Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
net/publication/277010233
CITATIONS READS
0 16,119
1 author:
Yunier Broche-Pérez
Brain and Cognitive Health Initiative
101 PUBLICATIONS 793 CITATIONS
SEE PROFILE
Some of the authors of this publication are also working on these related projects:
Social innovation project for psychological care during the COVID-19 crisis View project
All content following this page was uploaded by Yunier Broche-Pérez on 22 October 2015.
CAPÍTULO 1: 13
Para acercarnos al significado de la violencia
CAPÍTULO 2: 21
¿Qué nos dispone a la violencia? El cerebro que todos tenemos
CAPÍTULO 3: 47
S.O.S. Violencia en la familia. El caso de los niños
CAPÍTULO 4: 85
Amor e idilio vs. Violencia conyugal
LAS RELACIONES DE PAREJA VIOLENCIA DENTRO DE CASA. UNA VERSIÓN FALSA DEL
AMOR 85
Dra. Dunia M. Ferrer Lozano, MSc. Yanko Molina Brisuela
¿Cómo se ha manifestado la violencia conyugal en nuestras investigaciones?
89
A manera de cierre 93
Bibliografía95
HOMOSEXUALIDAD Y VIOLENCIA 97
Dra. Dunia M. Ferrer Lozano, MSc. Mildreth Larquin Castillo, Lic. Dayana Hernández Alonso, Lic.
Ena L. Guevara Díaz
Introducción97
Algunas investigaciones 99
A manera de cierre 104
Bibliografía105
CAPÍTULO 7: 159
Lo comunitario como espacio para la violencia. Acercamiento a
experiencias de trabajo
EPÍLOGO: 173
En un intento de cierre para abrir puertas
CAPÍTULO 2:
¿Qué nos dispone a la violencia?
El cerebro que todos tenemos
CEREBRO Y VIOLENCIA. UN
ACERCAMIENTO DESDE LA
NEUROPSICOLOGÍA
MSc. Yunier Broche Pérez
Introducción
Son numerosas las investigaciones que han demostrado el impacto de los fac-
tores sociales en la aparición de los comportamientos violentos. Los resulta-
dos indican incuestionablemente que la exposición a situaciones agresivas, la
carencia de afecto de los padres, el maltrato físico, etc., determinan en gran
medida la aparición de estas conductas. Sin embargo, aludir exclusivamente
a los factores socioculturales a la hora de explicar la violencia sería tener una
visión incompleta de este fenómeno. En cierto sentido, con una postura úni-
camente social, estaríamos negando la concepción bio-psico-social que enca-
mina el estudio del ser humano en el mundo contemporáneo. Por esta razón
durante este capítulo estaremos abordando los factores biológicos que han
demostrado ser de utilidad a la hora de explicar los fenómenos que se englo-
ban bajo la categoría de violencia. Para ello, nos estaremos apoyando en inves-
tigaciones realizadas en el extranjero y también en nuestro país. Revisaremos
las conclusiones aportadas por disciplinas científicas como la neurobiología y
la neuropsicología, procurando de esta forma cerrar un círculo comprensivo.
Durante este segmento, utilizaremos las categorías agresividad, hostilidad y
22 Capítulo 2: ¿Qué nos dispone a la violencia? El cerebro que todos tenemos
1 Se ha confirmado que nuestro cerebro posee el doble del tamaño que el del Homo Habilis, aunque no se deja de reconocer
el inmenso paso evolutivo que representó en relación a las especies anteriores.
2 La palabra “encéfalo” se utiliza igualmente para hacer mención al cerebro. Igualmente puede utilizarse “corteza cerebral”,
“cerebro neomamífero”, entre otras.
Cerebro y violencia. Un acercamiento desde la neuropsicología 23
3 Del latín Hippocampus (caballo de mar) debido al parecido que tiene esta estructura con este animal.
Cerebro y violencia. Un acercamiento desde la neuropsicología 25
4 Habilidad para colocarse en el lugar de los demás y mostrar compasión, sensibilidad, etc.
26 Capítulo 2: ¿Qué nos dispone a la violencia? El cerebro que todos tenemos
Hormonas y violencia
Son varias las investigaciones que enfatizan en el papel que tienen ciertas
hormonas en la aparición de la violencia. Quizás la más conocida en este
sentido sea la Testosterona (de ahora en adelante utilizaremos la abreviatura
“T”), sustancia que suele aparecer en mayores cantidades en los hombres
en comparación con las mujeres, de hecho es un importante elemento en la
diferenciación sexual durante el desarrollo embrionario (entre la novena y la
undécima semana de gestación).
28 Capítulo 2: ¿Qué nos dispone a la violencia? El cerebro que todos tenemos
los rostros que presentan enojo, mientras que el efecto contrario se ha pro-
ducido al elevar los niveles de cortisol.
Todos estos resultados han aportado información valiosa para la com-
prensión integral de la violencia desde un punto de vista neurobiológico. Sin
embargo, todavía se está lejos de comprender cabalmente el papel de las
hormonas en este tipo de conducta social. Quizás una de las interrogantes
que requiere una respuesta en el futuro será la que relaciona el papel de la
biología y la influencia del medio social. De esta manera comprenderemos
mejor cómo nuestro contexto, y las experiencias que vivenciamos en él, mo-
dulan nuestra biología y viceversa.
