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TEMA 07.

LA CORONA

La Corona. Posición constitucional del Rey. Funciones.


Responsabilidad del Rey.

1. ESTADO SOCIAL Y DEMOCRÁTICO DE


DERECHO

INTRODUCCIÓN

El artículo ‍1.1 de la Constitución dice: «España se constituye en un


Estado social y democrático de derecho…».

ESTADO DE DERECHO

El Estado de derecho surgió con el liberalismo y corresponde a un


tipo de organización política que presenta dos características:

a) Formalmente, el Estado de derecho supone la sumisión del Estado


y toda su organización a la ley.

b) Desde un punto de vista material, lo que caracteriza al Estado de


derecho es el reconocimiento en favor de los ciudadanos de una serie de
derechos fundamentales que pueden ejercer frente a todos y frente al
propio Estado.

c) Óscar Alzaga agrega el principio de la división de poderes.

ESTADO DEMOCRÁTICO

El Estado democrático implica la organización de sus instituciones


desde la perspectiva de su carácter representativo y según el modelo,
más o menos difuminado, de la separación de poderes.

El artículo ‍1.2 de la Constitución dice: «La soberanía nacional reside


en el pueblo español, del que emanan los poderes del Estado».

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Óscar Alzaga dice que el Estado democrático tiene por misión, de
una parte, reforzar la idea del Estado social desde la perspectiva de la
convivencia social y del respeto a la dignidad humana (reconocida como
fundamento del orden político y de la paz social en el artículo ‍10.1) y de
la igualdad de todos los ciudadanos (reconocida como derecho
fundamental en el artículo ‍14).

Por otra parte, cumple una dimensión política, consistente en la


concepción plural de la sociedad que asume la Constitución y de la que
es trasunto necesario el respeto del pluralismo político.

En relación con ello, la Constitución atribuye a los partidos políticos


una relevancia singular en el funcionamiento de un Estado
democrático, hasta el punto de incluir su definición en el artículo ‍6.

ESTADO SOCIAL.

Y el Estado social supone la consciencia de que no bastan las


formales proclamaciones de derechos y libertades, sino que es necesario
que el Estado realice una labor para que las desigualdades materiales
no afecten al ejercicio de tales derechos y libertades.

Por ello, el artículo ‍9.2 de la Constitución establece: «Corresponde a


los poderes públicos promover las condiciones para que la libertad y la
igualdad del individuo y de los grupos en que se integra sean reales y
efectivas; remover los obstáculos que impidan o dificulten su plenitud y
facilitar la participación de todos los ciudadanos en la vida política,
económica, cultural y social».

Sánchez Agesta y algunos otros autores entienden que el Estado


social implica una labor redistributiva. Alzaga dice que el Estado social
sí admite una actuación del Estado dirigida a garantizar una cierta
calidad de vida, a través de servicios como la Seguridad Social.

2. LA MONARQUÍA PARLAMENTARIA

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El artículo ‍1 de la Constitución, después de proclamar en su
apartado ‍2: «La soberanía nacional reside en el pueblo español…»,
establece en el apartado ‍3: «La forma política del Estado español es la
monarquía parlamentaria», que realmente no es una forma de Estado,
sino de gobierno (Aragón).

Se trata de una forma de gobierno en la que el rey no asume más


que un papel simbólico, y en la que el Poder Ejecutivo y el Legislativo se
hallan interrelacionados, de tal forma que el Legislativo elige al
presidente del Gobierno y controla su labor, pero el Ejecutivo también
puede disolver el Legislativo.

Las tres piedras maestras en que se apoya esta forma política —‍


según Sánchez Agesta‍— son:

1) Un rey que no puede actuar por sí, sino a través de un ministro


responsable, que debe refrendar los actos del rey, tal y como se verá al
final del tema.

