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Una definición

de psicología

Introducción a
la Psicología

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Definición de psicología
Definir a la psicología va a requerir de un cierto esfuerzo y desde ahora
queremos avisarte que se logrará solo parcialmente.

El término fue empleado por primera vez en el siglo XVI, pero fue Kant
(filósofo y autor de la Crítica de la razón pura) quien lo empleó y se difundió
su empleo. (Rosas, A s.f.) Esto ocurre en el siglo XVIII. Recuerda que, hasta
principios del siglo XX y fines del XIX, no comienza a ser tomada como ciencia
y se separa de la filosofía.
Con el objetivo de tomar nota y recordar una definición, se comenzará por
esta: “la Psicología es la ciencia que estudia la conducta y los procesos
mentales, incluyendo humanos y animales” (Morris y Maisto, 2005, p. 4).

Ahora, se va a desarmar esta definición en partes:


 conducta;
 procesos mentales;
 humanos;
 animales.

Desde la perspectiva de estos autores, Morris y Maisto (2005), conducta es


el comportamiento observable, los movimientos corporales, la ruborización,
etcétera.

Los procesos mentales son todos aquellos que tienen que ver con cobrar
consciencia de algo, pensar, recordar, analizar, resolver problemas mediante
algoritmos, organizar las percepciones en unidades con sentido, etcétera.

Estos autores toman a humanos y animales como similares, y sostienen que


los estudios de conducta en animales pueden develar aspectos de la
psicología de los seres humanos.

Se puede adherir o no a esta definición, coincidir parcial o totalmente con


ella, lo que sí se necesita tener presente es que la psicología está en un
momento de mucho desarrollo y que, en estos 150 años que lleva como
disciplina científica, ha sufrido diversos cambios y, por lo tanto, tratar de fijar
una definición es algo absurdo.

La expansión y los avances científicos y culturales de las últimas décadas del


siglo XX llevaron a esta disciplina a nuevas fronteras, aparecieron nuevos
descubrimientos, nuevas áreas de contacto con otras disciplinas y nuevas
tecnologías, ente otros. Esto genera una crisis dentro de la psicología que es
equiparable, según Morris y Maisto (2005), a una crisis de identidad. Esta

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crisis, similar a la de la adolescencia, lleva a plantearse: ¿quién soy?, ¿qué
soy?, ¿cuál es mi grupo?, ¿es esta mi familia? y ¿qué quiero ser?

Las nuevas tecnologías de diagnóstico por imágenes han permitido una


visión del cerebro en funcionamiento que antes no se tenía. Ahora se puede
ver qué partes del cerebro se activan al realizar ciertos procesos mentales,
como recordar o componer música. Incluso, se realizó una experiencia de
este tipo con músicos de jazz para ver qué zonas del cerebro se activan
cuando están improvisando.

La llamada globalización, como fenómeno sociológico y cultural, ha


generado cambios que afectan a las personas en niveles que son detectables
por la psicología, por lo que se han realizado uniones o contactos entre
disciplinas antes desconectadas o separadas para intentar explicar hechos
desconcertantes. Por ejemplo, en el Premio Nobel de Economía de 2002, un
psicólogo (Daniel Kahneman) y un economista (Vernon Smith) unieron sus
esfuerzos en investigaciones sobre la conducta de los consumidores.

A su vez, se ha logrado una especialización antes inimaginable en la


psicología. Los psicólogos se han dedicado a campos nuevos dentro de la
disciplina y han profundizado en otros considerados tradicionales. Por
ejemplo la psicología del deporte.

Por todo esto, se puede decir que la psicología se encuentra en redefinición


casi permanente. Sin embargo, se pueden ir fijando algunas de las
definiciones más aceptadas o difundidas sobre qué es la psicología.

La definición de Morris y Maisto es solo una de las posibles definiciones.


Existen otras que veremos a continuación. Se empezará por el diccionario.
Para la Real Academia Española (2014), las acepciones más comunes son:

 “Parte de la filosofía que trata del alma, sus facultades y operaciones.


 Ciencia o estudio de la mente y de la conducta en personas o animales.
 Manera de sentir de un individuo o de una colectividad”
(http://dle.rae.es/?id=UWfndCk).

