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Introducción
Hola a todos y todas. Bienvenidos y bienvenidas a la tercera clase del curso Alfabetización mediática
e informacional en la era de la inteligencia artificial (IA).
En esta clase avanzaremos en los desafíos que impone el desarrollo acelerado de las tecnologías
cada vez más imbricadas en nuestra cotidianeidad.
¡Comencemos!
Del resumen Digital Report 2022, que es un informe sobre las tendencias digitales, de redes sociales
y dispositivos móviles de “We are social” y “Hootsuite”, se desprenden una serie de datos muy
interesantes:
● 1,1 millones de nuevos usuarios se unieron a las redes sociales cada día durante 2022.
● Hay 4620 millones de usuarios de redes sociales en todo el mundo, lo que representa un
crecimiento interanual de más del 10 % (424 millones de nuevos usuarios).
● El número de usuarios de las redes sociales equivale ahora a más del 58 % de la población
mundial.
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● El tiempo diario dedicado al uso de una consola de juegos aumentó a 1 hora y 12 minutos.
Mientras tanto, más de 8 de cada 10 usuarios de internet de entre 16 y 64 años declaran
jugar videojuegos en cualquier dispositivo en todo el mundo. A la vez, más de 150 mil
millones de dólares se gastaron en la compra de contenidos digitales vinculados a
videojuegos.
Según el informe,
“Facebook sigue siendo la plataforma social más utilizada del mundo, sin embargo, YouTube está
cerrando la brecha rápidamente, con un crecimiento de su audiencia dos veces más rápido que el de
Facebook: YouTube tiene 2,560 millones de usuarios activos, lo que equivale al 88% del último total
publicado de Facebook. El tercero más utilizado es Whatsapp, seguido de Instagram, cuya audiencia
aumentó más de un 6% (85 millones de usuarios) tan solo en los últimos 90 días. El crecimiento de
TikTok también se está acelerando rápidamente: un 7,3% (60 millones de usuarios) durante el mismo
período” (We are Social, 2022).
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Otro dato interesante que revela el informe es que el tiempo promedio diario dedicado al uso de
Internet fue de casi 7 horas en todos los dispositivos a nivel mundial, lo que representa un
incremento del 1 % (4 minutos) interanual.
Estos datos nos permiten darnos cuenta de la magnitud del proceso de digitalización de la cultura y
del uso de plataformas digitales, pero también es necesario considerar la cantidad de información
que producimos como usuarios. Según Martín Hilbert: “Desde el 2014 hasta hoy, creamos tanta
información como desde la prehistoria hasta el 2014”.
HIlbert, M. (19 de enero de 2019). “Obama y Trump usaron el Big Data para lavar
cerebros”. The Clinic Online.
Enlace:
http://www.theclinic.cl/2017/01/19/martin-hilbert-experto-redes-digitales-obama-tru
mp-usaron-big-data-lavar-cerebros/
Una de las premisas fundamentales sobre las que se asienta el desarrollo del mundo
contemporáneo, y sobre la que debemos detenernos, es que si uno puede procesar una cantidad lo
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suficientemente grande de información sobre el pasado (big data), de alguna forma puede predecir
el presente y el futuro próximo.
Si pudiéramos saber en el centro de una gran ciudad como Buenos Aires, por ejemplo, todas las
compras que se hicieron, los productos que se vendieron, los horarios, las marcas de los últimos 10
años –de no suceder nada extraño–, podríamos predecir casi con seguridad qué y cuánto se va a
vender el próximo martes en tal o cual cuadra de la avenida Santa Fe.
Y esto no es una escena de ciencia ficción, sino el potencial del big data y del análisis de la
información que nosotros mismos generamos cada vez que realizamos cualquier tipo de actividad
que deja marcas en el terreno digital.
Movernos con el celular con Google maps o con el reconocimiento de ubicación activado, comprar
con tarjeta, navegar en internet, subir una foto en redes, vender en mercado libre o Facebook.