2) Un Gobierno que responde ante la cámara de sus actos y de su


política, y que, por consiguiente, ha de contar con su asenso, ya que la
cámara puede hacer cesar al Gobierno con un voto de censura o de
desconfianza. En este sentido, el artículo ‍108 establece: «El Gobierno
responde solidariamente en su gestión política ante el Congreso de los
Diputados». Y luego los artículos ‍109 a 114 concretan los mecanismos
de que disponen las cámaras para controlar la labor del Gobierno, en
particular, la cuestión de confianza y la moción de censura, reguladas
en los artículos ‍112 a 114. Además, ha de tenerse en cuenta que la
elección de presidente del Gobierno corresponde al Congreso (artículo ‍
99).

3) Y la facultad del Gobierno, apoyado por el rey, de disolver la


cámara. En este sentido, el artículo ‍115 establece:

1. «El presidente del Gobierno, previa deliberación del Consejo de


Ministros, y bajo su exclusiva responsabilidad, podrá proponer la
disolución del Congreso, del Senado o de las Cortes Generales, que será

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decretada por el rey. El decreto de disolución fijará la fecha de las
elecciones.

2. La propuesta de disolución no podrá presentarse cuando esté en


trámite una moción de censura.

3. No procederá [una] nueva disolución antes de que transcurra 1 ‍


año desde la anterior, salvo lo dispuesto en el artículo ‍99, apartado ‍5»
(para el caso de que no se logre investir un presidente del Gobierno tras
la celebración de elecciones generales).

3. LA CORONA: SIGNIFICADO

REGULACIÓN

Está regulada en el título ‍ii de la Constitución (artículos ‍56 ‍a ‍65).

El artículo ‍56.1 comienza diciendo: «El rey es el jefe del Estado…».

Su título es el de «rey de España y podrá utilizar los demás que


correspondan a la Corona» (artículo ‍56.2).

SIGNIFICACIÓN

La monarquía representa un vínculo de continuidad y unidad del


orden político y del pueblo en que reina. Sus defensores presentan
como ventajas de esta forma de gobierno la imparcialidad y la
continuidad (pues el poder se transmite sin vicios, según un orden
predeterminado). Ello implica que la transmisión hereditaria sea
consustancial a la monarquía.

DESIGNACIÓN Y SUCESIÓN EN EL TRONO


(ARTÍCULO ‍57).

1. «La Corona de España es hereditaria en los sucesores de S. ‍M. ‍


don Juan Carlos ‍I de Borbón, legítimo heredero de la dinastía histórica.
La sucesión en el trono seguirá el orden regular de primogenitura y

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representación, siendo preferida siempre la línea anterior a las
posteriores; en la misma línea, el grado más próximo al más remoto; en
el mismo grado, el varón a la mujer; y en el mismo sexo, la persona de
más edad a la de menos.

2. El príncipe heredero, desde su nacimiento o desde que se


produzca el hecho que origine el llamamiento, tendrá la dignidad de
príncipe de Asturias y los demás títulos vinculados tradicionalmente al
sucesor de la Corona de España.

3. Extinguidas todas las líneas llamadas en derecho, las Cortes


Generales proveerán a la sucesión en la Corona en la forma que más
convenga a los intereses de España.

4. Aquellas personas que, teniendo derecho a la sucesión en el trono,


contrajeren matrimonio contra la expresa prohibición del rey y de las
Cortes Generales, quedarán excluidas en la sucesión a la Corona por sí
y sus descendientes.

5. Las abdicaciones y renuncias y cualquier duda de hecho o de


derecho que ocurra en el orden de sucesión a la Corona se resolverán
por una ley orgánica»[ Estas leyes orgánicas son aprobadas por el pleno
de las Cortes Generales en una sesión conjunta, según ordena el ‍
art. 74.1.].

CAPACIDAD

INTRODUCCIÓN

El rey ha de ser mayor de edad y tener la capacidad necesaria para


el ejercicio de su autoridad. Si no poseyese estas condiciones, se ponen
en marcha dos instituciones:

1) La regencia, para suplir la falta de capacidad en el orden político.

2) Y la tutela, para suplir el defecto de capacidad civil del rey.

REGENCIA (ARTÍCULO ‍59).

