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Factores genéticos y externos determinan el proceso de envejecimiento en un individuo,

mismo que se manifiesta de distintas formas en cada persona. Las reacciones que se generan
ocurren a nivel molecular, celular y orgánico, llevando a un detrimento en la salud y finalmente
a la muerte.

El envejecimiento es un tema que preocupa a la mayoría de las personas, y no sólo por el


impacto emocional que puede causar el deterioro de su imagen física, sino también por todas
las repercusiones que tiene sobre la salud, y es que este, se caracteriza por ser universal,
irreversible y letal.

Pero ¿qué es el envejecimiento?, como definición general podemos decir que es el conjunto de
modificaciones que sufren los seres vivos morfológica y fisiológicamente, mismo que se
desarrolla de manera gradual, como consecuencia de la acción del tiempo y de una
multiplicidad de factores. Se estima que en dicho proceso intervienen alrededor de 100 genes
distintos.

Los cambios experimentados a nivel molecular, celular y orgánico incrementan la posibilidad


de que se generen enfermedades, desencadenando en la muerte del individuo.

Para intentar explicar el proceso del envejecimiento —en particular de los humanos— han
surgido diversas teorías, mismas que deben considerarse de manera conjunta.

Teorías científicas del envejecimiento

En principio tenemos la categoría estocástica, la cual sugiere que los cambios durante el
envejecimiento ocurren de manera aleatoria y son acumulables a través del tiempo. Algunas
de las teorías que engloba son las siguientes:

Teoría de los radicales libres: es quizá la más conocida y de mayor validez, en ella se afirma que
el envejecimiento es el resultado del daño que ocasionan los radicales libres en los tejidos.

Teoría del marcapaso: propone a los sistemas inmunológico y neuroendocrino como


marcadores del inicio del envejecimiento. Según esta teoría el detrimento de ambos sistemas
está genéticamente programado para ocurrir en momentos concretos de la vida.

Teoría del error catastrófico: asume que, con la edad, surgen errores en los mecanismos de
síntesis de proteínas, mismos que causan la producción de proteínas anormales hasta llegar a
una pérdida de la homeostasis celular que conduce a la muerte.

Teoría del desgaste: plantea que la acumulación de daño en las partes vitales del organismo
lleva a la muerte de células, tejidos, órganos y finalmente del individuo.

Teoría del entrecruzamiento: propone un entrecruzamiento entre las proteínas y otras


macromoléculas celulares, lo que determina el envejecimiento debido al desarrollo de
enfermedades dependientes de la edad.

La segunda categoría, representa las teorías no estocásticas, mismas que sugieren que el
envejecimiento está predeterminado, su teoría más importante es la genética.

Teoría genética: propone que el genoma actúa como una especie de reloj biológico,
responsable de programar los cambios que se irán presentando a lo largo de la vida, desde la
concepción hasta el envejecimiento.
Factores externos

Según datos del informe World Population Ageing 2020, publicado por la United Nation (UN),
el año pasado había 727 millones de personas mayores de 65 años en el mundo; sin embargo,
en las próximas tres décadas, ese número se duplicará, llegando a más de 1,500 millones para
el 2050. Se prevé que la población mundial de edad avanzada aumentará desde el 9.3% en el
2020 hasta el 16% en el 2050.

En este sentido, la vejez es un destino que todos queremos evitar, pero que a la vez aspiramos
llegar, por ello, es importante conocer los factores que incentivan el envejecimiento, así como
los que pueden retrasarlo. Varios estudios han señalado que el estilo de vida es determinante
en dicho proceso:

La actividad física, por ejemplo, está asociada con la longevidad y con una mejor calidad de
vida en la edad adulta; a su vez es coadyuvante en la prevención de enfermedades crónicas
como diabetes, hipertensión, osteoporosis y enfermedades cardiovasculares.

Por otra parte; el tabaco y el alcohol son factores de riesgo para muchas enfermedades y están
asociados con el aumento de inflamación y oxidación del organismo.

En tanto, una dieta rica en antioxidantes es benéfica pues éstos ayudan a neutralizar la acción
oxidante de los radicales libres.

Por otra parte, la exposición reiterada a un aire contaminado altera al organismo y al sistema
inmunológico.

Recordemos que un sistema inmune debilitado aumenta el riesgo de infecciones, compromete


el proceso de cicatrización y eleva la tasa de mortalidad.

2.1 Teorías del envejecimiento (biológicas, sociales y psicológicas)

El envejecimiento es un fenómeno multifactorial, que afecta todos los niveles de organización


biológica desde las moléculas a los sistemas fisiológicos. Pero este proceso biológico no
siempre coincide con el cronológico debido a las enfermedades que se han tenido desde
tiempo atrás y el estilo de vida.

