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Arcana significa secretos, y este relato de las Crónicas Arcanas de la

autora #1 del New York Times, Kresley Cole está lleno de ellos.
Experimenta de primera mano el comienzo del fin y contempla el
Apocalipsis a través de los ojos de los personajes que únicamente
pensabas conocer.

CENIZAS A LAS CENIZAS...


La historia sobre el Flash de Evie Greene es sólo una de tantas. En todo el
mundo, aquellos que están conectados de alguna manera con el juego letal
de los Arcana -como Muerte, Jack, y Fortuna- debieron sobrevivir en
primer lugar a una noche horrible de sangre y gritos.

TODOS CAEMOS.
Algunos tendrán que lidiar con nuevos poderes; todos serán condenados a
una nueva existencia infernal de peste, brutalidad, desolación, y
canibalismo. Averiguaa quiénes perdieron, lo que tuvieron que soportar, y
lo que ellos sacrificaron con el fin de vivir más allá del Día Cero...
ValHall agradece a cada una de las participantes en este proyecto,
Traductoras, correctoras, Diseñadora, y muy especialmente a nuestra
moderadora Maxiluna, gracias por todo tu tiempo y dedicación a este
proyecto.

Maxiluna

Alhana; Arhiel; Fangtasy; Malayperversa; Maxiluna.

Alhana; Bibliotecaria; Maxiluna; Nyx.

Alhana

Esta es una traducción independiente de fans, para fans, está hecha para el disfrute y el incentivo de la lectura.
Que todos los de habla hispana tengamos la posibilidad de leer estas maravillosas historias.
Está hecha sin ningún fin de lucro.
Incentivamos a todas nuestras lectoras a comprar los libros de nuestras autoras favoritas cuando se tengan los
medios económicos y la oportunidad de tener estos libros en nuestro idioma, ya que sin ellas no podríamos disfrutar de
estas maravillosas historias.
Argumento ...................................................... 2
Agradecimientos .............................................. 3
Indice .............................................................. 4
Origen de los Arcanas ...................................... 6
El Flash por los libros ...................................... 8
Guía de Personajes ........................................ 10
Muerte (XIII) .................................................. 11
El Tonto (0).................................................... 25
El Mago (I) ..................................................... 27
La Sacerdotisa (II) .......................................... 32
El Emperador (IV) .......................................... 40
El Sumo Sacerdote (V) ................................... 46
Los Amantes (VI) ........................................... 47
El Centurión (VII) .......................................... 48
Fuerza (VIII)................................................... 54
El Ermitaño (IX)............................................. 63
Fortuna (X) .................................................... 64
La Furia (XI) .................................................. 74
El Colgado (XII).............................................. 80
La Torre (XVI) ................................................ 82
Templanza (XIV) ............................................ 83
El Diablo (XV) ................................................ 96
La Estrella (XVII) ........................................... 97
La Luna (XVIII) ............................................ 105
El Sol (XIX) .................................................. 117
Juicio (XX)................................................... 124
El Mundo (XXI) ............................................ 130
La Emperatriz (III)........................................ 139
El Cazador................................................... 158
Continúa con… ........................................... 176
1 ................................................................. 178
Traducido Por Arhiel
Corregido Por Maxiluna

Estimados lectores
Al principio puse juntas instantáneas para cada uno de los Arcana
como una guía para ayudarme con el guion de las Crónicas Arcanas.
Mi objetivo era aclarar las motivaciones de ciertos personajes y
profundizar en sus orígenes.
Desde entonces he ampliado Día Cero como una guía
complementaria, con narrativas para la mayoría de los jugadores. Omití
villanos que fueron derrotados en los libros anteriores, y para referencia,
incluí en las memorias de Evie recuerdos del apocalipsis de la Princesa
Veneno.
Este libro se convirtió en uno de los proyectos más desafiantes –y
gratificantes- de escritura que he tomado nunca.
Están prevenidos: Los SPOILERS ABUNDAN. Este es un compañero
destinado a aquellos que ya han leído Princesa Veneno, Caballero sin Fin, y
Muerte en Invierno.
Algunos pueden tomar la historia de Jack en Día Cero como la
prueba de que él es la Carta inactiva. De hecho, yo lo incluí debido a que
muchos han preguntado por su importancia en el Flash. No estoy negando
ni confirmando si él es un Arcana. Y, por desgracia, el Tonto redactó la
información en la que un jugador podría ser Jack (así como su propia
Carta).
Todos serán revelados pronto.
¡Gracias por tomar este viaje conmigo!

Mis mejores deseos,


Kresley Cole
Hace miles de años, los dioses se aburrían.
De modo que Isis, la diosa de la magia y la sabiduría, ideó el
entretenimiento: un concurso a muerte para ciertos mortales. Invitó a los
dioses de otros reinos y cada uno elijaría un representante de su casa más
prestigiosa, un mortal menor de veinticinco años que llevaría el emblema
del dios a la batalla.
Estos jugadores lucharían en el interior de Tar Ro (Camino Realen
egipcio antiguo) un reino sagrado tan grande como mil reinos. Isis plagó el
Tar Ro con desastres para honrar a varios dioses y alimentar los conflictos
entre los jugadores.
Con cada muerte, el jugador cosecharía el emblema del dios que
representaba el oponente, el cual figuraría en su propia mano; sólo el
jugador que recogiera todos los emblemas de los demás dejaría el Tar-Ro
con vida -como un vencedor inmortal.
Naturalmente, las deidades hicieron trampa, dotando a sus
representantes con habilidades sobrehumanas. Habilidades secretas. Así,
los jugadores se hicieron conocidos como Arcanas.
Un dios del mar envió a la Sacerdotisa, una muchacha devota que el
bendijo con el poder sobre todas las masas de agua. Una diosa de la
sabiduría busco al hombre más brillante de su reino, luego lo volvió loco
para que fuera el Tonto impredecible en el juego. Un dios del inframundo
maldijo a un joven noble para matar todo lo que tocaba, luego envió a su
Caballero de la Muerte a jugar.
Otras diecinueve deidades de planos distantes enviaron a mortales a
una muerte casi segura.
Este feroz juego del Tar-Ro fue tan popular entre los dioses que
decidieron alojarlo cada pocos siglos en las diferentes tierras a través del
plano mortal hasta el final de los tiempos...
Privadas de su sangre vital -los rezos de sus “adoradores”- estas
viejas deidades, se cree se trasladaron a otros mundos, pero sus legados
aún viven. En la víspera de un nuevo juego, la magia de cada dios busca a
un descendiente de su Casa Arcana.
Los jugadores se transforman; un nuevo juego se reparte.
La tierra sufre a su paso.
Es posible que hayas visto los símbolos de estos juegos en la cara de
las cartas del Tarot modernas. Cada una de las cartasdel triunfo
representa un jugador y contiene importantes pistas sobre sus pasadas
batallas, aliados, enemigos, fortalezas y debilidades.
El objetivo del juego: triunfar sobre cualquier otra carta por
cualquier medio necesario, matando a los oponentes para recoger sus
emblemas, ahora conocido como iconos. Al final, el ganador “de todas las
cartas” se hará inmortal hasta que todos los demás reencarnen para volver
a jugar.
Un premio por el que vale la pena matar.
Y ahora, en los primeros años de este milenio, un nuevo juego ha
comenzado a lo largo del camino real a través de una tierra llamada
América del Norte...
¿Cuál de los Arcana triunfará? ¿Puede el Colgado derrotar a la
electrizante Torre? ¿Las olas de marea de la Sacerdotisa podrán extinguir
la lava del Emperador? ¿Puede el astuto Tonto ser más listo que todos
ellos?
Salve Tar Ro.
Que la carta más poderosa mate, y que gane la mejor mano.
Descripción de Arthur:

Ejes parecidos a rayos láser de luz solar habían arruinado la tierra


durante el transcurso de una sola noche. Esos campos de caña verde que
Evie recordaba en sueños habían sido carbonizados en cenizas. Cualquier
cosa orgánica—cualquier ser vivo capturado fuera de un refugio fue
incinerado.
Y tanta gente, paralizada por las bonitas luces, se había alejado de
sus hogares, atraídos como polillas a una llama.
Como si hubieran sido diseñadas.
Las masas de agua se evaporaron con el Flash, pero ninguna lluvia
cayó en ocho meses. Toda la vida vegetal había sido destruida de forma
permanente; nada crecerá de nuevo. Y sólo un pequeño porcentaje de
seres humanos y animales sobrevivió a la primera noche.
En los días siguientes, más millones de personas perecieron,
incapaces de sobrevivir al nuevo escenario tóxico.
Por alguna razón, la mayoría de las mujeres enfermaron y murieron.
Un número indeterminado de seres humanos se transformó en
"Recolectores" criaturas zombies—contagiosas, malditas con una sed
interminable y una aversión al sol.
Algunos los llaman hemofagos—bebedores de sangre. Creo que son
bebedores de cualquier cosa, pero sin agua que encontrar, han convertido
a la gente, en bolsas de líquido caminantes.

Las visiones de Evie:


Caía la noche. Y a través del cielo, luces etéreas parpadeaban,
carmesí y violeta, como serpentinas de carnaval. Me quedé boquiabierta
cuando las llamas formaron un arco sobre la escuela, aquellas luces
misteriosas eran como una corona centellante encima del fuego.
Al otro lado de los jardines, un río de serpientes se deslizaba una
sobre la otra, sus escamas reflejaban las luces de arriba. Las ratas se
escurrían asustadas junto a las criaturas que por lo general se las comían.
Esas llamas descendieron, chamuscándola hasta las cenizas, todo
era cenizas.

Las llamas ardieron a través del cielo nocturno. Debajo de las ondas
de fuego, huyen las ratas y serpientes agitadas sobre el césped delantero
de Haven, hasta que el suelo parecía ondular.
El sol había brillado -por la noche- chamuscando los ojos de la gente
hasta que derramaron pus, mutando sus cuerpos y descomponiendo sus
cerebros. Se convirtieron en zombies bebedores de sangre, Recolectores,
con la piel parecida a bolsas de papel arrugadas y rezumando baba rancia.

Descripción de Jack para Evie:


—Todo está cubierto de cenizas, pero no todos los lugares se
quemaron. Algunas ciudades lucían rayadas por líneas de llamas que
golpearon el suelo. Como si fueran el Real dedo de Dios. Una casa se
encuentra bien mientras que la del lado se quemó. Sin ton ni son, al igual
que cuando golpea un tornado.
Los Arcanas Mayores *

0. El Tonto, Protector de los Antiguos Juegos (Matthew)


I. El Mago, Maestro de las Ilusiones (Finneas)
II. La Sacerdotisa, Reina de las Profundidades (Circe)
III. La Emperatriz, Nuestra Señora de Espinas (Evie)
IV. El Emperador, Gobernante Supremo de las Rocas (Richter)
V. El Sumo Sacerdote, Él de los Ritos Oscuros (Guthrie)
VI. Los Amantes, Duque y Duquesa más perversos (Vincent y Violet)
VII. El Centurión, Campeón Impío (Kentarch)
VIII. Fuerza, Ama de la Fauna (Lark)
IX. El Ermitaño, Maestro de la Alquimia (Arthur)
X. Fortuna, Señora de la Probabilidad (Zara)
XI. La Furia, La Que Tortura (Spite)
XII. El Colgado, Nuestro Señor Asombroso (Ocultado)
XIII. Muerte, el Caballero Infinito (Aric)
XIV. Templanza, Colectora de Pecados (Calanthe)
XV. El Diablo, Profanador Infame (Ogen)
XVI. La Torre, Señor del Rayo (Joules)
XVII. La Estrella, Arcana Navegante (Stellan)
XVIII. La Luna, Portadora de la Duda (Selena)
XIX. El Sol, Viva el GloriosoIluminador (Sol)
XX. Juicio, el Arcángel (Gabriel)
XXI. El Mundo, Es la Única Sobrenatural (Tess)

* Nota, hay diferencias sutiles de la lista previamente disponible y con una


interpretación moderna.
Traducido Por Maxiluna
Corregido Por Nyx

AricDomīnija, el Caballero Eterno, Campeón Reinante Arcana


Llamado sin especificar

Alias.: El Segador, Tredici


Poderes: El Toque de La Muerte (puede matar con el contacto).
Conciencia de La Muerte (puede sentir cosas muertas y que la muerte se
aproxima). Velocidad, fuerza, resistencia, destreza, sentidos y sanación
sobrehumanas. Control telepático.
Habilidades especiales: Talentoso jinete, espadachín inigualable.
Armas: Espada, guadaña, su caballo de guerra Thanatos.
Alter Ego: Un segador ataviado con armadura negra, con su
guadaña en alto, montando un pálido caballo con malvados ojos rojos.
Lleva una bandera negra con una rosa blanca.
Icono: Guadaña.
Características únicas Arcana: Viste una impenetrable armadura,
guanteletes con púas, y un yelmo. Sus ojos se tornan brillantes ante las
emociones.
Antes del Flash: Un misterioso y recluido multimillonario,
asegurando su montaña como una fortaleza contra cualquier predecible
desastre.
Castillo Lethe
Día 0

Por supuesto, el suyo sería el último icono en desvanecerse. El


símbolo de la rosa.
En la ducha, observo el dorso de mi mano derecha. De los veintiún
iconos que han marcado mi piel durante tanto tiempo, sólo quedan
fragmentos de la rosa que representa la vida de la gran Emperatriz.
Tomé este icono cuando la decapité. Durante siglos, lo he mirado
con una mezcla de rabia, culpa y anhelo.
Conectándome con ella. Mi esposa.
Cada vez que el comienzo de nuestro juego letal se acerca, los iconos
que cargaba el ganador se desvanecían. Las telepáticas llamadas Arcanas
empezaban a sonar. Nos encontramos sobre el borde.
La anticipación tensaba incluso mi paciencia eterna. Capturaré a
esta nueva reencarnación de la Emperatriz y la haré pagar.
Por fin.
He esperado 677 años, 3 meses y 13 días para que llegara este
momento.
Otros Arcanas han envidiado mi inmortalidad. Con gusto
renunciaría a ella si no fuera por ella, mi fantasía y pesadilla, todo
envuelto en una.
No tenía más remedio que ganar. Si hubiera muerto en el anterior,
yo hubiera reencarnado para otro juego, perdiendo mis recuerdos de ella y
nuestra historia. Mi alma habría entrado en un nuevo cuerpo, uno que
carecería de las advertencias que habían sido tatuadas sobre mi torso.
Tres escenarios podrían haberse desarrollado en un futuro juego...
No me saldría de mi camino para encontrarla, perdiéndola
completamente.
La encontraría, sólo para matarla antes de que descubriera que
podía tocarla.
O, lo peor de todo, la encontraría, la tocaría, y luego confiaría en ella.
Mis manos se cierran en puños, y dejo colgar mi cabeza bajo el
chorro de agua. Con los recuerdos que he retenido, ya he sido capaz de
localizarla, y a otro Arcana también. Ellos tienden a sobresalir, y en esta
era de la información, poseía todas las ventajas.
Para encontrar a la Emperatriz, busqué por todo el mundo las
granjas llamadas Haven. Su casa siempre se había llamado así. En más de
una crónica Arcana, había leído el consejo: —Nunca atacar a una
Emperatriz en su Refugio1.
Sólo una granja con ese nombre tenía a una chica de la edad
adecuada que vivía en la propiedad. Era una adolescente de Louisiana
llamada Evangeline Greene.
Ella no tiene ni idea de que a algunos estados de distancia, tiene un
marido que quiere destruirla.
He encontrado sus cuentas de redes sociales con imágenes de sus
amigos (sorprendentemente muchos), su novio (un jugador de fútbol que se
ve tan débil como él es de guapo), y su casa.
La mansión en Haven está rodeada por doce robles, al igual que las
doce estrellas en su corona de Emperatriz, y rodeada por millas de caña de
azúcar en todas las direcciones. Estratégicamente ingenioso.
También he visto fotos de ella, esta Evangeline Greene. Mi esposa.
Ella es… impresionante. Con luminosos mechones dorados. Ojos
alegres. La curva de sus labios y mejillas de color rosa saludable.
En juegos anteriores, tenía una presencia física formidable, alta y
dominante, más Deméter que Afrodita. En este juego, ella es toda Afrodita.
Más hermosa que cualquier otra cosa que haya visto en todos mis años.
Me torturo imaginando qué pensamientos van detrás de esos ojos
alegres. En realidad existe una manera para que los conozca. ¿Pero qué
exigiría el inteligente Tonto por tal bendición?
Incluso ahora escucho la llamada Arcana de la Emperatriz. <<Ven...
toca... pero tendrás que pagar un precio. >>
Mi instinto apretándose con necesidad. Mi sangre ardía por ella.
Toqué, y por todos los dioses, que he pagado.
Naturalmente, el juego en el que prometí no ser seducido, resulta ser
una belleza impresionante.
Sin embargo, más que su belleza lo que me atrae es… Ella está llena
de vida; como siempre, ella me llama, llama a la Muerte.
Mi puño se dispara contra el azulejo de la ducha, rompiéndolo.

1 En español Haven significa Refugio.


En mi estudio en el castillo Lethe, me quito mis odiados guantes y
vierto un vodka.
La catástrofe que marca el inicio de cada juego podría suceder en
cualquier instante, pero he terminado los preparativos en Lethe.
Mi casa está asentada en la encima de una montaña aislada, elegida
por su ubicación estratégica. Teniendo en cuenta los poderes del
Emperador, me había asegurado de que la propiedad estuviera a cierta
distancia de cualquier actividad sísmica importante. Con mi Emperatriz en
mente, había seleccionado un sitio sin árboles.
Las renovaciones durante la guerra fría ya habían iniciado en el
lugar cuando compré el castillo, y luego lo equipé para cualquier catástrofe
que nos pudiera suceder ahora.
¿Tormentas eléctricas? Planchas de cobre se alineaban en las
paredes y techos. ¿Inundaciones? Estamos muy por encima de la zona de
inundación. ¿Incendios forestales? El castillo estaba construido de pizarra
y piedra a prueba de fuego. Con el toque de un botón, persianas a prueba
de explosiones cubrirían todas las ventanas y puertas.
Si hubiera otra hambruna, una granja subterránea con acres de
lámparas de rayos ultravioletas sustentarían a Lethe. ¿Otra sequía?
Reservas de embalses y pozos proporcionarían agua.
De hecho si merodeadores encontraban este lugar, un muro
perimetral reforzado de piedra rodeaba toda la cima de la montaña
pudiendo frenar una incursión.
Los jugadores Arcanas vienen de todas partes del mundo; ¿por qué
no iba a creer que el alcance de la catástrofe sería global? Las
comunicaciones se irían primero. Me había preparado para eso también.
Poseo tantas ventajas sobre los otros. El mazo de cartas está
eternamente a mi favor. Mis aliados se beneficiarán también, al menos por
un tiempo.
Entre los jugadores que he ubicado, he elegido cuatro.
Un soldado de las fuerzas especiales de Kenia llamado Kentarch es el
Centurión, mi primer aliado. Su línea familiar siempre había nombrado al
primogénito Kentarch. Le había enviado un mensaje a través de un
teléfono satelital con instrucciones para ponerse en contacto conmigo.
Circe Rémire, una estudiante de doctorado de las Bermudas
obsesionada con el folclore y la brujería Atlante, debía ser la Sacerdotisa.
Su foto online tiene un ligero parecido con su encarnación anterior, y ella
fue nombrada por el Abismo de Circe (de acuerdo con su biografía de la
universidad). Hace siglos, el abismo había sido nombrado por ella.
Al igual que yo, había sido engañada y traicionada en el pasado por
la Emperatriz. Le había enviado el tridente de la Sacerdotisa a ella. Eso
debió acelerar mágicamente sus hechizos de protección y su memoria.
Mi tercer aliado será el Diablo. En un pequeño boletín de Ohio, leí
un relato de un niño deforme con cuernos. Lo reclutaré después del
desastre. Como siempre, será una bestia vil, pero tiene dos ventajas. Es
inmune al veneno de la Emperatriz, y sus manos son capaces de trabajar
el metal como una fragua.
Pienso en mi armadura exhibida en una vitrina en mi habitación. Su
ajuste es amistoso, sus movimientos silenciosos. A partir de un mineral
negro no identificable, todo el traje pesa menos que mis espadas largas, es
ligera, como es impenetrable.
Este misterioso material sólo podía ser reelaborado por la Carta del
Diablo. Con cada juego, tengo que actualizar y perfeccionar la armadura.
Ya he asegurado mi cuarta aliada. En los últimos meses, había
encontrado historias online sobre una adolescente con un gran talento
para el entrenamiento y la rehabilitación de bestias peligrosas. Ella tenía
que ser la Carta de la Fuerza, también conocida como Fauna.
Ella había ofrecido sus servicios, incluso los anunció. En un video,
miraba a la cámara con ojos claros y barbilla levantada, afirmando
audazmente, —Mi nombre es LarkInukai. Debilito asesinos. Calmo su
agresión. Encuentro sus debilidades y las exploto sin piedad. Los animales
se acercan a mí de una manera y terminan de otra. ¿Tiene un problema de
estos? Llame a la Fría Asesina.
Incluso ahora negaba con la cabeza. ¿Fría Asesina? No tenía ningún
gusto.
Contraté a su padre, un veterinario que había emigrado de Japón,
para supervisar mi vasta colección de animales. Takao y Fauna se
trasladaron al castillo Lethe hace unos meses.
Le di un presupuesto ilimitado para aumentar nuestro inventario.
En este momento estaba en su camino de regreso luego de la adquisición
de un raro leopardo ruso. Como con muchas de nuestras criaturas, alguna
celebridad la había comprado sin mucha previsión.
Exhalé. Mortales.
Llamé a Takao ayer y le dije que se diera prisa en regresar. Si no lo
logra hacer, puede que sea separado de la seguridad del castillo cuando
ocurra el desastre. Podía ser asesinado.
Todo porque él no podía resistirse a la promesa de una belleza.
Hace unas semanas, le dije a Fauna, —Tú y tu padre gravitan hacia
los animales más bellos. A veces las criaturas más fascinantes son las más
peligrosas de todas. —Al igual que la Emperatriz.
Fauna había fruncido el ceño. —No entiendo.
—En la vida, siempre debes volverte de acero a ti mismo contra
cualquier cosa que sea atractiva. La próxima vez que veas algo hermoso,
apártate de él. —Hablo por una amarga experiencia.
Inquieto, me levanto y cruzo a la caja fuerte de mi pared. Entro con
la combinación, abro la puerta hacia mis tesoros más valiosos. Llego hasta
el collar que una vez le di a la Emperatriz guardado en una pequeña caja.
En el interior está el anillo de bodas de mi madre, un anillo de oro grabado
con un óvalo de color ámbar con incrustaciones.
En dos de los últimos tres juegos, casi le regalé este anillo a la
Emperatriz. Cuando me casé con ella hace miles de años, había estado
custodiado a cientos de kilómetros de distancia, y nunca tuve la
oportunidad de recuperarlo. En el juego después de ese, el Emperador la
mató antes de que pudiera llegar a ella. En el último juego, ella había
intentado envenenarme antes de que pudiera deslizarlo en su dedo.
Tomo el anillo de su caja, y el metal se calienta en contra de mi piel.
Me rio ásperamente. El anillo no sabe que mi toque es letal. Reacciona a
mí como lo haría con cualquier persona.
Lo mismo hizo la piel de la Emperatriz.
Recuerdo mis últimos encuentros con ella desde el juego anterior, no
es que necesite algo para endurecer mi resolución en su contra.
Hace ya tantos años, le he seguido la pista, observando sus batallas,
tratando de determinar si ella era tan traicionera como había sido la
última vez que la había visto, cuando tuvo la intención de matarme en
nuestra noche de bodas.
Ella había sido aún peor...
—Me has acosado el tiempo suficiente, Segador. ¿Vamos a luchar por
fin? —Preguntó ella, luciendo como si ardiera por la batalla. Sus glifos
brillaban arremolinándose.
Empezamos a dar vueltas entre sí.
Ella inclina la cabeza. —El sol cae brillante. Paja se extiende sobre los
vientos. Tantos cantos de pájaros, música que sirve para matar. ¿Quién de
nosotros será? —Ella está dándole largas. Sus raíces extendiéndose
probablemente por debajo de mí, sus serpientes listas.
Pero yo soy invulnerable a ellas en mi armadura. —No deseo luchar
hoy. Sólo quiero conversar contigo.
—¿Conversar? —Entrecierra sus ojos verdes. —Si eso fuera cierto,
entonces ¿por qué estás cubierto de metal?
Tomando un riesgo calculado, me quito el casco, pero manteniéndolo
en la mano. —¿Mejor?
Su mirada corriendo desde mi espada hacia mi casco. Ella evalúa sus
probabilidades. Sabe que puedo cortar a través de sus vides con mi
velocidad inhumana. Luego estudia mi cara.
Mi expresión en blanco, negándome a mostrar mi anhelo por una
esposa, una compañera.
—Eres un hombre guapo. Muy guapo. —Observando cómo la luz del
sol golpea mi mirada, ella murmuró, —Con ojos hechizantes.
Reprimo mi ridícula llamarada de placer.
—Sin embargo, tan sombrío. ¿Es porque eres virgen? ¿O tal vez un
hombre como tú no tiene ningún deseo de ser acariciado?
¡Habría asesinado por ello! Pero no digo nada. Seguimos dando
vueltas entre sí.
—Encajando eso en nosotros, “vida y muerte”, nos deberíamos reunir
en un momento de peste y hambre. —Inclina la cabeza, su cabello rojo
balanceándose sobre un pálido hombro. —¿Por qué me sigues a lo largo de
este juego, Segador?
—Para determinar tu carácter.
—Me has visto crear muchas muertes.
Ella había derrotado a los Amantes antes de que pudiera llegar a ella,
pero la había visto aniquilar humanos en un baño de sangre, provocándolos
todo el tiempo. En ese momento, no sabía por qué había arremetido contra
ellos. —Atacaste a esos hombres porque intentaron quemarte en la hoguera.
No sabía que buscabas retribución.
—Me culpaban de su hambre. —Ella se encogió de hombros. —No
tienen ni idea de que me lamento de hambre también. —Eso debilitaba sus
poderes. Cada planta es un arma potencial para ella. —Cuando olí mi carne
cocinándose como una pierna salada de carne de venado, aullé por su
sangre. —Todavía rodeándome. —Entre los humanos y los Arcanas, he
estado bastante ocupada. Y el Emperador debe estar llegando pronto.
—En el último juego, te mató. Horriblemente.
—A diferencia de cuando me mataste limpiamente. —Su tono fue
divertido.
Incliné mi cabeza.
—Si no mal recuerdo mis crónicas, derrotaste al Emperador pasado,
—dijo ella—, pero en contraste de todos los demás que asesinaste, lo
torturaste. ¿Por qué?
Debido a que te destruyó antes de que pudiera llegar a ti. Porque
nunca sabré lo que podría haber sido. —¿Qué dirías si te dijera que lo hice
por ti?
Ella sonrió, y eso me llena de desconfianza y lujuria. —Diría que lo
hagas de nuevo, mi Parca.

—Después de desaparecer durante semanas, ¿estás de vuelta otra


vez? —El tono de la Emperatriz era burlón. —¿Tal vez para conversar más?
No me quité el casco esta vez. He oído a través de los llamados
Arcanas que ella había traicionado a uno de sus aliados incondicionales. —
Asesinaste a Fauna a sangre fría. —Al lado de la mano de la Emperatriz
estaban tres iconos, el de los Amantes, el Mago, y Fauna.
—No, me defendí. Ella y el Mago se confabularon contra mí. Ella atacó
con sus leones... una de las criatura agarró mi pierna en sus colmillos. —Se
levantó la falda para revelar su muslo. —Oh, gracias a los dioses, ya he
sanado.
Mi corazón empezó a tronar ante la vista de su piel desnuda.
Tomando nota de mi interés, desliza el material más arriba, como si
estuviera buscando la herida.
Sin poder detenerme, di un paso más cerca. Las palabras salieron de
mis labios: —Emperatriz, puedo tocarte.
—¿Debo creer en eso? —Dejó caer su falda. —Si confío en ti, y
mientes, moriría.
—Nuestra Señora de Espinas sospecha que estoy mintiendo. —
Sacudo mi cabeza ante la ironía. —No sólo puedo tocarte, estuvimos juntos
hace dos juegos.
—¿Juntos en una incursión? ¿En una alianza? Mis crónicas no dicen
nada de eso.
Miré más allá de ella. —Fuiste separada de tu cronista. —Después de
que había capturado a la Emperatriz.
—¿Y entonces?
—Y entonces nos... casamos.
Ella rio. —Mi Parca tiene sentido del humor después de todo.
Asentí rígidamente hacia ella. —Veo que tendré que demostrártelo.

Esa noche, despertó con la palma de mi mano sobre su boca. Sus ojos
parpadearon abiertos.
Mi piel desnuda contra la de ella. Con los centinelas de Fauna
muertos, fácilmente traspasé las vides de la Emperatriz hacia esta villa.
Ella me lanzó una mirada asesina, pensando que su vida había
terminado.
Segundos pasaron. Sin embargo, no pasó nada. Sin dolor. Ninguna
raya negra a través de su piel. A pesar de que había descubierto hace siglos
su inmunidad, todavía me parecía milagroso.
De todas las personas en el mundo, a lo largo de todos los tiempos,
era a la única que podía tocar sin matar.
Frunce el ceño.
—Te lo dije. —Quito mi mano de su boca, manteniéndome incapaz de
acariciar la sedosa piel de su mejilla. Tan hambriento de contacto.
Ella parpadea ante mí. —¿Estábamos realmente casados?
—Sí. Emperatriz, naciste para mí, y yo para ti. Un día te convenceré
de esto.
Con el ceño fruncido, admite, —He tenido pensamientos de ti que no
podía conciliar. Deseos por ti. —Ella recorre la yema de sus dedos por sus
labios, con la mirada cada vez más distante.
Trago con dificultad. ¿Puedo decirle lo mucho que quiero que esto sea
cierto? —¿Qué estás pensando, Emperatriz?
Ella se encuentra con mis ojos. —Adivina.
Contesto la más honestamente que nunca. —Creo que estás
confabulando para tomar mi icono y todos los que he cosechado. Deseas que
se unan a los tres que tienes, y finalmente el de la Sacerdotisa.
—Nunca le haría daño a la Sacerdotisa; ella es mi mejor amiga. Fauna
fue una amiga hasta... —Ella me lanza una mirada herida. —¿Por qué
piensas tan terriblemente de mí?
—Mataste a la Sacerdotisa en los juegos anteriores. —Le había
advertido a la Bruja del Agua, pero ella juró que la Emperatriz era diferente
esta vez.
—Circe lo sabe. Ella tiene recuerdos de los juegos anteriores. Pero he
cambiado la forma en que era antes. —Evalúa mi cara. —Debí de haberte
herido muchísimo también.
—Me traicionaste.
—¿Cómo?
—Intentaste... matarme en nuestra noche de bodas. —Recordé, me
levanté, mis espuelas tintineando mientras me dirigía hacia la puerta.
Se sentó, preguntando, —¿A dónde vas, Segador?
Por encima del hombro, dije, —a contemplar mi próximo movimiento.

—¿Hasta cuándo estarás receloso conmigo, mi amor? —Preguntó. Está


recostada entre las almohadas en la gran cama, bebiendo vino. Su atuendo
es de gasa, ocultando poco.
Nos hemos estado reuniendo durante el último mes. Ella ha enviado
lejos a su desaprobadora Tarasova, una de las muchas concesiones que la
Emperatriz ha hecho. Poco a poco esta mujer me seduce a confiar en ella.
Después de mis largos siglos de soledad, no puedo hacer nada para no ir a
verla. Ella sonríe cada vez que me ve primero, y la emoción ilumina sus
glifos.
A menos que todo sea un engaño.
Ella acaricia la cama junto a ella. —¿No te sentarás? Retira tu
armadura, y ponte cómodo. Toma una copa de vino conmigo.
Me voy a su cama, pero mantengo mi armadura y mi espada cerca. A
pesar de que es seductora, he aprendido una dura lección.
Ella se sienta y me alcanza. Sus delicados dedos acarician mi rostro.
Me armo de valor, recordando la noche de bodas, cómo hundió sus garras
en mi espalda para inyectar su veneno.
—Ha llegado el momento, Muerte.
Algo en su tono de voz hizo que mi cuerpo se revolviera. —¿Momento
para qué? —Ella no podía estar hablando...
—Para que puedas reclamar a tu esposa de verdad. Quiero ser tuya.
Completamente. Tienes siglos esperando; no esperes más.
Conozco mucho mejor lo que es la esperanza, pero por los dioses, tal
vez por fin pueda conocer la alegría, de la clase que otros hombres dan por
sentada. Tengo conmigo un anillo de bodasheredado, he considerado
dárselo a ella esta noche, pero no me atrevo. —Tal vez todavía no confíe en
ti.
—Sabes lo horrorizada que estoy de haberte hecho daño. —Sus ojos
destellaron. —Daría cualquier cosa por volver y revivir esa noche.
Y daría cualquier cosa por saber sus verdaderos pensamientos.
—Pero no puedo volver. Nunca podré apaciguar tus sospechas. —Ella
se apartó de mí. —¿Cómo puede una mujer orgullosa ofrecer su cuerpo a un
hombre que no lo aceptará? ¿Cuándo insiste en sustituir con metales fríos
su piel caliente? ¿Cómo puedo estar con un hombre que me debe odiar en el
fondo?
Pongo mi mano en su hombro, el contacto es una indulgencia
embriagadora, pero ella se endurece ante mi tacto. Mis cejas se unen.
Conozco un poco de mujeres, sin tener experiencia con ellas de forma
alguna. Pero incluso sé que estoy perdiendo su estima.
Ella tiene razón: si ella es diferente, entonces la he juzgado mal y
estoy injustamente haciéndole daño. —Emperatriz. —Ahuequé su mejilla.
Cuando me enfrenta una vez más, le digo: —Empecemos de nuevo con un
beso.
Antes de tomar sus labios, ella murmura, —Podría amarte tan
fácilmente.
Aunque la deseo, no lo hago -y como podría no- amar a esta criatura.
Sí, ella fue hecha para mí, pero tal vez soy incapaz de amar.
Mis labios se encuentran con los de ella. Mi cabeza flota, mis sentidos
sobrecargados. ¿Quién necesita amor cuando hay esto? Contacto, calidez,
suavidad, su aroma embriagador. Ella huele a las flores del prado que
solían florecer cerca de mi casa de la infancia.
A medida que profundizo el beso, me emborracho más de ella, en la
felicidad. Un futuro con ella se extiende ante mí. Esta noche conoceré la
carne de una mujer, mi mujer, y mañana planificaremos una vida juntos,
una existencia fuera de este juego.
Tomo su boca con más fuerza. Cuando ella gime para mí, la angustia
de todos esos siglos de miseria comienza a desvanecerse.
Una y otra vez la beso. Perdido en la dulzura vertiginosa de sus
labios.
Pero algo aguijona mi mente. Algún detalle...
Rosas. Su olor ha cambiado, como lo hizo cuando atacaba en el
pasado. El dolor se dispara a través de mi cuerpo. La comprensión crece en
mí.
¿Veneno?
¡Ella me está envenenando con sus labios! A pesar de que agarro mi
espada, una parte de mí se siente tentado a permitirlo. A morir en sus
brazos. ¿Por qué vivir, solo y maldecido, para siempre?
Ella me agarra con más fuerza, con ganas de matar. Furia me
envuelve, el calor de la batalla se levanta. Me esfuerzo por dar marcha
atrás, pero ella me ha debilitado. En una rabia, la empujo para alejarla, y mi
espada destella.
Arcos de sangre atraviesan el cuarto.
Con un movimiento de mi muñeca. Un instante de acción. Ella está…
muerta.
Toda mi esperanza muere con ella. Le había creído. Había rezado a
los dioses para que esta vez fuera diferente. Que por fin fuera mía.
He esperado más de mil años por esta noche sólo para ser
traicionado. Miro hacia toda la sangre. Esta noche me he condenado a
varios siglos más de espera a que regrese.
—¡Nooo! —En el siguiente juego, no seré seducido. Impartiré venganza
sobre ella. ¡Ella pagará por cada momento de dolor!
El veneno se resiste a irse. El dulce sabor de la Emperatriz perdura.
Reproduciré la sensación de sus labios cada noche por la eternidad. Me
desgarra el dolor en esta habitación. Me desgarro en mi odiada armadura.
Una ola de dolor me abruma y me derrumbo de rodillas. Ella pudo
haberme dado el suficiente veneno para matarme.
¿Por qué vivir? ¿Por qué luchar?
Por retribución...

He soportado todos estos numerosos años que aturden mi mente


sólo para hacerla pagar. Sin embargo, aun así, ardo por ella. Mi mujer. Tal
vez debería intentar una última vez.
Y tal vez eres un idiota, Segador.
Cuando finalmente pude levantarme en esa última noche fatal y
luché por pasar de los restos de la Emperatriz para llegar a mi caballo,
había oído ruidos en el sótano. Había encontrado a Circe encadenada,
disecada, muerta de sed. La había liberado, y luego le perdoné la vida.
Las sospechas de la Sacerdotisa habían aumentado después de que
la Emperatriz había matado a Fauna. Pero antes de que Circe pudiera
retroceder a la seguridad de su templo bajo el agua, la Emperatriz la había
capturado, manteniéndola con vida, para que yo no escuchara otro
asesinato, otra traición. La traicionera Emperatriz había planeado
envenenarme a mí primero, y luego acabar con Circe...
No, no seré seducido en este juego. Mi corazón es tan negro como mi
armadura. La Emperatriz lo ha hecho así.
Soy Muerte. Cuando su sangre bañe mi espada, beberé sólo para
burlarme de ella.
Inquieto y frustrado, devuelvo el anillo a mi caja fuerte, luego cruzo a
las grandes ventanas de mi estudio. El sol se ha puesto, sin embargo,
Fauna se dirige a la casa de las fieras. Me dijo que sus animales se habían
estado comportando de forma extraña. Ella no tiene idea de lo que esto
significa, pero yo sí.
El final está cerca. La anticipación es como fuego en mis venas.
Tiro de mis guantes y salgo del castillo. En mi camino a través de los
terrenos, ráfagas de viento caliente sobre la montaña, y el movimiento por
encima de ellas es capturado por mis ojos. Una extraña luz aparece en el
cielo, llenándome de esperanza.
Puedo sentir la muerte viniendo. Por todos los dioses, siento un
ajuste de cuentas de ellos.
Tiro de mi guante derecho. El resto del icono de la Emperatriz se
desvanece frente a mis ojos.
Y así comienza...
Traducido Por Arhiel
Corregido Por Maxiluna

Matthew, Protector de lo Antiguo


<<Loco como un zorro.>>

Alias: La mano del Destino, IlMatto, Mat, Nulo


Poderes:Prospectiva, proyección astral, clariaudiencia, telepatía,
envía sueños/adivinación/manipulación, implantación y absorción,
omnisciencia, y otras habilidades protectoras del juego y que nunca han
sido registradas.
Habilidades especiales:Memoria genética. Puede ralentizar o
acelerar el juego Arcana. Puede llamar a una “trues” -tregua.
Armas: Ninguna. Si se le da un arma, la tirara a la basura.
Alter Ego: Es un hombre joven sonriente que lleva una mochila y
una sola rosa blanca. De mirada ida elevada a un sol cegador, pasea hacia
el borde de un acantilado con un pequeño perro pisándole los talones.
Icono: Una señal nula Ø: un círculo con una línea diagonal a través
de él.
Características únicas Arcana: Su nariz sangrará si es
mentalmente sobrecargado por el juego.
Antes del Flash: Vivía con su madre en el Sur. Inscrito en un
programa para estudiantes autistas.
Huntsville, Alabama
Día 0

_______________________________________El principio es
________________________________________________Oscuridad_______________
_____________________________El fin________________es____________________
____________________________________Dos________________
______________________________Él hiere___________¡PEOR! __________
_____________
____________Quien es _________ _______El cazador____
_________Arcanas Mayores _________________Tan fuerte____________________
_______________________
_____________Porque _________________será________________
________________Ella ________no_________________________________
________________Escucha________________________________________________
______________________
______¡Tengan cuidado! ______Un zorro_____es lo que parece______
_______________
__________Qué esperas ________________para el infierno__________

__________ Terror __________Entonces vas a


morir________________________________
__________ Loco como un ________ Caballero __________ lleva ____ _
___________________________________El recuerdo
de______________________________ Una
flor________________________________________________________________
____________________Daré____________________
__________ Mi único amigo
__________________________________________________otro
______________________________
Matthew________________________________________.
__________________________________________________Futuro__________
fluye me gusta ____________________ Los viejos__________________________
______________dioses__________.
____________________Haremos _________________Dormir para siempre
__________y siempre _______________ en ____________________ el fin____
______
________________________________________.
Traducido Por Arhiel
Corregido Por Maxiluna

Finneas, Maestro de las Ilusiones


<<No mires a esta mano, mira aesa otra.>>

Alias:El burlador
Poderes:Creación ilusiones y personajes. Alucikinesis, distorsión de
la realidad, conjuros e invocaciones.
Habilidades especiales:Surf.
Armas: Ninguna.
Alter Ego: Un hombre joven que llevaba una túnica roja, sostiene
una varita hacia el cielo mientras apunta a la tierra con su mano libre. En
una mesa delante de él se encuentra una estrella de cinco puntas, un
cáliz, una espada y un bastón. Un lecho de rosas y lirios crece a sus pies,
enredaderas por encima.
Icono: Ouroboros2.
Características únicas Arcana: Habla un misterioso idioma mágico
cuando evoca ilusiones.
Antes del Flash: niño "problema" de California, enviado a visitar a
su amplia familia.