Violencia y Neuropsicología
La Neuropsicología es una disciplina que se encuentra dentro del campo de
acción de la Psicología. Una de las áreas a la cual la neuropsicología ha dedi-
cado numerosas investigaciones es al estudio de la relación existente entre
la violencia y el funcionamiento cognitivo (p.e. inhibición de conductas, fle-
xibilidad mental, capacidad para planificar comportamientos, etc.). Particu-
larmente en los últimos años una categoría ha suscitado especial atención a
la hora de estudiar personas con alteraciones en su adaptación social. Bauti-
zadas como Funciones Ejecutivas (FE) el concepto agrupa un importante nú-
mero de funciones cognitivas relacionadas con la ejecución exitosa de tareas
novedosas para las cuales no poseemos alternativas de solución preconcebi-
das. Esto quiere decir que nuestras FE entran a jugar un rol fundamental en
aquellas situaciones con las cuales no estamos familiarizados y que requieren
de la elaboración de distintas alternativas de solución, la selección de un plan
de ejecución y, por último, la corrección de las dificultades que puedan en-
torpecer la adecuada resolución de la actividad.
Por ejemplo, en nuestra vida cotidiana salimos de compras y para ello
memorizamos un grupo de productos que necesitamos, de esta forma al
llegar al lugar donde pretendemos comprar los recordamos y comenzamos
a buscarlos (memoria de trabajo). Sin embargo, los productos no se encuen-
tran expuestos todos juntos y puede que varíe el precio y la calidad de un
vendedor a otro, por lo cual debemos trazar una estrategia que nos permita
comparar las ofertas y encontrar la mercancía que necesitamos (planificación
de acciones y flexibilidad mental). Para ello debemos ajustarnos a un tiempo
y un presupuesto por lo que no podemos distraernos en otras actividades ni
comprar otros productos no previstos aunque nos resulten atractivos (inhibi-
ción de conductas irrelevantes). Por último, seleccionamos la mercancía que
consideramos mejor atendiendo a su costo y calidad (toma de decisiones).
Como se observa en el ejemplo, las funciones ejecutivas juegan un
importante papel en nuestra adaptación activa al medio, permitiéndonos
la ejecución exitosa de actividades que implican tanto a nuestros procesos
cognitivos como afectivos. Las investigaciones han demostrado que estas ac-
30 Capítulo 2: ¿Qué nos dispone a la violencia? El cerebro que todos tenemos
7 La pieza de metal medía aproximadamente un metro y veinte centímetros de largo y tenía tres centímetros de espesor.
Cerebro y violencia. Un acercamiento desde la neuropsicología 31
A modo de resumen
A lo largo de este apartado se ha ofrecido un punto de vista alternativo sobre
la génesis y desarrollo de los comportamientos violentos. Este enfoque debe
entenderse como una explicación complementaria, que en ninguna medi-
da niega el papel jugado por el ambiente, la cultura y las relaciones sociales
como determinantes de la violencia en el mundo contemporáneo. Sin embar-
go, no aludir a los factores biológicos, cognitivos y neuropsicológicos a la hora
de explicar las conductas agresivas no ofrece más que una visión incompleta
de este complejo fenómeno.
Por esta razón, durante el recorrido realizado, se señaló la relación exis-
tente entre el insuficiente desarrollo del cerebro y la existencia de conductas
violentas en épocas primitivas. Se precisó además, el importante papel que
juegan algunas hormonas como la testosterona y el cortisol en las distintas
etapas de la vida y cómo su interrelación modula la conducta agresiva tanto
en mujeres como en hombres. Del mismo modo se destacó el rol de las fun-
ciones ejecutivas en el comportamiento agresivo. En cada caso se presentó
una correlación entre el funcionamiento de nuestro cerebro y el desarrollo
de la conducta violenta, mostrando una visión fundamentalmente neurobio-
lógica de la problemática.
Sin dudas, hoy se conoce mucho más sobre la génesis y desarrollo de los
comportamientos violentos en sus distintas formas de expresión. La investi-
gación desde disciplinas tan diversas como la neurobiología, neuropsicología,
psicología social, sociología, etc. nos ofrece en la actualidad una visión mucho
más completa sobre este fenómeno. Desde las causas socioambientales hasta
la afectación de estructuras cerebrales y procesos neurocognitivos, la ciencia
se encuentra en mejores condiciones para trazar estrategias que permitan
prevenir la ocurrencia de comportamientos violentos y, en su lugar, estimular
conductas socialmente aceptables. Quizás el mayor reto actual no se en-
cuentre en la utilización por separado de los hallazgos de cada área del saber,
sino en su integración para la obtención de formas realmente eficaces que
permitan afrontar la problemática.
Bibliografía8
Anderson, K. & Silver, J. (2002):*Violencia y Cerebro. En Enciclopedia del cere-
bro humano. Elsevier Science: Estados Unidos.
8 Los títulos originales en inglés han sido traducidos para una mejor comprensión por parte del lector y se señalan con un
asterisco (*).
34 Capítulo 2: ¿Qué nos dispone a la violencia? El cerebro que todos tenemos