Existen diversas teorías que explican o intentan dar una explicación de los cambios antes
mencionados que se dan en la vejez; así pues, comencemos por las siguientes teorías:

Biológicas

Las teorías del envejecimiento intentan explicar el proceso de envejecimiento primario, el cual
implica los cambios graduales e inevitables relacionados con la edad que aparecen en todos los
organismos. Hacen referencia al envejecimiento normal y no patológico:

Teoría del Desgaste Natural del Envejecimiento: Esta teoría propone que cada organismo
estaría compuesto de partes irremplazables, y que la acumulación de daño en sus partes
vitales llevaría a la muerte de las células, tejidos, órganos y finalmente del organismo.
Introducida por un biólogo alemán esta teoría está enfocada en la creencia de que las células
de nuestro cuerpo se dañan por el sobre uso o abuso a que son sometidas. Sostiene que el
cuerpo humano envejece debido al uso continuo. Las células del corazón y del cerebro, nunca
pueden reemplazarse, cuando se lesionan, mueren, aun a una edad temprana.

Teoría de los radicales libres: De 1954 por R. Gerschman, o de la peroxidación (HARMAN,


1956): esta es una de las teorías más populares. Propone que el envejecimiento sería el
resultado de una inadecuada protección contra el daño producido en los tejidos por los
radicales libres Los radicales libres que se forman durante el proceso oxidativo del
metabolismo normal reaccionan con los componentes celulares, originando la muerte de
células vitales y, finalmente, el envejecimiento y la muerte del organismo.

Teoría de la acumulación de productos de desecho: una posible causa del envejecimiento


podría ser la acumulación de productos del metabolismo celular que al no ser solubles no
pueden ser eliminados, acumulándose en nuestras células. Basada en la observación de células
en animales de edad avanzada, donde se ve acumulo de sustancias como la lipofucsina y la
degeneración basófila. Sin embargo, no parece que estas sustancias participen activamente en
el proceso del envejecimiento y que sean tan solo meros marcadores indirectos de éste y cuya
aparición está en relación con la existencia de reacciones de oxidación.

Teorías genéticas: Es claro que el factor genético es un importante determinante del proceso
de envejecimiento, aunque no se conocen exactamente los mecanismos involucrados. Estas
teorías se basan en el código genético de cada individuo, se encuentra escrito en cada una de
nuestras células cuándo empezar a envejecer, propone que la causa del envejecimiento está
en la información genética.

Teoría del envejecimiento programado: Sostienen que los cuerpos envejecen de acuerdo a un
patrón de desarrollo normal establecido en cada organismo, el cual está preestablecido para
cada especie. Este patrón debe ser predeterminante e innato. El envejecimiento es un proceso
programado y calculado (genéticamente). Apoya esta postura el que cada especie presente un
tiempo de vida fijo y que los cambios físicos que presenten los individuos serán ordenados y
predecibles.

Sociales

Dentro de este marco surgen las teorías de la «socialización». Esta perspectiva postula que la
persona que envejece está expuesta a sufrir y a acumular una serie de pérdidas (sensoriales,
motoras, sociales, etc.) que reducen su autonomía y disminuyen su competencia. La persona, a
lo largo del proceso de socialización, ha interiorizado diferentes roles sociales que van a regir
su conducta en función de normas socialmente admitidas, independientemente de los eventos
que vayan surgiendo. Dentro de este marco se inscriben tres periodos. Gognalons-Nicolet
reconocen tres generaciones:

1ª generación: Las teorías adaptativas relacionadas con la capacidad de interacción del


individuo con su medio social, como la teoría de la actividad de Havighurst y R. Albrecht,
(1953) o de Lemon, Bengston y Peterson en 1972 o la teoría de la desvinculación de Cummings
y W.E. Henry, 1961.
2ª generación: Corresponden a este grupo las teorías estructurales cuyo campo de análisis son
los componentes estructurales (impacto de la organización social sobre el envejecimiento) y su
influencia en las diferentes cohortes de las personas que envejecen. Destaca, entre otras, la
teoría de la modernización en donde se insiste en la exclusión social que sufre este grupo.

3ª generación: En donde se reconcilian los puntos de vista más individuales a los estructurales
y fundan lo que se ha llamado la «economía moral» como la Teoría de la continuidad de
Atchley, 1971.

Teoría de la actividad: Es la más antigua y se fundamenta en la importancia que en aquella


época se les daba a los roles del individuo como la articulación principal entre lo psicológico y
lo social. Sostiene que el envejecimiento satisfactorio implica actividad física, social y laboral.
La teoría de la actividad sostiene que cuanto más activos se mantengan los ancianos, más
satisfactoriamente envejecerán. … este modelo sociológico afirma que sólo el individuo activo
puede ser feliz y satisfecho.

Para esta teoría lo más importante era estar socialmente involucrado, independientemente del
tipo de roles sociales que se desempeñaran. Cuanto más activa permanezca una persona
mayor, más satisfactoriamente envejecerá. Actualmente esta teoría enfatiza que las
actividades sociales juegan un papel importante en el envejecimiento satisfactorio.

