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Religion Israaelita y La Deforestacion
Religion Israaelita y La Deforestacion
BLICADO: 2023-01-12
Entre sus profecías, Ataucusi anunció grandes cambios para el mundo. Habló
de que el sol se acercaría a la Tierra, que eso aumentaría el calor causando una
gran sequía y posteriormente, 7 años de gran hambruna. Para ese entonces, los
congregados deberían haber ocupado lugares aislados del mundo dedicándose
a labores agrarias, de manera que pudieran soportar ese crítico período.
Así, Ezequiel Ataucusi ordenó a sus fieles que se dirigieran a la nueva “tierra
prometida”, en la selva amazónica peruana. También, que llevaran el mensaje
divino del profeta a los cuatro confines de la tierra. Los israelitas de Ezequiel
Ataucusi son, de acuerdo a su doctrina, el nuevo y real pueblo elegido, como
antes lo fueron el pueblo de Israel en Asia y los Incas en Perú.
Bajo esa orden, los congregados se han ido desplazando desde la costa y sierra
peruana hacia la selva, cruzando muchas veces las fronteras del Perú. Los
procesos de ocupación y cambio de uso de las tierras boscosas por parte de los
Israelitas, a quienes también llaman “los Ataucusi”, han sido pocas veces
violentos, pero más de medio siglo después del inicio de su colonización de la
Amazonía y veinte años luego de la muerte del profeta, comprobamos que la
migración hacia la selva peruana no se ha detenido.
La Tierra Prometida
“La Tierra Prometida está en la selva”, dice don Albino Ramos, un pastor
israelita peruano, que vive en Iparía, al pie de una cordillera selvática que
colonizaron hace más de 30 años. Albino, al hablar de Ezequiel Ataucusi, su
Maestro, muestra un brillo en la mirada que no se ha apagado en sus más de
70 años. Albino Ramos es uno de los fundadores de Santa Cecilia, una colonia
ubicada en Ucayali, en la selva centro oriental del Perú.
“Él nos ha dicho dejen la pobreza, abandonen a los patrones, vamos a donde
está la tierra fértil, la tierra de salvación, a prepararnos para la gran venida de
Dios”, dice Albino. Sentado en su pequeña ferretería, el hombre de barba y
bigotes blancos y espesos cuenta que nació en Andamarca, en los Andes del
Perú, pero lo dejó todo para asentarse en las montañas boscosas de Ucayali, en
la Tierra Prometida.
Ezequiel abrió la Biblia una vez y vio que su forma de vida estaba condenada.
Otra vez abrió la Biblia y vio que la humanidad estaba condenada. La tercera
vez que la abrió vio que Dios declaraba que aunque sus pecados eran como la
arena de la playa, a causa de su nombre, Dios decía “Yo te perdonaré y te
limpiaré de tus pecados”. Ezequiel entonces se quebrantó y lloró.
Para finales de los 50, el profeta dijo que Dios le anunció que la Tierra
Prometida estaba en la Amazonía y que el momento del fin del mundo se
acercaba. También habría recibido de Dios los 10 mandamientos, pero
explicados nuevamente para su fiel cumplimiento.
Por eso, Dios le anunció que los creyentes debían aislarse en la selva, en sitios
alejados, para prepararse labrando la tierra y criando ganado. Así, se
organizaron los primeros asentamientos israelitas. El proceso de colonización
de la Amazonía se había empezado a gestar.
En los 60, en los inicios del movimiento israelita, Ezequiel Ataucusi mostró
sus dotes de orador persuasivo, carismático y que le hablaba a la gente con
sencillez sobre temas religiosos, usando ejemplos de la vida diaria de los
agricultores. En ese tiempo creó algunos de los rasgos distintivos del
movimiento que se mantienen hasta hoy: empezó a usar túnicas, pelo y barba
larga, sandalias y otras prendas, a la usanza de los personajes bíblicos.
Sus hagiógrafos —por ejemplo, el antropólogo Juan Ossio— dicen que las
denuncias posiblemente tuvieron que ver con celos de pastores que perdían
poder e importancia y por pugnas de poder dentro de su propio movimiento.
