de inmediato. El mundo humano está plagado de
ter'taceo que usan sus conexiones con el inframundo para obtener
riqueza y poder, y después de un poco del convincente Eidolon y el
“apretón” de Wraith, ellos habían estado más que felices de donar a una
causa noble como Underworld General.

Jugadores clave en el mundo


Demoníaca
Eidolon (EYE-duh-lawn): Jefe del Underworld General
Hospital, un centro médico construido con sus hermanos Shade y
Wraith. Nacido de los Judicia, demonios que actúan como jueces,
jurados y verdugos de todas las razas demonio. Le fueron otorgados
poderes judiciales y sirvió a los Judicia como distribuidor de Justicia
durante décadas, hasta que tomó una decisión que cambió su vida para
siempre: asistió a la escuela de medicina humana y se convirtió en un
médico con el fin de aprovechar al máximo su don de curación.

 Cabello: Corto, de color marrón oscuro, negro


 Ojos: Marrón oscuro
 Altura: 6 '4 "
 Profesión: Médico
 Especie: Incubus
 Raza: demonio Seminus
 Marcas de identificación: símbolos del tipo tatuajes que se
extienden desde la punta de los dedos derechos hasta el hombro
 Símbolo Seminus personal: Conjunto de balanzas en la
garganta

Gemella Endri: Criada por padres demonio Sensores, se


esperaba que Gemella siguiera sus pasos y destruyera a los niños
nacidos de uniones humano-demonios. En su lugar, siguió su propio
camino y se convirtió en un médico, que trabaja en un hospital de

- 415 -
humanos con el fin de erradicar los problemas médicos con orígenes
sobrenaturales o de demonio.

 Cabello: Su largo y color cambia con frecuencia. Por lo general,


largo hasta los hombros y negro con rayas en azul, rojo o rosa.
 Ojos: Verdes
 Profesión: Médico
 Especie: Mitad humano, mitad Soulshredder
 Marcas de identificación: Piercing en la lengua, las cejas, las
orejas, el ombligo. Tatuaje rosa de tallo largo que recorre el largo
de su pierna izquierda. Tatuaje de un Dragon en su abdomen.
Tatuaje de bandas celtas alrededor de los tobillos, las muñecas y
el cuello.

Kynan Morgan: El ex líder de los Aegis con sede en Nueva


York. Se unió a los Aegis después de ser herido por un demonio,
mientras estaba en una misión como médico del Ejército de Estados
Unidos en Afganistán.

 Cabello: Corto, puntiagudo y de color marrón oscuro


 Ojos: Azul marino
 Altura: 6 '2 "
 Profesión: Guardián Aegis
 Especie: Humano
 Características distintivas: Voz grave por daños de las
cuerdas vocales. Garganta marcada con cicatrices.

Lore: Nacido en 1880 de una madre humana que creía que él era
el hijo de Satanás y criado por sus abuelos maternos, Lore nunca
pareció encajar. Encajar se convirtió más en un problema cuando, a la
edad de veinte años, pasó por una extraña transformación. Para el
momento que todo había terminado, había ganado un tatuaje en su
brazo derecho y había matado a varias personas con nada más que un
toque. Incapaz de controlar su maldita capacidad de matar, se escondió
en las montañas de Carolina del Norte, donde existía como un ermitaño
hasta el día en que se vio obligado a convertirse de un asesino
esclavizado.

 Cabello: Corto, negro


 Ojos: Marrón oscuro
 Altura: 6 '6 "

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 Especie: La mitad humano, mitad demonio Seminus
 Marcas de identificación: símbolos como tatuajes que se
extienden desde la punta de los dedos derechos hasta el hombro
 Símbolo Seminus personal: Ninguno

Luc (Lewk): Nacido en 1896, hijo de inmigrantes franceses


nacido en Estados Unidos, se unió al ejército cuando su padre dejó a su
madre y huyó a Francia con una amante. Luc solicitó asignación en
Europa y le fue concedida la asignación de luchar en Francia durante la
Primera Guerra Mundial. Antes de que pudiera localizar a su padre, fue
mordido por un hombre lobo. Desde entonces ha tratado de aferrarse a
su humanidad.

 Cabello: desgreñado, negro


 Ojos: Castaños
 Altura: 6 '6 "
 Profesión: Paramédico
 Especie: Hombre lobo

Reaver: Ángel caído que nunca ha entrado en Sheoul para


completar la caída, Reaver se ha quedado atascado entre dos mundos,
entre la espada y la pared. Sin el poder del Cielo o de Sheoul para
aprovechar, él se ha debilitado, física y mentalmente, y está en una
constante batalla con sus deseos más bajos.

