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Objetivos de la investigación.
● Determinar con qué frecuencia se presenta depresión en adolescentes de
15 a 17 años de la Salle.
● Determinar si la depresión afecta en su rendimiento académico.
● Indagar si aquellos con presencia de depresión reciben algún tipo de
atención psicológica por parte de la escuela.
● Determinar el grado de depresión presente en los adolescentes que la
padezcan
● Aplicar test de detección de depresión infantil.
Preguntas de investigación.
Justificación de la investigación.
El presente trabajo de investigación tiene como objetivo principal el determinar si
los alumnos de preparatoria entre 15 y 17 años presentan depresión (en
cualquiera de sus grados) y como esta va a repercutir en su rendimiento
académico. Por otra parte, nuestra investigación, pretende estudiar, analizar y
exponer cuales son los factores que intervienen en la depresión en adolescentes
además de exponer el nivel de incidencia que existe en depresión de la población
adolescente ya que ha habido un aumento significativo en la prevalencia de
depresión clínica entre adolescentes y adultos jóvenes en los últimos años.
Los motivos en los que nos hemos basado para realizar esta investigación fue que
en los últimos años ha incrementado la depresión en los adolescentes ya que en
años anteriores la depresión se presentaba en la adultez, esto se debe a que los
adolescentes confunden o no saben el significado de lo que es una depresión, ya
que una depresión es una enfermedad psicológica.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) declaró la depresión como un
problema de salud pública que afectaría aproximadamente a 120 millones de
personas, de los cuales menos del 25% tienen acceso a diagnósticos y
tratamientos adecuados.
Consideramos de gran importancia este estudio debido a que en la actualidad hay
un gran aumento en dicha problemática y uno de los problemas principales es que
el número de adolescentes que reciben tratamiento son muy pocos.
Este estudio es necesario ya que la depresión constituye un problema grave de
salud pública el cual requiere de mayor atención.
Nuestra investigación se desarrollará mediante la utilización de la aplicación de
un test de detección de depresión para efecto de poder desarrollar una estadística
sobre la incidencia de depresión en la población adolescente, lo cual nos servirá
para obtener datos los cuales nos acercan más a la realidad y medir la incidencia
en determinadas poblaciones adolescentes además de obtener datos específicos
como lo son el número de adolescentes que presenta depresión y por otro lado el
número de adolescentes que ha recibido un tratamiento clínico adecuado.
En México, el número de jóvenes entre 12 y 24 años con depresión es de
aproximadamente 2.5 millones, y 9.9 de cada 100 mil ha tenido ideas suicidas, La
ansiedad y la depresión son los principales padecimientos que se enfrentan
en esta etapa de la vida, por lo que se les debe poner especial atención.
Dado el efecto potencialmente duradero de este trastorno, la identificación e
intervención cuanto antes resulta esencial.
Aunado a esto consideramos que esta investigación seria de gran utilidad para
padres ,docentes e incluso los propios jóvenes los cuales muchas veces no logran
identificar los síntomas de dicho trastorno por lo cual lo externa y no piden ayuda
por otra parte de igual manera es importante que incluso los docentes sepan
identificar dichas manifestaciones en los adolescentes para efecto de tratar lo
antes posible este problema .
La depresión en adolescentes representa un gran problema en la actualidad
debido a los diversos factores sociales que influyen en este derivado de la etapa
de la adolescencia la cual representa un periodo de transición crucial en la vida y
desarrollo integral de los jóvenes, de no ser atendida adecuadamente podría
causar problemas a tanto a nivel académico, social y sobre todo individual.
Viabilidad de la investigación:
Conveniencia: Esta investigación nos ayuda a identificar de una manera precisa,
la incidencia de alumnos que durante la adolescencia presenta síntomas de
depresión. Esta enfermedad (trastorno depresivo grave) puede interferir con la
capacidad para realizar las actividades diarias, como dormir, comer o el trabajo
escolar entre otros, por lo tanto consideramos de vital importancia profundizar en
este tema puesto que la depresión es común y es más grave de lo que nos
podemos imaginar; por ello es posible que se necesite un tratamiento para que la
persona pueda superar su enfermedad.
Relevancia Social: El principal objetivo de esta investigación es profundizar y
generar conciencia en que la depresión no es solo un estado emocional pasajero
ni mucho menos común, es considerada una enfermedad y como tal debe tratarse
y procurar un tratamiento profesional a tiempo.