Teoría de la desvinculación: Cummings y Henry, 1961. Esta teoría surge, desde los años
sesenta, como reacción a la teoría de la actividad. Sostiene que un envejecimiento normal se
caracteriza por un retiro mutuo entre la sociedad y el anciano. Según esta teoría:

«…El envejecimiento normal se acompaña de un distanciamiento o «desvinculación»


recíproco, entre las personas que envejecen y los miembros del sistema social al que
pertenecen -desvinculación provocada ya sea por el mismo interesado o por los otros
miembros de este sistema» (Cumming, 1963. Cumming, E. 1963: Nouvelles réflexions sur la
théorie du désengagement. Revue internationale de sciences sociales. 15 (3) 393-412., p.393)

Esta teoría afirma que las personas van haciéndose cargo del declive de sus habilidades a
medida que envejece, y en ese mismo grado se van desvinculando, distanciando. La
desvinculación empieza con una reducción de actividades que tienen que ver con la
competitividad y con la productividad. Además, esta desvinculación también se puede estar
dando más por los estereotipos y prejuicios que en el anciano y en la sociedad existen, que por
una desvinculación real.

Teoría de la continuidad: Afirma que la ruptura contribuye a hacer desagradable el proceso de


envejecimiento, tanto como la unidimensionalidad de intereses o escasez de alternativas en
los mismos; insistiendo en la posibilidad de continuar llevando el estilo de vida habitual, pues
la personalidad en la vejez no es necesariamente distinta, sino por el contrario, muy semejante
a la reflejada en la juventud y la adultez.
La vejez es el producto de un modo de vivir, pensar y actuar desde que se nace hasta el inicio
de la etapa de la vejez, por ende, «a medida que envejecemos, pues, los rasgos y
características centrales de la personalidad se van acentuando más y más y van ganado peso
los valores previamente mantenidos».

Psicológicas

Después de los 65 años el individuo vive una etapa normal del desarrollo, los principales
problemas que enfrentan los adultos mayores, son los que les creamos a través de la política y
la economía, que afectan su status en mayor grado que el mismo envejecimiento. La principal
tarea de las personas mayores es la de comprender y aceptar su propia vida y utilizar su gran
experiencia para hacer frente a los cambios personales.

Último estadio (de Erikson) Integridad del Yo v/s Desesperación: Se plantea todo el desarrollo
de su vida, lo que pudo haber sido, o lo que debería haberse hecho en forma distinta. La última
etapa (octava) de Erikson, abarca de los 60 años hasta la muerte. La crisis final, de Erik Erikson,
y culmina con la virtud de la sabiduría.

Por lo regular los ancianos llegan a experimentar ciertas dificultades, ya sean físicas o
emocionales; pero Erikson no cree que el último periodo de la vida tenga que ser desolador y
aterrador para todos los que hayan cumplido con éxito las tareas de las etapas previas.

Un sentido de aceptación de la propia vida, que permite la aceptación de la muerte. También


consiste en la aceptación de la cercanía de la propia muerte como fin inevitable de la
existencia de la vida.

2.2 Cambios físicos, psicológicos y sociales que influyen en el proceso de envejecimiento

Durante el proceso de envejecimiento se producen una serie de cambios que afectan tanto al
aspecto biológico como psicológico de la persona. Sin duda los cambios que antes se ponen de
manifiesto durante el envejecimiento son los cambios físicos, que, en realidad, son una
continuación del proceso de declinación física que comienza desde que se alcanza la madurez
física, aproximadamente a los 18 o 22 años. A esa edad finaliza la etapa de crecimiento y
empieza la involución física. Pero no todos los cambios se producen en la misma época y con el
mismo ritmo.

Todavía no es posible distinguir qué cambios son verdaderamente un resultado del


envejecimiento y cuáles derivan de la enfermedad o de distintos factores ambientales o
genéticos. En este aspecto, las diferencias individuales son tan notables que hacen difícil la
extracción de conclusiones sobre el tema.

A continuación, se muestran los cambios en las diversas esferas del adulto mayor
A. Cambios biológicos:

En esta etapa de la vida sobresalen dos tipos de procesos: la evolución y la involución, que
corresponden al crecimiento y al envejecimiento. A partir de los 35 años más o menos,
aparece la involución: el desempeño de varios órganos, a causa de una disminución paulatina.

Sentidos:

Visión: disminuye el tamaño de la pupila, menor transparencia y mayor espesor del cristalino,
lo que provoca que llegue menor cantidad de luz a la retina y empeora la visión lejana.
Disminuye la agudeza visual y capacidad para discriminar colores.

Audición: menor agudeza para las frecuencias altas (tonos agudos), lo que deteriora la
capacidad para discriminar palabras y comprender conversaciones normales, esta es la causa
de que una persona mayor tenga mayor problema en escuchar las voces femeninas ya que
suelen ser más agudas.

