Fisioterapia.

2014;36(2):87---94

www.elsevier.es/ft

REVISIÓN

Factores de riesgo de la depresión posparto

A.M. Lorenzo-Veigas a,∗ y M. Soto-González b

a
Unidad de Neonatología, Hospital Xeral-Cíes, Vigo, España
b
Facultad de Fisioterapia, Universidad de Vigo, Vigo, Pontevedra, España

Recibido el 18 de mayo de 2013; aceptado el 30 de julio de 2013

Disponible en Internet el 15 de diciembre de 2013

PALABRAS CLAVE Resumen

Depresión posparto;
Factores de riesgo
Objetivo: Identificar los principales factores de riesgo de la depresión posparto.
Estrategia de búsqueda: Revisión sistemática de las bases de datos Medline y CINAHL durante el
mes de febrero del 2012, seleccionando 15 artículos publicados entre enero del 2007 y enero del
2012, cuya muestra estuviera formada por mujeres de 19 a 44 años y que aplicaran, entre otras,
la Escala de valoración de la depresión posnatal de Edimburgo (Edinburgh Postnatal Depression
Scale [EPDS]).
Selección de estudios: Establecimos como criterios de inclusión: artículos científicos, publica-
dos en los últimos 5 años, que la muestra estuviera formada por mujeres de 19 a 44 años,
que utilizasen la EPDS como escala de valoración de la clínica, disponibles a texto completo
y que sean accesibles, y como criterios de exclusión: que no respondiesen a nuestra pregunta
de investigación, que se repitiesen en otras bases de datos y que no cumpliesen alguno de los
criterios de inclusión. En Medline se realizó un segundo filtro.
Síntesis de resultados: Fundamentalmente, destacan como factores de riesgo la edad materna,
los antecedentes personales de depresión y la falta de apoyo social y familiar. Por otro lado, se
observó que en algunos estudios los resultados se vieron influidos por factores socioculturales.
Conclusión: La prevención, la identificación y la actuación inmediata sobre aquellos factores
de riesgo modificables, debe ser prioridad absoluta en los esfuerzos para prevenir la depresión
posparto.
© 2013 Asociación Española de Fisioterapeutas. Publicado por Elsevier España, S.L. Todos los
derechos reservados.

KEYWORDS Risk factors for postpartum depression

Depression
postpartum; Abstract
Risk factors Objective: To identify the main risk factors for postpartum depression.
Search strategy: Systematic review of Medline and CINAHL data bases during the month of
February 2012. Fifteen articles published between January 2007 and January 2012 were selec-
ted. Their sample was composed of women of 19-44 years of age and for whom the Edinburgh
Postnatal Depression Scale (EPDS) was applied.
∗ Autor para correspondencia.
Correo electrónico: ana.maria.lorenzo.veigas@sergas.es (A.M. Lorenzo-Veigas).

0211-5638/$ – see front matter © 2013 Asociación Española de Fisioterapeutas. Publicado por Elsevier España, S.L. Todos los derechos reservados.
http://dx.doi.org/10.1016/j.ft.2013.07.001
88 A.M. Lorenzo-Veigas, M. Soto-González

Study selection: Inclusion criteria established were: scientific articles published in the last five
years, that the sample was composed of women 19 to 44, that the EPDS was used as a clinical
rating scale, that the full-text was available and accessible. Exclusion criteria were no reply to
our research question, that they were repeated in other databases and they did not meet some
of the inclusion criteria. A second filter was performed in Medline.
Summary of results: Fundamentally risk factors include maternal age, personal history of
depression and lack of social and family support. Furthermore, it was observed that in some
studies the results were influenced by cultural factors.
Conclusion: Prevention, identification and immediate action on those modifiable risk factors
should take top priority in efforts to prevent postpartum depression.
© 2013 Asociación Española de Fisioterapeutas. Published by Elsevier España, S.L. All rights
reserved.

