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2 DIVERSIDAD BIOLÓGICA DE SONORA

DIVERSIDAD BIOLÓGICA DE SONORA

UNIVERSIDAD NACIONAL AUTÓNOMA DE MÉXICO


COMISIÓN NACIONAL PARA EL CONOCIMIENTO Y USO DE LA BIODIVERSIDAD
4 DIVERSIDAD BIOLÓGICA DE SONORA
5

DIVERSIDAD BIOLÓGICA
DE SONORA
FRANCISCO E. MOLINA FREANER Y THOMAS R. VAN DEVENDER
EDITORES

MÉXICO 2010
6 DIVERSIDAD BIOLÓGICA DE SONORA
7

UNIVERSIDAD NACIONAL AUTÓNOMA DE MÉXICO

DR. JOSÉ NARRO ROBLES


RECTOR

DR. SERGIO M. ALCOCER MARTÍNEZ DE CASTRO


SECRETARIO GENERAL

DR. CARLOS ARÁMBURO DE LA HOZ


COORDINADOR DE LA INVESTIGACIÓN CIENTÍFICA

INSTITUTO DE ECOLOGÍA

DR. CÉSAR AUGUSTO DOMÍNGUEZ PÉREZ-TEJADA


DIRECTOR

DRA. ELLA VÁZQUEZ DOMÍNGUEZ


SECRETARIA ACADÉMICA

COMISIÓN NACIONAL PARA EL CONOCIMIENTO


Y USO DE LA BIODIVERSIDAD

MTRO. JUAN RAFAEL ELVIRA QUESADA


SECRETARIO TÉCNICO

DR. JOSÉ SARUKHÁN KERMEZ


COORDINADOR NACIONAL

MTRA. ANA LUISA GUZMÁN Y LÓPEZ FIGUEROA


SECRETARIA EJECUTIVA

M. EN C. MARÍA DEL CARMEN VÁZQUEZ ROJAS


DIRECTORA TÉCNICA DE EVALUACIÓN DE PROYECTOS
8 DIVERSIDAD BIOLÓGICA DE SONORA

Primera edición: febrero de 2010

D. R. © UNIVERSIDAD NACIONAL AUTÓNOMA DE MÉXICO


Ciudad Universitaria, 04510, México, Distrito Federal

ISBN 978-607-02-0427-2

Esta obra se realizó con apoyo de la Comisión Nacional para el Conocimiento


y Uso de la Biodiversidad (Conabio)

Prohibida la reproducción total o parcial de los contenidos de este libro


sin la autorización por escrito de los editores

Portada:
Fotografía de fondo: Erik F. Enderson (vista de Punta y Estero Sargento
en la costa central de Sonora).
Fotografía superior izquierda: Brad Boyle (matorral desértico con Cylindropuntia bigelovii
y Fouquiera splendens sobre sustrato volcánico en la región del Pinacate).
Fotografía superior derecha: Thomas R. Van Devender (bosque tropical caducifolio con cuajilote
de la región de Álamos).
Fotografía inferior izquierda: Erik F. Enderson (nubes bajas cubriendo las barrancas
de la Sierra Madre Occidental en la región de Yécora).
Fotografía inferior derecha: Sky Jacobs (pastizal y bosque ripario con álamos
en el rancho Los Fresnos en la cuenca del río San Pedro).

Portada e interiores: José Juan Cantúa

Edición: Mora-Cantúa Editores, S. A. de C. V.

IMPRESO Y HECHO EN MÉXICO


PRINTED AND MADE IN MEXICO
9

ÍNDICE

Introducción
Francisco E. Molina-Freaner y Thomas R. Van Devender
13

PRIMERA PARTE
ENTORNO FÍSICO Y BIOLÓGICO

Evolución geológica y disposición del paisaje actual


Carlos M. González-León
19

Localidades de vertebrados fósiles del Neógeno (Mioceno, Plioceno y Pleistoceno):


una evaluación preliminar de la biodiversidad del pasado
Richard S. White, Jim I. Mead, Arturo Baez y Sandra L. Swift
51

Clima
Luis Brito-Castillo, Michael A. Crimmins y Sara C. Díaz
73

Diversidad genética de la biota


Francisco E. Molina-Freaner, Therese A. Markow, Edward Pfeiler, Octavio R. Rojas-Soto,
Alejandro Varela-Romero, Adrián Quijada-Mascareñas, Martín Esqueda y Gloria Yépiz-Plascencia
97

Los ecosistemas terrestres: un diverso capital natural


Angelina Martínez-Irizar, Richard Stephen Felger y Alberto Búrquez
129

Impactos ecológicos por el uso del terreno en el funcionamiento de ecosistemas áridos


y semiáridos
Alejandro E. Castellanos-Villegas, Luis C. Bravo, George W. Koch, José Llano, Deladier López, Romeo Méndez,
Julio C. Rodríguez, Raúl Romo, Thomas D. Sisk y Gertrudis Yanes-Arvayo
157

SEGUNDA PARTE
DIVERSIDAD BIOLOGICA

Hongos
Martín Esqueda, Martha Coronado, Aldo Gutiérrez, Ricardo Valenzuela, Santiago Chacón, Robert L. Gilbertson,
Teófilo Herrera, Marcos Lizárraga, Gabriel Moreno, Evangelina Pérez-Silva y Thomas R. Van Devender
189
10 DIVERSIDAD BIOLÓGICA DE SONORA

Líquenes: el corazón del Desierto Sonorense


Thomas H. Nash III y María de los Ángeles Herrera
207

Situación del conocimiento sobre los musgos


Claudio Delgadillo M.
211

Pteridofitas
George Yatskievych, Thomas R. Van Devender y Ana Lilia Reina-Guerrero
217

Biodiversidad de las plantas vasculares


Thomas R. Van Devender, Richard Felger, Mark Fishbein, Francisco E. Molina-Freaner,
Ana Lilia. Reina-Guerrero y Jesús Sánchez-Escalante
229

Helmintos parásitos de vertebrados silvestres


Gerardo Pérez-Ponce de León, Luis García-Prieto y Berenit Mendoza-Garfias
263

Moluscos terrestres
Jim I. Mead, Edna Naranjo-García, Lance Gilbertson y Wayne Van Devender
285

Artrópodos terrestres no hexápodos


Sergio J. Castrezana
293

Biodiversidad de los insectos con especial énfasis en Lepidoptera y Odonata


Richard A. Bailowitz y John Palting
315

Peces dulceacuícolas
Alejandro Varela-Romero y Dean A. Hendrickson
339

Una sinopsis de la herpetofauna con comentarios


sobre las prioridades en investigación y conservación
Erik F. Enderson, Adrián Quijada-Mascareñas, Dale S. Turner, Robert L. Bezy y Philip C. Rosen
357

Avifauna
J. Fernando Villaseñor-Gómez, Osvel Hinojosa-Huerta, Eduardo Gómez-Limón, David Krueper y Aaron Flesch
385
11

Mamíferos
Reyna A. Castillo-Gámez, Juan Pablo Gallo-Reynoso, Janitzio Egido-Villareal y William Caire
421

Resumen
Francisco E. Molina-Freaner y Thomas R. Van Devender
437

Autores
445

Galería fotográfica
455
12 DIVERSIDAD BIOLÓGICA DE SONORA
13

INTRODUCCIÓN

El estado de Sonora se encuentra ubicado en el zás fueron los primeros ejemplares científicos en el
noroeste de México en la frontera con Estados estado, la mayor parte de las expediciones y colec-
Unidos. Tiene una extensión de 184 934 km2, lo tas científicas fueron hechas por naturalistas y cien-
que lo hace el segundo más grande del país, y ocu- tíficos extranjeros. Las expediciones y colectas cien-
pa cerca de 9.2% del territorio nacional. Por su tíficas tuvieron un incremento considerable a par-
ubicación biogeográfica, Sonora se localiza en una tir del siglo XX. Esta actividad dio como resultado
zona de transición entre la región Neotropical y la intentos de sintetizar el conocimiento sobre la di-
región Neártica. Colinda al oeste con el estado de versidad biológica de varios grupos taxonómicos
Baja California y el Golfo de California, al sur con en el estado a través de la publicación de listados
el estado de Sinaloa, al este con Chihuahua y al de especies. Para el caso de los vertebrados, por
norte con Arizona y Nuevo México. Una buena ejemplo, Bogert y Oliver (1945) publicaron un lis-
parte de su superficie está cubierta por matorrales tado y análisis de los anfibios y reptiles, Burt (1938)
desérticos, razón por la cual se le considera como y Caire (1978) analizaron los mamíferos y Van
una región árida. Sin embargo, el sur del estado Rossem (1945) y Russell y Monson (1998) hicie-
sustenta selvas caducifolias y la Sierra Madre Occi- ron un inventario de las aves del estado. Para el
dental posee bosques de pino-encino, lo que gene- caso de las plantas, Gentry (1942) publicó la flora
ra una diversidad ecosistémica considerable. y vegetación del río Mayo (revisada por Martin et
Las crónicas y descripciones que hicieron los pri- al., 1998), White (1948) publicó la flora del río
meros exploradores españoles de los grupos indí- Bavispe, Shreve y Wiggins (1964) publicaron la
genas de Sonora muestran que éstos tenían un buen flora del Desierto Sonorense y Beetle y colabora-
conocimiento de la historia natural de los organis- dores (1991) publicaron las gramíneas de Sonora.
mos que habitan lo que hoy es el estado de Sono- Estos intentos de síntesis han sido excelentes con-
ra. Por ejemplo, Juan Nentvig ([1764] 1971) des- tribuciones al conocimiento de la diversidad bio-
cribió a algunos de los mamíferos, aves, reptiles, lógica del estado. Sin embargo, no existen inten-
insectos y plantas más comunes durante el período tos previos de reunir el conocimiento actual sobre
1750-1767, así como diversos aspectos del cono- la biodiversidad de los principales grupos taxonó-
cimiento y uso por parte de los grupos indígenas. micos de Sonora en una sola obra.
Por su ubicación geográfica y la tradición cen- El objetivo central del presente trabajo es pro-
tralista en México, el estado de Sonora ha sido his- porcionar una síntesis del conocimiento actual so-
tóricamente considerado lejano y fuera de la in- bre la diversidad biológica de Sonora. Esta obra
fluencia de las instituciones del centro de la repú- está dirigida principalmente a estudiantes de licen-
blica, lo que ha propiciado que las expediciones de ciatura y de posgrado, al público interesado en te-
colecta científica de seres vivos haya estado a cargo mas de historia natural y a profesionales e investi-
principalmente de naturalistas extranjeros. No obs- gadores interesados en la biodiversidad del estado.
tante que la expedición científica de Sessé y Moci- Pretende fomentar el interés por el estudio de los
ño llegó a Sonora en octubre de 1791 (Maldona- seres vivos de la entidad, en particular por aquellos
do y Puig-Samper, 2000), colectando lo que qui- que han sido poco estudiados, así como promover
14 DIVERSIDAD BIOLÓGICA DE SONORA

la exploración biológica de regiones que no han sido sumen del conocimiento que existe sobre ésta, así
colectadas de manera sistemática. La documenta- como algunas ideas en torno a las necesidades más
ción de la diversidad biológica requiere de perso- apremiantes de investigación, de colecta y de in-
nal con una formación académica adecuada, de la fraestructura científica.
exploración y colecta sistemática, así como de in- El lector podrá constatar que el conocimiento
fraestructura donde depositar y organizar las co- varía considerablemente en los diferentes grupos
lecciones. Otro de los objetivos de la presente obra taxonómicos, desde aquéllos poco conocidos y con
es identificar cuáles son las necesidades más apre- muy poca documentación como los insectos, hasta
miantes de infraestructura científica en Sonora. grupos bien documentados como los helechos, las
Como editores de este libro, invitamos a diver- aves y los peces dulceacuícolas. En todos los casos,
sos autores de instituciones de México y Estados cada capítulo debe ser visto como un punto de
Unidos a contribuir con capítulos que sintetizaran partida que intenta resumir lo que sabemos del
el estado actual de nuestro conocimiento sobre la grupo y como una guía que identifica las necesida-
biodiversidad de Sonora. Nuestra intención fue des más importantes de investigación con el obje-
cubrir el mayor número posible de grupos taxonó- tivo de mejorar nuestro conocimiento, tarea en la
micos de la biota, así como incluir los temas más que el estado de Sonora ofrece oportunidades úni-
relevantes. Para ello invitamos a investigadores que cas, ya que todavía existen enormes áreas donde la
trabajan en la región y que tienen experiencia en el vegetación natural está en condiciones relativamen-
estudio de la biodiversidad del estado. te buenas. En este contexto, quisiéramos llamar la
El libro está organizado en dos secciones. La pri- atención sobre el peligro que representan las espe-
mera está representada por seis capítulos que des- cies invasoras, mismas que pueden afectar seria-
criben aspectos del entorno físico y biológico del mente la diversidad biológica, por lo que tenemos
estado, así como temas relevantes de la biodiversi- que estar alertas sobre la introducción de nuevas
dad de Sonora. Estos capítulos describen y analizan especies o la expansión de las ya establecidas, ya
la evolución geológica, los vertebrados fósiles, el que la detección temprana y la respuesta rápida son
clima, la diversidad genética de la biota, la diversi- cruciales para minimizar su impacto en el estado.
dad ecosistémica y la transformación que ha sufri- Esperamos que esta obra fomente el interés en-
do el paisaje y se establecen como preámbulo y con- tre los estudiantes y profesionistas por estudiar y
texto general para introducir la segunda sección. documentar la diversidad biológica del estado. He-
De esta forma, la segunda sección describe y mos incluido la dirección postal y electrónica de
analiza la diversidad de especies de hongos, líque- los autores con la intención de que todos los inte-
nes, musgos, helechos, gimnospermas y angiosper- resados puedan contactarlos y obtener mayor in-
mas, helmintos parásitos de vertebrados, molus- formación. También esperamos que esta obra cu-
cos terrestres, artrópodos no hexápodos, insectos, bra un espacio, aunque sea pequeño, del enorme
peces dulceacuícolas, anfibios y reptiles, aves y vacío de información que existe sobre la biodiver-
mamíferos del estado. En cada capítulo se intenta sidad del estado. Finalmente, quisiéramos que este
hacer una síntesis del conocimiento actual de cada libro pudiera tener influencia en la solución de
grupo, la riqueza biológica conocida, las especies problemas de conservación y manejo de los recur-
extirpadas o extintas, las amenazas más importan- sos biológicos de Sonora.
tes y las perspectivas de conservación. Cada capí-
tulo de esta sección está acompañado de listados
de especies de cada grupo taxonómico, los cuales AGRADECIMIENTOS
vienen en un disco compacto adjunto al libro. Es-
tos listados representan un inventario de la biota Queremos expresar nuestro agradecimiento a cada
del estado, de la cual, al final, presentamos un re- uno de los autores de los capítulos de este libro
INTRODUCCIÓN 15

por su esfuerzo en sintetizar nuestro conocimien- LITERATURA CITADA


to. También queremos agradecer la generosa labor
de los revisores de cada capítulo. Ana Lilia Reina BEETLE, A.A., D.J. JOHNSON, A. NAVARRO-C. y R. Al-
realizó un excelente trabajo en la traducción de CARAZ-F. 1991. Gramíneas de Sonora. Secretaría de

varios capítulos y Alejandro Castellanos, Héctor Agricultura y Recursos Hidráulicos, Hermosillo, So-
Arita y Carlos González hicieron sugerencias va- nora, México.
BOGERT, C.M. y J.A. OLIVER. 1945. A Preliminary
liosas en torno a su organización. César Domín-
Analysis of the Herpetofauna of Sonora. Bulletin of
guez brindó todo el apoyo necesario para que este
the American Museum of Natural History 83: 297-
libro pudiera publicarse. Queremos agradecer a 426.
cada uno de los fotógrafos que generosamente pro- BURT, W.H. 1938. Faunal Relationships and Geogra-
porcionaron las imágenes que aparecen en la gale- phic Distribution of Mammals in Sonora, México.
ría fotográfica de este libro. Miscellaneous Publications, Museum of Zoology,
Un agradecimiento especial a cada una de las ins- University of Michigan.
tituciones que dieron su apoyo incondicional y per- CAIRE, W. 1978. The Distribution and Zoogeography
mitieron que este libro pudiera salir a la luz públi- of the Mammals of Sonora, México. Tesis de doc-
ca. Nuestro agradecimiento a la Comisión Nacio- torado. University of New Mexico, Alburquerque.
nal para el Conocimiento y Uso de la Biodiversi- GENTRY, H.S. 1942. Río Mayo Plants. A Study of the
Río Mayo, Sonora. Carnegie Institution of Washing-
dad (Conabio), al Instituto de Ecología de la Uni-
ton Publication, núm. 527, Washington, D.C.
versidad Nacional Autónoma de México (UNAM),
MALDONADO, J.L. y M.A. PUIG-SAMPER. 2000. La aven-
al Departamento de Investigaciones Científicas y tura ultramarina de Sessé y Mociño. La real expedi-
Tecnológicas de la Universidad de Sonora (DICTUS), ción botánica a Nueva España (1787-1803) En:
al Centro de Investigación en Alimentación y De- M.P. San Pío Alardeen y M.A. Puig-Samper, eds.
sarrollo (CIAD), a la Comisión de Ecología y Desa- El águila y el nopal. La expedición de Sessé y Mociño
rrollo Sustentable del Estado de Sonora (CEDES), a a Nueva España (1787-1803) Lunwerg, Barcelona,
Pronatura noroeste, a la Sky Island Alliance, a la pp. 35-52.
fundación T & E, Inc., a la Tucson Cactus and MARTIN, P.S., D. YETMAN, M. FISHBEIN, P. JENKINS, T.R.
Succulent Society Inc., a la Cactus and Succulent VAN DEVENDER y R.K. WILSON. 1998. Gentry’s Río
Society of America, a la Tucson Herpetological Mayo Plants. The Tropical Deciduous Forest and En-
virons of Northwest Mexico. University of Arizona
Society y a la Rainbow Garden Bookshop por su
Press, Tucsón.
apoyo financiero. Varias instituciones que han te-
NENTVIG, J. (1764) 1971. Descripción geográfica, natu-
nido un interés constante en documentar la biodi- ral y curiosa de la Provincia de Sonora, por un amigo
versidad de Sonora merecen también nuestro agra- del Servicio de Dios y de el Rey Nuestro Señor. Publi-
decimiento: la Universidad de Arizona y el Museo cación del Archivo General de la Nación, México.
del Desierto de Sonora-Arizona. RUSSELL S.M. y G. MONSON. 1998. The Birds of Sono-
Francisco Molina desea expresar su agradeci- ra. University of Arizona Press, Tucsón.
miento a Clara, Tania y Diego por sus apoyos y SHREVE, F. y I.L. WIGGINS. 1964. Vegetation and Flora
propuestas. T. R. Van Devender expresa su aprecio of the Sonoran Desert. Stanford University Press,
y agradecimiento por las muchas personas que han California.
compartido el placer de más de treinta años de via- VAN ROSSEM, A.J. 1945. A Distributional Survey of the
Birds of Sonora, Mexico. Louisiana State University,
jes al campo por el estado de Sonora, especialmen-
Occasional Papers of the Museum of Zoology, núm.
te a Paul Martin, a Richard Felger y a Ana Lilia
21, 379 p.
Reina Guerrero, su copiloto. WHITE, S.S. 1948. The Vegetation and Flora of the
Region of the Rio Bavispe in Northeastern Sonora,
Francisco E. Molina-Freaner Mexico. Lloydia 11: 229-302.
y Thomas R. Van Devender
16 DIVERSIDAD BIOLÓGICA DE SONORA
17

PRIMERA PARTE

ENTORNO FÍSICO
Y BIOLÓGICO
18 DIVERSIDAD BIOLÓGICA DE SONORA
19

EVOLUCION GEOLÓGICA
Y DISPOSICIÓN DEL PAISAJE ACTUAL
CARLOS M. GONZÁLEZ-LEÓN1

RESUMEN. Las rocas más antiguas de Sonora son me- that formed mountains during Proterozoic time. Be-
tamórficas e ígneas con edades entre 1 800 y 1 100 Ma, tween 1 100 an 800 Ma the erosive processes leveled the
e indican que durante el tiempo Proterozoico la región relief of the region giving way to the first marine in-
sufrió procesos tectónicos y magmáticos que produje- cursions where some of the oldest forms of life on Ear-
ron montañas. Entre 1 100 y 800 Ma la región estuvo th flourished. During Cambrian time an abundant fau-
sujeta a la erosión, permitiendo las incursiones mari- na of trilobites, brachiopods and bivalves lived in tho-
nas donde vivieron los primeros organismos simples se shallow tropical seas that intermittently continue
que habitaron la Tierra. En el Período Cámbrico los invading the region during the Paleozoic Era and early
mares someros albergaron abundantes formas de vida Mesozoic time. During the Mesozoic, Sonora was do-
como los trilobites, braquiópodos y bivalvos, mientras minated by magmatic activity but a last marine in-
que durante el resto de la Era Paleozoica y hasta prin- cursion occurred between Late Jurassic and early Cre-
cipios de la Mesozoica, el territorio continuó siendo taceous. A magmatic arc started to develop by Late
invadido por mares tropicales. Durante el Mesozoico, Cretaceous time, just when the World was subject to
Sonora estuvo dominado por actividad magmática, pe- greenhouse conditions whose effect in Sonora are re-
ro una última invasión marina ocurrió a finales del Ju- corded by rocks of the Cabullona Group. The present
rásico y principios del Cretácico. A finales del Cretáci- geomorphology of the state was erected during the
co en la región se desarrolló un arco magmático y pre- Cenozoic: The Sierra Madre Occidental was formed
valeció un efecto climático de invernadero, el cual está by profuse volcanism between 33 and 27 Ma and the
registrado por las rocas del grupo Cabullona. Para el Basin and Ranges physiography started to form by faul-
Cenozoico se configuró la actual geomorfología del ting at ~27 Ma. The opening of the Gulf of California
estado: la Sierra Madre Occidental se formó por volca- initiated at ~12 Ma and one of its associated conse-
nismo que ocurrió entre 33 y 27 Ma y la fisiografía de quences was initiation of volcanic activity, at ~4 Ma,
Sierras y Valles Paralelos se formó por fallamiento que that formed the El Pinacate volcanic field. The El Gran
empezó a los ~27 Ma. La apertura del Golfo de Cali- Desierto started to develop closet to 1 Ma when an ab-
fornia inició hace ~12 Ma y, asociado a ella, el volca- undant vertebrate megafauna was living in Sonora. At
nismo de El Pinacate empezó entre hace 3 a 4 Ma. El the beginning of the Holocene climate shifted from a
Gran Desierto empezó a formarse hace ~1 Ma cuando glacial to an interglacial stage, the first human Clovis
Sonora estaba poblada por una megafauna de verte- populated the region, and the megafauna became ex-
brados, y al principio del Holoceno el clima entró a tinct.
una época interglacial que permitió el poblamiento de
sus primeros habitantes, los Clovis, y la extinción de la
megafauna. INTRODUCCIÓN

ABSTRACT. The oldest rocks of Sonora are metamor- La región noroeste de México que incluye Sonora
phic and igneous rocks with ages between 1 800 and
ha sido el escenario de complejos cambios geoló-
1 100 Ma, that record tectonic and magmatic processes
gicos, bióticos y climáticos que han ocurrido des-
1
Universidad Nacional Autónoma de México. de la formación de su primera corteza terrestre, du-

González-León, C.M. 2009. Evolución geológica y disposición del paisaje actual. En: F.E. Molina-Freaner y T.R. Van Devender, eds.
Diversidad biológica de Sonora. UNAM, México, pp. 19-49.
20 DIVERSIDAD BIOLÓGICA DE SONORA

rante el Eón Proterozoico, hace cerca de dos mil geólogo A. Escárcega-Escárcega en 1985. Aunque
millones de años (Ma). Desde entonces, y puesto el enfoque y propósito del presente trabajo no per-
que la corteza terrestre (que aloja a los continen- mite hacer una revisión exhaustiva de las numero-
tes) es dinámica debido al proceso de la tectónica sas contribuciones a este conocimiento, a lo largo
de placas, la región de Sonora ha ocupado distin- del texto se mencionan algunas de las publicacio-
tas latitudes geográficas formando parte de diver- nes más importantes sobre las que basamos buena
sos continentes. La compleja historia geológica que parte del conocimiento actual.
registran las rocas de esta región empieza cuando
sus rocas más antiguas, que son graníticas y meta-
mórficas, pertenecían al paleo-continente llama- ERA NEOPROTEROZOICA
do Columbia (figura 1A). Estas rocas, al ser fecha-
das por métodos isotópicos, han proporcionado Las rocas que constituyen el basamento de Sonora
edades entre 1 600 y 1 800 Ma (Anderson y Silver, son rocas metamórficas e ígneas intrusivas de ca-
2005). El continente Columbia aglutinaba a nú- rácter granítico que registran los procesos geológi-
cleos de las rocas más antiguas alrededor de los cos más antiguos que ocurrieron en esta región.
cuales fueron creciendo los continentes actuales, Estas rocas pertenecen al Eón Proterozoico y fue-
pero posteriormente sus placas tectónicas se reor- ron formadas entre 1 800 y 1 600 Ma. Las rocas
ganizaron para formar un nuevo y más extenso metamórficas fueron originalmente rocas sedimen-
continente llamado Rodinia, que se consolidó hace tarias y volcánicas que se agregaron a los supercon-
1 100 Ma (figura 1B). tinentes Columbia y Rodinia por procesos tectó-
El presente trabajo se propone dar una semblan- nicos. Estos procesos las deformaron, plegándolas,
za general de la compleja evolución geológica que fallándolas y metamorfizándolas y, finalmente, die-
ha experimentado la región de Sonora, desde los ron lugar a su levantamiento para formar grandes
tiempos de formación de sus primeras rocas hasta cordilleras y montañas. Contemporánea a esa de-
el actual: una historia de aproximadamente 1 800 formación debió haber ocurrido actividad ígnea
Ma. Dicha historia, que está escrita en las rocas que se continuó hasta hace 1 100 Ma, tal como se
que afloran en sus valles y sierras, ha sido hurgada, infiere por la presencia de cuerpos de rocas graní-
descifrada y reportada por muchos naturalistas, ticas con edades de 1 700, 1 400 y 1 100 Ma que
geólogos y paleontólogos, cuyo trabajo acumula- cortan a las rocas metamórficas (figura 2A). Estos
do ha contribuido a su conocimiento. Entre los cuerpos graníticos corresponden a cámaras mag-
primeros de ellos están el de un minero de nom- máticas que alimentaron a volcanes cuyos produc-
bre A. Rémond de Corbineau, quien, en 1866, no- tos (rocas volcánicas) deben haber sido erosiona-
tó la presencia de carbón y plantas fósiles del triá- dos, ya que no se observan en la región.
sico en la localidad de Los Bronces, cerca del po- Durante los aproximadamente 300 Ma que si-
blado de San Javier en el centro de Sonora (en Burc- guieron a estos eventos tectónicos y magmáticos la
khardt, 1930), el del paleontólogo W. M. Gabb, región muy probablemente permaneció emergida
quien, en 1869, publicó un trabajo con ilustracio- y en quiescencia (sin movimientos tectónicos) y
nes de los fósiles cretácicos del cerro Las Conchas en una paleolatitud cercana al Ecuador. Durante
de Arivechi, el del médico G.E. Goodfellow, quien, ese tiempo, que va de entre ~1 100 a 800 Ma (fi-
en 1887, reportó el temblor del 3 de mayo de 1887 gura 1B), los procesos erosivos debieron haber cau-
en la región de Bavíspe y el del geólogo José G. sado la degradación del relieve montañoso y trans-
Aguilera, quien, un año después, en 1888, publicó formado la región en una gran planicie con altitud
el primer mapa geológico de Sonora (Suter, 2007). cercana al nivel del mar.
Un primer esfuerzo para compilar ampliamente la Hace aproximadamente 800 Ma, todavía du-
historia geológica de Sonora fue realizado por el rante el tiempo Proterozoico, el supercontinente
EVOLUCION GEOLÓGICA Y DISPOSICIÓN DEL PAISAJE ACTUAL 21

Rodinia empezó de nuevo a fragmentarse (Meert m de espesor y está formado por calizas, dolomitas
y Torsvik, 2003) para formar dos grandes masas te- y areniscas que se formaron en ambientes de inter-
rrestres llamadas Laurencia y Gondwana (figuras mareas y ríos. Contiene además un paquete de dia-
1C y D), pero Sonora permaneció en Norteaméri- mictitas (rocas formadas por procesos glaciales) que
ca dentro del continente Laurencia. Este reajuste se correlaciona con niveles semejantes que están
de placas continentales fue probablemente una de presentes en rocas del suroeste de Estados Unidos,
las causas de las oscilaciones del nivel del mar que donde se considera tienen entre 760 y 700 Ma de
provocó que la región de Sonora sufriera varias in- edad.
cursiones marinas durante los siguientes 540 Ma, Otra sucesión de rocas, un poco más jóvenes,
desde finales del Proterozoico (Neoproterozoico) que fueron formadas durante la transición del
hasta el Período Pérmico en la Era Paleozoica, esto Neoproterozoico al Cámbrico, es la que aflora en
es, entre aproximadamente 800 y 260 Ma. la región entre Hermosillo y Caborca y que alcan-
Las primeras invasiones marinas se dieron del za un espesor de al menos 3 300 m (figuras 2A y
Neoproterozoico al período Cámbrico (entre 800 3). Estas rocas sedimentarias fueron formadas en
Ma y 500 Ma). Durante ese tiempo los mares cu- ambientes marinos de aguas someras, cálidas y ecua-
brieron periódicamente gran parte del occidente toriales y se dividen en varias formaciones (figura
de Norteamérica y en el territorio de Sonora se ex- 3; Stewart et al., 1984). Fue en esos ambientes ma-
tendieron desde la región de Caborca hasta Sahua- rinos de Sonora y de otras regiones de la Tierra
ripa, pasando por los alrededores de Hermosillo, donde empezaron a desarrollarse algunas formas
tal como lo prueba la presencia de rocas sedimen- de vida primitivas que después dieron origen a or-
tarias que se formaron en los fondos de esos mares ganismos más avanzados.
(figura 2A). Los fondos marinos, sin embargo, no Las primeras trazas de vida que aparecieron so-
alcanzaron grandes profundidades y la región per- bre la Tierra pertenecen a cianobacterias, también
maneció bajo aguas someras donde predominaban llamadas algas «azul-verde». Éstas son formas de ca-
ambientes costeros, de intermareas y playa. Perió- rácter unicelular, acuáticas y fotosintéticas que se han
dicamente las invasiones marinas alternaban con encontrado fosilizadas en rocas de hasta ~3 500
regresiones marinas (es decir, períodos en que el Ma. Aunque las cianobacterias existen todavía for-
mar se alejaba del continente) y durante esos tiem- mando uno de los grupos importantes de las bacte-
pos se desarrollaban ríos y localmente áreas con rias, en el Arqueano fueron responsables de for-
ambientes desérticos donde se depositaban sedi- mar la primera atmósfera oxigenada de la Tierra.
mentos que ahora se preservan como rocas sedi- Sus abundantes acumulaciones en los fondos ma-
mentarias. rinos del Proterozoico constituían estructuras bio-
El registro estratigráfico y fósil de estas prime- génicas en forma de carpetas y montículos, muchas
ras incursiones marinas está bien documentado en de las cuales se preservaron, por lo que ahora las
la región central de Sonora por las rocas sedimen- encontramos fósiles y se conocen con el nombre
tarias (conglomerados, areniscas, limolitas, calizas de estromatolitos. Los estromatolitos son los ma-
y dolomitas que alcanzan ~3 000 m de espesor) de crofósiles más antiguos que conocemos y son co-
los grupos Las Víboras y El Águila, que fueron for- munes en las rocas sedimentarias que se formaron
madas principalmente en ambientes marinos some- a partir de hace 1 000 Ma.
ros, entre aproximadamente 800 y 700 Ma (Stewart Algunas formaciones de las rocas Neoprotero-
et al., 2002). Un poco después siguió el depósito de zoicas de Sonora tienen capas o niveles donde los
los sedimentos que forman el Grupo Las Bolas en estromatolitos son abundantes. Los más antiguos
la región de Sahuaripa y que afloran en la Sierra ocurren en capas dolomíticas del grupo Las Bolas
Chiltepín (localizada a diez kilómetros al ponien- (formaciones Año Nuevo y Monteso) y en las for-
te de Sahuaripa). El Grupo Las Bolas alcanza 2 600 maciones Gamuza y Papalote de la región de Ca-
22 DIVERSIDAD BIOLÓGICA DE SONORA

borca (figura 3). Los estromatolitos de la forma- que ocurren en dolomitas arenosas de esa forma-
ción Gamuza pertenecen a los géneros Conophyton, ción y que pertenecen a los géneros Cloudina (fi-
Jacutophyton y Platella (figura 4A) (Weber y Ceva- gura 4B) (Sour-Tovar et al., 2007), Sinotubulites
llos-Ferriz, 1980; Cevallos-Ferriz y Weber, 1980; ciengensis, Turcutheca? y probablemente el fósil traza
Cevallos-Ferriz et al., 1981; Weber et al., 1979). ?Rusophycus (Stewart et al., 1984; McMenamin y
También, en la misma secuencia de rocas Neopro- D’Ambrosio, 1997). A esta fauna se le da también
terozoicas de la región de Caborca y en capas de el nombre de «pretrilobítica», ya que anuncia el
caliza de la formación El Arpa (figura 3) se descu- pronto advenimiento de una «explosión biótica»
brió una microbiota de filamentos tipo algales, en- de organismos superiores que ocurrió durante el pe-
tre las que se distingue el género Eomycetopsis(?) ríodo Cámbrico. A diferencia de las trazas y moldes
(McMenamin et al., 1983). En las rocas de la for- dejados por la fauna Ediacara, los organismos con
mación Clemente (figura 3) se han encontrado tra- los que se inició (hace aproximadamente 542 Ma)
zas de fósiles que pudieran pertenecer a los organis- y continuó después el período Cámbrico dejaron
mos eucariontes más antiguos, los cuales son cono- fósiles de las partes duras de sus cuerpos. Su inicio
cidos como la biota Ediacara (McMenamin, 1996). es considerado por los paleontólogos con la apari-
El surgimiento de la biota Ediacara en la Tierra, ción por primera vez del fósil Treptichnus pedum
que ocurrió entre los 575 y 542 Ma (Narbonne, (figura 4C). Este fósil ocurre en la parte inferior de
2005), es un parteaguas en la evolución de la vida, la formación Puerto Blanco en el cerro La Ciénega
ya que, en contraste con las formas microscópicas al sur de Pitiquito (figura 3), mientras que en los
que dominaron la vida anterior, ésta contiene los estratos que siguen hacia arriba empiezan a domi-
primeros organismos macroscópicos y de organi- nar macrofósiles de los primeros trilobites, braquió-
zación compleja que existieron. Los organismos podos y arqueociatidos (tipo de esponjas) (figura 3)
Ediacara fueron marinos, diversos, abundantes y que fueron organismos abundantes, diversos y cos-
cosmopolitas, tal como lo prueba su presencia en mopolitas durante principios de la Era Paleozoica.
varias localidades de los cinco continentes (Nar-
bonne, 2005). La biota Ediacara la forman princi-
palmente impresiones dejadas por organismos de ERA PALEOZOICA
cuerpos blandos (entre los que se tienen esponjas y
cnidarios), sus huellas y perforaciones (algunas fue- En Sonora, el límite entre las eras Neoproterozoi-
ron de gusanos) y, en menor proporción, restos de ca y Paleozoica de la historia de la Tierra, el cual
sus partes duras. Los fósiles tipo Ediacara reporta- además coincide con el inicio del período Cám-
dos de la formación Clemente (figura 3) (McMe- brico, se ubica muy probablemente en la parte in-
namin, 1996; McMenamin y D´Ambrosio, 1997; ferior del paquete de rocas sedimentarias que co-
McMenamin, 2001) pertenecen a Evandavia au- rresponde a la formación Puerto Blanco (figura 3)
reola (McMenamin, 2001) (figura 4E) y Sekwia (Sour-Tovar et al., 2007). Los primeros macrofósi-
(figura 4D) y las trazas o huellas clasificadas como les cámbricos aparecen en la parte media de esa for-
Lockeia, Palaeophycus tubularis y Vermiforme anti- mación, a ~420 m por encima de la fauna pre-
qua. McMenamin (1996) consideró esta fauna trilobitica de la formación La Ciénega (figura 3).
como la más antigua de Ediacara y le asignó una Hacia la parte superior de la columna sedimenta-
edad aproximada de 600 Ma. ria cámbrica de la región de Caborca la fauna fósil
Otra fauna del tipo Ediacara ocurre en rocas se- se vuelve más abundante y diversa dentro de las for-
dimentarias de la formación La Ciénega (figura 3) maciones Proveedora, Buelna, Cerro Prieto, Arro-
de la región de Caborca (McMenamin et al., 1983; jos y El Tren (figura 3) y consiste de braquiópo-
Stewart et al., 1984). La forman conchas de for- dos, trilobites, bivalvos, arqueociátidos y gasteró-
mas tubulares y cónicas de tamaños milimétricos podos. De ella, en 1952 Christina Lochman Balk
EVOLUCION GEOLÓGICA Y DISPOSICIÓN DEL PAISAJE ACTUAL 23

identificó diversas especies nuevas de trilobitas a ambientes marinos de aguas profundas (Poole et
las cuales les asignó nombres científicos que hacen al., 2000 y 2005). A finales del Período Ordovíci-
referencia a características regionales y nacionales co (~450 Ma) los mares se retiraron durante casi
obvias. Ejemplos de éstas son: Caborcella arrojo- 30 Ma y regresaron de nuevo a finales del período
sensis, Bonnia sonora, Albertella proveedora, Alokis- Silúrico, tiempo durante el cual se depositaron las
tokare mexicana, Arellanella caborcana, Arellanella rocas de la formación Dolomita San Antonio
sonora, Mexicaspis difuntosensis, Mexicella mexica- (Poole et al., 2000). En esos mares existieron arre-
na, Olenellus puertoblancoensis, Onchocephalus mexi- cifes con abundantes corales cuyos fósiles se han
canus y Sombrerella mexicana, entre otras (figuras preservado en las rocas de esa unidad. No obstan-
5A-H). Aparte de éstas, las rocas cámbricas de So- te, las rocas sedimentarias que representan a este
nora también están distribuidas en la parte cen- período solamente se conocen en la localidad de
tral, oriental y norte del estado (figura 2B), donde Sierra López (Rancho Placeritos, ubicado a 40 km
se distinguen otras formaciones (figura 6A) cuya al noroeste de Hermosillo) y su escasa presencia se
fauna fósil es igualmente abundante. debe a que después de su depositación los mares se
Durante el resto de la Era Paleozoica los mares retiraron de nuevo y la región quedó expuesta a la
someros y tropicales continuaron cubriendo inter- erosión durante otro largo período de ~30 millo-
mitentemente a la parte norte y central de Sonora, nes de años (figura 3).
pero hacia la parte sur del estado éstos se volvían de De finales del período Silúrico y hasta finales
aguas profundas. Sin embargo, las rocas que en ellos del Devónico Medio la región de Sonora perma-
se formaron afloran en pocos lugares, aunque local- neció emergida y no se tiene registro de los even-
mente alcanzan grandes espesores (figuras 2B y 3). tos que entonces ocurrieron. Sin embargo, duran-
Al Período Ordovícico lo representan rocas sedi- te el Devónico Tardío los mares volvieron a inva-
mentarias que en la parte central del estado alcan- dir todo el estado y la sedimentación se reanudó
zan hasta 3 500 m de espesor y cuyos fósiles indi- en la cuenca marina. En la parte norte y central de
can que se formaron entre ~480 y ~450 Ma (figu- Sonora se conocen varias localidades donde las ro-
ra 3). En los fondos de los mares someros de ese cas de esta edad están compuestas principalmente
tiempo se depositaron sedimentos ricos en carbo- por rocas carbonatadas (calizas y dolomitas), are-
nato de calcio que formaron roca caliza y los fósi- niscas y lutitas que alcanzan hasta 400 m de espe-
les más comunes en ellas son braquiópodos, trilo- sor. En la región de Cananea-Agua Prieta aflora la
bites, conodontos, gasterópodos, cefalópodos, brio- Caliza Martin (figura 6A) que contiene una abun-
zoarios y crinoides (Peiffer-Rangin et al., 1980; dante fauna fósil arrecifal de corales coloniales, es-
Almazán-Vázquez et al., 2006). Las formaciones tromatopóridos, braquiópodos y briozoarios (Gon-
Las Norias y Pozo Nuevo en los alrededores de zález-León, 1986). En la región de Caborca se tie-
Hermosillo (Vega-Granillo y Araux-Sánchez, 1987; ne a la formación Murciélagos (Brunner, 1975) y
Page et al., 2003; Almazán-Vázquez et al., 2006) en el centro de Sonora a las formaciones San Mi-
son unidades distintivas que representan a las ro- guel (Poole et al., 2000) y La Sata (Almazán-Váz-
cas del Ordovícico Temprano (figura 3). Hacia la quez, 1989). Simultáneamente, en la parte sur de
parte sur del estado los mares ordovícicos fueron Sonora ocurría sedimentación en un ambiente de
profundos y los sedimentos que en ellos se deposi- mar profundo donde se acumulaban sedimentos co-
taron están representados por rocas de las forma- mo pedernal, lutita, limolita, arenisca, caliza y ba-
ciones El Quemado, El Mezquite, El Pedernal, El rita que ahora están representados por la forma-
Yaqui (figura 6B) y la Caliza Torote que consisten ción Los Pozos (Poole et al., 2005) que tiene fósi-
de lutitas negras, pedernal, calizas y areniscas. Es- les de graptolites, radiolarios, braquiópodos y co-
tas unidades tienen una fauna fósil de braquiópo- nodontos.
dos, graptolites, conodontos y radiolarios, típica de Los mares se retiraron a finales del período De-
24 DIVERSIDAD BIOLÓGICA DE SONORA

vónico para retornar y permanecer durante todo el na, Concha y Epitaph en la parte noreste de Sono-
Misisípico Temprano, tiempo durante el cual se de- ra (figura 6A). En esos mares florecieron los arreci-
positó una columna de rocas sedimentarias de casi fes formados por crinoides y corales y vivían abun-
800 m de espesor dominada por calizas (figura 3). dantes braquiópodos, briozoarios, gasterópodos, fo-
Estos mares tropicales y someros de la parte cen- raminíferos y algas. En la región de Caborca (sie-
tral y norte del estado estaban poblados por abun- rra del Álamo) se tiene a la formación Monos, del
dantes organismos como corales y crinoides que for- Pérmico Medio, cuyas rocas calizas tienen abun-
maban arrecifes, y por braquiópodos, esponjas, dantes fósiles, entre los que destaca la presencia de
briozoarios y foraminíferos, entre los que predomi- braquiópodos (figuras 5I-L), corales y fusulínidos.
naban los fusulínidos. La formación Escabrosa es En la parte sur de Sonora la sedimentación contem-
unidad típica que representa la sedimentación ma- poránea ocurría en una cuenca marina de aguas
rina formada durante el período Misisípico en el nor- profundas donde se depositaron lutitas, limolitas,
te de Sonora (figura 6A) y la formación Placeritos areniscas, conglomerados, pedernal, barita y caliza
la representa en el centro del estado (figura 3). con una fauna fósil de radiolarios, conodontos y
Hacia la parte sur del estado continuó predomi- fusulínidos. Estos sedimentos forman actualmen-
nando la sedimentación marina profunda y las ro- te una pila de rocas de más de 2 000 m de espesor
cas Misisípicas están representadas por la parte su- que se conoce como formaciones Rancho Nuevo
perior de la formación Los Pozos y por la Caliza y Mina México, las cuales se depositaron durante
Cerro Tasajo. La litología de lutita, pedernal, li- la deformación tectónica que empezó en el Misisí-
molita, arenisca, caliza y barita y los fósiles de ra- pico Medio y terminó hasta el Pérmico Tardío
diolarios y conodontos de estas últimas unidades (Poole et al., 2005).
indican que fueron depositadas por grandes aba-
nicos submarinos dentro de un mar profundo
(Poole et al., 2005). ERA MESOZOICA
Durante el Misisípico medio empezó una coli-
sión o choque tectónico entre la parte sur del con- Posterior al choque entre los continentes Laurencia
tinente Laurencia y la parte norte de Gondwana y Gondwana, éstos continuaron unidos formando
que condujo a la formación del nuevo superconti- el supercontinente Pangea que empezó de nuevo a
nente llamado Pangea (figura 1E). Esta colisión disgregarse durante el período Jurásico (figura 1F).
produjo que las rocas paleozoicas previamente for- Al principio de la Era Mesozoica la región conti-
madas en la parte sur de Sonora se levantaran, de- nuó recibiendo incursiones marinas durante todo
formaran, en parte se erosionaran y que los mares el período Triásico y hasta principios del Jurásico.
se retiraran de la región durante ese tiempo. Sin Sin embargo, desde el comienzo del Mesozoico
embargo, la presencia marina se reanudó a finales (hace 251 millones de años) la geografía de Sono-
del período Misisípico y principios del Pensilváni- ra empezó a cambiar y, de ser la tierra de relativa
co y continuó intermitentemente hasta principios estabilidad tectónica y con notable presencia ma-
del período Pérmico (hasta ~280 Ma). En la parte rina de la Era Paleozoica, pasó a ser el lugar donde
central y norte de Sonora estos fueron de nuevo la actividad tectónica y magmática empezó a pre-
mares tropicales someros, de aguas claras y tem- dominar como fenómeno geológico. Este cambio
pladas que depositaron sedimentos carbonatados determinó también un cambio en la geografía, cli-
(caliza) y en menor proporción lodosos (lutita) y mas y el tipo de organismos que poblaron la re-
arenosos (arenisca), los cuales actualmente forman gión.
un paquete de rocas sedimentarias de aproximada- El mar triásico cubrió a Sonora de 250 a ~180
mente 1 500 m de espesor dentro del cual se dis- millones de años y en sus fondos depositó una pila
tinguen a las formaciones Horquilla, Earp, Coli- de sedimentos que ahora están representados por
EVOLUCION GEOLÓGICA Y DISPOSICIÓN DEL PAISAJE ACTUAL 25

las rocas del Grupo El Antimonio (González-León dos grandes masas continentales de Laurencia y
et al., 2005) que alcanza un espesor de >3 000 m. Gondwana (figura 1E). Su separación dio inicio a
Este mar alternó entre niveles de aguas someras y la formación del Golfo de México y del océano
profundas donde vivieron abundantes organismos Atlántico del norte y como parte de este proceso las
como amonitas, bivalvos (figuras 7A-K), braquió- aguas tropicales del mar Tethys (figura 1F) llegaron
podos, corales, esponjas, gasterópodos, crinoides hasta Sonora durante el Jurásico Tardío (~160 Ma)
y hasta grandes reptiles marinos como los ictiosau- (Villaseñor et al., 2005). Esta nueva invasión ma-
rios (Callaway y Massare, 1989). rina trajo además una rica diversidad de organis-
Durante ese mismo tiempo, en la parte central mos (figura 7), que dominó la biota marina hasta
del estado se desarrollaban grandes deltas, ríos, la- el Cretácico Temprano. Dicha incursión marina ocu-
gos y pantanos en lugares costeros del mar triásico, rrió a lo largo de cuencas o depresiones producidas
los cuales depositaron gruesos espesores (>3 000 m) por fallamiento que estuvo probablemente relacio-
de sedimentos del Grupo Barranca. El Grupo Ba- nado a la apertura del Golfo de México (Dickin-
rranca (Alencáster, 1961a y 1961b) está compues- son et al., 1986) y en ellas se acumularon sedimen-
to por las formaciones Arrayanes, Santa Clara y Co- tos tanto de origen continental como marinos. En
yotes que consisten de areniscas, carbón, lutitas y la región de Cananea-Agua Prieta las primeras acu-
conglomerados. En esos lugares tropicales floreció mulaciones las produjeron ríos y abanicos aluvia-
una abundante vegetación cuyos restos atrapados les que depositaron conglomerados, areniscas y
en los sedimentos pantanosos de la formación Santa rocas volcánicas del Conglomerado Glance, mien-
Clara constituyeron los importantes depósitos de tras que en la región central de Sonora ocurrió acu-
carbón y grafito de Sonora. Sus restos mejor pre- mulación de sedimentos marinos de la Formación
servados los encontramos como hojas, tallos y fru- Cucurpe (figuras 2, 3 y 6C). Estos últimos corres-
tos que atestiguan la diversidad florística que po- ponden a lutitas y areniscas en las cuales se en-
bló a los bosques del período Triásico en Sonora cuentran abundantes fósiles de amonitas, bivalvos
(figura 8). y belemnitas, indicios de la abundante fauna de
Durante el Jurásico Medio (entre 180 y 160 Ma) esos mares (Villaseñor et al., 2005). Hace aproxi-
la región se vio sujeta a una fuerte actividad tectó- madamente 145 Ma los mares se retiraron de So-
nica que produjo volcanismo y levantamiento, lo nora debido probablemente a un evento de defor-
que hizo que los mares se retiraran de ella. Fue un mación tectónica que afectó a la región, pero una
tiempo donde predominaron los ambientes conti- nueva y última incursión marina que inició hacia
nentales en los que se acumularon enormes pilas ~130 Ma se prolongó, aunque intermitentemen-
de rocas ígneas producto de la erupción de varios te, por treinta millones de años más, dando origen
centros volcánicos, así como sedimentos formados a los depósitos sedimentarios del Grupo Bisbee a
por procesos fluviales. Localmente también existie- inicios del período Cretácico (figura 3). En ese tiem-
ron desiertos donde se acumularon arenas en du- po se depositaron lutitas, areniscas y calizas de la
nas eólicas. Las rocas producto de estos eventos aflo- formación Mural (figuras 3 y 6D) dentro de un
ran ampliamente en las serranías de la parte norte mar somero que cubría el norte de Sonora y que
de Sonora, desde Sonoita hasta Nacozari, y local- hacia el oriente del estado se volvía más profundo
mente se les conoce con varios nombres, como la y depositaba allí las rocas del grupo Lampazos. El
formación Elenita (figuras 2 y 3) en las sierras alre- mar somero formaba una amplia plataforma don-
dedor de Cananea. Su edad Jurásica Media se ha de- de se desarrollaban arrecifes de corales y rudistas
terminado por numerosos fechamientos isotópicos (género de bivalvos) con una fauna asociada de gas-
de estas rocas (por ejemplo, Anderson et al., 2005). terópodos, crinoideos, equinodermos, briozoarios
El tiempo Jurásico Medio-Tardío fue cuando el y foraminíferos (González-León et al., 2008).
supercontinente Pangea empezó a separarse en las Esta última invasión marina en territorio de So-
26 DIVERSIDAD BIOLÓGICA DE SONORA

nora se terminó hace ~100 Ma, casi al tiempo que ción Mesa y Formación Tarahumara (Valentine,
empezaba el Cretácico Tardío y se debió al inicio 1936; Wilson y Rocha, 1949), están ampliamente
de una nueva fase de actividad tectónica que mo- distribuidas en casi todas las sierras de Sonora, don-
dificó drásticamente el paisaje preexistente (Ran- de tienen espesores de >2 000 m. Localmente és-
gin, 1986). Este evento tectónico levantó y defor- tas incluyen niveles con plantas fósiles que indican
mó (por plegamiento y fallamiento) a las rocas pre- que dentro de la cadena volcánica coexistían lagos
existentes y las erigió en cordilleras y montañas. (Chacón-Baca et al., 2002; Hernández-Castillo y
La elevación del relieve fue también el resultado Cevallos-Ferriz, 1999). Todos estos elementos in-
de una profusa actividad volcánica contemporá- dican que durante el Cretácico Tardío la región es-
nea que abarcó todo el estado de Sonora (figura tuvo afectada por un clima tropical, caliente y llu-
2D). Así, durante el Cretácico Tardío y en los tiem- vioso, donde florecía una abundante vegetación que
pos cuando el globo terrestre estaba afectado por soportaba la existencia de una rica fauna acuática y
climas calientes y húmedos producto de un efecto terrestre.
invernadero que lo envolvía, Sonora pasó a ser tie-
rra montañosa con abundantes volcanes, enormes
ríos y extensos lagos. Uno de estos sistemas lacus- ERA CENOZOICA
tres fue el que se desarrolló en la región de Naco-
Fronteras, en la parte noreste de Sonora, dentro de La actividad volcánica que empezó en Sonora hace
la cuenca de Cabullona. aproximadamente 100 Ma disminuyó hace ~50 Ma,
Entre los ~80 y 70 Ma la cuenca de Cabullona ya a finales de la época Paleocénica, en la Era Ceno-
fue una región de vegetación profusa y grandes la- zoica. Sin embargo, las enormes cámaras magmá-
gos donde desembocaban ríos y deltas cargados de ticas que alimentaron al volcanismo durante 50 Ma
abundantes sedimentos. Las rocas producto de es- continuaron enfriándose a varios kilómetros de-
tos procesos sedimentarios afloran allí actualmen- bajo de la superficie terrestre y las últimas termi-
te formando un paquete de >2 500 m de espesor naron de hacerlo hace ~40 Ma (Valencia-Moreno
de lutitas, areniscas y conglomerados y al cual lla- et al., 2006a). El magma de esas cámaras formó
mamos grupo Cabullona (figuras 6E y F) (Taliafe- rocas graníticas, pero antes, y asociado a tal activi-
rro, 1933; González-León y Lawton, 1995). En dad magmática, se formaron los principales yaci-
esos ambientes lacustres y fluviales vivieron dino- mientos minerales de Sonora. Los fluidos hidro-
saurios, cocodrilos, tortugas y peces cuyos restos termales provenientes de las cámaras magmáticas
fósiles se encuentran actualmente en las formacio- eran ricos en elementos minerales y, mientras mi-
nes del grupo Cabullona (figuras 3 y 9) (Lucas et graban, encontraron como los sitios más apropia-
al., 1995). Los restos de dinosaurios consisten de dos para descargar sus componentes metálicos a
abundantes vértebras, dientes y huesos de hadro- las rocas de la formación Tarahumara (figura 3).
saurios, ceratópidos y terópodos e incluyen repre- Cuando eso ocurrió y llegaron a acumularse en gran
sentantes de los temibles Tiranosaurios. Tanto los cantidad, dieron origen a depósitos minerales im-
dinosaurios herbívoros como los carnívoros alcan- portantes que, tiempo después, al quedar expues-
zaban tamaños gigantescos y los de Sonora fueron tos en la superficie terrestre o cerca de ella, el hom-
de los últimos representantes de dicho grupo en la bre los minaría para su beneficio.
Tierra, ya que su extinción ocurrió hace 65 Ma, Actualmente algunas de las cámaras magmáti-
justo al límite entre los períodos Cretácico y Ce- cas que han quedado expuestas por levantamien-
nozoico. tos tectónicos y por la erosión forman grandes sie-
El volcanismo del Cretácico Tardío se continuó rras de rocas graníticas, como es el caso de las sie-
hasta principios de la Era Cenozoica y las rocas rras de Baviácora-Aconchi, donde geológicamente
formadas por este evento, que llamamos Forma- se les conocen como Batolitos de Aconchi y El Ja-
EVOLUCION GEOLÓGICA Y DISPOSICIÓN DEL PAISAJE ACTUAL 27

ralito (Roldán Quintana, 1991) (figura 6H). La y Valles Paralelos, 3) la formación del Golfo de
mayor parte de los yacimientos con mineralización California, 4) el volcanismo de la región del Pi-
asociada de Cobre, Plata, Plomo, Zinc, Molibde- nacate y de otros valles del estado, 5) la formación
no, Tungsteno y Oro de Sonora (por ejemplo las del Gran Desierto, 6) la presencia de la megafau-
grandes minas de Cananea y La Caridad) tienen na, 7) los primeros humanos en la región y, 8) la
edades entre 60 y 50 Ma y fueron también forma- sismicidad activa.
dos durante este gran evento magmático (Valen-
cia-Moreno et al., 2006b). La Sierra Madre Occidental y la Provincia
La época Eocénica que sigue a la Paleocénica de Sierras y Valles Paralelos
no tiene un registro geológico significativo en So-
nora. Al parecer fue un tiempo durante el cual pre- Los elementos principales del relieve actual de So-
valeció la actividad tectónica que mantuvo a la re- nora fueron determinados a partir del Oligoceno,
gión levantada y sus rocas sujetas a la erosión y qui- hace aproximadamente 33 Ma, cuando, adyacente
zá es durante este tiempo que fueron expuestas las a la costa del Pacífico mexicano, empezó una épo-
cámaras magmáticas mencionadas. Sin embargo, ca de intenso volcanismo continental que formó
al iniciar la Época Oligocénica comenzó otro pe- una de las provincias volcánicas más grandes de la
ríodo de actividad volcánica de la mayor impor- Tierra. Este evento se prolongó hasta aproximada-
tancia que se extendió por toda la costa del Pacífi- mente los 27 Ma y, pese a que fue de corta dura-
co mexicano. Este evento, y los que posteriormen- ción, produjo tal acumulación de rocas volcánicas
te siguieron hasta el presente, son los que modela- que llegaron a formar la elevada meseta de la ac-
ron el panorama actual de Sonora y, aunque toda- tual Sierra Madre Occidental (Ferrari et al., 2005).
vía pertenecen al Cenozoico, se discuten por sepa- Aunque en Sonora dicho evento volcánico cubrió
rado en el siguiente apartado. gran parte del estado, fue en su región oriental
donde se centró con mayor intensidad y donde sus
lavas y productos volcánicos alcanzaron espesores
EVENTOS GEOLÓGICOS RECIENTES de hasta 1 000 m (Cochemé y Demant, 1991). El
Y EL PANORAMA ACTUAL volcanismo de esa época fue de carácter explosivo,
tal como lo prueban las calderas de hasta 20 km de
La morfología actual de Sonora (figura 10) está de- diámetro que actualmente se distinguen en la Sie-
finida por varias provincias fisiográficas que, se- rra Madre Occidental (por ejemplo las de Tepoca
gún Raisz (1964), incluye las siguientes del orien- y Yécora en Sonora y la de Tomóchic en Chihua-
te al poniente: la provincia de la Sierra Madre Oc- hua), que fueron algunos de los centros de las erup-
cidental, la de Sierras Alargadas, la de Sierras Ente- ciones volcánicas. Las rocas que forman esta mese-
rradas, la del Desierto y la de los Deltas. Antes, ta volcánica han permanecido elevadas y en posi-
Robert E. King, geólogo explorador y pionero de ción casi horizontal desde su formación (figuras
la geología de Sonora, en 1939 también había ad- 6G y 14B) debido al limitado efecto que les ha
vertido que la fisiografía del estado está formada causado el fallamiento más reciente, aunque no han
por las provincias de la Sierra Madre Occidental podido escapar al poder erosivo del agua que le ha
con sus subprovincias de Mesetas y de Barrancas, cavado cañones profundos. Las altitudes en la Sie-
la de Sierras y Valles Paralelos y la del Desierto. rra Madre Occidental rondan los dos mil metros
Los eventos geológicos y bióticos que contribuye- sobre el nivel del mar (msnm), pero algunas sierras
ron al modelado de este paisaje y que se describen del noreste del estado, como las de San Luis, Ha-
de forma breve, de más antiguo a más joven, son chita Hueca y El Palomo alcanzan entre 2500 y
los siguientes: 1) la formación de la Sierra Madre 2700 msnm (figura 10).
Occidental, 2) el evento de fallamiento de Sierras Casi al finalizar el evento volcánico que formó
28 DIVERSIDAD BIOLÓGICA DE SONORA

a la Sierra Madre Occidental, la región de Sonora (las dorsales son regiones de los fondos marinos
estuvo sujeta a un evento de fallamiento extensio- donde ocurre separación entre placas tectónicas y
nal que produjo bloques levantados y hundidos crecimiento de nueva corteza terrestre debido a la
alargados en dirección norte-sur. Dicho evento, que continua actividad volcánica que las caracteriza;
es conocido como de Sierras y Valles Paralelos, em- estas se presentan desplazadas por fallas transfor-
pezó a los ~27 Ma y terminó a los ~10 Ma (Stewart mantes). Sin embargo, no fue sino hasta los 6 Ma
y Roldán-Quintana, 1994). Los bloques levanta- cuando la dorsal se extendió hacia el norte dando
dos formaron las actuales sierras de Sonora, mien- lugar a la apertura continental entre la Isla del Ti-
tras que los bloques hundidos formaron los valles burón y el Delta del Río Colorado (Oskin y Stock,
principales (figura 10) a lo largo de los cuales em- 2003). En este proceso de apertura y separación, Baja
pezaron a desarrollarse los ríos más importantes. California se convirtió en una península, mientras
Las rocas expuestas en los bloques levantados fue- que la depresión fue invadida por aguas del océa-
ron erosionadas y sus productos, gravas y arenas, no Pacífico para formar el Golfo de California. La
fueron transportados hacia los valles por corrien- separación de la Península, que a la fecha se ha
tes de aguas donde fueron depositadas en abanicos distanciado (~300 km) de Sonora, aún continúa a
aluviales, ríos y ocasionalmente en lagos. Este pro- razón de ~5 cm por año y la dorsal activa localiza-
ceso acumuló importantes paquetes de sedimen- da en el fondo del Golfo ha avanzado hasta cerca
tos que, al consolidarse, formaron conglomerados, de la región del delta del Río Colorado, donde for-
areniscas y limolitas de hasta 2 km de espesor y a ma la Cuenca Wagner (figura 10). Allí, la dorsal
los que se les conoce con el nombre de Formación termina y es reemplazada por fallas transforman-
Báucarit (King, 1939; McDowell et al., 1997) (fi- tes que se extienden en dirección noroeste hasta la
gura 6I). bahía de San Francisco, en California, formando
la gran zona de fallamiento activo conocida como
Golfo de California falla de San Andrés; la falla Cerro Prieto en Sonora
es una falla que pertenece a ese sistema (figura 10).
Casi de forma contemporánea con el evento de Con la apertura del Golfo de California los ríos
Sierras y Valles Paralelos, entre los 23 y los 6 Ma, y que corrían por los valles de Sonora y que se ini-
a lo largo de lo que actualmente es la costa de So- ciaron durante el evento de Sierras y Valles Parale-
nora y la costa oriental de Baja California, conti- los empezaron a fluir hacia esa depresión marina
nuó ocurriendo volcanismo (Mora-Álvarez y Mc- depositando sus sedimentos en deltas de la región
Dowell, 2000). Dicha actividad magmática anun- costera. Al consolidarse, dichos sedimentos se con-
ciaba la próxima formación del Golfo de Califor- virtieron en los reservorios de los importantes acuí-
nia. Este volcanismo se distribuyó en ambas regio- feros de la región. Del mismo modo, los sedimen-
nes cuando formaban una sola entidad, ya que en tos que dichos ríos (como el Asunción –o Magda-
ese tiempo la Península estaba unida al continente lena–, Sonora, Yaqui, Mayo y otros de menor mag-
y el Golfo de California todavía no se individuali- nitud) han continuado transportado desde enton-
zaba. En Sonora, las rocas volcánicas de este even- ces provienen de la erosión de las topografías altas
to se localizan principalmente en la región costera del estado, proceso que lentamente ha rebajado y
ubicada entre Guaymas y Puerto Peñasco y en la modelado al actual paisaje sonorense.
Isla del Tiburón, donde forman algunas serranías. El delta más grande de Sonora es el formado
La formación del Golfo de California empezó por el río Colorado en la parte norte del Golfo.
hacia los 12 Ma cuando una cuenca empezó a abrir- Éste empezó a formarse entre hace ~5 y 4 Ma
se en su parte sur debido a la fragmentación de la (Winker y Kidwell, 1986) y es todavía sitio de acu-
corteza continental, lo que causó su adelgazamiento mulación de sedimentos. El espesor del paquete
y la formación allí de una dorsal oceánica (figura 10) sedimentario que allí se ha depositado es de casi
EVOLUCION GEOLÓGICA Y DISPOSICIÓN DEL PAISAJE ACTUAL 29

5.5 km y consiste de lutitas, limolitas, areniscas y nismo en el campo El Pinacate está actualmente
conglomerados (Pacheco et al., 2006). activo y su origen se relaciona a los procesos tectó-
El Golfo de California continúa siendo una re- nicos activos que están conduciendo a la separa-
gión tectónicamente activa y el fallamiento reciente ción de la Península de Baja California del conti-
ha levantado, en algunas regiones, terrazas mari- nente americano.
nas de aproximadamente cien mil años de edad En el valle de Moctezuma, entre el poblado del
(Ortlieb, 1991). En la costa de Sonora, sin embar- mismo nombre y el de Tepache (figura 10), se pre-
go, se observan terrazas marinas emergidas que ex- sentan derrames basálticos en posición horizontal,
ponen restos de organismos marinos bien preser- los cuales sobreyacen a rocas de la formación Báu-
vados (figuras 11A y 11B) y cuyo levantamiento carit. Éstos fueron producto de actividad volcáni-
fue producido por cambios globales en el nivel del ca relacionada a fallamiento reciente que ocurre
mar (Ortlieb, 1991). en la margen occidental del valle (Paz-Moreno,
1985) y son contemporáneos con el volcanismo
Actividad volcánica reciente de El Pinacate. Sin embargo, y a diferencia de este
y el Gran Desierto de Sonora último, el volcanismo de Moctezuma-Tepache no
fue producto de actividad magmática explosiva,
En Sonora ha ocurrido actividad volcánica recien- sino que los derrames se originaron a través de fi-
te, principalmente en el campo volcánico El Pina- suras de la corteza terrestre por las que el magma
cate y en el campo volcánico de Moctezuma. Otros fluyó hacia la superficie. En este campo sólo se dis-
derrames volcánicos de menor importancia se ubi- tinguen cinco conos volcánicos de poca altitud que
can en los valles de Sonora, como en el de San produjeron lavas y que se localizan en los cerros
Bernardino en la parte norte del estado (figura 10). Villalobos, Mogote de Corrales, El Barril, Los Fie-
La actividad volcánica en el campo El Pinacate, rros y Cerro Blanco (Paz-Moreno et al., 2003).
localizado en la parte norte del Golfo de Califor- Fechamientos isotópicos realzadas en las rocas vol-
nia, se estima que empezó entre 3 y 4 Ma, aunque cánicas más antiguas de este campo indican que la
la edad más antigua que se ha fechado de sus lavas actividad empezó alrededor de 1.7 Ma y continua-
es de ~1.2 Ma (Gutmann, 2002 y J. Gutmann, ba todavía hasta hace ~300 000 años (Paz-Moreno
com. per., enero, 2007). El volcanismo de dicho et al., 2003; Mead et al., 2006).
campo es de carácter basaltico y los derrames de El Gran Desierto de Sonora es el campo de du-
sus lavas cubren un área de más de 1 500 km2; nas activas más grande de Norteamérica y se loca-
tiene ~400 conos volcánicos de tamaño pequeño liza al poniente del campo El Pinacate, donde cu-
pero sólo once de ellos poseen cráteres de tamaño bre un área aproximada de 5 700 km2 (Blount y
considerable. De estas estructuras, el cráter Elegante Lancaster, 1990). Gran parte de las arenas que for-
es el de mayor tamaño, ya que mide 1 600 m de man sus dunas fueron transportadas por los siste-
diámetro y 244 m de profundidad (figura 12 A). mas de vientos que afectan la región y provienen
Lo siguen en tamaño los cráteres McDougal, Ce- de los sedimentos depositados en el delta por el río
rro Colorado, Sykes y Molina (figura 12). Los de- Colorado, de las playas del Golfo y, en menor pro-
rrames volcánicos más antiguos del cráter Elegan- porción, son derivadas del campo volcánico El Pi-
te tienen una edad de ~32 600 años (Gutmann, nacate. El viento que transporta la arena es tam-
2006) y los depósitos sedimentarios de un lago que bién el agente de formación de las dunas y llega de
existió en su fondo tienen edades entre ~13 000 a las siguientes direcciones: durante el invierno pro-
~17 000 años (en Gutmann, 1976). Las rocas vol- viene del noroeste, durante la primavera llega del
cánicas más jóvenes que en él se han fechado pro- oeste y los vientos del verano llegan del suroeste.
vienen del cerro La Laja con edad de 12 400 años En la parte oriental del Gran Desierto existe un
(Gutmann et al., 2000). De esta manera, el volca- campo de dunas crescénticas con alturas de entre
30 DIVERSIDAD BIOLÓGICA DE SONORA

10 y 80 m que están formadas por granos bien Esta fauna se ha encontrado en sedimentos que
redondeados de arena de tamaño fino a grueso, indican ambientes de ríos y lagos con climas cáli-
constituidos de cuarzo y en menor proporción de dos que indicaría que prosperó durante períodos
carbonatos y plagioclasas. Por otra parte, en la par- interglaciares. Su edad se considera del Pleistoce-
te occidental del desierto se desarrollan dunas en no Medio al Tardío, y la de Moctezuma se constri-
forma de estrella con alturas de entre 80 y 150 m ñe entre los ~500,000 y ~300,000 años (Mead et
(figura 11C). al., 2006). Algunos restos más escasos de mega-
El Gran Desierto empezó a formarse durante el fauna han sido encontrados en otros lugares aisla-
Pleistoceno Medio (hace menos de 1.0 Ma) ya que dos de Sonora (figura 13).
sus dunas más antiguas sobreyacen a sedimentos En tiempos más recientes, pero todavía en co-
del Delta del Río Colorado, donde se han encon- existencia con la megafauna, llegaron a América
trado restos de mamíferos de esa edad (por ejem- los primeros humanos provenientes de Asia. Éstos
plo, osos hormigueros; Shaw y McDonald, 1987). fueron los clovis cazadores que entraron por el es-
trecho de Bering (Beringia) hace ~13,500 años. Lo
La megafauna y los primeros humanos hicieron aprovechando un puente terrestre que se
formó entre Siberia y Alaska a finales de la glacia-
Durante el último millón de años (del Pleistoceno ción Wisconsin. En ese tiempo, el nivel del mar se
Medio al Tardío) la Tierra se vio afectada por no encontraba hasta 100 m por debajo del actual, de-
menos de diez grandes glaciaciones (períodos gla- bido a que parte del agua de los océanos se acumu-
ciales) de aproximadamente cien mil años de du- laba en glaciares. Antes de los clovis, el mismo via-
ración cada una, las cuales se alternaron con épo- je migratorio ya lo habían realizado varias especies
cas de climas más cálidos, o períodos interglacia- de animales nativas de Asia a las cuales siguieron
les, de aproximadamente la misma duración. La los humanos para alimentarse de ellas. En oposi-
más reciente de esas glaciaciones, a la cual se le co- ción, especies nativas de América como los caba-
noce con el nombre de Wisconsin, empezó hace llos y camellos migraron hacia el viejo continente
~100 000 años y terminó con el retiro de los últi- por los mismos puentes terrestres. También, du-
mos glaciales (que llegaron a cubrir hasta la parte rante la glaciación Wisconsin y para hace ~40 000
central de Estados Unidos) hace aproximadamen- años los humanos modernos (Homo sapiens sapiens)
te diez mil años. Así como el clima, durante ese ya se habían individualizado. Durante el breve pe-
tiempo la fauna en Norteamérica fue diferente a la ríodo comprendido entre los 11 500 y 10 000 años
actual. En ese entonces existían grandes mamífe- que siguió a la entrada de los clovis, en Norteamé-
ros como los mamuts, mastodontes, gomfoterios rica se extinguieron 15 géneros de la megafauna.
y gliptodontes, entre otros, por lo que se le ha dado Esto ocurrió posiblemente debido a la acción de-
el nombre de megafauna. Existían también bison- predadora de esos habitantes o quizá por el cam-
tes, camellos, llamas, tigres dientes de sable, caba- bio climático caracterizado por los climas más cá-
llos, osos hormigueros, armadillos gigantes y tapi- lidos y secos en los que todavía vivimos y que ocu-
res. En Sonora se han encontrado restos de mega- rrió a la entrada de la nueva época interglacial.
fauna asociada con fauna menor en las localidades Dicha extinción incluyó a los mamuts, mastodon-
del golfo de Santa Clara (Shaw et al., 2005), Ran- tes, gomfoterios (con el género Cuveronius; figura
cho La Brisca (Cucurpe) (Van Devender et al., 13), megaterios, esmilodontes (Smilodon fatalis) y
1985) y en Térapa (Moctezuma) (Mead et al., gliptodontes, así como a los caballos, camellos, osos
2006) (figura 10), de donde se han colectado res- gigantes (de tamaños mayores al actual Grizzly),
tos de camellos, bisontes, gomfoterios, mamuts, leones americano (Panthera leo atrox), lobo gigan-
caballos, tigres diente de sable, armadillos, milo- te (Canis dirus) y algunas especies de aves gigantes.
dontes, antílopes, anfibios, peces, reptiles y aves. Los caballos no regresarían al continente sino has-
EVOLUCION GEOLÓGICA Y DISPOSICIÓN DEL PAISAJE ACTUAL 31

ta que los españoles los trajeron de nuevo durante ras 10 y 14). El 3 de mayo de 1887 ocurrió allí el
la conquista de América. epicentro de un sismo de magnitud 7.5 que causó
Los clovis parecen haber poblado amplias re- grandes daños a las poblaciones de la región y sus
giones de Norteamérica, pero en el sureste de Ari- efectos se sintieron hasta el centro del país. El sis-
zona, muy cerca de la frontera con Sonora, se han mo causó la muerte de 42 personas en el pueblo
encontrado varios sitios con abundantes huesos de de Bavispe (Goodfellow, 1887) y dañó severamen-
mamuts y de otra fauna asociados con puntas de te a poblados cercanos como Fronteras, Nácori
flechas y herramientas hechas por esos cazadores. Chico, Bacadéhuachi, Granados, Huásabas, Villa
En Sonora se han encontrado varios sitios con pun- Hidalgo, Moctezuma, Sahuaripa y hasta Janos en
tas de flecha (Montané-Martí, 1987) de formas tí- Chihuahua. Este sismo es, aparentemente, el de
picas clovis, pero el sitio conocido como El Bajío mayor magnitud que haya afectado a la Provincia
(figura 10), localizado a ~60 km al noreste de Her- de Sierras y Valles Paralelos (Suter y Contreras,
mosillo, es el mejor conocido y el que ha propor- 2002), la cual abarca desde el suroeste de Estados
cionado una cantidad importante de utensilios Unidos hasta la parte central de México. El tem-
(Montané-Martí, 1987). De acuerdo a Sánchez blor ocurrió cuando la falla Pitaycachi de tipo nor-
(2001), este lugar es posiblemente el sitio clovis de mal, rompió produciendo una larga traza que to-
mayor tamaño en Norteamérica. davía puede observarse en el terreno (figura 14).
A la entrada del Holoceno (que comprende los Dicha traza tiene una longitud de 101 km de largo
últimos 11 800 años), con el desarrollo de un cli- y un salto vertical máximo de 5.1 m (Suter y Con-
ma más parecido al actual, y ya sin mucha de la treras, 2002). De esta manera, la falla Pitaycachi es
fauna típica de esos tiempos, los clovis de la región parte del fallamiento que todavía ocurre asociado
de Sonora-Arizona empezaron a reunirse en pe- a la Provincia de Sierras y Valles Paralelos y a la
queños grupos y para la mitad del primer milenio apertura del Golfo de California.
antes de la Era Cristiana (hace 2 500 años) empe- La sismicidad ha continuado en la región del
zaron a practicar la agricultura; cultivaban maíz que valle San Bernardino y en las áreas adyacentes. El
habían adquirido de las culturas mesoamericanas, segundo temblor de importancia en dicho valle
así como fríjol y calabaza (Reid y Whittlesey, 1997). ocurrió el 26 de mayo de 1907 con magnitud 5.2,
además de que frecuentemente se presenta micro-
Sismicidad activa sismicidad. En la región de Fronteras y al oeste de
la falla Pitaycachi se ha presentado sismicidad en-
En Sonora existen dos provincias con sismicidad tre los años de 1908 y 1989 asociada con fallas de
activa. La primera se localiza en el fondo del Golfo tipo normal; el evento de mayor importancia en
de California, donde a diario se registra sismicidad esa área sucedió el 25 de mayo de 1989 con mag-
de baja intensidad asociada a la dorsal oceánica que nitud de 4.2. Igualmente, en la región de Huása-
recorre su parte central, así como a las fallas trans- bas-Granados se han presentado sismos importan-
formantes que son parte del sistema que continúa tes como el del 17 de mayo de 1913 (M=5), el del
conduciendo la apertura del Golfo (figura 10). Sin 18 de diciembre de 1923 (M=5.7) y una serie de
embargo, la sismicidad que ocurre en las fallas con- temblores con intensidades menor a 4 que se die-
tinentales, asociadas y pertenecientes al sistema San ron en 1913, 1927 y 1993 (Suter, 2001). Otros
Andrés, tal como la de Cerro Prieto (figura 10), lle- sismos históricamente documentados han ocurri-
ga a ser de mayor magnitud, aunque de menor fre- do como eventos aislados en las regiones de los
cuencia que la del fondo del Golfo. valles de Sahuaripa, Guaymas, Nacozari, Baca-
Otra región con sismicidad activa ocurre en la déhuachi y Magdalena (Suter, 2006), como el de
región noreste del estado, en el valle San Bernardi- magnitud de 4.5 ocurrido el 16 de octubre de 1999
no, asociada a la falla Pitaycachi o Batepito (figu- en esta última localidad.
32 DIVERSIDAD BIOLÓGICA DE SONORA

AGRADECIMIENTOS eds. The Mojave-Sonora Megashear Hypothesis: De-


velopment, Assessment, and Alternatives. Geological
Agradecemos a Fred Croxen, Jim Gutman, Whi- Society of America Special Paper 393: 51-95.
tey Hagadorn, Hannes Löser, Mark McMenamin, ANDERSON, T.H. y L.T. SILVER. 2005. The Mojave-So-
nora Megashear. Field and Analytical Studies Lead-
Barney Poole, Jaime Roldán Quintana, Francisco
ing to the Conception and Evolution of the Hypo-
Sour Tovar y Max Suter, quienes amablemente pro-
thesis. En: T.H. Anderson, J.A. Nourse, J.W. Mc-
porcionaron material fotográfico para las ilustra- Kee y M.B. Steiner, eds. The Mojave-Sonora Megas-
ciones en este trabajo. Igualmente apreciamos los hear Hypothesis: Development, Assessment, and Al-
permisos otorgados por el Dr. Roger Thomas a ternatives. Geological Society of America Special
nombre de la Paleontological Society, por el Dr. Paper 393: 1-50.
Thomas Jorstad del Smithsonian National Mu- BLOUNT, G., y N. LANCASTER. 1990. Development of
seum of Natural History y la Revista Mexicana de the Gran Desierto Sand Sea, Northwestern Mexi-
Ciencias Geológicas para usar algunas de las imá- co. Geology 18: 724-728.
genes de fósiles aquí publicadas. Agradecemos tam- BRUNNER, P. 1975. Estudio estratigráfico del Devóni-
bién a los doctores Luca Ferrari y Dante Morán Zen- co en el área de El Bisani, Caborca, Sonora. Revista
del Instituto Mexicano del Petróleo 7: 16-45.
teno por sus revisiones al trabajo, las cuales fueron
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de gran ayuda para mejorarlo.
sozoique mexicain. Mémoire de la Societé Paléonto-
ligique Suisse 49, parte I, 123 p.
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EVOLUCION GEOLÓGICA Y DISPOSICIÓN DEL PAISAJE ACTUAL 37

Figura 1. Mapas paleogoeográficos que muestran el movimiento y configuración de las masas continentales, así como la ubica-
ción de Sonora durante diferentes épocas de la historia de la Tierra. A) Supercontinente Columbia entre los aproximadamente
1 800 y 1 300 Ma (de acuerdo a Zhao et al., 2004). B) Supercontinente Rodinia hacia aproximadamente 1 100 Ma (de acuerdo a Meert
y Torsvik, 2003). C) Configuración continental hacia finales de la Era Neoproterozoica y principios de la Paleozoica. D) Diferen-
ciación de los supercontinentes Laurencia y Gondwana a principios de la Era Paleozoica (C y D, según Hoffman, 1991). E) El
supercontinente Pangea a principios del Período Jurásico en la Era Mesozoica y, F) su disgregación en el Jurásico Tardío que dio
origen a los nuevos supercontinentes Laurencia y Gondwana (E y F, según Scotese, 2002).
38 DIVERSIDAD BIOLÓGICA DE SONORA

Figura 2. Mapas geológicos que muestran las rocas de los diferentes Eras y Períodos que afloran en Sonora. A) Distribución de
las rocas metamórficas, ígneas y sedimentarias del Proterozoico. B) Distribución de las rocas Paleozoicas. C) Distribución de las
rocas metamórficas, volcánicas, ígneas intrusivas y sedimentarias del Mesozoico. D) Distribución de las rocas ígneas intrusivas y
volcánicas del Cretácico Superior y Cenozoico. Las figuras no muestran las rocas sedimentarias Cenozoicas de edad Mioceno al
Cuaternario que forman el relleno de los valles de Sonora (Geología tomada de González-León et al., 2006. Se muestran locali-
dades mencionadas en el texto).
EVOLUCION GEOLÓGICA Y DISPOSICIÓN DEL PAISAJE ACTUAL 39
40 DIVERSIDAD BIOLÓGICA DE SONORA

Figura 4. Fósiles marinos de las rocas Neoproterozoicas de Sonora. A) Estromatolitos del género Conophyton(?) de la Formación
Gamuza de los cerros al sur de Pitiquito, Sonora. B) Tubos del fósil Cloudina sp. Grant 1990 en capas de dolomita arenosa de la
Formación La Cienega, en los cerros La Ciénega (localizados al sur de Pitiquito). C) Fósil Treptichnus pedum Jensen y Grant 1992
que marca el inicio del Cámbrico y que ocurre en la Formación Puerto Blanco, en cerros La Ciénega (el tamaño de esta muestra
es aproximadamente de dos centímetros de largo). D) Sekwia Hofmann 1981 de la Formación Clemente en Cerros Rajón, sur de
Pitiquito, Sonora. E) Evandavia aureola McMenamin 2001 (Fotos A y B cortesía del Dr. James W. Hagadorn, Ahmrest College,
MA. Foto C cortesía del Dr. Francisco Sour Tovar, Facultad de Ciencias, Universidad Nacional Autónoma de México. Fotos D y E
cortesía del Dr. Mark McMenamin, Mount Holyoke College, Massachussets).

Figura 3. Columna estratigráfica representativa que indica la edad, formaciones distintivas y espesor máximo de las rocas que
componen la corteza continental de Sonora. Indica las rocas del Paleoproterozoico (1 700-1 800 Ma) al Reciente e incluye a las
metamórficas, ígneas intrusivas, volcánicas y sedimentarias. No se incluyen las rocas Neoproterozoicas de los grupos Las Víbo-
ras, El Águila y Las Bolas que, en conjunto, tienen un espesor de ~5.6 km. Es una columna compuesta que también muestra
algunos de los principales grupos fósiles de organismos que vivieron en cada uno de los períodos geológicos, los eventos de
mineralización y la formación del Golfo de California (FGC). En este trabajo se usa la escala del tiempo geológico de la Unión
Internacional de Ciencias Geológicas (IUGS, 2006)
EVOLUCION GEOLÓGICA Y DISPOSICIÓN DEL PAISAJE ACTUAL 41

Figura 5. Trilobites y braquiópodos de las rocas paleozoicas de Sonora. A-H, Trilobites cámbricos de los cerros Proveedora,
Caborca (tomadas de Lochman, 1952): A) Sonoraspis torresi (Stoyanow) Lochman, 1952. B) Vista dorsal de un cefalón de Wan-
neria mexicana prima Lochman 1952. C) Cranidio de Sombrerella mexicana Lochman 1952. D) Cefalón y tórax casi completos de
Inglefieldia imperfecta Lochman 1952. E) Vista dorsal de dos pigidios de Kootenia exilaxata Deiss 1939. F) Vista dorsal del crani-
dio de Alokistocarella mexicana Lochman 1952. G) Vista dorsal de cranidio de Arellanella caborcana Lochman 1952. H) Cranidio
de Mexicella mexicana Lochman 1952. I-L, braquiópodos pérmicos de la Formación Monos, parte norte de la Sierra del Álamo,
Caborca (tomados de Cooper, 1952): I) Uncinunellina? pulcra Cooper 1953. J) Composita grandis Cooper 1953. K) Hustedia meeka-
na Shumard 1909. L) Spiriferellina sonorensis Cooper 1953. Las barras de escala son de 1 cm de largo, excepto donde se indica
otra medida. Fotos cortesía del Smithsonian Institution (enero 8 de 2009).
42 DIVERSIDAD BIOLÓGICA DE SONORA

Figura 6. Afloramientos de rocas. A) Secuencia de rocas Paleozoicas del cerro Caloso de la sierra del Tule (25 km al norte de
Cananea), noreste de Sonora. Afloran las formaciones Cuarcita Bolsa y Caliza Abrigo del Cámbrico, la Caliza Martin del Devóni-
co, la Caliza Escabrosa del Misisípico y la Caliza Horquilla del Pensilvánico. B) Lutitas, limolitas y pedernal con barita de las rocas
sedimentarias de cuenca marina profunda de la formación El Yaqui, centro de Sonora (localidad de mina Barita de Sonora; foto
cortesía del Dr. F.G. Poole). C) Secuencia de lutitas y areniscas formadas en mar profundo de la Formación Cucurpe (Jurásico
Superior) en el rancho San Francisco del Rincón, región de Cucurpe. D) Formaciones Morita y Mural inclinadas hacia el norte en
la Sierra San José, Naco. E) Capas de arenisca y limolita de origen fluvial de la formación Arenisca Camas del Grupo Cabullona,
región de Naco-Cananea. F) Lutitas negras de origen lacustre de la formación Lutita Packard (Grupo Cabullona, Cretácico Tar-
dío) en la región de Naco-Cananea. G) Gruesa secuencia de rocas volcánicas del Oligoceno que forman la parte inferior de la
Sierra Madre Occidental al oriente de Huásabas (foto cortesía del Dr. Jaime Roldán Quintana, Instituto de Geología, Universidad
Nacional Autónoma de México). H) Intrusivo granítico del Paleoceno (Cenozoico temprano) que forma la sierra de Aconchi al
poniente del poblado de ese mismo nombre. I) Conglomerados y areniscas de la formación Báucarit en el arroyo El Toro Muerto,
valle del río Sonora en Arizpe.
EVOLUCION GEOLÓGICA Y DISPOSICIÓN DEL PAISAJE ACTUAL 43

Figura 7. Fósiles marinos Mesozoicos de Sonora. A-K fósiles del Triásico Tardío de las formaciones Antimonio y Río Asunción,
sierra del Álamo (localizada a 45 km al poniente de Caborca): A) Muestra de roca con amonitas de los géneros Traskites, Clionites
y Simpolycyclus. B y C) Amonitas Clionites fairbanksi Hyatt y Smith 1905 y Simpolycyclus nodifer Hyatt y Smith 1905, respectiva-
mente (A-C, tomadas de Estep et al., 1997). D-G, gasterópodos: D) Eucycloscala subbisertus Münster 1841. E y F) Omphalop-
tychia sp. G) Promathilda sp. H-K, bivalvos: H) Myophorigonia salasi Alencáster 1961, I) ?Propeamussium cf. Schafhaeutli. J) Xiaos-
chuiculana tozeri. K) Mysidioptera mexicana (D-H, tomados de Stanley et al., 1994, con permiso de The Paleontological Society;
I-J, tomados de McRoberts, 1997; K, tomado de Damborenea y González-León, 1997). L-M, amonitas jurásicas de la Formación
Sierra de Santa Rosa, Sierra del Álamo (tomadas de Taylor et al., 2001): L) Badouxia mexicana Taylor, Guex y Rakus 2001 (diá-
metro 4.9 cm). M) Epophioceras wendelli Taylor, Guex y Rakus 2001 (diámetro 11.44 cm). N) Amonita del Cretácico Inferior,
Cerro Las Conchas, Engonoceras sp. (6 cm de diámetro). O y P), microfotografía de corales coloniales Keriophyllia roniewiczae y
Preverastrea sp., respectivamente (cortesía del Dr. Hannes Löser). Las barras de escala miden un centímetro de largo, excepto
en O y P.
44 DIVERSIDAD BIOLÓGICA DE SONORA

Figura 8. Plantas fósiles de la Formación Santa Clara del Grupo Barranca (Triásico Superior), centro de Sonora. 1) Ctenophyllum
braunianum Weber 1997. 2) Asterotheca santaclarae Weber 1997. 3) Laurozamites ex. gr. fragilis (Newberry) Weber y Zamudio-
Varela, 1995. 4) Laurozamites pima Weber y Zamudio-Varela 1995. 5) Laurozamites fragilis (Newberry) Weber y Zamudio-Vare-
la, 1995. 6) Scoresbya pinnata Weber 1995. 7) Cynepteris Ash 1970. 8 y 9) Laurozamites yaqui Weber y Zamudio-Varela 1995
(ilustraciones tomadas de Weber, 1995, 1997; Weber et al., 1980 y de Weber y Zamudio-Varela, 1995. Los especímenes se mues-
tran a su tamaño natural aproximado).
EVOLUCION GEOLÓGICA Y DISPOSICIÓN DEL PAISAJE ACTUAL 45

Figura 9. Vertebrados fósiles del Cretácico Tardío del Grupo Cabullona (véase figura 3). A) Vista media de fémur izquierdo de
dinosaurio hadrosaurio de la formación Corral de Enmedio. B) Vista posterior del mismo ejemplar (tomado de Lucas y González-
León, 1996a). C) Húmero izquierdo de hadrosaurio de la formación Arenisca Camas. D y E, parte central de una vértebra de
hadrosuario de la Formación Lomas Coloradas; D) vista lateral y E) vista posterior. F) Parte central de vértebra de dinosaurio
ceratópido de la formación Lomas Coloradas (vista lateral). G-I) Dientes de carnosaurios de las formaciones Corral de Enmedio
(H) y Lomas Coloradas (G-I). J) Vértebra de pez de la formación Corral de Enmedio. K) Fragmentos de caparazón de tortuga de
la formación Corral de Enmedio. Las barras de escala miden 1 cm de largo, excepto en figura A.
46 DIVERSIDAD BIOLÓGICA DE SONORA

Figura 10. Mapa de Sonora mostrando las principales sierras y valles con sus nombres, los campos con volcanismo reciente, las
fallas Pitáycachi y Cerro Prieto, el campo de dunas de arena del Gran Desierto, las localidades más importantes con megafauna
del Pleistoceno, las fallas (inferidas con raya discontinua) que produjeron la Provincia de Sierras y Valles paralelos, la dorsal y
fallas transformantes asociadas que ocurren en el fondo del Golfo de California y los asentamientos clovis importantes.
EVOLUCION GEOLÓGICA Y DISPOSICIÓN DEL PAISAJE ACTUAL 47

Figura 11. A) Terraza marina de ~100 000 años con elevación de aproximadamente 5 m sobre el nivel marino actual en Punta
Chueca. B) Detalle de las conchas de bivalvos y gasterópodos bien preservados que componen dicha terraza. C) Imagen tomada
de Google Earth; cubre la parte noroccidental del Gran Desierto donde se observan las dunas de formas creciente orientadas
longitudinalmente en dirección noroeste-sureste; en el noreste de la foto se observa la sierra Rosario (para localización de esta
área véase figura 10).

Figura 12. Cráteres más importantes del campo volcánico El Pinacate. A) Cráter Elegante, mide 1 600 m de diámetro y 244 de
profundidad. B) Cráter Sykes, mide 1 km de diámetro y 177 m de profundidad.
48 DIVERSIDAD BIOLÓGICA DE SONORA

Figura 12 (concluye). C) Cráter Colorado y al fondo una colada de lava. D) Cráter McDougal, tiene ~1 600 m de diámetro y 130 de
profundidad; al fondo se observa el cráter Molina (fotos cortesía del Dr. Jim Gutman, Wesleyan University, Connecticut).

Figura 13. Proboscidios fósiles de Sonora. A) Mandíbula inferior de Cuvieronius sp. de la región de Oquitoa, Sonora (tomada de
Lucas y González-León, 1997). Espécimen en exhibición en el Museo de la Universidad de Sonora. Cuvieronius fue el proboscidio
más común durante el Pleistoceno en Norteamérica. B) Mandíbula inferior del proboscidio Rhynchotherium browni (Osborn,
1936) (tomada de Lucas et al., 1997) del Plioceno de San José de Pimas, descubierto en 1911 por Barnum Brown y actualmente
resguardado en el Museo de Historia Natural de Nueva York con el número de colección AMNH15550. Rhynchotherium fue un
proboscidio común en Norteamérica durante el Mioceno tardío y el Plioceno tardío, entre ~7 y 2.2 Ma. C) Mandíbula superior
(paladar) con dentadura de Mammuthus imperator Leidy 1858 (tomada de Lucas y González-León, 1996b). Los mamuts emigra-
ron de Asia a Norteamérica entre 1.8 a 1.6 Ma. Ejemplar encontrado en 1929 en la región de Arizpe y actualmente resguardado
en el Museo de Historia Natural de Nueva York.
EVOLUCION GEOLÓGICA Y DISPOSICIÓN DEL PAISAJE ACTUAL 49

Figura 14. Falla Pitáycachi, también llamada falla Batepito. A) Modelo de elevación digital de la parte noreste de Sonora que
muestra la traza (línea blanca) de la ruptura de la falla Pitáycachi que causó el temblor de 1887; 1, segmento de la falla Pitáycachi
y su continuación con 2, el segmento de la falla Teras; 3, segmento de la falla Otates. A: Agua Prieta, B: Bavispe, D: Douglas, F:
Fronteras, H: Huachineras, V: Villa Hidalgo; a: Río Bavíspe, b: Río San Bernardino fluyendo hacia el sur a lo largo del valle del
mismo nombre, c: Sierra El Tigre, d: Sierra Pilares de Teras; la línea discontinua indica el límite entre México y Estados Unidos.
(foto cortesía del Dr. Max Suter, modificada de Suter y Contreras, 2002). B) Superficie de ruptura de la falla Pitáycachi (de color
blanco indicada por la flecha) ubicada en el margen oriental del valle San Bernardino (foto tomada desde el valle, viendo hacia
el oriente). La sierra al fondo expone las rocas volcánicas de la Sierra Madre Occidental en posición horizontal y los cañones El
Capadero (izquierda) y Pitáycachi (derecha) (foto cortesía del Dr. Max Suter). C) Detalle del escarpe o salto de la falla Pitaycachi
(de aproximadamente 4 m de alto) en localidad ubicada a 1 km al sur del rancho El Álamo. Al fondo se observan calizas de la
Formación Mural del Cretácico Inferior en el cerro Caloso.
50 DIVERSIDAD BIOLÓGICA DE SONORA
51

LOCALIDADES DE VERTEBRADOS FÓSILES DEL NEÓGENO (MIOCENO,


PLIOCENO Y PLEISTOCENO): UNA EVALUACIÓN PRELIMINAR
DE LA BIODIVERSIDAD DEL PASADO
RICHARD S. WHITE,1 JIM I. MEAD,2 ARTURO BAEZ3 Y SANDRA L. SWIFT2

RESUMEN. En este capítulo se describen 64 localida- the exception of Térapa, where 16% of the avifauna
des fósiles del Neógeno del estado de Sonora, México, represents extinct species. Mammalian diversity during
incluyendo al Hemingfordiano, Hemphilliano, Blan- the Pleistocene was greater than it is today, with nu-
cano, Irvingtoniano y Rancholabreano de las edades de merous extinctions among the large mammals. Small
Mamíferos Terrestres de Norteamérica. Para cada loca- mammals are as yet poorly known from most sites,
lidad se proporcionan listas de anfibios, reptiles, aves y which represent chance finds of large mammal bones.
mamíferos. Se hace una evaluación preliminar de la bio- Sonora is uniquely positioned geographically to provi-
diversidad de vertebrados durante el Pleistoceno basa- de insight into the timing of the Great American Biot-
da en faunas de edades Irvingtoniana y Rancholabrea- ic Interchange, as well as into fluctuating biogeogra-
no. Los anfibios y reptiles eran tan diversos como en la phical boundaries during the Pleistocene.
actualidad; de las aves se conoce muy poco de los sitios
fósiles con excepción de Térapa, donde 16% de la avi-
fauna representa a especies hoy extintas. La diversidad INTRODUCCIÓN
de mamíferos durante el Pleistoceno fue mayor que en la
actualidad, con numerosas extinciones entre los ma-
En un estudio de 1948 de los fósiles mexicanos de
míferos grandes. De los mamíferos pequeños toda-
la Edad de Hielo (Cuaternario) se reportó un solo
vía se conoce muy poco de la mayoría de los sitios, los
cuales representan hallazgos aleatorios de huesos de ma- taxón de Sonora –Mammuthus de cerca de Arizpe
míferos grandes. El estado de Sonora posee una ubica- (Maldonado, 1948). Silva-Bárcenas (1969) publi-
ción geográfica única para proporcionar evidencia so- có un estudio de localidades de vertebrados fósiles
bre el período del Gran Intercambio Biótico America- de México enlistando sólo cuatro localidades para
no, así como los límites biogeográficos fluctuantes du- Sonora, tres de las cuales fueron referidas al Plio-
rante el Pleistoceno. ceno o Pleistoceno. En 1984 Lindsay publicó un
listado de las localidades de vertebrados conocidas
ABSTRACT. Sixty-four Neogene fossil localities are de- del Cenozoico Tardío (Neógeno: Mioceno, Plio-
scribed from Sonora, Mexico, including those of He- ceno y Pleistoceno; véase figura 1 para más infor-
mingfordian, Hemphillian, Blancan, Irvingtonian and mación) del noroeste de México. De estas locali-
Rancholabrean North American Land Mammal Ages. dades, solamente cinco están en el estado de So-
Amphibians, reptiles, birds and mammals are listed for
nora: Tubutama y Yécora (Mioceno), San José de
each locality. A preliminary assessment of vertebrate
Pimas (Plioceno: Hemphilliano-Blancano Edad
biodiversity during the Pleistocene is offered based on
faunas of Irvingtonian and Rancholabrean age. Am- Mamífero Terrestre Norteamericana, NALMA), el
phibians and reptiles were about as diverse as they are Golfo de Santa Clara (Plioceno: Irvingtoniano
today; birds are poorly known from the fossil sites with NALMA) y Arizpe [Pleistoceno (Cuaternario): Irving-

1
toniano-Rancholabreano NALMA]. Hasta entonces,
International Wildlife Museum.
2
East Tennessee State University. ése era el conocimiento disponible sobre los depó-
3
University of Arizona. sitos de fósiles Neógenos de Sonora. Más tarde

White, R.S., J.I. Mead, A. Baez y S.L. Swift. 2009. Localidades de vertebrados fósiles del Neógeno (Mioceno, Plioceno y Pleistoceno):
una evaluación preliminar de la biodiversidad del pasado. En: F.E. Molina-Freaner y T.R. Van Devender, eds. Diversidad biológica de
Sonora. UNAM, México, pp. 51-72.
52 DIVERSIDAD BIOLÓGICA DE SONORA

Arroyo-Cabrales et al. (2002) mencionan que 17 En este capítulo presentamos un resumen de la


localidades Cuaternarias (2.2% de las localidades información conocida (literatura publicada, apun-
del Cuaternario conocidas en México) son de So- tes de campo, ejemplares de museo, etcétera) so-
nora. Aunque este es un incremento en depósitos bre los depósitos de fósiles del Neógeno en Sono-
del Pleistoceno, Miller y Carranza-Castañeda ra. Aunque hay muchas más localidades «conoci-
(2002) muestran que las localidades del Neógeno das» en Sonora que las reportadas anteriormente,
aún son pocas en el estado. Nosotros encontramos el nivel de conocimiento sobre estos depósitos y
que Sonora no carece de depósitos fósiles del Neó- faunas continúa en su infancia. La taxonomía y nom-
geno, sino que éstos no han sido registrados, ana- bres comunes de los animales se presentan en la
lizados o publicados de una manera adecuada. tabla 1. La nomenclatura taxonómica es la misma
que la del autor original a menos que se explique.

LA BIODIVERSIDAD EN EL PASADO

Hay muy pocas faunas conocidas del Mioceno (Ari-


kareeano Tardío-Hemphilliano Medio) o del Plio-
ceno (Hemphilliano Tardío hasta el Blancano) de
Sonora para poder hablar de modo significativo
sobre la biodiversidad en esos períodos. Es eviden-
te que la región contiene faunas de esas edades tem-
pranas del Neógeno y quizás proporcionen con se-
guridad un registro valioso como ha sucedido con
restos similares más al sur (Miller y Carranza-Cas-
teñeda, 2001 y 2002; Carranza-Casteñeda y Mi-
ller, 2004). Es obvio que el estado necesita una ex-
ploración sistemática y análisis detallados de estos
períodos más tempranos. La fauna Irvingtoniana
de El Golfo es extensiva; sin embargo, no se cono-
cen otras faunas de edad Irvingtoniana en Sonora,
y muy pocas localidades Irvingtonianas se cono-
cen del vecino estado de Arizona (Lucas y Mor-
gan, 2005). En contraste, se cuenta con suficien-
tes datos disponibles del Rancholabreano (350 000-
10 000 ap) que nos permiten una medida de bio-
diversidad durante ese período.
Los reptiles y anfibios fueron probablemente tan
diversos en el Pleistoceno en Sonora como lo son
Figura 1. Escala de tiempo usada en esta publicación. Adap-
actualmente, con la extinción de varias especies de
tada de Tedford et al. (2004) para el Mioceno (Arikareeano a
Hemphilliano) y de Bell et al. (2004) para el Plioceno y el Pleis- tortugas grandes en los géneros Hesperotestudo y
toceno (Blancano a Rancholabreano) a excepción del límite Gopherus. Algunos reptiles y anfibios son indica-
Blancano-Irvingtoniano, el cual ubicamos en la parte superior
dores sensibles de ambientes más tropicales o por
del subcrono Olduvai, fechado en 1.76 Ma, en vez de la fecha
de 1.35 Ma preferida por Bell et al. (2004). El símbolo indica lo menos húmedos; tales especies han sido identi-
que se conocen sitios con fósiles, o que posiblemente son co- ficadas del rancho La Brisca (Van Devender et al.,
nocidos, de ese período; las localidades bien estudiadas o bien
1985). Aunque no se han estudiado en detalle las
fechadas se indican en la columna de la derecha.
LOCALIDADES DE VERTEBRADOS FÓSILES DEL NEÓGENO: UNA EVALUACIÓN PRELIMINAR 53

ranas, sapos, lagartijas y serpientes de Térapa, la restos de vertebrados pequeños aumentará signifi-
presencia de Crocodilus cf. acutus por lo menos 280 cativamente la comprensión y apreciación de toda
kilómetros tierra adentro desde el Golfo de Cali- la biodiversidad del Neógeno de Sonora.
fornia es muy interesante (Mead et al., 2006). Actualmente el estado de Sonora constituye una
Entre las aves las extinciones son muy raras y parte importante de la transición de las regiones
éstas principalmente ocurren en aves de cuerpos más tropicales de México a los desiertos del su-
grandes, esencialmente depredadores y de rapiña. roeste árido de Estados Unidos. Sonora induda-
En general se conocen pocos fósiles de aves de So- blemente mantiene una posición fisiográfica y eco-
nora (debido a falta de muestreos) pero se conoce lógica igualmente importante en las comunidades
una fauna diversa con 31 especies de aves no pase- de vertebrados durante todo el Neógeno. Los re-
rinas de Térapa, de las cuales alrededor de cinco gistros existen, pero muy poco se ha estudiado en
(16%) están extintas (Steadman y Mead, s.f.). Sie- forma intensiva. Todavía no se resuelve si estas co-
te especies de aves, de las cuales dos (28.6%) están munidades anteriores fueron simples desplazamien-
extintas, fueron recobradas del otro único sitio tos de representativos modernos o un mosaico de
muestreado extensamente: Rancho La Brisca (Van comunidades muy diferentes de las que actualmen-
Devender et al., 1985). te se conocen. Del mismo modo, el papel de los
La diversidad de mamíferos durante el Pleisto- climas cambiantes rítmicamente del Pleistoceno en
ceno fue más grande que la actual, con la diversi- la estructuración de estas comunidades aún no se
dad adicional compuesta principalmente de ma- ha aclarado.
míferos grandes (más de 100 kg), muchos de los Un aspecto que necesita atención detallada en
cuales se extinguieron al final del período Rancho- Sonora es determinar la extensión geográfica de
labreano. Las faunas sonorenses conocidas se com- Bison durante el Holoceno y períodos históricos
ponen principalmente de estos mamíferos gran- (Mead y Johnson, 2004; List et al., 2007). Bison es
des, ya que sus restos óseos son fáciles de observar el taxón que define la edad de los mamíferos te-
y los más probables de descubrir como fósiles (Ca- rrestres del Rancholabreano; también está presen-
rranza-Casteñeda y Roldán-Quintana, 2007). El te en la región durante los últimos milenios. Toda-
tamizado en húmedo de los restos de vertebrados vía no se ha establecido el período de su arribo
pequeños consume mucho tiempo y se ha imple- durante el Rancholabreano, su extinción al final
mentado en sólo dos sitios: Rancho La Brisca y del mismo y su recolonización en tiempos más re-
Térapa. cientes.
Los proboscidios se reportan de 38 (63.3%) de Finalmente, los registros fósiles de Sonora pro-
los sitios sonorenses, caballos de 28 (46.7%), bi- porcionarán evidencia crítica sobre la caracteriza-
sonte (el taxón característico que define la edad ma- ción futura del Gran Intercambio Biótico Ameri-
mífera terrestre Rancholabreano de finales del Pleis- cano entre América del Norte y América del Sur.
toceno) de 21 (35.0%) y camellos de 13 (21.7%). Recientemente se ha sugerido un intervalo signifi-
Éstos son los mamíferos reportados más común- cativo de tiempo durante la dispersión animal ha-
mente y también son los cuatro mamíferos gran- cia el norte, al pasar por México (Flynn et al., 2005;
des más conocidos. Woodburne, 2006), en base principalmente de la
La información disponible muestra de manera comparación entre los registros fósiles del centro
significativa que se han recobrado 51 taxones en de México y los del suroeste de Estados Unidos y
Rancho La Brisca y se han identificado por lo me- Florida. Se conocen pocos ensambles fósiles muy
nos 71 taxones de vertebrados hasta ahora en Té- bien fechados de la región entre estas dos áreas.
rapa, mientras que otros sitios tienen cinco o me- Sonora está en una posición única para proporcio-
nos taxones. Es evidente que la exploración siste- nar datos que ayuden a examinar y refinar esta hi-
mática con énfasis en la colecta e identificación de pótesis.
54 DIVERSIDAD BIOLÓGICA DE SONORA

LOCALIDADES río, el cual es un afluente del siguiente. Este for-


mato servirá para ubicar los sitios en una perspec-
Las localidades fósiles de Sonora están arregladas tiva regional general, al mismo tiempo que se pro-
según la Edad Mamífero Terrestre Norteamerica- tege la ubicación precisa de los sitios. Los datos
na (Bell et al., 2004; Tedford et al., 2004). El nú- sobre los depósitos y fósiles mencionados más abajo
mero en paréntesis indica la localidad en el mapa se tomaron conforme con los que se cita en las pu-
(figura 2). La ubicación de los sitios son aproxima- blicaciones y del examen, principalmente por R.S.
ciones, especialmente cuando varios sitios están White, de ejemplares y libretas de campo deposi-
muy cercanos, y para cada localidad se enlista el tados en el American Museum of Natural History
nombre del municipio. En algunos casos se pro- (AMNH); el University of Arizona Laboratory of Pa-
porcionan referencias geográficas para sitios antes leontology (UALP); la Universidad de Sonora, Mu-
no publicados, localizados por Howard Scott Gen- seo y Biblioteca, Hermosillo (Unison) y Northern
try a finales de la década de 1930 cuando colectó Arizona University, Quaternary Sciences Program,
para el Frick Laboratory en el American Museum La-boratory of Quaternary Paleontology (NAU QSP).
of Natural History (Nueva York). La cuenca del Excepto cuando se explique, no se han realiza-
río donde se localiza el sitio se encuentra en cor- do o publicado estudios formales de la fauna, cro-
chetes al final de cada registro; y cuando se men- nológicos, estratigráficos o geológicos. Las defini-
ciona más de un río, el sitio se localiza en el primer ciones de las edades geológicas y el tiempo que

Figura 2. Localidades de vertebrados fósiles del Neógeno de Sonora, México. Los números indican la ubicación aproximada de
las localidades.
LOCALIDADES DE VERTEBRADOS FÓSILES DEL NEÓGENO: UNA EVALUACIÓN PRELIMINAR 55

comprenden principalmente son las usadas por Bell mente primitiva, con un fechado de finales del
et al. (2004) y Tedford et al. (2004). Hemingfordiano conforme a bases bioestratigráfi-
cas. [Río Yaqui]
Las localidades del Neógeno Temprano están
LOCALIDADES DEL NEÓGENO TEMPRANO representadas por solamente dos sitios con única-
(MIOCENO) mente un taxón reportado. Las sierras del centro y
sur de Sonora con seguridad revelarán localidades
Tubutama (Localidad 61, Municipio de Tubuta- adicionales cuando se les explore de una manera
ma). Lindsay (1984) reportó una mandíbula de un intensiva.
camello pequeño hipsodonte de esta localidad, cer-
ca de 80 km (50 millas) al suroeste de Nogales en
la frontera México-Estados Unidos. Lindsay se re- HEMPHILLIANO TARDÍO O BLANCANO NALMA
firió a este camello como «muy similar a Stenomylus (PLIOCENO)
de la fauna Arikareean Wellton en Arizona» (Lind-
say, 1984). Ferrusquía-Villafranca (1990) nombró San José de Pimas (Localidad 1, Municipio de La
este camello Stenomylus tubutamensis, aparente- Colorada). Barnum Brown en 1911 colectó una
mente por considerarlo de una edad de principios mandíbula inferior completa de Rhynchotherium
del Hemingfordiano. El género se conoce de de- de una localidad ubicada 0.4 km (0.25 millas) al
pósitos del Mioceno Temprano en Norteamérica norte de San José de Pimas. Este ejemplar (AMNH
(McKenna y Bell, 1997), pero tiene una distribu- 15550) inicialmente fue identificado como el «neo-
ción más amplia que la mencionada por Ferrus- tipo» de R. tlaxcalae (supuestamente en Osborn,
quía-Villafranca, habiendo sido reportado de Wyo- 1921), más tarde se identificó como el ejemplar ti-
ming, Nebraska, Montana y California, además de po de R. browni (Osborn, 1936). Se publican fo-
los estados meridionales de Arizona, Nuevo Méxi- tografías nítidas de este ejemplar en Lucas et al.
co y Texas (Honey et al., 1998). El material descri- (1997). Rhynchotherium se conoce únicamente de
to por Ferrusquía-Villafranca (1990) es suficiente- depósitos del Hemphilliano Tardío y del Blanca-
mente distinto del material de Stenomylus encon- no en zonas templadas de Norteamérica (Lambert
trado en Wellton y depositado en el AMNH para in- y Shoshani, 1998; Pasenko, 2007). Lindsay colec-
dicar que éstos al parecer no son la misma especie, tó fragmentos de un colmillo proboscidio en de-
según observaciones de R.S. White. La informa- pósitos fluviales situados 10 km (6.2 millas) al sur
ción estratigráfica y cronológica disponible para el del pueblo (Lindsay, 1984), pero no observó o co-
sitio de Tubutama en Ferrusquía-Villafranca (1990) lectó otros fósiles. Se desconoce si esta localidad y
es la mejor de todos los sitios del Neógeno enlistados la localidad donde Brown colectó la mandíbula
allí. Ha sido colocado por datos radiométricos en de Rhynchotherium tienen la misma edad. Un ca-
22.3 Ma por el basalto debajo del depósito y 7 Ma rapacho y plastrón incompleto de una tortuga gran-
por el basalto encima del mismo; Ferrusquía-Vi- de testudínea, Gopherus/Hesperotestudo, deposita-
llafranca calculó la edad del fósil como más cerca- do en la colección de la Universidad de Sonora
na a la del basalto inferior. [Río Altar] tiene como localidad el Km 64 de la Carretera Fe-
Yécora (Localidad 62, Municipio de Yécora). Ál- deral México 16 Hermosillo-Yécora; así, esta in-
varez (1963) describió una especie nueva de lago- formación lo ubica cerca de San José de Pimas.
morfo, Archaeolagus sonoranus, basándose en una [Río Mátape]
mandíbula de Yécora, 160 km (100 millas) al su- Minas Prietas (Localidad 63, Municipio de La
reste de Hermosillo. Ferrusquía-Villafranca (1990) Colorada). John C. Blick visitó Sonora a princi-
refirió la mandíbula a Hypolagus sonoranus (Álva- pios de 1932 con el fin de localizar un cráneo pro-
rez); asimismo, sugirió que la especie era relativa- boscidio completo que había sido reportado ahí.
56 DIVERSIDAD BIOLÓGICA DE SONORA

Blick se enteró de que el cráneo había sido desen- IRVINGTONIANO NALMA


terrado varios años antes ca. 14.4 km (9.0 millas) (PLEISTOCENO TEMPRANO Y MEDIO)
al sur de Minas Prietas y que se había quebrado
cuando trataron de quitarle los dientes. Lo que El Golfo de Santa Clara (Localidad 3, Municipio
quedaba del cráneo era un M3 incompleto y Blick de San Luis Río Colorado). Las formaciones sedi-
lo colectó para depositarlo en el American Mu- mentarias de El Golfo se localizan en la costa nor-
seum of Natural History (F:A.M. 233339). Frick te del Golfo de California norte ca. de 145 km (90
(1933) identificó este diente incompleto como millas) al sur de Yuma, Arizona. La localidad de
Rhynchotherium tlaxcalae. Si efectivamente es Rhyn- fósiles limita al noreste con el Gran Desierto de
chotherium, cuando sea fechado podría ser de fina- Altar, al suroeste con dunas costeras y la costa en el
les del Hemphilliano o del Blancano. [Río El Re- Golfo, al noroeste con las planicies cenagosas sa-
presito] ladas del del-ta moderno del río Colorado y al su-
Sitio Vargas (Localidad 64). No se proporciona reste con fallas (Shaw et al., 2005). Los depósitos
localidad para UALP-7300, el cual supuestamente de fósiles están en la transición de la fractura entre
contiene Nannippus, según registros de UALP. No la placa Norteamericana y la del Pacífico. Los sedi-
hemos podido localizar este ejemplar y este sitio mentos de El Golfo están indiferenciados con des-
no se muestra en nuestro mapa. Nannippus no ocu- cripciones informales y sólo unas cuantas investiga-
rre en Arizona después de 2.2 Ma, fecha de extin- ciones publicadas (véase referencias en Shaw et al.,
ción de Nannippus en Lindsay et al. (1984). 2005). De esta localidad única tan sólo se conoce
Otros sitios. A finales de la década de 1930 Gen- un estudio preliminar intensivo de la fauna (Shaw,
try visitó y registró varios sitios en las riberas de los 1981; Lindsay, 1984; Shaw y McDonald, 1987;
ríos Mayo y Yaqui y sus afluentes, los que identifi- Shaw et al., 2005; Croxen et al., 2007; Roeder,
có como posiblemente del Plioceno. Sin embargo, 2007). El animal más interesante desde el punto de
él no colectó fósiles, sólo tomó algunos apuntes y vista biogeográfico descrito hasta ahora de El Golfo
dibujó secciones de los depósitos en su libreta de es el oso hormiguero gigante (Myrmecophaga
campo; no hemos incluido estos sitios en este tra- tridactyla), ca. de 3 000 km (1 800 millas) al noreste
bajo. Hemos observado depósitos en un área al de su distribución actual en Centro y Suramérica
norte de Térapa, los cuales quizás también sean del (Shaw y McDonald, 1987). Queda mucho que es-
período Blancano, pero todavía no los hemos ex- tudiar y entender sobre este depósito y su fauna.
plorado. El descubrimiento de localidades del [Río Colorado]
Hemphilliano y Blancano en el norte de México Se conoce muy poco sobre los depósitos Irving-
es crítico para entender el tiempo y naturaleza del tonianos de Sonora y la zona adyacente de Arizo-
Gran Intercambio Biótico Americano que se dio na. Es posible que algunos de los depósitos en la
después de que se estableció el puente terrestre sección siguiente sean Irvingtonianos, pero debi-
panameño. Existe un intervalo considerable entre do a que las faunas aún no contienen taxones cro-
el momento en que los taxones emigrantes de Amé- nológicamente significativos, no podemos ubicar-
rica del Sur aparecieron inicialmente en el centro los con precisión. Toda vez que ocurren en las mis-
de México y el tiempo en que se conocen del Su- mas áreas y en sedimentos similares que varias fau-
roeste Americano. El norte de México será funda- nas que contienen Bison sp. las hemos agrupado
mental para determinar si este intervalo es real, re- con las faunas Rancholabreanas (Bison siendo el
presenta un artefacto del registro fósil o simple- taxón que define Rancholabreano). Si uno acepta
mente es resultado del hecho de que los registros la ubicación adoptada por Bell et al. (2004) para el
de Centroamérica, incluyendo México, son hasta límite Blancano-Irvingtoniano en 1.35 Ma, enton-
el día de hoy lamentablemente deficientes (Wood- ces con seguridad no existen faunas fechadas con
burne, 2006). una edad Irvingtoniana de Sonora o Arizona.
LOCALIDADES DE VERTEBRADOS FÓSILES DEL NEÓGENO: UNA EVALUACIÓN PRELIMINAR 57

RANCHOLABREANO NALMA Este es un depósito de grava localizado en un sitio


(PLEISTOCENO TARDÍO) próximo a Arivechi, cerca de 10 km (6.2 millas) al
sur de Sahuaripa. Se colectó un cráneo incomple-
Aconchi (Localidad 4, Municipio de Aconchi). Esta to de Bison (Unison) a una profundidad de 4 m
localidad se ubica en el río Sonora cerca de 100 km (13.1 pies). El diámetro de la base del cuerno de-
(62.1 millas) al noreste de Hermosillo. Un cráneo recho es de 42.5 cm y la longitud de la curva inte-
incompleto de Mammuthus se llevó a UALP para su rior de 56 cm. Estas medidas son similares a las de
identificación. [Río Sonora] B. antiquus reportadas por Skinner y Kaisen (1947).
Agua Prieta (Localidad 5, Municipio de Agua [Río Sahuaripa (Río Yaqui)]
Prieta). Alumnos de la escuela secundaria de Agua Arizpe (Localidad 10, Municipio de Arizpe).
Prieta han colectado fósiles en depósitos locales, Varios vertebrados fósiles han sido encontrados en
pero se desconoce la localidad precisa donde los los alrededores de Arizpe en el río Sonora y su
colectaron. Entre los restos colectados se incluyen afluente al noroeste, el río Bacanuchi. Se descono-
seis molares (Unison) de Mammuthus, probable- ce cuántos depósitos sedimentarios fosilíferos exis-
mente M. columbi. [Río Agua Prieta (Río Bavispe, ten y cuántos han sido muestreados en esta región,
Río Yaqui)] referida generalmente como «Arizpe». La edad de
Altar (Localidad 6, Municipio de Altar). Un los restos recuperados de esta región es imprecisa y
molar de Mammuthus en la colección de la Uni- se considera como Irvingtoniano-Rancholabreano
versidad de Sonora es de un sitio en la región de hasta que se publiquen evaluaciones adicionales.
Altar de acuerdo a la etiqueta. [Río Altar] Osborn (1929 y 1942) identificó Mammuthus (Ar-
Angostura, La (Localidad 7, Municipio de Ro- chidiskodon) sonoriensis basándose en restos colec-
sario; Mapa de Referencia G12B16). Un depósito tados cerca de 2 km al noreste («1 milla al este») de
pequeño de sedimentos arcillosos localizado a 3-5 Arizpe (Rancho el Basimachi). Lucas y González-
km (1.9-3.1 millas) al noreste del Rancho y entre León (1996) creen que este taxón es una sinoni-
Tesopaco y Cedros. Mammuthus, Bison, Equus, un mia más joven de Mammuthus imperator. La co-
camello y un gonfoterio fueron colectados por lección de AMNH también incluye un ejemplar (FM
Gentry (AMNH). [Río Cedros (Río Mayo)] 22612) de un gonfoterio identificado como Oca-
Areniscas, Las (Las Arenas en algunos mapas) (Lo- lientinus floridanum, probablemente por Osborn.
calidad 8, Municipio de Cajeme). Esta localidad, Ocalientinus es considerada como sinonimia de
justo al noreste de Ciudad Obregón, contiene un Gomphotherium por Lambert y Shoshoni (1998).
pequeño ensamble de fauna, principalmente ma- Gomphotherium se desconoce del Blancano de
míferos grandes. Se identificó Bison y Cuvieronius acuerdo a Lambert (1996), pero se enlistó como
de una colecta pequeña hecha en el sitio en 1976; que ocurre al final del Blancano en Lambert y Shos-
la presencia de bisonte sugiere una edad RLB para honi (1998). Dada la dificultad para identificar
la fauna. Basándose en la cantidad de mamíferos fragmentos dentales de gonfoterios, este ejemplar
grandes recuperados se debería visitar la localidad debe de examinarse críticamente de nuevo. Si es
de nuevo e implementar un procedimiento de lava- Gomphotherium o Rhynchotherium, indicaría Blan-
do de los sedimentos en tamiz húmedo usando cri- cano u otra edad más temprana para algunos de
bas de 500 µm. Un estudio preliminar de la locali- los fósiles del área de Arizpe. Si la identificación es
dad fue hecho por miembros del Centro Noroeste Cuvieronius indicaría una edad del Pleistoceno.
del Instituto Nacional de Antropología e Historia Craycroft (1968), Rea (1980) y Steadman (1980)
(INAH), con la participación de R.S. White. El crá- analizaron un ejemplar solitario de pavo colectado
neo colectado del gonfoterio Cuvieronius se encuen- en la región y lo describieron como Meleagris ga-
tra en exhibición en Ciudad Obregón. [Río Yaqui] llopavo. Los restos de una tortuga en UALP no se
Arivechi (Localidad 9, Municipio de Arivechi). han estudiado en detalle, pero parecen ser del gé-
58 DIVERSIDAD BIOLÓGICA DE SONORA

nero Trachemys. La etiqueta del ejemplar AMNH rio; Mapa de Referencia G12B15). Una colecta
22637, el tipo de Archidiskodon sonoriensis, indica pequeña de fósiles actualmente depositada en NAU
que éste se encontró con Equus sp. y Bison sp., así QSP fue hecha por P. S. Martin y W. G. Spaulding
como con el ejemplar de Meleagris mencionado en 1975. Los fósiles colectados por Gentry en 1937
anteriormente. La presencia de Bison indica que están depositados en AMNH e incluyen Equus, Bi-
por lo menos parte del material es de edad Ran- son, Mammuthus, Glyptotherium, un camello, Odo-
cholabreano. No se han realizado o publicado aná- coileus, un antilocáprido, un carnívoro indetermi-
lisis detallados geológicos, estratigráficos, crono- nado y restos de aves no identificados. Reciente-
lógicos o faunísticos, aunque se proporciona in- mente se describió material de un gliptodonte de
formación geológica preliminar en Lucas y Gon- esta localidad (Mead et al., 2007). La presencia de
zález-León (1996). Se requieren análisis adiciona- Bison sp. indica una edad Rancholabreano por lo
les para apreciar completamente la importancia de menos para parte de la fauna. Este sitio se ubica
esta área y sus depósitos. [Río Sonora] cerca de la cuenca del río Cedros (Río Mayo), den-
Arroyo de Humo (Localidad 11, Municipio de tro de la cuenca del río Yaqui, como lo indicó Gen-
Altar). Esta área, ubicada en el río Altar, 48-56 km try en una carta enviada a Childs Frick con fecha
(30-35 millas) al noroeste de Altar, fue visitada por 17 de mayo de 1936. Yetman et al (1998) publica-
Gentry en 1938. Se le informó del descubrimien- ron «Probablemente cuenca del río Yaqui». [Río
to de un hueso de una extremidad de proboscidio Yaqui]
y, después de una exploración intensiva, sólo en- Carbó (Localidad 15, Municipio de Carbó). Una
contró un diente de Bison (AMNH). [Río Altar] vértebra (axis) identificada como Mammuthus se
Bachoco (Localidad 12, Municipio de Cajeme; encuentra en la colección de la Universidad de So-
Mapa de Referencia G12B24). Actualmente esta nora. La etiqueta ubica el sitio a 40 km (24.9 mi-
localidad está cubierta por las aguas de la Presa llas) al norte de Carbó en la cuenca del río Zanjón.
Álvaro Obregón (= Oviachic), al noreste de Ciu- [Río Zanjón (Río San Miguel)]
dad Obregón. Anteriormente fue un área extensa Carrizal, El (Localidad 16, Municipio de Rosa-
de calizas arcillosas cortadas por el camino viejo de rio; Mapa de Referencia G12B16, referido como
Tesopaco (Rosario) a Ciudad Obregón. Gentry co- «Carisal» en los apuntes de Gentry). Gentry en-
lectó Equus, dos especies de camello, Bison, Mam- contró suelos arcillosos negros encima de calizas
muthus y quizás un gonfoterio [AMNH]. Los apun- arcillosas y arcillas lacustres cerca de este aguaje.
tes recibidos en el Frick Laboratory indican un M3 Colectó Equus y Bison (AMNH). [Río Cedros (Río
superior de Euceratherium proveniente de este si- Mayo)]
tio, pero no hemos podido localizar este ejemplar Cedros (Localidad 17, Municipio de Rosario;
en la colección de AMNH. Sin embargo, en la colec- Mapa de Referencia G12B16). Gentry colectó Bi-
ción hay un M3 aislado de Bison que puede haber son, Equus y Mammuthus de muestras dispersas al
sido la base de este registro. [Río Yaqui] sureste del pueblo (AMNH ). [Río Cedros (Río
Bajimari (Localidad 13, Municipio de Quirie- Mayo)]
go; Mapa de Referencia G12B25, en mapas mo- Chinobampo (Localidad 18, Municipio de Na-
dernos aparece como Bibajimari). Gentry exploró vojoa; Mapa de Referencia G12B56). Gentry y
cerca de 32 a 40 hectáreas (80 a 100 acres) de sue- John C. Blick colectaron fósiles en Chinobampo
los arcillosos, con un poco de grava en el margen, para Childs Frick del American Museum of Natu-
localizadas en el centro del valle. Colectó Equus, ral History, Nueva York. Se descubrió un cráneo
Bison, Odocoileus, Platygonus, una tortuga no iden- humano en 1937 y se colectó del paredón del arro-
tificada y varios cráneos de roedores (AMNH). [Río yo en un depósito lacustre calizo; el ejemplar esta-
Cocoraque] ba muy mineralizado. No se han publicado análi-
Botana, La (Localidad 14, Municipio de Rosa- sis formales geológicos, estratigráficos, cronológi-
LOCALIDADES DE VERTEBRADOS FÓSILES DEL NEÓGENO: UNA EVALUACIÓN PRELIMINAR 59

cos o de la fauna, aunque se cuenta con apuntes etiqueta donde se indica que se le recuperó de un
detallados de la estratigrafía, así como fotografías pozo con una profundidad de 27 m (90 pies). En
en los Frick Archives del AMNH. La localidad se general «La Costa de Hermosillo» es el término
mencionó brevemente en Arroyo de Anda (1964). que se usa para referirse a los terrenos entre Her-
Bison, un camélido, Equus y Glyptotherium fueron mosillo y Bahía de Kino, los que se han desarrolla-
colectados por Gentry y Blick (AMNH). Reciente- do de una forma intensiva para la agricultura des-
mente se publicó sobre material gliptodonto de esta de 1950 con agua de pozos profundos. No se cuenta
localidad (Mead et al., 2007). Los restos humanos con más información sobre la localidad precisa.
serán descritos como parte de un proyecto de in- [Río Sonora]
vestigación de este sitio a cargo de J.I. Mead, R.S Coyotes, Los (Localidad 23, Municipio de Rosa-
White y otros investigadores. [Río Mayo] rio; Mapa de Referencia G12B15). Ubicado a 8
Ciénega de Cabo (Localidad 19, Municipio de km (5.0 millas) al sureste de Tesopaco y donde
Cucurpe). Esta localidad se ubica a orillas del Río Gentry descubrió un pequeño depósito de sedi-
Saracachi-Río San Miguel cerca del sitio de fósiles mentos de caliza en las laderas cerca del rancho.
del rancho La Brisca. Actualmente sólo se conoce Según los apuntes de Gentry, un maestro de Teso-
un colmillo de Mammuthus de esta localidad. Los paco ca., en 1934, recuperó un hueso grande, pro-
sedimentos sugieren una situación similar a los del bablemente un proboscidio. Gentry inicialmente
rancho La Brisca, con depósitos sedimentarios de identificó esta localidad como Tesopaco No. 1. [Río
grano muy fino situados en el paredón del valle Cedros (Río Mayo)]
actual, que bien pudiera ser una extensión lateral Cumpas (Localidad 24, Municipio de Cumpas).
de ese sitio. [Río Santo Domingo (Río San Mi- Un molar solitario de Mammuthus (UALP) fue co-
guel, Río Sonora)] lectado en 1967 por William W. Wasley (Arizona
Ciénega, La (Localidad 20, Municipio de Piti- State Museum, Tucson) cerca de Cumpas. [Río
quito). En este sitio, 64 km (40 millas) al suroeste Moctezuma (Río Yaqui)]
de La Playa, Gentry encontró cerca de 8 ha (20 Cucurpe (Localidad 25, Municipio de Cucur-
acres) de «margas de ciénega». Colectó una costilla pe). Los restos de un proboscidio bunodonte (cf.
grande quizás de un proboscidio y otros fragmen- gonfoterio) fueron colectados por el INAH Sonora
tos de hueso imposible de identificar (AMNH). Hay de un depósito a orillas del Río San Miguel justo
una localidad conocida como La Ciénega ubicada al norte y este del pueblo y fragmentos de un dien-
cerca de 40 km (24.9 millas) al SSE de Caborca, te fueron observados en la excavación por J.I. Mead
en el río Bámori (T.R. Van Devender, com. per.); y otros investigadores en 2001. [Río San Miguel
es incierto si ésta es la localidad que Gentry visitó. (Río Sonora)]
[Río Asunción, según Gentry] Desemboque de los Seris (Localidad 26, Munici-
Cócorit (Localidad 21, Municipio de Cajeme). pio de Pitiquito). R.S. White recuperó varios ejem-
En excavaciones de depósitos de grava y arena se plares de tortuga Gopherus (UALP) en arenas conso-
han encontrado bastantes fósiles. En base a obser- lidadas debajo de las dunas actualmente activas a
vaciones mínimas de la fauna se infiere que con- 1.5 km (1.0 millas) al sur del poblado. También se
tiene elementos de dos edades NALMA distintas. Los recuperaron los restos de un ave y un lagomorfo
restos recuperados incluyen tres fragmentos de (NAU QSP). Se desconoce la edad de los restos pero
mandíbula de Mammuthus sp., así como dos mo- se asume que son más antiguos que el Holoceno
lares y una mandíbula de un gonfoterio no identi- en base a la naturaleza compacta de los depósitos
ficado (Unison). [Río Yaqui] sedimentarios. [Costero]
Costa de Hermosillo (Localidad 22, Municipio Desemboque del Río San Ignacio (Localidad 27,
de Hermosillo). La colección de UALP contiene un Municipio de Pitiquito). Esta localidad se ubica
fragmento de un diente superior de Equus con una 2.5 km (1.5 millas) al norte del Desemboque de
60 DIVERSIDAD BIOLÓGICA DE SONORA

los Seris, donde se han recuperado varios ejempla- Marlett Locality, Desemboque de los Seris (Loca-
res de Geochelone y Gopherus depositados en la co- lidad 33, Municipio de Pitiquito). Se hizo una co-
lección NAU QSP. Los restos de Gopherus son de la ci- lecta pequeña de fósiles en una localidad a orillas
ma de dunas endurecidas debajo de dunas activas. de la costa cerca de 7 km (4.3 millas) al sur del
Un ejemplar de Geochelone se recuperó de los ris- Desemboque de los Seris. Se encuentran los restos
cos cortados por las olas a orillas de la costa, 1.5 m fósiles en los afloramientos de las dunas arenosas
(5.0 pies) debajo de la cima de la arena endureci- encima de los riscos cortados por las olas. Se recu-
da. [Río San Ignacio] peró un caparacho completo de una tortuga pe-
Hermosillo (Localidad 28, Municipio de Her- queña, así como huesos de una víbora crotálida y
mosillo). Los niveles bajos de agua en ocasiones de un antilocáprido (NAU QSP). [Costero]
han expuesto vertebrados fósiles en la presa al no- Mata de Carrizo, La (Localidad 34, Municipio
reste de Hermosillo. Se han colectado de este sitio de Hermosillo). Una vértebra cervical proboscidea
varios caparachos de tortuga relativamente com- (Unison) proviene de esta localidad desconocida,
pletos (NAU QSP), así como Mammuthus (molde en al sureste de Pesqueira. Quizás éste sea el poblado
UALP) y Equus (vistos en una colección privada por que en mapas actuales aparece como El Carrizo.
R.S. White. [Río Sonora] [Río Sonora]
Jusibampo (Localidad 29, Municipio de Navo- Mina El Yeso (Localidad 35). Se colectó un frag-
joa; Mapa de Referencia G12B35). Gentry encon- mento de fémur de un proboscidio (Unison) en
tró un área grande de calizas arcillosas con incrus- esta área. No sabemos en qué parte de Sonora se
taciones de caliza, encima de lava basáltica. Gen- localiza este sitio y no aparece en nuestro mapa.
try recuperó varios dientes de Equus (AMNH). [Río Mutica (Localidad 36, Municipio de Quiriego;
Mayo] Mapa de Referencia G12B15). Se colectó un ejem-
Llano Prieto (Localidad 30, Municipio de Ro- plar solitario de Bison (AMNH) en este sitio. Gentry
sario; Mapa de Referencia G12B15). Un valle que ubicó el sitio en su mapa, pero no lo describió.
Gentry encontró muy similar a La Botana; contie- [Río Cocoraque]
ne sedimentos compuestos de calizas arcillosas y Naco (Localidad 37, Municipio de Naco). Va-
grava bajo 6 m (20 pies) de suelo. Gentry reportó rios restos de Mammuthus han sido colectados a tra-
Mammuthus, Bison, Equus y Glyptotherium, entre vés de los años por los lugareños a orillas de Green-
otros (AMNH). No hemos podido verificar el repor- bush Draw (un afluente del Río San Pedro) en el
te de Glyptotherium de Llano Prieto. Gentry ini- lado de Sonora de la frontera México-Estados
cialmente se refirió a este sitio como Tesopaco Lo- Unidos. En depósitos cercanos en Arizona se han
calidad No. 3. [Río Cedros (Río Mayo)] encontrado partes de esqueletos de Mammuthus
Libertad, La (Localidad 31, Municipio de Piti- junto con artefactos de Paleo indios (Haury, 1953).
quito). Restos faunales fueron colectados por R.S. Se desconoce la relación entre los restos sonoren-
White (NAU QSP) en varios depósitos en afloramien- ses y los restos de Paleo indios en Arizona. R.S.
tos superficiales. El afloramiento principal se loca- White ha examinado algunos fósiles cuya preser-
liza unos cuantos kilómetros al norte del pueblo y vación sugiere que son más antiguos que los mate-
0.5 km (0.3 millas) tierra adentro de la costa. Los riales Rancholabreano. Una quijada inferior de Ma-
fósiles colectados fueron principalmente de Go- mmuthus tiene un conteo dental en el límite infe-
pherus. [Costero] rior de M. columbi y en el límite superior de M.
Magdalena (Localidad 32, Municipio de Tubu- imperator. También se observaron algunos dientes
tama). Fragmentos de un diente y colmillo de Ma- de Equus. No se ha iniciado una colecta sistemáti-
mmuthus fueron colectados por Gentry 40 km (25 ca de los restos sonorenses, ni se han hecho estu-
millas) al oeste de Magdalena (AMNH). [Río Búsa- dios geológicos o cronológicos. [Río San Pedro]
mi (Río Altar)] O’Neil Pass (Localidad 38, Municipio de Puer-
LOCALIDADES DE VERTEBRADOS FÓSILES DEL NEÓGENO: UNA EVALUACIÓN PRELIMINAR 61

to Peñasco). Las colectas hechas por Paul Ezell en rales entre los que se incluyen abundantes sepultu-
1952 durante un muestreo arqueológico incluyen ras humanas. John Carpenter (INAH) solicitó asis-
una muestra pequeña probablemente de Hespero- tencia con los fósiles rancholabreanos expuestos;
testudo (UALP). El depósito (UALP-6722) se localiza así, J.I. Mead, S.L. Swif, A. Báez y otros investiga-
4.8 km (3.0 millas) al norte de O’Neil Pass a orilla dores visitaron el sitio en 2001 y colectaron los
de Las Playas. Las Playas se localiza al sur de O’Neil vertebrados. Las colecciones de AMNH incluyen un
Pass; Las Playas están del lado de Estados Unidos cráneo aplastado y un esqueleto de Platygonus, ade-
en la frontera, pero parece que el margen sur de más de Bison, Capromeryx, Equus y un camélido,
Las Playas se extiende hasta Sonora. No sabemos venado y lagomorfo indeterminados. Aunque no
con seguridad si este sitio de hecho se ubica en se han publicado o realizado análisis formales geo-
Sonora, pero lo mostramos como tal en el mapa. lógicos, estratigráficos, cronológicos o de la fauna,
[Río Sonoyta] el material de J.I. Mead y otros invesigadores (ta-
Oquitoa (Localidad 39, Municipio de Oquitoa). bla 1) se está describiendo y se está trabajando en
Lucas y González-León (1997) reportaron con ilus- una publicación, la que incluirá la descripción de
traciones una mandíbula inferior y un molar infe- los restos en AMNH. [Arroyo Boquillas (Río Mag-
rior m3 solitario de Cuvieronius depositado en la dalena)]
colección de la Universidad de Sonora. Se desco- Playa San Bartolo (Localidad 44, Municipio de
noce la localidad exacta de donde provienen estos Hermosillo). Éste es un gran lago seco (también
ejemplares. Lo hemos anotado como del munici- conocido como Playa Noriega) de 12.5-14 km
pio de Oquitoa, pero podría ubicarse ya sea en el (7.8-8.7 millas) de largo y 3-4 km (1.9-2.5 millas)
municipio de Átil o en el municipio de Altar, toda de ancho, ubicado 14 km (8.7 millas) al norte de
vez que el área de ambos se extiende a unos cuan- Bahía de Kino. Se han colectado restos fósiles en
tos kilómetros de Oquitoa. [Río Altar] depósitos a lo largo de la margen oriental de este
Pesqueira (Localidad 41, Municipio de San Mi- gran lago de agua dulce o ensenada costera. Algu-
guel de Horcasitas). Unos cuantos huesos proba- nos restos fueron colectados por N. Petit-Marie en
blemente proboscidios en la colección Unison pro- 1976 (INAH, Ciudad de México); se han recupera-
vienen de estos depósitos muy poco conocidos en do y preservado restos adicionales (UALP, NAU QSP).
la margen del río Zanjón. [Río Zanjón] Debido a que los restos se colectaron en depósitos
Piedra de Malpais (Localidad 42). Una vértebra de la superficie, es probable estén representadas eda-
grande, fragmentada de un mamífero del tamaño des múltiples. Una epífisis proximal de una posi-
de un Equus (Unison), se enlista proveniente de ble falange de Camelops proporcionó una edad
esta región en general. No hemos podido ubicar cuestionable 14C de 7 630±460 B.P. (Gif-4055);
este sitio en los mapas de que disponemos. se cuestiona si esta edad sea muy joven. Se han
Playa, La (Localidad 43, Municipio de Trinche- identificado Camelops, Equus, Gopherus y lagomor-
ras). A finales de 1930, Gentry colectó fósiles de fos (NAU QSP). No se han realizado análisis forma-
este valle con depósitos abundantes, ubicado 44 les geológicos, estratigráficos, cronológicos o de la
km (27.3 millas) al oeste de Santa Ana, para Childs fauna, aunque Petit-Maire y Casta (1977) publi-
Frick del American Museum of Natural History. caron una descripción concisa del lago seco y sus
Existen depósitos de edad Rancholabreano y Ho- depósitos. La playa ha drenado hacia el sur desem-
loceno y se están desgastando en esta vega, que en bocando en el río Sonora en Bahía de Kino en tiem-
un tiempo fue muy rica en materia orgánica, a ori- pos de lluvias torrenciales en el norte, las que lle-
llas del arroyo Boquillas (un afluente del río Mag- naron la playa hasta que se derramó, según los re-
dalena, el cual se junta con el río Altar para formar portes de colaboradores seris. Desde el aire y en
el río de la Concepción). Las capas del Holoceno fotografías áreas se observa claramente un drenaje
contienen restos faunales y bastantes restos cultu- hacia el sur que conecta con Bahía de Kino por
62 DIVERSIDAD BIOLÓGICA DE SONORA

medio de una serie de playas chicas. [Río Bacoachi Rancho Estribo (Rebeiquito) (Localidad 50, Mu-
(Río Magdalena)] nicipio de Soyopa). Un diente solitario de Mam-
Playa San Bartolo (Localidad 45, Municipio de muthus (Unison) proviene de esta localidad. [Río
Hermosillo). Se recuperaron restos fósiles de un Yaqui]
lago chico sin nombre a menos de 1 km (0.6 mi- Rancho La Brisca (Localidad 51, Municipio de
llas) al este de la playa San Bartolo. T. R. Van De- Cucurpe). Los depósitos lacustres en las márgenes
vender, N. Petit-Marie y R.S. Whitehan colecta- del río Santo Domingo (afluente del río San Mi-
ron restos fósiles en diferentes ocasiones de este guel) han sido casi completamente erosionados,
depósito (NAU QSP). Puede representar edades múl- aunque unos cuantos vestigios permanecen en las
tiples. [Río Bacoachi (Río Magdalena)] paredes del valle actual. Cincuenta y una especies,
Puercera, La (Localidad 46, Municipio de Ro- entre peces, anfibios, reptiles, aves y mamíferos
sario; Mapa de Referencia G12B16(?). Este sitio (UALP, IGM) fueron recobrados por medio de un
consiste de un depósito arcilloso pequeño que con- intensivo lavado con tamiz húmedo (Rea, 1980;
tiene Mammuthus, Bison y Equus (AMNH); Gentry Van Devender et al., 1985). Éste es un importante
reportó que la madera silicificada era abundante. depósito de fósiles, una de las localidades del Neó-
No hemos podido ubicar este rancho en ningún geno estudiadas extensamente en Sonora, que re-
mapa moderno. [Río Cedros (Río Mayo)] gistra la fauna desde un escenario del fondo del
Quiriego (Localidad 47, Municipio de Quirie- valle subiendo la ladera en la extensión al norte de
go; Mapa de Referencia G12B26). Gentry obser- la actual comunidad vegetal del matorral espinoso
vó un colmillo muy mal preservado, pero no lo co- de piedemonte. [Río Santo Domingo (Río San
lectó, en sedimentos en las márgenes del río, 365 m Miguel, Río Sonora)]
(400 yardas) al norte del poblado. Asimismo, re- Rancho de Enmedio (Localidad 52, Municipio
portó sedimentos compactos e inclinados compues- de Rosario; Mapa de Referencia H12D85). «Un
tos de arcilla y arena en la misma área, además de depósito pequeño de caliza arcillosa se localiza una
áreas con depósitos típicos limosos. Gentry colec- legua (3 millas) más arriba del sitio actual de las
tó Bison, Equus y Mammuthus (AMNH) de estos casas del rancho en un valle de mezquite […] Otra
depósitos limosos. [Río Cedros/Río Mayo] exposición, una milla y media al noroeste de las
Quitovac (Localidad 48, Municipio General Plu- casas del rancho, con incrustaciones de caliza, pro-
tarco Elías Calles). La colección UALP contiene frag- dujo un juego completo de dientes de caballo»
mentos de dientes y huesos postcraneales variados (Gentry, reporte de campo, AMNH, 1937). Se re-
de Mammuthus colectados por Barney Burns en portan Bison, un camello, Equus cf. E. conversidens
este sitio, ubicado al suroeste de Sonoyta. Gentry y Mammuthus (AMNH). Gentry usó los nombres
y John C. Blick visitaron el área para el Frick Lab- Rancho el Media y Rancho El Medio para este si-
oratory. Gentry reportó restos abundantes pero tio en sus apuntes, ubicado justo al sur de El Ta-
muy mal preservados, entre los que se incluyen un blón. [Río Cedros (Río Mayo)]
antilocáprido, camello, Equus, y Mammuthus Sahuaro, El (Localidad 53, Municipio de Qui-
(AMNH). El antilocáprido está representado por una riego; Mapa de Referencia G12B15). No hemos
mandíbula en muy mal estado de preservación; en podido ubicar el rancho El Sahuaro en ninguno
base a su tamaño podría representar Antilocapra o de los mapas con que disponemos. De acuerdo al
Tetrameryx. [Río Sonoyta] croquis de Gentry, el sitio estaría al norte de El
Rancho Aigame (Localidad 49, Municipio de La Volador en la margen del río Cocoraque, un afluen-
Colorada). Ubicado cerca de 50 km (31 millas) al te pequeño entre el río Yaqui al oeste y el río Ce-
sureste de Hermosillo, en este sitio se han encon- dros al este. Se colectó Bison y Equus (AMNH). [Río
trado Equus, Hesperotestudo y un proboscidio in- Cocoraque]
determinado (Unison). [Río El Represito] Sangre Vieja (Localidad 54, Municipio de Tu-
LOCALIDADES DE VERTEBRADOS FÓSILES DEL NEÓGENO: UNA EVALUACIÓN PRELIMINAR 63

butama). Este sitio se localiza en la Cañada Ancha. cubiertas por cerca de 7.5 m (25 pies) de depósitos
Antes de 1938 aquí se colectó una mandíbula y un culturales. El ejemplar está depositado en la Aca-
hueso de una extremidad de un proboscidio y se demy of Natural Sciences, Philadelphia, Pennsyl-
los envió a la Ciudad de México, según Gentry, vania. Chiasson (1961) reportó un metatarso de
quién observó fragmentos de huesos quebrados Zalophus aparentemente del mismo sitio, pero no
dispersos en el sitio. Gentry identifica el sitio como está claro si proviene de los depósitos del Pleisto-
La Sangre. [Río Seco o Río Altar] ceno o de los depósitos culturales sobrepuestos.
Santa Ana (Localidad 55, Municipio de Qui- [Costero]
riego; Mapa de Referencia G12B15). «Una legua Térapa, San Clemente de (Localidad 59, Muni-
o menos [tres millas] al este de las casas hay áreas cipio de Moctezuma). Los depósitos en esta locali-
extensas estéticamente erosionadas, pero sin fósi- dad en la margen del río Moctezuma se acumula-
les, hasta que se llega al nivel más bajo del arroyo. ron cuando un caudal de lava creó una cuenca de
Se encontraron huesos fragmentarios cuantiosos captación que posteriormente se llenó con agua y
bajo 6 m [20 pies] del suelo del valle, en calizas sedimentos representativos de un medio ambiente
arcillosas y con grava. Los fósiles están muy dis- pantanoso tropical (Mead et al., 2006). Los restos
persos y principalmente en la grava, indicando de Bison definen claramente el depósito y su con-
depósitos de aguas rápidas. Se encontró solamente tenido como representativos de Rancholabreano
un hueso de una extremidad digno de colectarse. NALMA, pero todavía no se comprende completa-
Algo de madera calcificada presente» (Gentry, re- mente si son de un período temprano o tardío en
porte de campo, AMNH, 1937). El hueso de la ex- esa edad. Se han descrito de forma preliminar más
tremidad mencionada es un metapodial proximal de setenta especies de ostrácodos, moluscos, pe-
de Equus (AMNH). [Río Cocoraque] ces, anfibios, reptiles, aves y mamíferos (Mead et
Santa Rosa (Localidad 56, Municipio de Rosa- al., 2006; Mead et al., 2007; Steadman y Mead,
rio; Mapa de Referencia H12D85). A Gentry se le s.f.). La mayor parte de los fósiles no han sido es-
mostró un diente incompleto de Mammuthus de tudiados a detalle y están identificados sólo en el
esta localidad, un rancho al oeste de El Tablón. nivel más general (tabla 1). Aunque el estudio de
[Río Cedros (Río Mayo)] la fauna apenas empieza, la fauna de Térapa es la
Sierra El Rosario (Localidad 57, Municipio de fauna de vertebrados fósiles más diversa conocida
San Luis Río Colorado). En 1990 R.S. White y en Sonora. [Río Moctezuma (Río Yaqui)]
Kevin Moodie colectaron huesos de un depósito Tesopaco (Localidad 60, Municipio de Rosario
de Neotoma spp en una saliente protegida, entre y de Cajeme; Mapa de Referencia G12B15) Se co-
los que se incluyen varios huesos del extinto teco- nocen tres localidades de Tesopaco: 1) 8 km (5 mi-
lote (Strix brea) La Brea (NAU QSP). Las plantas fó- llas) al sureste, 2) 16 km (10 millas) al oeste y nor-
siles de este depósito de Neotoma spp. no han sido te y, 3) 25 km (15 millas) al oeste y norte. Los apun-
publicadas; los depósitos de Neotoma spp. de las tes de campo de Gentry de sus primeras semanas
cercanas Hornaday Mountains en Sonora fueron en esta área son confusos. Parece ser que su Teso-
descritos por Van Devender et al. (1990). [Coste- paco Localidad 1 es la misma que después llamó Los
ro, Bahía de Adair] Coyotes (Localidad 23 en este capítulo); que Teso-
Tecomate, Isla del Tiburón (Localidad 58, Mu- paco Localidad 2 es probablemente La Botana (Lo-
nicipio de Hermosillo) En 1972 R.S. White co- calidad 14 en este capítulo) y que Tesopaco Loca-
lectó un húmero de Zalophus californicus en las lidad 3 es Llano Prieto (Localidad 30 en este capítu-
arcillas rojas en el límite de la marea alta en los lo). Gentry también numeró sus hallazgos en La
depósitos al norte de la isla. Las arcillas rojas están Botana como Localidad 1-6, confundiendo aún más
cubiertas por aproximadamente 2.5 m (8 pies) de (véase el croquis del mapa de Hilton, figura 3). Frick
arenas no fosilíferas, las que sucesivamente están (1937) menciona material de Bison (F:A.M. 23346,
64 DIVERSIDAD BIOLÓGICA DE SONORA

Figura 3. Bosquejop general del valle y los cerros circundantes al sitioTesopaco 2. Dibujo hecho por John W. Hilton de la locali-
dad , más tarde nombrada La Botana por Howard Scott Gentry. Este dibujo fue hecho en 1936 cuando Hilton trabajó con Gentry
y antes de convertirse en un pintor famoso de paisajes del desierto del suroeste de Estados Unidos [dibujo proveniente de los
Frick Files, Arizona Folder 10 (Childs Frick Notebooks, vol. 83, México, 1936, marzo-septiembre 1937, H.S. Gentry corresponden-
ce), cortesía de los archivos de paleontología de vertebrados del American Museum of Natural History].

un molar superior M2, más un metacarpo y un muy pocos reportes publicados, así que la mayoría
metatarso con varios huesos variados asociados) de de las identificaciones deberán considerarse preli-
Tesopaco, pero por error ubica la localidad en el minares hasta que se publique su verificación.
Valle de México. El material al que hace referencia
Frick es de la Localidad 2 en Tesopaco, la que cree-
mos es la misma que La Botana. Material de glip- AGRADECIMIENTOS
todonto de esa localidad forma parte de una pu-
blicación más grande (Mead et al., 2007). [Lo- Agradecemos a las siguientes personas por su ayu-
calidad 1 y 3 están en el río Cedros (Río Mayo); da constante en el campo y en el laboratorio y por
Localidad 2 está en el río Yaqui] sus aportaciones sobre la historia natural de los
vertebrados sonorenses: Joaquín Arroyo-Cabrales,
Nick Czaplewski, Gary Morgan, William Peachey,
VERTEBRADOS David W. Steadman, personal de INAH Sonora y
Thomas R. Van Devender. Especialmente agrade-
La tabla 1 presenta los vertebrados fósiles recupe- cemos a Thomas R. Van Devender por permitir-
rados que se conocen de los depósitos de Sonora. nos ser parte de este volumen. Mucho del material
Se presume que las especies que se enlistan más nuevo que aquí se reporta proviene de colectas
abajo están identificadas correctamente. Existen hechas por Howard Scott Gentry para Childs Frick
LOCALIDADES DE VERTEBRADOS FÓSILES DEL NEÓGENO: UNA EVALUACIÓN PRELIMINAR 65

en la década de 1930 y actualmente depositado en ra, Mexico. En R.E. Reynolds, ed., Wild, Scenic and
el American Museum of Natural History. Jin Meng, Rapid: a Trip Down the Colorado River Trough. The
Richard Tedford, Susan Bell, Chris Norris, Carl 2007 Desert Symposium Field Guide and Abstracts
Mehling y Bob Evander facilitaron el acceso a las from Proceedings. California State University, Fu-
llerton, Desert Studies Consortium, pp. 84-89.
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Capítulo traducido por Ana Lilia Reina-Guerrero


68 DIVERSIDAD BIOLÓGICA DE SONORA

Tabla 1. Vertebrados del Neógeno de localidades selectas en Sonora, México


PECES
El Rancho
Familia Género y especie Golfo La Brisca Térapa La Playa Otros sitios
3 51 59 43
Catostomidae Catostomidae gen. et. spec. indet. X
Catostomus wigginsi – matalote ópata X
Cyprinidae Agosia chrysogaster – charalito aleta larga X X
Poeciliidae Poeciliopsis monacha-occidentalis – charalito X
Ictaluridae gen. et sp. indet. X X
Istiophoridae gen et sp. indet. – espandón X

ANFIBIOS
El Rancho
Familia Género y especie Golfo La Brisca Térapa La Playa Otros sitios
3 51 59 43
Bufonidae Bufo alvarius – sapo grande X X
B. cognatus – sapo c. f.
B. kelloggi – sapito c. f.
B. mazatlanensis – sapo X
B. punctatus o retiformis – sapito pinto X
Bufo sp. – sapo X X
Hylidae Hyla arenicolor – ranita de las cañadas X
Hyla sp. – ranita X X
Pternohyla fodiens – rana X
Leptodactylidae Hylactophryne augusti – ranita ladradora X
Leptodactylus melanonotus – ranita X
Gastrophryne cf. olivacea – ranita olivo X
Pelobatidae Scaphiopus couchi – sapo X
Scaphiopus sp. – sapo X
Ranidae Rana ‘pipiens’ complejo – rana X
Rana sp. – rana X X

REPTILES
El Rancho
Familia Género y especie Golfo La Brisca Térapa La Playa Otros sitios
3 51 59 43
Testudinata gen. et sp. indet. X 13
Emydidae Terrapene – tortuga de caja* c. f. X
Trachemys scripta – tortuga yaqui del agua X X X 10
Kinosternidae Kinosternon sonoriense – tortuga del agua,
casquito X
Kinosternon flavescens – tortuga del agua X
Kinosternon sp. – tortuga del agua c. f. X X
Testudinidae Gopherus o Hesperotestudo – tortuga X 1, 28, 31, 33, 45
Hesperotestudo sp. – tortuga † X X 27, 38, 39
Gopherus sp. – tortuga 26, 27, 44
Crocodylidae Crocodylus acutus – cocodrilo americano c. f.
LOCALIDADES DE VERTEBRADOS FÓSILES DEL NEÓGENO: UNA EVALUACIÓN PRELIMINAR 69

REPTILES (concluye)
El Rancho
Familia Género y especie Golfo La Brisca Térapa La Playa Otros sitios
3 51 59 43
Phrynosomatidae Callisaurus draconoides – perrita c. f.
Sceloporus clarkii – cachorón c. f.
Boidae Constrictor constrictor – corúa X
Colubridae Hypsiglena torquata – culebra nocturna X
Masticophis mentovarius – chirrionera c. f.
Masticophis – chirrionera X
Rhinocheilus lecontei – coralillo falso X
Salvadora sp. – culebra rayada X
Thamnophis cyrtopsis – culebra del agua c. f.
Viperidae Crotalidae indet. – víbora sin identificar- X
Crotalus atrox – víbora de cascabel X
Crotalus sp. – víbora de cascabel X 33

AVES
El Rancho
Familia Género y especie Golfo La Brisca Térapa La Playa Otros sitios
3 51 59 43
Ave indeterminada 14, 26,
Phoenicopteridae Phoenicopterus sp. – flamingo X
Podicipedidae Podilymbus podiceps – zambullidor pico pinto X
Podiceps nigricollis – pato buzo X
Pelecanidae Pelecanus erythrorhynchus – pelícano blanco X
Phalacrocoracidae Phalacrocorax auritus – cormorán X
Ardeidae Ardea herodias – garza X
A. alba – grulla, garza blanca X
Threskiornithidae Plegadis chihi – ibis negro c. f.
Ciconiidae gen. et sp. indet. – cigüeña grande extinta † X
Anatidae Anabernicula oregonensis – pato ganso † X
Anas crecca – cerceta verde c. f. X
A. platyrhynchos/diazi – pato de collar X
A. acuta – pato golondrino X
A. clypeata – pato cucharón X
A. discors – cerceta azul X
A. strepera – pato pinto X
Anas sp. – pato X
Anser sp. – pato grullo X
Aythya collaris – pato boludo X
Branta canadensis – ganso canadiense X
Chen sp. - ganso c. f.
Oxyura jamaicensis – zambullidor X
Vulturidae Coragyps occidentalis – zopilote* X
Gymnogyps sp. – condor* X
Accipitridae Accipitridae gen. et. sp. indet X
Aquila chrysaetos – águila real X
Aquila sp. - águila X
70 DIVERSIDAD BIOLÓGICA DE SONORA

AVES (concluye)
El Rancho
Familia Género y especie Golfo La Brisca Térapa La Playa Otros sitios
3 51 59 43
Buteo sp. - gavilán X
Buteogallus daggetii – aguililla† X
Caracara cheriway – quelele, caracara X
Circus cyaneus – gavilán rastrero X
Ictinia sp. – gavilancito tipo Mississippi X
cf. Spizaetos – aguililla † X
Gruidae Grus sp. – grulla X
Phasianidae Meleagris gallopavo – pavo X 10
Odontophoridae Callipepla douglasii – choli, codorniz cresta
dorada X
Tetronidae ? gen et sp. indet. – urogallo X
Rallidae Porzana carolina – palmateador sora X
Gallinula chloropus – gallito X
Porphyrio martinicus – gallineta morada X
Fulica americana – gallereta cf.
Charadriidae Charadrius vociferus – tildillo X
Strigidae Bubo sp. – búho cornudo X
Strix brea – tecolote La Brea † X X 57
Icteridae Agelaius phoeniceus – tordo sargento X

MAMÍFEROS
El Rancho
Familia Género y especie Golfo La Brisca Térapa La Playa Otros sitios
3 51 59 43
Mylodontidae Paramylodon harlani – perezoso de Harlan X
Paramylodon sp. – perezoso † X
Megalonychidae Megalonyx wheatleyi – perezoso de Wheat-
ley † X
Megatheriidae Nothrotheriops texanus – perezoso † X
Myrmecophagidae Myrmecophaga tridactyla – oso hormiguero
gigante* X
Glyptodontidae Glyptotherium cylindricum - gliptodonte † X
Glyptotherium sp. – gliptodonte † X 14, 18, 30, 60
Pampatheriidae Pampatherium mexicanum † X
Hydrochoeridae Neochoerus sp. – capibara* X
Neochoerus dichroplax – capibara † X
Rodentia Roedor sin identificar 13
Erethizontidae Coendou sp. – puercoespín* X
Heteromyidae Dipodomys sp. – rata canguro X X
Muridae Neotoma sp. – rata de monte, tori X X X
Ondatra sp. – rata almizclera* cf.
Onychomys sp. – ratón saltamontes X
Sigmodon curtisi – rata algodonera de Curtis † X
Sigmodon sp. – rata algodonera X X X X
Geomyidae Geomys sp. – tuza X
LOCALIDADES DE VERTEBRADOS FÓSILES DEL NEÓGENO: UNA EVALUACIÓN PRELIMINAR 71

MAMÍFEROS (continúa)
El Rancho
Familia Género y especie Golfo La Brisca Térapa La Playa Otros sitios
3 51 59 43
gen. et sp. indet. – tuza X
Castoridae Castor californicus – castor † cf.
Sciuridae Cynomys ludovicianus – perrito llanero* X
Spermophilus sp. – juancito, ardillita X
Leporidae Lagomorfo indeterminado X 26, 44
Hypolagus sonoranus conejo extinto † 62
Sylvilagus hibbardi – conejo † X
Sylvilagus sp. – conejo cf.
Lepus sp. – liebre X
Procyonidae Bassariscus astutus – cacomixtle, comadreja X
Procyon sp. – mapache* X X
Felidae Lynx sp. – gato montés cf.
Felis rexroadensis – gato rexroad † X
Felis sp. – gato tamaño de lince [ver Lynx
arriba] X
Panthera onca – tigre, jaguar* cf.
Homotherium sp. – tigre dientes de sable † X
Miracinonyx inexpectatus – guepardo, chee-
tan americano † X
Canidae Canis dirus – lobo gigante † X
Canis edwardii – lobo-coyote† X
Canis lepophagus – lobo † X
Urocyon sp. – zorra gris cf.
Ursidae Tremarctos floridanus – oso cavernario de
Florida † X
Mustelidae Taxidea sp. – tejón X
Gen. et sp. indet. — zorrillo X
Hyaenidae Chasmaporthetes ossifragus – hiena † X
Otariidae Zalophus californicus – lobo marino de Ca-
lifornia 58
Tayassuidae Platygonus vetus – jabalín de Leidy’ † cf.
Platygonus sp. – jabalín o pecarí † X X 13
Camelidae Camelidae indeterminado X 7, 12, 14, 18, 44,
48, 52, 60
Camelops sp. – camello † X X cf. 44
Titanotylopus sp. – camello gigante † X
Hemiauchenia blancoensis – llama blanca † cf.
Hemiauchenia gracilis – llama pequeña † X
Palaeolama sp. – camello de patas muscu-
losas † X
camello stenomyline † 61
camello llamine † X
Cervidae Odocoileus hemionus – venado bura cf. X
O. virginianus – venado cola blanca X
Odocoileus - venado cf. X 13, 14, 60
72 DIVERSIDAD BIOLÓGICA DE SONORA

MAMÍFEROS (concluye)
El Rancho
Familia Género y especie Golfo La Brisca Térapa La Playa Otros sitios
3 51 59 43
Navahoceros sp. – venado de la montaña † cf.
Antilocapridae Antilocapridae indeterminado 14, 33, 48
Capromeryx furcifer – berrendo de Ma-
tthew † X
Capromeryx sp. – berrendo diminuto † X X X
Stockoceros sp. – berrendo de 4 cuernos † X
Tetrameryx sp. – berrendo de 4 cuernos † X X
Gen. et sp. nov. – berrendo de 4 cuernos X
Bovidae Bison sp. – bisonte* † X X X 7, 8, 9, 10, 11,
12, 13, 14, 16,
17, 18, 30, 36,
46, 47, 52, 53, 60
Euceratherium sp. 12
Ovis sp. – borrego cimarrón X
Equidae Equus conversidens – caballo mexicano † cf. 52
E. scotti – caballo scott † cf.
E. tau – onagro pigmeo † cf. 10
Equus sp. – caballo † X X X X 7, 12, 13, 14, 16,
17, 18, 22, 28, 29,
30, 37, 40, cf42,
44, 46, 47, 48,
49, 53, 55, 60
Nannippus sp. caballo de tres dedos † Vargas (sin ubi-
cación en mapa)
Tapiridae Tapirus haysii – tapir de Hay † cf.
T. californicus – tapir de California † cf.
Tapirus sp. – tapir † X
Proboscidea Proboscidio indeterminado 20, 23, 34, 35,
41, 49, 54
Gomphotheriidae Gonfoterio indeterminado 7, 10, cf12, 21, 25
Cuvieronius sp. – gonfoterio † X X 8, 39
Rhynchotherium – gonfoterio † 1, 63
Elephantidae Mammuthus meridionalis – mamut del sur † cf.
Mammuthus imperator – mamut imperial † 10, cf37
Mammuthus sp. – mamut † X X X 4, 5, 6, 7, 12, 14,
15, 17, 19, 21, 24,
28, 30, 32, 37, 40,
46, 47, 48, 50, 52,
56, 60
Notas: identificaciones de aves de Térapa por David W. Steadman (Steadman y Mead, s.f.); cf.: identificación no verificada, †: extinto, *: taxon
localmente ausente, pero en la actualidad vive en otras localidades..
73

