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EL NIÑO OBEDIENTE

Había una vez en un pequeño pueblo, un niño llamado Pedro. Pedro era
conocido por ser el niño más obediente de la región. Siempre hacía lo que
le decían sus padres, maestros y adultos. No importaba cuál fuera la tarea,
Pedro la cumplía sin chistar.

Un día, el maestro de Pedro le dio una tarea especial. Tenía que recoger
flores silvestres en el bosque para decorar la sala de clases. El maestro le
dio un cesto y le advirtió que no se adentrara demasiado en el bosque, ya
que había rumores de que allí vivía una bruja malvada.

Pedro, obediente como siempre, se dirigió al bosque y comenzó a recoger


flores silvestres. A medida que avanzaba más y más, se encontró rodeado
de un hermoso paisaje. El sol brillaba entre los árboles y el canto de los
pájaros llenaba el aire. Pedro no pudo resistirse a la tentación y siguió
adentrándose en el bosque.

Después de un rato, Pedro se dio cuenta de que se había perdido. No


podía recordar el camino de regreso. Comenzó a sentir miedo y
preocupación, pero recordó que su maestro le había advertido sobre la
bruja y temía encontrarse con ella.

Mientras intentaba encontrar su camino de regreso, Pedro se topó con una


pequeña cabaña en el bosque. La cabaña estaba rodeada de flores y
parecía un lugar mágico. Pedro escuchó risas suaves y canciones
provenientes del interior.

Intrigado, Pedro se acercó lentamente a la cabaña y miró por la ventana.


Lo que vio lo dejó sorprendido. No había una bruja malvada, sino una
anciana amable que cantaba mientras tejía. La anciana notó la presencia
de Pedro y lo invitó a entrar.

Pedro, todavía asustado, entró en la cabaña y explicó su situación. La


anciana le ofreció té y le preguntó si necesitaba ayuda para encontrar su
camino de regreso a casa. Pedro, recordando su obediencia, le preguntó a
la anciana si sabía cómo volver al pueblo.

La anciana sonrió y le dio direcciones detalladas para volver a su casa.


Pedro siguió las indicaciones y pronto encontró el camino de regreso al
pueblo. Agradecido y aliviado, regresó a su hogar con el cesto de flores.
Cuando Pedro llegó a la escuela al día siguiente, su maestro elogió las
hermosas flores que había traído y le preguntó cómo había logrado
encontrarlas. Pedro compartió su encuentro con la anciana y cómo lo
había ayudado. El maestro asintió y le dijo: "A veces, la obediencia está en
hacer lo correcto, incluso si eso significa desobedecer una regla que no
tiene sentido."

Y así, Pedro aprendió una valiosa lección sobre la obediencia y la


importancia de usar el juicio propio. A partir de ese día, siguió siendo un
niño obediente, pero también aprendió a cuestionar lo que le parecía
incorrecto.

Cuestionario:

1. ¿Cómo se llamaba el niño protagonista de la historia?


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2. ¿Qué tarea le encomendó su maestro?


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3. ¿Por qué Pedro se adentró más en el bosque a pesar de la


advertencia?
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4. ¿Qué encontró Pedro en el bosque en lugar de la bruja malvada?


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5. ¿Cómo ayudó la anciana a Pedro?
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6. ¿Qué lección aprendió Pedro al final de la historia?
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