Introducción Tabla 1 Criterios diagnósticos de depresión según el DSM-

Es importante que tengamos presente que la Organización
Mundial de la Salud (OMS) en su carta fundacional define
la salud como «un estado de bienestar físico, psíquico y
social y no solo como la ausencia de enfermedad». En este
contexto extensible a la depresión, la enfermedad debe
entenderse como un proceso biológico que supone una alte-
ración estructural o funcional, un proceso psicológico que
conlleva sufrimiento y dolor, y un proceso social que supone
una invalidez1 .
La depresión es un trastorno emocional que se carac-
teriza básicamente por alteraciones del humor, tristeza,
disminución de la autoestima, inhibición, fatiga, insomnio,
pensamientos negativos y que tiene como consecuencia la
disminución de la actividad vital, es decir, impide al indi-
viduo desarrollar con normalidad las actividades de la vida
diaria. La OMS define los trastornos del estado del ánimo en
el posparto en función del momento de inicio. Así, según la
Clasificación Internacional de Enfermedades de la OMS (CIE-
10), se considera depresión posparto (DPP) a «aquel episodio
de depresión mayor que tiene su comienzo dentro de las
6 semanas posparto»1,2 .
Por otro lado, el Diagnostic and Statistical Manual of Men-
tal Disorders Four Edition-Text Revision (DSM-IV-TR) de la
American Psychiatric Association, considera DPP a «aquel
episodio de depresión mayor que comienza dentro de las 4
primeras semanas posparto»2 . El DSM-IV-TR tiene una serie
de criterios diagnósticos3 específicos de un episodio depre-
sivo mayor, tal y como podemos observar en la tabla 1.
La DPP es la complicación emocional más común de la
maternidad, que afecta aproximadamente al 10-15% de las
mujeres y, como tal, representa un problema considerable
de salud tanto para ellas y sus hijos recién nacidos, como
para sus familias4,5 .
Debido a estas graves consecuencias, el diagnóstico y el
tratamiento precoz tras el parto son imprescindibles para la
salud y el bienestar de la madre y su hijo, evitando así com-
plicaciones importantes en el futuro, como el suicidio o el
infanticidio4,5 . Los trastornos depresivos posparto se dividen
en 3 categorías.
Por una parte, nos encontramos con los llamados baby o
maternity blues, que son el estado de labilidad emocional
más frecuente que sufren las mujeres en los primeros días
del puerperio. Generalmente, se caracterizan por síntomas
IV-TR
A. Cinco o más de los siguientes síntomas de manera
constante durante al menos 2 semanas
1. Tristeza
2. Pérdida de la capacidad para experimentar placer
3. Pérdida o aumento de apetito, o pérdida o aumento de
peso significativos
4. Insomnio o hipersomnia
5. Agitación o enlentecimiento psicomotores
6. Sentimientos de inutilidad o de culpa, excesivos e
inapropiados
7. Disminución de la capacidad para concentrarse, o
indecisión
8. Pensamientos recurrentes de muerte o suicidio
B. Los síntomas no cumplen criterios para un episodio
mixto
C. Los síntomas provocan un malestar significativo o
deterioro social, laboral o en otras áreas importantes de
la vida del individuo
D. Los síntomas no son debidos al efecto de una sustancia o
enfermedad médica
E. Los síntomas no se explican mejor por la presencia de un
duelo
leves que incluyen irritabilidad, llanto fácil, ansiedad, tras-
torno del sueño y del apetito. Esta forma de cambios de
humor en el posparto es debida a la supresión hormonal, es
autolimitada y no requiere de un tratamiento específico más
allá de la educación y el apoyo social y familiar4,6,7 .
Por otro lado, la psicosis puerperal es el cuadro de
afectación del estado de ánimo más grave y menos
frecuente en el posparto. Las manifestaciones clíni-
cas aparecen de forma rápida dentro de las primeras
48-72 h posparto y la mayoría de los episodios se desarrollan
dentro de las primeras 2 semanas posteriores al parto4,7 .
Los síntomas más frecuentes son comportamiento desor-
ganizado, labilidad emocional desde la depresión hasta la
euforia, delirios y alucinaciones. La evidencia de los estudios
clínicos, genéticos y el seguimiento indica que la mayoría
de los casos de psicosis puerperal cumplen los criterios de
trastorno bipolar4 . Aunque el pronóstico es generalmente
favorable y las mujeres se recuperan completamente,
Factores de riesgo de la depresión posparto
sí presentan mayor riesgo de desarrollar nuevos episo-
dios puerperales y no puerperales de trastorno bipolar
afectivo4 .
Por último, la DPP en sí es la alteración del ánimo más
común en el puerperio susceptible de recibir tratamiento
por parte de diferentes profesionales de la salud, aunque
muchas veces puede pasar inadvertida. En algunas mujeres
los babies blues simplemente continúan evolucionando en
severidad, y en otras un periodo de bienestar tras el parto
es seguido de un inicio gradual de depresión. El comienzo
de la depresión en el puerperio puede ser perjudicial para
la madre y su relación de pareja, así como la relación con