Gusto y olfato: disminuye la sensibilidad para discriminar los sabores salados, dulces y ácidos,
debido al deterioro de las papilas gustativas; pérdida de la capacidad para discriminar los
olores de los alimentos, la combinación de estos dos factores es una de las causas por las que
los usuarios se quejan de las comidas servidas en las instituciones de salud socio alimentaria.

Tacto: la piel es el órgano relacionado con la capacidad sensorial del tacto; los cambios que se
producen en la piel pueden observarse a simple vista como son la aparición de arrugas,
manchas, flacidez y sequedad. Todos estos cambios se producen como consecuencia de
transformaciones internas como son la disminución en la producción de colágeno y la pérdida
de tejido subcutáneo y masa muscular. Pero también pueden ser ocasionadas por deficiencias
en la alimentación, por posibles enfermedades o por una exposición al sol sin la suficiente
hidratación.

Sistemas orgánicos: se produce una importante pérdida de masa muscular y una atrofia de las
fibras musculares, que disminuyen en peso, número y diámetro. Consecuentemente, estos
cambios traen consigo el deterioro de la fuerza muscular.

Sistema esquelético: la masa esquelética disminuye, pues los huesos se tornan más porosos
(menos densidad del hueso) y quebradizos. Debido al proceso de desmineralización, los huesos
también se vuelven más frágiles y, por lo tanto, más vulnerables a la fractura. Estos cambios
afectan en mayor medida a las mujeres, debido a las siguientes causas: mayor pérdida de
calcio, factores genéticos, factores hormonales (menopausia), inactividad física, consumo de
tabaco y alcohol, malos hábitos de alimentación, etc.

Articulaciones: se tornan menos eficientes al reducirse la flexibilidad. Se produce mayor rigidez


articular debida a la degeneración de los cartílagos, los tendones y los ligamentos, que son las
tres estructuras que componen las articulaciones. La principal consecuencia es el dolor
Sistema cardiovascular: el corazón: aumento del ventrículo izquierdo, mayor cantidad de grasa
acumulada envolvente, alteraciones del colágeno, que provocan un endurecimiento de las
fibras musculares y una pérdida de la capacidad de contracción, entre otros cambios.

a) Los vasos sanguíneos se estrechan y pierden elasticidad, al aumentar de grosor y acumular


lípidos en las arterias (arterioesclerosis). El estrechamiento y la pérdida de elasticidad
dificultan el paso de la sangre.

b) Las válvulas cardíacas se vuelven más gruesas y menos flexibles, es decir, necesitan más
tiempo para cerrarse. Todos estos cambios conducen a un aporte menor de sangre oxigenada
y esto, a su vez, se convierte en una causa importante por la que disminuye la fuerza y la
resistencia física general.

Sistema respiratorio: su rendimiento queda mermado debido a diversos factores, entre los que
se encuentran la atrofia y el debilitamiento de los músculos intercostales, los cambios
esqueléticos (caja torácica y columna) y el deterioro del tejido pulmonar (bronquios). Todo ello
produce una disminución del contenido de oxígeno en sangre, que se reduce entre un 10% y
un 15%, y en la aparición de una enfermedad respiratoria, el enfisema, muy común en
personas de edad avanzada.

Sistema excretor: el riñón tiene una menor capacidad para eliminar los productos de desecho.
Por esta razón, se hace necesario para el organismo aumentar la frecuencia miccional. El
deterioro del sistema excretor también hace frecuentes los episodios de incontinencia.

Sistema digestivo: en general, todos los cambios se traducen en una digestión dificultosa y en
la reducción del metabolismo de ciertos nutrientes en el estómago y el intestino delgado.

I. Pérdida de piezas dentales, que originan un problema considerable en la digestión de los


alimentos, para la cual es importante una buena masticación.

II. Disminución de los movimientos esofágicos (contracción/relajación), cuya función es facilitar


la deglución.

III. Reducción de la capacidad para secretar enzimas digestivas, lo que también dificulta la
digestión.

IV. Atrofia de la mucosa gastrointestinal, por lo que la absorción de nutrientes es menor.

V. Disminución del tono muscular y el peristaltismo del intestino, que producen menor masa y
frecuencia en la eliminación de sólidos y, por tanto, estreñimiento.

I. Vesícula e hígado: en las personas mayores se produce una mayor incidencia de cálculos
biliares y un menor tamaño y eficiencia del hígado.