Se regula en el artículo ‍59, que dice:

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1. «Cuando el rey fuere menor de edad, el padre o la madre del rey y,
en su defecto, el pariente mayor de edad más próximo a suceder en la
Corona, según el orden establecido en la Constitución, entrará a ejercer
inmediatamente la regencia y la ejercerá durante el tiempo de la
minoría de edad del rey.

2. Si el rey se inhabilitare para el ejercicio de su autoridad y la


imposibilidad fuere reconocida por las Cortes Generales, entrará a
ejercer inmediatamente la regencia el príncipe heredero de la Corona, si
fuere mayor de edad. Si no lo fuere, se procederá de la manera prevista
en el apartado anterior [es decir, de la manera expuesta para el caso de
que el rey fuera menor de edad], hasta que el príncipe heredero alcance
la mayoría de edad.

3. Si no hubiere ninguna persona a quien corresponda la regencia,


esta será nombrada por las Cortes Generales, y se compondrá de 1, 3 o
5 ‍personas.

4. Para ejercer la regencia es preciso ser español y mayor de edad.

5. La regencia se ejercerá por mandato constitucional y siempre en


nombre del rey».

TUTELA (ARTÍCULO ‍60).

La regula el artículo ‍60, que dice:

1. «Será tutor del rey menor la persona que en su testamento


hubiese nombrado el rey difunto, siempre que sea mayor de edad y
español de nacimiento; si no lo hubiese nombrado, será tutor el padre o
la madre, mientras permanezcan viudos. En su defecto, lo nombrarán
las Cortes Generales, pero no podrán acumularse los cargos de regente
y de tutor sino en el padre, madre o ascendientes directos del rey.

2. El ejercicio de la tutela es también incompatible con el de todo


cargo o representación política».

PROCLAMACIÓN Y JURAMENTO (ARTÍCULO ‍61).

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Según el artículo ‍61:

1. El rey será proclamado ante las Cortes Generales, en cuyo acto


«prestará juramento de desempeñar fielmente sus funciones, guardar y
hacer guardar la Constitución y las leyes y respetar los derechos de los
ciudadanos y de las comunidades autónomas.

2. El príncipe heredero, al alcanzar la mayoría de edad, y el regente o


regentes, al hacerse cargo de sus funciones, prestarán el mismo
juramento, así como el de fidelidad al rey».

AFORAMIENTO (ARTÍCULO ‍55 ‍BIS DE LA ‍LOPJ).

Sin perjuicio de la inviolabilidad del rey, a la que luego se hará


referencia, la reina consorte o el consorte de la reina, la princesa o el
príncipe de Asturias y su consorte, y el rey o reina que hubiese
abdicado y su consorte (que no son inviolables), están aforados al
Tribunal Supremo, cuyas salas de lo civil y de lo penal son las
competentes para conocer de la tramitación y del enjuiciamiento de
todas las acciones civiles y penales, respectivamente, dirigidas contra
dichas personas (artículo ‍55 ‍bis de la LOPJ, añadido por la Ley
Orgánica ‍4/2014, de 11 de julio).

4. LAS FUNCIONES DEL REY

POSICIÓN CONSTITUCIONAL DEL REY.

En la monarquía parlamentaria, el rey no ostenta la jefatura del


Poder Ejecutivo, sino la representación de la unidad nacional.

El artículo ‍56.1 de la CE dice: «El rey es el jefe del Estado:

 Símbolo de su unidad y permanencia:

 Arbitra y modera el funcionamiento regular de las instituciones,

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 Asume la más alta representación del Estado español en las
relaciones internacionales, especialmente con las naciones de su
comunidad histórica, y

 Ejerce las funciones que le atribuyen expresamente la Constitución


y las leyes».

«La reina consorte o el consorte de la reina no podrán asumir


funciones constitucionales, salvo lo dispuesto para la regencia» (artículo
‍58).

ATRIBUCIONES.

FUNCIONES EN EL ÁMBITO INTERNO (ARTÍCULO ‍62).