Implicaciones prácticas: Con esta investigación se puede generar en las
personas, sobretodo padres de familia, una especial inquietud en poner más
atención en síntomas y señales que los adolescentes manifiestan y que
comúnmente pensamos que es normal debido a los cambios que se producen en
esa etapa del desarrollo.
Valor teórico: Este estudio puede ser una herramienta esencial, principalmente
para los padres, que se den cuenta de la importancia de atender la salud mental
de sus hijos con el mismo cuidado que se procura la salud física.
Utilidad Metodológica: Pretendemos también enfatizar la importancia del cuidado
en la salud de forma integral, considerando que existen afecciones mentales que
podrían derivar en otro tipo de problemas serios en los adolescentes.
Deficiencias en la investigación: El tiempo que se emplea en la investigación es
reducido.
Los adolescentes al ser entrevistados, pueden simplemente decidir no hablar con
la verdad, lo cual también supone un problema a nuestra investigación.
Trabajar con adolescentes es muy distinto a trabajar con adultos, las técnicas que
se manejan en una entrevista para la obtención de información son diferentes en
adolescentes y en adultos.
Bibliografía:
Marco Teórico.
DEPRESIÓN
De acuerdo con el Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales, la
depresión se define como un trastorno del estado de ánimo en el que predomina el
humor disfórico, con presencia de síntomas físicos, afectivos y emocionales como
insomnio, falta de concentración, irritabilidad y pérdida de interés o insatisfacción
en todas o en casi todas las actividades.
Se denomina trastornos depresivos (o, genéricamente, depresión) a los trastornos
que tienen como característica principal una alteración de la respuesta emocional
básica de tristeza o de su correspondiente estado de ánimo (estado de ánimo
triste o deprimido), mientras que los trastornos de ansiedad son aquellos que
tienen como característica principal una alteración de la respuesta básica de
miedo o ansiedad y su correspondiente estado de ánimo (estado de ánimo
ansioso).
Así, si la emoción se concibe como un patrón complejo de cambios que incluye
respuestas fisiológicas, procesos cognitivos y reacciones comportamentales que
se producen de manera muy estructurada en respuesta a estímulos o situaciones
que se perciben como relevantes para las necesidades u objetivos de una persona
o para su supervivencia, y que, salvo que el estímulo o la situación persistan,
duran segundos o apenas unos pocos minutos, el estado de ánimo se entiende
como una reacción emocional más duradera, aunque transitoria, que se prolonga
desde unos minutos hasta varios días, y eso a pesar de que el estímulo o la
situación relacionada con dicha reacción ya no esté presente. Se suelen
considerar como básicas las emociones (y los estados de ánimo
correspondientes) de tristeza, miedo (o ansiedad), ira y alegría; sin embargo, los
niños y adolescentes y, en general, los seres humanos, son capaces de
experimentar una amplia gama de emociones y estados de ánimo, tanto negativos
como positivos. Es más, muchas veces se experimentan varios de ellos a la vez o
se va pasando de uno a otro de forma sucesiva, incluso con mucha rapidez (por
ejemplo, cuando a una adolescente le deja su novio por medio de un mensaje de
WhatsApp es probable que pase rápidamente del asombro a la tristeza, pero no
sería raro que, a la vez, o poco después, sintiera enfado hacia el exnovio y
ansiedad pensando en lo que dirán sus amigas, ante las cuales tanto había
presumido de tener un novio guapísimo). El mundo emocional de los seres
humanos es ciertamente rico y complejo en sus experiencias individuales y sus
matices. En definitiva, en este libro se comparte la definición de trastorno mental
que propone el DSM-IV (no tanto, como se verá más adelante, la definición que
propone su nueva edición, el
DSM-5) y se entienden los trastornos depresivos y de ansiedad en adolescentes
como patrones de conductas que se presentan con una frecuencia, intensidad o
duración mayor de lo que cabría esperar en función del contexto o del nivel de
desarrollo del niño o adolescente, y que causan malestar o deterioro clínicamente
significativos en la actividad familiar, escolar, social o en otras áreas importantes
de la actividad del menor, o van asociados a un riesgo elevado de morir o de sufrir
discapacidad o malestar clínicamente significativos. Por supuesto, evaluar si estos
criterios se cumplen y, especialmente, su significación clínica, constituye un juicio
clínico intrínsecamente difícil, siendo preciso en los adolescentes que la
evaluación de estos criterios y, en especial, del deterioro en el funcionamiento se
base en informaciones sobre la actividad del menor procedentes no solo de ellos
mismos, sino también de sus padres, de otros miembros de la familia (por ejemplo,
sus hermanos), de sus maestros o de sus amigos.