Eso mismo es señalado por Ataucusi en repetidas entrevistas que le hicieron
investigadores interesados en el movimiento religioso.
Luego de fundar Boca Samaya, a lo largo de los años 60 y 70, se crearon más
colonias: Presbe, Guacamayo – Orellana (Pasco), Puerto Sira (Huánuco),
Puerto Sibonia, Santa Anita (Pasco), Honoria (Huánuco) y Antigua Honoria
(Huánuco). Todas se fundaron en la Amazonía central peruana. En otros
puntos del Perú, colonias más modestas se iban fundando, abriendo paso a
otros colonos. Desde esas épocas hasta la actualidad los israelitas siguen
siendo punta de lanza para la colonización de la Amazonía peruana.
El Camino a la Selva
La migración desde las ciudades costeras y desde la sierra peruana hacia la
Amazonía es un mandato para los israelitas, ordenado por el mensaje de su
profeta. Florencio Camacho Limaco emigró del Perú a inicios de los años 90.
Su rechazo al entonces presidente Alberto Fujimori y su política económica,
lo obligó a viajar a Argentina y luego a la frontera entre Paraguay y Brasil.
Durante años, solo y con una salud endeble, Florencio la pasó mal, hasta que
conoció a un paisano que lo acogió y lo llevó a un templo israelita. En medio
de otros peruanos, migrantes como él, Florencio se reencontró con parte de su
patria y agradeció el milagro de hallarse, de repente, rodeado de
connacionales y amigos. Entonces, la fe en Ezequiel y su doctrina se hizo
férrea.
Maribel Vargas, una varona -es así como los congregados llaman a las
mujeres israelitas- emigró desde la región San Martín, en el norte del Perú,
para seguir también el deseo del Profeta Ataucusi, en el año 2001. En su
peregrinar, acompañada por dos de sus hijos, Maribel retomó la agricultura en
Alto Monte de Israel. Ella había abandonado las labores del campo por el
terrorismo que asoló San Martín y todo el Perú por más de 20 años. “El señor
Ezequiel así nos había dicho, que es nuestra salvación estar acá, para vivir
lejos del pecado, que debíamos prepararnos para que se cumplan las profecías
que él ha dicho”.
Maribel viste como rigen las normas israelitas. La cabeza cubierta por un
pañuelo, ocultando su largo cabello entrecano. Falda larga de color azul. No
usa maquillaje que oculte su tez cetrina. Su hablar es sencillo, pero no
pronuncia palabras sin pensar. Sus ojos recorren todo el lugar donde
conversamos y observa al detalle lo que escribo, pero no quiere ser
fotografiada.
Alto Monte de Israel se fundó en 1995, bajo las órdenes y la dirección del
mismo Ezequiel Ataucusi. Él personalmente dirigió las obras y negoció con el
Gobierno Regional de Loreto, la región más grande del Perú, totalmente
cubierta de bosques amazónicos, para la adjudicación de los terrenos. En muy
poco tiempo, el Proyecto Especial de Titulación de Tierras – PETT del
Ministerio de Agricultura les tituló a los colonos israelitas alrededor de 5,000
hectáreas. Alto Monte de Israel, políticamente, pertenece al distrito de San
Pablo, provincia de Ramón Castilla, en Loreto. Se encuentra ubicada en la
margen derecha del río Amazonas, a unos 400 km de la ciudad de Iquitos y
solo se accede por vía fluvial.
La rápida titulación de las tierras generó que entre los años 1996 y 1998 la
colonización fuese masiva. Numerosas embarcaciones fluviales llegaron desde
los ríos Marañón (Yurimaguas) y Ucayali (Pucallpa), repletas de familias
israelitas, la mayoría de origen andino. Para 1999 la población de Alto Monte
alcanzó unos 5000 habitantes y ya ocupaban unas 10,000 hectáreas.
“Muchos se han ido de acá, casi todos desde el 2000. Acá la tierra ya no tiene
fuerza, entonces mejor vamos a buscar las mejores tierras que el Profeta
Ezequiel ha dicho que están por Alto Monte… Yo no me he ido porque acá
tengo ya mi negocito y mis hijos mayores están estudiando en Yurimaguas.