En las tres acepciones más actuales que tiene el vocablo psicología en


nuestro idioma, se encuentra que son tres modos diferentes de entenderla
que aún están vigentes.

Recuerda que Bleger, ya en 1973 (año de publicación de la primera edición


de Psicología de la Conducta) decía que la psicología se desprendía de la
filosofía para convertirse en una ciencia. La psicología que toma como objeto

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al alma ha quedado por fuera de los ámbitos académicos y científicos casi
desde principios del siglo XX (Bleger, 1996). Por otra parte, se ha
desvinculado de la filosofía, ya que busca alejarse de especulaciones
metafísicas en pos de métodos más concretos para producir conocimiento.

La segunda acepción coincide con la que se tiene de Morris y Maisto (2005),


salvo por el hecho de que no menciona a la conducta. Sin embargo, es una
de las más difundidas y utilizadas en el lenguaje cotidiano.

En la tercera definición, se ve a la psicología de los pueblos que, si se vuelve


a los inicios de la psicología científica, al laboratorio de Leipzig en 1879
donde Wundt realizaba sus primeros experimentos utilizaba métodos de
análisis históricos de las producciones colectivas y culturales.

Wundt no consideraba a estos estudios un dominio o campo de aplicación


diferenciado del experimental, sino más bien como un método
complementario para lograr comprender los procesos psicológicos como la
consciencia. Esto era complementario a sus técnicas de laboratorio, por
supuesto.

Bleger (1996) dice que el objeto de estudio de una disciplina es lo que la


define. Lo que va a permitir definir qué es la psicología es poder delimitar su
objeto. El objeto de la psicología es, como se viene desarrollando, el hombre.

Ahora, ¿qué hombre es el que estudia la psicología? Y, si el objeto de estudio


es el hombre, ¿por qué se estudian monos y ratas?

El hombre para la psicología


Se hará un primer intento de definir al hombre como objeto de estudio de
la psicología. Imagina qué pensaban en Grecia, en la época de los filósofos
como Sócrates y Platón, cuando se referían al hombre:

Para Sócrates el alma humana servía para reconocer a los hombres de sabios
o de locos, buenos o malos. La tomaba como una combinación de
inteligencia y carácter. (Fruto Jiménez, 2107). Esto que pone ante su
concepción de hombre y da el objeto de estudio de la psicología según este
griego.

Platón fue discípulo de Sócrates y fue influenciado profundamente por este.


Su postura daba primacía a la razón como medio de alcanzar el conocimiento
y la verdad. Para él, la única forma de acceder a la realidad inteligible era
mediante la razón y el entendimiento. Consideraba que los sentidos eran
engañosos y, por lo tanto, poco confiables. En su obra escrita, trató el
conflicto de la época entre los posibles orígenes de las características

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personales como la personalidad y la inteligencia para tratar de discernir si
se heredaban y tenían que ver con la naturaleza o con la influencia del medio
ambiente.

Aquí ya se tienen dos posibilidades de concebir al hombre: como parte de la


naturaleza, de la que no puede desprenderse, o como producto de su tiempo
y del moldeamiento ambiental al que se es sometidos desde el nacimiento.

Bleger (1996), en Psicología de la conducta, advierte sobre ciertas falacias


en la constitución del conocimiento de la psicología y, entre ellas, se
encuentra la antinomia innato/adquirido. Al parecer, algunas incógnitas
atraviesan el tiempo y permanecen entre nosotros, aun cuando han sido
resueltas hace tiempo.

¿Qué es una falacia?

Nuevamente el diccionario nos saca de la duda: “engaño, fraude o


mentira con que se intenta dañar a alguien” (Real Academia Española,
2014, http://dle.rae.es/?id=HVXQdUl).

Claro que, en el caso de las falacias del conocimiento, la intención de dañar


al otro va a estar más dirigida a sus ideas o supuestos básicos.

La antinomia se resuelve con un ir y venir dialéctico entre los extremos al


buscar qué de innato hay en el hombre y qué es lo que se adquiere.

En tanto objeto de la psicología, el hombre es una invención o una


construcción que, como toda construcción social o colectiva, está limitada
por los paradigmas imperantes en el momento de su creación.