2 Símbolo de una serpiente en círculo tragándose su cola.


Backwoods, North Carolina
Day 0

—He oído que vivías en una mansión en Malibú, —dijo la chica.


¿Cuál era el nombre de esta chica una vez más? Me devanaba los
sesos de la embriaguez. Un nombre compuesto. Tammy-Algo. Uh, ¿qué
estaba haciendo en el sofá conmigo? Ella era la chica de Buck. —Sí. Solía.
Hasta que mis padres me habían exiliado.
Sólo por el verano, me habían dicho. Finalmente cuando mi tiempo
en los Woods se había arrastrado a su fin. Entonces mis padres me habían
inscrito en la escuela aquí. Me habían engañado.
¡A mí!
Esta noche, me había tragado una tina de Natural Light3, pero el
hecho no cambiaba. Todo lo que había hecho era deprimirme más.
Tammy-Algo dobló las piernas bronceadas por debajo de ella, para
conseguir estar más cómoda. —Esto debe ser un gran cambio para ti. Ir de
Cali a las afueras de la ciudad.
Cuando le había preguntado a mi tía si sus gachas eran OGM4, ella y
el resto de la familia se rio hasta que las lágrimas corrían por sus rostros.
Le dije a Tammy-Algo, —Se podría decir eso.
En casa, había surfeado todas las mañanas antes de ir a la escuela
con mis mejores amigos. Sin embargo, mis padres me habían abandonado
en un lugar donde no tenía amigos y no existía el surf.
Sin. Malditas. Olas.
Era como si mis padres me odiaran. Qué mierda. Porque extrañaba
como el infierno a mi mamá y papá.
Y no era como si pudiera controlar toda esta mierda rara que me
estaba pasando. Las ilusiones y alucinaciones...
Tammy-Algo hizo girar su pelo castaño brillante. —¿Estará Buck de
regreso pronto?
Mi primo mayor fue apodado Buck, porque había matado a tantos
ciervos. Sus cabezas adornaban la pared del sótano; sus vidriosos ojos
acusadores, me estaban dando un rapapolvo.

3 Marca de Cerveza
4 GMO [siglas en inglés de organismo genéticamente modificado]
Él tenía un estante lleno de armas detrás de su sobrealimentado
consumidor de gas. Extrañamente, él y yo no estábamos de acuerdo en la
conservación de los recursos. O en nada en lo absoluto, para el caso.
—No es probablemente—, dije. Él y sus dos hermanos me había
obligado a ir a los bosques cercanos en una misión para dispararle a la
madre de Bambi, y yo había llegado a mi límite. Así que evoque la ilusión
del más grande ciervo imaginable, al segundo Buck quiso el trofeo.
Salieron tras él como si estuvieran en la búsqueda del maldito fuego.
—Creo que esperare aquí contigo. —Tammy se levantó y se dirigió a
la nevera, tomando dos cervezas más. Ella estaba caliente en su camiseta
sin mangas y pantaloncillos -pero fuera- de mis límites.
Volvió al sofá, sentándose un poco demasiado cerca para mi
comodidad. No quería que Buck montara mi cabeza rellenada en la pared.
Me dio otra Natural Light, ¿Se había terminado la mía? Acepté la
lata. Un poco diferente de la marca artesanal que había preferido en
Malibú. —Gracias. —¿Estaba borracho? La habitación parecía inclinarse.
—¿Qué te parece la escuela de aquí?
Odiaba la Secundaria de los Pueblerinos, sede de la lucha contra los
idiotas. La semana pasada, uno de mis maestros me había guiñado
cuando había dicho, —Creo que nosotros pondremos tiza esta temporada
seca para -je-je- el calentamiento global. —La cafetería era neolítica. No
había alimentos sin gluten. Nada orgánico. Ni siquiera un exprimidor.
—Está bien, supongo. —Mi madre había salido de este lugar a los
dieciocho años, en dirección a lo más lejos posible, y ella nunca volvería y
sin embargo me abandonó aquí.
Todo por culpa de unas cuantas bromas. Tal vez ella y mi padre
sentían que algo estaba realmente mal conmigo.
Cuando yo había sido el único que podía ver las ilusiones, eso había
sido una cosa. Pero entonces hice algo para empezar a usarlas en algunos
idiotas. Entonces no había sido capaz de detenerme. Incluso con mis
padres.
Desde su divorcio hace un par de años, no estaban de acuerdo en
muchas cosas, sin embargo, habían acordado arrojarme de sus vidas.
—¿Qué estás pensando? —Preguntó Tammy-Algo.
En lo que por lo general pensaba: —En casa.
—Un tipo como tú debe tener una novia allí.
—Nop. —A pesar de mis mejores esfuerzos. Yo era el tipo de amigo
feliz y despreocupado de hombres y mujeres por igual.
Ella se deslizó más cerca de mí, sus ojos azules se clavaron en mí
como si yo fuera su objetivo. En un tono más bajo, dijo, —Tal vez podrías
llevarme para una visita, Finneas. Mataría por ver California.
Tragué saliva espesa. Yo estaba perdido, pero podría jurar que
estaba haciendo un movimiento hacia mí. La Natural Light me ordenó
besarla.
Me estaba inclinando cuando ella me agarró la cara y puso sus
labios sobre los míos. Tenía los labios suaves. Sabían cómo fresas y
cerveza. Mis ojos se cerraron cuando tocó con su lengua la mía.
Tiró de mi más cerca, besándome con más fuerza. Esta chica movía
con gusto la lengua como si estuviera en un deporte olímpico y ella
estuviera a la caza de una medalla. Yo estaba abajo. Maniobramos hasta
que quede tumbado encima de ella.
Entre besos, ella se quitó su blusa, revelando el cielo.
Me levanté enderezándome sobre los brazos sólo para curiosear. —
Waw.
Con una sonrisa, saco un condón de su bolsillo. ¡Esto acaba de
mejorar!
Aunque siempre me había pavoneado por ahí como si lo hubiera
hecho, yo... nunca había… ¿Estaba a punto de cambiar eso por fin?
Mientras observaba con incredulidad, ella se retorció sacando sus
pantaloncillos cortos y las bragas.
Mis ojos se abrieron, mis manos hurgaron en mi bragueta.
¡Estábamos realmente a punto de hacer esto! Mientras abría el paquete de
papel de aluminio, Bajé mis pantalones. Me alcanzó, y yo gemí.
¡Mierda, estaba en la trayectoria de planeo! Finalmente iba a echar
un polvo.
El nerviosismo me golpeó. ¿Duraría el tiempo suficiente? ¿Me
avergonzaría a mí mismo? La Natural Light dijo: "Te tengo, hombre."
Piensa en las matemáticas, piense en el medio ambiente...
¿Qué pasaría si Buckdescubría lo mío con Tammy? No importa, yo
me iría pronto.
Entonces recordé. No, no iba a ninguna parte. Podría estar aquí
hasta que me graduara. ¿Lo que significaba más de dos años sin ver una
ola? ¿Qué si me habían abandonado por completo?
¡Deja de pensar en eso!Tammy quiere echar un polvo. Yo me moría
por echar un polvo...
Ni siquiera podría conseguir ir a casa para las fiestas.
La idea me destruyó. Algo así como el dolor envolvió una mano
alrededor de mi garganta y apretó. ¡Ah, Dios, mis ojos estaban llorosos!
Finn, que imbécil eres.
Esto era lo más cerca de hacer una anotación, ¡y yo estaba a punto
de llorar! Piensa en otra cosa;piensaencualquier otra cosa.
Sollocé.
Tammy dijo, —¿Cuál es el problema?
—N-ninguno.
Ella contuvo el aliento, horrorizada. —¿Qué es lo que te pasa,
surfista? ¿Estás... llorando?
Humillación. Mi cara ardía cuando tiré de mis pantalones. Buck me
decía que yo era débil, extraño, perdedor y patético.
Él tenía razón.
Tammy se peleó con su ropa, vibrando y retorciéndose alrededor de
mí como si estuviera en TheMatrix y yo fuera contagioso.
Iba a decirles a todos sus amigos lo qué pasó. No puedo esperar para
ir a la escuela mañana.
Después de vestirse en un tiempo récord, me dio una última mirada,
-claramente ahora compartía la opinión de Buck sobre mí-, luego huyó,
saltando por las escaleras. Dejándome solo. Aquí en esta deprimente cripta
de ciervos.
Levanté otra cerveza hacia las cabezas montadas y bebí. A
continuación, este débil, extraño, patético perdedor lloró hasta quedarse
dormido...
Traducido Por Arhiel
Corregido Por Maxiluna

Circe Rémire, Reina de las Profundidades


<<¡Terror desde el abismo!>>

Alias: Bruja del Agua


Poderes:Manipulación del agua,incluyendo la generación de olas
gigantes y crear inundaciones. Combate hidrocinético, cambiar de forma, y
construcciones (puede formar objetos en el agua). Hydro-adivinación
(puede percibir a través del agua). Hydroportación.
Habilidades especiales:Hechizos y maleficios. Un hechizo le permite
recordar los juegos anteriores
Armas:Agua, tridente.
Alter Ego:Una sacerdotisa-con agua por cabello y tentáculos por
piernas-cerniéndose sobre una víctima de sacrificio en un altar con sangre.
Icono: Tridente. Ψ
Características únicas Arcana: Iridiscentes escamas azules sobre
sus brazos, con pequeñas aletas en cada codo.
Antes del Flash: Una estudiante graduada de Las Bermudas, que
asiste a la Universidad de Miami. Su enfoque: La mitología Atlante y el
Triángulo de las Bermudas. Comprometida con un programador de
computadoras e instructor allí. Miembro Wiccano del campus.
Hamilton, Bermuda
Day 0

—¿Estás achispado? —Le pregunté a mi pronto-a-ser marido. Yo


estaba sentada con mi mejilla presionada contra la puerta. Él estaba
sentado en el otro lado. Era pasada la medianoche, por lo que no se
suponía que nos viéramos.
—Puede ser que lo esté un poco, cariño, —dijo, su voz tan alegre
como siempre. Nadie me había hecho reír nunca como Ned. —Pero no
pueden ayudar a mi sensatez. Mi familia sigue empinando sus copas por
mí. Creen que soy el jefe por conseguir una mujer tan hermosa como tú. —
Su nítido acento británico se hacía más relajado cuando había tenido una
bebida o dos. —Mi hermana dijo que si se hacía una película de nuestra
vida, sería llamada La Sirena y el Nerd.
Sirena. Fruncí el ceño cuando parte de un recuerdo intentó salir a la
superficie. Cantos de sirena del océano...Levanté la mano a mi cabeza
cuando una oleada de mareo me alcanzo. Durante la última semana, las
festividades de la boda habían salido muy bien… hasta que había recibido
una misteriosa caja larga, de madera. La nota adjunta había sido tan
desconcertante.
Sacerdotisa,
Salve Tar Ro. Creo que esto es tuyo.
Muerte
Desde que había tocado el contenido del paquete, -un tridente de oro
grabado con símbolos crípticos- había estado teniendo episodios de mareos
y pesadillas acerca de estar atrapada bajo el océano.
No había sido capaz de evitar la sensación de que algo malo iba a
suceder, como si estuviera en un reloj con cuenta regresiva. Y mis
síntomas estaban empeorando.
Se lo había confiado a mi abuelo, mi mejor amigo. Pero a él le
preocupaba que no estuviera lista para casarme.
¡Pero lo estoy! Ned era el único para mí. Éramos compañeros del
alma. Tuve la suerte de haberlo encontrado.
En un ataque hace dos noches, había tomado el tridente y lo lancé a
un acantilado arrojándolo sobre las olas. Pero mis problemas
continuaron...
—¿Circe, querida?
¿Qué había estado diciendo? Oh si... —¿La Sirena y el Nerd? —Fingí
un resoplido.—¿Sólo comentaron sobre mi apariencia?
—Ellos tal vez pudieron haber mencionado tu temprana candidatura
a un doctorado, pero les dije que ibas a recortar toda esa basura
académica después de nuestra boda.
Sonreí abiertamente, presionando la palma de mi mano en la puerta.
Amaba a este hombre como una sequía ama la lluvia. —Mi familia también
habló mucho de ti esta noche acerca de cómo saliste a navegar sin tu
parche para el mareo. —Mis hermanos lo habían llevado de pesca. Ellos
habían divulgado a su regreso que nunca habían visto a nadie vomitar
tanto y vivir para reírse de ello. —Y sin tu protector solar. —También
habían dicho que nunca habían visto a nadie quemarse tan rápido.
—Hice esa parte a propósito, para impresionar a Larry la Langosta
en la recepción. Soy así de metódico.
La risa brotó de mis labios. Nunca había sabido que podía reír tanto
antes de Ned. Fruncí el ceño. No, había habido otro momento... En un
bosque oscuro, con una chica de ojos verdes y yo habíamos reído hasta
que nuestros estómagos dolían.
—No puedes negar el rojo langosta picando mi piel. No en serio. Mi
piel está literalmente caliente.
Chasquee la lengua. —Y estarás de color rojo brillante en todas
nuestras fotos mañana.
—Siempre podemos esperar a que yo me pele5 para entonces. —
Suspiró Ned. —¿Cómo te pones al día conmigo es un misterio?
Una voz en mi cabeza murmuró: Misterios de las profundidades. Las
pesadillas. Quítatelo, de encima, Circe.
—Eres valiente para querer hijos conmigo, amor. Tres nada menos.
Le dije que quería empezar una vez que hubiera terminado mi grado.
Él me había elogiado, respondiendo, —Contribuiré con entusiasmo a esa
tarea. Conocerás lo que significa la palabra compromiso.
Ahora me preguntó: —¿Y si resultan ser nerds que se marean?
—Entonces sabrás que eres el padre.
Él rio. —Eres tan increíblemente buena, como te conseguí. Dios,
estoy listo para conseguir que este asunto de la boda termine, para volver
a ser nosotros.
—Lo sé. Siento como si no te hubiera visto en semanas.
—No me gusta dormir en camas diferentes. Costumbre o no, si
tienes otra pesadilla, si me necesitas puedes venir a buscarme.

5 Descamación.
—Lo haré, —mentí. Había tenido varias, cada noche desde la llegada
de ese paquete. Sin embargo, esas pesadillas se habían sentido más bien
como... recuerdos.
Tal vez yo estaba perdiendo la cabeza. —Sabes cuánto te amo,
¿verdad?
—Ah, pero es una mínima fracción de lo mucho que yo te amo.
—Estoy hablando en serio, Ned. —Yo casi podía oír quefruncía el
ceño. Miré mi brazo. Por un instante, mi piel parecía brillar. Al igual que
las escamas de un pez. —Supe la noche que nos conocimos que serías
mío. —Había estado dando una conferencia en el campus sobre el
Triángulo de las Bermudas y el folclore Atlante, presentando imágenes del
Abismo de Circe, el punto más profundo en el Triángulo.
El abismo por el que había sido nombrada.
Un equipo de oceanografía de aguas profundas recientemente había
completado la proyección de imagen del mismo. Esas imágenes habían
capturado a un acuífero subterráneo -por debajo- del abismo.
Y en el interior del acuífero había una formación de roca tan precisa
que tenía que haber sido hecha por el hombre.
Si la formación era la estructura de una ciudad hundida -como la
Atlántida- ¿Cómo había conseguido entrar en un acuífero?
Como un barco en una botella…
Aunque Ned, era un programador informático brillante, y estaba
dedicado a la ciencia sólida, por alguna razón había asistido a mi
conferencia. Había comprendido cualquier cosa que yo pudiera lanzar en
su camino, haciendo atentas preguntas. No se había burlado cuando le
había contado de mis inclinaciones Wiccas.
Después, el café se había convertido en bebidas. Las bebidas en
cenas. Desde entonces, nunca nos separamos una sola noche. Hasta
ahora. —Pensé que eras adorable, —dije. —Tus mejillas se encendían
cuando te miraba.
—Porque me decía a mí mismo, creo que estoy sangrientamente
enamorado de ella. No sabía cómo podía ser posible, pero allí estaba.
Murmuré, —Así era. —Me imaginaba su palma presionada contra la
puerta, frente a la mía.
Era extraño como la madera se movía bajo mi mano parecía una
bañera de hidromasaje. Me estremecí. Aclarando mi garganta, pregunté, —
¿Admitirás finalmente por qué habías venido a mi conferencia? Él me
había tomado el pelo con diferentes razones: Debido a que se había metido
para salir de la lluvia (había estado despejado ese día). Para probar el café
tibio gratis. Para matar el tiempo hasta que su concierto de superhéroes
comenzara.
—¿La verdad? ¿Qué dirías si te dijera que un compañero me había
hecho una apuesta?
Hice mi tono escandalizado. —¿Una apuesta? ¿Cuáles fueron las
condiciones?
—Él me apostó cien libras de que la anfitriona de esta conferencia
Atlante sería la más bella criatura en la tierra. —Exhaló. ―Los mejores
cien que yo alguna vez perdí.
Apreté los ojos cerrándolos. —Todo el mundo te llama comediante,
pero creo que en realidad eres un romántico.
—Dios, disfrutare de las bromas y el romance por los próximos
ochenta años más o menos de nuestras vidas.
—¿De verdad crees que vamos a vivir tanto tiempo?
Ese movimiento en la madera de la puerta pareció girar.
—Por supuesto. La risa y el amor mantienen el cuerpo joven.

Inhalé una respiración profunda. Mi gran día había llegado. Puedo


hacer esto.
Había enviado a todos en la fiesta nupcial lejos, necesitando tiempo
para poder componerme antes de la ceremonia a la puesta del sol. En las
pocas horas que me quedé dormida después de hablar con Ned, las
pesadillas/recuerdos habían venido por completo. Durante toda la
mañana y la tarde, había luchado contra la ansiedad. De nuevo, percibí un
tic-tac de cuenta regresiva.
¿Hacia qué?
Negué con la cabeza con fuerza. Sólo tenía que conseguir ir por el
pasillo y llegar a Ned. Él me haría sentir mejor. Sus ojos se iluminarían
cuando me viera en este precioso vestido sin tirantes. Yo amortiguaría la
risa cuando lo viera con la punta de las orejas y la nariz peladas.
Ramo en la mano, di un paso.
En la dirección incorrecta. Izquierda hacia la ceremonia en la capilla;
derecha me llevaría hacia la playa. Un paso más hacia la derecha.
Forcé cada músculo para llegar a Ned, pero mis pies no me
obedecían. ¡Estoy perdiendo la cabeza, perdiendo la cabeza! Mis ojos se
abrieron cuando abrí la puerta y me dirigí fuera lejos de la de capilla y del
hombre que amaba.
Quería llamarlo; pero ningún sonido pasaba por mis labios. Al llegar
a la playa de arena rosada, la puesta del sol brillaba sobre el agua plácida.
Mis brazos cayeron flácidos por los costados, mi ramo cayo sin hacer ruido
en la arena.
Lágrimas de frustración llenaron mis ojos. ¿Qué fuerza me había
tomado? ¿Ned pensaría que me había escapado? ¿Que no quería casarme
con él?
Luché para gritar, —¡Te amo! —Sin embargo, aún no podía hablar en
absoluto.
El mar siempre me había llamado, pero ahora... ahora su canto de
sirena era innegable. Repentinamente, sabía hacia donde me dirigía. Hacia
aquel abismo.
Siempre me había dirigido hacia el abismo.
Las lágrimas corrían por mi cara. Ned va a pensar que lo dejé. Llegué
al agua, y las suaves olas lamían mis tobillos. Una luz tenue bajo el oleaje
me llamó la atención.
De alguna manera el tridente había vuelto a mí.
Cuando me hundí para recobrarlo, una sensación de hormigueo
fluyó hasta mis antebrazos, y las escamas de color azul claro aparecieron
allí, como guantes largos iridiscentes. Centelleaban a la luz del sol. Mis
codos picaron de modo desesperante. Me rasqué, y mi piel se desprendió-
para dar paso a las aletas azules que salieron de ella.
Sollocé. ¿Cómo podría Ned alguna vez quererme de esta manera?
Esos símbolos crípticos en mi tridente ahora me eran legibles. En
ellos se leía: La Abismal Reina de las Profundidades.
Aturdida, acuné la pesada arma de oro en mis brazos y me adentré
en el agua hasta las rodillas. Mi cintura. Mi cuello. No paré hasta que
estaba sumergida.
Expulse mi último aliento, en espera de la ardiente asfixia cuando el
agua llenara mis pulmones, pero en su lugar, yo... me convertí en el mar.
El peso de mi tridente me hizo sumergirme. La presión no me
molestaba. La temperatura no tuvo ningún efecto. Podía ver, oír, sentir,
saborear y oler, incluso a través del agua. Esta maraña de nuevas
sensaciones me hizo sentir mareada, como si mi alma se elevara –en lugar
de hundirme.
Más y más profundo me dejé caer. A pesar de que debería haber
estado todo oscuro mientras la luz del día menguante se desvanecía por
encima de mí, de alguna manera podía ver, los tiburones luminiscentes se
movían a través de mí. Plancton y crustáceos rodaron hacia mí como
golpeados por una brisa isleña.
Descendí hasta que había llegado al fondo del Abismo de Circe. Las
rocas se separaron, revelando un vórtice que conducía por debajo de la
plataforma del lecho marino. ¿Al acuífero? Fui arrastrada hacia el vórtice,
luego fui succionada aún más abajo por un túnel -como si fuera un
desagüe. O hacia abajo en el agujero del conejo de Alicia. El agua se volvió
dulce. ¡Ante mí estaba la estructura de esas fotos! Flui alrededor del
exterior de piedra. Enjambres de criaturas fosforescentes rebosaban en las
paredes, iluminando las tallas en la roca. Los símbolos estaban en la
misma lengua que las palabras grabadas en mi tridente. Leí:
Templo Abismal de la Gran Sacerdotisa, la Reina de las Profundidades.
Todos los que escuchan el llamado de la Sacerdotisa temerán a sus
catastróficos poderes.
TERROR DESDE EL ABISMO.

Esta estructura, estas marcas, esas criaturas... estaba viendo cosas


que ningún ser humano normal hubiera visto nunca. Toda mi vida, había
estado obsesionada con el mar, con la Atlántida.
Yo era el mar. ¿Sería también un Atlante?
Coral vivo adornaba una entrada, cada rama terminaba en una
forma de tridente.
La curiosidad me condujo, flui a través de la abertura. Dentro había
una bolsa de aire, di unos pasos fuera del agua. Instintivamente sabía
cómo volver a mi forma, para convertirme en una mujer de nuevo. Con el
Tridente en mano, me levanté del mar y subí los escalones.
Rayos de luz fosforescente eran emitidos de las vigas en el interior.
Las sombras se ondularon.
Mosaicos antiguos adornaban las paredes. Pasé los dedos sobre las
baldosas húmedas. Las inquietantesescenas representaban maremotos
que envolvían la tierra indefensa, y la monstruosa vida marina –
tiburonesgigantes, ballenas, calamares, un kraken6- que atacaba las
naves. Las sombras hacían parecer que las escenas se movían.
Un escalofrío se deslizó por mi espalda cuando me encontré con un
altar manchado de sangre, generosamente tallado con los símbolos del
tridente.
Miré mi propia arma. ¿Podría ser este mi templo? ¿No me había
llamado Muerte “Sacerdotisa”?
Cuando fui más adentro, los recuerdos de mis sueños surgieron.
Este lugar era mío.
Tuve la sensación de que mi templo era un refugio. Pero también
una... ¿cárcel? De algún modo yo sabía que rápidamente moriría sobre la
tierra, pero aquí en este solitario lugar moriría poco a poco, haciendo eco
sobre el abismo.
La soledad sería mi castigo, y el temor mi carcelero. ¿Qué crimen
había cometido para ser maldecida a esto?
No, no me importa mi destino; ¡de una u otra manera yo volvería a
Ned! Él aceptaría estos cambios de mí. Yo creía en él.
Corrí a la burbuja de aire y me convertí en mar una vez más. Casi
había llegado al final del túnel cuando el fondo del mar empezó a temblar.
El agua se calentaba. Miré arriba hacia la boca del túnel, no podía
creer lo que veía. Un submarino gigantesco se precipitaba hacia abajo,
demasiado rápido para ser un descenso normal a través de las
profundidades.
Más allá del navío, pude ver luces en el cielo, como si el océano por
encima de mí hubiera desaparecido, el agua succionada.
A pesar de que tenía que ser de noche, el sol parecía brillar. Y me
pareció ver un cielo lleno de… llamas. Estaba fascinada.
Hasta que la luz se oscureció -apagada por el submarino que cayó
encima de mi única salida.
Estaba atrapada.
En mi soledad, haciendoeco en el abismo.

6El kraken es una criatura marina de la mitología escandinava descrita comúnmente como un tipo
de pulpo o calamar gigante que, emergiendo de las profundidades, atacaba barcos y devoraba a los
marineros.
Traducido Por Arhiel
Corregido Por Maxiluna

Richter, Gobernante Supremo de las Rocas.


<<¡Tiemblen ante mí!>>

Alias: Jersey Número Cuatro


Poderes: Piromancia, generación de magma, terramancia. Puede
crear y controlar el fuego, montañas, volcanes y terremotos.
Habilidades especiales: Destreza deportiva, fuerza bruta.
Armas: Roca y fuego.
Alter Ego: Un Gobernante con ojos pedregosos, rodeado por llamas
y losas de granito, con un anj grabado en el cetro.
Icono: Anj7 (☥)
Características únicas Arcana: Lava fluye desde sus manos
sangrantes, y sus ojos brillan como el fuego.
Antes del Flash: Ala derecha de los Generales de Oshawa, equipo de
hockey de la liga menor de Ontario, esperanzado en la NHL (Liga Nacional
de Hockey).

7 El Anj (ˁnḫ) (☥) es un jeroglífico egipcio que significa "vida", un símbolo muy utilizado en la
iconografía de esta cultura. También se la denomina cruz ansada (cruz con la parte superior en
forma de óvalo, lazo, asa o ansa), cruxansata en latín, la "llave de la vida" o la "cruz egipcia".
Vancouver, Columbia Británica
Day 0

Espero haberle roto el cuello al puto número ocho. Patine de regreso a


la caja de castigo -el arca de los pecados- mientras lo cargaban en una
camilla.
Hace unos minutos, me había llevado por delante la mierda fuera de
Ocho, cuando nuestros palos "accidentalmente" se habían cruzado. Ahora
él estaba gimiendo a un lado, escupiendo dientes sobre el hielo como si
fueran chicles.
No me imponía sólo en el juego. Yo me imponía en la vida.
A los caza talentos les encantaba esta mierda; estaban con sus
teléfonos en las gradas ahora.
Había ganado mi apodo de Richter -porque pongo a los jugadores en
las tablas con la fuerza de un terremoto. Buena cosa, también. ¿Cómo si
no mostraría a los caza talentos de lo que era capaz? ¿Peleando? Cada vez
que arrancaba mis guantes y gritaba, —¿Quieres ir? —Más y más
jugadores patinan lejos. Ocho era de los Estados Unidos, no debió haber
escuchado hablar de mantenerse alejado de mí. La mayor parte los otros lo
hacían. Infiernos, pensé, había salido con la hermana de Veinte.
Sí, recordé ahora. Ella era una gritona.
Le eché un vistazo a mi hermano mayor. Brody estaba en el borde de
la pista, apoyándose en su bastón. Seguía siendo un tipo duro, a pesar de
que no podía patinar más, apenas podía caminar.
Por mi culpa.
A los catorce años, había conseguido ser transportado a un
interrogatorio (¿la perra pensó que podía "cambiar de opinión", después de
burlarse de mí toda la noche?) y él había venido a rescatarme. De camino a
casa -¡zas!
Accidente de coche.
En cuestión de segundos, él había pasado de jugador estrella a
lisiado.
Entonces, más adelante mi agente y entrenador. Semanas después
del accidente, él me dijo, —Eres rápido, todavía estás creciendo, y eres
malo. En el momento en que termine contigo, volaras sobre el hielo. Serás
grande como un tanque. Nadie será más vicioso. El perfecto demoledor.
¿Su técnica de entrenamiento? Dolor. Mucho de él. Cada vez que la
jodía.
Al principio yo era tan lento y estúpido que tenía que usar su bastón
en mí todos los días. Ahora sólo un par de veces a la semana...
Número Ocho no se movió, cuando giraron con la camilla a la
distancia, ni siquiera dio un débil saludo hacia la muchedumbre para que
pudieran animarlo.
Compartí una mirada con Brody, no exactamente una sonrisa. Su
rostro rollizo era igual al mío, un rostro que era feo cuando sonreía. Se
había dado cuenta del interés de los caza talentos también. Todo estaba
ocurriendo de acuerdo con su plan: estaría en los Red Wings antes de
cumplir los dieciocho años, luego, la Copa Stanley a los veinte.
Articulé hacia él, Te lo dije. Él había estado pensando que aquellas
nuevas denuncias me seguirían a Vancouver, había estado preocupándose
por ninguna razón.
¡Nada podía tocarme!
Eché un vistazo al reloj del partido, y conseguí un punto de
adrenalina. Tres... dos... uno...
De vuelta en el hielo. Disco en juego.
Número Veinte estaba mirándome como si quisiera bailar. Mis
pensamientos, mi cuerpo se puso caliente, mi piel enrojecida. ¡Esto era lo
que quería!
El venía directamente hacia mí. ¡Dale, pequeña perra!
Por el rabillo del ojo, vi a Número Treinta demasiado tarde. Los dos -
haciendo equipo- contra...
ZAS. Con tanta fuerza como el accidente de coche...
La próxima vez que abrí los ojos. Vi el techo del estadio. ¡No podía
respirar! Me despidieron sobre el hielo, deslizándome por la superficie
como un disco de hockey. ¡Necesitaba aire! Yo nunca estaba sobre el hielo.
Ellos se estaban riendo. Veinte patinó más cerca, derrapando a
pulgadas de mi cabeza para rociar mi rostro con virutas de hielo. —Eso es
por mi hermana, maldito enfermo.
¡Necesitaba aporrear la carne de sus rostros! ¡A maldita carne!
¡Respira, Richter! ¿Por qué no podía moverme? Mi visión estaba borrosa,
mi cuerpo caliente de fiebre. ¡Mis puños se sentían como que si se
estuvieran quemando!
Tenía la extraña sensación de que me estaba hundiendo. Era la
pista... ¿derritiéndose? Seguramente yo estaba inconsciente, y esto era un
sueño.
La gente empezó a gritar. Los jugadores trataron de correr/patinar
fuera de la pista que se descongelaba. No había más hielo suave,
simplemente agua nieve y arena. Mi cabeza cayó hacia un lado, y vi mi
mano derecha. El guante parecía pegote, como sopa derramada en mis
nudillos. ¿Derretidos también? Imposible.
De repente la luz llameó a través del techo del estadio; fuera la noche
era... ¿de día? ¿Me estaba muriendo? ¿Yendo hacia la luz? Había soñado
con las llamas del infierno durante tanto tiempo, no había manera de que
fuera hacia arriba.
Más gritos. ¡Eso significaba que todo el mundo estaba viendo esto!
¿Dónde estaba Brody?
Llovió fuego, llamas aterrizando a mí alrededor, sobre mí. Que no me
quemaban. Se sentía... bien. Mis párpados estaban pesados.
¡No! Tenía que levantarme. ¡Necesitaba llegar a mi hermano! Luché
para levantarme. El mundo pareció inclinarse.
Mis ojos retrocedieron en mi cabeza, y mi mente se apagó... Cuando
volví en mí, no podía ver una mierda. ¿Cuánto tiempo había estado fuera?
Me froté los ojos. Espera, ¿dónde estaban el casco y los guantes? ¿Mis
almohadillas y camiseta? Poco a poco me senté. A medida que mi visión se
aclaró, vi las marcas negras como carbón por todo mi cuerpo
completamente desnudo, pero sin quemaduras.
Miré alrededor.
Mi cerebro se negó a computar esta vista.
El estadio se había ido; sólo el esqueleto de metal que solían ser las
gradas y un anillo de vigas de acero quedaron. Más lejos había un
estacionamiento lleno de coches calcinados. Neumáticos humeando.
A mi alrededor había extrañas pilas de cenizas. Mire hacia mis pies
descalzos. ¿Dónde demonios estaban mis patines? Parpadeé hacia abajo a
un par de cuchillas. Mis patines se habían… quemado.
¿¿¿Dónde diablos estaba Brody???
Avancé pesadamente hacia las gradas. Estaba dolorido, de la forma
en que estaba si no practicaba durante un par de días. Maldita sea,
¿Cuánto tiempo había estado fuera?
Pasé un montón de cenizas. Cuchillas de patines sobresalían de la
parte inferior. ¿...era un jugador? Vi otra pila, y otra, todas con cuchillas.
De alguna manera sus cuerpos se habían quemado hasta las cenizas.
¡Nosotros debimos haber sido bombardeados por terroristas o algo!
¿Cómo había sobrevivido? ¿Por qué me había gustado el fuego que
me golpeaba?
—¡Brody! —Grité. Silencio.
Corrí hacia el lugar donde había estado de pie, con la esperanza de
ver sus huellas sobre la ceniza. En lugar, encontré el broche de oro de su
bastón de madera, así como la implantación quirúrgica que habían puesto
en su rodilla. Revolví la ceniza, destapando la barra de titanio que había
sido conectada a su espina. Esto es mi hermano.
Este es mi hermano. Brody estaba muerto.
Rabia como nunca había conocido explotó dentro de mí, con la
necesidad de matar…
El suelo se rompió entre mis pies. Grité, lanzándome a un lado.
Mientras la grieta se abría más amplia, salí corriendo hacia el
estacionamiento, corriendo a toda velocidad entre los coches calcinados.
Pero la apertura siguió creciendo, derecho al borde de mis malditos
talones, ¡como si me estuviera persiguiendo!
Coches caían hacia abajo; las cenizas se arremolinaban en el aire
hasta que apenas podía ver, apenas respirar.
¡Si esto me agarrará, entonces caeré directamente al infierno!
El pavimento desapareció debajo de mí. Me tambaleé en el aire y me
aferré a un lado de la grieta, hundiendo los dedos en el asfalto que se
desmoronaba. Asfixiándome con la ceniza. El corazón atronándome.
Agitando las piernas para encontrar un punto de apoyo.
A medida que gateé para un mejor agarre, miré por encima del
hombro. La grieta iba tan lejos hacia abajo que nunca dejaría de caer.
Solamente caería por siempre.
Una ráfaga de vapor se disparó, mojando mi piel. Mis dedos
comenzaron a ceder. Aguanta, ¡Richter! ¡Un momento, perra-culo!
Un dedo se deslizó... dos más... Una mano.
Turno de morir. Un grito arrancado de mis pulmones.
Estaba colgando de tres dedos cuando otra ráfaga me golpeó desde
abajo.
Juego terminado…
Me dejé caer.
¿Elevándome? ¿¿Qué?? Fruncí el ceño mire hacia abajo a mis pies.
Mi cuerpo estaba... ¿creciendo?
A mi alrededor lava burbujeaba, envolviéndome como una manta
suave.
No me quemaba. No, la lava sólo me cargaba en ella.
Como un regalo del infierno...
Traducido Por Arhiel
Corregido Por Maxiluna

Guthrie, Él de los Ritos Oscuros


<<Vamos ahora a nuestro sangriento negocio>>

Alias: El Sacrificador, el Consagrador


Poderes: control mental, mesmerismo, pathokinesis (manipulación
de las emociones).
Habilidades especiales: Memoria genética. Tiene un conocimiento
innato de los sacrificios rituales. Su control mental puede durar incluso
después de muerto.
Armas: Sus seguidores con el cerebro lavado.
Alter Ego: Un varón con una túnica sosteniendo su mano derecha
en alto, dos dedos levantados, bendiciendo a sus seguidores de ojos
blancos.
Icono: Dos dedos levantados.
Características únicas Arcana: Pálido a partir de una dieta caníbal.
Dientes limados en puntas afiladas. Sus ojos se tornan de color blanco
cuando utiliza su poder de control mental.
Antes del Flash: Minero.
Traducido Por Arhiel
Corregido Por Maxiluna

Vincent y Violet, Duque y Duquesa más perversos


<<Vamos a amarte. A nuestra propia manera>>

Alias: Gemelos Milovníci


Poderes: Pathokinesis y manipulación de amor (pueden deformar y
pervertir a cualquier amante). Replicación (pueden crear clones,
duplicados vivos de sí mismos). Inducir mandos y sentido adivinatorio
(pueden comandar clones y tomar prestados sus sentidos).
Habilidades especiales: Tortura.
Sus armas: Clones. Además, instrumentos de tortura, pistolas,
trampas cazabobos8, explosivos.
Alter Ego: Gemelos de aspecto similar, un macho y una hembra,
parados de la mano con un molino de viento que gira con sangre en el
fondo y rosas muertas a sus pies.
Icono: Dos triángulos superpuestos, atravesados con flechas.
Características únicas Arcana: Violet es parte de Vincent, un
gemelo es absorbido.
Antes del Flash: vivieron toda su vida en el Santuario, un bunker
para el fin del mundo de su padre, estudiando las crónicas de su línea.

8Trampa cazabobos es un término técnico militar que identifica a aquellos dispositivos explosivos
que camuflados como objetos inocentes, sirven para atraer la atención de otras personas y de este
modo eliminarlas cuando manipulen el dispositivo.
Traducido por Alhana
Corregido por Nyx

Kentarch Mgaya, Campeón Impío


<<¡Ay de los vencidos con sangre!>>

Alias: La Carroza, el Vagabundo, el Fantasma


Poderes: Tele-transportación. Efecto fantasma (intangibilidad, puede
pasar rápidamente entre corpóreo e incorpóreo). Efecto fantasma ampliado
(puede hacer a los objetos y a otras personas intangibles). Buena puntería.
Habilidades especiales: Operaciones encubiertas, recopilación de
inteligencia, comunicación por satélites tácticos, adquisición de objetivos e
incursión ofensiva. Puntería.
Armas: Lo que sea que esté disponible.
Alter Ego: Un guerrero en un carro tirado por caballos, vestido con
una túnica roja y un casco con una cresta de plumas rojas. Cascadas y
olas aparecen en el fondo.
Icono: Cabeza de caballo.
Características únicas Arcana: Cuando es intangible, un tenue
contorno de su cuerpo permanece.
Antes de Flash:Recién casado, soldado de las fuerzas especiales de
Kenia, entrenando a una unidad de élite contra la caza furtiva.
Descendiente de una larga línea de guerreros Masai.
A la sombra del Monte Kenia
Día 0

Superado en número y armamento.