Por otro lado, en aras de homogeneizar el lenguaje y facilitar la comunicación con
otros profesionales de la salud mental y de otros ámbitos de la salud que trabajan
con adolescentes, en este libro, siguiendo también al DSM-IV, se utilizarán los
términos psicopatológicos de «síntoma» y «signo», pero no para referirse a
manifestaciones de una enfermedad, sino para referirse, respectivamente, a
conductas anormales de carácter subjetivo (solo percibidas por la persona que la
presenta; por ejemplo, estado de ánimo deprimido, preocupación ansiosa) y a
conductas anormales de carácter objetivo (observables para un observador
diferente a la persona que lo presenta; por ejemplo, sudoración, temblores). Por
supuesto, la investigación empírica puede que finalmente establezca que un
determinado síntoma o signo que forma parte de un trastorno emocional es la
manifestación de una enfermedad subyacente, pero esto sería una cuestión
empírica, no implícita en el significado de los términos. En consonancia, para
referirse a los patrones de conductas anormales también se utilizará el término de
síndrome como conjunto de signos y síntomas que varían simultáneamente y que
tienden a aparecer con características similares en diversos adolescentes.
Estudiar la depresión y los sucesos de vida estresantes en los estudiantes de
bachillerato es relevante si se considera que la atención en esta etapa de la vida
ayuda a prevenir un trastorno depresivo más grave en la edad adulta.
En México, estudios realizados por la Encuesta Nacional de Epidemiología
Psiquiátrica, demostraron que el inicio de los trastornos psiquiátricos se da en
edades tempranas, durante las primeras décadas de vida, y que 2.0% de la
población mexicana ha padecido un episodio de depresión mayor antes de los 18
años de edad. En la Encuesta Mexicana de Salud Mental Adolescente realizada
en la Ciudad de México, se reportó que 10.5% de los adolescentes de entre 12 y
17 años de edad presentaron depresión mayor, distimia y trastorno bipolar I y II.
EXPLICAR EL MODELO COGNITIVO DE LA DEPRESIÓN Y DEMOSTRARLE
CÓMO INFLUYEN LAS COGNICIONES EN LAS EMOCIONES.
El modelo cognitivo de la depresión ha sugerido que son los factores ambientales
los que la explican, a los que se les ha definido como «sucesos vitales
estresantes»; éstos incluyen situaciones de pérdida y fracaso, así como la muerte
de un ser querido.
Sitúa la causa de las conductas anormales fuera del control del propio adolescente
y de sus experiencias vitales con su familia, sus amigos, su colegio, etc., lo cual
puede crear indefensión en el menor y en sus padres
la reificación sitúa la causa de las conductas anormales en un constructo que se
ha creado para referirse a esas conductas, pero que en realidad no existe per se,
y, por tanto, se corre el riesgo de no identificar, en cambio, las verdaderas causas
de dichas conductas. Así, en un ejercicio tautológico, se puede llegar a afirmar que
un niño sufre ansiedad y preocupaciones excesivas y persistentes porque tiene un
trastorno de ansiedad generalizada y, a la vez, justificar la existencia de este
trastorno porque precisamente el niño sufre ansiedad y preocupaciones excesivas
y persistentes, las cuales serían síntomas o indicadores de ese trastorno
subyacente, cuando, en realidad, el trastorno de ansiedad generalizada es solo un
constructo creado justamente para describir que un niño está experimentando
simultáneamente ansiedad y preocupaciones excesivas y persistentes y, en todo
caso, para ayudar a formular hipótesis que permitan su comprensión.
Finalmente, la cosificación del concepto de trastorno mental favorece que este se
entienda
y se equipare al de enfermedad mental, ya que el constructor de enfermedad
mental también asume que existe algo fuera del control del menor y de sus padres
(una anomalía orgánica, una disfunción biológica o un desequilibrio bioquímico)
que es el responsable de las conductas anormales del adolescente.