¿Qué quiere decir dialéctica?

En el diccionario, aparecen las siguientes acepciones:


“Arte de dialogar, argumentar y discutir...
Relación entre opuestos...
En la tradición hegeliana, proceso de transformación en el que dos
opuestos, tesis y antítesis, se resuelven en una forma superior o síntesis...”
(Real Academia Española, 2014, http://dle.rae.es/?id=DeWShVH).

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Otra antinomia sobre la que nos advierte Bleger (1996) es la oposición ente
individuo y sociedad. Este planteo proviene de una época victoriana (1830 a
1900), en la que se consideraba al hombre como un ser que debía reprimir
sus deseos para poder insertarse en la sociedad, ya que, de no renunciar a
sus instintos, sería imposible la convivencia. Entonces, las personas debían
elegir de alguna manera si pertenecer a la sociedad o satisfacer sus deseos
personales e individuales.

Esta falacia se comprende en la aceptación del ser social y que necesitamos


interaccionar para desarrollarnos. Además que, por otro lado, también
somos seres con independencia del medio social (una independencia que es
relativa, así como la dependencia). Cada uno posee características únicas e
irrepetibles que se pueden poner de manifiesto en elecciones personales,
como el modo de satisfacción de ciertas necesidades.

Esta alerta que hace Bleger apunta a que se tomen recaudos sobre los
argumentos como estos que, revestidos de autoridad y transmitidos en
ámbitos académicos, repiten y reproducen falacias que intentan definir y dar
seguridad a los estudiantes (muchos profesionales también la necesitan) de
que el mundo es mucho más estable y definido, es decir, que las certezas
existen y que la verdad universal es posible.

El conocimiento y, sobre todo, la ciencia incrementan nuestro poder sobre


las cosas o, al menos, la ilusión de poder. Al saber algo sobre un objeto, se
puede confiar en que se tiene un cierto poder sobre él, al menos si se puede
predecir qué va a suceder cuando se gira la llave en el contacto del auto, por
lo que se tiene un cierto dominio de la situación.

Este conocimiento, que, de ser científico, es confiable por seguir un método


y estar validado, devela el funcionamiento del mundo real, afecta la fe sobre
el universo y su magia: el auto va a encender porque se produce una
corriente eléctrica sobre el combustible, lo que lleva a una explosión
controlada que genera empuje en los cilindros y la fuerza se transmite a las
ruedas y así el vehículo avanza.

Ahora que se sabe cómo funciona, que se tiene la explicación de la mecánica,


de la química y de la física, no sirve que uno se siente y tome la llave con
fuerza y se piense en que tiene que arrancar para que un desperfecto se
solucione. Es por esto que Freud dice que la ciencia hiere el narcisismo
porque destruye o daña el pensamiento mágico y omnipotente (Sánchez
Medina, 2107)

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Incluso avanza sobre este tema de las heridas narcisistas al incluir al
inconsciente entre los fenómenos estudiados por la psicología. Para Freud,
las heridas sufridas en nuestro narcisismo son tres (Bleger, 1996):

 La tierra, nuestro planeta, que no es el centro del universo. Apenas


se está cerca de los que sería el centro de la galaxia. Esta es la herida
producida por la inversión copernicana, donde el sol es el centro de
nuestro sistema.
 Somos el resultado de miles de millones de años de evolución natural
de las especies, ya no somos los reyes de la creación. Esta herida la
produjo Darwin al encontrar y formular la teoría de la evolución de
las especies y de la supervivencia del más apto.
 La tercera y última la hace el psicoanálisis, al mostrar que nos somos
dueños de nuestros propios actos como se creía, sino que somos el
resultado de pulsiones inconscientes que no se controlan. Esta es la
herida infringida por el propio Freud al formular el inconsciente
como parte constituyente del psiquismo humano.

Pero ¿qué es narcisista?

Según la Real Academia Española, narcisismo es: “Excesiva complacencia


en la consideración de las propias facultades u obras” (2014,
http://dle.rae.es/?id=QF6OgA7). Por lo que una herida narcisista es algo
que lastima el orgullo o la elevada autoimagen que se tiene de uno.