Todas nuestras acciones dejan datos y a estos en conjunto podemos llamarlos nuestra huella digital.
Esta magnitud de información que hoy se acumula de forma automática puede ser procesada y con
ello predecir, al menos en parte, nuestro comportamiento. Mucho se debate si esta es una nueva
ficción o utopía del mercado, pero más allá de la posibilidad real de predecir completamente el
comportamiento humano –lo cual seguramente es imposible– no es raro que, si una persona en sus
redes emite determinadas opiniones y sigue a referentes de un partido político particular, por
ejemplo, se pueda predecir a quién votará en las siguientes elecciones.
Por eso la AMI debe tratar la formación sobre el problema del control y la protección de datos que
son utilizados por quienes gestionan el mundo contemporáneo.
Podemos detectar al menos cuatro ejes sobre los que es posible verificar la utilización de la
información para predecir nuestras acciones.
a) Político e ideológico
La democracia contemporánea y los sistemas políticos hoy se encuentran revolucionados por las
redes sociales y las plataformas. Escándalos como el de Cambridge Analytica hablan del valor de los
datos que dejamos en las redes y cómo con esa información se pueden manipular elecciones. Al
respecto, les recomendamos dos audiovisuales muy interesantes que dan cuenta de la complejidad
de este tema: el documental “Nada es privado” y la película “Brexit”.
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b) Económico o de consumo
El mercado requiere cada vez más predecir nuestro consumo (y a la vez orientarlo, por supuesto)
para lograr con ello mayor eficacia y ajustar la producción a la venta.
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c) Biológico/humano
Sin entrar en profundidad, la información sobre nuestra salud, los antecedentes familiares, junto
con la posibilidad de realizar diagnósticos a nivel celular o molecular, permitirá pronto predecir el
tipo de enfermedades que una persona puede llegar a tener. Esta información puede ser muy útil en
términos de prevención de la salud, pero ¿qué pasaría si un gobierno o empresa, con esos datos,
decide no tomar a un trabajador o trabajadora, ya que sabe que tiene dentro de diez años un
determinado riesgo médico?
d) Reconocimiento y privacidad
Hoy nos encontramos en un mundo en el cual las cámaras registran todo, producen datos y con ello
es posible saber quiénes pasan por un lugar, los autos que circulan, las personas que acompañan,
etc. Este gran panóptico, que en el mundo analógico requería buscar una cinta y rebobinar, ahora se
encuentra interconectado y automatizado: reconoce rostros, identifica personas y puede incluso
sacar conclusiones cruzando información.
Estos elementos tienen cada vez más peso y relación con las tareas vinculadas a la gestión pública, a
las responsabilidades del Estado y a los riesgos que se abren en la incorporación, sin una
perspectiva de derechos, de procesos automatizados que, sin saberlo –como mencionamos–
reproducen al infinito las desigualdades sociales preexistentes. Un ejemplo que no requiere más
explicación que su explicitación y que nos permite ilustrar parte del problema es el siguiente:
“La Justicia porteña suspendió este martes el sistema de reconocimiento facial de prófugos del
Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires tras detectar un uso ilegal que permitió acceder a datos
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biométricos de millones de personas que no estaban siendo buscadas, entre ellas dirigentes políticos,
sociales, sindicales y de derechos humanos, como también jueces, empresarios y periodistas”. (Télam,
2022)
El Estado, con las nuevas tecnologías, incorpora herramientas con un enorme potencial, pero
también abre riesgos de ir en contra de la garantía de derechos.
Enlace:
https://www.telam.com.ar/notas/202204/589313-gobierno-ciudad-buenos-aires
-denuncia-uso-reconocimiento-facial-datos.html
Todos estos nuevos desafíos, que surgen del desarrollo veloz de los entornos digitales, generan
nuevos derechos, algunos que incluso aún son difíciles de imaginar como necesidad. No obstante, si
partimos de la máxima de que “nadie reclama un derecho que no conoce”, podemos decir que el
primer paso en la AMI también es identificar esos derechos como tales y desde allí iniciar el proceso
de desarrollo del reclamo de nuevos marcos jurídicos que nos protejan frente a las vulneraciones
que mencionamos.