CLIMA

LUIS BRITO-CASTILLO,1 MICHAEL A. CRIMMINS2 Y SARA C. DÍAZ C.1

RESUMEN. Según el sistema de clasificación de Köp- of the State, mainly in the mountain region of the Sie-
pen, modificado por García, y los tipos de vegetación rra Madre Occidental. Rainfall events are produced by
del sistema de Brown y Lowe, en Sonora se han clasifi- mid-latitude weather systems in winter and tropical
cado 24 tipos de climas y cinco sistemas de vegeta- weather systems in summer. These weather systems are
ción. Las dos terceras partes del estado están domina- strongly influenced by two large-scale subtropical high
das por el desierto sonorense donde se encuentra la zo- pressure systems, one localized in the Eastern Pacific
na más árida de México. Las lluvias en la entidad au- and the other over the Bermuda Islands which govern
mentan de norte a sur desde menos de 50 mm por año and control the development of weather systems of less-
en el extremo noroeste a más de 1 000 mm por año en er extent. In this chapter, we describe these weather
el extremo sureste del estado, principalmente en las systems, and their influence over temperature and rain-
zonas montañosas de la Sierra Madre Occidental. És- fall along the State, and the climates found in Sonora.
tas son generadas por sistemas meteorológicos de lati- The chapter concludes with a description of the rela-
tudes medias, predominantemente en invierno, y tro- tionships between vegetation and climate, and some
picales durante el verano. Estos sistemas se encuentran of the main trends observed in the climate of Sonora.
fuertemente influenciados por dos celdas semiperma-
nentes de alta presión, una localizada en el Pacífico
Oriental y otra sobre las islas Bermudas, las cuales tie- INTRODUCCIÓN
nen influencia en el desarrollo de los sistemas meteo-
rológicos de menor escala. En el capítulo se hace una
Sonora es un estado con un claro gradiente altitu-
descripción de estos sistemas, de su influencia en los
campos de temperatura y lluvia en el estado y de los dinal por encontrarse en la vertiente exterior de la
tipos de climas presentes. El capítulo concluye con una Sierra Madre Occidental (SMO). Presenta un mar-
descripción de las relaciones encontradas entre los ti- cado declive hacia el Golfo de California desde unos
pos de vegetación y los climas y se mencionan algunos 2 000 m de elevación en la sierra de Álamos al sur
datos sobre las principales tendencias observadas en el del estado. Las serranías están orientadas en el sen-
clima de Sonora. tido sur-sureste (S-SE) y nor-noreste (N-NE) y entre
ellas se forman valles longitudinales a los márge-
ABSTRACT. According to Köppen’s classification, mo- nes de los ríos que a veces se cortan por despeña-
dified by Garcia, and the Biotic Communities classifi- deros y acantilados, para abrirse con mayores di-
cation of Brown and Lowe, 24 different climate types
mensiones al aproximarse a la costa, hasta termi-
and five different types of vegetation have been descri-
nar en páramos o desiertos que adquieren su ma-
bed in Sonora. Two thirds of the State is dominated by
the sonoran desert, where the most arid zone of Mexi- yor extensión en los municipios de Pitiquito y
co is located. Rainfall in Sonora increases from north Caborca al noroeste del estado. En general se pue-
to south, from less than 50 mm in the extreme north- de decir que se definen dos zonas: una montañosa,
west, to more than 1000 mm in the extreme southeast que además de poseer fértiles valles en las márge-
1
Centro de Investigaciones Biológicas del Noroeste.
nes de los ríos, tiene llanuras abiertas en las plani-
2
University of Arizona. cies altas; la otra zona es de terreno plano, ya que a

Brito-Castillo, L., M.A. Crimmins y S.C. Díaz C. 2009. Clima. En: F.E. Molina-Freaner y T.R. Van-Devender, eds. Diversidad
biológica de Sonora. UNAM, México, pp. 73-96.
74 DIVERSIDAD BIOLÓGICA DE SONORA

medida que se aproxima a la costa, va adquiriendo tación. En ocasiones sucede que en climas simila-
mayor extensión, hasta terminar en desiertos por res, las pequeñas diferencias en la periodicidad de
su constitución geológica y su clima, donde la pre- eventos extremos son causas limitantes para la dis-
cipitación total anual es inferior a 50 mm (Go- tribución de algunas especies.
bierno del Estado de Sonora, 2006). En la entidad Varios aspectos del clima de Sonora ya han sido
abundan los climas áridos (Mosiño y García, 1973) descritos por diversos autores; por ejemplo, Ma-
con temperaturas extremosas y escasa precipitación. llery (1936a y 1936b) realizó una evaluación bi-
Las plantas xerófilas son las que mejor se han adap- anual de la lluvia del desierto sonorense y Ronald
tado a estas condiciones y, por lo tanto, son las que Ives (1949) efectuó una recolección de datos de
más abundan. El matorral desértico ocupa poco campo y resumen de información climática du-
más de la mitad de la superficie total de Sonora, rante el periodo de 1928 a 1947 en áreas desérti-
distribuido predominantemente hacia el oeste y cas de Arizona, Sonora y Baja California, mientras
noroeste de la entidad. En contraste, la compleja que Mosiño y García (1981) hicieron un análisis
topografía y las altas elevaciones de la SMO, ubica- de la variabilidad de la lluvia, del que obtuvieron
da al oriente del estado, donde abundan los bos- un diagrama de riesgos por falta de lluvia para Méxi-
ques de coníferas y de encinos, se manifiesta en co. En todo caso, el objetivo del presente capítulo
precipitaciones más abundantes y temperaturas es hacer una síntesis del conocimiento actual del
menos extremosas. clima del estado de Sonora.
Aproximadamente 95% del estado de Sonora
se caracteriza por tener alguna variante de clima
seco, con escasa precipitación y alta temperatura. CONTROLADORES ATMOSFÉRICOS DE GRAN
Según el sistema de clasificación climática de Köp- ESCALA EN EL CLIMA DE SONORA
pen, modificado por García (1988), y el sistema
de clasificación de comunidades bióticas de Brown Sistemas de alta presión subtropicales
y Lowe (1994), en Sonora se han clasificado 24
tipos diferentes de climas y cinco tipos diferentes Los patrones dominantes de circulación atmosfé-
de vegetación. ¿Qué es lo que hace que la entidad rica de gran escala juegan un papel importante en
sostenga esta diversidad de climas y tipos de vege- la determinación del clima de Sonora. La posición
tación? La respuesta es compleja, pues intervienen geográfica y zonal de Sonora es consistente con
muchos factores como su latitud, colindancia con otros sitios áridos alrededor del globo. Muchos de
el Golfo de California, fisiografía, etcétera. Parte los grandes desiertos del mundo se localizan cerca
de la respuesta se encuentra en los sistemas de cir- de los 30° de latitud en ambos hemisferios. La co-
culación atmosférica denominados de gran escala nexión entre la aridez y la latitud se explica me-
por cubrir un radio entre 10 000 y 40 000 km du- diante la formación de sistemas semipermanentes
rante semanas o meses y que son suficientes para de alta presión superficiales cercanos a esta latitud
incidir en todo el planeta. Estos sistemas gobier- a lo largo del globo. Estos sistemas de alta presión
nan el desarrollo y movimiento de los sistemas me- subtropicales se asocian con aire descendente y
teorológicos de escala menor que afectan de ma- traen consigo tiempo claro, seco y cálido sobre las
nera particular a Sonora a lo largo del año y con- áreas donde se posicionan. Sonora se encuentra bajo
trolan las características de temperatura y precipi- la influencia cercana de dos de estos sistemas de
tación en el estado. La descripción de cómo estos alta presión (Schmidt, 1989): los sistemas de alta
sistemas influyen a lo largo del estado permite en- presión del Pacífico Oriental y de las Bermudas
tender la presencia de tanta diversidad de climas y (figura 1). La formación de estos sistemas de alta
tipos de vegetación. Un tanto más difícil es expli- presión está asociada a la circulación de escala glo-
car la relación entre los climas y los tipos de vege- bal que mueve el exceso de energía desde las regio-
CLIMA 75

nes ecuatoriales hacia los polos. Durante el ciclo huracanes (Jáuregui, 1989; Reyes y Mejía-Trejo,
anual, la radiación solar incidente y el calentamien- 1991) y un segundo máximo de precipitación du-
to de la superficie son mayores cerca del ecuador e rante el invierno (de diciembre a febrero). La pre-
inducen a la formación de una vaguada térmica cipitación total de invierno, aun cuando es signifi-
con actividad de tormentas convectivas intensas. cativamente menor a la precipitación de verano,
Esta vaguada térmica también se conoce como es especialmente importante para la vegetación de
Zona Intertropical de Convergencia (ZITC) y se Sonora (Salinas-Zavala et al., 2002), debido a que
mueve hacia el norte y hacia el sur a lo largo del por su larga duración y baja intensidad tiene ma-
año en respuesta a los cambios angulares del sol. El yores posibilidades de infiltrarse a mayor profun-
aire que se eleva desde la ZITC se distribuye y se didad en el suelo y estar disponible hasta la entra-
mueve hacia los polos cuando alcanza el límite de da de la primavera.
la troposfera a altitudes cercanas a los 20 000 m y La precipitación de invierno está asociada a sis-
desciende cerca de los 30° de latitud en ambos temas de baja presión de latitudes medias que atra-
hemisferios, lo cual se relaciona con la formación viesan el norte de México, los cuales transportan
de los sistemas de alta presión subtropicales en la humedad desde el Océano Pacífico y producen llu-
superficie. Debido a los contrastes térmicos entre vias muy dispersas y nieve en zonas elevadas. La
la tierra y el mar (las aguas retienen mejor el calor energía que impulsa a estos sistemas de baja pre-
que el continente y hace que éste se caliente mu- sión proviene de las corrientes de chorro subtropi-
cho más rápido que las aguas y viceversa) los siste- cal y de latitudes medias que pueden ser activas en
mas de alta presión se organizan mejor sobre el las cercanías de Sonora durante el invierno. Sobre
océano. Sonora pueden pasar repetidas veces sistemas in-
La intensidad y posición de los sistemas de alta tensos de baja presión; en la parte frontal de estos
presión del Pacífico Oriental y de las Bermudas sistemas hay un cambio brusco en las propiedades
son factores importantes que influyen en la varia- térmicas y dinámicas de las masas de aire vecinas
bilidad de la precipitación en Sonora desde escalas por lo que se les conoce como frentes fríos extra-
estacionales y decadales. Si el sistema de alta pre- tropicales. Estos sistemas pueden no generar pre-
sión posicionado sobre el Pacífico Oriental es in- cipitación alguna debido al acceso limitado de
usualmente intenso durante el invierno, puede des- humedad subtropical y de altas latitudes. Si ocu-
viar lejos hacia el norte los sistemas de tormentas y rren en el Golfo de México, esos eventos fríos son
limitar la precipitación, mientras que una zona de también conocidos como Nortes y pueden pro-
alta presión en las Bermudas inusualmente inten- mover condiciones ideales para la generación de
sa durante el verano puede fortalecer el flujo desde temperaturas de congelación en un área muy ex-
el sur y transportar precipitaciones por arriba del tensa. Aire fresco y seco y cielos despejados permi-
promedio en la mayor parte del norte de México. ten un enfriamiento radiacional intenso durante
las noches que siguen al paso de un frente frío,
seco e intenso, lo cual es causa de muerte poten-
SISTEMAS METEOROLÓGICOS cial en algunos tipos de vegetación (Turnage y
Hinckley, 1938).
Invierno
Verano
Sonora recibe cerca de ochenta por ciento de la
lluvia anual entre los meses de julio y septiembre, La precipitación de verano en Sonora ocurre como
con algunas aportaciones importantes al final del resultado de dinámicas atmosféricas muy diferen-
verano y principios de otoño debidas a las tormen- tes. La corriente de chorro de latitudes medias que
tas ocasionales producidas en los alrededores de los transporta los sistemas de tormentas de invierno
76 DIVERSIDAD BIOLÓGICA DE SONORA

se desplaza muy al norte durante el verano, mien- México, aunque también se ha reconocido amplia-
tras que la zona de alta presión del Pacífico Orien- mente en la literatura con el término «Sistema del
tal se intensifica hacia la costa occidental de Nor- Monzón de Norteamérica» (SMNA) (Higgins et al.,
teamérica. Las dinámicas atmosféricas que produ- 2003; Vera et al., 2006). De junio a julio los vien-
cen la precipitación de verano no están asociadas tos de niveles medios cercanos a los 3 000 m de
con las corrientes de chorro de escala global ni con altitud cambian de noroeste a sureste, al mismo
los sistemas de baja presión intensos, sino con las tiempo que el sistema de alta presión de las Ber-
tormentas convectivas que surgen por la combina- mudas, que antes se encontraba centrado sobre el
ción del calentamiento solar y la humedad. La ra- Atlántico del este, migra parcialmente hacia el no-
diación y el calentamiento solar son muy abundan- roeste en México y hacia el interior del suroeste de
tes en Sonora durante la primavera y principios del Estados Unidos. Las complejas interacciones entre
verano, pero las condiciones permanecen secas. El el calentamiento superficial, la topografía y los pa-
único ingrediente faltante es la humedad. Un lige- trones de circulación atmosférica de gran escala
ro cambio en los patrones de circulación durante modulan la posición e intensidad del sistema de
el verano permite la entrada de humedad desde el alta presión y permiten que la humedad se trans-
sur, la cual incrementa en forma dramática la acti- porte, principalmente del Océano Pacífico tropi-
vidad de tormentas convectivas sobre la región. Este cal hacia el occidente de México, lo que da inicio a
cambio en la circulación y el incremento de la ac- la estación húmeda de verano (Adams y Comrie,
tividad convectiva en México se conoce como el 1997). Existe un considerable debate sobre cuánta
sistema del Monzón de Norteamérica. humedad contribuye el Golfo de México a la pre-
cipitación estacional del monzón, debido a la pre-
El Monzón de Norteamérica sencia de la SMO que funciona como barrera a este
transporte de humedad (Hales, 1974; Douglas et
La definición oficial para el término «monzón» es al., 1993) y también a la escasa cobertura espacial
un patrón de flujo superficial de viento persistente y temporal de las estaciones meteorológicas y a la
causado por calentamiento diferencial que cambia importancia de la convección profunda en el trans-
de dirección de una estación a otra (Greer, 1996). porte vertical y en el reciclamiento de la humedad
El monzón más estudiado en la tierra es el de la (Higgins et al., 2003). Los experimentos con mo-
India, o Monzón de Asia del Sur, donde el calenta- delos de predicción numérica han mostrado que
miento superficial de la altiplanicie tibetana du- durante el verano la humedad en niveles medios
rante el verano ocasiona que el aire húmedo y cáli- (por encima de los 3 000 m) puede fluir hacia el
do y las tormentas del Océano Índico fluyan hacia norte de México, desde el Golfo de México/Mar
el continente sobre el sur de Asia. Los cambios en Caribe (Schmitz y Mullen, 1996), mientras que
la dirección de los vientos durante el invierno de- en los niveles bajos de la atmósfera la humedad del
bido a un enfriamiento mayor del continente en desierto sonorense fluye desde el Golfo de Cali-
relación al Océano Índico hace que las lluvias ce- fornia (Rasmusson, 1966, 1967 y 1968; Stensrud
sen. Esta variación en la dirección de los vientos, et al., 1995; Mo y Berbery, 2004).
del mar al continente y luego en dirección contra- La actividad de tormentas de la estación mon-
ria, ocurre cada año con el cambio de estaciones. zónica de verano, de julio a septiembre, puede pro-
Norteamérica experimenta un cambio estacio- ducir grandes cantidades de precipitación sobre
nal de vientos similar que controla la precipitación Sonora y constituye la mayor proporción con res-
de verano del sur y oeste de México y el suroeste pecto al total anual en la región. Si un grupo de
de Estados Unidos. Este fenómeno se conoció ori- nubes interactúa con algún grado de organización
ginalmente como «monzón mexicano» (Douglas en una escala horizontal de cientos de kilómetros
et al., 1993), por estar centrado en el noroeste de y un ciclo de vida de horas, se le denomina Siste-
CLIMA 77

ma Convectivo de Mesoscala (MCS, por sus siglas de diferentes intensidades y éstos van desde los más
en inglés) (Farfán y Zehnder, 1994). Los MCS son débiles (perturbaciones y depresiones tropicales)
comunes en Sonora durante el verano (Douglas et hasta los más intensos (huracanes). En un nivel in-
al., 1987; Reyes y Mejía-Trejo, 1991). Algunas zo- termedio se encuentran las tormentas tropicales.
nas elevadas de Sonora reciben más de setenta por Éstas pueden desplazarse hacia el Golfo de Cali-
ciento del total anual de lluvia durante los meses fornia o entrar a tierra directamente en Sonora o
de julio a septiembre con totales de precipitación muy cerca del estado, produciendo enormes can-
por encima de los 150 mm tan sólo en julio. Exis- tidades de lluvia (Jáuregui, 2003). Se ha estimado
te una enorme variabilidad estacional a lo largo de que estos fenómenos pueden contribuir con 16%
la región asociada a la actividad de tormentas y al de la precipitación anual, con intensidades que pue-
volumen de precipitación. Los períodos activos de den ser superiores a 50 mm/24hr (Jáuregui, 1989).
convección a menudo son seguidos por períodos El máximo en la actividad de tormentas que im-
de calmas en la actividad. Esta variabilidad parece pactan a Sonora ocurre durante septiembre y oc-
estar relacionada con ajustes de gran escala en la tubre. Las lluvias diarias que acompañan a estos
posición e intensidad de los sistemas de alta pre- eventos pueden exceder 30 mm y en casos extre-
sión del Pacífico Oriental y de las Bermudas. Las mos pueden superar los 150 mm (Englehart y
ondas del este (García y Trejo, 1994) que produ- Douglas, 2002), por lo que representan una fuen-
cen surgencias de humedad al norte del Golfo de te importante de agua dulce que contribuye a la
California pueden fortalecer la actividad de tor- recarga de acuíferos y llenado de las presas.
mentas del monzón hacia el norte de Sonora, mien-
tras que el debilitamiento del sistema de alta pre- Variabilidad estacional e interanual
sión de las Bermudas y el incremento del flujo seco de la precipitación
del suroeste desde el Pacífico puede suprimir la ac-
tividad de tormentas hacia el sur. Esta alternancia La posibilidad de que se presenten lluvias en So-
entre actividad máxima y mínima es común a lo nora ocurre durante dos estaciones, verano e in-
largo de la estación monzónica. Los períodos de vierno, con períodos secos en otoño y primavera.
lluvia persistente pueden incrementar la humedad La energía y dinámica de la atmósfera necesarias
del suelo a niveles importantes para los procesos para producir la precipitación durante estas dos es-
ecológicos, pero durante períodos de calmas, cáli- taciones se crea a partir de patrones de circulación
dos y secos, los suelos pueden secarse rápidamen- de gran escala fundamentalmente diferentes. De
te. El aprovechamiento de la humedad del suelo ahí que la variabilidad estacional de la precipita-
durante la estación de verano requiere que la vege- ción sea importante de entender. La posición geo-
tación sea capaz de responder y adaptarse rápida- gráfica de Sonora es sólo marginal con respecto a
mente a las condiciones altamente variables; las la intercepción de actividad de tormentas inverna-
plantas de medios áridos y semiáridos exhiben les asociadas a la corriente de chorro de latitudes
numerosas adaptaciones para persistir bajo estas medias. Durante la mayoría de los inviernos, los
condiciones (Schwinning et al., 2004). sistemas de baja presión y las trayectorias de los
frentes fríos pasan muy al norte y sólo ocasional-
Las tormentas tropicales mente lo hacen suficientemente al sur como para
ocasionar temperaturas frescas y precipitación cuan-
La actividad de tormentas tropicales en el Pacífico do la humedad está disponible. La posibilidad de
Oriental también puede contribuir de manera sig- que se presenten las lluvias de verano es más con-
nificativa a la precipitación total anual en Sonora. sistente año tras año, pero también puede variar
En general, los ciclones tropicales se componen de entre los años. Sonora está localizada muy cerca de
varios grupos de sistemas clasificados por medio la región núcleo de actividad de tormentas asocia-
78 DIVERSIDAD BIOLÓGICA DE SONORA

das con el sistema monzónico de verano, pero pue- aguas del mar cálidas se forman sistemas de pre-
de experimentar una alta variabilidad en las canti- sión superficial débiles y áreas extensas de tormen-
dades de precipitación durante el verano y entre tas, mientras aguas frescas fortalecen el tiempo claro
veranos (variabilidad interanual) debido al cam- y seco que acompaña a los sistemas de alta presión
bio en la posición e intensidad de características superficiales. El científico británico Sir Gilbert
de circulación atmosférica importantes como los Thomas Walker publicó por primera vez las gran-
sistemas subtropicales de alta presión del Pacífico des oscilaciones de la presión atmosférica entre la
Oriental y de las Bermudas (figura 1). Cambios India y el Océano Pacífico y su correlación con las
mínimos en la posición e intensidad de estos tipos pautas de temperatura y lluvias a lo largo de mu-
de circulación parecen estar conectados con cam- chas regiones tropicales de la tierra, incluyendo a
bios de escala global en los patrones de circulación la India. Sus resultados ayudaron a entender los
relacionados con cambios en los patrones de tem- cambios que experimenta el campo de presiones
peratura superficial del mar (TSM, v.g., El Niño- entre Darwin y Tahití en el Océano Pacífico, pero
Oscilación del Sur) y pueden persistir por años y no fue sino hasta la década de 1960 que se recono-
causar largos períodos de condiciones húmedas o ció su relación con el fenómeno oceánico de El Niño
secas en Sonora (Brito-Castillo et al., 2003). (Rasmusson y Wallace, 1983), por lo que se acuñó
el término El Niño/Oscilación del Sur (ENSO, por
El Niño-Oscilación del Sur sus siglas en inglés). El Niño se refiere a los cam-
bios periódicos en las temperaturas superficiales del
El clima de Sonora se encuentra fuertemente in- mar (Cane, 1983), mientras que la Oscilación del
fluenciado por los patrones de temperatura super- Sur es la respuesta atmosférica a estos patrones
ficial del mar en la región del Pacífico Ecuatorial (Rasmusson y Wallace, 1983).
(Magaña y Conde, 2000). Estos patrones son ca- Los eventos El Niño y La Niña modulan el mo-
paces de interrumpir la ubicación y trayectoria de vimiento de las corrientes de chorro subtropical y
las corrientes de chorro que transportan los siste- de latitudes medias (i.e., Rasmusson y Wallace,
mas meteorológicos invernales al suroeste de Esta- 1983), que pueden favorecer o impedir los meca-
dos Unidos y al norte de México. La precipitación nismos de precipitación sobre Sonora. El patrón de
de invierno es especialmente impactada y puede circulación asociado con El Niño es una corriente
llegar a ser dramáticamente superior o inferior al de chorro subtropical intensificada que libera hu-
promedio en función de las condiciones en el Pa- medad y tiempo húmedo directamente en el norte
cífico. de México y el suroeste de Estados Unidos. Los even-
Las temperaturas superficiales del mar en el Pa- tos La Niña se encuentran asociados a la presencia
cífico tienden a oscilar con respecto a un valor de- de un domo de alta presión que funciona como
finido como normal entre cálidas y frescas a lo bloqueo (alta subtropical del Pacífico intensifica-
largo del ecuador cada dos a siete años (Trenberth, da) sobre el oeste de Estados Unidos, el cual dirige
1997). Cuando las aguas son inusualmente cálidas las tormentas invernales hacia el norte de Estados
en el Pacífico ecuatorial, desde el centro hacia la Unidos y deja sequía en Sonora.
costa occidental de América, se dice que está ocu- Debido a la influencia en la cantidad de preci-
rriendo un evento El Niño, mientras que por el pitación invernal, la ciclicidad entre eventos El
contrario, cuando las aguas son inusualmente frías Niño y La Niña tiene implicaciones muy prolon-
en esa misma región, se dice que está ocurriendo gadas en los patrones de variabilidad de la precipi-
un evento La Niña. La presión atmosférica y los tación. Se cree que los eventos persistentes de La
patrones de circulación se encuentran fuertemen- Niña durante la década de 1950 fueron los cau-
te relacionados con los cambios en la temperatura santes de precipitaciones invernales por debajo del
superficial del mar. En respuesta a la presencia de promedio sobre el norte de México y, de una ex-
CLIMA 79

tensión mayor, sobre la región del oeste de Esta- tos El Niño y que creó precipitaciones de verano
dos Unidos, lo que dio origen a un período largo por debajo del promedio en México y el suroeste
de sequía (Cole y Cook, 1998). En contraste, el de Estados Unidos. Ambos estudios sugieren que
período comprendido desde mediados de la déca- existen diferentes relaciones entre el ENSO y la pre-
da de 1970 hasta finales de la de 1990 fue húme- cipitación de verano y que al parecer varían entre
do, asociado con el incremento en la frecuencia de eventos específicos. Se requiere más investigación
la actividad de El Niño. para identificar si existe una relación mucho más
La relación entre el ENSO y la precipitación de generalizada.
invierno para Sonora no es lineal. La conexión entre
la precipitación de invierno por debajo del prome- La Oscilación Decadal del Pacífico
dio y eventos La Niña es más intensa que aquella
que existe entre la precipitación de invierno por Los registros históricos y las reconstrucciones pa-
arriba del promedio y eventos El Niño. Los even- leoclimáticas de precipitación sobre el norte de Mé-
tos La Niña tienden a favorecer la intensificación xico muestran una variabilidad adicional que ocu-
del sistema de alta presión del Pacífico Oriental, rre en escalas de tiempo más largas que el período
que es especialmente efectiva en conducir la acti- de 2-7 años característico del ENSO. Los períodos
vidad de tormentas fuera de los límites de Sonora húmedos y secos persistentes, de varias décadas,
y limita la humedad necesaria para la precipita- están presentes en los registros del clima de Sono-
ción. Los eventos El Niño tienden a aparecer con ra. Períodos extensos de sequía ocurrieron durante
diferentes características en relación a su intensi- la década de 1950 y a finales de la de 1990, mien-
dad general y al patrón de temperaturas superfi- tras que el último período, en la década de 1970,
ciales del mar a través del Pacífico (Hoerling y fue inusualmente húmedo (Brito-Castillo et al.,
Kumar, 2002). Las características diferentes de El 2003). El causante potencial de esta variabilidad
Niño pueden crear variaciones en la posición e in- de largo período en la precipitación es un fenóme-
tensidad de la corriente de chorro subtropical y és- no conocido como Oscilación Decadal del Pacífi-
tas pueden a su vez variar entre eventos, por lo que co (PDO, por sus siglas en inglés). El PDO se mani-
eventos distintos de El Niño pueden acarrear pre- fiesta como cambios decadales en la temperatura
cipitaciones por debajo o por arriba del promedio superficial del mar y los patrones de circulación en
en función de la posición e intensidad de sus ca- el Pacífico Norte (Mantua et al., 1997). Durante
racterísticas. la fase positiva (o negativa) del PDO, las temperatu-
La conexión entre el ENSO y la precipitación de ras superficiales del mar a lo largo de las costas de
verano en Sonora es menos clara que durante la Norteamérica están por arriba (o por abajo) del
estación de invierno. Muchos estudios han exami- promedio con un sistema de baja presión intensi-
nado la posible conexión entre la precipitación de ficado (o debilitado) en el golfo de Alaska.
la estación cálida sobre el norte de México y la fase La fase del PDO es importante para Sonora de-
del ENSO, pero han fracasado en identificar una re- bido a su aparente conexión con la actividad del
lación consistente. Reyes y Mejía Trejo notaron en ENSO y con los patrones de teleconexión (McCabe
su estudio hecho en 1991 que la precipitación de y Dettinger, 1999; Brown y Comrie, 2004; Pavia
verano puede ser intensificada cuando le sigue a et al., 2006). El patrón de teleconexión de invier-
eventos El Niño de invierno/primavera debido a no, de condiciones húmedas durante eventos El
la intensificación de la actividad de tormentas tro- Niño, tiende a ser más intenso cuando el PDO se
picales y al flujo de humedad sobre el noroeste de encuentra en su fase positiva. La situación inversa
México. El estudio realizado por Castro et al. durante la fase negativa del PDO también resulta
(2001) concluye que la intensidad del domo sub- cierta, cuando la teleconexión de inviernos secos-
tropical del monzón fue más débil durante even- La Niña es más evidente. Hay controversia sobre
80 DIVERSIDAD BIOLÓGICA DE SONORA

el origen y mecanismos del PDO así como de su pa- lan el clima de Sonora, se han realizado algunos
pel en la modulación de los regímenes de precipi- esfuerzos por identificar la contribución de los sis-
tación local. Hay un consenso creciente de que el temas meteorológicos capaces de causar nubosidad
PDO es un reflejo de largo período de la variabili- y lluvia en el estado, aunque es necesario aclarar
dad del ENSO en el Pacífico Norte en lugar de ser que éstos se han realizado regionalmente (véase,
un modo de variabilidad atmosférica independiente por ejemplo, Douglas y Englehart, 2007). En el
(Newman et al., 2003; Schneider y Cornuelle, estudio realizado por García y Trejo (1994) se con-
2005). No obstante, el PDO parece representar un me- sideran tres regiones para el estado de Sonora (De-
canismo atmosférico de largo período que puede sierto de Altar, Llanura Costera del Pacífico y Norte
impactar las cantidades de precipitación sobre el de la SMO) y mediante el análisis de 15 años de imá-
estado de Sonora por lapsos extensos (Brito-Castillo genes de satélite diarias, en conexión con las cartas
et al., 2002). del tiempo producidas por el Servicio Meteoroló-
gico Nacional, se identificaron los sistemas meteo-
La Oscilación Multidecadal del Atlántico rológicos que podían causar nubosidad y posible
lluvia en éstas. Para la región del Desierto de Altar,
Investigaciones recientes han implicado también que cubre parte del noroeste de Sonora (véase Gar-
una variabilidad de largo período en los patrones cía y Trejo, 1994), existe un marcado equilibrio en
de temperatura superficial del mar a través del la contribución a la generación de nublados y llu-
Océano Atlántico con la variabilidad del clima de vias anuales de los sistemas meteorológicos de in-
Norteamérica. McCabe et al. (2004) sugieren que vierno (de noviembre a abril), como los vientos
la fase entre el PDO y los cambios de largo período del oeste, la corriente de chorro y los frentes extra-
en los patrones de temperatura superficial del Océa- tropicales, lo mismo que en los de verano (mayo a
no Atlántico (Oscilación Multidecadal del Atlán- octubre), como los vientos alisios del este y nores-
tico o AMO, por sus siglas en inglés) (Barnston y Li- te, los ciclones tropicales y el Monzón. Estos siste-
vezey, 1987; Enfield et al., 2001) favorecen los mas, de acuerdo con García y Trejo (1994), con-
patrones de circulación que pueden originar pe- tribuyen con 49.8 y 50.2% en cada estación, res-
ríodos muy extendidos (de 10 a 30 años) de con- pectivamente. Este equilibrio es mucho más evi-
diciones secas en el oeste de Estados Unidos y el dente hacia la porción noroccidental de Sonora,
norte de México. El impacto de la AMO sobre el cli- donde las lluvias de invierno van siendo cada vez
ma de Norteamérica por sí solo parece ser más in- más dominantes en relación con las lluvias de ve-
tenso durante la estación de verano (Sutton y Hod- rano. En el caso de la región de la llanura costera
son, 2005). La AMO puede modular la intensidad y del Pacífico, que cubre el sur del estado, y la región
posición del sistema de alta presión subtropical de del norte de la SMO, que cubre la porción noro-
las Bermudas que, en consecuencia, impacta el flujo riental de Sonora, los sistemas meteorológicos de
de humedad sobre el Golfo de México y el interior verano dominan sobre los de invierno, con una
de México durante la estación monzónica. Se ne- contribución equivalente a 58.5 y 60.2% en cada
cesita realizar más investigación para identificar la región, respectivamente.
sinergia o independencia de los impactos de las os-
cilaciones atmosféricas y oceánicas de gran escala
como el PDO y la AMO sobre los regímenes de preci- TEMPERATURA
pitación de largo período en el norte de México.
Sonora es un estado donde se presentan veranos
Los sistemas meteorológicos por regiones muy calurosos e inviernos muy fríos, puesto que
aquí convergen masas de aire de diferente tempe-
Pese a toda la variedad de elementos que contro- ratura y contenido de humedad. Una masa de aire
CLIMA 81

es un volumen inmenso de aire que cubre miles de raturas máximas durante el día e incrementa las
kilómetros de superficie horizontal, uniforme en temperaturas mínimas durante la noche (Easter-
cuanto a su temperatura y contenido de humedad. ling et al., 1997). En Sonora, la cantidad prome-
Las masas de aire cambian sus características e inter- dio de días nublados anuales se reduce de 120 al
cambian calor y humedad sobre el territorio don- sureste del estado, sobre la SMO, a menos de 40 en
de se desplazan cuando ascienden sobre una zona el extremo noroeste sobre el desierto de Altar
montañosa o por calentamiento o enfriamiento ra- (Jáuregui, 1970).
diacional. De hecho, los desiertos del norte de Mé- En cuanto a la distribución de las zonas térmi-
xico, como el sonorense, son zonas de origen de cas, menos de 1% del territorio sonorense presen-
una masa de aire continental tropical cálida y seca ta temperaturas medias anuales inferiores a 12° C
que se desarrolla en verano y produce las altas tem- (tabla 1), las cuales corresponden a la clasificación
peraturas estivales. En verano, en 74.2% del te- de semifrías y cubren principalmente una fracción
rritorio sonorense las temperaturas llegan a ser su- reducida de la SMO hacia el oriente del estado (fi-
periores a 40° C a la sombra. Las temperaturas más gura 2). La mayor proporción del territorio sono-
altas se presentan en los meses de junio o julio, rense (68.3%) presenta temperaturas medias anua-
con un segundo máximo que muchas estaciones les entre 18 y 22° C, las cuales corresponden a la
registran en septiembre y que es típico de las zonas clasificación de semicálidas y se distribuyen prin-
intertropicales. Por el contrario, cuando la masa cipalmente hacia el oeste y noroeste del estado,
de aire polar continental ingresa a territorio sono- donde se localiza el desierto de Altar. El sur del
rense en invierno, ya sea en forma de nortes, vórti- estado presenta predominantemente temperaturas
ces fríos o depresiones ciclónicas (Mosiño, 1958; medias anuales entre 22 y 26° C, las cuales corres-
Mosiño y García, 1973; García, 1989), se alcan- ponden a la clasificación de cálidas (tabla 1 y figu-
zan los mínimos de temperatura, lo que genera ra 2). Debido a que la humedad aumenta hacia el
nevadas en algunas partes de la SMO. En invierno, sur del estado, el incremento de las temperaturas
en 68.2% del territorio sonorense las temperatu- medias anuales involucra una mayor evapotrans-
ras pueden llegar a ser inferiores a 0° C. Cuando la piración, por lo que el tipo de vegetación existente
temperatura se reduce por debajo de los 0° C hay en el sur se diferencia de los tipos de vegetación
ocurrencia de heladas, muy comunes en enero (más localizados más hacia el norte. La vegetación en el
de cien al norte de la SMO), que es cuando la tem- sur está más íntimamente ligada a la selva baja ca-
peratura se reduce por debajo de los -4° C (Made- ducifolia y al matorral espinoso (Felger, 1993;
rey-Rascón et al., 2001). Las heladas ocurren en Brown y Lowe, 1994).
una porción considerable del desierto sonorense
(Turner et al., 2003), con excepción de las zonas Tabla 1. Superficie cubierta por cada uno
costeras, donde las temperaturas mínimas prome- de los intervalos de temperatura media anual
dio anuales oscilan entre 12 y 22° C. La ocurren- presentes en el estado de Sonora
cia de heladas limita fuertemente la distribución Temperatura Área %
Zona térmica
de especies de las selvas bajas y matorrales espino- (°C) (miles de km²) estatal
8 a 10 Semifría 0.002 0.001
sos en Sonora y Sinaloa que llegan a penetrar en el
10 a 12 0.40 0.22
desierto sonorense (Shreve, 1934). Las heladas
12 a 14 Templada 2.14 1.20
pueden llegar a matar individuos de especies vege- 14 a 16 11.11 6.22
tales al rebasar sus límites mínimos de tolerancia, 16 a 18 14.55 8.14
con lo que se altera la composición de especies y la 18 a 20 Semicálida 29.26 16.37
estructura de las comunidades (Turner et al., 2003). 20 a 22 80.30 44.91
Otro fenómeno que incide en los valores de tem- 22 a 24 Cálida 37.65 21.06
peratura es la nubosidad, la cual reduce las tempe- 24 a 26 3.39 1.89
82 DIVERSIDAD BIOLÓGICA DE SONORA

Tendencias actuales en la temperatura ción de invierno y de verano de un año a otro, pe-


ro no así la naturaleza de la precipitación en cada es-
Debido al gran interés que ha despertado el tema tación. La intensidad, duración, frecuencia y tipo
del calentamiento global (Easterling et al., 1997; de precipitación son todas críticas de cuánta agua
Houghton et al., 2001) y a la necesidad de estu- está disponible y cuándo lo está para la vegetación.
diar la respuesta de los ecosistemas a este fenóme- Las precipitaciones de invierno están relacionadas
no, resulta necesario mencionar dicho tema para generalmente con circulaciones atmosféricas de la-
el caso de Sonora. A inicios de 1900 las heladas se- titudes medias como los sistemas de baja presión y
veras en el desierto de Sonora ocurrían cada dos a frentes fríos. Éstas son producidas a partir de las tor-
tres años (Webb, 1996; Turner et al., 2003). Esta mentas extratropicales del Pacífico (Jáuregui, 1995)
frecuencia se redujo de manera irregular durante que se asocian con la penetración de la corriente
el siglo XX a tal punto que ahora las heladas en el de chorro polar (Brito-Castillo et al., 2003) y con
desierto de Sonora ocurren cada dos décadas o más vaguadas intensas (García y Trejo, 1994; Jáuregui,
(Weiss y Overpeck, 2005) debido al incremento 1995) y que en ocasiones interactúan con la corrien-
de las temperaturas mínimas cuya tendencia se ha te de chorro subtropical (Douglas y Englehart, 1984).
mantenido en los últimos cuarenta años, con lo Estos sistemas producen áreas extensas de precipi-
que se incrementó la temporada libre de heladas y tación con bajas intensidades en periodos largos
disminuyeron los días con temperaturas inferiores (de horas a días). La precipitación puede a menu-
a 0° C. En el caso de las temperaturas máximas en do caer y acumularse en forma de nieve en las áreas
Sonora, éstas se están incrementando a un ritmo elevadas. Estos eventos de baja intensidad y larga
más acelerado que las temperaturas mínimas, pro- duración pueden permitir que la precipitación se
vocando que a partir de 1970 la tendencia en la infiltre a mayor profundidad en áreas con poca pen-
oscilación térmica diurna (OTD), esto es, la tempe- diente y poco escurrimiento superficial. Las tem-
ratura máxima menos la temperatura mínima en peraturas frescas y el ángulo solar bajo durante el
el día, sea positiva (Englehart y Douglas, 2005). invierno también mantienen bajas las tasas de eva-
No está claro todavía de qué manera ha contribui- potranspiración, lo que permite que el agua per-
do el incremento de los gases de invernadero en la manezca en el suelo por períodos más largos.
atmósfera a este calentamiento regional pero se su- La precipitación de verano, en contraste, se ca-
giere que los cambios en el uso del suelo, así como racteriza por ser local, de alta intensidad y corta
la degradación provocada por el sobrepastoreo, que duración y por mostrar una alta variabilidad en
reduce la cubierta vegetal y disminuye la transpi- pocos kilómetros (Gochis et al., 2004). El Sistema
ración, hacen que la temperatura del suelo se eleve del Monzón de Norteamérica transporta la hume-
y se incremente el flujo de calor sensible en rela- dad hacia Sonora y crea un medio favorable para
ción con el flujo de calor latente, lo que promueve las masas de aire de tormentas. Las masas de aire
el calentamiento de las temperaturas máximas e de tormentas no se originan o se ajustan por carac-
incrementa la OTD (DeFries et al., 2002; Englehart terísticas de circulación de gran escala, sino por
y Douglas, 2005). características topográficas de escala menor. Estas
tormentas convectivas pueden producir altas tasas
de lluvia (>25 mm/hr), pero a menudo son de cor-
PRECIPITACIÓN ta duración (<5 hrs) y pequeñas en cobertura (<10
km de amplitud). Las cuencas de drenaje que reci-
Características de la precipitación en Sonora ben la lluvia a partir de tormentas convectivas pue-
den experimentar inundaciones repentinas que re-
Ya se han discutido los mecanismos principales de troceden rápidamente tan pronto la tormenta se
gran escala que controlan en Sonora la precipita- ha disipado. Bajo estas condiciones puede infiltrarse
CLIMA 83

algo de agua hacia el suelo pero el mayor volumen nora decrece de sur a norte y de este a oeste y alcan-
se pierde por escurrimiento. En la región montaño- za más de 1 000 mm en una porción que es infe-
sa de la parte media del estado la lluvia media dia- rior a 1% del territorio estatal (tabla 2) localizada
ria es del orden de 5 mm/día (Gochis et al., 2004) al occidente y sureste del estado (figura 3). En con-
y el máximo mensual y estacional se localiza en la traste, la lluvia anual es inferior a 50 mm en el
vertiente occidental de la SMO. El eje de máxima extremo noroeste, una pequeña porción de terri-
precipitación se aleja de las partes altas de la sierra torio que cubre 0.23% de la superficie estatal. En
en su trayectoria de sur a norte, lo que indica que 18.3% de la entidad la lluvia anual es inferior a
la distancia al Golfo de California y el relieve son 200 mm a lo largo de la planicie costera (figura 3),
factores importantes de este comportamiento. Las mientras que en 70.5% del territorio estatal ésta se
lluvias diarias ocurren muy temprano en el día y presenta entre 200 y 600 mm en una franja que
con mayor frecuencia sobre las partes elevadas de corre de noroeste a sureste en la porción media del
la SMO, pero con poca intensidad. En cambio, en estado. En el 11.2% restante la precipitación total
zonas poco elevadas, la precipitación no es frecuen- anual es superior a 600 mm, distribuida principal-
te, pero ocurre con gran intensidad (Gochis et al., mente hacia el sureste de Sonora, en las partes más
2004) y está desplazada hacia la tarde y noche (Ber- elevadas (figura 3).
bery, 2001).
El inicio de las lluvias usualmente es momentá- Tabla 2. Superficie cubierta por intervalos
de precipitación anual
neo, con cambios abruptos de un tiempo caluroso
Intervalo de precipitación Área %
y seco a uno más húmedo y menos caluroso (Hig-
(mm) (miles de km²) estatal
gins et al., 2003). En las laderas occidentales de la Menos de 50 0.41 0.23
SMO la lluvia total media mensual, durante el vera- 50 a 100 7.78 4.35
no, excede los 30 cm, lo que provoca, en el trans- 100 a 200 24.53 13.72
curso de seis a ocho semanas, el reverdecimiento 200 a 300 32.86 18.37
de la vegetación y cambios drásticos en el paisaje 300 a 400 30.18 16.88
árido hacia condiciones típicas de bosque tropical. 400 a 500 33.79 18.89
El incremento de la precipitación coincide con el 500 a 600 29.29 16.38
incremento del transporte vertical de la humedad 600 a 800 13.52 7.56
por convección (Douglas et al., 1993) y la ocurren- 800 a 1 000 5.71 3.20
cia de vientos del sur que soplan hacia el norte del Más de 1 000 0.76 0.43
Golfo de California (Badán-Dangón et al., 1991;
Bordoni et al., 2004), los cuales constituyen una CLIMA
fuente importante de surgencias de humedad ha-
cia el desierto sonorense (Schmitz y Mullen, 1996) El estado de Sonora se ubica al norte del Trópico
que afectan en gran medida las regiones costeras de Cáncer y, como ya se ha mencionado, se en-
de poca elevación (Gochis et al., 2004) y contri- cuentra bajo la influencia del cinturón de altas pre-
buyen a la alta variabilidad estacional de las llu- siones del hemisferio norte, lo que incide fuerte-
vias. Las altas temperaturas y la radiación solar in- mente en las condiciones de aridez del estado (Sch-
tensa provocan que las plantas utilicen rápidamente midt, 1989). La celda semipermanente de alta pre-
el agua disponible después de los eventos de lluvia sión del Pacífico Nororiental y la corriente fría de
antes que la humedad se evapore. Los suelos se se- California determinan que en 95% del territorio
can muy rápido después de una tormenta, lo que sonorense los climas sean muy áridos, áridos y se-
fuerza a las plantas a conservar el agua y los recur- miáridos (Mosiño y García, 1973). Según la clasi-
sos hasta que ocurran las siguientes lluvias. ficación climática de Köppen, modificada por Gar-
La precipitación total anual en el estado de So- cía (1988), en Sonora se identifican 24 tipos dis-
84 DIVERSIDAD BIOLÓGICA DE SONORA

tintos de climas (figura 4), de los cuales, los que pos, pero siguen siendo las lluvias de verano las
mayor cobertura tienen son los muy áridos o muy que predominan, con el máximo de lluvias pre-
secos, los cuales ocupan 42.2% del territorio (ta- sente en el mes de julio. La estación Riito, San Luis
bla 3) y se caracterizan por su precipitación infe- Río Colorado, situada más hacia el norte, donde
rior a 400 mm al año y por su temperatura media predominan los climas muy áridos semicálidos,
anual de 18 a 26° C; son considerados extremo- muestra que las lluvias de verano son inferiores en
sos, ya que su oscilación térmica es mayor a 14° C. volumen a las lluvias de invierno, lo que indica
Se distribuyen en una extensa franja de terreno que, para el caso de Sonora, las lluvias provenien-
paralela a la costa, que va desde el límite con Sinaloa tes de los frentes extratropicales de invierno van
–ensanchándose en el norte– hasta la porción no- cobrando mayor importancia en relación con las
roccidental en la frontera con Estados Unidos. Los lluvias monzónicas en esta parte del estado.
gráficos de las figuras 5a y 5b muestran el compor- Los climas áridos influyen en los terrenos situa-
tamiento térmico y la distribución mensual de la dos al este de los que presentan climas muy áridos;
lluvia a lo largo del año, en estaciones característi- ocupan cerca de 22% del estado y se extienden en
cas de estos tipos de climas cuya ubicación en el una franja orientada noroeste-sureste, con prolon-
terreno se puede consultar en la figura 4. Con base gaciones hacia las zonas montañosas (figura 4).
en su temperatura y el régimen de lluvias, estos cli- También comprenden las tierras localizadas entre
mas se subdividen en cálidos con lluvias en verano Agua Prieta, Villa Hidalgo y Bavispe. La altitud de
en el sur (estación Presa Álvaro Obregón, Oviachic), estas áreas varía de 600 a 1 400 m, pero dominan
cálidos con lluvias todo el año en el centro (esta- las menores a 1 000 m; entre ellas cabe destacar los
ción El Orégano, Hermosillo) y semicálidos con llu- valles y cañones de los ríos San Miguel de Horcasi-
vias todo el año en el noroeste (estación Riito, San tas, Moctezuma y Yaqui, lo mismo que los sitios
Luis Río Colorado). Los climas muy áridos cáli- donde se ubican las presas Plutarco Elías Calles,
dos con lluvias en verano tienen influencia en la Álvaro Obregón y La Angostura. Con respecto a
zona costera, del centro hacia el sur, y compren- su temperatura media anual, se dividen en: cálidos
den 8% del territorio estatal. En el centro se distri- (con valores de 22° C en adelante), los cuales se dis-
buye en los alrededores de Hermosillo, Miguel Ale- tribuyen del centro hacia el sur del estado, como
mán y El Triunfo, así como en una mínima por- la estación Sahuaripa, Sahuaripa (SMN) (figura 5a);
ción al suroeste de Caborca. Hacia el sur lo hace semicálidos (entre 18 y 20° C), del centro hacia el
por Guaymas, Empalme, Ciudad Obregón, Navo- norte, y templados (entre 12 y 18° C), en el nores-
joa y Huatabampo. La estación Presa Álvaro Obre- te, como la estación Agua Prieta y la colonia Ruiz
gón, característica de estos climas, muestra que las Cortínez (cortina). Obsérvese que en esta estación
lluvias de julio a septiembre concentran la mayor las lluvias pueden presentarse todo el año, con abun-
proporción en relación con las lluvias anuales, con dantes volúmenes durante la época invernal, par-
un máximo en el mes de agosto (figura 5a). Cabe ticularmente en los climas áridos templados y, en
mencionar, sin embargo, que más hacia el occi- menor proporción, en los climas áridos cálidos (fi-
dente, en la zona costera, el máximo de lluvias se gura 5a). Los climas semiáridos se distribuyen ha-
desplaza a septiembre. Los climas muy áridos con cia el este de los climas áridos (figura 4), ocupan
lluvias todo el año se distribuyen predominante- 29.4% de la entidad (tabla 3) y se extienden en una
mente en los terrenos situados al centro entre los franja orientada de noroeste a sureste. Con respec-
cálidos con lluvias en verano y semicálidos con llu- to a su temperatura media anual y el régimen de llu-
vias todo el año. La estación El Orégano, Hermo- vias se dividen en: templados (entre 12 y 18° C),
sillo (figura 5a), característica de este tipo de cli- con lluvias de verano, distribuidos en el norte de
mas, muestra que las lluvias de invierno se incre- la entidad, donde las alturas superan los 1 000 m,
mentan ligeramente en relación con los otros ti- como la estación Bacanuchi, Arizpe (figura 5a);
CLIMA 85

semicálidos (entre 18 y 22° C), con lluvias todo el Sahuaripa (SMN) y San Javier, San Javier; cálidos
año, distribuidos al centro-norte del estado, don- subhúmedos (0.01%) y semifríos subhúmedos
de las lluvias anuales pueden variar de 300 a 1 000 (0.23%).
mm, como la estación Mazatán, Mazatán (figura
5b), y con lluvias de verano, distribuidos al cen-
tro-sur de la entidad; cálidos (entre 22 y 26° C), RELACIÓN ENTRE EL CLIMA
con lluvias todo el año (entre 500 y 800 mm), dis- Y LA VEGETACIÓN
tribuidos al centro del territorio, y con lluvias en
verano, distribuidos al sur de la entidad, como la Las plantas poseen una gran sensibilidad a los nu-
estación Minas Nuevas, Álamos (SMN) (figura 5b). merosos factores físicos y biológicos que interac-
En menor proporción y distribuidos mayoritaria- túan en el medio ambiente y que influyen en las
mente hacia el oriente del estado, en la zona mon- características estructurales, florísticas y de diversi-
tañosa, donde las alturas superan los 1 000 m, se dad de una comunidad vegetal (Rzedowski, 1978;
localizan los climas semicálidos subhúmedos Foster, 1980; Medina, 1995; Mooney et al., 1995).
(1.56%), como la estación Los Algodones, Álamos Por ejemplo, el límite norte de la distribución de
(figura 5b); templados subhúmedos (4.5%), como muchos organismos del matorral espinoso y de la
las estaciones Yécora, Yécora (DGE), Mulatos, selva baja, y en especial de las plantas perennes, es-

Tabla 3. Superficie del estado cubierta por cada tipo de clima


Área %
Tipo climáticoa Símbolob Régimen de lluviasc
(miles de km²) estatal
Muy árido cálido BW(h’)w Verano (5 a 10.2) 14.35 8.02
Muy árido cálido BW(h’)(x’) Todo el año (>18) 6.96 3.89
Muy árido semicálido BWh(x’) Todo el año (>18) 54.11 30.25
Árido cálido BS0(h’)w Verano (5 a 10.2) 7.01 3.92
Árido cálido BS0(h’)(x’) Todo el año (>18) 6.90 3.86
Árido semicálido BS0hw Verano (5 a 10.2) 0.05 0.03
Árido semicálido BS0h(x’) Todo el año (5 a 10.2) 23.23 12.99
Árido templado BS0k(x’) Todo el año (>18) 2.42 1.35
Semiárido templado BS1k(x’) Verano (>18) 17.44 9.75
Semiárido semicálido BS1h(x’) Todo el año (>18) 23.06 12.89
Semiárido semicálido BS1hw Verano (5 a 10.2) 6.25 3.49
Semiárido cálido BS1(h’)(x’) Todo el año (>18) 0.64 0.36
Semiárido cálido BS1(h’)w Verano (5 a 10.2) 5.19 2.90
Semicálido subhúmedo (intermedio) (A)C(w1) Verano (5 a 10.2) 0.40 0.22
Semicálido subhúmedo (menos húmedo) (A)C(w0) Verano (5 a 10.2) 2.03 1.13
Semicálido subhúmedo (menos húmedo) (A)C(w0)x’ Verano (>10.2) 0.37 0.20
Templado subhúmedo (más húmedo) C(w2) Verano (5 a 10.2) 0.36 0.20
Templado subhúmedo (más húmedo) C(w2)x’ Verano (>10.2) 0.55 0.31
Templado subhúmedo (intermedio) C(w1) Verano (5 a 10.2) 0.23 0.13
Templado subhúmedo (intermedio) C(w1)x’ Verano (>10.2) 4.08 2.28
Templado subhúmedo (menos húmedo) C(w0) Verano (5 a 10.2) 0.02 0.01
Templado subhúmedo (menos húmedo) C(w0)x’ Verano (>10.2) 2.81 1.57
Cálido subhúmedo (menos húmedo) Aw0 Verano (5 a 10.2) 0.02 0.01
Semifrío subhúmedo Cb’(w2)x’ Verano (> 10.2) 0.40 0.23
a
Cálido (temperatura media anual >22° C); semicálido (temperatura media anual entre 18 y 22° C); semifrío (temperatura media anual
entre 5 y 12° C). Los grados de humedad se definen por la relación lluvia/temperatura en húmedo. b Según el sistema de clasificación de
Copen modificado por García (1988). c Se refiere al porcentaje de lluvia invernal (enero a marzo) con respecto a la lluvia total anual.
86 DIVERSIDAD BIOLÓGICA DE SONORA

tá limitado por heladas severas (Felger, 1993). De de clima y, consecuentemente, de intervalos am-
igual forma, la riqueza de especies de hábito trepa- plios de condiciones térmicas y de lluvia anual
dor está limitada por las temperaturas mínimas de donde éstos coexisten. La vegetación matorral de-
enero (Molina-Freaner et al., 2004). La evidencia sértico se desarrolla principalmente en un clima
sobre esta restricción en la distribución de especies árido semicálido con lluvias todo el año en el ex-
proviene de observaciones sobre daño en el tejido tremo nororiental (tablas 4 y 5) y ocupa 10% de la
vegetal durante las heladas que ocurren en la re- entidad. El matorral espinoso se desarrolla en el
gión (Shreve, 1914; Turnage y Hinckley, 1938; grupo de climas áridos que predominan en el esta-
Jones, 1979) y las correlaciones que existen entre do, por lo que es el tipo de vegetación que más su-
la distribución de especies y las temperaturas de perficie ocupa (60%). En los climas muy áridos se
invierno (Shreve, 1911 y 1914; Molina-Freaner et establece 50.1% de este tipo de vegetación, 33.9%
al., 2004). Por otra parte, la humedad del suelo en los climas áridos y 16.0% en los semiáridos (ta-
puede también afectar significativamente la distri- bla 5), distribuidos hacia el noroeste, centro-norte
bución de las plantas en las zonas áridas (Shreve, y norte de la entidad. Este tipo de vegetación se ha
1951; Noy-Meir, 1973). Sin embargo, la influen- adaptado muy bien a condiciones con un amplio
cia de la humedad del suelo en la distribución de rango de temperaturas (de 14 a 24° C) y lluvias
plantas del estado de Sonora no está bien docu- (de menos 50 a 800 mm) (tabla 4). La selva baja se
mentada. desarrolla en pequeña proporción en climas tem-
Considerando las cartas de climas, temperatu- plados, pero predominantemente en climas áridos
ras y precipitación (García, 1997a, 1997b y 1997c) y semiáridos. Otro tipo de vegetación como el pas-
proporcionadas por la Comisión Nacional para el tizal se desarrolla principalmente en climas semiá-
Conocimiento de la Biodiversidad, junto con la ridos pero ocupa tan sólo 3% de la entidad, prin-
clasificación de comunidades bióticas de Brown y cipalmente en el norte y extremo nororiental de
Lowe (1994), se establecieron las relaciones entre Sonora. En resumen, se puede decir que, aunque
los tipos de vegetación que se encuentran en So- los diferentes tipos de vegetación pueden estable-
nora y las condiciones climáticas en las que se esta- cerse en condiciones climáticas muy diversas, és-
blecen (tabla 4), así como su proporción en cada tos muestran preferencia por algún tipo de clima
grupo climático (tabla 5). A partir de los resulta- (tablas 4 y 5).
dos presentados en los tablas 4 y 5, se observa que Para concluir, es importante mencionar los cam-
para cada tipo de vegetación hay más de un tipo bios que se están documentando en el clima de

Tabla 4. Relación entre los tipos de vegetación que se encuentran en Sonora y las condiciones climáticas
en las que se establecen
Temperatura Lluvia
Tipo de vegetación Tipo de clima media anual
anual (°C) (mm)
Matorral desértico BWh(x’), BW(h’)w, BS0h(x’), BW(h’)x’ 14 a 24 <50 a 500
Matorral espinoso BWh(x’), BW(h’)(x’), BW(h’)w, BS0(h’)w, BS0h(x’), BS0k(x’), BS0hw,
BS0(h’)w, BS0(h’)(x’), BS1h(x’), BS1k(x’), BS1hw, BS1(h’)w, C(w0)x’ 14 a 24 <50 a 800
Pastizal BS0h(x’), BS0k(x’), BS1h(x’), BS1k(x’), Bwh(x’), C(w1)x’, C(w0)x’ 12 a 22 100 a 1000
Bosque de coníferas Aw0, (A)C(w1), (A)C(w0), (A)C(w0)x’, BS0h(x’), BS0k(x’), BS0(h’)(x’),
BS1hw, BS1h(x’), BS1k(x’), BS1(h’)w, BS1(h’)(x’), Cb’(w2)x’, C(w1),
C(w1)x’, C(w2), C(w2)x’, C(w0), C(w0)x’ 8 a 26 200 a 1200
Selva baja Aw0, (A)C(w1), (A)C(w0), (A)C(w0)x’, BS0h(x’), BS0(h’)w, BS0(h’)(x’),
BS1hw, BS1h(x’), BS1k(x’), BS1(h’)w, BS1(h’)(x’), BW(h’)w, C(w1),
C(w1)x’, C(w2), C(w2)x’, C(w0), C(w0)x’ 14 a 26 300 a 1200
CLIMA 87

Tabla 5. Proporción de los tipos de vegetación establecidos en Sonora en cada grupo climático
Área Clima Climas Clima
Tipo Climas Climas Climas Climas
(miles cálido muy semifrío
de vegetación semicálidos áridos semiáridos templados
de km²) subhúmedo áridos subhúmedo
Matorral desértico 14.379 0.000 0.000 200 100 400 0.000 0.000
Matorral espinoso 91.476 0.000 0.278 117.730 87.797 393.950 0.244 0.000
Selva baja 18.578 0.066 7.748 81.083 88.812 19.266 3.026 0.000
Bosque de coníferas 19.112 0.070 13.036 53.479 247.077 25.000 236.548 24.802
Pastizal 4.642 0.000 0.000 67.097 126.342 0.000 6.561 0.000
Sonora y las tendencias observadas en las tempera- culation of the North American Monsoon as Re-
turas mínimas (Weiss y Overpeck, 2005) y máxi- vealed by QuikSCAT. Geophysical Research Letters
mas que, junto con el sobrepastoreo y la sobreex- 31, L10109, doi: 10.1029/2004GL020009.
plotación de los recursos naturales, se espera que BRITO-CASTILLO, L., A. LEYVA-CONTRERAS, A.V. DO-
UGLAS y D. LLUCH-BELDA. 2002. Pacific Decadal
tengan un impacto significativo en los ecosistemas
Oscillation and the Filled Capacity of Dams on the
de Sonora, por lo que resulta necesario realizar in-
Rivers of the Gulf of California Continental Water-
vestigación sobre sus consecuencias ecológicas. shed. Atmósfera 15: 121-138.
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Se agradece a las autoridades del Centro de Inves- International Journal of Climatology 23: 751-768.
tigaciones Biológicas del Noroeste y a la Universi- BROWN D.E., y C.H. LOWE. 1994. Biotic Communi-
dad de Guadalajara por el apoyo recibido en la rea- ties of the Southwest. En: D.E Brown, ed., Biotic
lización de este capítulo. Este trabajo fue posible Communities Southwestern United States and Nor-
thwestern Mexico. University of Utah Press, pp. 342
gracias al apoyo otorgado por los proyectos S0013-
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CLIMA 91

Figura 1. Posición media de las características de circulación atmosférica de gran escala en las proximidades de Sonora durante
verano (imagen superior) e invierno (imagen inferior).
92 DIVERSIDAD BIOLÓGICA DE SONORA

Figura 2. Mapa de zonas térmicas del estado de Sonora. Modificado de García (1997b).
CLIMA 93

Figura 3. Distribución de la precipitación anual en el estado de Sonora. Modificado de García (1997c).


94 DIVERSIDAD BIOLÓGICA DE SONORA

Figura 4. Climas en el estado de Sonora según el sistema de clasificación climática de Köppen modificado por García (1997a).
CLIMA 95

Figura 5a. Gráficas de estaciones climatológicas en las que se muestran localidad, coordenadas geográficas, altitud en metros,
marcha anual de las temperaturas máxima, media y mínima en grados centígrados, precipitación total anual en milímetros y
clasificación climática de acuerdo con Köppen, modificado por García (1988), representando a los climas muy áridos, áridos y
semiáridos.
96 DIVERSIDAD BIOLÓGICA DE SONORA

Figura 5b. Gráficas de estaciones climatológicas en las que se muestran localidad, coordenadas geográficas, altitud en metros,
marcha anual de las temperaturas máxima, media y mínima en grados centígrados, precipitación total anual en milímetros y
clasificación climática de acuerdo con Köppen, modificado por García (1988), representando a los climas semiárido semicáli-
do, semiárido cálido, semicálido subhúmedo y templados subhúmedos.
97

DIVERSIDAD GENÉTICA DE LA BIOTA


FRANCISCO E. MOLINA-FREANER,1 THERESE A. MARKOW,2 EDWARD J. PFEILER,3 OCTAVIO R. ROJAS-SOTO,4
ALEJANDRO VARELA-ROMERO,5 ADRIÁN QUIJADA-MASCAREÑAS,6 MARTÍN ESQUEDA3
Y GLORIA YÉPIZ-PLASCENCIA3

RESUMEN. En este capítulo se hace una revisión de ated by the Gulf of California and the Sierra Ma-
los estudios sobre genética de poblaciones y filo- dre Occidental.
geografía de la biota del estado de Sonora y se pre-
senta un resumen del conocimiento actual. Se re-
copilan trabajos sobre aproximadamente cien es- INTRODUCCIÓN
pecies que incluyen organismos patógenos, plan-
tas, invertebrados, peces dulceacuícolas, anfibios, En este capítulo elaboramos una síntesis del cono-
reptiles, aves y mamíferos y se describen algunos cimiento sobre la diversidad genética de la biota
de los patrones generales que se han detectado en del estado de Sonora. Hemos dividido el capítulo
la región. Para el caso de plantas, varios estudios en secciones correspondientes a los diferentes gru-
han detectado que la diversidad genética disminu- pos de organismos que han sido estudiados en la
ye con la latitud. Para el caso de varias especies de entidad. Sin embargo, antes de presentar los datos
anfibios, reptiles, mamíferos y aves, la estructura sobre los patrones que se han detectado para plan-
filogeográfica muestra divisiones creadas por el tas, invertebrados y vertebrados, queremos tratar
Golfo de California y la Sierra Madre Occidental. dos aspectos como preámbulo a este capítulo. El
primero es entender por qué el estudio de la diver-
ABSTRACT. In this chapter, we review studies on sidad genética es relevante para la comprensión de
the population genetics and phylogeography of the la diversidad biológica. El segundo aspecto es una
biota from the state of Sonora and provide a sum- breve introducción a la genética de poblaciones y
mary about our current knowledge. Studies about la filogeografía, ya que estas áreas de la biología
one hundred species that include pathogenic mi- evolutiva son las que intentan entender y explicar
croorganisms, plants, invertebrates, freshwater fish- los patrones de diversidad genética detectados en
es, amphibian, reptiles, birds and mammals are la naturaleza.
compiled and some of the general patterns that La diversidad biológica o biodiversidad común-
have emerged in the region are summarized. For mente se define como la variedad y variabilidad de
plants, several studies have detected that genetic los seres vivos y de los complejos ecológicos donde
diversity declines with latitude. For several amphib- viven (Noss, 1990). Sin embargo, los intentos por
ian, reptilian, mammalian and bird species, the phy- medirla o cuantificarla a menudo se enfrentan con
logeographic structure exhibit clear divisions cre- problemas debido a que es fundamentalmente un
1
concepto multidimensional que no puede redu-
Universidad Nacional Autónoma de México.
2
University of California, San Diego. cirse a un solo número (Purvis y Hector, 2000). La
3
Centro de Investigación en Alimentación y Desarrollo. biodiversidad incluye al menos tres niveles de or-
4
Instituto de Ecología. ganización biológica. Estos niveles son: 1) la di-
5
Universidad de Sonora. Centro de Investigación en Alimen-
tación y Desarrollo. versidad o variabilidad genética de las poblaciones
6
University of Arizona. a nivel intraespecífico; 2) la diversidad de especies,
Molina-Freaner, F.E., T.A. Markow, E.J. Pfeiler, O.R. Rojas-Soto, A. Varela-Romero, A. Quijada-Mascareñas, M. Esqueda
y G. Yépiz-Plascencia. 2009. Diversidad genética de la biota. En: F.E. Molina-Freaner y T.R. Van Devender, eds.
Diversidad biológica de Sonora. UNAM, México, pp. 97-128.
98 DIVERSIDAD BIOLÓGICA DE SONORA

que incluye tanto la cantidad de especies como sus integración entre los diferentes niveles de la diver-
frecuencias relativas y, 3) la diversidad ecosistémi- sidad biológica. Por ejemplo, para el caso de la biota
ca, que se refiere a la variabilidad ecológica de los de islas, se han detectado correlaciones significati-
complejos que forman los organismos con su am- vas entre la diversidad genética de las especies cons-
biente. La diversidad de especies ha sido el com- tituyentes y la diversidad de especies (Vellend,
ponente de la diversidad biológica que más aten- 2003). Los modelos que pretenden ligar los meca-
ción ha recibido debido a la importancia de las nismos que operan entre estos niveles de la diver-
especies como unidad biológica y a la relativa faci- sidad biológica se están empezando a construir
lidad con la que puede medirse (Gaston, 2000). (Vellend, 2005) y se espera que aporten explica-
Sin embargo, hay muchos aspectos de los patrones ciones sobre las causas que generan las correlacio-
globales de la biodiversidad para los cuales se des- nes que se han observado entre niveles.
conocen los mecanismos causales y que deman-
dan explicaciones del nivel genético y ecológico
(Gaston, 2000). GENÉTICA DE POBLACIONES Y FILOGEOGRAFÍA
Uno de los problemas con las definiciones de
biodiversidad es que no hacen mención explícita A pesar de estas limitaciones sobre la integración
de los mecanismos que generan y mantienen la entre niveles, es importante señalar que la diversi-
diversidad, ni existe un marco teórico que integre dad genética es uno de los niveles más básicos de la
los diferentes niveles de organización de la diversi- diversidad biológica. Es en este nivel de organiza-
dad biológica (Noss, 1990; Vellend, 2003 y 2005). ción (genes) donde se genera la variación que per-
Por ejemplo, la diversidad genética ha sido domi- mite a las poblaciones evolucionar y adaptarse a su
nio casi exclusivo de la genética de poblaciones y ambiente. Existe una larga tradición científica que
la diversidad de especies ha sido un problema cen- ha estudiado los patrones de diversidad genética y
tral de la ecología de comunidades. Sin embargo, los mecanismos que la generan y mantienen. Es-
está claro que ambos campos comparten el mismo tos problemas son del dominio de la genética de
interés por explicar los números y las frecuencias poblaciones, la cual constituye la rama de la biolo-
relativas de las variantes biológicas en la naturale- gía evolutiva que estudia los procesos microevolu-
za. En el caso de la genética de poblaciones estas va- tivos (Futuyma, 1998). La genética de poblacio-
riantes son genotipos o alelos y, en el caso de la eco- nes usa los modelos teóricos en conjunto con los
logía de comunidades, se denominan especies (Ve- estudios empíricos y experimentales para enten-
llend, 2005). Las aproximaciones teóricas también der los mecanismos que determinan la diversidad
tienen una similitud sorprendente. Por ejemplo, genética y los cambios que ocurren a nivel genéti-
el modelo de islas de Sewal Wright (1940) propo- co dentro y entre poblaciones, incluyendo aque-
ne que el balance entre el flujo y la deriva génica llos que llevan a la adaptación y la especiación. La
determina la diversidad genética, mientras que el genética de poblaciones pretende abordar el estu-
modelo de biogeografía de islas de MacArthur y dio de las causas de la evolución y por ello tiene
Wilson (1967) propone que el balance entre la una posición importante dentro de la biología evo-
colonización y extinción determina la diversidad lutiva (Futuyma, 1998).
de especies (Vellend, 2003). Los niveles de diversi- Las causas de la evolución son multifactoriales
dad en los diferentes componentes de la diversi- y, por lo tanto, es necesario adoptar una serie de
dad biológica (genética, ecosistémica y de especies) enfoques (teóricos, empíricos y experimentales)
son afectados por una multitud de procesos que para entenderlas. Los modelos teóricos juegan un
actúan en diferentes escalas espaciales y tempora- papel muy importante, ya que sirven para identifi-
les. Sin embargo, no existe un marco teórico que car los parámetros más importantes que afectan el
prediga bajo qué condiciones se espera que exista sistema de estudio. También sirven como guía en
DIVERSIDAD GENÉTICA DE LA BIOTA 99

la colecta, organización e interpretación de obser- ferir el genotipo para genes particulares (Lewon-
vaciones y experimentos, aportan predicciones tin, 1991), mientras que las aloenzimas (variantes
cuantitativas importantes sobre el comportamien- alélicas de las enzimas) permitieron por primera
to del sistema y sugieren observaciones y experi- vez evaluar los niveles de variación de prácticamente
mentos críticos. La genética de poblaciones parte cualquier organismo y conocer la distribución de fre-
de que las mutaciones y la recombinación son las cuencias de los variantes electroforéticos (Lewon-
fuentes originales de la variación genética y define tin, 1991). Esta técnica tuvo un gran impacto en los
a la evolución como el cambio en las frecuencias estudios empíricos, toda vez que era fácil de aplicar
alélicas en las poblaciones a través del tiempo. Por a cualquier organismo e hizo posible estimar los ni-
lo tanto, las fuerzas evolutivas se consideran como veles de polimorfismo, la heterocigosidad y los nive-
los procesos que causan cambios en las frecuencias les de diferenciación de plantas y animales. Sin em-
alélicas. Las fuerzas evolutivas son la mutación, el bargo, la electroforesis de proteínas no detecta toda
flujo génico, la deriva génica y la selección natural. la variación genética, en virtud de que muchas subs-
Estas fuerzas evolutivas, en conjunto con otros fac- tituciones de nucleótidos no producen cambios en
tores tales como el sistema reproductivo, afectan las secuencias de aminoácidos.
los niveles de variación y la estructura genética de La revolución de la biología molecular intro-
las poblaciones. La genética de poblaciones posee dujo nuevas técnicas y marcadores a la genética de
un robusto cuerpo de modelos teóricos que explo- poblaciones, como los marcadores con base en ADN
ra el efecto de cada una de estas fuerzas evolutivas que evalúan la variación que ocurre a nivel de las
actuando independientemente o en combinación secuencias de nucleótidos y que, en consecuencia,
sobre un gen o conjunto de genes. Estos modelos se consideran más precisos que las aloenzimas. Asi-
constituyen la base conceptual para entender el mismo, el descubrimiento de las enzimas de res-
efecto de las fuerzas evolutivas en los niveles y los tricción introdujo a los RFLP (Restriction Fragment
patrones de variación genética dentro y entre po- Length Polymorphism) y la reacción en cadena de
blaciones (Hedrick, 2000). la polimerasa permitió el desarrollo de los RAPD
La genética de poblaciones tiene como una de (Randomly Amplified Polymorphic DNA), los AFLP
sus tareas más importantes el documentar qué tanta (Amplified Fragment Length Polymorphism), los
diversidad genética existe en las poblaciones natu- ISSR (Inter Simple Sequence Repeat) y los microsa-
rales y explicar su origen, mantenimiento e impor- télites como marcadores (Schlötterer, 2004). Final-
tancia evolutiva (Hart y Clark, 1989). Dado que mente, las técnicas para secuenciar directamente
los modelos usan al gen y sus variantes (alelos) co- el ADN permitieron obtener información precisa y
mo la unidad básica de análisis, el enfoque empíri- completa sobre la variación en regiones específicas
co de la genética de poblaciones ha consistido en del genoma de prácticamente cualquier organis-
la recopilación de datos sobre los patrones de va- mo, de tal forma que, aunque inicialmente la ob-
riación genética (genes) en poblaciones y su aso- tención de secuencias era un proceso laborioso y
ciación con factores del medio ambiente. Los pri- caro, hoy en día los avances en la tecnología de
meros marcadores genéticos que se emplearon en secuenciación permiten el análisis de secuencias de
estos estudios fueron los polimorfismos morfoló- muchos fragmentos de ADN de un número razona-
gicos, los tipos sanguíneos, las inversiones cromo- ble de individuos (Schlötterer, 2004).
sómicas y las aloenzimas y, a partir de los años Por su parte, la filogeografía es el campo de la
ochenta, se observó un enorme desarrollo de los biogeografía que estudia los principios y procesos
marcadores basados en ADN y en las secuencias de que determinan la distribución geográfica de lina-
nucleótidos. La electroforesis de proteínas permi- jes genealógicos a nivel intraespecífico. Este cam-
tió detectar substituciones de aminoácidos en ex- po intenta formar un puente entre la genética de
tractos provenientes de diferentes individuos e in- poblaciones y la sistemática, ya que usa un enfo-
100 DIVERSIDAD BIOLÓGICA DE SONORA

que filogenético a un nivel intraespecífico (Avise cada grupo en el estado. El criterio para incluir tra-
et al., 1987). Su gestación se produjo a partir de la bajos en este resumen es que el estudio haya anali-
introducción del análisis de ADN mitocondrial a la zado al menos una población o muestra del estado
genética de poblaciones y al desarrollo de modelos de Sonora.
sobre procesos genealógicos conocidos como coa-
lescencia (Avise, 1998). Organismos patógenos
El análisis filogeográfico estudia la distribución
espacial dentro y entre poblaciones de variantes o Históricamente la biología de poblaciones ha visto
alelos de los que se conocen o deducen sus relacio- a los organismos patógenos como agentes selecti-
nes filogenéticas. Aunque en su mayoría los estu- vos de diversos grupos de vertebrados y plantas y no
dios empíricos emplean ADN mitocondrial, hoy en como sujetos de estudio per se (Levin et al., 1999).
día los que exploran aspectos filogenéticos de la Sin embargo, la importancia de problemas como
distribución espacial de cualquier carácter genéti- la resistencia a antibióticos o fungicidas ha cam-
co califican como filogeográficos. Estos estudios en- biado esta percepción y actualmente el estudio de
fatizan la influencia de factores históricos (disper- la genética de poblaciones de los organismos in-
sión o vicarianza) en la distribución geográfica de fecciosos ofrece oportunidades únicas de entender
linajes. a la evolución «en acción» (Maynard-Smith et al.,
Los diversos marcadores genéticos que se han 2000). El enfoque genético poblacional en el estu-
empleado en genética de poblaciones y filogeogra- dio de virus (García-Arenal et al., 2001; Moya et
fía han permitido recopilar una enorme base em- al., 2004), bacterias y hongos (Spratt y Maiden,
pírica sobre los patrones generales de variación en 1999; Pérez-Lozada et al., 2006) y hongos (Mc-
prácticamente todos los grupos de organismos. De- Donald y Linde, 2002) causantes de enfermeda-
bido a la relevancia que tiene la diversidad genéti- des de vertebrados y plantas ha aportado conoci-
ca en la evolución, en los procesos adaptativos, en miento fundamental sobre su historia epidemio-
la diferenciación y formación de ecotipos regiona- lógica y para el diseño de medidas efectivas de con-
les y en la especiación, creemos que se justifica in- trol. En el caso del estado de Sonora los estudios
cluir un capítulo sobre este nivel en un libro sobre sobre la diversidad genética de organismos pató-
la diversidad biológica de una región como el esta- genos son recientes e incluyen a cinco «especies»
do de Sonora. de virus, dos bacterias y dos hongos (tabla 1).
Los estudios realizados sobre la diversidad y es-
tructura genética de virus que inducen enferme-
PATRONES DE DIVERSIDAD GENÉTICA dades han producido evidencia sobre su origen y
Y FILOGEOGRÁFICA EN LA BIOTA DE SONORA dispersión en las poblaciones de hospederos y so-
bre las fuerzas que promueven su emergencia (Mo-
En esta sección recopilamos los estudios que han ya et al., 2004). Por ejemplo, se sabe que el virus
abordado diversos aspectos de la genética pobla- de la fiebre del Nilo, que afecta a seres humanos,
cional y la filogeografía de los diferentes organis- llegó a Norteamérica a través de Nueva York en
mos del estado de Sonora. Presentamos una tabla 1999 y que posteriormente se ha dispersado por
que resume los trabajos por grupo taxonómico y Estados Unidos y México usando mosquitos como
posteriormente discutimos varios estudios de caso vectores (Elizondo-Quiroga et al., 2005). Uno de
que muestran los patrones más importantes que se los primeros casos de infección por fiebre del Nilo
han detectado tanto en estudios genético-pobla- en México se detectó en el estado de Sonora (Eli-
cionales como en estudios filogeográficos. Termi- zondo-Quiroga et al., 2005) y, por lo tanto, resul-
namos cada sección con algunas ideas sobre pro- ta relevante conocer su origen y dispersión. Los
blemas importantes que requieren de estudio para datos de la secuencia completa del genoma de este
DIVERSIDAD GENÉTICA DE LA BIOTA 101

Tabla 1. Estudios sobre la diversidad genética de organismos patógenos del estado de Sonora
Especie Marcador molecular Referencia
Virus estomatitis vesicular del ganado Secuencias de nucleótidos Nichol, 1987; Bilsel et al., 1990
(Proteína P y N)
Virus de la rabia Secuencias de nucleótidos (Nucleopro- De Mattos et al., 1999; Velasco-Vi-
teina), antígenos lla et al., 2002
Geminivirus de cultivos Secuencias de nucleótidos (AV1) Brown, 1998; Brown et al., 1999

Virus del síndrome reproductivo y Secuencias de nucleótidos (ORF5) Macías et al., 2006
respiratorio porcino
Virus de la fiebre del Nilo Secuencias de nucleótidos (pr-ME) y de Elizondo-Quiroga et al., 2005; Dear-
todo el genoma doff et al., 2006
Bacillus thuringiensis Patrones de amplificación del gen cry Bravo et al., 1998
Vibrio cholerae Aloenzimas Beltrán et al., 1999
Puccinia coronata Virulencia Leonard, K.J. et al., 2005
Rhizoctonia solani AFLP Meza-Moller, 2006

virus, obtenidos de muestras aisladas de diversas es relativamente frecuente (Beltrán et al. 1999). Sin
aves de México, muestran que al menos ha habido embargo, en otras muestras se detectaron linajes
dos eventos de introducción a México (Deardoff clonales que persisten por largos períodos y que tu-
et al., 2006). Las cepas detectadas en Sonora y Baja vieron una distribución muy amplia. Por ejemplo,
California parecen provenir del suroeste de Esta- el clon ET 196 fue detectado en humanos infecta-
dos Unidos, mientras que las cepas del sureste de dos en la India entre 1968 y 1974 y también se en-
México al parecer provienen de la costa este de contró en agua de pozo en Campeche en 1992 y en
Estados Unidos (Deardoff et al., 2006). un pez colectado en Sonora en 1993 (Beltrán et al.,
Dependiendo de la importancia de la recombi- 1999). La evidencia obtenida con esta bacteria in-
nación, la estructura genética de las bacterias pató- dica que estos clones pueden persistir por al menos
genas muestra todo un espectro de variación que 24 años y tener una distribución intercontinental.
va desde poblaciones compuestas por clones esta- El conocimiento sobre la estructura genética de
bles que sólo cambian por mutación, a una pobla- hongos fitopatógenos puede aportar información
ción «panmictica» donde la recombinación es tan útil para el manejo de enfermedades y la preven-
frecuente que no permite la permanencia de clo- ción de epidemias. En el estado de Sonora los hon-
nes estables (Spratt y Maiden, 1999). En la mayo- gos pueden convertirse en verdaderas epidemias pa-
ría de las especies la estructura genética es interme- ra la agricultura cuando se siembran grandes ex-
dia, es decir, la recombinación es importante pero tensiones con pocas variedades, ya que existe una
no lo suficiente para prevenir la emergencia de lina- alta humedad asociada a huracanes y una alta di-
jes clonales (Spratt y Maiden, 1999). Por ejemplo, versidad genética de patógenos (Dubin y Torres,
algunas cepas (O1 y O139) de la bacteria Vibrio 1981). Rhizoctonia solani es un fitopatógeno de dis-
cholerae que habitan en ambientes acuáticos son tribución cosmopolita, presente en la mayoría de
causantes de una enfermedad gastrointestinal en los suelos agrícolas, que ataca una amplia variedad
humanos conocida como cólera. Beltrán et al. de cultivos. Meza-Moller (2006) analizó la varia-
(1999) estudiaron, con base en aloenzimas, 397 bilidad genética de 41 aislados de R. solani obteni-
muestras de México (incluyendo varias de Sonora) dos de la rizósfera de Vitis vinifera var. Perlette de
y otras regiones del mundo. En algunas muestras se un campo agrícola de Sonora mediante el uso de
encontró una asociación aleatoria de alelos en di- AFLP. De los 41 aislados se identificaron 36 patro-
ferentes loci, lo que indica que la recombinación nes de AFLP y cinco clones. Estos resultados indi-
102 DIVERSIDAD BIOLÓGICA DE SONORA

can que este hongo mantiene niveles moderados de plantas vasculares en Sonora (Van Devender et
de diversidad genética en la escala espacial de un al., en este vol.). Los primeros trabajos que estu-
campo agrícola. diaron la diversidad genética de plantas del estado
Nuestro conocimiento sobre los patrones de di- se realizaron durante la década de los años setenta
versidad genética de la gran mayoría de los orga- y emplearon aloenzimas. Hasta la fecha, estos es-
nismos patógenos del estado de Sonora y de Méxi- tudios han incluido sólo 19 taxones (tabla 2), la
co en general es aún muy pobre. Es evidente que re- gran mayoría especies perennes pertenecientes a dos
querimos de estudios sobre la diversidad genética familias (Cactaceae y Agavaceae), y es evidente que
de los organismos patógenos que afectan la salud nuestro conocimiento es todavía muy limitado.
humana y las actividades agrícolas de la entidad. El estudio de la diversidad genética de cactos
Por ejemplo, nuestro conocimiento sobre la diver- columnares de la región ha permitido elucidar el
sidad de las cepas del virus responsable de la fiebre papel de diferentes tipos de polinizadores y dis-
del dengue es pobre y su estudio puede aportar persores en su estructura genética. Se espera que
herramientas útiles para el control de esta enfer- los polinizadores y dispersores de gran movilidad
medad. Lo mismo puede decirse sobre la mayoría sean capaces de mover el polen y las semillas a gran-
de los patógenos que afectan a la agricultura y la des distancias y, por lo tanto, generen menores ni-
ganadería de la entidad. veles de diferenciación que aquellas especies poli-
nizadas y dispersadas por agentes bióticos de me-
Plantas nor capacidad de movimiento. Los estudios sobre
los patrones de diversidad y estructura genética de
Se estima que existen alrededor de 3 483 especies cactos columnares de la región parecen apoyar esta
Tabla 2. Estudios sobre la diversidad y estructura genética de plantas de Sonora
Familia Especie Marcador molecular Referencia
Fouquieraceae Fouquieria columnaris Aloenzimas Hall, 1973; Gutiérrez-Ruacho, 2002
AFLP
Scrophulariaceae Mabrya geniculata Aloenzimas Elisens y Crawford, 1988
Solanaceae Capsicum annum Aloenzimas Loaiza-Figueroa et al., 1989; Votava et al.,
RAPD 2002
Burseraceae Bursera microphylla Aloenzimas Hernández, 1999
Burseraceae Bursera hindsiana Aloenzimas Vargas, 2000
Cactaceae Carnegiea gigantea Aloenzimas Jurgenson, 1979; Hamrick et al., 2002
Cactaceae Lophocereus schottii Aloenzimas Nason et al., 2002
Cactaceae Stenocereus thurberi Aloenzimas Hamrick et al., 2002
Cactaceae Pachycereus pringlei Aloenzimas Hamrick et al., 2002
Cactaceae Stenocereus gummosus Aloenzimas Clark-Tapia y Molina-Freaner, 2003
Rhizophoraceae Rhizophora mangle Aloenzimas Nuñez-Farfan et al., 2002
Agavaceae Agave subsimplex RAPD Navarro-Quesada et al., 2003
Agavaceae Agave deserti RAPD Navarro-Quesada et al., 2003
Agavaceae Agave angustifolia AFLP Barraza-Morales et al., 2006; Moreno-Sa-
lazar, 2006
Zygophyllaceae Kallstroemia grandiflora Aloenzimas Cuevas-García et al., 2006
Poaceae Pennisetum ciliare ISSR Gutiérrez-Ozuna, 2006
Poaceae Bouteloua curtipendula AFLP Morales-Nieto et al., 2006
Asteraceae Encelia farinosa Secuencias del cloroplasto Fehlberg y Ranker, 2009
Euphorbiaceae Euphorbia lomelii Secuencias del cloroplasto Garrick et al., 2009
y RFLP
DIVERSIDAD GENÉTICA DE LA BIOTA 103

hipótesis (Hamrick et al., 2002). Por ejemplo, los na-Freaner, 2003). La diversidad genética de la hier-
valores de Fst para las especies de cactos columna- ba anual Kallstroemia grandiflora también dismi-
res polinizados por murciélagos generalmente son nuye de las poblaciones sureñas, localizadas en las
menores de 0.1 (Hamrick et al., 2002), mientras costas de Jalisco, a las norteñas en el estado de So-
que los valores para aquellas especies polinizadas nora (figura 1b; Cuevas-García et al., 2006). Este
por palomillas nocturnas son superiores a 0.1 (Na- conjunto de datos sugiere que las glaciaciones del
son et al., 2002). cuaternario dejaron una huella en la estructura
Otro patrón recurrente en estudios sobre la di- genética de las especies de la región.
versidad genética de las plantas de la región es la aso- Los estudios filogeográficos indican que la se-
ciación con la latitud. Es bien conoci-
do que las glaciaciones del cuaternario
modificaron la distribución geográfi-
ca de plantas y animales y produjeron
contracciones y expansiones de la dis-
tribución en respuesta a los períodos
de enfriamiento y calentamiento re-
gional (Comes y Kadereit, 1998). Si
estos ciclos se asocian con reduccio-
nes significativas (i.e., cuellos de bo-
tella) en el tamaño poblacional, y la
recolonización ocurre a partir de las
poblaciones más sureñas (refugios), se
espera una relación inversamente pro-
porcional entre la diversidad genéti-
ca y la latitud (Hewitt, 1996). Muchos
estudios realizados en diferentes re-
giones del planeta han mostrado los
efectos latitudinales de las glaciacio-
nes en la diversidad genética de mu-
chos organismos (Hewitt, 2000). Los
estudios sobre la reconstrucción de la
vegetación durante el cuaternario
muestran evidencia de que la distri-
bución de muchas especies fue afec-
tada por los cambios climáticos del
pleistoceno (Van Devender, 1990). Por
ejemplo, para un cacto columnar de
Baja California (Lophocereus schottii),
la diversidad genética disminuye con
la latitud (figura 1a). Este patrón ha
sido interpretado como evidencia de
que la recolonización a partir de re- Figura 1. Diversidad genética de (a) Lophocereus schottii y (b) Kallstroemia gran-
fugios del sur estuvo acompañada por diflora como función de la latitud. Nótese como la heterocigosidad esperada
cuellos de botella poblacionales (Na- (He) en L. schottii y el número de alelos por loci en K. grandiflora disminuye sig-
nificativamente con la latitud (datos de Nason et al., 2002, y Cuevas-García et
son et al., 2002; Clark-Tapia y Moli- al., 2006; reproducido con permiso de Blackwell Publishing Ltd.).
104 DIVERSIDAD BIOLÓGICA DE SONORA

paración, hace aproximadamente cinco millones nínsula se ve reflejado en la distribución filética de


de años, de la península de Baja California y la for- los grupos de Baja California (Nason et al., 2002).
mación del Golfo de California tuvo una enorme Este estudio sugiere que los eventos de vicarianza
influencia en la estructura genética de las plantas de han tenido una influencia muy importante en la
la región (Nason et al., 2002). Los datos sobre la estructura filogeográfica de las plantas de la región.
distribución de grupos filéticos de Lophocereus scho- Sin embargo, los datos de ésta y otras especies
ttii sugieren dos eventos de vicarianza histórica. Por (Clark-Tapia y Molina-Freaner, 2003) indican que,
un lado, la separación de la península de Baja Ca- además de los efectos de la vicarianza histórica, las
lifornia de la masa continental se ve reflejada en la plantas del desierto sonorense han experimentado
topología filogenética de la especie y, por otro, un ciclos de contracción y expansión (migraciones)
evento de transgresión marina a la mitad de la pe- debidos a las glaciaciones.

Tabla 3. Estudios sobre la diversidad y estructura genética de invertebrados del estado de Sonora
Marcador
Clase Orden Especie Referencia
molecular
Insecta Diptera Drosophila mojavensis Aloenzimas Zouros, 1973; Heed, 1982; Ho-
cutt, 2000; Pfeiler et al., 2005
D. mojavensis ADN mitocondrial Reed et al., 2007
D. mojavensis Microsatélites Ross y Markow, 2006
D. mojavensis Secuencias de ADN Machado et al., 2007
nuclear
D. pachea Aloenzimas Rockwood-Sluss et al., 1973;
Pfeiler y Markow, 2001; Markow
et al., 2002
D. pachea ADN mitocondrial Hurtado et al., 2004
D. nigrospiracula Aloenzimas Pfeiler y Markow, 2001; Markow
et al., 2002; Sluss, 1975
D. nigrospiracula ADN mitocondrial Hurtado et al., 2004
D. mettleri Aloenzimas Pfeiler y Markow, 2001; Markow
et al., 2002
D. mettleri ADN mitocondrial Hurtado et al., 2004
D. arizonae Aloenzimas Zouros, 1973; Hocutt, 2000
D. arizonae ADN mitocondrial Reed et al., 2007
D. arizonae Secuencias de ADN
nuclear Machado et al., 2007
Aedes aegypti Microsatelites; AFLP Ravel et al., 2001
A. aegypti AFLP Merrill et al., 2005
Hemiptera Triatoma rubida ADN mitocondrial Pfeiler et al., 2006
T. rubida ADN mitocondrial; Martínez et al., 2006
ADN nuclear
T. rubida Aloenzimas Martínez et al., 2005
T. recurva ADN mitocondrial Pfeiler et al., 2006
Coleoptera Moneilema gigas ADN mitocondrial Smith y Farrell, 2005
Lepidoptera Spodoptera frugiperda AFLP Clark et al., 2006
Arachnida Araneae Homalonychus selenopoides ADN mitocondrial; Crews y Hedin, 2006
ADN nuclear
Araneae Habronattus pugillis ADN mitocondrial Masta, 2000
Gastropoda Neotaenioglossa Tryonia porrecta ADN mitocondrial Hershler et al., 2005
DIVERSIDAD GENÉTICA DE LA BIOTA 105

Es evidente que nuestro conocimiento sobre los columnares del desierto sonorense proveen de un
patrones de diversidad genética de las plantas del ambiente ideal para el desarrollo, alimentación y
estado de Sonora es todavía limitado. A pesar de reproducción de un grupo de artrópodos (Castre-
que empiezan a emerger algunos patrones genera- zana y Markow, 2001), entre los que destacan va-
les, está claro que existe una gran cantidad de pro- rias especies de dípteros del género Drosophila. Este
blemas que no han sido abordados. Casi todos los grupo de Drosophilas cactófilas incluye a cuatro es-
estudios se han concentrado en especies del de- pecies endémicas del desierto sonorense: D. moja-
sierto y se ha puesto poca atención en las especies vensis, D. nigrospiracula, D. pachea y D. mettleri.
de las selvas bajas y las de los bosques de pino- Cada especie está asociada a una particular de cac-
encino del estado. Tampoco se ha explorado el to, excepto D. mettleri, la cual se reproduce en el sue-
papel que jugó la formación y emergencia de la lo impregnado del líquido proveniente de los teji-
Sierra Madre Occidental en la estructura filogeo- dos en descomposición de varias especies de cactos
gráfica de plantas con amplia distribución en el (tabla 4). Tanto la especificidad del hospedero,
norte de México. En particular, el uso de secuen- como las diferencias en abundancia de las diversas
cias de ADN, ya sea del cloroplasto o del núcleo, especies de hospedero (Breitmeyer y Markow, 1998),
puede aportar evidencia muy valiosa sobre los pro- hacen de este grupo de especies desérticas de Dro-
cesos que determinan la estructura genética y filo- sophila un sistema ideal para abordar hipótesis so-
geográfica de las plantas del estado. bre flujo génico y especiación incipiente.
Los primeros estudios con aloenzimas de estas
Invertebrados especies de Drosophila se llevaron a cabo en la dé-
cada de los años setenta (Zouros, 1973; Rockwo-
No tenemos una idea precisa del número total de od-Sluss et al., 1973; Sluss, 1975). En su hoy estu-
especies de invertebrados terrestres que existen en dio clásico, Zouros (1973) encontró diferencias en
el estado. Sin embargo, para algunos grupos como las frecuencias alélicas del locus Adh-2 (alcohol
los helmintos (Pérez-Ponce de León et al., en este deshidrogenasa) entre las poblaciones de D. moja-
vol.), moluscos (Mead et al., en este vol.), artrópo- vensis de Baja California y las islas del Golfo con
dos no hexápodos (Castrezana, en este vol.) e in- respecto a las poblaciones de Sonora. El alelo de
sectos (Bailowitz y Palting, en este vol.), tenemos mayor movilidad (Adh-2F) predomina en las po-
una idea aproximada. Con respecto a los estudios blaciones de Baja California, mientras que el alelo
sobre la diversidad genética, la mayoría de los tra- de menor movilidad (Adh-2S) predomina en las po-
bajos con invertebrados de Sonora también se han Tabla 4. Resumen de las asociaciones
concentrado en organismos de la región desértica. de hospederos para cuatro especies endémicas
De los 13 taxones que han sido examinados a la fe- de Drosophila del desierto sonorense
cha con aloenzimas y marcadores moleculares (ta- Drosophila Hospedero
bla 3), el grupo mejor estudiado es el de las cinco D. mojavensis Stenocereus thurberi en Sonora y Sinaloa
especies de Drosophila que utilizan a varias cactá- Stenocereus gummosus en Baja Califor-
ceas como hospederas. El enfoque genético-pobla- nia y en una pequeña área de Sonora
cional también se ha empleado en el estudio de Ferocactus cylindraceus en el desierto de
dos insectos que son vectores de enfermedades, la Mojave
Opuntia en la isla Catalina de California
chinche Triatoma (transmisora de la enfermedad
D. nigrospiracula Pachycereus pringlei en Baja California
de Chagas) y el mosquito Aedes aegypti (transmi-
Carnegiea gigantea en Sonora
sor del dengue). D. pachea Lophocereus schottii
D. mettleri Fango formado por el líquido que cae
Drosophilas cactófilas debajo del tejido necrótico de varias es-
Los tejidos necróticos de varias especies de cactos pecies de cactos
106 DIVERSIDAD BIOLÓGICA DE SONORA

blaciones de Sonora. Los estudios posteriores (Ri- Los estudios de las poblaciones de D. mojaven-
chardson et al., 1977; Heed, 1978; Cleland et al., sis y D. arizonae de Sonora también concluyeron
1996; Hocutt, 2000; Matzkin y Eanes, 2003; que no existe estructura poblacional en estas espe-
Matzkin, 2004) han confirmado las diferencias en cies (Hocutt, 2000); un hallazgo consistente con
frecuencias alélicas del locus Adh-2 entre las dos los resultados de D. nigrospiracula, D. pachea y D.
regiones geográficas de D. mojavensis, lo cual indi- mettleri. Sin embargo, en el caso de D. mojavensis
ca que el polimorfismo ha permanecido estable por se encontraron niveles significativos de diferencia-
al menos treinta años. Aunque hay un cambio de ción genética entre poblaciones de Baja California
hospedero entre Baja California (Stenocereus gum- y Sonora (Hocutt, 2000). Este resultado es consis-
mosus) y Sonora (S. thurberi, excepto en la región tente con la diferencia en las frecuencias alélicas
costera del Desemboque en Sonora, donde se dis- en el locus Adh-2 observada por Zouros (1973) e
tribuye S. gummosus; tabla 4), el o los factores in- indica que el Golfo de California representa una
volucrados en el mantenimiento de este sorpren- barrera para el flujo génico de esta especie (y mu-
dente polimorfismo genético todavía no se cono- chas otras). En contraste, los estudios con aloenzi-
cen (Pfeiler et al., 2005). mas no detectaron evidencia de estructura pobla-
Los trabajos de Rockwood-Sluss et al. (1973) y cional entre poblaciones alopátricas de D. nigros-
Sluss (1975) fueron los primeros en estudiar la va- piracula y D. mettleri del desierto sonorense conti-
riabilidad y la estructura genética de D. nigrospira- nental y de la península de Baja California (Mar-
cula y D. pachea en gran parte de su distribución kow et al., 2002).
en el desierto sonorense. Las dos especies difieren En resumen, los estudios con aloenzimas indi-
en el hospedero (tabla 4), la disponibilidad de re- can que a pesar de las diferencias en hospedero y
cursos (Breitmeyer y Markow, 1998) y la capaci- en atributos de historia de vida, las cinco especies
dad de dispersión (Markow y Castrezana, 2000). de Drosophila cactófilas de Sonora tienen pocas res-
En estos primeros trabajos no se detectó evidencia tricciones para el flujo génico en la región. Asimis-
de estructura poblacional en ninguna de las espe- mo, el Golfo de California parece representar una
cies, lo cual ha sido confirmado en un estudio rea- barrera importante para el flujo génico en D. mo-
lizado casi treinta años después (Pfeiler y Markow, javensis pero no en D. nigrospiracula y D. mettleri.
2001). Sin embargo, en el caso de D. pachea, la El análisis de secuencias de ADN mitocondrial
existencia de un patrón clinal en los polimorfis- [(subunidad I del gen de la citocromo oxidasa (COI)]
mos de inversiones cromosómicas en las poblacio- de poblaciones de D. nigrospiracula, D. pachea y
nes de Sonora (Ward et al., 1974) sugiere adapta- D. mettleri del noroeste de México y el suroeste de
ción local. En D. mettleri tampoco se ha detectado Estados Unidos mostró que las poblaciones no es-
evidencia de estructura poblacional en el desierto tán estructuradas (Hurtado et al., 2004). Tampo-
sonorense (Pfeiler y Markow, 2001). Curiosamen- co se detectaron diferencias entre las poblaciones
te, las frecuencias alélicas de dos loci polimórficos, de D. nigrospiracula y D. mettleri de Baja Califor-
Mdh-1 (malato deshidrogenasa) y Est-2 (esterasa), nia y Sonora. Sin embargo, en el caso de D. pa-
detectadas en D. nigrospiracula y D. pachea (Pfei- chea, la evidencia indica niveles significativos de
ler y Markow, 2001), fueron similares a las obteni- diferenciación entre las dos regiones, lo que sugie-
das en la década de los años setenta (Rockwood- re que el Golfo representa una barrera importante
Sluss et al., 1973; Sluss, 1975). De nuevo, los fac- para el flujo génico de esta especie (Hurtado et al.,
tores responsables del mantenimiento de la estabi- 2004). El análisis de las diferencias entre haploti-
lidad temporal de las frecuencias alélicas en estas pos sugiere que cada una de las tres especies ha es-
especies que experimentan grandes fluctuaciones tado sujeta a eventos de expansión poblacional.
de su tamaño poblacional (Breitmeyer y Markow, Reed et al. (2007) usaron datos de secuencias
1998) no se conocen. de ADN mitocondrial del gen COI para examinar
DIVERSIDAD GENÉTICA DE LA BIOTA 107

poblaciones de D. mojavensis y D. arizonae de So- la diversidad genética y la capacidad de dispersión


nora y regiones adyacentes. Sus resultados mostra- del vector es esencial para diseñar medidas de con-
ron que las poblaciones de D. arizonae de Sonora trol e inferir las fuentes de recolonización. Ravel et
y Baja California no están estructuradas. En el caso al. (2001) estudiaron la diversidad genética de po-
de D. mojavensis, y en concordancia con los estu- blaciones de Hermosillo y Guaymas de este mos-
dios basados en aloenzimas, se encontró que las quito usando microsatélites y AFLP como marcado-
poblaciones de Sonora no están diferenciadas en- res moleculares. Los microsatélites mostraron poca
tre sí. En contraste, hubo una marcada diferencia- diversidad genética, aunque se pudieron distinguir
ción genética entre las poblaciones de Baja Cali- poblaciones del norte y sur de Hermosillo. Los AFLP
fornia y Sonora. Sin embargo, el hecho de com- fueron más informativos y el análisis de la diferen-
partir algunos haplotipos entre las dos regiones su- ciación genética sugirió que la fuente de invasión
giere que la barrera al flujo génico impuesta por el de este vector hacia Hermosillo fue de las pobla-
Golfo de California podría ser incompleta. ciones de Guaymas. Este mismo marcador fue
El análisis de microsatélites de D. mojavensis tam- empleado por Merrill et al. (2005) para estudiar la
bién mostró que las poblaciones de Sonora y el sur diversidad y la estructura genética y las tasas de
de Arizona no están diferenciadas unas de otras, aun- migración entre poblaciones de A. aegypti. Aun-
que difieren significativamente de las de Baja Ca- que el estudio estuvo centrado en Arizona, inclu-
lifornia (Ross y Markow, 2006). Un análisis filo- yó poblaciones de Nogales y de Hermosillo en So-
genético reciente de 8 052 pares de bases de nueve nora. Los resultados mostraron que las poblacio-
loci nucleares concatenados de D. mojavensis y D. nes se agrupan en tres clados separados con migra-
arizonae (Machado et al., 2007) también mostró ción infrecuente entre poblaciones. Las poblacio-
una falta de estructura poblacional entre las mues- nes de Sonora se agruparon con el clado de Arizo-
tras de Sonora en las dos especies. Sin embargo, tan- na que incluye las poblaciones de Tucsón y Tem-
to los datos nucleares (Machado et al., 2007) como pe. Tanto el estudio de Ravel et al. (2001) como el
los de ADN mitocondrial (Reed et al., 2007) mos- de Merrill et al. (2005) sugieren que la migración
traron que una población de D. arizonae de Arizo- del vector ocurre principalmente por transporte
na difiere significativamente de las poblaciones de humano a través de carreteras.
Sonora, hecho que no se había detectado con alo- Las chinches Triatoma rubida y T. recurva son
enzimas (Hocutt, 2000). comunes en áreas habitadas por humanos en So-
En resumen, los estudios de genética de pobla- nora y ambas son vectores conocidos del proto-
ciones de las cinco especies de Drosophila cactófilas zoario parásito Trypanosoma cruzi, causante de la
sugieren que existe flujo génico a través de Sonora, enfermedad de Chagas (Paredes et al., 2001). Sin
el Golfo de California y otras áreas desérticas e in- embargo, en contraste con el problema de salud
dican que, con algunas excepciones, las poblacio- que representa esta enfermedad en el sureste de
nes de todas las especies se comportan de manera México, la enfermedad de Chagas no es un pro-
panmíctica en la región y muestran evidencias de blema serio de salud en Sonora. Igual que en el
que todas las poblaciones están expandiéndose. caso de la fiebre del dengue, no hay una vacuna
contra el Chagas y por lo tanto el control depende
Insectos vectores de enfermedades de la eliminación del vector. Pfeiler et al. (2006)
El mosquito Aedes aegypti transmite el virus cau- estudiaron las relaciones filogenéticas y la diversi-
sante de la fiebre del dengue, el cual es un serio dad genética de estas dos especies de chinches y
problema de salud que ha resurgido recientemen- encontraron que ambas muestran niveles signifi-
te en Sonora. Dado que no hay vacuna disponible, cativos de diferenciación entre poblaciones de So-
la eliminación del vector es la única medida efecti- nora y Arizona, lo cual sugiere poco flujo génico
va de control. Por esta razón, la información sobre entre estas dos regiones. En una población de T.
108 DIVERSIDAD BIOLÓGICA DE SONORA

rubia de La Paz, Baja California Sur, fue posible ta años, el doctor Robert C. Vrijenhoek ha desa-
analizar secuencias génicas para calibrar provisio- rrollado una línea de investigación sobre estos pe-
nalmente el reloj molecular del ADN mitocondrial ces unisexuales. Los primeros estudios se basaron
(Pfeiler et al., 2006). Basado en las estimaciones en rasgos morfológicos y posteriormente fueron
geológicas sobre la fecha de separación de la pe- confirmados a nivel molecular. Esta información
nínsula de Baja California de la placa de México ha sido publicada en cerca de cincuenta artículos
(hace ~5-8 millones de años), se estimó que la di- donde se describe el papel de la reproducción sexual
vergencia de secuencias para los genes Cytb y COI y asexual en esta singular fauna íctica del noroeste
fue de 1.1-1.8% y 0.6-1.0% por millón de años, de México (Vrijenhoek, s.f.). Estos estudios han
respectivamente. tenido como objetivo entender el origen de clones
Es evidente que nuestro conocimiento sobre la unisexuales (Quattro et al., 1991 y 1992), las rela-
diversidad genética de invertebrados es todavía muy ciones que presentan con las especies sexuales con
limitado. Los pocos estudios se concentran en in- las que coexiste y la función ecológica de estas ge-
sectos de la parte desértica del estado y aún existen neraciones de peces unisexuales en ambientes na-
muy pocos estudios sobre invertebrados de agua turales, así como los procesos evolutivos involu-
dulce, así como de las selvas bajas y los bosques de crados en los tipos de reproducción sexual y asexual
clima templado del estado. También es evidente observados durante largos años (Leslie y Vrijen-
que existen muy pocos estudios sobre la diversi- hoek, 1977; Vrijenhoek et al., 1978; Mateos y Vri-
dad genética de invertebrados que representan pro- jenhoek, 2002). También se ha estudiado la ecolo-
blemas para la salud humana y para la agricultura gía de híbridos (Schenck y Vrijenhoek, 1989), el
del estado. El estudio de estos invertebrados pue- papel del ambiente en la ventaja de las especies
de aportar información útil sobre las rutas de mi- sexuales con respecto a los clones unisexuales (Vri-
gración que puede ser usada en el diseño de medi- jenhoek, 1978 y 1979) y las aplicaciones de esta
das de control efectivas. información para la conservación (Vrijenhoek,
1994) y el manejo de estas especies tropicales (Vri-
Peces dulceacuícolas jenhoek, 1998a y 1998b; Vrijenhoek et al., 1985;
Meffe y Vrijenhoek, 1988).
La ictiofauna dulceacuícola de Sonora incluye a Más que una descripción de los patrones de
54 especies nativas y al menos 26 especies intro- variación genética de los peces de Sonora propor-
ducidas (Varela-Romero y Hendrickson, en este cionados por los distintos marcadores moleculares
vol.). El conocimiento de la diversidad genética de utilizados (tabla 5), se muestran aquí las principa-
este grupo es heterogéneo y su mayor contribu- les aportaciones de la información publicada hasta
ción es sobre la familia Poeciliidae. Este interés se el momento. Los marcadores moleculares han pro-
inició con el descubrimiento de un pez partenoge- bado su utilidad al detectar la estructura geográfi-
nético del género Poeciliopsis, unisexual, que habi- ca de la diversidad genética en P. occidentales, P.
ta el sur de Sonora (Miller y Schultz, 1959). El lucida, P. monacha y P. latidens (Vrijenhoek, 1998a).
término partenogénesis es usado para designar la Un importante aporte ha sido el reconocimiento
forma de reproducción mediante la cual se desa- de los eventos de hibridogénesis, variante repro-
rrollan individuos de un solo sexo, generalmente ductiva partenogenética en la que se aportan ras-
hembras, a partir de un óvulo sin la participación gos parciales del genoma paterno en la formación
de las células sexuales masculinas. Desde entonces de hemiclones de P. mocha-occidentalis con P. occi-
a la fecha se han registrado más de una decena de dentales desde el río Mayo y al norte hasta la cuen-
formas unisexuales que habitan en las cuencas de ca del río de la Concepción, además de la forma-
los ríos Mayo y Fuerte en el sur de Sonora (Vrijen- ción de hemiclones de P. monacha-lucida con P.
hoek, 1978; Quattro et al., 1991). Por más de trein- lucida hacia el sur en el arroyo Cuchujaqui en la cuen-
DIVERSIDAD GENÉTICA DE LA BIOTA 109

ca del río Fuerte en el sur de Sonora, originados lógico es el responsable de la distribución norteña
por procesos de hibridización iniciales entre las es- de estas especies tropicales del género Poeciliopsis
pecies sexuales P. monacha y P. occidentales y entre (Mateos et al., 2002). La información filogeográ-
las de P. monacha y P. lucida (Vrijenhoek, 1995). fica de otros grupos de peces también es muy esca-
Las estimaciones de la variabilidad genética con sa. La filogenia conocida de la familia Cyprino-
aloenzimas ha permitido entender los procesos de dontidae se limita, utilizando aloenzimas, al escla-
extinción y recolonización de demes locales de P. recimiento de las relaciones del complejo de for-
monacha y del unisexual P. monacha-lucida en el mas de Cyprinodon macularius en el noroeste de
arroyo Jaguari en el sur de Sonora y las oscilaciones México (Turner, 1983), así como al reconocimiento
de la heterocigosis promedio de acuerdo a la do- a nivel mitocondrial de C. eremus y C. macularius
minancia de la población sexual o asexual existen- como únicas especies del género en el noroeste de
te en el curso natural del arroyo (Vrijenhoek, 1994). México (Echelle et al., 2000). Para las truchas del
Los estudios sobre la filogeografía y filogenia de género Oncorhynchus se ha reconocido su origen a
peces dulceacuícolas de Sonora son escasos. La fi- través de transferencia entre las cuencas contiguas
logenia de Poeciliopsis de Sonora revela el origen (Yaqui-Casas Grandes) a la división continental en
sureño de estos peces tropicales y agrupa a las es- el noroeste de México y la singularidad de los me-
pecies norteñas de Poeciliopsis en dos clados, uno canismos de transcripción del ADN mitocondrial
para las especies hermanas P. occidentales y P. luci- sugiere un estatus evolutivo único para este grupo
da junto con P. prolifica y otro donde se incluye a (Nielsen, 1996 y 1997; Nielsen et al., 1997 y 1998).
P. monacha con P. viriosa, especie que no tiene dis- Finalmente, un estudio basado en genes de la mi-
tribución en Sonora; todas ellas dentro del subgé- tocondria mostró que el complejo de formas simi-
nero Poeciliopsis (Quattro et al., 1992 y 1996; Ma- lares del bagre yaqui (Ictalurus pricei), que se ex-
teos et al., 2002). Aparentemente un evento geo- tiende a lo largo de la vertiente Pacífico de la Sie-

Tabla 5. Estudios sobre la diversidad y estructura genética de peces dulceacuícolas del estado de Sonora
Marcador
Familia Especie Referencia
molecular
Salmonidae Oncorhynchus sp ADN mitocondrial (microsatélites, Nielsen et al., 1998; Nielsen y Sage,
(trucha Yaqui) D-loop) 2001; Mayden et al., 2006; Camarena-
Rosales et al., 2008
Poeciliidae Poeciliopsis occidentalis Aloenzimas,ADN mitocondrial Vrijenhoek et al., 1978 y 1985; Meffe
(cytb, ND2) y Vrijenhoek, 1981 y 1988; Quattro et
al., 1991; Vrijenhoek, 1994 y 1995;
Quattro et al., 1996; Vrijenhoek (1998a
y 1998b); Mateos et al., 2002
Poeciliidae Poeciliopsis monacha Aloenzimas, ADN mitocondrial Vrijenhoek, 1979; Schenk et al., 1989;
(cytb, ND2) Quattro et al., 1991; Quattro et al.,
1992; Vrijenhoek, 1994; Vrijenhoek,
1995; Mateos y Vrijenhoek, 2002;
Mateos et al., 2002
Poeciliidae Poeciliopsis prolifica ADN mitocondrial (cytb, ND2) Mateos et al., 2002
Poeciliidae Poeciliopsis lucida ADN mitocondrial (cytb, ND2) Vrijenhoek, 1979 y 1994; Mateos y Vri-
jenhoek, 2002; Mateos et al., 2002
Cyprinodontidae Cyprinodon macularius Aloenzimas, AND mitocondrial Turner, 1983; Echelle et al., 2000
(ND2, D-loop)
Cyprinodontidae Cyprinodon eremus ADN mitocondrial (ND2, D-loop) Echelle et al., 2000
Ictaluridae Ictalurus price ADN mitocondrial (cytb, 12SrRNA) Varela-Romero, 2007
110 DIVERSIDAD BIOLÓGICA DE SONORA

rra Madre Occidental, está constituido por unida- nen sobre la ictiofauna nativa de Sonora (véase
des evolutivas independientes. Asimismo, estos es- Varela-Romero y Hendrickson, en este vol.) indi-
tudios demostraron que I. pricei está restringido a can la apremiante necesidad de establecer una co-
los ríos Yaqui, Mayo y Fuerte (Varela-Romero, 2007), lección de especímenes que permita la extracción
por lo que es posible que el resto de las formas na- de ADN y que sirva como base para el conocimien-
tivas de bagre que se encuentran al sur constituyan to de la diversidad genética de los peces nativos del
más de una especie y pertenezcan a un clado único estado. Los peces son un grupo muy vulnerable y
y determinante dentro de la filogenia del género algunas de las especies que habitan en Sonora se
en México (Varela-Romero, 2007). encuentran seriamente amenazadas. Por esta razón,
La mayoría de los estudios han utilizado mar- es urgente que emprendamos el estudio de los pa-
cadores moleculares para reconstruir la filogenia trones de diversidad genética con el objetivo de
de grupos particulares y muy pocos han descrito aportar conocimientos básicos para desarrollar es-
los patrones geográficos de distribución de la di- trategias de conservación.
versidad genética dentro y entre las especies, de tal
forma que, aunque sabemos que la colonización Anfibios y reptiles
de Sonora por los principales grupos de peces neo-
tropicales ocurrió como consecuencia de eventos La herpetofauna de Sonora incluye a 35 especies
de vicarianza en la región volcánica del centro del de anfibios y 140 de reptiles de ambientes terres-
país (Mateos et al., 2002), los eventos que promo- tres y dulceacuícolas (Enderson et al., en este vol.).
vieron la invasión de los peces neárticos aún no es- En este caso, el auge y la combinación de marca-
tán claros. Por lo que se refiere a la divergencia en- dores moleculares con el enfoque filogeográfico ha
tre las poblaciones del Desierto Sonorense y las del contribuido significativamente al aumento de es-
Desierto Chihuahuense ésta ha sido atribuida a la tudios a escala nacional y en la región del noroeste
fragmentación causada por la emergencia de la Sie- (28 especies; tabla 6). En un principio, la mayoría
rra Madre Occidental. En todo caso, el variado de los estudios se centraron en la resolución de los
mosaico ambiental sonorense representa un exce- problemas en sistemática y taxonomía (v.g., Sha-
lente sistema para estudiar problemas de genética ffer, 1983; Upton y Murphy, 1997; Frost et al.,
de poblaciones y filogeografía al interior de las 2006). Recientemente, una explosión de estudios
cuencas hidrológicas y su variación altitudinal. en filogeografía de diversos taxones ha incluido po-
Como parte de ello, el avance en el conocimiento blaciones de Sonora. El impacto de las nuevas téc-
del origen y evolución de los peces nativos de So- nicas y enfoques ha alcanzado incluso problemas
nora será determinante para explicar el papel de la de la conservación genética de especies (v.g., Ed-
formación y emergencia de la Sierra Madre Occi- wards et al., 2004). La mayor parte de los estudios
dental en la estructura filogeográfica de la ictio- genéticos donde se ha incluido poblaciones de
fauna Sonorense. En el mismo sentido, diversos as- Sonora se han basado en ADN mitocondrial (véase
pectos de genética y ecología de los peces nativos tabla 6).
de origen neotropical han sido estudiados como El patrón biogeográfico general derivado de los
sistema modelo; sin embargo, para los peces neár- estudios genéticos indica que la región del noroes-
ticos como para los ciprínidos, catostómidos, icta- te de México representa un mosaico de los efectos
lúridos y salmónidos no se han estudiado. El esta- de eventos históricos que conformaron el paisaje y
do del conocimiento ofrece, entonces, un panora- la evolución de la biota de la región. Las huellas de
ma alentador para la utilización de marcadores mi- dichos eventos se han podido seguir gracias a la
tocondriales y nucleares como herramientas en el incorporación y desarrollo de la demografía histó-
estudio de su especiación y variación genética. rica y la filogeografía estadística (Templeton, 2004).
No obstante, las crecientes amenazas que se cier- Estos métodos de análisis han sido aplicados a an-
DIVERSIDAD GENÉTICA DE LA BIOTA 111

Tabla 6. Estudios sobre la diversidad y estructura genética de anfibios y reptiles del estado de Sonora
Marcador
Familia Especie Referencia
molecular
Ambystomidae Ambystoma rosaceum Aloenzimas Schaffer, 1983
Ambystomidae Ambystoma tigrinum Microsatelites Storfer et al., 2004
Bufonidae Bufo mazatlanensis ADN mitocondrial Pauly et al., 2004
Bufonidae Bufo punctatus ADN mitocondrial Riddle et al., 2000c; Jaeger et al., 2005
Hylidae Hyla arenicolor ADN mitocondrial Barber, 1999a y 1999b
Hylidae Hyla wrightorum Aloenzimas, ADN mitocondrial Gergus et al., 2004
Leptodactylidae Eleutherodactylus augusti ADN mitocondrial, ADN nuclear Goldberg et al., 2004; Frost et al., 2006
Ranidae Rana forreri ADN mitocondrial Zaldívar-Riverón et al., 2004
Testudinidae Gopherus agassizii Microsatelites, ADN mitocon- Edwards et al., 2004; Lamb et al., 1989
drial
Iguanidae Sauromalus varius Microsatelites, ADN mitocon- Petren y Case, 1997 y 2002; McAliley
drial et al., 2006
Iguanidae Sauromalus ater ADN mitocondrial Petren y Case, 1997
Phrynosomatidae Callisaurus draconoides Aloenzimas, ADN mitocondrial, Adest, 1987; Wilgenbusch y De Quei-
ADN nuclear roz, 2000; Lindell et al., 2005
Phrynosomatidae Phrynosoma ditmarsi ADN mitocondrial Reeder y Montanucci, 2001
Phrynosomatidae Phrynosoma goodei ADN mitocondrial Mulcahy et al., 2006
Phrynosomatidae Phrynosoma mcallii ADN mitocondrial Mulcahy et al., 2006
Phrynosomatidae Phrynosoma platyrhinus ADN mitocondrial Mulcahy et al., 2006
Phrynosomatidae Phrynosoma solare ADN mitocondrial Reeder y Montanucci, 2001
Phrynosomatidae Sceloporus magister ADN mitocondrial Schulte et al., 2006
Phrynosomatidae Uma rufopunctata ADN mitocondrial Trepanier y Murphy, 2001
Phrynosomatidae Uta stansburiana ADN mitocondrial Upton y Murphy, 1997
Teiidae Aspidocelis tigris ADN mitocondrial Radtkey et al., 1997
Xantusiidae Xantusia vigilis ADN mitocondrial Sinclair et al., 2004
Colubridae Trimorphodon biscutatus ADN mitocondrial Devitt, 2006
Viperidae Crotalus atrox ADN mitocondrial Castoe et al., 2007
Viperidae Crotalus cerastes ADN mitocondrial Douglas et al., 2006
Viperidae Crotalus mitchellii ADN mitocondrial Douglas et al., 2006
Viperidae Crotalus molossus ADN mitocondrial Wüster et al., 2005
Viperidae Crotalus tigris ADN mitocondrial Douglas et al., 2006

fibios y reptiles muy diversos (v.g., Quijada-Mas- diversos linajes. El patrón filogeográfico general del
careñas et al., 2007). En particular, para la región sapo punteado, Bufo punctatus, concuerda con la
del noroeste de México y suroeste de Estados Uni- distribución de los desiertos Sonorense, Mojave,
dos, muchos taxa presentan historias complejas. Chihuahuense y de la Baja California (Jaeger et al.,
Muchos linajes son muy antiguos y datan desde el 2005). Los linajes de B. punctatus están distribui-
Mioceno, donde las divergencias corresponden a dos en tres clados altamente divergentes que refle-
procesos de vicarianza orogénica. Otros linajes es- jan eventos de vicarianza regional. Éstos están aso-
tán asociados con oscilaciones climáticas ocurri- ciados con el origen de la península de Baja Califor-
das durante el Cuaternario y reciente (v.g., Jaeger nia, el de la meseta del Colorado y el de la Sierra
et al., 2005; Douglas et al., 2006). Madre Occidental. Desafortunadamente, el análi-
En los anfibios, los estudios más recientes mues- sis de las poblaciones de Sonora fue ignorado. Ba-
tran una gama compleja de procesos que deriva- sándonos en las conclusiones derivadas del análisis
ron en la dispersión, vicarianza y diferenciación de de las otras poblaciones, las de Sonora probable-
112 DIVERSIDAD BIOLÓGICA DE SONORA

mente son producto de una invasión y expansión filogenia molecular indica que el gigantismo es un
de su distribución durante el período Pleistoceno- carácter derivado que obedece al aislamiento insu-
Holoceno (i.e., 2 Ma). Patrones similares han sido lar, libre de competidores por recursos y de depre-
reportados en otros anfibios, pero nuevamente la dadores (Petren y Case, 1997 y 2002).
información directa sobre poblaciones en Sonora Recientemente se estudió la filogeografía de la
ha sido marginal. serpiente de lira (Trimorphodon biscutatus) con el
Los organismos modelo más estudiados para en- propósito de evaluar hipótesis biogeográficas rela-
tender los patrones genéticos y biogeográficos de cionadas con la transición entre las regiones Neár-
la región del noroeste de México y suroeste de Es- tica y Neotropical de México (Remington, 1968;
tados Unidos han sido las lagartijas. La región más Devitt, 2006). El patrón filogeográfico mostró que
estudiada ha sido la de las islas del Golfo de Cali- las poblaciones de esta especie provienen de lina-
fornia (Murphy y Aguirre-León, 2002). En estos jes muy divergentes relacionados con el origen de
estudios se han incluido las especies continentales las principales barreras orogénicas de México (v.g.,
de la costa del Pacífico mexicano, así como los taxo- Península de Baja California, Sierra Madre Occi-
nes hermanos de la península de Baja California. dental, Altiplanicie Mexicana). Las poblaciones de
Por consiguiente, muchos de los patrones genéti- Sonora se asocian con el linaje de los desiertos
cos de las lagartijas de Sonora han servido de base Chihuahuense y Sonorense. Este linaje presenta
comparativa para los patrones asociados al Golfo. escasa divergencia genética entre las poblaciones
Un punto importante es que los recientes estudios de ambos desiertos, lo cual contrasta con las dife-
filogeográficos y genéticos en las lagartijas del Golfo rencias morfológicas entre ambas áreas.
de California han sido utilizados para someter a Las serpientes de cascabel han sido un icono de
prueba hipótesis ecológicas, como la de exclusión los desiertos, en particular del Desierto Sonoren-
competitiva y desplazamiento de carácter en lagar- se. Recientemente han aparecido estudios filogeo-
tijas (Radtkey et al., 1997). Estas hipótesis ecoló- gráficos que abordan la evolución de estos reptiles
gicas se habían utilizado para explicar patrones bio- en los desiertos de Norteamérica (Castoe et al.,
geográficos en el Golfo de California, generando 2007; Douglas et al., 2006; Wüster et al., 2005).
gran controversia en el pasado (Murphy y Agui- Algunas especies como la cascabel de cola negra
rre-León, 2002). (Crotalus molossus) se derivan de linajes muy anti-
Uno de los fenómenos más interesantes detec- guos que representan un complejo de especies no
tados en esta región es el de la evolución del gigan- descritas (Wüster et al., 2005). Por otro lado, estu-
tismo en iguanas herbívoras del género Sauroma- dios filogeográficos comparativos indican que la
lus (Murphy y Aguirre-León, 2002; Petren y Case, diversidad actual de muchas especies de serpientes
1997). Estas iguanas ocurren tanto en el continente de cascabel de los desiertos de Norteamérica es el
como en las islas y la península de Baja California. resultado de una compleja interacción de los fac-
Las poblaciones continentales (Sonora y Arizona) tores orogénicos y paleoclimáticos (Castoe et al.,
y de la península presentan un tamaño más o me- 2007; Douglas et al., 2006).
nos uniforme a lo largo de su distribución, pero las Finalmente, el uso de marcadores moleculares
poblaciones que ocurren en las islas Ángel de la en la conservación biológica ha resaltado la mag-
Guarda (Baja California) y San Esteban (Sonora) nitud del efecto antropogénico sobre la estructura
representan casos de gigantismo y llegan a ser cin- y diversidad genética de muchas especies de repti-
co veces más grandes que sus congéneres en otros les. Por ejemplo, un estudio basado en microsaté-
lugares. Antes del uso de análisis filogenéticos, la lites ha mostrado que la transformación del paisa-
hipótesis prevaleciente era que el gigantismo era un je producida por las actividades humanas afecta el
carácter ancestral derivado de las especies de igua- flujo génico entre las poblaciones de Arizona de la
nas más cercanas a Sauromalus. Sin embargo, la tortuga del desierto Gopherus agassizii (Edwards et
DIVERSIDAD GENÉTICA DE LA BIOTA 113

al., 2004) y las expone a serios cuellos de botella la) que habita en el centro de la península de Baja
demográficos y genéticos. Dado que el Desierto California. Esta propuesta se basó en el hallazgo
Sonorense está experimentando un fuerte proceso de diferencias significativas en los patrones de va-
de transformación del paisaje, y que la tortuga del riación genética y la coloración de las aves.
desierto es perseguida intensamente en Sonora, los Una de las especies de aves mejor estudiada ge-
patrones observados en Arizona podrían estar pre- néticamente en la entidad es el complejo del Cui-
sentes en las poblaciones del estado. tlacoche Pico-Curvo (Toxostoma curvirostre), ya que
desde hace algunos años se han llevado a cabo es-
Aves tudios encaminados al entendimiento de los pa-
trones de diferenciación. Zink y Blackwell-Rago
La avifauna de Sonora consta de 543 especies (Vi- (2000) analizaron el ADN mitocondrial de estas aves
llaseñor et al., en este vol.); de éstas, sólo en diez y encontraron que las poblaciones de la planicie
especies se conocen algunos aspectos de su diversi- costera del Pacífico y del Desierto Sonorense, in-
dad genética. La historia de los estudios genéticos cluyendo a todo el estado de Sonora, correspon-
y filogeográficos de las aves de Sonora es reciente y den a una forma genéticamente independiente de
se remonta a escasos diez años. En la actualidad es- curvirostre (formalmente reconocida como T. pal-
tos estudios siguen siendo relativamente pocos, meri). Estos resultados fueron apoyados posterior-
aunque se han incrementado considerablemente a mente por un estudio sobre la variación morfoló-
partir de los últimos dos años (tabla 7). gica en este mismo grupo (Rojas-Soto, 2003). Den-
Los trabajos formales sobre la genética y la filo- tro del complejo curvirostre existe además una sub-
geografía de las aves de Sonora comenzaron a par- especie endémica de la Isla del Tiburón (T. c. insu-
tir del trabajo de Zink et al. (1997). Basados en aná- larum), pero su análisis genético quedó pendiente
lisis filogeográficos de la variación en el ADN mito- en el estudio de Zink y Blackwell-Rago (2000)
condrial, ellos estudiaron los límites de especie en debido a la falta de muestras. Recientemente Ro-
el complejo Toxostoma lecontei o Cuitlacoche páli- jas-Soto et al. (2007) utilizaron los mismos marca-
do. Las poblaciones norteñas de esta ave, que in- dores y realizaron un nuevo análisis sobre la filo-
cluyen a California, el noroeste de Baja California geografía y los patrones de diferenciación genética
y el noroeste de Sonora, fueron propuestas como e incluyeron a cuatro individuos provenientes de
una especie independiente de la población endé- la Isla del Tiburón. Sus resultados sugieren que esta
mica del desierto del Vizcaíno (Toxostoma arenico- población tiene haplotipos compartidos con las

Tabla 7. Estudios sobre la diversidad y estructura genética de aves del estado de Sonora
Marcador
Orden Especie Referencia
molecular
Passeriformes Toxostoma lecontei ADN mitocondrial Zink et al., 1997
Passeriformes Toxostoma sps. ADN mitocondrial Zink et al., 1999
Passeriformes Toxostoma curvirostre ADN mitocondrial Zink y Blackwell-Rago, 2000;
Rojas-Soto et al., 2007
Passeriformes Pipilo fuscus ADN mitocondrial Zink et al., 2001
Passeriformes Campylorhynchus brunneicapillus ADN mitocondrial Zink et al., 2001
Passeriformes Polioptila melanura ADN mitocondrial Zink et al., 2001
Passeriformes Auriparus flaviceps ADN mitocondrial Zink et al., 2001
Galliformes Meleagris gallopavo AFLP, ADN mitocondrial Mock et al., 2002
y microsatélites
Passeriformes Passerculus sandwichensis, P. rostratus ADN mitocondrial Zink et al., 2005
Strigiformes Glaucidium brasilianum ADN mitocondrial Proudfoot et al., 2006
114 DIVERSIDAD BIOLÓGICA DE SONORA

poblaciones continentales, por lo que no se justifi- rica (del oeste, Arizona, Sonora y Sinaloa, así como
ca el uso de la categoría subespecífica (insularum) del este y sureste, incluyendo Texas, Tamaulipas y
para la población de la Isla. los estados del sureste de México). Sus resultados
Sin duda, uno de los trabajos que permitió la sugieren que hay dos grupos genéticos evidentes,
elaboración de nuevas hipótesis biogeográficas so- el de Norteamérica (al cual proponen como G. rid-
bre la región fue el realizado por Zink et al. (2001). gwayi) y el sudamericano, G. brasilianum. Encon-
Ellos compararon secuencias de ADN mitocondrial traron además que las poblaciones del oeste de Nor-
de seis especies distribuidas a través de las zonas teamérica (Arizona, Sonora y Sinaloa) son genética-
áridas de Norteamérica. Sus resultados demostra- mente distintas a las del este y sureste de México,
ron que las poblaciones de los desiertos Sonorense sin haplotipos compartidos y con un flujo génico
y Chihuahuense del cuitlacoche pico-curvo (Toxos- muy bajo entre ellas, por lo que sugieren que esto
toma curvirostre) y del rascador arroyero (Pipilo fue producto de una fragmentación coincidente
fuscus) tienen una clara división filogeográfica. En con la formación del Desierto Sonorense y la Sie-
contraste, la matraca desértica (Campylorhynchus rra Madre Occidental. Sin embargo, no proponen
brunneicapillus), la perlita colinegra (Polioptila cambios a un nivel específico, sino subespecífico,
melanura) y el baloncillo (Auriparus flaviceps) no dentro de las poblaciones norteamericanas.
presentaron esta división. Ellos sugieren que la ca- Los escasos trabajos realizados a la fecha en So-
rencia de una estructura filogeográfica congruente nora han tenido un fuerte impacto particularmen-
entre ambos desiertos de estas tres últimas especies te en la sistemática de las aves, ya que se propone
habla de que éstas podrían haber colonizado re- el reconocimiento de nuevas especies y cambio o
cientemente su área actual de distribución. De igual sinonimización de nombre en otras. Esto, además
forma, señalan que a pesar de que estas especies de modificar el número total de especies para la
actualmente forman parte de una avifauna amplia- entidad, podría tener implicaciones en conserva-
mente distribuida, su distribución fue histórica- ción de la biodiversidad, debido a que la altera-
mente diferente a la actual. ción en la taxonomía de los grupos tiene repercu-
Zink et al. (2005) compararon secuencias de siones en la identificación de áreas de acumula-
dos genes mitocondriales (ND2 y ND3) entre in- ción de riqueza y del endemismo (Peterson y Na-
dividuos del gorrión sabanero (Passerculus sandwi- varro, 1999). Por otro lado, los estudios sobre la
chensis) provenientes de Baja California, la costa variación genética y la filogeografía permiten po-
de Sonora y el intervalo de distribución al norte ner a prueba hipótesis biogeográficas que, para el
del continente, que incluyó localidades como Alas- caso de la avifauna de Sonora, han permitido el
ka, Washington, Ontario, Nueva Escocia y New- reconocimiento de algunos patrones generales. Tal
foundland. Encontraron que las poblaciones de es el caso de aquellas especies que han tenido una
Baja California y Sonora formaron un clado, al que fuerte asociación con la reciente expansión de las
proponen como una especie independiente (Pas- zonas áridas del Desierto Sonorense, en contraste
serculus rostratus); por el contrario, sugieren que el con otras que presentan una clara diferenciación
otro clado, conformado por individuos fenotípi- genética que coincide con la división entre los de-
camente «típicos», debe clasificarse como P. sand- siertos Chihuahuense y Sonorense.
wichensis. Ciertamente aún quedan muchas preguntas sin
Proudfoot et al. (2006) examinaron los patro- responder; por ejemplo, aquéllas relacionadas con
nes de variación genética de ADN mitocondrial (ci- la separación de la península de Baja California y
tocromo b) dentro y entre poblaciones del tecolo- su influencia en la diversidad genética y en la espe-
te bajeño (Glaucidium brasilianum). Ellos inclu- ciación de los grupos de amplia distribución o sobre
yeron tanto a las poblaciones de Sudamérica (Ar- la variación genética de la avifauna de las zonas mon-
gentina, Brasil y Bolivia) como a las de Norteamé- tanas, en especial de la Sierra Madre Occidental.
DIVERSIDAD GENÉTICA DE LA BIOTA 115

Mamíferos muy importante (Hoekstra, 2006). Chaetodipus in-


termedius es un roedor que se distribuye en hábi-
La fauna de mamíferos terrestres en el estado de So- tats rocosos de los desiertos Sonorense y Chihua-
nora comprende 124 especies (Castillo-Gámez et huense que muestra una gran variación en la pig-
al., en este vol.), de las cuales sólo un porcentaje mentación del pelaje dorsal. En los lugares donde
pequeño ha sido estudiada desde una perspectiva las rocas son claras (v.g., granito) el color del pelo
genética. Los estudios sobre la diversidad genética es claro, mientras que en hábitats donde las rocas
de mamíferos iniciaron con los estudios sobre el ca- son de origen volcánico, como en el escudo volcá-
riotipo y la variación cromosómica de roedores del nico del Pinacate en el noroeste de Sonora, el co-
estado (Patton, 1969). Estos primeros trabajos iden- lor del pelo es oscuro (Hoekstra et al., 2005). Los
tificaron poblaciones con diferente cariotipo y los estudios sobre la base genética de la pigmentación
mecanismos (fusiones e inversiones) que generan la del pelo de este roedor han permitido identificar
diversidad en el número y morfología de los cro- las substituciones de aminoácidos responsables de
mosomas. Más recientemente, los estudios han este polimorfismo (Nachman et al., 2003). Los da-
usado secuencias de nucleótidos para abordar pro- tos sobre la distribución de la variación fenotípica
blemas filogeográficos (Riddle et al., 2000c). A la muestran una correlación sorprendente entre la
fecha se tienen registrados estudios sobre 13 espe- pigmentación del pelo de la región dorsal y el co-
cies, la gran mayoría de ellos con roedores y sólo lor de la roca donde habita este roedor y esta rela-
una especie del orden Chiroptera y dos de los or- ción es independiente de su historia filogenética
denes Artiodactyla y Carnívora (tabla 8). (Hoekstra et al., 2005). La evidencia disponible
La evolución de la pigmentación críptica en indica que la selección natural juega un papel muy
mamíferos es un proceso de adaptación al ambiente importante en el proceso de adaptación al tipo de
local en el que la selección natural juega un papel roca, ya que los colores crípticos reducen el riesgo

Tabla 8. Estudios sobre la diversidad y estructura genética de mamíferos del estado de Sonora
Marcador
Orden Especie Referencia
molecular
Rodentia Perognathus goldmani Cariotipo Patton, 1969
Rodentia Thomomys bottae Cariotipo, Aloenzimas Patton, 1972; Patton y Yang, 1977
Rodentia Peromyscus eremicus Aloenzimas, secuencias de ADN mitocon- Avise et al., 1974; Riddle et al.,
drial (COIII) 2000a
Rodentia Peromyscus merriami Aloenzimas, secuencias de ADN mitocon- Avise et al., 1974; Riddle et al.,
drial (COIII) 2000a
Rodentia Onychomys torridus ADN mitocondrial (enzimas de restricción) Riddle y Honeycutt, 1990
Rodentia Chaetodipus penicillatus ADN mitocondrial (enzimas de restricción) Lee et al., 1996
Rodentia Chaetodipus baileyi Secuencias de ADN mitocondrial (COIII, ci- Riddle et al., 2000b
tocromo b)
Rodentia Chaetodipus intermedius Color de pelo, secuencias de ADN mito- Hoekstra et al., 2005
condrial (COIII, ND3)
Chiroptera Leptonycteris curasoae Secuencias de ADN mitocondrial Wilkinson y Fleming, 1996
Artiodactyla Ovis canadensis Aloenzimas, microsatélites, complejo de Jessup y Ramey II, 1995; Hedrick
histocompatibilidad (MHC) et al., 2001; Gutiérrez-Espeleta et
al., 2000 y 2001
Artiodactyla Antilocapra americana ADN mitocondrial, microsatélites Stephen et al., 2005
Carnívora Canis lupus Microsatélites, complejo de histocompa- García-Moreno et al., 1996; He-
tibilidad (MHC). drick et al., 2000
Carnívora Ursus arctos Secuencias de ADN mitocondrial. Miller et al., 2006
116 DIVERSIDAD BIOLÓGICA DE SONORA

de depredación (Hoekstra et al., 2005). A pesar de et al., 2001), mostraron que la poblaciones poseen
que la migración reduce la divergencia entre po- niveles substanciales de variación genética, lo que
blaciones que habitan en sitios con diferente color indica que durante su historia evolutiva reciente
de substrato, los coeficientes de selección son tan han estado bien conectadas o han mantenido po-
grandes que permiten mantener la divergencia fe- blaciones grandes (Gutiérrez-Espeleta et al., 2000).
notípica (Hoekstra et al., 2004). Es así que este Así, los cambios drásticos en su abundancia y dis-
roedor representa uno de los ejemplos más sorpren- tribución aparentemente no han llegado a afectar
dentes de variación en la pigmentación del pelaje los niveles de variación genética. Por otra parte, la
y de adaptación de las formas melánicas a las rocas introducción de individuos a nuevos hábitats pue-
volcánicas. de tener consecuencias en la diversidad genética
La deriva genética puede disminuir la variación de las nuevas poblaciones a través de efectos de
genética de las poblaciones como consecuencia de fundador. En enero de 1975 se capturaron borre-
eventos de fundador durante la colonización de gos de la sierra Pico de Johnson de la costa de So-
nuevos hábitats y por la reducción del tamaño efec- nora y se introdujeron cuatro machos y 16 hem-
tivo de las poblaciones. La abundancia y el rango bras (n = 20) a la Isla del Tiburón, donde no exis-
de distribución de muchas especies de mamíferos tían registros previos de esta especie (Montoya y
del estado de Sonora se han reducido como conse- Gates 1975). Los individuos pudieron reproducir-
cuencia de diversos factores entre los cuales los se y la población transplantada a la Isla del Tibu-
antropocéntricos han sido los más importantes. Por rón ha crecido satisfactoriamente y ha sido fuente
ejemplo, el borrego cimarrón (Ovis canadensis) te- de individuos para nuevas introducciones a otras
nía una distribución muy amplia en México y Nor- localidades de México (Medellin et al., 2005).
teamérica a la llegada de los europeos (Medellín et Dado que estos individuos se están usando para
al., 2005). Sin embargo, su abundancia y distribu- repoblar lugares donde esta especie ha sido extir-
ción se redujo considerablemente durante el siglo pada, resulta importante conocer los niveles de
XX (Medellin et al., 2005). En este contexto, los variación en la Isla para conocer los posibles efec-
estudios sobre la estructura genética del borrego tos de la endogamia. Lo ideal sería comparar los
cimarrón pueden aportar evidencia útil en al me- niveles de variación de la Isla (y de los individuos
nos dos aspectos. Por un lado, estos estudios pue- introducidos, ya que se tomaron muestras de san-
den explorar si la fragmentación de las poblacio- gre; Montoya y Gates, 1975) con las poblaciones
nes y la reducción de su abundancia se reflejan en de la costa de Sonora para evaluar si la variación
niveles bajos de diversidad genética. Por otra par- genética se ha reducido significativamente. Hedrick
te, si existen patrones geográficos de variación ge- et al. (2001) usaron muestras de sangre de 14 bo-
nética, éstos deben de tomase en cuenta en los rregos capturados en la Isla para comparar los ni-
programas de introducción a hábitats donde esta veles de variación en microsatélites y secuencias del
especie ha sido extirpada para maximizar el éxito gen MHC con los de tres poblaciones de Arizona.
en la adaptación local. Los primeros trabajos que Los resultados mostraron una reducción significa-
evaluaron los niveles de variación genética, inclu- tiva en la diversidad y el número de alelos en la
yendo individuos de Sonora y otras regiones de su población de la Isla con respecto a los niveles ob-
distribución natural, mostraron niveles muy bajos servados en Arizona (Hedrick et al., 2001). Estos
de diversidad, consistente con la hipótesis de que datos han sido interpretados como evidencia de
la contracción tuvo un efecto en la variación gené- que la deriva genética ha afectado a la población
tica (Jessup y Ramey II, 1995). Sin embargo, el de la Isla del Tiburón. De ahí que la recomenda-
uso de marcadores basados en ADN, como los mi- ción de Hedrick et al. (2001) sea usar otros indivi-
crosatélites (Gutiérrez-Espeleta et al., 2000) y las duos no emparentados en los programas de intro-
secuencias del complejo MHC (Gutiérrez-Espeleta ducción que usan borregos de la Isla para reducir
DIVERSIDAD GENÉTICA DE LA BIOTA 117

los riesgos de introducir individuos endogámicos. reintroducir con éxito esta especie a México.
El enfoque genético-poblacional aporta elemen- Los estudios filogeográficos realizados en roe-
tos importantes para el manejo de especies que han dores del norte de México han mostrado eviden-
sido extirpadas de la naturaleza y que se reprodu- cias de discontinuidades en los grupos filéticos que
cen en cautiverio para programas de reintroduc- probablemente reflejan varios eventos de vicarian-
ción. El lobo mexicano fue extirpado de México y za en la región. El análisis de secuencias de genes
Estados Unidos durante el siglo XX (Brown, 2002) de la mitocondria en Peromyscus eremicus y Chae-
y no se tienen registros confiables de que todavía todipus baileyi (Riddle et al., 2000a y 2000b) mos-
existan individuos silvestres en México. Sin em- tró diferentes linajes separados geográficamente y
bargo, en ambos países existen programas de re- éstos fueron interpretados como evidencia de even-
producción en cautiverio que pretenden salvar a tos de vicarianza en el pasado reciente. Estos datos
esta especie de la extinción. Existen tres linajes de sugieren que la divergencia entre las poblaciones
lobos en cautiverio y el análisis del pedigrí ha per- de Sonora y las de Baja California se debió a la
mitido determinar los coeficientes de consangui- formación del Golfo de California y a la separa-
nidad de cada linaje y establecer que provienen de ción de la península hace aproximadamente cinco
sólo siete individuos fundadores (Hedrick et al., millones de años (figura 2). De igual forma, bajo
1997). Uno de estos individuos fundadores pro- esta interpretación, la divergencia entre las pobla-
viene de la región de Yécora, Sonora, y representa ciones del Desierto Sonorense y del Desierto Chi-
la base del linaje del Museo del Desierto de Arizo- huahuense se debe a la fragmentación causada por
na (Hedrick et al., 1997). Los estudios con micro- la emergencia de la Sierra Madre Occidental. Es-
satélites (García-Moreno et al., 1996; Hedrick et tos mismos patrones de divergencia y estructura
al., 1997) y el complejo MHC (Hedrick et al., 2000) filogeográfica se han detectado en otras especies
han permitido establecer la pureza de estos linajes de aves, reptiles y anfibios y parecen indicar que
(no hay evidencias de hibridización con coyotes o estos eventos de vicarianza histórica afectaron a la
perros), así como determinar los niveles de varia- mayoría de las especies de la región (Riddle et al.,
ción genética. Estos estudios han permitido suge- 2000c; Riddle y Hafner, 2006).
rir cómo y en qué proporción se deben incorporar Es evidente que nuestro conocimiento sobre la
individuos de diferente linaje para minimizar las diversidad genética de los mamíferos terrestres es
cruzas consanguíneas y el riesgo de depresión por todavía muy limitado. En particular, es necesario
endogamia (Hedrick et al., 1997). El desempeño el estudio de especies amenazadas o en peligro de
de los lobos en cautiverio no muestra evidencia de extinción como la de los perritos de las praderas o
depresión por endogamia (Kalinowski et al., 1999). la de felinos como el jaguar. Estos estudios pudie-
Los tres linajes mantenidos en cautiverio se han em- ran aportar evidencia útil sobre la migración de
pleado en el programa de liberación de lobos en felinos o los posibles efectos de la deriva genética
Arizona y Nuevo México (Hedrick et al., 2000 y en mamíferos cuyas poblaciones se han reducido
2003). Aunque los cachorros que han nacido en significativamente, como en el caso de los perritos
estos sitios muestran susceptibilidad a varias en- de las praderas.
fermedades, no parece existir evidencia de que se
deba a la baja variabilidad genética en genes invo-
lucrados con el sistema inmune (Hedrick et al., CONSIDERACIONES FINALES
2003). Es evidente que la extirpación eliminó una
porción considerable de la variabilidad genética En este capítulo hemos recopilado evidencia sobre
existente en la región (Leonard, J.A et al., 2005); la diversidad genética de aproximadamente cien es-
sin embargo, se tiene esperanza de que la diversi- pecies, lo cual es un número bajo si consideramos
dad existente en cautiverio pueda ser suficiente para la riqueza biológica que se conoce para el estado de
118 DIVERSIDAD BIOLÓGICA DE SONORA

Figura 2. Patrón de variación filogeográfica en el roedor Chaetodipus baileyi. A) Arbol filogenético construido usando el método
de ¨Neighbor-joining¨ de 43 haplotipos de C. baileyi y cinco especies de Chaetodipus usadas como grupo externo. Los haplotipos
de C. baileyi se identifican como miembros de los linajes del contiente (C, Arizona y Sonora), la región norte de Baja California
(BCN) y Baja California Sur (BCS). Nótese la división filogeográfica entre la peninsula de Baja California y el continente. B)
Localidades de colectas de C. baileyi en el noroeste de México y el suroeste de Estados Unidos. Datos de Riddle et al. (2000b;
reproducido con permiso de Brett Riddle y Elsevier).
DIVERSIDAD GENÉTICA DE LA BIOTA 119

Sonora. La evidencia disponible no permite tener tación a la heterogeneidad ambiental de la región,


conclusiones generales ni inferir un patrón gene- así como herramientas útiles para la conservación
ral de variación genética para todas las especies que de las especies amenazadas y en peligro de extin-
han sido estudiadas. Sin embargo, es evidente que ción. Esperamos que en un futuro estos estudios
fenómenos como la formación del Golfo de Cali- sean la base de un mejor entendimiento de los pro-
fornia o la emergencia de la Sierra Madre Occi- cesos de evolución en esta región de México.
dental han tenido una fuerte influencia sobre la
estructura filogeográfica de muchas especies. Los
escasos estudios que han explorado la diversidad LITERATURA CITADA
genética en especies de plantas de amplia distribu-
ción han detectado que existe una asociación en- ADEST G.A. 1987. Genetic Differentiation among Pop-
tre la variación y la latitud, lo cual se ha interpreta- ulations of the Zebra Tail Lizard, Callisaurus draco-
do como evidencia de eventos de expansión y con- noides (Sauria: Iguanidae) Copeia 1987: 854-859.
tracción de la distribución en respuesta a las fluc- AVISE, J.C. 1998. The History and Purview of Phylo-
geography: A Personal Reflection. Molecular Ecolo-
tuaciones climáticas del Pleistoceno.
gy 7: 371-379.
Con respecto a las necesidades de investigación,
AVISE, J.C., J. ARNOLD, R.M. BALL, E. BERMINGHAM, T.
se requiere el desarrollo de proyectos que conside- LAMB, J.E. NEIGEL, C.A. REEB y N.C. SAUNDERS.
ren la diversidad genética, tanto como la riqueza de 1987. Intraspecific Phylogeography: The Mito-
especies, en el conocimiento de la biota de Sono- chondrial DNA Bridge between Population Genet-
ra. Los ecosistemas del estado reflejan su carácter ics and Systematics. Annual Review of Ecology and
transicional y ecotonal entre diversas regiones bio- Systematics 18: 489-522.
geográficas. Sin embargo, un entendimiento más AVISE, J.C., M.H. SMITH, R.K. SELANDER, T.E. LAWLOR
claro de los patrones evolutivos y biogeográficos y P.R. RAMSEY. 1974. Biochemical Polymorphism
podrían obtenerse incorporando la filogeografía y and Systematics in the Genus Peromyscus. V. Insular
la genética de poblaciones. Se requiere diversificar and Mainland Species of the Subgenus Haplomylo-
mys. Systematic Zoology 23: 226-238.
el uso de marcadores moleculares con el fin de cap-
BARBER P.H. 1999a. Patterns of Gene Flow and Popu-
tar la mayor información posible sobre los fenó-
lation Genetic Structure in the Canyon Treefrog,
menos que afectan la estructura genética. En par- Hyla arenicolor (Cope) Molecular Ecology 8: 563-
ticular, el uso de secuencias permite hacer inferen- 576.
cias más robustas. La incorporación de informa- BARBER P.H. 1999b. Phylogeography of the Canyon
ción genética en sistemas de información geográ- Treefrog, Hyla arenicolor (Cope) Based on Mito-
fica es un campo en pleno desarrollo. En el futuro chondrial DNA Sequence Data. Molecular Ecology
se podría incorporar a las bases de datos de distri- 8: 547-562.
bución de especies en el estado información gené- BARRAZA-MORALES, A., F.L. SÁNCHEZ-TEYER, M. RO-
tica que hiciera factible mapear la distribución pre- BERT, M. ESQUEDA y A. GARDEA. 2006. Variabili-

cisa de haplotipos. Asimismo, se podría visualizar dad genética en Agave angustifolia Haw. de la sierra
sonorense, México, determinada con marcadores
la distribución de las amenazas más serias para la
AFLP. Revista Fitotecnia Mexicana 29: 1-8.
diversidad genética con base en la cartografía exis-
BELTRÁN, P., G. DELGADO, A. NAVARRO, F. TRUJILLO,
tente de las actividades humanas. R.K. SELANDER y A. CRAVIOTO. 1999. Genetic Di-
La mayor parte de los estudios han estado res- versity and Population Structure of Vibrio cholerae.
tringidos al desierto y es necesario estudiar a las es- Journal of Clinical Microbiology 37: 581-590.
pecies de los bosques de pino-encino y de las sel- BILSEL, P.A., J.E. ROWE, W.M. FITCH y S.T. NICHOL.
vas bajas del sur del estado. Los estudios sobre la 1990. Phosphoprotein and Nucleocapsid Protein
diversidad genética de la biota de Sonora sin duda Evolution of Vesicular Stomatitis Virus New Jer-
pueden aportar evidencia sobre procesos de adap- sey. Journal of Virology 64: 2498-2504.
120 DIVERSIDAD BIOLÓGICA DE SONORA

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129

LOS ECOSISTEMAS TERRESTRES:


UN DIVERSO CAPITAL NATURAL
ANGELINA MARTÍNEZ-YRÍZAR,1 RICHARD STEPHEN FELGER2 Y ALBERTO BÚRQUEZ1

RESUMEN. Los ecosistemas de Sonora forman un con- ABSTRACT. The ecosystems of Sonora form a contin-
tinuo de variación ecológica desde la costa árida del uum of ecological variation from the arid coast of the
alto Golfo de California hasta las montañas frías y hú- upper Gulf of California to the winter-cold and hu-
medas en lo alto de la Sierra Madre Occidental. Inclu- mid mountains at the top of the Sierra Madre Occi-
yen una multitud de tipos de vegetación, ecotonos y dental. Along this gradient there is a multitude of con-
alta diversidad relacionados con la gran variabilidad trasting environmental conditions, types of vegetation,
climática, edáfica y topográfica de la región; desde los ecotones and high biodiversity related to the consider-
manglares, dos tipos de matorral espinoso y el Desier- able climatic, edaphic and topographic variability of
to Sonorense, con cuatro de sus siete subdivisiones, al the region. Sonoran vegetation includes: mangroves,
bosque tropical caducifolio, los pastizales, los encina- four of the seven Sonoran Desert subdivisions, two
res y los bosques de pino-encino y mixtos de coníferas types of thornscrub, tropical dry forest, grasslands, oak
en las áreas de mayor elevación. Estos ecosistemas pro- forests and woodlands, pine-oak forests, and mixed co-
veen de bienes y servicios a la sociedad, cuyo valor no nifer forest in higher mountains. These ecosystems
es difícil de apreciar, pero en realidad es infinito. Aun- provide numerous goods and services to society that
que existen vacíos de información sobre la flora de esta can be appraised economically, but are of infinite val-
gran región de México, numerosos estudios botánicos ue in reality. Although there are substantial gaps in the
describen su riqueza de especies, formas de vida, ende- knowledge of the flora of this region, many studies
mismos y rangos de distribución que en Sonora alcan- describe the species richness, diversity of life forms,
zan el límite norte de su distribución neotropical. Son endemisms and distributions. Studies at the ecosystem
muy contados los estudios a nivel del ecosistema que level analyzing functional processes such as primary
analicen procesos funcionales, tales como la producti- productivity, nutrient cycling and carbon accumula-
vidad primaria, el ciclaje de nutrimentos y el almace- tion are very limited, and there is a lack of factual in-
namiento de carbono y no existe aún información so- formation about the value of these ecosystems in terms
bre el valor de estos ecosistemas en términos de su capa- of their capacity to provide services to society. Sonoran
cidad para proveer servicios de beneficio para la socie- ecosystems are at risk by anthropogenic disturbance
dad. Los ecosistemas de Sonora están fuertemente ame- including transformation to agriculture, pastures, min-
nazados por disturbio antropogénico, principalmente ing, urbanization and multiple coastal developments.
transformación a agricultura, praderas para uso pecua- Many key ecosystem processes are vulnerable to hu-
rio, minería, urbanización y desarrollos costeros. Nu- man intervention, and the loss of the natural capital is
merosos procesos clave del ecosistema son vulnerables directly related to the patterns of energy use, land ex-
a la intervención humana y la pérdida del capital natu- ploitation and population growth, so that urgent ac-
ral está directamente relacionada con las pautas de con- tions are ecological, social and political coordinated to
sumo de energía, de aprovechamiento de la tierra y con keep their goods and services.
el crecimiento demográfico, por lo que son urgentes
acciones ecológicas, políticas y sociales coordinadas para
conservar sus bienes y servicios. INTRODUCCIÓN
1
Universidad Nacional Autónoma de México.
2
San Diego Natural History Museum. La diversidad de ecosistemas es un concepto usado
Martínez-Yrízar, A., R. Stephen Felger y A. Búrquez. 2009. Los ecosistemas terrestres: un diverso capital natural.
En: F.E. Molina-Freaner y T.R. Van Devender, eds. Diversidad biológica de Sonora. UNAM, México, pp. 129-156.
130 DIVERSIDAD BIOLÓGICA DE SONORA

para denotar la variedad o distintos tipos de eco- transición entre bordes que pueden albergar a otras
sistemas presentes en un determinado lugar. Des- especies, además de las especies de las áreas homo-
de la perspectiva de la ecología de ecosistemas, este géneas que éstos separan. Los ecosistemas son siste-
capítulo trata sobre la diversidad de ecosistemas mas termodinámicamente abiertos, por lo que man-
terrestres en el estado de Sonora, para lo cual se tienen un continuo intercambio de materia y ener-
abordan los siguientes aspectos: 1) la definición del gía con su entorno. Ya que están interconectados, lo
concepto ecosistema y de sus propiedades emer- que afecta a un ecosistema afecta a los ecosistemas
gentes, incluyendo los servicios ecosistémicos y la colindantes (Osborne, 2000; Chapin et al., 2002).
importancia ecológica y social de la evaluación del Hay muchos tipos de ecosistemas terrestres que
capital natural; 2) una breve descripción de los ti- difieren en estructura y funcionamiento. Las dife-
pos de ecosistemas que, por su extensión, valor rencias climáticas de un lugar a otro determinan
intrínseco o características distintivas, se conside- en gran medida los tipos de ecosistemas que exis-
ran los más representativos de Sonora; 3) una pre- ten y la forma en la que los distinguimos depende
sentación de los resultados más sobresalientes de de la fisionomía de la vegetación dominante, la cual
los pocos estudios ecológicos realizados en Sonora está influenciada principalmente por el macrocli-
con un enfoque ecosistémico; 4) una propuesta de ma. También se pueden diferenciar por otras ca-
evaluación de la importancia relativa de cada uno racterísticas, como el efecto de continentalidad o
de los ecosistemas de Sonora en función de su ca- la cercanía con el mar, que separa, por ejemplo, a
pacidad para proveer servicios; 5) un breve análisis los desiertos fríos de los cálidos, o por efecto de la
de los principales agentes de alteración y fragmen- topografía que separa a los ecosistemas de las par-
tación del paisaje que amenazan la integridad fun- tes altas de las montañas de aquellos situados en
cional de los ecosistemas terrestres de Sonora y que, los valles (Whittaker, 1975; Osborne, 2000).
por lo tanto, ponen en riesgo la provisión de bie- La ecología de ecosistemas estudia cómo actúan
nes y servicios vitales para la sociedad. los ecosistemas y los mecanismos que determinan
su estructura y funcionamiento. Analiza los proce-
sos que ocurren entre el componente biótico y
EL CONCEPTO ECOSISTEMA abiótico a una escala espacio-temporal grande (Bor-
mann y Likens, 1979). Estos procesos se relacio-
El ecosistema se define como una unidad funcio- nan básicamente con la transformación de la ener-
nal de la naturaleza que consiste de todos los orga- gía y la circulación de nutrimentos, los cuales ori-
nismos que viven en un área determinada y que ginan propiedades emergentes del ecosistema, esto
interactúan entre sí y con el ambiente que los ro- es, propiedades que no se explican por la suma de
dea. Todos los ecosistemas están constituidos por sus partes (Chapin et al., 2002). Así, los estudios
un componente biótico, o comunidad biológica, ecosistémicos analizan propiedades tales como la
y un componente abiótico, o conjunto de factores cantidad de energía solar que es convertida por
físicos y químicos que varían continuamente en fotosíntesis en materia orgánica y su tasa de acu-
espacio y tiempo. Debido a la inherente naturale- mulación (productividad primaria), la degradación
za dinámica de los ecosistemas y al gran número de la materia orgánica (descomposición), la ener-
de factores que alteran frecuentemente sus bordes, gía y los materiales que fluyen a lo largo de los
las fronteras entre ecosistemas son difusas, excepto eslabones de la cadena alimenticia (estructura tró-
en situaciones como la franca separación entre un fica), las tasas a las que ocurren estos procesos (flu-
ecosistema acuático y uno terrestre o cuando exis- jo de energía) y el movimiento de elementos entre
ten cambios abruptos en las condiciones del suelo la atmósfera, la hidrosfera y la biosfera (ciclos bio-
que alteran el patrón de distribución de las plan- geoquímicos) a diferentes niveles de resolución es-
tas. Generalmente se forman ecotonos o zonas de pacial y temporal. Estos estudios también tratan
LOS ECOSISTEMAS TERRESTRES: UN DIVERSO CAPITAL NATURAL 131

de explicar la relación que existe entre la compleji- meros se derivan de la fotosíntesis y son recursos
dad del ecosistema y otros atributos como su esta- extractivos como alimentos, plantas medicinales,
bilidad, resiliencia y vulnerabilidad. Por su enfo- combustible y materiales de construcción. Los ser-
que, la ecología de ecosistemas es un campo de es- vicios culturales son los que se relacionan con la
tudio interdisciplinario, por lo que interactúa con provisión de beneficios no materiales como la be-
la edafología, la hidrología, la climatología y la eco- lleza escénica y la inspiración intelectual. Los ser-
fisiología para explicar los mecanismos físicos, quí- vicios de regulación resultan de procesos no ex-
micos y biológicos que determinan la estructura tractivos como el control de inundaciones y de ero-
de los ecosistemas y los procesos que éstos mantie- sión, la purificación del agua y la regulación de en-
nen (Chapin et al., 2002). fermedades y plagas. Los servicios de soporte, que
Hoy en día es incuestionable la fuerte relación son necesarios para la provisión de los otros servi-
que existe entre las actividades humanas y la pro- cios, incluyen beneficios intangibles como la for-
blemática ambiental. Por eso, en el desarrollo de es- mación de materia orgánica, la producción de oxí-
tudios a nivel de ecosistema ha sido cada vez más geno, la desintoxicación del suelo y el ciclo de nu-
importante la interacción de la ecología con las trimentos (Daily et al., 1997; MA, 2005).
ciencias sociales (DeFries et al., 2004; Dietz et al., Resulta obvio que algunos de estos servicios se
2007); un nuevo y vigoroso campo de investiga- pueden traducir a valor económico. Sin embargo,
ción que en México es apenas incipiente (Castillo, otros son técnicamente difíciles de evaluar, por-
2006; Luque-Agraz y Robles-Torres, 2006; Rome- que no son directamente cuantificables o porque
ro-Lankao, 2006). La incorporación de la dimen- los métodos económicos actuales de valuación de
sión humana (i.e., demografía, valores sociales, ins- mercado no son los apropiados o no pueden ser
tituciones político-sociales, estructuras económi- aplicados para este fin (Costanza et al., 1997; Dai-
cas, fuerzas de mercado y procesos históricos) ha ly, 1997b; WSTB, 2004). Aun en presencia de dis-
sido crucial en la creación de marcos conceptuales cusiones filosóficas biocéntricas o antropocéntri-
y en los avances y consolidación de estudios de cas de la noción de valor, existen numerosos traba-
conservación, manejo y restauración de ecosiste- jos que discuten la importancia de establecer un
mas (MA, 2005). sistema de evaluación económica del capital natu-
ral, considerando que son muchas las ventajas de
dicho sistema tanto en términos ecológicos como
BIENES Y SERVICIOS DEL ECOSISTEMA en términos de las acciones de conservación, ma-
nejo y restauración de ecosistemas. Se argumenta
Los ecosistemas proveen de bienes y servicios que que un sistema de valuación es importante para:
son críticos para la vida y esenciales para el desa- 1) definir la capacidad de cada tipo de ecosistema
rrollo económico de la sociedad. Los componen- para proveer distintos servicios, 2) mejorar la toma
tes de bienestar humano ligados a estos servicios de decisiones y resolver conflictos de elección en-
son materiales básicos para una buena vida, para la tre conservar y restaurar un ecosistema o autorizar
salud, la seguridad personal, la libertad de elección la expansión de las actividades humanas, 3) medir
y la acción y la cohesión social, entre otros factores los costos económicos que se pueden evitar si se
(MA, 2005). Paradójicamente, el valor intrínseco tuvieran que reemplazar servicios vitales que se pier-
de los servicios ecosistémicos es raramente toma- den como resultado del disturbio antrópico y, 4)
do en cuenta en la toma de decisiones de la políti- identificar señales de alerta de alteración funda-
ca ambiental (Daily et al., 1997). mental de los servicios ecosistémicos que causen
Los servicios del ecosistema se agrupan en cua- pérdidas de recursos ecológicos, económicos y so-
tro categorías: 1) de provisión, 2) culturales, 3) de ciales (Daily et al., 1997; WSTB, 2004; MA, 2005;
regulación y, 4) de soporte (Daily, 1997a). Los pri- Haberl et al., 2007).
132 DIVERSIDAD BIOLÓGICA DE SONORA