 Cabello: Largo, a la mitad de la espalda, rubio pálido


 Ojos: Azules
 Altura: 6 '6 "
 Profesión: Médico
 Especie: Ángel Caído

Roag (Rogue): Roag, hermano mayor sobreviviente de


Eidolon, Shade, y Wraith, creció en un verdadero infierno ―en los pozos
de esclavos de Neethul. Nacido de una madre Neethul que lo mantuvo
con la intención de venderlo luego como un esclavo, aprendió pronto
para pelear sucio. Hizo su primera matanza a la edad de cuatro años,
cuando rajó la garganta de un esclavo que dormía con el fin de robar su
comida. La madre de Roag, orgullosa del hijo que tenía la intención de

- 417 -
vender, decidió quedárselo, y no pasó mucho tiempo antes de que él
estuviera ejecutando su propio pozo de esclavos. Después de su primer
ciclo de maduración a la edad de veinte años, se escapó de Sheoul para
vivir en el mundo humano, donde los seres humanos eran más frágiles,
fáciles de engañar, maltratar y matar. Nunca esperó que le gustase
cualquier otro ser, pero contra todos los pronósticos, desarrolló una
aflicción por Eidolon, que ha sido la única persona capaz de influir a
Roag.

 Cabello: Afeitado, marrón oscuro, negro


 Ojos: Marrón oscuro
 Altura: 6 '3 "
 Especie: Incubus
 Raza: demonio Seminus
 Características distintivas: símbolos tipo tatuaje que se
extienden desde la punta de los dedos derechos hasta el
hombro. Acento irlandés.
 Símbolo Seminus Personal: una serpiente mordiéndose la
cola

Runa Wagner (RUE-Nuh): Creció con su hermano


mayor, Arik, en un hogar inestable con un padre abusivo y alcohólico.
Cuando Runa era una adolescente, su padre los abandonó y su madre se
suicidó, dejando a Arik la crianza de Runa. Ella salió con Shade durante
un momento difícil en su vida. Su traición los llevó a momentos incluso
más difíciles.

 Cabello: Hasta los hombros, color marrón caramelo


 Ojos: Champaña pálido
 Especie: Hombre lobo

Serena Kelley: Serena ama la vida, la aventura y el peligro.


Ella posee una extraña habilidad para encontrar cualquier cosa que ella
está buscando, y que algún día ella realmente le gustaría encontrar el
Santo Grial.
 Cabello: Largo, rubio
 Ojos: Marrones
 Profesión: Cazadora de tesoros
 Especie: Humanos

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 Características distintivas: Collar que nunca se saca

Shade: Nacido de una madre demonio Umber, y criado en una


cueva en América Central. Gracias a una maldición puesta él a la edad
de veinte años, evitó entablar relaciones, especialmente con las
mujeres, por años. Tiene una gran afición por el cuero, Harleys, y, hasta
que conoció a Runa, las relaciones de una sola noche.

 Cabello: hasta los hombros, de color marrón oscuro, negro


 Ojos: Marrones oscuros, negros
 Altura: 6 '3 ½ "
 Profesión: Paramédico
 Especie: Incubus
 Raza: demonio Seminus
 Marcas de identificación: símbolos tipo tatuaje que se
extienden desde la punta de los dedos derechos hasta el
hombro. Perforaciones en la oreja izquierda.
 Símbolo Seminus personal: ojo ciego en la garganta

Tayla Mancuso: Tayla pasó toda su infancia y la mayor


parte de su adolescencia en guarda temporal gracias a una madre
drogadicta que era incapaz de cuidarla. Finalmente, su madre obtuvo la
custodia, pero la feliz reunión se vio interrumpida cuando Tayla fue
testigo de la tortura y la muerte de su madre a manos de un demonio.
Después de eso, Tayla dedicó todo su tiempo a matar demonios, y hasta
que conoció a Eidolon, creía que el único demonio bueno era un
demonio con una Stang enterrada en su cerebro.

 Cabello: Rojo
 Ojos: Verdes
 Profesión: Guardián Aegis
 Especie: Mitad humana, mitad Soulshredder

Wraith: Como un demonio nacido de un vampiro, Wraith es una


anomalía. Una infancia de torturas a manos de vampiros le dieron un
odio intenso por toda la raza, y pasó toda su vida adulta matándolos por
deporte. Sus horribles años más jóvenes le dejaron una extraña

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peculiaridad: no se alimentará o tendrá relaciones sexuales con mujeres
humanas. Todas las otras mujeres, sin embargo, son juego justo ―un
juego que juega varias veces al día. A diferencia de la mayoría de los
demonios Seminus, Wraith nació con un brillo rojo en los ojos que otros
Sems ganaron en la época de s'genesis.

 Cabello: Lo mantiene largo entre la barbilla y los hombros,


teñido de rubio
 Ojos: Azules
 Altura: 6 '5 "
 Profesión: A cargo de las adquisiciones para el UG
 Especie: Incubus
 Raza: demonio Seminus
 Marcas de identificación: símbolos tipo tatuaje que se
extienden desde la punta de los dedos derechos hasta el
hombro
 Símbolo Seminus personal: reloj de arena en la garganta

The Reckoning
Reckoning (sustantivo): Destino desagradable o desastroso

Chicago. 1928.

Ellos estaban en camino.

Wraith se tambaleó por el suelo de la fábrica abandonada,


arrastrando una pierna. Había arrancado la daga de su muslo, pero el
daño ya estaba hecho, porque su pierna no funciona bien. Infiernos, no
funcionaría en absoluto.

El equipos polvorientos y basura estaban esparcidos por el gran


almacén, retardándolo aún más. Él se agachó detrás de un tanque
gigante, pero si creía que se estaba escondiendo, se estaba engañando
a sí mismo. Incluso si él no estuviera dejando un rastro de sangre que
hasta un ciego podría seguir, los bastardos detrás de él eran vampiros.
Lo habían seguido por el olor.

