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TOMO 1 - Capítulo 2: El Neolítico

El Neolítico en América

EL NEOLÍTICO EN AMÉRICA

Al parecer, los inicios de la agricultura en el continente americano empezaron


en tres lugares de manera independiente: Mesoamérica, los Andes septen-
trionales y la Amazonia occidental, hace unos 5.500 años. Estos tres focos de
neolitización se caracterizaron por la larga duración del proceso, por su aisla-
miento entre sí y por la escasez de especies animales domesticables. Ahora bien,
el florecimiento de grandes poblados neolíticos en Oriente Medio no tuvo un
equivalente en América, donde la civilización de Caral, hacia 2.600 a. C., consi-
derada la más antigua en el Nuevo Mundo, apareció unos tres milenios después.

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En el sur del continente En esta región del planeta, la transición hacia un


estilo de vida basado en la agricultura fue lenta,
Americano, hacia el aunque tuvo una expansión mucho mayor que la
3.000 a. C., se desa- ganadería. Aunque se considera que la agricultu-
ra empezó en Mesoamérica hacia el 3.500 a. C.,
rrolló una verdadera la fecha no es universalmente aceptada, ya que
ganadería en torno a algunos autores citan ejemplos de aclimatación
de plantas en la cueva de Coxcatlán, en México,
la llama, la alpaca y el que podrían ser substancialmente
conejillo de Indias. más antiguas.

la agricultura se orientó preferen-


temente hacia la siembra del maíz,
que se plantaba conjuntamente con
la calabaza y el frijol.

Con todo, en Mesoamérica, la agricultura se


orientó preferentemente hacia la siembra del
maíz, que se plantaba conjuntamente con la
calabaza y el frijol. En el área andina, en cam-
bio, la quinua fue el primer cultivo autóctono,
seguido por la papa, tubérculo que se empezó
a sembrar en la Sierra peruana. Por su parte, en
la región comprendida por los Andes orientales
y la Amazonia se domesticó el maní y el camote
y en la cuenca Orinoco-amazónica se extendió el
cultivo de la yuca.

Se estima que la domesticación de animales fue más impor-


tante en los Andes que en Mesoamérica, donde sólo se cono-
cía la cría de patos, pavos y perros. En cambio, en el sur del
continente, hacia el 3.000 a. C., se desarrolló una verdadera
ganadería en torno a la llama, la alpaca y el conejillo de Indias.
La escasez de animales domésticos debe achacarse más a la
pobreza de la fauna local que a la incapacidad de los hombres.

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A raíz de las inves-


tigaciones de los
Población y estratificación
yacimientos, se llegó Además de la agricultura, los pobladores de los períodos Arcaico Tardío e Inicial, corres-
a la conclusión de que pondientes con el Neolítico euroasiático, se alimentaron de la pesca y la caza, y vivían en
chozas con tejados de madera y revestidas de guijarros, aunque desconocían la cerámica,
los pueblos de la costa con la sola excepción de la cultura de Valdivia, en Ecuador, cuyos restos cerámicos datan
peruana cuando creció del 4.000 a. C., y de grupos amazónicos de Colombia y Brasil, que registran una alfarería
más antigua.
la presión demográfi-
ca sobre las tierras de La intensificación de la agricultura como resultado de la selección y mejora de las especies
vegetales provocó el crecimiento demográfico y surgieron los primeros poblados y aldeas
cultivo, se traslada- permanentes, propagándose la sedentarización. A su vez, los pueblos protoamericanos
ron a los valles para descubrieron la cerámica, inventaron el telar y sustituyeron los útiles de piedra labrada por
los de piedra pulimentada. La caza fue perdiendo importancia a medida que se confiaba
aprovechar los fértiles más en la pesca y en la agricultura. Además, en los poblados costeros del Perú se desarrolló
depósitos aluvionales. el cultivo de algodón, usado para confeccionar redes y tejidos.

Hacia el 2.500 a. C. la cerámica ya se había difundido ampliamente y la similitud de las


piezas halladas en Colombia, Guatemala y Ecuador indica unas relaciones evidentes. Apa-
recieron también las primeras figuras femeninas de arcilla, probablemente relacionadas
con el culto a la fertilidad, y se produjo la división de tareas que dio lugar a la estratificación
creciente de la sociedad.

La Ciudad Sagrada de Caral tiene una antigüedad promedio que data de 5.000 años aproximadamente.

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En Huaca de los Reyes y Sechín Alto, en Perú, se han hallado enormes complejos de plataformas hechas de adobe y piedra.

A raíz de las investigaciones de los yacimientos, se llegó a la conclusión de que los pueblos
de la costa peruana, por ejemplo, cuando creció la presión demográfica sobre las tierras de
cultivo, se trasladaron a los valles para aprovechar los fértiles depósitos aluvionales. Pronto
apareció entonces la irrigación a pequeña escala. En Aspero, Sechín Alto, Garagay y Huaca
de los Reyes, también en Perú, se han hallado enormes complejos de plataformas hechas
de adobe y piedra, aunque estos asentamientos no tuvieron el alcance de Caral, situada
en el Valle de Supe, 200 kilómetros al norte de Lima, sociedad altamente jerarquizada y
de carácter religioso, cuya economía se basaba en la pesca, la agricultura y la recolección.
Según datos que arrojan las distintas investigaciones, la Ciudad Sagrada de Caral tiene
una antigüedad promedio que data de 5.000 años aproximadamente, cuando en el res-
to de América el desarrollo urbano comienza 1.550 años después. Además, se llegó a la
conclusión de que Caral ejercía como capital económica, cuya centralidad, a la vista de
los estudios, fue ejercida de una forma completamente pacífica durante un periodo que
podría ser de 500 a 1.000 años, durante los cuales no dejó restos de fabricación de armas,
testimonios o evidencias de haber organizado un ejército o liderado una guerra sobre la
que dejar constancia.

Ciudad de Caral.

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La civilización Caral se formó en el área norcentral del Perú, “antes” “que en


cualquier otro lugar de Los Andes y de América. El desarrollo de las pobla-
ciones de esta zona precoz fue en comparacion con otras que habitaban en el
continente la más antigua del Viejo Mundo.

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