sus otros hijos, pudiendo presentar efectos adversos a largo
plazo si no se trata4,7,8 . La clínica se caracteriza por tenden-
cia al llanto, desánimo, labilidad emocional, irritabilidad,
sentimientos de culpa, pérdida del apetito, ideas suicidas
y trastorno del sueño, falta de concentración y memoria,
así como sentimientos de incapacidad de hacer frente a la
reciente maternidad4,8,9 .
Partiendo de los antecedentes clínicos y de la sinto-
matología del paciente, actualmente el diagnóstico de los
trastornos del estado del ánimo se realiza, en primer lugar,
mediante la aplicación de los criterios diagnósticos conte-
nidos en el DSM-IV-TR y en la CIE-10, y secundariamente,
mediante el uso de escalas de evaluación clínica10 .
A pesar de su utilidad como elemento de apoyo al diag-
nóstico clínico, estas escalas se utilizan principalmente
como instrumentos de medida de la gravedad de la sinto-
matología asociada al trastorno, por lo que alertan sobre
la existencia de enfermedad depresiva, al mismo tiempo
que establecen su gravedad, resultando útiles tanto en la
práctica asistencial como en estudios clínicos10 . Dentro de
estas escalas de valoración, destacan la Escala de valoración
de depresión de Montgomery-Asberg, el Beck Depression
Inventory y la Edinburgh Postnatal Depression Scale (EPDS),
siendo las 2 primeras genéricas para detectar sintomatolo-
gía depresiva y la última, por el contrario, más específica
del posparto8,10 .
La EPDS fue diseñada por Cox et al. en Edimburgo, en
1987. Es un instrumento muy específico utilizado actual-
mente en el ámbito de la salud materno-infantil. Ha
demostrado ser de especial utilidad tanto en la clínica como
en la investigación, habiéndose probado su eficacia para
detectar estados depresivos tanto en ambiente hospitalario
como de atención primaria, así como en el propio domici-
lio de la paciente. Ha sido traducida a muchos idiomas, así
como probado su eficacia en madres de poblaciones muy
dispares7,8 .
Objetivo
El objetivo de esta revisión bibliográfica es identificar los
principales factores de riesgo de la DPP en mujeres en edad
fértil de las diferentes poblaciones mundiales. Al mismo
tiempo, estudiando diferentes poblaciones tendremos la
oportunidad de comparar posibles factores de riesgo debidos
a variables culturales, socioeconómicas o religiosas.
Estrategia de búsqueda
Realizamos una búsqueda bibliográfica durante el mes de
febrero del 2012, en diferentes bases de datos, con el
89
fin de encontrar aquellos artículos científicos que diesen
respuesta a nuestra pregunta de investigación. Para ello
seleccionamos las bases de datos Medline y CINAHL, y el
buscador PubMed, del cual no obtuvimos ningún resultado
válido para esta revisión.
Hemos introducido la ecuación de búsqueda utilizando
los tesauros del Medical Subject Headings (MeSH) y sus des-
criptores correspondientes en las bases de datos Medline
(MH «Risk Factors») AND (MH «Depression, Postpartum/ET»)
y subencabezamiento «etiology/ET») y CINAHL (MH «Risk
Factors») AND (MH «Depression, Postpartum/ET») y sub-
encabezamiento «etiology/ET»), restringiendo la búsqueda
mediante la utilización de subencabezamientos específicos
al tema de investigación.
Selección de estudios
Una vez lanzada la ecuación de búsqueda, establecimos
como criterios de inclusión los siguientes:
--- artículos científicos;
--- publicados en los últimos 5 años (enero del 2007-enero
del 2012);
--- muestra de estudio formada por mujeres de entre 19 y 44
años, ya que entendemos este rango de edad como edad
fértil;
--- que utilicen la EPDS como escala de valoración de la clí-
nica;
--- que estén disponibles a texto completo y sean accesibles.
Y como criterios de exclusión:
--- que no respondan a nuestra pregunta de investigación;
--- que se repitan en otras bases de datos.
En Medline se realizó un segundo filtro con tema: encabe-
zamiento principal (MM): depression, postpartum etiology,
por ser este tema muy similar a nuestra temática de inves-
tigación.
Finalmente, tras aplicar la metodología explicada,
obtuvimos 13 resultados válidos para nuestra revisión,
correspondiendo 9 artículos a la base de datos Medline y
4 artículos a CINAHL (fig. 1).
Síntesis de resultados
Para exponer los resultados obtenidos tras la revisión
bibliográfica de los artículos seleccionados anteriormente,
realizamos una síntesis de los datos más relevantes de cada
uno.
Mayberry et al.11 , en el 2007, llevaron a cabo un estudio
transversal y tomaron como muestra a 1.359 mujeres que
habían dado a luz un único bebé vivo en EE. UU.. Los datos
fueron recogidos mediante encuesta telefónica y la EPDS,
con el objetivo de determinar los diferentes posibles fac-
tores de riesgo para la DPP. En este estudio no se detalla
la utilización de consentimiento informado (CI) ni verbal ni
escrito, previo a la realización del estudio.
El estudio concluyó que había una relación estadística-
mente significativa entre la edad y los síntomas depresivos