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El dolor irradiaba desde la pierna, compitiendo por atención con la
quemazón en los pulmones. Haciendo una mueca, puso presión sobre la
herida punzante, lo que no hizo nada para contener la sangre.

Estaba en problemas.

Dos años de huyendo lo habían llevado a ninguna parte. El clan de


su madre finalmente lo había alcanzado. Lo habían perseguido desde
California hasta Texas, y de allí a Canadá. Luego Alaska. Ahora estaba
en Chicago, pensando que debería haber forzado a alguien que le
enseñara sobre las Harrowgates en lugar de viajar a pie, siguiendo la
extraña sensación, siempre presente el fondo de su pecho que le decía
que tenía familia allí afuera.

De nuevo, no había sido demasiado entusiasta sobre la búsqueda


de los misteriosos familiares. No cuando la única familia que había
conocido lo habían torturado y abusado de él, y que estaban incluso
ahora entrando en el edificio para terminar lo que habían empezado el
día en que nació.

A la luz plateada de la luna que entraba por las ventanas rotas,


alcanzó a ver su reflejo en uno de los paneles de metal del tanque. Su
pelo negro colgaba en cuerdas alrededor de sus hombros y su rostro
estaba cubierto con tierra y sangre. Sólo sus ojos lucían de la forma en
que habían sido siempre del color del barro y así de sucios. Un
vagabundo le había dicho una vez a Wraith que sus ojos estaban
muertos.

Wraith se había comido al hombre por eso, pero el vagabundo


había dicho la verdad. En el interior, Wraith era una cáscara vacía, y no
tenía idea de por qué continuaba luchando.

―Sabemos que estás aquí, muchacho―, gritó Dick, el tío de


Wraith. ―Entonces, ¿por qué no sales de tu escondite como la rata que
eres y enfrentas tu justicia.

Justicia. Gracioso. Wraith había estado en una situación de matar o


morir con su propia madre, pero eso no tenía consecuencias para las
personas que lo habían mantenido en una jaula toda su vida. La madre
de Wraith había sido una vampiro hecha y derecha, mientras que Wraith
no era más que un demonio. No importaba que él tuviera que beber

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sangre para sobrevivir ―él no era un vampiro de verdad, por lo que su
vida había sido considerada con un valor inferior al de un insecto, y su
clan tenía la intención de aplastarlo.

Miró a su alrededor salvajemente por una salida, pero tres


vampiros que no conocía bloqueaban las salidas. Parecía que el viejo tío
Dickhead (cabeza de pene) había encontrado algunos vecinos que
estaban ansiosos por un poco deporte sangriento.

Wraith buscó en su bolsillo su cuchillo. Este era el final de la línea, y


él lo sabía.

Tal vez el más allá sería mejor que este, porque seguro que no
podría ser peor.

***
―Campanas del infierno―. Shade se agarró la pierna, casi cayendo
de culo en el centro de la sala de estar de la casa adosada de Queens
que compartía con Eidolon. Pequeñas ráfagas de montaban sus nervios
desde la pierna a su cráneo. ―Me está empezando a no gustar este
hermano nuestro.

Eidolon encendió otra lámpara de aceite, pero la pero el feo


empapelado marrón parecía absorber la luz suave. Recién se habían
mudado, y la condenada iluminación no funcionaba. Peor aún, el hedor
del humo de la lámpara le daban náuseas a Shade.

―Has dicho lo mismo acerca de Roag―, dijo Eidolon. ―Estoy


empezando a pensar que te gustaría ser hijo único.

―No es cierto. Me gusta mi hermana.

Una esquina de la boca de Eidolon se curvó en una sonrisa. ―El


verdadero misterio es por qué le gustas a Skulk.

―Me alegro que encuentres esto tan divertido―, dijo Shade, como
cojeando por la habitación. ―Porque yo te aseguro como el infierno que
no lo hago.

- 422 -
Eidolon tomó una botella de veinticinco años, escocés del final de la
mesa. ―Entonces, ¿crees que debemos ir hacia el oeste? ¿A ver si lo
podemos encontrarlo?

Shade se sentó en una silla, frotándose el muslo. Habían sentido a


este hermano desconocido durante toda su vida, pero en el último par
de semanas lo habían sentido cada vez más cerca, lentamente, lo que
significaba que no estaba usando las Harrowgates. Sin embargo, había
una sensación de pánico sobre el movimiento, y Shade tenía la
sensación que el tipo se estaba moviendo hacia el este por una razón.

Venía a buscar a sus hermanos.

―Él está con mucho dolor. Debemos ver cuál es el problema.

Eidolon acarició el cuello de la botella como un amante. Haber sido


criado con el privilegio y la riqueza que le había dado el gusto de los
más finos licores. No es que Shade no podía apreciar las cosas caras,
pero un garrafón barato lo ponía igual de caliente.

―Vamos a buscar a Roag―, Eidolon, dijo, mientras se servía una


copa. ―Él querrá ir.

