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Educación según la tradición griega: “la gimnástica para el cuerpo y la música para el
alma”
“¿Y no sabes que el principio es lo más importante en toda obra, sobre todo cuando se
trata de criaturas jóvenes y tiernas? Pues se hallan en la época en que se dejan moldear
más fácilmente y admiten cualquier impresión que se quiera dejar grabada en ellas”
(377b).
Puntos interesantes:
III. 386a-412b
El papel que Platón le da al Hades y en la estima que tengamos a la muerte. Los guardianes
ante todo deberán ser educados para no temer a la muerte. Citar fragmentos de Homero.
“Estos versos y todos los que se les asemejan, rogaremos a Homero y los demás poetas si
los tachamos, no por considerarlos prosaicos o desagradables para los oídos de los más,
sino pensando que, cuanto mayor sea su valor literario, tanto menos pueden escucharlo
los niños o adultos que deban ser libres y temer más la esclavitud que la muerte” (387b).
Si anteriormente Platón nos expuso como problemático el tener a los dioses tal y como los
tienen los poetas -como seres imperfectos- ahora nos señala también como problemática
la concepción que los poetas tienen de los héroes. No se pueden plantear como
temerosos ante la muerte -propia o ajena- sino que deberán tener en alta estima tanto a la
muerte como al Hades, y deberán de sufrir menos que nadie la pérdida de seres queridos
y temer menos que nadie la muerte propia, pues a ellos se les ha confiado la custodia de la
ciudad. Estas serán las reglas bajo las cuales los poetas deberán escribir. Tenemos que
Platón propone un arte reglamentado, en donde el sometimiento a dichas reglas prima
por sobre el valor literario o estético de una obra.
En virtud de tener tanto a los dioses como a los héroes o descendientes de los dioses
como capaces de engendrar algo malo, los poetas “hacen daño a quienes les escuchan.
Porque toda persona ha de ser por fuerza muy tolerante con respecto a sus propias malas
acciones si está convencida de que, según se cuenta, lo mismo que él han hecho y hacen
también: (cita de Esquilo) los hijos de los dioses, los parientes de Zeus, que en las cumbres
etéreas del monte Ideo tienen un altar de Zeus patrio y cuyas venas aún bullen con la
sangre divina” (391e).
Si seguimos dicha cita, aquellas narraciones que a ojos de Platón sean inapropiadas, en
tanto que tienen a héroes como a dioses en la misma estima que a los hombres, poseerían
una capacidad de pervertir los valores morales concebidos por una comunidad,
relativizando el bien y el mal a través de los fines egoístas y particulares. Los dioses y los
héroes ante todo deberán de ser modelos perfectos del bien y la virtud, y solo aquellas
narraciones que profesen dichas características en aquellos serán provechosas para el
buen funcionamiento de la polis.
Platón añadirá que existen narraciones que poseen un componente moral que incide de
manera directa en las costumbres a través de la imitación o mymesis, en la que los poetas
adquieren la forma de sus personajes para entregar un determinado mensaje o imponer
un modo de ser, que es traspasado a los receptores de la obra quienes también buscarán
imitar el quehacer de dichos héroes, tal y como poníamos como ejemplo en el caso de las
narraciones en las que los héroes cometían inmoralidades, incitando a su vez a los
hombres a no avergonzarse de sus propias inmoralidades, transformando así su carácter y
modo de ser. Ante esto Platón ofrecerá un tipo de narración al que llama narración simple,
que será evidentemente en tercera persona, poniendo el ejemplo de Crises en la Ilíada.
También estarán el caso de la tragedia y las comedias, que serán realizadas enteramente a
través de la imitación.
Tenemos pues tres métodos para elaborar poesía, una puramente narrativa, otra
puramente imitativa (la que más rechazará Platón) y una mezcla entre ambas, que
sometida a ciertas reglas será la aceptada por el filósofo.