(p < 0,001), ya que madres menores de 25 años presenta-
ban mayor riesgo de DPP y, por lo tanto, deberían realizarse
evaluaciones periódicas durante periodos prolongados.
90
Medline Cinahl
15 artículos 7 artículos
No texto completo - 3
No utiliza EPDS - 2
No texto completo - 1
Repetidos - 2
No tema de estudio - 1
9 artículos válidos 4 artículos válidos
13 artículos para la revisión
Figura 1 Proceso de selección.
Además, tanto el bajo nivel educativo como los bajos ingre-
sos económicos fueron considerados factores predictivos de
depresión. Por otro lado, el empleo y el tipo de jornada labo-
ral pudieron ser un factor protector, hecho que justifican los
autores en función de la disponibilidad de redes de apoyo en
el entorno laboral o familiar en cuanto al cuidado del niño.
Lee et al.12 , en el 2007, desarrollaron un estudio longitu-
dinal prospectivo en China, con una muestra de 244 mujeres
gestantes. Previa firma del CI, se plantearon como obje-
tivo determinar la evolución de la ansiedad en las diferentes
etapas del embarazo en relación con la DPP. Se realizaron
4 controles a lo largo del estudio utilizando diferentes esca-
las de valoración, siendo el último en la sexta semana
posparto, en el cual aplicaron la EPDS. Durante estos
controles se recopiló información sobre datos personales,
sociodemográficos, actitud frente al embarazo, episodios de
ansiedad, apoyo social y relación con su pareja.
Como resultados se observó que los factores de riesgo
difieren ligeramente en función del trimestre de gestación.
Así, existe relación estadísticamente significativa entre pre-
sentar episodios de depresión y/o ansiedad durante el tercer
trimestre del embarazo y el riesgo de presentar DPP en el
puerperio (p  0,009). También fue evidente que los factores
psicosociales desempeñan un papel importante. El consumo
de alcohol, la juventud de la madre, la baja autoestima y
el embarazo no deseado se consideraron factores de riesgo
de presentar ansiedad prenatal, mientras que la percepción
subjetiva del apoyo social, así como la satisfacción marital,
se mostraron como factores protectores.
Gausia et al.13 , en el 2009, a través de un estudio de
cohortes prospectivo llevado a cabo en la India, tomaron
como muestra del estudio a 346 mujeres embarazadas que
se encontrasen en la semana 34-35 de gestación. Tras fir-
mar el CI, cumplimentaron una encuesta estructurada sobre
diferentes datos sociodemográficos, su nivel de satisfacción
marital, diferentes preguntas acerca de la gestación actual,
así como una versión bengalí de la EPDS entre la sexta y
A.M. Lorenzo-Veigas, M. Soto-González
octava semana del posparto, en donde puntuaciones iguales
o mayores de 10 indicaban síntomas depresivos. El objetivo
del estudio consistió en determinar la magnitud y la influen-
cia de estos factores sobre la prevalencia de la DPP en los
países en vías de desarrollo.
Como factores predictivos estadísticamente relacionados
con la DPP en la India y Pakistán, destacaron la pobreza, el
nacimiento de una niña, tener un nivel educativo menor de
5 años, embarazo no deseado, antecedentes psiquiátricos
durante la gestación, muerte perinatal o ingreso del recién
nacido en el hospital, desempleo del marido y malas rela-
ciones familiares. Así, concluyó que la prevalencia de DPP
en países en vías de desarrollo es mayor que en los ya des-
arrollados.
Xie et al.14 en el 2009 realizaron un estudio de cohor-
tes prospectivo en China, en el que tomaron una muestra
de 534 mujeres, con el objetivo de examinar el impacto del
apoyo social pre y posnatal sobre la asociación entre el sexo
del feto y la DPP. Previamente, las mujeres firmaron el CI.
En el proceso de selección de la muestra de este estudio se
consideraron los siguientes criterios de exclusión: gestación
múltiple, antecedentes personales de enfermedad psiquiá-
trica o trastorno ansioso-depresivo y alteración obstétrica o
complicación durante la gestación, ya que todos estos facto-
res incrementaban la posibilidad de presentar DPP pudiendo
sesgar los resultados del estudio. Se realizó una entrevista
sociodemográfica desde el tercer trimestre hasta las 2 sema-
nas posparto. Se empleó la EPDS versión china en donde se
consideraban los 13 puntos como el corte para diagnosticar
DPP. Se obtuvo una prevalencia de DPP de aproximadamente
el 19%, siendo significativamente más elevada en aquellas
mujeres que dieron a luz a una niña. Al mismo tiempo, se
estudió el apoyo social en relación con el sexo del recién
nacido.
Como resultados se obtuvo que el apoyo social recibido
por las gestantes no presentaba diferencias estadística-
mente significativas, independientemente del sexo del feto;
sin embargo, sí estaban presentes estas diferencias tras el
parto, siendo menor en el caso de haber dado a luz a una
niña. Por lo tanto, existe relación estadísticamente signifi-
cativa (p < 0,001) entre el hecho de dar a luz una niña y la
mayor probabilidad de presentar DPP.