―No lo busquemos y digamos que lo hicimos―, Shade murmuró, y


E niveló una mirada molesta de él. Shade puso los ojos en blanco.
―Vamos. No eres el que tiene fuego disparándose por la pierna―. E
podía sentir la existencia de sus hermanos, al igual que Shade y Roag,
pero parecía como si sólo Shade había conseguido cargar con la
capacidad de sentir dolor físico de este hermano misterioso.

―No tomará mucho tiempo.

Shade empujó sus pies. ―Bien, pero si Roag está en otro fumadero
de opio, tú eres el que va a entrar por él.

***
Roag no estaba en un fumadero de opio. Eidolon podría haberse
encargado de eso. En su lugar, él y Shade encontraron a Roag en un
pub irlandés de demonios. Un pub demonio completo de hembras en
celo. Eidolon y Shade habían cometido el error de entrar, y se habían

- 423 -
atascado durante dos días, sin poder salir hasta que la última hembra
fuera satisfecha sexualmente.

Sólo el hecho de que su hermano menor estaba en tanto dolor que


ahora hasta Eidolon podía sentirlo, los obligó a salir de allí. Las
necesidades de su hermano anularon las necesidades de las mujeres, y
finalmente estuvieron libres.

Agotados y al borde del colapso, pero libres.

Arrastraron sus patéticos traseros a la Harrowgate más cercana,


donde Eidolon estudió los paneles grabados en las brillantes paredes de
color negro. Sintió la necesidad de dirigirse al oeste, pero no pudo
precisar más que eso. Fue Shade quien tocó el rudimentario mapa de los
Estados Unidos.

―¿Illinois?

―Chicago.

Roag bostezó. ―¿Cómo diablos sabes?

―No lo sé―. Shade se estaba poniendo un poco pálido, y Eidolon


sabía que era más que cansancio y resaca sexual. Él estaba sintiendo los
efectos del dolor de su hermano diez veces más fuerte que como lo
sentía Eidolon. Un par de veces en el pub incluso había colapsado en el
suelo, retorciéndose de dolor. Roag no parecía verse afectado en
absoluto.

El Harrowgate se abrió en un distrito industrial en decadencia.


Bajas nubes grises oscurecían el cielo, y el humo de altas chimeneas
convertía el aire del otoño con tristeza, como si la ciudad sintiera la
miseria de su hermano.

Eidolon definitivamente la sentía. Ahora que estaban cerca, su piel


se apretó hasta el punto de dolor, un dolor pulsátil se estableció
profundo en sus entrañas.

Shade se tensó, su cabeza giraba sobre un eje mientras él se


concentraba en su hermano. Un latido del corazón más tarde, apuntó
por la calle. ―Por allá.

- 424 -
Se movieron rápidamente a través de una sección animada de la
ciudad, donde los vendedores ambulantes pregonaban alimentos
baratos a los trabajadores de las fábricas, y cuando pasaron una
prostituta pregonando su marca particular de mercancías, Roag se
detuvo.

―Luego los alcanzo―, dijo, su acento irlandés espesado con lujuria.

Maldito sea. Eidolon sabía que pelear con él no serviría de nada, y


Shade ya estaba fuera de la vista. Con una maldición jugosa, corrió
hacia adelante. La cavidad en el pecho Eidolon, donde la sensación
fraternal se centraba, se volvió más cálida a medida que se acercaba a
una zona de más baja en densidad de población. El fuego estalló en un
infierno cuando Shade se precipitó por la puerta lateral de un edificio
cuyo rastro desvanecido indicaba que había sido a la vez una fábrica
textil y una fábrica de cerveza.

En el interior, las ventanas habían sido cubiertas con lonas y


madera, y ocho vampiros estaban alrededor de un cuerpo destrozado,
desnudo que colgaba del techo. Diversas herramientas yacían
esparcidas como huesos en el suelo, martillos, palas, tenazas. Pero lo
que congeló la sangre Eidolon en sus venas fue el soplete que uno de los
vampiros sostenía.

El hedor a carne quemada impregnaba el aire.

La rabia casi convirtió a Eidolon del revés. ―Ustedes bastardos


enfermos―, gruñó, y los vampiros se dieron vuelta.

El vampiro con el soplete se acercó a ellos con la gracia furtiva de


una serpiente, y lo siguieron los demás. ―¿Quiénes son ustedes?

―Somos sus hermanos―. Shade tomó una silla volcada y la estrelló


contra la pared. Esquirlas de madera bañaron a todos. Shade enganchó
un fragmento grueso en el aire e hizo un gesto al maldito demonio con
su estaca improvisada. ―Y sólo vamos a pedirles una vez limpiar.

El vampiro se echó a reír. ―¿Están arriesgando su cuello para


rescatar a Wraith? ¿Por qué?

Eidolon nunca había tenido un problema con los vampiros... hasta


ahora. ―¿Te perdiste la parte de hermano?― Él barrió una pata de la

- 425 -
silla rota y probó su peso en la palma de su mano. Tomó cada onza de
restricción que tenía, no hundirle el extremo puntiagudo en el corazón
del vampiro en ese mismo momento.

―No interfieran―. La única mujer vampiro bajó los ánimos al lado


del gran macho. ―Este es un asunto de vampiros…

―Él no es un vampiro―, expresó Eidolon audiblemente, porque ya


estaba harto de estos pendejos.