LOS ECOSISTEMAS TERRESTRES DE SONORA ve, 1951; Marshall, 1957; Felger y Lowe, 1976;
Rzedowski, 1978; Brown, 1982; Ezcurra et al.,
En Sonora se pueden reconocer cinco regiones na- 1987; Martin et al., 1998; Turner et al., 1995; Van
turales principales en un gradiente ambiental geo- Devender et al., 2000 y 2005; Felger, 2000; Felger
gráfico de norte a sur y de este a oeste: 1) el verda- et al., 2001).
dero desierto en la región noroeste, 2) una faja ári- Ya que existe una estrecha correspondencia en-
da y semiárida en las planicies del centro, 3) los tre la comunidad de plantas y las tasas a las que
deltas de grandes ríos y sus tributarios que drenan ocurren los procesos del ecosistema, en este capí-
hacia el Golfo de California y los ambientes de tran- tulo nos referiremos a los principales tipos de eco-
sición hacia la línea de costa, 4) una faja tropical y sistema de Sonora por la vegetación dominante que
subtropical a lo largo del piedemonte de la Sierra los constituye o porque representan alguna de las
Madre Occidental, 5) una faja templada en las par- regiones fitogeográficas descritas por Shreve (1951).
tes de mayor elevación de la Sierra Madre Occi- Además, incluimos un ecosistema nuevo para So-
dental en los límites con Chihuahua y en las «islas nora, el pastizal de zacate buffel, dominado por una
del cielo» de las montañas del noroeste de Sonora. gramínea que fue introducida al estado hace algu-
El clima de la región varía desde el libre o casi nas décadas para incrementar la productividad de
libre de heladas al tropical seco y templado, del las tierras de agostadero. En la actualidad esta gra-
húmedo en los cañones y en lo alto de las monta- mínea no se limita a las áreas donde fue sembrada,
ñas al seco y extremadamente árido en el desierto. sino que ha invadido naturalmente extensas áreas
Al este y en las elevaciones altas de Sonora predo- de la región noroeste del estado con consecuencias
minan las condiciones semiáridas, pero la aridez se ecológicas negativas e irreversibles no previstas
incrementa gradualmente hacia el norte y oeste. (Búrquez et al., 1998; Franklin et al., 2006). La
En general, la precipitación total anual aumenta dinámica de los procesos del funcionamiento de la
con la elevación, pero disminuye de sur a norte y mayoría de los ecosistemas de Sonora no ha sido
de este a oeste (figura 1). En los sitios de menor pre- aún estudiada, por lo que en este capítulo la des-
cipitación las lluvias son más esporádicas e impre- cripción de las características de cada uno será abor-
decibles. Este último rasgo es, en muchos sentidos, dada principalmente en función de la composi-
de mayor significado biológico que la cantidad pro- ción florística, las especies dominantes y los atri-
medio anual de precipitación (Ezcurra y Rodrígues, butos de la vegetación. Los principales ecosistemas
1986). En general se puede decir que la distribu- que se describen en este capítulo son 13 (tabla 1).
ción de los tipos de vegetación y la riqueza y abun-
dancia de los recursos naturales de Sonora es para- Desierto Sonorense
lela a estos gradientes (figura 2), aunque variacio-
nes acentuadas en las características del suelo pue- El Desierto Sonorense es uno de los biomas más
den causar desviaciones del patrón general (Gold- importantes de Norteamérica. Ocupa una región
berg, 1982; Búrquez et al., 1992 y 1999; Felger et de aproximadamente trescientos mil kilómetros
al., 2001; Búrquez y Martínez-Yrízar, 2006). cuadrados en el noroeste de México y el suroeste
No sorprende que en esta región de extremos de Estados Unidos. Debe su nombre a que un ter-
se presente una gran variedad de ambientes, for- cio de su extensión total se encuentra en el estado
mas de vida y riqueza de especies que han llamado de Sonora. Su clima se caracteriza por presentar
la atención de estudios botánicos por muchos años veranos muy calientes, inviernos benignos, alta
(Cartron et al., 2005; Felger et al., 2007a y 2007b). variación a lo largo del año en la diferencia de tem-
Algunos de estos trabajos se han convertido en la peratura día/noche y también alta variación en la
referencia estándar de la vegetación del noroeste cantidad de lluvia anual típicamente bimodal con
de México (v.g., Gentry, 1942; White, 1948; Shre- picos en invierno y verano. La temperatura y la pre-
LOS ECOSISTEMAS TERRESTRES: UN DIVERSO CAPITAL NATURAL 133

Tabla 1. Principales tipos de ecosistemas terrestres de Sonora considerados en este trabajo


Desierto Sonorense Subdivisión Valle del Bajo Río Colorado (1)
Subdivisión Altiplano de Arizona (2)
Subdivisión Costa Central del Golfo (3)
(incluye islas del Golfo y manglares)
Subdivisión Planicies de Sonora (4)
Matorral Espinoso Matorral Espinoso de Piedemonte (5)
Matorral Espinoso Costero (6)
Bosque Tropical Caducifolio (7)
Bosque Madrense Encinar (8)
Bosque de Pino-Encino (9)
Bosque Mixto de Coníferas (10)
Pastizal de Altura (11)
Desierto Chihuahuense (12)
Pastizal de Zacate Buffel (13)

cipitación varían igualmente en forma marcada predecibles de menos de 75 mm anuales. La vege-


dependiendo de la latitud, la elevación y la impor- tación de las planicies en suelos predominantemen-
tancia relativa de la influencia continental y mari- te arenosos es un desierto micrófilo estructuralmen-
na (Shreve, 1951; Turner et al., 1995; Búrquez et te simple dominado por Larrea divaricata y Ambro-
al., 1999). Shreve (1951) identificó siete subdivi- sia deltoidea o A. dumosa, con una rica flora de plan-
siones de la vegetación del Desierto Sonorense ba- tas efímeras estacionalmente abundantes. Aunque
sadas en las características y organización de las co- de estructura simple, en esta subdivisión existe una
munidades de plantas y en su ámbito geográfico considerable variación florística y de vegetación
de distribución. De las siete subdivisiones cuatro es- entre diferentes hábitats (Felger et al., 2007a). Esta
tán representadas en Sonora y una de ellas (Plani- región alberga dos de las reservas de la biosfera más
cies de Sonora) es exclusiva del estado (figura 2). En importantes de México: la del Alto Golfo de Cali-
Sonora estas unidades cubren una enorme diversi- fornia y Delta del Río Colorado y la de El Pinaca-
dad de hábitats que bien pueden corresponder a te y Gran Desierto de Altar, las cuales, desde 1995,
fronteras geomórficas, edáficas, hidrológicas, cli- forman parte de la Red Mundial de Reservas de la
máticas o de historia de uso de suelo (Felger, 2000). Biosfera de la Organización de las Naciones Uni-
Las características más sobresalientes de cada uno das para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNES-
de estas cuatro subdivisiones son las siguientes: CO). Estas dos reservas incluyen prominentes sie-
rras volcánicas, sierras graníticas, numerosos crá-
Valle del Bajo Río Colorado teres de origen volcánico, extensos flujos de lava,
Es la segunda subdivisión más extensa de la región el sistema de dunas móviles más extenso de Nor-
del Desierto Sonorense en Sonora y cubre aproxi- teamérica (figura 3), amplias planicies, remanen-
madamente tres millones de hectáreas (figura 2). tes del Gran Delta del Río Colorado, un complejo
Nombrada por Shreve (1951) la región Larrea- sistema de hábitats costeros y numerosos oasis del
Ambrosia, incluye el Delta del Río Colorado, que desierto alimentados por el acuífero del Gran De-
drena en el Golfo de California, y tierras bajas sierto de Altar (Felger, 1980; Ezcurra et al., 1987 y
(<400 m) hasta las cercanías del Arroyo Arivaipa; 1988; Felger, 2000; Felger et al., 2007a y 2007b).
forma una cuña orientada hacia el sur entre las sub- La vegetación es dinámica y su apariencia actual,
divisiones Costa Central del Golfo y Planicies de especialmente en la región de El Pinacate, es en
Sonora (figura 2). Es una de las regiones más ári- gran medida el resultado de la presencia de años
das de Sonora, con precipitaciones escasas e im- extremadamente secos desde mediados del siglo
134 DIVERSIDAD BIOLÓGICA DE SONORA

pasado a la fecha (Turner et al., 2003). El sistema gio de Aves Migratorias y de la Fauna Silvestre y en
de dunas del Gran Desierto y los cráteres y flujos 2000 como Área de Protección de Flora y Fauna,
de lava de El Pinacate albergan una gran variedad además de que desde 1995 fueron incluidas en la
de hábitats, muchos de ellos de condiciones extre- Red Mundial de Reservas de la Biosfera de la UNES-
mas en donde las plantas no prosperan, pero otros CO. La precipitación aquí es muy baja e irregular
únicos, con una flora relativamente rica en espe- con una aportación menor de 150 mm anuales y
cies y plantas endémicas (Felger, 2000). no son raros los años en los que no se registra llu-
via, por lo que esta región siempre ha sido muy
Altiplano de Arizona árida para el desarrollo de la agricultura tradicio-
Hacia el este del Valle del Bajo Río Colorado se nal. En las partes altas de la Isla del Tiburón y de la
localiza el Altiplano de Arizona que ocupa en So- sierra del Aguaje al norte de Guaymas, la precipi-
nora una extensión aproximada de 1.6 millones tación es mayor y la vegetación es un matorral es-
de hectáreas entre Sonoyta y Magdalena (figura 2). pinoso de piedemonte o ecotono entre este mato-
Es la subdivisión del Desierto Sonorense de mayor rral y Desierto Sonorense con numerosos elemen-
elevación en el estado (de 150 a 950 msnm). La tos subtropicales (Felger y Lowe, 1976; Felger,
precipitación varía de 75 a 300 mm y las tempera- 1999; Wilder et al., 2007 y 2008). Por su cercanía
turas de congelación son comunes. La vegetación con el mar, la temperatura anual en las islas es
es un desierto crasicaulescente dominado por ar- menor que hacia tierra firme. La vegetación de esta
bustos bajos y plantas leguminosas y suculentas lo- subdivisión se define como un desierto crasicau-
calizadas en las montañas, sobre pendientes roco- lescente abierto de baja productividad (Díaz-Mar-
sas (figura 4). Esta subdivisión fue también nom- tínez, 2001) dominado por plantas suculentas de
brada región Parkinsonia, Cylindropuntia y Opun- tallos gruesos (figura 6), entre los que destacan por
tia por la presencia importante, más que en cual- su abundancia el cardón o sagüeso Pachycereus prin-
quiera de las otras subdivisiones, de estos tres gé- glei, una cactácea columnar de gran porte, y las
neros (Shreve, 1951). Aunque las cactáceas son muy especies arbóreas Acacia willardiana, Olneya tesota,
abundantes, uno de los elementos más conspicuos Bursera hindsiana, B. microphylla y las arbustivas
es el saguaro (Carnegiea gigantea), que llega a formar Jatropha cinerea y J. cuneata. Algunas de las espe-
densos y extensos bosques de amplia distribución cies de árboles presentan troncos característicamen-
en la región. Porciones de esta subdivisión están re- te cortos, muy engrosados y de forma irregular. Esta
presentadas en la región oriental de la Reserva de subdivisión sustenta una flora muy diversa, rica en
la Biosfera El Pinacate y Gran Desierto de Altar. endemismos, especialmente aquellos que se com-
parten con la península de Baja California, tales
Costa Central del Golfo como Fouquieria columnaris (típica de la subdivi-
Presente en ambos lados del Golfo de California, sión Vizcaíno), Euphorbia xanti y Stenocereus gum-
esta subdivisión del Desierto Sonorense es la de mosus, relictos típicos de Baja California en la cos-
menor área en el estado y cubre una extensión ta de Sonora (Felger y Lowe, 1976; Wilder et al.,
aproximada de un millón de hectáreas (figura 2). 2007 y 2008).
Conocida como región Bursera-Jatropha (Shreve, En su límite con el mar, la vegetación de la Costa
1951), esta unidad se distribuye como una estre- Central del Golfo presenta una zona de transición
cha banda a lo largo de la mayor parte de la costa donde prosperan diversas gramíneas, herbáceas
de Sonora (figura 5). Se le considera la tierra tradi- perennes, especialmente suculentas, y arbustos que
cional de los comcáac (seris) (Felger y Moser, 1985). forman una banda bien definida de plantas halófi-
También se distribuye en las casi novecientas islas tas (tolerantes a la salinidad) que caracterizan a la
e islotes del Golfo de California, las cuales fueron vegetación de dunas costeras (Johnson, 1982). En
decretadas en 1978 como Zona de Reserva y Refu- los estuarios abiertos al mar, que en las regiones
LOS ECOSISTEMAS TERRESTRES: UN DIVERSO CAPITAL NATURAL 135

desérticas son estuarios inversos afectados casi úni- Planicies de Sonora


camente por las condiciones cambiantes de las ma- Esta subdivisión cubre una extensión aproximada
reas, se favorece el establecimiento de distintas es- de tres millones de hectáreas localizadas en la par-
pecies de mangle que forman un denso y continuo te central de Sonora, entre la faja costera y las mon-
dosel arbóreo a lo largo del estuario (figura 7). La tañas de la Sierra Madre Occidental, a una eleva-
vegetación de los manglares en Sonora está forma- ción de entre 100 y 750 msnm (figura 2). Tam-
da de tres especies Rhizophora mangle (Rhizopho- bién nombrada por Shreve (1951) como región
raceae), Avicennia germinans (Acanthaceae) y La- Olneya-Encelia, presenta una vegetación que se de-
guncularia racemosa (Combretaceae) (Felger et al., fine como un desierto arbosufrutescente domina-
2001). Una especie más, Conocarpus erecta (Com- do por árboles de gran talla, como el palo fierro
bretaceae), se añade a los manglares del sur de So- Olneya tesota, el mezquite Prosopis velutina y el palo
nora. Los manglares se distribuyen en los esteros, verde Parkinsonia microphylla, además de nume-
bahías protegidas y a lo largo de las planicies alu- rosos arbustos como la rama blanca Encelia farino-
viales que gradualmente se sumergen en el mar. sa (figura 8). A una escala espacial de cientos de
Estos manglares del desierto son de porte bajo, y hectáreas, la estructura de la vegetación cambia de
su dosel normalmente no sobrepasa los cuatro me- los sitios planos, donde predomina un matorral
tros de altura. Presentan adaptaciones morfológi- abierto de escasa cobertura y pocas especies, a los
cas y fisiológicas especiales de resistencia a la sali- sitios de arroyo, donde el matorral es más diverso
nidad y de respuesta al flujo cambiante del nivel y con una mayor densidad, biomasa y productivi-
del mar. En esta región del mundo los manglares dad de plantas perennes (Martínez-Yrízar et al.,
alcanzan su límite norte de su área de distribución 1999; Búrquez y Martínez-Yrízar, 2006). A pesar
neotropical en el Estero Sargento al norte del Ca- de su importancia ecológica, hasta el momento no
nal del Infiernillo a 29º20’N (Felger y Moser, 1985; existe ninguna reserva formal que proteja este eco-
Felger et al., 2001; Whitmore et al., 2005). sistema y que permita enfrentar la fuerte amenaza
A pesar de su escasa representación en términos representada por la creciente invasión de zacate bu-
de superficie, los manglares son de importancia ex- ffel y el desarrollo urbano e industrial. El área cer-
trema por su elevada productividad biológica, por cana al Rancho El Carrizo, al sur de Benjamín Hill,
ser un hábitat especial de numerosas especies te- probablemente presenta la mayor diversidad de
rrestres y marinas y por su papel fundamental en gramíneas nativas que cualquier otra área del De-
la protección de la línea de costa. Muchas especies sierto Sonorense. La densa cubierta del zacate bo-
animales encuentran refugio y alimento en los man- rreguero (Bouteloua diversispicula = Cathestecum bre-
glares, desde mamíferos que consumen peces e in- vifolium) forma un tipo de pastizal desértico úni-
vertebrados, aves que eligen estos ambientes como co en esta área. Al sur de Guaymas se presenta la
sitios de anidación (Mellink y De la Riva, 2005), transición de esta subdivisión con el matorral espi-
hasta numerosas especies marinas de importancia noso costero y hacia el este y en las montañas con
comercial que pasan algún estadio de su ciclo de vi- el matorral espinoso de piedemonte. Otra transi-
da asociado a los manglares. Esta vegetación, ade- ción se observa en las montañas dentro de esta sub-
más de su innegable valor estético, presenta un ele- división, en las que se desarrolla el matorral espi-
vado valor económico en lo que respecta a las pes- noso de piedemonte, especialmente en las pendien-
querías (Búrquez y Martínez-Yrízar, 2000). A pe- tes orientadas al norte y este con mayor humedad.
sar de su importancia ecológica y las medidas de pro-
tección, grandes extensiones de manglar han sido Matorral Espinoso
transformados en la actualidad para el establecimien-
to de granjas acuícolas, para desarrollos turísticos El matorral espinoso (thornscrub) en México es
o para el cultivo de especies no nativas de mangle. de origen tropical. Es uno de los ecosistemas me-
136 DIVERSIDAD BIOLÓGICA DE SONORA

nos estudiados y más amenazados por actividades ma divaricatum, L. watsonii, Mimosa distachya y
antropogénicas. En Sonora, este matorral fue nom- Stenocereus thurberi, entre otras (Búrquez et al.,
brado por Brown (1982) como «Sinaloan thorns- 1999; Felger et al., 2001; Beltrán-Flores, 2006).
crub», aunque de acuerdo con Felger y Lowe (1976)
y Búrquez et al. (1999), se pueden reconocer dos Matorral Espinoso Costero
formaciones distintas: el Matorral Espinoso de Pie- Distribuido al sur del Desierto Sonorense, este ma-
demonte y el Matorral Espinoso Costero, cada uno torral fue llamado por Gentry (1942) «thorn fo-
con características florísticas y estructurales pro- rest» para enfatizar la predominancia de Acacia co-
pias. En la parte alta de las montañas del Desierto chliacantha, una leguminosa fuertemente arma-
Sonorense, como en la sierra del Aguaje, al norte da con gruesas espinas en forma de canoa (Felger et
de San Carlos, y en la sierra Libre, entre Guaymas al., 2001). Otras especies típicas del matorral cos-
y Hermosillo, que son como islas del cielo del de- tero son: Bursera fagaroides, Forchhammeria watso-
sierto, la característica más conspicua del matorral nii, Guaiacum coulteri, Haematoxylum brasiletto,
espinoso es la presencia de Lysiloma divaricatum, Havardia sonorae y Jacquinia macrocarpa subsp.
la cual forma un denso estrato arbóreo. Es tam- pungens. De las especies de cactáceas predominan
bién prominente Brahea brandegeei, una especie de el etcho (Pachycereus pecten-aboriginum) y el pita-
palma que forma densas poblaciones en la parte yo (Stenocereus thurberi). Esta última especie tiene
alta de los cerros y acantilados, en los cañones y a un amplio rango de distribución en el estado, pero
lo largo de los principales drenajes de estas sierras. en la región centro y sur presenta las más altas den-
Se han registrado más de 115 especies de árboles sidades poblacionales y forma una comunidad es-
del matorral espinoso (Felger et al., 2001). tructuralmente compleja rica en especies. Por la pre-
dominancia de pitayos y su elevada densidad (400
Matorral Espinoso de Piedemonte ind. ha-1), «El Pitayal» (figura 10) es el nombre con
Esta unidad de vegetación fue originalmente clasi- el que se denomina localmente a este matorral cos-
ficada por Shreve (1951) como una de las subdivi- tero que se distribuye en una estrecha banda que
siones del Desierto Sonorense con la designación cubre decenas de miles de hectáreas en las planicies
«Foothills of Sonora», pero posteriormente fue se- de la costa del sur de Sonora. A pesar de su impor-
parada, por su carácter distinto al desierto, y recla- tancia ecológica, cultural, económica y social (Bus-
sificada como matorral espinoso (thornscrub) (Fel- tamante, 2003; Orozco-Urías, 2007; Yetman,
ger y Lowe, 1976; Turner y Brown, 1982; Búr- 2006), El Pitayal ha sido extensamente transfor-
quez et al., 1999). Esta unidad se extiende hacia el mado, principalmente a agricultura de irrigación
norte y a lo largo del límite este del Desierto So- y para el establecimiento de granjas acuícolas. Igual-
norense y en las laderas de los cerros y sitios de mente importantes en esta región son los mangla-
mayor altitud de la subdivisión Planicies de Sono- res que, profundamente influenciados por los dre-
ra (figura 9). Es un matorral espinoso arbustivo o najes de los ríos Yaqui, Mayo y Fuerte, alguna vez
semi-arborescente muy diverso de origen tropical, fueron los más extensos y densos de Sonora (Fel-
con un dosel casi cerrado (Felger, 2000). Repre- ger et al., 2001). La flora y sus relaciones se discu-
senta la transición entre la vegetación del Desierto ten en detalle en Friedman (1996).
Sonorense y el bosque tropical caducifolio del flan-
co occidental de la Sierra Madre Occidental (Búr- Bosque Tropical Caducifolio
quez et al., 1999). De las numerosas especies del
matorral destacan por su abundancia: Acacia russe- El bosque tropical caducifolio (o «selva baja cadu-
lliana, Bursera fagaroides, B. laxiflora, Cordia sono- cifolia») de Sonora representa el límite norte de su
rae, Fouquieria macdougalii, Haematoxylum brasi- distribución en América aproximadamente a los
letto, Ipomoea arborescens, Jatropha cordata, Lysilo- 28º N (Martínez-Yrízar et al., 2000). Se ubica prin-
LOS ECOSISTEMAS TERRESTRES: UN DIVERSO CAPITAL NATURAL 137

cipalmente entre el matorral espinoso de piede- na Silvestre y Acuática, a fin de salvaguardar una
monte a baja elevación y la zona de encinares ha- extensa área de bosque tropical caducifolio en So-
cia el este a mayor elevación, típicamente entre 250 nora. En 2007, esta reserva fue incorporada a la
y 1 200 m de altitud (figura 2). Hacia el norte, so- Red Mundial de Reservas de Biosfera de la UNES-
bre el límite este del Desierto Sonorense, el bos- CO. Van Devender et al. (2000) presentan una des-
que tropical caducifolio se extiende y se mezcla im- cripción de la vegetación y de la flora rica en espe-
perceptiblemente con el matorral espinoso de pie- cies del bosque a lo largo del río Cuchujaqui, el
demonte. En su condición natural (figura 11), el tributario más norteño del río Fuerte.
bosque tropical caducifolio presenta un dosel ce-
rrado de 10 a 15 m de alto, compuesto por una flora Bosque Madrense
de origen tro-pical muy diversa y con cambios es-
tructurales cla-ramente relacionados con la varia- Agrupa a los bosques templados, principalmente a
bilidad topográfica y las condiciones edáficas (Mar- los encinares, los bosques de pino-encino y los bos-
tínez-Yrízar et al., 2000; Felger et al., 2001; Varela- ques de coníferas (figuras 13 a 16). Típicamente se
Espinosa, 2005). desarrollan en las zonas frías en lo alto de la Sierra
De acuerdo con Yetman et al. (1995), dos carac- Madre Occidental, en un mosaico de condiciones
terísticas sobresalientes de este bosque en Sonora edáficas, desde suelos profundos, ricos en materia
son la presencia y alta densidad de mauto, Lysilo- orgánica, hasta litosoles someros y muy pedrego-
ma divaricatum, y la alta diversidad y abundancia sos. Son comunidades arbóreas con una flora dis-
de individuos del género Bursera (ocho especies). tintiva rica en especies endémicas. Localmente, las
Un rasgo interesante es la presencia de encinos a plantas herbáceas (anuales y perennes) llegan a for-
muy baja elevación (hasta 200 m) con dominan- mar un denso y variado sotobosque con afinidades
cia de Q. albocincta, Q. chihuahuensis y Q. tuber- con la flora del Eje Neovolcánico. Las gramíneas
culata, pero restringidos dentro del bosque tropi- presentan numerosos elementos que se compar-
cal caducifolio a zonas con suelos ácidos alterados ten con la flora de otras regiones bióticas (Van De-
por acción hidrotermal, en donde forman un pe- vender et al., 2005). Los pinos, representados por
culiar mosaico de vegetación (figura 12) (Gentry, 11 especies, son muy importantes en esta región y
1942; Goldberg, 1982; Martin et al., 1998). Otra aportan más del veinte por ciento del total de las
característica sobresaliente es la presencia de vege- especies de pinos en México y América Central
tación ribereña en el fondo de los cañones y a lo (Farjon y Styles, 1997; Farjon et al., 1997). En su
largo de los arroyos, los cuales actúan como corre- conjunto, el bosque madrense alberga 25 especies
dores de intrusiones de la vegetación adyacente de Quercus que constituyen el género más diverso
(Felger et al., 2001). En estas condiciones de hu- de árboles de Sonora (Felger et al., 2001).
medad extra se favorece el establecimiento de or-
quídeas tropicales epífitas y saxícolas (Felger y Di- Encinar
mmitt, 1998). Se han registrado más de ciento cin- El encinar es una comunidad arbórea ampliamen-
cuenta especies de árboles en el bosque tropical te distribuida en Sonora a elevaciones por arriba
caducifolio de Sonora (Felger et al., 2001). Ejem- del desierto, los pastizales y el bosque tropical ca-
plares de géneros importantes incluyen a Bursera, ducifolio, pero a menor elevación que los bosques
Ceiba, Chloroleucon, Conzattia, Ficus, Haema- de pino-encino y de coníferas, con los que forma
toxylum, Lonchocarpus, Lysiloma y Tabebuia. Por amplios ecotonos (Felger et al., 2001; Van Deven-
su importancia en términos de la distribución geo- der et al., 2005). Los encinares de Sonora son alta-
gráfica del bosque tropical caducifolio en México, mente variables en composición y estructura. En
la Sierra de Alamos-Río Cuchujaqui fue decretada el límite inferior de su distribución contienen nu-
en 1996 como Área de Protección de Flora y Fau- merosos elementos de afinidad tropical, mientras
138 DIVERSIDAD BIOLÓGICA DE SONORA

que los elementos neárticos son más importantes Q. viminea y a la especie de hojas espectaculares,
a mayor elevación (Búrquez y Martínez-Yrízar, por su gran tamaño, Q. tarahumara (Felger et al.,
2006). Extensas áreas del noreste y norte-centro 2001). A menor elevación hacia el sur se encuen-
de Sonora están dominadas por encinares abiertos tran frecuentemente encinos tropicales asociados
de Q. emoryi (figura 13). Esta especie, junto con a los pinos (Búrquez y Martínez-Yrízar, 2006).
Q. arizonica y Q. oblongifolia, son las principales
especies de baja elevación en el norte del estado. Bosque Mixto de Coníferas
Hacia el sureste y este-centro de su área de distri- Se ubican en las partes de mayor elevación (>2 100
bución, los encinares forman estrechas bandas en- m) en las montañas de la Sierra Madre Occidental
tre el bosque tropical caducifolio y los bosques de de Sonora, donde se ha reportado la presencia de
pino-encino (Felger et al., 2001). Dos especies de 13 especies de coníferas, con tres géneros (Abies,
encino, Q. chihuahuensis y Q. tuberculata, se en- Pinus y Pseudotsuga) que definen a este tipo de
cuentran frecuentemente dispersos entre los árbo- bosque (figura 16) (Felger et al., 2001). El estudio
les del bosque tropical caducifolio, pero su densi- científico de los bosques mixtos de coníferas, y en
dad aumenta a partir de los 900 m de elevación, general del bosque madrense, es limitado, y aun-
en donde, al ser más cerrado, forma un dosel más que existen descripciones florísticas y taxonómicas
típico del encinar (figura 14). que destacan la importancia de la región de la sie-
rra de Sonora en términos de la riqueza de espe-
Bosque de Pino-Encino cies, no hay estudios a nivel de ecosistema con in-
En las montañas del este de Sonora, entre 1 200 y formación sobre las tasas de productividad, alma-
2 240 m de elevación, se localizan extensas áreas cenamiento de carbono y flujos de nutrientes en la
de bosque de pino-encino incluidas por Brown variedad de ambientes en los que se desarrollan las
(1982) dentro de la denominación «Bosque Peren- especies que caracterizan a estos bosques.
nifolio Madrense». En los sitios de mayor altitud
aumenta la abundancia de pinos, rasgo que distin- Pastizal de Altura
gue al bosque de pino-encino del bosque de pino
per se, aunque en términos prácticos es difícil sepa- El área más extensa de pastizal de altura en Sonora
rarlos en las discusiones sobre patrones de distri- se ubica en los valles y serranías de la región nores-
bución de las plantas (figura 15) (Felger et al., te, donde las temperaturas de congelación son co-
2001). El bosque de pino es también llamado por munes (figura 17). Se le encuentra a elevaciones
Brown (1982) «Bosque de Coníferas de Montaña por arriba del desierto y los matorrales y rodeado,
Madrense». La mayor extensión del bosque de pino- entre los 1 050 y 1 700 m de elevación, por los
encino se presenta en el este de Sonora, a lo largo bosques de encino y de pino-encino (Van Deven-
del flanco occidental de Chihuahua. Estos bosques der et al., 2005), con los que mantiene una estre-
son similares de norte a sur en estructura, pero se cha relación (McClaran y Van Devender, 1995).
observa una gradual introducción de especies más La flora de pastos es muy diversa e incluye distin-
tropicales y de distribución sur que reemplazan a tas gramíneas perennes y anuales, dominantes o co-
las especies templadas del norte. Las zonas sureñas dominantes (Van Devender et al., 2005). Las es-
albergan una flora diversa con numerosos elemen- pecies de la familia Asteraceae pueden llegar a ser
tos subtropicales como Pinus herrerae, P. maximi- muy comunes, junto con otras herbáceas y arbus-
noi, P. oocarpa y P. yecorensis. Especies norteñas de tos que prevalecen en áreas circundantes y en casi
pino y encino incluyen a P. arizonica y P. engel- todo Sonora, excepto en las áreas del bosque tro-
mannii, Q. emoryi, Q. gambellii y Q. hypoleucoides, pical caducifolio (Búrquez et al., 1998).
mientras que los encinos «tropicales» son más di- Dos subdivisiones naturales de pastizal pueden
versos e incluyen a Q. albocincta, Q. cocolobifolia, reconocerse en Sonora. Uno es un distintivo pasti-
LOS ECOSISTEMAS TERRESTRES: UN DIVERSO CAPITAL NATURAL 139

zal frío-templado y el otro un pastizal desértico. El getación del Desierto Chihuahuense presenta su
primero es un representante sureño distante de la óptimo en suelos de piedra caliza, los cuales favo-
región de los pastizales de las grandes planicies recen el desarrollo de la comunidad de desierto en
(«plains grasslands») presente hasta la frontera de lugar del pastizal.
México en el noreste de Sonora como una exten-
sión sureña del valle de las Ánimas al oeste de la Pastizal de Zacate Buffel
sierra San Luis y una vasta área al sur de Naco y
cerca de Cananea. Entre las especies que destacan El zacate buffel, Pennisetum ciliare, es una gramí-
por su abundancia, se encuentran Aristida, Boute- nea exótica que crece en Sonora en sitios de clima
loua, Digitaria, Eragrostis, Leptochloa, Lycuris, Mu- cálido, libre de heladas fuertes, en un rango de pre-
hlenbergia, Panicum, Paspalum, Schizachyrium, Se- cipitación entre 150 y 600 mm anuales, concen-
taria y Sporobolus. Los árboles y los arbustos en trada en el verano y sin clara preferencia a un tipo
esta comunidad son escasos y la flora de plantas de suelo. A P. ciliare se le puede encontrar en todos
leñosas está casi restringida a los arroyos y áreas de los caminos principales y vecinales de Sonora, des-
drenaje superficial (Felger et al., 2001). En esta de el nivel del mar y en el desierto extremo al oeste
misma localidad, en los ranchos El Valle y Cuenca de El Pinacate (Felger, 2000), en los pastizales y bos-
los Ojos en el valle de las Ánimas, se puede reco- ques templados a lo largo de la carretera federal 2
nocer un pastizal frío-templado dominado por No- al este de Agua Prieta y hasta 1 610 m de elevación
lina texana (figura 18), no registrado antes más allá (Van Devender, 2007, com. per.). Desde su intro-
del este de Coahuila (Van Devender, 2008, com. ducción al estado en los años sesenta, más de ocho-
per.). A baja elevación hacia el sur, pero aún den- cientas mil hectáreas han sido plantadas con bu-
tro de la región noreste y norte-centro del estado, ffel, lo que ha convertido al desierto en un monó-
se presentan áreas aisladas del pastizal desértico. tono pastizal estructuralmente simple (figura 20).
Entre las especies características de gramíneas que Aunque esta conversión beneficia inicialmente a
conforman este pastizal destacan Aristida, Boutelo- los rancheros, la colonización del buffel ha sido
ua, Eragrostis, Hilaria, Muhlenbergia, Panicum, muy exitosa fuera de los ranchos, lo cual ha oca-
Sporobolus y Tridens. La presencia de plantas leño- sionado cambios significativos en la estructura y
sas es natural, pero la dominancia de gramíneas o funcionamiento del desierto y matorrales, además
de arbustos puede bien ser el reflejo de regímenes de las consecuencias asociadas a la pérdida de bio-
climáticos o de disturbio (Van Devender, 1995). diversidad y productividad ya señaladas por dis-
tintos autores (Búrquez et al., 1998; Esque et al.,
Desierto Chihuahuense 2002; Franklin et al., 2006; Búrquez y Martínez-
Yrízar, 2006).
Una importante área de este gran desierto conti-
nental, localizado en el norte-centro de México
entre la Sierra Madre Oriental y la Sierra Madre ESTUDIOS ECOSISTÉMICOS EN SONORA
Occidental, se extiende hacia el noroeste de Sono-
ra a elevaciones de <1 430 m, flanqueado en sus La vegetación, la flora, la fauna y el ambiente físi-
fronteras por el pastizal y el encinar y por el mato- co establecen complejas relaciones funcionales a
rral de piedemonte hacia el sur (figura 19). Repre- nivel del ecosistema. Son muy contados los estu-
sentado por pocas especies de árboles en Sonora dios que han documentado la dinámica funcional
(18 especies), presenta un dosel abierto donde pre- de los ecosistemas de Sonora (Búrquez et al., 1999;
dominan los arbustos, principalmente Acacia neo- Martínez-Yrízar et al., 2000; Franklin et al., 2006;
vernicosa, Flourensia cernua, Larrea divaricata, Pro- Gebremichael y Barros, 2006; Martínez-Yrízar et
sopis glandulosa var. torreyana y P. velutina. La ve- al., 2007). Se sabe que la productividad primaria en
140 DIVERSIDAD BIOLÓGICA DE SONORA

el Desierto Sonorense aumenta en dirección oeste- regiones del estado, pero para la mayoría de los
este en relación con el aumento de precipitación ecosistemas de Sonora no existen datos sobre su
en ese gradiente y de las planicies costeras a las la- estructura y funcionamiento, aun considerando
deras de los cerros principalmente con orientación que algunos de ellos, como los encinares, los bos-
norte. Sin embargo, mucha de la variación tempo- ques de pino-encino y los bosques de coníferas,
ral y espacial en productividad está asociada a con- son sistemas con gran influencia en la dinámica
diciones específicas de captación de agua debidas a del desierto circundante (Búrquez y Martínez-Yrí-
la topografía y a la variabilidad interanual de pre- zar, 2006). La información de procesos a nivel de
cipitación, que son muy altas en esta región desér- ecosistema es necesaria para: 1) cuantificar los ser-
tica del país (Búrquez et al., 1999; Martínez-Yrí- vicios ecosistémicos e identificar su relación con el
zar et al., 1999; Díaz-Martínez, 2001). Las tasas a bienestar humano, 2) analizar la capacidad y los
las que ocurre otros procesos funcionales como la patrones espaciales de cada ecosistema para ofre-
descomposición de la materia orgánica y el poten- cer dichos servicios, 3) definir qué regiones son
cial microbiano del suelo también están fuertemen- críticas para la conservación por la provisión de los
te influenciadas por las condiciones particulares del distintos servicios que la población obtiene en la
hábitat, aunque la calidad de los residuos orgáni- actualidad y, 4) medir el cambio en la provisión de
cos, principalmente el contenido de lignina, tam- los servicios ecosistémicos por cambio de uso de
bién es un factor determinante en la velocidad de suelo (WSTB, 2004; Metzger et al., 2006).
incorporación de los nutrimentos al suelo (Núñez Con base en diversos estudios ecológicos y et-
et al., 2001; Martínez-Yrízar et al., 2007). Hacia la nobotánicos realizados en distintas regiones del
sierra, los estudios del funcionamiento del bosque estado (Felger y Moser, 1985; Reina-Guerrero,
tropical caducifolio muestran que la producción 1993; Bañuelos y Búrquez, 1996; Búrquez et al.,
de hojarasca, que es usada como un índice de pro- 1998 y 1999; Martínez-Yrízar et al., 1999 y 2007;
ductividad primaria neta, es baja en esta región, la Yetman et al., 2000; Núñez et al., 2001; Díaz-
cual marca el límite norte de la distribución del Martínez, 2001; Yetman y Felger, 2002; Bustaman-
bosque tropical caducifolio en América, en com- te, 2003; Varela-Espinosa, 2005; Beltrán-Flores,
paración con los bosques situados hacia el sur en la 2006; Luque-Agraz y Robles-Torres, 2006; Felger,
costa del Pacífico mexicano (Martínez-Yrízar et al., 2007; Orozco-Urías, 2007) y el conocimiento so-
2000). Sin embargo, la fitomasa aérea se ubica den- bre procesos en ecosistemas análogos a los de So-
tro del rango de valores reportado para otros bos- nora, diseñamos un criterio de evaluación para es-
ques de este tipo ubicados en el neotrópico (Álva- timar el valor relativo de distintos servicios clave
rez-Yépiz et al., 2008). No existen estudios a nivel que, en ausencia de disturbio antrópico, ofrecen
de ecosistema de los mezquitales, de los ecosiste- los ecosistemas de Sonora descritos en este capítu-
mas ribereños y oasis del desierto y otros humeda- lo (tabla 2). Esta evaluación muestra que la capaci-
les costeros, a pesar del papel del agua como el prin- dad para proveer servicios varía de un tipo de eco-
cipal factor limitante de su funcionamiento. Tam- sistema a otro. También se observa que existe un
poco existe información de procesos funcionales aumento gradual en el valor total de los servicios
del ecosistema para el bosque madrense, no obs- de soporte y regulación y de los servicios de provi-
tante su papel regulador en el ciclo hidrológico a sión conforme cambia el gradiente ambiental, con
escala regional. los valores totales más altos situados en las comu-
nidades dominadas por árboles. En el caso parti-
VALOR DE LOS ECOSISTEMAS DE SONORA cular del nuevo ecosistema de Sonora, el pastizal
de zacate buffel, su contribución relativa en prác-
Como se mencionó anteriormente, se conoce con ticamente todos los servicios es muy pequeña en
cierto nivel de detalle la vegetación de distintas comparación con los ecosistemas nativos. Sin em-
LOS ECOSISTEMAS TERRESTRES: UN DIVERSO CAPITAL NATURAL 141

Tabla 2. Valor relativo de los ecosistemas terrestres de Sonora en términos de la capacidad para proveer
distintos tipos de bienes y servicios de beneficio a la sociedad.
(Escala: 0 = nulo; 1 a 4 de menor a mayor importancia regional)

Bosque Tropical Caducifolio


Valle del Bajo Río Colorado

Matorral Esp. de Piedemonte

Matorral Espinoso Costero


Costa Central del Golfo

Desierto Chihuahuense
Altiplano de Arizona

Planicies de Sonora

Bosque Madrense

Pastizal de Altura

Pastizal de Buffel
Servicios ecosistémicos

Servicios de soporte y regulación

Almacenamiento de carbono 1 2 3 3 3 3 4 4 1 2 1
Control de inundaciones 2 3 2 3 3 3 4 4 3 3 2
Control de erosión 4 4 4 4 4 4 4 4 2 3 1
Captación de agua 1 1 1 2 3 2 4 4 1 2 1
Recarga de acuíferos 1 2 2 3 3 4 4 4 3 2 0
Regulación calidad del aire 3 3 3 3 4 3 4 4 2 2 1
Acervo de recursos genéticos 4 4 4 4 4 4 4 4 4 4 1
Provisión de polinizadores 2 4 4 4 4 4 4 4 2 4 0
Regeneración fertilidad del suelo 2 2 2 2 3 3 4 4 3 2 1
Total 20 25 25 28 31 30 36 36 21 24 8

Servicios de provisión

Abastecimiento de agua 1 2 2 2 3 3 3 4 3 2 0
Recursos forestales 1 2 3 3 3 3 4 4 1 2 0
Recursos de vida silvestre 4 4 4 4 4 4 4 4 4 4 1
Recursos medicinales 2 3 3 3 3 3 4 3 1 2 0
Recursos forrajeros 1 2 1 3 3 3 3 4 4 3 4
Total 9 13 13 15 16 16 18 19 13 13 5

Servicios culturales

Belleza escénica 4 4 4 4 4 4 4 4 2 4 0
Conocimiento tradicional 2 4 4 3 4 4 4 4 1 4 0
Inspiración intelectual 4 4 4 4 4 4 4 4 2 4 0
Recreación 4 4 4 4 4 4 4 4 4 4 0
Total 14 16 16 15 16 16 16 16 9 16 0

bargo, en términos de la provisión de recursos fo- zacate buffel están sometidos a sobrepastoreo, por
rrajeros, los pastizales inducidos de buffel destacan lo que muestran un evidente deterioro y pérdida
por su alto valor, pero sólo si se trata de pastizales de su capacidad productiva (Búrquez et al., 1998).
en óptimas condiciones de manejo o que reciben Considerando los problemas cada vez más re-
altos insumos para mantener su productividad. En currentes de escasez de agua en esta región del país
la práctica, no obstante, numerosos pastizales de (Moreno-Vázquez, 2006), resulta obvio que los eco-
142 DIVERSIDAD BIOLÓGICA DE SONORA

sistemas del noroeste de México con el mayor va- les agentes directos de cambio antropogénico en
lor en términos de la provisión de agua y otros ser- los ambientes terrestres de Sonora han sido la agri-
vicios de regulación y soporte sean los bosques tro- cultura, la ganadería, la extracción forestal, la mi-
picales y templados de la Sierra Madre Occidental. nería y el desarrollo urbano (Búrquez y Martínez-
No sólo por su papel en la captación de agua, sino Yrízar, 2007). Entre estas actividades productivas
también por su influencia en la dinámica de los eco- destaca la ganadería de bovinos, la cual ha sido una
sistemas al pie de las montañas y en los valles, la industria tradicional en la región. Los desmontes pa-
protección y el estudio integral de estos bosques y ra la siembra de zacate buffel han introducido un
de las principales cuencas hidrográficas de Sonora ciclo de pasto-fuego ajeno a la dinámica ecológica
es un asunto prioritario que ya debería haber supe- del desierto y otras comunidades nativas (Búrquez
rado la etapa de discusión en la política ambiental et al., 2002). Esta especie ha sido capaz de disper-
y contar con medidas efectivas de protección, miti- sarse y establecerse exitosamente, de forma espe-
gación, restauración y aprovechamiento sostenible. cial en áreas de intenso pastoreo (Búrquez y Mar-
Por su importancia regional como reservorios de tínez-Yrízar, 2006; Franklin et al., 2006). Su inva-
carbono y recursos genéticos, así como en el con- sión en tan corto tiempo ha generado un paisaje
trol de la erosión, en la purificación del aire y en la altamente fragmentado, particularmente en la sub-
recarga de los acuíferos, los ecosistemas de la costa división Planicies de Sonora del Desierto Sonoren-
también deberían contar con estrictas medidas de se, lo que ha alterado considerablemente la estruc-
protección y planes de manejo que respeten los pro- tura y dinámica funcional del desierto (figura 21).
gramas de ordenamiento territorial en esta zona. El pastoreo, la extracción de vara y el corte de leña
Estos ecosistemas incluyen a los humedales coste- son prácticas de aprovechamiento comunes en los
ros que proveen servicios ecosistémicos de muy alto ecosistemas de Sonora (Lindquist, 2000). Este tipo
valor comercial (WSTB, 2004). A pesar de su im- de disturbio, considerado crónico, puede ser tan
portancia económica y social, los humedales (en destructivo a largo plazo como cualquier tipo de
particular los manglares) y la vegetación de las pla- disturbio catastrófico como el desmonte (Álvarez-
nicies costeras de Sonora han sido transformados Yépiz et al., 2008). Desafortunadamente, las acti-
principalmente en granjas camaronícolas a una tasa vidades extractivas y el cambio de uso de suelo en
elevada, sin tomar en cuenta que son hábitats crí- la región no han sido contrarrestadas con suficien-
ticos para numerosas especies de aves migratorias tes acciones efectivas de protección ambiental, ni
y elementos esenciales en la dinámica ecológica y con medidas de apoyo permanente a programas
el entorno cultural de la línea de costa (Búrquez y para mejorar el manejo de las áreas protegidas y
Martínez-Yrízar, 2000; Felger et al., 2001; Luque- evitar mayores pérdidas, ni con esquemas que en-
Agraz y Robles-Torres, 2006). lacen estas áreas y las de creación reciente para for-
mar corredores biológicos que mantengan la di-
námica funcional de los ecosistemas de Sonora a
AGENTES DE ALTERACIÓN gran escala.
DE LOS ECOSISTEMAS DE SONORA La urgente recomendación de ampliar el siste-
Y ACCIONES FUTURAS ma de áreas naturales en el estado de Sonora, seña-
lada durante muchos años como una solución im-
Como en numerosas partes de México y del mun- portante de conservación de la biodiversidad y pro-
do, la biodiversidad y la integridad funcional de tección de los servicios ecosistémicos (Búrquez y
los ecosistemas del noroeste de México están fuer- Martínez-Yrízar, 1992; Felger et al., 2007a), sigue
temente amenazadas por el acelerado crecimiento siendo prácticamente ignorada por los tomadores
demográfico y el impacto derivado de las activida- de decisiones. En su lugar, y a expensas del capital
des humanas (Stoleson et al., 2005). Los principa- natural de Sonora, se han impulsado grandes pro-
LOS ECOSISTEMAS TERRESTRES: UN DIVERSO CAPITAL NATURAL 143

yectos de inversión para el desarrollo turístico en y C. LINDQUIST. 2008. Variation in Vegetation Struc-
la costa, y se ha continuado con el apoyo a la ex- ture and Soil Properties Related to Land Use His-
plotación minera, a la ganadería intensiva y a la tory of Old-Growth and Secondary Forests in Nor-
agricultura de irrigación (Búrquez y Martínez-Yrí- thwestern Mexico. Forest Ecology and Management
256: 355-366.
zar, 2007). Asimismo, nuevas iniciativas para im-
BALVANERA, P., G.C. DAILY, P.R. EHRLICH, T.H. RIC-
pulsar el desarrollo económico de la región inclu-
KETTS, S-A. BAILEY, S. KARK, C. KREMEN y H. PEREI-
yen la apertura de granjas para la producción de RA. 2001. Conserving Biodiversity and Ecosystem
combustibles «limpios» (biodisel) a través de pro- Services. Science 291: 2047.
cesos que involucran la transformación y afecta- BAÑUELOS, N. y A. BÚRQUEZ. 1996. Las plantas: una
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tancia vital del mantenimiento de la biodiversidad BELTRÁN-FLORES, E. 2006. Efecto de ladera en la com-
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York.
en la próxima década (Cartron et al., 2005). Una BROWN, D. E., ed. 1982. Biotic Communities of the Amer-
visión pesimista para esta región de México es que ican Southwest-United States and Mexico. Desert
vastas áreas desaparecerán mientras las acciones para Plants. Special Issue, vol. 4, núm. 1-4.
cubrir las necesidades de espacio y recursos, prin- BÚRQUEZ, A., A. MARTÍNEZ-YRÍZAR, M.E. MILLER, K.
cipalmente de agua, para una población en acele- ROJAS, M.A. QUINTANA, D. YETMAN. 1998. Mexi-
rado crecimiento, no sean superadas con acciones can Grasslands and the Changing Aridlands of
orientadas a la conservación, mitigación, restaura- Mexico: An Overview and a Case Study in North-
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148 DIVERSIDAD BIOLÓGICA DE SONORA

Figura 1. Climogramas ombrotérmicos que muestran la variación de la precipitación en Sonora, de norte a sur principalmente
en la distribución estacional de la precipitación, y de oeste a este principalmente en la cantidad total de lluvia (datos de la
Comisión Nacional del Agua, Hermosillo, Sonora, México). En gris oscuro se indica la temporada de déficit hídrico (sequía), en
gris claro la temporada de superávit de agua (lluvias) y en negro meses con una precipitación total de 100 mm. o más (modifica-
do de Felger et al., 2001).
LOS ECOSISTEMAS TERRESTRES: UN DIVERSO CAPITAL NATURAL 149

Figura 2. Distribución de los principales tipos de vegetación en Sonora, México. Para el bioma del Desierto Sonorense se indica
la delimitación de cada una de las cuatro subdivisiones presentes en el estado (modificado de Felger et al., 2001).
150 DIVERSIDAD BIOLÓGICA DE SONORA

Figura 3. Vegetación de la subdivisión Valle del Bajo Río Colorado del Desierto Sonorense, Sonora. Du-
nas del Gran Desierto de Altar al oeste del escudo volcánico de El Pinacate, Sonora. Peter J. Grubb y
Alberto Búrquez durante un extenso recorrido por la región a principios de octubre de 2003 (foto: A.
Martínez-Yrízar).

Figura 4. Vegetación de la subdivisión Altiplano de Arizona del Desierto Sonorense en las inmediaciones
de San Emeterio al este de Sonoyta, Sonora, con abundancia de Carnegiea gigantea, Fouquieria macdo-
ugalii y Parkinsonia microphylla (foto: A. Búrquez).

Figura 5. Amplia planicie típica de la subdivisión Costa Central del Golfo del Desierto Sonorense de la
región seri en el estero Santa Rosa al sur de Punta Chueca, Sonora. Al fondo predominan las cactáceas
columnares como elemento distintivo de la región. Al frente, vegetación halófita de dunas costeras en
transición hacia el manglar (foto: A. Búrquez).
LOS ECOSISTEMAS TERRESTRES: UN DIVERSO CAPITAL NATURAL 151

Figura 6. Vegetación de las islas del Golfo de Ca-


lifornia. Isla Choyuda al noroeste de Bahía de
Kino, Sonora. Bosque de cactáceas columnares
con dominancia de Pachycereus pringlei (foto: A.
Búrquez).

Figura 7. Manglares bordeando la línea


de costa en el estero Santa Rosa al sur
de Punta Chueca, Sonora. En el valle, al
pie de las montañas al fondo, se mues-
tra el paisaje característico de la subdi-
visión Costa Central del Golfo (foto: A.
Búrquez).

Figura 8. Vegetación típica de la sub-


división Planicies de Sonora en el
valle de La Pintada durante el vera-
no, a 60 km al sur de Hermosillo
(foto: A. Búrquez).
152 DIVERSIDAD BIOLÓGICA DE SONORA

Figura 9. Piedemonte de Sonora en los ce-


rros del rancho La Caridad a 15 km al norte
de Hermosillo, Sonora. La alineación de la
montaña en la foto es este-oeste. Nótese el
efecto de ladera en la estructura del mato-
rral de mayor cobertura en las laderas con
orientación norte (foto: A. Búrquez).

Figura 10. Matorral costero en el sur de Sono-


ra con dominancia de la cactácea columnar
Stenocereus thurberi. Por su gran abundancia,
a este matorral se le conoce localmente con el
nombre de «El Pitayal» (foto: A. Búrquez).

Figura 11. Bosque tropical caducifolio en


la sierra San Javier durante la época de llu-
vias. Se localiza por la carretera federal 16
a 140 km al este de Hermosillo, Sonora
(foto: A. Búrquez).
LOS ECOSISTEMAS TERRESTRES: UN DIVERSO CAPITAL NATURAL 153

Figura 12. Mosaico de vegetación en la


Sierra San Javier, Sonora, que ejemplifi-
ca la distribución disyunta del bosque
tropical caducifolio y del encinar; este úl-
timo en los suelos ácidos de color rojizo,
alterados por acción hidrotermal (foto:
A. Búrquez).

Figura 13. Bosque de Quercus emoryi («oak woo-


dland») en las cercanías de Agua Prieta, Sonora,
con un dosel abierto y un estrato herbáceo de gra-
míneas con evidencia de pastoreo (foto: A. Búr-
quez).

Figura 14. Bosque de encinos dominado por Quer-


cus chihuahuensis en las cercanías de Bacadehua-
chi, en la sierra de Sonora (foto: A. Búrquez).
154 DIVERSIDAD BIOLÓGICA DE SONORA

Figura 15. Bosque de pino-encino en las


cercanías de Mesa de Tres Ríos, Sonora
(foto: A. Búrquez).

Figura 16. Bosque de coníferas en caña-


da cerca de Mesa de Tres Ríos, Sonora.
Nótese el bosque de encinos en las lade-
ras de los cerros (foto: A. Búrquez).

Figura 17. Pastizal de altura madrense


con bosque de coníferas en la frontera
con Chihuahua, cerca del Pico de la In-
dia, Sonora (foto: A. Búrquez).
LOS ECOSISTEMAS TERRESTRES: UN DIVERSO CAPITAL NATURAL 155

Figura 18. Pastizal de altura dominado por


Nolina texana en el valle de las Ánimas al
noreste de la sierra San Luis, en el noreste
de Sonora (foto: T.R. Van Devender).

Figura 19. Vegetación del Desierto Chi-


huahuense en el noreste del estado en
las cercanías de San Bernardino, Sono-
ra (foto: A. Búrquez).

Figura 20. Pastizal inducido de zacate bu-


ffel en el área de Carbó a 50 km al norte de
Hermosillo, Sonora. Un nuevo ecosistema
sonorense de origen antrópico presente en
prácticamente toda la subdivisión Planicies
de Sonora del Desierto Sonorense (foto: A.
Búrquez).
156 DIVERSIDAD BIOLÓGICA DE SONORA

Figura 21. Paisaje altamente fragmentado por disturbio antropogénico, principalmente por desmontes para la siembra de zacate
buffel al norte de Hermosillo, Sonora (foto: A. Búrquez).
157

IMPACTOS ECOLÓGICOS POR EL USO DEL TERRENO


EN EL FUNCIONAMIENTO DE ECOSISTEMAS ÁRIDOS Y SEMIÁRIDOS
ALEJANDRO E. CASTELLANOS-VILLEGAS,1 LUIS C. BRAVO,2 GEORGE W. KOCH,3 JOSÉ LLANO,1 DELADIER LÓPEZ,2
ROMEO MÉNDEZ,4 JULIO C. RODRÍGUEZ,1 RAÚL ROMO,5 THOMAS D. SISK3 Y GERTRUDIS YANES-ARVAYO6

RESUMEN. Los usos del terreno se han incrementa- entender los ecosistemas áridos y semiáridos en la
do por las necesidades de la población y las presio- región central de Sonora, sus posibilidades de ma-
nes de los mercados (en apariencia apremiantes y a nejo y las consecuencias de los cambios y transfor-
diferencia de usos tradicionalmente más extensi- maciones debidos a su uso reciente.
vos) y son ahora más agresivos a los ecosistemas.
La afectación de los ecosistemas tiene escalas tem- ABSTRACT. Land uses have increased because pop-
porales y espaciales diferentes a las de las políticas ulation and market pressures and are more aggres-
y variables socioeconómicas, por lo que el legado sive now to ecosystems. Ecosystem impacts have
ecológico, determinado por los diferentes usos pre- different temporal and spatial scales than policies
vios en el mismo terreno, se torna sumamente com- and socioeconomic variables, and as such, their eco-
plejo. Mientras que las políticas de uso del terreno logical legacy can turns into very complex interac-
continúen sin considerar su efecto en el legado tions. As long as and use policies continue without
ecológico, y los criterios económicos desatiendan considering the possible ecological legacy effects
los ecológicos, los costos futuros del uso del terre- on ecosystems, and economics do not consider eco-
no resultarán en la disminución y pérdida de la logical criteria, future costs on land use will result
biodiversidad y de procesos funcionales críticos de in diminished and loss of biodiversity, and func-
los ecosistemas. tional processes that are critical to the ecosystems.
Este capítulo trata sobre los impactos ecológi- This chapter deals with ecological and function-
co-funcionales por diferentes usos del terreno y des- al impacts in Sonoran ecosystems due to different
cribe las consecuencias sobre las especies y ecosis- land uses and their consequences upon species and
temas sonorenses. En forma más específica se en- ecosystems in Sonora. More specifically, we em-
fatizan los cambios por la ganadería e introduc- phasize those changes brought by cattle-grazing and
ción del buffel en Sonora, y por la agricultura de buffel grass introduction to Sonora, as well as irri-
riego. Se concluye con ideas sobre acciones a futu- gation agriculture. We conclude with some ideas
ro que promuevan una visión más ecológica del regarding future activities that will help promote a
manejo y uso sustentable de la biodiversidad y eco- more ecological perspective for sustainable use and
sistemas sonorenses. El capítulo es una síntesis par- management for Sonoran biodiversity and ecosys-
cial del trabajo que estudiantes y colaboradores tems. The chapter represents a short synthesis of work,
hemos desarrollado en los últimos treinta años para developed with help of students and colleagues over
1
the past thirty years, focused on understanding how
Universidad de Sonora.
2
Centro de Investigación en Alimentación y Desarrollo. arid and semiarid ecosystems in Central Sonora
3
Northern Arizona University. work, can be managed and the ecological and func-
4
Comisión Nacional Forestal.
5
tional impacts of their recent changes and trans-
University of Arizona.
6
Universidad de la Sierra. formations.

Castellanos-Villegas, A.E., L.C. Bravo, G.W. Koch, J. Llano, D. López, R. Méndez, J.C. Rodríguez, R. Romo, T.D. Sisk
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158 DIVERSIDAD BIOLÓGICA DE SONORA

INTRODUCCIÓN de que dos ecosistemas similares difieran en sus


características funcionales, aun sin presentar gran-
Los ecosistemas naturales prístinos son cada vez des diferencias estructurales, lo que modifica sus
más escasos. Debido al incremento en el uso de los características de resistencia y resiliencia a un uso
ecosistemas, las determinantes socioeconómicas del terreno específico y determina su continuidad
han adquirido una dimensión de gran importan- funcional o estados estables y transicionales (Walker
cia en relación a su impacto en la biodiversidad y et al., 2002) y los diversos grados de deterioro que
funcionamiento del ecosistema y los servicios que presentan.
proveen (Stafford-Smith y Reynolds, 2002). Da- Así, ecosistemas sonorenses similares pueden
dos los intereses y necesidades socioeconómicas de presentar diferentes legados ecológicos dado que
cada época, los impactos del uso de los ecosistemas han sido utilizados de varias y diversas maneras a
reflejan la competencia y compromisos de la so- través de su historia (figura 1), afectando con cada
ciedad, la visión y perspectiva de los propietarios y uso distintas escalas de su biodiversidad, su estruc-
tomadores de decisiones, así como el capital y le- tura y funcionamiento, lo que da por resultado un
gado ecológico de las diferentes historias y formas mosaico muy complejo de funcionalidad. No es
de uso del terreno. difícil encontrar en nuestro estado ejemplos en
La mayoría de los estudios sobre el uso de los eco- donde el mismo terreno ha sido utilizado para sus-
sistemas actuales los consideran como si fueran prís- tentar ganadería extensiva o para la tala selectiva
tinos y no toman en cuenta procesos acumulados de especies para combustible o con fines comer-
y superimpuestos a su estructura y funcionamien- ciales que posteriormente han sido desmontados
to resultantes de la historia de su uso, esto es, su para introducir pastos exóticos y, en años recien-
legado ecológico (Foster et al., 2003; Peters y Ha- tes, excluido el pastoreo para establecer ranchos
vstad, 2006). El legado ecológico es determinante cinegéticos o Unidades de Conservación y Mane-

Figura 1. Localización, épocas y sobreposición de usos del terreno en la región central árida y semiárida de Sonora.
IMPACTOS ECOLÓGICOS POR EL USO DEL TERRENO: ECOSISTEMAS ÁRIDOS Y SEMIÁRIDOS 159

jo Sustentable de la Vida Silvestre (Castellanos, llas con el umbral crítico más bajo, afectarán la
1992; Castellanos et al., 2002; Semarnat, 2002; resiliencia del ecosistema, con lo que se determi-
Sisk et al., 2007), siempre teniendo como común nan los cambios en los estados estables y dinámi-
denominador razones socioeconómicas. cas de transición del ecosistema (Abel et al., 2000;
Recientemente se ha desarrollado el concepto Fernández et al., 2002; Sala et al., 2000; Walker y
de controladores en el uso del terreno (Bürgi et Meyers, 2004).
al., 2004; Hobbs y Norton, 2004), los cuales pue- Un cambio en los controladores, por ejemplo,
den ser de índole socioeconómica, biológica o bio- presión socioeconómica para cambiar el uso del
física. El legado ecológico dependerá del impacto terreno en un predio de extracción para carbón a
que los controladores tengan sobre las variables len- ganadería extensiva, modificará el funcionamien-
tas que determinan el funcionamiento del ecosis- to del ecosistema al pasar de un uso controlado
tema a diferente escala (Stafford-Smith y Reynolds, por las variables lentas relacionadas con el estable-
2002). Las presiones económicas representan los cimiento y crecimiento de la población de espe-
controladores socioeconómicos; sus efectos son cies leñosas, a uno determinado por la velocidad
evidentes al afectar las variables lentas del ecosiste- de descomposición y reciclaje de nutrientes de es-
ma que más tiempo requieren para recuperarse, sean pecies anuales y de pastos, lo que pudiera afectar la
biológicas, físicas, estructurales o funcionales (Cas- homogeneidad en la distribución y disponibilidad
tellanos et al., datos no publicados; figura 2). A de nutrientes y la productividad de especies. En am-
escala de un sitio, las variables con la tasa de cam- bos casos, la determinación de las variables lentas
bio más lenta determinarán la dinámica, y aqué- relacionadas con un determinado uso actualmente

Figura 2. Controladores y variables involucradas en la dinámica a escala de parcela en los procesos de desertificación (A.E.
Castellanos, J. Gutiérrez y E. Martínez-Meza, no publicado).
160 DIVERSIDAD BIOLÓGICA DE SONORA

sólo es especulativa y requiere ser determinada en que van de menos de cincuenta milímetros en el
cada caso. Por ejemplo, es casi paradigmática la idea noroeste del estado a poco más de seiscientos milí-
de que bajo condiciones excepcionales de precipi- metros en el centro-este del estado. Como resulta-
tación es cuando se generan las mayores tasas de do, Sonora posee climas seco-cálido y semiseco-
establecimiento de especies leñosas en ecosistemas semicálido en más de tres cuartas partes de su te-
áridos (Shreve, 1917). No obstante, esta sola ex- rritorio (70.4%), con sólo 12.3% del territorio co-
plicación no considera el papel determinante que mo templado (INEGI, 2007).
puede jugar la herbivoría y en particular la interac- Gran parte de la cubierta vegetal de Sonora ha
ción disponibilidad de agua-herbivoría (Castella- sido utilizada en alguna forma. Estimaciones del in-
nos y Molina-Freaner, 1990; Gutiérrez et al., 2007; ventario nacional forestal muestran que más de 15%
Wise y Abrahamson, 2007) en el ensamblaje de los de la cubierta vegetal en el estado presenta impactos
ecosistemas áridos (Méndez y Castellanos, en prep.). por uso del terreno que resultan en cambios visi-
Este esquema de controladores y variables len- bles en su estructura. Dada la escala de análisis, la
tas y rápidas funciona en las diferentes escalas y intensificación del uso de los ecosistemas en los
ayuda a entender los impactos y el legado ecológi- últimos años, la baja intensidad de verificación de
co por el uso del ecosistema. Así pues, un nuevo campo y el número de años que ha transcurrido
uso del terreno (cambio en los controladores so- desde que se efectuó el estudio, es seguro que esa
cioeconómicos), dado el legado ecológico de usos estimación ha sido ampliamente rebasada.
anteriores, no inicia a partir de las características La intensidad de uso varía con la región del es-
estables del ecosistema prístino, sino a partir de tado, el tipo de actividad y su historia de uso. Por
algún punto en una trayectoria ecológica actual ejemplo, hasta los años setenta gran parte de los
relacionada con el uso y condiciones ambientales ecosistemas desérticos hacia la costa de Sonora per-
antecedentes, lo que dificulta enormemente el po- manecían inalterados a la vista, excepto por las gran-
der predecir la nueva dinámica, trayectoria y resul- des zonas agrícolas. En cambio, la región centro-
tado final de la última intervención. Esto es más este había sido utilizada en forma extensiva para
cierto aun en el caso de los ecosistemas de Sonora, ganadería hace ya varios siglos e intensivamente
en los que una base de conocimiento básico, fun- en algunas explotaciones forestales, presentando en
cional, de sus variables de estado y condición de algunos sitios evidencias de pérdida de suelo por
sus controladores, existe en forma fragmentada, denudación de la cubierta vegetal. Los tipos de cu-
parcial y escasa. bierta vegetal que se señalan en el inventario con
el mayor impacto, son, en orden decreciente, los
bosques de encino y mezquitales (31 y 22% res-
ACTIVIDADES SOCIOECONÓMICAS pectivamente), el matorral subtropical (13.3%) y
Y USO DEL TERRENO EN SONORA sarcocrasicaulescentes con casi nueve por ciento
(Conafor, 2000); sin embargo, es probable que los
Sonora se ubica entre los 32° 29’ y 26° 18’ latitud bosques de pino-encino deban ser consideradas
Norte y los 108° 25’ y 115° 03’ longitud Oeste. El dentro de las cubiertas vegetales con fuertes im-
estado tiene características desérticas en su porción pactos, incluso históricamente.
centro-norte debido al patrón general de circula- Las actividades productivas del sector agrope-
ción atmosférica de la celda de Hadley, que son cuario, silvícola y pesquero en su conjunto, que uti-
vientos descendentes secos y calientes provenien- lizan con mayor intensidad los ecosistemas sono-
tes del trópico por efectos adiabáticos de incremen- renses y sus recursos naturales, aportan 6.8% del
to de temperatura del aire. En cuanto a su precipi- producto interno bruto (PIB) estatal (INEGI, 2007).
tación, poco más de 94% del territorio correspon- Es interesante que actividades como agricultura y
de a climas semisecos a secos con precipitaciones ganadería, que han sido las dos actividades de uso
IMPACTOS ECOLÓGICOS POR EL USO DEL TERRENO: ECOSISTEMAS ÁRIDOS Y SEMIÁRIDOS 161

del terreno de mayor tradición en el estado, actual- en importancia económica a la actividad camaro-
mente no aparecen dentro de las 15 ramas econó- nícola de mar abierto y generó un ingreso estatal
micas principales, a pesar de su importancia en la superior a 2.5 billones de pesos en 2005 y superior
relación de poderes e identidad que representan para a tres billones de pesos en el ciclo 2006-2007 (Co-
el estado de Sonora, pero sobre todo por el impac- napesca, 2005; Sagarhpa, 2007), lo que seguramen-
to ecológico que han ejercido sobre el terreno. te obligará a considerar con mayor cuidado sus im-
Aunque de menor importancia económica en el pactos ecológicos en los sistemas aledaños, que han
estado por su extensión boscosa, la producción fo- demostrado ser determinantes en el éxito o fracaso
restal en bosques templados se ha incrementado para de estas operaciones en otros países.
pino (18 899 m3 rollo), pero ha disminuido para
encino en casi un cincuenta por ciento –61 985 m3
rollo– (INEGI, 2007). Igualmente, se ha incremen- IMPACTO DE LOS DIFERENTES USOS
tado la producción forestal de no maderables, en DEL TERRENO EN EL FUNCIONAMIENTO
donde se incluye una gran cantidad de especies Y DIVERSIDAD VEGETAL DE LOS ECOSISTEMAS
desérticas y de selva baja –21 379 toneladas en
2003– (INEGI, 2007), aunque seguramente no se Los cambios en el uso del terreno, dependiendo de
encuentran contabilizadas de manera exhaustiva su grado de disturbio, impactan la abundancia y
(INEGI, 2007). Tal es el caso de la extracción de diversidad de especies y tipos funcionales, el fun-
madera y carbón, este último para exportación, y cionamiento y flujos de masa y energía y la estruc-
cuyas cifras son prácticamente desconocidas en tura, y los servicios que prestan los ecosistemas. Por
México, aunque hay inferencias basadas en los re- ejemplo, el disturbio puede inducir cambios en la
gistros de importación de carbón a Estados Uni- estructura, atributos foliares y estrategias de creci-
dos que la ubican entre diez mil y dieciocho mil miento de las especies, que determinan las carac-
toneladas entre 1990 y 2002 (Taylor, 2006). terísticas, ciclos biogeoquímicos y funcionamien-
En la última década, la economía del uso del te- to de los ecosistemas (Chapin et al., 2002). En el
rreno se ha incrementado sustancialmente con dos caso de los ecosistemas sonorenses, su funciona-
actividades: fauna cinegética y acuacultura. A par- miento ha sido afectado a diferentes escalas por las
tir del cambio en la Ley General de la Vida Silves- décadas y siglos durante los que han sido utiliza-
tre en los años noventa, destaca la inversión en ga- dos, así como por las dimensiones de la perturba-
nadería alternativa y caza cinegética con 6.6% de la ción de las formas de uso del terreno más recien-
inversión directa de capital extranjero, que en este tes. Podemos diferenciar los usos del terreno en
lapso captó un total de 116.6 millones de dólares, intensivos y extensivos, dado su impacto en la bio-
mientras que las proyecciones del sector buscan su diversidad y el grado de transformación (estructu-
incremento a más de quinientos millones de dóla- ral y funcional) del ecosistema por unidad de su-
res anuales para 2009 (Cibermirón, 2004). perficie y tiempo (figura 3). En virtud de las carac-
La acuacultura, tan sólo en los últimos 5-10 terísticas productivas, así como de las condiciones
años, ha aumentado su extensión sobre las regio- climáticas que clasifican 70.4% de la superficie del
nes costeras del centro al sur del estado aproxima- estado como seco-cálido a semiseco-cálido, los usos
damente en veinte mil hectáreas, en gran medida del terreno en el estado fueron históricamente, e
sobre ecosistemas de manglares y desérticos coste- inicialmente, en su mayoría extensivos.
ros. La actividad se desarrolla en granjas en ocasio- Una escasa productividad primaria es la carac-
nes de cientos de hectáreas en las regiones coste- terística de los ecosistemas áridos y semiáridos so-
ras, las cuales llegan a extenderse con sus obras de norenses, aunque como se ha visto en la agricultu-
estanquería varios kilómetros tierra adentro. La ca- ra de riego, éstos pueden lograr una alta producti-
maronicultura en Sonora supera casi cuatro veces vidad al suministrarse recursos adicionales. Los ba-
162 DIVERSIDAD BIOLÓGICA DE SONORA

jos niveles de productividad limitan las posibilida- ble que contribuyan tanto la presencia de un régi-
des de uso y la capacidad de carga de estos ecosis- men de lluvias biestacional (verano e invierno), así
temas. Sin embargo, los impactos de uso han sido como la ecotonía biogeográfica de elementos florís-
menos evaluados en relación con su efecto sobre ticos y faunísticos de origen neártico y neotropical
su funcionamiento que sobre la biodiversidad. sobre el territorio sonorense (Castellanos, 1992; Rze-
dowski, 1978). Es común observar que algunas de
las especies arbóreas dominantes en ecosistemas
DIVERSIDAD VEGETAL EN SONORA áridos extiendan su distribución a ecosistemas sub-
tropicales adyacentes hacia el este y sur del estado.
Aunque este apartado es ampliamente tratado en Una característica de gran importancia de los
otros capítulos del libro, es necesario resaltar aquí ecosistemas sonorenses es su endemismo y sus lí-
algunas relaciones importantes de la biodiversidad mites de distribución de especies neárticas y neo-
en la transformación de la cubierta vegetal en el tropicales en la región central de Sonora (Turner
estado de Sonora. et al., 1995), probablemente relacionada, en gran
Las regiones áridas y semiáridas de Sonora se ca- medida, con su ecotonía biogeográfica. En esta re-
racterizan por una cantidad importante de espe- gión central de Sonora la diversidad vegetal puede
cies arbóreas, a diferencia de otros ecosistemas con ser alta en los ecosistemas de Selva Baja Caducifo-
condiciones similares de aridez en el país y en el lia o baja en los del Desierto Sonorense; sin em-
mundo (Turner et al., 1995). Aunque diversas hi- bargo, en ambos casos poseen una importante pro-
pótesis se han planteado para explicar esta condi- porción de especies endémicas cuyo límite de dis-
ción característica del Desierto Sonorense, es posi- tribución austral o septentrional se encuentra en

Figura 3. Esquematización de los efectos sobre la dinámica de la cubierta vegetal por los usos intensivos y extensivos del terreno.
IMPACTOS ECOLÓGICOS POR EL USO DEL TERRENO: ECOSISTEMAS ÁRIDOS Y SEMIÁRIDOS 163

esta región sonorense (Brown, 1982; Rzedowski, nosos y encinales abiertos en suelos menos pro-
1978; Shreve, 1951; Turner et al., 1995). En los fundos y laderas, hoy convertidos en matorrales
ecosistemas templados de la región central de So- semidesérticos (Castellanos, obs. pers.). Conside-
nora existen evidencias de la relación entre ecoto- raciones históricas, climáticas y remanentes de es-
nía biogeográfica y endemismo, como es el caso de tos pastizales, que pudieron haber estado más am-
una de las más grandes concentraciones de espe- pliamente distribuidos al sureste de Moctezu-
cies de Pinus en México (aproximadamente 17 taxo- ma (Marshall, 1957), sugieren mayor amplitud en
nes), ubicada en la región de Yécora-Maycoba en la distribución de pastizales semiáridos y en el so-
Sonora y la adyacente de Chihuahua (Castellanos, tobosque de matorrales y encinales.
1990), aunado al gran número de endemismos por Con la pacificación de los apaches en el siglo
unidad de superficie que existen en estos ecosiste- XIX surgió la posibilidad de colonizar la región no-
mas templados en el país (Rzedowski, 1993). reste del Estado y la ganadería se extendió entonces
La utilización del terreno y de la cubierta vege- hacia esa región de pastizales semiáridos (McClaran
tal sonorenses se enmarca, pues, en los posibles gran- y Van Devender, 1995). Expedicionarios de la re-
des o pequeños impactos del uso del terreno sobre gión describen pastizales inmensos y de gran vigor
una biodiversidad y endemismos únicos y sobre que llegaban incluso a la altura de la montura (Le-
una estructura y funcionamiento de los ecosiste- jeune, 1995), probablemente refiriéndose a espe-
mas poco conocidos y entendidos y a los cuales se cies como Sporobolus airioides. No es casual que en
superpone un legado ecológico sólo considerado esta región sonorense y alrededor de la actividad ga-
ocasionalmente. nadera se hayan desarrollado las familias y centros
de mayor poder en el estado, como lo muestran los
conflictos por la posesión de estas tierras desde ini-
USOS EXTENSIVOS: GANADERÍA cios de la colonización. No es tampoco casual que
una de las compañías más importantes, la Cana-
El principal uso desde la colonización de esta re- nea Cattle Company, uno de los hitos de mayor
gión por los españoles a fines del siglo XVIII ha sido importancia en la actividad ganadera en Sonora,
la ganadería continua en la región central y nores- se haya desarrollado en esta región de pastizales
te de Sonora, extendida luego hacia el sureste y, a semiáridos, hoy desertificada en gran medida
fines del siglo XIX, hacia la región más desértica en (Bahre y Bradbury, 1978, Bahre y Shelton, 1993).
el oeste del estado (Baroni, 1992; Camou, 1990). Los ecosistemas de pastizales semiáridos natu-
Según crónicas de los primeros misioneros en So- rales cubren actualmente una superficie de alrede-
nora, los inicios de la actividad ganadera se ubican dor de 2.28 millones de hectáreas, que varía según
en las primeras décadas del siglo XVI (Pfefferkorn, la fuente de consulta (INEGI, 2006). La actividad
1989). Es probable que la ganadería en Sonora haya ganadera se considera como una de las que mayor
iniciado en regiones ecotonales de pastizales semiá- impacto producen sobre la cubierta vegetal. El uso
ridos con matorrales subtropicales y en los límites continuo y la alta presión de pastoreo sobre los eco-
más septentrionales de la selva baja caducifolia. Al- sistemas de pastizales semiáridos han sido propues-
gunas relaciones del siglo XVI referentes al desarro- tas como las principales causas del debilitamiento
llo de la ganadería en la región central de Sonora, y desaparición de algunas especies de pastos nati-
en la antigua Ostimuri, hoy región de Moctezuma vos y de la invasión de especies leñosas, lo que ha
y Arizpe, mencionan hatos de varios cientos de provocado la degradación irreversible de esos eco-
miles de cabezas de ganado –que eventualmente sistemas. Esta degradación a matorrales desérticos
eran llevados hasta la ciudad de México (Camou, a finales del siglo XIX ha sido ampliamente docu-
1991), en lo que antes parecerían ser pastizales se- mentada en ecosistemas adyacentes a la actual fron-
miáridos en terrenos profundos y matorrales espi- tera con Estados Unidos (Archer et al., 1995; Bahre
164 DIVERSIDAD BIOLÓGICA DE SONORA

y Shelton, 1993; Bahre y Bradbury, 1978; Buffing- da por la presencia de períodos prolongados de se-
ton y Herbel, 1965; Van-Auken, 2000). quía, que habrían disminuido la capacidad com-
El uso prolongado del terreno por la ganadería pensatoria del pastizal bajo condiciones de limita-
ha resultado, según los monitoreos desarrollados ción de agua y otros recursos. Hasta mediados de
por la Comisión Técnico Consultiva para la De- los años sesenta existía la percepción de que la ga-
terminación de los Coeficientes de Agostadero nadería en Sonora no había impactado fuertemente
(Cotecoca), en la compactación del suelo, la dis- los ecosistemas semiáridos que la han sustentado.
minución de su productividad, la pérdida de vigor Entre las hipótesis que se han aducido en apoyo a
y desaparición de especies forrajeras y palatables pa- esta idea de impacto relativamente menor, se men-
ra el ganado (pastos, subarbustos y arbustos), cam- ciona la posible preadaptación de los ecosistemas
bios en su dominancia y disminución en la capaci- sonorenses al pastoreo por grandes mamíferos (Do-
dad de carga de los diferentes ecosistemas del esta- nlan y Martin, 2004) y las bajas densidades de ga-
do (Aguirre-Murrieta et al., 1974; Cotecoca, 1973). nado manejadas extensivamente. Al igual que la pre-
En los ecosistemas áridos y semiáridos sonorenses sencia de sequías importantes a mediados y fines
en los que se ha desarrollado una ganadería exten- del siglo XIX, hubo períodos importantes de sequía
siva la presión de pastoreo ha disminuido algunas en la década de los años cincuenta del siglo XX (Se-
especies «palatables» (Cotecoca, 1973). Estos cam- ager et al., 2007) y sin embargo la densidad de ga-
bios en la riqueza y diversidad de especies vegeta- nado se intensificó motivada por demandas de mer-
les a lo largo de décadas o siglos de uso pudiera cado internacional (Perramond, 2004). En los años
haber impactado la dinámica de las poblaciones, sesenta, sin haberse probablemente recuperado los
directa o indirectamente, por herbivoría o dismi- ecosistemas, el incremento en el hato ganadero fue
nución en reclutamiento, modificando también la del cincuenta por ciento y se duplicó en los años
composición de tipos funcionales, los atributos de setenta en relación con décadas anteriores, lo que
las especies y, consecuentemente, las característi- habla de una política de uso del terreno sin rela-
cas estructurales y funcionales de los ecosistemas ción con las condicionantes ambientales que in-
con manejo ganadero (Adler et al., 2004; Aguiar et fluyen sobre la productividad del ecosistema. Este
al., 1996; McIntyre y Lavorel, 2001; McNaughton aumento en el hato ganadero sin consideración de
et al., 1983; Sperry et al., 2006). Asimismo, se ha las condicionantes productivas de los ecosistemas
observado en otros ecosistemas que el uso conti- pudo haber actuado en forma sinérgica y poten-
nuo y extensivo ha sido factor determinante de la ciado el acelerado debilitamiento de las especies
pérdida selectiva de las especies más palatables, de nativas y la degradación de los pastizales semiári-
cambios en la dominancia de especies, de modifi- dos de Sonora y del norte de México. Este legado
cación de los patrones de infiltración de agua (Van ecológico de degradación y propensión a la invasi-
de Koppel y Rietkerk, 2004; Van de Koppel et al., bilidad por leñosas y pastos exóticos de los pastiza-
2002) y del incremento de la heterogeneidad en la les semiáridos y agostaderos sonorenses pudiera
distribución de nutrientes en el suelo, con lo que explicarse en base a este efecto sinérgico de limita-
se ha inducido su concentración en islas de fertili- ción de recursos debido a la interacción sequía-
dad (García-Moya y McKell, 1970; Garner y Stein- presión por herbívoros como factor determinante
berger, 1989), características de los ecosistemas en el establecimiento y la mortalidad de especies
degradados y desertificados (Schlesinger et al., nativas (Wise y Abrahamson, 2005 y 2007) y no
1990, 1996 y 1999). sólo por el efecto del sobrepastoreo per se.
Una hipótesis poco explorada aún es la posibi- La exploración a mayor detalle de los mecanis-
lidad de que la degradación tan prolongada que mos determinantes del cambio tecnológico en la
existe hoy en esas regiones sea el efecto sinérgico ganadería sonorense pudiera ser reveladora. Si la
de una presión de pastoreo significante, potencia- ganadería pudo beneficiarse por siglos por una pre-
IMPACTOS ECOLÓGICOS POR EL USO DEL TERRENO: ECOSISTEMAS ÁRIDOS Y SEMIÁRIDOS 165

adaptación de las especies al pastoreo por condi- al doble del hato ganadero que se dio entre los años
ciones climatológicas relativamente favorables, por sesenta a noventa (1.6 millones de cabezas), a pe-
un uso y una carga animal adecuada en los ecosis- sar de la disminución en los coeficientes de agosta-
temas o por una lenta disminución en su capaci- dero que ya se venían observando a escala estatal.
dad productiva y acumulación de sus efectos, esto
debería influenciar el diseño de políticas de mane- El establecimiento de sabanas de buffel
jo y uso de los ecosistemas áridos.
El buffel (Pennisetum ciliare = Cenchrus ciliaris) se
introdujo en Sonora como justificación a la dismi-
GANADERÍA INTENSIVA: INTRODUCCIÓN nución en los coeficientes de agostadero y a la ne-
DE BUFFEL cesidad de aumentar la baja productividad intrín-
seca de los ecosistemas sonorenses utilizados en la
La intensificación y cambio en la utilización de los ganadería y el deterioro y disminución de especies
ecosistemas sonorenses por la ganadería –cambio palatables (Aguirre-Murrieta et al., 1974; Coteco-
en el paquete tecnológico agropecuario– se justifi- ca, 1973 y 2002). Aunque en algunos ranchos está
có en base a una disminución de la productividad presente desde la década de los años cincuenta, fue
del agostadero, sin embargo, pudiera obedecer más en la década de 1960 cuando el buffel, un zacate
a la modificación en los patrones de exportación al exótico nativo de Asia y África, fue introducido en
mercado internacional. forma masiva utilizando variedades desarrolladas
Este proceso de modificación tecnológica del en Texas (Alcalá-Galván, 1995; Johnson y Aguayo,
agostadero se inicia en las décadas de los años cin- 1973; Patrocipes, 1995; Ramírez et al., 1981; Ser-
cuenta y sesenta e incluye mayor intensificación vín y Ramírez, 1981).
de uso y manejo del potrero y una sustitución del Junto con la introducción de buffel hubo cam-
hato ganadero por razas de mayor conversión y bios importantes en el manejo del hábitat utiliza-
rendimiento (Camou, 1990 y 1991). Esta transfe- do como agostadero y, particularmente, en la com-
rencia tecnológica a los ecosistemas áridos sono- posición del hato de ganado, ya que se introduje-
renses, intrínsecamente poco productivos por uni- ron nuevas razas y cruzas y se modificó el sistema
dad de terreno, seguramente evidenció en forma productivo ganadero y los cultivos asociados a la ac-
inmediata la necesidad de suplementar la produc- tividad (Camou, 1990; Pérez y Camou, 2004). Am-
tividad de los agostaderos para hacer factible el bas introducciones modificaron la ganadería so-
nuevo sistema de intensificación productiva, aun- norense de su forma tradicional y extensiva a una
que esto se justificó como consecuencia de la de- intensiva y enfocada al mercado internacional, lo
gradación por el pastoreo previo (Aguirre-Murrie- que parece indicar que el cambio en el esquema pro-
ta et al., 1974; Cotecoca, 1973). ductivo ganadero respondió en gran medida a las
La justificación para un mayor manejo sobre nuevas condiciones del mercado y no sólo a la dis-
los ecosistemas también se ha hecho evidente en minución en los coeficientes de agostadero. La épo-
las estadísticas oficiales. Según éstas, la superficie ca en que detona el incremento en la superficie
considerada como agostadero en el estado era de sembrada con buffel en todo el estado fue en la
aproximadamente 4.37 millones de hectáreas en década de los años ochenta y principios de los no-
1940, pero a partir de 1980 se modifican las esta- venta (Castellanos et al., 2002; Yanes, 1999).
dísticas y se consideran oficialmente casi 15.7 mi-
llones de hectáreas (84% del territorio) como su- Impactos ecológicos en sabanas de buffel
perficie de agostadero, prácticamente todo el esta-
do (INEGI, 2006). Es posible que estas estadísticas La introducción de buffel ha tenido consecuencias
hayan sido modificadas para justificar el incremento evidentes en la estructura del paisaje, pero menos
166 DIVERSIDAD BIOLÓGICA DE SONORA

conocidos y cuantificados han sido los impactos mismas y algunos componentes estructurales espe-
ecológicos en el funcionamiento y dinámica de los cíficos, como trepadoras, pueden llevar períodos
ecosistemas de Sonora. Los impactos han sido re- mucho más largos, sin llegar a recuperar su domi-
sultado de la aplicación de un paquete tecnológico nancia original en varias generaciones.
de manipulación y adecuación de los ecosistemas Un número importante de las formas de creci-
naturales del cual se desconocen aún de manera im- miento dominantes en las asociaciones vegetales
portante las consecuencias ecológicas. Algunos de del Desierto Sonorense en la región central de So-
los impactos ecológicos analizados en este aparta- nora son arbustos y árboles de las leguminosas, al-
do resultan del estudio comparativo de ecosiste- gunos posiblemente fijadores de nitrógeno. Poste-
mas naturales con modificados para entender así rior a un desmonte, la frecuencia de árboles y ar-
los cambios funcionales y las consecuencias en el bustos disminuye drásticamente y se incrementan
manejo de los ecosistemas sonorenses. las subarbustivas, herbáceas y buffel (Saucedo-
Monarque, 1994; Saucedo-Monarque et al., 1997).
Estructura del paisaje Sabanas de buffel de veinte años o más van incre-
La siembra de buffel involucró primero la creación mentando la frecuencia de arbustivas y arboreas,
de pastizales monoespecíficos, en similitud a la agri- en función del tipo de desmonte, la intensidad del
cultura intensiva, mediante la remoción total de la pastoreo y la edad de la sabana (Romo, 2006; Sau-
cubierta vegetal, y sólo años después el paquete tec- cedo-Monarque et al., 1997), detectándose menor
nológico asociado a su siembra se modificó para tra- riqueza de especies con pastoreo intenso. Es común
tar de mantener durante el desmonte algunas es- en sitios sembrados con buffel y gran carga animal
pecies arboreas (creación de sabanas). Estos cam- o sobrepastoreo la pronta invasión por chírahui
bios técnicos no respondieron a consideraciones o (Acacia cochliacantha), una leguminosa posible-
mejor entendimiento del funcionamiento del eco- mente fijadora de nitrógeno, de elevadas tasas fo-
sistema, sino a la necesidad de contar con sitios de tosintéticas, rápido crecimiento y establecimiento
sombra y protección para el ganado durante las inicial. El funcionamiento y descripción sucesio-
épocas y horas de clima árido extremo, esto es, para nal de los sitios invadidos de esta forma no se han
corregir un error en la adopción del paquete tec- estudiado en detalle, pero debido al porte de gran-
nológico original. des espinas de la especie, parecen facilitar la suce-
Un efecto evidente debido al desmonte para la sión vegetal. Algunos autores no consideran que en
siembra de buffel fue el cambio de la estructura de sitios más áridos la aparición de A. cochliacantha ini-
la vegetación y la diversidad de especies (Saucedo- cie la sucesión; no obstante, nuestras observacio-
Monarque, 1994; Saucedo-Monarque et al., 1997). nes muestran lo contrario entre los 300 y 500 mm
La diversidad de especies vegetales disminuye en (Romo, 2006).
forma considerable poco después del desmonte, aun-
que aparentemente puede incrementarse durante la Cambios en procesos en el suelo
fase de reestablecimiento natural de especies y con Los cambios sucesionales y de la diversidad y do-
el paso del tiempo. La inducción de diferentes es- minancia de las especies en las sabanas de buffel
tados sucesionales de la vegetación debido a los tienen una relación funcional importante con las
parches (parcelas) de diferente edad y tamaño, aun- condiciones y procesos del ecosistema en el suelo.
que no totalmente estudiada en el paisaje de los Al igual que la gran mayoría de los cambios indu-
ecosistemas sonorenses, parece iniciarse relativa- cidos por la introducción de buffel, los efectos de
mente rápido. Aunque, dependiente de la condi- su establecimiento sobre la erodabilidad del terre-
ción y manejo del sitio, la riqueza o diversidad de no son contradictorios y requieren de seguimiento
especies de plantas puede llegar a recuperarse, pese detallado. Algunos estudios preliminares sugieren
a que la proporción o valor de importancia de las que la erosión puede ser importante en sitios re-
IMPACTOS ECOLÓGICOS POR EL USO DEL TERRENO: ECOSISTEMAS ÁRIDOS Y SEMIÁRIDOS 167

cientemente desmontados y sembrados con buffel, sombreado en esta porción del suelo, también se
pero dadas las características y cobertura del bu- han encontrado menores temperaturas a pocos cen-
ffel, sugieren una disminución de la erosión, in- tímetros por encima del suelo en lugares perturba-
cluso por encima de la que puede presentarse en la dos y abiertos con escasa cubierta vegetal, en com-
vegetación natural (Perramond, 2000). Otros es- paración con temperaturas mayores bajo el dosel
tudios desarrollados a partir de efectuar levanta- de mezquite (figura 4), lo que sugiere otros facto-
mientos microtopográficos del suelo muestran el res determinantes, como pueden ser, entre otros,
incremento en la formación de pedestales alrede- la mayor velocidad de viento y el enfriamiento por
dor de los individuos de buffel con la edad de esta- disminución de la capa limitante sobre la superfi-
blecimiento, lo que sugiere una tasa importante cie desnuda. Las consecuencias de microclimas más
de erosión en las sabanas de buffel con respecto a fríos y variables en el suelo de sabanas de buffel
los sitios naturales (Saucedo-Monarque, 1994). Es deben ser investigadas con detalle para entender
posible que el mayor grosor y ausencia relativa de potenciales cambios en la dinámica de los proce-
pelos finos en el sistema radicular del buffel resul- sos relacionados con el banco de semillas, limitan-
ten en una menor retención y amalgamiento de las tes a la germinación y establecimiento de especies
partículas del suelo, en comparación incluso con nativas, así como en los procesos de retención de
algunos pastos anuales nativos. Una mayor erosión humedad, mineralización y descomposición, en-
es de esperarse en sabanas de buffel desde su esta- tre otros.
blecimiento, dadas las obras de movimiento masi-
vo y remoción de suelo, su exposición por denuda- Islas de fertilidad y heterogeneidad espacial
miento y la gran proporción de sitios que presen- de los nutrientes
tan bajo o escaso establecimiento de buffel (Caste- Una característica importante de la vegetación ári-
llanos et al., 2002). da y semiárida en Sonora es el porcentaje signifi-
A nivel microclimático existen cambios estacio- cativo de especies de leguminosas, del cual un nú-
nales y diurnos importantes en los regímenes de mero importante de ellas ha sido relacionado con
temperaturas del suelo entre comunidades natura- su papel de nodrizas y formadoras de islas de ferti-
les y sabanas de buffel. Durante la primavera, al- lidad (García-Moya y McKell, 1970; Reynolds et
gunas comunidades naturales muestran ciclos de al., 1999; Suzán et al., 1996; Throop y Archer,
rápido calentamiento del suelo antes del medio- 2007), al crecer y formar parches (parcelas) en los
día, manteniéndose dicha temperatura hasta las pri- que se asocia una importante diversidad de otras
meras horas de la madrugada, cuando desciende especies y formas biológicas. Esta manera de es-
rápidamente (Castellanos et al., 2002). Las saba- tructurar el paisaje en los ecosistemas desérticos,
nas de buffel en la misma estación no están activas en parcelas donde existe una concentración de re-
vegetativamente y muestran una dinámica micro- cursos y biodiversidad, resulta en una mayor hete-
climática diferente, pues presentan ciclos de calen- rogeneidad en la distribución de nutrientes y dis-
tamiento-enfriamiento muy rápidos durante las ho- ponibilidad de recursos (López-Portillo y Monta-
ras de luz del día y mantienen temperaturas me- ña, 1999; Mauchamp et al., 1993; Van de Koppel
nores en el suelo después de la puesta del sol hasta y Rietkerk, 2004) e, incluso, ha sido considerada
por 10° C en relación con las encontradas en sitios como un indicador de procesos de degradación o
naturales. El patrón se modifica estacionalmente y desertificación de ecosistemas de pastizal (Schle-
se han encontrado menores temperaturas en el sue- singer et al., 1996 y 1990; Von Hardenberg et al.,
lo bajo el follaje de buffel que en sitios naturales 2001). Es posible que el no reconocer la presencia
(Castellanos et al., 2002). Aunque las causas de una de islas de fertilidad e interespacios con menos re-
menor temperatura en sitios con buffel pudieran cursos, al transformar la cubierta vegetal natural a
deberse al enfriamiento por transpiración y mayor sabanas, sea una de las causas del bajo estableci-
168 DIVERSIDAD BIOLÓGICA DE SONORA

Figura 4. Diferencias microclimatológicas en la temperatura del aire en lugares abiertos (círculos) y bajo el dosel (triángulos) de
árboles de diferentes especies. Los datos representan diferencias estacionales.

miento inicial de buffel en sitios recién desmonta- geno en el follaje para sustentar altas tasas de foto-
dos (Castellanos et al., 1996 y 2002). síntesis, una baja tasa de reabsorción en las hojas),
Las sabanas de buffel modifican su fertilidad y del ecosistema (una disminución en el aporte de
tienden a disminuir el reservorio de nitrógeno en entrada por pérdida de fijadoras de nitrógeno, un
el suelo conforme aumenta el tiempo de su esta- cambio en las tasas de mineralización y disponibi-
blecimiento (Castellanos et al., 2002). Esta dismi- lidad para las plantas, un ciclo de degradación más
nución no es claramente evidente para reservorios largo debido al gran contenido de lignina en bu-
de nitrógeno inorgánico en el suelo y para las tasas ffel), del sistema de manejo productivo (exporta-
de mineralización neta (López, 2007), lo que hace ción en exceso fuera del sistema vía pastoreo, pro-
realmente compleja la explicación de los cambios ducción y venta animal durante décadas) o de una
inducidos en el suelo con el tiempo de estableci- combinación de todos ellos.
miento de sabanas de buffel. Estacionalmente, en
algunos ranchos de la región central de Sonora se Desmontes y cambios en los reservorios
ha encontrado la disminución de nitrógeno orgá- de carbono en el suelo
nico total en el suelo durante la época húmeda (ta- El cambio de la vegetación natural a sabana de bu-
bla 1). Los cambios encontrados en relación con la ffel también repercute en los procesos de forma-
disminución del nitrógeno en el suelo pudieran ción de materia orgánica y en los reservorios de car-
ser resultado de múltiples factores a diferentes ni- bono. Una gran proporción de las especies vegeta-
veles, del individuo (alta concentración de nitró- les de las regiones áridas y semiáridas sonorenses

Tabla 1. Disminución en nitrógeno orgánico en sabanas de buffel durante la época seca y húmeda
(%)
Nitrógeno Kjehdhal en Buffel Nitrógeno Kjehdhal bajo fijadora N
Tipo de vegetación
Estación seca Estación húmeda Estación seca Estación húmeda
Sabana antigua 0.602 ± 0.034 0.399 ± 0.040 0.625 ± 0.047 0.666 ± 0.061
Sabana reciente 0.497 ± 0.040 0.511 ± 0.056 0.618 ± 0.097 0.793 ± 0.103
Natural 0.896 ± 0.171 0.605 ± 0.079
Interespacio 0.643 ± 0.040
Notas: Estación seca (enero), húmeda (agosto). Los valores bajo fijadoras en sitios naturales son considerados la base de comparación.
IMPACTOS ECOLÓGICOS POR EL USO DEL TERRENO: ECOSISTEMAS ÁRIDOS Y SEMIÁRIDOS 169

poseen la vía fotosintética C3, relacionada con la Cambios en el uso de agua y balance de carbono
mayor discriminación isotópica de carbono en sus en sabanas de buffel
tejidos (M13C más negativo), lo cual persiste en la
señal isotópica de la materia orgánica del suelo, Buffel tiene una de las capacidades fotosintéticas más
una vez que se ha incorporado la hojarasca de sus altas reportadas en la literatura (Larcher, 1995), que
especies. En comparación, el buffel es una especie coincide con las principales características por las
con vía fotosintética C4, por lo cual sus tejidos que es utilizado como forraje: su rápida y abundan-
muestran una menor discriminación isotópica te producción de biomasa. Bajo condiciones del De-
(M13C menos negativo), lo que se refleja en la pre- sierto Sonorense, la capacidad fotosintética en bu-
valencia de este tipo de señal isotópica en la mate- ffel puede variar en diferentes años y sitios, lo que
ria orgánica del suelo producto de la descomposi- probablemente refleja la diferencia en disponibili-
ción de su biomasa. Estudios en sitios con dife- dad de recursos como agua y nitrógeno en el suelo
rentes años de establecimiento del buffel muestran y hojas (tabla 2). Aun cuando las tasas en esa especie
el cambio en la señal isotópica de la materia orgáni- son altas comparadas con un número importante de
ca del suelo (tabla 2) y revelan cómo, en los prime- especies nativas (Castellanos, 1996), es menor o si-
ros años después del desmonte para establecer el bu- milar a las encontradas en anuales nativos como
ffel, la señal de discriminación isotópica en la ma- Bouteloua sp. y Amaranthus palmeri. Dado el co-
teria orgánica del suelo muestra que casi 92.5% del nocimiento tan limitado en las capacidades foto-
carbono orgánico en el suelo proviene del buffel, sintéticas de un gran número de especies y tipos
lo que refleja la composición casi exclusiva de bu- funcionales en el Desierto Sonorense (tabla 3), es
ffel como especie dominante establecida (tabla 3). posible darnos una primera idea de los eventuales
En sitios en donde el buffel se estableció quince y efectos en la pérdida de diversidad funcional que
treinta años antes, 35.4 y 45% del carbono pro- resultará de llegar a perder especies cuyo potencial
viene de especies nativas que han logrado restable- aún no conocemos, dada la gran velocidad de trans-
cerse (tabla 2). formación de los ecosistemas naturales desérticos
Una vez establecido el buffel, la recuperación a sabanas de buffel. Las características funcionales
de la estructura y el funcionamiento de los ecosis- de otras muchas especies que son de gran impor-
temas semiáridos sonorenses parecen estar desfa- tancia en los ecosistemas de Sonora son aún me-
sados en el tiempo y reflejan la velocidad de suce- nos conocidas y su falta de estudio y pérdida pue-
sión y dominancia de especies, tanto encima del, de ser crucial para el mantenimiento, conservación
como en el suelo, por lo que sugieren la necesidad y funcionamiento futuro de la biodiversidad de los
de que transcurran algunas décadas y hasta siglos ecosistemas del estado. Por ejemplo, Acacia cochlia-
para que se restablezcan. cantha, una de las especies dominantes en prade-

Tabla 2. Cambios en la composición isotópica y proporción carbono-nitrógeno en hojas


y suelo de sabanas de buffel con diferente edad de establecimiento
Contribución
M C
13 s.e. C/N s.e. por buffel
(% C)
Hojas Especies C3 -25.34 0.25 12.67 0.78

Suelo Sabana reciente (1-5 años) -12.38 1.376 21.22 2.397 92.46
Sabana intermedia (5-15 años) -15.9 0.879 11.54 0.456 64.57
Sabana antigua (>20 años) -16.94 0.404 11.29 0.193 55.13
Vegetación natural -23.01 0.893 10.31 0.144
Nota: el cálculo de porcentaje de carbono en suelo supone M13C = -12 para buffel.
170 DIVERSIDAD BIOLÓGICA DE SONORA

Tabla 3. Tasas de fotosíntesis de algunas especies de ecosistemas áridos y semiáridos sonorenses


Tasa Conductancia
Tipo funcional Especies Vía fotosintética estomática
(µmol m-2s-1) (mmol m-2s-1)
D. Sonorense Sonora D. Sonorense Sonora
Árboles Tallo Cercidium floridum C3 10.00 12.18 140
fotosintético Cercidium microphyllum C3* 8.80* 12.74 450
Bursera microphyla C3 15.57 190
Caducifolios Prosopis velutina C3 19.40 284
Acacia greggii C3 10.08*
Perennifolios Olneya tesota C3 7.60* 7.30 25
Arbustos Caducifolios Ambrosia ambrosioides C3 22.50 260
Ambrosia deltoidea C3 23.90*
Ambrosia dumosa C3 20.00
Coursetia glandulosa C3 15.50 250
Fouquieria splendens 3.00
Perennifolios Atriplex lentiformis C4 28.00 120
Atriplex canescens C4 17.90 130
Atriplex polycarpa C4 19.50 250
Baccharis sarathroides C3 10.60 150
Larrea divaricata C3 27.00 9.00 440 141
Simmondsia chinensis C3 11.80 10.50 57
Suculentos Opuntia basilaris CAM 6.00 48
Agave angustifolia CAM
Agave desertii FCAM 6.00 56
Agave americana CAM 11.00
Hesperaloe funifera CAM 8.00
Hesperaloe nocturna CAM 3.70
Subarbustos Perennes Encelia farinosa C3 37.00 28.90 680 285
Hymenoclea monogyra C3 10.00
Justicia californica C3 15.80 250
Penstemon parryi C3 19.00 260
Salazaria mexicana C3 22.00
Spharalcea parvifolia C3 8.20 160
Helechos Notholaena parryi C3 5.00
Gramíneas Perennes Hilaria rigida C4 67.00
Pennisetum ciliare C4 35.70 54.60
Anuales Bouteloua aristidoides 59.30 150
Anuales Invierno Amsinckia intermedia C3* 31.50 380
Bowlesia incana C3* 11.34 500
Machaeranthera gracilis C3 35.00 320
Malvastrum rotundifolium C3 65.00 1 400
Phacelia crenulata C3* 52.29 380
Phacelia distans C3* 12.60 200
Plantago insularis C3* 13.86 280
Amaranthus palmeri C4 81.00 800
Dicoria canescens C3 48.00 1 200
Tidestromia oblongifolia C4 37.00 200
Trepadoras Herbáceas Cucurbita digitata C3 26.78 540
IMPACTOS ECOLÓGICOS POR EL USO DEL TERRENO: ECOSISTEMAS ÁRIDOS Y SEMIÁRIDOS 171

Tabla 3 (concluye). Tasas de fotosíntesis de algunas especies de ecosistemas áridos y semiáridos sonorenses
Tipo funcional Especies Vía Tasa Conductancia
fotosintética estomática
(µmol m-2s-1) (mmol m-2s-1)
D. Sonorense Sonora D. Sonorense Sonora
Cynanchum sp C3 24.69
Ibervillea sonorae 30.20 289
Phaseolus filiformis C3 20.00 198
Semileñosas Antigonum leptopus C3 9.40 145
Janusia linearis C3 33.90 864
Cardiospermum corundum C3 23.70 495
Leñosas Ipomoea sp. C3 13.03 250
Mascagnia macroptera C3 10.26
Nissolia schotti C3 9.56 115
Metelea sp C3 11.06 685
Merremia palmeri C3 28.70 220
Nota: las tasas señaladas con asterisco resultan de la conversión mg CO2 dm-2 hr-1 * 0.63.

ras viejas y perturbadas de buffel, es una especie incluso que en los meses de verano, por comuni-
con gran capacidad fotosintética y de fijación de dades dominadas por estratos arborescentes carac-
nitrógeno, dos características de gran importancia terísticas del Desierto Sonorense (figura 5). Las sa-
que explican su invasibilidad, y que al mismo tiem- banas de buffel responden en forma inmediata a
po permiten iniciar la recuperación de las comu- pulsos iniciales de precipitación en verano; sin em-
nidades vegetales semiáridas en Sonora. bargo, su utilización de los pulsos de precipitación
La simplificación en la estructura y diversidad en otoño-invierno es muy reducido (figura 5), de-
de especies de los ecosistemas naturales, transfor- bido a la senescencia temprana del buffel, y la dis-
mados a sabanas de buffel, afecta la eficiencia del minución de especies que puedan utilizar pulsos de
uso del agua de los ecosistemas y su estacionali- precipitación tardíos durante el otoño e invierno.
dad. En forma individual, el buffel presenta una La capacidad de utilización de lluvias de invier-
mayor eficiencia en el uso de agua, lo que modifi- no está relacionada en forma importante con la
ca el balance hídrico y resulta en una menor eva- cubierta arbórea, que es disminuida en forma im-
potranspiración y, como consecuencia, mayor es- portante durante la transformación a sabanas de
correntía o infiltración (Castellanos et al., en prep.). buffel. Estacionalmente existe un contraste signi-
En sitios en donde la mayor capacidad de creci- ficativo con la mayor eficiencia de utilización de la
miento y colonización de buffel sucede sobre sue- precipitación en las comunidades naturales que en
los gruesos, someros y pedregosos, con poca capa- las sabanas de buffel.
cidad de retención de agua, el resultado será una Tal vez uno de los aspectos menos estudiados
mayor escorrentía y disminución en la infiltración de los cambios debido al establecimiento de saba-
y disponibilidad del agua en el sitio, con lo que se nas de buffel y remoción de la cubierta arbórea de
aumenta la sequedad general del sitio. los ecosistemas sonorenses, sea la dinámica y capa-
Aún más evidente es la diferencia en el uso es- cidad de uso del agua por la vegetación. El movi-
tacional de la precipitación que se presenta en sis- miento, y en particular la redistribución del agua
temas transformados a sabanas de buffel en com- por las plantas, la capacidad de los árboles por ad-
paración con sitios naturales. Las lluvias durante quirir el agua en un estrato del suelo y disponerlo
el otoño mostraron ser poco utilizadas por sabanas en otro, aunque conocido desde hace más de me-
de buffel, en contraste con la utilización, mayor dio siglo, apenas se ha retomado en la última déca-
172 DIVERSIDAD BIOLÓGICA DE SONORA

Figura 5. Pulsos de precipitación (gris) y evapotranspiración (blanco) en sabanas de buffel. El uso del agua en otoño disminuye
por la senescencia del buffel (linea vertical).

da (Burgess et al., 2000; Ryel et al., 2003; Scholz proveer protección contra el exceso de irradiación
et al., 2002). o herbivoría, parece estar también relacionado con
La redistribución del agua por mezquite (Pro- la capacidad de facilitar el establecimiento de otras
sopis spp), y seguramente por otras especies aún no especies bajo su dosel al proveer de recursos limi-
estudiadas, puede ser factor importante para el tantes como agua y nitrógeno.
mantenimiento de la funcionalidad, complejidad y Todo indica que las sabanas de buffel tienen con-
diversidad de los ecosistemas sonorenses. Aunque secuencias importantes en el balance de agua y la
se desconocen las dimensiones y el papel de la re- funcionalidad de los ecosistemas regionales. Algu-
distribución hidráulica de los árboles en la diná- nos experimentos recientes han mostrado la impor-
mica del agua de los ecosistemas sonorenses, exis- tancia de la facilitación en el establecimiento de es-
ten evidencias de que pudiera estar involucrada tam- pecies durante la restauración ecológica (figura 7;
bién en la facilitación del establecimiento de algu- Méndez, 2007), resultado en gran parte de la mo-
nas especies bajo su dosel, lo que permite el nodri- dificación de los patrones de humedad en el suelo.
cismo y el aumento de la diversidad de especies. Se La facilitación debida a la asociación de diferentes
ha visto que Acacia greggii, que cuenta con menor especies, una de las cuales tiene la capacidad de re-
número de especies establecidas bajo su dosel, pre- distribuir el agua, puede asegurar el establecimien-
senta una dinámica estacional y humedad del sue- to inicial de las especies. La disminución del esta-
lo sólo en los primeros cincuenta centímetros, sin blecimiento de especies nativas en sabanas de bu-
redistribución de agua en el suelo (figura 6). Com- ffel (Morales-Romero y Molina-Freaner, 2008),
parativamente, Prosopis velutina, que presenta una pudiera estar respondiendo a la pérdida importante
dinámica de cambios de humedad del suelo a ma- de la capacidad de redistribución del agua en la
yores profundidades y redistribución de agua en el comunidad, debido a la remoción de las especies
suelo, mantiene una mayor diversidad de especies arbóreas y la disminución de los procesos de facili-
asociadas bajo su copa. Aunque el nodricismo se tación en el establecimiento de las especies.
ha asociado más con la capacidad de la nodriza en Se ha propuesto que los cambios a sabanas de
IMPACTOS ECOLÓGICOS POR EL USO DEL TERRENO: ECOSISTEMAS ÁRIDOS Y SEMIÁRIDOS 173

Figura 6. Diferencias en la humedad del suelo bajo dosel de acacia, mezquite y lugares abiertos sin vegetación. El mezquite
mantiene humedad en el suelo por debajo de los sesenta centímetros de profundidad, comparado con acacia y espacios abier-
tos, debido a su redistribución hídrica (modificado de Méndez, 2007). Los símbolos corresponden a los meses de junio (cua-
dros), octubre (rombos) y noviembre (triángulos).

Figura 7. Mortalidad de plántulas establecidas en tratamientos experimentales de individuos de mezquite solos o asociados a
otras especies como palo verde y tepehuaje (modificado de Méndez, 2007). Los símbolos corresponden a mezquite asociado y
con riego (círculos y cuadros), solo y con riego (estrellas) y solo sin riego (triángulos).

buffel en los ecosistemas de la región central de sumen que puedan ser más productivos. Este con-
Sonora han originado una «desertificación produc- cepto se basa en el supuesto de que la elevada capa-
tiva» (Castellanos et al., 2002), para destacar el he- cidad fotosintética de buffel resulta en una produc-
cho de que las sabanas de buffel son ecosistemas em- tividad primaria sustancialmente mayor en las sa-
pobrecidos en diversidad de especies, aunque se pre- banas de esta especie que en la del ecosistema ori-
174 DIVERSIDAD BIOLÓGICA DE SONORA

ginal. Estudios más recientes realizados utilizando AGRICULTURA


índices normalizados de vegetación corregidos para
suelo (SAVI), calibrados con datos reales de campo Con la premisa de la necesidad de incrementar la
(Romo, 2006), han mostrado que estos índices son productividad, los cambios recientes en el uso del
menores en sitios con sabanas de buffel, lo que se terreno de la región han sido muy intensivos y han
interpreta como menor productividad, y mayores involucrado grandes transformaciones de sus eco-
en sitios con vegetación natural a lo largo de un sistemas. En forma notable destaca la agricultura
gradiente de precipitación en la región central de de irrigación, que inició hacia la parte centro-occi-
Sonora. Otros estudios efectuados utilizando ín- dental del estado en la década de 1940 (Moreno,
dices normalizados de vegetación (NDVI) han mos- 2000; Thomson, 1989; Valenzuela, 1982; West,
trado ser menores en sabanas de buffel, lo mismo 1993). La productividad agrí-cola fue importante
cuando los índices son corregidos con algoritmos por un tiempo, pero a inicios de los años setenta,
basados en otras regiones del mundo (Franklin et los pozos profundos para extraer aguas fósiles mos-
al., 2006), como cuando la corrección es efectua- traron signos de sobreexplotación y salinización,
da con datos de campo de la región (Bravo et al., con lo que la superficie sembrada en los años no-
en dict. para publ.). venta disminuyó en más de cincuenta por ciento
(alrededor de sesenta mil hectáreas), lo que redujo
Invasibilidad la superficie productiva a los mismos niveles que
cuarenta años antes (Halvorson et al., 2003). El
En algunas áreas el buffel puede llegar a ser una abandono de grandes áreas de campos agrícolas en
especie con alto potencial de invasibilidad que la Costa de Hermosillo ha de-jado un mosaico
puede afectar paisajes y ecosistemas en los cuales complejo de vegetación sucesional (Castellanos et
originalmente no se pensó en introducirlo (Arria- al., 2005), lo que dificulta su regeneración, aumen-
ga et al., 2004). Su introducción puede generar si- ta la presencia de especies exóticas introducidas
tuaciones similares a la de otros pastos invasores previamente para la agricultura (Valdez-Zamudio,
como Eragrostis lehmanniana en el sur de Arizona, 2002) y la ganadería y mantiene grandes superfi-
que inicialmente utilizan nichos que no han sido cies descubiertas de vegetación. Problemáticas si-
ocupados por las especies nativas (Anable et al., milares se dan en otras regiones del estado como
1992; McClaran y Anable, 1992), a las que luego Caborca, en donde, tras un período productivo de
desplaza al utilizar en forma más eficiente los pul- pocas décadas, también ha ido en aumento el aban-
sos de agua y nutrientes (Huxman et al., 2004; Potts dono de terrenos agrícolas.
et al., 2006), con lo que se incrementan la proba- Mientras que el abandono de terrenos agrícolas
bilidad de presencia de fuegos periódicos y, conse- ha generado grandes estudios y polémicas relacio-
cuentemente, su propia regeneración (Butler y Fair- nadas con los usos competitivos del agua subterrá-
fax, 2003; D’Antonio y Vitousek, 1992). nea entre los centros urbanos y la agricultura, los
El buffel puede llegar a convertirse en una in- estudios sobre la cubierta vegetal, sus efectos en el
vasora de gran éxito (Arriaga et al., 2004; Castella- suelo y las posibles formas de restauración, recupe-
nos et al., 2002) por los mecanismos que se han ración o rehabilitación, han sido poco abordados.
mencionado y las consecuencias a la diversidad Estudios sobre los efectos del afloramiento de la
funcional y de las especies ya descritas. Aun así, la intrusión salina muestran resultados de trayectorias
siembra intencionada de buffel prosigue en un gran sucesionales diferentes, tanto en las especies invo-
número de hectáreas y, junto con su invasión ha- lucradas como en la diversidad final de especies
cia sitios con vegetación natural, ocupa ya un por- (Martínez, 1998). A diferencia de la carencia de
centaje del territorio sonorense casi tan elevado patrones claros de sucesión por reemplazo en eco-
como la superficie dedicada a la agricultura. sistemas desérticos (Shreve y Hinckley, 1937; Tur-
IMPACTOS ECOLÓGICOS POR EL USO DEL TERRENO: ECOSISTEMAS ÁRIDOS Y SEMIÁRIDOS 175

ner, 1990), la sucesión en campos agrícolas aban- Los efectos de los usos intensivos del terreno son
donados en el Desierto Sonorense está determina- evidentes en los diferentes ecosistemas de Sonora;
da por el reemplazo evidente de especies, que pue- en cambio, los usos extensivos de pocas especies,
den diferenciarse tanto estructural como ecofisio- otra de las estrategias de uso en las regiones áridas y
lógicamente. Las pioneras en la sucesión de cam- semiáridas del estado de Sonora, dada su inciden-
pos abandonados presentan una dinámica estacio- cia específica y diluida en el paisaje natural, no mues-
nal en la cual la eficiencia de uso de agua se relacio- tran impactos evidentes en forma inmediata, aun-
na con la eficiencia de uso del nitrógeno en forma que sus implicaciones en los ecosistemas pudieran
exponencial, esto es, la eficiencia de uso de agua ser importantes a diferentes escalas.
aumenta con mayor rapidez que la eficiencia de
uso del nitrógeno. En cambio, las especies sucesio-
nales tardías muestran estacionalmente una rela- EXTRACCIÓN DE MADERA Y CARBÓN VEGETAL
ción inversa entre la eficiencia de uso de agua y del
nitrógeno (Castellanos et al., 2005). La extracción de madera y carbón vegetal ha sido
Existe sin embargo una heterogeneidad impor- una actividad de uso del terreno de suma impor-
tante en los patrones sucesionales de los campos agrí- tancia en Sonora. La utilización de especies arbó-
colas abandonados. Es posible que las condiciones reas para el cercado de propiedades y como com-
que llevaron a su abandono, principalmente en tér- bustible (leña) para la cocción de alimentos se ha
minos de la estructura y fertilidad del suelo, la edad centrado en las especies dominantes con propie-
de abandono, las características del último cultivo, dades adecuadas para dichas funciones, algunas
la extensión de la perturbación y cercanía de fuen- incluso para ambas. Por ejemplo, Prosopis spp (mez-
tes de propágulos, así como la presencia de micro- quite) y Olneya tesota (palo fierro) son especies uti-
rrelieves o surcos que retengan una cierta humedad, lizadas en cercos, para leña y producción de car-
pueden estar influyendo en la diversidad de cubier- bón vegetal y para construcción y artesanías. El
tas vegetales presentes. No obstante, otro factor po- uso histórico del carbón como parte de la cocina
co visualizado es la presencia de asociaciones mi- regional (carne asada) y para su exportación ha im-
corrízicas que puedan influir en el establecimiento puesto cuotas de uso que han impactado la presen-
de especies (Harris et al., en dict. para publ.). cia de estas especies en los ecosistemas sonorenses.
El disturbio tan grande en extensión y la falta Su cosecha ha tenido impactos importantes en sus
de cubierta vegetal en los campos agrícolas aban- poblaciones, la estructura de edades y la densidad
donados tiene consecuencias importantes en la pre- de individuos de estas especies. A pesar del uso tan
sencia de tolvaneras, pérdida de suelo y erosión, extendido en el tiempo de estas especies, su culti-
así como en la salud de núcleos poblacionales cer- vo e incluso la regeneración de sus poblaciones
canos. Igualmente, es posible que tenga efectos im- prácticamente no se ha efectuado, lo que en oca-
portantes en el clima regional, como consecuencia siones ha resultado en su desaparición o sustitu-
de cambios en el albedo de grandes extensiones de ción por otras especies.
terreno. El incremento en el albedo regional, de- En Sonora se estiman entre 44 y 157 carbone-
bido a la cubierta vegetal disminuida, parece in- ras que procesan madera de mezquite y palo fie-
fluir en la temperatura regional y posiblemente en rro, y aunque es difícil estimar su número y el
la disminución de las lluvias regionales (Bryant et porcentaje de eficiencia de conversión de madera a
al., 1990; Herrmann y Hutchinson, 2005). Como carbón, se estima que el estado de Sonora contri-
consecuencia, una decisión importante, aunque buye con setenta por ciento de la producción na-
pocas veces considerada para las regiones áridas y cional, la mayoría de la cual se exporta a Estados
semiáridas, es la necesidad de restaurar la cubierta Unidos. Si consideramos que no existen planta-
vegetal. ciones formales de estas especies, es posible expli-
176 DIVERSIDAD BIOLÓGICA DE SONORA

car el porqué gran cantidad de los matorrales de- pactadas por la tala inmoderada, el clandestinaje y
sérticos están dominados por individuos relativa- la falta de éxito en la restauración. Existen áreas
mente jóvenes e, inclusive, en algunos casos, la importantes de esta región en donde los antiguos
desaparición de esas especies de los sitios en donde bosques de pino se encuentran disminuidos y do-
previamente se encontraban. Aunque no existen minados por el pino llorón (P. lumholtzii), una es-
estadísticas históricas confiables sobre la cantidad pecie endémica a México afín a suelos poco pro-
de extracción de madera de los ecosistemas sono- ductivos, por especies de encino o por matorral de
renses, algunos indicadores muestran la disminu- manzanita (Arctostaphylus pungens), los cuales dis-
ción en la presión del consumo doméstico con la minuyen la posibilidad de regeneración de los bos-
llegada del gas doméstico en la década de los años ques de pino originales (Castellanos, 1990).
cincuenta y sesenta del siglo XX. Sin embargo, en
los ecosistemas áridos y semiáridos del estado su
cosecha mostró un notable incremento en los años DESERTIFICACIÓN Y LEGADO
ochenta debido a la producción de carbón vegetal DE LOS ECOSISTEMAS
para suplir las demandas crecientes de la región y
de exportación (Sagarpa, 1995; Taylor, 2006). Definida como la degradación de las tierras áridas,
La extracción de madera tiene impactos muy semiáridas y subhúmedas, debido a las actividades
importantes en el establecimiento de especies al humanas e influenciada por el clima (Johnson et
disminuir la fuente de propágulos y al remover es- al., 2006), la desertificación tiene como compo-
pecies nodrizas, con lo que se modifica el micro- nentes determinantes la adecuación del sistema
clima existente bajo el dosel, así como la entrada socioeconómico, la sustentabilidad de prácticas
de hojarasca y los procesos de descomposición en ecológicas y las características de la sequía o per-
los ecosistemas. La remoción de un árbol incre- turbación biofísica. Estos tres componentes tienen
menta la heterogeneidad de la distribución de re- diferentes manifestaciones o legados ecológicos en
cursos, de nutrientes, de los patrones de vegeta- el tiempo, dependiendo de los niveles con que se
ción y, muy probablemente, de la microfauna en presenten y las sinergias de su interacción, y sus
el suelo. En fechas recientes, la aparición de activi- resultados se miden en relación con sus efectos en
dad de termitas en el tallo de plantas vivas de cac- los sistemas sociales y ecosistemas.
táceas columnares parece, cuando menos en parte, Por ejemplo, los efectos de una sequía pueden
estar relacionada con la disminución en la entrada ser mínimos cuando se encuentra dentro de la varia-
de hojarasca y biomasa lignificada al ecosistema bilidad a la que tanto el ecosistema como sus po-
(Castellanos et al., en prensa). bladores se han adecuado, esto es, pueden ser resi-
El uso para la extracción de madera en rollo de lientes y recuperarse rápidamente. En el caso ex-
los ecosistemas templados dominados por pino tremo, los efectos de la sequía o perturbación pue-
(Pinus spp) y encino (Quercus spp) en el estado den modificar en forma irreversible el estado esta-
significan el dos por ciento de la producción na- ble de un ecosistema a otro menos productivo, lo
cional (INEGI, 2007). Las principales regiones pro- cual sucede cuando las prácticas de no sustentabi-
ductoras se encuentran en El Largo-Nacori Chico lidad que desarrolla el sistema social afectan el fun-
y Yécora-Maycoba. Esta última es una de las regio- cionamiento y la capacidad de sostenimiento del
nes de mayor diversidad reportadas para especies ecosistema. Esta situación es la que ha sido docu-
de pino en Norteamérica (Farjon, 1984). Aquí con- mentada para los pastizales semiáridos del norte-
fluyen especies templadas, que tienen sus límites noroeste de México y suroeste de Estados. Existen
meridionales, y tropicales con límites más septen- diversos autores que han documentado la conver-
trionales (Castellanos, 1990). La región templada sión de pastizales semiáridos a matorrales desérti-
en el estado ha sido también una de las más im- cos dominados por Prosopis-Larrea en el Desierto
IMPACTOS ECOLÓGICOS POR EL USO DEL TERRENO: ECOSISTEMAS ÁRIDOS Y SEMIÁRIDOS 177

Chihuahuense (Bahre y Bradbury, 1978; Balling, Unidos (Seager et al., 2007). Estas fechas coinci-
1988; Barnes y Archer, 1999; Buffington y Her- den con la degradación de pastizales semiáridos y
bel, 1965). la invasión de especies desérticas y leñosas al pasti-
Existen diferentes hipótesis aún en debate para zal en el Desierto Chihuahuense y su porción del
explicar este cambio en la estructura y funciona- noroeste del estado en la región de Agua Prieta
miento de los pastizales semiáridos hacia el aumen- (Archer et al., 1995; Bahre y Bradbury, 1978; Bu-
to («encroachment») de especies leñosas en pasti- ffington y Herbel, 1965; Van de Koppel et al.,
zales. Aunque la hipótesis más extendida es la del 1997), por lo que existe cuando menos la posibili-
sobrepastoreo, el cambio climático global, el uso dad de que estos eventos de sequía pudieran haber
del fuego y los cambios en los niveles de CO2 pue- actuado sinergísticamente con la fuerte presión de
den también estar involucrados (Archer et al., 1995; pastoreo de la ganadería sobre estos ecosistemas,
Archer, 1995; Barnes y Archer, 1999). Dregne disminuir en forma importante su productividad
(1997) plantea que los cambios en la productivi- y determinar sus características actuales de funcio-
dad de los pastizales semiáridos en esta región de namiento y estructura.
ecotono han disminuido drásticamente, aunque En Sonora, una proporción importante de los
con dinámicas diferentes. Asimismo, dice que de- inicios de la ganadería sucedió en la ecotonía de
bido al intenso uso y sobrepastoreo desde 1700, pastizales semiáridos con ecosistemas subtropica-
los pastizales semiáridos, refiriéndose a los ubica- les y sus impactos históricos han sido poco docu-
dos en el norte de México, disminuyeron su pro- mentados. En la región central de Sonora y hacia
ductividad hasta en cincuenta por ciento (Dregne, las regiones de Moctezuma, Cumpas y Arizpe por
1997). En cambio, menciona que los mismos pas- el río Sonora, se dieron condiciones de uso gana-
tizales en su región más septentrional, en lo que dero importantes desde inicios de la llegada de los
hoy es Estados Unidos, sólo disminuyeron su pro- españoles a Sonora, condiciones que aún hoy pue-
ductividad hacia finales del siglo XIX y principios den ser las responsables de la baja productividad y
del siglo XX. degradación de los ecosistemas de esas regiones,
Una hipótesis que no se ha planteado para esa con el consecuente incremento de la presencia de
disminución en la productividad en los pastizales especies leñosas en los matorrales semiáridos en
semiáridos ha sido la desertificación y su legado algunos sitios de esa región (Castellanos, obs. pers.).
ecológico debido al sobrepastoreo y la interacción
de la cubierta vegetal con disminuciones impor-
tantes en la disponibilidad de agua durante las épo- ESTADO ACTUAL DE LA CONSERVACIÓN
cas de grandes (1700) e importantes (1850 y 1890) DE LOS ECOSISTEMAS DEL CENTRO
sequías (Seager et al., 2007). Existen documentos DEL ESTADO DE SONORA
históricos que hablan de una gran explotación ga-
nadera en el noroeste de México durante el siglo Sistema de áreas naturales protegidas
XVIII y se menciona que las corridas de ganado a la
Ciudad de México (traslado de ganado para su ven- Un gran porcentaje de la actividad productiva ba-
ta), podían llegar a varios cientos de miles de cabe- sada en el uso de los recursos naturales del estado
zas. Aun cuando los números no sean precisos, esto de Sonora se ha desarrollado en su región central y
habla de una concentración de ganado sustancial- en ella, a pesar de ser una región donde confluyen
mente elevada en los ecosistemas de la región cen- las regiones biogeográficas neártica y neotropical,
tral de Sonora que continuó hasta el siguiente si- no se cuenta con reservas ecológicas o sitios prote-
glo, cuando se presentan sequías generalizadas y gidos. Aunque han existido propuestas importan-
documentadas para las décadas de 1850 y 1890 en tes de áreas naturales protegidas para esta porción
el norte de México y suroeste del actual Estados del estado, éstas no han sido concretadas. Es im-
178 DIVERSIDAD BIOLÓGICA DE SONORA

portante la concepción de un sistema de áreas na- manejo sustentable. Consideramos que esquemas
turales protegidas, algunas de las cuales pueden ser como el propuesto y otros similares pueden dar
similares a las ya planteadas, aunque tal vez consi- frutos inmediatos en nuestra entidad.
derando nuevas formas y opciones de conservación. La importancia de las UMA en Sonora puede
Es posible que con la utilización de los mecanis- verse en el incremento que han observado en los
mos de conservación actuales pudieran generarse últimos ocho años, pues desde la fecha de su crea-
formas innovadoras de apoyo a la conservación y ción, a 2003 éstas cubrían más de cinco millones y
utilización más sustentable de los ecosistemas so- medio de hectáreas, aproximadamente treinta por
norenses, incluyendo aquéllos en los que se pudie- ciento del territorio (Barroso, 2003; Salazar, 2003).
ra involucrar la iniciativa privada. Su importancia reside, además de la superficie del
territorio, en los ingresos económicos que genera.
UMA como sistema integrado para la conservación Se estima que en cinco años el ingreso bruto por
las actividades de las UMA crecerá más de veinte
El contribuir con la conservación de la biodiversi- veces, de veinticinco a quinientos millones de dó-
dad y hacerla compatible con la productividad eco- lares (Cibermirón, 2004). Este tipo de incentivos
nómica y el desarrollo socioeconómico del país, socioeconómicos tan importantes seguramente
son las ideas principales que sustentan la creación puede llegar a imponer estrés sustancial sobre los
de las Unidades de Manejo para la Conservación ecosistemas naturales y el paisaje si no se considera
de la Vida Silvestre (UMA) en México desde 1997 un desarrollo sustentable y ecológico a corto, me-
(Semarnat, 2002). Las UMA se definen como «pro- diano y largo plazo.
piedades registradas con infraestructura para ope-
rar un plan de manejo aprobado en donde se efec-
tuará el monitoreo permanente de la condición del NECESIDADES DE INVESTIGACIÓN
hábitat, las poblaciones e individuos que en él se Y ESTUDIOS FUTUROS
distribuyen» (Semarnat, 2002). Las UMA pueden
operar como establecimientos de fauna silvestre o Impactos sobre la biodiversidad y funcionalidad
jardines botánicos, ya sean intensivos o extensivos,
así como lugares para la producción legal y viable La pérdida de la biodiversidad y funcionalidad de
de productos naturales y sus subproductos. los ecosistemas sonorenses está asociada directa-
Un esquema de conservación pudiera ser el es- mente con las formas propuestas de uso de los eco-
tablecer un sistema estatal de conservación basado sistemas, sus recursos naturales y los hábitats que
en la coordinación de las Unidades de Manejo para ocupan. Las diferentes lógicas del uso del terreno
la Conservación de Vida Silvestre registradas en el no pueden concebirse sin el análisis de los impac-
estado. Un sistema de conservación basado en las tos que el uso tiene sobre la funcionalidad ecológi-
UMA establecidas, coordinado por los propietarios ca. Sin embargo, generalmente uso e impactos son
y el apoyo y supervisión gubernamental en un analizados utilizando una misma dimensión tem-
Consejo para la conservación, pudiera llegar a cons- poral, cuando los procesos ecológicos, y por lo tanto
tituirse como un nuevo modelo aplicable en el país relacionados con la sustentabilidad, requieren de
y convertirse en el mayor esfuerzo de conservación analizarse bajo dimensiones temporales más pro-
en México con participación de particulares. Las longadas, generalmente determinadas por procesos
UMA en Sonora representan más de la tercera parte ecológicos claves (variables lentas) en la supervi-
de la superficie territorial, lo que en forma inme- vencia de la especie o en el funcionamiento del eco-
diata pudiera establecer un esfuerzo enorme y un sistema. Por ejemplo, si la extracción de madera se
modelo a seguir a escala nacional, e incluso inter- determina en base a una intensidad de uso anual y
nacional, dentro de las prácticas de conservación y el valor crítico en el mantenimiento de las tasas de
IMPACTOS ECOLÓGICOS POR EL USO DEL TERRENO: ECOSISTEMAS ÁRIDOS Y SEMIÁRIDOS 179

extracción es el establecimiento y sobrevivencia de en lo que se consideran actividades ecológicas de


individuos de la especie –que sólo ocurre en esca- restauración, cuyas bases técnicas y científicas no
las de tiempos que están determinadas por el nú- están claramente definidas, validadas para la región,
mero de años en exceso a la media con condiciones y de las cuales no se conoce seguimiento alguno. Al-
sinergísticas de precipitación y herbivoría adecua- gunos estudios que han seguido protocolos simila-
das–, y si dichos números de individuos y eventos, res a los utilizados para la restauración en los pro-
y por lo tanto las tasas anuales son desconocidos, gramas oficiales demuestran una escasa sobreviven-
entonces la sustentabilidad de esta práctica de ma- cia bajo condiciones de aridez (Méndez, 2007).
nejo estará errada de inicio si supone un suminis- Las especies vegetales desérticas se desarrollan
tro constante y no determinado por pulsos. alrededor de asociaciones dominadas por especies
Igualmente, la utilización de los ecosistemas nodrizas, con lo que se establecen lo que se ha de-
sonorenses y la falta de consideración de su fun- nominado islas de vegetación o parcelas de vegeta-
cionalidad e integración han resultado en propues- ción (Van de Koppel y Rietkerk, 2004; Von Har-
tas de manejo que generan su mayor vulnerabili- denberg et al., 2001; Whitford, 2002). Por ejem-
dad ecológica y socioeconómica. El cambio tecno- plo, uno de los impactos ecológicos mayores de la
lógico en las actividades productivas, por ejemplo extracción de especies arbóreas de mezquite (Pro-
el cambio en la ganadería de extensiva a intensiva, sopis spp) y palo fierro (Olneya tesota) para leña o
ha generado un mayor disturbio, pérdida de resi- carbón, es que se desempeñan como nodrizas, lo
liencia e incremento de la invasibilidad de especies que afecta en forma indirecta el establecimiento
exóticas (Arriaga et al., 2004), como sucedió en el de gran cantidad de otras especies anuales y peren-
caso del buffel, cuya introducción fue inicialmen- nes del Desierto Sonorense, algunas emblemáticas
te planeada con el fin de un incremento en la pro- como el sahuaro, Carnegiea gigantea (McAuliffe,
ductividad de los ecosistemas utilizados como agos- 1984; Suzán et al., 1996). La presencia de la aso-
taderos. La falta de una visión ecológica e integral ciación nodriza-protegida está fuertemente repre-
resulta en cambios importantes en la fertilidad (Cas- sentada en ecosistemas áridos y semiáridos (Flores
tellanos et al., 2002), en el ciclaje de materia orgá- y Jurado, 2003), lo que debería hacer factible y
nica y nitrógeno (López, 2007), en la productivi- deseable la utilización de este tipo de relaciones en
dad (Franklin et al., 2006; Romo, 2006) y en la prácticas de restauración (Castro et al., 2002; Pa-
diversidad (Saucedo-Monarque et al., 1997). dilla y Pugnaire, 2006). En la restauración de cam-
En síntesis, el uso del suelo sin consideraciones pos agrícolas abandonados en la Costa de Hermo-
de sustentabilidad ha resultado en incrementos en sillo, las principales limitantes al establecimiento
la perturbación y desertificación de múltiples re- de las especies fueron sequía y herbivoría (Mén-
giones y ecosistemas. dez, 2007) cuando fueron utilizadas plántulas de es-
pecies en forma individual durante la restauración.
Cuando las especies fueron establecidas asociadas
RESTAURACIÓN a otras especies reconocidas como nodrizas, su so-
brevivencia fue prácticamente total al cabo de dos
La restauración y la reforestación han sido retoma- años de establecidas (Méndez, 2007). Aunque es
das por programas gubernamentales como Proár- conocido que las interacciones pueden modificar-
bol, y antes Procampo Ecológico. Por ejemplo, en se con el tiempo o estacionalmente (positivas en
el estado de Sonora, Proárbol ha alcanzado la cifra ocasiones y negativas en otras), las interacciones
de 900 325 árboles sembrados en un año, de los durante la restauración señalaron ser positivas para
cuales solamente se contabilizaban veinte mil como mezquite creciendo asociado. Las principales cau-
compensación ecológica (Conafor, 2008). Estos pro- sas que determinaron las interacciones positivas del
gramas han invertido grandes sumas de recursos mezquite asociado a otras especies fueron la redis-
180 DIVERSIDAD BIOLÓGICA DE SONORA

tribución del agua, los cambios microclimatológi- higuerilla (Ricinus comunis) y algas marinas en la re-
cos en las temperaturas bajo el dosel, así como la pro- gión costera del centro y noroeste del estado.
tección contra herbívoros, resultando en la mayor
sobrevivencia de plántulas establecidas.
CONCLUSIONES

USOS ALTERNATIVOS Los ecosistemas sonorenses, en particular los ári-


dos y semiáridos, los más conocidos florísticamente
Bioenergía en Sonora, son prácticamente desconocidos en su
funcionamiento y relaciones específicas. No sólo
La disminución de inventarios de combustibles la dinámica de los ecosistemas naturales es poco
fósiles a escala mundial y la reducción de las reser- conocida, sino las respuestas de los mismos a las
vas probadas en México a menos de diez años, así diferentes formas de perturbación por su uso y a la
como los efectos en el cambio climático por los sucesión de formas de uso (figura 1). Menos cono-
niveles de uso actual, han llevado a considerar la cidos son los demás ecosistemas de Sonora, tanto
búsqueda y uso de fuentes de energía alternativa subtropicales como templados. Si no consideramos
como una prioridad mundial y nacional. Las re- el legado ecológico en el uso y manejo de los eco-
giones áridas tienen un gran potencial para la pro- sistemas, con dificultad estableceremos las posibles
ducción de energía mediante fuentes alternativas, respuestas de un ecosistema. Tradicionalmente los
utilizando directamente la gran cantidad de ener- usos de los ecosistemas han respondido a presio-
gía solar y calor de estas regiones, así como para la nes y controladores socioeconómicos de mercados
generación de aceites y biomasa para la produc- locales. Más recientemente, su uso responde a mer-
ción de biodiesel y biocombustibles (Castellanos, cados globales, lo que impone presiones socioeco-
obs. pers.; Medina et al., 2008). El uso de terrenos nómicas y de políticas de utilización cada vez me-
abandonados y degradados, y no la consideración nos sustentables.
de las zonas áridas como improductivas y suscepti- Los cambios en el uso del terreno derivados de
bles de ser transformadas indiscriminadamente a interacciones complejas de carácter socioeconómi-
la producción, puede ser otra ventaja potencial en co resultan en lo que denominaríamos como eco-
su uso para la producción de bioenergéticos. logía «a posteriori». Estamos aplicando formas re-
Existen evidencias de que el potencial de pro- mediales de conservación en lugar de establecer for-
ducción bioenergético en el estado de Sonora pue- mas sustentables de uso. No sólo es cada vez más
de ser importante y que tenderá a incrementarse difícil encontrar ecosistemas prístinos, sino en mu-
por el potencial biofísico mencionado antes y el chos casos sus formas de uso fueron mal diseñadas
uso de nuevas oportunidades. Es posible que para e insostenibles, de tal manera que éstos presentan
la producción de biodiesel en zonas áridas se pue- diversos niveles de degradación. En el mejor de los
dan utilizar especies nativas como jojoba (Sim- casos, algunos de estos ecosistemas serán someti-
mondsia chinensis), calabacillas (Cucurbita foetidis- dos a procesos de restauración, lo que hace que la
sima, C. digitata y C. argyrosperma), algunos mez- restauración ecológica, manejo adaptativo y desa-
quites (Prosopis spp), acacias y especies de familias rrollo sustentable estén siendo áreas científicas y
como euphorbiaceas (Jatropha spp) y brassicaceas tecnológicas de creciente importancia y rápido cre-
(Lesquerella spp), tanto dentro de esquemas agro- cimiento en los últimos años.
forestales como de monocultivo. La expansión de El uso de los ecosistemas sonorenses sólo podrá
este potencial será evidente en el futuro, aunque ser sustentable en la medida en que el funcionamiento
actualmente ya se encuentran en proceso grandes integral de sus ecosistemas sea conocido. Para eso,
proyectos que utilizan especies introducidas como tenemos aún una tarea muy larga y apremiante.
IMPACTOS ECOLÓGICOS POR EL USO DEL TERRENO: ECOSISTEMAS ÁRIDOS Y SEMIÁRIDOS 181

AGRADECIMIENTOS tion Science 7: 381-390.