Funcionamiento intelectual: el adulto mayor es capaz aún de aprender destrezas nuevas, pero
requiere de mayor tiempo que las personas jóvenes, lo cual se debería a un decremento en la
incapacidad operacional de la memoria a corto plazo, especialmente en la utilización de
estrategias de codificación, organización y recuperación de la información, que haría más difícil
el aprendizaje como es la resolución de problemas. No obstante, gracias a “los programas de
entendimiento, ha sido posible acelerar el procesamiento de la información, reducir las
diferencias en recordar e invertir los declives en las habilidades de inteligencia fluida”

B. Cambios sociales:

La disminución o ausencia de la actividad social no aparece de forma repentina en los adultos


mayores, lo habitual es que esa actividad de vaya reduciendo paulatinamente con el paso del
tiempo. Al reducirse la frecuencia de las relaciones sociales, se refuerza su valor y se hacen
más gratificantes, dedicando más tiempo a su mantenimiento. Se observa entonces que la
calidad de la gratificación resulta ser más determinante que la cantidad.

Cuando hablamos de roles sociales, nos referimos al conjunto de funciones, normas,


comportamientos y derechos definidos social y culturalmente, que se esperan que una
persona cumpla o ejerza de acuerdo a su estatus social, adquirido o atribuido.

Así pues, el rol es la forma en que un estatus concreto, tiene que ser aceptado y desempeñado
por el titular. Con el paso de los años, esos roles van cambiando y, al llegar el envejecimiento,
la sociedad obliga al individuo a abandonar algunos de esos roles que ha desempeñado
durante toda su vida.

El mundo del adulto envejece al tiempo que él lo hace. Se gastan las ideas que le rodean, la
historia avanza ineludiblemente, la economía evoluciona. Todo ello se acompaña además con
el hundimiento global de su generación en la noche del tiempo. La sociedad que camina a su
lado, lo hace en una dirección contraria, de espaldas, incluso en contradicción con él.

La sociedad es mucho más real que un ente abstracto. Bajo el punto de vista de un adulto
mayor, es el entorno como él lo vive. Por lo tanto, se trata de un hábitat cambiado, de una
transformación de modas, técnicas, de la moral, y de la estética, de las concepciones sobre el
trabajo y el tiempo libre. Todavía se ve implicado más directamente cuando todo ello le afecta
personalmente: cuando sus amigos de siempre y parientes, albaceas de su mundo, mueren;
cuando los lugares donde vivió y esperaba reconocerse han sido reconstruidos y son
irreconocibles.

Muchos adultos mayores tenían sus amigos entre compañeros de trabajo que, al finalizar,
acabó con esa red de amistades. Las de carácter vecinal, sobre todo en las grandes ciudades,
suelen ser muy pobres. En fin, no es raro encontrar a un gran número de adultos mayores sin
un solo amigo.

Así entonces dentro de los cambios sociales en el adulto mayor se engloban los cambios de
roles donde tiene que buscan otra manera de adaptarse a los cambios, tanto en su ámbito
familiar como en el laboral y las redes de amistades.
Cambios psicológicos:

Los cambios psicológicos pueden estar sujetos a percepciones subjetivas tanto de la persona
que los manifiesta, como de la persona que puede evaluarlos. Hay personas que viven con
seria preocupación el declive de algunas funciones, y otras que no lo valoran adecuadamente.
En general con el envejecimiento existe un declive y un enlentecimiento de las capacidades
cognitivas, aunque existe una enorme variabilidad y depende de numerosos factores (nivel
educativo, dedicación laboral, actividad física, etc.).

Desde un punto de vista psicológico, lo que más llama la atención son los fallos en la memoria
reciente, que los propios adultos mayores y el entorno social o familiar, suelen asociar a la
enfermedad de Alzheimer. Se da dicha preocupación porque se desconoce que en la vejez hay
cambios que se consideran normales con respecto al funcionamiento cognitivo. Igualmente se
producen cambios afectivos y en la personalidad, que deben ser considerados como normales
y esperables.

La vejez está marcada también por las pérdidas (familiares, laborales, sociales, físicas, etc.). La
afectividad depende de la personalidad del propio individuo y de su capacidad para
enfrentarse a los cambios y pérdidas.

La autoestima se encuentra asociada con la salud, las actitudes hacia el envejecimiento y la


satisfacción con la vida pasada. Tener una buena autoestima, cuando envejecemos, es un buen
índice de que la adaptación a circunstancias difíciles, como por ejemplo el afrontamiento de la
viudez o la pérdida de independencia, la realizaremos favorablemente. Niveles bajos de
autoestima serían señales de la posibilidad de la aparición de sucesos depresivos.

En general podemos encontrar lo siguiente:

Vivencia de pérdidas, tales como pérdida de la salud, autonomía, familia, trabajo, muerte de
familiares (pareja, hijos, hermanos, etc.) y otras.

Replanteamiento del proyecto de vida. Enfrentamiento con la propia muerte.

Aumento de situaciones que inducen a la depresión, ansiedad y cambios de comportamiento.

Síndrome del final de la vida.

Presencia de mayor proceso introspectivo.