―Por mucho que odie decirlo―, dijo el hombre con el soplete, ―el
cachorro es un vampiro. Déjennos. Esta es su última advertencia.

Frunciendo el ceño, Eidolon estudió el cuerpo balanceándose desde


el techo. Su dermoire era visible bajo las capas de barro y sangre
fresca, por lo que este era sin duda su hermano, y él era sin duda un
demonio. Eidolon no tenía idea de lo que este loco estaba hablando,
pero en realidad, no importaba. Ellos habían venido preparados para
una batalla, y adhiriendo la pata de la silla, Eidolon tenía un arsenal de
armas escondido bajo su abrigo largo de lana.

Sin duda, estos vampiros tenían décadas, si no siglos, de


experiencia en Eidolon y Shade, pero no estaban totalmente indefensos.
Shade podía mezclar el interior de cualquiera con un toque, y la
experiencia de Eidolon como distribuidor de Justicia le había dado una
perspectiva única sobre el dolor y el daño.

Un gemido bajo de Wraith derivó a través de la fábrica como un


fantasma. Eidolon avanzó. Estos hijos de puta iban a morir.

***
Cuatro vampiros eran polvo. Dos tuvieron que correr, y dos estaban
ahora atados como cerdos y apoyados contra la pared de la fábrica. Uno
de ellos era el idiota que los habían amenazado, pero ahí sentado, con
sangre y sin algunos dientes, no se veía tan amenazante. Shade no lo
creía, de todos modos.

Shade le dio una patada al macho, que había dicho que era tío de
Wraith. ―¿Por qué no podemos matarlos?

- 426 -
―Porque Wraith debe tener ese honor―, dijo Eidolon, y Shade
supuso que era un buen punto.

Dejando caer sus armas, E y Shade cruzaron la habitación hacia


Wraith. Shade empujó el pelo de su hermano, manchado de sangre,
lejos de su cara.

¡Oh, dioses! ―E... oh, mierda.

La cara de Eidolon se hizo cenizas. ―Esos hijos de puta―. Su voz


sonaba como si hubiera sido dragado desde los abismos del infierno.
―Le sacaron los ojos.

Y eso era sólo una pequeña parte de lo que le habían hecho. Entre
otros actos brutales, lo habían abierto desde la ingle hasta el esternón.
En varios lugares huesos rotos sobresalían de entre músculos y
tendones rallados.

Shade sangró furia a través de sus poros. ―Bájalo―, dijo


ásperamente. ―Santos Dioses, bájalo.

―Hey, muchachos―. la voz de Roag derivó a través de la


construcción.

―¿Dónde has estado?― Shade gruñó, mientras Eidolon comenzó a


bajar el cuerpo destrozado de Wraith del techo, las cadenas que lo
mantenían sonaban.

Roag paseó hacia ellos, dando patadas a través de los montones de


polvo de vampiro, mirando con calma a los dos que quedaban vivos.
―Manejaron las cosas bastante bien―. Él hizo un gesto con la barbilla
hacia Wraith. ―Parece que encontramos a nuestro pequeño hermano
perdido hace mucho tiempo. No queda mucho. Déjenlo. Vamos a buscar
a la prostituta que acabo de follar.

―Sólo mantén un ojo en los vampiros―, espetó Eidolon, su


paciencia con Roag estaba casi tan desgastada como la de Shade.

Bajaron a Wraith lenta y cuidadosamente. Él no se movía, y la


única razón de que sabía que estaba vivo era porque Shade había
canalizado su don a su hermano y sintió su corazón latiendo débilmente.
Su pulso era demasiado débil para sentir con los dedos.

- 427 -
Wraith yacía en el suelo del depósito en un charco de su propia
sangre. El dermoire de Eidolon brilló cuando agarró la muñeca Wraith,
pero después de un momento, levantó los ojos y sacudió la cabeza.

―Está demasiado lejos.

Shade sabía eso, podía sentirlo, podía ver que todas las lesiones
debían haberlo matado mucho antes de esto. ―Tenemos que intentarlo.
Tal vez podamos encontrar un médico que no haga preguntas.

Roag se encogió de hombros. ―Podemos atrapar a uno de un


hospital y forzarlo a cooperar. Matarlo más tarde para que no hable.
¿Quieres que vaya a buscar uno?

Sonó como que iba a la tienda de la esquina a recoger una


rebanada de pan.

―Ningún médico humano puede hacer lo que nosotros podemos


hacer―. Los hombros de Eidolon cayeron. ―Pero no importa. Él no lo va
a sobrevivir otros cinco minutos.

Roag cogió el soplete. ―¿Podemos matar a los vampiros ahora?

―Claro que sí―, escupió Shade.

Se movió, dispuesto a despanzurrar a los hijos de puta, pero se


congeló cuando el dedo de Wraith le tocó la rodilla. No sólo su dedo,
sino toda la mano. De alguna manera, el hombre había encontrado la
fuerza para mover el brazo roto y agarrar los pantalones de Shade. La
Shade llevó su mano hacia abajo agarrando la de Wraith.

La piel de Wraith estaba helada, su mano temblorosa, pero se las


arregló para apretar, y en ese ligero movimiento, transmitió su
mensaje.

Él quería vivir.