AGUIRRE-MURRIETA, R., D.A. JOHNSON, L. CARRILLO y
Este trabajo contó con la contribución directa e in- F. NORIEGA. 1974. Coeficientes de agostadero para
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algunas décadas han compartido generosamente su
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mas desérticos. De entre todos queremos destacar, Spread of Introduced Lehmann lovegrass Eragrostis
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escapar pero que han aportado su gusto y pasión Mechanisms of Shrubland Expansion: Land Use,
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por la ecofisiología y la búsqueda por entender
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cómo son y cómo funcionan los ecosistemas sono-
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Asimismo, se contó con el apoyo parcial de SEP- Study of Buffel Grass in Arid Regions of Mexico.
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proyectos de investigación. Igualmente, a los pro- Association of American Geographers 68: 145-165.
pietarios, ejidatarios y colonos que nos han permi- BAHRE, C. y M.L. SHELTON. 1993. Historic Vegetation
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co, 100 p.
187

SEGUNDA PARTE

DIVERSIDAD BIOLÓGICA
DE SONORA
188 DIVERSIDAD BIOLÓGICA DE SONORA
189

HONGOS
MARTÍN ESQUEDA,1 MARTHA CORONADO,2 ALDO GUTIERREZ,1 RICARDO VALENZUELA,3 SANTIAGO CHACÓN,4
ROBERT L. GILBERTSON,5 TEÓFILO HERRERA,6 MARCOS LIZÁRRAGA,7 GABRIEL MORENO,8
EVANGELINA PÉREZ-SILVA6 Y THOMAS R. VAN DEVENDER5

RESUMEN. La diversidad fúngica de Sonora, Méxi- Sonoran Desert such as Calvatia pygmaea, Disciseda
co, incluyendo algunos Protozoa afines, es de 658 verrucosa, and Endoptychum arizonicum are poorly
especies: Basidiomycota (461), Ascomycota (105), known worldwide.
Myxogastria (81), Glomeromycota (7), Zygomyco-
ta (2), Chytridiomycota (1) y Protostelia (1). Los
géneros con mayor número de especies son Tulos- INTRODUCCIÓN
toma (27), Amanita (22), Geastrum (20), Lycoper-
don (20), Phellinus (17), Physarum (16) y Xylaria Los hongos están considerados entre los organis-
(15). Un total de 111 nuevos registros se adicio- mos más importantes en el mundo debido a su pa-
nan a la micobiota sonorense. Distorimula mexica- pel vital en el funcionamiento de los ecosistemas y
na y Xylaria striata var. sonorensis están propuestas a su influencia directa sobre los humanos e indi-
como especies nuevas. Varias especies comúnmen- recta en sus actividades. Actualmente para la ma-
te encontradas en el Desierto Sonorense como Cal- yoría de las especies sólo existe información incom-
vatia pygmaea, Disciseda verrucosa y Endoptychum pleta y limitada y el número de taxones estimado di-
arizonicum son poco conocidas mundialmente. fiere significativamente según el autor. Esta caren-
cia de información básica sobre la diversidad taxo-
ABSTRACT. The fungal diversity of Sonora, Méxi- nómica tiene implicaciones relevantes sobre varios
co, besides some related Protozoa, includes 658 aspectos de la biología evolutiva, v.g., hipótesis fi-
species: Basidiomycota (461), Ascomycota (105), logenéticas, relaciones coevolutivas, interpretación
Myxogastria (81), Glomeromycota (7), Zygomyco- de patrones biogeográficos y aprovechamiento in-
ta (2), Chytridiomycota (1), and Protostelia (1). tegral de los programas de monitoreo, entre otros
Genera with the highest number of species are (Mueller y Schmit, 2007).
Tulostoma (27), Amanita (22), Geastrum (20), Lyco- El número estimado de 1.5 millones de especies
perdon (20), Phellinus (17), Physarum (16), and fúngicas se basa primeramente en la relación entre
Xylaria (15). A total of 111 new records are added la diversidad de plantas y hongos en países donde
to the Sonoran mycobiota. Distorimula mexicana están suficientemente estudiados para una estima-
and Xylaria striata var. sonorensis are proposed as ción realista. Se ha reportado una relación de 1:5 a
new taxa. Several species commonly found in the 1:7 de especies de planta: hongo para Finlandia, Sui-
1
Centro de Investigación en Alimentación y Desarrollo.
za y Reino Unido; si empleamos la relación 1:5 con
2
Centro de Estudios Superiores del Estado de Sonora. un estimado de trescientas mil plantas se genera
3

4
Instituto Politécnico Nacional. dicha cantidad de especies de hongos en el planeta
Instituto de Ecología.
5
University of Arizona.
(Hawksworth, 1991). Aunque se ha cuestionado
6
Universidad Nacional Autónoma de México. reiteradamente estos datos, asumiendo correcta esta
7

8
Universidad Autónoma de Ciudad Juárez. estimación, podemos señalar que se ha descrito me-
Universidad de Alcalá de Henares.
nos de cinco por ciento de los hongos.
Esqueda, M., M. Coronado, A. Gutierrez, R. Valenzuela, S. Chacón, R.L. Gilbertson, T. Herrera, M. Lizárraga, G. Moreno,
E. Pérez-Silva y T.R. Van Devender. 2009. Hongos. En: F.E. Molina-Freaner y T.R. Van Devender, eds.
Diversidad biológica de Sonora. UNAM, México, pp. 189-205.
190 DIVERSIDAD BIOLÓGICA DE SONORA

Los grupos menos conocidos corresponden a rando para el país el número de taxones conocidos
Dematiáceos e Hyphomycetes acuáticos (0.4%), en el estado de Veracruz, el más estudiado en la Re-
hongos específicos de insectos (1.5%), Mucorales pública Mexicana. El promedio de estos tres cálcu-
(1.5%) y, entre los mejor conocidos, macrolíque- los resultó en aproximadamente doscientos mil es-
nes (67.5%), Protozoa afines a hongos (Myxomy- pecies de hongos para México. De éstos, solamen-
cetes) (50%) y Pezizales (34%). Si a todo esto le su- te 3.5% se conocen, a pesar de los avances conside-
mamos que anualmente se describen de mil a mil rables que se ha realizado en el inventario sobre la
doscientos especies nuevas de hongos a nivel mun- micobiota del país en los últimos treinta años. Di-
dial, se calcula que por lo menos se requieren aproxi- cho autor concluyó que es necesario promover estu-
madamente mil años para conocer los taxones res- dios sobre taxonomía, formar más especialistas y ela-
tantes. Los esfuerzos para estimar la diversidad glo- borar monografías sobre diversos grupos fúngicos.
bal de los hongos de forma rigurosa son escasos, Los estudios sobre la micobiota de Sonora son
aun cuando estos organismos resultan importan- limitados y los avances más importantes han suce-
tes para la conservación de la biodiversidad, ma- dido en los últimos años. Aunque el conocimien-
nejo y planeación del uso de la tierra y en temáti- to sobre la mayoría de los grupos es escaso, diver-
cas afines (Mueller y Schmit, 2007). sos géneros de hongos gasteroides característicos
Recientemente Schmit y Mueller (2007) reali- de zonas áridas se han estudiado con mayor énfasis
zaron una estimación conservadora sobre el núme- (Esqueda et al., 1995a, 2003 y 2004). Con base en
ro de especies a escala mundial, para lo cual consi- el presente trabajo se conocen 658 taxones de hon-
deraron la distribución geográfica y diversidad de gos para Sonora, incluyendo 111 nuevos registros
grupos morfológicos y ecológicos de hongos (ma- para esta entidad federativa. Aunque actualmente,
cromicetos, micromicetos sobre material vegetal, lí- en un sentido estricto, Myxomycota se ha exclui-
quenes, hongos acuáticos y del suelo, hongos aso- do del reino Fungi y forma parte del reino Proto-
ciados con artrópodos, hongos liquenícolas y mi- zoa, en esta revisión se incluyó por sus característi-
crosporidios), a fin de estimar una relación míni- cas afines con los hongos, como son la producción
ma en el número de planta:hongo en diferentes re- de esporas y sus fructificaciones.
giones del mundo. Además, esta relación se acopló En las referencias bibliográficas sobre lo estu-
con los datos de endemismo de hongos y, en total, diado de los hongos en Sonora, en la mayoría de
dichos autores estimaron que existe un mínimo de ellas se mencionan los números de herbario de las
712 285 especies de hongos en el mundo, de los recolecciones determinadas, las cuales están depo-
que más de 82% son micromicetos asociados con sitadas en la Colección de Macromicetos del Cen-
plantas terrestres. Aproximadamente 13% del to- tro de Estudios Superiores del Estado de Sonora
tal de especies se ha descrito y solamente 7% de (Cesues), el Herbario Nacional de la Universidad
los micromicetos asociados con plantas. La distri- Nacional Autónoma de México (Mexu), la Colec-
bución biogeográfica, el nivel de endemismo y la ción de Hongos «Dr. Gastón Guzmán Huerta» del
especificidad de hospederos se consideran como Herbario Nacional de Ciencias Biológicas del Ins-
los datos más relevantes para calcular la diversidad tituto Politécnico Nacional (ENCB), la Colección
fúngica global con mayor precisión. de Hongos del Instituto de Ecología, Unidad Xa-
Guzmán (1998a) estableció el número de espe- lapa (Xal) y el Herbario del Departamento de Bio-
cies de hongos en México con base en los taxones logía Vegetal de la Universidad de Alcalá de Hena-
fúngicos con una asociación obligada con anima- res (AH). Asimismo, se incluyeron las recoleccio-
les y plantas vasculares y de especies saprobias, ex- nes de los doctores R.L. Gilbertson y T.R. Van De-
trapolando el número de hongos de la Gran Breta- vender procedentes de la Reserva de la Biosfera
ña a México, asumiendo la micobiota británica Sierra de Álamos-Río Cuchujaqui y depositadas en
como la mejor conocida en el mundo y conside- el Herbario de la Universidad de Arizona (Ariz).
HONGOS 191

PROTOZOA: MYXOGASTRIA Y PROTOSTELIA ra, el segundo estado más grande de México, los
82 taxones citados representan 9.1% de los Myxo-
En México, el estudio de estos Protozoa afínes con mycetes conocidos en el ámbito mundial y 26.7%
hongos se inició por Macbride y Smith (1896), en el nacional. Las 143 especies registradas para
quienes citaron 13 especies para la mixobiota mexi- Arizona constituyen 16% de las especies conoci-
cana. De esa fecha a la actualidad se han publicado das en el mundo y 48% de las registradas para
diversas revisiones bibliográficas sobre este grupo México.
(Braun y Keller, 1976; Ogata et al., 1994; Illana et De los 82 taxones citados para Sonora, 35 de
al., 2000; Moreno et al., 2007b). Con respecto a ellos no se encuentran en el listado de Arizona, tal
Sonora, se conocía como única cita a Fuligo cine- vez porque los estudios sobre Myxomycetes en
rea (Braun y Keller, 1976). Se considera como pri- Sonora se han enfocado al trópico y a los bosques
mer estudio para este estado el realizado por Pé- (Moreno et al., 2006; Lizárraga et al., 2007 y 2008),
rez-Silva et al. (2001a), quienes registraron 17 taxo- pero poco al desierto. En contraste, en Arizona bue-
nes, de los cuales Diachea subsessilis, Didymium ru- na parte de las exploraciones se han realizado en
bropus y Trichia affinis se citaron por primera vez zonas desérticas (Evenson, 1961; Blackwell y Gil-
para México. bertson, 1980a, 1980b y 1984). Estos datos nos
Posteriormente, Moreno et al. (2004) encon- señalan la necesidad de continuar con más estu-
traron seis especies características de zonas áridas dios en los diferentes ecosistemas de Sonora para
en la Reserva de la Biosfera El Pinacate y Gran De- llegar a un mejor conocimiento de la biodiversi-
sierto de Altar, donde Physarum robustum fue un dad de la mixobiota sonorense.
nuevo registro para la mixobiota mexicana. More-
no et al. (2006) estudiaron 26 taxones provenien-
tes de la Reserva Forestal Nacional y Refugio de HONGOS FILAMENTOSOS
Fauna Silvestre Ajos-Bavispe, de los cuales 23 fue- Y METABOLITOS SECUNDARIOS
ron nuevos registros para Sonora. Lizárraga et al.
(2007 y 2008), continuando con los estudios de Ranzoni (1968) aisló 229 especies de micromice-
los Myxomycetes de la Reserva Forestal Nacional tos en el suelo de 24 localidades ubicadas en el De-
y Refugio de Fauna Silvestre Ajos-Bavispe y Reser- sierto Sonorense, una de ellas en Sonora, donde
va de la Biosfera Sierra de Álamos-Río Cuchuja- encontró 31 taxones. Esta área estaba dominada
qui, estudiaron 55 especies, de las cuales 35 se re- por Acacia, Fouquieria, Parkinsonia, Prosopis y pas-
gistraron por vez primera para la mixobiota de tos; el pH del suelo fue de 6.4 y la cantidad pro-
Sonora y con lo que el conocimiento actual sobre medio de hongos de 3.0 x 103 unidades formado-
este grupo asciende a 82. ras de colonias (UFC) por gramo de suelo base seca.
Con base en el último catálogo de los Myxomy- Los resultados sugieren que al parecer no existe una
cetes de México (Moreno et al., 2007b), se han micobiota característica en los suelos de desierto.
registrado 307 taxones, repartidos en 297 especies Los hongos imperfectos melánicos se presentan en
y diez variedades, para la mixobiota mexicana. Esto gran número, aunque no necesariamente en una ma-
representa 33% de las aproximadamente novecien- yor diversidad de especies comparados con las for-
tas especies conocidas a escala mundial. Las enti- mas no melánicas. Muchos de los micromicetos ais-
dades federativas más estudiadas son Baja Califor- lados están distribuidos a escala mundial. El suelo
nia, Chihuahua, Jalisco, Quintana Roo, Sonora, contiene muchos taxones más comúnmente asocia-
Tlaxcala, Veracruz y Yucatán, con más de setenta dos con estiércol y patógenos de animales y plantas.
taxones cada una. Con respecto a Arizona, Esta- Padilla et al. (2006) encontraron en un área de
dos Unidos, Bates y Barber (2008) presentaron un cultivo de melón en la Costa de Hermosillo, So-
listado de 143 especies de Myxomycetes. En Sono- nora, diversas especies de hongos filamentosos: As-
192 DIVERSIDAD BIOLÓGICA DE SONORA

pergillus spp., Fusarium spp. y Penicillium spp., detectada fue mayor al nivel considerado seguro para
entre otros. En la mayoría de los taxones determi- animales. La fumonisina B1 fue detectada en todas
nados, el número de UFC no cambió significativa- las muestras analizadas. El rango de fumonisinas
mente entre el período de siembra y de cosecha, fue de <1 a 8.8 µg/kg, lo cual indica que estos me-
incluyendo todos los tratamientos donde se apli- tabolitos podrían presentarse frecuentemente en el
caron biofertilizantes. En el muestreo inicial, treinta maíz de Sonora.
por ciento de las UFC correspondió a Aspergillus spp. En Sonora se realizó otro estudio con metabo-
Este predominio es común en zonas áridas, ya que litos secundarios de Aspergillus del contenido de
las especies de este género toleran amplios rangos aflatoxina M1 (AFM1) de leche en polvo y fluida
de temperatura, pH y salinidad del suelo. Las es- pasteurizada comercializadas en Hermosillo, So-
pecies xerófilas del subgénero Aspergillus y muchas nora. El contenido promedio de AFM1 por marca
especies de la sección Nidulantes y Circumdati se de leche en polvo varió de 0.13 a 0.2 µg/kg y de
presentan con mayor frecuencia a la esperada en 0.13 a 0.27 µg/L en leche fluida. La concentra-
suelos desérticos (Klich, 2002). En la rizósfera de ción más alta de AFM1 registrada en la leche en pol-
melón predominó el subgénero Circumdati. vo fue de 0.33 µg/kg y en la leche fluida de 0.49
Meza-Moller et al. (2007) estudiaron la varia- µg/L. Ninguna muestra rebasó el nivel máximo de
bilidad morfológica, reacción de anastomosis, pa- 0.5 µg/kg permitido por la FDA (Food and Drug
togenicidad y susceptibilidad a fungicidas de Rhi- Administration) (Esqueda et al., 1995c).
zoctonia solani aislado de la rizósfera de Vitis vini-
fera var. perlette seedless plantada a pie franco en So-
nora. Las 122 cepas obtenidas presentaron hifas HONGOS MICORRÍZICOS ARBUSCULARES
con 3 a 9 núcleos por célula, de 3 a 8 µm de diá-
metro y de color blanco sucio a moreno oscuro. En un estudio sobre los patrones en la composi-
Los aislamientos correspondieron al grupo anas- ción y distribución de hongos micorrízicos arbus-
tomósico AG-4 y a dos grupos de incompatibili- culares en regiones áridas del suroeste de Nortea-
dad vegetativa. Cien por ciento de las cepas inocu- mérica y Namibia, África, Stutz et al. (2000) de-
ladas causaron pudrición de raíces con lesiones terminaron siete especies en las planicies del De-
mayores a cinco milímetros de longitud y fueron sierto Sonorense en La Trinidad, Sonora: Archaeos-
susceptibles a las concentraciones evaluadas de los pora trappei, Diversispora spurca, G. etunicatum, G.
fungicidas tolclofos-metil, tiabendazol y, en menor intraradices, G. microaggregatum, G. mosseae y Glo-
grado, a azoxistrobin. Los autores concluyeron que mus AZ123 (tabla 1), las cuales se observaron en
R. solani es un patógeno potencial para V. vinifera todas las localidades muestreadas en el Desierto
var. perlette seedless en viñedos de Sonora. Sonorense, Chihuahuense y de Namibia, así como
Cortez-Rocha et al. (2003) estudiaron el por- en pastizales semiáridos. La riqueza de especies en
centaje de granos de maíz infectados por mohos cada sitio muestreado varió entre seis y doce taxo-
en Sonora, el cual varió significativamente entre nes, predominando los hongos de esporas peque-
las localidades y el año de muestreo. Las especies ñas de Glomaceae y Acaulosporaceae. Estos resul-
aisladas más comúnmente fueron Fusarium moni- tados indican la evolución de los procesos históri-
liforme, Aspergillus flavus, A. niger, A. glaucus, A. cos en la dispersión y condiciones ambientales es-
ochraceus y Alternaria spp. Especies de otros hon- pecíficas sobre la determinación en la composición
gos filamentosos se encontraron en menor canti- de especies en las zonas áridas.
dad como Rhizopus, Mucor, Cladosporium, Helmin- En un área de cultivo de melón en la Costa de
tosporium y Nigrospora. Asimismo, registraron por Hermosillo se encontró una cantidad de esporas de
primera vez la presencia de fumonisinas en maíz hongos micorrízicos arbusculares (HMA) de 14 a
de Sonora y en algunas muestras la concentración 17 esporas/100 g de suelo, identificándose Glomus
HONGOS 193

aff. deserticola y G. aff. intraradices (Padilla et al., en el reino Fungi, con aproximadamente treinta y
2006). Los factores que influyen sobre la ocurren- dos mil (Kirk et al., 2001). A pesar de ello, y exclu-
cia y efectividad de las asociaciones micorrízicas yendo los anamorfos (estados asexuales) de Asco-
son las propiedades de la raíz, factores edáficos y mycetes citados por Ranzoni (1968), el primer re-
climáticos, compatibilidad hospedero-hongo y or- gistro corresponde a Daldinia vernicosa, procedente
ganismos presentes en el suelo (Brundrett, 1991). del Desierto de Altar (Pérez-Silva, 1973).
Si bien la temperatura alta del suelo puede favore- En la década de los años noventa, Esqueda et
cer la esporulación y colonización micorrízica, tam- al. (1992) iniciaron formalmente los estudios so-
bién podría coadyuvar en el desarrollo de una en- bre este grupo de hongos en Sonora y registraron
fermedad causada en el melón por Monosporascus 14 especies, destacando Peziza abietina, P. brun-
cannonballus (Pivonia et al., 2002). En el ciclo de neoatra, Humarina permuda y Scutellinia umbro-
cultivo de melón evaluado no se registraron enfer- rum como nuevos registros para la micobiota de Mé-
medades y aunque se encontró 12% de las raíces xico. En un estudio sobre los hongos de la zona ur-
colonizadas con HMA, no se observaron arbúsculos bana de Hermosillo, Esqueda et al. (1995b) cita-
ni vesículas. Se considera que al no formarse estas ron a Xylaria hypoxylon, especie cosmopolita. Pos-
estructuras la interacción planta-hongo no es óp- terior a ello se presentaron 28 taxones, siendo Ara-
tima, ya que los arbúsculos cumplen la función de chnopeziza aurelia y Helvella ephippium nuevas
intercambio de nutrientes y las vesículas de alma- citas para México (Pérez-Silva et al., 1996); la pri-
cenamiento (Smith y Read, 1997). mera se colectó sobre bellotas de Quercus chihua-
huensis en bosque de encino y la segunda en bos-
que de pino-encino con un hábito gregario.
ASCOMYCETES San Martín et al. (1999b) citaron a Xylaria fee-
jeensis sensu stricto por vez primera para México;
Estos hongos se reconocen por sus esporas sexua- Daldinia eschscholzii y Xylaria poitei para Sonora,
les producidas en una estructura llamada asca. Los además de la propuesta de Xylaria striata var. sono-
cuerpos fructíferos presentan formas, tamaños y rensis como una nueva variedad. Después se regis-
colores muy variados y es factible encontrarlos traron dos taxones de Hypoxylon y tres de Xylaria
como parásitos de plantas y animales o simplemen- (San Martín et al., 1999c) y se presentó un género
te desarrollándose en suelo, agua, madera, etcéte- y especie nuevos para la ciencia: Distorimula mexi-
ra. En nuestro país hasta ahora ha recibido poca cana (San Martín et al., 1999a). Méndez-Maybo-
atención, al igual que otros grupos de hongos, aun ca et al. (2007) citaron los primeros 17 Ascomyce-
cuando comprenden el mayor número de especies tes para la Reserva Forestal Nacional y Refugio de
Tabla 1. Hongos micorrízicos arbusculares presentes en el Desierto Sonorense
y su distribución en otros desiertos
Especies micorrízicas Desierto de Subdivisiones del Desierto Sonorense Pastizales Desierto de
arbusculares Chihuahua Altiplano Valle del Bajo Planicies semiáridos Namibia
de Arizona Río Colorado de Sonora
Acaulosporaceae
Archaeospora trappei W W W W W W
Glomaceae
Diversispora spurca W W W W W W
W W W W W W
Glomus etunicatum
W W W W W W
Glomus intraradices W W W W W W
Glomus microaggregatum W W W W W W
Glomus mosseae W W W W W W
Fuente: Stutz et al. (2000).
194 DIVERSIDAD BIOLÓGICA DE SONORA

Fauna Silvestre Ajos-Bavispe, destacando a Cordy- dos mil que se consideran en el mundo (Kirk et al.,
ceps sobolifera y Bisporella citrina, ambos como se- 2001), representan 2.1%. Guzmán (1998a) esti-
gundo registro para México. C. sobolifera se encon- mó que en México podrían crecer alrededor de
tró sobre una larva de Quesada gigas en matorral doscientas mil especies de hongos y, de ser así, los
subtropical. B. citrina, aunque es una especie de am- 687 taxones comprenderían 0.34% de la diversi-
plia distribución mundial, recientemente se citó por dad fúngica mexicana. Considerando los ascomi-
primera vez para México en una localidad de Vera- cetos micro y macroscópicos, las ciento cinco es-
cruz (Medel, 2002). En Sonora, esta especie se ob- pecies conocidas en Sonora representan 15.2% de
servó con una distribución restringida a regiones los ascomicetos citados para México y el equiva-
templadas sobre madera en descomposición en bos- lente 0.05% de la diversidad estimada para el país.
que de pino-encino. La referencia más reciente co- De acuerdo con Bates (2006), en Arizona se cono-
rresponde a Méndez-Mayboca et al. (2008) con la cen mil doscientas noventa especies de macromi-
descripción de ocho nuevos registros de Ascomy- cetos, de los cuales 98 son Ascomicetos y repre-
cetes para México procedentes de la Reserva Fo- sentan (0.31% de la diversidad a escala mundial)
restal Nacional y Refugio de Fauna Silvestre Ajos- un porcentaje cercano a 0.26% de Sonora, exclu-
Bavispe. Eutypa koschkelovae y E. podanthi se re- yendo los ascomicetos microscópicos.
gistraron por segunda vez a escala mundial. Entre los Ascomycetes, los microscópicos son
El número de ascomicetos macroscópicos co- los más numerosos y menos conocidos, y en los
nocidos para Sonora hasta 2008 corresponde a 83 macroscópicos los Pezizales y Xylariales son de los
taxones. Pyrenomycetes es el grupo con más espe- más estudiados en el mundo. Lo anterior también
cies (45 spp.), incluidas en cinco familias: Chaeto- se cumple para México, Sonora y Arizona. Aun-
miaceae (1), Clavicipitaceae (4), Hypocreaceae (2), que en los dos primeros el conocimiento sobre Xy-
Diatrypaceae (7) y Xylariaceae (31). En orden des- lariales es significativamente mayor, mientras que
cendente siguen los Discomycetes con 28 especies, en Arizona, de las 98 especies, setenta correspon-
adscritas a las familias Helotiaceae (3), Helvella- den a Discomycetes (Pezizales).
ceae (12), Hyaloscyphaceae (1), Leotiaceae (1), Mor- Con respecto a los tipos de vegetación de don-
chellaceae (1), Peziaceae (4) y Pyronemateaeae (6). de proceden los Ascomycetes de Sonora, se obser-
A nivel de género sobresalen entre los Pyrenomy- van por lo menos seis tipos: bosque de pino-enci-
cetes, Xylaria (15 spp.), Daldinia (7 spp.) e Hy- no, bosque de pino-encino asociado con galerías,
poxylon (5 spp.). De los Discomycetes, los géne- bosque de encino, matorral desértico micrófilo,
ros mejor representados son Helvella (12 spp.), mezquital y matorral subtropical; el mayor por-
Peziza (4 spp.) y Scutellina (3 spp.). Además, des- centaje de especies se observó en el bosque de pino-
taca el registro de especies de Hysteriales (Locu- encino. Referente a México, la mayor cantidad de
loascomycetes), donde recientemente se citaron por taxones provienen de bosques tropicales y de nie-
primera vez para la micobiota de México: Gloniopsis bla, también conocido como bosque mesófilo de
praelonga, Hysterium insidens e H. truncatulum montaña (Medel, 2007).
(Méndez-Mayboca et al., 2008). Los sustratos donde crecen los Ascomycetes en
En un breve análisis de la diversidad de Ascomy- México y las entidades en comparación (Sonora y
cetes registrados para Sonora, comparada con el Arizona), la gran mayoría son lignícolas, coloni-
conocimiento a escala mundial, nacional y de Ari- zando ramas y troncos caídos. Como ejemplos re-
zona, Estados Unidos, este último por su vecindad presentativos, la mayor parte de Pyrenomycetes y
geográfica, se observa que en México, hasta 2007, un buen número de Discomycetes. Entre los gé-
se registraron 687 especies (García-Romero et al., neros con especies típicas que crecen sobre suelo,
1970; Chacón y Guzmán, 1983; Medel et al., 1999; destacan Helvella, Morchella y Peziza. Los dos pri-
Medel, 2007). Éstas, comparadas con las treinta y meros con especies utilizadas en el arte culinario en
HONGOS 195

distintas regiones de México. De las especies regis- laria polytricha y Exidia glandulosa, la primera con
tradas para Sonora, sólo una se encontró sobre es- una distribución amplia en el área de muestreo y la
tiércol vacuno (Poronia punctata) y una sobre larva segunda restringida a una localidad. A escala na-
de un insecto Cicadidae (Cordyceps sobolifera). Las cional se han registrado alrededor de ochenta es-
cifras dadas sobre los Ascomcyetes conocidos para pecies de este grupo de hongos (Guzmán, 1998b),
Sonora (105 spp.), Arizona (98 spp.) y México (687 lo cual representaría aproximadamente 25% de los
spp.), son bajas y revelan un conocimiento pobre Tremellales conocidos en Sonora, incluidos los nue-
sobre este grupo de hongos, por lo que aún falta vos registros del presente trabajo.
mucho por realizar.
Hongos gasteroides

BASIDIOMYCETES Este grupo de hongos es uno de los mejor conoci-


dos y con el mayor número de publicaciones sobre
Tremellales la micobiota de Sonora. Se cuenta con un registro
de 121 taxones y aunque existen publicaciones des-
Pérez-Silva y Esqueda (1992) registraron las pri- de mediados del siglo pasado la referencia más an-
meras 12 especies de hongos gelatinosos para So- tigua corresponde a Zeller (1948), quien propuso
nora; de éstos, Tremella fibulifera y Dacryopinax a Morganella mexicana como una especie nueva pa-
yungensis se citaron por primera vez para México. ra la ciencia. Sin embargo, las contribuciones más
La mayoría de las especies determinadas son sapro- importantes se han realizado en los últimos diez años.
bias lignícolas sobre troncos y ramas muertas de La familia Lycoperdaceae cuenta con más de
Quercus spp. y Pinus spp. Se encontraron dos es- treinta especies registradas, destacando los géneros
pecies comestibles consumidas en el centro del país: Disciseda, Lycoperdon y Calvatia. En la micobiota
Auricularia auricula-judae y A. delicata; la primera mexicana, y dentro de esta familia, Lycoperdon ex-
especie fue el primer hongo cultivado en el mun- cipuliforme, L. utriforme, Disciseda cervina y D.
do. En un estudio realizado sobre los hongos que verrucosa solamente se han citado para Sonora (Es-
crecen en la zona urbana de Hermosillo (Esqueda queda et al., 1990, 1995a y 1996; Aparicio-Nava-
et al., 1995b), se observó sólo un hongo tremeloi- rro et al., 1994; Pérez-Silva et al., 1994 y 2000).
de Dacryopinax spathularia. Calvatia pygmaea es una interesante especie bovis-
Los especímenes estudiados de este último se toide xerófila, la cual era prácticamente descono-
recolectaron sobre madera de pino en un predio cida hasta estudios realizados recientemente en Baja
particular, con condiciones ambientales de alta California y Sonora. Contrario a su escaso conoci-
humedad, lo cual, junto con las altas temperaturas miento a escala mundial, es un taxón frecuente-
alcanzadas durante el verano, simulaban un mi- mente recolectado en las planicies del Desierto
croambiente tropical. Lowy (1971) observó que el Sonorense en suelos básicos, bajo Bursera, Parkin-
basidioma en Dacryopinax spathularia frecuente- sonia y Olneya (Moreno et al., 2007a). Disciseda
mente es espatulado en zonas templadas y a me- hyalothrix se ha recolectado en regiones áridas del
nudo ramificado a policefálico en material neo- noroeste de México: Chihuahua, Sonora y Baja
tropical. Estas últimas características se encontra- California. D. stuckertii recientemente se propuso
ron en el material estudiado y con ello se determi- como una combinación nueva con base en recolec-
nó la influencia del medio ambiente sobre el feno- ciones del Estado de México, Distrito Federal y
tipo de la especie. Finalmente, en un estudio reali- diversos municipios de Sonora; asociada con vege-
zado en la Reserva de la Biosfera Sierra de Álamos- tación de matorral desértico micrófilo, matorral
Río Cuchujaqui (Esqueda et al., 1999) se encon- espinoso y mezquital (Moreno et al., 2007a). En
traron dos especies de hongos gelatinosos: Auricu- el continente americano, D. verrucosa se ha citado
196 DIVERSIDAD BIOLÓGICA DE SONORA

únicamente para Sonora, encontrándose en am- micamente cercano a B. phalloides, por los indios
bientes áridos, semiáridos y templados y predomi- seri en La Costa de Hermosillo, Sonora, para curar
nando en los dos primeros (Pérez-Silva et al., 2000; cortadas, heridas o quemaduras aplicándose la masa
Moreno et al., 2007a). de esporas del hongo.
La familia Tulostomaceae cuenta con 32 taxo- Podaxis pistillaris es una especie ampliamente dis-
nes citados de los géneros Battarrea, Battarreoides, tribuida y frecuentemente citada para las zonas ári-
Chlamydopus, Phellorinia, Schizostoma y Tulostoma das en la micobiota sonorense; también es común
para la micobiota sonorense. De este último géne- recolectar Disciseda bovista, Endoptychum arizoni-
ro, T. cyclophorum, T. floridanum, T. mohavei, T. cum y Montagnea arenaria (Guzmán y Herrera,
involucratum, T. portoricense, T. squamosum, T. stria- 1969; Esqueda et al., 1996 y 2000). Contrariamen-
tum y T. xerophilum, únicamente se conocen para te, en las zonas templadas es frecuente observar As-
Sonora en la micobiota mexicana. En México, So- traeus hygrometricus. En un muestreo realizado en
nora, con 27 especies, es el estado donde se tiene la Reserva de la Biosfera El Pinacate y Gran De-
el mayor número de registros para Tulostoma (Wrig- sierto de Altar, estacionalmente durante un año en
ht et al., 1972; Guzmán, 1975; Wright, 1987; Es- cuatro tipos de vegetación, se determinaron 27 taxo-
queda et al., 2004), seguido por Baja California nes de hongos gasteroides (Esqueda et al., 2006).
con diez (Moreno et al., 1995). Aunque existen De éstos, M. arenaria y P. pistillaris obtuvieron el
solamente dos registros de T. portoricense a escala mayor número de recolecciones y mostraron la más
mundial –de Puerto Rico, la localidad tipo y de amplia distribución en la reserva; especies perte-
Sonora, México–, se considera una buena especie necientes a las familias Geastraceae y Lycoperda-
con base en su combinación de caracteres morfo- ceae tuvieron una distribución más restringida. El
lógicos, particularmente por su ornamentación género con el mayor número de taxones fue Tulos-
esporal (Esqueda et al., 1998a). Dictyocephalos at- toma con 12. Geastrum berkeleyi, G. schmidelii y
tenuatus destaca en esta familia debido a su escaso Tulostoma mohavei fueron nuevos registros para
conocimiento sobre su distribución a escala mun- México.
dial, circunscrito a regiones áridas en Estados Uni- Geastrum es uno de los géneros mejor conocidos
dos, África, España y México –Reserva de la Bios- en la micobiota sonorense. Derivado de un estudio
fera El Pinacate y Gran Desierto de Altar (Esque- en veinte localidades de tres regiones prioritarias para
da et al., 1998b). la conservación de la biodiversidad en Sonora: San
El macromiceto más grande observado en So- Javier-Tepoca, Punta de Cirio y Sierra de Álamos,
nora corresponde a Battarrea phalloides con una al- se determinaron 17 especies de Geastrum, siendo G.
tura hasta de 65 centímetros; asimismo, es el ejem- pouzarii y G. pseudolimbatum nuevos para la mico-
plar de esta especie más alto registrado para Méxi- biota mexicana (Esqueda et al., 2003). El mayor
co (Esqueda et al., 2002). Se observó en un área de número de especímenes se recolectó en matorral
inundación del estero Tastiota en Hermosillo, So- espinoso y selva baja caducifolia. Aunque los gas-
nora, la cual está cubierta por vegetación halófila, trocarpos se observaron en las cuatro estaciones del
v.g., Atriplex barclayana, Frankeria palmeri y Sali- año, fueron más comunes durante el verano y oto-
cornia pacifica, entre otras. Con un hábito similar, ño. G. floriforme y G. saccatum se encontraron con
Jacobson et al. (1999) observaron 74 basidiomas mayor frecuencia. Sin embargo, la mayoría de las
de B. phalloides en un área de inundación tempo- especies tiene un período de fructificación y un
ral del río Kuiseb en el oeste de Namibia, África. Es- hábitat limitados como G. fornicatum y G. xerophi-
ta especie es utilizada por los indios Paiute de Ne- lum, lo cual coincide con estudios realizados en el
vada, Estados Unidos, como un cataplasma para in- país (Pérez-Silva et al., 1999).
flamaciones y heridas. Felger y Moser (1991) re- Esqueda et al. (2000) estudiaron la composi-
gistraron el uso de Battarreoides diguetii, taxonó- ción de hongos gasteroides en un gradiente de ve-
HONGOS 197

getación en Sonora durante tres años, abarcando las de encino-enebro-pino) (figura 2). Estos dos agru-
cuatro estaciones del año, en siete tipos de vegeta- pamientos están relacionados entre sí con un bajo
ción. Se determinaron 405 recolecciones correspon- índice de similitud, lo que parece indicar la pre-
dientes a 77 especies, siendo los géneros mejor re- sencia de dos micobiotas particulares para cada uno
presentados Tulostoma (16 spp.), Geastrum (13 spp.), de ellos. De las especies consideradas, 11.6% se en-
Lycoperdon (9 spp.) y Disciseda (7 spp.). La distri- contró tanto en las regiones áridas y semiáridas co-
bución de las especies de Disciseda y Tulostoma se mo en las templadas: Bovista acuminata, B. aesti-
observó principalmente en regiones áridas y semiá- valis, Calvatia bicolor, Cyathus stercoreus, Geastrum
ridas durante el verano en matorral espinoso, mien- floriforme, G. saccatum, Lycoperdon pyriforme, Vas-
tras que de Lycoperdon y Scleroderma se hizo en las cellum pratense y Tulostoma fimbriatum. G. sacca-
regiones de bosques templados durante el verano. tum fue la más frecuentemente recolectada en am-
En general, el mayor número de especies de hon- bas. En contraste, no se observó ninguna especie en
gos gasteroides se observó en verano y disminuyó común entre matorral subinerme y matorral espi-
progresivamente durante otoño, invierno y prima- noso comparados con bosque de encino-pino en
vera (figura 1). Como resultado de la comparación suelos epitermales.
entre localidades, los tipos de vegetación se divi- Asimismo, encontraron en los suelos de las lo-
dieron en dos grandes grupos de acuerdo con su calidades áridas un bajo porcentaje de saturación y
composición de hongos gasteroides: los de zonas contenido de materia orgánica, una textura gruesa
áridas y semiáridas (matorral subinerme, matorral y pedregosidad media, lo que provoca poca reten-
espinoso y selva baja caducifolia) y los de zonas tem- ción de humedad. El período de lluvias es limita-
pladas (bosque de encino-pino en suelos epiter- do y las temperaturas extremas, condiciones de es-
males, bosque de encino, bosque de pino y bosque trés que reducen la competencia entre especies y fa-

Figura 1. Variación en el número de especies de hongos gasteroides durante las estaciones del año a lo largo del gradiente de
vegetación Hermosillo a Yécora, Sonora (MS = Matorral Subinerme; ME = Matorral Espinoso; SBC = Selva Baja Caducifolia;
BEPSE = Bosque de Encino-Pino en Suelos Epitermales; BE = Bosque de Encino; BEEP = Bosque de Encino-Enebro-Pino; BP =
Bosque de Pino). Fuente: Esqueda et al., 2000.
198 DIVERSIDAD BIOLÓGICA DE SONORA

Figura 2. Dendrograma de similitud de los tipos de vegetación con base en la diversidad de hongos gasteroides presentes en el
transecto de Hermosillo a Yécora (MS = Matorral Subinerme; ME = Matorral Espinoso; SBC = Selva Baja Caducifolia; BEPSE =
Bosque de Encino-Pino en Suelos Epitermales; BE = Bosque de Encino; BEEP = Bosque de Encino-Enebro-Pino; BP = Bosque de
Pino). Fuente: Esqueda et al., 2000.

vorecen a las bien adaptadas a la aridez como Mon- suelo no son los factores determinantes de la com-
tagnea arenaria, Podaxis pistillaris y Tulostoma spp., posición de los hongos gasteroides, sino que se debe
caracterizadas por esporas de pared gruesa y pigmen- a una interacción de éstos y otros factores bióticos
tada que las hacen resistentes a la desecación y al y abióticos, entre los que destacan las condiciones
daño por rayos ultravioleta (Miller, 1995); asimis- climáticas.
mo, sus esporas lisas facilitan su dispersión por el En total se ha registrado 121 especies de hongos
viento. gasteroides para Sonora y 146 para Arizona, Esta-
Contrariamente, en las regiones templadas se dos Unidos (Bates, 2006). De ellas, 64 taxones se
presentaron condiciones edáficas de menor estrés: han citado en ambos estados, principalmente de los
alto porcentaje de saturación, textura delgada y bue- géneros Geastrum (15 spp.), Tulostoma (12 spp.) y
nos niveles de fertilidad, así como condiciones cli- Lycoperdon (7 spp.). Si consideramos que se cono-
máticas con períodos más amplios de precipitación cen alrededor de mil especies a escala mundial (Kirk
y temperaturas más frescas, lo que favorece una ma- et al., 2001), 12.1% están registradas para Sonora.
yor competencia entre especies, por lo que fructi- En el ámbito nacional, Guzmán (1998b) señala un
fican hongos menos tolerantes a amplios márgenes aproximado de 180 taxones, lo cual representaría
de temperatura y humedad como Lycoperdon lividum 67% de los gasteromicetos citados en la micobiota
y L. rimulatum. Dentro de este grupo, las especies sonorense. Actualmente, gracias a los estudios de
ampliamente distribuidas y frecuentemente reco- biología molecular, diversos géneros se han inclui-
lectadas tienen esporas pequeñas, lisas o ligeramen- do en la familia Agaricaceae, v.g., Cyathus, Discise-
te ornamentadas, mientras que en los taxones con da, Lycoperdon, Tulostoma, entre otros.
una distribución restringida, sus esporas son más gran-
des y fuertemente ornamentadas (Kreisel, 1991). Agaricales
Esqueda et al. (2000) concluyeron que el tipo
de vegetación y los factores físicos y químicos del El primer registro de un Agarical para Sonora co-
HONGOS 199

rrespondió a Agaricus sp., con base en colección de- tropical a P. ostreatoroseus. Estas especies lignícolas,
positada en el extranjero (Guzmán, 1972). Poste- comestibles y cultivadas se han registrado con fre-
riormente, Pérez-Silva y Herrera (1991) citaron sin cuencia para México. Con respecto a Hygrophora-
localidad precisa varias especies de Amanita, a sa- ceae e Hygrophoropsidaceae se observaron a Hygro-
ber: Amanita ceciliae, A. cokeri, A. crocea, A. flavo- phorus russula e Hygrophoropsis aurantiaca, res-
conia, A. gemmata, A. rubescens y A. verna. En un pectivamente, en bosque de pino-encino, los cuales
estudio realizado en la zona urbana de Hermosi- presentan una distribución amplia en México.
llo, Sonora, Esqueda et al. (1995b) registraron En Marasmiaceae se identificaron especies co-
Coprinopsis atramentaria, Coprinus ephemerus, C. mestibles como Armillaria borealis, que es parásita
lagopus, C. quadrifidus y C. silvaticus, siendo todos de plantas superiores como Quercus spp. Las espe-
nuevos para la micobiota de Sonora y C. quadrifi- cies determinadas de Marasmius fueron M. ferru-
dus primera cita para México. Con respecto a la gineus y M. quercophilus, que tienen importancia
familia Agaricaceae se encontraron dos especies ecológica, ya que reciclan la materia orgánica y,
cosmopolitas: Chlorophyllum molybdites y Leuco- aunque algunas son comestibles y fructifican abun-
coprinus birnbaumii. En relación a Pluteaceae se dantemente después de las lluvias, no tienen valor
registró por primera vez para México a Pluteus pe- culinario debido a su tamaño pequeño. Dentro de
tasatus. los hongos tóxicos se encontró a Omphalotus olea-
En la Reserva de la Biosfera Sierra de Álamos- rius con crecimiento muy abundante dentro y fuera
Río Cuchujaqui, la cual representa el límite norte de la Reserva Forestal Nacional y Refugio de Fau-
del bosque tropical en el continente americano, na Silvestre Ajos-Bavispe. En general, las especies
Esqueda et al. (1999) citaron Rugosospora pseudo- determinadas en esta familia se conocen bien en la
rubiginosa, género únicamente conocido en el cen- micobiota de México. Por otro lado, la mayoría de
tro de África, México y Colombia. En México se las especies estudiadas de Tricholomataceae provie-
ha registrado de Chiapas, Veracruz (Guzmán et al., nen de bosque de pino-encino y las de Hydnan-
1989) y Jalisco (Bautista y Aguirre, 2004). Asimis- giaceae de bosque de encino, encontrándose co-
mo, encontraron taxones fimícolas: Coprinus mi- mestibles, micorrízicas y parásitas; corresponden
caceus y Panaeolus fimicola; especies comestibles y a taxones frecuentemente citados para México.
cultivadas: Pleurotus djamor y Volvariella bombyci- En Pluteaceae, Amanita fue el género mejor re-
na. También se observaron taxones característicos presentado con 22 especies, algunas de las cuales
de selva baja caducifolia: Hohenbuehelia petalodes, pueden ocasionar diversos tipos de micetismo
Lepiota azurea, Marasmius epiphyllus y M. haema- como el faloidiano, que es el más peligroso, deri-
tocephalus. La distribución de Chlorophyllum mo- vado del consumo de A. bisporigera, A. verna y A.
lybdites fue amplia en la reserva. virosa (Pérez-Silva y Herrera, 1991). Amanita mus-
Pérez-Silva et al. (2006) determinaron 114 es- caria ocasiona micetismo muscarínico, mientras que
pecies, registrando por primera vez para la mico- A. pantherina, micetismo panterínico (Pérez-Silva
biota sonorense 104 especies de Agaricales y am- et al., 2008). Numerosos taxones son bien conoci-
pliando el conocimiento sobre la distribución de dos en la micobiota de México: Amanita ceciliae,
diez taxones. Éstos provenían de bosque de encino A. fulva, A. gemmata y A. rubescens, entre otras.
(46), bosque de pino-encino (54), bosque de enci- Algunas ocasionan micetismo gastrointestinal.
no-pino (10), bosque de encino-enebro-pino (4), Contrariamente, A. daucipes se registró por segun-
matorral espinoso (4), matorral mediano subiner- da vez para México; sólo se conocía del Estado de
me (2), matorral subinerme (9), mezquital (3) y México (Pérez-Silva et al., 2001b). Dentro de Plu-
selva baja caducifolia (16). Dentro de Pleurotaceae teus (familia Pluteaceae) determinaron a P. cervi-
se encontraron en el bosque de encino-pino a Pleu- nus, con una distribución amplia en México, y P.
rotus dryinus y P. ostreatus, mientras que en bosque romellii, citada únicamente de Michoacán (Rodrí-
200 DIVERSIDAD BIOLÓGICA DE SONORA

guez et al., 2004). Asimismo, los registros de las porcentaje que representa es aún bajo (2.31%). En
especies encontradas de Volvariella son escasos, el ámbito nacional se han registrado hasta la fecha
destacando V. volvacea por ser comestible y culti- aproximadamente mil seiscientas especies, inclu-
vada de la Reserva de la Biosfera Sierra de Álamos- yendo los Boletales y los hongos agaricoides perte-
Río Cuchujaqui. necientes al orden Polyporales, lo que equivaldría
En Agaricaceae se observaron tanto especies co- a 26.7% de las especies a escala mundial. Por lo
mestibles (Agaricus arvensis y A. solidipes) como tanto, en el ámbito nacional, Sonora cuenta con
tóxicas que pueden ocasionar micetismo gastroin- 8.7% del conocimiento de este grupo en México.
testinal: Chlorophyllum molybdites y Agaricus xan- En Arizona, Estados Unidos, se han registrado 360
thodermus. En Coprinaceae se amplía el conoci- especies de hongos agaricoides (Bates, 2006) y 71
miento sobre la distribución de Coprinopsis atra- de ellos también en Sonora. El conocimiento so-
mentaria y Coprinus silvaticus en Sonora, previa- bre los órdenes Boletales y Russulales es contras-
mente registradas para la zona urbana de Hermo- tante en ambas entidades, 42 y 63 taxones en Ari-
sillo (Esqueda et al., 1995b); el primero ocasiona zona vs. 11 y 12 especies en Sonora, respectivamen-
micetismo coprínico (Pérez-Silva et al., 2008). te. Contrariamente, en el género Amanita se han
Dentro de esta familia destaca Coprinus comatus, citado 23 y 22 especies en Arizona y Sonora, res-
por ser comestible y cultivado. Con respecto a Stro- pectivamente, compartiendo 12 taxones, más de
phariaceae, se encontraron varios taxones fimíco- cincuenta por ciento.
las y tóxicos, comúnmente observados en diversas
partes del país: Psilocybe coprophila y P. cubensis. Hongos afiloforoides
Algunas especies de Boletaceae y Suillaceae con-
sideradas en este estudio son comestibles y mico- Donk (1964) señala que el Orden Aphyllophora-
rrízicas: Boletellus ananas, Boletus edulis, B. frostii, les Rea incluye un grupo artificial de hongos Hy-
Strobilomyces strobilaceus y Suillus granulatus, fruc- menomycetes con holobasidios y caracteres opues-
tifican principalmente en bosques de encino y pi- tos al Orden Agaricales, los cuales forman fructifi-
no-encino durante el verano, como se ha observa- caciones diferentes. Además, presentan basidiomas
do en diversas entidades de México. Cabe aclarar generalmente de consistencia correosa a leñosa, oca-
que este grupo de hongos es muy diverso en el es- sionalmente carnosa o subcarnosa; himenóforo liso,
tado y requiere de especial atención por parte de verrugoso, dentado, irpiciforme, venoso, poroide
los taxónomos especialistas en Boletales. Dentro y, ocasionalmente, laberintiforme o laminar; en este
de Russulaceae, la mayoría de las especies determi- último caso la consistencia nunca es carnosa.
nadas son micorrízicas y provienen de bosque de Inicialmente, Guzmán (1972) registró diez es-
pino-encino: Lactarius chrysorrheus, L. indigo, L. pecies para la región al estudiar especímenes depo-
volemus, Russula foetens y R. nigricans. Entre los sitados en el herbario BPI de Beltsville, Estados Uni-
hongos con valor culinario destaca L. indigo, que dos. Posteriormente, Valenzuela et al. (1981) cita-
es un hongo muy abundante en la mayoría de los ron a Lentinus tigrinus y Pérez-Silva et al. (1988) a
estados con bosques de encino, pino-encino y me- Pycnoporus sanguineus. Pérez-Silva et al. (1993) de-
sófilo de montaña. Varias especies de Russula y terminaron 28 especies, de las cuales 24 fueron
Lactarius pueden ocasionar micetismo gastrointes- nuevos registros para la micobiota de Sonora y
tinal (Pérez-Silva, 2004). Gloeophyllum odoratum primera cita para México.
El conocimiento actual sobre la diversidad de En la zona urbana de Hermosillo, Esqueda et al.
Agaricales presentes en Sonora está circunscrito a (1995b) publicaron las primeras recolecciones de
139 especies, incluyendo algunas de los órdenes Bo- Phanerochaete sordida, Schizopora paradoxa, Gano-
letales (11) y Polyporales (6). Si consideramos que derma applanatum y Amylosporus campbellii en
para el mundo se han descrito seis mil taxones, el Sonora.
HONGOS 201

Como parte de la diversidad de hongos en la en dos o más hospederos como Perenniporia fraxi-
Reserva de la Biosfera Sierra de Álamos-Río Cuchu- nophila sobre Fraxinus sp. y Quercus sp.; Trametes
jaqui, Esqueda et al. (1999) encontraron doce taxo- versicolor sobre Quercus sp. y Acer sp.; Meruliposis
nes nuevos para Sonora, incluidos Diacanthodes no- corium sobre Quercus sp. y Prosopis sp.
voguineensis y Humphreya coffeata, ambos con una Con la inclusión de los especímenes de Aphy-
distribución tropical. Aunque el primero cuenta llophorales depositados en el Herbario de la Uni-
con pocos registros en Estados Unidos, Brasil y Méxi- versidad de Arizona, recolectados por los doctores
co, este último en la Reserva de la Biosfera El Cie- R.L. Gilbertson y T. Van-Devender en la Reserva
lo en Tamaulipas (Valenzuela y Chacón-Jiménez, de la Biosfera Sierra de Álamos-Río Cuchujaqui,
1991), mientras que en el segundo su distribución el número de especies de este grupo de hongos se
es más amplia en el continente americano y en Méxi- incrementó a 171, incluidos en 81 géneros, 29 fa-
co su límite norte hasta ahora conocido correspon- milias y ocho órdenes dentro de la Clase Hyme-
de a la Sierra de Álamos donde fructifica en verano nomycetes. Con base en esta cifra, los hongos afi-
sobre restos de raíces y troncos enterrados. loforoides son el grupo morfológico con mayor
Montaño et al. (2006) estudiaron 57 especies número de especies en Sonora, aunque no el me-
de Aphyllophorales de la Reserva Forestal Nacio- jor representado, ya que a escala mundial se han
nal y Refugio de Fauna Silvestre Ajos-Bavispe. De descrito 3 253 taxones en este grupo de hongos
éstas, 37 fueron nuevos registros para la micobiota (Mueller y Schmit, 2007), por lo que podemos
sonorense y cinco se mencionaron por primera vez señalar que 5.2% de las especies está representado
para México: Inonotus texanus, Phellinus arctosta- en dicho estado.
phyli, Meruliopsis ambigua, Perenniporia fraxinophi- Por otro lado, ha sido difícil contabilizar el nú-
la e Hyphodontia apacheriensis. El mayor número mero de especies de Aphyllophorales para México,
de especies se presentó en bosque de pino-encino toda vez que los datos están muy dispersos. Sin
(32), seguido por bosque de pino-encino asociado embargo, si consideramos que se han citado alre-
con bosque de galería (25) y mezquital (14). Las dedor de 565 especies de hongos afiloforoides, a
familias mejor representadas fueron Hymenochae- saber: poliporoides (350), teleforoides y corticioi-
taceae (20) y Coriolaceae (16). Polyporus arcula- des (100), hidnoides (60), clavarioides (40) y can-
rius y Schizophyllum commune tuvieron la distri- tareloides (15), la suma de estas estimaciones equi-
bución más amplia. valdría a 17.4% de especies a escala mundial y So-
Por otro lado, en el mismo estudio algunas es- nora estaría representado con 30.3% de las espe-
pecies se recolectaron en hospederos específicos cies de México. Al comparar Arizona, Estados Uni-
como Bjerkandera adusta, Merulius tremelosus, He- dos (Bates, 2006), y Sonora, se observa una gran
ricium erinaceus, Inonotus dryophilus, Laetiporus diferencia en el número de especies de hongos afi-
sulphureus, Phellinus everhartii, P. robustus, Polypo- loforoides, 622 vs. 171, con 93 taxones en común.
rus alveolaris, Trametes hirsuta y Trichaptum bifor- El orden Polyporales es el más representativo en
me, que se encontraron creciendo sólo sobre Quer- ambas entidades, con 375 y 71 especies, respecti-
cus spp.; Gloeophyllum mexicanum sobre Pinus sp.; vamente.
Inonotus texanus sobre Prosopis sp.; Phellinus tre-
mulae sobre Populus tremuloides y Phellinus arctos-
taphyli sobre Arctostaphylos pungens. Asimismo, Schi- CONCLUSIÓN
zophyllum commune, Hymenochaete escobarii, Phe-
llinus badius, P. gilvus, P. linteus, Fomitopsis feei, Hum- El listado actual de 658 especies incluye hongos co-
phreya coffeatum, Gloeophyllum striatum, Trametes mestibles, tóxicos, micorrízicos, parásitos, fitopa-
villosa y Trichaptum byssogenum se observaron sobre tógenos, entre otros. Este conocimiento básico abar-
diversas leguminosas. Otras especies se recolectaron ca organismos con potencial biotecnológico y, con
202 DIVERSIDAD BIOLÓGICA DE SONORA

ello, existen bases para un crecimiento en el cam- LITERATURA CITADA


po de la micología aplicada en Sonora. Sin embar-
go, este conocimiento es todavía incipiente, prue- APARICIO-NAVARRO, A., A. QUIJADA-MASCAREÑA, T.
ba de ello son los resultados de exploraciones re- QUINTERO-RUIZ y A. BÚRQUEZ. 1994. Nuevos gastero-
cientes en áreas naturales protegidas en el estado, micetos para la micobiota de Sonora. México. Ecológi-
ca 3: 11-14.
donde la diversidad fúngica ha sido elevada y se
BATES, S.T. 2006. A Preliminary Checklist of Arizona
han encontrado numerosos registros nuevos para
Macrofungi. Canotia 2: 47-78.
la micobiota de México y, más aún, poco conoci- BATES, S.T. y A. BARBER. 2008. A Preliminary Check-
dos en el ámbito mundial. list of Arizona Slime Molds. Canotia 4: 8-19.
Aunque alrededor de cincuenta por ciento de BAUTISTA, S., y C.E. AGUIRRE. 2004. Algunas especies
los municipios de Sonora cuentan al menos con de Lepiotáceos de la estación de biología Chamela,
un registro fúngico, en la mayor parte del territo- Jalisco, México. Revista Mexicana de Micología 18:
rio sonorense no se han realizado muestreos siste- 39-45.
máticos. Sonora es el segundo estado con más ex- BLACKWELL, M. y R.L. GILBERTSON. 1980a. Sonoran
tensión territorial en el país, con una gran diversi- Desert Myxomycetes. Mycotaxon 11: 139-149.
dad de tipos de vegetación y microhábitats, por lo BLACKWELL, M. y R.L. GILBERTSON. 1980b. Didymium
eremophilum: A New Myxomycete from the Sono-
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ran Desert. Mycologia 72: 791-797.
gos es significativamente alto.
BLACKWELL, M. y R.L. GILBERTSON. 1984. Distribu-
Para la toma correcta de decisiones en el mane- tion and Sporulation Phenology of Myxomycetes
jo de los recursos naturales y su desarrollo sosteni- in the Sonoran Desert of Arizona. Microbial Ecolo-
ble es de vital importancia el conocimiento de la gy 10: 369-377.
biodiversidad fúngica, ya que descomponen la ma- BRAUN, K.L. y H.W. KELLER. 1976. Myxomycetes of
teria orgánica y promueven el crecimiento vegetal, Mexico I. Mycotaxon 3: 297-317.
además de que provocan numerosas enfermeda- BRUNDRETT, M. 1991. Mycorrhizas in Natural Ecosys-
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206 DIVERSIDAD BIOLÓGICA DE SONORA
207

LÍQUENES: EL CORAZÓN DEL DESIERTO SONORENSE

THOMAS H. NASH III1 Y MARÍA DE LOS ÁNGELES HERRERA2

RESUMEN. El estado de Sonora se localiza en el co- incrementarse en 10%. Los hongos liquenícolas
razón del Desierto Sonorense, definido por Shre- requieren aún de mucha más atención.
ve, e incluye una porción significativa de la Sierra
Madre Occidental, la cual, en su mayor parte, es ABSTRACT. The state of Sonora lies in the heart of
de origen volcánico. Se han realizado recolectas ex- the Sonoran Desert, as defined by Shreve and also
tensivas de líquenes en Sonora como parte del pro- includes a significant portion of the Sierra Madre
yecto de la Flora Liquénica del Gran Desierto So- Occidental, which is largely volcanic in origin. As
norense y en su determinación han participado part of the greater Sonoran Desert Lichen Flora
más de ochenta expertos de veinte países. Se inclu- project, we have collected extensively in Sonora,
ye una lista florística, únicamente del estado, de and the collections have been determined by over
aproximadamente 428 especies de líquenes y cin- eighty experts from twenty countries. Herein we
co especies de hongos liquenícolas, basada en los have compiled a checklist of nearly 428 lichen spe-
registros del Herbario de Líquenes de la Universi- cies and five lichenicolous fungal species for the
dad Estatal de Arizona (ASU), mismos que han sido state, based on records held at ASU and also com-
compilados en una flora de tres volúmenes. Los piled in the three volume flora. Below 1 000 m,
líquenes propios de los desiertos continentales son interior desert lichens dominate the flora, but along
dominantes a elevaciones menores a los 1 000 m; the southern coast additional lichens are found in
sin embargo, a lo largo de la costa sur, donde la nie- a region where fog often occurs. Fog and dew fall
bla es frecuente, aparecen especies adicionales. Aun- is not as frequent as occurs along the west coast of
que la niebla y el rocío no son tan frecuentes como Baja California, but nevertheless over 25 of the
en la costa occidental de Baja California, se han re- typical fog zone lichens found in Baja California
colectado más de 25 especies de líquenes típicas de also occur in southern Sonora. In the eastern part
zonas de niebla en el sur de Sonora. En la parte orien- of the state elevations rise to over 2 000 m, and in
tal del estado, donde la altitud supera los 2 000 m, this region macrolichens occur abundantly in the
se observa una marcada abundancia de macrolí- oak and pine forests, as also occurs in southeastern
quenes en los bosques de pino-encino de manera Arizona and elsewhere in the Sierra Madre. In the
similar a lo que ocurre en el sureste de Arizona y el very southern part of the state subtropical elements
resto de la Sierra Madre Occidental. En el extremo can be found. If one considers other lichens known
sur de Sonora se localizan elementos subtropicales. from areas adjacent to Sonora (western Chihuahua,
Si se sumaran las especies de líquenes conocidas de northern Sinaloa, and southern Arizona), then we
áreas adyacentes a Sonora (el oeste de Chihuahua, estimate that additional lichen species could read-
el norte de Sinaloa y el sur de Arizona), estimamos ily be found in Sonora, perhaps increasing the to-
que el número total de especies del estado podría tal species count by 10%. Lichenicolous fungi cer-
1
Arizona State University. tainly deserve much more attention.
2
Universidad Nacional Autónoma de México.

Nash III, T.H. y M. de los Á. Herrera. 2009. Líquenes: el corazón del Desierto Sonorense. En: F.E. Molina-Freaner
y T.R. Van Devender, eds. Diversidad biológica de Sonora. UNAM, México, pp. 207-209.
208 DIVERSIDAD BIOLÓGICA DE SONORA

LÍQUENES DE SONORA: EL CORAZÓN se encuentren muchas más, ya que el tratamiento


DEL DESIERTO SONORENSE de 2004 aún dista mucho de ser exhaustivo.
Ciertamente, la mitad occidental de Sonora está
En el contexto de las investigaciones sobre líque- dominada por comunidades desérticas designadas
nes de la región ampliada del Desierto Sonorense por Brown et al. (2007) como las subdivisiones Va-
(Nash et al., 2002, 2004 y 2007) hemos realizado lle del Bajo Río Colorado, Altiplano de Arizona y
recolectas extensivas a lo largo del estado de Sono- Planicie Sonorense. En gran parte de esta área la flo-
ra, una región hasta ahora pobremente recolecta- ra liquénica está dominada por especies caracterís-
da. Además de cubrir el área del Desierto de Sono- ticas de los desiertos continentales, especialmente
ra (particularmente la Planicie Sonorense, circuns- especies de los géneros Acarospora, Caloplaca, Can-
crita por Forest Shreve, 1951), extendimos nues- delina, Endocarpon, Heppia, Peltula, Placidium,
tra investigación para incluir las áreas montañosas Psora y Staurothele, así como miembros de las Li-
adyacentes, tales como la cima de la Sierra Madre chinaceae (Digitothyrea, Gloeoheppia, Lichinella,
Occidental (regiones oeste de Chihuahua y este de Peccania, Psorotichia, Pyrenopsis, Synalissa y Thyrea).
Sonora) y las áreas subtropicales del sur del estado. La mayoría de estas especies habita en rocas o en
La información de las recolecciones en las que se suelos consolidados. En la región oeste la abundan-
basa esta contribución está disponible en http://sei- cia liquénica es menor a bajas elevaciones y gene-
net.asu.edu/seinet/collections/selection.jsp, en la ralmente aumenta con la altitud.
base de datos de la ASU, la cual está ligada a la Co- Al este de los desiertos y extendiéndose hacia el
misión Nacional para el Conocimiento y Uso de sur de Sonora encontramos matorral costero y ma-
la Biodiversidad (Conabio). torral de piedemonte (Brown et al., 2007; Martin
En total reportamos 428 especies de líquenes y et al., 1998) que presentan una vegetación vascu-
cinco de hongos liquenícolas (apéndice I). Aun- lar más densa que los desiertos. Estos sitios inclu-
que esta lista es considerable, estimamos que pue- yen algunas de las especies liquénicas más caracte-
de incrementarse al menos en diez por ciento si se rísticas de la región como Caloplaca brouardii, C.
amplía el esfuerzo de recolecta a las montañas, ya sonorae, Collema texanum, Dermatocarpon ameri-
que se conocen más especies procedentes de las canum, Dirinaria spp., Hyperphyscia spp., Lecano-
áreas adyacentes del oeste de Chihuahua y del sur ra plumosa, L. pseudistera, L. sonorae, Physcia erum-
de Arizona. A diferencia de Sonora, Arizona, que pens, P. neglecta, Pyxine pringlei y Xanthoparmelia
presenta elevaciones mayores a 3 600 m, con con- ajoensis. Típicamente, estas especies son abundan-
secuentes comunidades de coníferas y pequeñas tes en las rocas, aunque Hyperphysciae y algunas
áreas alpinas ausentes en Sonora, reporta más de Physciae se encuentran frecuentemente en corteza.
ochocientos especies de líquenes. Con base exclu- Desde una perspectiva liquenológica, el contor-
sivamente en las colecciones incluidas en la base no costero a lo largo del litoral de Sonora es un há-
de datos de la ASU (véase arriba), se conocen más bitat especialmente importante por la presencia de
de cuatrocientas cincuenta especies provenientes niebla. Los líquenes forman una parte importante
de Chihuahua, aproximadamente trescientas espe- del conjunto de organismos poiquilohídricos, cuyo
cies de la mitad del norte de Sinaloa y más de sete- contenido de agua varía pasivamente con el co-
cientas cincuenta de Baja California. Sinaloa pre- rrespondiente al de su ambiente (Nash, 1996). En
senta más especies de origen subtropical que So- las zonas áridas, la niebla constituye la mayor fuente
nora y Baja California exhibe una flora marina me- de agua para los líquenes y provoca un dramático
jor desarrollada. Adicionalmente, más de cien es- desarrollo liquénico. Las siguientes son especies pre-
pecies de hongos liquenícolas son conocidas para dominantemente restringidas a estas zonas de nie-
la región sonorense en sentido extenso (Nash et al., bla: Buellia oidalea, Caloplaca bolacina, Chrysothrix
2004) y, consecuentemente, es muy probable que candelaris, Dendrographa leucophaea, Dirina para-
LÍQUENES: EL CORAZÓN DEL DESIERTO SONORENSE 209

doxa ssp. aproximate, Diploicia canescens, Haemato- LITERATURA CITADA


mma persoonii, Heterodermia namaquana, Lecano-
grapha lyncea, Lecanora pacifica, Lecanora perconfu- BROWN, D.E., T.C. BRENNAN, C.H. LOWE y P.J. UN-
sa, Lecidella asema, Opegrapha pulvinata, Pertusa- MACK. 2007. Biotic Communities of the Southwest-

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sophthalmus, Tephromela nashii y Thelopsis isiaca.
tributions. Canotia 3, p. 5.
Estas especies forman un gran subgrupo que habi- MARTIN, P.S., D.A. YETMAN, M. FISHBEIN, P. JENKINS,
ta a lo largo de la costa del Pacífico de Baja Cali- T.R. VAN DEVENDER y R.K. WILSON, eds. 1998.
fornia, donde la biomasa liquénica equivale a la Gentry’s Río Mayo Plants. The Tropical Deciduous
tercera parte de la biomasa de las plantas vascula- Forest and Environs of Northwest Mexico. University
res del área (Nash et al., 1979). Casi todas estas es- of Arizona Press, Tucsón, Arizona.
pecies crecen en corteza y cerca de la mitad de ellas NASH III, T.H. 1996. Introduction. En: T.H. Nash III,
son especies fruticosas, las cuales son raras o están ed. Lichen Biology. Cambridge University Press, Cam-
ausentes en las áreas discutidas en párrafos previos. bridge, Inglaterra, pp. 1-7.
En la parte más al sur del estado la selva baja NASH III, T.H., C. GRIES y F. BUNGARTZ, eds. 2007. Li-
chen Flora of the Greater Sonoran Desert Region, vol.
caducifolia (Brown et al., 2007; Martin et al., 1998)
III. Lichen Unlimited. Tempe, Arizona (en prensa).
se extiende hacia el norte a lo largo de los valles
NASH III, T.H., G.T., NEBEKER, T. J., MOSER y T. REE-
hasta Tepoca y la sierra de San Javier. Bulbothrix VES. 1979. Lichen Vegetational Gradients in Rela-
atrichella y B. isidiza son probablemente las espe- tion to the Pacific Coast of Baja California: The
cies más típicas de este hábitat, aunque muchas de Maritime Influence. Madroño 26: 149-163.
las especies del matorral espinoso se extienden a NASH III, T.H., B.D. RYAN, P. DIEDERICH, C. GRIES y F.
estas áreas. BUNGARTZ, eds. 2004. Lichen Flora of the Greater
En las elevaciones más altas de Sonora la vege- Sonoran Desert Region, vol. II. Lichen Unlimited:
tación de la Sierra Madre Occidental está domina- Tempe, Arizona.
da por bosques de encinos y bosques de pino-en- NASH III, T.H., B.D. RYAN, C. GRIES y F. BUNGARTZ,
cino (Martin et al., 1998) y por el Bosque Ma- eds. 2002. Lichen Flora of the Greater Sonoran
Desert Region, vol. I. Lichen Unlimited: Tempe,
drense de Brown et al. (2007). Estas comunidades
Arizona.
de montaña crecen en las sierras del norte y de ma-
SHREVE, F. 1951. Vegetation of the Sonoran Desert.
nera mucho más extensa a lo largo de la frontera Carnegie Inst. Wash. Publ. 591.
con Chihuahua. Los líquenes son muy abundan-
tes en estos bosques, particularmente las grandes
especies foliosas que crecen sobre corteza (v.g. Co-
llema spp., Flavopunctelia spp., Heterodermia spp.,
Hypotrachyna spp. Leptogium spp. y Punctelia spp.)
y aquellas que cubren rocas expuestas (Flavopar-
melia spp., Lasallia spp., Parmotrema spp. y Xan-
thoparmelia spp.). Otras especies de Ramalinae y
Usnea aportan diversidad estructural con sus talos
fruticosos tridimensionales. Hay también un buen
número de especies pequeñas costrosas, tales como
Buellia lacteoidea, B. spuria, Haematomma fenzli-
anum, Lecanora brodoana, Lecidella viridans, Per-
tusaria moreliensis y P. tejocotensis.
210 DIVERSIDAD BIOLÓGICA DE SONORA
211

SITUACIÓN DEL CONOCIMIENTO SOBRE LOS MUSGOS

CLAUDIO DELGADILLO-M.1

RESUMEN. Aunque se han registrado 981 especies les, los reptiles, mamíferos y anfibios sitúan al país
y variedades para la flora de musgos de México, entre el primero y cuarto lugares. Los musgos tam-
solamente se conocen unas 84 para el estado de bién representan un grupo importante en la flora
Sonora. Existen pequeñas colecciones de áreas del nacional; su significado se revisa brevemente en los
norte, noreste y centro del estado que incluyen un siguientes párrafos con énfasis en el conocimiento
contingente de 35 especies y variedades de musgos de los musgos del estado de Sonora.
de la familia Pottiaceae. Con base en lo que se co- Desde principio del siglo XIX varias publicacio-
noce y con exploración adicional se podrían obte- nes proporcionan datos florísticos sobre musgos
ner datos sobre formas de vida y estrategias repro- mexicanos. El trabajo formal más antiguo es el de
ductivas para entender las adaptaciones y distribu- Hooker (1818-1820), pero los verdaderamente sig-
ción de las plantas en ambientes extremos. nificativos por el número de especies citadas son
los de Bescherelle (1872) y Müller (1848-1851).
ABSTRACT. Although the moss flora of Mexico in- Éstos y otros del mismo período describen espe-
cludes about 981 species and varieties, only 84 are cies de musgos colectados principalmente en el
known from the state of Sonora. Small collections Distrito Federal, Estado de México, Michoacán y
from the northern, northeastern and central parts Veracruz. Aunque en forma posterior se han ex-
of the state include some 35 species and varieties plorado otras áreas, la tendencia hacia la recolec-
in the family Pottiaceae. On the basis of what is ción en esos estados del centro del país ha predo-
known and with additional exploration, the moss minado. En comparación, ciertos estados como
flora of Sonora is expected to yield information Guanajuato, Querétaro y Zacatecas eran virtual-
on life forms and reproductive strategies that would mente desconocidos hasta años recientes en que se
help to understand plant adaptation and distribu- colectaron musgos ahí (Delgadillo y Cárdenas,
tion in extreme environments. 1979 y 1996; Cárdenas y Delgadillo, 1984; He-
rrera, 2005; Herrera et al., 2008). Aun así, todavía
existen vastas regiones del territorio nacional que
INTRODUCCIÓN no han recibido atención adecuada, por lo que el
número de especies de musgos en su flora sólo es
México se considera como un país megadiverso en parcialmente conocido. En esta situación se en-
el que algunos grupos de organismos están amplia- cuentra la flora de musgos del estado de Sonora.
mente representados. Mittermeier y Goettsch
(1992) indican que por su número de plantas vas-
culares (veintiseis mil especies), México ocupa el COLECCIONES
cuarto lugar en biodiversidad a escala mundial. De
manera similar, por el número de especies anima- Bartram y Richards (1941) son los únicos que se
1
Universidad Nacional Autónoma de México. han referido específicamente a los musgos de So-

Delgadillo-M., C.. 2009. Situación del conocimiento sobre los musgos. En: F.E. Molina-Freaner y T.R. Van Devender,
eds. Diversidad biológica de Sonora. UNAM, México, pp. 211-216.
212 DIVERSIDAD BIOLÓGICA DE SONORA

nora. Estos autores identificaron los ejemplares de Estas tres obras ofrecen la información básica ne-
una pequeña colección realizada por Donald Ri- cesaria para la investigación florística de los mus-
chards y Francis Douret en 1939 con la que dieron gos de México y Sonora y de ellas derivan los datos
a conocer un listado de 26 especies y variedades de las tablas 1, 2 y 3.
incluyendo a Isopterygium richardsii E.B. Bartram
(= Pseudotaxiphyllum richardsii) como especie nue-
va. Otras publicaciones como las de Cardot (1909) DIVERSIDAD DE LA FLORA DE MUSGOS
y de Zander (2005) citan registros de la flora so- DE MÉXICO Y SONORA
norense de manera incidental o especial; el prime-
ro describió Funaria (Enthostodon) sonorae como La flora de musgos de México comprende 981 es-
especie nueva, mientras que el segundo (Zander, pecies y variedades. De acuerdo con los datos en la
2005) reconoció a Molendoa ogalalensis como nue- versión electrónica actualizada de LATMOSS (Del-
vo registro para México a partir de tres ejemplares gadillo et al., 1995), su tamaño es similar a la de
estudiados previamente (Zander, 1977), pero iden- los países andinos, pero claramente más pequeño
tificados como M. sendtneriana (B.S.G.) Limpr. que la de Brasil (tabla 1). Es una flora con relacio-
Van Devender et al. (2003) incluyen a Sphagnum nes geográficas complejas en la que existen con-
palustre como parte de la flora de la porción orien- tingentes de especies que relacionan la flora de
tal del estado. musgos mexicanos con el sureste asiático y las islas
De acuerdo con Crum (1951), existen colec- del Pacífico, con África y con Norte y Sudamérica.
ciones de White y de Phillips del noreste de Sono- Existen, además, elementos disyuntos de distribu-
ra en el herbario de la Universidad de Michigan ción tricéntrica o de distribución mundial amplia.
(Mich), pero no fueron examinadas para el pre- Las especies endémicas representan alrededor de
sente trabajo. En fecha reciente se incorporaron ocho por ciento de la flora de musgos mexicanos.
algunos ejemplares de Sonora a la Colección de En un sentido más amplio, se pueden distinguir
Briofitas del Herbario Nacional (MEXU) que docu- las especies templadas que se distribuyen princi-
mentan la presencia de varias especies en la flora palmente en las partes altas de las sierras y en lati-
de esa entidad. tudes septentrionales. Éstas se entremezclan en las
elevaciones intermedias con las especies tropicales
que se distribuyen preferentemente en las eleva-
FUENTES DE INFORMACIÓN ciones bajas y en las zonas intertropicales.
Los musgos conocidos del estado de Sonora com-
Crum (1951) contiene dos listas. La primera in- prenden 84 especies y variedades (tabla 2). De ellas,
cluye nombres de especies y variedades de musgos Sharp et al. (1994) citan 65 especies y variedades,
mexicanos con datos de su distribución local y con la sustitución de Molendoa sendtneriana, por-
mundial. La segunda proporciona nombres de co-
lectores, números de colecta y los herbarios donde Tabla 1. Tamaño de la flora de musgos en algunos
están depositados los ejemplares de respaldo de los países neotropicales
taxa en nuestra flora. En años recientes se publicó (según la versión electrónica actualizada
de Delgadillo et al.,1995)
The Moss Flora of Mexico (Sharp et al., 1994), la
cual actualiza la nomenclatura y distribución de México 980
Colombia 1 030
los musgos mexicanos y agrega sinonimia, comen-
Venezuela 823
tarios y datos generales sobre el hábitat de cada Ecuador 886
taxón. Los cambios más recientes en la nomencla- Perú 940
tura se han resumido en una versión electrónica Bolivia 1 132
actualizada de LATMOSS (Delgadillo et al., 1995). Brasil 1 613
SITUACIÓN DEL CONOCIMIENTO SOBRE LOS MUSGOS 213

Tabla 2. Especies y variedades de musgos conocidos del estado de Sonora


(citados principalmente en Sharp et al., 1994; Pursell, 2007, y otras fuentes)
Amblystegium varium (Hedw.) Lindb. liae (R.H. Zander) R.H. Zander
Anacolia laevisphaera (Tayl.) Flow. Herpetineuron toccoae (Sull. y Lesq.) Cardot
Anoectangium aestivum (Hedw.) Mitt. Hymenostylium recurvirostrum (Hedw.) Dix. var. recurvi-
Anomobryum filiforme (Dicks.) Solms ex Rabenh. rostrum
Anomodon attenuatus (Hedw.) Hüb. Jaffueliobryum wrightii (Sull. in Gray) Thér.
Anomodon tristis (Ces.) Sull. y Lesq. Molendoa ogalalensis (G.L. Smith) Zand.
Barbula indica (Hook.) Spreng. var. indica Plaubelia sprengelii (Schwägr.) R.H. Zander var. spren-
Barbula orizabensis C. Müll. Hal. gelii
Braunia secunda (Hook.) B.S.G. Plaubelia sprengelii var. stomatodonta (Cardot) R.H. Zander
Bryoerythrophyllum recurvirostrum (Hedw.) Chen var. re- Philonotis fontana (Hedw.) Brid.
curvirostrum Philonotis uncinata (Schwaegr.) Brid.
Bryum argenteum Hedw. Physcomitrium delicatulum Crum y Anders.
Campyliadelphus chrysophyllum (Brid.) Kanda Pleurochaete squarrosa (Brid.) Lindb.
Campylopus pilifer Brid. ssp. pilifer Pohlia elongata Hedw.
Ceratodon purpureus (Hedw.) Brid. ssp. stenocarpus (B.S.G.) Pseudocrossidium crinitum (Schultz) R.H. Zander
Dix. Pseudocrossidium replicatum (Tayl.) R.H. Zander
Crossidium aberrans Holz. y E.B. Bartram Pseudotaxiphyllum homomallifolium (Redf.) Irel.
Didymodon australasiae (Hook. y Grev.) R.H. Zander var. Pseudotaxiphyllum richardsii (E.B. Bartram) Irel.
australasiae Pterygoneurum subsessile (Brid.) Jur.
Didymodon rigidulus Hedw. var. subulatus (Thér. y E.B. Ptychomitrium sinense (Mitt.) Jaeg.
Bartram) R.H. Zander Pylaisia selwynii Kindb.
Didymodon rigidulus var. gracilis (Schleich. ex Hook. y Racopilum tomentosum (Hedw.) Brid.
Grev.) R.H. Zander Rhynchostegium pulchellum (Hedw.) Robins. var. praecox
Didymodon tophaceus (Brid.) Lisa (Hedw.) McFarland
Entodon beyrichii (Schwägr.) Mül. Hal. Rhynchostegium riparioides (Hedw.) Cardot
Entosthodon muhlenbergii (Turn.) Fife Schistidium apocarpum (Hedw.) Bruch y Schimp.
Entosthodon sonorae (Cardot) Steere Scopelophila cataractae (Mitt.) Broth.
Erpodium acrifolium Pursell Sphagnum palustre L.
Eucladium verticillatum (Brid.) B.S.G. Splachnobryum obtusum (Brid.) Müll. Hal.
Fabronia ciliaris (Brid.) Brid. var. polycarpa (Hook.) Buck Syntrichia bartramii (Steere) R.H. Zander
Fissidens crispus Mont. Syntrichia fragilis (Tayl.) Ochyra
Fissidens dubius P. Beauv. Syntrichia inermis (Brid.) Bruch
Fissidens fontanus (B.-Pyl.) Steud. Syntrichia pagorum (Milde) Amann
Fissidens grandifrons Brid. Syntrichia ruralis (Hedw.) Web. y Mohr
Funaria hygrometrica Hedw. var. calvescens (Schwaegr.) Thuidium delicatulum (Hedw.) Schimp. var. delicatulum
Mont. Thuidium delicatulum var. radicans (Kindb.) Crum, Stee-
Grimmia orbicularis Bruch in Wils. re y Anders.
Grimmia pilifera P. Beauv. Timmiella anomala (B.S.G.) Limpr.
Grimmia pulvinata (Hedw.) Sm. Tortula brevipes (Lesq.) Broth.
Gymnostomum aeruginosum Sm. Trichostomum brachydontium Bruch
Haplocladium angustifolium (Hampe y Müll. Hal.) Broth. Weissia condensa (Voit) Lindb.
Haplocladium microphyllum (Hedw.) Broth. Weissia controversa Hedw.
Hedwigia ciliata (Hedw.) Ehrh. ex P. Beauv. Weissia jamaicensis (Mitt.) Grout
Hennediella heteroloma (Cardot) R.H. Zander var. ecke-

que los ejemplares pertenecen a otro taxón (Zan- fueron citados para Sonora en la flora de México;
der, 2005). Varios ejemplares de Bryum argenteum, Sphagnum palustre es una adición reciente. Pursell
Philonotis uncinata y Syntrichia bartramii fueron (2007) cita ejemplares revisados en la evaluación
enlistados por Bartram y Richards (1941), pero no del género Fissidens para el Neotrópico.
214 DIVERSIDAD BIOLÓGICA DE SONORA

Tabla 3. Especies de musgos de Sonora reconocidos por Crum (1951) pero no incluidos en la tabla 2
(en la columna de la izquierda están los nombres aceptados
y la columna de la derecha incluye los nombres en el trabajo original)
Especie Sinónimo citado en Crum (1951)
Bryum apiculatum Schwaegr. Pohlia cruegeri (Hampe) Andr.
Crossidium crassinerve (De Not.) Jur. C. desertorum Holz. y E.B. Bartram
Desmatodon guepinii B.S.G.
Fissidens bryoides Hedw. F. viridulus (Sw.) Wahl.
Fissidens crispus Mont. F. limbatus Sull.
Fissidens dubius P. Beauv. F. cristatus Wils.
Fissidens fontanus (B.-Pyl.) Steud. F. debilis Schwaegr.
Fissidens sublimbatus Grout
Homomallium mexicanum Cardot
Philonotis sphaericarpa (Hedw.) Brid.
Syntrichia obtusissima (C.M.) R.H. Zander Tortula obtusissima (Müll. Hal) Mitt.
Nota: en la columna de la izquierda están los nombres aceptados; la columna de la derecha incluye los nombres en el trabajo original.

Además de las anteriores, se pueden considerar tienen una distribución más amplia, principalmen-
como parte de la flora 8 especies citadas por Crum te en Estados Unidos.
(1951) cuyos ejemplares requieren confirmación
(tabla 3). Es probable que éstos no hayan sido es-
tudiados como parte de los trabajos para la flora de COMPARACIÓN CON ESTADOS VECINOS
Sharp et al. (1994). Si se incluyen de manera pre-
liminar, la flora de musgos de Sonora consiste de Los datos preliminares de la tabla 4 muestran la di-
85 especies y variedades de musgos. versidad de musgos en los estados del noroeste de la
Es notable, pero no extraño, que alrededor de 42% República Mexicana. En la preparación de los tra-
de la flora de musgos conocida para Sonora –35 tamientos para la flora de musgos de México (Sharp
especies y variedades– pertenece a la familia Pot- et al., 1994) el énfasis parece haberse puesto en la
tiaceae. Los miembros de esta familia son habitan- recopilación de las especies a escala nacional mas
tes de ambientes extremos como áreas perturbadas no en su distribución por estado. Tales datos sólo
o de climas secos. Sin embargo, se debe esperar una proporcionan una idea de los tamaños de las floras
mejor representación de otros grupos de musgos, estatales, pero se deben tomar con reserva, como
por ejemplo, los que están asociados con Amblys- se puede ilustrar con en el caso de Baja California
tegium varium, Anomodon attenuatus o Haplocla- Sur. Bowers et al. (1976) registran 56 especies y
dium microphyllum en otras partes del país donde variedades para ese estado, pero Sharp et al. (1994)
existen ambientes templados o con mayor hume- reconocen apenas 27, en tanto que para Sonora,
dad. Es probable que muchas de las especies cono-
cidas para la flora de California (Norris y Shevock, Tabla 4. Número de especies de musgos conocidas
2004) estén presentes en el estado de Sonora y que para los estados del noroeste de México
musgos efímeros o cleistocárpicos también estén y el número de taxa compartidos con Sonora
bien representados, aunque no se han detectado. Estados BC BCS Chih Dgo Sin Son
Pseudotaxiphyllum richardsii es la única especie Baja California 112 31
Baja California Sur 27 7
mexicana endémica conocida de Sonora. En Méxi-
Chihuahua 110 41
co, Entosthodon sonorae, Molendoa ogalalensis, Phys-
Durango 141 37
comitrium delicatulum y Pseudotaxiphyllum homo- Sinaloa 53 12
mallifolium sólo son conocidas de ese estado, pero Sonora 84
SITUACIÓN DEL CONOCIMIENTO SOBRE LOS MUSGOS 215

los autores de la flora de México citan 65 especies Cardot y Thér. [= Stegonia hyalinotricha (Cardot y
y variedades. Los datos de la tabla 4 incluyen las Thér.) R.H. Zander] podrían encontrarse en la flora
especies no confirmadas de la tabla 3. de Sonora, pues se conoce de la zona de Los Ánge-
A pesar de las observaciones anteriores, las flo- les en California, en Baja California y en Zacate-
ras de musgos de los estados del noroeste del país cas; son plantas de vida corta, diminutas, blanque-
son comparativamente pequeñas. Los estados del cinas, en grupos de dos a cuatro, con hojas termi-
sur que han sido visitados con mayor frecuencia nadas en un pelo hialino y con esporofitos cleisto-
muestran números sensiblemente más grandes, aun cárpicos inmersos. Tales características pueden con-
en las regiones secas. El reducido número de espe- siderarse como las modificaciones estructurales óp-
cies compartidas entre Sonora y Baja California timas de los musgos a lugares secos que podrían
Sur y Sinaloa podría ser debido a la falta de infor- buscarse en los ambientes extremos del estado de
mación sobre los musgos de la región. Sonora.

NECESIDADES DE COLECTA E INVESTIGACIÓN LITERATURA CITADA

Indudablemente las colecciones de Sonora son muy BARTRAM, E.B. y D. RICHARDS. 1941. Mosses of Sono-
pobres, aun cuando se tomen en consideración las ra. Bryologist 44: 59-65.
depositadas en herbarios extranjeros. De acuerdo BESCHERELLE, E. 1872. Prodromus Bryologiae Mexi-
con los datos de Bartram y Richards (1941), sus co- canae ou Enumération des Mousses du Mexique
avec Description des Espèces Nouvelles. Mémoires
lecciones provienen de los alrededores de Hermo-
de la Société des Sciences Naturelles de Cherbourg 16:
sillo y de Ures, Baviácora y Cumpas, todas ellas en
144-256.
el centro del estado; otras muestras de esos colec- BOWERS, F.D., C. DELGADILLO-M. y A.J. SHARP. 1976.
tores provienen del norte del estado en la zona de The Mosses of Baja California. Journal of the Hattori
Ímuris y Magdalena. Si se agregan las colecciones Botanical Laboratory 40: 397-410.
de White y de Phillips del noreste, es evidente que CÁRDENAS, A. 1988. Los musgos cleistocárpicos del
las muestras de musgos no proveen un conocimien- Valle de México, México. Bryologist 91: 214-216.
to florístico elemental y que, por razones prácti- CÁRDENAS, A. y C. DELGADILLO-M. 1984. Musgos de
cas, todo el estado de Sonora debe explorarse cui- Zacatecas, México II. Boletín de la Sociedad Botáni-
dadosamente. ca de México 46: 13-18.
Los climas en el estado de Sonora son princi- CARDOT, J. 1909. Diagnoses préliminaires de mousses
mexicaines. Revue Bryologique 36: 105-115.
palmente de tipo B, es decir, secos, excepto en lo-
CRUM, H.A. 1951. The Appalachian-Ozarkian Element
calidades con elevaciones comparativamente altas
in the Moss Flora of Mexico with a Checklist of all
(cf. García, 1981). En esos ambientes se anticipa la Known Mexican Mosses. Tesis de doctorado, Uni-
presencia de «céspedes» o «cojines» como las for- versity of Michigan. Ann Arbor, 504 p.
mas de vida más importantes, pero se deben bus- DELGADILLO, C., B. BELLO y A. CÁRDENAS. 1995. LAT-
car otras adaptaciones y formas de vida en la flora MOSS, a Catalogue of Neotropical Mosses. Mono-
estatal. Las modificaciones estructurales del game- graphs in Systematic Botany from the Missouri Bota-
tofito y las estrategias reproductivas en un clima nical Garden 56: 1-191.
con lluvia estacional son temas de investigación DELGADILLO, C. y A. CÁRDENAS. 1979. Musgos de Zaca-
para comprender mejor los patrones de distribu- tecas, México I. Boletín de la Sociedad Botánica de
ción. En Sonora se pueden esperar especies de vida México 38: 1-6.
DELGADILLO, C. y A. CÁRDENAS. 1987. Musgos de Zaca-
corta o efímera como las que se conocen en otras
tecas, México III. Síntesis y fitogeografía. Boletín de
partes del país (Cárdenas, 1988; Zander y During,
la Sociedad Botánica de México 47: 13-24.
1999). Especies como Phascum hyalinotrichum DELGADILLO, C. y A. CÁRDENAS. 1996. A Preliminary
216 DIVERSIDAD BIOLÓGICA DE SONORA

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GARCÍA, E. 1981. Modificaciones al sistema de clasifica-
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Tesis de maestría. Instituto de Biología, Universi-
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ceae) a New African Moss Genus Found Through
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217

PTERIDOFITAS

GEORGE YATSKIEVYCH,1 THOMAS R. VAN DEVENDER2 Y ANA LILIA REINA-GUERERRO2

RESUMEN. El estado de Sonora tiene una flora de nicipios tienen considerablemente más registros de
pteridofitas (helechos y licofitas) diversa que con- pteridofitas que otros: Yécora (79 especies) y Ála-
siste de 16 familias con 39 géneros y 142 taxones. mos (78 especies); cada uno tiene casi cuatro veces
Colectivamente, esto representa más del 13% de la más la cantidad de especies registradas en el siguien-
diversidad de plantas vasculares sin semilla en Mé- te nivel más alto (Nogales, con 21 especies).
xico. Los siete géneros con más especies represen-
tan 58% de la flora de pteridofitas, pero 18 géne- ABSTRACT. The state of Sonora has a rich pterido-
ros están representados por una sola especie. La flo- phye (fern and lycophyte) flora that consists of 16
ra pteridofita de Sonora se caracteriza mejor como families comprising 39 genera and 142 total taxa.
de zona cálida-templada. Muchos de los grupos Collectively, these represent more than 13% of the
tropicales como helechos encaje (Hymenophylla- diversity of seed-free vascular plants in Mexico. The
ceae) y helechos arbóreos (Cyatheaceae, Dickso- seven most speciose genera account for account 58
niaceae) no están representados y una sola especie percent of the overall pteridophyte flora, but 18
es regularmente una epifita. La flora también tie- genera are represented by just a single species. The
ne una gran influencia de la sequía estacional. Las pteridophyte flora of Sonora is best characterized
especies de humedal están muy pobremente repre- as warm-temperate. Many of the tropical groups
sentadas en la flora. Sin embargo, el estado es un are not represented, including filmy ferns (Hyme-
centro de diversidad de Pteridaceae, donde mu- nophyllaceae) and tree ferns (Cyatheaceae, Dick-
chas especies tienen adaptaciones para evitar o so- soniaceae), and only one species is regularly epi-
portar la sequía. Cerca de la mitad (66) de las es- phytic. The flora also is heavily influenced by sea-
pecies de pteridofitas en Sonora se encuentran en sonal drought. Wetland species are poorly repre-
esta familia. Sólo dos especies de pteridofitas son sented in the flora. However, the state is a center
endémicas a Sonora, únicamente cuatro taxones of diversity for the Pteridaceae, many of which have
adicionales están restringidos al noroeste de Méxi- adaptations to avoid or withstand drought. Nearly
co y otras doce especies son endémicas al noroeste half (66) of the Sonoran pteridophyte species are
de México y el suroeste de Estados Unidos. Así, el in this family. There are only two pteridophyte
endemismo regional es relativamente bajo. Afor- species endemic to Sonora, only four additional taxa
tunadamente, sólo hay dos pteridofitas no nati- that are restricted to northwestern Mexico, and
vas en la flora. El conocimiento de las pteridofitas another 12 species that are endemic to northwest-
sonorenses aún se encuentra relativamente incom- ern Mexico and the southwestern United States.
pleto, con 21 municipios dispersos sin ejemplares Thus regional endemism is relatively low. Fortuna-
de herbario y otros 32 con cinco o menos especies tely, there are only two non-native pteridophytes in
de helechos representados en herbarios. Dos mu- the flora. Knowledge of Sonoran pteridophytes
1
Missouri Botanical Garden.
is still relatively incomplete, with 21 scattered mu-
2
University of Arizona. nicipios lacking any herbarium vouchers and 32

Yatskievych, G., T.R. Van Devender y A.L. Reina-Guererro 2009. Pteridofitas. En: F.E. Molina-Freaner
y T.R. Van Devender, eds. Diversidad biológica de Sonora. UNAM, México, pp. 217-228.
218 DIVERSIDAD BIOLÓGICA DE SONORA

others with five or fewer fern species represented in tentes (Smith et al., 2006), surgida como respues-
herbaria. Two municipios have significantly more ta a los numerosos estudios taxonómicos y filoge-
pteridophyte records than others: Yecora (79 spe- néticos que se han hecho en las dos últimas déca-
cies) and Alamos (78 species) each have nearly four das y que también refleja el consenso reciente de
times as many species recorded as the next highest que un linaje solitario de helechos se separa bas-
number (Nogales, with 21 species). tante de las licofitas. Esta nueva clasificación es la
que se sigue en el presente trabajo.
Ecológicamente hablando, los helechos se dife-
INTRODUCCIÓN rencian de las plantas con semilla en que las espo-
ras son el principal medio de dispersión y que no
Las pteridofitas son plantas vasculares cuyos ciclos hay interacción entre estructuras reproductivas
de vida se caracterizan por la producción de espo- atractivas como flores y frutos con vectores anima-
ras libres y una alternancia de generaciones game- les para terminar el ciclo de vida. El concepto de
tofíticas y esporofíticas separadas, a diferencia de que las esporas microscópicas de dispersión ane-
la producción de órganos especializados como son mófila de la mayoría de los helechos facilita la dis-
las flores, los frutos y las semillas. Los términos persión a larga distancia, haciéndolos excelentes co-
pteridofitas, helechos y afines y criptógamas vascula- lonizadores contrasta con la observación de que mu-
res son nombres informales para un grupo filoge- chas especies de helechos ocupan nichos ecológi-
néticamente diverso de cerca de trece mil especies cos relativamente limitados en microhábitats es-
que exhiben variaciones de este tipo de ciclo de vi- pecializados o en sustratos restringidos. El hecho
da menos complejo. La investigación con datos de de que casi todos los helechos producen un game-
fósiles, análisis morfológicos y anatómicos y estu- tofito no vascular de vida independiente con una
dios moleculares durante las dos últimas décadas tolerancia limitada a la sequía y que las especies
(resumido en Smith et al., 2006), ha establecido sexuales necesitan la presencia de cuerpos de agua
que el grupo de las licofitas representa el linaje ba- donde los espermatozoides móviles puedan viajar
sal de las plantas vasculares y que el resto de los a un huevo para efectuar la fertilización, tiene li-
helechos son un grupo hermano de las espermato- mitantes para que los helechos crezcan en muchos
fitas. Esto ha resultado en una reclasificación de hábitats. Así, las floras de helechos en todo el mun-
las pteridofitas, con la consecuencia de que algu- do tienden a representar una mezcla de especies re-
nos grupos como los Equisetum o «cola de caba- lativamente comunes con una distribución amplia,
llo» (Equisetaceae) y los helechos escobeta (Psilo- ocurrencias disyuntas menos comunes de especies
taceae), que anteriormente se consideraban como que son más comunes en otras partes y los taxones
afines de los helechos, actualmente son considera- menos comúnes que son las endémicas a la región.
das como miembros primitivos del verdadero li- La mayoría de las pteridofitas son isosporadas y
naje de los helechos. producen cantidades relativamente grandes de es-
Se han propuesto varias clasificaciones taxonó- poras microscópicas (normalmente 30-60 µm) con
micas para las pteridofitas, pero para algunos gru- morfología similar que producen gametofitos po-
pos todavía persisten controversias sobre la deli- tencialmente bisexuales. Sin embargo, un peque-
mitación de algunas familias y géneros. Hasta hace ño número de helechos principalmente acuáticos,
poco, muchos botánicos del continente america- incluyendo algunas licofitas, son heterosporados.
no han usado un sistema de clasificación que fue Estas plantas producen numerosas microsporas mi-
desarrollado en un principio por Tryon y Tryon croscópicas que se desarrollan como gametofitos mas-
(1982) y ligeramente corregido por Kramer (1990). culinos y muchas menos megasporas (esporas gran-
Sin embargo, recientemente se ha publicado una des) de hasta 1 mm que producen gametofitos feme-
nueva clasificación más amplia de los helechos exis- ninos. Las discusiones sobre la dispersión de largo
PTERIDOFITAS 219

alcance y la capacidad de colonización de los hele- forme de la expedición incluía una lista de 45 taxo-
chos se basan principalmente en especies isospora- nes de pteridofitas, sólo en uno de ellos se cita cla-
das, en las cuales, en teoría, una especie solitaria puede ramente que fue de Sonora: un ejemplar de Chei-
dar origen a una nueva planta esporófita. Los hele- lanthes fendleri colectado por Parry (Eaton, 1858).
chos heterosporados por lo regular son más difíci- Sin embargo, el informe no incluye los registros
les de dispersar por corrientes de aire (al menos las de cada ejemplar colectado durante la expedición.
megasporas) y también requieren que coincida la Por ejemplo, el ejemplar más antiguo que exami-
proximidad de dos esporas y los subsiguientes ga- namos para este trabajo es un ejemplar de Notho-
metofitos unisexuales a fin de que la reproducción laena grayi, colectado por Schott en 1855 en la sie-
sexual sea exitosa. rra del Pajarito, la que cruza la frontera Arizona-
Por otro lado, en climas especialmente severos, Sonora. Ellos viajaron y colectaron desde Agua
y con sequías estacionales como los que predomi- Prieta a Santa Cruz y Nogales en el actual estado
nan en Sonora, algunas especies de helechos se re- de Sonora.
producen de forma apomíctica y no por el ciclo de Edward Palmer, un colector empedernido de la
vida sexual normal. Estas plantas producen espo- flora mexicana, primero exploró partes del noroeste
ras sin reducir que dan origen a gametofitos, pero de Sonora en 1869 y 1870 (McVaugh, 1956). Se-
no se producen células de óvulos y el nuevo tejido gún McVaugh, después colectó en varias partes del
esporofítico se diferencia asexualmente de forma di- estado durante expediciones realizadas en 1887,
recta de las células gametofíticas. Ese tipo de plan- 1889, 1890-1892 y 1897. Aunque Palmer hizo
tas generalmente requiere menos tiempo para cre- muchas colecciones importantes de helechos en
cer y madurar que la generación gametofítica y no otros estados de México, colectó muy pocos ejem-
necesita de cuerpos de agua para completar su ci- plares de éstos durante sus viajes a Sonora.
clo de vida. Los taxones apomícticos tienden a su- Las siguientes colectas de pteridofitas en Sono-
perar a sus progenitores sexuales y en muchos ca- ra fueron hechas por el botánico y antropólogo
sos parecen que reemplazan de forma gradual a sus sueco Carl V. Hartman y el botánico americano
progenitores sexuales dentro de su rango de distri- Francis E. Lloyd. Ellos acompañaban al explora-
bución. dor noruego Carl Lumholtz en su expedición ar-
queológica a México en 1890-1893, la cual empe-
Perspectiva histórica zó en Bisbee, Arizona, siguiendo hacia el sur y el
este y pasando a la porción occidental de Chihua-
La exploración botánica de Sonora es una activi- hua en ruta al centro y sur de México (Lumholtz,
dad relativamente moderna. De hecho, el presen- 1902). Los ejemplares de helechos que se obtuvie-
te trabajo es el primer intento por recopilar un lis- ron en esta colecta general de plantas incluye el
tado completo de la flora de pteridofitas del esta- material tipo de Argyrochosma lumholtzii.
do. No es sino hasta fechas recientes que algunos Otro estudio de la frontera México-Estados
colectores se han interesado en los helechos, aun- Unidos empezó en 1892 y el colector de plantas
que una buena cantidad de ejemplares se ha acu- de esta expedición fue Edgar Mearns, un especia-
mulado en los herbarios como resultado de activi- lista en mamíferos. Mearns describió la vegetación
dades botánicas generales en Sonora. del noreste de Sonora pero sólo reportó en forma
Los primeros botánicos profesionales que visi- general la flora de la región y colectó muy pocas
taron Sonora fueron los seis asignados al primer herbáceas (White, 1948).
inventario de la frontera México-Estados Unidos Una pequeña cantidad de pteridofitas de Sono-
que se realizó en 1848: John M. Bigelow, Charles ra siguió acumulándose en los herbarios más gran-
C. Parry, Arthur C. V. Schott, Edmund K. Smith, des de Estados Unidos hasta finales de la década de
George Thurber y Charles Wright. Aunque el in- 1920, pero en general casi no había exploración
220 DIVERSIDAD BIOLÓGICA DE SONORA

botánica en el estado. Esto empezaría a cambiar hizo las colectas originales.


durante la década de 1930, cuando se iniciaron El tercer proyecto florístico importante que em-
exploraciones botánicas más completas en varias pezó en la década de 1930 fue el trabajo de Ste-
partes de la región. Tres proyectos florísticos y de phen S. White en la región del río Bavispe, al no-
vegetación muy importantes comenzaron en esta reste de Sonora. White y sus colegas realizaron cua-
década, los cuales se enfocaron al noreste, al oeste tro expediciones importantes a caballo en esta área
y a la parte sureste del estado. entre 1938 y 1941 y colectaron bastantes ejempla-
Los estudios de vegetación de la región del De- res. Los helechos fueron colectados principalmen-
sierto Sonorense y áreas adyacentes por Forrest te por White y el briólogo Edwin A. Phillips. En
Shreve empezaron en 1932 (Shreve y Wiggins, su reporte de la vegetación y la flora, White (1948)
1964). Él y sus colegas comenzaron a colectar de incluyó una lista de 47 especies basándose en más
forma extensiva en la porción desértica del estado, de ciento treinta colectas de pteridofitas, el catálo-
incluyendo las sierras aisladas en el Desierto Sono- go más extenso de pteridofitas de Sonora publica-
rense y las altitudes bajas de las sierras madrenses do hasta entonces.
en su parte oriental. Casi al mismo tiempo, Ira L. Aunque se siguió colectando en Sonora duran-
Wiggins inició sus estudios sobre la flora vascular te las dos décadas siguientes, no fue sino hasta la
del Desierto Sonorense, lo que implicó colectas ex- de 1970 que el interés florístico en Sonora se in-
tensivas por toda la región. Wiggins hizo varios de tensificó de nuevo. Durante esta década, los auto-
sus primeros viajes con Shreve y sus colegas, pero res empezaron trabajo de campo en Sonora y nu-
ya que Wiggins era más joven, continuó con sus merosos botánicos de Arizona comenzaron a co-
investigaciones hasta 1963, mucho después de la lectar plantas y datos: Mark A. Dimmitt, Richard
muerte de Shreve en 1950. Los helechos colecta- S. Felger, Mark Fishbein, Pierre Fischer, Deborah
dos en Sonora durante uno de los primeros viajes E. Goldberg, Gene Joseph, Paul S. Martin, Char-
que realizaron juntos en 1934 fueron reportados les T. Mason Jr., Steven P. McLaughlin, Frank Rei-
por otro miembro de la expedición, Jack White- chenbacher y Greg Starr. La colecta se ha intensifi-
head (1937). Después Wiggins (1943) publicó un cado en las últimas décadas conforme otros botá-
trabajo más general sobre colectas de helechos en nicos se han interesado en las plantas de Sonora.
el Desierto Sonorense. El tratamiento florístico to- Estas actividades de colecta han producido datos
tal para el Desierto Sonorense producto de este es- sobre porciones del estado antes ignoradas, como
fuerzo (Shreve y Wiggins, 1964) incluye 55 espe- es el caso de las sierras de caliza en la planicie cos-
cies de pteridofitas de las cuales 29 se registran de tera (Yatskievych y Fischer, 1983).
Sonora. Notable entre los trabajos más recientes es el
Howard Scott Gentry hizo su primer viaje a la trabajo etnobotánico y florístico de Richard S. Fel-
región del río Mayo del sur de Sonora y la parte ger sobre las plantas de la porción noroeste del es-
adyacente de Chihuahua en 1933. Sus estudios en tado (Felger, 1980, 1999 y 2000; Felger y Lowe,
la región durarían más de 27 meses de tiempo to- 1976). Estos inventarios han conducido a un en-
tal en el campo (hasta finales de 1939) para culmi- tendimiento mucho más completo de la abundan-
nar en su monumental publicación sobre la vege- cia y distribución de pteridofitas en esta región ca-
tación y flora, Rio Mayo Plants (Gentry, 1942). liente y seca.
Gentry incluyó 24 especies de pteridofitas en su Entre los proyectos más ambiciosos de los vo-
catálogo de la flora, de los cuales 16 eran registros lúmenes florísticos a gran escala recientemente pu-
de Sonora. Unos de sus hallazgos, como es el caso blicados sobre Sonora se encuentra el trabajo de
de Dennstaedtia distenta (Kunze) Moore (la que él Paul S. Martín y sus numerosos colegas para revi-
reportó como Dicksonia aff. rubiginosa), no se han sar la obra clásica de Gentry de la flora del río Mayo.
colectado de nuevo en el estado desde que Gentry En ese trabajo, Yatskievych y Piper (1998) catalo-
PTERIDOFITAS 221

garon 82 especies de helechos de la porción Sono- des para obtener nuevos e importantes datos sobre
rense de la región, más de tres veces la cantidad pu- la flora de pteridofitas del estado, especialmente en
blicada en el listado original de Gentry (1942), en porciones del este de Sonora entre las regiones de
lo que constituyó la lista más larga de pteridofitas los ríos Mayo y Bavispe, las cuales habían estado
de Sonora previa al presente trabajo. Debe men- relativamente sin caminos hasta épocas recientes.
cionarse que el área geográfica incluida en la edi-
ción revisada también era un poco más grande que
la que cubrió Gentry. DIVERSIDAD TAXONÓMICA
Los estudios florísticos en Sonora se distinguen
de los de otros estados mexicanos porque han sido Los taxones de pteridofitas documentados para
realizados principalmente por botánicos de Esta- Sonora se enlistan en el apéndice 1 (véase disco
dos Unidos. Relativamente muy pocos botánicos compacto). Por conveniencia, nuestro criterio taxo-
de las principales instituciones de México han co- nómico a nivel genérico y específico se basa en el
lectado en Sonora y muy pocos de ellos han in- reciente tratamiento florístico de las pteridofitas
cluido ejemplares de pteridofitas. Hasta cierto pun- de México por Mickel y Smith (2004). Algunos
to a Sonora se le ha visto como «la frontera» por puntos de controversia taxonómica o potencial
los botánicos mexicanos del sur, salvo por los que desacuerdo con esa obra se discuten brevemente
han estudiado la familia Poaceae con la intención con notas al final del registro taxonómico perti-
de mejorar el potencial del agostadero, así como nente. Solamente en los géneros Astrolepis y No-
por las almas valientes que han estudiado grupos tholaena decidimos segregar unas cuantas subespe-
de angiospermas especializadas como son la Cac- cies y una especie que Mickel y Smith (2004) tra-
taceae y los zacates para forraje ganadero (Beetle et taron pero no reconocieron formalmente. La cla-
al., 1991). Adicionalmente, hasta cerca de 1990, sificación de familias de helechos ha sido contro-
los programas de botánica en las universidades de versial por más de un siglo. Nosotros seguimos el
Sonora no estaban muy involucrados en inventa- sistema reciente propuesto por Smith et al. (2006),
rios florísticos, aunque esto ha cambiado de forma la única clasificación de familias de helechos res-
importante, ya que se han estado contratando bo- paldada con análisis filogenéticos usando datos
tánicos de campo, especialmente en la Universidad morfológicos y moleculares.
de Sonora. El listado florístico actual de las pteridofitas de
El presente estudio se basa en el examen de cer- Sonora incluye 16 familias en 39 géneros y 142
ca de mil cuatrocientos especímenes de pteridofi- taxones en total (136 especies y seis taxones intra-
tas de Sonora (muchos con duplicados en dos o específicos adicionales sin incluir unos cuantos hí-
más herbarios). Éstos provienen principalmente de bridos ínterespecíficos). En la tabla 1 se presentan
las ricas colecciones de la University of Arizona y los totales de familias, géneros y especies en la flo-
del Missouri Botanical Garden, con especímenes ra. Los dos géneros con más especies en Sonora
adicionales selectos para estudio de varios herba- son Cheilanthes (27 sp.) y Selaginella (16 sp.); éstas
rios, entre los que se incluyen: University of Cali- representan más del treinta por ciento de la pteri-
fornia at Berkeley, University of California at Ri- doflora de Sonora. Otros géneros con más de cin-
verside, California Academy of Sciences, Gray co especies en Sonora incluyen Asplenium (8 sp.),
Herbarium of Harvard University, University of Pellaea (8 sp.), Adiantum (7 sp.), Argyrochosma (6
Michigan, New York Botanical Garden, U.S. Na- sp.) y Notholaena (6 sp.). Los siete géneros con más
tional Herbarium y el Herbario Nacional de la especies representan 58% de la flora total de hele-
Universidad Nacional Autónoma de México. Aun- chos. Salvo por Asplenium, todos estos géneros son
que pareciera que mil cuatrocientos ejemplares son ricos en especies xerófitas. Por otro lado, 18 géneros
una muestra grande, existen muchas oportunida- están representados por una sola especie en Sonora.
222 DIVERSIDAD BIOLÓGICA DE SONORA

Tabla 1. Relación total de las pteridofitas de Sonora


(en la clasificación de las familias se sigue a Smith et al.. 2006, y en los géneros, especies e infrataxones
a Mickel y Smith, 2004)
Nombre Número Número Nombre Número Número
de géneros de especies de géneros de especies
Anemiaceae 1 Psilotaceae 1
Anemia 3 Psilotum 2
Aspleniaceae 1 Pteridaceae 13
Aspleniu 8 Adiantum 7
Blechnaceae 2 Anogramma 1
Blechnum 2 Argyrochosma 6
Woodwardia 3 Astrolepis 4
Dennstaedtiaceae 2 Bommeria 2
Dennstaedtia 1 Cheilanthes 27
Pteridium 1 Cheiloplecton 1
Dryopteridaceae 3 Mildella 1
Dryopteris 1 Notholaena 6
Elaphoglossum 1 Pellaea 8
Phanerophlebia 3 Pentagramma 1
Equisetaceae 1 Pityrogramma 1
Equisetum 2 Pteris 1
Marsileaceae 1 Salviniaceae 2
Marsilea 2 Azolla 1
Ophioglossaceae 2 Salvinia 1
Botrychium 2 Selaginellaceae 1
Ophioglossum 3 Selaginella 16
Plagiogyriaceae 1 Thelypteridaceae 1
Plagiogyria 1 Thelypteris 3
Polypodiaceae 4 Woodsiaceae 3
Campyloneurum 1 Athyrium 1
Phlebodium 1 Cystopteris 1
Pleopeltis 1 Woodsia 5
Polypodium 4 Totales 16 familias 39 géneros 136 especies

En la tabla 2 se compara la pteridoflora de So- la superficie terrestre es estrecha y pequeña y la tie-


nora con otras floras selectas. Las especies sono- rra al norte que une a Baja California y Sonora por
renses representan más del 13% de la diversidad lo general es muy caliente y muy seca para ser ruta
total de especies de helechos de México. Como lo de migración de helechos. Así, la flora de helechos
mencionan Steinmann y Felger (1997) y otros, no de la península es considerablemente menos di-
hay una separación biogeográfica clara entre Sono- versa que la tierra continental adyacente de Sono-
ra y las unidades políticas adyacentes de Arizona, ra, ya que tiene doce géneros menos y su total está
Chihuahua y Sinaloa. Las floras de estas regiones por debajo de la mitad de especies presentes en
gradualmente se mezclan unas con otras. Sin em- Sonora.
bargo, el Golfo de California representa una ba- La flora de helechos de Sinaloa aún no se ha
rrera para la dispersión de plantas de tierra firme a estudiado a detalle y no se dispone de un listado
Baja California. Los vientos generados por la acti- actualizado. Mickel y Smith (2004) ubicaron en
vidad del monzón de verano proveniente del sur o un mapa varios helechos cuyo rango de distribu-
el suroeste impactan sólo la parte sur de la penín- ción se extiende hasta Sinaloa pero no a Sonora.
sula. La cordillera de la península no es continua, La mayoría de éstos son especies tropicales que por
PTERIDOFITAS 223

Tabla 2. Comparación de la flora de pteridofitas de Sonora con otras pteridofloras selectas de México
Número Número
Flora Referencia
de géneros de especies
México Mickel y Smith, 2004 124 1 009
Sonora Presente trabajo 39 136
Arizona Yatskievych y Windham (sin publ.) 30 104
Baja California Wiggins, 1980 27 65
Chihuahua Correll y Johnston (1962, 1978); Yatskievych y Piper (1998) 39 141
Notas: la cantidad de géneros se ha ajustado para reflejar la clasificación de Mickel y Smith (2004). Para el resumen de las pteridofitas
mexicanas en otras partes del país véase Tejero-Díaz y Mickel (2004).

lo general no crecen al norte del Trópico de Cán- especies del Desierto Sonorense como aquéllas con
cer en el sur de Sinaloa. Así, no se esperan muchas distribuciones de montaña relativamente amplias.
adiciones del sur para la pteridoflora de Sonora. En el futuro se espera detectar pocos helechos de
La cumbre de la Sierra Madre Occidental aparen- Arizona en Sonora. Éstas principalmente son es-
temente no es una barrera biogeográfica formida- pecies de montaña como Adiantum aleuticum
ble para la dispersión de pteridofitas. Las floras de (Rupr.) C.A. Paris, Asplenium septentrionale (L.)
helechos de Sonora y Chihuahua comparten cerca Hoffm. y Polypodium hesperium Maxon, las que
de cien especies (cerca de 73% de la flora de Sono- quizás se encuentren en la cordillera de la Sierra
ra). Las especies en Chihuahua, pero no en Sonora, Madre Occidental. Adicionalmente, es posible que
principalmente se centran en la flora del Desierto dos taxones, principalmente del Desierto Chihu-
Chihuahuense y no ocurren en sitios altos en la ahuense: Argyrochosma limitanea subsp. mexicana
Sierra Madre. Algunos de los helechos de Chihua- y Notholaena neglecta, se encontrarán en las áreas
hua que ocurren principalmente en áreas menos de caliza del noreste de Sonora. Asimismo, en el
desérticas son candidatos perfectos para encontrarse futuro es de esperar que pocos helechos de Sonora
en Sonora. Entre éstos se incluyen Asplenium chi- se encuentren en Arizona. Dos posibilidades son los
huahuense, Elaphoglossum muelleri, Polypodium gut- taxones principalmente del Desierto Chihuahuen-
tatum, P. hartwegianum, P. hesperium, y P. subpe- se: Astrolepis cochisensis subsp. chihuahuensis y Ar-
tiolatum. Por ejemplo, gran parte de estas adicio- gyrochosma fendleri, que con el tiempo quizás se do-
nes potenciales para la pteridoflora de Sonora han cumenten de la región más al sureste de Arizona.
sido reportadas de la región del Parque Nacional
Cascada de Basaseachi, que se encuentra tan sólo a
cincuenta kilómetros (por aire) de la frontera con ASPECTOS BIOGEOGRÁFICOS Y ECOLÓGICOS
Sonora (Spellenberg et al., 1996).
La flora de helechos de Arizona, con treinta La flora pteridofita de Sonora se caracteriza mejor
géneros y 104 especies, es menos diversa que la de como la de una zona cálida-templada. Muchos de
Sonora. Estas dos regiones comparten solamente los grupos obvios de helechos tropicales, como es
63 especies (62% de la flora total de helechos de el caso de los helechos encaje (Hymenophyllaceae)
Arizona y 46% de la flora de Sonora). La diferen- y los helechos arbóreos (Cyatheaceae, Dicksonia-
cia entre las dos floras se debe principalmente a la ceae), no se han registrado en el estado. Es notable
influencia del norte en la flora pteridofita de Ari- que no existan las epifitas del tallo y del dosel y
zona (especialmente en los géneros Asplenium, sólo una especie de helecho en Sonora (Pleopeltis
Botrychium, Cystopteris y Woodsia) y a que varias polylepis), que regularmente es una epifita, aquí se
de las especies más tropicales tienen su límite nor- encuentra más comúnmente sobre piedras.
te de distribución al sur de la frontera internacio- La flora está especialmente influenciada por la
nal. Entre las especies compartidas se incluyen tanto sequía estacional. Las especies de humedales tie-
224 DIVERSIDAD BIOLÓGICA DE SONORA

nen una representación muy baja en la flora; los cuando el esporofito maduro puede resistir una ma-
géneros como Azolla, Equisetum y Plagiogyria son yor exposición a los elementos.
escasos en el estado, otros como Acrostichum y Pilu- Existe una zonación vertical de especies en este
laria aún no se han colectado en Sonora. hábitat de cañón-barranco-arroyo, aunque estos
Por otro lado, gran parte de la porción del De- patrones no son claramente distintos y se trasla-
sierto Sonorense del estado no es tan árida como pan bastante. Algunas especies son más comunes
en algunos de los desiertos en otros continentes. debajo de los mil doscientos metros de altitud y cre-
Salvo por una pequeña porción al noroeste de So- cen en la selva baja caducifolia, mientras que otras
nora y estados adyacentes que es extremadamente se encuentran principalmente en altitudes arriba
árida (precipitación media anual menor a diez cen- de los mil metros en bosques de encino y de pino-
tímetros), el clima del resto del Desierto Sonoren- encino. Las especies del Desierto Sonorense gene-
se se clasifica simplemente como árido (McGin- ralmente ocurren debajo de los mil doscientos me-
nies et al., 1968). La mayoría de los otros desiertos tros. Muchas también se desarrollan bien en aflo-
del mundo tienen áreas extensas que son extrema- ramientos cerca del fondo de los cañones y en los
damente áridas y brindan muy pocos microhábi- márgenes de riachuelos donde la comunidad vege-
tats para albergar floras de helechos diversas. Por tal en general es un bosque ribereño.
ejemplo, la flora de Libia (área casi diez veces ma- Dada la ocurrencia relativamente restringida de
yor que Sonora) incluye sólo quince especies de sustratos calcáreos, muy pocas de las pteridofitas
pteridofitas (El-Gadi y El-Taife, 1989) y su distri- de Sonora muestran fuertes preferencias de sustra-
bución está restringida a oasis, áreas costeras y otros to. Entre las calcífilas presentes están los taxones
lugares raros donde las condiciones son más hú- cheilanthoides Argyrochosma fendleri, A. jonesii,
medas que las promedio para el Desierto del Saha- Astrolepis cochisensis (excepto subsp. arizonica), A.
ra. En general, los límites entre el Desierto Sono- integerrima, y Cheilanthes villosa. Debido a la com-
rense y las áreas circundantes en Sonora no son pleja geología de los sustratos ígneos y volcánicos
abruptos y la mayor parte de Sonora se puede ca- de Sonora, poco se puede decir sobre la preferen-
racterizar como una región bajo la fuerte influen- cia de sustratos entre la gran variedad de los tipos
cia de un clima estacionalmente seco. de lechos de roca más ácidos. Las observaciones de
En la matriz de tipos de hábitats y microhábi- campo que sugieren que ciertos tipos de roca, por
tats asociados, la mayor diversidad de pteridofitas ejemplo la cuarcita, frecuentemente contienen una
en Sonora parece estar asociada con laderas roco- mayor diversidad de helechos que las áreas circun-
sas en cañones, barrancos o sistemas de arroyos en dantes, quizás se deban más a características geo-
altitudes medias. Casi todas las especies que en el morfológicas y topográficas que a la bioquímica o
estado se han registrado creciendo sobre piedras, mineralogía del sustrato.
también se han encontrado creciendo en el suelo. En sentido geográfico, es difícil sacar conclu-
Aunque algunas especies se encuentran en alfom- siones sobre la distribución de helechos en el esta-
bras musgosas en la superficie de acantilados y pe- do. Como sucede con otras floras, los datos están
ñas, los helechos epipetricos más comunes tienen muy sesgados por las diferentes intensidades de mues-
rizomas en grietas o debajo de las piedras, un am- treo en varias partes de la región. Las áreas donde
biente que proporciona un microhábitat donde se se han hecho inventarios florísticos detallados tien-
protegen de los efectos desecantes del viento y del den a tener más especies documentadas que las áreas
sol y también un sustrato que se seca algo más len- adyacentes donde se ha colectado poco. La figura
to que el ambiente adyacente más expuesto. Cabe 1 resume el número de especies que se han regis-
mencionar que la generación gametofítica de la ma- trado en cada uno de los municipios de Sonora.
yoría de los helechos requiere microhábitats hú- Sólo 51 de los setenta municipios tienen algún re-
medos a fin de completar el ciclo de vida, incluso gistro de pteridofitas. Los que no tienen colectas
PTERIDOFITAS 225

de helechos están dispersos en varias partes del es- variación en la intensidad de muestreo más que un
tado. Treinta y dos municipios tienen cinco o me- indicio real de la diversidad de helechos. La obser-
nos especies de helechos colectadas. Dos munici- vación de que la mayor riqueza de especies de he-
pios destacan por tener considerablemente más lechos parece ocurrir en el sureste de Sonora sugie-
registros de pteridofitas que los otros. Yécora (79 re que inventarios más intensos en los municipios
especies) y Álamos (78 especies) tienen cada uno con menos colectas de esta región tienen un buen
casi cuatro veces el número de especies registradas potencial de nuevos descubrimientos.
para el siguiente municipio (Nogales, con 21 es-
pecies). La disparidad tan alta entre los números
de Yécora y Álamos y las de los municipios inter- CONSERVACIÓN
medios (en el caso de Quiriego no existe ninguna
colecta de helechos) es sin duda un artificio de la Es notable que todas o la mayoría de las pteridofi-

Figura 1. Número de especies de pteridofitas registradas para cada municipio en Sonora, basado en ca. 1 400 ejemplares con-
sultados en varios herbarios.
226 DIVERSIDAD BIOLÓGICA DE SONORA

tas de Sonora sean nativas a la región. Sólo dos es- amplia en ambos continentes.
pecies son sin duda introducidas o tienen este po- El resto de las pteridofitas tienen una distribu-
tencial en la región. Pteris cretica, con amplia dis- ción amplia en el norte y el centro de México u
tribución y sobre la cual algunos botánicos han es- ocurren en todo México y a veces en otros países.
peculado que posiblemente fue introducida en el La evaluación del estatus de conservación de las
continente americano, es potencialmente no nati- especies de helechos raros de Sonora se dificulta
va en el estado, aunque se encuentra muy bien in- por el escaso conocimiento de sus distribuciones.
tegrada en las comunidades vegetales naturales y Las dos especies endémicas ocurren en las sierras al
no es invasor en los pocos sitios que se ha colecta- este de Sonora, donde se espera descubrir más po-
do. Salvinia molesta, una especie acuática nativa blaciones sonorenses en lugares remotos o muy po-
de Brasil y ampliamente invasora en los climas tro- co colectados, así como en otras poblaciones de la
picales y cálidos-templados del mundo, reciente- región adyacente de Chihuahua.
mente se confirmó ocurriendo en el noroeste de La mayoría de los helechos sonorenses están en-
Sonora. A finales de la década de 1990 esta maleza clavados en grietas rocosas. Muchas de estas espe-
invasora se encontró en los canales agrícolas en el cies tienen mal sabor o son venenosas para el gana-
sureste de California que desembocan en el río Co- do. Así, aparte de los efectos del pisoteo y la ero-
lorado. Desde entonces se ha establecido bastante sión, la mayoría de los helechos de Sonora no se
bien en el río Colorado bajo y se ha dispersado ha- ven afectados negativamente por el pastoreo. Otros
cia el sur en Baja California y Sonora. impactos ambientales que pueden ser más dañi-
La flora pteridofita de Sonora tiene muy pocos nos a los helechos incluyen los incendios foresta-
helechos endémicos y se cree que actualmente sólo les, la disminución o elevación del nivel freático,
dos especies están restringidas al estado. Argyrochos- la tala del bosque en la parte alta de la sierra o de
ma lumholtzii se conoce sólo de dos ejemplares his- los ríos y la destrucción del hábitat por las activi-
tóricos sin datos precisos sobre la localidad y de una dades mineras o caleras. Paradójicamente, aunque
colecta moderna en la sierra San Antonio en el la construcción de nuevos caminos facilita en gran
municipio de Cucurpe, donde se presume aún exis- medida las exploraciones biológicas en áreas remo-
te. La especie descrita recientemente Cheilanthes yats- tas, el aumento de la población humana que acom-
kievychiana, hasta ahora sólo se conoce del ejem- paña a éstos también incrementa la presión en el
plar tipo, una colecta moderna de la sierra del Ali- ambiente adyacente.
so cerca de San Javier. Del resto de los taxones de
la pteridoflora de Sonora, se piensa que actualmente
sólo cuatro están restringidos al noroeste de Méxi- AGRADECIMIENTOS
co: Polypodium polypodioides var. knoblochianum,
Polypodium praetermissum, Selaginella macrathera Los autores agradecen a Richard Felger, Mark Fish-
y Woodsia cystopteroides. Otros diez taxones ocu- bein, Michael Windham y George Ferguson por
rren en el suroeste de Estados Unidos y en todo el sus valiosas aportaciones y por compartir sus ejem-
norte de México y doce más en el suroeste de Esta- plares. La cooperación del personal y curadores de
dos Unidos y sólo en el noroeste de México. Ade- las instituciones citadas también se agradece enor-
más, la especie Asplenium dalhousiae es poco co- memente. En especial se agradece a los adminis-
mún en Arizona y el noroeste de México, pero pre- tradores de la base de datos de la Comisión Nacio-
senta una distribución disyunta en Asia, en la re- nal para el Conocimiento y Uso de la Biodiversi-
gión del Himalaya. La distribución bicontinental dad (Conabio), quienes amablemente proporcio-
no es única a la flora de Sonora. Asplenium exi- naron una tabla de registros de pteridofitas pre-
guum también ocurre en Asia y en América del sentes en su Sistema Nacional de Información so-
Norte, pero tiene una distribución mucho más bre Biodiversidad (SNIB).
PTERIDOFITAS 227

LITERATURA CITADA Corrections to the Pteridophyte Flora of Chihua-


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Capítulo traducido por Ana Lilia Reina-Guerrero


229

BIODIVERSIDAD DE LAS PLANTAS VASCULARES

THOMAS R. VAN DEVENDER,1 RICHARD S. FELGER,1 MARK FISHBEIN,2 FRANCISCO E. MOLINA-FREANER,3


J. JESÚS SÁNCHEZ-ESCALANTE4 Y ANA LILIA REINA-GUERRERO1

RESUMEN. La flora del estado de Sonora, con un canzan su límite norte en la transición del mato-
área de 184 934 km², actualmente tiene 3 659 taxo- rral espinoso costero al Desierto Sonorense cerca
nes específicos e intraespecíficos en 188 familias y de Guaymas (ca. 28° N) o en poblaciones aisladas
1 107 géneros, documentada con ejemplares de her- en cañones o cumbres de sierras en el desierto. Mu-
bario. Las 3 483 especies (3 237 nativas) incluyen chas plantas alcanzan sus límites occidentales en la
104 variedades, 43 subespecies y 30 híbridos entre transición MEP-Desierto Sonorense en el este de
especies. Únicamente 78 taxones (68 especies, 8 sub- Sonora y en los bosques de montaña de la Sierra
especies y 2 variedades en 26 familias) son endé- Madre Occidental (SMO) en el este del estado. Va-
micos del territorio (sin islas) de Sonora. Las fami- rias plantas alcanzan sus límites más al sur en So-
lias con el mayor número de taxones endémicos nora, entre las que se incluyen especies de zonas tem-
son Cactaceae (13), Asteraceae (12) y Agavaceae pladas en las serranías aisladas conocidas como is-
(11, 9 Agave). El endemismo es bajo (2.3% de las las serranas (en inglés sky islands) en el noreste y en
3 413 taxones nativos) debido a que Sonora es una la SMO en el este, y las especies del Desierto Sono-
unidad política en donde las comunidades bióti- rense en matorral espinoso en la planicie costera
cas y muchas cuasiendémicas se extienden a los es- del sur de Sonora. Algunas plantas de pastizal des-
tados adyacentes o a las islas en el Golfo de Cali- értico y de matorral desértico del Desierto Chihua-
fornia. huense alcanzan tanto sus límites meridional y oc-
La diversidad de plantas de Sonora refleja la cidental en la parte noreste y norte-centro de Sonora.
mezcla de grandes provincias biogeográficas. Los Un total de 58 especies de plantas de Sonora
trópicos del Nuevo Mundo alcanzan su límite sep- están protegidas legalmente por el gobierno mexi-
tentrional en Norteamérica en el este de Sonora. cano en la NOM-059-ECOL-2001 (NOM, 2002) como
Muchas especies tropicales con amplia distribución E (probablemente extinta), P (en peligro de extin-
alcanzan su límite norte cerca de Álamos en el sur ción), A (amenazada) y Pr (sujeta a protección es-
de Sonora, en la selva baja caducifolia, la cual se pecial). Esta lista necesita revisarse debido a que:
extiende hasta los 28° 35’ N en la sierra San Javier. 1. Información nueva indica que algunas especies
El matorral espinoso de piedemonte (MEP) se ex- son más comunes, tienen distribución más amplia
tiende hasta los 30° 30’ N en la cuenca hidrográfi- o no están tan amenazadas como se pensaba ante-
ca del río Bavispe, donde la distribución de algu- riormente. 2. Las variedades de algunas especies
nas plantas y animales tropicales se extiende hacia tienen requerimientos de conservación diferente.
el norte en los afluentes del norte del río Yaqui en 3. Los nombres taxonómicos necesitan actualizar-
el sureste de Arizona. Otras especies tropicales al- se. 4. Algunas especies enlistadas como Pr no son
raras o amenazadas pero necesitan manejarse como
1
University of Arizona.
2
Portland State University. recurso natural y reglamentarse bajo una ley dife-
3
Universidad Nacional Autónoma de México. rente. 5. Varias plantas regionales, entre las que se
4
Universidad de Sonora. incluye 69 taxones endémicos al territorio conti-
Van Devender, T.R., R.S. Felger, M. Fishbein, F.E. Molina-Freaner, J.J. Sánchez-Escalante y A.L. Reina-Guerrero. 2009.
Biodiversidad de las plantas vasculares. En: F.E. Molina-Freaner y T.R. Van Devender, eds.
Diversidad biológica de Sonora. UNAM, México, pp. 229-262.
230 DIVERSIDAD BIOLÓGICA DE SONORA

nental de Sonora, las endémicas de las islas del Desierto Sonorense, el zacate buffel (Pennisetum
Golfo de California y otras 27 plantas que están ciliare) en el matorral desértico del centro, la costa
protegidas en Arizona deben evaluarse como can- y norte de Sonora, el matorral espinoso de piede-
didatas para agregarse a la lista de la NOM. monte en la región este-centro y sur del estado y el
La mayor parte de Sonora tiene grandes áreas zacate africano (Eragrostis lehmanniana) y el zacate
con hábitat natural, parte del cual está protegido rosado (Melinis repens) en el pastizal desértico del
en extensas reservas. La pérdida de la biodiversi- este y norte del estado.
dad natural por las perturbaciones y alteraciones a Creemos que cada día es más urgente la conser-
las comunidades bióticas naturales está aumentan- vación y manejo de áreas naturales protegidas, la
do en todo el estado conforme se incrementa la po- protección de especies raras y amenazadas, la vigi-
blación humana y la urbanización se extiende. Los lancia y control de especies exóticas e invasoras y
grandes centros de desarrollo urbano se localizan una educación ambiental de calidad conforme la
en las zonas bajas de la parte central y occidental población humana sigue creciendo y aumenta la
del estado. La región serrana de mayor altitud de urbanización y la destrucción de hábitats.
la porción este del estado está menos poblada, pero
la tala generalizada y las operaciones mineras han ABSTRACT. The flora of the state of Sonora with an
impactado los bosques tropicales y de montaña. El area of 184 934 km² presently includes 3 659 spe-
uso de leguminosas como mezquite (Prosopis) y pa- cific and infraspecific taxa documented by herbar-
lo fierro (Olneya) para producir carbón y el tallado ium specimens, 188 families, and 1 107 genera. In
de figuras de madera y la explotación de encinos the 3 483 species (3 237 native), there are 104 addi-
(Quercus) para la producción de papel y carbón, tional varieties, 43 additional subspecies, and 30
representan usos no sustentables de especies im- hybrids between species. Only 78 taxa (68 species,
portantes. El desmonte del matorral espinoso 8 subspecies, and 2 varieties in 26 families) are en-
para la agricultura de gran escala y la construcción demic to mainland Sonora. Families with the lar-
de granjas camaroneras en los estuarios ha impac- gest numbers of endemic taxa are the Cactaceae
tado dramáticamente las áreas costeras con alta ri- (13), Asteraceae (12), and Agavaceae (11, 9 Aga-
queza biológica. Los desarrollos turísticos en las pla- ve). Endemism is low (2.3% of the 3 413 native
yas del Golfo de California y la construcción de la taxa) because Sonora is a political unit, and most
nueva carretera costera acelerarán el desarrollo cos- biotic communities and many quasi-endemics ex-
tero y la pérdida del hábitat. tend into adjacent states or onto islands in the Gulf
La flora de Sonora tiene relativamente pocas of California.
especies no nativas (246 taxones, 6.7% de la flo- The plant diversity of Sonora reflects the inter-
ra). La mayoría son de las familias Poaceae (68 taxo- mingling of major biogeographic provinces. The
nes), Brassicaceae (19 taxones), Fabaceae (15 taxo- New World tropics reaches its northernmost limit
nes) y Asteraceae (14 taxones) y en su mayoría son in North America in eastern Sonora. Many wide-
hierbas (83.1%), especialmente anuales (140 taxo- spread tropical species reach their northern limits
nes). La mayoría de estas especies (75.1%) son de near Álamos in southern Sonora in tropical decid-
Eurasia y África y las menos (67 taxones) provie- uous forest, which extends to 28° 35’ N in the Sie-
nen del Nuevo Mundo, desde México a América rra San Javier. Foothills thornscrub (FTS) extends
del Sur. Sólo 15% de las especies no nativas (37 to 30° 30’ N in the Rio Bavispe drainage, with some
taxones) se consideran invasoras con potencial para tropical plants and animals following the northern
dañar los hábitats naturales. Las especies invasoras tributaries of the Río Yaqui into southeastern Ari-
más preocupantes son la mostaza del Sahara (Bras- zona. Other tropical species reach their northern
sica tournefortii), los zacates mediterráneo y árabe limits in the coastal thornscrub-Sonoran Desert tran-
(Schismus arabicus, S. barbatus) en el noroeste del sition near Guaymas (ca. 28° N) or in isolated pop-
BIODIVERSIDAD DE LAS PLANTAS VASCULARES 231

ulations in canyons and on mountaintops within per and charcoal production are non-sustainable
the desert. Many plants reach their western limits uses of important species. Clearing of thornscrub
in the FTS-Sonoran Desert transition in east-cen- for large-scale agriculture and construction of shrimp
tral Sonora and in montane forests in the Sierra farms in estuaries have dramatically impacted bio-
Madre Occidental (SMO) in eastern Sonora. Many logically rich coastal areas. Beachfront develop-
plants reach their southern limits in Sonora includ- ments along the Gulf of California and the con-
ing temperate species in the isolated sky island struction of a new coastal highway will accelerate
mountains in the northeast and the SMO in the east, developments along the coast and loss of habitat.
and Sonoran Desert species in thornscrub on the The flora of Sonora has relatively few non-na-
coastal plain in southern Sonora. Desert grassland tive species (246 taxa 6.7% of the flora). They are
and Chihuahuan desertscrub plants are reaching mostly in the Poaceae (68 taxa), Brassicaceae (19
both their southern and western range limits in taxa), Fabaceae (15 taxa), and Asteraceae (14 taxa),
northeastern and north-central Sonora. and mostly herbs (83.1%), especially annuals (140
A total of 58 Sonoran plants are legally protec- taxa). Most species (75.1%) are from Eurasia and
ted by the Mexican government in the NOM-059- Africa with fewer (67 taxa) from the New World
ECOL-2001 (NOM, 2002) as E (extinta, extinct), P (en from Mexico to South America. Only fifteen per
peligro, in danger of extinction), A (Amenazada, cent of the non-native species (37 taxa) are con-
threatened), and Pr (protección, special protec- sidered invasive with potential to harm natural ha-
tion). The list needs revision because: 1. New in- bitats. The most serious invasive species are Sahara
formation indicates species are more common, mustard (Brassica tournefortii) and Mediterranean
more widespread, or not as threatened as previous- and Arabian grasses (Schismus arabicus, S. barba-
ly thought. 2. The varieties of species have differ- tus) in the northwestern Sonoran Desert; buffel-
ent conservation needs. 3. Taxonomic names need grass (Pennisetum ciliare) in desertscrub in central,
to be updated. 4. Some Pr species are not rare or coastal, and northern Sonora and foothills thorns-
threatened, but need to be managed as resources crub in east-central and southern Sonora; and Leh-
and regulated under different legislation. 5. Many man lovegrass/zacate africano (Eragrostis lehman-
regional plants, including 69 taxa endemic to main- niana) and Natalgrass/zacate rosado (Melinis repens)
land Sonora, endemics on islands in the Gulf of in desert grassland in eastern and northern Sonora.
California, and 27 additional plants that are pro- The needs for conservation through land pro-
tected in Arizona, should be evaluated as candidates tection and management in natural areas, protec-
for addition to NOM list. tion of rare and threatened species, monitoring and
Much of Sonora has large areas of natural habi- control of non-native and invasive species, and
tat, some of which are protected in vast reserves. improved environmental education will become
The losses of natural biodiversity through distur- more urgent as the human population continues
bance and disruption of natural biotic communi- to grow, and related developments and habitat
ties are increasing statewide as human population destruction increase.
grows and developments expand. Major urban
developments are in the low-elevation central and
western part of the state. The mountainous, high- INTRODUCCIÓN
er-elevation eastern part of the state is less popu-
lated, but widespread logging and local mining Sonora se localiza en el noroeste de México y, con
operations have impacted tropical and montane un área de 184 934 km², es el segundo estado más
forests. Harvesting of hardwood legumes such as grande del país. La porción sonorense de la fronte-
mesquite (Prosopis) and ironwood (Olneya) for char- ra internacional México-Estados Unidos tiene una
coal and woodcarvings and oaks (Quercus) for pa- longitud de 588 km; de éstos, 568 km se compar-
232 DIVERSIDAD BIOLÓGICA DE SONORA

ten con Arizona y veinte con Nuevo México. El es- se encuentran a lo largo de la SMO hacia el sur y
tado posee uno de los paisajes de vegetación más di- otras más típicas de las Montañas Rocallosas en el
versos del noroeste del país, así como una flora abun- norte. Las floras de las islas serranas se diferencian
dante y distintiva. Esto es un reflejo de la gran di- de las floras de las islas oceánicas por tener una alta
versidad de hábitats y la complejidad de los cli- diversidad de especies, un endemismo local y re-
mas locales y regionales que han resultado en una gional bajo y porcentajes bajos de especies no nati-
compleja evolución de la biota y el pasiaje. Existen vas (McLaughlin, 1995). Sin embargo, la flora de
más de veinte comunidades bióticas en el estado la Sierra Madre Occidental en el este de Sonora y
(Felger y Lowe, 1976; Martin et al., 1998; Martí- oeste de Chihuahua es mucho más diversa que cual-
nez et al., en este vol.). Actualmente los trópicos quier área del Archipiélago Madrense.
del Nuevo Mundo alcanzan sus límites septentrio- Rzedowski (1978) consideró que la diversidad
nales en el este de Sonora, con la selva baja caduci- florística más alta de México se encuentra en el bos-
folia (SBC) extendiéndose hasta los 28° 35’ N cerca que de pino-encino. Los inventarios florísticos del
de San Javier, mientras que el matorral espinoso de Municipio de Yécora al este de Sonora lo confir-
piedemonte llega a los 30° 30’ N en el río Bavispe man, ya que el número de especies se incrementa
al este de la sierra El Tigre (White, 1948; Brown y con la altitud desde el matorral espinoso de piede-
Lowe, 1980; Felger et al., 2001). En el sur de So- monte y la SBC en las tierras bajas hasta los encina-
nora, algunas especies muy tropicales alcanzan sus les y bosques de pino-encino de las tierras altas (Van
límites septentrionales en la SBC, en la sierra de Ála- Devender et al., 2005; Van Devender y Reina-Gue-
mos y en áreas pequeñas y aisladas de selva baja rrero, datos sin publ.). En la zona fronteriza del
semidecidua en el arroyo Verde y Choquincahui. noreste de Sonora los pastizales del centro de Nor-
En el noreste de Sonora, algunas plantas y anima- teamérica alcanzan sus límites sur occidentales. Al
les tropicales se extienden hacia el norte siguiendo igual que en la mayor parte del occidente de Texas,
ramificaciones a lo largo de los tributarios norte- la vegetación es un mosaico de pastizal desértico en
ños del río Yaqui hacia el sureste de Arizona (Van suelos profundos de los valles y matorral del de-
Devender et al., 1994b; Felger, 2001). La explica- sierto Chihuahuense en laderas de calizas rocosas.
ción de por qué el limite norte de las especies tro- El Desierto Sonorense ocupa las porciones cen-
picales termina en pastizales desérticos y bosques tro y noroeste de Sonora. En el límite sur del De-
de encinos en altitudes de 1 220-1 525 metros, se sierto Sonorense cerca de Guaymas y el límite este
debe a que las especies tropicales están limitadas en el centro de Sonora hay una amplia transición
en las zonas altas por las heladas y en las zonas ba- al matorral espinoso. El matorral espinoso está pre-
jas por la aridez. Ejemplos de esto incluyen al chi- sente en las sierras y cañones protegidos dentro del
licote (Erythrina flabelliformis) y la culebra beju- desierto hasta el norte de Hermosillo (Felger,
quilla (Oxybelis aeneus). 1999). La subdivisión del Desierto Sonorense co-
La Sierra Madre Occidental (SMO) en el occi- nocida como Costa Central del Golfo, ocurre en
dente de México se extiende desde Zacatecas y Ja- ambos lados del Golfo de California con muchas
lisco hacia el norte en Chihuahua y Sonora. El Ar- especies en común (Shreve, 1964). Las plantas tí-
chipiélago Madrense es un grupo de cordilleras de picas de Baja California en la costa sonorense son
islas serranas aisladas (véanse notas más abajo) con relictos de la Edad de Hielo. Los interglaciares más
cumbres de encinales y bosques de pino-encino que calientes y más secos como el presente Holoceno
ocurren entre la SMO y el Mogollón Rim del Cen- dieron como resultado contracciones repetidas de
tro de Arizona y el margen suroeste de las Monta- los rangos de distribución de estas plantas en po-
ñas Rocallosas (Marshall, 1957; Felger y Wilson, blaciones más pequeñas y aisladas, sitios ideales para
1995; Warshall, 1995). Estas floras de montaña la especiación. Las floras del enorme escudo volcá-
son una mezcla de especies de zonas templadas que nico del Pinacate y las dunas de arena del Gran De-
BIODIVERSIDAD DE LAS PLANTAS VASCULARES 233

sierto en el noroeste de Sonora no son muy diver- tantes hábitats para la vida silvestre a lo largo de
sas, pero son únicas, y reflejan las afinidades y co- ríos y riachuelos desde el noreste de Sonora hasta
nexiones con las áreas extremadamente áridas de Baja el centro del estado, de los cuales Cajón Bonito en
California, Arizona y California (Felger, 2000). el noreste del estado es un excelente ejemplo. De
Aunque Sonora es más conocida como una re- estos árboles ribereños sólo los sauces se localizan
gión árida y semiárida cuenta con una variedad de en el sur de Sonora, donde se encuentran asocia-
hábitats de humedales. El área ribereña más exten- dos con guásima (Guazuma ulmifolia), sabino (Taxo-
sa se encuentra a lo largo del río Colorado y su del- dium distichum var. mexicanum), álamo (Populus
ta (Felger, 2000). Existen otros tipos de humeda- mexicana var. dimorpha), guamúchil (Pithecello-
les en el noroeste de Sonora como son los oasis bium dulce), arbolío (Sapinus saponaria) y uvala-
(Quitovac, Quitobaquito), el río Sonoyta y este- ma (Vitex mollis) en bosques ribereños tropicales
ros costeros salobres y pozos de agua dulce en la (Martin et al., 1998). La Ciénega de Camilo al este
bahía de Adair a lo largo del Golfo de California de Maycoba en la Sierra Madre contiene la única
(Felger, 2000). Varios ríos, entre los que se inclu- turbera con el musgo sphagnum (Sphagnum pa-
yen el Magdalena (Asunción), el San Miguel y el lustre) en el estado (Van Devender et al., 2003).
Sonora, en la parte central del estado, desembocan Hay por lo menos cuatro mil especies de plan-
en el Golfo. Los ríos más grandes del estado son el tas vasculares en el estado de Sonora en el noroeste
Yaqui y el Mayo, los cuales tienen enormes cuen- de México. Las plantas vasculares comprenden los
cas hidrológicas que incluyen el tercio oriental del helechos y sus afines, las gimnospermas, incluyen-
estado y la parte adyacente del sureste de Arizona do las cícadas, ephedras y coníferas, así como las
y el oeste de Chihuahua. El río Cuchujaqui y el arro- angiospermas o plantas con flores. En este capítu-
yo El Cobre, cerca de Álamos, son afluentes del lo hacemos una síntesis sobre las plantas vasculares
río Fuerte, donde desagua la mayor parte del norte conocidas de la porción continental del estado de
de Sinaloa. En el noreste de Sonora se cuenta con Sonora y analizamos su biodiversidad, biogeogra-
ciénegas importantes, como la de Saracachi al este fía y conservación.
de Cucurpe y Agua Caliente al este de Esqueda.
El tipo de vegetación en estos humedales es di-
ferente al de las comunidades vegetales adyacen- HISTORIA DE LAS ACTIVIDADES BOTÁNICAS
tes. Los humedales costeros a lo largo del Golfo de
California incluyen extensas comunidades de ha- Son mínimos los textos sobre Sonora de la época
lófitas en las planicies y orillas de los esteros (Fried- colonial española que incluyen historia natural [v.g.
man, 1996; Martin et al., 1998; Felger, 2000). Las Kino (Burrus, 1954 y 1971; Felger, 2007); Nen-
comunidades de manglar están bien desarrolladas tvig (1764) 1971; Pfefferkorn, 1949)]. La primera
en el sur de Sonora y áreas más pequeñas están colección botánica de Sonora se hizo durante la ex-
presentes tan al norte como Puerto Lobos, al nor- pedición de Sessé y Moçiño al noroeste de Méxi-
te de Puerto Libertad. La vegetación ribereña for- co (1790-1793; Maldonado y Puig-Samper, 2000).
ma franjas lineales a lo largo de ríos y en cañones Parte de la expedición encabezada por Moçiño,
que pasan por las comunidades más altas. Se tiene Castillo y Echeverría colectó ejemplares e hizo ilus-
registro que históricamente los bosques de galería traciones de las plantas de las inmediaciones de
con enormes álamos del norte (Populus deltoides Álamos en el sur de Sonora en 1791 (Maldonado
var. fremontii) se encontraban a lo largo del río Co- y Puig-Samper, 2000). Los ejemplares de Jatropha
lorado (Felger, 2000). Los bosques ribereños o de cinerea y J. cordata en el Herbario de Sessé y Moçi-
galería con álamos, sauces (Salix bonplandiana, S. ño en Madrid y la ilustración de J. cordata de la co-
gooddingii), alisos (Platanus wrightii), fresnos (Fraxi- lección de Torner probablemente son de Sonora
nus velutina) y nogales (Juglans major) son impor- (McVaugh, 2000).
234 DIVERSIDAD BIOLÓGICA DE SONORA

Después de la expedición de Sessé y Moçiño, la a botánicos independientes o aficionados acauda-


mayor parte de la exploración botánica en Sonora lados de Norteamérica y Europa (McVaugh, 1956).
hasta casi mediados del siglo XX fue hecha por na- Palmer colectó series grandes (lo que hoy llamaría-
turalistas de Estados Unidos y Europa, aunque unos mos duplicados), algunas veces diez o más de cada
cuantos botánicos de instituciones del centro de número de catálogo. Algunas veces Palmer no te-
México se aventuraron más de 1 225 km hacia el nía cuidado con sus registros y el envío de ejem-
noroeste. A continuación resaltamos algunos de los plares. Además, los expertos que trabajaban con
más notables colectores botánicos de Sonora. sus colectas, con frecuencia asignaban los núme-
Thomas Coulter (1793-1843), un botánico ir- ros de los ejemplares y agregaban las etiquetas he-
landés, pasó varios meses (1829-1830) en Hermo- chas por los archivistas, lo que en algunas ocasio-
sillo asociado con una compañía minera y colectó nes causó mucha confusión. Numerosas plantas han
varios ejemplares de Sonora (Coville, 1895). Trece sido nombradas en honor de Palmer, las que in-
plantas sonorenses llevan su nombre, las que in- cluyen cincuenta de Sonora actualmente acepta-
cluyen Brickellia coulteri, Clerodendron coulteri, das, v.g., Amaranthus palmeri, Cnidoscolus palmeri,
Echinopepon coulteri, Guaiacum coulteri e Hibiscus Distichlis palmeri, Lippia palmeri y Pseudobombax
coulteri. palmeri. Sus colectas y notas fueron la base de mu-
Los botánicos participantes en el primer inven- chos estudios florísticos en la región (v.g., Vasey y
tario para el Deslinde Fronterizo México-Estados Rose, 1890; Watson 1889; Rose, 1895).
Unidos de 1848 (John M. Bigelow, Charles C. Algunas de las colectas de Palmer fueron estu-
Parry, Arthur C.V. Schott, Edmund K. Smith, diadas por Joseph N. Rose en el U.S. National
George Thurber y Charles Wright) colectaron mu- Herbarium (US) en Washington, D.C. Rose tam-
chos ejemplares a lo largo de la frontera Sonora- bién hizo colectas propias, la mayoría de las inme-
Arizona (Emory, 1857-1859). Los ejemplares fue- diaciones de Guaymas y el sur de Sonora, en 1897,
ron enviados a eminentes botánicos como John To- 1910 y 1921 (Rose, 1911; Johnston, 1924). Cin-
rrey, Asa Gray y George Engelmann, lo cual resul- co especies y cuatro variedades de plantas de So-
tó en la descripción de muchas especies nuevas. Nu- nora han sido nombradas en honor de Rose, entre
merosas plantas llevan los nombres de estos colec- las que se incluyen Gouania rosei, Hoffmannia ro-
tores, incluyendo Nolina bigelovii, Penstemon pa- sei y Zapoteca formosa subsp. rosei. Él describió
rryi, Lophocereus schottii, Anisacanthus thurberi, muchos taxones nuevos, los que incluyen por lo
Garrya wrightii y el género Carlowrightia. menos ciento diez especies, cinco variedades, tres
El botánico más importante del siglo XIX en subespecies y una forma en el estado.
Sonora fue Edward Palmer (1831-1911), un in- Otro intrépido colector de finales del siglo XIX
trépido colector de plantas, de material etnográfi- fue Cyrus Pringle del estado de Vermont. Durante
co y de ejemplares zoológicos (McVaugh, 1956). su vida llegó a colectar como quinientos mil ejem-
En esos tiempos los botánicos de campo como plares de cerca de veinte mil especies (Burns, 1936),
Palmer se financiaban ellos mismos por medio de aunque sólo una pequeña fracción fue de Sonora.
la venta de series de ejemplares. En 1869, 1870, En 1884 Pringle colectó el ejemplar tipo del gran
1884, 1885, 1887, 1889, 1890-1892 y 1897, Pal- cardón o sahueso sonorense, Cereus pringlei (ac-
mer colectó miles de ejemplares de herbario en las tualmente Pachycereus pringlei) en los cerros «al sur
regiones de Álamos, de Guaymas y del Delta del del río Altar» (Watson, 1885). Hoy en día veinti-
río Colorado, entre otras. Palmer llegó a Sonora cuatro especies, dos variedades y una subespecie
en barco y después viajó en diligencia, carreta, lan- de plantas de Sonora llevan su nombre.
cha, mula o caballo o a pie y años más tarde por Los botánicos Carl V. Hartman y Francis E.
tren. Sus colectas fueron enviadas a botánicos aca- Lloyd acompañaron al explorador noruego Carl
démicos de los más importantes herbarios, así como S. Lumholtz (1851-1922) en su expedición antro-
BIODIVERSIDAD DE LAS PLANTAS VASCULARES 235

pológica y geográfica de México de 1890-1893 entrara en la Segunda Guerra Mundial en 1941, fue
desde Bisbee, Arizona, hacia el sur y el este para publicado en la Flora of the Sonoran Desert por
entrar a la Sierra Madre Occidental (Lumholtz, Wiggins (1964). Comenzando a finales del siglo XIX,
1902). Ellos colectaron más de mil ejemplares nu- el apoyo financiero para el estudio de zacates en
merados (sin incluir duplicados) del noreste de So- México y Estados Unidos estaba ligado a la impor-
nora y noroeste de Chihuahua. Cinco plantas de tancia de la industria ganadera. Después de media-
Sonora han sido nombradas en honor de Lumhol- dos del siglo XX, Alan A. Beetle (1913-2003) y sus
tz, las que incluyen Pinus lumholtzii, Sedum lumhol- colegas de la sucursal Sonora de la Comisión Téc-
tzii y Solanum lumholtzianum. nico Consultiva de Coeficientes de Agostadero
Edgar A. Mearns (1856-1916) era el médico (Cotecoca) se dedicaron intensamente al estudio
del segundo inventario para el Deslinde Fronteri- de zacates, de lo que resultó la publicación Gramí-
zo México-Estados Unidos desde el Golfo de Méxi- neas de Sonora (Beetle et al., 1991). Al tiempo de
co al Océano Pacífico de 1892-1894. Él describió este escrito, la irremplazable colección sonorense
los aspectos generales de la vegetación, flora y fau- de plantas del herbario Cotecoca en Hermosillo se
na a lo largo de la frontera entre Sonora y Arizona encontraba abandonada y en peligro inminente de
(Mearns, 1907; también véase Hitchcock, 1913). destrucción. El trabajo de Cotecoca y de John y
Aunque era un zoólogo, Mearns hizo numerosas Charlotte Reeder, Richard Felger y Thomas R. Van
colectas de plantas. Mucha información detallada Devender, entre otros, elevó el conocimiento so-
sobre las localidades se encuentra en sus libretas de bre los zacates de Sonora a un nuevo nivel.
campo y catálogos en el U.S. National Herbarium Los cactos de Sonora han atraído un enorme
del Smithsonian Institution. Éste fue el primer tra- interés entre los botánicos desde los primeros re-
bajo biológico de carácter científico y verdadera- gistros escritos, con innumerables artículos acadé-
mente extensivo en la frontera México-Estados micos y para aficionados en revistas científicas tan
Unidos; la colección botánica merece un estudio variadas como Cactáceas y Suculentas Mexicanas y
adicional. Cactus and Succulent Journal (EE. UU.), entre otras
Para 1900 los medios de transporte estaban me- docenas más de diferentes partes del mundo. Coul-
jorando en Sonora y la población aumentando. ter envió 58 especies de cactos vivos a Agustín P.
El ferrocarril conectaba a Guaymas y Hermosillo de Candolle en Ginebra en 1828 y después seten-
y a una cadena de pueblos mineros como Cananea, ta especies a James T. MacKay en Trinity College
Nacozari, Tónichi y La Dura, entre otros. Éste era en Dublín (Coville, 1995). De Candolle describió
el comienzo de la era moderna y los botánicos em- 47 de los ejemplares de Coulter como especies
pezaron a ir al campo a hacer sus propias colectas. nuevas. En la década de 1850, los hermanos Potts
Los agrostólogos (especialistas de la taxonomía de (John era el gerente de la casa de la moneda de
zacates) del Smithsonian Institution Albert S. Hi- Ciudad Chihuahua, Frederick un ingeniero mine-
tchcock (1865-1935) y Agnes Chase (1869-1963) ro) enviaron cactos vivos al Royal Botanic Garden
visitaron Sonora en 1908 y 1910 (Hitchcock, 1913). (KEW) en Londres. Muchos de éstos fueron envia-
Algunas de sus colectas de zacates a orillas de cana- dos a Joseph Salm-Dyck en Austria, un botánico y
les de riego y áreas de inundación del río Sonora horticultor aficionado y el principal cactólogo de
en Hermosillo y en el área de Guaymas aparente- su tiempo. Él describió a Cereus scheeri (actualmente
mente ya no se encuentran en la región. Echinocereus scheeri) y Ferocactus pottsii, comunes
El tratado de zacates del Desierto Sonorense de en el sur de Sonora. Numerosos botánicos hicie-
Jason R. Swallen (1903-1991) se basó en ejempla- ron contribuciones importantes para el conoci-
res de herbario, incluyendo los de Forrest Shreve e miento de los cactos de Sonora, entre ellos: León
Ira L. Wiggins, así como en literatura publicada. Diguet (1928), Nathaniel Lord Britton y Joseph
Aunque se terminó antes de que Estados Unidos N. Rose (1919-1923), Robert T. Craig (1945),
236 DIVERSIDAD BIOLÓGICA DE SONORA

Helia Bravo-Hollis y colegas (Bravo-Hollis, 1978; tracción y el final de la Revolución Mexicana faci-
Bravo-Hollis y Sánchez-Mejorada 1991a y 1991b), litaron el acceso a territorio sin exploración botá-
Rafaela Paredes-Aguilar et al. (2000), Felger y Alan nica. Ira L. Wiggins (1899-1987) realizó 33 viajes
Zimmerman (2000), Donald Pinkava y sus estu- de colecta al estado de Sonora desde 1932 a 1963.
diantes (Parfitt y Gibson, 2003; Pinkava, 2003) y Se hacía acompañar por otros botánicos, en parti-
David Yetman (2006 y 2007). El estudio de los cular por Forrest Shreve (1878-1950) y Reed C.
cactos de Sonora se ha visto limitado por la difi- Rollins (1911-1998). Forrest Shreve igualmente co-
cultad para preparar ejemplares adecuados de her- lectó bastante en la entidad desde la década de 1920
bario de estas plantas suculentas espinosas y las res- a la de 1940 (Bowers, 1988). Las cerca de ochocien-
tricciones para exportarlos a herbarios regionales tas cincuenta plantas vasculares que Shreve y Wig-
en Estados Unidos bajo el acuerdo internacional gins registraron para la región desértica de Sonora
del Convenio sobre el Comercio Internacional de fueron incorporadas en la Flora of the Sonoran De-
Especies de Fauna y Flora Silvestre Amenazadas sert (Wiggins, 1964), que sigue siendo el trabajo flo-
(CITES, por su siglas del inglés Convention on Inter- rístico más valioso de la región. De la flora de So-
national Trade in Endangered Species of Wild Fauna nora, tres taxones han sido nombrados en honor
and Flora). La creación del Herbario de la Univer- de Shreve y dos en el de Wiggins, quien es autor
sidad de Sonora (USON) en Hermosillo y el uso de de 19 taxones de Sonora.
imágenes digitales como ejemplares de herbario han Howard Scott Gentry (1903-1993) destaca co-
facilitado la documentación de este grupo. mo el botánico moderno y colector de plantas más
Varias expediciones realizadas a principios del importante de Sonora en el siglo XX. Desde 1933 a
siglo XX produjeron colectas de herbario de regio- 1939 exploró la región del río Mayo en el sur de
nes selectas del estado. Daniel T. MacDougal Sonora y la parte adyacente de Chihuahua y en
(1865-1958) y Glenton Sykes (1861-1948) del 1942 publicó su libro Rio Mayo Plants (Gentry,
Desert Laboratory of the Carnegie Institution en 1942). Comenzando en la década de 1970, un gru-
Tucsón fueron los botánicos de la expedición del po de botánicos de la University of Arizona y otras
Carnegie a la región del Pinacate en 1907 (Horna- partes, encabezados por Paul S. Martin, explora-
day, 1908). Ellos hicieron la primera colecta ex- ron el sur de Sonora, expandiendo el trabajo pio-
tensa de plantas del Desierto Sonorense en el no- nero de Gentry (Martin et al., 1998). Su flora re-
roeste de Sonora (Rose y Standley, 1912; Felger, visada del río Mayo incluyó extensas colectas de la
2000). Carl Lumholtz colectó un número limita- Selva Baja Caducifolia (SBC) a lo largo del río Cu-
do de ejemplares de herbario en la región del Pi- chujaqui cerca de Álamos (Van Devender et al.,
nacate durante su exploración de 1909-1910 2000), del matorral espinoso costero del sur de So-
(Lumholtz, 1912). nora (Friedman, 1996) y de los bosques tropicales
Marcus E. Jones (1852-1934) fue un colector y de montaña del municipio de Yécora en la por-
excepcional que hizo contribuciones muy impor- ción este y central (Van Devender et al., 2003 y 2005).
tantes a la botánica del occidente americano (Lenz, Gentry también colectó bastante en muchas otras
1986). Sus viajes de colecta a México incluyeron unos partes de Sonora (H.S. Gentry, 1964, 1972 y 1982),
cuantos a Sonora, principalmente de Nogales a Guay- especialmente magueyes (Gentry, 1972 y 1982). De
mas en 1926 y 1927. En la flora documentada de la flora de Sonora, 23 taxones han sido nombra-
Sonora, tres plantas llevan su nombre (Argyrochos- dos en honor de Gentry (veintiún especies y dos
ma jonesii, Linanthus jonesii y Tragia jonesii); des- variedades) y él mismo describió 36 taxones (28
cribió catorce especies, diez variedades y una forma. especies, 7 variedades y 1 subespecie).
Aunque los caminos de Sonora y casi toda la Varios estudios botánicos del siglo XX se lleva-
región estaban sin pavimentar antes de la Segunda ron a cabo en la zona fronteriza del norte de Sono-
Guerra Mundial, los automóviles altos o de doble ra. Stephen S. White (1909-1979) exploró la re-
BIODIVERSIDAD DE LAS PLANTAS VASCULARES 237

gión del río Bavispe de 1938 a 1941 para su tesis este capítulo, Reina-Guerrero y Van Devender tie-
doctoral en la University of Michigan. Él y sus nen cada uno tres especies nombradas en su honor
colegas, entre ellos los agrostólogos José Vera San- y Felger tiene dos. Felger ha descrito dieciocho taxo-
tos y LeRoy H. Harvey y el especialista en hele- nes, Van Devender tres y Fishbein dos.
chos Edwin A. Phillips, colectaron cerca de cuatro
mil ejemplares de cerca de mil doscientos taxones
de plantas (ca. 980 actualmente aceptadas), con lo CLASIFICACIÓN DE LAS PLANTAS
que produjeron una obra clásica de la flora regio-
nal (White, 1948). Como parte de un estudio de En la segunda mitad del siglo XX la clasificación de
aves que se llevó a cabo de 1951 a 1953 en la cade- los taxones superiores (familias y categorías supe-
na de islas serranas en el sureste de Arizona, nores- riores) de las angiospermas siguió el sistema crea-
te de Sonora y la parte adyacente de Chihuahua, do por Arthur Cronquist (1981), Armen Takhta-
Joseph T. Marshall describió los encinales y bos- jan (1997) y Robert Thorne (1992). Información
ques de pino-encino y colectó ejemplares botáni- más reciente, la que incluye análisis moleculares
cos (Marshall, 1957). Fishbein et al. (1995) publi- de ADN y avances en métodos analíticos computa-
caron una flora preliminar de trescientas setenta rizados, llevó a la reorganización de las familias de
especies de los bosques mixtos de coníferas y de plantas por el Grupo para la Filogenia de las An-
pino-encino de la zona templada más alta de la giospermas (APG, por su siglas del inglés Angios-
sierra de los Ajos al sureste de Cananea. perm Phylogeny Group, 1998 y 2003). El sistema
Comenzando en 1963, Raymond M. Turner, APG intenta proporcionar un esquema de clasifica-
J. Rodney Hastings y después Tony L. Burgess hi- ción más natural (uno que mejor represente la his-
cieron numerosas excursiones a Sonora y Baja Ca- toria de la evolución de las plantas con flores). Los
lifornia para documentar la distribución de 414 es- disidentes, sin embargo, sostienen que este tipo de
pecies de plantas en el Desierto Sonorense. Sus ob- sistema, el cual incorpora diagramas de ramifica-
servaciones, colectas e información de herbarios y de ción divergente en los árboles filogenéticos, no es
otras fuentes se presentan en la obra Sonoran De- jerárquico o natural y abandona el uso de grados
sert Plants. An Ecological Atlas (Turner et al., 1995). de divergencia para niveles taxonómicos. El siste-
Desde la década de 1960, Felger, Van Deven- ma APG ha sido adoptado recientemente por el pro-
der, Reina-Guerrero y Fishbein han hecho exten- yecto Flora de Norteamérica (Flora of North Ame-
sas colectas en todo el estado. Felger ha publicado rica Editorial Committee 1993) y algunas agen-
trabajos florísticos para las islas del Golfo de Cali- cias del Departamento de Agricultura de Estados
fornia y la zona costera (Felger y Lowe, 1976), el Unidos (http://plants.usda.gov).
cañón de Nacapule (Felger, 1999), el Gran De- El elegante sistema de clasificación binomial se
sierto y Río Colorado (Felger, 2000), entre otros. le atribuye al biólogo sueco Carlos Linneo (1707-
Van Devender y Reina-Guerrero han colectado ex- 1778) y el año 1753 se considera como la fecha
tensamente cerca de Álamos en el sur de Sonora inicial para el reconocimiento de los nombres cien-
(Van Devender et al., 2000), en el matorral espi- tíficos de plantas. En realidad, los indígenas de todo
noso de piedemonte cerca de Moctezuma y Tóni- el mundo también usan un sistema binomial de
chi en el centro de Sonora, en los bosques de la clasificación que incluye un concepto de género
Sierra Madre cerca de Yécora en el este de Sonora en las culturas locales. Es muy probable que Lin-
(Reina-Guerrero y Van Devender, 2005; Van De- neo conociera esta taxonomía de los pueblos euro-
vender et al., 2003 y 2005) y en el matorral del peos y extendiera o adoptara estas formas orales de
Desierto Chihuahuense en caliza y pastizal desér- clasificar el mundo de los seres vivos. Por ejemplo,
tico en la zona fronteriza del noreste (Van Deven- en unas cuantas páginas uno puede enlistar las más
der y Reina-Guerrero, 2005). De los autores de de cuatrocientas familias de plantas vasculares de
238 DIVERSIDAD BIOLÓGICA DE SONORA

la tierra, arregladas en categorías superiores como rios. Algunos de los ejemplares que Coulter colec-
órdenes y clases, etcétera. Para una región de So- tó en México fueron enviados al Herbarium of the
nora, como el Pinacate y Gran Desierto del noroes- Royal Botanic Garden (KEW) en Londres y tam-
te de Sonora, también se pueden enlistar 589 es- bién a John Torrey y Asa Gray en Estados Unidos
pecies en más o menos doce páginas (Felger, 2000) [probablemente al Gray Herbarium (GH) en Har-
o un listado florístico de las más de 285 especies vard University] (Coville, 1895). Las colecciones
de árboles de Sonora en sólo unas cuantas páginas de Pringle están en el Pringle Herbarium en la Uni-
(Felger et al., 2001). Para los árboles, la sola pala- versity of Vermont (VT). Las colecciones de Wig-
bra Quercus proporciona el concepto de un encino gins se depositaron en el Dudley Herbarium (DS)
y lo conecta con cuatrocientas especies de amplia en Stanford, que actualmente forma parte del Ca-
distribución en el hemisferio norte y hacia el sur lifornia Academy of Science Herbarium (CAS)
hasta Colombia y Malasia. Quercus incluye por lo en San Francisco. Las colecciones de Shreve se de-
menos 125 especies en México, con 22 especies y positaron en el Shreve Herbarium, que en la ac-
8 híbridos interespecíficos en Sonora. tualidad es parte del University of Arizona Herba-
El APG y las definiciones y alineaciones de las rium (ARIZ) en Tucsón. Las colecciones de Gentry
familias clásicas de Cronquist quizás sean diferen- estaban en el Gentry Herbarium, que ahora está
tes, pero no cambia la taxonomía de géneros y espe- en ARIZ, con una colección parcial de duplicados
cies. La variación morfológica y geográfica de mu- en el Herbario Nacional en la Universidad Nacio-
chos grupos de plantas hace que el uso de unida- nal Autónoma de México (MEXU) en la Ciudad de
des de clasificación más pequeñas sea una herra- México. Las colecciones de Jones originalmente
mienta muy útil y a menudo necesaria. Algunos estaban en el Herbarium of Pomona College (POM),
taxónomos eliminan los taxones intraespecíficos que más tarde se incorporó al Rancho Santa Ana
(variedades y subespecies), argumentando que hay Herbarium (RSA) en Claremont, California. Las
que reconocer a las poblaciones morfológica o ge- colecciones de White se depositaron en el Univer-
néticamente distintas como especies. Sin embar- sity of Michigan Herbarium (MICH), con duplica-
go, otros sostienen que al descartar las subespecies dos en otros herbarios como ARIZ y US. Las colec-
o elevarlas automáticamente a rango de especie se ciones de Marshall están en ARIZ. Las colecciones
ignoran las relaciones e hipótesis evolutivas que de Turner, Hastings y Burgess también están en
reflejan estas formas incipientes de diferenciación. ARIZ. Las colecciones de Helia-Bravo, Pedro Teno-
rio-Lezama, Alberto Búrquez-Montijo y Exequiel
Ezcurra están en MEXU.
REGISTROS DE HERBARIOS Las colecciones de la mayoría de los autores de
este capítulo están en ARIZ, con importantes jue-
Las colecciones de plantas de Sonora se albergan gos de duplicados en los herbarios de la Universi-
en diferentes herbarios. Los ejemplares de la expe- dad de Sonora (USON) en Hermosillo, en el MEXU,
dición de Sessé y Moçiño de 1791 están en el Real en el Centro de Investigaciones Biológicas del No-
Jardín Botánico de Madrid. Las colecciones del si- roeste (HCIB) de La Paz, Baja California Sur, en el
glo XIX de Palmer y Rose están en el United States Missouri Botanical Garden (MO) en Saint Louis,
National Herbarium (US; las siglas para los herba- en el New Mexico State University (NMC) en Las
rios son de acuerdo al Index Herbariorum; Thiers, Cruces, en el CAS, en el RSA y en la University of
2009) en Washington, D.C., así como las colectas Texas (TEX) en Austin. Las colecciones de Brad
que después hicieron Hitchcock y Chase. Debe Boyle, Mark A. Dimmitt, Pierre C. Fischer, Geor-
mencionarse que muchos colectores como Palmer, ge M. Ferguson, Deborah E. Goldberg, Phil Jen-
Pringle y White hicieron numerosos duplicados kins, Gene Joseph, Richard D. Krizman, Paul S.
que actualmente se albergan en diferentes herba- Martin, Charles T. Mason Jr., Steven P. McLaug-
BIODIVERSIDAD DE LAS PLANTAS VASCULARES 239

hlin, Frank Reichenbacher, Greg Starr, Victor W. abajo), el estado tiene 3 237 especies nativas. Hay
Steinmann, Benjamin T. Wilder, Michael F. Wil- 29 especies, 8 variedades y 1 subespecie que llevan
son y George Yatskievych también están en ARIZ. el nombre de Sonora.
Las colecciones de Marc A. Baker, Elaine Joyal, La composición taxonómica ayuda a describir
Elinor Lehto y Donald J. Pinkava están en el Ari- la flora de Sonora. La tabla 1 presenta 22 familias
zona State University (ASU) en Tempe. Las colec- con cuarenta o más taxones. Las tres familias más
ciones de Thomas F. Daniel están en el CAS, las de importantes son Asteraceae (513 taxones), Poaceae
Andrew C. Sanders en la University of California (360) y Fabaceae (346), las cuales representan 33.3%
(UCR) en Riverside y las de Grady Webster en la de la flora. Estas abundancias relativas son típicas
University of California (DAV) en Davis. de floras de zonas templadas, muy diferente de las
Así, las colecciones más grandes de plantas de floras de la selva baja caducifolia, la cual es domi-
Sonora están en ARIZ, USON, MEXU, ASU, CAS, HCIB, nada por la familia Fabaceae (A. Gentry, 1995).
MICH, MO, NMC, RSA y UCR. Ejemplares adicionales Las familias Asteraceae y Poaceae son importantes
se encuentran en los herbarios de la Escuela Na- en todas las comunidades bióticas del estado. Los
cional de Ciencias Biológicas del Instituto Politéc- números de taxones en la Euphorbiaceae (149),
nico Nacional (ENCB) en la Ciudad de México, en Malvaceae [130, la cual incluye Bombacaceae (2),
el Eastern Illinois University (EIU) en Charleston, Sterculiaceae (21) y Tiliaceae (14)], Convolvula-
en el Centro Regional del Bajío, en el Instituto de ceae (83), Apocynaceae [78, la cual incluye Ascle-
Ecología (IEB) en Pátzcuaro, Michoacán, en la piadaceae (63)], Rubiaceae (53), Orchidaceae (47),
Universidad de Guadalajara (IBUG), en el San Die- Acanthaceae (43) y Cucurbitaceae (41) son fuer-
go Natural History Museum (SD), en la University tes indicadores de la importancia de las plantas
of California (UC) en Berkeley, en GH y en US. neotropicales en la flora. La abundancia de Cacta-
El Herbario USON se estableció en 1996 y ac- ceae (107) refleja la importancia del Desierto So-
tualmente contiene cerca de catorce mil ejempla- norense, el Desierto Chihuahuense y la vegetación
res. Toda la colección está capturada en una base tropical con estaciones secas. La flora de helechos
de datos debido al esfuerzo de su director, Jesús Sán- y licofitas de Sonora es muy diversa con 143 taxo-
chez-Escalante. Varios colectores han hecho con- nes en 39 géneros y 16 familias (Yatskievych et al.,
tribuciones importantes a este Herbario, entre en este vol.). Colectivamente, éstos representan más
ellos: Alejandro Castellanos-Villegas, Richard Fel- de trece por ciento de la diversidad de plantas vas-
ger, Alf Meling-López, Rigoberto López-Estudi- culares sin semilla de México.
llo, Agustín Flores-Macías, Alberto Búrquez, Ana La tabla 2 presenta 18 géneros con veinte o más
Lilia Reina-Guerrero, Jesús Sánchez-Escalante, taxones en Sonora. Estos géneros reflejan la im-
Thomas R. Van Devender y Benjamin T. Wilder. portancia de las familias Asteraceae (Brickellia, Eri-
geron), Poaceae (Eragrostis, Muhlenbergia, Panicum),
Fabaceae (Astragalus, Dalea, Desmodium) y otras fa-
DIVERSIDAD TAXONÓMICA milias en la tabla 1, además de Quercus (30 taxo-
nes) en la Fagaceae. Los géneros más importantes
La flora de Sonora documentada actualmente con son Euphorbia (77 taxones), Cyperus (49 taxones),
ejemplares de herbario cuenta con 3 659 taxones es- Muhlenbergia (48 taxones) e Ipomoea (43 taxones).
pecíficos e intraespecíficos en 188 familias y 1 107 Los números reales de taxones y especies para
géneros (apéndice 1). De las 3 493 especies, 104 áreas geográficas grandes y diversas como los estados
están representadas por más de una variedad y 43 son difíciles de determinar. Estimamos que el nú-
por más de una subespecie. Treinta tienen un ori- mero real de taxones de Sonora es comparable con
gen híbrido y quizás no sean taxones reproducti- las floras de Chihuahua (ca. 4 500 taxones; R. Co-
vos. Sin incluir las 246 especies no nativas (véase rral-Díaz, 2009, com. pers.) y de Durango (4 562
240 DIVERSIDAD BIOLÓGICA DE SONORA

taxones; M. González et al., 1991; S. González, tiflora), papaya cimarrón (Oreopanax peltatum), sa-
2009, com. pers.). J.L. León de la Luz (2009, com. huira (Stenocereus montanus) y tampiserán (Platy-
pers.) estima ca. 1 700 taxones para Baja Califor- miscium trifoliatum) alcanzan sus límites más al
nia Sur. Para la Península de Baja California (esta- norte en la selva baja caducifolia (SBC) desde Ála-
dos de Baja California y Baja California Sur), Wig- mos a la sierra Saguaribo en el sur de Sonora. El
gins (1980) reportó 2 958 taxones, pero J. Reb- aguacate de dos hojas (Dendropanax arboreus) se
man (2009, com. pers.) actualmente tiene regis- encuentra en Sonora sólo en la selva tropical semi-
tros documentados para 4 170 taxones. El reporte decidua en el Arroyo Verde al noreste de Álamos.
de 3 370 especies para Arizona por Kearney y Pee- Otras plantas de la SBC, entre ellas: amapa amarilla
bles (1964) fue aumentado a 3 512 por Nature Serve (Tabebuia chrysantha), nesco (Lonchocarpus her-
(2002). La base de datos por Internet: Red de In- mannii), palo pinto (Chloroleucon mangense), palo
formación Ambiental del Suroeste (SEINet, por su mulato (Bursera grandifolia), palo piojo (Brongniar-
acrónimo del inglés Southwest Environmental In- tia alamosana), pitahaya barbona (Pilosocereus alen-
formation Network, http://swbiodiversity.org/sei- sis) y sabino (Taxodium distichum var. mexicanum)
net/collections/index.php) contiene para el estado alcanzan sus límites más al norte entre Tepoca y
de Arizona 4 252 especies y 4 901 taxones, pero de- San Javier (ca. 28° 30’ N). Las poblaciones más al
bido a problemas taxonómicos y errores en la iden- norte de copalquín (Hintonia latifolia), Dalecham-
tificación, el total es más cercano a cuatro mil es- pia scandens, palma de la virgen (Dioon sonorense)
pecies y cuatro mil seiscientas taxones (E. Gilbert, y vara prieta (Croton alamosanus) se encuentran en
2009, com. pers.). la sierra de Mazatán, ochenta kilometros al este de
Hermosillo (29° 05’ N). Un árbol de nacapule (Fi-
cus pertusa) se encuentra en un cañón cerca de San
BIOGEOGRAFÍA Pedro de la Cueva (29° 18’ N), mientras que las
tescalamas (F. petiolaris) de los paredones rocosos
La información actualmente disponible no es sufi- al este de Cucurpe (30° 23’ N) se encuentran en aso-
ciente para un análisis detallado de los patrones de ciaciones sorprendentes con los maples (Acer gran-
distribución de las plantas de Sonora, a excepción didentatum) de zonas templadas. Un grupo aislado
de los helechos, presentados por Yatskievych et al. de guasaraco (Parthenium tomentosum var. stramo-
(en este vol.). A continuación ilustramos patrones nium) ocurre al noroeste de Sinoquipe (30° 12’ N).
biogeográficos con ejemplos de especies que alcan- Otras especies con afinidades tropicales llegan hasta
zan sus límites de distribución en la entidad. el Cañón de la Palma al sureste de Magdalena (30°
29’ N), entre ellos están el babiso (Brahea nitida;
Límites septentrionales Felger y Joyal, 1999), negrito (Lasiacis ruscifolia),
sinvergüenza (Tradescantia andrieuxii) y tonchi
La amplia transición entre los trópicos del Nuevo (Marsdenia edulis). Otras, que incluyen bebelama
Mundo y los biomas de las zonas templadas del (Sideroxylon occidentale), chiltepín (Capsicum an-
norte se localiza en la porción este central de So- nuum var. glabriusculum), cusi saucillo (Quercus vi-
nora cerca de la latitud 28-29° N. Los límites sep- minea), palo chino (Havardia mexicana), tepegua-
tentrionales de los árboles de Sonora se dicuten en je (Lysiloma watsonii), ojo de víbora (Phaulotham-
Felger et al. (2001). Algunos árboles tropicales con nus spinescens), tésota (Senegalia occidentalis) y toji
amplia distribución, como son: cortopico (Drype- (Struthanthus palmeri), ocurren muy cerca de la fron-
tes gentryi), haya (Cinnamomum hartmannii), lau- tera con Arizona en la sierra Las Avispas al oeste de
rel cimarrón (Persea podadenia), magnolia (Mag- Nogales (ca. 31° 10’ N). En el noreste de Sonora,
nolia pacifica subsp. tarahumara), palo barril (Co- el ocotillo macho (Fouquieria macdougalii) ocurre
chlospermum vitifolium), palo joso (Conzattia mul- al este de Nacozari de García (30° 22’ N) y el palo
BIODIVERSIDAD DE LAS PLANTAS VASCULARES 241

brea (Parkinsonia praecox) al sureste de Agua Prie- (Sebastiania pavoniana), chopo (Mimosa palmeri),
ta (31° 11’ N). De estas especies, sólo el chiltepín guásima (Guazuma ulmifolia), palo colorado (Cae-
y el tepeguaje llegan a Arizona. salpinia platyloba), palo de asta (Cordia sonorae),
En el oeste de Sonora las especies tropicales al- palo pinto (Chloroleucon mangense), palo zorrillo
canzan sus límites de distribución en sierras y ca- (Senna atomaria), papache (Randia echinocarpa),
ñones protegidos del Desierto Sonorense. Los in- pochote (Ceiba acuminata) y vara prieta (Croton
dividuos más norteños de Pereskiopsis porteri, un alamosanus, C. flavescens). Shreve (1964) definió
cactus semejante a una choya con hojas, se encuen- la parte occidental de esta área como Piedemonte
tran en la región de Guaymas. El chalate o higuera de Sonora, una subdivisión del Desierto Sonoren-
(Ficus insipida), nacapule (Thelypteris puberula var. se, pero después se reclasificó como matorral espino-
sonorensis) y la uva del mar (Coccoloba goldmanii) so sinaloense (Felger y Lowe, 1976; Brown, 1982;
se encuentran en el cañón del Nacapule (ca. 28° Turner y Brown, 1982). El matorral espinoso en
N) en la sierra El Aguaje cerca de San Carlos (Fel- Sonora se reclasificó como matorral espinoso de
ger, 1999). Otras especies tropicales se localizan piedemonte y matorral espinoso costero (Felger y
en la zona arqueológica La Pintada en la Sierra Li- Lowe, 1976; Martin et al., 1998; Búrquez et al.,
bre, 55 km al sur de Hermosillo (28° 35’ N), entre 1999). Otras especies tropicales se extienden hacia
ellos Aphanosperma sinaloensis, arbolillo (Sapindus el oeste en el matorral espinoso de piedemonte y
saponaria), papache borracho (Randia sonorensis) y en las Planicies de Sonora, subdivisión del Desier-
sarramatraca (Peniocereus marianus). to Sonorense, entre ellos: etcho (Pachycereus pec-
Muchas plantas características de las sierras ten-aboriginum), guayacán (Guaiacum coulteri),
mexicanas alcanzan sus límites más al norte en la palo santo (Ipomoea arborescens) y Sanjuanico (Ja-
cadena de islas serranas del noreste de Sonora y cquinia macrocarpa ssp. pungens).
sureste de Arizona. Algunos ejemplos son: aigro Varias especies de montaña Madrense alcanzan
(Rhus terebinthifolia) y cusi saucillo en la sierra Las sus límites occidentales en la vertiente del Pacífico
Avispas cerca de Nogales y táscate duranguense de la Sierra Madre cerca de Yécora en el este de
(Juniperus durangensis) en la sierra El Tigre (Whi- Sonora (Spellenberg et al., 1996; Van Devender et
te, 1948). Varios árboles de bosque de pino o enci- al., 2005; Felger et al., 2001), entre ellas: tilo (Ti-
no tienen una amplia distribución desde el noroeste lia americana), pinabete (Abies durangensis), pinos
de la Sierra Madre hacia el sureste de Arizona; v.g., (Pinus herrerae, P. lumholtzii, P. maximinoi, P. oo-
pino real (Pinus engelmannii), pino blanco (P. ari- carpa, P. yecorensis), arbustos ericáceos (Comarosta-
zonica), encino blanco (Quercus arizonica), encino phylis polifolia, Gaultheria glaucifolia), acebos (Ilex
azul (Q. oblongifolia), cusi prieto (Q. hypoleucoi- rubra, I. tolucana), júcaro (Ostrya virginiana), en-
des) y táscate (Juniperus deppeana; Felger et al., cinos (Quercus coccolobifolia, Q. durifolia, Q.
2001; Reina-Guerrero y Van Devender, 2005). mcvaughii, Q. tarahumara) y Clethra mexicana.
Muchas plantas de los pastizales alcanzan sus
Límites occidentales límites occidentales al sur de las Baboquivari Moun-
tains en una gran área de pastizal del desierto, la
Muchas especies tropicales alcanzan sus límites cual colinda con el matorral desértico del altipla-
occidentales en la amplia transición entre las áreas no de Arizona al suroeste. Los registros más al oes-
tropicales del este-centro de Sonora y el Desierto te cerca de Sásabe (111° 36’ O) incluyen Croton pot-
Sonorense. Las poblaciones más al oeste de varias tsii, Coryphantha robustispina subsp. robustispina,
plantas típicas de la SBC se encuentran en la sierra Gutierrezia microcephala y navajita morada (Boute-
San Javier y la Sierra de Mazatán (Sánchez-Esca- loua chondrosioides). Otras especies se encuentran
lante, et al., 2005). Algunos ejemplos son: amapas más al oeste en la sierra El Humo (111° 55’ O),
(Tabebuia chrysantha, T. impetiginosa), brincador entre ellas: hierba del corazón (Dalea pogonathe-
242 DIVERSIDAD BIOLÓGICA DE SONORA

ra), gatuño (Mimosa dysocarpa), hierba del pasmo lómetros de la frontera con Arizona. Algunos ejem-
(Baccharis pteronioides), flor de papel (Psilostrophe plos son: Polygala scoparioides, cuetito (Ruellia pa-
cooperi), palmilla (Yucca elata) y zacate lobero rryi), pegajosa (Mentzelia oligosperma), Physaria
(Lycurus setosus). fendleri, oreja de ratón (Bernardia myricifolia), con-
trahierba (Thymophylla acerosa), Cyphomeris gyp-
Límites meridionales sophiloides, afinador (Mortonia scabrella), encino
chino (Quercus pungens) y hojasén (Flourensia cer-
Los límites más al sur de los árboles de Sonora se nua). Otras plantas del Desierto Chihuahuense oca-
discuten en Felger et al. (2001). Las poblaciones sionalmente se encuentran en suelos no calcáreos
más meridionales de especies de zonas boreales y en el área de Benjamín Hill en el Desierto Sono-
templadas ocurren en las zonas altas con bosques rense del centro de Sonora; v.g., talayote (Asclepias
mixtos de coníferas, principalmente en la sierra de brachystephana), confiturilla lila (Lantana macro-
los Ajos al este de Cananea en el noreste de Sonora poda), hojasén (Senna wislizenii) y daisillo (S. bau-
(Fishbein et al., 1995). Comandra umbellata, ma- hinioides). Una de las áreas más inusuales para plan-
dreselva (Lonicera arizonica) y Rhamnus crocea tas del Desierto Chihuahuense son las calizas de la
ocurren en Sonora sólo en los encinales de la re- sierra del Viejo en el noroeste de Sonora, con po-
gión del río Bavispe en el área fronteriza del norte blaciones relictas de hierba de la rabia (Acleisan-
(White, 1948). Otras especies características del thes longiflora), Glandulicactus uncinatus, cabecita
bosque de pino-encino en las cordilleras de islas de viejo (Mammillaria lasiacantha) y manca caba-
serranas del Archipiélago Madrense alcanzan sus llo (Echinocactus horizonthalonius var. nicholii; Yats-
límites más al sur en la Sierra Madre Occidental en kievych y Fischer, 1983).
la porción este-centro de Sonora y la parte adyacen- Las poblaciones más al sur de varias plantas del
te de Chihuahua, entre ellos: alamillo (Alnus oblon- Desierto Sonorense se localizan en el matorral es-
gifolia), aliso (Platanus wrightii), maple, junquis pinoso al sur del Desierto Sonorense. La goberna-
(Ceanothus pauciflorus), Philadelphus microphyllus, dora o hediondilla (Larrea divaricata) en Sonora
sauz (Salix gooddingii) y espuela de gallo (Sageretia tiene su límite más al sur en Cruz de Piedra, al
wrightii; Reina-Guerrero y Van Devender, 2005). sureste de Guaymas (27° 27’ N, 20 m altitud). El
En el noreste de Sonora las plantas del pastizal registro más al sur de palo fierro (Olneya tesota)
alcanzan sus límites más al sur en la transición a ma- está en Teachive (26° 47’ N, 75 m altitud) y de
torral espinoso de piedemonte, cerca de cincuenta sahuaro (Carnegiea gigantea) en Mesa Masiaca (26°
a ochenta kilómetros al sur de la frontera con Ari- 46’ 24" N, 200 m altitud), ambos al sur de Navo-
zona. Entre ellos: pluma apache (Fallugia paradoxa), joa. Una población aislada de corona de cristo (Koe-
zacate búfalo (Büchloe dactyloides), Desmanthus berlinia spinosa) se ubica en el matorral espinoso
cooleyi, hierba de pasmo (Baccharis pteronioides), costero cerca de Las Bocas (26° 37’ 53" N). El lí-
limita (Rhus microphylla), Grindelia oxylepis, pal- mite más al sur de rama blanca (Encelia farinosa)
milla (Nolina texana), zinia (Zinnia grandiflora) y está cerca de Los Mochis en el norte de Sinaloa
choyita (Coryphantha vivipara). La cabeza de viejo (26° 14’ 56" N).
(Echinocereus rigidissimus) en la SBC al noroeste de
Tepoca (28° 29’ 16" N, 900 m altitud) y cerca de Límites orientales
Tetajiosa (27° 00’ N) en el occidente de la sierra
de Álamos son también registros meridionales in- Un gran número de plantas que se encuentran prin-
teresantes. cipalmente en la Península de Baja California tie-
Muchas plantas del Desierto Chihuahuense al- nen poblaciones continentales en áreas limitadas
canzan sus límites meridionales de distribución en del occidente de Sonora. Las plantas de Baja Cali-
caliza al noreste de Sonora tan sólo a cincuenta ki- fornia en el área de Guaymas o hacia el sur inclu-
BIODIVERSIDAD DE LAS PLANTAS VASCULARES 243

yen la palma abanico (Washingtonia robusta), algo- ca) y el palo fierro del desierto ocurren cerca de
dón (Gossypium davidsonii), Brickellia rhomboidea, Ónavas a lo largo del río Yaqui. El palo fierro tam-
candelilla [Euphorbia lomelii (Pedilanthus macro- bién es común en el matorral espinoso de piede-
carpus)], Croton magdalenae, palo blanco (Lysilo- monte arriba del río Sonora cerca de Mazocahui.
ma candidum) y Vallesia laciniata (Felger, 1999; Fel- Unos cuantos sahuaros se encuentran en la sierra
ger et al., 2001). Otras especies de Baja California El Púlpito, una cordillera de las islas serranas en la
se encuentran desde el área de Puerto Libertad- frontera con Chihuahua en el noreste de Sonora
Sierra Bacha hasta el área de Bahía de Kino, entre (Steve Hale, 2000, com. pers.). Algunas rama blan-
ellas: chicurillas (Ambrosia camphorata, A. cheno- cas y Bebbia juncea se encuentran en matorral del
podifolia, A. divaricata), cirio (Fouquieria colum- Desierto Chihuahuense al este de Agua Prieta a
naris), jumetón (Euphorbia misera) y Bahiopsis la- orillas de la carretera federal Mex 2 en el noreste
ciniata (Turner et al., 1995). El jumetón (Euphor- de Sonora, justo al sur de la frontera con Arizona.
bia xanti) ocurre en Sonora al norte de Bahía de
Kino, en la región de Guaymas y en la Isla del Ti-
burón (Turner et al., 1995; Wilder et al., 2007). EVOLUCIÓN DE LA FLORA
Ambrosia camphorata también tiene poblaciones
disyuntas en Guanajuato y San Luis Potosí en el La diversidad florística de Sonora es el resultado
centro de México (Rzedowski y Calderón de Rze- de una compleja evolución biótica, de cambios cli-
dowski, 1998). Otra chicurilla (Ambrosia acumi- máticos y formación del paisaje. Las raíces más
nata) se conoce sólo de unos cuantos registros de profundas de la flora se remontan al Terciario tem-
la parte central de Baja California y la porción no- prano cuando los bosques tropicales tenían una
roeste de la sierra El Aguaje al norte de Guaymas. distribución amplia de un extremo a otro del con-
Algunas especies con distribución disyunta de tinente relativamente plano. En el Eoceno (hace
Baja California, como Ruellia leucantha, se encuen- 54 a 35 millones de años) los árboles caducifolios
tran tierra adentro cerca de la zona arqueológica se vuelven cada vez más comunes en los registros
de La Pintada en la sierra Libre al sur de Hermosi- fósiles y proporcionan la primer evidencia de una
llo. El sahueso o cardón (Pachycereus pringlei), to- estación seca y, por consiguiente, de bosques tro-
rote prieto (Bursera hindsiana), mariola (Solanum picales caducifolios (Wolfe y Hopkins, 1967; Axe-
hindsianum), Euphorbia tomentulosa y otros ocu- lrod y Bailey, 1969; Leopold et al., 1992). Las ra-
rren en la zona continental en una amplia franja a diaciones evolutivas de las plantas que dominan la
lo largo de la costa (Felger et al., 2001; Turner et flora moderna (Fabaceae, Asteraceae y Poaceae)
al., 1995). Brickellia brandegei ocurre en la región fueron inducidas por nuevos extremos en radia-
del Cabo de Baja California Sur y en el matorral ción, calor y aridez, preadaptando a muchas plan-
espinoso costero del sur de Sonora (Friedman, tas a los futuros ambientes desérticos. La elevación
1996; Martin et al., 1998). Unas cuantas especies de la Sierra Madre Occidental (SMO) y las Monta-
de la región del Cabo (Wiggins, 1980), como el ñas Rocallosas a finales del Oligoceno-mediados
arbusto huizapolón (Ambrosia carduacea; Turner et del Mioceno (hace 25 a 15 millones de años) tu-
al., 1995) y el huérigo (Populus monticola), tienen vieron impactos dramáticos en la biota (Van De-
poblaciones disyuntas en el este-centro de Sonora. vender, 2002). Por primera vez, las plantas se dis-
Ambrosia carduacea también se encuentra en la sie- tribuyeron a lo largo de gradientes de altitud y se
rra Seri cerca de la costa y en la Isla del Tiburón segregaron en zonas de vegetación, donde los bos-
(Wilder et al., 2007). ques tropicales que anteriormente tenían una am-
Los límites más al este de algunas plantas del plia distribución se redujeron a los márgenes cos-
Desierto Sonorense se encuentran dentro de las teros alrededor del continente. Por estar preadap-
áreas tropicales. La chuparrosa (Justicia californi- tados al frío y a los suelos ácidos, los encinos y los
244 DIVERSIDAD BIOLÓGICA DE SONORA

pinos formaron bosques en las tierras altas. Estos y menor precipitación de verano proveniente de
eventos orográficos crearon las provincias bióticas los océanos tropicales. Los períodos glaciales fue-
modernas de Norteamérica, con el occidente mon- ron de diez a veinte veces más largos que los inter-
tañoso, el centro continental plano y seco por efecto glaciares (ca. diez mil a veinte mil años), los cuales
de sombra orográfica y el aire descendente estable, fueron relativamente más cortos. La mayor parte
y la Altiplanicie Mexicana con sombra orográfica de los dos millones de años del Pleistoceno tuvie-
de las dos sierras Madre en la costa del Pacífico y el ron tipicamente las condiciones climáticas de hace
Golfo de México, pero sin barrera al norte para el doce mil años, con bosques ampliamente distri-
aire frío del Ártico. buidos en las tierras bajas del desierto (Porter, 1989;
En el Mioceno medio los pastizales se forma- Winograd et al., 1997). En Sonora el cambio ha-
ron por primera vez en las Grandes Llanuras y la cia una mayor precipitación de invierno produjo
Altiplanicie Mexicana. La elevación de la Sierra un área amplia a lo largo de la costa del Golfo de
Madre Occidental aisló la selva baja caducifolia al California con climas más similares a los del cen-
oeste. Conforme la región se secó gradualmente, tro de Baja California (Van Devender et al., 1994a).
la SBC cambió a matorral espinoso y finalmente a
matorral desértico a medida que se formaba el De-
sierto Sonorense hace cerca de ocho millones de CONSERVACIÓN
años (Axelrod, 1979). La apertura del Golfo de
California hace 15 a 5 millones de años separó el Especies endémicas
Desierto Sonorense, con lo que se diferenciaron
las subdivisiones modernas y se estimuló la radia- La tabla 3 presenta 78 taxones en 26 familias co-
ción evolutiva de la biota de la península de Baja nocidas sólo del área continental de Sonora (67
California, uno de los centros de endemismo más especies, 8 subespecies y 2 variedades). Éstas repre-
extraordinarios del planeta. sentan tan sólo 2.3% de los 3 413 taxones nativos.
Los cambios climáticos durante el Pleistoceno, Las familias con el mayor número de taxones en-
con 15-20 ciclos climáticos glacial e interglaciar, démicos son la Cactaceae (13), Asteraceae (12) y
tuvieron un impacto dramático en el Desierto So- Agavaceae (11, 9 Agave). Otras familias con múlti-
norense. En el suroeste de Arizona los bosques de ples especies endémicas son: Fabaceae (6 taxones),
la Edad de Hielo estaban dominados por piñón de Apocynaceae (5 taxones) y Euphorbiaceae (5 taxo-
una aguja (Pinus monophylla), táscates (Juniperus nes; Steinmann y Felger 1997). Destaca la falta de
spp.) y encinillo (Quercus turbinella), los cuales te- taxones endémicos en Poaceae, así como en Acan-
nían una amplia distribución que llegaba hasta los thaceae, Boraginaceae, Brassicaceae, Cyperaceae,
550 m de altitud previo a los últimos once mil Lamiaceae y Orchidaceae.
años (Van Devender, 1990). Los bosques más se- La mayoría de las 78 plantas endémicas son hier-
cos dominados por táscates de California (J. cali- bas (26 taxones, incluyendo 8 anuales, 33.3%).
fornica) y dátil (Yucca brevifolia) tenían una distri- Hay 27 plantas leñosas (34.6%), entre ellas 18 ar-
bución que llegaba hasta los 250 m con matorral bustos, 6 subarbustos, 4 trepadoras y la cícada de
desértico dominado por gobernadora (Larrea di- roseta leñosa, Dioon sonorense. Las suculentas, es-
varicata), presente por debajo de los trescientos pecialmente los cactos (13 taxones) y magueyes (11
metros en la subdivisión Valle del Bajo Río Colo- taxones), están muy bien representadas (30.8%)
rado (Van Devender, 1990; Hunter et al., 2001). entre las plantas endémicas.
Los climas de la Edad de Hielo se diferenciaban de Los patrones de distribución de las plantas en-
los modernos por tener veranos mucho más fres- démicas de Sonora ayudan a comprender la histo-
cos, menos heladas de invierno, mayor precipita- ria de la evolución de la flora. La mayor concen-
ción invernal por tormentas de frentes del Pacífico tración de especies endémicas de Sonora (20 taxo-
BIODIVERSIDAD DE LAS PLANTAS VASCULARES 245

nes, 25.6%) se encuentra en la porción este del en los cañones (Felger, 1999; Felger y Lowe, 1976).
estado, desde el área de Yécora hacia el este a la Esta es un área con una topografía y vegetación
frontera con Chihuahua. Las áreas de lodolita vol- compleja influenciada por la humedad del mar.
cánica desnudas se formaron durante la Formación El Desierto Sonorense en el noroeste de Sono-
Baucarit del Mioceno y, con seis taxones endémi- ra tiene relativamente pocas endémicas (6.4%). Ci-
cos (Boerhavia traubae, Mammillaria saboae var. tharexylum shrevei se conoce sólo de la sierra Picu
haudeana, Menodora yecorensis, Pectis vandevende- y Agave fortiflora y A. pelona se encuentran en la
ri, Portulaca yecorensis y Tridax yecorana), destaca Sierra del Viejo y sierras cercanas entre Puerto Li-
como un área de alta especiación. Considerando bertad y Caborca a Pitiquito. Suaeda puertopenas-
que ésta es un área en el límite occidental del cen- coa es una hierba suculenta perenne de las comu-
tro de la Sierra Madre y que se encuentran otras nidades de halófitas cerca de Puerto Peñasco (Fel-
cuasiendémicas en algunas localidades de Chihua- ger, 2000). Senecio pinacatensis es una hierba pe-
hua, esta región constituye una importante arena renne restringida a las zonas altas de la sierra Pi-
de evolución. Contrario a las creencias dominan- nacate (Felger, 2000). Probablemente es un relicto
tes, existen más especies endémicas locales en la de la mezcla de chaparral con bosque de encino,
masa territorial de la Sierra Madre Occidental, que táscates y piñón de la Edad de Hielo que se exten-
en la cadena de islas serranas Madrenses del no- dió a las tierras bajas del Desierto Sonorense en el
reste de Sonora y sureste de Arizona. suroeste de Arizona, a finales del Pleistoceno (Van
Las plantas endémicas también son comunes en Devender, 1990).
el sur de Sonora (18 taxones, 23.1%) y en la selva La cantidad de plantas endémicas de Sonora es
baja caducifolia del área de Álamos. Estas especies sorpresivamente baja (2.3% de las especies nativas),
probablemente reflejen las diferencias ambientales especialmente cuando se compara con Baja Cali-
que existen entre las comunidades tropicales del fornia (23.2%, Wiggins 1980). Esto es fácil de en-
norte y las de más al sur. Hay 16 taxones endémi- tender, ya que el estado es una entidad política y
cos (20.5%) en una amplia área en el centro de no un área fitogeográfica «natural». Sonora es una
Sonora, desde Hermosillo hacia el norte hasta Mag- región de ecotonos y de convergencia de varios ti-
dalena de Kino y al este al área de Huásabas. Ésta pos de vegetación y de muchas «áreas florísticas»
es un área de cadenas montañosas aisladas y terre- regionales (McLaughlin, 1989) y no está aislada
nos amplios con matorral desértico, matorral espi- geológicamente como la Península de Baja Cali-
noso, encinal y cañones con hábitats ribereños. Con fornia. Muchas especies con rangos de distribución
seis taxones endémicos, esta área destaca como una restringidos principalmente a Sonora se extienden
región importante para la evolución de Agavaceae. a los estados vecinos. Las especies de la selva baja
Otros dos taxones adicionales (Argyrochosma lum- caducifolia del sur de Sonora generalmente se ex-
holtzii y Mammillaria saboae var. goldii) se encuen- tienden a Chihuahua y Sinaloa. Las especies de los
tran en la porción norte centro de Sonora. encinales y del bosque de pino-encino se extien-
Otra concentración importante de especies en- den a Chihuahua en la Sierra Madre Occidental al
démicas de Sonora (17 taxones, 21.8%) se encuen- este y hacia Arizona y Nuevo México en la cadena
tra a lo largo del Golfo de California desde Guay- de islas serranas al norte. Los pastizales y el mato-
mas hasta Bahía de Kino, siguiendo al noroeste a rral del Desierto Chihuahuense se extienden des-
la Sierra Libre, incluyendo a Stenaria sanchezii. Esta de el noreste de Sonora hasta Arizona, Nuevo
área se ubica en las subdivisiones Costa Central México y Chihuahua. La distribución de las espe-
del Golfo y Planicies de Sonora del Desierto So- cies del matorral del Desierto Sonorense en el oes-
norense (Shreve, 1964) y alberga matorral espino- te y especialmente el noroeste de Sonora se extien-
so de piedemonte en las cadenas montañosas emer- den a las islas del Golfo de California (Felger y
gentes y relictos de flora y vegetación tropical seca Lowe, 1976; Wilder et al., 2007), la Península de
246 DIVERSIDAD BIOLÓGICA DE SONORA