Al menos una docena de cazadores furtivos disparaban contra mí
con fusiles automáticos, sus balas silbando por un lado de mi camioneta.
Del otro lado, me encorvé hacia abajo, manteniéndome a cubierto, con mi
propio rifle en la mano.
Ya había usado la mayor parte de mis municiones, tenía mis últimas
cuatro balas. Sudor goteó en mis ojos mientras esperaba una oportunidad
para devolver el fuego.
¡Y pensar que una vez me había quejado de que mi nueva asignación
aquí sería demasiado suave! Cuando mis superiores me habían enviado a
este parque para entrenar a los guardabosques, me había preguntado por
qué me castigaban.
Yo no era simplemente un soldado de la KSF; yo era el mejor,
rompiendo records tan a fondo que permanecerían para siempre. Había
aprendido de mi padre, un cazador de leones sin igual, que había poder en
la excelencia.
Entonces descubrí rápidamente que el trabajo de un guardia de
conservación no sólo era peligroso, era un fabricante-de-viudas. Cada
animal era un blanco para los cazadores furtivos, pero especialmente los
rinocerontes, con cuernos valorados más que su peso en oro. Este parque
se había convertido en una zona de guerra frenética.
Aunque mi esposa había tenido miedo de que un león me devorara,
un depredador mucho más peligroso me tenía en la mira.
Un disparo sonó por encima de los demás, resonando a través de la
llanura. Arremetiendo directamente a través de mi camioneta, a pulgadas
de mi cabeza. Un fusil de caza de gran calibre. Gasolina comenzó a caer de
un agujero en el depósito.
El tiroteo disminuyo. —¡No perteneces aquí, soldado! —Uno de los
cazadores furtivos gritó. —¡Nunca deberías haber venido!
Ellos querían venganza por la muerte de sus hombres durante un
tiroteo anterior con mis guardias de conservación. Hoy esta banda me
había cogido conduciendo solo para recuperar el engranaje que había
utilizado para un taladro, mi última tarea antes de que mi permiso
comenzara.
—Ríndete y vivirás—, gritó otro. —Continúa y muere. Esta es tu
última oportunidad para alejarte.
Una mentira. Ejecutarían a cualquier persona que depusiera las
armas.
Pero rendirme aun me atraía. Mi hermosa Issa me esperaba en casa
esta noche. Mi anhelo de volver a sus trucos jugaba en mi mente,
susurrando: —Estos hombres están diciendo la verdad. Por supuesto que
van a dejarte ir a casa.
Me forcé a aceptar la realidad. Moriría si luchaba; moriría si no lo
hacía.
Yo ya estaba muerto.
Reproduje a Issa trazando las cicatrices de garras marcadas en mi
pecho, pidiéndome no tomar esta asignación en el parque debido a los
leones. Le había explicado que me había ganado esas cicatrices. Había
oído al león enfurecido rugiendo de furia, advirtiéndome que me
mantuviera a la distancia, y de todos modos yo tontamente lo había
acechado.
Le prometí que estaría a salvo porque nunca ignoraría una
advertencia de nuevo.
Sin embargo, ahora yo era un hombre muerto. El odio a estos
cazadores furtivos me calcino por dentro. Yo, al menos, podría llevarme a
algunos de ellos conmigo. —¡Nada de rendirme! —Me levanté de un salto,
girando y apuntando a través de las ventanas reventadas de mi camioneta.
Dos disparos controlados. Golpeé a un cazador furtivo entre los ojos. A
otro en el cráneo. Me deje caer de nuevo. —¡Hoy no!
Abrieron fuego con sus ametralladoras, rociando balas.
En medio de los disparos, capte un sonido diferente… ¿un
helicóptero? ¿Subiendo por detrás de la cresta? Si se trataba de un
helicóptero del parque, podría vivir. Si era de ellos, moriría.
Un momento de calma. Me arriesgué a otro disparo, dando en mi
tercer blanco. Una bala voló.
El helicóptero apareció sobre la cresta…
No el nuestro. Dos tiradores en el interior me tendrían bien muerto.
La vida de un hombre moribundo realmente parpadea ante él. La
mía había estado llena de polaridades y extremos. Fuerzas fundamentales
en el combate.
Viejo y nuevo. Vida y muerte. Amor y odio.
La antigua tradición Masai se enfrentaba con mi vida militar
moderna. Había cazado leones cuando niño; ahora los protegía.
Entregué a la muerte a tantos hombres, tres solo este día, pero Issa
y yo estábamos tratando de tener un bebé.
Mi amor por ella me dejaba tambaleando a veces. Pero también lo
hizo mi odio por mis enemigos.
Más allá del helicóptero, el Monte Kenia se situaba orgulloso. Mi
familia había vivido, luchado, amado, y muerto en estas llanuras durante
siglos. El sol golpeó el pico.
Mi reacción fue cerrar los ojos. Pero me negué. Enderecé mi boina y
recé a mi espíritu guardián. Tal vez mis antepasados estaban equivocados;
tal vez había una vida después de la muerte.
Me levanté con el rifle en mi mano extendida, la postura de la
rendición. Los hice apartar la vista, estando de pie tan orgulloso como la
montaña. Pero yo sería tan impredecible como un león. Tiré mi rifle al
hombro y disparé mi última bala, golpeando al piloto.
Los disparos estallaron desde el helicóptero.
No sentí ningún dolor. ¿Había muerto? Docenas de balas habían
pasado a través de mi cuerpo. De repente me sentí ingrávido, debía estar
dejando este mundo.
Sólo me hubiera gustado poder haber visto por última vez a Issa.
A medida que el helicóptero se desplomaba en la cresta, cerré los
ojos, cerrando la tapa en el libro de mi vida.
Esperé.
Y esperé.
Cuando abrí los ojos, estaba en el dormitorio de nuestro pequeño
apartamento en Nairobi. ¿Ya era un fantasma? Issa caminaba fuera del
baño lleno de vapor, envuelta en una toalla. Su rostro se iluminó con una
sonrisa.
¿Podía verme?
En un tono encantado, dijo, —¡Llegas temprano! Quería que todo
estuviera listo cuando llegaras. El apartamento se suponía que olería a
nyamachoma9 y biryani10, y me vería como una pinup. SawaSawa. —No te
preocupes. —Te daré esa sorpresa cualquier día. —Se apresuró a darme
un abrazo. —Oh, hueles a gasolina. —Pero ella no me soltó.

9Carne de cabra asada, platillo de la cultura Keniana.


10El biryani es un plato de arroz de la cocina pakistaní, elaborado con una mezcla de especias así
como arroz basmati, carne/vegetales y yogur.
Yo todavía no había hablado, no me había movido. Debía estar vivo.
Tal vez había tenido una crisis nerviosa.
Ella se echó hacia atrás. —¿Hujambo? —¿Todo bien?
Finalmente encontré mi voz. —Sijambo. —Estoy bien. Me quité la
boina. Mi garganta era un nudo, cuando dije, —Estoy muy contento de
verte, Issa.

Más tarde esa noche, nos acostamos en la cama, compartiendo una


botella caliente de Tusker11.
¿Y si esta noche con Issa era todo un sueño? Si me quedaba
dormido, podría llegar a su fin.
El pensamiento me hizo estremecer. Decidí permanecer despierto el
mayor tiempo posible, pasar tanto tiempo con ella como pudiera.
Ella se había acurrucado contra mí, otra vez estaba rastreando las
cicatrices en mi pecho. Piel que debía estar plagada de agujeros de bala.
Toda la noche había estado reviviendo el tiroteo. Esas balas habían
pasado a través de mí como si yo hubiera sido un espíritu.
—No vuelvas—, dijo Issa con una mirada pensativa en su hermoso
rostro.
¿No castigar a mis enemigos? —Hablemos mañana. —Hoy había sido
lo bastante extraño. Después de volver a casa de la locura del parque,
había recibido un paquete extraño: un teléfono satelital con un número
pre-programado, sellado en un estuche de almacenamiento de nivel
militar. Había visto estos en mi formación. El estuche podría resistir el
fuego, el agua, incluso un pulso electrónico.
Leer la nota adjunta me había provocado una ola de vértigo:
Centurión,
Cuando comience el final, ponte en contacto conmigo.
Muerte
¿Por qué un hombre llamado Muerte, me llamaba “Centurión”? Su
nota me había traído a la memoria un cuento que había aprendido cuando
era un joven moran. Entre los masai, los morani, guerreros, eran distintos

11Tusker cerveza del Este de África.


de los laiboni, guías espirituales y sanadores, pero un hombre legendario
había sido ambos.
Kentarch de la Legión.
El mismo nombre de todos los varones primogénitos en mi línea, se
decía que él había rescatado a una legión Romana de la inanición,
convirtiéndose en un hermano de sangre de un centurión.
Kentarch había sido asesino y sanador, lleno de polaridades, igual
que yo. También había poseído dones únicos, había sido capaz de
desvanecerse en el aire y reaparecer en el otro lado en el Gran Valle del
Rift.
Temiendo su poder, otras tribus habían tratado de matarlo,
atacando con su marungu. Pero ninguna de esos palos que le lanzaron lo
golpeó. Delante de todo su pueblo, se había convertido en un fantasma.
¿Y si yo había heredado los poderes del primer Kentarch? Tal vez
podría convertirme en un fantasma a voluntad. Los cazadores furtivos no
tendrían ninguna oportunidad…
Mire fijamente con el ceño fruncido cuando una brisa caliente sopló
por las ventanas abiertas, haciendo crujir las cortinas. Las noches eran
generalmente frescas aquí en esta época del año.
Issa dijo, —¿Tan caliente?
Gritos sonaron en el exterior. Me levanté y crucé al balcón para
investigar. El cielo se hizo más brillante ante mis ojos. Fantásticas luces
comenzaron a brillar en el horizonte.
¿Qué maravilla era esa? —Issa, ven. Debes verlo. —Me quedé
mirando impresionado.
Ella se unió a mí en la barandilla del balcón, y juntos vimos el
espectáculo. Ella susurró, —Ajabu. —Asombroso.
A pura fuerza de voluntad, obligué a mi mirada a apartarse del cielo.
Aunque deseaba mirar esas luces, mi esposa era la maravilla de mi vida.
Prefería mucho más mirarla, yo podría estar pasando un tiempo prestado
con ella.
Un sonido atronador rodó en la noche. Cuando aumentó en
intensidad, mi sangre se heló. —¿Oíste eso? —No sabía lo que estaba
creando ese sonido, pero entendí el mensaje.
—¿Hmm? —Issa murmuró sin preocupación alguna mientras las
luces bailaban en sus ojos.
El sonido era el rugido de advertencia, de cada león que alguna vez
había vivido…
Traducido por Alhana
Corregido por Nyx

LarkInukai, Señora de la Fauna


<<¡Rojo de diente y garra!>>

Alias: Fortaleza
Poderes: Manipulación de animales (puede controlar a todas las
criaturas). Escudriñamiento a través de los animales (pueden tomar
prestados los sentidos de los animales). Generación animal (su sangre
afecta a la fisiología de las criaturas y puede hacerlos sus familiares).
Sentidos mejorados, visión nocturna.
Habilidades especiales: Curación y entrenamiento de animales.
Armas: Depredadores bestiales.
Alter Ego: Una delicada muchacha con un manto blanco
controlando las fauces abiertas de un león.
Icono: Impresión de una huella animal.
Características únicas Arcana: Tiene garras y colmillos. Sus ojos se
ponen rojos cuando mezcla sus sentidos con los de una criatura.
Antes del Flash: Estudiante de secundaria y entrenadora de
animales, viviendo en el complejo de un excéntrico multimillonario.
Residencia del Crazycakes12
Day 0

—Soy mujer muerta—, murmuré cuando olí sangre en la colección


de animales salvajes del jefe. —Sólo mátame ahora. —¡Los animales se
estaban volviendo locos!
Habían estado actuando extraño durante días, pero ahora
masticaban sus recintos, dando cabezazos a las paredes de sus corrales, y
excavando en un frenesí. Incluso los animales pasivos luchaban.
Conejos en una pelea a muerte. ¿Qué diablos?
Si seguíamos así, íbamos a perder el stock. Probablemente ya lo
habíamos hecho. El olor de la sangre me mareó.
Cogí bruscamente el teléfono del bolsillo de mis vaqueros y llamé a
mi padre. Su línea sonó. Y sonó. Correo de voz.
Fruncí el ceño. Siempre respondía, porque sabía lo asustada que me
pondría si no lo hacía.
Hace cuatro años, mamá nos había abandonado. ¿Mi primera pista?
No había contestado cuando la llame para que me llevara a casa desde la
escuela. Ella nunca respondió.
Dejé un mensaje para mi padre: —Los animales se están volviendo
locos por alguna razón. Tenemos heridas masivas, y necesito tu ayuda. Por
favor ven a casa. Te quiero. —Le envié un mensaje: ¡AYUDA! Animales heridos.
¿Dónde sts?
La casa de las fieras era tan grande como una arena, albergando a
cientos de criaturas. ¿Cómo calmarlos a todos? Giré en círculos.
Necesitaba tiempo con cada uno para trabajar mi magia. ¡No uno a
cientos!
Podría medicar algunos, mojar con la manguera a otros, pero nunca
conseguiría llegar a la mayoría a tiempo.
Más sangre, más gruñidos, más daño. Giré más rápido, gritando, —
¡TODO EL MUNDO TRANQUILICESE CARAJO!
Tranquilidad. Me quedé quieta, mirando a mí alrededor. Los
animales me miraban fijamente desde todos los lados con los ojos muy
abiertos, inmóviles.
Maldita sea, yo era buena.

12Una persona que hace cosas extraordinariamente extrañas o descabelladas o un acto de locura.
NDT
Hora de clasificar esta crisis. Hice estallar un calambre en mi cuello
de camino a la línea más cercana de corrales. Hice evaluaciones
puntuales, pero encontré lesiones por todas partes.
Tal vez el jefe no se daría cuenta si estábamos ligeros de unas
cuantas docenas de animales. A medida que peiné a través de los recintos
a lo largo del lado norte, tragué con miedo ante la idea de explicarle esto al
Sr. Muerte. Él no era cruel ni nada, sólo realmente intimidante.
En parte porque era tan rico (como, Ricky Ricón13), a pesar de que
sólo estaba a principio de los veinte.
En parte porque era guapísimo. Es decir, absolutamente para
morirse con su pelo rubio claro, cara bronceada y vividos ojos color ámbar.
Y en parte debido a que estaba loco…
¡Ningún herido mortal en el lado norte! Me apresuré por el lado
oeste. Habíamos perdido uno de los tres bandicoots14, y un canguro tenía
la cola rota…
Detuve en seco mi andar. ¡Los pumas habían masticado su jaula
abriéndola! ¡Esos cuatro eran como velociraptors enloquecidos! Sólo que
no tan agradables.
Así que, ¿dónde estaban?
Oí un gruñido sobre la pared sur de los corrales y corrí como alma
que lleva el diablo. —¡Mierda, mierda! —Me detuve en seco delante del
hábitat del lobo.
Los dos adultos habían sido despedazados, sus cuerpos sin vida en
el aserrín. Habían muerto para proteger a sus crías.
Los pumas habían acorralado a los tres. Los cachorros se
encogieron, lloriqueando, sangre por todos lados. Ah, Dios, al enano le
faltaba un ojo.
Un puma tenía su pata levantada para un golpe mortal.
No pensé; entré corriendo en medio del choque. El puma golpeó mi
pierna, gruñendo su furia.
—¡Oh, imbécil! ¡Vete!
Los cuatro agitaban sus colas. Claramente ellos no tenían la
intención de renunciar a sus presas. Tragué con miedo.

13RichieRich (Ricky Ricón en hispano-américa o Niño Rico en España) personaje de caricatura de


los años 80´sNDT
14Los peramélidos (Peramelidae) son una familia de mamíferos marsupiales parecidos a una rata,

conocidos vulgarmente como bandicuts (bandicoot en inglés).


Entonces recordé: Yo era LarkInukai. Debilitaba a los asesinos.
Encontraba sus debilidades y las exploraba sin piedad.
Me concentré exclusivamente en la hembra, haciéndola apartar la
vista. Para los machos, se vería como que yo la había señalado para el
ataque. Retraje mis labios sobre mis dientes, y le gruñí.
Los tres machos parpadearon, con las colas quietas. No querían
perder a su único bebé.
—¡FUERA! ¡AHORA!
Se sacudieron, girando en el aire en línea recta de vuelta a su jaula.
—¡Así es, pendejos!
Exhalando un suspiro, me arrodillé junto a las crías. Su propia
sangre apelmazada sobre su piel. Necesitaban un veterinario para
suturarlos. ¡Llámame, papá!
—Vengan aquí, pequeñitos. —Los examiné lo mejor que pude,
evaluando sus heridas. Pensé que vivirían, pero sus músculos habían sido
cortados, su piel había sido abierta. La cara de uno estaba rasguñada. El
enano sería medio ciego. —Creo que te voy a llamar Cíclope, ¿eh?
Mis propios ojos se humedecieron, y caí hacia atrás sobre mi culo.
Dos lobos muertos bajo mi vigilancia, y tres cachorros heridos. La manada
ha sido diezmada. Por no hablar de todos los demás animales.
Los cachorros lamieron mi herida sangrante, su manera de mostrar
cuidado. —Aprecio el gesto, pequeñitos, pero estaré bien. Vamos, vamos a
salir de aquí. —Los quería lejos de sus padres muertos y de ser una presa.
Recogí a los tres y me dirigí hacia un corral vacío. —Aquí vamos.
—Los puse suavemente hacia abajo, y luego los encerré, preparándome
cuando gimotearon en pánico. —Tengo que verificar a todo el mundo.
Volveré pronto.
Me apresuré por delante de la cuarta pared de los recintos. Perdimos
más animales, pero todas las demás lesiones podíamos aguantarlas por
ahora.
Los lobos tendrían prioridad. Quería limpiar sus heridas y
administrarles un sedante/analgésico. Mientras me dirigía a la sala de
suministros, saqué mi teléfono, intentando contactar con papá de nuevo.
Él iba a estar tan decepcionado por todo esto. Él hizo un hábito de
pocas promesas y servicios en exceso con el jefe.
¿Aun sin respuesta? El pánico burbujeó encima de mí. No, no, papá
acababa de salir de un área de servicio. Entre las torres.
Mantén tus tetas, Lark. Él nunca me abandonaría.
Metí mi teléfono en mi bolsillo. Esta noche iba a ser larga.
Maldita sea, ¿cómo había terminado en esta situación? Apenas lo
creí cuando papá había vendido su práctica y tomado este trabajo. Por
supuesto, su sueldo descomunal no era exactamente por la alimentación
de pollos, pero yo había tenido una vida: escuela, amigos, mi empresa de
entrenamiento. Había tenido que renunciar a todo por el Sr. Muerte.
A papá realmente le gusta el tipo. Él me dijo que nunca había
conocido a un hombre más inteligente -o más solitario.
Podía ver ambos. El jefe nunca había tenido un visitante en este
aislado complejo. Las únicas llamadas que recibía eran de envíos de
suministro. Si su teléfono sonaba, él nunca miraba hacia un número y
sonreía mientras respondía. De hecho, nunca lo había visto sonreír en
absoluto.
Su soledad me había confundido. Era rico y caliente, alto, con un
gran cuerpo, y tenía este acento muy cool. De Letonia o algo así. Lo que
explicaba su extraño-culo apellido.
Le dije una vez, —Su nombre suena como muerte, como de morir.
Su cara había estado completamente inexpresiva cuando él había
dicho, —Lo hace, ¿entonces?
Me preguntaba por qué estaba solo, hasta que él dio a entender que
algo Grande… se acercaba. Estaba fortaleciendo su complejo en la
montaña por alguna catástrofe.
Todo había empezado a tener sentido. Era un
crazycakespreparacionista15. Su locura le había impedido encontrar
amigos o una novia. Era probable que tuviera fobia a los gérmenes
también; el tipo llevaba guantes en todo momento.
Di vuelta a la esquina y casi tropecé con él. Mi respiración atorada
en mi garganta, estiré la cabeza para mirarlo a los ojos. —¡Me asustó!
—Estaba tan nerviosa como un gato sobre ladrillos calientes. —Uh, ¿que lo
desconcierta, Jefe?
—Hay que volver al castillo. Una tormenta se acerca.
Extraño. —Estaré allí en un segundo. Hubo una ligera, eh, situación
“baño de sangre” con los animales. —¿Cómo iba a encontrar mi manera de
salir de esto?

15 Personas que se preparan para lo peor ya sea por un colapso económico global o un desastre
natural de proporciones catastróficas. Se llaman a sí mismos 'preparacionistas' -'preppers', en
inglés. NDT
—Sí, huelo la sangre y la muerte. Pero eso no importa. Regresemos.
Ahora. —Me agarró del codo, sorprendiéndome.
—Um, los pumas no están totalmente asegurados. Y hay algunas
heridas que necesitan ser atendidas. —Mis pequeños lobos…
—Más tarde. —Él me condujo hacia la salida.
En el exterior, un viento caliente sopló, tan diferente de la brisa
fresca que normalmente teníamos aquí. Luego, casi tropecé. El cielo se
iluminaba con corrientes preciosas de color. Incluso el jefe hizo una pausa,
mirando la vista.
Mi preocupación por los animales se desvaneció cuando me perdí en
esas luces. Murmuré, —Dios, son tan hermosas.
—¿Hermosas? —Comenzó a arrastrarme al castillo. —Recuerda:
hermosas significa que debemos darle la espalda. —¡Pero no pude! Nunca
quise darles la espalda. —Necesito mirarlas un poco más de tiempo. ¡Por
favor, Jefe! —Me condujo al interior. Tuve la tentación de deslizarme más
allá de él por otra ojeada, pero él presionó algunos botones en un teclado
en la pared.
Un zumbido sonó a nuestro alrededor. Tarde un momento para
registrarlo… ¡él estaba cerrando las persianas de las ventanas y las
puertas! ¿Cómo voy a salir? —¿Por qué las está asegurando? Tengo que ir
a comprobar a los animales tan pronto como sea posible.
—La colección de animales salvajes estará protegida contra
cualquier aproximación.
Los pequeños vellos de mi nuca se levantaron. —¿Lo que se
aproxima?
—Una catástrofe.
¡Crazycakes!—¿Como en Grande? —Mi situación se volvió
brutalmente clara. Estaba atrapada en una fortaleza en la cima de la
montaña con un loco. —Uh, realmente necesito ponerme en contacto con
mi padre.
—Sé mi huésped. —Él agitó una mano enguantada. —Dile que se
aleje de la luz y busque refugio de inmediato. —Saqué mi teléfono,
golpeando rellamada. ¡Contesta, papá, por favor contesta! Mensaje de voz.
Marqué de nuevo.
Acababa de guardar mi teléfono cuando mi visión se atenuó y se
atenuó un poco más, hasta que no pude ver nada. —Oh, Dios, ¿¿qué está
pasando?? —Parpadeé una y otra vez. De repente, pude ver de nuevo
desde dentro de la casa de fieras. Grité, —¿Qué está pasando? —Al otro
lado del corral central, vi a los cachorros. Los tres iban creciendo ante mis
ojos, sus heridas curándose y cicatrizando.
Eran enormes, más grandes que cualquier lobo que alguna vez
hubiera visto. —¡Creo que me estoy volviendo loca!
—Fauna, conserva la calma, —dijo el Jefe. —Esto era de esperarse.
Parpadeé. Con fuerza. Y otra vez. Tan rápidamente como mi visión se
había tambaleado, fue restaurada. Me quedé mirando al Sr. Muerte.
—¿Quién diablos es Fauna?
—Uniste tus sentidos con una de tus criaturas. Viste a través de los
ojos de un animal.
—A) ¿De qué está hablando? Y, B) Lo que vi no podía estar pasando.
—¿Qué viste?
—Los cachorros de lobo crecieron. Eran… descomunales. —Él bajó
la mirada hacia la herida en mi pierna.
—¿Probaron tu sangre? —Asentí. Él levantó una ceja. —Eso fue
inesperado. Sí, el trío será bastante grande.
—¿Por qué? ¿Qué tiene esto que ver con mi sangre?
—Ven conmigo, —dijo, dirigiéndose a la sala de seguridad. Lo seguí
con vacilación. —Siéntate. —Señaló una silla delante de la cámara que
alimentaba a todo el castillo.
Me senté en el borde del asiento. —Tiene que decirme lo que está
pasando porque estoy a punto de enloquecer.
Con la mirada fija en las pantallas, dijo, —Las cartas del triunfo de
las barajas del Tarot, los Arcanas Mayores, son reales. Tú eres la Fuerza.
También conocida como Fauna.
¿Por qué eso se escuchó tan… correcto?
—Yo soy la carta de la Muerte.
—¿Cómo s-su apellido? ¿Muerte?
Sacudió la cabeza. —Como la Parca, la Muerte.
Un rugido sonó en mis oídos. Parecía tan lejano mientras él continuó
su excéntrica y fantástica explicación:
—…veintidós jugadores en un juego letal… reencarnados cada pocos
siglos… poderes especiales e individuales para cada carta… herirse los
unos a los otros… asesinos mortales con un solo objetivo.
Él debía estar loco como una cabra, con murciélagos en el
campanario. Sin embargo, sentí como si las piezas del rompecabezas
estuvieran haciendo clic en su lugar.
—…dame lealtad, y te enseñaré mucho sobre el juego, como si tu
propia familia hubiera hecho la crónica. Y te dejaré vivir más tiempo que a
los demás.
—Waw. —¿Dejarme vivir? —Está diciendo… ¿significa que me va a
matar? —Qué pregunta tan estúpida; ¿cuántos asesinos admitirían eso?
Con su voz profundamente, acentuada, me dijo, —Sí, Fauna. Con el
tiempo, tomaré tu vida. —Tranquilamente me decía que me exterminaría.
—Es posible que tengas un par de años antes de esa fecha. Tal vez lo haga
en tu adolescencia. No lo he decidido todavía.
Parecía tan seguro de que casi vomité por el miedo.
El rugido se hizo más fuerte. ¿No solamente en mis oídos?
Muerte se quedó en silencio, inclinando la cabeza. —Comienza en el
final. El ajuste de cuentas viene.
—¡Mi padre está ahí fuera!
—Sí.
Una explosión resplandeciente iluminó las pantallas; sacudió el
castillo. Las cámaras inhabilitadas, dejando sólo estática.

Me acurruqué llorando en mi cama, aterrada por papá y por mí


misma. Alguna catástrofe estaba pasando por ahí, lo que significaba que
Muerte había estado en lo cierto acerca de lo de Grande.
Le creí sobre el juego. Le creía que iba a matar a otros chicos uno
por uno hasta que finalmente llegara a mí.
Creía que nunca podría ver la sonrisa paciente de mi padre otra vez.
¿Había perdido a mis padres? A pesar de que odiaba a mi madre, yo no
quería que ella muriera. En estas horas aterradoras, incluso intenté con
su viejo número. No es que alguna de mis llamadas hubiera conectado.
Papá, por favor ponte a salvo. Por favor regresa. Un tipo loco quiere
asesinarme.
¿Cómo podía estar pasando esto? ¿Y si papá volvía, pero Muerte ya
me había liquidado? Enterré mi cara en mi almohada para ahogar mi grito.
Entonces recordé algo.
Yo era Lark maldita Inukai. Me senté, apartando mis lágrimas.
Debilito a los asesinos. Desactivo su agresión. Descubría sus debilidades y
las explotaba sin piedad.
No me conoces, Muerte.
Cada criatura peligrosa tenía una debilidad. Yo encontraría la suya.
Si se suponía que jugáramos para ganar, yo dominaría.
No me conoces en absoluto…
Traducido por Alhana
Corregido por Nyx

Arthur, Maestro de la Alquimia


<<Un hombre sabio bajo la apariencia de un niño>>

Alias: El Alquimista
Poderes: Híper-inteligencia, híper-cognición, erudito de la química,
astuto. Maestro de pociones y elixires.
Habilidades especiales: Actuar con normalidad.
Armas: Pociones para el dolor, granadas de ácido, bisturí.
Alter Ego: Un hombre envejecido, envuelto en una capa sosteniendo
una linterna en la oscuridad.
Icono: Una linterna que brilla intensamente.
Características únicas Arcana: Parece un anciano utilizando sus
poderes.
Antes del Flash: Creciente secuestrador y asesino en serie.
Traducido por Alhana
Corregido por Nyx

Azara ‘Zara”Bonifácio Félix, Nuestra Señora de la Probabilidad


<<Donde ella se detiene, nadie lo sabe>>

Alias: Diosa Fortuna, Ladrona de Suerte, Casualidad


Poderes: Absorción de suerte. Puede impartir la desgracia
(aumentando su propia suerte) y robar la suerte a través del tacto.
Habilidades especiales: Experta piloto de combate, entrenada para
el combate, arquera.
Armas: Helicópteros. Armas de fuego utilizadas en ataques aéreos.
Alter Ego: Una chica de pie en el centro de una enorme rueda. Una
esfinge corriendo en la parte superior de la misma y un dragón se aferra a
la parte inferior, mientras que dados de arcilla vieja antigua llueven de un
cielo nocturno.
Icono: Rueda.
Características únicas Arcana: Sus ojos y venas se vuelven
púrpura cuando establece un conducto de suerte.
Antes del Flash: Heredera brasileña de Dragão Novo, el mayor
fabricante de turbinas de helicóptero en São Paulo (la capital del
helicóptero civil del mundo).
São Paulo, Brasil
Día 0

Relajada en el escritorio de mi padre, soñando despierta con mi


nuevo lanzallamas, tomando la vista desde la pared de vidrio de su oficina
de piso a techo. Las calles de la ciudad se extendían por debajo.
Él terminaría pronto con el grupo de inversores Japoneses. Había
querido que me uniera a él en la sala de conferencias, pero yo había oído
su argumento de venta mil veces: —En São Paulo, los secuestros entre los
ricos se han convertido en una forma de vida. Aquí, vivimos, en áticos
blindados y vigilados, viajamos en helicóptero de una torre a otra. Si lo
mismo sucede en tu ciudad, ¿estás listo?
Sí, había secuestros aquí; mi propia madre había sido asesinada
durante un secuestro. Sí, nuestros helicópteros se vendían como locos.
Pero él podría estar exagerando los hechos una pizca.
Los que viajaban más vía helicóptero era para escapar del tráfico
miserable.
Su exaltación del miedo funcionaba para mí. Nadie se beneficiaba de
las ventas de Dragão como yo lo hacía. El dinero me permitía comprar
cosas como lanzallamas.
Dios, me encantaba el fuego.
—¿Dónde está tu mente, hija? —Preguntó Papai, sonriéndome desde
la puerta de su oficina. Detrás de él, su asistente condujo a los inversores
hacia el helipuerto en la azotea. Uno de nuestros pilotos los sacaría
volando.
Me levanté para regresarle a Papai su asiento, luego salte hacia la
esquina de su escritorio. —Estaba pensando en mi viaje. Me marcho esta
noche.
Se dejó caer en su silla. —O podrías ser mi sombra en el trabajo esta
semana en su lugar.
Habíamos tenido esta charla en repetidas ocasiones. Él quería que
me concentrara en nuestro negocio. A los veintitrés años, yo era una
experta piloto, una excelente tiradora y una combatiente entrenada, pero
no sabría si una hoja de cálculo viniera a mí con un machete. —Tengo una
sólida ventaja sobre los Olivera. —Una vez que localizara su escondite, los
convertiría en antorchas con mi nuevo juguete.
Cuando tenía once años, ellos habían matado a mi madre. Los había
estado buscando durante el último año, desde que había recibido mis
acciones de valores Dragão. Con el dinero, había financiado más
entrenamiento, armas y un equipo.
Mi vida había sido formada por la venganza, y poseía el
temperamento ideal para ello. Papai una vez había dicho que yo había
nacido sanguinaria; él no se equivocó.
Ahora exhaló, viéndose mayor para su edad. Él era atlético y en
forma, pero el estrés le caía a plomo. —¿Cómo puedes seguir manteniendo
esta vendetta?
Mi notorio temperamento resaltó como un motor de turbina
filtrando. —¿Cómo puedes no hacerlo tú? —El rumor sostenido era que
Papai se había iniciado como un criminal, dirigiendo su propio equipo
antes de que se hubiera casado con Mamãe. Si yo fuera él, estaría
utilizando mis raíces para vengarla. —Asesinaron a tu esposa. Por tu
reacción, me pregunto si la amabas en absoluto.
Furia brilló en sus ojos. —Yo la adoraba.
Todo el mundo lo hacía. Después de su muerte, mi abuela había
muerto de pena, mi abuelo bebió consumiéndose a una muerte temprana.
Lo último que me había dicho: —Si quieres justicia para tu madre, tendrás
que entregarla tú misma. —Yo tenía catorce años.
Yo haría que el clan Olivera pagara por las tres muertes.
Papai dijo: —Si sigues persiguiéndolos, tarde o temprano van a
devolver el golpe contra mi única hija y heredera. Entonces yo tomaré
represalias, y esta guerra durará para siempre, hasta que todos seamos
aniquilados.
—Me gustaría que vinieran tras de mí. —Incluso ahora tenía una
Glock en una funda en la espalda y una cuchilla táctica escondida en la
bota.
Mi equipo cuidadosamente seleccionado y yo, habíamos sacado a
dos hijos de Olivera. Ahora cazaba al resto de esa generación, pero
especialmente a Bento Olivera, su padre.
Él era el que había cortado la garganta de mi madre, después de que
Papai había pagado el rescate.
Mi mano se desvió a mi pistola. El mero hecho de tocar el arma
enfrió un poco de mi furia, enfocándola. —No entraré en esto contigo de
nuevo. Sólo he venido a decirte que me voy.
La alarma de incendios se activó.
Me puse de pie, cautelosa. Estábamos a cincuenta pisos de altura.
Sólo me gustaba el fuego cuando no me amenazaba. —¿Que está pasando?
—No sé. —Papai levantó la seguridad feeds16 de la pantalla de su
computadora. Los empleados desfilaban afuera en la planta baja. Los
inversores habían abordado en el helipuerto, estaban a punto de despegar.
Papai evaluó los feeds. —No hay señales de fuego. Tal vez
deberíamos ir a la habitación de seguridad.
—¿A cuál? —Teníamos dos: una a nivel del suelo para los incendios
o desastres naturales y una en esta planta para una incursión enemiga o
ataque.
—Mi instinto me dice que bajemos. —Papai tenía un sentido para
estas cosas. Miró hacia su librero. Detrás estaba la entrada a habitación
de seguridad de esta planta y el elevador privado. —Debemos modificar el
elevador.
Asentí. —Vamos… —¡Bam! Algo se había estrellado contra la pared
de vidrio.
¿Un pájaro? Había dejado una mancha de sangre y plumas. Luego
otro golpeó el vidrio. Y otro. Media docena de aves habían volado
directamente a él. —Qué raro. —Por encima de la sangre, espié un
resplandor. —¡Papai, mira! —Las más bellas franjas de luz oscilaban en el
cielo nocturno. Brillaban verdes y púrpuras sobre las montañas.
Él se giró hacia la pared de cristal y contuvo el aliento. —
Extraordinario. —Lado a lado, vimos las luces.
Murmuré, —Podría mirarlas para siempre.
El helicóptero Dragão con los inversores había despegado y ahora
flotaba justo enfrente de nosotros, bloqueando mi vista de las luces,
irritándome. Supuse que el piloto estaba igual de fascinado.
Otro helicóptero se desvió hacia ellos. Esos pilotos iban a enredarse
si no eran cuidadosos. Maniobraron aún más cerca. El piloto Dragão no
hizo ningún movimiento para evadirlo. Cerca.—¿Papai? —Cerca.
Él no respondió, completamente atrapado por las luces.
¡Cerca!—¡Papai!
Las aspas del rotor gruñían. Las turbinas gimieron cuando los
helicópteros fueron lanzados hacia este edificio. Hacia esta pared.
Uno venía de nariz, el otro con la cola. —¡Cuidado! —Empujé a Papai
fuera del camino justo antes del impacto...
Las aspas del rotor golpearon; el cristal se hizo añicos en un choque
ensordecedor.

16 Una fuente web o canal web (en inglés web feed) es un medio de redifusión de contenido web.
Fragmentos conectaron en las paredes. Un pico pasó junto a mí,
omitiendo mi garganta por un pelo.
—¡Zara! —Papai había llegado a la puerta.
¡Estaba atrapada entre las cuchillas en movimiento! La estructura de
la cola del helicóptero giró a través de la oficina, su rotor más pequeño,
como una segadora. Masticando todo a su paso; papel y desechos
navegaban en un vórtice, mi pelo azotando mi cara y ojos. ¡No podía ver!
Algo se clavó a mi lado. —¡Ahh! —La fuerza me golpeó tirándome
sobre mi frente, sacando el aire de mis pulmones. Una estaca afilada de
madera cayó al suelo junto a mí.
¿No fui herida? ¡La madera había golpeado mi pistola! Me arrojé y
escabullí hacia atrás hasta que me encontré contra la pared.
De pronto el aire se aclaró, ¡porque el rotor de cola estaba sobre mí!
No había tiempo para ponerme de pie. Para correr. Atrapada.
Como en cámara lenta, el tubo de la cola se arrastró hacia mí.
—¡Zara, al suelo! —Papai gritó desde la puerta.
Me presioné sobre mi espalda y gire la cabeza una fracción de
segundo antes de que las aspas del rotor flotaran por encima de mi cara.
El zumbido de metal se deslizó cerca de mi oído por milímetros. Grité y
grité, mi voz distorsionada por la rotación.
Entonces… despejado. Me quedé en estado de shock mientras la cola
pasó más allá de mí.
—¡Ven, Zara! ¡Corre ahora!
Él sostenía la puerta abierta con un brazo, acunando su costado con
el otro. ¿Herido? La sangre empapaba el cuello de su camisa y corría por
su rostro.
Luché por levantarme, con los pulmones agitados por el aire lleno de
humo. El olor del combustible para aviones apestaba; las aspas
desgastadas todavía giraban. Eché un vistazo al librero, a nuestra salida;
bloqueada por el fuselaje del helicóptero de Dragão.
Los sobrevivientes estaban atrapados en el interior. Gritaron,
pidiéndonos ayuda. Debían de estar aterrorizados, lo que quedaba de las
aspas podría engancharse al suelo y hacer palanca lanzándolos fuera de la
ventana, como un gato de neumático hidráulico. O el motor podría
encender ese combustible.
Nos alejamos cojeando del accidente, en dirección hacia el extremo
más alejado de imponente atrio del piso.
—¿Estás herida? —Preguntó.
—Estoy bien. —Pero él no lo estaba. —¿Qué te pasó?
—Las esquirlas del escritorio. —Me revisó. —¿Cómo es que no tienes
un rasguño?
Negué con la cabeza. —Ni idea.
¡Con un último thunkthunk-un golpe seco! los rotores finalmente
fueron capturados y estancados. Los hombres gritaban y golpeaban en las
puertas. ¿El helicóptero se había desplazado hacia el borde de la
habitación? Tal vez colgaban. Si no era así, habían tenido suerte.
La energía del edificio oscilo; las luces de emergencia parpadearon
encendiéndose. La alarma tartamudeó, yendo a un zumbido intermitente.
Una ráfaga de viento abrasador sacudió el edificio, filtrándose a
través de esa pared que faltaba llegando a Papai y a mí. Los techos y
paredes de cristal del atrio gimieron alrededor de nosotros.
Aunque el aire era caliente, me recorrieron escalofríos a través de la
nuca. —Escucha. ¿Qué es eso?
—¿La alarma?
—No. Más fuerte. —Escuché un… ¿rugido?
El cielo se volvió más y más claro. Edificios vecinos se balanceaban
con el viento. Bajo mis pies, este suelo tembló. Papai y yo compartimos
una mirada. Estábamos en la parte superior de la estructura más alta de
la ciudad, en un atrio de cristal.
Como punto focal, orgullosamente habíamos montado nuestro
helicóptero último modelo en el aire; éste se balanceó por encima de
nosotros.
Papai murmuró, —Meu Deus17—, atrayendo mi atención del
helicóptero.
Lo que parecía ser un láser gigante venía por nosotros. Una onda de
choque arremetió contra las ventanas de otros edificios mientras se
aproximaba. —¿Papai?
—Debe ser una bomba. ¡Tenemos que llegar al suelo! ¡Dirígete a las
escaleras!
Mientras corríamos más allá de la puerta de su oficina, eché un
vistazo. Los sobrevivientes frenéticamente daban patadas a la puerta del
helicóptero; justo cuando cruzamos, los restos del avión salieron volados

17 Dios mío, en portugués.


contra la puerta. El fuselaje arrugado como una lata; sangre salpicó el
interior del parabrisas. El helicóptero tapó el agujero de la puerta, pero el
impacto todavía nos sacudió, lanzándonos a Papai y a mí al suelo.
Detrás de nosotros, el atrio se hizo añicos.
Nos arrastramos por la galería hacia el hueco de la escalera.
—¡Continua! —Dijo delante de mí. —¡No reduzcas la velocidad! ¡Y no mires
hacia atrás a la luz!
El edificio tembló. A mi lado, una estatua de bronce de Papai volcó.
Me apresuré hacia adelante. Nunca lo lograría. Me preparé para el impacto,
pero la pared de enfrente se había torcido, ¡atrapando la cabeza de la
estatua! Como una almohada desmenuzable. La longitud de bronce estaba
suspendida justo encima de mí, sostenida por esa pared defectuosa.
Corrí; la estatua cayó. ¡Boom!
Miré hacia atrás en estado de shock. Había aterrizado a centímetros
de mis pies. —¿Viste eso? —le pregunté a Papai. Las probabilidades de
esquivarla debían ser un millón a uno.
—¡Continua!
Llegamos a la puerta de la escalera. Apalancándose él mismo se
puso de pie, entonces me agarró la mano para levantarme.
Cuando nuestra piel se puso en contacto, sus ojos se abrieron; los
míos se estrecharon. Ambos habíamos sentido algún tipo de pase de
energía entre nosotros.
—¿Qué fue eso? —Le pregunté.
Él parpadeó, mirándome fijamente a los ojos. —Yo-yo no lo sé.
—Me ayudó en el interior del hueco de la escalera. —Tenemos que seguir
avanzando.
—Estoy esperándote. —Me quité.
Corrimos escaleras abajo. Él estaba en forma, manteniendo mi ritmo
a pesar de sus heridas. Habíamos bajado tres tramos cuando el edificio se
estremeció de nuevo. El hueco de la escalera parecía contraerse sobre sí
mismo, las paredes agrietándose.
Una teja del techo se soltó de golpe por encima de Papai; los cables
eléctricos y el cableado cayeron, ¡justo a tiempo para atrapar su cuello!
Grité, —¡Papai! —Ataqué los cables chispeando, desenredándolos
para liberarlo.
Pálido por la conmoción y confusión, se frotó la garganta. El edificio
continuó sacudiéndose, vibraciones por debajo de nuestros pies. —Sólo…
¡solo continúa! No estaremos a salvo hasta que estemos en el suelo. —Él
me empujó delante de él. —¡Ve!
Algunos tramos más abajo, otro terremoto nos sacudió. Esta vez el
hueco de la escalera se expandió con una erupción de grietas en la pared.
Un trozo de metal giró desde el techo, formando un arco un poco
más allá de mi oreja. ¿Un tubo de regadera? Me di la vuelta, lo vi chocar
contra el gabinete del extintor de fuego. El extintor desatado le cayó
directamente sobre el pie.
¡El edificio parecía empeñado en destruirlo!
—Porra18, —gritó de dolor.
—¡Deja que te ayude!
Cojeando hacia adelante, dijo entre dientes: —Ve. —Él apretó los
dientes, usando una pierna y la barandilla para saltar por las escaleras.
Descendimos docenas más de tramos sin problemas. Finalmente
llegamos al último.
—¡Estamos aquí! —A tres pasos de la parte inferior, dejé de esperar,
manteniendo un ojo sobre él.
—Estoy justo detrás de ti. Dirígete a la habitación de seguridad…
La barandilla se desprendió, cayendo. Grité cuando él se desplomó
junto a mí. El borde de la barandilla rozó mi chaqueta, omitiéndome por
un susurro.
Él aterrizó en los escalones con una pierna enredada en los barras,
gimiendo de dolor.
Me apresuré hacia él. —¡Papai!
Su rostro estaba ensangrentado, con ojos aturdidos. La sangre fluía
de su costado, rezumando bajo las escaleras. —Creo que me rompí la
pierna.
Me esforcé para levantar la barandilla. Muy pesada. Intenté de
nuevo, apenas moviéndola. —Tienes que ayudarme, tenemos que liberarte.
—Zara, c-cuando este ataque termine, toma el helicóptero de largo
alcance. Vuela hacia el norte. Llega con mi hermano en Texas.
—¡No te abandonaré!
—El edificio se vendrá abajo. Los equipos de rescate me encontraran.
Pero será demasiado tarde para mí.