El artículo ‍62 dice: «Corresponde al rey:

a) Sancionar y promulgar las leyes.

b) Convocar y disolver las Cortes Generales y convocar elecciones en


los términos previstos en la Constitución [esta convocatoria se refiere a
la que tiene lugar tras la celebración de elecciones].

c) Convocar a referéndum en los casos previstos en la Constitución.

d) Proponer el candidato a presidente del Gobierno y, en su caso,


nombrarlo, así como poner fin a sus funciones, en los términos
previstos en la Constitución.

e) Nombrar y separar a los miembros del Gobierno, a propuesta de


su presidente.

f) Expedir los decretos acordados en el Consejo de Ministros, conferir


los empleos civiles y militares y conceder honores y distinciones con
arreglo a las leyes.

g) Ser informado de los asuntos de Estado y presidir, a estos efectos,


las sesiones del Consejo de Ministros, cuando lo estime oportuno, a
petición del presidente del Gobierno.

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h) El mando supremo de las Fuerzas Armadas [que se concibe como
un mando simbólico].

i) Ejercer el derecho de gracia con arreglo a la ley, que no podrá


autorizar indultos generales [lo que supone la prohibición de las
amnistías].

j) El alto patronazgo de las reales academias».

FUNCIONES DEL REY EN LAS RELACIONES


INTERNACIONALES (ARTÍCULO ‍63).

En el ámbito de las relaciones internacionales, y en consonancia con


la representación que ostenta (asignada por el artículo ‍56.1, ya citado),
el artículo ‍63 le atribuye varias funciones, ya que dice:

1. «El rey acredita a los embajadores y otros representantes


diplomáticos. Los representantes extranjeros en España están
acreditados ante él.

2. Al rey corresponde manifestar el consentimiento del Estado para


obligarse internacionalmente por medio de tratados, de conformidad
con la Constitución y las leyes.

3. Al rey corresponde, previa autorización de las Cortes Generales,


declarar la guerra y hacer la paz».

¿NUMERACIÓN CERRADA O ABIERTA DE


FUNCIONES?

La doctrina dice que los artículos ‍56.1, 62 y 63 configuran una lista


cerrada de funciones del rey, quien solo ejerce las funciones que
expresamente le atribuyen la Constitución y las leyes, y su posición
constitucional como árbitro y moderador del funcionamiento regular de
las instituciones únicamente puede desarrollarla por medio de las
competencias expresamente atribuidas.

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INTERPRETACIÓN DEL SISTEMA DE FUNCIONES
DE LA CORONA

La interpretación que parece preferible del sistema de funciones y


poderes del rey diseñado por la Constitución, es el siguiente:

1. El artículo 56.1 determina tres tipos de funciones generales que


corresponden a la monarquía, que son los tres primeros a los que
hacíamos referencia.

2. La cuarta función a la que se hacía referencia (ejercer las funciones


que expresamente le atribuyan la Constitución y las leyes) no es tal
función, sino simplemente un condicionamiento de las facultades
concretas que tendrá la monarquía para el desarrollo de sus funciones
generales anteriormente citadas, las cuales serán las que le atribuyan la
Constitución y las leyes, y vendrán esencialmente desarrolladas en el
artículo 62 y siguientes de la Constitución.

No obstante lo anterior, es lo cierto que el rey realiza en la práctica


importantes funciones públicas en las que se debaten cuestiones de
gran importancia práctica, que sin duda no tienen su base jurídica en el
artículo 62 y siguientes de la Constitución, sino en los primeros
párrafos del artículo 56.1 de ésta, por lo que las anteriores
observaciones si bien ciertas de una forma genérica, deben ser
aceptadas con ciertas reservas.

CARÁCTER DE ACTOS DEBIDOS.

La doctrina mayoritaria considera que no existe discrecionalidad en


el ejercicio de estas funciones, que se encomiendan al rey con el
carácter de actos debidos.