Panthangi et al.15 , en el 2009, intentaron definir el sig-
nificado de la variación estacional como factor de riesgo
potencial para la DPP. Para ello, realizaron un estudio trans-
versal en EE. UU. Se empleó una muestra de 530 mujeres que
habían dado a luz en las 5-8 semanas anteriores, las cua-
les tuvieron que firmar un CI, cumplimentar una encuesta
demográfica además de la EPDS, en donde se considera-
ron puntuaciones iguales o mayores de 12 como corte para
diagnosticar DPP.
Casi un 20% de la muestra dio puntuaciones mayores de
12 en la EPDS, siendo menor la incidencia de DPP en aquellas
mujeres que dieron a luz en verano y mayor en las que el
parto se produjo en otoño, hecho que podría estar relacio-
nado con la diferencia de luz solar. Además, se encontraron
asociaciones estadísticamente significativas para unas
determinadas variables demográficas que podrían afectar el
diagnóstico de DPP; así tuvieron mayor riesgo de puntuacio-
nes elevadas en la EPDS las mujeres gestantes que estuvie-
sen tomando tratamiento antidepresivo en el momento de
cumplimentar la escala de valoración, y por el contrario,
Factores de riesgo de la depresión posparto
se detectó menor riesgo de presentar DPP en aquellas que
tenían buen apoyo familiar en el domicilio (p < 0,05).
Satoh et al.16 , en el 2009, se plantearon como objetivo
de investigación determinar, de forma genérica, cuáles eran
los factores de riesgo para presentar DPP. Para ello tomaron
una muestra de 169 mujeres en Japón, que tras otorgar su
CI de forma verbal, cumplimentaron 5 cuestionarios diferen-
tes (características físicas, factores obstétricos, cuidado del
recién nacido, colaboración del marido y estructura fami-
liar) y la versión japonesa de la EPDS.
Este estudio de cohortes prospectivo confirmó que había
diferencias estadísticamente significativas entre primíparas
y multíparas, siendo mayor el riesgo de presentar DPP en las
primíparas (p < 0,001), ya que la experiencia de las multípa-
ras en el parto puede reducir la sintomatología depresiva.
El mayor número de complicaciones obstétricas (p < 0,001),
la preocupación por la salud del recién nacido (p < 0,001),
así como la falta de apoyo y ayuda por parte del marido
(p < 0,05), están estadísticamente relacionados con el riesgo
de aumentar la aparición de depresión en el puerperio..
Beydoun et al.17 , en el 2010, tomaron una muestra de
6.421 mujeres en Canadá, mayores de edad, elegidas del
censo poblacional y que hubiesen dado a luz a un único hijo.
El objetivo del estudio transversal fue examinar la influen-
cia de la violencia doméstica por parte de la pareja antes,
durante y tras la gestación sobre la prevalencia de DPP. Se
llevó a cabo entre el quinto y el noveno meses posparto,
mediante una encuesta realizada por ordenador a través
de una aplicación telefónica. Se obtuvo previamente el CI
verbal por parte de las mujeres que formaron la muestra.
En la evaluación se aplicó la EPDS considerando como corte
puntuaciones de 13 o superior.
Los resultados demostraron que había relaciones esta-
dísticamente significativas entre la violencia doméstica y la
DPP, obteniendo que un 52% de las mujeres sufrieron violen-
cia doméstica antes de la gestación, siendo en su mayoría
violencia física y destacando que un 43,4% fue un episo-
dio aislado. De estas, un 18% presentó posteriormente DPP
frente a un 7% de mujeres diagnosticadas de DPP que no
habían sufrido violencia por parte de sus parejas.
Blom et al.18 , en el 2010, mediante una muestra de 4.941
mujeres embarazadas de Holanda, se plantearon como obje-
tivo del estudio longitudinal prospectivo, determinar si el
embarazo y las posibles complicaciones del parto podrían
considerarse factores de riesgo de la DPP. Los datos se
obtuvieron tras la firma del CI, por medio de reconocimien-
tos físicos, registros de documentación archivada sobre las
mujeres, y diferentes cuestionarios, siendo uno de ellos la
EPDS. Que el parto se hubiese producido en el domicilio o en
el hospital no se consideró una complicación perinatal en sí
misma, pero sí que pudiese estar asociado a DPP por ser un
indicador de posibles complicaciones durante el embarazo.
Como resultados se obtuvo que un 8% de las mujeres fue
diagnosticado de DPP, siendo un grupo de mayor juventud,
con menor nivel educativo, que presentó mayor número de
sintomatología psiquiátrica y peor adaptación familiar. Por
otro lado, se encontró una relación estadísticamente signifi-
cativa (p < 0,001) entre una serie de complicaciones durante
la gestación y el parto, y el diagnóstico de DPP, siendo: parto
hospitalario asistido, ingreso del recién nacido en la primera
semana de vida, cesárea urgente, recién nacido pretérmino,
91
sospecha de sufrimiento fetal, hospitalización durante la
gestación, preeclampsia y diabetes gestacional. Solo un 6%
de la muestra presentó 3 o más complicaciones perinatales.
Sin embargo, se comprobó que había una relación estadísti-
camente significativa y directamente proporcional entre el