Cambios Espirituales:

La afiliación religiosa no es suficiente para cuantificar el efecto de la religión. Qué tan religiosa
es una persona, es más importante. Por ello hay dos orientaciones de la religiosidad en las
personas, una intrínseca y otra extrínseca. Ambos tipos de religiosidad se relacionan entre sí.
La religiosidad intrínseca incluye un compromiso de vida y una relación personal con Dios, es
decir, las actitudes o creencias, la fe, la oración personal, la lectura personal de las Escrituras.
Por ejemplo, la religiosidad intrínseca se asocia con una alta satisfacción de vida en pacientes
ancianos enfermos, con una alta autoestima y baja depresión en ancianos en la comunidad, y
con unos bajos niveles de estrés y depresión en ancianos en duelo conyugal. La religiosidad
extrínseca incluye las actividades religiosas comunitarias.

La religión es un recurso que se usa con frecuencia en el envejecimiento. Los ancianos suelen
usar religiosidad intrínseca en varios momentos durante el día, y cuando se sienten enfermos
es el primer recurso disponible antes que drogas, otras personas, o profesionales de salud.

La religiosidad promueve mecanismos psicológicos adaptativos ante el envejecimiento, la


enfermedad y el sufrimiento. La religiosidad se asocia con alta autoestima, y deseo de vivir. La
religiosidad provee esperanza, sentido de trascendencia o continuidad entre la vida y la
muerte. La esperanza es un sentimiento esencial del ser humano, alimento del deseo de vivir;
lo contrario a la desesperanza, que se asocia con aumento de la mortalidad y con mala calidad
de vida.

Todos tenemos necesidades espirituales, y esas necesidades tienen que ser satisfechas.
Atender a las necesidades humanas de cada persona, es lo propio de la atención integral,
atención holística, atención que no deja ningún cabo suelto en su preocupación por el
desarrollo total del ser humano. Una manera de excluir a los mayores consiste en no tomar en
cuenta sus necesidades espirituales; no hacer caso de esas necesidades es causa de
sufrimiento en la persona, en el adulto mayor.

2.3 Aspectos sociales y culturales en la vejez

Las denominaciones con respecto a la etapa de la vejez, han ido cambiando aceleradamente
en los últimos años, en respuesta a la necesidad de acercarse cada vez más a la esencia de la
dinámica de los cambios que ocurren a esta edad. Así aparecieron los términos: tercera edad,
adulto mayor, viejo, senil, anciano, y el último denominado es adultos en plenitud.

Estos conceptos resaltan la incapacidad para comprender al hombre en su dimensión de


temporalidad, y sus manifestaciones de la negación que existe, hacia el proceso de
envejecimiento. Si el proceso se denomina envejecimiento, es correcto que a las personas que
estén en dicha etapa se les llame viejos y se requiere de un proceso de sensibilización, para
quitar la connotación negativa de prejuicio, mito, etiqueta o estigmatización y de resistencia a
dicho término y a este proceso.

En algunas culturas antiguas los viejos eran reconocidos por su longevidad, y eran el centro de
la sabiduría y la experiencia, eran los guías de los jóvenes. Con el arribo de la sociedad
industrial aparece la connotación negativa hacia ellos. Por lo que se requiere rescatar los
valores perdidos, así como la dignidad de los mismos, pero antes que nada es necesario
determinar claramente las etapas del envejecimiento para saber hacia dónde nos enfocamos
como personal que brindar atención a esta población.
Para estas etapas se toma en cuenta la edad cronológica, sin embargo se conoce que éste
proceso, es un fenómeno universal, natural, gradual, individual, es decir es único en cada
individuo, por lo que la edad no es el mejor parámetro para definirlo, ni para pronosticar su
avance. Es la forma de relacionarse con la vida, con el mundo de los otros y consigo mismo.

La gerontología actual se enfoca a discriminar los deterioros que tienen que ver con la edad, y
los que se deben específicamente a las enfermedades. Esta nueva visión ha favorecido el
autocuidado y permitido ver el proceso de envejecimiento como un fenómeno natural, pero
no de deterioro sino de crecimiento y oportunidades para el desarrollo de estrategias
personales para su enfrentamiento, y con ello evitar las consecuencias del mismo y más bien
optimizar dichos recursos y potencialidades, para una buena calidad de vida.

Independientemente de los avances en la atención a los adultos mayores, hay un problema


actual y es que la sociedad de hoy le teme a la vejez, sobre todo por la disminución física y
mental. Si se asume que esta disminución trae aparejada una incapacitación para funcionar
autónomamente, esta etapa aterroriza porque hace del hombre un ser dependiente
socialmente.

