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Walter Benjamin analiza cómo la reproducción técnica ha transformado la obra de arte, haciéndola accesible a más personas y eliminando su aura única. Describe tres etapas en las que intentó comprender este cambio: recuperando la crítica romántica, examinando las vanguardias artísticas y su compromiso político, y buscando restaurar la autonomía estética. Benjamin argumenta que la reproducción técnica destruye la originalidad de la obra al hacerla repetible y accesible a las masas, lo que también corrompe sus valores religios
Walter Benjamin analiza cómo la reproducción técnica ha transformado la obra de arte, haciéndola accesible a más personas y eliminando su aura única. Describe tres etapas en las que intentó comprender este cambio: recuperando la crítica romántica, examinando las vanguardias artísticas y su compromiso político, y buscando restaurar la autonomía estética. Benjamin argumenta que la reproducción técnica destruye la originalidad de la obra al hacerla repetible y accesible a las masas, lo que también corrompe sus valores religios
Walter Benjamin analiza cómo la reproducción técnica ha transformado la obra de arte, haciéndola accesible a más personas y eliminando su aura única. Describe tres etapas en las que intentó comprender este cambio: recuperando la crítica romántica, examinando las vanguardias artísticas y su compromiso político, y buscando restaurar la autonomía estética. Benjamin argumenta que la reproducción técnica destruye la originalidad de la obra al hacerla repetible y accesible a las masas, lo que también corrompe sus valores religios
LA OBRA DE ARTE EN LA ÉPOCA DE SU REPRODUCTIBILIDAD TÉCNICA
LEVI EDUARDOLÓPEZ ESTÉTICA La obra de arte ha sido siempre fundamentalmente susceptibles de reproducción. Se desarrolla esta nueva necesidad de plantear una relación esencial entre un arte de vanguardia y una revolución política. El filósofo, crítico literario, traductor y ensayista alemán de origen judío Walter Benjamín asegura que en su época el arte se encontraba en una transformación esencial que lo lleva a ser un "arte aurático" que quiere decir que las obras de arte pertenecen a una experiencia de lo irrepetible; el aura, para el pensador alemán, encierra todas las particulares principales de la obra de arte y los vestigios de su pasado cultural y religioso, tenemos por un lado la pérdida de unicidad debido al progreso de la técnica reproductiva y, por otro, la pérdida del momento creativo, el momento de la afirmación individual. Así, de este modo, el sujeto creativo, lingüísticamente hablando, desaparece para dar pie a obras en las que intervienen muchos procesos distintos, con muchos creadores diferentes. La reproducción técnica destruye dicha originalidad, la obra de arte en la época de su reproductibilidad técnica sea su insistencia en la necesidad de pensar el arte en su vinculación con lo político. Al contrario de planteamientos tales como los de Niklas Luhmann, quien postula que la autonomía del arte con respecto a los demás ámbitos de la vida social despojándolo, con ello, de toda posibilidad de incidencia y transformación de las relaciones sociales para Benjamín, en el arte se juega lo político y su multiplicidad. «En un tiempo muy distinto del nuestro, y por hombres cuyo poder de acción sobre las cosas era insignificante comparado con el que nosotros poseemos, fueron instituidas nuestras Bellas Artes y fijados sus tipos y usos. Pero el acrecentamiento sorprendente de nuestros medios, la flexibilidad y la precisión que éstos alcanzan, las ideas y costumbres que introducen, nos aseguran respecto de cambios próximos y profundos en la antigua industria de lo Bello. En todas las artes hay una parte física que no puede ser tratada como antaño, que no puede sustraerse a la acometividad del conocimiento y la fuerza modernos. Ni la materia, ni el espacio, ni el tiempo son, desde hace veinte años, lo que han venido siendo desde siempre. Es preciso contar con que novedades tan grandes transformen toda la técnica de las artes y operen por tanto sobre la inventiva, llegando quizás hasta a modificar de una manera maravillosa la noción misma del arte» (Valery Paul, 1934). Lo que los hombres habían hecho, podía ser imitado por los hombres; ejemplo los alumnos han hecho réplicas, como ejercicio artístico, pero para que esto suceda los profesores también las hacen con la finalidad de difundir las obras a sus estudiantes, y también participan aquellos que ven a las artes como un mérito monetario. La reproducción técnica de la obra de arte es algo innovador que impone en la historia intermitentemente. Benjamín describe tres etapas en la cual su pensamiento quiere escapar de lo minucioso y único; en esta primera etapa nos habla de lo teológico en donde intenta corregir la tradición estética recuperando la crítica romántica, la alegoría barroca y la obra anti-mítica. En la segunda etapa se descubre las vanguardias en estas incluían la fotografía, el cine ruso, el dadá y el surrealismo, así mismo un compromiso político racional, disputa la autonomía estética y perfila una "teoría de la modernidad". La última etapa habla de un soporte teológico, en donde intenta restaurar la autonomía estética conservando el elemento tradicional de las obras de arte. El arte ya no es único; ya se puede reproducir prácticamente todo desde xilografías, las litografías o los giclées, el arte ha ido perdiendo su carácter originario de obra única, irrepetible. La pérdida del aura en la obra de arte contemporánea. Y entendemos aura como esa experiencia de distancia. Aunque esa distancia sea breve, el aura se hace visible en la misteriosa totalidad de los objetos. Es lo oculto, lo misterioso, lo que nos da ese aura. Necesariamente, una obra contiene un sentido de autenticidad que engloba toda su tradición. Un sentido, una quinta esencia, que está ligado inseparablemente a su objeto material. Por ello, perdiendo el objeto material de la obra, estamos perdiendo también su testimonio histórico. El valor de exhibición radica en la experiencia estética de la belleza que deriva del objeto artístico. El valor de exhibición elimina el valor de culto. Es para Benjamin que el valor de culto es parte del aura del arte, entonces es corrompida por la experiencia, valor de culto y valor de exhibición aparecen en el planteamiento de Benjamin como categorías históricas que pretenden, entre otras cosas, poner de relieve las transformaciones que ha sufrido, en el transcurso del tiempo, la relación del sujeto y el destinatario. La obra de arte no era autónoma antes de la época de la reproducibilidad técnica. Dependía del ritual. Por eso mismo, desde una mirada simplista y demagógica del asunto, muchas veces se han querido interpretar los postulados de Benjamin como si la misma reproducibilidad técnica hubiera liberado a la estética, a la obra de arte. Benjamin señala la posibilidad de que esto pase, pero lo que está haciendo es, ya en los años treinta, denunciar la cultura de masas; Las masas de hoy parece que necesiten que todo les sea más próximo. Parece, pues, según este punto de vista, que hacer las cosas más próximas sea “más humano”. Evidentemente, esto no es cierto. Al hacerlo todo actualizable, se traspasa lo único de forma que se deja de lado. Influido por autores como Pirandello o Brecht, el autor alemán ve cómo el actor de cine ha cambiado su público por el aparato que lo filma. Por eso, el aura queda suprimida al mismo actor y, también, al personaje que representa. El carácter fragmentario del actor fílmico hace que el aura no pueda envolver su personaje y, de esto, el cine se ha dado cuenta. Para solucionarlo, se ha creado un aura artificial a la que han llamado personality y que consiste en el culto a la estrella promovido por el cine capitalista.