número de complicaciones perinatales y el riesgo de presen-
tar DPP. Por otro lado, se descartó la existencia de relación
estadísticamente significativas entre el embarazo no planifi-
cado, la puntuación de Apgar del recién nacido o la presencia
de líquido amniótico meconial durante el parto y el riesgo
de presentar DPP, debido a factores de confusión, como, por
ejemplo, diferentes características sociodemográficas.
LaCoursiere et al.19 en el 2010 emplearon una muestra
de 1.053 mujeres de EE. UU., con el objetivo de determinar
la relación entre el índice de masa corporal (IMC) previo a
la gestación y el riesgo de presentar DPP. Tras la firma del
CI, los seguimientos de este estudio de cohortes prospectivo
se realizaron inmediatamente después del parto durante 6-8
semanas, momento en el que las mujeres cumplimentaban
la EPDS además de diferentes preguntas sobre su peso ante-
rior y posterior al parto; aquellas con puntuaciones de 12 o
superiores en la EPDS recibían apoyo de forma inmediata.
Se observó que existe una relación estadísticamente sig-
nificativa (p < 0,01) entre el IMC no acorde con la talla y
el riesgo de presentar DPP. Aquellas mujeres que antes del
embarazo tenían bajo peso corporal, sobrepeso, obesidad
tipo i, tipo ii y tipo iii tenían mayor riesgo de presentar DPP
en relación con las mujeres que tenían un IMC dentro de
los rangos de normalidad en función de su talla. Debemos
destacar, por otro lado, que la relación entre depresión y
obesidad es bidireccional
Miyake et al.20 , en el 2011, llevaron a cabo un estudio
de cohortes prospectivo en Japón. Para ello, tomaron una
muestra de 771 gestantes y, tras la firma del CI, investigaron
la asociación entre la ocupación laboral, el tipo de trabajo,
los ingresos en el hogar y el nivel educativo de la madre con
el riesgo de presentar DPP. Durante los 9 meses posparto, se
utilizó una encuesta estructurada que debían cumplimentar
con diferentes datos personales, sociodemográficos y labo-
rables, y la EPDS versión japonesa, donde con puntuaciones
de 9 o superiores ya se consideraba que la mujer presentaba
síntomas depresivos.
Como resultados se obtuvo que aproximadamente un
14% de las mujeres que formaron la muestra tenían DPP.
Aquellas laboralmente activas, con jornada completa y que
desempeñaban trabajos técnicos tenían un riesgo significa-
tivamente menor de presentar síntomas depresivos. Por otra
parte, ni los ingresos ni el nivel educativo de la madre o el
padre estaban estadísticamente relacionados con un mayor
o menor riesgo de DPP.
Davey et al.21 , en el 2011, desarrollaron un estudio de
cohortes prospectivo en Canadá. Utilizando una muestra de
1.403 mujeres, determinaron qué factores pre/perinatales
se consideran predictivos de DPP en mujeres embaraza-
das con bajo riesgo médico. Para ello, tras un CI verbal y
mediante el empleo de la EPDS a partir de la 8.a semana
del posparto, se dividieron en 3 grupos diferenciados entre
sí por establecerse diferentes niveles crecientes de apoyo
prenatal: el grupo control únicamente recibió los cuidados
prenatales básicos en una clínica; el segundo grupo además
tuvo el apoyo de una enfermera especializada con la que
92
tuvo consulta y en la que la futura madre pudo resolver
cualquier tipo de duda o recibir indicaciones para el pos-
terior cuidado del recién nacido, y el último grupo, además
de todo lo anterior, tuvo apoyo no sanitario en el domicilio
durante la gestación.
Los datos obtenidos de este estudio sugieren relacio-
nes estadísticamente significativas entre haber presentado
trastornos de ansiedad durante la gestación, un historial per-
sonal de depresión clínica (p < 0,001), dar a luz estando fuera
del país (p < 0,003) y el destete del niño en las 8 semanas
posteriores al parto (p < 0,002), fueron datos importantes a
tener en cuenta para determinar el riesgo que tiene la nueva
madre de padecer DPP y la posible repercusión que puede
tener este hecho sobre el desarrollo del recién nacido. Sin
embargo, por otro lado, no hubo relación estadísticamente
significativa entre el apoyo recibido y el riesgo de presentar
clínica de depresión (p = 0,06).
McMahon et al.22 , en el 2011, con una muestra de 592
mujeres, de las cuales 295 se quedaron embarazadas de
forma natural y 297 recurrieron a técnicas de reproducción
asistida, determinaron cómo la edad del primer parto, así
como el modo de concepción, pueden influir en el riesgo
de presentar DPP. Las mujeres que entraron a formar parte
de este estudio de cohortes prospectivo llevado a cabo en
Australia se dividieron en grupos de edad (jóvenes, mediana
edad y mayores) y fue necesaria la firma del CI. Realizaron
una entrevista telefónica estructurada y varios cuestiona-
rios, destacando la EPDS en el cuarto mes del posparto.
Como resultados se observaron que hay una relación esta-
dísticamente significativa entre quedarse embarazada de
forma natural, siendo ≤ 30 años o ≥ 37años y mediante