En base a la información que da el paciente, le explicamos el modelo cognitivo,
para ello describimos la relación entre pensamientos y emociones, usando
ejemplos concretos experimentados por el paciente. También se le cuentan otros
ejs., como el del cliente en la sala de espera, el ruido nocturno y las =/=s
emociones resultantes si pensamos que es un ladrón o es el viento.
ADOLESCENCIA
La adolescencia constituye el período de la vida en que el niño deviene adulto.
Etimológicamente, el término "adoleceré" significa crecer hacia la adultez. Se ha
dicho que el comienzo de la adolescencia es biológico, ya que se produce por
cambios endocrinos y sus consecuencias en el cuerpo, y que su fin es psicosocial,
terminando cuando el joven es capaz de definir elecciones de pareja y vocacional.
Esta afirmación, siendo correcta, abre una amplia gama de interpretaciones en
cuanto a los momentos de comienzo y fin de éste período. La Organización
Mundial de la Salud (OMS) ha preferido, para evitar confusiones, utilizar criterios
cuantitativos, definiendo adolescencia y juventud por grupos de edad. Para la
OMS, la adolescencia es la etapa que ocurre entre los 10 y 20 años de edad,
coincidiendo su inicio con los cambios puberales y finalizando al cumplirse gran
parte del crecimiento y desarrollo morfológicos. La juventud, por otra parte, es el
período entre los 15 y 25 años de edad. Constituye una categoría sociológica,
caracterizada por asumir los jóvenes con plenitud sus derechos y
responsabilidades sociales.
La adolescencia ha también sido definida como el período durante el ciclo vital de
la persona en el cual muchas de sus características cambian desde lo que
típicamente se considera infantil hacia lo que típicamente se considera adulto. Los
cambios más evidentes a la observación son los corporales. Sin embargo, otros
atributos menos bien definidos tales como los modos de pensamiento, las
conductas y las relaciones sociales también se alteran definitivamente durante
éste período. La velocidad de estos cambios varia de un individuo a otro. El hecho
de que el estudio científico del adolescente sea relativamente reciente, no quiere
decir sin embargo que anteriormente no existiera una preocupación social por los
jóvenes. En el hecho, ya Aristóteles, en la antiguedad clásica, describió en forma
detallada los cambios del período puberal en términos de cambios de voz,
desarrollo de caracteres sexuales secundarios, determinando a que edades, y en
qué momentos se producían la menarquia en la mujer y la aparición del vello
pubiano en el varón. Sin embargo, el ciclo vital para el estagirita abarcaba solo
tres edades (niñez, juventud y senectud), denominando jóvenes a sujetos entre los
siete y los cuarenta años. Los romanos tampoco hicieron una distinción nítida
entre (niño) y adolescentes (adolescente), tratándolos como sinónimos
frecuentemente, y aplicando el término aún a muchos adultos jóvenes. Fue el
emperador Constantino de Bizancio el primero en delimitar seis a siete edades o
eras en la vida humana. La tercera fue denominada por el, adolescencia,
definiéndola como “el momento en el que la persona crece hasta el tamaño que le
asignó la naturaleza”. Durante la Edad Media, el niño se transformaba en adulto
entre los cinco y los siete años, norma que se mantuvo prácticamente hasta el
presente entre los grupos socio-económicamente de privados. En el momento de
comenzar a trabajar, el niño se transformaba de golpe en adulto, lo que era muy
frecuente en el Medioevo, especialmente entre los siervos. Aries ha escrito un libro
apasionante acerca de la emergencia histórica de la niñez en Occidente,
describiendo el rol que cumplieron las escuelas en crear la conciencia de la
existencia del niño y del adolescente como individuos con características diversas
del adulto. Este hecho ha sido explicado por razones centralmente demográficas:
la expectativa promedio de vida era tan corta que las diversas edades no eran en
general percibidas. Las personas de edad eran extremadamente raras. Un
historiador experto en el período colonial venezolano nos contaba como en una
estadística en Caracas colonial, solo dos personas habían conocido a sus
abuelos.
La estructura social extremadamente rígida y estratificada hacía también que la
mayor parte de las personas dependieran toda su vida de una minoría rica y noble.