La mirada de Shade se unió con la de Eidolon. ―Vamos a salvarlo.


Maldita sea, vamos a intentarlo.

Eidolon no dudó. Levantó con el pulgar, el hinchado labio superior


de Wraith, revelando dos colmillos. ―Realmente es un vampiro―. Se

- 428 -
volvió a sus cautivos. ―¿Se alimenta?― Cuando se quedaron mirando,
les gruñó. ―¿Acaso come?

El tío vampiro asintió a regañadientes.

―Roag―, dijo Shade, ―ve a buscar aquella prostituta.

Roag sonrió. ―Ese es el espíritu.

―No para sexo, maldito descerebrado. Necesitamos su sangre si


Wraith necesita alimentarse. Y encuentra un médico. Puedes ajustar sus
recuerdos después. ¡Ve!― Shade esperó que Roag discutiera, y por un
latido del corazón Shade pensó que podría haber ido demasiado lejos.
Roag era espinoso, en general, escuchando sólo a Eidolon. Pero tal vez
los dos días de sexo sin parar en el bar habían sacado la mierda fuera
de él, y finalmente asintió con la cabeza bruscamente y salió.

―Shade―, dijo Eidolon en voz baja, como si él no quisiera que


Wraith escuchara demasiado―, ¿puedes entrar en él y mantener la
sangre en movimiento mientras trato de arreglar sus huesos?

―¿Has hecho eso antes?

―Una vez, cuando mi hermana se rompió el brazo. Pero esto es...

Eidolon negó con la cabeza, y Shade entendió. Odiaba sentirse


impotente tanto como Eidolon lo hacía. Nunca había hecho nada como
esto antes. Si fallaba ...

―Vamos, Shade―. Eidolon posó su palma de su mano en el muslo


Wraith, sobre una quemadura muy desagradable. ―Tenemos que hacer
esto.

Maldiciendo, Shade se apoderó de la mano Wraith y canalizó su


talento en él, buscando sus órganos, sondeando las lesiones y
debilidades. La dermoire de E se iluminó, y el hueso de la espinilla que
sobresalía por la piel Wraith comenzó a unirse y a volver fácilmente a su
lugar. Shade sabía a ciencia cierta que el don de curación de E era muy
doloroso, pero Wraith no se movió siquiera. Su corazón tartamudeó,
pero Shade lo obligó a un ritmo fuerte, y poco a poco, comenzó a latir
normalmente por sí solo.

- 429 -
Cuando Eidolon estaba convencido de que había curado los huesos
de su hermano, alzó suavemente la cara de Wraith, la furia oscureció la
expresión de E mientras estudiaba las órbitas vacías.

Y luego, con la sonrisa más fría que Shade había visto nunca a
nadie, se dirigió a los vampiros. ―De tin marin de do pingué13―, dijo,
con un dedo yendo de uno al otro, y parando sobre el de cabello oscuro.
Lentamente, deliberadamente, cogió un trozo de madera y se acercó a
los vampiros.

―Parece que hoy es tu día de suerte―, dijo, y apuñaló al vampiro


de cabello oscuro a través del pecho. Ni siquiera esperó a que el hombre
para comenzara a arder en llamas antes de moverse hacia el tío de
Wraith, cuyo rostro estaba grabado con el terror.

Eidolon se agachó y violentamente se apoderó de la mandíbula,


volteándola de modo que los ojos oscuros Eidolon se bloquearan con los
azules del vampiro.

Y Shade supo exactamente lo que iba a suceder.

***
La conciencia llegó a Wraith en pedazos, que era más o menos
como él se sentía. No se preguntaba qué le había sucedido, ya que sus
pesadillas le habían mostrado los acontecimientos de su captura y
tortura una y otra vez. La única duda que tenía era el tiempo que había
estado caído.

Abrió los ojos. Parpadeó un par de veces. Ojos. Tenía un par.

―Hey―. Un hombre de cabello oscuro se asomó sobre la cara de


Wraith. ―Soy Shade. Tu hermano. Estás en mi casa. Bueno, es la casa
de Eidolon también. Él está aquí mismo.

Otro hombre se movió al lado de la cama. ―¿Cómo te sientes?

13
“Eeny, meeny miney mo, catch a tiger (nigger) by its toe.”

- 430 -
Wraith tragó. Su garganta dolía. ―Como si algunos vampiros me
colgaron y torturaron―, dijo con voz áspera. Tragado de nuevo. ―¿Por
qué... por qué me salvaron?

Eidolon parecía perplejo por la pregunta. ―Tú eres nuestro


hermano.

―¿Y?

Shade maldijo y echó una mirada a Eidolon. ―Genial. Otro


Roag―.Se volvió de nuevo a Wraith. ―Roag es nuestro otro hermano. Él
no está aquí. No estuvo ahí mientras te arreglábamos en la fábrica,
tampoco.

―Shade...

―¿Qué? El maldito dejó al doctor y una puta y se fue a buscar otra


prostituta.

―¿Doctor?― Wraith levantó la cabeza, pero cuando el dolor resonó


en el cráneo, lo dejó caer de nuevo en la almohada.

