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El documento narra la historia de dos mujeres en un pueblo antiguo, Xtabay y Utz Colel. Xtabay era bondadosa pero promiscua, mientras que Utz Colel era hermosa pero orgullosa y despreciaba a los pobres. Cuando ambas murieron, la tumba de Xtabay produjo hermosas flores con un delicioso perfume, mientras que la tumba de Utz Colel despedía un hedor intolerable. La flor que creció de la tumba de Xtabay se llamó Xtabentún en su honor.
El documento narra la historia de dos mujeres en un pueblo antiguo, Xtabay y Utz Colel. Xtabay era bondadosa pero promiscua, mientras que Utz Colel era hermosa pero orgullosa y despreciaba a los pobres. Cuando ambas murieron, la tumba de Xtabay produjo hermosas flores con un delicioso perfume, mientras que la tumba de Utz Colel despedía un hedor intolerable. La flor que creció de la tumba de Xtabay se llamó Xtabentún en su honor.
El documento narra la historia de dos mujeres en un pueblo antiguo, Xtabay y Utz Colel. Xtabay era bondadosa pero promiscua, mientras que Utz Colel era hermosa pero orgullosa y despreciaba a los pobres. Cuando ambas murieron, la tumba de Xtabay produjo hermosas flores con un delicioso perfume, mientras que la tumba de Utz Colel despedía un hedor intolerable. La flor que creció de la tumba de Xtabay se llamó Xtabentún en su honor.
Hace mucho tiempo existieron dos mujeres, una era la "Xtabay"
buena y solidaria con los pobres y enfermos, pero estaba enferma de
pasión y era su afán prodigar su cuerpo y belleza a cuanto hombre se lo solicitaba, por lo cual era despreciada por todo el pueblo. La otra "Utz Colel", hermosa de igual forma, era fría, orgullosa, dura de corazón y le repugnaban los pobres, pero jamás había cometido ningún desliz amoroso. Un día la gente no vio salir más a Xtabay. Pasaron los días y por todo el pueblo se comenzó a esparcir un fino y delicado perfume de flores. Al buscar de dónde venía, llegaron a la casa de Xtabay a quien encontraron muerta. Utz-Colel dijo que era mentira, que de un cuerpo vil y corrupto no podía salir sino podredumbre y pestilencia, que aquello debía ser cosa de los espíritus malignos tratando así de continuar provocando a los hombres. Agregó que, si de aquella mala mujer provenía ese perfume, cuando ella muriera habría entonces un increíble aroma. Unos pocos enterraron a Xtabay, más por lástima y obligación que por gusto. Al día siguiente, su tumba estaba cubierta por flores hermosas y de delicado perfume. Cuando murió Utz-Colel todo el pueblo acudió a su entierro. Para asombro del pueblo, su tumba no exhalaba un fino perfume, sino que aún cubierta de tierra despedía un hedor intolerable. La flor que nació de la tumba de Xtabay se llamó Xtabentún, una humilde y bella flor silvestre que crece en cercas y caminos. Su néctar embriaga dulcemente, como debió ser el embriagador amor de Xtabay. El Cristo Negro de San Román
Fue durante el año de 1562 o el de 1563 que azotó a la
provincia yucateca una plaga de langosta produciendo daños que se abatieron con marcada intensidad sobre Campeche. Como consecuencia, los indígenas del lugar, dedicados a la agricultura, decidieron adoptar a un santo patrono que los protegiese contra las vicisitudes de la naturaleza, eligiendo así a San Román Mártir como espíritu tutelar, por lo cual construyeron una ermita para colocar la imagen del santo que dio nombre a la capilla y al conocido hasta la fecha como barrio de San Román.
La ermita fue puesta bajo la advocación de San Román Mártir
en 1563, lo que seguramente ocurrió en agosto del mencionado año, pues en ese mes se celebra las festividades de la imagen.En un principio fue humilde la capilla de San Román Mártir y, desde luego, la del Cristo Negro al que depositaron allí los campechanos en 1565, previo encargo hecho a Juan de Cano y Coca Gaitán quien la trajo de Alvarado, Veracruz y la cual fue tallada en Civitavecchia, Italia.