Esta dependencia hacía que incluso en el lenguaje se siguiera utilizando el
término “niño” toda la vida para dirigirse a los miembros de las clases más bajas.
En la Rusia Imperial, como las novelas de Tolstoy nos lo recuerdan, el apelativo
habitual de los siervos hacia sus feudatarios era el de “padrecito”. Finalmente, no
había mayor interés en explorar las diferencias cognitivas ni el nivel de destrezas
de las personas, ya que en general no se requería mayor habilidad para enfrentar
las demandas promedio de la vida, con excepción de los estamentos militares o al
servicio de la Iglesia en monasterios o abadías.
El término adolescencia propiamente tal fue reutilizado a partir del siglo XIX por los
biólogos, para describir el período evolutivo entre la pubertad y el final del
crecimiento físico. Ya en 1795 un médico, Osiander, comenzó a recolectar
estadísticas acerca del crecimiento y desarrollo puberales, y en el libro de Hall
antes citado éste revisa más de 60 estudios al respecto. Hasta hoy, sin embargo,
para muchos esta definición biológica sigue teniendo validez. Citemos al respecto
a Ford y Beach () que dicen:” Adolescencia es el período que se extiende desde la
pubertad hasta el desarrollo de la madurez reproductiva completa…
Las diferentes partes del sistema reproductivo alcanzan su eficiencia máxima en
momentos diferentes del ciclo vital. Por eso, hablando en sentido estricto, la
adolescencia no se completa hasta que todas las estructuras y procesos
necesarios para la fertilización, concepción, gestación y lactancia no han
terminado de madurar”.
Los cambios físicos y psicológicos de la adolescencia no se dan de modo
uniforme. Sin embargo, en la mayoría de las personas siguen una secuencia
previsible. Es útil hablar de fases del cambio corporal en la adolescencia. Estos
cambios corporales afectan la altura, el peso, la distribución de los tejidos grasos y
musculares, las secreciones hormonales y las características sexuales. Cuando
los primeros de esos cambios aparecen, pero la mayoría están pendientes, la
persona está en la así llamada fase prepuberal. Cuando la mayoría de los cambios
que debieran producirse ya se han iniciado, se habla de la fase puberal.
Finalmente, cuando la mayoría de los cambios corporales ya terminaron, se dice
que la persona está en la fase postpuberal. El período adolescente termina así,
desde el ángulo biológico cuando todos los cambios físicos asociados a la
adolescencia han sido completados.
Glosario
Adolescencia: Del lat. adolescentia. Período de la vida humana que sigue a la
niñez y precede a la juventud.
Adolescente: Del lat. adolescens, -entis. Adj. Que está en la adolescencia. Apl. a
pers., u. t. c. s.
Anomalía: Del lat. anomalĭa, y este del gr. ἀνωμαλία anōmalía. Defecto de forma o
de funcionamiento. Astron. Ángulo que fija la posición de un astro en su órbita
elíptica, contado a partir de su eje mayor y en sentido de su movimiento. Biol.
Malformación, alteración biológica, congénita o adquirida.
Bioquímico, ca: La forma f., del fr. biochimie, de bio- 'bio-' y chimie 'química'. Adj.
Perteneciente o relativo a la bioquímica y a los fenómenos que estudia.
Especialista en bioquímica. Ciencia que estudia la estructura química y las
funciones de los seres vivos.
Carácter sexual: Cada uno de los rasgos anatómicos o funcionales que distinguen
al organismo del macho y al de la hembra.
Cognitivo, va: De cognición. Adj. Perteneciente o relativo al conocimiento.
Cosificar: Conjugar el verbo cosificar. Convertir algo abstracto en una cosa
concreta. reducir a la condición de cosa a una persona.
Desequilibrio: Falta de equilibrio. Trastorno de la personalidad.
Depresión: Del lat. depressio, -ōnis. Psicol. y Psiquiatr. Síndrome caracterizado
por una tristeza profunda y por la inhibición de las funciones psíquicas, a veces
con trastornos neurovegetativos. os.
Diagnóstico: Recoger y analizar datos para evaluar problemas de diversa
naturaleza. Determinar el carácter de una enfermedad mediante el examen de sus
signos.
Disfunción: Desarreglo en el funcionamiento de algo o en la función que le
corresponde. Biol. Alteración cuantitativa o cualitativa de una función orgánica.