Baja California (Wiggins, 1980) y hacia el norte y leata, Callitropis arizonica, Dioon edule, Maianthe-
el oeste a Arizona y California. No es difícil prede- mum racemosum, M. stellatum, Pinus strobiformis,
cir que conforme otros grupos se estudien con más Tabebuia impetiginosa y Tilia americana var. mexi-
detalle, más plantas de Sonora perderán su catego- cana (véase tabla 4a). Algunas de las plantas de la
ría de «endémicas». Por ejemplo, Roalson (1999) NOM son especies periféricas y raras en Sonora, pero
describió Eleocharis yecorensis, un junco muy dife- pueden ser muy comunes en otras partes. Estas in-
rente con espigas de cinco lados, de las ciénegas de cluyen Abies concolor, Anticlea virescens, Litsea glau-
Yécora. Ahora sabemos que tiene una amplia dis- cescens, Maianthemum racemosum, M. stellatum,
tribución en México y que su distribución llega has- Ostrya virginiana, Thermopsis montana, Tilia ame-
ta Nicaragua (Socorro González-Elizondo, com. ricana var. mexicana y Tripsacum zopilotense.
pers., 2008, ). El endemismo es más alto en las is- Algunas de las especies arbóreas en la categoría
las del Golfo de California (Felger y Lowe, 1976; Pr reflejan una preocupación sobre el uso como
Wilder et al., 2007) y algunas de estas especies materia prima, v.g., Olneya tesota para figuras de
quizás se descubran en el territorio continental del palo fierro y leña, Tabebuia chrysantha y T. impeti-
estado. Algunas de las especies cuasiendémicas de ginosa para la construcción de casas. Los mangles
Sonora son notables endémicas regionales, v.g., Al- (Avicennia germinans, Conocarpus erecta, Laguncu-
bizia sinaloensis, Anisacanthus andersonii, Echino- laria racemosa y Rhizophora mangle) merecen pro-
cereus leucanthus, E. scocopulorum, E. stoloniferus, tegerse debido al incremento en las amenazas a los
Ferocactus tiburonensis, Justicia sonorae, Mammilla- hábitats a lo largo de los litorales de México. Ei-
ria mainiae, Mariosousa willardiana, Sabal uresa- chhornia azurea se considera una especie no nativa
na, Stenocereus alamosensis y Yucca grandiflora. e invasora de los canales del sur de Sonora. El úni-
co registro de Zinnia violacea en Sonora fue un
Especies protegidas error en la identificación de la forma de color mo-
rado de Z. peruviana.
La tabla 4 presenta 58 plantas de Sonora que están De las 78 taxones de plantas endémicas de So-
legalmente protegidas por el gobierno de México nora (tabla 3), tan sólo seis cactos y Dioon sonoren-
(NOM-059-ECOL-2001; NOM, 2002). Las categorías se están en la lista de la NOM. La tabla 4b presenta
de protección son E (probablemente extinta), P (en 27 plantas de Sonora que son de importancia para
peligro de extinción), A (amenazada) Pr (sujeta a la conservación a nivel federal en Arizona; sólo
protección especial). La lista de plantas protegidas Echinomastus erectocentrus var. acunensis está en la
es compleja y necesita revisarse. Con base en más lista de la NOM. Estas plantas y los 72 taxones en-
información de distribución y abundancia es pro- démicos a Sonora que no están en la lista, así como
bable que algunas especies sean realmente más co- algunas de las cuasiendémicas del estado y las en-
munes, con una distribución más amplia o no es- démicas de las islas del Golfo deberían ser candi-
tán tan amenazadas como previamente se pensó, datos en futuras listas de la NOM.
por lo que deberían ser reconsideradas, v.g., Amo-
reuxia palmatifida, Callitropis arizonica, Crusea co- Amenazas a la flora sonorense
ronata, Guaiacum coulteri, Juglans major, Olneya
tesota, Peniocereus greggii y Sabal uresana. Para P. Gran parte del suroeste norteamericano, incluyen-
greggii y otras como Agave parviflora y Mammilla- do Sonora, la Península de Baja California, las is-
ria saboae, sus variedades tienen diferentes necesi- las del Golfo de California, Arizona, Nuevo Méxi-
dades de conservación. La taxonomía es una cien- co y Chihuahua, destaca porque aún tiene más áreas
cia dinámica y actualmente se usan nombres dife- naturales que la mayoría de las regiones áridas del
rentes para varias especies de la lista de la NOM, mundo (Mittermeir et al., 2003). Tenemos inmen-
como es el caso de Anticlea virescens, Brahea acu- sas áreas protegidas y dispersas que cruzan las fron-
BIODIVERSIDAD DE LAS PLANTAS VASCULARES 247

teras políticas (Felger y Broyles, 2007). Algunas de roeste. La carretera costera de Sonora, en construc-
estas joyas de servicios ecosistémicos (servicios am- ción mientras escribimos este capítulo, acelerará el
bientales) están bien protegidas pero otras no; sin desarrollo costero y la pérdida del hábitat. La pér-
embargo, todas ellas están expuestas a las crecien- dida de los servicios del ecosistema para la pobla-
tes amenazas del incremento de la población hu- ción humana causada por la destrucción del hábi-
mana y la urbanización. tat debe ser evaluada (Martínez et al., en este vol.).
Las causas fundamentales de la pérdida de la El desarrollo costero amenaza a las poblaciones de
diversidad biológica en todo el planeta son la des- especies raras como Ferocactus tiburonensis y Gru-
trucción de hábitats y el aumento de la población sonia reflexispina.
humana. En Sonora, la pérdida de la biodiversi- La desviación del agua y los represos fueron lu-
dad natural causada por la perturbación y altera- gares comunes en toda la región sonorense por más
ción de las comunidades bióticas naturales se pue- de un milenio en los tiempos prehistóricos. El im-
de observar en la mayor parte del estado. A conti- pacto en la flora local debe de haber sido significa-
nuación sólo resaltaremos unos cuantos factores tivo, pero las diferencias de entonces a ahora son
que amenazan la biodiversidad y los hábitats natu- cuestión de escala. Durante el siglo XX, en cada río
rales. La literatura y los problemas, por supuesto, que cruza por Sonora se construyeron presas. La
son enormes para tratarlos en unos párrafos (véase mayor parte de los fabulosos bosques de galería y
síntesis por Cartron et al., 2005). La población las comunidades ribereñas que bordeaban estos ríos
humana de Sonora creció poco a poco hasta fina- han desaparecido. Los impactos culturales en el río
les del siglo XIX y tuvo un crecimiento notable en Colorado y el alto Golfo de California son bien co-
la última mitad del siglo XX, pero no de manera nocidos, pero todavía existen grandes huecos de
uniforme. Los mayores complejos urbanos y cos- conocimiento. Menos conocidos son los cambios
teros se ubican principalmente en las áreas de baja que ocurrieron en los deltas de los ríos Yaqui y Ma-
altitud en la porción centro y oeste del estado. La yo. Estos deltas fueron epicentros de vida; las enor-
región serrana en las partes más altas de la zona mes aportaciones de agua dulce que sustentaron la
oriental del estado ha permanecido relativamente biomasa y biodiversidad terrestre, de agua dulce y
menos poblada, pero ha sido impactada severamen- marina, son casi inimaginables en la actualidad. A
te por la tala generalizada y las operaciones mine- pesar de esto, la recuperación y restauración ecoló-
ras locales pero devastadoras. gica es viable y se está llevando a cabo en menor
Hasta la última mitad del siglo XX la mayor parte escala en el Delta del Río Colorado (Nagler et al.,
de la región costera de Sonora se mantuvo como 2005). Al igual que en muchas partes del mundo,
una de las áreas desérticas más vírgenes del mundo la incesante demanda de agua dulce a gran escala,
y de gran diversidad biológica. La costa sonorense para la agricultura y consumo humano, priva a los
está siendo impactada a un ritmo cada vez mayor. ecosistemas nativos de su soporte vital.
Extensas áreas de matorral espinoso en la planicie Es esencial reconocer las implicaciones que tie-
costera del sur, en los deltas de los ríos Mayo y nen los tamaños poblacionales de las especies en
Yaqui, fueron desmontadas para la agricultura de peligro de extinción y las amenazadas, así como la
gran escala y así convertirse en el área conocida co- importancia del intercambio de información en-
mo el «granero» de México. Las granjas camarone- tre los botánicos, legisladores, organizaciones para
ras han pasado a ser uno de los principales factores la conservación y las agencias encargadas del ma-
en la pérdida del hábitat costero. Los complejos nejo y aplicación de leyes ecológicas. No se tiene
turísticos y habitacionales a orillas de las playas del conocimiento sobre especies de plantas de Sonora
Golfo de California están proliferando en las áreas que se hayan extinguido debido a la actividad hu-
de Las Bocas-Camahuiroa en el sur, Bahía de Kino mana moderna, pero los tamaños poblacionales de
al oeste de Hermosillo y Puerto Peñasco en el no- una porción considerable de la flora nativa, cierta-
248 DIVERSIDAD BIOLÓGICA DE SONORA

mente que se han reducido en forma considerable. mo rojo (Bromus rubens) y hielitos (Mesembryan-
Quizás nunca sabremos cuántas especies de plan- themum crystallinum) son invasoras en el noroeste
tas fueron extirpadas del Delta del Río Colorado; de Sonora. El zacate buffel (Pennisetum ciliare) es
del mismo modo, es probable que algunas pobla- una invasora del matorral desértico en la parte cen-
ciones raras de especies de Baja California de la tro, costera y norte del estado y en el matorral espi-
costa de Sonora desaparezcan por las secuelas del noso de piedemonte en la porción este-centro y
desarrollo costero. sur de Sonora (Búrquez et al., 2002; Van Deven-
Hasta cerca de mediados del siglo XX la mayor der et al., 2009). El zacate africano (Eragrostis leh-
parte del norte de México dependía de la leña para manniana) y el zacate rosado (Melinis repens) son
cocinar y calentar el hogar. Las minas también con- invasoras del pastizal desértico al este y norte del
sumían grandes cantidades de madera para el tra- estado. El carrizo (Arundo donax), juanloco (Nico-
bajo en la misma y como combustible para la fun- tiana glauca) y el zacate bermuda o inglés (Cynodon
dición. Estas demandas resultaron en un uso ge- dactylon) están reemplazando las especies nativas
neralizado y tala no sustentable de los árboles del en hábitats ribereños. El helecho flotador gigante
estado. El cambio a gas natural y electricidad para (Salvinia molesta) se ha establecido en el río Colo-
cocinar y calefacción redujo la tala de madera para rado y en canales de riego.
consumo doméstico, sólo para ser reemplazado con El impacto de las actividades recreativas, inclu-
el uso no sustentable de árboles de leguminosas co- yendo el turismo, deben de evaluarse seriamente.
mo el mezquite (Prosopis) y palo fierro (Olneya) pa- Los seres humanos son una especie curiosa y acti-
ra carbón y tallado de figuras de madera. La tala va, y algunos de sus pasatiempos pueden impactar
inmoderada de estas importantes especies tiene se- seriamente los hábitats naturales y la diversidad
veros impactos en los ecosistemas de algunas áreas. biológica. Por ejemplo, las travesías fuera de cami-
Conforme el uso y explotación aumenta, la flora de nos de la mayoría de los vehículos recreativos para
Sonora está siendo diluida con especies exóticas de todo terreno como cuatrimotos y jeeps son bioló-
otras partes del mundo. En Sonora, las plantas no gicamente destructivas.
nativas han aumentado dramáticamente durante Es evidente que se requieren de medidas efecti-
los últimos sesenta años, lo cual refleja el creci- vas basadas en el conocimiento científico para mi-
miento de la población, las grandes perturbacio- tigar los daños causados por las actividades huma-
nes del suelo y un aumento en el movimiento de nas. Debemos saber qué tenemos para poder pro-
gente y mercancía. Actualmente, éstas representan tegerlo. La conservación efectiva se basa en un co-
cerca de 6.7% (246 taxones, 244 especies) de la nocimiento preciso; por eso, el conocimiento flo-
flora, principalmente en la Poaceae (68 taxones), rístico es una de las bases de la conservación. Los
Brassicaceae (19 taxones), Fabaceae (15 taxones) y encargados del manejo de los ecosistemas, los con-
Asteraceae (14 taxones) y por lo general son hier- servacionistas y sus organizaciones, así como los
bas (83.1%), especialmente anuales (140 taxones, legisladores necesitan información botánica preci-
Van Devender et al., 2009). La mayoría (75.1%) sa. Existe una necesidad urgente de promover pro-
son de Eurasia y África y las menos (67 taxones) gramas de educación ambiental que incluya infor-
de los trópicos del Nuevo Mundo desde México a mación de alta calidad sobre la historia natural de
América del Sur. la flora y fauna de Sonora.
Sólo 15% de las especies no nativas (37 taxones)
se consideran invasoras con potencial de dañar los
hábitats naturales (tabla 5; Van Devender et al., CONCLUSIONES
2009). En el Desierto Sonorense, la mostaza del
Sahara (Brassica tournefortii), los zacates medite- En resumen, nuestro conocimiento sobre la flora
rráneo y árabe (Schismus arabicus, S. barbatus), bro- de Sonora es bueno en algunas áreas, moderado en
BIODIVERSIDAD DE LAS PLANTAS VASCULARES 249

otras y muy pobre o inexistente en una gran parte distribución y el descubrimiento de especies nue-
del territorio. Actualmente se tiene conocimiento vas para la ciencia, al hacer inventarios en áreas sin
de 3 659 taxones de plantas vasculares documen- explorar. Éstas incluyen las áreas tropicales del sur
tadas para el estado, pero estimamos que por lo de Sonora cerca de la frontera con Sinaloa, los en-
menos cuatro mil especies pueden estar presentes cinales y bosques de pino-encino de la Sierra Ma-
y la diversidad es comparable con Chihuahua, Du- dre Occidental a lo largo de la frontera con Chi-
rango, Baja California y Arizona. El porcentaje de huahua y las islas serranas del Archipiélago Ma-
plantas endémicas de Sonora es sorprendentemente drense, los bosques mixtos de coníferas de las cum-
bajo (2.3% de las especies nativas), lo cual refleja bres más altas cerca de la frontera con Arizona, la
que varias comunidades bióticas de la entidad se zona fronteriza del noreste del estado, especialmen-
comparten con los estados vecinos. El número de te los pastizales y el Desierto Chihuahuense, y las
especies exóticas es moderadamente bajo (246 taxo- sierras del desierto cerca de la costa, entre otras. La
nes, 6.7% de la flora). Aunque sólo 37 de las espe- lista que presentamos en el apéndice I (en el disco
cies exóticas (15%) son invasoras en hábitats natu- compacto anexo) es para los taxones documenta-
rales, algunas como el zacate buffel y la mostaza dos con ejemplares y continuaremos aumentán-
del Sahara tienen el potencial de causar daños se- dola conforme se compilen los datos de colectas
veros a los ecosistemas del estado. de otros taxones reportados para el estado y se des-
McLaughlin (1995) estimó que la región de las cubren especies adicionales.
islas serranas del sureste de Arizona posee alrede- Creemos que cada día es más urgente la conser-
dor de 2 100 especies (166 no nativas o 7.9%). Es- vación y manejo de áreas naturales protegidas, la
ta riqueza es aproximadamente equivalente a su protección de especies raras y amenazadas, la vigi-
Distrito Apachense de la Provincia Florística Ma- lancia y control de especies exóticas e invasoras y
drense (McLaughlin, 1992). Las floras del Distri- una educación ambiental de calidad conforme la
to Apachense tienen la más alta diversidad de es- población humana sigue creciendo y aumenta la
pecies en el occidente de Estados Unidos, tanto en urbanización y la destrucción de hábitats.
área como en rango altitudinal (McLaughlin,
1995). Considerando que el sureste de Arizona
representa cerca de la mitad de la región de las islas AGRADECIMIENTOS
serranas y que hay 255 especies en la sierra El Ti-
gre (White, 1948) no reportadas en Arizona, Dedicamos este capítulo a John R. y Charlotte G.
McLaughlin (1995) estimó de 2 300 a 2 800 taxo- Reeder, Paul S. Martin y Raymond M. Turner en
nes de plantas para toda la región de las islas serra- reconocimiento a sus extraordinarias contribucio-
nas. Este total es quizá más cercano a 3 000-3 500 nes al conocimiento de la flora de Sonora.
taxones debido a que la diversidad de especies de Agradecemos a Paul S. Martin, George M. Fer-
plantas aumenta hacia el sur tanto en el matorral guson, Andrew C. Sanders, Samuel L. Friedman,
espinoso de piedemonte de las tierras bajas y los Mark A. Dimmitt, Exequiel Ezcurra, Padre Gui-
bosques de pino-encino de la sierra. Consideran- llermo Trauba, Don Rubén y Doña Ubelina Co-
do que en Sonora la diversidad de especies de plan- ronado, Benjamin Wilder, Michael F. Wilson, Al-
tas es más alta en la selva baja caducifolia y en los berto Búrquez, Shelley McMahon, Lloyd Findley,
encinales y bosques de pino-encino, quizás de se- David A. Yetman, Silke Schneider, Gil Gillenwater
senta a setenta por ciento del total de la flora de y Bob Minckley por su asistencia en el campo.
Sonora ocurre en el tercio oriental del estado. También a Ed Gilbert y Les Landrum, Rafael
Los futuros botánicos tendrán grandes oportu- Corral-Díaz, Socorro González-Elizondo, Jon Re-
nidades de enriquecer el conocimiento de la flora bman y José Luis León de la Luz por proporcio-
a través de documentar extensiones del rango de narnos las estimaciones actuales de los taxones de
250 DIVERSIDAD BIOLÓGICA DE SONORA

plantas para Arizona, Chihuahua, Durango, Baja ty of Michigan) y Tom Wendt y Billie Turner (Uni-
California y Baja California Sur. A María de los versity of Texas at Austin).
Ángeles Quintana y José Martínez, del Instituto Agradecemos especialmente a Emily Lott, So-
de Ecología-UNAM en Hermosillo, quienes trans- corro González-Elizondo, Brad Boyle y Ben Wil-
cribieron las listas de plantas de la literatura a ar- der por revisar y editar cuidadosamente este ma-
chivos Excel y nos proporcionaron de esta forma nuscrito, así como a la Horace Miller/Ginny Sa-
la base para la lista de plantas de Sonora elaborada ylor Publication Grant, a través de la Arizona Na-
para este capítulo. tive Plant Society, por los fondos proporcionados
Agradecemos igualmente a los taxónomos espe- para la traducción.
cialistas que identificaron nuestras colectas y nos ase-
soraron sobre taxonomía actual, entre ellos: Tho-
mas F. Daniel (Acanthaceae), Guy Nesom y Billie LITERATURA CITADA
L. Turner (Asteraceae), Andrew Salywon (Brassi-
caceae), Marc Baker y Donald J. Pinkava (Cacta- ANDERSON, E.F. 2001. The Cactus Family. Timber Press,
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fornia.
nicos de diversos herbarios por su asistencia con
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256 DIVERSIDAD BIOLÓGICA DE SONORA

Tabla 1. Familias de plantas con cuarenta Tabla 3. Plantas endémicas de Sonora


o más taxones (en paréntesis) en Sonora (no incluye islas)
Asteraceae (513) Adelia cinerea (Wiggins y Rollins) Cerv., V.W. Steinm. y
Poaceae (360) Flores-Olivera. Sierra Libre a Ónavas y Sahuaripa en
Fabaceae (344) el sur-centro de Sonora.
Euphorbiaceae (149; excluye Phyllanthaceae, Putranjiva- Agave colorata Gentry. Oeste de Sonora norte de Guay-
ceae) mas.
Malvaceae (130; incluye Bombacaceae, Sterculiaceae y Agave felgeri Gentry. Oeste de Sonora norte de Guaymas.
Tiliaceae)
Agave fortiflora Gentry. Sierra Jojoba y Sierrita de López al
Cactaceae (107)
este de Puerto Libertad en el noroeste de Sonora.
Cyperaceae (91)
Convolvulaceae (82) Agave ocahui Gentry var. longifolia Gentry. Sierra de Má-
Boraginaceae (81; incluye Hydrophyllaceae) tape.
Solanaceae (80) Agave ocahui Gentry var. ocahui. Huásabas a Magdalena
Apocynaceae (78; incluye Asclepiadaceae) de Kino en el centro de Sonora.
Lamiaceae (71) Agave parviflora Torr. ssp. flexiflora Gentry. Desde el área
Amaranthaceae (69; incluye Chenopodiaceae) de Mátape a Moctezuma hacia el este al área de Náco-
Pteridaceae (69) ri Chico a Huásabas en el este de Sonora.
Brassicaceae (56) Agave pelona Gentry. Área de la sierra del Viejo en el no-
Rubiaceae (53) roeste de Sonora.
Plantaginaceae (45; incluye varias clasificadas anteriormen- Agave shrevei Gentry spp. matapensis Gentry. Área de
te como Scrophulariaceae) Mátape (Villa Pesqueira).
Orchidaceae (47) Ageratina sandersii B.L. Turner. Áreas de Yécora y Ála-
Acanthaceae (43) mos.
Agavaceae (42) Aloysia sonorensis Moldenke. Sur de Sonora.
Cucurbitaceae (42) Apodanthera palmeri S. Watson. Centro de Sonora.
Verbenaceae (41) Argyrochosma lumholtzii (Maxon y Weath.) Windham.
La Brisca, noreste de Cucurpe.
Astragalus sp. nov. (R. Spellenberg, sin publ.). Mesa del
Tabla 2. Géneros con veinte o más taxones Campanero al sur de Yécora.
(en paréntesis) en Sonora Batesimalva stipulata Fryxell. Sierra de Álamos.
Euphorbia, Euphorbiaceae (77) Boerhavia traubae Spellenb. Cerca de Yécora.
Cyperus, Cyperaceae (49)
Briquetia sonorae Fryxell. Sur de Sonora.
Muhlenbergia, Poaceae (48)
Caesalpinia pumila (Britt. y Rose) Hermann. Centro de
Ipomoea, Convolvulaceae (42)
Dalea, Fabaceae (36) Sonora.
Agave, Agavaceae (30) Cheilanthes yatskievychiana Mickel. Cerca de San Javier.
Desmodium, Fabaceae (30) Citharexylum shrevei Moldenke. Sierra Picu al noreste de
Quercus, Fagaceae (30) Puerto Libertad.
Asclepias, Apocynaceae (28) Condalia sonorae Henrickson. Norte-Centro de Sonora.
Salvia, Lamiaceae (28) Coreocarpus sonoranus Sherff var. librensis B.L. Turner. Sie-
Cheilanthes, Pteridaceae (26) rra Libre al sur de Hermosillo.
Erigeron, Asteraceae (23) Cottsia linearis (Wiggins) W.R. Anderson y C. Davis.
Brickellia, Asteraceae (22) Centro de Sonora.
Panicum, Poaceae (22) Croton subjuncundus Croizat. Sur de Sonora.
Physalis, Solanaceae (22) Croton yecorensis V.W. Steinm. y Felger. Cerca de Yécora.
Aristida, Poaceae (21) Dalea analiliana Spellenb. Cerca de Yécora.
Astragalus, Fabaceae (20) Dalea sp. nov. (R.S. Felger, sin publ.) Sierra Libre al sur
Echinocereus, Cactaceae (20) de Hermosillo.
Eragrostis, Poaceae (20) Dioon sonorense (DeLuca, Sabato y Vázq.) Chemnick,
Solanum, Solanaceae (20) Gregory y Salas-Morales. Sierra de Mazatán al área de
BIODIVERSIDAD DE LAS PLANTAS VASCULARES 257

Álamos en el centro y sur de Sonora. Wagner) D.R. Hunt. Área de Yécora.


Echinocereus bristolii W.T. Marshall. Soyopa. Mammillaria yaquensis Craig. Planicie costera en el sur de
Echinocereus engelmannii (Parry ex Engelm.) Lem. ssp. lla- Sonora.
nuraensis (J. Rutow) Felger. Cerca de Guaymas. Mandevilla nacapulensis (Felger y Henrickson) A. Simões,
Echinocereus klapperi W. Blum. El Novillo, Sierra de Ma- L.S. Kinoshita-Gouvêa y M. Endress. Sierra El Agua-
zatán. je cerca de San Carlos.
Echinocereus lauii G.R.W. Frank. El Trigo suroeste de Matelea sp. nov. aff. hastatula (M. Fishbein, sin publ.) Al
Maycoba. sur de Navojoa en el sur de Sonora.
Erigeron jenkinsii G.L. Nesom. Santa Bárbara noreste de Matelea sp. nov. aff. producta (M. Fishbein, sin publ.) Por-
Álamos. ción este centro hacia el sur de Sonora.
Erigeron reinana G.L. Nesom. Mesa del Campanero al Melampodium moctezumum B.L. Turner. Cerca de Moc-
sur de Yécora. tezuma.
Euphorbia alatocaulis V.W. Steinm. y Felger. Sureste de Menodora yecorana T.R. Van Devender y B.L. Turner. Cerca
Sonora. de Yécora.
Euphorbia sp. nov. (V.W. Steinmann, sin publ.) Este de Mimulus yecorensis Vickery. Cerca de Yécora.
Yécora. Mortonia sp. nov. (J. Henrickson, sin publ.) Este de Ma-
Galactia sp. nov. (P.D. Jenkins, sin publ.) Sierra Libre al ycoba.
sur de Hermosillo. Pectis vandevenderi. Cerca de Yécora.
Gonolobus sp. nov. aff. uniflorus (M. Fishbein, sin publ.) Perityle reinana B.L. Turner. Sierra de Mazatán.
Cerca de Álamos. Perityle vandevenderi B.L. Turner. Cañón de la Palma al
Gossypium turneri Fryxell. Área de San Carlos. sureste de Magdalena de Kino.
Grusonia marenae (W.E. Parsons) E.F. Anderson. Desde Physalis purpurea Wiggins. Área de Guaymas.
Caborca a Bahía de Kino. Portulaca yecorensis Henrickson y T.R. Van Devender. Cer-
Grusonia reflexispina (Wiggins y Rollins) E.F. Anderson. ca de Yécora.
Sur de Bahía de Kino. Pseudognaphalium stereovirens (G.L. Nesom, sin publ.)
Hedyotis sp. nov. (D.H. Lorence, sin publ.) Sierra El Aguaje. Cerca de Maycoba.
Hesperaloe nocturna Gentry. Sierra Babiso sureste de Mag- Senecio pinacatensis Felger. Sierra Pinacate.
dalena de Kino a la Sierra del Tigre en el noreste de Schoepfia shreveana Wiggins. Sur de Sonora.
Sonora. Suaeda puertopenascoa C. Watson y Ferren. Área de Puer-
Horsfordia exalata Fryxell. Cerro Prieto este de Navojoa. to Peñasco.
Hymenocallis clivorum Laferrière. Agua Amarilla oeste de Tridax yecorana B.L. Turner. Cerca de Yécora.
Tepoca y Sierra de Álamos. Verbesina felgeri B.L. Turner. Sierra el Aguaje al norte de
Juniperus mucronata R.P. Adams. Área de Yécora. San Carlos.
Krameria sonorae Britt. Sur de Sonora. Vernonia joyaliae B.L. Turner. Cerca de Santa Bárbara al
Leucophyllum sp. nov. (J. Henrickson, sin publ.) Cerca de noreste de Álamos.
Santa Bárbara en el noreste de Álamos. Yucca declinata Laferrière. Sur de Huachinera.
Lotus sp. nov. (L. Brouille, unpubl.) Mesa del Campanero
al sur de Yécora.
Lycium californicum A. Gray ssp. carinatum (S. Watson) Tabla 4a. Lista anotada de plantas sonorenses de
Felger y C.H. Lowe. Oeste-centro de Sonora. importancia para la conservación
Mammillaria bocensis Craig. Cerca de Las Bocas al sur de Especies en la lista de la norma oficial
Navojoa. NOM-O59-ECOL-2001
Mammillaria boolii G.E. Linds. Desde San Carlos a Ba- (NOM 2002)
hía San Pedro. E: probablemente extinta, P: en peligro de extinción,
Mammillaria johnstonii Orcutt. Desde Guaymas a la sie- A: amenazada y Pr: sujeta a protección especial, ** = exótica,
rra Libre hacia el sur a Hermosillo. especie no nativa, ø = cambios taxonómicos
Mammillaria saboae Glass ssp. goldii (Glass y Foster) D.R. Abies concolor (Pr). El pinabete es un árbol que en Sonora
Hunt. Agua Prieta a Nacozari de García. sólo se conoce del bosque mixto de coníferas de la
Mammillaria saboae Glass ssp. haudeana (A.B. Lau y sierra de los Ajos y la sierra El Tigre (Felger et al., 2001;
258 DIVERSIDAD BIOLÓGICA DE SONORA

White, 1948). de Maycoba en el este de Sonora (Paredes et al., 2000).


Agave parviflora (A). Existen tres subespecies de A. parvi- Echinocereus leucanthus (Pr). Cactus pequeño, delgado y
flora en Sonora: A. p. ssp. densiflora en el área de Ma- trepador que se conoce sólo de unas cuantas localida-
ycoba en el este de Sonora, A. p. ssp. flexiflora ocurre des del sur de Sonora y el área de Los Mochis, Sinaloa
del área de Mátape a Moctezuma hacia el este a la par- (Martin et al., 1998; Paredes et al., 2000).
te de Nácori Chico a Huásabas en el este de Sonora y Echinocereus stoloniferus (Pr). Las dos variedades de este
A. p. var. parviflora está en el sur de Arizona y la parte cactus E. s. var. stoloniferus y E. s. var. tayopensis están
adyacente de Sonora. Su área principal es el área de restringidas a la región del río Mayo en el este y sur de
Moctezuma, Mátape a Bacadéhuachi y Huachineras. Sonora y la parte adyacente de Chihuahua (Paredes-
Todos son comunes localmente y no están en peligro. A. et al., 2000). E. s. var. tayopensis es muy común en
Agave polianthiflora (A). Común en el área de Yécora, pocas el área de Yécora.
amenazas. Echinocereus subinermis (Pr). Este cactus originalmente se
Amoreuxia palmatifida (Pr). Saya es una hierba perenne, describió de la sierra de Álamos. E. subinermis es esca-
de amplia distribución y a menudo común en Sono- so en la SBC y el encinal del sur de Sonora y el área
ra. La raíz tuberosa y otras partes de la planta se usan adyacente de Chihuahua y Sinaloa (Martin et al., 1998;
como alimento por los indígenas Mayo, Seri y Yaqui Paredes et al., 2000). Aunque no se ve con frecuencia,
(Felger y Moser, 1985; Hodgson, 2001; Yetman y Van es localmente común en las laderas rocosas empinadas
Devender, 2002). y riscos de áreas remotas.
Avicennia germinans (Pr). El mangle negro ocurre a lo **Eichhornia azurea (P). Ésta es una especie no nativa e
largo de la costa del Golfo de California hacia el norte invasora en los canales del sur de Sonora (Van Deven-
hasta Puerto Lobos (Felger y Moser, 1985; Felger et der et al., 2009).
al., 2001). Amenazada en muchas áreas por el desa- Echinomastus erectocentrus var. acunensis (P). Este cactus
rrollo costero. ocurre en matorral del Desierto Sonorense en Organ-
Brahea nitida (Pr). Palma ampliamente distribuida en los pipe Cactus National Monument en Arizona y cerca
cañones del este y sur de Sonora (Felger et al., 2001). de Sonoyta en Sonora (Felger, 2000; Paredes et al.,
Sin amenazas evidentes. 2000). E. e. var. erectocentrus ocurre en el sureste de
Conocarpus erecta (Pr). Este mangle tiene una distribu- Arizona y se anticipa para el noreste de Sonora. Algu-
ción ocasional en los manglares del sur de Sonora. nos autores incluyen las especies E. erectocentrus y E.
Crusea coronata (Pr). Anual de verano común en el este y Intertextus en el género Sclerocactus (Anderson, 2001).
sur de Sonora (Martin et al., 1998). Echinomastus intertextus (A). Ocurre en el sureste de Ari-
øCupressus lusitanica (Pr). Aunque Martin et al. (1998) y zona (Benson, 1982) y en el noreste de Sonora cerca
Felger et al. (2001) reportaron este árbol ribereño para de Agua Prieta.
Sonora, aquí consideramos a los árboles en el área de øErythea aculeata (A). Aquí se considera como Brahea
Yécora en el este de Sonora como Callitropsis (Cupres- aculeata (Brandegee) Moore. Palma localmente abun-
sus) arizonica. dante en la SBC en el sur de Sonora (Felger et al., 2001;
øDioon edule (P). Sus sinonimias incluyen D. edule Lindl. Martin et al., 1998).
var. sonorense (De Luca, Sabato y Vázquez Torres) Ferocactus cylindraceus (Pr). Esta biznaga se distribuye
McVaugh y Pérez de la Rosa y D. tomasellii De Luca, ampliamente en el suroeste de Estados Unidos, Baja
Sabato y Vázquez Torres var. sonorense De Luca, Saba- California y es común en el noroeste de Sonora (Fel-
to y Vázquez Torres. Aquí la consideramos como D. ger, 2000; Paredes et al., 2000).
sonorense (DeLuca, Sabato y Vázq.) Chemnick, Gre- Galium pilosum (A). Hierba perenne conocida en Sonora
gory y Salas-Morales. La palma de la virgen es una sólo del bosque de pino en la sierra de los Ajos (Fis-
cícada presente en la SBC-encinal desde la sierra de hbein et al., 1995).
Mazatán hacia el sur al área de Álamos y en algunos Guaiacum coulteri (Pr). El guayacán es un arbusto o árbol
lugares está seriamente amenazada por su colecta como común del matorral del Desierto Sonorense en el cen-
una planta ornamental de jardín. tro de Sonora y del matorral espinoso y la SBC del su-
Echinocereus bristolii (Pr). Este cactus se conoce sólo de reste de Sonora (Felger et al., 2001). Sin amenazas serias.
cerca de Soyopa (Paredes et al., 2000). øHamatocactus uncinatus (A). Aquí lo consideramos como
Echinocereus lauii (A). Cactus conocido sólo del suroeste Glandulicactus uncinatus (Paredes et al., 2000). Este
BIODIVERSIDAD DE LAS PLANTAS VASCULARES 259

cactos con espinas en forma de gancho en Sonora se sierto Sonorense en un área muy grande del centro y
conoce sólo de la sierra del Viejo al sur de Caborca noroeste de Sonora (Felger et al., 2001). Se extiende
(Yatskievych y Fischer, 1983). hasta el matorral espinoso en el área de Mazocahui y
Juglans major (A). Árbol común con amplia distribución cerca de Navojoa, al este y sur del Desierto Sonorense,
en hábitats ribereños del noreste de Sonora (Felger et respectivamente. Aunque en algunas áreas del occi-
al., 2001). dente del estado se sobrexplota para producir carbón
Laguncularia racemosa (Pr). El mangle blanco ocurre a lo y tallado de figuras, en general la especie no está sus-
largo de la costa del Golfo de California hacia el norte tancialmente amenazada.
hasta el estero Sargento (Felger y Moser, 1985; Felger Oserya coulteriana (Pr). Una planta pequeñita, perenne y
et al., 2001). Amenazado en muchas áreas por el desa- acuática que se adhiere a las piedras en el río Cuchuja-
rrollo costero. qui al este de Álamos (Martin et al., 1998).
Lilium parryi (A). Este lirio es una hierba perenne rara; en Ostrya virginiana (Pr). Árbol raro en los bosques ribere-
Sonora se conoce sólo del bosque de pino-encino de ños templados al este de Maycoba en la parte este y en
la sierra de los Ajos (Fishbein et al., 1995). la sierra El Tigre en el norte del estado (Felger et al.,
Litsea glaucescens (P). Arbusto del bosque de pino-encino 2001; Martin et al., 1998). Abundante en otras partes
en el este de Sonora (Martin et al., 1998). Las hojas se de Norteamérica, incluyendo México.
usan mucho para el té de laurel y condimento para carne. Peniocereus greggii (Pr). Hay dos variedades del cactus sarra-
Mammillaria boolii (Pr). Esta cabeza de viejo se conoce matraca o reina de la noche en Sonora. P. g. var. greggii
sólo desde San Carlos a la Bahía San Pedro en el oeste ocurre en el noreste del estado. Aunque Paredes et al.
de Sonora (Paredes et al., 2000). Crece en laderas ro- (2000) no reporta localidad, en inventarios posterio-
cosas, en gran medida inaccesibles. res se encontró como localmente común en matorral
øMammillaria hertrichiana (Pr). Aquí la consideramos del Desierto Chihuahuense y pastizal con mezquite
como sinónimo de M. standleyi (Paredes et al., 2000). en el área de Agua Prieta, sin amenazas obvias. P. g.
Mammillaria johnstonii (Pr). Cabeza de viejo conocida var. transmontanus tiene una amplia distribución en el
sólo entre Guaymas y la sierra Libre al sur de Hermo- Desierto Sonorense del centro y noroeste de Sonora.
sillo, en el oeste de Sonora (Paredes et al., 2000). En el pasado, los tubérculos se colectaban y vendían
Mammillaria marksiana (Pr). Este cactus ocurre en Du- como medicina, pero actualmente enfrenta pocas
rango, Sinaloa y el extremo sur de Sonora (Paredes et amenazas.
al., 2000). Peniocereus marianus (Pr). Esta reina de la noche o sarra-
Mammillaria miegiana (Pr). Aquí la consideramos como matraca ocurre en el matorral espinoso de la Sierra
sinonimia de M. standleyi (Paredes et al. 2000). Libre hacia el sur hasta el norte de Sinaloa (Paredes et
Mammillaria saboae (Pr). Hay dos subespecies de M. sa- al., 2000). Es común en las sierras y en la planicie
boae en Sonora (Paredes et al., 2000). M. s. ssp. hau- costera al sureste de Guaymas.
deana ocurre en el este de Sonora, en el área entre May- Pinus flexilis/P. reflexa (Pr). Los pinos blancos son un gru-
coba y Yécora. Estos cactos pequeñitos localmente po de especies emparentadas presentes desde el suroeste
ocurren en grandes densidades en las áreas de lodolita de Canadá hasta el norte de Centroamérica (Felger et
volcánica de la Formación Baucarit del Mioceno en la al. 2001). La especie más al norte es P. flexilis. Farjon y
Sierra Madre Occidental, sin amenazas evidentes. M. Styles (1997) identificaron los pinos blancos de Méxi-
s. ssp. goldii es un cactus muy raro conocido de un co como P. strobiformis (cuyo trabajo seguimos aquí).
área entre Agua Prieta y Nacozari de García en el no- Otras sinonimias son P. flexilis ssp. reflexa y P.ayacahuite
reste de Sonora. ssp. strobiformis. Ocurre en los bosques de las zonas
Mammillaria yaquensis (Pr). Esta cabeza de viejo con es- altas de la Sierra Madre Occidental y las Islas Serranas
pinas de gancho, es endémica del matorral espinoso del este y noreste de Sonora (Felger et al., 2001).
costero en la planicie costera del Golfo de California Psilotum complanatum (A). Un helecho conocido en So-
en el sur de Sonora (Paredes et al., 2000). nora sólo de las inmediaciones de Santa Bárbara al
Manfreda planifolia (Pr). Hierba perenne rara en el enci- noroeste de Álamos (Martin et al., 1988).
nal de la sierra Saguaribo en el sureste de Sonora (Mar- Rhizophora mangle (Pr). El mangle rojo ocurre a lo largo
tín et al., 1998). de la costa del Golfo de California hacia el norte al
Olneya tesota (Pr). Árbol común en el matorral del De- Estero Sargento (Felger y Moser, 1985; Felger et al.,
260 DIVERSIDAD BIOLÓGICA DE SONORA

2001). Amenazada por el desarrollo costero. Sonora (Felger et al., 2001; Gentry, 1974).
Rumex orthoneurus (A). Hierba perenne conocida en So- øZigadenus virescens (Pr). Aquí considerada como Anti-
nora sólo del bosque mixto de coníferas en la sierra de clea virescens (Kunth) Rydb. Es un lirio perenne cono-
los Ajos (Fishbein et al., 1995). cido en Sonora sólo del bosque de pino-encino y del
Sabal uresana (Pr). Palma localmente común en la región bosque mixto de coníferas en la sierra de los Ajos (Fis-
de San Carlos y en la porción este-centro hacia el su- hbein et al., 1995) y en la sierra El Tigre (White, 1948).
reste de Sonora (Felger et al., 2001).
Selaginella porphyrospora (P). Se conoce en Sonora sólo del
encinal en la Sierra Saguaribo (Martin et al., 1998).
Tabla 4b. Lista anotada de plantas sonorenses
øSmilacina racemosa (A). Aquí la consideramos como
de importancia para la conservación
Maianthemum racemosum (L.) Link. Este lirio es una
Plantas de Sonora en el listado de especies
hierba perenne conocida en Sonora sólo del bosque
del gobierno de Estados Unidos
de pino-encino y del bosque mixto de coníferas en la
(Ley de Especies en Peligro de Extinción)
Sierra de los Ajos (Fishbein et al., 1995) y la Sierra El Categorías del Servicio de Pesca y Vida Silvestre de Estados Unidos:
Tigre (White, 1948). E = en peligro de extinción, T = amenazada,
øSmilacina stellata (A). Aquí es considerada como Maian- PE = propuesta como en peligro de extinción, C = candidata para la

themum stellatum (L.) Link. Este lirio es una hierba lista, SC = especie de preocupación
perenne conocida en Sonora sólo del bosque de pino- (sin categoría oficial pero de preocupación)
encino en la Sierra de los Ajos (Fishbein et al., 1995). Abutilon parishii (SC)
Tabebuia chrysantha (A). La amapa amarilla es un árbol Agave parviflora var. parviflora (SC)
que se encuentra de forma esporádica y en ocasiones Amsonia grandiflora (SC)
es localmente común en la SBC desde cerca de San Ja- Amoreuxia gonzalezii (SC)
vier y hacia el sur del estado (Felger et al., 2001). La Astragalus hypoxylus (C)
madera dura, tanto de T. chrysantha como de T. impe- Browallia eludens (SC)
tiginosa, es muy apreciada para la construcción (Yet- Cleome multicaulis (SC)
man y Van Devender, 2002. Coryphantha recurvata (SC)
øTabebuia palmeri (A). Aquí considerada como T. impeti- Corypantha robbinsorum (T)
ginosa (Felger et al., 2001; Martín et al., 1998). La Coryphantha robustispina var. robustispina (E)
amapa morada es un árbol común en la SBC desde cer- Coursetia glabella (SC)
ca de San Javier hasta el sur de Sonora (Felger et al., Cryptantha ganderi (SC)
2001). Dalea tentaculoides (SC)
Thermopsis montana (A).Una hierba perenne conocida en Echinocactus horizonthalonius var. nicholii (E)
Sonora sólo del bosque mixto de coníferas en la sierra Echinomastus erectocentrus var. acunensis (C)
de los Ajos (Fishbein et al., 1995). Echinomastus erectocentrus var. erectocentrus (SC)
øTilia mexicana (P). Aquí considerada como T. america- Euphorbia platysperma (SC)
na L. var. mexicana (Schltdl.) Hardin (Felger, 2001). Graptopetalum bartramii (SC)
Un árbol raro de hábitats ribereños del bosque de pino- Heterotheca rutter. (SC)
encino en el este del estado al suroeste de Maycoba. Hieracium pringlei (SC)
Común en otras partes de México y en Estados Uni- Lilaeopsis schaffneriana var. recurva (E)
dos. Lilium parryi (SC)
Trifolium wormskioldii (A). T. w. var. ortegae es una hierba Lupinus huachucanus (SC)
perenne y localmente común cerca de ríos en el enci- Macroptilium supinum (SC)
nal y bosque de pino-encino en el área de Yécora en el Metastelma mexicanum (SC)
este de Sonora (Martin et al., 1998). Pectis imberbis (SC)
Tripsacum zopilotense (Pr). Un zacate perenne, raro en el Phemeranthus marginatus (SC)
área de Yécora en el este del estado (Van Devender et Pholisma sonorae (SC)
al., 2005).
Yucca grandiflora (Pr). Un árbol suculento con una distri-
bución amplia en la porción este-centro y sureste de Tabla 5. Especies invasoras seleccionadas
BIODIVERSIDAD DE LAS PLANTAS VASCULARES 261

o potencialmente invasoras en Sonora Ricinus communis. Higuerilla. Hábitats perturbados en la


mitad este del estado.
Desierto Sonorense Tamarix aphylla. Pino salado. Tierras de inundación cer-
Valle del Bajo Río Colorado (VBC) ca de caminos, hábitats ribereños.
Tamarix chinensis. Pino salado. Ríos, arroyos y orillas de
Brassica tournefortii. Mostaza del Sahara. Invasora en ma- caminos.
torral desértico en VBC y a orillas de caminos en el
noreste de Sonora. Hábitats acuáticos
Bromus rubens. Bromo rojo. Invasora en la región del Pi-
nacate. Eichhornia azurea. Lirio acuático. Río Mayo, sur de So-
Mesembryanthemum crystallinum. Hielitos. Invasora en nora.
áreas costeras arenosas y cerca de caminos en VBC y la Eichhornia crassipes. Patito, lirio acuático común. Río Mayo
Costa del Golfo en Sonora. y canales del sur de Sonora.
Schismus arabicus. Zacate árabe. Invasora en matorral de- Nasturtium officinale. Berro. Casi todos los ríos en la fron-
sértico en VBC. Orillas de caminos en el noreste de tera noreste de Sonora.
Sonora. Salvinia molesta. Helecho flotador gigante. Invasora en el
Schismus barbatus. Zacate mediterráneo. Invasora en ma- río Colorado y canales.
torral desértico en VBC y orillas de caminos en el no-
reste de Sonora. Orilla de caminos

Desierto Sonorense Centaurea melitensis. Cardo. Orillas de la carretera Mex 2


Altiplano de Arizona (AAZ) en el Desierto Sonorense y noreste de Sonora.
Cleome viscosa. En el sur de Sonora, extendiéndose rápi-
Pennisetum ciliare. Zacate buffel. Extendiéndose a VBC, en damente hacia el norte a lo largo de la carretera Mex
el noreste de Sonora, y otros lugares a orillas de caminos. 15 en el centro de Sonora.
Dichanthium annulatum. Zacate carretero. En el sur de
Pastizal Sonora, extendiéndose hacia el norte.
Eruca vesicaria subsp. sativa. Arugula. Orillas de caminos
Eragrostis lehmanniana. Zacate africano. Invasora en pas- en el área de Agua Prieta, potencialmente invasora en
tizal, orillas de caminos en otras partes. el AAZ.
Melinis repens. Zacate rosado. Invasora del pastizal cerca Glaucium corniculatum. Amapola de Turquía. Orillas de
de Nogales y Yécora, con distribución amplia en otros la carretera Mex 2 cerca de Agua Prieta.
hábitats como encinales y bosques del área de Álamos, Leucaena leucocephala. Guaje. Sur de Sonora, extendién-
dose hacia el norte, hasta el norte de Ímuris a lo largo
orillas de caminos.
de la carretera Mex 15.
Nicotiana glauca. Juan loco, Don Juan. Hábitats ribereños,
Hábitats ribereños especialmente en la planicie aluvial del río Sonora.
Sorghum halepense. Zacate Johnson. Amplia distribución
Arundo donax. Carrizo. Llega a ser localmente abundante en áreas de inundación y a orillas de caminos y hábi-
y aparentemente ha reemplazado el carrizo nativo tats ribereños.
(Phragmites australis) en el sur de Sonora.
Cryptostegia grandiflora. Clavel de España. Áreas más tro-
Agricultura
picales en el sur de Sonora.
Cynodon dactylon. Zacate bermuda o inglés. Casi en todo
el estado. Ríos, aguajes, cunetas de carreteras, etc. Brassica nigra. Mostaza. Campos y orillas de caminos.
Parkinsonia aculeata. Guacaporo, bagote, retama. Amplia Brassica rapa. Mostaza. Campos y orillas de caminos.
distribución en hábitats ribereños perturbados. Convolvulus arvensis. Correhuela. Campos y orillas de ca-
Polypogon monspeliensis. Zacate cola de zorra. Amplia dis- minos.
tribución en hábitats ribereños húmedos. Salsola tragus. Chamizo volador. Campos y orillas de ca-
262 DIVERSIDAD BIOLÓGICA DE SONORA

minos, especialmente común cerca de Agua Prieta y la


Costa de Hermosillo.

Áreas urbanas

Ailanthus altissima. Falso nogal. Escapado de cultivo lo-


calmente desde Santa Cruz a Agua Prieta.
Cynodon dactylon. Zacate bermuda o inglés, es común en
las principales áreas urbanas en todo el estado.
Descurainia sophia. En campos y orillas de caminos en el
noreste de Sonora.
Kochia scoparia. Coquia. Agua Prieta; potencialmente en
las áreas agrícolas.
Lepidium didymum. Lentejilla rastrera. Común en ciuda-
des y pueblos de la porción oriental del estado.
Leucaena leucocephala. Guaje. Hermosillo y otras ciuda-
des importantes.
Pennisetum ciliare. Zacate buffel. Caborca, Bahía de Kino,
Guaymas, Hermosillo, etc.
Pennisetum setaceum. Zacate plumitas. Ornamental, in-
troducido recientemente en Álamos, Ciudad Obre-
gón, Hermosillo y Magdalena de Kino; está escapan-
do y propagándose.

Capítulo traducido por Ana Lilia Reina-Guerrero


263

HELMINTOS PARÁSITOS DE VERTEBRADOS SILVESTRES

GERARDO PÉREZ-PONCE DE LEÓN,1 LUIS GARCÍA-PRIETO1 Y BERENIT MENDOZA-GARFIAS1

RESUMEN. En este trabajo presentamos una lista de ducted a search in the database of the National Col-
los helmintos que parasitan a vertebrados terres- lection of Helminths, deposited at the Biology
tres en el estado de Sonora. Para ello, se realizó una Institute of the UNAM. Additionally a bibliographic
búsqueda en la base de datos de la Colección Na- search was conducted. The checklist contains 54
cional de Helmintos (CNHE) depositada en el Ins- helminth taxa, most of them identified to species
tituto de Biología de la Universidad Nacional Au- level. These taxa comprise 42 genera and 22 fami-
tónoma de México (UNAM) y adicionalmente se lies representing four major helminth groups: trem-
compilaron los registros disponibles en la literatu- atodes, cestodes, acanthocephalans, and nematodes.
ra hasta la fecha. Esta lista contiene 54 taxones de Nematodes are the most abundant since 35 (65%)
helmintos que en su mayoría están identificados a of the species belong to this group. Only 34 spe-
nivel de especie. Éstos se encuentran incluidos en cies of terrestrial vertebrates have been studied for
42 géneros de 22 familias, representantes de cua- helminths and at least one species has been record-
tro grupos de helmintos: tremátodos, céstodos, ed from them. This includes nine species of fresh-
acantocéfalos y nemátodos. Los nemátodos son el water fishes, six species of amphibians, 17 of rep-
grupo más abundante, pues 35 de los 54 taxones, tiles and two mammals. Only a few species of hosts
es decir, 65% de los registrados hasta el momento, have been studied in detail: the frog Lithobates ta-
pertenecen a este grupo. En cuanto a los hospede- rahumarae, the lizard Sceloporus jarrovi, and the
ros, únicamente 34 especies de vertebrados terres- turtle Gopherus spp. Evidently little effort has been
tres han sido estudiadas en busca de helmintos, en made to inventory the helminth fauna of terres-
los que al menos una especie ha sido registrada. En- trial vertebrates in Sonora State so far, represen-
tre ellos se incluyen nueve especies de peces dul- ting an open field for future research.
ceacuícolas, seis especies de anuros, 17 de reptiles
y dos de mamíferos. Sólo algunas especies han sido
estudiadas con mayor detalle: la rana Lithobates ta- INTRODUCCIÓN
rahumarae, la lagartija Sceloporus jarrovi, así como la
tortuga Gopherus spp. Es evidente que se ha reali- El parasitismo representa una de las formas de vida
zado muy poco esfuerzo hasta el momento para más exitosas sobre el planeta, pues más de cincuenta
inventariar a los helmintos de vertebrados terres- por ciento de las especies conocidas son parásitos,
tres del estado de Sonora, aspecto que representa incluyendo a los virus y a la mayoría de las bacte-
un campo fértil para la investigación en el futuro. rias, así como a los organismos eucariontes más co-
múnmente asociados a la parasitología (Brooks y
ABSTRACT. In this work a checklist of the helminth Hoberg, 2006). Los parásitos, en un sentido am-
parasites of terrestrial vertebrates of the State of So- plio, incluyen agentes de enfermedad que afectan
nora is presented. To accomplish this goal we con- no solamente a humanos, sino también a animales
1
domésticos, cosechas y a la fauna silvestre. En este
Universidad Nacional Autónoma de México.

Pérez-Ponce de León, G., L. García-Prieto y B. Mendoza-Garfias, 2009. Helmintos parásitos de vertebrados silvestres.
En: F.E. Molina-Freaner y T.R. Van Devender, eds. Diversidad biológica de Sonora. UNAM, México, pp. 263-284.
264 DIVERSIDAD BIOLÓGICA DE SONORA

contexto, los parásitos juegan un doble papel en la nos algún tipo de parásito en su cuerpo. El núme-
naturaleza; por un lado, funcionan como agentes ro de especies de parásitos en un hospedero depen-
reguladores de las poblaciones de hospederos, con- de de diversos factores interrelacionados, algunos
tribuyendo al mantenimiento de la diversidad ge- atribuibles al hospedero, otros al ambiente en el
nética y la estructura de las comunidades de verte- que éste vive y varios más inherentes a la biología
brados e invertebrados y, por otro lado, represen- del parásito mismo, por lo que la fauna parasitaria
tan una amenaza para la salud humana, la agricul- puede aportar una nueva dimensión al entendi-
tura, los sistemas naturales, las prácticas de conser- miento de las interacciones ecológicas, al de los
vación y la economía global (Horowitz y Wilcox, patrones de distribución de los hospederos y al de
2005; Brooks y Hoberg, 2006). Es por ello que el la compleja historia de muchas regiones y biotas.
conocimiento de la diversidad y distribución de las Cuantificar el número de especies de parásitos
especies de patógenos (tanto de las ya conocidas que habitan en la tierra no es, por supuesto, una ta-
como de aquellas potenciales) es importante, pues rea sencilla. El primer problema deriva de la con-
permite hacer valoraciones sobre las denominadas cepción misma del término parásito. Las definicio-
enfermedades infecciosas emergentes (Brooks y nes de este término tradicionalmente se han basa-
Hoberg, 2006). El concepto «enfermedades infec- do en algún aspecto ecológico de la relación pará-
ciosas emergentes» se utilizó originalmente para sito-hospedero, sea ésta la forma de alimentación
infecciones virales (y en ocasiones bacterianas) que y, por lo tanto, la dependencia metabólica que es-
surgían repentinamente en el ser humano; sin tablecen, la especificidad por el hábitat que ocu-
embargo, el término no puede restringirse a la sa- pan en sus hospederos o, bien, el efecto dañino que
lud humana y su aplicación se ha ampliado para producen. Durante muchos años se han buscado
incluir también a la fauna silvestre. Un ejemplo de los rasgos que caractericen a un organismo parási-
ello lo constituyen los anfibios (véase Brooks et al., to de manera precisa, sin haberlos definido. Bro-
2006). En los últimos años hemos atestiguado un oks y McLennan (1993) señalaron que la respues-
gran incremento en el número de trabajos enca- ta a este enigma se encuentra en la biología evoluti-
minados a entender las causas del declive de las va: los parásitos no representan un grupo monofi-
poblaciones de anfibios a escala mundial (véase lético. Debido a la inevitable y estrecha asociación
Daszak et al., 2003), lo cual no sólo se relaciona de los términos parásito y enfermedad, en la histo-
con el desarrollo de malformaciones causadas por ria y en la mente humana, a los parásitos se les ha
parásitos (Johnson et al., 2002), sino también con identificado como una categoría taxonómica simi-
altas tasas de mortalidad, en las que inciden, ade- lar a la que tienen grupos naturales como los ma-
más de factores fisicoquímicos del ambiente (Blaus- míferos y las aves y, puesto que los parásitos no
tein et al., 2003), organismos patógenos como el son un grupo natural, la búsqueda de las caracte-
hongo Batrachochytrium dendrobatidis, el cual ha rísticas que definen al «grupo» no arroja resultados
despertado un enorme interés en la comunidad consistentes. Por lo tanto, la cuantificación de es-
científica (Mendelson et al., 2006). pecies de parásitos dependerá en gran medida del
Por otra parte, los parásitos constituyen uno de concepto que el investigador aplique a las entida-
esos grupos en donde cualquier cálculo sobre bio- des que estudia.
diversidad podría resultar subestimado. A la pre- De esta forma, además de los virus y muchas bac-
gunta: ¿cuántas especies de parásitos existen?, debe terias, encontramos organismos parásitos en una
adicionarse otra: ¿cuántas especies de plantas y ani- enorme gama de organismos eucariontes. Entre es-
males están parasitadas?; Esch y Fernández (1993) tos últimos, los helmintos constituyen uno de los
estiman que cien por ciento de éstos lo estaría, es más importantes, por su amplia abundancia y por
decir, prácticamente cualquier organismo que sea los efectos que causan en sus hospederos. Los hel-
estudiado albergará interna o externamente al me- mintos representan un grupo de organismos que,
HELMINTOS PARÁSITOS DE VERTEBRADOS SILVESTRES 265

al igual que los parásitos, no constituyen un grupo A pesar de que para este grupo de organismos
monofilético, ya que bajo este término se incluyen el inventario en el ámbito nacional está muy lejos
representantes de cuatro Phyla que no están rela- de completarse, en los últimos años se ha sistema-
cionados filogenéticamente: Platyhelminthes, Acan- tizado la información, lo que ha permitido anali-
thocephala, Nematoda y Annelida; se caracterizan zar la diversidad de helmintos a diferentes escalas,
principalmente por ser metazoarios, macroparási- tanto de hospederos como de localidades. En la
tos y por su aspecto vermiforme. Los platelmintos última década se ha generado mucho interés para
se caracterizan por ser gusanos aplanados dorsoven- presentar libros que reúnan la información sobre
tralmente, hermafroditas, por tener simetría bila- la biodiversidad de regiones particulares del país o,
teral y por ser acelomados. Dentro de los platelmin- bien, a escala de estados de la República. En el caso
tos encontramos tanto organismos de vida libre de los helmintos se ha descrito la diversidad en re-
(v.g., las planarias), como parásitos, representados giones tales como la reserva de Sian Ka’ an y su
estos últimos por tres grandes grupos que parasi- área de influencia (Lamothe-Argumedo et al.,
tan vertebrados, incluyendo al hombre: digéneos, 1991) y la región de los Tuxtlas en Veracruz (La-
monogéneos y céstodos (Roberts y Janovy, 2005). mothe-Argumedo et al., 1993). En otros casos se
Los acantocéfalos son parásitos de vertebrados ha descrito la diversidad de helmintos en un gru-
que se caracterizan por ser pseudocelomados, dio- po particular de hospederos, como los peces dul-
icos y por presentar una región anterior provista ceacuícolas de Tabasco (Salgado-Maldonado et al.,
de un órgano de fijación llamado proboscis, la cual 2005). Este tipo de contribuciones son muy im-
se encuentra armada con ganchos (Roberts y Jano- portantes pues sintetizan el conocimiento de la
vy, 2005). Los nemátodos también son pseudoce- biodiversidad a escala regional y, en su conjunto,
lomados, dioicos, con forma cilíndrica, los cuales constituyen una herramienta fundamental para
exhiben una enorme diversidad pues incluyen es- proponer medidas de conservación y manejo de la
pecies tanto de vida libre como parásitos de plan- vida silvestre.
tas y vertebrados (Roberts y Janovy, 2005). Por úl- Desafortunadamente, para algunos grupos de
timo, los anélidos (dentro de los cuales se encuen- organismos que exhiben una enorme diversidad,
tran las lombrices de tierra), incluyen un grupo el conocimiento en México es asimétrico. En el caso
que tiene algunos representantes parásitos como de los helmintos, la región norte del país es la me-
las sanguijuelas (Hirudinea). Éstas se caracterizan nos explorada para los diferentes grupos de verte-
por ser celomadas, metamerizadas y con una ven- brados que en ella habitan, situación que ha sido
tosa ventral muy desarrollada, particularmente en señalada recientemente (véase Garrido-Olvera et
las especies parásitas (Roberts y Janovy, 2005). al., 2006; Pérez-Ponce de León et al., 2007). Es
El estudio de este grupo como parásitos de ver- por ello que en este capítulo presentamos la infor-
tebrados silvestres en México se inició hace más de mación existente sobre la fauna helmintológica de
75 años y hasta la fecha se ha acumulado una can- vertebrados terrestres del estado de Sonora, estan-
tidad importante de información. A pesar de ello, do conscientes de que el inventario en el estado
algunos estudios han estimado que el número de está aún muy lejos de conocerse con precisión. Aun
especies de helmintos descubiertas y descritas en así, como se ha discutido ampliamente en la litera-
nuestro país no supera 15% (véase Pérez-Ponce de tura, los parásitos proporcionan una enorme can-
León et al., 1996a, para el caso de helmintos de tidad de información que, sumada a la obtenida
quirópteros; Pérez-Ponce de León et al., 1996b, de sus hospederos, es de gran utilidad en las prác-
para helmintos de peces de aguas continentales; Pé- ticas de conservación en la actualidad (Brooks y
rez-Ponce de León, 2001, para digéneos de verte- Hoberg, 2000; Brooks et al., 2001). Cabe señalar
brados silvestres y Pérez-Ponce de León et al., 2002, que para el estado de Sonora se han estudiado desde
para helmintos parásitos de anfibios y reptiles). el punto de vista helmintológico numerosas espe-
266 DIVERSIDAD BIOLÓGICA DE SONORA

cies de peces marinos (31), aves (6) y mamíferos testinales de la lagartija Sceloporus jarrovi en dife-
marinos (3), registrándose 64 especies de helmin- rentes partes de México y se designa al estado de
tos contenidas en 58 géneros, mismas que escapan Sonora (sin mayor detalle) como localidad para al-
del objetivo central de este libro y por lo cual no gunos de ellos.
fueron incluidas. El inventario de los helmintos parásitos de ver-
tebrados silvestres en el estado de Sonora se en-
cuentra ciertamente en su etapa inicial, tal y como
LISTA PARÁSITO-HOSPEDERO ha sucedido con algunos otros estados, sobre todo
del norte de la República Mexicana, en donde prác-
A continuación se presenta la lista de helmintos ticamente no existen grupos de investigación de-
que han sido registrados como parásitos de algu- dicados a la importante tarea de describir la biodi-
nas especies de vertebrados terrestres que habitan versidad. Es evidente que se ha realizado muy poco
dentro de los límites del estado de Sonora. Esta esfuerzo hasta el momento para inventariar a los
lista contiene 54 taxones de helmintos de los cua- helmintos de vertebrados terrestres del estado de
les únicamente nueve no están identificados a ni- Sonora, aspecto que representa un campo fértil para
vel de especie, debido a que se encontraron en es- la investigación en el futuro, dado que los parási-
tado larvario (metacercaria, cistacanto o larva de tos constituyen una fuente de información muy
tercer estadio). De esta forma, los 54 taxones están importante en iniciativas de conservación, no úni-
incluidos en 42 géneros de 22 familias represen- camente por el efecto deletéreo que pueden llegar a
tantes de cuatro grupos de helmintos: tremátodos tener sobre las poblaciones de hospederos a los que
y céstodos (Phylum Platyhelminthes), acantocéfa- parasitan, sino también por el contenido mismo
los (Phylum Acanthocephala) y nemátodos (Phy- de información sobre la historia evolutiva y bio-
lum Nematoda). La mayor proporción de especies geográfica de la asociación que establecen con sus
de helmintos en vertebrados terrestres de Sonora hospederos.
corresponde a los Nemátodos, pues 35 (65% de La lista se encuentra organizada de la siguiente
los taxones registrados hasta el momento) perte- manera: los helmintos se ordenan por el grupo al
necen a este grupo. que pertenecen, iniciando con los platelmintos (que
En términos de hospederos, únicamente 34 es- incluyen tremátodos y céstodos), seguidos por los
pecies de vertebrados terrestres han sido estudia- acantocéfalos y por último por los nemátodos.
dos para helmintos, en las que se encontró al me- Dentro de cada grupo, los helmintos se enlistan
nos una especie parasitándolos. Se han registrado alfabéticamente por familia y, dentro de cada una
helmintos en únicamente nueve especies de peces de éstas, se presentan las especies también en or-
dulceacuícolas, seis especies de anuros, diecisiete den alfabético. Para cada especie se registra su nom-
de reptiles y dos de mamíferos. Como característi- bre científico (con autor y año de publicación),
ca general, la mayor parte de los registros corres- estado de desarrollo, hábitat en el que se registró
ponden a trabajos aislados donde se presenta la in- dentro del hospedero, localidad(es) donde el hos-
formación de una especie de helminto en algún pedero fue recolectado (cuando está disponible),
hospedero. Quizás el único trabajo que representa seguida por hospedero(s) y referencia bibliográfi-
un registro helmintológico completo es el de Bur- ca. Después se indica si el material se encuentra de-
sey y Goldberg (2001), quienes estudiaron los hel- positado en alguna colección parasitológica, para
mintos de Lithobates tarahumarae en la localidad lo cual se utiliza la sigla de la misma y, por último,
de Yécora. Otros trabajos carecen de información se describe brevemente el ciclo de vida de cada es-
sobre la o las localidades donde el material fue re- pecie. En algunas referencias no se especifica la lo-
colectado, como por ejemplo el de Goldberg et al. calidad precisa de recolecta dentro del estado de
(1996), quienes describen los helmintos gastroin- Sonora, por lo que en este caso se usa la sigla ND
HELMINTOS PARÁSITOS DE VERTEBRADOS SILVESTRES 267

(no determinada). Debido a que no todos los ci- Neascus (tipo larvario)
clos de vida de los parásitos han sido descritos,
cuando éste no se conoce para una especie en par- Estado de desarrollo: metacercaria. Hábitat: ojos.
ticular, se presenta el ciclo biológico de la familia o Distribución y hospederos: Arroyo Cuchujaqui, Río
género al que la especie pertenece. Al final del ca- Fuerte: Poecilia butleri, Poeciliopsis lucida (Vrijen-
pítulo se encuentra la literatura citada, de tal modo hoek, 1975). Sin material depositado.
que el lector puede remitirse a las referencias origi- Ciclo de vida: el ciclo de vida de los diplostómidos
nales de cada registro. involucra a un caracol como primer hospedero in-
Por último, para cada uno de los géneros in- termediario, a un pez como segundo hospedero
cluidos en la lista hospedero-parásito presentamos intermediario y a un ave como definitivo (Pérez-
esquemas de una especie representativa, con el fin Ponce de León, 1992).
de facilitar su identificación, atendiendo a las es-
tructuras morfológicas más importantes de cada Clinostomidae Lühe, 1901
una. Las figuras fueron redibujadas de las referen- Clinostomum complanatum (Rudolphi, 1814)
cias originales y, en algunos casos, los dibujos se Braun, 1899
realizaron con base en ejemplares depositados en (figura 2)
colecciones. Las siglas de las colecciones que se re-
fieren más adelante son: CNHE: Colección Nacio- Estado de desarrollo: metacercaria. Hábitat: aletas,
nal de Helmintos, Instituto de Biología, Universi- piel. Distribución y hospederos: Mesa Tres Ríos:
dad Nacional Autónoma de México, México; MN- Ameiurus melas (Rosas-Valdez y Pérez-Ponce de
HNP: Muséum National d’Histoire Naturelle, París, León, 2008); Esperanza: Ictalurus punctatus (Her-
Francia; USNPC: U.S. National Parasite Collection, nández-Martínez, 1992). Material depositado: CNHE
Beltsville, Maryland, USA. (5969).
Ciclo de vida: el miracidio penetra al primer hos-
Lista parásito-hospedero pedero intermediario (gasterópodo), donde se de-
sarrolla la cercaria, que emerge para infectar al se-
Platyhelminthes Gegenbaur, 1859 gundo hospedero (peces, anfibios y reptiles); el es-
Trematoda Rudolphi, 1808 tado adulto vive en la cavidad bucal, tráquea o esó-
Diplostomidae Poirier, 1886 fago de aves ictiófagas (Lo et al., 1982), ocasional-
Diplostomum sp. mente en mamíferos como el hombre (Hirai et al.,
(figura 1) 1987).

Estado de desarrollo: metacercaria. Hábitat: cerebro, Gorgoderidae Loos, 1901


ojos. Distribución y hospederos: Esperanza: Ictalurus Gorgoderina attenuata (Stafford, 1902) Stafford,
punctatus (Hernández-Martínez, 1992). Sin mate- 1905
rial depositado. (figura 3)
Ciclo de vida: el adulto vive en el intestino de aves,
los huevos salen con las heces y se depositan en el Estado de desarrollo: adulto. Hábitat: vejiga urina-
agua; el miracidio que liberan penetra en un cara- ria. Distribución y hospederos: ND: Leptodactylus me-
col (primer hospedero intermediario). Las cerca- lanonotus (Goldberg y Bursey, 2002). Material de-
rias salen del caracol e infectan un pez (segundo positado: USNPC (89806).
hospedero intermediario), alojándose en ojos y Ciclo de vida: las especies del género Gorgoderina
cerebro, donde se desarrollan las metacercarias no involucran a moluscos bivalvos como primeros hos-
enquistadas; el ciclo se cierra cuando las aves con- pederos intermediarios, larvas de insectos o rena-
sumen peces infectados. cuajos como segundos hospederos intermediarios y
268 DIVERSIDAD BIOLÓGICA DE SONORA

completan su desarrollo en anuros o caudados, que tan mediante la ingestión de odonatos o caracoles
se infectan al ingerir la muda de los renacuajos o, (Goodman, 1989).
bien, a los invertebrados (Coil, 1954; Yamaguti, 1975).
Macroderoididae (Goodman, 1952)
Haematoloechidae Odening, 1964 Alloglossidium corti (Lamont, 1920) Van-Cleave
Haematoloechus breviplexus Stafford, 1902 y Mueller, 1934
(figura 4) (figura 6)

Estado de desarrollo: adulto. Hábitat: pulmones. Estado de desarrollo: adulto. Hábitat: intestino.
Distribución y hospederos: Yécora: Lithobates tara- Distribución y hospederos: Río Bavispe: Ictalurus
humarae (Bursey y Goldberg, 2001). Material de- punctatus (Rosas-Valdez y Pérez-Ponce de León,
positado: USNPC (89182). 2008). Material depositado: CNHE (5928).
Ciclo de vida: El patrón general establecido para Ciclo de vida: McCoy (1928) estableció el ciclo de
los miembros del género Haematoloechus incluye a vida experimental: las cercarias que se encuentran
un gasterópodo de las familias Lymneidae, Physi- en el caracol (Heliosoma trivolvia) son liberadas y
dae o Planorbidae como primer hospedero inter- penetran en cangrejos o libelulas (nayades), donde
mediario, a náyades de libélulas (Odonata) y di- se desarrolla la metacercaria y cuando son ingeri-
versos insectos acuáticos como segundos hospede- dos por peces ictalúridos se cierra el ciclo de vida
ros intermediarios y a anfibios (Anura y Caudata) (Crawford, 1937).
como hospederos definitivos (Yamaguti, 1975;
Snyder y Janovy, 1996). Glypthelmins quieta (Stafford, 1900) Stafford, 1905
(figura 7)
Haematoloechus longiplexus Stafford, 1902
Estado de desarrollo: adulto. Hábitat: intestino.
Estado de desarrollo: adulto. Hábitat: pulmones. Distribución y hospederos: Yécora: Lithobates tara-
Distribución y hospederos: ND: Leptodactylus mela- humarae (Bursey y Goldberg, 2001). Material de-
nonotus (Goldberg y Bursey, 2002). Material depo- positado: USNPC (89181).
sitado: USNPC (89807). Ciclo de vida: Gasterópodos de las familias Physi-
Ciclo de vida: véanse notas sobre H. breviplexus. dae o Lymneidae actúan como primeros hospede-
ros intermediarios, los cuales liberan larvas (cerca-
Lecithodendriidae (Lühe, 1931) rias) que se enquistan en piel o cavidad de los re-
Langeronia macrocirra Caballero y Bravo-Hollis, nacuajos. La ingestión de renacuajos o de la piel
1949 durante la muda es la vía de infección más frecuente
(figura 5) para los anuros; sin embargo, si la larva se enquista
en la cavidad del renacuajo, ésta se libera y migra
Estado de desarrollo: adulto. Hábitat: intestino. hacia el intestino al ocurrir la metamorfosis del hos-
Distribución y hospederos: Yécora: Lithobates tara- pedero (Yamaguti, 1975; Prudhoe y Bray, 1982).
humarae (Bursey y Goldberg, 2001). Material de-
positado: USNPC (89185). Rauschiella poncedeleoni (Razo-Mendivil y León-
Ciclo de vida: se han registrado a gasterópodos de Règagnon, 2001)
la familia Hydrobiidae como primer hospedero (figura 8)
intermediario de las especies del género; las larvas
del digéneo (cercarias) pueden enquistarse en los Estado de desarrollo: adulto. Hábitat: intestino.
caracoles o emerger y penetrar náyades de libélu- Distribución y hospederos: ND: Leptodactylus mela-
las. Los anuros (hospederos definitivos) se infec- nonotus (Goldberg y Bursey, 2002). Material depo-
HELMINTOS PARÁSITOS DE VERTEBRADOS SILVESTRES 269

sitado: USNPC (89805). La ingestión del artrópodo por el reptil libera un


Ciclo de vida: se desconoce para los miembros del metacéstodo en su intestino que madura en aproxi-
género. Sin embargo, las afinidades filogenéticas de madamente siete días posinfección (Conn, 1985).
Rauschiella y Glypthelmins (Razo-Mendivil, 2004)
sugieren que el desarrollo de su ciclo de vida sigue Mesocestoididae Fuhrmann, 1907
un patrón similar al referido para Glypthelmins. Mesocestoides sp.
(figura 11)
Cladorchiidae Fischoeder, 1901
Megalodiscus temperatus (Stafford, 1905) Harwo- Estado de desarrollo: tetratiridia. Hábitat: cavidad
od, 1932 del cuerpo, mesenterio. Distribución y hospederos:
(figura 9) ND: Crotalus willardi (Goldberg y Bursey, 2000a);
10 millas E del Oasis, Trimorphodon tau, Río Cu-
Estado de desarrollo: adulto. Hábitat: intestino. chujaqui, Masticophis mentovarius (Goldberg y
Distribución y hospederos: ND: Leptodactylus mela- Bursey, 2004b). Material depositado: USNPC (95047,
nonotus, Pachymedusa dacnicolor (Goldberg y Bur- 95056).
sey, 2002). Material depositado: USNPC (89808, Ciclo de vida: No se ha establecido con precisión; se
89815). ha sugerido que ácaros oribátidos u hormigas pue-
Ciclo de vida: las primeras etapas del ciclo se desa- den actuar como primer hospedero intermediario
rrollan en moluscos de las familias Planorbidae y y que, a diferencia de la mayoría de los céstodos,
Pleuroceridae, que actúan como primer hospede- las especies de este género requieren la participa-
ro definitivo; las larvas (cercarias) liberadas al agua ción de un segundo hospedero intermediario (roe-
por éstos se enquistan en la piel de renacuajos (se- dores, anfibios, reptiles) en el que se desarrolla la
gundos hospederos intermediarios). Los anuros tetratiridia; la ingestión del segundo hospedero
adultos (hospederos definitivos), al ingerir la muda intermediario por parte de un carnívoro (v.g., cá-
de los renacuajos, se infectan desarrollando la for- nidos) resultaría en el desarrollo de la fase adulta
ma adulta; si un renacuajo ingiere una muda in- en su intestino (Padgett y Voice, 2005).
fectada las larvas se enquistan en la pared del intes-
tino y durante la metamorfosis se desenquistan y Nematotaeniidae Lühe, 1910
se establecen en la cloaca (Yamaguti, 1975). Cylindrotaenia americana Jewell, 1916
(figura 12)
Cestoidea Rudolphi, 1808
Anoplocephalidae Cholodkovsky, 1902 Estado de desarrollo: adulto. Hábitat: intestino.
Oochoristica scelopori Voge y Fox, 1950 Distribución y hospederos: ND: Anaxyrus kelloggi, Lep-
(figura 10) todactylus melanonotus (Goldberg y Bursey, 2002).
Material depositado: USNPC (89794, 89809).
Estado de desarrollo: adulto. Hábitat: intestino. Ciclo de vida: no ha sido determinado con clari-
Distribución y hospederos: Baviácora: Phrynosoma dad para los miembros de Nematotaeniidae; sin
ditmarsi (Goldberg y Bursey, 2000b). Material de- embargo, Jones y Delvinquier (1991) señalaron que
positado: USNPC (89270). el desarrollo de este grupo de céstodos involucra
Ciclo de vida: desconocido; el ciclo más estudiado un artrópodo como hospedero intermediario.
para una especie del género es el de Oochoristica
anolis, que utiliza a un escarabajo del género Tene- Nematotaenia dispar (Goeze, 1782) Lühe, 1899
brio como hospedero intermediario, el cual resulta (figura 13)
infectado al ingerir huevos del céstodo liberados
con las heces de la lagartija (hospedero definitivo). Estado de desarrollo: adulto. Hábitat: intestino.
270 DIVERSIDAD BIOLÓGICA DE SONORA

Distribución y hospederos: ND: Ollotis mazatlanensis huevos con las heces del hospedero; éstos son in-
(Goldberg y Bursey, 2002). Material depositado: geridos por hospederos intermediarios (lagomor-
USNPC (89798). fos), desarrollándose un metacéstodo (cenuro) en
Ciclo de vida: véanse comentarios sobre Cylindro- su musculatura. Cuando el hospedero intermedia-
taenia americana. rio es ingerido por el definitivo, el metacéstodo se
adhiere a su intestino, transformándose en adulto
Proteocephalidae La Rue, 1911 (Roberts y Janovy, 2005).
Corallobothrium fimbriatum (Essex, 1929)
Acanthocephala (Rudolphi, 1808)
Estado de desarrollo: adulto. Hábitat: intestino. Oligacanthorhynchidae Southwell y MacFie, 1925
Distribución y hospederos: Presa El Novillo: Ictalurus Oligacanthorhynchidae gen. sp.
furcatus (Rosas-Valdez y Pérez-Ponce de León,
2008). Material depositado: CNHE (5927). Estado de desarrollo: cistacanto. Hábitat: cavidad
Ciclo de vida: no conocido para esta especie en par- del cuerpo, estómago, mesenterio, peritoneo. Dis-
ticular, pero a partir de los ciclos estudiados se ha tribución y hospederos: 20 millas E de Navojoa: Tri-
establecido un patrón general: el desarrollo de es- morphodon tau (Goldberg y Bursey, 2004b); Ca-
tos céstodos involucra a un copépodo como pri- nanea: Phrynosoma ditmarsi (Goldberg y Bursey,
mer hospedero intermediario, en el que se forma 2000b); Choquincalmi: Oxybelis aeneus (Goldberg
un procercoide. En algunas especies el procercoi- y Bursey, 2001); Minas Nuevas: Masticophis men-
de es infectivo para el hospedero definitivo (peces, tovarius (Goldberg y Bursey, 2004b); ND: Crotalus
anfibios o reptiles, según la especie), pero en otras willardi (Goldberg y Bursey, 2000a), Pachymedusa
migra a las vísceras de éste y se transforma en ple- dacnicolor (Goldberg y Bursey, 2002), Rhinoche-
rocercoide, antes de emerger como adulto en la luz ilus lecontei (Goldberg et al., 1998); Yécora: Litho-
de su intestino. En el ciclo generalmente intervie- bates tarahumarae (Bursey y Goldberg, 2001).
nen hospederos paraténicos (Roberts y Janovy, 2005). Material depositado: USNPC (89184, 89269, 89819,
90585, 92435, 95048 y 95059).
Ophiotaenia magna Hannum, 1925 Ciclo de vida: se desconoce para gran parte de los
(figura 14) géneros de la familia; recientemente se estableció
el ciclo biológico de Oligacanthorhynchus tortuosa,
Estado de desarrollo: adulto. Hábitat: intestino. una especie ampliamente distribuida en México
Distribución y hospederos: Yécora: Lithobates tara- parasitando marsupiales (véase Monet-Mendoza et
humarae (Bursey y Goldberg, 2001). Material de- al., 2005); en él interviene un milípedo como hos-
positado: USNPC (89183). pedero intermediario, en el que se desarrolla la lar-
Ciclo de vida: véase patrón descrito anteriormente. va infectiva (cistacanto), la cual es liberada en el
intestino del hospedero definitivo, donde alcanza
Taeniidae Ludwig, 1886 el estado adulto (Richardson, 2006).
Taenia serialis (Gervais, 1847)
(figura 15) Nematoda Rudolphi, 1808
Estado de desarrollo: metacéstodo (cenuro). Hábi- Anisakidae (Railliet y Henry, 1912) Skjabin y Ka-
tat: musculatura. Distribución y hospederos: Puerto rokhin, 1945
Peñasco: Lepus californicus (Lamothe-Argumedo et Contracaecum sp.
al., 1997). Material depositado: CNHE (414, 415 y (figura 16)
511-513).
Ciclo de vida: los adultos, que se alojan en el intes- Estado de desarrollo: larva. Hábitat: cavidad del cuer-
tino de cánidos (hospederos definitivos), liberan po. Distribución y hospederos: Arroyo Aguajita: Poe-
HELMINTOS PARÁSITOS DE VERTEBRADOS SILVESTRES 271

ciliopsis monarca, Poeciliopsis occidentalis, Poeciliopsis Distribución y hospederos: ND: Thamnophis validus
prolifica (Vrijenhoek, 1978); Esperanza: Ictalurus (Goldberg y Bursey, 2004a). Material depositado:
punctatus (Hernández-Martínez, 1992); Presa El No- USNPC (92783).
villo: Micropterus salmoides (Lowe et al., 1977). Ciclo de vida: los huevos del nemátodo son libera-
Material depositado: USNPC (89796, 89802 y dos al medio junto con las heces del hospedero de-
89832). finitivo (aves), en donde se desarrollan el primer y
Ciclo de vida: los hospederos definitivos de los miem- segundo estadio larval; éstos son consumidos por
bros de este género son aves piscívoras y mamífe- lombrices de tierra, liberando larvas que invaden
ros asociados con peces (dulceacuícolas, marinos o sus vasos sanguíneos y se desarrollan al tercer esta-
estuarinos); las hembras de estos parásitos ponen dio. La infección al hospedero definitivo ocurre a
sus huevos en el estómago del hospedero y éstos través de la ingestión de las lombrices terrestres o
salen con las heces. En el agua el huevo desarrolla bien de hospederos paraténicos (peces, anfibios y
la larva de primer estadio y más tarde la larva de ocasionalmente reptiles), que se alimentan de lom-
segundo estadio (L2). La L2 eclosiona en el agua y brices parasitadas (Anderson, 2000).
es consumida por hospederos intermediarios (es-
pecialmente copépodos), estableciéndose en su he- Atractidae (Railliet, 1917) Travassos, 1919
mocele. Los peces que consumen en su dieta estos Atractis impura Caballero, 1944
invertebrados desarrollan la larva de tercer estadio (figura 19)
(Anderson, 2000).
Estado de desarrollo: adulto. Hábitat: intestino.
Ascarididae Baird, 1853 Distribución y hospederos: desierto: Gopherus sp.
Ophidascaris ochoterenai Caballero, 1939 (Petter y Douglass, 1976). Material depositado:
(figura 17) MNHNP.
Ciclo de vida: no se conoce para esta especie. Los
Estado de desarrollo: adulto. Hábitat: estómago. miembros de la familia Atractidae se pueden en-
Distribución y hospederos: 20 millas-E de Navojoa: contrar en anfibios, reptiles, mamíferos y peces. El
Trimorphodon tau (Goldberg y Bursey, 2004b). Sin desarrollo de sus huevos es inusual, ya que la larva
material depositado. del tercer estadio se desarrolla dentro del útero y
Ciclo de vida: el género Ophidascaris contiene aproxi- esta larva autoinfecta al hospedero. Se ha señalado
madamente 25 especies; sin embargo, sólo se ha es- que la infección entre tortugas probablemente ocu-
tablecido para dos de ellas: O. labiatopapillosa y O. rra durante la etapa de atracción sexual (Ander-
moreliae. En ambas especies, los huevos, contenien- son, 2000).
do larvas infectivas, son eliminados con las heces
del hospedero definitivo (serpientes y lagartijas). Cyrtosomum scelopori Gedoelst, 1919
Cuando un hospedero intermediario (un anfibio (figura 20)
o un mamífero pequeño) ingiere los huevos, se li-
bera una larva de segundo estadio que se aloja en Estado de desarrollo: adulto. Hábitat: intestino, cloa-
tejido subcutáneo. El hospedero definitivo se in- ca. Distribución y hospederos: ND: Ctenosaura hemi-
fecta a través de la ingesta del intermediario (An- lopha (Gambino y Heyneman, 1960). Sin mate-
derson, 2000). rial depositado.
Ciclo de vida: véanse notas sobre Atractis impura.
Porrocaecum sp.
(figura 18) Cyrtosomum penneri Gambino, 1957

Estado de desarrollo: Larva. Hábitat: mesenterio. Estado de desarrollo: adulto. Hábitat: intestino.
272 DIVERSIDAD BIOLÓGICA DE SONORA

Distribución y hospederos: ND: Callisaurus draconoi- do: USNPC (89811).


des gabbii (Gambino y Heyneman, 1960). Sin ma- Ciclo de vida: se conoce para unas cuantas especies
terial depositado. del género, entre las que no se incluye C. podicipin-
Ciclo de vida: véanse notas sobre Atractis impura. nus. En especies como Cosmocercoides commutata,
de los huevos que son liberados al medio junto
Cosmocercidae (Railliet, 1916) con las heces del anfibio (hospedero definitivo),
Aplectana incerta Caballero, 1949 emerge una larva que muda pocos días después.
(figura 21) Esta larva penetra la piel del anfibio, migrando a
los pulmones para finalmente establecerse en el
Estado de desarrollo: adulto. Hábitat: intestino. intestino (Anderson, 2000).
Distribución y hospederos: ND: Ollotis mazatlanen-
sis, Smilisca baudini (Goldberg y Bursey, 2002). Cosmocercella haberi Steiner, 1924
Material depositado: USNPC (89799 y 89829). (figura 23)
Ciclo de vida: no se cuenta con información sobre
el ciclo de vida de esta especie. Sin embargo, el Estado de desarrollo: adulto. Hábitat: intestino.
género Aplectana tiene un ciclo de vida directo. En Distribución y hospederos: ND: Pachymedusa dacni-
el intestino del hospedero definitivo (anuros) las color (Goldberg y Bursey, 2002). Material deposi-
hembras producen huevos que larvan en el útero. tado: USNPC (89817).
Éstos son liberados junto con las heces y son de- Ciclo de vida: no conocido para el género.
positados en el agua, donde se desarrollan las lar-
vas de segundo y tercer estadio; esta última pene- Diaphanocephalidae Travassos, 1920
tra la piel del hospedero y migra hacia el recto. La Kalicephalus inermis Molin, 1861
larva que se encuentra en el agua también puede (figura 24)
ser ingerida por renacuajos y desarrollar el adulto;
de igual forma, el parásito puede ser retenido a tra- Estado de desarrollo: adulto. Hábitat: intestino. Dis-
vés de la metamorfosis o un anuro adquirir el pará- tribución y hospederos: 20 millas-E de Navojoa: Tri-
sito cuando ingiere un renacuajo infectado (An- morphodon tau (Goldberg y Bursey, 2004b). Ma-
derson, 2000). terial depositado: USNPC (95057).
Ciclo de vida: son parásitos del tubo digestivo de
Aplectana itzocanensis Bravo-Hollis, 1943 serpientes y raramente de lagartos. Las hembras
depositan sus huevos en un avanzado estado de
Estado de desarrollo: adulto. Hábitat: intestino. Dis- segmentación (mórula). El desarrollo del huevo y
tribución y hospederos: ND: Anaxyrus kelloggi, Ollo- los estadios larvales son rápidos en el agua. Las lar-
tis mazatlanensis, Leptodactylus melanonotus, Pachy- vas invaden el estómago y la pared intestinal y se
medusa dacnicolor, Smilisca baudini (Goldberg y enquistan en la mucosa donde se desarrolla la lar-
Bursey, 2002). Material depositado: USNPC (89795, va de cuarto estadio. La forma en cómo se infectan
89800, 89810, 89816 y 89830). las serpientes en condiciones naturales no se cono-
Ciclo de vida: véanse notas sobre Aplectana incerta. ce (Anderson, 2000).

Cosmocerca podicipinus Baker y Vaucher, 1984 Gnathostomatidae Railliet, 1895


(figura 22) Spiroxys sp.
(figura 25)
Estado de desarrollo: adulto. Hábitat: intestino. Dis-
tribución y hospederos: ND: Leptodactylus melanono- Estado de desarrollo: larva. Hábitat: mesenterio.
tus (Goldberg y Bursey, 2002). Material deposita- Distribución y hospederos: ND: Leptodactylus mela-
HELMINTOS PARÁSITOS DE VERTEBRADOS SILVESTRES 273

nonotus (Goldberg y Bursey, 2002). Material depo- Estado de desarrollo: adulto. Hábitat: estómago, in-
sitado: USNPC (89814). testino. Distribución y hospederos: ND: Ollotis ma-
Ciclo de vida: son parásitos de la mucosa gástrica zatlanensis, Leptodactylus melanonotus (Goldberg y
de tortugas. Los huevos son depositados en el agua Bursey, 2002); Yécora: Lithobates tarahumarae
por la hembra en el primero de dos estados celula- (Bursey y Goldberg, 2001). Material depositado:
res. Cuando éstos son liberados, se desarrolla la se- USNPC (89188, 89801 y 89812).
gunda larva dentro de la cutícula de la primera; Ciclo de vida: los huevos son depositados por las
posteriormente, las larvas son ingeridas por copépo- hembras junto con sus heces, en las cuales se desa-
dos del género Cyclops y dentro del hemocele de rrollan las larvas de primer estadio. Posteriormen-
estos invertebrados se desarrolla la larva de tercer te, estas larvas son liberadas en el medio, en donde
estadio, la cual es infectiva para el hospedero defi- alcanzan el tercer estadio, infectivo para el hospe-
nitivo. Sin embargo, los copépodos generalmente dero definitivo; la infección del hospedero defini-
son ingeridos por hospederos paraténicos (peces, tivo se presenta por penetración cutánea (Ander-
ranas), en cuyo mesenterio se enquistan (Ander- son, 2000).
son, 2000).
Onchocercidae (Leiper, 1911)
Kathlaniidae (Lane, 1914) Travassos, 1918 Macdonaldius andersoni Chabaud y Frank, 1961
Falcaustra inglisi (Anderson, 1964) Baker, 1980 (figura 28)

Estado de desarrollo: adulto. Hábitat: intestino. Estado de desarrollo: adulto. Hábitat: arteria iliaca.
Distribución y hospederos: Yécora: Lithobates tara- Distribución y hospederos: ND: Heloderma suspectum
humarae (Bursey y Goldberg, 2001). Material de- (CNHE). Material depositado: CNHE (3664).
positado: USNPC (89186). Ciclo de vida: no se conoce para esta especie; sin em-
Ciclo de vida: no es conocido con precisión para bargo, se cuenta con información sobre especies
las especies del género; sin embargo, se han identi- como M. oschei, en la que las microfilarias invaden
ficado larvas del tercer estadio de Falcaustra spp. y se desarrollan en los tubos de Malpigio del vec-
en peces y caracoles de agua dulce. Probablemente tor (un díptero o una garrapata); después de 14-20
la infección al hospedero definitivo sea por vía oral días ocurre la primer muda y 20-25 días más ade-
y los caracoles y peces actúen como hospederos pa- lante, la segunda. La larva migra y se aloja en la
raténicos (Anderson, 2000). musculatura subfaríngea del vector, que la trans-
mite por piquete al hospedero definitivo (Ander-
Falcaustra lowei Bursey y Goldberg, 2001 son, 2000).
(figura 26)
Foleyellides striatus (Ochoterena y Caballero,
Estado de desarrollo: adulto. Hábitat: intestino. 1932) Caballero, 1935
Distribución y hospederos: Yécora: Lithobates tara- (figura 29)
humarae (Bursey y Goldberg, 2001). Material de-
positado: USNPC (89178). Estado de desarrollo: adulto. Hábitat: cavidad del
Ciclo de vida: véanse comentarios para Falcaustra cuerpo. Distribución y hospederos: Yécora: Lithoba-
inglisi. tes tarahumarae (Bursey y Goldberg, 2001). Mate-
rial depositado: USNPC (89187).
Molineidae (Skrjabin y Schulz, 1937) Durette- Ciclo de vida: no se tiene información sobre el mis-
Desset y Chabaud, 1977 mo, aunque probablemente siga un patrón similar
Oswaldocruzia pipiens Walton, 1929 al descrito para las especies del género Macdonal-
(figura 27) dius (véase arriba).
274 DIVERSIDAD BIOLÓGICA DE SONORA

Oxyuridae Cobbold, 1864 Distribución y hospederos: desierto: Gopherus agas-


Heteromyoxyuris longejector Quentin, 1973 sizi, Gopherus flavomarginatus (Petter y Douglass,
1976). Material depositado: MNHNP.
Estado de desarrollo: adulto. Hábitat: intestino. Dis- Ciclo de vida: véanse comentarios sobre Alaeuris
tribución y hospederos: Mazatán: Perognathus am- caballeroi.
plus (García-Prieto et al., 2008). Material deposita-
do: CNHE (5252). Alaeuris kinsellai Petter y Douglass, 1976
Ciclo de vida: los miembros de la familia Oxyuri-
dae son estrictamente monoxenos. Típicamente, Estado de desarrollo: adulto. Hábitat: intestino. Dis-
las hembras producen huevos de cáscara gruesa y tribución y hospederos: desierto: Gopherus agassizi (Pet-
operculados. En algunas especies, los huevos son ter y Douglass, 1976). Material depositado: MNHNP.
depositados en estados tempranos de desarrollo y Ciclo de vida: véanse comentarios sobre Alaeuris
alcanzan el estado infectivo cuando salen con las caballeroi.
heces del hospedero. En otros miembros del gru-
po, las hembras grávidas migran del ano del hos- Alaeuris longicollis (Walton, 1927) Petter y Do-
pedero y depositan los huevos en la región peria- uglass, 1976
nal, donde completan su desarrollo hasta el estado
infectivo; los huevos son entonces transferidos del Estado de desarrollo: adulto. Hábitat: intestino.
ano a la boca del hospedero por vía manual (An- Distribución y hospederos: desierto: Gopherus agas-
derson, 2000). sizi (Petter y Douglass, 1976). Material depositado:
MNHNP.
Pharyngodonidae Travassos, 1919 Ciclo de vida: véanse comentarios sobre Alaeuris
Alaeuris caballeroi Petter y Douglass, 1976 caballeroi.
(figura 30)
Alaeuris paramazzottii Petter y Douglass, 1976
Estado de desarrollo: adulto. Hábitat: intestino.
Distribución y hospederos: desierto: Gopherus agas- Estado de desarrollo: adulto. Hábitat: intestino. Dis-
sizi (Petter y Douglass, 1976) Material depositado: tribución y hospederos: desierto: Gopherus agassizi (Pet-
MNHNP. ter y Douglass, 1976). Material depositado: MNHNP.
Ciclo de vida: el ciclo de vida de esta especie es des- Ciclo de vida: véanse comentarios sobre Alaeuris
conocido. Sin embargo, en otras especies del género caballeroi.
(por ejemplo: A. caudatus y A. vogelsangi) se desa-
rrollan dos tipos de hembras; las del primer tipo Gopheruris aspicula Petter y Douglass, 1976
liberan huevos no embrionados, que salen con las (figura 31)
heces del hospedero definitivo (tortuga); en el am-
biente, los huevos embrionan y se desarrollan en Estado de desarrollo: ND. Hábitat: colon. Distribu-
su interior larvas de tercer estadio, que son infecti- ción y hospederos: desierto: Gopherus sp. (Petter y
vas para el reptil. El segundo tipo de hembras pro- Douglass, 1976). Material depositado: MNHNP.
ducen huevos conteniendo larvas totalmente desa- Ciclo de vida: desconocido para el género.
rrolladas, que al ser liberadas en el intestino del hos-
pedero, son autoinfectivas (Anderson, 2000). Spauligodon giganticus (Read y Amrein, 1953)
(figura 32)
Alaeuris gopheri Petter y Douglass, 1976
Estado de desarrollo: adulto. Hábitat: intestino. Dis-
Estado de desarrollo: adulto. Hábitat: intestino. tribución y hospederos: ND: Sceloporus jarrovi (Gol-
HELMINTOS PARÁSITOS DE VERTEBRADOS SILVESTRES 275

dberg et al., 1996). Sin material depositado. Distribución y hospederos: ND: Sceloporus jarrovi
Ciclo de vida: directo, la infección al hospedero de- (Goldberg et al., 1996). Sin material depositado.
finitivo ocurre a través de la ingestión de huevos Ciclo de vida: véanse comentarios (abajo) para Phy-
(Goldberg et al., 1996). saloptera sp.

Tachygonetria dentata (Drasche, 1884) Physaloptera sp.


(figura 35)
Estado de desarrollo: ND. Hábitat: intestino. Distri-
bución y hospederos: desierto: Gopherus sp. (Petter Estado de desarrollo: larva. Hábitat: estómago. Dis-
y Douglass, 1976). Material depositado: MNHNP. tribución y hospederos: Cananea: Phrynosoma dit-
Ciclo de vida: las especies de este género pueden marsi (Goldberg y Buersey, 2000b); ND: Anaxyrus
producir dos tipos de huevos: los primeros (no kelloggi, Ollotis mazatlanensis, Pachymedusa dacni-
embrionados) son eliminados con las heces del color, Smilisca baudini (Goldberg y Bursey, 2002);
hospedero definitivo, madurando hasta larva de Yécora: Lithobates tarahumarae (Bursey y Goldberg,
tercer estadio dentro de los huevos, los cuales al 2001). Material depositado: USNPC (89189, 89268,
ser ingeridos se desarrollan hasta adultos en el in- 89797, 89803, 89818 y 89833).
testino de sus hospederos. El segundo tipo de hue- Ciclo de vida: de manera general, los adultos de es-
vo contiene larvas totalmente desarrolladas; estos te género se encuentran en el estómago de sus hos-
huevos liberan a la larva en el intestino del hospe- pederos (reptiles, aves y mamíferos). Los huevos sa-
dero definitivo, produciéndose la autoinfección len con las heces del hospedero conteniendo una
(Anderson, 2000). larva de primer estadio. Éstos, al ser ingeridos por
insectos, liberan a la larva que invade la pared del
Tachygonetria macrolaimus (Von Linstow, 1899) intestino, sufriendo dos mudas para transformase
(figura 33) en larva de tercer estadio. Esta larva es infectiva pa-
ra el hospedero definitivo, que se parasita al inge-
Estado de desarrollo: ND. Hábitat: intestino. Distri- rir a los insectos al igual que los hospederos para-
bución y hospederos: desierto: Gopherus sp. (Petter ténicos (anfibios y reptiles) (Anderson, 2000).
y Douglass, 1976). Material depositado: MNHNP.
Ciclo de vida: véanse notas para T. dentata. Skrjabinoptera phrynosoma (Ortlepp, 1922)
Schulz, 1927
Thaparia microcephala Petter y Douglass, 1976 (figura 36)
(figura 34)
Estado de desarrollo: adulto. Hábitat: boca (?), esó-
Estado de desarrollo: ND. Hábitat: colon. Distribu- fago (?), estómago, intestino. Distribución y hospe-
ción y hospederos: desierto: Gopherus sp. (Petter y deros: ND: Phrynosoma ditmarsi (Roth, 1971), Phry-
Douglass, 1976). Material depositado: MNHNP. nosoma hernandezi (Walton, 1927), Phrynosoma
Ciclo de vida: los miembros del orden Oxyurida, mcallii (Goldberg et al., 1993). Material deposita-
al que pertenece este género, tienen ciclos de vida do: USNPC (82645).
directos, infectando a sus hospederos definitivos a Ciclo de vida: su transmisión revela adaptaciones
través de la ingestión de huevos (Anderson, 2000). inusuales para sobrevivir en condiciones de aridez.
Los huevos en el útero son contenidos por cápsu-
Physalopteridae (Railliet, 1893) Leiper, 1908 las de paredes gruesas, con 5 a 69 huevos. Las hem-
Physaloptera retusa Rudolphi, 1819 bras grávidas son liberadas junto con las heces del
hospedero; los huevos dentro de las cápsulas o de
Estado de desarrollo: adulto. Hábitat: estómago. las hembras muertas pueden sobrevivir períodos
276 DIVERSIDAD BIOLÓGICA DE SONORA

muy largos en condiciones de sequía. Los hospe- Distribución y hospederos: ND: Leptodactylus mela-
deros intermediarios son hormigas, cuyas larvas in- nonotus (Goldberg y Bursey, 2002); Yécora: Litho-
gieren los huevos y en ellas se desarrolla el tercer es- bates tarahumarae (Bursey y Goldberg, 2001).
tadio de este nemátodo. Ésta es la fase infectiva para Material depositado: USNPC (89190 y 89813).
el reptil, que se parasita al ingerir hormigas infec- Ciclo de vida: al igual que en el caso de R. ameri-
tadas (Anderson, 2000). canus, la infección del anfibio por esta especie ocu-
rre a través de penetración cutánea, siguiendo un
Quimperiidae (Gendre, 1928) Baylis, 1930 desarrollo similar al referido previamente (Ander-
Subulascaris falcaustriformis Texeira de Freitas y son, 2000).
Dobbin, 1957
(figura 37) Spirocercidae (Chitwood y Wehr, 1932)
Physocephalus sp.
Estado de desarrollo: adulto. Hábitat: cavidad del (figura 39)
cuerpo. Distribución y hospederos: Yécora: Lithoba-
tes tarahumarae (Bursey y Goldberg, 2001). Mate- Estado de desarrollo: larva. Hábitat: mesenterio.
rial depositado: USNPC (89191). Distribución y hospederos: ND: Ollotis mazatlanensis
Ciclo de vida: poco estudiado para los miembros de (Goldberg y Bursey, 2002). Material depositado:
esta familia en general. Observaciones prelimina- USNPC (89804).
res sobre el desarrollo de especies de otros géneros Ciclo de vida: Conocido para Physocephalus sexala-
(v.g., Paraquimperia) sugieren que el ciclo es indirec- tus, especie que parasita el estómago de mamífe-
to e involucra la participación de peces o insectos ros. Los hospederos intermediarios son escaraba-
como hospederos paraténicos (Anderson, 2000). jos, donde la larva de primer estadio que emerge
de los huevos muda dos veces, transformándose
Rhabdiasidae Railliet, 1916 en infectiva (de tercer estadio) para el hospedero
Rhabdias americanus Baker, 1978 definitivo que se infecta al ingerir los escarabajos.
(figura 38) Esta misma vía de infección explica la presencia de
la larva infectiva en anfibios, reptiles y aves (An-
Estado de desarrollo: adulto. Hábitat: pulmones. derson, 2000).
Distribución y hospederos: ND: Anaxyrus kelloggi,
Ollotis mazatlanensis, Smilisca baudini (Goldberg
y Bursey, 2002). Material depositado: USNPC (89796, LITERATURA CITADA
89802 y 89832).
Ciclo de vida: las larvas entran al hospedero defini- ANDERSON, R.C. 2000. Nematode Parasites of Verte-
tivo por penetración de la piel, para posteriormente brates. Their Development and Transmisión. CABI
migrar hacia la cavidad del cuerpo y desarrollar lar- Publishing, Wallingford, Inglaterra.
vas del tercer y cuarto estadios, así como el adulto BLAUSTEIN, A.R., J.M. ROMANSIC, J.M. KIESECKER y
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vos. Los huevos pasan por el sistema respiratorio BROOKS, R.D., D. MCLENNAN, V. LEÓN-RÉGAGNON y
del hospedero, son deglutidos y salen con las heces E. HOBERG. 2006. Phylogeny, Ecological Fitting and
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280 DIVERSIDAD BIOLÓGICA DE SONORA

Lámina I. TREMATODOS: (1) Diplostomum sp. (2) Clinostomum complanatum. (3) Gorgoderina attenuata. (4) Haematoloechus brevi-
plexus. (5) Langeronia macrocirra. (6) Alloglossidium corti. (7) Glypthelmins quieta. (8) Rauschiella poncedeleoni. (9) Megalodiscus
temperatus.
HELMINTOS PARÁSITOS DE VERTEBRADOS SILVESTRES 281

Lámina 2. CESTODOS: (10) Oochoristica scelopori: a) escólex, b) proglótido maduro, c) huevo. (11) Mesocestoides sp. (tetratiridia).
(12) Cylindrotaenia americana: a) escólex, b) proglótidos grávidos. (13) Nematotaenia dispar; a) escólex, b) proglótido grávido.
(14) Ophiotaenia magna: a) escólex, b) proglótido maduro. (15) Taenia serialis (coenuro).
282 DIVERSIDAD BIOLÓGICA DE SONORA

Lámina 3. NEMÁTODOS: (16) Contracaecum sp. (larva), región anterior. (17) Ophidascaris ochoterenai: a) región anterior, b) región
posterior, c) corte cefálico. (18) Porrocaecum sp., región anterior. (19) Atractis impura: a) región anterior, b) región posterior, c) cor-
te cefálico. (20) Cyrtosomum scelopori: a) región anterior, b) región posterior. (21) Aplectana incerta: a) región anterior, b) región
posterior. (22) Cosmocerca podicipinus: a) región anterior, b) región posterior. (23) Cosmocercella haberi, región posterior.
HELMINTOS PARÁSITOS DE VERTEBRADOS SILVESTRES 283

Lámina 4. NEMÁTODOS: (24) Kalicephalus inermis: a) región anterior; b) región posterior. (25) Spiroxys sp.: a) región anterior, b) re-
gión posterior. (26) Falcaustra lowei: a) región anterior, b) región posterior, c) corte cefálico. (27) Oswaldocruzia pipiens: a) región
anterior, b) región posterior. (28) Macdonaldius andersoni, región posterior. (29) Foleyellides striatus: a) región anterior, b) re-
gión posterior, c) corte cefálico. (30) Alaeuris caballeroi: a) región anterior, b) región posterior. (31) Gopheruris aspicula: a) región
anterior, b) región posterior.
284 DIVERSIDAD BIOLÓGICA DE SONORA

Lámina 5. NEMÁTODOS: (32) Spauligodon giganticus: a) región posterior hembra, b) región posterior macho. (33) Tachygonetria
macrolaimus: a) región anterior, b) región posterior, c) corte cefálico. (34) Thaparia microcephala: a) región anterior, b) región
posterior. (35) Physaloptera sp. (larva): a) región anterior, b) corte cefálico. (36) Skrjabinoptera phrynosoma: a) región anterior,
b) región posterior. (37) Subulascaris falcaustriformis: a) región anterior, b) región posterior. (38) Rhabdias americana: a) región
anterior, b) región posterior. (39) Physocephalus sp. (larva): a) región anterior, b) región posterior.
285

MOLUSCOS TERRESTRES

JIM I. MEAD,1 EDNA NARANJO-GARCÍA,2 LANCE H. GILBERTSON3 Y R. WAYNE VAN DEVENDER4

RESUMEN. En la actualidad se conocen 59 especies is clear that we really do not understand how com-
de moluscos terrestres del estado de Sonora repar- plex and rich the Sonoran malacofauna is today. Ad-
tidos en 27 géneros y distribuidos en 17 familias. ditional field work in Sonora is needed: (1) to lo-
Dentro de los taxones dominantes que se conocen cate presently undescribed species of various gen-
de Sonora hay doce especies de la familia Pupilli- era, that could be present, particularly of speciose
dae (micromoluscos), ocho del género Holospira, fa- genera such as Sonorella and Holospira, (2) to bet-
milia Urocoptidae, y quince del género Sonorella, ter understand the geographic distribution of spe-
familia Xanthonychidae. En la actualidad se des- cies, (3) to relate known distribution of species with
conoce qué tan compleja y rica es la fauna del esta- plant communities and climatic features, (4) to de-
do de Sonora y es necesario realizar más trabajo de termine the type locality of taxa based on drift ma-
campo para (1) documentar y describir nuevas es- terial, (5) to study the soft anatomy of taxa where
pecies que puedan estar presentes, en especial de these data is lacking, and (6) to put the present
géneros muy diversos como Sonorella y Holospira, malacofauna into a time perspective, the fossil fau-
(2) comprender mejor la distribución geográfica nas are in need of study to determine how the
de las especies, (3) relacionar la distribución de las mosaics of the faunas have altered through the cli-
especies conocidas con las comunidades vegetales matic changes known to have occurred over the
y parámetros climáticos, (4) determinar la locali- past hundred thousand years.
dad tipo de táxones encontrados en muestras de ma-
terial acarreado por el agua, (5) estudiar la anatomía
interna desconocida en varios taxones y (6) com- INTRODUCCIÓN
parar la malacofauna actual con la fauna fósil para
determinar las modificaciones que ha sufrido el Los caracoles terrestres de México y Estados Uni-
mosaico de faunas con los cambios climáticos que dos han llamado la atención de los taxónomos por
han acontecido los últimos cien mil años. muchos años (Pilsbry 1939, 1940, 1946, 1948a,
1948b, 1953 y 1956). Thompson (2008) calculó
ABSTRACT. Presently 59 species in 27 genera and que se conoce cerca de 35% de la fauna de México
17 families of terrestrial mollusks are known from y Centroamérica, mientras que Naranjo-García
the state of Sonora. Among the dominant taxa, (2003) piensa que se conoce en general diez por
twelve species of Pupillidae (among the micromo- ciento de la malacofauna de México. Recientemen-
llusks), eight species of Holospira of the family Uro- te la filogenia de caracoles y babosas terrestres fue
coptidae, and fifteen species of Sonorella of the Xan- descrita por Wade et al. (2006); no obstante, con
thonychidae are known to live today in Sonora. It respecto al pasado reciente y a los últimos dos mi-
1
East Tennessee State University.
llones de años de historia de la Tierra (Pleistoce-
2
Universidad Nacional Autónoma de México. no) y los efectos de los cambios climáticos (episo-
3
Natural History Museum of Los Angeles County. dios glaciales e interglaciales) sobre los caracoles y
4
Appalachian State University.

Mead, J.I., E. Naranjo-García, L. Gilbertson y R.W. Van Devender. 2009. Moluscos terrestres.. En: F.E. Molina-Freaner
y T.R. Van Devender, eds. Diversidad biológica de Sonora. UNAM, México, pp. 285-291.
286 DIVERSIDAD BIOLÓGICA DE SONORA

babosas terrestres en el norte de México, éstos aún Sonora son muy poco conocidos y representan un
no se han evaluado. campo virgen para la exploración malacológica que
Mead et al. (2006 y 2007) registraron depósi- merecería un capítulo aparte.
tos de caracoles fósiles en Térapa, al sur de Mocte- Con relación al tratamiento taxonómico se si-
zuma, en el centro-este de Sonora, de aproxima- gue la clasificación de Vaught (1989) y Schileyko
damente cincuenta mil años de antigüedad. Como (1991; véase tabla 1 en disco compacto). Algunas
se espera de un depósito de un pantano, la mayo- especies han sido bien estudiadas taxonómicamente
ría de los moluscos encontrados son acuáticos, en- mientras que otras necesitan estudiarse. Los cara-
tre ellos están las pequeñas almejas Pisidium y los coles de concha grande (con más de 0.5 cm de
caracoles planórbidos y limneidos. Los primeros diámetro) como Sonorella (Xanthonychidae), Ho-
caracoles terrestres identificados incluyen succíni- lospira (Urocoptidae) y Oreohelix (Oreohelicidae)
dos, Gastrocopta cristata, G. pilsbryana y Gastrocopta son los moluscos sonorenses mejor estudiados [So-
sp., Vertigo ovata y Vertigo sp. (Mead, datos pers. norella formaba parte de la familia Helminthoglyp-
sin publ.). Faltan más estudios sobre comunidades tidae; sin embargo, Schileyko (1991) coloca el gé-
de caracoles fósiles para entender cómo se han mo- nero en la Xanthonychidae]. Numerosas especies
dificado éstas en respuesta a los grandes cambios pequeñas (micromoluscos, con diámetro menor a
climáticos de los pasados cien mil años. 0.5 cm) que habitan en la hojarasca, macizos de
Naranjo-García (1993) elaboró una breve his- pastos y otros microhábitats protegidos necesitan
toria de los estudios sobre moluscos recientes del de una extensa revisión (Naranjo-García, 1991).
oeste de México que incluye a Sonora, cuya mala- En Sonora no se han encontrado babosas Lima-
cofauna pertenece en gran parte a lo que Bequaert cidae vivas (Naranjo-García, 1991). Al parecer De-
y Miller (1973) llamaron la Provincia de Moluscos roceras, posiblemente D. laeve, es la única babosa
del Suroeste (Southwestern Molluscan Province). nativa de la Provincia Malacológica del Suroeste
No obstante, a pesar del panorama detallado del (Pilsbry, 1948a; Bequaert y Miller, 1973). En ya-
gran suroeste tratado por Bequaert y Miller (1973), cimientos modernos y fósiles al sur de Arizona cerca
el conocimiento de la malacofauna del estado de de la frontera se han recuperado las conchas inter-
Sonora es limitado. nas de esta babosa (Mead, 1991). Si consideramos
que especies de Deroceras recientes en el suroeste
habitan bosques a gran altitud (Pilsbry, 1948a), po-
MALACOFAUNA SONORENSE dría encontrarse algún representante del género en
la sierra de los Ajos en el norte de Sonora o en los
Con respecto a moluscos terrestres de Sonora se bosques de pino-encino de la Sierra Madre Occi-
conoce un total de 59 especies pertenecientes a 27 dental al este de Sonora (Mead, datos sin publ.).
géneros y 17 familias (véase tabla 1 en disco com- La posibilidad de agregar babosas Limacidae a la
pacto). Dentro de los taxones dominantes están los fauna de Sonora en nuevas recolectas se incremen-
Pupillidae (micromoluscos) con doce especies, Ho- ta ya que se han registrado babosas sin concha de
lospira de la familia Urocoptidae con ocho espe- la familia Philomycidae en la sierra Púrica (véase
cies y Sonorella de la Xanthonychidae con quince. tabla 1 en disco compacto).
Sin embargo, la complejidad de las comunidades Por otro lado, Humboldtiana sp. es un caracol
bióticas (Búrquez et al., 1999; Búrquez y Martí- grande que representa una intrusión del género por
nez, 2004) y la amplia gama de climas de Sonora el este del estado. El género se distribuye princi-
sugieren que la diversidad de moluscos es posible- palmente en las tierras altas del Altiplano Mexica-
mente mucho más rica que la registrada hasta la ac- no (Bequaert y Miller, 1973). Fue descrito recien-
tualidad. temente del bosque de pino-encino en altitudes de
Los moluscos de las islas bajo la jurisdicción de 1 560-2 060 metros en el área de Yécora en la par-
MOLUSCOS TERRESTRES 287

te más oriental de Sonora (Mejía-Guerrero et al., material de acarreo es incierto; su concha alta y del-
en prensa); esa publicación constituye el primer gada se parece a aquellas del género Epirobia. Es-
registro del género en Sonora. Mejía-Guerrero tudios recientes de la anatomía de ejemplares vi-
(2005), con base en un análisis de dispersión vica- vos, recolectados a mano en localidades definidas,
riante, sugiere que el área ancestral de Humboldtia- han producido nuevos datos significativos que re-
na se localiza al sur de Chihuahua, por lo que el sultaron en la descripción de H. hoffmani y H. mil-
registro del género en Sonora en la actualidad marca leri (Gilbertson, 1989 y 1993; Gilbertson y Na-
el límite oeste de su distribución. ranjo-García, 1998 y 2004).
En Sonora, los caracoles de la familia Urocop-
tidae (una de las familias con mayor número de es-
pecies en México) están representados por ocho espe- MOLUSCOS TROPICALES
cies de Holospira. Una de ellas, H. ferrissi, se locali-
za principalmente en Arizona, mientras que H. cy- Algunas especies de caracoles neotropicales forman
clostomma se encuentra hacia el sur en Sinaloa (co- parte de la fauna de Sonora y alcanzan su distribu-
mo concha en material acarreado por el río). Las ción más norteña en la porción sur del estado. Otras
holospiras de Sonora y Sinaloa están separadas de especies tienen un límite más hacia el norte y pe-
otros miembros del género en México por la Sie- netran en la Provincia Malacológica del Suroeste
rra Madre Occidental y fueron consideradas den- siguiendo los valles de los tributarios norteños del
tro de un «grupo especial» por Pilsbry (1953), con río Yaqui, en el noreste del estado, que se internan
base en ciertos caracteres de la concha. en una especie de cuña en el sistema. Los géneros
Holospira vive en hábitats secos, usualmente en de moluscos tropicales en Sonora comprenden a
taludes expuestos con rocas calizas. Los hábitats de Euglandina, Helicina, Karolus, Lamellaxis, Polygyra
rocas calizas, en el noreste de Sonora, soportan ve- y Pseudosubulina (Naranjo-García, 1991 y este ca-
getación del tipo Matorral Xerófilo Chihuahuen- pítulo; véase tabla 1 en disco compacto).
se a altitudes de 1 150-1 300 metros. El caso de Ho- El límite sur de la Provincia Malacológica del
lospira minima es interesante, ya que vive en pe- Suroeste fue definido por Bequaert y Miller (1973)
queñas colinas de 300 a 350 metros de altitud con en el paralelo 28° de latitud N, inmediatamente al
vegetación del tipo Planicies de Sonora de la sub- sur del límite austral del ámbito de distribución de
división del Desierto Sonorense, cerca de Hermo- Sonorella, muy cerca de la transición entre el Neo-
sillo en el centro del estado. Su concha es de color trópico y los biomas templados norteños en el este
blanco y posee costillas axiales moderadamente de Sonora. Los elementos malacológicos neotro-
grandes y atípicamente huecas, caracteres que pue- picales no son bien conocidos y requieren de ma-
den ser adaptaciones para sobrevivir durante el in- yor atención (al sur de Sonora y a lo largo de los
tenso calor de verano de su abierto y rocoso hábi- ríos tropicales Mayo y Yaqui, así como de sus tri-
tat con vegetación baja. butarios del norte en el sureste de Arizona y no-
Las descripciones de las primeras holospiras de roeste de Chihuahua). Algunos animales y plantas
Sonora [H. remondi (Gabb, 1865) y H. minima tropicales tienen su límite de distribución en el sur
von Martens, 1897] se basaron en material de con- de Arizona en pastizales desérticos y en bosques de
cha. Posteriormente, Pilsbry (1953) describió H. encino a 1 220-1 525 metros de altitud. Algunos
cyclostoma y H. dentaxis con material de conchas ejemplos son la víbora Oxybelis aeneus (Van De-
acarreadas río abajo por sistemas de ríos muy gran- vender et al., 1994) y el colorín/chilicote, Erythri-
des como el Yaqui y por arroyos pequeños. Poco se na flabelliformis. La explicación de ese efecto de cuña
sabe de las verdaderas localidades tipo, hábitats o se debe a que las especies tropicales están limitadas
la anatomía interna de esas especies. El estado taxo- en las altas elevaciones por las temperaturas de con-
nómico de otra especie (H. kinonis) proveniente de gelación y en las elevaciones bajas por la aridez. Los
288 DIVERSIDAD BIOLÓGICA DE SONORA

moluscos tropicales posiblemente muestren tam- cendios forestales recurrentes que diezman a las
bién ese patrón biogeográfico. especies nativas y convierte a la vegetación del de-
sierto en vegetación de sabana. El zacate africano
(Eragrostis lehmanniana) y el zacate rosado (Meli-
ESPECIES NO NATIVAS (INTRODUCIDAS) nis repens) son invasores en el este y norte de Sono-
Y CONSERVACIÓN ra, ya que impactan la composición de especies,
aunque no esté asociado a la conversión a otro tipo
El único caracol introducido que se conoce en So- de vegetación. El impacto de estos impresionantes
nora es la especie del Mediterráneo Rumina deco- cambios en las comunidades bióticas y sobre la fau-
llada, la cual se ha observado en Álamos después na malacológica necesita ser evaluado.
de una fuerte lluvia (CNMO 1386, 22 julio de 1995;
Colección Nacional de Moluscos, Instituto de Bio-
logía, Universidad Nacional Autónoma de Méxi- CONCLUSIONES
co). No hemos notado ningún impacto de este ca-
racol omnívoro en poblaciones de otros caracoles Es claro que todavía no conocemos qué tan com-
o sobre la vegetación. pleja y rica es la malacofauna de Sonora, pues, como
La perturbación de los hábitats naturales por se habrá dado cuenta el lector, son pocos los traba-
los asentamientos humanos, la agricultura, la de- jos que existen sobre el grupo en el estado y los que
forestación para convertir los bosques en pastiza- existen han sido puntuales, así que es tema de in-
les, el ramoneo por el ganado, tienen un fuerte vestigación lo que falta por conocer. Una de las
impacto en la mayoría de la vida silvestre, inclu- tareas es enfocar la atención en la investigación
yendo a los moluscos. Ya que la mayor parte de las sobre los micromoluscos, pues son relativamente
especies de moluscos terrestres americanos llevan pocos los registros que poseemos sobre ese grupo
una vida solitaria y sus puestas de huevos son pe- (Bequaert y Miller, 1973; Branson et al., 1964;
queñas (Burch, 1962), su respuesta a cambios en Smith et al., 1990) y hasta ahora el único trabajo
los hábitats debido al represamiento de los ríos, dedicado a los micromoluscos de Sonora es el de
introducción de plantas y otras acciones, es impre- Naranjo-García (1991). Walter B. Miller en varias
decible. ocasiones comentó a sus alumnos (R. Reeder, J. Hof-
Van Devender et al. (en este vol.) registran 37 fman, J. Deisler y E. Naranjo-García) que debido
especies de plantas introducidas (cerca del quince a las condiciones ambientales del Desierto Sono-
por ciento de la flora) que son consideradas inva- rense, el género Sonorella se ha especiado amplia-
soras con potencial para dañar los hábitats natura- mente, de manera que en una serranía es posible en-
les. De éstas, el zacate buffel (Pennisetum ciliare) es contrar diferentes especies del género de un valle a
la amenaza más seria para los hábitats de los cara- otro. Esa afirmación nos da una ligera idea de cuán-
coles terrestres de altitudes moderadas (350 a 1 350 to falta por conocer sobre las especies de caracoles
metros). El zacate buffel es un pasto corpulento, na- de talla grande (Sonorella, Ashmunela, Holospira y
tivo de regiones cálidas de África, India y Mada- Humboldtiana) o donde se observa ese fenómeno,
gascar, que fue introducido en Sonora como forra- ausente en los micromoluscos. Lo extenso del esta-
je para ganado en la década de 1950 y donde se do y la diversidad de ambientes muy probablemen-
siembra con subsidios del gobierno, comúnmente te guardan sorpresas para futuras investigaciones;
después de haber removido la vegetación nativa varias son las serranías que esperan la visita de mala-
(Búrquez y Martínez, 2006). El zacate buffel ha cólogos terrestres: Sierra Azul, Sierra Los Ajos, Sie-
invadido el matorral xerófilo del centro, norte, cen- rra Buenos Aires, Sierra San José, Sierra Aconchi,
tro-este y sur (matorral de piedemonte) del esta- por citar unos ejemplos.
do. En el centro de Sonora su presencia causa in- Se requiere mucho trabajo de campo para (1) do-
MOLUSCOS TERRESTRES 289

cumentar y describir nuevas especies que pueden the Arid Southwest, with an Arizona Check List. Uni-
estar presentes en los diversos hábitats, en especial versity of Arizona Press, Tucsón.
en géneros tan diversos como Holospira y Sonore- BRANSON, B., C. MCCOY y M. SISK. 1964. Notes on Sono-
lla, (2) comprender mejor la distribución geográ- ran Gastropods. Southwestern Naturalist 9: 103-104.
BURCH, J.B. 1962. How to Know the Eastern Land Snails.
fica de las especies, (3) relacionar las distribucio-
William C. Brown Company Publishers, Dubuque,
nes conocidas con las comunidades vegetales y pa-
Iowa.
rámetros climáticos, (4) determinar la localidad ti- BÚRQUEZ, A., A. MARTÍNEZ-YRÍZAR, R.S. FELGER y D.
po, verdadera distribución y hábitat de los taxones YETMAN. 1999. Vegetation and Habitat Diversity
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anatomía interna, desconocida en varios taxones, Plants and Plant Communities. University of Arizo-
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290 DIVERSIDAD BIOLÓGICA DE SONORA

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292 DIVERSIDAD BIOLÓGICA DE SONORA
293

ARTRÓPODOS TERRESTRES NO-HEXÁPODOS

SERGIO J. CASTREZANA1

RESUMEN. Existen más de un millón de especies de of this type of arthropod fauna from East and South
Artrópodos descritas en el mundo, de las cuales sólo areas in the state.
35% no pertenecen a la superclase Hexápoda. El
conocimiento de las más de veintitrés mil especies
del Phyllum Arthropoda en México varía de ma- INTRODUCCIÓN
nera considerable de acuerdo a la entidad federati-
va y al grupo taxonómico. De Sonora se conocen Los artrópodos son el phyllum de invertebrados con
387 especies de artrópodos terrestres no-Hexápo- mayor éxito evolutivo en la actualidad. De hecho,
dos de las clases Chilopoda (3), Diplopoda (5), el total de artrópodos sobrepasa el número de es-
Acárida (160) y Arachnida, esta última con pre- pecies de otros phyla en el reino animal (Manton,
sencia de los órdenes Araneae (166), Scorpiones 1977). Hasta hace una década, existían aproxima-
(28), Pseudoscorpiones (13), Solifugae (9), Opi- damente 1 025 000 especies de artrópodos descri-
liones (2) y Amblypygi (1). A pesar de que se re- tas (Hammond, 1992). Aunque los primeros ar-
gistran 54 especies endémicas para Sonora, se des- trópodos aparecen probablemente hace seiscien-
conoce casi por completo la fauna de artrópodos tos millones de años durante el Paleozoico tem-
no hexápodos en las zonas este y sur del estado. prano, no es hasta la diversificación de las angios-
permas en el Cenozoico que la cantidad de artró-
ABSTRACT. World arthropod fauna has more than podos tiene un incremento notable debido a las es-
one million of described species. However, only trechas interacciones que surgen entre plantas y
less than 35% of these species are no included in éstos (Mitter et al., 1991). En 1845, después de va-
the superclass Hexapoda. In Mexico, a country with rios cambios de nombre (como Articulata entre
a mega-biodiversity, arthropod fauna has approxi- otros), Siebold y Stannius describen formalmente al
mately twenty three thousand described species. phyllum Arthropoda. Las características más impor-
However, Mexican arthropod fauna knowledge is tantes de este phyllum son la presencia de una cu-
strongly biased by states and taxonomic groups. tícula quitonosa con mudas periódicas, agallas res-
This is the case of the state of Sonora in northwest- piratorias, músculos longitudinales segmentados
ern México, where Non-hexapoda arthropod fau- unidos a tendones íntersegmentales, músculos so-
na has only 387 species recorded in the following máticos y extrínsicos en las patas primitivamente
taxonomic groups: Arachnida-Araneae (166), Aca- conectados a tendones íntersegmentales, palpo acro-
rida (160), Scorpiones (28), Pseudoscorpionida nal que forma la anténula, y ojos compuestos. Aun-
(13), Solifugae (9), Diplopoda (5), Chilopoda (3), que otros phyla poseen cuerpos cubiertos por una
Opiliones (2), y Amblypygi (1). Excluding data cutícula, en los artrópodos la cutícula en general
from Araneae order, Sonora has 54 endemic Non- forma una gruesa armadura externa y hasta cierto
Hexapoda arthropod species. There are no records punto flexible, con funciones de esqueleto exter-
1
University of California. no (Manton, 1977; Boudreaux, 1979). Actualmen-

Castrezana S.J. 2009. Artrópodos terrestres no-hexápodos. En: F.E. Molina-Freaner y T.R. Van Devender,
eds. Diversidad biológica de Sonora. UNAM, México, pp. 293-314.
294 DIVERSIDAD BIOLÓGICA DE SONORA

te es posible encontrar artrópodos en cualquier eco- carácter entomológico: de las 23 044 especies mexi-
sistema, incluyendo las frías y obscuras aguas de canas conocidas de artrópodos, 11% son arácni-
las profundidades oceánicas. En cuanto a su tama- dos y 6% decápodos. Sin embargo, se estima que
ño, existen artrópodos tan pequeños como los áca- nuestro país alberga aproximadamente trescientas
ros, de apenas una fracción de milímetro, hasta el mil especies de artrópodos (Llorente et al., 1996).
gigantesco cangrejo Macrocheira, con una longi- Esta falta de información en México sobre la fau-
tud de 3.5 metros (Meglitsch y Schram, 1991). na del phyllum Arthropoda obedece, sin duda, a
La filogenia de los artrópodos es un tema de la carencia de recursos económicos para el conoci-
debate intenso. En la primera mitad del siglo pasa- mento de su biodiversidad y a una notoria falta de
do no existía duda de que el phyllum Arthropoda taxónomos profesionales, no sólo en el ámbito en-
era monofilético (hipótesis monofilética). Sin em- tomológico, sino también para el estudio de otros
bargo, nuevas hipótesis han ido surgiendo con el grupos de artrópodos.
avance del conocimiento científico. En 1958, des- En este capítulo se presenta un resumen de nues-
pués de una extensiva revisión taxonómica, Tiegs tro conocimiento sobre la biología de las formas te-
y Manton sugieren que los artrópodos no parecen rrestres del phyllum Arthropoda, excluyendo a la
haberse originado de un único grupo primitivo y superclase Hexapoda, que habitan el estado de So-
mucho menos de un ancestro parecido a un anéli- nora, Mexico: díplodos, milípidos y aracnomor-
do (hipótesis polifilética). Por otro lado, muchos fos, pues si bien a escala nacional existe una mar-
zoólogos aún defienden la hipótesis original pro- cada falta de información de la fauna en el phy-
puesta a principios de 1800 de un clado único, Uni- llum Arthropoda, la situación en el ámbito estatal
ramia, que agrupa a los artrópodos, anélidos, tar- es aún más grave. En el estado de Sonora no existe
dígrados y onicóforos (Nielsen et al., 1996; Brusca un trabajo taxonómico de dimensiones considera-
y Brusca, 2003). Actualmente cada vez son más bles para estas clases de artrópodos. En la actuali-
los zoólogos especializados en grupos taxonómi- dad, investigadores principalmente de Estados Uni-
cos dentro del phyllum Arthropoda que los clasifi- dos realizan trabajos taxonómicos esporádicos, en
can de acuerdo a hipótesis basadas en técnicas cada la mayoría de las ocasiones en la región fronteriza.
vez más sofisticadas (Schram y Hof, 1998; Waltet Aunado a esta falta de investigadores locales, el co-
y Proctor, 1998; Wheeler et al., 2001). nocimiento de los artrópodos terrestres no-hexápo-
El phyllum Arthropoda contiene aproximada- dos se concentra en la región desértica de Sonora,
mente 65% de las especies animales actualmente la cual comprende más de cincuenta por ciento de
descritas (Kim, 1993). Sin embargo, la superclase la superficie del Estado, posee temperaturas anua-
Hexapoda representa más de 93% de los Arthro- les promedio superiores a los 18oC y sustenta ma-
poda (Hammond, 1992). Esto quiere decir que torrales xerófilos. En contraste, nuestro conocimiento
existen aproximadamente setenta y cinco mil es- sobre los artrópodos no hexápodos en la zona su-
pecies de artrópodos no-hexápodos en el mundo, reste y este del estado, que sustentan vegetación de
llamense arácnidos, decápodos, milípedos y díplo- selva baja caducifolia y bosques de pino-encino, res-
dos. En México, un país con diez por ciento de la pectivamente (García, 1996), es aún muy pobre. A
diversidad terrestre y por lo cual es considerado continuación se da una breve síntesis biológica de
como el tercer lugar en megadiversidad mundial estas clases de artrópodos, así como una lista de las
(Wilson, 1992), la información para el phyllum especies con registros en el estado de Sonora.
Artropoda se encuentra fragmentada. Si bien es
cierto que la riqueza de los artrópodos mexicanos
es enorme y se encuentra documentada desde prin- CLASE CHILOPODA
cipios del siglo pasado, la mayor parte de la infor-
mación actual es escasa, dispersa y, en general, de Los quilópodos son conocidos con el nombre co-
ARTRÓPODOS TERRESTRES NO-HEXÁPODOS 295

mún de ciempiés y cientopies en Sonora. Esta clase do ejemplares de la subespecie Scolopendra heros heros
de artrópodos posee un cuerpo alargado y aplana- y en la ciudad de Hermosillo varios ejemplares del
do dorsoventralmente. Sin embargo, la caracterís- género Scutigera (posiblemente coleoptrata) y de una
tica anatómica principal de esta clase es la división pequeña especie sin identificación positiva (Sergio
del cuerpo en segmentos, los cuales varían de 15 Castrezana, datos sin publ.).
hasta 173 de acuerdo a la edad y especie, con un par
de patas articuladas en cada uno de éstos. La cabe-
za posee un par de antenas y unas fuertes mandí- CLASE DIPLOPODA
bulas, mientras que el primer segmento del tronco
lleva un par de apéndices modificados llamados Estos artrópodos terrestres son conocidos común-
forcípulas (tambien conocidos como maxilípedos mente como milpiés en Sonora, aunque en oca-
o garras venenosas), en los cuales desembocan glán- siones se les conoce como gusanotes, trenecitos o
dulas venenosas, que son usados lo mismo en la quemadores. Los diplópodos tienen un cuerpo alar-
defensa que en la captura de las presas (Cloudsley- gado y cilíndrico, pero su característica principal es
Thompson, 1968). Los quilópodos son identifica- la presencia de dos pares de patas en cada uno de
dos ampliamente como agresivos depredadores, de sus segmentos (con excepción del primer segmen-
mordedura dolorosa y picadura molesta, pero no to después de la cabeza). Esto se debe a que en los
mortal cuando éstas ocurren en humanos. milpiés se da una fusión de los terguidos y pleuri-
En la reproducción de los quilópodos, los ma- tos de dos segmentos para formar uno (diploseg-
chos depositan un espermatóforo, con o sin corte- mentos). A diferencia de los quilópodos, las patas
jo dependiendo de la especie, el cual es almacena- de los diplópodos son más cortas en relación con
do por las hembras. La oviposición ocurre princi- el ancho del cuerpo. Esto permite a los diplópodos
palmente en primavera-verano y los juveniles van presentar un característico movimiento lento, pero
adquiriendo segmentos a medida que van mudan- de mucho poder, necesario para animales que pa-
do, aunque en la mayoria de las especies se desco- san la vida sobre y bajo el suelo degradando la mate-
noce por completo el ciclo reproductivo. Se sabe ria vegetal. La cabeza de los milpiés posee un par de
de algunas especies de quilópodos que pueden vi- antenas con ocho segmentos o antenómeros. En ge-
vir hasta seis años y que alcanzan la madurez sexual neral, y dependiendo del taxón, el último antenó-
a los tres años (Campbell, 1996). mero posee cuatro conos sensoriales. Los milpies
Existen alrededor de 2 780 especies de quilópo- sólo poseen dos pares de partes bucales: las mandí-
dos en el mundo, clasificados en cinco órdenes y 21 bulas y el primer maxilar (Hopkin y Read, 1992).
familias, de las cuales Eriphantidae y Neogeophi- El esperma de los diplópodos no posee flagelo.
lidae son endémicas a nuestro país (Lewis, 1981). De hecho, las formas del esperma proveen eviden-
En cuanto a su tamaño, la especie más grande que cia útil para la clasificación de estos artrópodos. Los
se conoce en base a reportes publicados, es el ciem- machos producen un espermatóforo, el cual, depen-
piés gigante del Amazonas, Scolopendra gigantea, con diendo del taxón, es ofrecido a las hembras en una
treinta centímetros (Cloudsley-Thompson, 1968). pequeña red de seda o se transfiere de forma directa a
Sin embargo, se han capturado ejemplares de la úni- la apertura genital femenina por medio de unos com-
ca especie de ciempiés registrada en el estado de plejos órganos sexuales secundarios llamados gonó-
Sonora, Scolopendra heros arizonensis, de hasta 38 podos. Es común que en algunas especies de dipló-
centímetros en las zonas de Guaymas y el Cañon podos, poblaciones enteras cuenten únicamente con
del Nacapule. Además, se han observado a estos uno por ciento de individuos machos (spanandría).
individuos soportar más de diez meses sin alimen- Por lo tanto, aparte de la reproducción sexual, en
to (Sergio Castrezana, datos sin publ.). Por otro muchas especies de milpiés se ha registrado la the-
lado, en la parte noreste del estado se han captura- lytokía, hembras vírgenes procreando hembras, co-
296 DIVERSIDAD BIOLÓGICA DE SONORA

mo un modo común de partenogénesis en esta clase división del cuerpo en un prosoma y un opistoso-
(Rantala, 1974; Hopkin y Read, 1992). ma. El prosoma, también llamado cefalotórax, com-
El exoesqueleto de los diplópodos ofrece una pro- puesto por la unión de la región cefálica y una re-
tección cuando se enrrollan y, en algunos casos, for- gión torácica, está formado por seis segmentos; cada
man una esfera cerrada (Candia-Carnevali y Valva- uno de éstos posee un par de apéndices, los quelí-
ssori, 1982). Sin embargo, la mayoría de los mil- ceros y pedipalpos y cuatro pares de patas depen-
piés presentan un par de glándulas defensivas late- diendo del segmento al que se inserten. El proso-
rales por segmento que, de acuerdo a la especie, ma en general está dorsalmente protegido por un
pueden producir químicos sedantes (quinazolino- caparazón, el cual es la fusión de las placas dorsales
nas), irritantes (polizoniminas) o venenosos (cia- o tergitas. Ventralmente, la forma y posición de los
nuros) que pueden ser rociados en algunos casos a esternitas muestran una considerable variación de
distancias considerables (Hopkin y Read, 1992). acuerdo a los diferentes órdenes. Por otro lado, la
En humanos no existen reportes de muerte por los parte posterior del cuerpo, llamado opistosoma o
químicos producidos por los diplópodos, aunque abdomen, posee un máximo de 13 segmentos. El
si producen una considerable irritación en piel o primer segmento opistosomático sólo está presen-
ceguera si éstos llegan a los ojos (Smith, 1973). Se te en el estado embrionario. El resto de los seg-
han realizado muchos experimentos para probar la mentos se encuentra dividido en dos regiones: el
efectividad de las secreciones defensivas de los di- mesosoma, con un máximo de siete segmentos, y
plópodos en diversos depredadores (Smolanoff et el metasoma, con hasta cinco segmentos (Snow,
al., 1975; Corner et al., 1977; Carrel y Eisner; 1984). 1970; Savory, 1977; Hammen, 1989).
Sin embargo, no existe duda que algunos inverte- Los arácnidos en general tienen seis pares de
brados se alimentan activamente de los milpiés, sin apéndices prosomáticos. El primer par (preoral),
encontrar repelentes del todo estas secreciones de- llamado quelícero, está formado por dos o tres seg-
fensivas (Hopkin y Read, 1992). mentos o artejos. Cuando existen tres artejos, el
La clase Diplopoda posee más de doce mil es- tercero distal se encuentra en oposición con el se-
pecies descritas en el mundo. Estas se encuentran gundo para formar un órgano quelado que utili-
organizadas en tres subclases, con 15 órdenes y 144 zan para sujetar a sus presas. El tamaño y función
familias (Shelley, 2003). En México, los diplópo- de los quelíceros varía dependiendo de los diferen-
dos se encuentran representados con 14 órdenes, 39 tes órdenes de arácnidos. Por otra parte, el primer
familias y 117 géneros con un total de 498 especies artejo de los pedipalpos, llamado coxa, generalmen-
(Bueno-Villegas et al., 2004). En la tabla 1 se pre- te tiene extensiones (maxilas), las cuales funcionan
senta la clasificación de los diplópodos en el estado como partes bucales. Los siguientes artejos de los
de Sonora, en donde solamente existen cinco espe- pedipalpos pueden formar quelas poderosas como
cies registradas en tres órdenes y, al igual que en los en los escorpiones y pseudoescorpiones, poseer
quilópodos, los registros se encuentran limitados a órganos táctiles como en las arañas o terminar en
la porción costera del Desierto Sonorense (Cham- succionadores como en los solífugos. Los pedipal-
berlin, R.V. 1923; Hoffman, 1954; Shelley, 1966). pos no poseen metatarso. Existe mucha variación
De estas especies, Orthoporus nesiotes, Siphonacme en cuanto a la morfología externa, forma y fun-
pseustes y Colactis quadrata aparentemente son en- ción de las patas de acuerdo a los diferentes órde-
démicas para el estado de Sonora. nes de la clase arácnida. Sin embargo, en general,
las patas, que son cuatro pares, están formadas por
siete segmentos que son la coxa, trocanter, fermur,
CLASE ARACHNIDA patela, tibia, metatarso y tarso. En algunos órde-
nes como los amblipígidos, el primer par de patas
La característica principal de los arácnidos es la se encuentran modificadas como órganos táctiles.
ARTRÓPODOS TERRESTRES NO-HEXÁPODOS 297