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problemas que son importantes desde la perspectiva de la AMI, como los vinculados con la
identidad y el derecho a la información.
Un problema ineludible con relación a los derechos en este contexto es lo que se conoce como
medios sintéticos, como por el ejemplo la Deepfake, que utiliza algoritmos de aprendizaje
automático para crear videos falsos que, al ser cada vez más realistas, hace que sea difícil
distinguirlos de los videos genuinos. La suplantación de identidad mediante la técnica de Deepfake
puede tener graves consecuencias que redunden en vulneración de derechos no solo en el ámbito
privado, sino también aquellos vinculados a nuestra participación en la esfera pública, como el
derecho a contar con información veraz para poder tomar decisiones. Puede utilizarse para difundir
información falsa, manipular la opinión pública o cometer fraudes financieros, por ejemplo.
También, para difamar a personas o para realizar campañas de acoso.
A modo de síntesis, podríamos decir que los medios sintéticos plantean una serie de desafíos
vinculados a:
● Desinformación: los medios sintéticos pueden utilizarse para crear y difundir información
falsa, lo que dificulta que podamos obtener información precisa y fiable. Esto puede socavar
el derecho a la información y hacer que sea difícil distinguir la información verdadera de la
falsa.
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● Manipulación: los medios sintéticos pueden utilizarse para manipular la opinión pública y
las decisiones políticas. Los videos Deepfake pueden utilizarse para difundir información
falsa sobre políticos o líderes de opinión, lo que puede influir en la toma de decisiones, por
ejemplo, en los procesos eleccionarios.
● Derechos de autor: pueden permitir modificar o apropiarse de obras creadas por otros.
Hasta aquí llegamos con esta tercera clase. Les dejamos como lectura obligatoria un capítulo de
Verónica Piovani para profundizar la conceptualización de la AMI y, sobre todo, para pensarla en
clave de derechos. También seleccionamos la intervención de Alvaro Liuzzi en el tramo de
formación docente “Desafíos de la inteligencia artificial para repensar la alfabetización mediática en
la escuela” para profundizar lo expuesto en el texto de la clase sobre los desafíos que representa la
inteligencia artificial.
A continuación, les dejamos también la actividad correspondiente a esta clase y el foro de consultas
para que planteen allí sus dudas; también, para que puedan ver que este fenómeno no es tan
reciente, les dejamos tanto un caso completamente actual, como uno que ya tiene más de 6 años.
Actividades
Luego de ver los siguientes videos:
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https://www.elmundo.es/cultura/musica/2023/03/22/6419e8d4e4d4d8c5308b4590.html
https://www.bbc.com/mundo/media-40632577
Material de lectura
Liuzzi, A. (19 de mayo de 2023). Intervención en el tramo de formación docente "Desafíos de la
inteligencia artificial para repensar la alfabetización mediática en la escuela”. INFoD. Recuperado de:
Jornada 2 - 347. Desafíos de la inteligencia artificial para repensar la alfabetización mediática...
Piovani, V. (2022). Las políticas públicas ante los desafíos de la escuela pospandemia. En: UNESCO y
Defensoría del Público de Servicios de Comunicación Audiovisual. Navegando en la Infodemia con
AMI. Pp. 82-88. Recuperado de: https://defensadelpublico.gob.ar/wp-content/uploads/2022/04/
navegando-en-la-infodemia-web.pdf
Bibliografía de referencia
We are social (2022). Digital report 2022: el informe sobre las tendencias digitales, redes sociales y
mobile. Recuperado de:
https://wearesocial.com/es/blog/2022/01/digital-report-2022-el-informe-sobre-las-tendencias-digit
ales-redes-sociales-y-mobile/
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Créditos
Autores: Dr. Sebastián Novomisky / Mg. Nicolás Bernardo
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