18 Maldita sea, en portugués.


—¡No hables así, Papai!
Su rostro estaba tenso de dolor. —Debo confesarte…. yo te despojé.
—¿De qué estás hablando?
—El clan Olivera. Bento Olivera descubrió algo que yo había
hecho…. Agraviándolo primero.
—¿Qué hiciste? —¿Qué podría haber hecho Papai para justificar el
asesinato de mi madre? Me arrodillé junto a él, impaciente por su
respuesta mientras él se esforzaba por hablar.
—Se llevaron a tu madre porque… secuestré a su esposa años antes.
¿Olivera tomó represalias? —¿Por qué lo hiciste? ¿Por dinero?
Él asintió, y luego hizo una mueca de dolor. Los rumores de los
antecedentes criminales de Papai habían sido ciertos. —La mujer peleó…
no era mi intención… el arma se disparó. Bala en la columna vertebral.
El aliento se arrastró de mis pulmones. Yo había pensado que Bento
había seleccionado a Mamãe de las mil mujeres ricas de la ciudad. Yo
nunca había sido capaz de envolver mi mente alrededor de la aleatoriedad
-como si mi madre hubiera sido traicionada por el azar-, como si su vida
hubiera terminado cuando su suerte se había agotado.
Pero ella había sido señalada, apuntada. —¿Por qué me dejaste
cazarlos? ¿Sin decírmelo?
—Lo quise, tantas veces. Pero no quería que me odiaras. La mentira
tomó vida propia.
Esta revelación me sorprendió tanto como cualquier otra cosa que
había visto esta noche. —¡Creía que la habían tomado porque eran cerdos
codiciosos! —Y por eso había destripado a los hijos de Bento como cerdos.
Después de que los había torturado.
—Ninguna. Venganza.
Los Olivera nunca se habrían detenido. Debido a mi padre. Furia
surgió dentro de mí. —Empezaste esto, porque eras codicioso. ¡Mi madre
está muerta por tu culpa! ¡Sus padres están muertos por tu culpa!
—E iré al infierno por mis pecados. —Casi para sí mismo, dijo, —
Separado de ella para siempre.
Todavía habría ido tras los Olivera, pero no habría jugado con ellos.
Esa familia sólo había estado vengando a un ser querido.
Como yo lo había hecho. Su crimen era igual al mío. —Quería
castigar al responsable de su muerte. —Mis puños cerrados. —¿Por qué no
debería de matarte?
Él murmuró, —creo que eso ocurrirá por cuenta propia, hija.
Otro terremoto. Éste fue más fuerte y más intenso que los anteriores
e iba en aumento.
—Déjame—, ordenó Papai. —¡Ve a la habitación de seguridad!
El suelo se sacudió tan fuerte, que me tambaleé sobre mis pies. Gire
hacia la salida, pero la puerta no se podía abrir. El marco estaba desigual,
acuñando la puerta cerrada.
La piedra se agrietó; el metal gimió. Tragué saliva, mirando fijamente
la escalera. Las escaleras se balancearon. Debido a que el edificio se
balanceaba.
Se movían de lado a lado, cada vez con más violencia, hasta que de
repente se tambalearon y… cayeron.
¡Oh, meu Deus19, toda la maldita cosa se estaba viniendo abajo!
Una nube de polvo y escombros explotó hacia abajo como una
avalancha. Me encorvé, cubriéndome la cabeza.
Oscuridad total.
A medida que los escombros se establecieron, piedras golpearon una
contra la otra. ¡Un crujido sonó! El aire estaba lleno de polvo, mis
pulmones se llenaron con ello.
—¿Papai? —Tosí y tiré de mi camiseta sobre mi cara, respirando a
través de la tela. —Papai, respóndeme.
Nada. Saqué mi teléfono de mi bolsillo e hice click en la linterna. Me
quedé boquiabierta con lo que vi.
Los escombros se habían acumulado a mí alrededor, incluso por
encima de mí, en un capullo perfecto.
Excepto por una única roca que lo había violado.
La que había golpeado en la cabeza de mi padre.
De alguna manera yo estaba… intacta.

19 Mi Dios, en portugués.
Traducido por Alhana
Corregido por Nyx

Rencor, La Que Tortura


<<La sangre lo dirá. La sangre correrá. Pero las lágrimas de los
condenados siempre son dulces>>

Alias: Justicia
Poderes: Escupir ácido y volar. Sentidos sobrehumanos, fuerza y
curación. Visión infrarroja. Sus alas a prueba de fuego pueden mezclarse
en el entorno, camuflándola.
Habilidades especiales: Ocultación.
Armas: Garras afiladas en las puntas de sus alas y un látigo de
flagelación.
Alter Ego: Una demonio alada, vendada de los ojos, con un látigo de
acero tachonado en su mano derecha levantada y una balanza en su mano
izquierda.
Icono: Balanza de color azul marino.
Características únicas Arcana: Sus ojos son amarillos en lugar de
blancos, con las pupilas verdes como ojo de cerradura. Tiene largas garras
retráctiles y alas de murciélago. Antes de golpear a un enemigo, sus alas
vibrarán, las garras afiladas se roscan entre sí para hacer un sonido
vibrante.
Antes del Flash: Hija de conservadores de museos egipcios, en los
Estados Unidos por una exposición de larga duración.
Suburbio de Chicago, Illinois
Día 0

¡Mira las luces! Los presentadores de noticias habían hablado justo


de esto antes de que todos los canales fueran cortados.
Líneas púrpuras, rosas y verdes rodaron como olas en el cielo
nocturno. Tan hermosas que podría llorar.
Oí a otros en mi calle sorprenderse y maravillarse. La mayoría eran
hipsters20 Americanos; todos ellos se comportaron como si yo no existiera.
Nada nuevo.
Mis padres lo hacían también.
Pero esta noche no me burlaría de mis vecinos como de costumbre,
porque en realidad tenía algo en común con ellos.
Todos estábamos disfrutando de estas luces.
Nadie me había dicho que podría ver la aurora boreal en esta época
del año. Podía mirarla para siempre. Ajusté mis gafas gruesas y me
pregunté si mis padres las estaban viendo desde la lujosa fiesta de su
mecenas en la parte alta de la ciudad.
Como de costumbre, estaba cuidando a mi hermana pequeña, Febe.
Pensé en sus solemnes ojos marrones, mejillas regordetas, y su seseo de
ocho años, consideré regresar a nuestra casa alquilada a buscarla. Ella
estaba en el sótano jugando videojuegos, nunca vería el cielo por su
cuenta.
Ella era la única en el mundo a la que amaba, la única que no veía
mi expresión habitual como despreciativa o vengativa. Nunca me había
llamado por el apodo que de alguna manera me seguía a cada país:
Rencorosa.
Exhalé. Sin dejar de mirar por encima del hombro, me dirigí hacia la
casa. Pero cuando tenía que pasar por debajo de un árbol, no me atreví a
perderme la vista de las luces…
Un dolor estalló, disparándose a través de la parte superior de mi
espalda. ¿Qué fue eso?

20 La cultura hipster es una subcultura de jóvenes bohemios de clase media-alta que se establecen
por lo general en barrios que experimentan procesos de gentrificación. Se asocian a tendencias
musicales indie y alternativas, a una moda alejada de las corrientes predominantes, basados más
en lo independiente (que incluye artículos vintage), a posiciones políticas progresistas (de
izquierdas), al consumo de alimentos orgánicos y productos artesanales y ropa de segunda mano.
Se caracteriza por una sensibilidad variada, alejada de las corrientes culturales predominantes
(mainstream) y afín a estilos de vida alternativos.
¡Ignóralo! Todo lo que quería hacer era mirar hacia el cielo… Otra
sacudida rasgó a través de mí. Mis piernas cedieron, mis rodillas golpearon
la acera.
Me las arreglé para gritar, —¡A-ayuda! —A mis vecinos más
cercanos, pero ellos estaban cautivados por las luces.
Mi piel se sentía como si estuviera siendo apuñalada, pero desde el
interior. ¡Se estaba… rasgando!
Oí sonidos húmedos, como si algo estuviera naciendo. Una ola de
náuseas barrió a través de mí, y vomité líquido negro por todo el
pavimento. Tela se rasgaba en algún lugar cercano -y entonces estas
sangrientas-, cosas negras pegajosas se agitaban frente a mí. Grité,
luchando para alejarme de ellas.
¡Me siguieron! Nunca podría huir de ellas; me agache -y se
detuvieron. Entonces se estremecieron cuando tímidamente empecé a
levantarme. ¿Debido a que estaban… unidas a mi cuerpo? ¡Oh Dios,
habían surgido de mi espalda!
Mis labios se abrieron por el shock. Las cosas que se desplegaban a
mí alrededor eran… —A-alas. —Eran enormes y con forma de murciélago,
al igual que las que me habían atormentado en mis sueños desde que
podía recordar.
¡Pero las luces en el cielo… debía mirarlas!
Esas alas se abrieron, bloqueándome la vista por encima, la única
cosa que quería ver. Del mismo modo que me di cuenta que estaba
perdiendo la cabeza, las alas me envolvieron con fuerza.
Como una mortaja.
¡Quería salir! ¡Estas cosas estúpidas estaban apartándome de las
luces! Rastrillé mis uñas contra la superficie aterciopelada para liberarme;
más dolor me atravesó. ¿Estaban mis uñas cada vez más afiladas? La
carne grisácea en la parte inferior de estas alas era tan sensible como las
yemas de los dedos.
Les di un puñetazo, luchando contra ellas. Después de luchar por lo
que debió haber sido una eternidad, acepté que no podía escapar.
El atractivo de las luces había disminuido, de todos modos. Ahora
me sentía abrumada con la necesidad de llegar a Febe. ¿Y si ella subía las
escaleras y se daba cuenta de que estaba sola?
Mentalmente deseé que mis nuevos apéndices se retrajeran… Nada.
Estaba atrapada, una oruga en su capullo.
Y al igual que una oruga, empecé a cambiar.
Mudando.
Incluso en la oscuridad adjunta, de algún modo podía ver, de hecho,
las gafas ya no ayudaban a mi visión, en realidad la oscurecían. Así que
Las aplasté en mi palma. Viendo con claridad perfecta, por primera vez, vi
a mis uñas convertirse en largas garras afiladas y a mi piel espesarse con
escamas.
No estaba tan conmocionada por estos cambios como habría
esperado.
Mi mente se dirigió a un recuerdo de hace ocho años, cuando había
tenido la edad de Febe. Había visto a un adolescente de mi barrio de la
mano en un paseo en el bosque con una chica a pesar de que ya tenía una
relación con otra.
Había seguido a la pareja, escondiéndome en un árbol. Cuando ellos
habían empezado a tener relaciones sexuales, había pensado en su novia
traicionada y me imagine el dolor que su infidelidad le traería.
Bilis se había elevado en mi garganta. Me moría de ganas de
castigarlo que había rechinado los dientes y mi cuerpo había comenzado a
temblar. Me había caído, dislocándome el hombro.
Ellos me habían llamado Rencorosa (como siempre) y me dejaron
allí.
Llegar a un médico había tomado una eternidad. El dolor en mi
hombro se había desvanecido después de un tiempo, reemplazado por un
sentimiento embotado de incorrección, de maldad.
Ahora, mientras era testigo de la evolución en mi cuerpo, me di
cuenta de que mi nueva forma era correcta. Algo malo por fin había hecho
clic en su lugar.
Durante todos mis dieciséis años, mi vida había sido dislocada.
Ahora lo entendía.
Fuera de mi capullo, mi entorno se transformaba también. El calor
quemó el dorso de las alas. Olí llamas y hollín. Percibí incendios, caos y
destrucción. ¿Una vez que finalmente escapara, todavía estaría algo de
pie?
¿Febe sería aún con vida…?
La muda debe haberme agotado; a pesar de que sentía temor
agarrándome por mi hermana, no podía mantener los ojos abiertos.
El sueño me llevó. Los sueños surgieron. Me vi escupir ácido en
enemigos y elevándome al cielo con mis nuevas alas. Sería capaz de
defenderme con ellas; grandes garras en forma de gancho con punta en los
extremos de las llamaradas más grandes. Serían navajas afiladas…
Mis ojos se abrieron, y estaba despierta al instante. ¿Cuánto tiempo
había estado dormida? Debían haber sido horas. Movimiento cerca.
Lo sentí como un depredador lo haría. Gemidos sonaban
directamente fuera de mi capullo. Podía percibir la humedad en contra de
mis alas.
Gemidos y… baba. Enemigo, mi nuevo instinto me dijo. Destruir.
Necesitaba aniquilar a cualquier cosa que llegara tan cerca de mí
cuando era vulnerable. Me imaginé usando mis alas para matar. Me
gustaría acorralar a mis enemigos con mi gran ala izquierda,
manteniéndolos atrapados mientras los golpeaba con la derecha.
Esto tenía perfecto sentido para mí. Correcto.
Por fin, los pliegues apretados alrededor de mí bajaron. Mis alas
comenzaron a vibrar, los pesados gancho de las garras se enroscaron entre
sí para hacer un sonido vibrante.
Como una serpiente, me estaban indicando que un depredador
estaba preparado para atacar. El sonido me gustó, mi propio ronroneo.
Nunca había matado antes, pero me di cuenta que lo disfrutaría.
Todo en el mundo era correcto.
Me levanté de un salto, las alas destellaron hacia enfrente, arrojando
a las personas que ubiqué. Espera, no personas. Ya no. Habían sido
convertidos en criaturas de aspecto monstruosos con los ojos blancos
membranosos. Algunos más que otros, todos ellos cada vez peor. Vestían
ropa normal, pero su piel tenía la textura de una bolsa de papel arrugada,
como si hubieran pasado mil años consecutivos en una cama de
bronceado.
Me preparé para exterminar a estas criaturas–bolsas de piel con mis
garras, y una sensación de satisfacción me golpeó. Esto era lo que estaba
destinada a hacer. No era de extrañar que siempre me hubiera sentido
como una extraña. Yo siempre había sido única.
Decapite a la primera, y luego a otra. Y otra.
Reconocí dos cosas: que era un monstruo tanto como estas
criaturas. Y no disfrutaba matar; lo adoraba.
Detrás de ellos, el barrio en su mayoría se había ido. Sólo las casas
de ladrillo aquí o allí seguían en pie. El resto eran cenizas. Aspiré una
respiración. Incluida la casa de mi familia.
Febe había estado en el sótano; ¡ella podría haber sobrevivido! Debía
llegar a ella.
Estas cosas siguieron bloqueándome. Mientras derribé a más de
ellas, oí el grito de Febe.
¡Estaba viva! Usé mis alas para empujar a las criaturas a un lado
mientras corría hacia los restos de nuestra casa. La vi en la oscuridad,
podría detectar el calor de su pequeño cuerpo, como si yo tuviera visión
infrarroja.
Ella corría de una de esas criaturas bolsa, deslizándose entre los
árboles en llamas. Sus ojos estaban en blanco por el terror. El brillo rojo
de su corazón estaba acelerado, podía verlo.
Nos encontramos con la mirada. Estaba tan aterrada de mí. Debía
explicar….
Saltando hacia arriba, torpemente agité mis alas hasta que recogí
aire ahumado, como las velas capturando la brisa, sosteniéndome en lo
alto.
Consigue acostumbrarte. Ahora más fácil. ¡Estaba volando! ¡Ah,
corrección!
¿Dónde estaba Febe? ¡Ahí!
Aterricé unos pies delante de ella, levantando mis palmas. Se detuvo
en seco, horrorizada, claramente no me reconocía.
Separé mis labios. Un líquido claro salió de mi boca; salpicando su
cara.
¿Ácido? Como en mis sueños. Su carne chisporroteó, sus ojos y
rasgos se desintegraron. Su grito atravesó la noche.
Incorrecto.
Traducido por Alhana
Corregido por Nyx

[Tarjeta inactiva] *
Censurado Censurado, Nuestro Señor Misterioso
<<Nunca censurado censurado he censurado censurado>>

Alias: Censurado
Poderes:(Aquí va una barra horizontal negra) (Aquí va una barra
horizontal negra) (Aquí va una barra horizontal negra)
Habilidades especiales:(Aquí va una barra horizontal negra)
Armas: Censurado
Alter Ego:(Aquí va una barra horizontal negra) (Aquí va una barra
horizontal negra) (Aquí va una barra horizontal negra)
Icono: (Aquí va una barra horizontal negra)
Características únicas Arcana: Censurado Censurado Censurado
Antes del Flash: Censurado Censurado Censurado Censurado
Censurado Censurado Censurado Censurado Censurado Censurado
Censurado Censurado Censurado Censurado Censurado Censurado
Día 0
Censurado Censurado Censurado Censurado Censurado Censurado
Censurado Censurado Censurado Censurado Censurado Censurado
Censurado Censurado Censurado Censurado Censurado Censurado
Censurado Censurado Censurado Censurado Censurado Censurado
Censurado Censurado Censurado Censurado Censurado Censurado
Censurado Censurado Censurado

Censurado Censurado Censurado Censurado Censurado Censurado


Censurado Censurado Censurado Censurado Censurado Censurado
Censurado Censurado Censurado Censurado Censurado Censurado
Censurado CensuradoCensurado Censurado Censurado Censurado
Censurado Censurado Censurado Censurado Censurado Censurado
Censurado Censurado Censurado

Censurado Censurado Censurado Censurado Censurado Censurado


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Censurado Censurado Censurado

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Censurado Censurado Censurado Censurado Censurado Censurado
Censurado Censurado Censurado Censurado Censurado Censurado
Censurado Censurado Censurado

* Detalles ocultos por el Tonto.


Traducido por Alhana
Corregido por Nyx

Joules, Señor del Rayo


<<¡Ojos al cielo, muchachos, golpeó desde arriba!>>

Alias: Maestro de la Electricidad


Poderes: Puede generar y controlar la energía eléctrica. Puede
electrificar su piel y crear jabalinas que se transforman en rayos.
Habilidades especiales: Precisión de tiro y lanzamiento
sobrehumano. Canto.
Armas: Jabalinas de plata grabadas con símbolos esotéricos.
Alter Ego: Relámpago golpeando una torreta, haciendo que las
personas caigan.
Icono: Rayo.
Características únicas Arcana: Piel brillante.
Antes del Flash: Un niño de coro de Irlanda en Nueva York para
una competencia de canto.
Traducido por MalayPerversa
Corregido por Maxiluna

Calanthe, Recolectora de Pecados


<<Te trituraré con el Peso de los Pecados>>

Alias.: Pecado, Recolectora del Mal


Poderes: Detección de pecados y Pathokinesis (manipulación de las
emociones). Su carga del poder de los pecados puede magnificar la
culpabilidad y el horror sobre acciones pasadas de otro. Es inmune a los
venenos de la Emperatriz. Sentidos mejorados, curación, lanzamiento y
puntería exacta.
Habilidades especiales: Astucia, adaptación social.
Armas: Un par de Sais, arma de artes marciales de tres puntas para
las manos.
Alter Ego: Figura andrógina con túnica, de pie sobre un pedestal,
que vierte agua de un cáliz a otro, el sol y un rayo de luz brillando al
fondo.
Icono: Un cáliz de oro.
Características únicas Arcana: Cuando utiliza su poder, una
neblina brota a su alrededor y ondas de energía parecen fluir de ella,
bombardeando a su objetivo.
Antes del flash: Estudiante de secundaria de la India, viviendo en
los Estados Unidos con su hermana mayor, una cronista.
Andén del metro Nueva York
Día 0

—¿No estarías pensando dormir con ese chico?


Me senté en un banco, estremeciéndome, mientras Diya arremetía
contra mí por teléfono. Me podía imaginar a mi hermana paseándose por
nuestro apartamento, estrechando los ojos brillantes con ira.
—Pensé que lo había convencido para quedarse—, le dije.
Sin embargo, con los hombros hacia atrás y rostro estoico, Joules
me había dejado, subiendo al tren para ir al aeropuerto a coger un vuelo a
su casa.
—No le diste ninguna razón para quedarse, Calanthe. —Diya hizo un
sonido de frustración. —Podrías haber cerrado una alianza con la Torre.
El Modus Operandi de mi carta era buscar a un jugador más fuerte
al comienzo del juego, intercambiando el conocimiento de mis crónicas por
la fuerza de esa carta.
Hasta que pudiera acabar con él o con ella.
Al igual que con la mayoría de los Arcanas, mi capacidad crecía a
medida que el juego avanzaba. La mayoría de los jugadores no querían
hacer daño a los demás, al menos no hasta que les envolvía el calor de la
batalla y la culpa se debilitaba; mi poder del Peso de los Pecados era
directamente proporcional a su sentimiento de culpa.
No importaba qué, necesitaba la ayuda de la Torre para desafiar a
Muerte. Mientras viviera el Segador, solo éramos cadáveres andantes de
todos modos.
—Jolues me dijo que me quería—, dije. Pero que amaba más a su
gran familia allá en Irlanda.
—Naturalmente, porque quería dormir contigo.
Sí, pero solo después de haber alcanzado determinada condición. ¿Se
reiría Diya si le contaba lo que él siempre había planeado?
Ella exhaló. —Algo volverá a empujarlo dentro del juego. Va a
converger con el resto de ustedes. —Diya sabía estas cosas; nuestra madre
enferma la había entrenado para que fuera mi cronista, transmitiendo las
crónicas de nuestra línea Arcana a las capaces manos de Diya.
Pero, ¿cómo podría Joules volver a mí desde el otro lado del
Atlántico? ¿Especialmente si alguna catástrofe se acercaba?
Diya dijo. —Me pregunto si hiciste lo suficiente para dejar una
impresión duradera que forje una alianza inquebrantable.
Yo también…

Dos semanas antes

Estaba de camino a mi casa desde el dojo, cuando un autobús


resopló hasta detenerse frente a la catedral Católica de mi barrio. En una
pancarta colgando encima de la puerta de la iglesia podía leerse:
CONCURSO INTERNACIONAL DE COROS. Un grupo de unos treinta
adolescentes, vestidos de color magenta, comenzaron a salir del autobús,
charlando y riendo mientras se dirigían a la iglesia.
¿Chicos del coro? Resoplé con burla.
Hasta que mi mirada se posó en un chico entre ellos. Tenía el pelo
marrón rojizo, ojos oscuros y era delgado. Comparado con los otros,
parecía pobre. Su túnica mal ajustada había sido reparada varias veces,
su cuello rojo se había decolorado y necesitaba un corte de pelo. Sus
zapatos estaban limpios, pero gastados y el borde de sus pantalones
doblados claramente no estaban destinados a ser una declaración de
estilo.
Entonces, ¿Por qué encontraba a este chico anodino cautivador…?
Una imagen parpadeaba sobre él; rayos cayendo sobre la torre de un
castillo de piedra y la gente cayendo de la torre. Estaba viendo… su alter
ego. Mis ojos se abrieron ¡Estaba viendo un Arcana!
Y no cualquier carta al azar. Era la Torre.
¡Uno de los Arcanas Mayores más poderosos era un chico flaco del
coro!
No debería estar sorprendida por este encuentro. Como Diya me
había dicho una y otra vez, no había algo así como “aleatorio” en el juego.
Todos éramos lanzados juntos.
¡Espera hasta que ella oyera que ya había encontrado La Torre! Esta
noticia sin duda la animaría. Pensando en la catástrofe que pronto caería
sobre nosotros, ella odiaba estar separada de nuestra anciana madre y
despreciaba Nueva York.
La Torre me echó un vistazo y dio un respingo. Tal vez estaba viendo
un leve indicio de mi propio alter ego. Tal vez estaba, igual que todos los
otros chicos, echando un vistazo a mi atuendo: estrechos pantalones
cortos de niño, sujetador deportivo y una sudadera con capucha abierta.
La Emperatriz no era la única que atraía miradas hipnotizadas.
Y yo tenía más astucia que los demás juntos.
Parecía tener unos dieciséis años, como yo. Me pregunté si sabía
algo de los Arcanas. Los jugadores normalmente no lo sabían. ¡Podía
cerrar una alianza con este chico de coro antes de que el juego incluso
comenzara! Sería masilla en mis manos.
Me apoyé contra una farola. Girando el final de mi cola de caballo y
le lancé una sonrisa coqueta.
Miró por encima de un hombro, luego sobre el otro. Con el ceño
fruncido subió el pulgar al centro de su pecho.
Le señalé y murmuré: Sí, tú.
Sus labios se separaron.
Doblé mi dedo y vino hacia mí de inmediato, hasta que un sacerdote
corpulento lo agarró del brazo para conducir al chico dentro. La Torre
estiró la cabeza hacia atrás para poder seguir mirándome.
Como si fuera a dejarte escapar, chico.
Cuando empecé a oír cantar, entré en la iglesia. A pesar de mi
escasa indumentaria, me paseé por el pasillo hasta el primer banco. Todas
las miradas de ese coro fijas en mí, incluida la de La Torre.
Tomé asiento y me quité la mochila. Los chicos a su alrededor
notaron mi interés y le dieron codazos.
En el escenario, con esos cristales de colores como telón de fondo, se
veía tan… virtuoso.
Una vez que él y yo quitáramos a Muerte de en medio, me gustaría
utilizar mi habilidad particular sobre La Torre. Después de que un chico
bueno como él se volviera un asesino, no tendría ninguna defensa contra
mi Peso de los Pecados.
Saqué un cuaderno de mi mochila y escribí algunas palabras, tan
oscuras y audaces como pude. Capturando su mirada, le mostré el
cuaderno y pasé las páginas.

Yo
Cafetería cruzando la calle
4 hoy
Su cara se puso más roja de lo que nunca había sido su cuello de
chico del coro, asintió.

Veinticinco minutos antes de las cuatro entró en la tienda.


Yo estaba allí desde las tres.
Sus ojos se movieron hasta que me vio, sentada en la parte de atrás.
Sus mejillas enrojecieron de nuevo y se dio la vuelta, de repente cautivado
ante la vista de las tazas de café.
Llevaba una raída camisa y unos vaqueros. Apostaría que él estaba
angustiado por su ropa por primera vez en su vida.
Esperé, pero era demasiado tímido para aproximarse hacia mí. Me
pregunté si alguna vez habría besado a alguna chica. Llamé. —Oye, chico
del coro.
Se volvió lentamente, entonces se aproximó a mi mesa. Cuando se
paró delante de mí, tragó con dificultad.
Pateé una silla hacia él. —¿Cómo te llamas?
Se sentó. —Soy P-Patrick Joules—, dijo, con un acento muy
marcado.
—Me llamo Calanthe. ¿De dónde eres?
—Irlanda.
—¿Cuántos años tienes?
—Quince—, respondió, con su mirada hundiéndose en el escote en V
de mi camiseta añadió. —Tú debes tener dieciocho o diecinueve años.
Le pregunté de broma —¿Están mis tetas mirándote a los ojos otra
vez?
Su cabeza se levantó, su expresión mortificada. Si ruborizarse
pudiera matar.
Sonreí. —Todas mis partes piensan que tienes unos ojos muy
bonitos. —Y realmente lo eran. —Tengo dieciséis años, para que lo sepas.
Inclinó la cabeza, su rubor cediendo un poco. Se aclaró la garganta y
preguntó. —¿D-de dónde eres?
—Crecí en la India, pero he crecido en muchos sitios. Llevo yendo a
la escuela secundaria aquí durante dos años.
Cuando cumplí trece años, mi hermana me había hecho solicitar
programas de intercambio de una docena de países, pero todos habían
estado completos.
Milagrosamente, había aparecido una plaza justo aquí. Lo cual nos
llevó a creer que el juego podría desarrollarse en este país. Bingo.
Realmente los jugadores ya estaban convergiendo. —¿Para qué has venido
a la ciudad, Torre?
Frunció el ceño. —¿Qué quiere decir eso?
—¿No conoces nada del juego? —Estudié su cara.
—¿Juego? —Su confusión se acentuó. Cuando alcé mis cejas dijo, —
No conozco nada sobre ningún juego.
Cuando me centraba en una persona, podía sentir el peso de sus
pecados; este chico no estaba mintiendo. —Solo estaba bromeando
contigo. En serio, ¿para qué has venido a los Estados Unidos?
—He venido aquí durante dos semanas para un concurso de coros.
Me incliné hacia delante y murmuré, —Pienso que tienes una voz
sexy.
Se quebró cuando preguntó. —¿P-puedo invitarte a una taza de
café?
Cuando empecé a mirarle profundamente a los ojos, sentí una llama
de algo parecido a la pena porque tendría que matarlo.
Pero esa era la Carta de la Templanza. El Peso de los Pecados nunca
me había molestado. —Solo si prometes invitarme a salir antes de que la
termine.

Hace siete días


—¿Qué piensas, chico del coro? —Pregunté a Joules, de pie, en el
observatorio de la planta ochenta y seis del Empire State Building. Las
luces titilaban abajo y a lo lejos. Una tormenta se estaba acercando –como
estaba previsto; todo de acuerdo con el plan. Salvo por unas pocas parejas
de pillos, teníamos el lugar solo para nosotros. —Verdaderamente
hermoso, ¿eh?
Nos habíamos visto tanto como había sido posible durante la última
semana –antes y después de sus ensayos con el coro y cada noche tan
pronto como él había podido escaparse de su dormitorio. Lo había llevado
a todos mis lugares favoritos, tratando infructuosamente de dormir con él.
¡Ni siquiera se había atrevido a besarme!
—Aarg, ¿Cuánto has tenido que pagar por esto? —Preguntó. Podía
decirle que estaba amplificado (¿quizás literalmente?) por ver la ciudad
desde esta altura, pero no había parado de fruncir el ceño desde que había
puesto en sus manos nuestros tickets.
Resoplé. —¿Eso importa? —Siempre insistía en coger la cuenta, a
pesar de que no podía permitírselo. Por la manera en que su estómago
gruñía cada tarde, sospechaba que estaba utilizando el dinero de su
almuerzo para pagar nuestras salidas.
Lo que me parecía un gesto… romántico.
—Es importante para mí, Cally. —Ese era su apodo para mí;
aparentemente había una ley en Irlanda para que cada uno tuviera un
apodo.
—Este no es el siglo XIX. Las chicas pueden invitar a los chicos a
veces. —Incluso sin el juego, probablemente yo querría verlo. Estaba
sorprendida de cuanto me había divertido en el tiempo que había pasado
con él.
Tenía mucho más en común con él que con mis compañeros de
estudios internacionales. Ellos tenían ensayos para obtener el acceso a la
universidad; yo tenía entrenamiento de sai. Ellos querían un diploma; yo
quería iconos.
—Esos tickets deben haberte costado bastante por una vista tan
grandiosa.
—Bien. ¿Realmente quieres saber cómo los he pagado? —Cuando
asintió, le dije la verdad. —Fui al vestuario de chicos del dojo, tomé una
foto comprometida del abusón y lo chantajeé. —El chico se había puesto
tan furioso que lo provoqué para que cargara contra mí. En el último
segundo me aparté hacia un lado. Embistió un armario con la cabeza.
Entonces aproveché para coger un billete de cien de su cartera. —Míralo
de esta manera; tú y yo después vamos a tener pizza.
Casi podía oír los pensamientos de Joules: No puedo decir si ella está
bromeando, por favor, Jesús, que esté bromeando.
Me encogí de hombros —¿Ves? Por eso debes permanecer en New
York. Para alejarme de los problemas.
Cada vez más a menudo, abordaba el tema de su permanencia. En
casa, Diya estaba poniendo toda la presión sobre mí para que solidificara
la alianza. —Tráelo al apartamento. Estaré fuera toda la noche. ¡Consigue
una alianza con este chico, Calanthe!
Ahora suspiró. —Desearía poder hacerlo. Pero mi madre tiene
suficientes problemas con los gamberros de mis hermanos. —Cinco en
total. —No quiero añadirle preocupaciones. Además, estoy pelado. —Ante
mi ceño fruncido, explicó. —Sin dinero. Y no puedo trabajar en este país.
—Podías pedirme prestado. —No es que mi hermana y yo tuviéramos
mucho que perder.
Frunció el ceño de nuevo. —Eso nunca va a suceder.
Viendo que no iba a cambiar de opinión –por ahora– dije, —Entonces
necesitamos divertirnos cada minuto que estemos juntos. —Yo había
llegado una hora antes hoy, aun así él había estado esperándome.
Su cara se había iluminado cuando me había visto y había corrido
hacia mí como un cachorro agitado. Entonces, pareciendo darse cuenta de
lo tonto que se veía, fue más lento y pareciendo más indiferente.
Incliné mi cabeza hacia él, —¿Soy la primera chica con la que has
salido, ¿verdad?
Sus mejillas ardieron. Estaba guapo cuando se ruborizaba de esa
manera. Me encontré a mí misma pinchándole mucho para conseguir que
se ruborizara.
En lugar de enfadarse (lo cual hacía muy a menudo), gruñó
solemnemente. —Porque yo no había encontrado una chica tan bella como
tú.
Después de unos momentos, parpadeé sorprendida por haber estado
mirándolo fijamente a los ojos. —Uumm, deja que te enseñe mi lugar
favorito. —Le conduje para que pudiera observar la tormenta que se
aproximaba. —Aquí arriba, está todo lleno de electricidad estática.
¿Puedes sentirla?
Su expresión era excitada. —Puedo. ¿Se supone que tiene que darte
tan alto como esto? —Un trueno retumbó y se le escapó una carcajada.
—Humm, puede ser que a nosotros más que a otros.
Un relámpago llameó en la distancia y se quedó cautivado. —
Siempre me han fascinado los rayos.
—¿Lo hacen? Eres como el chico eléctrico de las leyendas del Tarot
de mi hermana. —Le había contado que mi hermana utilizaba las leyendas
de los Arcanas Mayores para distraerme. Introduciéndolo a él en mi
mundo –nuestro mundo– le explique las bases del juego y la mayoría de los
veintidós jugadores.
—¿El que se llamaba Torre? —Sonrió. —Pensé que sería Muerte
incuestionablemente. ¿Dónde está mi guadaña?
Me estremecía ante la sola mención de Muerte.
Joules miraba a lo lejos mientras más rayos caían. —Cally, nunca
me he sentido más vivo de lo que me siento ahora.
—Entonces hazte una foto conmigo. —Saqué mi teléfono. Cuando lo
acerqué más a mí, pasé mi brazo alrededor suyo y gesticulé para la foto.
Murmuró a mi oído. —¿Vas a hacerme a mí también chantaje con la
foto?
Me puse frente a él, —Por supuesto. Tendrás que quedarte conmigo.
Parecía no poder apartar sus ojos de mis labios, así que los lamí.
Pero no se movió para besarme. Definitivamente, nunca había besado
antes.
Dije, —Tan joven.
Sus ojos se abrieron, —¡No más joven que tú!
—Pruébalo. Bésame.
Miró alrededor. —¿Aquí? Debe haber cámaras—, dijo, su acento más
espeso.
—A nadie le importa.
Joules parecía como si prefiriera comer uñas que besarme aquí. Pero
me permitió manejarlo hasta que estuve entre él y la cámara.
—¿No quieres besarme?
—Claro que quiero, pero eso podría llevar a otras cosas y estoy
esperando hasta después de que me case. —¡Lo decía en serio! —¡Espera
conmigo, Cally!
Mi mano descendió y la todopoderosa Torre dio un gemido. Arrastré
mi palma por el frontal de sus vaqueros.
Su voz se quebró cuando dijo, —Jesús.
Cuando moví mi mano, sus ojos se voltearon en su cabeza. Un rayo
golpeó muy cerca –como si viniera de sus emociones– y gruñó.
—Nadie tendrá que esperar más—, murmuré.
—Siempre lo había p-planeado—, otro gruñido.
—Creo que solo estás poniendo excusas. Quizás no quieras que sea
tu chica.
—¿Que seas mi muchacha? —Trató de enfocar su mirada, para
encontrar la mía, como si estuviera a punto de hacerme una promesa. —
¡No hay nada que quiera más! Desde el primer momento que te vi, ¡supe
que tú eras la única! —Aunque su cuerpo temblaba de necesidad, jaló de
mi mano para poder sujetarla entre las suyas. Dioses, era tan sincero, tan
virtuoso.—¿Quieres serlo?
Un pensamiento traidor se alzó, ¿Qué si soy suya?
No, el juego lo hacía imposible. Dude, luego mentí. —Lo soy.
Su cara se iluminó con adoración y los rayos golpearon a nuestro
alrededor. Se reflejaban en sus ojos.

Ahora
Desde mi banco en el metro, miré hacia la nada. Realmente me
había dejado. ¿Estaba más molesta por perder a mi chico del coro que por
haber perdido a La Torre?
Ridículo. ¿Cuál era la regla número uno del juego? Nunca, nunca,
desarrollar sentimientos por otro jugador. ¿Qué tipo de futuro podían tener
dos cartas si se enamoraban la una de la otra? Envejecerían mientras el
juego estuviera en marcha. Así que existían dos posibilidades –si se las
ingeniaban para eliminar al resto de las cartas– y ambas eran horribles.
O uno moría joven o el otro permanecería viejo hasta que el siguiente
juego comenzara.
A menos… que ellos pudieran enredar a otro Arcana para que les
sobreviviera a ambos.
Tenía miedo de volver a casa y enfrentarme a mi hermana. Sería
capaz de ver que estaba sufriendo por Joules. ¿Cómo había podido
meterse tanto bajo mi piel en tan poco tiempo?
Quizás durmiera en este banco.
Cuando un viento cálido sopló por el túnel del metro, alcé la mirada.
Un tren estaba parando. ¿Ningún alma solitaria iba a apearse? Extraño.
No había visto a nadie descender desde que Joules había tomado su tren.
Lo había intentado todo para detenerle. Le dije. —Mi hermana dice
que puedes quedarte con nosotras. Puedes compartir mi
habitaciónconmigo.
Balbuceó. —¡Eso no estaría bien!
Le había dicho que estaba muriéndome por dormir con él, pero había
vuelto a citar el matrimonio, añadiendo, —¿Qué pasa si el condón se
rompe? ¿Cómo podría mantener una familia? —Además, no había querido
faltarle al respeto a mi hermana haciendo algo bajo su techo.
Mi católico irlandés virtuoso. Había intentado hacerlo sentir culpable
diciendo, —Todo tiene que ser a tu manera. Te niegas a ceder ni una
pulgada. Me preocupa que tipo de relación sería la nuestra. —Había
parecido afligido.
Pero no había vuelto conmigo al apartamento.
Entonces, la pasada noche, completamente desesperada, había
confesado que esas leyendas del Tarot eran reales. Le expliqué todo, su
papel, mi papel, la historia, el peligro. Le dije que algo malo iba a ocurrir
pronto y que podía no ser capaz de volver a mí.
Se había mesado el cabello con sus dedos. —¡El pensamiento de
estar separado de ti me enloquece! —Su corazón había tronado; lo había
oído, lo que quería decir que mis sentidos se estaban agudizando y el juego
estaba a punto de empezar.
—Pero no me crees—, dije suavemente.
Exhaló. —No lo sé… es difícil de asimilar. Creo que tú lo crees.
Todos los placeres que le había ofrecido, todos los trucos para
manipularle que había usado, y había fallado.
—¿Cally?
Mi cabeza giró alrededor. ¡Joules estaba saliendo del tren! Mi
corazón saltó y corrí hacia él.
Me agarró entre sus brazos, enterrando su cara en mi cuello. —Te he
echado de menos esta media hora, muchacha.
¡Yo también le había echado de menos! —Ahora nunca podrás coger
tu vuelo.
Se echó hacia atrás para mirarme. —No voy a ir. —Deslizó sus
nudillos sobre mi mejilla.
—Pero no tienes dinero.
Sonrió. —Entonces estoy condenado a robar bancos. —Sonaba tan
confiado. Y era sexy.
—¿Condenado? Estás maldito, chico del coro.
Asintió. —Voy a dejarme llevar un poco. Tenías razón; te estaba
empujando a cosas y no estaba cediendo ni una pulgada. Eso no era justo
para ti.
—¿Qué pasa con tu madre?
—Le diré que he encontrado un programa de trabajo y estudio aquí.
No una mentira, porque estaré trabajando en los robos y tú me enseñarás
a ser el novio perfecto. —En un tono ronco, dijo, —Soy nuevo en todo esto,
¿tendrás paciencia conmigo?
—Y tú conmigo, ¿de acuerdo? —No podía recordar la última vez que
había estado tan feliz. Enlacé mis manos detrás de su cuello. —No puedo
creer que vayas a quedarte.
—Si este juego es real, necesito estar cerca para protegerte. Y si no lo
es, necesito estar aquí para ayudarte.
Mis labios se separaron. Ninguno de mis trucos había funcionado;
pero su necesidad de protegerme lo había traído de vuelta.
—Soy tu novio, Cally.
Algo se enroscó en mi pecho. Solamente… Solamente acababa de
romper la regla número uno del juego. —Y tú eres mi muchacha.
—Lo soy—, le dije y esta vez era verdad. Ya solucionaríamos el resto.
Era como una de esas personas de su alter ego, cayendo de cabeza desde
la torre golpeada por truenos. Pero a diferencia de ellos, me importaba un
comino donde o como aterrizara, siempre y cuando él estuviera a mi lado.
Me acercó a él y se inclinó. —Ven aquí. —Presionó sus labios contra
los míos. Cuando sentí las primeras chispas provocadas por su
electricidad, sonreí dentro del beso.
Hasta que algo me mordió en el tobillo.
Salté hacia atrás. —¡Aaahhh! —Una rata estaba corriendo
alejándose.
No estaba sola. Estaban burbujeando desde el fondo hasta nuestro
alrededor.
—Nos vamos. —Joules me agarró de la mano y se dirigió hacia la
salida.
Una ola de ratas coronó la parte superior de la escalera, chillando
como locas y cayendo unas sobre otras en su prisa. —¡Esto no es bueno!
¡Estamos atrapados aquí abajo!
Me empujó hacia el banco y nos subimos encima. —Vamos a estar
bien—, dijo, no entrando en pánico en absoluto. ¡Había estado mucho más
nervioso por darme un beso! —Esto se va a solucionar—, me dijo, con un
gesto de confianza.
Patrick Joules mantuvo la calma.
Incluso cuando un escalofriante rugido en la superficie se hizo más
fuerte.
Incluso cuando perros con ojos como platos y correas de paseo
arrastrando se lanzaron descendiendo por esos escalones y animales de
zoológico ensangrentados los siguieron.
Incluso cuando un bastón de plata apareció en su mano…
Traducido por MalayPerversa
Corregido por Maxiluna

Ogen, Profanador Infame.