“nadie es capaz de imitar bien muchos caracteres distintos, como tampoco de hacer bien
aquellas mismas cosas de las cuales las imitaciones no son más que reproducción” (395b).
Deberán pues imitar aquellos modelos que sean dignos de ellos. (cita 3)
Con esto Platón delinea su análisis general sobre los mitos y las narraciones de los poetas y
pasa al análisis de los cantos y las melodías (Incluye en el género musical ambas).
La melodía se compone de tres elementos: la letra, armonía y ritmo (estos dos últimos se
acomodan a la letra y no viceversa).
Platón reconocerá dos tipos de armonías para reglamentar adecuadamente las melodías,
una violenta y una pacífica. Se sacrifica la complejidad musical en favor de un tipo de
melodía que o bien incita hacia la valentía y a la acción en batalla, o bien hacia la paz y la
prudencia en comunidad. Quedan fuera pues los instrumentos policordes y poliarmónicos,
quedando únicamente la lira y la cítara.
Citar 401b, se debe vigilar la producción no solo de los poetas sino también de los demás
artistas.
“Los que practican exclusivamente la gimnástica se vuelven más feroces de lo que sería
menester y, en cambio, los dedicados únicamente a la música se ablandan más de lo
decoroso” (410d).
Las funciones que cumplen en este caso la música y la gimnástica son las de educar tanto
para la fogosidad como para la filosofía, ya sea para que el guardián no se convierta ni en
un bruto que resuelve todo por la fuerza ni en alguien cobarde y débil. El correcto uso de
ambas artes según las reglas estipuladas por el mismo Platón llevará a educar a los
hombres para que estos puedan albergar tanto la mansedumbre y la prudencia como la
fogosidad y la valentía, para llegar a educar un alma sobria y valerosa.
Así Platón va a concluir que la educación de la gimnástica y la música no van dirigidas una
hacia el cuerpo y otra hacia el alma, sino que ambas se proponen propiamente tal a
educar el alma, y el equilibrio entre ambos extremos constituirá la parte fundamental de
la educación, tanto de la parte racional como de la parte espiritual. En esto hay una
relación directa con la tripartición del alma según Platón, y lo podemos volver a relacionar
con Schiller y la educación estética como el punto medio entre los extremos racional y
sensible.
X. 595a-608c
Nueva crítica platónica hacia el arte imitativo, esta vez a la pintura. Degradación de los
eidos poniendo como ejemplo la idea de cama, la cama efectivamente real hecha por el
carpintero y la cama representada por el pintor, que sería la menos real de todas
(representación de la representación o fantasmagoría).
Los poetas como educadores vendrían siendo solo imitadores, o bien “el imitador no sabe
nada que valga la pena acerca de las cosas que imita; en que, por tanto, la imitación no es
cosa seria, sino una niñería, y en que los que se dedican a la poesía trágica, sea ya en
yambos, sea en versos épicos, son todos unos imitadores como los que más lo sean”
(602b).
En dicho sentido, los poetas, al igual que los pintores, se encuentran lejos de la filosofía, y
por lo tanto de las ideas. Su arte imitativo será forzosamente una imitación de las
representaciones particulares, que no solo copian aspectos con menor grado de verdad
que las ideas sino que lo hacen solamente desde una perspectiva particular, constituyendo
así no ya un grado secundario de la verdad sino terciario. Dice Platón que el arte imitativo
“se encuentran a un triple grado de la verdad”. Tanto los pintores como los poetas serán
relegados a la posición de artistas meramente imitativos.
Preguntas de Rodrigo
2. Por lo mismo, en términos puramente teóricos ¿Sería necesario purgar el arte de ciertos
elementos disruptivos si ideáramos una sociedad perfecta donde no exista el mal?
Pregunta
¿La idea del arte postmoderno como destrucción de la inmortalidad podría tener su origen
en la idea heideggeriana de ser-para-la-muerte?