Estas pérdidas provocan un cambio en el estatus social, que deteriora la imagen que se tiene
de sí mismo y la propia valía personal. Esta dependencia obliga a quienes les rodean han
atenderlos y crear servicios de apoyo. Casi pareciera que se vuelve una carga para la sociedad.
Sobre todo, en sociedades con una visión asistencialista como la PERUANA

La sociedad mexicana es excluyente y marginal para las personas de la tercera edad. Por
ejemplo, las posibilidades de encontrar empleo, para este sector son muy escasas. Los
programas gubernamentales enfocados a la realización de diversas actividades de desarrollo
personal, en ocasiones son insuficientes y en todo caso no logran completar el ciclo, lo que
obliga a que en múltiples ocasiones los adultos mayores no obtengan lo suficiente para
satisfacer sus necesidades lo cual se debe en gran medida a factores históricos, ideológicos,
sociales, económicos y organizacionales, que han influido en la elaboración de políticas a lo
largo del tiempo.

Imagen 11. La sociedad mexicana es excluyente y marginal con los adultos mayores y los
programas gubernamentales o han sido insuficientes o no han logrado lo suficiente para
satisfaces sus necesidades.

Podemos concluir que por un lado la gama de necesidades que tienen los adultos mayores es
amplia y por otro, existe una falta de apoyos por parte de los servicios sociales y de salud, que
2.4 Familia: Rol del adulto mayor en la familia, necesidades y conflictos

Cuando la persona llega a la etapa de la vejez está explorando un territorio nuevo, lo que es
vivido también por su entorno familiar; por ello es importante conocer cómo se desarrolla la
dinámica familiar del adulto mayor y las problemáticas principales, para poder identificarlas
claramente y brindar una atención holística.

Para ello comenzaremos con una reflexión personal:

Te contaré una historia interesante: Erase una vez una anciana a la que se le murió el marido.
La mujer se fue a vivir con su hijo, la esposa de éste y una hija pequeña. Cada día la anciana iba
perdiendo vista y oído. A veces las manos le temblaban tanto que se le caía la comida al suelo
y la sopa se le escurría del plato. A su hijo y nuera les fastidiaba todo aquel desorden y un día
dijeron: ¡basta!. Dispusieron una mesita en un rincón para que la anciana comiera allí, a solas.
Ella los miraba con lágrimas en los ojos desde la otra punta del comedor, pero ellos casi no le
hablaban durante las comidas, salvo para regañarla porque se le caía el tenedor o la cuchara.
Una tarde, antes de cenar, la niña estaba sentada en el suelo jugando con unos bloques de
construcción. “¿Qué estás haciendo?”, le preguntó su padre. “Construyó una mesita para ti y
para mamá”, le dijo la niña. “así, cuando yo sea mayor, podrán comer los dos solos en un
rincón”. El padre y la madre guardaron silencio durante un rato. Y luego echaron a llorar. Se
habían hecho conscientes de la naturaleza de sus actos y de la pena que habían causado.
Aquella noche hicieron que la anciana ocupara de nuevo su sitio en la gran mesa del comedor,
y a partir de entonces ella siempre comió con el resto de la familia. Y cuando algo de comida
caía al suelo o un tenedor resbalaba de la mesa, ellos le ayudaban, a nadie le molestaba.

Las experiencias que percibimos los profesionales de la salud, en contacto con esta realidad,
nos muestran de manera general, que la sociedad no está preparada para enfrentar estos
cambios y, por lo tanto, tampoco lo está la familia. Sería deseable que esta última recibiera la
formación necesaria para poder responder, adecuada y funcionalmente a este nuevo desafío
que le presenta la vida.

Para ello la familia deberá conocer lo que es esperable en un envejecimiento normal, ya que
esto facilita una convivencia armónica entre las distintas generaciones y posibilita la
integración de las mismas, creciendo y nutriéndose con el aporte de una visión diferente de la
vida.

La familia entonces debe conocer todos los cambios que lleva consigo un envejecimiento
normal, como el hecho de que es un proceso paulatino y gradual y con ello favorecer el
desarrollo de mecanismos de adaptación y compensación de las funciones que van
desapareciendo o deteriorándose, haciéndose esto notorio sólo en personas de la tercera
edad.
Existen diversos factores estresores que la familia debe considerar para cuidar de su adulto
mayor, dichos factores son:

Deficiencias físicas, esto es, cambios importantes del esquema corporal.

Retiro laboral.

Pérdida de coetáneos, fundamentalmente su compañera o compañero.

Disminución de la movilidad, lo que incrementa el aislamiento social.

Las dificultades para la realización de las actividades cotidianas.

Las dificultades económicas.

Enfermedades médicas, agudas y crónicas.

Las interacciones medicamentosas y la polifarmacia.

El conocimiento de estos factores, incluidos su diagnóstico, evolución y las más actuales


posibilidades de tratamiento, generará tranquilidad al entorno familiar y disminuirá las
posibilidades de aislamiento y maltrato en el adulto mayor.