Eidolon asintió con la cabeza. ―Tomó un poco de persuasión para


conseguir que el médico ayude, pero una vez que dejó de lloriquear y
orar, aceptó. Él tuvo que volver tus intestinos a su lugar y transferir
parte de la sangre de Shade en tu cuerpo, y sobreviviste. Odio decirlo,
pero si no fuera por el doc, no lo habrías hecho―. Miró hacia abajo a sus
pies. ―Shade y yo no podríamos haberte salvado sin su ayuda.

Wraith todavía no entendía por qué lo habían salvado, y el infierno,


ni siquiera estaba seguro de que estaba agradecido. ―¿Qué... qué pasó
con los vampiros?

Shade mostró los dientes. ―Están muertos.

Bien. Wraith esperaba su muerte haya sido lenta y dolorosa.

―Vamos a dejar que descanses un poco―, dijo Eidolon, y Wraith


sintió un fuego lento de pánico, seguido inmediatamente por la
vergüenza de tener miedo de estar solo.

De alguna manera, Eidolon lo supo. ―Vamos a estar en la


habitación de al lado. Uno de nosotros siempre estará aquí―. Su mirada

- 431 -
se cruzó con la de Wraith. ―Nadie va a hacerte daño otra vez, hermano.
Tienes mi palabra.

No, nadie lo haría. Porque una vez que se pusiera de pie otra vez,
iba a pasar cada momento de vigilia entrenándose. Para matar. Y
entonces él iba a cazar vampiros hasta que su clase se haya extinguido.

―Hey―, dijo Shade en voz baja. ―Reconozco esa mirada.


Demasiado bien. Lo mejor es que te concentres en mejorar, y sepas que
cuidamos tu espalda.

Los hermanos de Wraith salieron de la habitación, y mientras él los


veía salir, una sensación extraña, se arremolinó llenándole el pecho. El
odio y la amargura tomaban la mayor parte del espacio, pero tejiéndose
allí había otra cosa... algo que nunca había sentido. ¿Gratitud? ¿Afecto?

Tal vez no la última, pero apreciaba lo que sus hermanos habían


hecho. Y sin importar que, no podía negar que, por primera vez en su
vida, él no se sentía tan solo.

***

- 432 -
Desde el escritorio de Larissa Ione

Estimado lector,
Ah, mi niño Wraith. De todos los hermanos demonio, él es el más,
bueno... jodido. Que, por supuesto, es lo que lo hace tan divertido.
Como ávida lectora y obsesiva espectadora, siempre he
encontrado que mis personajes favoritos a menudo no son los héroes,
sino el chico malo o el carismático y/o perdedor amigo que se junta
con el héroe.
En la serie de televisión Angel, yo adoraba a Angel, pero siempre
había algo oscuro delicioso sobre Spike. En la serie de televisión
Firefly, Malcolm era mi favorito (después de todo, él es un chico malo),
pero el egoísta, inmoral, salvaje y divertido Jayne ha mantenido un
extraño atractivo para mí, también. ¿Y la película Sahara? Mi
personaje favorito no era el Dirk Pitt de Matthew McConaughey, sino
su torpe pero extrañamente competente compañero, Al.
En mi mente, Wraith siempre fue una mezcla de todos esos tipos
de personajes. Alguien que amas u odias, tal vez ambas cosas al
mismo tiempo. Porque cuando estos personajes revelan su lado
suave, aún sabrás que en el fondo, hay un hombre que da miedo, a la
espera de emerger y patearle el trasero a alguien. Y cuando su lado
oscuro rompe la superficie, ten cuidado, porque sólo una mujer muy
especial va a ser capaz de pelar las capas y encontrar la ternura en su
interior.

- 433 -
En Passion Unleashed, el tercer libro de la serie Demoníaca,
Wraith encuentra a esa mujer especial, pero tiene sus recursos para
matarla, y de repente, el niño salvaje, irreverente malo debe hacer una
elección que, no importa lo que elija, significa que alguien va a morir.
Espero que disfruten de la historia de Wraith. Y cuando terminen,
por favor, no duden en pasar por mi sitio web en www.LarissaIone.com
para conocer más acerca de mi trabajo y decir hola.
¡Espero verlos pronto!
Larissa Ione

- 434 -
Lea También
Pleasure unbound
Titulo: Oscura tentación
Serie Demoniaca: Libro 1
Sinopsis
En un lugar donde la pasión puede costarte la propia vida...
Tayla Mancuso es una cazadora de demonios que anhela conocer el
placer sexual que siempre le ha sido negado. Herida de gravedad,
termina yendo a parar a un hospital dirigido por demonios, donde
Eidolon, el jefe de todos ellos, conseguirá que su cuerpo arda con un
deseo insaciable. Sin embargo, para probar que sigue siendo leal a los
suyos, Tayla tendrá que traicionar al atractivo y peligroso demonio que
le ha salvado la vida y que ha logrado hacerla sentir lo que nunca
imaginó… Amor.

Dos amantes se verán obligados a arriesgarlo todo.

Eidolon es incapaz de resistirse a Tayla, una joven bella y solitaria


que despertará en él una furia y pasión como nunca antes había sentido.
Pero ella no sólo es su enemiga, sino que muy bien podría pertenecer a
un grupo de asesinos que está aniquilando a su gente. Dividido entre la
necesidad de dar con la verdad y el deseo de hallar a la compañera que
comparta su vida y que impida que se transforme en un monstruo para
toda la eternidad, Eidolon tendrá que hacer lo impensable... y dejar que
Tayla lo posea en cuerpo y alma.