Las patas y los pedipalpos por regla general termi- dentro de las sociedades aracnológicas. En el pre-
nan con uñas. A excepción de los escorpiones, que sente capítulo se muestra la clasificación taxonó-
poseen peines sensoriales, y las arañas con apéndi- mica basada en 17 órdenes propuesta por Savory
ces modificados para secretar la seda llamados hi- (1977). A pesar de la gran biodiversidad de la Cla-
leras, el opistosoma de los arácnidos no presenta se Arachnida registrada en México, en el estado de
apéndices por lo menos durante la etapa adulta Sonora no existen registros de especies en los ór-
(Snow, 1970; Savory, 1977; Hammen, 1989). denes Uropygi (Thelyphonida), Schizomida, Pal-
Los órganos sensoriales de los arácnidos varían pigradi y Ricinulei (Vázquez, 1996a, 1996b, 1996c
dependiendo de los órdenes. En general, los arác- y 1996e). A continuación se presenta una síntesis
nidos poseen de dos a doce ojos u ocelos simples, de la biología y un listado de las especies pertene-
sésiles y al nivel de superficie cefalotorácica. Tam- cientes a los seis órdenes de arácnidos que existen
bien los arácnidos presentan sedas táctiles en hile- en el estado de Sonora. Se desconoce la situación
ras insertadas en las patas, las cuales son huecas y actual de los restantes órdenes de arácnidos en So-
eréctiles, de color negro, con una comunicación ner- nora. En el presente capítulo, el autor reconoce
viosa directa, que algunas veces son usadas duran- que las características morfológicas presentes en los
te el cortejo. Otros pelos sensoriales son las setas, ácaros son irrefutables para considerarlos como una
más delgadas que las sedas táctiles, que se encuen- clase externa a la clase Arachnida, aunque muchos
tran en grupos y no son eréctiles. Otros pelos sen- cientíticos aún debaten sobre la filogenia de los
soriales son las tricobotrias, extremadamente del- grupos aracnomorfos.
gados y sonotácticos, más o menos eréctiles, que ge-
neralmente se encuentran entre las setas. Los ór-
ganos sensoriales liriformes, que parecen peque- ORDEN SCORPIONES
ñas hendiduras, son otras estructuras mecanore-
ceptoras; pueden existir hasta tres mil de éstos en Estos arácnidos son conocidos con los nombres co-
un arácnido. Tambien los arácnidos pueden pre- munes de alacranes (negro, güero, café), duran-
sentar órganos tarsales cuya función es quimiore- guenses y escorpiones. Los escorpiones son quizás
ceptora (Snow, 1970; Barth y Seyfarth, 1972; Savo- los arácnidos más grandes, ya que algunas especies
ry, 1977; Hammen, 1989). alcanzan casi los veinte centímetros en tamaño. Los
El número de mudas que los arácnidos sufren a quelíceros de los escorpiones poseen tres articula-
través de su vida varía dependiendo de los órdenes, ciones y se encuentran localizados a un lado de la
especies y tamaño de los individuos. Sin embargo, boca. Su cuerpo se encuentra claramente dividido
el aspecto más importante de las mudas es la rege- en un ancho prosoma y un delgado opistosoma y
neración de las partes perdidas que se forman por son fluorescentes ante la presencia de luz ultravio-
debajo del exoesqueleto y que están listas cuando leta (Campbell, 1996). El prosoma de los escorpio-
ocurre la nueva muda. El período de vida, el corte- nes no es dorsalmente segmentado y alberga un par
jo, la reproducción, la presencia de glándulas pro- de ojos medianos y de tres a cinco pares de ojos la-
ductoras de veneno, de glándulas productoras de terales. Por la parte ventral, el prosoma está forma-
seda y otras funciones más, indiscutiblemente va- do por una pequeña placa esternal y las coxas ex-
rían entre los diferentes órdenes de arácnidos (Snow, pandidas de los cuatro pares de patas. Los largos
1970; Savory, 1977; Hammen, 1989). pedipalpos están compuestos de seis segmentos, o
En la tabla 2 se presenta la clasificación de la artejos, en donde los dos últimos forman una po-
Clase Arachnida. Cabe destacar que la clasificación derosa pinza. Los pedipalpos, además, están equi-
en esta clase es compleja, varía casi indiscutible- pados con inumerables tricobotrias que utilizan
mente dependiendo del autor y el método utiliza- principalmente para detectar la posición de las pre-
dos y, por lo tanto, es un tema de amplio debate sas. Las coxas de los pedipalpos forman las paredes
298 DIVERSIDAD BIOLÓGICA DE SONORA

del canal preoral (Snow, 1970; Hammen, 1989). víparos dependiendo de la especie. Despues del na-
El opistosoma es una característica distintiva de cimiento, los pequeños escorpiones trepan a la es-
los escorpiones y se divide en dos: la parte anterior palda de la madre en donde permanecerán hasta que
es el mesosoma y la parte posterior el metasoma. ocurra la primera muda. Durante este tiempo son
El mesosoma está formado por siete segmentos protegidos por su madre pero no reciben alimento
cubiertos dorsalmente por una placa tergal, mien- alguno (Hadley y Williams, 1968; Snow, 1970;
tras que ventralmente sólo son visibles seis estergi- Savory, 1977). En algunas especies de escorpiones
tas. En el primer segmento mesosomal se encuen- se ha observado partenogénesis (Lourenço, 2000).
tra la apertura genital con un tejido dividido que En México existen 179 especies de escorpiones
cubre al gonoporo. En el segundo segmento meso- distribuidas en siete familias, de las cuales 28 (en
somal los escorpiones presentan un par de estruc- cinco familias) se han registrado para el estado de
turas llamadas peines (o también peines pectina- Sonora (tabla 3). Seis de estas especies, Diplocen-
les), cuya función es aparentemente sensorial. El trus williamsi, Serradigitus polisi, S. yaqui, Vaejovis
metasoma de los escorpiones, erroneamente llama- mauryi, V. pequeno y V. sonorae, aparentemente son
do cola, se encuentra formado hasta de cinco seg- endémicas (Hoffmann, 1931b; Due y Polis, 1986;
mentos cilíndricos. La apertura anal se encuentra Lourenço y Sissom, 2000; Capes, 2001; Hendrix-
localizada ventralmente en la parte posterior del son, 2001; Sissom y Hendrixson, 2005).
último segmento. El telson de los escorpiones se
encuentra articulado al último segmento metaso-
mal, es puntiagudo y posee una glándula produc- ORDER AMBLYPYGI
tora de veneno. Los escorpiones son depredadores
nocturnos de insectos, otros arácnidos y en algu- En el estado de Sonora, a este orden de arácnidos
nas ocasiones hasta de mamíferos pequeños. El ve- se les conoce con los nombres comunes de taran-
neno de los escorpiones es neurotóxico y en gene- tulilla, vinagreta, vinagrón y vinagrillo. Esto pue-
ral está optimizado para atrapar artrópodos. Por lo de causar confusión, ya que a los arácnidos del or-
tanto, la mayoría de las especies son relativamente den Uropygi en los estados al sur de México tam-
inofensivas a los humanos, en quienes produce so- bién se les conoce con el nombre de vinagrillos.
lamente efectos locales. Sin embargo, algunas es- Sin embargo, cabe recordar que no existen regis-
pecies, principalmente de la familia Buthidae, re- tros de especies de uropígidos en el estado de So-
sultan mortales para los hombres (Stahnke, 1938; nora (Vázquez, 1996c). Los amblipígidos, de cuer-
Cloudsley-Thompson, 1955; Snow, 1970). po ancho y aplanado dorsoventralmente, poseen un
La reproducción de los escorpiones implica un par de órganos sensoriales largos que son una mo-
complejo y largo ritual precopulatorio (hasta ocho dificación del primer par de patas caminadoras en
horas) con un activo uso de los pedipalpos. Los ma- otros arácnidos. Estos órganos sensoriales pueden
chos sujetan a las hembras de sus pedipalpos y ela- llegar a medir varias veces el largo de su cuerpo y
boran una compleja danza nupcial con diferentes son utilizados tanto en la ubicación (medio am-
tipos de movimientos circulares que varían depen- biente, presas potenciales), como en el comporta-
diendo de las especies. De hecho, algunas especies miento reproductivo (ubicación de pareja, corte-
utilizan el metasoma y el telson como parte de este jo). Estos arácnidos tambien se caracterizan por la
complejo ritual de apareamiento. Después del cor- falta de glándulas para producir seda y veneno (Sa-
tejo, el macho deposita un espermatóforo quiti- vory, 1977; Quintero, 1982; Hammen, 1989).
noso con ganchos en el suelo y guía a la hembra so- En el cortejo de los amblipígidos, el macho uti-
bre éste. Una vez introducido el espermatóforo en la liza sus pedipalpos para guiar a la hembra hasta el
apertura genital, se da la fertilización de los hue- espermatóforo. Después, la hembra coloca en un
vos. Los escorpiones pueden ser ovovivíparos o vi- saco por debajo del abdomen los huevos fertiliza-
ARTRÓPODOS TERRESTRES NO-HEXÁPODOS 299

dos. Cuando los huevos eclosionan, las crías tre- especies en este grupo. En cuanto a su anatomía, en-
pan a la espalda de la madre. Éste es un momento tre las características generales de las arañas están
crítico, ya que si las crías caen de la espalda de la el poseer un cuerpo dividido en dos secciones, pro-
madre antes de completar la primera muda, es de- soma y opistomosa, las cuales se encuentran co-
vorado por ella (Savory, 1977; Hammen, 1989). nectadas por un delgado pedicelo que es una re-
Los amblipígidos, cuyo tamaño va de cinco a cua- ducción de la primera somita abdominal. El pro-
renta centímetros, son cazadores nocturnos que uti- soma está cubierto dorsalmente por un caparazón
lizan sus prominentes pedipalpos para someter a no segmentado que en general presenta una peque-
sus presas. Su desplazamiento es lento y caracterís- ña hendidura transversal llamada surco torácico que
tico, siempre moviendo sus dos extremidades sen- señala la división entre la zona torácica y cefálica.
soriales como «limpiaparabrisas» cubriendo los 360o Los ojos de las arañas son simples ocelos en la par-
de su entorno. Los amblipígidos se distribuyen en te anterior del caparazón y nunca son más de ocho.
hábitats tropicales y semitropicales y se les encuen- El opistosoma no está segmentado, los apéndices
tra generalmente en ambientes húmedos, escon- de su cuarta y quinta somita tienen la función de
didos debajo de troncos, piedras u hojas. En el mun- secretar seda y son llamadas hileras, el ano es ter-
do existen 136 especies agrupados en 17 géneros y minal y no poseen telson. De acuerdo a su fun-
cinco familias. En México se han registrado 14 es- ción, existen siete tipos de glándulas productoras
pecies de amblipígidos pero sólo una especie no de seda en el orden Araneae. A su vez, la seda pue-
endémica de la familia Phrynidae, Paraphrynus mexi- de tener diferentes funciones: para la creación de
canus, ha sido registrada en el estado de Sonora telarañas orbiculares, planas y en laberinto, refu-
(Vázquez, 1996d). gios, sacos, cubiertas de ovisacos, telas de espera,
hilos de seguridad y aerostáticos (Snow, 1970; Savo-
ry, 1977; Kaston, 1978; Ubick et al., 2005).
ORDEN ARANEAE En cuanto a los quelíceros, éstos están forma-
dos por dos segmentos, no son quelados y tienen
Después de los insectos, el orden Araneae es el gru- un conducto para transportar veneno. Los pedi-
po de artrópodos más diverso del mundo, con aproxi- palpos de las arañas son táctiles, parecen patas, pero
madamente 40 462 especies distribuidas hasta aho- sólo tienen seis segmentos y en los machos el tarso
ra en 3 694 géneros y en 109 familias (Platnick, pedipalpal se encuentra profundamente modifica-
2008). Esta gran diversidad se ve reflejada en los do como un órgano copulatorio de forma variada
nombres comunes que reciben las especies perte- dependiendo de la especie y, por lo tanto, es una
necientes al orden Araneae en el estado de Sonora, estructura con un enorme valor taxonómico. El
pues son muy variados y pueden cambiar de acuer- férmur pedipalpal también puede ser modificado,
do a la región o familia de arañas. Por ejemplo, a mientras que las coxas presentan gnatobases o en-
las especies de la familia Theraphosidae se les co- ditos. En las hembras el tarso palpal es simple y pue-
noce como tarántulas, tarantulones, pollitos, chi- de o no tener una uña. Los cuatro pares de patas
fladoras, peludas y arañones; a las de la familia Sal- en las especies del orden Araneae se insertan en la
ticidae se les conoce como brincadoras, ojoncitas parte ventral del prosoma y están divididas en sie-
y capulinas; a las de la familia Araneidae como can- te segmentos: coxa, trocanter, fermur, patela, ti-
grejitos, caparachos, trepadoras, picadoras, morde- bia, metatarso y tarso; este último segmento pue-
doras y ponzoñosas; aunque en general, a casi to- de tener dos o tres pares de uñas. Además, las patas
das las especies de este orden se les conoce simple- se encuentran cubiertas por espinas, pelos y trico-
mente como arañas. botrias que cumplen funciones sensoriales y su dis-
La clasificación del orden Araneae es compleja posición/número pueden ser específicos para cada
y existen frecuentes redescripciones de géneros y especie. El orificio reproductor femenino puede es-
300 DIVERSIDAD BIOLÓGICA DE SONORA

tar cubierto por una placa esclerosada ventral lla- ORDEN OPILIONES
mada epiginio (Snow, 1970; Savory, 1977; Kas-
ton, 1978; Hammen, 1989). Patonas, patoncitas, arañas quebradizas, arañas ge-
Pese a las más de cuarenta mil especies de ara- latinosas, gelatinosas y macacos son algunos de los
ñas conocidas, la información mundial es aún es- nombres comunes que reciben las especies de este
casa (Kaston, 1978; Jiménez, 1996). Tan sólo en orden en el estado de Sonora. En general, el proso-
América Latina se estima que las especies registra- ma de los opilionidos se encuentra cubierto por un
das únicamente representan veinte por ciento de caparazón producto de la fusión de las tergitas. Los
las especies potenciales en el área (Coddington y Le- dos ojos de los opiliones, a diferencia de otros arác-
vi, 1991). En México, el extenso trabajo de Jimé- nidos, se encuentran situados sobre unos promi-
nez (1996) indica que existen registros para 2 506 nentes tubérculos llamados ocularium y general-
especies de arañas agrupadas en 413 géneros per- mente están adaptados a una visión nocturna (Cur-
tenecientes a 62 familias. De acuerdo a Jiménez, tis, 1969; Savory, 1977). Otra característica única
sus resultados equivaldrían a que en México exis- de los opilionidos es la presencia de un par de glán-
ten 7.23% de las especies del orden Araneae cono- dulas odoríferas que producen un fluido defensivo
cidas a escala mundial hasta hace diez años. Y es cuando el animal es molestado (Edgar, 1963).
que en México sólo 0.4% de sus especies son cos- Las patas de los opiliones están formadas por sie-
mopolitas mientras que, al parecer, más de setenta te segmentos, generalmente demasiados largos, en
por ciento de las arañas mexicanas son endémicas. donde los tarsos presentan subsegmentaciones; son
De hecho, se especula que existen más de mil es- muy flexibles y tienen uñas terminales. Las gnato-
pecies de arañas mexicanas aún desconocidas por bases están presentes en la coxa del primer par de
la ciencia (Jiménez, 1996). Pese a estos números, apéndices. Los quelíceros tienen tres segmentos y
México cuenta apenas con unas cuantas decenas son quelados. Los opiliones no poseen esternón (o
de profesionales trabajando con este orden de ar- está escondido), ni glándulas para producir vene-
trópodos y no existe una sociedad aracnológica. no ni seda. En cuanto a la reproducción, como los
Para el estado de Sonora, en la tabla 4 se presenta gonoporos de las arañas patonas están en oposi-
una lista modificada y aumentada de la informa- ción, los machos introducen su pene protrusible
ción que la doctora Jiménez amablemente com- en el gonoporo femenino para fertilizar los huevos.
parte con uno de los editores del presente libro. La hembra posee un largo ovipositor con el que de-
En esta tabla se muestran los registros de 166 espe- posita los huevos en pequeñas grietas. Los peque-
cies del orden Araneae agrupadas en 98 géneros y ños opiliones emergen semejantes a los adultos y
32 familias (Levi, 1956, 1959a y 1959b; Platnick, adquieren madurez sexual despues de ocho a diez
1977; Dondale y Redner, 1983; Beatty y Berry, mudas. En el orden Opiliones existen cuatro subór-
1988; Richman, 1989; Jiménez, 1996; Bond y denes: Lanitores, Cyphophthalmi, Dyspnoi y Eup-
Opell, 1997; Masta, 2000; Sierwald, 2000; Vetter noi, con marcadas diferencias morfológicas (Snow,
y Cokendolpher, 2000; Vetter, 2001; Binford y 1970; Savory, 1977; Pinto da Rocha et al., 2007).
Wells, 2003; Richman y Vitter, 2004; Dondale et Existen mil seiscientas especies de opiliones en
al., 2005; Platnick y Ubick, 2005; Jiménez, 2006, el mundo organizadas en doce familias. La opilio-
com. pers.). Estos números seguramente están le- fauna mexicana está constituída por 227 especies
jos del total de la diversidad aracnológica del esta- reconocidas y 56 especies sin describir. Sin embar-
do, ya que en muestreos en el sur del Desierto So- go, nuestro conocimiento sobre la fauna de las ara-
norense (2002-2004) se encontraron siete especies ñas patonas es muy pobre en el estado de Sonora,
de arañas no mencionadas en la tabla 4, de las cua- ya que los registros con que se cuenta representan
les tres especies están probablemente sin describir únicamente 0.7% de las especies mexicanas. Las
(Castrezana, datos sin publ.). especies en la entidad pertenecen a la familia Scle-
ARTRÓPODOS TERRESTRES NO-HEXÁPODOS EN EL ESTADO DE SONORA, MÉXICO 301

rosomatidae, Trachyrhinus marmortus y Eurybunus algunas especies la longevidad es de dos a tres años
n sp 1, esta última endémica al estado (Kury y Co- (Weygoldt, 1969).
kendolpher, 2000). Un comportamiento común en los pseudoes-
corpiones es la forma de transportarse a largas dis-
tancias (conocido como foresia). Por ejemplo, en
ORDEN PSEUDOSCORPIONIDA el Desierto Sonorense, el pseudoescorpión Dinochei-
rus arizonensis se transporta de un cactus necrótico
Estos arácnidos son conocidos con el nombre común a otro afianzándose fuertemente a la coxa del esca-
de pseudoescorpiones, escorpión libro o falso es- rabajo histérido Hololepta yucateca (Castrezana y
corpión. En algunas partes del estado de Sonora tam- Markow, 2001). En general, los pseudoescorpio-
bién se les conoce con el nombre de garrapatitas y nes habitan lugares húmedos y la mayor riqueza
angelitos. Los pseudoescorpiones son arácnidos pe- de especies se encuentra en los trópicos y los subtró-
queños, de menos de un centímetro, con un carac- picos, con un total 3 239 especies organizadas en
terístico abdomen en forma de gota o pera y una 24 familias. Se sabe que estos arácnidos pueden
coloración amarilla clara hasta café obscuro. Su ab- habitar zonas frías y sobrevivir invernando en ca-
domen, u opistosoma, es semiaplanado dorsoven- pullos de seda que ellos mismos construyen. En
tralmente y se encuentra formado por 12 segmen- México se encuentran 151 especies agrupadas en 17
tos. En cuanto a las extremidades, el número de seg- familias (Ceballos, 2004). En la tabla 5 se presenta
mentos en los que se dividen las patas sirven para la clasificación del orden Pseudoscorpiones para el
distinguir familias y géneros. Sin embargo, la ca- estado de Sonora. Los registros de pseudoscorpio-
racterística más notoria de estos microarácnidos es nes en Sonora son exclusivos a la porción costera
la presencia de un par de largos pedipalpos o quelas del Desierto Sonorense e islas del golfo de Califor-
palpales que semejan las pinzas presentes en los ala- nia (Chamberlin, 1921, 1923 y 1931; Castrezana
cranes o escorpiones. Estas quelas están formadas y Markow, 2001; Ceballos, 2004). De las trece es-
por una sección fija y una móvil, o dedo, en donde pecies de siete familias registradas en Sonora, uni-
usualmente se localiza una glándula de veneno uti- camente Menthus gracilis (Menthidae) es endémi-
lizado para capturar a sus presas. Además, los pseu- ca. Existen otras dos especies de este orden por
doescorpiones, como las arañas, son capaces de pro- describir que forman parte de las comunidades
ducir seda en los quelíceros. Ésta es utilizada en for- necrofílicas de los cactus columnares del Desierto
ma de capullo para diferentes actividades como cor- Sonorense (Castrezana y Markow, datos morfomé-
tejo, muda o aletargamiento invernal. Finalmente, tricos y moleculares sin publ.).
dependiendo de la especie, los pseudoescorpiones
pueden tener dos, cuatro o ningún ojo (Chamber-
lin, 1931; Weygoldt, 1969). ORDEN SOLIFUGAE
En cuanto a la reproducción, los pseudoescor-
piones poseen una elaborada danza de cortejo. En Los solífugos, conocidos en otros países con los
algunas especies, los machos introducen un esper- nombres comunes de arañas camello, escorpiones
matóforo en la apertura genital de la hembra. En de viento y arañas sol, son reconocidos como ma-
otras, los machos conducen a la hembra al lugar tavenados o matavacas en el estado de Sonora. Los
en donde depositaron el espermatóforo antes de la largos quelíceros de los solífugos están compues-
danza de cortejo. Durante la época de reproduc- tos de dos artículaciones (tres artejos) con un nú-
ción es común observar a las hembras cargar en la mero variable de dientes que forman una podero-
parte dorsal del opistosoma un saco con huevos sa pinza. Los solífugos, a diferencia de las arañas,
fertilizados o a las crías. Estos arácnidos sufren tres no producen veneno en los quelíceros. Otra carac-
mudas antes de alcanzar la madurez sexual y en terística principal de los solífugos es la presencia
302 DIVERSIDAD BIOLÓGICA DE SONORA

de un par de largos pedipalpos que cumplen la fun- munes que reciben las especies de estos pequeños
ción de órganos sensoriales y en cuyas extremida- artrópodos son ácaros, güinas, garrapatas, agarra-
des distales poseen órganos adhesivos. Los pedi- patas y baiburines, aunque erróneamente también
palpos confieren a los solífugos la erronea aparien- se les confunde con el nombre de otros grupos taxo-
cia de poseer un par de patas extras (Muma, 1951; nómicos como las chinches. La taxonomía de los acá-
Hammen, 1989). ridos es sumamente compleja. Algunos investiga-
El temible nombre de «matavenados» es un mito dores los incluyen como un orden de la clase Ara-
que quizás se generó de forma errónea. Si bien su chnida, mientras que otros los reconocen como una
tamaño (hasta 12 centímetros en algunas especies), clase separada perteneciente a una Megaclase Ara-
sus poderosas mandíbulas y su gran velocidad (has- chnida (Krantz, 1970; Savory, 1977; Shultz, 1990).
ta 16 km/hora) han intimidado al hombre, hasta En general, entre las principales características
el momento no se ha comprobado que alguna es- morfológicas de los acáridos esta la división del cuer-
pecie de estos arácnidos sea capaz de producir ve- po en proterosoma o gnatosoma e histerosoma o
neno para atrapar a sus presas. Sin embargo, existe idiosoma debido a modificaciones de la segmenta-
la especulación de que por lo menos una especie ción. Esta división ocurre usualmente entre el se-
de solifugos es capaz de producir veneno a través gundo y tercer par de patas. Además, los acáridos
de glándulas epidermales en las quelas, aunque es en general no poseen ojos y los quelíceros triseg-
incapaz de inyectarlo (Aruchami y Sandara-Raju- mentados pueden ser quelados, perforadores o al-
lu, 1978). Entonces, las fiebres y dolorosas heridas tamente modificados como estructuras desgarra-
provocadas por ataques de solífugos a personas o doras. Los pedipalpos son hexasegmentados y va-
ganado provienen de las infecciones secundarias rían de acuerdo al grupo taxonómico. En cuanto a
causadas por sus potentes mordidas y no a un ve- las patas, la característica general de la clase es po-
neno propio. seer cuatro pares. Sin embargo, en muchos grupos
Al igual que otros miembros de la clase Arach- éstos se reducen a tres, dos o a un par con una va-
nida, la reproducción en los solífugos puede ser riación similar en el número de segmentos, desde
por la transferencia directa o indirecta de esperma. bisegmentados hasta heptasegmentados. Finalmen-
Sin embargo, una característica única es el uso de te, también las aperturas genitales y respiratorias
los quelíceros: los machos solífugos los utilizan para varían en posición de acuerdo al grupo taxonómi-
introducir el espermatóforo en la apertura genital co (Savory, 1977; Shultz, 1990).
femenina. Existen alrededor de novecientas espe- Otra diferencia entre los ácaros y arácnidos son
cies de solífugos en el mundo divididas en 12 fa- los ciclos de vida: aunque la mayoría de las espe-
milias. En México están presentes 57 especies de cies son ovíparas, las especies de ácaros ovovivípa-
estos arácnidos, de las cuales nueve se encuentran ras y vivíparas están ampliamente representadas.
presentes en el estado de Sonora agrupadas en dos En general se presentan siete etapas en su ciclo de
familias: Familia Eremobatidae con las especies vida: huevo, prelarva, larva, protoninfa, deutonin-
Eremorhax striatus, E. kraepelini, E. palpisetulosus, fa, tritoninfa y adulto (Hoffmann, 1990). Los áca-
Eremothera sculpturata, E. drachmani, Eremochelis ros se alimentan de fluídos, ya sea por consumirlo
sonorai, E. imperialis, Hemerotrecha cazieri, y la fa- directamente o por secretar enzimas para predige-
milia Ammotrechidae con un representante, Bran- rir y transformar el alimento de sólido a líquido.
chia angustus. Aparentemente, todas estas especies Debido a esto, la mayoría de los acáridos son espe-
son endémicas al estado (Vázquez, 1996f ). cies parásitas, aunque existen algunos grupos con
dietas vegetarianas. Además, en general, los ácaros
CLASE ACÁRIDA de vida parasítica son hospederos comunes de pro-
tozooarios y otros organismos patógenos que cau-
En el estado de Sonora algunos de los nombres co- san serias enfermedades en muchos animales; por
ARTRÓPODOS TERRESTRES NO-HEXÁPODOS 303

ejemplo, especies de la familia Trombiculidae po- other Parts of Mexico. Proceedings of the California
seen larvas ectoparásitas de gran importancia, pues Academy of Sciences 1: 205-308.
algunas especies causan en el hombre serias derma- BARTH, F.G. y E.A. SEYFARTH. 1972. Compound Slit
titis además de ser vectores de mortales patógenos Sense Organs on the Spider’s leg. Journal of Com-
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como la rickettsia (Hoffmann, 1990). El orden Acá-
BEATTY, J.A. y J.W. BERRY. 1988. The Spider Genus
rida es de amplia distribución mundial, ya que es-
Paratheuma Bryant (Araneae, Desidae) Journal of
tán prácticamente presentes en todos los grupos de Arachnology 16: 47-54.
vertebrados, en casi todos los invertebrados y pue- BINFORD, G.J. y M.A. WELLS. 2003. The Phylogenetic
den vivir a muy bajas temperaturas y en monta- Distribution of Sphingomyelinase D Activity in
ñas. Debido a su complejo ciclo de vida, muchas de Venoms of Haplogyne Spiders. Comparative Bio-
estas especies de ácaros requieren de hospederos chemistry and Physiology B 135: 25-33.
únicos (Baker y Cunliffe, 1960; Elzinga y Retten- BOND, J.E. y B.D. OPELL. 1997. Systematics of the
meyer, 1970; Hyland y Moorhouse, 1970; Hoff- Spider Genera Mallos y Mexitlia (Araneae, Dicty-
mann, 1990). nidae) Zoological Journal of the Linnean Society 119:
En México se han reportando 2 343 especies 389-445.
BOUDREAUX, H.B. 1979. Arthropod Phylogeny with Spe-
en cerca de 809 géneros y 264 familias. Sin em-
cial Reference to Insects. John Wiley and Sons. Nue-
bargo, existen cientos de nuevas especies sin deter-
va York, 320 pp.
minar, por lo que la fauna acarológica de nuestro BRUSCA, R.C. y G.J. BRUSCA. 2003. Invertebrates. Sin-
país podría estimarse de una manera conservadora auer Associates, Sunderland, Inglaterra.
en por lo menos 4 500 especies (Hoffmann y Ló- BUENO-VILLEGAS, J., P. SIERWALD y J.E. BOND. 2004.
pez-Campos, 2002). Para el estado de Sonora el Diplopoda. En: J. Llorente, J.J. Morrone, O. Yá-
conocimiento de la fauna acarológica es muy esca- ñez e I. Vargas, eds. Biodiversidad, taxonomía y bio-
so, pues tan sólo existen registros de 160 especies geografía de Artrópodos en México: hacia una síntesis
agrupadas en 27 familias, lo cual representa 6.8% de su conocimiento. Vol. IV. Universidad Nacional
de las especies mexicanas. La clasificación taxonó- Autónoma de México, Comisión Nacional para el
mica de los ácaros en Sonora se presenta en las ta- Conocimiento y Uso de la Biodiversidad, México,
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formes, respectivamente. De las especies reporta-
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das en Sonora, 21.3% han sido mencionadas en- CANDIA-CARNEVALI, M.D. y R. VALVASSORI. 1982. Ac-
démicas (34 especies), siendo Trombiculidae, con tive Superconcentration in Rolling-Up Muscles of
19 especies, la familia con mayor número de en- Glomeris marginata (Myriapoda, Diplopoda) Jour-
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308 DIVERSIDAD BIOLÓGICA DE SONORA

Tabla 1. Clasificación de la Clase Diplopoda para las Tabla 2 (concluye). Clasificación para la Clase
especies presentes en el estado de Sonora Aracnida propuesta por Savory (1977)
Phyllum Arthropoda Cohorte Ricinuliaceae
Subphyllum Myriapoda Orden Ricinulei
Clase Diplopoda Cohorte Opilionaceae
Subclase Helminthomorpha Superorden Opilionoides
Orden Spirostreptida Orden Opiliones*
Familia Spirostreptidae Orden Cyphophthalmi
Orthoporus nesiotes(a)* Superorden Acaroides**
Orthoporus ornatus(a) Orden Acari
Orden Siphonophorida Cohorte Arachitarbaceae
Familia Siphonophoridae Orden Architarbi
Siphonacme pseustes(a)* Subclase Chelonethomorphae
Orden Callipodida Orden Pseudoscorpiones*
Familia Schizopetalidae Orden Solifugae*
Colactis tiburona(a) * Ordenes de arácnidos presentes en el estado de Sonora.
Colactis quadrata(b)* ** El superorden Acaroides según Savory (1977) se desconoce
como parte de la Clase Arachnida en el presente capítulo y se trata
* Especie endémica al estado de Sonora.
como otra Clase de artrópodos de acuerdo a la clasificación pre-
(a) Chamberlin, R.V. 1923; (b) Shelley, 1966.
sentada por Hoffmann y López-Campos (2000 y 2002).

Tabla 2. Clasificación para la Clase Aracnida


propuesta por Savory (1977) Tabla 3. Clasificación taxonómica de las especies
Phyllum Arthropoda arácnidas en el orden Scorpiones presentes
Subphyllum Chelicerata en el estado de Sonora
Clase Aracnida (modificado de Sissom y Hendrixson, 2005)
Subclase Scorpionmorphae Phyllum Arthropoda
Orden Scorpiones* Subphyllum Chelicerata
Subclase Arachnomorphae Clase Aracnida
Infraclase Palpigradoidea Subclase Scorpionmorphae
Orden Palpigradi Orden Scorpiones
Infraclase Arachnoidea Familia Buthidae
Cohorte Uropygaceae Centruroides exilicauda
Superorden Uropygoides Centruroides pallidiceps
Orden Uropygi Familia Diplocentridae
Orden Schizomida Diplocentrus colwelli (e)
Cohorte Aranaceae Diplocentrus gertschi
Superorden Aranoides Diplocentrus spitzeri
Orden Amblypygi* Diplocentrus williamsi*
Orden Araneae* Familia Iuridae
Superorden Kustarachoides Hadrurus arizonensis arizonensis
Orden Kustarachnae Hadrurus arizonensis pallidus
Subclase Opilionomorphae Hadrurus hirsutus (c)
Infraclase Trigonotarboidea Familia Superstitionidae
Superorden Trigonotarboides Superstitionia donensis
Orden Trigonotarbi Familia Vaejovidae
Superorden Anthracomartoides Paruroctonus baergi
Orden Anthracomarti Paruroctonus borregoensis borregoensis
Orden Haptopoda Paruroctonus stahnkei
Infraclase Opilionoidea Paruroctonus xanthus
ARTRÓPODOS TERRESTRES NO-HEXÁPODOS 309

Tabla 3 (concluye). Clasificación taxonómica de las Familia Tengellidae


especies arácnidas en el orden Scorpiones presentes Anachemmis beattyi(a)
en el estado de Sonora Sección Ecribellatae
(modificado de Sissom y Hendrixson, 2005) Familia Sicariidae
Paruroctonus mesaensis Loxosceles alamosa(b)
Serradigitus agilis Loxosceles arizonica
Serradigitus allredi Loxosceles coyote
Serradigitus hearnei Loxosceles seri
Serradigitus polisi* Loxosceles sonora
Serradigitus subtilimanus Loxosceles unicolor
Serradigitus yaqui* Familia Scytodidae
Vaejovis confusus Scytodes fusca
Vaejovis decipiens Scytodes perfecta
Vaejovis gravicaudus (d) Familia Diguetidae
Vaejovis mauryi (a)* Diguetia albolineata
Vaejovis pequeno (b)* Diguetia imperiosa
Vaejovis sonorae* Familia Plectreuridae
Vaejovis spinigerus Plectreurys tristis
* Especie endémica al estado de Sonora. Familia Segestriidae
(a) Capes, 2001; (b) Hendrixson, 2001; (c) Hadley y Williams, 1968; Ariadna bicolor
(d) Sissom, 1991; (e) Sissom, 1988.
Ariadna pragmatica
Familia Caponidae
Tabla 4. Clasificación taxonómica de las 165 especies Tarsonops systematicus
en el orden Araneae (Phyllum Arthropoda, Subphy- Subsección Trionycha
llum Chelicerata, Clase Aracnida, Subclase Arach- Familia Pholcidae
nomorphae, Infraclase Arachnoidea, Cohorte Physocyclus tanneri
Aranaceae, Superorden Aranoides) Psilochorus papago
presentes en el estado de Sonora Familia Theridiidae
Lista modificada de Jiménez (2006, com. pers.) Achaearanea hermosillo
Suborden Orthognatha Achaearaneae tepidariorum
Familia Theraphosidae Anelosimus analyticus (c)
Rhechostica helluo Anelosimus studiosus
Familia Dipluridae Argyrodes baboquivari
Euagrus pragmaticus Argyrodes elevatus
Euagrus rubrigularis Dipoena buccalis
Suborden Labidognatha Dipoena dorsata
Sección Cribellatae Dipoena malkini
Familia Filistatidae Euryopis texana
Kukulcania hibernalis Latrodectus mactans (d)
Familia Oecobiidae Parasteatoda tepidariorum (d)
Oecobius isolatoides Steatoda americana
Oecobius putus Steatoda fulva
Familia Uloboridae Steatoda medialis
Philoponella oweni Steatoda punctulata (e)
Familia Dictynidae Steatoda transversa
Mallos dugesi (m) Theridion dilutum
Mallos pallidus (m) Theridion hispidum
Mallos niveus (m) Theridion murarium
Mexitlia trivittata (m) Theridion opuntia
310 DIVERSIDAD BIOLÓGICA DE SONORA

Theridion submissum Pardosa valens


Theridula gonygaster Sosippus californicus (j)
Familia Linyphiidae Sosippus pragmaticus
Linyphantes tragicus Familia Miturgidae
Eperigone eschatologica Syspira analytica
Eperigone formosa Syspira longipes
Frontinella pyramitela Syspira synthetica
Grammonota insana Syspira tigrina
Familia Tetragnathidae Familia Oxyopidae
Metellina mimetoides Hamataliwa positiva
Familia Agelenidae Oxyopeidon absolutum
Tegenaria pagana Oxyopes acutus
Familia Desidae Oxyopes flavus
Paratheuma interaesta (f )(g) Oxyopes tridens
Familia Pisauridae Peucetia viridans
Dolomedes triton Subsección Dionycha
Tinus peregrinus Familia Gnaphosidae
Familia Trechaleidae Callilepis gertschi
Trechalea gertschi Cesonia classica
Familia Araneidae Cesonia iviei
Araneus pegnia Cesonia lugubris
Araneus pima Drassyllus arizonensis
Argiope argentata Drassyllus callus
Argiope trifasciata Eilica bicolor
Cyclosa conica Gertschosa concinna
Eriophora edax Gnaphosa sonora
Gasteracantha cancriformis Gnaphosa synthetica
Gea heptagon Herpyllus convallis
Metepeira ventura Herpyllus excelsus
Micrathena funebris Herpyllus hesperolus
Neoscona arabesca Herpyllus reservatus
Neoscona oaxacensis Micaria gosiuta
Ocrepeira globosa Micaria imperiosa
Wagneriana spicata Micaria jeanae
Wixia globosa Micaria longipes
Familia Lycosidae Nodocion eclecticus
Allocosa apora Scopoides bryantae
Arctosa serii (h) Sergiolus stella
Arctosa littoralis (h) Urozelotes rusticus
Camptocosa parallela (i) Zelotes indecisus
Lycosa adusta Zelotes lasalanus
Lycosa coloradensis Zelotes monachus
Lycosa injusta Zelotes protestans
Pardosa saltonia Zelotes reformans
Pardosa sternalis Familia Homalonychidae
Pardosa steva Homalonychus selenopoides (k)
Pardosa vadosa Homalonychus theologus (k)
ARTRÓPODOS TERRESTRES NO-HEXÁPODOS 311

Familia Liocranidae Tabla 5. Clasificación del Orden Pseudoscorpionida


Neoanagraphis chamberlini (l) para las especies presentes en el estado de Sonora
Neoanagraphis pearcei (l) Phyllum Arthropoda
Familia Anyphaenidae Clase Aracnida
Anyphaena alamos Orden Pseudoscorpionida
Aysha incursa Familia Ideoroncidae
Wulfila immaculellus Albiorix mexicanus(a)
Familia Ctenidae Familia Garypidae
Anahita punctulata Garypus sini(b)
Leptoctenus sonoraensis Familia Menthidae
Familia Selenopidae Menthus gracilis (a)*
Selenops actophilus Menthus rossi(c)
Familia Thomisidae Familia Olpiidae
Misumenops celer Serianus arboricola(c)
Misumenops devius Serianus serianus(c)
Misumenops modestus Solinus corticolus(c)
Xysticus lutzi Familia Sternophoridae
Familia Philodromidae Garyops sini(c)
Apollophanes punctipes Familia Chernetidae
Ebo mexicanus Dinocheirus arizonensis(d)
Thanatus vulgaris * Especie endémica al estado de Sonora.
Familia Salticidae (a) Banks, 1898; (b) Chamberlin, 1921; (c) Chamberlin, J.C., 1923;
(d) Castrezana y Markow, 2001.
Agassa cyanea
Dendryphantes hastatus
Dendryphantes zygoballoides Tabla 6. Clasificación taxonómica de las 40 especies
Habronattus dorsalis de la subclase Parasitiformes (Acarida) presentes en el
Habronattus mexicanus estado de Sonora. Extracción de Hoffmann y López-
Habronattus pyrrithrix Campos (2000 y 2002)
Habronattus pugillus (n)
Clase Acarida (=Acaromorpha)
Hentzia palmarum (o)
Subclase Parasitiformes
Hentzia poenitens (o)
Orden Mesostigmata (=Gamasida)
Marpissa californica
Sección Monogynaspides
Menemerus semilimbatus
Suborden Dermanissina
Metacyrba taeniola
Superfamilia Eviphidoidea
Pseudicius encarpatus
Familia Macrochelidae
Salticus scenicus
Macrocheles muscaedomesticae
Sarinda nigra
Superfamilia Ascoidea
Sassacus papenhoei
Familia Phytoseiidae
Thiodina iniquies
Euseius hibisci
Thiodina nicoleti
Superfamilia Dermanyssoidea
Thiodina hespera (p)
Familia Dermanyssidae
Tylogonus auricapillus
(a) Platnick y Ubick, 2005; (b) Binford y Wells, 2003; (c) Levi. 1956:
Dermanyssus gallinae
(d) Levi, 1959a; (e) Levi, 1959b; (f) Platnick, 1977; (g) Beatty y Berry, Familia Hirstionyssidae
1988; (h) Dondale y Redner, 1983; (i) Dondale et al., 2005; (j) Sierwald, Hirstionyssus incomptis
2000; (k) Vetter y Cokendolpher, 2000; (l) Vetter, 2001; (m) Bond Hirstionyssus triacanthus*
y Opell, 1997; (n) Masta, 2000; (o) Richman, 1989; (p) Richman y
Familia Laelapidae
Vitter, 2004.
312 DIVERSIDAD BIOLÓGICA DE SONORA

Tabla 6 (concluye). Clasificación taxonómica de las Tabla 7. Clasificación taxonómica de las ciento
40 especies de la subclase Parasitiformes (Acarida) veinte especies de la subclase Acariformes (Acarida)
presentes en el estado de Sonora. Extracción de presentes en el estado de Sonora. Extracción de
Hoffmann y López-Campos (2000 y 2002) Hoffmann y López-Campos (2000 y 2002)
Androlaelaps leviculus Clase Acarida
Androlaelaps fahrenholzi Subclase Acariformes
Laelaps nuttalli (2) Orden Prostigmata (=actinedida)
Laelaps echidninus (4) Suborden Eupodina
Familia Macronyssidae Superfamilia Tydeoidea
Cryptonyssus desultorius* Familia Tydeidae
Ornythonyssus bacoti (2) Pronematus ubiquitus
Ornythonyssus bursa (2) Suborden Eleutherengona
Familia Spinturnicidae Cohorte Raphignatha
Spinturnix mexicanus* Superfamilia Cheyletoidea
Orden Ixodida (=Metastigmata) Familia Cheyletidae
Superfamilia Ixodoidea Cheyletus fortis*
Familia Argasidae Especie indeterminada
Argas giganteus* Familia Syringophilidae
Argas sanchezi Syringophilus bipectinatus
Ornithodoros rossi Familia Demodicidae
Ornithodoros talaje Demodex bovis (2)
Ornithodoros coriaceus Demodex canis (2)
Ornithodoros nicollei Demodex equi (2)
Ornithodoros concanensis (3) Demodex folliculorum (2)
Ornithodoros hermsi (3) Demodex phylloides (2)
Otobius megnini (2) Superfamilia Tetranychoidea
Familia Ixodidae Familia Tetranychidae
Amblyomma cajennense (2) Pseudobryobia drummondi
Anocentor nitens (2) Pseudobryobia ephedrae
Aponomma elaphensis (3) Georgiobia ambrosiae
Boophilus annulatus (2) Georgiobia haplopappi
Boophilus microplus (2) Hystrichonychus gracilipes
Dermacentor andersoni (5) Hystrichonychus sidae
Dermacentor hunteri Langella mexicana
Dermacentor variabilis Langella prosopis
Dermacentor parumapertus Petrobia latens
Ixodes auritulus (4) Neotrichobia arizonensis
Ixodes brunneus (5) Eutetranychus banksi
Ixodes conepati (5) Eotetranychus deflexus
Ixodes diversifossus (5) Eotetranychus fremonti
Ixodes kingi (5) Eotetranychus guaymas*
Ixodes rugosus (5) Eotetranychus lewisi (2)
Ixodes sculptus (5) Eotetranychus malvastris
Ixodes texanus (5) Eotetranychus prosopis
Rhipicephalus sanguineus (2) Eotetranychus vaughni*
(*) Especies endémicas al estado de Sonora. Eotetranychus yumensis
(2) Especies mencionadas como «en todo el país». Mononychellus tephrosiae
(3) Especies mencionadas como «en el norte de México».
(4) Especies mencionadas como «probables en todo el país».
Oligonychus ununguis
(5) Especies mencionadas como «probables en el norte de México» Oligonychus pratensis
ARTRÓPODOS TERRESTRES NO-HEXÁPODOS 313

Oligonychus stickneyi Euschoengastoides imperfectus


Panonychus citri Euschoengastoides ryckmani*
Schizotetranychus prosopis* Euschoengastoides tanigoshi
Sonotetranychus daleae* Euschoengastoides tumidus
Tetranychus desertorum Eutrombicula alfreddugesi (2)
Tetranychus hydrangeae Eutrombicula batatas
Tetranychus turkestani Hexidionis allredi
Familia Tenuipalpidae Hexidionis jessiemae
Aegyptobia cactaceae Hexidionis lacerticola
Aegyptobia glyptus* Hexidionis navojoae*
Aegyptobia incarnatae* Hexidionis breviseta
Aegyptobia macswaini Hexidionis deserti
Aegyptobia solanum Hexidionis doremi*
Brevipalpus crotoni Hexidionis harveyi*
Familia Tenuipalpidae Hyponeocula arenicola
Brevipalpus enceliae* Hyponeocula deserticola*
Brevipalpus frankeniae* Hyponeocula imitator
Brevipalpus lewisi Hyponeocula rugosa
Brevipalpus nodiflorae Hyponeocula suaricola
Brevipalpus phoenicis Hyponeocula spathi*
Brevipalpus trinidadensis Leptotrombidium panamense
Pseudoleptus palustris Microtrombicula aequalis*
Superfamilia Eriophyoidea Microtrombicula intermedia*
Familia Eriophyidae Microtrombicula phyllodactyli
Aculops lycopersici Microtrombicula sturnirae*
Heterotergum schlingeri (3) Otorhinophyla desertorum*
Cohorte Heterostigma Otorhinophyla intrasola
Superfamilia Tarsonemoidea Otorhinophyla parvisola
Familia Tarsonemidae Speleocola davisi*
Acarapis woodi (2) Whartonacarus duplisela*
I ponemos truncatus (3) Whartonacarus nativitatis
Suborden Anystina Whartonacarus shiraii*
Superfamilia Anystoidea Superfamilia Trombidioidea
Familia Teneriffiidae Familia Trombiculidae
Teneriffia mexicana* Subfamilia Trombiculinae
Superfamilia Pterygosomoidea Tribu Schoengastiini
Familia Pterygosomidae Dermadelema furmani
Geckobiella texana (2) Dermadelema sleeperi
Hirstiella otophila Euschoengastia criceticola
Pimeliaphilus plumifer Euschoengastia numerosa*
Suborden Parasitengona Euschoengastia otophila
Superfamilia Trombidioidea Euschoengastia radfordi
Familia Trombiculidae Euschoengastia stephensi*
Subfamilia Trombiculinae Perissopalla lipoglena
Tribu Trombiculini Pseudoschoengastia smithi*
Crypticula merrihewi Subfamilia Leeuwenhoekiinae
Euschoengastoides annectens* Hannemania bufonis*
Euschoengastoides arizonae Hannemania hylae
Euschoengastoides expansellus Odontacarus tubercularis
314 DIVERSIDAD BIOLÓGICA DE SONORA

Whartonia sonorensis*
Orden Astigmata (=Acaridida)
Suborden Acaridia
Superfamilia Histiostomoidea
Familia Histiostomidae (=Anoetidae)
Histiostoma sp.
Superfamilia Acaroidea
Familia Acaridae
Rhizoglyphus echinopus
Thyrophagus longior (2)
Thyrophagus putrescentiae (2)
Suborden Psoroptidia
Superfamilia Pterolichoidea
Familia Pterolichidae
Protolichus sp. (2)
Superfamilia Psoroptoidea
Familia Psoroptidae
Chorioptes bovis (2)
Psoroptes equi cuniculi (2)
Superfamilia Listrophoroidea
Familia Myocoptidae
Myocoptes musculinus (4)
Suborden Psoroptidia
Superfamilia Sarcoptoidea
Familia Sarcoptidae
Notoedres cati (4)
Notoedres cati cuniculi (4)
Sarcoptes scabiei (2)
Sarcoptes scabiei bovis (2)
Sarcoptes scabiei equi (2)
Sarcoptes scabiei canina (2)
Sarcoptes scabiei suis (2)
Sarcoptes scabiei caprae (2)
Superfamilia Cytoditoidea
Familia Laminosioptidae
Laminosioptes cysticola (2)
(*) Especies endémicas al estado de Sonora.
(2) Especies mencionadas como «en todo el país».
(3) Especies mencionadas como «en el norte de México».
(4) Especies mencionadas como «probables en todo el país».
(5) Especies mencionadas como «probables en el norte de México».
315

BIODIVERSIDAD DE LOS INSECTOS CON ESPECIAL ÉNFASIS


EN LEPIDOPTERA Y ODONATA
RICHARD A. BAILOWITZ1 Y JOHN PALTING1

RESUMEN. Se presenta una sinopsis de los insectos identificadas y descritas al tiempo de este escrito;
de Sonora. Se incluye una reseña histórica sobre el quizás otro millón o más quedan por identificar
trabajo de campo entomológico en el estado. Se cu- (Resh y Cardé, 2003). Los insectos son adorados y
bren once de los cerca de treinta órdenes conoci- temidos, admirados y odiados por la gente de todo
dos de insectos: Coleoptera, Diptera, Dictyoptera, el mundo. Dependemos de ellos consciente o in-
Hemiptera, Homoptera, Hymenoptera, Lepidop- conscientemente, pero les tenemos pavor. Alimen-
tera, Neuroptera, Odonata, Orthoptera y Phasmi- tan a los pájaros y les pican a nuestros niños. Poli-
da. Para Odonata y Lepidoptera (mariposas y pa- nizan nuestros cultivos y transmiten enfermeda-
lomillas, en parte) se incluyen límites del rango des. Nuestro trabajo como científicos es estudiar
de distribución y endemismos y en los apéndices sus estructuras, sus hábitos, su vulnerabilidad y su
(en disco compacto) se enlistan las 130 especies de sistemática.
Odonata, 338 de mariposas, 61 de Sphingidae y El cuerpo del insecto, a grandes rasgos, se divi-
44 de Saturnidae conocidas para el estado. Se ha- de en tres secciones: cabeza, tórax y abdomen. La
cen recomendaciones para la conservación de esta cabeza posee piezas bucales con grandes diferen-
fauna en el estado. cias en forma y función. También contiene varios
apéndices sensoriales como son los palpos y las an-
ABSTRACT. The insects of Sonora are discussed in tenas, así como los ojos compuestos y los ojos sim-
general. A history of field workers in the state is ples u ocelos.
provided. Eleven of the approximately thirty known El tórax a su vez se divide en pro-, meso- y meta-
orders of insects are discussed including Coleopte- secciones y es el centro de locomoción. Tres pares de
ra, Diptera, Dictyoptera, Hemiptera, Homoptera, patas se unen aquí (en adultos de la mayoría de los
Hymenoptera, Lepidoptera, Neuroptera, Odona- taxones) que les permiten caminar, saltar, avanzar
ta, Orthoptera, and Phasmida. For Odonata and y nadar sobre o bajo el agua. También en el tórax se
Lepidoptera (butterflies and moths, in part), dis- unen las alas. La mayoría de los insectos tiene cua-
cussions on range limitations and endemicity are tro alas, las cuales, por lo común, operan como si
included and appendices (in compact disc) list all fueran dos, ya sea por al endurecimiento (v.g., Co-
130 species of Odonata, 338 of butterflies, 61 of leoptera) o vestigiación (pérdida de función, v.g.,
Sphingidae, and 44 of Saturnidae known from the Diptera) de un par. Alternativamente, muchos gru-
state. Conservation implications are provided. pos tienen dos alas en cada lado unidas de alguna
forma (v.g., Lepidoptera), de manera que funcionan
como dos alas bilobadas. Las venas de las alas, que
INTRODUCCIÓN son sus estructuras de apoyo, se usan para identifi-
car, algunas veces hasta el nivel de especie, y su dis-
Más de un millón de especies de insectos han sido posición es una característica muy útil en la taxono-
1
mía de insectos actuales y fósiles y su sistemática.
Investigador independiente.

Bailowitz, R.-A. y J. Palting, 2009. Biodiversidad de los insectos con especial énfasis en Lepidoptera y Odonata.
En: F.E. Molina-Freaner y T.R. Van Devender, eds. Diversidad biológica de Sonora. UNAM, México, pp. 315-337.
316 DIVERSIDAD BIOLÓGICA DE SONORA

El abdomen es la tercera sección del cuerpo de insectos que sufren una metamorfosis completa (hue-
un insecto. Contiene gran parte de los espiráculos vo, larva, pupa, adulto). Estos insectos desarrollan
relacionados con la respiración, el intestino para alas dentro de sus cuerpos y, antes de transformar-
digerir y excretar y los órganos reproductivos. La se en adultos, sufren una metamorfosis compleja
estructura de los órganos reproductivos quitinosos que incluye una fase pupal en la que no se alimen-
comúnmente es característica de las especies y se ta. Estos grupos avanzados de insectos contienen
usan en la identificación y clasificación. Los insec- algunos órdenes muy poco conocidos, v.g., Mecop-
tos tienen sistemas circulatorios con un corazón tera y Strepsiptera, pero también incluye los órde-
rudimentario, sistemas endocrinos y exocrinos para nes de todos conocidos, v.g., Coleoptera (pinaca-
comunicarse dentro y fuera del individuo y un sis- tes, escarabajos), Diptera (moscas), Hymenoptera
tema nervioso. (hormigas, abejas y avispas o bitachis), Lepidopte-
Podría decirse que lo más notable y único en la ra (mariposas y palomillas), Neuroptera (crisopas),
vida de un insecto es su desarrollo en fases, un pro- Siphonaptera (pulgas) y Trichoptera. Se conoce muy
ceso llamado metamorfosis. Los insectos en gene- poco sobre la mayoría de estos órdenes en Sonora,
ral se clasifican en tres superórdenes con base en a excepción de Lepidoptera, el cual se ha inventa-
este tipo de desarrollo. El superorden más primiti- riado de forma moderada, especialmente las mari-
vo, el Apterygota, con un poco o sin metamorfo- posas, palomillas de seda y esfinges (apéndices 2 y
sis, contiene cuatro órdenes, todos sin alas: Protu- 3 en disco compacto). Los órdenes Coleoptera, Dip-
ra, Collembola (colémbolos), Thysanura (lepisma, tera, Hymenoptera y Neuroptera de Sonora, aun-
tisanuros) y Diplura (dipluros). Como es de espe- que son muy poco conocidos, cuentan con algu-
rarse para una región tan poco explorada biológi- nos miembros excepcionales en el estado, los cua-
camente como Sonora, se conoce muy poco sobre les se tratan más adelante.
estos grupos primitivos y pequeños.
Exopterygota es un superorden grande en el cual
las fases inmaduras sufren una metamorfosis in- HISTORIA DE LAS ACTIVIDADES
completa para transformarse en adultos. En este ENTOMOLÓGICAS
grupo, los juveniles se parecen a los adultos y ad-
quieren sus alas externamente conforme maduran. La Ciudad de México es una de las más grandes
Este superorden incluye Dermaptera (tijerillas), del mundo y sin duda el centro académico y cul-
Dictyoptera (cucarachas, termitas y campamochas), tural más poblado de México. Por consiguiente, la
Embioptera (embidos), Ephemeroptera (moscas mayoría de las investigaciones de biólogos mexi-
efímeras), Grylloblatodea, Hemiptera (chinches canos se han concentrado en las áreas del sur-cen-
verdaderas), Homoptera (chicharras), Mallophaga tro, con muy pocas investigaciones en Sonora, 1
(corucos, piojos de las aves, masticadores), Odo- 260 kilómetros al noroeste. Esto es especialmente
nata (libélulas), Orthoptera (chapulines), Plecop- válido cuando nos referimos a inventarios de in-
tera (plecópteros), Psocoptera (piojos de los libros, sectos. C.C. Hoffmann y después A.M. Luis, J.
psocópteros), Siphunculata (piojos chupadores, Llorente, I.F. Vargas, R.G. de la Maza y M.A. Bal-
sifunculados), Thysanoptera y Zoraptera. Aunque cazar trabajaron exclusivamente con el orden Le-
de la mayoría de los órdenes de insectos en Sonora pidoptera a escala nacional. Las investigaciones en
se conoce muy poco, algunos como Odonata, re- otros órdenes son escasas y una publicación reciente
cientemente se han inventariado (véase apéndice sobre la diversidad de artrópodos terrestres de todo
1 en disco compacto). Otros órdenes con especies México señala: «todavía existen muchos taxones [...]
conocidas de Sonora incluyen Dictyoptera, Hemip- donde el conocimiento es pobre o nulo» (Morro-
tera y Homoptera, Orthoptera y Phasmida. ne y Márquez, 2008). Un estimado por Llorente
El superorden Endopterygota incluye todos los et al. (1996) determina que se necesitan cerca de
BIODIVERSIDAD DE LOS INSECTOS CON ESPECIAL ÉNFASIS EN LEPIDOPTERA Y ODONATA 317

trescientos taxónomos para estudiar los taxones nes públicas o privadas. Más recientemente, los re-
poco conocidos de México. Es evidente que para gistros son fotográficos, ya sean diapositivas, imá-
México en general y Sonora en particular, nuestro genes impresas o archivos digitales. Las imágenes
conocimiento sobre la diversidad de los insectos es se han vuelto cada vez más importantes con el rá-
muy pobre. Esto representa una verdadera opor- pido desarrollo de la fotografía digital. Actualmente
tunidad para los biólogos y entomólogos, y los muchos investigadores como J. Brock, D. Danforth
autores esperan que el gobierno y la sociedad en y R. Behrstock, entre otros, usan este sistema.
general reconozcan la importancia de entender esta Con respecto a la nomenclatura, para los lepi-
biodiversidad. dópteros diurnos seguimos, en gran parte, a Pelham
Empezando en la última mitad del siglo veinte, (2008), especialmente en los taxones con distribu-
varios entomólogos, principalmente de Arizona, em- ciones neárticas. Los nombres de especies más tro-
pezaron a visitar el estado para descubrir la diversi- picales siguen a Warren et al. (2008). La nomen-
dad de insectos de Sonora. Distinguidos entomólo- clatura de los lepidópteros nocturnos se basa en
gos exploradores de ese tiempo incluyen a M. To- Tuttle (2007), Kitching y Cadiou (2000) y Lemaire
liver, R. Holland y K. Roever, seguidos poco des- (2002), así como en una lista sin publicar de las
pués por J. Palting, R. Bailowitz, S. Prchal, D. palomillas de Sonora por M.J. Smith (1984-1987).
Danforth, S. Upson, J. Brock, D. Mullins, M. Los nombres del orden Odonata son de acuerdo a
Wilson, J. Tuttle, M. Lindberg y P. Opler. Duran- Bailowitz, et al. (en prensa). En otros taxones de in-
te ese mismo período la aplicación de un estatuto sectos se emplea la mejor nomenclatura disponi-
penal muy poco conocido: la ley «Lacey Act», se ble a los autores.
hizo más estricto. Esta ley fue introducida en la
primavera de 1900 por el senador John Lacey y
ayuda tanto a Estados Unidos como a los gobier- ÓRDENES DE INSECTOS
nos extranjeros a reglamentar la posesión y trans-
porte de animales silvestres introducidos a Estados En las siguientes secciones se proporcionan resú-
Unidos; el efecto que la Lacey Act tiene en los en- menes de los principales órdenes de insectos en
tomólogos es el limitar las colectas de investigado- Sonora. Con más detalle se trata los órdenes relati-
res de campo de Estados Unidos. En el estado de vamente mejor conocidos: Lepidoptera (maripo-
Sonora, la colecta de insectos ha sido restringida sas y palomillas, en parte) y Odonata (libélulas,
seriamente durante los últimos quince-veinte años cigarrillos).
debido a esta ley y también por el proceso tan lar-
go, burocrático y caro para obtener permisos de co- Coleoptera (pinacates, mayates, escarabajos)
lecta en México. Los registros fotográficos no re- La extrema diversidad de este orden, la amplia gama
presentan violaciones a la ley Lacey Act y han ad- de colores, tamaños y formas y su gran abundan-
quirido mayor importancia en años recientes, pero cia, sin duda hacen que los coleópteros o escaraba-
para algunos grupos de insectos no pueden reem- jos sean el grupo más fácil pero a la vez el más di-
plazar a los ejemplares, ya que es difícil realizar iden- fícil de estudiar. Generalmente se caracterizan por
tificaciones a nivel de especie. tener las dos alas anteriores (élitros) endurecidas y
sin venas, simulando de este modo más una arma-
dura que alas y protegiendo al cuerpo de la abra-
MÉTODOS sión y sequedad. Los escarabajos emplean una gran
variedad de tácticas para engañar a sus enemigos,
Los registros de insectos de Sonora pueden ser de usando cripsis (camuflaje), alteraciones (reflexión
dos formas. Antes de 1990, los insectos se colecta- de la luz), mimetismo y coloraciones de adverten-
ban como ejemplares y se depositaban en coleccio- cia (aposemática). Dependiendo de la estrategia, los
318 DIVERSIDAD BIOLÓGICA DE SONORA

escarabajos pueden ser de color café, negro, verde, mente una especie sin describir del género Dina-
plateado o dorado, usando coloraciones crípticas o pate. La mayoría de los miembros de esta familia
modificadas para impedir que los depredadores los son plagas pequeñitas (de cinco a diez milímetros)
encuentren. Otros tienen fantásticos tonos naran- que viven en madera seca, donde la larva perfora
ja, rojo, negro y verde y azul metálico. Estos colo- agujeros produciendo un polvo característico. Los
res generalmente significan que la especie se de- miembros del género Dinapate miden de tres a cin-
fiende con químicos o está imitando a otro animal co centímetros cuando son adultos y perforan el te-
que es peligroso o tiene sabor desagradable (v.g., jido vivo de las palmas. El barrenador gigante de
avispa o abeja). las palmas (Dinapate wrightii) se conoce de unos
La mayoría de los escarabajos son herbívoros o cuantos cañones desérticos aislados en California,
detrítivoros, unos cuantos son depredadores y to- donde usa las palmas abanico de California (Was-
davía menos son los parásitos de otros insectos. hingtonia filifera) como hospedera. Los Dinapate
Aunque la mayoría son inofensivos y benéficos, encontrados asociados a palmas como Brahea niti-
algunos causan daños en cultivos, bosques y pro- da en Sonora son de tamaño similar y de hecho
ductos almacenados como granos (Phillips y Co- pueden ser D. wrightii, aunque se necesitan mayo-
mus, 2000). No son transmisores de enfermeda- res estudios. Estos escarabajos son de color café os-
des y rara vez son perjudiciales a los humanos. Se curo a negro, cilíndricos y tienen la cabeza hacia
conocen trescientas cincuenta mil o más especies abajo, debajo de un pronotum como capucha. Las
en el mundo (Resh y Cardé, 2003) subdivididas cubiertas de las alas tienen crestas reducidas con
en 166 familias (Burnie y Wilson, 2005). Los es- un patrón punteado y puntos salientes en la parte
carabajos se pueden encontrar en una gran varie- posterior.
dad de hábitats: en agua, debajo de troncos y pie-
dras, en flores, volando o caminando en el suelo. Buprestidae
Los exudados de árboles (cuando a un árbol con Uno de los más grandes escarabajos barrenadores
una lesión le escurre savia) frecuentemente son metálicos del mundo, Euchroma gigantea, se en-
atractivos a una variedad de escarabajos en Sono- cuentra desde Sonora hacia el sur en Sudamérica,
ra. Muchas especies de escarabajos también se acer- siempre en las inmediaciones de sus plantas ali-
can a las lámparas en la noche, los cuales serían menticias, Bombax o Pseudobombax. Estos escara-
muy difíciles de ver de otro modo. bajos de ocho centímetros de largo y colores de
Se desconoce el número total de especies de es- arco iris son muy llamativos cuando vuelan en la
carabajos en Sonora, pero la investigación taxonó- selva baja caducifolia. También se congregan en
mica continúa, aunque de manera muy lenta (v.g., enjambres de apareamiento cerca de la base del
Navarrete-Heredia, 2003). Como ejemplo, estu- tronco del cuajilote (Pseudobombax palmeri). Todo
dios recientes sobre la diversidad de insectos acuá- el cuerpo de estos escarabajos es metálico: arriba,
ticos en la sierra El Aguaje al norte de San Carlos abajo, incluso debajo de la cubierta de las alas (éli-
(Bogan y Lytle, 2008) dieron como resultado 35 tros). Algunas tribus indígenas de Sudamérica usan
taxones de escarabajos acuáticos en esa cordillera los élitros como joyas.
desértica, muestreados en una gran variedad de ti- Otro miembro de la familia Buprestidae me-
najas, oasis, riachuelos, etcétera. Lo siguiente es una nos visible, pero precioso, se conoce de los alrede-
descripción breve de algunos de los coleópteros más dores de Álamos: Colobaster sp. aff. aureoviridis,
sobresalientes de Sonora, organizados por familia. de color verde metálico; en ocasiones se ha visto
en el pueblo La Aduana, normalmente asociado
Bostrichidae con higueras (Ficus sp.). Este escarabajo vuela y
Las palmas nativas de Sonora albergan una gran camina nerviosamente entre las ramas de Ficus. Su
cantidad de miembros de esta familia y posible- nombre específico y su historia de vida aún están
BIODIVERSIDAD DE LOS INSECTOS CON ESPECIAL ÉNFASIS EN LEPIDOPTERA Y ODONATA 319

por determinarse, pero éste es otro insecto intere- dos Unidos incluyen C. adelaida (verde con patas
sante de Sonora con afinidades tropicales. y rayas café rojizas) y C. beckeri (verde claro; los
machos tienen el fémur posterior muy agranda-
Cerambycidae do). Chrysina beckeri ocurre sólo localmente cerca
Los escarabajos de cuernos largos incluyen algu- de la frontera con Chihuahua y es más común en
nos de los coleópteros más espectaculares del mun- las zonas más altas de la Sierra Madre Occidental
do. Cientos de especies ocurren en Sonora y algu- en Chihuahua que en Sonora.
nas son muy conocidas incluso para los observa-
dores casuales, ya que localmente se les llama «to- Scarabaeidae (Tribu Dynastini)
ritos». El precioso Trachyderes (Dendrobias) mandi- Las tierras bajas, especialmente a lo largo de los
bularis, de color anaranjado con negro, le hace ho- arroyos desérticos, son el hábitat de Megasoma pa-
nor a este nombre común, toda vez que los ma- checoi. Estos grandes «escarabajos elefante», de co-
chos tienen dos grandes mandíbulas que parecen lor café oscuro y cornudos, generalmente se encuen-
cuernos de toro. Esta especie típicamente se en- tran asociados con palo brea (Parkinsonia praecox)
cuentra en altitudes bajas a medias en todo el esta- en los meses de otoño. Los machos pelean por do-
do y la atraen frutos y exudados de árboles. Tam- minar las ramas de los árboles, usando sus cuernos
bién en frutos y exudados, aunque menos común, para tumbarse unos a otros. Otro Megasoma, el di-
se encuentra Stenaspis verticalis de color verde y minuto M. punctulatus, también ocurre en Sonora
anaranjado metálico. en altitudes bajas a medias, asociado con mezquite
Donde hay bebelamas y tempisques (Sideroxylon (Prosopis). Estos escarabajos están más estrechamen-
persimile y S. tepicense), también probablemente se te relacionados con el escarabajo elefante (M. ele-
encuentren Plinthocoelium suaveolens plicatum, es- phas), mucho más grande, del sur de México y de
carabajos brillantes de color verde y rojo metáli- América Central.
cos. Estos escarabajos siempre se ven en o cerca de Los cañones con palmas en la esquina sureste
estos árboles durante el verano. Los machos tienen más tropical de Sonora son el hábitat de otro esca-
antenas muy largas y las hembras más cortas. rabajo cornudo espectacular, Golopha pusillus. Sus
Uno de los «toritos» más grandes y más impre- machos tienen dos cuernos, uno más grande que
sionantes en el estado es Oropyrodes maculicollis, el otro, que usan para empujarse de las ramas. Tam-
que se encuentra en las zonas más altas de Yécora. bién se sabe que los machos se congregan en un
Estos gigantes escarabajos diurnos, anaranjados, tipo de enjambre de apareamiento llamado lek (M.
con patas moradas metálicas, vuelan entre los pi- Wilson, 2008, com. pers.), donde las hembras pue-
nos. La fase larval se encuentra en pinos secos y den «escoger» su macho del grupo reunido. Los ma-
está reportado que era el alimento favorito del pá- chos, más grandes, evidentemente mejor alimen-
jaro carpintero imperial (Campephilus imperialis) tados cuando larvas, tienen cuernos más largos y
actualmente extinto (Brown y Clark, 2005). se les llama «machos mayores» y a los machos más
pequeños se les conoce como «machos menores».
Scarabaeidae (Tribu Rutellini) Se presume que el tamaño del escarabajo y su cuer-
En las zonas altas de la Sierra Madre Occidental no le da una ventaja durante el proceso lek de se-
hay varias especies de los «escarabajos joya» del lección de pareja. Las localidades específicas para
género Chrysina. Chrysina gloriosa (verde con ra- este escarabajo incluyen Choquincahui y Rancho
yas plateadas metálicas), C. leconti (verde y color Santa Bárbara al este de Álamos.
cobre debajo) y C. beyeri (verde claro con patas
moradas metálicas) son especies que se encuentran Scarabaeidae (Tribu Goliathini)
en esta área, así como en las sierras del sureste de Existen sólo unos cuantos representantes de esta
Arizona. Especies que no se encuentran en Esta- tribu en América, la que incluye los famosos esca-
320 DIVERSIDAD BIOLÓGICA DE SONORA

rabajos goliat del África tropical. Se sabe que So- moleculares muestran que están estrechamente re-
nora tiene una especie, el bello Neoscelis dohrni, lacionados con una cucaracha de la madera como
verde oscuro e iridiscente. Esta especie se conoce ancestro común (Cryptocercus; Lo et al., 2000). Bla-
en el estado sólo de la esquina en el extremo sures- tteria se divide en seis familias (cuatro mil especies
te camino al rancho Santa Bárbara, al noreste de en el mundo), Isoptera en ocho familias (dos mil
Álamos. Los machos tienen sus miembros ante- seiscientas especies) y Mantodea en por lo menos
riores alargados y cubiertos con pelo anaranjado. nueve familias (dos mil especies). Aunque Blatte-
Se han observado volar sobre las copas de los gran- ria e Isoptera se consideran como insectos plaga,
des encinos (Quercus subspathulata) en octubre, for- sólo unas cuantas especies impactan negativamen-
mando grupos (quizás leks) en las ramas más altas. te a los humanos y la mayoría de las especies nati-
Machos mayores y menores se encuentran en es- vas son carroñeras benéficas. En el orden Manto-
tos grupos; la variación de tamaño se da en el cuer- dea todos son depredadores de otros insectos y pre-
po y en el largo de sus miembros anteriores, en vez sas pequeñas y generalmente se consideran benéfi-
de los cuernos. Las hembras, también de color ver- cos. Este grupo de organismos grande y diverso es
de oscuro metálico, no tienen los exagerados miem- prácticamente desconocido en Sonora y se espera
bros anteriores. que sea inventariado por las generaciones de futu-
ros biólogos. Unos cuantos miembros de Blatteria
Scarabaeidae (Tribu Gymnetini) mencionados más adelante han llamado la aten-
Gymnetis cretacea se encuentra en Sonora y el su- ción de los autores y son indicadores de la interesan-
reste de Arizona y se relaciona con el «escarabajo te biodiversidad que esperamos que sea descubierta
de la fruta» (Cotinus mutabilis) común y de color en Sonora.
verde. Estos atractivos escarabajos blanco y negro Por lo menos dos especies de cucarachas tropi-
típicamente vuelan, durante los meses del verano, cales han sido registradas de Arroyo Verde cerca del
sobre las copas de los árboles en los encinares y zo- rancho Santa Bárbara. Este cañón, conocido por
nas ribereñas. Las cubiertas de las alas (élitros), a su ser el límite septentrional de árboles tropicales, tie-
vez, están cubiertas con finas escamas, con lo que ne por lo menos una especie diurna de cucaracha
parece que el escarabajo estuviera envuelto en ter- que mimetiza a una avispa (Pseudophyllodromia sp.)
ciopelo. A los adultos les atrae la orina de los roe- que revolotea sobre arbustos de hoja ancha del so-
dores que anidan en los árboles, principalmente ar- tobosque, aterrizando en la superficie superior de
dillas (Sciurus sp.) y ratas de campo (Neotoma sp.), las hojas y agitando sus antenas unidas de manera
por lo que las hembras activamente buscan sus ni- semejante a una avispa. Una cucaracha verde bri-
dos, por lo común dentro de los brazos huecos y llante, posiblemente una especie de Panchlora, tam-
muertos, para ovipositar. Las larvas de los escara- bién está activa durante el día en la misma área. Es-
bajos posteriormente se alimentan de la vegetación tas dos especies claramente tienen afinidades neo-
en descomposición y heces fecales en el nido, al tropicales y merecen investigación más detallada.
mismo tiempo que son protegidas del exterior. Otra cucaracha fascinante de Sonora habita en-
tre las espinosas hojas del sotol (Dasylirion spp.), ob-
Dictyoptera (cucarachas, termitas viamente para protegerse. Identificada por lo pron-
y campamochas) to como Nyctibora sp., esta cucaracha negra inca-
paz de volar es muy difícil de atrapar, ya que cuan-
El orden Dictyoptera incluye tres grupos de insec- do se le perturba inmediatamente se esconde más
tos: las cucarachas (Blatteria), las termitas (Isopte- adentro entre el espinoso sotol. Estas cucarachas es-
ra) y las campamochas (Mantodea). Estos grupos tán muy alertas y activas durante el día, a pesar de
algunas veces se consideran órdenes por sí mismos, su color. Otra cucaracha neotropical (N. acacia) de
pero la evidencia fósil junto con datos ecológicos y Costa Rica está asociada a las hormigas de las aca-
BIODIVERSIDAD DE LOS INSECTOS CON ESPECIAL ÉNFASIS EN LEPIDOPTERA Y ODONATA 321

cias que viven en las espinas de las plantas y de- llera desértica. En las inmediaciones del rancho San-
pende de la protección que le brindan las hormi- ta Bárbara al sureste de Álamos, un inventario ge-
gas. Esta cucaracha también pega su ootheca (sa- neral de los dípteros con énfasis en las moscas esti-
cos de huevos) a la acacia, claramente también por lete (Therevidae) está siendo encabezado por Mi-
la protección que proporcionan las hormigas inqui- chael Irwin, investigador asociado del Arizona-So-
linas (Deans y Roth, 2003). nora Desert Museum en Tucsón, Arizona. Aparte
de estos estudios, los autores no tienen conocimien-
Diptera (moscas) to de otras investigaciones importantes realizán-
dose sobre Diptera de Sonora.
Uno de los órdenes con más especies, Diptera, es Un registro de Diptera que vale la pena men-
conocido de todos y, en muchos casos, visto en for- cionar es la mosca gigante en el género Pantophthal-
ma negativa. Algunas moscas son dañinas a los cul- mus del este de Yécora. Una hembra de cerca de cin-
tivos y otras transmiten enfermedades, sobre todo cuenta milímetros de largo fue capturada en julio
en climas cálidos. Las moscas de varias familias pue- mientras volaba lentamente sobre el suelo en el bos-
den picar a los animales (incluyendo ganado y hu- que de pino-encino en el día. Este pequeño grupo
manos) e incluso requieren alimentarse de anima- de moscas se limita a la zona neotropical, con 22
les de sangre caliente para el desarrollo apropiado especies registradas en América Central y América
de sus huevos. La mayoría de las moscas son pe- del Sur. La especie P. roseni se considera una plaga
queñas, pero sus ojos compuestos son relativamente del encino roble o rojo (Quercus germana) en Ta-
grandes. La función y forma de sus piezas bucales maulipas y se le conoce como «barreno de los en-
varía ampliamente de una familia a otra, incluyen- cinos» (Sánchez-Ramos et al., 2006). Antes del re-
do las estructuras especializadas para chupar, la- gistro de Yécora, Tamaulipas era la parte más al
mer, cortar, penetrar, raspar, etcétera. Algunas mos- norte donde un miembro de este género había sido
cas son benéficas como parásitos o depredadores reportado. Las moscas evidentemente ponen sus
de insectos dañinos o contribuyen a la biodegra- huevos en árboles vivos donde la larva excava gale-
dación de suelos y detritos, otras polinizan las flo- rías profundas en la madera, alimentándose del
res y más o menos todas son una fuente de alimen- xilema. Los encinos están reportados como la planta
to para los pájaros, reptiles, anfibios, etcétera. Las alimenticia favorita de estas moscas, de modo que
fases de vida de algunas especies que se alimentan puede asumirse que los encinos están siendo utili-
de carroña son útiles en estudios forenses. Como zados por la especie sonorense aún sin identificar.
lo indica el nombre, una característica importante
de todas las moscas es la sustitución de las alas pos- Hemiptera (chinches verdaderas)
teriores por estructuras llamadas halteres, que fun-
cionan más como balancines que como alas, por Éste es un orden muy diverso con cerca de treinta
lo que dan la apariencia de que estos insectos tie- mil especies, tanto terrestres como acuáticas y con
nen dos alas en vez de cuatro. una distribución mundial (Arnett y Jacques, 1981).
Con más de ciento veinte mil especies descri- El orden Hemiptera contiene principalmente in-
tas mundialmente, el orden Diptera se ha dividido sectos pequeños, algunos de ellos fitófagos (que se
en aproximadamente ciento treinta familias; más alimentan de plantas) y otros depredadores. La mi-
de cinco mil especies se supone que ocurren en So- tad de sus alas anteriores está endurecida y sin mem-
nora. A la fecha se han realizado muy pocos estu- branas, de donde proviene el nombre del orden. To-
dios exhaustivos de las moscas de Sonora. Un tra- dos los hemípteros, o chinches verdaderas, tienen
bajo reciente en la sierra El Aguaje al norte de San un aparato bucal en forma de pico en la parte ven-
Carlos (Bogan y Lytle, 2008) resultó en 45 espe- tral del cuerpo que es utilizado para succionar. Unos
cies de moscas acuáticas en los oasis de esa cordi- pocos son chupadores de sangre, entre los que se
322 DIVERSIDAD BIOLÓGICA DE SONORA

incluyen las chinches de cama y especialmente la Homoptera (chicharras, chicharritas y otros)


chinche triatominae en la familia Reduviidae (Ebe-
ling, 1978). Los reduviidos son los vectores de la Los homópteros, o chicharras y sus parientes, al-
enfermedad de Chagas, un padecimiento de las gunas veces se consideran un subgrupo de Hemip-
regiones tropicales que llega a Sonora. Alrededor tera. Están formados por la agrupación general de
de ocho o más especies de este tipo de chinches –el cuarenta mil a cincuenta mil especies de todo el mun-
género Triatoma y sus parientes– se han registrado do, separados en numerosas familias. Los miembros
en Sonora. Estos incluyen Dipetalogaster maxima, típicos de este orden son conocidos por los obser-
Triatoma recurva, T. incrassata, T. longipennis, T. vadores casuales como chicharras, áfidos, psílidos,
protracta, T. sanguisuga, T. sinaloensis y T. rubida moscas blancas, escamas, etcétera; algunos son da-
subsp. sonoriana. Todos ellos son vectores compe- ñinos a los cultivos. El orden en Sonora es poco
tentes de Chagas, excepto T. rubida, que no defeca conocido, pero hay dos especies de interés y se pre-
mientras se alimenta, por lo que no transmite el sentan a continuación.
protozoo causante de la enfermedad al sitio de la Las inmediaciones del rancho Santa Bárbara son
picada (Cruz-Reyes y Pickering-López, 2006). el hábitat de un miembro llamativo de este orden,
Varios grupos de hemípteros han adoptado es- en la familia Fulgoridae. Cerogenes auricoma es co-
tilos de vida acuáticos y dos estudios recientes de nocido en Sonora sólo de esta área, pero su rango
estos taxones acuáticos se han realizado en Sonora. se extiende hasta América del Sur. Estos insectos vi-
El primero, en las cordilleras montañosas áridas al ven en el dosel de los árboles donde succionan sa-
norte de San Carlos (Bogan y Lytle, 2008), resultó via con sus piezas bucales en forma de popote. La
en 25 especies en diez familias. El segundo, exami- característica más notable de Cerogenes son las lar-
nando las chinches acuáticas de cuerpos de agua gas colas blancas, las que de hecho están hechas de
en movimiento de casi todo el estado (Bogan, 2008, secreciones de cera producidas mientras se alimen-
com. pers.), reveló 44 especies en doce familias, de ta. Estos apéndices secretados, evidentemente asus-
las cuales la familia Notonectidae es la que contie- tan o confunden a los pájaros y otros depredadores
ne más especies. y se pueden cortar sin dañar al insecto. El cuerpo sin
Indudablemente Sonora tiene una gran diver- las colas mide 25-40 milímetros; las alas son azul
sidad de especies terrestres de Hemiptera que es- cobrizo, el tórax amarillo-naranja brillante y los ojos
peran ser identificadas, pero aún no se emprende de color rojo vivo. Cerogenes es un pariente cercano
un inventario completo de este grupo. Una fami- de la famosa «machaca», «mariposa caimán» (Ful-
lia, la de las chinches apestosas (Pentatomidae), gora laternaria), que también secreta colas de cera.
secreta un mal olor cuando se les molesta, aparte Aún no se conoce la planta alimenticia de Ceroge-
de eso son inofensivas. Una especie llamativa co- nes en Sonora, pero los adultos son atraídos a las
nocida por los autores es una chinche apestosa gran- lámparas de vapor de mercurio.
de y colorida que se encuentra asociada con varias Otro miembro de Homoptera llama la aten-
especies de Randia (Rubiaceae). La distribución de ción debido a que se aglutina en grandes masas en
esta chinche, Pharypia pulchella, se extiende hacia su planta alimenticia. Los Margaroiidae, también
el sur hasta América Central. Los adultos destacan conocidos como cóccidos gigantes, son un tipo de
por sus colores anaranjado y negro brillantes y mi- insecto escama relacionado con la mejor conocida
den aproximadamente 2.4 centímetros de largo. cochinilla de Opuntia. La especie sonorense aún
Es el representante más al norte de este género tro- no se ha identificado y se encontró en masas en las
pical y tiene una amplia distribución en los hábi- inmediaciones de Álamos, pegadas a los troncos
tats de selva baja caducifolia (SBC) en el estado, siem- de papelío (Jatropha cordata). Estos insectos mi-
pre asociada con su planta alimenticia Randia, de den cerca de dos centímetros y están cubiertos con
la cual hay siete especies en Sonora. un polvo blanco, pero cuando llueve el polvo se
BIODIVERSIDAD DE LOS INSECTOS CON ESPECIAL ÉNFASIS EN LEPIDOPTERA Y ODONATA 323

lava y revela el integumento rojo brillante del in- Esta área fue escogida debido a la yuxtaposición
secto. Nunca se pensaría que las brillantes «bayas» de biomas xéricos y mésicos en una distancia cor-
rojas o blancas y oblongas en los troncos de Jatro- ta. Se estudió la diversidad de esta fauna de abejas
phas fueran insectos, pero cuando se examinan de (Minckley, 2008) y se hicieron comparaciones den-
cerca, tienen seis patitas debajo. La planta alimen- tro del mismo valle y entre el valle y un sitio mésico
ticia, así como el color rojo brillante, sugiere que de tamaño comparable de la región norcentral de Es-
estos insectos son desagradables a los pájaros y otros tados Unidos. Se analizaron los grupos de abejas so-
depredadores. Grupos de cientos de insectos en va- ciales y asociales y se examinaron las especies de vi-
rias fases de desarrollo se han observado en papelío da larga contra las de vida corta, así como las espe-
a finales del otoño. cies colectoras de polen y las no colectoras. Se en-
contraron un total de 383 especies en 69 géne-
Hymenoptera (hormigas, abejas, avispas) ros en el sitio Sonora-Arizona con cuatro taxones
adicionales sin describir. A pesar de problemas de
Las hormigas, abejas y avispas componen el orden identificación en algunos de los géneros más di-
Hymenoptera. Estos insectos son al mismo tiem- versos y difíciles, la alta diversidad del pequeño valle
po desconocidos y familiares, temidos y necesarios. sonorense excede en gran medida la comunidad
La abeja europea introducida (Apis mellifera), ac- más mésica del este de Estados Unidos. Se piensa
tualmente casi reemplazada en Sonora por la sub- que el factor responsable de esta diversidad de es-
especie africanizada, es invaluable para los agricul- pecies es el régimen bimodal de lluvias de Sonora.
tores y los productores mundiales de alimentos tan- La variedad de tamaños, formas y colores de las flo-
to por ser una fuente de miel como por ser un po- res aumenta con las estaciones pluviales separadas
linizador de cultivos. La sociabilidad de las abejas y esta diversidad floral requiere de diferentes me-
y muchas otras especies de himenópteros es un fe- dios de acceso y, por lo tanto, de una mayor rique-
nómeno común. El cuidado de las crías y el siste- za de especies de abejas para polinizar estas flores.
ma de castas prevalecen en estos himenópteros so- Algunas de las especies de abejas más notables
ciales. Las abejas no sociales representan aproxi- de Sonora conocidas hasta ahora son las bellas abe-
madamente 95% de estas especies (Ebeling, 1978). jas de las orquídeas, de color azul verde metálico
Cerca de doscientas mil especies de himenóp- (Apidae: Euglossini). La especie descrita reciente-
teros, divididos en más de noventa familias, ocu- mente, Eufriesia micheneri, es azul iridiscente con
rren en todo el mundo (Burnie y Wilson, 2005). cara verde brillante. Se encuentra en todo el norte
Algunas especies son parásitas, otras depredadoras de la Sierra Madre y parece ser la abeja de las or-
y muchas son polinizadoras. Las hembras de mu- quídeas más numerosa y con más amplia distribu-
chas especies son capaces de picar y tienen un ve- ción en Sonora. Euglossa viridissima, de un color
neno sorpresivamente potente para criaturas tan verde metálico uniforme, y Exaerete azteca, una azul
pequeñas. Las comadritas u ollitas (Mutillidae) y metálico, clepto-parásito de otras abejas de las or-
el caballito del diablo (Pompilidae) son notables quídeas, están presentes en el estado, así como la
por sus potentes picadas. Las hormigas verdaderas negra aterciopelada con anaranjado Eulaema po-
(Formicidae), con una gran diversidad de especies lychroma.
en Sonora, tienen la capacidad de picar y aguijo- Algunas de las avispas sociales más notables pre-
near. Muchas especies prefieren la vida en colonias sentes en el estado incluye el bitachi más grande
y tienen un complicado sistema de generaciones y del mundo, Polistes carnifax. Estas avispas, gene-
castas que se traslapan en la misma colonia. ralmente amarillas, miden tres centímetros de lar-
Recientemente se realizó un estudio sobre las go, construyen un nido clásico de células de papel
abejas del Valle de San Bernardino en el extremo colgado de un pedicelo en un lugar protegido como
noreste de Sonora y el área adyacente de Arizona. un refugio rocoso. Conocidos por ser muy bravos,
324 DIVERSIDAD BIOLÓGICA DE SONORA

Polistes instabilis hacen un nido de células de papel tán los mochomos (Atta mexicana). Columnas de
inclinado hacia abajo desde la punta de un pedice- hormigas obreras y soldados salen de los hormigue-
lo (en vez del diseño de sombrilla invertido de la ma- ros en busca de vegetación. Los trozos de hojas los
yoría de Polistes). Polistes instabilis generalmente cons- llevan al hormiguero para nutrir los jardines de hon-
truye sus nidos en arbustos de la SBC y frecuente- gos de los que estas hormigas se alimentan. Con-
mente a nivel de los ojos, lo que da por resultado forme las hojas son consumidas por los hongos, és-
encuentros incómodos entre los bitachis enojados tas se llevan a la superficie y se acumulan en mon-
y gente que camina por el monte. Las imponentes tones de desecho. Estos basureros sirven a su vez
fortalezas de papel de otra avispa, Polybia occiden- como refugio para una gran variedad de insectos y
talis, son bien conocidas en la parte sur de la enti- vertebrados. Un coleóptero degradador (Ptichopus
dad, donde se encuentran tanto en árboles como angulatus) vive y cría su larva en estos desechos. De
en acantilados. Estas avispas construyen una con- manera interesante, un hongo (Trichomycetes) en
cha de papel sobre los nidos, los que por lo general el intestino de los adultos y las larvas ayuda a dige-
son del tamaño de una pelota de básquetbol, algu- rir la celulosa de su dieta (Lictwardt, 1986). Estos
nas veces redondas, pero con frecuencia estrecha y escarabajos también se comunican entre sí y con
alargada cuando está construida en refugios roco- las larvas por medio de una serie de chillidos audi-
sos. Los nidos construidos en refugios rocosos pro- bles. Cuando un grupo de adultos y larvas son ame-
tegidos pueden durar años, incluso después de que nazados (como cuando se destruyen los basureros),
han sido abandonados el «chillido» combinado de los insectos puede ser
La diversidad de hormigas en Sonora es nota- muy desconcertante. La culebra aceitosa de anillos
ble y un estudio por Bestelmeyer y Schooley (1999) blanco y negro (Sympholis lippiens) es un depreda-
documentó 39 especies en 21 géneros en tan sólo dor de las larvas de estos passalidos y depende de
un área de estudio en el centro de Sonora, en las in- su piel aceitosa para alejar a las hormigas (Van De-
mediaciones de La Colorada. Los autores hacen no- vender y Lawler, 1996). Al iniciar la estación de
tar que la diversidad total de especies para el área se lluvias, los hormigueros de Atta explotan con re-
estima entre 47 y 49 especies, «una diversidad de productivos alados, machos y reinas futuras, las que
especies mucho mayor que la reportada para otros se dispersan y se aparean. Después de aparearse, las
hábitats de zonas áridas en América del Norte». reinas tiran sus alas y empiezan una colonia nueva,
Un registro de hormiga interesante de Sonora inoculándola con una bolita de hongo que lleva-
es Pachycondyla villosa, una neoponera grande tro- ron debajo de la cabeza desde la colonia madre. El
pical (alrededores de Álamos). Se sabe que esta es- tamaño de las hormigas aladas combinado con su
pecie ocurre desde el extremo sur de Texas hasta abundancia, hace que estos vuelos nupciales sean
Argentina. Es una especie que anida en cavidades, muy llamativos.
por lo general en madera seca y huecos de plantas,
las cuales defienden agresivamente si se les moles- Lepidoptera (mariposas y palomillas)
ta. Una característica poco común de las colonias
de Pachycondyla es que con frecuencia tienen dos El orden Lepidoptera consta de dos subórdenes:
reinas, una alfa y otra beta (Trunzer et al., 1998). La Rhopalocera (mariposas, cerca de dieciséis mil es-
casta centinela, la que busca el alimento, está com- pecies) y Heterocera (palomillas, más de ciento cin-
puesta de individuos feroces, depredadores arbó- cuenta mil especies) y sin duda se encuentra entre
reos, que patrullan los árboles y capturan cualquier los grupos más familiares de insectos del mundo.
presa pequeña que puedan someter. Los negros cen- Prácticamente todos los miembros de este orden
tinelas miden cerca de dos centímetros de largo y son terrestres y fitófagos, a diferencia de Odonata,
pueden causar una picada dolorosa si se les molesta. el otro orden de insectos en el estado para el cual
Entre las hormigas más conocidas de Sonora es- se proporciona un listado casi completo. Por estas
BIODIVERSIDAD DE LOS INSECTOS CON ESPECIAL ÉNFASIS EN LEPIDOPTERA Y ODONATA 325

razones, su ubicación en el superorden Endoptery- quez, H. Pérez, C. Beutelspacher, R. de la Maza y


gota, pero especialmente debido a su accesibilidad J. de la Maza, y continuó en las décadas siguientes
y familiaridad, se exponen en este capítulo. El su- con entomólogos como J. Llorente, A. Luis, I.
borden completo de mariposas y las dos familias Vargas y H.A. Freeman.
mejor conocidas de palomillas –Sphingidae (esfin- La investigación sobre las mariposas de Sonora
ges) y Saturniidae (palomillas de seda)– se tratan a empezó formalmente alrededor de 1980. Con
continuación. menos de treinta años de documentación intensi-
va, el total de especies de Sonora ha superado a las
Mariposas de Arizona, justo al norte en Estados Unidos. Los
Debido a que todas las mariposas se alimentan de datos más recientes contienen 331 especies para
plantas en su estado larval y comúnmente los adul- Arizona (Bailowitz y Brodkin, 2007) y una lista
tos viven del néctar, están muy vinculadas a la vida vigente basada en datos de J. Brock et al. cita 338
vegetal de una región. La flora de Sonora varía en especies de Sonora (2008, com. pers.) (apéndice 2
gran medida con la precipitación, temperatura, en disco compacto). Siete familias de mariposas se
altitud, sustrato geológico, y otros factores abióti- encuentran en Sonora (tabla 1): hespéridos (Hes-
cos, y la diversidad de mariposas se rige estrecha- periidae), colas de golondrina (Papilionidae), azu-
mente por la complejidad del microhábitat. Como fradas y blancas (Pieridae), licénidos (Lycaenidae),
resultado del regimen bimodal de lluvias, las plan- riodínidos (Riodinidae), hocico (Libytheidae) y
tas florecen durante el monzón de verano a mitad patas cepillo (Nymphalidae).
del año y durante y después de las lluvias de invier-
no. Secuencias de generaciones nuevas de maripo- Tabla 1. Riqueza de especies de las familias
de mariposas en Sonora
sas son programadas para aprovechar tanto la tem-
porada de brotación como la de floración, de tal mo- Familia Total de especies
do que la oviposición puede lograrse cuando las Hesperiidae 143
Nymphalidae 77
hojas están tiernas y los adultos también puedan
Lycaenidae 51
alimentarse de las flores mientras dura la floración. Pieridae 31
Los veranos con precipitación pluvial por arri- Riodinidae 26
ba de lo normal o con totales de lluvia considera- Papilionidae 9
bles, en áreas que generalmente no reciben tanta llu- Libytheidae 1
via, causa la expansión temporal de rangos de dis- Total 338
tribución tanto en Sonora como en el suroeste de
Estados Unidos. Las estaciones subsecuentes con pa- Con trabajo de campo adicional se espera que
trones más secos de lo normal y menos floración el número total de especies de mariposas en Sono-
contraen estos rangos. Las poblaciones de maripo- ra alcance 360 o más. Una docena de especies con
sas responden a los cambios de la brotación de las fuertes afinidades neárticas ocurren en Arizona al
plantas. Este fenómeno de expansión y contracción norte de la frontera con Sonora y aún no se han re-
de los rangos de las mariposas es evidente de ma- gistrado en el estado. Las áreas cerca de la frontera
nera extrema en Sonora, debido especialmente a la este con Chihuahua tienen una gran diversidad de
yuxtaposición estrecha de los climas secos y hú- especies y deberán producir de cinco a diez espe-
medos, períodos fríos y cálidos, la gran variación cies adicionales con nexos con las sierras del este o
topográfica y la estupenda capacidad de vuelo de la Sierra Madre. Además, al aprovechar las secuelas
las mariposas. de los huracanes, los inviernos lluviosos esporádi-
La investigación formal sobre los lepidópteros cos y los períodos del año con una diversidad de
de México empezó por lo menos hace medio siglo especies menor, pero quizás mayor especialización,
con investigadores como C.C. Hoffmann, L. Váz- los municipios del sur del estado con conexiones tro-
326 DIVERSIDAD BIOLÓGICA DE SONORA

picales y subtropicales más fuertes deberán agregar de México y el extremo sur de Texas con frecuen-
otras diez especies al total de la entidad. De las 338 cia llegan hasta el centro de Sonora, v.g., Achalarus
especies actualmente conocidas de Sonora, 111 toxeus cerca de Hermosillo. El ejemplar solitario
(32.8%) son desconocidas en Arizona y de hecho de Poanes zabulon conocido del estado y encontra-
setenta (20.7%) no están registradas en Estados do en las barrancas al oeste de Yécora representa la
Unidos. localidad más occidental de esta especie del este.
Apodemia phyciodoides tiene una distribución limi-
Límites meridionales tada en las montañas que cruzan la frontera Sono-
Los límites sureños de la mayoría de especies con ra-Chihuahua de Yécora hacia el norte y alcanza
afinidades con las Montañas Rocallosas terminan sus límites de distribución más occidental y más al
cerca del Mogollón Rim, una gran cuesta escarpa- sur en Sonora. Sus límites actuales más al norte es-
da que cruza el centro de Arizona hacia el sureste, tán justo al cruzar la línea fronteriza en el extremo
llegando hasta el oeste-centro de Nuevo México. noroeste de Chihuahua, unas cuantas millas al sur
En menor cantidad, partes de este hábitat de mon- de la frontera con Nuevo México (un registro de
taña se extienden hacia el sur por las Animas Moun- 1920 del sureste de Arizona posiblemente tenía da-
tains de Nuevo México y las Chiricahua Moun- tos erróneos). Con muestreos adicionales en la sie-
tains del sureste de Arizona. Unas cuantas especies rra, se anticipa que se encontrarán otras especies que
del norte con distribución irregular al sur en la Sie- siguen los puertos bajos de las sierras de Chihua-
rra Madre Occidental tienen poblaciones en el ex- hua a Sonora de Yécora al norte. Otra especie inte-
tremo este de Sonora, v.g., Cercyonis meadii, Hypau- resante, Apodemia multiplaga, ocurre en Sonora só-
rotis crysalus, Plebejus melissa, etcétera. Otras espe- lo en las dunas de arena cerca de Guaymas. Se en-
cies del oeste de Estados Unidos sin duda se extien- cuentra en hábitats similares a lo largo de las pla-
den hasta el norte de Sonora, pero no han sido re- yas de la costa oriental de México, pero alcanza sus
gistradas debido a la naturaleza improductiva de sus límites más occidentales en Sonora.
hábitats. Papilio rutulus y Phyciodes mylitta son es-
pecies de elevaciones altas en las Montañas Chiri- Límites orientales
cahua o Huachuca pero no han sido reportadas de Varias especies de mariposas de Sonora tienen dis-
Sonora donde bien pueden ocurrir, v.g., en la sie- tribución costera y sus rangos principales están en
rra de Los Ajos. Notamblyscirtes simius, Hesperia un- Baja California. Tanto Panoquina errans como Po-
cas, Euphilotes rita y Poladryas arachne ocurren en lites norae son especies de aguas salobres y comuni-
pastizal en el Valle de San Rafael de los condados dades de marismas con zacates y alcanzan sus lími-
de Santa Cruz y de Cochise en Arizona y todas de- tes orientales en las playas de Sonora.
ben de presentarse en los pastizales adyacentes al
sur de la frontera. Phaeostrymon alcestis se alimenta Límites septentrionales
de las flores de chirrión (Sapindus drummondi) cerca Más de ochenta especies de mariposas de Sonora
de Nogales, Arizona y debe encontrarse en estos alcanzan sus límites más al norte en el estado. Es-
árboles en el norte de Sonora. tas especies se pueden dividir en tres categorías ge-
nerales. Cerca de veinte especies se extienden ha-
Límites occidentales cia el norte en las planicies costeras y el piedemon-
Debido a la orientación noroeste-sureste de Sono- te de los municipios más al sur. Estas áreas inclu-
ra, especialmente el relieve escarpado de la Sierra yen Güirocoba, la sierra de Álamos, Álamos, Na-
Madre en Sonora, varias de las especies que alcan- vojoa, Tesia, Mocúzari y el camino a Las Chinacas.
zan sus límites más al norte también alcanzan sus Ejemplos de estas especies son Emesis mandana, Re-
límites más occidentales en el estado. Algunas es- koa palegon, Calycopis isobeon, Anartia fatima, Quin-
pecies con distribución principalmente en el este ta cannae y Codatractus uvydixa. Cerca de treinta es-
BIODIVERSIDAD DE LOS INSECTOS CON ESPECIAL ÉNFASIS EN LEPIDOPTERA Y ODONATA 327

pecies son más de montaña y se extienden hacia el Selaginella sp.; se ha reportado únicamente de la
norte en la Sierra Madre Occidental hasta cerca de región entre la presa El Novillo y Yécora, pero se
Yécora en la parte este-centro de Sonora. Locali- espera que ocurra en la parte adyacente de Chihua-
dades en estas inmediaciones incluyen varios sitios hua. Euchloe guaymasensis es una especie de finales
altos a lo largo de o accesibles desde la Carretera del invierno del desierto caliente costero, desde el
Federal México 16 (Mex 16), como Tepoca, Mesa norte de Guaymas hasta el Arroyo Santo Domin-
Grande y Maycoba, con extensiones al sur hasta go e Ímuris (¡con un registro solitario de Bisbee, Ari-
Tesopaco y al norte hasta Sahuaripa. Aunque mu- zona!). Cuatro taxones adicionales aún no se descri-
chas de estas especies se reproducen una vez al año ben y hasta ahora se conocen sólo del estado. Tres
y vuelan durante el monzón del verano (v.g., Sta- de ellas son Hesperiidae: dos especies de Piruna y
phylus vincula, Piruna sina, Dalla faula, Chlosyne una especie de Paratrytone, y la otra es una especie
marina, Callophrys dospassosi y Ministrymon phru- de Calephelis en la Riodinidae. También miembros
tus), muchas se reproducen varias veces en respuesta de los hespéridos en el género Agathymus utilizan
tanto a las lluvias de invierno como a las del mon- el género Agave como hospedero de larvas. Por lo
zón del verano (v.g., Apodemia phyciodoides, Dyna- menos trece especies de Agathymus de México aún
mine postverta, Anthanassa sitaces, Manataria her- no se describen (Luis et al., 2003) y por lo menos
cyna y Phocides urania). Los límites al norte de otras nueve taxones de Agave son endémicos a Sonora
treinta especies coinciden con el límite norte de los (Van Devender et al., en este vol.). Debido a lo com-
hábitats de matorral espinoso cerca de Bavispe, Ímuris plicado de la sistemática de este género de maripo-
y Nacozari de García. Algunas de estas especies son sas, la resolución taxonómica y más investigación
relativamente inmóviles y raras veces se alejan de sus de campo probablemente darán como resultado
plantas alimenticias de su estado larval, v.g., Aga- endémicas adicionales de Agathymus en Sonora.
thymus fieldi, Hesperocharis costaricensis, Adelotypa
eudocia, Anartia jatrophae, Opsiphanes blythekitzmi- Palomillas
llerae y Cyllopsis windi. Varias de estas especies evitan Al igual que las mariposas, sus parientes cercanos,
los valles de ríos importantes debido a las heladas de la distribución de palomillas se asocia estrechamen-
invierno. Otros taxones son propensos a movimien- te con la distribución de las plantas alimenticias de
tos ocasionales y en raras ocasiones se han reportado sus larvas y plantas diferentes se encuentran en di-
como perdidas en Arizona; v.g., Chiomara mithrax, ferentes hábitats, suelos y elevaciones. Así, hay
Doxocopa laure, Chlosyne eumeda, Asterocampa idy- palomillas asociadas con el matorral desértico, la
ja, Hamadryas glauconome y Myscelia cyananthe. selva baja caducifolia, encinares de elevación me-
dia, bosques de pino de elevaciones altas, etcétera.
Endemismo En Sonora, estas regiones con plantas y animales
Aunque la información actual sugiere cerca de específicos a menudo se traslapan, lo que resulta en
media docena de especies de mariposas como en- una fauna diversa de palomillas en cualquier lugar.
démicas de Sonora, debe señalarse que el endemis- A diferencia de las mariposas, una gran mayo-
mo algunas veces es una situación temporal. Con- ría de palomillas son nocturnas (excepto unas cuan-
forme se identifiquen las plantas alimenticias de tas diurnas en varias familias). Debido a su estilo
las larvas de especies nuevas, se localizarán pobla- de vida nocturno, los colores de las palomillas fre-
ciones adicionales fuera de Sonora. Los siguientes cuentemente son más opacos que los de las mari-
taxones se conocen únicamente del estado. posas (que dependen mucho de la visión), mien-
De Voltinia danforthi se conocen dos poblacio- tras que los aparatos para detectar químicos como
nes entre San Javier y Tepoca en el centro de Sono- feromonas son complicados. Mientras todas las ma-
ra y menos de diez individuos. Euptychia rubrofas- riposas presentan antenas filamentosas que termi-
ciata es una especie de altitud media asociada con nan en forma de maza, las palomillas tienen ante-
328 DIVERSIDAD BIOLÓGICA DE SONORA

nas de formas muy variadas, desde filamentos a pei- larvas, mientras que las esfinges son voladoras ac-
nes de plumas diseñados para detectar unas cuan- tivas y son conocidas por alejarse cientos de millas
tas moléculas de feromonas que les permiten en- desde su punto de origen. En Sphingidae se espera
contrar a sus parejas en la oscuridad. que más especies tropicales de más al sur probable-
Las palomillas son más numerosas que las ma- mente se registren en Sonora, incluso si no se re-
riposas, generalmente de cinco a diez veces más producen en el estado. Ése ha sido el caso de Flori-
especies de palomillas en cualquier región. El su- da, donde se han documentado los únicos regis-
borden de palomillas, Heterocera, incluye cerca de tros para Estados Unidos de algunas especies de
22 familias (comparado con las siete familias de ma- esfinges muy tropicales (Tuttle, 2007).
riposas). Las palomillas más comunes son las de seda
(Saturniidae) y las esfinges (Sphingidae). Otros ór- Límites meridionales
denes familiares son las palomillas tigre (Arctiidae), Algunos saturniidos y esfinges muy conocidos en
las palomillas del gusano medidor o geometrino Estados Unidos alcanzan sus límites de distribu-
(Geometridae) y las palomillas del gusano corta- ción más al sur en Sonora a lo largo de la Sierra
dor (Noctuidae). Muchas especies de estas fami- Madre Occidental. Para Saturniidae, éstos inclu-
lias se ha estudiado ampliamente en el estado ad- yen miembros del complejo Hyalophora columbia,
yacente de Arizona, con los resultados siguien- Hemileuca tricolor y Hemileuca hualapai, todos ellos
tes: Noctuidae es la familia más diversa (800 taxo- con una distribución más amplia en el occidente
nes), seguida por Geometridae (430 taxones), Arc- de Estados Unidos. Las especies de esfinges que es-
tiidae (104 taxones), Sphingidae (45 taxones) y Sa- tán en su límite sur incluyen Eumorpha achemon,
turniidae (27 taxones) (B. Walsh, 2008). Los miem- Sphinx asellus, Smerinthus cerisyi, S. saliceti, Poanias
bros de las 17 familias restantes de Heterocera son myops y Hemaris diffinis; todos éstos tienen una
numerosos, pero no se conocen tan bien como las distribución muy amplia en Estados Unidos, pero
familias de arriba. Con tal diversidad, muchas es- no se extienden más al sur de Sonora. Endémicas
pecies de palomillas aún no se describen de forma del suroeste de Estados Unidos cuyos rangos al sur
científica, especialmente en estas familias, entre las se extienden hasta Sonora incluyen Sphinx liboce-
que se incluye los microlepidóteros. drus y Sphinx dollii. Otras especies que se sospecha
La fauna Heterocera de Sonora se conoce muy que alcanzan su límite sur en Sonora son Proserpi-
poco, sin un inventario amplio de especies, excep- nus juanita y P. vega.
to por los dos grupos con los miembros más gran-
des y llamativos: Saturniidae y Sphingidae. Debi- Límites occidentales
do a su tamaño y colores, estos dos grupos llaman Un grupo de especies características del sureste de
la atención y se cuenta con información disponi- Estados Unidos alcanza sus límites occidentales en
ble bastante completa sobre su distribución e his- Sonora, pero no ocurre en el occidente de Estados
toria de vida. La lista de la fauna saturniida de So- Unidos. Se especula que esto se debe en gran me-
nora contiene 43 especies, mientras que hay por lo dida a la aridez general del suroeste de Estados Uni-
menos 61 esfinges. Los biólogos siguen encontran- dos comparado con Sonora, ya que la mayoría de
do registros nuevos para Sonora conforme se inves- estas especies están asociadas con plantas que re-
tigan áreas nuevas y se espera que la fauna saturnii- quieren humedad regularmente. Automeris io es un
da alcance por lo menos cincuenta especies, mien- saturniido con amplia distribución en el este de
tras las esfinges probablemente superarán los 75 Estados Unidos y no ocurre más al oeste del piede-
taxones. Estas cantidades relativas también refle- monte de las Montañas Rocallosas, pero descien-
jan la biología de estas palomillas, ya que las satur- de hasta Sonora donde alcanza su límite occiden-
niidas típicamente son de vida corta y rara vez se tal en los alrededores de Álamos. Rothschildia ori-
encuentran lejos de las plantas alimenticias de sus zaba, un saturniido con amplia distribución en
BIODIVERSIDAD DE LOS INSECTOS CON ESPECIAL ÉNFASIS EN LEPIDOPTERA Y ODONATA 329

México, se asocia en el norte con la Sierra Madre trio, Sphinx leucophaeata, Xylophanes eumedon, X.
Oriental y las regiones más húmedas de la Sierra pluto y X. turbata. Las especies que escasamente ex-
Madre Occidental de Chihuahua. Tiene una dis- tienden sus límites al norte más allá de Sonora, en
tribución limitada en Texas y alcanza el límite oc- Arizona, incluyen: Aellopos clavipes, Callionima fal-
cidental de su rango en Sonora cerca de Yécora. cifera, Dolbogene hartwegii, Erinnyis crameri, E. ello,
Las esfínges que muestran el mismo patrón de dis- E. lassauxii, Eumorpha satellitia, E. typhon, Isogna-
tribución del sureste de Estados Unidos a Sonora thus rimosa, Lintneria istar, Manduca occulta, Xylo-
son Cautethia spuria y Xylophanes tersa. phanes ceratomioides y X. falco

Límites orientales Endemismo


Unas cuantas especies de la parte occidental del de- Los endemismos de especies de alta movilidad como
sierto y norte de Baja California alcanzan su límite las palomillas son raros. Las plantas de las que se ali-
oriental de distribución en Sonora. Para saturnii- mentan las larvas son parte de una región biótica y
dos, varias palomillas de las ciénegas en el género estas comunidades bióticas raramente están limita-
Hemileuca, especialmente H. juno y H. tricolor, no das por las fronteras políticas. Por lo tanto, es más
extienden su rango oriental más allá del occidente común que los endemismos se encuentren asocia-
árido de Sonora. La esfinge de principios de la pri- dos a los bosques de pino-encino que a algún bio-
mavera, Euproserpinus phaeton, tiene un rango des- ma en un estado. Con esta base, dos esfínges se con-
de los desiertos de California al oeste de Sonora sideran endémicas de Sonora: Sphinx nogueirai y
pero no más allá (Brown y Donahue, 1989). Neogurelca sonorensis. Sphinx nogueirai anterior-
mente se consideró una forma de S. dolli, la cual se
Límites septentrionales alimenta de táscate (Juniperus spp.); a esta palomi-
En la zona de transición, donde los biomas tem- lla distinta, más grande y más oscura, recientemente
plados del norte se encuentran con los tropicales Haxaire (2002) le asignó un estatus específico. Ac-
de América, Sonora tiene muchos registros intere- tualmente esta palomilla se conoce únicamente de
santes de límites norte. La mayoría de estas espe- zonas altas de la Sierra Madre cerca de Yécora y aún
cies tienen rangos de distribución que se extien- se desconoce su historia de vida. Neogurelca sono-
den hasta América Central. Saturniidos tropicales rensis se conoce sólo de unos cuantos ejemplares,
que alcanzan sus límites norte en Sonora inclu- casi todos de cerca de Álamos (con un registro de
yen: Anisota assimilis, Antheraea montezuma, Au- Arizpe; M. Wilson, 2006, com. pers.). Su historia
tomeris boudinotiana, A. colenon, A. metzli, Caio de vida se desconoce completamente.
richardsoni, Citheronia beledonon, Copaxa lavende- Las especies que tienen su área principal de dis-
ra, C. muellerana, C. rufa, Dysdaemonia boreas, Hy- tribución en el estado de Sonora, pero ésta termi-
lesia aff. acuta, H. peigleri, Othorene verana, Para- na al norte, sur o este en los estados vecinos, se con-
dirphia lasiocampina, Sphingicampa colloida y Syss- sideran casi endémicas. Algunos ejemplos sonoren-
phinx molina. Otros saturniidos que tienen una ses en la Saturniidae incluyen Automeris patagonien-
distribución amplia en Sonora, pero con distribu- sis, Coloradia prchali y Hylesia peigleri. Aunque otros
ción temporal o marginal justo al norte de la fron- Automeris tienen una distribución amplia en So-
tera en Arizona, incluyen: Adeloneivaia isara, Au- nora asociados con encinos, A. patagoniensis se sabe
tomeris iris, A. randa, Citheronia splendens sinalo- que se alimenta exclusivamente de zacate (Poaceae)
ensis, Rothschildia cincta, Sphingicampa montana y y probablemente está restringida por el pastoreo a
S. raspa. Los esfíngidos tropicales que alcanzan su áreas pequeñas donde las larvas puedan alimentar-
límite norte en Sonora incluyen: Aellopos tantalus, se sin ser molestadas por el ganado. La distribu-
Ceratomia igualana, Madoryx oiclus, Manduca la- ción conocida de esta especie es de los alrededores
nuginosa, Pachylia ficus, P. syces, Pseudosphinx te- de Patagonia (Condado de Santa Cruz, Arizona) a
330 DIVERSIDAD BIOLÓGICA DE SONORA

Cananea, Sonora. Aunque probablemente ocurre cerca de cuatro mil especies en el mundo divididas
en otras áreas de Sonora, la colecta extensiva no ha en 17 familias. Una familia muy conocida es Myr-
descubierto poblaciones nuevas de esta escurridiza meleontidae, comúnmente identificada como hor-
palomilla pequeña. Los otros dos saturniidos se con- miga león. Son depredadores, por lo general de ar-
sideran de manera más adecuada endémicas del nor- trópodos que caminan lentamente, y cuando vue-
te de la Sierra Madre, ya que sus rangos se extien- lan fácilmente se pueden confundir con una libé-
den a los estados adyacentes de Chihuahua, Du- lula o cigarrillo. Las crisopas verdes, o Chrysopidae,
rango y Sinaloa. Se encuentran en sitios altos de So- se consideran «benéficas» e incluso se venden como
nora, especialmente en la región cercana de Yéco- agentes de control biológico debido a que son con-
ra. Coloradia prchali se alimenta de pinos (Pinus; sumidores voraces de áfidos y otras pequeñas pla-
Pinaceae), mientras que Hylesia peigleri se sabe que gas agrícolas. La mayoría de los miembros de este
se alimenta de una variedad de árboles entre los orden son nocturnos.
que se incluye aguasique (Prunus: Rosaceae). Los Los neurópteros sonorenses se han estudiado
machos adultos de C. prchali son diurnos y son vis- muy poco y una sola especie acuática en este or-
tos con frecuencia en los bosques alrededor de Yé- den se ha confirmado de la sierra El Aguaje al nor-
cora en julio, mientras que las hembras son noc- te de San Carlos (Bogan y Lytle, 2008). Otro re-
turnas. Este es el único miembro del género Colo- gistro importante de Neuroptera en Sonora es una
radia con machos diurnos. Hylesia peigleri, aun- crisopa gigante en la familia Polystoechotidae (pro-
que se describió recientemente, es un miembro de bablemente del género Polystoechotes) de las inme-
un género que ocurre en todos los trópicos de Amé- diaciones de Yécora. Cuando oscurece, el humo
rica y es famoso por sus larvas quemadoras y los de fogatas en el área atrae a estas crisopas que de
pelos irritantes de las palomillas adultas. La espe- otra manera no se podrían detectar (parece que las
cie de Sonora no es tan peligrosa en este aspecto co- lámparas no las atraen). Se tiene un interés espe-
mo los otros miembros de este género que se en- cial en estas crisopas debido a su disminución en
cuentran más al sur; algunas de estas especies han la mayor parte de Estados Unidos donde actual-
causado la muerte a seres humanos. De cualquier mente sólo se encuentran en unas cuantas colo-
manera, tanto los adultos como las larvas deben ma- nias en los estados del oeste (Marshall, 2006). Se
nejarse con cuidado. desconoce su historia de vida pero su presencia en
Esfínges casi endémicas incluyen Ceratomia so- Sonora es interesante y merece mayores estudios.
norensis, Lintneria smithi y la bella Adhemarius glo-
bifer de color verde y rojo. Tanto C. sonorensis (plan- Odonata (libélulas y cigarrillos)
ta alimenticia Fraxinus, Oleaceae) y L. smithi (plan-
ta alimenticia Salvia, Lamiaceae) escasamente lle- El orden Odonata comprende un grupo de insec-
gan a Estados Unidos procedentes de Sonora a lo tos grandes, muy conocidos, que presentan gran
largo de la frontera cerca de Nogales y deben en- variedad de formas, comportamientos, colores y
contrarse en altitudes medias en casi todo el esta- tamaños. Se escogió para una descripción amplia
do. Adhemarius globifer es una especie de zonas al- en este capítulo por ser un orden acuático y por-
tas del norte de la Sierra Madre Occidental, aun- que su distribucion y taxonomía se conocen muy
que conocemos muy poco sobre ella. bien y sirve para hacer una comparación intere-
sante con el orden terrestre Lepidoptera. Aunque
Neuroptera (hormigas león, crisopas, otros) algunas especies son visitantes comunes de los jar-
dines y parques y generalistas de hábitats, otras tie-
La característica que unifica a este orden es el dise- nen una distribución muy limitada, incluso son
ño de las alas como encaje, llenas de venas, que huidizas. Todos estos insectos son acuáticos y, en
por lo general tienen todos sus miembros. Incluye un estado árido o semiárido como Sonora, están
BIODIVERSIDAD DE LOS INSECTOS CON ESPECIAL ÉNFASIS EN LEPIDOPTERA Y ODONATA 331

confinados tanto en su fase larval como adultos a años han facilitado el acceso a nuevas áreas y hábi-
los cuerpos de agua presentes. Utilizan tanto los tats; del mismo modo, los hoteles y restaurantes,
hábitats de agua corriente (lóticos) como los de en estos puntos lejanos, han florecido. Aunque los
agua estancada (lénticos). En sitios con agua co- odonatos de Sonora actualmente se consideran más
rriente, el ancho del caudal, su profundidad, tem- o menos bien conocidos, aún existen grandes la-
peratura, pH, sustrato, plantas emergentes, presen- gunas taxonómicas. Especialmente las sierras del
cia o ausencia de depredadores como peces, entre noreste, al norte de Yécora, aún quedan sin docu-
otras características, contribuyen a la diversidad de mentar. Los aguajes de las cordilleras costeras al
especies. En las lagunas o estanques muchos de estos norte de San Carlos se han trabajado muy poco.
factores también son importantes, además del ni- La sierra de Mazatán, las sierras al este de San Ber-
vel de oxígeno del agua, la sombra y radiación dis- nardo, las regiones altas al noreste de Álamos y la
ponibles, la estabilidad del nivel de agua, etcétera. sierra de Álamos se han explorado en forma míni-
Cerca de seis mil especies de Odonata se han ma. Esto deja bastante trabajo fructífero para las
descrito mundialmente, ciento treinta de las mis- futuras generaciones de entomólogos.
mas se han documentado en Sonora (Bailowitz et Desde 2001, los entomólogos de Arizona, R.
al., en prensa). Este orden se divide en dos subór- Bailowitz, D. Danforth y S. Upson, han hecho via-
denes: Zygoptera (cigarrillos) y Anisoptera (libé- jes largos a Sonora para estudiar odonatos. La ma-
lulas). El suborden Zygoptera contiene veinte fa- yoría de las excursiones se han concentrado en los
milias (Tennessen, 2003), cinco de las cuales –Ca- municipios de Yécora y Álamos con visitas secun-
lopterygidae (cigarrillos de alas anchas), Lestidae darias a lo largo de los ríos Altar, Bavispe y Yaqui,
(alas extendidas), Coenagrionidae (cigarrillos de así como a la planicie costera al sur de Guaymas.
estanques), Platystictidae (cigarrillos de sombra) y Otros investigadores que han participado en estas
Protoneuridae (filiformes)– se encuentran en So- expediciones son Bob Behrstock, Sid Dunkle,
nora. El suborden Anisoptera consta de once fa- Dennis Paulson y Ryan Sawby.
milias, cinco de ellas –Aeshnidae (bordadoras), El presente estudio se basa principalmente en
Gomphidae (cola de maza), Cordulegastridae (cola el trabajo de campo realizado en Sonora de 2001 a
de púa), Corduliidae (patrullas y esmeraldas) y Li- 2008. Se ha hecho una documentación detallada y
bellulidae (rozadores del agua)– tienen miembros un registro fotográfico minucioso. Se han tomado
en Sonora. Las dos familias más grandes en Sono- datos geográficos con geoposicionadores para to-
ra son los Libellulidos y los Coenagrionidos con das las localidades de campo. Se han examinado
cincuenta y cuarenta y seis especies respectivamen- los especímenes en el campo (manual), en el labo-
te. El género más diverso es el género de cigarrillos ratorio y se han hecho disecciones completas cuan-
Argia con 28 taxones en Sonora. do ha sido necesario. Se examinaron los ejempla-
Hasta cerca de principios del siglo XXI la fauna res de las colecciones entomológicas de la Univer-
de libélulas de Sonora se conocía muy poco. Los sity of Arizona en Tucsón (UA) y la Arizona State
listados que se hicieron antes (v.g., Paulson y So- University en Tempe (ASU), así como los de colec-
riano, 2005) incluían menos de cincuenta espe- ciones privadas importantes.
cies. Varios factores explican esta deficiencia de da- La ubicación de Sonora marca la intersección de
tos. El aumento dramático de la diversidad de es- regiones bióticas donde muchas especies de odo-
pecies en regiones más al sur de México atrajo a in- natos alcanzan los límites de su rango de distribu-
vestigadores que sólo pasaron por Sonora. Un se- ción. En general, es donde el Neártico se junta con
gundo factor fue la falta de un sistema de caminos el Neotrópico y donde lo húmedo se encuentra con
confiable hacia el pie y dentro de la Sierra Madre. lo seco. En menor grado, es también donde el oes-
Los caminos pavimentados a Álamos, Moctezuma, te se encuentra con el este, donde vestigios de los
Quiriego, Sahuaripa y Yécora durante los últimos biomas de las Montañas Rocallosas entran en con-
332 DIVERSIDAD BIOLÓGICA DE SONORA

tacto con ramificaciones de la selva baja caducifo- Baja California pero recientemente se encontró
lia (SBC). El estado se encuentra dividido, casi por cerca de 20-25 kilómetros al oeste de Sonoyta, en
la mitad, por una especie de línea de congelación, los arbustos que rodean el oasis Quitobaquito, en
debajo de la cual la distribución de insectos no se ambos lados de la línea internacional. En cambio,
encuentra severamente limitada por las heladas. la inspección en un oasis similar en Quitovac, se-
Varios ejemplos de los límites del rango de distribu- tenta kilómetros al sureste, no detectó evidencia
ción de odonatos se presentan a continuación. de la especie.

Límites meridionales Límites septentrionales


Unas cuantas especies alcanzan sus límites docu- Por lo menos 24 especies logran sus límites más al
mentados más al sur en Sonora. Macromia magni- norte en el estado de Sonora. Estas especies son
fica se conoce en México de Chihuahua y Sonora principalmente tropicales que se extienden hacia
y comúnmente vuela en el altiplano cerca de Yé- el norte a lo largo de arroyos ubicados en las rami-
cora pero también ocurre en menor abundancia ficaciones de la selva baja caducifolia y matorral
hacia el sur, por lo menos hasta el río Cuchujaqui espinoso de piedemonte. Neoneura amelia, Phyllo-
al este de Álamos. Libellula pulchella, una especie cycla elongata, Phyllogomphoides apiculatus y Tauri-
común de Estados Unidos, sólo se ha reportado phila azteca ocurren en la planicie costera y hacia
en Sonora de los humedales cerca de San Carlos. el norte hasta el río Mayo. La planicie costera cer-
Archilestes californica es común en California y tie- ca de Vícam a lo largo del río Yaqui es el límite
ne un centro secundario de distribución que cruza más al norte para Micrathyria didyma y Telebasis
la frontera Arizona-Sonora hacia el sur hasta Ariz- levis. El río San Marcial en Punta de Agua al norte
pe y Bacadéhuachi. Ischnura cervula alcanza sus lí- de Empalme es el límite del rango más al norte
mites más al sur (y casi más oriental) en el norte de para Neoerythromma gladiolatum y Tauriphila aus-
Sonora, con su límite más al sur en Ímuris. Ischnu- tralis. En la sierra cerca de Yécora, un número de
ra damula tiene su límite más al sur en la sierra de especies alcanzan sus límites más al norte, entre las
Los Ajos, al este de Cananea. que se incluyen Argia ulmeca, Brechmorhoga tepea-
ca, Macrothemis ultima (¡más de mil kilómetros
Límites occidentales desde la colonia conocida más cerca!) y Progom-
Ocho odonatos de Sonora alcanzan sus límites phus belyshevi. Los arroyos en las inmediaciones de
occidentales en esta porción de México. Erythro- Sahuaripa son los límites más al norte de Brech-
diplax funerea y Lestes sigma ocurren hacia el oeste morhoga praecox. La planicie costera de Ciudad
en los humedales cerca de San Carlos. Dythemis Obregón alberga el límite norte para Dythemis ste-
nigrescens, Macrothemis inacuta y Perithemis domi- rilis. Las poblaciones reproductivas más al norte
tia son comunes hacia el oeste en el río Altar cerca de Macrothemis pseudimitans (excepto por un soli-
de Oquitoa. Orthemis discolor, una especie que está tario detectado en Arizona) están en las inmedia-
extendiendo su rango, tiene su límite occidental ciones de Tepoca. A lo largo del río Bavispe, Er-
en Santa Ana. La población más al oeste de Argia petogomphus bothrops, Progomphus clendoni, A. har-
tarascana habita como disyunta en el Cañón del knessi (excepto por un grupo solitario de registros
Nacapule en la sierra El Aguaje al norte de San de primavera en la parte este-central de Arizona) y
Carlos. Por último, la única población conocida Phyllogomphoides nayaritensis alcanzan sus límites
en Sonora de A. cuprea, una especie del este, se más al norte. Argia anceps, A. funcki y Erpetogom-
encuentra en la sierra al este de Yécora. phus elaps habitan los arroyos cerca de Bacanora. A
excepción de un registro solitario de varios indivi-
Límites orientales duos en San Bernardino National Wildlife Refuge
Enallagma eiseni se consideraba una endémica de en el sureste de Arizona, el límite más al norte de
BIODIVERSIDAD DE LOS INSECTOS CON ESPECIAL ÉNFASIS EN LEPIDOPTERA Y ODONATA 333

A. carlcooki es cerca de Moctezuma. Un aguaje a lo ses, casi todos estos insectos son saltarines y brin-
largo de la carretera al este de Tecoripa es el límite can usando sus fémures posteriores muy agranda-
norte del rango de A. oculata. San José de Pimas, a dos. Muchos producen sonido por un mecanismo
lo largo del río Mátape, es el sitio más al norte para conocido como estridulación, el cual consiste en
A. pulla. Enallagma novaehispaniae tiene su regis- rozar partes de su exoesqueleto. A su vez, cuando
tro más al norte a lo largo del río Altar cerca de se produce el sonido, éste tiene que ser detectado y
Oquitoa. algunos Orthoptera (Tettigoniidae) tienen una mem-
brana en sus patas delanteras que funciona como
Endemismo una especie de oído, mientras que otros tienen es-
Al momento de este escrito varios taxones aún no tructuras similares en otras partes de sus cuerpos.
se describen. Dos de éstas son especies bien diferen- Actualmente el orden Orthoptera de Sonora se
ciadas y se conocen solamente del estado de Sono- conoce muy poco, sin que hasta ahora se haya in-
ra. Las dos son de las sierras al este de Yécora y am- tentado hacer un inventario completo de especies.
bas, un Argia y un Erpetogomphus, se conocen de Esta área de estudio permanece completamente
más de una localidad. Una población aislada de abierta para los futuros biólogos, con muchos re-
Phyllogomphoides de la sierra El Aguaje por lo pron- gistros sorprendentes y muy probablemente espe-
to se enlista aquí como pacificus, pero necesita cies nuevas. Dos ortópteros excepcionales del esta-
mayores estudios. Otra especie de Argia, con una do se describen a continuación:
distribución extensa desde los trópicos hacia el Uno de los miembros más interesantes de So-
norte, tiene una amplia variabilidad fenotípica y nora es una especie sin identificar de Dysonia que
quizás represente grupos de especies en lugar de imita perfectamente al grupo costroso de líquenes
especies solitarias. El endemismo confirmado para gris claro que con frecuencia cubre los encinos y
Sonora es de 1.5%. otros árboles de la sierra. Este mimetismo motea-
do de gris y negro incluso va más allá y hace que la
Orthoptera (grillos y chapulines) cara café del insecto imite exactamente la parte
inferior volteada del talo de un liquen. Tanto los
Este orden incluye en la actualidad más de veinti- machos como las hembras de este bello insecto son
cuatro mil especies reconocidas mundialmente, con atraídos a las lámparas en hábitats apropiados de
algunas estimaciones del total mundial de la fauna altitud media. Se han colectado ejemplares tanto
Orthoptera de cerca de ochenta mil especies. Mu- al norte de la sierra, en el municipio de Yécora, co-
chas especies permanecen aún sin describirse. El mo en el sur en las inmediaciones del rancho San-
orden incluye siete familias; tres son las predomi- ta Bárbara (cerca de Álamos), lo que sugiere una
nantes: chapulines (antena corta, Acrididae), in- distribución amplia a lo largo de la sierra. Siempre
sectos-hoja (antena larga, Tettigoniidae) y los gri- se ha encontrado asociado con encinos, aunque se
llos (Gryllidae). Todos tienen como característica desconoce completamente la historia de vida de
común una metamorfosis incompleta; después de este insecto. El camuflaje por lo menos sugiere una
eclosionar del huevo, las ninfas gradualmente au- fuerte asociación con los líquenes costroso, los que
mentan de tamaño por medio de una serie de mu- de hecho pudieran ser las plantas alimenticias pre-
das hasta que se transforman en adultos. En la fase feridas.
adulta los Acrididae y los Tettigoniidae generalmen- Otro tettigoniido (insecto-hoja), identificado por
te tienen alas y pueden volar; sus alas anteriores nor- lo pronto como Steirodon sp., se conoce de julio a
malmente son angostas y pesadas (comúnmente críp- septiembre de los bosques húmedos de pino-enci-
tico, semejando una hoja o la tierra) y las alas pos- no alrededor de Yécora. Los gigantes insectos-hoja
teriores son como abanico y membranosas, con una adultos alcanzan una longitud de cerca de 125
superficie más grande para volar. En todas sus fa- milímetros y son unos excelentes imitadores de
334 DIVERSIDAD BIOLÓGICA DE SONORA

hojas, ya que son totalmente verdes y tienen la for- de vertedor, a través del cual dejan caer sus huevos
ma de una hoja ancha. De manera extraña, los adul- en la tierra. El color de los adultos es café claro uni-
tos frecuentemente se encuentran en el día en ar- forme con unas manchitas negras. A menudo, es-
bolitos de táscates (Juniperus spp.), que tienen fo- tos insectos, que no vuelan, pueden ser encontra-
llaje finamente disectado y pareciera que el camu- dos copulando al sacudir los arbustos a la orilla de
flaje de hoja ancha del insecto no sería ideal. A pe- los caminos durante la estación del monzón.
sar de esto, los adultos son muy difíciles de ver, a
menos que se muevan o algo los perturbe. Los adul-
tos son muy malos para volar, pero cuando se les CONSERVACIÓN
molesta pueden hacerlo varios metros al árbol más
cercano. Se supone que los adultos se alimentan El estatus incierto del pequeño saturniido Automeris
del táscate y tal vez adquieran cierta protección al patagoniensis (Lepidoptera: Saturniidae), un insecto
elegir esta planta alimenticia. En ocasiones son casi endémico de Sonora, que tiene un rango apa-
atraídos a las lámparas. El Steirodon de Sonora es rentemente muy reducido, merece importancia pa-
muy similar a otros miembros de este género que ra la conservación. La cría de esta palomilla ha de-
se encuentran en América Central y América del mostrado que sólo se alimenta de zacates, y úni-
Sur, pero probablemente éste es el representante camente ciertos zacates nativos, lo que contrasta
más al norte de estos Orthoptera tropicales. claramente con su pariente cercano y de distribu-
ción amplia Automeris io, que se alimenta de una
Phasmida (insectos palo) gran variedad de plantas. Por lo tanto, A. patago-
niensis es muy susceptible a las perturbaciones por
Este grupo de insectos, que debido a su naturaleza el pastoreo del ganado, así como por los desmon-
críptica fácilmente pasan desapercibidos, pertene- tes para establecer praderas de zacate buffel. Esta
cen al orden Phasmida y por lo común se les cono- bella palomilla se describió recientemente de una
ce como insectos palo. Las tres familias con distri- población protegida del ganado cerca de Patago-
bución mundial contienen dos mil quinientas es- nia (Arizona). En Sonora se ha registrado única-
pecies. Los machos son capaces de volar, pero las mente de una localidad cerca de Cananea, a pesar
hembras no. Su movimiento es lento, lo cual, au- de los inventarios extensivos hechos por todo el
nado a la coloración críptica de la mayoría de las estado por un número importante de gente que
especies y a su balanceo típico cuando no mueven estudia los lepidópteros. En Estados Unidos se co-
sus patas, los convierte en los magos del disfraz. noce sólo del extremo sureste de Arizona, una dis-
Un insecto palo muy grande, identificado como tribución que sugiere que es principalmente una
Bacteria sp., se conoce de las inmediaciones de Ála- especie mexicana. La falta de registros de Sonora
mos. Los adultos, tanto hembras como machos, se puede ser un indicio de la necesidad de conserva-
han encontrado en el follaje a la orilla de los cami- ción. Existe la preocupación de que esta palomilla
nos cerca del río Cuchujaqui en hábitats de SBC. Los haya sido severamente impactada por el pastoreo
adultos generalmente se asocian con güinolo (Aca- en todo el estado antes de que la especie se recono-
cia cochliacantha), la que de hecho puede ser su plan- ciera como parte de la fauna. Lógicamente, debie-
ta alimenticia preferida. Las hembras de esta espe- ra encontrarse en otras áreas de las que en la actua-
cie son criaturas impresionantes que miden más lidad se conoce, destacando la necesidad de mayo-
de trescientos milímetros de largo y son tan gruesas res estudios y su posible protección.
como un dedo índice, mientras que los machos En varios sitios de Sonora ya se protege en dife-
miden la mitad y tienen el diámetro de un lápiz. rentes niveles la flora y fauna nativa, incluyendo a
Las hembras tienen un ovipositor característico de los insectos. Ejemplos de estas reservas federales
cerca de veinticinco milímetros de largo, en forma son: Área Protegida de Flora y Fauna Sierra de Ála-
BIODIVERSIDAD DE LOS INSECTOS CON ESPECIAL ÉNFASIS EN LEPIDOPTERA Y ODONATA 335

mos-Río Cuchujaqui, Reserva Forestal Nacional y los jardines y el interior de Sonora. Nosotros estu-
Refugio de Fauna Silvestre Ajos-Bavispe y Reserva diamos lo que es más fácil y más obvio, las mari-
de la Biosfera El Pinacate y Gran Desierto de Al- posas, las palomillas grandes y las libélulas, pero
tar. En una publicación muy completa sobre los evitamos las pequeñas criaturas ocultas, escasas y
invertebrados acuáticos de la sierra El Aguaje al de colores sutiles que representan la mayor parte
norte de San Carlos, Bogan y Lytle (2008) hacen de la vida en la Tierra.
firmes recomendaciones para desarrollar la conser- Este es el tiempo perfecto para la investigación
vación de esta área especialmente diversa y vulne- científica en Sonora, para aumentar las colectas de
rable, ubicada tan sólo a cinco kilómetros de San insectos para estudios taxonómicos; para usar lo
Carlos. Las relaciones e interacciones biológicas en- último de la tecnología digital a fin de crear un
tre insectos y plantas parecen más cercanas a la biota sistema de registros fotográficos de varios grupos
de Sinaloa y más al sur en vez de las relaciones de de insectos en Sonora; para extender el plan de es-
la Sierra Madre del este de Sonora. En lo que se tudios de las ciencias ambientales con el propósito
refiere a visitantes descuidados en el cañón, en el de incluir a los insectos como organismos de gran
reporte se expresa que: «El tránsito de turistas, com- interés ecológico en las universidades; para fomen-
binado con la amenaza en ciernes de extracción de tar entre la población el interés y conocimiento de
agua subterránea, lo cual disminuye el nivel freáti- los insectos y su entorno natural; para proteger gran-
co en lugares como el Nacapule y los riachuelos, des extensiones de terreno virgen, conservar cade-
representa una de nuestras principales preocupa- nas montañosas aisladas y limitar el daño causado
ciones.» Diez especies de invertebrados acuáticos por las demandas de la población humana.
se encontraron en estos riachuelos del Nacapule y Se conoce aproximadamente noventa por cien-
no se localizaron en otra parte de la sierra El Agua- to o más de los miembros de la fauna de maripo-
je; estas diez especies se encuentran en alto riesgo sas, palomillas grandes y libélulas de Sonora. Si bien
de extinción local. Nos gustaría que el Cañon del el total de especies de estos taxones es muy similar
Nacapule se protegiera como parte del sistema de al de Arizona, ubicado justo al norte, los totales para
la Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegi- estados del sur como Oaxaca, Chiapas, Veracruz, et-
das (ANP), ya sea como una ANP o una reserva de la cétera, son mucho mayores, a menudo el doble o
biósfera. Conforme se sigan desarrollando estudios triple. Lo más probable es que esto refleje factores
sobre la historia natural de Sonora y las caracterís- ambientales más que falta de estudio de estos gru-
ticas de varias de sus cadenas montañosas y cuer- pos de insectos, ya que como regla general la diver-
pos de agua se conozcan mejor, sin duda muchos sidad aumenta conforme uno se acerca al ecuador.
sitios adicionales podrán ser sugeridos para su con- Pero los otros, los grupos menos conocidos, requie-
servación en un nivel u otro. ren de una cantidad enorme de trabajo. Es impor-
tante conocer estas criaturas con las que comparti-
mos el planeta con el objeto de obtener un punto de
CONCLUSIONES vista más equilibrado del lugar en donde encaja la
raza humana en el plan general de la naturaleza.
Resulta incomprensible el tener una porción tan
enorme de la naturaleza de nuestro entorno, de
nuestro rompecabezas ambiental, de la comuni- AGRADECIMIENTOS
dad biótica en la que vivimos, como lo es el estado
de Sonora, y que nuestro conocimiento sea tan im- Nuestro agradecimiento sincero para todos los in-
perfecto e incompleto. Varios miles de especies de vestigadores participantes en este proyecto, en es-
insectos, muchos de los cuales se conocen tan poco pecial a los que lo visualizaron, organizaron, coor-
que aún no se describen científicamente, ocupan dinaron y finalmente lo produjeron. Por supues-
336 DIVERSIDAD BIOLÓGICA DE SONORA

to, éste es el principio en vez del final, pero vir- BURNIE, D. y D.E. WILSON, eds. 2005. Animal. Smith-
tualmente todos los proyectos científicos lo son. sonian Institute, Dorling Kindersley Publishing,
También agradecemos a nuestras familias, que nos Londres y Nueva York.
permitieron compartir nuestro tiempo con el pro- BÚRQUEZ, A. 1997. Distributional Limits of Euglossi-
ne and Meliponine Bees (Hymenoptera: Apidae)
yecto, una tarea no muy fácil. Hacemos una men-
in Northwestern Mexico. Pan Pacific Entomol 73:
ción especial a Michael Bogan que nos facilitó da-
137-140.
tos valiosos y orientación sobre los insectos acuáti- BÚRQUEZ, A., A. MARTÍNEZ-YRÍZAR, R.S. FELGER y D.
cos del estado, así como a Doug Danforth y Sandy YETMAN. 1999. Vegetation and Habitat Diversity
Upson por su compañía y conocimiento de la his- at the Southern Edge of the Sonoran Desert. En:
toria natural en general, a Jim Brock por su cono- R.H. Robichaux, ed. Ecology of Sonoran Desert Plants
cimiento sobre mariposas y las relaciones entre las and Plant Communities. University of Arizona Press,
plantas y los insectos, a Justin Schmidt por su in- Tucsón, pp. 36-67
formación sobre las hormigas y avispas, a Michael CRUZ-REYES, A. y J.M. PICKERING-LÓPEZ. 2006. Cha-
Wilson por su amplio conocimiento, su experien- gas Disease in Mexico. Río de Janiero. Memórias do
cia de campo y la revisión cuidadosa del manuscri- Instituto Oswaldo Cruz 101: 345-354.
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338 DIVERSIDAD BIOLÓGICA DE SONORA
339

PECES DULCEACUÍCOLAS

ALEJANDRO VARELA-ROMERO1 Y DEAN A. HENDRICKSON2

RESUMEN. Las recolectas de la ictiofauna dulceacuí- tatus de especies en Sonora e incrementará este lis-
cola del estado de Sonora efectuadas desde princi- tado nacional. Es evidente la falta de programas de
pios del siglo XIX registran hasta el momento 109 protección, manejo y conservación de este singu-
especies, de las cuales 33 son de derivación perifé- lar re-curso íctico del estado.
rica. Setenta y nueve son especies estrictamente dul-
ceacuícolas, 53 son nativas y al menos 26 introduci- ABSTRACT. Collections from the beginning of the XIX
das. Sólo cuatro especies son endémicas al estado. century to the present demonstrate the Sonoran
Las especies na-tivas son de origen neártico o neo- freshwater continental fish fauna to be comprised
tropical y representan 9.6% de las especies de pe- of 109 species, 33 of marine origin. Seventy nine spe-
ces nativos del país y 22%, 34.3% y 41.1% de los cies are strictly freshwater, 53 native and 26 intro-
géneros, familias y órdenes de estas especies, res- duced. Four species are endemic to the state. The
pectivamente. Además, constituyen cuarenta por natives include species of both neartic and neotrop-
ciento de los clupeidos, 17.7% de los ciprinifor- ical origins, and comprise 9.6, 22, 34.3, and 41.1%,
mes (ciprínidos y catostómidos), 16.6% de los sal- respectively, of Mexico’s native genera, families, and
mónidos, 6.5% de los ciprinodontiformes (pecíli- orders. The state also supports forty per cent of the
dos y ciprinodóntidos) y 4.5% de los ictalúridos country’s clupeids, 17.7% of the cypriniformes,
del país. La ictiofauna se encuentra en peligro. Una 16.6% of salmonids, 6.5% of cyrpinodontids, and
especie está extinta y nueve han sido extirpadas has- 4.5% of its ictalurids. The fauna is endangered. One
ta el momento del territorio sonorense pero per- species is extinct and nine have been extirpated
sisten en regiones adyacentes. Los impactos de las from the state but persist in adjacent regions. Ma-
actividades humanas que afectan la permanencia y jor human impacts affecting the permanency and
estabilidad de las poblaciones de peces nativos son stability of the state’s native fish populations include
la alteración y fragmentación de hábitats por la habitat alteration and fragmentation by reservoirs,
construcción de presas, el uso indiscriminado del and indiscriminate use of water for agricultural, live-
agua para fines agropecuarios, mineros y de desa- stock, and mining activities, as well as pollution
rrollo humano y a la introducción de peces exóti- and introductions of exotic fishes. Fifty percent of
cos. Cincuenta por ciento de las especies de peces Sonora’s native fishes are now protected by the fed-
nativos de Sonora se encuentran incluidas bajo al- eral government; eight as endangered, ten threat-
guna categoría de protección a nivel federal; ocho ened, and four under special protection. The current
se encuentran en peligro de extinción, diez ame- NOM-059 is under revision, and changes to status
nazadas y cuatro sujetas a protección especial. La of Sonora species are suggested. The lack of ade-
actual Norma Oficial Mexicana (NOM-059) se en- quate protection, management and conservation
cuentra en revisión y seguramente cambiará el es- programs for this singular fish fauna is evident.
1
Universidad de Sonora. Centro de Investigación en Alimen-
tación y Desarrollo.
2
University of Texas.
Varela-Romero, A. y D.A. Hendrickson. 2009. Peces Dulceacuícolas. En: F.E. Molina-Freaner y T.R. Van Devender,
eds. Diversidad biológica de Sonora. UNAM, México, pp. 339-356 .
340 DIVERSIDAD BIOLÓGICA DE SONORA

COLECTA Y DESCRIPCIÓN DE ESPECIES das por Snyder (1915) y actualizaron el conoci-


miento hasta esa época.
El conocimiento histórico de la ictiofauna sono- Los ictiólogos contemporáneos más destacados
rense inicia con la noción de los primeros pobla- por su contribución al conocimiento de la ictio-
dores sobre el uso de estos recursos de la región. Su fauna sonorense fueron el doctor Robert R. Miller
efímero registro sólo puede encontrarse en forma y sus colaboradores (Miller, 1943, 1945, 1950, 1952,
de pinturas y grabados sobre roca, escasamente dis- 1959, 1960, 1961, 1966, 1976 y 1986; Hubbs y
persos en territorio sonorense. Al igual que el resto Miller, 1941; Miller y Winn, 1951; Chernoff y Mi-
de las culturas nativas del país, los nativos sonoren- ller, 1982; McMahon y Miller, 1985; Miller y Fui-
ses muy posiblemente tenían un adecuado cono- man, 1987) y el doctor W. L. Minckley y sus co-
cimiento de los peces que habitaban la región (Mo- laboradores (Minckley, 1973 y 1979; Minckley y
ziño, 1970; McVaugh, 1977; Engstand, 1981). La Deacon, 1968; Minckley y Barber, 1970; Minckley
historia escrita acerca de la ictiología sonorense sur- y Brown, 1982; Minckley et al., 1986; Siebert y
ge con la mención de la ictiofauna existente en cuen- Minckley, 1986; DeMarais y Minckley, 1991; Rin-
cas del estado por Juan Nentvig (1971) en su obra ne y Minckley, 1991; Hendrickson et al., 1981).
escrita en 1764 y titulada Descripción geográfica, Todos ellos formaron un importante grupo de ic-
natural y curiosa de la Provincia de Sonora, por un tiólogos, varios de ellos compatriotas, que, en su ma-
amigo de el servicio de Dios y de el Rey Nuestro Se- yoría, aún desarrollan la investigación de la ictio-
ñor. Nentvig citó la presencia de bagres y matalotes fauna del estado y del país. Gran parte de las apor-
como los peces dulceacuícolas más comunes en ríos taciones contemporáneas se han dirigido a la des-
y sus tributarios en Sonora y de truchas en sólo al- cripción de especies, su taxonomía, historia natu-
gunos de estos arroyos. Existe además información ral y distribución en cuencas hidrológicas de So-
publicada proveniente de exploraciones realizadas nora (Branson et al., 1960; Álvarez del Villar, 1970;
a mitad del siglo XIX hacia la frontera suroeste de Moore et al., 1970; McNatt, 1974; Burr, 1976;
Estados Unidos y noroeste de México. Spencer F. Rinne, 1976; Contreras-Balderas, 1978; Hendric-
Girard promovió la participación de naturalistas kson, 1984 y 1987; Hendrickson y Juárez-Rome-
en estas exploraciones y de allí se desprenden las ro, 1990; Lundberg, 1992; Vrijenhoek, 1994; Quat-
primeras publicaciones que incluyen algunas de las tro et al., 1992). Las contribuciones más recientes,
descripciones de peces en Sonora y de otros estados ya en el siglo XXI, aún dirigen la investigación ha-
a ambos lados de la frontera (Emory, 1848 y 1857; cia el conocimiento de la taxonomía con el apoyo
Bartlett, 1854; Girard, 1854, 1856 y 1859). Las de herramientas moleculares y el análisis ictiogeo-
primeras contribuciones ictiológicas más relevantes gráficos mediante sistemas de información geográ-
de la época fueron las de Jordan y Gilbert (1882) y fica, hacia la historia natural de las especies y sus
Jordan y Evermann (1896) y pocos años después las hábitats, así como hacia los impactos ocasionados
de Seth E. Meek sobre recolectas de peces dulcea- por el desarrollo humano sobre la permanencia de
cuícolas en territorio mexicano (Meek, 1903). Es- esta singular fauna y su conservación (Echelle et
tas contribuciones son reconocidas como invalua- al., 2000; Minckley y DeMarais, 2000; Hendrick-
bles para la ictiología sonorense y mexicana debido son et al., 2002; Hendrickson y Varela-Romero,
a la magnitud de la cobertura geográfica, al total de 2002; Mateos et al., 2002; Varela-Romero et al.,
especies incluidas y a la compilación de la infor- 2002; Ruiz-Campos et al., 2003; Unmack y Fa-
mación existente hasta esa fecha. Posteriormente, gan, 2004; Miller et al., 2005; Hedrick et al., 2006).
las recolectas en suelo sonorense realizadas por el En su mayoría, estos trabajos mantienen un inte-
doctor Edgar A. Mearns en los ríos Colorado, Gila, rés específico y poco se ha escrito acerca de la bio-
Santa Cruz, San Pedro, Sonoyta, Yaqui, San Ber- diversidad íctica del estado y de la situación actual
nardino y el arroyo Cajón Bonito, fueron publica- de sus poblaciones.
PECES DULCEACUÍCOLAS 341

CUENCAS HIDROLÓGICAS DE SONORA cas hidrológicas sonorenses fueron promovidas por


movimientos orogénicos en la Sierra Madre Occi-
Sonora posee un variado mosaico de hábitats y bio- dental, el Desierto Sonorense y una serie de pe-
diversidad acuática dentro de sus doce cuencas hi- queñas sierras aisladas y valles que recorren de norte
drológicas (figura 1). Una gran parte de su territo- a sur el estado (Blásquez, 1959; Araiza, 1982).
rio se considera un ecosistema de desierto con va- Históricamente los ríos de Sonora formaron
rios tipos de comunidades bióticas (Brown, 1994). grandes complejos hidrológicos en una gran ex-
Su historia geológica ha promovido la formación tensión del suroeste de Estados Unidos y del norte
de un sistema hidrológico muy singular (Deacon y noroeste de México, situación congruente con
y Minckley, 1974; Hendrickson et al., 1981; Minc- las afinidades a la fauna íctica de la Mesa del Norte
kley, 1982; Minckley et al., 1986; Miller, 1986). y a las cuencas de la vertiente del Pacífico Noroes-
La mayoría de las cuencas de este estado se ubican te (Miller, 1959, 1966 y 1986). Actualmente sólo
en las Provincias Fisiográficas de la Sierra Madre los ríos Colorado, Yaqui y Mayo drenan sus aguas
Occidental (SC) y en las de Cuencas y Llanuras So- en el Golfo de California después de surgir de las
norenses y del Pacífico (BR) (INEGI, 1991; Ricketts et montañas Rocallosas y de la Sierra Madre Occi-
al., 1999). La formación y evolución de las cuen- dental, respectivamente, fluyendo a través del de-

Figura 1. Cuencas hidrológicas y principales ríos del estado de Sonora (A = Río Colorado, B = Río Sonoyta, C = Río Gila, D = Río de
la Concepción, E = Río San Ignacio, F = Río Sonora, G = Río Bacoachi, H = Río Yaqui, I = Río Mátape, J = Arroyo Cocoraque, K = Río
Mayo, L = Río Fuerte).
342 DIVERSIDAD BIOLÓGICA DE SONORA

sierto sonorense. A excepción de las de los ríos So- son especies periféricas que pueden establecerse en
nora, San Ignacio, Bacoachi, Cocoraque y Máta- aguas dulces en ausencia de representantes prima-
pe, todas las cuencas hidrológicas se encuentran com- rios y secundarios, aunque son estrictamente de afi-
partidas con los estados de Baja California, Chi- nidad marina. Para integrar este conteo hemos in-
huahua y Sinaloa, y en los Estados Unidos con cluido en el apéndice I (en disco compacto) todos
Arizona y Nuevo México. El arroyo Cuchujaqui, los peces continentales registrados en la literatura
representante de la cuenca del río Fuerte en Sonora, y consideramos únicamente dentro del análisis y
vierte su caudal a este río que drena sus aguas en la la discusión a los peces primarios (peces dulceacuí-
costa de Sinaloa (Hudson et al., 2005; Miller et colas obligados) y secundarios (peces eurihalinos).
al., 2005). En general, las cuencas hidrológicas de Los registros vicarios incluidos aquí son los locali-
Sonora drenan un área aproximada a 170 880 km2 zados en cauces de ríos de Sonora y son una mues-
con una descarga media anual menor a los 11 851 tra de la riqueza que pueden representar dentro
m3 (Miller et al., 2005). del ambiente dulceacuícola; sin embargo, este gru-
po de peces no será descrito en este trabajo y para
una mejor apreciación de su relevancia se recomien-
LA ICTIOFAUNA DULCEACUÍCOLA DE MÉXICO da consultar los trabajos de Castro-Aguirre et al.
Y SONORA (1978 y 1999). Al grupo de los peces primarios per-
tenecen 54 especies repartidos en 6 familias y 23
Composición de la ictiofauna dulceacuícola géneros (Cyprinidae, Catostomidae, Ictaluridae, Sal-
monidae, Centrarchidae y Cichlidae). Como espe-
La ictiofauna dulceacuícola de México compren- cies secundarias están 23 agrupadas en seis fami-
de peces estrictamente de aguas dulces (permanen- lias (Clupeidae, Poeciliidae, Cyprinodontidae, Eleo-
tes y secundarios) y aquellos que toleran por largos tridae, Gobiidae y Paralichthyidae) (apéndice I en
períodos de tiempo distintos grados de salinidad disco compacto).
en aguas interiores. La estimación más reciente so- El registro fósil es aún insuficiente para permi-
bre el total de esta fauna íctica es de alrededor de tir una visión clara de la historia ancestral de la
quinientas especies (Miller et al., 2005). De acuer- ictiofauna nativa de Sonora. El hallazgo en el ran-
do a su origen y afinidad, la ictiofauna sonorense y cho La Brisca constituye el registro fósil mejor do-
la continental de México se distribuyen en las re- cumentado del estado y pertenece a especies de
giones biogeográficas neártica y neotropical. Las peces de las familias Cyprinidae (Rhinichthys chry-
principales familias neárticas con especies presen- sogaster) y Catostomidae (Catostomus wigginsi). Se
tes en Sonora son las Salmonidae, Cyprinidae, Ca- considera también como el primer registro fósil co-
tostomidae e Ictaluridae y las neotropicales son las nocido del género Catostomus para México y se re-
Cichlidae y Poeciliidae. Los peces neárticos son más porta a un Poeciliopsis aún no descrito como el úni-
abundantes en aguas continentales de Sonora (Mi- co registro fósil de esta familia para México (Van De-
ller et al., 2005). Cabe mencionar que en Sonora y vender et al., 1985). Uno de los peces primarios
su litoral concurre más del veinte por ciento de la relictos presentes de la región es un representante
ictiofauna conocida para México (apéndice I en del Pleistoceno cercano al género Gila, de la cuen-
disco compacto). Sin embargo, algunas de las es- ca alta del río Yaqui en Chihuahua (Smith, 1981).
pecies de este conteo incluyen peces vicarios euri- Recientemente se han detectado fósiles de una di-
halinos y costeros marinos que han sido registra- versa y rica ictiofauna en depósitos de lava del Pleis-
dos en estuarios y lagunas costeras de Sonora, res- toceno a lo largo del río Moctezuma. La fauna acuá-
pectivamente, por lo que se considera un registro tica es abundante y destaca la presencia de carpas,
para aguas continentales y no de tipo dulceacuíco- matalotes y bagres. A pesar de que no se han iden-
la (Castro-Aguirre et al., 1999). Los peces vicarios tificado los restos (Mead et al., 2006), se cree que
PECES DULCEACUÍCOLAS 343

su afinidad con especies actuales o recientemente éstas, 40% de las especies de clupéidos, 17.7% de
extintas puede aportar importantes avances en el las de los cypriniformes (ciprínidos y catostómi-
conocimiento de la ictiofauna de la región. dos), 16.6% de las de los salmónidos, 6.5% de las
Los registros a lo largo de recolectas iniciadas a de los ciprinodóntidos (pecílidos y ciprinodónti-
finales del siglo antepasado y hasta la actualidad dos), 9.4% de las de los perciformes (centrárqui-
(Jordan y Everman, 1896; Meek, 1904; Espinosa- dos) y 4.5% de las de los Siluriformes (ictalúridos)
Pérez et al., 1993; Varela-Romero, 1995; Miller et se encuentran en nuestro estado (tabla 1).
al., 2005) y nuestros propias recolectas documen-
tan que la ictiofauna dulceacuícola de Sonora in- Endemismo y distribución por cuencas
cluye 79 especies de peces; las 53 nativas y al me-
nos 26 introducidas (Juárez-Romero et al., 1988; Sólo cuatro especies son endémicas dentro de los
Campoy-Favela, et al., 1989; Hendrickson y Vare- límites del estado: el matalote Opata (C. wigginsi)
la-Romero, 1989; Juárez-Romero et al., 1989; a la cuenca del río Sonora, el guatopote del Con-
Hendrickson y Juárez-Romero, 1990; Varela-Ro- cepción (Poeciliopsis n. sp.) a la cuenca del río de la
mero, 1995). Entre las nativas, ocho especies se Concepción, una forma taxonómicamente no de-
encuentran extirpadas del territorio nacional y una terminada de la carpita adornada Cyprinella n. sp.
está extinta. Con respecto al total nacional, Sono- a la cuenca del río Yaqui y, por último, la carpa del
ra representa 9.6% de las especies de peces nativos desierto (Gila eremica) endémica a las cuencas de
del país y 22, 34.3 y 41.1% de los géneros y fami- los ríos Sonora, Mátape y Yaqui. Sin embargo,
lias a escala nacional, respectivamente (tabla 1). De Sonora y sus cuencas hidrológicas albergan un

Tabla 1. Resumen de la riqueza de especies de peces dulceacuícolas nativos de México para cada orden,
familia y géneros y los presentes actualmente para el estado de Sonora