<<Haré una fiesta con tus huesos>>

Alias: El Diablo, El Sangriento Infame


Poderes: Fuerza sobrehumana, agresividad animal. Puede
transformar su cuerpo, primero en un ogro, después en un gigante. Su piel
engrosada repele el ácido y el veneno.
Habilidades especiales: Forjar metal.
Armas: Ninguna.
Alter Ego: Un ogro mitad hombre mitad cabra que conduce esclavos
atados.
Icono: Dos cuernos negros.
Características únicas Arcana: Tres metros de altura. Una bestia
jorobada con cuernos y pezuñas.
Antes del flash: Estudiante de secundaria de Ohio en tratamiento
por cuernos cutáneos y crecimientos óseos en la cabeza.
Traducido por Fangtasy
Corregido por Bibliotecaria70

Stellan Tycho, Navegante Arcana


<<Desciendo sobre ustedes, como la noche>>

Alias: La Estrella del Norte, Supernova


Poderes: Personificación y manipulación estelar. Sentidos mejorados
y visión nocturna. Puede generar bombas estelares, detonarse a sí mismo
para paralizar o destruir a los enemigos. Ecolocalización, emisión de
baliza, navegación astronómica.
Habilidades especiales: Sabio astrónomo.
Armas: Ninguna.
Alter Ego: Una figura andrógina desnuda, recogiendo agua bajo una
brillante estrella de ocho puntas.
Icono: Una estrella blanca.
Características únicas Arcana: Cuando usa su poder, su cuerpo
vibra hasta que se vuelve indistinguible.
Antes del Flash: Estudiante de la universidad danesa, viajando a
Colorado para estudiar astronomía.
KøbenhavnsLufthavn
(aeropuerto internacional de Copenhague)
Día 0

—¿Tienes tus libros? —me preguntó mi madre.


Asentí, deprimido. Sólo quería dejar atrás esta despedida de una vez.
—¿Tienes dinero para el viaje? —me preguntó mi padre.
Palmeé el bolsillo de mis pantalones vaqueros. Otro asentimiento.
Para todos los demás, parecíamos una familia regular, dos padres
que envían a su hijo mayor a la universidad mientras que cinco hermanos
menores impacientes soñaban con su turno.
La universidad era sólo una coincidencia. En realidad, iba a los
Estados Unidos, dejando atrás mi trabajo a tiempo parcial, a mis amigos, y
a mi novia potencial (dos citas increíbles), para completar un juego letal.
Posiblemente.
Lo más probable era que todo ese rollo Arcana fuese una fijación
demencial de mis padres. Su locura era el pequeño y sucio secreto de
nuestra familia. Cada familia tenía uno, ¿verdad? Como el padre de mi
amigo que hizo trampa con sus impuestos y la madre de otro que abusaba
de los fármacos.
En el mejor de los casos, mis padres eran unos enfermos mentales y
no sentían amor por mí.
En el peor, estaban cuerdos y me estaban obligando a participar en
una competición que lo más probable era que me matasen. Y no sentían
amor por mí...
Astrid, la menor de mis hermanos, gimoteó, —¿Por qué Stellan tiene
que ir a Colorado?
Porque mi padre “presentía” que el juego sería en los Estados Unidos
esta vez. Podría ser peor. Podría haber “presentido” que sería en Siberia.
Pellizqué la barbilla de Astrid. —Porque soy mejor que tú—, le dije,
bromeando, pero mis padres asintieron.
Padre les dijo: —Su hermano va a ser famoso por toda la eternidad.
Madre alzó la mano para enderezar mis gafas, avergonzándome.
—Estoy tan orgullosa de ti. Todo tu estudio y tu esfuerzo están a
punto de dar sus frutos. A partir de este momento, tu vida nunca será la
misma. —Me apretó los hombros mientras me abrazaba. —Recuerda,
derriba a Muerte en primer lugar. —Me soltó, haciendo un gesto para que
mi padre y yo nos abrazáramos.
Él y yo a regañadientes accedimos. En mi oído, dijo entre dientes, —
Vuelve a casa con veintiún iconos o no vuelvas a casa.
¡Røvhul! ¡Estúpido! Pero me mordí la lengua.
Mi padre se consideraba un Tarosovo, un sabio del Tarot, y mi
madre se suponía que era una cronista, pero ninguno de ellos podía viajar
conmigo para documentar mis obras teóricas, porque mis padres se
reproducían como asteroides, dejándolos con una gran cantidad de niños y
poco dinero.
Entonces mi madre había encontrado una solución: —¡Puedes ser tu
propio cronista! Utiliza tu teléfono para enviarnos actualizaciones de todo
lo que haces mediante mensajes de texto. Descargaré y organizaré tus
mensajes, registrándolos en el libro.
Ese espeluznante tomo antiguo: Las crónicas de los Navegantes
Arcanas.
Las páginas estaban repletas de relatos de traiciones y asesinatos
desde hace siglos. Me sabía el libro de atrás hacia adelante, y de adelante
hacia atrás, había estado leyendo las historias desde que tenía edad
suficiente para recordar. Ahora mi “juego” sería convertido en una crónica
también.
Vía mensaje de texto.
—Así que, allá voy—, le dije, preguntándome si aún podrían entrar
en razón. —Si dejas de recibir actualizaciones, sabrás que La Luna me
habrá atravesado el corazón o que el Diablo me habrá devorado. —O bien
que me había hartado de soportar su enfermedad y me negué a enviar más
mensajes de texto.
Madre frunció los labios. —Eso no es divertido, Stellan. Además, eres
demasiado inteligente como para ir en contra de La Luna. —Me reprendió.
—Sólo los jugadores de desafío deben estar cerca de ti, sobre todo al
principio.
Miré a ella y a mi padre. —¿Realmente van a hacer esto? ¿Enviarme
lejos sólo? —En sus mentes, las probabilidades estaban en contra de mí
supervivencia.
Lo que significaba que me estaban enviando lejos a bordo de un
barco funeral vikingo en llamas, excepto que todavía estaba vivito y
coleando, pidiendo ayuda a gritos.
—¿Crees que debería renunciar a mi trabajo? —Padre estaba
rayando el límite de su paciencia conmigo, su rostro enrojeciendo con
rabia. —Tal vez tu madre debería dejar de criar a tus hermanos.
—No, nunca esperaría que la vida de otra persona cambie
drásticamente. —Había llegado al límite de mi paciencia con él también.
Habíamos estado discutiendo sobre esto durante semanas. Ya era
suficiente.
Me incliné para besar y abrazar a mis hermanos y hermanas, a
continuación, les dije a los cinco, —Cuídense las espaldas los unos a los
otros. —Sin decir una palabra más, me dirigí hacia la línea de seguridad,
con el boleto listo.
Cometí el error de mirar hacia atrás. Todos sonrieron y dijeron adiós
con la mano como si todo fuera normal. Como si fueran normales. Eso me
hizo sentir aún más demencial.
En el momento en que dejé atrás el control de seguridad y corrí por
el vestíbulo, mi vuelo estaba embarcando. Deslizándome por la pasarela de
embarque, encontré mi asiento y guardé mi mochila. Entonces saqué mi
teléfono. ¿Actualizaciones, madre? Ten cuidado con lo que deseas.
Stellan: ¡Mi primer paseo en avión! Esperando para el despegue. Tratando de decidir a
cuál de mis padres odio más.
No recibí respuesta.
Stellan: El despegue fue suave. El barco funeral vikingo ha zarpado.
A medida que el avión ascendía, miré por la ventana y observé la
sombra del único hogar que había conocido desdibujándose. Una vez que
el entusiasmo por el viaje aéreo decayó me quedé dormido...
Dormí todo el camino hasta Atlanta, mi ciudad de conexión,
despertando, ya que estábamos a punto de aterrizar. A pesar de haber
pasado varias horas, todavía estaba furioso con mis padres. Así que seguí
con la actualización.
Stellan: Dormí todo el vuelo. Babeé sobre el pasajero del asiento de al lado. Soñé que
mis padres estaban dementes y me habían enviado a Estados Unidos para ser asesinado.
Madre: Esto no es divertido. Para inmediatamente.
No me detuve.
Stellan: pensé en cambiar mi próximo vuelo de Colorado a Hollywood. Tal vez mis
padres se referían a un tipo diferente de estrella.
En el aeropuerto, corrí bajando las escaleras mecánicas para coger el
tren entre terminales, pero lo perdí. —Cuidado—, dijo una voz automática.
—Las puertas se están cerrando y no se volverán a abrir. Por favor, espere
al próximo tren.
Aproveché esta oportunidad para enviar un mensaje de texto a mis
padres una vez más.
Stellan: Dirigiéndome hacia una nueva terminal. Terminal puede ser un adjetivo así
como un sustantivo. Como en, *Stellan está en fase terminal.*
Ninguna respuesta.
Cuando el siguiente tren llegó, entré con todos los demás y alcancé
una correa sobre mi cabeza. —Bienvenido a bordo del tren avión—, dijo
otra voz automatizada. —La siguiente parada es para la puerta E. E como
en Eco.
Eco. Uno de mis poderes se suponía que era la ecolocalización. Si
desarrollara habilidades sobrenaturales, teóricamente sabría cómo
usarlos, pero hasta ahora no había habido ni siquiera un atisbo.
No era ninguna sorpresa. Tenía dieciocho años y todavía no tenía
necesidad de afeitarme.
El tren se puso en marcha, moviéndose a una sorprendente
velocidad, y de forma brusca, a través de un túnel subterráneo. Padre era
un mecánico que había trabajado en los trenes desde que yo tenía
memoria. Y había viajado tan poco como yo. Me pregunté qué pensaría
acerca de este medio de trasporte automatizado para la gente.
Las luces parpadearon y el vagón redujo la velocidad. Miré hacia
arriba, buscando las expresiones de los demás. ¿Era esto normal?
El tren rodó hasta detenerse con un sonido sibilante -entre las
terminales.
Todo el mundo estaba tecleando en sus teléfonos como locos. Bueno,
entonces no era normal. Traté de llamar a mis padres. Líneas saturadas.
Las luces parpadearon de nuevo. Encendiéndose y apagándose.
Encendiéndose y apagándose.
Oscuridad.
Por alguna razón, esta parada no planificada no había disparado el
modo de emergencia del tren. Por lo que al tren se refería, estábamos
todavía circulando.
Los teléfonos iluminaban el interior. La gente se echaba miradas
nerviosas los unos a los otros.
Cuando el túnel retumbó, una mujer gritó.
¿No había tornados asesinos en Georgia todo el tiempo? Genial, mis
padres me habían enviado para ser destrozado por un tornado.
Un estadounidense grande y sudoroso dio un tirón al cuello de su
camiseta. La camisa decía: Donante del orgasmo. Éste gruñó las sílabas: —
Claus-tro-fó-bi-co. —Con un grito, intentó forzar la apertura de las
puertas.
Quise decirle, —No se abrirán mientras nuestro engranaje esté
accionado.
Sus ojos se movían histéricos. —¡No pueden hacer esto!
Un trabajador del aeropuerto uniformado dijo: —Señor, simplemente
mantenga la calma. Pronto tendrán resuelto esto.
—Aleja esa mierda de mí. —La gente se amedrantó con él.
El aire estaba volviéndose sofocante, como si la temperatura
estuviese aumentando un grado por segundo. El sudor goteaba del rostro
de Tipo Grande, empapando su camiseta.
El estruendo en el túnel aumentó al nivel de un sismo importante.
En la distancia, me pareció oír... un rugido.
Tipo Grande se volvió loco, golpeando las puertas, pateando el cristal
de seguridad, el cual se quebró formando un patrón estelar, pero no cedió.
La luz brillaba desde lejos a lo largo del túnel. La calidad y la
intensidad de la luz parecían provenir de una fuente natural de algún tipo.
Pensé que era… fuego. ¿O incluso el sol?
Lo cual no podía ser correcto. Comprobé el reloj de mi teléfono.
Noche. El cielo debería estar oscureciendo.
Un chillido estridente sonó. Después sobrevino una explosión. Antes
de que pudiera desvanecerse, hubo otra. Y otra... El estruendo era
ensordecedor.
Todo el mundo se agachó. Un hombre gritó: —¡Estamos siendo
atacados! ¡Eso deben ser bombas!
Difícilmente. Si hubieran arrojado bombas, todos estaríamos
muertos. Y ¿quién hacía blanco en un aeropuerto con bombas débiles? Me
pareció que era un escenario aún peor: los aviones caían del cielo. —Son
aviones—, murmuré.
Incluso sobre toda aquella conmoción, un tipo con traje me oyó. ―¿Y
cómo sabes que son aviones? ¿Qué estás haciendo con ese teléfono?
Tragué. —Comprobando qué hora es. —Guardé el teléfono en el
bolsillo.
—Chico, tienes un acento extraño—, dijo Tipo Grande con un acento
extraño. —¿Por qué habrías de decir que los aviones están cayendo?
¿Cómo explicarle a un hombre que llevaba una camiseta de donante
de orgasmos que lo de las bombas no tenía sentido?
Un chillido atrajo nuestra atención hacia la parte delantera del tren,
donde había una luz. Otro vagón de tren se deslizaba en punto muerto
hacia nosotros, pareciendo rodar sin frenos ni potencia, simplemente por
energía cinética. Un tren descarriado.
Un tren fantasma.
Las personas apuntaron sus aplicaciones de linterna hacia el vagón.
El exterior estaba negro carbonizado, y todas las ventanas habían sido
hechas añicos. ¿Era sangre lo que estaba salpicado sobre los fragmentos
restantes de vidrio?
A medida que el vagón se deslizaba más allá de nosotros, arrastraba
un trozo del fuselaje de un avión.
La evidencia de que los aviones habían caído al suelo.
Todos los ojos se volvieron hacia mí, como si lo hubiera hecho yo.
Levanté las manos. Tipo Grande parecía que estaba a punto de asesinarme
con sus puños carnosos.
—Sólo soy un estudiante. ¡Y-yo no tuve nada que ver con esto!
Tipo Grande tenía seguidores ahora. Mientras él y otros dos hombres
acechaban más cerca, sentí una extraña fuerza erigiéndose dentro de mí.
—¡No se acerquen más! —Me temblaban las manos, mi cuerpo
vibraba con energía. Algo estaba sucediendo.
¿Era yo realmente la Estrella?
Mi mente se disparó a mis crónicas. Nova. Supernova. Supernova
super luminosa. Agujero negro masa-estelar. Implosión. Explosión. Fusión
nuclear.
Cataclismo.
—¡Y-yo no quiero explosionar! Por favor, quédense atrás. —No lo
hicieron. Esa energía dentro de mí parecía retraerse. Pronto exigiría una
salida. —¡Por favor! ¡No quiero hacerles daño!
Los ojos de Tipo Grande se volvieron salvajes. —¡Así que tuviste algo
que ver con esto!
—¡Nooo! —¡Me sentía como si estuviera a punto de explotar! Mis
manos levantadas vibraban tan rápidamente que no podía valerme de
ellas. Sólo dos borrones. Mi boca se abrió pasmada al verlas.
Tipo Grande agarró la parte delantera de mi camisa. Error.
Una materia luminiscente surgió de mí como una onda de choque.
―¡Ahhh!
Con horror, vi una luz azul vaporizando a todo el mundo antes de
perder el conocimiento...
Lento despertar. Qué sueño tan extraño.
Algo duro estaba clavándoseme en el costado. ¿Me había quedado
dormido con un libro en la cama? Fruncí el ceño. ¿Era eso... metal? Abrí
los ojos.
¡Ah, Dios, estaba acostado sobre unos ríeles! ¿Desnudo? Me
incorporé de inmediato. El terror me recorrió mientras giraba mi cabeza
alrededor.
¡El tren! Mi aliento se me atoró en la garganta. Lo que quedaba del
tren.
El exterior había explotado, el metal doblado hacia afuera, como una
lata reventada con dinamita.
Me quedé boquiabierto ante los restos, imaginándome mi siguiente
mensaje de texto para mis padres: Estaban en lo cierto, en todo.
Traducido por Fangtasy
Corregido por Bibliotecaria70

Selena Lua, Portadora de la Duda


<<He Aquí la Portadora de la Duda>>

Alias: La Cazadora, La Luna


Poderes: Pathokinesis (manipulación de las emociones). Puede
causar duda y usar la luz de la luna como un señuelo. Velocidad,
resistencia, sentidos, destreza y curación sobrenaturales. Puntería y tiro
con arco con precisión sobrehumana.
Habilidades especiales: Motociclismo, puntería.
Armas: Arco largo, espadas, armas de fuego, lo que sea que tenga a
mano.
Alter Ego: Una diosa radiante de la caza con la piel teñida de rojo,
suspendida en un claro de luna.
Icono: Cuarto de Luna superpuesta sobre una luna llena.
Características únicas Arcanas: Su piel se ilumina de color rojo al
igual que la luna del cazador.
Antes del Flash: Campeona de motocross, esperanza de tiro con
arco Olímpica, y estudiante universitaria que acaba de mudarse lejos de la
casa de sus tías.
Campus de la Universidad Highland
Día 0
02:01 a.m.

Mientras permanecía paralizada en la cama de un jugador de


lacrosse que olía a sudor y cerveza rancia, escuché a cuatro jugadores
debatir quién se pedía ser el “primero”.
Conmigo.
Deseaba que mis músculos funcionasen. Ninguno lo hacía.
Mentalmente grité para que mis ojos se abrieran. Éstos se negaron.
Todo lo que podía hacer era quedarme allí, impotente, y reproducir
los eventos que me habían conducido a este punto.

Hace tres semanas


—Por supuesto que no te vas a ir, Lena. —La Tía Wanda se ajustó
sus gafas, un gesto que delataba su nerviosismo. —Tu sitio está aquí, con
nosotras.
—¿Por qué tienes que ir a la universidad? —Preguntó la tía Sharon.
Ella era tan segura como Wanda era nerviosa. —Lo único que necesitas
aprender es lo referente al juego.
¡Siempre con el juego! Puede que hubiera sido maldecida a ser la
carta de la Luna, la Portadora de la Duda, pero eso no significaba que una
vida normal fuera imposible.
Mi carta estaba asociada con el anhelo. Nada más. Estaba harta y
cansada de no tener amigos con quien hablar, no tener un novio, no hacer
ninguna de las cosas normales que los adolescentes hacen. Resuelta,
negué con la cabeza. —Me voy. —Me abrí paso más allá de ellas hacia la
puerta principal.
Me siguieron, deteniéndose en seco al ver mi nuevo Tahoe21 negro.
Sharon espetó, —¿De dónde sacaste eso? No tienes acceso a tu fondo
fiduciario desde hace años.

21 Camioneta Chevrolet.
Con los hombros hacia atrás, dije: —Lo he canjeado por las motos de
papá. —Dios, había agonizado tomando esa decisión. Él había ganado
algunas de sus más famosas carreras de motocross sobre ellas. Pero pensé
que él y mamá hubieran querido que las utilizara para emanciparme del
control de Sharon y Wanda.
Arrojé mi maletín con el arco dentro de la camioneta y luego me
dirigí de nuevo hacia la casa. Sólo tenía que hacer un viaje más.
Sharon siguió a mi lado, la brisa agitando su largo cabello oscuro. —
Te prohibimos que te vayas. —Wanda continuó, retorciendo las manos.
Me reí. —Tengo dieciocho años. —Y más fuerte que una docena de
mujeres en conjunto. —No puedes prohibirme una mierda. —Me detuve en
la puerta principal y les pregunté: —¿Por qué se resisten a esto cuando
todos sabemos que probablemente voy a morir pronto?
Morir significaba perder. Ese tipo de pensamiento era una blasfemia
para ellas.
La expresión de Sharon se volvió feroz. —¡No, ganarás!
Y si lo hiciera, ¿qué me ofrecería la inmortalidad? Sólo traerme más
anhelo. Cantidades sin fin de éste.
En un tono más firme, dije, —El juego comenzará pronto. —Ya había
empezado a escuchar las llamadas y algunos de mis poderes estaban
floreciendo (de lo contrario nunca hubiera creído a esta dos acerca del
juego). —Si algún desastre está a punto de golpear, planeo experimentar la
vida real antes de esa fecha.
A pesar de que vivíamos en una mansión y me habían llevado por
todo el mundo, no tenía ni un sólo amigo al que enviarle un mensaje de
texto. Nunca había tenido una cita oficial.
—¡Sí, un desastre se acerca! —Exclamó Wanda. —Es por eso que
necesitas permanecer cerca de nosotras. Nos hemos preparado para cada
posible escenario. —Las dos eran unas almacenadoras para catástrofes en
secreto.
—¡No me están escuchando! Olvídenlo. —Entré en la casa y subí
corriendo las escaleras hasta mi habitación. Agarrando mi maleta, eché un
último vistazo alrededor, y luego regresé al rellano.
Ellas merodeaban al pie de la escalera. Mientras daba brincos hacia
abajo, Sharon dijo, —Piensa en lo que estás haciendo.
Había pensado en poco más, desde el día en que cumplí dieciocho
años.
Durante los últimos nueve años, había obedecido sus órdenes
mentalmente a ciegas y me había entrenado físicamente durante diez
horas al día, siguiendo una dieta estricta, no socializando, pero en el
último año, me había empezado a hacerme preguntas acerca de ellas.
Cuando tenía nueve años, las había oído discutir con mi madre.
Habían querido más acceso a mí, pero mis padres habían limitado mis
visitas a su casa a una noche cada pocas semanas. En una de esas
noches, la casa de mi familia había ardido en llamas.
Con mis padres dentro.
Cuando me escabullí entre ellas, Wanda dijo, —Muy bien. Si tienes
que ir a la universidad, nos mudaremos allí contigo. Podemos conseguir
que nos preparen una casa…
—¡La mitad de la razón por la que me voy es para alejarme de ti! —
Seguí caminando.
—La gente de ahí afuera no son como nosotras. —Sharon me pisó
los talones. —Ellos no se preocuparán por ti. Somos las únicas que
siempre cuidarán tus espaldas.
Las encaré. —¿Cómo lo hicieron con mis padres? ―Ya está. Lo había
dicho.
Había adorado a mis padres. Había adorado mi infancia con ellos. Si
mis tías me los habían robado...
Wanda y Sharon eran fanáticas de los Arcanas, una de ellas una
cronistas, la otra una Tarasova. Adoraban al juego, adoraban mi
participación en él. Mis padres se habían interpuesto en el camino de mi
entrenamiento.
Sharon preguntó suavemente, —¿De qué demonios estás hablando,
Lena?
Con mi audición súper desarrollada en funcionamiento, detecté el
más mínimo cambio en su respiración y en su tono. ¿Eso era debido a que
mi acusación la había conmocionado? ¿O porque estaba mintiendo? Me
volví hacia Wanda. —¿Las dos incendiaron nuestra casa?
—¡Por supuesto que no! —Sus ojos se ensancharon. —¿De verdad
crees que podríamos matar a nuestra hermana?
La idea sonaba tan ridícula cuando lo decía así. Entonces, ¿por qué
no podía sacarme de encima mi sospecha?
—Todo esto es irrelevante—, dijo Sharon, —No puedes pagar la
matrícula sin tu fondo fiduciario. Las motos de tu padre sólo te llevarán
hasta allí.
—Entonces es algo bueno que haya obtenido una beca por el tiro con
arco. —Sus rostros palidecieron ante eso. —Realmente, sí. Tan pronto
como expresé mi interés, la universidad se encargó de todo.
La mirada de Wanda se precipitó como si estuviera a punto de decir
algo. —¿Crees que es fácil hacer amigos y encajar? Eres una diosa entre
los mortales; van a querer hacerte daño. Es más fácil no ponerte en su
punto de mira.
Puse los ojos en blanco. —Así que, ¿nunca debería hacer un amigo,
sólo porque ambas decidieron no exponerse? ¿Sólo porque nunca tuvieron
relaciones o vidas propias?
En un tono que enunciaba que era algo irreversible, la tía Sharon
dijo, —Si te vas, fracasarás.
—¿Lo haré? ¿No lo entiendes? Nunca lograrán que la carta de la
Luna dude de sí misma.

Hace seis días


—Eres Selena, ¿verdad? —Me preguntó una chica después de la
clase de historia.
Me detuve en seco. —Esa soy yo.
Ella sonrió ampliamente. —Soy Candy Sanderson. Realmente es un
gran placer conocerte. —Nos dimos la mano.
¡Está sucediendo! Sólo había estado en la universidad durante dos
semanas, y ya estaba dominando las discusiones y ganando crédito
adicional, y ahora podría estar a punto de hacer una amiga. ¡Se
encantadora, Lena!
—Me preguntaba por qué no entraste en la promoción de iniciación
este verano.
¿Cómo la promoción de iniciación en una hermandad de mujeres? —
Nunca he pensado en ello.
—No estoy tratando de acosarte, pero he oído que eres una atleta
universitaria, y obviamente estás comprometida con tus clases. Siempre
estamos en busca de chicas lindas con buenas calificaciones y atletismo.
Pero sobre todo con buenas calificaciones, ¡así nuestra división no es
puesta a prueba! —Se rio. —Deberías considerar entrar en la promoción de
primavera.
—Sí. Lo pensaré. —Me di cuenta de que no era exactamente material
de hermandad de mujeres, y que podría interferir con mi “práctica” de tiro
con arco (la cual consistía en aparecer y actuar como si no pudiera dar en
el blanco de un ojo siempre). Pero si una amiga era buena, toda una clase
de no iniciadas sería aún mejor.
Candy dijo, —Hay un sábado de juerga en la casa del equipo de
lacrosse. ¿Quieres ir conmigo?
¡Se genial, se genial! —Sí, eso suena divertido.

Hace tres horas


—¡Traga, traga! —Todo el mundo alrededor de la mesa entonaba.
Todos los ojos estaban puestos en mí, mientras bebía mi copa. Mi pareja,
Brian, el capitán del equipo de lacrosse, y yo estábamos machacando al
oponente en cerveza pong22. ¿Hubo alguna vez un objetivo más fácil? Me
había obligado a fallar un disparo, perdiendo el control de la mesa, pero lo
recuperaría ahora.
Después de tragar el último trago, le sonreí a Candy que permanecía
en la periferia. Me devolvió la sonrisa con un poco menos de entusiasmo
que antes.
Cuando habíamos llegado a la fiesta, me había presentado a todo el
mundo como si fuera su nueva mejor amiga, diciéndoles que me iniciaría
en la hermandad.
La Luna había estado tocando el cielo con la punta de los dedos.
Candy se había vuelto menos posesiva cuando había empezado a
actuar provocativamente con los jugadores de lacrosse como si fuera la
novia perdida desde hace mucho tiempo de cada uno de ellos.

22Un juego de beber en el que los jugadores intentan lanzar pelotas de ping pong en una mesa con
vasos medio llenos de cerveza de un oponente. Los jugadores están obligados a beber la cerveza de
cualquiera de sus copas en la que el oponente meta una bola. El primer jugador que meta la bola en
todos los vasos de su oponente es el vencedor. El perdedor debe bebe la cerveza que queda sobre la
mesa (en los vasos del oponente).
Tengo la sensación de que quería que yo no brillara, al menos no
tanto.
Pero yo era La Luna. Brillar era lo que hacía.
Entonces Brian, su amor secreto, me había prestado toda su
atención. ¿Quién podría culparlo? Yo llevaba un vestido ajustado negro
que había pedido de un catálogo de lujo. Pero estaba más interesada en
tener una amiga. Podría tener una cita una vez que tuviera en el bote a
Candy.
Había intentado conseguir que Brian fuese la pareja de ella en este
juego, pero él había insistido en que fuera yo.
Estudié su expresión. ¿Estaba a punto de perder la primera
oportunidad de tener una amiga? Le di un codazo a Brian. —Candy está
guapísima esta noche, ¿verdad? —Ella me debió de escuchar; inclinó la
cabeza, con una mirada de esperanza en su rostro. —Es una belleza total.
Él frunció el ceño. —¿Quién? Tú eres la única belleza en quien estoy
interesado—, dijo arrastrando las palabras.
¡Mierda! —Tengo novio—, le dije a toda prisa. —Pero apuesto a que
podría conseguir el número de Candy para ti.
—Tu chico no está aquí, ¿verdad? —dijo Brian. —Cuando el gato no
está, los ratones se divierten, ¿verdad? —Se inclinó para besarme, pero le
volví el rostro.
Candy se marchó haciendo aspavientos justo cuando la pelota de
ping pong cayó en uno de nuestros vasos. Brian me entregó la bebida a mí.
—Te concederé los honores ya que tienes un montón de pendientes para
ponerte al día.
—Sí. Claro que sí. —Puse el vaso sobre mis labios.
—¡Traga, traga!

Hace una hora más o menos


—No me siento bien—, le dije a Brian. Mis piernas no querían
trabajar apropiadamente. Nunca había bebido más de tres vasos de
cerveza, así que ¿por qué estaba tan debilitada?
¿Era esto parte de mi transformación Arcana? ¿Eran más poderes
activándose?
La habitación era un borrón. Los rostros estaban difuminados.
Quería encontrar a Candy, pero Brian tenía su puño apretado
alrededor de mi brazo izquierdo y me estaba dirigiendo lejos de la
multitud.
Mi lengua no parecía caberme en la boca mientras preguntaba, —¿A
dónde vamos?
—¿No quieres ver mi habitación?
¿Era sólo yo o él sonaba mucho menos bebido de lo que había
sonado antes? —Nooo. Quiero encontrar a Candy.
—Tu amiga está enrollándose con algún otro. —Su agarré se
intensificó. —Vamos, queremos mostrarte algo en la planta superior.
¿Nosotros? Logré girar mi cabeza alrededor. Tres de sus compañeros
de equipo se habían unido a nosotros, uno de ellos agarrando mi otro
brazo.
Yo era la Cazadora, pero la forma en que estos chicos me miraban
me dio escalofríos... De repente, me sentí como la presa. —¡No voy a ir
arriba! —Di un tirón para alejarme, usando todas mis fuerzas, pero ellos
sólo se rieron.
Uno de ellos dijo: —Atrapamos a una gata montesa esta noche.
Yo había rastreado a gatos monteses a través de los densos bosques.
En este momento, no era como ellos. Tenía tanta bravura como un gatito
recién nacido.
La comprensión asomó. Estos chicos... me habían drogado.
Había esperado la traición de otro Arcana. No de los seres humanos.
Pasamos junto a fiesteros desperdigados. Traté de pedir ayuda por
señas, pero nadie me prestó atención. Los cuatro jugadores me condujeron
por otro pasillo. Mi estómago me dio un vuelco cuando vi una escalera más
adelante. No podía dejar que me obligaran a subir esos escalones…
¡Candy! Mis ojos se abrieron ampliamente. ¡Estaba en el pasillo
montándoselo con un chico! —¡Candy! —grité, pero salió como un
murmullo arrastrando las palabras.
Traté de llegar con mi mano hasta ella, pero esos tipos tenían mis
brazos sujetos. —¡Ayúdame! —Nunca en mi vida había dicho esas
palabras.
Ella se apartó de ese tipo. ¡Iba a ver que algo iba mal conmigo!
Sabría lo que habían hecho estos cabrones.
Ella me miró de arriba abajo. Con una sonrisa de burla, y murmuró,
—Qué puta total—, luego volvió a besar a ese tipo.
Las lágrimas picaban en mis ojos. Quería llorar. Mi primera amiga.
Al pie de la escalera, traté una última vez de mostrar resistencia,
pero sólo logré colapsar.
Brian me agarró, riéndose. —¡Arriba preciosa! —Él pasó un brazo
alrededor de mí, izándome contra su costado. —Allá vamos. —Con otra
risa, les dijo a los otros, —¿Alguna vez notan que nunca llegan a las
escaleras?
Habían drogado a otras chicas también.
Mi visión se volvió más borrosa a medida que me obligaban a subir
los escalones. Mis zapatos habían desaparecido, mis pies inertes
arrastrando tras de mí. No podía mover las piernas, no podía luchar.
Pronto me desmayaría. ¿Recordaría algo de esto?
Lo último que vi fue la puerta de la habitación de Brian.

Ahora
Los cuatro habían decidido sus turnos, Brian “iría” primero…
cuando algún otro individuo irrumpió en la habitación. Exigió un lugar en
la fila, o al menos “filmar la acción” con su teléfono.
¡Nunca había sentido una frustración tal! No en mi vida de vigilia.
Después de que mis padres se hubieran quemado hasta la muerte, solía
soñar que estaba gritando y no emitía ningún sonido.
Ahora estaba viviendo esa pesadilla.
Pensé en la luz de la luna derramándose en un torrente a través del
bosque. Me imaginé mi arco, y me imaginé cómo iba a poner una flecha en
cada uno de estos tipos, si podía recordar esta noche. Rememoré cómo me
había sentido corriendo por el bosque con mi creciente velocidad y fuerza.
Mis tías habían tenido razón en una cosa.
Soy una diosa.
Un pie se movió ligeramente. Luego el otro.
Brian se metió en la cama. —Una buena pieza con un culo tan
dulce—, me dijo. —Te voy a dar tan duro que lo sentirás durante una
semana.
Uno de los otros jugadores dijo: —¡Ah, sí! Clava a esa perra.
Otro gritó, —¡Folla ese culo!
Mi corazón tronó. Mis ojos se movieron drásticamente detrás de mis
párpados. Mi mano derecha se cerró en un puño.
Brian comenzó el levantarme la falda.
Las palabras de mis tías resonaban en mi interior como una oración:
Luz de Luna es la duda. Es la luz de la oscuridad. Es el color de las
pesadillas. Has nacido para brillar en tiempos oscuros. Para ser la condena
de los demás.
Mis ojos se abrieron.
Brian abrió ampliamente los ojos. ―¡Waw! Esta perra se está
despertando. ¡Consigan esa bebida!
¿Más drogas? Abrí y cerré los puños. ¡El infierno que iba a suceder!
Uno de ellos se precipitó a través del cuarto para obtener un vaso,
corriendo de regreso con ello. Brian se movió fuera del camino para darle
acceso al otro tipo. Cuando levantó mi cabeza y forzó el borde del vaso
contra mis labios, aparté la cabeza.
La Luna estaba recuperando su fuerza. Yo sería el color de sus
pesadillas.
Mis manos se dispararon contra su pecho, lanzándolo fuera de la
cama tensando mis brazos.
Mientras me sentaba, mi piel comenzó a ponerse roja por primera
vez. Ellos se tambalearon hacia atrás, horrorizados. El tipo que había
estado grabando dejó caer su teléfono.
Con cada segundo que pasaba me puse al rojo vivo, eliminé más de
los efectos del fármaco. Cuando mi cuerpo estaba bajo mi control de
nuevo, me levanté y le sonreí a Brian. —Te voy a dar tan duro que lo vas a
sentir… para el resto de tu vida.
Un tipo trató de correr hacia la puerta. Salté delante de él. —Ah-ah.
Nadie se va a perder su turno conmigo. Van a tener que sacarlos de esta
habitación, como me hicisteis entrar en ella.
El color rojo teñía mi piel y mi visión. Golpeé el rostro de Brian
primero, desplomándolo sobre el suelo de un sólo puñetazo. Otro tipo
lanzó un puñetazo, pero lo atrapé, apretando mientras le daba una patada
al de la cámara.
Sin pensarlo, me moví y pivoté, dando puñetazos y pisando fuerte,
mi entrenamiento de combate tomando el control.
Estos hombres me habían señalado como su blanco, trabajando
juntos. Ahora yo los señalaba como blanco a ellos, mis extremidades
trabajando juntas. Los movimientos salían sin esfuerzo, la destrucción
ofreciéndome su recompensa. Brian vomitó cada vez que pateé su
estómago, como si estuviera presionando un botón de Pote Ahora.
¡Divertido!
No había sido fan del juego Arcana, pero si éste traía más de esto…
Romper huesos. Gritos. Súplicas para que me detuviera.
¿Súplicas? —No supliques. —Patada. —No puedes decir una
palabra. —Puñetazo.
Demasiado pronto todos ellos yacían en el suelo, hombres rotos. Yo
ni siquiera estaba sin aliento.
Golpeé a cada uno en el saco escrotal con tanta fuerza que dudaba
que alguna vez fuesen a violar a nadie más de nuevo. Aplasté el teléfono de
ese idiota, luego escupí en el rostro ensangrentado de Brian.
Mientras salía, me di cuenta de que estaría debajo de ese violador en
este momento si el juego no me hubiera dado habilidades… y si mis tías no
me hubieran entrenado para usarlas.
Había golpeado a esos jugadores hasta hacer que se mearan encima;
ahora era el turno de Candy. Escuché buscando su voz, siguiéndola a
través de la gran fiesta. Ella no tenía ni idea de que la Cazadora estaba
tras su pista.
La encontré en la planta baja fumando con un grupo de chicas. A
juzgar por los nudos causado por el sexo en su cabello, había estado con
ese tipo de antes. Tiré de ella para que se girara hacia mí.
Se quedó boquiabierta. —Qué estás... ¿C-cómo? Estabas en estado
de coma.
—¿Y me dejaste con esos animales? ¡Sabías lo que pensaban hacer
conmigo! Me abandonaste.
Recuperándose de su sorpresa, fingió una risa. —Parecía que
estabas a punto de pasar un buen rato con todos ellos. Puta.
Incliné la cabeza. —¿Qué buen rato pasarás tú sin dientes?
Me frunció el ceño. —¿Qué…?
¡Pum! Le di un puñetazo en la boca, arrancándole sus dientes
delanteros. Ella chilló, rociando sangre.
Me volví hacia la puerta, de regreso a mi dormitorio. Si esto era lo
que ofrecía la amistad y las citas, no me había perdido nada. Tal vez el
juego era mi único propósito, la única cosa que podría aliviar mi anhelo.
Iba a recoger mis cosas esta noche y conducir directamente de
regreso con mis tías. Cuando llegara allí, les diría, —Voy a ganar todo el
puto juego.
Traducido por Fangtasy
Corregido por Bibliotecaria70

Solomón Heliodoro, Ave el Glorioso Iluminador


<<A mi lado, todo es sombra>>

Alias: El Sol23
Poderes: Encarnación Solar (pueden emitir luz solar por su piel y
ojos). La manipulación solar (puede quemar a sus enemigos o golpearlos
con la locura y atacar con vientos y llamaradas solares). Imponer la
inducción mental y la habilidad de la clarividencia (puede controlar a los
Recolectores y tomar prestados sus sentidos).
Habilidades especiales: Carisma híper-desarrollado, talento para el
espectáculo.
Armas: Los Recolectores.
Alter Ego: Un niño envuelto en un banderín rojo que está rodeado
de girasoles. En lo alto, el sol llamea con rostro amenazante.
Icono: Sol amarillo.
Características únicas Arcanas: Haces de luz dorados irradian de
sus ojos, y su piel bronceada se ilumina.
Antes del Flash: Estudiante de Purdue24 graduado en historia y
promotor de fiestas a tiempo parcial procedente de España.

23 En español en el texto original. En lo sucesivo, se acompañará a las palabras que aparezcan en


español con un asterisco (*).
24 La Universidad Purdue, nombrada así en memoria de John Purdue, su primer benefactor, tiene

su campus principal en West Lafayette, Indiana (Estados Unidos).