Vieja también estoy…” dice Dora, mientras sus arrugas se marcan aún más
con una media sonrisa. Nos acabamos una botella de agua apenas fresca, ya
que en Nazareth no hay electricidad. Lo que se observa en la ruta son campos
deforestados, apenas un poco de ganado flaco y cultivos raquíticos a los lados
del terral alargado que es la única trocha de acceso.
Las familias colombianas que han migrado internamente son en muchos casos
desplazados por la violencia interna del país y gente que salía por ejemplo del
valle del Cauca, alejándose del narcotráfico. Las colonias se han establecido
también en las zonas fronterizas del sur de Colombia. Una de ellas era, por
ejemplo, León de Judá, cercana a Leticia, y Puerto Ezequiel, en el lado
colombiano del río Putumayo, frontera con el Perú.
La Triple Frontera
De acuerdo con la plataforma Global Forest Watch, desde 2001 hasta 2021,
Mariscal Ramón Castilla perdió más de 113,000 ha de bosque primario. De
acuerdo con las fuentes consultadas, tanto del IIAP como de la Gerencia
Forestal, la deforestación en la provincia de Mariscal Castilla y sus distritos se
encuentra íntimamente relacionada con la demanda de yuca, maíz amarillo,
piña, plátano, maíz duro y frijol caupí tanto por el mercado local, nacional e
internacional (Colombia y Brasil). Aunque no toda la deforestación puede ser
atribuida a los israelitas, debe tenerse en cuenta que solo Alto Monte de Israel,
el principal centro israelita, tiene ahora más de 20,000 hectáreas deforestadas.
La deforestación de la población israelita dispersa es difícil de mensurar, pero
fácilmente supera la de Alto Monte.
También en el Sur
Hasta hace poco, solo eran conocidas las colonias israelitas de Loreto y la
selva central. El mandato de Ezequiel Ataucusi parecía dirigir toda la
migración hacia la Triple Frontera, en Loreto. Sin embargo, hace unos años el
crecimiento de un foco de incesante deforestación en Madre de Dios, también
cercano a la frontera del Perú con Bolivia y Brasil, atrajo la atención de los
especialistas del Proyecto MAAP de la oenegé ACCA. La zona se llama Arca
Pacahuara y tiene en su haber más de 4,300 hectáreas deforestadas, gran parte
de ellas, dentro de una concesión forestal.
Así, a inicios del año 1995, 46 varones se trasladaron desde Cusco a Puerto
Maldonado, capital de Madre de Dios, en el sur oriente peruano. Desde allí,
con unos pocos enseres y con una fe inquebrantable en las órdenes del profeta,
emprendieron viaje hasta Iberia, capital del distrito del mismo nombre, en la
provincia de Tahuamanu, a unos 170 km de Puerto Maldonado. En Iberia se
reabastecen y los 46 colonos se dirigen caminando, a unos 17 kilómetros de
Iberia. “Sólo había una casita, como a 5 kilómetros de Iberia. Luego de eso,
solo monte (bosque) había”, indican.
De acuerdo con Hercilio, uno de los colonos más antiguos, los israelitas se
instalaron en la zona de la quebrada Pacahuara y nombraron al lugar “Arca
Pacahuara”, en referencia a la bíblica Arca de la Alianza. Hercilio cuenta la
dureza del camino, lo difícil de la experiencia. “Los 46 que han venido no les
ha sido fácil. Al inicio hemos tenido hasta muertos por las picaduras (de
serpientes), no había ninguna asistencia, ningún apoyo… solo vinimos con
nuestra fe.”
“No hemos venido de golpe, de a pocos ha sido. Y los que nos hemos quedado
ha sido por la fuerza de la fe en nuestro líder, señor Ezequiel Ataucusi
Gamonal”, cuenta Juan, mientras realiza las refacciones del Campo Real,
lugar de reuniones y oración de los congregados.