México Sonora % de
Especie especies
para Sonora
Familias Géneros Especies Familias Géneros Especies
Petromyzontiformes 1 1 2 0 0 0 0.0
Acipenseriformes 1 1 1 0 0 0 0.0
Anguilliformes 1 1 1 0 0 0 0.0
Clupeiformes 1 2 5 1 2 2 40.0
Cypriniformes 2 23 107 2 9 19 17.8
Characiformes 1 5 8 0 0 0 0.0
Siluriformes 3 7 22 1 1 1 4.5
Gymnotiformes 1 1 1 0 0 0 0.0
Salmoniformes 1 1 6 1 1 1 16.7
Ophidiiformes 1 1 1 0 0 0 0.0
Batrachoidiformes 1 1 1 0 0 0 0.0
Gobiesociformes 1 1 2 0 0 0 0.0
Cyprinodontiformes 6 39 169 2 3 11 6.5
Atheriniformes 1 4 37 1 1 1 2.7
Gasterosteiformes 1 1 1 0 0 0 0.0
Synbranchyformes 1 1 1 0 0 0 0.0
Perciformes 8 19 74 3 7 7 9.5
Total (%) 32 109 439 11 24 42 –
(34.4) (22) (9.6)
Fuente: Miller et al. (2005).
344 DIVERSIDAD BIOLÓGICA DE SONORA

número importante de endemismos a nivel de las a drenar sus aguas en la superficie hasta la costa de
provincias biogeográficas de las que forman parte. Sonora y se distribuyen al noroeste y centro del es-
La distribución de los peces nativos en las cuen- tado. Este antiguo tributario de la cuenca del río
cas hidrológicas de Sonora tiene relación con su Colorado fue aislado de ésta en el Pleistoceno por
origen y con los mecanismos de dispersión a lo lar- la formación de la sierra volcánica del Pinacate
go del tiempo geológico. El bajo río Colorado es (Lynch, 1981). El pez cachorrito del Sonoyta (Cy-
la cuenca más norteña del estado y representa his- prinodon eremus) se considera un endemismo de la
tóricamente la desembocadura de mayor impor- cuenca reconocido taxonómicamente hace poco
tancia en el Pacífico mexicano. Su ictiofauna nati- tiempo, en donde se desarrolla separado de su con-
va estuvo compuesta hasta antes del siglo XIX por génere hermano el cachorrito del desierto (McMa-
peces endémicos altamente especializados a hábi- hon y Miller, 1985; Miller y Fuiman, 1987; Eche-
tats de grandes ríos como la carpa elegante (Gila ele- lle et al., 2000) y cohabita con el pupo panza verde
gans), la carpa aleta redonda (Gila robusta), la car- (May, 1976; Juárez-Romero et al., 1989; Hendric-
pita afilada (Plagopterus argentissimus), la carpa gi- kson y Varela-Romero, 2002). Inmediatamente al
gante del Colorado (Ptychocheilus lucius) y el mata- sur se encuentra la cuenca del río de la Concep-
lote jorobado (Xyrauchen texanus). Sin embargo, esta ción donde concurren la carpa sonorense (Gila di-
ictiofauna nativa relicta se encuentra totalmente ex- taenia) y el guatopote del Concepción, que coha-
tirpada del territorio nacional y persiste sólo en há- bitan con los otros nativos, el pupo panza verde y
bitats restringidos en Estados Unidos (Follett, 1960; el guatopote del Gila. Un patrón similar se encuen-
Miller, 1961; Holden, 1980; Minckley, 1982; Minc- tra en las cuencas de los ríos Sonora y Mátape,
kley y Deacon, 1991; Ruiz-Campos y Contreras- donde el único endémico de la primera cuenca es
Balderas, 1987). Sólo el pez cachorrito del desier- el matalote Opata (Catostomus wigginsi), mientras
to (Cyprinodon macularius) permanece en el delta que la carpa del desierto (Gila eremica) es endémi-
del río Colorado como único pez dulceacuícola na- co a las dos cuencas. El rodapiedras mexicano se
tivo en la porción mexicana (Echelle et al., 2000; encuentra en el río Sonora y, con excepción del Má-
Varela-Romero et al., 2002). La cuenca del río Gila, tape, está ampliamente distribuido en los otros ríos
como subcuenca del Colorado, está formada en So- del estado localizados más al sur. El guatopote de
nora por sus tributarios los ríos San Pedro y Santa Sonora (P. sonoriensis) sustituye al del Gila, empe-
Cruz; ambos relatan una historia de modificacio- zando en el Mátape donde inicia su amplia distri-
nes ambientales y defaunación narrada de forma bución por el resto de las cuencas de la vertiente
excelsa por Minckley (1985). En ella permanecen Pacífico hacia el sur en Sonora (Miller et al., 2005).
aún la carpa del Gila (Gila intermedia) como en- A la cuenca del río Yaqui le corresponde la más
démico, el pupo panza verde (Rhinichthys chryso- extensa y diversa ictiofauna con 34.24% del total
gaster) y los matalotes de Sonora (Catostomus insig- de las especies registradas para el estado. Su fauna
nis) y del desierto (C. clarki), pero al igual que en íctica presenta bajo endemismo, ya que sus espe-
el Colorado, en México se ha documentado la pér- cies las comparte o se han derivado por medio de
dida de las carpas aleta redonda, aguda (Meda fulgi- intercambios con cuencas vecinas como las de los
da), pinta (Rhinichthys osculus), locha (Rhinichthys ríos Gila al norte y Mayo al sur. También se han
cobitis), el cachorrito del Santa Cruz (Cyprinodon ar- registrado intercambios faunísticos con las cuen-
cuatus) y el del desierto y el guatopote del Gila (Poe- cas orientales adyacentes del lago Guzmán y del
ciliopsis occidentalis) (Miller y Winn, 1951; Minc- río Conchos en la Mesa del Norte y al oeste con
kley, 1973 y 1980; Hendrickson y Varela-Rome- las cuencas del Sonora y el Mátape, debido princi-
ro, 1989; Minckley et al., 2002). palmente a conexiones tectónicas o de aluvión y
El río Sonoyta es el más norteño de un grupo por medio de pasos estuarinos (Miller et al., 2005).
de pequeñas cuencas que actualmente no alcanzan Nueve ciprínidos, el rodapiedras mexicano, las car-
PECES DULCEACUÍCOLAS 345

pitas yaqui (Cyprinella formosa), adornada (Cypri- cies en Sonora. La desecación de los cursos de agua
nella ornata) y una forma no descrita (Cyprinella corriente abajo de las presas, la canalización y la
n. sp.), del desierto, aleta redonda mexicana (Gila transferencia de grandes volúmenes de agua de un
minacae), púrpura (G. purpurea) y cabezona (Pi- lugar a otro, son algunas de las modificaciones que
mephales promelas) y el pupo mexicano (Rhinichthys se registran para los ríos sonorenses. Adicionalmen-
n. sp.) habitan esta cuenca. Adicionalmente, los ma- te, la estabilización de los regímenes de los flujos
talotes yaqui (Catostomus bernardini), Cahita (C. de agua en los sistemas de presas promueve la inte-
cahita), del Bavíspe (C. leopoldi) y del Bravo (C. rrupción de los procesos naturales del río, lo que
plebeius) coexisten con el bagre yaqui (Ictalurus pri- provoca una alteración en las comunidades natu-
cei) y los guatopotes del Gila y Culiche (Poeciliop- rales. La interrupción de la conectividad de descar-
sis prolifca). La trucha yaqui (Oncorhynchus n. sp.), ga de agua desde las cabeceras hasta la parte baja
aún no descrita, se distribuye en la parte alta de los de los ríos impacta la integridad biológica de la to-
arroyos de aguas frías de esta cuenca y la del río Ma- talidad del río (Meyer et al., 2007). Esta estabiliza-
yo. La mojarra sinaloense (Herichthys beani) regis- ción o desestabilización que resulta de la construc-
tra aquí su distribución más norteña y comparte ción de diferentes tipos de represas provoca cam-
en la cuenca baja el hábitat con la sardinita del Pa- bios no sólo en la dinámica de las descargas esta-
cífico (Dorosoma smithi), entre otros peces secun- cionales del agua y su temperatura, sino, además,
darios (Minckley et al., 1980). La cuenca del río cambia la disponibilidad de nutrientes. Asimismo,
Mayo recibe una fuerte influencia de la ictiofauna la descarga de sedimentos debido a la erosión y los
de su vecina norteña, la cuenca del río Yaqui; se escurrimientos de contaminantes de diversos tipos
registra una lista más reducida de las especies men- son responsables de la alteración de la química y
cionadas anteriormente para la cuenca del Yaqui. características físicas del agua de los ríos. Los peces
Los ciprínidos de la cuenca del río Mayo son el nativos tienden a permanecer en los sitios donde
rodapiedras mexicano, la carpa aleta redonda mexi- las condiciones físicas y químicas de los hábitats
cana y el pupo mexicano y entre los catostómidos son inalteradas o apenas han sido modificadas, por
se cuentan a los matalotes yaqui y cahita. Faltaría lo que se consideran indicadores de la calidad de
por añadir al guatopote mayo (Poeciliopsis mona- los hábitats ribereños. A pesar de no existir infor-
cha), la trucha yaqui, la mojarra sinaloense y la sar- mación publicada para peces nativos del estado, es
dinita del Pacífico. Por último, el arroyo Cuchuja- presumible la ruptura de patrones conductuales
qui representa la mayor influencia de la fauna neo- entre especies nativas como la conducta durante el
tropical del estado. Los guatopotes del Fuerte (Poe- cortejo, en la búsqueda de presas y para la protec-
ciliopsis latidens), Mocorito (P. lucida), Mayo y Cu- ción de los depredadores, entre otros, promovida
liche y el topote del Pacífico (Poecilia butleri), jun- por los cambios en la calidad y cantidad de sólidos
to con la mojarra sinaloense, representan 45% del suspendidos que la contaminación agrícola, mine-
total de la ictiofauna de la subcuenca con respecto ra y urbana promueve en los cuerpos de agua na-
a la carpa aleta redonda mexicana, el pupo panza turales. Rinne y Minckley (1991) mencionan que,
verde, el rodapiedras mexicano, los matalotes ya- a pesar de la similitud de los impactos sobre las
qui y cahita y el bagre yaqui (Varela-Romero et al., cuencas hidrológicas del sur de Estados Unidos y
en dict. para publ.). El único aterínido registrado las del norte de México, la menor pérdida de espe-
para Sonora es el plateadito del Presidio (Atherine- cies nativas que se ha registrado del lado mexicano
lla crystallina), que se encuentra extirpado del arro- está relacionada con la escasa abundancia y disper-
yo Cuchujaqui, subcuenca del río Álamos. sión de las especies exóticas. En efecto, la intro-
Es evidente que las modificaciones en los ríos y ducción y establecimiento de peces exóticos es la
arroyos destruyen los hábitats y eliminan la fauna opción más plausible de esta diferencia, debido al
y son la causa principal de la extirpación de espe- reemplazo de los peces nativos ocasionado por la
346 DIVERSIDAD BIOLÓGICA DE SONORA

competencia por alimento, espacio y otros recur- balses y represos donde se llevan a cabo las activi-
sos o, simplemente, porque los peces nativos se con- dades productivas, de tal forma que representan re-
vierten en alimento de los peces exóticos. Adicio- servorios de peces exóticos, desde donde éstos sue-
nalmente, mencionan que, en general, las especies len dispersarse, con lo que se promueven impactos
nativas de la zona desértica del oeste americano se negativos sobre las poblaciones de peces nativos
encuentran en desventaja contra las especies exóti- (Juárez-Romero et al., 1988; Hendrickson y Vare-
cas generalistas provenientes del este del continen- la-Romero, 1989; Campoy-Favela et al., 1989;
te, donde las comunidades ícticas son más diversas y Hendrickson y Juárez-Romero, 1990). En los ca-
mantienen un mayor número de formas carnívoras. sos más extremos para Sonora, el porcentaje de es-
En Sonora se han detectado al menos 26 espe- pecies de peces introducidos por cuenca puede lle-
cies de peces introducidos, cuya presencia denota gar a ser mayor al cincuenta por ciento de la tota-
una condición dinámica y representa una de las prin- lidad de las especies ícticas en la cuenca del bajo
cipales amenazas para la ictiofauna nativa. Unmack río Colorado y casi cincuenta por ciento en la cuen-
y Fagan (2004) detectaron que el efecto de la inva- ca del río Sonoyta (Hendrickson y Varela-Rome-
sión de los peces introducidos en la cuenca del río ro, 1989; Varela-Romero et al., 2002). Los princi-
Yaqui en Sonora y Arizona es progresivo y even- pales impactos negativos de los peces introducidos
tualmente afectará en forma negativa la permanen- sobre las poblaciones de peces nativos son la com-
cia de las poblaciones de peces nativos. Esta cuen- petencia, desplazamiento, hibridización y depre-
ca, junto con las de los ríos Colorado, Sonoyta y dación (Contreras-Balderas y Escalante, 1984; Ta-
Gila, ha recibido el mayor número de introduc- ylor et al., 1984; Moyle et al., 1986; Olden y Poff,
ciones de peces exóticos comparados con el resto 2005). En Sonora, uno de estos impactos se refiere
del estado. La principal causa directa de la disper- a la posible hibridización de las truchas nativas de
sión de peces exóticos son los programas de exten- los ríos Yaqui y Mayo (Oncorhynchus spp.) con la
sionismo piscícola que han sido y son desarrolla- trucha arcoiris (Oncorhynchys mykiss), utilizada para
dos por el gobierno federal, primeramente, y esta- fines acuiculturales, debido a la existencia de hí-
tal posteriormente, sobre peces de interés comer- bridos putativos en la región (Hendrickson y Va-
cial para la acuicultura extensiva y la pesca artesa- rela-Romero, 2002; Hendrickson et al., 2002;
nal y deportiva. Las mojarras africanas de los géne- Camarena-Rosales et al., 2007). Se conoce tam-
ros Tilapia y Oreochromis, junto con los bagres de bién, por recolectas en la cuenca del río Yaqui du-
canal (Ictalurus punctatus) y azul (I. furcatus), así rante los años ochenta y noventa, de la existencia
como la lobina negra (Micropterus salmoides) y la actual de híbridos entre el bagre yaqui y el de canal
carpa común (Cyprinus carpio), son los peces más (Hendrickson et al., 1981; Campoy-Favela et al.,
utilizados para actividades acuícolas. Junto con 1989). La presencia de este bagre hermano intro-
ellos, las especies medianas y pequeñas utilizadas ducido, interactuando con el bagre yaqui, repre-
como forraje de estos peces carnívoros también senta una seria amenaza para las poblaciones de
muestran amplia distribución, como es el caso de bagres nativos. Adicionalmente, la introducción in-
las mojarras del género Lepomis (L. cyanellus, L. directa de parásitos asociados a la ictiofauna exóti-
macrochirus, L. megalotis) y Pomoxis (P. annularis y ca se suma a las infecciones naturales de los parási-
P. nigromaculatus), la sardina del Maya (Dorosoma tos nativos sobre sus huéspedes, lo que provoca,
petenense), las carpas dorada (Carassius auratus) y en algunos casos, drásticas reducciones en los ni-
roja (Cyprinella lutrensis) y el pez mosquito (Gam- veles poblacionales de la ictiofauna nativa (Cam-
busia affinis). Además, el bagre negro (Ameiurus poy-Favela et al., 1989; Hendrickson y Juárez-Ro-
melas) ha sido introducido y diseminado en repre- mero, 1990). Es importante considerar que hasta
sos por pobladores locales para su consumo. La este momento los impactos ocasionados por las es-
mayoría de estos peces son introducidos en em- pecies introducidas deberán adicionarse a los fac-
PECES DULCEACUÍCOLAS 347

tores existentes en el sistema de alteraciones que la dinámica de los impactos. Dependiendo de la


actúan en los hábitats naturales de las cuencas hi- zona de que se trate, el pastoreo por ganado es una
drológicas del estado. Sin embargo, el efecto real actividad registrada con un impacto desde mode-
de las especies exóticas sobre las nativas no se ha rado localizado hasta devastador en el noroeste de
evaluado de manera experimental en campo para México. Este factor contribuye directamente a la
hacer esta inferencia científica en Sonora, por lo eliminación de la vegetación ribereña, la compac-
que urge la necesidad de desarrollar este tipo de tación del suelo por pisoteo, la erosión de los ban-
estudios para valorar y precisar los impactos de esta cos de los arroyos, el aumento en la sedimentación
fauna no nativa. y, consecuentemente, la modificación de la mor-
fología del canal, todo lo cual diezma la calidad
Amenazas sobre la ictiofauna de Sonora del hábitat de la especie. Los impactos de la conta-
minación por la industria minera han sido recien-
Los principales factores que impactan a las pobla- temente documentados para las cuencas de los ríos
ciones de peces nativos son la utilización inade- Sonora y San Pedro en Sonora (Gómez-Álvarez et
cuada de los recursos hidrológicos destinados a las al., 1990 y 2004), además de que son un factor cons-
actividades productivas, como son las agropecua- tante en la mayor parte de la zona serrana, donde
rias, mineras, industriales y domésticas, las altera- se desarrollan niveles de extracción minera desde
ciones físicas de los hábitats naturales por la cons- artesanal hasta industrial. La acuicultura extensiva
trucción de presas, represos, caminos y puentes, el en cuerpos de agua artificiales como presas y re-
incremento en el uso de agentes contaminantes y presos es el vector directo de la entrada de peces
la introducción de especies de peces exóticos (Me- exóticos en los ecosistemas naturales. En los reser-
ffe y Vrijenhoek, 1988; Varela-Romero, 1995). En vorios del estado, por medio de programas guber-
fechas recientes se han propuesto varios proyectos namentales, se han liberado millones de juveniles
de construcción de presas con el propósito de in- de peces de interés comercial para apoyo a las acti-
crementar en número las más de 25 construidas vidades económicas y de subsistencia. La camaro-
en cauces naturales de ríos y arroyos en Sonora, lo nicultura es una actividad productiva de reciente
que elevaría el número de hectáreas de hábitats ló- creación en el estado que ha tenido un desarrollo
ticos artificiales en el estado. Estos esfuerzos pre- explosivo en la zona costera. Su crecimiento ha
tenden principalmente almacenar agua para las generado cambios en los hábitats de las zonas de
actividades agropecuarias, mineras y domésticas. influencia estuarina en las partes bajas de las cuen-
Adicionalmente, el agua del subsuelo es utilizada cas de los ríos, lo que ha afectado la fauna de peces
para apoyar estas actividades productivas, lo que secundarios y periféricos y se suma a la problemá-
ocasiona la disminución del manto freático, con la tica existente para los peces nativos (Husdon et al.,
consecuente reducción de las aguas epicontinen- 2005). Además, aunque local, el impacto de la con-
tales en todo el estado y la muerte de vegetación taminación urbana por medio de desechos urba-
ribereña debido al abatimiento del nivel freático, nos no deja de estar presente en Sonora. El verti-
lo que, a su vez, provoca la disminución de los há- miento de aguas de drenajes urbanos, la modifica-
bitats disponibles para peces nativos y de las mi- ción de los hábitats ribereños y la contaminación
graciones naturales al interior de los sistemas hi- por desechos sólidos son los impactos más genera-
drológicos. lizados. No obstante, la mayoría de los asentamien-
Las actividades agropecuarias intensivas se en- tos humanos principales están localizados en la
cuentran generalmente localizadas en las partes parte baja de las cuencas, donde los ríos principa-
bajas de las cuencas hidrológicas y las mineras se les se convierten en efímeros, por lo que el impac-
localizan en las regiones de mediana y alta eleva- to es mínimo para la fauna nativa, a excepción de
ción, con lo que se provoca un efecto sinérgico en los ríos de la Concepción, Sonora, Yaqui y Mayo.
348 DIVERSIDAD BIOLÓGICA DE SONORA

ESTATUS DE CONSERVACIÓN DE LOS PECES zadas y cuatro se incluyen como sujetas a protec-
NATIVOS DE SONORA ción especial. Actualmente, esta NOM-059 se en-
cuentra en revisión y se espera obtener una lista
En Sonora, como en otros estados de la franja ári- más acertada de los estatus de conservación de las
da de Norteamérica, el desarrollo económico ha especies incluidas en este listado nacional. De esta
impulsado una creciente demanda de los ya esca- iniciativa, se propone para Sonora la recategoriza-
sos recursos hidrológicos. Esta situación ha oca- ción de cinco especies ya mencionadas aquí como
sionado modificaciones en la mayoría de las cuen- extirpadas de las cuencas de los ríos Colorado y
cas de la región, lo que ha traído como consecuen- Gila, y consideradas en la NOM vigente en las cate-
cia la destrucción y reducción de los hábitats acuá- gorías de «sujeta a protección especial y en peligro
ticos naturales y ha afectado la distribución de las de extinción» (tabla 2), las cuales deben de consi-
poblaciones de peces nativos. Dentro de las espe- derarse en la categoría de extirpadas del territorio
cies ícticas con distribución actual para Sonora, nacional (Varela-Romero y Ruiz-Campos, 2002).
33.3% (tabla 2) se encuentra incluida bajo alguna Para el resto de las especies nativas cuyo estado
categoría de protección de acuerdo al gobierno de conservación es ya conocido pero no ha sido re-
mexicano (NOM-059 2001). Ocho son las especies conocido en la NOM-059, será necesario proponer
en peligro de extinción, diez se consideran amena- al gobierno federal su integración a esta lista de ma-

Tabla 2. Peces nativos de Sonora incluidos en la NOM-059-ECOL-2001 (NOM-059 2001)


y propuesta de inclusión en la nueva NOM-059*
Categoría Distribución Situación
Familia Especie
federal en el país Actual/Propuesta
Cyprinidae Agosia (Rhinichthys) chrysogaster A No endémica A
Cyprinidae Cyprinella formosa A No endémica A
Cyprinidae Cyprinella ornata A Endémica –
Cyprinidae Gila ditaenia A No endémica A
Cyprinidae Gila elegans P No endémica Ex*
Cyprinidae Gila intermedia P No endémica P
Cyprinidae Gila purpurea P No endémica P
Cyprinidae Gila robusta Pr No endémica Ex*
Cyprinidae Rhinichthys cobitis P No endémica Ex*
Cyprinidae Rhinichthys osculus P No endémica Ex*
Cyprinidae Ptychocheilus lucius E No endémica Ex
Catostomidae Catostomus bernardini Pr No endémica –
Catostomidae Catostomus cahita A Endémica A
Catostomidae Catostomus insignis P No endémica P
Catostomidae Catostomus leopoldi Pr Endémica A*
Catostomidae Catostomus plebeius A No endémica –
Catostomidae Catostomus wigginsi A Endémica A
Catostomidae Xyrauchen texanus P No endémica E*
Cyprinodontidae Cyprinodon macularius P No endémica P
Ictaluridae Ictalurus pricei Pr No endémica P*
Poeciliidae Poecilia butleri A No endémica –
Poeciliidae Poeciliopsis occidentalis A No endémica –
Poeciliidae Poeciliopsis latidens A No endémica –
Nota: Ex = Extirpada, P = En peligro de extinción, A = Amenazada, Pr = Sujeta a protección Especial.
PECES DULCEACUÍCOLAS 349

nera independiente y de acuerdo a la metrología cuenca del río Bavíspe y separándola de la distri-
publicada en la propia Norma Oficial (NOM-059 bución de C. ornata que se extiende hacia el sur a
2001). Entre este grupo de especies que se ha des- la subcuenca del río Papigochic hasta el río San
crito, o se le ha reconocido nombre válido recien- Pedro Mezquital en Durango, con lo que se incre-
temente, se encuentran Gila minacae, Poeciliopsis so- menta en consecuencia el grado de amenaza para
noriensis y Cyprinodon eremus (Echelle et al., 2000; ambas especies. Finalmente, en relación al bagre
Miller et al., 2005), que se suman a las especies no yaqui, Ictalurus pricei, y su complejo de formas si-
incluidas en la NOM con distribución relicta de sus milares, originalmente reconocidos para los ríos tri-
poblaciones en Sonora y que se requieren evaluar butarios de la vertiente Pacífico de la Sierra Madre
para reconocer su estatus de conservación. Adicio- Occidental, se ha observado por medio de estudios
nalmente, existen especies que aún no se han des- de genes mitocondriales que representan al menos
crito que requieren ser formalmente reconocidas una unidad evolutiva independiente y se ha res-
en términos taxonómicos y nomenclaturales y tringido su distribución a los ríos Yaqui, Mayo y
eventualmente incluirlas en el listado nacional. Para Fuerte (Varela-Romero, 2007). Los estudios des-
el caso de los salmónidos de Sonora, por medio critos anteriormente sin duda orientan las necesi-
del ADN mitocondrial la trucha del género Oncor- dades de conservación hacia la necesidad de gene-
hynchus que habita la cuenca del río Yaqui en So- rar conocimiento sobre la historia natural, el ori-
nora se ha reconocido como una forma muy cer- gen y la evolución de estas especies.
cana a la trucha arcoiris (Nielsen, 1996 y 1997;
Nielsen et al., 1997 y 1998). Sin embargo, estu-
dios complementarios de fragmentos del genoma PERSPECTIVAS DE CONSERVACIÓN
mitocondrial y la morfología de las truchas nativas
de la Sierra Madre Occidental reconocen su iden- Las perspectivas de conservación para los recursos
tidad específica y sugieren a esta especie como na- ictiofaunísticos de la región no parecen ser muy
tiva de las cuencas de los ríos Yaqui y Mayo (Ruiz- favorables debido a los impactos actuales produc-
Campos et al., 2003; Camarena-Rosales et al., to de las actividades económicas y las tendencias
2007). A pesar de esto, es evidente que aún faltan del desarrollo humano. Esta influencia lleva a las po-
estudios para su definición taxonómica y para el blaciones de peces nativos a una constante dismi-
esclarecimiento de los impactos promovidos por nución de sus poblaciones, lo que las coloca bajo
la potencial hibridización con la trucha arcoíris, lo una seria amenaza de desaparecer, en virtud de la
cual, aunado a la reducción de sus hábitats y a las cada vez menor disponibilidad de agua para su so-
modificaciones descritas para otros peces nativos, brevivencia. Sonora es un estado principalmente
amenaza su sobrevivencia. Para los ciprínidos, Hen- árido, donde las actividades socioeconómicas sus-
drickson y Minckley (Miller et al., 2005, datos sin tanciales están directamente relacionadas con el
publ.) han restringido la distribución de R. chryso- recurso hídrico. Esta característica enfatiza las mo-
gaster a las cuencas de los ríos Gila, Sonoyta, Con- dificaciones antropogénicas en todas las cuencas
cepción y Sonora en Sonora y Arizona debido a hidrológicas de la región, lo que ocasiona la reduc-
que reconocen la existencia de una nueva especie, ción de hábitats naturales y de las distribuciones
Rhinichthys sp., para las cuencas de los ríos Yaqui, de las poblaciones de peces nativos. Estas modifi-
Mayo y Fuerte. Esta disminución en la extensión caciones han sido más severas en las zonas de ma-
de la distribución original conocida para estas es- yor aridez del estado, que se ubican en el Desierto
pecies representa un incremento en el grado de Sonorense, desde el bajo río Colorado hasta el río
amenaza de las poblaciones para ambas especies. Mátape y, además, en la porción sur de los ríos
De la misma forma, Miller et al. (2005) reconoce Yaqui y Mayo, a diferencia de las zonas serranas,
la existencia de Cyprinella n. sp., restringida a la sub- cuya mayor elevación, inaccesibilidad y precipita-
350 DIVERSIDAD BIOLÓGICA DE SONORA

ción, propician una menor intensidad en los im- tención de ejemplares utilizados para la repobla-
pactos y se observan menos modificadas. ción de hábitat controlado dentro de su distribu-
En Sonora no existe un programa formal sobre ción en la cuenca del río Yaqui en el sur de Arizo-
la conservación y el manejo de la ictiofauna dulcea- na. Sin embargo, el stock reproductivo murió y ya
cuícola. La protección de las especies se da teórica- no se cuenta con esta línea base para la recupera-
mente por la inclusión de algunas de estas especies ción de la especie (Varela-Romero et al. en dict.
en el listado nacional para la protección ambiental para publ.).
de especies nativas de México (NOM-059 2001) y
por las medidas de mitigación de los impactos que
es necesario considerar en los nuevos desarrollos NECESIDADES DE RECOLECTA
económicos destinados a zonas naturales donde E INVESTIGACIÓN
estas especies se distribuyen. Además, algunas por-
ciones de ríos y arroyos se encuentran dentro de La importancia de las especies nativas puede eva-
áreas naturales protegidas de carácter federal y al- luarse de diferentes puntos de vista como son la
gunas de ellas contemplan programas de estudio, investigación científica necesaria para el conoci-
conservación y protección específica para sólo po- miento de la diversidad íctica, su historia y evolu-
cas especies de peces nativos. C. macularius se en- ción y el papel de los peces en los ecosistemas. Ade-
cuentra en las reserva de la biosfera Alto Golfo de más, sus usos como alternativas en la pesca comer-
California y Delta del Río Colorado, C. eremus en cial y deportiva, así como en la acuicultura y el
la del Pinacate y Gran Desierto de Altar y varias acuarismo y su potencial como control biológico
especies de pecílidos, ciprínidos, el bagre yaqui y son parte de la utilidad práctica que el propio de-
la mojarra sinaloense en el área de protección de sarrollo humano demanda de estos recursos.
flora y fauna silvestres Sierra de Álamos y Arroyo Dentro de la investigación básica, muchas son las
Cuchujaqui en Sonora. Estas áreas naturales pro- deficiencias de información sobre los peces nati-
tegidas consideran programas de protección, ma- vos de Sonora. Se requieren estudios para el cono-
nejo y conservación de estas especies pero con li- cimiento de su origen, evolución y biogeografía, así
mitados recursos económicos para su implemen- como de la sistemática y taxonomía, basados en
tación (Conanp, 2007). Se han desarrollado algu- marcadores moleculares y caracteres morfológicos.
nos esfuerzos para mantener poblaciones reproduc- Su historia natural está pobremente documentada
tivas de resguardo de peces nativos bajo alguna ca- a todos los niveles para la mayoría de las especies
tegoría de conservación. Una población del cacho- en aspectos básicos como distribución y abundan-
rrito del Sonoyta (Cyprinodon eremus) ha sido man- cia, ciclos de vida, alimentación y requerimientos
tenida en represos artificiales dentro del Centro ambientales, además de la falta de estudios de ca-
Ecológico de Sonora en Hermosillo con fines de rácter ecológico para establecer la estructura y fun-
conservación. Adicionalmente, se han realizado ción de esta singular ictiofauna en los ecosistemas
esfuerzos coordinados de rescate y conservación del acuáticos. Para la generación y fomento de pesque-
bagre yaqui por parte del Servicio de Peces y Vida rías comerciales y deportivas sobre peces nativos,
Silvestre de Estados Unidos, el Departamento de algunas especies como el bagre yaqui, la trucha
Caza y Pesca de Arizona y el Centro Ecológico de yaqui y la mojarra sinaloense tienen un papel im-
Sonora en las décadas de 1980 y 1990, con el ob- portante, ya que especies exóticas muy simila-
jetivo de confinar una población reproductiva de res a ellas son utilizadas para soportar estas activi-
bagre yaqui en instalaciones de granjas reproduc- dades comerciales, sin contar con la plusvalía que
toras de peces en peligro de extinción en Estados el carácter de endemismo les otorga. Estas especies
Unidos y repoblar su distribución natural a ambos presentan un potencial aún desconocido para la
lados de la frontera. Este esfuerzo permitió la ob- acuicultura extensiva en el noroeste de México.
PECES DULCEACUÍCOLAS 351

Adicionalmente, algunas especies como el cacho- LITERATURA CITADA


rrito del desierto y del Sonoyta, las sardinitas ya-
qui y adornada, el rodapiedras mexicano y el to- ÁLVAREZ DEL VILLAR, J. 1970. Peces mexicanos (claves).
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síntesis del estado del arte del conocimiento de la Utah Press. Salt Lake City, Utah.
diversidad genética de los peces nativos de Sonora BURR, B.M. 1976. A Review of the Mexican Stonero-
se incluye en el capítulo diversidad genética de la ller, Campostoma ornatum Girard (Pisces: Cyprini-
biota de Sonora de este libro (Molina-Freaner et dae). Transactions of the San Diego Society of Natu-
al., en este vol.). ral History 18: 127-144.
CAMARENA-ROSALES, F., G. RUIZ-CAMPOS, J. DE LA ROSA,
R. MANDEN, D.A. HENDRICKSON, A. VARELA-RO-
MERO y F. GARCÍA DE LEÓN. 2007. Mitochondrial
AGRADECIMIENTOS
Haplotype Variation in Wild Trout Populations
(Teleostei: Salmonidae) from Northwest Mexico.
Los autores desean agradecer las facilidades otor-
Reviews in Fish Biology and Fisheries 2-3: 157-165.
gadas por el Centro de Investigación en Alimenta- CAMPOY-FAVELA, J., A. VARELA-ROMERO y L. JUÁREZ-
ción y Desarrollo, A.C., para la elaboración de este ROMERO. 1989. Observaciones sobre la ictiofauna
manuscrito, especialmente a la doctora Gloria Yé- nativa de la cuenca del río Yaqui, Sonora, México.
piz Plascencia, directora del programa de estudios Ecológica 1: 1-29.
de doctorado del primer autor, por la revisión crí- CASTRO-AGUIRRE, J.L. 1978. Catálogo sistemático de los
tica a este manuscrito, así como a los doctores Gor- peces que penetran a las aguas continentales de Méxi-
gonio Ruiz Campos y Francisco García de León co con aspectos zoogeográficos y ecológicos. Serie Cien-
por sus críticas y sugerencias. Agradecemos tam- tífica 19. Instituto Nacional de la Pesca, 298 p.
bién a los editores de este libro la invitación a con- CASTRO-AGUIRRE, J.L., J. SCHMITTER-SOTO y H. ESPI-
NOSA-PÉREZ. 1999. Ictiofauna estuarino-lagunar y
tribuir con el presente capítulo y las sugerencias
vicaria de México. Limusa, México.
aportadas para mejorar la versión inicial. El pri-
CHERNOFF, B. y R.R. MILLER. 1982. Notropis bocagran-
mer autor agradece a las personas que de una u de, a New Cyprinid Fish from Chihuahua, Méxi-
otra forma contribuyeron a la realización de este co, with Comments on Notropis formosus. Copeia
manuscrito. 3: 514-522.
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357

UNA SINOPSIS DE LA HERPETOFAUNA CON COMENTARIOS SOBRE


LAS PRIORIDADES EN INVESTIGACIÓN Y CONSERVACIÓN
ERIK F. ENDERSON,1 ADRIAN QUIJADA-MASCAREÑAS,2 DALE S. TURNER,3 ROBERT L. BEZY4 Y PHILIP C. ROSEN2

RESUMEN. Existen pocos estudios acerca de la her- ing to species richness include convergences of Neo-
petofauna de Sonora y como consecuencia el co- tropic and Nearctic zones and a west to east eleva-
nocimiento y entendimiento de sus anfibios y rep- tional gradient. Historical and current land-use prac-
tiles es inadecuado. En el presente trabajo presen- tices have significantly altered terrestrial and aquatic
tamos una sinopsis breve de la herpetofauna de So- habitats, thus facilitating the distribution of intro-
nora. La documentación de las especies está basa- duced species. Preservation of representative native
da en la revisión de ejemplares de museo, trabajo ecosystems and an institution to promote herpe-
de campo y referencias publicadas. Hasta el presen- tology in Sonora are strongly recommended.
te se han encontrado 186 especies nativas en So-
nora, lo que constituye una diversidad mayor que
la que se ha encontrado en los estados circundan- INTRODUCCIÓN
tes. Los factores que contribuyen principalmente a
esta diversidad son la convergencia de la zona Neár- La herpetofauna de Sonora refleja el contraste de
tica y la Neotropical y un gradiente altitudinal oes- diversos aspectos físicos, climáticos y bióticos del
te-este. Las prácticas de uso de la tierra a lo largo estado. Más de la mitad del territorio conforma al
de la historia y hasta el presente han alterado seria- denominado Desierto Sonorense (8 887 128 hec-
mente los hábitats terrestres y acuáticos y han faci- táreas). Del total de la herpetofauna, 32% está aso-
litado la distribución de especies introducidas. Se ciada al Desierto Sonorense, 28% a las regiones
presentan recomendaciones para la preservación de tropicales del sur y 19% al clima templado de la
los ecosistemas nativos y la formación de una ins- Sierra Madre Occidental y su archipiélago norte
titución que promueva la herpetología en Sonora. de las islas montañosas.
Según Brown y Lowe (1980) y Brown (1994)
ABASTRACT. Few studies of the herpetofauna of Sonora está conformado por al menos once co-
Sonora exist and consequently knowledge and munidades bióticas que van desde las hiperáridas
understanding of its amphibians and reptiles is en la subdivisión del Valle Bajo del Río Colorado
inadequate. Here, we provide a brief synopsis and en el Desierto Sonorense a nivel del mar hasta los
checklist of Sonora’s herpetofauna; documenting bosques mixtos de coníferas a los 2 500 msnm
species presence based on museum specimens, our (Coníferas de las Montañas Rocallosas) (Martin et
fieldwork, and published research. At present, 186 al., 1998). La gran diversidad biológica que existe
native species are found in Sonora, a diversity grea- en muchas de estas comunidades refleja su heren-
ter than its neighboring states. Factors contribut- cia tropical. Esta diversidad se incrementa por la
1
convergencia biogeográfica del cálido (o caliente)
Drylands Institute.
2
University of Arizona. desierto subtropical con las tierras bajas tropicales
3
The Nature Conservancy. de América a 30° latitud N. Además de esto, las
4
Natural History Museum of Los Angeles County.

Enderson, E.F., A. Quijada-Mascareñas, D.S. Turner, R.L. Bezy y P.C. Rosen. 2009. Una sinopsis de la herpetofauna
con comentarios sobre las prioridades en investigación y conservación. En: F.E. Molina-Freaner y T.R. Van Devender,
eds. Diversidad biológica de Sonora. UNAM, México, pp. 357-383.
358 DIVERSIDAD BIOLÓGICA DE SONORA

grandes elevaciones del relieve de Sonora brindan ra reflejan la transición de las especies neárticas y
a la fauna de las montañas del sur templado una neotropicales. Existen 52 especies que alcanzan den-
profunda conexión con las comunidades desérti- tro del estado su límite de distribución norte (fi-
cas y tropicales. Los datos de la distribución de los gura 1; apéndice III en disco compacto) y 13 que
anfibios y los reptiles a lo largo del límite templa- alcanzan su límite de distribución sur (figura 1;
do-tropical cerca de los 28-29° latitud N de Sono- apéndice IV en disco compacto).

Figura 1. Especies que alcanzan su límite de distribución en Sonora. Los triángulos representan localidades en las que las espe-
cies alcanzan su límite latitudinal norte conocido. Los círculos representan localidades donde las especies alcanzan su límite
latitudinal sur conocido. Las especies endémicas de Sonora no se incluyen. (Ambystoma rosaceum2, Pseudoeurycea bellii44,
Anaxyrus mazatlanensis3, Anaxyrus retiformis4, Ollotis occidentalis35, Tlalocohyla smithii58, Pachymedusa dacnicolor36, Smilisca
baudinii51, Craugastor occidentalis13, Craugastor tarahumaraensis14, Leptodactylus melanonotus27, Syrrhophus interorbitalis54, Li-
thobates forreri31, Lithobates magnaocularis32, Lithobates yavapaiensis66, Terrapene nelsoni55, Kinosternon alamosae24, Kinoster-
non arizonense25, Kinosternon integrum26, Trachemys yaquia59, Coleonyx fasciatus11, Phyllodactylus homolepidurus39, Phyllodac-
UNA SINOPSIS DE LA HERPETOFAUNA 359

Historia de la investigación H. Taylor (1938) fue el primero en realizar un com-


pendio de anfibios y reptiles. Otros compendios y
Se realizaron varias expediciones pioneras en el es- contribuciones fueron realizadas por Allen (1933),
tado de Sonora a mediados de 1800 y durante el Burt (1935), Hensley (1950), Zweifel y Norris
siglo XX (Baird, 1859; Mowry, 1859; Sevin, 1860; (1955), Zweifel (1956), Smith y Hensley (1958),
Lumholtz, 1891; Allen, 1893; MacDougal, 1906; Heringhi (1969), González-Romero y Álvarez-
Mearns, 1907; Lumholtz y Dracopoli, 1912; Gold- Cárdenas (1989), Parra y Quijada-Mascareñas
man, 1951); sin embargo, no todas estas resultaron (1992), Schwalbe y Lowe (2000), Lemos-Espinal
en la adquisición de especímenes de anfibios y rep- (2003, 2004 y 2005), Rorabaugh (2008) y Ender-
tiles. La exploración en 1890-1892 del norte de Mé- son et al. (2009).
xico por parte de Carl Lumholtz y su grupo de ex- Otras contribuciones al conocimiento del esta-
pedición está documentada por Allen (1893) y do y de los registros de distribución de la herpeto-
posiblemente representa uno de los mayores lega- fauna se han reportado recientemente por Bonine
dos históricos para los herpetólogos. Durante esta et al. (2006), Enderson et al. (2006 y 2007), En-
expedición F. Robinette colectó lo que se conver- derson y Bezy (2007a, 2007b, 2007c, 2007d y
tiría en el ejemplar tipo de Phrynosoma ditmarsi. 2007e), Lara-Góngora (2004), Rosen y Quijada-
Su desaparición durante setenta años y su poste- Mascareñas (en prensa), Quijada-Mascareñas y En-
rior redescubrimiento están bien documentados derson (2007), Quijada-Mascareñas, et al. (2007),
(Lowe et al., 1971; Roth, 1997; Sherbrook, 1997) Rorabaugh y Servoss (2006), Smith et al. (2005a,
y proporcionan uno de los episodios más fascinan- 2005b y 2005c) y Van Devender y Enderson (2007).
tes de la herpetología de Sonora. La historia natu- Un análisis actualizado de la riqueza y afinida-
ral y la distribución de las especies se encuentran des biogeográficas, comparando los estados circun-
hasta hoy poco estudiadas. dantes a Sonora, ha sido publicado recientemente
El tratado de herpetología de Sonora mejor co- (Enderson et al. 2009). En este capítulo nos enfo-
nocido es el de Charles Bogert y James Oliver camos más en la discusión de las necesidades de
(1945). Este tratado se publicó hace 62 años y es investigación y conservación. Nuestro objetivo es
uno de los trabajos de herpetofauna más impor- estimular más estudios futuros para un mejor en-
tantes. El difunto profesor, herpetólogo y ecólogo tendimiento de la herpetofauna en Sonora.
Charles H. Lowe era un estudiante de posgrado en
1939 y acompañó a Bogert durante su primer via- Introducción biogeográfica
je a Álamos. Los resultados del estudio de este via-
je llevaron a Bogert y a Oliver a su publicación Situado entre las latitudes 26.2° y 32.5° N y con
más importante en 1945 y fomentó el gran interés una superficie de 185 430 km2, Sonora es el se-
que Lowe mostró durante muchos años de inves- gundo estado más grande de México (Felger et al.
tigación en Sonora. 2001). Colinda con el estado más grande de Mexico
Van Denburgh (1922) y Slevin (1928) prove- (Chihuahua) y presenta una división geológica de
yeron la primera lista publicada de la herpetofau- suma importancia al este: la Sierra Madre Occi-
na de Sonora. El legendario herpetólogo Edward dental. El Golfo de California y las 14 islas de So-

tylus tuberculosus40, Heloderma horridum22, Ctenosaura macrolopha19, Crotaphytus nebrius18, Phrynosoma goodei38, Phrynosoma
orbiculare37, Sceloporus lemosespinali49, Sceloporus albiventris48, Sceloporus nelsoni50, Urosaurus bicarinatus63, Urosaurus gracio-
sus64, Uma rufopunctata62, Anolis nebulosus5 (Lieb 1981), Plestiodon parviauriculatus42, Aspidoscelis costata6, Aspidoscelis sono-
rae7, Aspidoscelis xanthonota65, Boa constrictor8, Chionactis occipitalis9, Chionactis palarostris10, Coluber mentovarius12, Mastigodr-
yas cliftoni33, Drymobius margaritiferus20, Geophis dugesii21, Imantodes gemmistratus23, Leptodeira punctata28, Leptodeira splendi-
da28, Leptophis diplotropis30, Pituophis deppei41, Pseudoficimia frontalis45, Salvadora bairdi47, Procinura aemula43, Storeria storerioi-
des52, Sympholis lippiens53, Thamnophis melanogaster56, Thamnophis validus57, Trimorphodon tau60, Tropidodipsas repleta61, Mi-
crurus distans34 Agkistrodon bilineatus1 Crotalus basiliscus15 Crotalus cerastes16, Crotalus tigris17).
360 DIVERSIDAD BIOLÓGICA DE SONORA

nora (apéndice 5 en disco compacto) se encuen- pueden transformar el matorral del desierto del oes-
tran hacia el oeste y marcan el límite occidental. te y norte de Sonora en exuberantes paisajes que re-
La frontera norte la delimita Estados Unidos (Ari- cuerdan sus orígenes tropicales. Para los herpetó-
zona y Nuevo México), mientras que Sinaloa y el logos son de particular interés los hábitats de ma-
Golfo de California delimitan la frontera sur. torral desértico en el Altiplano de Arizona, en la
Como consecuencia del gradiente altitudinal Costa Central del Golfo y en las Planicies de So-
pronunciado, la transición en Sonora del trópico a nora, subdivisiones del Desierto Sonorense (Tur-
lo templado es abrupta (Búrquez et al., 1992; Mar- ner y Brown, 1982) donde grupos de anfibios y
tínez-Yrízar et al., 2000; Van Devender et al., 2000 reptiles con afinidad templada y tropical forman
y 2005). Los bosques neotropicales más norteños zonas particulares de simpatría. Un ejemplo es el
de México se extienden hacia el sur de Sonora an- de la Costa Central del Golfo que marca la divi-
tes de alcanzar su límite norte de distribución cer- sión entre Guaymas y Bahía de Kino, donde exis-
ca de San Javier a 29.5° N y 109° O (Búrquez et ten tanto Boa constrictor como Charina trivirgata.
al., 1992). A setenta kilómetros al este de San Ja- A pesar de que Sonora contiene varios centros
vier y alcanzando los 2 100 msnm se extiende la Me- de diversidad de reptiles, el área mejor conocida
sa del Campanero, donde el bosque de pino y en- por su carácter ecológico es el Gran Desierto de
cino recibe ocasionalmente tormentas de nieve Altar. El calor extremo, la aridez y la inestabilidad
durante el invierno. La herpetofauna que se distri- de las dunas generan un entorno discordante que
buye en esta zona de transición es muy diversa. En permite la existencia de especies arenícolas con
San Javier, los anfibios y los reptiles con afinidad adaptaciones para la locomoción y para la excava-
tropical (v.g., Boa constrictor, Ctenosaura macrolo- ción en la arena. El Gran Desierto es, según los
pha y Pachymedusa dacnicolor) prosperan en el bos- especialistas en dunas, el núcleo de la distribución
que tropical caducifolio, un ambiente en el que no en Sonora de Uma rufopunctata y Phrynosoma mca-
se presentan heladas. Por otro lado, existen especies llii y, en menor grado, de P. goodei. Otras especies
que se distribuyen en zonas templadas con afini- de herpetofauna asociadas a la arena que son do-
dad madrense (v.g., Anaxyrus mexicanus, Elgaria kin- minantes en el Gran Desierto son Chionactis occi-
gii y Lampropeltis pyromelana) que habitan en los pitalis y Crotalus cerastes (Rosen, 2006).
altos de los bosques de pino-encino de Mesa del El núcleo de la biodiversidad de Sonora reside
Campanero. en las regiones de matorral del desierto. A pesar de
Situaciones similares se presentan en todo el es- que estas características y las especies endémicas
tado, particularmente en las regiones central y sep- de este bioma se extienden al norte y al sur de So-
tentrional, donde grandes extensiones de matorral nora, muchas se encuentran en el centro del esta-
desértico, pastizal desértico y pastizal de llanura ro- do, lo que refleja la afinidad de estas especies al há-
dean zonas montañosas aisladas. Muchas de estas bitat de matorral desértico. Ejemplos notables in-
zonas conforman refugios de biodiversidad aisla- cluyen a Ollotis alvaria, Kinosternon arizonense, K.
dos con afinidad madrense. La sierra de Los Ajos, alamosae, Aspidoscelis Burti, Phrynosoma solare,
que alcanza los 2 620 msnm en el extremo norte Phyllorhynchus browni, Micruroides euryxanthus,
de Sonora, es un ejemplo excepcional en el que Crotalus y Tigris. Muchas especies del neotrópico
Crotalus scutulatus se distribuye en desiertos y pas- y de los desiertos cálidos de Norteamérica con am-
tizal desértico a los 1 000 msnm y Crotalus pricei plia distribución, así como pocas de afinidad tem-
se distribuye cerca de la cimas entre los abetos. plada también son importantes en esta asociación.
Las lluvias de verano que se relacionan con el Los límites norte y sur para las especies cuyo in-
monzón mexicano llegan a Sonora a finales de ju- tervalo latitudinal termina en Sonora se observan
nio y a menudo son las primeras significativas del en la figura l. El mapa ilustra los límites conocidos
año. A mediados de julio, las tormentas de verano de las especies con distribución tropical: (1) están
UNA SINOPSIS DE LA HERPETOFAUNA 361

concentradas en las zonas con mayor accesibilidad RESULTADOS Y DISCUSIÓN


a los herpetólogos (la región de Álamos y la de Yé-
cora) y (2) divergen de la costa a las latitudes altas. La herpetofauna de Sonora que se conoce hasta
Las especies de afinidad tropical alcanzan su límite hoy incluye 186 especies nativas divididas en 85
norte en la Sierra Madre Occidental, en Sonora. En géneros y 32 familias. Ésta se encuentra constitui-
latitudes más altas, estas especies están restringidas da por 35 especies de anfibios y 151 especies de rep-
a mayores altitudes debido a los requerimientos de tiles que colonizaron hábitats terrestres y de agua
humedad. La única excepción notable es Phyllodac- dulce, incluidas cinco tortugas marinas y una ví-
tylus homolepidurus. Esta especie, un miembro del bora marina (apéndice 1 en disco compacto). Los
grupo de P. tuberculosus (Dixon, 1964), parece ser endemismos están representados por cinco espe-
la única en el desierto que alcanza su límite norte cies continentales (Aspidoscelis opatae, Crotaphytus
en la sierra Julio. P. homolepidurus se encuentra res- dickersonae, Phrynosoma ditmarsi, Trachemys yaquia,
tringida a la costa de Sonora y a la isla San Pedro Xantusia jaycolei) y ocho que habitan islas (Aspidos-
Nolasco y se extiende en el continente al cerro Lio- celis bacata, Aspidoscelis martyris, Ctenosaura cons-
ne cerca de El Oasis y al sur de Topolobampo, Si- picuosa, Ctenosaura nolascoensis, Uta nolascoensis,
naloa (Hardy y McDiarmid, 1969). Uta palmeri, Coluber slevini y Crotalus estebanen-
La mayoría de los miembros de la herpetofauna sis). En el estado también habitan dos especies no-
asociados al Desierto Sonorense (59 especies, 32%) nativas de anfibios y cinco especies no nativas de
alcanza su límite sur en Sinaloa (Hardy y McDiar- reptiles.
mid, 1969). Aquellos que alcanzan su límite sur en Una de las especies nativas ha sido erradicada:
Sonora lo hacen cerca de la costa. Otro componen- Crocodylus acutus. Este único miembro del orden
te importante de la diversidad de la herpetofauna Crocodilia conocido en Sonora fue visto por últi-
se asocia con la Sierra Madre Occidental (34 espe- ma vez en el estado en un estuario cerca de Guay-
cies, 19%) y continúa hacia el sur en Chihuahua y mas en 1973 (Navarro, 2003; Nabhan, 2003).
Durango (Webb, 1984; McCranie y Wilson, 1987; Varios registros históricos de esta especie provie-
Lemos-Espinal y Smith, 2007). Tres notables ex- nen de los alrededores de la Isla del Tiburón y de
cepciones son Aspidoscelis sonorae, Lithobates yava- Punta Sargento (Mead y Báez, 2003).
paiensis y Kinosternon arizonense, que llegan a su En comparación con la herpetofauna documen-
límite sur en las laderas occidentales de la Sierra tada en los estados vecinos, Sonora presenta una
Madre Occidental en el Archipiélago de Sonora. alta diversidad en anuros, lagartijas y tortugas (ta-
bla 1). La comparación de la diversidad de Sonora
con la del estado de Sinaloa es imprecisa si se to-
MÉTODOS man en cuenta los cambios en la sistemática seña-
lados en la revisión de Hardy y McDiarmid (1969);
La presencia de las especies y su distribución fue- un compendio de la herpetofauna de Sinaloa que
ron verificadas mediante el examen de especíme- utiliza la clasificación taxonómica actual estima un
nes preservados, la revisión de los registros publi- aumento en la diversidad de la herpetofauna en
cados y observaciones de campo personales (véan- ese estado.
se agradecimientos). Los nombres científicos y los
nombres comunes en inglés utilizados en esta pu- Estado de la conservación
blicación se basan en las listas taxonómicas publi-
cadas por Crother et al. (2007) y Liner (2007). Sonora cuenta con 86 especies de reptiles y anfi-
Los nombres en español se tomaron de Lemos- bios sujetos a protección federal (tabla 2; NOM,
Espinal (2003, 2004 y 2005) y Van Devender y 2002) y con siete especies que se encuentran pro-
Reina-Guerrero (datos sin publ.). tegidas en Estados Unidos bajo la Ley de Especies
362 DIVERSIDAD BIOLÓGICA DE SONORA

Tabla 1. Comparación de la diversidad de especies nativas y la diversidad de los estados colindantes


Estado Ranas y sapos Salamandras Tortugas Lagartijas Víboras Amphisbaenia Cocodrilos
Sonora 32 (2) 3 15 (2) 54 (2) 71 (1) 0 1 (extirpada)
Chihuahua¹ 31 4 13 51 (1) 72 0 0
Sinaloa² 31 (1) 0 5 31 (2) 54 (1) 0 1
Baja California³ 13 (3) 4 3 (1) 49 (2) 38 (1) 1 0
Arizona4 24 (3) 1 6 (3) 49 (3) 52 0 0
Nota: en los totales se incluyen todas las especies pero no los reptiles marinos. Las especies no nativas se muestran en paréntesis. Los
totales no incluyen especies endémicas insulares.
¹Lemos-Espinal y Smith, 2007. ²Hardy y McDiarmid, 1969. ³Grismer, 2002. 4Brennan y Holycross, 2006.

Tabla 2. Número de especies nativas de México listadas como en riesgo y de las que se mencionan
en la U.S. Endangered Species Act
México Estados Unidos
En peligro de extinción Amenazadas Sujetas a protección especial En peligro Amenazadas
Anfibios 0 2 10 1 1
Reptiles 5 29 40 4 1

en Peligro. Algunas especies que están bajo protec- como el de Yécora, generan daños graves para el
ción en México parecen estar lo suficientemente hábitat de Gopherus agassizii, además de que da-
estables por lo que deberían eliminarse de la lista. ñan directamente a las tortugas (v.g., Esque et al.,
Por otro lado, varias especies que no figuran en la 2003; Rorabaugh, en rev.).
lista deberían recibir protección. En las siguientes La deforestación es una causa muy común de la
secciones describimos algunos de los principales pro- disminución de las especies de salamandras en Amé-
blemas que enfrenta la herpetofauna de Sonora. rica del Norte (Ash, 1988; Petranka et al., 1993; Wal-
dick, 1997; Means, 2005). El grupo de los pletodón-
La conversión de los hábitats terrestres tidos (salamandras con pulmones) parece ser par-
ticularmente vulnerable a los métodos usados en
La conversión del matorral desértico, del matorral la silvicultura de bosques (Welsh y Droege, 2000;
espinoso y del bosque tropical caducifolio a pasti- Ash et al., 2003; Highton, 2005). El uso de estos
zal de zacate buffel (Pennisetum ciliare) se ha exten- métodos ha diezmado los bosques de pino en la zo-
dido en Sonora y el hábitat de muchos reptiles ha na de Mesa del Campanero y ha eliminado gran
quedado degradado y destruido (Búrquez y Martí- parte del hábitat ancestral de especies raras de an-
nez-Yrízar, 2007); sin embargo, las consecuencias fibios y de la salamandra pletodóntida Pseudoeury-
no han sido ampliamente estudiadas. La herpeto- cea bellii (Lowe et al. 1968; Enderson y Bezy, obs.
fauna se ha visto afectada debido a que el reempla- pers.). La existencia de esta especie en el norte de
zamiento de matorral desértico y matorral espino- la Sierra Madre depende casi en su totalidad de las
so por pastizal ha alterado la estructura de la vege- prácticas forestales sustentables.
tación y la fuente de alimento de aquellos anfibios
y reptiles que consumen insectos. A partir de lo an- Modificación y pérdida del hábitat acuático
terior, se pueden predecir algunos efectos como la
reducción en la biodiversidad y abundancia de es- Los anfibios y los reptiles de Sonora han sido afec-
pecies y, si la proporción del territorio con pastizal tados por la pérdida de hábitat; sin embargo, mu-
continúa aumentando rápidamente, su desaparición. chas especies prevalecen en grandes áreas que no
Existe cada vez mayor evidencia que indica que los han sido destruidas por las modificaciones hidro-
incendios en zonas donde crecen pastos exóticos, lógicas y del terreno. Por otro lado, las especies ri-
UNA SINOPSIS DE LA HERPETOFAUNA 363

bereñas y acuáticas han perdido hábitats importan- La modificación del hábitat por la utilización
tes, particularmente en las tierras bajas donde el de diques ha alterado gravemente partes de los ríos
paisaje está dominado por la conversión para uso principales de Sonora, incluidos los ríos Mayo, Ya-
agrícola y urbano y por la derivación y uso del agua qui, Bavispe, Sonora, Altar y Colorado. Los diques
de los ríos. Las comunidades bióticas de la planicie pueden generar problemas a las especies acuáticas
costera, particularmente las de los deltas de ríos im- y ribereñas; por ejemplo, causan la modificación
portantes, han sido destruidas. Contamos con poca de las tasas de flujo de agua, de la temperatura, de
información acerca de su ecología original y care- las características de inundación y del transporte
cemos de parcelas representativas protegidas que pre- de sedimentos (Poff et al., 1997; Poff y Hart, 2002).
serven el conocimiento y diversidad genética para El flujo normal de varios de estos ríos, que alguna
las generaciones futuras. Los arroyos también han si- vez cruzó la llanura costera, se ha modificado sig-
do dañados por la extracción de aguas subterráneas. nificativamente. Esto se debe principalmente a la
El Santa Cruz cambió de un río con afluencia sig- conversión de tierras con vegetación natural en tie-
nificativa a un canal seco como consecuencia del de- rras para el uso en la agricultura (Búrquez y Martí-
sarrollo de los pozos que suministran agua a la ciu- nez-Yrízar, 2007). El grave impacto que causan los
dad de Nogales. De la misma manera, la especie diques en la ictiofauna nativa está bien documen-
endémica Kinosternon sonoriense longifemorale está tado en las tierras áridas del Viejo Mundo (Goren
amenazada por la extracción de aguas subterráneas y Galil, 2005; Goren y Ortal, 1999) en Arizona
en la cuenca del río Sonoyta (Rosen et al., en rev.). (Minckley y Deacon, 1991) y en Sonora (Campoy-
La agricultura a pequeña escala está muy exten- Favela et al., 1989; Juárez-Romero et al., 1991; Va-
dida en Sonora, incluso en las regiones montaño- rela-Romero et al., 1992; Miller et al., 2005). Es-
sas, donde pequeños parches locales de la llanura de tas modificaciones a los hábitats acuáticos se espe-
inundación son utilizados para irrigar la zona me- ra que tengan un efecto directo sobre la herpeto-
diante la desviación temporal con diques y presas fauna, como se ha observado en Estados Unidos
(Rosen y Meléndez, en rev.). Paradójicamente, el (Rosen y Schwalbe, 2002a). Los registros recientes
agua superficial puede reducir la probabilidad de en las tierras bajas cerca de grandes presas en So-
establecimiento de especies exóticas potencialmen- nora reveló la proliferación de especies exóticas,
te invasoras, de la misma manera que especies acuá- incluida Lithobates catesbeianus, y la presencia de
ticas nativas son impactadas negativamente. pocas especies nativas (Rosen y Meléndez, en rev.).
A lo largo de la Sierra Madre, en la Cuenca de Dentro y cerca de los grandes embalses, las ame-
Guzmán, en el noroeste de Chihuahua, sucede un nazas a la fauna acuática nativa de Sonora son tan
fenómeno similar de conversión de tierras y agua a importantes y graves como las que ocurren en el
la agricultura –esta zona no ha sido totalmente de- suroeste de Estados Unidos y podrían ser distintas
vastada–; sin embargo, la riqueza de las comuni- a las encontradas hace unas cuatro o cinco décadas
dades de las tierras bajas de los ríos Casas Grandes (en las invasiones de las cuencas de los ríos Yaqui y
y Santa María ha sido afectada. Las tierras altas de Gila) por Unmack y Fagan (2004). Los diques
Sonora se enfrentan a otras presiones, aunque per- pueden afectar significativamente los regímenes de
manecen casi intactas y son importantes tanto para afluencia que darían a las especies nativas de peces
los biólogos como para el ecoturismo. Una alterna- y ranas una ventaja competitiva en las corrientes
tiva importante, y para la que deben tomarse me- (Eby et al., 2003; Sartorius y Rosen, 2000). El dis-
didas inmediatas para la conservación de la herpe- turbio natural de las inundaciones es fundamental
tofauna acuática en Sonora, consiste en evitar la para mantener una vegetación ribereña en buen
construcción de diques a gran escala y minimizar estado, por lo que la eliminación de las inundacio-
o incluso revertir la propagación de especies acuá- nes puede reducir el alimento y la distribución de
ticas dañinas que no son nativas. los reptiles y los anfibios. Algunos efectos adicio-
364 DIVERSIDAD BIOLÓGICA DE SONORA

nales de los diques incluyen el mantenimiento de ran que existe en Sonora un proceso de invasión
una fuente de depredadores no nativos de peces y por especies exóticas parecido al que existió en Es-
ranas que invaden las aguas de la presa-embalse. tados Unidos, con un retraso de 41-48 años. Las
Incluso en las presas pequeñas en los arroyos pe- autoridades de México deberían tomar en cuenta
queños el flujo continuo de especies no nativas de los problemas previos en Estados Unidos y tomar
peces y ranas podría mantener dichas poblaciones. acciones con el objetivo de minimizar la invasión
(Schultz et al., 2003; Lazaroff et al., 2006). Las por especies exóticas.
presas que han bloqueado el flujo de los ríos prin- La rana toro (Lithobates catesbeianus) es una es-
cipales han reducido drásticamente las lagunas cos- pecie nativa del este de Estados Unidos y es un de-
teras de manglares y han eliminado la mayor parte predador voraz. Su introducción al sudoeste de ese
del hábitat potencial que podría albergar cocodri- país ha estado asociado con la disminución de po-
los en Sonora (Mead y Báez, 2003). blaciones de ranas leopardo nativas (L. yavapaien-
sis, L. chiricahuensis) y Thamnophis eques (Hayes y
Introducción de especies acuáticas no nativas Jennings, 1986; Rosen y Schwalbe, 1995; Rosen et
al., 1995). L. yavapaiensis puede coexistir con po-
Las aguas en condiciones originales con muchos o blaciones poco abundantes de L. catesbeianus si un
casi todos los vertebrados acuáticos nativos toda- régimen natural de afluencia restringe el recluta-
vía pueden verse en las tierras altas de Sonora, des- miento de los renacuajos de L. catesbeianus (Sarto-
de el Desierto Sonorense hasta los altos bosques rius y Rosen, 2000; Rosen y Schwalbe, 2002a). Por
madrenses. En las ciénegas pueden observarse ejem- otro lado, la coexistencia de L. catesbeianus y de
plares acuáticos nativos, incluyendo en abundan- los peces no nativos a menudo elimina a las ranas
cia grupos de rana leopardo (complejo Lithobates nativas (Rosen et al. 1995; Kiesecker y Blaustein,
pipiens) en lugares como La Ciénega de Saracachi 1998). El factor clave que determina si L. catesbei-
en la parte alta del río San Miguel en la cuenca del anus elimina a las especies nativas bajo estas cir-
río Sonora (Rosen y Meléndez, en rev.). Thamno- cunstancias, e incluso si L. catesbeianus persiste o
phis eques, la cual todavía puede encontrarse en el abunda, es la presencia de estanques grandes.
pastizal (Enderson y Bezy, obs. Pers.), está en pro- Se ha observado que los peces depredadores no
ceso de extirpacion de una zona originalmente ex- nativos reducen las poblaciones de ranas, así como
tensa en Estados Unidos; sin embargo, parece es- la de peces nativos (Rosen et al., 1995; Rinne y
tar cada vez más amenazada en Sonora, de manera Minckley, 1991; Minckley y Deacon, 1991; Kiesec-
especial en ciénegas cerca de la frontera con Esta- ker y Blaustein, 1998; Adams, 1999 y 2000), lo cual
dos Unidos (Rosen, obs. pers.). está relacionado con la disminución de las pobla-
Las especies no nativas, incluyendo L. catesbei- ciones de culebras de agua, incluidas T. eques y T.
anus, el pez depredador y el cangrejo de río, repre- rufipunctatus (Rosen y Schwalbe, 2002a y 2000b),
sentan amenazas para los anfibios acuáticos y rep- especialmente donde las presas han interrumpido
tiles en las tierras altas y en las altiplanices sono- el régimen natural de afluencia y han creado hábi-
renses. De acuerdo con un estudio reciente, tanto tats profundos ideales para la proliferación de es-
L. catesbeianus como el cangrejo de río no son abun- pecies exóticas (Meffe, 1984; Hayes y Jennings,
dantes aún, mientras que especie nativas de rana 1986; Jennings y Hayes, 1994; Minckley y Meffe,
leopardo (complejo L. pipiens) presentan pobla- 1987; Minckley y Deacon, 1991; Jennings, 1995;
ciones en muy buenas condiciones (Rosen y Me- Sartorius y Rosen, 2000; Rosen y Schwalbe, 2002a).
léndez, en rev.). Asimismo, en este estudio se en- Los peces exóticos depredadores y el ecológica-
contraron especies exóticas de peces que no se ha- mente destructivo cangrejo de río (Orconectes viri-
bían registrado antes. Estas observaciones coinci- lis; Fernández y Rosen, 1996) se están dispersando
den con Unmack y Fagan (2004) quienes conside- en México pero están lejos de causar impactos gra-
UNA SINOPSIS DE LA HERPETOFAUNA 365

ves (Contreras y Escalante, 1984; Varela-Romero drobatidis; Daszak et al., 2003) está afectando a las
et al., 2004; Miller et al., 2005; Unmack y Fagan, ranas en el sudoeste americano, incluido el estado
2004; Rosen y Meléndez, en rev.). Los peces exóti- de Sonora (Hale et al., 2005). L. tarahumarae de-
cos han sido utilizados para la pesca y en algunos clinó debido a una ola de enfermedad que se pre-
casos como alimento para consumo humano. En sentó en algunas localidades en Sonora, a pesar de
términos ecológicos, las especies más dañinas inclu- esto ha persistido. En Estados Unidos esta especie
yen Ameiurus melas, Ictalurus punctatus, Lepomis se redujo aparentemente a causa de esta enferme-
cyanellus, Micropterus salmoides y Gambusia affinis. dad (Hale et al., 1995). De modo semejante, L. chi-
Estas especies no nativas ocupan sistemas ribereños ricahuensis ha sido amenazada por la quitridiomi-
y se sabe que se están expandiendo (Hendrickson et cosis en Estados Unidos (USFWS, 2007). A pesar de
al., 1981; Hendrickson, 1983; Unmack y Fagan, que el impacto en Sonora permanece sin estudiar,
2004; Campoy-Favela et al., 1988; Hendrickson y las especies de ranas de elevaciones bajas parecen
Juárez-Romero, 1990; Abarca et al., 1995; Juárez- estar menos afectadas que las del norte (Hale et al.,
Romero et al., 1988; Meléndez y Rosen, 2006). 2005; Rosen y Meléndez, en rev.) y parecen ser prós-
No existen cangrejos de río no nativos en el De- peras. Existe algo de controversia acerca de si la vi-
sierto Sonorense (Hobbs, 1989; Bowman y Rodrí- rulencia de esta enfermedad requiere factores de
guez-Almaraz, 1992; Villalobos-Figueroa, 1983; Vi- estrés adicionales (Carey et al., 2006); la mortali-
llalobos-Hiriart et al., 1993; Fetzner, 2006), pero se dad causada por la enfermedad en el sudoeste de
ha introducido una especie (Orconectes viriles) en el América parece haberse disparado por el frío nor-
oeste de Norteamérica, incluido Arizona (Hobbs mal de invierno (Bradley et al., 2002; Hale et al.,
et al., 1989). Esta especie ha dañado seriamente los 2005). La enfermedad pudo haber provenido de
sistemas acuáticos (Fernández y Rosen, 1996; Ga- África cuando se exportó Xenopus laevis (Weldon
mradt y Kats, 1996). La disminución reciente y pre- et al., 2004) y también pudo haber sido transpor-
cipitada de Thamnophis rufipunctatus en Estados tada a nuevas áreas por medio de vectores resisten-
Unidos es sincrónica a la expansión masiva de O. tes como L. catesbeianus (Garner et al., 2006) y por
virilis (Holycross et al., 2006) y las observaciones actividades antroprogénicas (Collins y Storfer, 2003).
recientes en México indican que la expansión de Las especies introducidas también amenazan a
las especies exóticas hacia el sur, incluyendo a los los taxones nativos debido a que puede haber hi-
peces y al cangrejo de río, se asocia con la reduc- bridación. A pesar de que no existen registros de es-
ción de T. rufipunctatus (A. Holycross, 2007, com. te proceso para la herpetofauna de Sonora, esta-
pers.). O. virilis consume plantas acuáticas nativas mos investigando si las mascotas (Trachemys scrip-
e invertebrados y por lo tanto reduce la cobertura ta elegans) pueden estar hibridando con la tortuga
y la disponibilidad de alimento para los peces, los endémica de Sonora T. yaquia. Esta amenaza pue-
anfibios y los reptiles semiacuáticos. También se ali- de generar efectos lentos debido al largo ciclo de
menta de muchos vertebrados juveniles, por ejem- vida de las tortugas pero puede resultar irresoluble
plo de Thamnophis y Kinosternon (Fernández y Ro- si no se toma en cuenta.
sen, 1996). No existe evidencia de que el cangrejo
de río juegue un rol positivo neto; su introducción Exterminio y consumo insostenible de reptiles
fue un error y actualmente es imposible controlar-
lo o eliminarlo. Cinco especies de tortugas marinas se reproducen
Las especies introducidas pueden jugar un rol en el Golfo de California y de dos (Dermochelys co-
adicional en la disminución de las especies nativas riacea, Lepidochelys olivacea) se sabe que anidan en
debido a que pueden portar enfermedades. Una en- las playas de Sonora. Las cinco especies han sufri-
fermedad emergente de los anfibios causada por do un declive severo y se consideran «En peligro
un hongo Chytridiomycete (Batrachochytrium den- de extinción» (NOM, 2002). El daño histórico más
366 DIVERSIDAD BIOLÓGICA DE SONORA

grave en el territorio circundante a Sonora es ge- la identificación sistemática han sido desarrolladas,
nerado por la caza comercial de tortugas y por la por ejemplo el código de barras de ADN, Hebert y
pérdida de la afluencia en el río Colorado y otros Gregory (2005) detallaron la comparación morfo-
grandes ríos. Actualmente la mayor amenaza que lógica de los especímenes preservados en alcohol
reduce las poblaciones de tortugas en el Golfo es de anfibios y reptiles y hasta hoy ésta es la fuente
probablemente causado por la captura incidental más valorada. Material previamente preservado
durante la pesca del camarón. A pesar de las regu- también provee de la documentación de la distri-
laciones finalizadas en 1999 que encomendaron la bución de muchas especies de anfibios y reptiles
utilización de dispositivos para la exclusión de las que hoy corresponden a zonas utilizadas en la agri-
tortugas en las redes de camarón, los barcos de pesca cultura y el desarrollo urbano, entre otros fines. La
no han aprobado su utilización (Seminoff y Ni- rápida dispersión del hongo quitridio ha llevado
chols, 2007; Rorabaugh, en rev.). sin duda a la extinción de poblaciones de ranas en
Por otra parte, en Sonora las serpientes de todo Sonora, la cual sólo puede ser documentada si los
tipo son eliminadas sistemáticamente cada vez que especímenes de museo existen. Irónicamente, los
se les encuentra en los caminos. Debido a que las estudios histológicos de los especímenes preserva-
serpientes consumen roedores que lo mismo cau- dos han probado ser una herramienta útil que do-
san daños al alimento humano que transmiten cumenta la secuencia y distribución de la enferme-
enfermedades, así como a que la mayoría de las dad causada por el quitridio (Bradley et al., 2002;
víboras no son peligrosas, la educación puede eli- Weldon et al., 2004; Hale et al. 2005; Ouellet et
minar este tipo de masacres. al. 2005). El estudio de los ejemplares conservados
de anfibios y reptiles también constituye una im-
portante base para el conocimiento de los ciclos
NECESIDADES EN INVESTIGACIÓN reproductivos y la alimentación de estos organismos.
Y RECOMENDACIONES En el momento en el que se escribió este traba-
jo, Sonora no contaba con una colección de ejem-
Creación de una colección herpetológica en Sonora plares preservados de Herpetofauna ni con las ins-
talaciones adecuadas para llevar a cabo esta labor.
En 1994 se puso en marcha la Systematics Agenda Flores-Villela y Hernández (1992) estudiaron
2000 con el fin de documentar la biodiversidad de las colecciones herpetológicas en México y encon-
la Tierra (Cracraft et al., 1994). Hasta ese momen- traron que la mayoría de los estados contaban con
to más de 1.4 millones de especies habían sido des- colecciones de la herpetofauna nativa. Para Sono-
critas; sin embargo, se cree que esto es sólo diez por ra, mil doscientos ejemplares de anfibios y reptiles
ciento de las especies del planeta. El primer objeti- se encuentran albergados en El Centro Ecológico
vo de esta agenda fue el de investigar y describir las de Sonora. Se desconoe el estado en el que se en-
formas de vida no documentadas; el segundo fue de- cuentra este material.
terminar su distribución geográfica y temporal. En El establecimiento de una colección de anfibios
la docena de años posteriores, los biólogos siste- y reptiles en Sonora es fundamental para documen-
máticos trabajaron a un ritmo febril para cumplir tar la biodiversidad del estado antes de que ocu-
el objetivo de estas dos misiones. A pesar del pro- rran más cambios antropegénicos radicales. Du-
greso, la vida en la Tierra permanece desconocida. rante el desarrollo de esta investigación se estudia-
Con el crecimiento de la población humana, el ron todo tipo de ejemplares, incluidos los especí-
consumo de energía y las emisiones de gases inver- menes preservados en alcohol, para disponer de
nadero, la extinción generada por el cambio climá- muestras de tejido, fotografías digitales y pelícu-
tico ha añadido un peligro para la vida en la Tierra. las, así como datos de campo detallados tales como
A pesar de que nuevas herramientas que ayudan a las coordenadas del GPS, las observaciones ecológi-
UNA SINOPSIS DE LA HERPETOFAUNA 367

cas y las notas de campo digitalizadas. Actualmen- experimentado un declive poblacional importante.
te es muy común que cuando se describen nuevas Seis especies que fueron abundantes en Arizona en
especies de anfibios y reptiles se realicen compara- la actualidad se encuentran casi ausentes en su dis-
ciones de secuencias de ADN con las del material tribución original (Clarkson y Rorabaugh, 1989;
preservado para determinar si el clado de ADN re- Sredl et al., 1997b); asimismo, se observa una tasa
presenta una especie evolutiva con una morfología, de descenso continua. L. tarahumarae fue elimina-
distribución y ecología diferentes. En muchos ca- da de Estados Unidos en 1983 (Hale, 2001), mien-
sos, los ejemplares pueden ser fácilmente introdu- tras que una segunda especie, L. chiricahuensis, está
cidos a las colecciones recuperando los anfibios y clasificada como amenazada por el United States
reptiles que mueren en las carreteras (véase Rosen Fish and Wildlife Service (2002).
y Lowe, 1994), lo cual es un ejemplo del grado de Una disminución precipitada y una eliminación
mortalidad que existe en estas vías de comunica- local de L. tarahumarae se ha documentado en
ción del Desierto Sonorense. El establecimiento de Sonora (Hale, 2001; Hale et al., 2005). El hongo
una colección herpetológica en Sonora será un cen- quitridio –un patógeno conocido por causar la
tro de información sobre la biodiversidad de los quitridiomicosis en anfibios (Weldon et al., 2004)–
anfibios y los reptiles que permitirá examinar a los está implicado en estos descensos y su existencia
ejemplares tipo, realizar la identificación de las es- está documentada en las poblaciones de Sonora de
pecies, efectuar comparaciones morfológicas y ha- L. magnaocularis, L. pustulosus y L. yavapaiensis
cer estudios de ADN para filogeografía y de ecología. (Hale et al., 2005). A pesar de esto, no se han he-
La creación de una colección de anfibios y rep- cho esfuerzos por conocer la distribución de este
tiles en Sonora en un lugar con la infraestructura hongo ni su efecto en los anfibios.
adecuada es una de las necesidades más importan- La exploración y el establecimiento del moni-
tes que perciben los autores. toreo sistemático ayudará a los esfuerzos para en-
tender la biodiversidad y la distribución de las po-
El inventario y monitoreo de los ránidos blaciones de Sonora y permitirá desarrollar medi-
das de conservación.
Seis especies nativas de ránidos existen en Sonora.
No se cuenta con datos o éstos son incompletos a Zonas inexploradas
excepción de los de las especies Lithobates tarahu-
marae (Hale y May, 1983; Hale, 2001) y los de L. Varias zonas en Sonora están pobremente repre-
magnaocularis (Frost y Bagnara, 1974). Ejemplos sentadas en las colecciones herpetológicas. Con es-
de este problema se conocen en al menos dos áreas tudios adicionales de campo en las áreas descritas
en donde nuevas especies pueden existir: la sierra abajo, lo que se conoce de la herpetofauna y nues-
del Aguaje y la planicie costera cerca de Bahía de tro entendimiento de su ecología de distribución
Kino. Los ránidos que se encuentran en barrancos se incrementará significativamente.
húmedos de la sierra del Aguaje cerca de Guaymas
probablemente no están descritos, mientras que los Millpillas al norte de Yécora
ránidos del grupo de L. berlandieri existen en las pla- Al este-noreste de Álamos y al norte de Yécora se
nicies costeras del sudeste de Sonora en los mato- encuentra una zona continua de bosque de pino-
rrales desérticos de Bahía de Kino, pero aún no han encino. Por otro lado, la herpetofauna del área norte
sido identificados (Enderson y Bezy, obs. pers.). Pro- de Yécora no se conoce. Las especies que probable-
blemas taxonómicos similares pueden existir en la mente habitan en la región son, por ejemplo, Ba-
zona situada al norte de Yécora y al este de Mayco- risia levicollis, Conopsis nasus, Lithobates pustulosus,
ba (Smith y Chiszar, 2003). Pseudoeurycea belli, Phrynosoma orbiculare y Salva-
En el suroeste de Estados Unidos los ránidos han dora bairdii.
368 DIVERSIDAD BIOLÓGICA DE SONORA

Del norte de Yécora a la sierra El Tigre de Huatambampito. Muchas especies de afinidad


Los estudios del municipio de Yécora están en pro- tropical que se registran en Sinaloa en hábitats si-
ceso (Enderson y Bezy, obs. pers.), pero el norte milares posiblemente se encuentren en esta zona
de Yécora y la sierra El Tigre no han sido explora- no muestreada de Sonora; tal es el caso de Crau-
dos. Es en esta región donde se encuentra el límite gastor taylori, Gastrophryne usta, Geophis dugesii du-
norte de la Sierra Madre Occidental; la vegetación gesii, Ollotis marmorea, Syrrhophus teretistes e in-
madrense en esta zona está representada por: Anaxy- cluso Triprion spatulatus.
rus mexicanus, Pituophis deppei, Pseudoeurycea be-
llii y Thamnophis melanogaster. Problemas taxonómicos y de distribución

Región del noreste de Chihuahua; pastizal La sistemática de muchas especies de anfibios y


y matorral desértico reptiles en Sonora actualmente es poco clara. A
Esta zona, al sureste de Naco, al norte de la sierra continuación se presentan algunos ejemplos:
de Los Ajos, al noreste de la frontera con Arizona,
Nuevo México y Chihuahua, es posiblemente la me- Anaxyrus (= Bufo) complejo microscaphus
nos muestreada en Sonora. Esta zona alberga mu- Sapos del complejo A. microscaphus (A. californi-
chas especies asociadas al matorral desértico. Se pien- cus, A. mexicanus y A. microscaphus) presentan mor-
sa que están presentes especies de las regiones cir- fología similar y tienen distribuciones alopátricas
cundantes de Arizona y Chihuahua, tales como: As- (Gergus, 1998). Las poblaciones del complejo A.
pidoscelis arizonae, Kinosternon flavescens, Lithoba- microscaphus se encuentran en el bosque de pino y
tes blairi, Leptotyphlops dissectus, Sistrurus catenatus en el bosque de pino-encino de la Sierra Madre
y posiblemente Trimorphodon vilkinsonii. Occidental, del sur de Durango al noroeste de
Zacatecas y al norte del río Piedras en Chihuahua
Intervalos peninsulares costeros y se clasifican como A. mexicanus (Web, 1972;
El sur de Guaymas y el norte de sierra Tinaja del Gergus, 1998). La distribución de esta especie en
Carmen están caracterizados por la presencia de Sonora coincide con un cinturón de pino y bos-
matorral desértico con afinidad biológica y florís- que de pino-encino del estado a lo largo de la fron-
tica a Baja California (Shreve, 1964; Turner y Brown, tera oriental de cordillera de la Sierra Madre y ter-
1982; Felger, 1999; Gallo y González, 2003). El ac- mina al norte de su límite geológico cerca de la sie-
ceso a estas zonas es a menudo difícil debido al cli- rra Huachinera en el municipio del mismo nom-
ma extremo y a la topografía accidentada. La her- bre (Ferrusquia-Villafranca et al., 2005).
petofauna aquí es poco conocida y no hay re- Según los datos morfológicos proporcionados
gistros sobresalientes que incluyan géneros o espe- por Webb (1972) y Stebbins (1985) se puede dis-
cies endémicas como Aspidoscelis (Quijada-Masca- tinguir a los miembros del complejo de A. micros-
reñas et al., en prep.), Chionactis palarostris, Oxybelis caphus. En el único estudio genético que se ha rea-
aeneus. Esta es una de las únicas zonas en el mun- lizado hasta la fecha con un alelo de aloenzimas
do en donde coexisten Boa constrictor y Charina tri- (Gergus, 1998) todas las subespecies de A. micros-
virgata. Los relictos de los cañones tropicales en la caphus son consideradas una sola especie (A. cali-
sierra El Aguaje mantienen durante todo el año a fornicus, A. mexicanus y A. microscaphus). La po-
los ránidos gracias a la retención de humedad. blación más sureña de A. microscaphus se encuen-
tra al suroeste de Nuevo México en la cuenca del
La región de la frontera sur río Gila (Degenhardt et al., 1996); a 273 kilóme-
En el sur de Sonora existen áreas extensas de ma- tros al norte se encuentra la población más cerca-
torral costero y de matorral de piedemonte. Estas na de A. mexicanus. La falta de muestreo no ha
regiones abarcan desde Güirocoba hasta la costa permitido realizar estudios de una posible zona de
UNA SINOPSIS DE LA HERPETOFAUNA 369

contacto entre A. mexicanus y A. microscaphus en tercera parte de las especies conocidas son parte-
el norte y centro de Sonora (Gergus, 1998). nogenéticas. Las especies diploides o triploides y
Examinamos (Enderson, obs. pers.) 152 espe- unisexuales han evolucionado muchas veces por
címenes preservados de Anaxyrus microscaphus (sen- hibridación en los lagartos cola de látigo. La parte-
su lato) de Arizona, Chihuahua, Durango y Sono- nogénesis implica el cambio de la dependencia del
ra. Seis sapos vivos también fueron estudiados a la esperma (gonocorística o hermafroditas) a la repro-
par que se llevaba a cabo el trabajo de campo. Se ducción independiente del esperma (hermafrodi-
documentó la presencia de un complejo de A. mi- ta partenogenética); esto ocurre posiblemente en
croscaphus en el río Sonora, cerca de Cucurpe y Ariz- sólo una generación en el híbrido F1. Muchos es-
pe en los pastizales desérticos, y en Mazocahui al tudios indican que esta dinámica de la hibridación
pie del matorral desértico. Cada una de estas po- ocurre en la naturaleza (v.g., Lowe et al., 1970; Walk-
blaciones se encuentra fuera de la distribución y er et al., 1989; Dessauer et al., 2000; Taylor et al.,
el hábitat conocido para A. mexicanus (bosque de 2001; Manning et al., 2005).
pino y bosque de pino-encino) y hasta ahora nues- Anteriormente los lagartos cola de látigo fueron
tros esfuerzos para asignarles los nombres de espe- asignados al género Cnemidophorus, que incluía to-
cies han sido infructuosos. Se recomienda realizar das las especies de Sonora. La taxonomía actual asig-
una evaluación adicional al complejo A. microsca- na a las formas de Norteamérica al género Aspidos-
phus en el que se incluya el material del río Sonora celis y el nombre Cnemidophorus sólo a algunas es-
para evaluar la taxonomía y distribución de este pecies de América del Sur (Reeder et al., 2002; Flo-
complejo. res-Villela y Canseco-Márquez, 2004). Hay por lo
menos siete especies de lagartos cola de látigo en
La zona de contacto de Lithobates yavapaiensis Sonora. Dos especies más que se encuentran al sur
y L. magnaocularis de Arizona se ubican también en Sonora (A. arizo-
El límite sur de la distribución de L. yavapaiensis nae y A. xanthonota; véase apéndice II en disco com-
se encuentra poco estudiado; sin embargo, se sabe pacto) aunque no hay registros confirmados. Una es-
que la especie se distribuye en Sonora y entra en pecie bisexual está en proceso de ser descrita (Qui-
contacto con L. magnaocularis (Frost y Bagnara, jada-Mascareñas et al., en prep.). Posiblemente más
1974; Platz, 1988; Hale, 2001). La variación y la exploraciones en Sonora incrementarán los regis-
morfología comparada en estos taxones y otras es- tros de especies (Dessauer y Cole, 1989; Wright,
pecies de ránidos son complejas y de dificil deli- 1993; Reeder et al., 2002).
mitación. A pesar de que la investigación filogené- Basándose principalmente en la morfología y
tica establece algunos taxones como únicos, las fron- en el número y la forma de los cromosomas, los
teras entre especies y sus límites geográficos se en- lagartos cola de látigo pueden clasificarse en dos
cuentran poco estudiados (Zaldívar-Riveron et al., grupos naturales: Sexlineatus y Tigris (Lowe et al.,
2004; Hillis y Wilcox, 2005). Se necesitan estu- 1970). En el territorio continental de Sonora, A.
dios para hacer más amplio el conocimiento de la tigris es el único miembro del grupo Tigris, mien-
taxonomía y la distribución de estas ranas que se tras que las seis especies restantes pertenecen al gru-
encuentran en peligro. po Sexlineatus. Hay cuatro especies unisexuales re-
portadas en el estado (A. exsanguis, A. opatae, A. so-
Las especies de Aspidoscelis norae y A. uniparens); estas especies son triploides
Para la mayoría de herpetólogos la identificación y se incrementan con los eventos de hibridación
en el campo de las lagartijas cola de látigo es un entre ancestros diploides unisexuales y varios her-
reto debido al dimorfismo sexual, a la variación mafroditas (gonocoristas) (Densmore et al., 1989;
ontogenética en los patrones del color y a la limi- Dessauer y Cole, 1989; Wright, 1993; Reeder et
tación en los caracteres diagnósticos. Además, una al., 2002).
370 DIVERSIDAD BIOLÓGICA DE SONORA

A continuación se presenta una revisión de las en Sonora (Moritz et al., 1989; Reeder et al., 2002).
lagartijas cola de látigo o «huicos» de Sonora. Espe- Aspidoscelis exsanguis Lowe, 1956. Esta espe-
ramos que este análisis estimule estudios de la evo- cie, de amplia distribución, es el resultado de la
lución y la ecología de las especies de Aspidoscelis. hibridación entre un macho de una especie her-
Aspidoscelis burti Taylor, 1938. Aspidoscelis mafrodita y una hembra diploide unisexual. De es-
burti estaba originalmente compuesta por tres sub- ta condición cromosómica triploide se origina una
especies: A.b. burti, A.b. xanthonota y A.b. sticto- especie diploide partenogenética (Good y Wright,
gramma (Reeder et al., 2002). Sin embargo, recien- 1984; Dessauer y Cole, 1989; Reeder et al., 2002).
temente las poblaciones de Arizona anteriormente El ancestro hipotético original podría ser alguno
conocidas como A.b. xanthonota se consideran una de los siguientes organismos bisexuales: A. inorna-
sola especie evolutiva: A. xanthonota (Collins, 1991). ta, A. costata barrancorum, A. burti stictogramma,
Otra subespecie se distribuye principalmente en A. gularis scalaris y A.g. septemvittata. En el noreste
Sonora en la región de Guaymas y se sabe muy po- de Sonora los ancestros más probables son A. cons-
co acerca de su historia natural. Una nueva especie tata y A.b. stictogramma (Moritz et al., 1989). Para
(Quijada-Mascareñas, en prep.) parece ser el taxón resolver el origen de A. exsanguis es necesario esta-
hermano: A.b. Burti. Los datos filogenéticos preli- blecer sus posibles ancestros bisexuales. Se requie-
minares sugieren que A.b. stictogramma es el taxón ren estudios de filogenias a escala poblacional para
hermano de A. xanthonota. Sin embargo, la diver- identificar los límites de las especies y los patrones
gencia molecular entre algunos linajes indica que geográficos en los que se distribuye una especie y
A. burti es un complejo de especies. Son necesa- determinar hasta cuándo una especie sigue siendo
rios estudios y trabajo molecular para resolver las la misma. Para estos estudios se utilizan tanto mar-
afinidades y el estado en el que se encuentran estas cadores nucleares como mitocondriales en las po-
poblaciones. La resolución de la posición sistemá- blaciones ancestrales de padres bisexuales.
tica de A.b. stictogramma es fundamental dado que Aspidoscelis opatae Wright, 1967. Esta es otra
se trata de una de las especies que por hibridación especie constituida por hembras triploides. A dife-
produjo especies unisexuales (Reeder et al., 2002). rencia de A. exsanguis, A. opatae se limita a unas
Aspidoscelis costata Cope, 1878. Este taxón ha pocas localidades en el noreste de Sonora. Se pien-
recibido una atención limitada y su relación con sa que una especie partenogenética intermedia se
otros miembros del grupo Sexlineatus no está cla- apareó con uno de sus ancestros con reproducción
ra. Dos subespecies se encuentran en Sonora: A.c. sexual (Dessauer y Cole, 1989) y que el ancestro
barrancorum y A.c. griseocephala. Los pocos estu- diploide intermedio de A. opatae todavía sobrevi-
dios que se tienen del complejo A. costata sugieren ve en el noreste de Sonora (Dessauer y Cole, 1989;
que es parafilético. A.c. griseocephala de Sonora pa- Wright, 1993; Reeder et al., 2002) como una es-
rece estar más relacionado con A. burt. Por otra par- pecie unisexual no descrita que podría encontrarse
te, A.c. costata parece estar más estrechamente re- en futuras expediciones en el noreste del estado
lacionada con A. gularis (Dessauer y Cole, 1989; (Reeder et al., 2002). Tanto la historia natural de
Wright, 1993; Duellman y Zweifel, 1962; Reeder A. opatae como el estado de sus poblaciones están
et al., 2002). Se necesitan más estudios acerca de poco estudiados.
las relaciones geográficas y genéticas de A.c. barran- Aspidoscelis sonorae Lowe y Wright, 1964. As-
corum y A.c. griseocephala en Sonora, mientras que pidoscelis sonorae es otro complejo de especies que
en A. burti se requiere aclarar la sistemática y las re- incluye múltiples clones triploides que posiblemen-
laciones evolutivas de poblaciones diversas que se te se originaron a partir de hibridación de una es-
clasifican como A. costata. Se ha sugerido que estas pecie partenogenética diploide con un ancestro her-
especies bisexuales han formado parte de la hibri- mafrodita: A.b. stictogramma (Dessauer y Cole, 1989).
dación que han producido las especies unisexuales Hay algunos estudios sobre la historia natural y la
UNA SINOPSIS DE LA HERPETOFAUNA 371

ecología reproductiva de esta especie en Arizona mismo, determinó que los híbridos eran interme-
(v.g., Routman y Hulse, 1984; Taylor y Caraveo, dios en algunas características pero más similares a
2003). La presencia de varios morfos en estas po- C. fasciatus o a C. variegatus. Él reconoció C. fas-
blaciones parece estar asociado con las diferencias ciatus como una especie distinta debido a la ocu-
en la edad de la madurez reproductiva (Routman rrencia esporádica y variabilidad de los híbridos y
y Hulse, 1984). Se desconoce si esos morfos de debido a que, clasificándolos con C. variegatus, las
color están presentes en Sonora. especies serían parafiléticas con respecto a C. bre-
Aspidoscelis tigris Baird y Girard, 1852. El vis (Parafiletico: se incluye al antepasado común
complejo Aspidoscelis tigris incluye la más amplia de sus miembros, pero no a todos los descendien-
distribución de lagartijas en América del Norte. tes de éste). Smith (1989) argumentó que el reco-
La delimitación de las especies dentro de este gru- nocimiento de C. fasciatus es coherente con el con-
po ha sido difícil y ha generado controversia. Si bien cepto de especie biológica.
varios autores reconocen una única especie polití- Al norte de la región de Álamos sólo dos espe-
pica (v.g., Wright, 1993), otros dividen este taxón címenes no híbridos que se clasifican como Co-
en ocho o más especies (v.g., Maslin y Secoy, 1986). leonyx fasciatus se encuentran disponibles. Se re-
Pocos estudios filogenéticos se encuentran dispo- quiere material adicional e investigación para eva-
nibles (Radtkey et al., 1997; Reeder et al., 2002). luar la variación ecogeográfica, morfológica, la va-
Dada la complejidad de la variación geográfica en riación genética y las relaciones poblacionales de
el patrón de color y la escasez de caracteres útiles Coleonyx en el centro de Sonora, especialmente en
en el diagnóstico, es necesario un análisis filogené- los valles y colinas en la base de la Sierra Madre Oc-
tico molecular. Un estudio detallado de la zona de cidental entre Álamos y Cananea.
contacto entre dos de los miembros del grupo A.
tigris en Sonora fue llevado a cabo por Taylor y Phrynosoma ditmarsi Stejneger, 1906
Walker (1991). El lagarto Phrynosoma ditmarsi es endémico de
Sonora, pero sabemos poco acerca de su distribu-
Coleonyx fasciatus Boulenger, 1885 ción, de su estado poblacional y de su historia na-
Klauber (1945) reconoció la diferencia entre Co- tural. La colecta del holotipo tuvo lugar entre 1890-
leonyx fasciatus, C. variegatus y C. brevis basándose 1891 en una localidad entre Naco, Agua Prieta y
en la ausencia de escamas postnasales amplias, la Fronteras (Roth, 1971). Su distribución actualmen-
presencia de dígitos y extremidades más robustas y te conocida consta de cuatro localidades separadas:
de tres (vs. cuatro) bandas oscuras en las extremi- en la sierra Manzanal, en la sierra Baviácora, cerca
dades. Conant (1965) examinó un ejemplar en- de Tepoca y cerca de Nácori Chico, a una altitud
contrado 29 kilómetros al norte de Culiacán, Si- de 1 050 a 1 425 msnm (Perrill, 1983; Lowe et al.,
naloa (AMNH 87517) que se asemeja a C. fasciatus. 1971; Lowe y Howard, 1975; Sherbrooke et al.,
Las similitudes son las bandas oscuras y sólidas y la 1998). Es probable que con más estudios de cam-
falta de escamas nasales. También se parece a C. va- po se descubran nuevas poblaciones de lagartos
riegatus porque presenta cuatro bandas en las ex- posiblemente raras.
tremidades. Se concluye que este espécimen repre-
senta un organismo intermedio entre C. fasciatus y Phyllodactylus homolepidurus Smith, 1935
C. variegatus y, por lo tanto, se propone denomi- Dixon (1964 y 1966) reconoció tres taxones en So-
narle C. variegatus fasciatus. Hardy y McDiarmid nora: Phyllodactylus tuberculosus saxatilis (del nor-
(1969) también examinaron las muestras de Sina- te de Sinaloa hasta Álamos), P.h. homolepidurus (en
loa para ser integradas a C.v. fasciatus. Grismer un radio de 130 millas de Hermosillo) y P.h. nolas-
(1988 y 1990) extendió el intervalo de C. fasciatus coensis (Isla San Pedro Nolasco). Minnich (1980)
al norte a 32 kilómetros al sureste de Cananea; asi- amplió la distribución norte de P. homolepidurus
372 DIVERSIDAD BIOLÓGICA DE SONORA

hasta Punta Cirio, Sonora. Hardy y McDiarmid se un patrón de color similar al C.m. nigrescens. Estu-
encontraron con dificultades en la asignación a es- dios futuros de la variación del color y de las esca-
pecies de los especímenes de Sinaloa debido al so- mas pueden revelar patrones de color similares a
brelapamiento de características consideradas diag- aquellos que se encuentran en el estado de Chihu-
nósticas por Dixon (1964). Estos autores conclu- ahua. Los estudios en curso del grupo C. molossus
yeron que P.h. homolepidurus puede distinguirse de sugieren que es una especie compleja, compuesta
P.t. saxatilis por su menor tamaño, tubérculos dor- de linajes antiguos, que no se reconocen a nivel
sales menos distinguibles y por el hecho de que la específico (Wüster et al., 2005; Quijada-Mascare-
especie se extiende desde la zona situada al sur de ñas et al., en prep.).
Hermosillo hasta Topalobampo, Sinaloa. Grismer La distribución de C. basiliscus corre a lo largo
(1999) señaló que los datos de Dixon (1966) indi- de la costa del Pacífico de México desde Michoacán
can poco sobrelapamiento entre P.h. homolepidurus hasta Sonora y alcanza su límite de distribución nor-
y P.h. nolascoensis. te cerca de San José de Pimas. Se trata de una víbo-
El examen del material del sur de Sonora entre ra de cascabel que excede los ciento cincuenta cen-
las zonas de distribución de Phyllodactylus tubercu- tímetros (Klauber, 1972; Campbell y Lamar, 2004).
losus y P. homolepidurus indica la presencia de una Los especímenes más grandes tienen una columna
amplia variación morfológica en muchas de las ca- vertebral prominente en la parte anterior del cuer-
racterísticas usadas previamente para distinguir las po en forma de espinas neurales, una característica
dos especies, por lo que el estado de sus poblaciones morfológica de las serpientes de cascabel neotro-
está siendo examinado una vez más (Bezy, obs. pers.). picales (Campbell y Lamar, 2004). A pesar de ello,
la evidencia filogenética prueba que C. basiliscus
Crotalus molossus y C. basiliscus en Sonora está anidado dentro del grupo de C. molossus (Wüs-
En el sur de Sonora el establecimiento de los lími- ter et al., 2005).
tes de las especies es difícil debido a la hibridación El híbrido de C. molossus X basiliscus muestra
entre los distintos taxones (v.g., Conant, 1965). Even- una serie de caracteres intermedios incluidas las lí-
tos de hibridación caracterizan la región del sur de neas de la cabeza, el patrón de color en el dorso y
Sonora y norte de Sinaloa como una zona de sutu- en la cola, la morfología intermedia y el tamaño
ra (Remington, 1968; Devitt, 2006). La asignación (Campbell y Lamar, 2004). Sólo las características
de algunas víboras de cascabel como Crotalus mo- más importantes de diagnóstico son útiles para de-
lossus o C. basiliscus es a menudo un desafío. Estas tectar la contribución de las especies parentales. Sin
especies hibridan libremente a lo largo de una zona embargo, ciertas características pueden ser usadas
de contacto situada en la zona de Álamos y esta- para distinguir C. molossus de C. basiliscus. Los in-
mos al pendiente de patrones de hibridación en dividuos de C. molossus son más pequeños (rara
otras áreas tales como San Javier y Tónichi (Camp- vez superiores a los ciento veinte centímetros de lon-
bell y Lamar, 2004; Enderson, obs. pers.) gitud total), presentan manchas dorsales, son cla-
Crotalus molossus se encuentra en al menos dos ramente más oscuros y tienen interiores pálidos con-
tercios del estado en una amplia gama de hábitats trastantes. Los márgenes pálidos de manchas dor-
(Campbell y Lamar, 2004). Muestra variación geo- sales se forman generalmente de escamas pálidas,
gráfica y ontogenética considerable. La única sub- las manchas dorsales coalescen con las manchas la-
especie registrada en Sonora es C.m. molossus (Camp- terales y forman bandas cruzadas en el cuerpo. La
bell y Lamar, 2004). Se reportan gradientes de C. parte superior de la cabeza es oscura desde la parte
m.. molossus X. nigrescens en el norte de la Sierra anterior hasta los supraoculares, la cola es usual-
Madre en Chihuahua cerca de la frontera con So- mente negra o café oscura con bandas cruzadas cla-
nora (Van Devender y Lowe, 1977). Los indivi- ras y la matriz del cascabel (la parte final de la cola
duos de la región del sureste de Sonora presentan antes del cascabel) es por lo general negro (Klau-
UNA SINOPSIS DE LA HERPETOFAUNA 373

ber, 1972; Campbell y Lamar, 2004). y nos dieron respuesta a muchas preguntas. Los nom-
Debido a la dificultad de la identificación de ca- bramos por el orden alfabético de la institución a
racteres morfológicos distintivos de C. molossus y la que pertenecen: Ned S. Gilmore (Academy of
de C. basiliscus deberán realizarse en la zona de Ála- Natural Sciences, Department of Vertebrate Zool-
mos futuros estudios genéticos con marcadores nu- ogy); Anthony Gill y Robin Schroeder (Arizona
cleares y mitocondriales para caracterizar a los hí- State University); Jens Vindum y Robert Drewes
bridos y diferenciar los del linaje de sus padres y, de (California Academy of Sciences); Stephen P. Ro-
esta forma, aclarar su distribución en esta región. gers (Carnegie Museum of Natural History), Lee
A. Fitzgerald y Toby Hibbitts (Department of
Trimorphodon tau Cope 1869 Wildlife and Fisheries Sciences, Texas A and M
McDiarmid y Scott (1970) realizaron un estudio University); Oscar Flores (Facultad de Ciencias,
exahustivo del grupo Trimorphodon tau y conclu- Universidad Nacional Autónoma de México); Abi-
yeron que las siete especies que se reconocían an- gail Wolf, Alan Resetar y Harold Voris (Field Mu-
teriormente constituyen una sola especie: T. tau. seum of Natural History); Jon Woodward y José
Se encontró un sobrelapamiento de las caracterís- Rosado (Harvard Museum of Comparative Zool-
ticas de T.b. biscutatus y T.b. lambda. McDiarmid ogy); Rick Feeney (Los Angeles County Museum
y Scott (1970) reportaron variación considerable of Natural History); Greg Schneider (Museum of
dentro y entre poblaciones de T. tau en el patrón Zoology University of Michigan); David Canna-
del color, en la cabeza y en la nuca; sin embargo, tella y Travis J. LaDuc (Texas Natural History Co-
concluyeron que se podía diagnosticar a las espe- llections); George Bradley (University of Arizona);
cies por medio de un collar en la nuca con un bor- Mariko Kageyama (University of Colorado Mu-
de posterior. Más recientemente Devitt (2006) en- seum); Chris Mayer y Chris Phillips (University
contró grandes diferencias en las secuencias de ADN of Illinois Museum of Natural History); Traci Har-
mitocondrial entre T. tau y T.b. lambda de Sonora. tsell y Ken Tighe (U.S. National Museum of Na-
Sin embargo, no se encontraron diferencias con- tural History); Jonathan Campbell y Carl Franklin
sistentes en el ADN entre T. biscutatus y T. vilkinso- (University of Texas at Arlington). Agradecemos
nii a pesar de sus diferencias morfológicas (LaDuc especialmente a George Bradley de la University
y Johnson, 2003). of Arizona por permitirnos el acceso frecuente (mu-
Nuestras observaciones de campo y el examen chas veces sin aviso previo) a la colección de anfi-
de los ejemplares de museo indican que existe va- bios y reptiles de esa institución.
riación sustancial en los patrones del color de la Datos de colecciones adicionales fueron obte-
cabeza y la nuca de Trimorphodon hasta la región nidos de registros mantenidos en las siguientes ins-
del norte de Yécora (Enderson y Bezy, obs. pers.). tituciones y accesibles vía el portal de HerpNET
Esto, aunado a la existencia de un espécimen que (http://www.herpnet.org), consultado del 13 de
presenta el patrón en la cabeza de T. tau en la zona mayo de 2006 al 5 mayo de 2007: California Aca-
norte de Caborca (Ottley, 1982; Scott y McDiar- demy of Sciences, Cornell University Museum of
mid, 1984), sugiere que se debe investigar más acer- Vertebrates, Harvard Museum of Comparative Zo-
ca de la distribución de las especies y del estado de ology, Kansas University, Museum of Vertebrate
las poblaciones de Trimorphodon en Sonora. Zoology, Royal Ontario Museum, Sam Noble Okla-
homa Museum of Natural History, San Diego Na-
tural History Museum, Sternberg Museum of Nat-
AGRADECIMIENTOS ural History, University of Texas de El Paso e Ins-
tituto de Biología de la Universidad Nacional Au-
Muchos curadores y directores de colecciones nos tónoma de México.
brindaron datos electrónicos, fotografias digitales Ami Pate, Bob Hansen, Dan Mulcahy, George
374 DIVERSIDAD BIOLÓGICA DE SONORA

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384 DIVERSIDAD BIOLÓGICA DE SONORA
385

AVIFAUNA

J. FERNANDO VILLASEÑOR-GÓMEZ,1 OSVEL HINOJOSA-HUERTA,2 EDUARDO GÓMEZ-LIMÓN,3


DAVID KRUEPER4 Y AARON D. FLESCH5

RESUMEN. Este trabajo representa una revisión y two hundred seventy-eight thousand field obser-
actualización de la avifauna del estado de Sonora, vations and banding records from the authors. A
México. La revisión incluyó registros de 89 artícu- database with more than three hundred twelve
los y reportes, 16 008 especímenes depositados en thousand records was compiled incorporating in-
colecciones zoológicas de diferentes museos y más formation from 1849 to 2008. The avifauna of
de doscientos setenta y ocho mil registros que co- Sonora includes 556 species belonging to 73 fam-
rresponden a observaciones de campo y datos de ani- ilies and 20 orders, with 227 all-year residents, 46
llamiento generados por los autores. Se recopiló summer residents, 233 long-distance migrants, and
una base de datos de más de trescientos doce mil 50 partial migrants. Museum specimens not con-
casos en la que se incorporó información que abarca sidered previously and new data added 31 species
de 1849 a 2008. La avifauna conocida de Sonora to the number reported by Russell and Monson in
incluye 556 especies de 73 familias y 20 órdenes, 1998, and allowed us to evaluate the status of other
con 227 especies residentes, 46 residentes de vera- species for the state. Twenty-eight of the species are
no, 233 migratorias de larga distancia y 50 migra- of concern at the global level according to the Red
torias parciales. Especímenes de museos no conside- list of Threatened Species of the IUCN, 290 are list-
rados previamente y datos nuevos adicionaron 31 ed in the Neotropical Migratory Bird Conserva-
especies al número reportado por Russell y Mon- tion Act in the United States, and 66 are included
son en 1998 y permitieron evaluar el estatus de otras in Norma Oficial Mexicana NOM-059-ECOL-2001.
especies en el estado. Veintiocho especies están en
riesgo a escala global de acuerdo a la Lista Roja de
las Especies Amenazadas de la IUCN, 290 están in- INTRODUCCIÓN
cluidas en el Acta de Conservación de Aves Migra-
torias Neotropicales de Estados Unidos y 66 en la El conocimiento sobre la diversidad local y regio-
Norma Oficial Mexicana NOM-059-ECOL-2001. nal es esencial para el manejo de los recursos bio-
lógicos, incluyendo la promoción de la conserva-
ABSTRACT. This chapter represents a revision and ción de especies (Bojórquez-Tapia et al., 1994). Por
update of the bird species recorded in the state of esta razón, los listados de especies o inventarios bio-
Sonora, Mexico. The revision included published lógicos son esenciales para entender la diversidad
records of 89 papers and reports, 16 008 specimens de organismos de una región, su historia, función,
deposited in zoological museums, and more than manejo y conservación. Además, algunos grupos
de especies, como las aves, son muy sensibles a los
1
Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo. cambios de su entorno y por lo tanto pueden ser
2
Pronatura Noroeste.
3
Monte Sonorense.
usadas como indicadoras de transformaciones del
4
U.S. Fish and Wildlife Service. ambiente, a través de cambios en su distribución y
5
University of Montana. diferencias temporales en abundancia (Hutto, 1998).

Villaseñor-Gómez, J.F., O. Hinojosa-Huerta, E. Gómez-Limón, D. Krueper y A.D. Flesch. 2009. Avifauna. En: F.E. Molina-Freaner
y T.R. Van Devender, eds. Diversidad biológica de Sonora. UNAM, México, pp. 385-420.
386 DIVERSIDAD BIOLÓGICA DE SONORA

En términos prácticos, el medio más simple de (donde las lluvias son más escasas en verano), el
describir y evaluar la biodiversidad es a través de Desierto Sonorense se caracteriza por un patrón
colecciones. Las aves constituyen el grupo mejor de precipitación bimodal, con la mayor parte de la
conocido de los vertebrados y por ello han sido em- lluvia concentrada en el verano y menores niveles
pleadas como modelos en muchas áreas de la in- durante los meses de invierno. En general, el clima
vestigación biológica. Los especímenes de museo, varía durante el año de caliente y seco a húmedo y
la observación y las actividades de marcaje y recap- frío, con precipitación que varía de casi cero a cer-
tura son las fuentes más importantes de informa- ca de cien centímetros (García, 1973).
ción en el estudio de la sistemática, evolución, bio- El estado de Sonora tiene una gran variedad de
geografía, ecología, conducta y conservación de aves. ambientes, incluyendo matorral desértico, mato-
México tiene una gran diversidad de condicio- rral espinoso, pastizal, selva baja caducifolia y bos-
nes ambientales creadas por una compleja historia que de pino-encino (Martínez-Yrízar, et al., este
geológica, una topografía heterogénea y un rango volumen). En esta diversidad de ambientes se in-
altitudinal que va del nivel del mar hasta los 5 600 cluyen hábitats secos y con poca vegetación, bos-
msnm. Además, las regiones Neotropical y Neárti- ques densos y cañones húmedos, así como una lí-
ca de Norteamérica confluyen en México. Esta di- nea costera de playas arenosas y acantilados roco-
versidad ambiental, junto con diversos procesos bio- sos. El Gran Desierto de Altar en el noroeste del
lógicos e históricos, han creado niveles altos de di- estado es la región más árida, con dunas de arena y
ferenciación in situ a nivel de especies endémicas y vegetación escasa. En la región occidental el clima
han dado como resultado la extraordinaria diversi- es seco y semiseco, con planicies, laderas y sierras
dad biológica en México (Conabio, 2000). Como con diversos matorrales xerófilos. El pie de monte
consecuencia de tales procesos, se considera a Méxi- de la Sierra Madre Occidental yace en la región cen-
co como una de las regiones megadiversas del mun- tro-oriental del estado y está cubierta por matorral
do (Mittermeier, 1988). Los vertebrados terrestres, espinoso y selva baja caducifolia. Finalmente, los
incluyendo a los anfibios, reptiles, aves y mamífe- bosques de coníferas y de encinos constituyen la
ros, son de los grupos mejor conocidos en México vegetación de las montañas más altas de la porción
e incluyen un total de 2 494 especies, de las cuales oriental. En los valles ribereños la vegetación está
alrededor de 42.5% son aves (Flores-Villela y Na- constituida por bosques riparios de galería y cam-
varro-Sigüenza, 1993). pos irrigados. Dentro del estado de Sonora se han
El estado de Sonora se localiza en la zona don- definido cuatro regiones fisiográficas: la Llanura So-
de el límite norte del trópico se encuentra con el norense en el noroeste y occidente, la Sierra Madre
límite sur de la región templada, lo que permite Occidental en el oriente, las Sierras y Llanuras del
una rica mezcla de especies animales y vegetales de Norte en la región centro-norte y la Llanura Cos-
orígenes neotropical y neártico. Esta es una región tera del Pacífico en el sur (INEGI, 2000).
de extremos: del nivel del mar el terreno se eleva Considerando la diversidad ambiental y la im-
hasta más de 2 630 metros, creando un gradiente portancia de las aves como grupo, es importante re-
altitudinal de extraordinaria variación en tempe- sumir y sintetizar la investigación que se ha reali-
ratura y precipitación y, por consecuencia, diver- zado a la fecha para establecer un marco del cono-
sas comunidades vegetales. En la mayor parte del cimiento ornitológico para futuros estudios. En este
estado el clima es seco con temperaturas altas y pre- contexto, los objetivos de este capítulo son: a) des-
cipitación escasa. Sin embargo, la Sierra Madre cribir la historia de la investigación ornitológica
Occidental modifica este patrón dominante, crean- del estado y, b) presentar un inventario actualiza-
do temperaturas menos extremas y precipitación do de la avifauna conocida de Sonora. Como un
más abundante. Con la excepción de la región de producto asociado, se generó una base de datos ac-
San Luis Río Colorado, en el noroeste del estado tualizada de los registros de aves del estado.
AVIFAUNA 387

MÉTODOS Estados Unidos. Más de 53% de los especímenes


estuvieron concentrados en tres instituciones: el
Usamos tres fuentes de información: a) datos sobre Museo de Zoología Comparada de la Universidad
especímenes de aves depositados en diversos mu- de Harvard, la Universidad de California en Los
seos zoológicos del mundo indexados en la base de Ángeles y el Museo de Zoología de la Universidad
datos del Atlas de las aves de México (Navarro-Si- Estatal de Louisiana (tabla 1). Algunos especíme-
güenza et al., 2003), así como datos adicionales de nes se localizaron en colecciones de Canadá, In-
catálogos de colecciones en línea (UNAM, 1999; glaterra, Holanda, Alemania y Rusia. Solamen-
UABC, 2003; YPM, 2006; CAS, 2006; FMNH, 2006; te 224 especímenes (1.4%) se encuentran catalo-
MCZHU, 2006; MVZ-Berkeley, 2006; tabla 1); b) una gados en instituciones mexicanas. Los especíme-
revisión de la literatura ornitológica que refería di- nes de las colecciones fueron colectados entre 1859
recta o indirectamente a registros de aves de Sono- y 2001. Son evidentes dos fases de recolecta inten-
ra; c) datos obtenidos a través de trabajo de campo sa (figura 1). Durante el primer período, de 1882
en Sonora, que incluyen registros de observacio- a 1891, las contribuciones más importantes fue-
nes directas e individuos marcados. La información ron las de Marston Abbott Frazar, quien colectó
se compiló en una base de datos e incluyó cinco ta- principalmente en la región de Álamos, y las de
blas: especímenes, listados taxonómicos de acuer- John C. Cahoon, quien colectó en las sierras alre-
do a la séptima edición del Listado de Aves de Nor- dedor de Oposura (hoy Moctezuma). Ambos co-
teamérica y sus suplementos (American Orni- lectores trabajaron para William Brewster y sus es-
thologists’ Union, 1998 y 2009), localidades, fuen- pecímenes fueron depositados en el Museo de Zoo-
tes y autores. Los nombres comunes en español se logía Comparada. Durante la Revolución Mexica-
basan en Russell y Monson (1998) o Escalante et na (1911-1921) se suspendió la colecta científica
al. (1996). Aunque esta compilación representa un por cuestiones de seguridad y se colectaron sólo
esfuerzo considerable por actualizar el inventario 23 especímenes. Durante los diez años posteriores
de aves de Sonora, existe todavía información adi- a la revolución mexicana (1922-1931) las condi-
cional reciente sobre observaciones y actividades de ciones sociales mejoraron y se realizaron colectas
marcaje que no ha sido publicada o se encuentra importantes por parte de John T. Wright en el Delta
en proceso de recopilación y análisis y, por lo tan- del Río Colorado y en las montañas del sur de So-
to, no pudo ser incluida en este trabajo. nora cerca de Guirocoba. Otros colectores sobre-
salientes en Sonora fueron Wilmot W. Brown Jr.,
Lawrence M. Huey, Chester C. Lamb, Adriaan
RESULTADOS Joseph Van Rossem, William J. Sheffler y Allan R.
Phillips.
Registros de aves de Sonora
Literatura ornitológica
La compilación de aves de Sonora incluyó 312 859 Las publicaciones entre 1874 y 2005 (89) aporta-
registros de 556 especies de aves, de 73 familias y 20 ron 8 750 registros (tabla 2). La mayoría de los re-
órdenes. Esta información cubre un período de 157 gistros fueron presentados en revistas ornitológi-
años (de 1849 a 2008) y 1 653 localidades del estado. cas tales como: The Auk (13 artículos), The Con-
dor (12), American Birds (7), Wilson Bulletin (6),
Especímenes de aves Western Birds (5), Studies in Avian Biology (3), Jo-
Sólo cinco por ciento de los registros (16 008) son urnal of Raptor Research (2), Journal of Field Orni-
especímenes de 426 especies colectados en 810 lo- thology (1), Journal of Wildlife Management (1),
calidades y depositados en 41 instituciones, de las Pacific Coast Avifauna (1), The Euphonia (1), Co-
cuales más de la mitad son museos localizados en lonial Waterbirds (1) y Continental Birdlife (1). Otros
388 DIVERSIDAD BIOLÓGICA DE SONORA

Figura 1. Número de especímenes colectados en Sonora entre 1859 y 2001, en intervalos de 10 años

artículos aparecieron en revistas de sociedades de las publicaciones revisadas incluyen un total de 527
historia natural tales como: Transactions of the San especies de 954 localidades. Algunos datos publica-
Diego Natural History Society (16), Proceedings of dos reportan especímenes colectados sin referencia
the U.S. National Museum (2), Memoirs of the Bos- alguna al colector, números o instituciones. El tra-
ton Society of Natural History (1) y Proceedings of bajo de Van Rossem (1945) incluye información so-
the Biological Society of Washington (1). Pocas men- bre la mayoría de los especímenes colectados antes
ciones se hicieron en reportes técnicos y tesis uni- de 1945.
versitarias.
Las dos contribuciones más importantes a la Datos derivados de trabajo de campo
ornitología de Sonora son el libro de Van Rossem de los autores
(1945) publicado como Occasional Papers of the A partir de 1998 hemos realizado trabajo de cam-
Museum of the Louisiana State University y el libro po ornitológico en 454 localidades del estado de
de Russell y Monson (1998) publicado por Uni- Sonora. A través de conteos puntuales se registra-
versity of Arizona Press. Solamente tres artículos ron 417 especies de un total de 278 843 observa-
han aparecido en revistas científicas mexicanas (Acta ciones de campo. Se llevó a cabo una intensa acti-
Zoológica Mexicana y Anales del Instituto de Biolo- vidad de captura y marcaje en nueve localidades
gía, UNAM). Debido a la forma como se presenta la (Baviácora y Aconchi en el río Sonora, Térapa y
información en el libro de Russell y Monson (1998), Jécori en el río Moctezuma y en el Cajón de Ona-
hemos incluido sólo los registros que se mencio- pa, Bámori en el río Sahuaripa y Ciénega de Santa
nan explícitamente en el texto del libro. En suma, Clara, El Doctor y Corredor Ripario en el Delta
AVIFAUNA 389

del Río Colorado); en total se marcaron 9 258 in- Cahoon, y organizaron expediciones generales para
dividuos de 134 especies, los cuales se liberaron documentar la distribución de la avifauna de las re-
después de tomar datos básicos de morfometría. giones de Guaymas, Álamos, Cumpas y Moctezu-
ma. Como resultado de este trabajo pionero, se pu-
Historia de los estudios ornitológicos blicaron varios listados sin mucho detalle de loca-
del estado de Sonora lidades o especímenes, tales como una lista de 46
especies de Guaymas (Belding, 1883), cinco espe-
El registro de aves «al sur de la frontera» en Sonora cies marinas para la isla de San Pedro Mártir (Goss,
ha cautivado a muchos naturalistas, científicos y 1888), 104 especies de 18 localidades durante la
observadores de aves estadounidenses. Estos ob- expedición arqueológica de Lumholtz en el perío-
servadores se han sentido atraídos por la diversi- do 1890-1892 (Allen, 1893), 29 especies colecta-
dad de las comunidades de aves constituidas por das en 1884 por F. Stephens entre Sásabe y Puerto
especies tropicales y subtropicales que alcanzan su Lobos (Stephens, 1885; Brewster, 1885), una des-
límite septentrional no muy lejos de la frontera cripción de las aves de invierno del río Colorado
con Estados Unidos. De igual forma, las islas y áreas en Sonora y Baja California (Price, 1899) y una
costeras del Golfo de California, la «terra incogni- lista de 67 especies para la sierra de San Antonio al
ta» (Stephens, 1885), representada por los desier- oeste de Arizpe (Thayer y Bangs, 1906).
tos al sur de la frontera, las montañas aisladas, la Las islas del Golfo de California y localidades
Sierra Madre Occidental y las comunidades tropi- costeras fueron puntos importantes de algunas ex-
cales y subtropicales del sur de Sonora, atrajeron el pediciones científicas y visitas ocasionales entre 1875
interés de muchos naturalistas y colectores. y el año 2000. En marzo y abril de 1911, cuando
De acuerdo con Van Rossem (1945), el primer el barco pesquero «Albatross» visitó la península
ejemplar colectado en Sonora fue el espécimen tipo de Baja California y el Golfo de California y sus
de Picolaptes bruneicapillus Lafrasnaye, el cual fue islas, C.H. Townsend, H.E. Anthony, P.I. Osburn
obtenido cerca de Guaymas o Agiabampo en 1835 y P. Bartsh colectaron 804 especímenes de 159 es-
por un colector desconocido. John Woodhouse Au- pecies. Un total de 32 especies se obtuvieron u ob-
dubon menciona algunas aves en sus notas de viaje servaron en Sonora en las islas del Tiburón y San
a lo largo de Sonora, de la Sierra Madre a Altar y So- Esteban, así como en Guaymas. La Isla del Tibu-
noyta, en 1849; sin embargo, no se obtuvieron es- rón fue visitada de nuevo en mayo de 1930 por
pecímenes en su expedición. Entre 1851 y 1855 el Griffin Bancroft y entre diciembre de 1931 y ene-
doctor C.B. Kennerly colectó algunos especímenes ro de 1932 por A.W. Anthony y A.J. Van Rossem.
cerca de Guaymas, Nogales y el Cañón de Guadalu- Todas sus notas y registros de especímenes están
pe en la frontera entre México y Estados Unidos (Van incluidos en una publicación sobre la avifauna de
Rossem, 1931a). A.J. Grayson colectó ejemplares de esta isla por A.J. Van Rossem (1932), en la que se
cuatro especies en Guaymas durante 1860, los cua- reportan un total de 81 especies. Posteriormente,
les fueron incluidos en un reporte sobre las aves del Charles Vaurie pasó algunos días en la Isla del Ti-
occidente de México (Lawrence, 1874) y Thomas burón durante julio de 1952 y agregó seis especies
Streets colectó algunos especímenes en Sonora más a la lista de Van Rossem (Vaurie, 1953). Law-
durante el mes de abril de 1875 (Van Rossem, 1945). rence M. Huey pasó el mes de febrero en Puerto
Los reportes sobre las aves de Sonora aumenta- Peñasco y registró 75 especies (Huey, 1935). Clin-
ron en la parte final del siglo XIX, cuando la colecta ton G. Abbott visitó Guaymas en abril de 1940 y
activa y la descripción de formas taxonómicas eran publicó observaciones sobre 23 especies acuáticas
los principales objetivos de los museos de historia (Abbott, 1941).
natural. Estos museos contrataron a colectores cien- Entre el 15 de marzo y el 26 de abril de 1962,
tíficos, incluyendo a Abbot M. Frazar y a John C. el Museo de Historia Natural de San Diego orga-
390 DIVERSIDAD BIOLÓGICA DE SONORA

nizó una expedición (Belvedere) con el objetivo pecies (Moore, 1938).


de explorar 32 islas del Golfo de California (Lind- Johnson A. Neff y George W. Paterson estudia-
say, 1962). En esta expedición, Richard C. Banks ron entre mayo y julio de 1942 la distribución y
registró un total de 36 especies en las islas del Ti- abundancia de la paloma ala blanca (Zenaida ma-
burón, San Pedro Mártir y San Esteban (Banks, croura) en Sonora. Sus notas sobre la avifauna ge-
1963). Octavio Rojas-Soto y colaboradores visita- neral fueron publicadas años después e incluyeron
ron la Isla del Tiburón en febrero de 2000 y obtu- una lista pequeña de observaciones sobre 22 espe-
vieron un listado de 137 especies a partir de una cies (Neff, 1947).
revisión de la literatura y de especímenes deposita- El primer estudio completo con información
dos en museos; de éstas, 41 especies fueron nuevas taxonómica y de distribución de la avifauna de un
adiciones a la avifauna de la Isla del Tiburón (Ro- estado del macizo continental de México fue la
jas-Soto et al., 2002). monografía de A.J. Van Rossem sobre las aves de
Las colectas en la parte continental del estado Sonora (1945). Este trabajo fue el resultado de un
de Sonora fueron iniciadas por John C. Cahoon, gran esfuerzo por compilar información de especí-
quien trabajó para William Brewster en 1887. Sus menes de museo, observaciones y registros de pu-
colectas incluyen especímenes obtenidos en el área blicaciones previas. La monografía incluyó regis-
de Cumpas, Oposura (hoy Moctezuma) y Grana- tros sobre la distribución de 407 especies y una
dos. Abbott M. Frazar hizo grandes colectas para lista de 37 especies cuya presencia en el estado no
William Brewster en 1888, trabajando principal- había sido verificada. Un análisis crítico de los da-
mente en el sur de Sonora [Álamos, Mina Abun- tos le permitió distinguir casos de migración, acti-
dancia (San Antonio, al noroeste de Álamos) y vidad reproductiva y registros invernales. Posterior-
Hacienda de San Rafael (noreste de Álamos)]. mente, dos publicaciones importantes resumieron
John T. Wright trabajó como colector de Grif- la distribución de las aves de México (Friedmann
fing Bancroft de forma continua entre 1928 a 1930; et al., 1950; Miller et al., 1957). El tratamiento a
la información de más de 3 550 especímenes, así nivel de subespecie de estas dos publicaciones se
como de otros colectados por W. Leon Dawson, F. sigue utilizando en la actualidad.
Stephens, G. Bancroft, A.J. Van Rossem y A.W. An- Van Rossem (1945) incluyó una sección sobre
thony fue incluida en un reporte sobre las aves te- nuevas formas descritas a nivel de especie o subes-
rrestres de Sonora, el primer estudio detallado del pecie basada en especímenes colectados en Sonora
estado, que incluyó un listado de 205 especies (Van (tabla 3). A partir de un total de 111 formas des-
Rossem, 1930g). critas entre 1835 y 1945, así como una descrita
Durante la década de 1930, A.J. Van Rossem posteriormente, en la actualidad 46 se consideran
publicó una nota donde agregaba trece nuevas es- todavía como especies o subespecies válidas, 24 se
pecies al estado de Sonora (Van Rossem, 1933b). consideran como sinónimos y 41 han cambiado de
Chester C. Lamb, otro colector profesional, traba- nombre como resultado de modificaciones en su
jó durante 1932 y 1933 en El Álamo, Hermosillo, ubicación taxonómica. El espécimen tipo de Cya-
Rancho Costa Rica, San José de Guaymas, Ures y nomia salvini resultó ser un hibrido entre el colibrí
Agiabampo, obteniendo cerca de doscientos espe- pico ancho (Cynanthus latirostris) y el colibrí coro-
címenes. Entre 1933 y 1937 Robert T. Moore rea- na violeta (Amazilia violiceps) (Brewster, 1893;
lizó cuatro viajes para estudiar la distribución de Graves, 2003) y se desconoce el paradero del espé-
las aves del sur de Sonora, suroeste de Chihuahua cimen tipo del colibrí de Florence [Saucerottia
y Sinaloa, cubriendo desde el nivel del mar hasta (Amazilia) florenceae] –el único espécimen cono-
las montañas de la Sierra Madre. A partir de estas cido para la especie–, que se considera posiblemente
expediciones, Moore publicó información sobre perdido. Frank A. Pitelka reportó nueve especies
nuevos registros del rango de distribución de 13 es- registradas en varias localidades de Sonora durante
AVIFAUNA 391

octubre y noviembre de 1946 (Pitelka, 1948). un estudio sobre peces del oriente de Sonora y pu-
Allan R. Phillips y Dean Amadon estudiaron la blicaron datos sobre seis especies importantes: gua-
avifauna y colectaron especímenes en el noroeste camaya verde (Ara militaris), aguililla cola blanca
del estado; visitaron Altar, Caborca, Pitiquito, Sie- (Buteo albicaudatus), mulato azul (Melanotis caeru-
rra Carrizal (San Juan) y Sonoyta durante octubre lescens), parula tropical (Parula pitiayumi), tángara
y noviembre de 1948 y reportaron una lista de 62 dorso rayado (Piranga bidentata) y el bolsero cas-
especies (Phillips y Amadon, 1952). La contribu- taño (Icterus spurius) (Clark, 1984). Recientemen-
ción más importante sobre nuestro conocimiento te, de 2000 a 2007, Aaron Flesch desarrolló un
de las aves de los bosques de pino-encino del no- estudio detallado de las aves reproductoras en el
roeste de México fue el estudio de Joe T. Marshall norte de Sonora, durante el cual detectó 161 espe-
realizado entre 1951 y 1955 en varias sierras de cies que anidan en 306 localidades (Flesch, 2008).
Arizona, Nuevo México y Sonora (Marshall, 1957); El estudio aportó información valiosa sobre cam-
él reportó 137 especies para 13 sierras de Sonora. bios en la comunidad de aves y en la actualización
Recientemente algunas sierras del sistema de «Islas del estatus de varias especies en el estado, inclu-
del Cielo», localizadas al oeste de las sierras visita- yendo a la aguililla cola corta (Buteo brachyurus),
das por Marshall, fueron visitadas y descritas por al mosquero barranquero (Empidonax occidentalis)
Flesch y Hahn (2005). y al chipe roquero (Euthlypis lachrymosa).
Durante la década de los años sesenta Richard Varios trabajos se han enfocado al estudio de es-
C. Banks publicó un análisis de las relaciones bio- pecies particulares de Sonora, tales como: el car-
geográficas de la avifauna de la isla San Esteban, pintero imperial (Campephilus imperialis) (Ridgway,
localizada aproximadamente a la mitad del Golfo 1887b); el primer registro en México del pato ar-
de California entre Sonora y Baja California. Banks lequín (Histrionicus histrionicus) (Kaufman y Wit-
estudió las afinidades de siete especies y concluyó zeman, 1979); una observación sobre la lavandera
que están asociadas con la parte continental de So- blanca (Motacilla alba) (Morlan, 1981); el registro
nora (Banks, 1969). En 1969 se publicó una guía de la primera águila cabeza-blanca (Haliaeetus leu-
de identificación de especies del occidente de Méxi- cocephalus) anidando en Sonora (Brown et al.,
co, dirigida principalmente a los observadores de 1987); el estatus del chorlo chiflador (Charadrius
aves (Alden, 1969). Entre 1969 y 1973, L.A. May melodus) (Howell, 1993) y la grulla gris (Grus cana-
estudió la fauna de vertebrados del Gran Desierto densis) (Drewien et al., 1996) en México, con info-
de Altar y registró una lista de 153 especies de aves rmación específica de registros de Sonora; el esta-
(May, 1976). Durante julio y agosto de 1971, Les- tus de la cotorra serrana occidental, águila real y pro-
ter L. Short visitó la selva baja caducifolia de Ála- bablemente el último registro del carpintero im-
mos en el sur de Sonora. Como parte de un estu- perial en Sonora (Lammertink et al., 1996) y re-
dio de la relación entre las lluvias de verano y la épo- portes invernales de cisne de tundra (Cygnus colum-
ca de anidación, su reporte incluyó registros deta- bianus) cerca de Ciudad Obregón y otra localidad
llados de 86 especies que se reproducen en la re- no especificada de la costa de Sonora (Drewien y
gión y una lista de nueve especies no reproducti- Benning, 1997).
vas (Short, 1974). Eric Mellink y Eduardo Palacios describieron
Stephen M. Russell y Donald W. Lamm apor- las comunidades de aves acuáticas reproductivas en
taron información sobre el estatus de 65 especies la bahía de San Jorge, en islas cercanas y en el este-
de aves de Sonora, incluyendo registros de veinte ro San Francisquito, en el extremo noroeste de So-
especies nuevas para el estado (Russell y Lamm, nora (Mellink y Palacios, 1993), así como las comu-
1978). Durante abril y mayo de 1978, Thomas O. nidades de aves de los esteros San José y Tóbari en
Clark y Dean Hendrickson recabaron de manera la costa sur de Sonora (Palacios y Mellink, 1995) y
incidental información sobre aves como parte de las aves de la Ciénega de Santa Clara en la costa del
392 DIVERSIDAD BIOLÓGICA DE SONORA

noroeste de Sonora (Mellink et al., 1996 y 1997). Otros estudios han abordado preguntas más es-
Otro estudio describió las comunidades de aves pecíficas usando a las aves de Sonora. Por ejemplo,
acuáticas asociadas a humedales del Delta del Río Peter B. Landres y James A. MacMahon estudia-
Colorado en los estados de Sonora y Baja Califor- ron en 1977 la organización de la comunidad re-
nia, donde se registraron 71 especies (Hinojosa-Huer- productiva de aves del bosque de encinos de la sie-
ta et al., 2004). Por otra parte, la avifauna repro- rra La Púrica cerca de Nacozari (Landres y Mac-
ductiva de la isla Alcatraz (cerca de Bahía Kino) Mahon, 1980). John M. Bates estudió la conducta
fue estudiada por Duberstein et al. (2005). Poste- territorial invernal y la ecología de la alimentación
riormente se evaluó el estatus de la avifauna en la en relación con los torotes (Bursera microphylla) en
región del Alto Golfo de California de Baja Cali- los vireos grises (Vireo vicinior) de la costa desérti-
fornia y Sonora, con una compilación de una lista ca de Sonora (Bates, 1992a y 1992b). Iriana Zuria
anotada de las aves en la región y un análisis de las y Eric Mellink (2005) estudiaron la relación entre
necesidades para su conservación (Hinojosa-Huerta la cronología de la anidación y la abundancia de
et al., 2007). peces en el charrán mínimo (Sternulla antillarum)
El primer estudio específico sobre la avifauna en La Purinera, Bahía de San Jorge, en el noroeste
de vegetación riparia de Sonora fue el estudio de del estado de Sonora.
Scott B. Terrill y Ken y Gary Rosenberg. Ellos es- Las aves rapaces de Sonora han sido objeto de
tudiaron dos sitios de vegetación riparia de álamo diversos estudios. Estos incluyen la estimación de
y sauce durante los inviernos de 1979-1980 (en la abundancia y uso de hábitat a lo largo de los ríos
San Rafael en el río Sonora, cerca de Ures y en San Bavispe y Yaqui (Rodríguez-Estrella y Brown, 1990a,
Ignacio en el río Magdalena, cerca de Magdalena 1990b y 1990c), así como reportes sobre el estatus
de Kino) y registraron 114 y 102 especies en Ures y productividad de águilas pescadoras (Pandion ha-
y Magdalena, respectivamente (Terrill, 1981). Por liaetus) a lo largo de la costa del estado (Cartron,
su parte, Fernando Villaseñor evaluó durante 2004- 2000) e información sobre la distribución del águila
2006 la importancia de los sistemas riparios de real (Aquila chrysaetos) (Rodríguez-Estrella, 2002).
Sonora para las aves durante el invierno. Durante Más recientemente, un estudio sobre las tendencias
el estudio se visitaron 1 816 puntos de conteo en poblacionales del tecolote bajeño (Glaucidium bra-
87 localidades, en los que se identificaron 253 es- silianum) del norte de la entidad estimó una dis-
pecies en 14 tipos de vegetación (Villaseñor-Gó- minución de la abundancia de 9.2% anual entre
mez, 2006 y 2008). Entre 2002 y 2005, en la re- los años 2000 y 2004, así como también identifi-
gión del Delta del Río Colorado, Hinojosa-Huer- có los factores asociados con la reducción pobla-
ta y colaboradores (2008a) analizaron los patrones cional (Flesch y Steidl, 2006).
de abundancia y riqueza de especies en el bosque ri- Quizá el estudio más extenso sobre una especie
pario del río Colorado con el fin de identificar re- de ave de Sonora es el trabajo de Aaron D. Flesch
laciones de hábitat y relaciones con variables hidro- sobre la distribución, abundancia y los factores aso-
lógicas y definir recomendaciones de restauración. ciados con el uso y selección de hábitat del tecolo-
En total se registraron 193 especies y 145 376 in- te bajeño a lo largo de un transecto de mil cien
dividuos y se logró determinar que la comunidad kilómetros que incluye siete tipos de vegetación
de aves se ha recuperado parcialmente en respues- de Sonora (Flesch, 2003). Este estudio fue resulta-
ta a los flujos excedentes a través del río Colorado, do de los esfuerzos por entender la ecología de es-
con presencia de varias aves especialistas en siste- tos tecolotes con el objeto de ayudar a la recupera-
mas riparios, tales como el cuco piquiamarillo (Coc- ción de la especie en el vecino estado de Arizona,
cyzus americanus) y el mosquero cardenalito (Pyro- donde las poblaciones se han reducido hasta llegar
cephalus rubinus), que se consideraban extirpados casi a su extirpación de la región.
de la región. Otras investigaciones sobre especies particula-
AVIFAUNA 393

res incluyen el estudio sobre abundancia, distribu- tan 52% de las 1 070 que se han registrado en Mé-
ción y uso de hábitat del palmoteador de Yuma xico (Howell y Webb, 1995). Estas especies perte-
(Rallus longirostris yumanensis) en el Delta del Río necen a 73 familias de 20 órdenes. Siguiendo los
Colorado (Hinojosa-Huerta et al., 2001a y 2008b), criterios de Russell y Monson (1998), considera-
con el que se determinó que la Ciénega de Santa mos a 25 especies como «hipotéticas» para el esta-
Clara mantiene 75% de la población total de la sub- do (apéndice 1 en disco compacto). Las familias más
especie, alrededor de seis mil individuos; se identi- numerosas son Parulidae (chipes, 43 especies), Em-
ficaron medidas para la protección y recuperación berizidae (gorriones, zacatoneros y rascadores, 37
de esta ave y se han analizado las tendencias pobla- especies), Anatidae (cisnes, gansos y patos, 36 es-
cionales de la subespecie entre 1999 y 2006. Por pecies), Tyrannidae (mosqueros, 36 especies), La-
otra parte, también se analizó el estatus poblacio- ridae (gaviotas, charranes y rayadores, 28 especies),
nal del ralito negro (Laterallus jamaicensis coturni- Scolopacidae (playeros y falaropos, 28 especies) y
culus) en la región (Hinojosa-Huerta et al., 2001b) Accipitridae (gavilanes, águilas y aguilillas, 22 es-
y se describió la primera detección de la especie en pecies) (tabla 4 y, en disco compacto, apéndice 1).
Sonora y su precario estatus poblacional con me- La información más reciente permite agregar a la
nos de cincuenta parejas, además de que se hicie- lista de aves de Sonora al colimbo piquiamarillo (Ga-
ron recomendaciones para su protección dentro de via adamsii), al bobo enmascarado (Sula dactylatra),
la Reserva de la Biosfera Alto Golfo de California al bobo pata-roja (Sula sula), al milano tijereta (Ela-
y Delta del Río Colorado. noides forficatus), al ralito negro (Laterallus jamai-
En el libro sobre las aves de Sonora, Russell y censis), a la tórtola turca (Streptopelia decaocto), al pe-
Monson (1998) describen el estatus y distribución rico frente naranja (Aratinga canicularis), al mosque-
de 525 especies de aves de Sonora e incorporan in- ro pálido (Empidonax alnorum) y al vireo garganta
formación sobre los patrones estacionales de ocu- amarilla (Vireo flavifrons), entre otras especies. Cues-
rrencia, abundancia y hábitats donde se encuen- tionamos la validez del espécimen de la codorniz
tran. Ellos incluyen a 35 especies que consideran californiana (Callipepla californica), supuestamen-
como hipotéticas (aquellas «…reportadas con do- te colectado en el estado de Sonora. Confirmamos
cumentación sustancial pero sin el respaldo de un la presencia de doce especies consideradas por Rus-
espécimen, una fotografía con evidencia clara de sell y Monson (1998) como hipotéticas, incluyen-
su identidad o información detallada de varios do al pato silbón (Anas penelope), fulmar norteño
observadores»). En este libro se incluye la infor- (Fulmarus glacialis), jacana norteña (Jacana spino-
mación de la publicación de Van Rossem (1945), sa) y tordo canadiense (Euphagus carolinus) e in-
se integran y resumen los datos de especímenes co- cluimos al salteador colilargo (Stercorarius longi-
lectados después del trabajo de este investigador y caudus), al charrán embridado (Onychoprion anae-
se agregan las observaciones de los propios autores thetus) y al mosquero gorjiblanco (Empidonax al-
hasta 1994. Su trabajo se considera como el se- bigularis) como especies hipotéticas para el estado
gundo esfuerzo más importante por compilar los (véase sección «Registros de aves que ameritan co-
datos sobre la avifauna de Sonora. Desafortunada- mentarios»).
mente, no se incluyeron los registros de aves de las De acuerdo con su estatus estacional, 227 espe-
islas del Golfo de California. cies (40.8%) son «residentes permanentes», 46
(8.3%) son «residentes de verano» que se reprodu-
Especies de aves registradas en el estado cen en la región pero que pasan el invierno en otra
de Sonora área y 233 (41.9%) son migratorias que pasan el
invierno en Sonora. Después de la época repro-
La avifauna conocida de Sonora incluye 556 espe- ductiva en el norte, algunas poblaciones migran
cies (apéndice 1 en disco compacto), que represen- de sus territorios de verano y llegan a unirse a las
394 DIVERSIDAD BIOLÓGICA DE SONORA

poblaciones residentes en el sur de su rango de dis- mos durante febrero de 1888. Villaseñor observó
tribución; hemos definido a este grupo como «mi- a esta especie en enero de 2005 en Baviácora, en el
grantes parciales». La complejidad de estos movi- río Sonora. A. Moorhouse observó al papamosca
mientos migratorios dificulta distinguir a las po- tirano (Myiarchus tyrannulus) durante enero y fe-
blaciones migrantes de las residentes sin el uso de brero en el rancho Lo de Campa y en Moctezuma
marcas, herramientas moleculares o isótopos esta- (Russell y Monson, 1998) y también fue observa-
bles. Cincuenta especies (9%) de las registradas en do por Villaseñor y colegas en el centro y sur de
Sonora se consideran «migrantes parciales»; la ma- Sonora. La tángara roja (Piranga rubra) pasa el in-
yoría de estas especies pertenecen al grupo de los vierno en Sonora [varios especímenes colectados
«migrantes de distancia corta», que incluye a miem- por A.R. Phillips (Canadian Museum of Nature,
bros de la familias Emberizidae, Icteridae (tordos sin número) y diversas observaciones durante los
y bolseros), Parulidae y Accipitridae, entre otras fa- conteos de aves de navidad por Scott B. Terrill,
milias. Otras especies se incluyen en este grupo de- Linda S. Terrill, Eduardo Gómez Limón y Villase-
bido a que poseen poblaciones que son claramen- ñor han aportado evidencia de su presencia duran-
te residentes y migrantes, tales como el pato de te el invierno]. Diversos reportes incidentales de
collar y el pato mexicano (Anas p. platyrhynchos y habitantes del Cajón de Onapa sugieren la presen-
A. p. diazi, respectivamente), el chivirín saltapared cia de guacamaya verde (Ara militaris) en cañones
(Troglodytes aedon parkmani y las poblaciones resi- protegidos al norte de Sahuaripa durante el invier-
dentes de montaña de T. a. brunneicollis y T. a. no. Por otra parte, algunos individuos no reproduc-
cahooni) y el chipe amarillo (Dendroica petechia), tivos de por lo menos veinte especies que pasan el
donde el grupo aestiva se comporta como migran- invierno en Sonora pueden permanecer y vivir todo
te y el grupo erithacoroides como residente exclusi- el año en el estado, incluyendo patos, garzas, ga-
vo de manglares. viotas, charranes y algunas aves terrestres (apéndi-
Algunos individuos de especies residentes de ce 1 en disco compacto).
verano pueden permanecer en el territorio repro- Doce especies acuáticas se consideran como ac-
ductivo durante el invierno. Fernando Villaseñor cidentales en Sonora, con sólo uno o dos registros
observó a varios individuos del garrapatero pijuy conocidos que extienden su rango normal de dis-
(Crotophaga sulcirostris) en diciembre y febrero de tribución hacia el sur o norte. Treinta y seis espe-
2004 y 2005 en Álamos, Presa Chiculi, Presa Mo- cies migratorias son «accidentales», ya que se han
cúzari, Granados y Huásabas. Un espécimen del te- registrado en Sonora menos de cinco veces, lejos
colote enano (Micrathene whitneyi) depositado en el de su rango de distribución normal. Dieciocho de
Museo Británico se colectó en noviembre de 1895 ellas son chipes que se reproducen en la región bo-
y observaciones posteriores reportan su presencia real y en el sureste de Estados Unidos y pasan el in-
de noviembre a marzo (Moore, 1938; Russell y Mon- vierno en el sur de México y Centroamérica (Kelly
son, 1998). Varios especímenes de museo del chota- y Hutto, 2005).
cabras menor (Chordeiles acutipennis) se colectaron du- Con respecto a sus hábitos, 162 especies de aves
rante noviembre y enero por Brown en 1905, por de Sonora son acuáticas, 380 terrestres y catorce
Wright en 1929 y 1930 y por Phillips en 1952; Rus- principalmente aéreas (golondrinas y vencejos) (fi-
sell y Monson (1998) reportan registros para di- gura 2). Entre las especies acuáticas, 78 son mari-
ciembre de 1982 y Villaseñor registró a la especie nas (10 pelágicas, 63 costeras y 5 ocupan ocasional-
en febrero de 2004, todos al sur de Hermosillo. mente el agua dulce del interior), sesenta especies
Van Rossem (1945) y Russell y Monson (1998) men- son esencialmente de agua dulce (16 habitan ex-
cionan la presencia en invierno del tapacamino cuer- clusivamente agua dulce del interior, 8 son de es-
porruín norteño (Caprimulgus vociferus), documen- tero y 36 de estero y del interior) y 24 especies usan
tada por el especimen colectado por Frazar en Ála- indistintamente tanto aguas de la costa como del
AVIFAUNA 395

interior. De las 380 especies terrestres, 29 se distri- tera de Estados Unidos y México en la región no-
buyen a baja altitud (generalmente menos de 1 100 roeste del estado (Hinojosa-Huerta et al., 2007), pro-
metros, por debajo del límite del bosque de enci- bablemente como consecuencia de las liberaciones
no), 69 se distribuyen en montañas con altitudes de la especie, relacionadas con la cacería desde las
superiores a los 1 100 metros y 282 tienen una dis- primeras décadas del siglo XX, en el valle Imperial
tribución más amplia en el gradiente altitudinal. en California, en el Bajo Río Colorado en Arizona
De las especies de montaña, 28 muestran migra- y en el valle de Mexicali en Baja California (Brown,
ciones altitudinales con movimientos invernales 1989; Patten et al., 2001).
hacia tierras bajas; estos movimientos altitudinales Algunas especies se ven favorecidas y se estable-
les pueden ayudar a evitar las bajas temperaturas o cen en nuevas áreas mientras que otras sufren las con-
a vivir temporalmente en lugares con mayor dis- secuencias de los cambios en sus ambientes natu-
ponibilidad de alimento (Howell y Webb, 1995); rales. El caso mejor conocido de extinción de aves
la mayoría de estas especies se han registrado prin- en Sonora es el del carpintero imperial, el cual ha-
cipalmente en ambientes riparios. bitaba los bosques de coníferas y requería de árbo-
En el estado se han establecido varias especies les grandes para alimentarse y anidar; los últimos
exóticas, que en su mayoría se han adaptado a los registros de Sonora son las observaciones en el ran-
ambientes humanos. Tales son los casos de la palo- cho Las Tinajas entre febrero y mayo de 1993, en
ma doméstica (Columba livia), la tórtola turca (Strep- la vertiente del Pacífico de la Sierra Madre Occi-
topelia decaocto) (E. Gómez-Limón, A. Flesch y O. dental (Lammertink et al., 1996).
Hinojosa, 2006, obs. pers.), el estornino europeo Aunque no se conocen otros casos de aves extin-
(Sturnus vulgaris) y el gorrión doméstico (Passer do- tas o extirpadas de Sonora, existe evidencia que in-
mesticus). También se han establecido poblaciones dica la extirpación de algunas especies. Algunos ca-
del faisán de collar (Phasianus colchicus) en el valle sos son el de la tángara cabeza roja (Piranga erythro-
agrícola de San Luis Río Colorado, cerca de la fron- cephala), colectada en 1888 por M. Frazar y en 1933

Figura 2. Cantidad de especies de aves en Sonora por categorías de hábitat


396 DIVERSIDAD BIOLÓGICA DE SONORA

por W.H. Burt; el tecolote vermiculado (Megascops se (American Ornithologits’s Union, 1998), por lo
guatemalae), reportado por última vez en 1958, y que su estatus en Sonora no es muy claro. Sin em-
el halcón enano (Falco rufigularis), que fue registra- bargo, tres individuos de la subespecie B. h. leuco-
do por última vez en Sonora en 1949 y probable- pareia, anillados en las islas Aleutianas en Alaska,
mente extirpado por colecta excesiva de la pobla- fueron cazados el 20 de diciembre de 1975 en el
ción cercana a Guirocoba (Russell y Monson, 1998). Delta del Río Colorado (Russell y Monson, 1998).
Todas estas especies son típicas de los bosques tro- Pato silbón (Anas penelope). Russell y Monson
picales y de montaña y probablemente las altera- (1998) consideran a este pato como hipotético para
ciones ambientales de sus hábitats llevaron a la ex- Sonora, con un solo registro para el estado en 1979
tirpación local en el límite norte de su distribución. en Puerto Peñasco. Howell y Webb (1995) consi-
Otras especies que casi nunca se han vuelto a regis- deran a la especie como rara para Sonora. Desde en-
trar son el atlapetes gorra rufa (Atlapetes pileatus) y tonces, la especie ha sido observada en varias oca-
el cacique mexicano (Cacicus melanicterus). siones en distintas localidades, incluyendo un ma-
Por otro lado, existen registros recientes y evi- cho adulto observado en Yavaros en enero de 2004
dencias de la presencia de especies que no se habían por Kimball Garrett y otro macho adulto reporta-
registrado después de 1950, tales como el águila do en el rancho San Bernardino al este de Agua
solitaria (Harpyhaliaetus solitarius), la titira enmas- Prieta en noviembre de 2002 (Steve Ganley). Con
carada (Tytira semifasciata), el halcón huaco (Her- esta información confirmamos la presencia de la
petotheres cachinnans) y el carpintero pico plata (Cam- especie para Sonora.
pephilus guatemalensis), observados en varias oca- Pato mexicano (Anas platyrhynchos diazi).
siones en el sur de Sonora por A. Flesch en 2006. Russell y Monson (1998) reportan que la subespe-
cie es residente de las zonas altas de México, con
Registros de aves que ameritan comentarios una distribución en el estado del río Magdalena al
Presentamos aquí algunas notas sobre 45 especies este y al sur hasta Granados y tal vez Yécora. Des-
de aves, ya sea porque son registros nuevos para de 2006 la subespecie ha sido detectada como resi-
Sonora o porque, desde nuestra perspectiva, mere- dente reproductiva (se han observado adultos y po-
cen ser clarificadas. Además de observaciones pu- llos) en los valles agrícolas del sur de Sonora, desde
blicadas, en las descripciones incluimos registros Huatabampo hasta Guaymas (Marco Antonio Gon-
no publicados de distintos observadores que sus- zález Bernal).
tentan la presencia o modifican el conocimiento Ojodorado islándico (Bucephala islandica). De
que tenemos de algunas especies en el estado. Los acuerdo con los registros de los Conteos Navide-
nombres de estos observadores se incluyen en pa- ños de Aves (National Audubon Society, 2008), es-
réntesis. ta especie fue registrada en Puerto Peñasco duran-
Ganso de Ross (Chen rossi). Este ganso no se te el conteo de diciembre de 1998 (coordinado por
encuentra listado en el libro de Russell y Monson Steve Ganley). Posteriormente se observaron dos
(1998). La especie se ha identificado como un vi- machos inmaduros de ojodorado islándico [junto
sitante de invierno frecuente, pero poco común con cuatro individuos de ojodorado común (B.
en la Ciénega de Santa Clara, en el Delta del Río clangula)] en Puerto Peñasco en enero de 2005 por
Colorado, en la porción noroeste del estado (Hi- Michael Carmody. El ojodorado islándico no está
nojosa-Huerta et al., 2007). Probablemente no se registrado en Russell y Monson (1998); Howell y
había identificado antes debido a que se asocia con Webb (1995) lo consideran hipotético para Méxi-
el ganso blanco (Chen caerulescens), especie similar co. El registro en Puerto Peñasco fue aceptado por
que es abundante en la región. el comité revisor de registros del Conteo Navide-
Ganso cascareador (Branta hutchinsii). Esta es- ño de Aves de National Audubon Society, por lo
pecie se separó recientemente del ganso canadien- que consideramos que este pato debe ser incluido
AVIFAUNA 397

en la lista de especies de Sonora, aunque sea acci- de Sonora en junio de 1985 (Steve Ganley) y seis
dental en el estado. individuos, incluyendo aves de la variedad clara y
Codorniz californiana (Callipepla californica). la variedad oscura, fueron observados en el golfo
En el Museo Nacional de Historia Natural de Esta- de Santa Clara en mayo de 2006 por Kimball Ga-
dos Unidos se encuentra un especimen etiquetado rrett. Con esta información confirmamos la presen-
como colectado en Sonora por W.W. Brown el 17 cia de la especie en el estado como visitante casual.
de mayo de 1905 (USNM 311736). Aunque no exis- Pardela patirrosada (Puffinus creatopus). Esta
ten especímenes de otras especies colectadas en la ave marina no fue incluida en Russell y Monson
misma fecha por él, se sabe que en fechas anterio- (1998), pero es un visitante de verano frecuente, aun-
res y posteriores estuvo trabajando en Guaymas, que poco común en el Alto Golfo de California (Pat-
La Chumata y Opodepe, pero no cerca del río Co- ten et al., 2001), en la zona pelágica frente a Puer-
lorado, donde pudiera ser más probable encontrar to Peñasco (Steve Ganley), en la región de las gran-
a esta especie. Por lo tanto, éste puede ser un espé- des islas del Golfo de California y frente a Bahía
cimen mal identificado, si es que fue colectado den- de Kino (Rick Taylor). Consideramos a la especie
tro del estado de Sonora. Consideramos que la espe- como visitante raro para el estado.
cie no debe ser incluida en el listado de aves del Paiño de Leach (Oceanodroma leucorhoa). El
estado. rango de distribución normal de esta especie mari-
Colimbo piquiamarillo (Gavia adamsii). Un na no incluye la región del Golfo de California y
cráneo de un espécimen encontrado muerto en la no fue incluido en Russell y Monson (1998); sin
Isla del Tiburón fue colectado el 25 de febrero de embargo, la especie se considera un visitante de ve-
2000 y depositado en el Museo de Zoología de la rano raro para el norte del Golfo de California (Pat-
Facultad de Ciencias de la UNAM (MZFC 15727). ten et al., 2001), con un par de registros para la
Este espécimen representa evidencia de que ésta es zona del golfo de Santa Clara en 1997 (Steve Gan-
una especie accidental para Sonora; es el registro ley). Consideramos a la especie como visitante raro
más al sur para la especie en México y el único para Sonora.
para el estado. Los tres registros previos de México Bobo enmascarado (Sula dactylatra). Existen
provienen de las islas Los Coronados y la región dos especímenes de bobo enmascarado deposita-
norte del Golfo de California (Simon y Simon, dos en museos de Estados Unidos; el primero fue
1974; Patten et al., 2001; Rojas-Soto et al., 2002). colectado por T.E. Taylor en la isla San Pedro No-
Este colimbo no fue incluido por Russell y Mon- lasco el 18 de julio de 1967 y se encuentra deposi-
son (1998) como especie de Sonora. tado en el Museo de Zoología de la Universidad
Albatros de Laysan (Phoebastria immutabilis). de Michigan (UMMZ 212595) y el segundo fue co-
La especie no fue incluida en Russell y Monson lectado por C. Jones en la playa Tortilla en la bahía
(1998); sin embargo, esta ave es un visitante raro, de San Carlos el 28 de marzo de 1973 y está cata-
pero frecuente, en la región del Alto Golfo de Ca- logado en el Museo de Historia Natural de Denver
lifornia y sobrevuela la región del valle de Mexicali (DMNH 36619). Es una especie pelágica accidental
y de San Luis Río Colorado en tránsito hacia el Sal- para el estado de Sonora, la cual no se incluyó pre-
ton Sea en California (Newcomer y Silber, 1989; viamente como parte de su avifauna.
Patten et al., 2001). Bobo pata-roja (Sula sula). Esta ave no fue in-
Fulmar norteño (Fulmarus glacialis). Este ful- cluida como parte de la avifauna de Sonora por
mar está considerado como hipotético por Russell Russell y Monson (1998), aunque está representa-
y Monson (1998), aunque reportan un registro de da por tres especímenes; dos de ellos están etique-
dos individuos en Puerto Peñasco en 1968 y un tados como colectados en Guaymas el 21 de sep-
cráneo colectado en la Isla del Tiburón en 1963. tiembre de 1875 (no se especifica colector) y de-
Posteriormente, la especie fue observada en el sur positados en la Academia de Ciencias Naturales de
398 DIVERSIDAD BIOLÓGICA DE SONORA