West Lafayette, Indiana
Día 0

—¿Soy yo, o es que nuestra vida sexual mejora a cada minuto? —


pregunté a mis dos acompañantes, mientras trataba de recuperar el
aliento.
Beatrice se acurrucó contra mi costado, sus exhalaciones jadeantes
enfriando mi piel húmeda. —No eres tú.
Joe estaba espatarrado como una estrella de mar, con sus piernas
cubriendo las nuestra. Él gruñó, —No eres tú.
Bea trazó un corazón sobre mi pecho, poniéndome la piel de gallina.
—Si esto sigue así, ¿dónde vamos a parar?
—Lo averiguaremos, querida*. —Y lo haríamos, porque nunca dejaría
que ninguno de ellos se fuera. Bea y yo habíamos estado muy bien juntos.
Me había enamorado de ella a primera vista, pero Joe había sido la tercera
pieza de nuestro rompecabezas.
Hoy era el segundo aniversario de nuestro trío y esperaba un
centenar más.
Ella se rio y se sentó, estirando los brazos sobre su cabeza para mi
deleite. Había estado con ella desde antes de Joe, unos tres años más o
menos, pero incluso sus más simples movimientos todavía podían
agitarme.
—Veo esa mirada en tus ojos. —Ella alzó las cejas. —Pero tenemos
trabajo.
Joe se incorporó sobre los codos. —¿El español quiere otra ronda?
Jesús, nos matará antes de que todo haya terminado.
—¿Con que esas tenemos, cariño*? —Me lancé a él, luchando con él
hasta que éste pidió clemencia.
Bea se deslizó fuera de la cama y se dirigió al cuarto de baño,
diciendo por encima del hombro, —Vamos a llegar tarde. Es como si yo
siguiera diciendo: algo…
—…saldrá siempre mal. —Joe y yo terminamos al unísono.
Gruñendo, lo liberé. Todo el mundo pensaba que teníamos tanta
diversión como promotores de fiestas, pero ser los anfitriones de juergas
implicaba un montón de trabajo. Especialmente desde que nos
desplazábamos de un edificio abandonado al siguiente.
Cada vez, teníamos que hacer una nueva puesta a punto: potencia,
luces, sonido, decoración, etc…, y teníamos que hacerlo en nuestro día
libre o de lo contrario nuestro equipo podía ser robado.
Trabajábamos como bestias durante horas antes de que la juerga
hubiese ni tan siquiera empezado, luego pasábamos toda la noche junto a
los asistentes. Pero ya habíamos hecho casi el dinero suficiente para viajar
durante las vacaciones de invierno.
Cuando Joe se levantó de la cama, lo vi estirarse con el mismo calor
con el que había visto a Bea. ¿Quién lo hubiera sabido?
Él me pilló mirándolo a través del espejo y el cabrón* engreído
sonrió, así que le arrojé una almohada.
Éste me la lanzó de vuelta. —No me importa lo que hagamos
después del trabajo, pero el tequila tiene que estar involucrado.
Bea se asomó por la puerta. —Lo secundo.
Asentí. —Moción aprobada. —No estaríamos juntos sin la ayuda de
Cuervo*.
Hace dos años, Joe se había enamorado de Bea tan duro como yo,
tratando de robármela, lo que había conducido al peor -y al mejor- día de
mi vida.
¿El peor? El corazón de Bea había estado tan dividido entre su novio
y su decidido nuevo pretendiente que había amenazado con romper y
apartarnos a los dos fuera de su vida. Decidí luchar contra él. Entonces
me había dado cuenta de que Joe, un defensa en sus años universitarios,
era realmente un gran hijo de puta que probablemente podría patearme el
culo a mí.
¿El mejor? Después de un poco de tequila, murmuré que ella merecía
tenernos a los dos. Lo había dicho medio en broma, pero ella había
aceptado, diciéndonos que podríamos compartirla dentro y fuera de la
cama, ¡o nunca volver a verla!
Lo que nos dejó a mí y a Joe para desentrañar el resto. Nuestro amor
por Bea -y más tequila- nos condujo a los tres juntos a la cama. Para
nuestra sorpresa, había sido increíble.
Nos cambió la vida.
No podría sobrevivir sin ellos dos. Había comprado dos anillos. Esta
noche después del trabajo, les pediría que se casaran conmigo.
Nuestro Roll intoClasses Rave25 había sido un exitazo el año pasado.
Los estudiantes se habían quedado despiertos toda la noche y se habían
ido a clase todavía de subidón.
Estábamos organizando la versión de este año “Asilo Embrujado” en
el sótano de un centro psiquiátrico abandonado a las afueras de la ciudad,
y esperábamos una asistencia aún mayor. Como había dicho Joe, —Amigo,
la acústica de aquí abajo da asco. —Después de algunos contratiempos, se
estaba convirtiendo en un excelente DJ.
Durante horas, movimos el culo para preparar el lugar. La puesta
del sol nos encontró sudando, sucios y doloridos, pero de buen humor.
Bajo la luz de nuestras lámparas de trabajo, Joe estaba apilando un
enorme banco de altavoces, mientras que Bea organizaba la caja
registradora y las pulseras. Yo estaba asegurando una de las últimas
unidades de iluminación a mi entramado de efectos.
Durante la instalación, Joe y Bea se encargaban de las “entrañas”, y
yo perfeccionaba la “piel”. Yo estaba a cargo de todos los efectos de diseño,
pero la iluminación del festejo era mi pasión. Desde mi consola, podía
controlar el enfoque, el color y la intensidad de los haces de luz móviles
para amplificar la energía de la música y manipular las emociones de los
asistentes. Joe y Bea se burlaban de mí, diciendo que me daba subidón el
poder.
Ahora Joe estaba rodando su cabeza sobre su cuello. —He
terminado con mi equipo.
Bea dijo: —Aparte de recoger la basura, estoy lista también.
Joe apretó mi hombro. —¿Necesitas ayuda, español?
—Puedo encajar dos juegos más de luces a lo largo de este
entramado. —Eso dirigiría el foco hacia él. —¿Podrían traérmelos, chicos,
de la camioneta?
—Estamos en ello—, dijo Joe. Tomó la mano de Bea y se dirigieron
escaleras arriba.
Los tres trabajábamos juntos sin problemas. A pesar de que siempre
me olvidaba de la batería del taladro inalámbrico, Bea nunca dejaba de

25Nombre de su negocio que consiste en organizar fiestas. La traducción sería “Juerga cuyo
subidón dura hasta la hora en que comienzan las clases”.
traer una de respaldo. Joe se aseguraba de que bebiésemos suficiente
Gatorade para mantenernos hidratados durante la larga noche que
teníamos por delante. Yo mantenía a todo el mundo en equilibrio cada vez
que algo salía mal.
Bea estaba en lo cierto; siempre algo salía mal.
Me quité la camisa y me limpié el rostro, supervisando la zona.
Habíamos transformado el sótano en un paraíso fiestero fantasmagórico.
En base a la información de primera mano y a las fotografías
granuladas, había investigado ansiosamente la horripilante historia de este
lugar, había pintado puertas oxidadas de celdas y cortinas ensangrentadas
de los cubículos de examen médico. Había maniquíes vestidos con camisas
de fuerza ensangrentados (gracias, eBay). Bea, Joe, y yo habíamos
esparcido por el lugar batas de laboratorio para vestir también.
En el negocio de la promoción, la presentación lo era todo.
Yo irradiaba satisfacción, estaba tan orgulloso de ellos. De nosotros.
De repente, una brisa sopló dentro del área, dispersando nuestra
pila de basura de cajas y envoltorios. Me rasqué la cabeza. Ningún viento,
de ninguna manera, podría alcanzar este sótano, y era demasiado fuerte
para ser una pequeña corriente.
Antes de que pudiera determinar la fuente del viento, el vértigo se
apoderó de mí. La habitación parecía estar girando. No, ¡yo estaba dando
vueltas! Sin embargo, al mismo tiempo, una especie de peso empujaba
hacia abajo mi cuerpo.
¿Qué demonios me está pasando?
¡Me sentía como si la gravedad me afectara más que nunca! La
presión hizo que mis piernas colapsaran. Me caí de rodillas, mi mirada de
pánico desplazándose frenéticamente de un lado a otro. Ese viento arreció
y se puso caliente, girando en espiral alrededor de mí. La sensación de
estar girando se intensificó. Un poco más, e iba a perder la conciencia.
Traté de llamar a Joe y a Bea. Todavía estaban afuera, nunca me
oirían aquí abajo. ¿Qué les estaba tomando tanto tiempo?
Girando, girando. ¡La negrura estaba a punto de vencerme! Mis ojos
se cerraron, y la gravedad hizo que mi cuerpo colapsara...
Me desperté en el suelo del sótano, en medio de una total
confusión… y oscuridad.
¿Nuestras lámparas de trabajo no estaban encendidas? El generador
debe haberse estropeado. Un escalofrío se deslizó por mi columna
vertebral. Entonces, ¿cuánto tiempo había estado inconsciente? Llamé, —
¿Bea? Joe? —No hubo respuesta. Me senté tentativamente. —¡Por Dios*,
mi cabeza! —Se estaba dividiendo en pedazos.
Debo haber tenido algún tipo de aneurisma o algo así. ¿Qué otra
cosa podría explicar mis alucinaciones de antes, mi colapso? —¿Dónde
estáis, chicos? —Gritar magnificaba el dolor en mi cráneo, pero no me
importó. —Responderme... ―Mi voz se apagó cuando oí pasos en la
escalera. —¿Chicos? —Un gemido suave sonó en la oscuridad. A
continuación, uno más profundo. —¿Quién está ahí?
El miedo hizo que mi corazón tronara, mi pulso acelerándose. ¡Daría
cualquier cosa por ver! —¿Quién está aquí abajo? —En el sótano oscuro
conmigo.
Alguna luz se encendió, débil al principio, luego cada vez más fuerte.
Miré detrás de mí, tratando de encontrar la fuente, luego fruncí el ceño
mirando hacia abajo, a mi pecho. Perdí el aliento. —¿Qué coño es esto*?
Mi carne... refulgía. Estaba emitiendo más luz de la que nuestras
lámparas de trabajo emitirían. Mi piel se hacía más y más brillante.
Alcé la cabeza, me quedé sin aliento. Cerniéndose sobre mí habían...
¡monstruos*!
Monstruos con rostros arrugados y erosionados. Labios agrietados.
Ojos pálidos inyectados en pus.
¿Por qué estaban llevando esas criaturas la ropa de Bea y de Joe? —
¿E-es esto una broma? —Miré del uno al otro, no dando crédito a mis ojos.
¡Estas cosas eran Joe y Bea! —¿Cariño*? ¿Querida*? —La mirada velada de
Bea se centró en mi cuello. No, en mi garganta…
Joe se lanzó a por mí, enviándome volando por el aire. —¿Qué
demonios estáis haciendo? —Golpeé el suelo, la fuerza robándome el
aliento.
Él saltó encima de mí; yo me retorcía, empujando contra su amplio
pecho. Atrapó uno de mis brazos que continuaba forcejeando. ¡Sus dientes
se hundieron en mi piel!
Grité de dolor. —Joe, ¿por qué... qué??? —¡Estaba chupando mi
sangre!
Bea se puso de rodillas y se unió a él, agarrando y mordiendo mi
otro brazo.
—¡Ahh! ¿Por qué estáis... no podéis... —¡Me estaban bebiendo!
Mi taladro inalámbrico yacía en el suelo, cerca. Si pudiera liberar
uno de mis brazos, podría agarrarlo y golpear la cabeza de Bea, y luego
usarlo contra Joe.
¡No! Todo en mí se rebeló. Preferiría morir que hacerles daño. —¡Por
favor, no me hagáis haceros daño! —¡Por favor, dejad de morderme!
Ambos se detuvieron, soltando mi piel. ¡Dejadme ir! Soltaron mis
brazos.
Me escabullí hacia atrás, pensando, Alejaos de mí, alejaos. Se
levantaron y retrocedieron varios pasos, sus movimientos casi robóticos.
Mientras dificultosamente me ponía en pie, ellos se quedaron allí,
balanceándose ligeramente al unísono. ¿Estaba de alguna manera
controlándolos? ¿Mentalmente?
Los visualicé dando un paso atrás, luego, un paso adelante.
Hicieron lo mismo.
¡Yo estaba controlándolos! ¿Por qué estaba pasándonos esto? Toda
esta situación parecía sobrenatural, pero yo no creía en la mierda del
abracadabra. Tal vez habían sido mordidos por algo rabioso aquí abajo, un
murciélago o algo así.
Así que ¿por qué continuaba yo brillando?
—V-voy a llevaros a un hospital. —Las lágrimas brotaron de mis
ojos. —Los médicos os harán sentir mejor. —Entonces me imaginé cómo
reaccionarían otros ante mi novia y mi novio.
Su piel estaba curtida. Aquellos ojos pálidos estaban en blanco. Mi
sangre teñía los labios entreabiertos y la barbilla de cada uno.
Los dos parecían... zombis sedientos de sangre. Como si pudiera
haberlos vestido con un disfraz. Pero esto era real. ¿Verdad?
Los pasos sonaron en la escalera una vez más. Más criaturas con
rostro de cuero entraban en el interior. Algo fuera las había convertido.
Había convertido a mi Bea y a mi Joe.
En zombis.
Estaba en un manicomio. Y tal vez este era mi lugar...
Traducido por Fangtasy
Corregido por Bibliotecaria70

Gabriel Arendgast, el Arcángel


<<Te veo como un halcón>>

Alias: La Séptima Venida, el Ángel de la Guarda, el Bienaventurado,


Gabriel de la Luz
Poderes: Vuelo, sentidos sobrenaturales, velocidad, fuerza,
curación, rastreo y resistencia.
Habilidades especiales: Puntería híper-desarrollada, esgrima.
Armas: En los juegos anteriores, empuñaba la Espada de la justicia,
pero ésta fue robada.
Alter Ego: Un arcángel que lleva una espada, volando sobre una
masa de cuerpos.
Icono: Un par de alas.
Características únicas Arcanas: Alas negras grandes, dedos con
punta de garra. Forma de hablar anticuada y ropa pasada de moda.
Antes del Flash: Profetizado para ser la reencarnación del gran
Arendgast, un espíritu recadero (más comúnmente conocido como un
ángel). Adorado por la secta de Arendgast, un culto remoto y antiguo
separado de la sociedad moderna.
El monte en los altos y salvajes territorios canadienses
Día 0

—¿Estás listo para comenzar, Bienaventurado? —El alto sectario me


preguntó, sus pobladas cejas grises alzadas.
—Sí. —Me quité la chaqueta, dejándola sobre mi cama, y luego
desaté mi pañuelo. —Estoy listo—, mentí. ¿Qué hombre de diecinueve
años estaría listo para un día como este?
Mi tono fue regular a pesar del temor que amenazaba con
abrumarme. Después de quitarme el chaleco y el reloj de bolsillo, me
saqué la camisa de lino blanco, tomándome mi tiempo para doblarla, mi
mirada inspeccionando mi habitación iluminada con faroles, posiblemente
por última vez.
Mis cámaras eran las más lujosas de la colonia, mi cama lo
suficientemente grande como para media docena de personas. Tenía
innumerables pilas de libros, mi único vínculo con el mundo exterior, pero
eran todos antiguos. Por encima de mi escritorio había ilustraciones que
representaban ángeles que caían de los cielos.
¿Estaba a punto de unirme a ellos?
Ya no podía demorarme más. Me enderecé y me dirigí hacia la
puerta, saliendo antes que el alto sectario. Recorrimos el camino por el
pasillo hacia la gran cámara caverna.
Hace siglos, la secta -perseguida desde Europa, y luego desde
cualquier punto de la faz de la tierra- se había trasladado a esta montaña
aislada, buscando refugio en el interior del corazón de su pico.
En la cámara cavernosa, docenas de sectarios se habían reunido
para seguir mi paseo histórico. En total, esta colonia estaba compuesta
por setenta y ocho, el número de cartas de una baraja de tarot. La mitad
eran mujeres, la mitad hombres. Sus voces resonaban con entusiasmo. La
secta había esperado este momento durante generaciones.
Cuando entramos, un anciano dijo en voz alta, —Todo el mundo
callado.
En el altar iluminado con velas, me quedé junto al alto sectario,
haciendo que mi rostro pareciese imperturbable. Nadie sabría nunca el
impulso asfixiante que tenía de huir. Estaba a punto de empezar a sudar,
a pesar de no llevar camisa. Resistí el impulso de frotar mis manos
húmedas en los pantalones.
En una voz resonante, el hombre se dirigió a todo el mundo,
señalando el comienzo del ritual de hoy. Apenas registré sus palabras
mientras contemplaba mi vida.
Como siempre, me preguntaba sobre mis padres biológicos. Yo había
estado ausente durante diecisiete años. ¿Todavía me añoraban como yo los
añoraba a ellos? Ellos nunca sabrían la importancia de su sacrificio.
¿Podrían alguna vez haber aceptado el ritual en el que estaba a punto de
participar?
Dudaba que pudieran haber aceptado mi naturaleza dual.
Un Arendgast era a la vez un ángel y un animal, un ser desgarrado
entre lo vil y los instintos nobles. Cuando había tenido doce años, le había
preguntado al alto sectario cómo podría superar mis instintos animales de
auto-preservación durante el ritual. Su respuesta me había llenado de
terror.
Tal vez debería haber echado a correr entonces...
A pesar de nuestros registros -las Crónicas de Arendgast- habían
sido quemadas hace mucho tiempo por los aldeanos temerosos, los
ancianos habían transmitido su sagrado conocimiento para que éste me
ayudara en el juego Arcana, cuentos del pasado y predicciones del futuro.
Yo estaba para cuidar de mis peores enemigos: Muerte, la
Emperatriz y el Emperador. Mi firme aliado era siempre la Torre; tenía que
buscarlo tan pronto como fuera posible.
También me habían profetizado en este juego para darle mi corazón
a un gran guerrero, otro Arcana: “Uno que mata desde lejos”.
¡Sin duda, eso significaba que iba a sobrevivir el ritual!
Los ancianos también habían transmitido la fecha del gran
cataclismo predicho.
Hoy.
El apocalipsis nos sobrevendrá y el juego comenzaría en su estela.
Pero debería haber escuchado las llamadas de los Arcanas a estas alturas.
¿Qué pasa si los ancianos habían recordado erróneamente la fecha?
La falta de llamadas significa una de dos cosas, ambas graves: yo no
era el Arendgast. O el juego no comenzaba hoy.
Cualquiera de estas opciones significaba mi muerte.
Mi vida había tomado simplemente un giro fatal para ponerme en
este precipicio, figurativa y literalmente. Cuando había tenido dos años, un
sectario -supuestamente un arcana menor- creía que había presenciado la
temprana semilla de mi representación parpadeando sobre mí. Esa noche,
me había robado de la casa de mis padres biológicos, trayéndome a la
Montaña.
Miré a la multitud, encontrándolo. Su rostro estaba rojo, con los ojos
llorosos. ¿De verdad había visto mi representación hace tanto tiempo?
Juró que yo era La Séptima Venida de Gabriel.
Pero claro, ese sectario también bebía mucho.
Y en este momento parecía... nervioso.
Todo mi destino había sido forjado por un sectario borracho. ¿Iba a
pagar el precio más alto por el error de otro hombre?
—¿Bienaventurado...?
Dirigí mi mirada al alto sectario. —Estoy listo—, mentí de nuevo.
Aunque había pasado toda mi vida preparándome para esto, no estaba
más que decididamente preparado para entrar en caída libre a una milla
del suelo.
Si daba el salto de fe con demasiada anticipación al juego, mis alas
no estarían completamente formadas.
Los otros abrieron un pasillo para que yo llegara al borde del
precipicio. Mientras caminaba a través de la caverna, los sectarios
trataban de captar mi atención para el ritual de cierre de esta noche,
alargando sus brazos para tocar mi pecho y mi espalda. —Elígeme—,
susurraban.
¿Era yo el único que dudaba de mi supervivencia? Cada paso me
conducía más cerca de mi probable muerte.
Tragué saliva cuando el borde del acantilado apareció ante mí, pero
continué caminando. Más cerca.
Si fuera el Arcángel y el juego comenzara de verdad hoy, mis alas y
mis garras brotarían de mi piel mientras caía. Mis sentidos y mi curación
se verían acentuados.
Volaría sobre tierras que no conocía, liberado del monte por primera
vez.
Más cerca.
A la puesta del sol, regresaría con fuego, una luz ceremonial, todo
ello parte del ritual. A continuación, la colonia bebería licores fuertes y
celebrarían toda la noche, la gran caverna resonaría con alegría.
Se esperaba que yo eligiera a cuatro compañeros de cama entre los
sectarios, los más bellos y atractivos entre ellos. No habiendo sido nunca
ni tan siquiera besado, ¡estaba casi tan nervioso por esa parte como lo
estaba por la caída!
Dioses, nunca había querido vivir más.
Más cerca.
Salí de debajo de la roca que sobresalía como cornisa, parpadeando
los ojos contra el sol.
Más cerca. ¿Y si tenían la fecha equivocada?
El cielo brillante estaba despejado de nubes. Muy en lo alto, un
avión, ¡uno de esos misteriosos artefactos!, cruzó la extensión azul. Apenas
un día apocalíptico.
Más cerca... Aquí. En el acantilado, miré hacia abajo a las
accidentadas rocas cubiertas de nieve por debajo, el miedo ahogándome.
Mi corazón tronaba mientras reproducía la respuesta del alto sectario a mi
consulta hace tantos años: —Es nuestro deber garantizar que te conviertas
en el Arcángel. En caso de que tu instinto de auto-conservación te supere,
buscaremos la forma de que saltes.
En otras palabras, todos los sectarios a mi espalda me empujarían.
Mi destino estaba fijado; de alguna manera dejaría esta cornisa. ¿Lo
haría con orgullo o con vergüenza? Tan pronto como el alto sectario lo
indicara, debería darme prisa. Antes de perder los nervios. Con los puños
apretados, inhalando ráfagas rápidas de aire, reprimiendo gritos de terror.
Se volvió hacia mí. —Cuando estés li…
Di un paso hacia la nada.
El aire silbó en mis oídos. Mi cabello largo azotaba mi rostro.
Cayendo...
¡Cayendo!
¡No había ocurrido nada! Lo que significaba que iba a morir.
¡Dolor!
Un dolor desgarrador se propagó por mi espalda. No puedo respirar.
Apenas consciente. Debo de haber aterrizado, rompiéndome en las rocas.
Así que ¿por qué seguía cayendo?
DOLOR.
Alcé las manos delante de mi rostro, ¡rechinando los dientes cuando
unas garras brotaron de mis manos! Con incredulidad, estiré la cabeza de
un lado hacia el otro, una sedosa oscuridad se agitaba detrás de mí. ¡Alas!
Me concentré en abrirlas, usándolas para sobrevivir.
El suelo se precipitaba cada vez más cerca.
Probé a mover mis nuevas alas. ¿En picado? ¿Volando en general??
¡Ninguno de los ancianos había transmitido consejos prácticos sobre volar!
Los nuevos músculos de mi espalda se contrajeron. ¡Mis alas se
extendieron, sorprendiéndome con su tamaño! Con todas mis fuerzas,
tensé mis nuevos músculos…
Mis alas atraparon el aire; mi cuerpo se sacudió como si hubiera
saltado con una correa atada a mí.
¡Demasiada presión! —¡Ahhhh! —Los huesos seguramente se
habrían fracturado. Con el corazón a punto de estallar, dejé que el instinto
se hiciera cargo. Sin pensar, maniobré en una zambullida.
Mientras me lanzaba de cabeza a través del cielo, mis alas parecían
actuar por su cuenta. Éstas se hundían en el aire como remos en el agua,
empujándome hacia adelante. Y de nuevo. Mi velocidad se mantuvo
constante, pero ahora estaba volando paralelo al suelo.
Estaba… volando.
El dolor de antes dio paso a la euforia. ¡Toda mi vida, había esperado
planear!
¡Y mis sentidos! Oí agrietarse el hielo en un glaciar distante y los
gritos de júbilo de los sectarios en lo más alto del monte. Muy al norte
espié una liebre ártica blanca, acurrucada en medio de los kilómetros de
nieve más abajo. La vista de la presa me afectó; mis garras extendiéndose
aún más desde las yemas de mis dedos alterados.
Euforia. Éxtasis. El aire se deslizaba sobre mis alas como una caricia
del cielo.
Mientras planeaba, parpadeé ante una sombra deslizándose sobre la
nieve por debajo de mí. Negro sobre blanco. Temible, intensa.
Mis labios se separaron. Esa sombra aterradora era... mía.
La imagen fue para siempre grabada en mi mente; un recordatorio
de por qué me habían crecido estas alas.
Para matar.
Traducido por Maxiluna
Corregido por Alhana

Tess Quinn, Es la Única Sobrenatural


<<Atrapado en la palma de mi mano>>

Alias: Quinta Esencia, Milagro


Poderes: levitación, teletransportación, proyección astral,
manipulación del tiempo, intangibilidad, apariciones Arcana.
Habilidades especiales: Espionaje.
Armas: Un bastón de madera.
Alter Ego: Una doncella con el torso desnudo con una franja de tela
blanca alrededor de sus caderas, enmarcada por los símbolos de los cuatro
elementos.
Icono: Un globo.
Características únicas Arcana: Cuando el Mundo utiliza sus
poderes, su cuerpo se consume rápidamente, reacciona quemando
calorías. El uso ineficiente de sus habilidades resultará en una repentina
pérdida de peso masiva.
Antes del Flash: Estudiante de Honor de la escuela secundaria y
ganadora del premio por servicios.
BrokenBow, Oklahoma
Día 0

Moriré antes de conseguir mi primer beso.


Me tendí en la cama, mordiéndome las uñas, miserablemente. Aquí
estaba yo, dulces diecisiete (yendo hacia los dieciocho años) y nunca me
habían besado. ¿Cómo de lamentable es eso?
Tenía todas estas nuevas capacidades, pero mataría por un beso. Y
una vez que lo consiguiera, golpearía el botón de reproducir para mi vida.
Cosas tal vez en realidad podrían empezar a sucederme, -cosas-
emocionantes.
Mi teléfono sonó. Esperando a uno de los quisquillosos oficiales de
mi club de servicio, suspiré, tomándome mi tiempo para darle la vuelta y
contestar.
Parpadeé ante el identificador de llamadas: —¿T-Tony Trovato? —
¿Me estaba llamando? Tenía un enorme encaprichamiento con él.
Comencé con mi habitual tembladera de ansiedad, sólo que esta vez
empecé a flotar hacia arriba, sin siquiera tocar mi bastón.
Tony T. no era solo siciliano, sino también era un patinador punk,
como una especie de híbrido súper-genial. Él no era el chico que todas las
niñas en la escuela querían.
Sólo las chicas inteligentes.
Me aclaré la garganta para contestar, pero él ya había colgado.
¡Nooo! Poco a poco me deslicé de regreso hasta sentarme en la cama. —
¿Por qué me llamaría? —Pregunté a mi habitación vacía. Por tutoría.
Seguramente.
Deseaba poder verlo en este momento. ¿Tendría sus maltratados
libros abiertos? ¿Estaría aterrado acerca de la clase de mañana?
Miré el bastón en mi cama. Podría proyectarme astralmente hacia él
y ver lo que estaba haciendo...
No, Tess. No lo hagas. El espionaje es incorrecto.
Cuando había encontrado aquel destartalado y viejo bastón en el
ático del abuelo y descubrí mis habilidades, me había dado cuenta que era
una súper heroína. Yo quería ser una buena. Así que me impuse reglas.
1) No utilizar los poderes a menos que fuera absolutamente necesario.
Esta fue difícil porque me gustaba yo misma cada vez que estaba
activamente usándolos. Me sentía segura e ingeniosa.
No es que nadie pudiera verme ni oírme.
2) No espiar. Aún más difícil.
3) No decirle a mis padres. Para convencerlos de mis poderes, tendría
que demostrarlos; Papá podría tener un verdadero ataque al corazón.
4) No robar bancos.
Yo estaba reconsiderando mi última regla. Mis padres estaban
acercándose a la edad de jubilación, pero estaban ajustados. Papá todavía
tenía dos trabajos. Hacía diecinueve años se habían gastado una fortuna
en un tratamiento de fertilidad para tenerme -su pequeño milagro-, y
todavía no lo había cancelado.
Ellos habían dado todo solo para traerme a este mundo.
Miré hacia mi teléfono. Tal vez podría ignorar las reglas en caso de
una emergencia, ¡como descubrir el por qué Tony había llamado! Yo sólo
iría hacia él por un segundo, echaría un vistazo, y luego me proyectaría de
vuelta a casa.
No podía irme por mucho más tiempo de todos modos. Había
descubierto de la manera más dura que cada proyección astral, levitación,
y teletransportación quemaba la grasa, dejando mi cuerpo esquelético.
Había vuelto a engordar de vuelta una vez que había engullido algunas
miles de calorías, pero no quería saber cuál era mi límite en la pérdida de
grasa.
Coloqué el teléfono lejos y puse mis manos en el bastón. A pesar de
que no lucía muy bien, la energía vibraba a través de él.
Yo no lucía bien tampoco, pero mis poderes eran irreales. La semana
pasada, había soñado que era una con el éter, sólo un átomo de entre los
átomos, ¡y me había vuelto malditamente inmaterial! Había flotado a través
de mi cama, a través del suelo, y hacia la cocina. Gracias a Dios mis
padres no habían estado allí.
Cerrando los ojos, me imaginé cerca de Tony. Como un disparo, me
proyecté hacia una habitación. ¿Su habitación? Llegué colocándome
horizontalmente -justo encima de su cama-.
¡Su cara estaba, como a un metro ochenta y tres por debajo de la
mía! Estaba sin camisa, acostado con el edredón en su cintura. Sin libros
que estuvieran abiertos. Estaba enviando mensajes de texto a alguien. O
tratando. Él escribió, borró, luego escribió de nuevo.
Después arrojó el teléfono lejos, y lanzó su brazo sobre su cara,
como si sintiera desesperanza. ¿Era posible que hubiera estado nervioso
por escribirme a mí?
Sí, claro, Tess.
Alcanzó su ordenador portátil, a continuación, hizo clic en una tecla.
Su único clic se detuvo...
Mi foto.
¡Le gustaba a Tony! ¡Yo, yo, yo!
Entonces fruncí el ceño. Esa foto estaba acompañada de un artículo
acerca de la organización de servicio que había comenzado, y siempre
había pensado que esa foto me hacía parecer infernalmente gorda. Cuando
ese artículo salió, lloré delante de un espejo, llamándome a mí misma
Gordita MacFatterson. Acababa de saber que todos los demás en la
escuela me habían llamado así.
¿Había estado totalmente equivocada? Tony estaba mirando esa foto
con su ceño fruncido-como si estuviera ¡ENAMORADO!
Me habría podido quedar allí suspirando por su expresión por días,
pero necesitaba regresar, quemaría demasiadas calorías si me quedaba.
Mis padres ya sospechaban que era bulímica. Lo supe porque había
estado… -espiar estaba mal- …espiándolos.
La primera vez que levité, había estado encantada de perder toda la
grasa infantil. Entonces me había dado cuenta de lo importante que era
cada libra. Todas y cada una de las calorías contaban. Algo tenía que
alimentar mis irreales poderes...
Una de las manos de Tony comenzó a frotar su vientre.
Mis ojos se abrieron como platos. De ninguna. Manera.
Espiar era incorrecto, espiar era incorrecto, ¡ESPIAR ESTABA MAL!
Su mano se sumergió más y más. El edredón se movió y reveló su
ombligo. ¿Cómo podía un ombligo ser tan lindo? ¿Y atractivo?
Estaba bastante segura de que estaba enamorada de Tony desde
siempre.
O lujuriosa.
Ahora estaba MURIÉNDOME por mi primer beso. Mañana marcharía
hacia él en la escuela y presionaría mis labios en los suyos. Mi nueva vida
como superhéroe y novia de Tony finalmente podría empezar.
Sus labios eran el botón de reproducción para iniciar un nuevo
capítulo. Teniendo en cuenta su reacción hacia mi foto, incluso podría...
tener relaciones sexuales.
Cuando su mano llegó a su destino, casi gimoteé de vergüenza y
emoción. Pero de alguna manera cerré los ojos y me obligué a volver a
casa.
Abrí los ojos, luego fruncí el ceño. ¿No era mi casa? Mi nuevo
entorno era una especie de vaporoso e indefinido. Todo a mí alrededor se
veía borroso, como las cosas que a veces había soñado.
Miré a mí alrededor. Un chico caliente estaba a menos de medio
metro de mí, vistiendo pantalones vaqueros rotos y sin camisa. Bueno,
holaaaa allí. Tenía marcados músculos como si no hubiera un mañana y
una lisa piel oscura, excepto por algunas malvadas cicatrices en el pecho.
¡Él debía portar un permiso para aquellos finos pómulos!
Quería ver sus ojos, pero estaban cerrados con fuerza.
—Hola—, le dije. Cuando me estaba proyectando de esta manera, no
había tiempo para la timidez.
Su mirada se trabó en mi cara. —¿Quién eres tú? ¿Cómo estás...
aquí?
—Puede que esté soñando. O podría estar proyectándome
astralmente. ¿Quién sabe? Por cierto, genial acento. ¿De dónde eres?
En un tono aturdido, dijo entre dientes, —África. —¿Estaban
aquellos músculos marcados estresados? —Estamos en Kenia.
¿Nosotros? Cavé a través de alguno de los misterios del éter para
acercarme, a continuación, eché un vistazo más allá de él. Él estaba
agarrado de manos con una mujer joven, cuyos ojos permanecían cerrados
mientras murmuraba en voz baja. Por supuesto que debía tener novia. Un
pequeño camisón mostró su magnífica figura. Cuando miré su cara de
modelo perfecta, sentí como una erupción comenzaba en mi codo.
Me rasqué torpemente. —Uh, soy de BrokenBow. —Como si
hubieran oído hablar de eso. —Es la puerta de entrada a Beavers Bend—,
dije, farfullando sobre ello. —Lo que probablemente no es un lugar
reconocido internacionalmente, a menos que uno fuera un castor, porque
entonces lo es, igual, el lugar…
—¿No ves las luces? —Preguntó él, alzando la mirada hacia el cielo.
Entrecerré los ojos. —¿Luces? —Pude ver como comenzaba algo que
se asemejaba a un espectáculo de luz láser que cruzaba la aurora boreal.
—No estoy realmente aquí.
—¿Eres un fantasma entonces? —Su voz era cada vez más débil.
¿Fantasma? —¿Quieres decir intangible? Creo que puedo ser un
fantasma. Bueno, no a propósito.
—¿Puedes ayudarnos? ¡Estamos... estamos muertos en este
momento!
Mis ojos se abrieron como platos. —¿De q-qué estás hablando?
—¡Las luces! ¡Las llamas! Si no puedo quedarme... un fantasma...
vamos a arder.
¡No era de extrañar que estuviera estresado! Farfullé, —¿Cómo
puedo ayudar? ¿Pueden teletransportarse? —Me tomaba un montón de
calorías sólo teletransportarme a mí misma; no podía imaginar hacerlo con
otra persona.
Murmuró, —¿Teletransportarme? —Como si estuviera rumiando la
idea, considerándola. —No lo sé.
—¡Quiero ayudarlos! —Pero me sentía desaparecer de este lugar. —
¿Tienen un bastón de madera? ¿Pueden comer algo?
—¿Comer? ¿Comer? —Él negó con la cabeza hacia mí. —Cuidado
con las luces y el ruido, niña. —Luego apretó a aquella mujer contra él,
envolviéndola en sus brazos.
Aunque luché para quedarme con ellos, no pude. Mientras
desaparecía del éter, todavía estaba diciendo, —¡Déjame ayudar!
Me desperté, parpadeando por la confusión. ¡Que sueño
malditamente extraño! Espera, ¿dónde estaba ahora? —Uff. —Estaba
flotando, mi cara machacada contra el techo de mi habitación. Grandioso,
me caía la baba otra vez.
Me concentré en poner mis pies en el suelo. Pero cuando
maniobraba mi cuerpo de horizontal a vertical, mi sudor se deslizo
limpiamente.
Oh no. ¡Debí de haber perdido dos, tal vez hasta cinco kilos! Afuera,
el sol se había puesto, ¡mis padres iban a estar en casa en cualquier
momento!
Todas las chicas en la escuela estaban tan concentradas en perder
peso. Yo lo necesitaba. Estirándome luego de aterrizar, me concentré,
entonces débilmente cojee por las escaleras hasta la cocina.
Asalté la nevera en primer lugar, evaluando los contenidos. Me bebí
un litro de leche entera, luego, un litro de crema de leche con sabor a café
(el favorito de mi madre, pero eran momentos desesperados). Luego me di
un tentempié con un paquete de masa para galletas.
La despensa fue la siguiente. Me tragué un tarro de mantequilla de
maní, no había tiempo para una cuchara; recogí las sobras con los dedos.
Entonces abrí una lata de nueces de macadamia, puse el circulo contra mi
boca, y levanté la lata, engullendo su contenido.
Patatas fritas. Más mantequilla de maní. Un pastel de arándanos
entero (el favorito de papá). Un litro de helado. Un paquete de seis del
Ensure de mis padres.
Poco a poco mi cuerpo se encarnó de nuevo. Necesitaba más...
Estaba poniendo en el microondas una lasaña congelada mientras
me tragaba otra pinta de helado cuando mis padres entraron.
Papá murmuró, —¿Qué demo…?
Mis dedos pringados revolotearon hacia mi boca. Miré alrededor,
viendo la escena desde sus ojos. Todas las puertas de los armarios estaban
abiertas. El refrigerador también. Frascos y botellas vacías estaban
esparcidos por toda la cocina. La leche salpicaba el suelo y la parte
delantera de mi camiseta.
Con los ojos llorosos, mamá se hundió en una silla en la mesa de la
cocina. —Tess, vamos a conseguirte ayuda. —Se quitó las gafas para
secarse las lágrimas.
Papá estaba detrás de ella, con las manos sobre sus hombros. —
Mañana te llevaremos a un centro para adolescentes con problemas de
alimentación.
No, no. Tenía que estar en la escuela mañana. ¡Iba a conseguir mi
primer beso! —No tengo un problema de alimentación. —Me limpié la cara
con el dorso de la mano. Chocolate, mantequilla de maní, y arándanos
salieron disparados.
—Es perfectamente natural negarlo, cariño—, dijo mamá. —Nos
dijeron que lo harías. Sólo confía en nosotros.
Los ojos de papá se humedecieron también. —Milagro, te queremos.
Sabes que eres nuestro mundo entero. Podremos superar cualquier cosa
juntos.
Más allá de mamá y papá, un movimiento llamó mi atención. Luces
parpadeaban en el cielo nocturno.
Fruncí el ceño. ¿Eran aquellas el tipo de luces ardientes que el
keniano había enfrentado? Cuidado con las luces. Se me cayó el helado al
suelo. —Mamá, papá, tenemos que entrar en el refugio de tornados.
¡Ahora!
—¿De qué estás hablando, Tess? —Preguntó papá, girándose para
seguir mi mirada hacia la ventana. —¡Chicas, solo miren eso! —Sonaba
hipnotizado. —Es la aurora boreal.
Mi madre se puso de pie y se giró. —¡Mi término, es espectacular!
Como si estuvieran en trance, se dirigieron hacia el vestíbulo.
—¡No! —Corrí tras ellos, pero resbalé sobre el tiradero de los
alimentos, aterrizando de cara. —¡uffff! E-esperen. —Inhalé aire en una
respiración. —¡Las luces son peligrosas! ¡Tenemos que ir al refugio!
Mientras intentaba pararme, oí la puerta de entrada abrirse. Para el
momento en que los alcance, estaban afuera, paralizados.
Mantuve la mirada hacia abajo, con miedo de que me hipnotizara
también. —¡Por favor, vuelvan adentro conmigo! Una especie de rugido
tronó. El keniano me había advertido de eso también. Seguramente, ¿Este
era un tornado acercándose?
Agarré los brazos de mis padres, tirando de ellos, pero yo estaba
débil, todavía agotada por el uso de mis poderes. Mis padres no se
movieron. —¡Por favor, les estoy pidiendo que vengan conmigo!
El aire se hacía cada vez más caliente. Me atreví a levantar la vista,
sólo hacia el horizonte. A través de los llanos llegó otro tipo de luz, como si
el sol estuviera agrandándose. Mis padres no lo vieron, estaban demasiado
hipnotizados por la aurora.
Rayos relampagueaban, luego... ¡una gigantesca bola de fuego
quemó todo lo que estaba su alcance y se dirigía a nosotros!
El Armagedón. Tenía que serlo.
Lágrimas brotaron ante la vista; las sacudí con todo lo que tenía. —
¡Mami! ¡Papi! P-por favor. —El fuego se precipitó hacia nosotros, pero no se
movían.
No había tiempo para llegar a un lugar seguro.
¿Podía teletransportarme con mis padres? ¿O volverme intangible
con ellos, como el Keniano había hecho con esa mujer?
Me obligué a cerrar los ojos, ¡aunque el maldito apocalipsis se dirigía
hacia nosotros! Y me concentré en mi bastón. Entonces me imaginé que
éramos tres átomos entre otros átomos, simplemente flotando en el éter.
Abrí mis ojos. ¡Mis padres estaban en ese lugar borroso conmigo!
Miré más allá de ellos, ¡la ola ardiente de luz estaba a punto de golpearnos!
Mamá gritó. Papá trató de protegernos.
Grité cuando pasó a través de nosotros. La casa fue un infierno al
instante, las ventanas rompiéndose. La ola era tan grande, que todavía
estábamos envueltos en fuego.
¡Necesitábamos llegar bajo tierra, al refugio! Me imaginé que nos
teletransportabamos allí. Teletransportándonos... atravesándolo...
cruzando el espacio físico...
Nada.
Mamá estiró su cabeza para mirar los alrededores, preguntándome,
—¿Q-qué está pasando?
Papá se volvió hacia mí, entre dientes dijo, —¿Hemos muerto,
Milagro?
Negué con la cabeza. —Estoy intentando... mantenernos a salvo. —
¡Nadie morirá si tengo algo que decir al respecto!
—¿Mantenernos a salvo? Oh, cariño—, él sonó horrorizado, —¡estás
tan delgada!
Eché un vistazo hacia mis brazos. Eran como palos. Sólo había
almacenado tanta grasa.
Mamá se quedó sin aliento. —¿Por qué estás perdiendo peso? ¡Lo
que sea que estés haciendo detente!
—¡Nooo! —Estaba a punto de extinguirme. Si iban a ser incinerados,
moriría con ellos.
Papá me miró a la cara y luego mi mano en su brazo. Debió de haber
sentido el poder, debió de haberse dado cuenta que me estaba
alimentando de mí misma. Murmuró, —Las amo a ambas. —Luego se
lanzó lejos de mí.
Su cuerpo desapareció. Un montón de cenizas cayó a nuestros pies.
Se había convertido... en nada.
Mamá y yo gritamos. Mi cuerpo retrocedió como si me hubiera casi
teletransportado. Por ella, lo intenté de nuevo. Cargándola solo a ella, yo
estaba tan cerca... casi...
Ah, Dios, no puedo.
Me aferré a su brazo mientras ella se arrodillaba y recogía las
cenizas de papá. Miró hacia arriba y dijo: —Suéltame. Tess, vive.
Apreté los dientes, sacudiendo la cabeza.
—Te quiero mucho. —Con una sonrisa acuosa, fue soltando mis
dedos de su brazo. Uno a uno...
Traducido por Maxiluna
Corregido por Alhana