Las tierras que empezaron a ocupar eran tierras forestales, propiedad del
Estado Peruano. El 28 de diciembre de 2001, se aprueba la creación de los
Bosques de Producción Permanente de Madre de Dios y el 2002, luego de 5
años de ocupación de la zona por los israelitas, el 4 de julio, se suscribió el
contrato de concesión con la Corporación Forestal Tres Fronteras.
Sin embargo, aún con esa facilidad los israelitas no respetaron los límites de la
concesión. Poco a poco fueron arribando más y más congregados. Muchos de
los recién llegados eran de Puno, del pueblo indígena aymara, famosos por sus
habilidades para el comercio y la cooperación entre grupos familiares. Así, la
colonización se hace más intensa y la agricultura se tecnifica para la
producción masiva de maíz.
Actualmente son casi 2,000 personas las que viven en Arca Pacahuara. A
pesar de estar conscientes del problema con la concesión, ya han invertido
mucho dinero y tiempo en convertir las selvas en maizales. Y, según
manifiestan los pobladores entrevistados, no están dispuestos a abandonar lo
que consideran sus campos y sus hogares.
La madera no se come
Isabel, una señora de unos 50 años que, como ocurre con la mayoría de los
israelitas, no quiere ser fotografiada, me pregunta con fastidio “¿A qué ha
venido Usted? ¿Por qué estás con cámara? ¿Quién te ha dado permiso para
venir?” Isabel es aymara, ha venido desde Puno y ahora vive en Arca
Pacahuara. Finalmente nos cuenta que “la fe nos ha traído aquí, por la palabra
del profeta Ezequiel y el señor Ezequiel Jonás… la fe es lo que nos ha dado
fuerza para venir acá”, dice con la convicción de una varona.
Lúcio, un varón israelita de Ucayali, cree firmemente que la creación está al
servicio del hombre y que Dios la ha puesto para ser dominada. “Así dicen las
escrituras hermano, lea usted las escrituras, todo está ahí claro. Hay que cuidar
la naturaleza, pero primero son las personas. Además, ya vamos en un rumbo
de caos como el profeta Ezequiel ya ha predicho. Todo ya está dicho. Así que
el camino de la salvación es la agricultura, ese es el motor más importante de
los países desarrollados. Eso quiere el FREPAP para el Perú, para dejar de ser
un país pobre. Pero solo los congregados seremos salvos cuando llegue el
juicio. Eso va a llegar, no se va a evitar”
“A nosotros nos condenan, nos acusan, nos traen a la policía… ¿Por qué? Los
madereros, los concesionarios sacan madera y para quién es el beneficio?
¿Acaso es para el pueblo? Es para su bolsillo nomás. Nosotros trabajamos la
tierra y producimos alimentos que son para todos. Son para el pueblo, no solo
para nosotros”, indica Wilder, habitante de Arca Pacahuara. Wilder vino de
Cusco a los 14 años y ahora, con casi 40, mantiene una enorme plantación de
maíz.
Esta provincia es un territorio atravesado por la mayor vía fluvial del mundo,
el río Amazonas, que constituye el espacio ideal para el transporte clandestino
de todo tipo de cargas. A lo largo de su cauce, la cantidad de tributarios, ríos y
quebradas, así como los mismos brazos del Amazonas constituyen un espacio
navegable que apenas puede definirse en los mapas. Una embarcación debe
elegir el mejor cauce para evitar encallar o sortear las quebradas estrechas,
siendo las embarcaciones menores, como los pequepeque, las más versátiles
para sortear el laberinto acuático que fluye hacia el Atlántico.
Maribel, la varona que llegó a Alto Monte de Israel desde San Martín, se
retiró de la colonia en el 2006. “Al inicio bien bonito íbamos, no había
problemas con nadie. Bien vendíamos todo a la frontera, a Caballococha y
traíamos acá a Iquitos. Después, un día vinieron unos de Colombia. Querían
comprar toda nuestra cosecha y bien pagada. Le vendimos todo dos veces, tres
veces. Contentos estábamos. Buena plata era. Y entonces, una vez nos dijeron
que podíamos alquilarles tierra, que ellos pagaban bien por la hojita (la coca).