Al correr del tiempo, la modesta capilla ubicada al poniente del
puerto creció paulatinamente hasta convertirse en el templo de las dimensiones que presenta en la actualidad. La obra posiblemente estaba ya terminada en el último tercio del siglo XVI, hacia 1570 ó 1580, aunque, con base en los datos transcritos del libro Relación Historial Eclesiástica del autor Francisco de Cárdenas y Valencia, la conclusión de la iglesia con las proporciones que ahora guarda debió lograrse sólo hasta mediados o finales del siglo XVII, pues en 1639, año en que el mencionado autor redactó su obra, San Román era todavía, según sus propias palabras, una "iglesia pequeña construida en los extramuros de aquella villa".La iglesia de San Román ha sido a lo largo de más de 400 años morada de una de las imágenes más representativas del fervor campechano: el Cristo Negro de San Róman.
Su construcción se remonta al siglo XVI, y desde entonces,
cada año en el mes de septiembre, llegan miles y miles de creyentes de diversos lugares a este recinto para rendirle tributo a este santo milagroso.La iglesia consiste en una sola nave con techo de viguería y planta en forma de cruz latina, circundada por varias habitaciones. Su fachada principal semeja una pequeña fortaleza medieval adornada por una esbelta torre de dos cuerpos que tiene vanos con arcos canopiales y coronada con una cúpula gallonada. Su portada presenta un acceso con arco de medio punto sobre el que se encuentra la ventana coral achaparrada con balcón y barandal de hierro. La fachada termina con un remate mixtilíneo con óculo.En sus fachadas laterales se aprecian gárgolas y, en su parte posterior, remates piramidales y espadaña de un vano así como una cruz latina de piedra. En la fachada lateral izquierda presenta remates de jarrones adornados con relieves vegetales.
La nave central se encuentra cruzada por arcos de medio
punto que se desplantan sobre pilastras. En su interior alberga seis retablos, cinco de ellos laterales y uno principal al fondo de la nave, tallado en caoba con motivos florales en oro, en cuyo nicho central se encuentra el Cristo Negro colocado sobre una fina cruz de plata, flanqueado por pares de columnas estriadas de capitel dórico. El retablo remata con un frontón curvo cuyo centro está adornado en oro. Otros elementos de gran valor son el altar de plata finamente labrado que se coloca sólo durante los festejos de San Román, en el mes de septiembre, y el barandal del presbiterio tallado en madera. Existen dos capillas laterales con retablos simulados y, en uno de ellos, un relieve del cordón de San Francisco. Las paredes están adornadas por vitrales que representan la vida de santos. Destaca también una pila bautismal hecha de piedra labrada con motivos vegetales y conchas.La iglesia de San Román se localiza sobre el espacio formado por la Calle Bravo por 10-B y 12, frente al parque del barrio de San Román, en la ciudad de Campeche.
Las cuevas son lugares que por su naturaleza se prestan mucho al
misterio e incluso al terror. Son la entrada a sitios oscuros y eso al ser humano siempre le ha causado incomodidad, el miedo natural a lo desconocido.
Y algunas cuevas parecen cumplir con estas expectativas, una de
ellas es la cueva del toro en Campeche. Que no son pocas las historias que hablan sobre algo escalofriante que ha pasado alrededor de este sitio.
En Campeche existe un lugar conocido como el barrio de San
Román. Un sitio típico de día, pero de noche el miedo parece apoderarse de la gente. Salir era considerado una muerte segura, por lo que una vez oculto el astro rey nadie quería pasearse por sus calles.
La gente aseguraba que por ese sitio se podían escuchar ruidos
terribles. En específico, el ruido de un toro bramando enfurecido. Pero nadie veía al toro ni nada, simplemente el escuchar ese sonido sobrenatural ponía los pelos de punta.
Todo fue empeorando con el tiempo cuando empezaron a
desaparecer personas. En específico, el perfil de la gente que desaparecía eran mujeres jóvenes. ¿Qué puede estar pasando? Había pocas pistas al respecto.
Pero esto no fue así por mucho tiempo: comenzaron a llegar
nuevos reportes de personas que aseguraban ver a un toro pasada la media noche. Que andaba por las calles del lugar, causando terror.
Cualquier toro daría miedo, pero este se notaba maligno, algo
malo había con él. Pero nunca falta el valiente que se quede viendo y encontró una pista de lo que podía estar pasando: notó como el toro se convertía en una persona. En específico, se volvía un caballero muy atractivo, un joven ilustre de los que enamoran fácilmente. Y precisamente eso hacía, acercándose a casa de jovencitas, engatusándolas para que se vayan con él.
El joven las citaba en su cueva, a la media noche del día siguiente.
Ellas, pensando que habían encontrado un príncipe azul, se escapaban de sus hogares para acudir. Pensaban que eran muy afortunadas.