Es importante en este punto intentar verse como buscador de certezas en


un mundo incierto, donde es más sencillo aceptar que las cosas son fijas e
inamovibles y que, con haberlas pensado una vez es suficiente y que, si antes
fue así, así será por siempre.

La contrapartida es aceptar a vivir en un mundo incierto, donde todo puede


cambiar, donde la única constante es el cambio y el orden es solo un lapso
momentáneo entre dos estepas de caos.

Retomando la definición de hombre, podemos se puede decir que, desde los


orígenes del pensamiento occidental, han existido al menos dos posturas,
desde Platón y Aristóteles, hasta nuestros días, donde coexisten diversas
miradas sobre el hombre y posturas que van desde al animismo al idealismo,
pasando por el materialismo, el holismo, el construccionismo y el
mecanicismo.

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Comprender a cada uno de estos ismos es una tarea ardua, pero inevitable
si se quiere lograr una concepción de hombre propia y fundamentada para
poder decidir cuál será la postura al momento de ejercer como psicólogos.
Esto quiere decir que cada uno de nosotros tiene una postura, a lo mejor en
forma implícita. Se necesita saberla explícitamente para poder decidir de
manera consciente y responsable la postura que se adoptará ante quienes
requieran a uno profesionalmente.

Esto no quiere decir que no se pueda ejercer sin saber cuál es la concepción
propia de hombre, sino que, de esta manera, al elucidarlo, se lo estará
haciendo de una manera comprometida y acorde con la ética. Además, se
puede evaluar la coherencia con las diferentes escuelas que se vayan
conociendo a lo largo de la facultad y después.

Resumiendo lo expuesto hasta aquí: la psicología es una ciencia


relativamente joven y en desarrollo. Estudia a un objeto (el hombre), que es
bastante ambiguo a la hora de las definiciones y que además está en
permanente cambio. Por lo tanto, la psicología estudia a un objeto que se
construye, que no está dado en la naturaleza así como se presenta, sino que
los mismos psicólogos lo definen y, al hacerlo, se lo crea.

Este objeto de estudio va a requerir de diferentes métodos para abordarlo.


De allí surgen las divisiones en la psicología, las que llevan a la existencia de
las diferentes escuelas que se encuentran hoy en día.

Cada autor que leerás en psicología ha diferenciado a su objeto, el hombre,


de una manera particular y ha desarrollado lo que a su entender es el mejor
método posible para conocerlo. Es por esta razón que algunos autores
hablan de psicologías en lugar de psicología, ya que se asume que, si
estudian objetos diferentes con métodos diferentes, deberían ser disciplinas
diferentes.

Con el propósito de una organización para el estudio, se tomará a la


psicología como una disciplina que estudia al hombre y se tomará la
definición de Morris y Maisto que se citó al principio: “La Psicología es la
ciencia que estudia la conducta y los procesos mentales, incluyendo
humanos y animales”. Solo que se tomará a la conducta con la concepción
que planteaba Bleger. Se la entenderá como algo más amplio que lo
solamente observable: como el conjunto de manifestaciones o respuestas
significativas mediante las cuales un organismo en situación intenta
mantener un equilibrio entre las tensiones que amenazan su unidad y
equilibrio. Esta concepción amplía el campo de la conducta a las situaciones

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y a los procesos internos que motivan o mueven una conducta observable,
por lo que se la verá en más detalle en otro escrito.

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Referencias
Bleger, J. (1996). Psicología de la conducta. Buenos Aires: Paidós.

Morris, C. G., y Maisto, A. A. (2005). Psicología. México: Pearson Educación.

Real Academia Española. (2017). Diccionario de la lengua española . Consultado


en http://www.rae.es

Rosas, A (s.f.) Kant y la Psiclogía de pensamiento. Consultado en


https://dialnet.unirioja.es/descarga/articulo/4895345.pdf

Fruto Jimenez, M (2107). El hombre para Sócrates. Consultado en


http://www.academia.edu/30705360/EL_HOMBRE_PARA_S%C3%93CRATE
S

Sánchez Medina, G (2107). El animismo. Consultado en


https://encolombia.com/libreria-digital/lmedicina/pensamiento-magico/el-
animismo/

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