técnicas de reproducción asistida en edades comprendidas
entre los 31 y los 36 años, y la probabilidad de presentar
DPP.
Mori et al..23 , en el 2011, llevaron a cabo un estudio de
cohortes prospectivo en Japón. Mediante una muestra de
675 mujeres que firmaron el CI, determinaron cuáles eran
los factores de riesgo para la DPP en función del momento de
aparición. El seguimiento se realizó hasta 3 meses posparto,
basándose en una entrevista con el equipo de investigación
y la cumplimentación del cuestionario EPDS en 3 momen-
tos diferentes del posparto: entre la 2.a -4.a semana, la
5.a -7.a y la 8.a -12.a semana. La puntuación de corte para
DPP era aquella igual o superior de 9, según la versión
japonesa de la EPDS. Por otra parte, se diferenciaba en
función del momento de inicio entre DPP temprana (pri-
meras 4 semanas posparto) y DPP tardía (entre 5.a -12.a
semana). Como factores de riesgo potenciales se conside-
raron la falta de apoyo social, los antecedentes personales
de depresión y/o los trastornos de ansiedad y ser madre
soltera.
Como resultados se obtuvo que un 11% de las mujeres
presentaron DPP temprana frente a un 4% que la desarro-
lló entre la 5.a -12.a semana posparto. Ser madre < 25
años (p = 0,03) y > 35 años (p = 0,04) tiene relación esta-
dísticamente significativa con la DPP tardía. La falta de
apoyo emocional (p = 0,08), así como tener antecedentes
personales de depresión y/o ansiedad (p = 0,001), aumen-
tan el riesgo de presentar DPP (tanto temprana como
tardía). Por último, se debe destacar la relación estadís-
ticamente significativa entre ser primípara y presentar DPP
(p = 0,001).
A.M. Lorenzo-Veigas, M. Soto-González
Discusión
Tras la revisión bibliográfica realizada de los artículos
seleccionados, hemos comprobado que la mayoría de ellos
centran su objetivo de estudio en los factores demográfi-
cos, sociales y psicológicos que pueden influir en el estado
anímico de la mujer después del parto y no exclusivamente
en aquellos de carácter biológico ya conocidos, como son
los cambios hormonales que se producen en el puerperio
inmediato.
Todos los estudios fueron aprobados por las corres-
pondientes comisiones de ética de los países o centros
hospitalarios donde se llevaron a cabo, y fue necesario que
aquellas mujeres que entraron a formar parte de ellos fir-
masen previamente un CI.
En relación con las muestras empleadas en los diferen-
tes estudios, observamos grandes diferencias en cuanto al
tamaño de las mismas. Así, el estudio llevado a cabo por
Satoh et al.16 empleó la muestra más pequeña, formada
por 169 mujeres, mientras que en el lado opuesto, Beydoun
et al.17 tomaron como muestra un total de 6.421 mujeres
para su estudio. Podemos comprobar que, a pesar de las
diferencias en el tamaño de las mismas, los resultados obte-
nidos y las conclusiones a las que llegaron los diferentes
autores son comunes.
Aunque todos ellos utilizaron, entre otras, la EPDS como
escala de valoración, debemos tener presente las diferentes
versiones según los países de estudio. Comprobamos que las
puntuaciones de corte para considerar si una paciente pre-
sentaba o no DPP varía desde 9 puntos, como en los estudios
realizados en Japón por Satoh et al.16 , Miyake et al.20 y Mori
et al.23 , hasta puntuaciones de 13 o superiores, en estudios
como los de Xie et al.14 y Beydoun et al.17 realizados en
China y Canadá, respectivamente.
Esta diferencia dificulta la comparación entre los estu-
dios, debido a una variación de hasta 4 puntos en el
diagnóstico de DPP. Pero al mismo tiempo, nos hace refle-
xionar sobre el porqué. Observamos que aquellas versiones
con menor puntuación de corte son las que corresponden
a países asiáticos en su mayoría; esto podría ser debido a
varios motivos.
Por una parte, podría deberse a los diferentes factores
socioeconómicos propios de cada país, ajenos al posparto
y que, sumados a este, podrían agravar la posibilidad de
presentar depresión. Por ello, el margen para el diagnóstico
en la escala varía en función de la realidad sociocultural de
los diferentes países.
Por ejemplo, nos encontramos con estudios, como el lle-
vado a cabo por Yoshida et al.24 , en los cuales se justifica la
menor puntuación de corte en la versión japonesa de la EPDS
por la necesidad de mejorar la sensibilidad del instrumento
de valoración. Este hecho sugiere que las mujeres japonesas
pueden ser menos propensas a expresar sus sentimientos,
siendo necesario adaptar los instrumentos diseñados para
muestras occidentales.
También existen diferencias entre los estudios en cuanto
al periodo de realización de las valoraciones; así, nos
encontramos con el estudio realizado por Xie et al.14 , que
únicamente evaluó a las mujeres que formaban la muestra
durante las 2 semanas inmediatas al posparto, y por el con-
trario, en las revisiones llevadas a cabo por Beydoun et al.17 y
Miyake et al.20 el seguimiento abarcó hasta el noveno mes. El
Factores de riesgo de la depresión posparto 93