Evangeline “Evie” Greene, Nuestra Dama de las Espinas


<<Ven, toca... pero pagarás un precio>>

Alias: La Princesa Veneno, Phyta, la Reina de Mayo, la Reina de las


Espinas, Señora de las Flores, Señora Lotus. Sievā (Llamada así por
Muerte) y peekôn (por Jack).
Poderes: Puede crear, dar forma y controlar plantas y árboles. Puede
suministrar venenos a través de sus garras y labios, y esporas de su
cabello y manos. Adivinación Chlorokinetica (puede percibir a través de las
plantas). Regeneración.
Habilidades especiales: Hipnotizar.
Armas: Plantas, árboles, esporas venenosas, tornados de espinas.
Alter Ego: Una mujer sentada en un trono con los brazos abiertos,
con un vestido de amapolas rojas y una corona de doce estrellas; su pelo
está sembrado de amapolas, enredaderas y ramas de color rojo. Rosas
blancas rodean su trono, y las colinas detrás de ella, están inundadas de
verdes y rojo por los cultivos y la sangre.
Icono: Rosa blanca.
Características únicas Arcana: El cabello se le vuelve rojo, y las
uñas se le transforman en garras de espinas. Los glifos en su piel se
iluminan del verde al dorado, cada uno representando un arma en su
arsenal.
Antes del Flash: Porrista en Sterling, Louisiana. La noche antes del
Día 0, su fiesta de cumpleaños número dieciséis, fue disuelta por el
departamento del sheriff.
Sterling, Louisiana
Día 0

Cuando no había oído de Mel o Brandon al mediodía, el pánico se


apoderó de mí. ¿Por qué no habían contestado a sus teléfonos?
Sin duda, ellos no habían conseguido... ser atrapados.
Especialmente cuando nadie más parecía haber sido detenido. Sin
mi móvil, había estado en mi portátil, había estado navegando por las
redes estudiantiles por información.
Toda la mañana, había mirado las fotografías de los barriles de
cervezas de la fiesta y vasos de la marca Solo que se habían compartido.
Había leído actualizaciones de los chicos presumiendo de haber estado en
la fiesta del año.
Ni una palabra sobre la policía. Y al parecer, mamá no había oído
nada...
Me había despertado en la madrugada en el centro del cañaveral,
después de haber dormido profundamente durante horas.
Sorprendentemente, no había tenido resaca, un milagro teniendo en
cuenta lo que había estado bebiendo, había estado tan borracha que había
alucinado peor que nunca.
Aunque desesperada por ducharme y lavarme los dientes, no había
querido que mamá me viera con la ropa con la que había salido. Después
de un rato, no me había importado.
Había estado tan distraída por la sequía, conversando en el teléfono
con otro agricultor, que ni siquiera se había dado cuenta de que yo llevaba
un top Versace y un par de pantalones apolillados de montar del año
pasado.
Mamá habría escuchado sobre la redada para entonces, sin
embargo, ella no había dicho nada, sólo ausente me besó en la mejilla
antes de salir corriendo a otra reunión de emergencia de los agricultores.
Después de que me había duchado y vestido, había empezado a
sentirme segura de que mi novio realmente había controlado la situación.
Tal como había dicho que haría. Mi borracho caballero de brillante
armadura había ganado su batalla.
Ahora palmeé el enorme solitario de diamante alrededor de mi
cuello, dándome cuenta de que Brandon Radcliffe no era sólo el tipo de
chico que necesitaba en mi vida; él era el único que quería, fiable, feliz y
despreocupado, fácil de leer.
No uno inquietante, misterioso, e imposible de descifrar.
Decidí conseguir algo más de acercamiento con mi novio, por lo que
dejaría de tener pensamientos estúpidos sobre Cajunes con destino a
Angola.
Con esto en mente, llamé al móvil de Brandon desde mi línea en
casa una vez más, con la intención de dejarle un mensaje en esta ocasión.
—Hey, Brand, espero que todo esté bien. Comienzo a preocuparme.
—Mordisqueé mi labio inferior, debatiendo cómo empezar esto. —Anoche,
sobre nuestra conversación... que interrumpimos, cuando te fuiste a salvar
el día para mí. Sólo quería decirte mi decisión.
Hice una pausa, sabiendo que no había vuelta atrás con esto. —Mi
decisión es... sí. Pasaré la noche contigo el próximo fin de semana. —
Hecho, acercamiento. —Yo... yo... —¿Aliviada? ¿Nerviosa? —Um, llámame.
A casa.
Él todavía no me había llamado a las tres de la tarde, cuando Mel se
paseó en mi habitación.
—¿Dónde diablos has estado? —Mi estado de ánimo era espantoso.
Mis planes de hablar con Abu habían sido frustrados. No me había
atrevido a arriesgarme a la ira de mamá -o peor- llamar desde el teléfono
de la casa a Abu. —¿Qué te pasó anoche?
—Spencer y yo nos fuimos a su coche, totalmente enganchados. Me
lancé sobre él, liberando un poco de vapor, y él ahora es como un
cachorrito manso. —Ella hizo un sonido de látigo. —Melly consiguió su
mojo -él quiere una RE.
¿Relación exclusiva? ¿Ya? Sentí emoción por ella, antes de recordar
que estaba enojada.
—Justo cuando estábamos terminando, los policías llegaron—, dijo
Mel. —Fuimos conducidos de vuelta por el camino.
—¿Por qué no has venido aquí para reunirte conmigo? —Le
pregunté.
Ella parpadeó. —Lo acabo de hacer. Entonces, ¿Qué pasa contigo,
Eves?
—Hmm. Después de que Brandon me dejó para ir a limar asperezas
con el sheriff y encontrarte, estaba sola en el bosque. —Fui atacada por
enemigos imaginarios y aterradores. —Eventualmente, caminé millas para
llegar a casa, con ese molesto Jackson Deveaux, y pasé la noche en el
granero. —O, más bien, en el cañaveral. —Me has dejado tirada, Mel.
Escogiste a un chico sobre mí—, dije, sacándome sangre.
Ella jadeó. —¡Pensé que estabas con Brandon! ¡Voy a romper con
Spencer como penitencia!
La cosa con Mel -era que ella realmente lo haría-. ¿Cómo podía
permanecer enojada con ella cuando le había estado mintiendo bastante?
Al final, murmuré, —Estás perdonada.
—¡Gracias, Greene! Yo no quiero romper el pequeñito corazón de
Spencey. —Se tumbó en la cama, y agregó con picardía: —Todavía no.
Mi portátil sonó. —¿Un e-mail de Brandon? —Qué extraño. Nos
texteábamos el noventa y nueve por ciento de las veces. Básicamente
utiliza su teléfono móvil como su ordenador.
Todo genial C/ la policía. Sin embargo conseguí que papá me incordiara. Hablamos
luego.
—Eso es raro. ¿Por qué no solo me textea? Él no sabe que me quedé
atrapada sin mi teléfono. —¿Y por qué incluso no había mencionado mi
correo de voz?
—Él no puedo textearte—, dijo Mel, alzando sus manos en el aire
para estudiar sus uñas. —Los teléfonos de todo el mundo fueron robados.
—¿Qué? —Me levanté de un tirón.
—¿Por qué crees que no he llamado en toda la mañana? —Ella se
levantó con el ceño fruncido. —Alguien agarró las carteras y los móviles
justo al lado de la gente. Y entraron en todos nuestros vehículos. Pero no
te preocupes, tu bolsa no la agarraron.
Salí corriendo de mi habitación, prácticamente saltando por las
escaleras para llegar al Beamer26 de Mel. ¡Mi diario!
—¿Qué te pasa, Evie? —Preguntó ella, trotando detrás de mí,
fácilmente siguiéndome.
Cuando llegué a su coche, di frenéticamente palmadas a la puerta
hasta que hizo clic al abrirse. —Jesús, Evie, relájate.
Mis manos temblaban mientras buscaba mi bolsa. Sin duda, un
ladrón no lo dejaría, para luego robar un diario. ¡Por favor, deja que mis
dibujos estén dentro!
Me tambaleé sobre mis pies.

26 Es otra manera de llamar a los coches de la marca BMW.


Mi cuaderno de dibujo se había... ido. El único lleno de ratas y
serpientes bajo un cielo apocalíptico, cuerpos mutilados en alambre de
púas de espinas, y terroríficos hombres del saco de caras terribles. Había
dibujado el chapoteo de la sangre en la garganta de una víctima. Como un
animal tirado en un canal.
Mi desgarrador dibujo de Muerte en un pálido caballo que databa de
hace tan sólo un par de noches.
Era el diario que Jackson había repetido varias veces que quería ver.
Mis ojos se abrieron como platos. La figura merodeando entre los coches
anoche era Lionel, el mejor amigo de Jackson.
Lionel había robado los teléfonos y mi cuaderno de dibujo: mi propio
billete de ida de nuevo a la sala mental del CLC.
Y Jackson me mantuvo ocupada, casi besándome... de modo que
Lionel...
Oh Dios mío.
Luchando para no vomitar, le dije a Mel: —Sé quién tiene nuestros
teléfonos. Y si me ayudas, iré a recuperarlos.

Has tenido mejores ideas—, murmuró Mel, entrecerrando los ojos


para ver a través de su parabrisas salpicado de bichos. Al anochecer los
insectos pululaban, y sus cuerpos aplastados se habían hecho puré hasta
que estuvieron como el alquitrán en el cristal.
—Tal vez sea así, pero tengo que hacer esto. —Nunca había estado
tan enfadada en toda mi vida, y me condenen sí dejó que Jackson se salga
con la suya. —¿No puedes ir más rápido?
El sol se pondría pronto, y ni siquiera habíamos hecho el camino al
dique de la parroquia27 todavía. Nos había tomado horas encontrar la
dirección del cajun, y luego había desperdiciado aún más tiempo
convenciendo a Mel que me llevara a la Cuenca.
—Tienes suerte de que estoy en esto en absoluto, Greene. No perderé
mi licencia a causa de una quinta multa este año...

27 En los estados del sur de los Estados Unidos, sobre todo en ciertos pueblos pequeños, a los
distritos se les conoce como Parroquias.
Todavía no había dejado de quejarse en el momento en que el
imponente dique se asomó. —Solo llamemos a la policía.
Y entonces tendrían que confiscar mi diario. —Jackson sólo hizo esto
porque es un matón y porque puede hacerlo. Nadie lo dice en voz alta. Pero
es hora de que alguien lo haga.
—¿Cómo sabes que tiene los teléfonos? Has dicho que él sólo sirvió
como chivo expiatorio.
No le había dicho a Mel exactamente cuan bueno Jackson había sido
en su trabajo, sólo que me había mantenido hablando con él, mientras que
Lionel nos arrebataba nuestras cosas. —Sólo lo sé, ¿de acuerdo? —Lo cual
no era exactamente cierto. Puede que no tuviera los teléfonos, pero tendría
el cuaderno de bocetos, que era mi principal prioridad.
No es que los teléfonos no fueran un gran problema. A pesar del
código de bloqueo del mío -buena suerte consiguiendo acceso a cualquier
información sobre mí- Brandon nunca bloqueaba su teléfono. Y tenía todos
nuestros textos privados de los últimos siete meses, por no hablar de una
carpeta llena de innumerables fotos y videos de mí.
¿Estarían esos Cajunes incluso ahora comiéndose con los ojos
imágenes mías en mi traje de baño, o soltando risitas sobre mis caras
tontas que había hecho para la cámara de Brand? ¿Por los chistes malos
que le había dicho?
¿Y si habían escuchado mi mensaje de voz de hace un rato? —Sí,
pasaré la noche contigo. —Mi cara ardía, mi ira intensificándose hasta
nuevas alturas.
Cuando nos encontramos con el nuevo puente, que se extendía
sobre acres de pantano, mis labios se apretaron. Sin esta línea de cemento
gris mate, nunca habría conocido a Jackson Deveaux.
Una vez que llegamos al final del puente, estábamos oficialmente en
una nueva parroquia. El pueblo cajún. Ensenadas del Bayou y puentes
levadizos más pequeños abundaban. Un par de agentes de la vida silvestre
en sus camionetas negras estaban estacionados sobre una calzada.
Mel exhaló. —¿Por qué me obligas a ser el papel de la voz-de-la
razón? Sabes que nunca ha funcionado para nosotras.
—Necesito hacer esto—, dije simplemente. Cuando me di cuenta que
Jackson había jugado conmigo, que el casi-beso que me había dado era
una trampa -había estado herida-. Aunque nunca había querido su beso
para empezar.
¿Por qué tenía que actuar como si le gustara? Era una insensible
broma mezquina. ¡Cómo él y Lionel se han debido de haber reído de mi
credulidad!
—Se está poniendo muy oscuro—, dijo Mel cuando nos acercamos al
desvío de la Cuenca. Ella no sólo se estaba refiriendo a la luz del día.
Nubes ominosas se estaban formando detrás sobre el pantano. —Sí,
pero ¿cuáles son las probabilidades de que en realidad vaya a llover? —
Esas nubes me recordaron la escena que había pintado en la pared, y de
los ojos llameantes que de pronto había visto.
La gente usualmente no conduce hacia tierras bajas cuando se
enfrentan a una tormenta como esa. No sabía lo que resultaría peor, la
tormenta o la ira de Jackson.
No me importaba; Yo estaba decidida a ver esto a través de esta
noche. Dirigí a Mel a desviarse por el camino de tierra que conducía a la
Cuenca.
Después de unas pocas millas, ella dijo: —Ya no estamos en Kansas.
Vimos barcos de camarón, chozas en el pantano, y los astilleros
llenos de mucho óxido. Estatuillas de la Virgen María adornaban cada dos
patios. Aunque sabía cómo de católica era la folclórica Cuenca, aun así me
sorprendió.
Nos acercamos al final del camino, acercándonos a la dirección de
Jackson. Había menos estructuras aquí, pero si más palmeras, platanales
y cipreses. La basura se había acumulado alrededor de los lirios de la
zanja.
Al momento en que la ciénaga fue visible, estaba oscuro y las luces
del coche se habían encendido. Ojos rojos brillaban detrás de las cañas.
Cocodrilos. Eran tan gruesos, algunos, los más pequeños se ponían
encima de los otros.
Un par de puntos rojos pequeños y brillantes, apilados como
peldaños de escalera.
Mel apretó nerviosamente sus manos en el volante, pero condujo
hacia adelante. El coche se deslizó más profundamente bajo un dosel de
ramas entrelazadas y vides, como un paseo de entrada a un túnel
encantado.
Cuando el camino se rindió a un sendero lleno de baches, la casa de
Jackson apareció a la vista, una casa estilo escopeta, larga y estrecha, con
entradas en ambos extremos. Los tablones eran un lío de pintura
descascarillada. Un par de pieles de cocodrilo había sido clavadas en los
peores lugares.
El techo era un mosaico de hojas de estaño oxidado que no
coincidían. En una sección, un cubo de basura de metal había sido
golpeado hasta ser aplanado y martillado al suelo.
Este lugar estaba tan lejos de la orgullosa Haven como era posible.
Pensé que había visto pobreza. Estaba equivocada.
—¿Ahí es donde vive? —Mel se estremeció. —Es horrible.
De pronto me arrepentí que viera esto, como si hubiera traicionado
un secreto de Jackson, cosa que no tenía ningún sentido.
—Evie, mi coche se atascará si manejo más lejos. Y no es como si
tuviéramos nuestros teléfonos con nosotras.
—No todavía. Quédate aquí, y caminaré. Estaré de vuelta con
nuestras cosas.
—¿Y si él incluso no está aquí?
Señalé su motocicleta, estacionada debajo de una saliente al lado del
raquítico porche. —Esa es la suya.
Al abrir la puerta del coche, dijo, —Piensa acerca de esto.
Lo hice. Toda la situación era tan innecesaria. Nada de esto tenía
que haber pasado. ¡Todo porque Jackson me había robado a mí! Había
violado mi privacidad, posiblemente había leído y oído mis intercambios
íntimos con Brandon.
Y había visto mis dibujos.
¿Esa libertad que me había jurado nunca volvería a dar por sentada?
¡Sus acciones la amenazaban!
Recordando lo que estaba en juego me hizo cerrar de golpe la puerta
del coche y aventurarme hacia adelante. Moscas amarillas me rodearon,
pero seguí mi camino, deslizándome alrededor de los neumáticos, trampas
de cangrejo reventadas y ramas de cipreses.
Más cerca de su casa, no había césped cortado, no había ni siquiera
hierba. En estos lugares, algunas personas no podían permitirse una
cortadora de césped "o barredoras" en sus patios, manteniéndolos libres de
vegetación y de serpientes. Su patio era un parche gigante de tierra
apisonada.
Al acercarme, vi herramientas que colgaban del techo del porche. Un
machete y una sierra que entrechocaban juntas con la brisa en
crecimiento.
Crucé una depresión seca, –adelante de cuatros escalones de
aspecto tambaleantes. El primer escalón se inclinó incluso bajo mi peso.
¿Cómo un chico tan grande como Jackson subía por ellos?
No había aldaba en la puerta de madera contrachapada sin pintar,
sólo una palanca oxidada para abrirla. La parte inferior estaba hecha tiras.
¿De animales cuando la habían arañado para entrar?
Con un estremecimiento, miré hacia atrás al cielo, vi que las nubes
estaban empeorando. Miré a Mel en la distancia, pensativa en su coche.
Tal vez esto era... estúpido.
No. Tenía que conseguir mi diario de vuelta. Me encontré golpeando
los nudillos en la madera. —¿Hola? —La puerta gimió al abrirse. —¿Señor
o Señora Deveaux? —No hubo respuesta. —Necesito hablar con Jackson—
, dije cuando entré en la casa.
No vi a nadie dentro, pero incluso conseguí echar un vistazo. Tan
mala como el exterior.
El salón principal era estrecho, el techo colgaba tan bajo que me hizo
preguntarme si Jackson tenía que agacharse para caminar. Colgando de él
había una sola bombilla, zumbando como una abeja.
La única ventana había sido tapiada. La puerta de una habitación en
la parte trasera estaba cerrada, pero escuché un televisor a todo volumen
desde el interior.
En la pared de la izquierda había una pequeña cocina. Seis pescados
limpios estaban puestos al lado de una olla chisporroteando. Algún tipo de
presa estaba cortada en trozos, ya empanado en harina de maíz. ¿Jack
había buscado, atrapado, y disparado todo en ese contenedor?
¿Por qué dejaría la estufa encendida? —Jackson, ¿dónde estás? —
Con una ojeada desesperada, eché un vistazo más de cerca alrededor de la
habitación.
Alineado en la pared había un sofá a cuadros, con agujeros
marcados por cigarros en los brazos. Sábanas raídas habían sido
repartidas en los cojines hundidos.
Sus botas estaban puestas en el suelo a los pies del sofá. ¿Aquí es
donde duerme?
Mis labios se separaron. Ni siquiera tiene su propia habitación.
Un libro de español para principiantes yacía en el suelo, el lomo
estaba agrietado y abierto en el medio, con una copia gastada de Robinson
Crusoe a su lado. Esa novela no estaba en nuestra lista de lectura. ¿Así
que leía por placer? ¿Y quería hablar otro idioma?
Sentí algo tirando dentro de mí. Por mucho que pensara de él como
un adulto, no era más que un muchacho de dieciocho años, quien tendría
planes y sueños de un niño.
Tal vez se imaginaba huyendo a México o navegando lejos de este
infierno.
Me llamó la atención lo poco que realmente sabía acerca de él.
Así como así mi ira se desvaneció, me recordé a mí misma lo poco
que sí sabía, lo odiaba. Aun así, me encontré caminando hacia adelante
para apagar la estufa antes de que el lugar se incendiara.
Mordisqueé mi labio. ¿Dónde estaba él? ¿Qué si mi cuaderno de
dibujo estaba donde Lionel? No veía ninguno de los teléfonos aquí
tampoco.
Después de apagar el fogón, oí un grito desde la parte de atrás. ¿No
era la televisión?
De repente, un duro tamborileo cayó sobre el techo de estaño. Di un
grito de sorpresa, pero aquel ruido lo ahogó. —Sólo es la lluvia—,
murmuré para mí misma. —Gotas en la hojalata.
¡Finalmente!
El agua comenzó a convertirse en cuentas que se acumulaban en las
costuras del techo, goteando hacia el suelo y sobre el sofá. Jackson no
tendría ningún lugar seco donde dormir esta noche.
Salté cuando los sonidos de unos pasos sacudieron la casa, como si
alguien saltara las escaleras de atrás. Cuando una puerta se cerró en la
parte de atrás, la puerta con la que conectaba se abrió.
Mi mórbida curiosidad me atrajo más cerca. Un vistazo y me
escabullo...
En un colchón manchado, una mujer de mediana edad yacía
inconsciente, su largo cabello negro azabache era un halo enredado
alrededor de su cabeza. Ella estaba casi indecente, la bata elevada en lo
alto de sus piernas. Un rosario con cuentas de ónix brillaba y una pequeña
cruz gótica le rodeaba el cuello.
Su brazo colgaba a un lado, una botella vacía de whisky en el suelo
justo debajo de sus dedos. Un plato de huevos revueltos y tostadas sin
tocar estaba colocado encima de una caja de madera junto a la cama.
¿Era la Sra. Deveaux?
Un hombre alto, quemado por el sol con un mono mojado apareció a
la vista. Él comenzó a caminar por un lado de la cama, gritándole a su
cuerpo inconsciente, haciendo un gesto con el puño y su propia botella de
licor.
¿Era ese hombre su marido? ¿Su novio?
Sabía que tenía que salir, pero estaba clavada en el sitio, Sin poder
apartar la mirada tanto como podía dejar de respirar.
Entonces vi a Jackson en el otro lado de la cama, tirando de la bata
para cerrarla. Sacudiendo su hombro, murmuró con urgencia, —¡Maman,
reveille!28
Ella arrastró algunas palabras, pero no se movió. La forma en que
Jackson miraba a su cara, tan protectoramente... sabía que él le había
cocinado el desayuno esta mañana.
Cuando el borracho se lanzó hacia ella, Jackson golpeó el brazo del
tipo para alejarlo.
Ambos comenzaron a gritarse en francés cajun. Incluso con lo que
entendía, apenas podía seguirlos. Jackson estaba tratando de echarlo,
¿diciéndole que no volviera nunca más?
El hombre fue por la Sra. Deveaux de nuevo. Jackson lo bloqueó una
vez más. Entonces los dos se enfrentaron a los pies de la cama. Sus voces
se hicieron cada vez más fuertes, bramaron de rabia mientras se rondaban
en círculos entre sí.
¿El idiota no veía ese brillo en los ojos de Jackson? ¿El que prometía
dolor?
En lugar de hacer caso a la advertencia, el hombre agarró el cuello
de la botella, reventando el fondo de la misma en el alféizar de la ventana.
Sorprendentemente rápido, atacó con el extremo dentado. Jackson evitó el
golpe con el antebrazo.
Vi hueso antes de que brotara la sangre. Empujé la palma de mi
mano contra mi boca. ¡No podía imaginar el dolor!
¿Pero, Jackson? Se limitó a sonreír. Un animal dejando al
descubierto sus dientes.
Por fin, el borracho retrocedió con miedo. Demasiado tarde. Jackson
lanzó su gran cuerpo hacia adelante, con los puños volando.
Un chorro de sangre brotó de la boca del hombre, y luego otro, y aun
así Jackson implacablemente lo golpeó. La fuerza en su imponente cuerpo
fue brutal, el salvajismo en sus ojos...
¿Por qué yo no podía correr? ¿Dejar este sórdido lugar atrás?

28 ¡Mamá, despierta!
Dejar estos horrendos sonidos detrás, la enfadada lluvia golpeando
el estaño, los balbuceos de la mujer, los gruñidos del borracho cuando
Jackson aterrizó sobre él con un golpe tras otro.
Entonces... un último golpe en la mandíbula del hombre. Me pareció
oír cómo se agrietaba el hueso.
La fuerza del golpe envió al hombre a girar sobre un pie, babeando
sangre y dientes cuando fue derribado.
Con una risa desalmada, Jackson se burló, —Bagasse.
Pulpa de caña. Molido a golpes literalmente. Me tapé los oídos con
mis antebrazos, luchando contra el mareo.
Ahora que el hombre había sido derrotado, la ira de Jackson parecía
aumentar. Hasta que giró lentamente la cabeza en mi dirección. Sus cejas
se unieron en confusión. —Evangeline, ¿qué estás...?
Echó un vistazo alrededor de su casa, como si lo viera a través de
mis ojos. Como si viera este agujero por primera vez.
Incluso después de la exhibición de la violencia cruda de Jackson,
no podía dejar de compadecerme de él.
Él debió de haberlo visto en mi expresión, porque su cara enrojeció
de vergüenza. Su confusión se evaporó, la ira estuvo de regreso. Su mirada
estaba casi en blanco como él. —¿Por qué en el infierno has venido aquí? —
Los tendones de su cuello tensos mientras caminaba hacia mí. —¡Dime por
qué estás en mi maldita casa!
Yo sólo podía boquear mientras retrocedía. No le des la espalda, no
mires hacia otro lado...
—¿Una chica como tú en la Cuenca? ¡C'estçacoo-Yon! Bonne à rien!
¡Una buena para nada salvo para meterse en problemas!
Nunca había oído su acento tan espeso.
—Yo-yo…
—¿Buscabas un vistazo de cómo vive la otra mitad? ¿Es por eso?
Retrocedí a través del umbral frontal, casi hasta los escalones del
porche. —¡Quería el diario que robaste!
Los relámpagos, destacando las duras líneas en su rostro. Truenos
resonaron al instante, sacudiendo la casa con tanta fuerza que el porche
traqueteó. Grité y me balanceé para mantener el equilibrio.
—¿El diario con todos tus dibujos locos? ¡Viniste para reprenderme!
—Cuando Jackson llegó a mí con ese brazo lesionado, retrocedí,
revolviéndome hacia atrás en la torrencial lluvia.
Ese escalón suelto atrapó mi pie; dolor estalló en mi tobillo.
Me sentí caer... caer... aterrizando sobre mi culo en un charco. Di un
grito ahogado, escupiendo barro y lluvia, demasiado conmocionada para
llorar.
Mechones de pelo mojado aplastándose en mi cara, mis hombros.
Traté de levantarme, pero el barro me succionó hacia abajo. Me aparté el
pelo de los ojos, cubriendo mi cara de suciedad.
Parpadeando contra la lluvia, grité, —¡Tú! —Quería atacarlo, echarle
la culpa de mi dolor, mi humillación. Y todo lo que pude decir una y otra
fue —¡Tú! —Finalmente logré gritar, —¡Me das asco!
Dio una risa amarga. —¿Te la doy? No lo hice anoche cuando
estabas humedeciéndote los labios, con la esperanza de que yo te besara,
no. ¡Querías más de mí entonces!
Mi cara enrojeció de vergüenza. Entonces recordé. —Me engañaste
para que tu amigo el perdedor pudiera robar nuestras cosas. Actuaste
como si te gustara.
—¡No parecía importarte! —Él levantó su brazo sano, metiendo sus
dedos por su cabello. —Escuché tu mensaje a Radcliffe. ¿Ibas a besarme?
Para luego, ¿dejar que ese chico te tuviera tan sólo unos días más tarde?
—¡Dame mi diario!
—¿O qué? ¿Qué harás al respecto? La pequeña muñeca no tiene
dientes.
Mi frustración aumentó, ya que él tenía razón. El Cajun tenía todo el
poder, yo no tenía ninguno.
¿A menos que pudiera ahogar a alguien con vides o cortarla en
rodajas con las raíces, como la bruja roja en mis sueños?
A medida que mis uñas empezaron a transformarse, sentí algo
parecido a la dichosa unidad que había compartido con la caña. Estaba
inundada con la conciencia de todas las plantas alrededor que me
rodeaban, su localización, sus fortalezas y debilidades.
Por encima de la casa de Jackson, un ciprés inclinó sus ramas sobre
mí. A lo lejos, sentí el silbido de las vides de kudzu29 en respuesta,
deslizándose más cerca para defenderme.
Y por un breve instante, sentí el impulso de mostrarle que realmente
tenía el poder, para castigarlo por haberme causado dolor.

29Puerarialobata es una especie de plantas con flores perteneciente a la familia Fabaceae. Es una de
las 50 hierbas fundamentales usadas en la medicina tradicional china donde se la conoce en chino
como gégēn (葛根). Su nombre común en numerosos países es el de kudzu.
—¿Quieres tus dibujos? —Jackson irrumpió en el interior de la casa,
volviendo con mi cuaderno. —¡Tómalos! —Tiró el cuaderno como un disco
volador. Las páginas volaron hacia fuera, sobre todo el patio enlodado.
—¡Nooo! —Grité, observando cómo se dispersaban, a punto de
hiperventilar.
En el momento en que me las arreglé para arrastrarme sobre mis
manos y rodillas, estaba respirando con tanta fuerza que me atragantaba y
tosía por las gotas de lluvia. Cogí las páginas más cercanas a mí, pero
cada puñado de papel era una visión de mí ardiente mente.
Muerte. Los hombres del saco. El sol brillando en la noche.
Con cada página, me sacudía una y otra vez, gritando hacia él, —¡Te
odio! ¡Bruto repugnante! —Su hermoso rostro escondió la violencia en
plena ebullición.
A pesar de que él había estado protegiendo a su madre, a él le había
gustado golpear a aquel hombre hasta dejarlo inconsciente. Jackson había
demostrado cuán despiadado era el chico que realmente era. Un bagasse...
—¡Te ODIO! ¡Nunca te me acerques de nuevo!
Él parpadeó en mi cara, su expresión se tornó de asesina a
incrédula. Sacudió la cabeza con fuerza.
¿Qué estaba viendo?
—Evie—, Mel gritó. ¡Había venido por mí!
Mientras envolvía un brazo alrededor de mis hombros para
ayudarme a ponerme en pie, le gritó a Jackson, —¡Aléjate de ella, basura
de los bajos fondos!
Con una última mirada estupefacta a mi rostro, se giró a grandes
zancadas para alejarse.
Justo cuando se encerró de golpe dentro de aquella choza, mis vides
habían llegado a su porche. Mel estaba demasiado ocupada viendo si tenía
alguna herida, pero las vi balancearse en posición vertical como cobras,
esperando a que les diera una orden.
Susurré: —No. —De inmediato, corrieron de vuelta hacia la maleza
como bandas de goma regresando a su sitio. Entonces le dije a Mel: —Yo…
yo necesito estos dibujos. Todos ellos.
Sin decir una palabra, se dejó caer de rodillas a mi lado.
Ambas en el barro, recogiendo mi locura.
—Estás muy callada—, le dije a Mel cuando me ayudó a subir a mi
porche delantero. La lluvia se alejaba, la puerta mosquitera abierta a la
brisa nocturna. Las dos estábamos todavía cubiertas con barro. —No me
gusta cuando estás callada.
En el camino hacia aquí, le conté a Mel acerca del CLC, mis visiones,
mi mamá, mi abuela, aunque no sobre las plantas, acabando justo cuando
nos detuvimos.
Ahora, después de mi confesión, me sentía maltratada, como una de
esas muñecas que siempre rebotan cuando eran golpeadas. Pero así está
la cosa: esas tontas muñecas recibían aún más golpes por ello.
¿Cuándo terminará este día? Mi labio inferior temblaba mientras
luchaba contra las lágrimas.
—Estoy esperando a que me digas lo que pasó en la choza del
Cajun—, dijo Mel. —Quiero decir, tu expresión fue inolvidable, parecía
como, “Papá, he visto algo detrás de la leñera”.
—Tal vez un día te lo diga. En este momento el recuerdo era
demasiado crudo.
—¿Cómo es que soy, la última en saber que tiene visiones? La mujer
que te engendró lo supo antes que yo. Y eso duele.
—No quería que me miraras de manera diferente. —Cuando llegamos
a la puerta, dije: —Entenderé si no deseas que sigamos siendo amigas. —
Señalé a mi mochila, repleta de páginas empapadas.
Con un rodar de sus ojos, Mel me entregó el bolso. —¿Y perderme la
oportunidad de vender tus perturbadores dibujitos online? De ninguna
manera, mi rarita loquita descarada. —Ella curvó su brazo alrededor de mi
cuello, arrastrándome hacia abajo de manera que pudiera frotar sus
nudillos en mí embarrado pelo. —¡Seré rica! Así que consigue algunos
dibujos más que no estén empapados con hedor a Cajun por todos lados.
—¡Para! —Pero, sorprendentemente, estaba a punto de reír.
—¿Segura que no quieres que entre? —Preguntó Mel cuando por fin
me soltó.
—Lo tengo—, le dije. —Probablemente estoy a punto de llorar-
feamente.
—Mira, daremos cuenta de todo esto mañana—, Mel me aseguró. —
Pero te aseguro esto, tú no vas a volver a ese lugar CLC. Jamás. Si
tenemos que hacerlo, huiremos juntas, nos casaremos en una unión civil y
viviremos de tu arte.
Y allí estaba mi labio inferior de nuevo. —Siempre has estado allí
para mí, poniéndote al día con mi mierda.
Mel me miró. —Estás tirándote una paja mental, Greene. Corta todo
este sentimentalismo de mierda y pregúntate: ¿Qué opción tengo?
Holaaaa. Eres mi mejor amiga. Ahora, entra antes de que me quite el filtro.
Con un gesto grave, entré cojeando en la casa, girándome para
despedirme de Mel cuando conducía lejos con su estéreo a todo volumen y
su despedida de marca registrada de tres bocinazos a modo de saludo.
Cuando cojeé hasta la cocina, mamá estaba haciendo palomitas de
maíz. —Hola, cariño—, dijo por encima del hombro, con un tono alegre. —
Puedes creer que llovió… —Sus ojos se abrieron de par en par ante mi
apariencia. —¡Evie! ¿Qué te ha pasado?
—Me tropecé en el barro. Es una historia larga.
—¿Estás herida?
Me encogí de hombros, agarrando la correa de la mochila. Define
herida. —Mi tobillo tiene un pequeño esguince.
—Buscaré un poco de hielo y Advil. —¿Podía pasar mi mamá de mi
con sus atenciones hacia la puerta? —Y entonces me puedes decir lo que
pasó.
Mientras envolvía hielo en un trapo, me dejé caer en una silla,
manteniendo la bolsa con mis dibujos cerca. —No es gran cosa, mamá.
Mientras debatía sobre cómo explicar este contratiempo, el viento
pasó soplando a través de la puerta mosquitera.
A pesar de que había llegado la lluvia, la brisa se sentía caliente y
seca. Como una bufanda fuera de la secadora se frotó contra mi mejilla.
Cuando sopló de nuevo y con más fuerza, mamá frunció el ceño. —
Um, sólo déjame ver muy rápido el canal del tiempo. —Cogió el mando a
distancia de nuestra TV en la cocina y la encendió.
La pantalla se dividía entre tres apresurados reporteros de campo, el
trío estaba hablando por encima del otro. Uno de ellos era el tipo que
había estado todo el tiempo indiferente en la zona cero de uno de los
mayores huracanes de la historia.
Entonces, ¿por qué estaba sudando profusamente ahora? —Los
avistamientos de extraños fenómenos meteorológicos en los estados del
este... consigue una toma por encima de mi hombro izquierdo... basta con
ver esas luces, amigos... ¿es aquella la salida del sol?
El segundo reportero parecía como si no hubiera parpadeado en una
semana. —Las temperaturas alcanzan el máximo... incendios en el
noreste... no hay motivo para entrar en pánico—, dijo con voz aterrorizada.
—Picos de radiación... informes de aurora boreal tan lejos al sur que llegan
hasta Brasil...
El micrófono del tercer hombre se sacudía en su temblorosa mano.
—Hemos perdido contacto con nuestras agencias en Londres, Moscú, y
Hong Kong... todos reportaron eventos similares, —presionó su
comunicador de oído, —¿Qué fue eso...? ¿New York? ¿DC? —Dijo, su voz
subiendo una octava más alta. —Mi… mi familia está en Wash….
Uno por uno, los comentaristas fueron cortados. Blip. Blip. Blip.
—¿Mamá? —Susurré. —¿Qué está pasando? —¿Por qué su cara
estaba más pálida de lo que jamás la había visto?
Ella miró más allá de mí, de pronto sus dedos se aflojaron. Los
cubos de hielo cayeron al suelo.
Di tumbos sobre mis pies, mi tobillo gritando en protesta. Estaba
demasiado asustada para mirar detrás de mí, demasiado asustada para no
hacerlo. Por último, seguí la mirada de mamá. Atravesando el ahora, claro
cielo de la noche, las luces parpadeaban.
Carmesí y violeta como serpentinas del Mardi Gras.
Yo había visto esto mismo durante la primera aparición de la Carta
del Tonto ante mí. Era la aurora boreal. Las luces del norte en Louisiana.
Eran absolutamente fascinantes.
Cuando mamá y yo nos arrastramos hacia la puerta principal, el
viento caliente se intensificó, empezando a aullar, haciendo sonar el
carillón de viento alrededor de la granja. Los caballos relinchaban en el
granero. Podía oír los cascos golpeando sus casetas, la madera
astillándose.
Sonaban aterrorizados…
¡Pero solo podía mirar esas luces deslumbrantes! Podía mirarlas por
siempre.
Desde el este, la caña crujía. Una masa de animales escapaba desde
los campos. Los mapaches, zarigüeyas, nutrias, incluso ciervos. Al igual
que muchas serpientes surgieron de las zanjas haciendo que el césped
pareciera que brillaba y ondulaba.
Una oleada agitada de ratas corrían. Las aves ahogaban el cielo,
rasgándose las unas a las otras o cayendo en picado bombardeando la
tierra. Las plumas iban a la deriva en el viento.
¡Pero las luces! Tan magníficas que me hacían sentir ganas de llorar
de alegría.
Y sin embargo, creía que no debía estar mirándolas. ¿Mathews había
dicho algo, advirtiéndome? No podía pensar, sólo podía mirar.
Los macizos robles de Haven gimieron entonces, distrayendo mi
atención. Mamá no parecía darse cuenta, pero se movían, apretando sus
raíces empapadas por la lluvia rodeándonos. Se desplegaron como un
escudo de hojas verdes sobre nuestra casa, como si se prepararan para
defenderla.
Mis cañas parecían aturdidas, de pie rígidas, incluso en ese viento.
Como si estuvieran conmocionadas.
Ellas saben lo que viene. Ellas saben por qué yo debería...
¡Aléjate de las luces! —¡Mamá, no mires al cielo! —La empujé hacia
atrás de la puerta.
Ella parpadeó, frotándose los ojos, como si saliera de un trance. —
Evie, ¿qué es ese ruido?
Un rugido se estaba construyendo en la noche, más fuerte, el sonido
más terrible que jamás hubiera imaginado.
Sin embargo la actitud de mamá se volvió helada. —No entraremos
en pánico. Pero nos encerraremos en la bodega dentro de unos treinta
segundos. ¿Entendido?
El apocalipsis... estaba ocurriendo ahora. Y Mel estaba allí sola.
—¡Tengo que llamar a Mel! —Entonces me acordé de que no tenía un
teléfono. —¡Si conduzco a través de la propiedad, puedo tratar de
alcanzarla!
Mamá apretaba mi brazo y me hizo girar hacia el sótano.
—¡No iré allí sin Mel! ¡Tengo que llegar a ella!
Me lancé hacia la puerta principal, pero mamá me arrastró hacia
atrás, su fuerza era irreal. —¡Entra en el sótano AHORA! —Gritó por
encima del rugido. —¡No podemos correr el riesgo!
El cielo se iba aclarando, haciéndose más caliente. —¡No, no! —
Grité, luchando con ella. ¡Ella morirá, morirá, sabes que lo hará! ¡Lo he
visto!
—¡Ambas lo harán si tratas de ir tras ella!
Me agitaba contra mamá, pero no pude romper su agarre. Mis
brazos estirados hacia la puerta principal, sollocé, golpeándola en un
frenesí mientras me arrastraba de vuelta a las escaleras del sótano.
Cuando me aferré a la puerta, ella tiró de mí, separando mis dedos
de la jamba de la puerta.
—¡No, Mamá! ¡P-por favor, déjame ir detrás de Mel…!
Luego vino un choque de luz, una ráfaga de fuego que sacudió la
tierra, mis tímpanos se rompieron. Una fracción de segundo más tarde, la
fuerza de la explosión nos arrojó por las escaleras, la puerta cerrándose de
un portazo detrás de nosotras.
Traducido por Alhana
Corregido por Maxiluna

Jackson Daniel Deveaux

Alias: Jack Daniels, el Cajun, J. D., el General.