Filadelfia (ANSP 33348 y 33349); el otro fue pro- chorlos dominico y fulvo no se encuentran regis-
bablemente colectado en abril de 1875 (no hay trados en Russell y Monson (1998). El primer re-
fecha en la etiqueta) por T.H. Streets en la Isla del gistro de chorlo dominico en Sonora consistió en
Tiburón y se encuentra depositado en el Museo cuatro individuos observados por Eduardo Soto,
Nacional de Historia Natural de Estados Unidos Martín Julián Estrada y Martha M. Gómez el 26
(USNM, sin número). A pesar de la falta de registros de agosto de 2005 en la playa del golfo de Santa
recientes, parece ser una especie accidental en So- Clara, en el noroeste del estado, durante el progra-
nora. Para el estado de Sinaloa, cerca de la frontera ma de monitoreo de aves playeras de la Reserva de
con Sonora, existen registros recientes (Marco la Biosfera Alto Golfo de California. Existen múl-
Antonio González-Bernal y Rick Taylor). tiples registros de chorlo dominico en la región,
Milano tijereta (Elanoides forficatus). El único particularmente en el Salton Sea, California (dos-
registro en el estado lo realizó Eduardo Gómez- cientos kilómetros al noroeste del golfo de Santa
Limón el 26 de mayo de 2005 en el kilómetro Clara), donde la especie se considera un visitante
ochenta de la carretera a Palo Verde, al suroeste de casual en primavera y otoño (Patten et al., 2003) y
Hermosillo. Este milano, inconfundible en el cam- en el Bajo Río Colorado en Arizona, con registros
po por la cola en forma de tijera y las marcas oscu- principalmente en otoño (Rosenberg et al., 1991).
ras en las alas, volaba en dirección oeste y era ata- El grupo de aves fue fotografiado y la identifica-
cado por dos halcones cola-roja (Buteo jamaicen- ción confirmada por Osvel Hinojosa-Huerta.
sis). El rango de distribución de esta especie nor- Chorlo fulvo (Pluvialis fulva). El chorlo fulvo
malmente incluye el sureste de Estados Unidos, la fue registrado por primera vez en Sonora por
costa del Golfo de México, el Caribe, Centroamé- Eduardo Soto, Martín Julián Estrada y Martha M.
rica y gran parte de Sudamérica (Howell y Webb, Gómez el 26 de agosto de 2005, junto con un gru-
1995), pero comúnmente se le encuentra fuera de po de chorlos dominicos, en la playa del golfo de
su rango de distribución, ocasionalmente hasta Santa Clara. Esta especie es mucho más rara que el
Arizona (Dunn y Alderfer, 2006). chorlo dominico en la región, pero existen por lo
Ralito negro (Laterallus jamaicensis). Esta es- menos quince registros de chorlos fulvos para el
pecie tiene un estatus desconocido en México y Salton Sea (Patten et al., 2003). El chorlo fue foto-
no está incluida en el libro de las aves de Sonora de grafiado y la identificación confirmada por Osvel
Russell y Monson (1998), pero se ha registrado Hinojosa-Huerta.
recientemente en los humedales del Delta del Río Jacana norteña (Jacana spinosa). La única evi-
Colorado como especie residente (Hinojosa-Huer- dencia sobre esta especie era un esqueleto deposi-
ta et al., 2001b y 2004). Howell y Webb (1995) tado en el Museo del Condado de Los Ángeles eti-
señalaron que esta especie probablemente se repro- quetado con el nombre «Sonora» y aparentemente
duce a lo largo del río Colorado en Baja California obtenido en 1961. La especie fue considerada como
y Sonora, pero que la pérdida de hábitat podría hipotética para el estado de Sonora debido a la va-
haber ocasionado su extirpación. Existen registros guedad de la localidad de colecta y la falta de regis-
recientes para el noroeste de Baja California, par- tros adicionales. El mapa de distribución de Howell
ticularmente para Bahía San Quintín (Erickson et y Webb (1995) muestra que el límite norte está en
al., 1992; Eduardo Palacios y Marco Antonio Gon- el sur de Sinaloa. Fernando Villaseñor observó a do-
zález-Bernal). Esta especie podría estar recoloni- ce individuos en la presa El Chiculi en el río Ya-
zando los humedales del delta del Colorado debi- qui, cerca de Ciudad Obregón, el 23 de febrero de
do a su recuperación reciente como resultado de 2005 y David MacKay ha documentado la pre-
actividades de manejo adecuadas (Hinojosa-Huerta sencia continua de la especie en el río Mayo en
et al., 2004). Navojoa. También ha sido registrada recientemente
Chorlo dominico (Pluvialis dominica). Los en el estado de Sinaloa, cerca del límite con Sono-
AVIFAUNA 399

ra (Marco Antonio González-Bernal). Gaviota dorsinegra menor (Larus fuscus). La


Playerito de Baird (Callidris bairdii). Esta es- especie no está registrada en Russell y Monson
pecie es un playero migratorio ocasional en Sono- (1998). Existen cuatro registros en Puerto Peñas-
ra, considerado por Russell y Monson (1998) como co, todos por Steve Ganley durante Conteos Na-
hipotético. Incluimos a la especie como confirma- videños de Aves en 1999, 2002 y 2006 (con dos
da en Sonora, con tres observaciones: cuatro indivi- registros en ese último año) (National Audubon
duos detectados al este de Sonoita el 25 de agosto Society, 2008).
de 1967 (Groschupf et al., 1988), ocho individuos Charrán embridado (Onychoprion anaethetus).
observados al noreste de Cananea el 10 de octubre Stephens (1885) observó a esta ave en Puerto Lobos
de 1987 (Russell y Monson, 1998) y dos individuos en Bahía Tepoca el 20 de agosto de 1884. Sin em-
observados el 29 de agosto de 1998 en un estan- bargo, no existen observaciones posteriores ni es-
que de ganado al norte de Cananea, en el valle de pecímenes que documenten a esta especie para el
la cuenca alta del río San Pedro (Dave Krueper). estado de Sonora. El límite norte de la distribución
Playero zancudo (Calidris himantopus). Rus- a lo largo de la costa del Pacífico de México para
sell y Monson (1998) consideran a la especie como esta especie residente de verano se localiza en el esta-
hipotética para Sonora. Un individuo fue observa- do de Nayarit (Howell y Webb, 1995), aunque no
do en septiembre de 1973 en Bamuri, al sur de se descarta que pudiera adentrarse en el Golfo de
Pitiquito (Russell y Lamm, 1978). En la Ciénega California hacia Sonora. Consideramos a esta es-
de Santa Clara se han realizado varias observacio- pecie como hipotética para el estado de Sonora.
nes de la especie, incluyendo un individuo en mar- Salteador pomarino (Stercorarius pomarinus).
zo 22 de 2003 (Miguel Ángel Guevara y Osvel Russell y Monson (1998) consideraron a la espe-
Hinojosa-Huerta), tres individuos en octubre de cie como hipotética para el estado y reportan dos
2008 (Eduardo Soto) y un individuo en diciem- observaciones: dos adultos observados en Bahía de
bre 16 de 2008 (Guillermo Fernández). Patten et Kino el 11 de abril de 1976 y dos individuos en
al. (2001) consideraron a la especie como migra- Puerto Peñasco el 3 de enero de 1981. Se han rea-
toria poco común en la zona del Delta del Río Co- lizado otras dos observaciones: dos individuos ob-
lorado. Consideramos que el playero zancudo es servados entre Puerto Peñasco y la isla San Jorge el
un visitante transitorio raro en el estado. 9 de noviembre de 1997 (Dave Krueper) y un in-
Gaviota japonesa (Larus crassirostris). Existe dividuo observado en la playa del golfo de Santa
un solo registro en México para esta gaviota resi- Clara en enero de 2007 (Eduardo Soto). Con es-
dente del este de Asia y accidental en Norteaméri- tos nuevos registros, consideramos confirmada la
ca. La gaviota fue observada con binoculares y te- presencia de la especie en Sonora como migrato-
lescopio y fotografiada por Kimball Garrett, Ka- rio ocasional por la región.
thy Molina y Ted Nordhagen en la playa del golfo Salteador parásito (Stercorarius parasiticus).
de Santa Clara, en el noroeste del estado, el 7 de ju- Esta especie fue considerada como hipotética en
nio de 1997 (Garrett y Molina, 1998). Las fotogra- Sonora por Russell y Monson (1998), para la cual
fías y la descripción de las notas de campo de Ga- reportan una observación en diciembre de 1974 y
rrett y Molina (1998) dan certeza sobre la identifi- otra en enero de 1981, ambas en Puerto Peñasco.
cación de la especie. Posteriormente, la especie fue observada en reco-
Gaviota piquiamarilla (Larus canus). La espe- rridos pelágicos de Puerto Peñasco a la isla San Jor-
cie no está registrada en Russell y Monson (1998). ge: un individuo el 19 de enero de 1997 y otro el 9
Los únicos dos registros en el estado se realizaron de noviembre de 1997 (Dave Krueper). La especie
durante Conteos Navideños de Aves en Puerto Pe- también ha sido observada en dos ocasiones por
ñasco durante 1994 y 2005 por Steve Ganley (Na- David MacKay en la isla Huivulai en el sur de Sono-
tional Audubon Society, 2008). ra y se considera un visitante raro pero frecuente
400 DIVERSIDAD BIOLÓGICA DE SONORA

en el Alto Golfo de California (Patten et al., 2001). cie está expandiendo su rango de distribución en
Con esta información consideramos la confirma- Sonora y probablemente en México.
ción de la especie para Sonora. Por otra parte, Thomas R. Van Devender y Ana
Salteador colilargo (Stercorarius longicaudus). Lilia Reina observaron grupos grandes (de hasta
Se considera un visitante frecuente en las costas del veinte individuos) de la tórtola doméstica (Strepto-
Pacífico mexicano y raro en el Golfo de Califor- pelia risoria) en los pueblos de San Miguelito y Ba-
nia, con un registro reportado al sur de la Isla del vispe, a lo largo del río Bavispe, en julio de 2008.
Tiburón (Howell y Web, 1995) y otro en el Alto Aparentemente estas poblaciones de la tórtola do-
Golfo de California (Steve Ganley), pero sin deta- méstica, conocida localmente como paloma car-
lles. Existen 17 registros para el Salton Sea en Ca- dera, son descendientes de individuos que eran cria-
lifornia (setenta kilómetros al noroeste de Sonora; dos en la zona y que fueron liberados. Esta ave es
Patten et al., 2003) y dos registros en las lagunas una forma domesticada de la tórtola rosigrís afri-
de la planta geotérmica de Cerro Prieto, en el valle cana (S. roseogrisea) y no está reconocida como espe-
de Mexicali, Baja California (25 kilómetros al oes- cie por la American Ornithologists’ Union (1998),
te de la frontera con Sonora; Patten et al., 2001), por lo que no se añadió al listado de especies de
lo que sugiere que algunos individuos transitan la Sonora.
zona del Alto Golfo de California. Con esta infor- Perico frente naranja (Aratinga canicularis). El
mación consideramos a la especie como hipotética único registro bien documentado que existía para
para Sonora. el estado era un espécimen colectado por W.J. Schal-
Salteador sureño (Stercorarius maccormicki). dach el 2 de enero de 1964 a quince kilómetros al
La especie se considera un visitante raro en el Gol- suroeste de Puerto Loberas (Puerto Lobos), depo-
fo de California, incluyendo la zona pelágica fren- sitado en la colección de aves de la Universidad de
te a Sonora (Howell y Webb, 1995), aunque Rus- Arizona (UAZ 8963). Recientemente (2 de febrero
sell y Monson (1998) no lo incluyeron en la lista de 2004), Fernando Villaseñor observó a esta es-
para el estado. Dieciséis individuos de este saltea- pecie en Tetapeche, en el río Mayo, lo cual sugiere
dor fueron observados entre julio y noviembre de la posibilidad de que se encuentre más al norte de
1985 en el canal de Ballenas en el Golfo de Cali- su límite conocido en Sinaloa. Sin embargo, tam-
fornia (Tershy et al., 1993) y se considera un visi- bién pudieran representar individuos que han es-
tante regular en el Alto Golfo de California, con un capado y que han podido sobrevivir y establecerse
conteo máximo de 35 individuos (Patten et al., 2003). en el área.
Con esta información consideramos al salteador Chupasavia pechirroja (Sphyrapicus ruber).
sureño como un visitante raro pero frecuente en Existen tres registros en el estado de Sonora, uno
las zonas del Golfo de California frente a Sonora. en el Cajón Bonito, en el noreste del estado, por
Tórtola turca (Streptopelia decaocto). Eduardo Aaron Flesch en diciembre de 1999, y dos regis-
Gómez-Limón observó a esta paloma introducida tros independientes en El Doctor, Delta del Río Co-
en el rancho San Sebastián, en el río San Miguel, lorado: un individuo observado por Kimball Ga-
el 15 de noviembre de 2005. Aaron D. Flesch tam- rrett en mayo de 1998 y otro individuo capturado
bién observó un par en la Ciénega de Quitovac en en una red de niebla el 13 de diciembre de 2003 por
junio de 2006 y un individuo en el ejido Los Ya- Helena Iturribarría (Hinojosa-Huerta et al., 2007).
quis en julio de 2006. Richard Erickson, Osvel Hi- Un híbrido entre una chupasavia vientre amarillo
nojosa-Huerta y otros colaboradores han observa- y una chupasavia pechirroja se capturó en El Doc-
do esta paloma en distintas localidades del Delta tor el 7 de octubre de 2003 (Hinojosa-Huerta et
del Río Colorado de manera frecuente y cada vez al., 2007).
en mayor abundancia a partir de diciembre de 2005. Mosquero pálido (Empidonax alnorum). Con-
Dada esta evidencia, consideramos que esta espe- sideramos a esta especie como accidental en el es-
AVIFAUNA 401

tado, ya que existe sólo un registro de un indivi- house, Doug Danforth, Jack Whetstone y Dave
duo en El Doctor, Delta del Río Colorado, el 14 Krueper. Las notas de las observaciones y compa-
de mayo de 2003 (Hinojosa-Huerta et al., 2007). raciones en campo con especies similares eliminan
El individuo fue capturado en una red de niebla e cualquier posibilidad de confusión en la identifi-
identificado usando las medidas de morfología del cación. Con estos registros y la presencia de múlti-
pico y el ala, siguiendo las fórmulas de Pyle (1997), ples observadores, consideramos a la especie como
y después fue liberado. un visitante de invierno accidental en Sonora.
Mosquero gorjiblanco (Empidonax albigularis). Maullador gris (Dumetella carolinensis). Con-
Este mosquero no está listado en Russell y Monson sideramos a la especie como un ave migratoria ac-
(1998). Existe un registro en Yécora durante el Con- cidental en Sonora. Russell y Monson (1998) lo
teo Navideño de Aves de 1997 (coordinado por For- reportan como hipotético para el estado. Existen
rest Davis, National Audubon Society, 2008) y hay tres registros, uno observado en el río Cuchujaqui
múltiples registros de esta especie en Sinaloa, a cerca de Álamos el 28 de noviembre de 1992 (Rus-
menos de 35 kilómetros de la frontera con Sonora sell y Monson, 1998), otro observado en Villa Ver-
(Rick Taylor). Con esta información consideramos de en la cuenca alta del río San Pedro el 12 de mar-
a la especie como hipotética para Sonora. zo de 2004 (Juan Caicedo) y otro de un individuo
Vireo ojiblanco (Vireo griseus). Consideramos capturado, anillado y fotografiado en El Doctor, en
que la especie es transitoria accidental en Sonora. el Delta del Río Colorado, el 17 de mayo de 2004,
Russell y Monson incluyen a la especie como hi- y recapturado en el mismo sitio diez días después
potética para el estado (1998). Existen tres regis- (Hinojosa-Huerta et al., 2007).
tros: uno observado al este de Álamos del 11 al 14 Bisbita gorjirrufa (Anthus cervinus). Es un va-
de mayo de 1992 por K.B. Ostyn (reportado en gabundo accidental para el oeste de México, con
Russell y Monson, 1998), otro observado en La registros en Baja California, Baja California Sur,
Barranca al oeste de Yécora el 19 y 20 de diciem- Nayarit y Colima (Howell y Webb, 1995). El pri-
bre de 1998 (Jack Whetstone, Steve Russell y Dave mer registró en Sonora fue de un macho en plu-
Krueper) y otro observado por Kimball Garrett en maje alterno brillante, observado y fotografiado por
los humedales de El Doctor en el Delta del Río Co- Michael Carmody en Puerto Peñasco el 15 y 16 de
lorado en mayo de 1998 (reportado en Hinojosa- abril de 2005.
Huerta et al., 2007). Chipe amarillo de manglar (Dendroica pete-
Vireo garganta amarilla (Vireo flavifrons). La chia erithacoroides). Esta forma de chipe amarillo
especie es accidental en Sonora durante la migra- vive y se reproduce exclusivamente en los mangla-
ción de primavera. Existe un registro en El Doc- res de la costa del Pacífico de México. Russell y Mon-
tor, Delta del Río Colorado, el 6 de mayo de 2008 son (1998), a partir de muchos individuos marca-
(Ricardo Guzmán Olachea, Juan Butrón Méndez dos cerca de Punta Chueca, concluyeron que era
y José Juan Butrón Rodríguez, verificado por Os- un visitante de verano que llegaba alrededor del
vel Hinojosa-Huerta). El individuo fue capturado 11 de abril y dejaba el área a finales de septiembre.
en una red de niebla, identificado, fotografiado y Durante años de trabajo de campo sólo observaron
después liberado. un individuo en invierno. Otros registros de in-
Zorzalito piquipardo (Catharus occidentalis). Con vierno de Bahía de Kino, San Carlos y Guaymas
un solo registro cerca de Mesa de Enmedio el 27 de indican su presencia de noviembre a enero. Du-
noviembre de 1993, Russell y Monson (1998) con- rante nuestro trabajo de campo hemos registrado
sideraron a esta especie como hipotética en Sono- a esta forma en cada visita que hemos hecho a este-
ra. Existe un registro posterior, el 19 y 20 de di- ros con manglares: del 6 al 8 de febrero de 2004 de-
ciembre de 1998, en La Barranca al oeste de Yéco- tectamos más de 15 individuos en los esteros San-
ra, de un individuo observado por Arnie Moor- ta Cruz, Paraíso y Santa Rosa, cerca de Bahía de Ki-
402 DIVERSIDAD BIOLÓGICA DE SONORA

no y Punta Chueca. El siguiente año, detectamos cin- can su límite norte en el centro de Sinaloa.
co individuos en el manglar del estero El Soldado, Tordo canadiense (Euphagus carolinus). Un in-
en San Carlos, el 22 de febrero. Estos registros in- dividuo de esta especie fue observado con detalle
dican que probablemente esta subespecie es resi- por D. Stejskal y S. Ganley el 16 de diciembre de
dente permanente más que residente de verano. 1989 en Puerto Peñasco y T. Wurster lo observó el
Chipe pradeño (Dendropica discolor). Sola- 12 de enero de 1990 en la misma localidad (Rus-
mente existe un registro para el estado, que corres- sell y Monson, 1998). Will Russell y Rich Hoyer
ponde a un individuo capturado en El Doctor, Del- observaron un individuo también en Puerto Pe-
ta del Río Colorado, en octubre de 1999 (Van Ri- ñasco el 19 de diciembre del 2008. La especie fue
per et al., 1999). En Baja California esta especie ha considerada como hipotética para Sonora por Rus-
sido observada en quince ocasiones (Erickson et sell y Monson (1998), pero con el nuevo registro
al., 2001) y, con excepción de la península de Yu- consideramos que la especie está confirmada para
catán, existen muy pocos registros en el resto de Sonora como accidental.
México (Howell y Webb, 1995). Adicionalmente a estas anotaciones, existen ob-
Chipe gorrinegro (Dendroica striata). Un in- servaciones para otras cuatro especies que pudie-
dividuo de esta especie fue observado y fotografia- ran representar los primeros registros de estas aves
do por Steve Ganley, Jay Withgott y Jay Taylor en en el estado, pero para las cuales no existe suficien-
Puerto Peñasco el 3 de octubre de 1999. Éste es el te información que sustente la identificación con
único registro para la especie en Sonora. Existen por certeza, por lo cual no fueron incluidas en el lista-
lo menos 25 registros para la especie en la penín- do de aves de Sonora. Estas observaciones son: un
sula de Baja California (Erickson et al., 2001), don- semillero collarejo (Sporophila torqueola) en diciem-
de se le considera un vagabundo raro de otoño. bre de 1998 durante el Conteo Navideño de Aves
Chipe de Canadá (Wilsonia canadensis). La es- en San Carlos (Terry Brownell); una gaviota de
pecie es accidental en Sonora durante la migración Kamchatka (Larus schistisagus) en Puerto Peñasco
de primavera. El primer registro en el estado se rea- el 9 de mayo de 1997 (Steve N.G. Howell; repre-
lizó en El Doctor, Delta del Río Colorado, el 27 sentaría el primer registro para México); un bobo
de mayo de 2004 (Hinojosa-Huerta et al., 2007). de Nazca (Sula granti) observado en una expedi-
El individuo fue capturado en una red de niebla, ción pelágica en el Alto Golfo de California en sep-
identificado, fotografiado y después liberado. tiembre de 1997 (Steve Ganley) y varias observa-
Saltón gorrirufo (Atlapetes pileatus). Russell y ciones de milano de Misisipi (Ictinia mississippien-
Monson (1998) reportaron solamente un registro sis) en Arizona muy cerca de la frontera con Sono-
de la especie (en la carretera Hermosillo-Yécora el ra (Dave Krueper). Esta especie anida cerca de Saint
27 de noviembre de 1993) y consideraron a la es- David en el río San Pedro en Arizona y es muy
pecie como hipotética. Consideramos a la especie probable que migren usando el corredor del San
como un visitante de invierno accidental en Sono- Pedro en Sonora, pero no se han confirmado ob-
ra, con un registro de un individuo el 20 de diciem- servaciones de la especie en el estado.
bre de 1998 en La Barranca al oeste de Yécora, ob-
servado por Arnie Moorhouse, Doug Danforth, Jack Aves de las islas de Sonora
Whetstone y Dave Krueper. Van Rossem (1945) incluyó a las islas en su estu-
Saltador grisáceo (Saltator coerulescens). Esta dio sobre la distribución de las aves de Sonora, pero
especie ha colonizado el sur de Sonora en los últi- Russell y Monson (1998) las excluyeron. En este ca-
mos años, particularmente la zona de Álamos, don- pítulo actualizamos el listado de 237 especies de
de es un residente raro (Rick Wright, Steve Ganley aves que habitan catorce islas e islotes rocosos del
y David MacKay). Russell y Monson (1998) no lo Golfo de California que pertenecen a Sonora (apén-
reportan para Sonora y Howell y Webb (1995) mar- dice 2 en disco compacto). Estas islas constituyen
AVIFAUNA 403

un área importante para la reproducción de aves ma- pasan el invierno las especies que se reproducen en
rinas y también sustentan subespecies únicas. Las las praderas del centro de Estados Unidos y el sur
dos islas más importantes, Lobos y del Tiburón, de Canadá, así como en los bosques de coníferas,
debido a su tamaño y proximidad con tierra firme, de encinos y matorrales semidesérticos de la región
son las que mayor riqueza de especies tienen (121 montañosa del oeste de Estados Unidos y Canadá
y 140, respectivamente); las otras doce islas, al ser (Rich et al., 2004). Como resultado de los efectos
más pequeñas y estar más alejadas de tierra firme, aditivos de las regiones Neártica y Neotropical, la
con un total de 97 especies, poseen menor riqueza. avifauna de Sonora es la cuarta más rica en espe-
La importancia de estas islas yace en el hecho cies de México, sólo después de Oaxaca (725), Ve-
de que incluyen los sitios de reproducción de cer- racruz (708) y Chiapas (655) (Navarro-Sigüenza y
ca de noventa especies acuáticas; son habitadas por Sánchez-González, 2003).
poblaciones considerables de petreles, bobos, pelí- La información compilada en este capítulo in-
canos y charranes y, específicamente, más de no- dica que la avifauna conocida de Sonora incluye
venta por ciento de las poblaciones de gaviota plo- 556 especies, 31 más que el número reportado en
ma (Larus heermanni), gaviota patamarilla (Larus la obra más reciente sobre las aves de Sonora (Rus-
livens), charrán elegante (Sterna elegans) y mérgulo sell y Monson, 1998). La diferencia se debe a la adi-
de Craveri (Synthliboramphus craveri) dependen de ción de datos nuevos, así como de registros desco-
éstas para reproducirse (Howell y Webb, 1995). nocidos o no considerados de especímenes de co-
Debido a su importancia biológica como áreas de lecciones. Estamos de acuerdo con el criterio cau-
reproducción de mamíferos y aves marinas y en teloso que Russell y Monson usaron para la incor-
términos del alto nivel de endemismos de reptiles, poración de especies hipotéticas cuando no exis-
mamíferos y aves (Case et al., 2002), la Reserva de ten especímenes de respaldo y consideramos que
la Biosfera Isla San Pedro Mártir y el Área de Pro- en la mayoría de los casos los especímenes o foto-
tección de Flora y Fauna Islas del Golfo de Cali- grafías son un requisito apropiado, objetivo y ne-
fornia fueron inscritas como Patrimonio de la cesario. Sin embargo, cuestionamos la validez de
Humanidad por la Organización de las Naciones la localidad de ciertos especímenes de museo.
Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura Cuando hay evidencia de que las poblaciones
en 2005 (UNESCO, 2009). de especies restringidas o muy sensibles se reducen
significativamente o sus hábitats están amenaza-
dos, éstas requieren atención especial. Existen tres
DISCUSIÓN instrumentos oficiales a nivel nacional e interna-
cional que han identificado especies que requieren
La ubicación del estado de Sonora al norte del tró- atención y protección: la Lista Roja de Especies
pico de Cáncer, donde las corrientes de aire seco Amenazadas de la Unión Internacional para la
de la atmósfera descienden y provocan condicio- Conservación de la Naturaleza y los Recursos Na-
nes de aridez, actúa como el límite norte de los bos- turales (IUCN, 2006) a escala global, el Acta para la
ques tropicales. Los bosques tropicales caducifo- Conservación de Aves Migratorias Neotropicales
lios alcanzan su límite septentrional en la región (NMBCA, 2000) en Estados Unidos y la Norma Ofi-
sur y sureste del estado y de forma concurrente cial Mexicana NOM-059-ECOL-2001 (DOF, 2002).
representan el límite norte de 96 especies de aves Bajo los criterios de la Unión Internacional para
de Sonora. Por otra parte, el desierto, el pastizal y la Conservación de la Naturaleza, la lista roja de es-
el matorral del norte y noreste de Sonora actúan pecies amenazadas incluye a 99 especies de Méxi-
como el límite meridional de 26 especies de la avi- co globalmente amenazadas. De estas, 28 se encuen-
fauna de clima templado de Norteamérica. Esta re- tran en Sonora: una en peligro crítico de extinción
gión se considera como un área importante donde (el carpintero imperial extinto), una en peligro de
404 DIVERSIDAD BIOLÓGICA DE SONORA

extinción (la cotorra serrana occidental, Rynchop- Sonora y se comparten con Estados Unidos.
sitta pachyrhyncha), ocho en estatus vulnerable y 18 El concepto de endemismo se aplica general-
amenazadas (apéndice 1 en disco compacto). El Ac- mente a especies residentes y de alguna forma im-
ta de Conservación de las Aves Migratorias Neotro- plica que poseen una distribución fija y determi-
picales pretende preservar poblaciones saludables nada. Sin embargo, algunas especies migratorias
de aves migratorias neotropicales apoyando inicia- pueden restringirse a áreas pequeñas durante el
tivas de conservación en Estados Unidos y Latino- período reproductivo o durante la fase invernal y
américa. De un total de 338 especies de interés en en estos casos se requiere de la implementación de
el Acta, 86% (290) han sido registradas en Sono- acciones de conservación en esas áreas para asegu-
ra, al menos durante los meses de invierno. Este rar su mantenimiento en el futuro. Se ha propues-
porcentaje tan alto indica claramente el gran valor to el término de semiendémicas para estas especies
que tiene esta región de México para la conserva- que son endémicas a una región o país durante una
ción de estas aves, particularmente para las espe- parte del año (Gómez de Silva, 1996). Estas espe-
cies que migran cortas distancias. cies deberían de llamarse «endémicas estacionales»
En México, la Norma Oficial Mexicana define debido a que son realmente endémicas durante una
a las especies extintas, en peligro de extinción, ame- estación y merecen la misma atención y esfuerzo
nazadas y bajo protección especial de la flora y fauna de conservación que logran las verdaderas endémi-
del país con base en una adaptación de los criterios cas. Cuarenta y ocho especies son semiendémicas
empleados por la IUCN. De un total de 274 espe- a México y 38 se encuentran en algunos hábitats
cies de aves incluidas en la lista, 24% (66) de ellas del estado de Sonora (tabla 4 y, en disco compac-
se encuentran en Sonora: una como extinta (el car- to, apéndice 1).
pintero imperial), 10 en peligro de extinción, 19 ame- Desde el punto de vista administrativo, las es-
nazadas y 36 bajo protección especial (tabla 4 y, en pecies endémicas se definen por fronteras políticas
disco compacto, apéndice 1). y, para el estado de Sonora, ubicado en el límite
Cuando se toma en cuenta la distribución geo- norte de México, estas especies no son necesaria-
gráfica, queda claro que algunas especies son «en- mente las que requerirían de mayores esfuerzos de
démicas» o circunscritas a un rango de distribu- conservación. Las especies biológicas no recono-
ción pequeño. La responsabilidad sobre la conser- cen estos límites políticos y, por esta razón, las es-
vación de estas especies recae en la región o país don- pecies cuasiendémicas y semiendémicas tienen que
de se encuentran. La conservación de estas espe- ser consideradas como prioritarias en las acciones
cies endémicas es de extrema importancia y su so- de conservación internacional, así como a escala re-
brevivencia bajo condiciones naturales sólo puede gional en el suroeste de Estados Unidos y en el no-
ser garantizada a través de la protección y el mane- roeste de México.
jo activo, que también beneficia a otras especies. La diversidad de ambientes a lo largo del gra-
México posee 91 especies que viven exclusivamen- diente altitudinal y la rápida transición latitudinal
te dentro de su territorio y 26 de ellas se distribu- de la vegetación de Sonora, así como los procesos
yen en partes del estado de Sonora; sin embargo, de aislamiento por largos períodos dentro del sis-
no existe especie de ave que sea endémica del esta- tema de Islas del Golfo de California han traído co-
do de Sonora. Las especies consideradas como cua- mo resultado la rica fauna que encontramos en la
siendémicas son aquellas que extienden su rango de actualidad. Aunque poseemos muy buena infor-
distribución hacia países vecinos debido a la con- mación y tenemos una muy buena idea sobre el es-
tinuidad de los hábitats o a rasgos fisiográficos pero tatus de la avifauna de Sonora, existe la necesidad
que la mayor parte de su distribución reside en un de describir con mayor detalle los patrones geo-
país; cuarenta y tres especies de México son cua- gráficos y la distribución temporal a nivel de sub-
siendémicas, de las cuales trece se encuentran en especies, así como los patrones de uso de hábitat
AVIFAUNA 405

de las aves durante el año. Esta información nos información de los museos e instituciones mencio-
permitiría definir cuáles son los hábitats más im- nados en el texto. Queremos expresar nuestro más
portantes de conservar, así como las necesidades profundo agradecimiento a todo el personal y cu-
de especies particulares. Es también muy impor- radores de estas instituciones.
tante incrementar los esfuerzos y dar continuidad
a los estudios y actividades de monitoreo con el
objeto de describir algunos parámetros demográ- LITERATURA CITADA
ficos básicos que permitan conocer el estatus po-
blacional de especies que requieren atención ABBOTT, C.G. 1941. Observations at Guaymas, Sono-
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Tabla 1. Cantidad de especímenes de aves de Sonora depositados en museos e instituciones de investigación


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University of California, Los Angeles, CA 3 258
Louisiana State University, Museum of Zoology, Baton Rouge, LA 1 049
University of Kansas, Natural History Museum, Lawrence , KS 743
San Diego Natural History Museum, San Diego, CA 700
Museum of Vertebrate Zoology, Berkley, CA 659
University of Michigan, Museum of Zoology, Detroit, MI 651
Moore Laboratory of Zoology, Occidental College, Los Angeles, CA 639
Western Foundation of Vertebrate Zoology, Camarillo, CA 496
University of Arizona, AZ 483
Field Museum of Natural History, Chicago, IL 466
Delaware Museum of Natural History, Greenville, DE 460
United States National Museum of Natural History, Washington, D.C. 437
British Museum (Natural History), London 311
Los Angeles County Museum of Natural History, Los Angeles, CA 263
American Museum of Natural History, New York, NY 239
Southwestern College, Chula Vista, CA 197
Museo de Zoología, Facultad de Ciencias, UNAM, México 125
Canadian Museum of Nature, Ottawa, Ontario 120
Carnegie Museum of Natural History, Pittsburgh, PA 99
California Academy of Sciences, San Francisco, CA 81
Royal Ontario Museum, Toronto 78
Bell Museum of Natural History, University of Minnesota, St. Paul, MN 70
Cornell University Museum of Vertebrates, Ithaca, New York, NY 62
Museo de las Aves de México, Saltillo, México 58
Academy of Natural Sciences of Philadelphia, PA 48
Universidad Autónoma de Baja California, Ensenada, México 26
Peabody Museum, Yale University, New Haven, CT 20
Sistema Nacional de Información sobre Biodiversidad, México 13
Museum Für Naturkunde, Humboldt-Universität Zu Berlin, Germany 12
Natuurhistorische Museum, Linden, Netherlands 9
Florida Museum of Natural History, Gainesville, FL 5
Burke Museum, University of Washington, Seattle, WA 5
Denver Museum of Natural History, Denver, CO 4
Zoologische Forschungsinstitut und Museum Alexander Koenig, Germany 4
Übersee, Museum Bremen, Germany 3
Instituto de Historia Natural y Ecología, Chiapas, México 2
Senckenberg Naturmuseum, Frankfurt, Germany 1
University of British Columbia, Museum of Zoology, Vancouver 1
Zoological Museum, Moscow State University 1
Museum Mensch Und Natur, Munich 1
Fuente: base de datos del Atlas de las Aves de México.
414 DIVERSIDAD BIOLÓGICA DE SONORA AVIFAUNA

Tabla 2. Referencias sobre las aves de Sonora de las cuales se obtuvieron registros
Períodos Referencias
Antes de 1890 Lawrence, 1874; Belding, 1883; Stephens, 1885; Brewster, 1885, 1888a y 1888b; Ridgway 1887b;
Goss 1888
1891-1900 Allen, 1893; Jouy, 1894; Clark, 1898
1901-1910 Stone y Rhoads, 1905; Thayer y Bangs, 1906
1911-1920 Ninguna
1921-1930 Bancroft, 1927; Van Rossem, 1930, 1930a, 1930b, 1930e, 1930f, 1930h, 1930i y 1930k
1931-1940 Van Rossem, 1931b, 1932, 1933b, 1934a y 1935; Huey, 1935; Van Rossem y Hachisuka, 1937a y
1937e; Moore, 1938
1941-1950 Abbott, 1941; Kenyon, 1941; Sheffler y Van Rossem, 1944; Van Rossem, 1945; Neff, 1947; Pitelka,
1948
1951-1960 Phillips y Amadon, 1952; Booth, 1952; Vaurie, 1953; Marshall, 1957
1961-1970 Banks, 1963 y 1965; Zimmerman y Boettcher, 1967
1971-1980 Smith y Jensen, 1970; Short, 1974; Alden y Mills, 1974; Phillips, 1975; Witzeman et al., 1976;
DeWeese y Anderson, 1976; May, 1976; Harrison y Kiff, 1977; Russell y Lamm, 1978; Kaufman y
Witzeman, 1979
1981-1990 Landres y MacMahon, 1980 y 1983; Gallucci, 1981; Terrill, 1981 y 1985, Clark, 1984; Brown y
Warren, 1985; Terrill y Terrill, 1986; Monson, 1986, Williams, 1987; Brown et al., 1987; Rising,
1988; Brown, 1988; Dunning Jr., 1988; Rodríguez-Estrella y Brown, 1990a, 1990b y 1990c
1991-2000 Bates, 1992a y 1992b; Howell, 1993; Mellink y Palacios, 1993; Robbins y Howell, 1995; Howell y
Robbins, 1995; Palacios y Mellink, 1995 y 1996; Mellink et. al., 1996 y 1997; Russell y Monson,
1998
2001-2008 Rojas-Soto et al., 2002; Rodríguez-Estrella, 2002; Flesch, 2003; Hinojosa-Huerta et al., 2004, 2007
y 2008a; Zuria y Mellink, 2005; Flesch y Hahn, 2005; Duberstein et al., 2005; Flesch y Steidl, 2006;
Flesch, 2008.
415

Tabla 3. Formas taxonómicas (especies y subespecies) descritas a partir de especímenes


colectados en el estado de Sonora
Forma descrita Nombre actual Localidad Referencia
Ortalis wagleri griseiceps Álamos Van Rossem, 1934b
Callipepla elegans bensoni Callipepla douglasi bensoni 30 kilómetros N Cum- Ridgway, 1887a
pas
Lophortyx gambeli pembertoni Callipepla gambeli pembertoni Isla del Tiburón Van Rossem, 1932
Callipepla gambeli fulvipectus Camóa, Río Mayo Nelson, 1899a
Colinus ridgwayi Colinus virginianus ridgwayi 30 kilómetros, SO Sá- Brewster, 1885
sabe
Cyrtonyx montezumae morio Cyrtonyx montezumae mearnsi Guirocoba Van Rossem, 1942d
Nelson Synon.
Sula gossip Sula neuboxiMilne-Edwards Sy- San Pedro Mártir Goss, 1888
non.
Sula brewsteri Sula leucogaster brewsteri San Pedro Mártir Goss, 1888
Phalacrocorax olivaceus chancho Phalacrocorax brasilianus chancho Tesia Van Rossem y Hachisuka,
1939a
Ixobrichus exilis pullus Bahía Tóbari Van Rossem, 1930a
Heterocnus cabanisi fremitus Tigrisoma mexicanum fremitus Guirocoba Van Rossem y Hachisuka,
1937g
Geranospiza nigra livens Geranospiza caerulescens livens Álamos Bangs y Penard, 1921
Asturina plagiata maxima Asturina nitida maxima San Javier Van Rossem, 1930c
Buteo refescentior Buteo jamaicensis calurus (Cassin) Hermosillo Salvin y Godman, 1900
Synon.
Polyborus cheriway ammophilus Caracara cheriway audubonii (Cas- Tesia Van Rossem, 1931b
sin) Synon.
Falco albigularis petrophilus Falco rufigularis petrophilus Guirocoba Van Rossem y Hachisuka,
1937b
Rallus obsoletus rizophorae Rallus longirostris rizophorae Bahía Tóbari Dickey, 1930
Sterna albifrons mexicanus Sterna antillarum mexicana Bahía Tóbari Van Rossem y Hachisuka,
1937a
Columba flavirostris restricta Patagioenas flavirostris flaviros- Tecoripa Van Rossem, 1930k
trisWagler Synon.
Leptotila verreauxi Santiago Leptotila verreauxi angelica Bangs Guirocoba Van Rossem y Hachisuka,
and Penard Synon. 1937e
Aratinga holochlora brewsteri Hacienda San Rafael Nelson, 1928
Ara militaris sheffleri Guirocoba Van Rossem y Hachisuka,
1939b
Psittacula cyanopyga pallida Forpus cyanopygius pallidus Álamos Brewster, 1889
Amazona albifrons saltuensis Guirocoba Nelson, 1899b
Amazona finschi woodi Guirocoba Moore, 1937a
Piaya cayana extima Guirocoba Van Rossem,1930h
Geococcyx velox melanchima Guirocoba Moore, 1934b
Glaucidium brasilianum cactorum Entre Guaymas y Em- Van Rossem, 1937b
palme
Amazilia violiceps conjunta Amazilia violiceps ellioti (Berleps- Álamos Griscom, 1934
ch) Synon.
Cyanomia salvini Hibrido: Cynanthus latirostris X Nacozari Brewster, 1893; Graves,
Amazilia violiceps 2003
416 DIVERSIDAD BIOLÓGICA DE SONORA AVIFAUNA

Tabla 3 (continúa). Formas taxonómicas (especies y subespecies) descritas a partir de especímenes


colectados en el estado de Sonora
Forma descrita Nombre actual Localidad Referencia
Saucerottia florenceae Amazilia florenceae (estatus incier- Rancho Santa Bárbara Van Rossem y Hachisuka,
to) 1938b
Anthoscenus constantii surdus Heliomaster constantii pinicola- Álamos Van Rossem, 1934b
Gould Synon.
Trogon elegans canescens San Javier Van Rossem, 1934b
Momotus mexicanus vanrossemi Chinobampo Moore, 1932a
Chloroceryle americana leucosticte Chloroceryle americana hachisukai Rancho La Arizona Van Rossem y Hachisuka,
1938d
Centurus uropygialis fuscescens Melanerpes uropygialis fuscescens Chinobampo Van Rossem, 1934b
Centurus uropygialis tiburonensis Melanerpes uropygialis tiburonensis Isla del Tiburón Van Rossem, 1942c
Piculus auricularis sonoriensis Rancho Santa Bárbara Van Rossem y Hachisuka,
1937c
Dryobates sclateri agnus Picoides scalaris sinaloensis (Rid- Camóa, Río Mayo Oberholser, 1911
gwayi) Synon.
Colaptes chrysoides tenebrosus Ciudad Obregón Van Rossem, 1930b
Ceophloeus lineatus obsoletus Dryocopus lineatus obsoletus Álamos Van Rossem, 1934c
Phloeoceastes guatemalensis dor- Campephilus guatemalensis dorsofas- Guirocoba Moore, 1935
sofasciatus ciatus
Xiphorhynchus flavigaster tardus Hacienda San Rafael Bangs y Peters, 1928
Lepidocolaptes leucogaster um- Entre San José y Gui- Moore, 1934a
brosus rocoba
Mitrephanes phaeocercus tenui- Sierra cerca de Oposu- Brewster, 1888b
rostris ra
Pitangus sulphuratus palliates Pitangus sulphuratus derbianus Álamos Van Rossem, 1937a
(Kaup) Synon.
Myiozetetes similis primulus Tesia Van Rossem, 1930k
Myiarchus nuttingi vanrossemi Myarchus nuttingi inquietus (Salvin El Gavilán, río Sonora Phillips, 1959
y Godman) Synon.
Tyrannus crassirostris sequestra- Tyrannus crassirostris pompalisBangs Rancho La Arizona Van Rossem, 1941c
tes y Peters Synon.
Tyrannus crassirostris pompalis Álamos Bangs y Peters, 1928
Platypsaris aglaiae richmondi Pachyramphus aglaiae richmondi Rancho La Arizona Van Rossem, 1930j
Tityra semifasciata hannumi Tityra semifasciata griseiceps (Rid- Cañón de San Francis- Van Rossem y Hachisuka,
gway) Synon. co 1937d
Vireo hypochryseus nitidus Hacienda San Rafael Van Rossem, 1934b
Vireo virescens hypoleucus Vireo olivaceus hypoleucus Cañón de San Francis- Van Rossem y Hachisuka,
co 1937h
Calocitta colliei arguta Chinobampo Van Rossem, 1942d
Otocoris alpestris pallida Eremophila alpestris leucansiptila Dwight ,1890
(Oberholser) Synon.
Iridoprocne albilinea rhizopho- Tachycineta albilinea rhizophorae Bahía Tóbari Van Rossem, 1939a
rae
Stelgidopteryx ruficollis psammo- Stelgidopteryx serripennis psammo- Oposura = Moctezu- Griscom ,1929
chrous chrous ma
Petrochelidon albifrons minima Hirundo rustica melanogaster Río Cuchujaqui Van Rossem y Hachisuka,
Swainson Synon. 1938c
417

Tabla 3 (continúa). Formas taxonómicas (especies y subespecies) descritas a partir de especímenes


colectados en el estado de Sonora
Forma descrita Nombre actual Localidad Referencia
Auruparus flaviceps fraterculus Chinobampo Van Rossem, 1930i
Psaltriparus plumbeus cecaume- Psaltriparus minimus cecaumeno- Mina La Chumata Thayer y Bangs, 1906
norum rum
Psaltriparus minimus dimorphi- Psaltriparus minimus lloydi (Sen- Rancho Santa Bárbara Van Rossem y Hachisuka,
cus nett) Synon. 1938a
Picolaptes brunneicapillus Campylorhynchus brunneicapillus Guaymas Lafresnaye, 1835
Heleodytes brunneicapillus seri Campylorhynchus brunneicapillus Isla del Tiburón Van Rossem, 1932
seri
Catherpes mexicanus meliphonus Catherpes mexicanus mexicanus Álamos Oberholser, 1930
(Swainson) Synon.
Thryophilus sinaloa cinereus Thryothorus sinaloa cinereus Álamos Brewster, 1889
Pheugopedius felix sonorae Thryothorus felix sonorae Guirocoba Van Rossem ,1930f
Troglodytes cahooni Troglodytes brunneicollis cahooni Sierra cerca de Oposu- Brewster, 1888a
ra = Moctezuma
Polioptila caerulea gracilis Rancho Santa Bárbara Van Rossem y Hachisuka,
1937f
16 kilómetros N Guay- Van Rossem, 1931a
Polioptila melanura lucida mas
Polioptila melanura curtata Isla del Tiburón Van Rossem, 1932
Polioptila nigriceps restricta Polioptila albiloris restricta Álamos Brewster, 1889
Myadestes obscurus cinereus Myadestes occidentalis cinereus Sierra cerca de Álamos Nelson, 1899b
Turdus assimilis calliphthongus Baromico Moore, 1937b
Turdus rufopalliatus grisior Guirocoba Van Rossem, 1934b
Toxostoma bendirei candidum 16 kilómetros N Guay- Van Rossem, 1942d
Toxostoma bendirei rubricatum mas
Tecoripa Van Rossem, 1942d
Harporhynchus curvirostris ma- Toxostoma curvirostre maculatum Álamos Nelson, 1900
culatus
Toxostoma curvirostre insularum Isla San Esteban Van Rossem, 1930f
Melanotis caerulescens effuticus Melanotis caerulescens caerulescens Hacienda San Rafael Bangs y Penard, 1921
(Swainson) Synon.
Compsothlypis pulchra Parula pitiayumi pulchra Hacienda San Rafael Brewster, 1889
Dendroica aestiva sonorana Dendroica petechia sonorana Oposura = Moctezu- Brewster, 1888a
ma
Dendroica erithachorides rhizo- Dendroica petechia rhizophorae Bahía Tóbari Van Rossem, 1935
phorae
Geothlypis trichas chryseola Rancho La Arizona Van Rossem, 1930d
Geothlypis trichas riparia Geothlypis trichas chryseola Van Tesia Van Rossem, 1941b
Rossem Synon.
Euthlypis lachrymosa tephra Euthlypis lachrymosa (Bonaparte) Hacienda San Rafael Ridgway, 1901b
Synon.
Basileuterus rufifrons caudatus Álamos Nelson, 1899b
Icteria virens tropicalis Icteria virens auricollis (W.Deppe) Tesia Van Rossem, 1939b
Synon.
Piranga flava zimmeri Piranga flava hepatica (Swainson) Chinobampo Van Rossem, 1942b
Synon.
418 DIVERSIDAD BIOLÓGICA DE SONORA AVIFAUNA

Tabla 3 (concluye). Formas taxonómicas (especies y subespecies) descritas a partir de especímenes


colectados en el estado de Sonora
Forma descrita Nombre actual Localidad Referencia
Piranga erythrocephala candida Hacienda San Rafael Griscom, 1934
Melozone rubricatum grisior Melozone kieneri grisior Hacienda San Rafael Van Rossem, 1933a
Pipilo fuscus jamesi Isla del Tiburón Townsend, 1923
Pipilo fuscus intermedius Álamos Nelson, 1899b
Aimophila carpalis bangsi Aimophila carpalis Guirocoba Moore, 1932b
Peucaea aestivalis arizonae Aimophila botterii arizonae Nogales Ridgway, 1873
Aimophila ruficeps simulans Mina La Abundancia Van Rossem, 1934b
Peucaea megarhyncha Aimophila rufescens mcleodi Santa Ana Salvin y Godman, 1889
Aimophila rufescens antonensis Mina La Chumata Van Rossem, 1942a
Aimophila cahooni Aimophila rufescens mcleodi Sierra cerca de Oposu- Brewster, 1888a
ra
Aimophila quinquiestriata sep- Hacienda San Rafael Van Rossem, 1934b
tentrionalis
Amphispiza bilineata pacifica Álamos Nelson, 1900
Amphispiza bilineata cana Isla San Esteban Van Rossem, 1930e
Passerculus sandwichensis atratus Bahía Tóbari Van Rossem, 1930e
Richmondena cardinalis town- Cardinalis cardinalis townsendi Isla del Tiburón Van Rossem, 1932
sendi
Cardinalis cardinalis affinis Álamos Nelson, 1899b
Passerina versicolor dickeyae Chinobampo Van Rossem, 1934a
Scaphidurus major nelsoni Quiscalus mexicanus nelsoni Álamos Ridgway, 1901a
Icterus wagleri castaneopectus Sierra cerca de Oposu- Brewster, 1888a
ra
Icterus cucullatus restrictus Icterus cucullatus nelsoni Ridgway Agiabampo Van Rossem, 1945
Synon.
Icterus pustulatus microstictus Guaymas Griscom, 1934
Tangara elegantissima viscivora Euphonia elegantissima rileyi Cañón de San Francis- Van Rossem, 1941a
co
Carpodacus mexicanus sonorien- Carpodacus mexicanus ruberrimus Álamos Ridgway, 1901b
sis Ridgway Synon.
Nota: se indica el nombre original, el nombre válido actual o su sinonimia, la localidad del espécimen y la referencia de la descripción
original.
419

Tabla 4. Resumen general de las especies de aves registradas en el estado de Sonora,


organizadas por familia taxonómica
Estatus estacional Endemismo NOM-059-ECOL-2001 IUCN-2006
Familia Especies R RV MP M NMBCA End Qen Sem P PA Ex CR P VU CA
A
Anatidae 36 1 1 2 32 21 0 0 0 1 0 1 0 0 0 0 0
Cracidae 1 1 0 0 0 0 1 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0
Phasianidae 2 2 0 0 0 0 0 0 0 0 1 0 0 0 0 0 0
Odontophoridae 5 5 0 0 0 0 1 0 0 0 1 0 0 0 0 0 1
Gaviidae 4 0 0 0 4 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0
Podicipedidae 6 1 0 0 5 4 0 0 0 0 1 0 0 0 0 0 0
Diomedeidae 1 0 0 0 1 0 0 0 0 0 0 1 0 0 0 0 0
Procellariidae 4 1 0 0 3 0 0 0 1 1 0 0 0 0 0 0 2
Hydrobatidae 3 1 0 0 2 0 0 0 2 0 0 2 0 0 0 0 0
Phaethontidae 1 1 0 0 0 0 0 0 0 0 0 1 0 0 0 0 0
Sulidae 4 4 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0
Pelecanidae 2 1 0 0 1 2 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0
Phalacrocoracidae 3 3 0 0 0 2 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0
Anhingidae 1 1 0 0 0 1 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0
Fregatidae 1 1 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0
Ardeidae 13 10 1 1 1 12 0 0 0 0 2 1 0 0 0 0 0
Threskiornithidae 3 1 1 0 1 2 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0
Ciconiidae 1 0 1 0 0 1 0 0 0 0 1 0 0 0 0 0 0
Cathartidae 2 1 1 0 0 2 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0
Accipitridae 22 11 0 7 4 8 0 0 0 2 10 3 0 0 0 0 2
Falconidae 8 5 0 2 1 4 0 0 0 0 1 2 0 0 0 0 0
Rallidae 7 3 0 1 3 6 0 0 0 1 2 1 0 0 0 0 1
Gruidae 1 1 0 0 0 1 0 0 0 0 1 0 0 0 0 0 0
Charadriidae 9 2 0 0 7 7 0 0 0 1 0 1 0 0 0 1 1
Haematopodidae 2 1 0 0 1 1 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0
Recurvirostridae 2 1 0 0 1 2 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0
Jacanidae 1 0 0 0 1 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0
Scolopacidae 28 1 0 0 27 26 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 1
Laridae 28 4 3 0 21 19 0 0 3 0 4 0 0 0 0 0 2
Stercorariidae 4 0 0 0 4 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0
Alcidae 1 1 0 0 0 0 0 0 1 0 0 1 0 0 0 1 0
Columbidae 10 10 0 0 0 4 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0
Psittacidae 7 4 3 0 0 0 4 0 0 2 2 2 0 0 1 2 0
Cuculidae 6 3 3 0 0 2 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0
Tytonidae 1 1 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0
Strigidae 15 11 2 0 2 3 1 0 2 0 1 1 0 0 0 0 1
Caprimulgidae 7 3 4 0 0 4 1 0 0 0 1 0 0 0 0 0 0
Apodidae 5 2 2 0 1 3 1 0 0 0 1 0 0 0 0 0 0
Trochilidae 16 8 4 0 4 11 0 0 8 0 0 0 0 0 0 0 0
Trogonidae 3 3 0 0 0 1 0 1 0 0 0 1 0 0 0 0 1
Momotidae 1 1 0 0 0 0 0 1 0 0 0 0 0 0 0 0 0
Alcedinidae 2 1 0 0 1 1 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0
Picidae 16 11 0 0 5 2 1 1 0 0 1 0 1 1 0 0 0
Dendrocolaptidae 2 2 0 0 0 0 1 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0
Tyrannidae 36 15 7 3 11 24 0 1 4 0 0 0 0 0 0 0 1
420 DIVERSIDAD BIOLÓGICA DE SONORA AVIFAUNA

Tabla 4 (concluye). Resumen general de las especies de aves registradas en el estado de Sonora,
organizadas por familia taxonómica
Estatus estacional Endemismo NOM-059-ECOL-2001 IUCN-2006
Familia Especies R RV MP M NMBCA End Qen Sem P PA Ex CR P VU CA
A
Laniidae 1 0 0 1 0 1 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0
Vireonidae 13 4 2 2 5 9 1 0 3 1 1 0 0 0 0 1 1
Corvidae 11 10 0 0 1 0 3 0 0 1 0 1 0 0 0 1 0
Alaudidae 1 1 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0
Hirundinidae 9 1 4 2 2 7 0 0 1 0 1 0 0 0 0 0 0
Paridae 3 3 0 0 0 0 0 1 0 0 0 0 0 0 0 0 0
Remizidae 1 1 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0
Aegithalidae 1 1 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0
Sittidae 3 2 0 0 1 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0
Certhiidae 1 1 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0
Troglodytidae 11 7 0 1 3 3 3 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0
Cinclidae 1 1 0 0 0 0 0 0 0 0 1 0 0 0 0 0 0
Regulidae 2 0 0 0 2 1 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0
Sylviidae 3 2 0 1 0 1 1 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0
Turdidae 15 7 0 3 5 8 2 1 0 0 3 0 0 0 0 0 0
Mimidae 9 4 0 2 3 2 1 0 1 0 0 0 0 0 0 1 0
Sturnidae 1 1 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0
Motacillidae 4 0 0 0 4 2 0 0 0 0 0 0 0 0 0 1 0
Bombycillidae 1 0 0 0 1 1 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0
Ptilogonatidae 2 2 0 0 0 0 0 1 0 0 0 0 0 0 0 0 0
Peucedramidae 1 1 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0
Parulidae 43 3 4 5 31 36 0 1 4 0 0 0 0 0 0 0 0
Thraupidae 6 3 1 0 2 4 1 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0
Emberizidae 37 13 0 8 16 17 3 2 3 0 0 0 0 0 0 0 2
Cardinalidae 12 3 2 2 5 8 0 1 2 0 0 0 0 0 0 0 1
Icteridae 17 4 1 7 5 12 0 1 3 0 0 0 0 0 0 0 0
Fringillidae 13 8 0 0 5 2 0 1 0 0 0 0 0 0 0 0 1
Passeridae 1 1 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0
Totales 556 224 47 50 235 290 26 13 38 10 36 19 1 1 1 8 18
Notas: los términos usados para definir el estatus estacional son: R = Residente permanente, RV = residente de verano, MP = migratoria
parcial, M = migratoria. La columna NMBCA indica las especies de interés para el Acta de Conservación de Aves Migratorias Neotropica-
les. Las claves usadas para indicar el nivel de endemismo de cada especie son: End = especies endémicas de México, Qen = especies cua-
siendémicas de México, Sem = especies semiendémicas de México. La columna NOM-059-ECOL-2001 indica las especies incluidas en la
Norma Oficial Mexicana respectiva, con los siguientes términos: P = en peligro de extinción, PE = Protección Especial, A = amenazadas,
Ex = Extintas. La columna IUCN indica las especies incluidas en la Lista Roja de Especies Amenazadas de la Unión Internacional para la
Conservación de la Naturaleza y los Recursos Naturales, con los siguientes términos: CR = en peligro de extinción critico, P = en peligro
de extinción, VU = vulnerable, CA = casi amenazada. Para mayor detalle sobre las definiciones, referirse a la sección de métodos.
421

LOS MAMÍFEROS

REYNA A. CASTILLO-GÁMEZ,1 JUAN PABLO GALLO-REYNOSO,2 JANITZIO EGIDO-VILLARREAL2 Y WILLIAM CAIRE3

RESUMEN. La composición fisiográfica de Sonora ta on the mammals of Sonora in order to consoli-


proporciona una gran variedad de hábitats para los date previous information and to show recent know-
mamíferos de la entidad. Presentamos los resulta- ledge about their distribution, threats and conser-
dos de una revisión sobre los mamíferos terrestres vation status. The information is the result of a lit-
de Sonora con el fin de consolidar la información erature review, the analysis of museum specimens
previa y difundir el conocimiento reciente sobre la and field work. The results show that Sonora has
distribución, amenazas y estado de conservación. 126 species of terrestrial mammals that represent
La información es resultado de la revisión exhaus- 26% of the terrestrial mammals of Mexico. The
tiva de literatura, el examen de especímenes de mu- state has 76% of the families and almost half (49%)
seo y de trabajo de campo. Los resultados mues- the genera present in Mexico. The best represent-
tran que Sonora cuenta con 126 especies de ma- ed groups at the national level are the carnivores
míferos terrestres, las cuales representan 27% del (78%) and the artiodactyls (56%). The most di-
total en México. Sonora cuenta con 76% de las fa- verse groups of terrestrial mammals in the state are
milias y casi la mitad (49%) de todos los géneros rodents (44%), bats (30%) and carnivores (14%).
presentes en el país. Los grupos mejor representa- Sonora has thirthy land mammal species listed in
dos a escala nacional son los carnívoros (78%) y the legislation on species in danger of extinction,
los artiodáctilos (56%). Los grupos más diversos threatened or under protection (NOM-059-ECOL-
de mamíferos terrestres en el estado son los roedo- 2001). Two species have become extinct, although
res (44%), los murciélagos (30%) y los carnívoros the number might be greater. There are no endem-
(14%). Sonora tiene treinta especies enlistadas en ic species for the continental region but there are
la NOM-059-ECOL-2001. Hay dos especies extintas, five Mexican species that are found only in Sono-
aunque pueden ser más. No hay especies endémi- ra. We provide a list of 35 species that might be pres-
cas para la región continental, pero hay cinco es- ent in the state. Under this scenario, we analyze the
pecies en México que sólo están presentes en So- major threats and provide a perspective on the con-
nora. Existen 35 especies de posible presencia en servation of terrestrial mammals of Sonora.
el estado. En este escenario se analizan las amena-
zas y las perspectivas de conservación de los ma-
míferos terrestres de Sonora. INTRODUCCIÓN

ABSTRACT. The physiographic composition of So- La fauna mastozoológica de Sonora resulta intere-
nora provides a great variety of habitats for the sante y variada debido a la diversidad fisiográfica
mammals of the state. In this chapter we review da- del territorio en el estado. Sonora es el segundo es-
1
tado más grande del país con un área de 184 934
Universidad de Sonora.
2
Centro de Investigación en Alimentación y Desarrollo.
km2. Una gran porción (48%) está cubierta por el
3
University of Central Oklahoma. Desierto Sonorense que ocupa gran parte del cen-

Castillo-Gámez, R.A., J.P. Gallo-Reynoso, J. Egido-Villarreal y W. Caire. 2009. Los mamíferos. En: F.E. Molina-Freaner
y T.R. Van Devender, eds. Diversidad biológica de Sonora. UNAM, México, pp. 421-436.
422 DIVERSIDAD BIOLÓGICA DE SONORA

tro y oeste del estado. El Golfo de California y el río y F.X. Holzner colectaron mamíferos durante 1892
Colorado forman la frontera noroeste de Sonora y 1894. Otras pequeñas colecciones fueron hechas
como parte del Desierto Sonorense. Los ambientes por B.C. Condit en 1894 y por W.J. McGee y J.W.
neotropicales ocurren hacia el sur del estado, pero Mitchell en 1895. Antes de 1898 la mayor activi-
con importantes entradas de flora y fauna tropical dad recolectora se encontraba confinada a las re-
hacia el norte de la entidad a través de ríos como el giones norteñas del estado, cerca de la frontera in-
Cuchujaqui, Mayo, Bavispe-Yaqui y, en menor apor- ternacional. Edward. A. Goldman, en 1898 y 1899,
tación, el Sonora. La Sierra Madre Occidental ha- fue el primero en hacer grandes colecciones de los
cia el este separa a Sonora de Chihuahua y del De- mamíferos del sur de Sonora.
sierto Chihuahuense, aunque su influencia se deja Durante los primeros treinta años del siglo XX
sentir en algunas porciones del noreste del estado, sólo se hicieron pequeñas colectas en Sonora. En
en las altas planicies desde la sierra el Chivato, al 1903 J. Rowley colectó en el norte de Sonora y, en
oeste de Santa Cruz, hacia la Sierra San Luis. La 1911, H.E. Anthony, quien trabajaba para el Ame-
Sierra Madre Occidental y su gran área de influen- rican Museum of Natural History, colectó en las
cia a través de las «Islas del Cielo» constituye una islas del Tiburón y San Esteban. Charles Sheldon,
gran influencia neártica para el estado. Esta vasta y un cazador deportivo y naturalista, colectó en la
diversa composición fisiográfica, provee de una sierra del Pinacate, la sierra del Rosario, el rancho
gran diversidad de comunidades bióticas, las cua- La Libertad y la Isla del Tiburón durante 1915,
les permiten una gran variedad de hábitats para 1916 y 1918. Desde 1929 a 1934, J.T. Wright co-
una gran diversidad de especies de mamíferos. lectó extensivamente en casi todo Sonora. Duran-
te 1930 L.R. Dice y W. P. Harris colectaron en la
Historia de la mastozoología en Sonora porción noroeste de Sonora.
El trabajo de campo de William H. Burt co-
El primer colector de mamíferos en Sonora con menzó en 1931 cuando visitó las islas del Tibu-
fines científicos fue J.H. Clark, asociado con las rón, San Esteban, Turner y San Pedro Nolasco, así
exploraciones del Ferrocarril del Pacífico en Arizo- como algunos puntos adyacentes de la costa de
na, que en 1851 colectó el ejemplar tipo de Pero- Sonora. Regresó al estado en 1933 y en esa oca-
myscus maniculatus sonoriensis (Caire, 1978). Poco sión concentró un gran esfuerzo de colecta en las
después, Caleb B.R. Kennerly, participante en la montañas del extremo suroeste del estado. Su tra-
exploración de los límites fronterizos entre Esta- bajo: «Faunal Relationship and Geographical Dis-
dos Unidos y México, colectó en 1855 el espécimen tribution of Mammals in Sonora, Mexico», publi-
tipo de oso pardo Ursus kennerleyi (= Ursus horri- cado en 1938, se basó en una gran cantidad de lite-
bilis) (Hall, 1932). Dos años después, en 1857, Ze- ratura y registros de museo concernientes a la taxo-
nón Córdova, quien trabajaba para el museo de la nomía y distribución de los mamíferos de Sonora
Comisión Geográfico-Exploradora de México, co- y resumió el desarrollo histórico del conocimiento
lectó ardillas cerca de Hermosillo (Caire, 1978). científico de los mamíferos de Sonora hasta 1935.
La actividad de colecta en Sonora se incremen- En 1932 V. Bailey, F.W. Winthrop y B. Bailey
tó durante la última década del siglo XIX. Vernon recolectaron mamíferos desde la región del río Ba-
Bailey, al servicio de la Oficina de Exploración Bio- vispe, en la Sierra Madre Occidental, hasta el ran-
lógica (Bureau of Biological Survey) de Estados Uni- cho Costa Rica, cerca del poblado Miguel Alemán,
dos, en 1889, fue el primer colector entrenado en en las planicies del Desierto Sonorense. El año si-
sistemática en colectar mamíferos del estado. En guiente, 1933, P.M. Blossom y C. Lamb hicieron
1890 Carl Lumholtz comenzó sus exploraciones colectas en la sierra del Pinacate y las porciones
en el noroeste de México. Como parte de los mo- centro-norte del estado, respectivamente. En 1934
nitoreos internacionales fronterizos, E.A. Mearns y 1935 L.M. Huey colectó a lo largo de la costa,
LOS MAMÍFEROS 423

desde Punta Peñascosa a Bahía de Kino. También der, B. Villa, E.G. Zimmerman y W. Caire.
en 1935 B. Campbell hizo una pequeña colecta de Cabe destacar una obra de gran envergadura que
los mamíferos de las montañas cerca de los Pilares logró reunir toda esta información generada por
y la sierra del Tigre. más de un siglo y que fue realizada por William
Durante los últimos años de la década de 1930 Caire, quien comenzó su trabajo sobre los mamí-
y a principios de la de 1940 se redujo la colecta de feros de Sonora en 1973 bajo la dirección de Ja-
mamíferos en Sonora debido a la Segunda Guerra mes S. Findley de la Universidad de Nuevo Méxi-
Mundial. Las colecciones más extensas de este tiem- co. Ya se había adicionado una gran cantidad de
po fueron hechas por S. Benson, C.G. Sibley, M. especímenes a las colecciones de museos y a la lite-
Delgadillo y J.E. Simpson. Otras colecciones más ratura desde el trabajo de Burt (1938), por lo que
pequeñas durante la guerra fueron hechas por D.H. consideraron que una revisión de los mamíferos
Johnston, A. Nichol, H. Corrales, W. Brandler, A.S. de Sonora sería de gran valor. Caire logró reunir
Leopold y L. Woodell. una gran parte de la extensa literatura, informa-
Durante las décadas de 1950 y 1960 y a princi- ción de especímenes de museo y sus propias apor-
pios de la de 1970, la colecta en Sonora alcanzó su taciones sobre los mamíferos de Sonora, lo cual ha
máxima actividad. La mayoría del trabajo masto- sido de gran utilidad para las generaciones que re-
zoológico fue realizado a través de instituciones cientemente se están incorporando a la investiga-
educativas, universidades, museos privados y agen- ción. Caire (1997) enlista 124 especies de mamí-
cias gubernamentales. Un gran número de estu- feros terrestres para Sonora, algunas de las cuales
diantes y profesores realizaron estudios que sirvie- no cuentan con un ejemplar colectado y sólo se
ron para la creación de grandes y valiosas coleccio- presume su presencia en el estado.
nes. Las actividades de colectas se centraron en as- Después del trabajo de Caire no hubo un creci-
pectos particulares de la taxonomía o de la biolo- miento en el número de personas dedicadas a los
gía de ciertos géneros y especies. La tendencia fue mamíferos en Sonora, por lo que las recopilacio-
la de colectar sólo aquellas especies que se encon- nes de la información existente no suministraron
traban como objetivo de investigaciones especifi- aportaciones, pero sí produjeron algunas confusio-
cas, alejándose de las colectas masivas, típicas de nes; por ejemplo, la mención de que, entre otras
los trabajos pioneros en Sonora. especies, en el estado se distribuye el jaguarundi
Sería abrumador el documentar las colectas, las (Puma yagouaroundi) (véase más adelante), sin que
áreas específicas de cada uno de los colectores que hubiera una sola colecta u observación (Caire, 1978
han visitado Sonora durante las últimas décadas o y 1997; Hall, 1981; Álvarez-Castañeda y Patton,
que continúan involucrados activamente en la in- 2000; Wilson y Ruff, 1999; Ceballos y Oliva 2005).
vestigación o que tienen estudiantes también invo- Después de los trabajos de W. Caire, otras ins-
lucrados en la investigación sobre los mamíferos de tituciones, tanto de Sonora como de otros estados
Sonora. Algunos de los más prominentes contri- del país y de Estados Unidos, han incrementado
buidores al conocimiento de la mastofauna sono- sus trabajos en el estado, enfocados principalmen-
rense en el siglo pasado son: A.A. Alcorn, J.R. Al- te en aspectos de distribución, ecología, relaciones
corn, T. Álvarez, S. Anderson, R.H. Baker, R.J. Ba- de hábitat y etnofauna. También se han hecho
ker, R.C. Banks, G.R. Bradshaw, M.A. Bogan, E.L. nuevos reconocimientos relacionados con las Áreas
Cockrum, D.G. Constantine, J.S. Findley, A.L. Gard- Naturales Protegidas, la erradicación y monitoreo
ner, H.H. Genoways, W.W. Goodpaster, C.O. Hand- de fauna exótica e inspección de las Unidades de
ley, B. Hayward, D.F. Hoffmeister, E.T. Hooper, Manejo para la Conservación de la Vida Silvestre
L.G. Ingles, T.E. Lawlor, W.Z. Lidicker, C.A. Long, (UMA) relacionadas con la cacería deportiva. Las
R.B. Loomis, G.C. Mitchell, R.L. Packard, J.L. instituciones que recientemente han realizado tra-
Patton, W.G. Reeder, H.W. Setzer, R.C. Van Gel- bajos sobre la mastofauna de Sonora incluyen al
424 DIVERSIDAD BIOLÓGICA DE SONORA

Departamento de Investigaciones Científicas y que hayamos omitido algún ejemplar crítico.


Tecnológicas de la Universidad de Sonora (DICTUS), Además de que uno de nosotros (W. Caire) vi-
el Centro Ecológico de Sonora (CES), el Centro de sitó la mayoría de las colecciones, se realizó trabajo
Investigación en Alimentación y Desarrollo (CIAD), de campo en un sinnúmero de viajes. Se hicieron
Unidad Guaymas, el Instituto de Ecología de la pequeñas colectas de mamíferos, por lo que nos fa-
Universidad Nacional Autónoma de México miliarizamos con la mayor parte de las regiones de
(UNAM), el Instituto de Biología de la UNAM, la Fa- Sonora. No consideramos en esta ocasión a los ma-
cultad de Ciencias de la UNAM, la Universidad de míferos marinos del Golfo de California.
California en Santa Cruz, la Universidad de Nue- Se incluye una lista de las especies exóticas (es-
vo México, la Universidad Autónoma de Queréta- pecies que no son nativas de Sonora) presentes en
ro, el Centro de Investigaciones Biológicas del No- el estado. Las especies se dividieron en especies pla-
roeste (Cibnor), el Centro de Investigación Cien- ga (las que a través de los cultivos han podido ex-
tífica y Educación Superior de Ensenada (CICESE), pandir y acrecentar sus poblaciones y han despla-
la Universidad Autónoma de Baja California Cam- zado a otras especies de sus áreas de distribución o
pus Ensenada y el Prescott College, entre otros. de su hábitat), domesticadas (las que son objeto de
ganadería y que hacen algún tipo de trabajo para
Objetivos el humano) y de interés cinegéticos y de ornato
(pueden ser especies locales, controladas con ins-
Este análisis sobre la fauna de mamíferos de Sono- trumentos legales como las UMA).
ra pretende reunir la información previamente Para el análisis de la distribución se dividió al
publicada, así como resumir el conocimiento re- estado en tres regiones: Neártica, Neotropical y
ciente sobre la distribución y biogeografía de los Desierto Sonorense. Mientras que las regiones Neár-
mamíferos en el estado. Asimismo, pretendemos tica y Neotropical corresponden principalmente a
describir las principales amenazas para los mamí- las regiones biogeográficas con el mismo nombre,
feros, así como las perspectivas de su conservación decidimos incluir al Desierto Sonorense como una
en el estado de Sonora. tercera región, ya que por sí sola ocupa casi la mi-
tad del territorio del estado (48%) y porque repre-
senta una mezcla particular y única de los dos am-
MÉTODOS bientes anteriores que hace casi imposible y con-
fusa la asignación de las subespecies a una de las
La información resumida de los registros de las es- otras dos regiones. El análisis se hizo a nivel de
pecies es el resultado de una revisión exhaustiva de subespecie, dado que se conoce la mayoría de és-
la literatura, el examen de cerca de trece mil espe- tas, las cuales están mejor representadas por región.
címenes de museo y del trabajo de campo. Ade- El arreglo de las categorías taxonómicas hasta el
más del material directamente relacionado con la nivel de género sigue a Hall (1981) y a Ceballos y
ecología y la distribución de los mamíferos, la bús- Oliva (2005) y hasta el nivel de especie a Wilson y
queda bibliográfica incluyó temas relacionados al Ruff (1999) y a Ceballos y Oliva (2005). Las fami-
ambiente físico del estado. lias, géneros y especies se encuentran presentadas
No hemos examinado o registrado cada espéci- alfabéticamente.
men que se haya colectado en Sonora. Las colec-
ciones revisadas se enlistan en el apéndice I (en disco
compacto). Algunas de las colecciones no fueron vi- DIVERSIDAD DE LOS MAMÍFEROS
sitadas porque se tiene la información sobre la exis- TERRESTRES DE MÉXICO Y SONORA
tencia de especímenes duplicados en otras coleccio-
nes que sí fueron visitadas. Es muy poco probable La fauna de mamíferos terrestres en el estado de
LOS MAMÍFEROS 425

Sonora comprende 126 especies (apéndice II en dis- sente casi la mitad (49%) de todos los géneros pre-
co compacto). Este total excluye a las especies pre- sentes en el país y un poco más de la cuarta parte
sentes en las islas del Golfo de California y sólo con- (27%) del total de mamíferos terrestres de México.
templa las de presencia comprobada, es decir, aque- La riqueza de especies en el estado en cada or-
llas de las que existe por lo menos un ejemplar co- den de mamíferos en comparación con la riqueza
lectado y depositado en una colección mastozoo- de especies nacional se observa en la tabla 2. El gru-
lógica. Si se añaden las especies de posible ocu- po mejor representado en Sonora es el de los car-
rrencia (35), la cifra se eleva a ciento sesenta y uno nívoros (78%), seguido por el de los artiodáctilos
(Caire 1978 y 1997; Hall, 1981; Álvarez-Castañe- (56%). El grupo más pobremente representado es
da y Patton, 1999 y 2000; Ceballos y Oliva, 2005). el de los insectívoros (6%). El estado cuenta con más
El listado incluye 22 especies monotípicas (es- de tres cuartas partes de los carnívoros, con más de
pecies sin subespecies reconocidas) y 104 politípi- la mitad del total de especies de artiodáctilos y con
cas (especies con subespecies descritas), con 158 sub- alrededor de un tercio del total de especies de lago-
especies, para un total de 180 taxones para el esta- morfos presentes en el país. Una cuarta parte de las
do. Según las cifras de Ceballos y Oliva (2005), especies de armadillos y marsupiales de México es-
Sonora ocupa el octavo lugar, junto con Michoacán tán representados en Sonora.
(128 especies), en cuanto al número de especies de
Tabla 2. Comparación de la riqueza de especies
mamíferos terrestres en México. Esta riqueza de es-
dentro de cada orden de mamíferos
pecies es prácticamente similar a la de Chihuahua entre Sonora y México
(126 especies), superior a la de Sinaloa (108) y Baja
Grupo México Sonora %
California (108) y menor a la de Arizona (138) y Didelphimorphia 8 2 25.0
Nuevo México (139), estados vecinos de Sonora Xenarthra 4 1 25.0
(Ceballos y Oliva, 2005; Findley et al., 1975; Hof- Insectivora 32 2 6.3
fmeister, 1986) Chiroptera 137 38 27.7
En México hay 525 especies de mamíferos (Ce- Primates 3 0 0.0
ballos y Oliva, 2005), de las cuales 473 son terres- Carnívora 29 18 62.1
tres. La comparación de los órdenes, familias, gé- Artiodactyla 9 5 55.6
neros y especies entre Sonora y el país se puede ob- Perisodactyla 1 0 0.0
servar en la tabla 1. En cuanto a los órdenes, en So- Rodentia 235 55 23.4
nora no hay monos (Primates) ni tapires (Perisso- Lagomorpha 15 5 33.3
Total 473 126 26.6
dactyla). En relación con las familias, además de
los monos (Atelidae) y los tapires (Tapiridae), en
el estado no hay tlacuaches lanudos (Caluromyi- El grupo más diverso de los mamíferos terres-
nae), osos hormigueros (Mirmecophagidae), topos tres en el estado de Sonora pertenecen al orden Ro-
(Talpidae), algunos murciélagos tropicales (Thy- dentia (43.6%). Le siguen el Chiroptera (30.2%) y
ropteridae, Noctilionidae), agutís (Cuniculidae) ni el Carnívora (14.2%); el resto de los órdenes com-
guaqueques (Dasyproctidae). En Sonora está pre- binados suman el 12% restante.
Tabla 1. Comparación de los órdenes, familias,
En el orden Didelphimorphia encontramos dos
géneros y especies de mamíferos de las ocho especies presentes en el país; es en el lí-
entre Sonora y México mite sur del estado donde el tlacuachín (Tlacuatzin
Categoría México Sonora % canescens) alcanza su distribución más norteña.
Órdenes 10 8 80 Incluimos al armadillo (Dasypus novemcinctus)
Familias 37 28 75.7 en el listado porque se cuenta con dos ejemplares
Géneros 140 68 48.6 colectados y una colecta por fototrampeo. El pri-
Especies 473 126 26.6 mero fue colectado en 1994 en el lado sur de la
426 DIVERSIDAD BIOLÓGICA DE SONORA

sierra de Álamos, al sur del estado, y está deposita- Especies en riesgo


do en el Museo de Historia Natural de la Universi-
dad de Arizona. El segundo ejemplar fue colecta- Sonora presenta treinta especies de mamíferos te-
do en el municipio de Yécora en 2006 y el ejem- rrestres bajo alguna categoría de riesgo en la NOM-
plar colectado por fototrampeo en el municipio 059-ECOL-2001 (Semarnat, 2002), lo cual consti-
de Álamos; el ejemplar de Yécora está depositado tuye 24% del total (apéndice II en disco compac-
en la colección de vertebrados del Centro de In- to). No obstante, ocho corresponden a subespe-
vestigación en Alimentación y Desarrollo, Unidad cies insulares, lo que reduce a 18% la proporción
Guaymas, al igual que el ejemplar de fototram- de mamíferos continentales en alguna categoría de
peo. Antes de estos registros, sólo había referencias riesgo. Cabe mencionar que si bien algunas espe-
anecdóticas sobre su presencia en el estado. cies presentes en Sonora aparecen mencionadas en
Sólo existen dos especies de insectívoros en el la Norma Ecológica, la(s) subespecie(s) protegida(s)
estado, ambas musarañas monotípicas, pero es muy no se encuentra(n) en el estado. En esta situación
posible la presencia de otras tres especies, también tenemos a siete especies y no se consideraron para
musarañas, en los límites con Chihuahua. este análisis.
Los murciélagos son el segundo grupo con ma- En la categoría de Amenazadas (A) existen 11
yor número de especies en Sonora (38), así como el especies, por lo que es la categoría de protección
primero en riqueza en familias (7) y en géneros (22). más numerosa. Aquí tenemos a la musaraña del
La familia Vespertilionidae es la más diversa en es- desierto (Notiosorex crawfordi), dos especies de
pecies (17) y subespecies (14). Un total de 15 espe- murciélagos trompudos (Choeronycteris mexicana
cies de murciélagos tienen en el estado su distribu- y Leptonycteris yerbabuenae), la zorrita orejona (Vul-
ción más norteña. pes macrotis), la nutria o perro de agua (L. longi-
En el orden Carnívora, Sonora cuenta con las tres caudis), el tejón (Taxidea taxus), dos especies de
especies de cánidos existentes en México y con cin- ratas (Neotoma varia y Ondatra zibethicus), un ra-
co de las seis de felinos. La nutria de río neotropi- tón (Peromyscus boylii), el perrito de la pradera (C.
cal (Lontra longicaudis annectens) tiene su límite ludovicianus) y la ardilla Sciurus arizonensis. La
de distribución aquí en el estado (Gallo-Reynoso, Unión Internacional para la Conservación de la
1996 y 1997). Naturaleza (UICN, por sus siglas en inglés) en su
El orden Artiodactyla está representado por cin- Lista Roja de Especies Amenazadas (2007) consi-
co de las nueve especies existentes en México. Esto dera a estas especies como en «riesgo bajo, (interés
constituye más de la mitad del total de especies de mínimo)» [Lower risk (least concern]), excepto a
artiodáctilos para el país. C. ludovicianus y S. arizonensis, las cuales conside-
El orden Rodentia es el grupo con el mayor nú- ra en «riesgo bajo pero próxima a considerarse como
mero de especies en el estado (55). La mayor ri- amenazadas» [Lower risk (near threatened)]; a L.
queza de especies se concentra en la familia Muri- longicaudis, que presenta datos insuficientes (data
dae (26), seguida por la familia Heteromyidae (15). deficient); a N. varia, en peligro (endangered) y a
En Sonora existe uno de los dos únicos complejos L. yerbabuenae como vulnerable (vulnerable).
(colonias interconectadas) de perritos de la prade- Las especies bajo protección especial (Pr) son el
ra (Cynomys ludovicianus) en México (Castillo- borrego cimarrón (Ovis canadensis), un ratón de
Gámez 2005, Castillo-Gámez et al., 2005). abazones (Perognathus amplus) y una rata de cam-
Los lagomorfos constituyen sólo 4% de los po (N. phenax). El borrego cimarrón es una espe-
mamíferos del estado, pero comprenden alrededor cie sobre la cual existe un interés cinegético muy
de un tercio del total de especies de liebres y cone- grande, tanto como trofeo como por el precio de
jos en el país. Sonora cuenta con tres de las cinco los permisos de caza (INE, 2000), de tal suerte que,
especies de liebres de México. a pesar de que sus poblaciones se encontraban en
LOS MAMÍFEROS 427

condiciones críticas (Lee y Mellink, 1995; Lee y actualmente sus poblaciones se encuentran esta-
López, 1996), se permitió su aprovechamiento al bles, aunque no se encuentran en grandes núme-
colocarlos en esta categoría. De esta forma, el mis- ros ya que el hábitat y sus costumbres alimentarias
mo interés económico sobre la especie ha propi- son altamente especializados. Con respecto al cas-
ciado un manejo adecuado de sus poblaciones y, al tor, se encuentra una población dividida en tres lu-
parecer, éstas se están recuperando en número (INE, gares: el río Colorado, el río San Pedro limítrofe
2000), aunque presentan graves problemas gené- con Arizona y el río Bavispe y sus afluentes; la po-
ticos (Gasca-Pineda et al., 2008). El ratón de aba- blación no es muy abundante y en el Bavispe fue
zones y la rata presentan una distribución restrin- erradicada río abajo de la presa La Angostura, en
gida en el estado (Álvarez-Castañeda y Patton, donde todavía se pueden apreciar grandes álamos,
1999), pero la distribución de ambas especies en con marcas muy antiguas, roídos por castores; ac-
general es pequeña (Hall, 1981). La UICN conside- tualmente la especie está confinada a la parte alta
ra a estas especies en «riesgo bajo, (interés míni- del río Bavispe y sus tributarios (Gallo-Reynoso et
mo)», excepto a P. amplus, a la cual considera como al., 2002). El puercoespín se encuentra en la Sie-
en «riesgo bajo pero próxima a considerarse como rra Madre Occidental, en partes poco perturbadas,
amenazada». aunque también hay registros en el Desierto So-
Se presentan siete especies en peligro de extin- norense (Hall, 1981). Tanto la distribución del puer-
ción (P): el berrendo (Antilocapra americana), el coespín como la del castor en el estado son margi-
jaguar o tigre (Panthera onca), el ocelote (Leopar- nales, con distribución mucho más amplia hacia el
dus pardalis), el tigrillo (L. wiedii), el murciélago norte del continente. La UICN considera a estas es-
pescador (Myotis vivesi), el castor (Castor canaden- pecies como de «riesgo bajo (interés mínimo)», con
sis) y el puercoespín (Erethizon dorsatum). El be- excepción de la especie P. onca, enlistada como
rrendo está presente en cantidades aún pequeñas «próxima a considerarse como amenazada» y M.
(apenas 433 en 2006; Meléndez et al., 2006) y está vivesi, considerada como «vulnerable».
sujeto a presiones muy fuertes por la cacería y la Las especies incluidas en la categoría de extin-
fragmentación del hábitat (Meléndez et al., 2006). tas (E) realmente son extirpadas del estado y del
El jaguar o tigre se encuentra en gran parte del país; estas son: el lobo mexicano (Canis lupus bai-
estado, principalmente en las estribaciones de la leyi) y el oso pardo (Ursus arctos), cuyo último re-
Sierra Madre Occidental, en ambientes ribereños gistro de su presencia en el estado fue de 1976 (Ga-
como el río Yaqui y el río Mayo y en ambientes llo-Reynoso et al., 2008). Asimismo, detectamos
semidesérticos como la sierra del Bacatete. No obs- cinco especies más que de comprobarse que algu-
tante, el jaguar afronta una fuerte presión de cace- na vez existieron en Sonora podrían considerarse
ría dado que se le atribuyen las muertes de ganado como extirpadas. En esta situación están el bison-
en varias regiones del estado, aunque estos casos te (Bison bison), el wapiti (Cervus canadensis), la
son realmente pocos. El ocelote o gato galaviz tie- nutria (L. canadensis) y el hurón de patas negras
ne una amplia distribución, sobre todo a lo largo (Mustela nigripes).
de los ambientes ribereños de los ríos, como el Ma- Sonora no tiene especies endémicas para la re-
yo y el Yaqui (López-González et al., 2003). El ti- gión continental. No obstante, hay cinco en Méxi-
grillo solamente ha sido encontrado en el sur en los co que sólo están presentes en el estado: la musara-
límites con Sinaloa y Chihuahua (Gallo-Reynoso y ña N. crockumi, el ratón de abazones P. amplus, la
Navarro-Serment, 2002). El murciélago pescador rata N. devia, la ardillita Ammospermophilus harri-
se encuentra en las costas rocosas e islas, desde Guay- sii y la ardilla gris S. arizonensis.
mas hasta la Isla del Tiburón, donde alcanza su dis- Hay 35 especies de posible presencia en el esta-
tribución más norteña; en el pasado fueron exter- do (tabla 3); su existencia en los estados vecinos,
minados mediante fuego por temor a la rabia, pero muy cerca del límite con Sonora, y la continuidad
428 DIVERSIDAD BIOLÓGICA DE SONORA

Tabla 3. Especies de mamíferos con presencia posible en Sonora


NOM-
Nombre 059-
Nombre científico Nombre común en inglés Distribución UICN
común ECOL-
2001
INSECTÍVORA
Soricidae
Notiosorex evotis (Coues, Musaraña Large-eared Gray Shrew Sinaloa A Desconocido
1877)
Sorex arizonae Diersing y Ho- Musaraña Arizona Shrew Chihuahua P Vulnerable
ffmeister, 1977
Sorex monticolus Merriam Musaraña Dusky Shrew Chihuahua Pr Lower risk (lc)
1890
CHIROPTERA
Noctilionidae
Noctilio leporinus (Linnaeus, Murciélago Greater Bulldog bat Sinaloa Desconocida
1758)
Phyllostomidae
Leptonycteris nivalis (Saussu- Murciélago Mexican Long-nose Bat Chihuahua A Endangered
re, 1860)
Artibeus intermedius Allen, Murciélago Bat Sinaloa Lower risk (lc)
1897
Chiroderma salvini Dobson, Murciélago Salvin’s Big-eyed Bat Sinaloa Lower risk (lc)
1878
Dermanura tolteca (Saussure, Murciélago Bat Sinaloa Desconocida
1860)
Sturnira ludovici Anthony, Murciélago Highland Yellow-Shouldered Sinaloa Lower risk (lc)
1924 Bat
Vespertilionidae
Idionycteris phyllotis (G.M. Murciélago Allen’s Big-eared Bat Chihuahua Lower risk (lc)
Allen, 1916)
Myotis evotis (H. Allen, 1864) Murciélago Long-eared Myotis BC Pr Lower risk (lc)
Myotis occultus Hollister, Murciélago Arizona Myotis Chihuahua Not evaluated
1909
Myotis volans (H. Allen, Murciélago Long-legged Myotis Chihuahua, Si- Lower risk (lc)
1866) naloa, BC,
BCS
Molossidae
Molossus aztecus Saussure, Murciélago Bat Sinaloa Lower risk (nt)
1860
Molossus rufus E. Geoffroy Murciélago Bat Sinaloa Desconocida
St.-Hilaire 1805
CARNÍVORA
Mustelidae
Mustela frenata Lichtenstein, Comadreja Long-tailed Weasel Chihuahua, Lower risk (lc)
1831 Sinaloa, BC
Felidae
Puma yagouaroundi (La- Jaguarundi, Jaguarundi Sinaloa A Least concern
cépède, 1809) leoncillo
LOS MAMÍFEROS 429

Tabla 3 (concluye). Especies de mamíferos con presencia posible en Sonora


NOM-
Nombre 059-
Nombre científico Nombre común en inglés Distribución UICN
común ECOL-
2001
RODENTIA
Heteromyidae
Chaetodipus arenarius (Me- Ratón Little Desert Pocket Mouse BC, BCS A Lower risk (lc)
rriam, 1894)
Chaetodipus eremicus (Mear- Ratón Chihuahuan pocket Mouse Chihuahua Lower risk (lc)
ns, 1898)
Chaetodipus formosus (Me- Ratón Long-tailed Pocket Mouse BC Lower risk (lc)
rriam, 1889)
Chaetodipus rudinoris (Elliot, Ratón Mouse BC, BCS Desconocida
1903)
Chaetodipus spinatus (Me- Ratón Long-tailed Pocket Mouse BC, BCS A Lower risk (lc)
rriam, 1889)
Perognathus flavescens Me- Ratón Plains Pocket Mouse Chihuahua Lower risk (lc)
rriam, 1889
Muridae
Microtus mexicanus (Saussu- Meteorito Mexican Vole Chihuahua Vulnerable
re, 1861)
Onychomys arenicola Mearns, Ratón Chihuahuan Grasshoper Mouse Chihuahua Lower risk (lc)
1896
Peromyscus difficilis (Allen, Ratón Southern Rock Deermouse Chihuahua Lower risk (lc)
1891)
Peromyscus fraterculus (Miller, Ratón Northern Baja Deermouse BC, BCS Lower risk (lc)
1892)
Peromyscus gratus Merriam, Ratón Saxicoline Deermouse Chihuahua Lower risk (lc)
1898
Peromyscus melanotis Allen Ratón Black-eared Deermouse Chihuahua Lower risk (lc)
and Chapman, 1897
Peromyscus nasutus (J. A. Ratón New Mexico Mouse Chihuahua Lower risk (lc)
Allen, 1891)
Peromyscus polius Osgood, Ratón Chihuahuan Deermouse Chihuahua Vulnerable
1904
Reithrodontomys zacatecae Ratón Zacatecas Harvest Mouse Chihuahua Lower risk
Merriam, 1901 (nt)
Sciuridae
Ammospermophilus leucurus Ardilla White-tailed Antelope Squirrel BC, BCS
(Merriam, 1889) Lower risk (lc)
Spermophilus madrensis (Me- Ardilla Sierra Madre Mantled Ground Chihuahua Pr
rriam, 1901) Squirrel Lower risk (lc)
Sciurus aberti Woodhouse, Ardilla Abert’s Squirrel Chihuahua Pr
1853 Lower risk (lc)

del hábitat entre los estados adyacentes hacen muy dad nunca se han colectado. Tal es el caso del mur-
posible que así sea, lo cual ha provocado que varias ciélago Myotis volans, la ardilla S. aberti, la coma-
aparezcan enlistadas para Sonora cuando en reali- dreja M. frenata y el jaguarundi P. yagouaroundi.
430 DIVERSIDAD BIOLÓGICA DE SONORA

Por su parte, la comadreja (M. frenata) y el mur- gos. El río Colorado ha sido una barrera impor-
ciélago (M. volans) tienen una distribución muy tante en la distribución de las especies, sobre todo
amplia y están en todos los estados vecinos, por lo para las de tamaño pequeño. La reducción de ma-
que también es muy probable su presencia en So- nera importante del caudal del río probablemente
nora. Asimismo, la existencia de bosques de Pinus permitirá el intercambio de especies de ratas y ra-
ponderosa (= P. arizonica) en la Sierra Madre Occi- tones (seis especies) entre Sonora y Baja California.
dental y en algunas otras serranías al norte del es- De colectarse en Sonora las especies listadas en
tado nos permite esperar la presencia de la ardilla la tabla 3 se añadirían cinco más en la categoría de
S. aberti, la cual se encuentra asociada exclusiva- amenazadas, cuatro bajo protección especial y una
mente a este tipo de bosques. En cuanto al jagua- en peligro de extinción. La detección de nuevas
rundi (P. yagouaroundi), la mayoría de los ecólo- poblaciones para estas especies contribuiría de ma-
gos, biólogos y naturalistas que tenemos la fortu- nera importante en los esfuerzos de conservación.
na de viajar por el estado hemos creído ver a este
animal, aunque ninguno ha logrado fotografiarlo, Distribución
capturarlo mediante fototrampeo o colectar el res-
pectivo ejemplar, ya que muchas de estas observa- Si consideramos el total de taxones de mamíferos
ciones han sido al anochecer y con el animal en presentes en Sonora (158), encontramos que 35%
movimiento. Los «avistamientos» no sólo han sido muestran afinidad por la región neotropical, 34%
en las selvas secas y en el matorral subtropical, sino por la región neártica y 31% por el Desierto Sono-
también en bosques de encinos y hasta en hábitats rense. Estas cifras incluyen a los taxones que están
desérticos. Hasta el momento tampoco existen re- presentes en uno o más tipos de región. La mayo-
gistros fósiles o arqueológicos que nos hagan su- ría (68%) de los taxones sólo están presentes en un
poner la presencia de esta especie en el estado en tipo de región y, de estas especies, 27% se concen-
tiempos pasados (Brown y López, 1999; Grigione tra en la neotropical. Sólo 17% está en las tres re-
et al., 2007). giones y casi la mitad de ellas son murciélagos.
Analizando la distribución de las especies de La distribución tan equivalente de las especies
posible presencia en el estado (tabla 3), destaca la y de los órdenes en las regiones Neártica, Neotro-
necesidad de explorar y colectar en la frontera en- pical y Desierto Sonorense, viene a confirmar la
tre Sonora y Chihuahua, particularmente en la re- transición que se presenta entre ellas en el estado
gión de Yécora y hacia el sur, y en la sierra San Luis (figura 1). Como se mencionó al principio de este
en el noreste, donde esperaríamos encontrar hasta capítulo, los ríos funcionan como corredores de
19 especies de mamíferos, principalmente roedo- fauna tropical hacia el norte, mientras que las es-
res. El registro reciente (Cabrera et al., 2007) de tribaciones de la Sierra Madre también funcionan
una especie de Peromyscus (P. schmdlyi) en las cer- como corredores pero en ambos sentidos, lo que
canías de Yécora apoya esta suposición. En cam- permite el intercambio de especies entre las regio-
bio, en la frontera con Sinaloa, esperaríamos en- nes más templadas del norte con la región más tro-
contrar nueve especies, principalmente murciéla- pical del sur de estado.

Figura 1. Mapa de la distribución de los registros de cada orden de mamíferos silvestres que ocurren en el estado de Sonora, de
acuerdo a las regiones biogeográficas Neártica (que comprende los biomas Bosque de Pino-Encino Madrense, Encinal Madren-
se y Pastizal de Llanura), Neotropical (que comprende los biomas Selva Baja Caducifolia y Matorral Espinoso) y el Desierto
Sonorense (que comprende los biomas Pastizal Desértico, Matorral del Desierto Sonorense y, aunque se encuentra en una baja
porción del estado, Matorral del Desierto Chihuahuense). Estos órdenes se encuentran bien distribuidos en el estado; los regis-
tros consisten en especímenes de colecciones científicas; registros directos como colecta, observación y fotografía de las espe-
cies y los registros indirectos como lo es la presencia de huellas, colectas de excretas, etcétera. Las zonas con menos registros
corresponden a las áreas en donde menor esfuerzo de muestreo se ha realizado. Destaca que el esfuerzo realizado para la obten-
ción de los registros de mamíferos ha sido a lo largo de las carreteras, alrededor de las ciudades y pueblos y a lo largo de los ríos.
LOS MAMÍFEROS 431
432 DIVERSIDAD BIOLÓGICA DE SONORA

Especies introducidas presentes en el estado, cinco (perros, gatos, vacas,


caballos y burros) pueden formar poblaciones fe-
En la tabla 4 se presentan las especies introducidas rales, esto es, poblaciones que se establecen en el
a Sonora. Las consideradas como plaga y las do- campo sin el control del hombre. Los perros y ga-
mesticadas son las mismas que en otras regiones tos se consideran como amenaza para los otros
de México y el mundo. De las ocho domesticadas animales domésticos y para las personas, por lo que
son sacrificados y cazados cuando se les detecta (R.
Tabla 4. Especies de mamíferos exóticos Castillo, obs. pers.). Los burros especialmente, pero
introducidos a Sonora también los caballos y las vacas salvajes, se consi-
Nombre científico Nombre común deran competidores del ganado por agua y comi-
Plagas da, por lo que también son sacrificados cuando sus
Mus musculus Ratón grupos empiezan a ser numerosos (R. Castillo, obs.
Rattus rattus Rata pers.). De la misma manera, son cazados como ali-
Rattus norvegicus Rata
mento o son capturados para su domesticación (R.
Domesticadas
Castillo, obs. pers.).
Bos taurus* Vaca
Canis familiaris* Perro Llama la atención la gran cantidad de especies
Capra hircus Cabra exóticas introducidas con fines cinegéticos y de or-
Equus asinus* Burro nato (19). Algunas de éstas es posible que ya no exis-
Equus caballo* Caballo tan en Sonora, toda vez que su desaparición no es
Felis catus* Gato reportada a la autoridad correspondiente por tener
Ovis aries Borrego la posibilidad de adquirir o capturar a nuevos ejem-
Sus scrofa Cochi, puerco, cerdo plares y sustituir a los animales muertos sin dar avi-
Cinegéticos y de ornato so, lo que se considera una mala práctica de manejo.
Addax nasomaculatus Adax Existen especies que se han convertido en exó-
Alce americana Alce
ticas a pesar de ser nativas en el estado. En esta si-
Ammotragus lervia Borrego de Berberia, berberisco
tuación están el berrendo (A. americana), el borre-
Antílope cervicapra Antílope Black Buck
Axis axis Venado Axis go cimarrón (O. candensis) y el buro o venado bura
Bison bison Bisonte (Odocoileus hemionus). En el caso del berrendo, se
Boselaphus tragocamelus Antílope Nilgai, Antílope Nil- están introduciendo otras subespecies diferentes a
go la subespecie local. Algo similar ocurre con el bi-
Cervus canadensis Wapiti sonte y el wapití. El buro y el borrego cimarrón se
Cervus nippon Venado Sika están introduciendo en sitios donde no están pre-
Connochaetes gnou Búfalo cafre, ñu sentes de manera natural, como por ejemplo en la
Dama dama Gamo Europeo Isla del Tiburón, por lo que se convierten en espe-
Elaphus davidianus Ciervo del Padre David cies exóticas para esa región.
Equus burchelli Cebra
Giraffa camelopardalis Jirafa
Hemitragus jemlahicus Thar del Himalaya
Hippotragus niger Antílope sable AMENAZAS A LOS MAMÍFEROS
Kobus ellipsiprymnus Antílope acuático TERRESTRES DE SONORA
Lama glama huanachus Guanaco
Oryx damma Antílope Oryx Esta gran diversidad de mamíferos presenta varias
Ovis musimon Borrego Muflón amenazas que aparecen en diferentes partes del es-
Taurotragus oryx Antílope Eland, Eland del tado. Por ejemplo, hay una creciente amenaza ha-
Cabo cia los carnívoros en general, ya que se cree que és-
Nota: las especies señaladas con (*) pueden tener poblaciones fe- tos se alimentan del ganado, sea vacuno, equino,
rales (poblaciones que no están bajo el control humano).
LOS MAMÍFEROS 433

caprino o aviar. En efecto, en algunas ocasiones los voladores de tamaño pequeño, que no pueden atra-
grandes gatos son causa de mortandad del ganado vesar grandes distancias y para los cuales una pra-
vacuno al alimentarse directamente de ellos, pero dera de sólo unas cuantas hectáreas constituye una
esto se debe principalmente al tipo de ganadería barrera infranqueable. También la modificación de
que existe en la mayoría del estado (extensiva), en la estructura de la vegetación y su sustitución por
donde se deja al ganado andar libremente en gran- prácticamente un monocultivo debe afectar en for-
des áreas, en ocasiones por varios meses, hasta que ma negativa a las especies que se alimentan princi-
es reunido y arreado para ser transportado para su palmente de insectos, semillas y néctar.
venta. Por lo general los grandes depredadores son Aunado a las anteriores amenazas, la apertura
perseguidos y muertos por «leoneros» o «tigreros», de grandes áreas de zona costera y desierto para el
personas que se dedican a su cacería y exterminio, cultivo de camarón ha afectado miles de hectáreas
a los cuales les pagan los dueños de ranchos o eji- de vegetación nativa, tanto de desierto sonorense
datarios. Este tipo de amenaza afecta principalmen- como de dunas costeras y manglar, lo que induda-
te a los jaguares o tigres, animales de por sí escasos, blemente ha afectado especies de roedores, ardi-
aunque también afecta al puma o león. Son varios llas, lagomorfos y carnívoros que se distribuyen en
los esfuerzos que se hacen a nivel estatal para re- estas zonas costeras.
mediar esta situación, desde el pago compensato- La cacería furtiva, es decir, la cacería que se hace
rio por cabeza perdida hasta la compra de ranchos sin permiso de la autoridad y sin respeto a las ve-
para hacer reservas especiales, como la del jaguar das, está muy extendida en el estado. Los cazado-
en la confluencia de los ríos Bavispe y Aros (ran- res de este tipo van principalmente por venado cola
cho Los Pavos, propiedad de la asociación civil blanca (O. virginianus), buro o venado bura (O.
Naturalia). hemionus) y cochi jabalí (Tayassu tajacu), ya que
Por otra parte, la apertura de grandes zonas agrí- estas especies han sido parte de la dieta tradicio-
colas de riego en las décadas de los años cuarenta nal. En algunos lugares estas especies han sido ex-
seguramente tuvo efecto en la distribución de las tirpadas completamente por el mayor número de
especies de mamíferos, algunas de las cuales fue- personas que tiene acceso a armas para cazar, au-
ron desplazadas hacia otras zonas al abrir grandes nado al hecho de que la cacería es un deporte tra-
extensiones de vegetación típica del Desierto So- dicional del estado que usualmente se realiza con
norense, mientras que algunas otras se vieron be- rifles calibre 22. También existe la cacería legal, la
neficiadas en forma oportunista con las prácticas cual es un gran negocio en el estado y se realiza en
de monocultivo y la intensidad de cosecha (en zo- ranchos cinegéticos adecuados para esta actividad,
nas en que se logran dos cosechas al año). Estas pero estos tienen serias faltas de rigor científico en
zonas agrícolas no sólo han modificado el ambien- los requerimientos de planeación y monitoreo del
te biofísico de los mamíferos, sino que también manejo de las especies objeto de la cacería, lo cual
son áreas en donde existe la bioacumulación de ha conducido a consecuencias involuntarias pero
toxoides utilizados para combatir las plagas, con indeseables para la fauna silvestre en general (Sisk,
los cuales es muy probable que estos tengan una et al., 2007).
relación negativa. Otra amenaza más es la cantidad de mamíferos
De igual manera, la transformación de grandes pequeños y medianos que mueren diariamente en
áreas de vegetación nativa, sobre todo de desierto la carretera 15, la principal vía de comunicación
y matorral, en praderas de zacate buffel (Pennise- del estado que lo atraviesa de sur a norte. Todas las
tum ciliare) debe haber modificado la distribución noches hay una gran mortandad de mamíferos que
y abundancia de varias especies de mamíferos, pero son atropellados por el intenso tráfico de esta ca-
esta afectación aún no ha sido estudiada. Este im- rretera, ya que no hay infraestructura para solven-
pacto debe darse sobre todo en los mamíferos no tar estos problemas; específicamente no existen
434 DIVERSIDAD BIOLÓGICA DE SONORA

«pasos de fauna» o puentes que permitan a los otros procesos cuyos estudios previos justificativos
mamíferos cruzar de un lado a otro. Así, hay oca- se encuentran en consulta pública como la sierra
siones en que uno puede ver una gran cantidad de El Aguaje en el municipio de Guaymas (Gallo-Rey-
ratas y ratones atropellados, al igual que liebres, noso y González-Martínez, 2003). También existe
conejos, juancitos, tacuachis y zorrillos, algún gato una serie de propiedades privadas que están dedi-
montés o coyote y, en menor grado, zorras. cadas total o parcialmente a la conservación de los
La contaminación de los torrentes por aguas recursos naturales, como los ranchos Los Pavos y
urbanas, suburbanas y de desperdicio de granjas y Los Fresnos, propiedad de Naturalia, así como otras
áreas de cultivo también son factores de amenaza propiedades particulares cuyos dueños se han su-
para los mamíferos terrestres, debido a la gran can- mado al estudio y protección de la flora y fauna
tidad de contaminación que se vierte en las aguas sonorense (v.g., Cuenca Los Ojos, en la región fron-
residuales, las cuales, salvo en contadas ocasiones, teriza cerca de Agua Prieta, y rancho El Aribabi,
reciben un mínimo tratamiento. Está aún pendien- cerca de Ímuris, en la región central del estado, y
te evaluar la existencia de este tipo de situaciones algunos otros en el municipio de Álamos). Adicio-
dada la intensiva minería y agricultura que se prac- nalmente, se están reconociendo y proponiendo co-
tica en el estado y a que las fuentes de agua para las rredores biológicos para conectar todas estas áreas
zonas urbanas son por lo general freáticas o de pozos y asegurar la viabilidad de las poblaciones no sólo
aledaños a los ríos. de mamíferos sino de la fauna en general de Sonora.
Para ello se requiere realizar el análisis de la dis-
tribución de las especies de animales en general,
PERSPECTIVAS DE CONSERVACIÓN no sólo para la protección de aquellas enlistadas
en la NOM-059-ECOL-2001, con el fin de asegurar
La conservación de los mamíferos de Sonora es una la representatividad de toda la fauna en esta red de
tarea compleja, por lo que no es sencilla la imple- reservas oficiales, privadas y de corredores biológi-
mentación de una estrategia general. En principio, cos. También se requiere realizar un registro de
se requiere de información cuantitativa y estacio- todas las propiedades particulares donde se llevan
nal de las poblaciones para plantear estrategias real- a cabo labores de conservación, lo que nos permi-
mente efectivas de conservación. Actualmente se es- tiría ubicarlos e integrarlos a los esfuerzos globales
tán llevando a cabo diversos estudios en distintas zo- de conservación. Actualmente esta información flu-
nas que están acrecentando el conocimiento de la ye de manera informal entre los investigadores.
biología y la ecología de las especies, con los que se Cabe destacar que en Sonora existen vastas ex-
busca subsanar los grandes huecos de información; tensiones de territorio con muy poca presencia
por lo menos para las especies prioritarias por estar humana, sobre todo en las regiones serranas, lo que
amenazadas o en peligro de extinción, como es el favorece a las poblaciones de la fauna en general
caso del berrendo, el borrego cimarrón, el jaguar, en esas regiones, al no existir prácticamente pre-
el ocelote, el tigrillo, el castor, la nutria de río y los siones antropogénicas sobre ellas.
perritos de la pradera, entre otros. Otra estrategia de conservación factible se rela-
Las áreas naturales protegidas son una buena ciona con el Sistema de Unidades de Manejo para
estrategia para la conservación de las especies. En la Conservación de la Vida Silvestre (UMA o SUMA).
Sonora existen tres reservas continentales federa- Si bien la naturaleza y los objetivos de las UMA va-
les: la Reserva de la Biosfera «El Pinacate y Gran rían ampliamente entre ellas, comparten el objeti-
Desierto de Altar», el Área de Protección de Flora vo común de la conservación a través del manejo y
y Fauna «Ajos-Bavispe» y el Área de Protección de la explotación activa y sustentable de la vida silves-
Flora y Fauna «Álamos-Río Cuchujaqui», las cua- tre. Con una adecuada implementación, las UMA
les cubren 5.4% de la superficie del estado. Hay pueden representar un nuevo paradigma de con-
LOS MAMÍFEROS 435

servación que tiene el enorme potencial de incre- of Science. 32: 155-157.


mentar los beneficios directos que la biodiversi- BURT, W.H. 1938. Faunal Relationships and Geograph-
dad provee a las propietarios de la tierra, además ic Distribution of Mammals in Sonora, México. Mis-
de que crea, a la vez, nuevos incentivos (económi- cellaneous Publications Museum Zoology, Univer-
sity of Michigan.
cos y otros) para los esfuerzos de conservación (Sisk,
CABRERA, H., S.T. ÁLVAREZ-CASTAÑEDA, N. GONZÁLEZ-
et al., 2007).
RUIZ y J.P. GALLO REYNOSO. 2007. Distribution and
Finalmente, pero no menos importante, es ne- Natural History of Schmidly’s Deermouse (Peromys-
cesario también educar y concientizar a la pobla- cus schmidlyi). The Southwestern Naturalist 52: 620-623.
ción en general sobre los mamíferos. Es preocu- CAIRE, W. 1978. The Distribution and Zoogeography
pante el desconocimiento y los conceptos erróneos of the Mammals of Sonora, México. Tesis de doc-
que existen sobre los mamíferos y la fauna en ge- torado. University of New México.
neral, tanto en las ciudades como en pueblos y ran- CAIRE W. 1997. Annotated Checklist of the Recent
cherías, independientemente del nivel de escolari- Land Mammals of Sonora, Mexico. En: T.L. Yates,
dad y económico que tengan las personas e, inclu- W.L. Gannon y D.E. Wilson, eds. Life among the
so, entre los diferentes niveles de gobierno encar- Muses: Papers in Honor of James S. Findley. Special
Publication of the Museum of Southwestern Biol-
gados de la protección de la fauna. No se puede
ogy, núm. 3. Albuquerque, Nuevo México, pp. 69-80.
pedir a las personas que cuiden lo que no conocen
CASTILLO GÁMEZ, R.A. 2005. Los olvidados perritos
ni que lo hagan cuando lo que conocen no es co- de la pradera de Sonora. Especies 14: 22-27.
rrecto o cuando no lo sienten como suyo, como CASTILLO-GÁMEZ, R.A., R. ARENAS-WONG, L. CASTI-
parte de su patrimonio. LLO-QUIJADA, V. CORONADO-PERAZA, A. ENRÍQUEZ-
Al ser Sonora el segundo estado del país en área MUNGUÍA, M. FEDERICO-ORTEGA, A. GARCÍA-URRU-
geográfica, tiene también un gran compromiso con TIA, A. LOZANO-GÁMEZ, R. MÉNDEZ-ESTRELLA, L.
la conservación de las especies de mamíferos. La OCHOA-FIGUEROA, J. ROMO-LEÓN, I. PARRA-SALA-
representatividad en el estado de un buen número ZAR Y G. KRUSE-LLERGO. 2005. Status of Black-Tai-

de especies de mamíferos, la diversa problemática led Prairie Dog (Cynomys ludovicianus) in Sonora,
que éstas enfrentan y la vasta y compleja geografía Mexico. En: G.J. Gottfried, B.S. Gebow, L.G. Es-
kew y C.B. Edminster (comps.) 2005. Connecting
sonorense, en vez de ser un problema para el estu-
Mountain Islands and Desert Seas: Biodiversity and
dio y para la conservación de la mastofauna, cons-
Management of the Madrean Archipelago II, 11-15 de
tituye un desafío estimulante, no sólo para los in- mayo de 2004, Tucsón, Arizona. Proceedings RMRS-
vestigadores, sino para la población en general. Este P-36, USDA Forest Service, Rocky Mountain Research
capítulo pretende acrecentar ese estímulo. Station, Fort Collins, Colorado, pp. 511-514.
CEBALLOS, G. y G. OLIVA, eds. 2005. Los mamíferos
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FINDLEY, J.S., A.H. HARRIS, D.E. WILSON y C. JONES.
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437

RESUMEN
438 DIVERSIDAD BIOLÓGICA DE SONORA
439

E n este libro hemos intentado sintetizar el es-


tado actual del conocimiento sobre la diversidad
asociada a la separación de la península de Baja
California y la formación del Golfo de California.
biológica del estado de Sonora. Aunque nuestro co- El capítulo sobre la diversidad ecosistémica des-
nocimiento sobre algunos grupos taxonómicos es cribe siete tipos de vegetación para el estado, que
razonable, es evidente que para la mayoría de los incluye el matorral desértico, los bosques de pino-
invertebrados y las formas microbianas (bacterias, encino de las sierras y el bosque tropical caducifo-
protistas) existen grandes vacíos de información. lio del sur de la entidad. Este último tipo de vege-
La primera sección del libro explora diversos tación alcanza su límite norte en Sonora. Algunos
componentes del ambiente físico y biológico de de estos ecosistemas están fuertemente amenaza-
Sonora. El capítulo sobre la evolución geológica es dos por disturbio antropogénico, principalmente
una síntesis sobre los procesos que han dado for- por la conversión a praderas de zacate buffel (Pen-
ma al paisaje actual del estado. De igual forma, nisetum ciliare) y el desarrollo costero. El capítulo
describe la enorme riqueza de fósiles que se han sobre los impactos ecológicos describe los proce-
detectado en los diversos sustratos geológicos de la sos funcionales que se han estado afectando en los
entidad. Llaman la atención por su importancia ecosistemas del estado por los cambios en las polí-
biológica los estromatolitos, los trilobites, un ic- ticas de uso del suelo, en particular por la ganade-
tiosaurio y varios dinosaurios. El capitulo sobre los ría y la agricultura.
vertebrados fósiles es un excelente inventario de las Con respecto a la diversidad de especies, la se-
localidades y muestra la gran diversidad de verte- gunda sección del libro explora nuestro conoci-
brados fósiles del Neógeno de Sonora. En este ca- miento sobre hongos, plantas, invertebrados y ver-
pítulo se enumeran los registros fósiles de 6 espe- tebrados. La tabla 1 muestra un resumen de nues-
cies de peces, 16 anfibios, 23 reptiles, 44 aves y 83 tro conocimiento extraído de cada capítulo de esta
mamíferos (172 especies de vertebrados) distribui- sección. Se conocen 81 especies de protistas (mixo-
dos en 63 localidades. micetos). La riqueza de hongos se estima en 1 005
El capítulo del clima de Sonora describe los prin- especies distribuidas en 577 hongos y 428 líque-
cipales sistemas meteorológicos que afectan al es- nes (tabla 1). Con respecto a plantas, se tiene regis-
tado, así como la variación regional de la precipi- tro de 80 musgos, 136 helechos y 3 483 especies
tación y temperatura. En Sonora tenemos una di- de angiospermas y gimnospermas. La flora vascu-
versidad climática con 24 tipos de clima según lar de Sonora, respaldada con ejemplares de herba-
la clasificación de Köeppen modificada por Gar- rio, incluye a 3 659 taxones distribuidos en 188 fa-
cía, desde el tipo muy árido cálido hasta el templa- milias y 1 107 géneros. Si excluimos los taxones in-
do subhúmedo. El capítulo sobre la diversidad ge- traespecíficos (89 variedades y 44 subespecies) y los
nética de la biota de Sonora hace una revisión sobre híbridos, el número total de especies es de 3 483.
los patrones generales que se han detectado en es- Asimismo, si excluimos a 246 especies introduci-
tudios de cerca de cien especies del estado. Algu- das, existe un total de 3 237 especies nativas regis-
nos de los patrones que se han detectado incluyen tradas hasta la fecha. Se tiene registro de 54 espe-
una disminución de la diversidad genética con la cies de helmintos parásitos de vertebrados terres-
latitud, así como una clara estructura filogeográfica tres, 58 moluscos terrestres, 387 artrópodos no
440 DIVERSIDAD BIOLÓGICA DE SONORA

hexápodos y 573 insectos (dos órdenes) para un es una seria invasora de los cuerpos de agua del no-
total de 1 072 especies de invertebrados en el esta- reste del estado, la cual está desplazando a las ranas
do. Con respecto a los vertebrados se tienen regis- nativas. Este conjunto de especies invasoras requiere
tradas a 896 especies nativas terrestres distribuidas de estudios detallados que permitan conocer los
en 54 peces dulceacuícolas, 35 anfibios, 140 repti- mecanismos de la invasión y del desplazamiento
les, 543 aves y 124 mamíferos. La sumatoria del de las especies nativas. El conocimiento de los me-
total de especies nativas que se han registrado en el canismos de la invasión puede eventualmente lle-
estado y que se incluyen en este libro es de 6 498. var a implementar prácticas efectivas de erradica-
Esta estimación hay que verla con reserva, ya que ción de la invasora y de restauración ecológica de
no toma en cuenta a los grupos no considerados las comunidades invadidas. Es por esta razón que
en este libro tales como las bacterias, protistas e creemos que es de extrema importancia mantener
invertebrados y es probable que el total se aproxi- un registro sistemático y actualizado de las espe-
me más al orden de las diez mil especies. cies introducidas, sobre todo las que tienen poten-
Se tiene conocimiento de alrededor de 319 es- cial invasor, debido a las enormes perdidas que pue-
pecies que han sido introducidas al estado de So- den ocasionar (Pimentel et al., 2001). En estos ca-
nora (tabla 1). De éstas destaca el elevado número sos, una detección temprana y una respuesta rápi-
de plantas (246), mamíferos (32) y peces dulcea- da suelen ser las herramientas más eficaces para
cuícolas (26). No todas las especies introducidas minimizar sus efectos nocivos.
son invasoras. De hecho, generalmente un porcen- En lo que respecta a las especies extintas y las
taje pequeño de las especies introducidas se vuel- extirpadas, se tiene registro de veinte (2 extintas y
ven invasoras (Richardson et al., 2000). Por ejem- 18 extirpadas; véase tabla 1). Las especies extintas
plo, para el caso de las plantas de Sonora, 37 de las son aquellas en las que han desaparecido todos los
246 especies introducidas (15%) son invasoras. De individuos de todo su rango de distribución, mien-
las especies de plantas introducidas que se han con- tras que las extirpadas son aquellas en las que han
vertido en invasoras en el estado destacan el caso desaparecido los individuos de una región particu-
del zacate buffel para el cual existe evidencia de lar, en este caso el estado de Sonora. Las dos extin-
que invade los matorrales desérticos, no permite la ciones registradas en la entidad son un ave y un
regeneración de las especies nativas y, por lo tanto, pez: el carpintero imperial (Campephilus imperia-
puede afectar la diversidad biológica de las comu- lis) y el cachorrito del Santa Cruz (Cyprinodon ar-
nidades invadidas. La invasión del zacate buffel es cuatus). En el caso del carpintero imperial, las cau-
quizás uno de los problemas más importantes que sas de la extinción son principalmente la cacería
amenaza seriamente la diversidad y el funciona- excesiva y la pérdida de su hábitat (Lammertink et
miento de los matorrales desérticos del estado de al., 2000). En el caso del cachorrito del Santa Cruz,
Sonora. Sin embargo, existen otras especies inva- la causa principal de la extinción fue la alteración
soras que afectan otras comunidades. El pino sala- del río Santa Cruz y el desplazamiento por parte
do (Tamarix chinensis) es un árbol invasor de hábi- de especies exóticas (lobinas introducidas; Varela y
tats riparios del norte de Sonora. La mostaza del Hendrickson, en este vol.).
Sahara (Brassica tournefortii) es también una ame- Se han registrado un total de 18 especies extir-
naza muy seria a los matorrales desérticos de baja padas en el estado, incluyendo nueve especies de
altitud del noroeste del estado. Por otra parte, exis- peces, un reptil, seis aves y dos mamíferos (tabla 1).
ten varias especies de peces introducidos que des- Estas especies son la carpa elegante (Gila elegans),
plazan a las especies nativas y que pueden hibridi- la carpita afilada (Plagopterus argentissimus), la car-
zar con ellas, con lo que modifican la composición pa gigante del Colorado (Ptychocheilus lucius), el
genética de las especies nativas, con consecuencias matalote jorobado (Xyrauchen texanus), la carpa cola
desconocidas. La rana toro (Lithobates catesbiana) redonda (Gila robusta), la carpita aguda (Meda ful-
RESUMEN 441

gida), la carpa locha (Rhinichthys cobitis), la carpita cuícolas. La información sobre las plantas en la NOM
pinta (Rhinichthys osculus), el plateadito del presi- es suficiente como para sugerir algunas modifica-
dio (Atherinella crystallina), el cocodrilo (Crocodylus ciones. Existen especies en la lista que realmente no
acutus), el perico mexicano (Aratinga holochlora), necesitan protección y existen especies que es ne-
el halcón enano (Falco rufigularis), la tángara ca- cesario agregar en base a las amenazas existentes y a
beza roja (Piranga erythrocephala), el tecolote ver- su rareza. Las especies endémicas del estado y al-
miculado (Megascops guatemalae), el atlapetes go- gunas de las incluidas en la legislación de Estados
rra rufa (Atlapetes pileatus), el cacique mexicano (Ca- Unidos quizás deberían de agregarse y las de pro-
cicus melanicterus), el oso pardo (Ursus arctos) y el tección especial deberían de definirse con mayor
lobo mexicano (Canis lupus baileyi). Las causas de claridad. En todo caso, para la mayoría de las espe-
la extirpación incluyen la modificación del curso cies en la NOM, es necesario estudiar a sus pobla-
de los ríos (Colorado y Santa Cruz), la introduc- ciones, documentar su distribución y abundancia,
ción de especies exóticas, la cacería excesiva y la así como evaluar su estatus por medio de estudios
destrucción de sus hábitats, entre otras. Para las es- con un enfoque demográfico y genético. Un caso
pecies extirpadas, existe la esperanza de que al per- crítico en Sonora es de la codorniz mascarita (Co-
sistir todavía poblaciones en localidades cercanas linus virginianus ridwayi). Esta especie fue extirpa-
al estado, se puedan establecer programas de rein- da de Arizona antes de 1900 y en Sonora casi se ha
troducción una vez que existan condiciones ade- extinguido, y por tanto es urgente un estudio que
cuadas para su sobrevivencia y las causas de su ex- nos permita conocer su estatus actual. Estos estu-
tirpación hayan desaparecido del estado. Un caso dios deberían ser parte de un proyecto coordinado
por demás interesante es el programa de liberación de las instituciones que trabajan en la entidad con
del lobo mexicano en Arizona y Nuevo México el objetivo de conocer su estatus y diseñar estrate-
(véase http://www.fws.gov/southwest/es/mexi- gias efectivas de conservación.
canwolf/). En este caso, varios individuos de lo- Es evidente que el conjunto de especies trata-
bos, descendientes de animales silvestres de varias das y descritas en este libro son sólo un subcon-
regiones de México y reproducidos en cautiverio, junto de la biota terrestre del estado. No inclui-
han sido liberados con éxito en algunas montañas mos a bacterias y a muchos protistas e invertebra-
del suroeste de Estados Unidos. Si este programa dos. Para estos casos nuestro conocimiento es real-
logra que los lobos sobrevivan en estado silvestre, mente muy pobre. Se sabe que los suelos y rocas
existe la posibilidad de que algún día puedan rein- de las zonas áridas son ricos en microorganismos
troducirse a Sonora, una vez que la enorme pre- que forman las llamadas costras biológicas y el bar-
sión que llevó a su extinción haya desaparecido. niz del desierto. Estas comunidades microbianas
Existen en el estado de Sonora 247 especies lis- juegan un papel muy importante en la fertilidad y
tadas en la Norma Oficial Mexicana (NOM), distri- mantenimiento del suelo y están compuestas de
buidas en 33 en peligro de extinción, 88 amenaza- bacterias (García-Pichel et al., 2001), algas (Lewis
das y 126 bajo protección especial. Este conjunto y Flechtner 2002) y hongos (Taylor-George et al.,
de especies enfrentan diversos peligros y amenazas 1983). Muchas de las especies de algas del suelo
como la cacería ilegal, la alteración y destrucción que se han detectado en el sur de Arizona (Came-
de su hábitat o la sobreexplotación, entre otros. ron, 1964) pudieran encontrarse en Sonora. Sin
Creemos que este conjunto de especies requiere de embargo, no hay estudios sistemáticos que hayan
estudios detallados sobre el estatus de sus pobla- documentado la diversidad biológica en suelos del
ciones. En algunos casos, el conocimiento es sufi- estado de Sonora. Existen, por ejemplo, registros
ciente como para sugerir cambios en el estatus de de 43 especies de algas dulceacuícolas (Pedroche et
las especies en la Norma Oficial Mexicana como el al., 1993). Sin embargo, no contamos con una re-
que se propone en el capítulo de los peces dulcea- visión actualizada para estos grupos y, por lo tan-
442 DIVERSIDAD BIOLÓGICA DE SONORA

to, no podemos contabilizarlos adecuadamente en titucional para documentar la biodiversidad es to-


el total de especies del estado. De igual forma, la davía muy limitada en el estado. Un porcentaje con-
diversidad de invertebrados que se reporta en este siderable de los especímenes que han sido colecta-
libro debe ser vista como un punto de partida y dos en Sonora están depositados en colecciones que
una estimación preliminar, ya que es evidente que se encuentran ya sea en Estados Unidos o en la Ciu-
la riqueza es mucho mayor. Por ejemplo, los regis- dad de México. La infraestructura que alberga co-
tros de los órdenes de insectos que se conocen para lecciones en el estado y que cuentan con apoyo
el estado, en los cuatro volúmenes sobre los artró- institucional se restringe al Herbario y la colección
podos de México editados por Llorente y colabo- de peces de la Universidad de Sonora, la colección
radores (1996, 2000, 2002 y 2004) dan cuenta de de mamíferos del Centro de Investigación en Ali-
1 387 especies, mientras que los dos órdenes trata- mentación y Desarrollo (CIAD), unidad Guaymas,
dos en el capítulo 15 de este libro registran 573 y la colección de hongos de la unidad Hermosillo
especies. Por esta razón, creemos que el estudio sis- del Centro de Estudios Superiores del Estado de So-
temático de los grupos que no fueron tratados ade- nora (Cesues). No contamos con colecciones insti-
cuadamente en este libro sin duda aportará en el tucionales de insectos o artrópodos en general, ni
futuro información muy valiosa sobre la biodiver- de anfibios, reptiles y aves. De igual forma, no tene-
sidad de Sonora. mos especialistas en la gran mayoría de los grupos
Nuestro conocimiento sobre la diversidad bio- taxonómicos. Estas limitaciones en la capacidad hu-
lógica del estado es muy heterogéneo debido a las mana e institucional restringen severamente el de-
diferencias regionales en exploración y colecta sis- sarrollo científico y no permite una adecuada do-
temática de especímenes. La parte desértica y de baja cumentación de la biodiversidad del estado.
altitud del estado está relativamente bien explora- Creemos que estas limitaciones tienen que en-
da y colectada. En contraste, existen regiones de la frentarse seriamente con mayor inversión en in-
Sierra Madre Occidental y de las sierras del nores- fraestructura científica y en la formación de espe-
te y del sureste del estado que han sido poco ex- cialistas, así como con esfuerzos por adquirir toda
ploradas y, por lo tanto, no existe un inventario bió- la información disponible sobre las colectas de So-
tico adecuado. Creemos que es muy importante la nora en las colecciones existentes fuera de la enti-
exploración y colecta de estas regiones pues es pro- dad. Esta enorme información biológica conteni-
bable que alberguen especies nuevas para la cien- da en las colecciones debería de estar disponible
cia; por ejemplo, la exploración y colecta sistemá- en el estado, ya que sin duda sería un instrumento
tica de plantas de la región de Yécora, en la Sierra muy útil para fomentar el interés de los estudian-
Madre Occidental, ha documentado cerca de 1 577 tes por documentar la biodiversidad. El poder de
especies (1 640 taxones nativos, 51 variedades/sub- las bases de datos modernas para organizar las co-
especies y 12 híbridos), de las cuales 21 han sido nue- lecciones y las redes que conectan estas bases de da-
vas para la ciencia. Estas regiones están relativamen- tos como SEInet (http://seinet.asu.edu/seinet/index.
te bien conservadas y creemos que la documenta- php) y el programa de evaluación de la Biodiversi-
ción de la diversidad biológica del estado no estará dad del Archipiélago Madrense (http://www.mad-
completa hasta que estas áreas remotas sean adecua- rean.org/maba/symbfauna) están expandiendo rá-
damente exploradas y colectadas. pidamente los usos potenciales y los usuarios de la
Una de las necesidades más urgentes que requie- información biológica. Creemos que en la próxi-
re atención para la documentación adecuada de la ma década los datos de colecta de gran parte de las
diversidad biológica del estado es la inversión en colecciones de plantas y animales del noroeste de
infraestructura que albergue colecciones científi- México y áreas adyacentes del suroeste de Estados
cas y en la formación de recursos humanos en sis- Unidos, junto con imágenes e información rela-
temática y taxonomía. La capacidad humana e ins- cionada, estará disponible en línea. La información
RESUMEN 443

en estas bases de datos crecerá considerablemente co: hacia una síntesis de su conocimiento. Vol. III. Uni-
y podrá ser usada li-bremente por estudiantes, in- versidad Nacional Autónoma de México. México.
vestigadores y el público en general para sus pro- LLORENTE, J., J.J. MORRONE, O. YÁÑEZ O. e I. VARGAS
yectos, estudios, presentaciones y actividades de F., eds. 2004. Biodiversidad, taxonomía y biogeografía
de artrópodos de México: hacia una síntesis de su co-
conservación. Creemos que la cooperación y cola-
nocimiento. Vol. IV. Universidad Nacional Autóno-
boración entre las instituciones de México y Esta-
ma de México, México.
dos Unidos es crucial pa-ra organizar y compartir la PEDROCHE, F.F., K.M. DRECKMANN, A. SENTÍES y R.
información de las colecciones. En resumen, cree- MARGAIN-HERNÁNDEZ. 1993. Diversidad Algal en
mos que la inversión en infraestructura científica, México. Revista de la Sociedad Mexicana de Histo-
en la formación de recursos humanos y en la crea- ria Natural XLIV: 69-92.
ción de bases de datos regionales es crucial para PIMENTEL, D., S. MCNAIR, J. JANECKA, J. WIGHTMAN,
generar un conocimiento adecuado de la diversi- C. SIMMONDS, C. O´CONNELL, E. WONG, L. RUS-
dad biológica del estado. SEL, J. ZERN, T. AQUINO y T. TSOMONDO. 2001. Eco-
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444 DIVERSIDAD BIOLÓGICA DE SONORA

Tabla 1. Resumen de la diversidad biológica terrestre del estado de Sonora


Número de especies nativas, introducidas, extintas, extirpadas o en alguna categoría de riesgo
según la Norma Oficial Mexicana
Número de
Número Número de Número de especies en peligro
Grupo Taxonómico de especies especies especies de extinción/ Referencia
nativas introducidas extintas/ amenazadas/
extirpadas protegidas
Protista 81 ? ? ? Esqueda et al., en este vol.
Hongos
Hongos 577 ? ? ? Esqueda et al., en este vol.
Líquenes 428 ? ? ? Nash y Herrera, en este vol.
Plantas
Musgos 80 ? ? ? Delgadillo, en este vol.
«Helechos» 134 2 ? ? Yatskievych et al., en este vol.
Angiospermas 3 231 246 ? 4/20/33 Van Devender et al., en este vol.
y Gimnospermas
Invertebrados
Helmintos parásitos 54 ? ? ? Pérez Ponce de León et al., en
de vertebrados este vol.
Moluscos 58 1 ? ? Mead et al., en este vol.
Artrópodos 387 ? ? ? Castrezana, en este vol.
no hexápodos
Insectos 573 ? ? ? Bailowitz y Palting, en este vol.

Vertebrados
Peces 53 26 1/9 8/10/4 Varela y Hendrickson, en este vol.

Anfibios 35 2 0/0 0/2/10 Enderson et al., en este vol.


Reptiles 140 5 0/1 5/29/40 Enderson et al., en este vol.

Aves 543 5 1/6 9/17/36 Villaseñor et al., en este vol.

Mamíferos 124 32 0/2 7/10/3 Castillo et al., en este vol.


Total 6 498 319 2/18:20 33/88/126:247
445

AUTORES

Arturo Báez
School of Agriculture, University of Arizona
Tucson, Arizona 85721, USA
abaez@ag.arizona.edu

Richard A. Bailowitz
5444 No. Indian Trail, Tucson, Arizona 85750, USA
raberg2@q.com

Robert L. Bezy
Natural History Museum of Los Angeles County
900 Exposition Boulevard, Los Angeles, California 90007, USA.
bezy@comcast.net

Luis C. Bravo
Centro de Investigación en Alimentación y Desarrollo, A.C.
Apartado Postal 1735, C.P. 83000, Hermosillo, Sonora, México
lcbravop@prodigy.net.mx

Luis Brito Castillo


Centro de Investigaciones Biológicas del Noroeste, Unidad Sonora
Km 2.35 carretera al Tular s/n
Estero de Bacochibampo, C.P. 85454, Guaymas, Sonora, México,
lbrito04@cibnor.mx

Alberto Búrquez Montijo


Instituto de Ecología, Universidad Nacional Autónoma de México
Apartado Postal 1354, C.P. 83000, Hermosillo, Sonora, México
montijo@unam.mx

William Caire
Department of Biology, University of Central Oklahoma
Howell Hall, Room 200H, Edmond, Oklahoma 73034, USA
WCaire@ucok.edu

Alejandro E. Castellanos Villegas


Departamento de Investigaciones Científicas y Tecnológicas
Universidad de Sonora
Apartado Postal 54, C.P. 83000, Hermosillo, Sonora, México
acastell@guaymas.uson.mx
446 DIVERSIDAD BIOLÓGICA DE SONORA

Reyna A. Castillo Gámez


Departamento de Investigaciones Científicas y Tecnológicas
Universidad de Sonora
Apartado Postal 1819, C.P. 83000, Hermosillo, Sonora, México
racastil@guayacan.uson.mx

Sergio J. Castrezana
Division of Biological Sciences, University of California San Diego
Drosophila Species Stock Center
9500 Gilman Drive 0116
La Jolla, California 92093-0116, USA
scastrezana@ucsd.edu

Santiago Chacón
Instituto de Ecología, A.C.
Apartado Postal 63, C.P. 91000, Xalapa, Veracruz, México
santiago.chacon@inecol.edu.mx

Martha L. Coronado Andrade


Centro de Estudios Superiores del Estado de Sonora
Apartado Postal 11, Admón. 11, C.P. 83000, Hermosillo, Sonora, México
marthalizettc@yahoo.com.mx

Michael A. Crimmins
Department of Soil, Water, and Environmental Science
University of Arizona
P. O. Box 210038, Tucson, Arizona, 85721-0038, USA
crimmins@u.arizona.edu

Claudio Delgadillo M.
Departamento de Botánica, Instituto de Biología
Universidad Nacional Autónoma de México
Apartado Postal 70-233, Ciudad Universitaria, C.P. 04510, México, D.F.
moya@servidor.unam.mx

Sara C. Díaz C.
Centro de Investigaciones Biológicas del Noroeste, Unidad La Paz
Mar Bermejo No 195, Col. Playa Palo de Santa Rita
C.P. 23090, La Paz, Baja California Sur, México
sdiaz04@cibnor.mx
AUTORES 447

Janitzio Egido Villarreal


Centro de Investigación en Alimentación y Desarrollo, A.C.
Unidad Guaymas
Carretera a Varadero Nacional Km 6.6, Col. Las Playitas
C.P. 85480, Guaymas, Sonora, México
egido@ciad.mx

Erik F. Enderson
Drylands Institute
2509 North Campbell Ave., Tucson, Arizona 85719, USA
erikenderson@msn.com

Martín Esqueda Valle


Centro de Investigación en Alimentación y Desarrollo, A.C.
Apartado Postal 1735, C.P. 83000, Hermosillo, Sonora, México
esqueda@ciad.mx

Richard Stephen Felger


a) Herbarium, University of Arizona
P.O. Box 210036, Herring Hall, Tucson, Arizona 85721, USA
b) San Diego Natural History Museum
San Diego, California 92112-1390, USA
rfelger@ag.arizona.edu

Mark Fishbein
Department of Botany. Oklahoma State University
104 Life Sciences East, Stillwater, Oklahoma 74074, USA
mark.fishbein@okstate.edu

Aaron D. Flesch
Division of Biological Sciences, University of Montana
32 Campus Drive, Missoula, MT 59812, USA
aaron.flesch@umontana.edu

Juan Pablo Gallo Reynoso


Centro de Investigación en Alimentación y Desarrollo, A.C.
Unidad Guaymas
Carretera a Varadero Nacional Km 6.6, Col. Las Playitas
C.P. 85480, Guaymas, Sonora, México
jpgallo@ciad.mx
448 DIVERSIDAD BIOLÓGICA DE SONORA

Luis García Prieto


Laboratorio de Helmintología, Instituto de Biología
Universidad Nacional Autónoma de México
Apartado Postal 70-153, D.F., C.P. 04510, México
gprieto@ibiologia.unam.mx

Lance Gilbertson
Natural History Museum of Los Angeles County
900 Exposition Boulevard, Los Angeles, California 90007, USA
lngilbert@gmail.com

Robert L. Gilbertson
Department of Plant Sciences, University of Arizona
Herbarium, P.O. Box 210036
Tucson, Arizona 85721-0036

Eduardo Gómez Limón


Monte Sonorense
Ángela Peralta No. 61, Col. Periodista,
C.P. 83156, Hermosillo, Sonora, México
edugomez@hmo.megared.net.mx

Carlos M. González León


Instituto de Geología, Estación Regional del Noroeste
Universidad Nacional Autónoma de México
Bvlr. Colosio y Madrid s/n, Campus Universidad de Sonora
C.P. 83000, Hermosillo, Sonora, México
cmgleon@unam.mx

Aldo Gutiérrez
Centro de Investigación en Alimentación y Desarrollo, A.C.
Apartado Postal 1735, C.P. 83000, Hermosillo, Sonora, México
aldohiram@gmail.com

Dean A. Hendrickson
Texas Memorial Museum, Texas Natural History Collection
University of Texas
10100 Burnet Rd., Austin, Texas 78758-4445, USA
deanhend@mail.utexas.edu

María de los Angeles Herrera


Instituto de Biología, Universidad Nacional Autónoma de México
Apartado Postal 70-233, C.P. 04510, México, D.F.
mahc@ibunam2.ibiologia.unam.mx
AUTORES 449

Teófilo Herrera
Instituto de Biología, Universidad Nacional Autónoma de México
Apartado Postal 70-233, C.P. 04510, México, D.F.
therrera@ibiologia.unam.mx

Osvel Hinojosa Huerta


Pronatura Noroeste
Avenida Jalisco 903
C.P. 83440, San Luis Río Colorado, Sonora, México
osvelhh@gmail.com

George W. Koch
Department of Biological Sciences, Northern Arizona University
Box 5640, Flagstaff, Arizona 86011, USA
George.Koch@nau.edu

David Krueper
U.S. Fish and Wildlife Service, Region 2
P.O Box 1306, Albuquerque, New Mexico, USA
dave_krueper@fws.gov

Marcos Lizárraga
Universidad Autónoma de Ciudad Juárez
Anillo Envolvente Pronaf y Estocolmo s/n
C.P. 32300, Ciudad Juárez, Chihuahua, México
mlizarra@uacj.mx

José M. Llano Sotelo


Departamento de Investigaciones Científicas y Tecnológicas
Universidad de Sonora
Apartado Postal 1819, C.P. 83000, Hermosillo, Sonora, México
llanojm@correom.uson.mx

Deladier A. López Robles


Centro de Investigación en Alimentación y Desarrollo, A.C.
Apartado Postal 1735, C.P. 83000, Hermosillo, Sonora, México
deladier.ciad@gmail.com

Therese A. Markow
Section of Ecology, Behavior and Evolution, University of California San Diego
9500 Gilman Drive, Muir Biology Building 2215
La Jolla, California 92093-0116, USA
tmarkow@ucsd.edu
450 DIVERSIDAD BIOLÓGICA DE SONORA

Angelina Martínez Yrízar


Instituto de Ecología, Universidad Nacional Autónoma de México
Apartado Postal 1354, C.P. 83000, Hermosillo, Sonora, México
angelina@unam.mx

Jim I. Mead
Department of Geosciences, East Tennessee State University
Box 70357, Johnson City, Tennessee 37614, USA
mead@mail.etsu.edu

Romeo Méndez Estrella


Comisión Nacional Forestal
Avenida Reforma y Calle L
C.P. 21100, Mexicali, Baja California, México
mendezromeo@hotmail.com

Berenit Mendoza Garfias


Laboratorio de Helmintología, Instituto de Biología
Universidad Nacional Autónoma de México
Apartado Postal 70-153, C.P. 04510, México, D.F.
berenit@ibiologia.unam.mx

Francisco E. Molina Freaner


Instituto de Ecología, Universidad Nacional Autónoma de México
Apartado Postal 1354, C.P. 83000, Hermosillo, Sonora, México
freaner@unam.mx

Gabriel Moreno
Facultad de Biología, Universidad de Alcalá de Henares
Departamento de Biología Vegetal
Madrid, España 28871
gabriel.moreno@uah.es

Edna Naranjo García


Departamento de Zoología, Instituto de Biología
Universidad Nacional Autónoma de México
Apartado Postal 70-153, C.P. 04510, México, D.F.
naranjo@servidor.unam.mx

Thomas H. Nash III


School of Life Sciences, Arizona State University
Box 874501, Tempe, Arizona 85287-4501, USA.
tom.nash@asu.edu
AUTORES 451

John Palting
7339 No. Yucca Via, Tucson, Arizona 85704, USA
jpalting@comcast.net

Gerardo Pérez Ponce de León


Laboratorio de Helmintología, Instituto de Biología
Universidad Nacional Autónoma de México
Apartado Postal 70-153, C.P. 04510, México, D.F.
ppdleon@servidor.unam.mx

Evangelina Pérez Silva


Instituto de Biología, Universidad Nacional Autónoma de México
Apartado Postal 70-233, C.P. 04510, México, D.F.
psilva@ibiologia.unam.mx

Edward J. Pfeiler
Centro de Investigación en Alimentación y Desarrollo, A.C.
Unidad Guaymas
Carretera a Varadero Nacional km 6.6, Colonia Las Playitas,
C.P. 85480, Guaymas, Sonora, México
pfeiler@ciad.mx

Adrián Quijada Mascareñas


School of Natural Resources and the Environment, University of Arizona
Tucson, Arizona 85721, USA
aquijada@email.arizona.edu

Ana Lilia Reina Guerrero


Herbarium, Department of Plant Sciences, University of Arizona
303 Forbes Building, P.O. Box 210036
Tucson, Arizona 85721-0036, USA
yecora4@comcast.net

Julio C. Rodríguez
Departamento de Agricultura y Ganadería
Universidad de Sonora
C.P. 83000, Hermosillo, Sonora, México
jcrod2001@yahoo.com

Octavio R. Rojas Soto


Instituto de Ecología, A.C.
Apartado Postal 63, Km. 2.5 Carretera Antigua a Coatepec No. 351
El Haya, C.P. 91070, Xalapa, Veracruz, México
octavio.rojas@inecol.edu.mx
452 DIVERSIDAD BIOLÓGICA DE SONORA

José Raúl Romo León


School of Natural Resources, University of Arizona
1955 E. 6th. Street, Tucson, Arizona 85719, USA
joser2@email.arizona.edu

Philip C. Rosen
School of Natural Resources, University of Arizona
Tucson, Arizona 85721, USA.
pcrosen@email.arizona.edu

Jesús Sánchez Escalante


Departamento de Investigaciones Científicas y Tecnológicas
Universidad de Sonora
Apartado Postal 1819, C. P. 83000, Hermosillo, Sonora, México
jsanchez@guayacan.uson.mx

Thomas D. Sisk
Center for Sustainable Environments, Northern Arizona University
P.O. Box 5694, Flagstaff, Arizona 86011, USA
Thomas.Sisk@nau.edu

Sandra L. Swift
Vertebrate Paleontology Laboratory, Department of Geosciences,
East Tennesse State University, 37614, USA
Sandra.Swiftone@yahoo.com

Dale S. Turner
The Nature Conservancy
Tucson, Arizona 85719, USA
dturner@tnc.org

Ricardo Valenzuela
Instituto Politécnico Nacional
Apartado Postal 256, Centro Operativo Naranjo
Col. Santa María la Rivera, C.P. 02600, México, D.F.
rvalenzg@ipn.mx

R. Wayne Van Devender


Department of Biology, Appalachian State University
Boone, North Carolina 28608, USA
vandevenderr@appstate.edu
AUTORES 453

Thomas R. Van Devender


Herbarium, Department of Plant Sciences, University of Arizona
303 Forbes Building, P.O. Box 210036
Tucson, Arizona 85721-0036, USA
yecora4@comcast.net

Alejandro Varela Romero


Departamento de Investigaciones Científicas y Tecnológicas
Universidad de Sonora
Apartado Postal 1819, C.P. 83000, Hermosillo, Sonora, México
avarela@guayacan.uson.mx

José Fernando Villaseñor Gómez


Laboratorio de Ornitología, Facultad de Biología
Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo
C. P. 58000, Morelia, Michoacán, México
fvgomez@umich.mx

Richard S. White
International Wildlife Museum
4800 W Gates Pass Road, Tucson, Arizona 85745, USA
rwhite@thewildlifemuseum.org

Gertrudis Yanes Arvayo


División de Ciencias Biológicas, Universidad de la Sierra
Carretera Moctezuma-Cumpas Km. 2.5
C.P. 84561, Moctezuma, Sonora, México
gyanesa@yahoo.com

George Yatskievych
Missouri Botanical Garden
P.O. Box 299, St. Louis, Missouri 63110, USA
george.yatskievych@mobot.org

Gloria Yépiz Plascencia


Centro de Investigación en Alimentación y Desarrollo, A.C.
Apartado Postal 1735, C.P. 83000, Hermosillo, Sonora, México
gyepiz@ciad.mx
454 DIVERSIDAD BIOLÓGICA DE SONORA

REVISORES DE CAPÍTULOS

Dr. Sergio Ticul Álvarez-Castañeda (CIBNOR, La Paz, B.C.S.). Dr. Brad Boyle (University of Arizona, Tucson,
Arizona). Dra. Tereza Cavazos-Pérez (CICESE, Ensenada, B.C.). Dr. César A. Domínguez (Instituto de Ecología,
UNAM, México, D.F.). Dr. Luis E. Eguiarte (Instituto de Ecología, UNAM, México, D.F.). Dr. Luis M. Farfán-
Molina (CICESE, La Paz, B.C.S.). Dr. Luca Ferrari-Pedraglio (Centro de Geociencias, UNAM, Juriquilla, Queréta-
ro). Dr. Ismael Ferrusquía-Villafranca (Instituto de Geología, UNAM, México, D.F.). Dr. Francisco García de
León (Cibnor, La Paz, B.C.S.). Dr. Stephen Goldberg (Whittier College, Whittier, California). Dra. M. Soco-
rro González-Elizondo (Instituto Politécnico Nacional, Durango, Durango). Dra. María Luisa Jiménez-Jimé-
mez (Cibnor, La Paz, B.C.S.). Dra. Virginia León Règagnon (Instituto de Biología, UNAM, México, D.F.). Dr.
Erik Mellink (CICESE, Ensenada, B.C.). Dr. Dante Morán-Zenteno (Instituto de Geología, UNAM, México, D.F.).
Dr. Eduardo Palacios Castro (CICESE, La Paz, B.C.S.). Dr. Daniel Piñero-Dalmau (Instituto de Ecología, UNAM,
México D.F.). Dr. Gorgonio Ruiz-Campos (Universidad Autónoma de Baja California, Ensenada, B.C.). Dra.
Emily J. Lott (Dallas, Texas). Benjamin T. Wilder (University of Arizona, Tucson, Arizona). Michael F. Wilson
(Drylands Institute, Tucson, Arizona).
455

GALERÍA FOTOGRÁFICA
456 DIVERSIDAD BIOLÓGICA DE SONORA

El nombre del autor de cada fotografía se consigna entre paréntesis


al final de la descripción correspondiente
GALERÍA FOTOGRÁFICA 457

Lámina 1. Hábitats terrestres 1


(Desierto Sonorense y Desierto Chihuahuense)

1. Matorral desértico sonorense de la costa central del Golfo (Erik F. Enderson) 2. Matorral desértico sonorense sobre sustrato
volcánico en la región del Pinacate (Dale S. Turner) 3. Dunas de arena de la región del Pinacate (Bradley Boyle) 4. Flores de
plantas anuales de dunas de la región del Pinacate (Bradley Boyle) 5. Matorral desértico chihuahuense de la región de Agua
Prieta (Thomas R. Van Devender) 6. Matorral desértico chihuahuense en el cerro El Caloso de la región de Agua Prieta (Thomas
R. Van Devender).
458 DIVERSIDAD BIOLÓGICA DE SONORA

Lámina 2. Hábitats terrestres 2


(Pastizales y Bosques de Encino y Juniperus)

1. Pastizal de El Valle de la región noreste del estado (Erik F. Enderson) 2. Pastizal de la región de Santa Cruz (Thomas R. Van
Devender) 3. Pastizal del rancho Los Fresnos (Bradley Boyle) 4. Bosque de encino de la región de Los Pilares cerca de Yécora
(Thomas R. Van Devender) 5. Bosque de encino de la sierra El Chuchupate (Erik F. Enderson) 6. Bosque de Juniperus coahuilensis
en el Cajón Bonito, Rancho Los Ojos (Thomas R. Van Devender).
GALERÍA FOTOGRÁFICA 459

Lámina 3. Hábitats terrestres 3


(Bosque de Pino-Encino y Bosque Ripario)

1. Bosque de pino-encino del rancho El Horquetudo de Yécora (Erik F. Enderson) 2. Bosque de Pinus yecorensis de la sierra El
Chuchupate (Erik F. Enderson) 3. Bosque de pino-encino de la Sierra Madre Occidental al oeste de Yécora (James C. Rorabaugh)
4. Bosque ripario de sauz del arroyo La Brisca (Thomas R. Van Devender) 5. Bosque ripario de álamo y sauz de la región de
Tubutama (Thomas R. Van Devender) 6. Bosque ripario del Cajón Bonito, Rancho Los Ojos (Thomas R. Van Devender).
460 DIVERSIDAD BIOLÓGICA DE SONORA

Lámina 4. Hábitats terrestres 4


(Matorral Espinoso y Bosques Tropicales de Sonora)

1. Matorral espinoso de piedemonte de la región de Sahuaripa (Thomas R. Van Devender) 2. Matorral espinoso de piedemonte
de la región del Novillo (James C. Rorabaugh) 3. Matorral espinoso costero de la región de Camahuiroa (Thomas R. Van Deven-
der) 4. Bosque tropical caducifolio de la región de Álamos –Sierra de Álamos– (James C. Rorabaugh) 5. Bosque tropical caduci-
folio en el arroyo Santa Bárbara en la región de Álamos (Erik F. Enderson) 6. Bosque tropical subcaducifolio de la región de
Álamos –Arroyo Verde– (Erik F. Enderson).
GALERÍA FOTOGRÁFICA 461

Lámina 5. Hongos 1
(Hongos y Protozoa afines de Sonora)

Myxogastria: 1. Comatricha elegans (Gabriel Moreno) 2. Fuligo intermedia (Martín Esqueda) 3. Macbrideola synsporos (Gabriel
Moreno). Ascomycetes: 4. Bisporella citrina (Fátima Méndez) 5. Cordyceps sobolifera (Ricardo Valenzuela) 6. Helvella acetabu-
lum (Ricardo Valenzuela). Basidiomycetes, Gasteroides: 7. Calvatia craniiformis (Ricardo Valenzuela) 8. Geastrum saccatum (Leo-
nardo Verdugo) 9. Phellorinia herculeana (Martín Esqueda) 10. Pisolithus arrhizus (Martín Esqueda).
462 DIVERSIDAD BIOLÓGICA DE SONORA

Lámina 6. Hongos 2. Basidiomycetes

1. Podaxis pistillaris (Martín Esqueda). Basidiomycetes, Agaricales: 2. Amanita virosa (Ricardo Valenzuela) 3. Floccularia luteovi-
rens f. luteovirens (Ricardo Valenzuela) 4. Leucocoprinus cepistipes (Ricardo Valenzuela) 5. Omphalotus olearius (Ricardo Valen-
zuela) 6. Volvariella bombycina (Ricardo Valenzuela). Basidiomycetes, Aphyllophorales: 7. Ganoderma applanatum (Martha Co-
ronado) 8. Hericium erinaceus (Ricardo Valenzuela) 9. Laetiporus sulphureus (Ricardo Valenzuela) 10. Phellinus linteus (Ricardo
Valenzuela).
GALERÍA FOTOGRÁFICA 463

Lámina 7. Helechos

1. Cola de caballo –Equisetum laevigatum– (Thomas R. Van Devender) 2. Flor de piedra, siempreviva –Selaginella novoleonensis–
(Francisco Molina-Freaner) 3. Helecho de agua –Marsilea vestita– (Thomas R. Van Devender) 4. Helecho –Pteridium aquilinum–
(Thomas R. Van Devender) 5. Helecho –Bommeria hispida– (Francisco Molina-Freaner) 6. Helecho –Cheilanthes pringlei– (Tho-
mas R. Van Devender) 7. Ejemplar de helecho endémico –Cheilanthes yatskievychiana– [Holotipo en Missouri Botanical Garden:
Alberto Búrquez-Montijo 96-302 de Sierra del Aliso (cerca de San Javier), 31 de julio de 1996 (John T. Mickel. 2004. Mem. New
York Bot. Gard. 88: 212-213)] 8. Helecho –Cheilanthes bonariensis– (Francisco E. Molina-Freaner).
464 DIVERSIDAD BIOLÓGICA DE SONORA

Lámina 8. Gimnospermas

1. Palma de la Virgen –Dioon sonorense– (Francisco E. Molina Freaner) 2a. Pino –Pinus yecorensis– (Francisco E. Molina-Freaner)
2b. Cono de Pinus yecorensis (George M. Ferguson) 3. Hojas de Pinus discolor (George M. Ferguson) 4. Cono de Pinus chihuahua-
na (Francisco E. Molina-Freaner) 5. Pino –Pinus engelmannii– (George M. Ferguson) 6. Sabino, ciprés –Cupressus arizonica– (Fran-
cisco E. Molina-Freaner) 7. Táscate –Juniperus deppeana– (Francisco E. Molina-Freaner) 8. Hojas de pinabete –Abies concolor–
(Thomas R. Van Devender) 9. Hojas y cono de pinabete –Pseudotsuga menziesii– (Thomas R. Van Devender).
GALERÍA FOTOGRÁFICA 465

Lámina 9. Angiospermas 1

1. Hojas de maple –Acer grandidentatum– (Thomas R. Van Devender) 2. Fresno –Fraxinus velutina– (Stephen L. Minter) 3. Encino
–Quercus gambelii– (Thomas R. Van Devender) 4. Cusi –Quercus albocinta– (Thomas R. Van Devender) 5. Güeja –Quercus tara-
humara– (Thomas R. Van Devender) 6. Chilicote –Erythrina flabelliformis– con colibrí pico ancho (Stephen L. Minter).
466 DIVERSIDAD BIOLÓGICA DE SONORA

Lámina 10. Angiospermas 2

1. Palo blanco –Mariosousa willardiana– (Erik F. Enderson) 2. Palo santo –Ipomoea arborescens– (Erik F. Enderson) 3. Manzanita
–Arctostaphylos pungens– (Stephen L. Minter) 4a. Rama blanca, hierba del bazo –Encelia farinosa– (Stephen L. Minter) 4b. Flo-
res de rama blanca –Encelia farinosa– (Thomas R. Van Devender) 5. Bombitas –Cardiospermum corindum– (Bradley Boyle) 6. Sa-
ya –Amoreuxia palmatifida– (Thomas R. Van Devender).
GALERÍA FOTOGRÁFICA 467

Lámina 11. Angiospermas 3


(Cactáceas)

1. Cabecita de viejo –Mammillaria grahamii– (Stephen L. Minter) 2. Flor de pitahayita –Echinocereus scopulorum– (Ana Lilia Rei-
na-Guerrero) 3. Flor de siviri –Cylindropuntia versicolor– (Stephen L. Minter) 4. Flor de pitaya agria –Stenocereus gummosus–
(Erik F. Enderson) 5. Flor de Pitahayita –Echinocereus pseudopectinatus– (Thomas R. Van Devender) 6. Flores de cardón, sahueso
–Pachycereus pringlei– (Francisco Molina-Freaner) 7. Sinita –Lophocereus schottii– (Francisco Molina-Freaner).
468 DIVERSIDAD BIOLÓGICA DE SONORA

Lámina 12. Angiospermas 4


(Monocotiledóneas)

1. Lirio maravilla –Tigrida pavoniana– (Thomas R. Van Devender) 2. Lirio arenoso –Triteliopsis palmeri– (Bradley Boyle) 3. Ma-
guey –Agave colorata– (Erik F. Enderson) 4. Maguey –Agave parviflora var. flexiflora– (Eric Ramíre- Bravo) 5. Dátil –Yucca bacca-
ta– (Thomas R. Van Devender) 6. Lirio del agua –Hymenocallis sonorensis– (Thomas R. Van Devender) 7. Zacate tres barbas co-
lorada –Aristida purpurea– (Thomas R. Van Devender) 8. Zacate borreguero –Dasyochloa pulchella– (Thomas R. Van Devender).
GALERÍA FOTOGRÁFICA 469

Lámina 13. Insectos 1


(Lepidópteros)

1a. Vista superior de la mariposa palmera –Opsiphanes blythekitzmillerae– (James P. Brock) 1b. Vista inferior de la mariposa
palmera –Opsiphanes blythekitzmillera– (James P. Brock) 2. Mariposa palomilla –Automeris patagoniensis– (Kirby Wolfe) 3. Ma-
riposa –Chlosyne lacinia– (James C. Rorabaugh) 4. Mariposa –Chlosyne eumeda– (Doug Danforth) 5. Mariposa –Siproeta stele-
nes– (Thomas R. Van Devender) 6. Mariposa –Anartia fatima– (Doug Danforth) 7. Mariposa –Apodemia palmeri– (James C. Rora-
baugh) 8. Mariposa –Libytheana carinenta– (Stephen L. Minter) 9. Mariposa –Synapte syraces– (Doug Danforth).
470 DIVERSIDAD BIOLÓGICA DE SONORA

Lámina 14. Insectos 2


(Odonata)

1. Libélula –Argia harknessi– (Doug Danforth) 2. Libélula –Argia tezpi– (Doug Danforth) 3. Libélula -Macrothemis pseudimitans-
(Dough Danforth) 4. Libélula –Progomphus borealis– (Stephen L. Minter) 5. Libélula –Pseudoleon superbus– (Stephen L. Minter).
GALERÍA FOTOGRÁFICA 471

Lámina 15. Insectos 3


(Coleópteros)

1. Pinacate –Asbolus verrucosus– (Charles Hedgcock) 2. Rodacaca –Canthon humectus– (Thomas R. Van Devender) 3. Mayate
esmeralda –Chrysina beyeri– (James C. Rorabaugh) 4. Mayate esmeralda –Chrysina gloriosa– (Doug Danforth) 5. Mayate hon-
guero –Gibbifer californicus– (Thomas R. Van Devender) 6. Torito metálico –Plinthocoelium suavelens plicatum– (Stephen L.
Minter) 7. Buceador pinto –Thermonectus marmoratus– (Charles Hedgcock).
472 DIVERSIDAD BIOLÓGICA DE SONORA

Lámina 16. Insectos 4


(varios grupos)

1. Chapulín –Schistocerca albolineata– (Stephen L. Minter) 2. Bitachi –Polistes canadensis– (Stephen L. Minter) 3. Chinche besu-
cona –Triatoma recurva– (James C. Rorabaugh) 4. Chinche del mezquite –Thassus acutangulus– (Stephen L. Minter) 5. Chicharra
–Tibicen cultriformis– (James C. Rorabaugh) 6. Mochomo –Atta mexicana– (Charles Hedgcock).
GALERÍA FOTOGRÁFICA 473

Lámina 17. Artrópodos 1

1. Cangrejo –Pseudothelphusa sonorensis– (James C. Rorabaugh) 2. Cauque –Macrobrachium sp.– (Thomas R. Van Devender)
3. Vi-nagrillo, mata venado –Mastigoproctus giganteus– (Charles Hedgcock) 4. Ciempiés –Scolopendra heros– (Charles Hedgcock)
5. Alacrán –Centruroides exilicauda– (Stephen L. Minter) 6. Alacrán –Hadrurus arizonensis– (R. Wayne Van Devender) 7. Tarántu-
la –Aphonopelma moorei– (Erik F. Enderson) 8. Araña lobo –Hogna coloradensis– (Stephen L. Minter) 9. Viuda negra –Latrodec-
tus hesperus– (James C. Rorabaugh).
474 DIVERSIDAD BIOLÓGICA DE SONORA

Lámina 18. Moluscos

1. Caracol –Humboldtiana ootamorum Mejía-Guerrero, H.O., E. Naranjo-García y O.J. Polaco (Thomas R. Van Devender) 2. Cara-
col –Succinea luteola– (R. Wayne Van Devender) 3. Caracol –Gastrocopta cristata– (R. Wayne Van Devender) 4. Caracol –Vertigo
ovata– (R. Wayne Van Devender) 5. Caracol –Vallonia perspectiva– (R. Wayne Van Devender) 6. Caracol –Hawaiia minuscula–
(R. Wayne Van Devender).
GALERÍA FOTOGRÁFICA 475

Lámina 19. Peces 1


(Peces dulceacuícolas nativos de Sonora)

1. Trucha Yaqui juvenil –Oncorynchus sp.– (Alejandro Varela.) 2. Trucha Yaqui –Oncorynchus sp.– adulta mostrando colorido
característico de la etapa reproductiva (Alejandro Varela). Grupo de ciprínidos nativos: 3. Carpita del Gila –Gila intermedia–
(Alejandro Varela) 4. Carpa aleta redonda mexicana –Gila minacae– (Alejandro Varela) 5. Rodapiedras mexicano –Campostoma
ornatum– (Alejandro Varela) 6. Hembra de carpita adornada –Cyprinella ornata– (Alejandro Varela).
476 DIVERSIDAD BIOLÓGICA DE SONORA

Lámina 20. Peces 2

1. Matalote Yaqui –Catostomus bernardini– (Alejandro Varela) 2. Matalote del Bravo –Pantosteus cf. plebeius– (Alejandro Vare-
la) 3. Carpita Sonorense –Gila ditaenia– (R. Wayne Van Devender) 4. Bagre Yaqui –Ictalurus pricei– (Alejandro Varela) 5. Pez
cachorrito del desierto –Cyprinodon macularius– (Alejandro Varela) 6. Topote del Yaqui –Poeciliopsis sonoriensis– (Alejandro
Varela) 7. Mojarra Sinaloense –Cichlasoma beani– (R. Wayne Van Devender).
GALERÍA FOTOGRÁFICA 477

Lámina 21. Anfibios 1

1. Salamandra huachuquense –Ambystoma mavortium stebbinsi– (James C. Rorabaugh) 2. Salamandra madrense –Ambystoma
rosaceum– (Thomas R. Van Devender) 3. Tlaconete –Pseudoeurycea bellii subsp. sierraoccidentalis– (Erik F. Enderson) 4. Sapo
cavador –Scaphiopus couchii– (Thomas R. Van Devender) 5. Sapo verde –Anaxyrus debilis– (Erik F. Enderson) 6. Sapo –Anaxyrus
kelloggi- (Erik F. Enderson).
478 DIVERSIDAD BIOLÓGICA DE SONORA

Lámina 22. Anfibios 2

1. Sapo verde –Anaxyrus retiformis– (Erik F. Enderson) 2. Sapo –Anaxyrus woodhousei– (Thomas R Van Devender) 3. Sapo –
Anaxyrus mexicanus– (Thomas R. Van Devender) 4. Sapo toro –Ollotis alvaria– (James C. Rorabaugh) 5. Sapo –Ollotis occidenta-
lis– (Erik F. Enderson).
GALERÍA FOTOGRÁFICA 479

Lámina 23. Anfibios 3

1. Rana trepadora –Pachymedusa dacnicolor– (James C. Rorabaugh) 2. Rana trepadora –Smilisca baudini– (Thomas R. Van De-
vender) 3. Rana trepadora –Hyla arenicolor– (Thomas R. Van Devender) 4. Rana cavadora –Smilisca fodiens– (Thomas R. Van
Devender) 5. Rana Yavapai –Lithobates yavapaiensis– (Thomas R. Van Devender) 6. Rana Tarahumara –Lithobates tarahuma-
rae– (Stephen L. Minter).
480 DIVERSIDAD BIOLÓGICA DE SONORA

Lámina 24. Reptiles 1

1. Cocodrilo –Crocodilus acutus– (Alwin van der Heiden) 2. Tortuga del agua –Kinsternon sonoriense– (R. Wayne Van Devender)
3a. Tortuga del monte –Gopherus agassizii– (Stephen L. Minter) 3b. Detalle del caparazón de la tortuga del monte –Gopherus
agassizii– (Thomas R. Van Devender) 4. Tortuga –Terrapene nelsoni– (Erik F. Enderson) 5. Tortuga –Terrapene ornata– (R. Way-
ne Van Devender).
GALERÍA FOTOGRÁFICA 481

Lámina 25. Reptiles 2

1a. Escorpión del desierto –Heloderma suspectum– (Thomas R. Van Devender) 1b. Cabeza del escorpión del desierto –Heloder-
ma suspectum– (D. Thomas-Moore) 1c. Detalle de la epidermis del escorpión del desierto –Heloderma suspectum– (Thomas R.
Van Devender) 2a. Salamanquesa –Coleonyx variegatus– (R. Wayne Van Devender) 2b. Detalle de la cabeza de salamanquesa –
Coleonyx variegatus– (R. Wayne Van Devender) 3. Sabandija –Elgaria kingii– (Erik F. Enderson) 4. Huico bavispeño –Aspidoscelis
opatae– (Erik F. Enderson).
482 DIVERSIDAD BIOLÓGICA DE SONORA

Lámina 26. Reptiles 3

1a. Iguana –Ctenosaura macrolopha– (James C. Rorabaugh) 1b. Detalle de la cola de Ctenosaura macrolopha (Thomas R. Van
Devender) 2. Porohui, iguana –Dipsosaurus dorsalis– (James C. Rorabaugh) 3. Chuckwala –Sauromalus ater– (James C. Rora-
baugh) 4. Lagartija de collar azul –Crotaphytus dickersonae– (Erik F. Enderson) 5. Perrita –Cophosaurus texanus–Stephen L.
Minter) 6. Lagartija arenera –Uma rufopunctata– (Dale Turner).
GALERÍA FOTOGRÁFICA 483

Lámina 27. Reptiles 4

1a. Camaleón de Ditmars –Phrynosoma ditmarsi– (Erik F. Enderson) 1b. Cabeza del camaleón de Ditmars –Phrynosoma ditmar-
si– (Erik F. Enderson) 2. Camaleón arenoso –Phrynosoma mccalli– (R. Wayne Van Devender) 3a. Camaleón real –Phrynosoma
solare– (Thomas R. Van Devender) 3b. Detalle de la epidermis del camaleón real –Phrynosoma solare– (Thomas R. Van Deven-
der). 4. Camaleón cornudito –Phrynosoma hernandesi– (Thomas R. Van Devender).
484 DIVERSIDAD BIOLÓGICA DE SONORA

Lámina 28. Reptiles 5

1. Culebra cabeza de cochi –Heterodon kennerlyi– (Erik F. Enderson) 2. Falso coralillo madrense –Lampropeltis pyromelana knob-
lochi– (R. Wayne Van Devender) 3. Falso coralillo pitahayero –Chionactis palarostris– (R. Wayne Van Devender) 4. Coralillo –
Micrurus euryxanthus– (Erik F. Enderson) 5. Pichecuate, cantíl –Agkistrodon bilineatus– (James C. Rorabaugh) 6. Víbora de cas-
cabel de cuernitos –Crotalus cerastes– (R. Wayne Van Devender) 7. Víbora de cascabel –Crotalus willardi– (Erik F. Enderson) 8. Ví-
bora de cascabel –Crotalus atrox– (Thomas R. Van Devender).
GALERÍA FOTOGRÁFICA 485

Lámina 29. Aves 1

1. Cerceta aliverde –Anas crecca– (Stephen L. Minter) 2. Pato cucharón norteño –Anas clypeata– (Stephen L. Minter) 3. Pato mexi-
cano –Anas platyrhynchos diazi– (Marco Antonio González) 4. Garzón cenizo –Ardea herodias– (James C. Rorabaugh) 5. Garza
tigre mexicana –Tigrisoma mexicanum– (Alwin van der Heiden) 6. Jacana norteña –Jacana spinosa– (Marco Antonio González).
486 DIVERSIDAD BIOLÓGICA DE SONORA

Lámina 30. Aves 2

1. Chachalaca vientre castaño –Ortalis wagleri– (Marco Antonio González) 2. Pareja de codorniz mascarita –Colinus virginuanus
subsp ridgwayi– (Eduardo Gómez-Limón) 3. Codorniz chiquiri –Callipepla gambelii– (James C. Rorabaugh) 4. Aguililla de Harris –
Parabuteo unicinctus– (Sky Jacobs) 5. Aguililla negra menor –Buteogallus anthracinus– (Alwin van der Heiden) 6. Gavilán de
Cooper –Accipiter cooperii– (Stephen L. Minter).
GALERÍA FOTOGRÁFICA 487

Lámina 31. Aves 3

1. Caracara común –Caracara cheriway– (Sky Jacobs) 2. Aguililla aura –Buteo albonotatus– (Sky Jacobs) 3. Tecolotito enano –
Micathene whitneyi– (Stephen L. Minter) 4. Tecolote bajeño –Glaucidum brasilianum– (Sky Jacobs) 5. Búho cornudo –Bubo virgi-
nuanus– (Marco Antonio González).
488 DIVERSIDAD BIOLÓGICA DE SONORA

Lámina 32. Aves 4

1. Trogón elegante –Trogon elegans– (Sky Jacobs) 2. Guacamaya verde –Ara militaris– (Alwin van der Heiden) 3. Cuclillo canela
–Piaya cayana– (Alwin van der Heiden) 4. Churea, correcaminos norteño –Geococcyx californianus– (Sky Jacobs) 5. Loro corona
lila –Amazona finschi– (James C. Rorabaugh) 6. Chotacabras zumbón –Chordeiles minor– (Alwin van der Heiden).
GALERÍA FOTOGRÁFICA 489

Lámina 33. Aves 5

1. Pachacua norteña –Phalaenoptilus nuttallii– (Stephen L. Minter) 2. Tapacamino tu cuchillo –Caprimulgus ridgwayi– (James C.
Rorabaugh) 3. Colibrí de Costa –Calypte costae– (James C. Rorabaugh) 4. Carpintero bellotero –Melanerpes formicivorus– (Ste-
phen L. Minter) 5. Chara crestada –Cyanocitta stelleri– (Stephen L. Minter) 6. Urraca hermosa cara negra –Calocitta colliei–
(Alwin van der Heiden).
490 DIVERSIDAD BIOLÓGICA DE SONORA

Lámina 34. Mamíferos 1

1. Tlacuachín –Tlacuatzin canescens– (Thomas R. Van Devender) 2. Armadillo –Dasypus novemcinctum– (R. Wayne Van Deven-
der) 3. Puercoespín –Erethizon dorsalis– (Paul Berquist) 4. Castor –Castor canadensis– (R. Wayne Van Devender) 5. Perrito de las
praderas –Cynomys ludovicianus– (Reyna A. Castillo) 6. Chichimoco –Tamias dorsalis– (Stephen L. Minter).
GALERÍA FOTOGRÁFICA 491

Lámina 35. Mamíferos 2

1. Ardilla –Ammospermophilus harrisi– (Stephen L. Minter) 2. Ardilla –Sciurus arizonensis– (James C. Rorabaugh) 3. Rata canguro
–Dipodomys spectabilis– (R. Wayne Van Devender) 4. Ratón –Baiomys taylori– (R. Wayne Van Devender) 5. Rata –Sigmodon
arizonae– (James C. Rorabaugh) 6. Liebre –Lepus alleni– (Sky Jacobs) 7. Tejón –Taxidea taxus– (James C. Rorabaugh).
492 DIVERSIDAD BIOLÓGICA DE SONORA

Lámina 36. Mamíferos 3

1. Musaraña –Notiosorex crawfordi– (R. Wayne Van Devender) 2. Murciélago –Corynorhynus townsendi– (©Merlin D. Tuttle, Bat
Conservation International) 3. Murciélago –Euderma maculatum– (©Merlin D. Tuttle, Bat Conservation International) 4. Mur-
ciélago –Myotis auricles– (©Merlin D. Tuttle, Bat Conservation International) 5. Murciélago –Myotis ciliolabrum– (©Merlin D.
Tuttle, Bat Conservation International) 6. Murciélago –Lasiurus cinereus– (James C. Rorabaugh).
GALERÍA FOTOGRÁFICA 493

Lámina 37. Mamíferos 4

1. Jaguar o tigre –Panthera onca– (Alwin van der Heiden) 2. Ocelote –Leopardus pardalis– (Sergio Ávila) 3. Gato montés, gato
pochi –Lynx rufus– (Sergio Ávila) 4. Lobo mexicano –Canis lupus– (Stephen L. Minter).
494 DIVERSIDAD BIOLÓGICA DE SONORA

Lámina 38. Mamíferos 5

1. Oso negro –Ursus americanus– (© Rubén Ruiz-Rancho Pan Duro) 2. Solitario, chulo –Nasua narica– (R. Wayne Van Devender)
3. Nutria –Lontra canadensis– (Stephen L. Minter) 4. Venado bura –Odocoileus hemionus– (Sergio Ávila) 5. Berrendo –Antilocapra
americana– (James Hedrick) 6. Borrego cimarrón –Ovis canadensis– (James C. Rorabaugh).
GALERÍA FOTOGRÁFICA 495

Lámina 39. Especies invasoras

1. Zacate buffel –Pennisetum ciliare– (Francisco Molina-Freaner) 2. Mostaza del desierto –Brassica tournefortii– (Mark A. Dim-
mitt) 3. Pino salado –Tamarix chinensis– (Francisco Molina-Freaner) 4. Zacate rosado –Melinis repens– (Thomas R. Van Deven-
der) 5. Hielitos –Mesembryanthemum crystallinum– (Thomas R. Van Devender) 6. Rana Toro –Lithobates catesbeiana– (R. Way-
ne Van Devender) 7. Abeja africanizada –Apis mellifera– (Stephen L. Minter). 8. Tilapia –Tilapia zilli– (Alejandro Varela).
496 DIVERSIDAD BIOLÓGICA DE SONORA

Lámina 40. Transformación del paisaje y usos de plantas

1. Desmonte para la siembra de zacate buffel en la región de Álamos (Thomas R. Van Devender) 2. Pradera de zacate buffel –
Pennisetum ciliare– en la región de Tecoripa (Francisco Molina-Freaner) 3. Invasión de zacate buffel en laderas de Siete Cerros.
El espacio entre árboles y cactos columnares está ocupado por este pasto –Pennisetum ciliare– invasor (Francisco Molina-Frea-
ner) 4. Estanques para la producción acuícola en la región de San Nicolás (Francisco Molina-Freaner) 5. Jales de Nacozari de
García, Sonora (Francisco Molina-Freaner) 6. Corte y extracción de troncos de pino en la sierra del Tigre (George M. Ferguson)
7. Producción de carbón con madera de encino en la región de Yécora, Sonora (Thomas R. Van Devender) 8. Transporte de
troncos de encinos en la región de Maycoba, Sonora (Thomas R. Van Devender) 9. Transporte de varas de ocotillo –Fouquieria
splendens– para exportación en Agua Prieta, Sonora (Thomas R. Van Devender).
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498 DIVERSIDAD BIOLÓGICA DE SONORA
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«DIVERSIDAD BIOLÓGICA DE SONORA»


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el mes de didiembre de 2009
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Tiraje: 500 ejemplares.
Edición a cargo de
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