Discapacidad: Condición de discapacitado. Percibe una prestación por su
discapacidad. Manifestación de una discapacidad. Personas con discapacidades
en las extremidades. aprendizaje.
Conjunto de datos estadísticos. Rama de la matemática que utiliza grandes
conjuntos de datos numéricos para obtener inferencias basadas en el cálculo de
problemas.
Emoción: Del lat. emotio, -ōnis. Alteración del ánimo intensa y pasajera,
agradable o penosa, que va acompañada de cierta conmoción somática. Interés,
generalmente expectante, con que se participa en algo que está ocurriendo.
Estímulo: Del lat. stimŭlus. Agente físico, químico, mecánico, etc., que
desencadena una reacción funcional en un organismo. Cosa que estimula a obrar
o funcionar. de sus. Vara con punta de hierro de los boyeros.
Estímulo condicionado: Psicol. estímulo que provoca un reflejo por asociación con
un estímulo incondicionado.
Estímulo incondicionado: Psicol. estímulo que provoca un reflejo sin necesidad de
Discapacidad: Condición de discapacitado. Percibe una prestación por su
discapacidad. Manifestación de una discapacidad. Personas con discapacidades
en las extremidades. aprendizaje.
Hipótesis: Tb. hipótesi, desus. Del gr. ὑπόθεσις hypóthesis. Suposición de algo
posible o imposible para sacar de ello una consecuencia.
Hipótesis de trabajo: Hipótesis que se establece provisionalmente como base de
una investigación que puede confirmar o negar la validez de aquella. Repetición
inútil y viciosa.
Humor disfórico: Estado de ánimo desagradable: triste, ansioso e irritable.
Madurez: Condición o estado de maduro. Período de la vida en que se ha
alcanzado la plenitud vital y aún no se ha llegado a la vejez. Buen juicio o
prudencia, sensatez.
Pubertad: Del lat. pubertas, -ātis. Primera fase de la adolescencia, en la cual se
producen las modificaciones propias del paso de la infancia a la edad adulta.
Prepuberal: De pre- y puberal. Adj. Que precede a la pubertad. Etapa prepuberal,
adj. Dicho de una persona: Que aún no ha llegado a la pubertad.
psíquicas y del comportamiento. habilidades.
Psicopatológico: Psiquiatr. Perteneciente o relativo a la psicopatología.
Salud: Del lat. salus, -ūtis. Estado en que el ser orgánico ejerce normalmente
todas sus funciones. Conjunto de las condiciones físicas en que se encuentra un
organismo en un momento determinado.
Secreción: Del lat. secretio, -ōnis 'separación'. Acción y efecto de secretar,
apartamiento, separación.
Secreción interna: Med. Conjunto de hormonas elaboradas en las glándulas
endocrinas.
Síntoma: Del lat. tardío symptōma, y este del gr. σύμπτωμα sýmptōma.
Manifestación reveladora de una enfermedad. Señal o indicio de algo que está
sucediendo o va a suceder.
Signo: Del lat. signum. Objeto, fenómeno o acción material que, por naturaleza o
convención, representa o sustituye a otro.
Manifestación: Del lat. manifestatio, -ōnis. Acción y efecto de manifestar o
manifestarse.
Tautología: Del gr. ταυτολογία tautología, de ταὐτό tautó 'lo mismo' y -λογία -logía
'acción de decir'. Ret. Acumulación reiterativa de un significado ya aportado desde
el primer término de una enunciación, como en persona humana. Despect.
Tejido adiposo: Tejido formado exclusivamente por células que contienen en su
citoplasma una voluminosa gota de grasa o muchas gotitas de grasa dispersas.
Tejido muscular: Tejido que está constituido por un conjunto de fibras musculares,
que forma la mayor parte de los músculos.
Trastorno: Acción y efecto de trastornar. Alteración leve de la salud. Der.
enajenación mental.
Trastorno bipolar: Psiquiatr. trastorno afectivo caracterizado por la alternancia de
una fase maníaca y otra depresiva, o por la presencia de una o más fases solo
maníacas o solo depresivas.
Trastorno mental: Der. En el derecho penal, una de las circunstancias eximentes o
atenuantes de la responsabilidad criminal. Psicol. Perturbación de las funciones
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