5 a cabo por Panthangi et al.15 sobre cómo puede influir la

4.5
4 presencia de mayor o menor luz solar en la aparición de
3.5 DPP relacionado, por ejemplo, con la posibilidad de poder
3
2.5 salir con el niño a pasear o disfrutar del aire libre, además
2
1.5
de la influencia de la cantidad de horas de luz solar sobre el
1 estado de ánimo; o el IMC previo a la gestación estudiado por
0.5
0 LaCoursiere et al.19 , vinculado estrechamente con la auto-
estima de la madre en cuanto a la percepción de su aspecto

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físico durante y tras el embarazo.
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Vemos que autores como Gausia et al.13 y Xie et al.14

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llevaron a cabo sus estudios en Pakistán, India o China y

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Cm centraron sus investigaciones en diferentes aspectos socio-

Figura 2 Principales factores de riesgo.
hecho de realizar un estudio durante un periodo tan amplio
podría interferir en el diagnóstico de DPP, ya que, probable-
mente, el estado de ánimo de la madre se vea influido por
otros factores añadidos y no exclusivamente por la reciente
maternidad.
La edad materna se evidenció como principal factor de
riesgo en los estudios llevados a cabo por Mayberry et al.11 ,
Lee et al.12 , Blom et al.18 , McMahon et al.22 y Mori et al.23
a la hora de presentar depresión posparto. Es importante
destacar que el rango de mayor riesgo, sería tanto para
las mujeres menores de 25 años como para aquellas mayo-
res de 35 años. Este hecho podría ser debido a que las
menores tengan una situación social y económica no apro-
piada para afrontar la maternidad y las mayores pueden
presentar una mayor presión psicológica frente a las posibles
complicaciones obstétricas que puedan presentarse durante
el embarazo, sobre todo en aquellos casos en los que la
gestación se ha conseguido mediante técnicas de reproduc-
ción asistida, como hace referencia en su estudio McMahon
et al.22 .
También podemos destacar la presencia de antecedentes
personales de enfermedad psiquiátrica y/o psicológica, tal
y como hacen referencia Gausia et al.13 , Blom et al.18 Davey
et al.21 y Mori et al.23 , sobre todo episodios de depresión y/o
ansiedad, así como la falta de apoyo social y familiar, como
sugieren Gausia et al.13 , Satoh et al.16 , Blom et al.18 y Mori
et al.23 .
Sin embargo, respecto de los antecedentes personales de
enfermedad psiquiátrica, los estudios realizados por May-
berry et al.11 y Xie et al.14 consideran este factor de riesgo
como criterio de exclusión a la hora de seleccionar la mues-
tra de estudio, y no incluyen en sus encuestas de valoración
preguntas acerca de estos antecedentes.
En el estudio llevado a cabo por Beydoun et al.17 se deter-
minó que otro factor de riesgo menos estudiado, pero no por
ello con menor importancia, es el hecho de que la mujer sea
víctima de violencia doméstica. Esto no solo afecta a la rela-
ción marital y familiar, sino que se perjudica la autoestima y
la capacidad psicológica de la mujer para afrontar el nuevo
rol como madre.
Por otra parte, hemos comprobado que la mayoría de los
estudios determinan una serie de factores como predispo-
nentes frente a la posibilidad de presentar DPP. En la figura 2
se reflejan los más frecuentes.
Observamos determinados estudios que se centran en
factores de riesgo más peculiares. Por ejemplo, el llevado
demográficos y culturales que se establecen como factores
de riesgo de presentar DPP.
La prevalencia de depresión en los países en vías de des-
arrollo es mayor que en aquellos ya desarrollados, por las
condiciones socioeconómicas de cada uno. Destaca también
el hecho de que en estos países, el sexo del recién nacido
puede llegar a condicionar el apoyo social y familiar que
reciba la futura madre tras el parto. Hasta el punto que,
desde el año 2002, en China entró en vigor una ley por la que
está penado legalmente y con suspensión de licencia médica
a todo aquel médico que practique un aborto selectivo, así
como la identificación prenatal del sexo del feto14 .
Conclusión
Una vez finalizada la revisión bibliográfica, es fundamental
tener presente que tanto la prevención, la identificación y
el tratamiento de la depresión prenatal deben ser una prio-
ridad en los esfuerzos para prevenir la DPP. Es por ello que se
convierte en imprescindible la inclusión de diferentes pro-
gramas de educación sanitaria y de apoyo psicosocial para
la mujer gestante, además de los controles gestacionales ya
existentes. Dentro de estos programas, podríamos replan-
tearnos la importancia de la figura del fisioterapeuta como
profesional sanitario y cuál sería la aportación que se podría
realizar desde el campo de la fisioterapia obstétrica.
Debemos tener especial atención sobre todo en aquellas
mujeres cuya edad sea menor de 25 años o mayor de 35
años, que tengan antecedentes personales de depresión y/o
problemática social añadida, ya que mediante la prevención
garantizamos un mejor afrontamiento de la situación y una
buena relación futura entre la madre y el recién nacido,
potenciando así la correcta evolución en el proceso madu-
rativo del niño.
Responsabilidades éticas
Protección de personas y animales. Los autores declaran
que para esta investigación no se han realizado experimen-
tos en seres humanos ni en animales.
Confidencialidad de los datos. Los autores declaran que en
este artículo no aparecen datos de pacientes.
Derecho a la privacidad y consentimiento informado. Los
autores declaran que en este artículo no aparecen datos de
pacientes.
94
Conflicto de intereses
Todos los autores expresan que no existen conflicto de inte-
reses a la hora de redactar el presente artículo.
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