Habilidades especiales: Experto combatiente con agudos instintos
de supervivencia y conocimientos en armas. Defensa propia, puntería,
maestro de la arquería.
Armas: Ballesta, puños.
Antes del Flash: Estudiante de transferencia en la secundaria de
Sterling en Louisiana, recién salido de un programa alternativo de prisión
para enjaular-la-rabia.
Pueblo de la Cuenca, Louisiana
(Pueblo Cajun)
Día 0

—Mi decisión es... sí. Pasaré la noche contigo.


Rebobinar.
—Mi decisión es... sí. Pasaré la noche contigo.
Rebobinar.
—Mi decisión es... sí. Pasaré la noche contigo.
Rebobinar.

Antes ese mismo día


¿Cuándo Evangeline Greene había pasado de ser la novia de
Brandon a Evie, la chica que me volvería loco?
Me senté a la mesa con su cuaderno de dibujo abierto,
desplazándome a través del teléfono móvil de Brandon.
Esta mañana ella lo había estado llamando desde el teléfono de su
casa. ¿Cómo podría no saber que el móvil de su novio había sido robado?
Habíamos pellizcado más de una docena de ellos. Tenía el de Evie también,
pero estaba bloqueado; el de Brandon estaba desbloqueado y repleto de
fotos y vídeos de ella.
Desde que había llegado a casa de Haven la noche anterior, había
mirado a través de álbum tras álbum.
El teléfono también tenía textos. Había leído todos ahora. Con
Brandon, era coqueta; se burlaba de sí misma y podía hacer bromas.
Ambos se habían enviado mensajes de texto el uno al otro con tanta
facilidad, casi como si su conversación hubiera sido planeada.
De repente nada. Como si ella hubiera desaparecido de la faz de la
tierra.
A lo largo del verano, sólo un par de textos había llegado -en el
mismo día del mes, a la misma hora.
Me desplacé a una foto de hace un año. Ella estaba en el yate de mi
padre con Brandon. Y nadie tenía idea de que yo era el hijo mayor, el que
debería-ser el heredero.
Estaba tomando el sol en un bikini rojo que calentó mi sangre. Froté
la mano sobre mi boca. —Ten misericordia de mí. —Nunca había visto algo
tan bonito en mi vida.
Los vídeos de sus bromas narradas, jugando con un perro en una
playa me llamaron la atención también. Estaba tan relajada, tan a gusto
consigo misma.
Ahora era… diferente.
Giré su cuaderno, lleno de bocetos espeluznantes. No entendía por
qué ahora estaba dibujando esta misteriosa mierda gótica, pero de alguna
manera yo sabía que no había sido cuando esos videos relajados se
tomaron.
En uno de sus dibujos, el cielo nocturno estaba llenó de fuego. Las
ratas y serpientes huyendo hacían que el suelo se viera como si rodara. En
otro dibujo, una gruesa vid apretaba a un hombre hasta la muerte, tan
fuerte que sus ojos saltaron de su cráneo.
El peor era el esbozo de un monstruo zombi con los ojos blancos y
membranosos y piel curtida bebiendo la sangre del cuello de la víctima.
¿Por qué Evie había dibujado estas cosas? Tenía que saberlo.
No me gustaban los rompecabezas. Pero en el fondo, no creía que
por eso mantenía mi interés tan intensamente.
Corrí la yema del dedo índice sobre la cinta roja que había tomado la
noche anterior. Levantándola a mi cara, aspiré su aroma, mis párpados
cada vez más pesados.
Metí la cinta en mi bolsillo justo antes de que Maman arrastrara los
pies fuera de su habitación. Ella parecía agotada, y había perdido más
peso. La bata raída la engulló. Tenía que comer más.
Ella echó un vistazo a mi cara y dijo: —Has conocido una fille que te
gusta. —Sus ojos grises animados, hasta me recordó a la HélèneDeveaux
de antaño. Cuando Maman estaba así, yo podía recordar con mayor
claridad a la mujer que me había leído Robinson Crusoe todas las noches
hasta que había memorizado las líneas y las decía con ella.
Cuando me hice mayor, me había enseñado a leer por mi cuenta,
diciéndome, —Si alguna vez no te gusta, dónde estás, abre un libro, y te
llevará a otro lugar. Es una especie de magia, cher.
Suavemente cerré el cuaderno de bocetos de Evie y lo guarde en la
mochila. —Tal vez la tengo.
Los labios de Maman se curvaron. Por supuesto, encontrar una fille
que me gustara era una gran noticia. Las niñas habían sido siempre
intercambiables antes. Nunca había encontrado una que siquiera hubiera
visto dos veces. Estaba seguro como la mierda que nunca me había
obsesionado con una chica así.
Maman tomó una taza, mezclando bourbon con un poco de café. No
me molesté en pedirle que se contuviera. Era una época en la que yo tenía
las botellas y el dinero ocultos, pero ella siempre encontraba una manera
de beber.
—Háblame de ella. —Maman se sentó en una silla en la mesa. —
¿Cómo se ve?
Dudé, luego admití: —Bonita como el día es largo. Pelo rubio y ojos
azules. —No muy alta, con curvas, huele como una flor.
Durante la última semana en la escuela, había estado cerca de ella
en cada oportunidad, yendo a mi casillero cerca del suyo después de cada
clase, observándola en el almuerzo.
Durante la hora que se había dormido en inglés un día, no había
quitado mis ojos de ella. Había arqueado las cejas e hizo un sonido
jadeante, con los labios rosados entreabiertos y sus dedos agarrando el
escritorio.
Verla en las garras de una pesadilla me había afectado de una
manera extraña. De repente, había tenido una abrazadora necesidad de
matar a cualquier cosa que la estaba asustando. Por castigar a lo que
fuera, -sólo- por tratar de asustarla.
Una chica como ella no debería tener ningún temor.
El viernes por la noche había ido al juego de fútbol de la secundaria
Sterling con mi grupo. Toda esa adoración por mi medio hermano de pocas
luces me había enfermado, pero contuve la bilis sólo con verla. Ella había
estado en esa falda de animadora. Mere de Dieu, yo había pensado, que
podía verla toda la noche.
—¿Cuál es su nombre? —Preguntó Maman.
—Evangeline.
Maman sonrió. —Un buen nombre cajun. Preguntaría si ella ya está
loca por ti, pero sé la respuesta a eso. Todas las filles de la Cuenca aman a
mi hijo.
Esta sin duda no lo hacía. —EvangelineGreene. De Sterling.
—¿Greene? —La sonrisa de Maman se desvaneció. —¿No estarás
hablando de la gente de Haven? Mala energía se arremolina alrededor de
ese lugar.
No tienes idea. Anoche, cuando había caminado con Evie a través del
cañaveral, podría haber jurado que había oído… susurros. Y esos robles
gigantescos alrededor de la mansión habían parecido moverse con la
parpadeante luz de los forales de gas. Escalofríos se habían deslizado por
mi espalda. —Esa es su casa.
—Mais non30, no puedes estar con ella.
—No estoy exactamente con ella. —Esa chica realmente no hacía
más que hacerme le misère.
—Pero quieres estarlo.
Dios, de hecho yo lo quería.
—¿Ella te persigue?
Exhalé. —Ouais, elle me hante. —Sí, ella me persigue.
Tal vez porque seguía riéndose de mí. Tal vez porque no quería que
yo la persiguiera -una novedad para mí.
Lo más probable, era debido a que cuando la miraba, todo en mí se
iluminaba como nunca antes. Cada vez que estaba a su alrededor, por
primera vez en mi vida, me sentía como si estuviera justo donde se
suponía que debía estar.
La expresión de Maman se volvió de pánico. —¡No, no, Jackson! Tú
no puedes enamorarte de alguien así. Le cheval reste dansl’écurie, le
muletdans la savane. —El caballo vive en el establo, la mula en el pasto.
En otras palabras, yo debería conocer mi lugar.
—¡No hagas como hice con tu padre! —Jonathan Radcliffe.
El hombre le había hecho todo tipo de promesas, sólo para casarse
con otra mujer, la madre de Brandon. Debería haber sido Maman la que
viviera en esa mansión, debería haber sido la que conducía el Mercedes y
la que tuviera los tés. Debería haber sido su hijo jugando de quarterback
cuando esa multitud aplaudió.
Había planeado lastimar a mi hermano. Nunca tendría su coche de
lujo, o a su padre rico, o su mansión. Pero cuando había visto que una
hermosa rubia se inclinó para darle un beso, había decidido robarle a su
chica.
Los planes mejor trazados y todo eso. A Evie le gustaban los ricos.
Ella debía. Eso era lo único que Brandon tenía por encima de mí.

30 Bueno no, en cajun francés.


La noche anterior, ella había mostrado cierta curiosidad por mí,
haciéndome algunas preguntas. Pero al final, nos peleamos, mi jalousie31
empujándome a hacerle daño. Yo había tenido éxito, pero ella había
aterrizado la frase final: —Eres un chico cruel, sin clase al que le gusta la
infelicidad de los demás. Brandon es el doble de hombre que tú. Él
siempre lo será.
El doble de hombre. Incluso ahora mis entrañas se apretaron.
Había odiado a mi hermano antes. Enconadamente. Pero ahora era
aún peor. Debido a que él la tenía.
Daría todas las cosas que Brandon daba por sentadas, todo lo que
había codiciado, por Evie.
Maman se levantó para rellenar su taza de nuevo. Estaba tan
intranquilo, que casi le pedí que me sirviera una.
—¿Piensas que puedes ir a codearte en esa magnífica casa con esa
gente elegante?
No pensé eso. Miré lo que me rodeaba en esta cabaña, y sabía que
nunca iba a hacerlo.
Ella volvió a la mesa con los ojos llorosos. —Yo solía creer eso. Y
mira donde estoy ahora. —Sus lágrimas se desbordaron.
¡Odiaba el llanto! Sus lágrimas por lo general me destrozaban, pero
yo estaba tan enojado. —¡Estas aquí porque no haces el intento de dejar de
beber, no lo intentas!
—Je fais de monmieux. —Estoy haciéndolo lo mejor que puedo. —
Tenía roto el corazón. Las personas en mi familia que una vez había
amado. Tú no sabes lo que es sentirte como si algo le faltara a tu pecho
cada segundo de cada día. Grábate mis palabras, muchacho. Tú no
perteneces con una fille de ese tipo. La peor cosa que puedes hacer es
soñarlo.
—¿Con quién pertenezco, entonces? Tal vez debería encontrar el
equivalente femenino de Vigneau? —Ese era el actual novio de Maman, un
idiota que podía beber más que todos nosotros y le gustaba sacar su rabia
sobre ella.
Hace un par de semanas, él la había enviado a casa desde el salón
bourré32con un ojo negro. Ardía en deseos de hacerle pagar por eso, pero si
violaba las condiciones de mi libertad condicional, me embarcarían a la

31 Celos en cajun francés.


32 Borracha, en cajun francés.
Penitenciaria de Angola. El dinero que hacía de la caza furtiva
desaparecería. Maman se moriría de hambre sin mí.
Ella se pasó la manga por la cara y terminó su taza. —Es demasiado
tarde para ti, ¿non? Esta Evangeline ya ha clavado sus garras. Espero que
ella también te quiera.
Evie había ansiado mi beso ayer por la noche antes de que
hubiéramos sido interrumpidos. Cuando había humedecido sus labios y
mirado hacia mí, yo nunca había deseado más un beso.
En cambio, ella había besado a mi hermano. Brandon es el doble de
hombre que tú eres….
Maman inclinó la cabeza hacia mí, leyendo mi expresión. —Oh,
Jack. Monpauvrefils. —Mi pobre hijo.
Incluso mi madre me compadecía.
Metí el teléfono de Brandon en mi bolsillo. —Iré a comprobar mis
trampas. —Me levanté y me dirigí hacia el exterior sin una mirada hacia
atrás.
Lo mejor que podría hacer sería dejar este lugar. Harto de ser
compadecido.
Acababa de llegar a mi embarcadero improvisado cuando sonó el
teléfono móvil. En el identificador de llamadas leí: Greene. Tuve la
tentación de responderle, pero en cambio lo deje sonar. Esta vez, ella dejó
un mensaje de voz. Lo deje correr.
La voz de Evie era inestable. —Hey, Brand, espero que todo esté
bien. Comienzo a preocuparme. —¡Ella no sabía que les habíamos
levantado los teléfonos! —Anoche, sobre nuestra conversación… que
interrumpimos… cuando te fuiste a salvar el día para mí. Sólo quería
decirte mi decisión. —Ella hizo una pausa.
¿Decisión? Los había oído a ella y a Brandon en su casillero
hablando de este próximo fin de semana. Se suponía que ella tenía que
hacerle saber si pasaría la noche con él.
Mis ojos se abrieron. ¡Si ella dormía con él! No respiré mientras
esperaba que ella continuara.
—Mi decisión es… sí. Pasaré la noche contigo el próximo fin de
semana. YO… yo…— ¿¿¿Ella qué??? —Um, llámame. A casa.
Mi corazón pareció detenerse.
Entonces la furia brotó dentro de mí. ¡Maldita sea, Brandon había
ganado otra vez! Casi tiré el teléfono en el bayou.
Clotile me encontró esa noche, amamantándome de una botella de
Jack Daniels y dando vueltas por la cabaña, la sangre de mi brazo
empapando una toalla.
Ella tiró de la tela a un lado y siseó sin aliento. La cuchillada había
abierto la carne hasta el hueso. —¡Iuu! ¿Qué diablos ocurrió?
—Tuve un día jodido. —Comenzando esta mañana—mi intercambio
con Maman, y el mensaje de Evie, hasta llegar a la tormenta de mierda al
atardecer.
Vigneau había recobrado el conocimiento minutos atrás,
tambaleándose fuera de la casa, dejando una buena parte de sus dientes
atrás. Evie se había marchado poco antes…
Clotile alzó las cejas. —Te pareces a ella.
Cuando Maman murmuró ebriamente desde la siguiente habitación
“Jonathan”. Me pregunte si perdería mi mente.
Miré hacia abajo a mi hermana. —Estoy asfixiado aquí. —
Previamente me había subido en mi moto para ir a alguna parte, -a
cualquier parte- lejos de esta cabaña, pero no había sido capaz de acelerar
la motocicleta con el brazo lesionado.
—Puedes contarme acerca de eso en el camino—, dijo Clotile. —Robé
la camioneta de mamère33. Te llevare con Doc. Anda.
Había ido con Doc en muchas ocasiones, en cierta época los galanes
de Maman se había puesto ásperos conmigo y yo no había sido lo
suficientemente grande como para defenderme. Durante años, el hombre
se había hecho cargo de cualquier herida que se pudiera ver. Por cualquier
cosa que no podía ver, fui a la sala de emergencias de la parroquia.
Cabeza. Costillas. Riñón.
Ir conduciendo donde Doc era un lujo. Solía tener que caminar una
hora de ida.
No disfrutaría de las puntadas que necesitaría. Pero si no podía
montar mi motocicleta… —Ouais34. Vamos. —Botella en mano, seguí hacia
afuera a Clotile.
Cuando percibí huellas en el barro, me estremecí. ¿Por qué no había
ayudado a Evie? Yo nunca había tratado a una fille tan mal.
Clotile y yo subimos a la camioneta, y ella no perdió el tiempo,
deslizándose hacia el frente, luego, voló por la carretera. No le importaba

33 Mi madre en francés.
34 Si, en francés.
su madre buena para nada, y a ella absolutamente con certeza no le
importaba la camioneta de la mujer. —¿Quién te corto?
—Vigneau.
—Espero que lo hayas hecho mejor con él.
Levanté mi botella, tome un trago. —Maisyeah. Pero si va a los
policías, ellos no me van a creer que estaba defendiendo a Maman. —No
sólo había violado los términos de mi libertad condicional; yo había
cometido la misma ofensa. —Traté de no luchar contra ese fils de putain.
En el programa en el que me había visto obligado a asistir, ellos
habían hecho hincapié en mantenerme lo más lejos posible cuando una
pelea se estaba fraguando. Yo había tratado de despertar a mamère y
sacarla de la casa, pero ella había estado completamente borracha, porque
estaba molesta conmigo.
Hablando de mí llegando a ser como ella.
Ajusté la toalla. La sangre seguía empapando el material. —Y
entonces… Evangeline Greene apareció. —Usando el collar de diamantes
que Brandon le había dado.
No importaba cuántas veces había escuchado su mensaje telefónico
a lo largo del día, su respuesta a Brandon siempre seguía siendo la
misma.
Sí.
Durante toda la tarde, me había sentido como si una enfermedad se
hubiera acentuado sobre mí. Había caminado alrededor aturdido, sin
pensar en comprobar mis trampas, el inicio de la cena, hasta mi pelea con
Vigneau. Y entonces ella apareció, viéndose tan condenadamente hermosa.
Clotile me lanzó una mirada sorprendida. —¿Se presentó en tu casa?
Asentí. —Dentro. Vio toda la pelea. Vio a mamère. —Quien había
estado fuera de combate en la cama con una botella vacía cerca.
Yo había mirado alrededor de mi casa, a través de los ojos de Evie.
Entonces había leído su expresión. Ella se… se compadecía de mí.
Mi piel ardía de vergüenza, como fuego lamiéndome. Había estado
asfixiándome en ella.
Todavía lo estaba.
Clotile preguntó, —¿Por qué vino Evie?
—Quería sus cosas de regreso. —Por alguna razón, me contuve de
decirle a Clotile sobre los dibujos de Evie.
—¿Cómo esos bocetos? Lionel nos dijo que dibujó cosas locas.
Entonces su secreto había sido descubierto. Me encogí de hombros.
Clotile me deslizó una mirada. —Y estoy seguro de que con calma la
escoltaste fuera después de devolverle sus cosas.
—Non. Le estaba gritando, y ella retrocedió al porche. En un mal
paso se cayó y reventó su culo en el barro. —Había gritado que le
repugnaba. —Tiré las páginas de ese cuaderno en el patio.
Los labios de Clotile se separaron. —¿Y creías que estabas teniendo
un día jodido?
Me hundí en el asiento, bebiendo. —No fue mi mejor momento. —
Después de eso, pisoteé hacia el interior, buscando una toalla para mi
brazo y una botella de whisky para mi orgullo.
Mientras Evie y su amiga, -quien se había asegurado de llamarme
“basura de los bajos fondos”-, se habían arrodillado en el barro para
recoger cada página, yo me había paseado en esa diminuta cabaña,
odiándola, odiando mi nueva escuela, odiando mi existencia.
Sobre todo odiaba a Evie, aún más porque la quería malditamente
tanto. Tomé otro trago de mi botella para aliviar el dolor, pero no el de mi
brazo.
Sólo para hacer la noche más extraña, cuando Evie me había estado
gritando, yo había visto cosas que no podían ser correctas. Como si algo
hubiera estado… resplandeciendo en su cara.
Negué alejando la idea, tomando otro trago.
—¿Por qué eres tan malo con ella, Jack? Nunca has sido cruel con
ninguna fille un solo día en tu vida.
Cuando había tomado el primer vistazo de Evie y examiné sus ojos,
por una fracción de segundo todo en mí había pasado de lleno del caos a
algo parecido… a la paz. Cristo, esa sensación era adictiva. Entonces,
¿cómo iba a vivir sin ella? —Ella me retuerce por dentro.
Tú no perteneces con una fille de ese tipo. Maman tenía razón. Yo
quería algo que nunca podría ser.
Maldita sea, mi brazo todavía estaba sangrando por todas partes.
Tomé otro trago; Doc no era generoso con los analgésicos.
Después de perder su licencia médica por beber en el trabajo o algo
así, había establecido un equipo de taxidermia en su sótano, pero terminó
bifurcando el área de una tienda ilegal de parchado temporal.
Él había clavado planchas de madera sobre las ventanas del sótano
para mantener el lugar fresco y oscuro para el curtido, lo que significaba
que no era exactamente estéril ahí abajo. El aire siempre olía a pintura,
pegamento y bolas de naftalina.
Visualicé al viejo doctor bonachón, imaginando su reacción ante mi
brazo. Él casquería su lengua sobre la cuchillada, su dentadura mal
ajustada traqueteando alrededor en su boca, y entonces diría lo que
siempre hacía: —¡Coo-wee!35 Esa es una mala. Muchacho, ¿no sabes cómo
correr?
Como forma de pago le traía algún cocodrilo extra que cogía,
esquivando a los oficiales de vida silvestre así él no tenía que hacerlo.
Clotile dijo: —¿Finalmente admitirás que deseas a esa chica por algo
más que venganza?
Vacilé, y luego asentí. —Sin embargo, ahora no importa, ¿verdad? —
No había manera en el infierno que alguna vez estuviera con ella. De
ningún modo.
Nunca la besaría, nunca la llevaría a la cama. Nunca me diría
chistes tontos y se reiría conmigo. Apreté la garganta de mi botella.
Clotile aceleró en una luz amarilla, y luego dijo, —Brandon intentó
besarme anoche.
—¿Es en serio? —Mi medio hermano estaba acostumbrado a
conseguir todo lo que quería. Tenía a una chica como Evangeline Greene,
suya para tomarla, y no le era fiel. Siempre supe que era un idiota, esto
sólo lo confirmó.
Sin embargo, ella lo había llamado el doble de hombre que yo era.
—Apenas me moví fuera de su alcance—, dijo Clotile. —¿Cómo hago
para decirle que podría ser mi hermano? —Maman no era la única mujer
de la Cuenca con la que Jonathan Radcliffe se había acostado. Pero la
madre de Clotile no podía estar cien por ciento segura que Radcliffe era el
padre, no como Maman.
Tal vez debería demandarlo por paternidad. ¿Si tuviera dinero como
Brandon, le estaría dando diamantes a Evie y esperaría con impaciencia
dormir con ella en una semana?
Cristo, estaría contando los segundos. —Espera por ahora—, le dije
a Clotile. —Déjame pensar sobre las cosas mañana.
Mientras nos dirigíamos a través de la Cuenca, miré por la ventana.
Pobreza. Una palabra tan sucia. Esos niños de Sterling no sabían lo que

35 Forma infantil de saludar.


era desear. Tener esta necesidad estrangulándote en el interior tan
poderosa que era como la rabia.
Mezcla de rabia con deseo. Ese era yo.
—No necesitas una fille de todos modos—, Clotile señaló. —Te iras a
México pronto.
En el segundo en que estuviera fuera de la libertad condicional. Una
vez que dejara la escuela, probablemente no cruzaría caminos con Evie
nunca más.
Mi inquietud habitual se apoderó de mí. Necesitaba salir de la
Cuenca, o terminaría como Maman. —¿Segura que quieres quedarte?
Clotile me dio un asentimiento firme. —Tenemos un plan.
Yo enviaría dinero, y ella cuidaría de mamère. —He estado ardiendo
por salir de este lugar, pero esa chica… —Algo en mí se resistió con fuerza
al pensar en no volver a ver a Evie. Ella se iría a la universidad en dos
años. No era como si nos fuéramos a separar.
Ella fue hecha para mí.
Y tendría que presentarme en la escuela mañana o ella se daría
cuenta de que me quedé en casa con la cola entre las piernas. Al diablo
con eso. Iría con mis hombros rectos y estaría con cada niña como ella.
A medida que Clotile se detenía en el lugar de Doc, dijo: —Por lo que
vale la pena, Jack, me gusta ella.
Fruncí el ceño. —Porque ella te saludo con la mano y te sonrió una
vez.
Clotile se encogió de hombros. —Nadie más lo ha hecho.

Las luces del sótano de Doc se apagaron a media puntada.


Oscuridad total, con una aguja curva alojada en el borde de la
herida. Me sentía como un pez en una línea.
Él maldijo por encima de la tormenta. —Maldita línea eléctrica. Si un
perro siquiera se mea en el poste de energía, mis luces se apagan.
Bienvenido al pueblo cajun.
Él arrastró a ciegas la aguja. —Conseguí un generador de respaldo
para mis congeladores. Pero no puedo ver nada, de nada. Clotile, ¿puedes
ir a mi mesa de trabajo? Hay una linterna.
Algo se estrelló en la oscuridad. —¡Ay! ¡Non!
Recordé mi nuevo teléfono. —Aquí. —Lo encendí, emitiendo la luz
suficiente para que Doc llegara a su banco y para que Clotile tomara
asiento cerca de mí.
—Permanece allí, hijo. —Doc agitó la linterna. —Estaré de regreso
para cerrar ese brazo.
—No me iré a ninguna parte. —Una vez que él había subido la
escalera pasé la luz por mi brazo. Había terminado una capa de suturas y
casi había hecho la segunda.
Efectivamente, él había mirado mi lesión y dijo, —¡Coo-wee!
Muchacho, vas a aprender a correr uno de estos días. —También había
desprotegido mis dedos encintados. Los dientes de Vigneau me habían
cortado hasta los nudillos.
Acababa de apagar el teléfono para ahorrar la batería cuando sonó
un estruendo desde arriba.
—Maldita sea—, dijo Clotile. —Ese generador podría despertar a los
muertos, ¿non?
Los minutos se arrastraron, y Doc aún no había regresado. Inquieto,
encendí de nuevo el teléfono. —Algo no está bien. —Mi instinto de
conservación estaba perfectamente afilado con gran nitidez. Por lo general
podría decir cuando la mierda estaba a punto de golpear el ventilador.
Busqué las tijeras, luego corté el hilo en mi brazo. Cuando me
levanté, me tambaleé por la bebida y la pérdida de sangre. —Iré a
comprobar las cosas.
Clotile asintió. —Yo también voy.
Me tambaleé por las escaleras, con ella justo detrás de mí. Al abrir la
puerta del sótano, grité, —¿Doc? ¿Dónde estás? —Al final del largo pasillo,
la puerta principal estaba abierta. Un viento caliente y completamente
seco se precipitó adentro, golpeando mi cara. Él vivía en el bayou frontal,
¿De dónde venía este calor?
Desde allí, pude ver por la calzada. Él estaba de pie inmóvil sobre la
banqueta, mirando fijamente algo hacia arriba.
Otras personas a lo largo de la orilla miraban hacia el cielo también.
Cuando avancé por el pasillo, Clotile me siguió, viendo más allá de
mí. —¿Con qué están embobados?
Los árboles de nuez de Doc bloquearon mi vista del cielo. —No lo sé.
—Una luz comenzó a brillar sobre el agua.
—¿Crees que es un fifolet? —Una luz de pantano.
—Peut-être. —Tal vez. —Si es… —Mi voz se apagó cuando un ciervo
saltó justo por la calle más allá de Doc. Él no reaccionó, seguía mirando
hacia arriba.
Luego vinieron más animales, un desfile de ellos huyendo desde el
este. Perros, coyotes, ratas, nutrias.
Tragué. Uno de los bocetos de Evie había sido de animales huyendo.
En voz baja, le dije a Clotile, —Algo malo va a pasar.
Ese sonido retumbante que habíamos estado escuchando se hizo
más fuerte y más fuerte hasta que era más como un rugido. —¿Un tornado
tal vez? ¡Cristo, dejé a Maman desmayada!
—Si un tornado surgió aquí, es probable que llegara a tu casa.
Muy cierto. Todavía… —Tengo que llegar a ella. Dame las llaves.
—Jamais. —Nunca. —Tenemos que ir al sótano. —Clotile retrocedió,
tirando de mi brazo bueno.
Esa luz misteriosa se hizo aún más intensa, como si el pantano
intentara prenderse fuego. Y ese rugido…
Le dije: —Eso no es un tornado, no. —Ese ruido podría despertar a
los muertos. Parecía que estaba soñando el final de los días.
El Apocalipsis.
Ardía en deseos de llegar a Maman, pero tuve la sensación de que no
iba a llegar a la camioneta.
—¡Tenemos que atrincherarnos, Jack!
—No sin Doc. —Me liberé de Clotile, a continuación, corrió hacia la
puerta principal. —¡Mete tu culo en el interior, Doc! —Desde allí pude ver
el cielo. Dios mío. Más allá de él estaba el sol naciente, como una bola de
fuego.
Desde la puerta del sótano, Clotile gritó, —¡Vuelve aquí! ¡Por favor!
Grité, —¡Allons-y36, Doc! Ahora… —Un destello de luz explotó como
una bomba. Los dedos de fuego se extendían por encima del pantano a
punto de llegar a nosotros. —¡DOC! —Nunca llegaría a él a tiempo.

36 Vamos en francés.
Finalmente, se sacudió y se giró hacia mí. Mirándome a los ojos,
articuló: Corre, muchacho.
Por una vez, lo hice. Me lancé hacia la puerta del sótano, dándole un
tirón la cerré detrás de mí.
Clotile gritó, —¡Aquí abajo!
Cuando la perilla quemó mi mano, salté por las escaleras. El edificio
se quejó, el polvo llovía sobre nosotros en la oscuridad total.
Clotile llegó a ciegas hasta mí. —E-estoy asustada.
Por el infierno también lo estaba yo. —Vamos a estar bien. —Tomé
su mano.
—¿Qué pasó con Doc?
—Creo… —¿Cómo explicar lo que acababa de ver? —Hubo todo este
fuego, y él me dijo que corriera. No veo cómo podría haber… sobrevivido a
todo eso.
—¿Crees que nos bombardearon? ¿O tal vez es el Rapto37?
—Yo, no lo sé. —Todo lo que sabía era que Maman estaba en su
cama, indefensa como un bebé.

—Ya he terminado de espera—, le dije a Clotile después de pasearme


en este sótano oscuro durante horas. Nada más podría haber hecho.
Habíamos intentado llamar al 911 y a cualquier otra persona que
conocíamos, pero no pudimos conseguir una conexión.
Estaba visceralmente enfermo por la preocupación. Y me odiaba
porque yo también estaba preocupado por alguien que debería haber
significado nada para mí.
Había pensado en Evie más de lo que pensaba en mis podnas Lionel,
Gaston, y Tee-Bo. Una vez que esto terminara y pusiera a Maman segura
en alguna parte, yo montaría hacia Haven.

37 En la escatología cristiana, el arrebatamiento o arrebatamiento de la Iglesia, también conocido


como rapto, es la creencia de que al descender Jesús del Cielo, los muertos que llevaron una vida
cristiana resucitarán y los creyentes que se hallen vivos serán raptados o llevados de la tierra junto
con ellos (los creyentes muertos resucitados) para encontrarse con Dios en el Cielo.
—Sólo un poco más de tiempo. —Clotile había insistido en vendar mi
brazo, pero yo le había asegurado que sería la menor de nuestras
preocupaciones. —Por favor. No puede ser seguro ahí fuera.
Habíamos oído lo que sonaba como un infierno afuera, toda la
Cuenca había ardido en llamas. Había habido más colisiones y cristales
rotos. Todo el edificio de Doc había temblado.
Y siempre, siempre había olor a humo.
Sin embargo, los sonidos se estaban desvaneciendo.
Clotile preguntó, —¿Y si hay… radiación o algo?
—No es como que vaya a vivir una larga vida de todos modos.
Quédate aquí. Iré a buscar a Maman, comprobaré a algunos podnas,
entonces volveré por ti.
—Tú no te iras sin mí.
—Bueno. Vamos. —A la luz de ese teléfono, subimos las escaleras de
nuevo. Rocé el pomo de la puerta. Frío al tacto.
Abrí con cautela, empujando la puerta hacia atrás, oliendo el aire. Al
diablo con eso. Salí, el vidrio agrietándose bajo mis botas.
Cada ventana había sido destrozada, los marcos todavía humeantes.
Nos arrastramos hacia la puerta principal.
Los árboles de nuez de Doc eran muñones carbonizados. Sus
moreras habían desaparecido. Rayas negras se recortaban a través de los
ladrillos de su casa. Otras casas en la zona estaban ardiendo.
Al lado, todo lo que quedaba de una gran casa de madera eran
cenizas y una estatuilla quemada de la Virgen María; me persigné.
—¿Dónde están todos los árboles? —Preguntó Clotile, sonando
aturdida mientras observaba la destrucción.
No veía uno solo. Tragué. —Desaparecidos.
—Crees que habrá algunas personas por ahí.
—Casi todo el mundo estaba fuera cuando el fuego golpeó. —
Llegamos a la acera, encontrando una pila de color gris de ceniza. —
Docestaba parado justo aquí. —Toqué con la punta del pie el pequeño
montículo, y mi corazón empezó a tronar.
Clotile jadeó sin aliento. —¿S-son lo que creo que son?
La dentadura de Doc. —Ouais. —Inspeccioné la calle. Más de esas
pilas salpicaban el pavimento ampollado.
Ella susurró, —Esas… eran personas.
Cuando miré a lo largo de la línea de los muelles, mi mente casi dio
un vuelco. —No hay agua. Toda se ha secado. —Sólo permanecía el fango
agrietado. Barcazas de metal ennegrecido figuraban sobre el lodo. Los
esqueletos de los barcos camaroneros seguían ardiendo. —No puedo ver
bien. Dime… dime que estoy en una mala juerga. Y no estoy viendo esto.
Clotile sacudió la cabeza, con la cara pálida. —Tiene que ser una
pesadilla.
—Necesitamos llegar a Maman. —Nos dirigimos a la camioneta. El
exterior estaba carbonizado, aparte de eso se veía bien. Clotile me lanzó las
llaves, y se subió en la cabina.
Cuando el motor no encendió, golpeé el volante por la frustración.
Ella puso su mano en mi hombro. —Hey, encontraremos otro.
Me relajé. Tenía que mantener la calma y enfocarme. Asentí con la
cabeza, y salimos a buscar. Una gran cantidad de coches habían sido
arruinados. Algunos estaban estancados fuera, justo en la calle. Tratamos
con algunos de ellos, pero ninguno de ellos arranco.
Entre dientes dije, —Caminaremos. —No sería la primera vez.
A lo largo del camino, no encontramos a otra alma, pero pasamos
más montículos de cenizas.
Clotile tropezó. —¿Jack, hemos ido al infierno?
La ayudé a avanzar. —Sólo… sigue caminando. —¿Podría Maman
haber sobrevivido? A las estructuras que una vez había tenido mayor
cobertura de algún árbol les fue mejor; gruesas ramas de ciprés se
extendían a lo largo de mi cuarto. Y había sido empapado por la lluvia
antes.
Tal vez ella había sobrevivido.
Mis traidores pensamientos giraron a Evie. Grandes robles habían
rodeado Haven. ¿Podría haber llegado de mi casa a la suya antes del flash
de luz? ¿Antes del incendio? ¿Yo había conseguido que la mataran…? No
pierdas la cabeza, Jack.
Durante el último kilómetro a mi casa, Clotile y yo corrimos. Recorrí
hacia mi patio por delante de ella, deteniéndome en estado de shock.
Los cipreses eran tocones. La cabaña se había derrumbado, era sólo
un montículo de madera ardiendo, cubierto con láminas de estaño
quemadas. —¡Oh, Dios Maman! —Corrí al montículo, entonces di un tirón
en el metal.
—¡Hélène! —Clotile llamó, corriendo a ayudar.
—¡Respóndenos, Maman!
—¿Jack? —vino una respuesta amortiguada desde algún lugar
debajo del montículo.
Mis ojos se ampliaron. —¡Estoy aquí! —Arranqué las tablas como un
loco, lanzándolas a un lado. —Conseguiré liberarte. ¿Estás herida? ¿Algo
roto?
—Non. —Agitó la mano entre las tablas.
Arrastré los escombros, lo suficiente para facilitar su salida por
debajo de una pesada viga, liberándola.
Ella echó los brazos a mí alrededor. —¡Jack! Sabía que vendrías por
mí.
—¡Gracias a Dios que estás bien! —Retrocedí para deslizar el barro
de su cara, frunciendo el ceño ante la aspereza de su mejilla. Su piel se
sentía correosa. Y sus labios agrietados sangraban. —¿Qué te ha pasado,
Maman? —Sus ojos eran membranoso, sus pupilas grises más claras, casi
como tiza.
Me enfrenté a un creciente reconocimiento. Ella me recordó… a las
criaturas que Evie había esbozado.
Compartí una mirada con Clotile, que negó con la cabeza
confundida.
—No sé. —El rosario de Maman estaba completamente desgastado
en su cuello. —Me siento tan extraña, yo. —Ella trató de lamerse los labios
maltratados.
—Iremos a un médico en la siguiente parroquia. Al estado de al lado,
si tenemos que hacerlo. Alguien será capaz de ayudarte.
Ella se agarró de mis hombros, clavándome las uñas. Sus ojos
parecían estar aclarándose aún más, su piel parecía empeorar cada
segundo. —Oh, Jack, nunca he estado tan sedienta en todos mis días. —
Entonces, su mirada fija fue… ¿a mi garganta?
Las pérdidas se acumulan y nuevas amenazas mortales convergen
en este siguiente relato repleto de acción de las Crónicas Arcanas de la
autora #1 del New York Times de mayor venta Kresley Cole.
Cuando la batalla está hecha...
El Emperador desató el infierno y aniquila un ejército, poniendo en
peligro el futuro de la humanidad -pero Circe contraataca. El choque épico
entre ellos arrasa el mundo Arcana y casi mata a Evie, separándola de sus
aliados.
Y toda esperanza está perdida...
Con Aric desaparecido y sin señales de que Jack y Selena escaparon
del alcance de Richter, Evie se vuelve cada vez más hacia la oscuridad que
acecha en su interior. Dos Arcanas emergen mientras cambian el juego:
uno podría ser su salvación, el otro su peor pesadilla.
La venganza se convierte en todo.
Para eliminar a Richter, Evie debe reunirse con Muerte y reparar su
vínculo roto. Pero a medida que aprende más sobre su papel en el futuro -
y su escalofriante pasado- ¿Se convertirá en un monstruo como el
Emperador? ¿O podrán Evie y sus aliados levantarse de las cenizas
provocadas por Richter, más fuertes que nunca?
Traducido por Maxiluna
Corregido por Alhana

Día 382 A.F.

Muerte continúo alejándome más de Jack. Estiré mis brazos hacia


fuera, mis dedos extendidos hacia el calor. —Él no puede estar muerto. —
Sollocé. —¡No puede. NO, NO, ¡NOOOO!
—¿Quieres seguir al mortal? Obtén tu venganza en primer lugar. El
Emperador se burla de tu dolor.
Podía escuchar a ese demonio en mi cabeza -riéndose.
La bruja roja explotó dentro de mí, una fuerza que nunca podría ser
contenida. Grité, —¡Me las PAGARÁS!
Mientras el Emperador se reía, Muerte murmuró en mi oído, —Tengo
a tu abuela, Sievā. Ese era el regalo del que te hablé. Te enseñaremos
cómo matar al Emperador. Tomarás venganza por Deveaux.
—¿No lo entiendes? ¡Jack no está MUERTO! —Grité una y otra vez.
—¡Está vivo!
Con mi mente al borde del precipicio, percibí algo en el cielo por
encima de nosotros. Me quedé boquiabierta, no creyéndolo.
¿Real? ¿Irreal? Justo antes de que el olvido me llevara, una montaña
de agua se enroscaba sobre nuestras cabezas, corriendo hacia ese infierno
de llamas.
Las olas imponentes de Circe. Más altas que un rascacielos.
<<¡Tiembla ante mí!>>
<<¡Terror desde el abismo!>>
Las llamadas de Richter y de Circe retumbaron en mi mente,
sacudiéndome de regreso de la negrura.
—¡Ven! —Aric me cogió en sus brazos y corrió para evitar la onda de
choque. —Cuando se encuentran, viene la explosión y después la
inundación...
Deje de luchar contra él; la necesidad de convertir la risa de Richter
en gritos se clavó en mí, lo que significaba que tenía que sobrevivir.
Aric dio un silbido agudo, y fue respondido con el relincho de un
caballo. Thanatos. Conmigo segura en sus brazos, Aric saltó a la silla, y
estimuló el caballo de batalla hacia un galope frenético.
Tuvimos que zambullirnos por una pendiente, luego cargar hacia la
siguiente.
Miré por encima del hombro de Aric cuando la cresta de la ola
estaba por encima del lago de lava de Richter.
Soltando pesadas respiraciones, montando más rápido de lo que era
humanamente posible, Aric mantuvo a Thanatos a un ritmo vertiginoso.
Hasta la otra cara de la montaña. Bajando la pendiente…
Circe golpeó.
Un silbido como el de una bestia gigante. La detonación de una
bomba nuclear.
La onda de choque fue tan fuerte que mis oídos sangraron. Tan
fuerte como el estruendo que precedió al Flash.
El aire se hizo más y más caliente. El suelo se balanceó mientras un
chorro de vapor de agua hirviendo nos perseguía.
¡BOOM! La fuerza deformó la parte superior de la montaña justo
detrás de nosotros. Piedras rodando chocaron por todas partes, cuando
nos dirigimos a otro valle. Seguimos cabalgando.
Aric dijo entre dientes, —el oleaje viene después.
El suelo tembló por el peso de un océano de agua. Podía escuchar la
inundación disparándose hacia nosotros. —¡Aric!
Consiguió alejarse lo más que pudo, lo más alto que pudo. —
Sujétate. —Agarrándome apretadamente, se bajó de Thanatos que siguió
corriendo.
Detrás de la capa de otra montaña, Aric se preparó para el impacto.
Él acuñó el guantelete de metal entre las rocas, envolviendo su otro brazo
alrededor de mí.
Con la mirada fija en mí, gritó: —¡Nunca te dejaré ir! —Cada uno
contuvo la respiración.
La ardiente agua golpeó. El impacto explosivo me arrancó de su
pecho, pero él cogió mi brazo, apretando los dedos por encima de mi codo.
El agarre de Muerte. La fuerza intempestiva de la inundación. Mi grito
acuoso...
Aric nunca me dejo ir…
Mi brazo... cedió.
Separado.

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