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TRATAMIENTO DE MYCOBACTERIA TUBERCULOSIS.

Dedido a la naturaleza inusualmente impermeable de las mucobacterias, se emplean diferentes


antibioticos por su resistencia.

El término primera línea se emplea para describir los principales fármacos preferidos (isoniazida,
etambutol, rifampicina, pirazinamida, estreptomicina) que tienen larga experiencia clínica como
respaldo de su efi cacia y en el manejo de sus efectos secundarios. Los medicamentos de segunda línea
se prefieren menos y se reservan a casos en los que existe resistencia a las sustancias de primera línea.
El abordaje con los casos nuevos es comenzar con múltiples fármacos de primera línea (en general
cuatro) mientras se esperan los resultados de pruebas de susceptibilidad.

El tratamiento eficaz elimina la posibilidad de contagio en el curso de 1 a 2 semanas, lo cual ha hecho


que los pacientes salgan del aislamiento en hospitales y sanatorios para enviarlos a casa o a los
pabellones generales. La duración del tratamiento varía con base en algunos factores clínicos, pero en
general es de 6 a 9 meses. En pacientes cuyas bacterias muestran resistencia a una o más de estas
sustancias, y en aquellos con infección por VIH, se utiliza un curso más largo de tratamiento. La efi cacia
de la quimioterapia en la mayoría de las formas de tuberculosis ha sido espectacular y ha reducido en
gran medida la necesidad de procedimientos quirúrgicos como la lobectomía pulmonar.

MYCOBACTERIAS LEPRAE.

El tratamiento se ha revolucionado con el desarrollo de las sulfonas, como la dapsona, que bloquean el
metabolismo del ácido paraaminobenzoico en M. leprae. En combinación con rifampicina, la dapsona
por lo general controla o cura la lepra tuberculoide cuando se administra durante seis meses. En la lepra
lepromatosa y en las formas intermedias de la enfermedad que presentan múltiples bacilos

se añade un tercer medicamento (clofazimina) para ayudar a prevenir la selección de mutaciones


resistentes y el tratamiento se continúa durante por lo menos dos años. La prevención de la lepra
implica el reconocimiento y tratamiento de los pacientes infecciosos y el diagnóstico temprano en los
contactos cercanos.

MYCOBACTERIAS KANSASII.

En general, el tratamiento combinado con isoniazida, rifampicina y etambutol durante un tiempo


prolongado es efectivo.

MYCOBACTERIA AVIUM

Los organismos en este grupo son mucho más resistentes a los fármacos antituberculosos que la
mayoría de las demás especies y el tratamiento con 3 o 4 agentes considerados más activos a menudo
requiere complementación con cirugía. Cerca de 20% de los pacientes sufren una recaída dentro de los
cinco años posteriores al tratamiento.

MYCOBACTERIA SCROFULACEUM.
Puede ulcerarse y formar una cavidad de drenaje hacia la superfi cie. No causa conversión de PPD. En
general, el tratamiento implica la extirpación quirúrgica.

MYCOBACTERIUM FORTUITUM

se han asociado con implantes de material extraño (p. ej., prótesis mamarias, válvulas cardiacas artifi
ciales). Excepto en el caso de endocarditis, en general las infecciones se resuelven en forma espontánea
con la remoción del dispositivo protésico.

MYCOBATERIUM MARINUM.

En general sana en forma espontánea luego de unas cuantas semanas, pero a veces es crónica. Los
organismos pueden ser sensibles a las tetraciclinas, al igual que a algunos fármacos antituberculosos.
MYCOBATERIUM ULCERANS.

Es común que se requiera extirpación quirúrgica y colocación de injertos. Con frecuencia, el tratamiento
antimicrobiano no tiene éxito.

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