Sin embargo, también tenemos que partir de las principales problemáticas que existen dentro
del círculo familiar en el que se encuentra inmerso el adulto mayor, ellas son:

Posible aislamiento de su núcleo familiar y social, provocado por el alejamiento de sus seres
queridos, de su hogar y de todo lo que ha elegido para conformar, hasta ese momento, su
mundo.

Las dificultades para entablar nuevas amistades, a esta altura de la vida.

Las pérdidas económicas y poco o nulo apoyo económico de los familiares.

La pérdida de privacidad, que conlleva una vivencia de pérdida de dignidad y de autoestima.

Maltrato dentro del núcleo familiar, al delegar más quehaceres o cuidados al adulto mayor sin
su consentimiento pleno y sin reconocimiento de este, maltrato físico y maltrato emocional.

Limitación por parte de los familiares, para que el adulto mayor logre sus planes de vida en ese
momento.

Con todo esto es importante considerar que la vida de la mayoría de los individuos de edad
avanzada se enriquece por la presencia de personas que cuidan de ellos y a quienes éstos
sienten cercanos. La familia es todavía la fuente primaria de apoyo emocional, y en la edad
avanzada tiene sus propias características especiales. Ante todo, es probable que sea
multigeneracional.

La mayoría de las familias de las personas de edad avanzada, al incluir plenamente al adulto
mayor y adaptarse mutuamente a los cambios generados por la vejez, lograrán alcanzar un
desarrollo pleno del sistema familiar donde todos pueden vivir en armonía y una presencia
enriquecedora. La posibilidad de afrontar tensiones, puede dar confianza a estas personas en
el manejo de cualquier situación que la vida ponga en su camino, y hacen que se conviertan
en referentes y brindadores de experiencias. Los adultos mayores cumplen una función de
continuidad y transmisión de tradiciones familiares, culturales y sociales.

2.5 Situación laboral del adulto mayor: empleo y jubilación

Pocos temas revisten tanta importancia como la estabilidad laboral del adulto mayor, ya que
se trata del mantenimiento de sus condiciones de vida dignas, a través del empleo duradero.
La estabilidad laboral para el adulto mayor ha sido a través de la historia del derecho laboral
una verdadera problemática, dada la disyuntiva que ésta crea entre la edad y el rendimiento
laboral. De aquí que se ha generado una respuesta política y social para seguir incluyendo en
cierto modo, al adulto mayor dentro de una seguridad económica derivada del desempeño
laborar en su vida productiva, tal como sucede con la jubilación.

Con esto comenzamos a analizar la situación en que se encuentran los adultos mayores dentro
del ámbito laboral, no sólo las personas jubiladas, ya que muchos no cuentan con este aporte,
sino también los que aún se encuentran y buscan un campo laboral y los que no cuentan ni con
un empleo, ni con un apoyo económico derivado de este.

Para todos los países que en la actualidad se encuentran en vías de desarrollo la gran meta es
alcanzar una economía eficiente, productiva y competitiva a escala internacional, bajo los
parámetros de un sistema industrial. Cuando un adulto alcanza la edad de la jubilación
representa para la propia persona dos cosas: por un lado, ha alcanzado la vejez, y por otro, ya
no es útil a la comunidad.

La vejez con éxito es, la parte común de entrecruzar la salud (no enfermedad) y habilidad
funcional (no discapacidad), el óptimo funcionamiento cognitivo y físico, y un alto grado de
compromiso con la vida. Aunque no cabe duda que la biología es el mayor “enemigo” del
envejecimiento, envejecer con éxito no sólo depende de los sistemas biológicos, sino que
como el ser humano no es “algo” exclusivamente biológico, factores exógenos intervienen,
modulan y aún explican cualquier forma (patológica, normal y óptima) de envejecer.

BIBLIOGRAFÍA CONSULTADA

Avena Manjarrez, Anayely: (2005:) “Cuidados que requieren los Adultos Mayores”. Memoria:
Trabajo de Investigación, UAS, Escuela de Trabajo Social, Mazatlán. México.

Belsky, Janet, (2001): Psicología del Envejecimiento. Editorial Thomson Editores Spain, España.

Pardo Andreu Gilberto. Consideraciones generales sobre algunas de las teorías del
envejecimiento. Rev cubana Invest Bioméd [revista en la Internet]. 2003 Mar [citado 2012 Oct
27]; 22(1). Disponible en: http://scielo.sld.cu/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0864-
03002003000100008&lng=es.

Allevato M., Gaviria J. ENVEJECIMIENTO. Act Terap Dermatol | 2008 | 31. Disponible:
http://www.atdermae.com/pdfs/atd_31_03_02.pdf

Mishara B. L., Riede R. G. El Proceso de Envejecimiento. Ediciones Morata. Madrid. Año 200.

Manual del técnico Auxiliar en Geriatría. Temarios generales. Editorial MAD. España. Segunda
edición. 2003.

Presentación PowerPoint: María Isabel Negrete. Teorías del envejecimiento. Instituto de


Geriatría.

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