Ni siquiera puede negarse a formalizar aquellos actos que


contravienen formal y manifiestamente la Constitución, pues la función
de velar por la Constitución corresponde al Tribunal Constitucional.

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5. RESPONSABILIDAD DEL REY

INVIOLABILIDAD DEL REY Y LA NECESIDAD DE


REFRENDO.

a) Inviolabilidad del rey. El artículo ‍56.3 comienza diciendo: «La


persona del rey es inviolable y no está sujeta a responsabilidad. ‍[…]».

b) Refrendo. Pero luego añade: «[…]. ‍Sus actos estarán siempre


refrendados en la forma establecida en el artículo ‍64, careciendo de
validez sin dicho refrendo, salvo lo dispuesto en el artículo ‍65.2».

c) Sujetos refrendantes (artículo ‍64). El artículo ‍64 dice:

1. «Los actos del rey serán refrendados por el presidente del


Gobierno y, en su caso, por los ministros competentes. La propuesta y
el nombramiento del presidente del Gobierno y la disolución prevista en
el artículo ‍99 [cuando el Congreso no consiga investir a un candidato]
serán refrendados por el presidente del Congreso.

2. De los actos del rey serán responsables las personas que los
refrenden».

d) Actos exceptuados del refrendo (artículo ‍65). Sólo se exceptúan de


la necesidad del refrendo los actos a los que se refiere el artículo 65,
que dice:

1. «El rey recibe de los presupuestos del Estado una cantidad global
para el sostenimiento de su familia y casa, y distribuye libremente la
misma.

2. El rey nombra y releva libremente a los miembros civiles y


militares de su casa».

EL REFRENDO.

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CONCEPTO

El refrendo consiste en un mecanismo por el que los ministros


asumen la responsabilidad por el acto del rey.

FUNDAMENTO

Reside en conjugar la irresponsabilidad del rey, lo que no encaja en


un sistema democrático, con la necesidad política de que haya una
persona que responda de sus actos. Por ello, el artículo ‍64.2 imputa la
responsabilidad al sujeto refrendante.

AMBITO

La responsabilidad del refrendante se extiende tanto a la regularidad


formal del acto como a su contenido, salvo en aquellos casos en que el
refrendante solo culmina un proceso en que no ha participado, como
sucede con los nombramientos de los magistrados del TC propuestos
por las cámaras, ya que en tales casos solo se extiende a la legalidad
formal del acto.

OBJETO

El objeto del refrendo son los actos que el rey realiza como titular de
la jefatura del Estado. Por ello, se excluyen los actos relativos a su vida
privada, como los relativos a la administración de su propio patrimonio
y los actos previstos en el artículo ‍65.

FORMA

El refrendo puede ser:

1.º Refrendo expreso: consiste en la contrafirma de los actos del jefe


del Estado por parte del refrendante.

2.º Refrendo tácito: consiste en la presencia de los ministros junto al


jefe del Estado en sus actividades oficiales, que implica la
correspondiente asunción de responsabilidad.

3.º Refrendo presunto: es una presunción general de que el Gobierno


cubre con su responsabilidad la actuación del jefe del Estado, a no ser

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que dimita en discrepancia con ello[ Esta tesis fue elaborada con
ocasión del 23F, para cubrir la orden del rey de que los golpistas se
disolvieran, que no contaba con el refrendo del presidente del Gobierno
ni de ningún ministro, ya que se encontraban retenidos en el Congreso.
Con arreglo a la Constitución, tal orden era totalmente nula e ineficaz,
pero se entendió que si el presidente no dimitía en cuanto hubiera
cesado el golpe y estuviera liberado, ello significa que acogía el acto —‍la
orden de disolución de los golpistas‍— del rey.].

TITULARIDAD DE LA POTESTAD DE REFRENDO

El artículo ‍64.1 de la Constitución la atribuye al presidente del


Gobierno, a los ministros y al presidente del Congreso de los Diputados.

El poder de los ministros viene limitado por su respectiva


competencia (artículo ‍4.1.d de la Ley del Gobierno de 27 de noviembre
de ‍1997).

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