- 435 -
Desire Unchained
Titulo: Oscura Traición
Serie Demoniaca: Libro 2

Sinopsis
El placer es su única arma…

Runa Wagner nunca tuvo la intención de enamorarse de aquel


apuesto extraño que parecía conocer sus más íntimos secretos. Sin
embargo, se vio incapaz de resistirse al primitivo y ardiente deseo que
Shade provocaba en ella y que cambió su vida para siempre. Ahora, un
año después, está dispuesta a hacer pagar al demonio responsable de la
transformación que sufre cada noche de luna llena, y sale en su busca...
sólo para terminar cayendo prisionera de nuevo en sus brazos y
descubrir que él es su destino.

...Y él la utilizará sin piedad

Como demonio víctima de una maldición que amenaza con


someterle a un perpetuo tormento si cae en garras del amor, Shade no
esperaba volver a ver nunca más a Runa, la única mujer que consiguió
llegarle al corazón. Pero cuando ambos se ven obligados a enfrentarse a
un enemigo común y las circunstancias les exigen emparejarse para
toda la eternidad, tendrán que combatir contra el maleficio que pesa
sobre ellos... y luchar por la salvaje pasión y el profundo amor que
llegará a unirlos.

- 436 -
Continua Con
Ecstasy Unveiled
Serie Demoniaca: Libro 4

Sinopsis
Demonio Esclavizado
Lore es un demonio seminus mestizo que se ha visto obligado a
actuar como el asesino de su maestro oscuro. Ahora, para ganar su
libertad y salvar la vida de su hermana, él debe completar una última
matanza. Poderoso y despiadado, no se detendrá ante nada para llevar
a cabo esta misión mortal.

Un Angel Tentado

Idess es un ángel terrenal con un lado salvaje, que ha jurado


proteger al humano que Lore tiene como objetivo. Ella está determinada
a frustrar a su Malvado y hermoso adversario por cualquier medio
necesario, incluso si eso significa arriesgar su voto de castidad eterna.
Pero lo que comienza como una simple seducción pronto se convierte en
una pasión que deja a ambos ángel y demonio con ancias de una
rendición completa.

Desgarrados entre el deber y el deseo, Lore y IDess deben unir sus


fuerzas en su lucha de atracción mutua. Debido a un enemigo del
pasado que está de vuelta, un temerario de la venganza y la destrucción
inimaginable.

Nuestro nuevo proyecto


Muy Pronto
- 437
Está en -
proceso de
Elogios Para Larissa Ione
“—Ábrete para mí. — Su voz, un comando ronco y resonante, obedeció sin pensarlo
dos veces, y en un instante, tomó lo que quería. Su lengua se deslizó dentro de su boca para
acariciar sus dientes, el techo de su boca, y luego se deslizó contra su lengua en una caricia
feroz y húmeda.
Le dolía el cuerpo, arqueándose sin su consentimiento como si lo buscara, pero aún no
había toque, el único contacto físico entre ellos estaba vinculado en la boca. La seducía con
nada más que con su lengua, dándole de probar lo que se faltaba a su vida.
Dios, quería más. Aquí mismo, ahora mismo.
Aún así, se encontró murmurando contra sus labios
—No puedo hacer esto...
Josh se tiró un poco hacia atrás. Demasiado lejos, aunque no lo suficientemente lejos.
—Te estoy asustando, —susurró. —Pero no tienes miedo de mí. Tienes miedo de que
con lo que te estoy haciendo puedas desear más. — apretó sus labios con los de ella, apenas,
pero con tanta pasión que se quedó sin aliento.”

"¡Qué viaje! Oscura, sexy y muy intrigante, el libro se apoderó de


mí de principio a fin, totalmente recomendable. "

-Nalini Singh, autor de Mine to Possess, on Pleasure Unbound

"La narración de Larissa es convincente y cruda. Ella es


verdaderamente talentosa y caerán perdidamente enamorados de los
personajes de esta serie."

-Jaci Burton

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Agradecimientos
A Estivalis, Mir, Lety, Vapino por su energía inagotable
para aceptar mis llamadas de auxilio.
A Strellita, Lunita, Geneadre, Araceli, Capiro, Yolit, Leva,
Grace, Mónica, Mabel y María José por responder a mi
pedido de ayuda en forma tan desinteresada y aceptar formar
parte de este maravilloso equipo Dark Sensations.
A Marie-Eline Por el maravilloso diseño que le dio el
toque de distinción a nuestro trabajo.
A Strella, por darnos un lugarcito en su Foro Silver
Butterfly.
En fin, a todo el equipo de Traducción, diseño y
corrección que ha hecho posible la culminación de este
proyecto.
Gracias chicas, de todo corazón.
Kitty
Traductoras: Estivalis, Mir, Lety, Vapino, Strella, Lunita,
Marie-Eline, Geneadre, Araceli, Capiro, Yolit, Leva, Grace, Mónica, Mabel
y María José.
Correctoras: Kitty, Mir y Vapino
Edición y Diseño: Marie-Eline

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