Al principio nadie aceptó y ellos no se molestaron. Pero después con los
nuevos congregados que llegaban de otras colonias, con los más jóvenes, con
esos empezaron a hacer contrato. Luego más gente había, escondiendo sus
cochinadas… Yo viví eso en mi tierra de joven, primero la coca, luego las
balas, los delincuentes, los terroristas, nunca más quiero vivir eso. Por eso me
he ido, diciendo que ya estoy enferma para trabajar la tierra, pero aun así me
reciben bien. Hay muchos congregados que no están de acuerdo, pero ya no sé
cómo harán”.
Quizás sea una coincidencia, algo fortuito, pero todos los grandes
asentamientos israelitas como los de Yurimaguas y la Triple Frontera, en
Loreto, en El Sira, límite entre Ucayali y Huánuco, y en zonas aledañas a Arca
Pacahuara, en Madre de Dios, o Puerto Ezequiel en el lado colombiano del
Río Putumayo, son zonas de producción cocalera o zonas de tránsito de
cocaína. Recientes intentos de expansión israelita en el río Napo, coinciden
también con los reportes de presencia de narcotráfico en la cuenca.
Contactos políticos
El Perú es un país con una inestabilidad política asombrosamente persistente.
El desencanto de la población con el elenco político que elección tras elección
presenta candidatos ha traído aún mayor precariedad a un país que parece
tener un invisible piloto automático. En parte, ese desencanto, ese desprecio
por los políticos de siempre, se vió reflejado en la inesperada elección de 16
congresistas miembros del FREPAP, el brazo político de los israelitas. Luego
de 20 años sin representación congresal, el FREPAP se convirtió en la
segunda fuerza política del parlamento.
Por otro lado, uno de los congresistas del partido, Robledo Gutarra,
congresista por Junín, apoyó con toda su energía la construcción de carreteras
en la Amazonía, especialmente, la carretera Bolognesi – Nueva Italia –
Sawawo – Puerto Breu. Esa carretera, la UC-105, pretende crear una vía
asfaltada para unir Junín y Ucayali en Perú, con Acre en Brasil, atravesando
sin mayor reparo extensos territorios indígenas. Esta vía, a pesar de las alertas
y las protestas de las organizaciones indígenas, se mantiene como una
propuesta en el congreso, apoyada por autoridades que ven en la nueva
carretera la oportunidad de ampliar la frontera agrícola a costa de una mayor
deforestación y del crecimiento del narcotráfico, ya presente en la zona. De
hecho, cuando el proyecto empezaba a promocionarse, los representantes del
FREPAP en Junín y regiones cercanas apoyaron de inmediato el proyecto.
Sin embargo, como señala el investigador Carlos Raez, “el FREPAP apoyó y
formuló leyes que, en la forma, beneficiaban a la población, sobre todo
económicamente. No obstante, recibieron críticas sobre el sustento legal, o se
acusaba a sus propulsores de populistas. La bancada frepapista presentó un
total de 326 proyectos de ley, de los cuales 48 fueron promulgados, además de
4 resoluciones legislativas….” “(El FREPAP) también consiguió la
promulgación de leyes que favorecían al agro, en concordancia con su ideario,
como las de promoción a la andenería, de los mercados digitales en el sector
agrario y las compras estatales de productos alimenticios. También sobresale
la prolongación de la moratoria a los transgénicos, como la modificación de la
anterior Ley de Promoción Agraria, así como un nuevo régimen agrario”.
Sin embargo, los coqueteos con el poder político, en el nivel nacional, son
ahora un poco más notorios. Mientras se preparaba para la segunda vuelta
electoral, Pedro Castilo, quien acaba de ser vacado de la presidencia del Perú,
recibió públicamente la bendición de un pastor israelita. Durante la
elaboración de este reportaje, se reveló que Castillo tiene en su entorno más
cercano a David Pérez Curi.
Avanzado el siglo XXI, la Amazonía está cada vez en mayor riesgo. Si los
israelitas, como los menonitas y otros grupos siguen viendo a los bosques
como el obstáculo para la expansión de su forma de vida, la única promesa
que se cumplirá es la sequía permanente de los bosques húmedos amazónicos.